Prenda Con Registro

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1. POR LA ADMISIÓN DE LA EXCEPCIÓN.

LA PRENDA CADUCA A LOS 5


AÑOS.

"VOLKSWAGEN SA DE AHORRO PARA FINES DETERMINADOS C/ BADRIOTTI HECTOR ANTONIO


S/ EJECUCION PRENDARIA "

JUZGADO EN LO CIVIL Y COMERCIAL Nº 3 - TANDIL

Sentencia Registro nº: ............. Folio: .............

En la ciudad de Azul, a los veintiocho días del mes de mayo del año Dos Mil
Veinte, celebrando Acuerdo Telemático (arts. 1º apart. b
1.1. de la Resolución 10/2020 y 7 de la Resolución 14/2020; art. 4 inc. a Res
olución 18/2020; Resolución 165/2020; Acuerdo 3971; Acuerdo
3975/2020; arts. 1, 2 y 3 de la Resolución 21/2020; Acuerdo 480/2020 Resoluci
ones de Presidencia SPL Nº 22/20, Nº 23/20, Nº 25/20 y
Resolución Nº 535/20), los Señores Jueces de la Excma. Cámara de Apelación en
lo Civil y Comercial Departamental, Sala II, Doctores
Víctor Mario Peralta Reyes, Jorge Mario Galdós y María Inés Longobardi, con l
a presencia virtual del Sr. Secretario Doctor Claudio
Marcelo Camino, para pronunciar sentencia definitiva en los autos caratulados
“Volkswagen S.A. de ahorro para fines determinados c/
Badriotti Héctor Antonio s/ Ejecución prendaria” (causa n° 65.035), habiéndos
e practicado el sorteo pertinente (art. 168 de la
Constitución Provincial; arts. 263 y 266 del C.P.C.C.), resultó que debían vo
tar en el siguiente orden: Dr. Peralta Reyes, Dr. Galdós y
Dra. Longobardi.
Estudiados los autos, el Tribunal resolvió plantear y votar las siguientes:

-C U E S T I O N E S-

1ª.- ¿Es procedente el recurso de apelación interpuesto por la parte

actora contra la sentencia de fs. 59/62?


2ª.- ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?

-V O T A C I Ó N-

A LA PRIMERA CUESTIÓN, el Sr. Juez Dr. Peralta Reyes, dijo:

I. 1. La presente ejecución prendaria fue promovida a fs. 29/33 por Volkswage


n S.A. de Ahorro para Fines Determinados (en adelante
Volkswagen S.A.), contra el Sr. Héctor Antonio Badriotti, por la suma de $14.
751,88 -estimada acorde la certificación contable de fs. 2-,
proveniente de las cuotas impagas del plan de ahorro previo contratado para l
a compra del automotor dominio KPC073, Volkswagen Sedan cinco
puertas, modelo Gol 1.4, año 2011, cuya deuda fue contraída con garantía pren
daria, en virtud del contrato de prenda con registro que
luce a fs. 5/6 vta., inscripto el 17/11/11 en el Registro Nacional de la Prop
iedad Automotor, bajo el n° 6074738 (fs. 4 y vta.).
Por providencia de fs. 34/35, se ordena librar mandamiento de intimación de p
ago, embargo y citación de venta, así como el secuestro y
embargo del automotor. Tras ello, se diligenciaron negativamente cinco mandam
ientos: uno con fecha 07/11/16, por ausencia de chapa
identificatoria (fs. 38 vta.); otro con fecha 06/03/17, por insuficiente iden
tificación del domicilio (fs. 42); otro con fecha 13/07/17,
por no ajustarse la especificaciones del domicilio dadas por el ejecutante a
lo verificado in situ por el oficial notificador (ver fs. 48);
otro con fecha 9-10/10/17, a un domicilio distinto en el que el oficial no fu
e atendido por persona alguna (fs. 52/53); y el último con
fecha 27/12/17, también con resultado negativo por no vivir más el accionado
allí (fs. 55).
Transcurridos siete meses sin movimiento en las actuaciones, se intima al acc
ionante a manifestar su intención de continuar el proceso y
producir actividad útil, bajo apercibimiento de decretarse la caducidad de in
stancia (fs. 56). Así es que, por escrito electrónico del
09/08/18, el ejecutante ratifica su interés de continuar el proceso y solicit
a se libre oficio electrónico a la Cámara Nacional Electoral
a efectos de conocer el último domicilio del demandado para diligenciar un nu
evo mandamiento.
En ese contexto, se dicta el despacho de fs. 57 y vta. por el que, tras adver
tirse que el presente proceso se vincula con una relación de
consumo, se resuelve dar vista al agente fiscal, y suspender el secuestro ord
enado a fs. 34 vta.
2. Tras evacuarse la aludida vista a fs. 58 y vta., se dicta la sentencia aho
ra apelada (fs. 59/62) que, con sustento en el art. 529 CPCC y
el Plenario n° 5 de esta Cámara (“HSBC Bank Argentina c/ Pardo...”, del 09/03
/17), declara de oficio la inhabilidad como título
ejecutivo del contrato de prenda con registro sustento del proceso, y, en con
secuencia, rechaza la ejecución prendaria promovida por
Volkswagen S.A., dejando a salvo su facultad de acudir a un proceso de conoci
miento para la determinación y percepción de su crédito.
Para así decidir, el decisorio estima que el título ejecutado no cumple con l
os extremos exigidos por el art. 36 de la Ley 24.240, y
destaca que incluye numerosas cláusulas abusivas a la luz de los arts. 988 y
1119 del C.C.C.N. Así, subraya que el formulario del Contrato
de Prenda con Registro (fs. 5/8) no consigna la tasa de interés, y deduce -
por la onerosidad del crédito- que los intereses han sido
capitalizados e incluidos en las cuotas y en la suma consignada como monto de
l crédito. Destaca que en la "Continuación del Contrato de
Prenda" se estableció -bajo la modalidad de contrato de adhesión- un procedim
iento de "determinación del monto adeudado" (ver fs. 6), que
contradice lo establecido en el Contrato de Prenda con Registro, que previó 3
7 cuotas fijas comprensivas -presumiblemente- de capital e
intereses.
Destaca que del "detalle de deuda" adunado a fs. 3, surge que el ejecutado t
enía un plan de 84 cuotas, con la “modalidad 60/40"; que el
valor del 0KM es de $136.550; la alícuota mensual de $1.625,60, y la alícuota
mensual 60/40 de $975,36. Asimismo, se indican once cuotas
adeudadas por la suma de $975,35 cada una, las que, sumadas a cargos administ
rativos, débitos por cargos vencidos e intereses por mora,
menos pagos a cuenta, arrojan un total adeudado de $14.751,88. En ese marco,
concluye que el consumidor no podría saber a ciencia cierta si
lo que paga en concepto de cuota coincide con las condiciones del crédito con
tratado, por lo que el acreedor podría computar cualquier
tasa de interés. Por otra parte, subraya que de los antecedentes indicados po
r la actora no surgen la fecha en la que el deudor incurrió
en mora, ni los montos abonados (de existir), ni la cantidad real de cuotas e
stipuladas; y que la suma que se pretende ejecutar supera
ampliamente la estipulada en la garantía prendaria instrumentada.
3. Por escrito electrónico del 9/8/2019, la sociedad ejecutante plantea recur
so de apelación, el que es concedido a fs. 65. A fs. 69/71
vta. obra una impresión electrónica de su expresión de agravios, en la que la
sociedad ejecutante esgrime que la ejecución prendaria
promovida no puede ser desplazada de oficio, pues el art. 2220 CCCN establece
que la prenda con registro se rige por la legislación
especial. Argumenta que decisiones del tenor de la adoptada en la sentencia,
afectarían sensiblemente el mercado de los créditos
prendarios y el acceso a ellos por los consumidores, al obstaculizar el proce
dimiento de rápido recupero de los créditos. Entiende que no
puede incorporarse toda la regulación consumeril al instituto de la prenda co
n registro; que no puede presumirse una relación de consumo
derivada de la sola condición de deudor prendario; y que no se ha acreditado
la existencia de una relación de esa naturaleza.
A todo evento, sostiene que sería de aplicación lo resuelto en el Plenario n
° 5 de esta Cámara citado por la sentencia, en cuanto
admitió la integración de un pagaré de consumo dentro del mismo juicio ejecut
ivo con documentación adicional relativa al negocio causal,
conformándose un título complejo. Considera que la sentencia se ha fundado en
el voto minoritario del plenario antes mencionado.
Subsidiariamente, arguye que se ha cumplido con la información veraz y detall
ada de la operación realizada, pues se describe el bien
objeto de la compra; el monto original de $13.662,99 garantizado por la prend
a; las cuotas y sus vencimientos; el modo de determinar el
monto adeudado (cf. cláusula 3 de la “continuación del contrato”); y la tasa
a aplicar en caso de mora (tasa pasiva del Banco de la
Nación Argentina, no capitalizable mensualmente sobre el saldo impago, cf. cl
áusula 5). Destaca que de la certificación de deuda
prendaria resulta la deuda existente al 31/08/15, discriminándose las 11 cuot
as adeudadas con los intereses y cargos, y estableciéndose
que la mora se produce el 10 de enero de 2014. Sostiene que de esa certificac
ión resulta clara la composición de la deuda acorde lo
dispuesto en el art. 3 de la “continuación del contrato de prenda”, sin perju
icio de los intereses moratorios que corresponderá
aplicar.
Recuerda, con cita de jurisprudencia, que al momento de contratar un plan de
ahorro previo se constituye una obligación de valor, sin
perjuicio de que cada cuota, a su vencimiento, se cuantifica conforme el valo
r proporcional vigente del vehículo elegido, pasando a
constituir una deuda de dinero, a la que, en su caso, corresponde aplicarle i
ntereses moratorios desde el vencimiento.
4. A fs. 73 se presenta el agente fiscal y consiente la sentencia apelada. A
fs. 75/76 se elevan las actuaciones a la Alzada, quedando
radicadas en esta Sala.
A fs. 80 se pasan las actuaciones en vista al Fiscal General Departamental, e
l que la evacúa conforme escrito electrónico impreso a fs.
81/82/vta. Allí sostiene que sin perjuicio de no coincidir con los argumentos
de la ejecutante, la resolución debe revocarse en razón de
que omite considerar que el art. 36 LDC concede al consumidor la facultad de
morigerar la solución a adoptarse, en caso de que existan
infracciones a los recaudos informativos contenidos en dicho artículo. Expres
a que los consumidores tienen derecho a intervenir en el
proceso y a solicitar que se mantenga a salvo alguna parcela de la operación
financiera que unía a la partes. Por ello es que, a su
juicio, cualquier requisito contenido en el art. 36 LDC del que adolezca la c
ontratación celebrada, deberá ser analizado en oportunidad
del dictado de la sentencia respectiva y no como requisito de admisibilidad o
progresión de la misma.
Por otro lado, con transcripción de lo sostenido por el Ministerio Público Fi
scal en los autos “Volkswagen S.A. de Ahorro Previo Para
Fines Determinados c/ Loguercio, Julio Cesar s/ Cobro Ejecutivo” (causa n° 63
053, Sala I), sugiere que se descarte la existencia de abuso
de posición dominante por parte de la actora, considerando la mecánica de est
a índole de contratos en que los valores futuros de la deuda
no se informan al cliente y son fijados con incidencia superlativa de la volu
ntad de la empresa fabricante de los vehículos. Ello
considerando que tal mecanismo de contratación genera imprecisión en los reca
udos informativos dispuestos por el art. 36 de la ley 24240.
Finalmente, se dispone que resultando definitiva la cuestión ella debe resolv
erse con la formalidad del acuerdo (fs. 83), con lo que,
pasados los autos al acuerdo (fs. 83 vta.), y efectuado el sorteo de rigor (f
s. 84), se encuentran estos obrados en condiciones de ser
resueltos.
Sólo resta destacar que, con posterioridad, este tribunal intimó a la ejecuta
nte a que en el plazo de cinco días acredite la oportuna
reinscripción del contrato de prenda con registro, bajo apercibimiento de res
olver lo que por derecho corresponda (fs.85). Este plazo
transcurrió sin respuesta alguna de la ejecutante (fs.91/91vta.).
II. 1. Anticipo que a mi juicio el recurso incoado no puede prosperar por las
específicas razones que seguidamente expongo, las que me
eximen de analizar las críticas del recurrente a los fundamentos expuestos en
la instancia de origen para resolver la inhabilidad del
título ejecutivo a la luz de la normas de defensa del consumidor. Ciertamente
, advierto una cuestión previa, derivada del régimen
específicamente aplicable (Decreto-Ley 15348/46 de Prenda con Registro, ratif
icado por Ley 12.962, en adelante LPR), que sella la suerte
adversa de la presente ejecución. En concreto, con sustento en las facultades
de esta Alzada de analizar oficiosamente el título con el
que se deduce la ejecución (cf. art. 529 1er párr. CPCC; esta Sala, causas n°
50.112 “Orellana...”, del 19/09/06; n° 50.919,
“Vinagre...”, del 26/04/07; nº 63962, “Banco Hipotecario S.A...”, del 30/09/2
019, entre otras), advierto que el certificado de
prenda con registro, inscripto bajo el n° 6074738, con fecha 17-11-11; ver. f
s. 4 y vta., ha perdido virtualidad ejecutiva producto del
transcurso del plazo de caducidad de cinco años previsto en el art. 23 de la
LPR.
En efecto, el citado precepto determina que “el privilegio del acreedor prend
ario se conserva hasta la extinción de la obligación
principal, pero no más allá de cinco años, contados desde que la prenda se ha
inscripto, al final de cuyo plazo máximo la prenda caduca.
Podrá, sin embargo, reinscribirse por igual término el contrato no cancelado,
a solicitud de su legítimo tenedor, dirigida al encargado
del registro antes de caducar la inscripción. Si durante la vigencia de ésta
se promoviera ejecución judicial, el actor tiene derecho a
que el juez ordene la reinscripción por el indicado término, todas las veces
que fuera necesario.” (el resaltado es propio).
Pues bien, en el caso, en el que la inscripción data del 17-11-11, ha transcu
rrido con holgura el aludido plazo legal, sin que se haya
requerido reinscripción alguna. Al respecto, ha dicho esta Sala que “la caduc
idad de la inscripción del certificado de prenda con
registro se produce de pleno derecho y por el mero vencimiento del plazo lega
l (...). La promoción de la acción prendaria no impide la
caducidad de la inscripción, no existiendo la posibilidad de que el plazo se
suspenda o interrumpa. En su caso, el interesado debe pedir al
juez interviniente la reinscripción del contrato..” (esta Sala, causa n°4486
9; “Banco Finansur S.A....”, del 26/12/02, con cita de
Cámara, Prenda con Registro e Hipoteca Mobiliaria, pág. 303 in fine; Fernánde
z Madrid, Código de Comercio Comentado, T. III, págs.
1722, y 1723; Muguillo, Prenda con Registro, pág. 131; Morello, Sosa, Berizon
ce, tomo VI-C, págs. 488 y 489 y jurisprudencia allí citada;
el resaltado me pertenece).
No omito que pese a la contundencia del citado art. 23, la doctrina y jurispr
udencia han debatido –y aún lo hacen- en torno a los
alcances de la aludida caducidad; particularmente, en punto a si ella opera s
ólo frente a terceros, o también entre las partes. Ello fue
abordado en el antecedente de esta Sala al que hice referencia, al señalarse
allí que “si bien es cierto que el art. 4 de la ley dice
que el contrato produce efectos entre las partes desde su celebración y con r
especto a terceros desde su inscripción (...), y en razón de
ello podría argumentarse que la caducidad no es en relación a las partes (...
), también es cierto que a esa argumentación puede
contestarse que los efectos que se producen entre las partes van a tener vige
ncia desde la constitución del contrato, pero siempre que
éste se inscriba, o sea, que en cuanto a las partes la inscripción tiene efec
to retroactivo” (esta Sala, causa cit, con mención de C.N.
Com., Sala C, 2/9/71, “L.L.”, 147-715; 29011 S).
En esa línea, la Dra. Kemelmajer de Carlucci en su voto en la causa “Banco de
Previsión Social c. Milio...” (Suprema Corte de la
Provincia de Mendoza; Sala I, del 27/06/89; también citado por este Tribunal
en la causa n° 44.869 ya citada) sostuvo que “no es
correcta la posición doctrinal que fundada en el art. 4º de la ley, entiende
que la excepción de caducidad es sólo oponible por los
terceros por las siguientes razones: a) Hay consenso en que el título ejecuti
vo prendario es el certificado, lo que Implica existencia de
inscripción. b) Si ese es el presupuesto de la ejecución, no puede sostenerse
que entre partes es el contrato. c) Lo contrario significa
hacer tabla rasa con el art. 30 inc. 5º pues es el deudor quien puede oponer
excepciones.” Y tras efectuar un nutrido análisis de las
diferentes alternativas posibles al conflicto jurídico planteado, destacó la
Dra. Kemelmajer que “a) Aunque el art. 4º de la ley 12.962
reafirma el régimen sustancial de naturaleza declarativa previsto en el art.
2505 del Cód. Civil, el sistema procesal de la ley, exige la
inscripción para la conformación del título. En efecto, el art. 26 que regula
el procedimiento ejecutivo especial, determina que el
título es el certificado”. (en igual sentido, puede verse Molina Quiroga Edua
rdo y Viggiola, Lidia E., ¿Puede reinscribirse el contrato
prendario luego de su caducidad?, La Ley 04/09/2006, 8; 2006-E, 240; Gómez L
eo, Osvaldo R. y Coleman, María del Carmen, en su Comentario
al decreto- ley, Depalma, La Ley cita Online: 0021/000033-; Farinati, Eduardo
N., Una nueva vuelta de tuerca en la prenda con registro, La
Ley, RDCO, 2007-222; en sentido contrario puede verse el criterio de autore
s como Nelson G. A. Cossari, Cuestiones en torno a la
caducidad prevista en el artículo 23 de la Ley de prenda con registro, La Ley
Litoral - 2002 – 1287; Id SAIJ: DASJ060060; Ferraro, Jorge
Martín, La caducidad registral de la prenda y la facultad reipersecutoria del
pignus por el acreedor privilegiado, DJ 2003-2, 712, entre
otros).
En línea con lo anterior, se ha dicho que los alcances del artículo 4 LPR, ”
deben ser interpretados armónicamente dentro del contexto
de la ley puesto que de otra manera se llegaría a admitir la constitución de
una prenda consensual en contradicción con el régimen de la
materia en sus normas esenciales“ (Molina Quiroga Eduardo y Viggiola, Lidia E
., ¿Puede reinscribirse el contrato prendario luego de su
caducidad?, La Ley 04/09/2006, 8; 2006-E, 240).
Por otra parte, corrobora la interpretación hasta aquí otorgada al art. 23 LP
R el hecho de que la caducidad de inscripción se encuentre
entre las excepciones que puede plantear el accionado conforme el art. 30 inc
. 5 LPR. Ese precepto, “no distingue en torno de quién es el
que opone las excepciones; sus términos son amplios: por lo demás (....) exce
pcionalmente el demandado será alguien diferente al
constituyente originario de la prenda, pues la enajenación de la cosa prendad
a exige asumir la deuda y notificar al acreedor prendado.”
(del voto de la Dra. Kemelmajer de Carlucci en el fallo recientemente citado)
.
Asimismo, cabe agregar que en el ámbito de la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Comercial, y en la misma línea que vengo exponiendo,
se ha dictado el fallo plenario “Banco Bansud c/ Cruz, Hugo R....” del 11/04/
06, en el que, por mayoría, se fijó como doctrina legal
que “en el trámite de un secuestro prendario, no corresponde autorizar una nu
eva inscripción del contrato una vez transcurrido el plazo
de cinco años previsto en el art. 23 de la ley de la materia.” En lo que int
eresa a la hipótesis de autos, se concluyó que “el
privilegio del acreedor prendario tiene el límite de tiempo que la norma le f
ija específicamente, por lo que el vencimiento del plazo de
cinco años produce de pleno derecho la caducidad de la inscripción de la pren
da y, con ella, la de los efectos de la garantía
pignoraticia. Resulta evidente, entonces, que autorizar al acreedor prendario
a efectuar una nueva inscripción del contrato (lo que en
autos ni siquiera ha sido solicitada), una vez transcurrido el plazo de caduc
idad previsto en el art. 23, implicaría revestir al
solicitante de la facultad de hacer renacer unilateralmente un privilegio, en
contraposición no sólo de la voluntad explícita de la ley
específica sino de la doctrina del art. 3876 Ver Texto CCiv.” (lo aclarado en
tre paréntesis es propio). Incluso, interesa destacar que
se subrayó allí que toda cuestión vinculada a la inscripción “debe resolverse
con criterio restrictivo, que impone la naturaleza de la
excepción que corresponde a la regla fundamental del derecho exceptio est str
ictissima interpretationis" (con cita de Alvo, Sebastián E.,
"Prenda con registro", vol. II, 1969, Ed. Depalma, p. 352).
En suma, haciendo propias la palabras de Aída Kemelmajer de Carlucci, ya invo
cadas por esta Sala en el antecedente citado, considero que
“no es irrazonable negar la acción prendaria especial aun entre partes despué
s de vencido cierto tiempo; aunque los derechos reales
tienden en general a la perpetuidad, no debe olvidarse que se está en presenc
ia de un derecho real de garantía, accesorio de créditos,
por lo que la extinción de la vía privilegiada derivada de la falta de reinsc
ripción no aparece como contradictoria con la sustancia del
derecho real. Ello es así pues como explicaba el maestro Halperín, en la pren
da con registro, la inscripción reemplaza a la entrega de la
cosa de la prenda común; la perdurabilidad, sin otro límite que la prescripci
ón del crédito, supondría haber creado un título que
otorga una vía ejecutiva privilegiadísima, basada en un derecho real, de mane
ra puramente consensual, lo que contradice el régimen
general de la materia (ver su voto en disidencia como integrante de la CNCom.
, sala B 1/12/1969 E. D., t. 31, p. 250 -Rev. La Ley, t. 139,
p.330).” (del voto de la Dra. Kemelmajer de Carlucci en la causa cit. “Banco
de Previsión Social c. Milio...”, Suprema Corte de la
Provincia de Mendoza; Sala I, del 27/06/89). Ello considerando además que sie
ndo la reinscripción del contrato de prenda facultativa, era
carga de la ejecutante peticionar su reinscripción en forma temporánea.
2. Ahora bien, no omito que verificada de oficio la pérdida de ejecutividad d
el título en cuestión, podría evaluarse la posibilidad de
reencauzar el presente proceso en un juicio ejecutivo común, tal como se ha e
fectuado en algunos precedentes (Cám. Nac. de Apel. en lo
Com., Sala A, causas "Carfina Cía. Financiera S.A....”, del 8/5/92, y "Rohr c
. De Filpo..”, del 28/2/91; Cám. Nac. de Apel. en lo
Com., Sala E, causas "Provinciana Automotriz S.A....”, del 13/9/90, y “Banco
Sidesa..”, del 14/11/90, citados por Gómez Leo, Osvaldo
R. y Coleman, María del Carmen, en el comentario citado a la LPR).
Sin embargo, si bien en el caso ello no atentaría contra el derecho de defens
a del accionado, pues aún no ha quedado trabada la litis,
advierto, como lo hace Kemelmajer de Carlucci en el reiteradamente citado pre
cedente, que el 30 LPR es contundente en punto a que “el Juez
resolverá sobre las excepciones dentro del término de tres días, haciendo lug
ar a ellas y rechazando la ejecución o desestimándolas y
mandando llevar adelante la ejecución...”. Por lo demás, entiendo que en caso
s como el de autos, eventuales razones de economía
procesal no son suficientes para apartarse del expreso texto legal. Por el co
ntrario, estimo que el eventual inicio de un proceso ejecutivo
común, con ajuste a sus propios recaudos (vgr., preparación de la vía ejecuti
va; art. 521 inc. 2, 523, 525, 527 y cc. CPCC) y al
carácter quirografario del crédito, contribuirá a un mejor orden de las actua
ciones y a una adecuada regulación de honorarios e
imposición de las costas judiciales, por lo actuado hasta la fecha y las even
tuales actuaciones futuras (en sentido concordante, Palacio,
Lino E., Derecho Procesal Civil, Abeledo Perrot, Bs. As., 2011, T. VII, pág.
581, con cita de C. Nac. Civ y Com. Fed., Sala 2ª, LL
140-347; asimismo, CCCFam. y Trab. de Marcos Juares, “Arias Miguel A. y otros
...”, del 01/11/01; citado por Molina Quiroga, Eduardo y
Viggiola, Lidia E., ob. cit.).
3. En suma, en razón de lo expuesto, propongo rechazar el recurso de apelació
n de la ejecutante con costas a su cargo, por advertir que la
caducidad de la inscripción del contrato de prenda con registro ha extinguido
la habilidad de su título ejecutivo, y ocasionado, con ello,
la pérdida del ius preferendi -derecho de preferencia al cobro- y del ius per
sequendi -derecho a perseguir el bien-, coartando así la
posibilidad de proseguir con la presente ejecución prendaria (arts. 1, 2, 3,
5, 7, 1882, 1887, 1892 y 2220 CCCN; arts. 4, 23, 30 y cc.
LPR; arts., 384, 521 inc. 2, 523, 525, 527 y cc. CPCC).
III. Finalmente, por los trabajos cumplidos en esta instancia y conforme lo d
ispuesto por el art. 31 de la Ley 14.967, procede regular los
honorarios del apoderado de la ejecutante, Dr. Alejandro Ortiz Batalla, en la
suma equivalente a cero como sesenta y un (0,61) jus
arancelarios, con más aportes legales e I.V.A., de corresponder (art. 31 Ley
14.967).
Así lo voto.
A la misma cuestión, los Dres. Galdós y Longobardi, por los mismos fundamento
s, adhieren al voto que antecede, votando en idéntico
sentido.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN, el Sr. Juez Dr. Peralta Reyes, dijo:
Atento lo acordado al tratar la cuestión anterior, corresponde: 1) Rechazar e
l recurso de apelación de la ejecutante Volkswagen S.A. de
Ahorro para Fines Determinados, y confirmar la sentencia apelada de fs. 59/62
en cuanto rechazó la ejecución prendaria por ella promovida.
2) Dejar constancia de que lo antedicho se resuelve en razón de la caducidad
de la inscripción del contrato de prenda con registro, sin
que se haya analizado –por resultar inoficioso- la habilidad del título en lo
s términos de la Ley 24.240. 3) Regular los honorarios del
apoderado de la ejecutante, Dr. Alejandro Ortiz Batalla, en la suma equivalen
te a cero como sesenta y un (0,61) jus arancelarios, con más
aportes legales e I.V.A., de corresponder (art. 31 Ley 14.967).
Así lo voto.
A la misma cuestión, los Dres. Galdós y Longobardi adhieren al voto que antec
ede, votando en idéntico sentido.
Con lo que terminó el Acuerdo, dictándose la siguiente:

S E N T E N C I A

Azul, 28 de mayo de 2020.-

AUTOS Y VISTOS:
CONSIDERANDO:
Por todo lo expuesto, atento lo acordado al
tratar las cuestiones anteriores, demás fundamentos del
acuerdo, citas legales, doctrina y jurisprudencia referenciada, y lo dispuest
o por los arts. 266, 267 y concs. del C.P.C.C., se resuelve: 1)
Rechazar el recurso de apelación de la ejecutante Volkswagen S.A. de Ahorro p
ara Fines Determinados, y confirmar la sentencia apelada de
fs. 59/62 en cuanto rechazó la ejecución prendaria por ella promovida. 2) Dej
ar constancia de que lo antedicho se resuelve en razón de la
caducidad de la inscripción del contrato de prenda con registro, sin que se h
aya analizado –por resultar inoficioso- la habilidad del
título en los términos de la Ley 24.240. 3) Regular los honorarios del apoder
ado de la ejecutante, Dr. Alejandro Ortiz Batalla, en la suma
equivalente a cero como sesenta y un (0,61) jus arancelarios, con más aportes
legales e I.V.A., de corresponder (art. 31 Ley 14.967).
REGÍSTRESE. NOTIFÍQUESE por Secretaría y devuélvase.
REFERENCIAS:
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CAMARA DE APELACION EN LO CIVIL Y COMERCIAL SALA II – AZUL

2. POR EL RECHAZO DE LA EXCEPCIÓN. LA PRENDA NO CADUCA A LOS 5


AÑOS, LO QUE CADUCA ES LA INSCRIPCIÓN.

Cuestiones en torno a la caducidad


prevista en el artículo 23 de la Ley de
prenda con registro
por NELSON G. A. COSSARI
2002
LA LEY LITORAL - 2002 - 1287
Id SAIJ: DASJ060060
I. Introducción El fallo de la sala I de la Cámara Civil y Comercial de la ciudad de Santa Fe nos
da la oportunidad de reflexionar, además de sobre la controvertida cuestión que resuelve,
sobre distintos aspectos de derecho prendario cuyo análisis es necesario para encuadrar
correctamente el caso.

II. La naturaleza jurídica de la prenda con registro Modernamente los criterios para diferenciar
la hipoteca de la prenda han variado substancialmente. La distinción ya no se basa en que su
objeto sean cosas inmuebles o muebles.Hoy en día lo que en realidad caracteriza la hipoteca
es que el deudor no pierde la posesión de la cosa hipotecada y que la publicidad que
proporciona la inscripción del gravamen en un Registro público suple a la que podía derivar
del desplazamiento de la posesión (1).Por tanto la prenda con registro no es más que una
hipoteca sobre cosas muebles. Los bienes permanecen en poder del deudor y la publicidad se
cumple mediante la anotación en el registro pertinente.La identidad substancial entre la
hipoteca inmobiliaria y la mobiliaria -prenda con registro- no obsta a que las mismas tengan
importantes diferencias dadas por la diversa regulación legal de una y otra en nuestro derecho
positivo.

III. Carácter declarativo de la inscripción de la prenda La anotación de la prenda en el Registro


no es requisito constitutivo de la misma.
El art 4° de la ley 12.962 (Adla, VII-229) expresa claramente esto:"El contrato produce efectos
entre las partes desde su celebración y con respecto a terceros, desde su inscripción en la
forma establecida en el presente." Se trata de una inscripción análoga a la prevista en el art.
2505 del Código Civil. Debe tenerse en cuenta que si bien, como adelantamos, en la prenda
con registro la entrega de la posesión queda suplida con la inscripción registral ello es sólo a
los efectos publicitarios. Mientras que en la prenda común la tradición de la cosa al acreedor
cumple, también la función de ser "modo" suficiente, para que surja el derecho real (art. 3205,
Cód. Civil), conforme la "teoría del título y modo", en la prenda con registro la inscripción
registral es sólo declarativa y de manera alguna es necesaria para que nazca el derecho real,
sus fines son exclusivamente publicitarios. La inscripción no es "modo", ni el cumplimiento de
algún tipo de "modo" es necesario para la constitución de la prenda con registro.Disentimos
así con la opinión de Halperín (2) en la extensión que el destacado comercialista parece dar al
reemplazo de la tradición de la cosa por la inscripción registral. La misma, repetimos, se ciñe a
la función publicitaria únicamente. Que el derecho real de prenda con registro se configure
consensualmente no contradice en absoluto el régimen general de la materia. Lo mismo
ocurre en el caso de las hipotecas (art. 3135, Cód. Civil) (3). Basta el título no es necesario
añadirle el modo.El art. 19 de la ley prendaria completa lo dicho: "Para que produzca efecto
contra terceros desde el momento de celebrarse el contrato, la inscripción debe solicitarse
dentro de las veinticuatro (24) horas. Pasado ese término, producirá ese efecto desde que el
contrato se presente al Registro".

IV. La caducidad de la inscripción En general la caducidad de la inscripción de los derechos


de garantía en los registros tiene como objeto dejar de publicitar cargas que probablemente ya
han fenecido, pero cuya extinción nadie se ha preocupado en comunicar.

Pasado el tiempo puede resultar difícil encontrar al titular del derecho para que preste su
anuencia a la cancelación del asiento registral. La caducidad coadyuva a desembarazar, a
nivel registro, de cargas a la propiedad a fin que el dominio recobre su plenitud respecto a
terceros. Producida la caducidad no le serán oponibles los gravámenes a quienes adquieran
derechos sobre el bien aunque la carga siga existiendo extra registralmente entre las partes.

Dado que la prenda, como la hipoteca, queda concluida por el simple acuerdo de partes la
caducidad de la inscripción sólo debe tener efecto respecto terceros.

La cuestión fue correctamente resuelta en materia hipotecaria. Aun con la defectuosa


redacción del viejo art. 3197 Cód. Civil, que hablaba de extinción de la hipoteca, el texto fue
siempre interpretado en el sentido de que lo que caducaba era el registro, los efectos con
relación a terceros y no la hipoteca en si misma que continúa vigente entre las partes (4).

Luego de la reforma de 1968 el nuevo art. 3197 del código civil expresa claramente el
concepto: "los efectos de la inscripción de la hipoteca se extinguen pasados veinte años
desde que fue registrada".

En materia prendaria el legislador sancionó un texto aún más confuso que el primitivo 3197
del Código Civil. El art. 23 dice que: "El privilegio del acreedor prendario se conserva hasta la
extinción de la obligación principal, pero no más allá de cinco (5) años contados desde que la
prenda se ha inscripto, al final de cuyo plazo máximo la prenda caduca. Podrá, sin embargo,
reinscribirse por igual término o el contrato no cancelado, a solicitud de su legítimo tenedor
dirigida al encargado del Registro antes de caducar la inscripción. Si durante la vigencia de
ésta se promoviera ejecución judicial, el actor tiene derecho a que el juez ordene la
reinscripción por el indicado término, todas las veces que fuera necesario".

La norma transcripta confunde el contrato de prenda, el privilegio y la inscripción registral


resultando una disposición de difícil inteligencia.

Debe descartarse, pese a la obscura redacción, que lo que caduque sea el derecho real en sí
dado que la inscripción no ha tenido influencia alguna en su nacimiento. Lo que caduca es
sólo la inscripción dado que precisamente a ella se está refiriendo la norma y con ella la
oponibilidad a terceros distintos al deudor que constituyó la prenda.

Y entonces la pregunta a hacerse es si la defensa de la caducidad de la inscripción de la


prenda con registro puede ser opuesta, sólo por los terceros o también entre partes.

Con su acostumbrada claridad y profundidad Kemelmajer de Carlucci (5) sostiene que existen
tres interpretaciones posibles de la mencionada disposición: "1) La caducidad de la inscripción
no puede ser opuesta por las partes; en consecuencia es procedente la ejecución prendaria...
2) La defensa puede ser planteada tanto por la deudora originaria como por los terceros, la
acción ejecutiva prendaria queda perjudicada pero no la ejecución típica si la deuda no ha sido
negada... 3) La excepción puede ser opuesta también por las partes, la vía especial elegida
queda perjudicada y la demanda debe ser rechazada" (6).

Siendo coherentes con el hecho que la prenda entre partes queda perfeccionada, conforme al
art. 4° de la ley, con el mero acuerdo de ellas la conclusión lógica debiera ser que la
caducidad de la inscripción tiene sólo efectos respecto a terceros y sólo es oponible por éstos.
Si la inscripción de la prenda hace sólo a la oponibilidad a terceros no se ve porque extender
los efectos de la caducidad a la relación entre partes.

Incluso ante el argumento referido al 30 inc. 5° de la ley 12.962, que menciona como una de
las excepciones a oponer en el juicio ejecutivo la caducidad de la inscripción, y la afirmación
que dicha norma no distingue en torno de quien opone la excepción y que sólo
excepcionalmente el demandado será alguien diferente al constituyente originario (7) nuestra
conclusión es la misma. Que sea excepcional que la caducidad pueda alegarla alguien distinto
al deudor originario no obsta a que se pueda ceñir esta defensa a ese único caso. Que la
norma no distinga no significa que en base al art. 4° de la ley de prenda el intérprete no pueda
reducir cuidadosamente el ámbito de la excepción.

En suma no encontramos en estas normas argumentos sólidos para hacer lugar a la


excepción de caducidad cuando es esgrimida por el deudor directo. En efecto la prenda sigue
vigente entre partes. ¿Por qué negarle al acreedor que accione contra el deudor originario por
el procedimiento ejecutivo previsto en la ley de prenda? Otra disposición que suele invocarse
y que podría dar pie a la aplicación de la doctrina contraria a la que sustentamos es el art. 26
de la ley de prenda. La norma dispone que:

"el certificado de prenda da acción para cobrar el crédito, intereses y gastos".

Palacio afirma que es carga ineludible del ejecutante la de acompañar el certificado de prenda
que, asevera, es el contrato con la consiguiente inscripción en el Registro (8). Según el
mencionado procesalista del contexto del citado ordenamiento se infiere que el contrato de
prenda no inscripto no autoriza a promover la ejecución especial, tanto más cuanto que el
certificado al cual art. 26 acuerda fuerza ejecutiva supone la inscripción (art. 22) siendo
entonces claro que no habiéndose inscripto el contrato no existe dicho certificado.

No nos parece que pueda sostenerse derechamente que el certificado sea el contrato inscripto
como lo hace Palacio. Del art. 22 de la ley surge que el certificado es en rigor algo distinto al
contrato original: el registrador deja constancia en el contrato original y expide el certificado de
prenda (también con constancia de la inscripción). Sin embargo la práctica ha terminado
identificando el contrato inscripto con el certificado.

Es decir la ejecución entre partes debería rechazarse porque al no haber certificado, que
presupone que se haya inscripto el contrato, no existe el título ejecutivo que manda la ley.

Si bien es discutible la solución legal es claro que el título ejecutivo es el certificado prendario.
En consecuencia el acreedor para iniciar la demanda de ejecución prendaria debe haber
hecho inscribir el contrato (9).

Pero una vez inscripto el contrato y obtenido el certificado, es decir el título ejecutivo, si luego
caduca la inscripción registral esto sólo perjudica la oponibilidad a terceros, pero no el
certificado que sigue siendo título ejecutivo entre partes máxime si la caducidad ocurre
durante el trámite del proceso.

Esta convicción se fundamenta en que la norma del art. 23 y la del 26 deben interpretarse
coherentemente con el art. 4° de la ley y la ratio legis de la registración que tiene como única
razón el proteger a los terceros interesados y no al propio constituyente del gravamen
prendario.

Que caduque la inscripción no implica forzosamente la inhabilidad del certificado, sino solo la
imposibilidad de oponerlo a terceros.

La tesis contraria beneficia al deudor que ha especulado con que inadvertidamente a lo largo
del proceso caduque la inscripción. Una norma inadecuada y contradictoria con la naturaleza
misma del instituto debe interpretarse antes bien restringiendo y no ampliando sus
consecuencias.

Nos parece entonces que basta, para que exista el título ejecutivo necesario para incoar la
específica ejecución prendaria, que se haya inscripto oportunamente el contrato de prenda. La
caducidad de la inscripción no significa per se la caducidad del propio certificado de prenda o
que el mismo devenga inhábil.

V. El fallo En el fallo que anotamos la Cámara Civil y Comercial de Santa Fe, sala I, confirmó
la sentencia de primera instancia rechazando la ejecución prendaria. No lo hizo teniendo en
cuenta las defensas de la parte, sino de oficio dado que al realizar un nuevo análisis de la
ejecutividad del título al momento de sentenciar advierte que durante el proceso se ha
producido la caducidad de la inscripción.

La sala invoca el art. 23 de la ley 12.962. Afirma que la norma no hace distinción entre las
partes contratantes y los terceros y, lisa y llanamente, declara la caducidad de la prenda por el
solo transcurso del plazo legal establecido. Tal argumento nos parece insuficiente dado que
como dijimos el art. 23 hay que correlacionarlo con el art. 4° de la ley, siendo forzoso además
concluir que lo que caduca no es la prenda en sí sino la inscripción. Por tanto de esa norma
no puede deducirse válidamente que la caducidad de la inscripción prive de efectos a la
prenda entre las partes o perjudique al título ejecutivo en la relación entre el acreedor
prendario y el deudor directo.

Se alude también al art. 30 inc. 5° de la ley de prenda argumentando que cuando éste incluye
entre las defensas oponibles en la ejecución prendaria la 'caducidad de la inscripción', es
evidente que se refiere exclusivamente a caducidad prevista por el art. 23 de la ley porque
ninguna norma del referido ordenamiento habla de ella y, como el único que puede oponer
excepciones en esta específica ejecución es el deudor, debe concluirse que la caducidad
establecida por la ley tiene efecto entre las partes contratantes.

Ya hemos dicho que no coincidimos con tan tajante afirmación, y no volveremos sobre ello.
Aquí queremos destacar que el Tribunal trata la excepción de caducidad de inscripción
cuando la misma no fue opuesta por el ejecutado por lo que entendemos que el sentenciante
no debió haber traído la misma de oficio.

Si correspondía que el Tribunal hiciera, como hizo, el análisis del título ejecutivo tanto al
formularse la petición originaria como al dictar la sentencia definitiva y esto aún sin oposición
del ejecutado (10). Y allí, aunque el Tribunal no lo diga, el argumento más sólido lo hubiera
encontrado en el art. 26 de la ley de prenda.

Por nuestra parte insistimos con una interpretación restrictiva de esa norma. Basta para iniciar
y proseguir la demanda que el contrato se hubiera oportunamente inscripto con lo cual se
tendría el certificado prendario previsto por el citado art. 26. Si luego caduca la inscripción de
la prenda, dicha caducidad tiene efecto sólo respecto a los terceros únicos alcanzados por la
caducidad dispuesta en el art. 23, pero el certificado no se torna inhábil. Lo contrario lleva a
resultados injustos, como en este caso, donde el deudor, aun sin alegar caducidad alguna, se
vio beneficiado al obtener el rechazo de la ejecución.

Reconocemos sin embargo que la cuestión es extremadamente dudosa. Es de desear pues


una reforma legal que dote a la ley de prenda con registro de mayor coherencia interna lo que
devendrá en soluciones más justas.

VI. Conclusiones a) La prenda con registro queda constituida por el simple acuerdo de
voluntades.

b) La inscripción registral tiene efectos sólo declarativos de oponibilidad a terceros.

c) Como corolario de lo expuesto el cumplimiento del plazo de caducidad del art. 23 sólo hace
fenecer los efectos de la prenda respecto a terceros manteniéndose intra partes.

d) Para iniciar el trámite de ejecución prendaria previsto en el régimen de la misma se


necesita contar con certificado prendario (art. 26, ley 12.962) e) La caducidad del art. 23 no
afecta la habilidad del certificado prendario para la ejecución entre partes. Si posibilita que el
tercero pueda invocar la caducidad de la inscripción de la prenda.
f) Es deseable la reforma de la ley de prenda con registro a fin de aclarar disposiciones
oscuras y dotarla de mayor coherencia en lo que respecta a la cuestión examinada.

Notas al pie:

- Profesor de Derecho Civil IV en la carrera de abogacía de la Facultad de Derecho y Ciencias


Sociales del Rosario, Pontificia Universidad Católica Argentina. Director del Instituto de
Derecho Inmobiliario y Registral de esa Facultad. Director del Centro de Estudios de Derecho
Comparado en la misma casa de estudios.

1) PUIG BRUTAU, José, "Compendio de Derecho Civil", t. III, p. 497.

2) HALPERIN, Isaac, su voto, como vocal de la Cámara Comercial Nacional, sala B, en LA


LEY, 139-330.

3) En derecho español en cambio la inscripción de la hipoteca en el registro tiene carácter


constitutivo (conf. ALBALADEJO, Manuel, "Derecho Civil", t. III, v. II, p. 304.

4) BORDA, Guillermo, "Tratado de Derecho Civil Argentino. Derechos Reales", t. II, p. 337.

5) Su voto en autos Banco de Previsión Social c. Milio Juan; SCMendoza, sala I, en La Ley,
1989-E, 376.

6) Como se observa las distintas variantes discurren sobre la posibilidad o no de ejecutar la


prenda por el procedimiento especial establecido en la ley, pero no se discute la vigencia de la
prenda en si.

7) Conf. SCMendoza, sala I, op. cit. p. 379/380.

8) PALACIO, Lino, "Derecho Procesal Civil", t. VII, p 721.

9) De no haberlo hecho siempre le quedaría la posibilidad de iniciar juicio ejecutivo común -


previa preparación de la vía respectiva- o demanda ordinaria contra el deudor.

10) Conf. COUTURE, Eduardo, "Fundamentos del Derecho Procesal Civil", p. 454.

Fallo completo:"Sifa S.A. c/Ramirez, Dionisio J.", Cámara de Apelac. en lo Civil y Comercial de
Santa Fe, Sala I, 19/04/2001.

TEXTO COMPLETO:

2da Instancia.- Santa Fe, abril 19 de 2001.

1ra ¿Es justa la resolución recurrida? 2da ¿Qué pronunciamiento corresponde dictarse? 1ra
cuestión. El doctor Cordini dijo:
Promovida demanda de ejecución de prenda con registro por parte de Enrique David Mizawat
y opuestas excepciones de inhabilidad de título y pago por el accionado Dionisio José
Ramírez, tramitada la causa, en fecha 25 de setiembre de 2000, el juez de primera instancia
dicta sentencia rechazando la ejecución en la advertencia que durante el transcurso del
proceso caducó la inscripción del título sin que la parte interesada solicitada su reinscripción,
cargando los costas en el orden causado.

Contra esta decisión se alzan ambas partes y el momento de expresar agravios el accionado
(fs. 138/139) sostiene que su recurso se limita a perseguir que esta instancia de grado deje sin
efecto la distribución de las costas dispuestas por el a quo mencionando que la caducidad se
produjo con posterioridad a la oposición de excepciones por lo cual no pudo ser opuesta por
su parte, reclamando recaiga la totalidad de las costas sobre el actor perdidoso.

Al mismo tiempo se siente agraviado en razón que el sentenciante no se expidió respecto de


las excepciones opuestas, solicitando se expida la sala al respecto.

Por su parte quien acciona emite agravios a fs. 142/144, y a la par que admite expresamente
que la inscripción de la prenda ha caducado, no produciéndose su nueva registración, como
también la facultad del juzgador para examinar de oficio la existencia del título que se ejecuta,
se agravia señalando que dicha caducidad tiene efectos respecto del privilegio y de terceros,
en orden a la debida publicidad, extinguiendo el derecho reipersecutorio, pero que no afecta la
relación entre partes debiendo continuar la ejecución. Reclama asimismo el actor que la
inscripción del endoso tiene efectos de publicidad frente a terceros que sanea la ausencia de
inscripción de la prenda.

Respecto de la cuestión que se constituye en el sustento único del rechazo de la demandada,


caducidad de la inscripción de la prenda en el registro correspondiente, cabe considerar que si
bien los argumentos de la parte que se viera agraviada -actora- responden a cierta
jurisprudencia y doctrina, estimo acertado y adhiero al criterio que extiende los efectos de la
caducidad tanto los terceros como a las partes contratantes.

Ello por cuanto "el art. 23 del dec. ley 15348/46, ratificado por ley 12.962, en forma expresa
determina la caducidad de la prenda a partir del vencimiento del plazo fijado en 5 años desde
la inscripción del contrato prendario en el registro respectivo. La norma no hace distinción
entre las partes contratantes y los terceros y, lisa y llanamente, declara la caducidad de la
prenda por el solo transcurso del plazo legal establecido".

"Cuando el art. 30 inc. 5° de la ley de prenda incluye entre las defensas oponibles en la
ejecución prendaria la 'caducidad de la inscripción', es evidente que se refiere exclusivamente
a caducidad prevista por el art. 23 de la ley porque ninguna norma del referido ordenamiento
habla de ella y, como el único que puede oponer excepciones en esta específica ejecución en
el deudor, debe concluirse que la caducidad establecida por la ley tiene efecto entre las partes
contratantes". (CNEsp.Civil y Com., sala III; JA, 1974-23-390).

De modo que caducada la inscripción, el certificado pierde su ejecutividad como título


ejecutivo hábil conforme la ley de prenda, y en consecuencia dicha ausencia de título
ejecutivo, aunque la caducidad se produzca luego de iniciado, alcanza a las partes además de
los terceros.
"Si se hubiera iniciado la ejecución prendaria estando vigente la inscripción, y el vencimiento
del término de 5 años se produjera durante la ejecución, el acreedor debe hacer uso del
derecho que le otorga el art. 23 de la ley y solicitar al magistrado que disponga la reinscripción
del mismo, como condición para mantener la validez y evitar que proceda la excepción de
caducidad". "Esta excepción sustancial y perentoria debe resultar del contrato mismo, y puede
ser declarada de oficio por el juez". (Fernández-Gómez Leo, "Tratado...", t. III-C-457).

Al respecto y dada la cita que efectúa el actor de la misma obra, corresponde consignar que el
coautor Raymundo Fernández participa de la opinión contraria. (Fernández "Prenda con
Registro", p. 231).

De lo expuesto concluyo que la previsión de que el acreedor solicite y obtenga del juez una
vez iniciada la ejecución la reinscripción de la prenda si transcurrieron los cinco años de ésta,
dicho trámite tiende a mantener la ejecutabilidad del título respecto de las partes, como el
derecho reipersecutorio ante terceros, por lo cual el recurso de apelación deducido por el actor
no puede prosperar ya que caducado el título, caduca también el endoso.

Igual suerte merece la apelación del accionado dirigida exclusivamente contra la parte de la
sentencia que resuelve la carga de las costas, distribuyéndola en el orden causado.

El fundamento a quo consiste en que no corresponde cargar la totalidad de las costas al actor
que viera rechazada la ejecución debido que a dicha conclusión se llega no teniendo en
cuenta las defensas de la parte, sino oficiosamente en un nuevo análisis de la ejecutividad del
título, lo que estimo debe ser mantenido.

En orden a la petición formulada por el demandado al expresar agravios invocando lo


preceptuado por el artículo 246 CPCyC, pretendiendo que esta sala resuelva excepciones
deducidas por su parte y no tratadas en el resolutorio apelado, es claro que al respecto no se
encuentran cumplidos los extremos que la norma prevé para ese supuesto.

Si la omisión acusada responde al hecho de haber resuelto el juez desestimar la ejecución de


prenda por considerar que no existe otras defensas de la parte demandada, no se trata de
puntos omitidos sin fundamento aparente, sino que precisamente el fundamento consiste en la
innecesariedad de entrar al análisis de excepciones obstativas al progreso de la ejecución
cuando dicha ejecución ha sido rechazada por otros motivos, criterio respecto del cual no se
emite agravio concreto.

En consecuencia dicha pretensión debe ser desestimada, no correspondiendo sino que el


cuerpo considera exclusivamente lo que fue motivo de agravio.

Por ello, voto por la afirmativa.

El doctor Genesio expresó, a su vez, iguales razones en parecidos términos y votó, por lo
tanto, en igual sentido.

El doctor Saux dijo:


Habiendo tomado conocimiento de estos autos y existiendo votos totalmente concordantes de
dos jueces, de conformidad al art. 26 de la ley 10.160 y a la jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia de la Provincia, me abstengo de emitir opinión.

2ª cuestión.- Los doctores Cordini y Genesio manifestaron, sucesivamente, que de acuerdo a


lo que antecede corresponde rechazar el recurso de apelación deducido por la actora, con
costas a su cargo. Rechazar el recurso de apelación interpuesto por el demandado, con
costas a su cargo (art. 251, CPCyC). Confirmar el fallo alzado en todos sus términos.

El doctor Saux dijo:

Por similares razones a las expresadas al tratar la cuestión primera, me abstengo de emitir
opinión.

Por los fundamentos del acuerdo precedente, la sala I de la Cámara de Apelacion en lo Civil y
Comercial de Santa Fe, resolvio:

Rechazar el recurso de apelación deducido por la actora, con costas a su cargo. Rechazar el
recurso de apelación interpuesto por el demandado, con costas a su cargo (art. 251, CPCyC).
Confirmar el fallo alzado en todos sus términos. Los honorarios de alzada se liquidarán en la
proporción establecida en el art. 19 de la ley 6767, oportunidad en que se correrá vista a la
Caja Forense.- Raúl J. Cordini.- Juan Carlos M. Genesio.- Edgardo I. Saux.

__

b) En relación a la caducidad de la prenda, única

defensa esbozada en el responde de marras y por lo tanto de

recibo en esta instancia extraordinaria, estimo que tampoco

puede prosperar el recurso.

La Cámara entendió que "... la inscripción

registral de los derechos reales tiene, en nuestro derecho,

efecto declarativo y no constitutivo. De ahí que la caducidad

de la inscripción del certificado de prenda -como denuncia el

recurrente- hace perder al ejecutante la posibilidad de

oponer dicha garantía frente a terceros, pero subsiste como


derecho real. Más aún, la prenda es ejecutable en esas

condiciones. En este sentido, interpretando el art. 23 de la

ley 12.962, se ha dicho que lo que caduca por el transcurso

del término de cinco años es el privilegio prendario y no la

existencia y exigibilidad del crédito mientras éste no se

haya extinguido por alguna razón legal...’" (fs. 279/vta.).

El presente argumento no ha sido idóneamente

rebatido por la recurrente (art. 279 del C.P.C.C.). En

efecto, contraponiendo el criterio seguido por el tribunal a

quo, la concursada dijo que la caducidad de la inscripción

implica la renuncia del acreedor prendario al privilegio y

que su desidia no puede afectar a terceros ajenos al contrato

(v. fs. 299 in fine y vta.).

Sabido es que resulta insuficiente el recurso

extraordinario de inaplicabilidad de ley que se limita a

discrepar con las conclusiones del sentenciante, exponiendo

su propio criterio interpretativo, que no es base idónea de

agravios ni exterioriza el absurdo que viabilice la queja, ya

que éste sólo se configura por el desvío lógico manifiesto,

el arribo incongruente o la notoria falta de prudencia

jurídica en el mérito otorgado al material probatorio (conf.

causas C. 93.002, sent. del 6-VI-2007; C. 98.596, sent. del

8-VII-2009; C. 99.720, sent. del 23-IX-2009; entre muchas).

c) Resta indicar que la invocación de la doctrina

emanada del caso "Banco de la Provincia de Buenos Aires

contra Poffo, César. Ejecución de prenda", sentencia


pronunciada por la Sala I de la Cámara Segunda de Apelación

en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de La Plata

(causa 103.285, reg. int. 236-6, resol. del 26-X-2006 (fs.

293 vta.), no es eficaz para fundamentar el recurso de

inaplicabilidad de ley, ya que la cita de precedentes de

otros tribunales no configuran la "doctrina legal" a la que

alude el art. 279 del Código Procesal Civil y Comercial

(conf. C. 107.909, resol. del 11-XI-2009; C. 104.615, sent.

del 10-II-2010).

IV. Por lo expuesto, corresponde rechazar el

recurso interpuesto, con costas (art. 289 del C.P.C.C.).


https://juba.scba.gov.ar/VerTextoCompleto.aspx?idFallo=91862
causa C. 103.186, "Banco Sudameris Argentina S.A. contra Civial
S.A. Incidente de revisión".

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