La Rebelión de Sakla I

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Carátula: Aday Quintero P.


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Frederick Guttmann Ramírez

La Rebelión de Sakla
I
El Abismo

Project Magen
(2012-2013)
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CONTENIDO

1.
EL ABISMO – pág. 7.

La Tierra Hueca
El Diario de Byrd
Ese Hueco Hoy
Las Voces del Infierno
La Morada de los Difuntos

2.
EL REINO DEL PADRE – pág. 28.

El Padre Universal
La Palabra
Cristo
Los Reinos Imperecederos
El Primer Hombre
La Preexistencia
El Big Bang
El Multiverso

3.
LA PRIMERA REBELIÓN – pág. 58.

La Sabiduría
El Mal
La Triada Diabólica
Potentados y Autoridades

4.
¿DESORDENADO Y VACÍO? – pág. 87.

Caos
Las Aguas Primordiales
El Abismo
La Naturaleza
Eros

5.
EN EL PRINCIPIO – pág. 122.

Génesis 1
La Creación
La Luz
Los Cielos
Los Cimientos
Los Astros
Formas de Vida
El Humano Terrestre
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INTRODUCCIÓN

“Cuando miramos hacia atrás, a través del tiempo histórico del patriarcado... parece haber
alguna terrible inevitabilidad, un implacable deseo de hacer pedazos la esencia femenina, la
humana y la divina...” Leonard Schlain (El Alfabeto de la Diosa)

Gracias a obras anteriores hemos preparado el camino para este trabajo investigativo y
presentación sobre los orígenes del mundo y las fuerzas que en él actúan. En el libro “Creación
vs Evolución 2012”, preparábamos ya terreno al tratar asuntos del pasado en relación a
evidencias arqueológicas que demuestran que el hombre no procede del mono. También en
consonancia con dicho asunto compilé información sustancial sobre los OVNIs en “Estrellas
Errantes”, pues el inicio de la creación viene efectivamente de afuera. Asimismo, quienes
hayan leído nuestra obra de 2011, “Armagedón, E-5”, habrán quedado intrigados sobre ¿cómo
fue el origen de todo este conflicto universal ahí mencionado? Bien, estamos entrando en
materia candente que muchos han intentado reunir, dando palos de ciego sobre asuntos
complejos, delicados, inciertos, tenebrosos e incompletos.

Todo cuanto existe puede ser muy distinto de lo que creemos que es y de lo que se nos
ha enseñado popularmente. Necesitaríamos experimentar una Vida Eterna para conocer todos
los misterios de este universo irreal en el que vivimos y llegar a entender el cosmos. Muchos,
viendo las limitaciones de las leyes físicas para explicar el universo, se han visto forzados a
crear nuevas ciencias como la “física cuántica” o “mecánica cuántica”. Por ejemplo, en
“Estrellas Errantes” aclaraba las dudas sobre el asunto O.V.N.I., pues es lo que nos catapulta a
hablar de estos asuntos, a pesar de que la definición “extraterrestre” ahora se nos quedará
infinitamente corta.

El hombre se pregunta, al menos una vez en su vida, sobre su origen. Lógicamente, si


no sabemos de dónde venimos difícilmente podemos determinar a donde vamos, ni quiénes
somos o por qué razón estamos aquí y ahora. Vemos la aparición de seres humanos en el
record fósil, los cuales tendrían cientos de millones de años, aspecto que da a entender que
hubo humanos en la superficie de éste planeta en la prehistoria, y que por eventos que ahora
daremos a conocer, se perdió el registro de estos acontecimientos. De manera que, la teoría
evolutiva es sólo un tópico y una forma de ver la vida, no una verdad científica, y lo que sí es
un hecho científico es clarificar la idea de que el hombre prácticamente siempre ha sido
hombre. Aunque de ser así, ¿cuándo apareció? Y ¿dónde? ¿Somos originarios de este orbe?

Como recordaremos en “Creación vs Evolución, se han encontrado herramientas


prehistóricas y artefactos que parecen estar fuera de su tiempo. Eso nos pone de manifiesto
que hubo otras civilizaciones antes de la edad de los cavernícolas, las cuales disponían de
mayor tecnología que sus aparentes predecesores. Visto de esa manera, esto cambia
significativamente la historia humana de un modo radical. Pensar que pudiesen ser seres
venidos de otros planetas es en parte plausible en algunos casos, pero no en los que hemos
mencionado anteriormente, ya que unas criaturas que viajasen por el universo sideral a
velocidades superiores a la luz no utilizarían flechas, clavos, tornillos, martillos ni lanzas, a
menos que se hubiesen quedado perdidos aquí. Aún con todo, ¿quién dice que viniesen de
otros planetas y no de otras dimensiones, realidades o universos? Igualmente debemos dar
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cabida al hecho que sugiere la posibilidad de que la humanidad tuviera “fracturas” en su


desarrollo social, que dieron nacimiento a diferentes edades, perdiéndose el record histórico e
intelectual que tenían anteriormente, una y otra vez.

¿Quiénes fueron esas personas y cómo nos llevan estas evidencias a la respuesta
elemental? ¿De dónde salió el hombre? ¿Por qué existe la muerte, el sufrimiento y los males?
Las pruebas nos dicen, al menos sobre nosotros, que simplemente hemos “resurgido” de las
cavernas hace unos 6.000 años, y que todo cuanto conocemos ya existió en el pasado. Puede
que inmiscuyéndonos en la síntesis que nos exponen los hallazgos arqueológicos demos con la
anhelada respuesta de nuestros anales, o desenterrando textos antiguos: «¿Qué es lo que fue?
Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo
debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que
nos han precedido. No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá
memoria en los que serán después.» (Rey Salomón. Libro de Eclesiastés 1:9-11. TANAQ)

La verdad está ahí fuera, solo hay que desempolvarla. La base de nuestro enfoque hoy,
es primero indagar y posteriormente mostrar, cuál fue “el principio”, cuál es el origen del
hombre con base en la historia, a los textos milenarios y a la arqueología, no aquel concepto
quimérico que nos han hecho creer durante centurias los romanos que absorbieron el
cristianismo, o desde hace 250 la masonería británica con ideas naturalistas. Igualmente
queremos socavar en la polémica y misteriosa rebelión de Lucifer y sus consecuencias. Las
referencias más antiguas que hacen mención a la aparición del universo son mencionadas por
varias culturas de la Tierra, y por consiguiente, éstas, junto con las evidencias desenterradas de
las entrañas de este globo, serán nuestras principales armas ante la ignorancia de este bozo
misterioso que es el comienzo primigenio, los demonios, los gigantes, los dioses, el hombre y
la creación misma. Algunos de los relatos más llamativos representan la base del gnosticismo,
y estos son los pergaminos Nag Hammadi (Egipto), pero también tenemos datos de Qumran
(Mar Muerto, Israel), desenterrados ambos grupos desde 1945 y 1947. No obstante, no vamos
a adentrarnos con “alimento sólido” únicamente, sino que exhumaremos los hallazgos fósiles
que armarán el puzle de nuestra historia.

Con la puesta en escena de este libro queremos aclarar, entre otros puntos clave, la
explicación de lo que se tiende en llamar “mitología” y “leyenda”, tal como el significado
posible a tantos artefactos fuera de su tiempo y, cómo no, poner la lupa en el famoso libro del
Génesis y su versión creacionista. Repetiré una vez más que esta obra nos lanza a un viaje por
el tiempo, desenmarañando información escondida al público, y resalta otra que no ha sido
“vista” ni aún por los más doctos. Si vemos la historia conocida o que nos han hecho creer,
existen innumerables eslabones en nuestra humanidad: ¿Cuándo aparecimos?, ¿Qué era
realmente en el principio?, ¿Quiénes eran, a ciencia cierta, Adán y Eva?, ¿Cómo empezó todo?
Estas preguntas y muchas más puede que sea el momento de que sean resueltas, y el “velo sea
quitado”, al menos en la medida de lo posible, ya que en esta era «en parte conocemos, y en
parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.»
(1ª Carta de Pablo a los Corintios, 13:9-10. Nuevo Testamento, la Biblia).

Nuestro pasado es la viva imagen de nuestro futuro. Como leíamos poco antes en el
libro de Eclesiastés, ahí nos expone el rey Salomón que todo cuanto el hombre cree que ha
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descubierto no es más que algo que “ya existió antaño”. Hoy día, gracias a la tecnología y a
grandes personajes que lucharon por dar a conocer descubrimientos que nuestra mente de
hoy puede llegar a visualizar objetivamente, hemos conseguido cierto entendimiento o
“comprensión” superior a todas las generaciones que nos han precedido. Nuestro crecimiento
científico nos permite mirar al cielo y entender infinidad de cosas que nuestros antepasados
no hubieran podido llegar siquiera a imaginar en toda su vida. Los avances de los últimos 70
años no se han visto jamás en toda la historia, “que se conoce”, de la raza humana: El viaje a la
Luna en 1969, el inicio de la era nuclear en 1945, las telecomunicaciones, los chips y todos los
eventos mundiales que dejamos pasar desapercibidamente; cosas que antes resultaban
imposibles de imaginar: un viaje en submarino al fondo de los océanos, en su momento era
impensable; conquistar el espacio aéreo, era algo solo comparable a las fantasías y sueños de
los hombres más locos. Ahora ya no existe la ciencia ficción.

Esta generación ha conocido, está conociendo y va a conocer cosas determinantes y


precisas que todos los profetas relataron en su momento: «De cierto os digo que no pasará
esta generación hasta que todo esto acontezca.» (Mateo 24:34, Marcos 13:30 y Lucas 21:32).
Así pues, todos los sucesos que han acaecido son de índole trascendental para el gran
desenlace del que se habla en muchas culturas desde eras milenarias, y que nosotros hemos
matizado en “Armagedón E-5” y “Reconociendo el Tiempo del Fin”. Todas estas profecías son
concernientes a los días que estamos viviendo. Al tiempo, lo que vemos y tenemos registrado
en la historia reciente, no es más que la repetición de eventos ocurridos en otrora, en edades
cuyos registros prácticamente han desaparecido. Así que, ¿quién tiene la razón, la ciencia o la
religión? Puede que ninguna de las dos, y a la vez ambas.

En “Creación vs Evolución” ponía en tela de juicio la supuesta rama más importante


que expone la descendencia de la humanidad y parte el “mundo” (como se designa al
“Universo Viviente” en los términos hebreos y griegos: el “génesis” y la “evolución”, es decir,
los planteamientos con mayor peso a nivel global), y ahora haremos lo mismo con la Teoría
Creacionista de las mitologías, la cosmogonía. Muchos dicen tener la razón, todas las religiones
dicen que la suya es la verdadera, el humano se justifica a sí mismo y está convencido y
envilecido en sus razonamientos, pero dejemos que el cúmulo de puntos documentados
hablen por sí mismos. La misma humanidad explicará su origen, y en este respecto también
echaremos un vistazo a la información recopilada por varios países en relación a lo que ellos
consideran como sus orígenes -aunque tristemente para algunos no sea historia sino se quede
en el cajón de las mitologías, también debido al paso de los años y a la suma de cuentos y
añadidos fantasiosos para engordar el folklore.

Tengamos en cuenta que la Mitología es lo que podríamos llamar “historia” fusionada


o entremezclada con “leyenda”, a veces muy fantasiosa, otras veces más real, pero basada en
un hecho que evidentemente aconteció, pero en todos los casos ha de ser previamente
comparada con la realidad, con la historia y con la ciencia, pues por los años vienen a perder
credibilidad debido a la pérdida de sus fuentes y los cuentos urbanos. Se considera mito
porque se carece de registros oficiales y porque las narraciones se han vuelto novelas o
leyendas irreconciliables con la lógica moderna. Sin embargo, todo dato nos puede ayudar en
este esclarecimiento tan importante. Les invito a sumirse en este viaje que puede cambiar su
mente, como ha cambiado la mía.
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I.
EL ABISMO
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LA TIERRA HUECA
“La Tierra y yo somos una sola mente.”
(Jefe Josefo del Nez Perce)

El mundo antiguo tenía creencias firmes en que debajo de la Tierra había un gigante
agujero de proporciones colosales. En ese sitio oscuro y abismal estarían seres lóbregos y
maléficos de tiempos inmemoriales, unos pululando y otros encarcelados en mazmorras.
Muchas leyendas se ciernen sobre este lugar y sus habitantes, incluyendo fábulas sobre su
origen y relación con los inicios del mundo. Por su parte, la ciencia moderna enseña que el
centro de nuestro planeta es una masa sólida enorme de níquel, hierro y otros compuestos
menores de metales varios tanto en el Núcleo Interno como en el Núcleo Externo. Los pueblos
de otrora, se podría decir que todos, consideraban algo muy diferente: daban por sentado que
otro mundo se desarrollaba debajo de la superficie. El libro del Éxodo dice: «No harás para ti
escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en La Tierra, ni en las
aguas debajo de La Tierra.» (Vers. 5:8) ¿Qué puede haber debajo de las aguas que pueda ser
un problema para Dios, adorándole los israelitas? La teoría de la Diferenciación Planetaria
podría ser incorrecta si se pudiese atribuir un proceso “artificial” a la formación del planeta en
el que vivimos y al resto de esferas del espacio. Las mediciones sísmicas muestran esquemas
que hoy se pueden rebatir dado que ellas mismas reflejan un “vacío” a los 400km de
profundidad, como una especie de “cambio de atracción gravitacional”, y luego, otros 400km
más abajo NO HAY NADA. Los estudios en los EE.UU. sobre este asunto no han recibido más
fondos y no se quiere hablar al respecto. Está prohibido sobrevolar los polos, el sistema Google
Earth censura las fotos de las zonas polares -tanto de la Tierra como de los planetas y lunas del
sistema solar. Asimismo se calla a las personas que dicen tener pruebas de que la Tierra es
efectivamente “hueca”. No se trata de una teoría conspiratoria ni de un cuento irrisorio, sino
de un hecho que contradice la mayoría de hipótesis aceptadas sobre el origen y formación de
la Tierra. La teoría que nos han enseñado sobre la formación de los astros –fríos o calientes- es
totalmente falsa. Su composición es más parecida a la de una “bola hueca”, con dos
importantes aperturas en los polos. Estos conceptos pueden explicar el significado de tantos
mitos antiguos sobre la creación del planeta, donde se añadiría un vacío en su interior, al que
bíblicamente se refería como el Abismo.

Los egipcios consideraban la existencia del mundo de abajo, el Duat, por lo cual crearon
largas galerías subterráneas, y se toparon con otras ya existentes (también creían en los
Salones del Amenti bajo la superficie). Los pueblos antiguos de América y del Tíbet sabían
mucho sobre los reinos de debajo de la Tierra y sobre sus grandes maestros. Los griegos
hablaban regularmente de las entradas al Hades y de cómo valerosos héroes trataron de ir
hasta allá. Este lugar era definido por los hebreos como Sheól (seol). En la cultura
mesopotámica hay registros de viajes al inframundo, especialmente la novela de Gilgamesh.
Para los nórdicos el mundo de abajo, o Hell, era un paso de la existencia. De allí se tomaban a
los héroes que las valkirias reunirían en el Walhalla para el Rangarök. Al sumo sacerdote
Melquisedec le habrían dicho: «Pero aquellos en los cielos hablaron muchas palabras, junto
con los de la tierra, y debajo de la tierra.» (Melquisedec. Biblioteca de Nag Hammadi) Otros
apartes de las escrituras hebreas y apostólicas, dicen: «…para que en el nombre de Jesús se
doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra…»
(Filipenses 2:10) El propio Pablo parecía no ignorar la existencia de pueblos debajo del mundo,
sin confundir el área de los difuntos, también establecida abajo. Juan escribió: «Y ninguno, ni
en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.» (Apocalipsis
5:3) Y más adelante añadió: «Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo
de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay…» (Apocalipsis 5:13) Un ejemplo,
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en este caso sobre la vastedad del mundo de abajo –aunque de esto hay muchísimo más
material- y sus pilares, vemos: «Así ha dicho Jehová: Si los cielos arriba se pueden medir, y
explorarse abajo los fundamentos de la tierra…» (Jeremías 31:37) Enoc habló sustancialmente
al respecto, pero viendo el libro de Job parece que hallemos una referencia a las aberturas
polares: «¿De qué vientre salió el hielo? Y la escarcha del cielo, ¿quién la engendró? Las aguas
se endurecen a manera de piedra, Y se congela la faz del abismo.» (Job 38:29-30)

Ahora bien, más recientemente, según eminencias del siglo XVII, en el centro de la
Tierra, debajo de ella, brilla un sol central que se mantiene estático, llamado por antiguas
culturas como “el sol negro” o el “sol esmeralda” (para los egipcios la deidad Atum era la
personificación de dicho astro interno). Edmund Halley –escritor de más de 50 libros- (1656 -
1742), descubridor del cometa que lleva su nombre (Cometa Halley) y astrónomo real de
Inglaterra en el siglo XVIII, realizó un esquema donde la Tierra figuraba como hueca en su
núcleo y abajo se daba la vida tal como la que conocemos en nuestra superficie. También creía
que este planeta, siendo hueco, albergaba en su interior 3 plantas. Su teoría partía de que la
Tierra estaba compuesta por varias capas o “niveles” –como una cebolla. El respetado
matemático y físico suizo Leonard Euler (1707-1783), decía que la Tierra era un cascarón que
tenía dos aperturas en los polos, un sol central y estaba habitada. En este orden, también
Cyrus Teed tenía una teoría que expresaba que habría vida bajo la superficie de la Tierra y
tendrían allá abajo un sol central, condiciones medioambientales naturales y gravedad natural,
es decir, similares a las de nuestra superficie. Vemos que el mundo científico no fue inmune a
esta teoría, y alternaban con varias obras de ficción sobre el mismo tema, las más importantes
de las cuales eran: Las Aventuras de Arthur Gordon Pym, de Edgar Allan Poe (1833), en la cual
el héroe y su compañero tienen un terrorífico encuentro con seres del interior de La Tierra; y el
Viaje al centro de La Tierra de Julio Verne (1864), en la cual un profesor aventurero, su sobrino
y un guía penetran en el interior de La Tierra a través de un volcán extinguido en Islandia, y
encuentran nuevos cielos, mares y reptiles gigantescos y prehistóricos que pululan en los
bosques. La creencia en una Tierra hueca estaba tan extendida que incluso Edgar Rice
Burroughs, el célebre autor de Tarzán, se sintió obligado a escribir “Tarzán en las entrañas de
La Tierra” (1929), en el que el famoso hijo de la selva va a Pellucidar, un mundo que se
encuentra en la superficie interior de La Tierra y que está alumbrado por un sol central. “La
sombra más allá del tiempo” (1936) de H. P. Lovecraft transportó el tema a la época actual
describiendo una raza antigua y subterránea que dominó La Tierra hace 150 millones de años y
que, desde entonces, en el refugio de La Tierra interior, ha inventado aviones y vehículos
atómicos, y domina el viaje en el tiempo y la percepción extrasensorial.

Nuevas teorías sobre los OVNIs las relacionaron con este mundo intraterreno. Estas
teorías llevaron a recuperar las leyendas de las civilizaciones "perdidas" de la Atlántida y de
Thule, en la creencia de que esta última se hallaba en el Ártico (no se debe confundir con
Dundas, antes Thule, el enclave esquimal en Groenlandia, que es hoy una base aérea de los
EE.UU. y centro de comunicaciones). No obstante, se creía también que otra posible fuente de
procedencia de los OVNIs se podría relacionar con la Antártida. Esta teoría surgió a raíz de la
publicación del convincente libro de John G. Fuller, “El viaje interrumpido” (1966), en el que el
autor relata la historia de Betty y Barney Hill, un matrimonio americano que, durante un
tratamiento psiquiátrico debido a un inexplicable periodo de amnesia, recordó bajo hipnosis
que habían sido raptados por extraterrestres, examinados en el interior de un platillo volador e
informados de que los extraterrestres tenían bases en toda La Tierra; algunas en el fondo del
mar y al menos una en la Antártida. La sociedad geológica británica dijo en su momento: «hay
decenas de elementos en contra de la posibilidad de que la Tierra sea hueca, no obstante,
existían cientos de elementos en contra de la posibilidad de una Tierra Maciza.» Tengamos
presente también que «la actividad volcánica no empieza a 6.500km, como se dice. Si existiese
una fuerza con esta naturaleza dentro de la Tierra, no quedaría nada vivo en su superficie.
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Según algunos volcanólogos, la actividad magmática no empieza más allá de los 30km de
profundidad. Si atendemos a la posible masa, si esta Tierra fuese sólida, tendríamos 1cm de
altura debido a la presión gravitatoria, esta sería enorme. No tenemos más que tomar una
calculadora y computar la masa a la que estaríamos sometidos y a la gravedad por efecto a la
que tendríamos que estar sujetos.» (Mundodesconocido.com). Sir John Leslie (1766-1832),
físico e inventor, natural de Edimburgo, inventor del termómetro diferencial a principios del
siglo XIX, dijo que la Tierra estaba hueca. En la Grecia Clásica, en el juicio a Sócrates, Meleo lo
acusa de hablar constantemente del Mundo de los de Abajo, porque le resultaba incómodo
ese tipo de afirmaciones.

Athanasius Kircher (1602 - 1680) habla sobre un libro publicado en el siglo XVII que
habla sobre el Mundo Subterráneo. A. Kircher nació en Geisa, Alemania, y fue sacerdote
jesuita, políglota, erudito, estudioso orientalista, de espíritu enciclopédico y uno de los
científicos más importantes del Barroco; En su libro “Visado Para Otra Tierra”, Jacques Bergier
trata ampliamente sobre este tema del mundo intraterreno. Unos científicos cuyo nombre no
ha sido revelado afirmaron hace unos años, en defensa de estas teorías, que el polo magnético
no es un punto, sino una línea circular perfecta, lo mismo en el Norte que en el Sur, y que
cualquier punto de esta línea circular podría identificarse con el Polo. De ser esto cierto, se
explicaría lo sucedido en 1909, cuando el Dr. Frederick Cook fue aclamado como conquistador
del Polo Norte, hecho que tuvo lugar el 21 de abril de ese año. Días más tarde, el vicealmirante
Robert E. Peary declararía que él estuvo en el Polo Norte el día 6 y que plantó una bandera
norteamericana en aquel lugar. Ninguno de los dos exploradores tenía testigos de su proeza.
Los dos estaban seguros de haber alcanzado el Polo Norte. Cook debió ver la bandera dejada
por Peary, de haberla clavado éste. Pero no apareció por ningún lado. «Ahí vive la raza
superior, la misma que un día subirá a aniquilarnos», defendía hace dos siglos el inglés Bulwer
Lytton, y su teoría sería aceptada por los filósofos del nazismo, quienes se mostrarían
partidarios de la existencia de un sol interior. El almirante de la US NAVY, Richard E. Byrd,
declaró en 1947 que «los EE.UU. podrían ser atacados por enemigos que vendrían más allá de
los polos.» Walter Sullivan (escritor de “En Busca De Un Continente” – 1928), quien fuera
cronista de las expediciones de éste reconocido explorador polar (R. E. Byrd), contó que
podríamos ser atacados por «naves más avanzadas que vendrían de las regiones polares.» Lo
mismo fue dicho en 1947 por el General de la USAF (United States Air Forces), George Churchill
Kenney (1889 - 1977), que participó en la Segunda Guerra Mundial; por el Contralmirante
Richard Cruzen, jefe de las expediciones polares que llevó a cabo el almirante Byrd; y por
Rodolfo Panzani, Contralmirante de la Armada Argentina, quien refirió estas palabras en su
libro “La Naturaleza de la Antártida”.

Siendo todavía joven, Olaf Jansen viajó con su padre rumbo al norte y arribó a un país
donde la temperatura era agradable y el sol brumoso, diferente al que conocían los viajeros.
Recorrieron el lugar, poblado por exuberante vegetación, y fueron a encontrarse frente a un
auténtico mamut. De regreso a casa, la embarcación chocó contra un iceberg y el señor Jansen
cayó al agua. Su hijo sería rescatado por la tripulación de otro barco, que escuchó su
asombrosa historia. En consecuencia, Olaf fue encerrado en un manicomio, donde permaneció
20 años. Tuvo tiempo de escribir un libro que tituló “El dios que humea”, refiriéndose al
extraño sol que parecía desprender humo. Sobre Richard Byrd se dice que cuando regresó a su
casa le reprendieron severamente, y le prohibieron hacer más declaraciones propias de un
demente. Byrd moriría meses más tarde, decepcionado al ver que sus compatriotas se
negaban a aceptar lo que él consideraba el descubrimiento más sensacional de los últimos
años. Sin embargo no todos lo iban a tildar de loco. El italiano Amadeo Giannini meditó sobre
las palabras de Byrd y realizó investigaciones sobre algunos testimonios del siglo pasado y
terminó escribiendo una curiosa obra titulada Mundos más allá del Polo, publicada en 1959.
Giannini hacía hincapié en su libro a la aventura del noruego Fridtof Nansen, quien descubrió
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el 3 de agosto de 1894 en la región norte de Groenlandia algo que lo dejó perplejo: se


encontraba en unos 86º de latitud norte cuando halló unos troncos arrastrados por la
corriente marina procedente del norte. Este hallazgo sería confirmado poco después por el
comandante McClure cuando exploraba la tierra de Banks, isla del archipiélago ártico. Y
también por el capitán Beechy en la costa oeste de la isla Spitzberg, quien encontró al mismo
tiempo gansos silvestres que volaban, de manera inexplicable, rumbo al norte. Otro dato
semejante fue el de un mamut que encontraron en Siberia en 1799.

Por aquellos días, el norteamericano William Reed lanzaría una curiosa teoría sobre la
misteriosa región polar, basándose en el libro escrito por el noruego loco. Dijo que en cada
uno de los dos Polos de La Tierra se abre una abertura circular que permite la entrada al
interior de la misma. ¿También este hombre se había vuelto loco? Explicaba Reed que la fuerza
de gravedad es tan intensa en las aberturas polares que el agua de los ríos interiores se
precipita a la superficie del planeta, donde se hiela y se transforma en icebergs. Se quiebran a
continuación éstos en fragmentos de tamaño gigantesco que producen las extrañas marejadas
bien conocidas por los exploradores polares. Dentro de los bloques de hielo llegan a la
superficie plantas y animales de todos los tamaños, como un mamut que encontraron en
Siberia en 1799. Los científicos de aquella época declararon que el mamut se encontraba
envuelto en hielo desde hacia miles de años. Reed afirmaba, por el contrario, que el enorme
animal se aventuró imprudentemente hasta la abertura del mundo exterior y fue arrastrado
por la corriente hasta las tierras siberianas. En 1902 aparecería otro mamut, en la región de
Bereskova, y en fecha reciente el ser primitivo que flotaba envuelto en hielo a la altura de las
islas Aleutianas. Los científicos afirmaron que, de haber sido congelados ambos en
circunstancias normales, a temperaturas no demasiado bajas, el proceso de descomposición
debió seguir adelante. Es decir, que la edad del mamut y del ser humano no era superior a uno
o dos siglos. ¿Significa esto que, después de todo, pudiera ser cierta la teoría de Reed y que
llegaron mamut y hombre primitivos del interior de La Tierra? William Reed tendría un fuerte
defensor de sus ideas, a partir de 1920, en el personaje de su compatriota Marshall B. Gardner,
quien había observado ciertos extraños fenómenos e ideó nuevas teorías para completar las
anteriores. Había observado la nieve de color que cae ocasionalmente sobre las regiones
árticas, y se preguntó si no sería causada por el polen de las plantas que crecen en ese
desconocido interior del planeta. Gardner se fijó en el casquete polar de Marte y se preguntó
también si no sería igualmente hueco. Decía que el color blancuzco que caracteriza al polo
marciano no se debe al hielo, sino a las nubes que se amontonan junto a la abertura. Si el
casquete polar se desvanece a veces, añadía Gardner, es porque se introducen las nubes por la
abertura, al llegar el verano, como si se tratase de una marea gigantesca cuyo mecanismo no
ha sido aún comprendido.

Aunque suene absurdo, estas teorías son tan antiguas como la humanidad y han
recibido incluso el beneplácito de un gobierno casi contemporáneo. En algunas leyendas
antiguas se habla del reino subterráneo de Agarthi, que se encuentra bajo los montes del
Tíbet. Se ha dicho en muchas ocasiones que los tan discutidos OVNIs no proceden del espacio,
sino que tienen sus bases en el interior de La Tierra, que abandonan saliendo precisamente
por las dos aberturas que existen en ambos Polos. “Ahí vive la raza superior, la misma que un
día subirá a aniquilarnos”, defendía hace dos siglos el inglés Bulwer Lytton, y su teoría sería
aceptada por los filósofos del nazismo, quienes se mostrarían partidarios de la existencia de un
sol interior. Según sus hipótesis, este sol iluminaría a una tierra hueca cuyos habitantes son de
raza aria y odian a muerte a quienes vivimos en la superficie del planeta, gozando las delicias
de un sol exterior que no debe andar escondiéndose como el otro. Esa tierra verde se habría
transportado de su sitio y el eje del planeta Tierra se habría modificado. Según la ciencia, a lo
largo de la historia terrestre se han registrado unas 14 destrucciones masivas, y en donde
operaron diversos factores, es decir, que las precipitaron causas biológicas, cambios en la
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dinámica del planeta, impactos de asteroides, pero las más desastrosas han sido las más
antiguas. Por esta razón la geografía de nuestro globo cambió tanto, siendo que el polo
magnético no estaba donde se encuentra hoy. En el presente podemos ver que la hipótesis de
que no hay tierras en el polo norte, es totalmente falsa, ya que en los 90 se descubrió un
dinosaurio en el Ártico. También sucedió algo similar en el polo sur, donde un nuevo
dinosaurio fue descubierto. Así sabemos que la Antártida ya hace 190 millones de años era
tierra verde (de ahí el nombre de Green-Land o Groenlandia). Millones de años después un
grupo de paleontólogos descubrió el dinosaurio bajo el hielo, cerca del Glaciar Beardmore, a
unos 4.000m de altura. Recién ahora este dinosaurio pudo ser identificado y nombrado, luego
de una década de pacientes estudios. Los paleontólogos, liderados por William Hammer,
descubrieron un pie, la pata y un tobillo en el monte Kirkpatrick.

Creen que este dinosaurio antártico tendría unos 6m de largo y que pesó entre 4 y 6
toneladas. Quienes se encargaron del estudio del Glacialisaurus Hammeri, Diego Pol,
paleontólogo del Museo Egidio Feruglio de Argentina, y colegas determinaron que este nuevo
género y especie de dinosaurio era del período Jurásico. Se trata de un saurópodo, del grupo
de los dinosaurios más grandes que caminaron por la tierra, que antes no habían sido
descubiertos en la Antártida. Los sauropodomorfos tenían largos cuellos y eran herbívoros.
Estaban distribuidos por todo el mundo, ya que se los encuentra hoy en día desde China,
Sudáfrica, Sudamérica, América del Norte, e incluso en la Antártida. Y esto se debe a que en
aquellos tiempos los continentes seguían unidos en el supercontinente Gondwana, y el clima
era más o menos igual en casi todas las zonas que ahora están tan separadas entre sí.
(Fuentes: LiveScience, EurekAalert. Posteado por Martín Cagliani. 12 de Diciembre, 2007) En el
Ártico proliferaban las palmeras hace 53,5 millones de años, durante un periodo transitorio
templado conocido como Máximo Térmico del Eoceno 2, según un estudio de La Universidad
de Utrecht en los Países Bajos que se publica en la edición digital de la revista Nature
Geoscience. Los investigadores explican que la presencia de estas plantas indica que las
temperaturas invernales en los continentes de la región del Ártico eran, de media, superiores a
los 8º centígrados. Los científicos, dirigidos por Appy Sluijs, utilizaron sedimentos marinos
recogidos del Océano Ártico para evaluar los cambios ambientales asociados con el rápido
calentamiento ocurrido durante el Máximo Térmico del Eoceno 2. Este episodio climático se
suele atribuir a un ascenso rápido de las concentraciones de carbono atmosféricas. Su modelo
de reconstrucción de las temperaturas de la superficie marina llegaba a los 27º centígrados,
entre 3º y 5º por encima de las condiciones ambientales. Los científicos explican que la
presencia de polen de palmera en los sedimentos marinos reveló que las plantas de palmera
estaban presentes en las latitudes más al norte del planeta.

El Diario de Byrd

En 1956 Richard E. Byrd volvía de viajar a los polos y afirmó que había visto «un
continente maravilloso» -siendo que en el Polo Norte, concretamente, se afirma que solo hay
hielo, no tierra-, en su propio diario señala: «Debo escribir este diario a escondidas y en
absoluto secreto. Se refiere a mi vuelo Ártico del 19 de febrero del año 1947. Vendrá un tiempo
en el que la racionalidad de los hombres deberá disolverse en la nada y entonces se deberá
aceptar la inevitabilidad de La Verdad. Yo no tengo la libertad de divulgar la documentación
que sigue, quizás nunca verá la luz, pero debo, de cualquier forma, hacer mi deber y relatarla
aquí con la esperanza de que un día todos puedan leerla, en un mundo en el que el egoísmo y la
avidez de ciertos hombres ya no podrán suprimir La Verdad.» Sus palabras no son extrañas,
puesto que se ha revelado una filmación no muy antigua, realizada desde un avión, donde se
ven montañas en el Ártico. Ahora bien, en el diario de Byrd continúa su anotación, con base a
la bitácora de aquel día: ...«Extensiones de hielo y nieve bajo nosotros, vistas coloraciones
amarillentas con dibujos lineales. Alterada la ruta para un mejor examen de estas
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configuraciones coloreadas, también vistas coloraciones violáceas y rosadas". "Tanto la brújula


magnética como la aguja giroscópica comienzan a girar y a oscilar, no nos es posible mantener
nuestra ruta con los instrumentos. Señalamos la dirección con la brújula solar, todo parece aún
en orden. Los controles parecen lentos en la respuesta y en el funcionamiento, pero no hay
indicación de congelamiento". ..."29 minutos de vuelo transcurridos desde el primer
avistamiento de los montes, no se trata de una alucinación. Es una pequeña cadena de
montañas que nunca habíamos visto antes.» Luego dice: «Además de las montañas hay algo
que parece ser un valle con un pequeño río o riachuelo que discurre hacía la parte central. ¡No
debería haber ningún valle verde aquí abajo!. ¡Hay algo decididamente extraño y anormal
aquí! ¡Deberíamos sobrevolar sólo hielo y nieve!. A la izquierda hay grandes bosques en las
laderas de los montes. Nuestros instrumentos de navegación todavía giran como
enloquecidos". ..."Altero la altitud a 1400 pies y efectúo un giro completo a izquierda para
examinar mejor el valle que está debajo. Es verde con musgo e hierba muy tupida. La luz aquí
parece diferente. No soy capaz de ver el Sol. Damos otro giro a la izquierda y avistamos algo
que parece ser algún tipo de gran animal. ¡Se parece a un elefante! ¡¡¡NO!!!. ¡Parece ser un
mamut!. ¡Es increíble! ¡Sin embargo es así!. Descendemos a cota 1000 pies y uso un prismático
para examinar mejor al animal. Está confirmado, se trata de un animal semejante al mamut.»

«Encontramos otras colinas verdes. El indicador de la temperatura exterior marca 24º


centígrados. Ahora seguimos sobre nuestra ruta. Los instrumentos de abordo, ahora, parecen
normales. Quedo perplejo ante sus reacciones. Intento contactar el campo base. La radio no
funciona". …"El paisaje circundante parece nivelado y normal. Delante de nosotros avistamos
aquello que parece ser ¡¡¡una ciudad!!!. ¡Es imposible!. El avión parece ligero y extrañamente
flotante. ¡Los controles se niegan a responder!. ¡Dios mío!. A nuestra derecha y a nuestra
izquierda hay aparatos de extraño tipo. Se aproximan y algo irradia de ellos. Ahora están
bastante cerca para ver sus insignias. Es un símbolo extraño. ¿Dónde estamos? ¿Qué ha
sucedido?. Otra vez tiro decididamente de los mandos. ¡¡¡No responden!!!Estamos atrapados
firmemente por una especie de cepo invisible de acero.» Entonces reza: «¡Nuestra radio grazna
y llega una voz que habla en inglés con acento que parece decididamente nórdico o alemán!. El
mensaje es: - Bienvenido a nuestro territorio, Almirante. Os haremos aterrizar exactamente
dentro de siete minutos. Relajaros, Almirante, estáis en buenas manos -. Me doy cuenta de que
los motores de nuestro avión están apagados. El aparato está bajo un extraño control y ahora
vira sólo". ..."Recibimos otro mensaje radio. Estamos iniciando la maniobra de aterrizaje y en
breve el avión vibra ligeramente comenzando a descender como sostenido por un enorme,
invisible, ascensor. Algunos hombres se están aproximando, a pie, al avión. Son altos y tienen el
pelo rubio. A lo lejos hay una gran ciudad destellante, vibrante con los colores del arco iris. No
sé lo que sucederá ahora, pero no veo trazas de armas sobre los que se aproximan. Ahora oigo
una voz que me ordena, llamándome por mi nombre, de abrir la puerta. Ejecuto.» Después de
estos apuntes, sacados del "diario de abordo", el Almirante anota lo que sucede: «De este
punto en adelante escribo los acontecimientos que siguen, volviéndolos a llamar a la memoria.
Esto asienta la imaginación y parecería una locura sino hubiese acaecido verdaderamente. El
técnico y yo fuimos sacados del avión y acogidos cordialmente. Luego fuimos embarcados
sobre un pequeño medio de transporte semejante a una plataforma pero sin ruedas. Nos
condujo hacia la ciudad destellante con extrema celeridad. Mientras nos aproximábamos, la
ciudad parecía hecha de cristal. Alcanzamos en poco tiempo un gran edificio, de un estilo que
nunca, antes, había visto. ¡Parecía haber salido de los diseños de Frank Lloyd Wright, o quizás
más precisamente de una escena de Buck Rogers!»

«Nos ofrecieron un tipo de bebida caliente de algo que nunca había saboreado. Era
deliciosa. Después de unos 10 minutos, dos de nuestros sorprendentes anfitriones vinieron a
nuestro alojamiento, invitándome a seguirlos. No tenía otra elección que obedecer. Deje a mi
técnico-radio y caminamos un poco hasta entrar en aquello que parecía ser un ascensor.
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Descendimos durante unos instantes, el ascensor se paró y la puerta se deslizó hacia arriba
silenciosamente. Proseguimos luego por un largo corredor iluminado por una luz rosa que
parecía emanar de las mismas paredes.» … «Uno de los seres hizo señal de pararnos ante una
gran puerta. Encima de esta había una inscripción que yo no estaba en grado de leer. La gran
puerta se deslizó sin ruido y fui invitado a entrar. Uno de los anfitriones dijo: - No tenga miedo,
Almirante, vais a tener un coloquio con el Maestro. - Entré y mis ojos se adecuaron lentamente
a la maravillosa coloración que parecía llenar completamente la estancia. Entonces comencé a
ver aquello que me rodeaba. Aquello que se mostró a mis ojos era la vista más sorprendente de
toda mi vida. En efecto, era demasiado magnifica para poder ser descrita. Era deliciosa. No
creo que existan términos humanos capaces de describirla, en cada detalle, con justicia. Mis
pensamientos fueron interrumpidos dulcemente por una voz cálida y melodiosa: "Le doy la
bienvenida a nuestro territorio, Almirante".» … «Vi un hombre de facciones delicadas y con las
señales de la edad sobre su rostro. Estaba sentado en una mesa grande. Me invitó a sentarme
en una de las sillas. Después de sentarme, unió la punta de sus dedos y sonrió. Habló de nuevo
dulcemente y dijo cuanto sigue: - Lo hemos dejado entrar aquí porque usted es de carácter
noble y bien conocido en el mundo de superficie, Almirante-. ¡Mundo de superficie! ¡Casi quede
sin aliento! "Si - recalcó el Maestro con una sonrisa - Usted se encuentra en el territorio de los
Arianos, el Mundo sumergido de La Tierra. No retardaremos mucho su misión y seréis
acompañados de vuelta sobre la superficie y además sin peligro. Pero ahora, Almirante, le diré
el motivo de su convocación aquí. Nuestro interés comenzó exactamente inmediatamente
después de la explosión de la primera bomba atómica por parte de vuestra raza sobre
Hiroshima y Nagasaki, en Japón. Fue en aquel momento inquietante cuando expedimos sobre
vuestro mundo de superficie nuestros medios voladores.” “Los Flugelrads, para investigar sobre
aquello que vuestra raza había hecho. Esta es, obviamente, historia pasada, Almirante, pero
permítame seguir. Vea, nosotros nunca, antes de ahora, habíamos interferido en las guerras y
en la barbarie de vuestra raza, pero ahora debemos hacerlo en cuanto vosotros habéis
aprendido a manipular un tipo de energía, la atómica, que no es, de hecho, para el hombre.
Nuestros emisarios ya han entregado mensajes a las potencias de vuestro mundo y sin
embargo estas no los atienden.»

«Ahora usted ha sido elegido para ser testigo de que nuestro mundo existe. Vea,
nuestra cultura y nuestra ciencia están miles de años por delante de las vuestras, Almirante".
Lo interrumpí: "¡Pero todo esto que tiene que ver conmigo, Señor!". Los ojos del Maestro
parecían penetrar de forma profunda en mi mente y después de haberme estudiado un
momento, contestó: "Vuestra raza ha alcanzado el punto de no retorno, porque hay algunos,
entre vosotros, que destruirían todo vuestro mundo antes que renunciar al poder, así como lo
conocen…".» … «Asentí y el Maestro continuó: "Desde 1945 en adelante, hemos intentado
entrar en contacto con vuestra raza pero nuestros esfuerzos han sido acogidos con hostilidad:
se hizo fuego contra nuestro Flugelrads. Si, hasta fueron seguidos con maldad y animosidad por
vuestros aviones de combate. Así ahora, hijo mío, le digo que hay una gran tempestad en el
horizonte, para vuestro mundo, una furia negra que no se extinguirá durante varios años. No
habrá defensa con vuestras armas, no habrá seguridad en vuestra ciencia. Asolará hasta que
cada flor de vuestra cultura haya sido pisoteada y todas las cosas humanas sean dispersadas
en el caos. La reciente guerra ha sido solamente un preludio a cuanto todavía debe advenir a
vuestra raza. Nosotros, aquí, podemos verlo más claramente a cada hora... ¿Cree que me
equivoco?" "No - contesté - ya ha sucedido una vez en el pasado; llegaron los años oscuros y
duraron 500 años". "¡Si, hijo mío - replicó el Maestro - los años oscuros que llegarán ahora para
vuestra raza, cubrirán La Tierra con un paño mortuorio, pero creo que alguno, entre vosotros,
sobrevivirá a la tempestad, más que esto no sé! Nosotros vemos en un futuro lejano emerger
de nuevo, de las ruinas de vuestra raza, un mundo nuevo en busca de sus legendarios tesoros
perdidos y estos estarán aquí, hijo mío, al seguro en nuestro poder. Cuando llegará el momento
apareceremos para ayudar a vivir vuestra cultura y vuestra raza. Quizás, para entonces,
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habréis aprendido la futilidad de la guerra y de su lucha... y después de aquel momento una


parte de vuestra cultura y ciencia os serán restituidas para que vuestra raza pueda recomenzar.
Usted, hijo mío, debe volver al Mundo de Superficie con este mensaje…".»

«Con estas palabras decisivas, nuestro encuentro parecía llegar a término. Por un
momento me pareció vivir un sueño... y, sin embargo sabía que aquella era la realidad y por
alguna extraña razón me incline levemente, no sé si por respeto o humildad. De improviso me
di cuenta de que los dos fantásticos anfitriones, que me habían conducido aquí, estaban de
nuevo a mi lado. "Por aquí, Almirante", me indicó uno de Ellos. Me giré una vez más antes de
salir y miré al Maestro. Una dulce sonrisa estaba impresa en su anciano y delicado rostro.
"Adiós, hijo mío", me dijo e hizo un gesto suave con su grácil mano, un gesto de paz y nuestro
encuentro llegó definitivamente a su fin. Salimos rápidamente de la estancia del Maestro por la
gran puerta y entramos otra vez en el ascensor. La puerta descendió silenciosamente y nos
movimos inmediatamente hacía lo alto. Uno de mis anfitriones habló de nuevo: "Ahora
debemos apresurarnos, Almirante, en cuanto el Maestro no desea retardar más vuestro
programa previsto y debéis volver a vuestra raza con su mensaje". No dije nada, todo esto era
casi inconcebible y, una vez más mis pensamientos se interrumpieron apenas nos paramos.
Entré en la estancia y estuve de nuevo con mi técnico-radio. Tenía una expresión ansiosa sobre
su rostro. Acercándome dije: "Todo está bien, Howie, todo está bien".» … «Los dos seres nos
señalaron el medio en espera, salimos y pronto alcanzamos nuestro avión. Los motores
estaban al mínimo y nos embarcamos inmediatamente. La atmósfera, ahora, estaba cargada
de un cierto aire de urgencia. Cuando la puerta estuvo cerrada, el avión fue inmediatamente
transportado a lo alto por aquella fuerza invisible hasta que alcanzamos los 2.700 pies. Dos de
los medios aéreos estaban a nuestros flancos, a una cierta distancia, haciéndonos planear a lo
largo de la vía del retorno. Debo remarcar que el indicador de velocidad no indicaba nada, sin
embargo nos estábamos moviendo muy rápidamente. ...Recibimos un mensaje radio: "Ahora
os dejamos, Almirante, vuestros controles están libres. ¡¡¡Wiedersehen!!! Miramos por un
instante los Flugelrads, hasta que desaparecieron en el cielo azul pálido. El avión pareció, de
improviso, capturado, por una corriente ascensional. Tomamos inmediatamente el control. No
hablamos durante un rato, cada uno de nosotros estaba inmerso en sus propios pensamientos.
...Sobrevolamos nuevamente extensiones de cielo y nieve, a unos 27 minutos del campo base.
Enviamos un mensaje radio, nos contestan. Tenemos condiciones normales... normales. Del
campo base expresan alivio por haber establecido nuevamente el contacto.” “...Aterrizamos
suavemente en el campo base. Tengo una misión que cumplir.»

«11 de marzo de 1947. He tenido, apenas, un encuentro de Estado Mayor en el


Pentágono. He relatado enteramente mi descubrimiento y el mensaje del Maestro. Todo ha
sido debidamente registrado. El Presidente ha sido puesto al corriente. Me retienen algunas
horas (exactamente 6 horas y 39 minutos). Soy cuidadosamente interrogado por las Top
Security Forces y por un equipo médico. ¡¡¡Es un tormento!!! Me ponen bajo estrecho control de
los medios de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América. Me recuerdan que soy un
militar y que, por consiguiente, debo obedecer las órdenes.» Por último señala: «Última
anotación: 30 de diciembre de 1956. Estos últimos años, transcurridos desde el 1947 hasta hoy,
no han sido buenos... He aquí, pues, mi última anotación en este singular diario. Concluyendo,
debo afirmar que, debidamente, he mantenido secreto este argumento, como se me ordenó,
durante todos estos años. He hecho esto contra todo principio mío de integridad moral. Ahora
siento aproximarse la gran noche y este secreto no morirá conmigo, sino, como toda verdad,
triunfará. Esta es la única esperanza para el género humano. ¡He visto la verdad y ésta ha
revigorizado mi espíritu donándome la libertad! He hecho mi deber con relación al monstruoso
complejo industrial militar. Ahora la larga noche comienza a aproximarse, pero habrá un
epílogo. Como la larga noche del Antártico termina, así el sol brillante de la verdad surgirá de
nuevo y aquellos que pertenecen a las tinieblas perecerán a su luz... Porque yo he visto "Aquella
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Tierra más allá del Polo, aquel Centro del Gran Desconocido".» Concluyó el piloto Richard
Evelyn Byrd. Cabe señalar que aunque esta historia parezca fantasiosa, se han descubierto
mapas y documentos alemanes de la Segunda Guerra Mundial donde los nazis mostraban
haber cartografiado tierra que no es de la superficie, formas de cómo acceder a las aperturas
polares y cosas semejantes.

Ese Hueco Hoy

A principios de 1970, La Administración del Servicio de Ciencia del Medio Ambiente


(ESSA), perteneciente al Departamento de Comercio de los Estados Unidos, proporcionó a la
prensa unas fotografías del Polo Norte tomadas por el satélite ESSA-7 el 23 de noviembre de
1968. Una de las fotografías mostraba el Polo Norte cubierto por la acostumbrada capa de
nubes; la otra, que mostraba la misma zona sin nubes, revelaba un inmenso agujero donde
hubiera debido estar el Polo, ver foto de cabecera de este artículo. El ESSA estaba lejos de
sospechar que sus fotos rutinarias de reconocimiento atmosférico iban a contribuir a despertar
una de las controversias más sensacionales y célebres de la historia de los OVNIs. (Ver imagen
al final de este capítulo). En el número de junio de 1970 de la revista Flying Saucers, el editor y
ufólogo Ray Palmer reprodujo las fotos del satélite ESSA-7 junto con un artículo en el que
manifestaba que el agujero de la foto era real. No obstante, no sería la primera ni la única
fotografía sobre las aperturas polares que saldrían a la luz. Cierto o no, el hecho es que existen
testimonio, testigos, documentos, fotografías y estudios al respecto que pesan más que la
hipótesis común enseñada en la educación mundial. Aquel mismo hombre que habló con Byrd
recuerda a los maestros sabios de los que hablan, y ya hace mucho hablaban, los indios de
América y los tibetanos, dando a entender que hay varias civilizaciones allá abajo desde hace
mucho tiempo.

El Coronel Billie Faye Woodard escribió: «Luego de mi llegada al Área 51, fui llevado al
interior de la tierra y no vi la luz del día por 11,5 años.» Esta información fue recopilada y
transcrita con su permiso, de la grabación de una comunicación telefónica del 10 de enero de
2002: «Mi nombre es Coronel Billie Faye Woodard de La Fuerza Aérea de Estados Unidos.»
Añade: «Primeramente fui asignado al Área 51, en Nevada, el 28 de enero de 1971 hasta 1982.
En ese período de servicio visité el interior hueco de la tierra seis veces, a 800 millas de
profundidad (aprox. 1280km). A mi llegada al Área 51 me adoctrinaron sobre la existencia de
túneles debajo del Área 51, y muy pronto después de eso conocí a varios de los seres que
operaban los transbordadores subterráneos, quienes deben tener una estatura de 13 a 14 pies
(aprox. 3,5m a 4m de altura). Estos túneles que traspasan el mundo, han sido construidos por
una especie de seres que han existido aquí antes de nosotros, hace mucho tiempo atrás.»
Luego dice: «Inmediatamente después de mi llegada, tomé conocimiento de los túneles y de
todos los trabajos que se realizan en las instalaciones mismas. Me informaron que los primeros
15 niveles de las instalaciones fueron construidos por el hombre, que los niveles 16 a 27 ya
estaban allí. Nadie de nuestro gobierno los hizo. Nosotros solo estábamos facilitándolos.
Habían asignado a mi padre en Roswell. Como parte de mi inducción a la carrera militar él
solicitó que yo fuera asignado junto a él en el Pentágono. Allí dijeron “Tenemos una nueva
asignación para Usted en el Área 51, Nevada, designado comúnmente como S-4". Cuando
entré en el Pentágono tenía el grado de Segundo Teniente. Cuando fui asignado a una comisión
de campo en el Pentágono me ascendieron a Primer Teniente. Después de 3 semanas de estar
allí me dieron el rango de Coronel diciendo: “Usted tiene que ser un Coronel pleno para ser
asignado a su próximo destino”.» En otro punto comenta: «Había 150.000 personas
trabajando en estas instalaciones. Aproximadamente, el 85% era personal militar y el 15%
personal civil. Después de mi llegada, fui llevado debajo de la tierra y no vi la luz del día por
11,5 años.»
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En relación a los túneles que hay debajo de la superficie terrestre, Woodard dijo: «Las
paredes de los túneles son muy lisas. Las paredes tienen una terminación de mármol, hechos de
una sustancia metálica impenetrable; la superficie de las paredes no pueden ser penetradas
por un taladro de diamante y ni siquiera un láser penetra su superficie. Recuerdo que hubo una
época en que solíamos ver movimientos de tropas desde el punto A al punto B en la superficie
de la tierra continuamente. No fue hace mucho tiempo atrás. Ahora, difícilmente lo vemos.
Utilizan estos túneles para movilizar las tropas en largas distancias. Los túneles son lo
suficientemente anchos como para conducir dos vehículos de 18 pies de lado a lado (aprox.
5m). Proviniendo del Área 51, un trasbordador sale al Océano Pacífico – a 350 millas (aprox.
560km.) al oeste de Monterrey - donde hay una pirámide; otro trasbordador va a las
instalaciones de la montaña Cheyenne. La longitud de una máquina transbordadora grande es
de aproximadamente 1/4 milla (aprox. 400m. de largo). Los habitantes del interior hacen uso
de estas máquinas - una enorme nave para mover una gran cantidad de personas, seres o lo
que sea rápidamente.» Añade: «El trasbordador más pequeño es de 50-60 pies de longitud
(aprox. 14-17m.), ésta era la clase en la que yo viajaba. La velocidad de los transbordadores es
más rápida que la velocidad del sonido, ellos pueden viajar del Área 51 a los principales sitios
del interior de la tierra en menos de 10 minutos terrestres. En 5-6 minutos usted está allí.” “El
material usado para construir los transbordadores es la misma sustancia de la que está hecha
la piel de la nave espacial de Roswell. Los transbordadores corren sobre poder
electromagnético utilizando las líneas de energía de la tierra. Los operadores que mencioné
anteriormente, quiénes tienen una estatura de 13-14 pies (aprox. 4m), se parecen a nosotros
en su aspecto pero son mucho más altamente evolucionados, y hablan a través de la
telepatía.” “Los hombres usan barbas o no, y la piel de las mujeres no tiene arrugas ni defectos,
de hecho tienen una tez clara perfecta. Hay siete civilizaciones que residen en la tierra interna -
que son gobernadas por los principios de armonía. Entienden y hablan todos los lenguajes de la
tierra. Su comprensión del conocimiento médico es fenomenal.»

Según su historia personal, a la edad de 12 años, mientras recorría un campo de maíz


con otro amigo, tuvo una experiencia paranormal. Fue llevado en un vehículo OVNI y fue
transportado hacia la tierra interna. Aquí vivió por 6 meses entre los residentes de la tierra
hueca. «Usted puede imaginar la maravilla de mis padres, especialmente de mi padre que
estaba en el servicio militar, cuando desaparecí, para misteriosamente volver 6 meses después.
Fue debido a esta experiencia que creo que mi padre tuvo la certeza de que me contrataran
bajo su ala en el Pentágono y que fuera más tarde destinado a servir en el Área 51.» Y sostiene:
«Yo no soy el descendiente biológico de mi padre, sino un hijo adoptado al igual que mi
hermana. A mi hermana la mató lo que se da en llamar 'el gobierno secreto'. Yo pude combatir
su negatividad con mi mente, que es más fuerte, y sobreviví sus ataques. Es mi conocimiento a
través de mi guía Zora, una científica de la tierra interna que tiene 150.000 años de edad, que
mi hermana y yo mismo somos originarios de la tierra interna y que nuestros padres
verdaderos viven en la tierra interna. Cuando nuestro padre nos tomó en adopción como sus
hijos adoptivos nosotros no hablábamos ningún lenguaje conocido de ninguna cultura de la
superficie. Tengo un tipo desconocido de sangre. Nunca he tenido una enfermedad de ninguna
clase. Mi sangre ha sido médicamente examinada y destruye toda infección viral cuando es
combinada con otras muestras de sangre en una configuración del laboratorio.» El Coronel
afirma que los residentes de La Tierra hueca tienen la capacidad de separar el suelo del océano
y de crear un vórtice, como se muestra en el triángulo de las Bermudas. Dice que hay 7 niveles
diferentes en estos vórtices, y el equipamiento y los seres son traídos y ubicados en
correspondencia con estos diversos niveles. También sostiene que los vórtices actúan como
puertas de entrada o la salida al interior hueco de la tierra. «Hay más de un triángulo en las
afueras del área de Florida, en el lago Erye, y en las afueras de la costa de México, uno en los
alrededores de Japón así como otras ubicaciones geográficas de la tierra. Éstos se llaman
'zonas quietas'. Estos portales permiten que las criaturas del interior salgan al exterior y
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regresen al interior de formas tales como el Sasquatch, el Lago Ness... etc. Todos los planetas
son huecos, como lo es el sol, que es realmente un planeta. Hay civilizaciones en el sol, las
cuales tienen colonias en las regiones subterráneas de La Tierra.»

«Para localizar una entrada a la tierra interna, donde quiera que usted esté debajo de la
tierra, todo lo que usted necesita es su brújula. La brújula comenzará a girar como si Usted
estuviera parado en el Polo Norte en la entrada del túnel que lleva a la tierra interna. Cuando
dejé el servicio, no tuve más medios para ir hacia la tierra hueca. Era necesario que buscara
otra manera. Junto con un grupo de buscadores interesados, alquilamos un avión que nos llevó
al borde mismo del Polo Norte.» Según el Coronel, estas personas piden siempre permiso para
trabajar con la naturaleza, piden permiso a las plantas antes de consumirlas o de cortarlas,
ellos piden permiso a la madre tierra antes de construir sobre ella, y construyen con la
disposición que mejor se adapta para mantener la armonía con el medio ambiente, una
práctica similar a la de los indios americanos; por lo tanto, buscan preservar un estado de
armonía siempre; queriendo ser uno con la naturaleza en todos los tiempos; son mucho más
avanzados espiritualmente que los habitantes de la superficie y respetan grandemente a la
madre tierra. También comenta que la atmósfera es de un claro cristalino, en general hay
nubes en ciertas épocas, pero nunca como las nubes de lluvia. La temperatura es una
constante 73º Fahrenheit (aprox. 36° centígrados). La gente del interior habla directamente
con los animales, y los animales hablan directamente a la gente del interior. No hay necesidad
de acumular ya que todo está a disposición con libertad, ninguna necesidad de crear en
abundancia pues todo es suficiente y abundante. Un proceso de intercambio o trueque es más
común que el comercio en dinero. Esto es básicamente una cultura utópica sin la depresión
que conduce a la violencia. No hay partes buscando crear una guerra y ganar la dominación de
los otros. No hay ninguno más rico ni más pobre. La gente del interior se permite entrar al
espacio de su imaginación, si lo desean y desde allí ellos pueden crear. La enfermedad no se
incorpora a sus cuerpos - ella no es permitida. «A medida que la humanidad de la superficie se
acerca a la 4ta fase dimensional entrante, la gente del interior de la tierra se acercará y
trabajará más profundamente con nosotros en la superficie. La gente en la superficie está tan
involucrada actualmente con el sentido del 'yo' que no pueden vivir juntos en armonía. La
gente de la superficie que intenta alcanzar a los habitantes de la tierra interna, a través de la
meditación los recibirán. Los niños que ahora están naciendo están siendo más capaces de usar
la totalidad de su cerebro, que es una práctica común en el interior.” “Una de las primeras
cosas que nos mostraron en el interior fue su capacidad de realizar viajes interplanetarios y de
viajar en el tiempo. La base del viaje en el tiempo está relacionada con la curvatura o flexión
del espacio, lo cual viene con el poder de la meditación y por la aceptación del ser como un ser
ilimitado. Si usted entrena su mente en un nivel subconsciente de que usted es un ser ilimitado,
todas las cosas son posibles. En la superficie, las capacidades para experimentar este poder
infinito se despiertan más fácilmente en portales tales como el Monte Shasta, que sirve como
un portal espacio-tiempo que va directamente hacia la tierra interna. Una vez que estás en los
alrededores del Monte Shasta eres llevado a un estado de armonía. En mis experiencias en el
Monte Shasta los Telosianos están proyectando un aura de gran armonía en una atmósfera
encantadora.»

Es difícil mencionar el mundo intraterreno sin remitirse a los OVNIs o a los tantos
complejos militares experimentales subterráneos de las fuerzas armadas, tales como el Área
51. Según el Coronel, y coincidiendo con otros militares, de todo lo que vi en el Área 51, el 95%
permanece oculto al público. Entrar es como ir a otro mundo, donde están temerosos de que
otros países y otras partes vayan a conseguir “esta” información. Sus pensamientos son: «Si
admitimos que la tierra es hueca, con una inteligencia central en ella, esto va a causar
discordia y miedo.» Este proceso de miedo es generado por las compañías privadas que
intentan controlar y avanzar en sus propias necesidades y agendas (objetivos) personales con
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el Área 51. «Dejé la fuerza aérea debido a sus formas dominantes, por quienes intentaron
actuar como los monstruos del control, quienes trataban de anular mi capacidad de pensar y
de actuar de una manera creativa, y aceptando sus órdenes de 'no hablar de tal o cual
información'- en la que ellos dan por sentado que uno obedecerá automáticamente. Debido a
mi deseo saliente de compartir la información y de informar al público en general, mi servicio
de pensión y todos mis beneficios y derechos tales como el uso del servicio dental y médico, me
fueron quitados. Estuve con los militares durante 13,5 años, desde la base en el Pentágono y
luego en el Área 51. La ingeniería genética que se lleva a cabo se está realizando con nuestra
generación más joven. Los niños desaparecidos, cuyas fotos fueron vistas comúnmente en los
mercados en el pasado, fueron abducidos y llevados allí.» Él asegura que el nivel 16 es el nivel
de la ingeniería genética, donde están utilizando a nuestros niños para la experimentación en
longevidad y los poderes de la mente. La mayor fuerza detrás de esto es lo que se da en llamar
“el gobierno secreto”. «Hay civiles del gobierno secreto que están en control en varias áreas…
Hay una red de túneles subterráneos que llegan hasta Europa, Sudamérica y a todos los
continentes. Y hay una interconexión de esta gran red de túneles a través de todo el globo, el
cual muchos gobiernos utilizan… Que Dios los bendiga y esté con Ustedes. Coronel Bill Faye
Woodard.» (Coronel Billie Faye Woodard, comunicación telefónica del 10 de enero de 2002.
[Greg Gavin www.Onelight.com - registrado el 10/01/2002 y trascripto el 14/01/2002]. Fuente:
ERKS)

Si la Tierra es hueca, esto implica una mayor complejidad para justificar la formación
natural de dicha esfera. Tantas teorías solo tratan de ausentar la mano creadora que
realmente ha intervenido en estos asuntos. Una de las más arcaicas y magníficas leyendas de
la humanidad primitiva es la de un reino portentosamente rico, poderoso y sabio que existe
oculto en las entrañas de La Tierra. Se dice que allí impera un monarca quien podría ser, si lo
quisiera, el Rey del Mundo, el Maha Choan, Señor de la Civilización y del Tiempo. El célebre
historiador romano Plinio refiere que los habitantes de la isla maravillosa de Hiperbóreas (país
mítico de gran belleza) lograron huir del cataclismo que hundió aquel edén bajo un sudario de
hielo, a través de cavernas y túneles que llegaban hasta el Sur de la actual Alemania. Es decir,
1.200 millas náuticas de galerías subterráneas uniendo el círculo ártico con las tierras
templadas. Esto equivale a 2.246km. Tratar de imaginarse lo que debió haber sido semejante
viaje es ya difícil y agotador. Realizarlo debe haber sido infernal. Algunos miles de seres
humanos cargando las vituallas que alcanzaron a tomar, llevando a sus niños por una
interminable senda de tinieblas absolutas, siempre con el temor de los abismos súbitos,
debiendo elegir las galerías correctas, con el temor de extraviarse irremediablemente. A
menudo encontrándose en boquerones ciegos. Un viaje de meses interminables, durante el
cual sin duda hubieron de complementar su alimentación con las sabandijas ciegas que han
elegido por morada esos lugares donde jamás llega la luz astral. Insectos, murciélagos,
gusanos, peces estrafalarios. El escritor Peter Kolosimo menciona que en la amazonia, un
explorador extraviado accidentalmente en un vasto laberinto subterráneo fue adentrándose
más y más en él, a ciegas en su angustia. De pronto, el hombre se encontró en un lugar donde
los muros de roca y tierra lucían iluminados "como por un sol de esmeralda". Estas cavernas
iluminadas tan fuertemente por aquella luminosidad se extendían indefinidamente. Refiere
que el aventurero se encontró también ante un enorme insecto que parecía una araña de
dimensiones colosales y un apetito también colosal, por lo cual debió salir huyendo tan rápido
como le fue posible. Durante su huida, el explorador divisó al fondo de una de las galerías
iluminadas unas sombras que semejaban seres humanos. También las tradiciones de las
lamaserías tibetanas afirman que existen vastos espacios subterráneos en los cuales abunda
una fuente de irradiación de energía que emite una especie de luminiscencia verde capaz de
sustituir con ventaja los rayos solares ya que estimula el crecimiento de los vegetales y
prolonga admirablemente la vida humana retardando al mismo tiempo el envejecimiento del
cuerpo y de la mente.
20

En los EE.UU. hay otros aportes curiosos que refuerzan las tradiciones folklóricas acerca
del "sol de esmeralda". Un buscador de oro, de apellido White, cuenta que durante una de sus
incursiones en busca de mineral se adentró por unas cavernas naturales, en 1935. Relata que
avanzó mucho hacia el interior de la tierra hasta encontrarse de pronto en una plaza o sala de
vastas proporciones donde yacían centenares de cadáveres humanos que parecían
naturalmente momificados. Unos aparecían sentados en escaños de piedra tallada; otros
estaban tendidos sobre el pavimento de piedra lisa y bien nivelada, en posturas extrañas,
como si una muerte súbita los hubiera congelado en medio de movimientos danzarines. White
agrega que aquellos seres se veían vestidos con ropas hechas de un material semejante al
cuero, aunque claramente se trataba de otra cosa. En torno a ellos resplandecían grandes
estatuas de oro fundido. Dijimos "resplandecían", pues todo el lugar estaba nítidamente
iluminado por una extraña fluorescencia verde. El relato de White causó gran revuelo y pronto
se organizó una expedición en busca, al no dudarlo, de las estatuas de oro. La expedición no
logró dar con el lugar indicado por el buscador de oro, aunque se aventuraron por varias
cavernas laberínticas en las que debieron gastar mucho tiempo y precauciones para evitar
extraviarse. Más tarde, los periodistas entrevistaron a un viejo minero que admitió conocer,
también él, aquellos parajes subterráneos. Los periodistas lo sometieron a preguntas
detalladas, con objeto de carear su versión con detalles ignorados por el público del relato de
White. Ambos relatos coincidían casi en todos los detalles, y las diferencias no eran
contradicciones sino simplemente se originaban en dos perspectivas distintas sobre un mismo
lugar. El viejo minero agregó, además, que por ningún motivo indicaría a nadie la entrada a
aquel lugar, pues se trataba de una "localidad maldita", que podría desatar horribles
calamidades sobre la gente si algunos intrusos imprudentes rompían ciertos sellos. Era obvio
que el anciano sentía un terror supersticioso, invencible, en relación a aquellas cavernas.

Igualmente en los EE.UU. surgió otro relato impresionante respecto de las profundas
cavernas habitadas. El mismo Peter Kolosimo refiere que en 1920 un guía indio de California,
de nombre Thomas Wilson, le proporcionó la historia de una extraña aventura que le habría
ocurrido a su abuelo. Dice Wilson que en una ocasión el anciano indio se introdujo por unos
cañadones y desfiladeros estrechos que pronto se convirtieron en galerías subterráneas. El
hombre, con el estoicismo inquisitivo propio de su raza, siguió adelante en su exploración,
ayudado por una luminosidad que primero era tenue pero que más adelante fue haciéndose
más intensa. Finalmente fue a parar a una gran ciudad subterránea en la cual permaneció
durante algún tiempo viviendo entre personas extrañas que lo acogieron con discreta
hospitalidad caritativa. El anciano no estaba en condiciones de proporcionar muchos detalles
sobre la vida de aquellas gentes, excepto que eran muy raros, hablaban una lengua
incomprensible y se nutrían de cierta clase de alimentos que no le parecieron muy sabrosos y
que no eran de origen natural. Quizás con ello el indio se refería solamente a que no eran
ninguna clase de los alimentos que le resultaban conocidos. También el anciano mencionó que
aquellos individuos vestían ropas hechas con algo que semejaba cuero pero no era cuero. Esa
descripción nos lleva obviamente a pensar en los materiales plásticos, pero, según la época en
que surgieron tanto la historia del abuelo de Thomas Wilson como la de White, los plásticos
todavía no se habían desarrollado ni menos podía pensarse en una clase de plástico con la que
se pudiera confeccionar trajes.

Existen otras leyendas indias acerca de inmensas redes de túneles, algunos de los
cuales se hunden en profundidades tales que el calor se hace insoportable y no es posible
respirar. Los apaches, diestros en utilizar las cavernas naturales como escondrijos, tienen
historias que nos resultan difíciles de creer. Por ejemplo, una de ellas habla de una
comunicación, por cavernas profundas, entre su territorio y... ¡el altiplano incaico! Cuentan
que un grupo de sus antepasados, huyendo ante el ataque feroz de otra tribu, hubieron de
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refugiarse en esos túneles. Una vez en ellos, emprendieron un viaje que les tomó "varios años"
y que los llevó hasta el lejano país de Sudamérica. Y algo más impresionante: según aquellos
indios, se trataría de túneles muy expeditos, excavados por la mano de seres inteligentes.
Según el naturalista ruso Ossendowky, Agarthi es el corazón secreto de la sabiduría y de la
inteligencia, y su origen se remontaría nada menos que a 600.000 años atrás. Es decir, Agarthi
no habría sido construido por nuestra especie Homo Sapiens, que por aquellos años apenas si
alcanzaba a bosquejar las características del hombre actual. Hay numerosas opiniones que
apuntan a relacionar el Agarthi con la antiquísima civilización pre humana del desaparecido
continente de Mu. Desafortunadamente quienes nos proporcionan detalles acerca de Agarthi
y acerca de Mu lo hacen de un modo entre fantasioso e ingenuo, basándose la mayoría de las
veces en fuentes tan dudosas como revelaciones de espiritistas o percepción de voces
cósmicas. Fuera de ello, suelen anexar a sus descripciones ciertas supuestas "enseñanzas
secretas" de carácter espiritual que finalmente acaban siendo la repetición alambicada del
"Amaos los unos a los otros" que Jesucristo expresó con tanta sencillez. No obstante el mito es
poderoso y está vivo en La India, donde se expresa en versiones distintas pero que coinciden
en indican la creencia de que en aquel reino existe una ciencia superior y un entendimiento de
la realidad que exige a sus habitantes un sentido ético fundamentalmente distinto del nuestro.
Tanto, que los habitantes de Agarthi han optado por mantenerse encerrados en sus fronteras
subterráneas sin permitir el paso más que a unos poquísimos elegidos que al parecer no
vuelven jamás a reincorporarse al mundo de los hombres comunes.

Lo poco que se sabe de las investigaciones de los nazis ha salido a la luz a través de
versiones antinazistas y con evidente intención de ridiculizar a Hitler. Sin embargo, los rusos
habían iniciado un vasto programa de investigaciones científicas en el Tíbet, siguiendo el curso
de las tradiciones existentes en los lamasterios budistas del Himalaya, incluyendo el estudio de
prácticas iniciáticas y de posible comunicación telepática con inteligencias del cosmos exterior
o del cosmos interior. China no ha dado a conocer si por su parte ha continuado tales
investigaciones luego del enfriamiento de relaciones diplomáticas con Moscú y además se han
negado a que nuevas expediciones rusas tengan acceso a esos lugares. También en su propio
territorio los rusos han podido efectuar interesantes exploraciones sobre estas enigmáticas
civilizaciones subterráneas. En el Azerbaiyán, por ejemplo, hasta donde fueron enviadas varias
expediciones científicas a partir de los escandalosos comentarios supersticiosos sobre el "Pozo
Sin Fondo", un embudo vertical, aparentemente formado por la naturaleza, se abre en aquella
región del Cáucaso. Las gentes hablaban de que subían alaridos, golpes, ruidos de forja y
lamentos estremecedores y que a veces un resplandor azulenco iluminaba las profundidades
mientras que las paredes parecían también adquirir aquella tenue luminosidad. Al efectuar el
descenso por la "chimenea" de la caverna, hubieron de desistir en el intento de alcanzar el
fondo mismo, pues su profundidad resultaba excesiva incluso para los medios modernos de
exploración espeleológica. Dirigieron entonces las investigaciones hacia las oquedades del
contorno, en procura de algún sistema de túneles que les permitieran descender
paulatinamente sin perder del todo contacto con la "chimenea" central. Fueron descubriendo
así un dédalo de cavernas asombrosas. Exploraciones sucesivas han comprobado que ese
sistema de cavernas alcanza hasta lugares enormemente lejanos en la región caucásica y en
Georgia, hacia el Sur.

La inclinación natural a suponer que esas cavernas habían sido ocupadas por hombres
prehistóricos se vio al principio confirmada por el hallazgo de osamentas humanas y algunas
inscripciones rupestres toscas y fácilmente determinadas. No obstante, un examen más
minucioso dejó en evidencia que las osamentas eran muy posteriores a la excavación artificial
de muchas de las grutas y galerías que interconectaban los túneles naturales. Finalmente los
espeleólogos rusos descubrieron que había todo un sistema de túneles convergentes hacia
determinadas arterias principales excavadas en las profundidades. Desgraciadamente la
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exploración no ha podido aún ser exhaustiva a causa de las numerosas obstrucciones por
derrumbes. A pesar de todo, la red de galerías artificiales ya explorada resulta sorprendente.
Casi todas conducen a cámaras o plazas circulares, de techo abovedado, de las cuales divergen
nuevos conductos. Se advierten además otras excavaciones de formas especiales: nichos
vacíos, pozos verticales excavados a plomada, y unos conductos extremadamente angostos
como si por ellos se hubieran deslizado objetos de poco volumen y mucho peso. La exploración
de una galería comparativamente despejada llevó, al cabo de varios kilómetros, hasta una
plaza extraordinariamente amplia, con techo abovedado a más de 20m de altura, que
ostentaba huellas indudables de haber sido obra del trabajo inteligente, muy hábil en el
trabajo sobre piedra y en el diseño de bóvedas casi perfectas en su forma ojival, y con dominio
absoluto del trazado de muros rectos y firmes que conservan su diseño arquitectónico a pesar
de su antigüedad incalculable por ahora y los movimientos telúricos que han debido soportar.

Las Voces del Infierno

Existe un movimiento arqueológico en Rusia que sostiene que el sistema de galerías se


prolongaría, con otras diversas salidas, hasta más allá de las cadenas montañosas de la
frontera china e iraní, y se le supone conectado también con las cavernas descubiertas
últimamente cerca de la frontera con Afganistán. Es decir, todo un laberinto inexplicable de
túneles, en que seres desconocidos realizaron una titánica labor de zapa para unir lugares
remotos entre sí, que sin duda resultaría más cómodo alcanzar por la superficie aunque fuese
a pie y no a lomo de un buen camello bactriano. La idea de una Tierra Hueca permitía justificar
con más claridad muchos fenómenos extraños que todavía siguen siendo enigmáticos para la
ciencia, como ciertos movimientos de las mareas o las elevaciones notables de temperatura
que se han verificado en la estratosfera. Fue sólo la evidencia experimental del vuelo espacial
la que permitió definitivamente desterrar esa otra forma de "Tierra Hueca" propuesta por el
científico alemán Herr Horbigger cuyos mayores méritos se orientan hacia las interpretaciones
astrológicas que efectuó y que lo llevaron a establecer eras de 2.100 años, basándose en el
carácter mágico de los números 3 y 7.

«¡Científicos Rusos Descubren El Infierno!», Así aparecía citado un inesperado caso en


Rusia que conmocionó a creyentes y no-creyentes, científicos y todos a los que llegó el eco de
la noticia. Algo que ha despertado curiosidad desde antaño es el famoso “Infierno”. De
acuerdo a la mitología griega, hay varios infiernos debajo de La Tierra, en el mundo de los
muertos bajo el dominio del dios Hades. La posibilidad de que La Tierra sea hueca, de que se
pueda entrar en ella a través de los polos Norte y Sur, y de que civilizaciones secretas florezcan
en su interior, ha espoleado la imaginación desde tiempos inmemoriales. Así, el héroe
babilónico Gilgamesh visitó a su antepasado Utnapishtim en las entrañas de La Tierra; en la
mitología griega, Orfeo trata de rescatar a Eurídice del infierno subterráneo, y Hércules va en
busca de Megara; se decía que los faraones de Egipto se comunicaban con el mundo inferior,
al cual accedían a través de túneles secretos ocultos en las pirámides; y los budistas creían -y
creen todavía- que millones de personas viven en Agharta, un paraíso subterráneo gobernado
por el rey del mundo; por su parte, la mitología nórdica también habla de héroes que buscaron
las cuevas y puertas que llevan a este lugar, tanto que el dios Odín tenía todo un palacio de los
héroes muertos en combate, llamado el “Valhala”; los hebreos creen en el Seno de Abraham,
algo como los “Campos Elíseos” griegos en un mundo rodeado de oscuridad debajo de La
Tierra llamado Sheól. El famoso “Agujero del infierno” es la historia que fue difundida sobre
tres episodios de “Trinidad”, un programa de red que emitía a principios de 1990. Trinidad
también publicó un artículo sobre su lista de direcciones de Internet. Según se dice fue
traducido del periódico original finlandés “Ammennusastia”. La historia implica un equipo de
geólogos que taladraban 14,4km en la tierra, muy al sur de Siberia dentro de unas largas
cuevas naturales, para estudiar el maquillaje de la corteza terrestre. Bajaron micrófonos en el
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agujero y quedaron atontados al oír los gritos de personas que sufren en la agonía horrible.
Ellos sólo podrían asumir que habían alcanzado el mítico Infierno.

Un artículo del periódico en Finlandia añadió más detalles: «Un gas luminoso se
proyectó del agujero cuando se taladraba”. Parecido a un diamante brillante, surgió un ser con
alas de murciélago, entonces se unieron a esto las palabras en ruso: "He conquistado",
“visibilidad en contra del cielo”.» Es decir, que algo similar a la luz solar emergió de ese agujero
a casi 15km de profundidad. El líder de la investigación “Azzacov”, dijo: «¡El centro profundo de
La Tierra es hueco!... Las temperaturas de 1,100ºC fueron registradas... nosotros podríamos oír
miles, quizás millones de personas en el fondo, gritos de almas que sufren.» «La información
que recogimos es tan sorprendente, que sinceramente tenemos miedo de que nosotros
pudiésemos encontrarnos allí.» O sea, ellos estaban aterrorizados de siquiera pensar que en
algún momento pudiesen estar allá, en ese lugar de donde venían los gritos. La mitad de los
científicos según se dice rechazó seguir taladrando, y más adelante se tapó la entrada a la
cadena de cavernas. Al parecer, uno de los últimos eventos hizo que hiciesen un agujero y
vieron salir de ahí luz y además un animal que identificaron posteriormente como un
pterodáctilo –según corre un rumor al respecto.

Quizás el mito más conmovedor sobre la Tierra Hueca sea el que identifica el Agarthi
con Hiperbórea. Según muchos investigadores con inclinaciones esotéricas, los seres
superiores que habitan allí son tan perfectos que podrían definirse como "mitos revestidos de
materia". Una síntesis brillante de esta nueva leyenda la entrega el escritor Miguel Serrano en
su obra "El Cordón Dorado", aunque el tema irradia y compenetra la mayor parte de su obra
de madurez. Según esta leyenda, la Tierra sería hueca en su interior; a una profundidad de
800km de la superficie se abriría un amplio "mundo interior" respecto del cual la gravedad
actuaría en dirección a la corteza por encontrarse allí la masa planetaria principal. En el centro
del planeta, como un corazón radiante, habría un núcleo ardiente y luminoso que proveería de
luz y calor a ese mundo "interior". Esta leyenda sostiene que dentro de este globo, cabeza
abajo en relación a nosotros, hay tensas tierras, mares, cordilleras y ríos, todo un pequeño
planeta involucrado por el nuestro, con una gravedad menor que permitiría a sus habitantes y
vegetación alcanzar estaturas enormes. Además, las virtudes del corazón radiante de la Tierra
favorecerían la vida mucho más que la luz solar y rejuvenecerían a quienes lograsen entrar allí
a una edad avanzada. En ambos polos, dice esta leyenda, se encuentran ocultas las entradas
principales al planeta Tierra Interior, aunque habría también otras vías de acceso en los
montes Himalaya, Los Andes y ciertas cavernas misteriosas que se pierden en las tinieblas
profundas de la Madre Tierra. Pero, ¿cómo se formó todo esto? ¿Quién, cuándo y cómo creó,
o crearon, este planeta con estas galerías, océanos internos, abismales agujeros, reinos bellos
y reinos de tiniebla? Y los seres demoniacos que se dicen que también moran allá, los muertos
y hasta seres mágicos, ¿qué con todo esto? ¿De dónde ha salido?

La Morada de los Difuntos

La traducción al español del Libro de Mormón señala, en el texto 2º de Nefi (cap.


24:19), que Satán –se entiende que se habla de él- será lanzado al Abismo, al agujero de la
Tierra, donde hay ásperas piedras y paredes intraspasables. Esta definición, similar a las de
Isaías y Ezequiel lo menciona así: «…mas tú echado eres de tu sepulcro como rama
abominable, como residuo de aquellos que fueron muertos, atravesados por la espada, que
descienden a las piedras del abismo; como cadáver hollado bajo los pies.» Así que, aunque es
un gigantesco hueco, tiene límites que son establecidos por roca dura. Esas descripciones
pueden corresponderse y encajar con las muchas que dio Enoc, entre ellas la parte en que es
llevado donde hay seres de fuego y las armas de los ángeles: «Me llevaron a la casa de la
tempestad, sobre una montaña cuya cima tocaba el Cielo, y vi las mansiones de las luminarias
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y los tesoros de las estrellas y del trueno, en los extremos del abismo donde están el arco de
fuego, sus flechas y carcaj, la espada de fuego y todos los relámpagos. Luego me llevaron hasta
las aguas de vida y hasta el fuego del occidente, el que recogió todas las puestas de sol. Llegué
hasta un río de fuego cuyas llamas corren como agua y desemboca en el gran mar que está al
lado del poniente; vi grandes ríos y llegué a una gran oscuridad y hasta donde ningún ser
carnal camina; vi las montañas de las tinieblas de invierno y el sitio hacia donde fluyen todas
las aguas del abismo; y vi la desembocadura de todos los ríos de la tierra y la desembocadura
del abismo.» (1ª Enoc 17:2-8) El poema sumerio de “El Descenso de Ishtar al Inframundo”
habla de una tierra sin retorno, de oscuridad y miseria, donde los prisioneros comen barro por
pan y beben agua fangosa por cerveza -añade que ahí viven algunos Anunnaki.

En sus fabulosos viajes, llevado por el Señor, Baruc contó que fue llevado al interior de
la Tierra y observó el Hades. Su acompañante le dijo: «Y esto es el inframundo, que a su vez
también se asemeja a él, en el sentido de que también las bebidas de un codo a partir del mar,
que no se hunden en absoluto. Baruc dijo: ¿Y cómo (ocurre esto)? Y el ángel dijo: Escuchad, el
Señor Dios hizo 360 ríos, de los cuales el jefe de todos son Alfias, Abyrus y Gericus, y debido a
estos el mar no se hunde.» (Apocalipsis de Baruc o 3ª Baruc 4:6-8) Esto parece decir que no hay
inundación debido a que el agua de los océanos es llevada en caudal por ramificaciones, ríos, a
todas partes. Abajo tampoco habría hundimientos ni inundaciones debido a estos ríos bien
organizados y situados, y por limitaciones que se han puesto a los mares, mostrando cuán
perfectamente fue establecido todo en este planeta y terraformado de modo pausado y sabio.
Jesús contó una vez: «Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía
cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba
echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la
mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y
fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en
el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.
Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para
que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en
esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro
también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto,
una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar
de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre,
que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin
de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. Y Abraham le dijo: A Moisés y a los
profetas tienen; óiganlos. Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de
entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas,
tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.» (Lucas 16:19-31)

La muerte es un tema que no está ajeno a miles de discusiones e inciertos, “nada es


seguro salvo la muerte”, dicen por ahí, y la locación para aquellos espíritus que ya no están en
el cuerpo es, de antaño, visualizada en las entrañas de nuestro globo. Jacob daba por sentado
que al morir iría a los lados del abismo, concretamente al lugar llamado por los hebreos
“Sheól” (transcrito habitualmente como “seol”). Ese Sheól era llamado “Hades” por los griegos,
y se promovió la idea de que toda esa región era el “Infierno”. Pero, ¿Fue acaso José, hijo de
Jacob, un joven que no agradó a Dios? La escritura dice que sí agradó al Señor y por
consiguiente no merecía el Infierno. ¿Por qué su padre dijo que él iría al Sheól junto con su
hijo? ¿Por qué no dijo que subiría con él al cielo? Pues dice textualmente: «Entonces Jacob
rasgó sus vestidos, se puso ropa áspera sobre su cintura y guardó luto por su hijo durante
muchos días. Se levantaron todos sus hijos y todas sus hijas para consolarlo, pero él no quiso
recibir consuelo, diciendo: "¡Descenderé enlutado junto a mi hijo hasta el Sheól!". Y lo lloró su
padre.» (Génesis 37:34-35). Jacob estaba convencido que al morir iría al Sheól y no al cielo:
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«Pero Jacob replicó: -- No descenderá mi hijo con vosotros, pues su hermano ha muerto y él ha
quedado solo; si le acontece algún desastre en el camino por donde vais, haréis descender mis
canas con dolor al Sheól.» (Génesis 42:38, 44:29 y 44:31). Y de esta manera también habla de
sí mismo el propio Job, quien era hombre justo ante los ojos de Dios, deseando el descenso al
Sheól (otros ejemplos en Ezequiel 14:14 y 14:20). La Biblia dice: «Iehovah da la muerte y la
vida; hace descender al Sheól y retornar.» (1ª Samuel 2:6) Porque todos debemos retornar de
abajo. Vemos esto cuando se habla de ¡descender “en paz” al Sheól! (Job 21:13). Aunque al
referirse a “abajo” se piensa en el infierno, no todo es tan simple. Al morir no todos los
espíritus están en el mismo sitio (1ª Reyes 2:5-6 y 2,9, Salmos 89:48 y 141:7, Eclesiastés 9:10,
1ª Samuel 28:14, Oseas 13:14 y Jonás 2:2). El apóstol Felipe escribió: «O se está en este mundo
o en la resurrección o en lugares intermedios. ¡Quiera Dios que a mí no me encuentren en
éstos! En este mundo hay cosas buenas y cosas malas: las cosas buenas no son las buenas y las
malas no son las malas. Pero hay algo malo después de este mundo que es en verdad malo y
que llaman el «Intermedio», es decir, la muerte. Mientras estamos en este mundo es
conveniente que nos esforcemos por conseguir la resurrección para que —una vez que
depongamos la carne— nos hallemos en el descanso y no tengamos que ir errando en el
«Intermedio». Muchos de hecho yerran el camino. Es, pues, conveniente salir del mundo antes
de que el hombre haya pecado.» (Evangelio de Felipe 1:63)

La propia historia de Samuel es muy clara. El profeta había ya muerto y el rey Saúl
buscó una invocadora de muertos para que llamase a Samuel de entre los muertos: «Y la mujer
le dijo: He aquí tú sabes lo que Saúl ha hecho, cómo ha cortado de la tierra a los evocadores y a
los adivinos. ¿Por qué, pues, pones tropiezo a mi vida, para hacerme morir? Entonces Saúl le
juró por Jehová, diciendo: Vive Jehová, que ningún mal te vendrá por esto. La mujer entonces
dijo: ¿A quién te haré venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel. Y viendo la mujer a Samuel,
clamó en alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo: ¿Por qué me has engañado? pues tú
eres Saúl. Y el rey le dijo: No temas. ¿Qué has visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses
que suben de la tierra. Él le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene,
cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra,
hizo gran reverencia. Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir?» (1ª
Samuel 28:9-15) El primer gran profeta de Israel, hombre justo a los ojos de Dios, no bajó del
cielo sino que “subió” de debajo de la Tierra. Desde los comienzos de la creación, ya sea
hablaba del inframundo. Tanto las tablillas mesopotámicas, como los pergaminos de Enoc o
escritos de Moisés, afirman que la Tierra primigenia estaba dividida en 3 secciones: arriba, el
medio y abajo. Arriba estaba el Cielo, en el intermedio estaba la superficie planetaria y así
nuestra morada, y abajo estaban: las prisiones de los ángeles caídos; el mundo de los muertos;
los sistemas de control del clima, las estaciones, las nubes, la lluvia, el mar y en general de
todo el funcionamiento del planeta Tierra; y las bases y ciudades de los ángeles. La sección de
las prisiones eran llamadas Tártaro, el mundo de los muertos era llamado Sheól/Hades, y el
resto de tierras angélicas vendrían a ser denominadas de diferentes maneras, entre ellas
Agartha/Shambala por los tibetanos; aunque toda esa región, en general, sería siempre
llamada El Abismo (Tehom). Los hebreos apodaban este sitio más explícitamente “Abadón”
(Destrucción/Esclavitud) para diferenciarlo del Sheól; mientras los griegos le llamaban Apolión,
para diferenciarlo del Hades, la morada de los difuntos.

Ningún pueblo ha estado exento de tener su punto de vista y creencia al respecto,


como el caso del taoísmo, donde se cree que el inframundo es regido por 5 jueces legendarios
(como en la perspectiva gnóstica), llamados: Huang-Chuan, Chu Jiang, Song-Di, Wen-Shu y Yan-
Lo (también llamado Wang, que es dios y juez de la muerte, posiblemente equivalente al
bíblico Belial). Aquel lugar bajo la Tierra recibe el nombre de Huang-Chuan, al cual las almas,
“Yin”, regresan tras la muerte. La definición del espíritu “yin” es la misma que pasó al árabe,
“Ginn”, y más tarde al español “genio”. En la región del Sheól/Hades, según el profeta Enoc,
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habían 4 divisiones, una de ellas sería llamada por Jesús “El Seno de Abraham” (ver referencia
en Lucas 16:20), y por los helenos “Los Campos Elíseos”.

Las referencias históricas hebreas a este respecto son muy amplias, tal como lo son las
descripciones de otrora en todo el mundo, desde la denominada por los sumerios “región del
Abzu” (Sudáfrica o el Inframundo), pasando por el Mundo Inferior de los egipcios o el “reino
del Sol Esmeralda”, llamado así por otros pueblos de América. Jesús mismo tuvo que bajar a
predicar a los ángeles encarcelados (1ª Pedro 3:18-20) y dar testimonio de la luz en el Hades
(Efesios 4:8-10). Jesús, quien murió y resucitó, dio testimonio de que nadie sube al cielo si no
ha resucitado y de que al conseguir la victoria sobre la muerte tomó posesión de aquel reino
de oscuridad: «Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las
partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de
todos los cielos para llenarlo todo.» (Efesios 4:9-10) Entonces, ¿qué pasa con la leyenda del
Infierno? Están desfasadas. La Iglesia Católica promovió potencialmente esta idea que luego
absorbió grandemente el protestantismo y hasta se arraigó en el Islam, pues así metían miedo
a las personas. Las versiones de la Biblia que hablaban del Gehena (nombre del “Lago de
Fuego”) fueron traducidas a la voz latina “Inforno” (en calor) y mezcladas con leyendas griegas
sobre lugares de tormento en el Hades. El verdadero infierno o Gehena es el “Lago de Fuego”
(la palabra “Lago” traduce en griego: “Limni”, de donde viene la voz: “Limbo”) que será
inaugurado por el Hijo de la Perdición, y por tanto será el destino de los que se considere que
deben ser llevados ahí tras el día del Gran Juicio: «Y vi un gran trono blanco y al que estaba
sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para
ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y
otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas
que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en
él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada
uno según sus obras.» (Apocalipsis 20:11-13). Por esa razón se reitera: «Pero los cobardes e
incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los
mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte
segunda.» (Apocalipsis 21:8)

El Hades es el punto “intermedio” antes de la Resurrección de los muertos, pero es una


zona del Abismo, y el propio Abismo –donde moran espíritus milenarios de tiniebla- hace parte
del mundo que hay bajo la Tierra, donde también hay mazmorras como cárceles para rebeldes
contra Dios, asimismo galerías y domos donde viven seres oscuros y también un mundo
paradisiaco que se conoce como Agarti. Hermes dijo: «Ahora bien, la fosa del mundo es una
redondez a manera de esfera, totalmente invisible a causa mismo de esta cualidad o forma, y
así es que, cuanto más alto subas dentro de ella para mirar hacia abajo, desde allí no podrás
ver su fondo, por donde muchos piensan que viene a ser como el espacio. Decimos que es
visible solamente en razón de las figuras sensibles cuyas imágenes vemos inscriptas en ella, a la
manera de un cuadro pintado. Pero la verdad es que la Esfera es siempre en sí misma invisible,
de donde su fondo o parte, si es que una esfera tiene fondo, lo griegos llaman Hades, del griego
"idein" que significa "ver", porque no se puede ver el fondo de una esfera. Por donde a las
formas sensibles también se las llama "ideas" porque son conceptos visibles. Por el hecho pues
de que no se pueden ver, porque están en el fondo de la esfera, los griegos llamaron Hades lo
que nosotros Infiernos.» (De Hermes Trismegisto dirigido a Asclepio, verso 17. Corpus
Hermeticum) Más adelante le enseña: «- Escucha, Asclepio. Cuando se separa el alma del
cuerpo, pasa bajo la potestad del Dáimon Supremo para examen de sus méritos, y, si del
cuidadoso escrutinio surge piadosa y justa, le autoriza a morar en el lugar que le corresponda,
pero si la viera sucia de rastros de delitos y manchada de vicios, la precipita de lo alto a las
profundidades y la entrega a las tempestades y torbellinos, siempre encontrados, del aire, del
fuego y del agua, a fin de que, morando entre el Cielo y la Tierra, sea permanentemente
27

arrastrada por el oleaje mundano y agitada entre penas sin fin, porque hasta la misma
eternidad se le opone, porque queda sometida por sentencia imperecedera a un suplicio sin fin.
Toma conciencia pues de lo que hay que avergonzarse, temer y precaverse, para no venir a
caer en lo mismo. Porque los incrédulos, cometido el delito, se verán obligados a creer, no con
palabras sino con hechos, no con amenazas sino con el sufrimiento mismo del castigo.» (Verso
28)
28

II.
EL REINO DEL PADRE
29

EL PADRE UNIVERSAL
“La ciencia es la estética de la inteligencia.”
Gaston Bachelard (1884-1962)

Para tener una noción de cómo inició todo desde su más oscuro y primigenio
comienzo, no podemos, evidentemente, remitirnos a la arqueología sino a la “inspiración
divina”, pues toda mención registrada habla del primitivismo de los dioses antes de lo visible.
Pero, ¿qué es la inspiración divina? Los hombres no podemos por nosotros mismos, aunque
quisiéramos, llegar a conocer los misterios del universo sin una ayuda “superior”. Si existen
humanos de múltiples formas en el cosmos, que no envejecen, que no enferman, que por
ende son básicamente eternos, son ellos quienes pudiesen aportarnos más en este camino
misterioso y desconocido, aunque ellos también tengan por encima de ellos realidades
superiores. Ahora bien, en décadas recientes se ha pretendido tener comunicación con ellos,
seres del espacio, pero se ha observado que muchos de estos se han hecho pasar por Dios,
como lo hicieron ya algunos en el tiempo milenario, diciendo sólo lo que pretenden que los
que les escuchan se crean. Entonces, si queremos conocer más atrás, los inicios de la creación
de todo lo existente, sería más fácil si el propio Creador nos relatase lo que ocurrió, o gente
cercana a Él. Gracias a Dios –nunca mejor dicho- Él ha asesorado a hombres, tanto del cielo
como de la Tierra en los misterios del multiverso en el que coexistimos con seres de otros
mundos y niveles, que no somos capaces de entender en nuestro amanecer aquí, en este
inconmensurable “campo”.

Si bien, podemos encontrar ahora nuevas ideas como la T.O.E. (Theory of Everything =
Teoría de Todo), donde se incorporan estudios de física elemental, metafísica, física cuántica, y
demás investigaciones sobre psicología y parapsicología, analizando el Campo Unificado. Todo
esto nos lleva a lo mismo: el universo inmaterial. Y si de hecho esto es así, las teorías sobre el
origen de la Creación nos llevan en la misma dirección, y el inicio de este camino estaría
ubicado en el Seno del Padre, el hogar de donde han emergido todas las cosas. Fue escrito
hace muchos siglos: «… ¿O el mundo se vuelva a su naturaleza de ante-tiempo, y vuelva al
silencio de la edad primigenia?...» (2ª Baruc 3:6) Este escriba (hijo de Neriyías, hijo de
Maaseías, hijo de Sedequías, hijo de Asadías, hijo de Jilquías), datado del tiempo de la
deportación de los judíos a Babilonia, habla de la época en la que el tiempo no era
considerado. Existió, empero, un mundo o universo antes del “tiempo”, o marco que empezó
tras el Big Bang, en la era del “silencio”, la cual dio origen a este universo sujeto a la ley del
espacio-tiempo. Igualmente podemos hallar lo escrito por el profeta Baruc sobre un universo
invisible: «Usted muestran grandes actos a los que no saben; Que rompe la caja de los que son
ignorantes, Y lo más ligero es oscuro, Y revela lo que está oculto a la materia pura…» (2ª Baruc
54:5). Ese lugar “invisible” manifiesta ser la raíz de lo visible, pero para indagar en ello hemos
de comprender quién es su hacedor y cómo y porqué determinó establecer bases observables
hace millones de años al ojo humano.

Los apóstoles tuvieron muchas experiencias con Cristo resucitado, las cuales les
ayudaron a ampliar el entendimiento, especialmente sobre la existencia, el origen de las cosas
y su destino siguiente. En una de varias revelaciones, el Señor les habla sobre la esencia del
Padre Universal, del cual proceden todas las cosas sujetas a su voluntad, y de cómo los que se
creen sabios buscan entender el mecanismo universal y la vida: «…el Salvador contestó:
“Tenedlo presente: todos los hombres nacidos sobre la Tierra desde la creación del mundo
hasta ahora son polvo. Buscan a Dios, qué es, a qué se parece y no lo han encontrado. Sin
embargo, los más sabios de entre ellos han disertado sobre Él, fundándose en el ordenamiento
del mundo y sus movimientos. Pero sus elucubraciones no alcanzaron la verdad. Pues de tres
30

formas explicarían los filósofos este ordenamiento: de ahí que no se pusieran entre ellos de
acuerdo. Unos dicen que el mundo se mueve por sí mismo. Otros, que se mueve por la
providencia. Algunos más, que por el destino. Pues bien, todos se equivocan. No, ninguna de
esas hipótesis se aproxima a la verdad, pues son juicios humanos. Pero yo que he venido de la
Luz infinita, yo sí conozco. Yo soy el que sabe: por eso puedo hablaros de la naturaleza exacta
de la verdad. Porque todo lo que de sí mismo procede es vida corrompida, hecha de sí misma.
La providencia no contiene en sí misma la sabiduría. Y lo inevitable no puede discernirse.»
(Gnóstico de Sheneset 1:2) Estas palabras habían sido dichas por Jesús justo antes de ser
elevado al cielo. Mirando los evangelios bíblicos hallamos palabras del apóstol Juan
refiriéndose al inicio de todo: «En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la
Palabra era Dios. Ésta era en el principio con Dios. Todas las cosas por ella fueron hechas, y sin
él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En ella (la Palabra) estaba la vida, y la vida era la
luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra
ella.» (Juan 1:1-5)

Algunos relacionan esa “Palabra” con el Hijo de Dios, pero tampoco habría mucha
contradicción en esto ni diferencias relevantes al caso. El asunto es que esa Palabra o Hijo era
la “luz” en aquello que Baruc llama “ante-tiempo”. Esa palabra era la Ley universal, lo primero
en surgir. Esto es lo que dicen que ocurrió: en el principio únicamente existía el Padre, luego el
Hijo, entendido como el desarrollo del primer pensamiento del Padre y su compañía.
Posteriormente, más pensamientos del Padre fueron revelados, en consonancia con sus
colaboradores, los cuales estaban con él en una luz que surgió del Padre, eran él y parte de él,
aunque cada uno es una entidad o forma de vida independiente. No hay, por ende, sentido de
división en el Padre, pues todo es UNO en Él y con Él. «Gloria de todas las cosas es el Dios, y su
ser divino, y su naturaleza divina. Principio de todos los entes es el Dios, y de ellos es
inteligencia, naturaleza y materia, sabiduría que muestra lo que todas las cosas y cada una
son. Principio es lo divino, y es naturaleza, energía, necesidad, fin y renovación.» (Hermes
Trismegisto a Tat, Corpus Hermeticum. Tratado XVII, verso 1. Original incompleto y sin título)
En otra parte, Hermes Trismegisto dice a Asclepio: «El otro nombre del Dios es el de "el Padre",
ahora a causa de que creó todas las cosas: el padre es el que crea.» (Cap. XVI, verso 17) Y en
otra ocasión le enseña también a Asclepio: «-El Dios no es inteligencia, sino la causa de que la
inteligencia exista. No es espíritu sino causa de la existencia del espíritu. No es luz, sino causa
de la existencia de la luz. Por donde el Dios debe ser venerado con esos dos nombres, que sólo a
Él le pertenecen y a ningún otro. Porque ninguno de los demás que se llaman dioses, ni ninguno
de los hombres ni demonio alguno puede de manera alguna ser el Bien, sino sólo el Dios, que
sólo es el Bien y no es ninguna otra cosa. Todos los demás seres son incapaces de contener la
naturaleza del Bien: cuerpo son y alma, y no tienen lugar que pueda contener el Bien. Tan
grande es la grandeza del Bien como la realidad de todos los seres, corporales e incorporales,
sensibles e inteligibles. He aquí el Bien, he aquí el Dios. No llames bueno a nadie ni a nada,
porque es impío, ni des al Dios ningún otro nombre sino el único del Bien, lo contrario también
es impío.» (De Hermes a Tat, discurso universal, tratado perdido. Corpus Hermeticum 1 y 2,
verso 14-15. Tratado sin título)

Pero si en el principio sólo era el Padre y su Palabra, una pregunta, que siempre hace
aparición en estos casos, nos resuena: ¿quién es el Padre y de dónde salió? Jesús respondió
esto a su discípulo Juan, poco tiempo después de la Resurrección del Señor: «Cuando le
pregunté si podría comprender esto, él me dijo: “El Uno es un soberano que no tiene nada
sobre él. Es Dios Padre de todos, el Uno Invisible que esta sobre todo, que es imperecedero, que
es luz pura que ningún ojo puede ver”. Es el Espíritu invisible. Uno no debe considerarlo como
un dios, o igual que un dios, Pues es más grande que un dios, porque no tiene nada sobre él y
ningún señor sobre él. No existe dentro de nada que sea inferior a él, ya que todo existe
únicamente dentro de él. Es eterno, toda vez que no necesita nada. Porque es absolutamente
31

completo: nunca ha carecido de nada para ser completo. Sino que siempre ha sido
absolutamente completo en la luz. Es ilimitable, toda vez que no hay nada que lo limite. Es
insondable, toda vez que no hay nada ante él que lo sondee. Es inconmensurable, toda vez que
no había nada ante él que le midiera. Es inobservable, toda vez que nada le ha observado. Es
eterno, y existe eternamente. Es inexpresable, toda vez que nada podía comprenderlo para
expresarlo. Es innombrable, toda vez que no hay nada ante él que le dé nombre”. “Es la luz
inconmensurable, pura, santa, brillante. Es inexpresable, y es prefecto en su inmortalidad. No
es que forme parte de la perfección, o de la bienaventuranza, o de la divinidad; es mucho más
grande. No es corpóreo ni incorpóreo. No es grande ni pequeño, es imposible decir: “¿Cuánto
es?” o “¿De qué clase es?” pues nadie puede comprenderlo.»

«No es una entre muchas cosas que existen: es mucho más grande. No es que sea
realmente más grande. Sino que como es en sí mismo, no es una parte de los mundos ni del
tiempo, porque cualquier cosa es parte de un mundo fue producida una vez por otra cosa. No le
fue asignado tiempo, toda vez que no recibe nada de nadie. Eso sería un préstamo. El que
existe primero no necesita nada de uno que es posterior. Al contrario, el posterior alza la vista
ante el primero en su luz”. “Porque el perfecto es majestuoso; es puro e inconmensurablemente
grande. Es el Mundo que da un mundo, la Vida que da vida, el bendito que da bienaventuranza,
el Conocimiento que da conocimiento, el Bueno que da bondad, la Misericordia que da
misericordia y redención, la Gracia que da gracia. No es que sea realmente así. Sino que da luz
inconmensurable e incomprensible”. “¿Qué debo deciros sobre él? Su reino eterno es
imperecedero: es tranquilo, es silencioso, está en reposo, y está ante todo. Es la cabeza de
todos los mundos, y los sostiene por medio de su bondad”. “Sin embargo, no sabríamos…, no
comprenderíamos lo que es inconmensurable, de no ser por uno que ha venido del Padre y nos
ha dicho estas cosas”. “Porque el Perfecto se contempla a sí mismo en la luz que lo rodea. Este
es el manantial del agua de vida que produce todos los mundos de todas las clases. El Perfecto
contempla su imagen, la ve en el manantial del espíritu y se enamora del agua luminosa. Este
es el manantial de agua pura, que rodea al Perfecto.» (Libro Secreto de Juan 2:1 al 3:2)
Bastante bien explicado, aunque ciertamente difícil de comprender para el hombre común
acostumbrado a las repuestas sujetas al materialismo, a conceptos definibles, encasillables,
marcados en una imagen concreta y a un concepto perceptible.

Tras resucitar, y antes de despedirse definitivamente de sus discípulos, Jesús les habló
del Padre a todos sus más cercanos: «Mateo le respondió: “Señor, nadie accede a la verdad,
sino a través de ti. Muéstranos, pues, la verdad.” Y el Señor le contestó: “Inefable es quién es.
Ninguna soberanía reina sobre él, ninguna autoridad, a ningún dominio está sometida, ni a
criatura alguna desde la creación del mundo hasta ahora, salvo a sí mismo y a cada uno de
aquellos a quien tenga a bien hacer una revelación a través de aquel que procede de la luz
primera. Yo soy, desde ahora el gran Salvador. Porque él es inmortal y eterno. Eterno porque
no ha tenido nacimiento: pues cualquiera que lo tenga, perecerá. No ha sido engendrado, pues
no ha tenido comienzo: quien tiene un comienzo tiene también fin. Nadie tiene autoridad sobre
él, ya que no tiene nombre: pues quien tiene un nombre es criatura de otro. No podría, pues,
ser nombrado. No tiene forma humana, pues quien tiene forma humana es criatura de otro. Y
sólo a sí mismo se parece –no a algo, sea ello lo que fuere, que hayáis alguna vez visto o
percibido–, una semejanza extraña tiene, muy superior a todo y superior al universo. Mira para
todos los lados y se ve a sí mismo de él mismo. Como no tiene límites, es inasible.
Imperecedero, pues que no tiene par. Inmutable. Infalible. Eterno. Bendito. Como no es
conocido, siempre conoce. Es inmenso. Indescriptible. Perfecto, pues no tiene defectos. Bendito
por toda la eternidad. Y es llamado el padre del universo.” Felipe dijo entonces: “¿cómo, pues,
Señor, fue revelado a los perfectos?” Y el perfecto Salvador le contestó: “Antes de que fuera
revelado nada de lo que apareció, en Él estaban ya la grandeza y la autoridad, puesto que Él
engloba la totalidad de todo, mientras que nada le englobaba a Él. Porque todo Él es espíritu.
32

Él es pensado y pensante, reflexión, razón y poder. Poderes todos equivalentes. Poderes que
son la fuente de la totalidad. Y cuya prolongación, del principio al fin, estaba ya en su
presencia, la del Padre increado y sin límites.» (Gnóstico de Sheneset 1:4-5).

Es extraño tratar de conciliar esta imagen que presenta Jesús con la del dios de los
hebreos y los acontecimientos y palabras que se registran supuestamente sobre él en la
TANAK. Parecen ser dos personas totalmente diferentes. De hecho, analizando bien los
conceptos de Dios, los cuales refiere Jesús, y los de Dios, pero vistos con ojos del Antiguo
Testamento, no se ve a la misma deidad. Los israelitas fueron “testigos de Jehová”,
observando y experimentando sus grandes maravillas desde Egipto, pero, aún con todo esto,
Jesús le dijo a sus compatriotas: «Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es
el que me glorifica, el que vosotros decís que es vuestro Dios. Pero vosotros no le conocéis; mas
yo le conozco, y si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros; pero le conozco, y
guardo su palabra.» (Juan 8:54-55) ¿No le conocían? Israel era precisamente quien
representaba a este Dios, del cual oían otras naciones y temblaban. No obstante, Juan insistía
en que «a Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado
a conocer.» (Juan 1:18) Si a Dios nadie le ha visto, ¿a quién observaron Adán, Enoc, Abraham,
Daniel, Moisés, Isaías, y otros muchos personajes bíblicos? No es raro que ni Jesús ni sus
apóstoles mencionasen a Jehová, ni hablasen de él, sino que presentasen a un Dios que Israel
no conocía, al cual los seguidores de Cristo identificaban como “Aba” (Padre). Esto nos lleva a
dar vueltas a las palabras de Jesús al enseñar: «Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en
los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así
también en la tierra.» (Lucas 11:2) Si el Padre está “en los cielos”, entonces no es Jehová, pues
éste dios bajó al Sinaí con Israel, acompañando a Moisés, e incluso mandó a construirle un
tabernáculo y luego un Templo. Al mismo tiempo, Jesús dice que no se hace su «voluntad» –
con lo cual no puede ser Dios ni ha bajado aún, pues deja bastante claro que aquí reina es la
voluntad de “otro”. Además de esto, Jesús habla de que su «nombre» sea «santificado», pero,
¿por qué razón? ¿Quién ha dañado su nombre como para que tenga la necesidad de ser
limpiado? O sea, ¿cómo es que se le han dañado la reputación a Dios? Esto nos empuja a ver
las cosas de otra manera: «No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste
ha visto al Padre.» (Juan 6:46).

Tenemos que considerar el hecho de que la deidad presentada a los israelitas


representaba a Dios, pero no era el Padre. Por esa razón mataba, se enojaba, actuaba de
manera implacable, tenía celos, no perdonaba muchas veces los errores humanos, se
arrepentía, etc. Cualidades que nada tienen que ver con Dios, pero el Padre, al cual se
identifica como el único y verdadero Dios, «el único que tiene inmortalidad, que habita en luz
inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el
imperio sempiterno.» (1ª Timoteo 6:16). Así que el Padre lo es todo, está en todo y existe antes
que todo, pero nada tiene que ver Él con la maldad ni ha sido aún manifiesto, salvo en lo que
Jesús dio a conocer de Él. Entonces el Padre mora en cada uno de nosotros, está alrededor en
todo lo que vemos, pero a la vez tiene su morada en las “alturas” –aunque quien pueda
representarle desde las partes elevadas sea una imagen suya, pero no Él mismo. Si alguien ha
venido a manifestar al Padre ha sido el Hijo, y si alguien ha de venir como presentación física
de Dios más adelante, será el Anciano de Días, a quien vieron Daniel y Enoc -como ya hemos
detallado en nuestro libro “Alcanzar a la Deidad”. Jesús lo describió así: «El Maestro del
universo no sólo es llamado Padre, sino Padre primordial. Él es origen de lo que debe ser
revelado. Es el Padre primordial, que no tuvo principio y que se ve a él mismo en sí mismo como
en un espejo. Se ha manifestado como igual a sí mismo. Pero esa semejanza la ha expresado
como Dios padre a través de sí mismo, confrontándose con quienes estaban confrontados, él
que ante todo era el Padre increado. Pues la misma edad tiene que la luz, que desde antes de
ser vista existe, pero cuyo poder no iguala al suyo. Mas después aparecieron multitud de cosas
33

finitas, engendradas, todas iguales en edad y poder, constantemente glorificadas. Su especie se


llama la generación sin reino, y es a través de ella como vosotros mismos os habéis
manifestado entre los hombres. Y toda esta multitud sobre la que no hay reino se llama la de
los hijos del Padre increado, Dios, Salvador, Hijo de Dios: Ellos son a semejanza vuestra. Pero él
es incognoscible, él es pleno de imperecedera gloria y de inefable gozo. Todos en él descansan,
todos se regocijan en el inefable gozo de su inalterable esplendor e inmenso júbilo. Nunca
hasta ahora un mensaje así fue oído o conocido entre los eones y sus mundos.» (Gnóstico de
Sheneset 1:9).

Aunque los israelitas tenían un nombre concreto para Dios, el Padre no tiene nombre:
«Te bendecimos, el no-ser, la existencia, que es antes de las existencias, en primer lugar está el
que es antes de los seres, el padre de la divinidad y de la vida, el creador de la mente, dador de
lo que da buenas *cosas+, ¡de la bienaventuranza! *…+ Porque no hay nadie que esté activo
delante de ti. Tú eres un espíritu único y vivo. Y tú lo conoces a uno, por lo que pertenece a ti
todo lo que se manifiesta a todos lados. Nada es capaz de expresarte. Pero tu luz brilla sobre
nosotros. *…+ Tú eres uno, tú eres un espíritu viviente. ¿Cómo vamos a darte un nombre?
Nosotros no lo tenemos, Porque tú eres la existencia de todos ellos. Tú eres la vida de todos
ellos. Tú eres la mente de todos ellos. Porque tú eres aquel en quien todos se alegran.» (Estela
3. Las 3 Estelas de Set). Entonces, el que es antes de todo, no tiene nombre, no es conocido y
es antes de lo visible. ¿Y dónde está su reino? ¿Mora Él en algún lugar concreto? Bueno,
sabemos que «el Padre está en la inocencia» y que además «la Majestad perfecta está en
reposo» (2º Tratado del Gran Set), por lo que el Shabat identifica la morada y estado del Padre
universal. No es de extrañar que se enseñase a guardar el día Sábado (todo esto sobre el
Padre, y mucho más, está detallado en el Evangelio de los Egipcios o Libro Sagrado del gran
Set). Y es desde el Padre de donde surgió lo primero en aparecer: la Palabra. Esta se manifestó
en el mismo momento en que el Padre generó un Pensamiento, por lo que esta palabra es la
acción misma consecuente del pensamiento del Padre. Así es como también vino a tener lugar
la luz pura, por la sola idea del Padre universal, el cual lo contiene todo en sí mismo y cuyo
poder no puede ser explicado ni imaginado.

Las tradiciones antiguas, a pesar de la oscuridad en conocimiento sobre el Altísimo,


parecen haber tenido atisbos de referencias hacia Él: «En lo primevo, moran tres unidades.
Otras diferentes a estas, no pueden existir. Éstas son el equilibrio, fuente de la creación: un
Dios, una Verdad, un punto de libertad. Tres vienen de los tres del equilibrio: toda la vida, todo
el bien, todo el poder. Tres son las cualidades de Dios en su hogar de Luz: poder Infinito,
Sabiduría Infinita, Amor Infinito. *…+ Tres son las cosas inevitables que Dios realiza: Manifestar
poder, sabiduría y amor. Tres son los poderes que crean todas las cosas: Amor Divino
poseyendo conocimiento perfecto, Sabiduría Divina conociendo todos los medios posibles,
Poder Divino poseído por la voluntad de unión del Amor y Sabiduría Divinas. Tres son los
círculos (estados) de existencia: El círculo de la Luz en donde no mora nada más que Dios, y
solamente Dios puede atravesarlo; el círculo del Caos en donde todas las cosas por naturaleza
surgen de la muerte; el círculo de la consciencia en donde todas las cosas florecen de la vida.
*…+ Tres son los obstáculos: falta de empeño para obtener conocimiento; desapego de Dios;
apego al mal. En el hombre, se manifiestan los tres. Tres son los Reinos del poder interno.»
(Tabla 14. Tablillas Esmeralda de Thoth) Concretamente en el hinduismo parece estar reflejado
Dios en textos Vedas como Brahma, Brahama o Brahmán, quien también aparece en uno de
los himnos donde es denominado Brahmanaspati, o igualmente como Brihaspati, como quien
«destruye a los Asuras», refiriéndose a los demonios. Esto recuerda a las Batallas de Jehová.
Igualmente dice de él: «por el poder de la palabra sagrada, triunfó frente a Bala, dispersó las
tinieblas e hizo brillar la luz.» El título “Bala” –o “Vala”- podría especular que es raíz de la cual
derivó el nombre “Baal” (BA-LA o BA-AL), ya que originalmente los nombres se podían leer de
izquierda a derecha o de derecha a izquierda, como se explica en el sistema cabalístico de la
34

Temurá. Lo más llamativo es cuando dice de Él que es el «dueño soberano de la oración»,


como «sacerdote de la familia de los dioses», y que «ayuda a los hombres mediante
instrucciones virtuosas.» Asimismo, afirma que es «salido de la verdad» y en alguna ocasión es
invocado como «el más divino de los dioses» y el «padre de los dioses», el «regulador de este
mundo» y «dueño supremo de todos los seres.» Estos epítetos o lisonjas parecen describir al
Jehová de la TANAQ (Antiguo Testamento), pues incluso la afirmación de: “dios de los dioses”,
se halla en un salmo de Asaf: «Dios está en la reunión de los dioses; En medio de los dioses
juzga.» (Salmo 82:1. RVA 1960).

En la mitología árabe definían al dios supremo y creador como Allah-Taala o Alláh-


Toala, considerándolo creador del Cielo y la Tierra (su nombre fue malentendido por los
griegos, que pensaron que se refería a los dioses Orotal y Alilat). También se halla el epíteto de
Allah-Ta-Alai como dios muy alto, mientras los otros eran Al-Jlahat o dioses menores. Estos
serían la compañía de Dios y estarían sujetos en todo a Él, lo que recuerda al término Benan-
Hascha, que significa “los compañeros de Dios”. Otra identificación aparece con el seudónimo
de Aláh o Al Iláh, a quien se muestra con la media luna y representaría a la naturaleza, siendo a
su vez padre de 3 importantes diosas (se especula que el epíteto de Alah provenga de Elah).
Sin embargo, en relación a títulos y apelativos para el dios más grande de todos, el Creador,
Padre universal y eterno inmaterial, hay otros nombres en mitos legendarios. Algunos parecen
llevarnos a recordar palabras de Enoc donde decía que “los hombres equivocarían sus caminos
entendiendo a las estrellas como dioses”, pero esta misma traducción podría no ser acertada,
al referirse a “Elohim”, es decir, también podría estar enfocada en que los hombres
confundirían a los seres estelares con el propio Dios. De ahí Ra en Egipto, Brahama en la India,
Zeus en Grecia, Odín en Escandinavia o Achamán en Tenerife (una de las 7 Islas Canarias, en
España), por ejemplo. Achamán (Achuhuran, Achahucanac (Dios Grande y Sublime),
Achguayaxerax, Achoron, Achaman (el Sustentador de los Cielos y la Tierra) Abora o Alcorac),
era -sin que se sepa su pronunciación exacta-, el nombre que recibía una de las entidades
mitológicas divinas en las que creían los antiguos pobladores de la isla de Tenerife, los
guanches. Achamán ostentaba el título del dios del cielo y era considerado el dios supremo. Su
nombre significa literalmente "los cielos", en alusión a la bóveda celeste (el cielo). En un
principio, acorde a los guanches, era Achamán, dios poderoso y eterno que se bastaba a sí
mismo. Antes de él sólo había la nada y el vacío, el mar no reflejaba el cielo y la luz aún carecía
de colores. A él debían su existencia las criaturas, pues creó la tierra y el agua, el fuego y el
aire, y toda la vida que en ellos cabía. Achamán habitaba las alturas y a veces las cumbres de
las montañas para regocijarse contemplando lo que ante su mirada se avivaba.

Las palabras de los israelitas y sus antepasados no son las únicas que guardan
misterios, ni siquiera las culturas a las que se les atribuye el origen de la civilización. Como dejó
patente Platón y otros muchos antes y después de él, hubo pueblos de otrora de los cuales ya
hoy casi no queda mención. Aún ellos dejaron referencias en asociación con el tema del Dios
que es sobre todos. Unas tablillas de unos 36.000 años de antigüedad, halladas en el Yucatán,
reflejan el conocimiento de estas gentes sobre aspectos celestes que seguidamente se
desvanecieron en el tiempo. Las tablas esmeralda estaban atribuidas a un sacerdote atlante
llamado Thoth a y la sabiduría que había alcanzado. En una deba sus experiencias trans-
corporales, Thoth tuvo una visión suntuosa: «Dada la clave para ascender a la Presencia de la
Luz en el Gran mundo. Me paré delante del Sagrado entronizado en la Flor de Fuego. Cubierto
estaba él por el relampagueo de la oscuridad, también mi Alma por la Gloria ha sido
destrozada. Delante de los pies de su Trono como el diamante, corrían cuatro ríos de flama de
su taburete, corrían a través de los canales de nubes hacia el mundo del Hombre. Lleno estaba
el salón con Espíritus de los Cielos. Maravilla de maravillas era el palacio plagado de Estrellas.
Encima del cielo, como un arcoíris de Fuego y Luz del Sol, estaban Formados los Espíritus.
Cantaban las glorias del Sagrado. Después del medio del Fuego salió una voz: Contempla la
35

Gloria de la primera Causa. Contemplé esa Luz, muy arriba de toda oscuridad, reflejada en mi
propio ser. Alcancé, como era, al Dios de todos los Dioses, el Espíritu Sol, el Soberano de las
esferas Sol. Existe Uno, Incluso el Primero, que no tiene inicio, no tiene final; que ha hecho
todas las cosas, quien gobierna todo, quien es bueno, quien es justo, quien ilumina, quien
sostiene. Entonces desde el trono, se vertió una gran brillantez, rodeando y elevando mi alma
con su poder. Con rapidez me moví a través de los espacios del Cielo, se me mostró el misterio
de misterios, se me mostró el corazón Secreto del cosmos.» (Tabla 14. Tablillas Esmeralda de
Thoth)

Ahora bien, si queremos indagar profundamente, podemos buscar la referencia al Uno,


al Padre Universal, al Creador y, en definitiva, al monoteísmo post-diluviano en el mazdeísmo o
zoroastrismo. Remitiéndonos a las enseñanzas del profeta persa Zoroastro observamos la
relevancia que da a Ahura Mazda (Ahura Mazdā) u Ormuz, nombre en idioma avéstico para
una divinidad exaltada por él como el Creador no creado, es decir, la deidad suprema del
zoroastrismo. En el Avesta, «Ahura Mazda es el más alto objeto de culto», la primera divinidad
y la más frecuentemente mencionada en la liturgia Yasna. En la cosmogonía y tradición
zoroástrica, todas las divinidades menores son también creaciones de Mazda (léase
Bundahishn III), algo semejante a la idea hindú de Brahama. Es entendido como el dios del
cielo, omnisciente y sacerdote celeste, líder de los Amesha Spenta (divinidades del
zoroastrismo, creadas por Ahura Mazda para ayudar a regir la creación) o ahuras. Según el
profeta persa, Ahura Mazda es un dios abstracto y trascendente, sin imagen concreta, por lo
cual no es representable. Los zorastrianos usan el término “atar” para referirse al fuego y luz
que son manifestaciones de Ahura Mazda. La definición de “Ahura” significa, literalmente, el
“Ser Alto” -es masculino-, y “Mazda” significa “sabiduría”, -nombre femenino. Ahura Mazda es
comprendido a través de la Buena Mente. Pero esta comunión, este intercambio entre la
Divinidad y los humanos que extiendan la mano en busca de Él, es único a través de la Buena
Mente. Se comunica y se manifiesta a los mortales a través de sus propios atributos éticos que
son una parte de su ser. Los hombres y mujeres pueden escoger ser como el Achaa (Rectos) o
como Vohu Manah (con una Mente Buena y benévola), o cualquiera de las otras esencias
propias del mismísimo ser de Dios. Se dice que Él da Sus propios atributos a la humanidad para
progresar y evolucionar hacia la entereza.

La Palabra

De manera que en esto, el Padre Universal, empezó a desarrollar su Pensamiento y


contemplarlo frente a él. Igual que en muchas mitologías, las primeras virtudes del cosmos son
representadas con figuras personificadas, asimismo, en este caso, las virtudes del Creador se
manifestaron en su derredor, empezando por la imagen femenina o “La Madre”, pero todo
esto es anterior a lo que cualquier mitología del mundo pudiera considerar, pues solamente ha
sido dado a conocer por Cristo. Lo que sale de las mitologías son las enseñanzas de ángeles a
los hombres, pero muchos de los ángeles no conocían el Reino Imperecedero de donde vino
Cristo, por lo que comenzaron a relatar los orígenes desde el punto donde ellos lo conocían, de
ahí que aún los grandes arcontes desconocieran quién era Cristo y el propio Padre: «No les fue
posible saber quién es el Padre de la Verdad.» (2º Tratado del Gran Set) Así que los textos
hablan de la aparición de la Madre por el pensamiento y del Hijo por la Palabra, lo que en
griego llaman “Logos”. De esta Madre vendría la vida, pero siempre con el consentimiento del
Padre. Mas, ¿quién es esa Madre y porqué nunca se ha oído hablar de ella en la Biblia?
Ciertamente no parece ser Gaia, la Madre Tierra, pues se está hablando de la Primera
Creación, es decir, el Universo Espiritual, no del mundo físico. Para abordar esta incógnita los
manuscritos antiguos tienen escrito: «Ella es el primer Pensamiento, la imagen del Espíritu. Ella
se convirtió en el vientre universal, porque ella lo precede todo, el Padre común, la primera
Humanidad, el Espíritu santo, el varón triple, el andrógino con tres nombres, el reino eterno
36

entre los seres invisibles, el primero en salir.» (Libro Secreto de Juan 3:8) O sea, ella estuvo
antes de lo que sería “el Padre común” (la unión del Padre y la Madre, entendidos como la
divinidad), está antes de la primera humanidad –la imperecedera-, está antes del Espíritu
Santo, antes que Cristo y que el propio Reino Eterno que fue formado tras ella. En otras
palabras, la Madre (llamada Barbeló) sería la personificación, nombre y/o identidad del
Pensamiento del Padre.

Esta fuerza no es entendida como una diosa, aunque místicos y ocultistas han tratado
de darle culto, con tal, siempre, de no dárselo ni al Padre ni al Hijo. Así pues, Barbeló
(Reconocimiento, Pensamiento Anterior) pidió tres dones al Creador: Inmortalidad, Vida
Eterna y Verdad, y estos cinco conceptos personificados (el Creador y la Madre, con sus tres
dones concedidos) habrían fundado el Universo Espiritual. Inclusive la voz Barbeló o Barbelón
pasó, después del Diluvio, a convertirse en un término negativo, tomando forma en los
vocablos: Babeló, Babili, Babalon, Babel o Babilonia. Si bien, a ella no se le da ningún papel
importante o roll alguno, pues simplemente representa el Pensamiento del Padre, el cual da
como resultado su Palabra, que es el Hijo, a quien en griego llaman “Cristo”. Aquí siempre se
enfatiza en que todo era creado inmediatamente por la mente y no por la utilización de
tecnología, magia, cópula o por la acción independiente de cualquiera de ellos -y
evidentemente bajo la aprobación del Padre Universal. Después de esta primera Madre,
llamada Barbeló o Barbelón, el Padre y la Madre crearon un pensamiento de luz de manera
que ahora vino el Hijo. Es así, al menos como lo refieren lo escritos que poseyeron los primeros
cristianos egipcios. Entonces, el reconocimiento o gloria del Creador, que es Barbeló, y el Padre
unieron su pensamiento creando una gran luz, el fruto o “resultado”, que fue Cristo. A partir
de aquí vino el resto del universo de los seres imperecederos del mundo espiritual, bajo la
orden del Creador y dependientes de Él. Entendamos que esto tiene que ver con lo que dijo el
Creador a Enoc: «Si yo giro mi rostro, entonces todas las cosas serán destruidas.» (2ª Enoc
33:5) El Evangelio de los Egipcios define la primera creación como manifiesta del Padre
Incorruptible y revelada en tres poderes: el Padre, la Madre y el Hijo, siendo manifiestas a
partir del silencio del Padre oculto. Esta es la razón de porqué los dioses del caos han
engañado al mundo creando su propia idea de tres deidades: padre, madre e hijo; duplicando,
como siempre, las pautas de los Reinos Superiores.

El Evangelio de los Egipcios o del Gran Espíritu Invisible (un tratado atribuido a Set, hijo
de Adán), afirma que detrás de aquello primigenio en mostrarse vino Domedón Doxomedón,
del cual surgieron los posteriores poderes, de modo que «el Hijo lle[gó] cuarto, la Madre
[quin]ta, [el Pad]re sexto. Él existía [...], pero sin proclamar. [Es] el que es insignificativo entre
to[das las potencias], las glorias y las incorru[ptibi]lidades.» (Verso 41). Toda vez que se
identificaba la figura del Padre se habría hecho alusión a este gran Reino de los 10, hablando
de las 8 cualidades de esta Primera Creación de los dos (Padre y Madre), basados en el
Pensamiento originado del seno del Padre (también llamado Espíritu Virgen o Gran Espíritu
Invisible). Puede que a pesar del paralelismo de estos acontecimientos con los expuestos en
Egipto sobre la Enéada Heliopolitana, estos posteriores sean principios tempranos que
documentaron los sacerdotes egipcios, pero aún nada de esto tiene que ver con cosa alguna
que se haya conocido en la Tierra. Esto todo ocurría «en el silencio», antes de todas las cosas.
Siguiendo, más o menos, el orden del relato, el Hijo (el inicio de la Luz) recibió los dones de la
Mente y la Voluntad, y estas cualidades, desde arriba, empezaron a dar origen a lo que suele
llamarse “Universo Mental”: «Entonces el Vástago pudo colocarse ante el poderoso e invisible
Espíritu virgen como Dios, Cristo, producido por sí mismo, a quien el Espíritu había honrado con
grandes aclamaciones. Este Vástago salió a través del Pensamiento Anterior. El Espíritu virgen
invisible colocó a este Dios verdadero, producido por sí mismo, por encima de todo, he hizo que
toda autoridad y la verdad interior estuvieran sujetas a él. Entonces el Vástago pudo
comprender el universo al que se llama por un nombre mayor que todos los nombres, pues ese
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nombre se dirá únicamente a los que son dignos de él.» (Libro Secreto de Juan 14:14-15)
Podríamos resumir esto como “la palabra de Dios hecha acción”. Si el pensamiento del Padre
fue capaz de concebir semejante vida, ¿cuánto más no lo fue su mera Palabra?

En cierto momento, un hermano de Jesús, Jacobo, escribió, tras un debate con los
religiosos judíos en relación a Cristo, semanas después de su Resurrección: «Él era [aquel] al
que no han [visto] aquel que creó el cielo y la tierra viviendo con ella. Él era aquel [que] es la
vida. Él era la luz. Él era aquel que será. Y además él va a acabar con aquello [que] ha
comenzado y a procurar un comienzo para aquello que está por llegar a su fin. Él era el Espíritu
Santo y el Invisible que no descendió a la tierra. Él era la virgen y aquello que según su voluntad
le sucede.» (2º Apocalipsis de Santiago). Es menester no confundir la idea de este Reino Eterno
con las tendencias politeístas humanas, como la idea de “la Reina del Cielo”, que no es más
que un concepto de los cananeos idolatrando a dioses menores que ellos consideraban
rectores del cosmos y su ordenamiento. Si bien, antes de las revelaciones de Cristo esto no era
conocido abiertamente, solo había manuscritos en sectores privilegiados, y además, estos
textos no eran del todo comprendidos. El reino presentado a los israelitas era correspondiente
a la administración del Universo Material, dado a Jesús, pero regido por Jehová. No obstante,
en las realidades superiores, hay existencias de luz pura que siguen un patrón semejante pero
sujetos a otros cánones no correspondientes con la fisicalidad. Al menos así es como es
expresado en los textos hallados en Nag Hammadi, a mediados de los años 40, los cuales
pertenecieron a los seguidores de Jesús que se establecieron en Egipto, escapando así de las
manos del contaminante imperio romano. «- Dado que el Creador hizo el mundo todo, no con
las manos sino por palabra, así pues piénsalo presente y siempre existente, hacedor de todas
las cosas, Uno Único, como habiendo por propia voluntad creado los seres. Porque de verdad
son ellos su Cuerpo, intangible, invisible, inconmensurable, más allá de la dimensión,
incomparable con cualquier otro cuerpo; porque no es fuego, ni agua, ni aire, ni espíritu, sino
todas las cosas a partir de él.» (De Hermes a Tat: el mar, la unidad. Corpus Hermeticum)

Cristo

Vemos que el concepto de Padre, como “Dios”, figura de este concepto de tres
personas, a veces confundido con la deificación trinitaria hacia los dioses politeístas (un
elemento que trataremos más adelante), pero que no engloba al Espíritu Santo. Estas tres
presencias son también descritas a manera de matrices de las “Tres Ogdóadas”, como diría
Set: «A partir de este lugar procedieron las tres potencias. Las tres Ogdóadas que [el Padre] en
(el) Silencio junto con su Pre-pensamiento [manifestó] desde su seno, es decir, el Padre, la
Madre y el Hijo.» De manera que, el Gran Espíritu Invisible, Creador o Padre Universal creó la
figura de las Tres Ogdóadas que conocemos como “Padre”, lo cual sitúa al Silencioso y Creador
por encima del propio concepto que ya teníamos muchos sobre él. Si el Padre es «santo, santo,
santo», obviamente Jehová no era el Padre sino una forma muy baja de su identidad,
manifiesta en nuestro mundo. Esto lleva a comprender que el Padre se deja ver en realidades
inferiores a Él, habiendo sido Jehová la primera de ellas –aunque realmente era identificado en
el Éxodo por ángeles que llevaban este nombre (Cap. 23:20-21)- y la segunda Cristo, quien le
dio a conocer ente su pueblo en lo que tiene que ver con el amor, al misericordia, la paz, la
santidad, el perdón, la bondad, la mansedumbre, la humildad, la justicia y también el poder.
Aún con todo, está prometido que Dios bajará a la Tierra junto con Cristo, lo cual es
claramente entendible como una personificación más del Padre de forma excelsa, aunque hay
más por encima de estas, todas ellas en su nombre y una con Él, pero ninguna es Él mismo –
aunque todo está contenido en Él. Por eso “Dios no es celoso”, sino Jehová, de cara a los que
le usurpan su lugar en la Tierra y otros lugares adyacentes. También sobre el Hijo está
mencionado en el Evangelio de Tomás Dídimo: «Dijo Jesús: “Yo soy la luz que está sobre todas
las cosas. Yo soy el universo, [yo soy todo]: el universo ha surgido de mí, [todo salió de mí] y ha
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llegado hasta mí. Partid un leño y allí estoy yo; levantad una piedra y allí me encontraréis”.»
(Tomás 1:75)

Si efectivamente Cristo provino de este Reino Superior, eso explica que dijera: «Padre
justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me
enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que
me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.» (Juan 17:25-26) Al decir “nombre” identifica la voz
hebrea “shem”, que se refiere a un “renombre”, “identidad”, “reputación” y significado de lo
que es la propia persona y de lo que representa, no necesariamente un identificativo o título.
Por eso Jesús dio a conocer su “shem”, o sea, lo que Dios es, representa, significa, etc., no un
nombre concreto como apelativo, a manera de como suele entenderse en el monoteísmo
religioso. El texto egipcio de Set, que habla sobre el Padre, añade que «entonces [el Infante]
tres veces masculino [del gran] Cristo al que había ungido el [gran Espíritu invisi]ble, aquel
[cuyo] poder fue [llamado] Ainon, dio ala[banza al] gran Espíritu invisible» (vers. 44), y le
solicitó virtudes, las cuales recibió, así como 12 Reinos sobre los cuales sería soberano,
partiendo de 4 eones: «Estableció tronos en gloria, miríadas innumerables en los 4 eones que
lo rodean, miríadas innumerables, potencias y glorias e incorruptibilidades. Y dimanó de esta
manera.» (Vers. 54-55) Acomodando estas palabras de Set a su segundo manuscrito, Cristo
parecía haber intervenido en los asuntos del universo, en diversas partes y épocas, donde el
cuerpo físico no era más que un puente –algo que aclararemos más adelante. Podemos añadir
otro pasaje en el que Jesús habla de sí mismo y su papel: «Mateo le preguntó: “Señor y
Salvador, ¿cómo se le manifestó la humanidad?” Y el perfecto Salvador le respondió: “Debéis
saber que quien se manifestó antes del universo sin fin es quien por sí mismo ha creído, quien a
sí mismo se ha construido, el Padre pleno de radiante e inefable luz. En el principio, decidió que
su imagen se convirtiera en una gran potencia. Y el principio de esta luz se manifestó
inmediatamente como un hombre inmortal y andrógino, y, gracias a este Hombre inmortal,
ellos podrán asegurar su salvación y despertarse del olvido por el intercesor que les fue enviado
y que está con vosotros hasta el final de la pobreza de los bandidos.» (Gnóstico de Sheneset
1:10).

Se aprecia en las Escrituras que Cristo es el Primogénito del Padre y es su Unigénito,


pero pocos se paran a pensar qué significa eso. También se señala como la luz, pero, ¿qué
quiere decir eso? Jesús, exponiendo esto a su discípulo Juan, le contó: «El Padre penetró a
Barbelo con una mirada, con luz pura, brillante, que rodea al Espíritu invisible. Barbelo
concibió, y el Padre produjo un rayo de luz que se parecía a la luz bendita pero no era tan
brillante. Este rayo de luz era el Vástago único del Padre común que había salido, y el único
retoño y el Vástago único del padre, la luz pura.» (Libro Secreto de Juan 4:1-3) Si esta luz fue lo
primero en ser producido, y se identifica con Cristo, entonces podemos apreciar que hay
pasajes bíblicos en consonancia con el tema, no sólo en Génesis 1:3, sino en el Nuevo
Testamento –ya que la luz del Génesis 1:3-4 vino fue a causa de la oscuridad, o sea, fue
posterior a la luz del Hijo-, como por ejemplo: «Aquella luz verdadera, que alumbra a todo
hombre, venía a este mundo.» (Juan 1:9) Pero comprendemos que también la definición de luz
puede ser alegórica, dando a entender que es la aclaración sobre todas las cosas, la verdad
pura y la claridad completa. En todo caso, ambas cosas pueden estar estrechamente
relacionadas: «Y ésta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más
las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo,
aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica
la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.» (Juan 3:19-
21) Debido a esto vemos que Juan Zebedeo identificase a Juan el bautista como un predicador
de la Luz (Juan 1:7-8), y Jesús lo refiriese como un dador de luz momentánea (Juan 5:35).
Tenemos, por consiguiente, que Jesús representa la Luz que viene al mundo, posiblemente en
asociación con la identidad que tiene como la luz manifiesta ya desde los orígenes de todo,
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antes de que existiese lo visible. Así se presentó a los judíos: «Otra vez Jesús les habló,
diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la
luz de la vida.» (Juan 8:12. Semejante a Juan 9:5). Con lo cual la descripción es, en este caso,
sobre la ignorancia, pero también lo muestra como la luz misma.

No obstante, la apreciación más clara sobre su relación con la verdadera Luz y el


conocimiento sobre todas las cosas, a la vez, lo vemos también en el Evangelio de Juan,
cuando dijo: «Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz,
para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va.
Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz. Estas cosas habló
Jesús, y se fue y se ocultó de ellos.» (Juan 12:35-36) Jesús se presenta como luz siendo esto un
símbolo puntual de cómo era antes de venir al mundo y de cómo él trae la verdad en medio
del desconocimiento. Esto se refleja contraviniendo a algunas denominaciones religiosas, que
sugieren que él era Jehová o el ángel de Jehová, dependiendo de la doctrina, dejando
manifiesto que no estuvo en la Tierra antes de nacer sino en el seno del Padre (Juan 7:28, 1:1-3
y 1ª Juan 1:2), siendo expresado especialmente como la personificación y representación de la
“Vida”, o sea, la Vida Eterna. Además de todo esto, se le atribuye ser el motor del origen del
hombre, de ahí el apelativo de “Hijo del hombre” (Ben ha-Adam), no por ser una “persona”
(Ben Adam = hijo de Adán) o “descendiente de Adán” (Bnei Adam), sino por ser el mismísimo
representante del género humano, no solo terrestre, sino el imperecedero, que precede a
este. Los textos citados vale la pena estudiarlos detenidamente, pues, aunque son complejos,
revelan grandes cosas de edificación, incluyendo explicaciones sobre este asunto de “Cristo” y
el “Hijo del hombre”. Leyendo podríamos comprender por qué Jesús dijo: «Mi reino no es de
este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera
entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí.» (Juan 18:36). Según parecen explicar los
escritos, especialmente gnósticos (del cristianismo egipcio del siglo I), Cristo es soberano ya
desde esos inicios, y le fue dado un gran poder y líderes asistentes debajo de él. Incluso, con la
colaboración del resto de la gran Asamblea, dio lugar a la primera raza inconmovible
denominada Adán, y el nacimiento del gran Set, pero no las figuras terrestres que llevan estos
nombres, sino las celestiales, por lo que él recibiría el nombre de Hijo del Hombre, o sea,
imagen del diseño original que representa lo que conocemos como “ser humano”.

Aún con todo, él era, y es, uno más de las múltiples facetas de la luz del Padre, tanto
manifiesta como no manifiesta, no solamente el Mesías de Israel o el recolector de las tribus
perdidas (Isaías 49:5-7). Enoc escribió sobre el Hijo Eterno: «En ese momento ese Hijo del
Hombre fue nombrado en presencia del Señor de los espíritus y su nombre ante la Cabeza de
los Días. Ya antes de que el sol y los signos fueran creados, antes de que las estrellas del Cielo
fueran hechas, su nombre fue pronunciado ante el Señor de los espíritus.» (1ª Enoc 48:2-3) Y
añadió: «Por tal razón ha sido él Elegido y reservado ante Él, desde antes de la creación del
mundo y para siempre.» (1ª Enoc 48:6) Enoc confirma lo que vendría a ser el Hijo al venir al
mundo, diciendo que «Él será para los justos un bastón en el que puedan apoyarse y no caer;
será luz para las naciones y esperanza para los que sufren.» (1ª Enoc 48:4) También profetizó
sobre el Ministerio del Arrepentimiento, de esta manera: «En el día de la aflicción, cuando la
desgracia se acumule sobre los pecadores, los justos triunfarán por el nombre del Señor de los
espíritus y hará que otros testifiquen que pueden arrepentirse y renunciar a la obra de sus
manos.» (1ª Enoc 50:2). En la misma línea, igualmente Enoc menciona el conocimiento, de
antemano, de los que serían elegidos para morar con el Sublime: «Por los mismos días el
Elegido se levantará y de entre ellos seleccionará a los justos y a los santos, porque se acerca el
día en que serán salvados.» (1ª Enoc 51:2). Asimismo, miles de años antes de que naciera en
Belén, advirtió sobre cuando Jesús fue glorificado y recibió todo poder: «El Elegido se sentará
en su trono en esos días y de su boca fluirán todos los misterios de la sabiduría y consejo,
porque el Señor de los espíritus se lo ha concedido y lo ha glorificado.» (1ª Enoc 51:3)
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Los Reinos Imperecederos

Hay mucho más que decir sobre el Hijo, Cristo, y sobre el Padre, pero debemos tratar
también otros puntos, como son las formas de vida que aparecieron en el Reino del Padre (los
otros detalles pueden hallarse matizados en “Alcanzar a la Deidad” y “Un Mensaje Olvidado”).
Juan escribió que Jesús le dijo: «el Perfecto se contempla a sí mismo en la luz que lo rodea. Este
es el manantial del agua de vida que produce todos los mundos de todas las clases.» (Libro
Secreto de Juan 3:1) Jesús dijo que no era de «éste mundo», por lo cual vino de otra parte, o
de otro mundo. Juan no era el único en referirse a otros mundos, los cuales son creados y
mantenidos por el Padre: «Los mundos son infinitos y el hombre ha de vivir en todos los que
hoy existen; pero la creación sigue y no se acaba. Todos los mundos se comunican unos con
otros en amor y justicia, Y mi Dios en ello se engrandece.» (Fragmento del Testamento Secreto
de Abraham 1:2-3, datado de hace 4.000 años) Dichos mundos, ¿existirían ya antes del
establecimiento del universo? Set escribió que «antes de la fundación del mundo, cuando toda
la multitud de la Asamblea se reunieron en los lugares de la Ogdóada» (2ª Tratado del Gran
Set), se determinó el destino siguiente de la Creación. Ciertamente, antes de aparecer estos
mundos como tales, existían los poderes surgidos del Padre Universal, quienes recibieron
cualidades especiales y criaturas asistentes. Luego de esto vinieron los Reinos creados como
vivienda para morar ahí. Las cualidades emergentes parecían estar siempre personificadas. La
primera en solicitar compañía para ella fue Barbeló (el Pensamiento Anterior), quien pidió
Conocimiento Anterior, Inmortalidad, Vida Eterna y Verdad. Este primer paso fue el que dio
origen al «reino de 5 del Padre. Es: la primera humanidad, la imagen del Espíritu invisible, esto
es, el Pensamiento Anterior, Barbelo, Pensamiento, junto con Conocimiento Anterior,
Inmortalidad, Vida Eterna y Verdad. Este es el reino andrógino de los 5, éste es el reino de los
10, éste es el Padre.» (Libro Secreto de Juan 3:17-18) Aquí se explica que al referirse al Padre
se habla de este Reino de 10, que tiene en él al Reino de Barbeló, que es de los 5, el cual se
identifica como la primera humanidad en surgir, es decir, los primeros creados.

Sobre los 4 Reinos Eternos, y el cuarto, destinado al Hijo, otro texto dice: «Entonces el
Salvador creado un [sólo] después de todos ellos, y las mentes de estos leer, los
bienaventurados y diferentes a causa de su elección; y otros, muchos de los que están sin un
rey y a todos los que les preceden, por lo que hay 4 carreras. Hay 3 que están asignados a los
reyes de la Ogdoada, pero la 4ª carrera es del rey y perfecto, porque es sobre todos.» (Apócrifo
de la Creación Copta 124:33 al 125:7) Esos 4 estaban vigilados por 3, que a su vez rigen su
propio sistema, con lo cual hay 12 Reinos Imperecederos base. No obstante, la atribución de
reinado debería comenzar ofreciéndosele el gobierno a Cristo. Así vino el Reino del Hijo, no sin
antes ser ungido el Espíritu Santo, cuando se manifestó por primera vez como luz: «El Padre la
ungió de bondad hasta que fue perfecta y completamente buena, pues el Padre la ungió con
bondad del Espíritu invisible. El Vástago estuvo en presencia del Padre durante el ungimiento.»
(Libro Secreto de Juan 4:5) Lo que pidió Cristo fue Mente, y así fue. Luego vino la Voluntad,
pero todo acorde al poder y designio de la Palabra de Dios que estaba en consonancia con el
Padre y por medio del cual surgían todas las cosas. De manera que Cristo, ergo, recibió poder y
dominio sobre todo: «Entonces el Vástago pudo colocarse ante el poderoso e invisible Espíritu
virgen como Dios, Cristo, produciendo por sí mismo, a quien el Espíritu había honrado con
grandes aclamaciones. Este Vástago salió a través del Pensamiento Anterior. El Espíritu virgen
invisible colocó a este Dios verdadero, producido por sí mismo, por encima de todo, he hizo que
toda autoridad y la verdad interior estuvieran sujetas a él. Entonces el Vástago pudo
comprender el universo al que se llama por un nombre mayor que todos los nombres, pues ese
nombre se dirá únicamente a los que son dignos de él.» (Libro Secreto de Juan 4:14-16) Así
entonces, como Barbeló, él también recibió un reino y los correspondientes ayudantes: «Ahora
de la luz, Cristo, y de la Inmortalidad, por la gracia del Espíritu, llegaron las cuatro estrellas que
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se derivan del Dios producido por sí mismo. Él miró a su alrededor e hizo que las estrellas se
colocaran ante él.» (Cap. 5:1) Como podemos observar, ninguno creaba por sí mismo, ninguno
hacía cosas solo, todos trabajaban conjuntamente para dar lugar a las formas de vida, poderes,
creaciones y demás manifestaciones. Eso nos recuerda a las criaturas luminosas que observó
Enoc es su primer viaje: «Después me llevaron a un sitio cuyos habitantes son como el fuego
ardiente, pero cuando desean aparecen como humanos.» (1ª Enoc 17:1)

Se puede llegar a imaginar que todo este reino no es más que planetas y sistemas del
espacio exterior, pero aun así el Padre no está sometido a nada de lo que se observa con los
telescopios. El Padre, definido como Espíritu Virgen o Padre Universal es único. Sin embargo,
como un cuerpo, tiene muchas partes, pero todas son Él y parte de Él, pues el hombre es el
que ve la Dualidad y la Separación siempre, distanciándose a sí mismo de la Unicidad. El
Espíritu Virgen, el padre Universal, solo plantear un Pensamiento, éste ya se personificó (así es
el grado de su poder sin límites), y ese Pensamiento, llamado Barbeló, junto con el Padre
Universal, crearon al Hijo, que no es otro más que la personificación de la Palabra que salió del
Padre. Todo esto que comenzó a revelarse recibió el nombre personificado de Domedón
Doxomedón. Cuando ellos existen reciben cualidades y compañeros, con los cuales organizan
sus Asambleas de varios números de componentes, siendo mundos, reinos y unidad con el
Padre, todo a la vez. Todo este quipo en general es definido como Espíritu Santo, o
simplificado como Espíritu, en consonancia con su fuerza, motivación, movimiento, actividad e
unanimidad en la santidad del Padre. Al mismo tiempo, quienes reciben la autoridad concreta,
reciben la capacidad de ser entendido como “el Padre”, aunque no fuese exactamente el
Espíritu Virgen, pues expresan lo que es el Padre y so uno en sí mismos, pues en ellos no hay
separación alguna, ni diferencia de opiniones o criterios, ni divisiones ni intereses ni esencias
distintas. Ellos muestran así la unión verdadera, donde todos, de común acuerdo, al lugar a las
cosas, y son entendidos como “El Padre” y como la deidad real, a quien entendemos, desde
Cristo, como “Dios” –ya sea que nos refiramos al Espíritu Virgen a Cristo, a Barbeló o a
cualquier otro, pues, repito, no hay diferencias entre ellos, ni celos, ni envidias ni criterios de
individualidad, pues esos “criterios”, precisamente han provocado el aislamiento humano.

De esta manera seres y poderes se unían para crear, no sin que antes vinieran a Cristo
las estrellas, los cuales representan grandes eminencias celestes o luminarias que en el mundo
denominamos “arcángeles”, y quienes podrían igualmente simbolizar sistemas estelares. Así es
como «vino de lo alto la potencia de la gran luz, la manifestación. Ella generó las 4 luminarias:
Armozel, Oroiael, Daveité y Elelet y al gran incorruptible Set, el hijo del hombre incorruptible,
Adamas.» (Evangelio de los Egipcios. Vers. 52) Entonces así «se completó la Hebdómada
perfecta que existe en misterios ocultos.» Cada uno de estos luminares fue puesto sobre uno
de los 4 Grandes Reinos Eternos, pero ayudado por un colaborador. Los seres y poderes
personificados también parecen ser Reinos mismos o representaciones de Reinos. Así, aunque
hay 4 arcángeles sobre esto, realmente hay 12 reinos imperecederos. El primero de los ángeles
líderes es Armozel, cuyas cualidades acompañantes fueron la Gracia, la Verdad y la Forma. El
segundo es Oroiel, acompañado por Pensamiento Posterior, Percepción y Memoria. Luego
está el tercero, Daveitai, con los reinos de Comprensión, Amor e Idea. Y ya por último está el
reino de Elelet, donde también están Perfección, Paz y Sabiduría. Así lo dijo el Señor: «Estas
son las 4 estrellas que se hallan ante el dios producido por sí mismo, y los 12 reinos eternos que
se hallan ante el gran Vástago, Cristo, producido por sí mismo por la voluntad y la gracia del
Espíritu invisible. Los 12 reinos pertenecen al Vástago producido por sí mismo y, por ende, todo
fue establecido por la voluntad del Espíritu Santo a través del producido por sí mismo.» (Libro
Secreto de Juan 5:7-8) Esto nos lleva a entender por qué en la Tierra también hay 12
representantes de cada una de las tribus de Israel: lo de abajo es imagen de lo de Arriba. E,
igualmente, vemos que hay un Cristo arriba y otro abajo, un Padre arriba y otro abajo, e
incluso un Espíritu Santo arriba y otro abajo: refléjelos unos de otros, pero en consonancia y
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sin percepción de usurpación, sino de unidad y afinidad completa: UNO. Ahí radica la
profundidad de las palabras de Jesús al aclarar: «mi Padre y yo uno somos.» (Juan 10:30)

Por consiguiente, se planteó que viniesen, emergiendo del poder inconmensurable,


ángeles asistentes como compañeros, a lo que el Padre estuvo de acuerdo: «El primero el gran
Gamaliel, (de) la primera gran luminaria, Armozel. Y el gran Gabriel, (de) la segunda gran
luminaria, Oroiel. Y el gran Samio, de la gran luminaria, Daveite. Y el gran Abrasax, de la [gran
luminaria], Elelet. Y [las con]sortes de éstos procedieron por la voluntad de la buena voluntad
del Padre, la Memoria del grande, el primero, Gamaliel; el Amor del grande, el segundo,
Gabriel; la Paz del tercero, el gran Samblo; la Vida Eterna del grande, el cuarto, Abrasax. De
este modo se completaron las cinco Ogdóadas, cuarenta en total, como un poder que no se
puede interpretar.» (Evangelio de los Egipcios 1:52-53). De manera que Gamaliel ayuda a
Armozel, Gabriel a Oroiel, Samio (Samblo) a Daveitai (Daveite), y Abrasax a Elelet. Jesús
también habló al grupo de seguidores sobre esto, diciendo que «el Padre Autógeno comenzó
por crear 12 eones para su sucesión y 12 ángeles» (Gnóstico de Sheneset 1:15) Cuando los
discípulos le preguntaron por la cantidad de eones surgidos «de las ilimitadas moradas de los
inmortales», él respondió que «el primer eón es el del Hijo del Hombre, el llamado Salvador, el
que ha sido revelado, el que ha sido llamado Primer Genitor. El segundo eón es el del Hombre,
que ha sido llamado Adán, el Ojo de la Luz. El que rodea a ambos es ese eón sobre el que nada
reina, el de la divina e inmensa eternidad, el eón autógeno de los eones que están en él, el de
los inmortales de que antes os he hablado, el que está por encima del séptimo revelado por
Sabiduría, la cual es el primer eón.» (Gnóstico de Sheneset 1:16) Hay que tener presente a
partir de ahora, que a Sabiduría los traductores la definen por su significado griego “Sofía”. Ella
será un aspecto crucial en nuestro trabajo, pues de ella depende que estemos aquí y que
estemos tratando este tema. Precisamente el aspecto del “Espíritu” del Señor, de Dios, de
Jehová o de Elohim concierne a un “colectivo”. No es apropiado considerar que el Espíritu no
está ligado al ser o actúa separado del mismo, sino que la definición (también equivalente a
viento, fuerza, energía, equipo, motivación y esencia) acoge un entendimiento y trabajo
“común”. Por eso el profeta mesiánico escribió sobre lo que Dios le reveló: «Acercaos a mí, oíd
esto: desde el principio no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba yo; y ahora me
envió Jehová el Señor, y su Espíritu.» (Isaías 48:16) Dicho de otra manera, el concepto bíblico
de “Espíritu” es igualmente la abreviación para referirse a lo celestial, excelso y en armonía y
consonancia con el padre, mientras a su vez expresa lo que es la presencia de Dios.

Acorde a lo antes citado de Abraham, los mundos se intercomunican ya, al parecer, así
era ya antes de que iniciase al Caos: «Pero él, el Hombre inmortal, ha revelado eones, potencias
y reinos otorgando, a todos quienes reveló, el poder de realizar deseos hasta los últimos
tiempos antes del caos. Pues entre ellos se han entendido.» (Gnóstico de Sheneset 1:17) Añade
además que «toda grandeza ha revelado, incluso por el espíritu, multitud de luces gloriosas e
innumerables, las elegidas desde el origen, es decir, el primer eón, y el segundo y el tercero. El
primero fue llamado Unidad y Reposo; y cada uno de ellos tiene su nombre. Pues han sido
denominados la Asamblea de los tres eones entre la innumerable multitud que de una vez
apareció. Y una multitud le ha revelado. Mas como esas multitudes se han reunido realizando
una unidad, se les llamó la Asamblea de la octava. Que se ha revelado andrógina y en parte ha
sido denominada como varón y en parte como hembra. El varón ha sido denominado
Asamblea, mientras que la hembra ha sido denominada Vida, para que así aparezca que la vida
de todos los eones ha salido de una mujer. Y cada uno de esos nombres desde el origen sería
recibido.» Después señala que por su placer estas primeras potencias fueron llamadas dioses.
Entonces, ante esto es difícil no preguntarse: ¿Tendrá esto algo que ver con la enéada
mencionada en jeroglíficos y textos egipcios? La dicha enéada menciona a 8 dioses primigenios
(4 parejas) y un demiurgo. Como habrán leído, el nombre de Ogdoada, para referirse a un
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grupo o asamblea, es claramente griego, pues define un colectivo de “ocho”, y así hay varios
gremios que conforman reuniones representantes del Altísimo.

«Hubo un hombre sabio, un gran artífice, y el Señor concibió amor para él y lo recibió,
pues él debe contemplar [las] moradas del Más Alto y ser un testigo visual del Sabio y Grande y
[del] reino inconcebible e inmutable de Dios Todopoderoso, y del muy maravilloso y glorioso y
brillante y [las] estaciones de muchos ojos de los sirvientes del Señor, y del trono inaccesible del
Señor, y de los grados y manifestaciones de los anfitriones incorpóreos, y de la inefable
ministración de la multitud de elementos, y de las varias apariciones y de los cantares
inexpresables de los anfitriones de los Kerubím, y de la luz ilimitada.» (Introducción al apócrifo
de Enoc, Segundo Principal de Enoc o Libro Eslovaco de Enoc) Todo este conglomerado
primevo, al parecer denominado “Pleroma”, una vez completó la primera fase de creación,
avanzó hacia lo inferior a él, pasando por Youel y Esefec, otros seres y los llamados “Cinco
Sellos”. Así que tuvo lugar más vida, pues la luz de Cristo y la inmortalidad de Barbeló, por la
gracia del Padre, crearon a los 4 primeros ángeles, luces o estrellas, para iniciar el liderazgo y la
administración de los 4 primeros reinos imperecederos, como hemos dicho. Estos 4, junto con
los rigentes 3 de cada uno, son en total los 12 Reinos que están en frente de Cristo y le
pertenecen a él. Él, Cristo, los gobierna y rige con su poder, llamado Ainon, y son llamados en
su conjunto la “Hebdómada”. Estos mundos iniciales tendrían la adjudicación a los humanos, la
raza de Adán en distintos órdenes.

Set lo relató de esta manera: «Dieron alabanza la gran Palabra, el Autoengendrado


divino y el hombre incorruptible Adamas, pidieron una potencia y fuerza para siempre, para el
Autoengendrado, para plenitud de los cuatro eones, de modo que por medio de ellos se
manifestaran [...] la gloria y la po[ten]cia del Padre invisible del hombre santo de la gran luz
que vendrá al mundo que es la apariencia de la noche. El hombre incorruptible Adamas les
pidió un hijo a partir de él, para que fuera padre de la raza inquebrantable e incorruptible de
modo que por medio de ella se manifestara el Silencio y la Voz y por medio de ella surgiera el
eón que es mortal para que se disolviera. *…+ Y de este modo se completó la Hebdómada
perfecta que existe en misterios ocultos. Una vez que reci[bió] la g[loria] fue once Ogdóadas. Y
respondió afirmativamente el Padre. Estuvo de acuerdo el Pleroma entero de las luminarias.
Procedieron sus [con]sortes para el acabamiento de la Ogdóada del divino Autoengendrado: la
Gracia, de la primera luminaria, Armozel; la Sensibilidad de la segunda luminaria, Oroiel; la
Inteligencia de la tercera luminaria, Daveite; la Prudencia de la cuarta luminaria, Elelet. Ésta es
la primera Ogdóada del Autoengendrado divino.» (Libro Secreto de Set, Evangelio de los
Egipcios o Libro del Gran Espíritu Invisible) Algunos de estos textos antiguos tienen conceptos
en orden distinto pero guardan la misma similitud en torno a las primeras creaciones. De
manera que, ¿hubo dos adanes? Por momentos parece haber sido el mismo, mientras otras
veces un representante de aquel primero, porque fue escrito: «Él descendió de lo alto para
suprimir la deficiencia.» (Libro Secreto de Set) ¿Qué deficiencia? Bueno, lo que se esgrime es
que todos estos seres imperecederos y la Ogdoada están por encima de los dioses del caos:
«Estos, de hecho, están en el lugar santo de su padre, donde entran y van a descansar en un
descanso de la gloria eterna y la alegría indescriptible e interminable. Y son los reyes de los
mortales como raza de inmortales; [pues] se debe condenar a los dioses del caos y sus
facultades.» (Apócrifo de la Creación Copta 125:7-14) Avanzaremos en este punto más
adelante.

Otrosí, todo lo mencionado no ocurrió en la Tierra, ni en este plano dimensional: «…y


la tierra etérea, la receptora de Dios, el lugar en el que reciben la imagen los hombres santos
de la gran luz, los hombres del Padre, del Silencio silencioso vi[vi]ente, el Padre y el Pleroma
total…» (Libro Secreto de Set) Podemos leer posteriormente sobre la decisión de crear los
mundos y facultar estrellas-líderes que los administrasen. Y de tal manera fue hecho este
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primer universo, como relató Enoc –lo cual veremos después-, de lo que no era físico y aún
pervive. Así lo definió Set en su primer tratado: «Entonces todos se agitaron y el temblor
dominó a los incorruptibles. Entonces el Infante tres veces varón procedió desde arriba hacia
abajo en los inengendrados y los autoengendrados y los que fueron engendrados en lo que es
engendrado. Procedió la grandeza, la grandeza total del gran Cristo. Estableció tronos en
gloria, miríadas innumerables en los 4 eones que lo rodean, miríadas innumerables, potencias y
glorias e incorruptibilidades. Y dimanó de esta manera.» Entonces Set sembró su simiente con
la ayuda de Plesitea, la madre de los ángeles, en el 3er y 4º Reino. Por tanto, Adán, ¿estaba al
corriente de todo lo que había ocurrido? Sí. ¿Era consciente de que había venido a este mundo
de aquel universo anterior? ¿Sabía para qué había venido al mundo material? Él mismo reiteró
a su Hijo Set: «Entonces Dios, el soberano de las eras y las competencias, divididas en ira.
Luego se convirtió en dos eras. Y la gloria en nuestros corazones nos dejó, yo y tu madre Eva,
junto con los primeros conocimientos que respirábamos dentro de nosotros. Y [la gloria] huyó
de nosotros, [porque] entró en gran [reino] [del] que había salido, no de este Eón del que
habíamos salido, yo y tu madre Eva. Sin embargo, [el conocimiento], entró en la semilla de un
gran tiempo. Por esta razón, yo mismo te he llamado por el nombre de ese hombre que es la
semilla de la gran generación o de las que (se trata). Después de aquellos días, el eterno
conocimiento de la verdad de Dios se retiró de mí y de tu madre Eva. Desde entonces, nos
enteramos de las cosas muertas, al igual que los hombres. Luego reconocimos al Dios que nos
ha creado. Pero nosotros no [estuvimos] ajenos a sus competencias. Y por ello le servimos en el
miedo y la esclavitud. Y después de estas cosas, nos convertimos en oscuridad en nuestro
corazón. Ahora me acosté en el pensamiento de mi corazón.» (Apocalipsis de Adán 1:3) O sea,
que por esa razón Adán llamó a Set igual que la figura del universo mental. Pero entonces,
¿serían los mismos viniendo de otro mundo-dimensión o serían figura de los que estaban
“arriba”?

Abraham también opinó sobre esto, afirmando: «Mi Dios uno, Creador Universal, no
tiene principio: es eterno. Los hombres son sus hijos y Él su herencia. Los mundos son infinitos y
el hombre ha de vivir en todos los que hoy existen; pero la creación sigue y no se acaba. Todos
los mundos se comunican unos con otros en amor y justicia, Y mi Dios en ello se engrandece.
Todos los hijos de mi Dios, que llamáis ángeles, hombres fueron: porque yo hablé con Noé, que
parecía ángel; porque yo hablé con Adán y parecía ángel; porque yo hablé con Eva y la vi parir
un salvador y es un hijo de mi Dios, que ya vivió en otro mundo. Yo soy de la raza de Adán y mis
hijos son de la raza de Adán, que tienen que salvar a la raza primera que pobló la tierra; Porque
Adán y su familia vino con luz y sabiduría de mi Dios.» (Testamento Secreto de Abraham 1:1-5)
¿Los mundos son infinitos? Abraham parecía saber sobre la vida en el cosmos, ¿cómo o porqué
suponía Abraham que los hombres debían de vivir en todos los mundos que existen, y que
además nunca acaban? ¿Abraham daba por hecho que las gentes de otros mundos se
comunicaban entre ellos y vivían sujetos a los mismos principios de paz y armonía? Abraham
escribe textualmente que Set «ya vivió en otro mundo» y que el destino por el cual Adán y su
descendencia, pasando por Abraham, tenía como fin el haber venido para «salvar a la primera
raza que pobló la Tierra» ¿Qué raza primigenia es esa? Adán no fue el primero, y eso Abraham
lo sabía perfectamente, pero habría que averiguar a quienes vinieron a rescatar.

El Primer Hombre

Ahora bien, cuando hablamos de la aparición del primer hombre no nos referimos al
humano Adán de Mesopotamia, aquel que apareció al oriente del jardín de Edén hace algunos
miles de años, sino al de dicho Universo o Mundo de donde todo procede. Así pues, acorde al
primer libro de Set y al libro Secreto de Juan, la Verdad, que es la primera revelación y el
primer hombre surgió, nació de Mirotoe (Madre de las incorruptibilidades santas), y este
vástago recibió el nombre de Adamas, Geradama o Pigeradamas. Adamas fue nombrado para
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el reino de Armozel, el Primer Reino, donde Adamas recibió el poder de Pensamiento


Inconquistable. A su vez, Adamas nombró un hijo, Set, para el Segundo Reino, el reino de
Oroiel, y para la familia de Set estaría destinado el Tercer Reino, el de Daveitai. Este último
sería el destino de las almas de los santos. Pero faltaba un Reino por acomodar: «Al cuarto
reino eterno estaban destinadas las almas de aquellos que ignoraban la Plenitud divina. No se
arrepintieron inmediatamente, sino que siguieron ignorando durante un tiempo y luego se
arrepintieron más tarde. Están con la cuarta estrella Eleleth, y son criaturas que glorifican al
Espíritu invisible.» (Libro Secreto de Juan 5:16-17) Los textos sagrados de la Biblioteca egipcia
de Nag Hammadi dicen que la Tierra Etérea trajo a los Cuatro Reinos de donde empezaron a
pulular los primeros vivientes. Esta Tierra Etérea sería la “Receptora de Dios”, el lugar en que
reciben la “imagen” los hombres santos de la Gran Luz. Hablo del universo espiritual, o mental,
de los Imperecederos, aquellos que fueron antes que la humanidad que llegó a nuestro orbe
material. De ahí vino Adamas, que uniéndose a la Palabra, creó una unión hombre-palabra o
palabra-hombre, es decir, la palabra de Dios hecha acción por medio de la figura “hombre”.
Todo esto estaría teniendo lugar, como dijo Baruc, antes del Tiempo. O sea, el “no-tiempo”
puede ser la estancia antes de que se marcasen las pautas de los periodos o, simplemente,
referirse a la existencia fuera de nuestra realidad, la cual está sujeta a la ley establecida del
espacio-tiempo.

Al resucitar, Jesús dijo a sus discípulos cosas desconcertantes sobre este primer Adán
(definición hebrea, Adam, que se traduce como “hombre”): «Sus discípulos le dijeron: “Señor,
el que es llamado Hombre nos ha hecho revelaciones sobre esta cuestión, tantas que también
nosotros conocemos ahora exactamente su gloria.” El perfecto Salvador respondió: “Quien
tenga oídos para oír, que oiga. El Padre, el Primer Genitor, es llamado Adán, Ojo de la luz,
porque de la brillante luz ha salido con sus santos ángeles, inefables y sin sombra. Los cuales se
regocijan en un perpetuo júbilo de la reflexión que han recibido de su Padre: ahí reside el reino
todo el Hijo del Hombre, el que es llamado Hijo de Dios. Ahí reina un gozo inefable y sin
sombra, un perpetuo júbilo, pues todos se regocijan ahí de su imperecedera gloria, inaudita
hasta ahora y no revelada a los eones por venir después de ellos y sus mundos. Del Autógeno
procedo y de la Luz primordial y sin fin, por eso puedo revelaros todas las cosas.» (Gnóstico de
Sheneset 1:13) Jesús parece dejar, una vez más, claro que él vino a representar todo aquello
que está Arriba, incluyendo al Adán celeste, Padre del género humano. No obstante, también
el fruto del Adán celeste tuvo hijos y los puso en la morada correspondiente, «él pidió por su
semilla» (Evangelio de los Egipcios 1:56), «entonces vino de este lugar el gran poder de la gran
luminaria Plesitea, la madre de los ángeles, la madre de las luces, la madre gloriosa», ella «vino
a través del gran Set» y así, de ella, él «tomó su simiente de la virgen de los 4 pechos y la colocó
con él en el 4º eón [y] en la 3ª gran luminaria Daveité.» Después de estos eventos parece
haber comenzado a cambiar todo de forma radical. Sobre ellos podría haber hecho una
descripción Enoc al decir que, cuando fue llevado a morar en las Alturas, vio a los primeros
humanos: «Allí vi a los primeros padres y a los justos que desde el comienzo habitan en ese
lugar.» (1ª Enoc 70:4)

Si esto fue “antes del tiempo” significa que no estaba teniendo lugar en este universo
(definición que significa “todos los versos” o “variadas versiones”, aunque algunos creen que
quiere decir “único verso” o “única versión”), dado que éste está gobernado por la ley estricta
del “espacio-tiempo” y a él están sujetas todas las formas de vida que aquí existen. La
humanidad debe entonces su origen a formas superiores de una realidad más allá de la que
conocemos. Como dijo el arqueólogo e investigador estadounidense, Michael A. Cremo, en
una entrevista televisiva décadas atrás, tras muchos años de estudios y trabajos
pormenorizados: «los seres humanos no somos originarios de este planeta,» añadiendo que
«vinimos de otra dimensión... otro universo.» No es raro que otros conferencistas e
investigadores que han estado en muchos de estos temas sugieran la misma idea, incluso en el
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área de la ufología. El Adán terrestre y su hijo, el Set terrestre, habrían tenido consciencia de
su origen, pero pasados lo siglos, las palabras de padre a hijo irían disipándose y perdiéndose
completamente. Cabe ahora inquirir en ciertas preguntas existencias, como el hecho de que el
hombre no recuerde de dónde procede. También viene a la mente la duda de si, además de
Adán y Set, hubo más gente procedente de dicho universo que descendió a este plano.
Asimismo, toda la idea conceptual del pasado, el presente y el futuro se replantearía de otro
modo si se admitiese que la humanidad ha venido deliberadamente a este planeta desde otro
universo, ya que, de ser así, ¿qué objetivo habría? Ya que aceptamos que el hombre
experimenta penalidades, dolor, enfermedad y muerte, y es ilógico que fuese masoquista. De
igual modo, no habría venido engañado, sin saber lo que le depararía aquí. Es menester
despolvorear todos y cada uno de estos elementos y responder a preguntas tal básicas.

«- ¿Y qué necesidad hubo, oh Trismegisto, de poner al hombre en el mundo material y


no en aquella parte, donde Dios habita, y que viva en la suprema felicidad? - ¡Qué bien
cuestionas, oh Asclepio! y rogamos al Dios que nos conceda la facultad de explicarte este tema.
Como todas las cosas dependen de su Voluntad, tanto ella como las cosas que se refieren a la
entera Sublimidad, son los asuntos cuya explicación buscamos. Escucha, pues, Asclepio. El
Señor y Hacedor del Universo, que con razón llamamos Dios, que hizo un segundo dios que
pudiera verse y tocarse, - dios segundo que llamé "sensible" no debido a que sienta (de lo cual,
si siente o no, lo diremos en otro lugar) sino a que cae bajo el sentido de los que lo contemplan
- cuando, pues, Dios, de sí el primero, hubo producido este segundo y lo hubo visto hermoso,
pues contiene en plenitud la bondad de todas las cosas, lo amó como parto de su divinidad. Y
entonces, como Todopoderoso y Bueno, quiso hacer otro más que pudiera contemplar al que
había sacado de sí mismo, e inmediatamente hace al Hombre, imitador de su Nombre y de su
Diligencia. La sola Voluntad de Dios es la Perfección suma, de tal modo que en un mismo y
único instante de tiempo coexisten su querer y su realizar. Como hizo al hombre OUSIODES y
comprendió que no podría tomar cuidado de todas las cosas si no lo pusiera dentro de una
textura material, le tejió un domicilio corporal y mandó que todos los hombres fueran
compuestos de ambas naturalezas, confundiéndolas y mezclándolas tanto como fuera
necesario. Entonces el hombre quedó conformado de alma y cuerpo, es decir de la naturaleza
eterna y de la mortal, de tal manera que conformado así como ser vivo pudiera dar satisfacción
a sus ambos orígenes: mirar y adorar las cosas celestes, y cultivar y gobernar las terrenas.» (De
Hermes Trismegisto dirigido a Asclepio, verso 7-8. Corpus Hermeticum) La palabra Ousiodes es
una definición griega que significaría, en mentalidad egipcia, “figura de la semejanza divina”.

La Preexistencia

Si Adán y Set existieron “antes de existir”, eso daría pie a la teoría de la Preexistencia –
cosa muy distinta a la teoría de la Reencarnación-, de la cual se dice que Jesús habló, pero
cuyas partes habrían sido eliminadas de la Biblia en los concilios católico-romanos. Por
ejemplo, este fragmento del Evangelio de Tomás Dídimo señala algo que empuja a dicha
creencia: «Dijo Jesús: “El que la carne haya llegado a ser gracias al espíritu es un prodigio;
pero el que el espíritu (haya llegado a ser) gracias al cuerpo, es prodigio [de prodigios]. Y yo me
maravillo cómo esta gran riqueza ha venido a alojarse en esta pobreza”.» (Tomás 1:29) Es
evidente que el cuerpo humano es una atadura, un vehículo o masa que no corresponde con la
esencia del universo imperecedero aunque visualmente se parece. Podemos nuevamente leer
sobre esta afirmación un nexo de Abraham que dice: «…yo hablé con Adán y parecía ángel;
porque yo hablé con Eva y la vi parir un salvador y es un hijo de mi Dios, que ya vivió en otro
mundo.» (Testamento Secreto de Abraham 1:4) Abraham dice que “eran ángeles” y que Set
«ya vivió en otro mundo» antes de llegar al nuestro, tal como se expone anteriormente, pero,
como señalan todos estos escritos, hay un “olvido” que ha sido colocado en la raza de los
hombres para que no sepan ni recuerden de dónde provienen, el cual no fue establecido por el
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Altísimo, sino por un enemigo común. Jesús mismo mencionó muchas cosas en asociación a la
preexistencia en los Reinos de la Luz. En un caso concreto, hablando a sus discípulos, «Dijo
Jesús: “Si os preguntan: ¿De dónde habéis venido?, decidles: Nosotros procedemos de la luz,
del lugar donde la luz tuvo su origen por sí misma; (allí) estaba afincada y se manifestó en su
imagen. Si os preguntan: ¿Quién sois vosotros?, decid: Somos sus hijos y somos los elegidos del
Padre Viviente. Si se os pregunta: ¿Cuál es la señal de vuestro Padre que lleváis en vosotros
mismos?, decidles: Es el movimiento y a la vez el reposo”.» (Tomás 1:50) El Señor parecía
sugerir una y otra vez que personajes como Adán, Eva, Set, Noé, Jesús, los 12 apóstoles y otros
tantos provinieron deliberadamente de otro universo con la finalidad de rescatar al resto de
género humano arraigado en este orbe. No se especifica si toda la línea procedente de Adán
es, de hecho, proveniente de los Reino Eternos, pero sí se aclara de quienes han venido con
funciones específicas.

Ergo, la teoría de la preexistencia –repito: no la confundamos con reencarnación-


apoyada por textos gnósticos, asume que antes de la creación del Mundo Material todos los
espíritus-almas estaban con el Creador, en su seno. Esta filosofía dice que el Padre Universal
creó el Universo Espiritual y posteriormente el Universo Mental en donde vivían los Hijos del
Universo, o seres imperecederos. Algunas teorías ufológicas tratan este asunto y lo ven de
manera similar, aunque añaden que los humanos y extraterrestres habrían existido en otros
universos anteriores a voluntad, y subían los escalones del aprendizaje en otras vidas antes de
la existencia de nuestro universo material que conocemos, el plano que les tocó o el planeta.
Según todo este postulado, los imperecederos del género “Adán” deseaban vivir en un nuevo
Universo Material sujetos a “ciertas leyes”, encarnados en cuerpos físicos donde irían
ascendiendo espiritualmente y aprendiendo desde cero, con lo cual el objetivo de la vida de
los seres de conciencia –nosotros- es APRENDER. De esta idea, del ser antes del ser, también
habló el griego Platón cuando plateó la teoría de la Reminiscencia, que presupone la
preexistencia del alma, ya que si “conocer es recordar”, en algún lugar tuvo que contemplar el
alma lo que ahora recuerda. Si existió antes de estar en este cuerpo, existirá después de
abandonarlo, ya que habrá un viaje circular de la vida a la muerte y de la muerte a la vida,
como lo hay entre todos los contrarios (grande pequeño) –acorde a Platón. Si la muerte es
descomposición, solo se corrompe y muere el compuesto, es decir, el cuerpo; el alma, al ser
simple como las ideas, es incorruptible e inmortal, toda vez que nada en el universo se
destruye sino que únicamente cambia de forma.

Si observamos en dirección a lo que el cristianismo denomina “la Palabra de Dios”, la


historia bíblica, también se habló de esto, no obstante, el emperador romano Justiniano
introdujo innumerables cambios a la doctrina cristiana (ya para entonces mejor definida como
“catolicismo”). Él convocó el Segundo Sínodo de Constantinopla en el año 553 d.C. «El Sínodo
no fue presentado ni aparentemente sancionado por el Papa en Roma. De hecho, en este
tiempo, muchos de los cambios a postura del credo cristiano en el imperio romano oriental no
habían alcanzado al papado, aunque eventualmente le llegaban.» (William Bramley, Dioses del
Edén) El Segundo Sínodo sacó un decreto excluyendo la idea de “vidas pasadas” o
“preexistencia”, aunque al parecer dicho postulado era importante para Jesús, según los
gnósticos. El Sínodo decretó: «Si alguien afirma (sostiene) la fabulosa preexistencia del alma y
cediera a la monstruosa doctrina que se deriva de ella, hazle dar anatema (excomunión).»
Jesús había enseñado que cada ser humano es responsable de su destino, «pero en el 553 se
votó la supresión de esas enseñanzas, con el propósito de consolidar el control de la Iglesia
[Católica], que deseaba ser la única autoridad en el tema concerniente al destino del hombre.»
(William Bramley, Dioses del Edén. Énfasis añadido) El entonces concordato Iglesia-Estado,
asustados éstos al ver que una doctrina que hace a los individuos responsables de su propia
salvación espiritual pueda enfrentarse a su autoridad, acuñaron semejante prohibición. «A
aquellos que decían representar a Cristo no les convenía que el pueblo supiera que no
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precisaba credos ni rituales para alcanzar el Reino del Padre. A esos dirigentes no les
interesaba que la gente supiera del karma, la ley de “causa y efecto”. [Algunos han tenido la
hipótesis de que incluso esto sugería que] la conducta equivocada podía generar cada vez
responsabilidades más grandes en el espíritu encarnado. Por consiguiente, la cúpula católica
cortó los párrafos donde explicaba que, para llegar al Padre, solo bastaba con un
comportamiento altruista. Nadie tenía entonces necesidad de un monopolio religioso que los
condujese como un rebaño.» (William Bramley, Dioses del Edén. Énfasis añadido)

No recalco las palabras de Bramley con la intención de sugerir con esto que “vivir en
Cristo” no sea importante, puesto que es lo más importante, digo más bien que no es la Iglesia
(entendiendo así al Poder Temporal que se ha tribuido el Vaticano) el puente para llegar a Dios
ni lo es la idolatría. Asimismo, el hecho de la Resurrección de los muertos tiene que ver con el
Padre y con el Hijo, no con la Iglesia (ya sea en Roma o en cualquiera de las vertientes del
cristianismo popular). Por tanto, «esa doctrina fue reforzada con promesas de gloria eterna a
los que se sometiesen al [catolicismo] y fuego eterno en un infierno a aquellos que se rebelasen
al concepto establecido. Se manipuló el sentimiento de culpabilidad y se domesticó la
conciencia, induciendo a delegar el poder personal a la propia curia (iglesia), que se había
unido con el emperador Justiniano y, entre ellos, tejieron la más grande conspiración contra el
camino espiritual» (William Bramley, Dioses del Edén. Énfasis añadido), asumiendo la efectiva
Resurrección de la carne –aunque ni ellos la visualizan realmente como es-, pero añadiendo
una ascensión a los cielos tras la muerte del justo, siendo los hombres dependientes
enteramente del monopolio del Catolicismo Romano, no del propio camino del hombre
siguiendo las palabras de Jesús. Si bien, la verdadera Resurrección es la Resurrección a la Luz, y
es esto en lo que la mayoría de creencias se equivocan al pasar por alto o no entender el fin
universal. Algunos ufólogos sostienen, en referencia a palabras aparentemente recibidas por
extraterrestres, que «Ellos afirman que el Supremo Hacedor, tiene planes para este planeta. La
Tierra es un planeta elegido, y que la equivocación de muchos centros espirituales es pensar
que este planeta es un planeta de castigo, un planeta del error. Ellos consideran que a este
planeta venimos a aprender.» (Jorge Olguín, grupo ELRON). Esto puede llevar a largos debates,
basados en preguntas como: si es así, ¿por qué tenemos entonces que sufrir? ¿Acaso no se
puede aprender sin necesidad de tantos padecimientos? Y esto es cierto, pero existe el
“destino” y el “mal” que se involucraron en el sendero de la vida humana; algo que
detenidamente mencionaremos después.

Si el hombre procede de otro lugar, ¿procedemos todos de allá? Los textos gnósticos
afirman que Jesús hablaba de los que “creían”, como si se tratase de aquellos humanos que,
en la saga de las películas “The Matrix”, despiertan del engaño virtual. Puede asumirse que los
que llegan al final lo hacen debido a que realmente han sido de los imperecederos encarnados
en este mundo, aunque no lo supiesen a ciencia cierta. En otras palabras, se salvarían los que
reconocen su identidad, lo cual va ligado de lo que implica: una vida sana, en justicia y con
buenas acciones. Cierto o no, esto no cambia los hechos, pues el que alcance la Salvación lo
habrá conseguido, y quien no, pues no. Ya sea que se enteren de esto o no lo hagan, debido a
que la cuestión es que el mensaje de Salvación ha llegado al mundo de modo tal que cada uno
decida si lo acepta o lo rechaza. Ahora bien, la idea de estar en este plano ha venido
acompañada de planteamientos en relación a la “sustancia” o “esencia” de este mismo
cosmos. En otras palabras, se ha sugerido que el universo que conocemos, el observable, es
una proyección holográfica a donde hemos parado a vivir. A esto se suma la idea de que la
realidad que experimentamos es la plasmación de nuestro pensamiento visto en retrospectiva
o sentido de esta forma y generando la vida. Si así fuese, la interrogante no deja de reflejarse:
¿Por qué caímos aquí? ¿Quién creó este universo y con qué fin? Se repite la concepción en
algunas otras áreas de investigación, donde sostienen que el cosmos es una irrealidad que sólo
existiese en nuestra propia mente, la cual lo habría creado desde el seno del Padre, siendo
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nosotros parte de él. ¿Podríamos aceptarlo? Esto es como lo ven los budistas e hinduistas, el
universo irreal de Maya.

Hay ideas muy difíciles de considerar para muchos, como esta, pero los escritos están
ahí, y reiteran lo que en su momento habría dicho Abraham y que incluso la ciencia moderna a
comenzado a descubrir. Recuerdo lo referido en otros textos post-bíblicos: «[Dijo Adán:]
Escucha mis palabras, mi hijo Set. Cuando Dios me había creado de la tierra, junto con Eva, tu
madre, fui con ella hacia un lugar cerca de una gloria que había visto en el anterior mundo-
siglo del que habíamos salido *…+ Y una gloria huyó de nosotros, la cual entró al lugar de donde
había salido, que no era de este siglo-mundo del que habíamos salido, yo y tu madre Eva. Sin
embargo, el conocimiento, entró en la semilla de un gran tiempo. Por esta razón, yo mismo te
he puesto por nombre el apelativo del hombre que es la semilla de la gran generación […] de
la que provenimos.» (Apocalipsis de Adán 1:1-3) Como podemos ver, Adán reitera que ellos y
su hijo fueron traídos de otro “eón” (edad, era, siglo, mundo, tiempo…), y analicemos que
incluso la teoría de la preexistencia se aplica en todas partes de las Sagradas Escrituras al
Cristo, el Mesías, afirmando que fue «prometido desde antes de la fundación del mundo.» ¿A
quién fue prometido si aún no existía el mundo? Si no existían los humanos –supuestamente-
¿a quién se le prometió su venida y con qué objetivo? Si en el cristianismo se cree que Cristo
vino para dar su vida por la humanidad, esto es igual a suponer que Jesús estaba destinado,
antes de existir el mundo, a venir a sufrir por la humanidad, con lo cual se conocía que Adán
caería y que el pecado entraría trayendo la muerte el hombre. De ser cierto esto, al menos de
esta manera, Dios sería un insensible. Más bien, si Cristo estaba destinado al mundo era con
otro objetivo, y a ello se añadió, debido al problema presente, el que tuviera que inmolarse. Y
si el hombre estaba destinado al mundo, siendo Dios sabio como es, “algo” o “alguien” tuvo
que dañar el plan en cierto punto de la historia, o al menos modificarlo, o forzar a que fuese
rediseñado en su integridad.

El Big Bang

En la 9ª de las Tablas Esmeralda de Thoth, fue escrito: «Hace mucho en el pasado,


busqué sabiduría, conocimiento no sabido por el hombre. Lejos en el pasado, viajé hacia el
espacio en donde el tiempo comenzó. Busqué siempre tener conocimiento para añadirlo al que
tenía. No obstante, encontré, que solamente el futuro tenía la clave a la sabiduría que
pensaba.» hemos tratado el asunto de Dios y su entorno, junto con la preexistencia del
hombre celeste, pero hay un punto donde culmina ese aparte e inicia la “fractura” de la
existencia. Por eso, cambiado brevemente de escenario, vamos a explorar el universo que nos
rodea, del cual hacemos parte. Ciertamente, en textos gnósticos se lee cómo Sofía, la
Sabiduría, siendo partícipe, y una más, de los seres imperecederos, deseó crear algo por sí
misma, pero sin la participación de su consorte y/o de los otros elementales imperecederos.
Ahora bien, eso parece haber dado origen a la creación que conocemos, no a todo, pero sí a la
estructura de lo existente -al menos en nuestro sistema solar. Por esa razón, antes de
continuar analizando los pormenores de este problema que llevó al origen del caos, la
oscuridad y el abismo, analizaremos lo que la ciencia ha llegado a conocer, o al menos lo que
nos han expuesto oficial y/o públicamente. Esto, como ya sabemos, comienza con la teoría del
Big Bang, que de ser aparentemente acertado, aún hoy su principio, la explosión, sigue siendo
un misterio. El concepto de Big Bang sugiere que todo lo existente en el plano físico, visible y,
en muchos aspectos, invisible al ojo humano, resultó de una descomunal explosión primigenia
que liberó el plasma que conforma el llamado universo conocido, sacando bolas ardientes y
materia que fue organizándose como cúmulos estelares en forma nebular, llegando, muchas
de estas a verse de manera espiral o simplemente como extensiones de gas multicolor.
Aunque esto no responde a si fue primero “el huevo o la gallina”, es un principio del cual
comienza la ciencia oficial.
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Una interrogante habitual para muchos monoteístas es: ¿fue primero la creación del
mundo material o la rebelión del “malo”? Al parecer ambos eventos vinieron casi a la par, pero
el asunto aquí no es sólo pensar en que algo debió dar inicio a la Dualidad –que Adán
denominó «eras y competencias divididas en ira»-, sino, ¿habrá sido todo producto de la
mente universal? Lo que quiero decir es que los estudios que se han hecho, junto con
información existente al respecto, sugieren que un pensamiento es capaz de crear, y que
incluso la creación física está sujeta al universo no-físico. En otras palabras, todo lo que vemos
parece ser, según los estudios indican, producto del desarrollo de un pensamiento en otro
nivel anterior o superior. Un buen ejemplo sería decir que estamos dentro de un sueño creado
por nosotros mismos; un sueño que creemos real porque no conocemos otro parámetro para
evaluar lo que es real (recordemos la película The Matrix), y que sucede en un nivel inferior al
plano inicial. A nosotros nos parece real, pero, ¿cómo compararlo si no conocemos otra cosa
con la cual pesarlo? Y si fuese así, si hay un origen de todo, ¿dónde está esa fuente? ¿Tiene
esto algo que ver con lo que los científicos llaman el Campo Unificado? Esta no es una teoría
nueva, la pueden investigar fácilmente en la actualidad, incluso leyendo los estudios del Dr.
Groddeck, de Greg Braden o sobre otros científicos modernos. Por ejemplo, Albert Einstein
dijo que «la experiencia del hombre es una ilusión óptica de su conciencia.» También se sabe
que el cerebro emite ondas, los rayos gamma (34-60 Hz) que, según estudios recientes
sostenidos por ciertos científicos, se encargan de vincular el tiempo y el espacio neuronal y se
interrelacionan en la realidad como una interpretación completa (memoria y conciencia). De
ahí que unos digan que el hombre es el producto de una onda de interferencia generada entre
su campo de electrodinámica y la resonancia Schumann. El estadounidense Gary Renard, en su
obra “La Desaparición del Universo”, afirma que discípulos de Jesús, concretamente Tomás y
Tadeo, le habrían contado conceptos sobre este mundo ilusorio creado por la mente: «’ancho
es el camino que lleva a la destrucción y estrecho el que lleva a la vida’, es una reiteración de
que él les dice como saber lo que es la vida y conocerla, lo demás no existe. No les estaba
atemorizando. Por eso Jesús dijo: ‘yo he vencido al mundo’, porque se dio cuenta de la ilusión.»
Esto es a lo que algunos creen que se refería el príncipe hindú Siddartha Gautama (uno de los
Budas), al decir: «estoy despierto.»

Estas ideas explican, en este caso, que el tiempo pueda ser alterado, dado que aunque
nuestras experiencias sean de seres lineales, en realidad podríamos ser seres no lineales. De
manera que, ¿qué es el tiempo? Dudas que siempre rebotan en nuestra cabeza son también la
razón de estos y muchos más análisis constantes que el hombre realiza para dar con
respuestas al “Yo”. Por no ir más lejos, unos afirman que el alma es nuestra ilimitada unicidad
como espíritu y el mundo real es un intermedio entre estar en el cuerpo y estar iluminado.
Pero, ¿se entiende esto? Ciertamente hay tantas preguntas existenciales, tantas interrogantes
sobre el universo mismo. Ha pasado tanto tiempo desde el inicio de todo y es tan grande el
universo que hay que encontrar otros métodos para llegar a respuestas claras. El Big Bang es
sólo un eslabón más en los anales: «Ningún científico podrá jamás rastrear lo que ocurrió antes
de eso (del Big Bang), excepto a nivel teórico. Pero es posible recordar el principio mismo y
cambiar de mentalidad al respecto.» (Gary Renard, La Desaparición del Universo) Esto es
totalmente afirmativo, ya que solo hay vagas hipótesis sobre qué había antes del Big Bang,
comenzando por las cuestiones sobre cómo pudo salir de algo más pequeño que un neutrón
todo el potencial del universo: no hay respuesta científica a eso, solo posibles planteamientos
que nunca serán comprobables. Nada surge de la nada, porque la nada no es nada y no puede
generar algo. Es evidente que si Dios lo es todo, y no está sujeto al tiempo, a lugares o a
dimensiones, y si Él nos contase las cosas podríamos tener un buen testigo presencial y fiable
para enterarnos de lo que fue antes de los que es. Pero la realidad puede comprenderse de
diversas maneras, dependiendo enteramente del propio observador: para mí, mirando desde
abajo, un árbol puede ser un alto tronco marrón con hojas verdes, mientras otro analista, que
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lo ve desde arriba, únicamente ve una masa uniforme de hojas verdes, no observa el tronco ni
la altura del árbol.

Gary Renard también escribió en su obra, bajo perspectiva metafísica: «La imponente
magnitud de la dolorosa vergüenza y la aguda culpabilidad en tu mente, resultado de lo que
crees haber hecho; parecen requerir una huida completa e inmediata. De modo que te unes al
ego y entonces, el incomprensible poder que tiene tu mente para fabricar ilusiones como
preceptor -en lugar de crear espíritu como creador- hace que tu método de escape se
manifieste. En este punto el ego, con el que ahora estás totalmente identificado, emplea el
método ingenioso aunque ilusorio de la proyección para arrojar el pensamiento de la
separación fuera de tu mente, y tú -o al menos la parte de ti que parece tener una conciencia-
pareces haber sido proyectado con él. Eso causa instantáneamente lo que popularmente se
conoce como Big Bang, o la creación del universo. Ahora pareces estar en el universo, pero no
te das cuenta de que estás literalmente fuera de tu mente. Ahora, el enemigo que tanto temes,
Dios, ya no parece estar en la mente contigo, donde crees que no habrías tenido la menor
oportunidad ante Él. En cambio Dios, y en este sentido todo lo demás, parecen estar
completamente fuera de ti, la fuente de tus problemas, incluyendo la culpabilidad, ahora está
en alguna otra parte, aunque ya hemos dejado claro que no puede haber ningún otro lugar, la
fabricación del cosmos es tu protección de Dios, tu ingenioso escondite. Al mismo tiempo, el
universo mismo se convierte en el supremo chivo expiatorio.» En pocas palabras, ¿nuestra
mente creó el universo? Es evidente que todo cuanto se define en esa postura es de orden
metafísico, una manera de ver las cosas, y en parte recuerda al hecho de que tratar de pensar
o hacer algo fuera de lo que es Dios, Arriba, genera algo alejado de Dios. Nosotros, por nuestra
manera de percibir las cosas, de idealizarlas y de pensar, nos escondemos de todo lo que
esencialmente es Dios, separándonos de la realidad que si es verídica y dando lugar a la
dualidad. Algo así es una manera de entender, bajo este prisma, cómo ha existido esta
experiencia que conocemos como cosmos y nuestro lugar en él.

El señor Renard también añadió parte de su conversación con uno de los apóstoles,
supuestamente, sobre el tema, así:

«Gary: De modo que la creación del universo fue la cuarta división de la mente y eso
produjo el Big Bang y aquello que después pareció ser una serie de divisiones casi infinitas, o el
mundo de la multiplicidad. Mientras siga creyendo en la realidad de este universo, entonces,
por definición, también creeré inconscientemente que estoy separado de Dios, y que soy un
culpable de porquería.

Arten: Sí. Tienes destreza con las palabras, hermano. Todo lo que ves, desde el
momento en que sueñas que naces hasta el momento en que sueñas que mueres, y todo lo que
sueñas entre medio, es un símbolo del único pensamiento de que tú mismo te has separado de
Dios. El Cielo parece estar completamente quebrado en un infinito número de fragmentos y
haber sido reemplazado por su opuesto. Sin embargo, la historia del universo -pasada y futura-
sólo es un guión que fue escrito por el ego -la historia compuesta y glorificada por este mundo
idiota- que representa, de todas las maneras concebibles, el acto de separación.» (La
Desaparición del Universo) Esta filosofía parece querer enseñar que la existencia actual es algo
pasajero a lo que damos demasiada importancia, como si fuese lo único. Quiere exponer que
realmente somos criaturas universales atadas a conceptos que, honestamente, no dejan de ser
ataduras de nuestra propia mente. El puno primordial de este planteamiento surge del aspecto
relevante de la separación de la unicidad con Dios, la cual se planeta de otra forma en los
escritos de Nag Hammadi –a pesar de que siguen dando a entender que todo tiene que ver con
la separación de la unidad indivisible con el Todo, provocando algo ajeno a esa perfección
luminosa. Ahora bien, otra parte de dicha entrevista menciona:
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«Gary: Eso me recuerda lo que llamamos el Big Bang, que es el símbolo de la


separación y de la proyección del universo. ¿Significa eso que el universo empezará a encogerse
para acabar colapsando por sí mismo?

Arten: No. Es cierto que el Big Bang simbolizó la separación, pero deberías recordar
que, a nivel de la forma, fue tan tremendo que produjo una cantidad de energía inimaginable.
Esto a su vez, predeterminó todas las leyes físicas y el destino de cada célula y molécula: cómo
evolucionaría cada una de ellas y que dirección seguiría. Cuando decimos que la película ya ha
sido filmada, estamos diciendo que cada cosa que aparentemente iba a pasar fue puesta en
marcha en aquel instante, y que, de hecho, no podría ocurrir de ningún otro modo. Todas las
diferentes dimensiones y escenarios simplemente son símbolos de diferentes big bang dentro
del Big Bang que ocurrió en aquel mismo instante. Y aunque todo terminó inmediatamente,
aún tienes que despertar para reconocer la realidad.

Gary: De modo que, en este nivel, sufrimos bajo la ilusión de que somos nosotros los
que forjamos nuestro destino, cuando lo cierto es que las leyes físicas ya fueron puestas en
marcha en aquel instante. ¿Todo lo que ocurrió tuvo que ocurrir exactamente como lo hizo,
independientemente de lo que nosotros tratáramos de hacer al respecto?

Arten: Correcto. El mecanismo por el que los robots corporales son manipulados por
fuerzas invisibles forma parte de la representación del guión predeterminado. Recuerda esto,
como fue decisión tuya ponerte del lado del ego y hacer real la separación, eso significa que el
guión es un ejemplo de autodeterminación, que fue acordado por ti mismo a otro nivel
diferente, y que no eres una víctima. *…+ Lo que observas aquí es como una grabación del ego, y
depende de ti decidir escuchar otra sintonía. El universo no tiene que colapsarse sobre sí mismo
para acabar. Lo que tiene que ocurrir es el despertar colectivo; entonces el universo del sueño
simplemente desaparecerá, porque nunca fue nada más que un sueño insignificante. Para
mantenerte absorbido, el guión parece ir más y más rápido a medida que pasa el tiempo, y tu
ámbito de atención se acorta cada vez más. Hasta que destruyas tu civilización y vuelvas a
empezar de nuevo con muy poca memoria...como si empezases una nueva vida.» (Gary Renard,
La Desaparición del Universo)

La ciencia comúnmente afirma que el Big Bang fue una gran materia que surgió de la
nada y que se desplaza aún, y así seguirá, aunque también hay quienes afirman que en
realidad llegará un punto en que implosionará, al haber regresado al punto inicial por medio
de un efecto retrógrado. Mariam, una de las discípulas de Jesús, natural de la ciudad de
Magdala, preguntó una vez a Jesús, seguramente tras la Resurrección del Señor: «Entonces,
¿será destruida o no la materia? El Salvador dijo: “Todas las naturalezas, todas las
producciones y todas las criaturas se hallan implicadas entre sí, y se disolverán otra vez en su
propia raíz, pues la naturaleza de la materia se disuelve en lo que pertenece únicamente a su
naturaleza. Quién tenga oídos para escuchar, que escuche”.» (María Magdalena 1:7) Este
punto lo aclararemos con el correr de este libro, puesto que hemos de esclarecer las incógnitas
en relación a la deidad, dado que ciertamente todo el universo está unificado, inclusive Dios y
sus criaturas, siendo nosotros los que nos vemos separados. Si bien, ese comienzo explosivo
trajo una ley a la que todo bajo él se sujeta: espacio y tiempo. Mientras lo eterno y superior no
se somete a nada, lo creado está supeditado a lo de Arriba y se limita por muchas fuerzas,
entre ellas este espacio-tiempo: «Entonces ÉL, el Maestro, habló: Sábete, Oh Thoth, en el inicio
hay VACÍO y la nada, un nada eterno, sin espacio. Y dentro de la nada vino un pensamiento,
decidido, todo dominante y llenó el VACÍO. Ahí no existía materia, solamente fuerza, un
movimiento, un vórtice o vibración del pensamiento decidido que llenó el VACÍO. Y pregunté al
Maestro diciendo: ¿Este pensamiento era eterno? Y el MORADOR me contestó: En el inicio,
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había pensamiento eterno, y para que el pensamiento sea eterno, el tiempo debe existir. Así
que dentro del pensamiento todo dominante creció la LEY del TIEMPO. Sí, el tiempo que existe
a través de todo el espacio, flotando en un suave movimiento rítmico que está eternamente en
un estado de fijación. El tiempo no cambia, pero todas las cosas cambian en el tiempo. Puesto
que el tiempo es la fuerza que mantiene separados los eventos, cada uno en su propio lugar
apropiado. El tiempo no está en movimiento, pero tú te mueves a través del tiempo ya que tu
conciencia se mueve de un evento al otro.» (Tabla 10. Tablillas Esmeralda de Thoth)

El Multiverso

Algunos autores de temas UFO como Sixto Paz Wells, Alex Collier o el propio Libro de
Urantia, citan asuntos del Universo Mental, aunque toca estudiar cada una para ver qué de ahí
es cierto. La Dualidad habría tenido lugar en el momento que la mente colectiva de dicho
Universo Mental quisiera pensar en: ¿qué sería sí…? O ¿qué pasaría si…? Básicamente lo que
sería estar separados de Dios, como vemos que ocurrió con Sofía (es posible que el evento de
Sofía personificase dicha acción). En ese momento, aquel mero pensamiento, con la capacidad
del poder de la mente, creó el multiverso o creación existente, la cual no sé si es realmente
personificada en Sofía, ya que ella, aunque sea una identidad, en realidad, no es algo fuera
de… o separada de… puesto que en Dios todos somos uno y el mismo –más que todo en aquel
momento donde la consciencia era unificada. Ciertas posturas ufológicas afirman que hay al
menos 22 universos paralelos y en nuestro universo 11 dimensiones, estando nosotros en la
Tercera Dimensión, de camino a la Cuarta Dimensión. Las cinco teorías de Súper Cuerdas,
basadas en el concepto de la energía, también llevan a pensar en ideas de este calibre que
empezaron a tener más cabida cuando el telescopio Amanda descubrió más dimensiones de
las tres conocidas. No obstante, muchos planteamientos de la Teoría de Cuerdas o
Supercuerdas parecen desfasados y fuera totalmente de contexto, llegando a postular que hay
múltiples “yo” viviendo en variados universos a la vez, algo que personalmente, para mí y lo
que llevo de tiempo investigando, no tiene lógica. De todas maneras, otras muchas cosas sí
parecen ir teniendo sentido: «Sábete, oh hombre, que todo el espacio está lleno con mundos
dentro de mundos; sí, uno dentro del otro no obstante separados por Ley.» (Tabla 10. Tablillas
Esmeralda de Thoth)

Ergo, la palabra “Multiverso” significa “Múltiples Universos”, o sea, “Múltiples Versos”


o “Múltiples Versiones”. Por ejemplo, en las teorías del Libro de Urantia se dice que la Tierra
(denominada Urantia) está en el universo llamado Nebadon, que sería el Universo Local; este
Nebadon estaría acompañado de otras creaciones, y todos englobarían en un “súper-universo”
llamado Orvonton, cuya capital sería Uversa. La cuestión es que, ya en el ámbito de la
documentación revelada, hay capítulos curiosos y llamativos en este libro, pero otros que
superan el sentido propio del engranaje histórico y contradicen las Escrituras y los
descubrimientos científicos. Ahora bien, en el sentido de la creación, aún en desarrollo, estas
hipótesis ahí formuladas dicen que este súper-universo, Orvorton, sería uno de 7 existentes. Se
dice, según esta teoría, que estos Siete Súper-Universos conformarían el Gran Universo o parte
del Universo Maestro. En este caso la capital de este Gran Universo, sería un universo central
divino llamado Havona. Este Havona vendría a ser un tipo de “isla” estacionaria del Paraíso o
centro geográfico de la infinidad o la morada del Dios eterno. De manera que, este Gran
Universo, compuesto por dichos 7 súper-universos, sería sólo una porción del Universo
Maestro, lleno de otros universos del espacio exterior, muchos de ellos deshabitados pero en
vías de movilización. Aunque rechazo muchas de las afirmaciones de este libro, acepto que la
forma en la que plantean algunas cosas sugiere pensar cómo realmente son, dando ideas
plausibles de la manera en la que el universo se desarrolla y se organiza. Ya que el propio libro
constituye una suma de variados relatos diferentes, bajo fuentes distintas, es concebible que
haya cosas verdaderas y cosas falsas siendo, en todo caso, ayuda para tener mejor perspectiva,
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pero no una fuente del todo fidedigna, ya que parece desinformación con base a ciertas cosas
ciertas, especialmente con matices sólidos de la Nueva Era.

Dado que el término “galaxia” es muy breve, en el Libro de Urantia se podría sugerir
que utilizan la definición “universo” para referirse a ello, o sea, para denominar a una galaxia
viva. Cuando digo galaxia viva me refiero a galaxias que están en pleno desarrollo de la vida y
con sistemas de manejo organizado. «Las zonas relativamente quietas entre los niveles del
espacio, tal como la que separa a los siete superuniversos del primer nivel del espacio exterior,
son enormes regiones elípticas de actividades espaciales. Estas zonas separan las vastas
galaxias que giran velozmente alrededor del Paraíso en ordenada procesión. Vosotros podéis
concebir el primer nivel del espacio exterior, donde incalculables universos están ahora en
proceso de formación, como una vasta procesión de galaxias que giran alrededor del Paraíso,
limitadas hacia arriba y hacia abajo por las zonas en reposo del espacio intermedio y limitadas
en los márgenes interior y exterior por zonas de espacio relativamente quietas.» (Capítulo de
“Las Funciones Espaciales del Paraíso”. Libro de Urantia) Esta teoría sugeriría entonces que
nuestro sistema solar encaja con el concepto de Nebadon, el de Orvorton encaja con la Vía
Láctea, y lo que ellos denominan Gran Universo es el Grupo Local de galaxias vecinas. Se dice,
en otras teorías UFO, que somos 7 o 9 galaxias las que confirmamos el grupo local y una de
ellas está en el centro contemplando cómo el resto giran en torno a ella. En la teoría del Libro
de Urantia, esta sería Havona, y para nosotros sería la galaxia M-31, míticamente llamada
Andrómeda. ¿Podría encajar esta hipótesis con la lógica? El asunto es que en todo caso la
teoría del Multiverso también como Teoría de Súper-Cuerdas es sugestiva, y cada vez se abre
más cancha en la ciencia. El Libro de Urantia tiene muchos y grandes eslabones e
incongruencias –según el juicio de este investigador- pero colabora a la hora de abrir
perspectiva y visión, pudiendo tener la raíz de sus datos en algo real, pero dirigido a cimentar
las ideas de la Nueva Era (motor psicológico de la sociedad para ayudar a consolidar ideas que
les preparen para la llegada del Anticristo).

La ciencia hoy tiene conocimiento de otras dimensiones y este era terreno en el que ya
civilizaciones antiguas habían entrado. Así como hay conocimiento sobre el descubrimiento de
las Líneas Ley y los Portales Estelares (Star Gates), así también hay registros y testimonios de la
utilización de ellos. Los portales habrían sido usados por los egipcios, los sumerios y los
atlantes, para entrar a otras realidades y conectar con otros seres, o simplemente abrirles
lugar para que accediesen a nuestro plano. Nada de esto es ficción y además parece estar en
proceso de repetirse, volviéndose a reutilizar estos portales, como el que parece estar en
conflicto internacional en el golfo de Adén, desde 2009, aprox. No se puede afirmar que sea
casualidad que grupos de contacto mencionen cosas similares, o sea, que existen «seis planos
espirituales de vibración, en positivo, empezando por el nivel 1, que es el de los seres
encarnados. Siguen los niveles espirituales 2 y 3, que son planos del error. El plano 4, que es un
nivel de Maestría y el plano 5, donde moran los espíritus de máxima Luz. El plano 6º pertenece
al mundo angélico. En realidad, no está por encima del plano 5º, pero dando un ejemplo
terrenal: un delfín y un elefante conviven en el mismo plano, pero en distinto hábitat. Además,
hay dos niveles inferiores al plano físico: el nivel -1, que es una vibración donde el espíritu está
completamente aislado y el nivel -2, donde cada espíritu comparte el dolor de todos los demás
espíritus que habitan en ese plano. Aparte, existe el nivel vibracional 7º, donde habitan las
Energías Divinas y el nivel vibracional 8, de los Elohim o dioses menores. El mundo “espiritual y
angélico” consta de un plano físico, cinco planos espirituales positivos y dos planos negativos.
Los mismos se representan en forma de esferas envolventes, donde la mayor contiene a la
siguiente y así sucesivamente.» (Mensaje de grupos de Contacto) Desconcertante, pero,
¿creeremos a todo lo que dicen que procede de extraterrestres? Hay que estudiar cada cosa,
porque también los Nefilím usan estos “canales” y a los “médiums” para engañar, incluso en el
propio mundo de las iglesias cristianas.
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El investigador peruano Sixto Paz Wells (Proyecto RAMA) afirmó algo similar muchos
años antes, y lo continúa sosteniendo en el presente: «Vivimos en un Universo Material de 7
dimensiones, por encima de estas existe un Universo Mental de 3 dimensiones y por encima de
este, un Universo Espiritual. El Universo Espiritual habría creado al Universo Mental y el
Universo Mental crearía a su vez al Universo Material.» En el dialogo Menón, Platón habría
hablado sobre el Mundo Material y el Mundo de las Ideas; esta teoría consiste en aceptar
junto al mundo físico, constituido por los cuerpos materiales, sensibles, particulares, mutables,
compuestos, generables y corruptibles, la existencia de un mundo de Ideas o formas
inmateriales, inteligibles, universales, inmutables, indivisibles y eternas. Se dice que el
conocimiento de las ideas es ciencia, mientras que el conocimiento de las cosas es solo
opinión. Platón opinaba que las ideas son la esencia y la causa de todas las cosas, son aquello
que pensamos en los conceptos y que designamos con un nombre. Las ideas existen realmente
en un mundo aparte, fuera de las cosas y de la mente humana; son la auténtica realidad frente
a la aparente realidad sensible. Cada una de estas ideas nos remonta nuevamente al punto
inicial: el Pensamiento Divino. ¿Qué es capaz de hacer el pensamiento? El científico asiático
Masaru Emoto ya demostró años atrás cómo el pensamiento humano o una imagen pueden
transformar formas microscópicas del agua. Esto se ha estudiado también con las plantas y los
animales. Podemos influir a bien o a mal a nuestro prójimo, solo con una expresión facial, con
un gesto, con una mirada… ¿y con un pensamiento? Toda cosa que creamos o hacemos antes,
previamente, la plasmamos en nuestra mente, es decir, la pensamos –o al menos así debería
ser: pensar antes de actuar-, pues es la manera es la que se mueve el universo. Por eso el
pensamiento es energía, y se puede percibir ahí como puede influir, incluso crear, ya que el
arte es las propia plasmación de las ideas y la imaginación.

De un texto sorprendentemente remoto, hallado en Mesoamérica, encontramos:


«Cuando seas libre de los grilletes de la oscuridad y viajes en el espacio como el SOL de la LUZ,
entonces sabrás que el espacio no es ilimitado sino que verdaderamente está limitado por
ángulos y curvas. Sábete, oh hombre, que todo lo que existe solamente es un aspecto de cosas
más grandes aún por venir. La materia es fluida y fluye como un arroyo, constantemente
cambiando de una cosa a otra.» (Tabla 9. Tablillas Esmeralda de Thoth) El telescopio Amanda
descubrió la existencia de dimensiones adicionales, es decir, más de las 3 conocidas. Otros
científicos llegaron ya a estas afirmaciones considerando la existencia de entre 7 y 10
dimensiones. La antigua escritura del Yucatán, que he referido, dice: «9 son las dimensiones
interconectadas, y 9 son los ciclos del espacio. 9 son las difusiones de la conciencia, y 9 son los
mundos dentro de los mundos. Sí, 9 son los Señores de los ciclos que vienen de arriba y de
abajo. El espacio está lleno con cosas ocultas, puesto que el espacio está dividido por el
tiempo.» (Tabla 9. Tablillas Esmeralda de Thoth) Los grupos de Contacto no están exentos de
recibir este tipo de información sobre universos y dimensiones aunque, como he dicho antes,
hay que saber discernir la procedencia de dicho conocimiento, pues puede venir del “mal”
como podría venir del “bien” (queda a juicio de uno estudiar esto). Ellos hablan además de
niveles o planos dimensionales dentro de cada mundo. O sea, no planeta, sino mundo…
observar bien esta distinción. Nosotros utilizamos la palabra mundo para describir nuestro
planeta Tierra, pero la fuente original de este término va mucho más allá. El vocablo en griego
“cósmon”, de donde viene Cosmos, designa el “universo de la vida”, “universo de los vivientes”
o “universo que tiene vida”; lo mismo que el vocablo en hebreo “olám”. ¿Por qué nosotros le
damos un uso tan limitado? Jesús dijo: «…Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros
sois de este mundo, yo no soy de este mundo.» (Juan 8:23) ¿De qué mundo era Jesús? Porque
repitió lo mismo al procurador romano Poncio Pilatos: «Respondió Jesús: ‘Mi reino no es de
este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera
entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí’.» (Juan 18:36) Un mundo es un sistema de
vida, puesto que hay planetas que no presentan las condiciones para ser un “mundo” -a pesar
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de que con avanzada tecnología se pueden posar colonias en él o dentro de él. De ahí que uno
diga que alguien “está en su propio mundo” o que cada persona “es un mundo”.

Si fuese el caso de que todo este universo creado viniese a ser efectivamente una
ilusión, esto explicaría los resultados científicos de la Mecánica Cuántica y la Física Cuántica, o
sea, el estudio del “Quantum”. El detector de Hannover, el GEO 600, podría haber probado
que de hecho vivimos en un holograma tridimensional: «El detector de ondas gravitacionales
GEO 600, de Hannover (Alemania), registró un extraño ruido de fondo que ha traído de cabeza
a los investigadores que en él trabajan. El actual director del Fermilab de EE.UU., el físico Carl
Hogan, ha propuesto una sorprendente explicación para dicho ruido: proviene de los confines
del universo, del rincón en que éste pasa de ser un suave continuo espacio-temporal a ser un
borde granulado. De ser cierta esta teoría, dicho ruido sería la primera prueba empírica de que
vivimos en un universo holográfico, asegura Hogan...» (Reporte de Yaiza Martínez, Tendencias
Científicas) Alex Collier, un norteamericano que dice haber sido contactado por humanos
extraterrestres de la galaxia de Andrómeda, dice que ellos le hicieron saber que nuestro
universo es como un holograma de 21.000 millones de años. Esta afirmación se acomoda a
otras de fuentes distintas de la ufología. ¿Y qué con eso? Que de ser verdad todo esto, o la
esencia de ello, podemos comprender que el Reino del Padre es mucho más de lo que
imaginamos y que hay un propósito desarrollándose desde el comienzo. Si solamente el
universo que percibimos posee múltiples dimensiones, ¿cuántas cosas pueden estar ahí en
planos que nuestro ojos no ven? La propia luz, ¿no parece un elemento en nuestro universo
que aparenta coexistir desde otra realidad mucho más profunda y preexistente? Es una idea
que dejo en el aire. Entendemos que hay cosas que se escapan a nuestros ojos y las
apreciamos por medio de rayos infrarrojos. Solo son invisibles a la vista, pero están ahí. Lo
mismo ocurre con las ondas de radio… no las sentimos si no es con aparatos que captan sus
transmisiones. Si esto es así con cosas tan simples, ¿cuánto más puede haber que aún no
conocemos? Eso, precisamente, nos puede llevar al terreno que necesitamos analizar.

Alguien pensaría que si el universo fuese un holograma tridimensional, ¿cómo es que


sentimos, tocamos, palpamos, experimentamos e influimos? Se ha demostrado que el espacio
no está vacío. Aún el aparente vacío que está casi a la temperatura del Cero Absoluto es, de
hecho, energía: partículas eléctricas. Nosotros somos energía, cargados con vatios y generando
calor corporal. De no ser así, no podríamos recibir un shock eléctrico de un desfibrilador para
reanimarnos de un paro cardiaco, ni ser neutralizados con un taxer, como los que usan policías
para reducir a alguien a distancia sólo electrificándole. A escala subatómica, que lo llena todo,
el propio átomo está compuesto de partículas positivas, negativas y neutras, que llamamos
“cargas”. Esos son los protones, electrones y neutrones, movidos y mantenidos por el poder de
Dios que se manifiesta en la energía pura que vibra en cada rincón del universo. Por esa razón
podemos experimentar un holograma que se plasma por mera energía entrelazada en cada
rincón, igual como nos sobresaltamos tremendamente con simples sueños que, a veces,
incluso nos pueden causar dolor físico sin haber tenido contacto físico alguno (en este caso
parece que la mente crea la realidad que el cuerpo experimenta al grado de materializar el
pensamiento que se ha desarrollado en el sueño). Ahora bien, si hay dimensiones, superiores e
inferiores, de ahí que los espíritus sean vistos unas veces y otras no (pues ellos mismos con
energía: ectoplasma). De ahí que se hable del “mundo” de los muertos y del mundo onírico (de
los sueños). Algo parecido podría apreciarse de las crónicas de Enoc y sus fabulosos viajes
revelatorios y detalladamente documentados. Por consiguiente, nos queda la cuestión de los
otros universos. Si existen otros universos, es posible que allá esté la gran armonía del Padre
Universal. ¿Cómo visualizar esto apropiadamente? Es como si toda la vida nos hubiesen
enseñado que sólo existe un cuarto donde habitamos, pero lo cierto fuese que existen muchos
más habitáculos, cientos de ellos, conformando un gigantesco edificio. Luego, al percatarnos
de la existencia de dichos recintos y de esta edificación, observamos fuera de éste que hay
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otros muchos edificios semejantes con sus respectivos cuartos. Con esta alegoría expongo que
los cuartos serían la equivalencia a dimensiones, y que los edificios serían igual que universos.
El asunto es, ¿cómo interactúan, se interrelacionan y se entrelazan? La oración misma viene a
ser un puente de comunicación con las realidades superiores. En este sentido, ¿cómo encajar
esto con las referencias bíblicas y para-bíblicas en cuanto a los cielos? Tengamos en cuenta
que, dependiendo de la especificación, se habla de 3 cielos, de 7 cielos o de 10 cielos.

Toda esta existencia, definida como “eón” es referida en textos antiguos que se han
descubierto, los cuales tienen escritura teológica de origen aparentemente griego. En ellos se
señala la percepción de este “eón”, traducido como “siglo”: «- Atiende, hijito, lo que hay de
Dios y del Todo. Dios, el Siglo, el Mundo, el Tiempo, la Transformación. Dios creó al Siglo, el
Siglo al Mundo, el Mundo el Tiempo, el Tiempo a la Transformación. La realidad de Dios, por así
decir, es el Bien, la Hermosura, la Felicidad, la Sabiduría; la realidad del Siglo es la identidad, la
del Mundo el orden, la del Tiempo el cambio, la de la Transformación la vida y la muerte. La
energía de Dios es Inteligencia y Alma, la del Siglo es permanencia e inmortalidad, la del
Mundo ir y volver del punto de partida a la máxima oposición, la del Tiempo crecer y menguar,
la de la Transformación la cualidad. Por consiguiente, el Siglo está en Dios, el Mundo en el
Siglo, el Tiempo en el Mundo, la Transformación en el Tiempo, y es así como el Siglo permanece
estable alrededor del Dios, el Mundo se mueve en el Siglo, el Tiempo pasa en el Mundo, y la
transformación evoluciona en el Tiempo. Por consiguiente, la fuente de todas las cosas es Dios,
realidad de las cosas es el Siglo, su materia es el Mundo. El Poder de Dios es el Siglo, la obra del
Siglo es el Mundo, que nunca comenzó pero es engendrado eternamente por el Siglo. Por
donde el Mundo no perecerá jamás - el Siglo es inmortal - ni nunca será destruido nada de lo
que hay en el Mundo: el Mundo está rodeado totalmente por el Siglo. - ¿Y qué es la sabiduría
de Dios? - El Bien y la Hermosura y Felicidad y la virtud total y el Siglo. El Siglo pues creó al
mundo con orden y belleza poniendo inmortalidad y permanencia en la materia. En efecto pues
la generación de la materia depende del Siglo, así como el Siglo a su vez de Dios. La
transformación y el tiempo están en el Cielo y en la Tierra, pero tienen naturaleza distintas: en
el Cielo sin cambios e indestructibles, en la Tierra con cambio y destrucción. Y Dios es el alma
del Siglo, el Siglo del Mundo, el Cielo de la Tierra, y Dios está en la inteligencia, la inteligencia
en el alma, el alma en la materia. Todas las cosas a través del Siglo.» (La Inteligencia a Hermes.
Tratado XI, verso 2-4. Corpus Hermeticum)
58

III.
LA PRIMERA REBELIÓN
59

LA SABIDURÍA
“El silencio es la forma de enseñanza más poderosa que puede transmitir el maestro al
discípulo. No existen palabras para expresar las cosas más importantes, las verdades más
profundas.” (Ramana Maharshi)

«La Sabiduría no encuentra un lugar donde pueda habitar, entonces su casa está en los
Cielos. La Sabiduría fue a habitar entre los hijos de los hombres y no encontró sitio. Entonces la
Sabiduría ha regresado a su hogar y ha tomado su silla entre los ángeles. Y la injusticia ha
salido de sus cuevas, ha encontrado a los que no buscaban y ha habitado entre ellos, como la
lluvia en el desierto y como el rocío sobre la tierra sedienta.» (1ª Enoc 42:1-3) ¿Qué es la
Sabiduría? Llamada en hebreo “Jajmá” (que también traduce “Astucia”) y en griego “Sofía”, la
Sabiduría parece personificada, no solo en todos los textos apócrifos, sino en la propia Biblia;
referida por Salomón como acompañante primordial del Dios de los hebreos: «Jehová me
poseía en el principio, Ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde
el principio, antes de la Tierra. Antes de los abismos fui engendrada; antes que fuesen las
fuentes de las muchas aguas. Antes que los montes fuesen formados, antes de los collados, ya
había sido yo engendrada; No había aún hecho la tierra, ni los campos, ni el principio del polvo
del mundo. Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; Cuando trazaba el círculo sobre la faz del
abismo; Cuando afirmaba los cielos arriba, cuando afirmaba las fuentes del abismo; Cuando
ponía al mar su estatuto, para que las aguas no traspasasen su mandamiento; Cuando
establecía los fundamentos de la tierra, con él estaba yo ordenándolo todo, y era su delicia de
día en día, teniendo solaz delante de él en todo tiempo. Me regocijo en la parte habitable de su
tierra; Y mis delicias son con los hijos de los hombres.» (Proverbios 8:22-31) Simeón, hijo de
Jesús, hijo de Eleázar, hijo de Sirá, la menciona en un antiguo escrito, diciendo: «Sola recorrí la
redondez del cielo, y por la hondura (profundidad) de los abismos paseé.» (Sirácida o
Eclesiástico 24:5) Estas palabras de Simeón y del rey Salomón llevan a los escritos de Nag
Hammadi, donde se expone que la Sabiduría acompaña desde el remoto pasado a una deidad
ahí citada, la cual parece corresponder con el bíblico Jehová. Las palabras de Salomón, así
como de su padre David y del edomita Job, no dejan de hacer hincapié en eventos ancestrales
de los cuales ya no hay memoria, pero que dejan de manifiesto que el poder del Altísimo
fabricó la Tierra y lo hizo acompañado de la Sabiduría, no como una cualidad sino como una
deidad: «Toda sabiduría viene de Yahvéh, y con él está por siempre.» (Sirácida 1:1)

Empezando por el profeta proto-hebreo Enoc, se expone que la Sabiduría trataba de


afincarse en un lugar desde el principio. Si bien, teniendo su sitio deseó estar en el mundo,
pero los humanos rechazamos su asesoría, por lo que su lugar propio fue entre los celestes. Así
es comprendido, que ella tiene un trono complementario, al lado del Señor de los Espíritus, y
mora entre los mensajeros de Dios. Aun así ha participado y compartido su ciencia e
inteligencia con los hombres que buscan la verdad, temen a Dios y viven en la piedad, según
ella, regocijándose en «la parte habitada» del mundo. Salomón refería que Jehová la
«poseída» exponiendo las virtudes y cualidades de este gran Dios soberano, obrando
magistralmente en la creación de las cosas, y aún antes de que fuese diseñado este planeta.
Ella, por boca del sucesor de David, señala que desde siempre tuvo «el principado»,
asumiéndose así que recibía el lugar secundario después del propio Jehová y ostentaba la
primacía, ventaja y superioridad en relación a todas las cosas. Asume a su vez que antes de los
abismos, la tierra, el cielo y todo lo que bulló en los comienzos de este globo, ella estaba
acompañando a Dios y siendo «su delicia.» En todo caso, como se esgrime, la creación de lo
que conocemos surgió por la determinación de la Sabiduría: «Para aquellos que estaban en el
mundo había sido preparado por la voluntad de nuestra hermana Sofía» (2ª Set o 2º Tratado
del Gran Set), dijo un imperecedero a Set, el cual, posiblemente fuera Jesús, ya que dice,
60

además: «Pero yo solo soy el amigo de Sofía. He estado en el seno del Padre desde el principio,
en el lugar de los hijos de la verdad, y la grandeza.» No es nada raro, entonces, ver cómo
tantas veces se personifica a la Sabiduría en multitud de textos antiguos, asociada a Jesús
como su amiga, pero también reflejando su maternidad, posiblemente espiritual.
Concretamente en el libro de la Sabiduría no sólo se la define como un “espíritu amigo de los
hombres”, sino como el Santo Espíritu (Espíritu Santo), la que instruye: «La Sabiduría no entra
en un alma que hace el mal ni habita en un cuerpo sometido al pecado. Porque el santo
espíritu, el educador, huye de la falsedad, se aparta de los razonamientos insensatos, y se
siente rechazado cuando sobreviene la injusticia. La Sabiduría es un espíritu amigo de los
hombres, pero no dejará sin castigo las palabras del blasfemo, porque Dios es el testigo de sus
sentimientos, el observador veraz de su corazón, y escucha todo lo que dice su lengua.»
(Sabiduría 1:4-6)

El escritor de este libro, según algunos Salomón, añade más adelante: «La Sabiduría es
luminosa y nunca pierde su brillo: se deja contemplar fácilmente por los que la aman y
encontrar por los que la buscan. Ella se anticipa a darse a conocer a los que la desean. El que
madruga para buscarla no se fatigará, porque la encontrará sentada a su puerta. Meditar en
ella es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de
inquietudes. La Sabiduría busca por todas partes a los que son dignos de ella, se les aparece
con benevolencia en los caminos y les sale al encuentro en todos sus pensamientos.» (Sabiduría
6:12-16) En el siglo I, Jesús definió así a este fabuloso, poderoso y entrañable amigo nuestro:
«Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el
Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero
vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.» (Juan 14:16-17) Ese
Espíritu, desglosado de varias maneras y actuando de multitud de formas, toma su papel desde
el inicio de los tiempos, pero trabajó con los discípulos de Jesús de forma especial,
complementando las enseñanzas de Cristo, pues siempre ha estado asesorando a los grandes
profetas. Jesús prosiguió luego afirmando: «Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el
Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he
dicho.» (Juan 14:26) Diciéndolo de otra manera: «Pero cuando venga el Consolador, a quien yo
os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca
de mí.» (Juan 15:26) De modo que quien manifestaría a Cristo al mundo sería precisamente
este espíritu de parte de Dios, la amiga de Jesús, Sofía, quien a su vez dirige los mensajeros
que se encargan de ministrar a los siervos del Señor. Así también lo expresó: «Pero yo os digo
la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a
vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado,
de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al
Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.
Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga
el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta,
sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me
glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.» (Juan 16:7-14)

El rey Salomón, hablando sobre el origen y cualidades de Sofía, escribió: «En ella hay
un espíritu inteligente, santo, único, multiforme, sutil, ágil, perspicaz, sin mancha, diáfano,
inalterable, amante del bien, agudo, libre, bienhechor, amigo de los hombres, firme, seguro,
sereno, que todo lo puede, lo observa todo y penetra en todos los espíritus: en los inteligentes,
los puros y hasta los más sutiles. La Sabiduría es más ágil que cualquier movimiento; a causa de
su pureza, lo atraviesa y penetra todo. Ella es exhalación del poder de Dios, una emanación
pura de la gloria del Todopoderoso: por eso, nada manchado puede alcanzarla. Ella es el
resplandor de la luz eterna, un espejo sin mancha de la actividad de Dios y una imagen de su
bondad. Aunque es una sola, lo puede todo; permaneciendo en sí misma, renueva el universo;
61

de generación en generación, entra en las almas santas, para hacer amigos de Dios y profetas.
Porque Dios ama únicamente a los que conviven con la Sabiduría. Ella, en efecto, es más
radiante que el sol y supera a todas las constelaciones; es más luminosa que la misma luz, ya
que la luz cede su lugar a la noche, pero contra la Sabiduría no prevalece el mal. Ella despliega
su fuerza de un extremo hasta el otro, y todo lo administra de la mejor manera. Yo la amé y la
busqué desde mi juventud, traté de tomarla por esposa y me enamoré de su hermosura. Su
intimidad con Dios hace resaltar la nobleza de su origen, porque la amó el Señor de todas las
cosas. Está iniciada en la ciencia de Dios y es ella la que elige sus obras. Si la riqueza es un bien
deseable en la vida, ¿qué cosa es más rica que la Sabiduría que todo lo hace? Si la prudencia es
la que obra, ¿quién más que ella es artífice de todo lo que existe? ¿Amas la justicia? El fruto de
sus esfuerzos son las virtudes, porque ella enseña la templanza y la prudencia, la justicia y la
fortaleza, y nada es más útil que esto para los hombres en la vida. ¿Deseas, además, tener
mucha experiencia? Ella conoce el pasado y puede prever el porvenir, interpreta las máximas y
descifra los enigmas, conoce de antemano las señales y los prodigios, la sucesión de las épocas
y de los tiempos.» (Sabiduría 7:22 al 8:8)

La Sabiduría también recibe el nombre de Fe, en hebreo “Emuná” (proveniente de la


voz “Emet”, que traduce: “Verdad”) y en griego “Pístis”: «Mas la Fe es guía sobre el profundo
abismo y la perseverancia [en] el sendero en medio de las filosas rocas.» (Palabras de Jesús. La
Séptuple Paz, Evangelio de los Esenios 1:92). Estos nombres e identificaciones pueden llevar a
asumir que ella ha estado asesorando a la humanidad desde los inicios, y es en quien presidía
el conocimiento sobre las cosas hasta que vino Jesús y perfeccionó estas palabras hablando
plena y claramente del Padre, no obstante, acompañado también él, y muchos otros, de ella
misma. Es más, rara vez, a diferencia de Jesús y Salomón, alguien hablaba detallada y
abiertamente sobre Sofía, por lo que para entender esto hay que analizar bien las enseñanzas
de milenios atrás y de los maestros ancestrales. Jesús dijo: «Por eso la sabiduría de Dios
también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán,
para que se demande de esta generación la sangre de todos los profetas que se ha derramado
desde la fundación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que murió
entre el altar y el templo; sí, os digo que será demandada de esta generación.» (Lucas 11:49-
51) De esta “sabiduría de Dios” también habló Simeón (hijo de Jesús, hijo de Eleázar, hijo de
Sirá) al escribir: «¡Qué grande es la sabiduría del Señor! Fuerte es su poder, todo lo ve.»
(Sirácida 15:18) Es posible que ella fuera la asesora de Jehová y de su trabajo por medio de sus
mensajeros. Es más, la Sabiduría de Dios, ¿acaso está separada de Dios para hablar por sí
misma? ¿No debía decir más bien: “Dios, en su sabiduría, dijo…”? ¡Ojo al dato! Parece que
depende de Dios, está con Dios o es una cualidad de Jehová, la cual le acompaña. «Busca
siempre la sabiduría. No dejes que tu cuerpo te engañe. Mantente en el camino de la ola de
Luz. Rechaza el camino oscuro. Sábete que la sabiduría es duradera. Existiendo desde que
TODAS LAS ALMAS comenzaron, creando armonía por la Ley que existe en el CAMINO.»
(Tablilla 9. Tablas Esmeralda de Thoth) En relación a la identidad y trabajo de la Sabiduría, el
apóstol Felipe parece compartir su conocimiento al respecto, cuando escribe en relación a ella
como manifestación terrestre del Espíritu Santo: «“Padre” e “Hijo” son nombres simples;
“Espíritu Santo” es un nombre compuesto. Aquéllos se encuentran de hecho en todas partes:
arriba, abajo, en lo secreto y en lo manifiesto. El Espíritu Santo está en lo revelado, abajo, en lo
secreto, arriba. Las Potencias malignas están al servicio de los santos, después de haber sido
reducidas a ceguera por el Espíritu Santo para que crean que están sirviendo a un hombre,
siendo así que están operando en favor de los santos. Por eso —(cuando) un día un discípulo le
pidió al Señor una cosa del mundo— Él le dijo: “Pide a tu madre y ella te hará partícipe de las
cosas ajenas”.» (Felipe 1:34)

¿Cuál aquí es la madre: el Espíritu Santo o las potencias malignas? Si es lo primero,


entonces, ¿el Espíritu Santo es nuestra “madre espiritual”? Y ¿por qué habla de “cosas
62

ajenas”? ¿Se refiere a cosas ajenas al Reino de Dios, de lo espiritual? Bueno, siguiendo con el
hilo, Felipe narra: «Los apóstoles dijeron a los discípulos: “que toda nuestra ofrenda se procure
sal a sí misma”. Ellos llamaban “sal” a *la Sofía+, (pues) sin ella ninguna ofrenda *es+ aceptable.
La Sofía es estéril, *sin+ hijo(s); por eso se la llama *también+ “sal”. El lugar en que aquéllos *...]
a su manera [es] el Espíritu Santo; [por esto (?)] son numerosos sus hijos.» (Verso 36) Esto
parece dar a entender que Sofía/Sabiduría es el Espíritu Santo o tiene paralelismo con él/ella.
Los hijos que tiene son los nacidos del espíritu, eso está claro, y se entiende que Jesús hablara
de quienes son la sal de la Tierra (Mateo 5:13). Ergo, Felipe añade: «Lo que el padre posee le
pertenece al hijo, pero mientras éste es pequeño no se le confía lo que es suyo. Cuando se hace
hombre, entonces le da el padre todo lo que posee. Cuando los engendrados por el espíritu
yerran, yerran también por él. Por la misma razón un idéntico soplo atiza el fuego y lo apaga.
Una cosa es “Ejamot” y otra es “Ejmot”. Ejamot es la Sofía por antonomasia, mientras que
Ejmot es la Sofía de la muerte, aquella que conoce la muerte, a la que llaman “Sofía la
pequeña”.» (Evangelio de Felipe 1:37-39) Parecen haber dos Sofía/Sabiduría: una que es la
original, y otra que es “la de la muerte”, o “la pequeña” (seguramente la referida como
“Sabiduría Material”), por lo que también Jesús habla de «la Sabiduría de Dios» y de «la
Sabiduría del Pensamiento Posterior» –que podría ser la misma, pero quiero dar a entender
que no la llama simplemente Sofía o Sabiduría, como la única personificación de la misma. Ella,
entendida como Espíritu Santo, parece que es de quien concibe Miriam, no de Dios: «El
Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra…» (Lucas 1:35)
Quien viene sobre ella es ese Ruaj, mientras el poder del Altísimo cubre esa escena. El mismo
Gabriel confirmó a José que «lo que ha sido engendrado en ella es del Espíritu Santo.» (Mateo
1:20) ¿Una mujer concibiendo de una mujer?

Otrosí, esta Fe o Sabiduría es la que es identificada siempre como el Espíritu Santo,


pues lo esencial del mismo es, cómo no, la Sabiduría y la Fe. Por ejemplo, el Evangelio de los
Hebreos se perdió, pero Orígenes (aprox. años 253/254 d.C.) comentó: «Y si alguien acepta el
Evangelio de los Hebreos, donde el Salvador en persona dice: “Poco ha me tomó mi madre, el
Espíritu Santo, por uno de mis cabellos y me llevó al monte sublime del Tabor”, se quedará
perplejo al considerar cómo puede ser madre de Cristo el Espíritu Santo, engendrado por el
Verbo. Pero tampoco esto le es a éste difícil de explicar.» (In Io. 2,6) Y también se halla otro
fragmento en el que reza: «Si alguien admite el: “Ha poco me tomó mi madre, el Espíritu Santo,
y me llevó al monte sublime del Tabor” y lo que sigue, puede, viendo en Él a su madre, decir...»
(Hom. in Ier. 15,4) También Jerónimo comentó (aprox. año 419/420) al respecto: «...Pero quien
leyere el Cantar de los Cantares y entendiere que el esposo del alma es el Verbo de Dios, y diere
crédito al evangelio publicado [bajo el título] según los Hebreos, que recientemente hemos
traducido —en el que, refiriéndose a la persona del Salvador, se dice: “Hace poco me tomó mi
madre, el Espíritu Santo, por uno de mis cabellos”—, no tendrá reparo en decir que el Verbo de
Dios procede del Espíritu, y que, por tanto, el alma, que es esposa del Verbo, tiene por suegra al
Espíritu Santo, cuyo nombre entre los hebreos es de género femenino, RUAH.» (Comm. II in
Mich. 7,6) Y también comentó en otro punto: «Y a propósito, en el evangelio del que hace poco
hicimos mención, encontramos escrito: “Y sucedió que, cuando hubo subido el Señor del agua,
descendió toda la fuente del Espíritu Santo, descansó sobre Él, y le dijo: Hijo mío, a través de
todos los profetas te estaba esperando para que vinieras y pudiera descansar en ti. Pues tú eres
mi descanso, mi Hijo primogénito, que reinas por siempre”.» (Comm. IV in Is. 11,2) Si
efectivamente Sofía es la manifestación del Espíritu Santo, ella es la que guía a los seguidores
de Cristo y a los que buscan la verdad y viven acorde al Altísimo: «La sabiduría a sus hijos
exalta, y cuida de los que la buscan.» (Sirácida 4:11) Es ella la que ha presentado a Cristo ante
las naciones: «Y luego que hubiesen dado muerte al Mesías que habría de venir, y después de
haber sido muerto, resucitaría de entre los muertos y se manifestaría a los gentiles por medio
del Espíritu Santo.» (1ª Nefi 10:11. Libro de Mormón)
63

Ella, parte del “Espíritu” de Dios, ha sido la guía de los siervos de Dios desde antaño,
aunque personifique la parte material o menor del Espíritu Santo como entidad misma. Así fue
escrito: «Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está
el que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño? ¿dónde el que puso en medio de él su
santo espíritu, el que los guió por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que dividió
las aguas delante de ellos, haciéndose así nombre perpetuo, el que los condujo por los abismos,
como un caballo por el desierto, sin que tropezaran? El Espíritu de Jehová los pastoreó, como a
una bestia que desciende al valle; así pastoreaste a tu pueblo, para hacerte nombre glorioso. »
(Isaías 63:11-14) El apóstol igualmente escribió: «La Sofía —a quien llaman “la estéril”— es la
madre de los ángeles…» (Evangelio de Felipe 1:55) ¿Qué ángeles? Puesto que hay buenos y
malos, y los hay de Arriba como de la Tierra, y de los Reinos Imperecederos como del sistema
de gobierno de Jehová, según resumen estos documentos. Los del Reino Imperecedero
estaban prácticamente ya desde el tiempo de la aparición de Sofía, definidos como hijos de
Plesitea, acorde al Evangelio de los Egipcios –atribuido a Set, el hijo de Adán-, pero Sofía, que
ayudó a Jehová, es quien pudo dar origen a los ángeles asistentes de éste, pues «En los tesoros
de la sabiduría están las máximas de la ciencia…» (Sirácida 1:25) y también así lo refieren los
textos de Nag Hammadi y la Biblia, quien la identifica como parte del colectivo de Dios,
entendido como “Ruaj” (espíritu, viento): «Y éste será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El
Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de
la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para
siempre.» (Isaías 59:21) De todas maneras, si Sofía es madre de los mensajeros de Jehová, esto
lo vino a ser después del error de creación que surgió de ella, de donde apareció el Caos y las
aguas Primordiales que tantas mitologías citan: «Después de 5.000 años la gran luminaria
Elelet dijo: “Gobierne alguno sobre el caos y el Hades”. Y apareció una nube *cuyo nombre e+s
Sabiduría material [... ella] miró las regiones [del caos], siendo su rostro como [...en] su forma
[...] [...] sangre.» (Evangelio de los Egipcios o 1er Tratado de Set 1:56-57) Si se determinó que
alguien rigiera sobre el Caos, esto pudo haber sido el segundo paso en el desarrollo de los
acontecimientos que dieron lugar al origen del mal, aunque el Padre parecía saber
perfectamente lo que hacía, y por eso lo permitió.

Pero entonces, ¿es Jesús hijo del Espíritu Santo, o sea, de Sofía, la Sabiduría? El apóstol
Felipe escribió que «Algunos dicen que María ha concebido por obra del Espíritu Santo: éstos se
equivocan, no saben lo que dicen. ¿Cuándo jamás ha concebido de mujer una mujer? María es
la virgen a quien ninguna Potencia ha manchado. Ella es un gran anatema para los judíos, que
son los apóstoles y los apostólicos. Esta virgen que ninguna Potencia ha violado, [... mientras
que] las Potencias se contaminaron.» (Felipe 1:17) ¿Se refiere a la María terrestre o es que
habrá otra que no es terrestre, y Felipe habla de esta? En todo caso, es extraño que por un
lado se diga que sí es hijo de Sofía y por otro lado que no lo es, puede que porque ello podría
llevar a malos entendidos: Sofía fue puente para traer a Cristo de las realidades superiores,
mientras el Padre simplemente cubrió el evento con «su sombra.» Bien, la Sabiduría es una de
las criaturas celestes que estaban en los Reinos Imperecederos (incluso es representante de
todo un Reino de los inmortales), pero, según relatan los manuscritos, quiso crear algo sin el
trabajo conjunto de los otros inmortales, hace mucho tiempo atrás: «Ahora Sofía, que es la
Sabiduría del Pensamiento Posterior y que representa un reino eterno, concibió un
pensamiento. Tuvo esta idea ella misma, y el Espíritu invisible y el Pensamiento Anterior
también se reflejaron en ella. Ella quería dar a luz un ser como ella misma sin el permiso del
Espíritu (el Espíritu no había dado aprobación), sin su amante, y sin su consideración. Su
compañero no dio su aprobación; ella no encontró a nadie que estuviera de acuerdo con ella; y
ella consideró esta cuestión sin el permiso del Espíritu o conocimiento alguno de lo que había
decidido. Sin embargo, dio a luz un Vástago. Y, debido al poder inconquistable que había
dentro de ella, su pensamiento no fue un pensamiento vano. Sino que de ella salió algo que era
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imperfecto y distinto en apariencia de ella, pues ella lo había producido sin su amante. No se
parecía a su Madre, y tenía una forma diferente.» (Libro Secreto de Juan 6:1-5).

Pero hay más referencias que expresan este comienzo caótico: «Cuando se terminó el
carácter ilimitado de los inmortales, tuvo existencia una Fe (Verdad) que se llama Sabiduría.
Esta forma sintió el deseo de crear una obra como la luz que existe desde el principio. El deseo
de la Sabiduría fue desplegado tan pronto como el cielo, a un tamaño que no se pueden
concebir, situado en el centro entre los inmortales y los que vinieron después, por encima
donde existe un velo que separa la parte superior de las realidades humanas. Sin embargo, en
el eón de la verdad no hay sombra porque es inconmensurable luz a través de él. [En] su
exterior, sin embargo, apareció la sombra, por lo que se llamó “oscuridad”. Durante la potencia
llegó la oscuridad. Esta sombra, el poder, entró después del llamado “caos sin límites”. Este
último, dio nacimiento a la raza de los dioses con todo el lugar, como *…+ también *…+ que sigue
el primer trabajo de [que es] evidente. El abismo existe [pues] a partir de la Fe [de la] que
hemos hablado.» (Apócrifo de la Creación Copta 98:11 al 99:2) Dependiendo de la traducción
se dice que lo resultante fue “oscuridad” o “tiniebla” (esta es la palabra correspondiente según
el relato genésico), y el “caos sin límites” es mal traducido asimismo en dicho libro de Moisés
como “desordenado y vacío”. Ese caos reflejó un abismo e igualmente gracias a ello apareció
«la raza de los dioses», algo prohibido de mencionar en la cultura hebrea. La imprudencia de la
Sabiduría/Sofía generó algo de grandes magnitudes, y eso otras consecuencias, y así
sucesivamente. Ella es a quien Jesús refiere como perteneciente al Pensamiento Posterior (que
tiene un Reino en el dominio de Oroiel), pero parece identificarse con la Sabiduría del Reino de
Elelet, la que una y otra vez aparece citada en proverbios y ensalmos: «Antes de todo estaba
creada la Sabiduría, la prudencia inteligente desde la eternidad.» (Eclesiástico 1:4)

Ahora bien, tras la Resurrección, también Jesús narra al grupo de seguidores aspectos
relevantes al respecto de este asunto: «María le dijo entonces: “Señor Santo, ¿de dónde
proceden tus discípulos, adónde se encaminan, qué deberán hacer aquí?” El perfecto Salvador
le contestó: “Deberás saber que Sofía, la Madre del Universo y la paredra, quiso traer a éstos a
la existencia sola, sin la participación de cónyuge varón. Pero, por voluntad del Padre del
Universo, para que su inimaginable bondad pudiera revelarse, creó una cortina entre los
inmortales y los que después de ellos vinieron, de manera que su consecuencia pudiera seguir
cada eón y el caos, de suerte que la mujer pueda vivir pese a sus imperfecciones, que pueda
existir aunque el Error la combata. Esa cortina es el espíritu.» (Gnóstico de Sheneset 1:20) Esto
dio origen al mundo existente, no especificando si es este planeta, el sistema solar, la galaxia o
el propio cosmos. Es preciso comprender que la intención de Sofía era continuar con el
procedimiento de creación de identidades celestes, y el hombre es reflejo de ello, pero en un
aspecto subsiguiente y perfeccionando el error de Sofía y haciéndolo bajo el beneplácito de la
Asamblea. Este evento podría interpretarse como el comienzo del mal o del error, pero ese
aspecto de la Dualidad que partió de aquí, solo mostró el interés de Dios en que la raza
humana, el sueño y deseo original de Sofía, descendiera a esta realidad, solo que, en este caso
suprimiría el fallo, aunque visto de otra manera, sería la oportunidad para los humanos
celestes de experimentar una vida mortal y comenzar desde cero en un aprendizaje lleno de
múltiples nuevas experiencias. Viéndolo de otra forma, a nivel metafísico, habría expresado el
deseo de colectivo del hombre divino, en Sofía, de separarse de la unicidad de Dios y apreciar
la existencia de una vida de vulnerabilidad y discapacidad, siendo su camino el regreso al
punto de origen como retorno a la inmortalidad y la perfección. Así que, ¿salió el mal del bien?
La respuesta no es ni sí ni no, sino ambas: sí y no. El bien no puede engendrar mal, pero las
cosas, dispuestas de manera no acorde a lo perfecto, generan cosas “no perfectas”, tal como
los elementos, que en sí son completos, pero al ser mezclados con propiedades diferentes se
descomponen rápidamente.
65

El Mal

De escritura cuya lengua hoy se ha perdido, aún quedan vestigios de lo que conocían
los maestros de las edades anteriores a la última era de los hombres. Muchos eones han
transcurrido, desapareciendo pueblos y civilizaciones enteras, de las cuales ya nada queda, ni
aún referencia narrada. No es raro que hoy pervivan en ciertos lugares novelas sobre tiempos
del pasado en que existieron seres mágicos y sobrenaturales, sitios majestuosos y también
horrendas batallas contra huestes tenebrosas que superaban la comprensión humana:
«Escucha, oh hombre, a la sabiduría de la magia. Escucha el conocimiento de los poderes
olvidados. Hace tiempo, en los días del primer hombre, la guerra comenzó entre la oscuridad y
la luz. El hombre, entonces como ahora, estaba lleno tanto con oscuridad como con luz; y
mientras que en algo de la oscuridad el infierno dominaba, en otra parte la luz llenaba el alma.
Sí, antigua es esta guerra, la eterna lucha entre la oscuridad y la luz. Ferozmente es peleada a
través de todas las eras, usando poderes extraños ocultos al hombre. Adeptos han sido
llenados con la negrura, luchando siempre en contra de la luz; pero otros hay quienes, llenos
con resplandor, siempre han conquistado la oscuridad de la noche. En donde sea que estén en
todas las eras y planos, seguramente, sabrás de la batalla con la noche. Hace muchas eras, los
SOLES de la Mañana descendiendo, encontraron el mundo lleno con la noche, ahí en ese
pasado, comenzó la lucha, la antigua Batalla de Oscuridad y Luz.» (Tabla 6. Tablillas Esmeralda
de Thoth) Estas tablas tienen una supuesta antigüedad de unos 38.000 años, y se atribuyen a
un rey-sacerdote de la sumergida Atlántida, el mismo que habría fundado una colonia en el
lejano Egipto tras el sumergimiento de su madre patria. De ser ciertas estas palabras, este
sacerdote confesaría que ya en aquella edad, antes del Diluvio mismo, era perene la lucha
entre la luz y la oscuridad. Esos “soles de la mañana” que él mencionó recuerdan a historias
memoriales meritorias de su propia narración puntualizada, pero dicha referencia cronológica
sitúa el conflicto contra el mal en otras eras aún más viejas que aquella en la que habría
aparecido Thoth. Es comprendido, entonces, que cuando los hijos de la luz bajaron a la Tierra
ya el mal estaba en su pleno apogeo y contaba con fuertes y amplias fuerzas entre sus filas.
Según el sumerólogo Zecharia Sitchin, hace poco más de 475.000 años (otros dicen que fue
máximo 275.000 años) vinieron los Nefilím (Caídos) y, de tener relación con los soles de la
mañana que describe Thoth, la aparición del resto podría haber sido muy anterior, dando a
entender que hablamos, no de milenios, sino hasta incluso de millones de años.

El record que aún podemos escudriñar nos manifiesta que antes de haber luz u
oscuridad apareció algo caótico. Ciertamente la majestad del Más Alto y sus criaturas
imperecederas ya estaban, pero esto el mundo no lo llegó a conocer. Lo que quedó como
constancia escrita y verbal en los pueblos del pasado fue desde la aparición de las tinieblas y
las aguas. En Egipto se recopiló la verdad sobre el asunto, pues este país fue antaño la cuna de
seres inmortales y de ejércitos de los cielos. Esta nación, como testimonio, guardó todos los
misterios de la Creación, razón por la cual vino a ser el punto de mira de los demonios y dioses
usurpadores; ya que si conseguían dominar esta región, las naciones no se enterarían de sus
secretos. De allá salen relatos de los legendarios dioses, pero los mismos hombres autóctonos
no tenían información en relación a lo que hubo antes, creyendo que esos dioses fueron lo
primero –a excepción de unos pocos privilegiados. Cuando Egipto vino a ser un reino
importante, bajo la soberanía faraónica, los descendientes del linaje de Abraham
posiblemente llevaron sus anales históricos, quedando copias en este lugar. Es a la vez
plausible que ese material se perdiera de la mano de los israelitas en generaciones
subsiguientes, pero de alguna manera, gracias a la voluntad divina, quedó constancia
escondida o pasando de padres a hijos. Es significativo que el cristianismo del siglo I hubiese
tenido la oportunidad de poseer este material y estudiarlo, quedando un buen resguardo en
un pueblo llamado Nag Hammadi, donde en 1945 fue hallada una colección de textos
gnósticos. Ese año, 13 códices de papiro forrados en cuero y enterrados en vasijas selladas
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fueron encontrados por campesinos locales. Estos manuscritos comprenden 52 tratados que
suelen definirse como “gnósticos” (de la voz griega “gnosis”, que es “conocimiento”), pero
también tres obras pertenecientes al Corpus Hermeticum –que se suele atribuir a Hermes
Trismegisto, Tat y/o Asclepio- y una traducción parcial u alteración de La República de Platón.
Se cree que los códices forman una biblioteca oculta por los monjes del cercano monasterio de
San Pacomio cuando la posesión de estos escritos fue declarada una herejía por parte del
imperio dominante. Los códices están escritos en copto, aunque las obras eran probablemente
traducciones del griego, dadas las típicas palabras comunes que utilizaban, lo cual lleva a
suponer que bajo el auspicio de los poderes griegos, en lo que a la lengua se refiere, los
escritos fueran pasados al koiné.

Partiendo de esto podemos avanzar en el trabajo de investigación, pues estos textos,


tal como las mitologías, la Biblia, los apócrifos, los deuterocanónicos, los manuscritos del
Qumran, el material judaico (Talmud y Pseudoepigráficos) y muchas más fuentes nos servirán
para encontrar los secretos ocultos del origen del hombre, del mundo, del cielo y del mal. Las
diferencias entre unos y otros sólo son alteraciones normales que tienen lugar al haber
cambios de la lengua, desplazamientos geográficos, trascripciones de un material anterior
deteriorado, pérdida de frases, destrucción deliberada, mucho tiempo transcurrido, falta de
escribas y desconocimiento sobre idiomas que fueron quedando olvidados. Aún con todo, el
trabajo de décadas, recopilando datos y escritos, gracias al avance en la tecnología y la
facilidad electrónica, llevan a poder dar con conocimientos que antaño no eran posibles. Esto
incluye la labor de comprender textos antiguos y sus relatos escondidos. Como he dicho, los
relatos de otrora siempre se refieren a lo mismo, pero con palabras diferentes, dependiendo
de la región y la historia migratoria y bélica. En el caso de los helenos, poseían el mito de
Pandora, la primera mujer, según Hesíodo, creada por orden de Zeus, para castigar a los
hombres por la desobediencia de Prometeo –quien se dice que robó el fuego a los dioses para
darlo a los humanos. Esta versión dice que Zeus creó a Pandora con la ayuda de Atenea, y la
dieron por mujer a Epimeteo, hermano de Prometeo (a quien algunos asocian con el Nefertari
egipcio). Ella, habiendo concebido de este, dio a luz a Pirra quien sería mujer de Deucalión –
hijo de Prometeo-, el héroe que escapó del Diluvio. La Biblioteca Mitológica (I, VII, 2) menciona
que Deucalión y Pirra son considerados por el mito como antepasados de la mayor parte de los
pueblos de Grecia, aunque la Biblia asume este valor a los descendientes de Jafet. Curiosas
semejanzas con la Biblia, pero en este caso habría algo más profundo, dado que la leyenda
señala que todos los dioses adornaron a Pandora con sus gracias menos Hermes, quien la hizo
curiosa y engañadora, supuestamente por designio del padre de los dioses. De esta manera, la
curiosidad de Pandora la llevó a abrir el baúl donde se depositaban todos los males. Por eso se
dice que Pandora es la causa de que haya males en la Tierra, ya que ella abrió la bóveda de la
fuente oscura, y cuando quiso reaccionar y cerrarla nuevamente sólo quedó dentro –porque
no tuvo tiempo de salir- la esperanza. Aunque se habla de “caja” realmente era una especie de
urna, jarra o ánfora, la cual deliberadamente Zeus habría dejado delante de Pandora para
provocar el mal al mundo, sabiendo que ella la abriría.

No queda más que aceptar que el inicio conocido por el hombre fue en relación a una
oscuridad, una fuerza personificada de algo negativo, un poder asombroso que estaba debajo
de una masa de agua de proporciones no especificadas. Al parecer, eso era algo sumamente
caótico y desacorde con parámetros superiores. Esos “parámetros superiores” los identifica
uno ahora, que sabe sobre el Reino del Padre, pero en aquel entonces eso era lo elemental; no
había nada de extraño en que la materia viva saliera de una tiniebla y cuerpo informe. Esa
fuerza negra llamó la atención al gritar que era un demiurgo, toda vez que ni idea tenía de
dónde había surgido, «Y el Espíritu se asustó por el ruido. Se levantó de su puesto. Y vio a un
agua de gran oscuridad. Y le causó náuseas. Y la idea de que el Espíritu miró, vio la luz infinita.
Pero él pasó por alto la raíz podrida. Y por la voluntad de la gran Luz las oscuras aguas se
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separaron. Y la oscuridad se acercó envuelto en la ignorancia vil, y (esto fue) con el fin de que la
mente puede separarse de él, porque él [se] enorgullecía a sí mismo en ella.» (Paráfrasis de
Sem 1:20-35) Esa parte de la “separación” de las aguas es notable en el relato de Moisés, pero
aquí identifica la parte mala que quería ser quitada, en un proceso que a la vez contribuía a la
formación de un globo de agua y otros cuantos a su alrededor, por parte de ese Espíritu, que
no es otro que la propia Sabiduría personificada (Sofía). Este ejercicio tenía como objetivo
tomar la parte oscura y llevarla debajo de dicha esfera acuosa y aislarlo completamente,
tomando a la vez el poder creador que ahí pululaba y traerlo nuevamente al sitio que le
correspondía. Esa fuerza negativa quedó admirada al ver ese Espíritu de Luz que surgió y
separó las aguas, por lo que él mismo se dirigió al lugar abajo prescrito (lo que definimos como
Hades) y trató de crear formas poderosas semejantes a la luz que había aparecido (la cual
recuerda a la diosa Tian-Mu de la tradición taoísta, cuyo nombre significa “madre de la
luminosidad”), pero de poco le sirvió, ya que solo podía tener idea de una imagen, no del
poder mismo que habitaba en ese espíritu de luz que llamamos Espíritu Santo o Sabiduría.
También se habla de esa “Mente” como si se refiriera a un poder de pensamiento que tomaba
decisiones por sí mismo, y esa mente debía estar en el sitio indicado, el cual, en cualquier caso,
no era con la oscuridad.

En la cultura persa se conocía un nombre que identificaba al mal: Angra Mainyu,


llamado igualmente Avestan, Ahriman o Arimán (farsi ‫)اهري من‬. Éste, en el sentido clásico, sería
la mala mente del humano. Aunque no aparece en las viejas inscripciones del persa, en el
Avesta es llamado “hermano gemelo del Espíritu Santo”, y el “opuesto de Spenta Mainyu”. Es
considerado como el Satán destructor, la fuente de todos los males en el mundo y, al igual que
Ahura Mazda, existió desde la creación del mismo. Ahriman escogió el mal conscientemente,
creó las enfermedades para apresurar la llegada de la muerte. Se considera que su mayor
maldad fue corromper el fuego puro creado por Ahura Mazda, al que le dio color y le añadió el
humo, dándole su característica contaminante. En el día del Juicio Final será destruido por
Spenta Mainyu y desaparecerá del mundo para siempre. Aunque se puede observar una
analogía con las creencias cristianas a través del concepto de Satanás, no es igual ya que Angra
Mainyu no se considera un ser ni una entidad. Angra Mainyu se refiere a la mala mentalidad
del ser humano, se malinterpreta como el principal agente de la maldad, a pesar de que se
acepta que él representa a los daeva, los de la mala conducta. Mediante el equilibrio entre
contrarios que supone Angra Mainyu frente a Spenta Mainyu, el profeta Zoroastro distinguió
los dos polos de una dinámica particular: la creación y la destrucción, contempladas como un
todo en Ahura Mazda. En otro ejemplo, según las creencias guanches, Guayota, el demonio rey
del mal, vivía en el interior del volcán Teide (el infierno). Según la leyenda popular, Guayota
secuestró al dios Magec (dios de la luz y el sol), y lo llevó consigo al interior del Teide,
sumiendo a todo el mundo en la oscuridad. Los guanches pidieron clemencia a Achamán, su
dios supremo. Tras una encarnizada lucha, Achamán consiguió derrotar a Guayota, sacar a
Magec de las entrañas de Echeyde (nombre de la montaña que actualmente se conoce como
Teide) y taponar el cráter.

De manera que, tenemos bastantes relatos que afirman que en el principio de la


creación, un ser se insubordinó a los designios celestes y dividió el cosmos. Los seguidores de
Josep Smith, por ejemplo -y sin basarse del libro de Mormón sino de filosofías posteriores sin
apoyo de textos sagrados- afirman que en el comienzo, en el planeta Colhan, una deidad
suprema llamada Elohim, tuvo dos hijos principales conocidos como Jesús y Lucifer, y este
segundo se rebeló porque quiso forzar a los humanos en convertirse en dioses mientras Jesús
planteaba darles libre albedrío. Esta leyenda se repite de distintas maneras y de forma
parecida en algunos puntos en otras narraciones antiguas. Los masones, por su parte, dicen
que en el principio hubo dos deidades: Adonai e Iblis. Iblis (un nombre árabe para referirse a
Satán) se rebeló y quiso la gloria para sí mismo, deseaba volverse el libertador de los hombres,
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tal como las tablillas sumerias afirman sobre Enki. Ciertamente, en esa legendaria versión
mesopotámica, Enki sería hermano de Enlil, ambos, hijos de la deidad suprema An (Anu), que
dominaban sobre esa tierra fértil. Su padre, An, reinaba en los cielos (sistema solar) desde su
trono en un planeta llamado Nibiru. Las similitudes son apreciables. Otras novelas sugieren
que Lucifer era un gran líder soberano de un planeta llamado Satania, quien anunció
exigencias de una mayor jurisdicción e intentó desplazar a todas las órdenes superiores de
filiación en el plan gubernamental del “universo local”. Así sugiere el libro de Urantia, quien lo
considera el primer rebelde. En otro orden tenemos más teorías extraterrestres que dicen que
hubo un primer rebelde llamado Helel o Lucifer, quien era un ser del Universo Mental, el cual
envenenó la mente de un general y político de la constelación de Orión, llamado Satanael. Tal
como se dice, ambos se volvieron prácticamente un único espíritu o pensamiento pues
actuaban en un tipo de simbiosis psíquica, espiritual y astral.

En más descripciones se afirma que la figura de Satanás y Lucifer han estado siempre
vinculadas con los seres extraterrestres popularmente denominados Reptilianos (denominados
“Draconianos” en la ufología, acorde con su aparente procedencia: la constelación del Dragón).
Otras leyendas, que posteriormente se arraigaron a las más proliferantes religiones
monoteístas, afirmaban que Satanás fue un ángel que se convirtió en un demonio de piel roja,
habiendo sido desterrado al inframundo, desde donde deseó desviar a los hombres enviando a
seres horribles e incorpóreos a poseer cuerpos físicos –estas ideas que han popularizado en el
catolicismo sin ceñirse a la Biblia. En otra área, la narración sobre la Fe (Pistis), llamada
también Sabiduría (Sofía), y su idea de crear un ser sin el apoyo del Creador, no es nueva.
Vemos que ella, dado el gran poder inherente en su ser, creó algo que no quedó en vano, pero
igualmente dio lugar a lo que se conoce como “aguas tenebrosas”. Extrañamente esas aguas,
divididas (su centro sería luego un abismo), son un tema de perspectiva. De la misma manera
lo es el tal “abismo”, el cual es un tanto difícil de ubicar geográficamente, por lo que algunos
creen que es un concepto que describe la caída espiritual o lo más bajo de la mundanalidad,
mientras otros lo asocian con el Hades. Efectivamente nos hace pensar a veces que se está
refiriendo a otra dimensión, como de donde provendría el caos, o simplemente la oscuridad
que rebosa en el interior de la Tierra. Las narrativas nos hablan de que Sakla (Saclas), Samael o
Jaldabaoz (Yaldabaoth), hijo de Pistis Sofía (Fe Sabiduría) estuvo involucrado con las primeras
creaciones, no porque a él se las cedieran sino porque él fue asimismo un gran creador y
artífice. Al parecer, durante mucho tiempo, en un universo de armonía, no se determinó qué
hacer con él. Hizo cuanto deseo y prosperó, no obstante, sus propias creaciones empezaron a
rebelarse contra él y la misma creación le fue quitando lugar. Esto lo encontramos relacionado
con lo que podríamos llamar Primer Eón y la Primera Creación; ya posteriormente, para el
Segundo Eón, según mi perspectiva, fue cuando otro personaje entra en escena y desata una
insurrección a gran escala. Este segundo individuo, un kerub, posiblemente el llamado
Satanael o Jeilel Ben Ha-Shajar (Fuerza Hijo del Alba) fue quien continuó los pasos de Sakla y
comandó su ejército: El Dragón. Ahora el Espíritu Santo debía trabajar arduamente para
restituir lo que le había sido robado y neutralizar esta absurda causa diabólica.

Bernabé escribió: «Dos caminos hay de doctrina y de potestad, el camino de la luz y el


camino de las tinieblas. Ahora bien, grande es la diferencia que hay entre los dos caminos.
Porque sobre el uno están apostados los ángeles de Dios, portadores de luz; sobre el otro, los
ángeles de Satanás. Y el uno es Señor desde los siglos y hasta los siglos; el otro es el príncipe del
presente siglo de la iniquidad.» (Epístola de Bernabé 18:1-2) Es notorio que Satán identifica el
mal desde hace mucho, pero no fue el motor de las cosas negativas. Por consiguiente, ¿qué es
el mal? ¿Quién es el padre del mal?: «Pero después, [cuando él] es avergonzado, va a estar
desconcertado, [por el hecho] de que su esfuerzo está lejos [de] los eones, es una nada. Y su
herencia va a resultar pequeña, es decir, aquella de la que él se gloría [diciendo] que era
grande. Sus regalos tampoco son beneficiosos. Sus promesas son malos consejos. Pues tú no
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estás [incluido] en sus misericordias. Más bien, él ejerce violencia contra ti. El pretende
hacernos injusticia. Y él va a reinar por algún tiempo, fijado para él.» (Segundo Apocalipsis de
Santiago 1:53) El concepto del mal nace con la idea dualista de que desde el principio existió
una polaridad buena y una mala, complementándose mutuamente. Pensar así es natural en la
inmensa mayoría de pueblos de la antigüedad, salvo en el monoteísmo hebreo-judío, el
cristiano, el Islam, el zoroastrismo y en otras pequeñas vertientes. Tal como en la distante
Persia se conocía a la fuente del mal, del mazdeísmo o zoroastrismo, como Angra Mainyu, en
la tradición hindú se hablaba del malvado Vala. Este ser destructor y malévolo recibió una gran
derrota, según los textos védicos, por obra del único dios verdadero, el Padre Creador,
Brahama, antes del origen de los dioses y los demonios en la Tierra. Esta historia ha sido
recopilada por todos lados, desde Mesoamérica, Australia, Egipto, China o Islandia. Tras los
orígenes del mal han surgido quienes han levantado y mantenido la lucha contra Dios y contra
el hombre. De ahí por ejemplo que Shaytán, como se denomina en el Islam, ha sido el
“opositor” y “seductor” de la humanidad, dedicado exclusivamente a llevar a los hombres por
el mal camino: «él es para nosotros un enemigo declarado.» (Mahoma). Si bien, un personaje
es anterior al otro, pero el más viejo, el previo, es inactivo, mientras el posterior sí es activo.

En ciertas partes de África la personificación del mal era llamada Angat, y es un


principio representado en forma de reptil, a quién se le ofrendaba carne humana (el aspecto
del dios reptil o ser dragón tiene aparición primigenia en prácticamente todos las pueblos del
ayer). ¿Pero cuál es su origen? Es confuso tratar de encontrarle el origen sintetizando la
historia antigua, pues ella sola es incompleta y no habla de antes del caos. Algunos ven el mal
comenzando en la identidad referida en Ezequiel 28 donde habla del “rey de Tiro” y más abajo
del “príncipe de Tiro”, pero la biblia no tratar este asunto enteramente, pues parecen faltar
libros que se han perdido. En la historia escrita de Israel y de los hijos de Ismael, cuando se
hablaba de Jehová o Alá, no se citaba un dios singular sino que se hablaba de forma plural:
“hicimos”, “dijimos” o “pensamos”. De hecho, si Jehová fuera una sola persona, no habría
dicho: «Jehová te reprenda» (Zacarías 3:2), como si hablase en tercera persona. Este ejemplo
sirve asimismo para explicar por qué la personificación del mal parece adoptar distintas
formas: tiene varias caras. Cada una de las manifestaciones o “hijos” del Mal se entienden
como el propio mal en distintas épocas y lugares. Esto ocurre de la misma manera cuando a los
hijos de la luz se les refiere como unidad, y todos y cada uno representan el Bien; y en el
ejército de Jehová, todos, o uno, representan a Jehová. De manera que este mal absoluto o
“Lado Oscuro”, personificado también en la novela de J.R.R. Tolkien como “Sauron”, y
expresado a manera de “ojo”, es precisamente el símbolo característico del dios creador
egipcio Ra, que pasó a Horus. El satanista y mentor ocultista de Adolf Hitler, Aleister Crowley –
quien se cree que era también amante de la madre de George H. Bush- llama a Satanás “el
ojo”, y también en el ocultismo masón e Illuminati el símbolo característico es “el ojo que todo
lo ve”, y por tanto, la manifestación de Horus, la cual se espera que vuelva a verse encarnada
en un cuerpo humano. Obviamente los dioses egipcios no enseñaban que ellos fuesen malos o
siervos de Satanás, sino que lo que para ellos era malo, como Seth, el hermano de Osiris, eso
describían como mal o como connotación negativa y destructiva, al igual que ocurría en
Escandinavia entre Odín y el malévolo brujo Loki.

El advenimiento de Horus (el Distante), el halcón, para encarnar en un cuerpo humano,


es piedra angular del ocultismo y un sinónimo del Anticristo, el dios que gobernará en el
mundo por poco tiempo. Es esta razón una de las cuales asocia al Anticristo con un hombre de
un solo ojo, a semejanza de Odín (la figura original de Santa Claus), en el Islam y en el
ocultismo. Es bien sabido en la egiptología que Ra cedió su poder a Horus, y su “nombre”, ya
que su sucesor, Osiris, no estaba en condiciones de reinar, dejando así a su milagroso
primogénito (el de Osiris e Isis), Horus, bajo el liderazgo de esta nación norafricana. La historia
de los textos de Nag Hammadi sobre el poder secreto de Sakla y la del envenenamiento que la
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diosa Isis ocasionó deliberadamente a Ra, son muy parecidos: Ra tenía un poder de creación y
se manifestaba de diferentes maneras, aunque nunca dejó ver su verdadero rostro ni dio a
conocer su verdadero nombre, salvo a Isis, en secreto, para que le curase de la mordedura de
una serpiente que ella misma le envió secretamente, y ese nombre ella debía únicamente
darlo a conocer a Horus, el soberano y más grande dios de toda la historia egipcia –incluso
superior a Amón-Ra. El cuerpo físico creado por Ra como avatar se deterioraría y él regresaría
a controlar el paso del sol y del inframundo, siendo su bisnieto Horus –según una de las
versiones- el que le representase. También en los textos de Nag Hammadi (Egipto) dicen que el
segundo ángel asistente o espíritu generador de la Tierra, creado por Sakla fue Harmas,
denominado el “ojo celoso” o el “ojo de fuego”. Este es uno de los “doce ángeles/dioses” de
Sakla: 7 cabezas del cielo y 5 cabezas del inframundo. Notables semejanzas.

Tenemos entonces que la personificación del mal tomó varios nombres en otrora, entre
ellos “Sakla” (errado), luego “Jaldabaot” (carnero calumniador) y por último “Samael” (dios
ciego). Su propia madre le expulsó de los reinos eternos, como en un paralelismo de la historia
griega de Hera y su “andrógino” Hefaistos (Vulcano). Hera pretendía tener un hijo por sí sola,
pero el hijo fue un ser amorfo y feo al cual ella arrojó del Olimpo, siendo tiempo después
restituido por Zeus e instalado como el forjador de sus rayos y de las grandes armas de los
dioses, poniéndosele, además, como esposa a la bella Afrodita, la cual se asocia con la Astoret
cananita. Los vástagos de Sakla eran los que presidían, y hoy presiden, las manifestaciones
suyas, y son las caras con las cuales él se da a conocer –nunca se deja ver personalmente-:
Athot (oveja), Eloaios (mula), Astafaios (hiena), Yao (serpiente de siete cabezas), Sabaot
(dragón), Adonis (mono) y Sabataios (fuego llameante). Su principal espíritu generador enviado
a la Tierra fue destinado al Abismo, y este es Belial (el “sin luz”). Todos estos nombres llevan a
confundir sobre la identidad de Sakla. Por ejemplo, el nombre Mastemá (odio) puede ser
referido a él o a Belial (Beliar o Belias), y el propio Belcebú no está claro si es Sakla, si es Satán
o si es Belial. Sobre este Belial fue escrito en los Textos del Mar Muerto: «Pero hiciste a Belial,
el ángel de la enemistad, para la fosa, y lo escogis[te con sus ayudan]tes y su consejo para ser
causa de maldad y culpa. Y todos los espíritus 'de su heredad' son ángeles de destrucción,
siguen las leyes de las tinieblas, y a éstas se dirigen a una sus [de]seos.» (La Guerra de los hijos
de la Luz contra los Hijos de las Tinieblas. Manuscritos del Qumran) Así es como Belial es una
clara similitud de la diosa griega de la discordia, Eris.

Ciertamente los textos de Nag Hammadi también llaman a Sakla el “Primer


Gobernante”, el “Arcano”, “la Bestia” y el “Gran Toro” –aunque algunas veces se define como
el “Instructor”. Su identificación con la Bestia (Behemot) lo asocia al árabe Bahamut, un
mitológico monstruo enorme acuático que soporta la Tierra. Este mismo símbolo del “gigante
de mar” soportando la Tierra, es vista en la tradición griega, donde Atlas sostiene la esfera
terrestre en sus hombros, aunque por razón de haber ayudado al bando contrario a Zeus en la
lucha contra los titanes. Como veremos en los siguientes episodios, ese mismo nombre “Atlas”
es similar a “Atla”, deidad vikinga del mar, descendiente directo del dios del mar y gigante,
Aegir. Así también encontramos a Atlanteotl, de la cultura de los mexicas, que es la región
“rodeada por agua” de la que provinieron los aztecas (de Atzlan, Atlan, Atlante, Atlanteotl o
Atlántida). Ahora bien, continuando con el concepto de la bestia, este ser acuífero mencionado
en largas leyendas y que mora en «las profundidades de los abismos de los mares» (Génesis
1:21; Job 3:8; 41:1, Salmo 74:14, 104:26 y 148:7), fue llamado Tiamat en la antigua Sumer, y se
asociaba también con Ki o Ninhursag, siempre descrita como diosa gigante reptil (llamada
Cipactli por los aztecas y Tlaltecuhtli por los mayas). Dicho monstruo subterráneo gigantesco
tiene paralelismos con un mito nórdico, sobre la Serpiente Midgard, llamada Jörmungandr, la
cual se dice que morirá en la batalla final, en el “valle del mundo”, contra Thor –ambos
fenecerán en el combate. Esta serpiente no es la única, pero es especialmente alimentada y
engordada para aquel día: «…y el ángel de paz que estaba conmigo me dijo: ‘Esos dos
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monstruos han sido preparados para el gran día de Dios y son alimentados a fin de que el
castigo del Señor de los espíritus no caiga en vano sobre ellos, harán morir los niños con sus
madres y los hijos con sus padres y luego tendrá lugar el juicio acorde con su misericordia y su
paciencia.» (1ª Enoc 60:24-25) Otro profeta también habló sobre esta serpiente devoradora
del averno, diciendo: «[yo procedí] con el ángel de ese lugar alrededor de 185 días de viaje. Y
me mostró un terreno llano, y una serpiente, que parece ser de 200 pletra de longitud. Y me
mostró el Hades, y su aspecto era oscuro y abominable. Y yo le pregunté, “¿quién es este
dragón, y qué es este monstruo que le rodea?” Y el ángel dijo: “El dragón es el *eterno, que por]
años se come los cuerpos de aquellos que pasan su vida [en la] maldad, y él se alimenta de
ellos. Y esto es el Infierno, que a su vez también se asemeja a él…”» (3ª Baruc 2-9) A pesar de
parecer que habla de una misma criatura es muy posible que se refirieran desde antiguo a
muchas formas enormes, pero siempre representadas como monstruos o dragones.

Baruc, en su viaje, preguntó sobre la bestia del Hades: «Yo Baruc pregunté al ángel:
“permíteme preguntarte una cosa, señor. Sobre lo que me dijiste del dragón, *cuyas+ bebidas
*son de+ un codo del mar, me *puedes+ decir también, ¿cómo es su gran vientre?” Y el ángel me
dijo: “Su vientre es el Hades, y en la medida en que se lanza una caída de 300 hombres, tan
grande es su barriga”.» (3ª Baruc 5:1-3) Esa bestia, en el caso de Baruc, es referida como la
inmensidad del Abismo en sí mismo y vinculada a la muerte como la devoradora de las almas.
¿Podría haber una relación entre estos asuntos y el hijo de Satanás, referido en el libro de
Enoc?: «Y [ahora] el 5º, su nombre fue Casdueia, él desde [ahí] mostró a los hijos del hombre
todos los golpes de [los] espíritus y los malos demonios, y [los] golpes al estómago cuando cae
y golpes al alma, la mordedura de la Serpiente, y los golpes de Mediodía, [y enseñó que] [el]
hijo de la Serpiente es llamado Tabaat.» (1ª Enoc 69:12) El profeta Daniel también parece
haber profetizado sobre bestias variadas, pero Juan puntualizó sobre la más terrible: «Me paré
sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en
sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo.» (Apocalipsis 13:1) Estos
cuernos recuerdan a las 10 regiones en las cuales quiere ser dividido EE.UU. dentro de pocos
años –en vez de 50 estados-, y donde se pondría un “gobernador” por cada región (aunque no
tiene porque significar directamente esto, sino ser una asociación). Esta Bestia fue ya
mencionada por el profeta Isaías cuando fue visualizado sobre las fuerzas del mar rigentes en
este mundo: «Y le llamó a la presencia de Isaías, hijo de Amós, el profeta, y en la presencia de
Josab el hijo de Isaías, con el fin de ofrecer las palabras de justicia que el rey había visto: Y de
las sentencias y los tormentos eternos del Gehenna, y del príncipe de este mundo, y de sus
ángeles, y sus autoridades y sus poderes.» (Ascensión de Isaías 1:2-3) Sakla (Samael) y Belial
(“Belias” o “Beliar”) parecían trabajar continuamente juntos, eran inseparables dos que
dominan el Abismo. El profeta Isaías es quien confirma que Belial, uno de los de Sakla, es el
“príncipe de este mundo”, cuando dijo: «Y Manasés desvió su corazón para servir a Beliar,
porque [es] el ángel de la anarquía, que es el príncipe de este mundo, es Beliar, cuyo nombre es
Mantanbukus.» (Ascensión de Isaías 2:4) Y otro ejemplo lo hizo Pablo al comparar dos líderes
antagónicos: «¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?»
(2ª Corintios 6:15) Si es príncipe, quiere decir que tiene un rey sobre él, y por ello puede que él
también sea Belcebú (Beelzebú o Baal-Zvuv), el “príncipe de los demonios”, o que Satán esté
vinculado con él.

Más adelante, anticipándose al asesinato del profeta Isaías, fue escrito: «Pero Beliar se
llenó de gran ira en contra de Isaías en razón de la visión [que había tenido], y debido a la
exposición con que había expuesto [a] Sammael, y porque a través de él la salida del Amado del
séptimo cielo se había dado a conocer, y de su transformación y su descenso y la semejanza en
la que debía ser transformado [que es] la semejanza del hombre, y la persecución con que
deben ser perseguidos, y los verdugos, [por medio de los] cuales los hijos de Israel le torturarán,
y la llegada de sus doce discípulos, y de su enseñanza, y que debe ser antes del sábado
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crucificado en el madero, y debe ser crucificado junto a los hombres malos, y que debe ser
enterrado en el sepulcro *…+ y resucitado.» (Ascensión de Isaías 3:13) Además de exponer que
Isaías supo con detalle lo que le vendría al Mesías y dejó en evidencia a Sakla, aquí se vuelve a
dar a entender que Sakla/Samael y Belial son dos personajes diferentes trabajando
conjuntamente. Pero Isaías fue más allá, anunciando que Belial vendría a manifestarse como
humano y tomará sitio en el gobierno mundial de la Tierra, como artífice de milagros
engañosos para apoyar a su padre, la Bestia: «Después de que se consuma [el tiempo], Beliar,
el gran príncipe, el rey de este mundo, descenderá, quien ha gobernado el país desde que entró
en vigor, sí, va a descender de su expansión en la figura de un hombre, un rey sin ley, el asesino
de su madre: ella misma [fue] quien [puso] a este rey.» (Ascensión de Isaías 4:2) Si bien, el
“acusador” fue descrito por el profeta Sofonías en un viaje que tuvo al Hades, así: «En ese
mismo instante me levanté, y vi un gran ángel delante de mí. Su pelo se extiende como el del
león. Sus dientes se encontraban fuera de su boca como un oso. Su pelo se extiende como la
mujer. Su cuerpo era como la serpiente...» (Apocalipsis de Sofonías 6:8) Y al preguntar sobre la
identidad de aquel hombre al ángel Eremiel, éste le contesta que «este es el que acusa a los
hombres en la presencia del Señor.» Y añade: «…has prevalecido y has triunfado sobre el
acusador, y has llegado hasta el Hades y el Abismo.» Acusador en hebreo se dice “Ha-Shatán”,
por lo cual hay estrecha vinculación entre Satán y Belial y Sakla.

¿Cómo inició el mal si el Padre Eterno es perfecto y bueno? «El gran ángel, la
inteligencia, me respondió: “En el seno de los eones infinitos en los que se halla la
incorruptibilidad, la sabiduría, la denominada Pistis, quiso producir una obra ella sola, sin su
cónyuge. Su obra resultó como una [mera] semejanza del cielo. [Es de saber que] hay un velo
entre las realidades superiores y los eones de la parte inferior, y que una sombra vino a existir
más abajo del velo, y esta sombra pasó a ser materia, y esta sombra fue arrojada a un lugar
particular. Pues bien, la hechura [de la sabiduría] fue una obra realizada en la materia, una
especie de aborto. Recibió figura a partir de la sombra. Era una bestia arrogante parecida a un
león. Era andrógino, pues, como ya dije, provino de la materia”.» (Evangelio Egipcio Copto de
la Rebelión 1:30-31) La historia se vuelve a relatar una y otra vez. En algunas ocasiones
diferentes versiones dan otros matices para comprender mejor la narración. Todas las cosas
son perfectas en sí mismas cuando guardan orden con lo que proviene del Padre, en cambio,
cuando hay mezclas incorrectas o protocolos no establecidos, es ahí cuando tienen lugar los
fallos y el desorden. Un animal es puro en su especie siempre y cuando no se mezcle con una
criatura desemejante, aunque cromosómicamente fuere compatible, como los equinos:
caballos, cebras, burros, etc. Pueden surgir híbridos, pero estos ya no pueden reproducirse.
Igual que un clon, se deteriora sumamente rápido, porque no es una creación pura (eso tiene
su explicación a nivel celular). Igual con los alimentos: entre más se mezclan elementos
distintos, antes se dañará la comida, de ahí que la basura orgánica tenga un rápido proceso de
descomposición. En un sentido anexo, el parámetro de una fuerza femenina y una masculina
sigue el orden de la Creación y es la manera en que todo actúa en conformidad con el Padre. Al
no seguir este lineamiento surge algo no acorde al canon celeste. Dicho de otra manera, crear
no es difícil, el problema es que toda cosa que no se hace acorde a la unión espiritual
establecida, en consonancia como se hace con el Padre, viene a carecer de la chispa divina de
amor, luz y pureza. A eso se refería Jesús en su debate con sabios de Oriente, cuando ellos le
preguntaron por el origen del mal y él respondió: «Todas las cosas creadas tienen ciertos
colores, tonos y formas propias; pero algunos tonos, aunque buenos y puros en sí mismos,
producen desarmonías y tonos desacordes al ser mezclados.» (Vida y Obras de Jesús en el Tíbet
y la India Occidental 4:12)

¿Cómo sucedió toda esa insurrección? Aquel proceder inapropiado debió ser descrito
en varios momentos: «Si bien todo lo que es divino y humano en el mundo afirma que no existe
*nada+ antes de *…+ el caos, yo, por el contrario, yo sostengo que todo el mundo ha *hecho+
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error de ignorar la [naturaleza+ del caos y la raíz. *…+ todos los seres humanos *yerran+ en el
hecho de que cada uno de *ellos ignora lo que+ es la oscuridad, es una sombra *…+ se llamó
"oscuridad". De sombra o de una obra existente desde el principio. Por lo tanto, es claro que [lo
que] existía antes de [todo] era el caos y que sólo [vemos lo que vemos de] el [universo]
después del primer trabajo que ha llegado. Penetrando, pero en verdad, como en los primeros
a que se han traducido en el caos, y muestran la demostración de la verdad.» (Escrito sin título.
Tratado sobre el origen del mundo, NH II, 5. Texto copto conservado en Francia) El poder de la
Sabiduría era sorprendente, pero fue delimitado, dándosele a aquel un lugar por debajo de las
Realidades Superiores. Esa creación es parte de lo que hoy conocemos, pero el otro segmento,
el malo, está debajo de la Tierra. No obstante, esa plasmación manifestó una criatura en ella,
la cual acumuló en sí gran parte de ese poder que había salido de la Sabiduría: «Pero debido a
[lo que] la Fe-Sabiduría quería, lo cual carece del modelo de la mente y estaba llevando a cabo
el gobierno sobre la cuestión y todos sus poderes, un Arcano salió del agua, parecido a un león,
andrógino, con un gran poder, pero sin saber donde había nacido. Y cuando la Fe-Sabiduría lo
vio pasar a la parte inferior de agua, le dijo: “¡Joven, cruza hasta la fecha!” Cuyo equivalente es
“yaldabaot”.» (Apócrifo de la Creación Copta 100:1-14) Otro escrito relata que este Yaldabaot
guarda cierto paralelismo con el personaje del que profetizó Ezequiel (cap. 28:2-9) –aunque la
noción popular asume este verso a Satán-, acorde a lo que reza: «[Esta criatura] abrió los ojos
y vio una enorme extensión de materia infinita. Entonces se exaltó orgullosamente y dijo: “Yo
soy dios y no hay otro fuera de mí”. Al decir esto pecó contra El Todo. Entonces una voz surgió
de Arriba, de la Suma Potestad, diciendo: “Erras Samael” –es decir, “el dios de los ciegos”.»
(Evangelio Egipcio Copto de la Rebelión 1:32-33) Ya se identifican dos nombres para esta
figura: Yaldabaot y Samael. Luego aparece el clásico nombre: Sakla. Con estos tres apelativos
es como se conoce primeramente a dicho personaje.

Otro texto, de diferente origen, y que ya hemos mencionado, nos dice: «Ahora Sofía,
que es la Sabiduría del Pensamiento Posterior y que representa un Reino Eterno, concibió un
pensamiento. Tuvo esta idea ella misma, y el Espíritu Invisible y el Pensamiento Anterior
también se reflejaron en ella. Ella quería dar a luz un ser como ella misma sin el permiso del
Espíritu (el Espíritu no había dado aprobación), sin su amante, y sin su consideración. Su
compañero no dio su aprobación; ella no encontró a nadie que estuviera de acuerdo con ella; y
ella consideró esta cuestión sin el permiso del Espíritu o conocimiento alguno de lo que había
decidido. Sin embargo, dio a luz un Vástago. Y, debido al poder inconquistable que había
dentro de ella, su pensamiento no fue un pensamiento vano. Sino que de ella salió algo que era
imperfecto y distinto en apariencia de ella, pues ella lo había producido sin su amante. No se
parecía a su Madre, y tenía una forma diferente. Cuando Sofía vio lo que su pensamiento había
producido, se convirtió en la figura de una serpiente con rostro de un león. Sus ojos eran como
relámpagos centellantes. Lo arrojó lejos de sí, fuera de aquel reino, para que ninguno de los
Inmortales lo viera. Pues lo había producido ignorantemente. Lo rodeó con una nube brillante y
puso un trono en la mitad de la nube, para que nadie lo viera excepto el Espíritu Santo, la que
llaman la Madre de los vivientes. Ella puso a su Vástago el nombre de Jaldabaoz.» (Libro
Secreto de Juan 6:1-9) Al parecer, la aparición que salió de esa agua tenía el parecido de algo
como un león y también una serpiente. Ese ser no sabía de dónde procedía pero se creyó que
era lo único que existía, que era Dios, y así lo expresó cuando le regañaron por decir que era el
único dios: «Él dijo: “Si existe otro ser ante mí, que se me revele”. Al momento la Sabiduría
extendió su dedo e introdujo la luz en la materia y la persiguió hacia abajo, hasta las regiones
del caos, remontando luego hacia su luz. De nuevo la oscuridad [...] en la materia. Este arconte,
por ser andrógino, produjo para sí un gran eón, una grandeza infinita.» (Evangelio Egipcio
Copto de la Rebelión 1:34-35) Así que ahora Samael había visto algo que se manifestó de
Arriba, donde claramente todo es luz pura, y esto le persiguió hacia las regiones del Abismo.
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De Arriba hubo más actividad para reducir a Samael y lo que él creó. Esta situación
preocupaba a más de uno: «Yo pensaba en los producidos Ennoias que salieron del Espíritu sin
mancha, sobre el descenso en el agua, es decir, las regiones de abajo.» (2º Tratado del Gran
Set) Aunque antes de pronunciar estas insensatas palabras, Samael vio la capacidad creadora
que había en él y no tardó en ponerla en marcha: «“Jaldabaoz es el primer gobernante que
recibió poder de su Madre. Luego él la dejó y se alejó de los reinos donde nació. Era fuerte, y
creó para sí mismo otros reinos por medio de una llama brillante de fuego que todavía existe.
Se aparejó con la Estupidez que hay en él, y produjo sus propias autoridades.» (Libro Secreto de
Juan 7:1-3) La referencia a la «llama brillante» o «fuego eterno» es vista en varios relatos, y
parece corresponder con una fuerza o esencia primordial que está ubicada en algún sitio, la
cual tiene la capacidad de fulgurar la mente y de crear vida. Bien que las fuerzas existentes
tienen la capacidad de crear influencias, a modo de energías, que pueden ser cualidades
propias, vicios o traumas, en el caso de Jaldabaoz-Samael, fue con su propia Estupidez. Hay dos
formas de decir “estupidez” en hebreo: “tipshut” y “eilut”. La raíz de “eilut” puede provenir de
“lailut” (noche), como Lilit, Lilitu o Laila. Esto tiene bastante sentido, pues hay una estrecha
relación entre Sakla y la noche, a quien leyendas hebreas asumen la característica de ser una
madre demonio de antaño, simbolizada con la lechuza. Ella también es entendida como
personificación de la lujuria, algo que recuerda al mito de Eros y que podría tener algo que ver
con la cópula y sexualidad en los elementos.

Las creaciones, para ser acertadas y completas, han de realizarse con la otra parte
colaborando, de ahí que los espíritus necesiten acoplarse a formas opuestas (masculino con
femenino o femenino con masculino) para desarrollar alguna creación o forma viviente. En ese
momento, empero, fue cuando tuvo lugar la creación de seres que luego los pueblos antiguos
veneraron: «Ese día llegó el comienzo de las palabras que llegó a los dioses, los ángeles y los
hombres. Y lo que pasó es a través de discurso que logra los dioses, los ángeles y los hombres.
Pero Yaltabaoth Arcano ignoraba el poder de Fe. No se enfrentó a vivir su vida, pero reflejó la
que había hablado en el agua.» (Apócrifo de la Creación Copta 100:14-22) Samael no era capaz
de crear cosas por inspiración propia, porque no era parte de los inmortales imperecederos,
por lo que al ver a la Sabiduría se inspiró de allí para crear formas similares, pero que no
dejarían de ser vanas réplicas de una mera imagen, pues la esencia espiritual no la podía
plagiar. Ella se dejó ver para ridiculizarle. Los dioses habían aparecido tras él, en parte por el
poder que aún manaba de esas aguas que la Sabiduría ignorantemente había creado, pero
Samael, viendo a su madre, pretendió crear ángeles, poderes y autoridades en semejanza a la
figura que se reflejó en el agua.

Aún para colmo, lo que vio Samael no fue una imagen directa sino el simple reflejo de
la Sabiduría en el agua. Ella descendió cuando él dijo que era dios, pues así, al verlo sus
creaciones iniciales, se rieron de él, ya que había dicho que era lo más grande y lo único. Su
primera idea surgió dentro de él, pues era esencia nata que había recibido del poder de su
madre: «“Jaldabaoz lo organizó todo de acuerdo con la pauta de los primeros reinos eternos
que habían nacido, pues deseaba crear seres que fuesen como los Imperecederos. No es que él
hubiera visto a los Imperecederos, sino que el poder que hay en él, que él había tomado de su
Madre, produjo la pauta para el orden del mundo”. Cuando vio la creación a todo su alrededor
y la multitud de ángeles en torno a él que habían salido de él, les dijo: “Yo soy un dios celoso, y
no hay ningún otro dios aparte de mi”. Pero haciendo esta declaración sugirió a los ángeles que
estaban con él que hay otro Dios. Pues si no hubiera otro Dios, ¿de quién estaría celoso?»
(Libro Secreto de Juan 7:27-30) Para colmo de la insensatez de Samael, esa voz que le increpó
que estaba equivocado le arguyó otro detalle: existía ya el hombre, antes que él: «Y después
de la fundaci[ón del mundo], dijo Saclas a sus á[ngeles: “Yo], yo soy un Di[os celoso] y fuera de
mí nin[gún otro existe”, puesto que creía en su realidad. Entonces una voz vino de lo alto
diciendo: “Existe el Hombre y el Hijo del Hombre”, a causa del descenso de la imagen de lo alto,
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que es similar a su voz en la altura de la imagen que ha visto. Por medio de la visión de la
imagen de lo alto se plasmó la primera criatura.» (Evangelio de los Egipcios, del Gran Set 1:58-
59) La humillación de Samael –aquí llamado Saclas-, ¿podía ser mayor? No solo erró al decir
que era dios y que era el único, puesto que ya los inmortales existían, sino que el hombre
también existía previamente, y era superior a él. Por eso también Set escribió en una ocasión
posterior que, tras sus palabras de ignorancia sobre la deidad, y ser advertido en referencia a
la divinidad, «él continuó diciendo: "¿Quién es el hombre?" Y toda la muchedumbre de sus
ángeles, que había visto al hombre y su vivienda, se reían de su pequeñez.» (2º Tratado del
Gran Set) Fue tras actuar así que la Sabiduría cegó a todos estos, dejándose ver: «Ella enseñó
estas cosas, y se reveló a sí misma bajo forma humana”. “El reino entero del primer gobernante
tembló y los cimientos del inframundo se estremecieron. El fondo de las aguas sobre el mundo
material fue iluminado por la imagen que había aparecido. Cuando todas las autoridades y el
primer gobernante contemplaron esta aparición, vieron todo el fondo porque estaba
iluminado. Y a través de la luz vieron la forma de la imagen en el agua”.» (Libro Secreto de
Juan 8:13-15)

Cuando la Sabiduría observó lo que había ocurrido se percató de la obviedad: la luz


había disminuido: «“Entonces la Madre empezó a moverse de un lado al otro. Se dio cuenta de
que carecía de algo cuando el brillo de la luz disminuyó. Se hizo oscura porque su amante no
había colaborado con ella”.» (Libro Secreto de Juan 8:1) Esa definición de “moverse” de un
lado al otro es a la que se refirió Moisés, a quien no se le habían dado los detalles en relación a
dichos eventos: «… Ruaj Elohim merajefet al pnei ha maim» (Barashit A:B) Esto del hebreo
traduce que tras el caos y la desolación «el viento-espíritu de los dioses revoloteaba sobre la
cara de las aguas» (Génesis 1:2). Ergo, pretendía explicar Jesús a su discípulo Juan: «Yo dije:
“Señor, ¿qué significa que ella se moviese de un lado al otro?” El Señor se rió y dijo: “No
supongas que sucedió tal como dijo Moisés, <<sobre las aguas>>. No, cuando ella reconoció la
maldad que había tenido lugar y el robo que su hijo había cometido se arrepintió. Aunque en
las tinieblas se había olvidado de su ignorancia, empezó a avergonzarse y agitarse. Esta
agitación es el movimiento de un lado a otro”. “El Arrogante tomó poder de su Madre. Era
ignorante, pues creía que no existía ningún otro poder excepto su Madre. Vio la multitud de
ángeles que él había creado y se exaltó a sí mismo por encima de ellos”.» (Libro Secreto de
Juan 8:2-5) Si bien, uno de los varios textos de la Biblioteca de Nag Hammadi, dice que «el
arconte discurrió crear hijos para sí, y se creó 7 hijos, que eran andróginos como su padre. Y
dijo a sus hijos: "Yo soy el Dios del todo". Entonces Zoé, la hija de Pistis Sofía, clamó y le dijo:
"Erraste, Saclas" –cuya interpretación es "Yaldabaot". Luego sopló en su rostro y su soplo se le
convirtió en un ángel de fuego. Y este ángel ató a Yaldabaot y lo arrojó al Tártaro, al lugar que
está bajo el abismo.» (Evangelio Egipcio Copto de la Rebelión 1:35) ¿Qué habrá entonces
ocurrido con él ahí cuando fue lanzado por el ángel? Es evidente que aunque unos relatos
varían en relación a otros, la historia es la misma, pues solo cambian las perspectivas, el
vocabulario, la percepción según la época y la cultura, y las formas, muchas veces alegóricas,
metafóricas, literales o simbólicas.

Sobre Sofía, Sakla y este acontecimiento, a Sem le dijeron: «Ella se hizo fuerte a causa
de la luz del Espíritu que estaba en la naturaleza. Su imagen apareció en el agua en forma de
un animal espantoso con muchas caras, que es torcida a continuación. Una luz bajó a un caos
lleno de niebla y polvo, con el fin de hacer daño a la naturaleza. Y la luz de la sorpresa que se
encuentra en la región central llegó a él después de que deshacerse de la carga de la
Oscuridad.» (Paráfrasis de Sem 15:10) La cuestión es que, aunque Sofía es quien es conocida
desde los relatos del Nuevo Testamento como el Espíritu Santo, lo aquí figurado advierte que
la Mente innata del mundo en aparición tenía un poder creador puro ya que era parte de la
fuerza espiritual de luz de Arriba, siendo comprendida por ciertos filósofos egipcios antiguos
como “el vástago del Dios Altísimo” –toda vez que consideraban a la Tierra como un cuerpo
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vivo y una deidad, exponente de la figura humana y previa al inicio del hombre material. Ahora
bien, diferente de cómo lo representa el cristianismo, el Espíritu Santo no sería masculino sino
femenino, y personificaría la sabiduría y la fe, motora y coordinadora de los asuntos a
solucionar, siendo consecuente con lo que se manifestó. Felipe escribió algunas letras en
consonancia con Sofía y cómo engañó a los dioses de Sakla, diciendo: «Los Arcontes creían que
por su fuerza y por su voluntad hacían lo que hacían; pero es el Espíritu Santo el que operaba
en todo ocultamente a través de ellos según su voluntad. Ellos siembran por todas partes la
verdad, que existe desde el principio, y muchos la contemplan al ser sembrada; pero pocos de
los que la contemplan la cosechan. Algunos dicen que María ha concebido por obra del Espíritu
Santo: éstos se equivocan, no saben lo que dicen. ¿Cuándo jamás ha concebido de mujer una
mujer? María es la virgen a quien ninguna Potencia ha manchado. Ella es un gran anatema
para los judíos, que son los apóstoles y los apostólicos. Esta virgen que ninguna Potencia ha
violado, [... mientras que] las Potencias se contaminaron.» (Felipe 1:16-17) Luego dijo: «…El
Espíritu Santo apacienta a todos y ejerce su dominio sobre [todas] las Potencias, lo mismo
sobre las dóciles que sobre las [indóciles] y solitarias, pues él [...] las recluye para que [...]
cuando quieran.» (vers. 40). Con esto deja claro el papel de Sofía (la Sabiduría y la
personificación del Espíritu Santo) engañando a los dioses o arcanos, mientras ellos creían que
hacían su voluntad desde el principio.

Por consiguiente, Jesús reveló a su hermano Jacobo sobre Sakla y sus arcontes que
«ellos pretenden suscitar perturbación y violencia *...+ pero *...+ no. *…Por+ el cual fueron
enviados con la orden de producir esta [creación] actual. Pero después, [cuando él] sea
avergonzado, va a estar desconcertado, [por el hecho] de que su esfuerzo está lejos [de] los
eones, es una nada. Y su herencia va a resultar pequeña, es decir, aquella de la que él se gloría,
[diciendo] que era grande. Sus regalos tampoco son beneficiosos. Sus promesas son malos
consejos. *…+ Más bien, él ejerce violencia contra ti. El pretende hacernos injusticia. Y él va a
reinar por algún tiempo, fijado para él.» (2º Apocalipsis de Santiago 52-53) Antes, resucitado,
ya Jesús había advertido a sus apóstoles: «Como ya he dicho, de los eones de agua sobre las
radiaciones de la luz, una gota resbaló, una gota de luz y del espíritu fluyó a las regiones bajas
de la omnipotencia del caos, para que puedan verse las formas modeladas a partir de esa gota,
pues esto constituye un acto de acusación contra él, el primer genitor, el que es llamado
Jaldabaot. Y esta gota ha revelado las formas modeladas por el espíritu, dándoles con su hálito
un alma viva. Pues se había enfriado y caído en la ignorancia del alma. Reanimada por el soplo
de la gran luz del varón, y cuando (Adán) comenzó a pensar, ese ser inmortal, cuando el soplo
respiró en él, nombró a todos los que en el mundo del caos son y a todas las cosas que en él se
encuentran.» (Gnóstico de Sheneset 1:20) No obstante, a pesar de esta equivocación en la
Sabiduría, ella se arrepintió y nadie, de los Reinos Eternos, la criticó ni le increpó. Más bien le
colaboraron para que restaurase la deficiencia que había ocurrido, pues había un plan para
que desde ese momento se manifestase al nuevo plano, la materia, la raza de los hombres.
Ergo, quiero recalcar esta postura de los inmortales, no metiéndose contra la Madre,
Sabiduría, mostrando que no son hombres ni en ellos mora la injusticia o atisbo de maldad:
«“Cuando la Madre se dio cuenta de que esta sombra oscura había nacido imperfectamente,
comprendió que su amante no había colaborado con ella. Se arrepintió con muchas lágrimas.
Todo el reino de la Plenitud del Espíritu virgen invisible oyó su plegaria de arrepentimiento y
ofreció alabanzas para ella, y el Espíritu Santo vertió parte de su Plenitud sobre ella. Pues su
amante no había acudido a ella antes, más ahora sí acudió a ella, atravesando el reino de la
Plenitud, con el fin de poder restituirle lo que le faltaba. Ella ascendió no a su propio reino
eterno, sino, en su lugar, a una posición justo por encima de su hijo. Ella permanecería en este
9º cielo hasta que restaurase lo que le faltaba”.» (Libro Secreto de Juan 8:6-9)

Veamos algunos resaltos mencionados: podemos observar que lo que Adán “nombró”
de los “peces” y “aves” –supuestos- eran, de hecho, los vivientes de acuerdo a sus cualidades.
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También se lee que el Espíritu Santo es quien vierte “parte de su plenitud” sobre Sofía, lo cual
explicaría que Sofía fuese también el Espíritu Santo, el revelado, mientras el original y de
Arriba está aún en las estancias del Universo Imperecedero. De ahí que esté Sofía la grande y
Sofía la pequeña. También se hace manifiesto que Sofía creó pensando que, aunque no pidió
aprobación, sería respaldada como algo natural y propio en su Reino, más no fue así. Ahora
Sofía debía restablecer el problema que había generado, puesto que de ahí vinieron
posteriormente los grandes males que Sakla y sus autoridades “parieron”, entre los cuales
estuvo luego la provocación a pecar, es decir, dañarse a sí mismo –un plan perpetrado para
perjudicar al hombre-: «Pedro le dijo: “Puesto que nos lo has explicado todo, explícanos
también esto: ¿cuál es el pecado del mundo?” El Salvador dijo: “No hay pecado, sin embargo
vosotros cometéis pecado cuando practicáis las obras de la naturaleza del adulterio
denominada ‘pecado’. Por esto el bien vino entre vosotros, hacia lo que es propio de toda
naturaleza, para restaurarla en su raíz”. Prosiguió todavía y dijo: “Por esto enfermáis y morís,
puesto que [practicáis lo que os extravía. Que quien pueda comprender] comprenda. [La
materia engendró] una pasión carente de la semejanza, puesto que procedió de un acto contra
natura. Entonces se produce un trastorno en todo el cuerpo. Por esto os dije: Estad en armonía
[con la naturaleza], y si no estáis en armonía, sí que estáis en armonía ante las diversas
semejanzas de la naturaleza. Quien tenga oídos para escuchar, que escuche”.» (María
Magdalena 1:7-8)

La Triada Diabólica

El concepto trinitario es bastante remoto, pero aparece plasmado en el politeísmo con


ideas que posteriormente absorbió Roma, incorporándolas en el catolicismo. En el sistema
satánico se refleja claramente icho punto en consonancia con las tres figuras apocalípticas que
jugarán un trascendental roll en el fin de los tiempos. De no ser por Juan, hijo de Zebedeo,
quien recibió la magnífica revelación del concluir de este siglo, no tendríamos muchas
referencias importantísimas para describir a la organización del mal. De la diabólica triada
tenemos entonces al Dragón (Leviatán, la Serpiente Antigua), la Bestia (Behemot) y el Falso
Profeta, definido como “el príncipe de este mundo” –aunque este apelativo algunas veces es
relacionado también con el Diablo. Todos representan a Satanás, a Sakla, a la Bestia, al Dragón,
etc. Todos son uno y el mismo, como Cristo, el Padre, el Espíritu Santo, los ángeles del Uno y
los de Cristo son uno. El Falso Profeta, precisamente tiene «dos cuernos» (Apocalipsis 13:11)
porque posiblemente uno representa al sistema y el otro lo representa a él mismo, al propio
Belial. Si mi tesis es correcta, Sakla sería la Bestia que subirá del Abismo, su promotor será
precisamente el hijo menor de éste, Belial, conocido como el Falso Profeta, y luego del cielo
bajaría Satán, que es el Dragón, para estar los tres en su pleno apogeo en aquellos 3 años y
medio -como hemos detallado en “Armagedón E-5” y en “Reconociendo el Tiempo del Fin”. Mi
perspectiva al respecto es que antes de Cristo no fueron reveladas muchas cosas sobre el
universo que está sobre “el velo”, ni mucho menos los misterios ocultos en relación al
enramado organigrama del sistema satánico. La razón puede ser bastante obvia, dejando claro
que Cristo expuso a los principados y potestades y manifestó la luz de la verdad, dando a
conocer lo que estaba encubierto o que no podía ser desvelado hasta la muerte del Hijo en la
cruz y su Resurrección, rompiendo así los moldes de poder, fuerza, ley y parámetros
controlados por las potestades y sus espíritus subalternos.

Sobre el hecho de que el malo está acompañado del “ángel de la furia” –posiblemente
el Nebruel del Apocalipsis de Set-, existe también un escrito de un antiguo miembro del
Sanedrín, y discípulo de Jesús, quien al parecer escribió: «Y, mientras todos los padres antiguos
se regocijaban, he aquí que Satanás, príncipe y jefe de la muerte, dijo a la Furia: prepárate a
recibir a Jesús, que se vanagloria de ser el Cristo y el Hijo de Dios, y que es un hombre
temerosísimo de la muerte, puesto que yo mismo lo he oído decir: Mi alma está triste hasta la
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muerte. Y entonces comprendí que tenía miedo de la cruz. Y añadió: Hermano, aprestémonos,
tanto tú como yo, para el mal día. Fortifiquemos este lugar, para poder retener aquí prisionero
al llamado Jesús que, al decir de Juan y de los profetas, debe venir a expulsarnos de aquí.»
(Nicodemo 21:1-2) Es patente que este malo no parecía saber lo que decía de Jesús, ello es lo
que supuestamente le oyeron decir, y los testigos resucitados que afirmaban esto ante el
Sanedrín, habrían expuesto además: «Y, mientras Satanás y la Furia así hablaban, se oyó una
voz como un trueno, que decía: Abrid vuestras puertas, vosotros, príncipes. Abríos, puertas
eternas, que el Rey de la Gloria quiere entrar. Y la Furia, oyendo la voz, dijo a Satanás: Anda,
sal, y pelea contra él. Y Satanás salió. Entonces la Furia dijo a sus demonios: Cerrad las grandes
puertas de bronce, cerrad los grandes cerrojos de hierro, cerrad con llave las grandes
cerraduras, y poneos todos de centinela, porque, si este hombre entra, estamos todos perdidos.
Y, oyendo estas grandes voces, los santos antiguos exclamaron: Devoradora e insaciable Furia,
abre al Rey de la Gloria, al hijo de David, al profetizado por Moisés y por Isaías. Y otra vez se
oyó la voz de trueno que decía: Abrid vuestras puertas eternas, que el Rey de la Gloria quiere
entrar. Y la Furia gritó, rabiosa: ¿Quién es el Rey de la Gloria? Y los ángeles de Dios
contestaron: El Señor poderoso y vencedor. Y, en el acto, las grandes puertas de bronce volaron
en mil pedazos, y los que la muerte había tenido encadenados se levantaron. Y el Rey de la
Gloria entró en figura de hombre, y todas las cuevas de la Furia quedaron iluminadas. Y rompió
los lazos, que hasta entonces no habían sido quebrantados, y el socorro de una virtud
invencible nos visitó, a nosotros, que estábamos sentados en las profundidades de las tinieblas
de nuestras faltas y en la sombra de la muerte de nuestros pecados.» (Nicodemo 22:1-9) A
pesar de que este relato parece poseer reminiscencias bastante notorias de pompa puede
tener aspectos muy certeros en relación a lo que ocurrió en aquel entonces.

Esta triada demoniaca es la que ha de desaparecer definitivamente cuando sobrevenga


el fin de los tiempos tan profetizado: «Entonces llegará al hombre la gran guerra que hará que
la Tierra se estremezca y tiemble en su curso. Sí, entonces los Hermanos Oscuros abrirán la
guerra entre la Luz y la noche. Cuando el hombre nuevamente conquiste el océano y vuele en el
aire con alas como las aves; cuando él haya aprendido a aprovechar la iluminación, entonces el
tiempo de la guerra comenzará. Grande será la batalla entre las fuerzas, grande la guerra de la
oscuridad y la Luz. Una nación se levantará en contra de otra nación usando las fuerzas oscuras
para destruir la Tierra. Las armas de fuerza aniquilarán al hombre de la Tierra hasta que la
mitad de las razas de los hombres hayan desaparecido. Entonces surgirán los Hijos de la
Mañana y darán su decreto a los hijos de los hombres, diciendo: Oh hombres, cesen la pelea en
contra de su hermano. Solamente así pueden llegar a la Luz. Dejen su incredulidad, oh mi
hermano, y sigan el camino y sepan que están bien. Entonces los hombres dejarán de pelear,
hermano contra hermano y padre contra hijo. Entonces el antiguo hogar de mi gente surgirá
desde su lugar de debajo de las olas del oscuro océano. Entonces La Era de Luz será
desarrollada con todos los hombres buscando la Luz de su objetivo. Entonces los Hermanos de
la Luz gobernarán a las personas. Desterrada será la oscuridad de la noche.» (Tabla 12.
Tablillas Esmeralda de Thoth) Es significativo que se hable de 3 personajes importantes en los
acontecimientos concluyentes: el clásico Satán, luego Belial -que varias veces es referido en la
Escritura como el «príncipe de este mundo»- y el tercero, el que «era y no es», y quien parece
haber perdido el gran poder que recibió de su madre. Ese ser, Sakla, tras perder el poder, el
cual pasó a la Naturaleza primero y luego al ADN humano, terminó por ser prisionero de su
propia soberbia, según parece, siendo atado por los propios elementos de la Tierra, lo cual
explicaría por qué los Illuminati tratan de abrir constantemente portales dimensionales en la
Tierra y sacar a seres demoniacos de otros planos: tratan de sacar a seres pan-dimensionales o
trans-dimensionales y liberar a Sakla, como si él estuviese detenido por símbolos, fuerzas,
sellos, leyes y energías de este planeta. Eso explica por qué se está afectando al globo,
provocando terremotos especialmente. A eso podría referirse el verso que señala del oscuro,
que es: «El que tomó para sí el poder de la Oscuridad que [está] encerrado en medio de sus
79

miembros.» (Paráfrasis de Sem 11:1-5) Siendo la Tierra un cuerpo, y así llena de órganos y
miembros, puede ser esta una referencia a estar atado en la Naturaleza, en sus entrañas.

Es notable el cambio de las cosas a partir de la venida de Jesucristo. Mientras algunas


cuestiones fueron dadas a conocer desde Abraham y otras desde Moisés, con Jesús los
misterios comenzaron a revelarse de modo significativo. Hasta Cristo sólo algunos privilegiados
en ciertos momentos experimentaron visiones sobre aspectos del futuro, concretamente los
profetas israelitas –aunque en otros pueblos también se otorgó información. Precisamente
unos 60 años después de la asunción de Jesús es que su discípulo Juan recibe la visión de los
últimos tiempos con vastas referencias nunca antes anunciadas. Solamente Enoc, Daniel, Baruc
y otros cuantos compañeros israelitas pudieron llegar a tener ciertos atisbos de cosas
misteriosas. Juan tuvo conocimiento sobre aspectos no antes enfatizados, ni mencionados
siquiera a su pueblo. Le fue revelado a los creyentes, desde entonces, que las fuerzas del mal
tenían muchas ramificaciones y modos de acción, un dato que tiempo a que se había perdido.
Este hijo de Zebedeo supo que “el maligno” son un grupo de líderes satánicos, uno de ellos
sería el Diablo, pero también otros surgen en escena, esencialmente al concluir el periodo
señalado. A Juan le hablan del reinado de 3 personajes importantes tras el Arrebatamiento de
los escogidos de Cristo: Satán, la Bestia y el Falso Profeta. Ciertamente ya hemos citado esto
en libros escatológicos, pero me remitiré a concretar cómo la Serpiente, «que es el diablo y
Satanás» pulula por el espacio y desciende a la Tierra cuando no consigue detener el Rapto. A
él se le puntualiza como «la serpiente antigua», en asociación al pecado que provocó en el
jardín del Edén y otros aspectos de aquel entonces. Él parece encabezar un equipo de 7
personajes, exactamente igual que la Bestia. No se aclara si esos 7 de Satán son los mismos 7
de la Bestia o comparten el interés por este número sagrado –usado posteriormente en el
ocultismo. Esto mismo se puede apreciar con los 10 cuernos y las 10 diademas, igual patrón
que obedecen ambos. De manera que, mientras Satán es echado del cielo por la fuerza, gracias
a la intervención del arcángel Miguel, la Bestia «sube del abismo» (Apocalipsis 11:7), pero,
¿por qué apenas sube en aquel tiempo? ¿Por qué no se habla de él en siglos anteriores? ¿Por
qué no había subido antes? Alguno diría que esperaba el momento oportuno, otros sugerirían
que es soltado de su lugar de encierro. En una descripción más adelante, Juan observaría
«subir del mar a» esa Bestia (Apoc. 13:1), entendiendo que el mar sigue siendo una clara
identificación a las “profundidades”, como hemos mencionado con anterioridad. En el tiempo
de los profetas algunos como Daniel, Esdras y Baruc dieron descripciones similares en torno a
esta «cuarta bestia» (Daniel 7), muy distinta de las anteriores y, según parece, contemporánea
suya.

En estos relatos el escritor del Apocalipsis no hace muchas preguntas, posiblemente


por su sorpresa o porque ya había sido informado de aspectos que estaba observando. Por eso
no se aclara cómo es que, sobre la Bestia, «una de sus cabezas» había sido «como herida de
muerte»; buscándose la respuesta podría hallarse en las legendarias batallas de Jehová,
cuando dividió a Leviatán (Dragón) de Behemot (la Bestia), acorde a mi teoría. Esto es
perceptible, por ejemplo, en el Salmo 74:13-14 (en las versiones griega y latina está en el
73:13). Así es como la bestia que vio Juan «era, y no es; y está para subir del abismo e ir a
perdición.» (Apoc. 17:8) Es importante acotar que en el presente, y ya hace décadas, aquellos
oscuros que están al servicio del mal abren portales dimensionales en sitios concretos de la
Tierra. Todo este planeta es un cuerpo, una red de vida interconectada por canales no visibles
al ojo humano. Estás conexiones siguen patrones en formas de toroides y se entrelazan con
todos los puntos cardinales y alineaciones estelares. Es como si todo el universo fuese una
máquina o engranaje virtual bajo estándares numéricos exactos, siguiendo precisiones
establecidas debidamente antes de la existencia y aún encajadas con segundos, minutos,
horas, días, meses y años, exactamente. En la Tierra esos puntos son definidos como Líneas
Ley, y en ellas es donde se han erigido los grandes monumentos, pirámides, estadios, iglesias,
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monasterios, parlamentos, rascacielos, abadías, mezquitas, etc. Esos sitios parecen tener
vórtices de energía sobrenaturales que llevan a que múltiples grupos sectarios se reúnan ahí
para realizar todo tipo de rituales. Precisamente las apariciones de los Crop Circles (Líneas de
los Cultivos) en Reino Unido obedecen a puntos de las Líneas Ley. Dichas ubicaciones son
usadas para tratar de sacar de las entrañas de la Tierra toda índole de seres oscuros, lo cual
explicaría la salida de la Bestia de su lugar. Un ejemplo semejante ya ocurrió cerca del 10.500
antes de Cristo, en la Atlántida, pero eso será otra historia que en los próximos volúmenes
trataremos. Ergo, cavilando analizamos que esa Bestia corresponde con Sakla, el padre de los 7
y parte de ellos. De ahí que a Juan se le dijera: «La bestia que era, y no es, es también el
octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición.» (Apoc. 17:11) Por su parte, no se habla de
los 7 como personajes concretos, como si, posiblemente, fuesen uno mismo con su
representante o simplemente ya no estuviesen, siendo sólo la visión de estos seres una
identificación sobre de qué se trata. Eso responde a porqué Belial encaja con la figura del Falso
Profeta (el Dajjal islámico), siendo que es uno de los 12 originales de Sakla, los cuales se
dividieron en dos grupos: los de los cielos y los del inframundo. ¿Dónde están esos 7? Enoc
menciona a 7 encarcelados por miles de años, pero quién sabe si son los mismos (ver. 1ª Enoc
18:12-16). Y ¿dónde están los otros 4 que no se mencionan? Enoc habla de 4, precisamente,
encerrados por 10.000 años (ver 1ª Enoc 21:1-10). Belial sería de los 5 enviados al inframundo
y el señor de éste, reservado solamente un poco más para el apogeo anticrístico.

Aunque partiendo del año 2013 aún faltan algunos años para que esta culminación
tenga lugar, el final de estos individuos es bien sabido gracias al Apocalipsis de Juan,
inaugurando el infierno, es decir, el Gehena: «Y la bestia fue apresada, y con ella el falso
profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que
recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos
dentro de un lago de fuego que arde con azufre.» (Apocalipsis 19:20) Si no se refiere a la
antigua situación de Sakla, este verso puede estar hablando de su anulación definitiva: «Antes
de finales de las [veces], todo el lugar será sacudido por un rayo. A continuación, el Arcano
estará en duelo, [su llanto] [y] muerte. Los ángeles saldrán a llorar sobre sus hombres y
demonios llorarán su tiempo y los hombres llorarán y llorarán sobre su muerte.» (Apócrifo de la
Creación Copta 125:32 al 126:4) También la muerte de Satán vendrá diez siglos después: «Y el
diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el
falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.» (Apocalipsis 20:10)
Todo esto corresponde con las repetidas palabras que recuerdan como concluirá toda esta
historia: «Entonces comienza la edad de años por venir y que será lanzado en el caos. Sus reyes
se beberán en la espada de fuego y será la guerra entre ellos para que la tierra sea ebria de
sangre pagada y los mares serán destrozados por los combates. Luego, el sol se oscurecerá y la
luna perderá su brillo, las estrellas en el cielo se apartan de su curso.» (Apócrifo de la Creación
Copta 126:4-12) Y este relato termina así: «Y habrá un gran trueno, de una gran potencia que
está por encima de todos los poderes del caos, donde está el firmamento de la mujer. Después
de haber creado la primera película, se compromete a introducir sabia inteligencia [de] fuego y
tomar la insensata ira. Entonces ella seguirá [a] los dioses del caos que ha creado, y al Gran
toro. De ello se hunden en el abismo. Ellos serán eliminados a causa de su injusticia, serán
como estas montañas en llamas y [se] comerán unos a otros hasta que sean destruidos por sus
grandes padres. Cuando se destruyan, que a su vez [será] en contra [de] sí mismos y destruirán
hasta que perezcan. Y los cielos caerán en cada uno de otros y quemarán sus competencias. Sus
eones también serán molestos. Y el cielo se derrumbará y dividirá en dos. Sonido [de cuya]
caída [se oirá] en la Tierra [de que] les pueda apoyar. Caerán en el abismo, y el abismo se
invertirá. La luz y la oscuridad desaparecerán. Será como que nunca ha existido, y el trabajo
[de] la oscuridad pasará a disolverse. Entonces la deficiencia se eliminará en la raíz, el fondo en
la oscuridad y la luz va a salir [a] la parte superior en su raíz. Y la gloria de lo inengendrado
aparecerá y llenará los eones…» (Apócrifo de la Creación Copta 126:13 al 127:7)
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Sakla creó muchas formas por medio de su poder, pero fue llevado por Sofía al Abismo
y el caos (el aspecto caótico fue absorbido hacia las partes bajas de este globo), creado por ella
misma, junto con el resto de sus poderes emergentes y gobernantes –según refiere uno de
estos textos egipcios. Géneros de aquellos fueron a parar allá y Sakla fue retirado del cielo
donde ostentaba su osadía: «Cuándo se establecieron los cielos con sus competencias y la
plenitud de su hotel, el Gran toro fue glorificado por el ejército de [sus] ángeles. Y todos los
dioses y ángeles le elogiaron y bendijeron. Y él es [el que] en adelante [pensó] en su corazón y
se jactó, diciéndoles: ‘Yo no necesito nada.’ Él dijo: ‘Soy dios y no hay otros fuera de mí.’ Al
decir [esto] sin embargo, pecó contra todos los inmortales que predican y que vio. Pero cuando
vio la Fe la gran impiedad *del+ Arcano, ella se enfadó, vino y dijo: ‘Usted está equivocado,
Samael’ - es decir, ‘el dios ciego’-, ‘hay antes de ti un hombre inmortal, un hombre de la luz,
que será [puesto] en su modelo. Usted [será] pisoteado como muchos alfareros [de] arcilla, y te
harán caer en picado con tu madre al Abismo. De hecho, cuando su trabajo haya llegado a su
fin terminará la totalidad de la discapacidad, será [así] desde que aparezca la verdad y
*entonces+ vas a desaparecer, y te convertirás en lo que nunca ha existido.’ Dicho esto, puso de
manifiesto la Fe en su agua [el] reflejo de su grandeza. Y ella fue jubilada y [se instauró] en la
parte superior de su luz.» (Apócrifo de la Creación Copta 103:3-32) El profeta Ezequiel (cap.
28:2-10) parecería haber hablado también de él, pero, a pesar de que hay un cierto
paralelismo entre Sakla y el Opositor, traducido como Tiro, sólo es patente en cuanto a decir
que era dios, ya que por el resto de apreciaciones, muy posiblemente estuviese refiriéndose –
pienso yo- a Satán.

Aclaremos que el nombre usualmente traducido como “Tiro”, región de Fenicia, cerca
de Sidón, unas veces se escribe “Tzer” y otras “Tzor”, que significa “Opositor” (traducido
normalmente como: Zur, Sur, Tiro, Pedernal, Roca o Refugio). Este personaje no parece aquí
mencionado con tanto poder creador como las descripciones sobre Sakla. Algunos creen que
hay dos personas detrás de esta figura maléfica –o más. Inclusive el profeta sigue afirmando
palabra contra el soberano de “Tiro”, aunque el nombre difiere del anterior; no es “Tzer” sino
“Tzor”. Esta teoría se apoyaría en el hecho de que por un lado aparece que un Maligno nació
por Sofía y fue ignorante de todo desde el principio; fue también poderoso y creó grandes
cosas en el universo, tal como dioses y ángeles. Este tema no es apoyado por versos bíblicos
sino únicamente por los temas sacados de pergaminos coptos, es decir, cristianos egipcios,
básicamente de los hallados en Nag Hammadi. Ya que se entiende en la otra versión, la
popular, que el Maligno era un ángel con rango de Querub (de donde viene la palabra plural:
“querubín”), el cual fue bueno en todo, recibió homenaje en su graduación, siendo un gran
ejemplo a todos, hasta que se halló maldad en él y desertó estando en el Jardín del Edén. Se
podría suponer que ambos fueron como una misma persona, así como cuando se habla del
Padre Creador, de la figura de Dios, del Espíritu Santo de Dios, de los Elohim o de Iehovah (se
cree que todos estos son un mismo ser, cuando todo lleva a asumir que es una asamblea
supeditada al Gran Espíritu Invisible o Padre Creador). Esta suposición se apoyaría del verso
que citamos anteriormente sobre Sakla y Nebruel, los cuales llegaron a ser como uno sólo.
Dicho de otra forma, acorde a otro verso: «se alió con la Estupidez que hay en él», con lo cual
dos fuerzas o espíritus estaban vinculados y trabajando conjuntamente como si fueran uno,
pero no necesariamente han de ser los únicos (pudo haber tenido lugar más de una “rebelión”,
en distintas épocas y lugares, y por parte de criaturas diferentes). Aunque pudiera ser una
cualidad primeva que está con Sakla y, por aparte, estar también Satán desde el
establecimiento del jardín de Edén, la idea general siempre dice que Satán es el malo,
posiblemente porque las referencias al mal siempre recaen sobre él, entendiendo que actúa,
mientras de Sakla parece haber quedado el asunto “neutralizado”.
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Existe una postura similar que fue propuesta por el ufólogo Sixto Paz Wells, quien dice
que Satanás fue un extraterrestre originario de la Constelación de Orión, sano en todo y justo,
hasta que fue influenciado por Lucifer, un ser de una dimensión superior, el primer rebelde
que, según dicho investigador peruano, sería una entidad entendida como Hilel, o de esta
tipología. Si bien, una de estas figuras, que representa la tiniebla, espiritualmente hablando,
está también relacionada con el “Melej Babel” o “Rey de Babilonia”, el cual claramente no es
preciso el dato de si es el mismo “Lucero del Alba”, cuando Ezequiel habla de su muerte:
«…pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo paró el opresor, cómo
acabó la ciudad codiciosa de oro! Quebrantó Jehová el báculo de los impíos, el cetro de los
señores; el que hería a los pueblos con furor, con llaga permanente, el que se enseñoreaba de
las naciones con ira, y las perseguía con crueldad. *…+ y los cedros del Líbano, diciendo: Desde
que tú pereciste, no ha subido cortador contra nosotros. El Sheól abajo se espantó de ti;
despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de sus sillas a todos los
príncipes de la tierra, a todos los reyes de las naciones. Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú
también te debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como nosotros? Descendió al Sheól tu
soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán. ¡Cómo caíste
del cielo, oh Lucero, hijo del alba! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú
que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi
trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las
nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. Mas tú derribado eres hasta el Sheól, a los lados del
abismo. Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón
que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos; que puso el mundo como un desierto,
que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel? Todos los reyes de las naciones,
todos ellos yacen con honra cada uno en su morada; pero tú echado eres de tu sepulcro como
vástago abominable, como vestido de muertos pasados a espada, que descendieron al fondo
de la sepultura; como cuerpo muerto hollado. No serás contado con ellos en la sepultura;
porque tú destruiste tu tierra, mataste a tu pueblo. No será nombrada para siempre la
descendencia de los malignos.» (Isaías 14:4-20) Es curioso que, si fuese el mismo hombre, le
llamen príncipe y también rey. No obstante, estas características señaladas vuelven a parecer
referidas a Satán, y no a Sakla, como ya he dicho.

Potentados y Autoridades

Bien, ya habiendo dado una vuelta por conceptos como el Padre y su Reino, los
imperecederos, los cielos y la creación no visible, y asimismo hondado en quién es la Sabiduría
(Sofía) y cómo existía el hombre, pasemos a ver lo que Sakla (Saclas, Yaldabaot, Jaldabaoz,
Samael…) creó tras él: «Sin embargo, los arcontes de todo Yaldabaoth fueron desobedientes a
causa de la Ennoia que fue a él de su hermana Sofía. Ellos hicieron por sí mismos una unión con
los que estaban con ellos en una mezcla de una nube de fuego, que era su envidia, y el resto
que se presentaron, por sus criaturas, como si hubieran golpeado el noble placer de la
Asamblea.» (2º Tratado del Gran Set) Con Sakla surgieron también dioses, los cuales, por su
parte, crearon otras formas como sus consortes, luego de lo cual fueron creados sus ángeles
asistentes y los primeros demonios. Sem fue enseñado sobre «las grandes potencias que
estaban en existencia en el comienzo, antes del me presenté. No había luz y la oscuridad y no
había Espíritu entre ellos.» (Paráfrasis de Sem 1:20) Esto denota que dichos seres no eran de la
preexistencia, por lo que su esencia o espíritu no vino concretamente de Arriba, de las
realidades superiores, y además sugiere que su manifestación tuvo lugar a la vez de aparecer
lo visible, nuestra realidad actual. Este hijo de Noé, añadió: «Y la oscuridad fue el viento en las
aguas. Poseía la mente envuelta en un incendio caótico. Y el Espíritu entre ellos era una luz
suave y humilde.» (Paráfrasis de Sem 2:1-5) Aquí vemos la típica referencia que afirma, una vez
más, que la motivación y realidad en las aguas, en aquel entonces, era, de hecho, la oscuridad
misma, es decir, lo que tenía animación en las aguas era algo “negro”. Lo que reinaba y dirigía
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esa cuestión era el caos, siendo lo único con vida divina y sentido celeste, ahí actuando, el Ruaj
de la divinidad, personificada en Sofía, la cual se dejó ver como una luz hermosa. «Ellos
reinaron cada uno en sí mismos, solos. Y cubrieron unos a otros, cada uno con su poder. Sin
embargo, la luz, ya que poseía un gran poder, sabía que la humillación de la Oscuridad y su
desorden, es decir, que la raíz no era recta.» (Paráfrasis de Sem 2:5-10) Estos se ayudaron
mutuamente, complementándose en su propio poder y tratando de reinarse entre ellos
mismos, pues no recibieron nada de Arriba ni reino sobre el cual dominar. Sofía, por ser de los
seres divinos, sabía que lo que ahí se reflejaba no era sano ni correcto. Este texto da por
sentado que Sakla es la personificación de la Oscuridad, el apropiado sinónimo de la Tiniebla.

En todo caso, las primeras creaciones que vinieron de Sakla tenían la intención de
imitar las cosas del Reino Imperecedero, por lo cual todas las cosas que hizo eran réplicas
limitadas o imitaciones de lo verdadero. Ese primer grupo de criaturas que Sakla creó, con
Nebruel (la estupidez que hay en él), fueron sus hijos andróginos (7 potentados o potestades)
y sus autoridades (12 reyes, dioses o señores), que a la vez son sus poderes. Con sus 7 hijos
creó 7 facultades, para que de esta forma todos estos uniesen siempre sus cualidades y
trajesen a la existencia otros espíritus creadores. En su caso, los 7 hijos de Sakla y las 7
facultades, crearon 49 demonios, y con esos demonios continuaron creando hasta formar una
corte de 365 ángeles. Algunas versiones definen a sus 12 autoridades como Ángeles Asistentes
y como Espíritus Generadores de la Tierra, o sea, son ayudantes de Sakla y también son fuerzas
que habrían generado, provocado, proliferado y motivado la vida en nuestro orbe. En el libro
guardado en copto sobre la Rebelión, hablan sobre los nombres de los hijos de Sakla, pero
refieren algunos que no están entre los 12 ni tampoco entre los 7. Los primeros fueron: “Iao”
(I), “Eloai” (E) y Astafaios (How). Sobre ellos, el texto dice más, aunque muy mal traducido. El
hecho es que se recalca que están más detallados sus aspectos en el Primer Libro de Norea,
una de las hijas de Adán y Eva –un manuscrito que no he podido conseguir. Se dice que Sakla
creó estos hijos para que reinaran con él y dominasen sobre los dioses y los ángeles y sobre
toda cosa creada en el 6º Cielo. Si siempre se han preguntado el origen del panteón de 12
seres míticos, aquí está su inicio. El hecho de que existiesen 12 olímpicos con Zeus o 12
deidades del dios sumerio Anu, tiene su nacimiento con el panteón de Sakla que surgió luego
de esos tres seres. Este sistema se repite en muchas culturas a la hora de hablar de sus
panteones.

Pablo reveló una gran verdad cuando escribió: «Porque no tenemos lucha contra sangre
y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de
este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.» (Efesios 6:12) Sobre
esa «potestad de las tinieblas» (Lucas 22:53 y Colosenses 1:13) bien hablaron Jesús y sus
discípulos. Ahora bien, el Señor, Jesús, nombró a Juan los 12 gobernantes sobre los cuales
también hizo énfasis Set, el hijo de Adán, y que son las caras representantes de Sakla (a quien
se define habitualmente como “Gran Toro”, también como “el Primer Gobernante” y asimismo
como “la Bestia”), pues este no da nunca la cara personalmente (aunque las profecías
advierten que sí lo hará en los últimos tiempos). La docena señalada son:

1. Atot o Athoth, a quien generaciones de seres humanos llaman.


2. Harmas, el ojo celoso u ojo de fuego. De donde pienso que posiblemente sale el
símbolo del “ojo de Horus” u “ojo de Sauron”, en la novela de Tolkien.
3. Galila o Kalila-Oumbri.
4. Yobel o Yabel.
5. Adoneo o Adonaios, a quien llaman Sabaoth.
6. Caín, a quien generaciones de seres humanos llaman el sol.
7. Abel.
8. Aquiresina o Abrilsene.
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9. Yobel o Yubel.
10. Harmupiael o Armoupiael.
11. Arciadoneo o Melcheir-Adonein.
12. Belias, que está sobre las profundidades del Hades. Este es identificado como el que
vendrá a la superficie y los cristianos le reconocerán como el Falso Profeta, el Anticristo, el Hijo
de la Perdición o el Inicuo.

Set escribió que «éstos son] los que presiden el Ha[des y el caos].» (El Gran Espíritu
Invisible. Evangelio de los Egipcios) También podemos sacar que Sakla «destinó 7 reyes (uno
por cada esfera del cielo) para que reinasen sobre los 7 cielos, y 5 para que reinasen sobre las
profundidades del Hades. Compartió su fuego con ellos, pero no cedió ninguna parte del poder
de la luz que había tomado de su Madre. Pues es un ser de tinieblas Ignorantes. Cuando la luz
se mezcló con las tinieblas, hizo las tinieblas más brillantes. Cuando las tinieblas se mezclaron
con la luz, oscurecieron la luz. El resultado fue ni luz ni tinieblas, sino más bien penumbra. *…+
Los gobernantes crearon para sí mismos 7 poderes. Los poderes a su vez crearon para sí
mismos 6 ángeles cada uno, hasta que hubo 365 ángeles.» (Libro Secreto de Juan 7:8-14) Esas
7 esferas del cielo no son otros que los planetas de nuestro sistema solar: Mercurio, Venus,
Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Es importante igualmente ver la similitud con el
zodiaco, pues los sumerios asociaban todos estos hechos, siendo los más cercanos a los dioses
más viejos. La palabra “zodiaco” proviene del griego “zodiakos kyklos” (círculo animal), debido
a que el diseño de los grupos de estrellas se asemejaban por su forma aparentemente a
animales. Si bien, esos nombres y aparentes formas imaginarias se originaron, realmente, en
Sumer, donde a las 12 constelaciones del zodiaco se les llamó UL.UE (rebaño brillante), y los
Anunnaki los definían así:

1. GU.AN.NA («toro celeste»), Tauro.


2. MASH.TAB.BA («gemelos»), Géminis.
3. DUB («pinzas», «tenazas»), el Cangrejo o Cáncer.
4. UR.GULA («león»), en latín Leo.
5. AB.SIN («el padre de ella era Sin»), la Doncella, Virgo.
6. ZI.BA.AN.NA («destino celeste»), la balanza o Libra.
7. GIR.TAB («lo que pinza y corta»), Escorpio.
8. PA.BIL («defensor»), el Arquero, Sagitario.
9. SUHUR.MASH («pez-cabra»), Capricornio.
10. GU («señor de las aguas»), el Aguador, Acuario.
11. SIM.MAH («peces»), Piscis.
12. KU.MAL («morador del campo»), el Carnero, Aries.

No podemos negar que las semejanzas sean considerables y que las cosas que los
pueblos de antaño absorbieron fueran, de hecho, los conceptos de los dioses. Ahora bien, por
otro lado, refiriéndonos a los 7 potentados y sus correspondientes apariencias, tenemos a:

1. Atot o Atoth, quien tiene la cara de una oveja.


2. Eloaios, que tiene cara de mula.
3. Astafaios, que tiene cara de hiena.
4. Yao, que tiene cara de una serpiente de 7 cabezas.
5. Sabaot, que tiene cara de dragón.
6. Adonaios o Adonin, que tiene cara de mono.
7. Sabataios o Shabbataios, que tiene cara de fuego llameante.

¿Qué es una «cara de fuego llameante»? O más aún, ¿cómo se figura una «cara de
serpiente de 7 cabezas»? Debería decir que es un ser que tiene “7 cabezas”, no un “rostro” que
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tiene 7 cabezas, a menos que al hablar de “rostro” o “cara” se refiera a la representación o


identificación de algo. Por consiguiente, se podría asumir que las formas animales reflejan una
presentación de cada uno de estos, incluso a modo de lo que cada animal representa en sí
mismo. Además de esto, deberíamos considerar el hecho de que el calendario chino, que
cambia cada 12 años, tiene 12 animales que identifican cada año (uno por lustro), los cuales
parecen haber salido de este orden, al igual que las propias casas zodiacales. Analicemos: en el
calendario chino aparecen: el conejo, el tigre, el buey, la rata, el cerdo, el perro, la gallina y,
seguidamente, el mono, la oveja, el caballo, la serpiente y el dragón. El paralelismo es el
mismo con la oveja, el dragón y el mono, y si consideramos la semejanza entre la hiena con el
perro, la mula con el caballo, y la serpiente normal con la de 7 cabezas, podemos sustituirlos
fácilmente, teniendo que 6 de los 7 animales referidos arriba corresponden con la mitad del
calendario chino; algo que sería un tanto ridículo atribuirlo a la coincidencia, toda vez que
incluso los animales siguen un patrón correlativo en consonancia con los 6 seres referidos (el
único carente de aspecto animal es que identifica el fuego ardiente, pero que pudo ser
sustituido por una semejanza animal posteriormente). También, dijo Jesús: «Esto explica los 7
días de la semana. Jaldabaoz tenía muchas caras además de todas éstas, por los que podía
mostrar la cara que quisiese cuando estaba entre los ángeles. Compartía su fuego con ellos y
señoreaba sobre ellos debido al poder glorioso que tenía de la luz de su Madre. Por eso se
llamaba a sí mismo Dios y despreciaba el reino de donde procedía. Unió 7 de sus poderes de
pensamiento con las autoridades que estaban con él. Cuando habló, se hizo.» (Libro Secreto de
Juan 7:18-21) Nombró a cada uno de sus poderes, empezando por el más alto:

1. Bondad, con la primera autoridad, Atot.


2. Pensamiento Anterior, con la segunda autoridad, Eloaios.
3. Divinidad, con la tercera autoridad, Astafaios.
4. Señorío, con la cuarta autoridad, Yao.
5. Reino, con la quinta autoridad, Sabaoth.
6. Celos, con la sexta autoridad, Adonin.
7. Comprensión, con la séptima autoridad, Sabataios.

Se ve claramente que estaba replicando las cosas que estaban sobre él, incluyendo la
cuestión de que pretendía que ellos dominasen sobre lo ya existente, incluyendo aquellas
“esferas celestes”, planetas concretos, siendo que con esto, una vez más, el viaje investigativo
nos lleva a las astronomía y la astrología para comprender muchas referencias antiguas al
respecto de los astros: «Estos seres tienes esferas en los reinos celestiales. Los poderes
recibieron nombres de la gloria de arriba, mas estos nombres podían destruir los poderes. Pues
si bien los nombres que les fueron dados por su creador eran poderosos, los nombres que
recibieron de la gloria de arriba podían provocar la destrucción y la pérdida del poder. Por eso
tienen dos nombres. Jaldabaoz lo organizó todo de acuerdo con la pauta de los primeros reinos
eternos que habían nacido, pues deseaba crear seres que fuesen como los Imperecederos. No
es que él hubiera visto a los Imperecederos, sino que el poder que hay en él, que él había
tomado de su Madre, produjo la pauta para el orden del mundo.» (Libro Secreto de Juan 7:24-
28) Meditemos en lo importante que era definir un nombre o una declaración. El Altísimo
reveló a Enoc: «Y en el intervalo cuarto ordené que hubiesen los luminares los grandes en los
círculos-esferas de los Cielos. En el círculo-esfera, el primero, el más alto coloqué la estrella-
planeta Kruno, en el segundo arriba coloqué a Afrodit, en el tercero Aris, de cuarto Helios, de
quinto Zoues, de sexto Ermis, de séptimo Selene; y en las estrellas-lunas, las pequeñas, bellas-
brillantes esas las voladoras, las menores.» (2ª Enoc 30:3-4) Hay que ver que la fuente sacó
estos nombres que son claramente de origen griego, ya que Kruno es lo mismo que Cronos, el
planeta Saturno (en hebreo: “Shabetai”), luego Afrodit es Afrodita, el planeta Venus (en
hebreo: “Noga”), Aris es el mismo Ares, el planeta Marte (en hebreo: “Maedím”), luego Helios
es el Sol (en hebreo: “Shemesh”), Zoues es claramente Zeus, el planeta Júpiter (en hebreo:
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“Tzedek”, que significa justicia), Ermis es Hermes, el planeta Mercurio (en hebreo: “kojab”, que
también traduce: estrella/astro), y por último Selene, que es la Luna (en hebreo: “Iareaj”).
Estos parecen estar ubicados en 7 cielos, uno por cada uno, lo que los localiza en órbitas –
como lo entendemos en la actualidad.

La osadía de Sakla no tenía límites, pues comprendiendo la raíz de los nombres que dio
a sus vástagos se observa su interés en darles una calidad de “majestuosos”, considerando el
poder del “Nombre” y la capacidad de facultar a un ser con cualidades especiales y fuerzas
sobrenaturales. Algunos ejemplos, para dilucidar y figurar la idea, son: “Harmas”, derivado
posiblemente de lo que se traduciría de lenguas pre-semíticas como “el del monte”, aceptando
que el monte es símbolo de gobierno. Los que se definen como Yobel, Yabel o Yubel salen de la
raíz que significa: “amo divino”. Lo mismo se refleja con Adoneo, Adonaios o Adonin, que
significa “el del señorío”. Sabaot es “ejércitos” o “huestes”. Sabataios puede ser una
deformación de “shabataio”, que se refiere a “aquel en quien reside el reposo”. Los otros
nombres genésicos de Caín y Abel traducen “lanza” y “frivolidad” o “belleza”, respectivamente,
y muestran que Eva no puso nombre a sus primogénitos por invención propia. El tal
Harmupiael o Armoupiael puede tener que ver con “monte donde proclama el Altísimo”, o
“gobierno donde reside la voz del Alto”. Asimismo, Eloaio se refiere al que es “altísimo”. Y otro
ejemplo sería Arciadoneo o Melcheir-Adonein, absorbiendo el primer ejemplo, posiblemente,
reminiscencias del griego, y pasando a “señor mayor”, no de edad sino de superioridad. La otra
versión, sin tendencia griega, referiría prácticamente lo mismo: “el rey de señorío”. Esos dioses
del caos y sus competencias, facultades o autoridades son los que fueron humillados y
sometidos por Cristo acorde a las propias leyes surgidas por causa del caos inicial. Por esa
razón, refiriéndose a Jesús, fue escrito: «Pero la Palabra que es [y] de lo [que está] ante todo,
fue enviada para que sólo proclamara lo que es desconocido. Él dijo: "No hay nada oculto que
no se muestre y lo que no se conocía es conocido. Y de estos fue enviado a manifestarse [lo]
que se oculta, y las autoridades sempiternas de la impiedad y del caos, ya que fueron
condenados a muerte.» (Apócrifo de la Creación Copta 125:14-23) De este modo se añade
sobre la cruz de Cristo: «Así que cuando todo lo [que] parecía perfecto en el modelado del
Arcano y cuando se reveló la verdad de que no tiene equivalente, toda la sabiduría de los dioses
fue desacreditada, su destino fue establecido en ensayos y murió su poder [perdiéndolo], su
dominio fue derrocado y [de la inutilidad] y Providencia rompió su gloria.» (Cap. 125:23-32) La
cuestión de estos procederes es que en su debido momento se desarrolle la pauta indicada
para irse deshaciendo de las fuerzas del caos hasta que sean eliminadas completamente: «Es
necesario que todo vuelva al lugar del que surgió cada uno; por su acto y su conocimiento,
revelará su naturaleza.» (Cap. 127:14-17)
87

IV.
¿DESORDENADO Y VACÍO?
88

EL CAOS
“El sabio nunca dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice.”
Aristóteles (384 – 322 a.C.)

«Estira el Norte hacia el Caos, soporta la Tierra sobre la nada.» (Job 26:7. Versión
hebrea) ¿Caos más allá del norte? Podemos aceptar que existan otras dimensiones, otros
universos, y por ende, otros cielos, pero, ¿a qué nos lleva todo esto? Lo que más nos interesa
esclarecer hoy es cómo comenzó todo, y cómo llegamos aquí: «Si bien todo lo que es divino y
humano en el mundo afirma que nada existió antes que el caos, yo, por el contrario, sostengo
que todo el mundo ha errado al ignorar la [naturaleza] del caos y su raíz. [He aquí] la
demostración: es cierto que hay [un] [cordón entre] todos los seres humanos, en el hecho de
que [en] cada uno de [los inicios] es la oscuridad, es una sombra que se llamó "oscuridad". De
sombra o de una obra existente desde el principio. Por lo tanto, es claro que existía antes de lo
que era el caos y que sólo apareció después del primer trabajo que ha llegado. La verdad
penetró verdaderamente, como en los primeros, los que se han traducido en el caos, y
muestran la demostración de la verdad.» (Apócrifo de la Creación Copta 94:24 al 98:11)
¿Puede entonces el caos o la oscuridad traducirse en la manifestación del mal?: «Entonces se
levantó un mago y dijo: Si me contestas, tu problema estará resuelto. Todos reconocemos el
hecho de que existe un mal. Y todo lo que existe debe tener una causa, así que Dios, el Uno, no
creó el mal, ¿qué Dios lo creó? Y Jesús dijo: Todo lo que Dios, el Uno, ha hecho es bueno, al
igual que la primera causa, los siete espíritus son todos buenos, y todo lo que sale de su mano
es bueno. Todas las cosas creadas tienen ciertos colores, tonos y formas propias; pero algunos
tonos, aunque buenos y puros en sí mismos, producen desarmonías y tonos desacordes al ser
mezclados. Y algunas cosas, siendo buenas y puras, producen cosas discordantes cuando se
mezclan, cosas venenosas que los hombres llaman malas. Por eso el mal es la mezcla
desarmónica de colores, tonos o formas del bien.» (Vida y Obras de Jesús en el Tíbet y la India
Occidental 4:9-14) El caos parece haber sido el concepto más antiguo en la historia de la
creación, aparentemente promovido por un “proceder” desordenado –de ahí que sea
considerado, en cultura egipcia, como una personificación negativa primordial, denominada
Apofis. Hemos visto anteriormente que la Sabiduría trajo una creación diferente, algo
resultando de su propio pensamiento y deseo, sin la aprobación del resto de la Asamblea ni de
su compañero ni del Padre universal. Eso, según parece, provocó al caos primordial y la
aparición de los dioses primigenios.

En su momento Moisés escribió que la Aretz (traducido como “Tierra”) estaba en


“Tohú” y “Bohú”, lo que se suele entender como “Caos” y “Desolación” u “Oscuridad”. En el
Apócrifo de Juan (Libro Secreto de Juan) se habla del Caos como epíteto para referirse al
Tehóm (Abismo) u el Abismo como posterior situación del caos primero, otro aspecto partícipe
en la narración creacionista. El Apócrifo de Set (Libro Secreto de Set o Libro del Gran Espíritu
Invisible) no menciona la aparición de Satanás ni del Caos, pero considera que este principio
existencial (el caos) estaba ya durante el desarrollo de la vida en los reinos imperecederos:
«Después de 5.000 años la gran luminaria Elelet dijo: “Gobierne alguno sobre el caos y el
Hades”.» Estos cincuenta siglos habrían transcurrido después de que los imperecederos Adán y
Set recibían sus reinos inmortales para habitarlos. ¿Habría tenido lugar el caos durante esos
5.000 años posteriores al inicio de los reinados de aquel universo? Set escribió: «Y apareció
una nube *cuyo nombre e+s Sabiduría material *... ella+ miró las regiones *del caos+, *…+. Y dijo
[el gran á]ngel Gamaliel [al gran Gabrie]l, el servidor de [la gran lu]z, Oroiael. Él [dijo: «Un
á]ngel salga [para que go]bierne sobre el caos [y el Hades. Enton]ces la nube [satisfecha vino]
en las dos mónadas [de las cuales cada] una tenía una luz [... tro]no que ella había colocado
[arriba] en la nube. [Entonces v]io Saclas, el gran [ángel, a]l gran demon [que está con él,
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Nebr]uel. Y llegaron a ser [juntos un] espíritu generador de la tierra.» Como vemos, Sofía –
como la llaman los griegos- apareció cuando los arcángeles determinaban cómo lidiar o dirigir
la situación existente del caos. Aun así es extraña la relación de Sofía (Sabiduría Material) con
estos asuntos, tal como dice el Apócrifo de Juan, señalando que ella “revoloteó sobre la faz del
agua” y fue con base a su imagen que Sakla creó vida, ayudado por Nebruel (otros textos
definen al demonio de este relato como “la estupidez” que había en Sakla, o sea, la
personificación de la estupidez).

¿Por qué nadie rechazó entonces la idea de que Sakla se ofreciera para gobernar sobre
el Caos? También es de acotar que el Hades, según esta fuente, ya existía para ese momento,
pero el Padre, siendo puro, perfecto, santo y bueno, no pudo crear la muerte, el caos, la
oscuridad, la maldad ni cosas semejantes. Por ende, la Biblia, en el relato genésico, comienza
relatando un suceso que ya había empezado: no era el principio como tal, sino el inicio de algo.
Si bien, ese Hades no parecía un concepto infernal sino un resultado de la separación del caos,
al que Enoc describe siendo llevado a “un agujero”, que posteriormente es definido como
“Tehom” (Abismo), plural de “Tohú”. En la región de Gadar, situada en la rivera opuesta a
Galilea, Jesús liberó a un chico poseído, y la información absorbida de ahí es sustancial: «Y le
preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían
entrado en él. Y le rogaban que no los mandase ir al abismo.» (Lucas 8:30-31) Esto es curioso,
dado que unas versiones consideran que los demonios fueron deportados al Abismo, y en esta,
Set dice algo como que voluntariamente se ofrecieron para ir allá, al menos en lo que a Sakla
se refiere –según parece, antes de que éste comenzase sus propias creaciones. No obstante,
parece ser que la idea propiamente dicha de que fuesen llevados al inframundo fue
enteramente propuesta y dirigida por Sofía. ¿Qué interés tenía Sofía en que Sakla se hiciese
gobernador del Caos, o que simplemente se fuese para ese sitio? Cabe asumir que ella
determinó esto como resultado de lo que vio en Sakla y los suyos: los malos deben estar en el
plano del error, no con los celestiales. Posiblemente la mitología griega se refiriera a esto al
decir que Erebo fue convertido en las Sombras Infernales, habiendo sido deportado al
inframundo para ser la personificación de éste. Exprimiendo los textos de la Biblioteca Egipcia
de Nag Hammadi, sacamos que aquel pensamiento de Sofía se creó automática e
inmediatamente cuando lo deseó, y esa creación que tuvo lugar fue algo deforme: «Para
aquellos que estaban en el mundo había sido preparado por la voluntad de nuestra hermana
Sofía - la que es una ramera - a causa de la inocencia, que no se ha pronunciado. Y ella no pidió
nada del todo, ni de la grandeza de la Asamblea, ni del Pleroma.» (2º Tratado del Gran Set) La
traducción, al definir a Sofía como «ramera», no denota un aspecto pretensioso, tendencioso,
subjetivo, negativo u obsceno, sino que engloba la calidad de “mezcla” de fuerzas y acción
desarmónica en todo lo que esto implica.

De ahí surgió la oscuridad y el caos, movidos por un gran poder que salió de Sofía, pero
que debía regresar a ella, razón por la cual es el Espíritu Santo quien interviene en el mundo.
Aquel poder llegaba a producir cosas debido a la capacidad creadora y magnificencia que en él
había, pues era el poder creador del Padre universal actuando, ya que el pensamiento del
Padre ya crea en sí mismo, igual que posteriormente lo hace su pensamiento hecho acción o su
mera palabra o derivado de Él mismo, como son los imperecederos. De ahí, de esa aparición
cósmica, los pueblos antiguos dicen que vemos hoy el universo existente, pero que además
tiene planos, niveles, dimensiones y poderes que no conocemos ni vislumbramos al ojo
desnudo. En él surgieron los dioses, ya fuera los del caos como los celestes (no aún los fatuos,
que eran realmente ángeles y extraterrestres haciéndose pasar por dioses), seres anteriores a
los eventos de la Caída, de los cuales pueblos legendarios dejaron crónicas plasmadas en
piedra, papel, tela, madera, arcilla y muchas otras bases, para que tuviésemos constancia de
ello. Los egipcios adujeron que el principio original surgió de una Ogdoada (Asamblea de 8) -
como también dicen los textos llamados “gnósticos”- la cual estaba compuesta por los
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principios pares del Agua Primigenia, el Espacio Infinito (la eternidad y el cielo infinito), las
Tinieblas (la oscuridad del caos primordial) y lo Oculto, o el Poder Oculto. Todos estos eran
nacidos, claramente, de un Caos Primevo. Si Sakla y Neburel se hicieron «un espíritu generador
de la Tierra», quiere decir que ellos bajaron al Caos y al Hades y tuvieron acceso a la superficie
terrestre para desarrollar y fomentar vida. Tras esta Ogdoada egipcia, del Agua Primigenia
(personificada en Nun y su consorte Naunet), surgió el demiurgo Atum (también conocido
como “Kematef”), y juntos, los 9 principios, formaron la Enéada Heliopolitana (Heliopolitana,
quiere decir que se veneraba y respetaba en la Ciudad del Sol: “Heliópolis”, actualmente
conocida como El Cairo). Otra versión dice que Atum surgió de la cabeza de Ptah. En dicha
cosmogonía se creía que estos 9 dioses de la Enéada serían: Nun y Naunet (quienes dieron
origen a Heryshaf), Heh/Hah y Hehet, Kek y Keket (Kauket), Tenemu y Tenemuit, y Atum,
aunque en otras perspectivas no aparecían Tenemu y Tenemuit sino Amón y Amaunet. Todos
estos eran retratados como hombres y mujeres con cabezas de serpiente y rana,
respectivamente, o simplemente como serpiente y rana completamente.

Nun, el Agua Primordial, rodeaba todo el mundo, acorde al mito, y de él fue creado
todo. Ergo, siempre tenemos el origen de las cosas en el Caos, por lo que no queda más que
asumir que así comenzó a terra-formarse nuestra morada. Cronológicamente, después de la
Enéada, vinieron los dioses y sus tertulias. Al hermano de Osiris, Seth, se le conoció como “dios
del Caos”, básicamente por su papel instigador y negativo, tal como lo fue Loki en la mitología
nórdica, Eris en la griega, Shivá en la hindú (las ovejas negras de la familia). Se sabe incluso que
Seth asesinó a Osiris, desmembrándolo, y posteriormente Horus, el hijo de Osiris con su
hermana Isis, hizo la guerra a Seth y consiguió la soberanía de Egipto, bajo el amparo de Ra, y
posteriormente de Amón, mandando a Seth al desierto bajo exilio. Pero los griegos, a pesar de
ser aparentemente una civilización posterior a la egipcia, también mencionaron apartados de
dichos inicios oscuros. Los helenos (nombre que recibieron por la historia de Helena, aunque
se comenzó a usar en la ápoca de Alejandro Magno en relación a la influencia que los griegos
ejercían en relación a su cultura) afirmaban que lo primero fue Xaos (Caos) y Zotón
(Oscuridad), bien que Zotón o Soton fue un término que Dios utilizó para describir la creación
del malo: «Y él (Adán) estaba continuamente en el paraíso, y el Diablo entendió que yo quería
crear otro mundo, porque Adán era señor en la Tierra, para gobernar y controlarla. El Diablo es
el espíritu malvado de los lugares bajos, como un fugitivo él hizo Sotona de los cielos como su
nombre era Satanail, así él se hizo diferente de los mensajeros-soldado, pero su naturaleza no
cambió su inteligencia tanto como su entendimiento de cosas rectas (justas) y pecaminosas.»
(2ª Enoc 31:3-6) Sotona, en el texto de Enoc, es extrañamente traducida unas veces como
“Diana” (nombre de una diosa romana que corresponde con la Artemisa griega, divinidad de la
Luna y hermana gemela de Apolo, el dios del Sol). La voz “Soton” tiene raíz griega que significa
“Oscuridad”. El nombre Satanail, significa, según se asume: “el impío” (Shatanael traduce:
“Opositor de Dios”) En hebreo es: “Ha Satán”, o sea, “el Adversario”. Es pues interesante que
se aclare que él era «el espíritu malvado de los lugares bajos», o sea, del Abismo, y además se
dé a conocer que «como un fugitivo» él hizo o produjo «la Oscuridad de los cielos». Por
consiguiente entendemos que se trata de un aspecto de vocabulario espiritual: él causó las
tinieblas en el Reino de Dios, no fue un creador, pues no era una deidad, pero provocó el mal
entre los de Dios. Lo que no queda claro es su identidad, pero como en otros relatos, parece
confundírsele, asociársele, relacionársele o mezclársele con Sakla, asumiendo que ambos están
bajo el mismo “espíritu”, como Cristo y los suyos, o Cristo y el Padre, que aunque como
entidades sean separadas unas de otras, son Uno.

Los griegos decían que de la unión o mezcla del Caos y “la Oscuridad” (equivalentes al
hebreo “Tohú” y “Bohú”) surgieron Nyx (la Noche) y Erebo (las Tinieblas), algo bastante
acertado para representar el resultado o consecuencias de la mano de Sakla en la creación de
Dios. Nyx, o “La Noche”, también es conocida por los masones, hebreos y árabes como Lilít,
91

definida en estas creencias como la hermana de Satanás y cuyo símbolo es la lechuza o el búho
–tan utilizados en el ocultismo-, y a quien se le atribuye el nacimiento de los demonios y las
brujas (todos estos eran llamados “Lilím”, aunque esta voz algunas veces ha sido traducida
como “sirenas”), de su unión con su propio hermano. Esto, como al parecer dijo Jesús a Juan,
fue lo que provocó el origen del “Destino”: «Él (Sakla) ideó un plan con sus autoridades, que
son sus poderes. Juntos violaron a Sofía y produjeron algo repulsivo: el Destino, la atadura
definitiva, voluble. El destino es así porque los poderes mismos son volubles.» (Libro Secreto de
Juan 15:6-7) Por eso los textos griegos afirman que de la unión de Xaos (Caos) y Nyx
(Noche/Lilit) surgió Morus (el Destino) –en la cultura árabe antigua se entendía al destino
también como personificado, en su caso llamado Nassib, aunque otras veces se hablaba de la
diosa Manat, asociada con Alilat por algunos, mientras los egipcios lo llamaban Sais y los
taoístas Bixia Yuanjin. A partir de este punto, en la mitología griega, todo lo que surgió fue el
fruto de este Caos, Oscuridad, Noche y Tinieblas. Nyx se unió a Tártaro (Inframundo) y tuvo a
Tánatos (Muerte), Hipnos (Sueño), Eris (Discordia/Guerra) y otros “hijos”. Por su parte Erebo,
que significa “Tinieblas”, fue castigado por la “deidad” y enviado al Abismo, donde se conoció
como “Sombras Infernales”. Aquí puede estar el punto citado antes, de la deportación de
Sakla, Nebruel, Lilit y todas sus creaciones (desconozco si la figura femenina de Lilit y la figura
masculina de Nebruel son, a la larga, uno y la misma persona). En todo caso, antes de ser
enviado al Abismo, Erebo produjo a Eros (Pasión) y Anteros (Rechazo, Apatía. O también
“Flor”). Asimismo, Erebo/Tinieblas y Nyx/Noche (Lilit) produjeron a Eter (Aire y/o Cielo Alto) y
Hemera (Día), y menos importante a Filotes (Afección. Voz de la que procede el nombre
“piloto”). Esto señala que trabajaron conjuntamente en hacer su propia creación como réplica
del Reino de Dios y tratando de poner en acción los poderes divinos, materializándolos en la
Tierra, en cosas visibles e invisibles (siempre fueron primero las invisibles).

«La Mente el Dios, que es a la vez macho y hembra, y contiene en sí Luz y Vida, dio a luz
por Nombre a una segunda Mente Creadora, la cual, siendo dios del fuego y del espíritu, creó a
su vez 7 gobernadores dueños contenedores del cosmos sensible, cuyo gobierno se llama
Destino.» (Tratado XVII, verso 9. Original incompleto y sin título. Corpus Hermeticum) El
Destino nació de las primeras fuerzas manifiestas, en la práctica por Sakla, pero por voluntad
Divina, sin que estos ciegos se dieran siquiera cuenta de ello. «Así pues la administración de la
tierra está entera en manos de los genios y se ejerce a través de nuestros cuerpos. Fue a esta
administración a la que Hermes llamó Destino.» (Definiciones de Asclepio al rey Amón. Tratado
XVI, verso 16. Corpus Hermeticum) Los seres que vinieron después de los dioses fueron
demonios y espíritus, pero ciertas civilizaciones no los llamaban así sino que los definían,
consideraban o apodaban “genios”. Por medio de estas fuerzas incorpóreas el universo está
sujeto al patrón “Destino”, junto con la ley del espacio-tiempo y muchas otras fuerzas que la
ciencia bien hoy define puntualmente. Ahora bien, acomodando la versión griega al hilo del
tema en cuestión, los más bajo del inframundo ya estaba definido como Tártaro, sin que se
explique su aparición. Pero lo que fuera que identificase a ese “Abismo” o “Hades” reflejó
entidades personificando fuerzas que conocemos como la muerte, el sueño y la discordia –
aspectos que ya hemos mencionado gracias a otro tipo de literatura. Por su parte, la Tiniebla,
que luego es enviada al inframundo como Sombras Infernales –ojo con la pluralidad-, antes de
su deportación forma -sin aparente mediación alguna- ciertos entes, conocidos como Pasión y
Rechazo (aunque “Anteros” suele reflejar en griego también lo que definimos como “flor”, lo
cual nos lleva atrás al inicio motor de la “flora”), pero con su consorte oscura da a luz al Éter, el
Día y la Afección. El concepto de Éter refleja gas en la física y elementos químicos en la
química, pero a nivel poético personifica el Cielo. Según el padre Ernetti (científico reconocido
del vaticano de los años 70), el éter sería donde se recogen todas y cada una de las acciones
externas emprendidas por los seres humanos, o sea, cada uno de nosotros emite millones de
ondas a lo largo de la vida, que quedan atrapadas en alguna parte.
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No es desacertado decir que Dios hizo la creación a su imagen, mientras también se


diga que ocurrió todo por un error: ambas cosas tienen razón: «Dios pues es siempre estable, y
siempre, con Él, lo es igualmente la Eternidad, que constituyó, guardando dentro suyo al
Mundo que todavía no había nacido y que, con razón, llamamos Mundo sensible. Y a imagen
de este dios fue hecho este Mundo, en imitación de la Eternidad. Porque el Mundo posee el
vigor y la naturaleza de una estabilidad propia, aunque siempre esté agitándose, por la
necesidad misma de retornar hacia sí mismo.» (De Hermes Trismegisto dirigido a Asclepio,
verso 31. Corpus Hermeticum) Sin embargo, los helenos podían estar repitiendo lo que Moisés
y otros describieron: la aparición del Cielo y del Día. El tal Hemera, no trata el día como
episodio horario, sino como periodo de luz, es decir, la iluminación diaria. Así que la oscuridad
precedió a la iluminación y a las fuerzas negativas y sus energías. Ahora bien, en torno a Lilit
hay más leyendas, incluso en la tradición sumeria, donde se dice que antes del reinado de Anu,
el soberano del cielo y padre de los dioses con su compañera Antu, reinaron Alalu y Lilitu. Alalu
fue destronado por Anu –aunque también se dice que Anu fue castrado y destronado
posteriormente por Kumarbi, quien también le castró. Algunos afirman que antes de Anu hubo
21 dinastías en el trono de Nibiru, pero ahora Anu se había hecho con el poder y Alalu se vio
obligado a huir a la Tierra. Anu es identificado con el dios Urano, quien es llamado Cielo,
facultad correspondiente, siendo que es precisamente el señor de los dioses y patrón del cielo,
acorde a la cultura asiria, babilonia, acadia y sumeria, sin considerar que, con el nombre de
Urano/Cielo era entendido entre los grecorromanos (cabe notar que la voz Urano tiene cierta
similitud con el hindú “Varuna”). Es más, la historia de Kumarbi castrando a Anu es la misma
que la griega de Cronos mutilando los genitales de su padre, que no es otro que Urano, la
personificación del Cielo. El asunto de los nombres también se halla descubierto con la
etimología, pues el nombre romano “Urano” debe su raíz a “Ur-Anu”, ya que las vocales “u” y
“o” son equivalentes (de entrada no se aplican gráfica ni verbalmente en estas lenguas madre).
La voz “Ur-anu” significa “Luz de Anu”, o literalmente “luz del cielo”, “luz de estrella” o “luz de
dios”, y corresponde, a todas luces, con el sumerio An (Anu para los acadios), quien
pictográficamente era reflejado como una estrella. De hecho, este nombre, siendo primero del
orden numérico sumerio, a la voz “uno”, en español, o en griego “ena”, al inglés “one”, ya que
estos nombres podían leerse de derecha a izquierda o de izquierda a derecha. Lo mismo con
“año” o “anual”, como derivado de “anu”, o en consonancia con los inicios de algo: “anales”.

En el concepto niburiano, de la antigua Sumer, se dice que al principio existió la diosa


reptil Tiamat, según algunas referencias como hija de dioses celestes, y también se produjo un
“caos” y oscuridad de la cual vino el abismo de vacíos que colapsó y formó tanto la Tierra
como los otros cuerpos del sistema solar. Tiamat sería el principio femenino, el mar,
representación de las potencialidades del caos prístino. Monstruo hembra, maléfico en las
leyendas babilónicas, el agua salada que en unión con Apsu (el principio masculino, el agua
dulce) dieron nacimiento a dioses y animales, no sin antes empezar crear a Lahmu y Lahamu
(los manglares). Al poco tiempo de crearlos, estos los molestaron con su ruido, el dios de la
magia, Ea, logró someter a Apsu, dejándolo en un largo sopor (por eso es que el agua dulce
estaría quieta) pero no pudo hacer nada contra Tiamat quien muy enfurecida con la muerte de
su esposo creó una legión de demonios liderados por Kingu, que era su amante y uno de sus
hijos. Los dioses decidieron darle todos sus poderes a Marduk, -hijo de Enki- este venció a
Kingu, quien se quedó paralizado de miedo al verlo llegar, y luego a Tiamat, a la que hizo dejar
la boca abierta con un vendaval y lanzó una flecha dentro del estómago. Después de esto, de la
sangre de Kingu nacieron los humanos y a partir del cuerpo de Tiamat, que Marduk encadenó
en los pozos del abismo y partió por la mitad, se creó, de su mitad superior el cielo y de su
mitad inferior la tierra firme. Sus lágrimas se convirtieron en las nacientes del Tigris y el
Éufrates (toda esta leyenda es paralela con las de Vitra (o Vritra) en la mitología hindú, Cipactli
de la religión Azteca, y Tifón en la mitología griega). No tenemos que considerar este relato
como algo literal sino metafórico, dado que la Tierra comenzó siendo líquida, seguidamente
93

fangosa y lodosa, hasta que empezó a cimentarse la tierra dura y las regiones secas, aunque
Lajemu o Lahmu es dominado o personificado por Marte, y Lajaamu o Lahamu por Venus.
Apsu y Tiamat solo muestran cómo el agua primigenia se dividió, incluso dando como
resultado sectores de agua salada y sectores de agua no salada, a fuera en la Tierra o como
elemento de los otros planetas de este sistema. Se asume que la mayor fuerza potencial del
sistema solar es el sol, por lo que Apsu para regido por esta fuerza mayor a él. Los demonios
liderados por Kingu muestran que aparecieron fuerzas, entes o espíritus maléficos que
guardan alguna estrecha relación con el significado inicial de Kingu (la Luna en sumerio).

El significado de la incursión de Marduk ha sido teorizada por varios sumerólogos e


investigadores, pues lleva a aceptar la idea de un planeta añadido; un foráneo visitante parte
de nuestro sistema, pero que únicamente se dejaría ver cada 3.600 años. Esta intervención
implicaría la acción directa de los rectores del cielo en la modificación de los aspectos
terrestres, pues hay dioses del cielo y dioses de la Tierra, o dicho de otra manera, dioses
mayores y dioses menores (los mayores nunca habrían descendido a la Tierra, pues son los
planetas de nuestro sistema o fuerzas que rigen en ellos sin alterar su curso o asentamiento).
Después, la referencia a Ea (dios sumerio del agua, que pasa a ser conocido después como Enki
y representado exactamente igual que el animal alusivo a la constelación de Capricornio)
sugiere la participación de dicho dios del mar, a quien se le atribuye la preparación de la Tierra
para la vida, la explotación de los recursos y la colonización (es claro su parecido con el
grecorromano Poseidón/Neptuno o el chino Yu-Qiang). Dicho acontecimiento es referido en el
mito como La Batalla Celeste, donde asimismo se narra de Kingu, por ejemplo, fuera un
demonio convertido luego en el segundo consorte de Tiamat, una vez muriera el primer
consorte de ella, Apsu. Esta alegoría supone que la Tierra Primordial dejó de ser únicamente
acuática y pasó a un segundo estado, en el cual su parte complementaria estaba asociada a la
Luna y a fuerzas invisibles. Tiamat (cuya palabra inicial, “ti”, significa “vida” y “ama”),
convencida que tenía que vengar la muerte de Apsu, entregó a Kingu las "tablillas del destino",
estas detentaban el poder y así lo convirtió en “Príncipe de los dioses”, aspecto que lleva a
suponer que las tablillas del Destino, los Me, son lo mismo que el Destino de la terminología
cosmogónica griega. Pero en la contienda Tiamat, murió a manos de Marduk, y Kingu por ser el
jefe de la rebelión fue condenado a morir y a que con su sangre se creara la raza humana, para
servir a los dioses. La muerte de Tiamat representaría la división geográfica de su “cuerpo”,
partiéndose, para dar lugar a la Tierra como tal. Según un mito babilónico más reciente, todos
esos seres, llamados Anunnaki, serían hijos de Anu y Ki, los dioses hermano y hermana, ellos
mismos, los vástagos de Anshar y Kishar (pivote del cielo y pivote terrestre, los postes
celestiales que corresponden con Saturno y Júpiter, respectivamente). Anshar y Kishar, en esta
otra perspectiva, serían los hijos de Lahm y de Lahmu (“los fangosos”), nombres dados a los
guardias del templo en Eridu (la Tierra ya establecida), el sitio de Apsu en el cual la Creación
según ellos ocurrió. Esta novela está referida en la escritura del relato llamado Enuma Elish,
tomado de la Biblioteca de Asurbanipal (630 a.C., aunque se dice que era 500 años más
antigua).

Acorde a la revelación que le fue dada al primogénito de Noé, Sem, el poder de Sofía
se materializó, efectivamente, como una propiedad física, pero envuelta en poderes y en una
mente auto-determinativa. Aquí es cuando actúa la luz que, aunque representaba a los Reinos
Eternos, estaba personificada en la propia generadora del problema emergente. La aparición
representaba a su vez una humillación al ser oscuro, pues mostraba, no solo la luz de las
Realidades Superiores, sino la imagen del ser divino, el código Adán. Si bien, se puede suponer,
por lo leído, que la visión no fue repentina y breve, o incluso única, sino que además persiguió
al oscuro a los lugares bajos a donde deseaba hacerse señor, para que el poder de Mente
Inconquistable que estaba en el agua, y por ende, en el oscuro, fuese devuelta a ella misma –a
Sofía. Así es como ella descendió «con el fin de que la mente de la oscuridad, no pudiese
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permanecer en el Hades» (Paráfrasis de Sem 4:5) Pero, ¿por qué Sofía estaba tan afanada con
arremeter tan radicalmente? El motivo era «porque que la oscuridad se hizo, como su mente
en una parte de los miembros.» De manera que, si la Mente de Poder era una con el ser
Oscuro, la capacidad de crear y desarrollar, en su mano, no tendrían freno, siendo uno con la
Naturaleza: «Cuando, [Oh] Sem, apareció en el mismo (es decir, la semejanza), a fin de que la
oscuridad podría llegar a ser oscura para sí misma, de acuerdo a la voluntad de la Majestad -
con el fin de que la oscuridad pudiese llegar a ser libre de todos los aspectos de la energía que
poseía - la mente dibujó el fuego caótico, con la que estaba cubierta, en medio de la oscuridad
y el agua. Y desde la oscuridad del agua se convirtió en una nube, y desde la nube de la matriz
fue tomando forma. El fuego caótico que era una desviación fue allí.» (Paráfrasis de Sem 4:10-
25) Con estas palabras exponen a Sem que la “semejanza” de lo revelado fue manifiesta para
oscurecer al ser tenebroso -que no es otro que Sakla-, pues esa era la voluntad del Más Alto.
Entonces, la Mente, al parecer, en ese momento, delineó ese “fuego caótico” «con el que
estaba cubierta.» ¿Cómo describir con otras palabras esa manifestación? Es como la referencia
habitual al origen del mundo, a modo de masa ardiente -pienso. Es como si aquella situación
que envolvía a la Mente de poder fuese plasmada fuera de ella, concretamente entre la propia
«oscuridad y el agua.» ¿Podría estar esa Mente poderosa invadida por la cualidad negativa de
Sakla? Es lo que parece. El sacar de sí misma el pensamiento caótico provocó “el tohú y bohú”
en la Tiniebla y el agua, precisamente lo que Sofía se disponía a distanciar, separando los
elementos, poderes, seres y fuerzas. Ahora bien, se vislumbra que esa Mente se vino a
transformar en una especie de “nube” difícil de describir, pero en cuya matriz algo comenzó a
gestarse: el fuego caótico. Ergo, podemos encontrar que esas definiciones de nube, caos,
aguas, oscuridad y fuego son las que siempre aparecen en los relatos mitológicos.

Las Aguas Primigenias

Como en las novelas del Mediterráneo, los nórdicos registraron la aparición de más
cosas provenientes del Caos: Narvi tuvo a Nott (la Noche), y ella se casó tres veces. En cada
casamiento tuvo un hijo: de su primer marido, Naglfari, tuvo a Aud; del segundo, con Annar,
tuvo a Earth o Erd (la Tierra); del tercero, con Delling (el Crepúsculo), tuvo a Dagur (el Día). El
nombre “Naglfari”, parte de Naga (de raíz sánscrita “serpiente”), Aud parte de “Iud”, base para
nombrar a la deidad suprema según el origen semítico de esa voz. Annar nos recuerda al
niburiano Annu, Anu o An, a quien, según un mito, Alalu, consorte de Lilitu, castró y destronó.
Es, de hecho, un nombre completamente niburiano (término usado por Zitchin para identificar
a los Anunnaki). Dagur también es sumerio, y su raíz hebrea proviene de “Dagar” (el pez), de
donde los cananitas sacaron el nombre “Dagon” (Dragón). En la cultura teutónica y
escandinava la historia era muy diferente, aunque en su interior posea reminiscencias
semejantes al típico relato. En ella sí, hubo gigantes, y como en la mitología griega y egipcia,
una vaca primordial (que puede tener relación con el hecho de que a la galaxia se la defina
como Vía Láctea, como el caso del taoísmo, donde se entiende como un río llamado Han –
literalmente “río”-, o más concretamente “Río del Cielo”, “Han Plateado” o “Han de las
Estrellas”), pero la aparición del universo surgió por otro tipo de demiurgo, un gigante cuyas
partes crearon los 9 mundos o reinos existentes (cabe notar que también en el taoísmo se cree
en la existencia de 9 reinos). Uno de ellos, Muspell (o Mushpels), la tierra caliente, derritió la
tierra helada de Niflheim. De dicho hielo en derretimiento surgió la vaca Audhumla, la cual
lamió los bloques de sal de Ginnagagap y dio origen a Ymir, el padre de la primera raza de
gigantes. También esta vaca produjo a Buri, padre de Bor, quien a su vez fuera papá de los tres
dioses del Aesir y rigentes de Asgard: Odín, Vili y Ve. Encontramos puntos llamativos aquí:
Audhumla, la vaca, recuerda a la res egipcia Mehturt, que simboliza la Vía Láctea, así como a
Amaltea, el rumiante que aparentemente amamantó a Zeus en su infancia. Añado que
Mehturt, cuyo epíteto es “Madre de Ra”, significa “Gran Diluvio”.
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Hay que ver que Muspell (Mushpellr o Muspelheim) es similar al hebreo “Mishpat”
(juicio o castigo) o “Mishpaja” (clanes o familias), y que la voz Niflheim, como el resto de
reinos, usa el plural hebreo. Niflheim parece etimológicamente similar a “Nefilhim” o “Ha-
Nefilím” (los Caídos), un vocablo muy utilizado para denominar a una famosa raza de gigantes,
“aquellos que del cielo cayeron a la Tierra”, lo cual en sumerio sonaría como: “ANNU.NNA.KI” y
en hebreo es “Anakím” (los hijos de Anac, el gigante). El nombre Ymir es similar a “Yomir”,
cuya raíz es “del día” o “del eón”. Igualmente, el apelativo de las columnas Ginnagagap es
sorprendente: “Ginna” viene de “Gin”, y éste del árabe “Jinn” (“genio” o “demonio”), también
se asocia con el Hecatónquiro griego, hijo de Urano (Cielo) y Gaia/Gea (Tierra), llamado Giges,
e igualmente recuerda al hebreo “gan” (jardín o huerto). Si bien, Giges era uno de los tres
Hecatóniquiros (los de 100 brazos) de donde sale la voz “Gigante”. Incluso, la finalización del
nombre Ginnagagap es significativa: “naga” y “gagap”, tienen fuente indoeuropea. Los Naga
eran divinidades respetadas en Etiopía, al grado que existe un libro denominado “Kebra
Negast”, el libro de sabiduría Rastafari y fe de Etiopía y Jamaica. El nombre del libro es similar a
“Cobra Najash”. Nagas en la cultura india eran dioses serpiente, y este vocablo pasó al hebreo
“Najash” (serpiente). Pero ahí no termina este punto: “Gagap” podría fácilmente provenir del
sumerio “gaga” –como la cantante Lady Gaga-, que el apelativo del planeta Plutón, al que los
romanos identificaron con Hades. También “agaga” viene de “igigi” (los astronautas Anunnaki
de la civilización sumeria), quienes se considera que bajaron a la Tierra y tuvieron hijos con las
hijas de los hombres. Puede que la cultura nórdica esté más plagada de información de lo que
parece a simple vista. La propia palabra “igigi” es la transformación al griego que se dice
“Grigori” (vigilante), un término que los traductores del libro de Enoc usaron para transformar
el vocablo plural hebreo “irím” (observadores), pues denominaba a los ángeles caídos del
monte Sión (también conocido como Hermón).

Más aún, la historia nórdica especifica que Ginnagagap o Ginnungagap significa:


“Asemeja el Vacío”, y era comprendido como un vacío primordial que separó Niflheim y
Muspell, la tierra del hielo eterno y la tierra del calor y la llama eternos. Antes de existir
hombres o dioses, la Primavera Hvergelmir, profundo en los hielos perdidos de Niflheim,
comenzó a dar inicio con 12 ríos conocidos como Elivagar. De uno de estos bloques de sal, seca
posteriormente, fue de donde lamió la vaca Audhumla. Acorde a la tradición Asatrú (Eddas
Vikingas) se relata: «Cuando aún no existía ni la Tierra ni el mar ni el aire, cuando sólo existía la
oscuridad, ya estaba allí el Allfather (Padre de Todo). Al empezar la creación, en el mismo
centro del espacio se abría Ginnunga, el terrible abismo sin fondo y sin luz; a su norte estaba la
Tierra de Niflheim, un mundo de agua y oscuridad que se abría alrededor de la eterna fuente de
Hvergelmir, fuente en la que nacían los doce ríos del Elivagar, las doce corrientes que corrían
hasta el borde de su mundo, antes de encontrarse con el muro de frío que helaba sus aguas,
haciéndose caer también en el abismo central con un estrépito ensordecedor.» Es interesante
ver que la mitología nórdica dice que los inicios del mundo vinieron a raíz de dos grandes
reinos totalmente opuestos en realidad. El film reciente de Thor localiza a los 9 reinos en
lugares no muy lejanos unos de otros, en medio del cosmos, conectados entre sí en lo que
sería un gran árbol visual de plasma y gases en proporciones colosales. Esa idea que tuvo la
producción de la película podría también considerarse, a sabiendas que la Tierra es uno de
varios mundos existentes en nuestro vecindario. El relato asimismo obedece a un principio
elemental: Dios, “el Padre de Todo”, o “de Todos”, al cual posteriormente se confundió con
Odín. Acertadamente podríamos decir que esta parte de la narración no difiere de las ya
mencionadas.

En la raíz Varna encontramos que, según los antiguos Vedas de la India, una de las
leyendas dice que la Creación es el resultado del sacrificio de Purusha (Hombre), el ser
primigenio que es todo cuanto existe, comprendido en «cuanto ha sido y cuanto será.» Al
consumarse el sacrificio de Purusha, que tenía «mil cabezas, mil ojos y mil pies», la manteca
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clara que se formó se convirtió en los animales que viven en la Tierra. De este mismo sacrificio
nacieron los dioses, Indra (Rey Amenazador), Agni (Fuego) y Vayu (Viento), así como el Sol y la
Luna. La atmósfera se formó a partir del ombligo de Purusha, de su cabeza surgió el Paraíso (es
claro que el concepto del Paraíso ya era considerado en pueblos del Lejano Oriente), de sus
pies la Tierra, de sus oídos el Cielo. Otra narración afirma que Vritra, una serpiente antigua
(conocido como el dragón celestial o primer dragón) -equivalente del Apep egipcio-, fue
vencido por Indra, con la ayuda de Visnú (Vishnu), y en ese momento ese dios (Indra) creó el
sol, el Cielo y el alba, mientras del cuerpo del dragón fluyeron las aguas de la Tierra que
estaban retenidas. En relación a Vishnu se dice que ayudó a la explosión del universo y a
separar Cielo y Tierra, presumiblemente en consonancia con esto se le considere como la
“columna cósmica”. El mundo más interesante sobre la historia de Vishnu/Visnú, no es él
mismo, sino su consorte, Lakshmi, cuyo nombre nos recuerda a los “fangosos” de la cultura
mesopotámica (Lakhmu y Lahamu), no solo por el paralelismo lingüístico sino por su
interacción y esencia: Lakshmi se conoce por ser una de las cosas o criaturas que salió cuando
el océano se batió. El hinduismo concibe el origen del ser como un océano primordial,
denominado Prajapati o Sarasvati, algunas veces divinizado. De ese seno elemental habrían
salido diversos dioses o poderes (denominados “asu”), sagrados malignos (“asuras”) o
benignos (“devas”). Otras fuerzas o entes también primigenios son definidos como los espíritus
“rudras”.

Observando las enseñanzas de Hermes Trismegisto (quien asume que es nieto de


Hermes/Mercurio, posiblemente el que fuera mensajero de los dioses griegos), él identifica a
la Tierra como “vástago” del Dios Altísimo, sugiriendo una asociación entre la vida generada
que Dios manifestó al traer a la existencia este planeta como “hijo” suyo, representando en sí
mismo al hombre no engendrado aún, pero que englobaría al hombre, reflejado en la
multiplicidad de almas que encarnarían aquí. Pero en textos mucho más tardíos de la India,
conocidos con el nombre de Puranas, la historia de la Creación es más complicada: el Creador
del Universo fue el dios Brahma, que había surgido del Océano Primitivo y existía por sí mismo
(Swayambhu). Brahma se transformó en un enorme jabalí (Varaha) para hacer salir la Tierra de
las profundidades del océano, algo bastante similar a los mitos de la aparición del mundo
según los mayas, aztecas y textos gnósticos. Otra escritura dice que el cosmos se soltó o surgió
de Hiranygagarha (analice la similitud fonética y compuesta con la “Ginnagagap” nórdica), la
“Matriz Dorada”, que era el Océano Primordial, el cual se entendía como un Agua del Vacío y la
Oscuridad de la Inexistencia. Con ciertos matices similares al mito chino, de la “Matriz Dorada”
se desprendió un “Huevo Dorado” que formó el universo, Swarga y Pritviti (la Tierra. Palabra
cuya raíz pudo llegar al semítico “Prit”: “Fruto”). Este gran inicio se refiere, en una versión
egipcia, como un mar infinito que había en el principio. Sería un lugar sin vida y en absoluto
silencio. Entonces aparecería Ptah -quien podría también tener relación con Sakla- con las
“formas” de los abismos y las “distancias”, de las soledades y de las fuerzas. Su “pensamiento”
habría tomado la forma de Atum y, devorando su propia semilla, pariría al Shu (Viento o Aire) y
Tefnut (la Humedad), a quienes expulsó de su “boca”, creando así a Nut (el Cielo) y a Geb (la
Tierra). Se dice que en otra versión que esos 9 principios fueron antes que Ptah y entonces
habría sido cuando él apareciera concibiendo de sí y entonces “descansaría”. El mito popular
dice que Ptah creó el Cielo como conductor y a la Tierra la circundó de mar. Este demiurgo
habría igualmente creado el Tártaro para que se apaciguaran los muertos. Entonces, tras eso,
habría puesto a Ra sobre la Creación, viniendo Ra a dar límites a la noche y al día, y a fijar sus
estaciones. En error, una vez más visto, en los pueblos de antaño, se ve igualmente aquí
reflejado, y añado al respecto que se asumió que Ra sometió a las fuerzas de la oscuridad. A Ra
se le asoció con Amón, dado que una leyenda decía que Amón (Amén, Ammon o Amun,
confundido con otra figura cuyo nombre se asemeja) apareció de una “huevo”, que al
romperse en un destello dio lugar a las estrellas y otras luminarias (el cuento varía
dependiendo del Nuevo o el Antiguo Imperio).
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Paralelamente a los principios griegos, se ve manifiesta esta cosmogonía en el panteón


de sus vecinos norafricanos, los egipcios, que dicen que Ptah era el dios creador –
especialmente en Memphis- aunque Ra era el dios creador en la Tierra –Ptah lo sería en el
cielo. Se le ve como una especie de “creador”, del cual surgieron el mundo, sus habitantes y los
Kas (espíritus) de los otros dioses (tanto dioses egipcios como hindúes –incluso taoístas- tienen
la peculiaridad de ser retratados con pigmentación verde, azul o violeta, para identificarlos
como tales y/o por alguna otra razón de matices remotos). Es difícil rastrear el origen de Ptah
en la Enéada de Heliópolis, pero parece ser el creador que dio origen al demiurgo Atum y al
dios sol creador Ra, como soberano de la Tierra (aunque casi nunca estuvo en ella). Ptah se
dice que fue el primer gobernante de la Tierra –razón por la cual el sumerólogo Zecharia
Sitchin lo asociaba con el sumerio/acadio Ea/Enki-, abandonando voluntariamente este trabajo
y dejándolo a su hijo Ra, el cual, en su debido momento hizo lo mismo con Osiris, y Osiris con
Horus. Pero algo llamativo es el otro apelativo de Ptah (Ta-Tenen o Tanen) como dios de la
Tierra, ya que se asemeja a la voz hebrea “Tanín” o “Ha-Tanín” (el Dragón), siendo que
precisamente a Ptah se le describe como un hombre momificado y con “piel verde”. Ptah se
dice que fue padre, con su mujer Sakhmet y con Bastet, de Imhotep (el famoso arquitecto al
cual se suele asociar con el griego Asclepio/Esculapio), Nefertem y Maahes. Observe otra vez
un paralelismo con “Nefilim” (N.F.M. El hebreo, y las lenguas madre de este, no tienen
vocales), en esta caso en relación a “Nefertem”. Su madre, Sakhmet, era precisamente la diosa
de la venganza, luego bautizada como Hathor. Fue enviada por Ra a destruir la Tierra y casi lo
consigue. Era conocida por provocar epidemias, por lo que la llamaron “Señorita de la
Pestilencia”. Se le identificaba como mujer con cabeza de leona. Si Ra proviene de Ptah, esto
se complica, pues otra versión egipcia dice que Ra (la personificación del sol), se creó a sí
mismo de las Aguas Primigenias de Nun o de la flor de loto primordial (un paralelismo con el
griego Anteros, la Flor, aunque la flor de loto es potencialmente relevante en la cultura
oriental, especialmente en relación a los dioses). A Ptah algunas veces se le ha coligado con el
griego Tifón, como sucede con Seth, y es que estas asociaciones a veces confunden más a los
estudiosos que a los propios egiptólogos. Luego tenemos que Amón aparece como señor de
Tebas (Jeremías 46:25) y toma el lugar como deidad importante entre los griegos (Ammon) y
los egipcios (Amon-Ra), reemplazando a Ra, por lo que Sitchin lo ligó con el babilonio Marduk.
De hecho, llega a ser conocido en Canaán como “Baal”. Se dice que sus compañeras fueron
Amaunet, Ipet, Mut y Nut/Bast. De su unión con Mut (madre. Una diosa buitre) tuvo a Chons
(dios de la luna).

Nut o Niut, era la diosa del cielo (en inglés “Sky”) y de los cielos (en inglés “Heaven”), y
su consorte oficial era Geb (la Tierra). Otra versión egipcia dice que Ra provino de Nun,
relatando que «NUN continuó creando… el cielo, el aire, plantas, animales y dioses, pero algo
faltaba, no había una oscuridad absoluta, pero tampoco había luz. Un día, de un loto que
flotaba en el Nilo surgió luz. La flor se resistía a abrirse y cuando ya no pudo aguantar más, de
su interior nació RA, el sol, dando al mundo lo que le faltaba, esa luz con la que apreciar los
colores, la belleza de la creación y por supuesto el tiempo, ya que RA volvía al interior del cáliz
de la flor del loto a descansar mientras duraba la noche. RA se convirtió en el dios más
poderoso, el amo del mundo y también el más envidiado…» Hay que señalar el atributo
característico de Ra como un “ojo”, que suele verse fuera de él identificándose en otros dioses
o diosas, especialmente en Horus. Precisamente la voz “Re” o “Ra” es mesopotámica, y
proviene de “Ver”, lo cual explica el significa del ojo y del concepto de: “el que todo lo ve”. Ra,
en todo caso, se dejaba ver de vez en cuando en su “Aton”, una especie de paralelismo con el
Bennu o Fénix que vez por vez bajaba del cielo al lugar de la Piedra del Sol, o plataforma de
aterrizaje, como la que fue descubierta en Baal-Bek, Líbano. La tradición dice que Ra (a quien
los griegos relacionan con Helios, el dios sol griego, hijo de Hiperión y Trya/Tia, los cuales le
nacieron a Urano, el cielo, y a Gaia, la Tierra, los primeros gigantes, que procedieron de Éter y
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Hemera, y Eros y Nyx, respectivamente) fue padre de Bastet (diosa con cabeza de gato), de
Hathor (mujer con cabeza de vaca. Asociada con Astarté/Afrodita) y de Sia y Hu, las
personificaciones de la sabiduría, que habrían surgido de gotas de la sangre de su pene.
También es de recordar que los griegos consideraban que Cronos (Tiempo) castró a su padre
Urano, y el falo de éste calló en el mar. De la espuma que surgió de ahí nació Afrodita, quien
siempre ha estado relacionada con la belleza, el amor y la pasión (Eros). Sin embargo, los hijos
más significativos que se le atribuyen a Ra/Re, por razón de masturbación de este, son Shu
(Aire) y Tefnut (Humedad), lo cual los vincula al griego Éter, el hijo de Erebo y Nyx.

En la cultura egipcia, Atum, la personificación del sol intraterreno, era padre de los
dioses y se hallaba ya diluido en las aguas de Nun, manifestándose como la primera materia
sólida que emergió. Según el mito, al principio se hallaba en dicho océano primigenio en forma
de serpiente. Este personaje también recuerda a la historia de Sakla, pues añade la leyenda
que viéndose sólo decidió crear la primera enéada heliopolitana, y su propia representación es
importante al respecto: “hombre con cabeza de carnero” (tengamos en cuenta que la visiones
del profeta Daniel en babilonia parecían identificar las luchas de todos estos potentados y
autoridades, y ahí se identifican algunos de estos seres bajo símbolos muy característicos
como el carnero o el macho cabrío). De aquí pasamos a los hijos de Shu y Tefnut, para citar a
sus dos hijos: Geb (Gueb o Seb = Tierra) y Nut (Nuit = Cielo). Fíjense en el paralelismo entre la
diosa “Nuit” y el nombre de la noche en francés. Es precisamente de Nuit/Nut de quien se
afirma que jugó un roll importante al «separar las fuerzas del Caos del orden del Cosmos» en
este mundo. Se dice que una vez ella «formó el firmamento» sobre su marido Geb/Seb (la
Tierra), que en arameo significa “foso” o “espalda” (en hebreo, Geb, puede significar: viga,
cisterna o langosta). El propio nombre seguido de su marido, Seb, tiene igualmente raíces
etimológicas que lo llevan a uno a los nombres “lobo” y “volador” (el nombre puede escribirte
como Geb o Seb). Tiene gran paralelismo con la deidad china llamada Pan-Gu (ver paralelismo
lingüístico con el griego “Pan-Gea”, nombre del súper-continente prehistórico terrestre), quien
nació del “huevo cósmico” como un enano y se volvió un gigante separando el Cielo de la
Tierra (otro mito asume la creación de Cielo y Tierra, y todo lo que tiene en ellos vida, a las
deidades masculina Mu-Gong, y femenina Xi Wang-Mu), similar origen de Sun Wu-Kung (Mono
Peregrino), famoso en las tradiciones chinas y conocido como el Rey Mono. Se dice que Sun
Wu-Kung nació del “Caos Primordial”, y surgió de un huevo de piedra que se desprendió del
Cielo –como el cuento egipcio de Amun. En el concepto chino clásico se dice que había un
principio primordial, un caos de donde salieron Los Venerables que formasen el Cielo y la
Tierra, los mismos que regirían desde el Cielo. Ahora bien, en Mesoamérica esta tradición era
parecida: los aztecas o mexicas decían que todo surgió de un Inmenso Mar donde vivía el
monstruo de la Tierra, Cipactli. Este gigantesco caimán fue matado por los hermanos
Quetzatcóatl y Tezcatlipoca, y con sus partes formaron el mundo. El origen de la deidad es
parecido a un monoteísmo mezclado con dos conceptos de dualidad: Ometéolt y Omecíhuatl,
los padres de los 4 primeros dioses (Tezcatlipoca, Quetzatcóatl, Tláloc y Ehécatl).

Siglos antes, los mayas habían tenido ya estas ideas, afirmando que todo surgió de la
diosa-caimán, Tlaltecuhtli, un monstruo marino que era Señor de la Tierra, y el cual fue
engañado por Kukulcán (el Quetzatcóatl azteca) y Tepeu para capturarle y estirarle, formando
de él/ella la Tierra. Este comienzo podríamos relatarlo como un comienzo donde “explotó” la
luz. Surgió la iluminación de todo aquello que no se veía y Dios manifestó lo que quiso crear.
Lo siguiente fue la aparición de las cosas sólidas. Parece que aquí se identificó que la luz es lo
que está por encima de todo y nada hay sobre él, y las partes bajas por debajo de las cuales
tampoco hay nada. En la materia eso no tiene sentido, pero sí lo puede tener si hablamos de
los “cielos” y las “dimensiones” o si identificamos este suceso con la división geofísica que
crearía zonas secas y zonas acuíferas, así como otros planetas. Se entendería que lo más alto
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en los cielos del Altísimo es la luz, y por debajo del nivel inferior de lo creado –donde está el
Abismo- no hay nada porque es lo más bajo: las tinieblas.

Por esta razón es bueno citar una frase del libro de Job, que dice: «Limitó círculo en la
faz de las aguas, hasta el final de la luz con tiniebla.» (Job 26:10. Versión hebrea) Parece que
de ahí, y con la luz, Dios hizo aparecer el agua, una especie de océano universal, o
simplemente las partículas de un agua que todo lo llenaba y que estaban diseminadas por el
cosmos como parte de la Creación, lo cual en los textos de Nag Hammadi se atribuye al error
cometido por la Sabiduría –lo cual, a la larga, no dejaría de ser designio del Padre universal y,
por extensión, su voluntad realizada, como siempre. Por otra parte sería simplemente un
compuesto con gran potencial, el cual estaría suspendido en el espacio, y con el cual se
formarían otros cuerpos, no sin antes quitar los elementos malos y tóxicos que estaban ahí
entremezclados. Ciertamente el universo es tan inconmensurable que, si es así, una mano
poderosa podría reunir partículas de agua de todas partes e incluso armar planetas acuosos. Se
sabe hoy que el universo está cargado de partículas de energía y de moléculas básicas de
materia viva, que se ha descubierto que están “flotando” en el espacio interplanetario.
Obviamente estos descubrimientos hicieron saltar en pedazos la creencia de que la vida sólo
podía existir dentro de determinado rango de atmósferas o temperaturas, por lo que se
prefiere no darle mucho eco. En todo caso, habiendo hecho un rápido y desenfrenado
recorrido por las mitologías más llamativas de nuestro globo, hemos observado cómo las cosas
creadas recibieron nombre y personificación como deidades, pero aún con todo no
entraremos en más detalles que existen sin antes volver un poco atrás, a donde Sofía trató de
solucionar las cosas. De cuando toda la creación observable tuvo lugar, los registros
empezaron a documentar, pero faltaba toda la historia anterior, aquella que explica cómo
funcionan los propios aspectos visibles. Si pues miramos en esa dirección, antes del origen de
estos dioses, comprenderemos que todo el cosmos es energía pura, poder puro y fuerzas
existentes interrelacionadas con todo. Por esta razón desde antaño se vinculó al hombre, a los
dioses y a los ángeles con estrellas. Ahora bien, Sofía da lugar a una masa de agua oscura, un
caos, y trata entonces de corregir lo que se le salió de las manos, interviniendo y procurando
alejar esta inmensidad de todo aquello que es luz y mora en lo imperecedero. Esto lleva a la
mítica leyenda de la separación del cielo y la Tierra, de las aguas, unas de otras, de los visible e
invisible, de lo líquido y seco, y del cielo y el inframundo, comprendiendo que la
personificación máxima de la tiniebla es Sakla.

El Abismo

El legendario profeta escribió: «vi grandes ríos y llegué a una gran oscuridad y hasta
donde ningún ser carnal camina. Vi las montañas de las tinieblas de invierno y el sitio hacia
donde fluyen todas las aguas del abismo. Y vi la desembocadura de todos los ríos de la tierra y
la desembocadura del abismo.» (1ª Enoc 17:6-8) Como en las narraciones antiguas, en el
Génesis parece que comienzan a revelarnos que lo primero ya eran “Tohú ve Bohú” (caos y
oscuridad o desolación). Así que, ¿antes de la luz ya estaba la oscuridad? Depende qué
entendemos por luz y que entendemos por oscuridad. Tras la una y otra vez repetida escena
del primer libro de Moisés, se dice: «hágase la luz.» Claramente la luz hace de “las cosas
invisibles” cosas visibles. Gracias a la luz podemos ver las figuras y los colores, cada cosa bajo el
espectro o nivel de intensidad lumínica: existen diferentes campos de la luz -y de energía-,
como la infrarroja, la luz visible y la ultravioleta. Sin el rebote o retorno del impacto de la luz
contra un objeto y su regreso al receptor (el ojo) no veríamos nada. Por esta razón podríamos
comprender la Escritura, donde dice que «Por la fe entendemos haber sido constituido el
universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.»
(Hebreos 11:3) Inicialmente fueron hechas grandes cosas y a continuación apareció la
iluminación, para que la viésemos, aunque eso no quita que la luz que apareciera en dicho
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relato se refiriese a la aparición divina, destinada a eliminar la masa o poder de las tinieblas
creadas. Pero, ¿vivíamos en un universo que “no se veía” antes que “fuese la luz”? Hablamos
de que lo espiritual creó lo mental, y lo mental creó lo físico, así que estamos hablando de una
historia ya empezada cuyo principio hemos comenzado a desenterrar. Sin irnos muy lejos,
tratando únicamente con la fuente bíblica, encontramos que, acorde a la traducción de Reina
Valera de 1960, «había tinieblas sobre la faz del abismo.» Es decir, cosas ya creadas, con lo
cual no era el comienzo sino lo que vemos ahora. Ese abismo milenario fue “cubierto” o
“recubierto” con masa de roca firme, distanciándolo así de la superficie: «Desde el principio tú
fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos.» (Salmo 102:25 y Hebreos 1:10) ¿Dios dio
“fundamento” a la Tierra? Es decir, sobre un lugar informe, oscuro, invisible y/o inmaterial él
“hizo roca dura” –como reitera el profeta Enoc. La Tierra parece entonces estar “cimentada”
sobre “columnas” o “soportes” que antes no estaban, y que al parecer salieron de un antiguo y
eterno mar: «El fundó la tierra sobre sus cimientos; No será jamás removida.» (Salmo 104:5,
82:5 y 18:7, Isaías 24:18 y 51:16 y Miqueas 6:2)

La teoría de la terra-formación terrestre no es nueva ni exclusiva de las mitologías


antiguas, ya que se dice que este globo fue construido como cuerpo cóncavo que
“diferenciaría” el Abismo, debajo de la capa de tierra –y que sería ahora su “cobertura”- y el
cielo, o universo, el uno del otro. ¿Estaban tratando de aislar el Abismo? ¿Con qué objetivo?
Tengamos en cuenta que la Teoría de la Tierra Hueca no se aplica únicamente a nuestro
planeta sino a todos los cuerpos celestes, lo cual complica la idea de la exclusividad de nuestro
mundo en muchos aspectos, pero, aún con todo, no niega que este orbe ostente el control
sobre fuerzas oscuras que están debajo de ella asiladas, y a la vez cumpla un papel
trascendental en la historia del cosmos. Además de esto, se habla ya de “aguas”, y sobre esto
hay más hipótesis: unas sugieren literalmente que el agua ya existía; otras afirman que el agua
son «naciones, pueblos, muchedumbres y lenguas» (referencia de Apocalipsis 17:15); otras
sugieren que la composición del agua (2 moléculas de Hidrógeno y 1 molécula de Oxígeno)
estaba disgregada por el universo y fue «reunida en un solo lugar», creando lo que llamamos
“agua” (esto explicaría por qué hay aguas encima del cielo: Salmo 148:4) y mares, mientras
otra sostiene que ya la Tierra estaba desde el principio pero era un gigantesca masa de agua,
que los sumerios habrían denominado “Tiamat” (TIAMAT. Precisamente una voz similar -y de
la misma raíz- al hebreo “TEHEMOT”: “Abismos”). En todo caso, no olvidemos que en este
sentido hablamos de un solo plano, siendo que Set, Enoc, Baruc, Isaías, Pablo y Juan en sus
textos anexos, hablaron muy posiblemente de más de 3 planos existenciales o cielos –
concretamente hasta 7 unas veces, y otras hasta 10-, los cuales no pertenecen a esta
dimensión o simplemente a una locación conocida, y habría que indagarse profundamente
sobre el origen de este Abismo. Lo que parecen explicar Enoc, Moisés y Zecharia Sitchin –quien
dice sacar su información de tabillas sumerias-, es una separación de la masa de agua ya
existente. Otras teorías hablan de “distanciamiento” entre grupos que permanecían a la Tierra
y a moradas celestes tras la idea preconcebida sobre la “rebelión satánica”, y a quienes no se
les había prefijado una ubicación concreta. Los puntos más importantes a los que el
investigador y estudioso del Génesis debe atender son las referencias a dichas masas de
“agua”, el tan repetido “abismo” y los incomprendidos “cielos”, porque juegan el roll decisivo
en la visión de cómo fue construida la Tierra y simultáneamente otros planetas.

Si al parecer existía un Abismo en un “universo” o “dimensión” que al ojo físico no era,


o es, perceptible, o simplemente simbolizaba una oquedad penumbrosa, también habría otras
“moradas” o “mundos” imperecederos que vinieron con “la Palabra”. Entonces se hizo “luz”
para que todo lo invisible del cosmos fuese visible, o para que se aclarase lo que ocurría,
despejando el mal, o efectivamente la luz vino con la Sabiduría para –ya sea simbólicamente o
literalmente- se solucionase el problema con las tinieblas aparecidas. Aquí vemos que ese
Abismo parece que quedó ubicado dentro de la “tierra creada”, donde primero hubo “agua” y
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posteriormente “roca sólida”. La Escritura dice al respecto: «Éstos ignoran voluntariamente,


que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra,
que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció
anegado en agua…» (2ª Pedro 3:5-6) O sea, que la Tierra “viene del agua”, tal como vemos
hoy, que hay planetas que son inmensos almacenes de minerales y compuestos de la Tabla
Periódica de los Elementos, y como no, entre ellos está el agua en diversas formas, pero
presente en todos –aunque a la vista, o de manera oficial, no se exponga. Evaluemos esto
recordando los reportes que dicen que hoy NASA cuenta fábulas sobre planetas con agua
como el nuestro (digo “fábulas”, porque NASA sabe que hay planetas como el nuestro, más sin
embargo nos ocultan la verdad desde hace décadas). En este caso, ¿Tiamat sería una
gigantesca masa de agua? Hay muchas teorías posibles, pero lo claro es que el Abismo estaba
desde los inicios y era una zona que debía ser limitada: «Antes de los abismos fui engendrada;
Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.» (Proverbios 8:24, Salmos 33:7, 71:20 y
135:6-7). La fuente es el origen de algo, en este caso, es posible que la del agua. También
encontramos que dice: «Con su ciencia los abismos fueron divididos, Y destilan rocío los cielos.»
(Proverbios 3:20). E igualmente hallamos: «Puso límite a la superficie de las aguas, Hasta el fin
de la luz y las tinieblas.» (Job 26:10) Está claro que el Abismo debía ser limitado y el cielo
separado de «los que estaban en el abismo», o los que serían deportados al Abismo: «Cuando
formaba los cielos, allí estaba yo; Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo; Cuando
afirmaba los cielos arriba, Cuando afirmaba las fuentes del abismo…» (Proverbios 8:27-28)
Palabras semejantes salen del libro del edomita Job: «El Sheól está desnudo delante de Él, y no
tiene cobertura el Abadón.» (Job 26:6. Versión hebrea)

En el Libro de los Jubileos, su autor escribió que en el Primer Eón (Intervalo, Día, Siglo,
Edad) Jehovah Elohim hizo «siete grandes obras», concretamente: la creación del SHAMAIM
(en acadio: “Gente del Cohete”, y en hebreo: “Allá hay Pueblos”), traducido como “cielos”, que
está encima de la Tierra; lo segundo serían las MAIM (aguas); luego todos los espíritus-vientos
que sirven al Señor, es decir, los ángeles; luego los espíritus del resto de criaturas que están en
la SHAMAIM y los que están en la ARETZ (Tierra); el TEHOM (Abismo) de la JOSHEJ (Tiniebla) y
la LAILA (Noche); por último, la OR (Luz), el EREB o SHAJAR (Alba) y el IOM (Día [de luz]). Esto
nos lleva a pensar que la Tierra pudo originarse de un principio ya creado, donde había agua
considerable como para llenar un planeta como el nuestro, y además había un interés
profundo en separar la parte “baja” de la parte que posteriormente quedó Arriba. No
olvidemos en todo caso que la atmósfera de la Tierra –al parecer-, antes del Diluvio, era una
capa densa de agua en partículas suspendidas que se “desgajó”, pero esto lo mencionaremos
más adelante. Bueno, si durante la formación del sistema solar, incluyendo la Tierra, hubo un
cuerpo liquido inconmensurable que fue “dividido” para crear la Tierra, ¿a dónde se fue el
resto del agua de la parte de arriba? En agosto de 1989, la nave espacial no tripulada
designada como “Voyager 2” voló lejos hacia Neptuno y demostró cómo era realmente:
Neptuno es verde-azul, se compone en gran parte de agua y tiene manchas cuya coloración se
parece a “la vegetación de los pantanos”. Este último aspecto tentador puede denotan más de
un código de color si las implicaciones de los descubrimientos de su satélite, Tritón, se tienen
en cuenta: allí, “anchas oscuras con halos brillantes” han sugerido a los científicos de la NASA
la existencia de “profundas piscinas de lodo orgánico.” Lo mismo podemos ver en Urano, ya
que en enero de 1986 se manifestó su característica más llamativa: su color azul verdoso, un
color totalmente diferente de la de todos los planetas anteriormente vistos. Desafiando a lo
postulado por los científicos, el Voyager 2 mostró que este es un ser cubierto no sólo por una
capa de hielo congelado en su superficie, sino con un océano de agua. O sea, se encontró una
atmósfera gaseosa, que de hecho envuelve al planeta, pero debajo de ella se agita una
inmensa capa de unos 6.000 kilómetros de espesor, de «agua sobrecalentada, [cuya]
temperatura [es] tan alta como 8000º Fahrenheit» (en palabras de los analistas del JPL). De
102

forma aún más fascinante, la aparición de la Tierra parece acompañar a la aparición de los
últimos “gigantes” del sistema solar: Urano y Neptuno.

Éstos, así como las misteriosas atmósferas de Venus y Marte, apuntan a la posibilidad
de que existiesen cuerpos astrales enormes, de los cuales se formaron los planetas de nuestro
sistema solar –o uno en concreto. Claramente ellos no habrían podido desarrollar los principios
de las leyes físicas en sí mismos ni por sí solos, ni habrían dado lugar a las múltiples y
caprichosas formas de vida pululantes. Hoy se sabe que Marte tuvo océanos hace miles de
años, los cuales, bien absorbió la superficie, llenando depósitos subterráneos en su “núcleo
hueco” o en galerías, y/o se evaporaron hacia la atmósfera, creando la típica escena de Marte
con una corteza que recuerda a un constante efecto invernadero. ¿Quién sabe? Es posible que
este pasado no estuviese muy alejado del de Venus –aunque los grupos de contacto dicen que
debajo de su densa atmósfera se da la vida en perfectas condiciones, e incluso tiene vastos
océanos como los nuestros. Si los sumerios tenían razón, y Sitchin supo interpretar
correctamente las tablillas del Enuma Elish (Épica de la Creación Sumeria), estaríamos
aceptando que al inicio hubo al menos de 1 a 3 grandes cuerpos, «cuando aún no estaban ni el
sol ni la luna», y al ingresar el más grande o uno influyente en su trayectoria elíptica, atrajo a
los “antiguos” ya residentes en este primigenio sistema, provocando una reacción en cadena
de impactos que fragmentaron a Tiamat y a otros “vecinos” o “viajeros” (aunque la otra
teorías sería que otro “efecto” causo la separación). De ser nuestro sistema solar un campo de
batalla de titanes, comprenderíamos las alegorías de tantas leyendas sobre los combates
celestes, referidos como cambios planetarios radicales, motivados por leyes, poderes y fuerzas
del universo mental, para aislar a aquellos que aparecieron en la oscuridad: «Salí de mi cuerpo,
una brillante llama en la noche. Me paré ante el SEÑOR, bañado en el fuego de la VIDA.
Tomado fui entonces por una fuerza, mucho más allá del conocimiento del hombre. Arrojado
fui al Abismo a través de espacios desconocidos para el hombre. Vi los moldes del Orden desde
el caos y los ángulos de la noche. Vi la LUZ, floreciendo del Orden y escuché la voz de la Luz. Vi
la llama del Abismo, arrojada del Orden y la Luz. Vi el Orden surgir del caos. Vi la Luz dando
Vida. Entonces escuché la voz: Escucha y entiende. La llama es la fuente de todas las cosas,
conteniendo potencialmente todas las cosas dentro de ella. El Orden que envió luz es la
PALABRA y de la PALABRA, SURGE LA VIDA y la existencia de todo.» (Tabla 9. Tablillas
Esmeralda de Thoth)

Observemos otro hecho: las mitologías regularmente asumen que “un cuerpo” que
estaba en el “agua primigenia” –o que estaba compuesto del agua primigenia- fue dividido y
creó el Cielo y la Tierra. Como he dicho antes, concretamente el nombre “cielo” en griego es
“uranus”. Es como si un “gigante” hubiese sido partido a la mitad y sus dos partes más
importantes creasen la Tierra y Urano, o algo parecido. Otro detalle es que Neptuno
representa precisamente al “dios del mar”, Poseidón, aunque, ¿cómo iban a saber los griegos
que Neptuno tenía agua? De la misma forma, Plutón es el nombre romano del dios Hades, el
señor del inframundo, del “Abismo”, tal como vemos en la astronomía: Plutón es teóricamente
el planeta más alejado del sistema y está “sumido en la oscuridad” –aunque recientemente se
ha descubierto a Sedna, y a otros planetoides más allá del susodicho, entre el cinturón de
Kuiper y la nube de Oort. Pero no nos vallamos muy lejos, puesto que Venus, el bello lucero,
era asociado con Afrodita, y el rojo Marte con el señor de la guerra, Ares. En la Era de Bronce,
¿cómo podían saber el color de los planetas? Y ¿cómo sabían que en Marte hubo una “guerra”
decisiva en la prehistoria de nuestro sistema solar? Hay tanto que comprender de la
cosmogonía y de la manera en que los antiguos trataban de exponer lo que se les había
enseñado, que tendríamos que meternos en su cabeza y luego esforzarnos por comprender,
con nuestro vocabulario y avances actuales, a qué podrían haberse referido. Es obvio que
hasta muy poco no salió a la luz material que narrase eventos anteriores a la aparición de
dicho agua primordial, el caos, la oscuridad y el abismo. Entonces, con lo que se nos ha
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brindado hoy, podemos estudiar el pasado de los dioses y el comienzo de los compañeros del
Padre universal. Un mensajero imperecedero dijo a Sem que después de la excelente luz
eterna apareció algo inaudito: «Y la oscuridad fue el espíritu en las aguas. Poseía la mente
envuelta en un incendio caótico. Y el Espíritu entre ellos era una luz suave y humilde. Estas son
las tres raíces. Ellos reinaron cada uno en sí mismos, solos. Y cubrieron unos a otros, cada uno
con su poder.» (La Paráfrasis de Sem 2:1-10)

La definición de “Espíritu” es referido a muchas cosas, pero usualmente en asociación


con Génesis 1, aquel que «revoloteaba sobre la faz de las aguas», es utilizado para hablar de la
Sabiduría, intentando arreglar el desorden: «“Entonces la Madre empezó a moverse de un lado
al otro. Se dio cuenta de que carecía de algo cuando el brillo de la luz disminuyó. Se hizo oscura
porque su amante no había colaborado con ella”. Yo dije: “Señor, ¿qué significa que ella se
moviese de un lado al otro?” El Señor se rió y dijo: “No supongas que sucedió tal como dijo
Moisés, ‘sobre las aguas’. No, cuando ella reconoció la maldad que había tenido lugar y el robo
que su hijo había cometido se arrepintió. Aunque en las tinieblas se había olvidado de su
ignorancia, empezó a avergonzarse y agitarse. Esta agitación es el movimiento de un lado a
otro”. “El Arrogante tomó poder de su Madre. Era ignorante, pues creía que no existía ningún
otro poder excepto su Madre.» (Libro Secreto de Juan 8:1-5) según la mitología mesopotámica,
el universo apareció cuando Nammu, un abismo sin forma, se abrió a sí mismo y, en un acto de
auto-procreación, dio nacimiento a An (dios del cielo) y Ki (diosa de la Tierra). En esos
principios también estaría Ab-Zu, o Apsu en acadio, el progenitor de los planetas de nuestro
sistema solar. Luego se adoptó el nombre a la morada de Enki en Eridu. Posteriormente, tras el
Diluvio, Apsu tomó la connotación de “El Profundo” (en griego “Abyssos”) o inframundo,
aunque algunos sugieren que se refería a las minas de Sudáfrica. El proceso de comprensión de
cómo Abzu/Apsu pasó de ser una deidad gigante de los confines de la galaxia para convertirse
en el inframundo puede tener su origen en todo lo que previamente hemos analizado.
Precisamente el cambio del significado de Abzu con el correr del tiempo, no implica la
influencia de los pueblos de la Tierra o el deterioro de la cultura, sino el evidente proceso al
que se vio sumido el poder de Sofía, Sakla y sus dioses. La parte o idea que asocia a Absu con
Sudáfrica puede deberse a varias razones, una de las cuales podría ser la vinculación de los
aspectos de “abajo”, en referencia a un sitio subterráneo, como la designación de una zona al
“sur” de la tierra conocida. Cabe señalar que hablar del “sur” era un sinónimo o paralelismo
con “abajo”, cambiando únicamente la perspectiva de acuerdo al visor o analista. A la vez,
Sudáfrica, en la época de los Anunnaki (visitantes espaciales que establecieron la civilización
sumeria), fue fundada como centro de minería, llevándose a cabo espeleología profunda en las
entrañas de la Tierra, incluyendo galerías o fosas, todo ello con el fin de explotar la minería.
Apsu recuerda al Erebo griego que, comenzando como motor pre-titán, se vio obligado al exilio
a las partes bajas de nuestro mundo, como después Zeus hizo con su hermano Hades, y
muchos otros, designando a dioses y semidioses a la custodia del inframundo.

En hebreo también entendido como Abadón, el abismo es un concepto y lugar que


encierra muchos misterios: «Yo pensaba en los producidos Ennoias que salieron del Espíritu sin
mancha, sobre el descenso en el agua, es decir, las regiones de abajo. Y todos tenían una sola
mente, ya que está fuera de uno.» (2ª Tratado del Gran Set) El abismo es la palabra que
describe una PROFUNDIDAD, la sima de un despeñadero o lo más hondo de un gran agujero, a
veces visualizado como una caída sin límites. Es lo que más tira hacia abajo y que se puede
relacionar con el nombre hebreo “Abadón” (en griego es Apolión, o sea: “DESTRUCCIÓN”).
Dicho enfoque se explica en la Revelación de Juan: «Y tienen por rey sobre ellos al ángel del
abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión.» (Apocalipsis 9:11) Abadón
no es el nombre del ángel, como se ha malentendido, sino el nombre del Abismo. Cuando se
habla de “abismo” también se hace referencia a las “profundidades oceánicas”, casi siempre a
lo más profundo de las aguas o del mar. En esencia vemos esto cuando dice sobre Israel, al
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cruzar el mar rojo: «…¿el que los condujo por los abismos, como un caballo por el desierto, sin
que tropezaran?» (Isaías 63:13) El término “Abadón” tiene varios significados: aniquilamiento,
destrucción, ruina y exterminio. Su raíz “Abdá” (pérdida o desaparición) da origen a “Abad”,
quiere decir: extraviarse, perderse, errar, perder, andar errante, perecer, estar destruido o
desaparecer. Abad también puede asociarse con “esclavo”, y puede tener semejanza con
“Obed”, que es “trabajador”. Por su parte, Hades o Sheól es el inframundo, ultramundo,
mundo subterráneo, ultratumba, mundo de los muertos, y normalmente se identifica como un
lugar al lado del Abadón (Abismo/Apolión). Definitivamente el sitio antagónico del cielo son los
abismos: «Suben a los cielos, descienden a los abismos…» (Salmo 107:26) Al parecer el salmista
habla de que Dios le resucitará en el día postrero, o puede que hablase del Ungido: «Tú, que
me has hecho ver muchas angustias y males, Volverás a darme vida, Y de nuevo me levantarás
de los abismos de la tierra.» (Salmo 71:20) Puede que no se refiera al hecho de que el salmista
esté en el Abismo, sino que Dios le restituirá trayéndolo de allá abajo, de lo profundo. Incluso
Ezequiel escribió: «Y te haré descender con los que descienden al sepulcro, con los pueblos de
otros siglos, y te pondré en las profundidades de la tierra, como las ruinas de antaño, con los
que descienden al sepulcro, para que nunca más seas poblada; y daré gloria en la tierra de los
vivientes.» (Ezequiel 26:20) Ese lugar era identificado por Job como «tierra de tinieblas y de
sombra de muerte.» (Job 10:21) Otro ejemplo dice: «Ciertamente la plata tiene sus veneros, Y
el oro lugar donde se refina. El hierro se saca del polvo, Y de la piedra se funde el cobre. A las
tinieblas ponen término, Y examinan todo a la perfección, Las piedras que hay en oscuridad y
en sombra de muerte. Abren minas lejos de lo habitado, En lugares olvidados, donde el pie no
pasa. Son suspendidos y balanceados, lejos de los demás hombres.» (Job 28:1-4)

Es significativo esto porque los “desiertos antiguos” –como traduce RVA 60-, o “pueblos
de antaño”, han quedado cubiertos por la arena, básicamente en Oriente Medio. Otro ejemplo
también se saca del libro de Jobab, donde consta: «Si fue engañado mi corazón por alguna
mujer, si estuve acechando a la puerta de mi prójimo, ¡muela para otro mi mujer y sobre ella
otros se encorven! Porque eso es maldad e iniquidad que han de castigar los jueces. Porque eso
es un fuego que devoraría hasta el Abadón y consumiría toda mi hacienda.» (Job 31:9-12) Si el
Abismo identifica las profundidades, la teoría de los “abismos de aguas”, de los que se formó
nuestro planeta, podrían tener más argumento: «Yo estaba acostado en la casa de mi abuelo
Mahalalel y vi en una visión cómo el cielo colapsaba-abatido, se soltaba-elevado y caía sobre la
tierra. Cuando cayó sobre la tierra, vi la tierra devorada por un gran abismo, [las] montañas
suspendidas sobre [las] montañas, [las] colinas abatidas sobre [las] colinas y los grandes
árboles separados de sus troncos, arrojados y hundidos en el abismo. Por eso una [palabra]
entró en de mi boca y alcé mi voz para gritar y dije: "¡La tierra está destruida"! Entonces mi
abuelo Mahalalel me despertó, pues yo estaba acostado cerca de él; me dijo: "¿Por qué gritas
así hijo mío, por qué profieres semejante lamento [del destino]?". Entonces le conté toda la
visión que había tenido y me dijo: "Así como tú has visto una cosa terrible, hijo mío, ya que es
terrible la visión de tu sueño sobre los misterios de todos los misterios de los pecados de la
tierra, así la tierra está a punto de ser devorada por los abismos y aniquilada por una gran
destrucción-ruina.» (1ª Enoc 83:3-7) Es tal el misterio que hay allá abajo, que el profeta Enoc
escribió: «Los elegidos comenzaron a residir con el Elegido y esas son las medidas que serán
dadas para fe y que fortalecerán la justicia. "Estas medidas revelarán todos los misterios de las
profundidades de la tierra y los que han sido destruidos por el desierto o tragados por las fieras
o por los peces del mar, esos podrán regresar sostenidos por el día del Elegido, porque ninguno
será destruido ante el Señor de los Espíritus, ninguno podrá ser destruido.» (1ª Enoc 61:4-5) E
igualmente escribió Ezra (Esdras): «En su palabra fueron las estrellas fijas en sus lugares, y
conoce el número de las estrellas. Busca el abismo y sus tesoros, sino que ha medido el mar y
su contenido; que ha limitado el mar en medio de las aguas, y por su palabra ha suspendido la
tierra sobre el agua. Se ha extendido el cielo como una cúpula y lo aseguró sobre las aguas…»
(4ª Esdras 16:56-59)
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Adán escribió que inclusive allá abajo había un lugares de luz: «[la] tercera hora [es la
de la] adoración de los abismos más profundos, y de la luz que hay en los abismos, y de la luz
más escondida que el hombre no puede penetrar.» (Fragmento Primero del Testamento de
Adán) Parece además un sitio infranqueable para los hombres, o al menos de difícil acceso,
como relatan las novelas de antaño, al referirse al intento de muchos héroes de ir al Hades a
rescatar a un ser querido: «Ellos se dicen entre sí, razonando equivocadamente: "Breve y triste
es nuestra vida, no hay remedio cuando el hombre llega a su fin ni se sabe de nadie que haya
vuelto del Abismo.» (Sabiduría 2:1) Y también dice: «Porque tú tienes poder sobre la vida y la
muerte, haces bajar a las puertas del Abismo y haces subir de allí. El hombre, en su malicia,
puede matar, pero no hace volver el espíritu una vez que se fue, ni libera al alma recibida por el
Abismo.» (Sabiduría 16:13-14) Job escribió: «Los hombres ponen término a las tinieblas, lo
examinan todo perfectamente, hasta las piedras que hay en oscuridad y en sombra de muerte.
Abren minas lejos de lo habitado, en lugares olvidados donde nadie pone el pie. Allí están
suspendidos, balanceándose lejos de los demás hombres. De la tierra proviene el pan, pero en
su interior está como convertida en fuego, y en ella hay lugar donde las piedras son zafiro y el
polvo es de oro. Es una senda que nunca la conoció ave ni ojo de buitre la vio; que nunca la
pisaron animales fieros ni león pasó por ella. El hombre pone su mano en el pedernal y
trastorna de raíz los montes. En los peñascos abre corrientes de aguas, y sus ojos ven todo lo
preciado. Detiene los ríos en su nacimiento y saca a la luz lo escondido. "Mas, ¿dónde se halla
la sabiduría? ¿Dónde se encuentra el lugar de la inteligencia? No conoce su valor el hombre, ni
se halla en la tierra de los seres vivientes. El abismo dice: "No está en mí", y dice el mar:
"Tampoco está conmigo". No se dará a cambio de oro ni su precio será a peso de plata. No
puede ser pagada con oro de Ofir, con ónice precioso ni con zafiro. *…+ "¿De dónde, pues,
procede la sabiduría y dónde se encuentra el lugar de la inteligencia? ¡Encubierta está a los
ojos de todo viviente, y a toda ave del cielo le es oculta! El Abadón y la muerte dicen: "Su fama
ha llegado hasta nuestros oídos".» (Job 28:3-22) En esta parte de Job 28, él parece hablar de
los ricos y los VIOLENTOS (Job 27:13). Es decir, hay gente violenta, y esto debería compararse
con una de las 8 partes en la Biblia donde aparece “violentos”, como seres que tratan de
zarandear las cosas de Dios y la creación: «Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el
reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.» (Mateo 11:12)

En algún momento, en un tiempo pasado, Dios hizo cosas que no están del todo
explicadas en la Biblia: «Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; Se juntaron las
corrientes como en un montón; Los abismos se cuajaron en medio del mar.» (Éxodo 15:8)
¿Podría esa definición de “cuajar” tener algo que ver con “solidificar”? En este sentido también
podemos ver: «Entonces aparecieron los abismos de las aguas, Y quedaron al descubierto los
cimientos del mundo, A tu reprensión, oh Jehová, Por el soplo del aliento de tu nariz.» (Salmo
18:15) Es como si en algún momento se dejó ver allá abajo –Él o alguien de su parte- y todo lo
que estaba en medio de las TINIEBLAS y en OSCURIDAD se vio: «Inclinó los cielos, y descendió;
Y había densas tinieblas debajo de sus pies. Cabalgó sobre un querubín, y voló; Voló sobre las
alas del viento.» (Salmo 18:9-10) Y también al respecto vemos que parece como si volviese a ir
recientemente o en el futuro: «Mira, el cielo, y el cielo de los cielos, el abismo y la tierra serán
sacudidos a la hora de su visita.» (Sirácida 16:18) Sabemos que hay un texto hebreo perdido
sobre las hazañas de Jehová –un manuscrito entre muchos otros desaparecidos-, llamado Las
Batallas de Jehová, el cual posiblemente esclarecería todos estos acontecimientos. Ergo,
regularmente los antiguos personificaban, ya fuese acertadamente o no, los elementos del
cosmos. Viendo los paralelismos de Jehová con las figuras más importantes de la mitología,
hallamos igualmente equivalencias, lo que puede suponer que también los eventos fuesen
ligados a la mano divina, aunque directamente no actuase sobre ella –o con el tiempo erraron
los hombres, considerando que fueron sus dioses los actores de este mover. En otras palabras,
Dios actúa a través de su Creación y nada se le escapa de las manos, y esa es la razón por la
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cual se atribuye todo cuanto ocurre, a pesar de que para un espectador regular ahí no parece
que Dios hubiera participado. El Altísimo permite que tengan lugar cosas porque de la misma
manera es como ejecuta sus designios y a la larga todo termina dirigido al fin preestablecido
por el Creador desde el comienzo de los comienzos. Así es como nos vemos catapultados a
otro salmo de David: «El que hace a los vientos sus mensajeros, Y a las flamas de fuego sus
ministros. El fundó la tierra sobre sus cimientos; No será jamás removida. Con el abismo, como
con vestido, la cubriste; Sobre los montes estaban las aguas. A tu reprensión huyeron; Al sonido
de tu trueno se apresuraron; Subieron los montes, descendieron los valles, Al lugar que tú les
fundaste. Les pusiste término, el cual no traspasarán, Ni volverán a cubrir la tierra.» (Salmo
104:4-9)

Por designio del Altísimo se habría formado el sistema solar con base al agua, y debajo
de las masas de agua habría dejado agujeros que estarían revestidos de roca dura: «Porque en
su mano están las profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes son suyas. Suyo
también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca.» (Salmo 95:4-5) Esto lo
dice Enoc así: «Y entonces yo hice firme el círculo celestial, e hice que las aguas bajas cuales
están bajo el cielo colectarse a sí mismas juntas, hacia dentro de un agujero, y que el caos se
volviera seco, y ello se convirtió así. Fuera de las olas (onda) yo creé roca dura y grande, y de la
roca yo llené lo seco, y lo seco yo llamé tierra, y el medio de la tierra yo la llamé abismo, que es
decir lo sin fondo (insondable), yo colecté el mar en un lugar y lo limité junto con un yugo. Y yo
dije al mar: Contempla yo te doy tus límites eternos, y tú no deberás romperte [,] soltarte de tus
partes componentes. Así yo hice rápido el firmamento. Este día yo lo llamé [para mí] la
primera-creación.» (2ª Enoc 28:1-4) Esa “primera creación” es la que fue destruida con el
Diluvio, según algunos textos hacen ver, dejando para nosotros un nuevo escenario geológico
desde hace unos 6.000 o 6.500 años. Otro pasaje alusivo es también de Enoc, y afirma: «Y este
[es el] secreto de este juramento y [es] poderoso el juramento de ellos y en ella [se] sustenta la
rakiyá (cielo/espacio), [pues] para siempre profetizó-dictaminó el mundo y hasta la eternidad. Y
el [planeta] tierra [ha sido] establecido sobre las aguas y de [lo] misterioso [de] las montañas
vienen aguas hermosas, desde la creación del mundo y hasta la eternidad. Y ese juramento
profetizó-dictaminó el mar y esa la arena le puso límite hasta que se dé [la] ira y no vendrá
desde la creación del mundo y hasta la eternidad. Y en ese juramento fuerte poderoso [están]
[los] abismos, y estuvo parándose y no se mueven de su sitio, desde la eternidad hasta la
eternidad.» (1ª Enoc 69:16-19)

Si ese Abismo fue establecido para separar lo que había aparecido –aquello que no vino
de parte del Altísimo-, hay que conocer las fuerzas que vinieron acompañando este evento,
pues ahí tuvo nacimiento el mal, el cual la propia Sabiduría (aquí llamada Fe), se esforzó por
enmendar: «…cuando [Fe] vio [que] la sombra era más fuerte que ella, se puso celosa y,
después de haber concebido ante sí misma, generó inmediatamente Celos. Este día llegó el
comienzo de los celos en los eones y mundos. Este fue el [porqué] celos resulta ser una
[característica que] carece de espíritu. Había nacido como sombras en una gran cantidad de
sustancia acuosa. [Se vio como una] bilis que salía de la sombra, por lo [que] fue entonces
retirado del caos. Ese día llegó una sustancia acuosa, y fueron quienes habían penetrado en
ella, [los que] figuran en el caos. Como uno que da a luz a un pequeño, [es] el de todos los
excedentes de su caída y con el material que vino a partir de las sombras, fue expulsado de ella.
El material no era de caos, pero estaba en el caos: es una parte de ella [que vino a] ser.
Después de que llegó, después vino Fe. Ella descubrió el campo del [todo el] caos que había sido
expulsado como una [carrera] porque carecía de sentido, porque es, de hecho, toda la
oscuridad sin límites y [el gran] fondo de agua. Pero cuando Fe se [dio cuenta de lo] que vino a
partir de su discapacidad, estaba en dificultades. Y el desorden apareció como una formidable
obra. Y corrió [en el caos]. Y ella se dirigió a él, [sopló] en su rostro, [que es] en el abismo en
todos los cielos.» (Apócrifo de la Creación Copta 99:3 al 100:1) En la antigüedad todos
107

hablaban de las tinieblas y oscuridad del más allá, del gran abismo y profundidad de la Tierra,
un lugar lóbrego y terrible donde moran malévolos espíritus del pasado y donde también se
halla el inframundo para los que han dejado el cuerpo. Aunque se usa la referencia de
“infierno” para describirlo, la palabra habitual es la griega Hades o la hebrea Sheól. Esta idea
creció la tendencia a pensar que el hombre muerto, bien subía a la morada divina, o bien,
quedaba a su suerte en ultratumba. A pesar de que este tema escabroso y poco documentado
merece su tiempo en estudiarse, me limitaré a mencionar las palabras de Job, en relación al
futuro de los pecadores: «Ciertamente la luz de los impíos será apagada, Y no resplandecerá la
centella de su fuego.» (Job 18:5) No dice que serán atormentados, otrosí es un tormento estar
abajo. Y este caballero añade: «De la luz será lanzado a las tinieblas, Y echado fuera del
mundo.» (Job 18:18) Esto puede suponer que los malos serán quitados de la superficie de la
Tierra, ya sea al morir o al advenir el Juicio, como señaló asimismo Enoc.

La Naturaleza

Conocemos la frase típica de que “la Naturaleza es sabia”, que “son cosas de la
Naturaleza” o sobre “la Madre Naturaleza”, inclusive podríamos hallar paralelismos con las
enseñanzas esenias de Jesús, cuando hablaba de la Madre Terrenal, pero el aspecto puede no
ser el mismo aunque venga a considerarse relevante. Mientras Jesús se refería a la Madre
Terrenal como la parte física de la Creación, armónica, y al Padre Celestial como lo espiritual, la
Paráfrasis de Sem define a la Naturaleza como inconsciente y manipulada por las fuerzas del
caos. Si Sem y Jesús se referían a lo mismo, entonces tendríamos, una vez más, la
personificación de la Tierra como un cuerpo o ser viviente en sí mismo, igual como lo
entendían las antiguas culturas. Ciertamente la Tierra es un enorme organismo viviente, con
sus pulmones en el Amazonas, su corazón en la Tierra Interior, su sangre en las entrañas, a
modo de lava, sus células como cada una de las especies vivientes que andan sobre ella, su
oxígeno y aire como el nuestro propio, sus neuronas como cada humano, y su sistema nervioso
como las Líneas Ley y la energía geofísica. Mucho estaríamos en capacidad de citar al respecto,
pero sintetizando hemos de señalar que la similitud entre toda la existencia sigue casi los
mismos patrones, véase desde el prisma que se vea: los microorganismos, los organismos de
nuestro tamaño, los macroorganismos, etc. A cualquier tipo de escala la vida continúa, la
observamos en nuestro cuerpo, como una cantidad entorne de pequeños trabajadores
denominados átomos, moléculas, células, etc. y cada uno en su propia dimensión, unos dentro
de otros. A nivel terrestre e incluso estelar es igual. Todo sigue una secuencia espectral y
holográfica a cualquier tamaño que se vea, a la larga sigue siendo vida promovida por la chispa
vital de la energía y el poder espiritual que emerge de la voluntad del Padre Universal. Por esta
y otras concepciones Jesús enseñó: «"La sangre que en nosotros corre ha nacido de la sangre
de nuestra Madre Terrenal. Su sangre cae de las nubes, brota del seno de la tierra, murmura en
los arroyos de las montañas, fluye espaciosamente en los ríos de las llanuras, duerme en los
lagos y se enfurece poderosa en los mares tempestuosos. "El aire que respiramos ha nacido del
aliento de nuestra Madre Terrenal. Su respiración es azul celeste en las alturas de los cielos,
silba en las cumbres de las montañas, susurra entre las hojas del bosque, ondea sobre los
trigales, dormita en los valles profundos y abrasa en el desierto. "La dureza de nuestros huesos
ha nacido de los huesos de nuestra Madre Terrenal, de las rocas y de las piedras. Se yerguen
desnudas a los cielos en lo alto de las montañas, son como gigantes que yacen dormidos en las
faldas de las montañas, como ídolos levantados en el desierto, y están ocultos en las
profundidades de la tierra. "La delicadeza de nuestra carne ha nacido de la carne de nuestra
Madre Terrenal; carne que madura amarilla y roja en los frutos de los árboles, y nos alimenta
en los surcos de los campos. "Nuestros intestinos han nacido de los intestinos de nuestra Madre
Terrenal, y están ocultos a nuestros ojos como las profundidades invisibles de la tierra. "La luz
de nuestros ojos y el oír de nuestros oídos nacen ambos de los colores y de los sonidos de
108

nuestra Madre Terrenal, que nos envuelve como las olas del mar al pez, o como el aire
arremolinado al ave.» (Evangelio de los Esenios 1:19-28)

Es llamativo observar que Jesús se refiere a la creación material, la naturaleza, como


una madre, un complemento del Padre, no como su pareja o como si necesitase de apoyo, sino
como la parte material de las cosas existentes. La personifica como la fuerza activa, la ley y la
sabiduría existentes y motoras de lo que es creado. Además, él mismo señala que la muerte es
el resultado de la violación de los principios universales, el daño a las virtudes y cualidades
dadas por la madre naturaleza: «Y por último, el Hijo del Hombre perderá la vida. Pues no
guardó las leyes de su Madre, sino que sumó un pecado a otro. Por ello le son arrebatados
todos los dones de la Madre Terrenal: la respiración, la sangre, los huesos, la carne, los
intestinos, los ojos y los oídos y, por último, la vida con la que coronó su cuerpo la Madre
Terrenal.» (Evangelio de los Esenios 2:15-16) Además de esto, Cristo nos recuerda que todas
las cosas creadas obedecen a leyes espirituales y fuerzas invisibles, siendo, igualmente,
administradas y coordinadas por mensajeros divinos y muchos entes que no conocemos ni
entendemos. Por esa razón el Señor habló de los mensajeros que corresponden con las cosas
físicas, los elementos, tal como lo había descrito miles de años antes el profeta Enoc. Cristo lo
expresó de esta manera, orientando su enseñanza a la pureza del cuerpo y la salud: «Por eso
no podéis entender aún cuanto os hablo acerca del Padre Celestial, quien me envió a vosotros.
Seguid pues primero sólo las leyes de vuestra Madre Terrenal, de quien ya os he contado. Y
cuando sus ángeles hayan lavado y renovado vuestros cuerpos y fortalecido vuestros ojos,
seréis capaces de soportar la luz de nuestro Padre Celestial.» (Evangelio de los Esenios 5:45-47)
Jesús añadió, entre otras muchas palabras al respecto: «"En verdad os digo que el hombre es
hijo de la Madre Terrenal, y de ella recibió el Hijo del Hombre todo su cuerpo, del mismo modo
que el cuerpo recién nacido nace del seno de su madre. En verdad os digo que sois uno con la
Madre Terrenal; ella está en vosotros y vosotros en ella. De ella nacisteis, en ella vivís y a ella
de nuevo retornaréis. Guardad por tanto sus leyes, pues nadie puede vivir mucho ni ser feliz
sino aquel que honra a su Madre Terrenal y cumple sus leyes.» (Evangelio de los Esenios
1:29:32)

Ahora bien, mientras Jesús enseñó a la secta esenia del mar Muerto sobre la unicidad
con lo que nos rodea, la armonía, la paz, la pureza, la vida sana y la comunión con los ángeles,
a Sem le fue expuesta la parte relativa a los orígenes de la propia Naturaleza: «Y cuando la
oscuridad vio [esto] que (es decir, la matriz) se convirtió en ramera, y cuando se había
despertado el agua, se frotó el vientre materno. Su mente se disolvió a las profundidades de la
naturaleza. Se mezcló con el poder de la amargura de la Oscuridad. Y ella (es decir, la matriz
de) los ojos se rompió en la maldad con el fin de que no podría volver a traer a la mente.
Porque fue una semilla de la Naturaleza de la raíz oscura.» (Paráfrasis de Sem 4:25 al 5:1) La
fuerza oscura que estaba en las Aguas Primigenias, donde había quedado el poder de Sofía, fue
desligado en sí mismo, pero la parte oscura fue a parar con la ley de la naturaleza y el poder
mismo de ella sin que la Madre Tierra, ella misma, percibiera esta situación. Todo ese
potencial, entendido como la “Mente”, que era el poder de Sofía esperando a ser restituido, se
dispersó por la creación terrestre dando energía vital a muchas formas que salían de la propia
mente poderosa, pues era innato en su capacidad, toda vez que venía de un ser superior y
excelso. Sem añadió: «Y cuando la Naturaleza había tomado para sí la mente por medio de la
energía oscura, cada imagen se formó en ella. Y cuando la oscuridad había adquirido la imagen
de la mente, se parecía al Espíritu. Pero la naturaleza se levantó para expulsarlo; [mas] ella era
impotente frente a él, ya que ella no tenía una forma de la oscuridad. Por lo [que] diera a luz en
la nube. Y la nube brillaba.» (Paráfrasis de Sem 5:1-10) Por consiguiente, muchas formas de
vida emergieron, teniendo cada una un aspecto especial, presumiblemente visible en la
fisicalidad. Lo que una y otra vez definen como una “nube” yo teorizaría que es el resultado de
109

todo este espacio que contenía esta materia y energía, no siendo identificado mejor con otra
palabra.

De esa “nube” saldría el fuego caótico que los pueblos antiguos señalaban como inicio
de la existencia: «Una mente apareció en [ello] como un fuego terrible, dañino. (Es decir la
mente) chocó contra el Espíritu no engendrado ya que poseen una semejanza de él. A fin de
que [la] naturaleza pudiera convertirse en vacío del fuego caótico e inmediatamente después,
la naturaleza se dividió en 4 partes. Se convirtieron en las nubes que variaban en su apariencia.
Ellos fueron llamados himen, placenta, energía, (y) de agua. Y el himen y la placenta y el poder
eran los incendios caóticos. Y (es decir, la mente) se inspiró en el medio de la oscuridad y el
agua - ya que la mente se encontraba en medio de la Naturaleza y el poder oscuro- con el fin de
que las aguas nocivas no pudiesen aferrarse a ella. Debido a esto [la] naturaleza se dividió, de
acuerdo con mi voluntad, a fin de que la mente pueda volver a su poder que [es] el de raíz
oscura, que se mezcló con ella (es decir, la mente), había tomado de él. Y él (es decir, la raíz
oscura) aparecido en el útero. Y en la división de la Naturaleza se separó de la energía oscura
que poseía de la mente. (Es decir la mente) entraron por en medio de la energía - se trataba de
la región media de la Naturaleza.» (Paráfrasis de Sem 5:10 al 6:10) La necesidad de separar la
parte caótica de las aguas era imperativa, y la parte nata de los elementos primordiales no
compaginando muestra porqué fue prioritario sacar unas cosas de otras y situar ciertos
“aspectos” en otro lugar, distanciándolos y situándolos en lo profundo. Las 4 divisiones
“nubosas” que se convirtieron en la Naturaleza no dejan de tener su importancia
representativa, pues el himen se asocia a la virginidad y salida de aquello que se gesta en la
matriz (por eso también se habla posteriormente del útero). A su vez la placenta es soporte
vital de una criatura que está siendo gestada. Nada de esto brotaría o fluiría por sí mismo de
no ser que tuviese una fuerza motora o energía que la avivase y un proceso “embrionario”.
Esos 3 elementos son los que se describían como “incendio caótico” mientras que el agua era
la otra parte, la que seguidamente fue dejada únicamente como masa acuífera y cuyo volumen
definiríamos como océanos, ya sea de la Tierra o de otras “criaturas” planetarias análogas. Al
parecer, la Mente, el poder capaz de crear y decidir, estaba en medio de toda esa mezcla de
sustancias, energía y potencial que es básicamente la Naturaleza, pero que también estaba
ligado a la oscuridad que es posiblemente un estado literal y simbólico, es decir, descriptiva de
las fuerzas negativas.

Más adelante Sem escribe: «Y la Naturaleza, que había sido perturbada, de inmediato
surgió de las aguas de inactividad. Puesto que su ascenso era una vergüenza. Y la naturaleza
tomó para sí la potencia de fuego. Ella se hizo fuerte a causa de la luz del Espíritu que estaba
en la naturaleza. Su imagen apareció en el agua en forma de un animal espantoso con muchas
caras, que seguidamente se torció. Una luz bajó a un caos lleno de niebla y polvo, con el fin de
hacer daño a la naturaleza. Y la luz de la sorpresa que se encuentra en la región central llegó a
él después de que se deshiciera de la carga de la Oscuridad. Se alegró cuando el Espíritu se
levantó. Porque esperaba de las nubes hacia abajo en las aguas oscuras en la luz que estaba en
las profundidades de la naturaleza.» (Paráfrasis de Sem 15:5-25) Repitiendo las palabras ya
adoptadas en otros manuscritos, el relato enfoca lo que no está claro por medio de la
mitología. Esto va avanzando hacia el aspecto conocido por todos de la separación del agua y
del emerger sólido de la tierra firme. Es lo mismo antes referido sobre Lahmu (Lakhmu) y
Lahamu (Lakhamu), dos deidades hermanas de la visión mesopotámica, hijos de Apsu y
Tiamat. Normalmente conocidos como los melenudos o barbudos, o también como los
fangosos. Se dice que tenían tres pares de rizos y estaban desnudos excepto por una faja triple
roja, y solían ser representados como una serpiente. Se dice además que ellos representaban
al suelo (lodo), o al sedimento, de ahí "los fangosos", además de haber sido conocidos como
los pensantes. Así se deja patente la relevancia que tienen las leyendas, aunque suenen a
110

cuentos “chinos”, y cómo, personificándolo todo, muestran conocimiento y simbolismo


profundo.

Refiriéndose a una identidad de la deidad, que se manifestó bajo varias formas, una
después de la otra, Sem escribió: «Luego, por la voluntad de la Majestad, me quité el vestido
de luz. Me puse otra prenda de fuego que no tiene forma, que es de la mente de la energía,
que se separó, y que estaba preparado para mí, de acuerdo a mi voluntad, en la región media.
Pues la región central se cubre con un poder oscuro para que pudiera venir y se lo puso. Fui a
un caos para salvar a toda la luz de ella. Porque sin el poder de la oscuridad no podía oponerse
a la naturaleza. Pero yo me apoyaba en su ojo mirando, que era una luz del Espíritu. Para ello
se había preparado para mí, como una prenda de vestir y un descanso por el Espíritu. A través
de mí, abrió los ojos hasta [el] Hades. Concedió la Naturaleza su voz durante un tiempo.»
(Paráfrasis de Sem 18:1-25) Al referirse a su “vestido” o “prenda”, ya fuera de luz o de fuego,
parece hablar de un “cuerpo” o aspecto con el cual se revela, siendo solamente una “imagen”
o “calidad” correspondiente a esta dimensión o a algo capaz de intervenir en la materia, pues
netamente es espíritu. Es curioso que hable sobre una prenda que «no tiene forma», pues
técnicamente los elementos suelen adoptar formas en acomodación al ambiente. Por ejemplo,
el agua toma la forma en la que se le ubique, la luz igual, la tierra, el aire… y es característico
que asumiera una materialización con sustancias de energía visible como es la luz o el fuego.
Esa cobertura, disfraz o carcasa era una idea desarrollada en «la mente de la energía», la
misma que se había separado previamente. También es esencial tener en cuenta que quien
relata esto a Sem le dice que estaba previsto que dicho ser se revelara y todo aquello fuera
determinado para él. Acotando además que dicho asunto fue voluntad suya, aunque no se
identifica como Dios –ya que habla de «la Majestad» como quien dirige el destino y las
determinaciones, y lo sitúa fuera de Él como otra entidad- debido a que además se refiere a Él
en tercera persona. Luego, al hablar de aquello que está «en la región media» abre campo a la
interrogante de cuál es esa “región media”. Si es “media” entonces está en la mitad, entre dos
lugares, es menester considerar por ende el aspecto del abismo como el más bajo, y el celeste
como el más elevado, quedando en el medio la Tierra –toda vez que las mismas aguas suelen
identificarse, a saber, “abajo” y “arriba”.

La traducción señala que «la región central se cubre con un poder oscuro.» ¿Será la
“región central” la misma “región media”? Una cuestión admisible en la traducción o bien a
manera de sinónimo. Esa zona es la que está “cubierta” con un “poder” de esencia “oscura”.
Acorde al hilo de la recitación, este lugar ha de corresponder con la Naturaleza, la superficie
terrestre y la vida interconectada en ella y que vibra en sí misma, aunque esté sujeta a ese
poder o energía negativa. En la parte siguiente, aquel ser divino que se cubre de luz y de fuego,
dice haber descendido al «caos para salvar a toda la luz de ella.» Este relato recuerda al
descenso de Sofía, pero aquí, o bien lo conecta con Cristo o alguien cercano a él proveniente
de las grandes potestades imperecederas, o refiere a Sofía como unida a dicha entidad, o
simplemente fue un evento subsiguiente, que habría transcurrido tras dejarse ver la luz de
Sofía. Quien narra dichos hechos a Sem le aclara que quitando el poder al caos era como
podría la Naturaleza defenderse y librarse de la adyacente e incorporada oscuridad. Es como si
leyes a modo de la muerte hubiesen sido establecidas y no habían podido romperse hasta que
una figura divina bajó a arrebatar a dicha fuerza oscura el poder de sujetar todo al
fenecimiento. La entidad divina a la que se hace mención dijo haberse “apoyado” en el ojo que
observa, delante de éste, a quien refiere como «una luz del Espíritu.» ¿Se referiría a Sofía,
dando a entender que ella lo ve todo? Otro detalle dentro de este evento predestinado fue
que la entidad, que parece corresponder con Cristo, confiesa que además se le había dado una
“vestimenta” y «un descanso por el Espíritu.» La palabra “descanso”, en hebreo, puede
asociarse a “noah”, “janoj” o “shabat”. Añade, igualmente, que gracias a este ser, esa luz pudo
observar claramente hacia el Hades, las partes bajas de la Tierra y «concedió la naturaleza su
111

voz durante un tiempo», como si quisiera dar a entender que la Ley de la Naturaleza y su
Mente motora tendría “la palabra” por cierta edad, periodo o tiempo, rigiendo acorde a sus
propios parámetros innatos.

«Y mi vestido de fuego, de acuerdo a la voluntad de la Majestad, fue a lo que es fuerte,


y a la parte sucia de la Naturaleza, que (el) poder de la oscuridad cubría. Y mi ropa se frotó
[con] la Naturaleza en su cubierta. Y su inmunda feminidad era fuerte. Y el vientre de ira subió
e hizo la cuenta en seco, parecido a un pez que tiene una gota de fuego y una potencia de
fuego. Y cuando la Naturaleza había echado fuera de la mente, se turbó y lloró. Cuando ella
estaba herida, y en las lágrimas, echó fuera del poder del Espíritu Santo (y) se mantuvo como
yo me pongo a la luz del Espíritu y descansé con mi ropa a causa de los ojos de los peces.»
(Paráfrasis de Sem 18:25 al 19:10) Es honestamente complicado el comprender lo que se está
hablando, ya que ese vocabulario arcaico limita las posibilidades de entendimiento, lo que hoy,
con un abanico más amplio de palabras posiblemente se expresase de mejor manera. En todo
caso, quien habla expresa que el “cuerpo” que posee, o poseía, tuvo algún tipo de “contacto”
con la Naturaleza al cual se describe no leve sino activo, concretamente con la parte que
proliferaba en fuerza. Esa zona de la Naturaleza era la que estaba negra, y esta sección se
señalaba como “femenina”, pero en relación a una inmunda tendencia y a una polaridad
característica en su proceder. Ahora bien, seguidamente se vuelve a hablar de un “vientre”,
definido con la cualidad de ser “ira”, el cual “sube”, posiblemente de las partes bajas,
reflejando el aspecto “seco”. Este vientre, en su acción, es comparado con un gigante pez de
dos características o “chispas” elementales: una gota de fuego y una potencia de fuego. ¿Qué
es una gota de fuego? Teniendo presente que la palabra que el traductor tomó es posible que
no solo significase “gota” sino “caída”, supongamos que habla de un potencial en dos
apariencias. Ese suceso identifica o refleja la acción diferenciadora que liberaría a la Naturaleza
de ese yugo tenebroso que a la vez es desarraigado de la Mente, aunque… ¿por qué lloró? La
herida que se expresa, ¿sería emocional o física? De cualquier manera parecía como si de esta
manera expulsase de esas esencias el potencial del Espíritu Santo, el cual vendría a estar al
lado de la luz. Y sobre lo último, ¿a qué se refiere con «los ojos de los peces»? Si aún no se
había hablado de la creación de los peces, ¿de qué peces habla y porqué había de descansar
de su vista?

«Y puesto que las obras de la naturaleza podrían ser condenadas, ya que ella es ciega,
los animales múltiples salieron de ella, de acuerdo con el número de los vientos fugaces. Todos
ellos vinieron a la existencia en el Hades en busca de la luz de la mente que fue tomando forma.
Ellos no fueron capaces de ponerse de pie en contra de ella. Me regocije por su ignorancia. Yo
me encontraré, el hijo de la Majestad, frente a la matriz que tiene muchas formas. Me puse
[frente] a la bestia, y le puso delante de ella una gran demanda que el cielo y la tierra podría
llegar a ser, con el fin de que toda la luz podría levantarse. Porque en ninguna otra manera
podría el poder del Espíritu Santo salvarse de la esclavitud, salvo que aparecen a ella en forma
de animal. Por lo tanto era compasión de mí como si fuera su hijo.» (Paráfrasis de Sem 19:10-
35) Ahora se comienza a hablar de condenación, primeramente sobre las acciones propias de
la Naturaleza. Se quería evitar que fuesen señaladas o juzgadas, dado que la Naturaleza parece
carecer de conciencia y ha sido sometida por la oscuridad en contra de su voluntad. Por tanto,
tuvo lugar la emersión y proliferación de criaturas que surgieron de la Naturaleza, de multitud
de variedades. No obstante, su origen concreto no era la superficie sino las partes bajas de la
Tierra, y su interés fue detrás de «la luz de la mente» que comenzaba a definirse. Es decir, la
obediencia de estas formas de vida estaba sujeta al parámetro que en ese momento se
gestaba. Lo que no es muy lógico es porqué se burlan de su desconocimiento; estas
“individuos” tienen toda la pinta de ser “entes tenebrosos” de algún género (opino que los
conocidos de antiguo como “espíritus del agua”). Es extraño pensar en especies animales que
estén en el inframundo y que además actuasen de esta manera. Por eso estimo que se refiere
112

a almas, especie de criaturas que el folclore define como un tipo de “demonios” o


simplemente “espíritus”. Lo que propongo es la idea que se ventila en el taoísmo y el
animismo, donde se cree en la existencia de espíritus de la Naturaleza. Otrosí, la matriz se
describe como aquella «que tiene muchas formas», igual que como se representa a Sakla, y
aparte de eso el “Hijo” pone delante de la Bestia la querella sobre cómo se ha creado lo
existente, dejando evidente que la única manera en la que el Espíritu Santo fuese libre de la
esclavitud era por medio de formas animales, algo que una vez más nos lleva a las
representaciones aplicadas en la ley de Moisés y los sacrificios.

Suponiendo que quien revela esto a Sem es, de algún modo, Cristo (aceptando que aún
no había nacido en la carne) o un mensajero del mismo, la versión de esta creación terrestre
argumenta más, diciendo: «Y a causa de mi solicitud, la naturaleza surgió desde que posee el
poder del Espíritu de la noche y el fuego. Puesto que se había quitado sus formas. Cuando ella
lo había abandonado, sopló sobre el agua. El cielo se ha creado. Y a partir de la espuma del
cielo la tierra llegó a existir. Y en mi deseo de que dio a luz todo tipo de alimentos, de acuerdo
con el número de las bestias. Y dio a luz el rocío de los vientos en cuenta de vosotros y los que
serán engendrados por segunda vez sobre la tierra. Porque la tierra poseía un poder de fuego
caótico. Por lo tanto, dio a luz cada semilla.» (Paráfrasis de Sem 20:1-20) La decisión parece
empíricamente propia del Hijo, si bien, teniendo una esencia espiritual de dos cualidades:
noche y fuego, toda vez que el fuego puede también ser entendido como “energía” en un
vocabulario prehistórico. Al decir «que se había quitado las formas», parece hacer hincapié en
su composición inicial o autóctona, pasando a una sustancia o imagen diferente. Hecho esto,
acto seguido se insufló sobre el agua existente y se creó el cielo, es decir, la separación del
agua llevó estos elementos hacia arriba, dejando entremedio un espacio o vacío que
enclaustra lo que entendemos por “cielo”. Seguidamente, y en consecuencia, habla «de la
espuma del cielo» como fundamento o principio del cual «la tierra llegó a existir.» Recordando
la leyenda griega que narra la castración que Cronos realiza a su padre Urano, vemos que los
genitales mutilados del Cielo (Urano) caen al mar, y en la orilla surge Afrodita (deidad de la
espuma). El paralelismo es significativo y esta historia es repetida también en la mitología
mesopotámica y, con cierto parecido, en la hindú, cuando Indra, al vencer al dragón reclama el
sitio de su padre y lo destrona. Luego, en los textos gnósticos, cuentan que uno de los 7 de
Sakla, concretamente Sabaot, Señor de los Ejércitos –mismo apelativo de Indra- se rebela
contra su padre y desata la guerra en los cielos contra él y sus hermanos, siendo ayudado por
Sofía y sometiendo a todos a su poder. Ahora bien, los genitales simbolizan el motor de la
progenie, mientras el útero, la matriz, los ovarios y el óvulo son emblemas de la gestación,
formación y preparación de algo, técnicamente propio de la “vida” emergente. En otro orden,
el que la Tierra tuviese lugar gracias a la “espuma” del Cielo es un hecho que hace imaginar
una atmósfera naciendo repleta de sustancias aglomeradas, muchas más por metro cuadrado
de las que tiene el aire puro actualmente. Hay quienes han sugerido que la atmósfera o cielo
terrestre en la era anterior al Diluvio, y milenios antes, era cada vez más sólida, o sea,
compuesta de muchos más elementos de los que hoy son observables en la misma entre más
se viaja retrógradamente. También podría visualizarse un evento global de agua rebullendo o
desfragmentándose para dejar lugar a una parte seca inferior, dando como resultado un
espectáculo formidable semejante a una nube titánica de espuma, rocío, humedad, etc.

Un evento de esta envergadura asemeja una explosión planetaria. El sumerólogo ruso


Zecharia Sitchin, experto en escritura cuneiforme, planteó en varios de sus 13 libros que las
batallas míticas referidas en las novelas babilonias, asirias, acadias y sumerias sobre los
orígenes, en las cuales lucharon los dioses primigenios, no eran otra cosa que el impacto de
cuerpos estelares, unos contra otros, en la incursión de nuevos objetos al sistema en el que
estamos. Este vecindario estaría, en aquel tiempo, en pleno nacimiento, pero dichos impactos
habrían reventado a cuerpos celestes y formando a su vez nuevas masas flotantes, guiadas por
113

la fuerza gravitacional del resto. Esta teoría es admisible en cierto grado, aunque carece de
unos cuantos puntos que no aparecen en el resto de relatos, como el hecho de que en los
otros no se habla de masas foráneas invadiendo al orbe acuático del que surgieron Cielo y
Tierra –o al menos eso parece. Así, con esta dinámica de accidentes vino a seguir la aparición
de la vida vegetal, orientada a la alimentación de los que habían de venir a vivir a ese nuevo
mundo, siguiendo un cálculo definido en la proporción de la variedad: el mismo número que
los animales (un ejemplo claro de equilibrio en la biodiversidad). Así que aparece el rocío,
seguramente para promover la vida en las plantas y árboles destinados al consumo, lo cual
científicamente pudo ser el efecto secundario de las masas o cantidades desorbitadas de agua
alejándose del punto inicial y subiendo sobre las alturas de la Tierra. No sería entonces nada
extraño que muchos mitos identificaran al mundo primevo como una vasta cantidad de
territorios húmedos y fangosos, con infinidad de mares, lagos, ríos, cascadas, manantiales,
manglares, galerías con depósitos de agua, y otros tantos similares. Suma que se manifestó
gracias al «poder de fuego caótico» que poseía este orbe, resultando de la manera señalada
toda índole de semillas productoras con un propósito preestablecido y predeterminado.

«Y cuando el cielo y la tierra fueron creados, mi vestido de fuego surgió en medio de la


nube de la Naturaleza (y) brilló sobre el mundo entero hasta que la naturaleza se convirtió en
seca. La oscuridad que era su prenda de vestir (es decir, de la tierra), fue lanzada en las aguas
peligrosas. La región central fue limpiada de la Oscuridad. Pero el vientre [estaba] fastidiado de
lo que había sucedido. Se percibe en sus partes lo que era el agua como un espejo. Cuando se
percibe (él), se pregunta cómo había llegado a ser. Por lo tanto se quedó viuda. También se
sorprendió (que) no estaba en ella. Pues las formas todavía poseían un poder de fuego y luz. (Es
decir el poder) se mantuvo con el fin de que podría ser en la naturaleza hasta que todos los
poderes fueran separados de ella. Porque así como la luz del Espíritu se completó en tres nubes,
es necesario que también el poder que está en el Hades se completará en el tiempo señalado.
Para, por la gracia de la Majestad, he venido a ella en el agua por segunda vez. Pues mi rostro
satisfecho de ella. Su cara también estaba contenta.» (Paráfrasis de Sem 20:20 al 21:15) Una
vez creados Cielo y Tierra, este espíritu, tomando como expresión física una sustancia caliente
apareció en esa tal “nube” de la Naturaleza iluminando el mundo acuífero hasta que éste
llegase a revelar las partes secas. Entonces la parte mala, negativa, fue expulsada de la Tierra,
siendo destinada a «las aguas peligrosas», aunque, ¿cuáles son esas aguas peligrosas? ¿Los
fondos abisales? Parece ser que esa tiniebla era la corteza propia de la parte seca que el agua
cubría o, en otro sentido, la oscuridad era una esencia que quiso ser suprimida de esta
creación y, por ende, se sustrajo de los elementos, dejando en su lugar una masa sólida, como
si del barro se aspirase la humedad, dejando solamente aridez. Así es como esa tal “región
central” se libró de la parte oscura, aunque esto parecía haber herido al “vientre”. Ahora se
percibe que el agua, antes de esto, tenía otras características o sustancia, pero una vez el tal
hecho tuvo lugar, este elemento líquido comenzó a ser visto como cristal (diáfano), por lo que
se presume que antes era penumbrosa o lóbrega. En este punto observamos que el poder, la
Naturaleza y/o la mente no sabían qué ocurría, cómo llegó a ser lo que era y/o cómo le fue
sustraída la tiniebla. Al decir que «se quedó viuda», nos recuerda a Tiamat (la Tierra) habiendo
perdido a Apsu (el océano primigenio) –en la mitología de Mesopotamia-, que se suponía que
era su consorte, o sea, su acompañante o complemento. El hecho de que se reflejase a esta
esencia o entidad terrestre pensando o discerniendo deja patente lo escrito: «todavía poseía
un poder de fuego y luz.» Aunque esto puede identificar, como ya he mencionado, energía
pura, también trasciende más allá, atribuyéndose el ser una virtud o inherencia a modo de
criatura espiritual, que no debía perderse hasta que todo volviese a la normalidad.

Luego ya la mención de las «tres nubes», yo, como idea, sugeriría que es el paso
siguiente del desmantelamiento, dejándose ver en 3 masas de las cuales seguirían formándose
otros planetas. Todo esto ocurría “delante de las aguas”, actuando sobre ellas, en medio de
114

ellas y debajo de ellas, sustituyendo los elementos y fuerzas contenidos en las mismas. Por
consiguiente, el paso siguiente había de revelarse, mostrando un objetivo bien considerado de
antiguo: «Y yo le dije, "me debe salir de ti el poder de semilla en la tierra." Y ella obedeció la
voluntad del Espíritu que podría ser reducido a la nada. Y cuando volvió sus formas, se frotó su
lengua entre sí, sino que copularon; ellos engendraron los espíritus y los demonios y el poder
que es del fuego y la oscuridad y el Espíritu. Pero la forma que se quedó solo emitir el [de] la
bestia de sí misma. Ella no tenía relaciones sexuales, pero ella fue quien se frotó solo. Y dio a
luz un espíritu que poseía un poder del fuego y la oscuridad y el Espíritu.» (Paráfrasis de Sem
21:15-35) La orden era clara: “provocar vida” y esa vida tenía como función “alimentar”, ¿pero
a quiénes? Debía estar instalada para los que previamente se había dispuesto que vendrían.
Entonces todo esto fue deliberado. El «poder de semilla» es una especie de espíritu en la
Naturaleza que tiene la capacidad de motivar a la corteza para que genere granos, pipas,
semillas… todo un código dentro de un minúsculo receptáculo que, una vez producido un
árbol, su fruto vuelve a poner este diminuto paquetillo en tierra para que vuelva a producir.
Toda una genialidad… Pero bien, ¿qué querrá decir con que «se frotó su lengua entre sí»? No
solo se motiva un movimiento en la “lengua”, sino que lo hace entre todo lo que en ella misma
hay, enfatizando este proceso como una “copulación”. Dicha acción dio como resultado la
aparición de los espíritus, demonios y poderes, los cuales son natos de esta fuerza y propios de
3 sustancias primordiales: fuego, oscuridad y espíritu. Todos estos se rozaron entre ellos, pero
el único que no copuló con otra forma fue la Bestia. Él, creyéndose diferente, se frotó solo,
algo como una masturbación, aspecto no raro debido a que así se expresa el mito de Ra en la
cultura egipcia, diciendo que de esta manera el principal dios, este ser solar, produjo la vida de
otras deidades. Concretamente, Sakla, que es la Bestia, trajo a la existencia, gracias a esta
acción no acompañada, un demonio bajo las mismas características y esencia que aquellos
otros que estaban al principio con él, aunque no se define quién es.

Semejante barbaridad y abominación no parecía ir a “buen puerto”, previendo algo


catastrófico para la creación: «Y con el fin de que los demonios también pudiesen llegar a ser
libres del poder que poseían a través de la relación sexual impura, un vientre fue con los
espíritus del agua se asemeja. Y un pene sucio estaba con los demonios, de acuerdo con el
ejemplo de la oscuridad, y en la forma en que se frota con la matriz desde el principio. Y
después de las formas de la Naturaleza habían estado juntos, se separaron el uno del otro.
Entonces la echaron fuera del poder, maravillado por el engaño que les había sucedido. Se
afligían con una pena eterna. Se cubrían con su poder.» (Paráfrasis de Sem 22:1-15) Parece que
la manera en la que el poder que también había pasado -sintetizado y diluido cada vez más- a
las creaciones terminase de ser quitado a lo oscuro, se determinó que el sexo impuro entre
estas fuerzas sería el modo, consiguiendo así sustraérseles el poder definitivamente. Por esa
razón se hace la representación del pene y la acción del sexo desordenado entre los espíritus y
demonios, los cuales, una vez frotados entre ellos, habrían seguido los pasos de Sakla,
“frotándose” ellos mismos, solos. Trataban de imitar las cosas que venían ocurriendo. Algo en
ellos les daba un atisbo de percepción sobre el patrón por medio del cual se crearon ellos y las
cosas a su alrededor, pero no dejaban de ser ignorantes sobre la deidad y los poderes
elevados. Parece que una vez echados de la esencia de la Naturaleza ellos se ensoberbecieron
por verse fuertes, pero cayendo en cuenta sobre lo que realmente ocurría, suprimidos de la
esencia de la Naturaleza, se avergonzaron y no tuvieron más que esconderse detrás de su
propia justificación, valiéndose de sus cualidades para disimular su desnudez en toda regla.

«Y cuando yo los había puesto a la vergüenza, me levanté con mi ropa en el poder y - lo


que está por encima de la bestia que es una luz, para que yo pudiera hacer que la naturaleza
desolada. La mente que había aparecido en la naturaleza de la oscuridad, (y) que era el ojo del
corazón de las tinieblas, en mi deseo de reinado en de los espíritus y los demonios. Y le dio una
imagen de fuego, luz, y la atención, y una parte de palabra ingenua. Por lo tanto se le dio la
115

grandeza de la [misma] con el fin de ser fuerte en su poder, independiente de la potencia,


independiente de la luz del Espíritu, y las relaciones de la oscuridad, con el fin de que, al final de
los tiempos, cuando la naturaleza será destruido, él puede descansar en el lugar de honor.
Porque él sea hallado fiel, ya que él ha odiado de la falta de castidad de la naturaleza con la
oscuridad. El fuerte poder de la mente surgió de la mente y el espíritu engendrado.» (Paráfrasis
de Sem 22:15 al 23:5) Quien refiere este relato a Sem le afirma que cuando esto tuvo lugar lo
siguiente fue tomar su «ropa EN EL PODER», como si regresase a su verdadera esencia
suprema o como si tomase directamente el control sobre todo. Con esto pretendía ser una luz
superior a la Bestia y desolar a la Naturaleza. ¿Qué querría decir que «pudiera hacer que la
Naturaleza estuviese desolada»? Eso identifica un abandono, soledad o vacío. Tal parece que
la Mente que había estado en el corazón de esta creación debía estar libre de la tiniebla y ser
quien reinase sobre espíritus y demonios. Define esta circunstancia como «ojo del corazón», a
modo de centro neurálgico, seno o foco de la dirección, a la vez que el ojo representa la
observancia y la vigilancia, y el corazón los estímulos y sentimientos. Al parecer, esta Mente
rectora sería acompañada de virtudes, tales como una «imagen de fuego, luz» y «palabra
ingenua», asumiendo que la inocencia libraría de juicio a la Mente que dirige a la Naturaleza.

Este relato es resumido en un texto atribuido a Asclepio (según se dice, hijo de una
mortal llamada Coronis o Corónide, la cual quedó encinta del dios solar Apolo), de una
revelación dada por Hermes Trismegisto, en el cual le dice: «Había pues en el abismo una
Tiniebla inconmensurable, y un agua y un espíritu sutil inteligente: el poder divino los mantenía
en el Caos. Emergió entonces una Luz pura que condensó a los elementos bajo la arena
extrayéndolos de la substancia húmeda,... y todos los dioses se separaron de la naturaleza
plena de semillas. Cuando todas las cosas eran indefinidas y no formadas, las livianas se
separaron hacia arriba, las pesadas reposaron sobre el fondo de arena húmeda, y por la acción
del fuego todas y cada una de las cosas se iban definiendo, y quedaban suspendidas a fin de
que el espíritu las condujera. El Cielo se dejó ver en 7 círculos, y se mostraron los dioses en
forma de astros con todas sus constelaciones, y ... (la estructura?) ... quedó organizada con los
dioses que había en ella; y el orbe, en su periferia, giró en redondo en el aire, conducido en su
curso circular por el espíritu divino.» (Hermes Trismegisto a Asclepio, Corpus Hermeticum.
Tratado XVII, versos 1-2. Original incompleto y sin título) En un texto diferente, pero con el
mismo título, Asclepio escribió: «Y habiendo dicho estas cosas, cambió de forma, y en un
instante el espacio entero se abrió ante mí, y vi un panorama infinito, y todo se transformó en
Luz, una Luz tan serena y alegre que al verla la adoré. Al poco tiempo, fue bajando y
mostrándose una Tiniebla espantosa y sombría, enroscada como espiral tortuosa, semejante a
una serpiente. Después la Tiniebla se fue transformando en una cierta natura húmeda que se
agitaba indescriptiblemente, que arrojaba humo como lo hace el fuego y emitía un clamor, un
gemido inenarrable. De allí brotó un grito inarticulado de socorro que parecía la voz de un ser
humano. Fue entonces cuando, saliendo de la Luz, un Nombre santo cayó sobre la cosa, y un
fuego puro emergió de esa natura húmeda hacia los celestes espacios, un fuego ligero y sutil, y
enérgico a la vez. El ágil aire se dejó arrastrar por el espíritu, y de la tierra y el agua se izó a sí
mismo hasta alcanzar el fuego, de forma que parecía colgar de él. Por su parte, la tierra y el
agua quedaron entremezclados tan íntimamente que no era posible distinguir a uno del otro: el
Nombre espiritual que se cernía sobre ellos los mantenía en movimiento, a lo que parecía
oírse.»

«Entonces Poimandres me dijo:- ¿Entiendes lo que esta visión significa? - Lo sabré, le


contesté. - Yo soy aquella Luz, me dijo, yo, la Mente, tú Dios, que preexisto a la naturaleza
húmeda que surgió de la Tiniebla. En cambio el Nombre luminoso que procede de la Mente es
hijo de dios. - ¿Y entonces?, exclamé. - Entiéndelo así: lo que en ti ve y oye es nombre del
señor, tu mente en cambio es dios padre, ya que no están mutuamente separados, pues su
unidad es la Vida. *…+ Estaba yo todavía atónito, cuando me habló de nuevo y me dijo:- Has
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visto mentalmente la forma arquetípica, el principio anterior al principio ilimitado, esto me dijo
Poimandres y yo le pregunté: - ¿De dónde salieron los elementos de la naturaleza? Y él a su
vez:- De la Voluntad de dios que habiendo acogido al Nombre y contemplado el bello cosmos,
lo imitó cosmocreando para sí a partir de sus propios elementos y de las almas hechas por ella.
La Mente el Dios, que es a la vez macho y hembra, y contiene en sí Luz y Vida, dio a luz por
Nombre a una segunda Mente Creadora, la cual, siendo dios del fuego y del espíritu, creó a su
vez siete gobernadores dueños contenedores del cosmos sensible, cuyo gobierno se llama
Destino. De inmediato, el Nombre del Dios, arrancándose de los elementos inferiores del Dios,
se lanzó hacia la región pura de la naturaleza creada y se unió a la Mente creadora (puesto que
son de igual naturaleza), dejando desamparados a los elementos inferiores de la naturaleza,
los irracionales, que consisten de sólo materia. Entonces la Mente Creadora junto con el
Nombre envolvieron los círculos y los hicieron girar bramando, pusieron en movimiento circular
a sus propias creaturas para que rodaran, a partir de un principio indefinido, hasta un término
sin fin, que comienza donde acaba. Esta circulación de todo, como lo quiso la Mente, produjo
animales irracionales a partir de elementos inferiores (ya no estaba el Nombre con ellos), el
aire produjo aves y el agua peces. La tierra y el agua, como lo quiso la Mente, fueron separadas
una de otra, y la tierra hizo salir de sí a los animales que tenía adentro, cuadrúpedos y reptiles,
fieras y animales domésticos.» (Poimánides a Asclepio, Corpus Hermeticum. Tratado XVII,
versos 4-11. Original incompleto y sin título)

En otro escrito, donde es Hermes quien instruye a Asclepio - así como al rey Amón y a
su propio hijo (de Hermes)- se mencionó: «Fue una vez Dios e "Hylé", palabra griega que
traducimos como Materia. El Espíritu estaba junto a la Materia, o mejor dicho estaba dentro de
la Materia, bien que no de la misma manera como estaba en Dios ni como aquellos
(principios?, dioses?, esencias?) de los que nació el mundo estaban en Dios. Porque todavía no
habían nacido, aunque ya existían en Él, de donde luego habrían de nacer. Y por los que "no
habían nacido", no queremos referimos solamente a los que todavía no habían venido a nacer,
sino también a los que carecen de la facultad de generar, es decir de los cuales nada puede
nacer. Porque todos los que poseen la facultad de engendrar, son generadores y de ellos se
puede nacer, aunque no hayan nacido de sí mismos. (Porque nadie duda que se pueda nacer
fácilmente de aquellos que nacieron de sí y de los que todas las cosas nacen). Por consiguiente
Dios sempiterno no puede ni pudo ser engendrado: así fue, así es y así será siempre. Esto es la
naturaleza de Dios, un entero proceder de sí mismo. Por su parte, "Hylé", la naturaleza de la
Materia, y el Espíritu, aunque no aparezcan como engendrados de un principio, poseen sin
embargo la capacidad, en sí mismos, de nacer y de engendrar. El inicio de la fecundidad está en
la manera de ser de sus naturalezas, que poseen en sí la fuerza y la realidad de concebir y parir.
Por donde solas, pues, son capaces de engendrar, sin el concurso de nadie que las haga
concebir. En cambio, respecto de las cosas que no pueden concebir sin el concurso de la unión
con otro, es necesario pensarlas de tal forma que consideremos el espacio o lugar del mundo y
todas las cosas que contiene como inengendrado, porque en sí contiene el poder universal de
generación. Hablo del espacio en el que están todas las cosas, porque nada podría haber
existido sin el espacio que pudiera contenerlas a todas - nada podría existir si antes no se le
hubiera asignado un lugar - : no se podría hablar de cualidades, ni de tamaños, ni de
posiciones, ni de actividades de las cosas que no están en ninguna parte.»

«Por lo tanto, la Materia, aunque no engendrada, contiene en sí la naturaleza de todas


las cosas y provee a todas ellas de una matriz inagotablemente fecunda. Esta es la entera
virtud de la Materia increada: el poder de crear. Pero sin embargo así como su naturaleza es la
fecundidad, así también es igualmente fecunda en maldad. ¿No os dije a vosotros, oh Asclepio
y Amon, lo que muchos repiten: "No hubiera podido Dios abolir el mal y apartarlo de la
naturaleza de las cosas"? Pero no hay nada que pueda respondérseles. Pero por vosotros
continuaré lo que he empezado, y os explicaré. Dicen pues que Dios hubiera debido librar al
117

mundo de cualquier tipo de mal, el cual sin embargo está instalado en el mundo como
miembro suyo. Sin embargo Dios proveyó y tomó cuidado, cuanto fue posible, al dignarse
conceder al hombre mente, ciencia y razón. Y por estas cosas, que nos conceden la
preeminencia sobre los demás seres vivos, somos los únicos en poder evitar los engaños, las
trampas y los vicios de la Materia, y, para evitarlos en cuanto quieran asomarse, fueron
otorgadas al hombre la inteligencia y la prudencia, porque el fundamento de toda ciencia
reside en la suma Bondad. Todas las cosas que están en el mundo se gobiernan y viven por el
Espíritu, el cual se comporta como un órgano o instrumento sometido a la suma voluntad de
Dios. Es suficiente hasta aquí lo tratado.» (De Hermes Trismegisto dirigido a Asclepio, verso 14-
16. Corpus Hermeticum)

Eros

Podríamos encontrar semejanzas de la idea de Afrodita, de la idea de Lilit, y de la idea


de Eros y más leyendas arcaicas en consonancia con la revelación que tuvo Sem, hijo de Noé.
Del caos inicial que salió de la Mente que la oscuridad sometía apreció una nube en cuyo
interior iba forjándose una materia, «Y cuando la oscuridad vio esto -es decir, la matriz- se
convirtió en ramera, y cuando se había despertado el agua, se frotó el vientre materno. Su
mente se disolvió a las profundidades de la naturaleza. Se mezcló con el poder de la amargura
de la Oscuridad. Y los ojos de ella (es decir, la matriz) se rompieron en la maldad con el fin de
que no podría volver a traer a la mente. Porque fue una semilla de la Naturaleza de la raíz
oscura.» (Paráfrasis de Sem 4:25 al 5:1) La situación de la ramera es abominable ante el sano
vínculo sexual. La cuestión de esta actividad es que se considera corrupta porque se alquila el
cuerpo y se mancilla la armonía de la unión única. Al definir a la oscuridad como ramera, es
como si le identificase con quien se entrega a otros, por medio de la fornicación, sin importarle
su propia integridad, pues su objetivo, más en este caso, es el lucro. Sakla mostró aquí estar
tan obnubilado en su tozudez y ser tan obtuso que sólo le interesó que su lugar preeminente y
soberbio existiese siempre, a como diera lugar. Entonces, acorde a lo que parece
comprenderse de este escrito, cuando fue el debido momento, al surgir de todo esto el
“agua”, fue la hora en que se disolvió ese gran vientre y manifestó la materia sobre la cual la
Mente misma de poder se desleiría, convirtiéndose en una con la Naturaleza. Ese evento sería
el inicio de la existencia de lo que algunos han tenido en llamar Madre Tierra o Madre
Naturaleza, realmente cegada por la oscuridad –ambas entrelazadas fuera de la vista del ojo
humano. Ahora bien, lo que sigue a continuación es la parte de la copulación y la unión de
polaridades, para lo cual vino a existir una fuerza motora, a modo de ente o espíritu, ¡que se
encargaría de llevar a cabo esto en todos los niveles y en todos los sistemas de vida, ya fuera
en los físicos, los astrales o los mentales. Esa criatura es conocida como Eros, que en griego
identifica uno de los 3 tipos de amor existente, concretamente el pasional.

Entre los aspectos que tuvieron lugar en los inicios del universo, la pasión comenzó a
actuar, siendo también una de tantas formas existentes que surgieron, junto con la Muerte, el
Destino, los Celos, la Envidia y la Ira. Definida en griego como Eros, la pasión ha sido el
catalizador de los principales males de este globo, motivando todo tipo de desajustes sexuales,
obsesiones y perversiones, aunque tuviese un principio elemental orientado a la
complementación de las especies en sus opuestos. Salomón habló de este ser de manera
personificada: «Y cuando le respondí que yo [no daré] ningún culto [a] dioses extraños, le dijo a
la doncella no dormir conmigo hasta que yo cumpliera y sacrificara a los dioses. Luego fue
hacia el astuto Eros y trajo para mí sus 5 saltamontes, diciendo: “Tome estos saltamontes, y
aplástalos juntos en el nombre del dios Moloc, y luego dormiré con usted”.» (Testamento de
Salomón 1:129) Esta señorita a la que Salomón quería cortejar era extranjera y le motivó a
levantar templos a dioses extraños, aspecto que inició la decadencia del monarca y de su
reino. Es notorio que ella usa a Eros, la pasión, para cautivar a Salomón y persuadirle. Así que,
118

¿de dónde sale Eros? En la mitología griega hay al menos 3 Eros registrados: Uno es hijo de la
diosa Afrodita y Hermes (aunque otros dicen que lo fue con Hefestos/Vulcano), y se le conoce
popularmente como Cupido (se supone que éste es padre del famoso Hermes Trismegisto, a
quien se le atribuye la fundación de la hermética), hermano de Hermafrodito –aunque otros
asumen que es el mismo. El otro Eros sería hijo del Cielo (Urano), acorde a una versión; hijo de
Nyx (Noche) y Erebo, según otra; y vástago de la Noche y el Caos por parte de otra (las
genealogías de la mitología griegas son una locura, más revueltas e inciertas que las egipcias).
La versión que dice que Eros es descendiente de la Noche y el Caos le atribuye el nacimiento
de la Tierra. Esta dicción es acorde al relato por el cual vamos encaminados.

Bueno, hallamos aquí muchos significados a leyendas urbanas sobre el amor, el


romance, el sexo, el enamoramiento, la lujuria y la sensualidad. No obstante, el primer Eros
que entra en escena es una fuerza personificada, según se afirma, hijo de Erebo, quien fuera la
personificación misma de las Tinieblas. Recordemos que este Erebo fue enviado al inframundo
donde se convirtió en las Sombras Infernales, aparentemente por haber ayudado a los titanes
en la guerra contra los dioses. Es curioso notar el paralelismo del mito griego con la historia de
Sakla, ya que la consorte de Erebo fue Nyx, quien es precisamente la Noche. Los antiguos
helenos habrían escrito que de estos surgieron el Alto Cielo y el Día, lo cual sabríamos
considerar como una tergiversación tardía de los verdaderos hechos (donde se refiere Moisés
a que Dios hizo los Cielos y fue el Primer Día), pero cronológicamente similar a la versión
bíblica del Alto Cielo (Shamaim), distinto del cielo atmosférico, y el Día, como “Yom” primero.
La cuestión llamativa aquí es que los helenos habrían dejado constancia de que
supuestamente Eros (Pasión) se unió a Nyx (Noche) y de ello surgió Gea, también llamada Gaia
(la Tierra), la madre de los titanes (gigantes). Eros puede representar todo el cataclismo
emocional, biológico, genético, social y psicológico que rebulló y nació con las concupiscencias,
la lascivia, la copulación y otros elementos sexuales, antes incluso de verse manifiestos en la
carne. También puede simbolizar, a modo genérico o globalizado, la caída de los hijos del cielo
y su unión y copulación con las humanas. Hemos leído que la luz de la que habló Moisés en su
primer libro fue la manifestación de la Ogdoada que vino de la parte superior del velo
existente entre las realidades, fulgurando en el caos y la oscuridad. Esta aparición dejó en
evidencia a Sakla y puso en complicaciones a los dioses, pero no sería la primera ni la única
intervención para acabar con ellos. El texto egipcio continua afirmando que se determinó el
dejar aparecer una criatura angelical que conciliase los elementos negativos con la creación
existente: «Tan pronto como Providencia vio ese ángel, ella se enamoró de amor por él, pues
odiaba el hecho de estar en la oscuridad. Y le quería abrazar, pero ella no llegó a [conseguirlo].
[Fue] incapaz de frenar su amor, y se ha extendido su luz en la tierra. Desde los días, se llamó a
este ángel “Adam-Luz”, que significa “hombre-de-sangre-brillante”, y la propagación en el
suelo es “Adamah santa”, lo que significa “adamantino tierra santa”. Desde esa fecha, las
autoridades temían la sangre de la virgen. Pero se convirtió en la tierra pura, porque [eran] de
la sangre blanca. Y más del agua era pura gracia para reflejar a Fe-Sabiduría, que apareció al
Gran Toro en el agua. Por lo tanto, es justo decir “por las aguas”, de agua que es santa, ya que
anima toda lo purificado.» (Apócrifo de la Rebelión 108:15-33)

Los dioses temieron el linaje de luz, considerando que si se materializaba los reduciría
a ellos. La Providencia o Destino pretendió atrapar la brillantez proveniente de las realidades
superiores, pero no pudo. Sakla sí la vio más de cerca, mas sin embargo lo hizo fue por medio
del reflejo en el agua. Desde entonces se sabía que existía un linaje superior al cual los dioses
temían que fuese manifiesto, un linaje no mancillado, virgen, que era la sangre perfecta de
arriba, definida como Adam, el código genético de la luz. Aunque Sofía apareció, e incluso
parece que Cristo también –todos ellos en “nombre” del Padre-, también esta nueva criatura
que entra en escena, la cual viene a encargarse de la unión de las polaridades en la Naturaleza.
Ahora bien, algo extraño parece tener lugar en ese momento: «De esa primera sangre
119

apareció Eros andrógino. Su masculinidad, Himéros, es desde el fuego de la luz. [La] feminidad
que la acompaña es un alma de sangre número de la sustancia de la Providencia. Es tan
encantador en belleza, más agraciado que todas las criaturas del caos. Una vez que vieron a
Eros, los dioses y sus ángeles fueron amantes de él. Y, cuando apareció entre ellos, [fue] en
llamas. De una lámpara en varias luces, y aunque este punto de vista es único, la lámpara no
*produce+ ceguera… en este camino también Eros *se+ repartió entre todas las criaturas del
caos y sigue sin cesar. De la misma manera sólo [él es] el intermediario espacio entre la luz y la
oscuridad, apareció Eros, por intermedio de los ángeles y los hombres fue que se logró la unión
de Eros -del mismo modo que en la tierra los primeros germinan deleite. La mujer siguió a la
tierra, y el matrimonio siguió a la mujer, la generación del matrimonio, disolución seguida de
generación.» (Apócrifo de la Rebelión 109:1-25) Ergo, al parecer algo ocurrió en ese momento
y de dicha sangre divina que vino a reproducirse en el terreno ahora consolidado (razón por la
cual fue definido como Adamá) provino Eros, quien sería intermediario entre la luz y la
oscuridad, entre las realidades superiores y las inferiores, aspecto el cual está intrínsecamente
relacionado con los asuntos sexuales o la unión entre conceptos, elementos o entidades
femeninas y masculinas. No por casualidad la parte masculina de Eros era Hímeros, y esto nos
lleva a la literatura griega, donde efectivamente Hemera, el Día, era hermanastro de Eros. Hay
que ver que ya se entendía en la cultura helena que Eros representaba la belleza y la pasión,
motivo por el cual la mismísima Afrodita nombró así a su hijo más hermoso. La procreación
gracias a la pasión parece haber iniciado de esta forma y la creación misma vino a seguir este
patrón, básicamente por la unión de un elemento masculino y un femenino, especialmente
gracias a la pasión sexual –pero trayendo el “Misterio del Matrimonio” escondido, para que
santificase.

Otro asunto interesante es el hecho de que Afrodita (Astarté), según un mito del
Peloponeso y Macedonia, habría provenido de Asia Menor y se incorporó al Olimpo. Otra
versión, la más común, decía que Cronos castró a su padre Urano y lanzó sus genitales al mar.
Este cuento afirma que los genitales de Urano, llegando a la orilla del mar, se volvieron una
espuma de la cual surgió Afrodita (por eso recibió ese nombre: “afro” es “espuma”, y “diti”
proviene del indoeuropeo: “deidad” o “divinidad”). Si bien, ambos relatos sugieren que Zeus,
admirado por la belleza de Afrodita, la incorporó al panteón como una de los 12 dioses
olímpicos. Ella, aunque fue unida en matrimonio al deforme Vulcano (Hefaistos), tuvo infinidad
de aventuras con dioses y hasta con semi-dioses (entendidos como héroes). Es importante
también considerar el hecho de que Afrodita parece cambiar de una forma agresiva y bélica a
una enteramente vanidosa y materialista, orientada a la belleza física. Por esa razón la asocian
con la guerrera cananea Astarté y, como si se hubiese cansado de este canon, dejó dicha
región y asumió un papel pasivo (de ahí que en Egipto la vean como la asesina Sakhmet o
Sekhmet que se volvió diosa del amor, renunciando a los conflictos y la sangre, conociéndose
entonces como Hathor). Por otro lado, y volviendo con Eros, es inspirador el hecho de que
digan de Eros que «es] el intermediario espacio entre la luz y la oscuridad», suponiendo que
tiene alguna semejanza con la “rakiyá” (espacio) que diferenció la luz de las tinieblas, toda vez
que esto implica la separación física –y puede que de elementos no físicos- entre aguas y
aguas. Una curiosidad más, en referencia a la frase anterior, es la cuestión de que dijera que
«por intermedio de los ángeles y los hombres fue que se logró la unión de Eros», mostrando el
paralelismo con la tierra, donde «los primeros germinan deleite.» Es precipitado suponer que
dijera que Eros se “completó” en su labor, consiguiendo su objetivo gracias a ángeles y
humanos, pero, ¿en qué sentido? Y ¿qué relación tendría generar “deseo” o “deleite”? La
respuesta puede estar en la parte siguiente, que afirma: «La mujer siguió a la tierra, y el
matrimonio siguió a la mujer, la generación del matrimonio, disolución seguida de
generación.» Este detalle subsiguiente refiere que la aparición femenina vino tras la Tierra con
una importante función complementaria, detrás de la cual caminaba también la “unión”
(matrimonio), iniciando algo que antes parecía no existir.
120

Esto lo reflejan como una “disolución” la cual es seguida por “generación”, o sea,
género, progenie, desarrollo, etc. Podemos asumir que se habla del vínculo entre hombre y
mujer, el aspecto sexual (no como cópula sin compromiso, sino legítima y oficial), por lo que
tras esto debe haber un misterio que implica la relevancia de usar este vínculo para suprimir la
deficiencia, por medio de un aspecto no existente –de esa manera- en las realidades
superiores, y que, vislumbrando su relevancia, ha sido usado por las fuerzas negativas para
destruir su verdadero propósito y degenerarlo. Todo esto es simbólicamente muy similar al
relato egipcio, por lo que puede haber algún tipo de raíz o reminiscencia.

El texto continúa anunciando sobre Eros: «Después de [surgir] este Eros fue que la vid
creció de la sangre que se derramó sobre el terreno. Es por eso que las personas que beben
conciben el deseo de... Después de la vid, el higo y Granadero germinó en la tierra con el resto
de árboles según su especie, con lo que en sus semillas, después de la semillas de las
autoridades y sus ángeles.» (Apócrifo de la Rebelión 109:26 al 110:1) Cuando dice que
«conciben el deseo de…», hay una palabra posible que vaya ahí, según los resquicios de la
traducción, como “matar” o “sin brillo”. Esto parece explicar la parte del surgimiento de las
plantas y las semillas en la Tierra, a lo que se refiriera Moisés en la Torá. La vegetación
aparecería como fruto de la semilla de los dioses y Eros en el terreno, algo que expresó sus
propias sensaciones. El manuscrito señala que tras aparecer Eros, hace su trabajo, dando como
resultado que «la vid» creciera «de la sangre», como si Eros se hubiese descompuesto o
desfragmentado mezclándose con la Madre Tierra a través de las fuerzas y poderes
entrelazados con los elementos. Podríamos decirlo de otra manera: se crea una ley natural. La
intromisión de Eros genera la vida en estos cánones, entendiéndose como el motor que
produce gracias a la unión del elemento masculino y femenino. Notorio es, y patente, en la
Naturaleza, en los animales, las plantas, incluso en los vientos y nubes –para quien conoce de
estos asuntos. Es como las corrientes frías y calientes que existen, los contrarios que juntos
crear y fructifican, igual que la propia idea oriental del Yin Yang (masculino y femenino – cielo y
tierra) y la dualidad necesaria para el equilibro universal. Es más, no es extraño que la Tierra,
siendo que se conocía como Aretz, empezó a ser definida como Adamá, bien porque fuera la
morada de los adámicos y/o por lo que la definición en sí misma significa: “sangrienta divina”,
“adámica”, “*tierra de+ Adán”, “la de la sangre divina”, y otros cuantos epítetos que pueden
salir de ahí. Lo que sigue refleja la ley natural de que todo habitante del mundo se ve atraído
hacia esa regla “terrestre” de unirse entre polos opuestos: macho y hembra. El ejemplo claro
de esto, expresado por el gran poder en Eros, produjo de la propia Tierra vida, bajo los
parámetros de este espíritu generador y encargado de consolidar las polaridades y unirlas,
haciendo que, a largo plazo, lo oscuro comenzase a ceder ante la luz.

«- ¿Dices que Dios tiene ambos sexos, oh Trismegisto? - No solamente Dios, Asclepio,
pero todos los seres animados e inanimados. Es imposible que ningún ente sea infecundo.
Porque si se quitara la fecundidad de todos los seres que existen, sería imposible que siempre
fueran lo mismo que son. Yo por mi parte digo que, por naturaleza, la Mente, la Naturaleza y el
Mundo contienen en sí el poder de engendrar y conservar todas las cosas que han nacido. En
verdad, ambos sexos están colmados del poder de procrear, y la mutua conexión de ambos, o
mejor, la unión de ambos es algo incomprensible, y ya puedes nombrarla correctamente
Cupido o Venus o con ambos nombres a la vez. Quiero que guardes bien en tu mente lo que
sigue, la más verdadera y evidente de todas las verdades: el Señor de la Naturaleza toda, Dios,
inventó y concedió a todos los seres este misterio de procrear eternamente, cuyos atributos
naturales son el sumo afecto, la felicidad, la alegría, el deseo y el divino amor. Y hubiera que
explicar más cuánta es la fuerza y la imperiosa necesidad de este misterio, si no fuera bien
conocido de cada uno, en su íntimo sentir, por propia experiencia. Porque en el momento
extremo del orgasmo, al que llegamos después de repetidas frotaciones, cuando un sexo en el
121

otro vierte su sementera, advertirás que cada uno ávidamente arrebata y esconde en sí mismo
la del otro, y que en ése momento, por la compenetración mutua, la hembra se apodera de la
fuerza del macho y el macho se abandona a la languidez de la hembra. Por donde el acto de
este misterio, tan dulce y necesario, se realiza en privado, no sea que las burlas del vulgo
ignorante avergüencen a la divinidad de ambas naturalezas durante la unión sexual, y mucho
peor si uno se expone a las miradas de impíos.» (De Hermes Trismegisto dirigido a Asclepio,
verso 21. Corpus Hermeticum)
122

V.
EN EL PRINCIPIO
123

GÉNESIS 1
“Si tu corazón es un volcán, ¿cómo pretendes que broten flores?”
Khalil Gibran (1883 - 1931)

«Y después de la fundaci[ón del mundo] dijo Saclas a sus á[ngeles: Yo], yo soy un Di[os
celoso] y fuera de mí nin[gún otro existe», puesto que creía en su realidad. Entonces una voz
vino de lo alto diciendo: “Existe el Hombre y el Hijo del Hombre”, a causa del descenso de la
imagen de lo alto, que es similar a su voz en la altura de la imagen que ha visto. Por medio de
la visión de la imagen de lo alto se plasmó la primera criatura. A causa de esto existió el
arrepentimiento. Recibió su cumplimiento y su poder por la voluntad del Padre y su acuerdo
con lo que aceptó de la gran raza incorruptible, inquebrantable, del gran hombre poderoso del
gran Set, para que la sembrara en los eones que han sido engendrados para que por él (=
arrepentimiento), se completara la deficiencia. Porque había bajado de arriba al mundo que es
la apariencia de la noche. Cuando llegó, rogó conjuntamente por la semilla del Arconte de este
eón y [las] autoridades que existían a partir de él, aquella contaminada que será destruida del
dios engendrador del demon y rogó por la semilla de Adán, que es semejante al sol, del gran
Set.» (1ª Set o el Evangelio del Gran Espíritu Invisible 1:58-60) El origen del hombre es tema
escabroso sobre el cual únicamente haremos una referencia breve, pues queremos abordarlo
debidamente en los siguientes libros. Esto así esperamos que sea, con la bendición de Dios,
pero antes considero necesario resumir el aspecto de la Creación, especialmente según las
versiones bíblicas y parabíblicas. Vamos comprendiendo que la aparición de este planeta y del
hombre no fueron casualidad y estaba previsto que suprimiesen la discapacidad, restituyendo
al Espíritu Santo lo suyo. El jasidismo explica que la definición que al español se traduce como
“hace”, también significa en su raíz hebrea “rectifica”, como está dicho al finalizar el relato de
la Creación (el sello del Séptimo Día, Shabat): «el que Elohim creó para hacer», refiriéndose a
“hacer” en el sentido de “rectificar”. Los sabios judíos sostienen que esto quiere decir que Dios
nos dio la tarea de finalizar la rectificación de Su Creación, ¿pero si es perfecta, porqué
necesita una “rectificación”? Lo que comenzó Sofía con Cristo seguiría con el linaje de Set y se
sellaría con la venida del Cristo en la carne. Precisamente este texto -arriba citado- de Set
menciona el hecho de que Sofía «había bajado al mundo que es apariencia de la noche»,
aumentando las probabilidades de que ella iluminara el caos con su presencia y diferenciase
entre la ignorancia de los arcontes y su creación de lo que es la verdad de los Reinos Eternos y
su luz. Esa luz venía a este mundo, como dijo Juan, pero inició con Sofía y siguió con el linaje de
Set, pues esta misma estirpe «es semejante al sol, del gran Set.»

Aparentemente Mahoma comentó: «Vuestro Señor es Dios, Que ha creado los cielos y
la tierra en 6 días. Luego, se ha instalado en el Trono. Cubre el día con la noche, que le sigue
rápidamente. Y el sol, la luna y las estrellas, sujetos por Su orden. ¿No son Suyas la creación y la
orden? ¡Bendito sea Dios, Señor del universo!» (Corán 7:54) Todas estas mitologías, y hasta
ciertas religiones del ayer, nos recuerdan a principios mencionados en el Génesis de Moisés.
Así pues, hemos de indagar en cuanto al significado de los primeros capítulos de este libro de
la Tora. Muchos aficionados y expertos en sumerología apoyan las teorías del investigador y
escritor ruso Zecharia Sitchin, en especial en este tema, expuesto detalladamente en su obra
“Génesis Revisado”. Sitchin sostenía que la historia del Génesis y el Enuma Elish sumerio
estaban muy relacionados con la terra-formación de nuestro sistema solar, siendo ambos el
mismo cuento pero modificado por el transcurso del tiempo. Si bien, la redacción de este
primer manuscrito se le atribuye a Moisés, tal como el resto de libros de la Torá, los Jubileos, la
Revelación de Moisés y el libro de Job. ¿Qué cuenta el primer texto de la Tanaq (Antiguo
Testamento)? ¿El primer capítulo de Génesis relata el inicio: la creación del universo, del
planeta Tierra, del hombre, etc.? Es posible que debamos reorganizar las ideas creadas sobre
124

este texto, dejando atrás los postulados que nos han enseñado. El libro de Barashit –en
hebreo- o Génesis (palabra griega que traduciría: “generaciones”) parece expresar
básicamente el desarrollo del pensamiento de los dioses y la intervención del Espíritu Santo,
cuyo resultado sería lo existente. Esto hoy se conoce como creacionismo. Aún con todo, dicha
obra parece tener ciertas deficiencias y matices contradictorios. Es aquí donde nos conviene
socavar.

Desplazándonos un poco hacia atrás, podemos dilucidar el creacionismo mitológico,


que tiene cierto parecido con el genésico, Barashit afirma que los “dioses” (voz hebrea:
“Elohim”) en un principio crearon los Cielos (Shamaim) y la Tierra (Aretz), que es exactamente
el mismo principio que exponen las antiguas leyendas. Lo que pocos se paran a pensar es que
no se explica cómo fue creada. La razón puede estar en que los hebreos guardaban la tradición
del profeta y escriba Enoc, en donde ya se exponía el tema, además de que Moisés también lo
detalló en el Libro de los Jubileos. Se expone que en dicho principio ya la Tierra estaba
“desordenada y vacía”, una traducción bastante desacertada, teniendo en cuenta que en un
vacío no hay nada, y “cosas” son las que, en un sitio inapropiado, generan desorden, por lo
que al no haber nada, ¿qué desorden iba a existir? «¿Quién visitó por él la tierra? ¿Y quién
puso en orden todo el mundo?» (Job 34:13) El hebreo “Tohú” y “Bohú”, son palabras
llamativas, pues “Tohú” es “vanidad” o “vacío” (ejemplos en: 1ª Samuel 12:21 e Isaías 29:21)
en un concepto de traducción, mientras que en otro es “caos” (ejemplo en Isaías 24:10) y en
otro es algo “en vano” (ver Isaías 45:19). No puede ser vacío si es un caos, ya que el caos es
ALGO crítico y el vacío es simplemente una “nada”. Tohú es singular de la palabra plural
“Tehom” (Abismo), lo que ¿nos lleva de nuevo pasos en retroceso? Se entiende igualmente
por Tehom al Océano Primigenio a partir del cual se produjo el ordenamiento de la Tierra.
Asimismo es un término para describir las profundidades del mar, las aguas profundas
(ejemplo: Éxodo 15:5) o simplemente se entiende por Abismo o fuente de las aguas
subterráneas, como se expone en Deuteronomio 8:7. Veamos que también la palabra
“Tahalá”, que viene de la misma raíz, habla de “necesidad”, “carencia” o “vacío”, siendo
traducido así en Reina Valera, pero en otros textos comparados con el arameo, se define como
“error”. De este modo se ve cuando Job da a entender que Dios «…en sus siervos no confía, Y
notó necedad/error en sus ángeles.» (Job 4:18) Con esto confirmó las palabras de Enoc, cuando
afirmó: «"Ahora los ángeles del Cielo son reos de pecado y sobre la carne del hombre recae tu
cólera hasta el gran día del juicio.» (1ª Enoc 84:4)

En etimología, la expresión hebrea “Tóhu va-Bóhu”, que se traduce como: “sin orden y
vacío”, es un caso de endíadis, en el cual “Bóhu” no significa específicamente “sin orden”; más
bien, ambas palabras, “Tóhu” y “Bóhu”, expresan en conjunto la idea de Caos. Partiendo de
“Bohú” encontramos la voz “Bhl”, “Bahal” o “Bohal”, que es estar aterrorizado, turbarse,
amedrentarse, quedarse paralizado del miedo, o simplemente “apresurarse”. También de ahí
deriva “Behemot” (la Bestia), siendo este un plural femenino. Entonces otros habrían
traducido que la Tierra estaba “vacía y en terror”, pero igual, ¿si no había nada, qué era lo
aterrorizante y a quién aterrorizaba? Los más atrevidos sumerólogos recientes dicen que la
Tierra primigenia, antes de ser Eridu (Aretz, en hebreo) era un planeta acuoso enorme que se
partió en dos y cuyo nombre era Tiamat, palabra cuya raíz es similar a Tohú, y que en el mito
sumerio-acadio representaba a la “diosa dragón” que sería madre tierra. Sumando todo esto
podríamos comprender el postulado de Edward Stone, del Instituto de Tecnología de California
(Caltech), el científico jefe del programa Voyager, que esgrimió que «los accidentes cósmicos
fueron escultores potentes del sistema solar», ya que la tradición mesopotámica sería una
alegoría de un cataclismo espacial, un evento cósmico que habría dado como resultado, no
solo nuestro planeta, sino todo el sistema solar. Pero si los eventos eran tan remotos, ¿cómo
los conocían los sumerios o los hebreos? Pero, ¿cómo sabía el profeta Moisés sobre estos
hechos ocurridos, según el creacionismo clásico, al menos 8.500 años antes de él? Si el libro
125

del Barashit fue redactado hace unos 3.500 años, entonces no es muy nuevo, toda vez que
encontramos sus hechos principales incluidos en el “Enuma Elish” (épica de La Creación
sumeria), la cual se remonta a unos 5.800 años, y otros están descritos en la épica de
Atrahasis. Alguien inspiró a Moisés sobre esta narrativa y le habló de sus entresijos, aunque la
historia propiamente citada es mencionada por otros muchos pueblos con matices diferentes.
Además, la escritura hebrea apareció “codificada”, y Moisés ni era matemático ni disponía de
ordenadores capaces de realizar semejante prodigio de entramado computarizado, que es este
compendio de literatura hebrea que denominamos Tora (en 1995 se descubrió que la TANAK
estaba codificada matemáticamente y aún en aquellos días resultaba prácticamente imposible
desvelar todos los secretos encriptados en sus líneas).

Así que habiendo sacado algunos resaltos al respecto, resumamos que la Escritura nos
enseña, en lengua hebrea, que «en lo encabezado hicieron los dioses, aquel, el Shamaim y
aquella, la Aretz.» (Barashit 1:1) Sobre esto señalemos:

A. Barashit (Bar-esh-it) significa en arameo: “Hijo-fuego-ese”, que en simbología


quiere decir: «Ese [fue el] resultado del fuego [divino]», o en cuanto a que la vida tuvo lugar
porque «ese fue el fruto premeditado.» También se desglosa como “Ba-rosh-it”, que quiere
decir: «en lo encabezado» o «eso como encabezamiento». De la misma forma, la sola palabra
“barashit” traduce: “esa creación”, o también “bará-shit”, que quiere decir: «hecho lo
impuesto.» En definitiva, traduzca como se traduzca, no implica literalmente una relación con
el inicio de todo sino con una obra desarrollada en lo ya establecido, o trabajando con medios
en mano dispuestos: el comienzo del desarrollo del mundo material habiendo pasado por un
evento caótico previo.

B. Elohim (EL-oh-im) significa: “Dios-los-[que]-lamentan” o “Dios-los-[que]-


apoyan”. Es decir: «Dios de los que se lamentan» y también «Dioses que apoyan.» Aún así, y
aunque los judíos no quieran ver esta observación, esta palabra traduce y se aplica
genéricamente como “dioses”, o simple y llanamente se refiere a la “divinidad” o a la “deidad”
de forma global. Si se refiriese de forma singular al Dios Altísimo, diría, por lo contrario: “El”
(Dios), “Elí” (mi Dios), “Eloah” (el Dios) o “Elyón” (Dios grande), como en otras referencias
bíblicas comunes. En todo caso, tampoco se usa la voz “Elím” (Dioses), sino que tenemos en el
intermedio del vocablo la sigla “H” (hei), que amplía el significado de la palabra añadiéndole
“exaltación”. La “He” o “Hei” es la quinta letra del alefato, la cual simboliza lo divino y está
asociada a lo sagrado. Hei equivale al apoyo celeste y a veces expresa la intervención
sobrenatural por causa de la lamentación humana. Dicha grafía asimismo implica que uno
mismo a de “tomar” de lo de uno para ayudar a otros, acorde al jasidismo. Igualmente Hei
significa: quebrantarse, tomar semilla, contemplar y revelación. Ahora bien, la Escritura dice
que existen otros “dioses” (Elohim), escrito de la misma manera. Este problema aduce a que
existen muchos “dioses”, y por esto ha sido imperativo desvelar los entresijos de quién era
Dios en esa narrativa, qué otros dioses estuvieron relacionados ahí y si hubo una mezcla de
entidades en ese comienzo, la cual no expresa claramente Génesis –aunque sí se insinúe en la
Hagadá judía. Tengamos en cuenta, de cualquier manera, que en caso de ser identificada una
“deidad” con “Iehovah”, ya aclara de qué lado está, o sea, se entiende que es la “deidad”
conocida como Jehová: “Yehovah Elohim”, o traducido como “Jehová Dios” o “Jehová el
Señor”.

C. Aretz: Deriva de la palabra sumeria “Eridu”, que fue el primer emplazamiento


o civilización de la Tierra cuando llegaron los Anunnaki (es una transformación lingüística del
sumerio E.RI.DU, que quiere decir “hogar de ir desde lejos”, llamada principalmente HA.A.KI
(lugar de los peces-agua) en Sumer). Se entiende que ellos mismos la establecieron. También
se asocia con “Eretz” (tierra, terreno, territorio o nación).
126

D. Shamaim: Deriva de la palabra acadia –y esta, de raíz sumeria- “Shemaim”, que


quiere decir: “Pueblo del Cohete” o “Nación del Lanzamiento [hacia arriba]”. En la lengua
aramea la palabra, en su raíz etimológica, se desglosa como “Sham-maim” o “Shama-im”, que
significa: “Allá Pueblos”, “Arriba Naciones”, “Hacia Allá *hay+ Gentes”. La propia añadidura
final, “im” (plural masculino), también se aplica como “iam” (mar), que viene a ser una forma
denominativa para la proliferación de muchedumbres y gentes, usada simbólicamente en una
inmensa mayoría de conceptos bíblicos.

Según la teoría del erudito judío Félix Guttmann Van Katz, en este contexto podemos
suponer que nadie estaba hablando de la creación del mundo, como se enseña en el
Creacionismo clásico, sino de dos establecimientos importantes: uno en la Tierra, que sería la
primera civilización establecida por los Elohim, y que daría origen a la cuna de la humanidad y
la base de operaciones espirituales y militares de Dios entre los hombres; la otra sería la base
aérea donde miles de gentes trabajarían los asuntos celestiales y el problema causado por el
surgimiento del mal. No por casualidad, el Enuma Elish dice esto: que fueron construidos los
lugares para regir en la Tierra (Aretz-Eridu) y en un establecimiento o base espacial en el cielo
(Shamaim). De hecho, los babilonios trataron de emular la lanzadera de Elohim en
Mesopotamia: la Torre de Babili o de Babel. Podríamos discurrir en esta teoría, a pesar de que
también Zecharia Sitchin señala algunos puntos a tener en cuenta, y que resaltaré más
adelante.

Volviendo con el punto del caos y la desolación, ¿el establecimiento “Tierra” estaba en
caos y desolación a raíz de lo que venía ocurriendo? ¿Las “tinieblas” (ignorancia) estaban, o
dominaban, el “Tehom” (Abismo o despeñadero)? Entonces existe una afinidad de algún tipo
entre ese abismo del Hades que estaba en ignorancia y oscuridad espiritual, con la situación de
la verdad universal, tiempo en el que las fuerzas del mal ejercían poder o autoridad en el
Inframundo. De manera que el problema de la humanidad debía ser a causa de esas “fuerzas”
que estando en “tinieblas” influían o actuaban desde el “abismo”, aspecto similar al ya
propuesto desde hace al menos 2 décadas por el maestro Félix Guttmann Van Katz. El asunto
es que el profeta proto-hebreo Enoc (a quienes los sumerios asocian con Emedurana y los
metafísicos de la Nueva Era asocian con Metatrón), escribió: «Y el Señor me citó, y me dijo:
Janoj, siéntate a mi izquierda con Gabriel. Y yo me arrodillé ante el Señor, y el Señor me habló:
Janoj, querido, todo lo que ves, [sobre] todas las cosas que están manteniéndose firmes
terminadas, te hablo a ti, incluso [sobre las cosas] antes del comienzo primordial, todo lo que
yo creé a partir de ningún ser, y cosas visibles de lo invisible. Escucha, Janoj, y toma estas mis
palabras, porque ni a mis ángeles tengo yo dicho mi secreto, y yo no les tengo dicho [el origen
de] su salida, ni siquiera a mi reino sin fin, ni siquiera han entendido mi creación, cual te digo
hoy. Pues antes [de que] todas las cosas fuesen visibles, yo solo solía ir acerca de las cosas
invisibles, como el sol del este al oeste, y del oeste al este. Pero incluso el sol tiene paz en sí
mismo, mientras yo no encuentro paz, porque yo estaba creando todas las cosas, y yo concebí
el pensamiento de colocar fundamentos, y de crear creación visible.» (2ª Enoc 24:1-5)

Una de las personas más indicadas para compartirnos sus conocimientos sobre la
Creación del mundo es este gran escriba del Señor, el profeta Enoc, nada más ni nada menos
que el bisabuelo de Noé. Él, en este sentido, dejó muchos textos valiosos de los que podemos
alimentarnos y adquirir, no sólo conocimiento, sino sabiduría. Enoc escribió que el Señor le
dijo: «Y salió de las [cosas] más elevadas porque salió un visible de lo no visible y salió Uriel
muy poderoso. Y he aquí que su apariencia era una gran luz sin comparación. Y le dije a Uriel el
dar a luz y sea visible el nacimiento de ti. Y dio a luz y salió grandiosa, y yo estaba en medio de
la luz. Y la luz revoloteó, y salió de en medio de la luz [un] gran mundo, visión de toda la
Creación que dije crearse. Y vi que era bueno. Y la estancia mía [fue un] trono y me senté en él.
127

Y a la luz le dije: ve arriba y siéntate al [lado] del trono y hubo fundamento para las cosas
elevadas. Y no hay más allá de la luz. Y entonces yo doblé y miré desde mi trono y llamé una
segunda vez…» (2ª Enoc 25:1-6) Después de esta primera creación que el Todopoderoso
desarrolló a través de Adoil –la cual es patente que esté orientada a la aparición de su gran
morada y reino celestial-, continuó haciendo más: «Y yo convoqué el muy bajo una segunda
vez, y dije: Deja Arjas (espíritu de creación) salir dureza, y él manifestó dureza-solidez desde lo
invisible. Y Arjas vino surgió, duro, pesado, y muy rojo. Y yo dije: Ábrete, Arjas, y deja [que] allá
que nazca de ti [todo ello], y él se deshizo, [así] una era salió adelante, muy grandiosa y muy
oscura, portando la creación de todas las cosas bajas, y yo vi que eso era bueno y le dije a él: Ve
por lo tanto abajo [muy por] debajo, y [manifiéstate] hasta [hacerte] a ti mismo firme, y se una
fundación para las cosas bajas; y ello sucedió y él fue abajo y se reparó a sí mismo, y vino la
fundación para las cosas bajas, y debajo de la oscuridad no hay nada más.» (2ª Enoc 26:1-4)

Después de crear la luz y las cosas físicas, al parecer, el Todopoderoso crea el agua, en
lo que apenas viene a ser el primer intervalo citado igualmente en el libro del Génesis: «Y yo
ordené que allá debían ser tomados de luz y oscuridad, y yo dije: Sea densidad, y ello fue así, y
yo lo separé fuera con luz, y ello se convirtió en aguas, y yo lo separé fuera con oscuridad, por
debajo de la luz, y entonces hice firmes las aguas, es decir el abismo (insondable, sin fondo), y
yo hice fundación de luz alrededor de las aguas, y creé siete círculos desde dentro, e
imaginadas las aguas como cristal mojado y seco, que es decir como vidrio, y la circunscripción
de las aguas y de los otros elementos, y mostré [a] cada uno de ellos su camino, y las siete
estrellas cada una de ellas en su cielo, [porque] ellos van así, y yo vi que eso era bueno. Y
separé entre la luz y entre la oscuridad, que es decir en el medio del agua aquí y allá, y yo dije a
la luz, que ello debía ser el día, y a la oscuridad, que ello debía ser la noche, y fue tarde y fue
mañana el primer día.» (2ª Enoc 27:1-2) Bastante obvio es que el Altísimo hiciera uso de la
“luz” (potencial, energía, espíritu, fuerza) para provocar los cambios en el desarrollo de las
cosas, pues ella es un símbolo del evidente actuar de sus consiervos, tales como Cristo y Sofía.
Por otra parte, ¿cuáles serían esos “siete círculos desde dentro”? Y ¿por qué habla de “siete
estrellas”? ¿Relaciona los siete círculos con esas siete estrellas y “sus cielos”? Esto parece
inquirir en que los círculos son las dimensiones o Rakiot (Cielos) mencionados en las
tradiciones talmúdicas o que son los 7 ángeles principales administrando cada uno de estos 7
lugares, aspecto que nos lanza a la evidente explicación de que nos habla de nuestros
compañeros espaciales y sus órbitas. Por consiguiente, las siete estrellas pueden ser los Sietes
Espíritus de Dios o arcángeles que administran estas siete “dimensiones” y sus aguas, pero en
lo concreto aquí referido serían los planetas que comparten con nosotros este sistema.
Cuando dice aguas, ¿se refiere a mundos, civilizaciones, razas, humanidades o sub-mundos?
Por el libro de Apocalipsis (cap. 17:15) sabemos que el significado mítico del agua representa a
muchedumbres de gentes, aunque el agua también es una sustancia primigenia de vida.

Ahora, el Creador habla a Enoc de otra parte fundamental de esta manifestación de su


obra en la materia, diciéndole: «Y entonces yo hice firme el círculo celestial, e hice que las
aguas bajas cuales están bajo el cielo se colectasen a sí mismas, juntas, hacia dentro de un
agujero, y que el caos se volviera seco, y ello se convirtió así. Fuera de las olas (onda) yo creé
roca dura y grande, y de la roca yo llené lo seco, y lo seco yo llamé tierra, y el medio de la tierra
yo la llamé abismo, que es decir lo sin fondo (insondable), yo colecté el mar en un lugar y lo
limité junto con un yugo. Y yo dije al mar: ‘Contempla yo te doy tus límites eternos, y tu no
deberás romperte [,] soltarte de tus partes componentes. Así yo hice rápido el firmamento. [A]
este día yo llamé la primera-creación.» (2ª Enoc 28:1-4) ¿Qué quiso decir con que hizo firme el
círculo de los cielos? Aquí sí parece estar describiendo la creación o “construcción” del planeta
Tierra y/o de algo más fuera de él, incluyendo el molde celeste: «Sábete que esta Tierra no es
más que un portal, cuidada por poderes desconocidos por el hombre. No obstante, los Señores
Oscuros ocultan la entrada que lleva a la tierra nacida del Cielo. Sábete, que el camino a la
128

esfera de Arulu es cuidada por barreras abiertas solamente por el hombre nacido de la Luz.»
(Tabla 14. Tablillas Esmeralda de Thoth) Esta apreciación inclusive apoya la teoría de la Tierra
Hueca y del inframundo. Asimismo, podemos ver que sigue la línea de pensamiento que
sugiere que el concepto de “Mar” se refiere a un lugar concreto de la creación, fuera de la
Tierra, puede que incluso en, o fuera de, nuestro sistema solar, a la vez que identifica los
océanos del mundo (muchos casos de “revelación” sobre el “mal” y sus fuerzas, las puede
ubicar fuera o muy por debajo de los fondos oceánicos). En este momento vemos que no dice
que éste fuera el Segundo Día o volviese a hablar del Primer Día, sino que describe dicho
acontecimiento como “la Primera Creación”, aún dentro del primer intervalo de tiempo. El rey
israelita David, escribió: «Alabadle, cielos de los cielos, Y las aguas que están sobre los cielos.»
(Salmo 148:4) ¿Cielos de los cielos? ¿Aguas sobre los cielos?

En la cultura maya, deidades como Tepeu, Gucumatz o Kukulkán y Hurakan estuvieron


relacionados con los inicios del mundo. Los más importantes dioses de esta civilización se dice
que levantaron la tierra que estaba sumergida bajo las aguas. Concretamente, se supone, que
Hurakan o Huracán vivió en la noche de viento por encima de las aguas y en repetidas
ocasiones invocó la “tierra” hasta que esta surgió de los mares definitivamente. Otro ejemplo
de Mesoamérica lo vemos en la cultura Teotihuacán, donde Tláloc originalmente representaba
al agua terrestre, mientras que, por su parte, la serpiente emplumada (quien siglos más
adelante pasa a ser conocido como Quetzatcóatl), al agua celeste (aquí vemos una vez más el
concepto de aguas de arriba y de abajo). Esta idea continuó aún a la caída de la ciudad,
pasando a Tula, y de ahí su culto se esparció entre los pueblos nahuas. En mitología sumeria
recordemos que también se habla de la madre Tierra, Ninhursag, que es el nombre más
conocido de Ki. Ella, se dice, era la Tierra y diosa madre que generalmente aparecía como la
hermana de Enlil, pero en algunas tradiciones era su consorte. Oficialmente nació de la unión
de An y de Nammu, aunque a veces figura como hija de Kishar (todos estos corresponden con
nombres sumerios de los planetas de nuestro sistema solar). En los primeros días se supone
que Ki/Ninhursag fue separada del cielo (An), y sacada fuera por Enlil. Los pueblos del pasado
habrían errado creyendo que sus dioses patrones eran los causantes de estos eventos
geológicos. No es extraño entonces que personajes de aquellos tiempos como Moisés y a Enoc
les diesen versiones directamente oídas sobre la naturaleza verdadera de estos eventos,
dejando así atrás tantas leyendas inconsistentes o incompletas que quitaban mérito a quien
realmente lo merecía y motivaban más el desacertado politeísmo.

La Creación

El apóstol Juan escribió: «En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la
Palabra era Dios. Éste era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él
nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los
hombres.» (Juan 1:1-4) ¿De qué Palabra está hablando el misionero Juan? Cualquiera que
fuese esa Palabra era la razón, motivación o fuerza que creó todo lo existente. Dice Juan que
“en argí” (en griego: “desde la eternidad”) ya “era” o “estaba” la Palabra, es decir, la Palabra
de Dios –no la Biblia, sino el poder de su “orden”- fue lo primero que existió. Partiendo del
famoso vocablo “logos” emergió la existencia. Acorde a la misma -la Palabra-, que existía con
Dios, y en sí misma era Dios –ya fuera como una representación, como Él mismo o como parte
de su Asamblea-, todas las cosas fueron hechas, y si no fuese por la Palabra, nada de lo que ha
sido hecho habría venido a la existencia. En la Palabra estaba la Vida Eterna, y ésta era la “luz”
que guiaba a los hombres del universo, la que los “alumbraba”, y la que desde Cristo trae
lucidez y verdad a los que aprenden de él. Dios dijo a Enoc: «Si yo volteo mi rostro, entonces
todas las cosas serán destruidas.» (2ª Enoc 33:5) Más de esta información está en el libro
apócrifo de Juan (Libro Secreto de Juan) y en el apócrifo de Set (Evangelio de los Egipcios o del
Gran Espíritu Invisible). Y ¿qué es eso de la “luz” que guiaba o “alumbraba” a los hombres del
129

cosmos? Esa luz que manifestaba la Palabra de Dios vino en la persona de Jesús: «Aquella luz
verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo
por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a
todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos
de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de
varón, sino de Dios. Y aquella Palabra fue hecha carne, y habitó entre nosotros (y vimos su
gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.» (Juan 1:9-17) Esto da
a entender que el universo fue creado por la Palabra de Dios y esa misma Palabra fue la luz
que nos fue manifestada en la persona de Jesús, realizando su ministerio u obra aunque su
gente, judíos, en su momento no lo hubiesen asimilado.

«Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército,
la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas estas
cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran.» (Nehemías 9:6) Se atribuye a IHVH la creación del
cielo y, además, del cielo de los cielos. También se asume que con esa instauración vinieron las
huestes correspondientes con la dirección de todas las cosas aparecidas. Igualmente se dice
que Él dio lugar al planeta Tierra, a los mares y a todas las formas de vida, incluyendo,
asimismo, el hecho de mantener la fuerza vitad de toda criatura y ser que pulula en derredor.
Ahora bien, no podemos suponer que esa luz -de la que habló Juan- que alumbra a todo
hombre ya estaba aquí, porque si no, ¿para qué la iban a traer? Y si quiere decir que esa luz
actúa ahora en la humanidad gracias a que vino antes, ¿por qué está el mundo mal como está?
Evidentemente, esa iluminación de la que habla fue traída de otro sitio donde sus habitantes sí
viven en ella. Por Cristo afirmó Pablo: «Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda
creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en
la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades;
todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en
él subsisten…» (Colosenses 1:15-17) Entonces, es cierto que Jesús fue predestinado para ser
Rey del Universo, y todo lo existente fue preparado para este cometido. Incluso Juan es
enfático cuando escribió que “el mundo, por causa de Cristo fue hecho”. Por consiguiente,
comprendemos que el mundo (cosmos) fue “establecido” porque todos los hombres tenían la
esperanza de ver al unigénito (único de su genética) y primogénito (primero de su genética),
porque ésta era la imagen corpórea del Dios invisible, aunque él no fuese Dios en sí mismo –
como el Padre. Y así fue hecho por Dios, como el rey David dijo: «Porque él dijo, y fue hecho; El
mandó, y existió.» (Salmo 33:9). Si bien, Pablo también refirió, sobre el Padre Celestial, que fue
manifestado en cosas visibles aunque Él no es visible: «…Porque las cosas invisibles de Él, su
eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo
entendidas por medio de las cosas hechas…» (Romanos 1:19-20) Es decir, el Padre se
manifiesta en su creación: le podemos ver a través de todas las cosas que existen en el
universo, y en el caso de las “cualidades”, se observan por medio de Jesucristo –mientras que
en persona lo hace por parte del Anciano de Días.

Pero, ¿qué es el mundo? La palabra “mundo” viene del griego: “cosmon”, que quiere
decir: “universo viviente”, y del hebreo: “olám”, que significa prácticamente lo mismo:
“universo de los vivientes”. Así que, a lo que nosotros llamamos “mundo” como esfera
planetaria, la escritura y la legua antigua lo refiere al cosmos lleno de todo tipo de formas de
vida. El mismo código que se llamaba a sí mismo “Hijo del Hombre”, porque un “hijo” es el
“resultado” y “fruto” de una cosa, y en este caso es “el resultado o fruto del código Adán”, una
criatura especial. El género Adán (A-DM = Dios-Sangre) es el código genético de Dios, no
porque el Padre tenga sangre o un código genético, sino porque implica que somos dioses y
hombres a la vez, y que tenemos vínculo con la divinidad. Jesús enseñó cómo era la vida en el
cosmos antes de la Rebelión de Sakla, de Satanás y de los otros ángeles caídos. Por causa de
ésta sedición Jehová sacó adelante un propósito de Salvación, primero con una nación y luego
130

con todo el mundo que aceptase al Hijo de Dios –aunque había predestinación en dicho
asunto. Jesús enseña esto en una parábola, en la cual afirma que el Reino de los Cielos es
semejante al Hijo del Hombre, que sembró el código genético de los Hijos del Reino en el
Universo; pero estando ellos en ingenuidad, vino el Diablo y sembró cizaña (Hijos de la
Iniquidad) entre los buenos y todo lo hecho en la creación, y luego se fue. Cuando sus acciones
dieron resultado se vio que en el fruto de los hijos del universo había buenos y malos, y había
consecuencias buenas y malas. Entonces vinieron los siervos del Padre Todopoderoso y le
dijeron: «Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo-universo? ¿De dónde, pues, tiene
cizaña?”, y Él les dijo: “Un enemigo ha hecho esto.” Y los siervos le dijeron: “¿Quieres, pues, que
vayamos y la arranquemos?” Él les dijo: “No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis
también con ella el trigo.» El Padre quería evitar un derramamiento de sangre y un juicio
deliberado. No quería actuar sin antes saber qué disposición tenía el corazón de cada uno y
hacia dónde se inclinaban sus obras. Así que el Padre les dijo a sus siervos que dejasen que
cada cosa se desarrollase por sí sola hasta el «Fin del Siglo», que es el tiempo cuando enviará a
sus ángeles y echaran a los que sirven de tropiezo e iniquidad al lago de fuego (Mateo 24:43).
Lo mismo que dijo Juan sobre Cristo fue reiterado por otro contemporáneo: «Por la fe
(visualización) entendemos haber sido constituido el Universo por la Palabra de Dios, de modo
que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.» (Hebreos 11:3) Entonces había “algo” que no
se veía, y de donde salió todo cuando ahora se puede ver. Así que lo que hoy es manifiesto de
la Creación viene de un mundo o universo anterior del cual éste es una viva imagen o réplica,
un tipo de diseño inicial que dio como resultado a nuestro universo, aunque el anterior es
prefecto y superior.

Lastimosamente, prácticamente todas las fuentes que hablan del universo antes de la
Rebelión de Sakla no están compiladas en la Biblia. Casi su mayoría constituyen una parte
nutrida de los escritos antiguos guardados en museos, grandes bibliotecas, iglesias medievales,
en el Vaticano, fueron encontrados hace poco o simplemente fueron “puestos a un lado”
(canonizados). Pero teniendo acceso a algunos textos recuperados en Nag Hammadi (Egipto) y
en Qumran (Israel) a mediados de los años 40, podemos sintetizar que “la vida eterna” era la
“luz de los hombres” que vivían en el cosmos: terrestres, intraterrestres, extraterrestres y
ultraterrestres. El profeta Baruc escribió, por ejemplo: «… ¿O el mundo se vuelva a su
naturaleza de ante-tiempo, y volver al silencio de [la] edad primigenia?...» (2ª Baruc 3:6) Él
estaba entendido en dichos temas y habló sobre la naturaleza del mundo “antes del tiempo”,
es decir, antes de que se establecieran los tiempos; la misma era primigenia que estaba en el
“silencio”. También dijo: «[Dios], usted muestra grandes actos a los que no saben; [usted] que
rompe la caja-estructura de los que son ignorantes, Y lo más ligero es oscuro, Y [usted] revela lo
que está oculto a la materia pura…» (2ª Baruc 54:5) Por tanto, existen “realidades”
trascendentales fuera del nivel de la “materia”, cosas “ocultas” que sólo Dios hace manifiestas.
Todo lo existente vino del silencio, de lo invisible, de la Mente del Creador, del mundo del
Pensamiento, y se manifestó en lo visible, en la dimensión de la materia: «Entonces se
manifestó un Pensamiento en un silencio y un silencio viviente del Espíritu, y así una Palabra del
Padre y [esta fue la] luz.» (El Gran Espíritu Invisible, Evangelio de los Egipcios 5:58-59.
Biblioteca de Nag Hammadi II) Con este proceder apareció la “imagen” de los hombres:
«Entonces llegó la gran [Palabra] auto-engendrada viviente, [el] Dios verdadero, la naturaleza
ingénita, *…+ que es *el+ Hijo del *Altísimo,+ Cristo, que es el Hijo *del+ Silencio indecible *que+
llegó a ser desde el gran [universo invisible] e incorruptible [ser]. El [Hijo del Silencio y en]
Silencio se manifestó.» (El Gran Espíritu Invisible, Evangelio de los Egipcios 5:60)

El escriba Esdras relató: «Él me dijo: "Al principio de la circunferencia de la tierra, antes
de [establecerse] los portales del mundo en su lugar, y antes de [que] la asamblea del espíritu
volase, y antes de que el ruido del trueno sonase, y antes de [que] los destellos de los rayos
brillasen, y antes de [que] las fundaciones del paraíso se estableciesen, y antes de [que] las
131

hermosas flores se hubiesen visto, y antes de [que] las competencias de los movimientos se
hubiesen establecido, y antes de [que] las innumerables legiones de ángeles se reunieran, y
antes de [que] las alturas del cielo se levantaran, y antes de que las medidas de los
firmamentos fuesen nombradas, y los pies delante de Sión se crearon…» (4ª Esdras 6:1-4)
Fijémonos cuán grande conocimiento de la Escritura tenía Esdras, considerando que sabía bien
cómo el Alto y Sublime fundó las bases del mundo y hasta el de los cielos. Comprendemos que
Dios habla de distintas formas, una de ellas son los símbolos. Jesús se presentó como la luz
(Juan 8:12, 9:5 y 12:46), y así fue definido por Juan (Juan 1:9 y 3:19). Si bien, entendemos que
la luz representa la claridad, la aclaración, la verdad, la respuesta, la guía, y demás similitudes.
No obstante, la historia bíblica de la luz podemos hallarla ya en el libro del Génesis, capítulo 1,
vista algunas veces como una idea metafórica u alegórica de cómo Dios interviene en su
Creación para esclarecer las cosas que el maligno ha obnubilado. Sin embargo, la luz que vino
al mundo como revelación de la verdad de Dios se manifestó con Jesús, por lo que el aspecto
literal de la narración genésica debe tomarse en serio, especialmente bajo la lupa de
investigación que a nosotros nos interesa. Aún con todo, es evidente que la luz solar no parece
ser la que ahí se define, pues esta llama o brillo inicial entra en el Primer Día de dicha narración
mientras, supuestamente, el sol tiene lugar tan solo en el Cuarto Día.

La escritura del primer libro de Moisés, esgrime: «En lo encabezado creó Elohim esa la
Shamaim y esa la Aretz. Y la Aretz estaba en caos y desolación, y la tiniebla [estaba] sobre la
cara del Abismo, y el Ruaj Elohim revoloteaba sobre la cara de las aguas.» (Génesis 1:1-2)
Shamaim lo traducimos como Cielo; Aretz lo traducimos como Tierra; Ruaj lo traducimos como
Espíritu; y Elohim lo traducimos como Dios (a pesar de ser evidentemente un plural).
Inicialmente abre la narrativa resaltando que en un “inicio” se creó lo que definimos como
Cielo y Tierra. ¿Qué cielo es ese? ¿El universo? Bueno, la Tierra hace ya parte del propio
universo. ¿La atmósfera? Bueno, la atmósfera pertenece a la Tierra. ¿El cielo etéreo? Bueno,
¿y qué pasa con el resto del cosmos? ¿No se menciona su creación? Hay que percibir a qué
cielo se está refiriendo, el cual vino a ser “creado” precisamente a la par que la propia Tierra,
sin incluir a otros planetas, nebulosas, galaxias, sistemas solares, asteroides, cometas y de más
cosas que componen y pueblan el espacio. Sería además extraño que Elohim creara la Tierra
basándose en un molde caótico si Dios es puro, ¿no? Ergo, ¿de dónde saldría la masa inicial
para formar la Tierra? ¿La creó de la nada? Si la crea de la nada, ¿por qué iba a estar en caos?
¿Qué es lo que comprende un “caos”? Seguidamente aparece una tal “tiniebla”, la cual está
por encima de un Abismo. ¿Por qué únicamente sobre ese abismo? Y ¿dónde estaba ese
abismo ubicado? ¿Qué relevancia tenía mencionar ese aspecto de la Tiniebla y el Abismo?
Otrosí, se habla de Elohim y también de Ruaj Elohim, en este caso moviéndose de un lado al
otro sobre unas aguas, más ¿qué diferencia hay entre Elohim, Ruaj Elohim y Jehovah Elohim? Y
a todo esto, ¿de dónde, sin más, iba a salir el agua? Cabe señalar abiertamente que todos
estos puntos son mayormente pasados por alto por los creacionistas y hasta por los meros
lectores de la Biblia.

En el libro del Jubileo, atribuido también a Moisés, aparece la descripción genésica del
primer eón resumida así –acorde a la traducción adquirida: «Para el primer día que creó los
cielos y que están por encima de la tierra y las aguas y todos los espíritus que sirven ante él: los
ángeles de la presencia, y los ángeles de la santificación, y los ángeles [del espíritu de fuego y la
ángeles] el espíritu de los vientos, los ángeles y el espíritu de las nubes, y de las tinieblas, y de
nieve y de granizo y las heladas de Hoar, y los ángeles de las voces y de los truenos y de los
relámpagos, y los ángeles de los espíritus de frío y de calor, y de invierno y de primavera y de
otoño y de verano y de todos los espíritus de sus criaturas que están en los cielos y en la tierra,
(ha creado) y los abismos de la oscuridad, [eventualmente] (y noche), y la luz, el amanecer y el
día, que Él ha preparado en el conocimiento de su corazón. Y entonces vimos sus obras, y le
elogiamos, y le elogió en cuenta antes de todas sus obras, de 7 grandes obras que Él creó en el
132

primer día.» (Jubileo 2:2-3) Es menester considerar que el proceso de formación de las cosas
vivientes, ya fueran inertes o en movimiento, comenzase por Cielo y Tierra, seguida de los
depósitos marítimos y luego «los espíritus que le sirven.» ¿Por qué no se hace mención a estos
“espíritus” colaboradores en otras referencias? ¿O sí están y no las hemos vislumbrado? De
hecho se les señala concretamente bajo sus funciones y en su propio género. Aquí es relevante
analizar que los ángeles (en hebreo “malajim”, en plural) son realmente “mensajeros”, toda
vez que la voz “ángel” no es hebrea sino procedente de la mitología griega y con un peso y
valor distintos del malaj bíblico. Por esa razón el malaj es considerado primeramente
“espíritu”, no en calidad de ente inmaterial sino como forma existencial de carácter espiritual,
orientada a lo referente a asuntos celestes. Si enfocamos debidamente veremos que los
“espíritus” ahí identificados son, de hecho, lo que la Biblia llama ángel, pero otras tradiciones
denominan de distinta forma, muchas veces considerándolos “espíritus” y “genios” (no digo
con esto que los ángeles sean genios, sino que hay muchos tipos de entidades no humanas que
son íntegramente “excelsas” y de esencia diferente a la nuestra los cuales rigen los elementos
y las leyes del mundo).

Por consiguiente, lo mismo que leíamos en páginas pasadas sobre la aparición de


ángeles, espíritus y demás, es la que aquí vemos, pero siendo Dios quien se atribuye la
formación de estos, toda vez que nunca da lugar a cuestiones quiméricas sobre lo “aparente”,
sino dando por sentado que Él está detrás de todo realmente. De ahí el asunto de que se hable
de los ángeles que rigen todo aquello, ya fuera en calidad de seres espirituales o dirigiendo a
otras fuerzas espirituales vinculadas con los poderes observantes de la Creación. Eso se aplica
a los elementos, ya fuera en el Cielo o en la Tierra, y más adelante incluye también la
descripción de los abismos oscuros –que claramente se consolidaron con la ubicación de las
cosas-, continuando el desarrollo de todo esto con la separación de la luz y la tiniebla, a las
cuales define como incorporadas en una edad, la primera. De esta manera, aunque los eones
transcurridos o fundamentados fueran, en principio, siete, el propio número uno incluía en él
igualmente siete grandes obras, exponiendo una vez más el trabajo de contrarrestar las pautas
negativas y establecer bases santas sobre ellas.

La Luz

El libertador levita de los israelitas, Moisés, anotó: «Y dijo Elohim, haya luz, y fue la luz.
Y vio Elohim que aquella luz era buena, así que diferenció Elohim entre la luz y las tinieblas. Y
llamó Elohim a la luz, Día, y a la tiniebla, Noche, y fue tarde y fue mañana el eón uno.» (Génesis
1:3-5) El siguiente aspecto que Elohim lleva a cabo es determinado por una orden verbal. Esa
determinación en marcha es definida en el idioma hebreo como “or” (luz), lo cual
simbólicamente representa “información” y “verdad”. En este punto la deidad parece ordenar
que exista la iluminación, pero al Cuarto Día es cuando se ve la lumbrera mayor, la menor y las
estrellas. Con lo cual, ¿qué es esa primera luz? Otra cosa es que crea esa luz y la separa de la
tiniebla, acción tanto absurda, ya que de por sí la luz se divide de la oscuridad, no pueden los
dos ocupar un mismo espacio. Pablo escribió: «Porque Dios, que mandó que de las tinieblas
resplandeciese la luz…» (2ª Corintios 4:6) Esa flama que entra a la zona oscura la ilumina, pero
no es un astro. Según ideas habituales, esto definiría aspectos representativos, en alusión al
Reino de la “luz” y al Reino de las “tinieblas”. Así que el llamar a la luz, seguidamente, como
“Yom” (Día), identifica ese proceso o paso como un periodo de tiempo, puesto que de Yom
viene la palabra “eón” (era, edad, siglo). Si un eón es definido como una edad o era, y también
como una creación o existencia, los 6 días son mejor expuestos como 6 edades. Por su parte, a
manera figurativa, la ignorancia o el mal se describió como “Laila” (Noche). Podemos ver que
Elohim empieza a encasillar objetivos desarrollados y en cumplimiento bajo el nombre plural
de “Yomím”, comenzando con la distinción entre la verdad y la mentira, entre la aclaración y el
desconocimiento, entre los hijos de la luz y los hijos de la oscuridad. La palabra hebrea “or”
133

(luz) se compone de 3 letras: A (Alef), V (Vav) y R (Reish). Alef representa lo inicial, lo divino,
básicamente identificando la conexión entre Dios y el hombre. Luego Vav representa al
hombre, también identificando la división o la conexión entre dos puntos, usualmente para
separar la luz de las tinieblas o para restituir a la luz lo que le ha sido arrebatado. Por otro lado,
Reish se refiere a un comienzo, liderazgo o cabeza.

Es menester tener presente estos 3 principios que componen el peso identificativo de


la Luz: intervención divina para cambiar una consecuencia oscura en acción luminosa,
restituyendo lo arrebatado por el mal gracias a la introducción del hombre, el cual con la ayuda
de Dios, intervendría como semi-divino comenzando una misión bajo su responsabilidad y
liderazgo. Cabe ahora traer una frase de Thoth, que dice: «La Luz es vida, puesto que sin la
gran Luz nada puede siquiera existir. Sábete, que en toda la materia formada, el corazón de la
Luz siempre existe. Sí, aunque atada en la oscuridad, la Luz inherente siempre existe.» (Tabla
10. Tablillas Esmeralda de Thoth) Es obvio que Moisés, en su relato cosmogónico, al referirse a
un “día”, no hablaban de un periodo de 24 horas, porque el día empieza, o bien, partiendo de
las 12 de la noche de un punto A hasta las 12 de la noche del siguiente “día” (punto B), o de 12
horas, si es desde que sale la primera estrella hasta que se oculta (partiendo del Ecuador). Pero
aquí se presupone que vino a ser desde “la tarde” hasta “la mañana”, o sea, “durante la
noche”. No puede ser un día durante la noche, así que comprendemos que habla en
simbología. ¿Acaso Elohim empezó su obra mientras el sistema satánico (noche) ejercía su
poder? ¿O simplemente trabajaba a oscuras? La numerología, la cábala, la simbología y la
etimología han jugado un papel importante a la hora de escudriñar las Escrituras con mayores
posibilidades de hallar datos nuevos o más avanzados –aunque hay quienes la usan con fines
ocultistas- como expresa el Zohar. Utilizando un orden numérico de 10, como sugiere el código
bíblico hebreo-arameo, encontramos, de los versículos 1 al 6 –sin irnos más lejos- en este
primer capítulo del libro del Génesis, una exposición de que «en aquello que estaba, [tal como
estaba] nada de lo que estaba hecho habría sido hecho de no ser por boca de ellos». Esto es
decididamente muy similar a lo expuesto en la carta de Juan en el capítulo 1. Posteriormente
se puede sacar: «[ellos] quienes les dejaron a sus deseos», o «quienes hicieron una trampa a
sus deseos.» ¿Había algo planeado de antemano? ¿Se sabía lo que iba a pasar? ¿Quién fue
dejado a sus deseos, para que creyesen que realizaban su propia voluntad? ¿Los dioses del
caos? Tengamos presente que hablamos de las cosas antes de existir el mundo como lo
conocemos. Bueno, a posteriori se puede sacar algo que significa: «y sus lenguas se les hicieron
convertir todas en su sangre.» O sea, ¿sus propios ideales, planes y objetivos comunes los
llevaron a su propia muerte y destrucción?

Ahora bien, utilizando el sistema numérico sumerio, que en vez de basarse en el 10, se
basa en el 12, encontramos también cosas interesantes: «Hubo ensañamiento de una
comunidad extranjera, un pueblo que generó amargura», o también podemos traducirlo como:
«los que se ensañaron, fueron [aquellos que dieron la] espalda, y trajeron amargura a las
gentes.» Abandonaron el reino de los cielos, para dar culto a la Bestia (Romanos 1:25).
Seguidamente se des-encripta: «¿entonces cómo se prosperó? Dios trajo vino.» Es decir, ¿cómo
se salió del problema? ¿Cómo se solucionó el asunto? El Altísimo trajo unción (el simbolismo
del vino tiene varias connotaciones: unción, sangre, regocijo, desenfreno…). Con otro análisis
del Barashit (nombre del libro de Génesis en hebreo), sin salirnos del primer capítulo, y en
éste, su primer versículo, hallamos más cosas escondidas. Con los sistemas cabalísticos del
Notaricón, Temurá y Gematría (los tres sistemas de estudio de la Cábala) podemos sacar esta
composición: BT (casa) BA (venir) AM (si… madre) AT (ese) HM (gentes, masas) VT (y marca,
estampa) HTZ (el justo). Aunque esto es más extenso de exponer que como lo defino aquí (solo
poniendo una palabra como ejemplo equivalente de dichas dos letras hebreas), se puede
entender que la idea era establecer un hogar o morada para que viniese el inicio de la vida de
las gentes o personas ya vivas, las cuales simbolizan un género de “linaje santo”. Con otro
134

sistema numérico, de arriba abajo, sacamos: B.B.A.A.H.V.H., que toma la Bet, la Alef y la Hei
repetidas dos veces, junto con la Vav, una vez, y entre dos Hei. La reiteración de la Bet refuerza
la idea de que el planeta no fue creado por casualidad sino que estaba ya decidido que fuese
puesto como habitáculo para algo sublime (Alef), aquello que también se reitera dos veces. A
esto se suma la expresión, pensamiento, habla y acción (Hei) que cubren al hombre (Vav), el
mismo que es el punto intermedio entre la luz y la oscuridad y que será quien vendrá al sitio
dispuesto. Quiere decir que el objetivo del hombre también estaba ya asumido y no era
simplemente poblar la Tierra sino hacer de distinción entre la luz y la oscuridad, siendo
ayudado por seres superiores quienes están al servicio de Dios. Por eso la Hei le rodea, ya que
no estaría sólo y además se establecería para él el destino, añadido, de venir a esta realidad a
APRENDER, sabiendo y experimentando el desarrollo en esta existencia visible, superflua y
vulnerable.

Con base a otro método, siguiendo con estos medios de investigación que se pueden
prolongar bastante, la primera palabra de la Biblia: “barashit” computa el 913, que
corresponde con 900 + 10 + 3. El 900 suele partir de la Tzadik final, pero rara vez se usan las
letras sofít (finales) en numerología, por lo cual su equivalencia ha de salir de otros
componentes, como el caso de R (200) + SH (300) + T (400), que precisamente son las 3 finales
del alefato. Así tenemos R.SH.T. Junto con Y/I (10) más G (3). Ya hemos visto las equivalencias
de R y T, pero no la de Shin (fuego), de Yud (excelencia) y de Guimel (avance). De esta manera,
lo que se suele traducir al español como “en el principio”, más profundamente se referiría a
más de una cosa: en el sentido elemental habla, una vez más, de un lugar que sería cimentado
para comenzar una obra divina, en la cual actuaría la consciencia de Dios y habría información
traída de la mano de la divinidad para un trabajo específico, el cual dejaría notable constancia
(BRASHIT). Sin embargo, bajo el sistema secundario, el numérico (que da 913), se referiría al
comienzo de la acción de la conciencia y el conocimiento, dejando marca y actuando por
voluntad divina en esta realidad; manteniendo este trabajo y esfuerzo hasta que la obra
concluya. Si bien, Barashit está también compuesto en dos grupos: Bará (crear) y shit (asentar).
Esta creación que se asentó también conforma dos grupos numéricos: 203 (Bará) y 710 (Shit),
refiriéndose así a RG y SHTI, que vuelve a lo mismo, pero dicho de distinta manera.

Asumiendo que antes de intervenir el hombre vino la luz para rechazar a las tinieblas,
es relevante tener en cuenta las palabras citadas, pues cada una implica un concepto amplio.
Por consiguiente, es posible que ese Tehom (abismo) que está debajo de las “aguas del mar” –
el cual describió Enoc-, sean algo que no está sujeto solamente al mundo de la materia, o más
bien vino de lo invisible a lo visible –puede que simplemente resaltado por el hecho de que
antes, al no haber luz, no era observable lo que hasta el momento había. También porque
puede poseer formas, entes, energías y fuerzas de varias frecuencias o vibraciones. Ahora
bien, encontramos que por el deseo de Sofía de crear un ser sin la aprobación del Padre, y
siendo que tenía un gran poder en ella, no sólo creó a Sakla sino “algo” en actividad agresiva,
envolvente y entremezclada con llama y oscuridad. Este aspecto se vio o pasó a una agua tan
oscura que, según se esgrime, sería como puro petróleo (este crudo, y la lava, no sería raro
que fueran recuerdos residuales de aquel evento), mientras la parte purificada sería tan
traslúcida como el diamante. Con este proceso se separó de sus elementos este potencial,
creando un agujero enorme bajo sí y envolviéndolo en esas aguas. Inmediatamente después,
de la parte negra llevada al fondo, ubicada en lo abismal del océano emergente, se
solidificaron un cúmulo de sustancias que salieron a flote, mostrando la tierra seca, llena de
todo tipo de minerales. La zona marítima y la seca estarían dispuestas sobre una fuerte
plataforma con vigas, visto de lejos como un queso suizo, y en el interior del mundo quedaría
un hueco oscuro, el abismo. Aquí quedaría 1/8 de la masa acuífera limpiada (no en proporción
sino conforme a la división que se realizó en facciones), mientras con las otras 7 partes se
construían, aparentemente, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Esta
135

teoría no explica de dónde salió el cinturón de Kuiper, el de Troyanos (entre Marte y Júpiter) o
la nube de Oort, ni cómo emergió la Luna y el Sol, cómo se añadió Plutón, u otros aspectos
mitológicos como el planeta Nibiru, pero es, de momento, lo que refieren las fuentes (puede
que lo otro sea un escenario posterior que de alguna manera se exponga en cierto momento).

Cita Génesis: «Y la Aretz estaba en caos y desolación, y [las] tinieblas estaban sobre la
faz del Abismo, y espíritu de Elohim revoloteaba sobre la faz de las aguas.» (Génesis 1:2,
versión de Reina Valera de 1960) ¿Qué Elohim, o qué dios era este? Claramente era Sofía. No
dice “Iehovah Elohim”, sino únicamente Elohim, una forma plural de describir singularmente a
la deidad, la cual, en este caso no se personifica sino que actúa como un “viento” (viento y
espíritu es lo mismo bajo el lenguaje hebreo y griego). Unas veces describe un individuo y otras
veces un colectivo. Así que, en el principio de lo que nos compete como terrícolas, el Padre
creó los cielos bíblicos -es decir, los referidos en la historia de Israel-, así como el universo
espiritual, y luego creó todo el mundo material y, con ello, la física morada que conocemos
como “Tierra”. Reiteremos que en todo el evento de dicha creación genésica no se explica el
origen de las tinieblas, ni del abismo, y sin embargo sólo se aclara que se distinguió o
diferenció entre luz y tinieblas, pero no se definió nada en torno al Abismo, de hecho, ha
tocado investigar paso a paso para dar con la verdadera naturaleza e identidad de esa luz que
tuvo lugar al principio. Esa iluminación pronto se entiende que es Sofía interviniendo en lo que
ocurre, teniendo la aprobación del Altísimo, el mismo que aprueba que Jehová le represente,
mostrando así que todas las cosas siempre se atribuyen a Jehová, como delegado del Padre en
este plano.

Volviendo por un momento a los manuscritos de la Biblioteca de Nag Hammadi,


echemos un vistazo a un texto copto que ya hemos utilizado: «Pero cuando la Fe adquirió
[entendimiento sobre esta] insolencia de [el] fallo [de Sakla], envió su aliento, ella [le obligó] y
le precipitó en [el] Tártaro. [Hoy] allí, el cielo se vio reforzado con su tierra por la Sabiduría [y]
Yaldabaoth, que está por debajo de todos.» (Apócrifo de la Creación Copta 102:32 al 103:2)
Este Primer Gobernante creía que todo estaba a disposición de él y creó todo lo que se le
ocurrió sin saber de dónde venía él o el poder ilimitado que poseía, pero Sofía le ridiculizó y
además le lanzó al Tártaro (no creó el mundo, pero sí los aspectos contrarios a la puro). Si este
material realmente dice lo que parece que dice, estamos viendo una referencia directa a que la
Bestia fue mandada hacia abajo, hacia el propio caos de donde había emergido. El Tártaro,
según la literatura griega, es un lugar en el inframundo; la Biblia lo define como prisión de
ángeles rebeldes, más allá del Hades, más profundo incluso. Este pareció ser el destino de
Sakla, quien posiblemente sea el mismo que pronto aparecerá. Sofía estimó esto sobre él
debido a su osadía: «Cuando [el] Arcano [se vio] en su propia grandeza - y él es el que vive solo
– [pero] no veía nada, excepto el agua y la oscuridad. Entonces él pensó que [él] era la única
existencia. [Y] su pluma [fue] hecha por la palabra que se expresa en un espíritu de ida y vuelta
en el agua. Y cuando ese espíritu se le apareció [al] Arcano [se] separó el contenido acuoso por
un lado, y lo que se [estaba] seco se separó de lo otro. Y del campo, creó un hogar y le
denominó ‘cielo’. También desde el campo, el Arcano *creó+ una escalera y *la+ llamó ‘tierra’.»
(Apócrifo de la Creación Copta 100:30 al 101:10) Pensando en esto dejemos en la mesa de las
posibilidades la cuestión de que la luz -la manifestación gloriosa de Sofía sobre las aguas-
viniese a sofocar el poder del caos, separando las sustancias unas de otras y generando un
vacío debajo de dicha masa acuosa, la cual se vería como un enorme despeñadero oscuro,
pero no solo en cuestiones materiales sino en relación a entidades co-yacentes en él.

Un texto de uno de los dos hijos de José, hijo de Israel, cita: «Usted que hizo el cielo y la
tierra con todo su fin; que [ha] encadenado al mar por su palabra de mando, que limita el
Abismo y [ha] sellado con su terrible y glorioso nombre; todas estas cosas las cuales [se]
estremecen, y tiemblan ante su poder…» (Oración de Manasés 1:2-4) Moisés escribió que el
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“Ruaj” de la deidad se “revoloteaba”, siendo así una forma de hablar de los nervios de la
Sabiduría ante el caos que floreció: «Aunque en las tinieblas se había olvidado de su
ignorancia, empezó a avergonzarse y agitarse. Esta agitación es el movimiento de un lado a
otro. *…+ Ella ascendió no a su propio reino eterno, sino, en su lugar, a una posición justo por
encima de su hijo. Ella permanecería en este Noveno Cielo hasta que restaurase lo que le
faltaba. Una voz llamó desde el exaltado reino celestial: ¡La Humanidad existe, y el Vástago de
la Humanidad! El primer gobernante, Jaldabaoz, oyó la voz y pensó que había salido de su
Madre. No se dio cuenta de su origen. Procedía de su Padre santo, el Pensamiento Anterior
perfectamente completo, la imagen del Invisible, eso es, el padre de todo, a través del cual
nació todo, la primera Humanidad. Ella enseñó estas cosas, y se reveló a sí misma bajo forma
humana. El reino entero del primer gobernante tembló y los cimientos del infierno se
estremecieron. El fondo de las aguas sobre el mundo material fue iluminado por la imagen que
había aparecido. Cuando todas las autoridades y el primer gobernante contemplaron esta
aparición, vieron todo el fondo porque estaba iluminado. Y a través de la luz vieron la forma de
la imagen en el agua.» (Libro Secreto de Juan 8:4-11)

Hasta ahora hemos observado cómo el relato de Moisés sobre los orígenes, citado en
el capítulo inaugural del Génesis, corresponde con las afirmaciones cosmogónicas de otras
muchas culturas –por no decir que prácticamente todas. Tras ver cómo apareció esta creación
material hemos de cuestionarnos el orden de las cosas, pues la ciencia tiene sus propias
teorías en relación a la formación del universo. Si bien, Moisés debió tomar sus fuentes de una
raíz anterior, como Enoc o escritos que, como cobijado de la monarquía egipcia, tendría a
disposición, en el reino más poderoso y culto de aquel entonces, o simplemente el ángel que le
acompañaba le asesoró sobre todo. También pudo ser el mensajero celeste que estuvo todo el
tiempo con Moisés el que le dictase dichos misterios. Por otra parte, claramente Enoc es
bastante anterior a Moisés, y en sus viajes tuvo la gran oportunidad y privilegio de hablar con
el Anciano de Días, el cual le relataría con sumo detalle lo que milenios después redactaría el
hermano menor de Aarón, Moisés. Dios habla a Enoc y le dice que mientras su creación está
en reposo, Él no lo está. Aunque es extraño que Dios se canse, siendo Dios, y que Enoc pudiera
verle sin haber sido “pulverizado”, su relato nos dice que Él trajo lo visible de lo invisible, por lo
que lo invisible existía previamente. Por su parte, Esdras refirió lo siguiente: «Le dije: "Señor,
usted ha hablado al comienzo de la Creación, y dijo el Primer Día, 'Que el cielo y la tierra fueran
hechos', y su palabra [fue] la labor realizada. Entonces el espíritu soplaba, y la oscuridad y el
silencio [tenía] abrazado todo, el sonido de la voz humana aún no había allí. Entonces mandó
un rayo de luz a ser manifiesto desde su habitáculo, de modo que su trabajo pudiera ser visto.»
(4ª Esdras 6:38-40) Evidentemente ese “espíritu” que “soplaba” era lo mismo que el Ruaj que
reveló la luz que Esdras expresa como un “rayo”.

Hemos observado arriba la enseñanza del Anciano de Días hecha a Enoc. Aunque esta
extensión del libro de Enoc es poco frecuente, pues sale de textos griegos y eslovacos, es
importante buscarla e investigarla. La traducción que expondré la he realizado cotejando y
lentamente pasando de los caracteres del Libro de Enoc hebreo de la Biblioteca de Jerusalén.
Hay grandes diferencias con la edición popular, como por ejemplo que en la versión oficial
hable de “Adoil”, mientras en hebreo se refiere a Uriel, que significa: “Luz de Dios”. Si es el
propio ángel Uriel, no lo sé, pero, a mi juicio, no parece serlo. Luego, el asunto de “dar a luz”
no es textual sino que se usa de la frase habitual para referirse a un parto. Cuando esto tiene
lugar, Dios estaba en medio de la luz aparecida de Uriel. Entonces dice que la luz “irjef”, o sea
“revoloteó”, igual que Génesis 1, cuando habla del Ruaj Elohim. También usa la definición de
“mareh”, en asociación con una “visión” o “semejanza”, aunque la palabra viene de la raíz
“mera”, que es “rebelión”. Luego se entiende que, justamente manifiesto este primer “olam”
(mundo), Dios se hace un trono encima de dicha Creación primigenia y luego invita a la Luz
(Sofía) a que se ponga con él, siendo ella la base de cosas “elevadas” (del hebreo “elyoním”).
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Finalmente él sube a su trono, según parece, para declarar la segunda parte de la Creación que
va surgiendo conforme a su voluntad. Reitero que la voz “olam” define “mundo”, pero engloba
una creación, universo, cosmos o todo el conjunto de cosas creadas. Analizando las palabras
de Enoc vemos que la orden de que se manifestase la materia vino de Arriba hacia lo de
“abajo”, supongo que aquello que subyace en el cielo, debajo de las realidades superiores. De
ahí que se hable de “las muy bajas partes”, o lo más profundo, como la idea del Abismo. El
“vientre de luz grandiosa”, de la que escribe Enoc, podría ser lo que contenía todo el potencial
del cosmos visible, asunto que explica cómo resultó ser “desecho”, dejando que lo invisible
fuese visible. La incógnita en este apartado es, ¿por qué era invisible? ¿Por qué no había luz?
¿Por qué duplicaba lo ya existente pero en la dimensión física? O ¿Por qué estaba ya pensado
en el seno de Dios, más aún no estaba plasmado en la “realidad” material? Si Dios estaba en
medio de esa gran luz que se originó, ¿a dónde fue a parar esa gran luz? ¿Sería el Big Bang? ¿O
simplemente era la luz que le rodea?

Dice que en esa creación la luz surge de la luz, siendo el potencial inicial del universo la
luz de “Arriba”. De esta manera comenzaría una gran edad o “día”, antes del enseñado por
Moisés. Así es como apareció esa “gran existencia”, la cual Dios había tenido en mente, por lo
que ese hecho, de tenerlo en su pensamiento creador, era el que, posiblemente, hacía de todo
ese cúmulo, una majestuosidad primeramente invisible, y luego visible, cuando se manifestó
en nuestra realidad. Lo que sigue vuelve a llamar la atención, pues Dios ordena a la luz que
regrese a su punto de origen, a lo alto, y además le dice que se “repare a sí misma”,
ubicándose en un lugar, aparentemente, al lado del propio trono de Dios. Tenemos que
confesar que esta descripción corresponde con Sofía (la Sabiduría), el Espíritu Santo material,
la luz que apareció al principio para suprimir la deficiencia, y posteriormente subió al lado del
trono de Dios para estar con Él. Además, añade que la Luz debía ser una “fundación” para “las
cosas elevadas”, siendo lo máximo, por encima de lo cual “no hay nada más”. Ser una
“fundación” no es otra cosa que venir a convertirse, hacer parte o dirigir un trabajo de
preparación de cimientos y bases estructurales de algo. En este caso, de “las cosas elevadas”,
que vienen a identificarse con lo que hay en la morada divina, no necesariamente lo que está
sobre el velo que separa las superiores de las inferiores. Con lo cual, esa Luz debía encargarse
de los “cimientos” que plasmarían abajo la imagen de las cosas de “arriba”. Seguidamente, el
asunto de que por encima de la luz no haya nada más, debe referirse a esa entidad identificada
como Luz, por encima de la cual no hay más realidad “posible”, siendo “ella” el límite de la
realidad, lo cual los textos de Nag Hammadi mencionan como “el velo”, punto importante,
debito también a su simbolismo la tarde de la crucifixión de Jesús, cuando el “velo” del Templo
fue rasgado de arriba a abajo. O también puede representar la locación de Dios, sobre la cual
no existe cosa alguna, pues es lo máximo de su creación.

Como hemos visto con anterioridad, las palabras de Enoc continúan, afirmando que
Dios dijo: «Y llamé segundo de las [cosas] bajas, y dije: salga de las cosas no visibles derramado
visible y salga Arjas duro y pesado y muy negro. Y dije: ábrete, Arjas, y nazca de ti y sé visible. Y
liberó y salió [el] mundo tiniebla muy grandioso, [de entre] lo hecho de todas las creaciones
anteriores. Y vi que era bueno, y le dije: avanza [hacia] abajo y asiéntate, y sé fundamento de
[las cosas] bajas. Y no hay nada más debajo de la tiniebla, y avanzó y salió, y fundamento de
[las cosas] bajas.» (2ª Enoc 26:1-4) Aunque esto corresponde con el texto hebreo capítulo
YA:YD (11:14), sigo el patrón numerado de la versión no hebrea. Ahora bien, una vez terminó
lo primero, se ubicó y mandó lo segundo, refiriéndose a él como lo “tajtoním” que es plural de
“trasero” o “borde”, aunque se traduce como “bajo” o “lugar bajo”. Así que dice que salió lo
“duro”, o sea, la material pudiendo ser la inicial Luz, y ahora, lo segundo, “masa” tangible, por
lo que es duro y pesado. La cuestión de que fuese “muy negro” –distinto de las otras
traducciones, que dicen: “muy rojo” (como se aprecia más arriba, en la descripción textual que
antes realicé)- es raro. En este caso esa masa pesada, dura y negra se descompuso o
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desfragmentó, dando lugar a toda una forma concreta, definida como “Olam-Joshej”
(“creación de las tinieblas” o “mundo de la tiniebla”). Si observamos bien, vemos que ya dos
realidades han tenido su origen. Ambas de la nada o “invisible” y ambas de una aparente
“explosión” o fragmentación, definidos como “parto” o “apertura”. Por eso vuelve a hablar de
la aparición de una “olam” (mundo, cosmos, universo, eternidad). No obstante, mientras antes
hablaba de luz, ahora habla de tiniebla -prácticamente siempre en singular. Si bien, antes se
refería a que nada hay encima de la luz, a pesar de que aquí menciona que en el segundo paso,
esta parte definía la limitación de las tinieblas, por debajo de las cuales no existe nada. ¿Qué
puede significar eso? Podría decir, por ejemplo, que más luminoso que la luz no hay nada y
más negro que la oscuridad no hay nada. Lo que puede sugerir esto, también, es que la
primera creación, aquella emergente de Uriel, es la del Reino de la Luz, y la subsiguiente, la de
Arjas, es la del Reino Material. Es más, esa palabra hebrea, “Arjas” (A.R.CJ.S.), pudo dar lugar a
la griega “Argí”, utilizada por Juan en su Evangelio (Cap. 1:1), y en el cual estaba el Logos, como
principio de formación y potencial del todo, alojado en el seno del Padre. No es extraño,
puesto que la Septuaginta tradujo “Barashit” al griego como “En Argí” (en *el+ Principio). En
arameo “arjah” es “prolongación” (ver Daniel 7:12), no necesariamente un comienzo sin
aspecto previo a él.

Ahora bien, la “era”, que Enoc define como “oscura” –literalmente “tiniebla” o
“tenebrosa”-, parece ser la polaridad opuesta al Reino de la Luz. Esencialmente el universo que
observamos, donde la mayoría es virtualmente negro, y obviamente “muy grandioso”. Lo raro
es que también Arjas, es principio de creación –o lo que fuese- hiciese algo similar a la Luz,
Uriel, pero yendo más debajo de lo que hay en la parte inferior, transformándose en firme. Es
como si él, por su parte, debiera ser la esencia, base o cimiento para toda esta realidad que
mayormente es oscura, supongo, el espacio exterior. Esto explicaría que, a diferencia del Reino
de la Luz y el Reino Material, no hay más creaciones reales o de esta índole que abarca toda la
realidad. Lo que sigue ya va tomando forma de algo que más o menos tenemos oído: «Y yo
ordené que allá debían ser tomados desde la luz y la tiniebla, y yo dije: “Se grueso y rodeado de
luz”, y lo separé y [se] hizo agua. Y lo separado sobre la tiniebla debajo de la luz y así separé las
aguas y hubo abismo, y lo endurecí en luz círculo de agua, y creé 7 círculos en medio, y sólidos
como copa mojada y seca, y él cristal y hielo del círculo de las aguas y [el] resto de los
elementos; y mostré a cada uno de ellos su camino, a las 7 estrellas, a cada una de ellas en su
rakiyá, y todos fueron [así]. Y yo vi que eso era bueno, y diferencié entre la luz y entre la
tiniebla, es decir, en el medio de las aguas, entre estas y entre estas, y dije a la luz, ella es el
día, y a la tiniebla, dije que era noche; y fue tarde y [el] otro fue mañana, y éste es el Primer
Día.» (2ª Enoc 27:1-2) Una vez más cito este capítulo, pero mostrando la distinción de
traducciones, considerando la importancia de la historia. Así que parece que lo que viene a
formarse de la luz y la tiniebla fue “agua”, una masa gigante de agua –en plural: “aguas”. Pero,
¿qué querría decir el hacerse “grueso” y “rodeado de luz”? Lo “grueso” sale del hebreo “ebah”,
que puede asociarse, en cierto sentido, con algo sólido. Lo “rodeado” no se refiere a estar
protegido por un campo de luz, sino a algo “redondo”, identificando una circunferencia
(claramente los antiguos sabían que la Tierra era redonda, solo que los milenios sumieron a las
gentes en ignorancia y leyendas ambiguas), por lo que en hebreo habla de “misebab” (“sibub”
es “vuelta”). Asimismo, vemos aquí que tras aparecer esta masa de agua, por causa de la luz y
la tiniebla –ojo, que no dice “oscuridad”, y no son lo mismo- es separada la tiniebla. Dentro de
sí misma se genera una deliberada escisión que tiene lugar “mitajat la-or” (“debajo de la luz”,
“al final de la luz” o “más allá de la luz”).

También, al referirse a esa solidez y circunferencia de luz, habla de “araká” (siendo su


raíz: “rek”, es decir: “vacío”), o sea, “sea vaciado” o “vacíese” y hubo “aguas”. Esto no parece
tener sentido. Químicamente sólo cuando el “gas” se “solidifica” compone el agua. En todo
caso, de “rak” o “rek” se toma la forma verbal de “separar” o “diferenciar”, haciendo un
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“espacio” entre ambos. El espacio es precisamente un aparente vacío, y eso sugiere haber
nacido entre el agua, provocando que apareciese un “abismo”, o “agujero” (es confuso
diferenciar en estas definiciones y relatos entre la oscuridad del caos en el abismo y la
oscuridad que engloba al espacio exterior). Si quitamos la acción de la gravedad y
moldeásemos un cuerpo acuífero en el espacio, con los medios necesarios, separar la masa de
agua dejaría, entre una cantidad de H2O y la otra, un vacío, precisamente. El asunto es la
dimensionalidad y la locación de ese “vacío”, pues al hablar de “abismo” lo asemeja a una
caída, precipitación o profundidad inmensa. De modo que, continua diciendo que con la fuerza
que había en la luz hizo que el agua tomase una forma circular -lo cual alguno pensaría que se
refiere a poder, energía, electricidad u otra tecnología salida de la mente inicial. Pero no
solamente una forma sino 7, además de la base (O sea, serían 8 esferas). Esas masas de agua
estaban “ba-tebaj” (en medio), siendo curioso que, al hablar de la Tierra, estableciera a esas
otras esferas “en medio”, pero, ¿en medio de qué? ¿En medio de la luz? Bueno, lo siguiente
deja de manifiesto que nos habla de los planetas del sistema solar, al hablar de su forma visual,
“semejante a una copa mojada y seca”, pero sólida, y el agua misma tendría el parentesco de
cristal y hielo. Así es como aún hoy se ven en fotografías Urano y Neptuno, pero, de ser así
esto, 7 grandes cuerpos habían comenzado siendo semejantes a la percepción del ojo, como
masas líquidas en forma redonda, que además poseerían el resto de sus “isodot”
(fundamentos). La palabra “isodot” también se traduce como “bases”, “componentes” o
“elementos”, dando a entender que no solo eran cuerpos acuíferos sino que poseían otros
sustratos básicos en su composición total. Según Enoc, el Altísimo les habría prefijado sus
lineamientos y “su cielo”, lo que podemos deducir que sintetiza los parámetros de nuestros 7
astros vecinos, si bien, sumado a las leyes físicas como la traslación y la rotación, o su trabajo
como cuerpo y, definitivamente, dirigido por fuerzas y energías elementales, descritos como
“kojabím” (estrellas) –que las naciones habrían idolatrado como “dioses”.

Igual hay 7 estrellas o Espíritus de Dios, y asimismo 7 cielos elementales. De manera


que, podemos sugerir que las 7 órbitas de estos planetas identifican los 7 cielos de este
sistema solar, y son regidos por 7 arcángeles. Todo esto, claro está, en comparación con los 7
reinos celestes –a menos de que fueran los mismos. Haciendo esto se conseguiría remitir la
fuerza y autoridad que Sakla habría dado a los 7 que delegó sobre las “7 esferas del cielo”.
Aquella habría sido la separación famosa de las aguas: «"Una vez más, en el segundo día, que
ha creado el espíritu de la expansión, y mandó a dividir y separar las aguas, de modo que una
parte puede mover hacia arriba y la otra permanecerá bajo.» (4º Esdras 6:41) Así es como
aislaron de la masa que apareció y que no querían que mantuviese su esencia, por lo que lo
pusieron debajo de las aguas –según parece, solo de la Tierra. También está la parte clásica
que es llamar a uno y otro con nombres concretos: Luz (Día) y Tiniebla (Noche), pero, según se
lee, también se describen como “tarde” y “mañana”, respectivamente –aunque el orden
pareciera estar invertido. Así, siendo el uno tarde y el otro mañana vino la primera era o edad.
Si la luz es Día, ¿cómo es que también tarde y mañana son “día”? Este relato de Enoc, a
diferencia del de Moisés, empieza hablando de otras formaciones, por lo que es posible que el
inicio redactado por Moisés se refiriera, precisamente, a lo que acabamos de repasar, pero
resumido, o dando por sentado que ya se conocía el cuento. Irónicamente en el teísmo se
piensa que el Creador hizo “los cielos” y “la Tierra” como paso inaugural en la plasmación de
su pensamiento en esta realidad, pero ese Cielo nunca es definido, y la Tierra ya aparece
siendo un completo desorden. Recordemos que en hebreo dice: «Barashit bará Elohim et ha-
Shamaim be et ha-Artz», lo cual podría traducirse como: «encabezado creó [la] deidad esos los
Cielos y esa la Tierra.» Hay que ver la similitud entre “barashit” y “bará”, pues la segunda es
raíz de la primera, razón por la cual no puede decir “en el principio”, si no esa frase seguida
sería: “en el principio principó”. No es acertado. En cambio “barashit” se refiere directamente
a la “creación”, pues sale de “bará” (creó). Por ejemplo, en el libro del profeta Jeremías
(capítulos 26:1, 27:1, 28:1 y 49:34) habla del “comienzo” o “principio” de ciertos reinados de la
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monarquía de Judá (concretamente Josías y Sedequías), bajo la palara “barashit”. Ahora bien,
el comienzo o inicio habla de cosas preeminentes: “cielo y tierra”.

Los Cielos

En inglés, ese cielo ahí descrito es llamado “heaven” (el de las religiones o de los
conceptos espirituales), o sea, el cielo de Dios, no es de la atmósfera (sky), y suponiendo que
ese sea el tipo de cielo al que se refiere, en el libro del profeta Isaías (cap. 65:17 y 66:22) y
según la 2ª carta de Pedro (cap. 3:13) se sostiene que habrá «nuevos cielos y nueva Tierra.»
¿Entonces nosotros a dónde iremos a parar? A la inversa escribió Baruc: «Pues sabía que su
tiempo es corto, pero que el cielo y la tierra perduren siempre.» (2ª Baruc 19:2) Así que, si no
vamos al cielo, como enseñan erradamente varias tendencias monoteístas, ni heredaremos la
Tierra –en contra de lo que recuerda Isaías-, ¿dónde estaremos? ¿Suspendidos en el espacio?
Hay que ver que la Tierra está ubicada en medio del cosmos y es un orbe entre cientos de
miles de millones –o más- que estadísticamente parece que existen en todo el universo
(siendo que además se estima que la Tierra es relativamente reciente en comparación con
otros cuerpos estelares). Si lo primero que Elohim creó fue el cielo espiritual o etérico, ¿dónde
fue estacionada la Tierra? Es extraño que no se mencionen las galaxias o el Big Bang en esta
parte del relato bíblico, o siquiera algo semejante –o sí, pero no se ha comprendido. Uno
podría suponer que la narración no habla del comienzo del cosmos sino de nuestro planeta y
de un cielo “temporal”, puesto que si ahí habita Dios, ¿por qué ha de renovar su morada?
¿Está mal su hogar? En el caso de que se tratase de un lugar estacional desde donde se trabaja
sobre la Tierra, entonces es obvio que entretanto hay un problema en este globo también sea
necesario tener un “cielo” momentáneo para actuar en este.

Uno de los cielos comunes, referidos regularmente en la escritura hebrea, perece ser
un establecimiento sobre la Tierra desde el cual se trabaja en pro de la humanidad. Ese cielo,
como otros mencionados, se asume que tiene algo que ver con una órbita planetaria y su
esfera. Algo de este calibre podemos esgrimir de los versos del viejo Thoth: «Existen dos
regiones entre esta vida y el Grande, recorridas por las Almas que departen de esta Tierra;
Duat, el hogar de los poderes de la ilusión; Sekhet Hetspet, la Casa de los Dioses. Osiris, el
símbolo del guardián del portal, quien regresa las almas de los hombres indignos. Más allá
yace la esfera de los poderes nacidos del cielo, Arulu, la tierra a donde han pasado los Grandes.
Ahí, cuando mi trabajo entre los hombres haya finalizado, me uniré los Grandes de mi Antiguo
hogar.» (Tabla 14. Tablillas Esmeralda de Thoth) Ese tal “Arulu”, ubicado muy lejos de nuestro
planeta, comparte un asombroso parecido fonético y etimológico con el sumerio Alalu, quien,
si recordamos, era el soberano de la morada divina antes de ser destronado por Anu.
Consideremos que cuando se habla de la Tierra primigenia, la misma se halla en condiciones
deplorables o malogradas mientras el cielo nace limpio. Es más, crea el cielo, pero de éste no
hacen especificaciones, con lo cual se presume que salió elegantemente con sólo el
pensamiento creador de Dios. En cambio, con nuestro globo no parece ocurrir así, a tal grado
que, en vez de formarse rápidamente, como parece que se consiguió con el gran cielo, con
este minúsculo planeta le costó a la deidad 6 días enteros organizarlo. Cabe notar que esto es
muy sospechoso, sumando el hecho de que siendo el Cielo un sitio sano se considere que ha
de renovarse o reinstaurarse. Las referencias bíblicas de Moisés no parecen referirse a la
elaboración del cielo –no hay más desarrollo explicativo de cómo se hizo- ni al planeta entero
como tal, pues la consistencia de éste parecía ya vislumbre, al menos en cierto grado.

Los textos sumerios sugieren que el cielo que correspondía con la morada de los dioses
venidos de lo alto era la “casa de An/Anu”, o la “morada celeste”. Ellos habrían referido que
este mundo estaba aparentemente despoblado cuando ellos llegaron hace casi medio millón
de años, y lo primero que sacaron adelante fue la construcción de su casa-hogar que provenía
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de los confines del espacio, la casa del cielo, y luego allanaron y decoraron la tierra que a
posteriori fue llamada Eridu –trabajo arduo que llevó a cabo uno de los hijos de An, llamado Ea
en sumerio y Enki en acadio. De ahí que se atribuya a estos seres prehistóricos el ser parte de
la deidad, en algún sentido, o simplemente haber llegado a utilizárseles con el fin de sacar el
objetivo divino: «…estableciste la tierra, y se mantiene firme.» (Salmo 119:90) Las palabras de
David no confundirían el “fundar” los cimientos de la Tierra con el hecho de elaborar un
terreno apto para la construcción de una urbe, con lo cual David hablaría del principio de
nuestra casa espacial, mucho antes de la llegada de Ea/Enki para establecer la civilización
primeva. El rey israelita sabía bien que los méritos de organización terrestre y su modificación
caían en manos del Dios hebreo: «Él sacude la tierra de su lugar y estremece sus columnas.»
(Job 9:6) Cualquier escéptico diría que estas pueden ser tergiversaciones que aparecerían con
el tiempo o meras casualidades, pero el principio científico de la Navaja de Occam sostiene
que cuando buscas entender un fenómeno, lo que se puede hacer con pocas suposiciones o
conceptos se hace en vano con más, o dicho de otra forma, ante un interrogante la respuesta
más obvia o sencilla suele ser la correcta.

Avanzando con el siguiente punto de la historia contada por Moisés, encontramos que
dice: «Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un
día.» (Génesis 1:5) Aunque dicha obra literaria sostiene que «en el principio creó Elohim los
cielos y la Tierra», esta introducción no sería más que eso: apertura del relato. Y eso es así ya
que la estructura del Cielo no viene realmente a considerarse sino pasados ya varias etapas.
Por consiguiente, el universo debía ya existir de alguna manera, y lo que se asume relevante,
en cuenta a lo que nos compete, es contarnos la versión de nuestro planeta. Ahora bien, en
relación a la luz y la oscuridad, se les dan apelativos concretos a ambas polaridades: la luz es
Día y la tiniebla es Noche. En términos modernos entendemos que si hablamos de un día,
únicamente, señala 24 horas. Sin embargo, al referirnos también a la noche asumimos que ese
día comprende 12 horas de luz y 12 de oscuridad (técnicamente, y partiendo del Ecuador),
como se solía aplicar en el pasado. La diferencia entre noche y día se halla en el tiempo que
tarda la Tierra en girar sobre sí misma (rotación), pues recibe los rayos directos del sol
constantemente. Entonces, lo primero sería una larga y siniestra noche en los orígenes de este
mundo, la cual sería indefinida hasta que apareció la luz y la identificamos como día –toda vez
que “tarde” y “mañana” no serían formas de ver el cielo, como anaranjado, por no aparecer
aún el sol, ya que aún manifiesto el astro rey se sigue este patrón. Es elemental concebir en la
mente que esa aparición lumínica fuese el sol, pues pensar lo contrario sería aceptar que dicha
luz era algo simbólico o representativo, alusivo a otro aspecto, no de un día de 12 o 24 horas –
ni siquiera de una cuestión de tiempo, necesariamente, o al menos como ahora lo medimos.
Esto lo resalto porque aún faltan “tres días” para la aparición oficial del sol, y sin sol, ¿qué día
iba a existir? Si bien, no parece hablar de las jornadas como las entendemos sino de algo
“espiritual” y algo “simbólico”. Así que ese grupo de cosas iniciales, que toman lugar al
principio, se conciben como el “Yom Ejad” (día uno), teniendo como objetivo reducir la
prioridad de la tiniebla. O sea, a la deidad le molestaba la presencia y aparente supremacía de
la noche y por esa razón hizo que la luz se manifestara y pusiese la pauta para saber definir
entre unos y otros –aspecto que ha asumiría como alegórico y metafórico, ya que de ser literal
suena ridículo: la luz y la oscuridad son intrínsecamente incompatibles.

En caso del libro del Jubileo, en relación al proceso de separación tan aludido ya,
Moisés escribió: «Y en el segundo día [fue en el] que creó la Rakiyá en medio de las aguas, y las
aguas estaban divididas en ese día -la mitad de ellos pasó por encima y la mitad de ellos bajó
por debajo de la Rakiyá (que fue) en el medio durante la faz de la tierra entera. Y este fue el
único trabajo [que] (Dios), [ha] creado en el segundo día.» (Jubileo 2:4) Ya otro escriba anoto,
de manera genérica: «En su palabra fueron las estrellas fijas en sus lugares, y lo sabe el número
de las estrellas. Busca el abismo y sus tesoros, sino que ha medido el mar y su contenido; que
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ha limitado el mar en medio de las aguas, y por su palabra que ha suspendido la tierra sobre el
agua. Se ha extendido el cielo como una cúpula y lo aseguró sobre las aguas…» (4º Esdras
16:56-59) Por orden divina las estrellas siguen un curso y se hallan en una posición exacta,
siendo conocidas en cifra. Si se trata de hallar el abismo y lo que en él hay se encontrará uno
con que está situado debajo de los océanos, siendo perfectamente ubicado y delimitado en
relación a los mares, y los mares en relación a sí mismos. Las pautas de la ciencia están aquí
desmeritadas, considerando que la Tierra flota sobre depósitos de agua y las otras partes
tienen por coraza a la bóveda celeste, como el cristal de lo que hoy conocemos como un casco
de seguridad. Es irónico que parezca tan sencillo de comprender y haya hecho falta dar vueltas
en torno a múltiples referencias, pero en eso consiste la frase del benjaminita a la
congregación de Tesalónica: «Examinadlo todo; retened lo bueno.» (1ª Tesalonicenses 5:21)

«Y dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.»
(Génesis 1:6) Continuando con la base de la traducción RVA 60 (versión realizada por Casidoro
de Reina y Cipriano de Valera, sacada en el año 1960), tenemos que Elohim dio una segunda
orden, en ese caso para separar las aguas. Seguimos entonces viendo que aparentemente
existen dificultades obvias en su creación, pues se ve obligado a decretar separación entre lo
que decreta “bueno”, al lado de lo que evidentemente no lo es. Lo que ahora debía verse era
una “diferenciación” nombrada “rakiyá”, cuya raíz en lengua hebrea es “rek”, que significa
“vacío”. Es importante señalar que hay dos palabras comunes para llamar al lugar celeste:
“shamaim” y “rakiyot” (en singular son “shamai” y “rakiyá”, respectivamente). Ambos son
traducidos como “cielos”, pero no son lo mismo. El concepto de “shamaim” es también acadio-
sumerio e identificaba la morada celeste, significando “pueblo del cohete”, saliendo de varias
explicaciones, ya sea bajo el prisma niburiano, acadio, arameo o hebreo. Por ejemplo: “sham”
y “maim” (“allí” + “aguas”); “shama” e “im” (“allá” + “masas”); “shem” y “aim” (“cohete” +
“pueblos”), y otras cuantas formas más que derivan a lo mismo. La palabra “shem” tiene su
propia historia, dado que los acadios la usaban para referirse a los cohetes que usaban los
dioses para salir y entrar a la Tierra, partiendo de su lanzadera (sobre cuyas bases los post-
diluvianos trataron de reubicarla: la Torre de Babel). Es más, esta definición (shem) pasó al
semítico como equivalente de “nombre”, en consonancia con el significado anterior: “destino”
y “lanzar”. Así que ese lugar arriba era donde estaba la gente del destino, la gente del cohete,
la gente de arriba, no refiriéndose con “shem” a un nombre para dar a varios lugares sino que
define uno solo. Por su parte, Rakiyá o Rakiá denota más de un sitio, siendo una forma
genérica de referirse a un lugar, ubicación, estancia, espacio, dimensión o región definida,
limitada o concreta. Por ejemplo, los textos hebreos hablan de 7 cielos y 10 cielos, y Pablo se
refirió a un 3er cielo; todos estos traducidos del hebreo “rakiyá”. En cambio el Cielo creado en
Génesis y que será reemplazado en la nueva edad, sí es definido como shamaim. Por
consiguiente, sacando Barashit I:VI de la versión hebrea, damos con una rakiyá que se
establece entre aguas y aguas para hacer distinción entre unas de otras.

Al decir Elohim que hubiese Rakiyá en medio de las aguas, expone que un espacio
concreto fue decretado para dividir las masas de agua. Las traducciones típicas pasan la voz
rakiyá a “expansión”, “bóveda”, “firmamento” o incluso “horizonte”, siendo también pasada a
“cielo” o “cielos”. Lo que literalmente dice aquí es que crea un vacío o dimensión no
especificada, la cual pone una masa de agua en un lugar y la otra en otro, y en medio no hay
nada de aquello –o sea, de unas aguas o de las otras. Tenemos entonces que sigue: «E hizo
Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que
estaban sobre la expansión. Y fue así.» (Génesis 1:7) De manera que observamos aquí que ese
“vacío” apareció entre dicha masa acuática y situó una parte encima y otra debajo del aquel
“hueco” o “espacio”. No se usan palabras habituales en este vocabulario, tales como
expansión (“harjabá”), bóveda (“gag mekumar”, “kimron” o “kuj” o “gumjá”, en hebreo,
aunque la definición misma no es mencionada en la Biblia en español). Por su parte “rakiyá” sí
143

se sigue entendiendo como firmamento en el hebreo moderno, pero por mero costumbrismo
y/o asociación, no porque respete las raíces etimológicas de la palabra misma. De ser
aceptable ese hecho, se podría respetar que la atmósfera terrestre fuera formada, mas eso no
responde a la implicación de fuerzas celestes interviniendo en él, a menos que sí estuvieran ahí
y nosotros no las vemos. Baruc, exaltando al Señor, dijo: «Oh, [Señor] que has hecho de la
tierra, me escuchas, que has fijado el firmamento por la palabra, y has hecho firme la altura del
cielo por el espíritu, que has pedido desde el principio del mundo que aún no existía, y te
obedecen; que has mandado por el aire de tu guiño, y he visto las cosas que han de ser como
esas cosas que usted está haciendo. Que el artículo con gran pensamiento de los anfitriones
que [están] ante usted. También los innumerables seres sagrados, que [usted] se hizo desde el
principio, de la llama y el fuego, que están alrededor de su trono con indignación hacia el
comando.» (2ª Baruc 21:4-6)

Seguidamente se añade a la narrativa: «Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la


tarde y la mañana el día segundo.» (Génesis 1:8) De modo que ese vacío recibe el nombre de
“cielos”, o sea, esa rakiyá recibe el nombre de “shamaim”, un especial cúmulo de curiosidades,
en especial por el simbolismo y significado de ambas palabras. Explica así que ese espacio o
vacío es definido desde entonces como morada de las fuerzas celestes, siendo observable
como una tenue corteza que abarca el ozono, o hasta el mismo. Una diferencia notoria es que
el Cielo inicial no se especifica en ubicación, pero este que ahora aparece es como si no
estuviese muy distante, como si fuese la propia atmósfera que tenemos. En otras palabras, lo
primero en crearse se dice que fue la Shamaim y luego la Aretz, pero más adelante dice que ya
estando la Tierra fue creado entonces el cielo como intermedio entre las aguas, lo cual sitio a
la probabilidad de que el primer cielo mencionado fuese el Reino del Padre, la morada de la
luz, y el otro, mencionado correlativamente, viniese a ser nuestra atmósfera, no exenta, claro
está, de los fenómenos prescritos y tan relevantes que se añaden. El Cielo del que se habla
como apertura del libro de Moisés, es ya considerado “Shamaim”, tal cual, mas el que separa
el Día Uno del Día Dos comenzó siendo un vacío o espacio que, seguidamente, se definió como
Shamaim, asumiendo el lugar del Shamaim más elevado para ser la zona de donde actuarían
los mensajeros de Dios con relación a la Tierra. Por eso no desaparecerá el Cielo Elevado, sino
las funciones para las cuales fue establecido éste Cielo terrestre, no en su calidad de atmósfera
sino con respecto al trabajo espiritual que ya, para el futuro, no será necesario.

Volviendo con el libro segundo de Enoc –a veces identificado como el 3º Enoc o


Apocalipsis de Enoc (depende que sea 1º, 2º o 3º nada más que de los individuos que
consiguen los pergaminos o fragmentos y cómo los organizan)-, vemos que el Altísimo sigue
narrando al profeta las cosas como fueron al principio, y también cita esto que describe Moisés
en la etapa que recibe el nombre de Yom Shení (Día Segundo): «Así hice firme el círculo de los
cielos, y dije que se alineasen las aguas bajas que estaban debajo el Cielo en un conjunto y se
secasen sus montones, y fue así. Y de entre los montones creé rocas duras grandes. Y de entre
las rocas atrapé sequedad, y sucedió que se secó tierra. Y para en medio de la pura Tierra
sucedió profundidad y hubo abismo. Ese, el mar, almacené en un lugar y los até por la arena. Y
dije al mar: mira, te puse límite perpetuo, y no [deberás] fracturarte a ti mismo. Así hice la
rakiyá y su fundamento arriba, de [entre] las aguas. Ese día es cabeza de la creación que me
creé, y fue tarde y otra mañana, fue Día Segundo.» (2ª Enoc 28:1-4) En otra ocasión previa,
escribió: «vi como los vientos extienden el velo del Cielo en lo alto y cómo tienen su puesto
entre el Cielo y la tierra: son las columnas del Cielo…» (1ª Enoc 18:3) Según se lee de esta
experiencia personal del profeta, esos “vientos” o “espíritus” (ruaj, ambos en idioma hebreo)
en su conjunto son los que determinan las dimensiones de la atmósfera y su volumen y presión
vienen a ser el soporte del mismo.
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Por otra parte, se ha estudiado sobre portales dimensionales, aperturas que llevan a
otras dimensiones, las cuales parecen existir en concretos puntos de la Tierra –y no sería de
extrañar si también hubiesen en otras moradas celestes- similar a los puentes estelares que se
dice en la ufología que existen por todo el universo, los cuales, al entrar en ellos, los vehículos
son lanzados a distancias sobrenaturales. Hay quienes encuentran ideas esgrimidas al respecto
en los textos enóicos, puede que no como portales dimensionales pero sí como accesos no
visibles o factibles para el hombre común: «Vi los tesoros de los vientos-espíritus y vi que con
ellos Él (Dios) ha adornado toda la creación y los cimientos de la Tierra; y vi también la piedra
angular de la Tierra y los cuatro vientos que sostienen la Tierra y el firmamento; vi como los
vientos extienden el velo del cielo en lo alto y cómo tienen su puesto entre el Cielo y la Tierra:
son las columnas del cielo; vi los vientos que hacen girar y que conducen por las órbitas del sol y
de los astros en sus estancias; vi los vientos-espíritus que sostienen las nubes sobre la tierra; vi
los caminos de los ángeles; vi en los confines de la Tierra el firmamento en lo alto. Después fui
al sur y vi un sitio que ardía día y noche, en donde se encontraban siete montañas de piedras
preciosas, tres del lado oriental y tres del lado del mediodía. *…+ Yo vi un fuego ardiente, y más
allá de esas montañas está una región donde termina la gran tierra, y ahí culminan los cielos.
Luego me fue mostrado un profundo abismo entre columnas de fuego celeste, y vi en él
columnas de fuego que descendían al fondo y cuya altura y profundidad eran
inconmensurables; y más allá de este abismo vi un sitio sobre el cual no se extendía el
firmamento, bajo el cual no había tampoco cimientos de la tierra; sobre el que no había ni
agua ni pájaros, sino que era un lugar desierto y terrible. Allí vi siete estrellas (vigilantes)
parecidas a grandes montañas, que ardían, y cuando pregunté sobre esto, El ángel me dijo:
‘Este sitio es el final del cielo y de la tierra; ha llegado a ser la prisión de las estrellas y de los
poderes del cielo...» (1ª Enoc 18:1-15)

Enoc dice que con los vientos o espíritus Dios ha «adornado la creación», pero, ¿será
un decoro invisible? Si dice que vio los vientos que hacen girar al sol es absurdo que lo diga
literalmente, toda vez que en el espacio se asume que no hay viento, por lo que más bien
parece estarse refiriendo a “fuerzas” o “espíritus” que dirigen el movimiento de las cosas y
hacen que las leyes que obedecen se cumplan: «Aquellos que no duermen te bendicen; ellos
están ante tu Gloria y bendicen, alaban y ensalzan diciendo: "Santo, Santo, santo es el Señor de
los espíritus, Él llena la tierra con espíritus".» (1ª Enoc 39:12) Lo arriba cita explica muchas
cosas, como, por ejemplo, cuáles son las columnas que sostienen el Cielo, y de las que tanto
habla la Biblia: «¿O quién entre todos los humanos puede contemplar todas las obras de los
Cielos o las columnas angulares sobre las que descansan? ¿Y quién ve un alma o un espíritu y
puede volver para contarlo? ¿O subir y ver todos sus confines y pensar u obrar como ellos?» (1ª
Enoc 93:12) Es como si se refiriera a alguna fuerza o poder, visible de alguna manera, que
controla o sujeta nuestro cielo atmosférico y/u orbital. Hace parecer, a simple vista, algo
semejante a una energía o espíritu majestuoso –o un colectivo de ellos controlando 4 puntos
estratégicos- que mantiene el mecanismo celeste de este primer cielo, soportándolo sobre 4
bases, las cuales pueden también corresponder con los puntos cardinales. A esto sumaríamos
otra referencia de Enoc que dice, seguidamente: «¿Quién entre todos los humanos puede
conocer cuál es la longitud de los Cielos y cuál es su altura o cómo se sostienen o cuán grande
es el número de las estrellas, y dónde reposan todas sus luces?» (1ª Enoc 93:14) Al hablar de las
estrellas abarca el número de cuerpos astrales que observamos, los cuales comprenden una
cantidad enorme y se hallan desde Alfa Centauri hasta cierta distancia antes de la galaxia de
Andrómeda –que ya las más distantes, por muy grandes que sean, no son vistas al ojo
desnudo. Las estrellas en relación a nosotros son vecinas de sistemas locales dentro de la Vía
Láctea, pues es su conjunto el que determina la visión majestuosa de toda una galaxia –ya que
las visiones más titánicas en el espacio son realmente regiones inconmensurables de depósitos
de diferentes tipos de gases.
145

¿Dónde estaba Enoc? No estaba dormido ni alucinando, pero las descripciones que da
no parecen encajar con nada que conocemos o entendemos con una rápida lectura. ¿Habría
sido transportado a otra dimensión o a otro planeta? No necesariamente, puede que
simplemente observase nuestro mundo con otros ojos. Pero, ¿a qué se referiría con “el fin del
Cielo y de la Tierra”? Todo lo primero que observa Enoc, ¿dónde se puede ubicar? ¿En qué
parte de la Tierra? Si está en la superficie, ¿dónde contempló dicha “piedra angular”? ¿Qué
vientos o espíritus son esos que sostienen la Tierra? Es más, ¿cómo vio las columnas de la
Tierra? Podemos intuir que no estuviese en la superficie sino debajo de esta, aunque afirma
que vio las columnas del cielo, ¿qué columnas son estas y dónde se encuentran? Este hombre
parece estar hablando de un viaje en un platillo volador, con el cual se muestran la
estratósfera, le bajan a los abismos y así sucesivamente. De no ser así no podría haber
hablado, o siquiera llegado, a una región donde “no se extiende el firmamento”. ¿Era una
cueva? Pero dice que tampoco había “cimientos de la Tierra”. Las experiencias de Enoc son
fabulosas e impactantes, pero hacen notorio que todo se mueve por fuerzas que la ciencia o
nos ha enseñado que existen, no de esa manera. Enoc añadió, además: «Desde allí fui hasta los
confines de la tierra y vi allí grandes bestias diferentes unas de otras y también pájaros que
diferían en sus aspectos, hermosura y trinos. Al oriente de esas bestias vi el final de la Tierra,
donde el Cielo descansa, y donde se abren los portales del Cielo. Vi como nacen las estrellas de
los cielos y los portales de los que proceden y anoté las salidas de cada una de las estrellas,
según su número, nombre, curso y posición y según su tiempo y meses [de delegación], según
me las mostraba Uriel, uno de los Vigilantes. Y me mostró y escribió para mí todo, incluso
escribió para mí sus nombres de acuerdo con sus tiempos.» (1ª Enoc 33:1-4) Si estaba en el
centro hueco de nuestro orbe, tiene sentido que al salir por las cavidades polares ya pudiese
ver el cielo y las estrellas, pero realizar todos esos saltos, así como los expresa, solo se
comparan con una participación en un evento que décadas atrás habríamos considerado de
“ciencia ficción”.

El profeta anotó más: «Desde allí fui transportado a la extremidad norte de la tierra y
me fueron mostradas grandes obras: Vi tres puertas del cielo abiertas; a través de cada una de
ellas vienen los vientos-espíritus del norte y cuando soplan hay frío, granizo, escarcha, nieve,
rocío y lluvia. Si salen por una sola de las puertas, soplan para bien; pero cuando soplan a
través de las otras dos es con violencia y calamidad sobre la tierra pues soplan con fuerza. Y
desde allí fui hasta la extremidad occidental de la tierra y vi tres puertas del cielo abiertas, el
mismo número de puertas y salidas que había visto en el oriente.» (1ª Enoc 34 al 35) Todo esto
refuerza la idea de que la atmósfera está siendo contenida por fuerzas invisibles, poderes y los
elementos simples. Pero para no extendernos mucho más con estos casos de Encuentros
Cercanos, pongamos otra parte de su historia: «Desde allí fui transportado a la extremidad sur
de la tierra y allí me fueron mostradas sus tres puertas abiertas del viento sur: para el rocío, la
lluvia y el viento. Y desde allí fui transportado al límite oriental del Cielo y vi las tres puertas
orientales abiertas las tres puertas orientales del Cielo y encima de ellas unas puertas pequeñas
Por cada una de estas puertas pequeñas pasan las estrellas del cielo y corren por el curso
trazado para ellas hacia el occidente. Al ver esto bendije todo el tiempo al Señor de Gloria, y
continuaré bendiciendo al Señor de Gloria, que ha realizado grandes y magníficos prodigios
para mostrar la grandeza de su obra a los ángeles, a los espíritus y a los humanos, para que
ellos puedan alabar esa obra, toda su creación, para que puedan ver la manifestación de su
poder y alaben la grandiosa obra de sus manos y le bendigan por siempre.» (1ª Enoc 36:1-4).
En todos estos casos él se refiere al cielo como “rakiyá”, palabra hebrea que provine de “rek”
(vacío), no “shamaím” que es la definición clásica para referirse al Cielo, como la morada
divina. Por consiguiente, Enoc está identificando muchos lugares variados, los cuales
fácilmente pueden llegar a englobar las regiones de nuestras famosas constelaciones.
146

Por eso es bueno aplicar dichas ideas a las referencias al Cielo o a los Cielos: «Yo vi un
fuego ardiente, y más allá de esas montañas está una región donde termina la gran tierra, y
ahí culminan los Cielos.» (1ª Enoc 18:9-10). Si dice que “culminan los Cielos”, es que tienen un
“límite” geográfico de alguna índole, por fuera de lo cual aún hay más. Enoc también habla de
los límites del Cielo y sus fundamentos: «Me habló otro ángel que iba conmigo, que me
revelaba lo que estaba oculto, el principio y el fin, en lo alto del Cielo y bajo la tierra en lo
profundo, en las extremidades del Cielo y en sus cimientos…» (1ª Enoc 60:11) Si existe alguna
manera de llegar a esos cielos, ¿será con elevación espiritual? ¿Con la Iluminación? ¿Con un
cohete? ¿Con un OVNI? ¿O con un portal estelar? Lo claro es que no se trata de trasladarse a
miles de km/h ya que no daríamos ni un paso, ni aún a la velocidad de la luz, porque
tardaríamos siglos en pasar de un punto a otro en el universo. Es pues obvio que se utilicen
vehículos trans-dimensionales, tanto para general el Elemento 115 y 116 (de esto habló Robert
Lazar tras trabajar en S-4, en Área 51, con ingeniería OVNI) causando la curvatura del espacio-
tiempo, para ir de una dimensión “inmediatamente” a la otra. Baruc escribió: «Y le pregunté al
ángel, mi Señor, ¿qué es este sonido? Y el ángel me dijo: Incluso ahora los ángeles son la
apertura de la 365 puertas del cielo…» (3ª Baruc 6:13) ¿No es una casualidad que el Cielo tenga
365 pertas, igual que los días del año? ¿No será más bien que esas “puertas” son los itinerarios
o locaciones con relación al Sol? Ya que encaja evidentemente con el periodo en que nuestro
planeta vuelve al punto inicial tras recorrer su viaje en derredor del Sol. Siendo así, el concreto
de Cielo, uno de ellos, asume que tiene la envergadura misma del viaje de la Tierra en un año,
por lo que ese tamaño completo sería es del Cielo que en dicho caso compete.

«Al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad; He aquí
dará su voz, poderosa voz.» (Salmo 68:33) Como ya he dicho, es de tener en consideración el
hecho de que unas veces se hable de Cielo, otras de Cielos, y otras de “los cielos de los cielos”,
como el caso del viaje de Enoc, cuando Miguel le muestra las sagradas moradas: «Él trasladó
mi espíritu dentro del Cielo de los Cielos y vi que allí había una edificación de cristal y entre esos
cristales, lenguas de fuego vivo.» (1ª Enoc 71:5) Es más, antes del Diluvio, Enoc tuvo un sueño
donde vio que se estremecían las altas moradas: «En el año 500 al 14º día, del 7º mes, en la
vida de Enoc, vi que un gran terremoto sacudió el Cielo de los Cielos y los ejércitos de Elión (el
Más Alto), y los ángeles, miles de miles y miríadas de miríadas se veían agitados por la gran
agitación.» (1ª Enoc 60:1) Es entendible que se usara la descripción de “Cielo de los cielos”,
exponiendo que es mayor y superior y que está mucho más allá, incluso en esencia y
características. Por eso se entiende que habrá un nuevo cielo, pero no necesariamente el
elevado sino el que fue puesto sobre la Tierra para que moraran ahí los que vigilarían sobre
esta y ayudarían al hombre: «"Entonces el Primer Cielo desaparecerá y pasará, y aparecerá un
nuevo Cielo y todos los poderes de los Cielos se levantarán brillando eternamente 7 veces
más.» (1ª Enoc 91:16) Hay quienes consideran que la descripción de los 7 y/o 10 Cielos de las
tradiciones talmúdicas no sea otra cosa que 7 a 10 dimensiones existentes en este universo,
mientras otros las ven como las órbitas de nuestros vecinos. Otros postulados sugieren que los
planos dimensionales existentes son 11, y debajo de la 3ª básicamente no hay nada, y las
referencias celestes compartirían cierta realidad con este hecho.

Bueno, ¿qué dice la Escritura?: «Entonces Set surgió y llegó a su madre [Eva] y le dijo:
‘¿Cuál es tu problema? ¿Por qué lloras?’ *Y+ ella le dijo: ‘Mira y ve con tus ojos los Siete Cielos
abiertos, y ve cómo el alma de tu padre [Adán] está en su cara y todos los santos ángeles están
orando en su nombre y diciendo: 'Perdónalo, [oh] Padre de todos, porque es Tu [viva] imagen’.»
(Apocalipsis de Moisés 35:1-2) ¿Por qué unos hablan de 7 y otros de 10? ¿Es posible que los 7
sean en nuestro sistema y los otros 3 mucho más lejos? El apóstol Pablo también contó haber
sido llevado, él o alguien conocido, a otros cielos: «Conozco a un hombre en Cristo, que hace 14
años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta
el Tercer Cielo. Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo
147

sabe), que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al
hombre expresar.» (2ª Corintios 12:2-4) Según Pablo, el Paraíso estaría en el Tercer Cielo. Y en
otro texto suyo, denominado Apocalipsis de Pablo, detalla otros aspectos de lo existente
Arriba, diciendo que fue subido, no solo al Tercer Cielo, sino más allá del Séptimo. Es posible
que la concepción de Tercer Cielo sea una generalización cultural para referirse al “Cielo de los
cielos”, donde está el Paraíso de Dios, pues Enoc mismo dijo haber sido subido más allá del
Tercer Cielo, casi llegando al trono de la Majestad, que está en el 10º Cielo. Si bien, en su
descripción, Saulo de Tarso, el apóstol Pablo, vio Arriba cómo un hombre era castigado y luego
se le dio otra oportunidad. Esto sucedía cuando Pablo ascendía al Cuarto Cielo. Luego en el
Quinto Cielo dijo ver ángeles que elaboraban armas para la batalla, y pasado el Sexto, llegó al
Séptimo Cielo y contempló a un anciano sentado en un trono de luz. Al final observa la
Ogdoada en el Octavo Cielo, y pasa por el Noveno y vislumbra el Décimo. Cierto o falso este
texto, el asunto es que los viajes a otros cielos y otras dimensiones fueron muy recurrentes
entre los israelitas, como en casos donde otras gentes de otros pueblos también los
experimentaron, ya fuera, como dijo Pablo, en el cuerpo o fuera de él (en el Corpus
Hermeticum se da a entender que el propio Hermes Trismegisto fue llevado, al menos en una
ocasión, a contemplar también la Ogdoada).

En los apócrifos encontramos que se dice: «…Vamos a entrar en [el primer cielo] a
través de él, y entró como si nacen de las alas, una distancia de unos 30 días de viaje. Y él me
mostró el cielo en una llanura, y hay hombres que habitan en ella, con las caras de bueyes, y los
cuernos de los ciervos y los pies de cabras, y los muslos de corderos. Y yo Baruc pregunté al
ángel, dame a conocer, ruego a ti, ¿cuál es el espesor del Cielo en el que viajaban, o lo que es
su medida, o lo que es la llanura, a fin de que también pueda decirle a los hijos de los hombres?
Y el ángel, cuyo nombre es Famael me dijo: Esta puerta que ves es la Puerta del Cielo, y es tan
grande como la distancia de la Tierra al Cielo» (3ª Baruc 2:2-5) Así que estos vehículos existen
y considerablemente han sido bien utilizados por los ángeles. El hablar de trayectos de 30 días
y 180 días sigue un patrón similar al ciclo lunar, básicamente lo mismo que los meses
terrestres –otra curiosidad. Famael le dijo a Baruc, en su caso, que tal cielo es tan grande como
la distancia que hay de la Tierra al Cielo, lo cual nos dice que recorrer ese cielo completamente
tomaría 30 días, posiblemente en el vehículo que ellos usaban, aun siendo ángeles sus
tripulantes. En los viajes espaciales o dimensionales del profeta Enoc, él habla de haber sido
llevado a visitar y observar diez lugares que define como “cielos”. ¿Planetas? ¿Universos?
¿Dimensiones? ¿Regiones? ¿Cielos? U ¿órbitas? Él dice que fue transportado a los cielos
existentes. En el primero ve el lugar donde lideran los ángeles; en el segundo, donde hay
lugares de prisión para los grandes desertores; en el tercero, lugares de castigo eterno; en el
cuarto, todo lo que abarca el trabajo del sol, como si se tratase de una maquinaria o engranaje
dependiente de todos estos ministros; posteriormente el quinto, donde ve los aves fénix
(llamados “Bennu” por sumerios y egipcios, “Feng” por chinos, y mencionados por los griegos)
pero principalmente observa las prisiones de los grandes caídos, que no se comparan con los
desertores encadenados en el Segundo Cielo, aquellos que él también observó; en el sexto, vio
a los grandes ángeles y arcángeles, los ministros de los cielos y protectores de la Tierra, toda la
organización de mando de los hijos del cielo; en el séptimo, vio otros seres angelicales aún más
fieros; en el octavo y noveno vio lo que se entiende por el “camino de las constelaciones”.
¿Estaría entonces teniendo todo tipo de viajes estelares con estos hombres?

Otro ejemplo de los viajes de apóstoles y escribas israelitas es este: «Y cuando yo había
aprendido todas estas cosas del arcángel, que entiende, me llevó a un Cuarto Cielo. Y vi una
monótona llanura, y en medio un charco de agua. Y hay en ella multitud de aves de todo tipo,
pero no como las que [hay] aquí en la tierra. Pero vi una grulla grande como grandes bueyes, y
todas las aves eran mayores que las [más] grandes en el mundo.» (3ª Baruc 10:1-4) Los
profetas israelitas Baruj (Baruk o Baruc) y Sofonías hablaron de algunos de estos sitios (aunque
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sólo Enoc citó el Décimo Cielo o Trono de Dios): «Y el ángel me llevó allí, a un Quinto Cielo. Y la
puerta se cerró. Y yo dije, Señor, ¿por qué no es esta abierta esta puerta para que podamos
entrar? Y el ángel me dijo: Nosotros no podemos entrar hasta que llegue Miguel, que tiene las
llaves del Reino de los Cielos, pero has de esperar y ver la gloria de Dios. Y hubo un gran sonido,
como un trueno. Y yo dije, Señor, ¿qué es este sonido? Y él me dijo, ahora Miguel llega, el
comandante de los ángeles, se reduce a recibir las oraciones de los hombres. Y he aquí una voz,
“que las puertas se abrirán”.» (3ª Baruc 11:1-5) Dichas menciones nos llevan a pensar que el
universo que conocemos, lo poco que de él conocemos, no es realmente nada con base a lo
realmente existente. De hecho, se creyó por mucho tiempo que la mayoría del espacio estaba
vacío, pero, como he dicho antes, ahora se sabe que está cargado de partículas eléctricas y
plasma, o sea, el 99% del universo es energía, e incluso genera sonido y se han visto formas de
vida pululando en él –según he oído-, formas que simplemente deambulan por el espacio
exterior, sin nave alguna, siendo como animales que vagan en la inmensidad a casi el Cero
Absoluto de temperatura. Ya en ese orden se han grabado en video, inclusive, especies de
serpientes voladoras en la estratósfera, de una textura muy extraña y desconocida, un tanto
blanquecinas y aparentemente no muy densas.

Thoth vuelve a referirse a algo interesante que recuerda a ese Cielo puesto encima
nuestro: «Siete son las mansiones de la casa del Poderoso; Tres cuidan de la oscuridad el portal
de cada casa; Quince los caminos que llevan a Duat. Doce son las casas de los Señores de la
Ilusión, encontrando cuatro caminos, cada uno de ellos diferente.» (Tabla 14. Tablillas
Esmeralda de Thoth) Estos patrones son muy significativos. Aunque estos personajes no
tuviesen que ver con la historia de Israel, estaban al corriente de las cosas: «Mira también la
jerarquía de los siete cielos, bellamente creada en un orden eterno y cumpliendo los siglos en
cursos diferentes. Todo está lleno de luz sin haber fuego en ningún lado: pues la amistad y la
combinación de los opuestos y de los disímiles se hizo luz, y brillan sobre nosotros por la
energía de Dios generador de todo bien y jefe y conductor del orden entero de los siete cielos.»
(La Inteligencia a Hermes. Tratado XI, verso 5-7. Corpus Hermeticum) En el taoísmo se habla de
la existencia de 9 reinos y 3 cielos (también en la cultura nórdica se creía que había 9 reinos).
Un aspecto llamativo en la cultura china es que llaman al universo “Tian-Di”, que literalmente
significa “Cielo y Tierra”. Si bien, aunque en el taoísmo igualmente se habla de varios cielos, en
cierta tendencia de la China se cree concretamente en 9 (aunque podrían ser más
concretamente los 9 reinos del taoísmo, igual que en la cultura nórdica), los cuales serían
cuidados por cada una de las 9 hijas de Yu-Huang y Wang Mu Niang-Niang. Lo que al taoísmo
compete, afirmaría que dichos cielos son solamente 3 (llamados San-Qing, que significa: “tres
puros”; a la vez el nombre de 3 deidades que los habitan) y vienen a ser gobernados por
emperadores venerables (Tian-Zong). El primero sería Yu-Qing (Cielo de la Pureza de Jade),
habitado a su vez por Yuan-Shi, parte de estos 3 Tian-Zong. Ese cielo sería asimismo regido,
acorde a las tradiciones, por el Emperador Jade. El Segundo Cielo sería llamado Shang-Qing (El
Cielo de la Gran Pureza), reservado por Ling-Ba o Ling-Bao. El tercero, denominado Tai-Qing (El
Cielo de la Más Alta Pureza), es gobernado por Tao-De –otra referencia define ese lugar como
Da-Luo-Tian, donde está Yu-Huang, el Emperador Jade, morando. Acorde a la religión
predominante, Si-Ming, el Señor del Destino, sería un revisor y registrador de los hechos de los
hombres, anotando sus acciones en el Libro de la Muerte y el Libro de la Vida –llamativa
peculiaridad.

Aunque los cielos fueran definidos en 3, como en la Biblia, los paralelismos van más
allá, pues consideran, igual que la mención en el libro de Zacarías, que 4 grandes espíritus (Ssu
Ling) administran los 4 ángulos de la Tierra. También hablan mucho de los espíritus y,
concretamente, de la lucha contra los demonios desde tiempos inmemoriales. De modo
semejante se puede decir de la versión que tienen de la Creación, donde claramente seres
divinos intervinieron en la separación del Cielo y la Tierra, como el caso del dios del fuego Li
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(llamado principalmente Zhu Rong). Creen que en los orígenes todo partió de un caos
primordial y unas aguas oscuras, así como en el Diluvio, y el Abismo que se ubica bajo la
corteza del mundo. De la misma manera siguen el pensamiento de que en los orígenes hubo
un gran monstruo, un demonio llamado Gong Gong, contra el cual luchó y venció la deidad.
Además hablan de los “fundamentos” de la Tierra, los soportes de los puntos cardinales,
básicamente que la Tierra y el Cielo están sostenidos por pilares, como refiere el profeta Enoc.
Como refería con anterioridad, enseñan que Pan-Gu nació como un huevo cósmico formando,
de la parte alta el Cielo (Yang) y la parte baja la Tierra (Yin), según el mito, creciendo a medida:
10 pies por día (la leyenda asume que dividió Cielo y Tierra con su martillo, dando importancia
suma a este arma, como Thor en la cultura escandinava). Se dice que fue extendiendo su
concha más y más tras 13.000 o 18.000 años, tras los cuales él mismo se dejó ver. Sus ojos
serían el Sol y la Luna, su cabeza las 4 grandes montañas, su sangre los mares y los ríos, su
cabello fue la hierba y los árboles, su aliento fue el viento, su sudor la lluvia y su voz el trueno.
De esa manera las pulgas de su cuerpo vendrían a ser los ancestros de la humanidad. Creo que
todos estos elementos son notables en su similitud con la enormidad de ejemplos y símbolos
de las otras muchas culturas genéricamente referidas.

Si bien, para los egipcios también había definiciones amplias del cielo. Con regularidad
describían el susodicho como dividido en 3 partes: 12 cuerpos celestes en cada uno de ellos.
Estas 12 regiones se equipararon con 12 perros, posiblemente guardianes, los cuales tenían 12
perros a su vez (sumando 144) –de ahí que también el día fuese dividido en 12 horas (12 + 12).
Así es muy similar al reparto de poder y las creaciones hechas por Sakla, intentando duplicar el
Reino de Cristo en los lugares imperecederos. Puede que a estos se les reconozca como
“perros” (Apocalipsis 22:15), y sean también los que mencionan las mitologías, como
guardianes, ya sea de las dimensiones o del Hades, del modo en que refleja la leyenda griega
del Cerbero o Cancerbero. Ciertamente, los perros siempre han sido símbolo de la protección
de lugares importantes, tanto como los dragones o los seres fabulosos. Pero en el ámbito del
“más allá” parecen ser los canes póstumos vigilantes. Esta podría ser la razón de porque
Anubis, el hijo de Neftis (Nebt-Het), es custodio del inframundo y es descrito como hombre
con cabeza de perro (concretamente se podría tratar de un tipo de chacal o un galgo o
podenco negro), y también esto explicaría por qué se dio una descripción terrorífica a los hijos
del dios nórdico Loki, como los destructores del mundo que han sido alejados de los reinos
habitados. Por consiguiente, la idea de perros guardianes es muy extendida y popular.

En locaciones importantes se colocaban antiguamente a dragones a vigilarlos, a


proteger reliquias, pero los secundarios eran estos mamíferos caminos. El claro ejemplo es
como son fijados en el Cielo para protegerlo y espantar a los demonios, según el taoísmo (en
esta creencia asiática es el guardián Er-Lang quien los dirige). Estos perros de caza celestes son
conocidos en la cultura de la China como los Tian-Gou, aunque se suele hablar también de
estos perros celestes como negativos, en el caso de persecutores de la dádiva masculina Zhang
Xian, donde, bajo el mismo nombre, se les define en singular como “galgo de los cielos”.
Nótese que en hebreo, perro es “Keleb” (“Je”, “Ke” o “Kel” = “semejanza”; y “Leb” = “fuente
de…”). Es algo parecido a: “como la conciencia”, “como lo de dentro”, “como el centro”,
“como el corazón”, mientras que “Kel” está asociado con la “cautividad” o el “encierro”. Puede
que por esto fuesen animales para custodiar o encerrar misterios, toda vez que la mismísima
voz “Leviatán” tiene también una raíz etimológica similar: “Leb-i”, “ha-tán” o “titén”, es decir:
“el corazón del dragón”, “el centro donde están aquellos”. No obstante, estos perros no
parecen custodiar los cielos como tal, sino simplemente las conexiones entre dimensiones o
realidades. ¿De dónde salieron? ¿Quién los puso ahí? Todo esto hemos de remitirlo a los
puntos posteriores, pues hemos de comprender que todo lo que existe en estas realidades
surgió en el tiempo en que tuvo lugar la Creación desde las competencias imperecederas,
proviniendo desde su Reino. Este lugar espiritual trajo las formas de vida a un universo mental,
150

ahí se expresó todo aquello que rige las fuerzas de nuestro mundo y los otros existentes, como
las “leyes” de la naturaleza, la física, la mecánica cuántica, etc. Entonces, la vida en el plano
físico, no ha progresado por el azar o la casualidad, sino por la acción de entidades
interconectadas con las cosas creadas, lo cual pudo ser la razón de mucho del pensamiento
oriental, especialmente el animismo, que considera que todo son fuerzas invisibles y espíritus
ancestrales.

Ergo, aclaremos que no se recomiendan los viajes astrales, y en ese orden, los profetas
no los provocaban, sino que eran invitados deliberadamente por mensajeros de Dios. Afirmo
esto porque precisamente salir el cuerpo para viajar sin él es quitarle el peso corporal para
moverse por doquier, pero es peligroso, porque en esos planos pululan entidades que hacer
cacería a toda forma de vida que pasa por ahí: «Escucha, oh hombre, a la profundidad de mi
sabiduría. Hablo del conocimiento oculto del hombre. Lejos he estado en mi viaje a través del
ESPACIO-TIEMPO, incluso hasta el final del espacio de este ciclo. Sí, vislumbré los PERROS DE
CAZA de la Barrera, echados en espera de quien pasara. En ese espacio en donde el tiempo no
existe, débilmente sentí a los guardianes de los ciclos. Ellos solamente se mueven a través de
los ángulos. No son libres de las dimensiones curvas. Extraños y terribles son los PERROS DE
CAZA de la Barrera. Ellos siguen la conciencia hasta los límites del espacio. No piensan escapar
entrando a tu cuerpo, puesto que siguen rápidamente al Alma a través de los ángulos. *…+ Una
vez, en el tiempo pasado, alcancé la gran Barrera, y vi en las orillas en donde el tiempo no
existe, las formas sin forma de los PERROS DE CAZA de la barrera. Sí, escondidos en medio más
allá del tiempo los encontré; y ELLOS, oliéndome a la distancia, se levantaron y su aullido se
pudo escuchar de ciclo a ciclo y moverse a través del espacio hacia mi alma. Huí entonces
rápidamente ante ellos, de vuelta al impensable fin del tiempo. Pero ellos siempre me
persiguieron, moviéndose en extraños ángulos no conocidos por el hombre. Sí, en las grises
orillas del fin del ESPACIO-TIEMPO encontré a los PERROS DE CAZA de la Barrera, cuervos para
el Alma que intenta ir más allá.» (Tablillas Esmeralda de Thoth. Tabla 8)

Los Cimientos

«Tuyos son los cielos, tuya también la tierra; El mundo y su plenitud, tú lo fundaste.»
(Salmo 89:11) Ahora está cada vez más clara la referencia al “fundamento” de esta morada.
Igual que con Moisés, hay informes sobre lo hecho en ese intervalo que luego recibió el
nombre de Yom Shení (traducido como Día Segundo). El hermano de Aarón dijo que el
segundo periodo se identificó por la aparición de los cielos, tras haber separado las aguas. En
este capítulo Dios comienza diciendo “kabaati”, lo cual se asemeja a “kba” (defraudar) o a
“kebaat” (copa o cáliz). El traductor puso: “firme”. Podemos deducir que, al tener la copa una
forma semicircular, y ser algunas de ellas diáfanas, se use como ejemplo para dilucidar lo que
vemos sobre nosotros como Cielo, asumiendo que fuera la palabra indicada para referirse a la
apariencia de la atmósfera. Seguidamente afirma que se “alinearon” las aguas, tomando el
hebreo “cav” que es “cordel”, usado a veces como sinónimo de “línea”. Esto podría suponer
que se daba una apariencia uniforme y lisa al agua, como si se tensara una cuerda. Las que
estaban debajo de la Shamaim debían ponerse en un solo grupo y secarse los “montones”. La
palabra hebrea “galeihem”, habla de montones “de ellos”, refiriéndose a las masas de agua
(“hem” es “ellos”). La voz “gal” se usa en Génesis 31:46 como “gal avaním”, en consonancia a
“montón de piedras”. Igualmente, en Isaías 48:18 parece hablar de “ola”, de las “ondas del
mar”. Un poco más adelante recalca que de la roca “laqídeti” sequedad. La voz “lacad” puede
significar más de una cosa, por ejemplo, “atrapar”, “capturar”, “tomar por sorteo” (Amós 3:4,
Jueces 7:25 y Josué 7:14). Refiere igualmente el “ser atrapado”, “ser capturado”, “ser tomado
por sorteo” (Isaías 8:15). En otro caso habla de “endurecerse”, “cohesionarse” (Job 38:30).
También habla de “trabarse entre sí” (Job 41:9/17) o identifica una “trampa” (Proverbios 3:26).
Asimismo Enoc usa la voz “asafti”, en cuanto al mar. Asaf, igual que el nombre del cantor y
151

escriba del rey David, significa múltiples cuestiones: Recoger, cosechar (Deuteronomio 16:13 y
28:38). También se refiere a almacenar alimentos (Génesis 6:21). Identifica el juntar o recoger
dinero (2ª Reyes 22:4). Puede referirse a reunir gente (Génesis 29:22). Se usa para “recoger”,
“traer a alguien al hogar” (2ª Samuel 11:27 y Salmo 27:10). Puede identificar el retirar o quitar
(Jeremías 16:5 y Salmo 104:29). Se usa para decir “apartar”, “retirar la mano”, es decir, “dejar
de hacer algo” (1ª Samuel 14:19). Hay casos en los que es “congregarse” (Deuteronomio 33:5),
“provisiones”, como el caso de “bet ha-asum” = “casa de las provisiones” (1ª Crónicas 26:15).
O está también orientado a la “cosecha” (Isaías 32:10).

Por su parte, “sof” es “final”, lo cual puede ser su “término”: «El fundó la tierra sobre
sus cimientos; No será jamás removida. Con el abismo, como con vestido, la cubriste; Sobre los
montes estaban las aguas. A tu reprensión huyeron; Al sonido de tu trueno se apresuraron;
Subieron los montes, descendieron los valles, Al lugar que tú les fundaste. Les pusiste término,
el cual no traspasarán, Ni volverán a cubrir la tierra.» (Salmo 104:5-9) Cuando dice que “ató”
los mares por la “arena”, se toma del hebreo “ekshrehú”, cuya raíz “kesher” (como el dios
celeste de la mitología sumeria, Kishar) se refiere a atar, ligar, unir o conspirar. Por su parte,
“jol”, puede traducir: “ir alrededor” o “en sucesión”, “irrumpir” o “bailar” (ir en círculos),
aunque más concretamente se puede traducir “arena” o “ave Félix”. Dios dice que en medio
de la Tierra hizo un agujero, un abismo, y también limitó a los mares “dándoles su estatuto
perpetuo”. De la misma manera señaló esto como el principio de su Creación, hecha por Él y
para Él. Por consiguiente, aquello recuerda a las palabras del apóstol Pedro al respecto: «Éstos
ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los
cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de
entonces pereció anegado en agua…» (2ª Pedro 3:5-6) Parece que cada periodo es
acompañado de una nueva “mañana”, como dos cosas separadas: «Y dijo Dios: Júntense las
aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así.» (Génesis 1:9)
Si el agua que quedó debajo de ese cielo atmosférico vino a estacionarse abajo, juntándose, es
porque antes no estaba unificado. Cabe la posibilidad de que la masa de agua no estuviese
condensada o estacionada en una única región, de modo compacto, y ese enorme agua,
dividido ya, fuese para arriba y para abajo, yendo el de abajo a concentrarse en un mismo sitio.
De ser cierta esta idea, tendríamos la Tierra primigenia como un lugar, Aretz, que posee un
agujero oscuro (Tehom) y aguas que son divididas, poniendo unas arriba de la aparente
atmósfera y otras abajo, pero, ¿abajo dónde exactamente? Tengamos presente que muchos
pasajes bíblicos advierten que hay aguas en la superficie de la Tierra y aguas debajo de la
Tierra, ya que todo está detalladamente medido y ajustado: «Tú fijaste todos los términos de la
tierra…» (Salmo 74:17) Enoc refiere esto de la siguiente manera: «Todo el mar, todas sus aguas
y todos sus movimientos, ¿no son acaso obra del Más Alto, no ha puesto Él su sello sobre toda
su acción [del mar] y no lo ha encadenado por completo a la arena?» (1ª Enoc 101:6)

Así que viene otro aspecto sobrecogedor para quien se mete de lleno en la visión:
«descúbrase lo seco.» ¿Qué es lo seco? ¿Acaso está insinuando el texto que el planeta Tierra
era una enorme masa de agua sin vislumbres de arena? Ahora bien, ¿había tierra seca debajo
de toda esa cantidad de líquido? Nos está diciendo que hubo un cambio en magnitudes
colosales en la geografía terrestre, dando como resultado una modificación geológica
considerable, parecida a la expuesta en la teoría de la Panguea (el súper-continente primevo,
que se dice que se fue dividiendo, avanzando lentamente hasta mostrar el mapa que hoy
vemos en fotografía satelital). Por eso Panguea significa “toda la tierra” (pan-gea, en griego).
Nuevamente, continuando, reza: «Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas
llamó Mares. Y vio Dios que era bueno.» (Génesis 1:10) Los eruditos escribieron “tierra”, en
esta parte, con especificación a que es “terreno”, no sonando a Aretz sino a Eretz (terreno,
territorio, tierra en asociación con aspectos secos y firmes de una región), aunque las letras
son las tres mismas: Alef, Reish y Tzadik (cuya composición representa la acción de Dios
152

liderando un evento para manifestar su justicia). Los “puntos” gramaticales no fueron


añadidos en las Escrituras sino hasta un tiempo medianamente reciente (originalmente se leía
sin ellos, toda vez que el hebreo no tiene vocales). De manera que, ¿la parte seca recibió el
nombre de Aretz o Eretz? Las tablillas sumerias, que son los registros oficialmente más
antiguos que se poseen, dicen que la Tierra estaba casi toda cubierta por agua, partes
pantanosas, húmedas y profundas lagunas, hasta que comenzaron a sobresalir regiones áridas,
secas, de tierra firme y roca dura, donde inclusive era posible cimentar una civilización. Ese
sitio, como dije anteriormente, recibió el nombre de Eridu, de donde viene el hebreo Aretz y
Eretz. Si esto es afín a lo que nos estamos refiriendo, el nombre Aretz habría sido la definición
global de nuestro mundo, aunque antaño fuera solo la región seca, lo que tiene sentido, pues
nuestro planeta, aunque sea cerca del 70% agua, se llama irónicamente “Tierra”.

Entonces al principio, cuando dice que hizo los cielos y “la Tierra”, deja claro que no se
refiere a la situación de la misma sino que la define como el lugar (el nombre con el que se
asienta y ya se le conoce), independientemente de si era acuosa, caótica, informe, abismal u
obscura. En ese orden es cuando viene la distinción entre lo que es tierra firme (Eretz/Aretz) y
el resto de masa de líquida, cantidad acuosa la cual definen sabiamente como “Yamím”
(mares. Del singular “Yam”) puesto que estas dos siglas hebreas “Y/I” y la “M” son el plural
masculino en este idioma. En otras palabras, son masa, por lo que puede entenderse asimismo
como “muchedumbres”, “gentes”, etc., aunque muchas veces la Yud (I o Y) no sea observable
ni pronunciable en la escritura de una palabra, como el caso de “Abraham” (padre que verá
multitudes). Si bien, en un tallado cuneiforme se habla de los grandes dioses primigenios, los
cuales nunca han bajado a la Tierra. ¿Por qué nunca han bajado? Estos mismos completan 7
importantes divinidades, al lado del dios Sol y dios o diosa Luna. Una vez más encontramos
que los mitos antiguos contaban las cosas de la manera como les había quedado el recuerdo, a
modo de símbolos representativos. Los 7 grandes dioses serían Marte, Mercurio, Venus,
Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, lo cual se puede identificar con sus otros nombres
europeos: Ares, Hermes, Afrodita, Zeus/Amón, Cronos, Urano/Cielo y Poseidón (a Plutón, o
Hades, no se le consideró en principio, aunque tiene su propia historia interesante). El
sumerólogo Zecharia Sitchin también tenía esta hipótesis que acabo de referir, siendo un
erudito en el estudio de la escritura y cultura mesopotámica. Sitchin comentó en su libro
“Génesis Revisado” que las aguas de Tiamat, de donde surgió la Tierra, se separaron de ésta
creando otro planeta. Algo similar habría ocurrido con otros cuerpos de nuestro sistema,
gracias a colapsos de ciertos orbes que aún no habrían definido su órbita. Acorde al señor
Sitchin, Tiamat sería el abismo que refirió Moisés, el Tehom, aspecto bastante lógico. El
nombre TMT –excluyendo las vocales- es similar a THM, al grado de que el plural de Tehom, o
sea, los abismos, sería “Tehomot (THMT), como señala Éxodo 15:5. Un pequeño cambio en
aspectos de lingüística tras el proceso del tiempo y el desplazamiento darían una forma verbal
brevemente distinta pero con la misma raíz (Tiamat sumerio es lo mismo que Tehom hebreo).
Así podríamos encontrar a esas “aguas” encima de la capa atmosférica en otros cuerpos de
nuestro sistema solar.

La versión del escriba Esdras, al respecto, es esta: «"El tercer día le mandó a las aguas
que se reúnen en una séptima parte de la tierra; seis partes que se secó y conservarse de forma
que algunos de ellos podrían ser plantados y cultivados y de servicio que tienen ante ustedes.
Por su palabra salieron, y al mismo tiempo se realizó el trabajo. Inmediatamente vinieron las
frutas en abundancia y un sinfín de variados apelación al gusto, y flores de color inimitable,
inefable y olores de los perfumes. Estas se hicieron en el Tercer Día.» (4ª Esdras 6:42-44) Esdras
fue notificado de que las aguas que no subieron debían establecerse en 1/7 parte de la Tierra -
aunque técnicamente ocupan mucho más que eso, posiblemente porque se habla de su
cantidad en la superficie, no en el interior del globo. Realizada esta acción las formas de vida
vegetales podrían pulular, ya que sin agua, ¿cómo iban a hacerlo? Si de 7 partes se escogió una
153

para el mar, y luego, aparte de la Tierra, 7 globos líquidos se crearon, es relevante este
número. También, en referencia a ese “Tercer Día” o “Tercera Edad”, encontramos: «Y el
tercer día mandó las aguas para pasar de la faz de la tierra entera en un solo lugar, y la tierra
seca a aparecer. Y las aguas lo hicieron como él les mandó, y retiró de la faz de la tierra en un
lugar fuera de esta Rakiyá, y la tierra seca apareció. Y ese día ha creado para ellos todos los
mares de acuerdo a sus diferentes lugares de reunión, y todos los ríos, y las reuniones de las
aguas en las montañas y sobre toda la tierra, y todos los lagos, y todo el rocío de la tierra, y la
semilla que se siembra, germinación y todas las cosas, y árboles frutales, y los árboles de la
madera, y el jardín del Edén, en el Edén y todos. Estos cuatro grandes obras que Dios creó el
tercer día.» (Jubileos 2:5-8) A pesar de que en un principio el mar fue dejado en una zona, con
relación a los otros “mares” que se fueron para arriba, ahora se le reubicaba limitándolo en
variadas secciones y en diversas formas, dejando notorio que, si una sola de 7 partes es la que
vemos, deben existir depósitos acuíferos de un tamaño sobrenatural a lo largo del interior de
la Tierra –esto explicaría el capítulo 6 del Génesis, cuando dice que los almacenes de la aguas
se dejaron liberar, inundando la el planeta en pocas semanas (la lluvia no fue realmente la
culpable de la inundación del mundo).

Una vez conociendo cómo se formó la atmósfera, añadamos el dato que asume que
nuestro mundo es sujetado gracias a un punto muy concreto que muestra ubicarse en alguna
locación específica debajo de la superficie, al cual se define como “Piedra Angular”, sin la cual
el mundo no estaría siendo soportado: «y vi también la piedra angular de la tierra y los cuatro
vientos que sostienen la tierra y el firmamento…» (1ª Enoc 18:2) Todo el cúmulo de obras
literarias del ayer no hacen más que dejarnos comprender la majestuosidad y poder de Dios:
«¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo
extendido, ni hay nada que sea difícil para ti…» (Jeremías 32:17) En su conjunto, esta
narración, así como la subsiguiente, tienen también su explicación en el ámbito simbólico, lo
cual es visible en gran medida gracias a los importantes trabajos del rabino Félix Guttmann Van
Katz. Si bien, el consecuente punto puede ser apoyado por los textos de Nag Hammadi, que
hablaron sobre la semilla de Eros (espíritu de la pasión) absorbido por la Tierra. Esto daría
lugar al siguiente aspecto de la historia: «Después dijo Dios: "Produzca la tierra hierba verde,
hierba que dé semilla; árbol que dé fruto según su especie, cuya semilla esté en él, sobre la
tierra". Y fue así.» (Génesis 1:11. RVA 60) Al decir siempre que “Dios dijo” ha de comprenderse
como “la deidad” (Elohim), no personificándola necesariamente bajo ninguna etiqueta. Se
entiende que hay deidades supeditadas al Padre en nuestra realidad, las cuales obedecen al
Espíritu Santo, a Cristo y a la voluntad sempiterna del Padre, con lo cual no se define un
nombre concreto en ninguna parte de este asunto, hasta la aparición de Jehová en Génesis
2:4, el cual se atribuye la personificación y designios de Dios: «Señor, digno eres de recibir la
gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y
fueron creadas.» (Apocalipsis 4:11)

Así que la tierra comenzó a producir plantas, aparentemente, sin intervención de


humano alguno, siendo el poder creador patente en la propia masa terrestre el cual dio todo
tipo de resultados, tanto en árboles frutales como plantas, flores y arbustos, teniendo su
propia codificación ya establecida, la cual señalaba que, al dar fruto la superficie, este mismo
tuviese las propiedades intrínsecas de volver a producir, con toda una información completa
ya injertada, a lo cual llamamos “semilla”. El Barashit señala esta etapa como la producción de
lo “verde” (desheb esheb), traducido como “hierba verde”. El texto literal dice, más o menos,
algo así: «Y dijo Elohim: produzca la Aretz pasto verde de sus semillas, semilla de árbol frutal
que de fruta según su tipo (especie), cuya semilla esté en la Aretz, y fue así.» Por lo que dos
cosas surgen: plantas simples y árboles frutales. Algo como vegetación sin más y también
productos que asumían el papel de dar fruto en sí mismos (uno es alimento de hierba y el otro
de fruta y verdura). Obviamente acá se prepara el escenario para quienes se alimentan de
154

ambas cosas: pasto o hierba y frutas. Es decir, aunque el destino o designio de las cosas antes
señaladas fuese concreto, este apunta ya a la consideración de un ecosistema autosostenible,
apto para la vida de criaturas desarrolladas, a modo de formas de vida inteligente –con lo cual
incluyo, evidentemente, a los animales. Ergo, como señala el siguiente versículo (12 y 13), todo
lo dicho por Elohim ocurrió exactamente así, dando como resultado la pauta del Yom Shlishí
(día tercero). Dicho aparte sobre las plantas no dejó de ser mencionado por Enoc: «Y así hice
todos los cielos; y fue el Día Tercero; Y en el Día Tercero ordené para que la Adamá abundara
de árboles grandes y prósperos y los montes, todo de pasto dulce y toda sémina (semilla) sobre
lo esparcido; y puse jardín y lo cerré, y custodié [con] malají de fuego nutridores-atentos. Y así
hice honra al mundo-universo. Y fue tarde y fue mañana Cuarto Día.» (2ª Enoc 30:1-2) Esta
versión difiere únicamente en que anexa el dato de que para ese entonces ya fue establecido
su Jardín hermoso y la custodia del mismo.

Los Astros

Hay que ver un asunto sobre las plantas: necesitan aire, luz solar, tierra y agua. En
ningún momento se menciona la aparición del oxígeno para la respiración de las formas de
vida, pero se asume que la atmósfera tendría esta característica. Se puede teorizar que al
dividirse las tales “aguas” y aparecer entre ellas el dicho “firmamento”, incluyendo la
condensación aparente de dichas masas líquidas, la atmósfera fuera llena de moléculas de
oxígeno. Es evidente que si se separan las partículas componentes del agua (2 moléculas de
hidrógeno y 1 de oxígeno) tendríamos aire respirable. De ser esto acertado, entenderíamos
que la vida no era viable hasta que del agua se sustrajese el aire, dando otra locación (planeta
de este sistema, por ejemplo) para el hidrógeno extra liberado. Cabe también “hipotetizar”
que, ya que desconoceríamos la naturaleza del hidrógeno de más –suprimido para dar lugar al
oxígeno-, pudiese ser llevado junto con las otras aguas, poseyendo las mismas una cantidad
mayor de moléculas H. incluso, aceptando esta posibilidad, a esas masas, ahora con mayor
cantidad de hidrógeno, podrían habérseles sido restada cantidad necesaria de oxígeno para
nuestro mundo o para otros, como por ejemplo Marte o Venus. Por otra parte, para albergar
vida vegetal aún faltaría luz solar. Con todo y que han transcurrido ya 3 edades, aún no se
menciona el Sol, ¿cómo entonces podría crecer lo verde? En el libro del Jubileo se relata lo
siguiente: «Y el cuarto día que creó el sol y la luna y las estrellas, y ponerlos en la expansión de
los cielos, para dar luz a toda la tierra, y en el día y la noche, y dividir el luz de las tinieblas. Y
Dios designó el sol para ser un buen signo en la tierra por días y para los días de reposo y
durante meses, y para celebraciones y durante años y años de días de reposo y para
aniversarios y para todas las estaciones del año. Y que separa la luz de las tinieblas [y] de la
prosperidad, que todas las cosas que puedan prosperar y crecer disparar sobre la tierra. Estos
tres tipos hizo el cuarto día.» (Jubileos 2:8-11) La cuarta etapa viene a ser la aparición de las
luces. Ellas siguen pautas organizadas, secuencias fijas, precesiones concretas y así determinan
los ciclos por todos los tiempos. Ya que no se habla de la galaxia ni del resto del universo, es
propio considerar que habla de esta parte de la Vía Láctea, técnicamente hasta donde abarca
la distancia máxima de las constelaciones que vemos. Eso quiere decir que fueran emplazados
en la “expansión de los cielos”, ya que no están en nuestra atmósfera, si no cuerpos visibles a
distancias “galácticas”.

Enoc también menciona el relato del definido Tercer Yom, en su caso así: «Y para
todos los ejércitos de los cielos yo imaginé la imagen y esencia de fuego, y mi ojo miró hacia el
muy duro, roca firme, y del destello de mi ojo el relámpago recibió su maravillosa naturaleza,
cual son ambos fuego en agua y agua en fuego, y uno no pone fuera al otro, ni hace el uno
secar al otro, por lo tanto el relámpago es más brillante que el sol, más suave que el agua y
más firme que la roca dura. Y de la roca y corté un grandioso fuego, y del fuego y creé las
órdenes de los ejércitos de decenas de miles de malajím no carnales, y sus armas son fuego y su
155

armadura una flama ardiente, y yo ordené que cada uno debe mantenerse en su orden. Y uno
de entre los custodios jefes de los malajím, se obstinó (torció) con la custodia hacia debajo y
promovió plan imposible: y erigir su trono por encima de la Tierra considerando su fuerza
comparándola con la mía. Y las consecuencias de su envanecimiento con sus malajím y él fue
próspero por desgracia sobre la faz del Abismo, siempre.» (2ª Enoc 29:1-4. Traducción
convencional) A diferencia de la idea religiosa sobre los ángeles, como seres gaseosos, Dios
enseñó a Enoc que los principios de la naturaleza de ellos parte del fuego (si miramos con
objetividad, los humanos somos mayormente agua, pero no se percibe eso a simple vista, por
lo que otro elemento, como el fugo no tendría porque representar a un ser ardiendo). La razón
de que se mencione el inicio de la existencia del rayo nos recuerda a las figuras que pueblos
antiguos concibieron como más importantes, pues el poseedor de dicho “arma” se entendía
como el dios supremo. Haciendo uso de este poder triple (pues incorpora el rayo, el trueno y el
relámpago), lanzándolo contra sólidas piedras es como provocó ese “fuego” del que moldeó a
sus incontables huestes. La última parte, referente al querub “obstinado”, será trabajada en la
siguiente obra.

Es notorio que a estos seres los considerase “lo bakar”, en hebreo, es decir, que no
pertenecen al prototipo de la carne humana, o simplemente a su misma sustancia. Otro
aspecto es la forma descriptiva de referirse a dichos entes, pues la manera común de unir la
idea de “fuego” y de “ángel” se funde en la definición de “seraf”. Los serafines, como se
conocen en español, no son diminutos mensajeros celestes con alas emplumadas y con
semejanza de bebés desnudos. Literalmente Saraf significa “ardiente”, y es un sinónimo de
“serpiente”, como señala Isaías (capítulo 14:29), al hablar de la «serpiente voladora», que en
semítico se escribe como “saraf meofef”. El caso es lucidamente apreciable en el relato de la
“saraf” (traducido como “serpiente ardiente” en Números 21:8) que Jehová manda “fabricar” a
Moisés y la cual es hecha una “najash najeshet” (traducido como “serpiente de bronce” en el
verso 9, y un ejemplo similar hallado en 2ª Reyes 18:4). No es de extrañar las enormes
similitudes que vinculan a los ángeles con las estrellas: «Observad todas las cosas que ocurren
en el cielo, cómo las luminarias del cielo no cambian su ruta en las posiciones de sus luces y
cómo todas nacen y se ponen, ordenadas cada una según su estación y no desobedecen su
orden.» (1ª Enoc 2:1) Es evidente que las estrellas siguen sus cursos, pero no toman decisiones
por sí mismas. Todas obedecen a patrones y son guiadas por mensajeros celestes que son
identificados con las mismas: «Levantad en alto vuestros ojos y mirad quién ha creado estas
cosas. Él saca y cuenta al ejército de ellas; a todas llama por su nombre. Por la grandeza de su
vigor y el poder de su fuerza, ninguna faltará.» (Isaías 40:26) Mientras Isaías refiera esto sobre
las mismas, David escribió: «Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, Y todo el ejército
de ellos por el aliento de su boca. El junta como montón las aguas del mar; Él pone en
depósitos los abismos.» (Salmo 33:6-7)

Esdras cita el caso así: «"En el Cuarto Día en que mandó el brillo del sol, la luz de la
luna, y la disposición de las estrellas para entrar en vigor; y le mandó a servir a la humanidad, a
punto de ser formado.» (4ª Esdras 6:45-46) La influencia sobre nosotros de las estrellas
observables (las más cercanas) es perene –no se trata de una creencia mística de esoterismo,
sino de un hecho comprobado. La astrología no es acervo de los lectores del Tarot, ya que fue
un elemento enseñado por ángeles a la humanidad, y con el tiempo deformado
completamente. Desconozco el procedimiento y trabajo de las estrellas que están más allá del
límite de lo que abarca el marco de la ubicación de nuestras constelaciones, pero éstas, las que
nos competen, tienen un trabajo de conexión con nosotros, no solo como astros sino siendo
guiadas y representadas por mensajeros celestes. Por eso la Luna, no siendo un lucero, refleja
la luz solar, y en el sentido espiritual es también una lumbrera: «Y dijo Elohim: Haya lumbreras
en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las
estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar
156

sobre la tierra. Y fue así.» (Génesis 1:14-15) Aparecen entonces “luces”, ¿de qué índole? Lo
primero que viene a la mente son “estrellas”, con lo cual estaríamos suponiendo que la Tierra
es mucho más antigua que, al menos, de los soles que podemos observar. Llama la atención
que diga que esas “meorot” (como figura en hebreo, y que viene de la misma raíz, “Moré”, que
es “profesor”) aparezcan “ba-rakiyá ha-shamaim”, es decir, “en la vacuidad” que había
recibido el nombre de “cielos”, lo cual implica que su labor, antes de estar el hombre, era ya
mirar por él –además de menguar el poder de las tinieblas.

Teniendo presente que la voz plural hebrea “meorot” sale de la fuente M.R., o sea,
“mere” o “meriá” (raíz del nombre Miriam o María), cuyo significado es “rebelión”, como si
sobre nuestro planeta era imperativo que sobrevolasen fuerzas de luz encargadas de guiar,
proteger y traer verdad en medio de la rebelión existente, o siendo parte de la mezcla de
eventos que conocemos como “La Rebelión”. Puede ser simplemente una teoría, sin embargo
apoya mi planteamiento otro hecho, y es que la función de dichas “lumbreras” es «diferenciar
entre el día y entre la noche.» Si bien, ¿cómo separarían las estrellas el día de la noche? El día y
la noche ya estaban separados y diferenciados con antelación, ¿recuerdan? Y se ha enseñado
que aquello que divide el lapso de ambos es el propio Sol, no las estrellas (el astro rey influye
potencialmente sobre todo, pero las estrellas simplemente se observan como pequeños
puntos pegados al texto de la bóveda celeste). Ciertamente “estrellas” (hebreo “kojab”) es la
designación regular para referirse a los mensajeros de Dios, los cuales, a nivel espiritual,
separan la luz de las tinieblas. Al respecto también Enoc escribió: «Porque los signos, los
tiempos, los años y los días me los mostró Uriel, el ángel a quien el Señor de gloria ha confiado
la dirección de las luces, del Cielo y en el mundo, para que el sol, la luna y las estrellas y todas
las criaturas que sirven, que dan vueltas sobre todos los carros del Cielo, reinen en la faz del
Cielo y sean vistos sobre la tierra y sean los guías del día y de la noche.» (1ª Enoc 75:3) ¿Cuáles
son los “carros del cielo”? Esa era la manera en la que las civilizaciones milenarias tenían de
denominar a lo que en el presente definimos como “OVNIs”. Por eso no sería raro leer puntos
de Enoc como este: «He visto en los Cielos carros que recorren el mundo por encima de esas
puertas y en ellos ruedan las estrellas que no se ocultan. Hay uno más grande que todos, que le
da la vuelta al mundo entero.» (1ª Enoc 75:8-9)

Ese carruaje o carroza especial se dice que tira del Sol. Los griegos decían que Apolo
fue el conductor del “carro del sol”, una vez que Zeus había calcinado al hijo de Helios (Sol) por
pasar muy cerca de la Tierra en el carro solar y provocar un terrible calentamiento global.
Además, aunque Uriel no es mencionado en la Biblia, es uno de los arcángeles más
importantes, siendo el jefe de los ángeles celestes en relación al trabajo de cada uno como
luminares, y además, fue, como vimos antes, a quien Dios convocó para dar lugar al mundo
divino de la luz. Enoc escribió: «Desde allí fui transportado a otro lugar al occidente, en las
extremidades de la tierra; me fue mostrado un fuego que corría sin descanso y sin interrumpir
su carrera ni de día ni de noche, permaneciendo constante, mientras tanto. Yo pregunté
diciendo: "¿Qué es esto que no tiene reposo alguno?". Me respondió Rauel: "La función de este
fuego que corre hacia el occidente es guiar a todas las luminarias del Cielo.» (1ª Enoc 23:1-4)
Acorde a esta descripción, el Sol es capitán de las estrellas de los cuerpos de nuestro sistema,
al cual todos deben obediencia, es decir, se sujetan a las leyes establecidas que conocemos
como movimientos orbitales. Por ejemplo, un fragmento extraído de la más vieja tablilla
sumeria dice: «Los reptiles verdaderamente descendieron. La tierra está resplandeciente como
jardín bien regado. En aquella época Enki y Eridu no aparecían. La luz del día no brillaba, la luz
de la luna no emergía.» Me pregunto que si estaba resplandeciente y aún no estaban ni el Sol
ni la Luna, ¿cómo es que resplandecía la superficie? Esta inscripción cuneiforme advierte que
en el tiempo en que los reptiles bajaron a la Tierra aún no habían llegado los míticos dioses ni
se había asentado fundamento de civilización alguna, aun con todo el planeta estaba bello y
dispuesto, sin siquiera haber Lumbrera Mayor y Menor. Algún atisbo de luz debía existir
157

entonces, al menos del Cielo elevado podría vislumbrarse siquiera una apariencia de ensueño
en la corteza, ¿no?

De todas maneras, aún quedan referencias en estos capítulos de Génesis 1:14-15,


donde refiere que el objetivo de estos luminares era además ser “signos” (en hebreo aparece:
“le-otot”, o sea ser de señal). La señal es una referencia para designar algo, recordarlo o
exponer una idea mayor, como es un símbolo, el cual es sencillo pero en sí expresa mucho. La
otra peculiaridad de estas lumbreras parecían tener algo que ver con el hecho de ser
“habitáculos”, pues en lengua hebrea dice “la-moadím”, toda vez que “moed” es un lugar
acordado de reunión (Josué 8:14), también identifica un tiempo fijado o plazo (Éxodo 9:5 y
Daniel 12:7). Esta palabra asimismo se refiere a un tiempo de fiesta y festividad
(Lamentaciones 2:7 y Zacarías 8:19), igualmente se refiere un acuerdo (Jueces 20:38) o una
asamblea (Isaías 14:13). Por ejemplo, “óhel moéd” quiere decir “tienda de reunión” o
“tabernáculo” (1ª Reyes 8:24), y la frase “bet moéd” significa “casa destinada”, en este caso en
alusión al Sheól (la morada de los muertos, como refiere Job 30:23). No se puede negar que
esto no encaja mucho con la idea de los astros sino efectivamente del lugar de asamblea y
reunión militar de los ángeles y fuerzas de Dios, designadas para encargarse de los asuntos
humanos. Es más, “moad” define gente convocada para la campaña militar (la versión de RVA
pone “filas”; de este modo, traduce “éin bodéd be-moadáv” como «no hay nadie rezagado en
sus filas», en consonancia con Isaías 14:31).

Seguidamente el pasaje bíblico del Génesis añade que otra función de esas “luces” es
«ve-le-iomím ve-shaním.» Lo cual quiere decir que estarían ahí “por los días y los años”, o “por
las edades y años”. Con lo cual esto serviría para que fueran de luz sobre la Tierra estando en
la Rakiyá de los cielos. Evidentemente las estrellas naturales no parecen hacer eso, además de
que la Tierra está en medio de ellas y no ellas sobre la Tierra –aplicando las leyes conocidas
sobre la astronomía. Los soles que observamos nos sirven de referencia, señal o signo de
acuerdo a sus posiciones (zodiaco) y claramente esto es una historia en sí misma, pero no
separan el día de la noche, por cuanto no son observables de día y sólo hacen aparición de
noche (entonces lo que harían sería menguar la oscuridad, como mucho, a menos que en su
zona correspondiente hicieran su propio trabajo, como nuestro sol hace con nosotros).
Igualmente las estrellas pueden servir como guías cronológicos, acorde a la precesión de los
equinoccios, pero no son realmente luz sobre la Tierra, a menos de que se refiera a ellas como
seres de luz que se encargan de los asuntos espirituales humanos en este mundo. Incluso otro
aspecto que colabora mi planteamiento es el capítulo siguiente: «E hizo Dios las dos grandes
lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que
señorease en la noche; hizo también las estrellas.» (Génesis 1:16) Con todo ese proceso,
¡Apenas ahora se manifiestan las estrellas! ¿Entonces qué lumbreras estaban antes? Ahora sí
es plausible que la deidad crease el Sol, la Luna y el resto de cuerpos luminosos del cosmos,
rompiendo aún con los parámetros establecidos por la ciencia oficial de que la tierra tiene
unos 4.300 millones de años (máximo 4.700 millones), mientras la Luna es hasta 800.000 años
más antigua, y el Sol, se supone, aún más. De todas maneras, esto no es concluyente porque lo
que se estudia es la corteza, los estratos y demás aspectos, evidencias que pueden variar con
cambios abruptos en las capas geológicas (de ahí que se hallen estratos increíblemente más
antiguos en el fondo oceánico del Atlántico, por ejemplo, y luego en el Pacífico, que en el resto
de la superficie de la Tierra).

Es raro que Dios ordenase aparecer, primero lumbreras, luego el Sol, entonces la luna,
y, para concluir, las estrellas. Hablan de 4 géneros, a excepción de la Luna, ¿en qué difieren los
otros? El Sol es una estrella, y las lumbreras, de no ser también este tipo de astros, ¿qué iban a
ser? Así que la luz solar aparece en este 4º periodo, dando razón al hecho de que la luz
aparecida al principio no fue solar, ni los días mencionados son de 12 o 24 horas –
158

dependientes del Sol. Y esto todo se confirma con las propias palabras del profeta proto-
hebreo: «Primero allí aparecía la gran luminaria cuyo nombre es Shemesh (Sol) y cuya
circunferencia es como la circunferencia del Cielo y está totalmente lleno de un fuego que
alumbra y abrasa.» (1ª Enoc 72:4) Si se tratase de una forma de la lectura que determina la
orden de que haya dadores de luz, la cual se expresa en los astros señalados, no habría
entonces confusión. Por el lado del detalle dado por Enoc, nuevamente observamos que el
diámetro del Cielo corresponde con la “circunferencia del Sol”. Sumando datos nos vamos a los
manuscritos egipcios de la Biblioteca de Nag Hammadi, donde se señala que «Al igual que el
ave fénix (phoinix) hace un testimonio sobre los ángeles, de este también es cierto en el caso de
los buques de agua que están en Egipto: sobre lo que hacen un testigo que pasará en el
bautismo del verdadero hombre. Los dos toros se encuentran en Egipto, un significado oculto:
el sol y la luna. Se trata de un testimonio que hacen sobre Sabaot, a saber, que la Sabiduría del
mundo tiene precedencia sobre ellos desde los días cuando se creó el sol y la luna y en los que
ha sellado su cielo para la eternidad.» (Apócrifo Copto de la creación 122:16-26) Saltándonos
apreciaciones que estos versículos expuestos inquietan, la parte inicial que relaciona al fénix
con los ángeles, deja notar el paralelismo en relación al fuego.

David escribió: «Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, La luna y las estrellas que tú
formaste…» (Salmo 8:3) Es evidente que esta narración expresa grandes cosas en pocas
palabras, usando referencias simbólicas y literales como uno mismo usa con regularidad al
referirse a una palabra e idea preconcebida en la sociedad, la cual expone algo mucho más
profundo. El Sol y la Luna son definidos también como “meorot” y su función es semejante a
las anteriores, pero superior en todos los aspectos. Con lo cual, tienen una labor espiritual,
enseñoreándose sobre día y noche, y también la parte práctica, que es la luz natural. Si dice
que nuestro astro rey domina el día, siendo claro que el mismo existe independientemente de
dicho cuerpo luminoso, porque de no ser así diría que el Sol domina la oscuridad. El día ya
existía –ya que vamos por la narración del mismísimo 4º-, pero se sitúa un gran luminar
espacial para que rija toda la funcionalidad de este sistema que impera en la luz espiritual,
siendo también el aclarador de la superficie durante unas 12 horas diarias –acorde al Ecuador.
Lo otro es que la Luna enseñoree en la noche, arto absurdo, ya que Selene no genera
luminiscencia propia sino que reflecta la luz solar. Además, el brillo que rebota está supeditado
a su trabajo de desplazamiento mensual, siendo unas veces hasta casi invisible y otras
totalmente visibles en la oscuridad. La noche necesitaría un rey sobre él que fuese más
iluminador, como el Sol, y la Luna, ya teniendo luminarias a su lado, trabajaría en la luz ya
existente, pero no es así. Entonces nuestro satélite natural hace poco por menguar las
tinieblas, mientras la luz es más que poderosa en ella misma. Todo esto es simbólico, todo esto
es espiritual, y hay que verlo también a modo literal en su debido orden. Las lumbreras
aparecidas siguen lineamientos celestes y se corresponden con estrellas en cierto sentido. Las
dos luminarias mayormente importantes, como muestra Enoc, son dirigidas como mecanismos
enormes que funcionan gracias a un trabajo titánico de multitud de ángeles, los cuales, a su
vez, están bajo órdenes de varios comandantes, que en su propio orden responden a una
especie de “general”. Por esa razón el relato genésico de estos “días” concluye con: «Fueron,
pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos.» (Génesis 2:1) ¿Ejército?

El Sol y la Luna vendrían entonces a ser “cuerpos”, como ya los llamamos, con
miembros que los mantienen, igual que el cuerpo de los bomberos, el cuerpo de la policía o el
Cuerpo de Cristo. Así es como vemos también aparecen las “kojabím” (estrellas), las cuales
pueden asimismo ser ambas cosas: luces espirituales y luces naturales. El trabajo genérico de
estos organismos resplandecientes fue pausadamente puntualizado por Enoc: «Después vi
otros relámpagos y estrellas del Cielo y vi cómo Él las llamaba por sus nombres y ellas le ponían
atención. Y vi cómo ellas eran pesadas en balanzas justas, de acuerdo con su luminosidad, sus
dimensiones y el día de su aparición y cómo su movimiento genera relámpagos; y vi su curso de
159

acuerdo con el número de los ángeles y cómo se guardan fidelidad entre ellas. Le pregunté al
ángel que iba conmigo y me mostró los que estaba oculto: "¿Qué es eso?". Me dijo: "El Señor
de los espíritus te ha mostrado su parábola; estos son los nombres de los santos que viven
sobre la tierra y creen en el Señor de los espíritus por los siglos de los siglos.» (1ª Enoc 43:1-4)
Aunque fuera una parábola, esto también puede ir relacionado con otro aparte que dice: «Vi
también otros fenómenos relativos a los relámpagos: cómo algunas estrellas surgen, llegan a
ser relámpagos y no pueden abandonar su nueva forma.» (1ª Enoc 44:1) Nuevamente el
detalle consta en el capítulo siguiente: «Y las puso Dios en la expansión de los cielos para
alumbrar sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las
tinieblas. Y vio Dios que era bueno.» (Génesis 1:17-18) Si la función de los astros es iluminar la
Tierra, poco sentido tiene que las ubiquen tan lejos, debieran estar más cerca, como con el Sol
y la Luna. Es propio entender que si la función de estos astros es “señorear” y “separar” no
pueden ser masas inertes, sino cuerpos en actividad y movimiento.

Así, con este proceso terminado se decreta el Yom Rebií (Día Cuarto). La Paráfrasis de
Sem deja constancia también de este proceso y de las jerarquías: «Se dijo: "Anasses Duses, tú
eres la Luz infinita que se le dio por la voluntad de la Majestad de establecer todas las luces del
Espíritu Santo en el lugar, y para separar la mente de la oscuridad porque no estaba bien, de la
luz del Espíritu para permanecer en el Hades. Porque en tu deseo del Espíritu surge de
contemplar tu grandeza".» (Paráfrasis de Sem 11:20-30) Este aspecto nos lleva atrás, cuando la
parte oscura fue limitada, pero expone la prioridad de mantener las cosas así y ubicar a los que
mantendrían a raya al lado oscuro. Mientras eso ocurre acorde a Moisés, en consonancia con
Enoc se escribe lo siguiente: «Y en el intervalo cuarto ordené que hubiesen los luminares los
grandes en los círculos-esferas de los Cielos. En el círculo-esfera, el primero, el más alto
coloqué la estrella-planeta Saturno, en el segundo arriba coloqué a Venus, en el tercero Marte,
de cuarto Sol, de quinto Júpiter, de sexto Mercurio, de séptimo Luna; y en las estrellas-lunas, las
pequeñas, bellas-brillantes esas las voladoras, las menores. Y custodia sobre los Cielos para
iluminar el Día y sobre la Luna y sobre las estrellas para alumbrar sobre la Noche. Y el Sol debe
ir por todo el círculo [de las constelaciones] del zodiaco; y 12 circulan el zodiaco giran [en torno]
a la Luna; y obran de acuerdo al significado de sus nombres y truenan conforme al círculo del
zodiaco que está frente a ellos, y [la] ley de sus horas conforme a su rotación. Y fue tarde y fue
mañana el Quinto Día.» (2ª Enoc 30:3-7) En las traducciones al griego encaja la misma fuente
que en hebreo: Kruno corresponde con el griego Cronos (Saturno, del hebreo: “Shabetai”),
Afrodit es Afrodita (Venus, del hebreo: “Noga”), Aris es Ares (Marte, del hebreo: “Maedím”),
Helios es el nombre del Sol (en hebreo: “Shemesh”), Zoues es Zeus (Júpiter, del hebreo:
“Tzedek”, que significa “justicia”), Ermis es Hermes (Mercurio, del hebreo: “kojab”, que
significa “estrella” u “astro”) y por último Selene es el nombre griego de la Luna (en hebreo:
“Iareaj”).

Si esta descripción es equivalente a la de Moisés, las luminarias, prácticamente, serían


esos 7 cuerpos, que ahí se describen, en orden, como: Saturno -definido como el «más alto», o
sea, sería el más distante-, Venus, Marte, el Sol, Júpiter, Mercurio y la Luna. De manera
añadida estarían los satélites que rodean a varios de estos planetas. Este orden textual es
desacorde con cualquier parámetro de distancia, ubicación o tamaño de los mismos, incluso de
antigüedad. Al mismo tiempo en esta versión no son mencionados los orbes más exteriores
como Urano, Neptuno y Plutón, aunque expone explícitamente a dónde fueron a parar las
“aguas” que fueron llevadas encima del “firmamento”. Con muchos aspectos parecidos
hallamos la mitología inca, donde se dice que Viracocha comienza su obra en el mundo de los
antiguos (ñawpa pacha) tallando en la piedra las figuras de los dos primeros seres humanos
(los primeros hombres y mujeres que vendrían a ser los cimientos de su trabajo). Estas
estatuas las va situando Viracocha en los sitios correspondientes y, a medida que les da
nombre, se animan y toman vida en la oscuridad del mundo primigenio (ñaupa pacha), porque
160

todavía no se había ocupado el dios de dar la luz a la Tierra, solamente iluminada por el
resplandor del Titi (un puma salvaje y ardiente que vive en la cima del mundo, seguramente el
jaguar que se entremezcla con otros animales en las representaciones totémicas del Imperio
inca y de las culturas pre-incas anteriores). Cuando eso ocurría, este mundo de aquí o Kay
Pacha, todavía estaba en tinieblas porque Viracocha postergaba toda su labor de erección de
un mundo completo, al nacimiento de los seres humanos que iban a disfrutar de él. Satisfecho
con los humanos, el dios prosiguió su proyecto, ahora poniendo en su lugar a sus hijos el Sol
(Inti), a la Luna (Mama Quilla), y a las estrellas infinitas, hasta cubrir toda la bóveda celestial
con sus luces.

Formas de Vida

Pasamos a un nuevo detalle sobre la Tierra: «Dijo Dios: Produzcan las aguas seres
vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos.» (Génesis
1:20. RVA 60) Los católicos, que apoyan el evolucionismo, verían aquí una supuesta prueba de
que el proceso de una animal a otro proviniendo del agua es verdadero, pero hay que leer
entre líneas. La deidad ordena que el agua produzca por sí mismo dos cosas: 1. “shéretz nefesh
jaiá” (innumerables *formas de+ almas vivientes). La voz “shrtz” se refiere a producir
innumerables seres vivientes o el desplazarse de innumerables seres vivientes. Más
concretamente, “shéretz” define bichos, seres vivientes diminutos e innumerables y también
insectos, como el caso de Levítico 11:20, cuando habla de “shéretz ha-of” (insecto alado).
Luego tenemos el punto 2. “of iofef” (volador volante). En el idioma hebreo actual “of” es
pollo. La definición genérica de “of” identifica a un ave, pero no por referirse a un ovíparo o
pájaro directamente, sino en asociación con el hecho de “volar”, por lo que “of iofef” no
traduce “ave aveadora”, pues “avear” –cosa que en español no existe- sería “volar”. Entonces
“iofef”, al referirse a “volar”, deja a la palabra “of” (que compone “i-of-ef”) como la raíz de
“volar” o “volador”. La teoría de la evolución de las especies sugiere que las aves pasaron a ser
tales como procedentes de animales terrestres, no de criaturas acuáticas. Lo que parece verse
aquí es la aparición de dos géneros de especies como las primeras habitantes de la Tierra,
ambas voladoras, pero no habla sobre eso, sino que dice que su función era directamente
«volar sobre la Tierra» en una extensión concreta: «sobre la cara de la Rakiyá de los cielos.»
Esto se podría entender como aves volando en el aire delante del cielo abierto, el cual sería la
atmósfera. En todo caso, las aves no vuelan sobre la “abierta expansión de los cielos”, toda vez
que “los cielos” son muchos -no uno- y que la completa expansión llega hasta la estratosfera,
lo cual no es zona para las aves. No se han observado pájaros a semejantes alturas sino
únicamente en la parte baja de la capa aérea. O sea, siendo la capa referida, máximo de 80 km
y la más exterior de la Tierra de 1.000 km, las aves poco sobrevuelan la expansión del cielo.

Definiéndolo de otro modo más extenso: la atmósfera se compone de varios niveles


partiendo desde el suelo, como homosfera (75 km), ionosfera (75-420 km), metasfera (420-780
km) y protosfera (780 km a más de 1000). Los aviones mismos circulan por el campo de la
homosfera, la cual posee la tropósfera (0 a 10 km), la tropopausa (10 km) y la estratósfera
inferior (10 a 20 km), por ejemplo. Las aves no vuelan más alto que la zona de tránsito aéreo,
con lo cual realmente se mueven a una muy baja altura de esa «expansión de los cielos.»
¿Hablaría entonces Moisés de los pájaros? Los restos hallados en el subsuelo no sitúan a las
aves antes de los reptiles, y menos de los peces, siendo más bien recientes. Aún con todo, no
hemos llegado todavía a la aparición de esas “especies”. Entonces, ¿qué tipo de “volador” sería
ese que andaría por el mismo sitio donde estaban los luminares y las estrellas que señoreaban
la Tierra? Puede que la contestación no se deje ver aún, pero sí otro aparte decididamente
significativo que dice: «Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se
mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio
Dios que era bueno.» (Génesis 1:21) Entonces la Escritura afirma que la deidad creó los
161

“taniním ha-gdolím”. La voz “tanín” significa “dragón”, aunque algunas veces se traduce como
“chacal” (a pesar de que esta criatura es más regular que se conozca como “tainín”). La palabra
que le acompaña, “ha-gdolím”, significa “los grandes”. Pero, ¿acaso los había pequeños? Es
certero decir que un sinónimo hebreo de “tanín” es “leviatán”, y que, además, en la tradición
antigua, era prácticamente lo mismo que una “najash” (serpiente), salvo que la najash no
posee patas (aunque las leyendas definían a los dragones como serpientes con patas, añadían
a su morfología el que muchos eran voladores y hasta lanzadores de fuego por la boca, algo
muy regular en las ideas de Oriente Lejano). Con lo cual, para estudiar mejor los aspectos
significativos de la Biblia y lo que ahí reseña, es bueno tomar la definición de “monstruos
marinos”, o modificarla, usando ahora “dragón”, “leviatán” o “serpiente”.

A eso se refiere el pasaje siguiente –aunque no olvidemos que antes se habló de


voladores, luego de monstruos y otra vez aves; algo cuanto menos extraño. Esdras escribió:
«"En el Quinto Día le mandó a la séptima parte, donde el agua se había reunido, para crear
seres vivos, aves y peces, y por lo que se ha hecho. La tonta y sin vida agua producida criaturas
vivientes, ya que se mandó, para que, por lo tanto, las naciones podrían declarar sus
maravillosas obras. "Entonces usted mantiene en existencia dos seres vivos, la que ha llamado
una Behemoth y el nombre de la otra Leviatán. Y usted separados uno del otro, para la séptima
parte donde el agua se había reunido no pudo mantener a ambos. Y le dieron Behemoth una de
las partes que se habían secado en el tercer día, para vivir en ella, donde hay miles de
montañas; Leviatán, pero a usted le dio la séptima parte, la parte acuosa, y se han mantenido
a ser comidos por los que desea, y cuando lo desea.» (4ª Esdras 6:47-52) La Biblia habla en
varias partes sobre Leviatán, Behemot, el Dragón, la Serpiente Tortuosa, la Serpiente Veloz y
Rahab, pero Enoc refiere: «Ese día se harán salir separados dos monstruos, uno femenino y
otro masculino. El monstruo femenino se llama Leviatán y habita en el fondo del [gran] mar
sobre la[s] fuente[s] de las aguas. El monstruo masculino se llama Behemoth, se posa sobre su
pecho en el desierto inmenso llamado Dondaín, al oriente del jardín que habitan los elegidos y
los justos, donde mi viejo padre fue tomado, el séptimo desde Adán el primer hombre que creó
el Señor de los espíritus. Le supliqué a otro ángel que me revelara el poder de esos monstruos,
cómo fueron separados en un solo día y arrojados el uno al fondo del mar y el otro al suelo seco
del desierto.» (1ª Enoc 60:7-9) Más adelante Enoc continúa y concluye, diciendo: «y el ángel de
paz que estaba conmigo me dijo: "Esos dos monstruos han sido preparados para el gran día de
Dios y son alimentados a fin de que el castigo del Señor de los espíritus no caiga en vano sobre
ellos, harán morir los niños con sus madres y los hijos con sus padres y luego tendrá lugar el
juicio acorde con su misericordia y su paciencia.» (1ª Enoc 60:24-25)

Estos extraños monstruos nos recuerdan al Craken, a Tifón –en la cultura griega-, a
Apep –en la egipcia-, a Jörmungandr –en la griega- o a Sulanut –en la hebrea-: «Y cuando los
egipcios se escondieron por causa de los enjambres de animales, ellos se encerraron con
cerrojo tras de sus puertas, y el Todopoderoso ordenó al Sulanut cual estaba en el mar, subir e
ir a Egipto. Y ella tenía brazos largos, diez codos en largo del codo del hombre. Y ella subió
sobre los techos y descubría las vigas del techo y el revestimiento de los suelos y los cortaba, y
extendía su brazo dentro de la casa y abría los cerrojos, y abría las casas de Egipto. Después de
eso venían los enjambres de animales dentro de las casas de Egipto, y los enjambres de
animales destruyeron a los egipcios, y fue dolor grave en extremo.» (Jaser 80:19-22) Es
evidente que al hablar en Génesis del océano uno lo asocie con dinosaurios acuíferos, pero eso
no se menciona en la versión hebrea, no se habla del agua en este punto. Podemos así dar
lugar a los que opinan que este es el lugar de los dinosaurios, ya que son dragones gigantes,
serpientes gigantes o leviatanes gigantes. Al definirlos como “los grandes” es porque identifica
a otros que no lo son, motivo por el cual es además señalado que se sabe de qué se habla.
Quiero decir que no dice: “creó a unos animales a semejanza de serpiente” o “hizo animales
grandes con aspecto de…”, sino que habla de ellos como ya conocidos. A eso adjuntemos que
162

los “monstruos marinos” no eran conocidos, si aceptamos así a los dinosaurios acuáticos que
solo en siglos recientes se han ido descubriendo. Ni siquiera en menor medida los propios
vivientes de los mares que son grandes, como las ballenas, tiburón ballena, mantas, calamares
gigantes, y demás, pues esto excluye a los otros. Esos animales no eran conocidos ya que en la
prehistoria bíblica no había buzos ni submarinos, tampoco un conocimiento amplio sobre
zoología submarina. Tal es así que a las ballenas las llaman “leviatanes”, pues son monstruos
enormes de las profundidades. Eso no quiere decir que la deidad se refiriera exclusivamente a
crear las ballenas, porque no tienen nada de especial, siendo que hay más animales que
mencionar. Aunque algunas veces “tanín” defina a una criatura gigante del mar, su traducción
y valoración a de partir de este orden, respectivamente: dragón, serpiente, leviatán, monstruo
marino.

Como reseñaba la escritura cuneiforme más antigua, antes de los dioses “bajaron” los
reptiles, pero, ¿cómo que “bajaron”? ¿De dónde bajaron? ¿Bajaron solos o alguien los bajó?
No dice “fueron creados”, con lo cual, bien fueron traídos por “alguien” –singular o plural- o no
está hablando de los dinosaurios, sino de seres que descendieron por voluntad propia.
Salomón escribió: «Y el ángel se ordenó la ballenas (Leviatanes) del mar salir del abismo. Y que
emita su destino en la tierra, y que [destino] someterse [a él], el gran demonio.» (Testamento
de Salomón 1:12) El nombre de Behemot pasó a la cultura árabe antigua como “Bahamut”,
entendida como una criatura acuática –aunque esta figura ha sufrido enormes y complejos
procesos de modernización con el tiempo, por lo que actualmente "Bahamut" es algo
completamente distinto. Se podría decir que el Bahamut original fue un pez gigantesco que
residía en un mar inmenso, comprendiéndose como un pez enorme que soporta la Tierra.
Acorde al mito árabe, sobre su lomo soporta el peso de un toro gigantesco que recibe el
nombre de Kujata, que se dice, tiene 400 ojos, 400 narices, 400 bocas, 400 lenguas, 400 oídos
y 400 patas; una gran cantidad de apéndices entre cada una de las cuales hay una distancia de
500 años de viaje, lo que da una idea abstracta del tamaño de la criatura, abstracta
igualmente. Kujata soporta sobre su lomo, a su vez, un rubí sobre el cual reposa un ángel,
quien, a su vez, soporta los 7 infiernos, que soportan la Tierra donde a su vez sobre ella, se
encuentran los 7 Cielos. Esta idea de los cielos se complementa con la leyenda de la yegua Al-
Borak, en la cual se dice que Mahoma habría viajado a los 7 cielos. Aunque Enoc, Esdras y Job
describen a Behemot como morador de los desiertos o montes de la Tierra, solamente en
Arabia se le veía como ser acuático. Si Behemot estaba cerca del «Jardín donde moran los
elegidos», es posible que no sea fácil encontrarlo, ya que el propio “jardín” parece haber sido
reubicado desde el Diluvio.

Así que, a todo esto, ¿salieron las aves antes que los peces? ¿Son estas descripciones
apartados literales sobre la vida emergiendo de nuestro mundo –no en proceso de despliegue
de un ser a otro, sino repentinamente-? En el aspecto arqueológico y paleontológico dicho
hecho puede ser apoyado en cierto modo: en Sudáfrica se han hallado evidencias de que hace
unos 550 millones de años aparecieron de manera completamente súbita una suma enorme
de formas de vida pluricelulares, completamente formados y hasta con esqueleto o caparazón
(exoesqueleto). Para esta mágica situación no hubo precedente ni desarrollo adaptativo
alguno de criaturas anteriores. Simplemente, de la noche a la mañana, el océano fue poblado
de innumerables especies ya formadas perfectamente. Otrosí, aún la deidad no habría
terminado con el trabajo del agua, por lo que se deduce que esos dragones salieron después
de las almas vivientes en enjambres y las criaturas volantes, que no se especifica si eran los
insectos. Aparte de estos dragones, también se crearon otras formas de vida, identificadas
como “nefesh jaiá” (alma viviente). ¿Cómo es eso de “alma viviente”? ¿Acaso hay almas “no
vivientes”? Y ¿por qué dice “almas” y no “cuerpos”? La definición de alma, fuera de la
concepción latina (ánima), es entendida en hebreo como “identidad”, una ser con
personalidad propia e independiente, así como una criatura racional. Ese raciocinio fue el que
163

recibió también Adán, siendo ese el motivo de que lo llaman «alma viviente» (1ª Corintios
15:45). Entonces, ¿qué diferencia tenía Adán, comparándolo con Jesús, si también así definían
a los otros seres y especies? Veamos que la vez anterior que mencionan a las “almas vivientes”
es sobre las que salen en enjambres del agua, y la siguiente es ya de la tierra misma (habiendo
insectos que salen de las bacterias, la suciedad, la humedad, el agua y cosas semejantes, se
podría teorizar que de alguna forma cabe la posibilidad que muchos aparecieran, habría
lagunas al respecto de considerar éste el origen propio de los bichos).

Es extraño, por otro lado, que pudieran seguidamente referirse a peces, ya que su
“identidad” es distinta a los otros animales. Puede que ahí radique la cuestión: cada nuevo
“diseño” que aparece es establecido en su entorno respectivo y es distinto uno de otro,
organizado en sus géneros y teniendo sus propias cualidades especiales. Irónicamente, en el
sentido simbólico, a los hombres nos llaman “animales” -y precisamente el mundo antiguo se
dice que fue poblado, primero por gente del cielo (voladores), luego aparecieron las primeras
civilizaciones en islas-continente (mares) y por último los pueblos en tierra firme. Pero
suponiendo que no hable de la gente en un vocabulario espiritual, sigue siendo complicado
sustentar la idea de que aparecieran primero las aves antes que los peces y los seres de tierra.
Algo graciosos se ve ahora, en este versículo, donde, después de los taniním y los
correspondientes nefesh jaiá, manda a crear «col-of canaf», o sea “toda ave alada”. Por
consiguiente, ¿qué voladores eran los anteriores? Dice “toda”, con lo cual no incluye a las
definidas previamente. Al mismo tiempo las define como “aladas”, ¿y es que puede un ave no
ser alada? Una cosa es que no pueda volar, como un avestruz o una gallina, pero otra muy
diferente es que no tuviese ala, pues eso es precisamente característico de un ave. Nunca hay
palabras ni letras de más, ni de menos, en las Escrituras, puesto que eso las hace fidedignas y
perfectas para la investigación, igual que las leyes judiciales. Así que efectivamente las aves
aparecieron después de esos dragones de las aguas, pero los que estaban tras ellos no parece
que eran pájaros, pues no se afirmó en ningún momento que fueran “alados”, solo
únicamente que se desplazaban por los cielos.

Luego Moisés refirió: «Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad
las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. Y fue la tarde y la mañana el día
quinto.» (Génesis 1:22-23. RVA 60) La deidad da la orden a estas criaturas que se
“multipliquen”, a lo que cualquiera supondría que los animales obedecen, no a sus instintos de
procreación, sino a la llamada divina. El objetivo sería multiplicarse, pero, ¿en qué sentido
debían de “fructificar”? Se dice que Elohim habló a Abraham sobre Isaac (Génesis 17:20),
diciéndole que le haría “fructificar” y “multiplicar” –dos cosas diferentes-, pues el multiplicar
es tener gran descendencia, pero el fructificar es que todo lo que haga le salga bien, creciendo
en bendiciones, propiedades, reconocimiento, grandeza, etc. Estas palabras son semejantes a
las dichas por Isaac a Jacob (Génesis 28:3), deseándole bien. En otro momento, años después,
y siguiendo con este linaje, José llama a uno de sus vástagos Efraín (segundo hijo que le da
Asenat en Egipto), afirmando que el susodicho apelativo venía a razón de la prosperidad de
José en Egipto: «Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción.» (Génesis 41:52) Alguien
podría suponer que Dios bendice a su creación para que se desarrolle sin inconvenientes y la
vida pulule en abundancia y belleza, pero sigue siendo extraño que Elohim hablase a esas
criaturas dejándoles ese decreto perpetuo y siempre lo siguieran, como recordándolo padres a
hijos. No obstante, no es que Dios les hablase a ellos sino que da una orden o establece un
parámetro. Aunque, ¿por qué habla de llenar “las aguas de los mares”? Con decir “las aguas” o
“los mares” sobra. Podríamos deducir que habiendo dos mares (los de arriba, sobre el cielo, y
los de abajo, en la Tierra), fuese explícito sobre los que están en este planeta, aunque dice en
plural “mares” no “mar”, y ya hemos visto que hay al menos Dos Mares, dos grupos de masas
considerables de agua llamadas “mares”.
164

Génesis 1:24, siguiendo como referencia la traducción de Reina Valera de 1960,


menciona: «Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y
serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así.» Una vez el mar creara las formas
de vida aéreas y acuáticas, la Tierra produciría las suyas. Tampoco acá encaja la teoría
evolutiva de las especies, que señala la aparición de reptiles procedentes de los seres del mar,
y los reptiles terrestres darían lugar a formas transitorias que llamamos “mamíferos” –otra
completa locura teniendo en cuenta que los lagartos ponen huevos y los mamíferos paren (no
hay referencia a especie alguna que pasara de una categoría a la otra, como señalamos en
nuestro libro “Creación vs Evolución”). Mientras el verso 20 hablaba de la “producción” de
formas de vida, bajo el hebreo “shretz”, diciendo “shratzú” (pueblen, enjambren, rebosen,
abunden, llénense) en el verso 24 habla de “salir”. El traductor puso la misma palabra,
“produzcan”, pero aquí aparece “totzé” (salga o surja). En el caso del agua parece mandar a
que se generen cantidades enormes de formas de vida, mientras en la Tierra ordena que la
propia superficie genere, o de ella salgan, “nefesh jaiá” (almas vivientes). Estas criaturas
debían tener sus propias tipologías o especies, como en el caso de las plantas y los árboles del
verso 11 y los seres del “mar” en el verso 22. Parece entonces seguir una pauta concreta de
producción de especies diferentes y variedades de vivientes. No obstante, es extraña la
descripción que realiza, pues conocemos básicamente 5 tipologías animales: ave, pez, anfibio,
reptil y mamífero. Entonces en el relato faltarían los reptiles, anfibios y mamíferos –aunque los
batracios podrían incluirse con los reptiles, suponiendo que el relato no sea necesariamente
conciso del todo. Aun así habla de “behemá” (bestia), “remesh” (reptante) y “jaitó-Eretz”
(almas de tierra). Se ha metido a serpientes y ganado en ciertas traducciones, por entender
que la serpiente se arrastra cuerpo entero, pero se trata de “reptar” no “serpentear”.

En relación a este quinto periodo volvemos a ver el Jubileo, donde se señala: «Y el


quinto día que creó grandes monstruos del mar en las profundidades de las aguas, para estas
fueron las primeras cosas de la carne que se han creado por sus manos, los peces y todo lo que
se mueve en el las aguas, y todo lo que las zvuv (moscas), las aves y todos sus tipos. Y el sol
subió por encima de ellos para prosperar (ellos) y, sobre todo lo que estaba en la tierra, todo lo
que los brotes de la tierra, y todos los árboles frutales, y toda carne. Estos tres tipos Creó el
quinto día.» (Jubileos 2:11-13) Aquí dice que los “grandes monstruos” no estaban por todo el
océano, sino «en las profundidades», un tanto raro, ya que les peces o mamíferos acuáticos
más grandes que se conocen no nadan en bajos fondos sino cerca del nivel del mar,
especialmente los más grandes cetáceos, dado que al ser mamíferos deben salir cada
determinado rato a tomar aire. Tampoco se considera que sean seres de un mundo de abajo,
como demonios marinos o algo así, toda vez que se define a estas formas vivientes como
«primeras cosas de la carne» que Dios creó. Pero se describe como distinto de los “peces”, así
como las aves aquí se diferencian de los “zvuvím” (voladores), que primeramente traduce
“moscas”. O sea que, de ser sencilla la descripción dada, antes de los grandes animales
acuáticos fueron hechos los insectos, y entonces de tercero aparecerían las aves y cuarto los
animales terrestres. Así, en ese Quinto periodo se consideró la creación de dichos «tres tipos»
de formas existentes. Si al menos el comienzo de esa Era fue pie para el nacimiento de
insectos, seres acuáticos y aves, ¿sería la edad previa a los dinosaurios? Ya que por definición
los dinosaurios son los reptiles gigantes de la prehistoria que andaban por tierra, no en el mar
ni en el aire (todos en su contexto son bien llamados “animales prehistóricos”).

Ahora, después de aves y peces, aparecen mamíferos y reptiles, según la historia


parece referirse, no siendo críticos aún en esto, o no del todo. Seguidamente dice: «E hizo Dios
animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra
sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.» (Génesis 1:25) Lo ahora llamativo
es la palabra incorporada en hebreo, “Adamáh” (A.D.M.H.), en vez de la típica “Aretz”
(A.R.TZ.). ¿Por qué dos nombres para la Tierra? ¿Por qué esta nueva definición? Adamáh
165

significa primeramente “humanidad”, pues es extensión de “Adam” (hombre), y recordemos


que tiene que ver con el espíritu o ente influyente en la unión de polaridades, al que se conoce
como Eros. Así que, si aún no existía el hombre, ¿por qué se llamaba Adamáh? ¿Es posible que
ya para ese momento el hombre adámico estuviese apareciendo? «Porque así dijo Jehová, que
creó los cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano,
para que fuese habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro.» (Isaías 45:18) En el caso del
escriba Baruc, se señala: «Pero ustedes saben con exactitud lo que han hecho por medio de tus
siervos, porque no somos capaces de entender lo que es bueno como el arte, nuestro Creador.
Pero una vez más voy a hablar en tu presencia, oh Jehová, mi Señor. Cuando de edad no había
mundo con sus habitantes, que hizo concebir y hablar con una palabra, y de inmediato las
obras de creación salieron adelante. Y le dijo que quisiste hacer el hombre para su mundo como
el administrador de sus obras, que tal vez se sepa que él no era de hecho en cuenta el mundo,
pero el mundo a causa de él. Y ahora veo que, como para el mundo que se hizo a cuenta de
nosotros, ¡Oh! Es justo, pero nosotros, en razón de los cuales se haya dictado, apartarse'.» (2ª
Baruc 14:15-19)

El Humano Terrestre

«Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra


semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la
tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.» (Génesis 1:26) Existen muchos mitos
sobre la aparición del hombre, definido de distintas formas. Aunque no trataré con sumo
detalle este asunto en este libro –pues será acervo del próximo trabajo- matizaré sobre las
letras de Moisés. Comenta aquí que Elohim dice “hagamos hombre”, pero, ¿a quién se lo dice?
Y además, ¿qué se entendía por “hombre”, como para que tan solo mencionarlo ya se supiese
qué se iba a crear y cómo sería? Si considerásemos que estamos en la “nada” y queremos
crear algo, ¿daríamos el nombre de lo que vamos a hacer, siendo que nunca ha existido, o
primero pensamos en el diseño e idea de lo que queremos hacer, y luego le damos nombre? Si
yo fuese un dios y hoy dijese: “voy a crear un ‘tret’” –una palabra inventada, sin sentido-, lo
primero que cualquiera se preguntaría sería, ¿qué es eso?” A menos que ya todos supiesen de
antemano que es un “tret”. Elohim no dice “creemos a un ser semejante a nosotros”, sino que
ya habla de algo que tiene nombre, identidad y personificación, concretamente conocido
como ADAM. De hecho, la Tierra misma comienza a definirse justo antes como “adámica”, o
sea, “humanidad”. Ellos no dicen de crear una criatura, sino un “hombre como ellos”, o sea
que el hombre ya existía, y lo que ellos deseaban era diseñarlo o formarlo a su manera. En
otras palabras, es como si hubiesen dicho “hagamos a un humanos, pero como nosotros” o
“creemos a un Adán con base a nuestro propio molde, no como los otros”. Ellos ya sabían lo
que era Adán y ese prototipo ya existía previamente, solo que estos “Elohim” deciden hacer
uno, según palabras textuales, “ba-tzelmenu” (con base a nuestra imagen) y “quidmutenu” (a
semejanza nuestra, a nuestro parentesco). ¿Es que acaso había otro Adán que no fuera como
ellos? Pablo dijo a los griegos sobre Dios: «Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los
hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los
tiempos, y los límites de su habitación…» (Hechos 17:26)

Regularmente el monoteísmo aplica mayormente costumbrismo teológico y dogmático


interpretado literalmente de las traducciones, que dice que “Dios hizo al hombre a su imagen y
semejanza”. Ahora bien, si Dios es espíritu, ¿qué imagen tiene? Si es inmortal, incontenible,
indecible, incomprensible, ilimitable, inconmensurable, ¿en qué nos asemejamos a Él en
cualquiera de todas estas facetas? ¿Acaso Dios tiene ojos, nariz, boca, brazos, piernas, órganos
sexuales, cabello, orejas, etc., como los humanos? Y si hizo también a la mujer, y ella es
semejanza suya, ¿con base a qué similitud de Dios se crearon sus órganos femeninos? Y si la
mujer salió del hombre, ¿acaso tenía el primer hombre genitales masculinos y femeninos a la
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vez? Somos claramente creación de Dios, pero si somos “imagen” y “semejanza” suya,
entonces ese “Dios” que nos creó es exactamente idéntico a nosotros, ya que no entra la idea
de que fuera el Dios bíblico que “ni los cielos de los cielos le pueden contener”, “que es
invisible”, “que nadie puede ver”, que “no es hombre”, etc. Dios, el Padre, no tiene imagen,
porque las imágenes son figuras visibles que se pueden imitar, distinguir y materializar. El
Padre Celestial es “luz pura que ningún ojo puede ver”, no es un diseño de un cuerpo humano
comprendido de entre 1,65 y 1,90 m de altura. En definitiva, quien creó a ese Adán tenía que
ser exactamente como el propio Adán.

Otro asunto es: ¿por qué, si es Uno, dice: “hagamos”? La corriente trinitarista diría que
ahí estaban “Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo”. Como he dicho, el Padre no puede
ser, ni estar ahí, porque es inconmensurable y la propia Tierra es el «estrado de sus pies.»
(Isaías 66:1). Por su parte, el Hijo, ¿habría hecho parte de eso antes de nacer? Si aún no había
encarnado (dentro de la carne) físico no sería, y al no ser físico, ¿cómo es que Adán sí sale
físico? Si Cristo es varón, ¿de dónde salió el diseño de la mujer, especialmente con las
características biológicas en ella propias para la concepción de la vida? Ahora, si fuese el
Espíritu Santo, entonces, ¿el Espíritu Santo es humano, es carnal? ¿Somos idénticos al Espíritu
Santo? Si ninguno de los tres es físico –ya que Cristo nace en la fisicalidad milenios después en
Belén-, más de una persona creó al humano bajo sus propias características. Ahora bien, ¿por
qué ese humano debía ser “como” ellos? Máxime si después, viéndolo ser semejante a ellos se
sorprenden y le expulsan del Jardín. ¿Acaso no era ese su interés, que fuera como ellos? Esto
es muy extraño. Si ellos querían que el hombre fuera como ellos, ¿por qué se asustaron
cuando lo ven como ellos? De ser así, ¿cuál era la intención con eso? Es como si en primera
instancia les hubiese parecido buena idea crear un ser igual a ellos, pero luego, viendo lo que
eso implicaba se vieran celosos, superados o vulnerables. Si la cualidad especial de Dios es la
inmortalidad, ¿cómo no esperaban que el hombre fuera inmortal previamente? Según se ve, el
hombre fue inmortal en cierto momento, pero luego desearon que no lo fuera.

Seguidamente dice que la función de este humano sería “ierdú” sobre ciertas formas
de vida. Lo llamativo acá es que se traduce esto como “señoree”, “tenga potestad”, “tenga
dominio” o “reine”, dependiendo de la casa editora de la Biblia. No obstante, luego, en otras
partes, la misma palabra es traducida como “descienda”. Entonces, ¿qué significa esto? En
Génesis, capítulos 12:10 y 24:16, se traduce como “descender”; en Isaías 42:102, como
“navegar en el mar”; en Génesis 11:53 se usa para referirse a Jehová cuando “descendió” para
ver la Torra de Babel; en Génesis 37:35 habla de “descender al Sheól”; en Deuteronomio 20:20
y 28:52 habla de “rendirse”, “caer una ciudad”; luego en Jueces 15:8 se puede apreciar «y se
fue» o «y descendió.» Posiblemente este sea el caso de citas como 2ª de Reyes 2:2, en que
aparentemente este verbo también tiene el sentido desconcertante de “subir” cuando su
sentido es “descender”. En otra parte se ve como “llevar abajo”, “bajar” (Deuteronomio 21:4);
“desarmar”, “desmantelar” (Números 1:51); “derribar” (Salmo 56:8/7); “hacer descender”,
“caer” (Ezequiel 34:26); “derramar lágrimas” (Lamentaciones 2:18); “someter a los pueblos”
(2ª Samuel 22:48). E igualmente se aplica a Génesis 39:1 cuando habla de “ser llevado abajo”
(Génesis 39:1), o “ser desarmado” (Números 10:17) o “ser derribado” (Zacarías 10:11). En
definitiva, Adán, ¿debía descender o hacer descender a otros? El texto dice que eso se aplicaba
“bi-degat ha-iam” (en el pez del mar). Pero, ¿en qué otro pez iba a ser, si el pez está es en el
agua? Aquí no caben las redundancias. Esa definición de “dagat” o “deget” en asociación con
“pez” se utiliza pocas veces (Génesis 1:28 y Ezequiel 29:4-5), que hace de esto una probable
referencia a algo más relevante que un simple pez.

La cultura cananita tenía por principal deidad a Dagon, de cuyo nombre sale la voz
“draco” y luego “dragón”. Esta misma palabra proviene del acadio y arameo “dag”, que es
“pez”. La designación puede identificar a un ser con piel escamosa y similar o habitante de las
167

profundidades oceánicas, pero era la forma de referirse a los dioses pez que se dejaron ver
miles de años atrás en el sur de Mesopotamia, lo primeros dioses en aparecer, según de
aquella región. Hay que ver que hasta el momento no se había usado la definición de lo que
llamamos “pez”, lo cual cualquiera supondría que se refiere a las almas vivientes de los mares,
aparecidas en episodios previos. En cualquier caso, es raro que digan que Adán debía
“descender en el pez”, que es la traducción literal más acertada. Lo otro sería aplicar la idea
menos común, que sería el hecho de “someter” al pez. ¿Y cómo se hace eso? Se entiende
claramente que Adán reciba una preeminencia y estrato superior a las otras formas de vida en
la Tierra, pero hay que reconocer lo extraño de usar esta palabra para referirse a ello. Además,
ese “ierdú” de Adán también debía ser sobre las “of ha-shamaim” (voladores del cielo), sobre
las “behemá (bestias), «y en toda la Tierra y en todo reptante que repta sobre la Tierra.»
Claramente su objetivo era estar por encima de lo que había en el cielo, en los mares, en la
Tierra y que pudiese ostentar soberanía sobre el mundo habitado, no como Tarzán sino con
una autoridad que se le daba. No parece esto un interés divino en crear un ser para deleitarse
observándole o para que se la pase adorando, sino en que controlase las cosas existentes, al
grado de “someterlas” y “descender” en, o sobre, ellas.

De esta manera viene la frase clásica: «Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de
Dios lo creó; varón y hembra los creó.» (Génesis 1:27) Vuelve aquí la frase hebrea a identificar
al hombre como algo de lo que ya había constancia, no llamándolo “Adán”, sino refiriéndose a
él como “ha-Adam” (el Adán), ése que habían creado ellos, recalcando que lo crearon en
consonancia a su propia imagen, semblante, parentesco o forma visual. Y añade: «ba-tzelem
Elohim bará otó…», que traduce: «a imagen de dioses lo creó.» Siendo este proceso un trabajo
para hacer complementos: “masculino y femenino”. En otras palabras, el trabajo de creación
de este tipo de humano constaba en hacerlos de ambos sexos, evidentemente con propósitos
de procreación, ya que, si su objetivo era dominar, y sería eterno, lo podía hacerlo solo o con
un amigo de iguales características -pero no señalado aquí el aspecto sexual de la masculinidad
y la feminidad. Entonces al aparecer ellos les dicen cuál es su función y les mandan a ser
fructíferos en esto y a tener descendencia (verso 28). Lo siguiente es: «Y dijo Dios: He aquí que
os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay
fruto y que da semilla; os serán para comer.» (Cap. 1:29) Les dejan claro que las plantas fueron
puestas ahí para su alimentación, así que parecía que su aparición fue deliberada, ya que las
plantas no las hizo Elohim para sí, sino para aquel hombre. Les señala su alimento de
productos con semillas que a su vez producen otras semillas y árboles que dan fruto el cual
genera otros árboles a su vez. Ahora viene otro aspecto puntual: «Y a toda bestia de la tierra, y
a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda
planta verde les será para comer. Y fue así.» (Cap. 1:30) ¿Todos comiendo hierba? Las aves no
comer hierba, ni los mamíferos “carnívoros”, ni los reptiles. Precisamente su metabolismo fue
creado diferente para que comiesen diferente, de ahí que los carnívoros tienen colmillos y se
aprecie que no comen pasto. Un cristiano fundamentalista diría que claramente en ese tiempo
no había salvajismo, ni canibalismo, ni muerte –cadena alimenticia-, pero entonces al hombre
tampoco le era dado comer carne sino frutas, verduras y semillas. ¿Por qué la humanidad
comenzó a comer carne? ¿No era suficiente lo que producía la Tierra? ¿Habría escases? Bueno,
aquí concluye el trabajo de 6 yomím: «Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era
bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.» (Génesis 1:31)

Ese intervalo conocido con el número 6 va ligado al hombre: «Y en el sexto día Él creó
todos los animales de la tierra, y todo el ganado, y todo lo que se mueve sobre la tierra. Y
después de todo esto ha creado el hombre, un hombre y una mujer crea que ellos, y le dio el
dominio sobre todo lo que está sobre la tierra, y en los mares, y sobre todo lo que vuela, y más
bestias y más de ganado, y sobre todo que se mueve sobre la tierra, y sobre toda la tierra, y
más que todo esto ha dado a él el dominio. Y estos cuatro tipos que creó en el sexto día. Y
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había en total 22 tipos. Él y todo su trabajo terminado en el sexto día -lo que está en los cielos y
en la tierra, y en el mar y en los abismos, y en la luz y en la oscuridad, y en todo. Y Él nos dio
una gran señal, el Día de Reposo, que debemos trabajar 6 días, excepto Sábado, abstener el
séptimo día de todo el trabajo. Y todos los ángeles de la presencia, y todos los ángeles de la
santificación, estas dos grandes clases -Él nos ha ordenado mantener el sábado con él en el
Cielo y en la Tierra.» (Jubileos 2:14-20) La referencia de Moisés es semejante a la del escriba
posterior que anotó estos hechos: «"En el sexto día le mandó a la tierra antes de sacar el
ganado, animales salvajes, y las cosas arrastrándose; y más de esos que colocan Adán, como
gobernante de todos los trabajos que usted ha hecho, y de lo que todos hemos llegado, las
personas a las que usted ha elegido. "Todo esto he hablado antes de ti, Señor, porque usted ha
dicho que era para nosotros que haya creado este mundo. En cuanto a las otras naciones que
son descendientes de Adán, que ha dicho que no son nada, y que son como la saliva, y tiene su
abundancia en comparación a una caída de un cubo. Y ahora, Señor, estas naciones, que son
como la fama de ser nada, dominar sobre nosotros y nos devoran. Sin embargo, su gente, a
quien le han pedido a su primogénito, unigénito, para que usted celoso, y más querido, se han
dado en sus manos. Si el mundo ha sido creado para nosotros, ¿por qué no tener nuestro
mundo como herencia? ¿Por cuánto tiempo esto ser así?» (4º Esdras 6:53-59)

En capítulos anteriores de esta 2 revelación que tuve, Esdras, hablando al Altísimo, le


decía: «"O soberano Señor, ¿usted no habla al principio cuando plantó la tierra - y que [hizo]
sin ayuda - y mandó el residuo y que le dio Adam, un cuerpo sin vida? Sin embargo, fue la
creación de sus manos, y le sopló en él el aliento de la vida, y él se hizo viva en su presencia. Y
que lo llevó al jardín de que su mano derecha habían plantado antes de [que] la tierra
apareciera.» (4ª Esdras 3:4-6) Vuelve a decirse que el Jardín existía antes de la civilización y el
propio inicio de las bases del mismo. Luego vendría el hombre y llenaría la Tierra: «"Por eso yo
les he dado a ellos mujeres para que las fecunden y engendren hijos por ellas y para que así no
falten ellos sobre la tierra."» (1ª Enoc 15:5) Yéndonos a la descripción de Enoc vemos cómo él
concluyó su relato sobre la Creación hablando de las mismas cosas que los otros que vinieron
después de él, pero enfatizando en detalles puntuales, como la consistencia del hombre, no
del “polvo”, sino de los elementos existentes. Además se enseña que 4 grandes vigilantes
divinos le guían. También se expresa que se le hizo saber sobre las cosas buenas y malas y que
él decidiera, por sí solo, qué camino deseaba seguir. Sin embargo, Dios dijo a Enoc que Él
mismo conocía perfectamente su proyecto –no era una idea sin base-, pero no quiso decirlo a
Adán no fuera que esto entorpeciera la vida de Adán y su destino, haciéndole tropezar y
transgredir:

«Y en el Quinto Día ordené al Mar sacar peces y voladores (aves) variados el


multiplicarse y todo arrastrado que se arrastra sobre la Tierra y yendo sobre 4 sobre la Tierra y
vuelan en el viento-espíritu masculino y femenino en medio de ellos, y toda alma que
quebranta-acongoja a toda vida. Y fue tarde, y fue mañana el Sexto Día. Y en el Sexto Día
ordené mi Sabiduría crear hombre partiendo de 6 bases: su carne de la Adamá; su sangre del
rocío; y sol sus ojos del abismo del mar; sus huesos de las piedras; de lo que piensa de la
velocidad [de] los malajím y las densidades-nubes sus tendones-ligamentos; y su cabello del
pasto de la Adamá; su alma de mi aliento y de mi espíritu. Y 7 cualidades le di, las 7 para la
carne: la vista para los ojos; el olor para el alma; el regocijo para los ligamentos-tendones; el
gusto para la sangre, la paciencia-tolerancia a los huesos; la mansedumbre-tranquilidad para
el pensamiento. Y pensé por que dije-llame Palabra sabia porque de lo existente que no se ve y
se ve hice al hombre, ambos muertos y vivientes, y la imagen conoce Palabra y no hay en toda
la Creación como él: pequeño en grandeza y en la pequeñez grande. Y lo puse como segundo
malaj custodio-ordenado sobre la Tierra, recto y grande, y respetado. Y lo senté como Rey de la
Tierra y no había nadie como él entre mis sabios. Y no había igual a él en la Tierra de todas mis
creaciones. Y le puse como nombre los 4 vientos-espíritus: del Oriente, del Occidente, del Norte
169

[y] del Sur. Y le puse en custodia 4 estrellas de las enfriadas-secas y llamé su nombre Adam. Y
mostré las disposiciones y él miró los dos caminos: luz y oscuridad, y les dije: Eso es ir bien y
aquello es malo para dirigirse, [debo] saber si tiene discernimiento hacia mí [o] con odio hacia
la dirección excelente, [y quien] de su simiente me ama. Y yo vi mi proyecto pero él sobre el
proyecto no sabía, y si sabe lo hará mal, al pecado y todo lo suyo será pecado, y dije: luego del
pecado no hay Palabra sino la muerte. Y le ordené tabernáculo y vino sobre él meditación
[profunda] y durmió. Y tomé de él costilla y lo marqué y le creé varona. Para dirigirse a él la
muerte a la mano de su varona. Y tomé la letra, la última del nombre de él y llamé su nombre,
ellos eran él: Adán, [y] ellos [son] la humanidad y los vivientes.» (2ª Enoc 30:8-16)

Continuaremos en nuestro próximo libro: “La Rebelión de Sakla II, La Serpiente”.

¡Dios les bendiga!

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