Trabajo Hipertension Arterial
Trabajo Hipertension Arterial
Trabajo Hipertension Arterial
HIPERTENSION
ARTERIAL
Estudiante:
Stephanie Boissiere CI: 30.080.964
Profesor:
Carlos Alvarez
Primer año Sección 16
¿Qué es la hipertensión arterial?
La hipertensión arterial es una patología crónica en la que los vasos sanguíneos
tienen una tensión persistentemente alta, lo que puede dañarlos. La tensión
arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos (arterias)
al ser bombeada por el corazón. Cuanto más alta es la tensión, más esfuerzo tiene
que realizar el corazón para bombear.
Esta enfermedad es que no presenta unos síntomas claros y estos pueden tardar
mucho tiempo en manifestarse. Sin embargo, constituye el factor de riesgo
cardiovascular más prevalente.
Otras causas
Vasculares:
Entre el 2,5 y el 6 por ciento de los problemas relacionados con el riñón pueden
influir en la aparición de la hipertensión arterial. De hecho, suponen entre el 2,5 y
el 6 por ciento de las causas. Las principales patologías vasculares que influyen
son:
Enfermedad renal poliquística.
Enfermedad renal crónica.
Tumores productores de renina.
El síndrome de Liddle.
Estenosis de la arteria renal.
Endrocrinológicas: Las causas endocrinas representan entre el 1 y el 2 por ciento.
En éstas se incluyen desequilibrios hormonales exógenos y endógenos. Las
causas exógenas incluyen la administración de corticoides.
Aproximadamente el 5 por ciento de las mujeres que toman anticonceptivos orales
puede desarrollar hipertensión. Los factores de riesgo para la hipertensión
asociada con el consumo de anticonceptivos orales incluyen la enfermedad renal
leve y la obesidad.
Las causas hormonales endógenas incluyen:
Hiperaldosteronismo primario.
El síndrome de Cushing.
Feocromocitoma
Hiperplasia suprarrenal congénita.
Las causas neurogénicas incluyen:
Tumores cerebrales.
Poliomielitis bulbar.
Hipertensión intracraneal.
¿Cómo prevenirla?
Controlarse periódicamente: debido a que la tensión arterial elevada puede no
mostrar síntomas, todos los adultos deberían medirse habitualmente, además de
hacerse chequeos integrales.
Modificar hábitos poco saludables: como ya se mencionó, la alimentación y el
consumo de algunas sustancias propician la hipertensión. Por eso, es esencial
abandonar estas prácticas, aunque hay que tener en cuenta que en ciertos casos
se requiere asimismo tomar medicamentos con prescripción médica.
Hacer actividad física e incorporar una dieta equilibrada: esta premisa
comprende reducir el consumo de sal y comer cinco porciones de fruta y verdura
al día, disminuir la ingesta total de grasas, en especial las saturadas, evitar el uso
de alcohol, mantener un peso normal y practicar algún deporte de forma regular
Gestionar el estrés de manera saludable: algunas alternativas para lograrlo son
la meditación, el ejercicio físico adecuado y las relaciones sociales, laborales y
afectivas positivas.
En los casos en los que en la familia haya antecedentes de hipertensión y por
tanto haya una predisposición a ser hipertenso a lo largo del tiempo, este factor
genético supone una llamada de atención adicional a que el paciente cuide esos
hábitos de vida y vigile sus cifras de tensión arterial.
Tipos de hipertensión
La tensión arterial tiene dos componentes:
Tensión sistólica: Es el número más alto. Representa la tensión que genera el
corazón cuando bombea la sangre al resto del cuerpo.
Tensión diastólica: Es el número más bajo. Se refiere a la presión en los vasos
sanguíneos entre los latidos del corazón.
La tensión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg). La tensión arterial
alta (HTA) se diagnostica cuando uno de estos números o ambos son altos.
La tensión arterial alta se clasifica como:
Normal: de 120/80 a 129/84 mmHg.
Normal alta: de 130/80 a 139/89 mmHg.
Estadio 1 de hipertensión: de 140/90 a 159/99 mmHg.
Estadio 2 de hipertensión: de 160/100 a 179/109 mmHg.
Estadio 3 de hipertensión: mayor de 179/109 mmHg.
Diagnóstico
La medición habitual de la presión arterial es la principal herramienta de
diagnóstico. Se mide mediante unos aparatos llamados esfingomanómetros,
popularmente conocidos como tensiómetros, que deben someterse a las
validaciones y homologaciones reglamentarias.
La primera línea para la detección de la hipertensión son los equipos de atención
primaria, tanto los médicos, como las enfermeras. En la consulta tienen protocolos
de actuación para realizar mediciones periódicas. Si el paciente no está
diagnosticado, a partir de ese momento puede empezar su tratamiento si le hiciera
falta.
Síntomas
En la mayoría de los casos, no se presentan síntomas. En la mayoría de las
personas, la hipertensión arterial se detecta cuando visitan a su proveedor de
atención médica o se la hacen medir en otra parte.
Debido a que no hay ningún síntoma, las personas pueden sufrir enfermedad
cardíaca y problemas renales sin saber que tienen hipertensión arterial.
La hipertensión maligna es una forma peligrosa de presión arterial muy alta. Los
síntomas incluyen:
Dolor de cabeza fuerte
Náuseas o vómitos
Confusión
Cambios en la visión
Sangrado nasal.
Tratamientos
Para tratar la hipertensión hay dos bloques fundamentales de acciones:
Mejora de los hábitos de vida
El paciente tiene que llevar una dieta saludable, disminuir el consumo de calorías,
de azúcares y grasas y aumentar la práctica de ejercicio físico. Estas dos prácticas
tienen como resultado un mejor control del peso y si el peso está bien controlado
es una manera sencilla de controlar la hipertensión. También se recomienda dejar
de fumar y evitar el consumo de alcohol.
Tratamientos farmacológicos
En caso de que los cambios de los hábitos de vida no funcionen, hoy en día
existen tratamientos farmacológicos que son muy útiles para controlar la presión
arterial. Inicialmente estos tratamientos comienzan con un solo fármaco. No
obstante, en algunos casos esta medida no es suficiente y necesitan combinar con
dos o tres medicinas para controlar la presión arterial.
Los fármacos para la hipertensión se dividen en los siguientes grupos:
Diuréticos (tiazidas, clortalidona e indapamida).
Betabloqueantes.
Antagonistas del calcio.
Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA).
Antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA-II).
Los alfabloqueantes, que se consideran de segunda o tercera línea de tratamiento
Debido a que la hipertensión arterial es una enfermedad crónica, es fundamental
que los pacientes sean constantes con los tratamientos. Según los datos de la
Seh-Lelha, el 90% de los pacientes diagnosticados de hipertensión no lleva a cabo
las recomendaciones de los especialistas en materia de higiene o dieta y el 50 por
ciento no sigue los tratamientos que tienen prescritos.
Esto se debe a que como es una patología que se padece durante muchos años,
los pacientes tienden a relajarse con las instrucciones que le da el médico. Esto
puede tener una serie de consecuencias. La principal es que tendrá la
hipertensión mal controlada, lo que a largo plazo puede derivar en complicaciones
cardiovasculares mayores como infarto de miocardio, ictus, deterioro de la función
renal o de la circulación de las piernas, entre otros.