Trabajo Hipertension Arterial

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria


Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos
Edo. Guárico

HIPERTENSION
ARTERIAL

Estudiante:
Stephanie Boissiere CI: 30.080.964
Profesor:
Carlos Alvarez
Primer año Sección 16
¿Qué es la hipertensión arterial?
La hipertensión arterial es una patología crónica en la que los vasos sanguíneos
tienen una tensión persistentemente alta, lo que puede dañarlos. La tensión
arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos (arterias)
al ser bombeada por el corazón. Cuanto más alta es la tensión, más esfuerzo tiene
que realizar el corazón para bombear.
Esta enfermedad es que no presenta unos síntomas claros y estos pueden tardar
mucho tiempo en manifestarse. Sin embargo, constituye el factor de riesgo
cardiovascular más prevalente.

Causas de la hipertensión arterial


Aunque todavía no se conocen las causas específicas que provocan la
hipertensión arterial, sí se ha relacionado con una serie de factores que suelen
estar presentes en la mayoría de las personas que la sufren. Conviene separar
aquellos relacionados con la herencia genética, el sexo, la edad y la raza, y por
tanto poco modificables, de aquellos otros que se podrían cambiar al variar los
hábitos y el ambiente en el que viven las personas, como la obesidad, la
sensibilidad al sodio, el consumo excesivo de alcohol, el uso de ciertos fármacos y
un estilo de vida muy sedentario.
HÁBITOS QUE PUEDEN CAUSAR HIPERTENSIÓN
Excesivo consumo de sal: dado que es una de las causas principales, la
reducción o eliminación de la sal de la dieta diaria genera un descenso
considerable de la presión arterial. La ingesta recomendada es de hasta 3 gramos
de sal al día.
Estrés: las hormonas del estrés, denominadas catecolaminas, provocan la
contracción de la musculatura de los vasos sanguíneos elevando la presión
arterial.
Sobrepeso: las personas con exceso de peso u obesidad suelen presentar
presión arterial alta.
Alcohol y nicotina: las bebidas alcohólicas y el tabaco se circunscriben entre las
causas responsables de la hipertensión arterial. Incluso en cantidades reducidas,
el alcohol incrementa la presión arterial, porque activa el sistema nervioso y hace
que el corazón lata más deprisa y bombee más sangre. La nicotina, por su parte,
sube considerablemente el riesgo de desarrollar enfermedades secundarias como
infartos, accidentes cerebrovasculares, cánceres y patologías respiratorias.

Otras causas
Vasculares:
Entre el 2,5 y el 6 por ciento de los problemas relacionados con el riñón pueden
influir en la aparición de la hipertensión arterial. De hecho, suponen entre el 2,5 y
el 6 por ciento de las causas. Las principales patologías vasculares que influyen
son:
Enfermedad renal poliquística.
Enfermedad renal crónica.
Tumores productores de renina.
El síndrome de Liddle.
Estenosis de la arteria renal.
Endrocrinológicas: Las causas endocrinas representan entre el 1 y el 2 por ciento.
En éstas se incluyen desequilibrios hormonales exógenos y endógenos. Las
causas exógenas incluyen la administración de corticoides.
Aproximadamente el 5 por ciento de las mujeres que toman anticonceptivos orales
puede desarrollar hipertensión. Los factores de riesgo para la hipertensión
asociada con el consumo de anticonceptivos orales incluyen la enfermedad renal
leve y la obesidad.
Las causas hormonales endógenas incluyen:
Hiperaldosteronismo primario.
El síndrome de Cushing.
Feocromocitoma
Hiperplasia suprarrenal congénita.
Las causas neurogénicas incluyen:
Tumores cerebrales.
Poliomielitis bulbar.
Hipertensión intracraneal.

¿Cómo prevenirla?
Controlarse periódicamente: debido a que la tensión arterial elevada puede no
mostrar síntomas, todos los adultos deberían medirse habitualmente, además de
hacerse chequeos integrales.
Modificar hábitos poco saludables: como ya se mencionó, la alimentación y el
consumo de algunas sustancias propician la hipertensión. Por eso, es esencial
abandonar estas prácticas, aunque hay que tener en cuenta que en ciertos casos
se requiere asimismo tomar medicamentos con prescripción médica.
Hacer actividad física e incorporar una dieta equilibrada: esta premisa
comprende reducir el consumo de sal y comer cinco porciones de fruta y verdura
al día, disminuir la ingesta total de grasas, en especial las saturadas, evitar el uso
de alcohol, mantener un peso normal y practicar algún deporte de forma regular
Gestionar el estrés de manera saludable: algunas alternativas para lograrlo son
la meditación, el ejercicio físico adecuado y las relaciones sociales, laborales y
afectivas positivas.
En los casos en los que en la familia haya antecedentes de hipertensión y por
tanto haya una predisposición a ser hipertenso a lo largo del tiempo, este factor
genético supone una llamada de atención adicional a que el paciente cuide esos
hábitos de vida y vigile sus cifras de tensión arterial.

Tipos de hipertensión
La tensión arterial tiene dos componentes:
Tensión sistólica: Es el número más alto. Representa la tensión que genera el
corazón cuando bombea la sangre al resto del cuerpo.
Tensión diastólica: Es el número más bajo. Se refiere a la presión en los vasos
sanguíneos entre los latidos del corazón.
La tensión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg). La tensión arterial
alta (HTA) se diagnostica cuando uno de estos números o ambos son altos.
La tensión arterial alta se clasifica como:
Normal: de 120/80 a 129/84 mmHg.
Normal alta: de 130/80 a 139/89 mmHg.
Estadio 1 de hipertensión: de 140/90 a 159/99 mmHg.
Estadio 2 de hipertensión: de 160/100 a 179/109 mmHg.
Estadio 3 de hipertensión: mayor de 179/109 mmHg.

Diagnóstico
La medición habitual de la presión arterial es la principal herramienta de
diagnóstico. Se mide mediante unos aparatos llamados esfingomanómetros,
popularmente conocidos como tensiómetros, que deben someterse a las
validaciones y homologaciones reglamentarias.
La primera línea para la detección de la hipertensión son los equipos de atención
primaria, tanto los médicos, como las enfermeras. En la consulta tienen protocolos
de actuación para realizar mediciones periódicas. Si el paciente no está
diagnosticado, a partir de ese momento puede empezar su tratamiento si le hiciera
falta.

Dispositivos para medir la presión


Existen diversos dispositivos para medir la presión arterial:
Esfigmomanómetro de mercurio: Es el más exacto y menos expuesto a errores.
Para su uso se requiere un fonendoscopio.
Esfigmomanómetro de aire: Es el más utilizado y es también un aparato preciso.
Igualmente necesita de un fonendoscopio para su uso.
Aparato electrónico: Se utiliza mucho para realizar el autocontrol, no necesita
fonendoscopio porque lleva un detector del pulso incorporado y es de fácil manejo.
No obstante, se trata de un aparato muy sensible a los ruidos y a los movimientos,
por lo que para que los valores obtenidos sean exactos, es necesario que el brazo
no se mueva y que no se hable. Es importante que el aparato esté en buenas
condiciones y se revise periódicamente.

Síntomas
En la mayoría de los casos, no se presentan síntomas. En la mayoría de las
personas, la hipertensión arterial se detecta cuando visitan a su proveedor de
atención médica o se la hacen medir en otra parte.
Debido a que no hay ningún síntoma, las personas pueden sufrir enfermedad
cardíaca y problemas renales sin saber que tienen hipertensión arterial.
La hipertensión maligna es una forma peligrosa de presión arterial muy alta. Los
síntomas incluyen:
Dolor de cabeza fuerte
Náuseas o vómitos
Confusión
Cambios en la visión
Sangrado nasal.

Tratamientos
Para tratar la hipertensión hay dos bloques fundamentales de acciones:
Mejora de los hábitos de vida
El paciente tiene que llevar una dieta saludable, disminuir el consumo de calorías,
de azúcares y grasas y aumentar la práctica de ejercicio físico. Estas dos prácticas
tienen como resultado un mejor control del peso y si el peso está bien controlado
es una manera sencilla de controlar la hipertensión. También se recomienda dejar
de fumar y evitar el consumo de alcohol.
Tratamientos farmacológicos
En caso de que los cambios de los hábitos de vida no funcionen, hoy en día
existen tratamientos farmacológicos que son muy útiles para controlar la presión
arterial. Inicialmente estos tratamientos comienzan con un solo fármaco. No
obstante, en algunos casos esta medida no es suficiente y necesitan combinar con
dos o tres medicinas para controlar la presión arterial.
Los fármacos para la hipertensión se dividen en los siguientes grupos:
Diuréticos (tiazidas, clortalidona e indapamida).
Betabloqueantes.
Antagonistas del calcio.
Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA).
Antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA-II).
Los alfabloqueantes, que se consideran de segunda o tercera línea de tratamiento
Debido a que la hipertensión arterial es una enfermedad crónica, es fundamental
que los pacientes sean constantes con los tratamientos. Según los datos de la
Seh-Lelha, el 90% de los pacientes diagnosticados de hipertensión no lleva a cabo
las recomendaciones de los especialistas en materia de higiene o dieta y el 50 por
ciento no sigue los tratamientos que tienen prescritos.
Esto se debe a que como es una patología que se padece durante muchos años,
los pacientes tienden a relajarse con las instrucciones que le da el médico. Esto
puede tener una serie de consecuencias. La principal es que tendrá la
hipertensión mal controlada, lo que a largo plazo puede derivar en complicaciones
cardiovasculares mayores como infarto de miocardio, ictus, deterioro de la función
renal o de la circulación de las piernas, entre otros.

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