Téjero, EEG Normal
Téjero, EEG Normal
Téjero, EEG Normal
EEG NORMAL
IV. EEG NORMAL
125
JOSÉ TEJEIRO MARTÍNEZ
126
7. CARACTERÍSTICAS DEL EEG NORMAL
En este grupo de edad se observan determinados patrones EEG normales que se mo-
difican poco con el tiempo –no existen los numerosos cambios que ocurren en la
infancia–. Los límites entre EEG normal y patológico son mucho más nítidos en el
adulto, pudiéndose establecer determinadas correlaciones electroclínicas de forma
más fiable que en otras edades.
Ritmo alfa
El ritmo alfa no es sinónimo de actividad o frecuencia alfa. La actividad alfa hace
referencia a una actividad electrográfica de 8-13 Hz. El ritmo alfa es una actividad de
8-13 Hz de frecuencia, que ocurre durante la vigilia, localizado en regiones posteriores,
presente con ojos cerrados y relajado pero que se atenúa o bloquea al abrir los ojos y
con la actividad mental [12].
La morfología del ritmo alfa es característica: está compuesto por ondas regulares,
monomorfas, similares unas a otras, tienen un aspecto fusiforme o sinusoidal (Fig. 7-1), 127
JOSÉ TEJEIRO MARTÍNEZ
Figura 7-1. Ritmo alfa en regiones posteriores del cerebro, de aspecto fusiforme.
Figura 7-2. Cambios de la frecuencia y amplitud del ritmo alfa con la edad.
Las ondas que componen el ritmo alfa tienen una relación de fase variable: con
frecuencia no están en fase en diferentes áreas.
Respecto al tiempo el ritmo alfa aparece de un modo más o menos simétrico y
sincrónico en los dos hemisferios, aunque pueden existir variaciones en ± 2,5 ms entre
ambos. La asimetría persistente del ritmo alfa suele ser patológica. Así, la supresión
parcial o completa del alfa suele ocurrir ipsilateral a lesiones estructurales destructivas 129
JOSÉ TEJEIRO MARTÍNEZ
(agenesia, quistes, tumores, etc.). El incremento unilateral puede verse en los defectos
óseos craneales (electrodos más cercanos al córtex).
La persistencia del ritmo alfa es muy variable de un sujeto a otro, dependiendo de
diversas circunstancias (apertura de ojos, actividad mental, etc.). Se denomina índice
alfa al porcentaje de tiempo en que aparece un ritmo alfa en 100 cm de registro (ve-
locidad del papel 30 mm/s).
Respecto a la variabilidad, en términos generales, la frecuencia del ritmo alfa
fluctúa muy poco durante el trazado, siendo raro ver oscilaciones de más de 0,5 Hz en
el mismo sujeto. A pesar de ello, en un determinado número de personas, es posible
comprobar que el ritmo alfa que aparece justo después de cerrar los párpados, es algo
más rápido que el que se observa en otras porciones del registro en reposo. Este
fenómeno, que suele durar 1-3 s, es fisiológico y se denomina compresión del ritmo
alfa. En un número pequeño de sujetos normales, es posible ver fragmentos de dura-
ción variable, en los que el alfa posterior es sustituido por un ritmo armónico o subar-
mónico, en general de 4-5 Hz y unos 50 μV, adoptando un aspecto puntiagudo. Este
fenómeno es también fisiológico, se denomina variante lenta del alfa, tiene una dis-
tribución y una reactividad similar y alterna o se mezcla con el ritmo alfa normal, por
lo que no debe ser confundido con un ritmo anormal [12]. Por otra parte, también
pueden existir ondas de 14-20 Hz en regiones posteriores, que se mezclan con el ritmo
alfa normal, de similar reactividad; es la denominada variante rápida del alfa.
Puede existir cierto grado de variabilidad en los parámetros del ritmo alfa, en
registros de un mismo individuo, probablemente relacionada con determinadas
circunstancias fisiológicas y psicofisiológicas (por ejemplo, ciclo menstrual –au-
mento de la frecuencia en las fases preovulatoria y premenstrual o también una
disminución en las fases postovulatoria y menstrual–, temperatura corporal –au-
mento de frecuencia con el incremento de la temperatura–, etc.). No obstante, los
cambios significativos en un mismo individuo en registros secuenciales deben hacer
sospechar patología.
No existe una clara relación entre la cantidad de ritmo alfa y determinados paráme-
tros psicológicos (personalidad, inteligencia).
El ritmo alfa aparece cuando el sujeto está en reposo, relajado, sin realizar acti-
vidad mental alguna y con los ojos cerrados. Existe una atenuación bilateral con la
apertura de los párpados (volviendo a aparecer cuando se cierran) y cuando el sujeto
realiza una actividad mental (cálculos, distracción por sonidos, atención visual,
etc.), aún estando con los ojos cerrados. El grado de reactividad es variable; el ritmo
alfa puede ser completamente suprimido o sólo atenuado (reducción del voltaje). En
cualquier caso, el ritmo alfa es sustituido por actividad rápida «desincronizada» de
bajo voltaje. La actividad alfa se enlentece durante la somnolencia y tiende a difundir
a regiones anteriores, desapareciendo durante el sueño, constituyendo el signo EEG
clásico relacionado con la vigilia. No obstante, la somnolencia puede originar una
variación normal del ritmo alfa: aparece al abrir los ojos, como resultado del alerta-
miento parcial, y desaparece al cerrarlos, tras retornar la somnolencia (ritmo alfa
paradójico). La ausencia de reactividad del ritmo alfa con estímulos visuales o con
la actividad mental es patológica.
La actividad alfa puede mostrar diferencias interindividuales, en cuanto a su per-
sistencia en el registro, amplitud, etc.; en cierto grado, este hecho tiene una base
genética.
El significado fisiológico del ritmo alfa es desconocido, pero evidentemente debe
130 estar relacionado con la función del sistema visual.
IV. EEG NORMAL
70 μV
31 años 1s
Ritmo mu
Se observa en un número variable de sujetos normales (10-15%, hasta 50% con téc-
nicas de análisis cuantitativo), fundamentalmente adultos, siendo un ritmo con una
frecuencia en rango alfa, pero independiente del ritmo alfa por su configuración,
topografía y reactividad.
Las ondas que componen el ritmo mu tienen una morfología de aspecto más agudo
y menos sinusoidal que el ritmo alfa, siendo característica su forma en arcos (ritmo en
arceau de la literatura francesa) o de púas de peine (comb o wicket rhythm de los
autores ingleses) (Fig. 7-3).
El ritmo mu suele aparecer en trenes de unos pocos segundos de duración.
Su frecuencia adopta un rango de 7-12 Hz, usualmente se trata de una actividad de
8-10 Hz (también se denomina actividad alfoide).
La amplitud oscila entre 20-60 μV. Suele ser simétrico en los dos hemisferios, si
bien puede ser asimétrico en algún segmento del registro. La asimetría persistente suele
ser patológica y podría implicar una lesión estructural, ipsilateral al lado de menor
amplitud.
Respecto a la distribución, el ritmo mu se localiza en regiones centrales o rolándi-
cas, unilateral o bilateral; por ello se ha denominado actividad alfa precentral o rolán-
dica.
La persistencia del ritmo mu es inconstante: suele aparecer de manera intermitente
a lo largo del registro. Puede aparecer también en la somnolencia, aunque es típico de
la vigilia. 131
JOSÉ TEJEIRO MARTÍNEZ
Ritmo beta
El ritmo beta es definido en base a su frecuencia: > 13 Hz, en general, 18-25 Hz. La
actividad > 30 Hz tiene escasa amplitud y no suele ser registrada con técnicas conven-
cionales.
La amplitud es usualmente baja (5-10 μV); excepcionalmente supera los 30 μV,
voltaje que es considerado anormal por muchos autores. De manera característica es
simétrico en regiones homólogas de los dos hemisferios. La asimetría significativa
(> 35%) o persistente suele deberse a factores extracerebrales (defecto óseo, alteracio-
nes del cuero cabelludo, etc.) o es patológica. Un defecto óseo disminuye la resistencia
al paso de la corriente eléctrica, originando un incremento de la actividad beta cerca
o a distancia del mismo (ritmo de brecha).
Respecto a la distribución se han descrito tres variantes:
– El ritmo beta suele constituir la actividad dominante en las regiones anteriores
y centrales (Fig. 7-4).
– En un número relativamente pequeño de personas el ritmo beta tiene una distri-
bución generalizada y es el dominante durante el registro. A veces en algunos de
estos sujetos puede haber un ritmo alfa pobremente desarrollado, que sólo apa-
rece durante unos segundos justo después de cerrar los ojos; la causa puede estar
en la falta de relajación durante el registro. En otros sujetos, por el contrario, un
ritmo beta de distribución generalizada es el único existente durante todo el
trazado; esto representa una variante de la normalidad y ocurre en un 2-10% de
la población normal (Fig. 7-5).
– El ritmo beta posterior constituye la variante rápida del ritmo alfa; puede ser
normal en niños de 1-2 años.
70 μV
49 años 1s
200 μV
50 años
1s
Ondas V
Las ondas V son grafoelementos agudos de polaridad negativa, localizados en vértex,
134 que ocurren durante el sueño o, más raramente, durante la vigilia ante estímulos ines-
IV. EEG NORMAL
perados. Probablemente representan un componente tardío que forma parte de la res-
puesta general evocada por el alertamiento.
70 μV
26 años 1s
Figura 7-7. Ondas lambda en regiones posteriores (ojos abiertos, artefacto de parpadeo en canales 1 y 5). 135
JOSÉ TEJEIRO MARTÍNEZ
En algunos adultos, muy ocasionalmente (< 1%), pueden observarse ondas lentas rítmicas
posteriores de 3-5 Hz y unos 50 μV, con frecuencias alfa sobreimpuestas. Pueden ser
bloqueadas con la apertura de los ojos o la actividad mental y desaparecen durante el sueño.
La variante lenta del ritmo alfa fue citada previamente.
La presencia de ondas posteriores de la juventud es excepcional en mayores de 20
años (ver EEG normal en la infancia y adolescencia).
Sueño no-REM
Estadio 1: somnolencia
Sueño REM
Sueño paradójico
Una vez iniciado el sueño, éste progresa más o menos rápidamente desde el estadio
1 hasta el estadio 4, el cual persiste un tiempo variable, para luego producirse el
fenómeno inverso. Mientras que las transiciones hasta el estadio 4 son graduales, el
paso de una etapa profunda a una más superficial se produce de una manera abrupta,
para llegar al estadio 1 que va seguido de una fase de movimientos oculares rápidos.
En general, tras 60-90 minutos del inicio del sueño aparece la primera fase REM, que
puede durar unos 10 minutos. Terminado este primer período REM del sueño nocturno
nuevamente existen cambios paulatinos hacia el estadio 4. De forma cíclica estos
cambios se repiten durante la noche. Es interesante observar que la fase REM se
produce siguiendo al estadio 1 no-REM, pero sólo cuando éste es precedido de las otras
etapas del sueño no-REM, no cuando es precedido de vigilia.
El sueño no-REM se concentra habitualmente en el primer tercio de la noche, antes
del primer sueño REM, mientras que el último tercio de la noche suele transcurrir en
sueño REM y en estadio 2 del sueño no-REM.
Por otra parte, la arquitectura del sueño se modifica con la edad: el sueño no-REM
es más abundante en la infancia y sucesivamente con la edad los cambios de estadio
y los despertares se incrementan (aumenta la fragmentación del sueño), siendo menos
abundantes los estadios 3 y 4 del sueño no-REM y el sueño REM.
La alteración en la transición ordenada y previsible entre estos estadios (vigilia,
sueño no-REM, sueño REM) origina diversos trastornos del sueño (capítulo 21).
Los hipnogramas permiten un análisis visual rápido de un estudio de sueño con su
organización –duración y número de estadios, continuidad, cambios cíclicos, etc.–
(Fig. 7-8).
Estadio 0
Habitualmente en los registros polisomnográficos pueden observarse períodos de vigilia
y somnolencia fluctuantes, antes del inicio del sueño verdadero. Los registros poligráfi-
cos de vigilia se caracterizan por un EEG con ritmo alfa posterior reactivo y ausencia de
patrones de sueño, presencia o ausencia de movimientos oculares en el EOG (durante la
vigilia el cierre de los ojos se acompaña de miniparpadeos de escasa duración) y un
patrón EMG tónico en los músculos explorados. Un patrón similar se obtiene en los
períodos de vigilia que ocurren durante la noche después del inicio del sueño (estadio 0). 137
JOSÉ TEJEIRO MARTÍNEZ
Horas de sueño
Sueño no-REM
Es la denominada fase de sueño sin movimientos oculares rápidos (Non Rapid Eyes
Movements – no-REM–) o de movimientos oculares lentos, que comprende aproxima-
damente un 75-80% de la duración del ciclo del sueño.
Durante el sueño no-REM el EEG muestra una gran sincronización y existe una
disminución del tono muscular, que no es generalizada, y que coexiste con actividad
tónica de algunos músculos (M. orbicularis oculi, esfínteres). Por otro lado, predomina
la función del sistema nervioso parasimpático con descenso de la frecuencia cardíaca
(10%), de la presión arterial (20%), de la frecuencia respiratoria, del flujo cerebral y
del consumo cerebral de oxígeno. Es la fase encargada de la restauración física.
En lo que respecta al substrato anatómico y neuroquímico del sueño no-REM,
parece ser que es imprescindible la integridad del sistema neuronal serotoninérgico
(áreas diencefálicas medianas, hipotálamo anterior, región preóptica, núcleo del
fascículo solitario, núcleos del rafe pontino). Además, existe un descenso de la
actividad de los sistemas activadores mesopontinos (glutamatérgicos, colinérgicos,
noradrenérgicos), tuberomamilares (histaminérgicos) y del prosencéfalo basal (co-
linérgicos).
Desde el aspecto clínico, fisiológico y EEG, dependiendo del estadio del sueño, es
138 posible observar diferentes tipos de actividad (Fig. 7-9).
IV. EEG NORMAL
Figura 7-9. Incidencia de ondas en las distintas fases del sueño no REM.
F3-Ref
70 μV
31 años 1s
– Estadio 1: Somnolencia.
Representa el estadio más superficial del sueño (adormecimiento), sigue a la vigilia y
constituye un 5% del tiempo total de sueño.
En esta fase se observan, entre otros, los siguientes cambios en el EEG (Fig. 7-10):
– El ritmo alfa de la vigilia difunde a regiones anteriores y se atenúa (0,5-1 Hz);
en algunos fragmentos llega a desaparecer (constituye < 50% de la actividad). 139
JOSÉ TEJEIRO MARTÍNEZ
Husos de sueño Sinusoidal Brotes 0,5-2 s 10-16 Hz <50 µV Generalizada Síncronos Incierta.
(actividad sigma) Ondas iniciales (usual 12-14 Hz) (usual 25 µV) (> regiones ant. y simétricos Origen: núcleos
de < voltaje que q reg. centrales y centrales) (unilaterales en reticulares talámicos.
las siguientes, estadios iniciales) Bloqueo impulso
y descanso tálamo-córtex
en las finales
Complejos K Onda aguda > 500 ms Aislados >7 5 µV Áreas centrales Bisincrónicos Incierta.
(husos de sueño negativa seguida (a veces simétricos Origen: córtex.
+onda V) de una o más generalizada) Relación con estí-
ondas lentas po- mulos externos
sitivas y final con (acústicos)
un huso de sueño ¿Respuesta de
alertamiento
parcial?
Ondas Ondas agudas Escasa Aisladas < 50 µV Áreas Bisincrónicas Similar a ondas
lambdoideas electropositivas. (a veces posteriores (a veces lambda de la
(ondas agudas Bi o monofásicas. intermitentes) asimétricas vigília
positivas Triangulares e independientes)
occipitales-post)
141
IV. EEG NORMAL
JOSÉ TEJEIRO MARTÍNEZ
F3-Ref
70 μV
27 años
1s
C3-Ref
21 años
Figura 7-12. Estadio 3-4 no REM. Ondas lentas de baja frecuencia y gran amplitud.
Sueño REM
Es la fase de sueño con movimientos oculares rápidos (Rapid Eye Movements sleep
–sueño REM–) o sueño paradójico, que comprende aproximadamente un 20-25% de
la duración de un ciclo de sueño y suele aparecer a los 60-90 minutos del inicio del
mismo.
Durante el sueño REM pueden diferenciarse dos tipos de fenómenos clínicos:
– Fenómenos tónicos: persisten desde el inicio hasta el final de la fase y consisten
en hipotonía muscular (marcada en músculos posturales y ausente en muscula-
tura ocular y respiratoria), incremento del flujo sanguíneo cerebral (30-40%),
erecciones del pene o tumescencia del clítoris (sin relación con el contenido
142 onírico), hecho que permite distinguir la impotencia orgánica y la psicógena.
IV. EEG NORMAL
F3-Ref
21 años
Ritmo alfa
Por encima de 60 años el ritmo alfa disminuye en frecuencia, amplitud, persistencia
y reactividad; sobre todo durante la somnolencia puede tener una distribución domi-
nante en regiones frontocentrales. La reducción de la frecuencia del ritmo alfa oc-
cipital es uno de los cambios más comunes en la edad avanzada. En principio, se
acepta que un ritmo alfa posterior por debajo de 8 Hz es patológico, independiente-
mente de la edad.
Ritmo beta
Es más prominente en incidencia y amplitud en estas edades.
Ondas lentas
Otra irregularidad común es la aparición de un número excesivo de ondas theta y delta,
que aparecen como elementos aislados intermitentes o en grupos de unas pocas ondas
(a veces, se ha denominado theta silviano de Gastaut). Aunque un número de personas
asintomáticas muestran estas anomalías de manera generalizada, a medida que avanza
la edad, la actividad lenta focal (sin evidencia clínica) es más frecuente, alcanzando en
> 80 años las 3/4 partes de todas las anormalidades. La mayoría de las irregularidades
focales se localizan en regiones temporales, fundamentalmente izquierdas, menos en
derechas o en ambas; suelen ser ocasionales y no se asocian con otras anomalías.
La explicación de este fenómeno no es simple, pero pudiera estar relacionado con
144 cambios degenerativos selectivos secundarios a lesiones vasculares cerebrales subclí-
IV. EEG NORMAL
50 μV
71 años 1s
Sueño
En los ancianos pueden observarse las siguientes modificaciones del sueño:
– Disminución del tiempo total de sueño y aumento del número de despertares
(fragmentación del sueño), por lo que es frecuente la somnolencia diurna.
– Inicio del sueño con ondas lentas prominentes de aparición abrupta (Fig. 7-14).
– La transición vigilia-estadio 2 del sueño puede ser rápida (15-20 s).
– Disminución de la profundidad del sueño: el porcentaje de estadios 3 y 4 de
sueño no-REM disminuye con la edad (< 10% del sueño total).
– El descenso del tiempo de sueño REM también ocurre, pero es menos marcado
(< 20% del sueño total). 145
EL EEG NORMAL EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA
JOSÉ TEJEIRO MARTÍNEZ
(HASTA 20 AÑOS)
La curva de la vida del ser humano está caracterizada por procesos de evolución
(maduración), madurez e involución. Los cambios que ocurren en el sistema nervioso
humano con la maduración pueden ser establecidos en base a modificaciones bioquí-
micas, fisiológicas y anatómicas, aunque la migración neuronal, la ramificación den-
drítica y la mielinización constituyen la base estructural de este proceso. Por otra parte,
el proceso de involución probablemente esté determinado por una variedad de proce-
sos asociados al envejecimiento, habitualmente, pero no siempre, patológicos.
Estos aspectos tienen un gran significado en la Electroencefalografía clínica. Durante
el período de maduración, el EEG debe ser interpretado en base a normas estadísticas,
mientras que en la vida adulta se guía por una norma óptima o ideal (ausencia de patología).
En definitiva, la actividad eléctrica del cerebro, tal y como se registra en un EEG,
muestra numerosos cambios durante la maduración, existiendo una gran variedad de
patrones electrográficos normales, que aparecen, desaparecen y cambian durante este
período. De forma análoga al desarrollo cerebral, los cambios más importantes ocurren
en los tres primeros meses de vida.
No obstante, obtener normas generales a partir de los diversos patrones EEG ob-
tenidos en las diferentes edades es muy difícil. Algunas causas pueden ser: variabilidad
individual de patrones electrográficos (tanto mayor, además, cuanto menor es la edad
del grupo que se considere), frecuentes artefactos que dificultan la interpretación de los
trazados (fundamentalmente por actividad motora –succión, llanto, movimientos ocu-
lares, etc.–), dificultad en establecer niveles de alertamiento en los niños.
La utilidad del EEG en la infancia es similar a la de los adultos, pero además existe
una correlación entre los patrones electrográficos y la edad del niño. La persistencia
o reaparición de patrones en una edad posterior a la que corresponde estadísticamente
se denomina dismadurez o discronía.
El conocimiento del desarrollo de los patrones EEG en la infancia es, pues, muy
complejo, tanto que su estudio ha llegado a constituir campos subespecializados de la
EEG clínica
– Patrón A
Refleja un estadio precoz de desarrollo cerebral y es común a todas las especies ani-
males. Está presente a las 22 semanas pero puede verse hasta la semana 33, después es
anormal (media 24-27 semanas). Sus características son las siguientes:
– Trazado discontinuo. Brotes de ondas de frecuencia mixta (1-15 Hz, predomi-
nio en rango delta), de distribución generalizada (máximos en regiones poste-
riores), a menudo con ondas agudas y puntas, en general de medio-alto voltaje
(> 300 μV) y duración 3-20 segundos, separados por períodos de ausencia
relativa o completa de variación de potencial, de variable duración según la
100 μV
30 semanas EC. 1s
– Patrón B
Sucede al patrón A durante el 8.º mes de gestación, alrededor de la semana 30 de EC
(28-31 semanas). Características (Fig. 7-17):
– La actividad se hace más continua. Los brotes de ondas de frecuencia mixta
(fundamentalmente en rango delta) tienen mayor duración y menor amplitud,
con ondas agudas y puntas menos prominentes, y los períodos de inactividad se
acortan (< 20 s de duración).
– Son comunes puntas y ondas agudas multifocales y transitorias, asincrónicas
interárea e interhemisferio.
– Brotes theta temporales. Son muy característicos de esta edad. Tienen morfología en
‘dientes de sierra’, una frecuencia de 4,5-6 Hz, 20-200 μV de amplitud y una dura-
ción < 2 s. No se observan en < 28 semanas ni en > 32-34 semanas de EC, consti-
tuyendo un grafoelemento que se considera en la determinación de la EC.
– La actividad lenta es máxima en regiones posteriores.
– Los complejos delta-cepillo son frecuentes y se localizan en regiones centrales,
temporales y occipitales.
– La asincronía interhemisférica es la regla. La sincronía es del 50% en la semana 32.
– En general, no existe diferenciación vigilia-sueño, que se inicia a las 30 semanas
de EC. Suele ser un sueño de transición (60%) no diferenciable desde el punto
de vista electrográfico.
– No existe reactividad a estímulos externos.
– La respiración es irregular, al igual que los movimientos oculares (a veces,
rápidos) y la actividad motora es variable, sobre todo tónica, pudiendo observar-
se movimientos corporales.
– Patrón C
Sigue al patrón B en 2-3 semanas, aproximadamente hacia la semana 33 de EC (32-
35 semanas). Características:
– La actividad de fondo es más continua durante la vigilia según aumenta la edad.
Los brotes se transforman en actividad lenta theta y delta, irregular y de baja ampli-
tud. Los períodos de atenuación difusa de la actividad tienen una duración < 15 s.
148 – Elementos agudos multifocales y transitorios. Son típicos de esta edad.
IV. EEG NORMAL
33s EC 30s EC 28s EC
100 μV
1s
32 semanas EC.
149
JOSÉ TEJEIRO MARTÍNEZ
Los registros poligráficos pueden diferenciar un sueño tranquilo (futuro sueño no-
REM) y un sueño activo (sueño REM en la infancia), aunque la mayoría corresponde
a un sueño indeterminado no diferenciable.
El sueño tranquilo (ST) se organiza después que el sueño activo y se caracteriza por
un EEG discontinuo (trazado alternante), disminución de los movimientos oculares y
corporales y respiración regular; en general, se inicia en la 34-36 semanas de EC. El
típico trazado alternante del ST es un patrón discontinuo similar al observado en A. Los
brotes están formados por ondas lentas (delta de 1-3 Hz y theta) de 50-100 μV, son
síncronos, de distribución generalizada, pudiendo existir componentes rápidos y/o
puntas-ondas agudas transitorias, y duran 1-10 s. Los períodos de depresión de activi-
dad (< 50 μV) entre los brotes son más cortos que en el trazado discontinuo (< 10 s)
(Fig. 7-19). El ST no puede ser subdividido en base a criterios EEG. Durante el ST son
frecuentes los complejos delta-cepillo.
El sueño activo (SA) se caracteriza por un EEG continuo, movimientos oculares
rápidos y corporales y por una respiración irregular. Supone un 40-50% del tiempo
total de sueño a las 32 semanas y un 60% a las 35 semanas de EC; la duración de cada
ciclo es corta (40-45 minutos). El inicio del sueño puede ocurrir en esta fase.
Aparece cierta reactividad ante estímulos durante el sueño y la vigilia (los cambios elec-
trográficos inducidos consisten en atenuación o desincronización de la actividad de fondo).
– Vigilia
El recién nacido a término permanece en vigilia aproximadamente un 30% del día.
Características EEG:
– Actividad de fondo predominante continua, irregular, de frecuencias mixtas
(fundamentalmente theta y delta), de variable amplitud (habitualmente < 50 Hz)
y distribución generalizada. Las fases de atenuación de la actividad desaparecen
a las 42 semanas de EC.
– Actividad delta continua en regiones posteriores.
– Entremezclada con la actividad anterior pueden observarse ondas de 2-4 Hz en
regiones centrales, de alto voltaje y escasa duración (0,5-4 s), simétricas y sincró-
nicas. La frecuencia de esta actividad se incrementa hasta los 2 meses (5-6 Hz) y,
150 posiblemente, constituya el futuro ritmo mu.
IV. EEG NORMAL
100 μV
36 semanas EC. 1s
50 μV
1s
36 semanas EC.
– Sueño
El recién nacido duerme unas 17 horas al día, pero no lo hace de forma continua: la
organización ultradiana de alternancia sueño-vigilia está perfectamente definida. Se
observan aproximadamente siete períodos de sueño y de vigilia, repartidos regular-
mente a lo largo del día y de la noche, durante los primeros tres meses de vida. En este
período se observan ciclos de sueño de 45-60 minutos (20 minutos ST, 25 minutos SA,
10-15 minutos sueño indeterminado o transicional). La diferenciación vigilia-ST-SA
es evidente a partir de las 36-38 semanas de EC.
– La somnolencia revela un progresivo enlentecimiento de la actividad de fondo
(siempre en rango de frecuencia delta) y discreto aumento de la amplitud.
– ST. Ocupa el 20% del día en el recién nacido a término. Durante el mismo pueden
observarse dos tipos de actividad en el EEG:
– Ondas lentas delta, con algunas theta entremezcladas, irregulares, de alto voltaje
(25-150 μV) y predomino anterior, en un patrón más o menos continuo.
– Trazado alternante. El característico trazado alternante del ST del recién nacido
sustituye progresivamente al trazado discontinuo y desaparece a las 3-6 semanas
del nacimiento (46 semanas de EC) (Fig. 7-20).
En este período , el despertar sólo es indicado por actividad muscular, pues las ondas lentas
152 de alto voltaje, típicas de los niños mayores, no se observan hasta los 3 meses de edad.
IV. EEG NORMAL
50 μV
1s
Figura 7-20. Sueño tranquilo. Evolución del trazado alternante según semanas de EC.
a b
6 meses 50 μV
1s
Figura 7-21. Patrones EEG infantiles. a) Vigilia. Actividad lenta irregular difusa,
de baja amplitud. b) Sueño. Actividad lenta irregular. Husos de sueño asincrónicos.
sustituidos por otra actividad, diferente en distintas áreas, que se mantendrá durante el
primer año (Fig. 7-21).
– Vigilia
– A los 2-3 meses de edad existe una actividad rítmica posterior de 3-4 Hz y unos
50-100 μV de amplitud, que es considerada precursora del ritmo alfa. Su fre-
cuencia se incrementa durante la infancia, pudiéndose observar 5 Hz a los 5
meses de edad y 6-8 Hz a los 12 meses. Hacia los 3 meses de edad se inicia la
reactividad a la apertura y cierre de los ojos.
– Actividad de fondo caracterizada por ondas theta y delta irregulares, de media-
no-alto voltaje (50-100 μV) y distribución generalizada, en ocasiones con acti-
vidad rápida sobreimpuesta. La actividad lenta decrece a lo largo del primer año.
– Actividad rítmica en regiones rolándicas de 5-8 Hz y 25-50 μV, poco variable
durante el primer año de vida, que no es reactiva a la apertura de los ojos.
Probablemente esta actividad represente el futuro ritmo mu.
– Hacia el 5º mes existe cierta ritmicidad y diferenciación topográfica.
– La reactividad a la estimulación luminosa intermitente aparece a los 3-4 meses
de edad y es más frecuente en banda theta.
– Sueño
A los tres meses de edad el niño duerme unas 15 horas diarias (más de la mitad son
nocturnas) y el sueño está organizado en 4-5 períodos; a los 6 meses de edad casi todos
los niños duermen 12 horas por la noche y 1 o 2 siestas.
La diferenciación de los patrones EEG sueño-vigilia es aceptable después del tercer
mes de vida, siendo los criterios de interpretación de las fases del sueño superponibles
a los empleados en el adulto (sueño no-REM, sueño REM).
Hasta los 5-8 meses de edad, los cambios graduales durante la somnolencia,
consisten en una disminución de la frecuencia y aumento de la amplitud de la actividad
de fondo. A partir de esa edad puede identificarse un estadio específico de somnolen-
cia, con un patrón característico, llamado hipersincronía hipnogógica. Se trata de
ondas de 3-5 Hz, difusas, de alta amplitud (100-250 mV en regiones centroparietales),
rítmicas y síncronas (Fig. 7-22). A veces, adquiere una configuración paroxística, no
debiendo confundirse con actividad epileptiforme. Esta actividad se inicia a los 3
meses, está presente en la mayoría de los niños entre 4 meses y 2 años de edad, y se
observa hasta los 12-14 años. Cuando estas ondas disminuyen en amplitud y son
arrítmicas constituyen el patrón de la somnolencia del adulto.
Sueño no-REM. Diversos estudios poligráficos han demostrado que el sueño en neona-
tos se inicia con fases REM; durante las semanas siguientes existe una transición gradual
hasta que el sueño se inicia en fase no-REM y 1 o 2 horas después aparece el primer
período REM. A partir del 6º mes de vida pueden diferenciarse diferentes estadios en
el sueño no-REM.Las características EEG pueden ser resumidas como sigue:
– Actividad de fondo de 0,75-3 Hz, distribución generalizada y máxima amplitud en
regiones occipitales (100-200 mV), que se incrementa en niveles más profundos.
– Puede existir escasa actividad theta, alfa y beta entremezclada. Los husos de
sueño suelen aparecer en el segundo mes de vida, con un máximo en regiones
centroparietales y suelen ser asimétricos y asincrónicos. En la infancia suelen
tener un componente agudo electronegativo, mientras que el positivo es redon-
154 deado. La configuración aguda del huso del sueño es característica en la infan-
IV. EEG NORMAL
150 μV
11 meses 1 seg.
Sueño REM. Durante el primer año de vida existe un descenso del tiempo de sueño en
fase REM (desde un 50% en el nacimiento hasta un 30% a los 12 meses) y un incre-
mento del tiempo de latencia entre el inicio del sueño y la primera fase REM. La
siguiente actividad EEG caracteriza esta fase de sueño: 155
JOSÉ TEJEIRO MARTÍNEZ
a b
50 μV
1 año 1 seg.
Figura 7-23. EEG en la infancia. a) Vigilia. Actividad rítmica posterior 5-6 Hz y lenta difusa
156 e irregular en todos las áreas. b) Sueño. Actividad lenta difusa. Husos de sueño asincrónicos.
IV. EEG NORMAL
– Actividad de 4-7 Hz de amplia difusión y baja-mediana amplitud.
– Actividad rápida escasamente representada, en general de bajo voltaje.
– Ritmo mu en regiones rolándicas durante el segundo año de vida.
– Existe diferenciación topográfica y sincronía interhemisférica.
– Sigue existiendo reactividad a la estimulación luminosa intermitente, siempre
en rango de frecuencias bajo.
Sueño
Al año de vida los niños suelen dormir unas 12-14 horas y una siesta tras la comida.
La cantidad de sueño nocturno disminuye paulatinamente hasta los 5 años. La siesta
suele desaparecer a los 3 años de edad con la escolarización y en ese momento el sueño
nocturno tiene una duración aproximada de 10 horas.
Sueño REM. Se observa raramente en esta edad en los registros rutinarios (su estudio
prácticamente está relegado a laboratorios de sueño). El EEG es desincronizado y
muestra de manera preponderante una actividad lenta generalizada.
50 μV
1 año 1 seg.
a b
50 μV
3 años 1 seg.
158
IV. EEG NORMAL
a b c
50 μV
5 años 1 seg.
Figura 7-26. EEG en la infancia. a) Vigilia. Actividad delta posterior. b) Sueño. Actividad lenta
y frecuencias rápidas mezcladas. Ondas V y husos de sueño. c) Reacción de despertar.
Vigilia
– El ritmo alfa posterior alcanza una frecuencia de unos 10 Hz (en general hacia
los 10 años de edad). La aceleración de la frecuencia de los ritmos posteriores
se alcanza antes en niñas que en niños. La amplitud media es de unos 50 μV, si
bien el máximo voltaje se alcanza a los 6-9 años de edad, para disminuir poste-
riormente. Dicha amplitud es usualmente mayor en el hemisferio dominante,
aunque esta asimetría raramente excede de 20 μV.
– Frecuente actividad lenta entremezclada con el ritmo alfa, muy prominente en los
6-12 años. Puede adoptar diversa morfología: elementos agudos transitorios se-
guidos de una onda lenta, ondas lentas rítmicas (la «variante lenta del ritmo alfa»
representa un subarmónico del mismo), ondas rítmicas de 3-4 Hz y alto voltaje,
ondas lentas arrítmicas (en rango theta o delta), etc. Especial mención merecen las
llamadas ondas posteriores de la juventud (ondas fusionadas u ondas pi). Se trata
de ondas de morfología triangular, aisladas o en grupos, asimétricas, entremezcla-
das con el ritmo alfa y de escasa duración. Suelen atenuarse con la apertura de ojos
y la actividad mental, pero se incrementan con la hiperventilación. Pueden apare-
cer entre los 8-20 años de edad, con un máximo a los 10-14 años (Fig. 7-27).
– Escasa actividad rápida en rango beta.
– El ritmo mu rolándico es muy prominente entre los 11-15 años.
– Ondas lambda occipitales mejor representadas en edades posteriores.
– Actividad theta rítmica de 6-7 Hz en regiones anteriores, que no constituye una
anormalidad de forma definitiva, si bien puede tener implicaciones epileptogé-
nicas. Suele ser muy rara a partir de los 11 años (Fig. 7-28).
50 μV
12 años 1 seg.
– Registros de bajo voltaje como variantes de la normalidad son muy raros a esta edad.
– Respuesta marcada a la hiperventilación (ondas lentas de alto voltaje), que ini-
ciándose en regiones posteriores gradualmente se generalizan hasta adquirir un
máximo bifrontal.
– La estimulación luminosa intermitente revela una respuesta occipital, funda-
mentalmente con frecuencias de estímulo 6-16 Hz.
Sueño
– Somnolencia. Sustitución progresiva de la actividad alfa rítmica por ondas en rango
theta y delta, de diferente voltaje. Desde los 6 años de edad no suele apreciarse
actividad theta hipnogógica, pero puede ocurrir hasta los 14 años. Aparece el signo
más precoz de la somnolencia: los movimientos laterales lentos de los ojos.
– Sueño no REM. a) Ondas V prominentes de alto voltaje y carácter agudo, en
ocasiones con cierta asimetría de amplitud. Deben diferenciarse de la actividad
paroxística rolándica; las ondas V se extienden más allá de regiones centrales y
usualmente tienen mayor duración y voltaje que ésta. A partir de los 13 años son
menos prominentes, similares a las del adulto. b) Ondas agudas transitorias
positivas occipitales escasamente representadas. c) Husos de sueño de 12-14 Hz
con máximo en vértex, que pueden tener componentes más lentos de 10-12 Hz
según profundiza el sueño. d) Complejos K bien desarrollados.
– Sueño REM. Menor actividad lenta y mayor desincronización, con mezcla de
actividad en rango de frecuencias theta, alfa y beta.
– Despertar. Menor duración de la transición sueño-vigilia. Aparecen ondas len-
tas generalizadas de alto voltaje. 161
JOSÉ TEJEIRO MARTÍNEZ
Sueño
No muestra cambios respecto a los trazados en adulto.
Hiperventilación [17]
La hiperventilación puede inducir en sujetos normales las siguientes respuestas fisio-
lógicas en el EEG:
– Ausencia de respuesta.
– Incremento en la amplitud y persistencia del ritmo alfa.
– Desaparición de pequeñas asimetrías presentes durante el reposo. Si tales asime-
trías desaparecen durante la hiperventilación se consideran carentes de signifi-
cación clínica.
– Actividad lenta. En la mayor parte de los adultos normales que hiperventilan durante
162 tres minutos, pueden observarse trenes de ondas lentas monomorfas, primero theta
IV. EEG NORMAL
1 2 3 4 5
50 μV
45 años 1 seg.
Figura 7-29. Respuesta fisiológica a la hiperventilación. 1. Antes. 2. Un minuto después (theta rítmico con
máximo bifrontal). 3. Dos minutos después (theta y delta, máximos bifrontales). 4. Tres minutos después
(delta ritmico, máximo bifrontal). 5. Un minuto después de finalizar la hiperventilación (similar a 1).
y luego delta, de voltaje amplio que predominan en las regiones frontales y centrales
(Fig. 7-29). Estas ondas tienen un aspecto rítmico y se extienden posteriormente a
una distancia variable, siendo siempre simétricas y sincrónicas en los dos hemisfe-
rios. En una proporción de niños pequeños esta respuesta es máxima en las regiones
posteriores y se extiende hacia adelante; a partir de los 6-8 años la respuesta tiende
a ser dominante en regiones anteriores. En general, cuanto menor sea el niño la
respuesta es más lenta y adopta mayor voltaje. Este fenómeno eléctrico puede per-
sistir fisiológicamente 20-60 segundos después de terminar la hiperventilación.
Hiperventilación
↓
Hipocapnia / Alcalosis respiratoria
↓ ↓ Estructuras
Vasoconstricción arteriolar Efecto Bhor tronco-encefálicas
↓ ↓
Descenso flujo sanguíneo cerebral
↓
Disminución de oxígeno y glucosa tisular
↓
Cambios EEG
Actividad rítmica
Se trata de actividad lenta de 1-3 Hz y aspecto rítmico que aparece en una región
temporal y simula una descarga epileptiforme (‘pseudoataque electrográfico’). Apa-
rece fundamentalmente en ancianos y carece de significación clínica.
La interpretación de un trazado EEG durante la hiperventilación puede ser difícil
debido a alguno de los siguientes hechos:
– Tiene un efecto marcado en el EEG de personas normales y esto puede inducir
a errores diagnósticos.
– El efecto normal de la hiperventilación cambia con la edad y con el nivel de glucemia
(es fundamental conocer si existió ingesta de alimentos previa al registro).
– La hiperventilación puede producir artefactos de diverso origen: movimientos
rotatorios de los ojos, temblor cefálico (puntas musculares de 4-6 Hz), movi-
mientos de la lengua, deglución o tos, etc.
– La hiperventilación puede producir síntomas tales como parestesias, sensación
de mareo, sensación de irrealidad o confusión leve; otros pacientes pueden
reaccionar con síntomas autonómicos, incluyendo sudación y síncope. Una com-
binación de estos síntomas puede ser a veces difícil de diferenciar de una crisis
epiléptica, precisándose la experiencia de un buen técnico para obtener un diag-
nóstico clínico correcto.
Fenómeno de arrastre
Durante la ELI es común observar una respuesta evocada en regiones occipitales, que
a veces se extiende a regiones parietales y temporales posteriores, muy variable entre
sujetos normales y que puede observarse con mayor claridad cuando los ojos están
abiertos, ya que entonces la interferencia con el ritmo alfa es mucho menor. La respues-
ta suele tener una frecuencia igual a la del estímulo (fenómeno de ‘arrastre’), morfo-
logía sinusoidal, monofásica, polaridad positiva y su amplitud no se relaciona con la
164 del ritmo alfa existente durante el reposo (Fig. 7-30).
IV. EEG NORMAL
50 μV
19 años Ojos cerrados. 1s
70 μV
19 años
1s
Sueño
Sueño espontáneo e inducido
Son considerados como método de activación, pues resultan útiles en el diagnóstico de
la epilepsia y en la categorización de anomalías eléctricas inespecíficas focales o
generalizadas no visibles en los trazados de vigilia.
Deprivación de sueño
Aunque puede resultar dificultoso establecer con certeza la ausencia parcial o total de
sueño la noche anterior al registro, este método puede activar anomalías electrográficas
en pacientes epilépticos con trazados de vigilia y de sueño normales o inespecíficos.
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