Feminismo y Poesía

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Quinta parte

Una voz antifeminista:


. aportes a una controverSIa
36
Feminismo y poesía

María Mercedes Carranza

Cuando las editoras de este libro me explicaron el tema de


que trataría y me propusieron que colaborara con un
escrito, me excusé de hacerlo alegando mi posición frente a la
costumbre de utilizar criterios extraliterarios para el análisis
de las obras escritas por mujeres. Sin embargo, en un gesto de
inusual tolerancia en estos casos, fui invitada a exponer mi
punto de vista, lo cual me dispongo a hacer brevemente.
En Colombia, hay que repetirlo, todo nos llega tarde.
Así, cuando a principios del decenio del ochenta el
feminismo comenzó a experimentar en otras latitudes un
proceso de revisión, en nuestro país apenas empezaron a
difundirse los postulados y conductas del feminismo tal y
como se le conoció en los decenios del sesenta y del setenta.
y ahí estamos todavía; pues, si bien es cierto que aquí no
han existido las organizaciones que en otras partes del
mundo se caracterizaron por su beligerancia y su agresivi-
dad, sí hay numerosas agrupaciones de mujeres que actúan
bajo los esquemas conceptuales que dieron origen al
movimiento feminista.
Es necesario aclarar que no se trata, ni mucho menos,
de ignorar la aberrante discriminación que, en el ámbito
familiar y en todos los órdenes de la actividad social, existe
hacia la mujer en nuestros países tercermundistas. Se trata
más bien de enfatizar en la necesidad de conocer nuestra
realidad y de que, a partir de ella, se adopten los métodos,
sistemas de organización y, más allá, la filosofía adecuada
para enfrentar esa discriminación.
342 / Liltratura y diferencia

En primer lugar, resulta evidente que las prácticas


machistas y sus orígenes tienen diferentes características en
un país desarrollado y en un país subdesarrollado: en este
sentido, los problemas de la mujer norteamericana o
francesa son distintos a los problemas de la mujer colom-
biana o boliviana. El desconocimiento de lo anterior ha
inducido a adoptar en estos países posturas importadas,
pues no de otra manera puede verse el feminismo, el cual
tal vez sólo sirva aquí para solucionar los conflictos de una
élite muy reducida. De ahí que proliferen consideraciones
tan equivocadas sobre el lugar que ocupa la mujer en
nuestra sociedad, como aquella que se oye y se escribe con
frecuencia, e incluso por parte de mujeres, según la cual en
Colombia ya no existe discriminación laboral hacia éstas,
porque han llegado a ocupar cargos de primera importan-
cia en el gobierno y en la empresa privada. Nos pregunta-
mos: ¿puede ser ello evidencia de una igualdad, cuando esas
mujeres representan una ínfima minoría en comparación
con la gran mayoría -alrededor de 13 millones- per-
teneciente a las clases media baja, baja y campesina?
Si no utilizamos esquemas importados, podremos en-
tender que en nuestros países el problema radica esencial-
mente en los grandes desequilibrios sociales y en la
profunda diferenciación de clases, y no, como en los países
desarrollados, en una competición entre los sexos. Aquí, la
mujer perteneciente a los estratos más bajos es discriminada
y explotada, como lo son el hombre y el niño, pero debe
sufrir además otra opresión adicional, fruto del machismo
que es practicado por el hombre, ser oprimido que, a su
turno, adopta hacia la mujer la postura del opresor. Así, el
problema es fundamentalmente social y su solución debe
por tanto ser de índole política, inevitablemente orientada
al desarrollo de estrategias económicas de redistribución de
la riqueza y al establecimento de normas legales que garan-
ticen los derechos de la mujer.
En segundo lugar, y ya haciendo referencia a la práctica
de feminismo en general, sabemos que el machismo, como
una de las manifestaciones más perturbadoras de la dis-
criminación de que hablamos, es un componente cultural
que se origina y se reproduce a través de la educación
familiar y escolar. Y por tanto es necesario entender que
constituye un problema que afecta no sólo a la mujer, sino
Feminismo y poesía / 343

a la sociedad entera. De ahí que resulte tan desenfocado el


modo de operar de las organizaciones feministas, al em-
peñarse en congregar sólo a las mujeres, para entablar un
monólogo entre ellas mismas, monólogo estéril, ya que deja
por fuera al hombre y al niño, protagonistas esenciales del
conflicto.
. Ello, en lugar de ayudar al logro de sus objetivos, agrava
más el problema, pues se cae en una clara actitud autodis-
criminatoria. Esta tendencia a crear guetos ha conducido a
plantear un enfrentamiento artificial entre los sexos, que
distorsiona y oculta -al menos en nuestros países- las
verdaderas causas de la desigualdad social de la mujer. Cosa
muy distinta es, insisto, desarrollar una conciencia, no
utópica ni revanchista ni sexista, sobre la discriminación de
la mujer y sobre el machismo, y proyectarla hacia una
dimensión más amplia, para involucrar a la sociedad entera
en el diagnóstico y en las soluciones de estos problemas.
Las consideraciones anteriores resultan indispensables
para entender el falso dilema y, por tanto, las conductas
equivocadas a que, en el terreno literario, han llegado en
Colombia las mujeres escritoras dedicadas a la creación
poética. Y me refiero en concreto a éstas porque es entre
ellas que se ha dado el feminismo, como actitud para
enfrentar una innegable discriminación. Mientras que en
otros modos de la actividad creadora de la mujer, tales como
las artes plásticas y la narrativa, no se advierten síntomas
visibles de un conflicto en ese sentido, en la actividad
poética sí se ha registrado secularmente una discriminación
de carácter machista, a la cual se ha respondido con un
tedioso y desacertado feminismo.
No veo claros los orígenes y las causas de esa práctica
discriminatoria, pero lo cierto es que en los últimos tiempos
se ha intensificado, como consecuencia de la actiuld de las
poetas, al punto de que es común hablar de poesía femenina,
cuando se quiere hacer referencia a la obra escrita por mujeres.
Sin embargo, jamás se alude a la poesía masculina, como si la
poesía escrita por hombres fuera la poesía de verdad, y la otra,
escrita por mujeres, una especie de subgénero o apéndice de
inferior categoría o por lo menos diferente, y que por ello hay
que distinguir con un adjetivo sexista.
Lo anterior es, sin duda, una conducta discriminatoria,
y ésta se registra en toda nuestra historia literaria. En efecto.
344 / üteratura y diferencia

si revisamos las veintiséis antologías generales de nuestra


poesía -es decir, se excluyen las generacionales y las temáti-
cas- conformadas durante los siglos XIX Y XX,1 veremos
que en ellas la figuración de las mujeres es inferior a la de
los hombres, en una proporción de dos mujeres por cada
cien hombres. Podría aducirse que ha habido menos mu-
jeres que hombres poetas y que, además, ninguna ha alcan-
zado la calidad de un Silva o de un Barba-Jacob. Ello es
cierto, pero también es cierto que, por cada Silva y cada
Barba-Jacob, figuran muchísimos poetas hombres de cali-
dad literaria similar o inferior a la de varias poetas mujeres
contemporáneas suyas que fueron omitidas. Aclaro que con
las consideraciones anteriores no pretendo promover un
alegato de índole feminista, sino registrar un hecho que
prueba la desigualdad en el tratamiento dado a la poesía,
según ésta fuera escrita por hombres o por mujeres.
Esta situación mostró un cambio cuando en la primera
mitad de este siglo se comenzó a hablar de poesía femenina.
Yano se excluía a la mujer, pero se dejaba en claro que su
producción no hacía parte de lo que, sin adjetivos, se
denomina poesía; se le confinaba así en un gueto paterna-
lista. No puede resultar entonces extraño que dentro de esa
poesía femenina se haya buscado resaltar y celebrar los
estereotipos de una femineidad sensiblera y un tanto fol-
clórica, como la cualidad digna de ser tenida en cuenta.
Esto, que parecería inadmisible, fue, sin embargo, acep-
tado de buen grado por las escritoras y, más aún, ellas
mismas se dedicaron a promover toda clase de publicacio-
nes y eventos amparados en la condición femenina de sus
protagonistas. Así, han abundado los congresos de poetisas,
las antlillogías de poesía femenina y los ensayos sobre el
tema. Y todo ello no exento de cierta beligerancia, pues
aquellas escritoras que no han querido participar de la orgía
feminista han sido tratadas como traidoras a la causa. La
arbitrariedad con que se maneja este criterio es tal, que
resulta corriente la aparición de antologías compuestas b~o

Al respecto puede verse la infomlación que aporta Darío Jaramillo


Agudelo en Historia de la poesía colombiana (Ediciones Casa Silva,
Bogolá, 1991, p. 547· ss), la cual pennile deducir una relación
proporcional de la participación de hombres y mujeres poelas.
Feminismo y poesía / 345

el esquema sexista, sin que las poetas seleccionadas hayan


sido siquiera notificadas.
Considero que esa actitud es equivocada; porque tengo la
convicción de que la literatura no es masculina ni femenina,
es simplemente literatura. No por ello puede negarse la
existencia de una sensibilidad propia de cada sexo: cuando
una mujer crea, esa sensibilidad, sin duda alguna, se manifiesta
en su obra, y así debe ser, pero ello resulta indiferente para
entender y gozar la literatura. De igual manera ocurre con la
poesía. En realidad, la raíz del conflicto reside en la utilización
de una categoría crítica extra-literaria -la condición sexual-
para evaluar una obra. Esto recuerda esquemas que creíamos
ya superados, como aquel utilizado por los curas NÚlÍez y
Segura en la Historia de la literatura colombiana que se estudió
hace alÍas en el bachillerato, la cual dedicaba un extenso
capítulo al género narrativo denominado novela inmoral.
En la literatura, como en la poesía, no pueden estable-
cerse criterios de estudio, análisis y selección distintos de la
calidad. Un poema es bueno, mediocre o malo y, por tanto,
acreedor de la aceptación o de la indiferencia y el olvido, y
en ello nada tiene que ver el sexo del escritor, sino su
vocación y su capacidad creativa. Acoger y aceptar escalas
críticas distintas de la calidad significa aceptar un paterna-
lismo y, por consiguiente, un principio de discriminación,
que no beneficia a la literatura ni al oficio de escribir.
Se me preguntará cuál es, entonces, el camino que se
debe seguir ante la tendencia de segregar a la mujer que
escribe poesía. Sin duda alguna, competir -y aquí sí valen
el término y la actitud- de la manera en que se debe
competir: presentando obras de calidad y exigiendo que
sean tenidas en cuenta sólo por eso y no por otros factores
que nada tienen que ver con la literatura.
y una observación final: bastante se ha discutido sobre
la preferencia de algunas escritoras porque se las denomine
poetas en lugar de poetisas. La degradación que ha signifi-
cado para el oficio de escribir poesía el abuso de la con-
dición femenina con el fin de validar obras de dudosa
calidad ha hecho que el vocablo poetisa haya adquirido un
sentido peyorativo. Dejemos entonces que quienes insisten
en escribir poesía femenina sean poetisas y que aquellas que
buscan escribir poesía --que las hay y son numerosas- sean
poetas.
Apéndice
37
La creación del espacio
femenino en la escritura.
La tendencia autobiográfica
en la novela

Isolina Ballesteros
Harvard University

El espacio femenino en el contexto posmoderno

ualquier intento de explicar lo femenino como un espa-


C cio diferente y alternativo dentro·del pensamiento occi-
dental debe situarse en un contexto posmodemo. Definir
la posmodernidad es una tarea altamente problemática que
excede los límites y el propósito de este ensayo. No existe
una teoría unificada al respecto; por el contrario, es sor-
prendente descubrir la diversidad de tendencias y la plu-
ralidad de posiciones que se agrupan bajo este concepto. I
A pesar de ello, un acercamiento a algunos de los rasgos

Esta incluye la visión de algunos críticos latinoamericanos que cues-


tionan una aplicación general de los postulados del poslllodernismo
occidental/europeo al contexto latinoamericano. Sin rechazar por
completo las teorlas del posmodernismo. sugieren una redefinición
_" deconstrucción y reconstrucción" - de las mismas y una aplicación
cuidadosa a las particulares idiosincrasias latinoamericanas (Yúdice
1992: 9). Sin ella, insiste YÚdice. el posmodernismo se convierte en
el medio para facilitar la neocolonización y reapropiación de los
productos culturales de las sociedades no-occidentales (13). Ver tam-
bién Yúdice (1989) y John Beverly (1991).
350 / Literatura y diferencia

centrales de la posmodernidad nos facilitará el análisis del


espacio femenino y su articulación en los textos de ficción.
Se ha considerado que la posmodernidad designa un
fenómeno sociocultural amplio y heterogéneo que sucede
al modernismo y se separa de éste, si bien sus límites nunca
se definen con absoluta precisión.2 Los teóricos de la pos-
modernidad -Lyotard, J ameson, Harvey, Baudrillard y
otros- insisten en que las nuevas formas del saber, los
avances de la tecnología y de los medios de comunicación y
los cambios en el sistema socioeconómico han dado lugar a
una fonnación social posmoderna. Baudrillard y Lyotard
consideran que estos cambios vienen dados por el desarro-
llo de nuevos modos de información, de conocimiento y de
tecnología; mientras que para los teóricos neo-marxistas,
como J ameson y Harvey, la posmodernidad se origina en
gran medida debido a la creciente evolución del capitalismo
producida, sobre todo, por un mayor grado de penetración
de capital y de homogeneización económica en el mundo
(Best y Kellner 3). Estos procesos nos conducen inevitable-
mente hacia nuevas formas de experiencia, subjetividad y
cultura. Como seflalan Steven Best y Douglas Kellner, los
discursos de la posmodernidad llevan a cabo una crítica de
la ideología moderna y abogan por una ruptura con ésta:
Modern theory [...] is criticized for its search for a
foundation of knowledge, for its universalizing and tota·
lizing c1aims, for its hubris to supply apodictic truth, and
for its allegedly fallacious rationalism [...] More specifically,
postmodern theory provides a critique of representation
and the modern belief that lheory mirrors reality, taking
instead "perspectivist" and "relativist" positions that theo-
ries at best provide partial perspectives on their objects,
and that all cognitive represemations of the world are
historically and linguistically mediated

2 The crisis of modernity was feh radically in the late 1950s and early
'60s, the moment often cited as the postmodemist break and stillthe
site of ideologicaJ conflict (mostly disavowaJ) today.
[La crisis de la modernidad se notó radicalmente a finales de los años
cincuellla y principios de los sesenta; este periodo, a menudo de-
nominado ruptura posmodernista, continúa siendo hoy día escenario
de conflictos ideológicos (de rechazo en muchos casos).] Foster. xiii.
(Todas las traducciones en el texto son mías).
La creacióndel espaciofemenino en la escrirura/ 35 1

[...) Postmodern theory also rejects modern assump-


tions of social coherence and notions of causality in favour
of multiplicity, plurality, fragmentation, and indeternli-
nacy. In addition, postmodern theory abandons the ra-
tional and unified subject postulated by much modero
theory in favour of a socially and linguistically decente red
and fragmented subject (4-5).
[La teona moderna [oo.) es criticada por su búsqueda de
los fundamentos de! conocimiento, por sus reivindicacio-
nes universalizadoras y totalizadoras, por su presunción de
estar en posesión de la verdad evidente y por su raciona-
lismo pretendidamente falaz [oo.] Más específicamente, la
teoría posmoderna provee una cntica de la representación
y de la creencia moderna en que la teoría es un reflejo de
la realidad, adoptando en su lugar posiciones "perspec-
tivistas" o "relativistas" que consideran que las teonas
muestran, en e! mejor de los casos, perspectivas parciales
de sus objetos, y que todas las representaciones cognitivas
del mundo son mediadas histórica y lingüísticamente. [oo.]
La teona posmoderna rechaza también las hipótesis mod-
ernas de coherencia social y nociones de causalidad, en
favor de la multiplicidad, pluralidad, fragmentación e
indetenninación. Además, la teona posmo-derna aban-
dona e! sujeto racional y unificado postulado por gran
parte de la teoría moderna en favor de un sujeto social y
lingüísticamente fragmentado y descentrado.]

De esta forma, la posmodernidad enfrenta a los discur-


sos dominantes del mundo occidental a una crisis de legiti-
mación, que viene dada a través del cuestionamiento de sus
presupuestos principales: el hombre, el sujeto, la verdad, la
historia entre otros. En La condición posmoderna Lyotard lo
define como una estrategia que se opone al deseo de homo-
geneidad epistemológica y universalización.3 Como señala
Gonzalo Navajas,

3 Sleven Besl y Douglas Kellncr resumen su propuesta de la siguiellle


manera: "To legitimale lheir positions, modcrn discourses. Lyotard
claims, appeallo mCladiscourses such as lhe narralive of progress and
emancipation, lhe dialectics ofhislory or spiril. or lhe inscription of
meaning and trulh. Modern science, for inslance. legilimated itself
in tenns of an alleged liberation from ignorance and superstition, as
well as lhe production of lrum, weallh and progress. From lhis
perspeclive, the poslmodern is defined "as incrcdulily LOward
352 / Literatura y diferencia

la característica más comprensiva de la posmodernidad


es su oposición al sistema analítico-referencial que ha
predominado en el pensamienLO occidental moderno
desde la revolución cartesiana y la aparición de la ciencia
experimental [...] El cuestionamiento y declive de la
episteme analítico-referencial se inicia en particular con
los descubrimientos de la nueva física einsteiniana y la
psicología de origen freudiano. En arte, el cues-
tionamiento se realiza con el modernismo. La posmo-
dernidad amplía la oposición modernista [...] y avanza en
el análisis crítico de esa episteme (14).

De esta manera, continuando los postulados iniciados


por el modernismo, la posmodernidad se propone como un
intento de replantearse el mundo, destruyendo los concep-
tos universales que habían prevalecido en occidente y que
empiezan a ser percibidos como inadecuados para explicar
el mundo.4 Jane Flax afirma que, a pesar de sus diferencias,
los discursos asociados con la posmodernidad comparten

meLanarraLives", Lhe rejection of meLaphysical philosophy, philoso-


phies ofhisLOI)', and any form oftotalizing thought -be it Hegelian-
ism, liberalism, Marxism, or positivism," (165)
[Para legitimar sus posiciones, los discursos modernos, denuncia
Lyotard, recurren a metadiscursos como la narrativa del progreso y
de la emancipación, la dialéctica de la historia o del espíritu, o la
inscripción del significado o de la verdad, La ciencia moderna, por
ejemplo, se legitimaba a sí misma en témlinos de su preLendida
liberación de la ignorancia y de la superstición, así como de su
producción de verdad, riqueza y progreso. Desde esta perspectiva, el
posmodernismo se define como "la incredulidad hacia las metanar-
rativas", el rechazo de la filosolia metalisica, de las filosolias de la
historia o de cualquier forma de pensamiento totalizador -sean el
hegelianismo, e1libcralismo, el marxismo o el positivismo-.)
4 En palabras de A1ice Jardine (1985): "ALsome poinL Lhere was an
evenL, a disrupLion, as Derrida pUISiL;one began to suspect there was
no center, the center was decentered, Lhestructure began to collapse,
The work Lhat opened the way to this decentering: Lhe NieLzschean
critique of metaphysics, the Freudian critique of self-presence, and
the Heideggerian destruction of meLaphysics, of onto-Lheology, of Lhe
deLerminaLion ofbeing as presence" (71).
[En algún momento Luvo lugar un aconLecimienLo, una ruptura,
según lo expresa Derrida; se empezó a sospechar que no había un
cenLro, el centro había sido descenLrado, y la estructura empezó a
denumbarse, Las obras que abrieron el camino hacia eSLedescen-
La creación del espacio femenino en la escritura / 353

una estrategia común: son ante todo discursos "deconstruc-


tivos":
They seek tO distance us from and make us skeptical
about the ideas conceming truth, knowledge, power, his-
tory, se!f and language that are often taken for granted
within and serve as legitimations for contemporary West-
em culture (29).
[buscan e! distanciamiento y fomentan e! escepticismo
hacia ideas como la verdad, e! conocimiento, e! poder, la
historia, e! yo y el lenguaje, las cuales son raramente
cuestionadas y sirven como fonnas de legitimación de la
cultura occidental contemporánea.]

Se pone en duda la incuestionabilidad del lenguaje


como agente neutro de la representación; se empieza a
sospechar que no existe un centro ni una verdad universal,
y comienza la búsqueda de nuevas formas de legitimación
que sustituyan a las estructuras en crisis.
Como parte de este proceso, resulta necesaria la
creación de nuevas metáforas que desplacen a la metáfora
patriarcal. Como apunta Craig Owens:
the represemational systems ohhe Westadmit only one
vision -that ofthe constitUlive male subject- por rather,
they posit the subject of representation as absolutely cen-
tered, unitary, masculine (58).
[los sistemas de representación de Occidente admiten
sólo una perspectiva -la de! s~eLOesencial masculino-
o mejor dicho, consideran e! sujeto de la representación
absolutamente centrado, unitario, masculino.]

En este sistema de representación occidental, la mujer


es excluida de la escena y se convierte en figura o "repre-
sentación" de lo irrepresentable -la naturaleza, la verdad,
lo sublime, etc.-. La posmodernidad se instala en los
límites entre lo representable y lo irrepresentable, para así
criticar un sistema de poder que autoriza ciertas repre-
sentaciones a costa de invalidar e imposibilitar otras. Se

tramiento fueron: la críLicade la metafísica nietzscheana, la crílica


freudiana de la autopresencia, y la destrucción heideggeriana de la
metafísica, de la ontoteología, y de la determinación del ser como
presencia.]
354 / Literatura y diferencia

presenta como una época de crisis de autoridad cultural,


interesada en múltiples narrativas menores a las que se les
ha negado la legitimidad (Owens, 59).
Según Alice J ardine:
In the search for new kinds of legitimation, in the
absence of truth, in anxiety over the decline of paternal
authority [...] "woman" has been set in motion both rheto-
rically and ideologically (1985: 43).
[En la búsqueda de nuevos tipos de legitimación, ante
la ausencia de verdad, tras la ansiedad provocada por el
declive de la autoridad paternal [...] la "mujer" ha sido
revalorizada tanto retórica como ideológicamente.]

El cuestionamiento del discurso y la búsqueda de


nuevos espacios ha llevado a la consideración de lo feme-
nino como algo intrínseco a los nuevos modos de pen-
samiento, a las nuevas estructuras narrativas. Lo femenino
es elevado a la categoría de metáfora por los pensadores
para representar una era interesada en la alteridad, en la
diferencia.5 La posmodernidad representa una época de
fascinación por lo neutro que, según la definición de
Barthes, se expresa como "the vacancy of the self a self
which, if it has not been entirely annihilated, can at least no
longer be clearly located" [elvacío del yo, un yo que, aunque

5 Alice Jardine denomina "Gynesis" a este proceso de cuestionamiento


de los discursos masculinos y la consiguiente búsqueda de otros
espacios alternativos:
movement away from a concern with identity to a concern with
difference, from wholeness to that which is incomplete, from repre-
sentation LOmodes of presentation, metadiscourse to liction, produc-
tion to operation, fmm Universal Truth LOa search for new fonns of
legitimation thmugh para-scientilic models. Fascination with whal has
been left out of Western thinking and writing and with possibilities
for a new discursive and social contract, a new historicity (1985: 3G).
[Movimiento que se aleja de la preocupación por la idelllidad para
imeresarse en la diferencia, que huye de la LOtalidad para acercarse a
aquello que es incompleto, que se aleja de la representación y va hacia
modos de presentación, que pasa del metadiscurso a la ficción, de la
pmducción a la operación, de la verdad universal hacia la búsqueda
de nuevas formas de legitimación a través de modelos para-ciemífi-
cos; la fascinación por todo aquello que ha sido excluido del pen-
samiento y la escritura occidental y que ofrece la posibilidad de un
nuevo COlllrato discursivo y social, un nuevo historicismo.]
La creación del espacio femenino en la escritura / 355

no ha sido enteramente aniquilado, al menos ya no puede


ser claramente localizado.]6
Para él, lo "neutro" no es ni activo -masculino- ni
pasivo -femenino-; es lo contrario de una oposición.7
Para Kristeva, la valorización de un mundo y un texto
neutros conlleva la exploración del espacio de la alteridad
y ~ste siempre se refiere a lo femenino. Ella sugiere que el
"Otro" siempre se refiere al "otro sexo" y que el espacio más
allá del sujeto consciente ha sido siempre codificado como
femenino en la historia del pensamiento occidental; por
tanto, cualquier movimiento hacia la alteridad es un
movimiento hacia ese espacio femenino; cualquier intento
de indagar en el discurso de la alteridad supone indagar en
e1d·lscurso di"'"
e a mUJer. 8

Nuevas metáforas para definir la alteridad

.El cuestionamiento de la verdad como categoría universal


lleva a Derrida a redefiniria como algo que se sitúa fuera
de las categorías metafísicas, que escapa al sistema de poder.
Jardine establece un paralelo entre las categorías "verdad"
y "mujer". La verdad, como (la) mujer es aquello que no se
puede ver, que nunca se presenta como tal, sino que se
esconde bajo sus velos, se convierte en "no-verdad", en
"verdad parcial" de la Verdad (154).9 También para Lacan
(1975) la mujer es aquello que escapa a cualquier forma de
lógica universal. La mujer es dividida, múltiple, antiuniver-
sal, está en todas partes y en ninguna. La revalorización de
la categoría "mujer" viene dada en función de su oposición
a la categoría "hombre", y tiene sentido sólo en relación a
esta oposición, a esta diferencia. Esta sólo puede existir en

6 Citado enjardine 1985:113.


7 El término "neutro" está muy próximo al "andrógino" que Virginia
Woolf, una de las principales representantes del modernismo
artístico, proclama en A Room o[ Oru's 0u'7l. Woolf sugiere que la
situación ideal se halla en un espacio donde Jos dos poderes que
presiden nuestra mente, el femenino y el masculino, viven en com-
pleta armonía y cooperan espiritualmeme (98).
8 Citado enjardine, 1985:114-15.
9 Sobre el concepto de verdad y la cuestión de la mujer en Jacques
Derrida, ver Eperons. Les styles tÚ Nietzsche.
356 / Literarura y diferencia

un sistema de pensamiento masculino. En este sistema, dice


Lyotard, lo femenino es el término de la dicotomía que
incluye entre otros a mujeres, niños, extranjeros, esclavos.
Estos habitan en los confines del "corpus socians" y se les
atribuye ciertas propiedades ausentes de este "corpus":
salvajismo, sensibilidad, materia, impulsividad, histeria, si-
lencio, danzas macabras, belleza diabólica, ornamentación,
lascivia, brujería y debilidad (1978:12).
Por su lado, el corpus masculino se atribuye a sí mismo
principios activos, considera que todo lo relativo a lo feme-
nino es pasivo, siempre a la espera de la intervención e
iniciativa masculinas. En un momento de crisis, éste em-
pieza a interesarse por lo que habita en las fronteras, todo
lo que es marginal y ha sido excluido del sistema dominante
(Lyotard, 1978: 12). Aquí empieza la revalorización de lo
femenino como única posibilidad para revolucionar el
sistema jerárquico occidental. J ean-J oseph Goux en Les
lconoclastes define lo femenino como "lieu du futur" (lugar
de futuro). Es necesario destruir y reinterpretar las dico-
tomías asociadas ::1.1 dualismo sexual. 10 La oposición entre
materia e idea, naturaleza y espíritu debe ser redefinida. Se
impone una vuelta al materialismo que propone una re-
unión de los dos polos escindidos. La ley, la razón, el orden,
la forma, la potencia ordenadora ya no son los principios
trascendentales y prevalentes que constituyen una lógica,
un logos, concebible aparte de la materia. Existe una dialéc-
tica de la naturaleza, lo que significa que la materia y sus
leyes de organización son un ente único. El pensamiento, la
conciencia y el espíritu se convierten en funciones de la
naturaleza, productos de la materia, cuando ésta se organiza

10 Que le chaos, le désordrc, l'anormal, mais aussi le sensible, le non-


déductibJc soiem solidarisés avec la femme (quelles que soiem les
versions mylhiques ou idéologiques) el que la pernlanence, l'ordre,
l'organisation, la loi soiem du cóté de l'homme, tout cela concorde
avec la polarité ouvene par la scission emre l'invariance formelle,
idéelle, et une materialilé indélerminable (204).
[Que el caos, el desorden, lo anormal, y también lo sensible, lo
no-deducible se hayan identificado con la mujer (sean cuales sean las
versiones míticas o ideológicas) y que la permanencia, el orden, la
organización y la ley estén del lado del hombre, todo ello concuerda
con la polaridad abierta por la escisión entre la invariación formal,
ideal y un materialismo indeternlinable.]
La creación del espacio femenino en la escritura / 357

de cierta forma. La reinclusión del hombre en la naturaleza


aparece con un nuevo concepto histórico de la realidad, un
nuevo modo de historicismo (Goux, 220-21). II Goux re-
curre a Hegel para recordarnos que la mujer se constituye
en el espacio de reunión de la idea y la materia y a Engels
para proponer que el hombre forma un todo con la natu-
r':llezay que la idea de oponer espíritu y naturaleza, alma y
cuerpo, es absurda (229). La superación de la escisión
simbólica entre materia y forma debe ser una estrategia
histórica práctica, que se constituya como un horizonte de
posibilidades. Al orden logocrítico, falocrático y paterna-
lista 12 sucederá uno que se practique en la materia genital,
generativa.
Gilles Deleuze y Felix Guattari son los más firmes de-
fensores de la estrategia del "devenir mujer" (devenir-
femme) (337-38). Esta no ha de ser entendida literalmente,
no significa necesariamente imitar ni transformarse en mu-
jer biológica. Consiste en convertirse en el "otro", ponerse
en el lugar de la minoría, en la posición de los oprimidos y
dominados. Toda conversión supone un transformarse en
minoría. La mayoría supone un estado de dominación y éste
es regido por el hombre blanco, adulto, europeo, "racional",
sujeto de la enunciación. Lo que está fuera de estas cate-
gorías -mujer, entidad racial otra que la blanca, niño,

II Y más adelante Goux afirma:


II devient c1air que "l'homJl1e" ne rcigne pas sur la nalurc COIl1IllC
1II1
conquérant, COJl1mequelqu'un qui serdit en dehors d'elle, lI1aisqu'il
lui apparticnt avec sa chair, son sang, son cervcau, cl qu'il est cn
SOlllll1e"en son sein". L:hisloirc humainc dcvicllI cnfin cc qu'cllc esl
cn verité, une partie dc I'histoirc naturelle (224-25).
[está claro que "el hombre" no rcina sobre la naturaleza C0ll10uu
conquistador o como alguien que habita fuerd de clla; por el mnll-ario
él pertenece a ella con su carnc, su sangrc, su cerebro; cu suma, cstá
"en su seno". La historia humana reconoce por fin lo quc cs cu
realidad, una partc de la historia naturaL]
12 Aquél que considcra el falo y el lagos como los indicadores funda-
mentales de la cultura occidental y se rige según un sistema de valores
derivado de ellos: "cualquier cosa que se conciba como análogo a los
así llamados valores ,positivos> del falo se considera bueno> auténtico>
bello; cualquier cosa que no esté construida de acuerdo con el modelo
del falo se considera caótico> fragmentado, negativo o inexistcntc".
Ver Toril Moí, 77.
358 / Literaturay diferencia

etnias no occidentales, "animal", objeto de la enunciación-


se engloba metafóricamente dentro de la categoría "mujer".
Por su situación particular en su relación con el hombre, la
mujer se convierte en símbolo de la minoría y ello hace que
todas las conversiones comiencen y terminen en un "deve-
nir mujer" (Deleuze y Guattari, 340). En esta transforma-
ción radica la clave para todas las demás. "Devenir mujer"
es una estrategia política y revolucionaria que conlleva una
toma de conciencia y un compromiso activo y, en este
sentido, concierne necesariamente a hombres y mujeres
(357). Deleuze y Guattari proponen que el "devenir mujer"
debe ser articulado en la escritura, o dicho de otra forma,
la escritura es el medio que provee el acceso a la transfor-
mación (338).

Hacia una (in)definición de la "escritura


femenina"

Enunestesímbolo
contexto, la escritura femenina se presenta como
de subversión, como un sistema sexual más
amplio que cuestiona los conceptos y estructuras del dis-
curso masculino tradicional. Los textos feministas de las
últimas décadas,13 haciendo eco de muchos de los postu-
lados teóricos y filosóficos posmodernistas mencionados
anteriormente, afirman que sólo la exploración y la
valoración exhaustivas de la escritura genuinamente feme-
nina proveerán el material necesario para la creación de un
espacio fuera de los confines de la cultura falocéntrica. La
valoración de este espacio femenino incluye diversas pos-
turas sobre la cuestión del género, la diferencia sexual y todo
el sistema de relaciones de dominación que han determi-
nado el papel de la mtúer en nuestra sociedad. Las teorías
feministas sostienen que las relaciones entre los géneros se
desarrollan dentro de un sistema de poder que privilegia a

13 No pretendo unificar el discurso feminista. Soy consciente de que


existen diversas tendencias dentro del feminismo, como dentro del
posmodemismo o de cualquier otro sistema de pensamiento contem-
poráneo. Entre las variantes más reconocidas dentro de la crítica
literaria feminista, se encuentran la crítica feminista anglo-ameri-
cana, teoría feminista francesa, teoría marxista-feminista, teoría
feminista de color y minorías.
La creación dd espacio femenino en la escritura /359

unos elementos sobre otros. Su preocupación principal es


superar la desigualdad, su deseo eliminar la subordinación
de la mujer en este sistema. Para ello es necesario pregun-
tarse qué dilemas y conflictos vienen dados con el hecho de
ser mujer y cómo se reflejan en la escritura.
Héj(:ne Cixous, una de las figuras más representativas
9el feminismo francés, declara que, a través de la historia,
todo parte de la distinción entre lo "propio", lo "mío" y lo
"Otro" y lo que llamamos "otro", "n'est la que pour elre
réappropié, répris, détruit en tant qu'autre" (1975: 130) [no
está ahí más que para ser reapropiado, relomado y destrui-
do en tanto que otro.] Cixous propone la escritura como el
único espacio donde es posible evitar la muerte del Otro,
donde esta apropiación y explotación no es siempre obvia:
tout le monde sait qu'il existe un lieu qui n'est pas
obligé économiquemel1l, politiquemel1l, a LOutes les
bassesses et tous les compromiso Qui n'est pas obligé de
réproduire le systeme. Et c'est l'écriture. S'il y a un
ailleurs qui peut échapper a la répétition infernale, c'est
par la, ou ~a s'écrit, ou ~a reve, ou ¡;a invente les
nouveaux mondes (131-32).
[todo el mundo sabe que existe un luga," que no está
obligado económica o políticamel1le a todas las bajezas y
a todos los compromisos. Que no está obligado a repro-
ducir el sistema. Y éste es la escritura. Si hay un espacio
por donde se puede escapar a la repetición infernal, es por
ahí, por donde se escribe, por donde se sueÍla, por donde
se inventan mundos nuevos.]

Para Cixous la escritura femenina se define por la


imposibilidad de ser definida:
lmpossible a présel1l de "définir" une pratique
féminine de l'écriture, d'une impossibilité qui se mail1le-
indra, car on ne pourrajamais "théoriser" celte pratique,
l'enfemler, la coder, ce qui ne signifie pas qu'elle n'existe
pas. Mais elle excedera LOujoursle discours qui régit le
systeme phallocentrique; elle a et aura lieu ailleurs que
dan s les territoires subordonnés a la domination philoso-
phique-théorique. Elle ne se laissera penser que par les
sujets casseurs des automatismes, les coureurs des bords
qu'aucune autorité ne subjuguejamais (1975: 170).
360 / Literatura y diferencia

[Es imposible por el momento "definir" una práctica


femenina de la escritura; es una imposibilidad que se
mantendrá, pues no se podrá nunca "teorizar" sobre esta
práctica, encerrarla, codificarla, lo cual no significa que no
exista. Sin embargo ésta excederá siempre al discurso que
rige el sistema falogocéntrico; siempre tiene y tendrá lugar
más allá de los territorios subordinados a la dominación
filosófico-teórica. No se dejará pensar más que por aque-
llos sujetos que rompan automatismos, que crucen fron-
teras y a los que ninguna autoridad subyugue jamás.]

Sin embargo, sí se pueden apuntar algunos efectos,


algunos trazos de esta escritura femenina que, para Cixous,
se encuentran en "un privilegio de la voz", "una expresión
del cuerpo y la sexualidad femeninas" y la consecución de
un "texto subversivo". La escritura femenina reproduce el
discurso oral de la mujer, 14 cuya lógica se mantiene con la
expresión de su cuerpo. La mujer materializa carnalmente
lo que fiensa, lo significa con su cuerpo, inscribe lo que
habla.1 Su discurso oral no es nunca simple, lineal, objetivo
o generalizable. Cada historia que cuenta revela su propia
historia; traduce la pulsión indisciplinable y apasionada de
la palabra. En la palabra femenina, como en la escritura,
resuena la primera voz, el primer canto, el primer amor: la
madre (170-71).
Podemos aplicar estos rasgos a algunos textos colom-
bianos de reciente aparición. Las andariegas (1984) de AJ-
balucía Ángel y Reptil en el tiempo (1986) de María Helena
Uribe rompen la estructura lineal del relato para experi-
mentar con el lenguaje y conseguir una autonomía narrati-
va. En la primera se busca, a través de la escritura, la
recuperación de la historia femenina, la creación de mitos
propios. El texto persigue, tanto a nivel de contenido como
a nivel gráfico, la consecución de una narración circular de
la historia. Para ello se elimina la puntuación y se altera la
linealidad del texto. Se emplea una estructura que quiere
reflejar lo más gráficamente posible la fluidez y la hetero-
geneidad de la historia y la escritura femeninas. En la

14 Y también el discurso del hombre que" deviene mujer", que habla con
voz de mujer y busca identificarse con el Olro.
15 Ver lambién Cixous, Gagnon y Leclerc.
La ~aci6n del espacio femenino en la escritura / 361

segunda, dos niveles de escritura coexisten en el texto y


sirven como medio de expresión a la narradora para
evadirse de la prisión en la que se encuentra. La escritura,
también en este caso no-lineal, desigual ortográfica y gráfi-
camente, es el medio de expresión de su asfixia, de su
opresión física y espiritual. El texto subvierte de este modo
la norma de escritura lineal, cronológica y homogénea y
funciona como metáfora de la negación de la protagonista
al utilizar el mismo discurso que el sistema opresor.
Cixous considera que la mujer tiene que escribir su
cuerpo, su sexualidad, inventando para ello un lenguaje que
está más allá de ordenanzas y códigos, que salte barreras
culturales, clases sociales y retóricas intelectuales (175). El
yo-mujer escribe su cuerpo, sin inhibiciones, y al hacerlo, se
aleja del discurso masculino que mide, controla, se de-
fiende, se aleja prudentemente del placer. De esta forma,
un texto femenino no puede dejar de ser subversivo:
Ecrire, acte, qui non seulement "réalisera" le rappon
dé-censuré de la femme 11 la sexualilé, 11 son étre femme,
lui rendant acces 11 ses propres forces; qui lui rendra ses
biens, ses plaisirs, ses OI-ganes, ses inmenses ten-iLOires
corporels tenus sous scelJés; qui I'arrachera 11 la structure
sunnoisée dans laquelJe on lui réservait toujours la méme
place de coupable (coupable de LOut,11 tous les coups:
d'avoir des désirs, de ne pas en avoir; d'étre frigirle, d'étre
"trop" chaude; de ne pas étre les deux 11 la fois; d'élre trop
mere et pas assez; d'avoir des enfants et de ne pas en avoil-;
de nourrir et de ne pas nourrir ...) (179-80).
[Escribir es un acto que no solamente "pernlitirá" una
relación descensurada de la mujer hacia su sexualidad, hacia
su ser mujer, dándole acceso a sus propias fuerzas, sino que
le devolverá sus bienes, sus placeres, sus órganos, sus imllen-
sos territorios corporales que ha mantenido sellados; que la
sacará de la estructura enmohecida en la que se la ha reser-
vado siempre el mismo puesto de culpable (culpable de todo,
por todos lados: de lener deseos, de no tenerlos, de ser
frigida, de ser "demasiado" ardiente; de no ser las dos cosas
a la vez; de ser demasiado maternal y de no serlo suficiente,
de lener hijos y de no tenerlos, de criar y de no criar).]

En esta línea, la novela de Ana María Jaramillo, Las


horas secretas (1990), muestra la evolución de la protagonista
362 / Literatura y diferencia

hacia una expresión y un gozo del cuerpo propio, de la


sexualidad, que surgen y se desarrollan simultáneamente a
su transformación social y política; ambas impulsadas por
su relación amorosa con un guerrillero. Aquí la protagonista
recupera el espacio de la pasión y del deseo y subvierte los
códigos de la pasividad femenina y de la discriminación
racial. Los amantes apremiados por el peligro y la violencia
social rompen las convenciones y las reglas establecidas y se
liberan a una sexualidad desinhibida que subvierte los
códigos tradicionales. También los cuentos incluidos en la
colección Un vestido rojopam bailar boleros (1988) de Carmen
Cecilia Suárez exploran la sexualidad femenina y la relación
amorosa. Como expresan María Mercedes J aramillo y Betty
Osorio, en ellos, "la experiencia amorosa crea una memoria
corporal que evoca el cuerpo y la presencia del amante;
encuentros y desencuentros que reflejan la complejidad de
las relaciones de pareja, en los deseos y frustraciones que la
mujer experimenta en el placer yen el amor" .16 Así mismo
la protagonista de Reptil en el tiempo describe la necesidad
de recuperar o más bien de preservar su cuerpo en su
totalidad, con sus olores, sus humores etc., y, con él, su
identidad femenina encerrada y asflXiada entre las paredes
de una celda. Su propio cuerpo y la escritura son los únicos
instrumentos que tiene para sobrevivir a este encierro. Para
Jaramillo y Osorio:
el rechazo al aseo personal es un riLOde pasaje ya que
el personaje busca una nueva existencia donde pueda
manifestarse y aceptar su cuerpo en toda su materialidad.
El polvo que cubre su celda, las secreciones de su cuerpo
y la lucha con la palabra, son los elementos con que va
marcando su nueva experiencia, donde la palabra es lo
único que le queda.

A su vez, Luce Irigaray defiende como rasgos carac-


terísticos del discurso femenino la fluidez, la pluralidad, la
heterogeneidad, la deconstrucción de la dicotomía teoría /
ficción:
dans un parler-femme, il n'y a pas un sujet qui pose
devant lui un objet. 11 n'y a pas cette double polarité

1G Las citas del artículo de J aramillo y Osorio proceden del manuscrito


original. actualmcntc cn imprenta. y por ello están sin paginar.
La creación del espacio femenino en la escritura / 363

s~et-object, énonciation-enoncé. Il y a une sone de va-et-


vient continu, du corps de I'autre a son corps. Je ne crois
pas qu'il y ait dans les discours des femmes [...] une
prédisposition a I'universel, aux diktats de l'appropriaLion
d'un monde (1981:49-50).
[en un hablar-mujer, no hay un sujeto y enfrente su
objeto. No hay esta doble polaridad sujeto-objeto, enun-
ciación-enunciado. Hay una especie de va y viene con-
tinuo del cuerpo del otro al propio cuerpo. Yo no creo
que haya en el discurso de las mujeres [...] una predis-
posición a lo universal, a los dietados de la apropiación
de un mundo.]

El "hablar mujer" (parler-femme) refleja un modo de


pensamiento y de palabra diferentes, otro tipo de argu-
mentación que no obedece a los imperativos de la lógica
aristotélica. La escritura femenina trata de la fragmen-
tación de las categorías y de los géneros tradicionales, así
como de la subversión a la jerarquía (47). Los textos
.femeninos se proponen como textos de la diferencia,
entendida ésta como la no-coincidencia, la asimetría. Se
trata de una diferencia que concibe el deseo sin la
negación del otro, sin que uno de los dos términos su-
cumba, busca un intercambio en el cual es posible el
reconocimiento del otro en vida y en la "diferencia"
(Cixous, 1975: 145). Según Hélene Cixous, los textos
femeninos son textos que inscriben la bisexualidad,
pues la sexualidad femenina es siempre de alguna forma
bisexual. Se trata de una bisexualidad al nivel del incons-
ciente, entendida como
la possibilité de se prolonger d'autre, d'etre dans un
rapport avec l'autre de telle maniere que je passe dan s
l'autre sans détruire l'autre; que je vais chercher l'autre
la oiJ il est sans essayer de tout ramener a moi"
(1976:15).
[la posibilidad de prolongarse en el otro, de man-
tener una relación con el otro de tal manera que yo
puedo proyectarme en el otro sin destruirlo; que voy a
buscar al otro allí donde está sin tratar de atraerlo hacia
mi terreno.]
364 / Lileralllra y <.Iiláellcia

¿Autor femenino o texto femenino?

ixous mantiene que la cscritura femenina representa un


C estilo, no una firma. Muchas mujeres que escriben con-
..
selvan una escrILura mascu l'lila, 17 y dI'
e a nnsma rIon na, e l
hecho de que una" obra esté finnada por un hombre no la
excluye automáticamcnte ele la feminidad (1976: 12). Los
textos femeninos son textos que luchan contra la lógica
falogocéutrica dominante,) R rompen las limitaciones de la
oposición binaria -masculino / femenino-- y gozan cou los
placeres de un tipo de cscritura más abierta.
Por ello es importante no confundir e! sexo de! autor
con e! <.lesus ohras. Alice J areline, a su vez, propone que si
compren<.lemos el feminismo como una toma de (."onciencia
sociopolítica ele la opresión de la Imuer y como un
movimiento para poner fin a ésta, el feminismo no <.leuería
tener sexo. Oc acuerelo con J anline, Paul Smith sugiere que:
lIIales ",ho would be feminisls need lo Ullderlake lo
",rile and 10 speak as if Ihey were WOl1len, lO explore Iheir
rdalion LO Ihe illlaginary, lO mime Ihe teminisllheorelical
dlorl ofundenllilling Ihe lIIale ecollomy by deploying the
very excess which Ihal ecollomy has neglected (37).
[aqllellos hombres que se consideren feminislas deben
inlentar escribir y hablar como si lúerall I1nUcres. explorar
su relación con el imagillario, imitar cJ esfuerzo teórico
fcnlinisla de millar la econolllía masculina deslubriclldo
la abundallcia que csla economía ha descuidado.)

Banhes proclama en S / Z el desplazamiento de la


diferencia sexual, entendida como desigualdad, aconseja

17 Esuilura su,"i,a a la jerarquía logocélllrica. atclIla cOllu-a las calc-


gOl'Ías y g('lIcros 'I-adiciollalcs, qlle persigue la homogcneidad, la
unificación de los conceptos universales y la objetividad.
IH Como explica 'loril Moi, Durida "califica la corriente principal de
pensall,iento occidental de dogocénu-ico. dada la supremacía fIlie en
él ostellla el "Logos", "La P"dlabra" cumo presencia metafísica. El
lérmino .falocenlrislno> hace rdcrencia a un sislema que considera el
falo como símbolo o fllellte de poder. La conjunción de logocen, rismo
y falocelllrismo se suele llamar, a partir l.le Derrida. 'falogocentrismo'"
(115, notas 4 y 5).
La creación del espacio femenino en la escritura / 365

borrar las inflexiones del género, y augura que el futuro será


de aquellos en los que haya algo femenino. 19
Culler, a su vez, propone que es posible leer como una
mujer, sin ser mujer. Este crítico coincide con Hélene Cixous
al afirmar que leer como una mujer no es una tarea exclusiva
de mujer; es ante todo "evitar leer como un hombre, iden-
tificar las defensas y distorsiones específicas de las lecturas
masculinas y proveer correctivos" (53). Leer y,por la misma
razón, escribir como una mttier es desempeñar un papel, es
hacer un compromiso, es una construcción ideológica que
cuestiona el falogocentrismo. Es crear un sistema textual
más amplio que subvierte los conceptos y estructuras del
discurso masculino tradicional. Escribir como una mujer
se interpreta en el hombre como un cuestionamiento del
propio discurso masculino, en un intento de crear ese
nuevo espacio codificado como femenino, de mujer. La
ruptura con el yo unívoco y totalitario de la cultura
patriarcal y la búsqueda de un espacio femenino son
rasgos definitorios de la posmodernidad que se ofrecen
y se presentan como rasgos de una modalidad abierta a
mujeres y a hombres (Stanton y Parisier Plouel 19). Todo
ello nos lleva a pensar que la cuestión de quién es el autor
del texto, hombre o mujer, deja de tener sentido. Como
escribe Stephen Heath:
we have learnl from semiotics, psychoanalysis, decons-
truction, the whole modern textual theory not to confuse
the sex of the author with the sexuality and sexual
positioning ítíscribed in a text. There is no simple rela-
tíon or direct expression between myself as male or
myself as female and the discourse, writing, text 1 pro-
duce ... (1987: 25).
[hemos aprendido de la semiótica, el psicoanálisis, la
deconstrucción de toda la teoría textual moderna, a no
confundir el sexo del autor con la sexualidad o la posición
sexual inscrita en un texto. No hay relación simple o
expresión directa entre yo como hombre o yo como mttier
y el discurso, escritura, texto que produzco ...]

19 Citado en Naomi Schor, 49.


366 / Literatura y diferencia

La subversión del estereotipo femenino

Sinconocido
embargo, Sandra M. Gilbert y Susan Gubar, en su
estudio sobre la tradición literaria femenina en
el siglo XIX, The Madwoman in the Attic, ven en las repre-
sentaciones de mujeres por autores masculinos la eterna
dualidad de monstruo o ángel. En el siglo XIX se interpre-
taba el "eterno femenino" como una especie de visión de
belleza angelical y dulzura. Desde esta concepción la mujer
ideal es una criatura pasiva, dócil y sobre todo sin persona-
lidad. Pero, se olvida que:
tras el ángel se oculta el monstruo: el anverso de la
idealización masculina de la mujer es el miedo a la femini-
dad. La mujer monstruo es aquella mujer que no renuncia
a tener su propia personalidad, que actúa según su inicia-
tiva, que tiene una historia qué contal~ en resumen, una
mujer que rechaza el papel sumiso que el machismo le ha
'JO
asignado.-

J ardine coincide con Gilbert y Gubar en que, cuando el


autor es hombre, el destino del personaje femenino rara-
mente se desvía de las dos alternativas clásicas: la mujer que
se conforma con el papel que se le ha asignado en el sistema
patriarcal y se contel1la con el matrimonio feliz, o la Imuer
monstruo, la loca, la histérica, que se sale de la convención
y generalmente es condenada a morir --o a la mutilación
sexual o desaparición- (1985: 52). La opresión patriarcal
consiste en imponer ciertos modelos sociales de feminidad
.
a to d as 1as mUJeres.21 As'1, l'a mUjer que se mega
. a aceptar 1os

20. Citado eJl Toril Moi. 6.


21 JoaJlne FI)'e. en la misma línea que Gilberl. Gubar y Jardine. expone
que:
In mylh ami fairy lale. women are more likely LO be significalll agellls
of lhe lalc. bUl here lOO lhe available roles are marked out by
definilions of fcmale sexualily and by lhe assumptions of univocalily.
It is by now nearly a cliché. evolving oul of early feminisl work on
images of women. lhal lhese pallerns of mylh. legend. and fairy lale
have characterized women in one of lWOdominalll polar pallerns:
sainl or wilch. virgin or whore. ange! or monsler. On eilher side oflhe
polaril)'. lhe vision ofwOInan. even when she does act. is basically an
objectificalion lhrough her sexualily. a denial of her own complex
subjective l'ealily. a fixed perspeclive on her as an oUlsider ralher lhan
La (I'eaciólI del espacio felllellillo ellla eS<.,.itura /367

es considerada no femenina o antinatural, una loca o una


histérica.
Así ocurre en algunas novelas colombianas de la
segunda mitad del siglo XIX, como María (1867) de Jorge
Isaacs, Aura o las violetas (1884) e Ibis (1899) de José María
Vargas Vila, cuyos personajes femeninos están típicamente
encasillados en los dos únicos papeles' posibles: el de ángel
/ virgen o el de monstruo; o incluso en una novela más
reciente, Los pecados de Inés de Hinojosa (1986) de Próspero
Morales Pradilla, donde Inés es presentada como el
estereotipo de nutier demonio, cruel y lasciva.
En la novela posmodernista, este proceso puede cam-
biar cuando la protagonista -en una obra de autor mascu-
lino---- es dueña de su propia voz, de su discurso. La
subversión de la convención patriarcal comienza con la
articulación de la voz femenina en primera persona. Como
expresa Joanne Frye:
Once lhe fcmale ''1'' has spoken, the subversion is begun
cven in novel s elllbedded in a patriarchal COIllCXI,even in
novels by men. The momenl Richardson's Clarissa Har-
lowe 01' Defoe's Moll Flanders speaks in hel' own voiee she
iniliales a resislanee to the femininity texl. By virtue of
speaking as a woman, any female narrator-prolagonist
evokes sOllle awareness of the disjunction between internal
and extemal definiLions and sOllle reeognition of her

an agenl of her own reality. She is either the good and passive Snow
While 01' the wickcd queen her slepmolher, she is Eve the lemplress
01' she is the Virgin Mary (34·35).

[En los milOSy cuentos de hadas, las mujeres pueden sel' más fácil·
meme agentes significantes del cuemo, pero induso aquí los roles
disponiblcs están marcados por previas definiciones de la sexualidad
femcnina y por hipótesis dc univocalidad. Esahora casi un diché, quc
dcriva de los primcros trabajos fcministas sobre las imágcncs de la
mujer, que estos lTIodelosde mitos, leyendas y cuentos de hadas han
caractcrizado a las mujeres en una de estas dos liguras dominanlcs
opucstas: santa o bruja, virgcn o puta, ángel o monstruo. En
cualquiera de los dos lados de la polaridad, la visión de la mujer,
incluso cuando actúa, es básicamcntc una objclivización a partir de
su sexualidad, una negación dc su complcja realidad subjetiva, una
perspectiva lija que la vc como a una extrafta y no COITIOa una agente
de su pmpia realidad. Ella es o la buena y pasiva Blancanieves o la
malvada reina, su madrastra; es Eva la tentadora o es la Virgen Mada.]
368 / Literatura y diferencia

agency in self-narration. To speak directly in a personal


voice is to deny the exclusive right of male authority
implicit in a public voice and to escape the expression of
dominant ideologies upon which an omniscient narrator
depends (51).
[Una vez que el "yo" femenino ha hablado, la subver-
sión ha comenzado incluso en novelas incluidas en un
contexto patriarcal, o en novelas escritas por hombres. En
el momento en que Clarissa Harlowe de Richardson o Moll
Flanders de Defoe hablan con voz propia, están iniciando
una resistencia al texto femenino típico. Al hablar como
mujer, cualquier narrador-protagonista femenino está
poniendo de manifiesto la disyunción entre las definicio-
nes internas y externas y está reclamando el recono-
cimiento de su iniciativa en la narración. Hablar
directamente con una voz personal conlleva negar el dere-
cho exclusivo de la autoridad masculina, implícito en toda
la voz pública, así como escapar a la expresión de las
ideologías dominantes de las cuales el narrador omnis-
ciente depende.]

No obstante, las protagonistas femeninas de las que


habla Frye (Clarissa, Moll Flanders) sólo pueden llevar a
cabo una subversión parcial, siempre inmersa en un con-
texto social limitado; sus acciones están dirigidas en última
instancia por las limitaciones culturales impuestas a las
mujeres de su época, que siempre privilegian una visión
masculina del mundo. En el contexto cultural actual, las
posibilidades para renovar las convenciones novelísticas de
siglos anteriores son enormes. En palabras de Frye:
It is in this cultural context that saying ''1'', as a woman,
contributes an increased subversive value to the possibili-
ties of novelistic representation (52).
[Es precisamente en este contexto cultural donde decir
"yo" como nll.uer añade un creciente valor subversivo a las
posibilidades de la representación novelística.)

Wendy Lesser, en su estudio, His Other Half. Men Looking


at Women ThroughArt, propone que el hombre artista que da
vida a personajes femeninos ha elegido la alternativa de
liberar a sus personajes del peso de su autoridad, dándoles
así la oportunidad de crearse una identidad independiente
La creación del espacio femenino en la escritura / 369

(266). En los ejemplos elegidos en su análisis, Lesser ex-


plica:
[oo.) the artist succeeds in freeing his creations, his
human figures, rather than retaining possession of lhem
as puppets ofhis own ideas and desires (266).
[el artista logra con éxilO liberar a sus creaciones, a sus
figuras humanas, en lugar de retener la posesión sobre
ellas y convertirlas en marionetas de sus propias ideas )'
deseos.)

A través de estas representaciones femeninas, el anista


está dando vida a su doble, a su otro yo: the one-possessed-bul-
now-lostfemale self(264) [la parte femenina-una-vez-poseída-
pero-ahora-perdida.] Este intento dota de faimess
[imparcialidad] a la obra de arte, no en el sentido de
objetividad total, imposible en ésta sino, como dice Lesser:
bUl in the sense of openmindedness, lme wilJingness lO
tolerate difference and disagreement and disobedience
that kind of fairness is essential to lhe male artisl who sels
out LO create or render his 10Slfemale self (266).
[sino en el sentido de liberalidad, verdadera voluntad
de lolerar la diferencia, el desacuerdo)' la desobediencia
esa clase de imparcialidad es esencial para el hombre
artista que decide crear o reslinlÍr su parte femenina
perdida.]

Al mismo tiempo, esta postura denotaría en el hombre


creador una voluntad de abandonar las categorías de "mas-
culino" y "femenino" para buscar los elementos de ambas
en ambos sexos.
En este sentido, ¡Qué viva la música.' (1977) de Andrés
Caicedo y La tejedora de coronas (1983) de Germán Espinosa,
siendo novelas de firma masculina, se ofrecen como mode-
los de lo anteriormente expuesto. Éstas, por la elección de
personaje femenino y la búsqueda de un espacio diferente,
podrían ser consideradas como representativas de la mo-
dalidad de escritura femenina. En ambas, el personaje, que
narra en la primera persona, es una mujer. Son novelas
escritas por autores que abandonarían su posición de poder,
respaldada por el sistema falogocéntrico, para favorecer
una escritura "femenina", que proveería alternativas a la
escritura tradicional del hombre y cuestionaría el orden
370 / Literatura y diferencia

jerárquico de poder. Los autores de estas novelas dan la


palabra, traspasan su autoridad a la narradora, concedién-
dole toda la responsabilidad sobre el texto producido.
La estrategia de estos textos, podría ser incluida dentro
de lo que Rachel Blau du Plessis define como writing beyond
the ending "escribir más allá del límite" . Para ella escribir más
allá del límite significa inventar estrategias transgresoras
que subviertan las estructuras convencionales de la ficción
acerca del papel de la mujer y se aparten de las narrativas
dominantes. Significa, por ejemplo, provocar una os-
cilación bisexual en la caracterización psíquica de los per-
sonajes, en la resolución de los textos, en las relaciones
reflejadas, o dedicar todo el esfueno a la búsqueda de un
personaje que reúna en sí mismo los dos lados, el femenino
y el masculino (37). A través del proceso de la escritura que
concede autonomía a la voz de la protagonista y se la quita
al autor, los estereotipos pueden ser evitados, el destino de
la mujer, protagonista de la novela puede desviarse de la
dicotomía clásica de ángel o monstruo. Estas novelas se
inscriben también dentro de la categoría propuesta por
Culler -leer la experiencia como mujer- y expresan el
mismo deseo de erigirse en representaciones de un espacio
femenino que subvierte el orden dominante. Otras novelas
colombianas se convierten también en el espejo donde sus
protagonistas narradoras se reflejan, para salir del silencio
que las oprime y articular su propia voz, o como medio para
dar voz a otras mujeres oprimidas, rescatando a través de la
escritura las perspectivas ignoradas o acalladas de éstas.
Lina, la narradora de En diciembre llegaban las brisas (1987)
de Marvel Moreno, es el eslabón que une y encadena en la
escritura las experiencias de tres mujeres. Lina busca
seí1alar y destacar la otra versión de los hechos, la versión
femenina que justifique la acción de estas mujeres siempre
juzgada desde una única perspectiva: la de la sociedad .
patriarcal. Existe también una necesidad de recuperar y
revalorizar ciertos roles femeninos desprestigiados o satani-
zados por el sistema patriarcal. Como veíamos ante-
riormente Las andariegas es el poema épico que recoge las
peripecias de la mujer en sus diferentes roles a través de la
historia. Reivindica los roles de madre, hija, hermana, viu-
da, leina, guerrera, partera, amante, curandera, hechicera,
etc. Crea una nueva historia de la mujer, positivamente
La creación del espacio femenino en la escritura / 371

asociada a los ritos agrarios y al mundo natural. Al paso


de las andariegas se recorre la historia de la humanidad,
en su peregrinaje éstas no establecen territorios ni crean
límites; por el contrario propician el diálogo entre vivos
y muertos, hombres y mujeres, pasado y presente de-
struyendo así la frontera entre lo masculino y lo femeni-
no. Al mismo tiempo que se busca revalorizar ciertos roles
femeninos tradicionales, también se quiere destruir cier-
tos estereotipos asignados a las mujeres por la cultura
popular, donde los sueños y aspiraciones de éstas parecen
estar únicamente limitados y guiados por los de las
heroínas del folletín, la novela rosa, la telenovela, la
radionovela y el cine. Así sucede en la novela de Fanny
Buitrago, Los amores de Afrodita (1983).

La forma autobiográfica en la novela

. Es pertinente preguntarse ahora: ¿cómo se construye el


espacio femenino en la novela actual? ¿Qué formas
utilizan las protagonistas femeninas para convertirse en
dueñas de su propia voz? ¿Cómo es el discurso que articula
su búsqueda de identidad? ¿Con qué medios subvierten la
convención patriarcal? Para responder a estas pregu11lases
preciso señalar que el género autobiográfico, por su carácter
autorreflexivo, ha sido tradicionalme11le utilizado por la
mujer escritora para dar expresión al discurso femenino. La
escritura autobiográfica sigue siendo uno de los medios
principales de expresión de los grupos oprimidos para
resolver problemas de identidad cultural. En el caso de la
mujer, el discurso autobiográfico no revela una identidad
femenina preexistente, sino que provee las vías para la
construcción del yo dentro de una realidad cultural y social
determinadas (Felski, 78). La escritura autobiográfica en
primera persona traduce la necesidad de expresar la inte-
rioridad, la vivencia subjetiva, de descubrirse, reafirmarse
en su posición ante el mundo y ordenar la propia vida a
través de la escritura. La novela actual elige con frecuencia
este tipo de discurso para el desarrollo de la voz femenina;
en muchos casos prefiere los mecanismos de la autobio-
grafía para transgredir ellogos patriarcal, afirmar la perso-
nalidad y definir el yo femenino. Según Rita Felski, el
372 / Lileralura y diferencia

discurso confesional femenino busca afirmar una experien-


cia, que ha sido a menudo reprimida o silenciada, dándole
existencia a través de la escritura. El texto entonces se
propone como el testimonio de la experiencia de la mujer
(112).
J oanne Frye afirma que cuando la protagonista de una
novela se convierte en la narradora de su propia vida,
adquiere el control sobre su identidad y reclama el derecho
a entender su vida y su personalidad desde una percepción
individual, sin necesidad de confirmación externa:
When Ihe prolagonisl of Ihe novel is made her own
nalTalOr, she thus achieves a ver)' inmediale kind ofagency
amI a capacilY 10 rene\\' 0111' nol ion 01' plol. She is Ihe agcul
hy ",hich evenlS comt.· inlo being as par! 01' her stOlY: she
makes lhe selcnion as lO whích informalion is relevanl to
1 he plo! she conslructs; she sets Ihe colllexl for Ihe causal
links in hn o\\'n lile. She cannot, of course, c1aim lotal
control [... ] BUI she does have lhe freedom of construetion
that lies al lhe heart 01' I he human need to narrate, and in
nsing Ihal I"reedom openly, she subverts lhe convelllion of
plOl as an appan:ntly inevilahle unfolding 01' causal rela-
tionships (56).
(Cuando la protagonista de una novela se convierte en
su propia naITadora adquiere una especie de iniciativa
inmediata y una capacidad para renovar nuestra noción
del arg-nlllenLO. Ella es el agente a través del cual los
acolllccillliemos se presentan como parte de su historia:
ella decide qué información es relevante para el argu-
memo que está conslmyendo; ella establece el cOlllexto
pal"a los vínculos de su propia vida. No puede, por su-
puesto. reclamar el cOlllrolLOtal [... ] Pero sí tiene la libertad
de constnlCción que se encuentra en el fondo de la necesi-
dad humana de narrar, y al usar esta libertad abier-
lamellle, subvierte la convención que enliende el
argulllelllo como un inevilable desdoblamiento de relacio-
nes causales. J

Los estudios sobre la autobiografía femenina son rela-


tivamente recientes. Sólo en las últimas décadas se han
hecho recopilaciones y estudios que analizan las peculiari-
dades del género en la Illujer. La crítica parece coincidir en
que la mujer se escribe a sí misma de forma diferente.
La creación del espacio femenino en la escritura / 373

Tradicionalmente se ha considerado que la escritura auto-


biográfica femenina difiere de la masculina en dos aspectos
fundamentales. Estelle J elinek atribuye a las autobiografias
escritas por hombres el énfasis en la vida profesional, el
éxito intelectual o social del narrador y su relación con la
sociedad de su tiempo, mientras que la autobiografia de
mujeres se concentra en los detalles domésticos e íntimos
de su vida personal. También señala que el hombre tiende
a idealizar su vida o a colocarla dentro de moldes heroicos,
tendencia que tiene como resultado la proyección de una
imagen de confianza y seguridad en sí mismo necesaria para
superar las dificultades. Por el contrario, la vida escrita por
una mujer está dirigida al autoconocimiento o a la autojus-
tificación. Desde el punto de vista de la estructura, se
identifica el orden lineal y la narración organizada de los
hechos en los textos de hombre, mientras que la fragmen-
tación y la irregularidad caracterizan los de nllUer. A la
mujer se le atribuye con más frecuencia la escritura de
diarios, por su carácter fragmentario y desigual, mientras
que al hombre se le otorga la escritura de narración
retrospectiva, ordenada desde el presente del narrador
(Jelinek 1-21).
J oanne Frye coincide con J elinek en que el discurso
autobiográfico femenino se rebela contra la exclusiva pre-
ocupación por el éxito público, característico de la mayoría
de las narrativas masculinas. Para Frye, las capacidades
subversivas del yo narrador femenino radican en conce-
derle mayor importancia a las relaciones personales y a los
hechos cotidianos, y valorar una multiplicidad discursiva,
no lineal (55).
De acuerdo con esto, vemos que en la novela testimonial
colombiana no hay intención de resaltar la heroicidad de
las mujeres. En primer lugar, hay un distanciamiento pro-
ducido por la existencia de un narrador que relata los
hechos que le cuentan. Es decir su narración es la transcrip-
ción de una transmisión oral previa. En segundo lugar, no
existe una preocupación por constatar fechas ni datos con-
cretos. A veces se lleva a cabo una ficcionalización de los
mismos o por el contrario, como ocurre en iÚJS mue1tos no
se cuentan así.' (1991) de Mery Daza Orozco, se trata de una
novela de ficción que recrea o incluye ciertos hechos de la
vida real. Las horas secretas de Ana María J aramillo, aunque
374 / Literatura y diferencia

relata los trágicos sucesos que precedieron a la toma del


Palacio de Justicia, busca sin embargo hacer un relato inti-
mista de la relación amorosa y la sexualidad de la pro-
tagonista y darnos una versión popular de los hechos,
diferente de la versión oficial. Se trata de una reescritura
femenina de la historia.
Al convertirse en sujeto de la narración, la mttier rompe
con la tradición discursivamasculina que la relega a un papel
de mero objeto de la representación. Al elegir la primera
persona como recurso para narrar la propia vida, las pro-
tagonistas femeninas asumen su capacidad para actuar y
reafirman su autoridad para nombrar el texto (Frye,58).
No obstante, el yo femenino no puede renunciar
totalmente a la función de otro que le ha sido asignada
durante siglos, por ello se representa a sí mismo como un
sujeto fragmentado, indeterminado y múltiple. La cons-
trucción de su identidad no la obliga a constituirse en un
ente unificado. La narración es en sí misma un incesante
proceso de autodefinición, una dinámica interacción en-
tre pasado y presente, al tiempo que provee los medios
para la construcción de una identidad, en la complejidad
y el cambio (Frye, 146). Esto nos remite al término
autogynography [autoginografía], acuñado por Domna Stan-
ton para definir la escritura autobiográfica femenina. Stan-
ton entiende por autoginografía la conquista de la
identidad femenina a través de la escritura. La articulación
de este yo niega la noción esencial del orden falogocéntrico:
the totalized selfcontained subject present-to-itself (16) [el sujeto
totalizado, contenido y presente en sí mismo], y reconoce
la existencia de un sujeto dividido, que se inscribe en la
discontinuidad y la fragmentación. La mujer, que a
menudo no se reconoce a sí misma en las imágenes de la
representación tradicional, desarrolla una conciencia
dual; sin poder despojarse drásticamente de un yo social
y culturalmente definido, aspira a dar expresión, a través
de la escritura, al otro lado de su personalidad que se aleja
de la prescripción cultural (Benstock, 39). Como expresa
Shari Benstock:
the alienation fmm the historieally imposed image of
the self is what motiva tes the writing, the creation of an
alterna te self in the autobiographiea1 act (41).
La creación del espacio femenino en la escritura / 375

[la alienación de la imagen del yo impuesta históri-


camente es lo que motiva la escritura, la creación de un yo
altenlativo en el acto autobiográfico.

El discurso femenino refleja la dualidad en la que las


mujeres viven, por un lado, como miembros de una cultura
general dominante, por otro, como participantes de un
grupo minoritario sin voz. Su discurso es doble y habla
simultáneamente el lenguaje del grupo dominante y el de
los que no tienen voz. Para hacer llegar su mensaje, es
necesario que la mttier inscriba su discurso dentro de las
estructuras del discurso dominante (Showalter, 28).
Donna Stanton apunta que la autoginografía -escri-
tura autobiográfica femenina- tiene en general un
propósito terapéutico. Ésta, especialmente en la forma de
diario, es una terapia fundamental para la construcción de!
sujeto femenino (15). Shari Benstock, a su vez, define e!
diario como a place o/ restomtion and Sel[¡healing (97) [un
espacio de restitución y auto-curación.] 2 El diario es e!
espacio que favorece el autoanálisis, y se convierte en e!
amigo confidente imaginario que sustituye al receptor, que
siempre está implícito en todo proceso de escritura. En toda
situación autobiográfica, este receptor o lector cobra un
pape! de testigo imaginario con e! que e! narrador inicia un
diálogo ficticio (Starobinsky 82). La estructura de la na-
rración en e! diario sigue un proceso psicológico, que in-
cluye mitos, sueños, asociaciones mentales más que
temporales y que privilegia e! lenguaje como único motor
de la construcción del yo autobiográfico.23
Por medio de un monólogo autobiográfico la pro-
tagonista de Jaulas (1984), de María Elvira Bonilla, logra
vencer diez años de silencio y encierro y hacer frente a las
dolorosas experiencias de su pasado. En La cisterna (1971)
de Rocío Vélez se propone la escritura de! diario como
remedio terapéutico. A través de la reconstrucción del
diario de su tía muerta, la protagonista recupera la figura

22 Ambas autoras, St.anton y Benstock, mencionan los diarios de Anaís


Nin como ejemplo de la función restauradora y terapéutica del diario.
23 Ver P.J. Eakin. Para este crítico el psicoanálisis ofrece una altemaliva
a la narrativa cronológica de la autobiografía tradicional historicista
(169).
376 / LiteralUra y diferencia

de ésta para sí misma y para los demás. El diario no sigue


un orden cronológico y ordenado, sino más bien uno psi-
cológico, que incluye los sueños y refleja los temores, deseos
y frustraciones de la persona que escribe. Así mismo, la
protagonista de ¿Recuerdas Juana? (1989) de Helena Iriarte
necesita de la ayuda del diario para reconstruir el mundo.
Su álbum, hecho en las páginas de un libro de cocina, se
convierte en el espacio donde ella recoge los fragmentos de su
mundo destruido por la ausencia del padre y el rechazo de la
madre (plumas, collares,hojas de revistas,fotografiasetc.). La
tarea de construir un álbum / diario la sostiene.En el momento
en que éste es destruido, su conciencia se pierde con él.
En la novela posmodernista, el sujeto no es más que un
sistema de estructuras lingüísticas, una construcción tex-
tual, y la identidad no es más que una ilusión producida por
e! lenguaje. El sujeto es un ente ficticio que se va constru-
yendo en el proceso de la escritura y que tiene autonomía
propia. A través de la escritura autobiográfica, las pro-
tagonistas femeninas experimentan la fase de sujeto del
discurso que les ha sido generalmente negada y aunque
reclaman la autoridad y la autonomía de la palabra, re-
chazan el concepto unitario del yo racional, autónomo y
trascendental, característico del discurso patriarcal. En
muchos textos femeninos los textos no son autobiografías
propiamente dichas, es decir, no se produce en ellos la
identificación declarada entre autor, narrador y personaje,
que se establece generalmente en el título que da nombre
al texto, e! autor que lo firma y el nombre del narrador
personaje.24 Estos utilizan los mecanismos del discurso
autobiográfico a través de un personaje de ficción que, en
primera persona, inicia e! recuento de su vida o de un
periodo concreto de ésta con un propósito preciso. Las
novelas pueden ser el texto autobiográfico, independiente
y autónomo de su protagonista, no del autor que firma la
obra.
Siguiendo el planteamiento de Roland Barthes sobre
"la muerte de! autor", en la posmodernidad el autor no
precede ni determina su obra; ésta nace simultáneamente
con el texto, se crea con él. Para Barthes:

24 Esta definición corresponde a la teoría de Philippe Lejeune. desa-


rrollada ampliamente en su estudio ú Pacte autobiographique.
La creación del espacio femenino en la escritura / 377

it is language which speaks, not the author [...] The


author is never more than the inslance saying 1; language
knows a "subjen" not a "person" [...] The modern scriplOr
is born simultaneously with the text, is in no way equipped
with a being preceding or exceeding the writing [...] ll1ere
is no other time than that ofthe enunciation and every text
is eternally wriuen "here" and "now" (1977: 144).
[es el lenguaje el que habla, no el autor [...] El autor no
es más que el sttieto que dice Yo; el lenguaje conoce un
"sujeto" no a una "persona" [...] El copista moderno nace
simultáneamente con el texto, no posee una identidad
anterior o exterior a la escritura [...] No hay otro tiempo
que el de la enunciación y cada texto es eternamente
escrito "aquí" y "ahora".]

Craig Owens, en la misma línea, dice que el artista


posmodernista renuncia a la paternidad de la obra y a los
derechos que ésta conlleva por ley (73). En este caso, gracias
al proceso autobiográfico, el sujeto de la enunciación se va
configurando en el autor del texto; y en él se produce la
inversión de la que habla Barthes: es el texto, la obra la que
determina y cambia la vida, conforme se va narrando, y no
la vida la que precede a la obra. El autor de estos textos es
el personaje narrador que, dueúo del espacio textual, va
construyendo página a página su propia realidad. Este yo
sólo tiene existencia dentro del texto (1979:78-79).
El estructuralismo, el posestructuralismo y la posmo-
dernidad han cuestionado la noción de referencialidad.
Dentro de este contexto, la autobiografía se convierte en un
artificio narrativo, que privilegia una presencia, una iden-
tidad que no existe fuera del lenguaje. Lo que importa es el
acto autobiográfico, la interpretación de una vida, la COll-
secución de una identidad que no es evidente antes del
proceso de la escritura. La autobiografía cede su derecho a
erigirse en documento histórico legítimo y se convierte en
un texto autónomo que renuncia a ser objeto de verificación
extrínseca. Como articula Foucault, ¿qué importa quién
habla en realidad? Preguntas como ¿quién es el autor?, ¿quién
habla realmente: es el propio autor o alguien más?, ¿son
hechos reales?, ¿qué parte de la personalidad expresa el autor
en su discurso? han dejado de ser relevantes, y otras han
pasado a cobrar mayor importancia. Por ejemplo: ¿Cuáles son
378 / Lileralura y diferencia

los modos de existencia de este discurso? ¿Quién puede


apropiarse de ese discurso y con qué propósito? ¿Quién
puede erigirse en sujeto del mismo? (160).
Ahora bien, para algunas feministas la noción posmo-
dernista de que "el autor ha muerto" y de que el texto se
constituye dentro un sistema de lenguaje autónomo, que
privilegia el papel del lector sobre el del autor, no está tan
clara. Para Naney Miller, por ejemplo, esta teoría no se
aplica necesariamente a las mujeres:
Because women have not had the same historical rela-
tion of identity to origin, institution, production that men
have had, they have not, 1 think, (collectively) feh bur-
dened by too much Self, Ego, Cogito, ete. Because the
female subjeet hasjuridically been excluded from the polis,
hence decentered, "disoriginated," disinstitutionalized,
ete. her relation to integrity and textuality, desire and
authority, displays slructurally important differences from
that universal position (6).25
[Puesto que las mujeres no han tenido históricamente
la misma relación de identidad con el origen, la institución
y la producción que los hombres, no se han sentido, creo,
(colectivamente) oprimidas por tanto Yo,Ego, Cogito, ete.
Puesto que el sujeto femenino ha sido jurídicamente ex-
cluido de la polis, y por ello descentrado, "desoriginado",
desinstitucionalizado, ete., su relación con la integridad y
la textualidad, el deseo y la autoridad muestran importan-
tes diferencias estructurales hacia esa posición universal.]

Según Miller, la propuesta de Barthes persigue la sub-


versión de los estereotipos y la deconstrucción del discurso
dominante. Quiere ser una forma de ruptura y de protesta.
No obstante, Miller mantiene que esta posición, aunque
disfrazada de subversión, no deja de ser una fonna de
negociación con el discurso dominante y, en última instan-
cia, una operación puramente local. Sin embargo, ¿es posi-
ble que la mujer, o cualquier otro grupo minoritario,
tradicionalmente sin voz, se erija en sujeto del discurso sin
mediar una negociación con el sistema dominante? Por otro
lado, en la ficción autobiográfica, el sujeto femenino no
abandona su posición de poder, no renuncia a su tan

25 Ver también 1982: 48-53.


La creacióndel espacio femenino en la escritura/ 379

reivindicado derecho de convertirse en sujeto de la repre-


sentación, sino que por el contrario, a través de la
autonomía que le concede el discurso autobiográfico, está
reclamando una autoría que, aunque ficticia, es auténti-
camente femenina.

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Contenido
Volumen 1

Colaboradores ... . . . . . . . ix
Agradecimientos . . . . . . . . . XVll

Estudio preliminar y presentación XIX

Primera parte. Una contextualización necesaria


l. Expresión, voces y protagonismo de la mujer
colombiana contemporánea
Teresa Row-Moorhouse . . . . . . . . . . . . 3

Segunda parte. Desde comienzos del siglo XX


al final del milenio: el desarrollo de
una escritura diferente
2. Recuperación de las voces de una década:
feminismo y literatura femenina en los años
veinte
jana Mane DeJong 31
3. Sofía Ospina de Navarro: la voz de la abuela
que cuenta
Mary G. Berg . . . . . . . . . . . . . . . . 56
4. Blanca Isaza o la serena virtud de las palabras
Gloria Velasco González 76
5. La escritura de Amira de la Rosa: comentario
sobre la domesticidad y el patriarcado
Isabel Rodriguez-Vergara . . . . . . . 92
6. La poesía erótica de Laura Victoria
Irene Mizhan .. . . . . . . . . . . 114
7. La poética amorosa de Meira Delmar
María Mercedes jaramillo 131
8. Maruja Vieira: la mujer en la poeta
Gabriela Castellanos llanos ..... 150
384 / Liter3lUra y diferencia

9. Dora Castellanos: "guerrillera en falda


victoriana"
Amalia Pulgarín . . . . . . . . . . . . . 167
10. Un ejemplo de narrativa moderna de los años
cuarenta: el discurso femenino de Elisa Mújica
en su novela Los dos tiempos
Yolanda Forero-Villegas . . . . . . . . . . . . 191
11. Las novelas de Elisa Mújica
Mary G. Berg . . . . . . . . . . . . . . . . 208
12. Rocío Vélez de Piedrahíta: la construcción /
deconstrucción de los valores tradicionales
antioqueños
María Mercedes jara11lillo 229
13. La Tertulia: seis escritoras antioqueñas en
busca de su expresión
Augusto Escobar Mesa . . . . . . . . . . . . 254
14. María Helena Uribe de Estrada: intimidad
y trascendencia
Augusto Escobar Mesa . . . . . . . . . . . . 282
15. La voz en flor: autoridad discursiva en la ficción
de Flor Romero
jonathan P. Tittler . . . . . . . . . . . . . . 305
16. El cuestionamiento de la autoridad de los
mecanismos de representación
en la novelística de Fanny Buitrago
Elizabeth Montes Garcés . . . . . . . 322
17. Helena Araújo: la búsqueda de un lenguaje
femenino
Myriam Luque de Peña. . . . . . . . . . . . 342
18. La narrativa de Albalucía Ángel, o la creación
de una identidad femenina
Betly Osorio de Negret 372
19. Ideología y estrategias narrativas en Algo tan feo
en la vida de una señora bien de Marvel Moreno
Carmen Luda Garavito 399
Índices
Onomástico. . . . 429
Nombres propios. 440
Temas. . . . . . . 443
" .
Indlces
Onomástico

A
Acosta de Samper, Soledad, 236, 237
Adorno, Theodor, 9
Agustini, Delmira, 211, 213
Alstrum, James, 18, 22, 28, 44, 48, 49, 64, 70, 128
. Alter, Robert, 274, 295
Alvarado Tenorio, Harold, 48, 70
Álvarez Gardeazábal, Gustavo, 192
Ángel, Albalucía, 45, 96, 99,138,186,191,207,251,
253,254,256,257,260,264,265,267-269,274,280,
281,294,295,360
Arango Ferrer, Javier, 238, 239
Arango, Gonzalo, 17, 18
Araújo, Helena, 18,24,44,50,59,70,207,322,324,
328,336,337
Aristóteles, 197
Ariza, Patricia, 85, 86, 93-102, 191, 248, 264
Austen, Jane, 279
Ayarza, Emilia, 50

B
Bakhtin, Mikhail, 76, 81, 83, 152, 165,204,288,291
Barnett, Miguel, 189, 207
Barrios, Domitila, 189
Barthes, Roland, 354, 364, 376-380
Behar, Oiga, 185, 187, 192-195, 197-199,204,207
Benedetti, Mario, 194
Benjamin, Walter, 323, 337
Benmusa,Simone,258,259,265
388 I Literawra y dif~rencia

Best, Steven, 350, 379


Betanrur, Belisario, 188, 193
Beuelheim, Bruno, 168, 172, 174, 184
Blau DuPlessis, Rachel, 370, 379
Bolaños, Lucy, 250
Bombal, Maria Luisa, 98
Bonilla, Elssy, 128, 129
Bonilla, María Elvira, 375
Bonnett, Piedad, 251, 258-261, 264
Brecht, BenoIt, 249, 251, 258
Bronte, Emily y Chariolte, 279
Buenaventura, Enrique, 247, 266
Buitrago, Fanny, 96, 138, 191, 207, 244, 246-248,
265,267,281,282,285,286-289,291,292,294,
295,371

e
Caballero Calderón, Eduardo, 192
Caballero, Antonio, 48
Camacho, Ricardo, 258, 260
Camargo, Beatriz, 249, 250
Campbell,Joseph, 170, 171, 175, 176, 179, 183, 184
Carballido, Emilio, 262
Carbonell, Nora, 158, 165
Carranza, María Mercedes, 16-22,24,28,29,32,33,37,
40,42-47,50,70, 117, 128,212,322-324,326-328,
332,337,341
Castellanos, Dora, 49
Castro Lee, Cecilia, 48
Cervantes, Miguel de, 33
Charry Lara, Fernando, 45, 49
Cixous, Hélene, 96, 101, 159, 165,359,360,361,
363-365,379
Coba Borda, Juan Gustavo, 44, 45, 50
Cordero, Luz Helena, 130, 132, 141-143
Correa, Meisy, 144, 159, 162, 165
Cuello de Lizarazo, Ketty, 71-74, 79, 81-83
Cuesta Escobar, Guiomar, 103-109, 111, 113, 114, 116,
117,119,120,123,125-128,163,164,166
Culler, Jonathan, 365, 370, 379
índices 1389

D
Dauster, Frank, 282, 295
Daza Orozco, Mery, 185, 187, 188, 195-198,205,207-
209,373
Deleuze, GiUes,357, 358, 379
Derrida, Jacques, 352, 355, 364, 379
Díaz, Gloria Cecilia, 167, 169,171, 177, 181, 184
Dolan, JiU, 237, 259,265
Durán, Renata, 50, 212, 322, 324, 326, 332-334, 337

E
Echeverri de Ferrufiño, Ligia, 104, 128
Eidelberg, Nora, 268
Eisler, Riane, 105, 121, 126, 128
Espinosa, Germán, 369

F
Ferré, Rosario, 99
Foucault, Michel, 45, 123, 169, 184,377,379,380
Franco, Jean, 200, 208,380
Freidel, José Manuel, 235
Freud, Sigmund, 13,238
Frye, Joanne, 366-368, 372-374, 379
Frye, Northrop, 326, 337

G
Gaitán, Jorge Eliécer, 284
Galvis, Silvia, 186, 208
Garavito, Lucía, 245
García Márquez, Gabriel, 4, 15, 145
Gaviria, Víctor, 191, 208
George,Sand,251,253, 268,270,272, 273,279
Gilard, J acques, 4
Gilbert, Sandra M., 258, 366
GODlovnik,Mónica, 50, 103-105, 108, 109, 114-117,
119-124, 127, 129
González, Cajiao, 282
González, Fernando, 234
Guattari, Felix, 357, 358, 379
Gubar, Susan, 258, 366
390 I Li=awra y diferencia

Guerra, Lucía, 208


Guevara, Ernesto (Che), 189,202
Gutiérrez de Pineda, Virginia, 10, 15

H
Heidegger, Martín, 323, 337
Holguín, Andrés, 50
Hutcheon, Linda, 185, 193, 206, 208

1
Ibarbourou,Juana de, 211
Iriarte, Helena, 376
Irigaray, Luce, 147, 166, 198, 261, 362, 379

J
Jakobson, Roman, 325
Jara, René, 193
Jaramillo Agudelo, Darío, 16, 18,27,32,44,46,344
Jaramillo Escobar,Jaime, 49
Jaramillo, Ana María, 99,185, 187,194,195,207-210,
362,373
Jaramillo, Bernardo, 97, 198
Jaramillo, María Mercedes, 96,101,195,204,209,234,
244,253,255,264,265,267,268,295,362,379
Jardine, Alice, 352, 354, 355, 364, 366, 379, 380
J ohnson, Buffie, 117, 118, 126, 129
Jongh, de Elena M. ,96, 101
Juana de Arco, 251, 252, 268, 271, 274, 312

K
Kellner, Douglas, 350, 379
Kodama, María, 194
Kristeva, Julia, 27, 262, 265, 330, 332, 337, 355, 380

L
Lacan, Jacques, 238,332, 355,380
Lagos, Ramiro, 46
Lastra, Pedro, 49
Laverde, María Cristina, 129
Levin, Samuel R., 101
índices / 39 1

López Díaz, Marga, 151, 153-156, 160, 164, 166


Lounan, Yuri M., 281, 283-285, 287, 295
Lozano, Orietta, 50, 211-215, 218, 219, 221, 222, 226,
229,322,324,326,335-337
Lurie, Alison, 168, 184
Lyotard, Jean-Fran~ois, 350-352, 356, 380

M
Machado, Antonio, 54
María Antonieta, 251, 268, 270-272
Medrano, Diana, 129
Meira Delrnar, 49
Mejía Vallejo, Manuel, 192
Menchú,Rigoberta, 189,207
Millet, Kate, 279
Mizhari, Liliana, 96, 101, 102
Moi, Toril, 22, 46, 198, 209, 380
Mora, Gabriela, 98, 102,247,255,258,265
Morales Pradilla, Próspero, 73, 83, 367
Morales, Claudia, 250
Moreno, Maxvel, 3-5, 8,13-15,138,370
Moreno, Sofía de, 241-243, 265
Mutis, Álvaro, 49, 194

N
Navajas, Gonzalo, 351, 380
Neruda, Pablo, 95,98,212
Nieto de Arias, Gloria, 50
Nieto, Adelaida, 251, 255
Nietzsche, Federico, 22, 146,379
Northrop, Frye, 334

o
Ordóñez, Monserrat, 166,212,237,317
OIjuela, Héctor, 234
Orozco, OIga, 211, 226
Ortega de Peña1osa, Beatriz, 241, 243, 265
Osorio Lizarazo, José Antonio, 192
392 I Li~rawra y dife~ncia

p
Páez Escobar, Gustavo, 209
Parra, Nicanor, 49
Pastor, Beatriz, 87, 88, 102
Paz, Octavio, 49,325
Pizarnik, Alejandra, 117, 133, 142, 144, 166, 211, 219,
220
Pizarro, Águeda, 97, 148-151, 156, 161, 166
Pizarro, Carlos, 97
Plath, Sylvia, 279
Pamba, Rafael, 311, 312
Poniatowska, Elena, 189, 209, 280
Porto de González, Judith, 238, 239, 265

Q
Quintana, Evangelista, 299-301, 303, 306, 308, 310, 313,
315

R
Rama, Ángel, 4, 15
Restrepo, Pilar, 250, 255
Re~ Bernardo, 249
Reyes, Carlos José, 85
Rich, Adrienne, 101, 105, 129,280,324
Rimbaud, Arturo, 219
Rivera, José Eustasio, 75, 204
Rivera, Mario, 48, 49
Robledo, Ángela Inés, 101, 209, 234, 265
Rodríguez-Arenas, Flor María, 101, 209, 234, 265
Rojas Herazo, Héctor, 142, 143, 192
Romero Vásquez, Amparo, 103-106, 108-111, 114-116,
119,123-125,127,129
Romero, Flor, 104, 186,210
Rozo-Moorhouse, Teresa, 103
Rubiano Orjuela, Fabio, 262-264, 266

s
Safo, 153, 154, 156
Salavarrieta, Policarpa, 38-40, 308
Salazar, Alonso, 191, 210
índices I 393

Samper,José María, 236, 237


Sánchez Gómez, Luz Helena, 129,234
Sánchez Nieto, Eugenia, 130, 132, 134-138, 141, 143,
322,324,326,328,332,337
Sánchez, OIga Amparo, 114
Shakespeare, William, 252, 278
Shbwalter, Elaine, 129-131, 143,375,380
Silva, José Asunción, 134, 344
Simón, Fray Pedro, 183
Simone de Beauvoir, 160, 166
Sklodowska, Elzbieta, 274, 295
Stanton, Donna, 365, 374, 375, 380
Steiner, George, 322, 323, 338
Stone, Merlin, 105-107, 126, 129
Suárez, Carmen Cecilia, 362

T
Tamayo, Alba Lucía, 130, 132-134, 143, 162, 166
Téllez, Freddy, 114, 129
Tello, Lucy Fabiola, 149, 152, 161, 166
Thomas, Florence, 129, 145, 166
Todorov, Tzevetan, 75, 84, 90, 91, 102
Toril, Moi, 357, 364, 366
Torres Restrepo, Camilo, 20
Torres, Anabel, 44, 48, 50-54, 56, 58-64, 66-70, 117, 128,
212,322,324,326,329,332,337,338
Trakl, Georg, 335, 336
Trask, Haunani-Kay, 110
Truque, Sonia Nadhezda, 4, 14, 15, 130, 132, 138-140,
143
Tzvetan, Todorov, 75, 91

u
Uribe Celis, Carlos, 299, 302, 316
Uribe de Acosta, Ofelia 129
Uribe de Estrada, María Helena, 360

v
Valle-Inclán, Ramón María del, 271
Vargas Vila, José María, 367
Velásquez Toro, Magdala, 316
394 / Literatura Ydiferencia

Vélez de Piedrahíta, Rocío, 172, 186, 194, 210, 375


Vélez, Marta Cecilia, 103, 129
Vilariño, Idea, 211
Vinasco de Quintana, Susana, 299-303, 306, 308, 310,
313,315
Vivas,Valentina, 250
Volkening, Ernesto, 47

w
White, Hayden, 185, 186,210
Williams, Raymond L., 46, 280, 295
Woolf, Virginia, 47, 139,251,252,268,270-272,278-
280,355,380

z
Zambrano, María, 326, 328, 332, 338
N ombres propios

A
Antioquia, 44, 50, 70,101,153,172,188,190,192,209,
234,250,255,264,265,268,295

B
Barranquilla, 3, 4, 11, 84, 129, 208
Beatus ille, 203
Bogotá, 16,48,71,72,74,87, 127, 134, 138, 188,233,
234,241,249,255,258,262,290,317
Boyacá, 42, 192

e
Cartagena, 11, 265
Casa de la Mujer, 128,234
Colombia, 4, 10, 12, 15-18,37-40,43-46,49,85,93,96,
97,102,104,113,124,128,129,131,138,149,186,
188-192,194-196,198,204,207-209,212,233,234,
241,245,246,255,262,270,275,294,295,299,300,
304-306,308,313,315-317,320,337,341,342,343

D
Década Internacional de la Mujer, 104

E
&0 (r), 45, 46
Eros, 48, 49,56,57,64, 110, 148

• (r) indica revisUi.


396 f literatura y diferencia

Eva, 106, 127, 159, 165,240

G
Generación de la revista Golpe de Dados, 48, 70
Generación del Frente Nacional, 48
Generación desencantada, 48, 70
Generación posnadaísta, 48, 49

1
IV Festival de Arte de Cali, 281

J
Julieta, 252, 268, 274

L
Las amazonas, 12
Los Nuevos, 45

M
Manizales (r), 87
Medea, 86, 158, 160, 166
Medusa, 101, 158-160, 165,211,229
Minotauro, 253, 272
Museo Rayo, 50, 128, 133, 144, 151, 162, 165, 166

N
Nadaísmo, 18,45,46, 117
Novio, 92

p
Pandora, 126
Penélope, 158, 161,205,218
Piedra y Cielo, 45
Premio Nacional de Poesía, 50, 104

Q
Quetzalcóatl, 158, 162
índices I ~97

R
Roldanillo, 50,128, 143, 144, 148, 151, 152, 165, 166

T
Teatro La Candelaria, 85, 101, 248, 249
Temas

A
Aborto, 276, 277
Abuela, 6, 8, 13,51,94,253,254,274-277,279
Agua, 37, 51, 68,90, 111, 116,133,134,143,149,174,
176, 179-182,215,219,228,290,321
Alienación, 137, 197,206,244,374
Alterego,8
Alteridad, 221, 222, 354, 355
Amante, 12,28,30-34,59,72,96,111,161,195,196,
199,201,222,247,255,260,315,362,370
Anagnórisis, 9, 197
Ángel, 57, 255, 366, 367, 370
Ángeles, 132
Árabe-judeo-cristiana, 110
Autobiografía, 269, 371-373, 375-377
Autoridad, 21, 22, 95, 107, 169, 170, 172, 173, 175, 177,
183,187,188,194,207,219,237,238,261,267,271,
304,305,307,312,354,360,368,370,374,376,378

B
Brujas, 52, 317

e
Campesinos, 71, 272
Casada, 236, 277,299
Castidad, 263
Cazador, 252, 269-273
Clandestinidad, 131, 201, 203
índices /399

Cocina, 20, 59,66,204, 275, 276, 376


Convento, 92, 126
Cotidianidad, 6, 19,30,52,54, 125
Cuerpo, 6, 10,21,29-32,35-37,40-42,53,56,58,63,65,
101, 104, 108-110, 114, 115, 118, 120, 122, 124, 136,
139, 147, 148, 150, 159, 160, 164, 165, 178, 197,211,
. 213,214,217,218,220,221-227,239,257,260,261,
278,285,302,312,319,321,326,327,332,333,335,
357, 360-363
Cultura oral, 281

D
Deconstrucción, 121,261,268,281,324,349,362,365,
378, 379
Deconstruir, 120,236,257,261
Derechos de la mujer, 262, 316, 342
Deseo, 5, 6, 8, 10-13,22,28-37,40,41,57,62-65,68,73,
82,99, 109, 115, 123, 124, 129, 133, 136, 139, 147,
152, 164, 168, 199,202,211,213-228,243,244,254,
261,269,270,273,277,278,287,351,359,361-363,
369,370,375,378
Desnudo, 36, 163,235
Devenir mujer, 357, 358
Diario, 17,58,60, 72, 75, 79, 113, 133, 143, 162, 189,
190, 196,
209,250,258,291,322,328,373,375,376
Difference,354,369,378,380
Divorcio, 113
Domesticidad, 75, 131

E
Educación sexual, 119, 131
Embarazada, 164, 278
Embarazo, 118, 276
Energía cósmica, 106, 109
Erótico, 4, 5, 7,8,33,65,99,104,109,115,332
Erotismo, 5-7, 10, 13,99, 103, 114, 122
Escisión, 133,356,357
Escritura femenina, 13,322,324,358-361,363,364,369
Espacio doméstico, 268, 294
400 / üt~ralUTa y diferencia

Esp~o,6,26, 29-32, 34,35,66,135,136,149,203,213,


218,221,229,251,253,255-257,261,264,265,267,
268,271,272,277,278,284,295,321,327,370
Esposa, 9, 59, 61, 75,111,112,158,199,201,203,236,
240,245,247,275,277,278,279,311,315
Esposo, 12, 191, 197, 198, 201, 205, 206, 242
Esterilidad, 286
Estrategia narrativa, 195
Existencial femenino, 48, 50, 58, 59

F
Fálica, 122, 166, 261, 262
Falo, 238, 357, 364
Falocentrista, 101
Falocrático, 357
Falogocéntrico, 360, 369, 374
Fantástico, 14,59,167,219,220
Feminismo, 100, 103, 114, 129,201,234,236,237,252,
261,264,341-343,358,359,364
Feminista, 3, 5, 14, 18,45,46,69, 100, 101, 104-106,
111,120,122,123,125,126,200,209,212,221,233-
237,241,243,245,248,251,256,258,261,262,264,
265,281,341,343,344,358,364,367,377,380
Frígida, 361

G
Género, 21, 74, 86, 114, 123, 131, 144, 165, 169, 191,
210,221-224,234,237-239,259,260,263,281,291,
310,320,322,326,345,358,363-365,371,372
Gestación, 115, 118
Goce sexual, 108
Gynesis, 354, 380

H
Hablar mujer, 363
Heroína, 38-40, 98, 139, 140,200,202,254,312,371
Hijo, 9, 11,26,28,58,60,61,63,67,82, 105, 112, 113,
147, 156, 164, 171, 172, 173, 174, 182, 183, 197, 198,
201,204,238,241,242,250,275-278,289,300,304,
309,311,361
Histeria, 8, 332, 356
Índices / 40 1

Histérica, 332, 366, 367


Hogar, 53, 59, 119
Homosexual, 131,202,260,293

1
Identidad sexual, 333
Imaginario, 3-6, 9-11, 13, 14, 132, 137, 138,211,225,
268,281,292,305,318,364,375
Infantil, 18,22,35,45, 167-169, 172,242,269-271,304,
309,318
Intersubjetividad, 326
Intertextua1idad, 49,81,322,324,326
Intimista, 133, 140,326,374

J
J aicú, 96, 98
Jerarquía, 239, 281, 363, 364
Jouissance, 104, 114
Juego erótico, 104

L
Laberinto, 149, 151,253,272
Lectura política, 42
Letrada, 313
Liberación femenina, 236, 241
Libertad, 7,25,26,38,52,54, 104, 109, 111, 120, 125,
127,139,208,250,258,272,281,306,312,319,321,
322,326,372
Literatura femenina, 139, 143,221,246,280
Loca, 38,40,92,120,136,279,366,367
Logos,328,356,357,364,371

M
Machismo, 8, 10,27, 100,210,263,342,343,366
Madre, 9,57,58, 60,61, 89,90,93,94, lOO,104, 105,
111, 115, 118, 120, 128, 138, 139, 156, 157, 163, 164,
166,168,170,172,174,176,179,180,182,183,203,
236,238,242,248,249,253-255,263,274-278,304-
306,308,309,311,312,360,370,376
Madre abnegada, 255
402 / Literarura y diferencia

Margen, 49, 220, 222-224


Marginal, 202, 204, 206, 222, 356
Marginalidad femenina, 6
Mariana, 275
Marianismo, 210, 263, 275, 311
Marido, 75, 113, 196, 197,200,240,241,246,253,255,
257,272,276-278,289,300,311
Máscara, 7, 85, 86, 224, 225, 231, 250
Maternidad, 52, 60, 61, 94, 105, 115, 116, 131, 165,
263
Materno, 61
Matrimonio, 71, 72, 82,197,255,277-279,366
Metatextual, 193
Minimalista, 95
Místico, 120, 335
Mítico, 5, 73, 153, 166, 171, 172, 179, 182, 184,215,
289,293,318
Modernidad, 350
Modernismo, 350, 352, 355
Monja, 57, 251, 303
Monológico, 187
Moral, 8, 9, 73,168,191,194,241,253,271,283,286,
292,295,303
Muerte, 13,33,36-38,43,44,46,52,54-56,61,63,67,
70,93,118,124, 126, 132-134, 136, 145-147, 150,
151, 154,156,158,162, 163, 168, 188, 191, 194, 197-
199,203,206,219,240,242,245-247,257,258,263,
276,277,284,285,287,288,292,295,304,311,321,
330,332,336,359,376
Mujer ideal, 366
Mujer-sujeto, 105, 107, 120, 125
Mujeres en escena, 249

N
Narcisista, 13, 53, 198, 199, 326, 327
Narcotráfico, 97, 131, 191, 294
Naturaleza, 13,23,24,26,33,35,42,51-54,59,61,63,
87,88,93,98,99, 109, 113, 130, 145, 167-169, 172-
174,185,190,203,215,222,223,249,254,304,309,
310,312,314,353,356,357
Nonnatividad, 309, 324
índices / 403

Novela,
rosa 6-8, 10, 371
testimonial 203, 373

o
Onírico, 14, 333
p
Padre, 9-11, 18,21,74,89,90,92,98, 100, 107, 164,
168, 170, 171, 172, 175, 182, 183,201,238,275,276,
306,308,311,376
Paramilitar, 85, 101, 188,289,292
Partera, 370
Paterno, 278
Patriarcado, 9, 11, 105, 108, 110, 112-114, 116, 121,243,
244,246,254,264
Patriarcal, 28, 61, 64,72, 106, 108, 112-114, 120, 123,
128,169,184,199,202,234,243,244,257,258,267,
273,275,281,302,314,324,332,353,365-368,370,
371,376
Pesadilla, 55, 59, 318
Pobreza, 45, 187
Poder, 8,9,11,13,19,21,22,26,27,31,64,80-82,87,
88,93,94, 104-106, 110, 111, 113, 115, 116, 120, 122,
124-127,130,151,152,156-160,164,165,169-171,
174,179-182,184,186,187,198,202-204,210,220,
234,237,239,242-244,246,247,253,258,262,267,
271-273,278,287,288,292,293,310,320,321,353,
355,358,364,369,370,374,378
Poesía erótica, 64
Poetisa, 212, 344, 345
Polifonía, 83, 151,208,288,291
Pornografia, 10, 114
Posmoderna, 206, 218,350, 351,380
Posmodernidad, 349-354, 365, 376, 377
Posnadaísmo, 50
Prostituta, 25, 116, 202, 248, 256, 293
Pudor, 108,261,270,283
Pureza, 13
Puta, 20-22, 26, 145,204,367
404 I Literawra y diferencia

R
Represión, 116, 184,256
Reproducción, 254
Ritual, 10,32, 145, 152, 153, 162, 163, 165, 174,249,336
Roldanillo, 50, 128, 143, 144, 148,151, 152, 165, 166

s
Sado-masoquista, 8
Secuestro, 197
Sensualidad, 41
Sexo, 69, 98-100, 104, 110, 114, 123, 135, 143, 147, 158,
161, 165, 168,222,237,238,246,247,253,258,259-
261,265,267,272,274,277,280,302,314,342,343,
345,355,364,365,369
Sicario, 97, 191, 203, 294
Sida, 130, 131
Silencio, 40, 43,50-52,54,59,64, 103, 108, 110, 112,
115,120,125,139,147,151,160,196,205,211,214,
215,219,222,224,289,319,320,323,356,370,375
Sociedad patriarcal, 28, 244, 258, 370
Soldado, 119, 120
Soltera, 255, 278
Subordinación, 359
Subtexto, 6
Sukidio, 12,62, 139,222,255,257,258,276,278
Sumisión, 91, 168,274,275

T
Tabú, 5, 10, 13, 114,268
Teatro La Candelaria, 85, 101,248,249
Tejido, 21, 63, 112, 140, 146-148, 150, 152, 164,320
Terrorismo, 97, 130,289
Texto subversivo, 360
Tierra, 12,36-38,52-54,88-90,92,99, 120, 125, 128,
136,147-149,153,154,163-166,172-174,178,183,
186,201,207,220,238-240,249,260,265,310
Tortura, 25, 26, 198, 321
Traducción sexual, 322
¡ndices / 405

v
Vaca cósmica, 118
Vagina, 18, 158
Violación, 124
Violencia, 11, 17, 31, 42-44, 46, 49, 59, 76, 96, 97, 122-
125,128,156,186,188,191,192,197,201,202,244,
260,267,269,278,282,284-288,290-294,321,332,
362
Virgen, 22,51,57,82, 126, 156, 183,260,263,275,303,
367
Virginidad, 72, 121
Voyeur, 123,235,260

Y
Yo colectivo, 18
Yo poético, 18,25-27,29,30,32,33,37,40-42,56,58
Yo-propio, 113, 117
Yo-sujeto, 105, 116
Se tenninó de imprimir
en los Talleres Gráficos de la
Imprenta de la Universidad de Antioquia
en el mes de julio de 1995

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