Ta Derecho Penal
Ta Derecho Penal
Ta Derecho Penal
Integrantes:
Mi
● Briceño Gamboa, Ayli Michel Cod. 17301629
● Jara Aguirre, Jossy Cod. 21213940
● Bardales Velaysosa, Llonger Cod. 17206493
● Mallqui Adriano, Amy Cod. 20214197
● Martinez Cornejo, Ariadna Daniella Cod. U21218681
Docente:
2023
ÍNDICE
I. INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………………... 03
II. BASE DEL DERECHO PENAL…………………………………………………………………….. 04
III. TÍTULO PRELIMINAR DEL CÓDIGO PENAL…………………………………………………… 04
IV. PRINCIPIOS………………………………………………………………………… 09
4.1 PROTECCIÓN DEL BIEN JURÍDICO…………………………………09
4.2. PRINCIPIO DE LESIVIDAD……..………………………………………………09
4.3. PRINCIPIO MÍNIMA INTERVENCIÓN - ULTIMA RATIO………………….11
4.4. PRINCIPIO DE LEGALIDAD……..………………………………………………12
a. SUBPRINCIPIOS CONTENIDOS EN EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD…13
4.5.PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD…………………………………13
4.6.PRINCIPIO DE CULPABILIDAD……..………………………………………………16
a. EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO DE CULPABILIDAD……………………………17
4.7. PRINCIPIO DE HUMANIDAD DE LAS PENAS…………………………………18
V. CONTROL SOCIAL………………………………………………………………………… 18
VII. CONCLUSIONES………………………………………………………………………… 20
VIII. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS…………………………………………………… 21
INTRODUCCIÓN
El derecho penal se define como una rama del derecho que prescribe y regula el castigo
de los delitos o faltas mediante la aplicación de determinadas sanciones establecidas en las
leyes y leyes penales de diferentes países, ambas partes forman un mecanismo social
encaminado a lograr determinadas conductas en la sociedad. La vida en el derecho penal
tiene una función de sistema, la única fuente posible del derecho penal es la propia ley, de
la que se trata en el código penal vigente y en la ley penal, porque ni la naturaleza
determinan lo punible, sólo los derechos humanos.
El derecho penal es una rama muy amplia, de conceptos jurídicos generales para señalar
su fundamento. Sin embargo, esto cambio cuando entró en vigor el concepto positivo,
limitación que se limitaba las normas positivas que requerían principios de legalidad. El
derecho penal se construye en bases como derecho al servicio de la defensa de las
garantías de los eventuales, antes como instrumento dirigido a la contención de los delitos.
Ferrajoli (1997:209 ) señala: “que los fundamentos del derecho penal, tienen los
costes de la justicia que depende de las opciones penales del legislador, las
prohibiciones de los comportamientos que ha considerado delictivos, las penas, y los
procesos contra sus trasgresores, lo que añade un altísimo costes de las injusticias,
que depende del funcionamiento concreto del cualquier sistema penal, lo que han
llamado los sociólogos la “cifra negra” de la criminalidad formada por él número de
los culpables que sometidos o no a juicio, quedan impunes y/o ignorados”.
Este Código tiene por objeto la prevención de delitos y faltas como medio protector de la
persona humana y de la sociedad. En este artículo nos hace
mencionar la primera impresión de nuestro artículo I del código preliminar es que a su vez
abandona el criterio retributivo para acogerse del presentativo, pero en este punto debe
resaltarse que la función preventiva que se señala no se fija sólo como medio de protector
de la sociedad.
Muños Conde, menciona lo siguiente, un “conejillo de indias”, porque una sanción
justificada solo contribuirá la estigmatización. Dignidad de la persona, sin tener en cuenta la
resocialización, que tiene una especial finalidad preventiva. Porque incremente las
violaciones a los derechos humanos, no legitima la función punitiva del Estado.
Nadie será sancionado por un acto no previsto como delito o falta por la ley vigente al
momento de su comisión, ni sometido a pena o medida de seguridad que no se encuentren
establecidas en ella. En este artículo se refiere al principio de la legalidad, vendría ser la
fuente principal del derecho penal es la ley y penal; ya que se suele afirmas que es la única
fuente formal.
En este sentido podemos decir que el principio de la legalidad de los delitos y las penas,
solo pueden crearse figuras delictivas y así se van estableciendo o agravarse penas
mediante una ley
PRINCIPIO DE LESIVIDAD
Según nuestro Código Penal en su Art. IV, tiene que existir la lesión o la exposición al
peligro de algún bien jurídico tutelado por la ley, es decir, la acción del ser humano tiene
que acarrear algún daño para que el estado pueda tomar acciones de persecución penal y
así ejercer el ius puniendi, en caso contrario, no puede ejercer dicha potestad sancionara.
Es en este sentido que Milicic (2016) manifiesta que “El principio de lesividad exige que en
todo delito exista un bien jurídico lesionado, y al cumplirse dicha exigencia es que se habilita
el ejercicio posterior del poder punitivo” por lo que de esta manera se busca proteger a la
persona por sus ideas, creencias, personalidad o supuesta peligrosidad.
· GARANTÍA JURISDICCIONAL
La Garantía Jurisdiccional establecida en el Art V, indica que solo el juez podrá imponer
penas y lo hará solamente en virtud de lo que esta establecido en la ley. Dicha garantía está
respaldada ampliamente en los distintos artículos de la constitución, como es el caso del art
232, el mismo que menciona las condiciones fundamentales del Poder Judicial en un estado
de Derecho, haciendo referencia de que la administración de justicia emana del pueblo, el
cual es ejercido por los tribunales y juzgados de acuerdo a sus especialidades y siguiendo
los procedimientos establecidos en la constitución, asimismo como el derecho a un debido
proceso, a no ser condenado en ausencia, a ser informado inmediatamente y de manera
escrita el motivo de su detención, a ser considerado inocente mientras no se haya
declarado judicialmente su responsabilidad, a no ser detenido sino por mandamiento escrito
y motivado del juez o por las autoridades policiales y en flagrante delito, es en este sentido
que podemos advertir de la importancia de este artículo, ya que como se menciona líneas
arriba, está ampliamente sustentada en la constitución y asegura que nuestro código penal
se maneje de manera transparente y siguiendo lineamientos establecidos en nuestra carta
magna que asegure un debido proceso.
Según este principio establecido en el Art. VI, indica que no puede ejecutarse pena
alguna que no sea prescrita por la ley y reglamentos que la desarrollen, en caso contrario,
dicha pena será intervenida judicialmente, es así que Bramont (1992) señala que “El
cumplimiento de las penas impuestas por los jueces, no puede ser llevadas a cabo en otra
forma que la prescrita por la ley y reglamentos.
En otras palabras, la autoridad administrativa no puede convertirse ni en legislador ni en
juez” (p. 24), con esto podemos entender que todo aquel procedimiento o pena que no vaya
de acorde a ley o no siga un debido proceso, será, como lo dice el mismo artículo,
“intervenido judicialmente”.
(La pena requiere de la responsabilidad penal del autor. Queda proscrita toda forma de
responsabilidad objetiva). Menciona el principio de responsabilidad penal, por lo que se
refiere que es el deber de asumir la responsabilidad penal por un delito, equivalente a la
persona que lo cometió. Es así como Bramont (2002) dentro de su investigación cita al autor
Velázquez (1995) quien nos dice que:
“[…]en primer lugar, no puede ser castigado quien actúa sin culpabilidad pues
toda pena la supone, de donde se deriva la exclusión de la responsabilidad
objetiva o responsabilidad por el mero resultado; y, en segundo lugar, la pena no
puede sobrepasar la medida de la culpabilidad y su imposición se hace
atendiendo al grado de culpabilidad.
De manera que se refiere a las penas a imponer a cada caso en concreto deben ser
impuestas en su cantidad teniendo en cuenta el daño causado a la víctima, el daño social
causado con el hecho punible y el grado de culpabilidad.
Según Castillo(2004) “Cuando se hable del principio de proporcionalidad de las
penas, por tanto, hay que considerar la eficacia en tres ámbitos: la determinación
legal de las penas (son las penas que de modo abstracto y general el legislador
prevé para los diferentes tipos penales); la determinación judicial de la pena (son
las concreciones que en cada caso hace el juez al sancionar con una pena
determinada al que incurre en conducta delictiva); la determinación administrativa
de la pena (que se manifiesta en la ejecución de la pena y está muy relacionada
con la aplicación de los beneficios penitenciarios que pueda decretar el juez de
ejecución penal) ” (p. 16)
Ahora bien, este principio está dirigido al ejercicio del poder penal tanto del poder legislativo
como del poder judicial y es así que la doctrina penal empieza a hablar de su doble
manifestación que son la proporcionalidad abstracta que está dirigida al legislador y la
proporcionalidad concreta que está dirigida al juez.
(La pena tiene función preventiva, protectora y resocializadora. Las medidas de seguridad
persiguen fines de curación, tutela y rehabilitación). Se entiende por pena, pues es el
castigo impuesto por el estado al delincuente para la conservación del orden jurídico cuya
finalidad es la rehabilitación del delincuente a la vida social en cambio la medida de
seguridad está busca la evitación de nuevos delitos a delincuentes peligrosos. Al respecto
Cárdenas (2004) expresa lo siguiente:
“El sistema penal en el Perú, determina que los fines de la pena, deben de
cumplirse en diferentes esferas (Policía Nacional, Ministerio Público, Poder Judicial,
INPE) sin embargo por cuestiones de presupuesto, ineficacia, burocracias y demás
defectos del sistema esto no se cumple a cabalidad. Es por ello que la prevención
no debe quedar en un aspecto romántico, sino que debe existir una buena política
criminal que incluya medidas legislativas acertadas con el objetivo de realizar un
buen programa preventivo sostenido en el tiempo”.
En definitiva, la función de la pena no es otra cosa que la de prevenir nuevas injusticias,
siendo suficientemente instructiva para el criminal, representativa u observante para los
demás ciudadanos; la de proteger a la sociedad y sus bienes jurídicos y; resocializarse al
infractor reintegrándolo a la sociedad.
(Las normas generales de este Código son aplicables a los hechos punibles previstos en
leyes especiales). Se menciona al principio de aplicación supletoria de la ley penal, que
hace necesario aplicar los criterios establecidos en las reglas generales del código penal.
Respecto al régimen de leyes especiales.
Sobre eso Bramont, (1992) indica que: “En caso de existir en leyes especiales preceptos
que contradigan a las disposiciones generales del Código, se estará a lo dispuesto por
éstas.
Este principio se deriva de la necesaria unidad lógica del ordenamiento jurídico, la cual se
rompería al dar igual validez a normas contradictorias” (p.30)
3. PRINCIPIOS
Mediante este principio es que se va a justificar la intervención del Derecho Penal, ya que
va a depender de la transgresión o no de los bienes jurídico protegidos para que el Derecho
Penal pueda actuar, teniendo en cuenta que este es un instrumento de última ratio.
Según Carnero (2017) “Que el Derecho Penal deba proteger bienes jurídicos, no
significa que todos deban gozar de tutela penal ni que todo ataque a ellos determina su
intervención, acorde a su carácter subsidiario y fragmentario” (p. 17), es decir que para que
intervenga el Derecho Penal tiene que ser lesionados o puestos en peligro los bienes
jurídico - penales, los mismos que deberán cumplir con dos requisitos; la generalidad y la
relevancia social, de manera tal, que afecten a una sociedad mayoritaria y estas sean
necesarias para el hombre y la sociedad.
Es así como podemos afirmar que el fin de dicho principio recae netamente tal vez no
extinguir, pero sí disminuir la cantidad de delitos cometidos hacia los bienes jurídicos
considerados como buenas costumbres, patrimonio o aquellos bienes fundamentales para
mantener la estabilidad de la sociedad.
Debido a las distintas doctrinas acerca de la protección de un bien jurídico se deduce que
existe una separación entre el derecho y la moral para lo cual antes de aplicar la pena, se
debe determinar la lesividad cometida en el acto y con ello el resultado con el ejercicio del
ius puniendi, admitiendo que la defensa al ser humano tiene un carácter más
antropocéntrico. Es así como Escobar (2013) dentro de su investigación cita al autor Muñoz
(1984) quien nos dice que:
Por lo dicho hasta ahora, podemos señalar entonces que, la normas penal
[sic] tiene una función protectora de bienes jurídicos, y para con ella, eleva
por medio a delitos, los comportamientos que lesionan o ponen en peligro de
manera más grave, los bienes jurídicos que se consideran más importantes,
para lograr la convivencia de los seres humanos en sociedad.
Con ello se puede afirmar que el bien jurídico y su propósito dentro del derecho penal es
mantenerlo como garantía para mantener una estabilidad en el poder. Además de tener el
poder para limitar los poderes y actuar como instrumento para interpretar la norma y otorgar
protección a dicho bien.
Como bien sabemos, toda pena o sanción dictada es con el fin de ejercer el control social
y mantener la estabilidad dentro de un Estado determinado. En ese caso, pasaremos a
explicar acerca del Principio de Mínima Intervención – Última Ratio, como bien dice su
nombre el término “última” es considerada para aplicarse en la intervención cuando no haya
más medida y debe ser utilizada de manera estricta para garantizar la protección de los
derechos fundamentales y ninguno sea quebrantado.
Por otro lado, toda sanción penal es aplicada para los casos más graves y con ello
podemos partir al doble significado que dicho principio tiene:
Para ahondar más en el tema recurrimos a la doctrina respecto a las penas dentro del
derecho penal y el propósito para las cuales son aplicables, es aquí donde tenemos a
Martos () quién hace referencia dentro de su trabajo al autor Quinteros (1981) el cual
manifiesta que:
En resumen, el poder penal consiste en ser el ejercicio para reprimir la conducta y está
compuesto por la formación de la Ley (criminalización primaria) y aplicación de la Ley
(criminalización secundaria). Sabiendo que el estado solo puede sancionar a la persona que
haya cometido la falta, asignar la calidad de delincuente y poder ejecutar las sanciones. Por
otro lado, es necesario que a la sociedad se le otorgue un grado de nocividad, ya que no
solo se busca aplicar la pena, también generar en la comunidad la capacidad de reconocer
el hecho de la consumación del acto criminal.
Derecho penal La obediencia a la ley, como única fuente de delito y castigo, suele
denominarse «principio de legalidad».
“No admitir otras infracciones penales ni otras sanciones de tal carácter que las
previamente previstas por la ley, lo que vale tanto como la consagración del
monopolio o monismo de la ley como fuente del Derecho penal. A la ley y nada más
que a la ley se puede acudir cuando se quiere sancionar un hecho que estimamos
susceptible de sanción penal” Bramont Arias (2008).
1. Nullum crime sine lege scripta, stricta y praevia: Se aplica el principio de certeza y
se afirma la legalidad penal. Art. 103.
2. Nulla poena sine lege: Es nula toda sentencia dictada en ausencia de ley anterior
que lo prohíba. inciso 24, art. 2. En otras palabras, un delito penal sólo puede ser
castigado si la pena ha sido prescrita por la ley antes de que se cometa el delito.
3. Nulla poena sine iudicio praevia: Nadie puede ser castigado sino en juicio formal
ante su juez natural y, además, se respetan las garantías previstas por la ley. Art.
138.
3.5.PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD
La jurisprudencia del TC sobre este principio no es del todo clara y precisa. Es una
jurisprudencia que no puede escapar a formulaciones teóricas fútiles que, en el peor de los
casos, no sólo resultan inútiles para resolver las cuestiones controvertidas que se plantean,
sino que también producen oscuridad y confusión.
Si se ha establecido una relación razonable entre beneficio y costo, debe reconocerse que
el beneficio siempre superará el costo. En otras palabras, esta decisión nos permite concluir
que una medida es razonable si el derecho fundamental se ve afectado en un grado
comparable al grado de beneficio obtenido con la consecución del fin.
Es decir, la aplicación estricta del juicio de proporcionalidad puede acabar desvirtuando el
sentido constitucional de un derecho fundamental y, en consecuencia, justificando una
acción de inconstitucionalidad. Los derechos fundamentales no servirían cómo restricciones
reales y efectivas al ejercicio del poder político de esta manera porque el poder político
nunca estará sin justificación. imponer violaciones e infracciones de DOS APLICACIONES
DEL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD EN LA JURISPRUDENCIA DEL TC
3.6.PRINCIPIO DE CULPABILIDAD
Cuando el individuo comete un acto u omisión típico e ilegal, puede ser penalmente
responsable por hacerlo, dependiendo de la situación o conjunto de circunstancias que lo
llevaron a ello, así como de sus propias circunstancias personales.
Para evitar toda forma de responsabilidad objetiva, ya sea la responsabilidad por un puro
hecho, la responsabilidad por la existencia de un puro conjunto de características
personales o la responsabilidad por peligro manifiesto, se estableció el principio de
culpabilidad. Dado que resultan en una ambigua autorización para el uso de la respuesta
violenta del Estado, estos tres tipos de responsabilidad objetiva están prohibidos por la
teoría de la culpa. “Es el aspecto esencialmente subjetivo del delito, por cuanto lo considera
como un hecho de conciencia”. Maggiore.
Por ello, el desarrollo del derecho penal está íntimamente relacionado con el creciente
énfasis en el momento de la culpa en el estudio del delito. Por otra parte, la legislación se
considera digna de un pueblo civilizado cuanto más elimina los casos de responsabilidad
culposa. Ningún crimen puede cometerse sin culpa, que es una conquista de la civilización.
El principio “no hay delito sin culpa” es una conquista de la civilización.
En esta secuencia de ideas, el Dr. Eugenio Raul Zaffaroni nos enseña que la culpa es el
juicio que posibilita vincular al injusto con su autor de manera personal, sirviendo como el
indicador primario que, desde la teoría del delito, condiciona el alcance de la justicia. poder
punitivo que puede ejercerse sobre ella.
Como resumió Zaffaroni, la culpa es el juicio necesario para vincular al injusto con su autor
de manera específica y, en su caso, servir como indicador primario de la máxima magnitud
del poder punitivo que puede ejercerse sobre él. Este juicio es el resultado de combinar un
juicio de reproche basado en el alcance de la autodeterminación de la persona en el
momento del hecho, formulado de acuerdo con los elementos formales proporcionados por
la ética tradicional, con un juicio de reproche sobre el esfuerzo del agente por crear la
situación de vulnerabilidad en que el sistema penal ha materializado su peligrosidad,
deduciendo de ella la correspondiente al estado de vulnerabilidad.
El resultado jurídico de la pena está determinado por la causa de un hecho punible que se
persigue ante un tribunal, no por el fin que se perseguía. Si bien la sentencia responsabiliza
al autor por participar en un comportamiento contrario a la ley y tiene implicaciones éticas y
sociales, presupone la responsabilidad personal y solo puede utilizarse dentro de los límites
de esa responsabilidad.
La categoría dogmática del hecho punible ha sufrido algunos desarrollos, que en primer
lugar deben ser abordados.
Este principio considerado el menos estudiado, pero no el menos importante, nos permite
analizar desde el punto de vista de la dignidad humana y como es que ésta debe prevalecer
ante cualquier veredicto final. Puesto que todo estudio de las reglas penales y justicia en
general debe basarse en el respeto por la dignidad humana, ya que toda sanción no puede
basarse en actos crueles, inhumanos y degradantes, sobre todo aquellos que estén
prohibidos internacionalmente. Para entender un poco más acerca de la dignidad humana
tenemos al autor Cupe (2021) quien en su trabajo de investigación cita al autor Villavicencio
(2016): “La dignidad del individuo es el límite material que debe respetar un Estado
democrático, “lo que va fijando topes a la dureza de las penas y agudizando la sensibilidad
por el daño que causa a quienes la sufren […]”.
En la normativa penal además de la legitimidad de las penas, permite que al ser humano se
le considere como persona con dignidad, puesto que todo delito cometido comprende
imperfecciones acerca de su comportamiento mas no por su condición de ser humano.
Castillo (2002) fundamenta que:
4. CONTROL SOCIAL
Partiendo de toda la información brindada acerca de las bases y principios del Derecho
Penal, sabemos que el control social busca asegurar el buen comportamiento de sus
integrantes dentro de un eje determinado, así mismo cuenta con los recursos necesarios
que disponen para lograrlo, además de asegurar la estabilidad y supervivencia de la misma.
A Olmo (2005) en su proyecto cita al autor Baratta (2000) nos dice que:
1. FORMAL
2. INFORMAL
5. CONCLUSIONES
6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
https://www.terragnijurista.com.ar/doctrina/milicic2.pdf
· Bramont, L. (1992). Los Principios Rectores Del Nuevo Código Penal. Título
Preliminar. Derecho PUCP, Vol. 46.
file:///C:/Users/LENOVO/Downloads/6173-Texto%20del%20art%C3%ADculo-
23920-1-10-20130528.pdf
- Bramont, L. (1992). Los Principios Rectores Del Nuevo Código Penal. Título
Preliminar. Derecho PUCP, Vol. 46.
https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/derechopucp/article/view/6173/6203