Vicios de La Voluntad

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“AÑO 

DE LA UNIVERSALIZACIÓN DE LA SALUD”
UNIVERSIDAD JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS
EMPRESARIALES PEDAGOGICAS.
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO
SEMESTRE: IV
CURSO : DERECHO CIVIL II
TRABAJO DE INVESTIGACION:
“VICIOS DE LA VOLUNTAD”.

DOCENTE: ABOG. BENITO VALVERDE CEDANO


INTEGRANTES:

 MICHAEL ALEXANDER CAM RIVEROS.


 GRISELDA LINARES MAMANI.
 YONY EDENS NAJAR JALIRI.
 MARCO ANTONIO QUISPE PARICAHUA.

MOQUEGUA-PERU

2021
AGRADECIMIENTO

AGRADECEMOS A DIOS QUE SIN ÉL NO


TENDRÍAMOS LA FUERZA PARA ESTA
MONOGRAFÍA, TAMBIÉN AGRADECEMOS A
NUESTRAS FAMILIAS POR SU APOYO
INCONDICIONAL DE UNA MANERA ESPECIAL.
INTRODUCCIÓN

El presente trabajado de investigación constituye una recopilación de información de


juristas muy reconocidos en el ámbito jurídico nacional. Por ello, sus obras
jurisprudenciales se has constituido una fuente de consulta muy valiosa para nuestra
formación profesional. En tal sentido, mostramos a continuación la estructura del
presente trabajo.

En relación a los vicios de la voluntad, tales como: El error, el dolo, la  violencia física y


la intimidación, en el desarrollo de este capítulo se pone en evidencia las diferencias
que existe entre ellos los cuales están debidamente sustentado en el Código Civil
Peruano, así como también las jurisprudencias de diversos autores de reconocida
trayectoria. Finalmente tenemos las conclusiones y bibliografía, en los cuales
mostramos un caso procesal en el cual se ha declarado nulo el acto jurídico entre las
partes contrayentes, demostrando así que, efectivamente la justicia es imparcial, actúa
de acuerdo al principio de legalidad que viene a constituir la columna vertebral del
Derecho.
LOS VICIOS DE LA VOLUNTAD

1. EL ERROR. -

El error es un factor perturbador inconsciente que distorsiona el proceso formativo de la


voluntad jurídica, ya en el aspecto relativo a la voluntad interna, en cuyo caso se
configura el denominado error-vicio, o ya en lo que se refiere a la exteriorización de la
voluntad interna, en cuyo caso se configura el denominado error en la declaración, que
el Código Civil legisla claramente diferenciados en el articulado, pero bajo el título
común de Vicios de la Voluntad.

El denominado error-vicio, así llamado porque es propiamente el error como vicio de la


voluntad, afecta la función cognoscitiva del sujeto pues su voluntad interna se forma en
la ausencia de conocimiento o de un conocimiento equivocado. Este error produce una
divergencia inconsciente entre la voluntad interna del sujeto, así formada, y la finalidad
que persigue con su manifestación.

"Consiste en una representación subjetiva contraria a la verdadera realidad


objetiva, y cuando esa falsa representación ha tenido tal importancia en la
génesis del negocio que haya sido capaz de determinar la voluntad, constituye
un vicio de la misma".

El error-vicio como está referido a la función cognoscitiva del sujeto comprende dentro
de su ámbito conceptual la ausencia de conocimiento, que es la ignorancia, y el
conocimiento equivocado, que es propiamente el erros. De ahí que jurídicamente la
ignorancia se equipare en el error y, como sostiene Ospina y Ospina, que el error
provenga de la ignorancia pues el concepto falso encuentra su origen en el
desconocimiento de la realidad. La equiparación de la ignorancia con el error fue
planteada desde el Derecho Romano. Si bien la ignorancia era empleada
preferentemente por los jurisconsultos romanos para calificar el vicio que consistía en
el desconocimiento o en el falso concepto de la realidad, y además era empleada
preferentemente en los textos romanos como de juris et factiignorantia, el Derecho
Romano moderno sólo ha modificado la nomenclatura referente a este vicio, dando
preferencia al vocablo error, por lo que ambas locuciones-ignorancia y error tienen el
mismo significado jurídico y están comprendidas en el mismo concepto, siendo así
como lo receptó la codificación civil y ha llegado hasta nuestros días.
Ahora bien, hemos planteado la delimitación conceptual del error partiendo de la
diferenciación del error-vicio, o propiamente error, con el error en la declaración o en la
manifestación, estableciendo como premisa para el primero de que se trata de una
divergencia inconsciente entre la voluntad interna y la voluntad que se exterioriza
mediante la manifestación. Y ya ha quedado precisado que el error es ausencia de
conocimiento y también conocimiento equivocado. Es conveniente precisar, entonces,
que el error como vicio sólo afecta a la voluntad y no a su manifestación, que sólo sirve
de vehículo para exteriorizarla. El error como vicio, según explica Messineo,
interviene como agente eficiente en la determinación de la voluntad, pues es el
motivo de la voluntad.

Es una idea inexacta que se forma un contratante sobre uno de los elemento del
contrato, en el que podemos creer que un hecho que es falso es verdadero y viceversa.

Implica el defecto de concordancia entre la voluntad verdadera, la voluntad interna y la


voluntad declarada lo que crea un desequilibrio en el contrato. La doctrina distingue los
errores que excluyen el consentimiento, aquellos que lo vician y los que jurídicamente
resultan irrelevantes.

Para concluir con esta delimitación conceptual es imprescindible precisar que para que
se configure el error, sea error-vicio o error en la manifestación, es necesaria su
espontaneidad. Como señala Puig Peña, la doctrina del error se construye sobre la
base de la espontaneidad, pues si el error es espontáneo tendremos el
error strictu sensu; en cambio, si el error es provocado por maquinaciones de la
otra parte se entra en los dominios del dolo. La espontaneidad del error es
excluyente de la mala fe, pues para que se configure el error la buena fe debe
caracterizar la conducta del errante y de su contraparte a la que se imputa la
conocibilidad del error.

2. ERROR-VICIO

Se produce espontáneamente como consecuencia de la ausencia de conocimiento,


que es la ignorancia, o de conocimiento equivocado, que es el error propiamente dicho
del errante, genera una divergencia inconsciente entre la voluntad interna y la
manifestación, y la manifestación de la voluntad no es correlativa a los efectos queridos
y que han conducido al sujeto a la celebración del acto jurídico.

3. CLASIFICACIÓN DEL ERROR-VICIO, SEGÚN FERNANDO VIDAL RAMÍREZ:


1. a) El error esencial; es esencial cuando es determinante en la formación de la
voluntad interna e induce al sujeto a la celebración del acto jurídico mediante
una manifestación de voluntad que no va a ser correlativa a los efectos queridos,
o, en otras palabras, el error es esencial cuando de no haber mediado el sujeto
no hubiera celebrado el acto jurídico. Esencial es, por consiguiente,como
precisa Vitorino Pietrobon,"todo error que impide exacto conocimiento del
negocio nacido al mundo jurídico".

El Código Civil no contiene una noción del error esencial, pero de su articulado se


puede extraer el criterio que hemos expuesto y que corresponde al que adoptado. Así,
cuando hace referencia al error esencial permite inferir que lo es el "determinante de
la voluntad" Art. 202° inc. 1 y 2; y Art. 204° CC., y que también lo es cuando es  "la
razón única o determinante del acto" Art. 202° inc. 3 del CC.: "Cuando recae sobre
la propia esencia o una cualidad del objeto del acto que, de acuerdo con la
apreciación general en relación a las circunstancias, debe considerarse
determinante de la voluntad. Cuando recae sobre las cualidades personales de la
otra parte, siempre que aquellas hayan sido determinantes de la voluntad.
Cuando el error de derecho haya sido la razón única o determinante del acto".

 b) El error indiferente; el error indiferente por contraposición al error esencial,


porque es el que no ha incidido en la formación de la voluntad interna y, por
tanto, no se ha constituido en la razón o causa determinante de la celebración
del acto jurídico.

El Código Civil no utiliza un nomen iuris para señalar al error que estamos


denominando indiferente ni tampoco tiene un criterio uniforme que permita identificarlo.
Por eso, hemos preferido denominar indiferente al error que recae sobre cualidades
no esenciales y consideradas secundarias de la cosa o de la persona, y que, por lo
tanto, si bien incidieron en la formación de la voluntad interna, no fueron determinantes
en la celebración del acto jurídico. Esta diferenciación respecto del error esencial y
la falta de un criterio uniforme lo apreciaremos mejor cuando nos ocupemos del
error en cálculo o error en el motivo no manifestado.

 c) El error de hecho: El error de hecho o error fácil consiste en la ausencia de


conocimiento o en el conocimiento equivocado que recae en cualquier clase de
objetos, en su sustancia o en sus cualidades esenciales, así como en las
personas o en sus cualidades, en una operación de cálculo o en la apreciación
de una cantidad, o en el motivo mismo que inducen a la celebración del acto
jurídico. La comprensión de su concepto viene a ser, por ello, sumamente lata
pues sólo excluye a lo que sea una norma jurídica, que se reserva para el error
de hecho. El error de hecho puede ser esencial o indiferente, según pueda o no
servir de causa de anulación del acto jurídico.
La doctrina distingue diversas clases de error de hecho cuando es esencial y
también cuando es indiferente. A continuación, vamos a detenernos en las
distinciones acogidas por el Código Civil:
 d) El error en la esencia o en las cualidades esenciales del objeto: El error
en la sustancia o en las cualidades esenciales del objeto, que viene a ser el
denominado error in substantia, tiene raigambre en el Derecho Romano y fue
receptado por el Código Napoleón. Nuestro Código Civil vigente lo considera en
el inciso 1 de su Art. 202° según el cual "el error es esencial: cuando recae
sobre la propia esencia o una cualidad del objeto del acto que, de acuerdo
con la apreciación general o en relación con las circunstancias, debe
considerarse determinante de la voluntad".

Como bien lo preciso el Maestro León Barandiarán, trata del error in


substantia distinguiendo la esencia misma del objeto de las cualidades esenciales del
mismo e introdujo un elemento objetivo para apreciación de la esencia propia del objeto
o de sus cualidades esenciales, como es el de "la apreciación general" o la "relación
o las circunstancias".

 e) El error en las cualidades esenciales de la persona: El error en las


cualidades esenciales de la persona tiene también raigambre en el Derecho
Romano, que lo denominó como error in personam, y fue receptado por el
Código Napoleón Art. 110°, que lo irradió a la codificación civil. Sin embargo,
nuestro Código Civil de 1852 no lo legisló expresamente, pues su Art. 1237 se
limitó al error in substantia y "sobre cualquier circunstancia". El Código Civil
de 1936 lo legisló expresamente en su Art. 1081°, como error "que se refiere a
la persona".

Nuestro Código Civil vigente lo considera en el enciso 2 de Art. 202°, según el cual "El
error es esencial: Cuando recae sobre las cualidades personales de la otra parte,
siempre que aquellas hayan sido determinantes de la voluntad".
 f) El error de cálculo o de cuenta: El error de cálculo es el que resulta de una
operación aritmética mal hecha, equivocada, que responde al viejo
aforismo erro calculi retractur potest.

El Código Civil legisla el error de cálculo en su Art. 204°, estableciendo que  "El error
de cálculo no da lugar a la anulación del acto sino solamente a rectificación,
salvo que consistiendo en un error en la cantidad haya sido determinante de la
voluntad".

 g) El error en la cantidad: El error en la cantidad, error in quantitati, como


acabamos de ver, lo legisla el mismo Art. 204 del CC., como un error esencial
siempre que "haya sido determinante de la voluntad", lo que significa que si
no lo ha sido queda como un indiferente error de cálculo.

 h) El error en el motivo: El error en el motivo es el característico error-vicio


pues puede afirmarse que todas las modalidades de error que hemos estudiado
se resumen en este, pues es la motivación del sujeto lo que lo determina a la
celebración del acto jurídico. Sin embargo, el Código Civil ha querido
diferenciarlo de los demás al precisar que puede ser esencial o indiferente,
según se manifieste o no como razón determinante de la celebración del acto
jurídico.

El Código Civil legisla sobre el error en el motivo en el Art. 205°, en los términos
siguientes: "El error en el motivo sólo vicia el acto cuando expresamente se
manifiesta como su razón determinante y es aceptado por la otra parte".

Como puede apreciarse, el Código Civil lo legisla como un error esencial


si "expresamente se manifiesta como su razón determinante y es aceptado por la
otra parte", lo que permite interpretar que el error en el motivo no será esencial sino
indiferente, y, en consecuencia, no vicia el acto, cuando el motivo no es
expresamente manifestado y, por tanto, no pudo ser aceptado por la otra
parte. De ese modo, pues, puede distinguirse el error en el motivo manifestado y el
erro en el motivo no manifestado.

Se concluye, entonces, que el motivo exteriorizado y puesto en conocimiento de la otra


parte, y aceptado por ésta, es lo que configura el error en el motivo como error
esencial. Pero si no se manifiesta ni es aceptado por la otra parte, el error en el motivo
es indiferente.
 i) El error de derecho: El error de derecho es la ausencia de conocimiento o el
conocimiento equivocado referido a una norma jurídica y, por ello, tiene un ámbito
de aplicación específico que lo diferencia sustancialmente del error de hecho,
según criterio que viene desde el Derecho Romano. Ospina y Ospina, lo ilustra con
el ejemplo clásico tomado de Paulo: "Si una persona celebra un contrato con un
menor de edad creyendo que negocia con un mayor de edad, comete un error
de hecho; pero si dicha persona, a sabiendas de que está negociando con un
menor de edad, supone que puede pretermitir (omitir) las formalidades las
formalidades legales protectoras de los incapaces, incurre en un error de
derecho". Stolfi, advierte que no siempre es fácil saber en concreto si el error es de
derecho cuando consiste en la ignorancia de la existencia de una norma jurídica que
regula la relación jurídica e incide en ella directamente, o en el significado de una
norma de la cual, en cambio, se conoce su existencia y su contenido: en tales
casos el error recae sobre el Derecho objetivo.

El Código Civil legisla de manera expresa sobre el error de derecho en el inciso 3 del
Art. 202°: "El error es esencial: cuando el error de derecho haya sido la razón
única o determinante del acto".

Como puede apreciarse, el Código legisla el error iuris como error esencial siempre


que haya sido "la razón única o determinante del acto", por lo que, contrario sensu,
puede ser error indiferente si no lo ha sido.

3.1 Características del error en la manifestación de la voluntad

Los caracteres del error en la manifestación o error en la declaración, son los


siguientes: la voluntad interna se ha formado sanamente pero se incurre en error
en el momento de su exteriorización; la divergencia se genera entre la voluntad
interna y la voluntad manifestada; y, los efectos del acto jurídico, de producirse,
serían correlativos a la manifestación pero no a la voluntad interna.

El error en la declaración ha llegado a ser legislado en nuestro Código Civil según los
artículos 208° y 209°.

El Art. 208° del CC. Establece como errores en la declaración a los casos: "En que el
error en la declaración se refiera a la naturaleza del acto, al objeto principal de la
declaración o a la identidad de la persona cuando la consideración a ella hubiese
sido el motivo determinante de la voluntad, así como al caso en que la
declaración hubiese sido transmitida inexactamente por quien estuviere
encargado de hacerlo". Disponiendo previamente la aplicación de las normas que
rigen al error-vicio.

Por su parte, el Art. 209° del CC. Establece que: El error en la declaración sobre la
identidad o la denominación de la persona, del objeto o de la naturaleza del acto,
no vicia el acto jurídico, cuando por su texto o las circunstancias se puede
identificar a la persona, al objeto o al acto designado"

4. CLASIFICACIÓN DEL ERROR EN EL MANIFESTACIÓN DE LA VOLUNTAD

La clasificación del error en la manifestación de la voluntad se basa en las especies de


error a las que se refiere el Art. 208° CC. Que distinguiendo el error-vicio del error que
denomina error en la declaración, considera cuatro tipos de error:

 a) El error en la naturaleza del acto.- Es conocido como in negotio, se configura


cuando los sujetos que lo celebran manifiestan celebrar un acto jurídico distinto del
que quieren celebrar y para el que han formado su voluntad interna.

 b) El error en el objeto principal de la declaración.- También llamado error in


ipso corpore rei o simplemente, error in corpore, se configura cuando la
declaración del sujeto que celebra el acto jurídico no es coincidente con el objeto al
que la dirige, pues su voluntad interna la ha formado respecto de un objeto distinto y
cuya identidad confunde.

 c) El error en la identificación de la persona.- Este error se configura cuando la


declaración se dirige a persona distinta de la persona con la cual se quiere celebrar
el acto, o a la que se le quiere dirigir la declaración si se trata de un acto unilateral
recepticio.

 d) El error en la transmisión de la declaración.- Este tipo de error se configura


cuando la manifestación de la voluntad es transmitida inexactamente por la persona
encargada de hacerla. En este error no incurre el manifestante de la voluntad sino
persona distinta.

5. EL ERROR ESENCIAL COMO CAUSA DE ANULACIÓN DEL ACTO JURÍDICO

El error esencial puede ser causa de anulación del acto jurídico. Así lo establece el Art.
201° CC., agregando el factor de la conocibilidad. Según, Fernando Vidal Ramírez "el
error es causa de anulación del acto jurídico cuando sea esencial y conocible por
la otra parte".

 a) La conocibilidad del error.- Es el requisito exigido por el Art.201° CC., para que
el error esencial pueda ser causa de anulación del acto jurídico, es un requisito
concurrente, pues un error puede ser esencial pero no conocible, con lo que no
habría lugar a la anulación. "Er Art. 201 del CC. Lo atribuye a la otra parte,
precisándola como requisito, pues no protege a la víctima de su propio error
en cuanto ha incurrido en él sino en cuanto ese error haya podido ser
advertido por la otra parte. Por ello, en el régimen adoptado por el Código Civil
no basta la esenciabilidad del error sino que se requiere de la conocibilidad,
que se refiere a la posibilidad abstracta de advertir el error ajeno".

 b) El perjuicio del errante.- Como ya hemos anunciado, la esenciabilidad del error


y su conocibilidad requieren de un tercer requisito, que es el perjuicio que debe
sufrir el errante. Así resulta del Art. 206° CC. "La parte que incurre en error no
puede pedir la anulación del acto si, antes de haber sufrido un perjuicio, la otra
parte ofreciere cumplir conforme al contenido y a las modalidades del acto que
aquella quiso concluir".

 c) La anulación fundada en error no da lugar a indemnización

La imputación de conocibilidad del error no implica una imputación a la mala fe de la


otra parte, lo que ha llevado al Código Civil a adoptar una norma como la contenida en
su Art.207°, según la cual "La anulación del acto por error no da lugar a
indemnización entre las partes".

 d) Irrenunciabilidad de la acción de anulación fundada en el error

La acción de anulación fundada en el error es irrenunciable según el Art. 218° CC., que
declara nula la renuncia anticipada. "Se trata, pues, de la nulidad de una renuncia
a priori, pues de no serla sería contradictoria con las disposiciones del mismo
Código Civil que legislan sobre la confirmación de los actos jurídicos afectados
por una caudal de anulación".

 e) La vía procesal

El código Civil no ha previsto la vía procesal para el ejercicio de la acción de


anulación por causa de error y tampoco lo ha hecho de manera explícita,
el Código Procesal Civil, que para otros casos, como el de la acción fraudatoria o
pauliana que es una acción de ineficacia. "La nulidad constituye, desde el punto
de vista de la eficacia de los actos, la protección más radical de la que dispone el
ordenamiento jurídico. Lo que se consigue con ella es que el acto no produzca
sus efectos o que se eliminen los que haya producido. Este es, por tanto el efecto
que tendrá la declaración de la nulidad de un acto procesal. Ahora bien,
consistiendo el proceso en un conjunto de actos sucesivos, encaminados al
enjuiciamiento, e preciso determinar las consecuencias que producirá la nulidad
de un acto en los demás".

"El principal efecto de la nulidad es privar al acto de su eficacia jurídica; y, en


consecuencia, se tiene el acto como no realizado; consiguientemente, tampoco
pueden tener validez los actos posteriores que en él se funden, de acuerdo con la
máxima romana: qued nullum est nullum producit effectum".

 f) La prueba del error

Como el error debe ser probado por quien lo invoca, y sólo puede hacerlo la parte que
incurrió en él, la prueba puede versar sobre los hechos externos que lo hayan
producido y los elementos que evidencien su conocibilidad. De probarse en qué
consiste el error y por qué era conocible para la otra parte, conforme a las pautas
generales contenidas en el Art.203° del CC.

 g) Prescriptibilidad de la acción

La acción de anulación fundada en error es prescriptible en el plazo de 2 años,


conforme al inciso 4 del Art.2001° del CC., computándose el plazo desde el día en que
el errante pudo ejercitarla, conforme al Art.1993° del CC.

 h) El error en el matrimonio

El Código Civil legisla sobre el matrimonio como acto jurídico aunque sometiéndolo, por
sus peculiaridades, a un régimen especial y no a las normas generales que rigen los
actos jurídicos y que están contenidos en el Libro II, lo que se pone de manifiesto en el
tratamiento del error dentro del régimen legal del matrimonio. Según Fernando Vidal
Ramírez: "Art. 277° CC., inciso 5 señala que: es anulable el matrimonio… de quien
lo contrae por error sobre la identidad física del otro contrayente o por ignorar
algún defecto sustancial del mismo que haga insoportable la vida en común. Se
reputan defectos sustanciales: la vida deshonrosa, la homosexualidad, la
toxicomanía, la enfermedad grave de carácter crónico, la condena
por delito doloso a más de dos años de pena privativa de la libertad o el
ocultamiento de la esterilización o del divorcio. Como puede apreciarse, el
Código Civil, es este caso hace referencia a un error en la identidad de la
persona, pero a nuestro juicio, debe entenderse como un error en las cualidades
esenciales de la persona".

 i) El error en el acto testamentario

El acto testamentario también presenta características peculiares que hacen que esté
sometido a normas especiales respecto de las contenidas en el Libro II del CC., salvo
los casos de remisión expresa a las reglas generales, como en el caso de las
modalidades (Art. 689° CC.), lo que no ocurre con el tratamiento del error. El acto
testamentario se caracteriza por ser unilateral y recepticio, que requiere de la
manifestación de voluntad directa del testador (Art. 690° CC.) y que puede ser o no de
contenido patrimonial (Art. 686° CC.). Es, además, el acto mortis causa por excelencia
y otras características, sin embargo, sólo vamos a mencionar y poner en relevancia la
de su provisionalidad, pues el testador puede revocarlo cuantas veces quiera, ya que
sólo a su muerte se torna definitivo.

Según, Fernando Vidal Ramírez "De acuerdo al Art. 809° del CC., también son
anulables las disposiciones testamentarias debidas a error esencial de hecho o
de derecho del testador, cuando el error aparece en el testamento y es el único
motivo que ha determinado al testador a disponer. Como error esencial puede
configurarse como error-vicio y también como error en la manifestación de la
voluntad, incluido el error en el que puede incurrir el notario al transcribir la
declaración testamentaria a su protocolo"

6. EL DOLO

El dolo es también un factor perturbador inconsciente del proceso formativo de la


voluntad jurídica que afecta a la función cognoscitiva del sujeto y, por tanto, distorsiona
su voluntad interna. Pero, a diferencia del error-vicio, que es espontáneo, el dolo
es una inducción al error, un engaño para provocar el error, y por eso se
caracteriza por la mala fe, por el designio de perjudicar a otro: dolus est
consillium alteri nocendi.
Según, Fernando Vidal Ramírez "La doctrina es unánime en conceptuar el dolo
como toda maniobra encaminada a provocar un engaño e inducir a error, se trata
de un error, pero constituido por el hecho de la otra parte pues es un error
provocado, un engaño: la víctima del dolo no sólo se engaña, sino que ha sido
engañada. Dolo es el error provocado mediante engaño y constituye una causa
por si suficiente para la anulación del acto jurídico, de modo que este es
impugnable aun los casos en que el error por sí solo no afectase a la validez del
negocio, ya que el error que no provocaría la ineficacia del acto lo provoca
entonces porque ha tenido por causa el dolo, pues el dolo consiste en el artificio
utilizado para engañar a una persona provocando en ella un error o
aprovechando el error en que la misma se halla a fin de inducirla a realizar un
negocio jurídico".

6.1. Características del dolo

El dolo como vicio de la voluntad reviste las siguientes características:

(a) Es intencional.
(b) Su empleo es un engaño para inducir a error.
(c) Es contrario a las reglas de la buena fe.
6.2. Clasificación del dolo.

La doctrina distingue varias clases de dolo, siendo la distinción más importante la que
lo clasifica en dolo determinante o causante y en dolo incidente o incidental, que es la
utilizada por nuestro Código civil. En el presente estudio vamos a considerar la
distinción entre:

 a) El dolo bueno y el dolo malo.- El dolo bueno es aquel engaño sin malicia,
mientras que el dolo malo viene a ser el dolo con animus nocendi, con intención de
engañar y causar perjuicio, y por eso lo reprime la codificación civil.

Según, Fernando Vidal Ramírez "Los jurisconsultos romanos distinguieron entre el


dolo malo, dolus malus, consistente en maquinaciones, artificios, astucias o
engaños encaminados a perjudicar a la víctima, y, el dolo bueno, dolus
bonus, empleado en la defensa de un interés legítimo, principalmente contra un
ladrón o un enemigo. El primero era considerado ilícito y, por ende, condenable;
no así el segundo que era permitido, o al menos tolerado".
Según, Manuel Arauz Castex y Jorge Juaquin Llambias "El dolo malo corresponde al
concepto corriente, mientras que el dolo bueno comprende los casos de engaño
con fines moralmente honestos. Ejemplo: el médico que engaña al enfermo sobre
la gravedad de su estado, producto de una enfermedad ya sea curable o
terminal".

 b) El dolo causante.- Es el engaño utilizado para la formación de la voluntad interna


de un sujeto, el cual, de no habérsele provocado el error, no hubiera celebrado el
acto jurídico. Es el factor determinante de la voluntad ajena. El dolus causam
dans, o sea, aquel que de no haber mediado no hubiera determinado la declaración
de voluntad. Se le llama también dolo causal. Determinante o principal. La doctrina
lo distingue como el nexo causal entre el engaño y la declaración de la víctima y, por
tanto, el que se constituye en genuino vicio de la voluntad.

Según, Fernando Vidal Ramírez "El dolo causante es el que conduce a la víctima a


celebrar el acto jurídico y, por ello, puede producir su anulación y la obligación
de indemnizar los daños y perjuicios. La doctrina es unánime en cuanto que de
existir, necesariamente antes de la celebración del acto, pues el dolo posterior no
constituye vicio de la voluntad ni puede ser causal de anulación del acto, el
engaño tiene que haber sido el engañado subjetivamente determinante, en todo o
en parte, para concluir el negocio o para concluirlo en las condiciones en que lo
hizo. La noción del dolo causante está contenida en el primer párrafo del Art.
210° del CC".

 c) El dolo incidente.- El dolo incidente no es el engaño determinante de la voluntad


y, por tanto, es el que no se constituye como causa eficiente de la celebración del
acto jurídico, puesto que con o sin su mediación se hubiera de todas maneras
celebrado. Este dolo es el que se utiliza para obtener indebidas ventajas y es
por eso que es un dolus incidens, pues el engaño no es determinante de la
manifestación de voluntad, "el autor del engaño sólo consigue condiciones que
le favorecen al lograr que la víctima del dolo celebre el acto en condiciones
más gravosas para ella".

El Art. 211° del CC., contiene una noción del dolo incidente: "Si el engaño no es de tal
naturaleza que haya determinado la voluntad, el acto será válido, aunque sin él se
hubiera concluido en condiciones distintas; pero la parte que actuó de mala fe
responderá de la indemnización de daños y perjuicios". El dolo incidente no es,
pues, causa de anulación sino sólo de indemnización, como lo precisa el ya acotado
artículo.

6.3. Modalidades del dolo

Estas modalidades suponen la utilización del dolo por vía de acción o por vía de
omisión, que sea utilizado por una de las partes, o por ambas y también que sea
utilizado por un tercero.

 a) El dolo por acción.- Es también dolo positivo o acción dolosa, viene a ser un
actuar que se trasunta en palabras o hechos, en una conducta en presentar
circunstancias falsas, o en suprimir o alterar las verdades.

El Código Civil considera el dolo por acción en su artículo 212°: "La omisión dolosa
produce los mismos efectos que la acción dolosa".

Según, Fernando Vidal Ramírez "Lo estipulado en el Art. 212° del CC., le reconoce
al dolo positivo la misma eficacia que al dolo negativo o dolo por omisión dolosa,
lo que significa que ambos pueden dar lugar a un dolo causante, o, de ser el
caso, a un dolo incidente".

 b) El dolo por omisión.- El dolo por omisión o dolo negativo u omisión dolosa está
también previsto en el Art. 212° del CC., "La omisión dolosa produce los mismos
efectos que la acción dolosa". La omisión de una circunstancia que por la ley, los
usos del comercio o la naturaleza del negocio, había obligación de revelar a la otra
parte, no cabe dudar acerca de que la voluntad del contratante puede ser
determinada y captada por el silencio de quien calle hechos o circunstancias cuyo
conocimiento hubiera podido cambiar el pareces de la parte y hubiera podido
hacerla desistir de la celebración del contrato.

 c)  El dolo directo.- El dolo directo es el utilizado por uno de los celebrantes del
acto jurídico, a los que jurídicamente se les exige actuar de buena fe a fin de no
quebrar el principio romanista nemo dolus sus prodesse debet (a nadie debe
resultar ventajoso su dolo). Esta modalidad de dolo fue la tradicionalmente
considerada y legislada en nuestro Código Civil en el primer párrafo del Art. 210°,
que legisla sobre dolo causante, del Art. 211°, que legisla sobre dolo incidente, y
está implícito en el Art. 212°, que legisla sobre la acción y la omisión. Del dolo
directo se derivan a su vez:

 d) El dolo del representante: Cuando es utilizado por quien viene ejerciendo la


representación de una de las partes.

 e) El dolo del incapaz: La situación que genera el dolo utilizado por un incapaz
resulta distinta, el incapaz, si bien es parte en los actos jurídicos, no puede
celebrarlos por sí mismo, salvo que se trate de actos cuya celebración le está
permitida por la ley.

Según, Fernando Vidal Ramírez "La solución que da el Código Civil ante el dolo del
incapaz tiene arraigo romanista, pues esta misma solución viene impuesta desde
el Derecho Romano y su presupuesto es que el incapaz se haya hecho pasar por
capaz. Por eso, como bien lo señala León Barandiarán en lo que se refiere a la
norma vigente, el Art. 229° del CC., sirve al mismo propósito, pues lo queda claro
es que la actuación del incapaz es para ocultar su incapacidad".

 f)  El dolo recíproco.- También llamado dolo bilateral o dolo mutuo, se configura


cuando las dos partes emplean el dolo. El Art. 213° del CC., "Para que el dolo sea
causa de anulación del acto, no debe haber sido empleado por las dos partes".
El dolo se neutraliza cuando es recíproco.

 g) El dolo indirecto.- el dolo indirecto, por contraposición al dolo directo, es el que
proviene de un tercero, esto es, de un extraño al acto, que lo emplea con la misma
finalidad con que lo podría haber empleado una de las partes para obtener una
ventaja indebida. Por eso se llama también dolo de tercero. El Código Civil se
ocupa del dolo indirecto o de tercero en el segundo párrafo del Art. 210°.
"Cuando el engaño sea empleado por un tercero, el acto es anulable si fue
conocido por la parte que obtuvo beneficio de él".

 h) El dolo en los actos unilaterales

En los actos unilaterales la voluntad puede estar también viciada de dolo, pero como
hay una sola parte el vicio deberá ser provocado necesariamente por un tercero, es
decir, que la actividad dolosa proviene de quien está interesado en que el negocio
llegue a tener realidad.
El Código Civil no ha previsto el dolo en los actos jurídicos unilaterales. Sin embargo,
nada obsta para que pueda hacerse presente, sean actos recepticios o actos no
recepticios.

En los actos unilaterales recepticios el dolo se presenta con mayor nitidez que en los
no recepticios, por eso no existe razón para distinguir entre el engaño empleado por el
recepcionario de la declaración y el que es obra de un tercero, o sea de un extraño a la
relación jurídica. El recepcionario puede causar dolo configurando mediante halagos, y
lisonjas muy distintas de los artificios y engaños, pero que conducen a una misma
finalidad la cual es de producir una declaración de voluntad. Así por ejemplo, los
actos de captación de voluntad del testador practicados por una persona para
obtener un legado.

 i) Los efectos del dolo

Los efectos del dolo resultan de su calificación en todo causante, que puede conducir a
la anulación del acto jurídico, o en dolo incidente, que sólo puede conducir al
resarcimiento de los daños y perjuicios. En el primer caso, la víctima del dolo tiene
expedita la acción de anulación y, en el segundo, la correspondiente acción
indemnizatoria.

 j) La acción de anulación fundada en el dolo causante.- La acción de anulación


fundada en el dolo causante es la que puede promoverse cuando el dolo "haya sido
tal que sin él la otra parte no hubiera celebrado el acto". Como el dolo es
manifestación de mala fe, que constituye un ilícito civil, a la acción anulatoria puede
acumularse una acción indemnizatoria, conforme a las reglas del CPC.
 k) La acción indemnizatoria fundada en el dolo incidente.- La acción
indemnizatoria fundada en el dolo incidente es la que puede promoverse cuando "el
engañado no es de tal naturaleza que haya determinado la voluntad" por lo que
el acto es válido "aunque si él se hubiese concluido en condiciones
distintas". La víctima de un dolo incidente sólo puede accionar para que se le
indemnicen los daños y perjuicios, más no para que se declare la nulidad del acto
jurídico.

 l) Irrenunciabilidad de las acciones fundadas en dolo

Según el Art. 218° del CC., es también nula la renuncia anticipada a las acciones
fundadas en dolo. La renuncia no puede ser anticipada, mas sí es posible a posteriori,
cuando la víctima del dolo tiene conocimiento de él y, no obstante, se desiste de
entablar la acción resarcitoria de los daños y perjuicios. Como se ha referido a ambas
clases de dolo y ambas acciones el Art. 218°, respecto de las cuales prohíbe, najo
sanción de nulidad, su renuncia anticipada.

6.3. La vía procesal

El Código Civil, al igual que en el caso de la acción fundada en el error, no ha señalado


la vía procesal, ni para la acción anulatoria ni para la acción indemnizatoria, así como
tampoco el Código Procesal Civil.

Según Fernando Vidal Ramírez "Ante la falta de norma expresa tanto en


el Código Civil como en el Código Procesal Civil, la vía que corresponde para una
y otra acción es la del proceso de conocimiento, debiendo, en todo caso y de
acuerdo a las circunstancias, fijarlas, en definitiva, el órgano jurisdiccional".

 La prueba del dolo

El dolo como hemos visto, además de ser un vicio de la voluntad configura un ilícito
civil. Para su prueba se aplica el principio general: onus probandi incumbit actori (el
que lo alega tiene que probarlo) y a él corresponde la carga de la prueba.
Los medios probatorios deben estar dirigidos a poner en evidencia la acción u omisión
dolosa y los daños y perjuicios irrogados (causados).

 Prescriptibilidad de las acciones

Las acciones que genera el dolo son prescriptibles y se extinguen en el plazo de 2


años, tanto la anulatoria como la indemnizatoria.

La prescripción de la acción de anulación prevista ene l inciso 4 del Art. 2001° del CC.,
que dispone que las acciones para la anulación de los actos jurídicos prescriben en el
plazo de 2 años, que se computa desde el día en que pudo ejercitarse la acción,
conforme al Art. 1993° del CC.

 El dolo en el matrimonio

El dolo no está previsto de manera expresa en las causales que enumera el Art. 277°
del CC., para la anulación del matrimonio. Sin embargo, como hemos visto en la
explicación de las causales del error hemos puesto en evidencia la posibilidad del dolo,
el que se configuraría en el inciso 5 del Art. 277° en lo referente al error en
la identidad física del otro contrayente, cuando se trate de suplantación de persona o
del ocultamiento de su verdadero sexo.

 El dolo en el acto testamentario

El Art. 809° del CC., considera también el dolo como causa de anulabilidad del
testamento. La anulabilidad puede ser total o parcial, según el dolo haya determinado
la voluntad del testador en cuanto a todo el contenido del testamento o sólo una de sus
cláusulas o disposiciones. Puede configurarse el dolo mediante la modalidad de la
captación de su voluntad, o sea, mediante halagos, lisonjas, fingimientos e intrigas para
inducirlo por quien siendo heredero forzoso quiere ser mejorado, o por quien no
siéndolo quiere ser sustituido heredero voluntario, o por quien, tampoco siéndolo quiere
ser sustituido legatario.

7. LA VIOLENCIA FÍSICA

Concepción

La violencia, entendida como violencia física también llamada violencia absoluta,


consiste en una fuerza irresistible, apabullante, incontenible, por la cual físicamente se
doblega al sujeto de manera tal que, en realidad, se elimina su voluntades decir, es la
coacción física ejercida sobre un individuo para realizar un acto jurídico.

Según, Alberto Hinostroza Minguez "Otra causa que vicia la voluntad es el temor,


que la ley lo considera y contempla por el aspecto de la violencia (vis), que se
califica de moral (vis compulsiva), en contraposición a la física (vis absoluta). La
violencia moral es la amenaza de un mal que infundiendo temor en el ánimo de
determinada persona, la induce a realizar cierto acto, que de lo contrario no
habría sido efectuado por ella. Para que haya violencia moral, es necesario que la
amenaza sea grave e injusta. La amenaza es grave cuando el mal amenazado sea
tal que razonablemente produzca temor en una persona sensata; y es injusta
cuando el mal amenazado no constituye el ejercicio de un derecho propio, ni va
dirigido a conseguir ventajas injustas".

7.1. Modalidades de la violencia

El Código Civil considera dos modalidades de la violencia: La que es empleada por


una de las partes y la que sea empleada por un tercero. Ambas son causales de
anulación.
 Efectos de la violencia

El Art. 214° del CC., establece: "La violencia o la intimidación son causas de anulación
del acto jurídico, aunque hayan sido empleadas por un tercero que no intervenga en
él".

Según, Fernando Vidal Ramírez "Conforme al tratamiento que le dispensa el


Código Civil de la violencia se deriva una acción anulatoria a la que puede
acumularse una acción indemnizatoria. Si la violencia fue empleada por un
tercero en concilio con una de las partes, la acción de nulidad y la indemnizatoria
se dirigen contra el tercero y la parte. Si sólo fue empleada por el tercero, contra
este se dirige la acción indemnizatoria y contra la parte de la anulación".

 Irrenunciabilidad de las acciones en la violencia

Según el Art. 218° del CC., al igual que en el caso del error y del dolo, es nula la
renuncia anticipada de las acciones fundadas en la violencia.

Según, Fernando Vidal Ramírez "Como la violencia constituye un ilícito civil, la


prohibición está plenamente justificada, y la interpretamos también en el sentido
de que prohíbe no sólo la renuncia anticipada a la acción anulatoria sino también
a la indemnizatoria. Sin embargo, por el tratamiento que recibe la violencia en el
Código Civil, que sólo determina la anulabilidad del acto jurídico. La acción es
susceptible de renuncia posterior mediante la confirmación".

 La vía procesal

El Código Civil, como tampoco el Código Procesal Civil, al igual que en el caso del error
y del dolo, han señalado la vía procesal para el trámite de las acciones, tanto anulatoria
así como indemnizatoria fundadas en la violencia. Por ello, al igual que en los casos
anteriores, consideramos que la vía es la del proceso de conocimiento y que
corresponde al órgano jurisdiccional fijarla en definitiva.

 La prueba de la violencia

La violencia tiene que ser probada por quien la alegue como causal de nulidad del
acto: onus probandi incumbit actori. No hay restricción, por lo que el actor podrá
recurrir a cualquier medio probatorio idóneo. Si el actor acumula una acción
indemnizatoria, debe también probar el daño.
Según, Fernando Vidal Ramírez "la prueba de la violencia es suficiente para la
anulación del acto y, como precisó León Barandiarán, en la violencia física no
hay nada que examinar, salvo el hecho mismo de esa violencia. Sin embargo, el
Art. 216° del CC., establece pautas para la calificación de la violencia,
remitiéndose a la edad, el sexo, a la condición de la persona de la persona y a las
demás circunstancias que puedan influir sobre su gravedad, lo que se explica
por la equiparación con la intimidación, por lo que, nuestra opinión, la norma es
superflua en lo que atañe a la violencia".

 Prescriptibilidad de las acciones

La acción de anulación fundada en la violencia es prescriptible y se extingue en un


plazo de 2 años, conforme a lo establecido por el inciso 4 del Art. 2001° del CC.

El mismo plazo rige para la acción indemnizatoria que genera la violencia, tanto la que
se dirija contra la parte como contra esta y el tercero, si actuaron en connivencia
(complicidad), o sólo contra el tercero si la parte fue ajena al empleo de la violencia,
pues se trata de una imputación de responsabilidad extracontractual.

 La violencia en el matrimonio

El Código Civil en el inciso 3 del Art. 277° prescribe que es anulable el matrimonio
realizado por el raptor con la raptada o a la inversa o el matrimonio realizado con
retención violenta.

 La violencia en el acto testamentario

En el Art. 809° del CC., también ha previsto a la violencia como causal de anulación del
acto testamentario, sin que haya lugar a la duda pues, además, menciona a la
intimidación , al dolo y al error. Sin embargo, se cree que obtener una declaración
testamentaria por medio de la violencia es poco menos que imposible por las
formalidades que debe revestir el acto testamentario.

Según, Fernando Vidal Ramírez "Si se trata de testamento en escritura pública es


imposible por las formalidades que se prescribe el Art. 696° del CC. Si se trata de
testamento cerrado es sumamente difícil, casi imposible, que se extienda con
violencia, por la dimensión del documento y las formalidades posteriores
prescritas por el Art. 699° del CC. Y, si se trata de testamento ológrafo, que tiene
que ser extendido de puño y letra del testador, es también sumamente difícil por
la dimensión del documento. Además, porque el testador puede, libremente y en
cualquier momento, revocar sus disposiciones testamentarias, careciendo
de valor toda declaración que haga en contrario, como lo preceptúa el Art. 798°
del CC.

8. LA INTIMIDACIÓN

Concepción

La intimidación consiste en infundir temor en un sujeto para obtener por ese medio una
manifestación de voluntad forzada, en cuanto es consecuencia de haber cedido ante la
amenaza que le infunde el temor y, por eso, constituye un genuino vicio de la voluntad.

Según, Aníbal Torres Vásquez "la intimidación es el acto ilícito realizado por un


sujeto que atemoriza a otro mediante amenazas injustas de hacerlo sufrir un mal
inminente y grave para obligarlo a realizar un acto jurídico que no desea o que lo
desea en otros términos y condiciones. La persona que bajo amenazas es
constreñida a concluir un acto jurídico en las condiciones que le señalan, no
tiene la libertad de decisión que debe acompañar al perfeccionamiento del acto
jurídico".

8.1 La noción legal

La intimidación por ser un fenómeno subjetivo que se produce al interior de cada sujeto
y frente al cual no todos pueden reaccionar de la misma manera, la codificación civil ha
adoptado una noción con caracteres de definición, de lo que no ha sido ajena nuestra
codificación civil.

El Art. 215° del CC. "Hay intimidación cuando se inspira al agente el fundado


temor de sufrir un mal inminente y grave en su persona, su cónyuge, o sus
parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad o en
los bienes de unos u otros. Tratándose de otra personas o bienes, corresponderá
al juez decidir sobre la anulación, según las circunstancias".

Se establece que la violencia o la intimidación son causas de anulación del acto jurídico
aunque hayan sido empleadas por un tercero que no intervenga en él. La doctrina
entiende por intimidación a la amenaza dirigida contra una persona con la finalidad de
atemorizarla y obtener así una declaración de voluntad constreñida a evitar el sufrir un
mal grave e inminente; de lo que se infiere que la voluntad del interviniente sí
existe, pero se encuentra viciada por haber tenido como objetivo no la
celebración del acto jurídico, sino el librarse de un no querido.

8.2. Elementos de la intimidación

Para configurarse la intimidación se requiere de los siguientes elementos:

 La amenaza: La intimidación debe ser consecuencia de una amenaza, la cual debe


estar dirigida a obtener una manifestación de voluntad en un determinado sentido,
que es el impuesto por quien la utiliza. Si no existe amenaza no se configura la
intimidación. Así, por ejemplo, el sujeto atemorizado sin que medie amenaza de
alguien, si celebra el acto jurídico no podrá alegar que su voluntad estaba viciada.
 El mal: El mal en que consiste la amenaza debe ser tal que, coloque al amenazado
en situación de violencia, tiene que ser considerable y grave.

Según, Fernando Vidal Ramírez "tiene que ser un timor mayoris malignitatis, es
decir, que comparado con la declaración que se quiere arrancar implique mayor
mal para la víctima, la cual, como es natural escoge el mal menor, o sea, la
manifestación de voluntad que se le quiere arrancar. La doctrina y la legislación
han dado diversas calificaciones al mal que se constituye en elemento de la
intimidación. Nosotros vamos a tomar la inminente y grave, que el código de
1936 adoptó en el código Argentino y que el código vigente lo mantiene el
artículo 217°".

 El temor: El mal que conlleva a la amenaza debe producir temor, es decir como una
conmoción del espíritu ante la presencia de un mal y al que con dificultad se puede
resistir.

Según, Fernando Vidal Ramírez "Según El art. 215° del CC., se refiere al "fundado
temor", que considera subjetivamente. Aún en la hipótesis de que no existiera
precepto para calificar la intimidación, como el Art. 216° del CC., esta tendría que
hacerse en función de la persona que la sufre, ya que la reacción frente a la
intimidación depende de la estructura psíquica de cada sujeto y de su valoración
de las personas y las cosas, pues la amenaza no sólo puede estar dirigida a él y a
sus bienes sino también a las personas, o a los bienes de éstas, con las cuales
guarda especiales relaciones de afecto".

 El criterio para calificar la intimidación


El Art. 216° del CC., señala: "Para calificar la violencia o la intimidación debe
atenderse a la edad, al sexo, a la condición de la persona y a las demás
circunstancias que puedan influir sobre su gravedad". Es pues la reiteración del
criterio subjetivo para la calificación de la intimidación, ya que al referirse a los factores
y circunstancias que han de tenerse en cuenta para apreciarla ha tomado
consideración factores adecuados, toda vez que para apreciar la intimidación no hay
que situarse ni ante un héroe ni ante un pusilánime, sino ante un ser humano.

 Intimidación proveniente de tercero

La intimidación puede de una de la partes o de un tercero. La doctrina y la codificación


le dan igual trato y le señala los mismos efectos: la anulabilidad del acto. La solución
viene desde el Derecho romano.

El Art. 214° del CC., señala "La violencia o la intimidación son causas de anulación
del acto jurídico, aunque hayan sido empleadas por un tercero que no intervenga
en él".

Según, Aníbal Torres Vásquez "La violencia y la intimidación tienen los mismos


efectos jurídicos, ambas son causales de anulación del acto jurídico, porque
ambas actúan como vicios de la voluntad, al haber disminuido la voluntad el
sujeto hasta anularla (ausencia de la voluntad) o restringirla considerablemente
(voluntad viciada). Cuando el acto ha sido arrancado por la violencia física falta la
voluntad interna y la voluntad de declaración, por consiguiente teóricamente el
acto sería no anulable sino nulo, pero por razones prácticas el legislador no ha
querido reflejar las diferencias entre violencia física y violencia moral
(intimidación) en el terreno de sus consecuencias".

 Efectos de la intimidación

La intimidación acarrea la anulabilidad del acto jurídico, constituyéndose en una


genuina causal anulatoria como lo establece el Art. 214° del CC. La acción anulatoria
debe dirigirse contra la otra parte y, si el acto es unilateral, con el autor de la
intimidación y en caso de provenir de un tercero, sólo contra éste, salvo que hubiera
actuado en connivencia (complicidad) con la otra parte.

 Amenaza de ejercer un derecho y temor reverencial


Art. 217° del CC. "La amenaza del ejercicio regular de un derecho y el simple
temor reverencial no anulan el acto".

Según, Aníbal Torres Vásquez "La amenaza del ejercicio regular de un derecho no


es causal de anulación del acto jurídico. La amenaza de ejercer un derecho no es
injusta ni ilegítima y como tal no vicia la voluntad, como el caso del acreedor que
amenaza a su deudor con embargarle sus bienes si no le cancela lo que le está
adeudado".

 Irrenunciabilidad de las acciones fundadas en la intimidación

Al igual que las acciones derivadas del error, del dolo y de la violencia física, las
acciones fundadas en la intimidación son irrenunciables, tanto la anulatoria como la
indemnizatoria, pues el Art. 218° del CC., preceptúa que es nula la renuncia anticipada
de la acción que se funde en intimidación.

La norma, como en los casos anteriores, se explica y se justifica en el ilícito civil, y aún
penal, que constituye la intimidación. La renuncia posterior es posible por su
imbricación (superposición) con la figura de la confirmación.

Según, Aníbal Torres Vásquez "La renuncia anticipada a la acción de anulabilidad


que se funda en los vicios de la voluntad (error, dolo, violencia o intimidación)
adolece de nulidad absoluta. Si es posible la renuncia posterior, esto es, cuando
el sujeto está bajo los efectos de tales vicios".

8.3. La vía procesal

En el Código Civil, como también el Código Procesal Civil, han determinado la vía
procesal para el trámite de las acciones fundadas en la intimidación, por lo que, como
en los casos anteriores consideramos que corresponde tramitarlas como proceso de
conocimientos, correspondiendo al órgano jurisdiccional fijar en definitiva la vía
procesal.

 La prueba de la intimidación

La prueba de la intimidación corresponde a quien la alegue: onus probandi incumbit


actori. Probar la intimidación es establecer un hecho jurídico.

Según, Fernando Vidal Ramírez "Para la prueba de la intimidación, orientada a


producir certeza en el órgano jurisdiccional, están autorizados todos los medios
de prueba y, si bien, de manera explícita el Código Civil no ha establecido
presunciones para facilitar la prueba, consideramos que ellas existen, así como
también un principio de distribución de la carga de la prueba".

 Prescriptibilidad de las acciones

Las acciones fundadas en la intimidación, tanto la anulatoria como la indemnizatoria,


son prescriptibles, conforme al inciso 4 del Art. 2001° del CC., que las haces prescribir
en un plazo de 2 años.

El plazo se computa desde el día en que pudieron ser ejercitadas tanto la acción
anulatoria como la acción indemnizatoria, conforme al Art. 1993° del CC. "La
prescripción comienza a correr desde el día en que puede ejercitarse la acción y
continúa contra los sucesores del titular del derecho".

 La intimidación en el matrimonio

El Art. 277° inciso 6 del CC., preceptúa que: "Es anulable el matrimonio: de quien lo
contrae bajo amenaza de un mal grave o inminente, capaz de producir en el
amenazado un estado de temor, sin el cual no lo hubiera contraído. El juez
apreciará las circunstancias, sobre todo si la amenza hubiera sido dirigida contra
terceras personas. La acción corresponde al cónyuge perjudicado y sólo puede
ser interpuesta después dentro de un plazo de 2 años de celebrado. El simple
temor reverencial no anula el matrimonio".

 La intimidación en el acto testamentario.

La intimidación en el acto testamentario está prevista en el Art. 809° del CC. "Es
anulable el testamento obtenido por la violencia, la intimidación o el dolo. También son
anulables las disposiciones testamentarias debidas a error esencial de hecho de
derecho del testador, cuando el error aparece en el testamento y es el único motivo que
ha determinado al testador a disponer", siendo pertinente lo que hemos dejado
expuesto al referirnos a la intimidación por parte de tercero y sobre la intimidación en
los actos unilaterales.
CONCLUSIONES

Que, el acto jurídico puede ser anulado por existir error en él, lo que constituye un
factor perturbador inconsciente que distorsiona el proceso formativo de la voluntad
jurídica, ya en el aspecto relativo a la voluntad interna, en cuyo caso se configura el
denominado error-vicio, o ya en lo que se refiere a la exteriorización de la voluntad
interna, en cuyo caso se configura el denominado error en la declaración, que el
Código Civil legisla claramente diferenciados en sus artículos, pero bajo el título común
de Vicios de la Voluntad. Sin embargo, la anulabilidad fundada en el error no da lugar a
indemnización.

Por otro lado, el dolo es también un factor perturbador inconsciente del proceso
formativo de la voluntad jurídica que afecta a la función cognoscitiva del sujeto y, por
tanto, distorsiona su voluntad interna. Pero, a diferencia del error-vicio, que es
espontáneo, el dolo es una inducción al error, un engaño para provocar el error, y por
eso se caracteriza por la mala fe, por el designio de perjudicar a otro. Los efectos del
dolo resultan de su calificación en todo causante, que puede conducir a la anulación del
acto jurídico, o en dolo incidente, que sólo puede conducir al resarcimiento de los
daños y perjuicios.

La violencia, entendida como violencia física también llamada violencia absoluta,


consiste en una fuerza irresistible, apabullante, incontenible, por la cual físicamente se
doblega al sujeto de manera tal que, en realidad, se elimina su voluntades decir, es la
coacción física ejercida sobre un individuo para realizar un acto jurídico. De la
violencia se deriva una acción anulatoria a la que puede acumularse una acción
indemnizatoria. Si la violencia fue empleada por un tercero en concilio con una de las
partes, la acción de nulidad y la indemnizatoria se dirigen contra el tercero y la parte. Si
sólo fue empleada por el tercero, contra este se dirige la acción indemnizatoria y contra
la parte de la anulación.

Concluimos también que, la intimidación es el acto ilícito realizado por un sujeto que
atemoriza a otro mediante amenazas injustas de hacerlo sufrir un mal inminente y
grave para obligarlo a realizar un acto jurídico que no desea o que lo desea en otros
términos y condiciones. La persona que bajo amenazas es constreñida a concluir un
acto jurídico en las condiciones que le señalan, no tiene la libertad de decisión que
debe acompañar al perfeccionamiento del acto jurídico. La intimidación acarrea la
anulabilidad del acto jurídico, constituyéndose en una genuina causal anulatoria como
lo establece el Art. 214° del CC. La acción anulatoria debe dirigirse contra la otra parte
y, si el acto es unilateral, con el autor de la intimidación y en caso de provenir de un
tercero, sólo contra éste, salvo que hubiera actuado en connivencia (complicidad) con
la otra parte.
BIBLIOGRAFÍA

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 Código Civil Peruano.

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