La Mesa Redonda
La Mesa Redonda
La Mesa Redonda
La mesa redonda es una técnica de comunicación en la que intervienen varias personas con la
finalidad de intercambiar ideas y opiniones en relación a un tema determinado. Puede
definirse como una especie de dinámica en la que los integrantes tienen la misma oportunidad
de argumentar sus puntos de vistas.
Historia: El origen de esta forma de discusión está relacionado con el rey Arturo, quien
convocaba a sus caballeros para dialogar sobre las decisiones del reino. Ahora bien, el objetivo
principal de la mesa redonda es contraponer y analizar las diferentes opiniones y perspectivas
que los integrantes tengan sobre el tema que está en discusión.
Función de la mesa redonda: Presentar una discusión sobre un tema, generalmente polémico
y de interés colectivo, con el objetivo de que los integrantes expongan sus puntos de vista,
perspectivas, conocimientos, ideas y opiniones. Esta técnica de comunicación le brinda al
público la oportunidad de conocer datos relevantes sobre el tema hablado.
El primer paso es elegir el tema de la mesa redonda y los subtemas, también hay que
definir quienes participarán. Los integrantes de la mesa redonda necesitarán revisar y
seleccionar información de diversos textos para sustentar su opinión. Se debe
coordinar el desarrollo, establecer el orden de participación, y el tiempo que se va a
emplear. En la mesa redonda se da información sustentada en hechos, pero cada
participante tiene su opinión personal.
Se debe elegir a quien será el moderador o coordinador.
De acuerdo al tiempo que se tenga para hacer la mesa redonda se debe determinar el
tiempo de intervención de cada participante. La mesa redonda dura entre una hora y
media a dos horas, normalmente se dan diez o quince minutos para cada
presentación.
Los expositores preparan su material y su intervención de acuerdo al tema, a los
subtemas y la fijación de objetivos.
Durante:
El moderador abre la sesión con palabras iniciales, mencionando el tema por tratarse,
explica el procedimiento que ha de seguirse, hace la presentación de los expositores
agradeciéndoles su cooperación, comunica al auditorio que podrán hacer preguntas al
final, y ofrece la palabra al primer expositor que dese responder.
Cada expositor hará uso de la palabra durante el tiempo establecido. El moderador
cederá la palabra a los integrantes de la Mesa redonda en forma sucesiva, y de manera
que se alternen los puntos de vista opuestos o divergentes. Si un orador se excede
demasiado en el uso de la palabra el coordinador se lo hace notar prudentemente.
Una vez finalizada las exposiciones de todos los participantes, el moderador hace un
breve resumen de las ideas principales de cada uno de ellos, y destaca las diferencias
más notorias que se hayan plantead. Para ello habrá tomado notas durante las
exposiciones.
El moderador invita al auditorio a efectuar preguntas a los miembros de mesa sobre
las ideas expuestas. Estas preguntas tendrán solo carácter ilustrativo, y no se
establecerá discusión entre el auditorio y la mesa. Las personas del auditorio tendrán
derecho a una sola intervención.
Los escritos sagrados de las grandes religiones, así como sus seculares tradiciones, contienen
mensajes de paz y de concordia, que constituyen una importante aportación para la
convivencia pacífica entre los hombres, los pueblos y las diversas civilizaciones y culturas.
Además, toda religión cree en una unión de todos los hombres, fundada en la realidad de un
ser supremo, de lo cual se sigue la convicción de la existencia de una fraternidad universal, es
decir, de “una cultura de la pacifica fraternidad que abraza a todos los hombres ”, sean de la
cultura y condición que sean. Además, desde el punto de vista ético, encontramos en todos los
escritos de las grandes religiones la llamada “regla de oro”, que nos manda “tratar a los demás
como queremos que nos traten ellos a nosotros mismos”, principio en el que se puede
fundamentar sólidamente una “cultura de la paz”.
La UNESCO reconoce igualmente la necesidad de enseñar las lecciones del Holocausto para
cimentar el respeto de los derechos humanos, las libertades fundamentales y valores como la
tolerancia y el respeto mutuo. Se anima a los Estados Miembros de la Organización de las
Naciones Unidas a elaborar programas educativos que transmitan la memoria del Holocausto a
las generaciones futuras para evitar que el genocidio se repita. La UNESCO pone a disposición
herramientas pedagógicas y una plataforma educativa para que los centros docentes, los
profesores, los estudiantes y otras partes interesadas tengan acceso a los recursos educativos
para perpetuar la memoria del Holocausto.
En una sociedad cada vez más individualizada, da la sensación de que muchos de los valores
están cayendo en el olvido. Aunque no se puede generalizar, parece haber cada vez más casos
de personas o grupos que no atienden o respetan las necesidades o situaciones de los demás.
A medida que avanzamos de generación en generación vemos como los valores han perdido valor
dentro de las sociedades. Vemos como los jóvenes van perdiendo el respeto a sus mayores y como
le dan valor a temas tan superfluos como la moda, la vanidad, la superioridad. Perdiendo así, el
sentido de cooperación con sus semejantes. Todo esto juega un papel protagónico en la crisis social
por la que atraviesa el mundo entero y en especial nuestro país. Debido a los altos índices de
delincuencia, violencia doméstica, niños en situación de calle, abandono de personas mayores,
tráfico de drogas, de personas y agresión sexual, entre otros tantos males que nos agobian.
Uno de los mayores problemas de la sociedad actual, es que carece o no quiere respetar los valores
morales, que representan la guía o el código de reglas que son necesarias para la mejor convivencia
colectiva. En consecuencia, si no tratamos de conducirnos en nuestra vida cotidiana, tomando como
referencia estas reglas morales o de conducta, estaremos viviendo en iguales condiciones que en
aquellas etapas de la historia humana, donde prevalecía la violencia, la inmoralidad, y el libertinaje
como forma de vida, sin medir los resultados de tales acciones.
Conductas llenas de odio, egoísmo, violencia e indiferencia ante el prójimo, son nuestro día a día. La
razón de esto, quizás sea responsabilidad de nosotros mismos, ya que poco a poco el ser humano se
ha deshumanizado, convirtiéndose en una maquina presa del stress diario y aupado por la
tecnología dejando de lado el convivir cara a cara con sus semejantes.
El postmodernismo, se puede definir como el tiempo del «YO». Tras la pérdida de confianza en los
proyectos de transformación de la sociedad, el hombre actual piensa que sólo cabe concentrar los
esfuerzos en su realización personal y comienza a sentir que es posible vivir sin Ideales. Lo
importante es conseguir poder y dinero, no importa cómo; disfrutar la vida al máximo y comprarse
autos, joyas, ropas, mansiones y cosas que llenen su vanidad y lo hagan sentirse superior a los
demás. Es muy triste ver esto, ya que, el pilar fundamental de la sociedad ha pasado a un segundo
plano, es decir, el hombre de hoy abandona a su familia para poder llenar todas sus vanidades.
Convirtiendo a Narciso (el hombre enamorado de sí mismo, que deja transcurrir su tiempo
admirando su imagen en la fuente) en el signo de esta era postmodernista.
Los valores, no sólo son una cuestión personal, sino que repercuten en todos los ámbitos de la
sociedad. Ésta es la razón por la que una crisis de valores a nivel personal se refleja en la sociedad
en su conjunto y se constituye en un problema social, del cual se deriva una serie de acciones y
conductas poco éticas que vemos día a día en nuestro entorno, tanto en la política, la economía,
algunas ONGs sin escrúpulos que solo van a lucrarse a costa de los demás y por supuesto, en las
organizaciones, tanto públicas como privadas.
Es imprescindible rediseñar y volver a educar a la sociedad, empezando desde los niños que son el
pilar fundamental del futuro. Debemos introducir en las primeras etapas de la educación
asignaturas donde se siembren valores sociales; haciendo renacer conductas morales y éticas.
Para tener una concepción positiva de la vida, hay que empezar por respetarse a uno mismo, es lo
que llamamos el autorrespeto. El autorrespeto está muy ligado a la autoestima. Para querer y
respetar a los demás, se debe comenzar por quererse y respetarse así mismo, así como también se
debe respetar al medio ambiente.
No se puede seguir buscando responsables de la violencia, más bien asumir compromisos sobre que
podemos aportar para minimizarla. Incentivar el amor entre los semejantes y no el odio. Fomentar
el amor a la patria y a la familia. La familia es la base de la sociedad; los padres educan y los
colegios colaboran enseñando.
Incentivar no solo en los colegios sino en los foros sociales valores tales como la amistad,
cooperación, justicia, equidad, confianza y tolerancia. Que estos valores sean tomados en cuenta
como premisa del trabajo en equipo de las comunidades. La religión también es parte fundamental
de la sociedad, el ser humano debe mantener creencias religiosas y sentir temor al castigo moral.
(Pedro Motas)