Dialnet CulturaHistoriaYAmbienteBiofisico 8630784
Dialnet CulturaHistoriaYAmbienteBiofisico 8630784
Dialnet CulturaHistoriaYAmbienteBiofisico 8630784
Resumen
Este artículo es el resultado del estudio llevado a cabo como Trabajo de Fin de
Grado por parte del autor. Se trata de un estudio transdisciplinar en el que, partiendo
desde las humanidades ambientales integradas – haciendo especial énfasis en la
Historia de las mentalidades y la Antropología social – se exploran los procesos
históricos de la sociedad islandesa desde el asentamiento vikingo hasta el siglo
XX, cuando la lógica de la historia del país da un vuelco repentino. Además, estas
indagaciones históricas y culturales se basan en la estrategia de investigación del
materialismo cultural, de tal manera que ha sido necesaria una aproximación al
ambiente biofísico de la tierra del hielo para fundamentar la naturaleza de los
acontecimientos históricos aquí tratados. En último lugar, este artículo es una
reflexión antropológica sobre los momentos de crisis.
Abstract
This article is the result of the research carried out by the author as his undergraduate
dissertation. It is a transdisciplinary piece of research in which, taking integrated
environmental humanities – especially history of mentalities and social
anthropology – as a departure point, historical processes of the Icelandic society
are to be explored from the viking settlement to the 20th century, when the logic of
the country’s history took a sudden turn. In addition, as these historical and cultural
inquiries are based on the cultural materialism anthropological perspective, it has
been necessary to approach the biophysical environment of the land of ice in order
to underpin the nature of the historical events here considered. Lastly, this article
aims to be an anthropological reflection on critical times.
119
Cultura, historia y ambiente biofísico… – J.M. Sánchez Sánchez
1. INTRODUCCIÓN
1 “El enfoque poco habitual hacia los estudios ambientales subrayado en este artículo,
abarcando contribuciones integradas desde otras disciplinas en humanidades, ciencias sociales y
geociencias, demuestra un modelo viable de organización y ejecución de la investigación que puede
servir para ampliar conocimientos, hacer accesibles datos nuevos o que no serían utilizados y generar
un nuevo entendimiento en relación a las amenazas de la Nueva Condición Humana a través de una
combinación de métodos empíricos y deductivos”.
120
Revista de Humanidades, 45 (2022). p. 117-144. ISSN 1130-5029
121
Cultura, historia y ambiente biofísico… – J.M. Sánchez Sánchez
1.3. Metodología
La metodología ha consistido, grosso modo, en un acercamiento a la mentalidad
islandesa. Ha sido necesaria una aproximación a los procesos históricos y actividades
económicas más importantes a lo largo de los siglos en Islandia, siendo de particular
interés el periodo de cambio de siglo del XIX al XX, donde termina una Islandia
todavía “medieval”.
Se ha recurrido principalmente a fuentes secundarias que abordan los temas
de economía y demografía históricas y contemporáneas del país, tanto artículos
académicos como datos estadísticos e históricos. Para comprender mejor la vida
122
Revista de Humanidades, 45 (2022). p. 117-144. ISSN 1130-5029
diaria de los islandeses, se ha tomado en cuenta su dieta tradicional, lo que denota las
estrategias para el uso y aprovechamiento de la energía y la realidad ecológica del país.
Además, para tratar de comprender los aspectos generales de la mentalidad
islandesa, he considerado el rol cultural de algunos de los textos más importantes de
esta sociedad: las sagas islandesas, los escritos de Snorri Sturluson y la imprescindible
obra clásica contemporánea Gente Independiente de Halldór Laxness. A este aspecto,
se ha recurrido a fuentes secundarias.
2. RESULTADOS
2.1. Aproximación al ambiente biofísico islandés.
a) Apuntes sobre corrientes oceánicas, clima y geografía
Islandia es una isla del Atlántico norte; la única masa de tierra atravesada por
la dorsal mesoatlántica, una gran cordillera oceánica que separa las placas tectónicas
euroasiática y norteamericana en el norte y africana y sudamericana en el sur. Se
trata, pues, de una zona activa volcánicamente2, lo que ha condicionado la vida
islandesa (Hartman et al., 2017; Thordarson & Larsen, 2007).
En cuanto al vulcanismo en Islandia, se tiene constancia de “205 eruptive
events, which have been identified through chronostratigraphic studies and analysis
of historical accounts. Thus, on average there have been 20 – 25 events per 100 years
throughout historical time3” (Thordarson & Larsen, 2007, p. 146). Estas erupciones
no fueron en absoluto inocuas para una población que venía de Escandinavia, donde
no hay volcanes.
Encontramos, principalmente, dos zonas climáticas: una zona de clima subpolar
oceánico y otra de tundra (Einarsson, 1984). Las zonas de clima subpolar oceánico
coinciden con las áreas más densamente pobladas del país: el área metropolitana de
Reykjavík, la península de Reykjanes y las costas del sur, y, en el norte, el área de
Akureyri. Aún así, Islandia cuenta con un clima “templado”, teniendo en cuenta su
latitud, debido a la existencia de unas corrientes marinas atlánticas que llevan aguas
tropicales hasta sus costas:
The water mass of primary importance for the Icelandic hydrography is the Atlantic
Water which has sub-tropical components and therefore is still comparatively warm
123
Cultura, historia y ambiente biofísico… – J.M. Sánchez Sánchez
(temperature T between 6 and 11°C) and salty (salinity S between 35.0 and 35.2) when
reaching Iceland4 (Stefánsson, 1962, citado en Logemann et al., 2013, p. 931)
Tabla 1: Latitud y duración del día durante los solsticios de verano e invierno en localidades
islandesas. Fuente: (Einarsson, 1984, p. 673).
Latitud Duración del día Duración del día
(solsticio de verano) (solsticio de invierno)
Vestmannaeyjar 63°27’N 20 h 37 min 4 h 30 min
Reykjavík 64°08’N 21 h 09 min 4 h 08 min
Akureyri 65°40’N 23 h 32 min 3 h 05 min
Grímsey 66°32’N 24 h 2 h 13 min
Tabla 2: Geografía general de Islandia. Elaboración propia. Fuente: Hagstofa Íslands (con-
sultado el 5 de abril de 2021).
Tamaño (km²) Porcentaje
Islandia 103.000 100,00 %
Vegetación 23.805 23,11 %
Lagos 2.757 2,68 %
Glaciares 11.922 11,57 %
Desiertos 64.538 62,66 %
4 “La masa de agua de mayor importancia de la hidrografía islandesa es el agua atlántica que
tiene componentes subtropicales y por lo tanto es comparativamente cálida (temperatura T entre los 6 y
los 11°C) y salada (salinidad S entre 35.0 y 35.2) cuando llega a Islandia.”
124
Revista de Humanidades, 45 (2022). p. 117-144. ISSN 1130-5029
ya que los andosoles son escasos en la Europa continental (al igual que los volcanes)
y en tanto que el país nórdico constituye “the largest area in Europe dominated by
such soils5” (Arnalds, 2007, citado en Arnalds, 2008, p. 409). Además, respecto a
los suelos islandeses, también es necesario destacar su alto grado de desertización:
One of the unique characteristics of Icelandic soil environments is the presence of
extensive deserts, in spite of a moist climate in much of the country. Man and nature
have inflicted great environmental change since Iceland was first settled about 1200
years ago (...)6. (Arnalds, 2008, p. 409)
Según la FAO, los andosoles son suelos ideales para la agricultura (FAO,
2007). Aún así, como se detallará más adelante, la dieta tradicional islandesa no
es precisamente abundante en vegetales. Sencillamente, el clima contrarresta las
buenas condiciones del suelo hasta hacer la agricultura francamente difícil.
A esto hay que añadir los desastres que ocasionaban las erupciones volcánicas o
los terremotos. Más aún, un evento ambiental que tenía unas consecuencias todavía
más terribles para los pobladores de la isla era el hielo marino ártico que llegaba a
las costas, enfriando el aire:
In past centuries the impacts [of sea ice] on people have included reductions in
grazing and fodder production, the prevention of sea fishing and the disruption of
trade. The effects of sea ice are nuanced and not always unfavorable for human
society; the ice can also bring opportunities, such as ice-riding seals, thereby
providing a vital alternative food source for people7. (Ogilvie, 1984, 2005, 2010,
citado en Hartman et al., 2017, p. 125)
125
Cultura, historia y ambiente biofísico… – J.M. Sánchez Sánchez
8 Este animal ha inspirado también la novela El zorro ártico, del escritor islandés Sjón (2008),
ganadora del Premio de Literatura del Consejo Nórdico en 2005.
9 “Son los invertebrados los que forman los elementos dominantes en la fauna y en su registro
fósil, lo que es relevante para la historia de la biota.”
10 Actualmente extintas en Islandia.
126
Revista de Humanidades, 45 (2022). p. 117-144. ISSN 1130-5029
number of species in a given area of land11” (Dugmore et al., 2005, p. 30); aún así,
d) enriquecieron la biodiversidad de la isla en términos absolutos (en el número de
especies).
Se puede concluir que las condiciones ecológicas iniciales para los primeros
colonos eran francamente complejas por la dificultad de la agricultura y la escasez
de animales terrestres grandes. Estas condiciones ambientales empeoraron por la
disonancia entre lo que hacían los primeros pobladores y la realidad ecológica de
la isla (tala masiva y degradación de los hábitats autóctonos por el pastoreo). Sin
embargo, la sociedad islandesa, aunque no exenta de dificultades, fue exitosa; de lo
contrario, se habría extinguido como sus vecinos groenlandeses.
127
Cultura, historia y ambiente biofísico… – J.M. Sánchez Sánchez
Esta pobreza era evidente para los europeos de los siglos XVIII y XIX. En
esta época se tenía una idea de los países nórdicos como unas tierras de gran atraso
cultural y económico, especialmente Islandia, tan lejos del continente: de este
país se tenía la opinión de que solamente estaba poblado por auténticos gañanes
y borrachos rústicos (Gunnlaugsson et al., 2018). Aún así, al mantener una lengua
que es esencialmente la vikinga y una tradición literaria única, era concebida como
la memoria viva de la antigua cultura germánica que tanto fascinaría a los místicos
nazis (Byock, 1994; Gunnlaugsson et al., 2018). La situación en Islandia era tal que
en el siglo XVIII, bajo dominio danés, tuvieron lugar una serie de expediciones a la
isla para evaluar su situación económica y sanitaria cuyas conclusiones fueron que
era necesaria una gran inversión por parte de la metrópoli en concepto de “ayudas
al desarrollo”: una de esas expediciones consistió en mandar matronas danesas a
Islandia para enseñar a las parteras locales a cuidar de las mujeres embarazadas
antes y durante el alumbramiento. Una medida para paliar la extrema pobreza y mala
alimentación que se constataron en otras expediciones fue la abolición del monopolio
mercantil de la metrópoli con su colonia (Gunnlaugsson et al., 2018).
Tal pobreza connotaba inseguridad alimentaria. Esta podía observarse de
diversas maneras: por ejemplo, como señalaba anteriormente, en el uso que le
daban al suero de leche, el hecho de que uno de sus panes tradicionales esté hecho
con harina de liquen de Islandia (Svanberg & Ægisson, 2012) o que tuvieran que
fermentar trozos de carne de tiburón – debido a la cantidad de ácido úrico que
contiene –, algo hoy ha quedado mayormente como una repugnante curiosidad
para turistas (Bachórz, 2016). Comer esta carne es tan desagradable que, incluso
aquellos acostumbrados a consumirla, necesitan acompañarla con unos tragos de
brennivín (“vino ardiente”), un bebida espirituosa (37.5% de alcohol) a base de
patata fermentada (Amilien, 2012).
Como se habrá podido observar en los párrafos anteriores, la dieta tradicional
islandesa es escasa en verduras. Esto se debe a la inherente dificultad de una
agricultura satisfactoria en la isla, algo que ya era obvio en la época del asentamiento
13 “Hallgerður Gísladóttir (1999), (...), argumenta que las circunstancias ambientales de Islandia
afectaron la manera en que tradicionalmente se preservaba la comida. Lo más importante era la falta de
árboles y, por tanto, de leña, lo que significaba casi una nula producción de sal. En su lugar, la forma
más habitual de preservar la comida era usando el suero de leche, lo que hacía que la comida supiera
amarga”.
128
Revista de Humanidades, 45 (2022). p. 117-144. ISSN 1130-5029
Según los datos ofrecidos por Jónsson (1998) (Figura 1), podemos deducir
que en 1770 casi el 80% de los alimentos consumidos en Islandia eran de origen
animal. Incluso si se desconoce qué comían los islandeses exactamente en tiempos
anteriores, cabe esperar que fuese muy parecido por varios motivos: a) por lo que
se observa en la dieta tradicional, b) porque el clima, más frío entre los siglos IX y
XVI por la “Pequeña Edad de Hielo”, no permitió una agricultura decente en ningún
momento (Hartman et al., 2017) y c) porque la metrópoli danesa abolió el monopolio
comercial con su colonia islandesa solo en siglo XVIII, permitiendo entonces la
entrada de más productos alimenticios (Gunnlaugsson et al., 2018).
Dadas estas particularidades, es pertinente mirar a lo que se comía en el país
en fechas tan recientes como 1900, en comparación con datos de mediados del siglo
XX y del siglo XXI:
129
Cultura, historia y ambiente biofísico… – J.M. Sánchez Sánchez
130
Revista de Humanidades, 45 (2022). p. 117-144. ISSN 1130-5029
Antes de continuar, hay que recordar las sagas: el hecho de que existan es
ya un rasgo distintivo de la historia y cultura islandesas, empezando por el hecho
de que “mientras que los noruegos escribieron en latín y tomaron como modelo
la literatura latina de corte europeo, los islandeses fueron los primeros en utilizar
su lengua” (Manrique Antón, 2012, p. 143). Las sagas islandesas son una serie de
textos medievales redactados en el siglo XIII y cuyas acciones tenían lugar desde
el siglo X en adelante (Arnason, 2004). Son documentos múltiples, en los que se
entremezclan aspectos legales, historiografía, mitología, crónicas y, notablemente,
listas genealógicas que fundamentaban el asentamiento de la isla.
Algo que está claro sobre las sagas islandesas es que se escribieron en una
época de crisis: en el siglo XIII la Mancomunidad islandesa estaba dividida en
jefaturas en constante tensión y guerras civiles, el cristianismo (llegado en torno
al año 1000) ganaba terreno y, además, la inestabilidad política llegó a tal extremo
que algunos goðar (jefes16) se hicieron vasallos del rey Haakon IV de Noruega en
1262. Así terminó la mancomunidad y se inició un periodo de dependencia política
y económica, primero de Noruega y luego de Dinamarca, que no terminaría hasta
1944. Sturluson redactó su obra en este ambiente, y también se escribieron las sagas
islandesas en este periodo histórico. A este respecto, Manrique Antón nos explica
que “las Sagas de los islandeses, Íslendingasögur, también suelen interpretarse como
un intento por parte de los primeros eruditos islandeses de preservar la precaria
identidad social y cultural del país y de procurarse un mito fundacional” (Manrique
Antón, 2012, p. 142).
Las sagas fueron leídas y releídas desde su escritura hasta el presente, pero
no fue hasta los siglos XIX y XX que apareció una interpretación nacionalista.
Precisamente en la década de 1930 surgió una corriente académica autóctona que
interpretaba la historia de Islandia como una sucesión de periodos de independencia
–tiempos dorados– y de dominio extranjero –tiempos decadentes– (Byock, 1985).
Laxness también vivió una época de crisis: Gente Independiente se publicó
en cuatro volúmenes entre 1933 y 1935. En el plano global, el mundo trataba de
recuperarse del crack del 29 y Adolf Hitler ya era canciller de Alemania. En Islandia,
ya estaban ocurriendo esos cambios que traerían al país al siglo XX occidental: en los
años 20 se construyó el primer invernadero que usaba energía geotérmica (Butrico &
Kaplan, 2018; Steingrímsdóttir et al., 2018).
Estas relecturas nacionalistas de la historia no aparecen súbitamente en la
Islandia de los años 30 del siglo XX, sino que este patriotismo se venía gestando
16 Aunque se ha discutido si la sociedad islandesa del siglo XIII era acéfala y carecía incluso
de aristocracia, Barreiro señala que: “Las familias dominantes que concentran las posiciones de goði
(los goðorð) y controlan el territorio bajo la forma de dominios (ríki) presentan rasgos típicamente
aristocráticos: séquitos armados permanentes, ideología dinástica, apropiación de excedente agrario,
control territorial, vínculos de fidelidad vertical ritualizados, uso de emblemas heráldicos, construcción
de fortificaciones y ostentación notoria.” (2019, p. 48)
131
Cultura, historia y ambiente biofísico… – J.M. Sánchez Sánchez
desde el siglo anterior. Al ser una colonia danesa, era común que los más pudientes
marchasen a Copenaghe para realizar sus estudios universitarios17. Dinamarca hace
frontera con Alemania y se podría decir que este país, por proximidad geográfica y
lingüística, era su gran referente cultural. A este respecto, es importante señalar que
los daneses también sufrían, aunque en menor medida, el estereotipo nórdico de
atraso cultural (Byock, 1994).
Los universitarios islandeses no eran ajenos al cambio de ciclo mundial que
estaba teniendo lugar en los siglos XVIII y XIX, y mucho menos a sus fundamentos
teóricos, especialmente el Romanticismo. Por ese referente cultural que era Alemania,
Johann Gottfried Herder era un pensador bastante popular entre la comunidad
universitaria copenaghesa. A este respecto:
Herder’s views encouraged the nationalistic searchings of Icelandic students and
intellectuals in Copenhagen in the 1830s, giving the Icelanders a theoretical explanation
of why life had been better during Iceland’s medieval independence. According to
Herder, a nation controlled by foreigners, with foreign institutions imposed upon it,
was bound to stagnate18. (Byock, 1994, p. 168)
132
Revista de Humanidades, 45 (2022). p. 117-144. ISSN 1130-5029
Iceland was declared a sovereign state, sharing only king and diplomatic service with
Denmark19. (Hálfdanarson, 2000, p. 95)
133
Cultura, historia y ambiente biofísico… – J.M. Sánchez Sánchez
operate in [a] belligerent action or enter into [an] alliance with any belligerent power20
(citado en Jensdóttir Hardarson, 1974, p. 32).
134
Revista de Humanidades, 45 (2022). p. 117-144. ISSN 1130-5029
135
Cultura, historia y ambiente biofísico… – J.M. Sánchez Sánchez
136
Revista de Humanidades, 45 (2022). p. 117-144. ISSN 1130-5029
137
Cultura, historia y ambiente biofísico… – J.M. Sánchez Sánchez
Parece razonable buscar los comienzos de las cadenas causales que afectan a la
evolución sociocultural en el complejo de actividades corporales consumidoras de
energía que inciden sobre el equilibrio entre el tamaño de cada población humana, la
cantidad de energía dedicada a la producción y la provisión de recursos necesarios para
el sostenimiento de la vida. (1982, p. 74)
138
Revista de Humanidades, 45 (2022). p. 117-144. ISSN 1130-5029
139
Cultura, historia y ambiente biofísico… – J.M. Sánchez Sánchez
26 “Reinterpretaron los textos medievales de manera que le dieron a su nuevo estado una prueba
de un largo registro de alta cultura”.
140
Revista de Humanidades, 45 (2022). p. 117-144. ISSN 1130-5029
5. OBRAS REFERENCIADAS
Amilien, V. (2012). Icelandic food culture. Interview with Professor Laufey
Steingrímsdóttir, Reykjavík, Iceland. Anthropology of Food, 7, 1–9. https://doi.
org/10.4000/aof.7088
Arnalds, O., Gisladottir, F. O., & Sigurjonsson, H. (2001). Sandy deserts of Iceland: An
overview. Journal of Arid Environments, 47(3), 359–371. https://doi.org/10.1006/
jare.2000.0680
Arnalds, Olafur. (2008). Soils of Iceland. Jökull, 58, 409–421. https://doi.org/10.1007/978-
94-017-9621-7
Arnason, J. P. (2004). Icelandic Anomalies. Thesis Eleven, 77(1), 103–120. https://doi.
org/10.1177/0725513604044233
Bachórz, A. (2016). Disgusting shark meat and the taste of North: Icelandic food in the
“mouth” of Polish tourists and migrants. In D. Rancew-Siroka & U. D. Skaptadóttir
(Eds.), Mobility to the Edges of Europe: The Case of Iceland and Poland (pp.
109–135). Scholar Publishing House.
Bagge, S. (1997). Icelandic Uniqueness or a Common European Culture? The Case of
the Kings’ Sagas. Scandinavian Studies, 69(4), 418–442.
Barreiro, S. (2019). Islandia medieval, ¿sociedad de base campesina? Revista Chilena de
Estudios Medievales, 15, 42–52.
Borges, J. L. (1982). Sobre los clásicos. In Nueva antología personal (pp. 279–282).
Bruguera.
Braudel, F. (2007). La larga duración. Relaciones Internacionales, 5, 36. https://revistas.
uam.es/relacionesinternacionales/article/view/4867
Buckland, P. C., Perry, D. W., Gíslason, G. M., & Dugmore, A. J. (1986). The pre-
Landnám fauna of Iceland: a palaeontological contribution. Boreas, 15(2), 173–
184.
Butrico, G. M., & Kaplan, D. H. (2018). Greenhouse Agriculture in the Icelandic Food
System. European Countryside, 10(4), 711–724. https://doi.org/10.2478/euco-
2018-0039
Byock, J. L. (1985). Cultural Continuity, the Church, and the Concept of Independent
Ages in Medieval Iceland. Skandinavistik, 15(1), 1–14. http://viking.ucla.edu/
publications/articles/cultural_continuity.pdf
141
Cultura, historia y ambiente biofísico… – J.M. Sánchez Sánchez
Byock, J. L. (1994). Modern Nationalism and the Medieval Sagas. In Northern Antiquity:
The Post-Medieval Reception of Edda and Saga (pp. 163–187). Hisarlik Press.
Dugmore, A. J., Church, M. J., Buckland, P. C., Edwards, K. J., Lawson, I., McGovern,
T. H., Panagiotakopulu, E., Simpson, I. A., Skidmore, P., & Sveinbjarnardóttir,
G. (2005). The Norse landnám on the North Atlantic islands: An environmental
impact assessment. Polar Record, 41(216), 21–37. https://doi.org/10.1017/
S0032247404003985
Einarsson, M. Á. (1984). Climate of Iceland. World Survey of Climatology, 15, 673–697.
FAO. (2007). Base referencial mundial del recurso suelo. Un marco conceptual para
clasificación, correlación y comunicación internacional. http://www.fao.org/3/
a0510s/a0510s00.pdf
Fridriksson, I. (2009). The banking crisis in Iceland in 2008. In The Central Bank of
Iceland (pp. 1–12). http://www.sedlabanki.is/lisalib/getfile.aspx?itemid=6795
García López, I. (2018). Historia sin Literatura: un estudio comparativo de los proyectos
historiográficos modernos en la Europa septentrional. Trans-. Revue de Littérature
Générale et Comparée, 23, 1–16. https://doi.org/10.4000/trans.1963
García López, I. (2019). Arqueología y texto: La reconstrucción histórica de la colonización
de Islandia. Svmma, 13(13), 22–36. https://doi.org/10.1344/Svmma2019.13.4
Geertz, C. (2006). La política del significado. In La interpretación de las culturas (pp.
262–274). Gedisa.
Goberna Falque, J. R. (2003). Fernand Braudel, la civilización y la larga duración.
Cuadernos de Estudios Gallegos, 50(116), 214–255. https://doi.org/10.3989/
ceg.2003.v50.i116.126
Gunnlaugsson, G., Sigurðardóttir, Þ., Einarsdóttir, M., & Einarsdóttir, J. (2018). Iceland
and Foreign Aid: From Recipient to Donor. In G. Baruchello, J. Kristjánsson,
K. Jóhannesdóttir, & S. Ingimarsson (Eds.), No one is an island. An Icelandic
perspective (pp. 111–134). Cambridge Scholars Press. https://www.researchgate.
net/publication/347915611_Iceland_and_Foreign_Aid_From_Recipient_to_
Donor
Hálfdanarson, G. (2000). Iceland: A Peaceful Secession. Scandinavian Journal of
History, 25(1–2), 87–100. https://doi.org/10.1080/03468750050115609
Harris, M. (1982). El materialismo cultural. Alianza Universidad.
Harris, M. (1996). Caníbales y reyes. Los orígenes de las culturas. Alianza.
Hartman, S., Ogilvie, A. E. J., Ingimundarson, J. H., Dugmore, A. J., Hambert, G.,
& McGovern, T. H. (2017). Medieval Iceland, Greenland, and the New Human
Condition: A case study in integrated environmental humanities. Global and
Planetary Change, 156, 123–139.
Ísberg, N. R. (2010). Migration and Cultural Transmission: Making a Home in
Iceland. [University of London]. https://skemman.is/bitstream/1946/14459/1/
thesisseptember10.pdf
142
Revista de Humanidades, 45 (2022). p. 117-144. ISSN 1130-5029
143
Cultura, historia y ambiente biofísico… – J.M. Sánchez Sánchez
144