Puntuación - Ejercicios
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Puntuación
Ejercicio 1
Intentá leer el siguiente texto. Luego, coloca los signos de puntuación que se han omitido:
Rosa, la tía, era una campesina fuerte y entusiasta. Vivía en una casita blanca rodeada de flores, gatos,
perros y gallinas; tenía por costumbre levantarse, a pesar de sus setenta años, con la salida del sol.
Según ella todo era maravilloso: a esa hora el aire fresco la rejuvenecía, el rocío la transportaba a su
infancia y el trinar de las avecillas la animaban a trabajar. Sin embargo sentía nostalgia, es decir, se
entristecía por el hijo ausente. Ella perdió a su hijo, la comunidad, su alegría permanente.
Ejercicio 2
Un señor, por ignorancia o malicia, dejó al morir el siguiente escrito, falto de todo signo de
puntuación:
Dejo mis bienes a mi sobrino Juan no a mi hermano Luis tampoco jamás se pagará la cuenta al
sastre nunca de ningún modo para los jesuitas todo lo dicho es mi deseo
Escribí el párrafo de tal forma que en la primera vez le quede al sobrino Juan, en el segundo
intento le quede a Luís, en el tercero al Sastre, el cuarto a los Jesuitas y en el último caso no le
quede a ninguna persona. Recordá que podés usar todos los signos de puntuación.
- Dejo mis bienes a mi sobrino Juan, no a mi hermano Luis, tampoco jamás se pagará la
cuenta al Sastre, nunca de ningún modo para los Jesuitas; todo lo dicho es mi deseo.
- Dejo mis bienes, a mi sobrino Juan no, a mi hermano Luis. Tampoco jamás se pagará la
cuenta al Sastre, de ningun modo para lo Jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo.
- Dejo mis bienes: a mi sobrino Juan no, a mi hermano Luis tampoco… jamás. Se pagará
la cuenta al Sastre, de ningún modo para los Jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo.
- Dejo mis bienes, a mi sobrino Juan no, a mi hermano Luis tampoco, jamás se pagará la
cuenta al Sastre, nunca de ningún modo para los Jesuitas. Todo lo dicho es mi deseo.
ILEA 2020
Ejercicio 3
Dividí el texto en párrafos mediante el uso de punto y aparte.
Ejercicio 4
Los siguientes textos no tienen signos de puntuación. Colocá los signos correspondientes donde
creas necesario:
Texto 1.Cuatro cosas nacen de la esperanza: la alegría del cuerpo, la salud del alma, el alivio de los
trabajos y la larga vida. Sin embargo, es menester hacer hincapié en la presencia de estas cuatro
cualidades: inteligencia, sensibilidad, voluntad, inflexibles y afán de superación .
Texto 2.San Martín fue un hombre de pensamiento, Bolívar, de pensamientos también, pero
predominantemente de acción. Ambos próceres de nuestras independencia, en forma ilimitada, dieron
su vida en aras de la libertad.
Texto 3.No creo que los hombres deban tener miedo de dar la vida por la libertad, por la justicia, por
el bien; pienso que deben tener mil veces más miedo a vivir cobardemente. La historia nos da
innumerables testimonios de esta verdad.
Texto 4.La risa es la sal de la vida, generalmente los hombres risueños son sanos de corazón, la risa
de un niño es como la música de infancia, la alegría inocente se desborda en una catarata cristalina
que brota en plena garganta.
Texto 5.Tú amas la selva, sus peligros, sus sorpresas, su misterio; asimismo, las fierezas del sol
ardiente y su sombra. En la floresta tupida, yo, en cambio amo el campo libre donde apenas hay
árboles y los ojos pueden perderse suavemente en el infinito.
ILEA 2020
Texto 6.Cuando el escrito, Ernest Hemingway, estuvo en París por primera vez, le preguntaron que
impresión le había causado la bella capital; la respuesta fue esta: “Francamente, me ha desilusionado
mucho, no se parece nada al París que yo describo en mis libros.”
Texto 7.Me voy, quiero andar, cubrirme de luz bajo el sol benigno, anhelo llevar pegada a mis
sandalias tierra oscura y esponjosa; luego asomarse al pozo y ver su fondo que copia el cielo como un
alma inocente, pura, humilde, silenciosa.
Texto 8.Los profesores les decimos constantemente a ustedes que adquieran responsabilidad, que no
malgasten su tiempo y que procuren ser cada día mejores; es cierto necesitan tomar conciencia de
todo esto.
Texto 9.No tengo ningún sentimiento en el pecho, he abierto mis ventanas y mis puertas de par en
par; entran olores jóvenes que aspiro hasta el fondo de mis entrañas.
Texto 10.Los estudiantes que estaban en el patio echaron a correr al sentir el temblor, los que estaban
en las aulas salieron al patio, el profesor se mantuvo sereno y trató de calmar a los más nerviosos.
Texto 11. La lengua hablada por el mayor número de hombres en el mundo es el chino de las lenguas
indoeuropeas, la más difundida es el inglés (más de 200 millones), el español lo hablan unos 120
millones; después sigue el portugués, el francés, el italiano.
Texto 13. Andrés era un mocetón, sanguíneo, frescote de mirada, voraz, pero rápida y versátil;
esbelto, varonilmente hermoso. En cualquiera de sus actitudes sentado a media nalga delante del atril,
crujía la banqueta a cada rasgo de su pluma y mientras los rizos brillantes de su pelo negro se le
bamboleaban, delante de los ojos, su boca no cesaba de murmurar algunas palabras o de silbar muy
bajito los aires más corrientes.
Texto 14. Nosotros habíamos caminado mucho, teníamos una sed abrasante, pero él, quiso seguir
adelante; impuso su criterio y no nos quedó más que seguirlo.
Texto 15. Yo viviré para trabajar, para cumplir mi destino severo. Tú, en cambio, seguirás dando a la
vida lo que tienes de alegre y despreocupado.
Texto 16. La mañana está fresca y pura como la voz de los pájaros. He abierto mi ventana, esto es la
felicidad Señor un limpieza de afuera hacia y dentro y sentir el alma fresca. ¿?????????????????
Ejercicio 5
Trate de leer, en voz alta, el siguiente fragmento de un trabajo de Gabriel García Márquez. En él se
han omitido todos los signos de puntación.
ILEA 2020
Tenía cinco años cuando mi abuelo el coronel me llevó a conocer los animales de un circo
que estaba de paso en Aracataca el que más me llamó la atención fue una especie de caballo
maltrecho y desolado con una expresión de madre espantosa es un camello me dijo el abuelo alguien
que estaba cerca le salió al paso perdón coronel le dijo es un dromedario puedo imaginarme ahora
cómo debió sentirse el abuelo de que alguien lo hubiera corregido en presencia del nieto pero lo
superó con una pregunta digna
Cuál es la diferencia
No la sé le dijo el otro pero éste es un dromedario
El abuelo no era un hombre culto ni pretendía serlo pues a los catorce años se había escapado
de la clase para irse a tirar tiros en una de las incontables guerras civiles del Caribe y nunca volvió a
la escuela pero toda su vida fue consciente de sus vacíos y tenía una avidez de conocimientos
inmediatos que compensaban de sobra sus defectos
Aquella tarde del circo volvió abatido a la casa y me llevó a su sobria oficina con un
escritorio de cortina un ventilador y un librero con un solo libro enorme lo consultó con una atención
infantil, asimiló las informaciones y comparó los dibujos y entonces supo él y supe yo para siempre la
diferencia entre un dromedario y un camello al final me puso el mamotreto en el regazo y me dijo
Este libro no solo sabe todo sino que es el único que nunca se equivoca
Era el diccionario de la lengua
Léalo ahora en voz alta; ya se han incluido todos los signos de puntuación.
Tenía cinco años cuando mi abuelo el coronel me llevó a conocer los animales de un circo
que estaba de paso en Aracataca. El que más me llamó la atención fue una especie de caballo
maltrecho y desolado con una expresión de madre, espantosa. “Es un camello”, me dijo el abuelo.
Alguien que estaba cerca le salió al paso. “Perdón, coronel”, le dijo. “Es un dromedario”. Puedo
imaginarme ahora cómo debió sentirse el abuelo de que alguien lo hubiera corregido en presencia del
nieto, pero lo superó con una pregunta digna:
― ¿Cuál es la diferencia?
― No la sé ― le dijo el otro―, pero éste es un dromedario.
El abuelo no era un hombre culto, ni pretendía serlo, pues a los catorce años se había escapado de la
clase para irse a tirar tiros en una de las incontables guerras civiles del Caribe, y nunca volvió a la
escuela. Pero toda su vida fue consciente de sus vacíos, y tenía una avidez de conocimientos
inmediatos que compensaban de sobra sus defectos.
Aquella tarde del circo volvió abatido a la casa y me llevó a su sobria oficina con un escritorio de
cortina, un ventilador y un librero con un solo libro enorme. Lo consultó con una atención infantil,
asimiló las informaciones y comparó los dibujos, y entonces supo él y supe yo para siempre la
diferencia entre un dromedario y un camello. Al final me puso el mamotreto en el regazo y me dijo:
Este libro no solo sabe todo, sino que es el único que nunca se equivoca.
Era el diccionario de la lengua (...)