Comentario Al Poema A Un Poeta Futuro de Luis Cernuda: Roberto Augusto Míguez
Comentario Al Poema A Un Poeta Futuro de Luis Cernuda: Roberto Augusto Míguez
Comentario Al Poema A Un Poeta Futuro de Luis Cernuda: Roberto Augusto Míguez
de Luis Cernuda
Roberto Augusto Míguez
Universidad de Barcelona
1. Introducción
En este artículo comentaremos el poema titulado A un poeta futuro de Luis
Cernuda; esta composición se encuentra en el libro Como quien espera el
alba (1947), obra situada entre los últimos escritos de este autor. Este
poemario está caracterizado por el dolor del exilio, circunstancia vital que
marca de manera fundamental su producción literaria y que hace que su
poesía sea nostálgica, llenando su universo poético de evocaciones de la
infancia y de la tierra natal; el horror por la guerra y la esperanza de que ésta
acabe es otra de las circunstancias vitales que marcaron a Cernuda en la
redacción de Como quien espera el alba. Podemos hablar, por lo tanto, de
una obra en la que se percibe desesperanza y desilusión frente al pasar del
tiempo. Hemos elegido este poema porque consideramos que es
representativo de este autor, ya que en él se encuentran puntos clave para
entender el fascinante universo poético de uno de los mejores escritores de su
generación.
En el verso diez aparece por primera vez el otro al que se dirige en el verso
veintitrés como «imposible amigo» y que utiliza en todo el libro donde está
enmarcado este poema. Todos los verbos en segunda persona se referirán a
él, al que más adelante se verá que es un lector futuro en el que el poeta
vivirá para siempre, ese poeta al que se refiere en el título. En los versos once
y doce se adelanta la metáfora que se desarrollará en la estrofa siguiente: el
río como fluir del tiempo y de la vida, como destino irrefrenable que tiene
que desembocar en la muerte; es inevitable aquí la referencia a Jorge
Manrique.
En los siguientes versos: «Con prisa errante pasan / Desde la fuente al mar,
en ocio atareado, / Llenos de su importancia, bien fabril o agrícola», se
resume la concepción del poeta respecto a cierta forma de entender la vida.
Una manera de vivir en la que la gente está inmersa en una «prisa errante»; el
adjetivo aquí subjetiviza esa visión dándonos su propia opinión. Es una prisa
que no sabe a donde va, sin sentido, inmersa en la vorágine característica del
mundo moderno y del hombre que pasa su vida (el paso de la vida como paso
de la fuente al mar) en ocio atareado, llenos de una importancia a la que el
poeta le resta peso calificándola de fabril o agrícola.
Entre los versos dieciséis y veintiuno hay una recreación en esa metáfora
del mar como futuro en el que «Duermen las formas posibles de la vida». Es
decir, en el que descansan los hombres del futuro que todavía no han nacido.
Dichos versos son interpretables de diversas formas, una de ellas podría decir
que ese terreno es la imaginación donde descansan todas las ideas posibles,
todas las formas que en la vida pueden llegar a existir. También podría
interpretarse como el más allá, la región de lo etéreo, de lo místico; el otro
mundo donde habitan todos los hombres que aún no han nacido y que ya nos
han abandonado. Ese simbolismo hace que pueda interpretarse de varias
maneras, aunque todas apuntan en la misma dirección, ya que al final de la
estrofa: «Y entre los seres que serán un día / Sueñas tu sueño, mi imposible
amigo.» se ve claramente que se refiere a ese lugar en el que habitan los
hombres del futuro, «los seres que serán un día».
En los versos siguientes de esta estrofa hay una reflexión sobre el tiempo
muy acorde con el tema que se trata. Se resalta su importancia: «Todo es
cuestión de tiempo en esta vida» debido al hecho de que nosotros, los seres
humanos, vivimos en una realidad pobre, corta y débil, para emplear sus
propios adjetivos, en relación al tiempo cósmico que nunca se detiene. Y se
afirma, haciendo una referencia mítica a la inmortalidad de los dioses, que si
el hombre no estuviese destinado a la muerte, a ese «mudo auditorio» que
perfectamente podría recordarnos a un cementerio, que el poeta y su amigo
conseguirían pervivir en esa nota que puede ser identificada con la vida, la
poesía o, quizás, con el recuerdo. Los últimos cuatro versos son de gran
belleza plástica y de gran carga metafórica sometible a distintas
interpretaciones, pero todas girando alrededor de la idea de fugacidad de la
vida humana.
Sin embargo, eso no significa una identificación con los demás que él se
encarga de desmentir interponiendo una barrera entre su persona y los otros.
El cuerpo del poeta es distinto porque es «De tierra loca que pugna por ser
ala / Y alcanza aquel muro del espacio / Separando mis años de los tuyos
futuros». Esa ala, que nos remite a lo etéreo, al vuelo, al aire, en todo caso, a
la imaginación que intenta traspasar el muro de nuestra dimensión como
hombres y transportarnos a lugares lejanos con el poder de nuestra
creatividad. Así, de esta forma, es como podemos traspasar el tiempo y
alcanzar el futuro, el recuerdo a través de la obra, a través del poema.
En los cinco últimos versos de esta estrofa nos expresa su incapacidad para
comunicarle a ese tú su esfuerzo por pervivir, «Para que mi palabra no se
muera / Silenciosa conmigo». En el último verso se introduce el tema del
recuerdo, tema clave en Luis Cernuda y sobre el que vuelve en múltiples
poemas. Dicha temática es clásica en la historia de la literatura y del
pensamiento, y se inicia en la cultura occidental en Platón y Aristóteles. En
el primero el recuerdo servía para rememorar lo visto en el Mundo de las
Ideas; en el segundo sirve para fijar el conocimiento aprehendido por los
sentidos. Cernuda recoge todo este rico legado y muestra la memoria como
una forma de sobrevivir a la muerte a través de la obra.
3. Conclusiones
El poema, una vez leído, destaca por la profundidad de sus imágenes y por
la reflexión metapoética que en él se efectúa y que se puede ver en otros
poemas de Como quien espera el alba; obra considerada por muchos críticos
como una de las mejores de Cernuda. En él no sólo se habla de la posibilidad
del fin de la guerra, tal como he señalado antes, sino que ese alba señala
también una nueva etapa de un hombre desterrado. Dicho libro constituye la
primera profundización de la voz madura cernudiana; y se caracteriza por el
carácter introspectivo de muchos de sus poemas que puede verse también
claramente en A un poeta futuro.
A UN POETA FUTURO
No conozco a los hombres. Años llevo
De buscarles y huirles sin remedio.
¿No les comprendo? ¿O acaso les comprendo
Demasiado? Antes que en estas formas
Evidentes, de brusca carne y hueso,
Súbitamente rotas por un resorte débil
Si alguien apasionado les allega,
Muertos en la leyenda les comprendo
Mejor. Y regreso de ellos a los vivos,
Fortalecido amigo solitario,
Como quien va del manantial latente
Al río que sin pulso desemboca.
BIBLIOGRAFÍA
- CERNUDA, L., Perfil del aire: con otras obras olvidadas e inéditas,
documentos y epistolario, Tamesis Books, London, 1971; edición y
estudio de D. Harris.
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