Hacia Una Poética de La Imaginación
Hacia Una Poética de La Imaginación
Hacia Una Poética de La Imaginación
Bojana Cvejić
Traducción: Bárbara Hang
# 154
15.09.2018
-
14.12.2018
Bojana Cvejić
Bojana Cvejić es artista de performance, dramaturgista y teórica. Tiene un doctorado en filosofía y ha
publicado varios libros, entre otros, Choreographing problems (Palgrave, 2015). Cvejić enseña en
P.A.R.T.S. desde 2002 y es profesora asociada de teoría de la danza en KHIO Oslo Academy of the Arts.
Comenzaré por un duro preámbulo, un diagnóstico crítico. ¿Qué ha sucedido hoy en Europa
con el imaginario de los artistas? La autoridad de la filosofía y la teoría crítica en materia de
arte ¿está aplastando la imaginación conceptual o poética de los artistas, a pesar de sus
sensibilidades lingüísticas desarrolladas y sus prácticas de autorreflexión? Mi provocativo
argumento es que la razón instrumentalizada ha privilegiado la eficacia de las imágenes por
encima de todo, que las palabras y los procedimientos que son favorecidos por las
instituciones de arte responden a una creciente expectativa de administrar la experiencia del
público.
Imaginar es ausentarse;
- Gaston Bachelard
Si esta es la orden del día, ¿cómo podemos nosotras, artistas, críticas y teóricas de arte,
contrarrestar la reducción del lenguaje por razones instrumentales? Esta observación
representa, a modo de sinécdoque, un veredicto más sombrío. Es decir, a las artistas les
queda poco tiempo, después de realizar las tareas de ser artistas, para dedicarse a pensar en
su arte. Todo el tiempo se invierte en la práctica, en las actividades de administrar o reproducir
una obra, de presentar o circular o mantener una obra, pero no en las actividades que la
producen. La poética como el arte de hacer, formar y componer, está fuera del alcance.
Trabajar en la poética requiere tiempo, en el sentido de duración y tiempo vacío, tiempo
muerto, aburrimiento, digresión, distracción. La poética implica la capacidad de imaginar un
futuro y de atender la curiosa pregunta: "¿Cuál es el arte que me gustaría ver?". Esta
preocupación es contradictoria a una imaginación limitada al proyecto que se propone a
continuación. La presión que las crisis sociales y políticas ejercen sobre los artistas, quienes
esperan, o se espera de ellos, que ofrezcan modelos o soluciones, deja aún menos espacio
para imaginar y proyectar el arte que uno sueña con ver en un futuro sin saber cómo hacerlo,
sin saber si de hecho sería factible o no. El problema es temporal: la imaginación se provee del
futuro. "Sin futuro" es el amargo mensaje de las reformas neoliberales, y el presentismo es su
estado de ánimo social, una experiencia del tiempo en la que solo el presente es "real".
La apuesta, en esta línea de pensamiento, es pensar por deficit, por la falta que estructura el
horizonte actual de hacer arte. ¿Podrían las críticas prefigurar o anticipar una etapa temprana
de algo aún por surgir? Más allá del diagnóstico negativo de la coyuntura actual, me gustaría
desentrañar los elementos de la poética de la performance en los que la imaginación gana
terreno. Esto equivaldrá a elaborar algunas tesis sobre la imaginación, ya que opera en la
dramaturgia de las performances desde su creación hasta su recepción. Lejos de un concepto
completo y enraizado en una escuela de pensamiento, trabajaré las características que
asocian diversas perspectivas teóricas con el análisis de dos obras de la coreógrafa noruega
Mette Edvardsen, No Title (2015) y oslo (2017). Léanlos como proposiciones hacia una noción
de la imaginación.
1 René Descartes discute la imaginación en la Sexta Meditación: “Cuando imagino un triángulo, por
ejemplo, no entiendo simplemente que es una figura limitada por tres líneas, sino que al mismo tiempo
también veo las tres líneas con mi mente como si estuvieran presentes antes que yo; y esto es lo que yo
llamo imaginar". René Descartes, The Philosophical Works of Descartes (traducción: Elizabeth Haldane y
G.R.T. Ross, Cambridge, Cambridge University Press, 1968).
discursivo (noesis), la imaginación para los premodernos mantuvo una posición intermedia
confusa entre la sensibilidad y la comprensión2 , que se resolvió para nuestros propósitos
modernos, como suele ser el caso, en Kant.
En No Title (2015), la obra del medio de la trilogía (junto con Black y We to Be) de Mette
Edvardsen, la artista está sola en un escenario vacío. Edvardsen enuncia una serie de actos de
habla o elocuciones (speech acts). Su estructura parece invariable: mientras el sujeto cambia,
el predicado sigue siendo el mismo. Algo se ha ido: (something is gone)
- y se ha ido
el techo - se ha ido
2 En De Anima, Aristóteles escribe que la imaginación "no se encuentra sin sensación, o juicio sin
ella” [es decir imaginación]. Aristóteles, Las obras básicas de Aristóteles (ed. Richard McKeon, Nueva
York, Random House, 1941) 427b, 16.
3 Kant desarrolló su relato sobre la imaginación en Crítica de la razón pura (1781), donde se centra en la
imaginación empírica, y en Crítica del juicio (1790), donde discute la imaginación productiva o poética.
lámparas y parlantes colgantes -
Al nombrar las cosas que constituyen la performance y de las que el público puede volverse
consciente, las declaraciones comienzan a ramificarse hacia círculos más periféricos. Incluyen
nociones abstractas (“formas y planos”, “superficies y figuras”, “cosas y seres, doble- mente
invisibles”), palabras que ya fueron enunciadas previamente (“la distinción entre pensar y hacer
ya no está”, “la distinción ya no está”, “el entre ya no está”), pero también, sorprendentemente,
la dirección de una obra de teatro elaborando una escena, que también “ya no está”. Es difícil
determinar el criterio por el que los temas son elegidos. Si bien por momentos una taxonomía
de problemas globales puede discernirse (“ignorancia”, “aceleración”, “nivel del mar”,
“sobrepoblación”, “pobreza, precariedad, desigualdad”, etc.), unas pocas referencias notables
se destacan por su filosa contingencia “el zapato de Khrushchev”, “el gato de Schrödinger”,
“Este es el verano de nuestro disgusto...”). El ritmo invoca cosas solo para borrarlas en el
pasado. Fluye como un casete de video quemado por las palabras a medida que son
pronunciadas, firmes e incesantes.
El comienzo es interrumpido por una suerte de refrán que señala la presencia de una figura en
el escenario, la intérprete que dice:
algo se ha ido
yo no me he ido
y otra vez:
el perro - se ha ido
yo - no perro
yo - no muerta, no hueso, no no
y por último:
yo - no todos
Dos veces la intérprete se ha borrado a sí misma: primero cerrando sus ojos (y dejándolos
cerrados durante toda la elocución); luego, colocándose unos ojos artificiales sobre los suyos
(que hacen que continúe sin ver, aunque le den la apariencia teatral de estar mirando como una
muñeca de ojos muy abiertos que no parpadea). La negación repetitiva se transforma en un
juego de palabras con variaciones obstinadas y exhaustivas, en el que el predicado “se ha ido”
es reemplazado por el monosílabo “no”:
no sola
no no sola
no sola sola
no hacer hacer
no no hacer hacer
(...)
Es importante notar que la intérprete intenta mantener la lógica de las múltiples negaciones en
la acentuación y el tono de su elocución, de modo que la organización aparentemente visual
del poema suene razonable y plausible para nuestros oídos.
no arriba - no abajo
no de pie - no sentada
no llegando - no yéndome
no viendo - no mirando
no igual - no diferente
no no - no sí
no caliente - no frío
no encontrando - no buscando
(...)
El tiempo se paraliza. No hay razón para apresurarse porque no hay progresión. Ciertamente,
en tanto la obra insiste en devorarse las palabras de un mundo, o el mundo de las palabras que
monta, la imaginación se asemeja a un viaje que debe finalizar. Agotar la posibilidad del
lenguaje para contar y descontar elementos tiene un efecto liberador, como debiera deshacerse
de todo y no es una oferta barata:
el tiempo se ha ido
la ilusión se ha ido
la oscuridad - se ha ido
No Title está hecha de imaginación sin imágenes. En lugar de imágenes que evocan recuerdos
del orden de lo vécu (la experiencia vivida), que se dice que son todas diferentes en cada
espectador, al espectador se le presenta el lenguaje genérico de los perros, las mesas, algo y
nada, las causas simples. No se le pide que llene un libro para colorear con sus propios
colores. Entonces, ¿por qué debería haber una relación entre lo genérico y la imaginación?
Ciertamente no es porque el "genérico" sea más fácil de compartir que lo singular. Más bien lo
contrario, al menos el sentido común sostiene que las personas son más capaces de crear una
imagen mental si se les presenta un relato rico y vívido. Pero, como dijimos, No Title no da
órdenes para que el público se forme las imágenes. Hay algo poderoso en la indiferencia de lo
genérico y la economía de los contornos desnudos en lugar de las imágenes ricas y coloridas.
Al resistirse al misterio, la plenitud o la intriga, y al ofrecer la sustitución y el intercambio de
disyunciones e imágenes débiles, el lenguaje extiende su poder de mo- verse por fuera de la
experiencia. En L’Air et les songes: Essai sur l’imagination du mouvement (1943), Bachelard
señala:
“¡Qué injusta es la crítica que sólo ve en el lenguaje una esclerosis de la experiencia íntima! Al
contrario, el lenguaje se anticipa siempre un poco a nuestro pensamiento, hierve un poco más
que nuestro amor. Es la hermosa función de la imprudencia humana, la jactancia dinamogénica
de la voluntad, lo que exagera el poder. 4”
En el último tiempo, las bailarinas han mostrado un considerable interés en la llamada realidad
somática del cuerpo. Innumerables prácticas corporales han surgido en Europa, y cada una de
ellas afirma haber descubierto un acceso más verdadero y profundo a las vísceras. La mayoría
de las veces, este conocimiento es considerado personal, contingente, según las técnicas
idiosincráticas de las personas practicantes. Desde un punto de vista más racional, algunas
practicantes de danza admiten que es un asunto de la imaginación. Podríamos ver a este tipo
de imaginación como una simulación.
4 Gaston Bachelard, El aire y los sueños. Ensayos sobre la imaginación del movimiento, México D. F.,
Fondo de Cultura Económica, 1958. En el mismo libro, Bachelard afirma que: “Percibir e imaginar son
tan antitéticos como presencia y ausencia. Imaginar es ausentarse, es lanzarse hacia una vida nueva”.
5 Christopher Norris, Spinoza y los orígenes de la teoría crítica (Londres: Wiley- Blackwell, 1990).
¿Por qué aceptamos simular? Porque estamos listas para imaginar cosas que sabemos que
no son así, no son reales o no están en el ámbito de lo conocible. En L’eau et les rêves (1942),
Gaston Bachelard escribe que "la imaginación no es la facultad de formar imágenes de la
realidad, es la facultad de formar imágenes que van más allá de la realidad, lo que convierte la
realidad en canción. Es una cualidad sobrehumana"6. Estamos listas para simular sensaciones
por curiosidad que nos lleva más allá del conocimiento. Y esto podría implicar un uso ilegítimo
de la razón que se mete en una realidad furtiva. André Gide escribe en su autobiografía, Si le
grain ne meurt (1926), una creencia vaga y mal definida de que "existe algo más junto con la
realidad reconocida de la vida cotidiana". Este "deseo de darle más grosor a la vida", sugiere
Gide, provoca "una especie de propensión a imaginar un lado clandestino de las cosas”7.
La imaginación es envolvente.
6Gaston Bachelard, Leau et les rêves: Essai sur l’imagination de la matière (París: José Corti, 1942),
págs. 23-27.
7 Edición en inglés: André Gide, If it die (traducción, Dorothy Bussy, Harmonsworth: Penguin, 1977),
págs. 93-94.
Una mujer o un hombre entra en una sala.
(...)
Más adelante, como esperamos otra iteración de la proposición "Un hombre entra a una sala",
otras imágenes inesperadas con comentarios reflejados se introducen de contrabando, como
fallas que se desvían del plato principal:
Un hombre entra a una sala ofreciendo algo completamente diferente y nos convence de que
estamos mejor así.
Un perro perezoso entra en una sala y un zorro marrón rápido salta sobre él.
Un hombre entra en una sala con un sombrero, un gato, una maleta, flores, con una niña, con
una pistola, en una bicicleta, en un camello, en un escenario.
(...)
La imaginación abre el reino de la posibilidad tan fácilmente como decir que imaginar algo es
pensar que es posible, y no necesariamente, que sea así.
Un hombre camina por una calle y los pájaros cantan (sin cesar).
(…)
Las dos performances que he discutido aquí exigen que su audiencia escuche. Escuchar en su
sentido enfático sugiere obediencia (el que escucha obedece). Sin embargo, experimento lo
contrario en el contexto de estos trabajos: libertad de participación, de hablar o realizar
cualquier otro tipo de acción para verificar mi actividad como espectadora. La fenomenología
de esta libertad está en mi oído que actúa como un embudo, recoge y traga cada palabra
porque esto es casi todo lo que hay. Mientras que el sentido de la visión se connota con
claridad, con lucidez, con la comprensión total y el control del espacio, la actividad de
escuchar implica temporalización y una actitud de recepción. Para poder imaginar, uno debe
confiar inicialmente en las palabras que los atraen a un mundo y aceptar que este mundo
podría resultar oscuro, mudo o incoloro, y sobre todo indiferente a mis pensamientos sobre el.
Este modo de recepción es similar al imaginario engendrado al leer o escuchar a alguien que le
lee un libro o un poema. El lugar de escucha es el espacio intermedio entre el cuerpo y el
texto; la escucha no se contrae ni por la impresión de la voz ni por la expresión de las
palabras.10 Existe una textura inconsciente que asocia el cuerpo-como-sitio y las palabras
pronunciadas y leídas, que se transmiten a través de la voz y el ritmo de las oraciones escritas
o habladas.
10Roland Barthes, "Listening" en The Responsability of Forms (Nueva York: Hill y Wang, 1985), págs.
245-60.
11 Jean-François Lyotard dio una fórmula potente para definir el teatro: esconderse y mostrar. Jean-
Francois Lyotard, Anne Knap y Michel Benamou, "The Tooth, the Palm" (SubStance Vol. 5, No. 15,
Socio-Criticism 1976), pp. 105-110.
llamados como testigos de un evento escénico. Están allí, como los artistas, entrando en un
espacio en el que la imaginación está sola, las palabras y las imágenes vuelan y se pierden.
Dejar al público solo, confiando que es capaz de participar en un imaginario, parece muy
difícil, en desacuerdo con el cuidado curatorial actual. Dejar solos a los artistas, confiando en
que el arte que están desarrollando merece nuestra atención, sin que primero este demuestre
que vale la pena, sería necesario. Encontremos los medios, démosles los medios, a la
audiencia y a los artistas, para dejarlos solos y encontrar los pensamientos, imágenes y
sensaciones que no teníamos antes.