Leg - La Apelacion en El Codigo Procesal Civil
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1.-Las impugnacwnes.
3.-La apelación.
Indica Guasp que los recursos suelen confundirse con el procedimiento
impnpativo, pero no aclara si ello sucede en la doctrina o en la legislación.
Es fácil comprender que lo primero tiene gran importancia, pero que es!;
en lo segundo la trascendencia. Al abogado, más que al juez, le interesa uri
conocimiento seguro, porque sus errores no son impugnables sino aprovecha-
b l e ~por la contraria. Si el juez admite a trámite una apelación donde sólo
cabe una revocación, sil equivocación tiene remedio; pero el recnrrentc tro-
pieza con la preclusión y en definitiva con la pérdida de la ocasión para im-
pugnar válidamente.
L/.< APELA (,'ION 317
Eri aparienria el código eri vigor distrihu-i los reciirxis .inmnnrlo en ciirn-
ta la resi~liiciónimpugilable )- no la naturaleza de la iii~taiiciaque sc utiliza.
Puede sostenerse que la r e ~ l aes la apelación, porque 13s revocaciones en el
plano Iiorizontal, son los casos a infrrir por vía de esclu~ión,como intenta
lograrlo Enrartc Ccrdin, sin ci~nsvguirlo.Se creería entonces que, al menos
respwlo a la apelacibn, $e puede decir qué es y contra que procede, ya que
si e1 l~gisladorno esti o b l i ~ a d oa optar por cierta tesis doctrinal, al menos
debi,ria continuar la tradicibn o imponer una técnica segura. Prro en esta
m a t ~ r i a ,romo pronto se vrri, los antecedpntt-s históriccis lian sido alterados
y 13 técnica no alcanza esa rertvm, en cuanto resoliicione~d ~ mismo 1 tiempo
se encuentran gravadas por rrcursos de nombre dirrrs(i y a veces se da la
misma impugnacibn para trámites distintos.
En una ley como la distrital, que no se limita a regular i!l proceso por
antonomasia, sino procedimientos de variada índole. el cuadro de sus recur-
sos aharca impugnaciones contra actos jurisdiccionales y adiniriistrativos, dia-
ciplinarias y ejcciitivos; singulares y universales, prrparatorios y cautelares,
etc. La explicación de Calamandrei sobre el medio de gravamen, combina-
da coii el tipo de re.~olorión,permitiría establecer las diferentes razones por
las que pasa x h r c un p r i n ~ i rproveimiento, la amenaza de perder sil efica-
ria. 1.a aprlarión se explicaría por la conveniencia del doble grado jurisdic-
cional, en tanto que la alzada haría referencia a la posibiliclad del control del
procrdimit,nio de instancia iinilateral. 1.a queja se limitaría a los procedi-
mientos oficiosos, administrativos o disciplinarios; en tanto que la revocaci6n
(:orrespondcria a las rcsoliiciones provisionales y de trámite. Pero y a Chio-
venda ha precisado que el principio germánico, por el quc toda resolución
de cnrstionpc durante rl ci~isodel proceso, >e cr>nsideraha sentencia interlo-
cutoria, y toda sentencia, definitiva o interlocutoria, estaba sujeta a impug-
nación, prevaleció en el derecho medieval sobre el principio romano que sólo
consideraba como sentencia la definición de la contienda y no admitía im-
pugnacionrs aiitónomas. En la actualidad, salvo los casos excepcionales. se
aplica e1 principio germánico, sin perjuicio de la rjccución provisional, de
donde dpriva la posibilidacl dc un proceso pendiente al mismo tiempo en di-
versas iiistxn<,ias.
La apelación de las iiiterlucutorias agral-a PI estado dependencia de la
resolución final, y su deelara<:ión de certeza del derrrho cuestionado, resulta
doblemente amenazada, pues la revocabilidad del fallo dcpende, tanto de su
propio medio de gravamt-11, como del relativo a la interlocutoria, ya que,
segíin el mismo autor, si se llega eii primera instancia al proniinciamiento
de fondo mientras sc tramita la apelación coritra la interlocutoria, reformada
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según el auto de 12 de enero de 1740 que por primera vei hablii de "in-
justicia notoria", el cual fue sustituido por el recurso de nulidad en el
decreto de 4 de noviembre de 1838, que se refería a las instancias de vista
y revista.
Asimismo, se menciona el recurso de audiencia contenido en el 3It. 773
de la Ley da enjuiciamiento civil, del que Guasp afirma que es una im-
pugnación que puede emplear el contumaz, para ser oido respecto al
proceso en que estuvo ausente, y con el fin de que se reforme la sentencia.
Aunque le califica de recurso, no admite que sea ordinario, porque no basta
la simple inconformidad del vencido para interponerlo fundadamente. Tam-
poco es extraordinario porque no suspende la firmeza o fuerza de cosa
juzgada formal del fallo. Concluye por calificarlo de excepcional, figuraiido
al lado de la revisión y la terceria; como impugnaciones de una resolución
firme.
El decreto d e las Cortes generales y extraordinarias de 9 de octubre de
1812, que reglamentó las audiencias y juzgados de primera instancia, desean-
do llevar a efecto lo prcvcnido cn los artículos 271 y 273 de la Constituoión,
se refirió a la Audiencia de México en su artículo VI y le confirió facul-
tades para hacer efectiva la responsabilidad d e los jueces en los términos del
art. 254 constitucional. El recurso se interpondría contra sentencias dadas
en tercera instancia o en segunda si causaran ejecutoria. El decreto del 23
de enero de 1813 declaró que el Supremo tribunal d e justicia conocería
del recurso de nulidad que se interpusiera de las sentencias dadas en última
instancia por los tribunales especiales. Independizada la República mexicana,
las leyes constitucionales de 29 de diciembre de 1836, en su quinta base,
artículo 12 fracción XI, confirieron atribución a la Corte Suprema de
Justicia para conocer de los recursos de nulidad, que se interpusieran contra
las sentencias dadas en última instancia; por los tribunales superiores de
tercera de los Depariamentos. A su vez, la Ley que arregló los procedimientos
judiciales en los tribunalrs y juzgados del Distrito y Territorios, de 4 de
mayo de 1857, en sus artículos 83 a 89 reguló el recurso de nulidad que
debería interponerse una vez ejecutoriado el negocio, cuando se hubieren
violado las leyes del procedimiento: por falta de eml~lazamientoo de audien-
cia, falta de personalidad o de poder, falta de citación para pruebas, por no
haberse recibido el negocio a prueba o no permitirse a las partes hacer la
que petendían en plazo legal, por no mostrarse documentos o piezas de autos
(de manera que no hubieran ~ o d i d oalegar las partes sobre ellas), por no
haberse notificado en forma ri auto de prucba o no haberse citado para
sentencia, por incompetencin alegada oportunamente y desichada (no admi-
tiendo apelación la cuantía del negocio), y por haber mandado hacer pago
al acreedor en juicio ejecutivo, sin preceder la fianza del artículo 113, cuando
el intcrés del pleito no admitiera apelación.
Los artículos 1593 y siguientes del código de 1872, establecieron el r e c u r
so de casación por violación a las leyps sustantivas y del procedimiento,
cuando la sentencia de segunda instancia causara rjeciitoria: pero en los
negocios que tiivieran tercera instancia, sólo se admitía por violación pro-
cedimental, debiendo conocer la primera sala del Tribunal Superior. Aunque
no se hubiera interpuesto el recurso, el art. 1600 concedía a los que no hu.
bieran litigado, la vía de excepción para que la sentencia no les perjudicara,
y el art. 1601 extendía la regla a quienes no hubieran sido representados
leg'itimameriti.
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BIBLIOCRAFIA