Boca Limpia
Boca Limpia
Boca Limpia
Texto bíblico: Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea
buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Efesios 4:29
En este pasaje, nos exhorta a tener cuidado con las palabras que salen de nuestra boca.
Nos insta a suprimir en nuestro lenguaje toda palabra corrompida y en su lugar, usar
palabras que sean buenas para la necesaria edificación, con el propósito de dar gracia a
quienes nos escuchan. Nuestras palabras tienen un poder tremendo. Pueden construir o
destruir, sanar o herir, edificar o corromper. Por eso, es esencial que seamos selectivos,
conscientes y cuidadoso de lo que decimos. Las palabras corrompidas son aquellas que
buscan contaminar y dañar. Esto incluye el lenguaje vulgar, irrespetuoso, hiriente o
inapropiado. Aunque en momentos de enojo o frustración sea tentador usar un lenguaje
inapropiado, debemos recordar que, como hijos de Dios, somos llamados a reflejar su
carácter en nuestras palabras. Cuando hablamos con gracia, verdad, amor y sabiduría,
nuestras palabras se convierten en una fuente de edificación y bendición para quienes nos
escuchan. Nuestra palabra puede ser un instrumento para inspirar, consolar y exhortar a
otros. También debemos recordar que la veracidad y la integridad son fundamentales en
nuestra comunicación. Si en el pasado hemos utilizado un lenguaje corrompido, vulgar e
inapropiado e nuestra conversaciones, es importante reconocerlo, arrepentirse y buscar el
perdón de Dios. Con la ayuda del Espíritu Santo, podemos cambiar nuestra forma de hablar
y aprender a utilizar nuestras palabras de manera edificante.
Reflexionar: ¿Qué tipo de palabras salen con más frecuencia de mi boca: ¿palabras que
edifican y dan gracia, o palabras que corrompen y hieren?
Llamado a la acción: Ora por la guía del Espíritu Santo en tus conversaciones y pide fuerzas
para hablar con amor y gracia. Medita en la Palabra de Dios. Llena tu mente con las
Escrituras para que tus palabras estén fundamentadas en la verdad y el amor de Dios. Antes
de hablar, considera si tus palabras contribuirán a la edificación y bendición de otros.
Conversemos: Padre, te pido que me ayudes a tener una boca limpia y palabras que
edifiquen y bendigan a quienes me rodean. Limpia mi corazón de cualquier impureza y
permíteme ser un canal de tu amor y sabiduría a través de mis conversaciones. Ayúdame a
ser consciente de mis palabras y a usarlas para honrarte y bendecir a los demás.