Monografia Final

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En contraposición a lo que Atilio Borón propone de la obra de Hardt e Negri

El autor nos va empezar diciendo que el imperialismo de hoy no es el mismo de hace 30


años. Pero no se ha transformado en su contrario, como nos propone la mistificación
neoliberal, dando lugar a una economía “global” donde todos somos “interdependientes”.
Sigue existiendo y oprimiendo a pueblos naciones, y sembrando a su paso dolor,
destrucción y muerte.

Esta etapa esta signada, hoy con mayor contundencia que en el pasado, por la
concentración del capital, el abrumador predominio de los monopolios, el acrecentado
papel del capital financiero, la exportación de capitales y el reparto del mundo en distintas
esferas de influencia. La aceleración del proceso de mundialización, no hizo sino
potenciar extraordinariamente las asimetrías estructurales que definen la inserción de los
distintos países en ella. Mientras un puñado de naciones del capitalismo desarrollado
reforzó su capacidad para controlar, los procesos productivos a escala mundial, la
financiarización de la economía internacional y la creciente circulación de mercancías y
servicios, la enorme mayoría de los países vio profundizar su dependencia externa y
ensanchar hasta niveles escandalosos el hiato que lo separaba de las metrópolis. La
globalización, en suma, consolidó la dominación imperialista y profundizo la sumisión de
los capitalismos periféricos, cada vez más incapaces de ejercer un mínimo de control
sobre sus procesos económicos domésticos.

El hecho de que allá dedicado muchas páginas de libro a Baruch Spinoza y las dieciséis
destinadas a explorar los pensamientos de Foucault y solo 6 paginas al análisis de las
corporaciones transnacionales, como así también el funcionamiento del fondo monetario
internacional y el banco mundial apenas mencionadas en las quinientas páginas del libro,
es una de las críticas que hace Atilio Boron a la poca dedicación a temas más centrales.

La constitución del imperio

El orden mundial aparece no como la organización internacional de los mercados, los


estados nacionales y las clases dominantes bajo la dirección general de una verdadera
burguesía internacional, sino bajo las estilizadas líneas de la organización formal del
sistema de las naciones unidas.

H&N parecen ignorar que las naciones unidas no son lo que aparentan ser, son una
organización destinada a respaldar los intereses de los grandes poderes imperialistas y
muy especialmente los de los Estados Unidos. La producción jurídica efectiva de la ONU
es de muy poca sustancia e impacto cuando se trata de temas o asuntos que contradigan
los intereses de los Estados Unidos y/o de sus aliados. Los autores antes mencionados
subestiman el papel de las Naciones Unidas, para esto da un ejemplo de la guerra
humanitaria en kosovo la cual tuvo intervención las Naciones Unidas, la naturaleza
Imperialista de las Naciones Unidas existen y no la imaginada por nuestros autores.
LA BIOPOLITICA

El segundo capítulo de la primera sección del libro se dedica a la producción biopolítica.


El objetivo es “descubrir los medios y las fuerzas que producen la realidad social, así
como las subjetividades que la animan” (p. 37). Lamentablemente, estos propósitos
quedan en el plano puramente declarativo dado que a poco andar el lector comprueba
cómo las invocadas condiciones materiales se desvanecen. Para Foucault la teorización
sobre la transición a la sociedad de control, por ejemplo, gira en torno a la supuestamente
novísima noción de que “el biopoder es una forma de poder que regula la vida social
desde su interior”, o de que “la vida ha llegado a ser (…) un objeto de poder” (p. 38).

Los dice el autor que no llevaría demasiado tiempo encontrar similitudes en el pasado de
lo que planteaba Foucault, como Rousseau quien señalo la importancia del proceso por el
cual los dominados eran inducidos a creer que la obediencia era un deber moral, lo que
hacía que la desobediencia y la rebelión fuesen causas de graves conflictos a nivel de las
conciencias individuales. Para H&N les sorprendió lo que la innovación teórica de
Foucault presentaba, sin embargo medio siglo antes habían escritos autores como Alexis
de Tocqueville: “cadena y verdugos, esos eran los instrumentos que empleaban antaño la
tiranía, pero en nuestros días la civilización ha perfeccionado hasta el despotismo, que
parecería no tener ya nada que aprender”.

Lo que Foucault hizo fue otórgale uno nuevo a lo que todos conocían, pero de ninguna
manera puede decirse que estanos en presencia de una innovación teórica fundamental
de lo que se habla es de rebautizar la teoría.

QUE ENTENDEMOS POR IMPERIO

Decir que el imperio es mejor significa que el actual orden capitalista mundial es algo
distinto al capitalismo. H&N ven al imperio como la superación histórica de a modernidad,
época sobre la cual ellos tienen una mirada distorsionada. La modernidad dejo un legado
de guerras fratricidas, de desarrollo devastador una civilización cruel y una violencia
nunca antes imaginada (p.58) y de la modernidad H&N deducen una línea recta que
conduce sin mediaciones al estado-nación.

Hay dificultades con esta interpretación de la modernidad, en primer lugar el error es


mostrar una lectura unilateral y sesgada de la misma. Si bien existen horrores producidos
por la modernidad pero se les olvida, la libertades individuales, la relativa igualdad
establecida en los terrenos económicos, políticos y sociales al menos en los capitalismos
desarrollados, el sufragio universal y la democracia de masas, el advenimiento del
socialismo y muchos d estos logros fueron obtenidos gracias a las luchas populares y en
ardua oposición a las burguesías.

En segundo lugar creen estos autores que antes de la modernidad no existía nada? Para
eso dan distintos ejemplos que fueron sucediendo en la historia como por ejemplo las
guerras púnicas o la del Peloponeso, la destrucción de Cartago, del saqueo de Roma o en
saqueo del continente americano entre otros.
En todo caso, una vez que afirman la continuidad histórica y sustantiva entre la
modernidad y el estado-nación, H&N se apresuran a rechazar el anticuado
internacionalismo proletario debido a que éste supone el reconocimiento del estado-
nación y su papel crucial como agente de la explotación capitalista, junto con el
internacionalismo proletario también desaparece la idea de la existencia de un ciclo
internacional de luchas. A partir de esta rotunda afirmación, los autores anuncian una
nueva paradoja: “en nuestra tan celebrada era de las comunicaciones, las luchas han
llegado a ser casi incomunicables”, las razones de la incomunicabilidad permanecen en
las sombra.

En primer lugar los que se derivan de la peligrosísima confusión entre supuesto


axiomáticos y observaciones empíricas. Decir que las luchas populares son
incomunicables es una afirmación sumamente importante, pero lamentablemente HEN no
ofrecen ningún antecedente como para discerní si es tratar de una mera suposición o del
resultado de una indagación histórica o de una investigación empírica. Aun así, dejando
de lado esa cuestión, si la incomunicabilidad de las luchas impide inflamar los deseos y
las necesidades de los pueblos oprimidos, ¿cómo explicar la relampagueante velocidad
con la cual el movimiento mal llamado “anti-globalización” se difundió por todo el mundo?
He ahí lo confuso.

En segundo lugar H&N, sostienen que uno los principales obstáculos de la


comunicabilidad es no tener un enemigo en común contra el cual se dirigen todas esas
luchas. Un hecho que demuestra lo contrario es la de los zapatistas. Desde el primer
momento de su lucha los chiapanecos no tuvieron duda alguna y sabían perfectamente
bien, mucho mejor que nuestros autores, quiénes eran sus enemigos. Conscientes de
esta realidad organizaron un evento en las profundidades de la Selva Lacandona: una
conferencia internacional en contra de la globalización neoliberal, a la cual acudieron
cientos de participantes procedentes de todo el mundo. Demuestran que contrariamente a
lo que se aduce en imperio, existen un lenguaje común y una comprensión común entre
las diferentes luchas que se entablan en todo el mundo en contra de la dictadura de
capital.

DENTRO DEL IMPERIO

Toda lucha debe golpear en el corazón del imperio, en su fortaleza. Sorprendentemente


luego de que H&N digan que el imperio es un aparato descentrado y desterritorializador
de dominio, ahora nos dice que las luchas local y nacional deben elevarse al centro del
imperio, aunque se apresura en aclarar que se trata de un centro virtual Ahora todo se
encuentra dentro del imperio y su mismo núcleo, su corazón, puede ser atacado desde
cualquier parte.

A estas altura la terizacion de H&N se encamina hacia un verdadero catástrofe, debido a


que al postular que todo se encuentra adentro del imperio remueve completamente de
nuestro horizonte de visibilidad el hecho de que precisamente ahí existen jerarquía y
asimetrías estructurales, y que tales diferencias no se cancelan declarando que todo está
dentro del imperio y que nada queda afuera de él. Es cierto que Bangladesh y Haití se
encuentran al interior del imperio, ¿pero se hallan por eso en una posición comparable a
la de los EE.UU, Francia, Alemania o Japón? Si bien no son idénticos desde el punto de
vista de la producción y circulación capitalistas, entre “Estados Unidos y Brasil, Gran
Bretaña y la India” –anotan H&N- “no hay diferencias de naturaleza, sólo diferencias de
grado”.

Para concluir introduce el águila Austro-Húngaro como un emblema conveniente para el


actual imperio. Sin embargo, para este caso, sugiere el autor, una pequeña reforma
parece conveniente dado que las dos cabezas tendrán que mirar hacia adentro, como si
estuvieran a punto de atacarse una a la otra. La primera cabeza del águila imperial
representa la estructura jurídica (y no el fundamento económico) del imperio. La segunda
cabeza del águila, que mira fijamente a la que representa el orden jurídico del imperio,
simboliza a la multitud plural de las subjetividades productivas y creativas de la
globalización. Esta multitud es la verdadera.

LA PERSISTENCIA DEL IMPERIALISMO

El autor nos va a decir que la creación de una estructura teórica general que permita
teorizar y actuar en el imperio y contra él, se derrumba. La falla crucial del libro se
encuentra en sus graves errores de diagnóstico y la total desconexión o incompatibilidad
entre un marco teórico de naturaleza indiscutiblemente conservadora o en el mejor de los
caso, confusa- derivado principalmente del saber convencional del neoliberalismo que
exalta la globalización y naturaliza al capitalismo y la visión borrosa de una sociedad y un
nuevo orden internacional a construir sobre premisas radicalmente diferentes. Si el
diagnóstico es equivocado, la construcción social y política está condenada al fracaso. La
fragilidad del análisis salta a la vista desde el mismo prefacio del libro. Los teóricos
gerencialistas, que conciben a la globalización como un proceso “irresistible e irreversible”
ante el cual los estados democráticos deben caer de rodilla doblegados por su sola
presencia por otra parte el autor Galbraith, nos dice que “la globalización no es un
concepto serio. Nosotros, los norteamericanos, lo inventamos para ocultar nuestra política
de penetración económica en el exterior”.

Atilio Boron nos dice que el problema del análisis de H&N es que la nueva lógica global
de dominio carece de contradicciones estructurales o que le sean inherentes. Durante
mucho tiempo la hegemonía del neoliberalismo fue no solo económica e ideológica sino
también política. El imperialismo ha venido imponiendo incesantemente en los mercados
globales políticas económicas que socavan severamente la soberanía económica de los
países de la periferia y disminuyen las posibilidades de desarrollar sus economías,
consolidar sus democracias y responder positivamente a las expectativas de progreso
material y espiritual de sus poblaciones. La opresión imperialista prosigue imperturbable
su curso mientras que una patrulla extraviada de académicos radicales proclama que la
edad del imperialismo ha concluido y exalta la figura de San Francisco de Asís como
paradigma de la renovada militancia en contra de los espectros de un imperio inasible,
indefinible, inhallable y por eso mismo imbatible. Cada año un país del tamaño de
España, Argentina o Colombia es borrado de la faz de la tierra en nombre del infame
nuevo orden económico internacional, un orden que, si hemos de creer HeN, ya ha dejado
de ser imperialista.

CONCLUSION

Como experiencia personal me fue muy enriquecedor el poder leer estos dos autores y
que uno pueda llevar adelante una crítica. Es interesante porque me permite tener una
mirada más amplia a la hora de comprender qué es el imperio y cómo hoy en día sigue
presente en Latinoamérica cada vez con más presión y las consecuencias que traen los
distintos modelos que se implementan o se imponen, como lo que está sucediendo en
Chile con un sistema neoliberal que se encuentra en sus peores momentos casi
sentenciando su despedida, también es importante para comprender que estas
organizaciones como la ONU, FMI, Banco Mundial, el GATT que supuestamente tienen
un rol de garantizar la paz mundial o mejorar las condiciones de vida de un país, no es tan
así, si no que buscan otros intereses que escapan de la mirada de la sociedad en general.
No es nada casual lo que se está dando en América del sur y cómo las potencias por
ejemplo Estados Unidos celebran estas situaciones que están aconteciendo, está claro
que los intereses por América están presentes en la vida de los grandes imperialistas del
mundo. Nicolás Maquiavelo en el libro “El Príncipe”, nos dice “Aunque el engaño sea
detestable en otras actividades, su empleo en la guerra es laudable y glorioso, y el que
vence a un enemigo por medio del engaño, merece tantas alabanzas como el que lo logra
por la fuerza”.

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