Investigación

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Investigación no experimental de

cuidados prenatales: “Controles e


importancia del seguimiento
médico”.

Nombres: Catalina Wichmann H., Carolina Fuentes V., Benjamín Silva R., Tomás
Azócar Z. y Cristóbal Chávez S.

Profesor(a): Constanza Galilea S.

Asignatura: Taller de Biología.

Curso: 2do B.

Fecha: 05-07-21

Introducción
Los cuidados prenatales son la base de un embarazo saludable, es una de
las mejores maneras de promover un nacimiento sin complicaciones, e informar a
las mujeres sobre medidas importantes que pueden tomar para proteger al bebé y
garantizar su salud.

Por ese mismo motivo, son de vital importancia los controles prenatales, la
madre debe recibir seguimiento médico durante el periodo de gestación ya que
contribuye a proteger tanto a la embarazada como al bebé; detectando a tiempo
posibles complicaciones, observando el desarrollo del niño(a) que va a nacer,
recibiendo preparación para el nacimiento y para los cuidados del recién nacido,
derivando a otros servicios, si así corresponde, etc.

Nuestra investigación va dirigida a esto último, como objetivo tenemos el dar


a conocer los controles médicos que recibe la embarazada y el bebé, exámenes
que debe realizarse y la importancia de estos para la salud de ambos a través de
ejemplos. También, debido al alcance del tema, nos vemos en la necesidad de
responder a las siguientes interrogantes; ¿Cuál es la importancia de los controles
médicos en embarazadas? ¿Cuál es su frecuencia?, ¿Qué exámenes debe
realizarse la embarazada? ¿Por qué?, ¿Existe relación entre el estado de salud de
la madre y el bebé?, ¿Cómo los controles y el seguimiento médico son un aporte a
la madre en periodo de gestación?

Metodología
Se desarrolla un estudio teórico de los controles médicos en embarazadas,
en Chile, con datos que proporciona el sistema “Chile crece contigo” y el Minsal,
además, utilizando información de carácter general, obtenida de diversas fuentes y
revistas de divulgación científica.

Importancia de los controles y del seguimiento médico en embarazadas


La embarazada debe realizar su primer control prenatal entre las siete a
doce semanas después de la última menstruación. Es importante que éste se
realice antes de las 14 semanas de gestación, para conocer fielmente la edad
gestacional, tomar tempranamente suplementos que ayuden al desarrollo fetal,
establecer una dieta y prevenir riesgos asociados al embarazo.

La madre, también, debe recibir la “Agenda de Salud Control Prenatal”


donde se registra la información de esta y el bebé. Tendrá que asistir a todos los
controles de la gestación, a los cuatro talleres educativos y a la visita guiada para
conocer la maternidad. La madre puede realizar el cuidado prenatal en el centro
de salud más cercano a su hogar. Es recomendable que esté al día con sus
controles y que en ellos aproveche de aclarar con el médico, la matrona o matrón
todas las dudas que tenga.

Frecuencia
En la red pública de establecimientos de salud, se realiza un control cada
cuatro semanas hasta la semana 28, luego cada dos semanas hasta la 36, y
posteriormente un control semanal hasta el momento del parto.

Por lo general, se realizan un mínimo de siete controles prenatales durante


la gestación (en los que se le recomienda a la madre ir acompañada). El centro de
salud asigna la fecha y hora en la que debe asistir a los controles y exámenes.

Antecedentes, controles y exámenes


La “Agenda de Salud: Control Prenatal” (agenda que mantiene registro del
periodo prenatal y parte del postnatal) recoge los antecedentes médicos de la
madre, exigiendo los siguientes:

De este modo, el médico, matrón(a), etc., puede ejercer mejor su labor en el


cuidado de la madre y su embarazo, evitando posibles dificultades a lo largo del
mismo.

En muchos casos, en los que la madre padece alguna enfermedad que


requiera medicación, esta se ajusta para no dañar al feto, por eso la importancia
del registro de antecedentes de la madre.

A las madres también se les exige una serie de exámenes (estipulados en la


agenda), con el mismo fin. Los exámenes son los siguientes:
Los exámenes mínimos son:

-Clasificación de grupo sanguíneo y factor RH.

-Hematrocito y hemoglobina.

-Glicemia.

-Orina completa.

-VDRL o RPR.

-Test de Elisa para detectar VIH (previa consejería y consentimiento de la


embarazada).

Actualmente, a uno de los exámenes que se le hace más hincapié es al


“Test de Elisa para detectar VIH”, debido a las altas cifras (y en aumento) del VIH
y del SIDA en nuestro país (que, recibiendo el tratamiento adecuado, a tiempo,
puede aumentar significativamente la calidad y expectativa de vida del que lo
padece). Teniendo en cuenta también que deben recibir un tratamiento diferente y
mucho más rigoroso que el de otras embarazadas.

A todas las mujeres gestantes con test para VIH positivo confirmado por el
ISP, se les debe realizar la prueba de identidad y ser derivadas al Centro de
Atención de VIH, y a la Unidad de Alto Riesgo Obstétrico. Se debe procurar que la
mujer gestante seropositiva para VIH acuda con su pareja para realizar su estudio
y tratamiento si corresponde.

Los controles de embarazo, en el sistema público deberán ser hechos en


una unidad de Alto Riesgo Obstétrico, y los controles de infección por VIH en los
Centros de Atención de VIH/SIDA. Debe existir coordinación entre las diferentes
instancias de atención de la mujer gestante, para compartir los resultados de
exámenes, procedimientos, tratamientos y evolución de las patologías y del
embarazo para asegurar la calidad y oportunidad de las intervenciones, en favor
del bienestar del bebé. La atención de la mujer gestante seropositiva para VIH,
debe incluir anamnesis, examen físico y obstétrico completo, así como exámenes
que permitan monitorear el estado de salud e identificar comorbilidades. Se ha
demostrado beneficio cuando la atención del embarazo, el parto y del recién
nacido es otorgada por un equipo multidisciplinario experto en el manejo de la
infección por VIH.

La etapificación clínica e inmunológica de la infección por VIH en la mujer


gestante, permite determinar sus propios requerimientos de TAR (terapia
antirretroviral) y eventualmente modificar el momento de inicio y el tipo de TAR.
Para ello, se deben efectuar los siguientes exámenes:

-CD4 y CV para definir la necesidad de tratamiento por su propia condición.

-Genotipificación viral en caso de primoinfección por VIH durante el embarazo o en


caso de pareja seropositiva para VIH que esté en TAR. La realización de la
genotipificación no debe retrasar el inicio de TAR, la cual debe ajustarse a las
recomendaciones nacionales sin esperar el resultado de este examen.

-En el control de 34 semanas se debe repetir la cuantificación de CD4 y CV cuyo


resultado determinará la conducta obstétrica (vía de resolución del parto).

En estas casi tres décadas de “epidemia de infección por VIH”, se han ido
desarrollando estrategias para disminuir el riesgo de transmisión cuando una
persona no infectada se pone en contacto con el VIH. Uno de los hitos clave fue la
demostración de que la utilización de zidovudina desde el segundo trimestre de
embarazo, durante el parto y durante unas semanas en el recién nacido disminuyó
el riesgo de trasmisión vertical de la infección por VIH de 25 a 8%. Posteriormente,
estas estrategias se han ido perfeccionando hasta conseguir tasas de transmisión
vertical por debajo del 1%.

Todos estos procedimientos, tratamientos, etc., se llevan a cabo gracias a la


detección temprana, el VIH es solo un ejemplo, pero que aclara y señala el punto
al que queremos llegar, la importancia de los controles médicos, el seguimiento y
tratamiento si es requerido. Se pueden evitar muchas complejidades, por ejemplo,
una bastante común, las malformaciones.

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