Ocho Claves para Entender El Conflicto Palestino-Israelí

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Ocho claves para entender el


conflicto palestino-israelí

Este post fue publicado originalmente el


22 de noviembre de 2022. Algunos
datos pueden no estar actualizados.

Alejandro Gálvez (@Alex_Galvez7), experto en


Israel y Territorios Palestinos Ocupados en
Amnistía Internacional España, 09 de octubre
de 2023

El pasado 7 de octubre comenzó una


escalada de violencia con el lanzamiento de
cohetes por Hamás contra Israel y con una
operación sin precedentes de sus
combatientes contra el sur de Israel. Por su
parte, Israel respondió bombardeando cientos
de objetivos en la franja de Gaza. Amnistía
Internacional ha recordado que atacar
deliberadamente a civiles, llevar a cabo
ataques desproporcionados y ataques
indiscriminados que causan la muerte o
hieren a civiles son crímenes de guerra. Para
más información en nuestra sección de
Noticias.

Tanto en Israel como en la


franja de Gaza y en los
Territorios Palestinos
Ocupados es necesario
proteger a la población civil y
que ninguna violación de los
derechos humanos quede
impune, algo que hasta ahora
no ha sucedido.

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El caso de Israel encierra una triste


paradoja. Por un lado, el Estado de Israel
existe porque una resolución de Naciones
Unidas le concede el derecho de existir. Es el
primer Estado moderno creado de esta
manera. Por el otro, el Estado de Israel no
deja de vulnerar sistemáticamente todas y
cada una de las resoluciones de esa misma
organización que le dio la vida y que le
reconoció la legitimidad de su existencia.
Israel representa a un pueblo que sufrió
en sus carnes unos crímenes atroces.
Años después es responsable de
vulneraciones constantes del derecho
internacional y de un sometimiento,
represión y opresión constitutivos de
crímenes de guerra contra otro pueblo
marginado y repudiado: el palestino.

Activistas reclamando la coexistencia y el fin de


la violencia en medio de los enfrentamientos
entre Israel y Gaza, el 19 de mayo de 2021. ©
REUTERS/Ronen Zvulun

Clave 1: La creación del


Estado de Israel y el problema
demográfico
El sionismo es un movimiento nacionalista
que persigue la creación de un Estado
judío y democrático en la Tierra Prometida
del judaísmo, localizada en la Palestina
histórica. Movidos por razones
económicas, nacional-religiosas y
humanitarias, los judíos comenzaron a
emigrar hacia esta Tierra Prometida en
1881. La primera oleada judía a gran
escala tuvo lugar en la década de 1930,
en pleno Mandato Británico, como
consecuencia de la persecución nazi.

Con el paso de los años, las comunidades


judías asentadas en la Palestina histórica
fueron creciendo y, con ello, aumentaron
los enfrentamientos entre los palestinos
que reivindicaban la independencia y los
judíos que consideraban ese territorio
como propio. Ante este panorama, el
Reino Unido acudió a Naciones Unidas en
1947, que emitió la Resolución 181 (II).
Esta resolución dividió la región en dos
Estados: uno árabe y otro judío. A este
último se le asignó el 54% del territorio. A
Jerusalén, ciudad clave para ambas
culturas, se le asignó un estatus de
“corpus separatum” bajo un régimen
internacional.

Israel contra el pueblo palestino

Miembros de la minoría árabe de Israel


participan en una manifestación para
conmemorar la "Nakba". Tras la guerra de
independencia de Israel en 1948, más de la
mitad de la población árabe fue expulsada o
huyó del territorio. © REUTERS/Ammar Awad

Clave 2: Las Guerras de 1948 y


1967
En 1948, Israel ganó la Guerra de la
Independencia y pasó a ocupar el 77%
del territorio, incluido el oeste de
Jerusalén. Bajo dominio egipcio quedó la
Franja de Gaza y bajo dominio jordano,
Cisjordania (incluido Jerusalén Este).

Por un lado, Israel considera que las


potencias árabes buscaban destruir el
recién creado Estado de Israel. Algunos
historiadores críticos consideran que las
potencias árabes intervinieron para
proteger a la población palestina, que ya
antes de la independencia de Israel sufrió
desplazamientos mediante planes de
conquista militar israelíes como el Plan
Dalet. Otros consideran que las potencias
árabes vieron en el plan de partición de la
ONU una nueva muestra de colonialismo
occidental.

Para los palestinos esta guerra fue la


"Nakba" (desastre o catástrofe). Más de la
mitad de la población árabe fue expulsada
o huyó del territorio. Otras fuentes de
Naciones Unidas hablan incluso del 85%.
Entre 700.000 y 750.000 palestinos y
palestinas fueron expulsados de sus
hogares, perdieron sus tierras y se
convirtieron en refugiados en países
árabes vecinos, o desplazados en Gaza y
Cisjordania. Esta categoría jurídica se
extendió a sus descendientes y, más de
70 años después, la cifra de personas
refugiadas supera los cinco millones. Se
trata de la población refugiada más
antigua de la historia moderna y uno de
los principales focos de debate del
conflicto, ya que la Resolución 194 de la
ONU, de 1948, reconoce el derecho de
retorno e indemnización de las personas
refugiadas palestinas de aquel conflicto. Y
también se lo reconoce a sus
descendientes. Setenta y tres años
después, la resolución sigue sin
cumplirse.

Años más tarde, en 1967, tras la Guerra


de los Seis Días, Israel pasó a ocupar la
totalidad de Gaza y Cisjordania, generando
un nuevo éxodo de palestinos de
aproximadamente medio millón de
personas. Esta guerra es el comienzo
oficial de una ocupación y colonización a
través de los asentamientos ilegales de los
Territorios Palestinos Ocupados que dura
ya más de 50 años.

¿Qué está pasando entre Palestina e Israel?

Un hombre habla con soldados israelíes


durante una protesta palestina contra las
marchas planeadas por los colonos judíos cerca
de Hebrón, en la Cisjordania ocupada por
Israel. © REUTERS/Mussa Qawasma

Clave 3: Jerusalén Este


Una de las grandes polémicas en este
conflicto es Jerusalén Este. Su
importancia reside en la Ciudad Vieja, que
alberga santuarios de suma importancia
para tres religiones: islamismo, judaísmo y
cristianismo. Además, fue uno de los
epicentros de la escalada del conflicto de
mayo de 2021.

Para los palestinos, Jerusalén Este es la


capital de un Estado libre palestino. Para
los israelíes, Jerusalén es su legítima
capital. Por ello, Israel se anexionó
Jerusalén Este en 1980 de manera
“oficial” a través de la Ley de Jerusalén,
estableciendo la capital de Israel en una
Jerusalén “entera y unificada”.

Información sobre el conflicto palestino-israelí

Una sección del muro que separa el campo de


refugiados de Shuafat (R), en Cisjordania,
cerca de Jerusalén, y Pisgat Zeev (detrás), una
zona que Israel anexionó tras la guerra de
1967. © REUTERS/Ammar Awad

Clave 4: Los Acuerdos de Oslo


y Camp David
Los Acuerdos de Oslo, firmados en 1993,
se enmarcan en un proceso de paz que
comenzó en Madrid en 1991. En esta
época se produjo el reconocimiento del
Estado de Palestina por la ONU y la
primera intifada palestina contra la
ocupación. Los Acuerdos preveían cinco
años para alcanzar un acuerdo de paz
permanente, pero no se consiguió. En el
año 2000 se intentó de nuevo con los
Acuerdos de Camp David. Pero tampoco
se logró. No hubo acuerdo ni en el retorno
de las personas refugiadas, ni en el
estatuto de Jerusalén, ni en los ajustes
territoriales ni en las cuestiones de
seguridad israelíes.

En los Acuerdos de Oslo no se reconoció


la totalidad de Cisjordania como región
autónoma palestina y la fragmentaron en
tres zonas:

Zona A: bajo control civil y militar de la


Autoridad Nacional Palestina.
Zona B: bajo control civil palestino pero
bajo control militar palestino-israelí.
Zona C: bajo control civil y militar
israelí. Cuando se escucha hablar de la
Cisjordania ocupada, normalmente se
hace referencia a esta última zona,
aunque también hay áreas de la segunda
zona.

De las tres zonas, la zona A es la menor.


En ella, al igual que en la zona B, están
las principales ciudades, campos de
refugiados y pueblos palestinos, que
suponen alrededor del 95% de la
población, pero solo el 40% de las tierras.

La zona C, bajo control civil y militar


israelí, comprende el 60% restante de las
tierras de Cisjordania, incluidas todas las
reservas de tierras y todas las carreteras
principales, pero es inaccesible en su
mayor parte para la población palestina.
Los recursos clave para la vida, como el
agua o saneamiento, pasan o están en
esta tercera zona.

Además, desde 2002, Israel ha levantado


toda una serie de muros, bloqueos,
puestos fronterizos y de cruce y zonas
restringidas para separar las zonas y el
conjunto de Cisjordania de Israel. Los
llamados muros tienen un doble objetivo:
facilitar los trayectos y las
comunicaciones entre los asentamientos
de los colonos israelíes y torpedear la
libertad de movimiento de la población
palestina, aislándola en las dos primeras
zonas, sin que puedan tener apenas
acceso a nada más.

Un niño israelí mira la metralla en un


aparcamiento de la ciudad de Sderot, en el sur
de Israel, después de que un cohete disparado
desde la Franja de Gaza cayera en la ciudad el
21 de abril de 2014. © REUTERS/Amir Cohen

Clave 5: Gaza, la cárcel más


grande del mundo
Gaza es la prisión más grande de la tierra.
Según el propio Antonio Guterres,
Secretario General de Naciones Unidas, es
“el infierno en la tierra”. Una de las
regiones donde la situación humanitaria
es extremadamente preocupante y donde
viven 1,6 millones de personas, de las
cuales, más de la mitad son menores.
Gaza es uno de los lugares más
densamente poblados del mundo.

El 38% de la población vive en situación


de pobreza. El 54% de los habitantes
padecen inseguridad alimentaria y más
del 75% son beneficiarios de ayuda. El
35% de las tierras agrícolas y el 85% de
sus aguas de pesca son total o
parcialmente inaccesibles debido a las
medidas militares israelíes. Cada día se
vierten en el mar entre 50 y 80 millones
de litros de aguas residuales parcialmente
tratadas. Más del 90% del agua del
acuífero de Gaza no es potable. Alrededor
de un tercio de los artículos de la lista de
medicamentos esenciales están agotados.

Y podríamos seguir. Está bloqueada desde


2007 por orden de Israel y miles de
personas arriesgan sus vidas
contrabandeando mercancías con la
frontera de Egipto como consecuencia de
las restricciones israelíes. La población de
Gaza se encuentra aislada del resto de
territorios palestinos. Durante los años
que dura ya el bloqueo, muchos de sus
residentes nunca han tenido la
oportunidad de salir del territorio.

“En Gaza, el 38% de la


población vive en
situación de pobreza. El
54% de los habitantes
padecen inseguridad
alimentaria y más del
75% son beneficiarios
de ayuda. El 35% de las
tierras agrícolas y el
85% de sus aguas de
pesca son total o
parcialmente
inaccesibles. Más del
90% del agua del
acuífero de Gaza no es
potable. Y alrededor de
un tercio de los
artículos de la lista de
medicamentos
esenciales están
agotados. ”
La población de Gaza está integrada en su
mayoría por personas palestinas que
fueron expulsadas por la fuerza de sus
hogares y sus tierras desde 1948 en
adelante, así como por sus descendientes.
Solo pudieron permanecer dentro de
Israel, en muchos casos, como personas
desplazadas, unas 150.000, el 15% de la
población, que en 1952 accedieron a la
ciudadanía. Estas personas y sus
descendientes son los llamados "árabes-
israelíes" y actualmente suponen el 20%
de la población.

Desde el año 2007, Gaza está gobernada


de facto por Hamás, una organización
terrorista según múltiples países e
instituciones internacionales, incluida la
Unión Europea. Cabría preguntarse, por
tanto, si la comunidad internacional, con
su letargo y pasividad, es responsable de
que una organización terrorista sea uno de
los principales, por no decir principal
actor en la defensa del pueblo palestino.
Más aún si tenemos en cuenta que Hamás
tampoco tiene especial reparo en utilizar a
los propios palestinos como escudos
humanos.

En el año 2018 tuvo lugar la Gran Marcha


del Retorno, una serie de protestas en la
Franja que a lo largo de la valla
reivindicaban el derecho de retorno a sus
hogares de Cisjordania de las personas
desplazadas en Gaza y refugiadas en otros
países vecinos. Las protestas se saldaron
con una brutal represión israelí, que dejó
centenares de personas muertas y miles
de heridas.

Historia del conflicto palestino-israelí

Una mujer palestina recoge sus pertenencias


después de que las fuerzas israelíes demolieran
su casa cerca de Hebrón, en la Cisjordania
ocupada por Israel, el 17 de junio de 2021. ©
REUTERS/Mussa Qawasma

Clave 6: La política de
demoliciones y destrucciones
Hay dos leyes clave en la política de
desalojos en Jerusalén Este: la Ley de
Bienes Ausentes de 1950 y la Ley de
Asuntos Legales y Administrativos de
1970.

La primera prohíbe a la población


palestina reclamar las propiedades que
perdieron durante el conflicto de 1948.
No pueden reclamarlas ni quienes fueron
expulsados fuera de las fronteras ni
aquellos reubicados dentro de Cisjordania,
concretamente en Jerusalén Este, como es
el caso de los residentes de Sheikh Jarrah
o de Silwan.

La segunda permite exclusivamente a los


judíos reivindicar tierras y propiedades
supuestamente propiedad de judíos en
Jerusalén Este antes del establecimiento
del Estado de Israel en 1948. Esta Ley de
1970 ha permitido que entidades judías
con un estatuto jurídico poco claro se
apropiaran de diferentes barrios de
Jerusalén Este, incluido Sheikh Jarrah.
Estas entidades después vendieron los
derechos de propiedad o transfirieron su
gestión a organizaciones de colonos que
no tienen vínculos con los supuestos
propietarios judíos originales. Finalmente,
estas organizaciones de colonos han
presentado demandas de desalojo contra
los palestinos residentes en dichas
propiedades. Los palestinos, por su parte,
no pueden reclamarlas ni disponer de una
ley similar porque la Ley de 1950 se lo
prohíbe. Es una trampa jurídica perfecta
que básicamente permite a los judíos
reclamar propiedades que perdieron
durante la guerra de 1948, mientras se lo
prohíbe a los palestinos .

La política de desalojos forzosos y


destrucción de propiedades se lleva a
cabo también en el resto de Cisjordania,
pero con otro pretexto. En lugar de aplicar
leyes, aplica ordenanzas militares, como
la 1797 o la 1252. La primera sirve para
demoler estructuras palestinas con un
aviso previo de 96 horas, limitando el
margen y posibilidades de los palestinos
de reclamar nada. La segunda se utiliza
para confiscar sin previo aviso
“estructuras móviles” dentro de los 90
días siguientes a su construcción. Los
asentamientos ilegales de colonos
israelíes avisan al Gobierno rápidamente
en cuanto ven una estructura palestina
nueva, y entonces la administración israelí
se moviliza mediante estas órdenes
militares. Las estructuras palestinas
demolidas o confiscadas son residencias,
centros de saneamiento o higiene, centros
sanitarios, refugios o instalaciones de
abastecimiento de agua.

El círculo de la política de desalojos y


destrucciones se cierra también en
Cisjordania con la catalogación de “zonas
de tiro” para entrenamiento militar. Desde
1970, Israel ha declarado que el 18% de
Cisjordania únicamente sirve para
entrenamiento militar, por lo que es
peligroso vivir allí y en consecuencia nadie
puede hacerlo. Casualmente, esas zonas
de tiro abarcan zonas estratégicas por los
recursos que alberga y/o son zonas en las
que viven (o vivían) comunidades
Firma por el alto el fuego en Gaza e Israel
palestinas especialmente vulnerables que
¡FIRMA! de acceso a sanidad,
carecían

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