Conflicto Palestino Israeli Resumen
Conflicto Palestino Israeli Resumen
Conflicto Palestino Israeli Resumen
1. CONTEXTO HISTORICO
Este conflicto social y armado entre israelíes y palestinos se remonta a principios del siglo XX. En
respuesta al creciente antisemitismo contra los judíos que se vivía en Europa, a finales del siglo XIX
surgió un movimiento sionista, que defendía el establecimiento de los judíos en Israel. Muchos
judíos emigraron a Israel después de la Primera Guerra Mundial, pero al término de la Segunda
Guerra Mundial y la conmoción causada por el Holocausto se aprobó la partición de lo que había
sido el mandato británico en Palestina en dos: la parte judía y la parte árabe. Los árabes no lo
aceptaron, y en 1948 declararon la guerra al recién creado estado de Israel, pero fueron
derrotados por los israelíes.
El conflicto palestino-israelí se fija desde 1947 cuando la Asamblea General de la ONU aprobó la
creación del Estado de Israel en territorios de asentamiento palestino, por lo que millones de
palestinos fueron desplazados. Desde ese momento comenzó un enfrentamiento que aún no
termina y le ha costado la vida a cerca de 3.000 palestinos e israelíes.
Los primeros reclaman a Jerusalén, la capital israelí, como suya y exigen la creación de un Estado
palestino. Aunque el conflicto no se reduce a la disputa por el territorio, esta es una variable
importante. En ese marco se han registrado dos guerras (la de los Seis Días en 1967 y la del Yom
Kipur en 1973) y dos Intifadas. Las últimas son levantamientos violentos declarados por los
palestinos para conseguir sus exigencias y para protestar en contra de los atropellos israelíes. La
primera Intifada fue declarada en 1987 y terminó en 1993 con la firma de los Acuerdos de Oslo. La
segunda estalló el 28 de septiembre de 2000 ante el supuesto incumplimiento de Israel a los
acuerdos y aún no ha terminado. El saldo hasta ahora es de cerca de mil muertos palestinos e
israelíes.
2. UBICACIÓN GEOGRAFICA
3. ABSTRACT – SINTESIS
El origen del problema radica en que hay dos pueblos en un mismo territorio y ambos lo reclaman
como propio. Los israelíes consideran que les pertenece porque dicen que les ha sido legado por
dios como figura en el Antiguo Testamento y porque siempre hubo judíos. Los palestinos, por su
parte, dicen que les pertenece porque viven allí desde hace siglos. Para los israelíes la creación del
Estado de Israel representa la respuesta a la persecución que han vivido los judíos a lo largo de
toda su historia y consideran que es la única garantía que tienen para que no los persigan nunca
más. A los judíos europeos que tuvieron la idea de crear un Estado judío en el siglo XIX no les
interesó demasiado que en ese territorio hubiera gente, porque su principal preocupación era
resolver el problema de las persecuciones contra los judíos.
Miles de judíos comenzaron a llegar a Palestina con la idea de construir un Estado sólo para judíos
a fines del siglo XIX y principios del XX. Cuando los árabes-palestinos percibieron que los judíos
querían ese territorio sólo para ellos trataron de impedirlo, pero no lo lograron. En 1948 nació el
Estado de Israel, otorgándole una nueva identidad ciudadana a esos judíos, que pasaron a ser
conocidos como israelíes o judíos-israelíes.
Todo comienza en 1947 cuando Gran Bretaña decide abandonar Palestina, donde ya existía
conflictos entre los autóctonos y judíos que se habían ido asentando con la esperanza de crear un
" HOGAR NACIONAL" Gran Bretaña deja el problema en manos de la ONU el cual aprueba ese año
un plan de repartición del territorio en 2 zonas: Israel y Palestina
Permitan que los israelies mantengan cierto control sobre los territorios palestinos para asegurar
sus fronteras.
Se desmantelen los asentamientos judíos de sus territorios (más de 200 mil habitantes).
Que regresen los refugiados palestinos que se encuentran en otros países árabes como en
Jordania y el Líbano.
4. ANÁLISIS DEL CONFLICTO
En 1858 el imperio Otomano emitió por primera vez una ley sobre las
regularizaciones de posesión de tierra en la región, que fue obtenida en gran parte
por oficiales del imperio que no tenían ninguna conexión con quien realmente las
ocupaba.
Paralelamente, surge entre el pueblo judío (principalmente entre los que residían
en Europa, donde crecía la hostilidad antisemita) el deseo de retomar a su antigua
patria. Este ideal judío de retornar a la tierra de sus antepasados se conoció como el
movimiento sionista. Cuando éstos llegaban a su patria, compraban títulos de tierra
que se encontraban en las manos de los oficiales del imperio Otomano, creando
inclusive un fondo común para adquirir las tierras que formarían su Estado.
Es necesario para la paz del mundo, y no sólo para los pueblos involucrados, alcanzar una
coexistencia pacífica de ambas naciones, y por eso es que se han hecho los más grandes esfuerzos
-especialmente por parte de los Estados Unidos de América- para alcanzarla. Pero ello resulta cada
vez más difícil y torna cada vez más peligrosa la situación, porque el real enfrentamiento que aquí
se está dando, más que entre dos naciones o dos pueblos, se está transformando en uno entre el
terrorismo y la civilización occidental, y así hay que comprenderlo de una vez por todas,
independientemente de simpatías o antipatías de cualquiera índole.
Los palestinos están construyendo su identidad nacional sobre las bases del victimismo y de la
vocación suicida. Para gran parte de la sociedad Palestina, el terrorista que detona su cinturón de
explosivos junto a hombres, mujeres y niños israelíes es un mártir, un héroe. La Autoridad
Palestina llama a su juventud a seguir el ejemplo, a través de los medios de comunicación, de su
sistema educativo, e incluso ofrece incentivos económicos a las familias del "shahid" (mártires). En
la sociedad palestina la exaltación a la muerte y al suicidio ha tomado dimensiones de culto.
Una amplia gama de justificaciones religiosas, sociales, políticas y económicas sirven de base
ideológica para el reclutamiento de este tipo de terroristas. El movimiento nacional palestino se
define así mismo por negación al movimiento nacional israelí, y busca la venganza y no la
conciliación. Resulta evidente que es con este espíritu que Arafat ingresó en el proceso de paz
iniciado en Oslo, y es sin duda lo que lo motivó a patear el tablero de las negociaciones y elegir la
opción de la violencia. El problema no es la falta de una solución al conflicto palestino-israelí, ya
que todos sabemos cuál es: un estado palestino y un estado judío, uno al lado del otro.
A Israel no le queda más opción que la de ejercer su derecho a legítima defensa ante los crímenes
que los palestinos están cometiendo en contra de sus ciudadanos. Resulta así de urgente
necesidad que las Naciones Unidas, y principalmente Estados Unidos, ordenen y respalden con la
fuerza el cese del terrorismo en este conflicto, para que una vez sin actos de ese tipo durante un
tiempo prudencial, se reinicien las conversaciones de paz con nuevos delegados. La paz es también
anhelada por una respetable porción del pueblo palestino, que no anida el odio en sus almas ni
justifica el terrorismo como método de acción política, y que es perfectamente capaz de vivir en
armonía con sus vecinos judíos, y forjar un futuro civilizado a sus descendientes.