Versículos
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Nadie puede agradar a Dios si no tiene fe. Cualquiera que se acerque a Dios debe creer que
Dios existe y que premia a los que lo buscan.
Así, pues, justificados por la fe tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo,
Jesús le dijo: «¿Cómo que “si puedes”? Para quien cree, todo es posible.»
8 Ustedes aman a Jesucristo sin haberlo visto, y creen en él aunque ahora no lo ven, y se
alegran con gozo inefable y glorioso, 9 porque están alcanzando la meta de su fe, que es la
salvación.
Porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Y ésta es la victoria que ha vencido
al mundo: nuestra fe.
Jesús les dijo: «Yo soy el pan de vida. El que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en
mí cree, no tendrá sed jamás.
PACIENCIA
y que sean humildes y mansos, y tolerantes y pacientes unos con otros, en amor.
Ser paciente es mejor que ser valiente; es mejor dominarse uno mismo que tomar una
ciudad.
Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, también sabemos que
tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
CONFIANZA
Pero bendito el hombre que confía en mí, que soy el Señor, y que en mí pone su confianza.
Y ésta es la confianza que tenemos en él: si pedimos algo según su voluntad, él nos oye.
SALVACIÓN
Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los
hombres, en que podamos ser salvos.
8 Ciertamente la gracia de Dios los ha salvado por medio de la fe. Ésta no nació de ustedes,
sino que es un don de Dios; 9 ni es resultado de las obras, para que nadie se vanaglorie.
Porque con el corazón se cree para alcanzar la justicia, pero con la boca se confiesa para
alcanzar la salvación.
Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado.
Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de
él.
PAZ
Números 6:26 (RVC)
Estas cosas les he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción; pero
confíen, yo he vencido al mundo.»
»La paz les dejo, mi paz les doy; yo no la doy como el mundo la da. No dejen que su
corazón se turbe y tenga miedo.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Que el Señor de paz mismo les dé paz siempre y en toda circunstancia. Que el Señor esté
con todos ustedes.
Por eso me acuesto y duermo en paz, porque sólo tú, Señor, me haces vivir confiado.
Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo
cuerpo. Y sean agradecidos.
6 No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias, 7 Y que la paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros
AMOR
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros: en que Dios envió al mundo a su Hijo
unigénito, para que vivamos por él.
Por sobre todas las cosas, ámense intensamente los unos a los otros, porque el amor cubre
infinidad de pecados.
Y este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.
Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y
su amor se perfecciona en nosotros.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.
ESPERANZA
Sólo yo sé los planes que tengo para ustedes. Son planes para su bien, y no para su mal,
para que tengan un futuro lleno de esperanza.” —Palabra del Señor.
¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en
Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡Mi Salvador y mi Dios!
Le pido a Dios, fuente de esperanza, que los llene completamente de alegría y paz, porque
confían en él. Entonces rebosarán de una esperanza segura mediante el poder del Espíritu
Santo.
PERDÓN
Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros y perdónense mutuamente, así
como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.
Tú, Señor, eres bueno y perdonador; grande es tu amor por todos los que te invocan.
Jesucristo se ofreció en sacrificio para que nuestros pecados sean perdonados; y no sólo
los nuestros, sino los de todo el mundo.
Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que
vengan tiempos de descanso de parte del Señor.
Isaías 43:25 (NBV)
Yo, sí, sólo yo soy quien borra sus pecados por amor a mí mismo y nunca más los recordaré
Pero si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos
perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad.
Hechos 2:38
Vuélvanse a Dios y bautícese cada uno en el nombre de Jesucristo, para que Dios les
perdone sus pecados, y así él les dará el Espíritu Santo.
13 Dios nos libró del poder de las tinieblas y nos llevó al reino de su amado Hijo, 14 por
quien tenemos la liberación y el perdón de los pecados.