Sistema Carcelarioy Penitenciario
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ISBN: 978-958-8519-99-9
Año: 2022
Esta obra se encuentra bajo una licencia Creative Commons - Atribución – No comercial – Sin Derivar 4.0
internacional https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/deed.es
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Sistema Carcelario y Penitenciario
Contenido
PRÓLOGO ................................................................................................................................ 7
INTRODUCCIÓN ..................................................................................................................... 10
EL FRACASO DE LA RESOCIALIZACIÓN COMO FIN DE LA PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD EN
COLOMBIA ¿RESOCIALIZACIÓN O TORTURA?: LA FIGURACIÓN DE UNA POLÍTICA CRIMINAL
INSUFICIENTE ........................................................................................................................ 21
1. Introducción................................................................................................................... 23
2. ¿Resocialización o tortura? ...................................................................................... 24
2.1. Aproximaciones a la realidad de la cárcel ¿Quiénes están privados de la
libertad? ¿Qué se hace con ellos y ellas? Los privados de la libertad y la
resocialización intramural.................................................................................................. 24
2.2. La finalidad de la pena ¿tortura o resocialización? ............................................ 35
3.Conclusiones: Buscando nuevos horizontes, hacia una política criminal
sistémica................................................................................................................................. 50
Referencias ............................................................................................................................ 53
DE UNA INSTITUCIÓN TOTAL Y PATRIARCAL: LAS MUJERES PRIVADAS DE LA LIBERTAD Y SU
OLVIDO EN LA AGENDA PÚBLICA, LA ACADEMIA Y LA COTIDIANIDAD.................................... 55
1. Introducción................................................................................................................... 57
2. Un acercamiento a la realidad: La vida entre rejas ............................................. 61
3. La institucionalidad: las medidas y la agenda político criminal y penitenciaria
¿con enfoque de género? .................................................................................................. 75
4. Conclusiones y recomendaciones .......................................................................... 83
Referencias ............................................................................................................................ 87
“LAS MISERIAS DE LAS CÁRCELES GUATEMALTECAS” ............................................................. 93
Palabras claves: Derecho penitenciario, inhumanidad, pena, cárcel, resocialización, derechos
humanos. .............................................................................................................................. 94
1. Política criminal y cárcel ............................................................................................ 94
2. La cárcel y su uso durante la historia..................................................................... 97
3. La realidad de las cárceles en Guatemala ............................................................. 98
3.1 La cárcel de los poderosos ....................................................................................... 100
4. Radiografía del sistema carcelario guatemalteco ............................................. 101
4.1. Los jueces de Ejecución .......................................................................................... 105
4.2. El actuar de los Fiscales .......................................................................................... 105
4.3. Leyes vigentes ............................................................................................................ 107
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2.2. Los derechos fundamentales de los presos en el ámbito de creación del
derecho (rango constitucional, derecho internacional, tratados y jurisprudencia).
180
2.3. La adopción del sistema garantista al margen del sistema abolicionista .. 189
3. Conclusiones............................................................................................................... 194
Referencias .......................................................................................................................... 197
VIOLENCIA INSTITUCIONAL CONTRA LAS MUJERES EN LOS CENTROS PENITENCIARIOS Y
CARCELARIOS ...................................................................................................................... 201
1. Introducción................................................................................................................. 202
2. Violencia Institucional contra las Mujeres: Concepto, alcance y clases .... 203
2.1. Desarrollo Jurisprudencia en Colombia de Violencia institucional contra las
mujeres ................................................................................................................................. 208
2.2. Clases de Violencia Institucional ........................................................................... 211
2.3. Clasificación de la violencia de acuerdo a la jurisprudencia ......................... 217
3. De cara a los informes generales sobre violencia institucional .................... 219
4. Aproximación a la protección de la mujer desde la ley penal........................ 222
4.1. Desde la Protección a la vida e integridad personal ........................................ 223
4.2. Desde la libertad e integridad personal ............................................................... 225
5. Conclusiones............................................................................................................... 227
Referencias .......................................................................................................................... 228
LA CUESTION CRIMINOLOGICA, LA POLITICA CRIMINAL Y LAS PRIVACION DE LIBERTAD DE LOS
NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES .......................................................................................... 237
1. Introducción................................................................................................................. 238
2. La cuestión criminológica y la política criminal ................................................ 239
3. El engranaje penal y la criminología ..................................................................... 243
4. La sanción (penal) para los niños, niñas y adolescentes desde la Convención
de los Derechos del Niño ................................................................................................. 248
5. Reflexiones finales sobre la cuestión criminológica, la política criminal y el
tema adolescentes-delito ................................................................................................. 252
Referencias .......................................................................................................................... 254
ENTRE AFECTOS Y VIOLENCIA: EXPERIENCIAS SOBRE ENCIERRO Y CASTIGO EN UNA CÁRCEL
PARA MUJERES EN COSTA RICA ........................................................................................... 259
1. Introducción................................................................................................................. 260
2. De cómo el orden penal recluye el desorden social: mujeres en la cárcel. 262
3. Experiencias en la cárcel: violencia, estigma y afectos .................................. 275
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PRÓLOGO
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Esta obra se presenta como un llamado más, una denuncia que parte de las voces
de mujeres y hombres de diferentes lugares de Latinoamérica desde los cuáles ven
cómo cada día, las prisiones se atiborran más y más de personas en las peores
condiciones, mientras que, también observan, como dicha solución se convierte en
uno de los problemas más graves y complejos de sus países. Es una recopilación
de las experiencias profesionales y académicas de múltiples estudiosos del tema,
quienes desde la experiencia y vivencia al interior de las cárceles o mediante el
estudio de la historia de esta, reflexionan alrededor de nuevas formas del
tratamiento de la criminalidad, teniendo como objetivo común el desplazamiento de
este mecanismo como el privilegiado para el tratamiento del fenómeno delincuencial
en cada una de las sociedades, las cuales, aunque difieran en aspectos culturales,
sociales o políticos, encuentran en el problema de la cárcel, una epidemia sin final.
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que solo resulta en la profundización del problema de la cárcel como escenario de
violación de los derechos humanos y gran gasto fiscal que no se refleja en una
mayor seguridad, reducción del delito y prevención de la reincidencia.
El recorrido por esta obra comienza con el capítulo de quien edita y presenta este
libro en compañía de la doctora Ana Isabel y el doctor Alexander, en una reflexión
frente al fracaso de la resocialización en Colombia como fin de la pena privativa de
la libertad, configurándose como un escenario en donde la tortura y la muerte son
las verdaderas protagonistas. En este capítulo, se retoman las condiciones de las
personas privadas de la libertad y los programas de tratamiento penitenciario
existentes en Colombia, revisando de qué manera estos se aplican y ejercen su
función, pasando por la reflexión y documentación de las formas como la violencia
se manifiesta dentro de las cárceles y atentan contra los derechos a la vida, la
dignidad humana y el buen trato de las personas condenadas y sindicadas dentro
de los establecimientos de reclusión. Lo anterior, con la finalidad de generar
mecanismos de política criminal desde una óptica compleja y sistémica que permita
la atención a los factores estructurales de la criminalidad y permita, una vez por
todas, la abolición de la cárcel.
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y situación del sistema penitenciario en el estado de Morelos en el marco de la
emergencia sanitaria por COVID 19. Aquí los autores llaman la atención sobre la
especial situación de vulnerabilidad de las personas privadas de la libertad y
debilidad social que acentúan los impactos diferenciales de la pandemia en sus
vidas, esto, atado a la incapacidad del Estado para mantenerlos de acuerdo con los
estándares de la dignidad humana.
Sin embargo, en el capítulo VIII como es reconocido por el Doctor Nelson desde
Venezuela, los niños, niñas y adolescentes también son y han sido víctimas de la
figura de la cárcel. Se resalta que dicha institución ha sido usada, incluso, cuando
se trata de personas menores de 18 años o menores de edad según las diferentes
normativas, privilegiando una cultura del castigo que atraviesa la infancia y el
crecimiento de los menores y que no busca mecanismos de prevención para la
criminalidad adolescente.
Así, las niñas, los niños y adolescentes y las mujeres, son una importante
preocupación en esta obra, representan las formas mediante las cuales la cárcel se
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actuar. Es una reflexión que, sin duda, aportará a una nueva compresión de dicho
fenómeno a la luz de las formas culturales específicas de cada una de las naciones.
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fundamental en la solución; no obstante, es importante entender que no es la
sumatoria de las partes involucradas, es la interrelación entre cada una de ellas.
La política criminal debe buscar soluciones que respondan a los diferentes marcos
de análisis, una mirada que permite trascender de la medida penal; pues como se
ha demostrado, en Colombia el derecho penal ha sido insuficiente en el control de
la criminalidad, siendo la institución carcelaria ineficiente como mecanismo tanto de
prevención especial como general del delito. A pesar de esto, los diferentes
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Desde esta obra, las diferentes personas que reflexionaron alrededor del problema
de la cárcel y su escenario político criminal macro le apuestan a una nueva visión
metodológica que involucre diferentes escenarios de análisis, reconociendo que el
ser humano es, ante todo, un ser social e histórico que es afectado por las
contingencias sociales y políticas de su entorno.
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realmente ataquen el problema de la criminalidad y garanticen el acceso a derechos
y libertades.
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Resumen
En este capítulo se presenta una reflexión sobre el cumplimiento de la
resocialización como fin de la pena privativa de la libertad, cuestionando en qué
medida la situación de las cárceles en Colombia configura dinámicas de tortura que
no favorecen dicho propósito. Para lo anterior, se sigue una metodología
documental que permite 1) caracterizar la población privada de la libertad y los
programas de tratamiento penitenciario existentes 2) indagar los mecanismos
*
Artículo resultado de investigación en colaboración del “Grupo de Investigación Red Internacional de Política
Criminal Sistémica Extrema Ratio UNAL”, reconocido y clasificado en MINCIENCIAS 2021 en A1 , Grupo
derecho, cultura y Sociedad y Grupo Derechos Humanos y Victimas en el escenario de Post conflicto y la
Universidad del Bosque.
**
Abogado, Ph.D en Derecho, Especialista en Derecho Penal y Profesor Titular, Facultad de Derecho, Ciencias
Políticas y Sociales Universidad Nacional de Colombia; Ph.D en Ciencias de la Educación Universidad Simón
Bolívar, Maestría en Educación Universidad Pedagógica Nacional; Máster en Derechos Humanos, Estado de
Derecho y Democracia en Iberoamérica Universidad de Alcalá; Maestría en Derecho Penal Universidad Libre;
Socio de la Fundación Internacional de Ciencias Penales (FICP); Miembro de Honor de la Fundación de
Victimología (FUNVIC); Miembro Honorario de la Asociación Colombiana de Criminología ACC; Asociado
Categoría titular Asociación Colombiana para el Avance de la ciencia ACAC; Par académico del Ministerio de
Educación Nacional y par académico de Minciencias. ORCID: 0000-0002-8012-2387. E-mail:
ohuertasd@unal.edu.co
***
Docente investigadora, profesor asociado del Departamento de Humanidades de la Universidad El Bosque,
abogada, especialista en Derechos Constitucional, Filosofía de la Ciencia. Magister en Educación Pontificia
Universidad Javeriana. ORCID: 0000- 0002-2460-5800. Email: mendietaana@unbosque.edu.co,
ana_isabelmendieta@hotmail.com.
****
Doctorante en Administración de Negocios universidad San Buenaventura Cali, Maestría summa Cumme
Laude en Economía, gestión y dirección de empresas de la Universidad Sapienza de Roma, Maestría summa
cumme laude en mercadeo y comunicación de Universidad Humboldt en Alemania, Administrador de Empresas
de la Universidad del Valle. Vicerrector de Investigación y Proyección Social y Docente de la Unidad Central
del Valle del Cauca (Uceva), Email: aromero@uceva.edu.co, ORCID: https://orcid.org/0000-0003-1928-7315,
Tuluá.
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Palabras clave: Resocialización, tortura, cárcel, fin de la pena, abolición del sistema
penitenciario.
Abstract
The chapter presents a reflection on the fulfillment of resocialization as the jail tarjet,
questioning to what extent the situation of prisons in Colombia configures dynamics
of torture that do not favor said purpose. For the above, a documentary methodology
is followed that allows 1) to characterize the population deprived of liberty and the
existing prison treatment programs 2) to investigate the existing international
mechanisms for the guarantee of human rights and 3) to document the conditions of
habitability, right to life, human dignity, good treatment and compliance with prison
treatment within the prisons. The conclusions are the failure of resocialization in
Colombia, torture as the main mechanism within prisons, and the commitment to
abolish the prison system as a structural solution.
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Sistema Carcelario y Penitenciario
1. Introducción
Ante tales situaciones, que son tan solo la punta del iceberg de las cientos que
suceden en las cárceles del país, surge la pregunta por las condiciones en las
cuales el objetivo resocializador como fin de la pena privativa de la libertad se
cumple en los establecimientos carcelarios o, si por el contrario, se desarrollan
dinámicas de tortura y violación a los derechos humanos que acentúan los factores
explicativos de la conducta delictiva por la cual están condenados los casi 100.000
hombres y mujeres en las cárceles colombianas.
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2. ¿Resocialización o tortura?
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Tabla 1. Resumen personas privadas de la libertad por regional
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¿Por qué son estos delitos los que presentan el mayor número de reincidencias
cuando, normativamente hablando, los privados de la libertad deberán recibir
durante su tiempo en prisión la formación y capacidades para desempeñarse bajo
los estándares de legalidad en la libertad? Definitivamente, las cifras de reincidencia
presentadas dan cuenta del fracaso de los procesos de resocialización, la cual, no
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se reduce a los programas de capacitación o formación de habilidades ya sean
académicas o laborales y tampoco a aquellos programas diseñados para erradicar
o acentuar los factores psicosociales que llevaron a la comisión del delito; los
esfuerzos por la resocialización comprenden de manera integral la estancia en
prisión, las condiciones de habitabilidad, el acceso a la educación, salud, contacto
con el exterior, recreación, derechos que deben ser cumplidos por el estado cuando
acoge bajo tutela a aquel que ha cometido alguna infracción al código de su país o
sociedad 1.
1
Como es documentado por el Grupo de prisiones de la Universidad de Los Andes, el INPEC entiende la
resocialización como una ‘’Técnica de tratamiento clínico que pretende cambiar la conducta del interno(a).
Volver a socializarse, lo que significa aprender las expectativas sociales e interiorizar normas de conducta.
Resocializarse es volver a valer como ser social conforme quiere la sociedad, esto implica reconocimiento. La
técnica que se maneja es el cambio de actitud y de valores. Se confunde con el cambio de delincuente en un
buen interno(a).” (p. 11).
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Dado esto, no es sorprendente que la Corte Constitucional haya declarado en tres
oportunidades el estado de cosas inconstitucional en las prisiones de Colombia
(Sentencias T-153/98, T-388/13 y T-762/15), sin tener esto, desafortunadamente,
un reflejo real en el mejoramiento de las condiciones de los privados de la libertad
y, menos aún, en el enfoque de la política criminal colombiana (Huertas, 2015). Por
el contrario, hechos como los acontecidos la noche del 21 de marzo del 2020 en la
cárcel Modelo demuestran que el problema que empieza a llamarse como
inconstitucional en 1998, más de 20 años después sigue sin resolverse.
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Así mismo, es prioridad que como marco general del tratamiento penitenciario se
garantice el respeto a la dignidad humana de las personas privadas de la libertad,
si bien, en la Ley 65 de 1993 se consagra este principio, se modifica mediante la
Ley 1709 de 2014, así:
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Lo carencia de recursos no podrá justificar que las condiciones de
reclusión vulneren los derechos fundamentales de las personas
privadas de la libertad.
Con esta modificación se resaltan los siguientes aspectos, sin ser los únicos: 1) la
prohibición de toda forma de violencia psíquica, física o moral, cuestión que poco
se cumple en las cárceles del país como ya se ha visto a grandes rasgos; 2) la
limitación de las restricciones impuestas a las personas privadas de la libertad,
persiguiendo el objetivo de limitar los derechos que como consecuencia de la pena
se restringen, situación que no abarca por ejemplo la dignidad humana, la
alimentación, el acceso a la salud, entre otros y 3) la no justificación en la falta de
recursos de las condiciones de vulneración de derechos dentro de las cárceles del
país; esto, como consecuencia de las respuestas de los diferentes gobiernos sobre
la falta de recursos a los pronunciamientos de la Corte Constitucional sobre la
vulneración de derechos y la declaración del estado de cosas incondicional en las
cárceles del país, referido en sentencia T-153 de 1998 y reafirmado en las
sentencias T-388/13 y T-762/15.
Sin embargo y a pesar de los esfuerzos normativos que se han desarrollado para la
garantía de los derechos de las personas privadas de la libertad, sucesos como los
acontecidos el 21 de marzo en la cárcel Modelo, situación que además se replicó
en otros penales, demuestran que estamos muy lejos de garantizar los derechos y
la resocialización de las personas privadas de libertad, acontecimientos que
permiten señalar el fracaso de la finalidad de la pena en Colombia y, anclado a ello,
el fracaso de la cárcel como mecanismo sancionatorio privilegiado dentro de un
marco punitivista y populista.
31
Para lo anterior se generan cinco fases, las cuales comienzan con el periodo de
observación y evaluación de la persona que ingresa al penal, momento en el cual
se identifica el tratamiento adecuado según las características del interno,
comenzando desde allí el tratamiento progresivo. Luego de esto, se comienza con
la fase de “alta seguridad” fase que se cumplirá en periodo cerrado, en este periodo,
la persona privada de la libertad no podrá acceder a beneficios tales como el
permiso por 72 horas, situación que podrá solicitarse en la fase de mediana
seguridad o de periodo semiabierto. Finalmente, se encuentran las fases de mínima
seguridad y de confianza, las cuales, tras el cumplimiento de las condiciones
objetivas (ej.: cumplimiento de ¾ de la sanción impuesta) y de las condiciones
subjetivas (ej.: cumplimiento exitoso de los programas de resocialización dispuesto
dentro de la cárcel, buen comportamiento) el interno podrá acceder a periodos de
permiso mayores a las 72 horas y realizar sus actividades de manera vigilada fuera
de las instalaciones de la prisión, en estas fases, se prepara al interno para una vida
en libertad (Hernández, 2017).
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Tabla 2. Fases del tratamiento penitenciario
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vez dentro de los laborales tales como panadería y artesanías; así mismo, un
privado de la libertad podrá no encontrarse desarrollando ninguna de las
actividades.
A pesar de las importantes cifras que se registran para las actividades TEE, autores
como Hernández (2017) mencionan que dichos esfuerzos serán insuficientes si no
se garantiza acceso a dichas actividades a la totalidad de los reclusos, garantizando
además condiciones de igualdad y calidad, situación esta última que se ve alterada
por las condiciones de habitabilidad en los penales. Es importante resaltar que las
condiciones de habitabilidad no deben ser resueltas con la construcción de más
cárceles, esto ha sido reiterado con el constante llamado al estado de cosas
inconstitucional en las cárceles, mostrando que, aunque se han construido nuevas
estructuras, el problema sigue presente. De esto, como se ha señalado en
diferentes trabajos son las condiciones estructurales del diseño de la política
criminal en Colombia la que permiten que se sigan registrando índices de
hacinamiento y pocas oportunidades para el acceso en calidad de las diferentes
actividades que con esfuerzo realizan los funcionarios y los mismos internos dentro
de los penales (Huertas, 2019; Huertas, 2020; Huertas, Manrique & Benítez, 2019).
A pesar de los esfuerzos que se realizan por mejorar las condiciones de vida de las
personas privadas de la libertad y de generar mecanismos en pro de la
resocialización, se resalta como la poca voluntad política por dar una solución real
a los problemas que se viven hoy en las cárceles es el mayor inconveniente para
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Diferentes han sido las posturas que han situado ideas frente al poder de la pena
de cárcel como mecanismo de sanción. Algunas de ellas mencionan la necesidad
de su existencia en razón de la influencia que puede tener sobre el individuo que
trasgrede las normas de su sociedad y su poder de inhibir los “impulsos” delictivos
al conjunto de los ciudadanos; hablando así a grandes rasgos de la finalidad
especial y general de la pena. No obstante, otras teorías señalan que el castigo
penal no ha generado beneficios sociales, sino por el contrario, es el reflejo de la
desigualdad de las sociedades, pues mediante esta, se excluye a aquel indeseado,
resultado de las estructuras de poder que pretenden mantener el dominio en clases
específicas.
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De esta manera, se generan diferentes corrientes que señalan la conveniencia o
inconveniencia de la pena. A modo ilustrativo se presenta a continuación las
principales corrientes o teorías que sobre la pena se han generado:
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La sanción penal se involucra dentro de un entramado mayor de
estrategias político-criminales, cuya ideología le plantea ciertos límites
para su ejercicio; esto, considerando que la lucha contra la
criminalidad y sus estrategias, es decir su política criminal, se enmarca
en un Estado de derecho que plantea limitantes acordes a este. Así,
como primer límite a la pena se encuentra el principio nullum crimen
sine lege, principio rector en la labor de interpretación y
sistematización de conductas delictivas. Como segundo limitante a la
sanción penal se encuentra la teoría de la imputación objetiva desde
la cual se delimitan los delitos de resultado (ejemplo homicidio) donde
las acciones trascienden el elemento causal y generan la realización
de un riesgo no permitido dentro del tipo. El tercera limitante, se
relaciona con las causas de justificación, tenerlas en cuenta, permite
generar vínculos con las tareas político sociales, creando soluciones
que favorezcan tanto a la colectividad como al autor implicado. El
cuarto limitante se relaciona con la categoría delictiva de
responsabilidad, así el principio de culpabilidad se constituye como el
limitante más importante de la pena, pues en la medida que no exista
responsabilidad, no será posible la imposición de una pena. (Huertas,
2019, pp. 99-100).
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hechos de vulneración a la vida de las personas privadas de la libertad que no
pueden ser justificados o legitimados.
Por otra parte, podemos afirmar que la tortura, los tratos o penas crueles,
inhumanas y degradantes en Colombia si existen, la precarización en las
instalaciones de los penales, los altos índices de hacinamiento, el no contar si quiera
con un recipiente en donde recibir la comida y tener que hacerlo en una bolsa de
plástico, el dormir en los baños y/o en condiciones totalmente insalubres,
demuestran dicho ejercicio cruel que atenta contra toda concepción de la dignidad
humana. De esta forma, han sido múltiples los pronunciamientos en razón a las
prácticas de tortura y su prohibición los mencionados desde las instancias
internacionales, así se define en la Convención contra la tortura y otros tratos o
penas crueles, inhumanos o degradantes:
Los malos tratos recibidos por el personal de guardia, los cuales van desde golpizas,
palabras soeces hasta la activación directa del arma contra el privado de la libertad
(Comisión de seguimiento a la Sentencia T-388 de 2013, 2020), son solo una
muestra de las formas de tortura que se generan en las cárceles del país. Son
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Así, es muy difícil hablar de la dignidad humana en las cárceles del país, pues no
se trata de manera humana y con respeto a la persona encarcelada, no se distingue
y separa entre sindicados y condenados burlando la presunción de inocencia, no se
generan procesos con celeridad sino que se dilatan las decisiones mientras la
persona se encuentra encerrada en condiciones indignas, en esta situación es muy
difícil que como se menciona en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos Asamblea General de la O.N.U. de 1966 el régimen penitenciario consista
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en “un tratamiento cuya finalidad esencial será la reforma y la readaptación social
de los penados” (Artículo 10).
Son múltiples los informes que sobre la situación de las personas privadas de la
libertad se han pronunciado para denunciar la vulneración de derechos de los
reclusos, mostrando la evidente transgresión a los mencionados tratados
internacionales y señalando el no cumplimiento del principio resocializador como fin
de la pena privativa de la libertad. La Universidad de Los Andes, en su informe
“Derechos Humanos del Sistema Penitenciario en Colombia (2017 – 2018)” pone
de manifiesto los obstáculos que el hacinamiento impone a las actividades de
resocialización, de esta manera, no es posible que los reclusos tengan un reintegro
efectivo a la sociedad civil si no se brindan las condiciones mínimas de habitabilidad,
esto, en consonancia con actividades propias para la resocialización.
43
2
Al respecto, es importante recordar que con la liquidación de CAPERCON se crea la Unidad Especial de
Servicios Penitenciarios y Carcelarios (USPEC) mediante el Decreto 0204 de 2016. Su misión es facilitar las
condiciones físicas, espacios seguros y medios adecuados para la protección de los derechos y resocialización
de las personas privadas de la libertad, dignidad, oportunidad y calidad, considerando a las familias y
colaboradores del INPEC y las particularidades del territorio nacional, contribuyendo a la garantía de los
derechos y el Estado Social de Derecho (USPEC, s.f., p. 1).
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Así, el incumplimiento de los principios más básicos como la vida mediante la
incapacidad para garantizar el derecho en el acceso de salud, incide,
evidentemente, en la resocialización y en la configuración de tratos crueles y
degradantes contra la población privada de la libertad. Un ejemplo claro de dicho
tratamiento cruel y desconocimiento de la dignidad humana de los reclusos se
encuentra al analizar la situación de las Unidades de Tratamiento Especial (UTE),
espacio usado de manera arbitraria en los diferentes penales, ya sea para la
limitación de visitas, aislamiento de privados de la libertad con problemas de salud
mental, internos con problemas de comportamiento o relacionamiento, internos con
condiciones de seguridad complejas, entre otras funciones. Las particularidades de
las UTE se relacionan con condiciones extremas de insalubridad, poca iluminación
y como si fuera poco las reglas bajo las cuales se rige, pues, aunado a la privación
de la libertad dentro del establecimiento carcelario o penitenciario, las personas
recluidas en la UTE solo tienen derecho a una hora diaria de sol, situación que en
algunas ocasiones tampoco se cumple (Comisión de seguimiento a la sentencia t-
388 de 2013, 2020).
Además de la presencia de dichos factores como los mencionados, las UTE no son
las únicas señales claras de dicha tortura. Dentro de los establecimientos
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dignidad y la vida del privado de la libertad, incumpliendo así los principios de
necesidad, racionalidad y proporcionalidad.
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A pesar de lo anterior, las personas consultadas en los grupos focales
reportaron de manera reiterada que los cupos asignados son
insuficientes para que población que tiene derecho a estas actividades
– actividades que, cuando son asignadas, son precarias y de baja
calidad. Por ejemplo, se reportó que en las actividades de trabajo no
existe ningún tipo de asesoramiento o capacitación, y que los pocos
convenios que existen con otras organizaciones para capacitaciones
están limitados por el tiempo y la calidad. En las actividades de
estudio, las personas sólo reciben una hora a la semana, no hay
capacidad académica. Por su parte, algunas personas elaboran tejidos
y telares, haciendo gorras y mochilas por su propia cuenta, y en lo
referente a actividades deportivas, cada persona realiza su propia
actividad física sin contar con implementos o espacios idóneos.
Adicionalmente, se reportó que en los establecimientos no se brinda
ningún tipo de acompañamiento psicosocial y que este se confunde
con el servicio psiquiátrico, y además se reportó que en algunos casos
las personas que acudieron al psiquiatra no fueron atendidos (p. 16).
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Es claro que mientras la cárcel continúe con las dinámicas actuales, mientras sea
la solución para los problemas sociales y la violencia y la sumisión se vean como el
mecanismo para la conversión, la situación de tortura y violación a los derechos
humanos seguirá siendo una constante en el tiempo.
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investida del poder de producir un mal fuera de todo acuerdo con las
personas interesadas. Pero denunciar el derecho de castigar
reconocido al Estado no significa, necesariamente, el rechazo de toda
medida coercitiva, como tampoco la supresión de toda noción de
responsabilidad personal. Es necesario investigar dentro de qué
condiciones ciertos apremios, como el encierro, la residencia
obligatoria, la obligación de reparar y de restituir, etc., tienen alguna
posibilidad de desempeñar un papel de reactivación pacífica del tejido
social, fuera del cual ellos constituyen una intolerable violencia en la
vida de las personas (p. 191).
De esta manera, ante el triste balance que se muestra sobre la garantía de los
derechos humanos en las cárceles y la existencia de prácticas de tortura dentro de
la misma, no debe ser una utopía apostarle a una sociedad que respete y dignifique
a todos aquellos que la componen, apropiándose de sus conflictos y soluciones y
abandonando la idea de someter a algunos al olvido por sus conductas. Se propone
trascender la postura punitivista y apostarle a un modelo de justicia restaurativa que,
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Referencias
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DE UNA INSTITUCIÓN TOTAL Y PATRIARCAL: LAS MUJERES PRIVADAS DE LA
LIBERTAD Y SU OLVIDO EN LA AGENDA PÚBLICA, LA ACADEMIA Y LA
COTIDIANIDAD*
Resumen
Este escrito se configura como un recordatorio, una síntesis desde afuera de los
sufrimientos entre rejas, un llamado de atención a la política social inexistente y a la
política criminal y penitenciaria insuficiente. Es un trabajo que nace de la
identificación del silencio que sobre la situación de la mujer privada de la libertad se
encuentra en nuestro país; por lo cual, tiene el objetivo de poner sobre la agenda
pública, académica y política la necesidad del reconocimiento de la vivencia y
sufrimiento de la mujer privada de la libertad, entendiendo que el sistema
penitenciario se convierte en un escenario de perpetuación del poder patriarcal que
subyuga y maltrata a la mujer encarcelada. Lo anterior, mediante la puesta en
conocimiento de las condiciones de la privación de la libertad, la revisión de las
*
Capítulo resultado de investigación del Grupo de Investigación Red Internacional en Política Criminal
Sistémica Extrema Ratio UN de la Universidad Nacional de Colombia, reconocido y clasificado en A1
Minciencias 2018 en colaboración con los Grupos de Investigación………
** Psicóloga de la Universidad Nacional de Colombia y Magister en Políticas Públicas de la Universidad de
Los Andes. Investigadora del Grupo de Investigación Red Internacional de Política Criminal Sistémica Extrema
Ratio UN, reconocido y clasificado en A1 MINCIENCIAS 2018. E- mail: alruizh@unal.edu.co
***
Abogada de la Universidad Santo Tomás y Licenciada en Ciencias Sociales de la U.P.T.C., especialista en
Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Colombia; magíster en Derechos Humanos de la
U.P.T.C. Docente de medio tiempo del Departamento de Humanidades de la Fundación Universitaria del Are
Andina, Docente de cátedra de la Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca e integrante del grupo del grupo
de investigación Primo Levi de la UPTC. E-mail: angela.contreras@uptc.edu.co,
acontreras34@areandina.edu.co
****
Doctoranda en Derecho, Magister en Derechos Humanos, Estado de Derecho y Democracia en
Iberoamérica, especialista en Derecho Procesal Civil, Especialista en Derecho Constitucional, abogada, ex
decana de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Humanísticas y actual docente tiempo completo ocasional de la
Unidad Central del Valle del Cauca, directora del grupo “Derechos Humanos y Víctimas en escenario de
Postconflicto categoría C MINCIENCIAS. Email institutional: auribe@uceva.edu.co.
Personal: auribetaborda2018@gmail.com. ORCID 0000-0001-8344-0746, Tuluá.
55
Abstract
This text is configured as a reminder, a synthesis from outside of the suffering behind
bars, a call for attention to the non-existent social policy and the insufficient prison
policy. This is a work that arises from the identification of silence about the situation
of women deprived of liberty in Colombia. Therefore, it has the objective of putting
on the public, academic and political agenda the need to recognize the experience
and suffering of women deprived of liberty, understanding that the prison system
becomes a scenario for the perpetuation of patriarchal power that subjugates and
mistreats the imprisoned woman. The objective is reached by making known the
conditions of the deprivation of liberty, reviewing the current public policy and
penitentiary strategies with a gender perspective and social responsibility in the
construction of equity and prevention scenarios that we all have as citizens.
Key words: prison, woman deprived of liberty, patriarchy, total institution, life behind
bars.
La realidad es viva.
¿Cómo crees tú que se siente una oruga?
Solo piensa…
Ahora piensa cómo se siente una mariposa
¿Verdad qué es diferente?
3
Mujer privada de la libertad. En: Tertulia literaria. Anotaciones a la libertad IV. Universidad Externado de
Colombia.
56
Sistema Carcelario y Penitenciario
1. Introducción
57
Muchos podrían decir que dicho silencio se deriva de las pocas mujeres privadas
de la libertad en comparación de los hombres encarcelados, pues en la actualidad
según los registros del INPEC se encuentran en medida intramural 6871 mujeres,
en comparación con 91038 hombres encarcelados 4. Sin embargo, como lo recuerda
Restrepo y Francés (2016) y Ariza e Iturralde (2017) las mujeres han soportado
históricamente y a lo largo de su vida instituciones de control y castigo externos que,
incluso, han mantenido al límite la criminalidad femenina. Además, como menciona
Marcela Lagarde (1993) las mujeres han sido moldeadas para obedecer a la
opresión, a las normas y al poder, mecanismos que inciden en una comisión menor
de delitos.
Por su parte, resalta Ariza e Iturralde (2017) las cifras no deben ser desechadas,
más aún, cuando el crecimiento de la privación de la libertad de mujeres en los
últimos años, especialmente tras la declaración de la guerra contra las drogas, no
es un asunto despreciable (Darke & Karam, 2017; Uprimy, et al., 2016). Así, es
señalado por Ariza e Iturralde (2017) que “la población reclusa femenina a nivel
mundial aumentó alrededor del 159%. En Colombia, dicha población aumentó un
329% entre 1990 y 2013.” (p. 732).
4
Cifras actualizadas al 11 de diciembre del 2020 encontradas en el módulo de estadísticas del Instituto Nacional
Penitenciario y Carcelario.
58
Sistema Carcelario y Penitenciario
INPEC (2020) se encuentran en la actualidad 2242 condenadas y 756 mujeres
sindicadas.
Pero va más allá de identificar que los delitos relacionados con el porte, fabricación
y tráfico de estupefacientes se anclan a la criminalidad femenina, como lo muestran
las cifras; se trata de reconocer las condiciones de desigualdad, pobreza y violencia
que permiten el desarrollo de dichas actividades y el crecimiento del fenómeno del
narcotráfico. Es reconocer que las condiciones estructurales en las cuales viven
cientos de mujeres en los países latinoamericanos se relacionan con la violencia de
las que son víctimas, aun privadas de la libertad, en supuesta tutela del Estado.
Así, la configuración de una sociedad patriarcal que maltrata a la mujer por serlo y
que se interseca con las condiciones de clase y desigualdad de las que son víctimas
se transporta y materializa cuando ya no se hace parte de esa sociedad, cuando se
ha sido expulsado dentro de las rejas. Allí adentro, en un sistema y espacios
penitenciarios creados para los hombres, las mujeres viven un segundo escenario
de victimización, pues no es equiparable el sufrimiento de hombres y mujeres tras
las rejas.
59
Las voces que les gritan y sancionan como malas ciudadanas, malas mujeres y
malas madres, se replican y se escuchan al salir de la cárcel, disientes y similares
son los ejemplos de las mujeres excombatientes que tras salir de la lucha armada
son ignoradas y castigadas, contrario al trato recibido por los hombres, quienes con
aplausos y como héroes son felicitados por el sacrifico y la valentía (Huertas, Ruiz
& Botia, 2017).
De esta manera, cada momento, cada escenario y cada voz sanciona a la mujer por
serlo, no se le reconoce y mucho menos se intentan generar mecanismos para
humanizar su estadía en la cárcel. Muchos han sido los trabajos que frente a los
sufrimientos de las personas privadas de la libertad se han generado, sin encontrar
mayor eco en la generación de estrategias estructurales que cambien la situación y
que reconozcan la inutilidad de la cárcel para la resolución de los problemas de
criminalidad. Sin embargo, menos han sido los estudios que hablan del sufrimiento
de las mujeres en cárcel y así, mucho menos, el eco que ha producido a nivel
institucional. Una deuda pendiente no solo con las mujeres encarceladas, también
con todas aquellas cuyo sistema patriarcal y de poder punitivo identifican y
encapsulan en la desigualdad, en la pobreza y en la violencia.
Por lo anterior, este escrito se configura como un recordatorio, una síntesis desde
afuera de los sufrimientos entre rejas, un llamado de atención a la política social
inexistente y a la política criminal y penitenciaria insuficiente y, así mismo, un
reconocimiento de la cotidianidad excluyente que recibe a la mujer pospenada. Es
un trabajo que nace de la identificación del silencio que sobre la situación de la
mujer privada de la libertad aún se encuentra, esto a pesar de los impulsos de los
60
Sistema Carcelario y Penitenciario
movimientos feministas desde los ochenta, mujeres que permitieron que se girara
la mirada a aquel mundo intramural desconocido, depositario de vidas humanas.
Dado esto, este trabajo tiene el objetivo de poner sobre la agenda pública,
académica y política la necesidad del reconocimiento de la vivencia y sufrimiento de
la mujer privada de la libertad, entendiendo que el sistema penitenciario se convierte
en un escenario de perpetuación del poder patriarcal que subyuga y maltrata a la
mujer encarcelada; lo anterior, mediante la puesta en conocimiento de las
condiciones de la privación de la libertad, la revisión de las estrategias de política
pública y penitenciaria existentes en la actualidad con enfoque de género y la
responsabilidad social tanto en la construcción de escenarios de equidad y
prevención que tenemos todas y todos como ciudadanos.
Bueno, pues la verdad estoy aquí. Condenada a muchos años. Llevo tres años en
este penal. Dejé a mi pequeña de 3 años de edad y ahora tiene 6. Me duele
mucho porque mi abuelita es el único apoyo que tengo, ella tiene 71 años. Somos
tres de mi familia. Mi hermano y mi primo son mis razones. Mi abuela nos visita a
los tres, no tenemos ayuda de nadie, ni encomienda alguna.
Aquí la vida es dura, siempre comemos pollo crudo o carne cruda, el arroz
masacotudo. La guardia siempre nos humilla, nos odia, nos maltrata verbalmente.
Uno se rebusca con los panes de los desayunos, se venden para poder llamar a
nuestras familias; al menos para saber de mi chiquita.
A veces me siento tan sola y lo único que deseo es estar con ellas y sacar a mi
bebé de este lugar. Pues les cuento, estoy embarazada sola, sin ayuda alguna,
pero la vida desde mis 13 años ha sido dura y me ha enseñado a ser guerrera, a
salir adelante por mis propios medios.
61
Otras, tratamos de salir, pero no es fácil. Estoy tratando de cambiar y ser feliz con
mis bebés y cambiar mi vida.
Con esto, se reconoce el valor del relato de Marlyn como una voz de denuncia, una
voz que surge de la convivencia cotidiana con la precariedad de la cárcel, en donde
cada momento, espacio o mecanismo es atravesado por la violencia. Así, desde la
alimentación deficiente, el trato degradante, la soledad, las ansias por encontrarse
con su hija y con su familia, el embarazo tras las rejas, los baños deficientes, el
consumo de drogas hasta la atención precaria en salud, Marlyn refleja en tan solo
5
Mujer privada de la libertad. En: Tertulia literaria. Anotaciones a la libertad IV. Universidad Externado de
Colombia.
62
Sistema Carcelario y Penitenciario
unas líneas todas las formas de vulneración de derechos como mujer, ciudadana y
persona privada de la libertad bajo tutela del Estado.
El fragmento de la historia de Marlyn solo es uno de los tantos que han hablado a
organizaciones de derechos humanos o entidades u organismos de seguimiento al
cumplimiento de las condiciones dignas para las y los privados de la libertad, lo
anterior, principalmente, tras la declaración del estado de cosas inconstitucional en
las cárceles del país declarado en tres ocasiones por la Corte Constitucional (T- 153
de 1998, T – 388 de 2013 y T- 762 de 2015) (Huertas, Manrique & Benítez, 2019).
De esta forma, uniéndose a las voces como las de Marlyn que denuncian la violación
de sus derechos en el marco de un escrito inspirado en su vida y su vivencia, la
Comisión de seguimiento de la sociedad civil al estado de cosas inconstitucional del
sistema penitenciario y carcelario (2020) (en adelante Comisión de Seguimiento)
revisa las condiciones de habitabilidad, salud, alimentación, trato, acceso a la
justicia y resocialización de las mujeres y hombres privados de la libertad,
encontrando un panorama poco alentador.
63
64
Sistema Carcelario y Penitenciario
Además de esto, en las requisas adelantadas por el personal de custodia y
vigilancia, las mujeres son víctimas de abuso, violencias que se reflejan en
inspecciones corporales intrusivas, atentando contra la integridad sexual y dignidad
humana de las mujeres. Adicionalmente y, como reflejo de los imaginarios frente a
los roles que deben asumir hombres y mujeres en la sociedad, las mujeres privadas
de la libertad son violentadas mediante insultos y comentarios referidos al
merecimiento de las duras condiciones de reclusión por los hechos cometidos
(Comisión de Seguimiento, 2020).
Lo anterior, revela que, si bien tanto hombres como mujeres privadas de la libertad
están en las más inhumanas condiciones, las mujeres, por serlo, sufren violencias
diferenciales que se materializan desde mecanismos físicos de disciplinamiento,
como desde mecanismos simbólicos.
6
Definidos por el Ministerio de Educación Nacional como “unidades curriculares estructuradas, equivalentes a
determinados grados de educación formal regular; constituidos por objetivos y contenidos pertinentes,
debidamente seleccionados e integrados de manera secuencial para la consecuencia de los logros establecidos
en el respectivo PEI.” (p. 1).
65
66
Sistema Carcelario y Penitenciario
Figura 1. Participación en actividades laborales dentro de prisión
67
Las pocas actividades que existen -cuando existen- en las reclusiones de mujeres
corresponden con actividades tradicionales adjudicadas al género, las cuales,
además, no resultan ser productivas en un escenario de libertad. De esta manera,
las cárceles se convierten en escenarios de reafirmación de “valores” y roles
esperados de acuerdo con el género, no se piensa en la proyección laboral y
educativa de las mujeres privadas de la libertad (CSPP y Colectivo de Trabajo por
las mujeres privadas de la libertad, 2019); se configura una resocialización a los
órdenes del patriarcado. Al respecto, menciona el CSPP y el Colectivo de trabajo
por las mujeres privadas de la libertad (2019):
68
Sistema Carcelario y Penitenciario
prisión originaria. Por ello, la estructura carcelaria femenina en el país
originariamente se dio a partir de la creación de cárceles femeninas
con menor capacidad que las masculinas y en menor proporción (p.
14).
A pesar de los cambios dados tras la emergencia de los movimientos feministas que
abogaban por los derechos de las mujeres y su incursión en escenarios públicos,
trascendiendo de los escenarios familiares y de las actividades asignadas al rol; se
evidencia como en la actualidad se continúa con enseñanzas y labores que no
necesariamente están pensado en el desarrollo de la mujer privada de la libertad y
en pro de una resocialización y reintegración efectiva a la sociedad, por el contrario,
son actividades que refuerzan las condiciones estructurales de exclusión por el
hecho de ser mujeres, definiéndolas a partir de actividades predeterminadas
socialmente.
En el relato de Marlyn, se lee su dolor por no poder estar con su hija, señala las
formas que ha adoptado, como la venta del pan del desayuno para poder llamarla.
Los vínculos familiares como es reconocido por Sánchez, et al. (2018) se rompen,
en muchas ocasiones, tras la privación de la libertad. Tanto hijos como familiares
no pueden acceder a visitas, muchas veces porque los centros de reclusión se
encuentran alejados de sus viviendas. Así, encuentra Sánchez, et al. (2018) que la
falta de dinero es una de las causas en el 24,3% para el rompimiento de lazos, así
como la lejanía del establecimiento carcelario, esto es un 24,9%.
69
Ahora, en lo que tiene que ver con la salud sexual y reproductiva de las mujeres
privadas de la libertad se encuentra que el acceso a esta es insuficiente, así como
los profesionales especializados, lo anterior, teniendo consecuencia en la no
atención de enfermedades relacionadas (Uprimny, et al., 2016). De manera
particular, el CSPP y el Colectivo de trabajo por las mujeres privadas de la libertad
(2019) señalan que en la Reclusión de mujeres el Buen pastor para diciembre de
2018 existía 17 mujeres con sus hijos recluidas en el patio 4 de esta reclusión, las
cuales, manifestaron los problemas relacionados con la maternidad que se sufren.
Así, el 61,5% de las participantes indicó que no tuvo controles prenatales, el 23,07%
tuvo de 1 a 3 controles y solo el 15,3% tuvo más de 3 controles prenatales. Lo
anterior, poniendo en riesgo la vida de la madre y el bebé, pues como lo recomienda
la OMS (2016), deben realizarse al menos 8 controles prenatales.
70
Sistema Carcelario y Penitenciario
encuentra que solo se realizó un promedio de 1,4 ecografías a las mujeres
gestantes del Buen Pastor, las cuales, en muchos de los casos, se realizaron fuera
de los tiempos adecuados para detención temprana de anomalías en el feto.
A pesar que muchas madres gestantes y aquellas con sus hijos menores de 3 años
solicitan que el cumplimiento de la pena se desarrolle en su domicilio, acudiendo a
las disposiciones internacionales 7 e incluso nacionales 8, muchas de estas
solicitudes son negadas bajo la argumentación de la gravedad de los delitos,
desvirtuando la premisa del interés superior del niño.
7
Las reglas de Bangkok mencionan al respecto “cuando sea posible y apropiado se preferirá imponer sentencias
no privativas de la libertad a las embarazadas y las mujeres que tengan hijos a cargo, y se estudiará imponer
sentencias privativas de la libertad si el delito es grave o violento o si la mujer representa un peligro permanente,
pero teniendo presentes los interés superiores del hijo o los hijos y velando por que se adopten disposiciones
apropiadas para el cuidado de esos hijos (Regla 64, Naciones Unidas, 2010).
8
Véase por ejemplo la Ley 750 de 2002 sobre prisión domiciliaria y trabajo comunitario de la mujer cabeza de
familia.
71
Por otro lado, la salud mental es, de acuerdo con algunos estudios como los de
Benavides y Beitia (2012), la problemática más silenciada, pero protagonista en los
establecimientos de reclusión. En términos generales se estima una prevalencia
siete veces mayor de padecer un trastorno psiquiátrico cuando se está privado de
la libertad, esto en comparación con la población general (Lopera y Hernández,
2019). Así mismo, se encuentra dentro de los problemas más recurrentes depresión,
ideación suicida, consumo de sustancias psicoactivas y ansiedad (Lopera y
Hernández, 2019; Benavides y Beitia; 2012), presentándose también trastornos
psicóticos, los cuales, no son cuidadosamente atendidos en prisión por la falta de
profesionales de psiquiatría (Defensoría del Pueblo, 2015).
El suicidio se ha encontrado en estudios como los de Mojica, Sáenz & Rey- Anacona
(2009) Medina, Cardona & Arcila (2011) y Lopera y Hernández (2019) como uno de
los problemas con mayor protagonismo en las cárceles, resultado de los problemas
de adaptación de la persona al entorno carcelario. Así, como lo documenta Ruiz
(1999) se presenta mayor estrés psicosocial al ingreso y momentos previos de la
recuperación de la libertad. El primer pico se presenta como resultado de los
problemas en el ingreso, el cambio de ambiente, la conciencia de la privación de la
libertad, la hostilidad del encierro y la cárcel, así como las condiciones inhumanas
de la misma, generando un mayor riesgo de suicidio (Medina, Cardona, y Arcila;
2011). Así mismo, la ansiedad aumenta en los momentos previos de la recuperación
de la libertad, pues el individuo ya se ha adaptado a la cultura propia de la cárcel y
ha consolidado redes sociales, la promesa de la salida representa la incertidumbre,
72
Sistema Carcelario y Penitenciario
la recuperación de aquello dejado tras la privación de la libertad, formas que
generan miedo y ansiedad que incide en la ideación y actuación.
73
Aunque en frecuencia pareciera que existe una afectación mayor a la salud mental
de los hombres privados de la libertad, al comparar en relación con porcentajes de
acuerdo con la cantidad de hombres y mujeres recluidos, se puede constatar la
afectación mayor sobre las mujeres.
Frente a los tipos de enfermedad mental que sufren tanto hombres como mujeres,
la Defensoría del Pueblo (2015) documenta dentro de los 5 trastornos con mayor
frecuencia: farmacodependencia (39,6%), esquizofrenia (25,8%), trastorno de
ansiedad (16,5 %), trastorno depresivo (5,7%) y afectivo bipolar (2,3%). Otros
trastornos encontrados en menor proporción son trastorno de personalidad,
trastorno de control de impulsos, trastorno de estrés postraumático, entre otros.
74
Sistema Carcelario y Penitenciario
de profesionales de salud mental en los penales, la invisibilización de este
fenómeno, la no existencia de unidades de salud mental suficientes, el uso de las
unidades de tratamiento especial para los fines no contemplados, vulnerando los
derechos de las mujeres y hombres privados de la libertad ante la insuficiente
infraestructura y atención en esta materia. Así mismo, se denuncia que el
tratamiento sigue siendo netamente farmacológico, esto, a pesar de los efectos
secundarios y la dependencia producida por muchos de ellos, lo anterior, como
consecuencia de la falta de profesionales terapéuticos o la saturación de los
existentes dada la cantidad de personas recluidas en los establecimientos.
9
Mujer privada de la libertad. En: Tertulia literaria. Anotaciones a la libertad IV. Universidad Externado de
Colombia.
75
Sin embargo, antes de exponer estas reglas, es importante revisar en qué medida
los instrumentos internacionales que se han generado para la protección de las
mujeres, consideran la privación de la libertad. En instrumentos hito para la
protección de las mujeres como la Convención sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer no se encuentran mayores alusiones a la
protección de la mujer privada de la libertad de manera específico, aunque se debe
considerar que los derechos consagrados en esta no deberían ser restringidos en
el momento de la sanción penal.
76
Sistema Carcelario y Penitenciario
Por su parte, en el Conjunto de Principios para la protección de todas las personas
sometidas a cualquier forma de detención o prisión, instrumento internacional que
junto a las Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos tratan de la garantía
de derechos de las personas privadas de la libertad, se encuentran alusiones
relativas al tratamiento de las mujeres en estado de embarazo o madres privadas
de la libertad, sin dedicar apartados específicos para el reconocimiento y llamado
de atención al cumplimiento de sus derechos, condiciones que se encontraran en
las Reglas de Bangkok.
A pesar de consignar los principios específicos para el trato de las mujeres privadas
de la libertad, las Reglas de Bangkok no son reconocidas en el CONPES 3828 -
Política penitenciaria y carcelaria en Colombia- en el apartado de la normativa
internacional existente para las personas privadas de la libertad 10. En estas reglas
se reconoce el derecho de las mujeres privadas de la libertad de ser recluidas en
establecimientos cercanos de sus familias (Regla 2) e incluso, cuando se trata de
mujeres con niños a cargo se resalta la necesidad de ver sanciones distintas a la
privación de la libertad, atendiendo al interés superior del niño (Reglas 2, 4 y 64),
condiciones que en Colombia no se están llevando a cabo:
10
Se reconoce: “Entre los instrumentos internacionales que tienen relación con el sistema penitenciario y
carcelario se encuentran: las Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos, adoptadas por el Primer
congreso de las Naciones Unidas sobre prevención del delito y tratamiento del delincuente, llevado a cabo en
Ginebra en 1955; la Convención Americana sobre Derechos Humanos, firmada en San José de Costa Rica en
1969; y finalmente, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, aprobado por la Ley 74 de 1968, en
el cual se consagra el carácter excepcional de la detención preventiva.”
77
78
Sistema Carcelario y Penitenciario
Regla 5. Los recintos destinados al alojamiento de las reclusas
deberán contar con las instalaciones y artículos necesarios para
satisfacer las necesidades de higiene propias de su género, incluidas
toallas sanitarias gratuitas y el suministro permanente de agua para el
cuidado personal de niños y mujeres, en particular las que cocinen, las
embarazadas y las que se encuentren en período de lactancia o
menstruación.
79
En Colombia se cuenta con la ley 750 de 2002 que señala que la pena privativa de
la libertad deberá ser cumplida en el lugar de residencia cuando la mujer sea cabeza
de familia, sin embargo, como lo expresa Sánchez, et al. (2018) dicha medida no se
cumple en Colombia, esto, a pesar de los impactos transgeneracionales que
implican la privación de la libertad de la madre sobre sus hijos.
11
Para la fecha del CONPES se registran 2.013 personas privadas de la libertad pertenecientes a la fuerza
pública de las cuales, 1.158 son sindicados y 955 se encuentran condenados.
80
Sistema Carcelario y Penitenciario
Así mismo, frente a la permanencia de los niños y niñas con sus madres dentro de
la cárcel, la Corte Constitucional mediante Sentencia C-157 de 2002 ratifica la
necesidad de brindar las condiciones necesarias y adecuadas desde el INPEC para
la protección de los derechos de los niños y sus madres en reclusión, sobreponiendo
el derecho superior del niño y la decisión de los padres sobre su bienestar. En este
sentido, se reconoce que, aunque la cárcel es un entorno hostil, es propicio para el
desarrollo de los niños y niñas el crecimiento junto con su madre, situación,
reiteramos, sería suficiente para declarar la privación de la libertad en el domicilio
de la madre, garantizando un mejor ambiente de desarrollo para los hijos.
Menciona la Corte:
Si bien es cierto que permitir la estadía del menor durante sus primeros
años de vida en la cárcel puede afectar su desarrollo armónico e
integral, el no hacerlo significa privarlo del contacto frecuente con su
madre, separarlo de ella en una etapa de su vida en la que la relación
materno - filial es determinante. Además, cuando a un menor se le
impide estar durante la primera etapa de la vida con su madre en razón
a que está interna en un centro de reclusión, se le limita su derecho a
tener una familia, a no ser separado de ella, como expresamente lo
manda la Constitución. También se le limita la posibilidad de ser
amamantado, que si bien no es necesario que ocurra, si es valioso,
pues reporta beneficios en el desarrollo del menor y sirve para
garantizarle una alimentación equilibrada, como es su derecho. En no
pocos casos privar a un menor de la compañía de su madre implica
separarlo de una de las personas que mayor afecto y atención le
puede brindar, con lo que se estaría afectando gravemente el derecho
constitucional de todo niño y toda niña a recibir cuidado y amor. (…)
81
Sin embargo, poco se ha hecho para mejorar las condiciones de reclusión de las
mujeres y garantizar el interés superior de los niños y niñas que se encuentran con
ellas en prisión. Un avance normativo al respecto es el Decreto 2553 de 2014, cuyo
objeto es regular las condiciones de permanencia de los niños y niñas menores de
3 años en los establecimientos de reclusión, las mujeres gestantes y lactantes
privadas de la libertad. En este se consagran las medidas de atención, protección y
educación de los niños y niñas, así como la descripción de los espacios y formas
adecuadas para el desarrollo y garantía de derechos de los niños y niñas que viven
con sus madres.
82
Sistema Carcelario y Penitenciario
por el contrario, solo ha intervenido los eslabones últimos de la cadena, aquellos
reemplazables y que no desestructuran el negocio del narcotráfico.
Para muchas de las mujeres capturadas y condenadas fue su primer delito, bajo
engaños o por la necesidad, fueron usadas para la venta o el transporte de las
drogas, a muchas de ellas, como señala Uprimny, et al. (2016), no se les pudo
comprobar concierto de delitos o uso de armas, en síntesis, no se pudo probar que
representasen un peligro para la sociedad, esto, más allá de ser un instrumento más
de la cadena. Lo anterior, es otra de las razones para pensarse la viabilidad de la
cárcel, en qué medida se está protegiendo a la sociedad cuando se encierra a la
madre y cabeza del hogar, teniendo importantes consecuencias para hijos y
familias.
4. Conclusiones y recomendaciones
83
Las mujeres privadas de la libertad no solo soportan el peso de la reclusión con sus
hostilidades, además de ello, viven de manera diferente el encierro, el alejamiento
de sus familias, las relaciones, la atención en salud, la maternidad e incluso la
definición como tales. Muchas de ellas llevan a cuestas un doble juzgamiento, aquel
que se configura por la comisión del ilícito y otro que se moldea a partir de las
expectativas que sobre las mujeres recaen. No solo se les llama la atención por el
hurto, el tráfico, el homicidio o el delito cometido, se les llama malas madres, malas
mujeres, se reprocha por abandonar a sus hijos y haberse entregado a una
supuesta vida fácil.
De esta forma, concluir este escrito implica reconocer el escenario social en el cual
nos encontramos, es desde este que comienzan las primeras transformaciones,
12
Mujer privada de la libertad. En: Tertulia literaria. Anotaciones a la libertad IV. Universidad Externado de
Colombia.
84
Sistema Carcelario y Penitenciario
podemos hablar sobre algunas pautas o líneas sobre cómo debería actuar el
Estado, las instituciones, cómo debería concebirse la política criminal y la
participación comunitaria, pero esto, debe ser acompañado por una voluntad real
de aceptación y cambio de los esquemas culturales que aún nos aprisionan.
Así mismo, como se insiste en diferentes escenarios, la política criminal debe ser
transformada hacia un carácter sistémico, no es posible que se continúe con la
figura de la prisión como sanción privilegiada, menos aún, cuando muchos de los
delitos por los cuales hombres y mujeres se encuentran privados de la libertad no
representan un peligro para la sociedad, siendo conductas cuyas sanciones
alternativas podrían encontrar mejores resultados. Dado esto, se llama al uso
racionalizado de la prisión y a la búsqueda y aplicaciones de alternativas con
enfoque restaurativo para las mujeres, más aún, cuando se trata de madres cabeza
de familia, con hijos o mujeres embarazadas. La cárcel como se ha demostrado
trasciende la vida de la persona privada de libertad y toca cada una de las personas
que configuran el escenario familiar y social, siendo los hijos de las mujeres
encarceladas aquellos sobre los cuales se sitúa un impacto mayor, así, el aplicar
sanciones alternativas no privativas de la libertad en establecimiento carcelario,
podría prevenir la desestructuración familiar y de vidas que conlleva el uso irracional
de la cárcel.
85
Se deben revisar los montos actuales frente a los delitos y la aplicación de los
subrogados penales cuando se trata de las mujeres, así mismo, cuando las mujeres
se encuentran en prisión, se deberán fortalecer los programas de estudio, trabajo y
enseñanza para que estos realmente provean de capacidades pertinentes para el
ejercicio legal en libertad. De nada sirve que las mujeres reproduzcan roles de
género en la cárcel si en libertad dichas habilidades adquiridas solo le permitirán
obedecer dado su rol de género, pero no vivir de manera legal, libre y digna.
Uno de los retos más importantes del sistema, entre la multiplicidad con la que
cuenta, se relaciona con la garantía en el acceso a los servicios de salud para
hombres y mujeres. Frente a estas últimas, no solo se deberá garantizar el acceso,
se deberá ademar garantizar la transversalización del enfoque de género,
considerando sus necesidades específicas y generando procesos de
acompañamiento cuando se trata de mujeres embarazadas o con hijos. De esta
manera, se esperaría que el INPEC garantizara la suficiencia en el personal médico
y especializado y el cuidado de los niños y niñas en prisión, siempre buscando
garantizar sus derechos.
86
Sistema Carcelario y Penitenciario
También se debe considerar que la mujer al salir de prisión regresa a las
condiciones de vulnerabilidad que condicionaron en algunas ocasiones la comisión
del ilícito, por lo que se deberá garantizar una red de apoyo y la generación de
medidas que permitan la transformación de las condiciones iniciales de violencia,
pobreza y marginalidad en la cual vivía la mujer y su familia. Esto, anclado con la
transformación de los patrones sociales y culturales que permiten el juzgamiento
sobre el apoyo y la violencia sobre la libertad de las mujeres.
Las anteriores, son solo algunas aristas que pretenden un sistema penitenciario y
carcelario digno para la vida de las mujeres, reconociendo que este, ante todo, es
un mecanismo más del sistema patriarcal que subyuga los derechos de las mujeres,
una institución total creada por hombres para hombres y que, con las mujeres, ha
tenido la finalidad de corregir y moldear de acuerdo con los estándares del sistema.
Referencias
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el apoyo de manera especial, en materia de prisión domiciliaria y trabajo
comunitario [Ley 750 de 2002]. Recuperado de: Leyes desde 1992 - Vigencia
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inconstitucional en el sistema penitenciario y carcelario en Colombia:
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de Colombia y Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.
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y medidas no privativas de la libertad para las mujeres delincuentes (Reglas
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Uprimny, R., Martínez, M., Cruz, L., Chaparro, S. & Chaparro, N. (2016). Mujeres,
política de drogas y encarcelamiento. DEJUSTICIA.
91
Resumen
La presente exposición tiene como fin dar a conocer lo relativo a la realidad, de las
cárceles en Guatemala. Como el sistema penitenciario guatemalteco, ha sido
formulado única y exclusivamente para responder a los autores y responsables de
delitos comunes, como los pobres, los sujetos a escases, los faltos de
oportunidades, los sin educación etc. Se realiza un asomo a la prisión de los
poderos y su nivel alto de hacinamiento. Se pretende dar a conocer los factores que
inciden en relación con el aumento de la población carcelaria, la falta de clasificación
de los internos, la inseguridad que representa estar dentro de la cárcel, así como
las precariedades que vive el sistema penitenciario en general. El uso desmedido
de la cárcel, tanto como medida cautelar como pena. Los actores que contribuyen
en el aumento de la población carcelaria, así como el sadismo que dan a conocer
las autoridades y personal penitenciario en la persona reclusa. Lo que significa vivir
y morir en prisión. El proceso de la desocializaciòn que sufren las personas que hay
sido condenadas a penas largas en la prisión, y lo pernicioso que le representa al
recluso. Por ello se realizan determinados planteamientos políticos criminales para
paliar el fenómeno.
*
Artículo realizado en la Universidad San Carlos de Guatemala.
**
Doctora en Ciencias Penales, Master en Derecho Penal, Master en Criminología, E mail:
licacanguerrero@hotmail.com, Facebook: sandroguerrero.
93
Abstract
The purpose of this exhibition is to make known what is related to the reality of
prisons in Guatemala. Like the Guatemalan prison system, it has been formulated
solely and exclusively to respond to the perpetrators and perpetrators of common
crimes, such as the poor, those subject to shortages, those lacking opportunities,
those without education, etc. It takes a look at the prison of the powerful and its high
level of overcrowding. It is intended to make known the factors that affect the
increase in the prison population, the lack of classification of inmates, the insecurity
that being inside the prison represents, as well as the precariousness that the prison
system in general experiences. The excessive use of jail, both as a precautionary
measure and as a penalty. The actors that contribute to the increase in the prison
population, as well as the sadism that the authorities and prison staff make known
to the inmate. What it means to live and die in prison. The process of desocialization
suffered by people who have been sentenced to long sentences in prison, and how
harmful it represents to the inmate. For this reason, certain criminal political
proposals are made to alleviate the phenomenon.
Existe una opinión generalizada sobre que la actual política criminal, que va
encaminada hacia una tendencia meramente punitivista. Un claro ejemplo se puede
apreciar en las leyes que se generan en el Congreso de la República de Guatemala
y por parte del ejecutivo, las cuales van dirigidas a controlar a un sector determinado
dentro de la población. Un claro ejemplo lo es: La Ley Antipandillas, que fuera una
promesa de campaña, del actual presidente de la República Alejandro Giamatei. Con
94
Sistema Carcelario y Penitenciario
ello generó un populismo punitivo dentro de la sociedad, atribuyéndole a las pandillas
todos los males del país. Situación que en cierta manera contribuyó para lograr
obtener la presidencia.
La ley penal está dedicada a los sin oportunidades, los desempleados, desertores
del hogar, los carentes de vivienda, educación, los que han sufrido la violencia
intrafamiliar, etc. esta clientela tiende a ir en aumento cada día. No obstante, otros
factores, como la actual pandemia que se sufre tanto a nivel nacional como mundial,
lo que ha generado efectos agresivos en la economía, turismo, seguridad, servicios,
aumento de la pobreza, de la inseguridad, inacceso al desarrollo, violencia en contra
de la mujer, violencia intrafamiliar etc. En medio de este lapsus de tiempo, se puede
apreciar el aprovechamiento por parte de algunas autoridades de gobierno, como el
caso de Guatemala, sobre el uso de los recursos del Estado, poniendo como pretexto
el suministrar una supuesta ayuda a los más necesitados, dar algunos subsidios en
servicios como la energía eléctrica, ayudas a pequeñas y medianas empresas. 13
Todo ello, ha sido como se dijo anteriormente, el pretexto perfecto y principal para
endeudar al país por un monto de más de $200 millones de dólares. Donde los
beneficiarios han sido los propios gobernantes. El presidente solicitó al Congreso de
la República de Guatemala, 11 mil millones de quetzales, destinados para que se
aprobara de urgencia nacional el endeudamiento, con interés bajo y plazo de pago
extenso, los cuales se emplearían para el apoyo directo a la gente del sector
vulnerable y para la reactivación económica. 14
13
Aprueban préstamo por 200 millones de dólares. https://www.guatemala.gob.gt/dfc-aprueba-prestamo-por-
us200-millones-para-la-banca-en-guatemala. La Corporación Financiera de Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional -DFC- (por sus siglas en inglés), aprobó un préstamo de US$200 millones destinado a atender las
necesidades de financiamiento de la pequeña y mediana empresa -PYME- en Guatemala, priorizando a mujeres
emprendedoras y con enfoque principal en áreas rurales de Huehuetenango, Quetzaltenango, Quiché, San
Marcos, Totonicapán y Alta Verapaz.
14
Millonaria suma que el gobierno solicita para atender emergencia del Covid19.
https://www.prensalibre.com/guatemala/comunitario/la-millonaria-suma-que-el-gobierno-solicitara-al-
congreso-para-atender-emergencia-por-covid-19/
95
15
Destituyen al Ministro de Salud. https://www.no-ficcion.com/project/destituyen-hugo-monroy-ministro-
salud-guatemala
96
Sistema Carcelario y Penitenciario
de poca relevancia. Lo que si debe quedar claro como lo refiere el anteproyecto del
Código Penal Alemán “La pena es una amarga necesidad”, 16 no puede dispensarse
de ella. Pero en medio de su aplicación, debe reflejarse el principio de humanidad,
necesidad, eficacia, ultima ratio entre otros. Como lo ha referido el psicólogo Philip
Zimbardo: “Todos deberíamos experimentar en la vida estar en prisión…Y con ello
comprender su dinámica”. 17
16
Pascual Matellan, Laura. Pensar el Derecho Penal. Un Acercamiento a la Filosofía del Castigo. 2020.
(Posición en Kindle2). Edición de Kindle. Universidad de Salamanca.
17
Zimbardo, Philip. La entrevista. El experimento de la cárcel de Stanford. Televisión Española.
18
Pascual Matellan, Laura. Política Criminal Punitiva y Resocializaciòn. Pensar el Derecho Penal- Un
acercamiento a la filosofía del Castigo. Universidad de Salamanca. Pàg. 72.
19
Foucault, Michel, “Vigilar y castigar: Nacimiento de la prisión”, Ed. Siglo Veintiuno, Buenos Aires, primera
edición, 2002, págs. 10/11 y 16.
97
20
Racca, Ignacio. La resocialización como fin de la pena privativa de la libertad: análisis del último legado
del positivismo criminológico. Ponencia presentada en el Congreso de Derecho de Ejecución Penal, que tuvo
lugar los días 9 y 10 del mes de junio de 2014 en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires;
dentro del marco del concurso abierto de ponencias de la referida materia. Pàg. 4.
21
Pascual. Ob. Cit. Posición 12.
22
El congreso retomara la iniciativa 5564, sobre la prisión preventiva.
https://www.prensalibre.com/guatemala/politica/el-congreso-busca-liberar-a-reos-vulnerables-al-coronavirus/
23
Coronavirus. Eugenio Raúl Zaffaroni, defendió la liberación de presos.
https://www.lanacion.com.ar/politica/eugenio-zaffaroni-nid2359280
98
Sistema Carcelario y Penitenciario
cual no sorprende. En lo que va del presente año, las autoridades guatemaltecas,
liberaron a 140 internos y se contaba con 380 expedientes para el mes de julio de
este año, para librar a otras personas. Esto ha sido a raíz del crecimiento desmedido
de los casos de coronavirus en el país y no se diga en la cárcel. 24 Solo para el mes
de julio del presente año había registrado mil 502 fallecidos por coronavirus en las
cárceles guatemaltecas, datos que no son tan confiables, pues las cifras son más
altas, pues las autoridades no han logrado dar con certeza los casos en general en
la población. 25
En diciembre del año 2019, existía un con un total 25 mil doscientos treinta y
siete personas que guardan prisión en las cárceles guatemaltecas: Distribuidos de
la siguiente manera:
Hasta el 27 de abril del presente año, habían 26 mil 258 personas presas, en lugares
donde solo se puede tener a 6 mil 900 personas. 26
Sin dejar de mencionar, a las
personas que fueron detenidas debido a las restricciones impuestas por el
24
Liberan a 140 reos de forma temprana durante la pandemia.
https://www.prensalibre.com/guatemala/politica/coronavirus-analistas-
25
Cárcel y covid 1. Una bomba de tiempo en Guatemala. https://www.prensa-
latina.cu/index.php?o=rn&id=383679&SEO=carceles-y-covid-19-una-bomba-de-tiempo-en-guatemala
26
Liberan a 140 reos de forma temprana durante la pandemia.
https://www.prensalibre.com/guatemala/politica/coronavirus-analistas-
99
Muchos de ellos salieron de la cárcel tras pagar una multa, lo que vino a representar
un aumento desde medido en la población carcelaria.
El 11 de diciembre del presente año, fue inaugurada una cárcel, la cual se encuentra
situada en el Municipio de Malacatàn, del Departamento de San Marcos, la cual
será destinada para albergar a privados de libertad que serán trasladados de la
cárcel pública de la Policía Nacional Civil. A la misma le han denominado las
autoridades penitenciarias como cárcel modelo, la cual no sería extraño que se
tornara únicamente en un depósito de personas. 28 Pues dentro de su incorporación
no tiene previsto los recursos: económicos, personal penitenciario especializado,
hospital, seguridad entre otros.
27
En casi seis meses más de 40 mil personas fueron capturadas por infringir el toque de queda.
https://www.prensalibre.com/guatemala/justicia/en-casi-seis-meses-mas-de-40-mil-fueron-capturados-por-
infringir-el-toque-de-queda.
28
Inaguran el 23 centro carcelario en Malacatàn, San Marcos. https://dgsp.gob.gt/inauguran-el-23-centro-
carcelario-a-cargo-del-sistema-penitenciario-en-malacatan-san-marcos/
29
La cárcel Vip de los poderosos. https://nomada.gt/pais/la-corrupcion-no-es-normal/el-dilema-de-las-
carceles-vip-los-poderosos-estan-presos-y-seguros-pero-conspiran/
100
Sistema Carcelario y Penitenciario
En dichas cárceles, algunas autoridades del sistema penitenciario, les han permitido
ciertos lujos a los internos. Sin embargo, gracias a las requisas que se practican se
ha podido constatar que los internos gozan de ciertos privilegios como tener acceso
a servicio de internet, teléfonos celulares, equipos deportivos como bicicletas,
caminadoras eléctricas, computadoras entre otros objetos no permitidos. 30
30
Investigan a autoridades penitenciarias por privilegios de reclusos en mariscal Zavala.
https://www.prensalibre.com/guatemala/justicia/investigan-a-autoridades-penitenciarias-por-privilegios-de-
reclusos-en-mariscal-zavala/
101
Por otra parte, la mora judicial es muy elevada. Existe un tortugismo sumamente
elevado, en la litigación de los procesos, por lo cual se irrespeta el ser juzgado en
un plazo razonable. Durante este año se debe agregar a esto el efecto que ha tenido
el tema de la pandemia, los contagios que han sido víctimas muchos jueces,
magistrados, personal de tribunales, fiscales, abogados litigantes etc. Por lo cual se
han señalado audiencias hasta para el año 2024. La situación se torna eterna y aun
perjudicial, para aquellas personas que guardan prisión y altamente costosa para el
Estado. 31
31
Coronavirus atrasa procesos penales hasta 2024.
https://www.prensalibre.com/guatemala/justicia/coronavirus-pandemia-atrasa-procesos-penales-hasta-2024/
102
Sistema Carcelario y Penitenciario
En el caso del uso de la cárcel como pena, es muy usual al momento de dictar una
sentencia. En Guatemala, no se tiene regulada la cadena perpetua. Sin embargo,
se dan sentencias donde las penas que se dictan de prisión, suelen ser demasiado
largas. Las cuales van más allá de los 200 años. Tales son los casos de: Yat Chew
Giron, quien fue condenado cuando tenía 28 años de edad, sentenciado a 250 años
de cárcel por el asesinato de su familia en el año 2008. Lo que le hace convertirlo
en uno de los 42 reos que cumplen “Condena perpetua”, como parte de 24
sentencias emitidas con penas de cárcel que superan cien años.
El Ministerio de Gobernación, ha señalado que hay una persona que guarda prisión,
condenado a 425 años; 2 a penas de 366, 300 y 224 años; tres a 191 y cuatro, a
150 años. El 24 de noviembre 2017, Jorge De León Hernández, uno de los jefes de
la Mara Salvatrucha, fue sentenciado a 168 años (Tribunal de Mayor Riesgo A,
por la muerte de cuatro personas en junio del 2010).
103
104
Sistema Carcelario y Penitenciario
4.1. Los jueces de Ejecución
Hay 7 jueces por cada 100 mil habitantes, y del total de población privada de libertad
al menos más de la mitad se encuentra en prisión preventiva o esperando juicio.
Distribuidos de la siguiente manera:
Es muy de valientes, por parte de los fiscales solicitar otras alternativas, no se diga
en el caso de violencia en contra de la mujer. Estas peticiones, lo hacen pues existe
presión de responder a una estadística interna. A ello hay que sumarle que el delito
de violencia en contra de las mujeres, es el segundo delito más denunciado a nivel
nacional. Solo en el año 2018 el Ministerio Público solicitó 1,077 órdenes de
aprehensión y fueron planteadas 1,372 acusaciones, conforme a las solicitudes del
Ministerio Público, solo en el tema de violencia en contra de la mujer. Convirtiendo
con ello a los hombres en los nuevos enemigos en la sociedad guatemalteca, y la
solución del fenómeno fue y sigue siendo el encierro de los hombres, donde el
hacinamiento gradualmente fue en aumento. Y la violencia en contra de las mujeres
no ha disminuido. Lo que lleva a concluir que no ha sido una buena política criminal,
el uso de la cárcel para prevenir la violencia en contra de la mujer.
Por cuestiones de política criminal, no todos los casos ameritan ir a juicio o bien
tener como fin una condena, pues se les puede plantear una salida viable en favor
de las mujeres, los hijos y el sindicado.
106
Sistema Carcelario y Penitenciario
desestimados, por no reunir las condiciones para retirar la inmunidad de dichos
funcionarios, a quienes no querían ver en las elecciones que se avecindaban.
107
El otro extremo del hacinamiento se debe a la falta de diligencia por parte de algunos
abogados de los sindicados. Es lamentable decirlo, pero muchos profesionales del
derecho dejan de actuar con la debida diligencia en favor de su patrocinado, dejando
al olvido los proceso. Estos se ventilan en la medida que el aparato de justicia
responde. No son proactivos, dejan de esmerarse en impulsar cuanto antes el
proceso. Por lo cual, el ser juzgado en un plazo razonable, se convierte en una vaga
ilusión. No obstante que se está pagando por un servicio. En algunas ocasiones los
abogados mantienen conductas antiéticas que perjudican a sus clientes, por ello es
importante el accionar por parte de los colegios profesionales, para sancionar si
fuera el caso, estas malas prácticas.
La falta de actuar por parte de los abogados en favor de sus clientes también
contribuye en el hacinamiento que se aprecia en las cárceles.
Los abogados de oficio del Instituto de la Defensa Publica Penal, suelen tener un
número sumamente alto de usuarios. Siendo la clientela del sistema de justicia,
personas que provienen de la clase pobre y media, muchos de ellos no pueden
contratar los servicios de un profesional de derecho debidamente capacitado,
diligente y ético. Por lo cual, acuden al Instituto de la Defensa Pública Penal, porque
dicho servicio es gratuito. Año con año el Instituto tiene una gran demanda, esto
debido al aumento de la criminalidad y los recursos destinados para el mismo no se
dan abasto.
108
Sistema Carcelario y Penitenciario
bien solicitar algún beneficio penitenciario. El 70% no cuenta ni para realizar una
llamada a un familiar.
Los miembros de los partidos políticos suelen mantener fuertes vínculos con los
medios de comunicación, y serán estos últimos que inyectaran lo que ellos quieren
informar a sus destinatarios, que son la población. Convenciéndoles que la cárcel,
es lo que merecen todos los que han violado la ley penal. Un ejemplo de esto lo son
la propuesta realizara una ex diputada del Congreso de la República de Guatemala,
señora Eva Mont. Al plantear agravar la pena de prisión a las mujeres, que se
ocasionaran su propio aborto. Lo que desato un clamor popular por castigar estas
conductas y que a tales mujeres deberían estar encerradas.
Otro ejemplo claro es el caso del joven Jabes Meda, quien atropello a varios
estudiantes de un instituto de educación en la ciudad de Guatemala. Este caso se
mediatizo de tal manera, que solo las visitas de dicho video fueron por más de 3
millones de reproducciones, viralizándose en las redes sociales. Colocando la
noticia en horarios familiares, teniendo un gran raintign elevado. Lo cual influyó en
el juez de instrucción, jueces de sentencia, Ministerio Publico y población. Fue por
32
CEREZO, Marta. Medios de comunicación: Representación e Interpretación del Delito. 2020.
Universidad de Salamanca. Posición No. 35.
109
Las cárceles en Guatemala carecen de una clasificación de los internos, tanto por
su situación jurídica (preventivos y de condena), edad, enfermedades, 33 preferencia
sexual, 34
grado de peligrosidad y de violencia, etc. Esto hace que se genere
inseguridad para otros internos.
33
Algunos internos contagiados con VIH, han aprovechado esta situación para extorsionar y amenazar a sus
compañeros internos, que en caso de no darles dinero, en horas de las noches les inyectaran de su sangre.
34
Dentro de las cárceles también se puede observar la presencia de personas homosexuales, lesbianas etc. Las
mismas en muchas ocasiones se tornan en posición de vulnerabilidad, debido a su preferencia sexual y son
esclavizadas, abusadas sexualmente etc.
110
Sistema Carcelario y Penitenciario
consumen el alimento y resultan enfermándose, agravándose o bien mueren. Y qué
decir de las personas: con cáncer, diabetes, colesterol alto, presión arterial alta.
En ocasiones las personas enferman y no existe personal médico que las asisten.
Por otra parte, se ha llegado al extremo que, debido a la falta de asistencia inmediata
por parte de las autoridades, muchas personas han muerto en prisión. Muertes que
fácilmente podrían haberse evitado.
111
35
Investigan la falta de atención médica en caso de una bebe que falleció.
https://www.prensalibre.com/guatemala/comunitario/investigan-supuesta-falta-de-atencion-medica-en-caso-
de-nio-que-murio/
36
Muere bebe por desnutrición en una cárcel. https://lahora.gt/pgn-documenta-muerte-de-bebe-por-
desnutricion-en-un-reclusorio/
37
Neuman, Elías. El Estado penal y la prisión-muerte. Buenos Aires. Ed. Universidad. 2001. Pàg. 45.
38
Fuga de reos. https://www.prensalibre.com/tema/fuga-de-reos/
112
Sistema Carcelario y Penitenciario
• El 17 de junio 2001 se fugaron 78 reos de la Cárcel de Alta Seguridad de
Escuintla, conocida como el Infiernito. 39
39
78 reos escapan de cárcel de máxima seguridad. https://www.prensalibre.com/hemeroteca/fuga-de-78-
reos-de-carcel-el-infiernito-en-2001/
40
17 muertos, violencia en una cárcel en Guatemala. . https://es.insightcrime.org/noticias/noticias-del-
dia/17-muertos-violencia-carcel-guatemala/
113
Dentro de cada cárcel existe un pequeño grupo que domina un centro, que
usualmente mantiene negocios con las mismas autoridades penitenciarias, y los
involucrados obtienen un beneficio recíproco.
41
Entrevista realizada al ex director del Sistema Penitenciario Lic. Alexander Toro, el 5 de julio 2020.
114
Sistema Carcelario y Penitenciario
si bien es cierto se equivocaron, lo mismo podría pasarle a cualquiera, e incluso a
ellos mismos, tal como lo ha enseñado la práctica.
Los programas de resocialización han quedado al olvido. Los programas que se han
pretendido incorporar no han sido del todo viables, por distintos factores dentro de
los que se puede referir:
115
5. Conclusiones
42
Sistema Penitenciario saca a reos. Para hacer trabajos de albañilería en Pavoncito. Un grupo de reos con conocimientos
de albañilería colaboran con el Sistema Penitenciario para la restauración de la calle principal del complejo carcelario de
Fraijanes. https://www.prensalibre.com/guatemala/comunitario/sistema-penitenciario-sacara-a-reos-a-hacer-trabajos-de-
albanileria-en-pavoncito/
116
Sistema Carcelario y Penitenciario
Replantearse y revisar la actual política criminal, por parte de jueces al
momento de dictar la sentencia y dejar de seguir utilizando la cárcel como
pena y como medida, debido a sus efecto perniciosos y costosos,
anteponiendo los principios como el ultima ratio, humanidad, eficacia y
eficiencia.
El Ministerio Público, debe de evaluar sus actuales políticas criminales, en
relación a las peticiones referentes al uso de la cárcel tanto como medida y
pena.
Planteamiento de programas de sensibilización dirigidos a las autoridades
penitenciarias como al personal en general.
Creación de programas de trabajo en favor de los internos, llevando acabo
negociaciones y acuerdos con entidades del sector público y privado.
Fomentar la colaboración de la sociedad en relación a voluntariado, llevando
acabo acuerdos entre las universidades del país y centros de educación.
Plantear acuerdos e incorporación de programas de educación dentro de la
prisión en sus diversos niveles, así como la colaboración del instituto Técnico
de Capacitación, Intecap.
Culturizar el uso de alternativas a la cárcel, valiéndose de las herramientas
que las mismas leyes vigentes ofrecen (sustitutos penales, sistemas
telemáticos etc.) y creando otras a la vez.
Aumento del presupuesto de la Dirección del Sistema Penitenciario.
Reevaluación de las actuaciones instalaciones de cada cárcel en Guatemala,
para plantear mejoras de las mismas.
Incorporar una clínica médica en cada centro carcelario, proveyéndole de sus
recursos para que funcione como tal.
Incorporación de técnicas ambientales para el control en la prisión.
Exigencia en el personal sobre conductas éticas y decorosas para ser parte
del personal. Para lo cual se puede implementar un sistema de cumplimiento
normativo.
Creación de un canal de denuncias privado para asegurar la identidad del
denunciante
117
Referencias
118
Sistema Carcelario y Penitenciario
Destituyen al Ministro de Salud. https://www.no-ficcion.com/project/destituyen-
hugo-monroy-ministro-salud-guatemala
En casi seis meses más de 40 mil personas fueron capturadas por infringir el toque
de queda. https://www.prensalibre.com/guatemala/justicia/en-casi-seis-
meses-mas-de-40-mil-fueron-capturados-por-infringir-el-toque-de-queda.
Millonaria suma que el gobierno solicita para atender emergencia del Covid19.
https://www.prensalibre.com/guatemala/comunitario/la-millonaria-suma-que-
el-gobierno-solicitara-al-congreso-para-atender-emergencia-por-covid-19/
119
120
Sistema Carcelario y Penitenciario
BANALIZACIÓN DE LA VIOLENCIA CARCELARIA EN EL MARGEN PERUANO:
SOBREAVISO DE UN PROCESO DE ENCARCELAMIENTO MASIVO*
Resumen
La presente investigación busca narrar la desaparición progresiva de los beneficios
penitenciarios de semi-libertad y liberación condicional como expresión práctica de
un discurso represivo de seguridad ciudadana en el ámbito carcelario. Esta
dinámica punitiva es relatada a partir de la imagen del actor delictivo como enemigo
social; perfil que es producido y reproducido por los medios de comunicación, y que
resulta determinante para la agenda política y sus modelos de intervención.
Palabras claves: Violencia criminalizada, beneficios penitenciarios, seguridad
ciudadana, actor delictivo, política penitenciaria.
Abstract
This research seeks to narrate the progressive disappearance of the prison benefits
of semi-freedom and conditional release as a practical expression of a repressive
discourse of citizen security. This punitive dynamic is related from the image of the
criminal actor as a social enemy; profile that is produced and reproduced by the
media, and that is decisive for the political agenda and its intervention models.
1. Introducción
*
Artículo de investigación realizado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos – Perú.
**
Abogado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), con Maestría en Criminología con
mención en Seguridad Humana por la Universidad para la Cooperación Internacional (Costa Rica) y Máster en
Sociología Jurídico-Penal por la Universidad de Barcelona (España). Asesor de despacho ministerial del
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Perú. Correo: marcos.galvan@unmsm.edu.pe
121
96.5% de internados
constituido por personas
analfabetas, elementales Dirección Nacional de
(saben leer y escribir), y de Estadística (1937). Extracto
educación primaria. 72% de Estadístico del Perú 1934-
internados pertenecía a capas 1935, Imp. Americana, Lima.
Población
bajas (agricultores,
1931-1932 penitenciaria
carpinteros, comerciantes,
empleados, jornaleros,
122
Sistema Carcelario y Penitenciario
panaderos, sastres, tejedores,
hilanderos, zapateros)
123
124
Sistema Carcelario y Penitenciario
versiones de control y conflicto en exceso, siéndole casi inevitable albergar actitudes
tolerantes de desequilibrio en la distribución y en el ejercicio de poderes. Las
relaciones sociales más cotidianas, inclusive, habrían normalizado estereotipos que
responden a estructuras autoritarias. El patriarcado familiar, las restricciones al rol
femenino, la subestimación de los jóvenes y la cultura de masculinidad violenta son
algunas de las expresiones más sugerentes que perviven hasta hoy de manera
dominante.
Sobre dicha plataforma de ideas reposa una cultura social que respalda la represión
como un recurso válido para la generación de bienestar tanto individual como
colectivo. La solución a problemáticas que comprometen directa o indirectamente
las reglas que sostienen el “orden social”, pone en gran evidencia esta inclinación
punitiva. La inconducta de los hijos aún estimula maltratos físicos o psicológicos;
ante la ineficiencia escolar se requiere férrea disciplina; ante la inactividad o la
desadaptación de los jóvenes se buscan medidas castrenses; ante la protesta social
se respalda la intervención militar; y frente a los conflictos criminalizados -aquellos
oficialmente estigmatizados- se exalta la prisión como una medida idóneamente
severa. La cultura punitiva se encuentra vigente; forma parte de la sociedad
peruana, y solo una reforma estructural integral podría debilitar su dimensión.
125
126
Sistema Carcelario y Penitenciario
Tal fijación es corroborada al identificar que, en diversos años del período 2002-
2019, la población peruana señala a la delincuencia o a la falta de seguridad como
el principal problema del país, dejando atrás a los inconvenientes económicos o al
desempleo, que en años anteriores tenían mayor preponderancia en la percepción.
Incluso el desvalor por la corrupción quedó relegado (Pro-ética e IEP, 2019). Más
sugerente aún es el dato del temor generalizado al delito. A pesar de la disminución
objetiva de la victimización en los últimos años, la expectativa de convertirse en
víctima es expresada por el 90% de la población peruana al 2016.
127
Queda relatar también que la mirada a través de los medios impide contextualizar
la violencia criminalizada. La narración efímera y parcializada de la noticia violenta
invisibiliza factores macro-sociales y micro-sociales, saboteando la posibilidad de
analizar el suceso como la expresión social de un problema mucho más vasto y
complejo (Béjar, 2009). Al enfatizar la descripción en el vértice destructivo del
conflicto y, correlativamente, en la gravedad del daño y el padecimiento de la
víctima, se reduce arbitrariamente la dimensión del fenómeno a un acto de agresión
aislado.
128
Sistema Carcelario y Penitenciario
ocurre lo mismo en cuanto a la valoración de su procedencia individualizada. Aquí
el hecho ya no es calificado como un ataque aislado que debe evaluarse de manera
compartimentada -cual derecho penal de acto-, sino que es conectado con la
identidad de su protagonista. Las características del hecho se trasladan hacia el ser
humano.
129
Sin importar el impacto social que pudiera ocasionarse, dicho escenario estimula la
hipertrofia de los recursos punitivos. La postura de combate contra la violencia
criminalizada descarta todo tipo de reflexión sobre el uso estratégico de los
instrumentos públicos. Los mecanismos de control social distintos al control punitivo
son subestimados. Se presume que la persecución de los enemigos sociales
comprende una cruzada de pacificación que debe desplegarse a corto plazo y de
manera permanente. Con menos de ellos en el territorio, mejor convivencia y
bienestar social se alcanzaría.
130
Sistema Carcelario y Penitenciario
que facilitan la ejecución de estrategias más severas. Un régimen oficial con
lineamientos consolidados y vinculantes. En general, políticas de gobierno con fines
de lucha que responden -muchas veces por indiferencia intelectual- a discursos de
segregación social.
131
Será, precisamente, con el declive subversivo que se hizo mucho más visible la
agresividad de la delincuencia callejera; aquella que afectaba las relaciones
sociales en sus espacios más cotidianos. La posta del principal enemigo social se
trasladaba del terrorista al delincuente común. Clara expresión de este nuevo
panorama será la exorbitante preocupación social que cobraría este fenómeno en
nuestra capital.
Conforme nos relatan Reyna y Toche (1999, p. 12), para setiembre de 1996, el 53%
de limeños afirmaba que la delincuencia había crecido durante los últimos meses
(Encuestadora APOYO). Asimismo, en abril de 1998, el 31.4% de los mismos la
consideraba como uno de los principales problemas de la ciudad (CPI). Para esa
misma fecha, casi el 80% de dicha población opinaba que la delincuencia había
aumentado en el último año (IMASEN), y que la inseguridad ciudadana
132
Sistema Carcelario y Penitenciario
representaba el problema social más álgido (APOYO). El mismo año esta
percepción sería corroborada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática
(INEI) a través de una encuesta en la que más del 61% de limeños asumía los robos
callejeros como el principal problema de seguridad (Comisión Andina de Juristas,
1999, p. 212).
43
Se trata del concepto utilizado en el Manual de reentrenamiento policial de 1994 a cargo de la Escuela de
Capacitación y Especialización de la Dirección de Instrucción de la Policía Nacional del Perú. (PNP, 1994, p.
77)
133
134
Sistema Carcelario y Penitenciario
los habituales sean retirados de la sociedad, además de no tomar en cuenta el
monto de lo sustraído para considerar consumado un robo.
135
136
Sistema Carcelario y Penitenciario
manifestaciones- se han instalado como una cultura institucional del sistema.
Evidencia clara de ello son las cifras de reclusión en cuanto al permanente y
agresivo incremento de la población, siendo una situación excepcional lo ocurrido
tras la pandemia. A continuación, presentamos la situación en los establecimientos
penitenciarios.
137
Al respecto, cabe precisar que la habilitación del encierro a través de una sentencia
condenatoria responde a un criterio eminentemente retributivo. La severidad del
castigo nunca se establece conforme a variables de terapia o rehabilitación
44
Sentencia que constitucionaliza la cadena perpetua: STC 10-2002-AI/TC. Sentencia que constitucionaliza la
reincidencia y la habitualidad: 00014-2006-PI/TC.
138
Sistema Carcelario y Penitenciario
conductual. En la determinación judicial de la pena, donde se modula su magnitud,
no interviene ningún equipo multidisciplinario especializado ni agentes de
tratamiento penitenciario para ajustar tiempos o tipos de castigo. Con ello, las
actividades de resocialización se descubren como un elemento suplementario a la
pena, y no la pena en sí misma.
Como es evidente, el egreso anticipado sabotea los fines retribucionistas que dan
origen a la ejecución del castigo. Le resta severidad. La autoridad punitiva falta a su
45
A decir de Foucault, “castigos como los trabajos forzados o incluso la prisión –mera privación de libertad-
no han funcionado jamás sin cierto suplemento punitivo que concierne realmente al cuerpo mismo:
racionamiento alimentario, privación sexual, golpes, celda”. Foucault, 2009, p. 25.
139
140
Sistema Carcelario y Penitenciario
El enfrentamiento era asumido como bélico, y su encierro podía representar, sin
ningún reparo, un acto de aprisionamiento de guerra.
141
Junio de Art. 48 y 53 del Homicidio calificado (art. 108) y homicidio calificado por
2013 Código de Ejecución condición de víctima (108-A)
Penal (Ley 30054)
(...)
142
Sistema Carcelario y Penitenciario
Octubre Art. 24 de Ley 30077 Integrantes de organización criminal en caso se traten de
de 2014 los delitos de asesinato, secuestro, trata de personas,
trata agravada, robo agravado y extorsión.
(...)
Julio de Art. 1 de Ley 30609 Excepto actos contra el pudor (art. 176) y seducción (art.
2017 175), todos los delitos de violación de la libertad sexual y
sus agravantes (artículos 170, 171, 172, 173, 173-A, 174,
176-A, 177)
Fuente: SPIJ
143
Sin duda, se trata de una estrategia saludable que contribuye a reducir el malestar
carcelario y a fortalecer el control institucional; no obstante, es necesario reflexionar
que toda medida estructural, normativa u operativa para mejorar el tratamiento
intramuros será insuficiente en tanto no exista una correspondencia entre la oferta
institucional y la demanda poblacional.
46
Adoptando el marco conceptual del Comité Europeo de Problemas Criminales, Elias Carranza (2009)
considera sinónimos a la sobrepoblación crítica y al hacinamiento, además de establecer que su incidencia
ocurre cuando la densidad penitenciaria es igual a 120% o más.
144
Sistema Carcelario y Penitenciario
POPE vs Capacidad de Albergue
95.493
90.934
82.023 85.811
77.242
71.961
67.597
61.390
52.700
46.198
39.158 39.156 40.179
32.190 32.986 35.126
27.551 28.492 29.043 31.286
2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 2019
Población Penal Capacidad de Albergue
Fuente: INPE
Este escenario de gobierno punitivo puede apreciarse con mayor claridad cuando
se comparan los ingresos y los egresos penitenciarios en los últimos años. La mayor
cantidad de ingresos advierte de un impacto masivo en la cantidad de población
penitenciaria de manera incesante, al menos en el periodo 2012-2019.
145
146
Sistema Carcelario y Penitenciario
En este margen, es coherente advertir y denunciar que la restricción de beneficios
penitenciarios supone alargamiento de vida en prisión y mayor acumulación de
población penitenciaria. Y que este escenario implica, a su vez, mayor fricción
interpersonal por carencia de intimidad y espacios (motines, reyertas, etc.);
debilitamiento del control en los recintos (autogobierno); mayor espacios para actos
clandestinos (desde tráfico de drogas hasta llamadas extorsivas); normalización de
la corrupción ante la anomia; menor cobertura de tratamiento penitenciario; menor
abastecimiento de necesidades básicas (alimentos, medicinas, celdas, asesorías,
etc.); en general, renuncia total a los fines de reinserción y endurecimiento de la
vida carcelaria.
7. Conclusiones
147
Referencias
47
Actualmente esta dirección, como órgano de línea del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, tomó el
nombre de Dirección General de Asuntos Criminológicos.
148
Sistema Carcelario y Penitenciario
Defensoría del Pueblo (2005). Afectaciones a la vida y presuntas torturas, tratos
crueles, inhumanos o degradantes atribuidas a efectivos de la Policía Nacional.
Lima: Serie Informes Defensoriales, Informe N° 91.
Instituto de Defensa Legal (1996). Calles peligrosas ¿a parte del miedo, qué hacer?
Lima: IDL – Comunidad Europea.
149
150
Sistema Carcelario y Penitenciario
151
Resumen
Este trabajo efectúa un estudio situacional del Sistema Penitenciario Estatal, así
como de las personas recluidas en el Estado de Morelos, identificando las causas
del riesgo de contagio masivo que permea el COVID-19 en los Centros Carcelarios
*
Artículo resultado de investigación en la Universidad Autónoma del Estado de Morenos, Facultad de Estudios
Superiores de Cuautla respecto del Sistema Penitenciario Morelense en colaboración con el “Grupo de
Investigación Red Internacional de Política Criminal Sistémica UNAL” clasificado y reconocido en
MINCIENCIAS 2018 A1
**
Candidato a Doctor en Ciencias Sociales. Egresado de la Facultad de Estudios Superiores de Cuautla de la
Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Dentro del Programa Nacional de Posgrados de Calidad.
CONACYT. E-MAIL: institucional: raul.lopezzar@uaem.edu.mx.
***
Abogada, especialista y magíster en derecho penal de la Universidad Nacional de Colombia. Coordinadora
de investigaciones de la “Red Internacional de política criminal sistémica Extrema Ratio UN” Código ORCID:
0000-0002-9319-3993. Profesional especializada de la Sala de amnistía o indulto de jurisdicción especial para
la paz. .E-mail: caramayasan@unal.edu.co
****
Doctorante en Derecho, Magister en Derecho Constitucional y Abogada de la Universidad Libre de
Colombia seccional Cali, Integrante del Grupo de investigación Derecho Constitucional, Administrativo y
Derecho Internacional Público con categoría A1 en la última convocatoria de Colciencias-Minciencias. Docente
de la Unidad Central del Valle del Cauca (Uceva). Investigadora externa Universidad Libre de Colombia.
Email: maponte@uceva.edu.co Personal: stephaniaaponte@hotmail.com, ORCID: https://orcid.org/0000-
0003-2642-2896.
152
Sistema Carcelario y Penitenciario
de esta Entidad Federativa en México. Estas personas se hallan en un entorno de
discapacidad y debilidad social; derivadas de la exclusión social que sufren por la
reclusión de la que son objeto. Son personas en desventaja, debido a su condición
de vulnerabilidad, por ello el riesgo de contagio es mayor. Asimismo, se describe la
reacción que tuvo el organismo estatal ante la contingencia sanitaria por dicho
contagio, así como las operaciones que lleva a cabo para mejorar el escenario de
los internos y así evitar mayores riesgos. El análisis inicia con una revisión
documental de la situación internacional de la pandemia y del marco legal que
regula las actuaciones del sistema penitenciario en el Estado de Morelos ante
riesgos sanitarios, como el ocurrido desde marzo de 2020 hasta diciembre de 2020.
Abstract
This work carries out a situational study of the State Prison System, as well as of
persons held in the State of Morelos, identifying the causes of the risk of mass
contagion permeates COVID-19 in the Prison Centers of this Federal Entity in
Mexico. These people are in an environment of discapacidad and weakness social;
derived from the social exclusion they suffer from the detention of which they are
subjected. They are disadvantaged people, due to their vulnerability condition, so
the risk of contagion is higher. It also describes the state agency's reaction to health
contingency from such contagion, as well as its operations to improve the internal
scenario to avoid further risks. The analysis begins with a documentary review of the
international situation of the pandemic and the legal framework governing the actions
of the prison system in the State of Morelos in the face of health risks, such as that
which occurred from March 2020 to December 2020.
1. Introducción
153
154
Sistema Carcelario y Penitenciario
2. COVID 19 surgimiento, propagación y contagio
155
156
Sistema Carcelario y Penitenciario
El mismo comunicado señala que: “La atención sanitaria en los centros de reclusión,
incluida la atención preventiva, asistencial y curativa, debería ser de la máxima
calidad posible, o al menos equivalente a la que se ofrece en la comunidad” (OMS,
2020). Dentro de los grupos vulnerables más propensos. se señalan a los ancianos,
las mujeres, los niños, los migrantes ya sean nacionales o extranjeros, los
discapacitados y las personas que están confinadas en instituciones psiquiátricas
y/o privadas de su libertad. acorde con el Centro de Estudios Sociales y de Opinión
Pública (CESOP), la Comisión de Atención a Grupos Vulnerables, de la Cámara de
Diputados federales [es vulnerable la] “Persona o grupo que, por sus características
de desventaja por edad, sexo, estado civil; nivel educativo, origen étnico, situación
o condición física y/o mental; requieren de un esfuerzo adicional para incorporarse
al desarrollo y a la convivencia”. (CESOP, 2009). Por lo tanto, se entiende que los
grupos vulnerables son:
157
158
Sistema Carcelario y Penitenciario
• mujeres embarazadas.
• personas con alguna comorbilidad (cáncer, diabetes e hipertensión.
Por otra parte, una minusvalía es un escenario de desventaja para una persona en
particular, como consecuencia de una carencia, deficiencia, inhabilidad o falta de
destreza para ser o hacer alguna actividad, limitándola como persona. Esta
limitación puede ser factores como la edad, etnia, religión, género; que pueden ser
componentes sociales o de índole cultural (Egea, 2001).
160
Sistema Carcelario y Penitenciario
La población privada de la libertad en Morelos está en alto riesgo de contagio.
161
48
Elaboración propia. A partir de los datos extraídos del Cuaderno Mensual de Información Estadística
Penitenciaria Nacional, Secretaría de Protección Ciudadana (SPC). Consultado el 5 de enero de 2021
49
Ob. Cit
162
Sistema Carcelario y Penitenciario
En la tabla 2 se Precian los números por el ámbito en el que se ejecutan sus penas,
resaltando el porcentaje que representa el número de internos del fuero común que
es administrado por cada entidad federativa y que de alguna manera es en donde
mayor hacinamiento se tiene.
En la tabla anterior se puede ver las cifras de los reclusos en Morelos. determinada
por varones y damas, asimismo se determinó por fuero federal y estatal para una
mejor explicación.
50
Ídem.
51
Op. Cit
52
Ídem.
163
164
Sistema Carcelario y Penitenciario
Toda Persona tiene derecho a la protección de la salud. La Ley definirá
las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud y
establecerá la concurrencia de la Federación y las entidades
federativas en materia de salubridad general, conforme a lo que
dispone la fracción XVI del artículo 73 de esta Constitución. La Ley
definirá un sistema de salud para el bienestar, con el fin de garantizar
la extensión progresiva, cuantitativa y cualitativa de los servicios de
salud para la atención integral y gratuita de las personas que no
cuenten con seguridad social (op. Cit.)
A su vez señala el artículo 102, apartado B, que: “El Congreso de la Unión y las
legislaturas de las entidades federativas, en el ámbito de sus respectivas
competencias, establecerán organismos de protección de los derechos humanos
que ampara el orden jurídico mexicano”. Por lo tanto, el Derecho Internacional en
materia de Derechos Humanos mediante diversos tratados conjuntamente con el
Instituto Interamericano de Derechos Humanos, elaboraron un manual de
Capacitación en Derechos Humanos para Funcionarios Penitenciarios (OACDH,
1999). El cual debe ser aplicable en todos los estados que le han suscrito.
165
Asimismo, existen una serie de acuerdos que velan por las mismas razones y que
se señalan a continuación:
Todos estos instrumentos referidos, convienen proteger a las personas siempre, así
como garantizar el acceso a un organismo protector de sus de sus DD. HH. Por lo
que se comprometen a organizar cualquier régimen penitenciario bajo estas
premisas. Siendo entonces que las personas que se encuentran recluidas y/o
detenidas deben ser tratados con el mayor respeto a calidad y dignidad humana en
166
Sistema Carcelario y Penitenciario
respecto de su detención y durante su permanencia en los centros penitenciarios o
de detención, así como en el trato hacia su persona.
4. Conclusiones
Las naciones preocupadas por los recientes eventos sanitarios le han dado tal
importancia que la comunidad internacional que hemos visto que existen
comunidades de especialistas en ciencias de la salud, bioquímicos, químicos,
farmacéuticos y demás han tornado a sus laboratorios y especímenes a buscar
soluciones al constante y creciente fenómeno mundial del coronavirus. De igual
manera los gobiernos preocupados han dado respuesta mediante políticas públicas
que han tomado previsiones para mantener controlado el número de contagios.
De acuerdo con los informes emitidos por la Comisión Estatal de Seguridad Pública
del Estado de Morelos (CES) el Centro de Reinserción Social Morelos, así como los
demás centros penitenciarios del Estado, cumplen con las medidas legales y
sanitarias implementadas hasta el momento, aunque la OMS, ONU, UNODOC, y
demás instituciones y autoridades en materia de salud nacionales e internacionales
presumen que lo más difícil de la enfermedad y que el riesgo de que haya variantes
en la sepa del coronavirus empeoren si no se siguen las medidas de control
establecidas y se mejoren los cuidados respecto de la operación o funcionamiento
de los espacios abiertos o cerrados, áreas comunes e instituciones públicas,
industrias, comercios y demás lugares que continuaran con el reforzamiento de las
acciones para garantizar la estabilidad, todo en estricto apego a las normas jurídicas
y del respeto a los derechos humanos de la población carcelaria bajo su resguardo
y protección.
167
Las prisiones por mucho tiempo han sido vistas como piezas de un mecanismo de
opresión y represión gubernamental. (Foucault M. , 2009).
El hecho de “caer” en una cárcel no quiere decir que tengan que estar aislados o
fuera del mundo que los rodea y del cual forman parte, aunque las masas no lo
consideren así. La mayoría de las personas se olvidan que también son ciudadanos;
y que el hecho de que ellos no puedan salir no significa que el virus y demás
enfermedades no puedan entrar, por diversas causas el “Colectivo EQUIS Justicia
para las Mujeres. (Ribas, 2020) así como Organizaciones de la sociedad civil como
(Documenta, 2020) y (México Evalúa, 2020) creen que el impacto de la pandemia
es muy grave en las cárceles y ponen en duda la eficacia de las autoridades para
su pronta atención.
Opinión con la que coincide el autor de esta investigación. Gracias.
168
Sistema Carcelario y Penitenciario
Referencias
CIPC. (2014). Evolution of Thinking and Research on Human and Personal Security
1994-2013. Haya: UNDP United Human Development Report Oficce.
169
170
Sistema Carcelario y Penitenciario
Global Pace Index. (29 de Junio de 2018). Global Pace Index. Obtenido de Global
pace index:
https://translate.googleusercontent.com/translate_c?depth=1&hl=es&prev=s
earch&rurl=translate.google.com.mx&sl=en&sp=nmt4&u=https://twitter.com/
i/web/status/1001741759733551106&xid=17259,15700021,15700124,1570
0149,15700168,15700173,15700186,15700191,157002
ICPR. (2018). World Prison Population List. London: Birberk University of London.
México Evalúa. (28 de Mayo de 2020). México Evalúa . Obtenido de México Evalúa:
https://www.mexicoevalua.org/prisiones-la-sombra-del-sistema-penal/
171
172
Sistema Carcelario y Penitenciario
Semaforo Delictivo. (29 de 02 de 2020). Semaforo Delictivo. Obtenido de Semaforo
Delictivo: http://morelos.semaforo.com.mx/
173
Resumen
El gran vacío legal existe en que hasta ahora la creación del juez de ejecución no ha podido
resolver los grandes problemas que significa el sistema carcelario, y el enfoque ha derivado
específicamente en la relación administrativa de la ejecución penal, dejando de lado, la
posibilidad de que el juez de ejecución se plantee retos en torno a la observancia de los
derechos humanos de los internos. Un control judicial que contemple necesariamente
derechos fundamentales, no se puede concebir bajo una visión integral de ejecución penal
que no invoque los principios y valores que exigen los derechos universalmente
reconocidos, no hacerlo limita y violenta el ejercicio pleno de sus derechos, y convierte al
estado en conjunto con sus autoridades administrativas y operadores jurídicos en cómplices
de la ilegalidad y la falta de certeza jurídica.
1. Introducción
Desde el derecho comparado, tenemos siempre en cuenta que el desarrollo de las políticas
y acciones encaminadas a hacer ejecutar las penas y medidas de seguridad, han sido
realizadas teniendo como límite los derechos humanos. Dicho por una cantidad muy
razonable de teóricos y doctrinarios, no se debe dejar de recordar que, la abundancia de
presos en las cárceles obedece a una fallida política pública de prevención del delito, y
*
Artículo de investigación realizado en el Instituto de Estudios Superiores del Tecnológico de Monterrey, sede
Chihuahua-México y el “Grupo de Investigación Red Internacional de Política Criminal Sistémica Extrema
Ratio UNAL” clasificado y reconocido en MINCIENCIAS 2018 en A1.
**
Doctora en Derecho y Globalización por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (México);
coinvestigadora del grupo de investigación Red Internacional de Política Criminal Sistémica Extrema Ratio UN
de la Universidad Nacional de Colombia y socia fundadora de la Academia Latinoamericana de Derecho Penal
y Penitenciario. Actualmente Directora Asociada de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del
Tecnológico de Monterrey, Campus Chihuahua. E-Mail: lic.cristinarb@gmail.com / cristina.rumbo@tec.mx
ORCID: 0000-0002-6724-5147
175
Tampoco podemos dejar de recordar que los cambios más significativos que se proponen
se refieren a la sustitución de diversos conceptos: i) el concepto de sanción privativa de
libertad sustituye al de pena corporal y ii) la denominación de sentenciado sustituye a la de
reo. A su vez, motivada en una evolución del sistema penitenciario que de la idea de
regeneración de los años 50 (con carga moral) pasa en los 70’s a la de readaptación (de
tipo psicológico) para ahora finalmente iii) establecer el concepto de reinserción social
(basado en garantías y estándares de constitucionalidad) que implica la participación de la
sociedad, la familia y el sector privado como otros actores del proceso de reinserción.
(Documenta, 2014).
Sin dejar de mencionar la importantísima misión que ha tenido la reforma del 2008 en
México, que no fue más que la reforma en materia del Sistema de Justicia Penal, desde
donde se desprenden modificaciones al sistema de ejecución penal, cuya acción primordial
como menciona Montero Zendejas (2014) destaca en:
176
Sistema Carcelario y Penitenciario
presupuestos de los Poderes Judiciales y, en general, sobre su organización.
Finalmente, debe revisar la lógica del sistema de justicia penal para que no
gravite primordialmente en la imposición de penas, sino reequilibrarlo con la
aplicación efectiva de la reparación del daño”.
Con esta reforma y más tarde con la del 2011 que fuese la reforma constitucional en materia
de Derechos Humanos, se consolida al sistema penitenciario mexicano como un sistema
con estricto apego a los derechos humanos, no solo en su calidad de privados de la libertad,
sino esencialmente en su condición de persona, lo que se salvaguarda a través del juez de
ejecución ente garante de esos derechos y figura jurídica en la que recaen los supuestos y
condiciones que derivan de la ejecución de la sentencia.
2. Desarrollo
La connotación del presupuesto de reinserción social otorga una protección más amplia
para los internos, absurdo sería que las autoridades judiciales comprendieran como
únicamente garantías derivadas del proceso de ejecución las consagradas en los artículos
18º, 20º y 21º sin observar las que se derivan primariamente del artículo 1º de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que a la letra dice:
“en los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los
derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados
internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las
garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni
suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución
establece”,
En sintonía con ello, la misma ONU ha establecido como urgente la necesidad de observar
los derechos humanos de los internos en la gran mayoría de cárceles latinoamericanas y,
además ha dejado en claro las obligaciones que se derivan de la firma de pactos y tratados.
De acuerdo con las Naciones Unidas, y la Oficina contra la Droga y el Delito, conocida por
sus siglas UNODC (2018), la ejecución penal y el tratamiento delincuente hace parte de las
obligaciones que deben de asumir los estados a través de sus gobiernos, la alta tasa de
población reclusa, debería significar para los estados y la comunidad internacional un
177
Los cambios al sistema de justicia penal, tendrían que haber llegado no sólo para el
saneamiento del propio sistema y para la eficacia de la procuración y acceso a la justicia,
sino también para la propia legitimación del sistema, de sus operadores y de los procesos
que de él emanan. Situación que a poco más de 12 años de su creación, sigue siendo
cuestión para debatir.
Menciona la regla 1 de las Reglas Mínimas para el tratamiento de los Reclusos, también
conocidas como Reglas Mandela que:
“todos los reclusos serán tratados con el respeto que merecen su dignidad y
valor intrínsecos en cuanto seres humanos. Ningún recluso será́ sometido a
tortura ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, contra
los cuales se habrá́ de proteger a todos los reclusos…” (Oficina, 2020)
Ello significa que el cumplimiento de las penas será siempre en apego estricto de los
derechos humanos, sin embargo, la pregunta más importante sería poder responder ¿a
quién le corresponde en esencia proteger esos derechos? La respuesta más inmediata
tendría que ser naturalmente, que en un primer momento tendría que ser el estado, pues
es el estado el responsable de brindar los mecanismos para prever que no solo los privados
de la libertad, sino todos los ciudadanos puedan gozar plenamente del respeto y
observancia de sus derechos humanos. En un segundo momento tendríamos que señalar
que los mecanismos que el estado emplea son implementados a través de sus operadores
jurídicos, quienes tendrán de manera específica la tarea de cumplir y hacer cumplir aquellas
obligaciones a las cuales el estado se ha suscrito a partir del derecho internacional de los
derechos humanos.
178
Sistema Carcelario y Penitenciario
A partir de la judicialización de la ejecución penal con la reforma del 2008, dicho operador
jurídico es el juez de ejecución o juez de vigilancia penitenciaria, figura que sustituye –al
menos en México- parte de las funciones que antes realizaba el Consejo Técnico
Interdisciplinario al interior de los centros penitenciarios; y que se encontraba (este último)
conformado por un grupo de expertos: psicólogos, trabajador social, médicos, etc., y en
particular por los autoridades administrativas del centro penitenciario, que en conjunto
determinaban una serie de condiciones para hacer posible el tratamiento del recluso y su
posible readaptación y/o reinserción a la sociedad que había lacerado, brindando con ello
una serie de beneficios para que el retorno ocurriera lo más pronto posible y autorizando
incluso castigos, acortamientos o alargamientos de condena.
Es entonces que la creación de la figura del juez de ejecución tuvo como objeto de creación
la legitimación del proceso de ejecución penal y los derechos que de ella se desprenden;
mismos que ya existían, pero no necesariamente eran aplicados. A modo de resumen,
podría decirse que los derechos humanos y garantías que se le deben preservar en todo
momento al interno son:
179
En los países de España e Italia, donde era clara una condición de invisibilidad de los
derechos fundamentales de las personas privadas de la libertad (muy parecido al estadio
que se atraviesa hoy día en América Latina), el sistema de protección de los derechos de
los reclusos, se determinaba a través de los Tribunales Contencioso Administrativos—que
180
Sistema Carcelario y Penitenciario
era el sistema imperante en España— y que resultaba incompleto y exigía, al menos, una
drástica revisión, misma que terminó por ser un factor importante en la creación y
vinculación del Juez de Vigilancia Penitenciaria, en el cumplimiento de las sanciones y
medidas de seguridad y a la postre de los derechos de las personas privadas de la libertad.
Permitiendo que el propio sistema saneara paulatinamente muchos de los vicios que había
estado cargando como lastre durante tantos años.
Al margen del tema de los sustitutivos carcelarios -cuyo punto no es objeto de este trabajo—
las nuevas instituciones penales superan tan ampliamente la técnica administrativa que
obliga al Estado a dar una amplia entrada a los órganos judiciales en la ejecución de las
penas, siendo el juez de ejecución (juez de vigilancia) el vehículo adecuado a esta
participación, sin cuya existencia sería difícil la aplicación de penas relativamente
indeterminadas que van a tener una decidida entrada en nuestro ordenamiento jurídico.
Es posible, sin embargo, que algunos señalen que con esta intervención judicial no se
justifica la pena, sino que se administrativiza la justicia. La objeción no parece convincente,
pues la cualidad jurisdiccional no está en las formas de su actividad, sino en la de ser
representante de un poder, el Judicial, al que el Estado da la máxima garantía de
imparcialidad y exacta aplicación de la ley. Y es que, la finalidad última de la función
sancionadora del estado debería recaer en la prisión, puesto que no representa –menos
hoy en día- la consolidación de la restauración punitiva y de justicia que se exige
socialmente, esto también ha sido tema de distintas doctrinas que exploran otros medios
para sancionar las causas tal y como sucede con las teorías abolicionistas.
181
En este sentido resultan directamente afectados -entre otros- por el status legal del recluso,
los siguientes derechos fundamentales:
d) La libertad de expresión.
e) El derecho de reunión.
Por el contrario, los derechos que se limitan y restringen y que son mucho más violentos y
denigrantes, son precisamente los que no se enlistan ni en la constitución ni en las leyes
orgánicas que dan valía a las facultades del juez de ejecución, y de los cuales deberá el
juez de Vigilancia velar para que no le sean cometidos en agravio del interno, sin importar
la cusa de su internamiento, la sanción, el tratamiento o la prisión donde se ejecute dicha
pena. Para que el juez de Vigilancia pueda cumplir con la misión protectora, los órganos
administrativos penitenciarios están obligados a poner en su conocimiento los hechos más
relevantes que pudieran acaecer en la prisión y de manera urgente estará el juez obligado
a visitar las cárceles para conocer de cerca dichas violaciones.
Las funciones atribuidas al Juez de Ejecución confirman el principio de que la entrada del
reo en la prisión no le hace perder su condición de persona y, por tanto, pese a su
encarcelamiento, sigue siendo sujeto de derechos y obligaciones encuadrados dentro del
ámbito en que la vida del recluso se desarrolla y que la autoridad judicial debe fiscalizar. No
se debe olvidar que en el caso de México se ratificó el Estatuto de Roma de la Corte Penal
Internacional, aunque estableció́ en el artículo 21 de su Constitución que “el Ejecutivo
Federal podrá, con la aprobación del Senado en cada caso, reconocer la jurisdicción de la
Corte Penal Internacional”. Este condicionante impide la plena colaboración con la Corte y
contraviene las normas del Estatuto que establecen la jurisdicción ipso iure de la Corte y
vedan toda reserva o declaración interpretativa. (Naciones, 2018).
Lo anterior podría significar sistemáticamente una serie de sanciones para aquellos que en
su obligación de preservar, observar y hacer observar los derechos humanos reconocidos
182
Sistema Carcelario y Penitenciario
en nuestra constitución y en tratados internaciones firmados y ratificados por México, no
hicieren lo que por mandato y atribución están en obligación de hacer. Tal y cómo sucede
para el caso Italiano donde la responsabilidad de los jueces de ejecución (giudice di
sorveglianza) radica en vigilar no solo el cumplimiento de la pena, sino también el de los
sustitutivos de la misma, las medidas de seguridad, las reparaciones pertinentes y más
importante la salvaguarda de la dignidad del interno en su calidad de persona, so pena de
que no evitar o permitir condiciones de evidentes violaciones de sus derechos o de una
constante condición de vulnerabilidad, se podrá hacer uso del llamado “il risarcimento per i
detenuti vittime di sovraffollamento”, que es una compensación económica la mayoría de
las veces, para las víctimas de derechos en su calidad de sentenciados.
Además de que la prisión preventiva es en muchos casos injusta. Por ejemplo, cada año
alrededor de 50 mil personas (uno de cada 4 imputados), que inicialmente fueron señalados
por el Ministerio Público, son dejados en libertad al no comprobarse su responsabilidad.
Muchos de ellos fueron privados de su libertad, perdieron la salud, la familia y el trabajo.
Además de indebida, exorbitante e injusta, la prisión preventiva impone altos costos
humanos, sociales y económicos. Las condiciones en las que se sufre la prisión en México
son inhumanas.
183
El propio Constancio Bernaldo de Quirós (1953) ya lo había advertido “se estima también
necesaria esta intervención ejecucional de la Magistratura, tanto para salvaguardar los
derechos de los reclusos como para establecer la individualización penitenciaria, su
legalidad, y enlazar armónicamente las funciones penales y penitenciarias”. Y se recalca,
las funciones del juez de ejecución tendrían que ir orientadas además de las funciones
revisoras del comportamiento y ejecución de la pena, hacia las funciones decisorias del
Juez de ejecución, que básicamente tendrían que consistir en:
En palabras de Gustavo A. Arocena (2018), para que exista una vigencia plena de los
derechos de los reclusos exige más que su mera proclamación a nivel normativo, sea éste
legal o aún, constitucional: “son necesarios, también, mecanismos internos de garantía que,
como la judicialización de la ejecución penitenciaria, aseguren que la aplicación práctica de
las disposiciones penitenciarias no termine por vaciar de contenido las reglas de garantía
relativas a los penados”.
El gran vacío legal existe en que hasta ahora la creación del juez de ejecución no ha podido
resolver los grandes problemas que significa el sistema carcelario, y el enfoque ha derivado
184
Sistema Carcelario y Penitenciario
específicamente en la relación administrativa de la ejecución penal, dejando de lado, la
posibilidad de que el juez de ejecución se plantee retos en torno a la observancia de los
derechos humanos de los internos. Si bien es cierto que como lo señala Bovino (2012) “la
exigencia de fiscalización judicial de la privación de la libertad no es sino una manifestación
específica del deber estatal de conceder acceso al control judicial de cualquier acto de la
administración que afecte o pueda afectar derechos o libertades fundamentales de las
personas, también lo que es la especial situación que se pretende regular, justifica una
necesidad de control judicial más atenta”.
Ya lo ha señalado previamente Iñaki Rivera cuando predijo que: “La caída del mito de la
resocialización -a través de- la cárcel, constituye hoy un dato incuestionable. Junto a ello,
la imposibilidad de contener el aumento de la población penitenciaria (en algunos países,
durante el tiempo indicado el incremento de presencias penitenciarias se multiplicó por tres
y cuatro veces), terminó por dibujar un panorama sombrío. Los aludidos países presentan
en la actualidad unos sistemas penitenciarios colapsados, ineficaces para el cumplimiento
de sus pretendidas funciones, con elevadísimos porcentajes de presos enfermos, altísimos
índices de extranjeros encarcelados y con clientelas penitenciarias que siguen reclutándose
en los estratos sociales más desfavorecidos. No es ahora el momento de analizar en detalle
los resultados de esas “opciones reformistas” (pues numerosas investigaciones se han
ocupado ya de ello), sino tan sólo de trazar panorámicamente las líneas centrales por donde
discurrieron aquellos procesos.” (Rivera, 2014, pp. 2-5).
La mera reforma como vehículo de cambio en la cultura jurídica queda inocua cuando los
185
Y es que el sistema carcelario se ha convertido en uno de los retos del estado moderno, un
lastre para los estados tercermundistas y un ejemplo para los países más avanzados que
han logrado sanear sistemas penitenciarios complejos y han erradicado casi por completo
la máquina de aplastamiento de derechos que ha significado a lo largo de años la prisión.
Tal como lo señala Iñaki Rivera Beiras (2014) cuando menciona que, sistemas como el
nuestro que ha transitado a lo largo del proceso de reforma no logran cristalizar los ideales
normalizadores de la conducta penal, que terminan sucumbiendo en un sombrío sistema
de ejecución que es todo menos un sistema garante.
Para el caso de México, el sistema carcelario configura no sólo un reto, sino la consolidación
de un sistema penal decadente se castiga mucho, se reinserta poco. La figura del juez de
ejecución fue creada precisamente para desahogar en gran medida a los centros
penitenciarios del país, lograr sustitutivos a las penas y conceder beneficios
preliberacionales, “mantener” en prisión a solo a los que hayan cometido los delitos más
gravosos y descarcelamiento a los del fuero común que en teoría representan los delitos
menos graves pero que engrosan en poco menos del 80% el número total de la población
carcelaria del país.
El reto más importante es entonces, el cómo adherir y en todo caso obligar a que los
órganos de ejecución de sanciones incorporen de manera fehaciente la observancia de los
derechos humanos; sobre todo teniendo en cuenta que los estados se han ido adhiriendo
de a poco no sólo a un sistema garantista, sino que se han obligado a través de las múltiples
sentencias que la Corte Interamericana de Derechos Humanos a atender los fallos y
186
Sistema Carcelario y Penitenciario
resoluciones que sobre esa y otras materias se pudiesen haber emitido; y a través
específicamente del control de convencionalidad que es la consecuencia directa del deber
de los estados de tomar todas las medidas que sean necesarias para que los tratados
internacionales que han firmado se apliquen, en específico; es la garantía que da
fundamento a que toda organización estatal deba estar al servicio de los derechos humanos
en la medida que estos derechos suponen la base de la legitimidad del quehacer estatal.
187
Hoy la acción punitiva del estado que se legitima a través del ius puniendi, está limitada por
el ejercicio de los derechos humanos, mismos que se han adherido al pacto internacional
de protección garantista en todos los aspectos de la actividades estatal, y los ejercicios
provenientes de los operadores jurídicos, es imposible pensar, que la protección del estado
garantista este restringida a los derechos de las personas privadas de la libertad, su pleno
ejercicio y la demanda de sus inobservancias.
188
Sistema Carcelario y Penitenciario
En el ámbito del derecho continental, se recurría a dos mecanismos típicos para colocar en
situación de absoluta desprotección a las personas privadas de libertad. O bien se
justificaba "jurídicamente" el carácter administrativo de la etapa de ejecución de la pena, o
bien se organizaba el control judicial de la ejecución de modo tal que, en la práctica, fuera
imposible hacerlo efectivo. Esto sucedía, por ejemplo, en las legislaciones que atribuían tal
control al mismo tribunal que había impuesto la sentencia condenatoria - antes de la entrada
en vigor la reforma al sistema de justicia oral-, esta carga corresponde hoy día con absoluto
control al juez de ejecución, quien concentra las facultades que antes asumía el juez o el
tribunal de la causa, y que dentro del sistema penitenciario le correspondían al Consejo
Técnico Interdisciplinario.
Sin embargo, la medida no ha dejado más que buenas intenciones, la reforma fue en suma
integral, pero desarrollaron una legislación extremadamente limitativa, neutralizando la
posibilidad de lograr transformaciones significativas en las prácticas de la administración
penitenciaria, y concentrando muchas funciones en un juez al cual el sistema de justicia no
ha podido dotar en números y en responsabilidad de los mecanismos requeridos para
sanear el sistema carcelario.
189
En ese sentido tenemos que los siguientes documentos son algunos de los instrumentos
internacionales firmados por el estado mexicano para la protección de los derechos
humanos de las personas privadas de la libertad, relativos y aplicables:
190
Sistema Carcelario y Penitenciario
c) Declaración Universal de Derechos Humanos 1948
d) Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales 1966
e) Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos 1966
f) Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos
g) Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, destinado a abolir la pena de muerte
h) Tratados Internacionales de los Derechos Humanos
a) Instrumentos Universales de los Derechos Humanos
b) Reglas mínimas para el tratamiento de reclusos (Reglas de Mandela)
c) Congresos de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y
Tratamiento del Delincuente
d) Reglas de Tokio
e) Directrices de Riad
f) Manual en capacitación de derechos humanos para funcionarios de
prisiones de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos.
191
Según el relator de Naciones Unidas, se gastan 300 millones de pesos diarios para la
infraestructura penitenciaria. En el año 2012, el presupuesto de egresos osciló entre los 3.7
billones de pesos. Casi uno fue para este rubro; otro para el proceso electoral de la
renovación de Poderes de la Unión. Las estrategias sociales sólo sirvieron de espacio
común de discursos de la clase gobernante, mientras las organizaciones sociales
denunciaban la inseguridad, el secuestro, robo con violencia y homicidio culposo. De aquí
nacieron los observatorios nacionales, en apego al artículo 21 de la Carta Magna
mexicana que los define como organismos para evaluar las políticas públicas del gobierno.
(Montero, 2017, p. 30).
Con ello se reconoce a los derechos humanos como condición sine qua non del sistema
penitenciario, sin ser una prerrogativa exclusiva para el estado sino para todos aquellos
estados que se han adherido voluntariamente a los mecanismos no-jurisdiccionales de la
comunidad internacional, y que han ofrecido una serie de recomendaciones en torno a las
modificaciones y adecuaciones, que con pleno ejercicio de adopción se empalman al
contenido normativo nacional, siendo estrictamente respetuosos de no sobrepasar ni limitar
los derechos ya convenidos en dichos instrumentos internacionales, sin embargo, la labor
de procuración de los derechos humanos exige más que una simple tropicalización
normativa, la realidad penitenciaria exige hoy, modificaciones reales y exige el
involucramiento responsable y respetuoso de las autoridades penitenciarias con una
estricta vigilancia de los jueces de ejecución de sanciones, que se cercioren que el ejercicio
facultativo de los actos de autoridad no sobrepasen los límites de la dignidad humana y de
la condición de persona, antes que la condición de “delincuente”.
La publicación del ACNUDH (2014), menciona en su capítulo sobre “Los derechos humanos
y las prisiones, módulo de capacitación en derechos humanos para funcionarios de
192
Sistema Carcelario y Penitenciario
prisiones”, que se pretende ofrecer un plan de estudios amplio para la capacitación de
funcionarios de prisiones en relación con esas normas internacionales de derechos
humanos. Los principales objetivos de esta publicación, y del criterio metodológico
empleado en ella, son los siguientes:
Todo ello con el único propósito de mantener de forma constante la labor del servicio
público con respeto a los derechos humanos, esto es gran valía pues
constantemente se cree que, una vez emitida la sentencia, dentro de la ejecución
penal el sentenciado podrá ser sometido a cualquier tipo de castigo o vejación que
su condición de “culpable” o “delincuente” lo amerite. La lucha contra la impunidad
193
3. Conclusiones
• Los traslados;
• Entre otras
195
Todas estas garantías tendrían como última aplicación el proceso de ejecución penal,
contempladas desde la base constitucional y de leyes secundarias aplicables a cada estado
que tendrían que sustentar la base del sistema penitenciario, y con ello la posibilidad de
que los jueces de ejecución garanticen el cumplimiento del contenido constitucional. Lo que
se convierte en una utopía frente a una realidad innegable, si los internos tienen pocas
posibilidades de acceder a los sustitutivos y beneficios pre-liberacionales, más difícil es aún,
acceder a los estándares de protección de sus derechos.
Por tanto, ¿por qué decir que deben ser considerados los derechos humanos de las
personas privadas de la libertad como obligación, no sólo como presupuesto jurídico-
constitucional? Sencillamente porque como se ha intentado relatar en anteriores cuartillas,
la condición de persona no se pierde con la calidad de sentenciado o procesado; la prisión
ha sido un instrumento reciclado por los estados que se dicen apegados a derechos, por
no encontrar otros mecanismos “más eficaces” de imposición de penas o sustitutivos
penales, o mejor aún de inhibición de conductas ilícitas y de prevención del delito. Sin
embargo, ante la facultad sancionadora y punitiva de la que goza el estado, está también
su obligación de garante de derechos, de todas y todos los que somos parte de ese estado
y bajo la cual, de acuerdo con el presupuesto del derecho natural gozamos por el solo hecho
de ser personas.
196
Sistema Carcelario y Penitenciario
Hoy pues, el estado tiene que seguir replanteando hacia dónde va la consecución de
derechos internacionalmente reconocidos y suscritos por los estados parte. La mera
suscripción sin mecanismos de aplicación eficaces ha puesto en estado de ebullición
sistemas tan complejos como el penal, y tan añejos con la pena privativa de la libertad.
Transitar hacía procesos más humanizantes que atiendan las necesidades propias del
sistema, pero sin dejar de observar los derechos más esenciales, sigue siendo el reto que
implica necesariamente no sólo la modificación normativa sino la vinculación de todos y
cada uno de los operadores jurídicos que de ella participan.
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198
Sistema Carcelario y Penitenciario
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Iudicandi, 13(2), 107-127. https://doi.org/10.15332/s1909-0528.2018.0002.02
199
Resumen
*
Artículo de Investigación desarrollado en cooperación entre el “Grupo de investigación Derechos humanos y
Medio ambiente”, Reconocido y Clasificado en C COLCIENCIAS 2018 Universidad Pedagógica y
Tecnológica de Colombia UPTC., en colaboración con los Grupos de Investigación…….
**
Docente investigadora, titular de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica y
Tecnológica de Colombia, abogada, especialista en instituciones jurídico-políticas. Magister en Derecho
Procesal de la Universidad Libre. Doctora en Derecho de la Universidad Libre. Código ORCID: orcid.org/0000-
0003-0371-5012. Email: luz.mendieta@uptc.edu.co
***
Abogada, Magister en Derecho Constitucional, Magíster en Derecho Penal, Criminología y Ciencias
Penitenciarias, Docente e investigadora de la Unidad Central del Valle del Cauca-UCEVA y Decana de la
Facultad de Ciencias Jurídicas y Humanísticas de la Unidad Central del Valle del Cauca-
UCEVA. Email: mgarcia@uceva.edu.co.
****
Doctoranda en Derecho de la Universidad Libre, Magíster en Justicia Constitucional de la Universidad de
Guanajuato, México y Abogada de la Universidad Industrial de Santander UIS. Docente investigadora en la
Escuela de derecho y gobierno del Politécnico Grancolombiano Sede Bogotá. Correo:
myuhernandez@poligran.edu.co ORCID: https://orcid.org/0000-0001-6672-4536 .
201
1. Introducción
202
Sistema Carcelario y Penitenciario
Constitucional e informes: En la recolección de la información se centró en algunos
casos sobre las situaciones de violencia contra las mujeres privadas de la libertad.
Entre los hallazgos se destaca la presencia de la violencia institucional sobre todo
de carácter físico contra las mujeres privadas de la libertad por cuenta de
funcionarios del INPEC. Se concluye que sí existe la violencia institucional contra
las mujeres cuyo desarrollo legal es casi nulo y por tanto generador de violencia.
En una tercera parte se efectúa un análisis a los tipos penales del código penal que
brindan una protección a las mujeres cuando son víctimas de alguna de las
conductas punibles, desarrolladas por funcionarios públicos, en este caso del
INPEC.
203
f. Establecer procedimientos legales justos y eficaces para la mujer que haya sido
sometida a violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un juicio
oportuno y el acceso efectivo a tales procedimientos;
204
Sistema Carcelario y Penitenciario
resarcimiento, reparación del daño u otros medios de compensación justos y
eficaces”. (Comisión Interamericana de Mujeres – CIM, 1994)
205
206
Sistema Carcelario y Penitenciario
de ambas declaraciones. iii) “La violencia física, sexual y sicológica perpetrada o
tolerada por el Estado, donde quiera que ocurra” (OHCHR, 1993). La Declaración
de Beijing la toma en la misma terminología (Subrayado fuera de texto).
207
La Corte también reconoció que las “mujeres que sufren actos de violencia están
predispuestas a la revictimización, es decir, deben enfrentarse a otra clase de
maltratos por las entidades de policía, judiciales y de salud. De entrada, la mujer
que se arriesga a denunciar debe asumir largas esperas, interminables diligencias,
recorridos por distintas oficinas, múltiples citaciones, interrogatorios denigrantes y
precaria atención médica y psicológica. Esta situación desincentiva a la mujer a
reconocer en público la violencia padecida, y para denunciar sus sufrimientos ante
la justicia” (Garriga y Noel, 2010), por eso muchas de ellas prefieren guardar
silencio.
Queda claro que las autoridades y los operadores judiciales deben velar por
el cumplimiento de los derechos de las mujeres para que no se genere
discriminación por razones de género, buscar la protección de personas en situación
de debilidad manifiesta y adoptar medidas adecuadas para frenar la vulneración de
208
Sistema Carcelario y Penitenciario
los derechos de las mujeres. (Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-338,
2018).
209
Este actuar positivo o negativo por parte de las autoridades que genera violencia
institucional a las mujeres ha sido desarrollado y expuesto en varios fallos de tutela
como se relaciona en el párrafo anterior, de ahí que la Corte refiere que las
“autoridades administrativas y judiciales encargadas de la ruta de atención de las
mujeres víctimas de violencia serán responsables de actos de violencia institucional
cuando sus acciones u omisiones causen daño a la denunciante” (Sentencia T-735,
2017).
210
Sistema Carcelario y Penitenciario
mujeres debido al hecho de que la gran mayoría de estos casos carece de una
investigación, sanción y reparación efectiva. La impunidad de estas violaciones de
derechos perpetúa la aceptación social del fenómeno” (Comisión Interamericana de
Derechos Humanos–CIDH, 2007), que en lugar de disminuir aumenta.
211
212
Sistema Carcelario y Penitenciario
frente a este grupo de mujeres recordó que ellas “no deben sufrir discriminación, y
deben ser protegidas de todas las formas de violencia o explotación”. (CIDH, 2020,
p. 22).
Violencia física
El literal “b” del artículo 3 de la Ley 1257 de 2008 la refiere como “Daño o
sufrimiento físico: Riesgo o disminución de la integridad corporal de una persona”
(Congreso de Colombia, Ley 1257, Art. 3, num. b), permite significar que está
dirigida a que un funcionario público cause la muerte de la mujer o dañe su
integridad.
En el Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú, en el cual se presentó un
ataque contra el pabellón de mujeres 1A del Penal. Las mujeres que se encontraban
en ese pabellón, incluidas las embarazadas, se vieron obligadas a huir del ataque
213
214
Sistema Carcelario y Penitenciario
como tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes como lo ha mencionado la
Corte Constitucional en diferentes fallos de tutela.
Violencia sexual
Esta violencia sexual, viola los derechos humanos de las mujeres, por lo tanto,
distintos instrumentos internacionales han destacado la necesidad de proteger a la
mujer contra cualquier acto de violencia sexual (DeJusticia Org, 2011, p. 11). Esta
clase de violencia, es silenciosa y se puede verificar a través de “Ausencia de
garantías en la denuncia e impunidad en los hechos de violencia sexual” (p.33),
además “persistente impunidad en la investigación y sanción de los hechos de
violencia sexual” (p.33).
215
Violencia psicológica
El literal “a” del artículo 3 de la Ley 1257 de 2008 la refiere como aquella
“Consecuencia proveniente de la acción u omisión destinada a degradar o controlar
las acciones, comportamientos, creencias y decisiones de otras personas, por
medio de intimidación, manipulación, amenaza, directa o indirecta, humillación,
aislamiento o cualquier otra conducta que implique un perjuicio en la salud
psicológica, la autodeterminación o el desarrollo personal”. (Ley 1257. Art. 3, num.
a, 2008).
216
Sistema Carcelario y Penitenciario
mujer: i) es insultada o se la hace sentir mal con ella misma; ii) es humillada frente
a otros; iii) es intimidada o atemorizada a intención; iv) cuando es amenazada con
daños físicos (de forma directa o indirecta, mediante la amenaza de herir a alguien
importante para ella). Se trata de ataques silenciosos y sutiles que suponen una
mayor dificultad probatoria, por lo que exigen del operador judicial una igualdad
procesal entre las partes. (Sentencia T-735, 2017).
Se ha concluido que los indicadores de presencia de violencia psicológica en una
víctima son: “humillación, culpa, ira, ansiedad, depresión, aislamiento familiar y
social, baja autoestima, pérdida de la concentración, alteraciones en el sueño,
disfunción sexual, limitación para la toma decisiones, entre otros” (Sentencia T-967,
2014).
217
No se trata que la cultura sea violenta, sino como se usan algunos aspectos
culturales para legitimar la violencia estructural o directa, o, para ejercer abuso
estructural por sus condiciones culturales, como es el caso narrado por revista
SEMANA, sobre los hechos sucedidos el domingo, 21 de junio de 2020, donde una
niña de 11 años de la comunidad Emberá del resguardo indígena Dokabu de Pueblo
Rico del noroeste de Risaralda, fue secuestrada y abuzada sexualmente por siete
soldados del Ejército. Violencia que recae sobre menor de edad, mujer,
miembro de una comunidad indígena, que no habla español sino kativo, su
lengua tradicional, que la pone en un lugar de mayor vulnerabilidad frete a sus
agresores, no solo por su condición de ser mujer sino por sus condiciones culturales.
(Revista Semana, 2020).
218
Sistema Carcelario y Penitenciario
Cuando las leyes resultan insuficientes se debe replantear la relación entre hombres
y mujeres, porque la sociedad que toleran y guardan silencio ante las agresiones es
una sociedad que discrimina. (Sentencia T-878, 2014).
Trágicamente las falencias de los Estados en este tema no terminan ahí. Los
Estados de la región no sólo tienen una deuda pendiente en la prevención de la
violencia contra las mujeres en manos de terceros, sino que además muchas de las
legislaciones, políticas públicas y prácticas de la región causan daño o sufrimiento
a las mujeres, basándose en su género y, por ende, constituyen violencia contra las
mujeres causada por el propio Estado. (Amnistía Internacional, 2016).
219
220
Sistema Carcelario y Penitenciario
La violencia carcelaria está institucionalizada y se desarrolla asimismo por el cuerpo
represivo, a través de diversas formas de violencia: física, sexual, psicológica.
(Fundación para el Debido Proceso Legal, abril 2003).
Una nueva amenaza de violencia contra las mujeres se ha tejido con la aparición
del COVID-19, así lo registra las Naciones Unidas “COVID-19 exacerba el riesgo de
malos tratos y tortura en todo el mundo”. (Naciones Unidas Derechos Humanos:
Oficina del Alto Comisionado, Junio 2020 ) Especialmente con las personas
privadas de liberta que asumen el riesgo de sufrir tratos crueles, inhumanos y
221
222
Sistema Carcelario y Penitenciario
4.1. Desde la Protección a la vida e integridad personal
223
Este tipo penal se configura cuando se le causa la muerte a una mujer por su
condición de serlo o por motivos de identidad de género, es un claro ejemplo de
violencia física hacía la misma y se agrava entre otros, cuando conducta es
cometida por un servidor público, es así, como el sistema punitivo y la legislación
penal protege a la mujer de la violencia institucional y las conductas lesivas o que
pongan en peligro el bien jurídico de la vida que detenta la mujer por el hecho de
serlo.
Sin embargo, no existe o no hay una clara información sobre violencia institucional
a través de la figura del feminicidio. Revisados los informes de medicina legal, de la
Fiscalía y rama judicial no se encontró información agrupada al respecto; en los
informes mensuales del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC), solo
aparece de funcionarios privados de la libertad, pero desconociendo su situación
jurídica, el delito y el sujeto pasivo. Como ejemplo, miremos el informe de octubre
de 2020 que al respecto dice: “En establecimientos a cargo del INPEC, se
encuentran 1.014 internos, que en su oportunidad se desempeñaron como
funcionarios públicos. Esa cantidad corresponde al 1,0% de la población intramuros.
De ese total, los miembros de las Fuerzas Armadas del país representaron el 84,2%
(854). Dentro de este grupo tienen una participación más amplia, aquellos que
pertenecieron a la Policía Nacional con 70,0% (598), seguidos por los ex
funcionarios del Ejército Nacional, 27,4% (234). Las demás fuerzas participan con
el 2,5% (22) (INPEC, 2020, p. 42). Pero frente al caso en estudio no aporta nada,
salvo casos como los ya mencionados en las clases de violencia.
224
Sistema Carcelario y Penitenciario
origen nacional, étnico o cultural, no incluyen en su postulado a la “mujer”, pero en
el art. 134C que trata de las circunstancias de agravación punitiva, numerales (3) y
(5) aplicable para las conductas descritas en los artículos 134ª y 134B incluye como
sujeto activo a los funcionarios públicos dejando por fuera la protección a las
mujeres. Estos tipos penales son producto de los compromisos convencionales
ratificados por los Estados para eliminar y sancionar todo tipo de discriminación, al
no incluir específicamente a la mujer consideramos que es un típico ejemplo de
violencia institucional normativa.
225
Igual que el bien jurídico de la vida y la integridad personal, no hay una base que
registre está clase de delitos de violencia institucional, donde el sujeto activo es un
funcionario público y el sujeto pasivo lo sea la mujer embarazada. Con respecto al
tráfico de migrantes y trata de personas, siendo delitos trasnacionales donde está
demostrado que en la mayoría de casos el sujeto pasivo es una mujer a quien
someten a esta clase de conductas, la ley guarda silencio dejando desplegada la
conducta en forma general, igual consideramos que se presenta una violencia
normativa.
226
Sistema Carcelario y Penitenciario
5. Conclusiones
227
Colombia diversa. (abril de 2016). Muchas veces me canso de ser fuerte”: ser
lesbiana, gay, bisexual o trans en las cárceles de Colombia, 2015-2016.
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Sistema Carcelario y Penitenciario
de 2013. Recuperado de https://www.humanas.org.co/alfa/61__Comision-
de-seguimiento-a-la-T-388-13.html
229
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235
Nelson J. Garrido-Albornoz **
Resumen
Abstract
*
Artículo resultado de investigación de la Universidad de los Andes, Mérida-Venezuela.
**
Profesor de la Escuela de Criminología, Investigador del Centro de Investigaciones Penales y Criminológicas,
CENIPEC Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela. Código ORICID: 0000-0003-0706-0463. E.mail:
garridonelson75@gmail.com.
237
1. Introducción
El evento en cuestión cita, nada más y nada menos, que al futuro del mundo jurídico
penal antioqueño, por ende, colombiano y por extensión latinoamericano. Los temas
en discusión en este foro son muy variados y, en particular, quien suscribe ha
conversado sobre el vínculo que existe entre la criminología, la política criminal y la
sanción (penal) en adolescentes.
238
Sistema Carcelario y Penitenciario
Asimismo, se ampliaron estos temas al mirarlos desde la Convención sobre los
Derechos del Niño (1989), y los principios establecidos por la Corte Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH) para los/as privados/as de libertad. Ya luego, se
finalizó con algunas de las tareas pendientes que hay en estas áreas de las ciencias
penales.
De manera que este escrito, más que un trabajo contundente que finaliza, es un
abreboca de las tareas que, en el área político criminal, aun no se han realizado y
que pueden asumirse como retos, al menos, en América latina. Ha de advertirse
que tal tema no es nuevo, pues estas actividades han estado rezagadas
históricamente, de manera que su deuda ha ido aumentando dado que, al transcurrir
el tiempo, se van sumando nuevas metas.
Todo esto estaría ocurriendo de cara a la política criminal, no solo colombiana, sino
latinoamericana, la cual debe actuar brindando respuestas claras e inequívocas de
su compromiso con los derechos humanos y con los más vulnerables. Por ello la
importancia de reflexionar entorno a estos temas que, aunque parecen vencidos,
siguen generando serias críticas frente a un mundo de exigencias cada vez más
altas.
La criminología es un área del conocimiento que nace hacia el siglo XIX, junto con
otras ciencias sociales, entre ellas la economía y la psicología. Uno de los primeros
libros, vinculado al tema criminológico, se redactó en Francia, esto, hecho por un
matemático y filósofo de apellido Quetelet quien mezclaba dos fenómenos: los
problemas sociales y las matemáticas, dando origen a lo que posteriormente se
conocería como la estadística.
Uno de los problemas sociales que observó aquel científico de origen belga fue el
delito. En aquellos estudios Quetelet recopiló datos de toda Francia describiendo
que este fenómeno (la delincuencia), estaba vinculado a la pobreza y a la falta de
educación en las personas. El científico habría corroborado la ecuación de que
239
El científico además proponía que tal circunstancia debía ocupar al naciente estado
pues también había descubierto cierta una regularidad, por lo que el delito podía
predecirse y prevenirse. Así, las políticas públicas debían se enfocarse, o
desarrollar, programas para disminuir la pobreza y el analfabetismo, pues ello
favorecería el respeto por las leyes y la disminución de la criminalidad.
240
Sistema Carcelario y Penitenciario
Ya en 1912 Hans Gross, en Austria, inauguró el "Real e Imperial Instituto
de Criminología de la Universidad de Graz", único a nivel mundial para el momento.
No obstante, estaba dedicado más al estudio de la criminalística que del
comportamiento humano delictivo y los fenómenos que le afectan. Los aportes de
este Instituto estaban enfocados en ayudar a los jueces a esclarecer los hechos
criminales que eran juzgados en Austria.
241
Como es visible, la criminología forma parte de las ciencias que están vinculadas al
estudio del control social y, desde diferentes perspectivas, históricamente se ha
relacionado a esto que se denomina política criminal. Esta última no es más que
esa parte de las políticas públicas que está dedicada al abordaje de la cosa criminal,
242
Sistema Carcelario y Penitenciario
o delictiva en un país, bien desde su aspecto reactivo o desde su aspecto
preventivo.
La política criminal abordaría así espacios tales como: la policía, las cárceles, entes
de control social formal e informal, los aspectos vinculados a la seguridad ciudadana
y los derechos humanos, entre otros. Así las cosas, esto que llamamos política
criminal y criminología empiezan a tener puntos de encuentros.
1.- Constitución.
(Fundamental)
243
Por ello muchos textos procesales penales migraron, en las últimas décadas,
aunque no en todos los países, a modalidades señaladas como más garantistas.
En tanto, muchas prácticas pasaron, o están pasando, de sistemas inquisitivos a
sistemas orales o mixtos con la esperanza de que: (a) se prive de libertad solo
aquellos casos que lo ameriten, (b) que la pena sea la última ratio y que, (c)
descongestionado el sistema penitenciario, se logre cumplir con la reintegración de
la persona a la sociedad.
244
Sistema Carcelario y Penitenciario
Cuando un estado firma un Tratado o Convenio de Derechos Humanos está
obligado a incorporar, al menos en teoría, a su ordenamiento, cultura y prácticas
jurídicas esos paradigmas y estándares. Los mismos están fundado en la idea de
construir una sociedad más justa y equitativa, sin discriminación alguna.
Ahora, muchos de estos tratados hacen alusión a temas vinculados a las políticas
criminales, en especial desde el ángulo del proceso penal, del derecho penal y de
la sanción o de la pena. De manera que la política criminal, y parte de sus
instituciones (el derecho penal y el derecho procesal) se ven, en teoría, sometidos
a estos instrumentos internacionales, como bien lo explica la pirámide de Kelsen.
245
246
Sistema Carcelario y Penitenciario
Así se presenta uno de los grandes debates y problemas político-criminales más
recientes y qué hacer cuando los adolescentes pasan a la adultez y están
cumpliendo una sanción privativa de libertad. Bajo esta mirada las reflexiones
criminológicas giran sobre la siguiente interrogante: qué hacer si no se es tan adulto
como para ser trasladado a un centro de reclusión mayor (donde las condiciones
criminógenas y los efectos de la prisionización son elevadas) pero tampoco se es
tan adolescente para mantenerlo reunido con estos grupos cuyo nivel de madurez
emocional, cognitiva y conductual, es diferente.
Para estos, y otros casos, se han planteado y desarrollada distintas iniciativas. Estas
han nacido desde diferentes ámbitos: la criminología, la psicología, el derecho
penal, entre otras, y han ofrecido algunas respuestas a parte de los problemas que
acontecen cara adentro de las políticas penitenciarias.
247
Educación
Salud
POLÍTICAS
PÚBLICAS Cultura
Prevención Primaria
Criminal
Prevención Secundaria
Otras
Prevención Terciaria
a) Los estados partes deben tratar al niño infractor de acorde con el fomento de
su sentido de la dignidad, de sus derechos humanos y las libertades
fundamentales.
b) En el proceso y en la sanción deben considerarse la edad del niño y la
importancia de promover la reintegración de éste para que puedan asumir
así una función constructiva en la sociedad.
c) Los delitos, o faltas, deben estar establecidas en la ley.
d) Se debe garantizar:
248
Sistema Carcelario y Penitenciario
- La presunción de inocencia,
- Que será informado sin demora y directamente o, cuando sea procedente,
por intermedio de sus padres o sus representantes legales, de los cargos
que pesan contra él,
- La asistencia jurídica u otra asistencia apropiada,
- Que la causa será dirimida sin demora, por una autoridad u órgano judicial
competente, independiente e imparcial en una audiencia equitativa
conforme a la ley, en presencia de un asesor jurídico u otro tipo de asesor
adecuado,
- Que no será obligado a prestar testimonio o a declararse culpable,
- Toda medida impuesta será dictada por una autoridad u órgano judicial
superior competente, independiente e imparcial, conforme a la ley,
- Que contará con asistencia gratuita de un intérprete si fuera necesario,
- Que se respetará plenamente su vida privada,
e) Que los servicios de justicia sean especializados,
f) Establecer una edad mínima antes de la cual se presumirá que los niños no
tienen capacidad para infringir las leyes penales;
g) Adoptar medidas distintas a procedimientos judiciales, respetando los
derechos humanos,
h) Desarrollar medidas alternativas a la pena privativa de libertad, tales como:
el cuidado, las órdenes de orientación y supervisión, el asesoramiento, la
libertad vigilada, la colocación en hogares de guarda, los programas de
enseñanza y formación profesional, entre otros,
i) Asegurar que cualquiera que sea la medida, los niños sean tratados de
manera apropiada para su bienestar y que guarde proporción tanto con sus
circunstancias como con la infracción.
249
Por tal razón, en el año 2019 la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
desplegó una investigación denominada “Estudio Mundial sobre Niños Privados de
Libertad”, para responder a esta difícil interrogante. Parte de los resultados
encontrados fueron llamativos y, entre ellos, se puede mencionar los siguientes:
Tercero, las edades en las que se permite la privación de libertad, en muchos casos,
inicia a los 8 años de edad. Desde el punto de vista criminológico esto es
incongruente con el desarrollo psicosocial de un niño del que se desea este
integrado a su contexto y a la sociedad que le rodea, en la que pueda desarrollarse
y, además, aportar al progreso de su país. Además, jurídico penalmente, esto es
incompatible con la idea de utilizar la pena privativa como ultima razón o último
recurso en estos casos.
Cuarto, el estudio muestra que, al menos 410 mil niños son sentenciados en el
mundo anualmente bajo una medida de privación de libertad. Esto resulta grave a
la luz de una política criminal que debiera estar encaminada más a la prevención
que a la utilización de sus instancias de control social formal penal.
De igual forma, los recintos donde cumplen estas sanciones no son los adecuados
y, en muchos casos, no cumplen con los requisitos mínimos de los estándares
250
Sistema Carcelario y Penitenciario
internacionales. El estudio mundial revela que, inclusive, en muchos países los
niños están privados de libertad junto con adultos, en condiciones de insalubridad y
expuestos a altos niveles de violencia física y sexual.
Cuarto, la situación educativa deja una clara preocupación pues la mayoría de los
niños privados de libertad no han podido continuar su formación escolar. En ese
sentido, son muchos los niños desescolarizados que solo están en estos centros de
privación ocupando y recreando espacios para el ocio.
Hay que mencionar que, en algunos casos, los niños son incluidos en cursos,
talleres, entre otros, pero poco o nada se sabe de sus verdaderos factores
criminógenos o de una ruta de tratamiento que conlleve al desistimiento. Un informe
complementario a este puede ser leído en “Situación educativa de las y los
adolescentes privados de libertad por causas penales en América Latina y el Caribe”
(2017), publicado para la región por UNICEF y la Universidad Diego Portales.
251
De todo lo dicho son muchas las cosas que se pueden decir, preguntar o cuestionar.
Así, a manera de ejercicio se puede decir que, en primer lugar, surge la idea de que
los adolescentes privados de libertad son ese aparte de la política criminal que aún
permanece en el lado oscuro de la misma, y esto sucede en muchas partes del
mundo.
252
Sistema Carcelario y Penitenciario
Las respuestas a estas preguntas son claras: por un lado, se han invertido dinero,
tiempo y esfuerzo en mejorar las condiciones del sistema penal – adolescente en
muchas partes de la región y, por otro lado, se han desarrollado algunos programas
preventivos en la región (Jaitma, 2017; Mugha y Aguirre, 2018) dirigidos a
adolescentes. Sin embargo, estos mismos estudios señalan que estos último
presentan serias debilidades pues, por un lado, carecen de fundamentos teóricos
sólidos y, por otra parte, nunca son evaluados con indicadores de impactos claros
y precisos que den razón de la efectividad de estas medidas.
Esto nos coloca sobre la segunda reflexión que, pensamos, está vinculado a los
temas en discusión: la prevención del delito (general y específica, primaria y
secundaria) como parte de la política criminal y el que hacer criminológico. Si bien
la Agenda 2030 propone, como uno de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, tener
sociedades más seguras, se cree que las rutas para poder llegar a ella deben
fundamentarse en evaluaciones científicas pertinentes por cada tema, incluyendo la
privación de libertad, que es a lo último que se debe llegar en una sociedad.
253
Por ello, una política criminal respetuosa por los Derechos Humanos, apoyada en
la criminología y otras ciencias, debe ubicar estas salidas en el marco de la legalidad
y el humanismo. Sin embargo, esto no debe quedar en el discurso o en el vacío sino
en hechos que nos permitan acercarnos a una mejor sociedad, más democrática,
más justa, más tolerante y más humana.
Referencias
254
Sistema Carcelario y Penitenciario
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en la Novena Conferencia Internacional Americana, Bogotá.
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criminis: visiones criminológicas de la justicia penal, ISSN-e 0719-1413, ISSN
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Kelsen, H. (1994): Teoría general de las normas. Trad.: Hugo Carlos Delory Jacobs.
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Igarpe Institute, a think and do tank. Strategic paper 33. April 2018. Botafogo.
255
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Situación educativa de las y los adolescentes privados de libertad por causas
penales en América Latina y el Caribe (2017). Publicado para la región por
UNICEF y la Universidad Diego Portales. Ciudad del Saber. Panamá.
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https://www.unicef.org/lac/media/671/file/Situaci%C3%B3n%20educativa%2
0de%20las%20y%20los%20adolescentes%20privados%20de%20libertad%
20por%20causas%20penales%20en%20ALC.pdf
257
Resumen
La situación de las mujeres en las cárceles del mundo y de América Latina, sigue
siendo un tema de silencio, que, si bien ha sido visibilizado por diferentes
investigadoras, principalmente en la región, sigue siendo relegado a un tema
“periférico” pero no consustancial a las discusiones políticas sobre la prisión y la
política criminal. Así, este artículo hace un esfuerzo por unirse a esas voces sobre
la privación de libertad que viven las mujeres y retoma el contexto en que está
ocurriendo, marcado por una profunda desigualdad estructural e impactado
constantemente por el tráfico de drogas, lo cual se ha convertido en una marca
indeleble de la relación mujeres y prisión. Junto a esto, se narra una parte de la
historia de la que poco se habla: las relaciones de poder al interno de la cárcel,
aquella que ocurre entre las mismas privadas de libertad y que no deja de estar
teñida de la misma violencia que reciben del resto de la sociedad. La información
acá presentada es un producto de un trabajo de campo etnográfico realizado con
mujeres en la cárcel en Costa Rica.
*
Artículo resultado de investigación de la Universidad de Costa Rica.
**
Doctora en Antropología por la Universidad de Barcelona. Académica e Investigadora de la Escuela de
Antropología y del Centro de Investigaciones Antropológicas de la Universidad de Costa Rica. Email:
claudia.palma@ucr.ac.cr.
259
The situation of women in prisons around the world and in Latin America continues
to be a matter of silence, which, although it has been made visible by different
researchers, mainly in the region, continues to be relegated to a “peripheral” issue
but not consubstantial to political discussions about prison and criminal policy. Thus,
this article makes an effort to join those voices on the deprivation of liberty
experienced by women and takes up the context in which it is occurring, marked by
profound structural inequality and constantly impacted by drug trafficking, which has
become an indelible mark of the relationship between women and prison. Along with
this, a part of the story is narrated about which little is said: the relations of power
within the prison, that which occurs between the women deprived of liberty and which
continues to be tinged with the same violence they receive. of the rest of society.
The information presented here is a product of an ethnographic fieldwork carried out
with women in prison in Costa Rica.
Key words: women in prison, gender violence, structural violence, drug trafficking,
ethnography.
1. Introducción 53
53
Las historias que acá se relatan han sido recogidas a lo largo de 10 años de trabajo de campo en diferentes
cárceles de Costa Rica. Todos los nombres que se usan son ficticios, pero no las historias que están detrás de
ellos. Toda la narración se hace con profundo respeto a lo compartido y vivido en estos encuentros y también
con respeto a la experiencia misma de privación de libertad. En este momento el trabajo de investigación en los
centros penales se encuentra inscrito bajo el proyecto EC-440 Del tráfico y sus experiencias: Mujeres y hombres
en la cárcel de Costa Rica, financiado por la Universidad de Costa Rica y a través de la Vicerrectoría de Acción
Social.
Le agradezco a Luis Bernardo Arguedas y a Marco Feoli la lectura previa del documento y sus observaciones
para precisar sobre detalles de los niveles de atención y privación de libertad.
Todas las posturas críticas desarrolladas en este documento son responsabilidad exclusiva de la autora y no
involucra a la Universidad de Costa Rica en sus pronunciamientos sobre la privación de libertad. Sin embargo,
se rescata que esta es una institución comprometida con el más alto nivel de respecto a los derechos humanos
y a la equidad.
260
Sistema Carcelario y Penitenciario
compendios cuantitativos importantes, no suelen considerar la situación de las
mujeres como un eje del análisis sobre lo penal por su baja representación
estadística. Y es que las mujeres llegan menos a prisión y comenten menos delitos,
siendo esta la justificación para que sus experiencias, vivencias o razones para
quebrantar una norma, queden subsumidas en las generalidades sobre las faltas y
la privación de libertad. Se convierten así, en sujetas invisibles al análisis estructural
para comprender el fenómeno carcelario, a la vez que tampoco se permite avanzar
en políticas de equidad penal mediadas por un análisis sobre la inequidad de
género.
Esta es una buena razón para decidir hablar de una cárcel para mujeres y de
algunas de sus experiencias en el contexto de un país como Costa Rica, a la vez
que un esfuerzo que invite a profundizar en este tema, así como unirse a las voces
de otras investigaciones que han dado este paso en América Latina (Antony, 2004,
2007) (Azaola, 2005) (Torres, 2008) (Almeda y Di Nella, 2017) 54. Pero lejos de que
esta deba ser una práctica específica, debería ser una práctica constante, porque
las condiciones del delito y de la privación de libertad en mujeres son muy diferentes
a la par de las de los hombres. En la mayoría de sus relatos existe un reclamo a las
condiciones básicas, y mínimas, que aún no reciben como mujeres siendo privadas
de libertad.
Por otra parte, este artículo decide hacer hincapié en dos situaciones. Una se refiere
al contexto en que está ocurriendo la privación de libertad de mujeres en América
Latina y en Costa Rica, que está marcado por una profunda desigualdad estructural
y un momento en el cual el tráfico de drogas se ha convertido en una marca
indeleble. La otra, es la decisión de narrar una parte de la historia de la que poco se
habla en la relación de poder intracarcelaria, la que ocurre entre las mismas
privadas de libertad. Una vez más, esta podría tender a quedar oculta en el
54
Existen muchas otras investigaciones que abordan esta temática de las que acá se citan. En el documento de
Almeda y Di Nella (2017), se hace un recuento exhaustivo sobre la mayoría de estos los aportes en América
Latina.
261
Si bien este documento no pretende contar todas las historias que suceden en este
centro penal para mujeres, ha decido narrar algunos de los eventos que aparecen
como importantes, tratando de mantenerse apegado a sus propias voces. Así, no
se trata de priorizar, juzgar, ni dar por válidos unos argumentos más que otros, trata
más bien, como la antropología se ha comprometido a hacerlo en tantas otras
ocasiones, de poner en evidencia hechos y experiencias en un contexto específico
que nos permita comprenderlas.
262
Sistema Carcelario y Penitenciario
• Programa de Atención Semiinstitucional: Estos son los centros conocidos como
abiertos o semi abiertos, para aquellas personas que tienen una mediana
contención física, que pueden pernoctar, salir a trabajar o bien solo presentarse
algunos días a la semana. Muchas personas pasan del CAI a un Centro de
Atención Semi Institucional (CASI) en el proceso progresivo de cumplimiento de
la pena y para su inserción social. Existen un total de once CASI ubicados en
todo el país y de los cuáles solo uno es específicamente para mujeres.
• Programa en Comunidad: El programa de atención en comunidad está dirigido
a atender a aquellas personas que, aunque han tenido conflicto con la ley, se
encuentran integradas plenamente en la vida comunal. Se cuenta con un total
de catorce oficinas técnicas en todo el país, y atienden tanto a hombres como a
mujeres. En este grupo se debe de tomar en cuenta a todas las personas que
se encuentran con monitoreo electrónico.
• Programa penal-juvenil: Este programa está regido por la Ley de Justicia Penal
Juvenil Ley no. 7576 del 30 de abril de 1996. Desde él se vela por la atención de
aquellas personas jóvenes entre (edad) que tienen tanto medidas privativas de
libertad, como sanciones alternativas a la prisión. Se cuenta con un total de 4
espacios en los que se da atención tanto a mujeres como hombres jóvenes.
• Programa de Atención a la Mujer: A este programa pertenecen el CAI Vilma
Curling Rivera y el CASI La Mujer. La nueva regulación de este programa de
atención está dispuesta en el nuevo Reglamento del Sistema Penitenciario
Nacional del 23 de enero del 2018 (La Gaceta, 2018). Con esta nueva
formulación se pretende dar una atención integral a las mujeres acorde con sus
necesidades específicas y con personal capacitado para ello, empezando por la
construcción de un nuevo espacio físico acorde con sus necesidades. Sin
embargo, la nueva administración de Ministerio de Justicia tomó la decisión de
no invertir en esta Unidad de Atención Integral para mujeres, argumentando falta
de presupuesto 55. Es menester tomar en cuenta que no existe un espacio de
atención especializado para las adultas mayor.
55
La administración de la cartera del Ministerio de Justica del Gobierno de Carlos Alvarado (2018-2022), se
encuentra en manos de la señora Marcia González, la cual ha dejado ver tiene una visión restrictiva sobre la
263
Cada uno de estos programas tiene una división básica y concomitante, la del sexo,
y a pesar de que se pueda asumir que la privación de libertad ocurre en una
objetividad de la sanción punitiva, esto no es así. Empezando porque la cantidad de
centros penales para mujeres responde a una histórica composición del delito y del
encarcelamiento en donde siempre han estado subrepresentadas. No es casual
que, como sujetas delictivas o sujetas de prisión, no hayan ocupado un lugar
relevante en el análisis socio estructural de la comisión de los delitos, y que la
incorporación de un análisis de género y feminista sobre la cárcel y en la justicia,
también haya sido muy lento; el sistema penal y de justicia, como el carcelario y su
historia, han estado narradas por y para hombres, y no se puede comprender una
realidad desde una única voz.
Quizás, cuestionarse por qué delinquen las mujeres sea una pregunta vacía, pues
como sujetas sociales no están exentas de acciones que las coloquen fuera de la
ley. Pero sí hay dos preguntas que permiten tratar de analizar el contexto de la
delincuencia y la prisionalización de las mujeres. Una es la referida al por qué
cometen menos delitos penales en su relación con los hombres, representando, no
privación de libertad (Cascante, 2018). En este primer año de su cartera la población de libertad ha aumentado
pues han cambiado los criterios que antes permitían hacer valoraciones para que las personas salieran de prisión
a una de mediana contención o a la comunidad. En el caso de las mujeres, la ministra González tomó la decisión
de no construir la UIA para mujeres bajo un argumento presupuestario (Cascante, 2018).
56
A pesar del objetivo de la UAI, el país enfrenta una crisis sobre la administración penal, en la que esta
población sigue en aumento. Si no se apunta a una objetiva inserción comunal y no se cambiar los criterios para
que las personas tengan medidas alternativas a la prisión, la UAI se van a convertir pronto en nuevos depósitos
de personas en conflicto con la ley.
264
Sistema Carcelario y Penitenciario
más del 7% en la mayoría de los países (ICPR, 2017). Esta a su vez se relaciona
con el contexto cultural, del control social informal y la socialización de género, y de
la forma en que se razona sobre la comisión del delito. La antropóloga Dolores
Juliano ha hecho hincapié en que culturalmente las mujeres tienen más que perder
cuando entran la cárcel, razón por la cual idean estrategias para no delinquir, y
aminorar el impacto de la prisión en sus familias y en sus comunidades (Juliano,
2011).
La composición de los delitos por los cuales las mujeres llegan a la cárcel es
abrumadoramente diferente a la par de los de los hombres, ocupando la violación a
265
Gráfico 1.
Porcentaje de delitos por sexo. Población privada de libertad en todos los
programas. Ministerio de Justicia y Paz (I Trimestre, 2019)
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Contra la Ley de Contra la Contra la Vida Otros Delitos Sexuales Femicidio
Psicotrópicos Propiedad
Mujeres Hombres
Tal y como se dijo al inicio y se analizó en otro momento (Palma, 2018), la dinámica
social que ha ido perpetuando la gran economía de las drogas a la economía
microsocial, es un contexto que no se puede obviar en los países de América Latina.
Si la mayoría de las mujeres que llegan a la cárcel penan condenas por un delito
económico de esta envergadura, sobrepasa cualquier análisis sobre la
individualidad de la acción, no referida a la presión que otras personas ejercen sobre
las mujeres, sino a la presión de las propias condiciones estructurales, de
marginalidad, de opresión y desigualdad de estas a nivel económico y social. El
266
Sistema Carcelario y Penitenciario
microtráfico es eso, un delito económico y estructural, y son estas historias las que
llenan las paredes de las cárceles que albergan mujeres en Costa Rica y en América
Latina.
El promedio de años por el que las mujeres están descontando un delito, no sólo
por tráfico, oscila en los 8,3; incluso existen condenas de hasta 40 años por
acumulación de procesos y delitos contra la vida. Una de las mujeres con la que se
tuvo contacto, comentó que tiene una condena de al menos 30 años por sumatoria
de procesos contra la Ley de psicotrópicos. Asociada a una banda, no comprende
cómo una buena parte de las personas que entraron a la cárcel del mismo grupo ya
se encuentran en libertad y ella no. Su mirada es de resignación, ella es grande y
fuerte, no deja de trabajar mientras dice: “Yo ya no pienso, siempre dicen que me
van a ayudar, pero tengo 12 años de estar acá” (OP, 2019).
El promedio de edad que tienen estas mujeres es de 37,2 años, edad “productiva”
económicamente, así como de reproducción biológica, por lo que se espera, aunque
en la realidad afuera de la cárcel no ocurra, que ellas tengan un trabajo reconocido
y contabilizado en las arcas del Estado. Además, existe una especie de reclamo
social y cívico, pues esperan que estas mujeres estén dando un aporte al país. Si
este dato se piensa en función de la escolaridad de esta población específica, es
probable que el trabajo al que pueden tener acceso no sea si no informal,
subterráneo y mal pagado.
Gráfico 2.
Costa Rica. Porcentaje de alfabetización. Población de
mujes privadas de libertad todos los programas. Ministerio
de Justicia. (II Trimestre, 2019)
3,5% 3,3%
Analfabeta
35% Primaria Completa
Secundaria Completa
58%
Educación Superior
267
Las actividades económicas que estas mujeres tenían antes de entrar a la cárcel
son: comerciante o vendedora, servicios de limpieza, miscelánea y actividades
agrícolas y trabajadoras de maquila, también hay abogadas, oficinistas, secretarias,
profesoras de escuela y prostitutas, aunque estas comporten un grupo menor. Sin
embargo, fuera de estas tareas, la mayoría de las mujeres se ha ubicado como ama
de casa, a pesar de que esta actividad pueda vincularse con alguna otra informal y
remunerada y que no supieran reconocer como tal. Por ejemplo, ellas han reciclado,
vendido comida en la calle como empanadas, helados o arroz con leche; más
adelante veremos algunas de estas historias.
Es importante resaltar que las mujeres no han sobresalido en los datos sobre
reincidencia penal, rondando el 15% en los últimos años, cinco puntos por debajo a
la media nacional (SIAP, 2019). ¿Quiénes reinciden? Pregunta escabrosa sin hacer
uso de estereotipos sociales, como el pensar en las mujeres que se vinculan al delito
común, como robo en la calle para sostener un consumo activo y dependiente de
alguna sustancia. Sus historias son muchas y diversas, que implica volver a
enfrentar una realidad más dura a la que dejaron cuando ingresaron a la cárcel.
Esto no implica justificar la reincidencia por delitos económicos, pero sí mirar los
procesos de inserción social que sólo se solventan a través de la creación de
oportunidades laborales y rentables para ellas y sus familias. Junto a esto, vale la
pena hacer la diferencia entre reincidencia sobre un delito y por el cual esta persona
regresa a la cárcel, y el retroceso en una medida cautelar con la cual pudo pasar de
un centro de alta contención a uno de mediana. Hay personas que retroceden y son
contadas como reincidentes; son datos que deben ser afinados para hacer justicia
de las acciones de las personas mismas. A la vez, cabe señalar que la falta de
información expedita sobre la realidad penitencia por parte del Ministerio de Justica
a partir del año 2018, complica el análisis del panorama nacional y penal, a la vez
que no permite tomar decisiones que se puedan revertir en oportunidades y en el
diseños de políticas sociales.
268
Sistema Carcelario y Penitenciario
a. Una cárcel, muchas mujeres: del Buen Pastor al Vilma Curling
Esta cárcel data del año 1952 e inicia como un centro de corrección, como sucede
con esta historia a lo largo de América Latina y otras partes del mundo (Matthews,
2003). Llegaban a la cárcel mujeres de “malas costumbres” sobre las cuales caía, y
sigue cayendo, una diferenciación sexista, social, de raza y de clase. Tanto antes
como ahora, se les ha exigido a las mujeres una buena conducta, docilidad y
sumisión al poder; antes al poder de la iglesia, ahora al poder del Estado. Ambas
instituciones de control han demandado lo mismo a las mujeres a pesar del corte
científico y jurídico de la prisión de hoy en día: docilidad. Esto es, porque las leyes
y la justicia no se han construido afuera del imaginario social de sexo y sus
mandatos, y por lo tanto el ejercicio del poder de género le demanda a las personas
comportamientos específicos según su sexo.
Esto es muy importante de señalar y resaltar, que del mismo modo que el delito ha
tenido una construcción social y política y se asienta en las bases de cada sociedad
específica de forma diferente para los hombres y las mujeres, la cárcel,
históricamente, también ha sido diferente. Las prisiones son una extensión de los
mecanismos del control social informal que, al lado de otros controles formales
(instituciones), tratan de reencaminar una conducta hacia la vía de la “normalidad”.
La historia que se hereda en América Latina sobre el encierro tiene la clave de las
ideas particulares que se desarrollan en las principales ciudades como Inglaterra,
Francia, Alemania y España, donde las cárceles modernas aparecen a finales del
269
La administración de las monjas de El Buen Pastor duró hasta el año 1985 cuando,
en sus propias palabras dijeron que se marchaban por “grado de perfeccionamiento
que está alcanzando la delincuencia en general y la de las mujeres” (Araya, 1985).
A pesar de que en ese proceso de transición se empieza a incorporar personal
técnico especializado en psicología, medicina y educación, así como más adelante
en trabajo social, y claro, el soporte consustancial de la policía penitenciaria que se
encarga de la seguridad, es probable que las privadas de libertad sigan viviendo el
270
Sistema Carcelario y Penitenciario
delito como una falta a la moral cristiana, un pecado, que es el fondo del concepto
del arrepentimiento.
La conformación actual del Vilma Curling es similar al Buen Pastor a pesar de que
a través de los años ha cambiado estructuralmente. Existe un sector que alberga a
todo el personal profesional, una casa de madera de dos pisos, con un jardín central
y que ha recibido múltiples modificaciones; en su parte inferior tiene una serie de
aulas donde las mujeres reciben clases del Ministerio de Educación o bien talleres
de pintura y otras capacitaciones. Por otro lado, está la Oficialía, donde está el
personal de la Policía Penitenciaria de turno, a pesar de que la cuadrilla esté
distribuida por todo el centro penal y según sus tareas. Hay un área para las mujeres
indiciadas (Módulos A1, A2 y A3), una nueva construcción para las madres y sus
hijos o hijas que se llama Casa Cuna, así como un área para las mujeres en apremio
corporal, aquellas que están en encierro por pensión alimentaria. Hay una zona de
atención médica que ahora está modernizándose y un gran gimnasio cubierto,
donde se reciben a las personas los días de visita.
Tal y como se mencionó en otro trabajo (Palma, 2018), es interesante hacer notar
que, tanto en cárceles para hombres como para mujeres, la visita ha estado
recargada en las mujeres de la familia. Estas visitan a otras mujeres: hijas, sobrinas,
tías, nietas, primas, así como a hijos, padres, parejas, sobrinos, tíos. Un ejemplo de
esto lo arrojaron los datos de visita de un mes en el año 2015 en la cárcel para
271
272
Sistema Carcelario y Penitenciario
Imagen 1
Fuente: Cascante (2019), con datos del CAI Vilma Curling Rivera.
273
57
Se hace referencia únicamente a la población adulta, puesto que los centros penales para personas jóvenes
tienen muchos espacios y no se llenan. Tomarlos en cuenta daría datos falsos sobre el hacinamiento carcelario
del mayor componente de la población penal.
274
Sistema Carcelario y Penitenciario
Para cerrar, conviene hacer notar el impacto del uso de medidas alternativas a la
prisión, no solo para la población de mujeres, sino para quienes están privados de
libertad en todo el país. Esta es una forma de aliviar el sistema penal, a la vez que
habría un impacto económico positivo al usar medidas alternativas como el trabajo
comunal y las tobilleras. Pero además hay que tomar en cuenta algunas nuevas
directrices como la reforma a los artículos 71 y 72 del Código Penal en el 2018
(Asamblea Legislativa, 2018), en los cuales se insta a tomar en cuenta las
condiciones de vulnerabilidad de las mujeres para la reducción de las penas, así
como el convenido de las Reglas de Bangkok del cual el país forma parte y con las
que se insta a evitar la prisión de las mujeres y según qué tipos de delitos hayan
cometido (ONU, 2011).
275
276
Sistema Carcelario y Penitenciario
el personal de la institución, que marca la primera pauta del poder de control y
aleccionador, vertical y desde donde estamos acostumbrados a conocer las
historias, muchas denigrantes y deshumanizantes. Pero también se dan aquellas
otras relaciones, producto del roce entre ellas mismas, de la convivencia en el
módulo, en el día a día de la cárcel, que pasa por sus vínculos, afectos y rechazos;
por demás no menos denigrantes. Ambas experiencias forman parte de llegar a la
cárcel. Estas relaciones que se dan en el espacio más contenido, limitado, de los
módulos de convivencia, son estrategias de sobrevivencia, en donde hay tanto
historias que ellas catalogan como malas, pero también historias que califican como
buenas; hay tanto historias de violencia, como de solidaridad. Ambas valen la pena
escucharlas.
277
Ellas reconocen las injusticias estructurales que puede llevar a prisión a personas
por su condición social. Es común escuchar: “esta mujer está aquí injustamente”,
“tiene una pena muy grande”, “como es posible que esté en la cárcel por haberse
robado una Coca-Cola”, sentencias que pueden relacionarse con los tribunales de
flagrancia como antes se explicó. Delitos sobrevalorados para una presión. Otra
mujer, Kattia, relata como una adolescente es sentenciada a dos años de prisión
por algo que ella cataloga como una inocentada, una travesura de adolescente:
Hay una muchacha ahí adentro, que ya salió en estos días, está en el Semi 58,
que estaba por una tropical (bebida embotellada), que se lo robó de un
supermercado, que lo abrió y se lo tomó. Esa es una injusticia, y la muchacha
ahí cuatro años, jovencita; cumpliendo 18 años la metieron en prisión. El
chino 59 la demandó, tienen un video ahí donde ella abre la tropical y se la
tomó” (Kattia, 2012).
Pero también hay delitos que no se perdonan entre ellas mismas y sobre los que
prefieren guardar silencio, hasta que alguna directamente involucrada cuente su
propia historia. Inés, una mujer de 42 años no levanta la mirada de su labor mientras
me ve haciendo fotos, es grande, gruesa y amable, extrañamente risueña a pesar
de su situación y capaz de contar algo de su historia. Cuando decide mostrarme
algo más que su artesanía me dice:
58
Así le dicen comúnmente a los Centros de Atención Semi Institucional (CASI).
59
Hace una relación entre sujeto y espacio. Muchos comercios locales están a cargo de personas de nacionalidad
china. El “Chino” es un supermercado a cargo de una persona de origen chino.
278
Sistema Carcelario y Penitenciario
una drogadicta. La chiquita se me muere de cuatro meses por pulmonía y me
acusan de que yo no la quise alimentar. Yo sé lo que es que me escupan la
cara, que me tiren mierda, que me golpeen mientras estoy dormida. Yo he
pasado encerrada en máxima porque me han querido matar” (Inés, 2019).
Aquello que denominamos infanticidio es castigado por ellas mismas como una
aberración, pues social y culturalmente es la ruptura de la lógica de la vida a la cual
están unidas las mujeres simbólicamente. Ante esto, la reacción de otras mujeres
es violenta y de desprecio, y dependiendo de la gravedad de los hechos podrían
pasar permanentemente protegidas en la cárcel. El director de un centro penal para
hombres había mencionado: “-nosotros tenemos celdas para casos especiales, hay
privados que nunca son aceptados en los módulos, ahí tenemos desde políticos
hasta violadores de niños” (OP, 2018) 60.
Las mujeres mismas pueden no perdonarse el violentar la vida que ellas mismas
podrían dar, como si la maternidad, el apego y el amor, y el mismo cuido, estuvieran
programados por la naturaleza. Lo que ellas piensan, y hacen, pertenece a la misma
lógica social y cultural que naturaliza el afecto 61. Estas mujeres la lógica
sociocultural, y la que les permite el control penal, para auto regularse como mujeres
y sus comportamientos. Si bien el infanticidio acometido por mujeres es una falta
cultural, el juzgamiento podría ser más duro en comparación con los hombres
juzgados por este o bien, juzgados por homicidios, pero sobre esto falta por
investigar.
Por otro lado, las mujeres que cometen delitos diferentes, como aquellos
relacionados con necesidades económicas, construyen otredad al interno del centro
penal y respecto a aquellas que, en su imaginario, sí se consideran “delincuentes”.
Son delitos que ellas catalogan como menos malos, pues identifican una necesidad
explícita para cometerlo: el sustento cotidiano de hijos, hijas, familiares o personas
dependientes. Estas son las historias más comunes sobre los delitos en los centros
60
Las referencias OP se refieren en el trabajo de campo como Observación Participante.
61
Sobre el teme de infanticidio cometido por mujeres se recomienda revisar el libro: Hidalgo, Roxana; Chacón,
Laura (2001) Cuando la feminidad se trastoca en el espejo de la maternidad. Instituto de Investigaciones
Sociales. Editorial de la Universidad de Costa Rica, San José.
279
Yo voy a hablar por nosotras las mujeres que hemos introducido droga al
penal, que no somos personas delictivas de que vamos a ir a robar y a matar
y todo eso (Eloisa, 2012) 62.
La manera en que estas mujeres que están en la cárcel catalogan los delitos,
pertenece al mismo marco de referencia sobre el valor a los mismos, que le da el
resto de la sociedad, en el cual matar es el de rango mayor. Junto a ello, la
justificación de anteceder el bienestar familiar a su acto, lo convierte en un
atenuante para calificarse a sí mismas como “menos malas”, y para crear una
otredad con aquellas que cometen delitos diferentes: “Matar no se justifica” dice
alguna. Es probable que esta sea la razón por la cual ellas anteponen el
cumplimiento de su deber de cuido de la familia como detonante de la venta de
pequeñas cantidades de droga.
62
Todos los nombres utilizados en esta investigación son ficticios.
63
De esto no se puede negar que existen consecuencias directas vinculadas a altos índices de violencia por el
tráfico. Acá se está hablando de intercambio directo entre dinero y mercancía y lo referido a la normativo como
el “daño a la salud pública”.
280
Sistema Carcelario y Penitenciario
Las personas que no somos adictas, traficamos por superarnos, tal vez
no por superarnos nosotros, por querer superar los hijos de uno. Y es
un error realmente que cometemos, porque llegamos a este lugar y se
acaba, todo lo que les pudimos dar se acaba” Andreina (ICD, 2009:64).
Este espacio es ruidoso y no privado; está saturado a la vista, pesado por el olor
corporal de todas las mujeres que residen ahí; saturado de cientos de voces,
desconocidas al inicio, familiares al final, aunque luego ni se escuchen. Pero
también está saturado de sus miedos y necesidades, de sus defensivas y de sus
reclamos, tanto a la sociedad, a la institución como entre ellas mismas. La cárcel
las obliga a aprender una nueva forma de relacionarse, una nueva forma de hablar,
64
Canazo es una expresión común entre las personas privadas de libertad para referirse al estar en prisión. Es
probable que se refiera al paso del tiempo y las canas que puedan salir en ese proceso. Canear, echar canas.
281
Imagen 2
Una habitación en el centro penal
Este proceso de acomodo fue largo para algunas, para otras nunca nada se
acomodó. Aun así, tratan de hacer, con lo poco que poseen y que debe caber en un
espacio no mayor a dos metros cuadrados, algo que llamen “su nuevo espacio para
65
En la imagen 2 se muestra una habitación de un pequeño recinto penal para mujeres en Liberia. Esta foto y
las siguientes, son parte del material tomado en el contexto de un proyecto a mi cargo en la Universidad de
Costa Rica: EC440: Del tráfico de drogas y sus experiencias.
282
Sistema Carcelario y Penitenciario
vivir”. Es la idea de hacer una especie de “hogar” y “confortabilidad” en
circunstancias que nunca se espera llegar a tener; en su imaginario personal la
cárcel nunca estuvo en el futuro. Entre dejarse caer y crear una nueva estrategia
para sobrevivir, optan por esto último: sobrevivir. Cecilia arma su espacio, lo limpia,
ordena y trata de crear privacidad.
Otras dos mujeres, Amalia y Eloisa, llegan a cárcel siendo adultas, con hijos e hijas
grandes a quienes les dieron educación. Ambas eran amas de casa, de familias
relativamente estables; se involucran con la introducción de drogas a un centro
penal de forma circunstancial, porque se lo ofrecieron; se ven seducidas por
sutilezas económicas, no lujos, sino por complacer a nietos e hijas embarazadas,
en suplir necesidades construidas: zapatillas, teléfonos y demás. Cuando llegan a
lo que en ese momento era el Buen Pastor, lo viven mal, porque su mundo de
referencia choca con el de la media de las mujeres que están ahí y a quienes
superan en al menos 25 años. Tienen pocas cosas en común y dicen:
283
El ruido es sólo una parte, el trato y las negociaciones cotidianas la principal tarea.
Tradicionalmente se piensa que la gente que está en la cárcel es dura,
malencarada, agresiva. Es una idea construida para la delincuencia y para las
personas, unificando el estereotipo con el sujeto. Si bien esta es una descripción
clasista, muy al estilo de Lombroso (1890 [1876]), 2004 [1895]), que resaltó los
estereotipos sexuales y sociales sobre las mujeres delincuentes, hay algo para
discutir: la cárcel les demanda aprender a estar ahí y esos aprendizajes conforman
comportamientos o actitudes de defensa y sobrevivencia.
Norma, una mujer que en su momento tenía 54 años, delgada, risueña, y con un
par de pequeños tatuajes en las manos, relata que en el centro penal encontró gente
que conocía desde antes y que se sorprendió de eso, todas entraron por tráfico de
drogas. Por la misma razón de conocerlas se llevaba bien con ellas, hasta que, en
algún momento, una de estas conocidas le robó el armario en el cual guardaba sus
pertenencias. Había estado trabajando muy duro para guardar dinero pues uno de
sus hijos cumplía años y quería que se lo celebraran. Esta mujer, que a sí misma
se califica de educada, dice, “aquí me hice una ratita” 66:
66
Decirse “ratita” hace referencia a convertirse en alguien indesable y mala. Forma parte de la fauna callejera
y miserable. Se usa mucho para denominar a los consumidores dependientes del crack, que se convierten en
personas que hurgan la basura en busca de comida o en busca de residuos de droga para consumir (Palma, 2018
p. 260)
285
Hay mujeres que relatan ataques con punzones, navajillas o saldo de cuentas, y
aquí se puede recurrir a una idea más, clasista por demás, sobre quienes llegan a
los centros penales y la sociabilidad que se impone en la cárcel. Algunas de las
mujeres que cometen delitos han tenido una socialización de sobrevivencia en la
calle, han crecido y vivido en la calle, por abandono familiar e institucional. La calle
se ha construido como un espacio lleno de peligros y desprotección, en
contraposición al espacio de resguardo del hogar. Una persona que vive en la calle,
que trabaja en la calle, de día o de noche, debe aprender a vivir ahí, a la intemperie.
Algunas mujeres que llegan a la cárcel provienen de la calle, son personas que
nadie nunca ha cuidado y es probable que también hayan tenido miedo a que las
cuiden, por desconfianza, porque no conocen otra forma de estar; pueden haber
recurrido a recursos de violencia para sobrevivir. Cuando alguna se vincula a actos
delictivos: robos comunes, por ejemplo, llegan a la cárcel, y su sociabilidad podría
estar pautada por el enfrentamiento, la amenaza, la discusión. Son formas de seguir
sobreviviendo. Y, se imponen en la cárcel.
“Yo siento que las mujeres que viven así en la cárcel vienen de sobrevivir en
la calle. Yo me acuerdo que la primera vez que yo llegué, estuve una semana
en indiciadas, yo estuve en el palomar y había una mae que desde que me
vio, ella fue agarrándola conmigo. Ella me decía: esta hijueputa cucaracha
de qué juega; y una de ellas le dijo: -Usted está picada porque la güila no
286
Sistema Carcelario y Penitenciario
viene mal, ella no viene como usted de dormir en cartones en San José, ella
no viene arratada, ella no es de la calle, eso es lo que a usted la muerde.
“La Ley del Silencio. Aquí podemos ver quién vende, quién no vende, todo lo
vemos, todo lo sabemos, pero no podemos hablar, porque Dios guarde, lo
leñatean todo a uno allá adentro entre todo el penal. Tienen que mandarlo a
uno allá adentro protegido, a embocharlo. Nadie debe hablar. Aquí es: ver,
oír y callar. Son muy pocas las veces en las que yo me relaciono con las
demás personas aquí adentro; así no tengo problemas” Andreina (icd: 2009
p. 67).
Este silencio evita problemas a toda costa pues las alianzas, y también las
venganzas por robos de droga o advertencias para que otras dejen de vender, están
a la orden del día. En una ocasión me tocó presenciar a una mujer completamente
quemada, otras le habían echado agua caliente por “encargo” de una líder de droga.
Esta fue la versión que ofreció una de las policías penitenciarias que se encargó de
acompañarme a los módulos, sin haberme atrevido a triangular la escena en otro
momento, no por miedo, sino porque hasta la fecha me cuesta salir del asombro. La
287
En otro momento he planteado (Palma, 2018), que este silencio es una estrategia
de sobrevivencia y no complicidad, es parte de los mismos mecanismos que usan
las mujeres, y sin duda hombres, aunque tome otra forma, para sobrevivir al interno
del centro penal. Este tráfico de drogas se convierte es una extensión de la
narcoeconomía, que usa las mismas estrategias de poder y represión solo que en
un espacio más reducido, y por lo tanto más oprimido, como lo es la cárcel. En la
cárcel prácticamente todas se conocen.
288
Sistema Carcelario y Penitenciario
Las razones mencionadas del por qué consumen son para liberación de estrés,
tristeza o frustración, es decir, una forma de salirse de la dinámica carcelaria en las
que mencionan: “escapar de problemas” un 56%, “problemas familiares” un 47%,
“calmar nervios y poder dormir” un 34 y 35% cada uno y de manera interesante un
51% resalta que lo hacen por “no tener nada más que hacer”o “para sentirse bien”
un 55%, y “porque le gusta” un 69% (Murillo, García y Rodríguez, 2014: 29). Si bien
el encarcelamiento ya de por sí propicia situaciones de tensión y roces, en un 62%
considera que la violencia acaecida al interno del recinto se relaciona “en mucho” y
“excesivamente” con el consumo de drogas. Y esta violencia tiene una alta gama
de manifestarse, tanto por la intención de consumo de quienes lo hacen de forma
dependiente, es decir, por el síndrome de abstinencia, tal y como lo versa el mismo
informe, así como por la dinámica del tráfico interno.
Además de las mencionadas, existe otra división entre las mujeres según el módulo
al que son asignadas y que se relaciona con el tipo de delito que cometen o según
las condiciones en las que entran a la cárcel. Es decir, tradicionalmente se ha hecho
una clasificación por los tipos de personas y personalidades al ubicarlas en
diferentes módulos, sin embargo, este es un tema a explorar con mayor
profundidad, puesto que las condiciones de hacinamiento actual, aunque sea
“menor” y la movilidad constante de personas, hace más difícil el mantener una
uniformidad en los ámbitos por los comportamientos de sus sujetas. Alejandra, que
se cataloga como una persona muy tranquila, habla sobre cómo fue su primera
experiencia al llegar la cárcel:
Igual depende del módulo que te toque llegar. En aquel momento el módulo
cuatro era como zona roja, donde había demasiada droga, en cambio
289
Todos estos elementos sobre violencia no se presentan como una forma juzgar las
relaciones de las mujeres, sino más bien como una manera de mostrar las
dinámicas carcelarias que son una extensión de las dinámicas sociales. La
diferencia, como ya se mencionó, es que cuando ocurre al interno de un centro
penal existe el asombro de que además de purgar con el encierro, tengan que
también hacerlo con las relaciones que se entablan. Este es un tema que, si bien
acá está mencionado, aún falta por profundizarlo, ahora sí, en esa relación de poder
con la institución.
290
Sistema Carcelario y Penitenciario
una diversidad de voces; incluso aquellas mujeres que hablan de sus malas
experiencias también han podido hablar de lo bueno que encontraron en la cárcel.
Es una paradoja hablar de algo bueno sobre la cárcel, pero hay quienes dicen: “fue
mejor llegar a la cárcel, porque sino ahora estaría muerta”. La discusión de sí el
sistema penal, aunque progresivo en nuestros países, sea la institución para
“reformar” conductas “delictivas”, crear arrepentimiento, y mejorar a las personas no
es el fin de este apartado, sino otro cometido a saber: leer lo que estas personas
tratan de decir cuando dicen que no todo estuvo mal.
Para algunas de estas mujeres llegar a la cárcel fue una oportunidad; ya no sólo
han aprendido a estar ahí, sino que lograron ubicar lo poco bueno de la cárcel como
un beneficio a su favor en el proceso de encierro. Estudiar, trabajar, tener
actividades extra implica para muchas un uso del tiempo que las “desintoxica” y a
la vez las resignifica, Es una manera para releer sus propias estrategias de
sobrevivencia, que iniciaron antes de llegar a la cárcel.
291
Una de estas empresas contrata a las mujeres para ensamblar productos de papel,
arman cajas, folders, bolsas, organizan paquetes con separadores de hojas. Para
algunas llegar a este trabajo tiene un gran valor, pues es el mejor pagado en el
centro penal, 562 colones por hora, poco menos de un dólar (OP, 2019). Este
programa existe desde hace algunos años y Cecilia cuenta:
El otro taller (trabajo) donde se metían esos folder grandes, ahí se trabajaba
mucho pero se ganaba bien, ahí le piden cursos y estudios de todo, porque
es una empresa grande. Hacíamos ganchos, los papeles de los ganchos. En
una caja de 800 usted se ganaba 3100 colones; es duro pero sí se veía la
platita honrada y duraba bastante. Al menos yo como supervisora la primera
vez me gane como 10 mil (colones), Otro quincena casi 40 mil y no puedo
quejarme (Cecilia, 2011).
292
Sistema Carcelario y Penitenciario
Nosotras siempre hemos cocido acá en el centro. Hacemos cosas para
nosotras, o para otras privadas o encargos de afuera. Ahora tenemos este
contrato. Esta va a ser la primera quincena que nos paguen, vamos a ver
cuánto. Cada bolsa la van a pagar a 1000 colones y llevamos 200 (OP, 2019).
Si bien, estos son trabajos importantes tienen sus ventajas y desventajas. Por una
parte, es una forma de generar más recursos económicos que cualquiera de las
otras actividades, además del alejamiento de la dinámica cotidiana que ocurre en
los módulos: “es una forma de salir y distraernos, no estamos todo el día metidas
allá abajo”. Sin embargo, ellas reclaman las desventajas que tienen con respecto a
cualquier otra persona que trabaja para una empresa como esta. Primero no reciben
una paga proporcional que ascienda a un salario mínimo, tampoco tienen
prestaciones sociales, no reciben aguinaldo ni vacaciones. Un convenio
desproporcional como este solo puede justificarse bajo en el criterio de que la
privación de libertad anula la ciudadanía más allá de la movilidad. Estas mujeres a
293
Otra estrategia para sobrellevar el paso por el centro penal tiene que ver con otras
pocas actividades que se decantan ahí. Existe un grupo folclórico, de bailes
tradicionales, otras que han participado en teatro, en pintura, murales y grupos
religiosos que para muchas se convierte en un sostén desde la fe.
294
Sistema Carcelario y Penitenciario
Luisa, que es hija de madre migrante, no tuvo la oportunidad de ir a la escuela
cuando llega de 12 años al país, tampoco la tuyo en su lugar de origen. Con su
madre se dedicaba al reciclaje, a vender comida en las playas y a vender ropa.
Cuando se vincula al delito de venta de pequeñas cantidades de drogas es porque
de ella dependían su pareja que había quedado inválido tras un accidente y sus
hijos. Es en el centro penal donde aprende a leer y a escribir. Mientras muestra sus
cuadernos cuidados, llenos de tareas, sumas, restas y letras de caligrafía, trata de
leer, con pausa, y deletrea algún par de oraciones para que la escuchemos, para
escucharse ella misma y dice:
Diay, yo estoy en segundo ya. Dice ella (la maestra), que tengo que salir
adelante sola. Hay que salir adelante y aprender a leer que es lo que más
deseo, para que nadie me engañe y poder leer un papel y saberlo leer bien,
y saber lo que uno va a firmar, porque también para eso es importante
aprender a leer” (Luisa, 2018).
Ella descuenta su pena en el módulo de Casa Cuna, en ese momento su niña tenía
un 1 año y medio y trata de mostrarnos sus esfuerzos a través del trabajo y el
estudio. Cuando la visitábamos para conversar, con el fin de hacer un documental
sobre estas situaciones de vida, siempre estaba haciendo algo, como parte de las
responsabilidades en un ámbito donde convive con otras mujeres, sus hijos e hijas.
Ahí tampoco es fácil la prisión, la tensión sobre la crianza podría agudizar la
convivencia. Pero pueden estar un poco más cómodas que el resto de las privadas,
pues tienen una habitación individual para cada una, un salón central donde los
niños y las niñas pueden permanecer y un patio trasero con algunos juegos
recreativos. A ella la pasan a Casa Cuna cuando cumple 7 meses de embarazo,
ingresa a la cárcel con 2 de gestación.
“Yo aquí, trabajo y estudio a la misma vez. Yo soy la que saco las bandejas
(de comida) y las lavo, la que voto el desperdicio de la comida que sobra y
saco todo para afuera, y estudio. Hago muchas cosas aquí: la limpieza del
módulo, que hay que tener limpio y todo eso. Descuento con muchas cosas:
295
En este balance personal, de lo bueno y lo malo, Lina, una mujer morena y de ojos
verdes, de pelo crespo y cobrizo rubio, dice que su paso por la cárcel implicó
desgracias, pero lo aprovechó:
[…] Estuvo lleno de desgracias, pero en parte sí porque estudié el tiempo que
pude, hice ese curso de misceláneo y aproveché el tiempo también. Pero el
mejor tiempo que uno puede aprovechar es la libertad y eso no lo tenía, para
mí eso es lo más valioso y no la tenía. Sí, por lo menos no me quejo porque
aproveché el tiempo con ese curso, aproveché y aprendí a valorar mi vida
también, una persona ya me puede agarrar y ya no voy a volver a hacer lo
mismo, ya no va a ser igual” (Lina, 2011).
296
Sistema Carcelario y Penitenciario
d. El alejamiento de la familia. Su mayor suplicio.
De todas las mujeres que he escuchado a lo largo de diez años de estar vinculada
a temas de cárcel, el alejamiento de su familia es la parte más dolorosa de su
condena. Ellas lo viven como una extensión del suplicio. Muchas llegan a la cárcel
por situaciones económicas que les implicó relacionarse con un delito para
mantener sus familias a flote, y esa misma familia se convierte en su propio flotador
cuando están en el encierro. Todas tienen relaciones diferentes con sus afectos,
pero son principalmente otras mujeres las que sostienen a sus hijas, hijos, primas,
padres. Las que sufren afuera son otras mujeres también, que se hacen cargo de la
sobrevivencia física y emocional de quienes siguen afuera y ahora de quienes están
adentro. Más que un valor o sobre valor de género sobre el afecto, esto habla de la
desproporcional carga que tienen las mujeres en nuestras sociedades.
A su vez, las mujeres que descuentan una pena cargan con la moral social de haber
cometido un delito, porque “no se espera que las mujeres cometan delitos”. Este
peso social se traslada a la familia a través de la vergüenza, del sentimiento de
traición. Para Emilia, llegar a la cárcel implicó asumir la culpa por una falta borrando
todas las cosas buenas que por su familia pudo hacer:
297
Para Cecilia, la vergüenza de llegar a un centro penal no fue solo al inicio, sino
siempre. Si bien es cierto pudo sobrellevar enfrentarse a la lejanía de sus hijos y
que estos supieran que estaba en la cárcel, nunca pudo hacerle frente a su realidad
delante de su padre. Él nunca se dio cuenta que estuvo en un centro penal. Ella
quería evitarle un dolor, pero también quería evitar la vergüenza que le comportaba
aceptar delante de su figura paterna haber cometido un delito. La cárcel es
concebida como un lugar de destierro, y así lo es.
Y parte de este destierro físico, es también simbólico. Por ejemplo, aunque Lina,
una mujer que llevaba droga a la cárcel por amenaza de una banda de su localidad,
tuvo el apoyo de sus hijos, recibía visitas y se sentía acompañada, pero no recibió
una visita de su padre hasta que le pudo explicar el contexto de su delito.
Pero después cuando él se dio cuenta lo que pasó ya empezó a irme a ver y
me dijo que por qué no le había dicho. "-No papi, yo por qué voy a poner la
vida suya en peligro, entre menos supiera menos iba a salir perjudicado"
(Lina, 2011).
298
Sistema Carcelario y Penitenciario
Esta idea del rechazo paterno, sucede con algunas otras figuras masculinas en sus
familias, invita a explorar en profundidad esta idea del sostén y también de la
comprensión de otras mujeres delante de actos ilegítimos e ilegales, al fin y al cabo,
tal y como dice Dolores Juliano (2009) son las mujeres las que han tenido licencia
para cometer actos fuera de la ley para proteger a su estirpe.
Carla, entró al centro penal sin que su madre supiera. La habían alejado de ella
siendo una niña y siempre le dijeron que fue abandonada y llegó a vivir con la familia
de su padre. De adolescente escapa, literalmente, de vejaciones y humillaciones y
sin darse cuenta se involucra en una relación de pareja con un hombre bastante
mayor que ella y que vendía droga. Entre consumo y venta llega a la cárcel. Tal vez
habían pasado 20 años, y un día, estando en prisión, recibe la visita de su madre.
Dice que cuando la vio esta dijo: -Ella, ella es mi hija-. Antes nadie la visita ni velaba
por ella, su reencuentro fue su salvación, la única esperanza para salir adelante.
Carla escribe en el encierro para mantenerse viva:
“Yo no sabía lo que hacía mi mamá, pero estaba ahí a mi lado, llevándome
mis cosas y apoyándome. Ya me veía diferente (consumía en la cárcel), me
di cuenta que ese sí era un mundo real, de que era un ser humano
maravilloso, y que yo tenía derecho a ser feliz. A pesar de este lugar en el
que estoy, ha habido fallas y recaídas, pero es más fuerte mi deseo de
cambiar. Mi mamá se convirtió en mi inspiración, el motivo que tenía para
dejar todo el sufrimiento atrás” (Carla, 2017).
299
Tal vez no haya nadie quién lo espere afuera, porque yo vi muchas mujeres
en el Buen Pastor que lloraban porque se iban; pero no porque se iban, sino
porque se tenían que ir. Hubo una que se espero hasta las 12 de la noche y
no se quería ir, porque decía que no tenía donde ir a vivir, donde ir a comer,
no tenía. ¿Qué iba a hacer ella a la calle? Hay personas que definitivamente
están mejor ahí (Julia, 2011).
300
Sistema Carcelario y Penitenciario
De cualquier manera, lo que se pueda apuntar sobre la vivencia de estas mujeres
en el centro penal siempre será escaso. Lo que es importante de rescatar es que
ellas existen, aunque no las veamos, aunque no sepamos sus nombres o hayan
dejado de figurar en el imaginario cotidiano. Y trabajar sobre el delito y sobre la
privación de libertad es una responsabilidad que no pasa por los datos, sino por el
compromiso de respetar lo que ellas depositan en uno, al confiar sus historias tratar
de imaginar que algunas personas las pueden ayudar, que alguien puede hacer algo
para que otras no lleguen ahí. El Estado y la institución a cargo de la privación de
libertad tiene una deuda aún no saldada con las mujeres. Si bien la cárcel no va a
revertir sus historias de exclusión, sí debería propiciar alguna de inclusión en el
futuro, empezando por pensar en un encierro, que, aunque encierro, sea digno y
respetuoso de su propia condición de mujeres y apegado al respecto de los
derechos humanos.
Referencias
301
Cascante, Luis Fernando (29 de mayo del 2018) Ministra de Justicia no acata
medidas correctivas de jueces. Semanaria Universdad. S.p.
ICPR (2017) World Female Imprisonment List. Fourth edition. World Prison Brief,
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y el consumo de droga en mujeres sentenciadas en el Centro Penal Buen
Pastor. San José, Costa Rica: Intituto Costarricense sobre Drogas (ICD).
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Sánchez, Héctor (2010). Las reformas al código penal y sus consecuencias en las
prisones: El caso Costa Rica. En Juan Posada Segura, III Simposio
Internacional Penitenciario y de Derechos Humanos III Simposio Internacional
Penitenciario y de Derechos Humanos (págs. 235-254). Medellín: Universidad
de San Buenaventura.
304
Sistema Carcelario y Penitenciario
305
Resumen
*
Artículo resultado de investigación en el Departamento de Ciencias Sociales, de la Universidad de Sonora,
Unidad Regional Sur-México y el “Grupo de Investigación Red Internacional de Política Criminal Sistémica
Extrema Ratio UNAL clasificado y reconocido en MINCIENCIAS 2018 en A1.
**
Doctora en Derecho por la Universidad de Sonora, Profesora e Investigadora del Departamento de Ciencias
Sociales, de la Universidad de Sonora, Unidad Regional Sur; Líder del Cuerpo Académico Dogmática Jurídica
y Proceso Educativo. Tendencias Actuales. Dirigir comunicaciones a: rosario.molina@unison.mx
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Sistema Carcelario y Penitenciario
perspectiva de género; cuya propuesta se acoge en un enfoque metodológico
de tipo documental y descriptivo.
Abstract
In Mexico, the triad of reforms in criminal justice and the public security system
(2008), constitutional reforms and additions in human rights and their
guarantees (2011), which concludes with the entry into force of the national law
on the execution of penalties (2016) have constituted the cascade of normative,
jurisprudential and institutional redesign adjustments in order to apprehend the
guaranteeing, democratizing and respecting principles of human dignity for
people in prison. One of these lines intersects from the increase and
diversification of female criminality, which in the criminal execution stage has
revealed broad challenges for the Mexican State, in light of conventionality,
efforts are not only to achieve reintegration social, based on work and education;
but to materialize the principles of the last ratio of criminal law and pro-person of
the constitutional regime, in the reason that most favors their legal situation. In
the transversality of gender equality, it also puts into the debates the condition
in which the female group that has been prosecuted for their probable
participation in the wrongful act or that constitutes a sentence, the challenge is
not the redoubt of normative visibility. In this state of affairs, the present
contribution aims to analyze the evolution in the Mexican regulatory system, in
prison matters, from an approach with a gender perspective; whose proposal is
based on a methodological approach of a documentary and descriptive type.
1. Introducción
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Sistema Carcelario y Penitenciario
negra y la sanción al delito, como tampoco lo es la obtención de la reparación del
daño para la víctima u ofendido.
Llama la atención que este incremento delictivo ha llevado en correlato un
aumento de la participación de la mujer en los ilícitos, siguiendo la misma suerte de
la diversificación y en la violencia del acto criminal; atribuible tanto su evolución de
la conducta delictiva como su crecimiento se encuentra en constante movilidad y;
no obstante el aumento sigue sin crearse una política que ayude a la disminución
de las mismas (Purata Guillén, 2019).
La delincuencia femenina ha transitado de los propios estereotipos de género
que las vinculaban a delitos como aborto, prostitución y homicidios de los llamados
pasionales; a intervenir dentro de las estructuras de las delincuencia organizada en
delitos de tráfico de drogas, trasporte que efectúa utilizando al cuerpo mismo como
móvil, se advierte que la participación femenina han modificado la actuación
delictiva obteniendo indicadores, que aun cuando no se equiparan a las tasas de la
delincuencia masculina, si aparecen en acciones delictivas como homicidas, incluso
con las agravantes de brutal ferocidad y seriales, trata de personas -donde operan
como enganche-, secuestro y, en las estructuras de liderazgo de las organizaciones
delictivas.
2. Criminología y delincuencia femenina
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Sistema Carcelario y Penitenciario
(Bourdieu, 2000); son factores que aparecen en la participación de la mujer en el
delito, sea como víctima o victimaria. La existencia una resignificación de las
relaciones interpersonales que han implicado cambios en los papeles tradicionales
de madre y de ama de casa, redistribución de las tareas intrafamiliares –de crianza
y de cuidado-, así como otros factores psicosociales de las mujeres, como la
socialización diferencial, los estereotipos sexuales y los roles de género (Salazar &
Cabral, 2012) .
En relación a la tipología delictiva, la literatura y las investigaciones
criminológicas, refirieron la variabilidad de los delitos femeninos observada a través
del tiempo, pero sus cambios se limitan principalmente a delitos de menor gravedad
o a pequeñas formas de delincuencia y son ocasionados por cambios estructurales
que influyen en los roles sociales de género; tales como en el cambio en la
marginalidad económica de las mujeres y la expansión de las oportunidades de tipos
delictivos (Sánchez, 2004). Sin embargo, las incidencias actualmente revelan un
incremento de la delincuencia femenina, vinculada a estructuras de delincuencia
organizada, especialmente en delitos contra la salud, narcomenudeo, tráfico y
consumo, aunque es posible advertir incidencias cuantitativas en la comisión de
delitos como el robo, secuestro y homicidio.
En el caso del involucramiento en las estructuras de la delincuencia
organizada, ésta se caracteriza por responder igualmente a reproducción de roles y
estereotipos de género y su posicionamiento en las estructuras deriva de su
cercanía al liderazgo del compañero varón, así corroborado por la investigadora
Corina Giacomello (2010), quien expresa que: Aunque las mujeres lleguen a ocupar
papeles de liderazgo, su inserción en la cúpula de la organización no es concedida
apriorísticamente, o sobre las bases de sus méritos, sino dependiendo de la relación
con el varón. Independientemente del papel que desempeñe la mujer dentro de una
organización, éste se verá determinado por creencias y roles de género tradicional.
Describiendo lo que dice la misma investigadora a la mujer en la estructura del
tráfico de drogas como “métodos de ocultamiento”, esto es en el vulgar concepto de
burreras para el traslado de los estupefacientes.
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México junto con Panamá y Uruguay, fueron de los últimos países donde se
concretó la reforma y tránsito a la justicia penal de corte adversarial y oral (Langer,
2015)-, implementación que concluyó, en todas las etapas en la república mexicana,
el 18 de junio de 2016; en la reforma penal descansa en los aportes teóricos y
epistémicos de los paradigmas: neoconstitucionalismo, garantismo penal, derecho
penal del enemigo y de política criminal. En lo que toca al sistema penitenciario, se
estableció un cambio de readaptación social a reinserción social.
Desde el bloque legislativo interno, el marco constitucional, específicamente
artículos 1 y 4, así como el bloque de legalidad destacan como esfuerzos para
aminorar las brechas entre los géneros, cuerpos legales como: Ley General de
Igualdad entre Mujeres y Hombres, Ley General de Acceso de las Mujeres a una
Vida Libre de Violencia y su Reglamento; Ley general para prevenir, sancionar y
erradicar los delitos en materia de trata de personas y para la protección y asistencia
a las Víctimas de estos delitos; Ley para la protección de los derechos de las niñas,
niños y adolescentes; Ley general de víctimas, entre otros. Los objetivos de tales
normativas son abonar a crear condiciones de un ejercicio pleno de los derechos
humanos sin discriminación de género.
Correlativamente, en materia del sistema penitenciario, la reforma del 10 de
junio 2011 al cuerpo constitucional, estableció que aquél se organizará sobre la
base del respeto a los derechos humanos, del trabajo, la capacitación para el
mismo, la educación, la salud y el deporte como medios para lograr la reinserción
del sentenciado a la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir, observando los
beneficios que para él prevé la ley. Las mujeres compurgarán sus penas en lugares
separados de los destinados a los hombres para tal efecto. (Congreso Constituyente
de 1917, 2020 (última reforma)).
Junto a la estrategia normativa, los esfuerzos tienden a la instrumentación de
medidas transversales: institucionales, presupuestarias y de políticas públicas
implicadas a la construcción de espacios de ejercicio igualitario; seguros de que la
igualdad no se alcanza por el mero discurso, sino que implica una igualdad de trato,
de acceso y resultados.
313
314
Sistema Carcelario y Penitenciario
en pro de la igualdad de los géneros, la identidad genérica, la igualdad y la dignidad
humana; reconociéndose además que las resoluciones de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, modifican su carácter de ser meramente orientadores a la
modalidad vinculatoria; esto reforzado al concepto del control convencional, ha
equiparado los tratados internacionales, cuyo contenido definen y protegen los
derechos humanos, al máximo estatus jerárquico que la Carta Magna nacional.
Los esfuerzos compiladores de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
permiten la consulta en el banco de 210 tratados, desde los generales; Declaración
Universal de Derechos Humanos; Convención Americana sobre Derechos
Humanos; Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; así como las
convenciones y protocolos internacionales, de los cuales trece de ellos vinculan a
la tópica del derechos humanos de las mujeres (SCJN, Tratados internacionales de
los que el Estado Mexicano es parte en los que se reconocen derechos humanos,
2020), adicionalmente aquellos relacionados a las personas en reclusión.
Previamente, las reformas y adiciones promulgadas en 2008 representan un
parteaguas para el paradigma de la justicia penal y la seguridad pública en México;
pues se inicia el tránsito hacia la implementación del sistema penal acusatorio y la
operatividad de la justicia restaurativa, que delinea los juicio orales, aparejadamente
eleva a rango constitucional elementos de seguridad jurídica sustanciales, el
principio de inocencia, la imparcialidad, oralidad y publicidad de la justicia penal, la
instrumentación de salidas alternas, y aspectos sustantivos en materia de la
ejecución de penas, la organización triada de la función judicial; de control, de juicio
oral y de ejecución; precisamente en este aspecto es que se insertaron las reformas
en materia del sistema penitenciario, el cual en lo sucesivo procurara la reinserción
social, dando por concluido, normativamente, el modelo de readaptación social. La
reinserción social responde a un principio de normalización social, donde la
reclusión en prisión debe concebirse como un lugar que no atente contra la dignidad
humana, dando relevancia a los derechos humanos (Ordaz Hernández, 2010)
315
316
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Fuente: Concentrado de tratados internacionales temáticos SCJN México,
(Elaboración propia)
317
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las mujeres (madres, hermanas o hijas de los internos) que –informalmente–
mantienen los penales de nuestro país y asumen los costos de mantener a la
población masculina que se encuentra en reclusión (Pérez Correa, 2014).
319
67
Literalmente, el artículo 19 constitucional Segundo párrafo señala que el Ministerio Público sólo podrá
solicitar al juez la prisión preventiva cuando otras medidas cautelares no sean suficientes para garantizar la
comparecencia del imputado en el juicio, el desarrollo de la investigación, la protección de la víctima, de los
testigos o de la comunidad, así como cuando el imputado esté siendo procesado o haya sido sentenciado
previamente por la comisión de un delito doloso.
320
Sistema Carcelario y Penitenciario
México (2019), Artículo 19 Constitución Política
2008 2019
(Se agregaron al catálogo demás de los
anteriores)
Delincuencia organizada Abuso o violencia sexual contra
Homicidio doloso menores,
Violación Feminicidio,
Secuestro Robo de casa habitación,
Trata de personas Uso de programas sociales con fines
Delitos cometidos con electorales,
armas de fuego y Corrupción tratándose de los delitos
explosivos de enriquecimiento ilícito y ejercicio
abusivo de funciones,
Robo al transporte de carga en
cualquiera de sus modalidades,
Delitos en materia de hidrocarburos,
petrolíferos o petroquímicos,
Delitos en materia de desaparición
forzada de personas y desaparición
cometida por particulares,
Delitos en materia de armas de fuego
y explosivos de uso exclusivo
Delitos graves que determine la ley en
contra de la seguridad de la nación, el
libre desarrollo de la personalidad, y
de la salud.
Fuente: Constitución Política de los Estados Unidos mexicanos. (Elaboración propia)
321
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Sistema Carcelario y Penitenciario
obligación de garantizarlos como se vincula a las otras obligaciones del Estado para
prevenir, investigar, sancionar y reparar toda violación de los derechos
fundamentales.
Estipulando además que las normas relativas a los derechos humanos se
interpretaran de conformidad con esta Constitución y con los tratados
internacionales de la materia favoreciendo en toco tiempo a las personas la
protección más amplia. Integrando el concepto de interpretación conforme, el
control difuso de la convencionalidad, y el principio pro persona, debiendo aplicar la
autoridad a ley que genere la mayor favorabilidad a la persona, a partir de discernir
sobre las condiciones de vulnerabilidad, y la presencia de algunas de las categorías
sospechosas que el mismo precepto contiene y que puntualiza como: origen étnico
o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las
condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado
civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular
o menoscabar los derechos y libertades de las personas. Las referidas categorías,
obligan al juzgador y la autoridad de intervenir pro debilis, al considerarse un foco
rojo de discriminación, consecuentemente, la condición de género, sea que la mujer
se identifique como sujeto pasivo o activo del delito, obliga a realizar el escrutinio
estricto a fin de identificar y desentrañar los patrones culturales que pudieran estar
presentes en el caso sometido a su conocimiento y resolución, en cualquier
momento procesal, garantice así el acceso a la justicia, obligación ineludible para el
juzgador de ejecución, que siendo el obligado a la salvaguarda y protección de los
derechos humanos de las personas en condición de internamiento penitenciario.
En el decreto de reforma constitucional de 2008 y consecuente de 2010, se
delineó el sistema penitenciario estableciéndose que se organizará sobre la base
del respeto a los derechos humanos, del trabajo, la capacitación para el mismo, la
educación, la salud y el deporte como medios para lograr la reinserción del
sentenciado a la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir, observando los
beneficios que para él prevé la ley. Las mujeres compurgarán sus penas en lugares
separados de los destinados a los hombres para tal efecto, (Congreso Constituyente
de 1917, 2020 (última reforma)); como se advierte, la protección en expansión de
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penitenciario, del procedimiento de ejecución, los beneficios preliberacionales y
sanciones no privativas de la libertad, y la justicia restaurativa. Estipulando como
principios rectores del sistema a la dignidad, igualdad, legalidad, debido proceso,
transparencia, confidencialidad, publicidad, proporcionalidad, reinserción social.
68
En el año 2012, con adiciones al artículo 73, fracción XXI de la Constitución mexicana, el Congreso de la
Unión se arroga la facultad para legislar en tópicos como: procedimiento penal, métodos alternos de solución
de conflictos, ejecución penal, justicia penal para adolescentes, desplazando así a las legislaturas locales, y
dando pie a la conformación del corpus iuris, con legislaciones nacionales o generales para toda la república,
que de manera complementaria incidirán en la implementación y consolidación del sistema de justicia penal
adversarial.
325
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Sistema Carcelario y Penitenciario
En términos generales las Reglas se seccionan en cuatro apartados, y en su
parte proemial hace la presentación de sus directivas. La sección I comprende la
administración general de las instituciones, se aplica a todas las categorías de
mujeres privadas de libertad, incluidas las reclusas por causas penales o civiles, las
condenadas o por juzgar y las que sean objeto de “medidas de seguridad” o
medidas correctivas ordenadas por un juez; La sección II Se aplican por igual a
condenadas y procesadas, siempre que no se contrapongan a las normas relativas
a esa categoría de mujeres y las favorezcan, se refieren a temas tales: clasificación
e individualización, el régimen penitenciario, relaciones sociales y atención post
liberación. Incluye previsiones especiales para reclusas embarazadas, extranjeras,
indígenas; por lo que respecta a la Sección III contiene reglas que abarcan la
aplicación de sanciones y medidas no privativas de la libertad a las mujeres
delincuentes y las delincuentes juveniles, incluso en el momento de su detención,
así como en las etapas del procedimiento de justicia penal anteriores al juicio, del
fallo y posterior a este. Y finalmente, la sección IV contiene reglas sobre la
investigación teórica, la planificación, la evaluación la sensibilización pública y el
intercambio de información, y se aplica a todas las categorías de mujeres en
reclusión comprendidas en las reglas, (Organización de las Naciones Unidas, 2010).
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Sistema Carcelario y Penitenciario
condicionarse la visita íntima de las mujeres privadas de su libertad al uso
obligatorio de métodos anticonceptivos
144 Sustitución de la pena: Juez de Ejecución podrá sustituir la pena privativa de la
libertad por alguna pena o medida de seguridad no privativa de la libertad cómo
excepción, cuando la acusada o sentenciada tenga hijas e hijos menores de 12
años, o bien tengan una condición de discapacidad que no les permita valerse
por sí mismo, y que la persona privada de la libertad sea la cuidadora principal o
única cuidadora.
193 Organización en establecimiento: Los establecimientos para personas
inimputables deberán estar separados para mujeres y hombres y deberán contar
con el personal especializado masculino y femenino para la atención de las
personas privadas de la libertad.
Fuente: Ley Nacional de Ejecución Penal, México. (Elaboración propia)
69
Lésbico, gay, bisexual, transexual, travesti, trasgénero, intersexual y queer.
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Sistema Carcelario y Penitenciario
mujeres, los puede exponer a agresiones, generalmente de tipo sexual, además
temas pendientes como la asistencia hormonal, el respeto a su identidad de género,
recibir visitas íntimas salvaguardando su dignidad humana, la atención médica que
pueda revelar la presencia de enfermedades crónico degenerativas, entre otros
temas.
La prisión es una pieza esencial del poder punitivo, es en ella donde se ejerce
el poder del Estado sobre los ciudadanos a partir del incumplimiento de las leyes
y/o la ejecución del delito ( Instituto Aguascalantense de las Mujeres, 2007). De
acuerdo con el cuaderno mensual de información estadística penitenciaria nacional,
actualmente en México, operan 291 centros penitenciarios, de los cuales 17
pertenecen al Gobierno Federal, 13 a la Ciudad de México y 261 distribuidos en el
territorio nacional y bajo la dependencia de los Gobiernos de las entidades
federativas, que en su conjunto representan un total de 219,078 espacios; que para
noviembre de 2020, la población interna ascendía a 215,232, lo que representa
3846 espacios sin ocupar. La población privada de la libertad del fuero común
representaba el 86.81% con 186,845 reclusos; en tanto que el fuero federal,
representa el 13.19% con 28,387 internos. (Prevención y readaptación social de la
Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, 2020).
En las referencias cuantitativas generales, se percibe una condición de
disponibilidad; sin embargo, esta es una errónea impresión, pues 130 centros
penitenciarios se encuentran en condición de sobrepoblación, de los cuales 19
establecimientos concentran reclusos del fuero común, en tanto que 111 Centros
Penitenciarios Sobrepoblados que tienen población privada de la libertad del fuero
común y federal 70. Esta sobrepoblación produce en consecuencia natural el
hacinamiento que es contrario a las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los
70
En México, la clasificación de los delitos se realiza atendiendo al fuero común y fuero federal. El primero
hace alusión a las conductas tipificadas como delitos derivados de las codificaciones penales de las diversas
entidades federativas; en tanto que, el fuero federal, la conducta punible se encuentra previsto o legislado en el
Código Penal Federal.
331
71
Declaración conjunta de la Organización Mundial de la Salud, UNODC, el ONUSIDA y la ACNUDH sobre
la COVID-19 en prisiones y otros centros de detención, se pronunciaron conminando a los Estados a controlar
y evitar el hacinamiento en prisiones, velar por la salud, la dignidad humana y la seguridad, velar por un acceso
ininterrumpido a los servicios de salud.
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Sistema Carcelario y Penitenciario
2020 ascendió a 215,232, la población de hombres representa el 94.46 con un total
de 203,299 reclusos; en tanto que la población femenina de 11,933, representa el
5.54% (Prevención y readaptación social de la Secretaría de Seguridad Pública y
Protección Ciudadana, 2020); lo que confirma una tendencia al alza, pues las
mujeres en condición de reclusión penitenciaria, llegó a representar del 4% al 5.
El dato del incremento en la población reclusa, se aprecia en el
comportamiento graficado por la dependencia de Prevención y readaptación social,
representado en el periodo de diez años, a saber:
72
Mujeres en prisión, como documento disponible en el blog del Instituto Nacional de las Mujeres, se recopilan
parte de las narrativas de las mujeres en prisión, que explican su incursión en la criminalidad, atendiendo a: i)
por conducto de la pareja hombre; ii) para darle de comer a sus hijos e hijas; iii) por “rebeldes” y “ambiciosas”.
En las tres vertientes narrativas se observa la reproducción de enseñanzas y mentalidades que atribuyen a las
mujeres roles específicos: la mujer obediente y la madre abnegada; aquella que rompe con estas consignas (la
mujer “rebelde” que persigue “el dinero fácil”) vive su condición de “culpable” más como un estado del alma,
producto inevitable del ser mujer, que una consecuencia jurídica. URL:
https://www.gob.mx/inmujeres/articulos/los-anticonceptivos-y-la-poblacion
333
334
Sistema Carcelario y Penitenciario
que se han adaptado o realizado ajustes de infraestructura para establecer espacios
para las mujeres, donde se determina que la infraestructura, la organización y el
funcionamiento de los establecimientos de reclusión han girado en torno a las
necesidades de los hombres (Placencia Villanueva, 2013). En estos espacios se
caracterizan porque existen carencias constantes de áreas para atender las
necesidades de las mujeres y brindarles una estancia digna y segura, al igual que
a sus hijas e hijos que cohabitan con ellas en los centros de reclusión (Comisión
Nacional de Derechos Humanos, 2020). El Ombudsman mexicano, en el informe
advierte que hay un proceso de evolución significativa respecto a la visibilización de
la condición de la mujer, logrando un incremento a 17 centros femeniles,
recomendando a cada entidad federativa que se cuente al menos con un centro
exclusivo de mujeres por estado; otro dato que se reporta es que los centros mixtos
albergan el 52.80% de la población de mujeres y en los 21 centros femeniles
reportados se encuentra el 47.20% de las internas.
Investigadoras como Irma Cavazos (2005), al evidenciar éste fenómeno de
los centros mixtos, y las limitaciones y carencias en los espacios para la atención
de las necesidades de las mujeres y sus hijos en custodia, y por ende en condición
de internamiento, expresaron que la vida en reclusión para las mujeres no es más
que repetir la forma cotidiana de convivencia en este espacio, de la misma manera
que se lleva en otros lugares. La realidad combina la sanción penal con las
conductas estereotipadas para el género femenino. Se endurecen por los controles
osciles formales e informales, ambos represivos y excluyentes, aunados a lo
arbitrario de los contextos sociales que han homologado la marginación de las
mujeres que cubren requisitos de interna penitenciaria (en (Araujo Paullada, 2007).
En el estudio de la investigación de la criminalidad femenina y su condición
de reclusión, ha sido abordada desde múltiples vertientes tanto sociológica,
antropológica, psicológica y jurídica, y los hallazgos son coincidentes en el sentido
de que el incremento de que se internen en espacios reducidos, en espacioso
adheridos o anexos a los centros de reclusión de varones, por lo que son
improvisados, sin equipamiento y con poco espacio para las actividades educativas,
culturales, recreativas y de capacitación para el trabajo, y donde se satisface
335
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Sistema Carcelario y Penitenciario
• Que las mujeres sentenciadas a pena de prisión intermitente tengan
derecho a que sus hijos menores sean atendidos por el Sistema para
el Desarrollo Integral de la Familia. Legislación de Tamaulipas
• Las medidas de aislamiento no podrán imponerse sobre mujeres
embarazadas, ni de madres que convivan con sus hijos menores.
Protección prevista en el Estado de Yucatán
• Las mujeres y hombres tendrán los mismos derechos, poniendo a su
disposición los programas de planeación familiar que se estimen
pertinentes por parte del Consejo Técnico respectivo. Hipótesis
integrada en la legislación de Jalisco
El sistema penitenciario normativamente puntualizó adecuaciones para
atender a las condiciones y necesidades particulares de las mujeres, donde es
necesario reconocer este internamiento bajo un enfoque de género, lo que implica
garantizar determinados derechos previstos en la Constitución, en las normas
internacionales, especialmente en las Reglas de Bangkok y en la LNEP de 2016, en
particular en su artículo 10, y que recoge las premisas indicadas en los tratados,
tales como:
• El principio de dignidad e igualdad
• La inclusión de sitios independientes para la internación de mujeres y
hombres
• Respecto a las mujeres embarazadas, establece lineamientos para el
tratamiento y lugar del parto
• En los centros y secciones destinados a mujeres, el personal de
vigilancia interna será preferentemente de ese mismo sexo
• Programas que consideren grupos vulnerables, entre ellos mujeres
• Celdas separadas de hombres y mujeres
• Excepciones para el trabajo pre y post parto
• Requerimiento de material médico obstétrico
• Centros de mujeres que facilitarán a las internas los artículos
necesarios de uso normal para la higiene íntima o de su género
337
338
Sistema Carcelario y Penitenciario
3. Conclusiones
339
Referencias
340
Sistema Carcelario y Penitenciario
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343
344
Sistema Carcelario y Penitenciario
345
Freddy A. Crespo P. **
Resumen
*
Artículo resultado de investigación en la Universidad de Los Andes (ULA), Mérida, Venezuela.
**
Profesor Agregado, Escuela de Criminología, Universidad de Los Andes (ULA), Mérida, Venezuela.
Doctor en Ciencias Sociales, Universidad Central de Venezuela. Magíster en Ciencias Políticas; Criminólogo
y Abogado, ULA, Mérida, Venezuela.
346
Sistema Carcelario y Penitenciario
en los mismos, al profundizar los efectos del encarcelamiento y el carácter pro
delictivo de la prisión.
Palabras clave: tratamiento penitenciario, rehabilitación, intervención, régimen,
Venezuela.
1. Introducción
347
348
Sistema Carcelario y Penitenciario
2. La idea y las contradicciones de la rehabilitación
349
Esta visión ha satanizado la idea del tratamiento penitenciario, pues, tal como
refiere el texto citado, parece reducir la actividad a una intención médica
determinista de la modificación de la conducta o, en todo caso, de la administración
de la actividad delictiva, reduciendo al delincuente a un enfermo cuya cura está
supeditada a tal o cual programa de intervención, por lapsos determinados. A pesar
de esta visión, existen visiones importantes sobre el tratamiento que aciertan en
parte en la perspectiva con la que debe abordarse tal fenómeno, y es la intervención
del sujeto privado de libertad. Así pues, Gallardo (2016, p.144), expone una
definición desde la psicología y psicoterapía bastante acertiva sobre este término.
Lo concibe como
350
Sistema Carcelario y Penitenciario
dirigidos a grupos de internos con unos problemas o perfil
determinados.
351
352
Sistema Carcelario y Penitenciario
la naturaleza de la pena privativa de libertad que se cumple en instituciones
carcelarias como tradicionalmente se conocen (Crespo, 2015). Irónicamente, esta
visión se planteó hace cuatro décadas, sosteniendo que rehabilitación y restricción
de libertad en prisiones son dos eventos contradictorios entre sí (Cullen y Gilbert,
1981), pero fue ignorada dando paso a discursos que hablan de repensar un
problema, discutiendo siempre sobre el mismo, sin aportar soluciones factibles al
mismo (Ver, por ejemplo, esta posición en: Zaffaroni, 1991, entre otros).
Entonces, tratamiento y rehabilitación son dos fenómenos que responden a
un diseño independiente de la pena en sí misma y que deberían implementarse en
paralelo a esta, aprovechando el lapso de inocuización que el delincuente
sancionado pasará en prisión (Crespo, 2015; Lemire, 1990). Tampoco las medidas
alternativas al cumplimiento de la pena tienen vinculación directa con el tratamiento
y/o rehabilitación, pues estas atienden más a fundamentos y requisitos legales que
a cambios en los patrones conductuales propiamente, que es la base principal del
principio rehabilitador. Por lo tanto, el fracaso de la prisión no se debe al fracaso de
la rehabilitación: esta ha fracasado porque los programas y políticas dirigidas al
sector penitenciario en Venezuela y, en gran parte de América del Sur, no tienen un
diseño apropiado, ni contextualizado al individuo delincuente privado de libertad, ni
a la realidad criminógena de las naciones, ni a su contexto político, social,
económico y cultural, así como a sus modalidades delictivas como tales.
Tomando en cuenta estos planteamientos, se toma como referencia el
siguiente concepto para aludir a la rehabilitación: “las diversas formas de
intervención y programas individuales para evitar que se vean involucrados en
conductas delictivas o, para aquellos que ya están en conflicto con la ley, para
reducir la probabilidad de que vuelvan a delinquir” (Naciones Unidas, 2010, p.6).
Ideas que, como se aprecia, unen en un solo concepto el tratamiento y la
rehabilitación como fenómenos que interactúan de manera sistemática para lograr
la reinserción social del interno y evitar su reincidencia.
Estos dos últimos aspectos no escapan del sesgo como han sido tratados
por la doctrina hasta los momentos, y de cierta manera, parecen determinantes, en
la confusión operacional actual, para hablar del éxito del tratamiento y de la
353
354
Sistema Carcelario y Penitenciario
al mismo para verificar la influencia de los efectos del tratamiento para la
rehabilitación en la acción en sí; pues puede que el nuevo delito nada tenga que ver
con el anterior o, en todo caso, nada tenga que ver con los procesos de tratamiento,
rehabilitación y reinserción social que hayan tenido lugar en el individuo.
Segundo, la ausencia de estudios pormenorizados al respecto de lo
comentado anteriormente, imposibilita que se pueda ir más allá de la asociación de
manera directa, por lógica simple o sentido común, de los índices de reincidencia
con el fracaso de los programas de tratamiento penitenciario y rehabilitación. Para
profundizar esta asociación, debe haber un análisis detallado de cada caso para
hacer la conexión causal entre las variables y no seguir profundizando el sesgo que
propone una correlación espuria entre estos elementos. Así, por ejemplo, un
individuo reincidente pudo no haber participado en programas de tratamiento o
rehabilitación, de modo que, tomando en cuenta los preceptos previamente
comentados, su nuevo delito no habla del fracaso de tales programas, pues no
puede haber tal fracaso si no participó en los mismos. Igualmente, la reincidencia
puede ocurrir por los denominados delitos ocasionales o pasionales, que son
consecuencias de momentos o arrebatos individuales específicos, pudiendo ocurrir
en individuos que una vez reinsertados socialmente en su contexto familiar, laboral
e institucional, cometan la acción delictiva con independencia del efecto positivo de
la reinserción social y los programas de tratamiento en los que participó. Finalmente,
el lapso entre la salida de prisión y la comisión de un nuevo delito es clave e
importante para esto, pues si un individuo comete un delito dos o tres décadas
después de salir de prisión, ¿hablamos que en él fracasaron los programas de
tratamiento, rehabilitación y reinserción social? Es decir, el fracaso estuvo latente,
solo que tardó en manifestarse, constituyendo esto uno de los puntos más
importantes a considerar dentro de la poca estandarización operacional con la que
se trata el tema de la reincidencia para adjudicarla como prueba del fracaso del
tratamiento penitenciario.
Por último, tercero, mucho se habla sobre la reinserción social, pero poco se
ha destinado a delimitar y definir operacionalmente este fenómeno. En general, el
ideal propuesto hasta la fecha es que la reinserción social implica que el individuo
355
356
Sistema Carcelario y Penitenciario
3. Re-pensar el tratamiento penitenciario
357
358
Sistema Carcelario y Penitenciario
reincide una vez en libertad, si no que a través del desarrollo de los mismos, para
el recluso, la vida en prisión no signifique experimentar los efectos del
encarcelamiento que profundizan el suplicio de la privación de libertad y, por lo
tanto, desarrollan en su personalidad efecto negativos. No se trata de aprender
nuevas habilidades o ampliar el espectro educativo del interno. Se trata que a través
del aprendizaje de estas habilidades o en la ampliación del espectro educativo, en
el interno se pueda construir una rutina formativa que afecte directamente su
percepción y construcción del Yo mientras está privado de libertad, con lo cual,
tenga herramientas que le permitan una mejor adaptación a la situación y un mejor
manejo de los efectos que tal experiencia tiene sobre su personalidad (Crespo,
2017).
Quinto, motivado a esto, es que los programas de tratamiento penitenciario,
deben denominarse de intervención penitenciaria, reduciendo así el efecto
perceptivo que se asocia a la idea de tratamiento; y teniendo en cuenta que con las
premisas planteadas, se habla más de una intervención.
Sexto, pero la intervención penitenciaria y la rehabilitación estarían
incompletas si solo se reduce al contexto de la prisión. Es por ello, que la asistencia
post penitenciaria reviste una importancia absoluta en el objetivo de rehabilitar y
reinsertar socialmente al recluso. Esta asistencia debe concentrarse en tres
aspectos fundamentales: en primer lugar, la prospectiva de vida, atención y
ubicación previo a la liberación del recluso, con lo que se debe construir un análisis
particular de los vínculos sociales positivos preexistentes en ese momento. Una vez
liberado, en segundo lugar, la inclusión institucional formal, que hace referencia a la
ubicación laboral exitosa del ex recluso y el establecimiento de vínculos
institucionales y sociales con otras personas. Por último, en tercer lugar, el
seguimiento efectivo durante un lapso determinado post liberación, para verificar el
proceso de adaptación y desarrollo social a los patrones de vinculación social e
institucional que se han establecido.
Séptimo, para que intervención penitenciaria y post penitenciaria puedan
desarrollarse de manera satisfactoria, también se hace necesario reconstruir el
sistema de judicialización en el que se sanciona al delincuente. Hay que partir de la
359
360
Sistema Carcelario y Penitenciario
4. El contexto venezolano
361
Ser la Institución pública que logre la coordinación entre los órganos del
poder público corresponsables del sistema penitenciario, de manera que
se garanticen los derechos constitucionales de ser juzgado en libertad a
362
Sistema Carcelario y Penitenciario
través de la aplicación de políticas eficientes, humanistas, socialistas y
científicas.
363
364
Sistema Carcelario y Penitenciario
Sobre este nuevo régimen penitenciario, la información que se maneja es la
siguiente:
Primero, la más general, la desocupación de algunos recintos carcelarios y
los traslados de los prisioneros, sin ningún tipo de justificación jurídica o lógica, a
otras instituciones de este tipo en el territorio nacional, lo cual afecta de manera
directa la capacidad instalada y además, sectoriza el hacinamiento 73.
Segundo, la división e implementación informal de dos tipos de instituciones
de reclusión: los centros penitenciarios tradicionales, en los que se implementa el
llamado nuevo régimen; y los centros de detención preventiva que se ubican, por
lo general, en las comandancias de las policías regionales y municipales. A esto
se suma, que todavía existen centros penitenciarios o internados judiciales en los
que no se aplica el nuevo régimen y el control de la vida interna está en manos de
los reclusos.
Tercero, en los centros penitenciarios el régimen de vida se caracteriza por
la disciplina y el control extremo de las actividades y rutina diaria de los reclusos,
incluso con supresión de las visitas, entre otros aspectos. Mientras que, en los
centros de detención preventiva o celdas policiales, no hay una administración o
reglamentación formal propia de la dinámica diaria. En estos últimos, los
prisioneros se organizan según su propia voluntad, lo que abre paso a la anarquía.
Esta dualidad en la forma de recluir y administrar el sistema de vida en
reclusión de los prisioneros, permite pensar que, por una parte, no solo se mantiene
y se ha profundizado el modelo de anarquía carcelaria que se vivía en el país antes
del 2011; sino que también, desde esa fecha, se creó otro sistema de vida que
implica una sectorización y discriminación basada en el régimen de vida que se va
a implementar a los individuos procesados o penados por un delito. A la luz de
resultados de estudios recientes, vale la pena también preguntarse si esta dualidad
en los regímenes de vida en las prisiones y la adaptación a los mismos por parte
73
Por lo general, esta práctica se implementa cuando surge algún tipo de conflicto o protesta de los prisioneros
en la institución, fungiendo como una especie de castigo por la protesta, pues los traslados implican que muchos
de los detenidos sean llevados a otros centros de reclusión lejos de su estado de origen y lejos del tribunal que
lleva su juicio. A principios del 2021, con esta estrategia se resolvió un motín en el Internado Judicial de
Tocuyito, estado Carabobo.
365
6. La práctica real
366
Sistema Carcelario y Penitenciario
en el párrafo anterior. Pero esto no quiere decir que no exista un código nuevo y
propio. De hecho, de acuerdo a Crespo (2020) se ha desarrollado un nuevo código
normativo muy parecido al tradicional o que se ve en los otros centros de reclusión,
con la excepción que el uso de la violencia es predominantemente más bajo. De
esta manera, existen figuras de autoridad, pero ahora detentadas por custodios
civiles o personal militar, existe comercio informal, imposición de autoridad informal,
códigos de sanciones e implementación de las mismas, entre otros.
Tercero, en los centros de reclusión tradicionales que no se está
implementando el nuevo régimen penitenciario, el sistema de vida sigue siendo
exactamente el mismo que se describió en otros estudios (Ver, Antillano, 2015;
Crespo, 2015; Crespo, 2017), es decir, la presencia de líderes informales (Pranes)
y su control absoluto del sistema de vida. Mientras tanto, en los retenes o
comandancias policiales, se desarrolla este mismo sistema de vida, pero aunque
suene sorprendente, con mucho más desorden. Se habla que en estos centros de
detención impera la puja constante por el poder, la profundización del carácter
jerárquico de una o varias estructuras de autoridad y la implementación y desarrollo
de normas sectorizadas por cada grupo para regular la conducta de los integrantes
de cada uno y así poder confrontar de manera más eficiente a los grupos rivales. A
esto se le suma la ausencia de servicios básicos eficientes, el hacinamiento, la falta
de administración y organización informal (estos centros carecen de servicios
médicos, jurídicos, sociales, psicológicos, de dirección, entre otros), lo cual cataliza
la violencia y hostilidad entre los recluidos y entre estos y la institución y sus
representantes en sí.
En otras palabras, se habla que el proceso de adaptación a uno u otro
régimen de vida en las prisiones del país, conlleva una presión extra para el
individuo, pues ahora no solo debe adaptarse a una subcultura del prisionero que
predomina sobre la cultura organizacional, sino que tal proceso de adaptación se
debe hacer a un sistema cambiante y menos estructurado, más dócil, volátil y
violento de lo que por tradición parecía imperar en el país, ya que la gran mayoría
de los detenidos terminan recluidos en los centros de detención preventiva o
comandancias policiales.
367
7. Conclusiones
368
Sistema Carcelario y Penitenciario
adaptación y asimilación de estas normas son necesarias para el éxito social y la
sobrevivencia en la institución, pero al mismo tiempo, genera en el individuo un
desajuste de sus roles sociales y morales a los que estaba acostumbrado. Y este
desajuste, tiene un efecto negativo en las posibilidades de intervención y
rehabilitación del recluso.
Por otro lado, en el individuo que ingresa a prisión se produce una doble
penalización, caracterizada por el hecho de que en el cumplimiento de una pena
formal debe acoplarse a patrones normativos heterogéneos, a los que no está
acostumbrado; produciendo una elevada Mortificación del Yo, que sería el castigo
informal, cerrando así el círculo de la doble penalización. Más aún, esta existirá
cuando el individuo es sancionado dentro de la prisión según el sistema penal de
los internos (Crespo y Bolaños, 2008).
Esta asimilación de la subcultura carcelaria en general y a la del prisionero,
en particular, así como la doble penalización psíquica y física, convierte a la prisión,
en un castigo peor que la pena formal que se le impuso, sin esperanzas siquiera de
participar en programas efectivos para la rehabilitación y reinserción social. Esto
permite señalar que la cárcel, en contextos sociales como el venezolano, se ha
convertido en un castigo en sí mismo y no en un lugar para castigar, que además
ha perdido por completo su función de centro para el cumplimiento de la pena
privativa de libertad, en el que se debe trabajar en la intervención del recluso para
lograr que la persona no vuelva a cometer delitos. Las cárceles deberían funcionar
como centros donde se cumpla la pena impuesta, y no en lugares que se
constituyen en sí mismos como una pena.
Con base a los argumentos expuestos, puede concluirse que el sistema
penitenciario venezolano se ejecuta como antítesis en el que pueda llevarse a cabo
la intervención y rehabilitación de los reclusos en los términos descritos en el
presente trabajo. Todo esto, permite sostener que la rehabilitación del recluso en
Venezuela es una utopía que hasta desapareció de los preceptos organizacionales
de la institución pública con función penitenciaria, suplida por una transformación
que ni siquiera se logra en los términos que sus propios objetivos proponen. Si
efectivamente hay una transformación del recluso en Venezuela, es la de su
369
Referencias
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371
Resumen
Desde su instauración en el mundo moderno, la prisión ha subsistido como un no
lugar para el respeto, protección y garantía de derechos humanos. Reformas van y
vienen, ésta permanece estoica a los esfuerzos jurídicos externos por regularla, al
contrario, sigue reproduciéndose sobre sí a través de sus propias normas de control
social, dejando en letra muerta cualquier intención de cambio. Pese a que en los
últimos años México, como gran parte de los países de la región, ha sufrido
importantes cambios legislativos penitenciarios a favor de un enfoque de derechos
humanos, diversos organismos nacionales e internacionales siguen advirtiendo las
múltiples prácticas violatorias de derechos que persisten en muchos de los más de
trescientos espacios carcelarios del país. Abonar a la visión crítica sobre el sistema
penal y penitenciario, visibilizando una veta poco explorada en el tema de derechos
humanos y prisiones como es el caso de las personas extranjeras que,
*
Artículo resultado de investigación en el Colegio Libre de Estudios Universitarios (CLEU)-México.
**
Doctorante en sociología por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), maestro en derechos
humanos y democracia por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y licenciado en
criminología por el Colegio Libre de Estudios Universitarios (CLEU). Profesor e Investigador en el Instituto
Nacional de Ciencias Penales (INACIPE) y en el Instituto de Estudios Criminológicos Transdisciplinarios
(IECRIMT). E-mail: alan.garcia@inacipe.gob.mx.
***
Licenciado en Criminología por el Colegio Libre de Estudios Universitarios (CLEU). E-mail:
jesus30mr@hotmail.com.
373
Abstract
Since its establishment in the modern world, the prison has subsisted as a non-place
for the respect, protection and guarantee of human rights. Reforms come and go, it
remains stoic to external legal efforts to regulate it, on the contrary, it continues to
reproduce itself through its own rules of social control, leaving any intention of
change a dead letter. Despite the fact that in recent years Mexico, like a large part
of the countries in the region, has undergone important prison legislative changes in
favor of a human rights approach, various national and international organizations
continue to warn of the multiple practices that violate rights that persist in many of
the more than three hundred prison spaces in the country. To subscribe to the critical
vision on the penal and penitentiary system, making visible a little-explored vein on
the subject of human rights and prisons, such as the case of foreigners who, being
in territory other than their origin, are deprived of their freedom in a penitentiary is
the main objective of this text. From sixteen semi-structured interviews with
foreigners sentenced in the East Men's Preventive Prison of Mexico City, the
victimization processes that these people suffered from their arrest to their stay in
prison are analyzed, highlighting the need to apply international standards of rights.
human beings to create mechanisms aimed at this vulnerable group.
Key words: Prison, human rights, Mexico, victimization processes, foreigners
374
Sistema Carcelario y Penitenciario
1. Introducción
Si bien en los últimos años, muchos países han optado por diseñar políticas
criminales alternativas, en las cuales se empieza a dejar la dominante visión
carcelocéntrica o populismo patibulario en pos de modelos alternativos de solución
de conflictos y medidas cautelares no carcelarias, esto solo ha quedado a nivel de
discurso, pues la población carcelaria (en prisión preventiva y definitiva) sigue
aumentando. Datos del Institute for Criminal Policy Research (ICPR, 2018, p. 17),
indican que del año 2000 al 2018 la población mundial privada de su libertad creció
un 24%, al pasar de 8, 664, 300 a 10, 743, 619; un porcentaje que se duplica para
la región de las Américas (sin tomar en cuenta a Estados Unidos), quien en este
mismo período experimentó un incremento del casi el 41%. Como se ha
documentado, esto obedece a las recientes paradojas en el proceso de reformas
penales en la región, donde:
“un sector liberal del Estado aboga por la limitación del uso de la pena
privativa de la libertad y por la aplicación de medidas alternativas a la
privación de la libertad…al mismo tiempo, en otro sector, con
frecuencia la policía, las fuerzas armadas o los ministerios de seguridad
74
Según datos del Observatorio Interamericano de Seguridad, la mortalidad absoluta de los reclusos en prisiones
en la región ha aumentado en los últimos años. Argentina, por ejemplo, ha pasado de 238 en 2014 a 267 en
2016; Bahamas de 1 en 2014 a 5 en 2016; Brasil de 566 en 2014 a 867 en 2016; Canadá de 89 en 2014 a 111
en 2017; Colombia de 151 en 2010 a 185 en 2018; Costa Rica de 25 en 2014 a 33 en 2016; El Salvador de 65
en 2013 a 160 en 2017; Estados Unidos de 4,850 en 2013 a 5,188 en 2016; Honduras de 30 en 2013 a 44 en
2018; México de 500 en 2015 a 616 en 2018, y Perú de 209 en 2013 a 269 en 2017.
375
376
Sistema Carcelario y Penitenciario
Ahora bien, esta sistemática vulneración no es propia del sistema penitenciario, por
el contrario, este lugar viene a representar el pináculo de diversos procesos de
victimización que tienen lugar en cada una de las fases del proceso penal, mismo
que, a su vez reproduce y perpetúa las lógicas de exclusión y desigualdad,
instaladas en los procesos sociales. Como sostiene Begné Guerra (2018, pp.8),
“…detrás del encarcelamiento de personas pobres y que cometieron delitos
menores está la desigualdad y la exclusión social, así como el clasismo y el racismo
con que se ejerce la justicia...”
Desde esta perspectiva, es importante analizar los sistemas de justicia penal, tanto
en su vertiente estática (creación de normas) como dinámica (aplicación de
normas), en relación con la estructura social y, así, visibilizar las desigualdades de
poder existentes entre grupos que el viejo principio de igualdad ante la ley trata de
ocultar o negar. Como en su momento sostuvieron diversos estudios empíricos
desde el interaccionismo simbólico (Becker, 1963; Chapman, 1968; Wright y Ohlin,
1973; Banks, 1978), el riesgo de encarcelamiento no se da a partir solo del acto en
sí (la existencia o no de algún delito que amerite pena de prisión), sino de una serie
de variables en los actores involucrados como el sexo, la edad, la clase social y la
raza. En este sentido, y de acuerdo con la última información disponible (INEGI,
2016), en México el perfil de la población penitenciaria está dominada por contextos
masculinos y juveniles de pobreza y poca instrucción.
Uno de los grupos más vulnerados por esta selectividad penal y penitenciaria, son
las personas extranjeras. Si bien la migración o la naturaleza emigrante-inmigrante
del ser humano ha sido imprescindible en la evolución genética y el progreso social,
hoy existen -con mayor evidencia que antes- migraciones negativas que hacen de
la pobreza extrema, la falta de oportunidades de educación y de trabajo, la
insuficiencia de acceso a los derechos, los desastres naturales, las violencias
sociales y de las guerras motivos o razones para dejar los lugares de origen, y entrar
en otros puntos equidistantes con la esperanza de una vida mejor. De esta forma,
es posible argumentar que la civilización ha pasado de una migración
377
Las cifras de acuerdo al World Prison Brief del ICPR, respecto al porcentaje de
extranjeros o no nacionales presos, son más que interesantes. Por un lado, existen
países donde más del 50% de su población penitenciaria pertenece a este sector,
por ejemplo, en orden ascendente, Grecia, Austria, Suiza, Qatar, Emiratos Árabes
y Mónaco; por otro, naciones en que este porcentaje fluctúa entre un 20 a 49 por
ciento como Francia, Suecia, Holanda, Alemania, España, Dinamarca, Italia, Israel
y Bélgica. Panamá, Belice, Costa Rica, Portugal, Australia y Finlandia tienen entre
el 10 y el 19%. Finalmente, con menos de 9.9% están Nigeria, Brasil, China, Trinidad
y Tobago, Egipto, India, Colombia, El Salvador, Honduras, Polonia, Venezuela,
Perú, Uruguay, Irán, Nicaragua, Bolivia, Chile, Paraguay, Estados Unidos,
Argentina, República Dominicana y Ecuador. México, con 1.2%, se ubica en el
último grupo, ocupando los lugares con menores porcentajes de un total de 189; la
última cifra de 2018 dada por el INEGI (2019), indica que, de 99, 445 personas
privadas de su libertad en prisión a nivel nacional, 1,067 son personas extranjeras
(principalmente de Estados Unidos, Honduras, Colombia y Guatemala).
378
Sistema Carcelario y Penitenciario
Según Penal Reform International (2020), el número de ciudadanos extranjeros en
prisión está aumentando en algunos países; la reciente evidencia científica a nivel
internacional ha concluido que las minorías, las y los extranjeros, las mujeres y las
personas en situación de pobreza son quienes tienen más probabilidades de ser
detenidos en prisión preventiva, asimismo, las personas extranjeras junto a las
minorías, suelen sufrir mayores afectaciones en sus procesos penales, ya sea
debido a la discriminación directa o porque las autoridades carecen de recursos
para atender sus necesidades particulares.
Por supuesto este hallazgo no es nuevo. Desde 1985, en el marco del Séptimo
Congreso de Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del
Delincuente, celebrado en Milán en 1985, se aprobó el Acuerdo Modelo sobre el
Traslado de Reclusos Extranjeros mismo que, reconociendo las dificultades que
experimentan en los establecimientos carcelarios estas personas, debido a factores
como las diferencias de idioma, cultura, costumbres y religión, instaba a los países
a cooperar entre sí para facilitar el regreso de las personas condenadas por delitos
en el extranjero a su país de nacionalidad o residencia para el cumplimiento de su
condena; se trata del llamado traslado internacional de sentenciados o la ejecución
penal extraterritorial. En el caso mexicano, aunque este derecho (permitir el traslado
de sentenciados de nacionalidad mexicana que se encuentran compurgando
sentencias en países extranjeros, a efecto de cumplir el resto de su condena de
acuerdo al sistema penitenciario, y misma oportunidad para los extranjeros que se
encontraran cumpliendo condenas en México) existe desde 1977 en la Constitución
nacional -ahora el procedimiento se regula a través de la recién publicada Ley
Nacional de Ejecución Penal en 2016-, algunos obstáculos hacen que no constituya
una vía atractiva para la mayoría de los extranjeros, entre ellos: el procedimiento es
largo y burocrático; la doble sanción penal y administrativa; los internos no siempre
cuentan con el apoyo legal o bien desconocen los requisitos, la falta de coordinación
y algunas prisiones a las que se intenta trasladas están saturadas (De la Rosa
Rodríguez, 2018, p.132).
379
380
Sistema Carcelario y Penitenciario
financiero. Pensar en clave lineal y causal, identificando solo el paso de la venganza
a la humanización o consciencia del fin de la pena, o bien, de lo impulsivo a lo
inteligente y ético, fracasa en su constatación estructural y empírica, donde más
bien se cumple el eterno retorno de lo idéntico (la tesis del círculo en la historia) en
tanto proyecto político de dominación. En efecto, no es posible analizar a la prisión
y sus cambios, tal cual elementos independientes o autónomos a las estructuras de
poder y a los programas hegemónicos, así como tampoco es deseable
aproximársele en sus meras prescripciones jurídicas.
381
382
Sistema Carcelario y Penitenciario
social y atención a internos con requerimientos específicos), ha pasado, en una
calificación de 0 a 10, de 6.41 en 2011 a 6.75 en 2019, es decir, un imperceptible
avance de tan solo 34 décimas (véase gráfica I).
6,4
6,3
6,2
6,1
5,9
5,8
2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
383
Los síntomas que el mismo Sozzo refiere para este nuevo modelo son más que
evidentes en México, pues:
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Sistema Carcelario y Penitenciario
aunque muchos de los que estaban en prisión –o de los que no irían a prisión-
ahora se encuentran bajo penas alternativas;
3) La privatización de las cárceles que, como se dijo, ha implicado un desfalco
público de más de 1, 500 millones de dólares por la construcción y operación
de ocho centros federales desde hace una década, y
4) Las condiciones de vida siguen siendo inhumanas, con alta violencia y
mortalidad. Como se dijo más arriba, la calificación promedio de las cárceles
en México por parte de la CNDH es de 6 en integridad personal del interno,
estancia digna, condiciones de gobernabilidad, reinserción social y atención
a internos con requerimientos específicos. De acuerdo con esta misma
institución, en 65% de estos centros existe presencia de grupos delictivos,
muchos de los cuales cogobiernan junto con el personal directivo y técnico.
Existen casos, en este sentido, donde las prisiones se han convertido en
espacios criminales con completa impunidad; caso prisión de Piedras Negras
en Coahuila, donde el grupo criminal de los Zetas la utilizaba de salón de
fiestas y campo de exterminio de grupos rivales.
Si este nuevo reformismo no entiende que la prisión es un sistema social con sus
propias normas (Sykes, 2017); un espacio de miseria que castiga a los pobres, un
guetto, poco podrán lograr. Caerán, como los anteriores intentos, en el juego político
y económico de los grupos hegemónicos que retornan a lo idéntico; que mezcla lo
nuevo y lo viejo, el presente y el pasado sin romper de fondo con las estructuras de
poder y aplazando o minimizando la realidad carcelaria.
Como se dijo en la introducción, es indiscutible el papel que México juega para las
migraciones en el mundo, hecho reflejado en los últimos años, donde ha dejado de
ser un mero espacio de tránsito para constituirse en un país de destino. El concepto
de extranjero -categoría de por sí cuestionable que alude a ser extraño dentro de
385
75
“La ciudadanía nominal se otorga individualmente con base en tres principios: residencia (lugar de
nacimiento); descendencia y parentesco, y por consentimiento (naturalización). La ciudadanía nominal suele
ser usada para privar a los migrantes de derechos porque la ciudadanía social es fundamentalmente Estado-
céntrica.” (Estévez, 2008, p.14).
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Sistema Carcelario y Penitenciario
los derechos que al resto de las personas y, por ende, deben serles respetados.
Así, bajo el principio de igualdad y no discriminación, las personas en México tienen
todos los derechos y libertades sin distinción alguna por origen étnico o nacional.
Como advierte Witker:
387
¿Qué sucede en la realidad? ¿En verdad las y los extranjeros sujetos a un proceso
penal o a una pena privativa de la libertad gozan de todos los derechos y garantías,
al igual que los nacionales? A continuación, se presentan los resultados de una
investigación de campo realizada en 2017 en México, donde el principal objetivo fue
llegar a conocer aquellas dificultades que se presentaban en la vida del extranjero,
como grupo vulnerado, frente al sistema de justicia penal mexicano (proceso penal
y centro penitenciario), para lo cual se aplicaron entrevistas semiestructuradas a
dieciséis personas en el Reclusorio Preventivo Varonil Oriente de la Ciudad de
México.
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Sistema Carcelario y Penitenciario
binarias entre sí y no, y dos con preguntas abiertas. El objetivo de las preguntas fue
conocer si se respetaron los derechos de los internos en las diferentes etapas que
comprende al sistema de justicia penal mexicano (el instrumento, de hecho, se
dividió en los siguientes apartados: averiguación previa; etapa de preparación al
proceso penal; período de instrucción, y reinserción social) y con esto verificar si las
autoridades mexicanas están trabajando con base en estándares internacionales
de derechos humanos.
La selección de este Reclusorio fue debido a que era el centro que contaba con más
extranjeros recluidos en la Ciudad. De acuerdo con el Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (INEGI), en el Censo Nacional de Gobierno, Seguridad
Pública y Sistema Penitenciario Estatales de 2016, la población extranjera en la
Ciudad de México se distribuía de la siguiente manera: 102 en el Reclusorio
Preventivo Varonil Oriente, 81 en el Reclusorio Norte, 50 en el Centro Femenil de
Santa Martha y 42 en la Penitenciaría del DF” (INEGI, 2016:15).
389
Como se dijo más arriba, uno de los derechos más importantes es poder
comunicarse con alguien, sobretodo, con su país de origen. Las entrevistas
demuestran que 71% no pudo comunicarse con alguien durante su detención,
refiriendo que los mantuvieron incomunicados en la agencia. Solo 24% de ellos tuvo
la oportunidad de ser informado sobre su derecho de poder comunicarse con los
390
Sistema Carcelario y Penitenciario
representantes de su país en México. Los entrevistados que sí pudieron contactarse
con sus oficinas consulares o representantes diplomáticos, cabe señalar, dijeron
que dicha asistencia “no sirve de nada…ellos se presentan ya que estamos en el
reclusorio, indicando que no pueden hacer nada…solo nos preguntan ¿cómo se
encuentra?, ¿cómo le va en el centro? [sic]”.
391
392
Sistema Carcelario y Penitenciario
laborales se contaba con la participación de 13 personas, y en actividades extra
escolares, como lo son cursos impartidos, un total de 11 internos.
4. Conclusiones
Esta investigación sostiene que entre más se acepte la realidad penitenciaria (la
cárcel real), más posibilidades de éxito tendrá la cárcel legal. Por ello, la intención
de este texto fue visibilizar una relación poco explorada como es el caso de los
derechos humanos de las personas extranjeras sentenciadas en un país distinto al
de su origen a través de la aplicación de una entrevista semiestructurada a una
muestra de dieciséis personas en el Reclusorio Oriente de la Ciudad de México.
Así, durante el trabajo de campo realizado, uno de los principales hallazgos fue que
las personas extranjeras recibieron en términos generales un abuso de poder de las
tres instancias con las que tuvieron contacto dentro del sistema de justicia penal
(Policía, Ministerio público y Juez). La policía fue la instancia con más denuncia,
pues ésta se aprovecha de su situación social, seguida de la instancia del Ministerio
Publico, quien vulnero a los internos, presentando irregularidades tales como
corrupción, malos tratos, y violación de derechos humanos (la presunción de
inocencia, así como al debido proceso), por último, el Juez se cataloga como la
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Con lo antes mencionado, queda expuesto que por parte de nuestro Sistema de
Justicia Penal existe una victimización hacia los internos extranjeros sentenciados
en el Reclusorio Oriente.
Es claro que los internos extranjeros no tienen una buena estancia dentro del
Reclusorio Oriente, pues no se siguen las recomendaciones internacionales para
personas sentenciadas; los dormitorios de los internos cuentan con demasiadas
personas; existen dentro de la prisión diversas actividades ilícitas, no se cuenta con
programas ni tratamientos para población extranjera. Especial interés presenta que
en la clasificación de los grupos de internos con requerimientos específicos de los
centros penitenciarios mexicanos no se encuentren las personas extranjeras ni las
y los migrantes.
Referencias
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Sistema Carcelario y Penitenciario
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ISBN: 978-958-8519-99-9
Sello Editorial UCEVA
Unidad Central del Valle del Cauca-UCEVA
Carrera 27A No. 48 -144 Kilómetro 1 Salida Sur
Tuluá – Valle del Cauca, Colombia
Año: 2022
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