La leyenda de La Llorona se refiere a una mujer que ahogó a sus hijos y ahora vaga lamentándose cerca de ríos y lagos. Existen múltiples versiones de la leyenda en Hispanoamérica, aunque generalmente involucra a una madre que comete un crimen contra sus hijos y ahora está condenada a vagar eternamente lamentando su acción.
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La leyenda de La Llorona se refiere a una mujer que ahogó a sus hijos y ahora vaga lamentándose cerca de ríos y lagos. Existen múltiples versiones de la leyenda en Hispanoamérica, aunque generalmente involucra a una madre que comete un crimen contra sus hijos y ahora está condenada a vagar eternamente lamentando su acción.
La leyenda de La Llorona se refiere a una mujer que ahogó a sus hijos y ahora vaga lamentándose cerca de ríos y lagos. Existen múltiples versiones de la leyenda en Hispanoamérica, aunque generalmente involucra a una madre que comete un crimen contra sus hijos y ahora está condenada a vagar eternamente lamentando su acción.
La leyenda de La Llorona se refiere a una mujer que ahogó a sus hijos y ahora vaga lamentándose cerca de ríos y lagos. Existen múltiples versiones de la leyenda en Hispanoamérica, aunque generalmente involucra a una madre que comete un crimen contra sus hijos y ahora está condenada a vagar eternamente lamentando su acción.
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La llorona
La leyenda de la Llorona gira entorno al espectro de una
mujer que vaga por distintos lugares, cerca de ríos, lagos, pueblos y ciudades, lamentándose por el crimen que ha cometido: asesinar a sus hijos. Este espectro forma parte de la identidad cultural de Hispanoamérica. La leyenda de la Llorona ha logrado traspasar la barrera del tiempo y el espacio, surgiendo de ella diferentes versiones según el lugar geográfico. No existe una única versión de esta leyenda, incluso en un mismo país pueden conocerse varias según el lugar. Esta es la adaptación de una versión corta de la leyenda extendida en México, la cual está ambientada en la capital del país: ªCuenta la leyenda que, a mediados del siglo XVI, durante las noches de luna llena, los vecinos de Ciudad de México se despertaban sobresaltados al escuchar los fuertes lamentos de una mujer, la cual gritaba: ¡Ay mis hijos! La figura iba vestida de blanco y un velo cubría su rostro, mientras recorría las calles de la ciudad dirigiéndose hasta las orillas de un río, donde se desvanecía. Dicen que la mujer, tras el abandono de su marido, decidió ahogar a sus hijos en el rio. Desde entonces, lamenta lo sucedido arrepentida y vaga por las calles de la ciudad. Hay quien afirma que a día de hoy se puede oír su triste lamento.ª “Una mujer, envuelta en un flotante vestido blanco y con el rostro cubierto con velo cruzaba con lentitud por varias calles y plazas de la ciudad iluminada por la luna. Levantaba los brazos con angustia y lanzaba un grito desesperado. Ese tristísimo ¡ay! se levantaba en el silencio de la noche, y luego desaparecía entre ecos lejanos y, al final, terminaba con el grito más doliente en la Plaza Mayor. Allí se arrodillaba esa mujer misteriosa. Se inclinaba como besando el suelo y lloraba con un grito largo y penetrante. Después se iba ya en silencio, lentamente, hasta que llegaba al lago, y en sus orillas se perdía. Se deshacía en el aire como la niebla, o se sumergía en las aguas”. Existe un gran número de versiones sobre su presencia y lo que la obliga a lanzar lamentos por la noche. La Llorona es, antes que nada, madre, pero es una madre atormentada por el insufrible dolor de haber perdido o asesinado a sus hijos. A veces se identifica con la Malinche, la concubina indígena de Hernán Cortés que llora arrepentida su traición a su pueblo indígena. Parecería que es un símbolo roto, que la antigua diosa sabía el destino de sus descendientes y nada puede hacer para evitarlo, con lo cual destruye todo lo que una figura materna debe ser: fuerza protectora y benigna. Otra de las teorías sobre el origen de La Llorona cuenta que una mujer indígena se enamora de un español con el que tiene tres hijos, pero él nunca le propone matrimonio y la abandona para casarse con una española. La pobre mujer al enterarse de la traición, presa del dolor ahoga a sus hijos en el río. Luego, al darse cuenta de lo que había hecho, se suicida. Desde entonces, su fantasma vaga por las riveras de los ríos diciendo “¡Ay, mis hijos!”. Dependiendo de la zona, La Llorona ya no solo clama de angustia, es una mezcla de divinidades prehispánicas y espectros de la tradición judeocristiana: es la mujer atrayente que llama a los hombres en la noche, los seduce, los pierde o los lleva a la locura. Puede mostrar su rostro en forma de calavera o ser una mujer bellísima sin ojos. Y ya por último, la presencia del mito en la canción de La Llorona, un famoso son istmeño mexicano sin autor específico. Muchos cantantes han creado o copiado versos que convierten a esta canción en una historia de amor y dolor. Quedan elementos de la leyenda original: el dolor, el llanto, la muerte y la presencia de una mujer fantasmagórica. • ¿Conocen alguna leyenda cómo esta? Las versiones suelen diferenciarse por los cambios de tres elementos: Origen de la mujer: criolla, mestiza o indígena. Forma en que comete el crimen: ahogando a sus hijos en el agua o empleando un cuchillo. Por qué aparece: siente nostalgia por sus hijos; aparece a los infieles de sus esposas o prometidas y para hacer perder la cordura a aquellos que presencian el espectro. Además de las mencionadas por Verduzco Argüelles, también se podría incluir: Motivo por el que comete el delito: abandono de un hombre, traición a su raza e infidelidad de su parte hacia un hombre. Así pues, se pueden extraer distintas interpretaciones de la leyenda, especialmente atendiendo al motivo por el cual aparece este espectro. De una u otra forma, parece tener siempre un carácter “aleccionador”. https://www.youtube.com/watch?v=i3ASIYixqUI No sé qué tienen las flores, llorona Las flores del campo santo No sé qué tienen las flores, llorona Las flores del campo santo Que cuando las mueve el viento, llorona Parece que están llorando Que cuando las mueve el viento, llorona Parece que están llorando Ay de mí, llorona Llorona, tú eres mi chunca Ay de mí, llorona Llorona, tú eres mi chunca Me quitarán de quererte, llorona Pero, de olvidarte, nunca Me quitarán de quererte, llorona Pero, de olvidarte, nunca A un Santo Cristo de fierro, llorona Mis penas, le conté yo A un Santo Cristo de fierro, llorona Mis penas, le conté yo Cuáles no serían mis penas, llorona Que el Santo Cristo lloró Cuáles no serían mis penas, llorona Que el Santo Cristo lloró