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BLOQUE 3: LA FORMACIÓN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA Y SU EXPANSIÓN

MUNDIAL (1474-1700).
1.1.- DEFINE EL CONCEPTO DE “UNIÓN DINÁSTICA” APLICADO A CASTILLA Y ARAGÓN EN TIEMPOS DE
LOS REYES CATÓLICOS Y DESCRIBE LAS CARACTERÍSTICAS DEL NUEVO ESTADO.

Unión dinástica.
“Unión dinástica” es la unión de varios reinos, Estados, dominios, etc, bajo un mismo soberano o gobernante por
derecho dinástico. Como consecuencia de este tipo de unión, estos reinos o Estados que han sido fusionados, no
han sido integrados por completo, sino que la misma persona posee cada uno de ellos de forma independiente, y,
por lo general cada territorio mantiene sus propias instituciones y legislación (particularismo).

Este concepto de unión dinástica se aplica al nuevo Estado que englobó las Coronas de Castilla (Isabel I) y de
Aragón (Fernando II) y que se ha denominado Monarquía Hispánica, ya que cada reino mantuvo sus propias
instituciones hasta el siglo XVIII, momento en el que la Corona de Aragón fue conquistada por las tropas del
nuevo rey de España, el francés Borbón Felipe V que abolió sus fueros y les impuso las leyes de Castilla..

Características del nuevo Estado.

El objetivo principal de los Reyes Católicos, como creadores del denominado Estado Moderno, fue el
reforzamiento del poder real. Para ello utilizaron diversos medios:
1.- Pacificación interna concretada en:
- Creación de la Santa Hermandad (milicias o hermandades locales formadas en las poblaciones de más de
50 habitantes, y financiadas por los municipios. Tenían la doble función de actuar como fuerza policial y
juzgar delitos como robos, asesinados y rapiña, castigando con contundencia al reo)

- La resolución del conflicto de los payeses de remensa en Cataluña con la Sentencia Arbitral de
Guadalupe dictada por el rey Fernando en 1486: esta abolía los malos usos feudales

2.- El fortalecimiento de su autoridad. Concretada en:

a)- Reducir el poder político de la nobleza, fundamentalmente de la alta nobleza. , apartándola de los
cargos superiores de la administración

b)-Establecer las bases de un Estado moderno con el desarrollo de una serie de instituciones de gobierno
que irían configurando una monarquía autoritaria:

- Se reorganizó el Consejo Real de Castilla (1480), principal órgano de gobierno.


- Se redujo el papel de las Cortes de Castilla.
- En los municipios se revitalizó el cargo de corregidor

- En el ámbito de la administración de justicia, se establecieron cuatro tribunales: dos Chancillerías,


con funciones de tribunales superiores, una en Valladolid y otra en Granada; y dos Audiencias, como tribunales
de rango inferior a las Chancillerías, una en Santiago y otra en Sevilla

c)- Los Reyes Católicos crearon otros instrumentos para aumentar su poder: entre ellos un ejército
permanente pagado por la monarquía, y un cuerpo de funcionarios reales.

d) La política religiosa, concretada en las dos siguientes actuaciones:

a.- Con permiso papal crearon el Santo Oficio o Inquisición (1478) para controlar la uniformidad religiosa.
b.- Fomentaron las regalías, que suponían, entre otras cosas, un control en el nombramiento de los obispos
(Patronato Regio).
c.- La uniformidad religiosa se concretó en la expulsión de los judíos decretada en 1492 (70.000 sefardíes
abandonaron Sefarad (España); y 50.000 se convirtieron al cristianismo).
d.- También se persiguió a los mudéjares, que tuvieron que convertirse al cristianismo (moriscos).

En la línea de constituir una monarquía fuerte también estuvo su política expansionista dirigida
prioritariamente a la unificación de los territorios peninsulares. Los grandes hitos de esta política fueron la
conquista del reino nazarí de Granada, que culminó en 1492 tras una guerra de diez años, y la incorporación por
Fernando a Castilla de Navarra, en 1515. Fracasó la deseada unión con Portugal al no dar fruto los enlaces
matrimoniales de sus hijas con los monarcas portugueses.

La expansión territorial.

En el interior de la península ibérica.


-En 1492 conquistan el reino nazarí de Granada.
-En 1515 conquistan Navarra que se había aliado con el rey de Francia y es
incorporada a Castilla, aunque conserva sus propias leyes.
- Realizan una política de alianzas mediante los matrimonios de sus hijas.

En el exterior de la península ibérica.


- Expansión en el Mediterráneo:
- Mediante el tratado de Barcelona se recupera el Rosellón y la Cerdaña.
- En 1504 se conquista del reino de Nápoles para frenar la expansión francesa.
- Conquista de ciudades del norte de África para frenar la piratería musulmana. Se
conquistan Melilla (1497), y Orán y Bujía (1509)
-Expansión en el Atlántico:
-Conquista de las Islas Canarias entre 1478-1496 que servirán de base para la expansión
americana.
- Descubrimiento de América

1.2.- EXPLICA LAS CAUSAS Y CONSECUENCIAS DE LOS HECHOS MÁS RELEVANTES DE 1492.

Los hechos más relevantes de 1492 fueron la expulsión de los judíos, la finalización de la conquista del
Reino nazarí de Granada y el descubrimiento de América por Colón.

Expulsión de los judíos y Conquista del reino nazarí de Granada.

Causas: El objetivo proclamado era lograr la uniformidad religiosa en la península, que solo hubiera
cristianos. Esta política respondía a la premisa de que la fe cristiana era el fundamento espiritual y
político de la unidad de los reinos. Al mismo tiempo, la homogeneidad religiosa era un elemento de paz
interior.

Pero no se nos escapa que lo perseguido era, sobre todo, aumentar las posesiones (tierras, rentas,
súbditos,...) a costa del reino musulmán granadino; así como de los numerosos bienes de los judíos.
También actuó como causa una animadversión hacia la población judía que solían ocupar cargos y
puestos apetecidos por los cristianos.

Consecuencias:
En lo religioso, en principio se logrará la uniformidad religiosa solo con los judíos. En el caso de los
musulmanes, se les obligó a convertirse pero ellos continuaron siendo mahometanos en la práctica. A
este nuevo grupo social se les llamará moriscos y pervivirán en Granada hasta 1571 y en los reinos de
Valencia, Aragón y Murcia hasta 1609 -1614, fechas de su definitiva expulsión

Descubrimiento de América.

Causas: La búsqueda de una nueva ruta hacia las Indias promovida por Colón, que consistía en navegar
hacia Occidente. Ello fue posible por los avances en las técnicas de navegación (astrolabio, brújula,
carabela, etc) y a los vientos alisios, que hicieron viable el viaje. Isabel le dio el visto bueno ( LA
FINANCIACIÓN del viaje corrió a cargo solo del Reino de Castilla). Colón erró bastante en sus cálculos de
las dimensiones de nuestro planeta, pero tuvo la suerte de encontrarse con un insospechado continente
en su viaje hacia las Indias.

Consecuencias: Nuevas tierras, nuevos súbditos, nuevos productos, llegada con el tiempo de metales
preciosos que promoverá la economía europea, Sevilla como centro de todos estos nuevos
intercambios, emigración hacia América de españoles, intercambios, y sobre todo, sometimiento a una
situación de casi esclavitud de los habitantes de esas nuevas tierras. Unos siglos más tarde, los
productos más decisivos, para la mejora del bienestar de los europeos, serán la patata y el maíz.

2.1.-COMPARA LOS IMPERIOS DE CARLOS I Y DE FELIPE II,Y EXPLICA LOS DIFERENTES PROBLEMAS QUE
ACARREARON

A comienzos del siglo XVI, con Carlos I (1516-1556), nieto de los Reyes Católicos, llegó al trono de las Coronas de
Castilla y Aragón una nueva dinastía, la de los Habsburgo o de los Austrias, ya que de Austria provenía el linaje de
Carlos por vía masculina, al ser hijo de Felipe el Hermoso, archiduque de Austria. Con este primer monarca de los
Habsburgo, y su sucesor, Felipe II, la monarquía hispánica se convirtió en la potencia hegemónica de Europa, con
un imperio territorial de dimensiones planetarias.

Buena parte de ese imperio procede de la herencia recibida por Carlos.

Carlos I heredó

De sus abuelos maternos, los Reyes Católicos, la Corona de Castilla, que incluía el reino de Navarra, Plazas en el
Norte de África, Canarias y América, y la corona de Aragón, que incluía Aragón, Cataluña, Valencia, Cerdeña,
Rosellón y Cerdaña y el reino de Nápoles y Sicilia.

Por parte de su abuela paterna, María de Borgoña heredó los Países Bajos y el Franco Condado.

De su abuelo paterno, Maximiliano I de Habsuburgo, acabó heredando en 1519 los territorios patrimoniales de
Austria, y la posibilidad ser elegido emperador del Sacro Imperio Romana Germánico como así fue (Carlos V).

Durante su reinado Carlos incorporaría a su Imperio el territorio de Milán en el Norte de Italia, además de
producirse la conquista y colonización de los imperios azteca e inca en América.

El monarca tuvo que hacer frente desde el comienzo a importantes problemas internos y externos derivados
tanto de la dificultad de gobernar un imperio tan vasto, de territorios dispersos con diferentes leyes e
instituciones, como de su ideal político de liderar una monarquía universal y cristiana.

En sus primeros años de reinado, sus pretensiones imperiales - fue elegido emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico en 1519- y europeas recibieron el primer toque de atención en la Península con el desarrollo de dos
importantes revueltas que obligaron al monarca a un gran esfuerzo militar para sofocarlas: la de las Comunidades
de Castilla y la de las Germanías de Valencia.
1) PROBLEMAS INTERNOS

La revuelta comunera (1520-1521) fue protagonizada por artesanos, comerciantes y sectores de la baja nobleza y
el bajo clero de las principales ciudades de Castilla que tras sublevarse sustituyeron el poder municipal por
comunas ciudadanas. Era una reacción al carácter extranjerizante de un rey, educado en Flandes, que otorgó los
principales cargos e importantes beneficios a sus consejeros flamencos mientras parecía mantenerse ajeno a los
problemas castellanos. Pero también revelaba, por una parte, el deseo de estos "sectores medios" de la sociedad
castellana de potenciar el papel de las Cortes frente a una monarquía cada vez más autoritaria y, por otra, las
aspiraciones de la pequeña y mediana burguesía artesanal de progresar, como queda patente en la petición
comunera de limitar y controlar la exportación de lana.

La incorporación a la revuelta de los campesinos, dándole un matiz de rebelión antiseñorial, condujo a que la
nobleza, hasta entonces al margen, uniese sus fuerzas a las del rey para acabar con el conflicto. Este llegó a su fin
tras la derrota de las fuerzas comuneras en Villalar, en 1521, y el posterior ajusticiamiento de sus líderes, Padilla,
Bravo y Maldonado.

Casi simultáneamente a la revuelta de las Comunidades se produjo la sublevación de las Germanías (1520-1522)
en Valencia. Si la revuelta comunera conjugó aspectos políticos y sociales, la de las Germanías fue una revuelta
social de carácter antiseñorial. La pequeña y mediana burguesía junto con parte del campesinado se enfrentaron
a la nobleza tanto para reducir sus privilegios en el gobierno de la ciudad de Valencia como en el campo. La
rebelión, que se extendió también a Mallorca, acabó siendo sofocada por las fuerzas reales apoyadas por la
nobleza.

A pesar de su gravedad, finalmente la autoridad del monarca salió reforzada pues la nobleza, temerosa de las iras
populares, comprendió que su supervivencia dependía de la alianza con una monarquía fuerte que garantizase el
orden social establecido. Sin embargo, esta alianza supuso la marginación de la burguesía, el sector social más
emprendedor.

2) PROBLEMAS EXTERNOS

La idea imperial de Carlos V también se encontraría con importantes obstáculos externos.

Sus pretensiones de hegemonía en Europa se vieron discutidas por las de otra potencia en plena expansión, la
Francia de Francisco I. Esa lucha por la hegemonía tuvo como escenario las tierras de Italia donde se sucedieron
cuatro guerras con Francia , entre 1521 y 1544, que confirmaron la supremacía de Carlos I y le permitieron la
incorporación del Milanesado a sus dominios.

La misión autoimpuesta de Carlos como defensor de la Cristiandad y de la ortodoxia católica dentro de la misma
chocó, asimismo, con dos importantes inconvenientes: la amenaza islámica representada por el Imperio turco
otomano, en plena expansión desde el sureste de Europa y el norte de África; y la reforma protestante de Lutero
en el Imperio Germánico.

En lo que se refiere al primer problema, el Mediterráneo fue fuente de conflictos durante todo el reinado de
Carlos, especialmente por la piratería fomentada por los TURCOS otomanos. En la lucha contra ellos se alternaron
los triunfos, como la conquista de Túnez en 1535, con los fracasos (Argel, 1541).

Dentro del Imperio alemán, muchos príncipes se había adherido a la reforma luterana para fortalecer su poder
mediante la confiscación de bienes a la Iglesia católica. Carlos V lucho contra ellos, por la defensa del catolicismo,
entre 1545 y 1555. En una primera fase consiguió someterlos tras la victoria de Mühlberg en 1547. Pero,
posteriormente, el apoyo del rey francés a los príncipes protestantes cambió la correlación de fuerzas viéndose
obligado Carlos a firmar la Paz de Augsburgo en 1555, por la cual reconocía la vigencia de las dos religiones en el
Imperio Germánico, católica y protestante, aunque se obligaba a los súbditos a profesar en cada territorio, la
religión de su príncipe. Con este acuerdo se derrumbaba, definitivamente, el ideal carolino (de Carlos) de
monarquía universal y cristiana.

Carlos I decidió abdicar en 1556 y retirarse al monasterio de Yuste, le sucedería Felipe II que heredaría su gran
imperio salvo las posesiones de Austria y, con ellas, los derechos a aspirar a la corona imperial alemana. Este
imperio alcanzaría su máxima extensión, a partir de 1580, con la incorporación de Portugal y todas sus posesiones
extraeuropeas, al forzar Felipe su designación como rey tras quedar vacante el trono portugués y ser el candidato
con más derechos a ocuparlo como hijo de Isabel de Portugal.

Si bien en muchos aspectos la política seguida por Felipe II fue similar a la de su padre, basada en el
mantenimiento de su hegemonía en Europa, la lucha contra los turcos en el Mediterráneo y la defensa de la
ortodoxia católica, también tuvo diferencias notables derivadas tanto de los cambios acaecidos en su imperio (no
heredó Austria, ni el imperio alemán) como en la situación internacional.

Así, a diferencia de Carlos, que se consideró un emperador europeo, Felipe II pensó y actuó como un monarca
castellano que residió en España la mayor parte de su reinado y acabó con el carácter itinerante de la corte al
establecer en 1561 la capital en Madrid. Por otra parte, tuvo que enfrentar problemas nuevos entre los que
sobresalió la rivalidad con Inglaterra derivada de su competencia en el comercio atlántico, ya el más activo frente
a la prevalencia del Mediterráneo en épocas anteriores.

1) PROBLEMAS INTERNOS

La política interior de Felipe II se apoyó en dos bases: la defensa a ultranza de la ortodoxia católica y el poder
absoluto de la monarquía. En relación con la primera, utilizó como instrumento de control a la Inquisición y
adoptó una serie de medidas para preservar a España de la herejía como la prohibición de estudiar en
universidades extranjeras, de importar libros extranjeros o la publicación de un índice de libros prohibidos;
además en 1558 se desmantelaron las minoritarias comunidades protestantes de Sevilla y Valladolid,
severamente castigadas en autos de fe.

La manifestación del poder absoluto de Felipe se plasmó en la resolución dada a los dos principales conflictos
internos peninsulares de su reinado. Entre 1568 y 1570 se rebelaron los moriscos granadinos en las Alpujarras
debido a la presión que se ejercía sobre ellos y a la prohibición del uso de su lengua y costumbres en 1567. La
revuelta duró diez años pero, finalmente, fue sangrientamente sofocada y se decretó la dispersión por toda
Castilla de los moriscos granadinos.

En 1590, por su parte, Felipe tendría que hacer frente a un conflicto jurisdiccional en el reino Aragón al huir a este
territorio su secretario Antonio Pérez, acusado de traición, y acoger a la protección del Justicia Mayor donde el
rey no podía detenerlo. La reacción de Felipe fue acusar a Antonio Pérez de herejía para que la Inquisición
pudiera arrestarlo al no estar limitadas sus competencias por ninguna jurisdicción territorial. . Sin embargo, los
aragoneses consideraron esta actuación como una violación de sus fueros y se amotinaron impidiendo el traslado
de Pérez a la cárcel inquisitorial. Felipe II acabó con estas alteraciones de forma contundente: envió un ejército
para restablecer el orden y mandó ejecutar al Justicia, cabecilla de la protesta. El rey reafirmó así su poder, y
estipuló que en lo sucesivo correspondería al monarca designar al Justicia de Aragón.

2) PROBLEMAS EXTERNOS
En el ámbito internacional, Felipe II heredó la política de enfrentamiento con Francia por la hegemonía europea,
pero esta contienda quedó zanjada en los primeros años de reinado tras la derrotas francesa en las batallas de
San Quintín y Gravelinas y la posterior firma de la Paz de Cateau-Cambrésis por la que Francia renunciaba a
reclamar sus derechos sobre Italia.

La lucha contra los turcos también formaba parte de la política heredada de su padre; el hito más importante del
reinado de Felipe II, en este sentido, fue la formación de la Liga Santa, integrada por la monarquía hispánica,
Venecia y la Santa Sede, cuya flota derrotó en 1571 a los turcos en Lepanto, frenando su avance.

El Mediterráneo, por tanto, dejaría de ser el principal problema de preocupación de la monarquía hispánica y
pasaría a serlo el Atlántico con dos conflictos que absorbieron numerosos recursos militares y financieros.

Destacó, en primer lugar, la sublevación de los Países Bajos (1548-1648), uno de los territorios de la monarquía
más ricos y prósperos con una importante burguesía de artesanos y comerciantes. La sublevación se produjo en
las provincias del norte donde se había extendido el protestantismo de Calvino reprimido por la monarquía. La
rebelión, que aglutinó a diferentes sectores, fue una reacción contra esa persecución pero también contra la
presión fiscal (muchos impuestos) a que la monarquía sometía a la rica burguesía-mucha calvinista- de estos
territorios para financiar guerras que les eran ajenas; a ella se unieron elementos de la nobleza que toleraban mal
la autoridad hispánica.
La guerra contra los rebeldes holandeses se convirtió en uno de los mayores problemas de la monarquía. Al
final del reinado de Felipe II las siete provincias del norte, bajo el nombre de Provincias Unidas, se habían
independizado de hecho (aunque no legalmente). Pero el conflicto se prolongó, con treguas y altibajos, hasta
1648, en que España, derrotada en la Guerra de los Treinta Años, acabó reconociendo su independencia.

El otro gran conflicto fue con Inglaterra, con la que, desde la subida al trono de Isabel I, en 1558, se
mantuvo una política de rivalidad ya que el crecimiento económico y demográfico inglés impulsó a su soberana a
disputarle el monopolio comercial con América, y a partir de 1580, con el imperio portugués a la monarquía
hispánica. Para lograrlo y debilitar a la monarquía de Felipe II, Inglaterra apoyaba a los sublevados holandeses y
hostigaba mediante la piratería el comercio español en el Atlántico en una guerra encubierta que, a partir de
1585, se convirtió en un enfrentamiento directo y abierto. Felipe II reaccionó con un proyecto de invasión de las
Islas Británicas en 1588 mediante una gran flota, la Gran Armada, que obtuvo un rotundo fracaso de graves
consecuencias militares, económicas y psicológicas.
La paz con Inglaterra no sería posible hasta 1604, tras la muerte de Isabel I, en el reinado de Felipe III.

En suma, durante el siglo XVI la monarquía hispánica, con un gran imperio, se convirtió en la potencia
hegemónica europea. Sin embargo, la política seguida para mantener ese imperio y el ideal político de sus
gobernantes condujo a continuas guerras que consumieron buena parte de los ingresos de la monarquía,
incluidos los caudales procedentes de las Indias. Además, problemas importantes, como el de las provincias del
norte de los Países Bajos, quedaron sin resolver. Todo ello iría sentando las bases de la futura decadencia en el
siglo XVII.

2.3.-ANALIZA LA POLÍTICA RESPECTO A AMÉRICA EN EL SIGLO XVI Y SUS CONSECUENCIAS PARA


ESPAÑA, EUROPA Y LA POBLACIÓN AMERICANA
Durante el reinado de Carlos I se exploró y conquistó la mayor parte de la América española; en muchos casos se
realizó mediante el uso de la fuerza "legitimada" por la aplicación del requerimiento o exhortación a los indios
para que aceptaran la soberanía española si no querían ser sometido por las armas.

La explotación económica del continente, en especial, su riqueza en metales, fue un objetivo prioritario en el que
se utilizó a la población indígena con la aplicación de sistemas que propiciaron abusos, como el de la encomienda
indiana o asignación a un colonizador de un determinado número de indios para que trabajaran a su servicio o le
pagasen tributos en especie a cambio de protección, educación y evangelización.

La monarquía hispánica intentó sacar el máximo beneficio de la colonización americana. Por una parte, mediante
la explotación sistemática de las minas, especialmente la de plata de Zacatecas (México) y Potosí (Perú), de cuya
producción obtenía, en concepto de impuesto, el 20% o quinto real, que constituía uno de sus principales
ingresos; por otro lado, la Corona estableció el monopolio del comercio con América a través de la Casa de
Contratación y de la organización de la flota de Indias. Cualquier mercancía, española o extranjera, que se quisiera
vender en el Nuevo Mundo debía ser registrada en la Casa de Contratación de Sevilla y pagar a la Corona los
impuestos correspondientes; de Sevilla partía la flota de Indias, grupo de barcos mercantes armados y escoltados
por navíos de guerra que llevaba las mercancías a los puertos centroamericanos y después regresaba con
mercancías americanas, oro y plata. Este sistema no estuvo exento de ataques de piratas , corsarios y flotas
enemigas y del contrabando, que privaron a la monarquía de importantes ingresos.

Para gobernar el inmenso imperio americano se estableció un sistema jerárquico que tenía en la cumbre a dos
instituciones peninsulares, el Consejo de Indias y la Casa de Contratación de Sevilla. Como se ha comentado, el
cometido de esta última era organizar, registrar y controlar el comercio y la navegación con América; por su parte,
el Consejo de Indias era el órgano más importante del gobierno americano, con jurisdicción sobre todos los
territorios y organismos de aquel continente y entre cuyas funciones estaban la de elaborar la legislación de
Indias, nombrar cargos y fiscalizar (controlar, supervisar) los asuntos económicos relativos a América.

Para su administración in situ, se dividió el continente en dos grandes circunscripciones territoriales o virreinatos:
el de Nueva España, con capital en México y el de Perú, con capital en Lima, separados por Panamá. Al frente de
cada uno había un virrey con amplísimos poderes en su calidad de representante del rey. Junto con los
virreinatos, fueron instituciones fundamentales las Audiencias: eran tribunales superiores de justicia, presididas
por el virrey o por un gobernador, que también ejercían importantes funciones gubernativas al servicio de estos,
a los que incluso sustituían temporalmente cuando su cargo quedaba vacante. En el siglo XVI se crearon diez a las
que posteriormente se sumaron otras tres. Sus límites jurisdiccionales coincidían, aproximadamente, con los de
los nuevos países que surgirían tras el proceso de independencia del siglo XIX. Circunscripciones inferiores a los
virreinatos fueron las gobernaciones y capitanías generales, equivalentes a provincias, estaban regidas por
gobernadores o por capitanes generales cuando se trataba de zonas fronterizas don la presencia militar era más
necesaria. Los corregimientos eran circunscripciones de menores dimensiones que las gobernaciones donde
existía un elevado número de población indígena; estaban a cargo de un corregidor que se encargaba de
administrar justicia, vigilar y dirigir a los pueblos indígenas y cobrar los tributos regios. La unidad administrativa
básica la constituían los cabildos o ayuntamientos de las ciudades, en las que residía la población blanca y cuya
organización era similar a la de los municipios castellanos.

Las consecuencias del descubrimiento del Nuevo Mundo fueron muy importantes tanto para la población
indígena americana como para la peninsular y europea.

Para los pobladores indígenas, supuso la destrucción de sus formas tradicionales de vida y de su organización
social. Además sufrieron un fuerte descenso demográfico no tanto debido a las guerras de conquista como al
efecto de las enfermedades de origen europeo, la dureza del trabajo a que fueron sometidos y la extensión de un
espíritu pesimista de derrota y desgana vital que se tradujo en suicidios y en una notable caída de la natalidad.
Por su parte, el descubrimiento de América tuvo un gran impacto en Europa y, por supuesto, en España.

El impacto, fue, en primer lugar, económico. El importante aumento de la circulación monetaria, consecuencia de
la llegada masivo del oro y la plata americanos desencadenó un proceso inflacionario conocido como revolución
de los precios, sin precedentes en toda la historia europea; la perspectiva de vender las mercancías cada vez más
cara estimuló a su vez la producción, por lo que toda Europa vivió en el siglo XVI una fase expansiva de fuerte
crecimiento económico.

La monarquía hispánica se convirtió en una gran potencia económica, sin embargo, desaprovechó el potencial
económico americano y la posición privilegiada que le ofrecía su monopolio comercial. Gran parte del oro y la
plata americanos fue absorbida por la Corona para financiar sus guerras y pagar los préstamos de la banca
extranjera, aún así el endeudamiento y el déficit fiscal se hicieron crónicos y el aumento consiguiente los
impuestos arruinó a los sectores más productivos del país. La debilidad de estos sectores burgueses se vio
reforzada por la mentalidad conservadora que rechazaba el comercio y los negocios con lo que estados con una
industria artesanal más desarrollada, como los Países Bajos, Inglaterra o Francia, acabaron nutriendo la demanda
americana de productos europeos.En definitiva, el oro y la plata de América acabaron enriqueciendo a los
extranjeros ya que en su mayor parte se destinaban al pago de deudas contraídas por la Corona con la banca
europea y al pago de las mercancías extranjeras enviadas a América.

El Nuevo Mundo supuso, asimismo, un gran estímulo para la actividad intelectual y un cambio en los valores y en
la concepción del mundo que se reflejaron en diversos aspectos. Las ciencias naturales (geografía, botánica,
química, farmacología,…) experimentaron un gran impulso debido al conocimiento de nuevas tierras y especies
de seres vivos. La economía y el derecho también fueron disciplinas afectadas por el descubrimiento. La reflexión
en torno a la revolución de los precios, especialmente de teólogos y juristas de la Escuela de Salamanca (Francisco
de Vitoria, Domingo de Soto...), condujo a la formulación de la teoría cuantitativa del dinero por Martín de
Azpilicueta, según la cual el dinero tiene más valor donde y cuando escasea que donde y cuando abunda. Por su
parte, , el debate que surgió en torno a los derechos de los indios y la legitimidad de la guerra de conquista
sentó las bases del derecho internacional, con Francisco de Vitoria como figura relevante, que defendió el
derecho de todas las naciones a comerciar de forma pacífica en cualquier lugar del mundo y, únicamente,
consideró justa la guerra destinada a acabar con prácticas contrarias a los derechos naturales del ser humano.

3.2.-EXPLICA LOS PRINCIPALES PROYECTOS DE REFORMA DEL CONDE DUQUE DE OLIVARES

El conde duque de Olivares, valido de Felipe IV, inició el reinado con un ambicioso programa de
reformas destinado a devolver a la monarquía hispánica su perdida grandeza. Se basaba en dos
principios fundamentales:
La reputación, que buscaba recuperar el prestigio internacional de la monarquía hispánica con un
mayor protagonismo en la política europea y sus conflictos; como consecuencia se reanudó la guerra
contra Holanda, que acabó integrándose en la Guerra de los Treinta años, donde se dirimía la
hegemonía en Europa.
La reformación, cuya finalidad era fortalecer la monarquía y evitar la decadencia a través de una
serie de ambiciosos proyectos, muy influidos por los arbitristas.
Entre estos proyectos de reforma del conde duque destacaron tres. Para dar solución a los problemas
financieros de la monarquía, ideó la fundación de una red nacional de erarios –bancos públicos- que
liberarían a la Corona de la dependencia de la banca extranjera. Los erarios pagarían un interés a
quienes depositaron su dinero en ellos y concederían préstamos a la Corona. El proyecto fracasó porque
para constituir los erarios se necesitaba un capital fundacional que debía ser aportado, obligatoriamente
y en proporción a su riqueza, por los súbditos cuya fortuna superase los 2000 ducados, y las Cortes,
especialmente los sectores privilegiados, se opusieron aceptando a cambio un aumento de un impuesto
sobre los productos de primera necesidad

Otro de los proyectos de Olivares fue la Unión de Armas o pretensión de crear un ejército permanente
de 140.000 hombres reclutado y sostenido por todos los reinos de la monarquía en proporción a su
población y riqueza. Se pretendía con ello distribuir el coste humano y económico de las guerras entre
todos los territorios de la monarquía, descargando así a Castilla de un peso que llevaba prácticamente
en solitario. La Unión de Armas fracasó por la oposición de las Cortes de la Corona de Aragón.

Estos proyectos reformistas se inscribían en una plan más amplio que pretendía la unificación de la
monarquía bajo unas mismas leyes e instituciones, siguiendo el modelo de las de Castilla. El plan
entrañaba una concepción absolutista del poder y pretendía crear una estructura centralizada de
Estado, más fácil de gobernar. Pero su aplicación era casi imposible, tanto por el contexto de guerra
exterior y dificultades económica de la monarquía, como por la oposición de los distintos reinos, celosos
de sus derechos forales.

En definitiva, los proyectos reformistas de Olivares fracasaron porque los grupos sociales y los territorios
periféricos (Corona de Aragón) que podían salir perjudicados los boicotearon. Además la situación de
guerra casi permanente exigía soluciones urgentes e inmediatas, y obligaba a aplazar unas reformas que
requerían tiempo y paz para su realización.

3.3.-ANALIZA LAS CAUSAS DE LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS Y SUS CONSECUENCIAS PARA LA
MONARQUÍA HISPÁNICA Y PARA EUROPA

La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) tuvo su origen, en 1618, en un conflicto


exclusivamente alemán, la rebelión de los príncipes protestantes alemanes contra las pretensiones del
emperador Fernando II de Habsburgo (rama austríaca de los Habsburgo) de restaurar el catolicismo. Sin
embargo, acabó convirtiéndose en una lucha por la hegemonía en Europa entre los Habsburgo,
austríacos y españoles, por una parte, y Francia, liderando una coalición de potencias, entre las que se
encontraban los protestantes alemanes y holandeses, por otra. Todas las contiendas europeas se fueron
integrando en esta guerra general, entre ellas la guerra hispano-holandesa a partir de 1621.
La Guerra acabó con la Paz de Westfalia, en 1648, que supuso la pérdida de la hegemonía
española en Europa. La monarquía hispánica tuvo que reconocer la independencia definitiva de las
Provincias Unidas (Holanda) y Francia se erigió como la nueva gran potencia europea con la que España
prosiguió la guerra en solitario hasta la Paz de los Pirineos, en 1659. Dicha Paz confirmaba el declive
español, la monarquía hispánica tuvo que ceder a Francia el Rosellón, la Cerdaña, la región del Artois y
algunas otras ciudades flamencas (en los Países Bajos españoles –Bélgica-); se acordaba , además, la
boda de la infanta Mª Teresa con Luis XIV , que propiciaría la llegada de los Borbones a España en el
siglo XVIII.

En definitiva, el estado de guerra permanente en que se desarrolló el reinado de Felipe IV dejó


arruinada a la monarquía y al país en un estado de agotamiento económico y de postración.

3.4.-COMPARA Y COMENTA LAS REBELIONES DE CATALUÑA Y PORTUGAL DE 1640

El reinado de Felipe IV atravesó por un momento crítico en la década de los 40, y primeros años 50, con el
desencadenamiento de numerosas protestas y rebeliones en diferentes partes de la monarquía (Andalucía,
Nápoles, Sicilia…). Fueron motivadas por el descontento de distintos sectores sociales y políticos hacia la política
del conde duque de Olivares. Las clases populares denunciaban su agotamiento económico y la presión fiscal que
sufrían; miembros de la alta nobleza se quejaban del escaso protagonismo que les concedía el autoritarismo del
valido; los territorios periféricos (Portugal, Aragón, Valencia y Cataluña) rechazaban las pretensiones unitarias y
centralistas de Olivares.

Las dos rebeliones más importantes, con graves consecuencias para la monarquía hispánica, fueron la
rebelión de Cataluña (1640-1652) y la rebelión de Portugal (1640-1668), ambas se podrían calificar de rebeliones
anticentralistas y, especialmente, en el caso de Portugal, independentistas.

Como causa de fondo de la rebelión catalana estaban las pretensiones de centralización política de
Olivares. Generó un especial rechazo su proyecto de Unión de Armas -formación de un ejército permanente
reclutado y sostenido por todos los territorios de la monarquía en proporción a su población y riqueza – por parte
de las Cortes catalanas. Es decir, en esencia, fue una revuelta anticentralista, en defensa de los fueros propios.
La causa inmediata o detonante de la rebelión fueron los desmanes cometidos sobre la población por parte
de los soldados castellanos e italianos destinados en el frente catalán con motivo de la guerra con Francia (Guerra
de los 30 Años). Hubo enfrentamientos entre campesinos y soldados en diferentes partes y la rebelión se
extendió a la ciudad de Barcelona, donde el día de la festividad de Corpus Christi estalló un violento motín en el
que fue asesinado el virrey: Corpus de Sangre de 1640.
Los sublevados buscaron el apoyo de Francia que envió tropas al territorio catalán. Sin embargo, la crisis
económica, unida a la peste y a la opresión francesa, peor que la castellana, provocó el agotamiento y rendición
de los catalanes en 1652, con la condición de que se respetasen sus antiguos fueros.

Paralelamente a la rebelión catalana, estalló otra en Portugal.


En esta época, amplios sectores de la sociedad portuguesa y, en particular, la nobleza y la alta burguesía,
consideraban que su incorporación a la monarquía hispánica les había traído más inconvenientes que ventajas,
cundiendo un gran descontento. .
En 1640, este descontento se debía, por una parte, al aumento de la presión fiscal que suponía la Unión de
Armas y, por otra, a la incapacidad de la monarquía de Felipe IV para defender el imperio ultramarino portugués
de los ataques holandeses.
Por tanto, la rebelión portuguesa tuvo desde el principio un marcado carácter anticastellano e
independentista y fue liderada por la nobleza que proclamó al duque de Braganza como rey (Juan IV).
La rebelión sorprendió a Felipe IV y a Olivares que, incapaces de atender simultáneamente dos frentes,
optaron por concentrar sus esfuerzos en Cataluña, creyendo que Portugal, por su aislamiento, sería más fácil de
recuperar.
Pero la nueva monarquía portuguesa se consolidó con la ayuda de Francia e Inglaterra, fracasando los
intentos militares para recuperarla. La monarquía hispánica reconoció, finalmente, su independencia en 1668, ya
en el reinado de Carlos II.

Las rebeliones de 1640 provocaron, definitivamente, la caída de Olivares, pues en 1643 Felipe IV le apartó
de la política. Sin embargo, no por ello mejoró la situación económica y se restableció la paz social.

3.5.-EXPLICA LOS PRINCIPALES FACTORES DE LA CRISIS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA DEL SIGLO XVII, Y SUS
CONSECUENCIAS

El siglo XVII fue una fase de depresión en toda Europa, salvo en Inglaterra y en Holanda. Los factores
específicos de la crisis española fueron fundamentalmente dos, que se reforzaron entre sí: el descenso
demográfico y el agotamiento económico debido a las continuas guerras.

Las causas directas de la crisis demográfica fueron principalmente cuatro:

 Las grandes epidemias. En España se detectaron tres oleadas principales, en el cambio de siglo, la más
letal que recorrió la península de Norte a Sur; a mediados de siglo otra oleada que afectó,
especialmente, a Levante y Andalucía, zonas que se vieron afectadas de nuevo a finales de siglo.
 La expulsión de los moriscos (1609-1611), que perjudicó sobre todo a Valencia y Aragón.
 Las guerras constantes que aumentaron la mortandad sobre todo entre los jóvenes.
 Las dificultades económicas que provocaron un incremento de la emigración, e, indirectamente, una
disminución de la natalidad al reducirse los matrimonios por falta de recursos y al aumentar el número
de clérigos por presentarse la vida religiosa como un medio de subsistencia.

Por lo que se refiere al agotamiento económico, un factor fundamental fue el creciente endeudamiento de
la Corona debido a las continuas guerras. Problema que se vio agudizado, desde comienzos de siglo, por la
disminución del volumen de metales preciosos que llegaban de América. Esta situación llevó a que se produjeran
seis bancarrotas de la Hacienda Real a lo largo del siglo por suspensiones de pagos de la Corona a sus acreedores
y que acabaron resultando en un incremento de la deuda, al negociarse con los banqueros afectados la suma a la
deuda principal de los intereses no pagados.
Fracasados los proyectos de Olivares para resolver esta situación, hubo que buscar con urgencia nuevas
fuentes de ingresos que afectaron sobre todo a Castilla y que sólo sirvieron para atender las necesidades
inmediatas: alteración del valor de las monedas, creación de nuevos impuestos, exigencia de donativos a la
nobleza, venta de cargos públicos, venta de títulos nobiliarios, conversión de tierras de realengo en nuevos
señoríos para su venta, etc.
La crisis demográfica y los apuros fiscales de la Corona contribuyeron a agudizar la depresión económica
española, cuyas manifestaciones más evidentes fueron la caída de la producción agraria, la disminución de la
ganadería bovina y la crisis de la industria textil castellana incapaz de competir con los textiles de lujo fabricados
en el extranjero, lo que, junto con la mentalidad poco proclive a los negocios de los castellanos, condujo al
acaparamiento por extranjeros del comercio con América, bien por medio del contrabando, o por la
intermediación de agentes españoles.

La crisis tuvo relevantes consecuencias sociales, afectando a todas las capas sociales.
La nobleza vio, por una parte, como aumentaban significativamente sus integrantes debido a las ventas de
títulos nobiliarios a las que recurrió la Corona para aumentar sus ingresos y, por otra, como disminuían sus rentas
por la crisis agraria, viéndose obligada a endeudarse para poder mantener su lujoso tren de vida.
Una parte reseñable de la ya escasa burguesía abandonó los negocios e invirtió sus beneficios en tierras,
señoríos, rentas fijas -como los títulos de deuda pública- y en la compra de títulos nobiliarios; era una manera de
asegurar su patrimonio en una época de crisis económica aunque, seguramente, también influyó algo la
mentalidad nobiliaria, antiburguesa y rentista imperante en la sociedad española desde la expulsión de los judíos.
El campesinado, en especial el de Castilla, fue el sector social más afectado por la crisis económica y la
intensa presión fiscal de la Corona. Muchos campesinos perdieron sus tierras al endeudarse y no poder devolver
los préstamos, lo que los obligó a emigrar incrementando así la cuota de impuestos que correspondía a los que se
quedaban. El incremento del bandolerismo en el campo fue una consecuencia de esta miseria económica.
Las ciudades, por su parte, convertidas en refugio de campesinos inmigrados arruinados, muchos de los
cuales acabaron integrando el colectivo de pícaros y mendigos, se convirtieron en un foco de pobreza, cuyo
ambiente fue perfectamente reflejado en la literatura y el arte de nuestro Siglo de Oro.

Sin embargo, hacia 1680 se inició un cambio de tendencia con un aumento de la natalidad y una lenta
recuperación de la producción y el comercio; parece que en esta recuperación económica fue determinante la
drástica devaluación de la moneda de vellón en 1680 que frenó la galopante inflación y estabilizó el sistema
monetario.
Por tanto, la expansión demográfica y económica que caracterizaría al siglo XVIII había comenzado ya en el
último cuarto del siglo XVII. Esta recuperación afectó, sobre todo, a las regiones litorales, siendo mucho menor en
la España interior.

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