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Toponimia[editar]

La creencia por parte de los conquistadores españoles de la existencia de una costa rica en oro es
una de las teorías que explican el origen del nombre del país. A la izquierda, Playa Blanca en
el parque nacional Cahuita. A la derecha, ranitas de oro de la cultura del Diquís, en el Museo del Oro
Precolombino de San José.

El nombre «Costa Rica» para designar al territorio nacional apareció por primera vez en
una cédula real fechada el 17 de diciembre de 153934 y enviada a la Audiencia de
Panamá en 1543, en la que el rey español Carlos V otorgó un permiso especial a Diego
Gutiérrez y Toledo para que realizase la conquista y colonización del territorio
costarricense, que en adelante se denominó «Nuevo Cartago y Costa Rica».35
Acerca del porqué de este término, se han planteado dos hipótesis. La primera y más
difundida es que este se encuentra en el arribo colombino al país. Cristóbal Colón llegó
al actual territorio costarricense el 25 de septiembre de 1502, en su cuarto viaje.35
Impresionado por la abundancia de la joyería y por los adornos de oro de los indígenas,
Colón pensó que en estas tierras existían muchas riquezas. En los diarios escritos por
Colón a los Reyes Católicos de España, describe en el territorio existía mucho oro, tema
que recalcó en el documento 9, recopilado en el Libro copiador de Colón, llamado Carta
de Jamaica. En dicho documento, Colón anota en su visita a la tierra de Cariay (actual
Limón):
Llegué a tierra de Cariay, adonde me detuve á remediar los navíos y bastimentos, y
dar aliento á la gente, que venía muy enferma. Yo que, como dije, había llegado
muchas veces á la muerte, allí supe de las minas del oro de la provincia de Ciamba,
que yo buscaba. Dos indios me llevaron á Carambaru, adonde la gente anda
desnuda y al cuello un espejo de oro, mas no le querían vender ni dar á trueque.
Nombrándome muchos lugares en la costa de la mar, adonde decían que había oro y
minas; el postrero era Veragua...
Luego, más adelante:
... allí dicen que hay infinito oro, y que traen corales en las cabezas, manillas a los
pies y á los brazos dello, y bien gordas; y de él, sillas, arcas y mesas las guarnecen y
enforran. También dijeron que las mujeres de allí traían collares colgados de la
cabeza á las espaldas.
Y finalmente:
... y es que yo vide en esta tierra de Veragua, la mayor señal de oro en dos días
primeros que en la Española en cuatro años,...
Este importante hecho pudo influir en la posterior atribución del nombre de «Costa
Rica» entre los exploradores españoles que ingresaron al territorio años después, para
diferenciarla de la región de Veragua. Esa fama sobre las supuestas riquezas del país
fue lo que impulsó a los aventureros a emprender otras exploraciones y sirvió de polo de
atracción para los colonizadores e inmigrantes europeos. Se cree que para esa época, el
nombre de Costa Rica se había difundido entre los exploradores españoles para
designar el hasta ese momento inexpugnable territorio, basándose en lo expresado por
Colón acerca de él.
La segunda hipótesis fue propuesta por parte de Dionisio Cabal Antillón, cuya premisa
era que Costa Rica era la castellanización de una palabra indígena de origen huetar (a la
llegada de los españoles, el grupo autóctono más numeroso del país) con que este
pueblo designaba al país o a un asentamiento importante dentro de él. Según Cabal,
Costa Rica derivaría de un huetarismo (un vocablo indígena),
posiblemente Coquerrica, Coquerrique o Cotaquerrique, y que los españoles
simplificaron bajo el término Costarrica, es decir, los españoles pronunciaban de esa
forma, en su idioma, el nombre que los indígenas ya daban a su propio país, en forma
similar como ocurrió con otros países americanos, como México (México-
Tenochtitlan), Nicaragua (Nicarao) o Chile (Chili). Para sostener su hipótesis, Cabal
sostenía que el caso de «Costarrica», con doble erre y en una sola palabra, era el
mismo de otros topónimos huetares que se usan actualmente en el país: Tucurrique,
Turrialba, Turrujal, Suerre, Siquirres, Curridabat, Aserrí, Ujarrás, y palabras de uso
cotidiano como turruja, yigüirro, yurro, curré, etc.36 No obstante, esta hipótesis ha sido
considerada poco probable por no tener ningún fundamento lingüístico ni histórico en la
cual basarse.37

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