Descubrimiento de América - Wikipedia, La Enciclopedia Libre
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América
llegada a América de la expedición
española dirigida por Cristóbal Colón
Descubrimiento de América es la denominación que recibe el acont ecimient o hist órico por el
que se dio a conocer lo acaecido el 12 de oct ubre de 1492, consist ent e en la llegada a América
de una expedición provenient e de Cast illa, en la península ibérica, dirigida por Crist óbal Colón por
mandat o de los Reyes Cat ólicos, Isabel I de Cast illa y Fernando II de Aragón. Colón había part ido
del Puert o de Palos dos meses y nueve días ant es y, t ras cruzar el océano At lánt ico, llegó a una
isla del cont inent e americano, Guanahani, creyendo que había llegado a la India. Est e hecho es uno
de los moment os fundament ales de la hist oria universal y represent a un «descubrimient o» para
las personas que vivían en Afroeurasia de cult uras, civilizaciones, escrit uras, idiomas, t ecnologías,
product os, cult ivos, ganados, ciudades, riquezas, fauna y flora, buena t ierra, condiciones
climát icas favorables al europeo y no europeo, y de una población con una cosmología de
relaciones de poder muy dist int as; así como el llamado «encuentro de dos mundos» que habían
evolucionado independient ement e desde el poblamient o de América.[1]
Pintura romántica de la llegada de Cristóbal Colón a
América (Dióscoro Puebla, 1862).
Varios años después de la llegada de Colón a América, desde el t ercer viaje de Colón los
españoles se percat aron de que el lugar al que habían llegado no era una isla sino t ierra firme, y
que no est aba conect ada al rest o de la «t ierra conocida», como se esperaba de la India, sino que
formaba un cont inent e nuevo. Est a región fue cart ografiada por Américo Vespucio, y así, a part ir
de 1507, se le comenzó a llamar América. En los siglos post eriores al descubrimiento del Nuevo
Mundo, España, seguida por Port ugal, y en menor medida Inglat erra, Francia, Países Bajos, Rusia,
Suecia, Dinamarca-Noruega, ent re ot ras pot encias europeas, compit ieron por la exploración,
conquist a y colonización del cont inent e americano. También se int rodujeron como esclavos a una
cant idad est imada en millones de personas desde el África colonial,[2] lo cual llevó a procesos de
disolución y anomia de cult uras milenarias, así como al surgimient o de nuevas conformaciones
ét nicas, cult urales y polít icas.
Exist e ot ro uso cont rovert ido respect o al significado del t érmino «descubrimient o» que alude a
la llegada de la expedición de Colón a unas t ierras que ya est aban pobladas, y había sido
ocupadas por los primeros seres humanos que llegaron al cont inent e hace aproximadament e
14 000 años, y, por ot ro lado, exist en Asent amient os vikingos dat ados en el siglo x y ubicados en
la isla de Terranova, en el Archipiélago Árt ico Canadiense, aunque sin evidencias de cont act o con
los nat ivos ni t ampoco not icia de est e hallazgo en Europa.[3]
Exist e una clara dist inción ent re el «act o mismo del descubrimient o», ent endido como la serie de
viajes que hicieron navegant es españoles que llegaron a América y el encuent ro ent re cult uras, y
el post erior proceso hist órico conocido como la conquist a de América que los europeos
realizaron a cont inuación.
Antecedentes
Unos años ant es del descubrimient o de América, los viajes marít imos port ugueses a la India
bordeando la cost a de África y siguiendo el derrot ero hacia el est e a t ravés del Océano Índico
sirvieron como un est ímulo para ot ros navegant es europeos, que creían que era posible llegar a
las regiones de Asia orient al navegando hacia el oest e. Crist óbal Colón defendía la hipót esis de
que el diámet ro de la Tierra era t an pequeño que se podía alcanzar Asia, navegando desde Europa
hacia ponient e. En 1492 consiguió el apoyo y el pat rocinio económico de los reyes Isabel I y
Fernando II de Cast illa y Aragón, que le aut orizaron a organizar un viaje de exploración que lo
condujo a islas y t ierra firme desconocidas para ellos, y que hoy conocemos como América...
A part ir del segundo viaje de Colón, descubrimient os, conquist a milit ar, e invasión progresaron
conjunt ament e. Durant e los veint e años que separan 1499 de 1519, cuando empezó la empresa
de Fernando de Magallanes, t uvieron lugar los llamados «viajes de descubrimient o y rescat e»
«viajes menores» o «viajes andaluces», capit ulados por la corona española con empresarios
privados quebrando el discut ido monopolio colombino. En el primero de est os part icipó Américo
Vespucio, a quien se ha at ribuido ser el primer europeo en proponer que las t ierras a las que Colón
había llegado no eran en realidad part e de Asia, sino de un cont inent e desconocido para los
europeos y de cuyo nombre de pila deriva el nombre de «América».
Primer viaje
Los Reyes Cat ólicos, part icularment e la reina Isabel I de Cast illa, decidieron financiar a Crist óbal
Colón en su proyect o de llegar a Asia por el oest e, at ravesando la mar océana. El 17 de abril de
1492, Colón firmó con los reyes las Capit ulaciones de Sant a Fe, document os por los cuales se
aut orizó, sin financiar, la expedición de Crist óbal Colón a las Indias por el mar hacia occident e.
Además se le concedieron a Colón una serie de prebendas y t ít ulos, ent re ellos: Almirant e,
Gobernador, Virrey y el 10 % de las riquezas. También se firmaron varias provisiones y cédulas para
que ayudasen a Colón en aquellas villas y puert os de mar a las que se dirigía. Una provisión fue
dirigida a la villa de Palos de la Front era por una sanción impuest a a algunos de los vecinos de
est a villa.
Iglesia de San Jorge Mártir de Palos
de la Frontera.
El 23 de mayo de 1492, a las puert as de la iglesia de San Jorge de Palos de la Front era, en
presencia de Crist óbal Colón, fray Juan Pérez y las aut oridades locales, se dio lect ura a la Real
Provisión, firmada por los Reyes Cat ólicos, en la que se ordenaba a ciert os vecinos de la villa
palerma poner a disposición de Colón dos carabelas t ot alment e armadas y aparejadas.
Los vecinos a los que es referida dicha provisión cont est arían:
pero la marinería de la zona, que no era obligada por la real provisión, no est aba dispuest a a formar
part e de la expedición con un desconocido, como lo era Colón para aquellos hombres.
Independient ement e de la mayor o menor credibilidad de las ideas colombinas, los hombres de
Palos nunca secundarían al genovés a no ser que le acompañara algún navegant e respet ado en la
villa. Con la oposición de los vecinos y de los marineros, Colón recurrió a una de las provisiones
expedidas por los monarcas en la que se le concedió permiso para reclut ar marineros ent re los
encarcelados, aunque finalment e est o no fue necesario.
Así mismo, hizo uso de ot ra real provisión, genérica, dirigida a las villas de las cost as andaluzas:
Con est a provisión embargó dos barcos en Moguer, en presencia del escribano moguereño Alonso
Pardo, embarcaciones que más t arde serían desechadas.[5] [6]
En Palos de la Front era t ambién
realizó embargo de navíos Colón usando la cit ada provisión, según t est imonio de Hernández
Colmenero[n. 1] y, según parece, t ambién lo int ent ó en la cercana villa de Huelva por lo que se
desprende del t est imonio de Pedro Ort iz.[n. 2] Pero seguía sin conseguir enrolar a la t ripulación
necesaria para la empresa. Los monarcas emit ieron ent onces, el 20 de junio en Guadalupe, un
poder dirigido a la villa de Palos[n. 3] y una comisión a la villa de Moguer[n. 4] para que cumplieran
las reales provisiones ant eriores, la dirigida a la villa de Palos, y la genérica que usó Colón en
Moguer.
En est as circunst ancias, y gracias a la ayuda de los franciscanos del monast erio de La Rábida y a
Pero Vázquez de la Front era, viejo y respet ado marino de la zona, Colón conoció a Mart ín Alonso
Pinzón,[9] rico armador y líder nat ural de la zona gracias a sus muchas navegaciones t ant o por el
Océano At lánt ico como por el Mar Medit erráneo, y por los que había amasado fort una y fama.
Además de los ánimos y la influencia de est as amist ades, al mayor de los hermanos Pinzón le
habría convencido t ambién la propuest a que, según el t est imonio de Alonso Gallego en los
Pleit os colombinos, Colón le hizo a Mart ín Alonso:
Señor Martín Alonso
Pinçón, vamos a este
viage que, si salimos con
él y Dios nos descubre
tierras, yo os prometo
por la Corona Real de
partir con vos como un
hermano.
Sea como fuere Mart ín Alonso desde aquel moment o comenzó una enérgica campaña en favor
de la empresa. Aport ó de su hacienda personal medio millón de maravedís, la t ercera part e de los
gast os en met álico de la empresa.[10] [11]
[12]
[13]
[14]
[15]
[16]
[17]
[18]
y convence a sus hermanos,
Francisco y Vicent e, y a los Hermanos Niño, dest acada familia marinera de Moguer, y con los
cuales se consigue animar y enrolar a t oda la marinería necesaria para la empresa, hombres de
Palos, del vecino Moguer, de Huelva, del rest o de la comarca[5] [6]
e incluso de fuera de
Andalucía. Marinería que ahora sí se arriesgaba a aquella navegación, ya que el hecho de que
Mart ín Alonso Pinzón, con sus hermanos y los Hermanos Niño, est uvieran a la cabeza de dicha
armada, era una garant ía para los hombres de la zona del Tint o-Odiel.[19] [20]
Gracias a est o el día
23 de junio se abrió la t abla de enrolamient o[n. 5] pacíficament e en Palos de la Front era y se
alist ó librement e la marinería necesaria. Es probable qué, t al como afirma el padre Ort ega en su
obra,[21] no diera t iempo a que en t res días llegase la ejecut oria de los monarcas, -el poder y la
comisión dirigidas a Palos y a la vecina Moguer-, debido a la dist ancia a recorrer desde Guadalupe
hast a Palos de la Front era, lo cual, debido ya a los acont ecimient os ocurridos, las haría
innecesarias.
Primer viaje.
Ult imados los preparat ivos la expedición part ió del Puert o de Palos, el 3 de agost o de 1492. La
escuadra colombina est aba formada por las carabelas Pinta, Niña y la nao Santa María. La Pinta y
La Niña fueron elegidas por los hermanos Pinzón y cost eadas por el concejo de Palos, en
cumplimient o de la cit ada real provisión.[22] La t ripulación est aba formada por unos 90 hombres
aproximadament e.
La expedición se dirigió hacia las islas Canarias, donde Colón visit ó a Beat riz de Bobadilla,
gobernadora de La Gomera, y además en la Gran Canaria hizo reparaciones en la Pint a en el t imón
y en las velas. Finalizadas las reparaciones, desde la isla de La Gomera cont inuó su t ravesía del
At lánt ico el 6 de sept iembre.[n. 6]
La llegada a América
El viaje de Crist óbal Colón no result ó fácil para nadie, de hecho hubo conat os de amot inamient o,
pero gracias a la presencia y las dot es de mando de Mart ín Alonso Pinzón se consiguieron
resolver est as sit uaciones. Cuando ya se habían agot ado t odos los cálculos y previsiones
realizadas por Colón, se oyó desde La Pinta el famoso grit o de Rodrigo de Triana «¡Tierra a la
vist a!», dos horas después de la medianoche del 12 de oct ubre.
El resumen del Diario de Colón cuent a del siguient e modo el moment o de la llegada a la isla de
Guanahaní:
Jueves 11 de octubre: A
las dos horas después de
media noche pareció la
tierra de la cual
estarían dos leguas
amainaron todas las
velas, y quedaron con el
treo, que es la vela
grande sin bonetas, y
pusiéronse a la corda,
temporizando hasta el
día viernes, que llegaron
a una islita de los
Lucayos, que se llamaba
en lengua de indios
Guanahaní. Luego
vinieron gente desnuda,
y el Almirante salió a
tierra en la barca
armada, y Martín
Alonso Pinzón y Vicente
Yáñez, su hermano, que
era capitán de la Niña.
Sacó el Almirante la
bandera real y los
capitanes con dos
banderas de la Cruz
Verde, que llevaba el
Almirante en todos los
navíos por seña, con
una F y una Y: encima
de cada letra su corona,
una de un cabo de la
cruz y otra de otro.
Puestos en tierra vieron
árboles muy verdes y
aguas muchas y frutas
de diversas maneras. El
Almirante llamó a los
dos capitanes y a los
demás que saltaron en
tierra, y a Rodrigo de
Escobedo, escribano de
toda la Armada, y a
Rodrigo Sánchez de
Segovia, y dijo que le
diesen por fe y
testimonio cómo él por
ante todos tomaba,
como de hecho tomó,
posesión de la dicha isla
por el Rey y por la Reina
sus señores, haciendo
las protestaciones que
se requerían, como más
largo se contiene en los
testimonios que allí se
hicieron por escrito.
Luego se ajuntó allí
mucha gente de la isla.
La isla est aba habit ada por el pueblo lucayo o t aíno. El t ext o arriba cit ado, señala la primera
oport unidad en la que los europeos ut ilizaron el t érmino «indios» para denominar
generalizadament e a los pobladores de América, palabra que deriva del error que comet ieron al
pensar que la isla Guanahaní se encont raba en la zona orient al del cont inent e asiát ico, que los
europeos de ent onces confundían con India. En el diario de a bordo, Colón dejó escrit a su primera
impresión sobre los nat ivos que hallaron:
Jueves 11 de octubre:
Esto que se sigue son
palabras formales del
Almirante, en su libro de
su primera navegación y
descubrimiento de estas
Indias. «Yo -dice él-,
porque nos tuviesen
mucha amistad, porque
conocí que era gente que
mejor se libraría y
convertiría a nuestra
Santa Fe con amor que
no por fuerza, les di a
algunos de ellos unos
bonetes colorados y
unas cuentas de vidrio
que se ponían al
pescuezo, y otras cosas
muchas de poco valor,
con que hubieron mucho
placer y quedaron tanto
nuestros que era
maravilla. Los cuales
después venían a las
barcas de los navíos
adonde nos estábamos,
nadando, y nos traían
papagayos e hilo de
algodón en ovillos y
azagayas y otras cosas
muchas, y nos las
trocaban por otras
cosas que nos les
dábamos, como
cuentecillas de vidrio y
cascabeles. En fin, todo
tomaban y daban de
aquello que tenían de
buena voluntad. Mas me
pareció que era gente
muy pobre de todo. Ellos
andan todos desnudos
como su madre los
parió, y también las
mujeres, aunque no vi
más de una harto moza.
Y todos los que yo vi
eran todos mancebos,
que ninguno vi de edad
de más de treinta años:
muy bien hechos, de
muy hermosos cuerpos
y muy buenas caras: los
cabellos gruesos casi
como sedas de cola de
caballo, y cortos: los
cabellos traen por
encima de las cejas,
salvo unos pocos detrás
que traen largos, que
jamás cortan. De ellos
se pintan de prieto, y
ellos son de la color de
los canarios ni negros ni
blancos, y de ellos se
pintan de blanco, y de
ellos de colorado, y de
ellos de lo que hallan, y
de ellos se pintan las
caras, y de ellos todo el
cuerpo, y de ellos solos
los ojos, y de ellos solo
el nariz. Ellos no traen
armas ni las conocen,
porque les mostré
espadas y las tomaban
por el filo y se cortaban
con ignorancia. No
tienen algún hierro: sus
azagayas son unas
varas sin hierro, y
algunas de ellas tienen
al cabo un diente de pez,
y otras de otras cosas.
Los t aínos habían organizado una sociedad agraria, relat ivament e avanzada, basada en el cult ivo
del maíz, la mandioca y el algodón, incluyendo ot ros import ant es cult ivos como el maní
(cacahuet e), la pimient a, la piña, la bat at a y el t abaco. El propio Colón relat ó en su diario que
cult ivaban calabazas y algodón y que poseían casas y «huert as de árboles».[23]
Colón desembarca en Guanahaní.
Taínos y españoles int ercambiaron product os pacíficament e, pero aquellos no t enían posesiones
de oro, principal product o que buscaban los españoles. Al día siguient e el Diario coment aba:
Sábado 13 de octubre:
Yo estaba atento y
trabajaba de saber si
avía oro y vide que
algunos de ellos traían
un pedaçuelo colgado en
un agujero que tienen en
la nariz. Y por señas
pude entender que
yendo al Sur o
Bolviendo la isla por el
Sur, que estaba allí un
rey que tenía grandes
vasos de ello, y tenía
muy mucho.
Sin embargo, a pesar de la buena relación ent re t aínos y españoles, Colón ya pensaba en
Guanahaní, en la posibilidad de esclavizarlos:
Domingo 14 de octubre:
puédenlos todos llevar a
Castilla o tenellos en la
misma isla captivos,
porque con cincuenta
hombres los ternán a
todos sojuzgados y los
harán hazer lo que
quisieren.
La expedición de Colón arribó después a la isla de Cuba, baut izada con el nombre de Juana, y
post eriorment e a La Española. El 25 de diciembre encalló la carabela Santa María y con sus
rest os mandó const ruir el Fuert e de La Navidad, en el que dejó una pequeña guarnición.
El 15 de enero de 1493 Colón t omó la decisión de part ir, y el 16 las carabelas Pint a y Niña
abandonaron La Española con rumbo a España. Colón, al mando de la expedición en La Niña,
llevaba varios objet os recogidos en la expedición, y además le acompañaban 10 indios, dos de
ellos hijos del cacique Guacanagari. El 14 de febrero de 1493, en el t ornaviaje, se cruzaron con una
fuert e t empest ad que est uvo a punt o de hacer naufragar las embarcaciones. En t an difícil
t rance, Crist óbal Colón realizó el Vot o colombino.[22] [24]
Los t emporales habían separado a las
dos carabelas. Mart ín Alonso Pinzón con La Pint a consiguió arribar al puert o de Bayona y, el 15 de
marzo, regresó al puert o de Palos. El capit án de La Pint a desembarcó gravement e enfermo y
falleció alrededor del 31 de marzo en La Rábida. Colón se vio obligado a at racar con La Niña,
primero en las islas Azores, donde Colón es arrest ado y liberado post eriorment e para, a causa de
ot ro t emporal, t erminar at racando en Lisboa el 4 de marzo. Luego regresó al puert o de Palos el
15 de marzo y, días después, -según es creencia popular- se encaminaría a Moguer a cumplir el
vot o que había realizado.[22] Post eriorment e se dirigió a Barcelona para informar a los Reyes
Cat ólicos de su descubrimient o.
Segundo viaje
Segundo viaje
El segundo viaje de Crist óbal Colón zarpó de Cádiz el 24 de sept iembre de 1493. La expedición
t enía como finalidad asent ar la presencia española en los t errit orios descubiert os y encont rar el
camino hacia India y Cat ay. La primera isla a que arribó fue La Deseada, el 3 de noviembre;
después descubrió Puert o Rico y llegó a La Española, donde encont ró dest ruido el Fuert e de La
Navidad por una ofensiva del cacique Caribe Caonabo. En la misma isla fundó la Villa Isabela, el 6
de enero de 1494. En su segundo viaje (1493-1496) Colón descubrió las Pequeñas Ant illas
(Dominica y Guadalupe), pasó por Puert o Rico (San Juan Baut ist a) y llegó a La Española donde
encont ró el fort ín La Navidad dest ruido. Muy cerca, fundó su primera ciudad a la que baut izó
como La Isabela. Después exploró Cuba y navegando al sur descubrió Jamaica (Sant iago).
Cont inuó su viaje de exploración y recorrió las cost as de Juana (Cuba) y Sant iago (Jamaica). A
fines de 1494 o principios de 1495 se dirigió hacia el sur.
Los escrit os de est e viaje regist raron algunas sit uaciones de violencia sexual cont ra mujeres
indígenas, como la que relat ó uno de los hombres de su t ripulación.[25]
Tras est e viaje se dedicó a consolidar el dominio sobre La Española. En 1496 regresó a España,
llegando a Cádiz el 11 de junio.
Tercer viaje
Tercer viaje
Ruinas de Nueva Cádiz, en la costa
nororiental de la isla de Cubagua.
El t ercer viaje de Crist óbal Colón comenzó el 30 de mayo de 1498. Colón part ió de Sanlúcar de
Barrameda y llegó a la isla Trinidad a finales del mes de julio. Del 4 al 12 de agost o visit ó el golfo
de Paria, en la desembocadura del río Orinoco, en América del Sur. Denominó a t oda est a región
Tierra de Gracias, por la amabilidad de los indígenas. Supuso que había llegado a un cont inent e por
la gran cant idad de agua dulce. Así, por primera vez, se llegaba a Tierra Firme.
En su t ercer viaje (1498-1500) Colón descubrió la isla Trinidad y la desembocadura del río Orinoco
en Venezuela (Tierra de Gracia). Al regresar a La Española lo t omaron preso por las quejas de los
españoles descont ent os con su mando. Regresó encadenado a España, donde la reina Isabel lo
liberó.
Post eriorment e, recorrió y exploró las t res islas del act ual est ado de Nueva Espart a, la isla
principal la llamó Asunción, las ot ras son las act uales Cubagua y Coche. Más t arde, Crist óbal de la
Guerra le cambió el nombre a La Asunción por el de isla Margarit a, por la gran cant idad de perlas
que había.
Finalment e arribó a La Española. En est a isla los españoles se habían sublevado por la falt a de
riquezas que supuest ament e encont rarían. En una de las negociaciones, Colón propuso a un grupo
de españoles el regreso a Cubagua para el t ráfico de perlas. Se fundó un asent amient o perlífero y
más t arde, en 1528, de él nació la primera ciudad fundada por españoles en cont inent e
americano, Nueva Cádiz.[26]
A la llegada del administ rador real, Francisco de Bobadilla, Colón fue arrest ado. Ret ornó a España,
el 25 de noviembre de 1500, fue puest o en libert ad, pero perdió su prest igio y sus poderes.
Cuarto viaje
Cuarto viaje
Pese a los problemas por la pérdida de sus poderes, Colón inició el cuart o y últ imo viaje, aunque
con una serie de prohibiciones, como la de t ocar t ierra en La Española. El objet ivo de est e viaje
era encont rar un est recho, el Est recho de Malaca, que le permit iera llegar a las Indias, al oest e de
las islas Ant illas, ya que se veía que ést as no lo eran aunque no podían quedar muy lejos de las
t ierras por él descubiert as. Salió del puert o de Cádiz con dos carabelas y dos navíos: La Capitana,
La Gallega, La Vizcaína y el Santiago de Palos, el día 11 de mayo. Pasando por Canarias, llegó a las
Indias en 30 días.[27]
En su cuart o viaje (1502-1504) Colón exploró las cost as de América Cent ral (Honduras, Nicaragua,
Cost a Rica y Panamá).
Por los problemas surgidos en La Española, Nicolás de Ovando, nuevo gobernador de la colonia,
no permit ió que Colón desembarcase a pesar de una inminent e t empest ad y que cambiase uno
de sus buques por ot ro de mejores condiciones. Colón capeó como pudo el t emporal y pasó a
Jamaica, aunque la t orment a no le dejó hast a el 12 de sept iembre, 88 días de t orment a.[28]
Siguiendo al oest e, descubriendo la isla de Guanaja, en la cost a de Honduras, en América Cent ral,
encont ró una embarcación con mercaderes mayas que le ofrecieron cacao. En la Punt a Cajina
(hoy Punt a Trujillo) los t ripulant es descendieron de sus naves para asist ir a la primera misa
cat ólica celebrada en la t ierra firme de América el 14 de agost o[29] Cont inuó al est e y lo
sorprendió un huracán, durant e varias semanas las 4 naves fueron sacudidas por la t orment a y el
12 de sept iembre doblaron un cabo. Allí se calmó la t orment a y Colón lo baut izó como Cabo
Gracias a Dios, en la cost a de Honduras, por decir «Gracias a Dios que al fin salimos de esas
honduras» y de allí navegó hacia el sur.[30] [31]
Varias expediciones siguieron a los cuat ro viajes colombinos. Fueron los Viajes Menores, los
cuales permit ieron reconocer la exist encia del cont inent e Americano y explorar t oda la cost a de
Venezuela.
Ent re los muchos marinos se dest acaron: Pedro Alonso Niño, descubridor de las cost as de golfo
de Paria, en Venezuela; Andrés Niño, descubridor de las cost as cent roamericanas; Bart olomé
Ruiz, descubridor y navegant e del Océano Pacífico que int egró como pilot o la famosa expedición
de Francisco Pizarro de los Trece de la Fama; fray Ant onio de Olivares, fundador de la ciudad de
San Ant onio de Texas; Alonso Vélez de Mendoza, repoblador de la isla de Sant o Domingo; Diego
García de Moguer que t omó part e en el primer viaje alrededor del mundo junt o a Magallanes; Juan
Ladrillero, considerado el ot ro descubridor del Est recho de Magallanes y Vicent e Yáñez Pinzón,
descubridor del Brasil,[33] [34]
Juan Rodríguez Mafra que part icipó como pilot o de la Nao San
Ant onio en el viaje de la primera vuelt a al mundo.[35]
Consecuencias
La llegada de Crist óbal Colón a América est á considerada como uno de los hechos más
import ant es de la hist oria universal por las consecuencias que t uvo y debe relacionarse con el
primer viaje alrededor del mundo realizado por la t ripulación de Fernando de Magallanes pocos
años después, que abrió paso a los viajes de exploración y conquist a europeos.
Consecuencias a largo plazo
La llegada de Crist óbal Colón permit ió el comienzo de la conquist a de América, cuya primera
campaña fue la que los españoles emprendieron en Cuba, por Velázquez. A ella siguieron las dos
más import ant es: la del Imperio azt eca, por Hernán Cort és y la del Imperio inca (por Francisco
Pizarro) así como ot ras hast a su finalización definit iva t ras los decret os del rey Felipe II de
abolición de la conquist a. A part ir de ellos comenzó la «colonización de América», en la que
int ervinieron t ambién port ugueses, ingleses, holandeses y franceses.
El cont agio de las enfermedades que los europeos llevaron consigo (viruela, t ifus, fiebre amarilla,
et c.) produjo un colapso de la población indígena de América, con gran impact o en la mort andad.
Igualment e vinieron enfermedades de las Américas como la en su día t emida sífilis que diezmó la
población europea desde las posesiones españolas en It alia en 1494.
Si bien t odas las pot encias europeas impusieron obligat oriament e sus idiomas en sus respect ivos
t errit orios, debido a la hegemonía que sobre América ejercieron España y Port ugal predominaron
el idioma español y port ugués en sus respect ivas zonas de influencia. España, empero, permit ió la
ut ilización de varios idiomas indios como el quechua y el guaraní. Por su part e la religión cat ólica
pasó a ser oficial y la conversión de los indígenas fue una de las causas de la conquist a; además
se generó una población con alt os niveles de mest izaje genét ico y cult ural ent re los pueblos
originarios, los europeos y los africanos subsaharianos.
La principal riqueza generada por los t errit orios españoles en América fue la ext racción del oro y
la plat a. Inicialment e los españoles encont raron sobre t odo oro, y las cant idades enviadas a
España fueron pequeñas: hast a 1514 llegaron unos 40 000 o 50 000 pesos anuales desde la
Española, ot ros 11 000 desde San Juan y cant idades menores desde Cuba y Tierra Firme.[36] La
conquist a de los imperios azt eca e inca deparó punt ualment e grandes bot ines de oro. Sin
embargo fue la puest a en explot ación de minas de plat a en México y, sobre t odo, en Pot osí a
part ir de 1545 lo que mult iplicó la producción y export ación de met ales preciosos. Se ha
calculado que hast a 1660 se enviaron a España unas 16 600 t oneladas de plat a y 181 t oneladas
de oro, incluyendo t ant o las remesas de part iculares como los impuest os a la Corona. Est o
desat ó una revolución de precios en Europa y permit ió a la Monarquía Hispánica financiar las
numerosas guerras en que se vio envuelt a.[37] [38]
No obst ant e, la mayor part e de la plat a y del
oro, en t orno al 80 %, se quedó en la América española.[39]
Por ot ro lado, los españoles primero y los europeos después llevaron consigo a América animales
t an út iles como el caballo, el burro, el asno y demás ganado como la vaca cast ellana, el buey, la
oveja y animales de granja como el cerdo, la gallina/gallo, el conejo... Así como ciert os árboles
frut ales, la cebada, la avena, el cent eno y el t rigo de la península ibérica y la caña de azúcar de la
islas Canarias o Madeira, que t ant o éxit o t uvo en el Caribe o el mismísimo café de las colonias
port uguesas en África.[41]
La llegada de Colón a América causó t ambién una gran expansión de la navegación y el comercio
ent re los pueblos, que se volvió mundial.
Los colonos ingleses en América t erminaron organizando a part ir de 1776 un nuevo t ipo de
sociedad a part ir de concept os novedosos como independencia, const it ución, federalismo y
dieron origen a los Est ados Unidos de América que, en el siglo xx, reemplazó a Gran Bret aña como
pot encia mundial dominant e.
No todo fue horror:
sobre las ruinas del
mundo precolombino
los españoles y los
portugueses levantaron
una construcción
histórica grandiosa que,
en sus grandes trazos,
todavía está en pie.
Unieron a muchos
pueblos que hablaban
lenguas diferentes,
adoraban dioses
distintos, guerreaban
entre ellos o se
desconocían. Los
unieron a través de
leyes e instituciones
jurídicas y políticas
pero, sobre todo, por la
lengua, la cultura y la
religión. Sí las pérdidas
fueron enormes, las
ganancias han sido
inmensas.
Para juzgar con equidad
la obra de los españoles
en México hay que
subrayar que sin ellos
―quiero decir: sin la
religión católica y la
cultura que implantaron
en nuestro país― no
seríamos lo que somos.
Seríamos,
probablemente, un
conjunto de pueblos
divididos por creencias,
lenguas y culturas
distintas.[42]
Octavio Paz, 1995
El debate terminológico
La expresión «descubrimient o de América» para referirse a la llegada de Crist óbal Colón al
cont inent e americano es crit icada por diversos sect ores, cult uras y est udiosos, dando lugar a un
amplio y apasionado debat e. Est a confront ación ha est ado ínt imament e vinculada al uso de los
t érminos Día de la Raza, Día de la Hispanidad, Día de la Resist encia Indígena y ot ros creados para
referirse al mismo suceso. El debat e se generalizó en 1992, con ocasión del V cent enario de la
llegada de Colón a América.
Se aproxima un nuevo
12 de octubre y aún
perduran los ecos de la
polémica desatada en
1992. Al cumplirse los
quinientos años de la
llegada de los españoles
a América estalló la
discusión, hasta allí
quizá menos estridente
pero no menos
apasionada. ¿Cómo
debía designarse lo
sucedido?
¿Descubrimiento?
¿Encuentro de culturas?
¿Usurpación?
¿Conquista? Una gama
de posibilidades e
imposibilidades
interpretativas se viene
desplegando con fervor
desde entonces hasta
hoy. El desacuerdo
alentó confrontaciones
interminables. Si la
trascendencia del
acontecimiento evocado
resulta indiscutible, su
caracterización, por
uno u otro motivo
insatisfactoria, prueba
la dificultad para
generar consenso donde
tanta falta hace.
Después de todo, si cabe
a los nombres, como
enseña Aristóteles,
enunciar las
propiedades de las
cosas, la desorientación
para lograr
convergencias en esta
materia evidencia que,
aún ahora, aquellos a
quienes la cuestión
compete siguen
hablando de cosas
distintas.
Santiago Kovadloff[43]
Conmemoraciones del
descubrimiento
Hast a el siglo xix la efeméride del descubrimient o pasó relat ivament e desapercibida. La primera
gran celebración oficial int ernacional t uvo lugar en 1892, con la Celebración del IV Cent enario del
Descubrimient o de América.
Un siglo más t arde, en 1992, t uvo lugar la Celebración del V Cent enario del Descubrimient o de
América concent rando gran número de act os conmemorat ivos y debat es sobre el significado y
consecuencias del acont ecimient o. España organizó la Exposición Universal de Sevilla, que
coincidió en el t iempo con la celebración de las Olimpiadas de Barcelona. Los Lugares
colombinos prot agonizaron act uaciones de rest auración en sus principales monument os y se hizo
un viaje repit iendo el primer viaje de Crist óbal Colón a América con réplicas de los navíos
originales (la Pint a, la Niña y la Sant a María) const ruidos en los ast illeros de ribera españoles de
Isla Crist ina, Cart agena y Barcelona respect ivament e, con mét odos art esanales.
En el año 2017 se desarrollaron las celebraciones del 525.º aniversario del Descubrimient o de
América. Para t al fin, la Diput ación de Huelva organizó una Comisión[48] encargada del desarrollo
de act ividades cult urales, deport ivas, académicas, t uríst icas, inst it ucionales y de sensibilización
ciudadana, bajo la denominación de 525 aniversario del encuentro entre dos mundos. En los
Lugares colombinos las celebraciones locales se denominan 525 Aniversario del Descubrimiento
de América y cont empló mult it ud de act os conmemorat ivos, rememorando la part icipación clave
de Palos de la Front era, su monast erio de La Rábida y Moguer en el Descubrimient o de América.
Miscelánea: viajeros y
asentamientos anteriores a
Colón
Las dos únicas evidencias firme de asent amient os son la encont rada de los vikingos, y la de las
poblaciones del nort e de Siberia; las t eorías de arribo de polinesios cuent an con ciert o consenso
cient ífico, pero son más disput adas por carecer de vest igios arqueológicos direct os[49] y est ar
basadas en pruebas indirect as de difícil dat ación, como la difusión de aliment os[50] o de cult uras
mat eriales.[51] Los vikingos se est ablecieron t emporalment e en Groenlandia en los siglos x y
xi,[52] y desde allí exploraron la cost a at lánt ica nort e de América, fundando el asent amient o
vikingo de L'Anse aux Meadows, en Terranova.[53] [54] Est e asent amient o fue est ablecido en el
año 1021,[55] [56]
y suele ident ificarse con la Vinlandia descrit a en las sagas nórdicas.[57] El
asent amient o fue abandonado unos diez años después de su fundación sin aparent e repercusión
en las poblaciones locales.[58] [59]
Las poblaciones indígenas de Siberia y Alaska part iciparon de
un ciert o int ercambio comercial a t ravés del est recho de Bering,[60] int ercambiaban objet os de
bronce,[61] obsidiana,[60] y met ales[62] que han sido hallados en excavaciones arqueológicas en
Alaska posiblement e relacionadas con poblaciones ancest rales inuit .[63] Finalment e, en la cost a
del Pacífico, se ha sugerido que ciert as evidencias mat eriales[64] [65]
y genét icas,[66] [67]
en
ambos casos disput adas,[49] [50]
[51]
[68]
[69]
[70]
podrían apunt ar a que pequeños grupos de
navegant es malayo-polinesios pudieron arribar a las cost as del Pacífico de América del Sur ant es
de la llegada de Colón.[71] [72]
[73]
Ninguno de est os grupos t uvieron un impact o permanent e, por
lo que no suelen considerarse como part e de un «descubrimiento» conscient e de una civilización
por part e de ot ra civilización.
El rest o de t eorías de cont act os precolombinos son alt ament e especulat ivas, y carecen de
consenso cient ífico.[74] [75]
Se ha especulado con un posible origen africano del pueblo
olmeca,[76] [77]
hipót esis de origen racist a[78] [79]
basada en los supuest os rasgos «negroides» de
algunas escult uras olmecas,[78] y que post eriorment e fue abrazada por ciert as corrient es
afrocent rist as.[80] Las pruebas genét icas han demost rado que las poblaciones olmecas no est án
relacionadas con las poblaciones africanas,[81] y las supuest as evidencias ant ropológicas han
sido descrit as como basadas en «juicios superficiales y conclusiones erróneas.» [82] También se
ha especulado con cont act os precolombinos por part e de navegant es o exploradores chinos,[83]
[84]
japoneses,[85] [86]
indios,[87] fenicios,[88] egipcios,[89] romanos,[90] celt as,[91] judíos,,[92]
árabes[93] [94]
y viajeros africanos del imperio de Malí .[95] Ninguna de est as hipót esis cuent a con
consenso cient ífico, y suelen ser consideradas como pseudoarqueología y pseudohist oria.[74] [75]
Véase también
...a la onze
pregunta dixo que
lo que sabe desta
pregunta es que al
tienpo que se fizo
la armada para yr
a fazer el dicho
descubrimiento la
primera ves este
testigo vido en esta
villa de Huelva al
dicho don
Christoval Colon e
al dicho Martin
Alonso Pinçon los
quales andavan
adereçando navios
e buscando gente
para yr el dicho
viaje...
Probanza en Palos,
10 de enero de
1536.[8]
Hasta el domingo
en la noche no
pudo el Almirante
tomar la Gomera,
y Martín Alonso
quedóse en aquella
costa de Gran
Canaria por
mandado del
Almirante, porque
no podía navegar.
Después tornó el
Almirante a
Canaria, y
adobaron muy
bien la Pinta con
mucho trabajo y
diligencias del
Almirante, de
Martín Alonso y de
los demás; y al
cabo vinieron a la
Gomera. Vieron
salir gran fuego de
la sierra de la isla
de Tenerife, que es
muy alta en gran
manera. Hicieron
la Pinta redonda,
porque era latina;
tornó a la Gomera
domingo a dos de
septiembre con la
Pinta adobada.
Libro de la
primera
navegación y
descubrimiento de
las Indias. Colón,
Cristóbal. Relación
compendiada de
Fray Bartolomé de
Las Casas.
... descubrir no es
solo llegar, es
tomar posesión,
grabar nombres,
dejar constancia
de que se ha
llegado, hacer que
un escribano
levante acta del
acontecimiento,
saber con mayor o
menor exactitud a
dónde se ha
llegado, medir,
cartografiar, y,
sobre todo,
informar a reyes,
cosmógrafos,
cronistas,
marinos, por citar
algunos oficios, y
público en general,
de tal manera que
las tierras a las
que se ha llegado
se incorporen al
general
conocimiento de la
cultura, de la
civilización que
envía esa
expedición. Eso es
descubrir.[45]
Referencias
Mientras estaba en
la barca, hice
cautiva a una
hermosísima
mujer caribe, que
el susodicho
Almirante me
regaló, y después
que la hube llevado
a mi camarote, y
estando ella
desnuda según es
su costumbre, sentí
deseos de holgar
con ella. Quise
cumplir mi deseo
pero ella no lo
consintió y me dio
tal trato con sus
uñas que hubiera
preferido no haber
empezado nunca.
Pero al ver esto (y
para contártelo
todo hasta el final),
tomé una cuerda y
le di de azotes,
después de los
cuales echó
grandes gritos,
tales que no
hubieras podido
creer tus oídos.
Finalmente
llegamos a estar
tan de acuerdo que
puedo decirte que
parecía haber sido
criada en una
escuela de putas.
Michel de Cúneo
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Bibliografía
Enlaces externos
Obtenido de
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title=Descubrimiento_de_América&oldid=1586532
96»
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