Las Tramas Del Poder

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C O L E C C I Ó N G R U P O S D E T R A B A J O

Serie Teoría social crítica

LAS TRAMAS DEL PODER EN


AMÉRICA LATINA
ÉLITES Y PRIVILEGIOS

Inés Nercesian
Francisco Robles-Rivera
Miguel Serna
[Eds.]
LAS TRAMAS DEL PODER
EN AMÉRICA LATINA

ÉLITES Y PRIVILEGIOS
Los trabajos que integran este libro fueron sometidos a una evaluación por pares.

Las tramas del poder en América Latina : élites y privilegios / Jorge Atria ... [et al.]
; Editado por
Inés Nercesian ; Francisco Robles-Rivera ; Miguel Serna. - 1a ed. - Ciudad
Autónoma de Buenos
Aires : CLACSO ; Ciudad de México : Ediciones IIS, 2023.
Libro digital, PDF - (Grupos de trabajo de CLACSO)

Archivo Digital: descarga y online


ISBN 978-987-813-541-0

1. América Latina. 2. Estado. 3. Desigualdad Económica. I. Atria, Jorge II. Nerce-


sian, Inés, ed. III. Robles-Rivera, Francisco, ed. IV. Serna, Miguel, ed.
CDD 301

Desigualdades / Élites / Estado / Desarrollo / Empresas / Políticas Públicas /


Poder / Privilegios / Capital Financiero / América Latina
Colección Grupos de Trabajo

LAS TRAMAS DEL PODER


EN AMÉRICA LATINA

ÉLITES Y PRIVILEGIOS

Inés Nercesian
Francisco Robles-Rivera
Miguel Serna
(Eds.)

Grupo de trabajo
Élites empresariales, Estado y dominación
Colección Grupos de Trabajo Equipo Editorial IIS
Director de la colección - Pablo Vommaro Director - Koen Voorend
Rodolfo Gómez - Coordinador Coordinación Editorial - Gabriela Fonseca Argüello

CLACSO Secretaría Ejecutiva


Karina Batthyány -Directora Ejecutiva
María Fernanda Pampín - Directora de Publicaciones
Pablo Vommaro - Director de Investigación

Equipo Editorial CLACSO


Lucas Sablich - Coordinador Editorial
Solange Victory y Marcela Alemandi - Producción Editorial

Área de investigación
Natalia Gianatelli - Coordinadora de Investigación

Cecilia Gofman, Marta Paredes, Rodolfo Gómez, Sofía Torres, Teresa Arteaga y Ulises Rubinschik - Equipo de
Gestión Académica

Los libros de CLACSO pueden descargarse libremente en formato digital o adquirirse en versión
impresa desde cualquier lugar del mundo ingresando a www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana

Las tramas del poder en América Latina: élites y privilegios (Buenos Aires: CLACSO, Agosto de 2023).
ISBN 978-987-813-541-0

CC BY-NC-ND 4.0
© Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales | Queda hecho el depósito que establece la Ley 11723.
La responsabilidad por las opiniones expresadas en los libros, artículos, estudios y otras colaboraciones incumbe
exclusivamente a los autores firmantes, y su publicación no necesariamente refleja los puntos de vista de la Secre-
taría Ejecutiva de CLACSO.
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Este material/producción ha sido financiado por la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo,
Asdi. La responsabilidad del contenido recae enteramente sobre el creador. Asdi no comparte necesariamente las
opiniones e interpretaciones expresadas.
Financiado por el Proyecto Anillo Converging Horizons: Production, Mediation, Reception and Effects of Representations
of Marginality,
PIA-ANID/ANILLOS SOC180045.
ÍNDICE

Inés Nercesian, Francisco Robles-Rivera, Miguel Serna


Introducción 13

Las élites económicas, captura de privilegios y


estructuras de poder 29

Jorge Atria
Concentración económica y migración tributaria: una aproximación
sociológica al exilio fiscal en América Latina 31

Harald Waxenecker, Petr Ocelik


Linaje, empresas offshore y Estado: una aproximación a la élite
de poder en Guatemala en el siglo XXI 53

Julián Cárdenas
La unión de las redes de las élites empresariales y su impacto en la des-
igualdad de ingreso 83
Alejandra Salas Porras
El activismo social de los centros de pensamiento mexicanos
alineados con las élites empresariales 101

Andrea Ávila Serrano


Think tanks y producción de hegemonía sobre política
económica: el caso de Fedesarrollo en la
Colombia contemporánea 127

Juan Geymonat
Extranjerización y rezago del capital nacional: nuevas
coordenadas para pensar las élites económicas en Uruguay 149

Las élites empresariales y la política:


actores e influencia política 171

Miguel Serna, Eduardo Bottinelli


La irrupción de los empresarios en la política latinoamericana:
un estudio comparado 173

Anahi Macaroff
De banquero a presidente. Las élites económicas ecuatorianas
y sus mecanismos de incidencia política 201

Jonas Wolff
Después de la tormenta: la élite económica boliviana entre
la negociación pragmática y el conflicto político latente 229

Agustín Salerno
Los cuadros sociales de la nueva derecha argentina en un análisis
multinivel (2015-2019) 151

Paula Canelo
Mujeres de la élite: justificaciones de la desigualdad en la élite
femenina de Cambiemos (Argentina, 2015-2019) 269
Gabriel Vommaro, Mariana Gené
¿Cuándo las élites económicas eligen la vía partidaria? Reflexiones a
partir del caso argentino 287

Paulo Roberto Neves Costa, Marta Pontes de Campos


Empresarios, Covid-19 y el Gobierno de Bolsonaro 307

Élites económicas y desigualdades múltiples 329

Elisa Reis Felix Lopez


Percepciones de la pobreza, la desigualdad y el papel del Estado
entre las élites brasileñas: clivajes sectoriales y variación temporal 331

Alice Krozer
“Ojos que no ven”. Afluencia relativa y percepciones de
élite en México 363

Florencia Luci, Victoria Gessaghi


Empresarios, políticos y desigualdad: disputas por la distribución de
la riqueza social en el marco de la pandemia por Covid-19 387

Alejandra Colom
Hacia arriba, a los lados (y hacia adentro): una propuesta me-
todológica para el estudio de élites 409

Luis Miguel Donatello


Poder económico, religión y política en América Latina. Categorías
dirigentes establecidas, emergentes y reconvertidas 429

Matías Landau
¿Empresarios o ricos? Categorías en pugna por el sentido del aporte
solidario y extraordinario en Argentina 445

Francisco Durand
Epílogo: ¿dónde estamos en materia de élites? 467

Sobre las autoras y autores 481


Este libro es un homenaje a la memoria y el trabajo del Dr. Francisco
Durand. Paco fue un pionero y una de las personas más comprometidas
con el estudio de las élites económicas y el poder en América Latina. Su
obra e ideas están plasmadas en este libro y en muchos otros que han
buscado discutir en la región las dinámicas del poder y la desigualdad.
Que sus ideas y trabajo sigan siendo semilla.

11
INTRODUCCIÓN
Inés Nercesian
Francisco Robles-Rivera
Miguel Serna

Las élites, su desproporcionada riqueza y su capacidad de acumulación


han sido objeto de un escrutinio público cada vez mayor en el ámbito
académico, en las distintas instancias de la sociedad civil y en las
organizaciones internacionales. El incremento de las desigualdades
durante los últimos ciclos históricos de la globalización capitalista
se convirtió en objeto de debate junto con el creciente interés por
identificar quiénes constituyen el 1 % de las personas más ricas que
habitan en las sociedades y concentran privilegios (Pikkety, 2014). La
coyuntura crítica desatada por la pandemia de la Covid-19 agudizó
estas reflexiones y distintas instituciones promovieron políticas ten-
dientes a imponer mayores cargas impositivas a los sectores más
adinerados, como una forma de reducir desigualdades y mitigar el
impacto de la crisis.
Aunque todavía falta mucho por estudiar, estos debates han
sido un paso muy importante en comparación con las décadas ante-
riores, donde el foco estaba puesto en las consecuencias de la crisis
sobre los sectores vulnerables y el problema de las desigualdades
quedaba desplazado, centrándose solamente en la pregunta sobre la

13
Inés Nercesian, Francisco Robles-Rivera, Miguel Serna

pobreza. Por fortuna, los estudios más recientes sobre las desigual-
dades han estudiado las implicaciones que tiene la concentración
de los ingresos y la riqueza sobre la población más vulnerable, pero
también han destacado la importancia de comprender la dimensión
relacional de las jerarquías, las distancias y las brechas existentes en-
tre los sectores sociales privilegiados y los postergados. Así, preguntas
tales como ¿quiénes son los que concentran esos recursos (materiales
y simbólicos)? y ¿cómo los concentran y los reproducen? abrieron un
amplio campo de aristas que presenta el fenómeno. Surgieron enton-
ces preguntas acerca de los mecanismos, las prácticas, las redes, las
percepciones, las instituciones y los tanques de pensamiento que per-
miten explicar la persistencia de las desigualdades en la distribución
de privilegios, recursos de poder y riqueza.
América Latina ha mostrado niveles extremadamente al-
tos de desigualdad socioeconómica como resultado de procesos
históricos de largo aliento. El renovado interés en el estudio de las
élites relacionadas con las desigualdades se ha producido tanto en
países que históricamente han estado marcados por desigualdades
extremas y privilegios en la cúspide, como Brasil, la región Andina,
México, países de Centroamérica y el Caribe; como en aquellos con
un legado de desarrollo humano alto y relativa igualdad y que en las
últimas décadas han tenido procesos regresivos de incremento de
las desigualdades, como los casos de Chile y Costa Rica y en países
que presentan recorridos pendulares con diversas situaciones de
disputa, como Argentina.
Además, en años recientes se ha profundizado la llegada de
Gobiernos conservadores que continuaron o profundizaron la con-
centración de la riqueza, o bien en los casos donde los Gobiernos
intentaron impugnar las instituciones de privilegio, las contradic-
ciones con las clases medias y altas profundizaron los conflictos.
Todo ello ha sido una muestra de que el debate sobre la concen-
tración del poder tiene una gran relevancia y vigencia.
Este libro es resultado de los intercambios realizados en
el marco del Grupo de Trabajo de CLACSO “Élites empresariales,
Estado y dominación”. Desde distintos enfoques y perspectivas, el

14
Introducción

grupo se propuso estudiar las élites económicas, sus interacciones


con las diferentes esferas estatales y las formas de reproducción del
poder en América Latina. A través de las personas autoras que inte-
gran el libro, esta obra procura recuperar la diversidad de tradiciones,
acervos de estudios y perspectivas teórico-metodológicas sobre el
tema, así como contribuir con una mirada comparada de la región a
partir del análisis de procesos sociohistóricos concretos del pasado
reciente y dinámicas contemporáneas.
El concepto de élites ha sido objeto de largos debates en
el campo de las ciencias sociales, quiénes son y cómo medir a ese
grupo social ubicado en el vértice de la pirámide social. Los estu-
dios pioneros (Vilfredo Pareto, 1935; Gaetano Mosca, 1939; Michels,
1915) instalaron la pregunta sobre esa minoría organizada que, por
su posición, influye sobre el conjunto de las sociedades. Y, sin duda,
uno de los trabajos que marcó el campo de estudios sobre el tema
fue el del sociólogo Wright Mills (1956), pues en su trabajo sobre la
sociedad estadounidense de los años cincuenta y sesenta halló que
esta se encontraba dividida por círculos de poder constituidos por
las élites económicas, compuesta por los grupos de accionistas de
las grandes compañías y las altas gerencias ejecutivas; la élite políti-
ca, conformada por las personas del directorio político, y militar,
por quienes ocupan los escalafones más altos de esa compañía. En
Argentina, De Imaz inauguró este campo de estudios empíricos y
definió a la élite según la posición institucional ocupada en espacios
vinculados al ejercicio y la reproducción del poder, la riqueza y el
prestigio (1962 y 1964). A la saga de estos trabajos vinieron un con-
junto amplio de estudios que analizaron empíricamente el poder de
las élites en Latinoamérica.
En los años sesenta y setenta, los estudios sobre las élites
estuvieron marcados por el debate dentro del campo del marxismo.
Mientras que para algunos teóricos del marxismo el concepto de
élites obstruía la posibilidad de pensar en términos de clases so-
ciales, para otros eran conceptos complementarios. Dos de los referentes
de este debate fueron Nicos Poulantzas y Ralph Miliband. Para el
primero, en su estudio acerca del Estado capitalista y el modo de

15
Inés Nercesian, Francisco Robles-Rivera, Miguel Serna

producción, el concepto de élites hacía ver a las relaciones sociales


como vínculos interpersonales, de manera tal que se encubría la
verdadera contradicción de las relaciones sociales: la lucha de clases.
En cambio, Miliband, tributario del empirismo inglés, entendía que
ambos conceptos podrían ser complementarios; el término “Esta-
do” definía a un cierto número de instituciones en donde reside el
“poder del Estado”, el cual se esgrime a través de quienes ocupan
las posiciones más destacadas y constituyen la élite estatal. El de-
safío de la persona investigadora consiste en discernir cuán íntima
es la relación del Estado con la clase económicamente dominante,
y definir si esa clase dominante es también una “clase dirigente”.
Se trata de saber si el control de las áreas importantes de la vida
económica le aseguran, además, el control de los medios de de-
cisión política (Miliband, 1972). Años después, el sociólogo sueco
Goran Therborn retomó estas disquisiciones en su libro ¿Cómo nos
domina la clase dominante? (1979), en donde sostiene que el debate
en torno al concepto del elitismo resulta poco productivo, pues no
importa tanto quién tiene el poder o cuánto poder goza, sino que
interesa estudiar cómo se reproducen las relaciones económicas,
políticas e ideológicas de la dominación capitalista. Por tanto,
corresponde estudiar las transformaciones dentro del capitalismo
en cada momento sociohistórico.
Las transiciones a la democracia en los años ochenta y
noventa y particularmente los complejos Procesos de Paz en Cen-
troamérica abrieron un nuevo momento en los debates sobre dicho
tema. Los procesos de transición democrática se produjeron en mo-
mentos críticos para la región, signados por la crisis de la deuda,
la influencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco
Mundial (BM), el Consenso de Washington y la implementación
del recetario de políticas neoliberales y reformas estatales de ajuste
estructural. Este contexto abrió nuevas interrogantes acerca de las
élites, donde no solo interesaba la pregunta acerca de los sujetos
del poder económico y quién era esa minoría organizada que de-
finía los destinos del país, también era de interés el modo en que las
élites económicas se vinculaban con las élites políticas o cómo las

16
Introducción

élites empresariales lograban condicionar a los decisores de políti-


cas públicas para imponer sus intereses. Una muestra de las preocu-
paciones de la época fue el libro Empresarios y Estado en América
Latina, publicado en 1988 bajo la coordinación de Celso Garrido
y producido por el Grupo de Trabajo de CLACSO “Empresarios y
Estado en América Latina”. Este documento tenía por objetivo in-
dagar las transformaciones en las empresas y del sector empresarial
capitalista enfocado en su relación con el Estado desde la coyuntu-
ra de ese momento. El libro colectivo mostró una evidencia que se
agudizó tiempo después, los empresarios privados habían comen-
zado un proceso de transnacionalización productiva y financiera,
profundizando sus interrelaciones con el gran capital trasnacional
de origen diverso.
Al mismo tiempo, comenzaron a ser objeto de estudio los
mecanismos concretos de las élites económicas para influenciar
sobre la batería de políticas públicas de signo promercado que les
favorecía. El lobby individual, realizado por los grandes sectores
empresariales, o colectivos, realizado por las cámaras empresariales,
la llamada “puerta giratoria”, es decir, la entrada y salida del mundo
privado empresarial a la órbita estatal fueron algunos de los términos
utilizados para tipificar las formas de influencias. Estos mecanis-
mos han sido catalogados como situaciones de conflicto de interés
según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE). Se habla de conflicto de interés cuando una persona fun-
cionaria tiene o ha tenido vínculos recientes con una empresa privada
sobre la cual debe legislar o impartir una política, y esta situación
genera condiciones favorables para implementar políticas en beneficio
de sus propios intereses o de la red donde se inserta.
El concepto de captura del Estado también fue parte del len-
guaje que se moldeó en estos años y engloba a los distintos mecanismos
que las élites utilizan para controlarlo (Durand, 2019). La captura
hace referencia a situaciones donde determinados sectores empre-
sariales emplean el poder estatal para conseguir beneficios privados,
y donde algunos actores económicos, en especial aquellos sensibles
a la regulación estatal, toman el control directa o indirectamente

17
Inés Nercesian, Francisco Robles-Rivera, Miguel Serna

de esas áreas. La captura también es conocida como el mecanismo


por el cual se distorsiona la formulación de leyes, políticas, normas
y regulaciones en favor de algunos grupos económicos (Castellani,
2018; Durand, 2019).
Las transformaciones capitalistas, marcadas por la apertura
de los mercados financieros y de bienes, la transnacionalización
del capital y la globalización abrieron un campo de estudios sobre
el mundo empresarial. El análisis de las empresas y, en particular,
de los grupos empresariales fue abordado desde una perspectiva
económica, pero también desde otras posibles entradas como los
estudios generacionales, las redes culturales, las actitudes y com-
portamientos de las personas que los conforman y sus trayectorias.
En este campo de estudios se abrió una línea de investigaciones
que distingue entre la “propiedad” y la “dirección” de las grandes
compañías, así como el proceso de profesionalización de este grupo
de personas conocidas como managers, sus redes de sociabilidad
y espacios de estudio. Los estudios sobre los managers tomaron
vigor desde los años noventa a partir de dos fenómenos. Por un
lado, los cambios producidos en la cúpula empresarial por causa de
la apertura económica, las privatizaciones y el ingreso del capital
extranjero; por el otro, la participación de figuras provenientes del
mundo empresarial al campo de la política. El management pasó
a tener una mayor presencia en las grandes consultoras globales y
la constitución de una “industria del management” como factores
importantes de este proceso (Luci, 2017).
Desde los años 2000, luego de las primeras experiencias de
Gobiernos posneoliberales, el estudio de las élites se revitalizó y
alcanzó nuevos enfoques. Hay dos fenómenos que parecieran expli-
car la proliferación de preguntas y problemas. En primer lugar, las
experiencias de los dichos Gobiernos, también llamada la “marea
rosa” que obligaron a indagar acerca de ¿cuál fue la magnitud y el
éxito de las transformaciones de esos gobiernos para la reducción
de las desigualdades?, ¿cuáles fueron los mecanismos de influencia
y condicionamiento de las élites para evitar los procesos de iguali-
zación? y ¿en qué medida han persistido las múltiples “capas

18
Introducción

geológicas” de las desigualdades y los privilegios de ciertos sec-


tores em cada sociedad? (Salama, 2015; Pérez Sáinz, 2016; Jelin,
Motta y Costa, 2020).
En América Latina coexisten situaciones diversas. Hay países
en donde persiste la continuidad neoliberal, en otros se produjo un
viraje hacia gobiernos conservadores y autoritarios mediante golpes
de Estado o sendas derrotas electorales y otros en donde se viven
escenarios pendulares de fuerte tensión. Sin embargo, la memoria
social acerca del desastre legado por el modelo económico de la
década de los noventa y las perspectivas que los gobiernos posneo-
liberales generaron contribuyen a hilvanar la discusión de las élites
con la de las desigualdades.
El otro fenómeno que explica la amplitud de la agenda de
problemas acerca de las élites está relacionado con las transfor-
maciones del capitalismo. El proceso de transnacionalización, glo-
balización y financiarización del capital que se profundizó en los
últimos años abrió nuevas interrogantes. Los grupos económicos
se complejizaron y conformaron grupos de poder económico, que
poseen un control propietario y directivo sobre un conglomerado
de empresas entre las cuales se realizan transacciones de modo
regular beneficiándose mutuamente. No obstante, el tamaño y la
gran diversificación de los grupos les permiten desarrollar influen-
cias en distintos territorios y se relacionan con múltiples grupos
sociales y políticos, lo cual los convierte en una élite nacional con
cierta proyección internacional. Así, poseen distintas áreas de in-
fluencia, no solamente económica, sino que también invierten en
política, estudios de abogados, tanques de pensamiento, medios de
comunicación, redes filantrópicas, entre otras. Este complejo abanico
que adquirieron las élites ha sido observado por diversos investi-
gadores e investigadoras, ampliando la agenda de trabajo (Salas
Porras, 2018; Bull et al., 2014). La influencia sobre los medios, la
cual corresponde no solo al acceso privilegiado que las élites tienen
a estos, sino además a los mecanismos formales e informales para
producir, diseminar o censurar información. La captura de medios
en este caso tiene lugar a través de la propiedad, los sobornos, las

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Inés Nercesian, Francisco Robles-Rivera, Miguel Serna

campañas publicitarias y el cabildeo (lobby), y se ha constituido en


una de las herramientas fundamentales de las élites para definir la
agenda y los debates políticos (Robles-Rivera, 2020).
Otro rasgo notable en el ejercicio del poder de las élites
económicas de las últimas décadas ha sido la imbricación con las
élites políticas o, dicho en otros términos, la ocupación de cargos
gubernamentales provenientes del mundo empresarial. Si bien este
fue un rasgo de la década de los noventa junto a la figura de los tec-
nócratas que colonizaron los gobiernos (Viguera, 1996), durante el
siglo XXI la cantidad de personas empresarias en las presidencias y
en los gabinetes ministeriales fue un rasgo significativo y sistemáti-
co (Durand, 2010; Serna y Botinelli, 2018; Canelo, 2019; Nercesian,
2020). En este plano se han presentado aportes relevantes desde
la sociología y la ciencia política para comprender las relaciones
de las élites empresariales con los distintos tipos de élites políticas
(Gobierno, partidarias, burocráticas, militares y judiciales) y varios
esfuerzos regionales (Vommaro y Gené, 2018; Codato y Espinoza,
2017). En esta línea de estudios, el financiamiento de campañas
políticas también ha sido un aporte crucial que ha documentado
donaciones y aportes, la mayoría de las veces no transparentados,
como una forma de facilitar el control sobre la política. Además,
dado los escasos controles y contrapesos legales y lo limitado del
financiamiento público, el dinero de las élites socava la equidad
electoral y tiende a beneficiar a los partidos políticos de cercanía
ideológica a las élites (Casas y Zovatto, 2011; Comisión Internacional
contra la Impunidad en Guatemala, 2015).
En este mundo cada vez más complejo y opaco en cuanto
al acceso de información de las élites económicas, el análisis de re-
des ha sido también un gran aporte al campo, pues ha permitido
identificar el grado de articulación y cohesión de las élites económi-
cas a partir del estudio de los puestos directivos de las empresas
(Cárdenas, 2016; Aragón Falomir y Cárdenas, 2020; Waxeneker,
2017/2020). En este amplio campo de investigaciones el trabajo de
Tasha Fairfield (2015) ha sido retomado por un conjunto impor-
tante de investigaciones. Según la autora, las élites poseen un poder

20
Introducción

estructural, relativo al peso que poseen en la estructura productiva


de cada país y un poder instrumental, relacionado con la capacidad
de organización e influencia política. A diferencia de los estudios
que plantean el debate en términos de dicotomía, la autora propone
ambos enfoques como complementarios. Así, cuánto más fuerte es
el poder estructural e instrumental de las élites, más difícil les re-
sulta a los formuladores de las políticas públicas llevar adelante me-
didas en contra de sus intereses.
Este libro retoma una definición mínima de las élites, con-
siderada como ese grupo de personas que mantienen posiciones
privilegiadas en instituciones poderosas, gobiernos, grandes em-
presas o corporaciones, y que consecuentemente ejercen una
influencia desproporcionada sobre las decisiones políticas y el or-
den social. Además, se considera que son diversas en cuanto a su
historia, composición y características, el grado de desarrollo del
capitalismo en cada país y las estructuras institucionales, funciones
y reglas existentes en cada sociedad (Delamaza, 2013). Se entiende
por élites económicas a las personas dueñas, sociedad o parte del
directorio de las principales empresas y élites políticas; a quienes
ocupan lugares expectantes dentro del campo político. A partir de
estos conceptos y definiciones mínimas, el libro procura presen-
tar una agenda actualizada de las investigaciones sobre el tema y
apunta a fomentar los debates a través de la voz de cada una de
las personas investigadoras, con el objetivo de aportar enfoques y
perspectivas metodológicas diversas sobre un fenómeno cada vez
más esquivo y opaco en cuanto al acceso a la información, como
lo son las élites económicas.
El libro está compuesto por tres secciones. En la primera,
denominada “Las élites económicas, captura de privilegios y estruc-
turas de poder” se presentan trabajos que abordan distintos aspectos
de las problemáticas de las élites. El estudio de Jorge Atria aborda
el vínculo entre la concentración económica y la migración tribu-
taria en América Latina y estudia un asunto sensible y de crucial
relevancia relacionado con los paraísos fiscales como un mecanis-
mo de las élites para reproducir sus privilegios económicos. Por su

21
Inés Nercesian, Francisco Robles-Rivera, Miguel Serna

parte, el trabajo de Julián Cárdenas trabaja el grado de cohesión de


las redes empresariales y su relación con la desigualdad de ingreso
económico. Cuando las élites empresariales forman un frente de
oposición unido, las posibilidades de influir en la política tienden
a ser más fuertes que si cada fracción actúa de forma independiente.
No obstante, Cárdenas explora la hipótesis contraria, en qué medida
la cohesión empresarial puede permitir que el Estado tenga control
sobre los negocios y dar lugar a políticas más inclusivas, lo cual se
ilustra con datos de cinco países de América Latina.
Luego se encuentran dos textos que abordan la estructura de
las élites en estudios de casos. El trabajo de Harald Waxenecker y
Ocelik Petr analiza la élite de poder en Guatemala, mostrando, por
medio de la aplicación de la técnica de análisis de redes sociales,
la capacidad de reproducir los privilegios de la élite económica a
través de los mecanismos más tradicionales del parentesco y control
de las instituciones públicas. La investigación de Juan Geymonat
presenta también un análisis de redes en 200 empresas para la
identificación y transformaciones de los grupos empresariales en el
poder económico en el ciclo progresista en Uruguay.
Esta sección la completan dos capítulos que investigan el
papel de los tanques de pensamiento empresarial en la legitimación
simbólica de intereses económicos y su influencia sobre las políti-
cas públicas. Alejandra Salas Porras elabora una cartografía del
activismo social y político de los centros de pensamiento (think
tanks) alineados con intereses empresariales en México, una
temática sobre la que tiene una amplia y densa acumulación de
trabajo. Por otra parte, Andrea Ávila realiza un análisis del caso de
Fedesarrollo como think tank en Colombia y su incidencia sobre la
política económica.
La segunda sección “Las élites empresariales y la política:
actores e influencia” estudia los vínculos entre las élites económi-
cas y la política. Comienza con un trabajo de Miguel Serna y Eduardo
Bottinelli, quienes realizan un estudio comparado de nueve países
sobre la creciente participación política de personas empresarias
en la política latinoamericana. A través de un análisis factorial se

22
Introducción

identifican tipos de personas empresarias y su relación con los par-


tidos políticos e identificación ideológica. El trabajo aporta evi-
dencia empírica para comprender tanto el vínculo histórico entre
las élites empresariales y los partidos de derecha, como también
para mostrar la reconversión política que tuvieron estos sectores
durante el ciclo de la “marea rosa” de las izquierdas gobernantes
en América Latina.
Los trabajos que siguen son análisis de casos sobre el víncu-
lo entre las élites económicas y élites políticas en países de la región
Andina. Anahí Macaroff aborda las élites económicas ecuatorianas
y sus mecanismos de incidencia política y las líneas de continuidad
desde el periodo neoliberal que permiten comprender el ascenso
electoral del exbanquero Guillermo Lasso. Jonas Wolff desarrolla
un análisis de la élite económica y su relación con el Estado en la
Bolivia contemporánea, antes y después del golpe de Estado contra
el gobierno de Evo Morales, así como los cambios en las relaciones
con el retorno del Movimiento al Socialismo (MAS), que oscilaron
entre el pragmatismo instrumental y el distanciamiento político.
Los capítulos siguientes ponen el foco sobre la relación en-
tre el concepto de élites y las derechas políticas contemporáneas en
Argentina, particularmente con el gobierno de Cambiemos, cuyos vín-
culos con distintos grupos empresariales han sido notables. Agustín
Salerno realiza un estudio sobre el reclutamiento y las carreras
políticas de los cuadros que poseen cargos de responsabilidad de las
políticas sociales a partir de un análisis subnacional en los ámbitos
estratégicos de la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires.
Por su parte, Paula Canelo analiza los perfiles de reclutamiento,
trayectorias y discursos de mujeres en la élite política de Cambie-
mos. El trabajo es interesante porque ayuda a comprender cómo
las derechas se reconvirtieron al cambio de época expansiva de la
participación femenina y las cuestiones de género al interior de sus
cuadros políticos. El capítulo de Mariana Gené y Gabriel Vommaro tiene
como foco de atención comprender las motivaciones de cuándo y
porqué las élites económicas se incorporan a la política partidaria.
Si bien su contexto empírico de reflexión es el caso argentino, las

23
Inés Nercesian, Francisco Robles-Rivera, Miguel Serna

preguntas y líneas de interpretación teórica van más allá y resultan


pertinentes para comprender los cambios políticos latinoamerica-
nos contemporáneos. La sección la cierra el trabajo de Paulo Ne-
ves Costa y Marta Pontes de Campos sobre el discurso de las per-
sonas empresarias brasileñas en periodo de la pandemia sanitaria
del Covid-19 y su posicionamiento con respecto al gobierno de
Bolsonaro. El trabajo identifica las ambivalencias que tuvo el
empresariado en la coyuntura, entre posturas más humanitarias
y otras más pragmáticas e instrumentales evitando la crítica o la
confrontación en el plano político.
La sección “Élites económicas y desigualdades múltiples”
pone acento en el estudio de las élites y el problema de las desigual-
dades. El capítulo de Elisa Reis y Felix aborda las percepciones y
actitudes respecto a la pobreza, la desigualdad y el papel del Estado
entre las élites brasileñas empresariales, políticas y burocráticas:
clivajes sectoriales y variación temporal. Las personas autoras mues-
tran la escisión de actitudes y creencias entre la élite empresarial y
las élites política y burocrática, así como los obstáculos que expre-
san en relación con las políticas públicas distributivas. Alice Krozer
(2018) ha destacado en otros estudios que las “burbujas de riqueza”
en donde se desenvuelven las élites tiene como consecuencia que a
pesar de que reconozcan su condición de privilegio en comparación
con el resto de la sociedad, tienden a percibirse “más pobres” que sus
pares excepcionalmente más ricos. Así, si bien se muestran preocu-
padas por la desigualdad y sus efectos negativos, estas élites subesti-
man su propia posición social y la de sus ingresos. Para la autora,
entender a las élites dentro del contexto social ayuda a comprender
cómo la acumulación de ventajas reafirma la desigualdad. Por ejem-
plo, ante la autopercepción de que su lugar social se ganó a través
del mérito, estas insistirán en la educación como una respuesta para
superar la desigualdad, a pesar de que la propia estratificación so-
cial y de oportunidades no hará de la educación un remedio, sino un
reproductor de la desigualdad. Así, el consentimiento de la desigual-
dad nace como un producto de la convicción de que el éxito personal
es reflejo del esfuerzo meritocrático. Alejandra Colom desarrolla una

24
Introducción

propuesta metodológica desde una antropología cognitiva para el


estudio de élites, mirada pertinente sobre los aspectos simbólicos
y la observación de los modos de vida de los grupos dirigentes.
Ahora bien, Luis Donatello reflexiona sobre el ascenso de grupos
y líderes religiosos a posiciones políticas y de poder económico en
América Latina, y su expresión como parte de las transformaciones
en las estructuras de poder.
Por último, dos capítulos se introducen en la coyuntura de-
sencadenada por la pandemia sanitaria de la Covid-19, ¿cómo fue
el debate y los posicionamientos públicos de los grupos empresa-
rios y las élites económicas a la hora de expresar preferencias dis-
tributivas y de políticas de solidaridad y relación con percepción
sobre la riqueza y la justificación simbólica de las jerarquías y las
desigualdades en la sociedad. Florencia Luci y Victoria Gessaghi
analizan los debates públicos entre empresarios y políticos respecto
a la iniciativa del gobierno de Alberto Fernández para implemen-
tar un impuesto a las grandes fortunas. Las autoras exploran los
discursos públicos, las distintas fundamentaciones y el sentido de
justicia de los actores colectivos y dirigentes. El artículo de Matías
Landau también tiene como objeto el discurso de políticos, empre-
sarios, sindicatos y organizaciones sociales respecto a los aportes
solidarios extraordinarios en Argentina en el contexto del Covid-19
y el vínculo con la justificación moral de la riqueza.
El libro cierra con un epílogo del investigador peruano
Francisco Durand sobre los estudios sobre empresarios y grupos
empresariales en América Latina. Sus investigaciones han sido fun-
damentales para comprender la relación entre élites económicas, la
captura del Estado y las políticas públicas para el mantenimiento y
reproducción de sus privilegios y posiciones de poder. A través de
una reflexión erudita muestra las líneas de continuidad e innova-
ciones en los estudios sobre élites económicas y grupos empresariales
en las últimas décadas, así como los desafíos y retos para su estudio
desde la agenda académica contemporánea.
Para concluir, esperamos que esta obra sea una contribución al
debate de la temática en la agenda pública, así como a la incorporación

25
Inés Nercesian, Francisco Robles-Rivera, Miguel Serna

de nuevos investigadores y núcleos de estudio, a una trama regional


de trabajo colaborativo que visibilice los alcances de la producción
teóricas y empíricas, las discusiones metodológicas, y fundamental-
mente a explicar y analizar las relaciones entre élites económicas y
desigualdad en América Latina y el mundo.

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28
LAS ÉLITES ECONÓMICAS, CAPTURA DE
PRIVILEGIOS Y ESTRUCTURAS DE PODER
CONCENTRACIÓN ECONÓMICA Y
MIGRACIÓN TRIBUTARIA
UNA APROXIMACIÓN SOCIOLÓGICA AL
EXILIO FISCAL EN AMÉRICA LATINA
Jorge Atria

INTRODUCCIÓN1
La desigualdad no solo tiene consecuencias que se experimentan al
interior de las sociedades, sino también fuera de ellas. Un fenóme-
no de interés en este sentido es la migración tributaria que persigue
el desplazamiento de recursos fuera del país de origen con el fin
de lograr un ahorro impositivo. Esta estrategia, que implica com-
plejas operaciones contables y legales, y se despliega a través de
entrelazamientos entre jurisdicciones en todo el mundo, restringe
severamente el financiamiento del bienestar y la desconcentración
de ingresos y riqueza al interior de los países. Estas consecuencias
han llevado a una crítica creciente a la existencia de los paraísos
fiscales2 y el modo en que las redes de poder económico y político
se organizan a escala transnacional para proporcionar estrategias
de escape y acumulación para quienes pueden y desean hacerlo.

1 Este capítulo se elaboró en el marco del Proyecto Fondecyt N.° 1231047,


financiado por ANID (Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo), Chile. Se
agradece también el apoyo del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social
(ANID/Fondap N.° 15130009).
2 En este capítulo se sigue la definición de paraíso fiscal de Shaxson (2014, p. 32): un
“lugar que procura atraer negocios ofreciendo instalaciones políticamente estables
que ayudan a personas o entidades a eludir reglas, leyes y regulaciones establecidas
en otras jurisdicciones”.

31
Jorge Atria

Las estimaciones para el año 2015 muestran que de los


USD 1,7 billones que corresponderían a utilidades de empresas
multinacionales (es decir, aquellas generadas por empresas fuera
del país donde está ubicada su oficina central), más de un tercio
(36 %) fue desplazado a paraísos fiscales. Esto se traduce en una
reducción de más de USD 200 mil millones en ingresos tribu-
tarios, equivalente al 10 % de la declaración global de impuestos
empresariales (Torslov et al., 2021). Estas cifras vienen a refor-
zar el diagnóstico previamente conocido de que USD 7,6 billones
estarían invertidos en paraísos fiscales –equivalente al 8 % de la
riqueza financiera global–, dentro de lo cual USD 7000 millones
corresponderían a recursos de América Latina. Esto representa
una pérdida de USD 21000 millones anuales debido a incumplimien-
tos tributarios (Zucman, 2015).
Este capítulo analiza el fenómeno de los paraísos fiscales
con base en dos argumentos. Por un lado, se plantea la impor-
tancia de estos para comprender a las élites en lo concerniente
a los procesos contemporáneos de acumulación de ventajas. Por
otro lado, se argumenta que el exilio fiscal debería ser entendido
como un tipo de migración, el cual, aunque responde a motiva-
ciones distintas a las de otros tipos de migración tradicionalmente
analizados, sus consecuencias económicas y sociales son uno
de los determinantes importantes de que proliferen las formas
habituales de migración. En otras palabras, la migración tribu-
taria es parte de las explicaciones para entender las causas de los
otros fenómenos migratorios. Para esto, a modo de indagación
básica y exploratoria, se analizan aspectos generales de las mi-
graciones con fines tributarios y no tributarios en términos de
su contribución a la reproducción de la desigualdad, su vínculo
con las debilidades institucionales y su facilitación debido a la
participación de intermediadores.
El resto del capítulo se organiza de la siguiente manera:
primero, se introducen los aspectos generales que caracterizan a
los paraísos fiscales, junto con discutir por qué constituyen sitios
privilegiados para analizar a las élites contemporáneas. Segundo,

32
Concentración económica y migración tributaria...

se propone una comparación preliminar entre las migraciones


con fines impositivos y no impositivos con el objetivo de explorar
sus puntos de convergencia y divergencia con base en investiga-
ciones teóricas y empíricas de las últimas décadas. Tercero, se
resaltan las principales ideas del capítulo y se entregan algunas
sugerencias para futuros trabajos en esta dirección.

ÉLITES Y PARAÍSOS FISCALES EN LAS SOCIEDADES CONTEMPORÁNEAS


El exilio fiscal o la migración con fines tributarios es objeto de in-
terés para una reflexión sociológica sobre el Estado y la tributación.3
Una abultada línea de investigación en las últimas décadas plantea
que el estudio de los impuestos constituye una forma de ex-
pandir el análisis de la fiscalidad, atendiendo a la relación entre
ciudadanía y Estado, las prácticas y comportamientos de las élites,
la cultura política de los países, los fundamentos de la capacidad
estatal y los modos como se concretan las visiones de justicia dis-
tributiva (Atria, 2022). Sea para examinar países o para hacer
comparaciones internacionales, los fenómenos tributarios se
revelan como un ámbito de estudio fructífero pues, al igual que el
de los mercados, está saturado de normatividades y delimitaciones
simbólicas (Fourcade y Healy, 2007; Kidder y Martin, 2012), cuyo
análisis contribuye a la comprensión de una variedad de dilemas
económicos y políticos.
Los paraísos fiscales son uno de estos dilemas. Aunque su
existencia se puede trazar desde mucho antes, especialmente desde la
década de 1920, como proceso gradual basado en una serie de sucesos
internacionales y en la emergencia de la riqueza financiera, que desplaza
el anterior predominio de la propiedad de la tierra (Zucman, 2015),

3 El exilio fiscal y la migración con fines impositivos pueden entenderse como


un cambio de ciudadanía tributaria o solo como un desplazamiento de recursos
para reducir el pago de impuestos. En este capítulo, se asumen ambas opciones
en conjunto; por esta razón se emplean ambos conceptos indistintamente. Esto se
justifica en que, en último caso, detrás de la migración hay un acto de abandono de
la comunidad nacional, el cual, por distintas razones, tiene diversos tipos de costos
sociales, económicos y políticos para el país de origen.

33
Jorge Atria

los paraísos fiscales han adquirido especial notoriedad como asunto


de preocupación pública desde la década de 1970. La liberalización
y creciente complejización del sistema financiero fue de la mano con
un aumento de su opacidad y de la competencia tributaria entre países.
Lo anterior ayudó a que los movimientos de capital encontraran en
los paraísos fiscales una oferta extremadamente favorable y atractiva,
basada en el estricto secretismo institucional junto con una flexible
legislación comercial que allana la ágil y simple conformación de so-
ciedades (Rua, 2018). A menudo, sin embargo, un paraíso fiscal no
otorga estos tratamientos a sus residentes, sino a los no residentes,
como forma de protegerse de su propia estrategia. Es, en ese sentido,
una zona para escapar de otros lugares y ante todo una jurisdicción
donde la política local ha sido cooptada por las preferencias de los
servicios financieros (Shaxson, 2014, p. 34).
La tributación fuera del país de origen (offshore) común-
mente es identificada como un conjunto de prácticas desreguladas
que se caracterizan por una cierta cultura de discreción y opaci-
dad, similar a lo ocurrido con otros mecanismos de externalización
como la subcontratación extraterritorial o algunas operaciones finan-
cieras (Peck, 2017, p. 17). La discreción y el secretismo entrañan la
posibilidad de desarrollar e implementar esquemas legales
e ilegales para trasladar capitales por el mundo. Los esquemas le-
gales existen, y de hecho la mera posesión de una empresa offshore
no es algo sancionable. Sin embargo, el análisis de una creciente
evidencia en torno al uso de arreglos económicos y legales que in-
cluyen sociedades constituidas en el extranjero o que se vinculan
con otras en paraísos fiscales, revela que a menudo se busca la reali-
zación de negocios en el anonimato (Obermaier y Obermayer, 2016)
o el desplazamiento de “dinero sucio” (Baker, 2005).
Lo que diferencia a los paraísos fiscales de otros fenómenos
que ocurren en contextos opacos y desregulados es su importancia
económica. La pérdida de recursos tributarios derivada del empleo
de planificaciones agresivas y migraciones afecta severamente a la
mayoría de los países. Esto lleva a que naciones en el Norte global,
como Hungría (31 %), Francia (26 %) o Estados Unidos (23 %), y en

34
Concentración económica y migración tributaria...

el Sur global, como Nigeria (25 %), Indonesia (11 %) o Sudáfrica


(10 %) pierdan entre la décima parte y un cuarto de los ingresos
esperados del impuesto a las empresas (Torslov et al., 2021). Los
países latinoamericanos tienen pérdidas similares, como se obser-
va en el Cuadro 1; sin embargo, una cantidad relevante de países
regionales enfrenta una situación inversa, en la medida en que las
condiciones atractivas de sus regímenes tributarios les permiten
obtener millonarios ingresos provenientes de las otras jurisdic-
ciones, como exhibe el Cuadro 2.

Cuadro 1. Pérdida de recursos tributarios del impuesto a las empre-


sas (países con datos disponibles)

País Porcentaje de pérdida


Costa Rica 28 %
Uruguay 22 %
Venezuela 16 %
Brasil 14 %
Chile 13 %
México 12 %
Argentina 9%
Colombia 4%

Fuente: elaboración propia con base en datos de www.missing-


profits.world

Cuadro 2. Ganancia de recursos tributarios del impuesto a las em-


presas (países con datos disponibles)

País Porcentaje de ganancia


Bermudas 100 %
Bahamas 100 %
Islas Caimán 100 %
continúa...

35
Jorge Atria

Belice 89 %
Antigua y Barbuda 90 %
Anguila 68 %
Puerto Rico 72 %
Barbados 2%
Granada 85 %
Curacao 94 %
Aruba 100 %
Panamá 66 %

Fuente: elaboración propia con base en datos de www.missing-


profits.world

Si se considera solo a Brasil, Argentina, Chile, México, Venezuela


y Colombia, una estimación muy moderada sostiene que se han
transferido más de USD 2 billones entre 1980 y 2017, siendo
Estados Unidos, Suiza, los países del Caribe y Panamá los destinos
predilectos (Rua, 2018).
Además de la pérdida directa que dejan ver estas estimaciones,
el funcionamiento de los paraísos fiscales ofrece opciones difíciles de
cuantificar, las cuales permiten establecer redes de corrupción para la
captura empresarial del Estado, como se ejemplifica bien en el caso
Odebrecht en América Latina. Este revela el despliegue de operaciones
estructuradas para efectuar pagos a partidos políticos y sobornos me-
diante sociedades domiciliadas en paraísos fiscales (Durand, 2018).
Tanto los estudios de ciencias sociales como el periodismo de
investigación y los libros de autoayuda económica convergen en que
existen recetarios y herramientas básicas para ingresar al mundo de
la planificación de recursos, esto con el fin de lograr la reducción de
impuestos o la movilización sigilosa de capital a otros destinos. Al
mismo tiempo, sin embargo, el despliegue de estas estrategias im-
plica un alto nivel de expertise y especificidad para lograr adaptarse
a las necesidades de cada cliente, razón por la cual los altos costos
de estas operaciones solo son justificables ante grandes cantidades

36
Concentración económica y migración tributaria...

de dinero; esto las hace factibles únicamente para individuos y


sociedades con una alta capacidad adquisitiva. El set de herramien-
tas más amplio suele incorporar cuatro categorías: falsificación de
precios –“Anything that can be priced can be mispriced” (Baker,
2005, p. 25)–, traspaso de recursos a través de entidades ficticias,
realización de transacciones falsas y uso de dispositivos financieros
especializados para lograr estos propósitos (Baker, 2005, p. 47).
Habitualmente, la modalidad consiste en que un intermediario
individual u organizacional –gestores patrimoniales, abogados o
bancos– contacta a un bufete o empresa y se constituye como cliente
para solicitar un producto, que a menudo es una sociedad offshore
estándar o se basa en ellas (Obermaier y Obermayer, 2016).
Los paraísos fiscales cobran relevancia para comprender
a las élites contemporáneas al menos por tres razones. En primer
lugar, desde una óptica económica, por sus atractivas característi-
cas en términos de opacidad y régimen tributario, constituyen una
oportunidad que le da máximo sentido al despliegue de estrategias
para minimizar el pago de impuestos y perpetuar la acumulación
de ingreso y riqueza. En otras palabras, la creación de dinastías de
riqueza, un peligro ampliamente advertido alrededor del mundo
(Harrington, 2016; Piketty, 2014; Stiglitz, 2012), a partir del cual
las ventajas y desventajas heredadas adquieren mayor peso que lo
realizado por cada nueva generación, no es una amenaza abstracta
o una distopía, sino que tiene en los paraísos fiscales una de sus ex-
presiones más concretas e ilustrativas.
Segundo, desde una óptica sociológica, los paraísos fiscales
grafican la indisposición de las élites económicas, y en algunos ca-
sos políticas, a contribuir al bien común en sus países de origen,
restando valiosos recursos a los Estados y retirándose de la co-
munidad nacional. El exilio fiscal manifiesta, en este sentido, un
abandono del mundo común, al hacer que la distancia abismal
entre una muy pequeña minoría y el resto de la población se
convierta en una separación efectiva entre dos naciones hostiles,
similar a lo que en la Europa del siglo XIX dio lugar a un ciclo
revolucionario (Rosanvallon, 2012, pp. 339-340).

37
Jorge Atria

Tercero, los debates sobre la concentración global de


la riqueza y las dinámicas transnacionales de poder tienen en
los paraísos fiscales un sitio privilegiado para examinar varios
asuntos problemáticos en las sociedades contemporáneas. Aquí
se incluyen los circuitos de desplazamiento del capital, el rol de
los expertos intermediarios que se sirven de conocimiento legal
y económico para actualizar y definir esos circuitos, así como las
consecuencias negativas de la connivencia entre actores políticos
y económicos cuando no existen contrapesos nacionales y globales
para enfrentar a quienes buscan hacer prevalecer sus intereses
individuales. Los paraísos fiscales son, así, el reflejo de un en-
samblaje sociotécnico que combina agencia, saberes expertos
y entramados institucionales específicos para viabilizar la
movilidad del capital bajo condiciones distintivas y notoria-
mente privilegiadas.
Si lo anterior justifica el estudio de los paraísos fiscales
para comprender a las élites, en América Latina se añaden elemen-
tos que le otorgan un carácter diferenciador: (a) varios de sus
países exhiben los mayores grados de concentración de ingreso y
riqueza a nivel global, tales posiciones las disputan con aquellos
que usualmente tienen menores niveles de ingreso; (b) los siste-
mas tributarios latinoamericanos poseen un patrón distintivo, a
diferencia de otras regiones donde coexisten políticas tributarias
más diversas (Mahon, 2019). En este patrón un rasgo sobresaliente
es la importancia menor de los impuestos directos que de los in-
directos y la limitada capacidad estatal para hacer tributar a los
más ricos; (c) pese a que su importancia en términos de porcentaje
de la riqueza mundial es menor a otros continentes, América Latina
ocupa un lugar central en la geografía de los paraísos fiscales.
Como ilustran los cuadros 1 y 2, en la región no solo destacan
países que son ejemplo de pérdida económica, sino también otros
que simbolizan la exitosa atracción de capitales foráneos gracias
a esquemas de bajas o nulas tasas, amplios beneficios especiales
y alta opacidad.

38
Concentración económica y migración tributaria...

¿UNA FORMA MÁS DE MIGRACIÓN?


Analizar el exilio fiscal como un tipo de migración permite inte-
grarlo con otras formas de desplazamiento que la literatura designa
tradicionalmente con este concepto. Con dicho propósito, las siguientes
subsecciones exploran la relación entre dimensiones usualmente
utilizadas para estudiar la migración y aquellos actores, relaciones
e instituciones que describen el exilio tributario.

RELACIÓN CON LA DESIGUALDAD


La migración se asocia con movimientos impulsados por reitera-
das crisis sociales, políticas y económicas (e. g. Magliano, 2009).
Asimismo, aunque no existe una única relación entre migración
y desigualdad (Zenteno, 2019), pues depende de la situación del
país de origen y de la existencia de distintos tipos de migrantes
–incluso de élites (Solimano, 2013)–. Una variedad de trabajos
avala el hecho de que la migración reduce el número de personas
viviendo bajo el umbral de la pobreza en los países de origen
(Pinillos et al., 2019), quienes son expulsadas por la falta de opor-
tunidades, bajos salarios (Pérez, 2013) o la motivación de buscar
mayores oportunidades en otras latitudes (OECD, 2016).
Los flujos migratorios reflejan un despliegue de procesos
sociales, económicos y culturales más allá de las fronteras na-
cionales, excediendo la capacidad organizativa de los Estados
(Maldonado et al., 2018; Boatcâ y Costa, 2010), pero sin negar la
centralidad de su rol, pues al mismo tiempo las fronteras reivin-
dican su importancia al multiplicar los muros y barreras de
otros tipos para limitar el ingreso de migrantes (Stefoni, 2004).
Los movimientos migratorios tienen una enorme incidencia
tanto para países de salida como de destino y, de acuerdo con
la clasificación de Canales (2016), contribuyen a tres tipos de
reproducciones: (1) continuidad de un sistema global de repro-
ducción demográfica, a partir del desplazamiento de población
económicamente activa a destinos donde dicho grupo con fre-
cuencia está disminuyendo (aunque este patrón tiene matices
en las trayectorias latinoamericanas actuales); (2) reproducción

39
Jorge Atria

global del capital, lo cual genera una circulación que, por un


lado, representa la salida de grupos que forman parte de la fuerza
de trabajo de un país y, por el otro, un flujo inverso de remesas
que envían tales grupos a familias y comunidades de su país
de origen; (3) reproducción de un sistema de relaciones entre
clases sociales capaz de articular a la fuerza de trabajo migrante
con la reproducción de las clases medias y altas en los países
de destino a través del aporte fundamentalmente en labores de
cuidado y construcción (Stefoni et al., 2017), entre otros tipos
que aportan a su continuidad.
El exilio tributario, por su parte, puede ser analizado
como otra forma de migración originada por razones distintas,
pero que cumple funciones similares. Primero, se realiza con
mayor frecuencia por grupos de altos ingresos, en la medida que
es en dicho segmento donde el beneficio económico obtenido
compensa los costos de las operaciones de planificación y
desplazamiento de recursos que son requeridas. En este sentido,
a diferencia de otras formas de migración, se distingue por repre-
sentar a un grupo que accede a muy buenas oportunidades en su
país de origen, haciendo de la migración o cambio de ciudadanía
tributaria una decisión motivada mayormente por la búsqueda
de mejores oportunidades impositivas, similar a otras búsquedas
fundamentadas por cambios en el estilo de vida o el deseo de
vivir nuevas experiencias y aventuras. Estos tipos de migración
también reproducen un orden global de relaciones asimétricas
(Hayes, 2018 y Boatca, 2015).
Segundo, las acciones de incumplimiento tributario que
tienen por fin desplazar recursos hacia el exterior tienen conse-
cuencias graves en términos de pérdida de recursos fiscales, y por
lo tanto se afecta el interés público de garantizar que los impuestos
sean pagados y estén disponibles para su uso en bienes y servicios
públicos de beneficio para la mayoría (OECD, 2021, p. 7). En otras
palabras, el logro de la migración tributaria es una forma de in-
tensificar el empobrecimiento de los países y de debilitar el rol
del Estado en favor de quienes menos tienen.

40
Concentración económica y migración tributaria...

Tercero, la migración tributaria socava gravemente los


fundamentos de cooperación que entraña el pago de impuestos,
entendidos como contribuciones a una comunidad política, los
cuales permiten la participación en una red generalizada de reci-
procidad y el reconocimiento de la soberanía del Estado (Martin et
al., 2009; Atria, 2022). La migración tributaria representa un acto
de secesión que se traduce en el “retiro material de la solidaridad
nacional” (Rosanvallon, 2012, p. 339), reforzando la deslegiti-
mación del componente redistributivo de la tributación y la
desvitalización de la democracia en tanto “organización delibera-
da de la vida común entre personas distintas” (Rosanvallon, 2012,
pp. 341-342). Dichas consecuencias expresan falta de empatía
con las necesidades básicas de otros grupos o bien la renuncia
a confiarle al Estado la función de atenderlas. Asimismo, au-
menta la reproducción global del capital, la conflictividad social
y la percepción de que el sistema económico y político funciona
solo para una minoría (Stiglitz, 2012).

DEBILIDADES INSTITUCIONALES
Aunque la migración ha sido estudiada considerando las institu-
ciones desde una variedad de aproximaciones, en esta subsección
el foco se concentra exclusivamente en debilidades institucionales
que contribuyen a impulsar –junto a factores climáticos y conflictos
armados y sociales, entre otros– los desplazamientos de migrantes o
bien a hacer su concreción más riesgosa e informal.
Respecto a lo primero, las bajas remuneraciones, la ausen-
cia de contratos y la falta de seguridad social –incluso por sobre la
ausencia de empleo– además del aumento de la pobreza, bajos nive-
les de inversión física, problemas de inseguridad, e incertidumbre
o falta de credibilidad en el sistema político aparecen entre los as-
pectos mencionados por la literatura para describir situaciones de
vulnerabilidad relacionadas con debilidades institucionales y falta
de políticas sociales y públicas, las cuales favorecen las decisiones
migratorias (Canales et al., 2019; Petit, 2003; Montoya et al., 2020).
Aunque en algunos casos se ha observado positivamente el rol de las

41
Jorge Atria

remesas en los países de origen como forma de enfrentar algunos


de los problemas anteriores, esto ha sido también criticado en la
medida que redunde en un traspaso a los migrantes de la función
de enfrentar la pobreza que en realidad corresponde a las políticas
públicas (Stefoni, 2011).
Por su parte, diversos trabajos resaltan que los países de
destino no siempre cuentan con programas y políticas orientadas a
la protección de personas y familias migrantes. También se delata
la escasa coordinación institucional entre países para responder a
los desplazamientos migratorios. Esto abarca redes de protección
para niños y jóvenes con problemas de salud física, psicológica o
en riesgo de abandono, necesidades de protección para quienes
no pueden retornar a sus países de origen, y la promoción de pro-
cedimientos que faciliten el ingreso regular y la prevención de
crímenes (incluyendo desde la fiscalización activa ante riesgos de
tráfico de personas, hasta la creación de acuerdos temporales y
gestión de visas humanitarias). Por último, también considera la
implementación de acciones a nivel local (municipal) abocadas
a insertar a la población migrante (McAuliffe y Triandafyllidou,
2021; Petit, 2003).
Desde un ángulo distinto, pero también con un foco institu-
cional, la migración tributaria revela debilidades institucionales
que inciden en la reducción del pago de impuestos y la utilización
de paraísos fiscales. El diseño de los sistemas tributarios contem-
poráneos tiene enormes dificultades para hacer tributar al capital
(Atria et al., 2018). El tamaño de las grandes empresas y consorcios
multinacionales, el ejercicio de poder estructural y estratégico de es-
tos actores en beneficio de sus intereses, como también la ausencia de
coordinación institucional supranacional redundan en la competen-
cia fiscal entre países con el propósito de atraer inversiones extran-
jeras (Ötsch y Di Pauli, 2009).
Como resultado, los sistemas tributarios han enfrentado una
“carrera hacia el fondo” (race to the bottom), al bajar tasas impositivas
y crear exenciones especiales, vacaciones fiscales y otros mecanis-
mos que reducen la carga tributaria sobre el capital o directamente

42
Concentración económica y migración tributaria...

la eliminan (Kohonen, 2009). Como un todo, la competencia tribu-


taria reduce las posibilidades de que los Estados puedan implementar
diseños tributarios justos (Rixen, 2011). En otras palabras, la inca-
pacidad de los gobiernos de crear políticas y programas para desmotivar el
desplazamiento hacia el exterior de parte de su población, que sugiere
la migración no tributaria, se expresa en las migraciones tributarias
como debilidades para lograr que cada grupo pague lo establecido,
pudiendo incluso convertirse en ofertas o beneficios especiales para
reducir la amenaza de desplazamiento a otras jurisdicciones.
Sin embargo, además, la creación de este “ecosistema” de
beneficios para el capital se sirve de una manufactura legislativa
por parte de abogados o abogadas que en nombre de los requerimientos
de sus clientes pueden atravesar los límites de los Estados para
cocrear secciones y módulos de los códigos legales, elegir un sis-
tema legal de su preferencia para cualquier necesidad por de-
fecto, o seleccionar sus cortes o arbitrajes privados para resolver
disputas (Pistor, 2019, p. 180). De esta manera, los beneficios del
capital se impregnan en el diseño institucional y en el poder es-
tatal, de modo que se hacen prevalecer los derechos privados y la
concesión de privilegios y se legalizan las exenciones –en simple:
“se codifica el capital en la ley”–, se procura mantener la protec-
ción legal y obtener la certeza de que las diversas prerrogativas
serán respetadas por todos (Pistor, 2019, pp. 205-209). Los paraísos
fiscales son, así, un ejemplo emblemático de las mayores facilidades
que tiene el capital para hacer uso de las ventajas económicas
diseñadas con el fin de contribuir en menor medida que los con-
tribuyentes individuales.
Por último, la debilidad de los Estados en sus sistemas
de fiscalización como también la insuficiente coordinación en-
tre países para facilitar el cumplimiento tributario de empresas
multinacionales o sociedades de inversión (Espinosa, 2021), se
expresan también en la ausencia de organismos supranacionales,
de armonización de políticas tributarias o de un registro finan-
ciero global que propicien la regulación para asegurar una
tributación justa (Rixen, 2011).

43
Jorge Atria

EL ROL DE LOS INTERMEDIARIOS


En la migración de personas con fines no tributarios existen actores
o redes que cumplen funciones esenciales de intermediación. Esto
incluye gestiones tales como el trámite de visas, el arreglo de certi-
ficados de nacimiento y pasaportes y la reserva de medios de trans-
porte, así como labores de conexión con redes de salud, formación y
ofertas laborales. Esta multiplicidad de servicios –legales o ilegales–
lleva a que los intermediarios adopten distintas categorías en la lit-
eratura, abarcando desde las nociones de “reclutadores” o “brokers”
hasta las de “consultorías de inmigración”, prestamistas de dinero,
traficantes de personas o “coyotes” (Jones y Sha, 2020). Estas figu-
ras pueden incluir delitos o crimen organizado, como refleja el trá-
fico de personas migrantes, cuyas víctimas son mayoritariamente
mujeres y niñas de familias de bajos recursos en países de ingreso
bajo, que son desplazadas a países más ricos, donde se obtienen
mayores retornos económicos para estos crímenes (Bauloz, McAdam
y Teye, 2021). Aunque estas figuras sugieren un rol predominante-
mente negativo, existen estudios sobre el papel positivo de agentes
mediadores, a saber, personas o grupos que cumplen funciones de
apoyo en circunstancias críticas de la migración, sea facilitando
hospedaje, brindando seguridad, proveyendo recursos para alimen-
tación, o conexiones para recurrir a entidades o redes de apoyo que
proveen asistencia a migrantes (Nolan-Ferrell, 2021). Este tipo de
ayuda conecta con la literatura sobre capital social y redes sociales
de migración (e. g. Portes y Sensenbrenner, 1993; Pérez, 2013), que
destaca los componentes de reciprocidad y altruismo en tales aso-
ciatividades por sobre el afán de lucro, el fortalecimiento de una in-
dustria de migración o la comodificación de la actividad migratoria
(Jones y Sha, 2020).
Los intermediarios pueden influenciar en que alguien de-
cida o no migrar, al cumplir con funciones que incluyen aspectos
prácticos, estratégicos y culturales (Spaan y Van Naerssen, 2018;
Lindquist y Xiang, 2019) y donde se “ponen en juego” situaciones
de extrema vulnerabilidad para quienes desean intentarlo. Jones
y Sha (2020, pp. 7-8) plantean que en estas intermediaciones se

44
Concentración económica y migración tributaria...

despliegan habilidades para (1) acceder a recursos, como también


para comunicarlos y trasladarlos entre redes, con lo cual se promueven
oportunidades; (2) decidir el destino, utilizando conocimiento profe-
sional para distribuir personas y grupos, por ejemplo el incorporar
información sobre oportunidades disponibles; (3) escapar de per-
secuciones, conflictos u otros peligros en el lugar de origen de
formas que no serían posibles para quienes deciden migrar, su-
giriendo destinos y ayudando a navegar sus burocracias; (4) ofrecer
mediación laboral, incidiendo en decisiones de contratación, sala-
rio y condiciones a las que pueden acceder las personas migrantes;
y (5) propiciar la integración al facilitar la instalación en un hogar,
obtener un préstamo para contar con recursos iniciales o recibir
asesorías y orientaciones.
Por su parte, el exilio fiscal comparte con la migración no
tributaria la necesidad de intermediación. En este caso, los interme-
diarios ofrecen saber experto altamente especializado en operaciones
contables, financieras y legales, las cuales se aplican al caso de cada
contribuyente. En general, los administradores de riqueza se abo-
can a (1) maximizar los excedentes, esto implica que al reducir el
pago de impuestos se intenten aligerar otras deudas o sanciones; (2)
dirigir parte de ese excedente hacia oportunidades de inversión para
aumentarlo con bajas tasas de riesgo; y (3) asegurar que la riqueza
del cliente sea traspasada a las siguientes generaciones con bajos
costos de transacción y las mayores oportunidades para crecer in-
dependiente de conflictos familiares u otras dinámicas que podrían
reducir las utilidades (Harrington, 2016).
Contar con el conocimiento experto de intermediadores per-
mite ajustar las operaciones legales o contables a las necesidades
precisas del contribuyente que las demanda. En esto existe una
significativa similitud con la migración no tributaria, pues los
intermediadores influyen en aspectos prácticos y de gestión, pero
también en cuestiones más fundamentales, como la elección del
país de destino y, eventualmente, la designación de representantes
de la compañía o los contribuyentes cuyos nombres figurarán en los
documentos en calidad de testaferros.

45
Jorge Atria

Una diferencia, sin embargo, puede establecerse en el grado


de preponderancia de las preferencias de quienes migran. En la mi-
gración de personas con fines no tributarios, la escasez de recursos,
información o redes de apoyo condiciona las alternativas de despla-
zamiento, facilita el vínculo con intermediarios que pueden obtener
provecho de dichas situaciones –esto hace prevalecer sus intereses y
no los de quienes se desplazan– y en último término pone en riesgo
la vida de quienes desean migrar. En cambio, en el exilio fiscal la
acumulación de recursos es un poderoso factor que permite financiar
sofisticadas fórmulas para cumplir exactamente con los fines requeri-
dos por los contribuyentes (Collin, 2021). Tales fines no tienen solo
un propósito económico (optimización, elusión o evasión del pago),
sino también uno social, relacionado con la discreción y el anoni-
mato. Por cierto, no todos los contribuyentes tienen las mismas
motivaciones. En el grupo de personas cuyos altos ingresos harían
posible la realización de planificaciones y la migración tributaria
coexisten disposiciones agresivas, moderadas o críticas del juego
elusivo (Atria, 2019). Es esto lo que resalta la importancia de com-
plementar el análisis institucional del incumplimiento impositivo y
el uso de oasis tributarios con el de las percepciones, motivaciones
y disposiciones de quienes incumplen o hacen uso de alternativas
como los paraísos fiscales (McBarnet, 2001; Atria, 2019).

CONCLUSIONES
A través de este capítulo se ha buscado contribuir a dos debates de
gran desarrollo en América Latina. Por un lado, se intenta avanzar
en la comprensión de los mecanismos que están en la base de la
defensa y acumulación de privilegios de la élite económica en la
región. Tal como puede apreciarse en los contenidos de este libro,
actualmente existe un cúmulo de aproximaciones y objetos de es-
tudio que permiten ensanchar el análisis sobre la reproducción de
ventajas y desventajas sociales y las consecuencias para la conser-
vación de grandes cuotas de poder e influencia de las élites. En el
caso concreto de este capítulo, la investigación sobre el exilio fiscal
constituye una interpelación a la política internacional, los poderes

46
Concentración económica y migración tributaria...

públicos y el rol de los Estados frente a la injusticia tributaria que


redunda en la acentuación de la acumulación económica.
Por otro lado, el capítulo aborda el tema migratorio, un fenó-
meno de primer orden en los países latinoamericanos, cuya larga im-
portancia histórica no solo no limita su enorme vigencia, sino más bien
da cuenta de su profunda continuidad en una realidad regional marca-
da por desigualdades entrelazadas, que conciernen al campo económi-
co, social y político, y que atraviesan desde lo local hasta lo global. El
estudio del exilio impositivo, en este sentido, aporta a la discusión de
las migraciones que acompañan los desplazamientos del capital y el
costo económico que tiene para los países, lo cual refuerza la desle-
gitimación de las instituciones fiscales y el triunfo de los intereses
individuales en detrimento del bien común.
A diferencia del análisis de mecanismos sutiles de reproduc-
ción de las élites en ámbitos como la educación, el trabajo o el
reclutamiento gerencial, los paraísos fiscales representan una con-
centración flagrante de oportunidades para una minoría con una
finalidad evidente. Comprender su funcionamiento, actores y procesos
es dar cuenta de un mecanismo emblemático para la conservación de
la riqueza y de las redes de poder que lo sostienen, pero sobre todo de
notar cómo, pese a su obviedad, su extinción está lejos de ocurrir y los
desafíos que impone distan mucho de ser superados. De alguna
manera, es una muestra emblemática de que la reproducción de privi-
legios es un rompecabezas compuesto no solo de piezas difusas
o indescriptibles, sino también de procesos considerablemente evi-
dentes, pero no por ello de gran complejidad.
Concretamente, no todos quienes cambian de ciudadanía
o desplazan utilidades o ingresos tributarios lo hacen para evadir o
eludir. Existen otras motivaciones, determinantes y coyunturas. Sin
embargo, hay un perfil muy bien descrito en la literatura que sí lo hace.
Es un desafío para futuros trabajos ahondar en aquellos otros perfiles.
También es importante mencionar que las comparaciones
realizadas enfatizan los elementos negativos de la migración no tribu-
taria. Sin embargo, existe una variedad de elementos positivos
relacionados con la migración. Esto es relevante de mencionar por

47
Jorge Atria

cuanto el foco de este capítulo ha sido enfatizar la comparación con la


migración tributaria, la cual, a diferencia de la migración no tributaria,
sí es observada de manera altamente negativa de modo más consen-
suado. Esto también importa a efectos de destacar que la migración
que no tiene fines tributarios no puede entenderse de manera general
y despersonalizada, de modo que ahondar en las múltiples trayecto-
rias de riesgo, miedo, vulnerabilidad y desprotección que dan forma
a dichos desplazamientos ha sido, es y debería ser parte de aquellas
agendas de investigación centradas en su estudio.
Por último, también es posible pensar en otros criterios de
comparación. Por ejemplo, existen trabajos que ahondan en las
políticas de los países para repatriar a sus ciudadanos y también
para la repatriación de capitales. Otros estudios ofrecen estima-
ciones económicas de pérdida y ganancia de los países vinculadas
con sus patrones migratorios. Asimismo, otros trabajos se detienen
con mayor riqueza y precisión en realidades continentales o na-
cionales más específicas, que ayudan a detectar motivaciones,
determinantes y disposiciones distintas. Es de esperar que futuras
investigaciones puedan aportar otras perspectivas, contribuyendo
desde otros ángulos a estudiar la mutua determinación de estas mi-
graciones, o de otras adicionales que puedan existir.

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52
LINAJE, EMPRESAS OFFSHORE Y ESTADO
UNA APROXIMACIÓN A LA ÉLITE DE PODER
EN GUATEMALA EN EL SIGLO XXI
Harald Waxenecker
Petr Ocelik

INTRODUCCIÓN
En los estudios clásicos de élite, Pareto (1963) la conceptualizó como una
minoría gobernante sobre una mayoría gobernada, donde las di-
rigencias más aptas circulan y se renuevan constantemente como
signo de sociedades “saludables” e innovadoras. El libro Guate-
mala: linaje y racismo de Marta Elena Casaús Arzú, publicado por
primera vez en 1992, presentó una realidad contraria. Allí se habla
de alianzas matrimoniales y de negocios de una pequeña élite de
poder de larga duración, con poca movilidad social y rígidos pa-
trones de reclutamiento socioraciales.
El interés particular de este capítulo abarca dos pilares: ne-
gocios y linaje. El poder de las élites guatemaltecas se ha construido
históricamente sobre la finca y la familia. El control sobre la tierra y
la mano de obra indígena se produjo mediante un complejo sistema
de privilegios concedidos por la Corona y ampliados, posterior-
mente, durante los regímenes oligárquicos. Así, la finca representa
el cimiento económico del dominio de la élite tradicional1.

1 Este trabajo fue apoyado por el programa de investigación e innovación

53
Harald Waxenecker, Petr Ocelik

Ahora bien, las familias se perpetuaron mediante la transmisión


patrilineal de privilegios y los matrimonios (de conveniencia) en un
círculo socialracial limitado. De acuerdo con Casaús Arzú (2000,
2010), en conjunto se trata de 22 redes familiares que provienen de
seis entronques históricos2 y que han ejercido directa o indirecta-
mente el poder en Guatemala desde la colonia. La inmigración alemana
del siglo XIX y la llegada de otras familias extranjeras en las décadas
de 1930 y 1940 vinieron a reforzar el núcleo histórico procedente de
la colonia hispana, y se integraron al entorno de la élite sin despla-
zar o alterar la estructura de poder.
La lista Snee3 (en 1974) y el estudio sobre élites industriales
de Dosal (publicado originalmente en 1995) ampliaron el análisis
de los nexos económicos y maritales de la élite guatemalteca. En
el siglo XXI esta élite de poder perdura en Guatemala, y sus re-
des de parentesco y negocio se han mimetizado y “modernizado”
(Casaús Arzú, 2010). Esta modernización se hace visible en las rela-
ciones mercantiles de estas redes familiares en empresas offshore
en Panamá. Sobre esta base, el presente estudio analiza las redes
económico-familiares de la élite de poder en Guatemala en el siglo
XXI, y muestra una aproximación para analizar los nexos entre esta
élite y el Estado guatemalteco.

ÉLITE DE PODER: PARENTESCO Y NEGOCIOS


La sociedad guatemalteca se caracteriza por profundas asimetrías
de poder, que se reflejan por lo general en el control sobre las ac-
tividades económicas, la capacidad de influencia sociopolítica, el
control sobre los poderes coercitivos del Estado, entre otros aspec-
tos. Es un tipo de sociedad fracturada históricamente entre una
élite y una mayoría con escaso acceso a poder. Estas élites pro-

Horizonte 2020 de la Unión Europea en virtud del Acuerdo de subvención Marie


Skłodowska-Curie No. 859937.
2 Aycinena, Arzú, Urruela, Díaz-Durán, Skinner-Klee y Castillo.
3 “En 1974, el Congreso Norteamericano sobre América Latina (NACLA, por sus
siglas en inglés) publicó los resultados de la investigación de Carole Snee sobre la
burguesía guatemalteca, siendo esta el primer intento sistemático para identificar a
la oligarquía” (Dosal, 2017, p. 17).

54
Linaje, empresas offshore y Estado

ducen y reproducen las asimetrías, así como logran mantener sus


privilegios porque sus miembros tienen y retienen poder (Tutino,
1983). En otras palabras, las élites ocupan posiciones estratégicas
de poder en la sociedad, ejercen influencia sociopolítica y poseen
control sobre recursos (Robles-Rivera, 2021; Bull, 2014; Durand,
2010; Canon, 2016; Fischer y Waxenecker, 2020; Valeeva, 2021).
Según plantea Bull (2014), este enfoque no solo difiere de
la clasificación de las élites de acuerdo con sus características
institucionales y funcionales (por ejemplo, militares, parlamen-
tarias o burocráticas), sino que las define como un entramado de
actores de élite que controlan y comparten recursos en conjunto.
Estas élites –integradas en redes– movilizan sus recursos y crean
múltiples alianzas para perpetuar su poder. Se conforman redes de
larga duración que

[…] subsisten por los enlaces matrimoniales exitosos, por las


alianzas de negocios, por la expansión regional y por la diver-
sificación de su producción en periodos de crisis económica
y, en el momento actual, por su inserción en el mercado in-
ternacional de capitales (Casaús Arzú, 1994, p. 59).

En muchas partes de América Latina, los grandes grupos empresariales-


familiares siguen dominando (Bull, 2014) y, en la mayoría de los casos,
las alianzas familiares y económicas operan como un todo y son capas
relacionales que prácticamente no pueden separarse. No obstante,
en Centroamérica hay escasa evidencia empírica sobre este tipo de re-
des de la élite de poder (Cárdenas y Robles-Rivera, 2018).
Las relaciones de parentesco obedecen a un patrón conserva-
dor, tradicional y endogámico (Casaús Arzú, 1994) y ocurren en el
interior de la pequeña élite nacional. Son consideradas domésticas
porque, por un lado, se presentan mayormente en los espacios na-
cionales y, por otro lado, sostienen y profundizan la separación en-
tre los espacios públicos de dominio masculino y los privados que son

55
Harald Waxenecker, Petr Ocelik

asignados a las mujeres.4 Tutino (1983) estudió la estructura patriarcal


de la élite mexicana del siglo XVIII y observó que el poder estaba
altamente concentrado a lo interno de la propia élite: el núcleo
conformado por cientos de personas era gobernado por pocos
hombres y casi ninguna mujer. Es probable que semejante es-
tructura de poder –la cual refuerza el dominio elitista y patriarcal–
también exista en la actualidad.
Las élites han controlado los principales medios de pro-
ducción (tierra, trabajo, comercio, bancos e industrias) en Guatemala
desde la colonia hasta el presente (Sveinsdóttir et al., 2021) y es-
tán interrelacionadas mediante alianzas y redes de coinversión,
copropiedad, coaccionistas y codirección corporativa. Su base
productiva radica históricamente en Guatemala, pero también
han creado andamiajes de sociedades extraterritoriales (empre-
sas offshore) desde las últimas décadas del siglo XX.
Panamá se hizo mundialmente famoso en abril del 2016,
cuando salió a luz una masiva filtración de datos del bufete Mossack
Fonseca sobre miles de empresas offshore y empresas ficticias
(shell companies) en este paraíso fiscal. 5 El International
Consortium of Investigative Journalists (ICIJ) y los medios aso-
ciados publicaron numerosos reportajes sobre los “papeles de
Panamá”, incluyendo una investigación periodística de Plaza
Pública (PzP) y Univisión sobre una operación financiera realiza-
da por una de las familias más adineradas de Centroamérica. “Se
trata de una serie de transferencias de acciones por casi US$54
millones realizadas en 2007 por el grupo Campollo, el mayor pro-
ductor de azúcar de Guatemala…” (Chávez et al., 2017). Los

4 “En este marco las relaciones de género van a jugar un papel fundamental en la
preservación e internalización de los valores dominantes. Las mujeres ejercerán
una gran influencia en la reproducción del patrón familiar de tipo patriarcal y van
a contribuir notablemente a la expansión de su red familiar” (Casaús Arzú, 2010,
p. 15).
5 El lucrativo negocio de las sociedades ficticias se basa en una ley panameña de
1927, que garantiza el secreto de los patrimonios, de las transferencias de capital
y de las personas propietarias de las empresas. Este entorno favorable para la
industria offshore se ha mantenido más o menos intacto desde entonces (Obermaier
y Obermayer, 2017).

56
Linaje, empresas offshore y Estado

Campollo no son los únicos, también muchos otros núcleos


familiares de la élite siguieron esta tendencia y crearon cientos
de corporaciones extraterritoriales en Panamá. En esta investi-
gación se registraron 1541 entidades mercantiles vigentes.
En general, existe información escasa sobre la naturaleza y
el volumen de negocios de estas empresas extraterritoriales, pero sí
hay información sobre quienes integran sus juntas directivas. El en-
foque de directorios entrelazados (interlocking directorates) identifica
a las personas directivas6 de varias corporaciones, representando
esta data en forma de una red e investigando sus condicionantes
y consecuencias sociales (Mizruchi, 1996; Davis y Mizruchi, 1999;
Robins y Alexander, 2004).
Según sea su posición teórica, la literatura se divide tradi-
cionalmente en dos grandes perspectivas. La primera, la organizacional,
estudia las redes empresa-por-empresa y la segunda, la literatura so-
bre élites corporativas, analiza las redes persona-por-persona (Valee-
va, Heemskerk y Takes, 2020). Esta última conceptualiza las redes de
“directorios entrelazados” como una infraestructura de cohesión so-
cial y política de la élite de poder (Useem, 1984) en representación de
alianzas de negocio e intereses económicos compartidos. Una posición
central en la red representa una forma de capital social que puede fa-
cilitar el acceso a información, recursos e innovación, y los directivos
con altos niveles de centralidad constituirían a la vanguardia de la élite
empresarial (Mizruchi, 1996).
Davis y Mizruchi (1999) argumentan que lo económico y lo
social están íntimamente ligados con la dirección corporativa. Las
relaciones que inician como vínculos económicos a menudo se super-
ponen con las relaciones sociales y viceversa. Una variedad de estudios
muestra que esto aplica, en especial, a empresas familiares, cuyas di-
rectivas están conformadas en la mayoría de los casos por parientes (el
círculo interno), quizá por la persona encargada de los aspectos legales
de la empresa y algunas amistades de confianza. En las grandes corpo-

6 Se utilizará la forma masculina en este capítulo para resaltar que los hombres
predominan en los espacios directivos de las empresas.

57
Harald Waxenecker, Petr Ocelik

raciones, las directivas se conforman regularmente por directores


internos, cuya afiliación principal es con la empresa (y quizá también
con los intereses económico-familiares de larga duración), y por direc-
tores externos que también son funcionarios de otras grandes em-
presas, en especial instituciones financieras (Mizruchi, 1996). A pesar
de una creciente liberalización y transnacionalización de las economías
latinoamericanas, Chardavoine (2020) muestra en su estudio de caso
sobre México, que la gestión y el control familiar todavía son muy
importantes en las dinámicas empresariales de la región.
La libertad de empresa y el libre mercado forman parte de la
retórica empresarial habitual, pero en la práctica las organizaciones
económicas se han esforzado por limitar y restringir el funcionami-
ento de los mercados competitivos (Dosal, 2017). Por tanto, es legítimo
preguntarse si las redes de directorios entrelazados facilitan y
promueven la colusión entre (aparentes) empresas competidoras
(Baker y Faulkner, 1993; Mizruchi, 1996). Un sistema económico ba-
sado en la competencia desleal no solo desmantela la igualdad de
oportunidades en lo económico y socava la certeza jurídica en lo
institucional, sino que también profundiza las desigualdades so-
ciales y económicas (Velásquez Gómez, 2020). Aquí se vuelve al tema
del poder de influencia política de las élites –tanto de sus redes de
parentesco y de negocios offshore– y los resultados sociopolíticos y
macroeconómicos que reproducen las profundas asimetrías de poder
expuestas al principio de este capítulo.

GUATEMALA: LA RED DE LA ÉLITE DE PODER EN EL SIGLO XXI

METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN
Al utilizar 155 apellidos de los trabajos de Casaús Arzú y Dosal,7
se elaboró una base de datos con información de Opencorporates.8

7 Se puede consultar la lista en: https://github.com/hwax/Linaje-offshore-Estado-


Guatemala
8 https://opencorporates.com (Periodo de elaboración de la base de datos:
Diciembre 2020-Febrero 2021).

58
Linaje, empresas offshore y Estado

Esta incluye 2290 personas9 (69 % hombres y 31 % mujeres) de


los núcleos familiares de la élite guatemalteca, quienes aparecen
como directores y oficiales en 1541 empresas offshore con regis-
tro vigente en Panamá.

LOS DISTINTOS NIVELES RELACIONALES


Los niveles relacionales son: a) las relaciones de negocios, b) las
relaciones de parentesco y c) el análisis de redes multinivel.
Las relaciones de negocio se analizan mediante la interconex-
ión entre directivos y empresas (Mizruchi, 1996). Es una red con
dos tipos de nodos diferentes: los directivos y las directivas (direc-
tors) y las juntas directivas (boards) de las empresas. Una relación
o nexo se da entre la persona i y la empresa j cuando i es miembro
del directorio de la corporación j (Koskinen y Edling, 2012; Aragón-
Falomir y Cárdenas, 2020). La red de negocios contiene 5813 rela-
ciones y 3831 nodos (1541 corporaciones y 2290 personas).10
Las relaciones de parentesco se analizaron a partir de
los apellidos de las 2290 personas incluidas en la base de datos.
Históricamente, en el sistema de parentesco español, la descenden-
cia es bilateral y las personas pertenecen desde su nacimiento tanto
a las familias de su padre como de su madre (Casasola, 2003). Al
mismo tiempo, es un sistema patriarcal que enfatiza en la primacía
masculina. Esto se refleja en el sistema de apellidos, según el cual
cada persona tiene dos: el primero proviene del primer apellido del
padre y el segundo, del primer apellido de la madre. Las mujeres
casadas también pueden adquirir un tercer apellido que viene del
primer apellido del esposo.

9 Estas personas ocupan puestos de dirección (presidencia, tesorería, secretaría,


vocalías) en las corporaciones. Los suscriptores y agentes son operadores de los
bufetes jurídicos que realizan los trámites en Panamá y, por tanto, no se incluyen en
la base de datos.
10 Metódicamente, esta se procesó en forma de una red de un modo (one-mode
network) con dos tipos de nodos, lo cual facilita la integración posterior de la red
multinivel. Existe un desafío teórico y metódico de aplicar el enfoque de dos modos
(two-mode networks) a las redes integradas por empresas y personas (Valeeva,
Heemskerk y Takes, 2020).

59
Harald Waxenecker, Petr Ocelik

Figura 1. Análisis de relaciones de parentesco

Fuente: elaboración propia.

Aquí no se hace un análisis cualitativo de los nexos familiares,


sino que se utiliza un algoritmo analítico para establecer las posi-
bles relaciones de parentesco a partir de los tres apellidos y el
sexo de cada uno de los nodos (personas). El resultado es una red
de 995 relaciones de parentesco11 entre las personas directivas de
las empresas offshore.
El análisis de las relaciones de parentesco se complementa
con una red de apellidos interconectados mediante relaciones
matrimoniales (Díaz, 2017). Este enfoque se basa en la infor-
mación de 354 mujeres casadas, al interconectar el primer y el
tercer apellido para analizar las alianzas matrimoniales entre
núcleos familiares. El grado de salida (out-degree) representa los
apellidos (núcleos familiares) de origen de las mujeres y el grado
de entrada (in-degree), el apellido (núcleo familiar) de origen de
los hombres en las relaciones matrimoniales.

11 Es un estimado cauteloso, pues en la red solamente se incluyen las configuraciones


con dos apellidos coincidentes, que representan relaciones de parentesco de primer
grado. No se incluyen las configuraciones con solo un apellido coincidente porque no
se pueden confirmar con certeza. Además, dado que solo se incluyen las relaciones
madre-hijo/hija (no padre-hijo/hija), es probable que la participación de las mujeres
en la red de parentesco sea superior a la media en las relaciones de la vida real.

60
Linaje, empresas offshore y Estado

El análisis de redes multinivel (analysis of multilevel net-


works, AMN) se define como múltiples redes interdependientes
con varios conjuntos de nodos, algunos de estos son compartidos
(Snijders, 2016). La red multinivel de la élite guatemalteca inte-
gra las redes de relaciones de negocio y de parentesco en el total
de los 3831 nodos.

Figura 2. Esquema analítico de los distintos niveles relacionales

Fuente: elaboración propia.

CARACTERÍSTICAS DE LOS NODOS Y DE LA RED


El grado (degree) es la suma de relaciones de un nodo en la red. En
redes dirigidas se diferencia además en grado de salida (out-degree) y
grado de entrada (in-degree). La intermediación (betweenness) calcula
en qué medida un nodo en particular se posiciona “entre” los demás
nodos de una red. Un nodo, pese a con un grado relativamente bajo,
puede tener un alto índice de intermediación y, por tanto, ocupar una
posición central en el conjunto relacional (Scott, 2013).
La restricción (constraint) mide el nivel de limitación de un
nodo en su entorno local. Los nodos con un alto índice de restricción
están arraigados con fuerza dentro de su entorno estrechamente
interconectado. Allí encuentran respaldo, pero también presión nor-
mativa. Por el contrario, actores con un bajo índice de restricción
tienen nexos con nodos desconectados entre sí, por lo cual ocupan
una posición estructural de puente en los agujeros estructurales
(structural holes) (Burt, 2000 y 2004). Estos nodos tienen más opor-
tunidad de generar e introducir innovación (Hollway et al., 2020).

61
Harald Waxenecker, Petr Ocelik

Una componente es una subestructura interconectada en don-


de todos los nodos se vinculan entre sí a través de caminos (paths),
pero no tienen conexiones fuera de esta subestructura (Scott, 2013).
Una red puede estar conformada por varios componentes.
La densidad es la proporción de las relaciones existentes con
respecto a las posibles. Por su parte, la centralización mide la dis-
tribución de las relaciones en la red. Es cero (0) cuando todos los
nodos tienen el mismo número de relaciones y uno (1) cuando solo
un nodo concentra todas las relaciones en la red (Freeman, 1978/79).
Un triángulo se compone de tres nodos; en redes no-dirigidas
existen cuatro configuraciones posibles12 (Faust, 2010): desconecta-
do (unconnected), dúo (connected pair), triángulo abierto (open triad) y
triángulo cerrado13 (closed triad). El censo de triángulos (triad cen-
sus) reporta la frecuencia de cada una de estas configuraciones.

LA RED DE NEGOCIOS OFFSHORE


La red de negocios offshore se forma de 5813 relaciones entre 1541
compañías offshore y 2290 directivos (Figura 3). Esta red contiene
58 componentes, con una densidad de 0,00079 y una centralización
de 0,00652. Estos índices describen una red modestamente conec-
tada, pero tanto más extendida porque el componente principal in-
terconecta al 86 por ciento de todos los nodos.
En promedio, cada persona pertenece a 2,5 directivas cor-
porativas y estas, a su vez, están integradas por un promedio de 3,8
personas. En comparación con los directivos, el grado promedio de
las empresas offshore es más alto porque el número total de nodos
es menor. Esta tendencia se ve además incrementada por patrones
diferentes en la distribución de grado (Figura 4): la mayoría de las
directivas corporativas (933) tiene tres miembros, mientras que la

12 Generalmente, las relaciones entre dos nodos se clasifican en tres clases de


isomorfismo: mutuo (M), asimétrico (A) y no-existente (N) (Holland y Leinhardt,
1970). En redes dirigidas existen 16 diferentes combinaciones MAN, mientras que en
las no-dirigidas caben solo cuatro combinaciones.
13 Estructuralmente, en redes de dos modos no pueden existir triángulos cerrados,
sino que la unidad más pequeña de una configuración cerrada se conforma de cuatro
nodos (quad) (Faust, 2010).

62
Linaje, empresas offshore y Estado

mayoría de los directivos (1267) pertenece a una sola junta direc-


tiva de una empresa offshore.

Cuadro 1. Métricas de la red de negocios offshore

Empresas offshore Personas

directivas
Número total de nodos 1541 2290
Número total de relaciones 5813 5813
Grado promedio 3,8 2,5
Grado máximo 20 28
Número de nodos del compo- 1348 1977
nente principal

Fuente: elaboración propia.

Figura 3. Red de negocios offshore: 1541 empresas y 2290 directivos

Fuente: elaboración propia.

63
Harald Waxenecker, Petr Ocelik

Figura 4. Distribución de grado de empresas y directivos en la red


de negocios

Fuente: elaboración propia.

De acuerdo con los registros de Dun y Bradstreet (D&B),14 el sector


financiero y la gestión corporativa parecen tener un peso importante
en la lista de las corporaciones con mayores índices de centrali-
dad (Cuadro 2). Además, algunos nombres de empresas offshore
permiten inferir un vínculo con los sectores tradicionales de la
economía guatemalteca, especialmente con el financiero, el azu-
carero y otras ramas de la agroindustria, la producción nacional de
cemento, los negocios inmobiliarios, entre otros. Sin embargo, no
se tiene suficientes datos para una clasificación exhaustiva de las
empresas offshore. Se requiere acceso abierto a información sobre
la naturaleza y las relaciones de propiedad (beneficial ownership)
en este sector, caracterizado precisamente por su poca transparen-
cia y los negocios dudosos (Obermaier y Obermayer, 2017).

14 Para ampliar la información se puede consultar este enlace: https://www.dnb.


com/

64
Linaje, empresas offshore y Estado

Cuadro 2. Centralidad de corporaciones offshore en la red de negoci-


os (principales empresas, ordenadas por su índice de intermediación)

Corporaciones offshore Grado Intermediación Restricción Sector* Ventas*


(USD mio.)

Bicapital Corporation 20 0,2178829 0,0500 Management 0,5


of compa-
nies and
enterprises
Banco G&T Continental 9 0,0626308 0,1111 Finance and 1,98
(Panamá) S. A. insurance
BAM Financial Corpo- 16 0,0544431 0,0625 N. A.
ration
GTC Bank INC. 7 0,0474497 0,1429 Finance and 51,73
insurance
Rada Equity INC. 11 0,0441204 0,0909 N. A.
Grupo Progreso LTD 13 0,0426769 0,0769 Management 0,5
S. A. of compa-
nies and
enterprises
PRONOVA Holdings 12 0,0418554 0,0833 N. A.
Corp.
Agroinvest Holdings 9 0,0358954 0,1111 N. A.
Corp.
CAVC La Cadena Inc. 9 0,0337352 0,1111 N. A.
San Patricio Holdings 9 0,0318931 0,1111 N. A.
S.A.
Inversiones Internacion- 5 0,0317222 0,2000 Construction 1,37
ales del Pacífico
Finca Magdalena S. A. 10 0,0310032 0,1000 N. A.
Inversiones TDS S. A. 7 0,0290560 0,1429 N. A.
CDC International 6 0,0287479 0,1667 Business 1,41
Holdings INC. Support
Services
Braden Group S. A. 10 0,0286231 0,1000 Management 4,17
of compa-
nies and
enterprises
Pampur Holdings S. A. 4 0,0278765 0,2500 N. A.
Central América Ven- 5 0,0274333 0,2000 Publishing 1,96
ture Capital CORP. industries
Condominio La Sierra 11 0,0267467 0,0909 Construction 1,37
S. A.

continúa...

65
Harald Waxenecker, Petr Ocelik

Inversiones Las Casca- 6 0,0255646 0,1667 Management 3,58


das S. A. of compa-
nies and
enterprises
Compañía de Adminis- 5 0,0252261 0,2000 N. A.
tración y Ventas S. A.
TPG Investments 9 0,0250381 0,1111 N. A.
Limited
Telecomunicaciones 3 0,0242559 0,3333 N. A.
Pin S. A.
Mesoamérica Sugar 6 0,0236539 0,1667 N. A.
Corporation
Interamericana Holding 5 0,0225393 0,2000 Management 0,6
Group S. A. of compa-
nies and
enterprises
Arico Investment Corp. 3 0,0218772 0,3333 N. A.
Grupo F Resources 3 0,0214592 0,3333 N. A.
Development INC.
Latinamerican Palm oil 4 0,0207644 0,2500 N. A.
Corporation
Ganesh Holdings Group 5 0,0207573 0,2000 N. A.
S. A.
Galeon Corp. 3 0,0206432 0,3333 N. A.
CRP Investments S. A. 7 0,0205211 0,1429 N. A.
Bi-Bank S. A. 11 0,0199981 0,0909 Finance and 2,85
insurance

*Esta información fue recabada de la base de datos Dun y Brad-


street (D&B) (https://www.dnb.com). No hay información disponi-
ble para todas las empresas. Algunas de estas registran domicilio
en Guatemala en D&B.
Más información en: https://github.com/hwax/Linaje-offshore-Es-
tado-Guatemala
Fuente: elaboración propia.

En total hay 1363 apellidos diferentes en los nombres de los 2290


miembros de las directivas de las corporaciones offshore. La
conectividad de estos apellidos se examina a partir de tres cálculos
relacionales (Cuadro 3): la frecuencia refleja cuántas veces aparece el
apellido en la lista de 2290 personas de la red, la suma de relaciones es

66
Linaje, empresas offshore y Estado

el número total de conexiones entre empresas offshore y personas con


este apellido, mientras que el grado promedio corresponde al número
promedio de corporaciones con las cuales tiene relación una persona
con el apellido.
Los apellidos Castillo, Rodríguez, Novella, Arzú, González,
Paíz, Urruela, Torrebiarte, Valladares, Herrera y Circi presentan el
mayor número total de conexiones con entidades mercantiles. Ten-
dencialmente, estos núcleos tienen muchos integrantes y, por tanto,
cuentan con numerosos lazos mercantiles en el entorno de la élite.
En cambio, Aitkenhead, Bourdett, Kawas, Circi, Lavagnino,
Park, Pieters, Barrera, Maegli, Farrer, Del Carmen, Vides, Erales, Ros,
Bermúndez, Arroyo y Vielmann son los apellidos con el grado pro-
medio más alto. Sus integrantes tienen el mayor número de lazos
mercantiles “per cápita”.

Cuadro 3. Principales apellidos en la red de negocios: frecuencia, rela-


ciones corporativas y grado promedio

Apellido Frecuencia Relaciones corporativas Grado promedio Núcleos familiares


Castillo 124 412 3,3 sí* ++
Rodríguez 68 222 3,3 sí++
González 66 157 2,4 sí++
Paiz 41 156 3,8 sí++
Urruela 40 137 3,4 sí*++
Arzu 39 160 4,1 sí*++
Herrera 38 108 2,8 sí++
García 38 88 2,3
Díaz 38 73 1,9
Pérez 33 75 2,3
Girón 31 58 1,9
Kong 30 98 3,3 sí++
Fernández 30 75 2,5
Sánchez 28 64 2,3 Sí
Bosch 27 95 3,5 sí++
Saravia 27 93 3,4 Sí

continúa...

67
Harald Waxenecker, Petr Ocelik

López 27 92 3,4 Sí
Molina 27 81 3,0 Sí
Botrán 27 77 2,9 Sí
Cofiño 27 64 2,4 Sí
Martínez 27 45 1,7
Novella 26 162 6,2 sí++
Aguirre 26 81 3,1 ++
Bouscayrol 25 78 3,1 sí++
Leal 24 92 3,8 sí++
Widmann 24 73 3,0 sí++
Tejada 23 87 3,8 ++
Gutiérrez 22 67 3,0 Sí
Torrebiarte 21 120 5,7 sí++
Valladares 19 110 5,8 Sí

*Entronques familiares históricos (ver Casaús Arzú, 2010).


++ Principales apellidos en la red multinivel: baja restricción y alta in-
termediación (ver figura 8). Para más información ver: https://github.
com/hwax/Linaje-offshore-Estado-Guatemala
Fuente: elaboración propia.

LA RED DE PARENTESCO
La red de parentesco se conforma por 995 relaciones entre 391 hom-
bres y 304 mujeres que coparticipan en las estructuras corporativas
en Panamá.

Figura 5. Red de parentesco de 695 personas

Fuente: elaboración propia.

68
Linaje, empresas offshore y Estado

Es un conjunto de 172 diferentes componentes de distintos


tamaños y configuraciones (Figura 6), los cuales corresponden a
núcleos familiares con apellidos compartidos. Los principales com-
ponentes se crean alrededor de los siguientes apellidos: a) Bosch,
Gutiérrez, Marzano y Jongezoon (11 personas); b) Tejada y Castillo
(9 personas), c) Arzú, Irigoyen y Toriello (9 personas); d) Halfon,
Cohen, Salem, Barac y Russ (9 personas); e) Dougherty, Novella,
Wyld y Urruela (9 personas); f) Rodríguez, Schlesinger y Toscana (8
personas) y g) Serra, Paiz y Andrade (8 personas).

Figura 6. Distribución de los componentes en la red de parentesco

Fuente: elaboración propia.

En un análisis histórico de los vínculos matrimoniales de las princi-


pales familias de la élite guatemalteca, Díaz (2017) resaltó la centralidad
de los apellidos Castillo, Urruela, Aycinena, Batres, Klee, Saravia,
García-Granados, Arzú, Molina, Herrera, Asturias, Beltranena y
Cofiño. Hay evidentes líneas de continuidad en la actual red comple-
mentaria de relaciones de matrimonio que contiene 382 apellidos,
de los cuales el 60 por ciento está interconectado en ella compo-
nente más extensa de red matrimonial (Figura 7).
En el principal componente, los apellidos con mayor equi-
librio entre grado de salida y entrada son Arzú, Berger y Cofiño.
Ahora bien, los que presentan mayor grado de salida (origen de las

69
Harald Waxenecker, Petr Ocelik

mujeres casadas) son Rodríguez, González, Kong y Montes, mien-


tras los apellidos con mayor grado de entrada (núcleos familiares
de los hombres del matrimonio) corresponden a Paiz, Castillo,
Urruela, Bouscaryrol, Torrebiarte y Tejada. Finalmente, Botrán,
Zachrisson, Lippmann, Saravia y Lee tienen el mayor grado (all-degree)
ende otras 51 subestructuras aisladas.

Figura 7. Red de apellidos en relaciones matrimoniales

Fuente: elaboración propia.

COHESIÓN DE LA ÉLITE GUATEMALTECA: UNA RED MULTINIVEL

La red multinivel se conforma de 3831 nodos e integra las rela-


ciones de negocio y de parentesco. Tal como se puede esperar, la red
de parentesco y la red de negocios se complementan mutuamente,
lo cual incrementa los índices de densidad (0,0009) y centralización
(0,007) de la red multinivel. El incremento de microestructuras trian-
gulares también refleja mayor conectividad interna.

Cuadro 4. Censo de triángulos y características globales de la red multinivel

Configuraciones de Red de negocios Red de parentesco Red multinivel


triángulo (3831 nodos) (2290 nodos) (3831 nodos)
Triángulo abierto 24817 220 27649

continúa...

70
Linaje, empresas offshore y Estado

Triángulo cerrado 0 680 2078


Densidad 0,000792 0,000379 0,000927
Centralización 0,006518 0,003115 0,006644
Componentes 58 172* 37

* En la red existen 172 componentes con al menos tres nodos conec-


tados. Hay 1595 nodos sin nexos familiares establecidos.
Fuente: elaboración propia.

El número de componentes se redujo por un tercio de 58 en la red


de negocios a 37 en la red multinivel. El componente cohesionado
se amplió por 96 personas (4,2 por ciento del total) y 46 empre-
sas (3 por ciento del total), para un total de 1394 empresas y 2071
personas. En especial, las relaciones de parentesco de núcleos
tradicionales, como Beltranena, Aycinena, Andrade, Falla, Bosch,
Castillo, Dougherty Herrera, Ibargüen, Kong, Martínez-Sobral, Paíz,
Urruella y Zachrisson han contribuido a este incremento de la co-
hesión de la red de la élite guatemalteca.
Por su parte, la posición relacional de los directivos se
mide mediante los índices de intermediación y restricción (Figura 8).
El cuadrante de baja restricción y alta intermediación conforma
un conjunto de 260 personas con la mejor conectividad en la red
de la élite. En otras palabras, son los articuladores de la red de la
élite de poder.
En la totalidad de la red, la participación de las mujeres es de
un 31 por ciento, pero en este subgrupo se reduce al 11,5 por ciento;
en otras palabras, en las posiciones de poder se incrementa el predo-
minio masculino. Estas posiciones se reflejan en las representaciones
gremiales que ocupan varios integrantes de este segmento de mayor
conectividad: Alfredo Skinner-Klee Arenales (Cámara de Comer-
cio de Guatemala), Gustavo Enrique Steiger Gordillo (Cámara de
Finanzas de Guatemala), Carmen María Torrebiarte Bendford de
Amador y José Luis Alfredo González Solé (Cámara de Industria
de Guatemala), José Santiago Molina Calderón (Cámara del Agro),
Luis Fernando Leal Toledo (Asociación de Azucareros de Guatemala)

71
Harald Waxenecker, Petr Ocelik

y José Miguel Torrebiarte Novella, Pedro Mendoza Montano y Juan


Francisco Javier Mini Townson (Fundación para el Desarrollo de
Guatemala-FUNDESA).

Figura 8. Posición de restricción e intermediación: directivos

Fuente: elaboración propia.

APROXIMACIÓN: LA ÉLITE DE PODER Y EL ESTADO


La interacción público-privada moderna puede tener muchas facetas
que incluyen desde los espacios formales de participación y represen-
tación política, la contratación pública de obras, bienes y servicios
privados, y el lobby a favor de políticas proempresariales, hasta el
financiamiento político opaco y el pago de sobornos para obtener tra-
tos favorables y excedentes extraordinarios. En este texto, el análisis
de la relación público-privada tendrá una naturaleza exploratoria,
con lo cual se deja lugar para investigaciones futuras.
En los registros públicos de Guatemala se encuentran al
menos 5700 empresas vinculadas a los núcleos familiares de la
élite de poder, y más de 770 de estas han obtenido contratos es-
tatales (obras, bienes y servicios) por un valor superior a los USD
2800 millones entre el 2004 y principios del 2022.15

15 Aquí se utiliza datos de una investigación en curso. La data nacional se obtuvo

72
Linaje, empresas offshore y Estado

Las preguntas podrían plantearse en varias direcciones,


por ejemplo, si las redes de la élite siguen copando el Estado y
ejerciendo el poder con un cierto estilo oligárquico y patrimonial
(Casaús Arzú, 2010). O desde una perspectiva relacional, los con-
tratos pueden representarse en forma de una red de relaciones
entre entidades estatales y empresas privadas y analizar por qué un
contrato se asigna a una determinada empresa y no a otra (Voutsa
et al., 2021). Así como determinar cuáles patrones relacionales dan
forma a este mercado público-privado.
La evidencia empírica muestra que estas interacciones
público-privadas son altamente susceptibles a la corrupción. En
efecto, las ilegalidades no se reflejan solo en las contrataciones
estatales, sino en diversos casos judiciales en relación con el finan-
ciamiento electoral ilícito, la evasión fiscal, la corrupción política
y judicial, entre otros. Varias personas del círculo de articuladores
de la red de la élite de poder han sido vinculadas pública y judicial-
mente a distintos casos.
En lo concerniente a las irregularidades en el financiamien-
to de la campaña electoral del partido FCN-Nación del expresidente
Jimmy Morales durante el 2015 (Sanz-Leiva y Jiménez-Sánchez,
2021) se mencionó a Stefano Carlo Olivero Ros, José Miguel Torre-
biarte Novella, Ramiro Arturo Alfaro Samayoa, Óscar Emilio Castillo
Montano, Fraterno José Vila Girón, José Guillermo Castillo Villacorta,
Felipe Antonio Bosch Gutiérrez y Salvador José Paiz del Carmen
(CICIG, 2019a; Sanz-Leiva y Jiménez-Sánchez, 2021).16
Mario Roberto Leal Pivaral, Luis Fernando Leal Toledo,
Marco Augusto García Noriega y Carlos Enrique Monteros Castillo
están relacionados a casos de tráfico de influencias y de delitos
fiscales. A ÁlvaroHugo Eduardo Mayorga Girón se le vincula con

del portal de Guatecompras (https://www.guatecompras.gt/) durante febrero del


2022.
16 Todos forman parte de la red de la élite de poder y se vinculan directa o
indirectamente con el conjunto de los articuladores. Los últimos dos tienen relación
de parentesco con dos articuladores de la red: Juan Luis Bosch Gutiérrez y Sergio
Alejandro Paiz del Carmen.

73
Harald Waxenecker, Petr Ocelik

un caso de corrupción en un contrato millonario de infraes-


tructura pública y el ex ministro de economía Ascisclo Valladares
Urruela habría formado parte de una red de tráfico de influencias
y de lavado de dinero (CICIG, 2018a, 2018b, 2019b, 2019c; Orozco
y Sánchez, 2016).
Por último, las consecuencias del paso de políticos al sector
privado y de empresarios a la política son resaltadas por Aragón-
Falomir y Cárdenas (2020) y Durand (2016). Sin embargo, este
mecanismo de influencia (conocido como puertas giratorias) no
es el único, pues el diseño estatal guatemalteco incluye represen-
taciones gremiales en al menos 58 espacios públicos de toma de
decisiones. Mediante estos mecanismos todas las empresas del en-
torno ganan acceso al Estado (Cárdenas y Robles-Rivera, 2018) y les
“[…] permite tener acceso a información privilegiada y capacidad
de tomar decisiones importantes en casi todos los sectores de su in-
terés: comercio, economía, macroeconómica (tipo de cambio), nive-
les de endeudamiento, construcción y mantenimiento de carreteras y
Consejos de Desarrollo” (Rodríguez Quiroa y Naveda, 2018).
Las gremiales con mayor peso son la Cámara de Industria de
Guatemala (CIG) que ocupa al menos 28 representaciones, el Comité
Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y
Financieras (CACIF) con 15; la Cámara del Agro (Camagro) con 10,
la Cámara de Comercio de Guatemala (CCG) con ocho y la Cámara
de la Construcción (Construguate) con siete.

CONCLUSIONES
Los núcleos familiares de la élite guatemalteca se han mimetizado
y modernizado en el siglo XXI, y este capítulo analiza dos capas de
esta modernidad de las relaciones interélite: los negocios offshore
y el parentesco. Se muestra claramente que la complementariedad de
las relaciones de negocios y las de parentesco produce mayor co-
hesión a lo interno de la élite de poder; aunque se tiene poco acceso
a información para discutir esta cohesión a la luz de mecanismos
y atributos exógenos más convencionales (por ejemplo, riqueza y
posición sociopolítica). La red multinivel no resalta por una

74
Linaje, empresas offshore y Estado

excepcional conectividad interna (densidad y centralidad), sino


por la interconexión extensa de más del 90 por ciento de las per-
sonas de la élite guatemalteca en una componente cohesionada.
En otras palabras, las dos capas relacionales (negocios offshore y
parentesco) son mecanismos de cohesión y perpetuidad de la élite
de poder del siglo XXI.
Otro tema importante es la circulación de las élites. Cier-
tamente, estas no son monolíticas y no se trata en exclusiva de las
“familias de siempre” (Bull, 2014). Con el tiempo, algunos apellidos
tradicionales se hacen menos notorios17 y otros se colocan en posi-
ciones más céntricas.18 No se dispone de datos longitudinales para
analizar la evolución detallada de las redes de la élite de poder
durante las últimas tres o cuatro décadas; no obstante, el análisis
de las relaciones matrimoniales refleja una tendencia de consoli-
dación de núcleos de larga duración en las élites de poder; aun
en la actualidad.
En la estructura de las empresas offshore predomina el
círculo interno masculino: hombres, dueños y parientes. En otras
palabras, se trata mayormente de empresas familiares, en las cuales
se superponen las relaciones económicas y sociales –como han
argumentado Davis y Mizruchi (1999) en estudios previos– y los
managers no han suplantado a los dueños –como ha apuntado
Chardavoine (2020) en el caso mexicano–. El predominio masculi-
no es bastante pronunciado, en especial en las posiciones de articulación
de la red multinivel.
La información muestra que las élites de poder detentan el
poder por vías formales e informales, al crear pactos interelitarios
y con clases subalternas para consolidar su dominio (Casaús Arzú,
2010), internalizar funciones en contextos de instituciones débiles

17 Por ejemplo, Batres, Klee, Saravia y García-Granados.


18 Los apellidos con mayor frecuencia en el cuadrante de los articuladores de la
red de la élite de poder son Castillo, Rodríguez, Novella, Arzú, Torrebiarte, González,
Bouscayrol, Tinoco, Urruela, Tejada, Herrera, Kong, Maegli, Bermúdez, Widmann,
Zachrisson, Toledo, Leal, Minondo, Montano, Paiz, Aguirre, Delgado, Bosch y
Bruderer.

75
Harald Waxenecker, Petr Ocelik

(Bull, 2014), capturar las políticas públicas en función de sus in-


tereses particulares (Cárdenas y Robles-Rivera, 2018) o consolidar
una infraestructura de poder (económica e ideológica) para influir
en lo público (Fischer y Waxenecker, 2020). Siguiendo el méto-
do de redes para el estudio de las élites guatemaltecas se plantea
el desafío de ampliar la base analítica, incluyendo la estructura
empresarial nacional de la élite guatemalteca, sus relaciones con
instancias públicas de toma de decisiones, de contrataciones
público-privadas, entre otras. Además, futuras investigaciones
deben aplicar modelos dinámicos para analizar los mecanismos
endógenos de las redes y sus implicaciones para la reproducción y
movilidad de las estructuras sociales.

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81
LA UNIÓN DE LAS REDES DE LAS ÉLITES
EMPRESARIALES Y SU IMPACTO EN LA
DESIGUALDAD DE INGRESO
Julián Cárdenas

INTRODUCCIÓN
Las élites empresariales (o económicas) son indispensables e
inevitables en cada sociedad. En toda comunidad, ciudad o país
existen élites económicas que suelen ser tanto la causa como la solu-
ción a los grandes problemas sociales. El largo y complejo camino
desde que las élites toman decisiones, en los consejos de adminis-
tración (juntas directivas) de las grandes empresas, hasta cuando se
produce un resultado o cambio social hace que se haya infra-estu-
diado empíricamente el papel de las élites empresariales en asuntos
como la pobreza o la desigualdad. Algunos estudios académicos se
han preguntado cuándo se preocupan las élites empresariales por
el desarrollo de las naciones, aumentarse los impuestos, reducir la
pobreza o disminuir la desigualdad (Acemoglu y Robinson, 2012;
Amsden et al., 2012; Cárdenas, 2020; Fairfield, 2015; Mizruchi,
2013; Reis y Moore, 2005). Sin embargo, estas investigaciones son
la excepción antes que la regla.

83
Julián Cárdenas

Las redes de las élites empresariales son el conjunto de rela-


ciones estables que tejen las grandes empresas y quienes las dirigen
y gobiernan. La posición que provee oportunidades directas de di-
rigir y gobernar las empresas son los consejos de administración.
Cuando una persona en un puesto directivo asume el cargo simul-
táneamente en varios consejos de administración crea enlaces en-
tre las empresas de pertenencia. El conjunto de enlaces entre las
grandes empresas y directivos múltiples forman redes empresariales,
son las llamadas redes de interlocking directorates o redes de las
élites empresariales; estas son una forma de estudiar la organi-
zación de las élites económicas (Cárdenas y Robles-Rivera, 2021).
El objetivo de esta investigación es explorar cómo las redes
de las élites empresariales impactan en la desigualdad de ingreso.
Para alcanzar este objetivo se realizó un análisis comparativo entre
países de las redes de interlocking directorates y los indicadores de
desigualdad de ingreso, y se desarrolló un modelo relacional que en-
laza las redes de las élites empresariales y la desigualdad de ingreso.
El modelo relacional señala los mecanismos causales, motiva fu-
turos estudios y genera nuevos conocimientos sobre cómo las élites
impactan en los asuntos macrosociales.

REDES DE LAS ÉLITES EMPRESARIALES Y DESIGUALDAD DE INGRESO


Los estudios sobre los determinantes de la desigualdad de ingreso y la
redistribución del ingreso en análisis comparativos entre países han
apuntado sobre todo al crecimiento económico, estabilidad de los sala-
rios, educación y tecnología (Kuznets, 1963; Psacharopoulos y Patrinos,
2004), democracia (Albertus y Menaldo, 2014; Boix, 2003), política fis-
cal (Cornia, 2012), gasto social y políticas de protección social (López-
Calva y Lustig, 2010), entre muchos otros factores. Quienes mencionan
a las élites como un elemento central en la reducción o ampliación de
las desigualdades de ingreso señalan la relevancia de las instituciones
(Acemoglu y Robinson, 2012) y el rendimiento de las inversiones de los
superricos o 1 por ciento más rico de la población (Piketty, 2014). Sin
embargo, no se documenta una mención explícita a las redes de las élites
empresariales como factor para explicar las desigualdades.

84
La unión de las redes de las élites empresariales...

Un conjunto de estudios se ha centrado en analizar la per-


cepción que tienen las élites ante la desigualdad y la pobreza (Reis
y Moore, 2005). Esta literatura se basa en la idea de reconocimiento
social de De Swaan et al. (2000), el cual argumenta que cuando las
élites reconocen la pobreza como un problema, debido a interde-
pendencia (afecta a ricos y pobres), responsabilidad (deben hacer
algo) o viabilidad (hay posibilidad de mitigarla), entonces es cuando
reaccionan y actúan.
Siguiendo la idea de reconocimiento social (De Swaan et al.,
2000), las redes de las élites empresariales pueden servir para au-
mentar o potenciar el aspecto de la viabilidad o intención de hacer
algo. Al formar redes cohesionadas, las élites incrementan su capaci-
dad de acción colectiva y, por tanto, la posibilidad de emprender y
aceptar proyectos mayores a largo plazo, los cuales suponen un gas-
to común compartido. En los países donde las élites empresariales
forman redes cohesionadas, se esperaría una menor desigualdad de
ingreso, mientras que puede haber más desigualdad en donde di-
chas élites están fragmentadas.
Sin embargo, para que las élites empresariales acepten re-
distribuciones de ingreso deben tener fuentes externas. Si las élites
empresariales de un país acumulan riqueza de mercados externos,
y no dependen del mercado interior, posiblemente puedan aceptar
instituciones más democráticas, las cuales generarían más redis-
tribución del ingreso y, por ende, menos desigualdad. Según Acemoglu y
Robinson (2009) y Boix (2003), la globalización podría tener efectos
positivos sobre la democracia, porque la apertura comercial reduce
los conflictos sociales1 y la inversión extranjera requiere de marcos
legales estables y un respeto por las reglas de juego. La internacionali-
zación comercial, específicamente el aumento de las exportaciones,
podría ser la condición que, combinada con la cohesión de las redes

1 En países con gran cantidad de personas trabajadoras no cualificadas, la


liberalización comercial beneficia a la población con escasos recursos, pues sus
salarios aumentan y se reduce la desigualdad, en consecuencia, también el conflicto
social; lo cual favorece a la democracia. En cambio, cuando las personas trabajadoras
no cualificadas son escasas, la apertura comercial reduce sus ingresos, intensifica las
desigualdades y el autoritarismo, señala Boix (2003, pp. 142-143).

85
Julián Cárdenas

corporativas, genere menos desigualdad de ingreso; pues de esa


forma las élites empresariales obtienen ingresos y aceptan cambios
sociales. Las grandes empresas y sus élites son las mayores benefi-
ciadas de la apertura comercial de las economías ya que tienen la
capacidad de exportar y competir en mercados internacionales,
además de ser las que participaron en la negociación de los tratados
de libre comercio.
No obstante, las élites empresariales, por muchos beneficios
que obtengan del exterior y por muy cohesionadas que estén, no
reparten ingresos voluntariamente o desarrollan instituciones re-
distributivas. El Estado y las élites políticas son el garante de que
las élites empresariales acepten y no bloqueen políticas sociales de
redistribución del ingreso. En las negociaciones entre big business
y Estado, las élites empresariales tienen fuentes de poder como con-
tactos políticos, acceso a medios de comunicación y amenaza de
desinversión, lo cual les otorga poder para bloquear reformas e in-
fluir en la agenda política (Fairfield, 2015).
No obstante, cuando las élites empresariales están or-
ganizadas en redes cohesionadas, y por tanto más concentradas,
el Estado puede negociar en bloque con el sector empresarial y
forzar a la élite económica a aceptar acuerdos colectivos. Estos
pueden resultar beneficiosos o perjudiciales para la mayoría de
la población; pero gracias a las redes corporativas cohesionadas,
los acuerdos son fácilmente difundidos y aceptados por los gru-
pos económicos gracias a las múltiples conexiones de algunos
sectores empresariales y la concentración de las empresas. En
países con redes de élites empresariales fragmentadas, si las ne-
gociaciones entre élites políticas y empresariales son particulares
y dispersas, la posibilidad de que los demás acepten los acuerdos
de unos pocos se torna menos probable.
Por ejemplo, las propuestas del gobierno de Bachelet para
aumentar la protección social, como la pensión básica univer-
sal (2008) y la reforma tributaria que conlleva un aumento de la
tasación a las empresas (2016), fueron aceptadas e incluso pre-
viamente negociadas con los grandes grupos económicos chilenos

86
La unión de las redes de las élites empresariales...

(como Luksic, Matte y Angelini). Los acuerdos entre el gobierno


de Bachelet y las élites empresariales, donde son centrales, fueron
más asumidos por estos grupos porque tienen múltiples conexiones
dentro del sector empresarial y el poder económico está muy con-
centrado y compacto. Como demuestra Van Gunten (2015) en el
análisis de las élites tecnocráticas, la cohesión de las redes facilita
la difusión, reduce el conflicto y aumenta las oportunidades de
alcanzar consensos.
Por tanto, la presente hipótesis plantea que en los países en
donde las redes de las élites empresariales están cohesionadas y la
economía se internacionaliza por exportaciones comerciales, el Es-
tado puede promover instituciones que posibilitan la redistribución
del ingreso y así habría menor desigualdad de ingreso.

MÉTODOS Y DATOS
Para estudiar la relación entre las redes de las élites empresariales
y la desigualdad de ingreso se utilizó a los países como casos de
análisis. Aunque estos están cada vez más internacionalizados, la
desigualdad sigue siendo todavía un problema con medidas y políti-
cas de alcance nacional. Además, el principal espacio de interacción
y creación de redes de las élites empresariales en América Latina
sigue siendo los países (Cárdenas, 2015). Para esto se seleccionó
cinco naciones: México, Chile, Perú, Brasil y Colombia. Se incluyen
dos de gran tamaño económico y geográfico: Brasil y México, y dos
de tamaño mediano: Chile y Perú. Aunque se pretendía incluir a las
ocho mayores economías de la región, los datos sobre los puestos
directivos de las grandes empresas no estaban disponibles para
Argentina, Venezuela y Ecuador.
En primer lugar, se analizó las redes de interlocking directo-
rates y después se comparó el nivel de cohesión de las redes con los
indicadores de desigualdad de ingreso, internacionalización comercial
e indicadores de instituciones de redistribución económica. Para el
análisis de las redes de las élites empresariales se utilizó los datos
de las redes de interlocking directorates de las 90 mayores empresas
en cada país (Cárdenas, 2016), que incluye dos tercios de empresas

87
Julián Cárdenas

no-financieras y un tercio de las corporaciones financieras. Cada red


se analizó mediante indicadores de cohesión de la red.
Para medir el nivel de desigualdad de ingreso en los países
se utilizó el índice GINI y la ratio 90/10. Este índice mide la
distribución del ingreso entre los individuos u hogares en una
economía, específicamente cuánto se desvía de la distribución
equitativa. Oscila entre 0 (perfecta igualdad) y 100 (perfecta
desigualdad). La ratio 90/10 es una tasa que se calcula al dividir
el porcentaje de ingresos controlado por el 10 % más rico de
la población (percentil 90) entre el porcentaje del ingreso con-
trolado por el 10 % más pobre (percentil 10). La ratio 90/10 señala
cuántas veces más son los ingresos del 10 % más rico de la po-
blación con respecto al 10 % más pobre. Estas estimaciones se
basan en encuestas realizadas en los hogares por las agencias
gubernamentales de cada país y del Banco Mundial. Debido a
que el interés se centra en la estructura antes que en las tenden-
cias, se calcula la media del índice GINI y la ratio 90/10 en el
periodo 2005-2013.
Para medir el grado de internacionalización comercial se
empleó el indicador de valor de las exportaciones de bienes y ser-
vicios como porcentaje del producto interno bruto (PIB) (World
Bank, 2016b). Además, se revisó el número de tratados de libre
comercio de cada país para conocer el grado de apertura comer-
cial (SICE, 2016).
Las instituciones que redistribuyen el ingreso se miden
con indicadores de expansión e incidencia de la protección so-
cial. Se eligió a la protección social porque tiene un alto efecto
redistributivo y genera incorporación social (Martínez Franzoni
y Sánchez-Ancochea, 2014). Se analizó la protección social total,
calculada a partir de los programas de asistencia social, seguro
social y mercado de trabajo. Específicamente, se midió el nivel
de cobertura de estos programas en toda la población, el nivel
de cobertura en el quintil más pobre (el 5 % de la población con
menos ingresos) y la incidencia de estos beneficios sociales en

88
La unión de las redes de las élites empresariales...

el quintil más pobre (World Bank, 2016a).2 Cuanto mayor sea el


nivel de cobertura e incidencia, más redistribución habrá en tér-
minos de incorporación social.

RESULTADOS

REDES DE LAS ÉLITES EMPRESARIALES


Las redes de las élites empresariales más cohesionadas son las
de México, seguido de Chile y Perú; mientras que las de Brasil y
Colombia están más dispersas o fragmentadas (el Cuadro 1 pre-
senta los indicadores de cohesión de la red). Las redes de las
élites empresariales en México y Chile tienen alta densidad, re-
ducidas distancias, gran tamaño del componente principal, po-
cos nodos aislados, pocos puntos de corte y alto porcentaje de
enlaces múltiples; contrario a las redes de Brasil y Colombia, las
cuales se destacan por baja densidad, largas distancias, compo-
nente principal de tamaño medio o bajo, muchos nodos aislados,
muchos puntos de corte y bajo número de enlaces múltiples. La
red corporativa de Perú tiene una posición intermedia pero leve-
mente más cercana a Chile. Debido a que los indicadores de la
red presentan alta correlación entre sí, se calcula un índice de
cohesión a partir del análisis de componentes principales. Se ex-
trae un solo factor y se calculan las puntuaciones de regresión
para cada caso. México tiene la más alta puntuación en el índice
de cohesión (1,49), seguido de Chile (0,49), posteriormente Perú
(-0,27) y, con puntuaciones más bajas, Brasil (-0,87) y Colombia
(-0,84). A pesar de que no se dispone de datos longitudinales, las
redes de interlocking directorates en cada país suelen tener carac-
terísticas relativamente estables.3

2 La incidencia de los beneficios se calcula el dividir el total de beneficios que


reciben las personas del quintil más pobre entre el total de beneficios que recibe el
total de la población (World Bank, 2016a).
3 Por ejemplo, Musacchio y Read (2007) mostraron que la red corporativa
mexicana era mucho más cohesionada que la brasileña a inicios del siglo XX.

89
Julián Cárdenas

Cuadro 1. Indicadores de cohesión de redes de interlocking direc-


torates

México Chile Perú Brasil Colombia


N.° 86 90 90 90 90
Densidad* 0,084 0,04 0,028 0,018 0,015
Grado medio* 7,12 3,53 2,47 1,64 1,36
DE grado medio* 7,14 2,78 2,83 1,72 1,41
Aislados (%) 19,77 16,67 32,22 32,22 35,00
Tamaño componte pal. 77,91 78,89 52,22 58,89 25,56
(%)
Distancia geo. media* 2,30 3,47 3,60 4,71 3,10
DE distancia geo. media* 0,77 1,25 1,62 1,89 1,63
Diámetro* 5 8 9 10 8
Compacidad* 0,3 0,22 0,1 0,1 0,04
Puntos de corte (%) 2,3 5,6 7,8 22,2 21,1
Relaciones múltiples (%) 38,68 30,87 50,45 28,85 31,46
Índice de cohesión 1,49 0,49 -0,27 -0,87 -0,84

Fuente: Cárdenas (2016).

DESIGUALDAD DE INGRESO
Estudiar y explicar el nivel de desigualdad de ingreso entre los países
latinoamericanos es un reto porque se considera a sus economías
como unas de las más desiguales del mundo junto con las africanas
(Gasparini y Lustig, 2011). Dentro de América Latina existen diferen-
cias significativas. De los cinco países analizados, México, Chile y
Perú son los menos desiguales (Cuadro 2), mientras que entre los
más desigualdades se encuentran Brasil y Colombia. La media del
índice GINI en el periodo 2006-2013 más baja se presenta en Perú
(47,63), es donde se ha producido la mayor variación y reducción de
la desigualdad. La más alta desigualdad se documentó en Colombia
(56,02), a pesar de que se ha reducido en más de 6 puntos entre el
2006 y el 2013. Brasil también tiene una alta desigualdad (53,93).
Ahora bien, con respecto al ratio 90/10, la menor desigualdad
entre el 10 % más rico y el 10 % más pobre se encuentra en México,

90
La unión de las redes de las élites empresariales...

seguido de cerca por Chile y Perú. En estos países el 10 % más rico de


la población controla 25 veces más de ingreso que el 10 % más pobre.
En Brasil y Colombia, esta diferencia es de más de 44 veces; es decir,
los ingresos medios de una persona adinerada en Colombia o Brasil
son 44 veces más altos que los de una pobre, mientras que en México,
Chile y Perú esta diferencia es de aproximadamente 25 veces.4

Cuadro 2. Desigualdad de ingreso y comercio internacional

Media Diferencia Media ratio 90/10 Media del valor Núm. trata-
índice GINI índice GINI de % del ingreso de las exportacio- dos de libre
2006-2013 2013-2006 controlado nes (% PIB) entre comercio
DE)
(
2005-2013 (DE) 2005 y 2014
México 48,1 (0,07) 0,06 24,1 (5,06) 29,5 (20,4) 13
Chile 51,4 (0,67) -1,34 25,8 (10,6) 38,0 (30,8) 21
Perú 47,6 (0,74) -6,94 27,3 (0,2) 27,0 (0,6) 15
Brasil 53,9 (0,17) -3,06 44,5 (3) 12,4 (0,6) 4
Colombia 56,1 (0,50) -6,59 49,4 (6) 17,1 (10) 8

Fuente: elaboración propia a partir de World Bank (2016b).

COMERCIO INTERNACIONAL
Los países más orientados al comercio internacional, y cuyas exporta-
ciones representan una importante parte del PIB, son Chile, México y
Perú (Cuadro 3). En el periodo 2005-2014, la media de exportaciones
de bienes y servicios representó el 37 % del PIB en Chile, el 30 % en
México y el 27 % en Perú. Por su parte, en Colombia fue de 17 % y en
Brasil, 12 %. Si se analiza la tendencia desde el año 1990 hasta el 2014,
se observa que, a excepción de Chile, las otras economías partieron de
niveles similares, pero algunas (como México y Perú) apostaron por un
crecimiento basado en exportaciones, mientras que Colombia y Brasil
lo hicieron por una economía basada en el mercado interior (Figura 1).

4 En Colombia hay alta variación, pues la ratio más bajo fue de 38,5 en 2013 y los
más altos fueron de 84,5 en 2006 y 67,5 en 2007. Incluso al eliminar los valores del
2006 y 2007 porque pueden ser casos atípicos, la media de la ratio 90/10 en Colombia
en el período 2005-2013 fue de 41,0.

91
Julián Cárdenas

Figura 1. Evolución de las exportaciones (porcentaje del PIB) en el


periodo 1990-2014

Fuente: elaboración propia a partir de World Bank (2016b).

Las economías latinoamericanas también varían en su nivel de


apertura comercial a través de la firma de tratados de libre comercio.
Los países con mayor apertura comercial según el número de tratados
son Chile, Perú y México (Cuadro 2). Chile tiene en vigor 21 tratados,
Perú tiene firmados y en vigor 15; México cuenta con 13 y Colombia
con 8, la mayoría de ellos desde el 2007 y con las grandes economías
del mundo desde el 2012. Brasil ha firmado cuatro tratados de libre
comercio, pero todos a través de su pertenencia a MERCOSUR (desde
1991) y solo con otras economías emergentes.5
En referencia a las instituciones redistributivas, de los 5 países
analizados, aquellos con más protección social son Chile, México y
Perú. Mientras que Brasil y Colombia tienen una menor cobertura e
incidencia en protección social (Cuadro 3). La media del porcentaje
de cobertura de la protección social entre 2006 y 2012 es de 90,9 %
en Chile, 81 % en México, 68,1 % en Perú, mientras que en Colom-

5 Además de los Tratado de Libre Comercio, se han impulsado iniciativas de


integración como MERCOSUR (Mercado Común del Sur) o ALADI (Asociación
Latinoamericana de Integración) con el objetivo de impulsar el comercio y la
coordinación de políticas económicas. Sin embargo, estos acuerdos no constituyen
un tratado de libre comercio.

92
La unión de las redes de las élites empresariales...

bia alcanza el 50,9 % y en Brasil el 47,8 %.6 En Perú es donde más


ha aumentado, lo cual se corresponde con una alta reducción de la
desigualdad. La mayor cobertura en protección social y laboral para el
quintil más pobre se da en Chile, México y Perú, pues más del 90 % está
cubierto. En cambio, en Brasil solo el 36,1 % de la población más pobre
tiene cobertura social y laboral, y en Colombia el 61 %. Los países en
donde las personas más pobres reciben más beneficios son Chile y Méxi-
co, aproximadamente el 9 % del total de beneficios incide en este grupo.

Cuadro 3. Expansión e incidencia de la protección social y laboral

Porcentaje cobe- Porcentaje Incidencia de Media porcentaje Desv. Est.


rtura en protec- cobertura en beneficios de cobertura en pro- porcentaje cobe-
ción social y protección social la cobertura tección social y rtura de protec-
laboral del total y laboral del social y laboral laboral del total ción social y
de la población quintil más pobre en el quintil de la población laboral del total
(2012) (2012) más pobre (2006-2012) de la población
(2006-2012)

México 86,7 92,2 8,6 81,0 6,5


Chile 83,7 95,5 9,9 90,9 3,8
Perú 89,5 90,1 4,7 68,1 13,5
Brasil 46,4 36,8 2,9 47,8 4,1
Colombia 48,9 61,3 2,8 50,9 1,8

Fuente: elaboración propia a partir de World Bank (2016a).

En resumen, en los países donde las redes de las élites empresariales


están más cohesionadas y hay más internacionalización comercial,
la protección social resulta más alta y eficiente; por lo tanto, habría
menos desigualdad de ingreso.

DISCUSIÓN: PROPUESTA DE MODELO RELACIONAL


La relación entre las redes de las élites empresariales y la desigual-
dad de ingresos en los países es indirecta, compleja e implica una
combinación de factores. En esta sección se presenta un modelo

6 No existen datos anteriores a 2006 (World Bank, 2016a).

93
Julián Cárdenas

relacional que señala los mecanismos causales y permite motivar


estudios en otros países o territorios (Figura 2). Este modelo está
orientado a entender las estructuras antes que las tendencias, por
tanto, no explica por qué aumenta o disminuye la desigualdad en
un periodo, sino por qué el sistema de desigualdades se reproduce y
por qué algunos países son más desiguales que otros.

Figura 2. Modelo relacional entre redes de las élites empresariales y


desigualdad de ingreso

Fuente: elaboración propia.

El principal argumento es que las redes de las élites empresariales


favorecen la consolidación de determinadas instituciones que im-
pactan en la forma de distribuir el ingreso. Además, el hecho de
que las élites empresariales estén unidas o cohesionadas permite la
confianza entre ellos, reduce los costes de transacción, potencia la
articulación de intereses diversos y cros-sectoriales, facilita la ac-
ción colectiva, la negociación en bloque, el control del Estado y la
legitimidad de las instituciones. En cambio, cuando las élites están
fragmentadas se crea una disposición institucional que potencia ne-
gociaciones dispersas antes que colectivas entre las élites políticas
y empresariales, lo cual reduce la posibilidad de crear instituciones
con intereses generales y con beneficio social.

94
La unión de las redes de las élites empresariales...

La emergencia o consolidación de las instituciones redis-


tributivas determinan la reducción de las desigualdades del ingreso.
El propósito de estas es mover recursos de un grupo a otro, como
los programas de protección social y laboral. Las instituciones re-
distributivas requieren confianza y esta proviene de la formación de
redes. La confianza entre las élites empresariales se crea y se forta-
lece a partir de las redes sociales existentes entre sí. Sin redes no hay
confianza. Además, el compartir espacios comunes de interacción
reduce los costes de transacción, aquellos asociados a vigilancia,
negociación e información de los agentes del mercado.
Las redes cohesionadas de las élites permiten, además,
una mayor articulación de intereses diversos e intersectoriales que
genera demandas más amplias, generales y legitimadas. Las redes
proveen las estructuras para que las élites empresariales decidan
cooperar entre sí. Esta fuente de acción colectiva también crea una
oportunidad a los Estados de controlar a las élites empresariales
para forzarles a aceptar instituciones redistributivas que reduzcan
las desigualdades como políticas de protección social. Si las élites
políticas o el Estado no tienen un cierto control sobre las élites empre-
sariales es más improbable que emerjan instituciones redistributivas.
El control social sobre las élites empresariales emana de la misma
red cohesionada que forman, pues permite la negociación en bloque
y la aceptación de propuestas de beneficio general. Los acuerdos
alcanzados entre las élites empresariales y las políticas, si se produ-
cen de forma colectiva, se difunden a través de la red cohesionada
y tienen más apoyo, son aceptados como correctos, razonables y
pueden convertirse en ley.
Sin embargo, la cohesión de las élites empresariales es necesaria
pero no suficiente para fomentar las instituciones redistributivas.
Para que las élites empresariales puedan aceptar instituciones que
les supongan un costo, deben tener fuentes de ingresos alternativas.
La internacionalización de la economía vía liberalización externa de
mercados y comercio internacional de salida (exportaciones) pro-
voca que las élites empresariales acumulen riqueza e ingresos del
exterior y el mercado nacional deje de ser el principal espacio de

95
Julián Cárdenas

acumulación de riqueza e ingresos. Ante este cambio en el origen


de los ingresos, las élites empresariales están más abiertas a apoyar institu-
ciones democráticas que regulen el control de las inversiones y re-
duzcan los conflictos bélicos, lo cual genera más participación de
organizaciones que demandan redistribución del ingreso y por tan-
to emergen políticas redistributivas. Además, la firma de tratados
de libre comercio suele ir acompañada de presiones internacionales
para consolidar instituciones democráticas. El factor del comercio
internacional ayuda a entender por qué, en alguna de las economías
latinoamericanas, la red cohesionada de las élites empresariales no
había supuesto en periodos anteriores al año 2000 una reducción
de las desigualdades. Sin fuentes de ingresos externas, las élites
prefieren mantener el estatus quo de desigualdad predominante en
los países de América Latina y bloquear cualquier intento de cam-
bio social. Varios estudios han mostrado que la apertura comercial
de las economías latinoamericanas no ha generado un aumento
de las desigualdades (Behrman et al., 2003; Goldberg y Pavcnik,
2007; Vos et al., 2006). Aunque sí un incremento de las instituciones
democráticas (Acemoglu y Robinson, 2009; Boix, 2003).

CONCLUSIONES
Ambas condiciones –cohesión de las élites empresariales e inter-
nacionalización comercial– deberían estar presentes cuando las
élites políticas del Estado decidan emprender políticas sociales que
permiten la redistribución del ingreso. El modelo relacional pro-
puesto no supone una correlación causal, es decir, no indica que
cuánto más aumente la cohesión de las élites, más se reducirá la
desigualdad, sino que señala la interdependencia de las redes e institu-
ciones y cómo el networking de las élites empresariales en un con-
texto económico favorable y político democrático de negociaciones
plurales puede tener un efecto redistributivo en la sociedad.
Esta investigación trata de incluir el papel de las redes de las
élites empresariales en el proceso de explicación de las desigualdades
de ingreso. El tema de la desigualdad de ingreso es muy estudiado
desde diferentes disciplinas, teorías y con todo tipo de datos; esto

96
La unión de las redes de las élites empresariales...

indica que es un asunto vivo y en constante debate. La contribución


de esta investigación es presentar datos sobre las redes de las élites
empresariales, relacionarlos con los indicadores de desigualdad en
varios países y desarrollar un modelo relacional que explique por
qué hay menos desigualdad en los países donde más se cohesio-
nan las élites empresariales. Este no es un estudio determinista ni
unicausal ni niega los estudios previos. Al contrario, con base en
las investigaciones sobre los determinantes de desigualdades, se in-
cluye una nueva variable antecedente para rescatar a las élites en la
discusión de la desigualdad económica.

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99
EL ACTIVISMO SOCIAL DE LOS CENTROS
DE PENSAMIENTO MEXICANOS ALINEADOS
CON LAS ÉLITES EMPRESARIALES
Alejandra Salas Porras

INTRODUCCIÓN
A lo largo de las últimas tres décadas, las élites empresariales mexicanas
han construido una densa red de centros de pensamiento (think
tanks) por medio de los cuales ya no solo influyen en los parámetros
para producir lo que consideran conocimiento válido y objetivo,
sino que se articulan con personas expertas e intelectuales que
realizan un activismo social cada vez más intenso en el seno de la
sociedad civil. Este fenómeno, reciente en México, tiende a entre-
lazar diversos intereses y a extender la guerra de ideas que estos
centros enarbolan a las organizaciones no gubernamentales (ONG),
a las asociaciones civiles y a los movimientos sociales (Salas Porras,
2018 y 2019). Además, los recursos que controla esta red de organi-
zaciones representan grandes ventajas para empujar agendas,
intereses y perspectivas ideológicas y, sobre todo, como argumenta
Köllener (2011, p. 2), para sostener el statu quo. Surge entonces la
pregunta: ¿qué aportan los centros de pensamiento a las élites em-
presariales, sobre todo aquellos que despliegan un activismo social
materializado en estrategias de litigación (lawfare)?

101
Alejandra Salas Porras

Se argumenta que los centros de pensamiento representan un


recurso organizacional que agrega poder a las élites empresariales,1
y que los centros independientes (es decir, aquellos que no tienen
una afiliación orgánica con las asociaciones de representación de
intereses empresariales o de cualquier tipo) pueden dar el aura de
neutralidad y objetividad necesaria para legitimar tanto las pro-
puestas de política pública (Peetz, 2017) como las acciones cada vez
más frecuentes en materia legal.
Se han convertido en un espacio organizacional clave,
pues el conocimiento y la información que producen les permite
(a) persuadir a las personas con cargos públicos y legislativos,
(b) propagar y defender sus preferencias políticas e ideológicas,
así como su visión sobre los problemas del país; (c) replegar la
acción del Estado al absorber funciones que antes eran cubier-
tas por agencias públicas y (d) penetrar la sociedad civil a fin de
realizar múltiples intervenciones, particularmente estrategias de
litigación (lawfare) para contrarrestar o entorpecer las políticas
y acciones del gobierno de la Cuarta Transformación (conocido
como 4T),2 en materia de educación, salud y gasto público que
no los benefician. Aunque los centros de pensamiento independiente,
alineados con los intereses de las élites empresariales, combinan
en diferente medida todos estos objetivos, en este capítulo la
atención se centrará en el activismo social y particularmente en
las múltiples acciones de litigación estratégica que despliegan y
los objetivos propuestos.

1 Siguiendo a Scott (2008), las élites se definen como todos los actores (individuales
o colectivos) que controlan recursos de diferente tipo (económicos, políticos o
ideológicos) y que los utilizan para influir a través de diferentes mecanismos (más
o menos coercitivos o persuasivos) en el curso de eventos, procesos y decisiones
de política pública. Así, aunque las élites se reclutan de las clases sociales, hasta el
momento en que ejercen poder pueden ser consideradas élites. Aunque no es fácil
trazar fronteras rígidas, su campo de influencia puede originarse en el Estado, las
corporaciones o el conocimiento.
2 El actual presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), argumenta que su
gobierno promovería una Cuarta Transformación, al aludir a las tres primeras que
llevaron a reformas de gran trascendencia histórica: la independencia, la reforma y
la revolución.

102
El activismo social de los centros de pensamiento mexicanos...

El activismo cada vez más intenso de los centros de pensamien-


to vuelve la dinámica de poder más compleja, especialmente porque
la lucha por definir las políticas públicas implica no solo una combi-
nación de estrategias cada vez más diversificada, sino que también
involucra actores de la sociedad civil de diferentes maneras. Como
argumenta Medvetz (2012), esto hace difícil definir las fronteras del
campo de poder de los centros de pensamiento, y vuelve más am-
bigua la definición de estas organizaciones. Desde el punto de vista
teórico, surgen preguntas acerca de la forma en que todas estas in-
tervenciones y estrategias afectan el funcionamiento del campo de
los centros de pensamiento, de las élites empresariales y de la socie-
dad civil en general.
A manera de hipótesis, se argumenta que estos centros se
han convertido en un instrumento que las élites empresariales
utilizan para ganarse a la sociedad civil, pero han contribuido a
polarizarla y, al judicializar las acciones del Ejecutivo, confrontan
constantemente a este con el Poder Judicial (Scharager, 2020), lo
cual representa un riesgo para la gobernabilidad. Esto sin que las
élites empresariales se vean abiertamente involucradas en el debate,
con lo cual no cierran canales de negociación directa con el Ejecutivo.

MARCO CONCEPTUAL Y DISEÑO DE INVESTIGACIÓN


En este trabajo se parte del concepto de campo de poder pro-
puesto por Bourdieu (2005), quien lo define como un sistema
de relaciones entre entidades y agentes que compiten por con-
trolar recursos de diferente tipo en espacios socialmente
diferenciados (económicos, políticos, culturales y simbólicos).
La estructura de cada campo –es decir, el patrón de relaciones
predominante en su interior– guía las estrategias de quienes los
ocupan (en el caso de este trabajo, personas expertas, intelectuales,
élites empresariales, centros de pensamiento y organizaciones
civiles). Cada campo representa una arena en donde las fuerzas
sociales que ahí operan negocian y renegocian sus posiciones
a fin de maximizar sus intereses, al tiempo que se expanden a
–y traslapan con– otros campos. Sin embargo, la concentración

103
Alejandra Salas Porras

de posiciones en manos de élites empresariales, tecnocráticas


e intelectuales les permite no solo circular entre los diferentes
campos de poder y actuar simultáneamente en varios de estos,
sino también mediar entre ellos y acumular más poder (Savage
y Williams, 2008).
Medvetz (2012) aplica este concepto al espacio que ocu-
pan los centros de pensamiento (think tanks) en las estructuras
de poder en EE. UU. A su juicio, el campo de los centros de pen-
samiento funciona como un punto de encuentro entre quienes
interactúan y luchan para lograr varios objetivos; por ejemplo,
redefinir las reglas para validar el conocimiento producido,
construir discursos de política pública a partir de dicho cono-
cimiento y cambiar o refrendar las preferencias en este terreno.
No obstante, como reconoce Medvetz (2015), el conocimiento
generado, su agenda de investigación y las prioridades de su
activismo social dependen de sus vínculos con el sector empre-
sarial, la fuerza laboral y otros grupos de interés (Salas Porras
y Murray, 2017; Landry, 2019 y 2021), así como de las ideas
predominantes en el ambiente de políticas públicas; es decir,
aquellas que se han convertido en sentido común (Campbell y
Pederson, 2014; Köllener, 2011; Stone y Denham, 2004).
El carácter ambivalente e híbrido de los centros de pen-
samiento (que adoptan roles, estrategias y características muy
diversas) ha sido ampliamente reconocido por quienes se ocupan
del tema (Landry, 2021; Medvetz, 2012; Köllener, 2011; Stone y
Denham, 2004). Esta diversidad se aprecia en las redes traslapa-
das que atraviesan varios campos y no solo facilitan la movilización
de ideas y conocimiento, sino también la agregación de poder e
incluso la colusión de intereses. En este contexto, inventar o re-
vivir ideas clave puede tener un fuerte impacto cuando circulen
en redes nacionales e internacionales.
Con base en una serie de criterios, se han propuesto varias
tipologías de centros de pensamiento que dan cuenta de la diver-
sidad del campo (Campbell y Pederson, 2014; Plehwe, 2015; Salas
Porras, 2018). Sin embargo, como argumentan Plehwe (2015) y

104
El activismo social de los centros de pensamiento mexicanos...

Salas Porras (2018), estas tipologías muestran no solo la diver-


sidad organizacional de los centros, sino también las relaciones
de poder que subyacen a esta diversidad. Por tal razón, aunque
se adopta el concepto más ampliamente aceptado de centros
de pensamiento, el cual incluye a todas las organizaciones que
realizan investigación sobre políticas públicas (Salas Porras,
2018; Salas Porras y Murray, 2017), para los fines de este capí-
tulo solo se consideran los centros independientes (aquellos que
no forman parte de instituciones académicas, asociaciones em-
presariales, sindicatos o partidos), 3 pues son los que realizan un
número mayor de intervenciones para insertarse en la sociedad
civil. En efecto, este tipo de centro de pensamiento, dada su
imagen de objetividad, no solo puede persuadir a las personas
funcionarias públicas y al Congreso, sino también acercarse al
público y actuar en el campo de la sociedad civil y de los medios
de comunicación para difundir ideas y cambiar preferencias.
Así, por medio de las juntas de Gobierno y equipos de trabajo
afilian a élites empresariales, intelectuales y personas expertas
(los “expertos”, según quienes estudian los think tanks) que se
entrelazan entre sí y con otros tipos de centros, pero más impor-
tante todavía para los propósitos de este estudio, se entrelazan
con ONG y otras organizaciones de la sociedad civil, como son
las asociaciones de abogados y otros profesionales. Con ello
combinan diferentes fuentes de poder, más difusas, extendidas y
penetrantes, las cuales no solo producen formas de cooperación y
colusión entre las élites de cada campo, sino que pueden inducir
cambios en las mentes de la gente y los colectivos.
Como argumenta Köllner (2013), el carácter independiente
se puede referir a una independencia financiera, institucional o
intelectual y en estos tres ámbitos puede haber afiliaciones por
descubrir, pues detrás de estas subyacen relaciones de poder.

3 Ver Salas Porras (2018) para una descripción del campo de los centros de
pensamiento, compuesto no solo por centros independientes sino también por
aquellos afiliados a instituciones académicas, partidos, asociaciones empresariales,
agencias estatales y firmas de consultoría.

105
Alejandra Salas Porras

Entonces, el carácter “independiente” en este capítulo solo se re-


fiere al espacio institucional, y se corresponde con la definición
de David Peetz’s (2017), quien los considera organizaciones que
no representan intereses particulares (non-representative organiza-
tions), cuyas personas expertas e investigadoras construyen una
apariencia de neutralidad y legalidad a fin de encubrir los in-
tereses que defienden. Dicha apariencia les permite persuadir al
personal de las entidades públicas, a la sociedad civil y al aparato
legal sobre las bondades de los modelos de política económica
centrados en el mercado, o bien sobre las limitaciones de los
modelos alternativos, cuyas políticas ponen mayor atención en el
Estado, la desigualdad y la redistribución de la riqueza.
Así, la red de centros de pensamiento se convierte en
un recurso adicional que media las relaciones entre las élites
empresariales y la sociedad civil. Se trata de un recurso muy
poderoso para disfrazar las relaciones de poder y ocultar su
origen; preocupación central entre quienes proponen la teoría
crítica en la que se inspira este trabajo (Harrod, 2001). Por su
conducto se difunden y naturalizan las visiones dominantes en-
tre las élites (Mato, 2007; Heredia, 2015), pero también se ju-
dicializan los conflictos (Scharager, 2020) y se intensifican las
contradicciones sociales.
Para analizar las estrategias de los centros de pensamiento
a fin de penetrar en la sociedad civil y difundir su modelo de so-
ciedad y ciudadanía se va a proceder de la siguiente manera:
después de la discusión del marco conceptual arriba realizada,
se identificarán primero los centros de pensamiento independientes
controlados por grandes empresarios (o con una influencia no-
table de estos). Aunque no pertenecen formalmente a ninguna
organización empresarial, su afinidad se puede inferir de los
siguientes hechos: (a) la composición de la junta de gobierno
(donde predominan los grandes grupos empresariales o sus repre-
sentantes); (b) el origen histórico del centro de pensamiento (en
particular, si fue desde sus orígenes creado por grupos empre-
sarios, grandes corporaciones o asociaciones empresariales); (c)

106
El activismo social de los centros de pensamiento mexicanos...

el origen del financiamiento; (d) las redes internacionales de las


que forman parte; o (e) una combinación de varios o todos es-
tos. En segundo lugar, se caracterizarán los centros de pensamiento
que responden a intereses empresariales, distinguiéndose por un
perfil predominantemente tecnocrático de las personas activis-
tas, aunque esta distinción es cada vez más borrosa. En tercer
lugar, se exhibirá la maraña de relaciones formadas entre los
centros de pensamiento, las asociaciones civiles y las organiza-
ciones empresariales. Y, por último, una vez identificados los
que son predominantemente activistas se analizará no solo la
forma comunicarse y cooperar con otros actores de la sociedad
civil, sino también cómo y para qué despliegan estrategias de
litigación jurídica.

CENTROS DE PENSAMIENTO ALINEADOS CON LAS ÉLITES EMPRESARIALES


En una muestra de 18 centros de pensamiento independientes
–construida a partir de la lista de McGann del 2020–, se observa
que al menos 14 de estos exhiben algún tipo de alineamiento con
los intereses de las élites empresariales. En ocasiones tienen
una posición dominante en sus juntas de gobierno; en otras
fueron creados, patrocinados, financiados o promovidos por
grandes grupos empresariales o, bien, forman parte de redes
de organizaciones de derecha.
De los 14 centros alineados con las élites empresariales,
siete tienen un perfil predominantemente tecnocrático (se inte-
resan en producir investigación y conocimiento “objetivo y neutral”),
aunque recientemente varios de estos apoyan y promueven las
iniciativas y coaliciones de los centros más activistas, como es el
caso de México Cómo Vamos, México Evalúa e IMCO, los cuales
se han integrado de diversas formas a las redes que articulan a
diversas ONG y otras asociaciones cívicas. Este hecho demuestra
que la línea que separa a los centros tecnocráticos de los activis-
tas es cada vez más difusa.
Además, nueve de los 14 centros que exhiben algún tipo
de filiación empresarial tienen representantes empresariales

107
Alejandra Salas Porras

en sus juntas de gobierno, se destaca la presencia de Alejandro


Ramírez Magaña (presidente del Grupo Cinépolis y expresiden-
te del Consejo Mexicano de Negocios), quien figura cuatro veces
en las juntas de gobierno de los centros identificados; Daniel
Servitje Motull (Grupo Bimbo), quien aparece en tres ocasiones;
Valentín Diez Morodo y Alberto Bailleres, con dos posiciones
en las juntas cada uno. Sin embargo, como se puede ver en el
Cuadro 1, su presencia resulta mucho más notoria en el caso
de IMCO, IPEA, COMEXI, Mexicanos Primero y Funsalud. El
grupo empresarial por lo menos creó ocho de estos centros.
Aunque no todos brindan información sobre el origen
del financiamiento, al menos cuatro de los 14 lo obtienen de
fundaciones y entidades extranjeras. Destacan los casos de la
National Endowment for Democracy (NED) y de la Agencia de
Desarrollo de EU (USAID) por tratarse de organizaciones que el
gobierno de EE. UU. financia y que con frecuencia intervienen
en procesos electorales y políticos de otros países.4 Estas dos
organizaciones se han convertido en fuente de financiamiento
para MCCI, México Evalúa y ETHOS. Además, el financiamien-
to entreteje también a varios centros, como en el caso de IMCO
que comparte varias personas directivas con la junta de Mé-
xico Evalúa y además aporta el 4,1 por ciento de los recursos
de este centro. Al mismo tiempo, se puede apreciar una maraña
de enlaces entre las fundaciones que financian los centros de
pensamiento. Por ejemplo, Luis Rubio, presidente de la junta

4 The National Endowment for Democracy (NED) es una ONG financiada por
el Congreso de EE. UU. Fue creada en 1983 con el fin de promover la democracia
y la libertad económica alrededor del mundo. Ha financiado organizaciones en 90
países, incluyendo a Cuba, Nicaragua, Venezuela, Rusia, Ucrania y muchos otros. Sin
embargo, el impacto de sus intervenciones ha sido objeto de gran controversia. Hale
(2003) no encontró ninguna evidencia de que haya contribuido a la democracia y a
la libertad económica durante los años noventa. Según Franklin (1985), la NED ha
canalizado millones de dólares hacia una diplomacia anticomunista y Busic (2020)
argumenta que sus políticas son antidemocráticas, imperialistas e inmorales, y que
sus recursos se utilizan en países que se alinean con los intereses de EE. UU.

108
El activismo social de los centros de pensamiento mexicanos...

de México Evalúa-CIDAC, participa en la junta de la Fundación


Tinker, fuente de financiamiento tanto de este centro como de
ETHOS y de otras organizaciones de la sociedad civil (Impuni-
dad Cero).
La filiación con los intereses de las élites empresariales
se puede inferir también en las ligas de estos centros con re-
des de derecha, particularmente Atlas y RELIAL, que difunden
a través de toda una poderosa infraestructura organizacional
la doctrina neoliberal y los trabajos de sus principales pensa-
dores en América Latina (por ejemplo, Mario Vargas Llosa y
Enrique Krauze) y en el mundo (Hayek, von Mises, Friedman,
entre otros).
La mayoría de los 14 centros se preocupa por difundir
diversos aspectos de la ideología promercado, pero cuatro de
ellos –Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI),
México Evalúa, México cómo Vamos y Mexicanos Primero– se
articulan con otras organizaciones de la sociedad para llevar a
cabo acciones de litigación estratégica.

Cuadro 1. Centros de pensamiento relacionados con las élites


empresariales (de acuerdo con el tipo de filiación)

Centro de Presencia de empresarios en los Origen Financiamiento Redes de


pensamiento consejos de administración histórico derecha
ETHOS Agustín Coppel Luken (Grupo ** USAID, STOP No
Coppel). KELLOG, BM,
Alejandro Ramírez Magaña PNUD, Emba-
(Cinépolis). jada Británica,
Bold Thinkers,
TINKER

continúa...

109
Alejandra Salas Porras

IPEA Manuel Arango Arias (Grupo --- --- ATLAS


Concord). HACER
Alejandro Ramírez Magaña (Ci- FIL
népolis y CMN).
Daniel Servitje Motull (Bimbo).
Daniel Servitje Rievera Torres
(Bimbo).
Carlos Kasuga Osaka (Yakult).
Marcos Achar Levy (Comex y
Arch. Coating).
Alejandro Legorreta (Lumni
México).
Carlos Fernández González (Fi-
naccess SAPI).
Alberto Torrado Martínez (Alsea).
Pablo González Guajardo (Kim-
berly Clark).
Nicolás Mariscal Torroella (Grupo
Marhnos).
IMCO Alejandro Ramírez Magaña (Ci- X CMHN, Hewl- ATLAS
népolis y CMN). ett USAID, BID,
Claudio X. González (Kimberly Amazon Atlas
Clark). Network Ban-
Daniel Servitje Montull (Grupo amex Konrad-
Bimbo). Adenauer
Eugenio Clariond (Grupos Cu-
prum, Cleber y Fultra).
Valentín Diez Morodo (COMCE,
Modelo, Dine y otras).
Tomás González Sada (Vitro,
CYDSA).
Alejandro Ramírez Magaña (Ci-
népolis, CMN).
Jaime Serra Puche (Bancomer).
CEEY Amparo Espinosa Rugarcía X ESRU, AMMA, NO
(Bancomer). DEMAC, Fun-
dación Amparo
Serrano
COMEXI Alberto Balleres G. (GNP, Peñoles, X Bimbo, NO
El Palacio y Grupo Bal). CitiBanamex,
Valentín Diez Morodo (COMCE, CHUBB. De-
Modelo, Dine y otras). loitte, Exxon-
Carlos Gómez y Gómez (Dine, Mobil, FEMSA,
Kuo). Shell, Tenaris,
Germán Larrea (Grupo México). Tamsa, ZIMAT,
Alejandro Martínez Magaña Constellation
(Cinépolis, CMN). Brands
Jaime Serra Puche (Bancomer).
Daniel Servitje Montull (Grupo
Bimbo).
CISLE --- --- --- HACER

continúa...

110
El activismo social de los centros de pensamiento mexicanos...

Funsalud Pablo Escandón Cusi (Nadro). X Fideicomiso de NO


Ana Longoria (Farmacéutica Expresidentes,
Novartis). UICC, BID,
Alfredo Rimoch (Laboratorios BillyMelinda
Liomont). Gates Funda-
Héctor Valle Mesto (Innovasalud). tion, INCMN-
Marco Moesgen (Nestlé). SZ, The Global
Héctor Álvarez (Metco Edulco- Fund2
rantes).
Ricardo Amtmann (Laborato-
rios Sanfer, Maxcom y otras
empresas).
Alejandro Alfonso Díaz (Centro
Médico ABC y promotor de Tec
ABC).
Recaredo Arias (AMIS y SAPSA).
Alberto Bailleres G (GNP, Peñoles,
El Palacio y Grupo Bal).

México Fernando Senderos (Dine, Kuo, ** Hewlett, IMCO, ATLAS


Evalúa-CI- GNP, Peñoles). USAID, NED,
DAC Atlas, TINKER,
BID, Open
Society, CIPE,
MacArthur,
ABT, H Boell,
Embajada
Británica, UE

Caminos de Ricardo Salinas Pliego (Banco X Fundación ATLAS


Libertad Azteca, TV Azteca, Elektra). Azteca, Grupo FIL
Salinas, The RELIAL
Aspen Insti-
tute3
Mexicanos Claudio X. González Guajardo X Donativos4 NO
Primero (Kimberly).
Alejandro Ramírez (Cinépolis).
Carlos Slim Domit (Telmex,
CARSO).
Agustín Coopel Luken (Coppel).
José Antonio Fernández Carbajal
(FEMSA).
Carlos Fernández González
(Modelo).
CIEP ---1 ** Donaciones NO
individuales de
la “Comunidad
de Amigos”

continúa...

111
Alejandra Salas Porras

México cómo Jaime Serra Puche (Bancomer). ** Social Progress NO


vamos Imperative, Tec
de Monterrey,
ITAM, CMN,
Utopia2, Zimat,
Animal Políti-
co, Expansión,
Reforma, El
Universal,
Milenio5

Fundación Ricardo Salinas Pliego (Banco X --- FIL


Fil Azteca, TV Azteca, Elektra). HACER
RELIAL

MCCI Claudio X. González, Gustavo X Donaciones NO


de Hoyos, Armando Santacruz anónimas
(Grupo Pochteca).
José Medina Mor (COPARMEX).

*Este cuadro se reelaboró con el apoyo de Fernando Joaquín


Barrera Flores (Salas Porras, 2019).
**No se especifica el nombre de las personas empresarias involucra-
das en su creación.
Fuente: elaboración propia.

MARAÑA DE RELACIONES ENTRE CENTROS DE PENSAMIENTO,


ASOCIACIONES CIVILES Y ORGANIZACIONES EMPRESARIALES
Son múltiples las conexiones entre los diferentes centros de pen-
samiento alineados con las élites empresariales, y de estos con
organizaciones de la sociedad civil. Como se puede ver en la Figura
1, las conexiones se concentran en tres centros de pensamiento–
Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), el Instituto
Mexicano de Competitividad (IMCO) y México Cómo Vamos– y en
tres asociaciones civiles –Colectivo no más Derroches (CNMD), Im-
punidad Cero y Signos Vitales (SV)–, cuya centralidad en la red se
puede apreciar en el tamaño del nodo.
Del lado de los agentes, de quienes efectúan las conexiones a
través de su presencia en dos o más juntas de gobierno (Cuadro 2), es
de notar la presencia en la red de académicos e intelectuales que han
contribuido a elaborar o adaptar el discurso neoliberal a la realidad

112
El activismo social de los centros de pensamiento mexicanos...

mexicana, y que dan un aura de cientificidad a las ideas proyectadas en


los medios de comunicación en donde tienen una presencia muy activa.
Sin duda, María Amparo Casar Pérez es la figura de la
red que más resalta por su activismo social y porque tiene una
presencia notable desde hace muchos años en los medios de co-
municación, a través de los cuales se ha sumado a la campaña
en contra del programa de Gobierno de la 4T y ha construido
una apariencia de objetividad (Casar, 2020 y 2015). Se trata de
una académica del CIDE con vínculos muy estrechos con Claudio X.
González Guajardo, quien encabeza la alianza electoral opositora Sí
por México y con quien creó en 2016 el centro de pensamiento
MCCI (que actualmente dirige).

Cuadro 2. Personas expertas o directivas centrales de la red*

Nombre Posiciones Organizaciones


De La Calle, Luis 5 CIDE, IMCO, IMPCERO, MCVAMOS, SV.
Elizondo Mayer-Serra, Carlos 5 EGTP, IMPCERO, MCVAMOS, SV, MCCI.
Casar Pérez, María Amparo 4 CCOMUN, IMCO, MCCI, SV.
Jaime, Edna 4 MCVAMOS, MEXEVALUA, SV, MCCI.
Molano Ruiz, Manuel 4 IMCO, MCVAMOS, MUCD, SV.
Peschard Maral, Jacqueline 4 CIDE, IMPCERO, SV, MCCI.
Fernández Martínez, Marco A. 3 CIDE, EGTP, MEXEVALUA.
González Lozano, Ligia Claudia 3 BMA, CCE, ELD.
Hernández Licona, Gonzalo 3 CEEY, MCVAMOS, SV.
Mariscal Tottoella, Jose Ignacio 3 CCE, COPARMEX, MCIUDA.
Morera Mitre, María Elena 3 CCOMUN, SV, MCCI.
Moy, Valeria 3 IMCO, MCVAMOS, SV.
Reyes Heroles, Federico 3 IMPCERO, SV, MCCI.
Rubio, Luis 3 IMPCERO, MCVAMOS, MEXEVALUA.
Salazar Ugarte, Pedro 3 CGAM, IMPCERO, MCCI.
Scott Andretta, John 3 CEEY, CIDE, MCVAMOS.

*Este cuadro se realizó con el apoyo de Martí Medina Hernández.


Fuente: elaboración propia.
Como se puede ver en el Cuadro 4, los tres centros de pensamiento

113
Alejandra Salas Porras

y las tres asociaciones civiles mencionadas ocupan un lugar central


en la red y se distinguen por las alianzas que han formado para
utilizar los amparos, las acciones de inconstitucionalidad y otros
recursos legales a fin de obstaculizar el programa del Gobierno de
la 4T. El grosor de las líneas en la gráfica denota el número de per-
sonas expertas o directivas en común y, como se pueden apreciar,
es especialmente notorio el número de conexiones entre el centro
México Cómo Vamos y la asociación civil Signos Vitales (comparten
diez personas directivas o expertas).

Figura 1. Red de organizaciones ligadas a CNMD Y MCCI


(2020-2021)

Fuente: elaboración propia.

Entonces se puede apreciar que los centros de pensamiento no solo


median entre los campos de la academia, las grandes corporaciones
y los medios de comunicación (Hauck y Resende, 2021), sino tam-
bién construyen puentes con la sociedad civil, sobre todo cuando les
interesa movilizar recursos en contra del Gobierno y los funcionarios
públicos. El MCCI es el centro que ha mostrado mayor interés por
construir estos puentes al ligarse y cooperar con CNMD y SV. Junto
con estas organizaciones ha promovido el relato neoliberal, según
el cual la corrupción y el “derroche” son prácticas características
de lo público, el Estado y los puestos políticos, por lo que deben ser

114
El activismo social de los centros de pensamiento mexicanos...

objeto de una persecución judicial (Romano, 2019).


Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) fue
creado por María Amparo Casar y Claudio X. González Guajardo en
el 2016 y funciona como un centro de pensamiento que trabaja en
torno a dos ejes. Por un lado, el trabajo de investigación periodística
y, por el otro, el de litigación estratégica. El primero es dirigido por
un grupo de periodistas (Salvador Camarena, Valeria Durán, Raúl
Olmos, entre otras personas) cuyo prestigio y las investigaciones
serias que han realizado, en especial, sobre actos de corrupción de
diferente tipo y de actores públicos y privados, le han dado recono-
cimiento a la organización y han construido una imagen de objetividad
y neutralidad, la cual tiende a encubrir los intereses que defienden.
Como es evidente en el gráfico anterior, este centro ha construido
múltiples lazos con otros. Sus aliados incluyen a organizaciones na-
cionales y extranjeras: entre las primeras se puede mencionar a
organizaciones empresariales como el CCE (asociación paraguas que
agrupa a todas las organizaciones empresariales), organizaciones civiles
como México Unido contra la Delincuencia (MUCD), México SOS y
Causa en Común. Además, existen numerosas conexiones entre las per-
sonas directivas de todas estas organizaciones, quienes son ampliamente
reconocidas por sus posiciones de derecha. Además, son apoyadas por
centros académicos de pensamiento como el CIDE y la Escuela Libre de
Derecho, así como por asociaciones profesionales, en particular la Barra
Mexicana de Abogados. Entre las organizaciones extranjeras que lo pa-
trocinan se encuentran: USAID, la NED, las Fundaciones MacArthur
y Ford. Además, cuenta con financiamiento de grandes empresas
mexicanas, tales como Interceramic, Kimberly Clark, Chedraui,
GRUMA, Fundación ALSEA, Gigante y Fundación Gentera (ligada
a Claudio X. González).5
El Colectivo No Más Derroches (CNMD) es un esfuerzo,
según su página web, para lograr que los Gobiernos cumplan a caba-
lidad con la ley y utilicen los recursos públicos de manera eficiente,
eficaz, honrada y transparente. Para ello realiza litigios estratégicos

5 Ver el Informe Anual en su página web.

115
Alejandra Salas Porras

que cuestionan ante el Poder Judicial la legalidad de proyectos


públicos y otras acciones, sobre todo de quienes gobiernan. Aunque
ha promovido numerosos litigios desde finales del sexenio de
Enrique Peña Nieto (EPN), a partir de que Andrés Manuel López
Obrador (AMLO) llegó al poder se ha concentrado en impedir que
avancen los proyectos de infraestructura que el gobierno de la 4T
considera prioritarios.
Con tal fin ha utilizado agresivamente la litigación estra-
tégica para frenar que avancen los proyectos, a través de recur-
sos legales como los amparos y controversias constitucionales.
Además, trata de descubrir si AMLO y las personas con cargos
públicos han cometido algún tipo de acción ilegal en su adminis-
tración. Este colectivo (Gráfico 4) ha aglutinado a su alrededor di-
versos centros de pensamiento y esgrime uno de los argumentos
más socorridos de la narrativa neoliberal, a saber: que el derroche
y la corrupción son consustanciales del Estado, los políticos y lo
público en general; por lo tanto, se requiere mayor presencia en
todos los ámbitos de lo privado y los intereses empresariales para
evitar estas prácticas.
Ahora bien, Signos Vitales (SV) nació en el 2020 como una
asociación íntimamente entrelazada con otras organizaciones de
la sociedad civil, universidades, centros de investigación y medios
de comunicación en el país y en el extranjero, con fundaciones
nacionales y extranjeras, y con organismos internacionales. Las
tareas que realiza la sitúan en la frontera entre el campo de los centros
de pensamiento y de la sociedad civil, pues no solo se propone
generar datos veraces e independiente sobre las variables claves
de la vida económica, política y sociocultural a fin de conocer el
estado del país, sino también denunciar y cuantificar las mentiras
de la información oficial. En otras palabras, crean este centro de
contrainformación para contrastar “los otros datos” que se generan
desde el Gobierno (Chávez, 2020). Sin embargo, de acuerdo con
sus direcciones, es una entidad apartidista, sin fines políticos y
con tareas eminentemente técnicas (como realizar diagnósticos a
partir de datos duros), varios hechos sugieren lo contrario: por

116
El activismo social de los centros de pensamiento mexicanos...

un lado, los estrechos vínculos de María Amparo Casar (miembro


del Comité Ejecutivo) con Claudio X. González Guajardo, quien
es activista, cofundador de varias asociaciones civiles y presidente
del Despacho de Investigación y Litigio Estratégico, el cual atiende
casos relacionados con corrupción e impunidad; además de ser el
principal dirigente de la coalición opositora Sí por México, que
abiertamente se propone debilitar el gobierno de la 4T y eventual-
mente derrotar a Morena en las elecciones. Por el otro lado, la
actividad política y comunicativa de muchos de los miembros del
Comité Ejecutivo y Asesor, quienes evidencian sus preferencias
ideológicas de múltiples maneras.

LAWFARE Y LITIGACIÓN ESTRATÉGICA


El concepto “lawfare” se refiere a una “guerra jurídica”; es decir,
al uso del derecho como arma política para derrotar o debilitar
a gobiernos o sustituir regímenes políticos. Se utilizan recursos
legales para deslegitimar a personas que fueron elegidas por la vía
electoral. Se trata, según Romano (2019, pp. 19-20), de

[…] el uso indebido de herramientas jurídicas para la per-


secución política; la aplicación de la ley como un arma para
destruir al adversario político por la vía judicial […] Opera
“desde arriba”, por medio de un aparato judicial que se “eleva”
por encima del Poder Legislativo y del Ejecutivo, ampliando
el margen de maniobra y poder de los jueces, en detrimento
de la pérdida de equilibrio entre poderes.

De acuerdo con Emir Sader (2021 y 2018) y Atilio Borón (2020a, b y


2018), se trata de una forma contemporánea de perversión de la de-
mocracia, que usa la ley como arma de guerra para destruir proyec-
tos democráticos. Incluye, entre otras acciones: la manipulación
de leyes para dar apariencia de legalidad, procesos judiciales sin
base legal, promoción del desconcierto y la desilusión en sectores
del pueblo, y la descripción de las acciones rivales como corruptas,
inmorales e ilegales.

117
Alejandra Salas Porras

Los centros de pensamiento, ONG y otras organizaciones


sociales utilizan cada vez con más frecuencia este recurso con el
fin de formar alianzas para utilizar la ley a su favor, a menudo pre-
tendiendo perseguir el interés público, combatir la corrupción y “el
derroche” de recursos públicos. En América Latina ha sido utilizado
en varios países a lo largo de los últimos veinte años con el objetivo
de sacar del terreno electoral y político a dirigentes progresistas,
sobre todo a quienes se oponen a las políticas neoliberales. Este re-
curso jugó un papel clave para replegar el ciclo progresista conocido
como la marea rosa (Scharager, 2020). En Brasil, Argentina, Hondu-
ras, Ecuador, Colombia y Bolivia se aplicó esta guerra jurídica para
deslegitimar, acusar o destituir a presidentes o candidatos: Ignacio
Lula da Silva, Cristina Fernández de Kirchner, Manuel Zelaya, Ra-
fael Correa y Gustavo Petro, respectivamente (ver estos y otros casos
en la compilación de Romano del 2019).
En particular, el caso de México es interesante porque el
proceso para debilitar y eventualmente derrocar a AMLO –quien en
julio del 2018 obtuvo una victoria electoral abrumadora– empezó al
asumir la presidencia, incluso antes. Desde los inicios de su man-
dato se han multiplicado las acciones legales en diferentes esferas
para obstaculizar su programa político (conocido como la 4T) con
el fin de desplegar estas estrategias, los centros de pensamiento ar-
ticulan redes muy densas y de gran extensión, las cuales incluyen
a organizaciones de la sociedad civil, asociaciones profesionales y
empresariales. De esta manera, acumulan poder político, jurídico,
intelectual, social y de asociación a fin de movilizar a la sociedad
civil hacia las preferencias que se promueven en áreas diferentes,
como la educación, la corrupción, el gasto público y los proyectos
de infraestructura, entre las más importantes.
Así, se forman así coaliciones que involucran una variada
gama de organizaciones, incluyendo algunas populares o progresis-
tas, lo cuales les permite dar una apariencia de legalidad, objetividad
y neutralidad, y la apariencia de defender intereses públicos. El
recurso legal más utilizado son los amparos, por medio de los
cuales intentan detener, deslegitimar o desprestigiar las acciones

118
El activismo social de los centros de pensamiento mexicanos...

del Gobierno. Entre las organizaciones más involucradas en estas


estrategias se encuentran dos centros de pensamiento –MCCI y
Mexicanos Primero– y dos organizaciones civiles –Colectivo No
más Derroches y Signos Vitales–, entre las cuales existen múltiples
conexiones a través de las personas directivas y expertas.

AMPAROS Y CONTROVERSIAS CONSTITUCIONALES


Los amparos son el recurso legal más recurrente en México para so-
cavar los planes del gobierno de la 4T, pues la Ley de amparos, que
ha estado arraigada en el sistema legal mexicano, entraña grandes
beneficios no solo para los despachos de abogados sino para quienes
pueden pagar sus servicios a fin de evitar lo que se consideran abu-
sos de autoridad por parte de los poderes Ejecutivo, Legislativo e
incluso Judicial, y en determinados casos contra órganos constitu-
cionales autónomos. Sin embargo, a menudo se proponen retrasar
la justicia, el desarrollo del país o la restitución de los derechos de
los grupos vulnerables.
Así, se puede observar cómo en México, los centros MCCI
y CNMD promovieron, en alianza con varias OSC, un total de 147
recursos de amparo contra la construcción del aeropuerto de Santa
Lucía; esto con el argumento de que era necesario esperar los dic-
támenes ambientales.6 Dichos amparos se acompañaron de cam-
pañas de desprestigio en las cuales se aseguraba que este proyecto
no cumplía con las reglas, no era viable e implicaba gastos inútiles
y costosos. Además de esos recursos , se interpusieron 25 amparos
en contra de la construcción del Tren Maya. Según María Amparo
Casar (2020), una de las figuras más influyentes de la red examinada
previamente, los amparos de individuos y asociaciones se cuentan
por miles (Casar, 2020).7

6 Ver: https://www.forbes.com.mx/adios-2019-agosto-amlo-vence-ola-de-amparos-
para-construir-aeropuerto-de-santa-lucia/, https://angarlegal.com/el-juicio-de-
amparo-contra-el-aeropuerto-de-santa-lucia/, https://aristeguinoticias.com/2406/
mexico/conceden-y-niegan-suspensiones-definitivas-a-ongs-en-amparos-contra-
aeropuerto-en-santa-lucia-y-a-favor-del-naim/
7 Ver: https://contralacorrupcion.mx/que-la-suprema-corte-decida/

119
Alejandra Salas Porras

Ante la campaña orquestada de amparos, denuncias y ac-


ciones de inconstitucionalidad alentadas o inducidas por parte de
la oposición, el 22 de noviembre del 2021, el Gobierno emitió un
Acuerdo en el cual propone neutralizar el uso perverso de amparos
y otros recursos legales para detener las obras de infraestructura
catalogadas de interés nacional. El Acuerdo reavivó la discusión
tanto de su legalidad como de la legitimidad de la oposición para
detener las propuestas de la 4T por razones políticas, en las que se
sintetiza el programa del actual Gobierno. Las personas senado-
ras de la oposición exigen presentar una controversia constitucional
para impugnar el Acuerdo, pero Jaime Cárdenas, abogado constitu-
cionalista, argumentó que todas estas acciones de la oposición, en-
cabezada por Claudio X. González Guajardo, proponen detener el
cambio social. Hay una intencionalidad política, no solo jurídica:

Yo creo, dijo el constitucionalista, que Claudio X. González


y su grupo están utilizando el derecho como un obstácu-
lo al cambio social, están usando el derecho como un
instrumento para mantener las condiciones de un status
quo, pero el derecho no puede ser usado para detener un
cambio político de una Nación, el derecho debe permitir
la progresividad, el avance social, debe remover obstácu-
los para igualar las condiciones sociales, pero este grupo
en el poder económico ha empleado durante el sexenio el
derecho como obstáculo, como mecanismo para detener
los proyectos de la Cuarta Transformación.8

CONCLUSIONES
El número de centros de pensamiento independientes creados, pa-
trocinados o controlados por los grandes empresarios ha aumentado

8 Según Jaime Cárdenas, Claudio X. González encabeza un sector opositor al


presidente Andrés Manuel López Obrador, el cual busca hacer fracasar a través de
instrumentos jurídicos su proyecto político y las mega obras insignia del Gobierno
federal como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el Aeropuerto Felipe Ángeles.
Ver: https://www.sinembargo.mx/23-11-2021/4068310

120
El activismo social de los centros de pensamiento mexicanos...

considerablemente en los últimos años. Al mismo tiempo, su acción


se ha diversificado notablemente para cubrir desde la investigación
tecnocrática que prevalecía hasta la década de los noventa hasta el
activismo social cada vez más común.
Estos centros de pensamiento han exhibido en los últimos
años gran interés por penetrar y articularse con organizaciones de
la sociedad civil a fin de influir y contar con su apoyo en las ac-
ciones de litigación estratégica propuestas para deslegitimar el
gobierno de la 4T, desviar o revertir sus planes de gobierno y por
esta vía, como argumenta Scharager (2020, p. 299), transformar la
esfera judicial en un espacio “[…] donde ciertos actores sociales
intentan acotar los márgenes de acción de otros […]”.
Así, el activismo social se lleva a cabo por múltiples cami-
nos que van desde la participación en los medios de comunicación
hasta el crear organizaciones civiles por medio de las cuales se
despliegan estrategias jurídicas capaces de litigar las políticas y
acciones gubernamentales. El campo de poder en donde actúan
se torna cada vez más complejo porque se traslapan y agregan
intereses corporativos y asociativos (tanto de derecha como
progresistas), los cuales influyen en el campo judicial. Un aura
de neutralidad y objetividad se construye por medio de las inves-
tigaciones periodísticas, económicas y sociales que se procesan a
partir de supuestos ideológicos no siempre explicitados.
Algunos de los centros de pensamiento más combativos se
han agrupado alrededor de dos organizaciones –MCCI y CNMD–,
las cuales articulan alianzas con organizaciones de la sociedad
civil y hacen suyas tanto las demandas y exigencias de las élites
empresariales como las de organizaciones populares (colonos,
campesinas, ejidatarios), a las cuales apoyan con recursos legales
(amparos), sobre todo cuando estas se confrontan al Gobierno por
motivos que confluyen con los intereses empresariales.
Se forman así redes que mezclan complejas formas de
cooperación y agregación de capital económico, político, intelec-
tual, jurídico, cultural y de asociación, que contribuyen a difundir
en diferentes esferas de la sociedad las diversas facetas del discurso

121
Alejandra Salas Porras

neoliberal, un discurso construido o adaptado por los grupos ex-


pertos e intelectuales. No obstante, como ocurre en otros países
(Landry, 2021 y 2018), paradójicamente crece la desconfianza en
las personas expertas afiliadas a estos centros y todas las acciones
que se despliegan no han logrado hasta ahora detener el apoyo
popular al Gobierno de la 4T. Además, las estrategias de judiciali-
zación con las que se intenta limitar la capacidad de acción del
Ejecutivo y socavar la legitimidad del Gobierno entrañan el riesgo
de provocar un escenario de ingobernabilidad.

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THINK TANKS Y PRODUCCIÓN DE
HEGEMONÍA SOBRE POLÍTICA ECONÓMICA
EL CASO DE FEDESARROLLO EN LA COLOMBIA
CONTEMPORÁNEA ANDREA ÁVILA SERRANO
Andrea Ávila Serrano

INTRODUCCIÓN
Desde la formulación de las teorías clásicas de las élites (Pareto,
1980; Mosca, 1984), que inician las reflexiones sistemáticas sobre el
papel de las “minorías selectas” en las sociedades contemporáneas,
el lugar dado a la fracción intelectual ha sido secundario en relación
con el de las élites políticas y económicas, particularmente –y por
obvias razones– cuando se analiza su participación e intervención
directa en el aparato del Estado.
Aunque esta posición rezagada se ha mantenido, a par-
tir de la segunda mitad del siglo XX los estudios sobre las élites
intelectuales tomaron mayor fuerza, agenciados por las transfor-
maciones de los Estados occidentales,1 sucedidas como resultado
de la instalación del neoliberalismo –fase actual del capitalismo– y
el consecuente ascenso de grupos tecnocráticos a sus burocracias,

1 Uno de los primeros en advertir este movimiento fue Thomas Bottomore (1965, p. 87),
quien planteó que “los profundos cambios sociales y políticos del siglo XX” llevaron
a que “los intelectuales (…) y los altos funcionarios oficiales” pasaran a un “primer
plano” como agentes creadores de “nuevas formas sociales”.

127
Andrea Ávila Serrano

mostrando el emergente pero estrecho vínculo entre sectores de la


élite intelectual –principalmente de economistas– y de la estatal.2
Así mismo, el incremento paralelo en el número de Think
Tanks (en adelante TT) y su influencia en la toma de decisiones públi-
cas, no solo directamente en el Estado, sino dentro de la sociedad
civil, ayudó al reposicionamiento de las reflexiones sobre el rol de la
intelectualidad y el conocimiento respecto del ejercicio del poder y la
dominación. Pese a esa evidente relación, los TT no son necesariamente
leídos como lugares de agrupación de la élite intelectual (en adelante
ÉI) –siendo la perspectiva por usar aquí–, menos aún a partir de las
mudanzas que sufrieron sus estructuras internas y que fueron
caracterizadas por la literatura como “olas”, estableciendo tres de
ellas (Denham y Garnett,1998; Uña, Cogliandro y Labaqui, 2004).
Cada una de estas se enmarca en periodos caracterizados por
la primacía de ciertos rasgos sobresalientes de los TT, con base en los
cuales, además, se determina la definición dada a estas instituciones
en dichos momentos. La primera ola, establecida entre su surgimien-
to en Estados Unidos durante la primera década del siglo pasado y
el fin de la Segunda Guerra Mundial, es aquella en la que el universo
académico y de la política son relacionados con mayor claridad, en la
medida en que se establece como su función primordial la producción
académico-investigativa orientada a asesorar –e, incluso, intervenir–
la toma de decisiones públicas; en otras palabras, “llenar el vacío”
(Haass, 2003) o “cerrar la brecha” (McGann, 2007) entre el universo
de las ideas y el de la política. Empero, el avance hacia la segunda y
tercera ola marcará una pérdida paulatina en la centralidad del com-
ponente intelectual de los tanques de pensamiento, que va cediendo
terreno al propiamente político, y cuya cristalización sucederá en esa
última, que inicia a mediados de la década de 1960, cuando surgen
los advocacy TT, enfocados en la defensa abierta (como su nombre lo

2 Para profundizar en esta discusión específicamente en Latinoamérica, ver los


aportes de Mariano Plotkin y Federico Neiburg (2005), quienes, a partir del caso
argentino, ilustran la conformación de lo que denominan “élite intelectual-estatal”;
así como los de Yves Dezalay y Bryant Garth (2002) acerca del ascenso de los
economistas tecnócratas.

128
Think tanks y producción de hegemonía sobre política económica...

indica) de posiciones político-ideológicas no siempre basadas en cono-


cimiento científico y menos aún producido por ellos mismos;3 aunque
mantienen la vocación de influir la toma de decisiones públicas con un
sustento académico básico, cuestión que le proporciona consistencia y
especificidad a los TT en términos organizacionales y que los encuadra
dentro de la referida relación entre la élite intelectual y la élite estatal.
Ahora bien, de acuerdo con Jairo Estrada (2005, pp. 263-
264) se entiende esta élite4 intelectual no solo como un “grupo se-
lecto de individuos, con ciertas calidades, habilidades y destrezas
propias del monopolio sobre el conocimiento de la época capitalista
y de las técnicas de regulación que esta demanda”, sino también
como una fuerza productiva social, que produce y es producida, y
cuya labor principal es la “conducción política (directa o mediada)
de un proyecto constituyente de nuevas formas de dominación y he-
gemonía, en continua y permanente reelaboración”. Tal conducción
se adelanta a través del Estado por parte de “aquella facción de la
élite intelectual comprometida directamente con la producción de
política económica en el sentido del diseño y la toma de decisiones”
(p. 265) que el autor denomina la élite intelectual de la producción
política, para este caso económica (en adelante ÉIPPE), concepto
que guiará la reflexión de este texto.
Complementariamente, Pierre Bourdieu (1999) brinda otra
entrada analítica para entender la conexión entre la ÉI y la estatal.
Para el autor, la estructura social se encuentra conformada por
campos o “microcosmos sociales”, espacios de relación social don-
de se constituyen vínculos y prácticas que son, simultáneamente,
estructurantes del y estructuradas por el mundo social y donde
se institucionalizan ciertos puntos de vista acerca del mundo.
En cada campo, agentes compiten por la prevalencia del capital5

3 Generalmente hacen uso de investigaciones y producción académica de TT de la


primera ola, o de universidades, u otras y otros intelectuales.
4 Para el autor (2005) esa “noción de élite adquiere relevancia en el sentido de
la reafirmación de las nuevas formas de la apropiación privada de la producción
política, de su carácter excluyente, selectivo, de sus formas de comunicación y de
socialización” (p. 260).
5 Para Bourdieu (2000a) existen tres tipos de capital fundamentales: económico,

129
Andrea Ávila Serrano

específico que poseen y su visión del mundo particular, el cual,


para el caso de la ÉI, es una lucha que se adelanta en el campo
científico por el monopolio de la autoridad científica (2000b). Una
vez definida la disputa en cada campo, sus ganadores (clase domi-
nante) compiten entre sí en el campo de poder (1995), el cual es
el lugar donde se desenvuelve la lucha por establecer el “principio
de dominación dominante”, esto es por la apropiación del poder del
Estado y su capacidad de dominio sobre todas las formas de capi-
tal y quienes las detentan.
Así, según el sociólogo, el Estado (1995; 2000a) es una sín-
tesis de síntesis de las relaciones de poder que se desarrollan en
la estructura social y ejerce la dominación por medios coercitivos
y simbólicos con auxilio de su campo específico: el burocrático,
siendo el lugar donde acontece la disputa por la producción de deci-
siones públicas y en el que se encuentra inserta una intelectualidad
que Bourdieu denomina tecnocracia. La principal tarea de esta es
imponer al conjunto de la sociedad la visión del mundo que resulta
vencedora en la lucha del campo de poder mediante esa toma de
decisiones públicas; en otras palabras, ejerce el poder simbólico
que podrá devenir en dominación simbólica, posibilitando así que
el referencial particular sobre el mundo social de la clase domi-
nante se convierta en el punto de vista “universal”, instaurando una
hegemonía6 o, como la llama el autor, una doxa.

TT, ÉIPPE Y ÉLITE ECONÓMICA


Al igual que cualquiera de las facciones de la clase dominante, la
ÉI cuenta con una autonomía relativa que le permite establecer
su especificidad y articularse con otras fracciones (económica,
política, militar, eclesiástica, etc.) para constituir la mencionada

cultural (predominante en el caso de la intelectualidad), y social; y uno derivado, el


simbólico, del que resultan las acciones de reconocimiento o legitimidad.
6 Bourdieu parte del concepto de hegemonía de Antonio Gramsci (1967), quien la
entiende como la producción de consensos que posibilitan que las clases subalternas
reconozcan y acojan las directrices sobre la vida social que ha determinado la clase
dominante. Es a los intelectuales orgánicos a quienes se les encomienda las funciones
de establecer dicha hegemonía.

130
Think tanks y producción de hegemonía sobre política económica...

hegemonía, de acuerdo con el proyecto político que defienden y


las vincula. Esta reflexión al estar centrada en la observación de
la ÉIPPE, muestra particularmente –y como su nombre lo indi-
ca– la conexión entre esa facción de la élite intelectual-estatal y
la económica, específicamente aquel segmento que se ve directa-
mente beneficiado por la orientación de la política económica
agenciada por la primera.
Sin embargo, antes de ahondar en este vínculo, vale la pena
exponer algunas de las múltiples explicaciones que la literatura
brinda sobre el mismo. Una de ellas la ofrecen las propias teorías de
las élites (Pareto, 1980; Mosca, 1984; Mills, 1956; Bottomore, 1965),
para las cuales la ÉI estaría subordinada a la económica (o, en su
defecto, sería cooptada por ella) y, por ende, su producción aca-
démica tendría como objetivo proporcionar medios y mecanismos
para la generación y reproducción de la dominación que es ejercida
por esta última. Una lectura similar puede ser encontrada en algunas
interpretaciones marxistas, como la de Gramsci (1967) expresada en
su concepto de intelectuales orgánicos y su relación con la constitución
de la hegemonía referida.
Posturas divergentes parten de la crítica al anterior
planteamiento y reconocen un grado de autonomía en el accio-
nar de la élite intelectual, como la expresada por Thomas Medvetz
(2012),7 quien, basado en la teoría de Bourdieu, analiza específica-
mente la actuación y el lugar de los tanques de pensamiento dentro
del mundo social proponiendo que estos constituyen un “subespa-
cio híbrido” de fabricación de ideas, ubicado en el lugar de intersección
de los campos académico, económico, político y mediático, con-
formando lo que denomina como “espacio de los Think Tanks” o

7 Medvetz (2012) señala que la “mayoría de los estudiosos […] argumentan


que el lenguaje de la pura cooptación construido dentro de la perspectiva de las
teorías de élites es demasiado mecánica, […] funcionalista y […] simplista para
caracterizar[los] adecuadamente” (p. 9), aunque reconocen que paralelamente ofrece
una mirada “macroestructural consistente” sobre los puntos y relaciones que los
ligan con las élites económicas, políticas y militares. Empero, esboza el autor, no es
igual de “esclarecedor” en lo que respecta a la forma en la cual esas conexiones se
transforman en influencia política en estricto sentido.

131
Andrea Ávila Serrano

proto-think tank (pp. 7, 42, 113). Tal subespacio conllevaría a que


los TT (y la ÉI participe de ellos) no solo se relacionarían con la
élite económica, sino que, adicionalmente, participarían directamente
en las disputas de su campo específico, pero con capital cultural (no
económico) y en la lucha propia por las definiciones de la orien-
tación de la economía en sus respectivas sociedades; lo que podría
entenderse como el tipo de modelo de desarrollo o el andamiaje
de su estructura económica. Según el autor, se produciría así un
“encuentro precario” entre las fracciones de la ÉI y la económica
en el campo de poder conformando una coalición “tenue” (p. 52),
basada en visiones compartidas de mundo y horizontes de sentido
societales8 –para este caso de la economía y el papel del cono-
cimiento en ella–.
Otro análisis que toma como base la propuesta bourdieua-
na y se centra en los TT es el llevado a cabo por Alejandra
Salas-Porras (2014, 2017), quien usando como caso de ilustración
México, muestra el vínculo entre las élites tecnocráticas9 y las
económicas y políticas en la instauración del neoliberalismo en
esa nación y la subsecuente transformación del modelo de de-
sarrollo. La autora observa una relación más directa y horizontal,
al establecer que en ese proceso

el campo de los think tanks se vuelve más poderoso den-


tro de la estructura nacional de poder a medida que las
organizaciones involucradas en el campo tejen una red
cada vez más densa y a medida que la producción y legiti-
mación del conocimiento y el discurso sobre las políticas
son controlados por un grupo más pequeño de expertos
[…], intermediarios políticos y grandes líderes empresariales

8 Es importante señalar que esos planteamientos están basados en el análisis de


Estados Unidos y su “campo de poder” y que, si bien tiene especificidades también es
posible extraer de allí algunas generalizaciones de alcance medio, así como permite
ciertos entendimientos de las relaciones entre las fracciones elitarias en otros
contextos.
9 Que sería el equivalente en su propuesta analítica a la ÉIPPE de Estrada.

132
Think tanks y producción de hegemonía sobre política económica...

que se han convertido en enlaces clave que conectan a


las élites más influyentes de la región (2017, pp. 27-28.
Traducción propia).

Esa articulación transnacional ayudaría a sustentar la autonomía


relativa de la élite intelectual transformada en tecnocrática en el
ámbito nacional, al producir una legitimación internacional de sus
preferencias sobre el modelo económico –siendo la economía de
mercado de corte neoliberal– y para cuyo sustento usan su cono-
cimiento y experticia científica; y los haría intermediarios “entre los
campos nacionales y globales y los espacios e intereses públicos y
privados”, derivando de allí su “poder político” (Salas-Porras, 2014,
p. 284). Y es en ese contexto que se encuentran con la fracción de la
élite económica local vinculada al gran capital (también) transna-
cional (financiero y exportador/importador), en tanto es aquella que
se beneficia directamente de las orientaciones de política produci-
das por la primera,10 es decir, que es con la que comparte la visión
de mundo sobre la economía.

FEDESARROLLO: ÉLITE INTELECTUAL (DE ECONOMISTAS) COLOMBIANA


HECHA THINK TANK
La Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo (Fedesarrollo)
fue creada en 1970 por iniciativa de un grupo de empresarios co-
lombianos encabezados por Manuel Carvajal,11 quien los incentivo

10 Tanto Salas-Porras como Medvetz parten del planteamiento de Bourdieu sobre


que “[…] en las posiciones más sobresalientes los grupos dominantes transitan con
gran naturalidad, elasticidad y fluidez de un campo a otro y, en ocasiones, operan
simultáneamente en varios campos y esferas de poder (económico, político y cultural),
de forma tal que tienden a traslapar e imbricar campos, redes y grupos nacionales
y globales. De esta manera, Bourdieu logra tender un puente entre la dimensión
estructural y estratégica de las luchas que se libran en estos y otros campos” (Salas-
Porras, 2014, p. 283).
11 Reconocido empresario del país, propietario y director de un conglomerado
de empresas relacionadas con la industrial del papel, que, adicionalmente, tuvo
un rol importante es la constitución de la Asociación Nacional de Empresarios de
Colombia (Andi) y de la Empresa Colombiana de Petróleos (Ecopetrol) mientras
se desempeñaba como ministro de Minas en el gobierno del conservador Laureano
Gómez; ambas cosas a mediados del siglo pasado.

133
Andrea Ávila Serrano

a constituir un centro de carácter académico-investigativo en el país


que aportase a su “desarrollo económico y social […] por medio de
la capacitación de quienes lo dirigen” (Fundación para la Educación
Superior y el Desarrollo, 1980, p. 69), tomando como referente
el papel desempeñado por las universidades estadounidenses en
ese país.
Este vínculo inicial e intrínseco entre la Fundación y una
parte de la élite económica es una característica compartida con
otros tanques de pensamiento latinoamericanos como es el caso,
por ejemplo, de la Fundación de Investigaciones Económicas
Latinoamericanas (FIEL), la Fundación Mediterránea y el Insti-
tuto Torcuarto Di Tella en Argentina y el Instituto de Pesquisas
Econômicas e Sociais (IPÊS) en Brasil (Heredia, 2004; Plotkin
y Neiburg, 2005; Ramírez, 2007), los cuales fueron igualmente
impulsados y financiados por grupos empresariales de sus respec-
tivos países y con similar objetivo: intervenir en la toma de de-
cisiones en materia económica. Así, en vez de estructurarse
bajo una relación de simple subordinación, avanzaron hacia la
construcción de una articulación en la cual la élite económica
proporcionaba variados recursos para la creación y sostenimiento
de los TT y estos producían las narrativas y consensos que posi-
bilitaban posicionar e implementar estatal y socialmente las
medidas de política económica que se correspondían con sus
intereses compartidos –similar a lo expuesto por Salas-Porras
para el caso mexicano–.
En Fedesarrollo fue Rodrigo Botero, primer director ejecu-
tivo, el encargado de llevar a cabo la tarea de estructurar ese
vínculo y darle con ello el perfil específico de TT a la institución,
bajo la asesoría del Instituto Brookings, conformando un cen-
tro de investigación económico independiente, pese a que solo
hasta hace poco se autoreconoce y es leído socialmente como
tanque de pensamiento.12 Su estructura se corresponde con las

12 Cabe anotar que si bien Fedesarrollo no es, obviamente, el único TT colombiano,


si es el más importante, no solo por haber sido el primero en constituirse como
tal, sino por el grado de reconocimiento social que ostenta y que tiene un eco

134
Think tanks y producción de hegemonía sobre política económica...

características atribuidas a los TT de la primera ola, de acuerdo


con la definición que hace de sí misma cuando se presenta como

[…] una entidad privada sin ánimo de lucro […] [que] se


dedica a la investigación en temas de política económica y
social. Su propósito es contribuir al diseño, seguimiento y
mejoramiento de las políticas públicas. […] [F]omenta, di-
recta o indirectamente, el desarrollo económico y social del
país mediante estudios, publicaciones y debates en diferentes
áreas de la política pública (Fundación para la Educación
Superior y el Desarrollo, 2021).

De manera complementaria, en su Declaración de Principios (Conse-


jo Directivo, 1979) se determina que Fedesarrollo es una “fundación
[…] independiente, […] dedicada a la investigación no partidista […]
[cuyos] principales propósitos son contribuir al desarrollo de políti-
cas acertadas en los campos económico y social” [énfasis propio].
Desde su fundación, Fedesarrollo como TT ha agrupado una
fracción de la ÉI (sin agotarla) que con su alto perfil académico –títulos
de doctorado, egresadas y egresados de prestigiosas universidades– se
incorporó consistentemente a la constitución de la ÉIPPE, identifica-
da por Estrada (2005), que sentó las bases y llevó a cabo la relevante
transformación de las estructuras socioeconómicas y políticas de
Colombia y su estatalidad hacia el neoliberalismo, respondiendo a
las modificaciones que en el mismo sentido se estaban dando a nivel
regional y global. Dicha élite tuvo “como supuesto el cambio de la
condición y de la función intelectual en el contexto de las nuevas
configuraciones capitalistas”, al pasar de aquella entendida en tér-
minos tradicionales como “crítica al uso (arbitrario) del poder” para
“situarla en un campo en el que la función ideológica, la producción
de propuestas (de política económica) con fines prácticos ha ganado

internacional evidenciado por el lugar dado en rankigs como el Global Go To Think


Tank Index de la Universidad de Pennsylvania [https://repository.upenn.edu/think_
tanks/] que lo ubica como el principal tanque de pensamiento del país y uno de los
más relevantes de Latinoamérica desde 2010.

135
Andrea Ávila Serrano

en importancia”, principalmente, por el objetivo subyacente de incidir


sobre la “definición de los aspectos básicos del poder y a incursionar
en el aparato estatal y en otros campos de la constitución social del
poder y la dominación” (pp. 260-261).
El autor señala que la etapa inicial de ese proceso fue resul-
tado de la “profesionalización de la economía” en el país, lo cual
tuvo como principales expresiones, de un lado,

[…] la incorporación al aparato estatal de un número impor-


tante de “técnicos” con formación económica y en ingeniería,
en organismos de dirección económica que darán lugar a la “lle-
gada de la tecnocracia”, o al inicio del “ascenso de los economistas
al poder” […], [y, de otro] la creación de centros de pensamiento
para el diseño de políticas económicas (p. 268).

justamente como –y encabezados por– Fedesarrollo.13 A partir de ese


momento, ambas cuestiones se desarrollaron de forma fuertemente
articulada, puesto que la institución se convirtió rápidamente en uno
de los principales proveedores de altos cuadros burocráticos para el
Estado colombiano14 en materia económica, correspondiéndose así
con uno de los principales objetivos de los TT (Haass, 2003) y con
lo esbozado por Carvajal y antes mencionado. Ello como resultado
del acelerado reconocimiento alcanzado entre los círculos intelec-
tuales y las élites económicas por el destacado nivel académico de

13 Es relevante mencionar que la fundación de Fedesarrollo también coincidió


con una circunstancia paralela, pero completamente alineada con ese proceso
de profesionalización de la economía colombiana: al iniciarse el gobierno de
Misael Pastrana en 1970 hubo una disputa entre los “políticos tradicionales” de
la administración y los “tecnócratas” que resultó en la salida de estos últimos del
aparato estatal y su posterior ingreso a la Fundación, bajo la batuta de su primer
director Rodrigo Botero (Gómez, 1995; Estrada, 2005).
14 Ello fue tempranamente reconocido por la misma Fundación, como se
evidencia en la siguiente afirmación, a propósito del balance realizado con ocasión
de sus primeros 25 años de existencia: “Es indiscutible que una de las principales
contribuciones de Fedesarrollo ha sido la formación de economistas para el ejercicio
de la gestión pública en Colombia. Los [y las] profesionales [allí] entrenados […] han
jugado un papel fundamental en la conducción de la política económica (macro y
sectorial) en todos los niveles” (Gómez, 1995, p. 71).

136
Think tanks y producción de hegemonía sobre política económica...

su quehacer investigativo en general y de su revista especializada


Coyuntura Económica en particular (una de las primeras y más
importantes en su género y que comenzó a circular poco después
de su fundación); y de su lectura como institución “independiente”,
derivando en una elevada valoración de las personas que provenían
(o había hecho parte) del TT dentro de la burocracia y a partir de
ello, dentro de las élites políticas.15 Esta también es una caracterís-
tica que tanto Colombia, en su proceso sociopolítico, como la Fun-
dación como TT comparten con países como Argentina, Chile, Brasil
y México (Heredia, 2004; Montesinos, 2005; Plotkin y Neiburg,
2005; Ramírez, 2007; Salas-Porras, 2014 y 2017), destacando su
carácter regional/transnacional, su relación estrecha con la insta-
lación del neoliberalismo y la consecuente y evidente influencia
de los Estados Unidos.
Vale la pena resaltar la característica de “independencia”
que se atribuye la Fundación, en la medida en que no solo es un
atributo central que permite definirla como tanque de pensamiento
“clásico”, como ya se mencionó, sino porque –y especialmente– es
un elemento altamente relevante dentro de los mecanismos de le-
gitimación de Fedesarrollo. Al presentarse como una organización
que no responde a intereses públicos, privados, o partidistas, sus-
tentándolo principalmente con su autonomía financiera y política
que deriva en la definición de agendas de investigación propias, las y
los miembros de la institución han hecho parte y circulado por gobiernos
de los más diversos tintes ideológicos, sin que ello fuese visto con
extrañeza, por el contrario, se lee como una “fortaleza” que les ha

15 Francisco Gutiérrez (1997) expresó que la Fundación “ganó el cuasimonopolio


del uso de las modernas técnicas de medición y evaluación económicas aplicadas con
criterio independiente. Fedesarrollo aprovechó muy bien el largo tiempo que tuvo a
su disposición como institución líder. Contaba con cuadros que tenían experiencia
amplia en los sectores público y privado y aguda conciencia de que la técnica es
un asunto serio. […] Esta seriedad y competencia, […] le dieron a Fedesarrollo
un rápido y justificado prestigio en circuitos nacionales (Departamento Nacional
de Planeación, Ministerio de Hacienda, Banco de la República) e internacionales
(agencias financiadoras de ciencia sociales, la banca) que no sólo constituían una
fuente de recursos, sino uno de los principales auditorios e interlocutores del
proyecto institucional” (p. 330).

137
Andrea Ávila Serrano

permitido participar en la estructuración de políticas estatales más


que gubernamentales, como se mostrara a continuación.

FEDESARROLLO Y LA PRODUCCIÓN DE HEGEMONÍA EN


POLÍTICA ECONÓMICA
Si bien son diversas las formas en que los TT intervienen en la toma
de decisiones públicas, los procesos históricos sucedidos a lo lar-
go de Nuestra América desde 1950 muestran la relevancia que
adquirieron como proveedores de altos cuadros burocráticos. Los
estudios realizados sobre dichos procesos en países del Cono Sur y
México (referenciados en el apartado anterior) evidencian la manera
en que la ÉI consiguió establecer un acceso privilegiado y directo a
instancias de poder por medio de su instalación en las instituciones
económicas de los aparatos estatales de sus respectivas naciones.
Para el caso de Fedesarrollo, muchos y variados son los ejem-
plos sobre las formas en que su élite intelectual reconvertida en ÉIPPE
al erigirse en tecnocracia, contribuyó a la instalación del modelo
neoliberal en el país desde el momento mismo de su constitución,
correspondiéndose con su “misión de […] propender por el de-
sarrollo económico y social de Colombia dentro de un modelo
de economía de mercado” (Fedesarrollo, 2021) [énfasis propio].16
Dentro de ellos, se resaltarán aquí cuatro casos ilustrativos claves
en z –esto, bajo el entendido que al ostentar la principal posición
de la Fundación son quienes mejor encarnan sus orientaciones–17

16 Pese a no ser objeto de esta discusión, cabe anotar, por una parte, que, en
estricto sentido, en la actualidad, una vez superados los debates intelectuales y
disputas política entorno a los modelos de desarrollo en la mayor parte de los países
occidentales, la economía de mercado es la neoliberal, bien sea en sus vertientes
ortodoxas o heterodoxas. Por otra, que la comprensión cabal del neoliberalismo pasa
por entender el papel fundamental que desempeña el Estado en su mantenimiento y
reproducción; cuestión que es atendida por Fedesarrollo al tener en cuenta dentro de
tal misión que dicha economía de mercado tendrá la “participación eficaz del Estado
en la provisión de bienes públicos”.
17 Es importante mencionar que no todos los exdirectores durante el periodo
de observación (1970 al presente) hicieron parte de los gobiernos nacionales en
calidad de ministros de Hacienda, sino que ocuparon distintas posiciones, pero
la mayoría de ellas en instituciones económicas; y que únicamente Eduardo Lora
(1991-1996) no participó del aparato estatal. Igualmente, cabe mencionar que

138
Think tanks y producción de hegemonía sobre política económica...

y que contaron con participación de algunas de las principales


personas investigadoras.
El primero, en el ámbito de la política fiscal, lo constituye
la gradual pero sistemática transformación del sistema tributario
colombiano, desde uno de tipo directo, basado en las rentas indi-
viduales, hacia otro indirecto, centrado en impuestos al consumo y
que procura la ampliación continua de la base gravable (quienes
pagan impuestos), teniendo como eje principal (aunque no úni-
co) el llamado Impuesto al Valor Agregado (IVA) creado en 1963,
el cual es un gravamen a las ventas, de carácter nacional, que se
aplica a todas las etapas de la cadena productiva. Con el fin de
aumentar su alcance (mercancías gravadas) y su porcentaje, se
impulsaron sucesivas reformas tributarias en el país que derivan
en la trasformación de la forma de financiación del Estado. Es
relevante recordar que el Consenso de Washington, entendido
como “programa político de síntesis de [las] propuestas de política
neoliberal” incorporó en su recetario estas reformas “orientadas a
buscar bases impositivas amplias y tipos marginales moderados”
(Estrada, 2004, p. 41), que si bien se inscribe en la línea ortodoxa
neoliberal, es de los pocos temas en los que hay un consenso general
con las heterodoxas.
Pese a que la introducción del IVA en la economía na-
cional se remonta a casi una década antes de la creación de
Fedesarrollo, será durante el ministerio liderado por su primer
director Rodrigo Botero que la figura tributaria entrará en vigor
de forma plena dentro de la estructura fiscal del Estado colom-
biano, a través de la promulgación de la Ley 20631 de 1975. La
siguiente tabla expone la subsecuente participación de otros exdirectores
de la Fundación en la formulación de reformas tributarias que
contribuyeron a su profundización.

para ese mismo periodo no es todos los gobiernos participaron miembros de la


Fundación en la burocracia.

139
Andrea Ávila Serrano

Cuadro 1. Participación de exdirectores de Fedesarrollo en reformas


tributarias con ampliación de IVA

Exdirector Periodo en Gobierno Periodo como minis- Año de la refor-


la dirección tro de Hacienda ma tributaria
Rodrigo Botero 1970-1974 Alfonso López 1974-1976 1975
(1974-1978)
Belisario Betancur 1984-1985 1985
(1982-1986)
Roberto Junguito 1974-1978
Álvaro Uribe 2002-2003 2002
(2002-2010)
Miguel Urrutia 1978-1982 Carlos Lleras 1966-1970 1967
1989-1991 (1966-1970) (secretario gen-
eral)
Guillermo Perry 1988-1989 Ernesto Samper 1994-1996 1995
(1994-1998)
Mauricio 1996-1998 Juan M. Santos 2012-2018 2012
Cárdenas 2003-2008 (2010-2018) 2014
2016
Leonardo Villar 2012-2018 Ernesto Samper 1994-1997 (vicemi- 1995
(1994-1998) nistro técnico)

Fuente: elaboración propia con base CVs; https://www.fedesarrollo.


org.co/es/ex-directores, y archivos del Ministerio de Hacienda y
Crédito Público de Colombia.

De los 12 directores que tuvo Fedesarrollo entre 1970 y 2018, la


mitad tuvieron injerencia directa tan solo en la formulación de
este tipo de reformas tributarias. Si se entrara a revisar la produc-
ción de la política fiscal en extenso, seguramente ese porcentaje de
participación aumentaría. Adicionalmente, es pertinente incluir la
intervención en esta materia de uno de los investigadores más
renombrados de la Fundación (y discípulo de Junguito), Alberto
Carrasquilla, quien se desempeñó como ministro de Hacienda en
dos periodos: 2003-2007 y 2018-2021. En el primero se llevaron
a cabo tres reformas tributarias (2003, 2006, 2009) y en el se-
gundo dos (2018 y 2019).18 Otra ilustración de la relevancia de la

18 También vale la pena mencionar que la presentación de otra reforma tributaria


por parte del ministerio de Carrasquilla, en medio de la pandemia, en abril de 2021,

140
Think tanks y producción de hegemonía sobre política económica...

institución en la formulación de la política fiscal tuvo lugar en 2015,


cuando el Gobierno Nacional conformó una “Comisión de Expertos
para la Equidad y la Competitividad Tributaria” con el objetivo de
que realizara recomendaciones para definir una reforma tributaria
estructural, entre cuyos miembros se encontraban Guillermo Perry,
Miguel Urrutia y Leonardo Villar.
El segundo caso se relaciona expresamente con el primer
periodo de Junguito como ministro de Hacienda, en el marco del
cual el intelectual lideró la adopción del primer programa de ajuste
estructural de Colombia (1984-1986) bajo la egida del Fondo Mon-
etario Internacional y que se erige como un momento sustancial en
el cambio del modelo económico de la Industrialización por Sus-
titución de Importaciones al neoliberalismo, que se estaba gestando
desde la década de 1960. La política económica relacionada con el
programa de ajuste incluyo desde cuestiones fiscales –ya indicadas–
y de finanzas públicas, pasando por medidas de tipo comercial,
cambiario, hasta crediticio; todas orientadas a reformar el Estado,
producir austeridad fiscal y posibilitar la apertura económica,
siendo la antesala principal de las medidas de choque que se im-
plementarán en años posteriores. En ese proceso, Junguito contó
con un equipo de tecnócratas conformado por anteriores investi-
gadoras e investigadores de Fedesarrollo, entre quienes sobresalen
María Mercedes Cuéllar, nombrada viceministra, y Carlos Caballero
Argáez (exdirector de la Fundación), que posteriormente se desem-
peñarán, entre otros cargos en el sector público y privado, como
presidenta y presidente de la Asociación Bancaria y Entidades Fi-
nancieras de Colombia (Asobancaria) y codirectora y codirector del
Banco de la República.19
El tercero, es la promulgación de la Constitución Política de
1991, cuyo proceso se corresponde con lo que se conoce como la
constitución económica, en cuanto fundamento político-jurídico de

fue el motivo que desató la rebelión social y popular vivida en el país en ese año y que
tuvo como una de sus primeras consecuencias su renuncia.
19 Para un análisis detallado de la intervención de Fedesarrollo en el programa de
ajuste estructural ver Avila (2012).

141
Andrea Ávila Serrano

las formas de intervención del Estado en la economía de mercado y


las configuraciones de esa relación Estado-mercado (Estrada, 2004,
p. 83). La figura principal en ese proceso fue el exdirector de Fedesarrollo
Guillermo Perry, quien fue elegido asambleísta en la Asamblea Na-
cional Constituyente y como tal hizo parte de la Comisión Quinta de
asuntos económicos, sociales y ecológicos, donde se discutió “la im-
portancia de la economía de mercado, la planeación, el gasto público
y el régimen de banca central […] [logrando] impulsar de manera
decidida, […] la constitucionalización de un régimen económico de
corte neoliberal” (Jiménez, 2008, p. 102). La Carta Política sentó
las bases para la profundización del neoliberalismo, liberándolo
de posibles interferencias político-ideológicas de gobiernos poste-
riores, al otorgarle revestimiento constitucional a la economía de
mercado, la defensa de la propiedad privada y el régimen de au-
tonomía del Banco Central.20
Y precisamente ese último punto es el cuarto caso ilustra-
tivo, en la medida en que tal autonomía repercute en forma directa
sobre la orientación de la política monetaria y cambiaria (en térmi-
nos de manejo de precios, inflación, emisión de moneda –tema sensible
para el neoliberalismo, especialmente ortodoxo– y de las reservas inter-
nacionales), y la conducción de la deuda pública. A partir de 1991,
durante la mayoría del tiempo (excepto solo entre 2013 y 2017), los
cargos de dirección del Banco de la República han estado ocupados
por exmiembros de Fedesarrollo. Como codirectora y codirectores y,
simultáneamente, miembros de la Junta Directiva se desempeñaron:
Junguito (1991-1999); Cuéllar (1991-1996, primera mujer en ocu-
par el cargo); Villar (1997-2009) Caballero (2001-2003); Juan José
Echavarría21 (2003-2013); José Antonio Ocampo22 (2017-2019); Roberto

20 La estabilidad de precios (inflación) y de tipos de cambios competitivos


(liberalización de la tasa de cambio), ambos asociado a la independencia de la banca
central, y la garantía de los derechos de propiedad privada son también puntos del
decálogo del Consenso de Washington (Estrada, 2004, p. 41).
21 Exdirector (1998-2003).
22 Exdirector (1984-1988).

142
Think tanks y producción de hegemonía sobre política económica...

Steiner23 (2019-actual) y Carrasquilla (2021-actual). Y como gerentes


generales: Urrutia (1993-2005); Echavarría (2017-2021); y Villar
(2021-actual). En este caso también se evidencia que más de la mi-
tad (siete de 12) de los exdirectores de la Fundación tuvieron
funciones directivas.

CONCLUSIONES
Con base en el anterior ejercicio heurístico hermenéutico sobre docu-
mentos relacionados con la política económica y la conformación
de los equipos económicos de las últimas décadas en el país, así
como de la literatura que caracteriza la ÉI que ha conformado Fede-
sarrollo, el análisis esbozado muestra la forma en que la Fundación,
en cuanto TT proveedor de altos cuadros burocráticos para las
principales instancias de toma de decisiones económicas del
aparato estatal colombiano, ha tenido un lugar privilegiado en
la definición de la orientación de la política económica nacional.
Esto, en la medida en que como tanque de pensamiento
de primera ola, es un lugar de consolidación del quehacer académi-
co-investigativo de sus miembros, lo cual les proporciona tanto
experiencia en la producción de conocimiento aplicable a la toma
de decisiones públicas en materia económica, de acuerdo con sus
objetivos misionales, como “credenciales” que certificarían su ido-
neidad para el desempeño de funciones neurálgicas en el aparato
estatal, de lo que se desprende gran parte de su legitimidad
frente al resto de fracciones de las élites y la sociedad en general.
Es claro que al tener un referencial institucional común, quienes
componen Fedesarrollo comparten tales referentes y llevan con-
sigo las visiones de mundo construidas conjuntamente allí a
los otros espacios que ocupan en el ámbito público y privado.
En términos de Bourdieu, la producción académica de la
Fundación le permitió ser el agente ganador en el campo cientí-
fico y en el de poder con respecto a su preferencia de la economía
de mercado neoliberal como orientación que, para la política

23 Exdirector (2009-2012).

143
Andrea Ávila Serrano

económica nacional, permitiéndole hacer de su visión particu-


lar del mundo la societal, es decir, establecer una hegemonía.
Existe un aspecto que hace que este proceso de instalación de
la hegemonía sea aún más sólido en el caso colombiano (y muchos
latinoamericanos) y es que, a diferencia de lo planteado por el so-
ciólogo, aquí no opera una división entre las vencedoras y vencedores
en el campo de poder y la tecnocracia, sino que las primeras y
primeros son, al mismo tiempo, esa tecnocracia, de la mano de
su identificación como idóneas e idóneos para la formulación de
la política económica, que se entiende estaría sustentada en su
producción intelectual –como ya se explicó–; de allí su prevalen-
cia en la ocupación de los altos cuadros tecnocráticos. En otras
palabras, la doxa es más consistente en la medida en que quien
la formula la implementa, disminuyendo (o anulando) las posi-
bilidades de reinterpretaciones o desviaciones en ese ejercicio.
Esto es mucho más evidente teniendo en cuenta la presencia
amplia de la ÉI de Fedesarrollo en momentos transcendentales
para la definición y cristalización de la política económica neo-
liberal en términos de estructuración estatal como los mostra-
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147
EXTRANJERIZACIÓN Y REZAGO DEL
CAPITAL NACIONAL
NUEVAS COORDENADAS PARA PENSAR LAS
ÉLITES ECONÓMICAS EN URUGUAY
Juan Geymonat

INTRODUCCIÓN
El último ciclo de expansión económica en Uruguay (2005-2019)
coincidió con un cambio de signo político. Durante 15 años, una
coalición de izquierda (Frente Amplio) se mantuvo a la cabeza de
la conducción política del país. Un conjunto de políticas en diver-
sos ámbitos permitió una mejora en la distribución del ingreso.1 A
diferencia de lo acaecido en otros periodos expansivos (como en las
décadas de 1970 y 1990), los ingresos de las personas asalariadas y
pasivas, así como el empleo, acompañaron el crecimiento general
de la economía. No obstante, estas transformaciones en el plano
distributivo se dieron en el marco de la acentuación de algunas

1 Podrían listarse tres instrumentos políticos que incidieron en la formación de


un nuevo pacto distributivo: la convocatoria a consejo de salarios entre el sector
empresarial, los grupos de trabajadores y el Estado; el establecimiento de un plan
de emergencia focalizado en prestaciones a las personas de menores ingresos y una
reforma tributaria, que asignó mayor peso recaudatorio a los impuestos directos a
partir de un impuesto progresivo a la renta (De Rosa, 2021).

149
Juan Geymonat

tendencias anteriores de la economía uruguaya. Las reglas de fun-


cionamiento económico, y con ello la centralidad del mercado en la
formación de precios y la asignación de recursos no fueron altera-
das. Además, el nivel de apertura del país y la transformación de
la estructura económica, con un claro signo desindustrializador y
primarizador de la industria existente (Geymonat, 2021b), también
continuaron su curso.
De igual manera, el periodo coincidió con un incremento
importante de la inversión extranjera directa (en adelante IED)
(Bittencourt et al., 2019). Así, mientras la economía uruguaya con-
solidaba un ciclo expansivo, una transformación silenciosa operaba
en la estructura del poder económico.
El signo extranjerizador de la economía nacional no fue un
fenómeno exclusivo del caso uruguayo. Por el contrario, la tenden-
cia general para la región durante el periodo analizado muestra
un incremento en el nivel de extranjerización de las economías
locales en el marco de un acelerado crecimiento en los flujos in-
ternacionales de IED (CEPAL, 2021). Las singularidades del caso
uruguayo son al menos dos. En primer lugar, en varios casos na-
cionales, el incremento de las inversiones foráneas se dio al unísono
con la transnacionalización de varios jugadores nacionales (Barbe-
ro, 2014). Si bien en el caso uruguayo varios grupos nacionales
lograron expandir sus inversiones a países vecinos, no han pasado
a ser dominantes (ni siquiera relevantes) a escala regional. El se-
gundo aspecto diferenciador es de nivel. En términos de stock de
IED en relación con el PBI, Uruguay ocupa uno de los principales
puestos de América latina, solo superado por Chile, Panamá y
Jamaica (CEPAL, 2021, p. 90).
Aunque este incremento de la inversión foránea se cristalizó
en los últimos 15 años, los factores endógenos e institucionales, que
coadyuvaron a captar buena parte de los flujos internacionales de
capital, no obedecen exclusivamente a políticas desplegadas por los
gobiernos progresistas. Por el contrario, hunden sus raíces en el
sinuoso proceso institucional de apertura y liberalización del país,
el cual fue emprendido a partir de la década de 1970.

150
Extranjerización y rezago del capital nacional...

El resultado final de este largo proceso muestra importantes


transformaciones en la propiedad de las principales empresas, en
la relevancia y estructura de los grupos económicos nacionales y
en el peso del capital nacional y extranjero en la economía. Si bien
el concepto de élite económica no se reduce al conjunto de perso-
nas propietarias del gran capital (ver por ejemplo Mills, 1987), las
transformaciones en la estructura de la propiedad implican modifica-
ciones sustanciales del espacio en donde se estructuran las distintas
posiciones que crean a dicha élite. Tal como sugiere Serna (2013),
es de esperar que la trasnacionalización de la economía pondere y
traiga consigo la emergencia de nuevos actores en la élite económica,
vinculados a altos puestos ejecutivos de empresas, cuyo poder se
sustenta en un alto capital social y cultural desplegado sobre la base
de redes globales. Esta figura contrasta con un medio donde, hasta
hace poco, la separación entre propiedad y gestión de las empresas,
así como la diferencia entre familias y negocios, no era la tónica.
Si bien la cuestión abre diversas aristas, aquí simplemente
se dará cuenta de la nueva estructura de propiedad consolidada
ante estas transformaciones y los principales mecanismos que
explican su desenlace. La hipótesis que sustenta el recorrido se
relaciona con el desplazamiento tendencial del capital nacional,
organizado en torno a familias empresariales, de un conjunto de
sectores estratégicos de la economía; y con ello, a una pérdida de
peso en la élite económica.
En las siguientes líneas se intentará mostrar las principales
características y sustentos de esta hipótesis. Para ello, luego de una
breve reseña metodológica, se procederá a presentar, en líneas generales,
la estructura del poder económico consolidada a finales de 1980
para evidenciar sus principales variaciones en la actualidad. Luego,
se ahondará en el signo e incremento de la IED y sus efectos en la
dinámica de los grandes capitales. Seguidamente, se presentará la
estructura actual del gran capital nacional con énfasis en los gru-
pos económicos, en tanto forma de organización extendida en esta
fracción. Por último, se presentará unas breves conclusiones que
intentan recuperar los argumentos principales del trabajo.

151
Juan Geymonat

METODOLOGÍA Y FUENTES
Un primer acercamiento al análisis del poder económico, como
espacio en donde se estructuran las posiciones que crean a la
élite económica, puede realizarse al definir la cúpula de grandes
empresas (Gaggero et al., 2014; Schorr, 2021). Para el caso uru-
guayo, esta tarea plantea una serie de dificultades, sobre todo
relativa a las fuentes; pues no existe un censo de grandes empre-
sas que las identifique, por lo que el acercamiento debe realizarse
a partir de fuentes dispersas.
Entre las fuentes consideradas en este trabajo se encuentran
los microdatos de la Encuesta Anual de Actividad Económica (en adelante
EAAE), realizada por el Instituto Nacional de Estadística (en adelan-
te INE). Esta encuesta cubre varios sectores de la economía, pero
deja otros por fuera (como las actividades primarias, la financiera,
entre otras). De igual manera, los microdatos no identifican el nom-
bre de la empresa. Por su parte, entre las ventajas de esta fuente se
encuentra el hecho de que, por la forma de su realización (donde las
empresas más grandes tienen probabilidad igual a 1 de ser incorpo-
radas en la muestra), supone una suerte de censo implícito de las
grandes unidades productivas de la economía nacional.
Si bien esto permite realizar algunos ejercicios sobre la
evolución dinámica de la cúpula empresarial en términos agrega-
dos, a la hora de identificar la propiedad de esas empresas se hace
necesario el cruce con otras fuentes de información. Entre ellas se
destacan los balances de empresas, la información de compañías
cotizantes en las bolsas de valores, las estadísticas de exportación,
los datos de prensa y las webs. Con base en estas fuentes se ha es-
tablecido una clasificación de las 200 empresas más grandes de la
economía uruguaya para el 2015. Por el tipo de información utili-
zada las empresas bancarias y agropecuarias han quedado fuera de
la muestra, aunque son incorporadas al análisis en las secciones
siguientes mediante un acercamiento a través de otras fuentes.
A partir del análisis de la cúpula empresarial del 2015 se
identifican los distintos tipos de capitales de acuerdo con su pro-
cedencia. Para el caso de los nacionales se incluye, a su vez, la

152
Extranjerización y rezago del capital nacional...

identificación de grupos económicos a los que estas empresas se


encuentran afiliadas. Por la importancia de este tipo de estructura
para la economía uruguaya (Jacob, 1991; Stolovich et al., 1987;
Geymonat, 2020), parte del trabajo se detiene en su análisis. En este
caso, se estableció una muestra de 48 grupos nacionales,2 para los
que fue posible reunir información con base en diversas fuentes, en-
tre las que destacan: Central de Riesgos Crediticios del Banco Central
del Uruguay, Diario Oficial y prensa.

LA ESTRUCTURA DEL PODER ECONÓMICO DURANTE EL SIGLO XX


En forma estilizada podrían identificarse distintos momentos en la
estructura del poder económico nacional. Un primer momento coin-
cide con el modelo agroexportador de finales del siglo XIX y primer
cuarto del siglo XX. Este modelo se caracteriza por la existencia de una
poderosa clase terrateniente nacional sumada a un creciente –aunque
aún pequeño– sector comercial e industrial, también de propiedad na-
cional. Por su parte, el capital extranjero, de inmensa mayoría inglés,
se concentró en el sector de los servicios, entre los cuales destacan los
ferrocarriles y la banca, y en las industrias exportadoras, como los
frigoríficos (Jacob, 2020). Ya en esta etapa y al calor de una “in-
dustrialización temprana” comienzan a surgir grupos económicos
nacionales: capitales diversificados en distintos sectores (Jacob, 1991,
2000). Estos grupos económicos de propiedad y organización familiar,
fundados generalmente por inmigrantes, serían un actor central a par-
tir de la década de los años veinte y durante el periodo industrializador
surgido luego de 1930 (Trías, 1961; Jacob, 1991).
Su auge, por lo menos hasta la década de 1980, se expresó
en el dominio de algunos sectores claves de la economía del país.
Escenario que se explica por su propia expansión, así como por el
retiro del capital extranjero de algunos sectores de gran relevancia
económica en la segunda posguerra y durante la etapa de estan-
camiento de la economía uruguaya (1959-1971). Por un lado, entre

2 Sobre las 200 empresas más grandes de la economía nacional se identificaron un


total de 58 grupos económicos vinculados.

153
Juan Geymonat

los sectores donde el capital nacional pasa a ser predominante se


encuentran: la industria frigorífica, textil, del cuero y aceitera, así
como el comercio importador (Stolovich, 1989). Por otro lado, en la
propiedad de la tierra ya era predominante, y en el sector financiero,
pese a un crecimiento importante de la extranjerización a partir de
1965, mantuvo posiciones importantes (muchas veces en alianza con
el capital extranjero) hasta la década de 1980 (Trías, 1971; Stolovich
et al., 1987). De esta forma, en las décadas de los setenta y ochen-
ta, los grupos nacionales consolidaron una fuerte presencia en la
economía con base en una articulación de intereses en la industria,
la tierra y la banca.
La crisis de los años ochenta marca el primer hito del dete-
rioro del capital nacional, cuando los grupos económicos nacionales
pierden participación en la banca privada a manos del capital extran-
jero, en el marco de un plan estatal de salvataje del sector (Stolovich
et al., 1986). La apertura económica de los años novena y las nuevas
reglas de juego fueron un segundo escalón de exigencia para un con-
junto de actores acostumbrados a subsistir en un ambiente de alta
protección. La profundización de una economía secular durante el
siglo XXI y el avance de la inversión extranjera en algunos sectores
significan un tercer hito que lleva al rezago de los grandes capitales
nacionales. Este desplazamiento puede apreciarse al comparar la
cúpula empresarial de finales de los años ochenta con la del 2015.
Como puede apreciarse en el Cuadro 1, la pérdida de participación
del capital nacional privado a manos del extranjero aparece como un
dato sobresaliente.

Cuadro 1. 200 empresas principales en 1987 y 2015 según origen


del capital

Porcentaje cantidad de empresas Porcentaje de ventas de las

sobre las 200 principales 200 empresas principales


1987 2015 1987 2015

continúa...

154
Extranjerización y rezago del capital nacional...

Nacionales privadas 61 % 42 % 45,8 % 26,0 %

Extranjeras 13,5% 42,5 % 12,6 % 34,8 %

Asociadas (ext. y nac.) 10 % 4,5 % 8,0 % 8,0 %

Estatales 4% 5% 28,0 % 29,1 %

Sin dato 11,5 % 6% 5,5 % 2,1 %

Fuente: Geymonat (2021a, p. 88).

LA EXTRANJERIZACIÓN DE LA ECONOMÍA
Los flujos de IED presentaron un incremento importante durante
el ciclo 2005-2015 en comparación con otros periodos de la his-
toria económica nacional. En la década de los noventa, los flujos
de IED, como porcentaje del PBI, oscilaron entre 0,4 % (en 1990)
y 1 % (en 1999) (Bittencourt et al., 2019, p. 16); mientras que
entre 2005 y 2015, este ratio creció significativamente con picos
históricos en 2006 (7,6 %) y 2008 (6,9 %). Este hecho se dio a la
par de un crecimiento histórico de la economía, por lo que en tér-
minos absolutos lo hace aún más significativo. Como resultado,
el stock de inversión extranjera sobre el PBI pasó de representar
cerca de un 10 % en el 2000, a ser más de un 40 % en el 2016
(Bittencourt et al., 2019, p. 18).
Sin embargo, el ingreso de capitales extranjeros en la
economía nacional no solo presentó una novedad en cuanto al
nivel, sino también en relación con el origen de los capitales.
Los centros capitalistas clásicos (Europa y Estados Unidos)
perdieron posiciones, mientras que las inversiones provenientes
de la región ganaron terreno. Este cambio de signo del poder
económico extranjero muestra una economía con mayores lazos
de dependencia respecto al capital de la región, fundamental-
mente Brasil y Argentina.

155
Juan Geymonat

Cuadro 2. Promedio de flujos IED por región (1990-1999 y 2003-2015)

Región 1990-1999 2003-2015


Mercosur+Chile 25,5 % 39,7 %
Europa 40,1 % 26,8 %
Estados Unidos 24,3 % 3,5 %
Otros países 10,1 % 30 %

Fuente: Bitencourt et al. (2019); Bittencourt y Domingo (2000).

La inversión extranjera tiende a concentrarse en grandes empresas


(tanto en la creación como en la adquisición a nacionales). Se trata,
en general, de capitales más concentrados con una mayor dotación
y acceso a la tecnología, así como con redes de comerciales con-
solidadas, las cuales logran desplegar una mayor productividad del
trabajo, y, por consiguiente, mayores niveles de rentabilidad.
Sobre la base de las 500 empresas más grandes del país (sin
incluir explotaciones agropecuarias ni empresas financieras) puede
observarse que la productividad agregada de las nacionales no lle-
ga a igualar al de las extranjeras. Durante buena parte del periodo,
además, las nacionales tuvieron una productividad del trabajo por
debajo de la mitad de las empresas extranjeras.

Gráfico 1. Productividad aparente de las 500 mayores empresas según


origen del capital (en miles de pesos corrientes por ocupado)

Nota: la productividad aparente fue calculada como el cociente en-


tre Valor Agregado Bruto (VAB) y Personal Ocupado (PO). La medida

156
Extranjerización y rezago del capital nacional...

se expresa en miles de pesos corrientes de cada año. No se incluyen


empresas rurales, financieras y del sector construcción.
Fuente: elaboración propia con base en microdatos de las Encuesta
Anuales de Actividad Económica.

Asimismo, durante el periodo estudiado, la rentabilidad de


las empresas extranjeras ha estado por encima de la rentabilidad de
las empresas nacionales, lo cual expresa, por un lado, la potencia
productiva de las extranjeras y, por otro, la tendencia al rezago de
los nacionales (Gráfico 2).

Gráfico 2. Tasa de ganancia de las 500 empresas más grandes según


origen del capital

Nota: cuadro izquierdo: tasa de ganancia= excedente de explotación


neto/stock de capital. Cuadro derecho: tasa de ganancia= excedente
de explotación neto/(stock de capital + consumo intermedio + remu-
neraciones de personas asalariadas). No se incluyen las empresas
rurales, financieras y del sector construcción.
Fuente: elaboración propia con base en microdatos de Encuestas
Anuales de Actividad Económica, INE.

Allí donde el capital extranjero se instala, las condiciones


de competencia se alteran. Los mayores niveles de rentabilidad de
los foráneos ponen como imperativo a los nacionales la adecuación
técnica so pena de ruina. De esta manera, las perspectivas de con-
tinuidad para el capital nacional en aquellos sectores codiciados por

157
Juan Geymonat

el capital extranjero quedan en cuestión. Ante este avance, en forma


tendencial, los capitales nacionales han optado por vender sus em-
presas o especializarse en sectores menos atractivos desde punto de
vista de la rentabilidad; subordinados a la lógica expansiva de los
capitales extranjeros o con niveles de expansión más reducidos.
Si se atiende a la localización sectorial de las empresas extran-
jeras, los sectores transables de la economía, en especial los agroex-
portadores, han captado buena parte de la IED del periodo. Esto explica
la elevada extranjerización de la canasta exportada. Mientras que en
el 2003 las empresas extranjeras respondían por el 24 % de esta, esa
cifra ascendió al 70 % en el 2018 (Uruguay XXI, 2019, p. 2).
Sin embargo, la IED ha acumulado montos más elevados en
sectores no transables de la economía. Entre ellos destaca el de la
construcción y otros que han presentado crecimientos por encima
del promedio de la economía; por ejemplo, comercio, restaurantes
y hoteles, intermediación financiera y transporte y comunicaciones.

Cuadro 3. Inversión extranjera directa y crecimiento sectorial

Sector Tasa crecimiento IED promedio IED promedio


promedio anual 2003-2015 (millones como porcentaje
2005-2015 de dólares) 2003-2015
Construcción 3,7 % 467,9 26,7 %
Agricultura, ganadería y 1,3 % 283,1 16,7 %
silvicultura
Madera y papel 16,2 % 213,7 12,6 %
Comercio, restaurantes, 5,3 % 113,3 6,7 %
hoteles
Intermediación financiera 6,9 % 111,2 6,6 %

Transporte y comunica- 12,6 % 100,3 5,9 %


ciones
Alimentos y bebidas 2,9 % 97,2 5,7 %
Total de la economía 4,7 % 1.695,1 100 %

Fuente: elaboración propia con base en datos de Bittencourt et al.


(2019) y Banco Central del Uruguay.

158
Extranjerización y rezago del capital nacional...

El sector agropecuario merece una mención especial. Primero


por tratarse de un sector decisivo en la definición de la economía
uruguaya y, segundo, por considerarse la cuna de un conjunto de
intereses con fuerte correlato político (Serna y Bottinelli, 2018).
En el marco de una expansión de los precios internacionales
de bienes primarios, el mercado de tierras presentó un fuerte
movimiento. Entre el 2000 y el 2020, se tranzaron en compraven-
ta 8,6 millones de hectáreas; es decir, más de un 50 % de la tierra
productiva registrada en el último censo agropecuario del 2011
(Oyhantçabal, 2021). A este inédito movimiento, se suma la cre-
ciente participación de personas jurídicas en la propiedad del
suelo. Esto representa un cambio para un sector que hasta enton-
ces se conformaba por una porción abrumadora de explotaciones
agropecuarias en propiedad de personas físicas.
Lo anterior dificulta, a su vez, el conocimiento de la na-
cionalidad de las personas propietarias. Aunque, a juzgar por los
montos de inversión extranjera orientados a la compra de tierras
y el precio promedio de la hectárea, se puede hipotetizar un im-
portante aumento de la extranjerización en la propiedad del suelo.
Asimismo, un conjunto pequeño de grandes personas
propietarias tiende a acaparar porciones significativamente su-
periores a las concentradas en otros momentos históricos por
los principales grupos empresariales de carácter rural. Los datos
disponibles permiten hacer una comparación de la actualidad con
mediados del siglo XX. Esto, a priori, puede parecer poco concluyente.
No obstante, muchos elementos (datos censales, comportamiento
del mercado de tierras, porcentaje de titularidad de las perso-
nas jurídicas y físicas, entre otros) permiten concluir que la
estructura de la propiedad en la cúpula empresarial del agro no
presentó variaciones sustanciales durante la segunda mitad del
siglo XX.

159
Juan Geymonat

Cuadro 4. Los diez mayores propietarios privados de tierras en


Uruguay (1959 y 2020)

1959 2020
Propietario Hectáreas Tipo de Propietario Hectáreas Tipo de
capital capital
Abella García 37 086 familiar Montes del Plata 239 353 Extranjero
nacional
Arrarte 33 848 familiar UPM 258 386 Extranjero
nacional
Gallinal 103 392 familiar EF Asset 131 773 Fideicomiso
Heber nacional Management financiero.
Administradora
de fondos de
inversión S.A.
Mailhos 63 610 familiar Lumin (ex Wey- 120 000 Extranjero
nacional erhause)

Martinicorena 139 690 familiar Ernesto Correa 110 000 Nacional


nacional
Olaso 32 073 familiar Grupo Otegui 85 917 familiar
nacional nacional
Pardo San- 71 876 familiar Union Agricul- 72 433 Asociado
tayana nacional ture Group (extranjero y
nacional).
Fernández 37 297 familiar Global Forest 68 000 Fondo
(Frigorífico nacional Partners inversión
Modelo) extranjero
Salvo 39 442 familiar Lmat Natural 51 190 Fondo de
nacional Resources Inter- inversión
national extranjero

Fraschini 30 140 familiar TMF Uruguay 44 862 Fideicomiso


nacional financiero

Fuente: elaboración propia en base a datos de Trías (1961), Ceroni


(2022: 57-59) y prensa.

Buena parte de esta tendencia, concentradora y extranjerizante


de la cúpula empresarial rural, fue acompañada del desarrollo de
nuevas actividades en el agro uruguayo, como la silvicultura y las
plantaciones de soja; pero también por nuevas piezas en el mercado
de tierras vinculados al capital financiero (nacional e internacional).
Se trata de fondos de inversión, fideicomisos y otros instrumentos

160
Extranjerización y rezago del capital nacional...

financieros que son atraídos a la propiedad del suelo, tanto por el


desarrollo de actividades específicas, como por la particular condición
de aquel en tanto activo de reserva y capitalización. De acuerdo con
Oyhantçabal (2021), este nuevo tipo de terrateniente institucional con-
centra un 4 % del suelo. Si bien en términos agregados no parece
ser una cifra elevada, se distribuye entre pocos agentes, por lo que
eleva su representación dentro de la cúpula empresarial. La extran-
jerización y nueva dinámica en la estructura de negocios agropecuarios
interpela la imagen y relevancia de la oligarquía terrateniente, di-
fundida durante el siglo XX casi como un sinónimo de la élite
empresarial (véase por ejemplo Trías, 1961).

LOS GRUPOS ECONÓMICOS NACIONALES. MOVIMIENTOS Y


PERMANENCIAS DESDE LOS AÑOS OCHENTA
Más allá del fuerte proceso de extranjerización, una parte aún impor-
tante de las grandes empresas continúa siendo de propiedad nacional.
En este conjunto destacan un grupo pequeño de grandes empresas es-
tatales (Cuadro 1), que mantienen liderazgo o condiciones de monopolio
en algunos sectores de gran relevancia (telecomunicaciones, refinería de
petróleo, energía eléctrica, agua potable, entre otros). La otra porción la
ocupa el capital privado nacional. Como puede apreciarse de la lectura
del Cuadro 1, las empresas nacionales tienden a ser, en promedio, con-
centraciones menores de capital que las extranjeras y las estatales.
En su mayoría, estas empresas nacionales forman parte de
grupos económicos, entendiendo por estos a un conjunto de compañías
legalmente independientes que operan en distintos mercados, pero que
están controladas por un mismo grupo de personas propietarias (Colpan
et al., 2010). De las grandes empresas nacionales privadas en análisis, el
90 %3 forma parte de grupos económicos. En Uruguay, históricamente,
estas agrupaciones se han organizado con base en los sistemas fa-
miliares. De una muestra de 48 grupos económicos nacionales,
vinculados a las principales 200 empresas, se obtiene que los grupos
familiares representan el 92 % del total.

3 Se excluye del cálculo a empresas cooperativas sin fines de lucro.

161
Juan Geymonat

Una pregunta por demás pertinente hace referencia a


la variación de los grupos empresariales durante el periodo. Al
carecer de datos actuales, los puntos de comparación deben es-
tablecerse con finales de la década de los años ochenta. No deja
de ser interesante la comparación, pues la fotografía de finales
de esa década muestra el tablero previo a las reformas estruc-
turales de los años noventa. Desde este punto de vista, el 37,5 %
de los grupos analizados ya formaban parte de la cúpula empre-
sarial a fines de los ochenta. Sin embargo, adjudicarles novedad
a los casi dos tercios restantes no parece ser muy justo. Por el
contrario, los grandes grupos actuales muestran una existencia
relativamente longeva. Esta afirmación puede sustentarse a par-
tir del análisis del año en que formaron o pasaron a controlar
su principal empresa o, en su defecto, cuando diversificaron sus
actividades. Desde este punto de vista, más de la mitad de los
grupos analizados fueron fundados antes de 1970, y más de dos
terceras partes ya existían en el medio empresarial a inicios de la
década de 1990.

Cuadro 5. Cantidad de grupos según origen

antes de 1930 1930-1950 960-1980


1
1990 en adelante Sin datos
Grupos 10 12 12 10 4

Fuente: elaboración propia con base en diversas fuentes.

El nivel de diversificación de los grupos nacionales constituye un


aspecto de importancia a la hora de caracterizar sus intereses. Para
atender a los distintos sectores donde operan las empresas de un
mismo grupo, es posible establecer relaciones y grados de dependen-
cia o no entre estos. Para tales efectos, se le llamará “integración
horizontal” a la existencia de dos o más empresas que operan en
un mismo mercado. Generalmente, la integración horizontal
responde a la necesidad de expandirse en un mismo mercado, lo
cual se corresponde con una estrategia para centralizar los capitales.

162
Extranjerización y rezago del capital nacional...

Cuando la integración entre empresas se da dentro de una misma


cadena de valor, por ejemplo, entre la fase primaria y secundaria, se
hace referencia a un tipo de integración vertical. Sin embargo, las
empresas de un grupo no necesariamente se encuentran en una mis-
ma cadena de valor, pues parte de la naturaleza de estas estructuras
tiene que ver con la diversificación de riesgos e intereses (Khanna y
Yafeh, 2007). De esta manera, un grupo puede diversificarse en distin-
tas actividades. La lógica de diversificación puede seguir un patrón de
actividades que, aunque no se encuentran en una misma cadena de
valor, mantienen cierto vínculo técnico entre sí. A este tipo de diver-
sificación se le denominará “diversificación relacionada”. Por último,
puede existir un nivel de diversificación en actividades sin ningún
tipo de lazo; a este caso, se le llama “diversificación no relacionada”.
De los grupos analizados aquí, el 68,7 % lleva adelante estrate-
gias de integración vertical u horizontal entre sus empresas. Este tipo
de integración suele acompañarse de estrategias de diversificación
relacionada y no relacionada, aunque un 23 % de los grupos (11) se
especializa en una sola cadena de valor.
De hecho, la especialización en pocas cadenas de valor parece
ser la tónica de los grandes grupos nacionales. Más de la mitad de es-
tos se encuentra especializado en 1 o 2 cadenas de valor. A lo anterior
debe agregarse que menos de la mitad de los grupos se caracteriza
por desplegar una estrategia de diversificación no relacionada en su
cartera de negocios.

Cuadro 6. Diversificación en cadenas de valor por grupo (según


cuartiles)

Primer cuartil Segundo cuartil Tercer cuartil Cuarto cuartil Total


(12 grupos) (12 grupos) (12 grupos) (12 grupos)
Media 1,1 2 2,7 4,75 2,6
Mediana 1 2 3 4 2

Fuente: elaboración propia con base en distintas fuentes (ver sec-


ción metodológica).

163
Juan Geymonat

Ambos fenómenos, la especialización y la baja diversificación no


relacionada, pueden leerse como parte de una respuesta al contexto
institucional, sobre todo luego de las reformas de los años noventa.
Los grupos nacionales resignaron parte de sus negocios para con-
centrarse en aquellos de mayor expansión o con mayores posibilidades
de sobrevivir. En pleno siglo XXI, en el marco de un contexto de
crecimiento y expansión de la economía, la posibilidad de reci-
clar excedentes en pocas actividades parece ser coherente con una
racionalidad maximizadora, a diferencia de contextos de mayor
incertidumbre y poca expansión, incluso más propicios para es-
trategias diversificadoras de riesgos (Khanna y Yaffeh, 2007).
Si se mira a los sectores preponderantes en la cartera de
los grupos, se destacan los sectores industriales, sobre todo las
compañías exportadoras, y la actividad agropecuaria. El peso de
la industria tiene que ver con la muestra, elaborada a partir de las
200 empresas más grandes del país (sin contar las rurales ni las
financieras), donde la presencia de compañías industriales (debido
a la concentración de capital que suponen) se encuentra sobrerepre-
sentada en relación con el peso de esta actividad en la economía.
En el caso de las actividades agropecuarias sucede lo
contrario a un sesgo de la muestra, pues no formaban parte del
ranking de empresas sobre el que se discriminaron los grandes
grupos de la economía. La alta presencia de esta actividad puede
explicarse por varios factores. El primero de ellos se relaciona
con el refugio en las ventajas comparativas del país, la apuesta
a una actividad de bajo riesgo como forma de diversificación.
Más aún en un contexto donde el agro presentó precios exter-
nos favorables y un incremento fuerte de la actividad. Al mismo
tiempo, la inversión en tierras puede verse como la colocación
de capital en un activo seguro, como reservorio de valor y no
solo como inversión productiva.4

4 A pesar de las posibles intuiciones a priori, la evidencia empírica disponible


muestra que el sector agropecuario no ha sido la cuna de expansión de grandes
grupos (ver por ejemplo: Jacob, 2000). Más allá del desarrollo de una nueva
cúpula empresarial vinculada al agronegocio (ver sección 4 y Cuadro 6), el sector

164
Extranjerización y rezago del capital nacional...

La baja presencia de los grupos económicos en actividades finan-


cieras se explica por su pérdida de participación en la banca privada a
finales de los años ochenta, y por una rápida concentración de este nego-
cio durante el periodo, lo cual ha colocado grandes barreras de entrada.5

Cuadro 7. Porcentaje de grupos con empresas según sector de


actividad

Actividad Porcentaje de grupos


Agricultura, ganadería y silvicultura 43,7 %
Industrias manufactureras 72,9 %
Electricidad, agua y gas 14,6 %
Construcción 16,6 %
Comercio, restaurantes y hoteles 29,1 %
Transporte, almacenamiento y comunicaciones 31,3 %
Intermediación financiera 4,2 %
Actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler 27,1 %

Fuente: elaboración propia con base en datos del Banco Central del
Uruguay y diversas fuentes.

A su vez, es posible establecer una diferencia entre los grupos fuer-


temente exportadores y aquellos orientados al mercado interno, en
función del nivel de apertura exportadora de sus principales empresas.
Si bien, puede advertirse que el sesgo exportador de los grandes

agropecuario tradicional no parece ser, en términos relativos a otros sectores de


actividad, un espacio de grandes concentraciones de capital. De acuerdo con la
encuesta ganadera realizada por el Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca en
el 2016, el 1 % de las explotaciones ganaderas (370 empresas) concentraba un tercio
de las ventas del sector, que a su vez representaba, en conjunto, un 3,6 % del PBI
nacional. Se trata de un nivel de concentración muy por debajo de otros sectores,
como la industria manufacturera, cuyo peso en el PBI ascendía en el 2016 al 14 %, y
donde 100 empresas (menos del 1 %) explicaban un 68 % de las ventas (Geymonat,
2021b).
5 En 1993 existían 23 bancos privados, mientras que para el 2003, luego de la crisis
financiera del 2002, quedaban 15 bancos. En el 2015 la plaza financiera privada se
redujo a 11 instituciones.

165
Juan Geymonat

grupos ha crecido como una estrategia para adaptarse al contexto y


en relación con periodos anteriores (Stolovich et al., 1987), aún una
porción importante de estos mantiene su centro de acumulación en
el mercado interno. 20 de los 48 grupos analizados conserva esta
característica en forma exclusiva; mientras que, de los 28 restantes,
al menos 13 se especializan en actividades vinculadas al mercado
interno dentro de su cartera de negocios.
En la medida en que Uruguay es una economía pequeña,
la estrechez del mercado interno supone límites claros para la ex-
pansión global de estos grupos nacionales. A diferencia de otras
economías de la región, la incubación interna no ha provocado el
nacimiento de grandes jugadores regionales relevantes.

CONCLUSIONES
El presente trabajo se ha concentrado en analizar los cambios
en la propiedad de la cúpula empresarial de Uruguay durante el
último siglo. Se parte de la idea de que estos cambios permiten
acercarse a un conjunto de transformaciones en el campo del
poder económico como espacio decisivo para la formación de las
élites económicas. De esta manera, si bien este trabajo no agota
el tema relativo a los cambios en las élites económicas, avanza
en la comprensión empírica del campo para esta discusión, así
como en las principales tendencias que explican la dinámica de
fuerzas entre la fracción extranjera y nacional del capital.
Los resultados de este trabajo mantienen una relativa sin-
tonía con trabajos anteriores (Serna, 2013) realizados para Uruguay,
así como con lo observado en algunos países de la región, los
cuales han transitado procesos similares (Gaggero et al., 2014).
Se trata del avance del capital extranjero, tanto en términos
absolutos como en relación con determinados sectores clave de
la economía.
Estos cambios, sustentados en una mayor concentración y
productividad de los capitales foráneos, han tendido a desplazar a
los grupos económicos nacionales (pieza clave y dominante de la
élite económica nacional) de aspectos medulares de la economía

166
Extranjerización y rezago del capital nacional...

como la provisión de divisas, el manejo del sistema financiero o el


dominio de la propiedad del suelo. Aquella vieja élite económica
no ha cambiado sustancialmente en su composición, ha mantenido
formas de organización empresarial y linajes. No obstante, su posi-
cionamiento en el campo de las grandes empresas se ha visto
reducido. Este desplazamiento se acompaña, y he aquí una de las
diferencias con los sucesos en otros países, de una incapacidad
de volverse grandes piezas del juego a escala regional. Limita-
dos a un crecimiento casi exclusivamente nacional, los grupos
económicos han quedado rezagados a actividades mercado-
internistas, o subordinadas a la lógica de expansión de los capi-
tales extranjeros. Su estrategia ha sido la de replegarse a sectores
poco atractivos para los capitales foráneos, vender empresas para
reorganizar sus negocios y reducir sus niveles de diversificación.
Esta nueva dinámica y alteración en las fracciones domi-
nantes dentro del poder económico deja abierta un conjunto de
interrogantes. El primero de ellos tiene que ver con la emergen-
cia de nuevos actores dentro de la élite económica, la forma de
estos y su relevancia. En ese sentido es importante indagar sobre
el papel de los altos ejecutivos de empresas, pero también de un
conjunto de actores nacionales que se encuentran en la interme-
diación entre el medio local y las inversiones foráneas: estudios
jurídicos, consultoras económicas, fiduciarios, etc.
El segundo aspecto se relaciona con el tipo de coexisten-
cia entre ambas fracciones y su lógica (de subordinación, de
cooperación, conflictivas). Otro conjunto de interrogantes hace
al papel de las gremiales y organizaciones empresariales (general-
mente vinculadas al capital nacional) en este nuevo contexto. Por
último, al tener la inversión extranjera en Uruguay un fuerte
componente de países de la región queda pendiente un análisis
de las élites económicas que trascienda las fronteras nacionales y
que pueda avanzar en la comprensión de un fenómeno de alcance
global y regional.

167
Juan Geymonat

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170
LAS ÉLITES EMPRESARIALES Y LA POLÍTICA
ACTORES E INFLUENCIA POLÍTICA
LA IRRUPCIÓN DE LOS EMPRESARIOS EN
LA POLÍTICA LATINOAMERICANA
UN ESTUDIO COMPARADO1
Miguel Serna
Eduardo Bottinelli

INTRODUCCIÓN
La experiencia del ciclo neoliberal trajo varias novedades a la arena
política latinoamericana, entre las cuales se puede señalar la irrup-
ción de candidaturas políticas empresariales a puestos importantes
de poder. La emergencia del “activismo empresarial democrático”
(Durand, 2010) colocó al empresariado como un actor político
relevante en un periodo marcado por la implementación de políti-
cas públicas promercado en la región.
Una interpretación sencilla del ascenso de grupos empre-
sarios fue resultado de la implantación de reformas económicas
neoliberales que colocaron en el centro el empoderamiento al sector

1 Este trabajo fue parte del proyecto “El poder fáctico de las élites empresariales
en la política latinoamericana: un estudio comparado” a cargo de los autores,
financiado por el programa Élites, políticas fiscales y privilegios en América Latina y
el Caribe de CLACSO-OXMAN. Asimismo, queremos agradecer el apoyo del Instituto
Iberoamérica de la Universidad de Salamanca que nos brindó el acceso a las bases
de datos de las élites parlamentarias y del intercambio con investigadores del equipo
dirigido por Manuel Alcántara en la pasantía realizada en FLACSO España por
Miguel Serna.

173
Miguel Serna, Eduardo Bottinelli

privado y a los empresarios como agentes del cambio económico y


del orden social. No obstante, una mirada más precisa del fenómeno
requiere abordar diversos aspectos e interrogantes de los procesos
de cambio en curso. A modo ilustrativo, ¿de qué empresariado es-
tamos hablando?, ¿pertenecen a grupos nacionales o son representantes
de grupos multinacionales?, ¿cómo cambian y se articulan las
élites y cámaras empresariales en un periodo de creciente apertura
económica y avance del poder de las corporaciones multinacionales
en el control de las empresas y sectores económicos más dinámi-
cos?; ¿cuáles y qué tipos de empresarios efectivamente ingresan a la
política?, ¿cuál es la relación entre grupos empresarios, políticos y
partidos políticos?
La incidencia y tipos de acción política de grupos empresarios
(Durand, 2010, p. 72), en tanto actores colectivos, ha variado por la
“diversidad y heterogeneidad” de sus organizaciones, así como
por el grado de “cohesión y unidad” ante las coyunturas de amenazas
al orden social de cambio social o incertidumbre económica.
En el pasado reciente de los autoritarismos militares de la década
del setenta, en el Cono Sur los grupos de empresarios tuvieron un
papel de “legitimación ideológica”, especialmente al hacer sintonía
con el “antiestatismo” y “liberalismo económico” dominante, y man-
tuvieron vínculos con los gobiernos, aunque con niveles de partici-
pación y apoyo variables en cada país a lo largo de los regímenes
políticos (Birle, 1997, p. 325).
El impulso del segundo ciclo de reformas neoliberales facilitó
el ascenso al poder político de personalidades del mundo empresarial
y su politización en claves de contraposición ideológica a las alter-
nativas populistas y socialistas (Durand, 2010, p. 83). No obstante,
al mismo tiempo la concentración y extranjerización de las estruc-
turas económicas, la transformación de la composición de los
grupos empresariales dominantes; las crisis económicas de finales
de la década del noventa sumado al ascenso de la “marea rosa” de
las izquierdas latinoamericanas, les obligó a un repliegue táctico y a
una reconversión política ante un nuevo escenario del posconsenso
de Washington a inicios de los años 2000.

174
La irrupción de los empresarios en la política latinoamericana...

La llegada al poder político y experiencias de gobierno de las


izquierdas en la primera década y media del nuevo siglo presionó
la aparición de espacios de convivencia y aproximación pragmática
entre las izquierdas y los sectores del empresariado. Por un lado, se
produjo una moderación del discurso anticapitalista de la izquierda
y el reconocimiento del papel que juegan los grupos de empresarios
para el desarrollo económico y, por otro, de la moderación política y
acercamiento pragmático de personalidades del mundo empresarial
a los gobiernos (Flores Andrade, 2006, p. 64).
Por otra parte, los impactos de los giros político-ideológicos
en la región, así como la amplitud de los procesos de cambio, han
sido variados debido a los legados estructurales e institucionales de
cada país, a las formas de articulación de las coaliciones políticas y
fuerzas de apoyo a los gobiernos del ciclo progresista y posliberal, así
como por las persistencias y peso de partidos de derecha y fuerzas
conservadores en los diversos países de América Latina. Influencia y
peso de los partidos políticos y fuerzas conservadoras que no deriva
exclusivamente de la arena política, sino que también poseen un
acceso privilegiado al control de recursos económicos, así como
de medios de comunicación pública y cultural relevantes en la
sociedad (Cannon, 2016).
En este sentido, de acuerdo con la amplitud de los cam-
bios sociopolíticos producidos se puede clasificar en tres tipos
de países en América Latina (Cannon, 2016, p. 153). Por un lado,
tenemos países que mantuvieron una continuidad en las políticas
públicas y matrices socioeconómicas típicas del neoliberalismo,
con pocos cambios durante el periodo posliberal y con una fuerte
presencia política de partidos de derechas. En esta situación se
ubican países como Chile, Colombia, México y Perú. En una
posición intermedia, se encuentran países en donde llegaron al
poder izquierdas moderadas e institucionales, las cuales llevaron
a cabo reformas sociales, pero convivieron con un peso político
significativo de las derechas en la oposición. En esta perspectiva
se encuentran las experiencias gubernamentales de países como
Uruguay y Brasil. En el otro extremo, se pueden identificar las

175
Miguel Serna, Eduardo Bottinelli

experiencias de gobiernos de izquierdas que han promovido


cambios más radicales en los sistemas políticos y sociales, donde
las derechas tradicionales efectivamente perdieron espacio político,
en países tales como Bolivia, Ecuador y Venezuela. Con sus diver-
sas trayectorias, el peso político de las derechas vuelve a poner
en el centro de la escena contemporánea la necesidad de analizar
la convergencia entre programas políticos neoliberales y el reclu-
tamiento de políticos provenientes del campo empresarial.
Por otra parte, el análisis de los grupos empresarios en la
política es relevante debido a la influencia histórica de las clases
altas en la composición de las élites políticas. En ese sentido, un
aspecto que llamó la atención es el grado de elitismo social en la
composición de élites políticas, el desempeño de la democracia y
la desigualdad de la estructura social. Se encontraron evidencias
empíricas de la relación entre el capital social y cultural-familiar
de origen de quienes integran el parlamento y los indicadores de
desigualdad socioeconómica de los países. Además, se advirtió que
dicho patrón elitista no se relaciona positivamente con un desem-
peño mejor de las instituciones y funcionamiento de la democracia
en la región (Sánchez y Rivas, 2009).
El objetivo del presente trabajo es acotado y de alcance ex-
ploratorio para tratar de comprender e identificar las modalidades
de reclutamiento de la dirigencia política provenientes del campo
empresarial en América Latina. Se trata de un estudio comparado
en el cual se seleccionaron países diversos en las configuraciones
partidarias de la región.
El trabajo se propone realizar un análisis factorial de
correspondencias múltiples a partir de indicadores de origen socio
ocupacional, formación educativa, modo de ingreso a la política,
carrera política, partido político y posicionamiento ideológico de
los diputados para identificar tipos de reclutamiento de grupos em-
presarios en la política.
El análisis se basa en las encuestas a élites parlamentarias
de la Universidad de Salamanca, considerando los casos de Argen-
tina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, México, Perú y

176
La irrupción de los empresarios en la política latinoamericana...

Uruguay, cuya referencia temporal son los mandatos legislativos al-


rededor del año 2010.
Para los efectos de este trabajo se abordará la problemática
del reclutamiento político desde la sociología política de las élites
en sentido amplio. Reclutamiento entendido como estrategias y
dispositivos de los agentes mediante los cuales movilizan capitales
sociales, económicos y políticos, y como mecanismo instituyente
de reglas de juego en el campo político en contextos históricos y
sociales específicos.
Se trata, pues, de captar la influencia del background social
de entrada y el desempeño en las carreras políticas (Offerlé,1999), de
comprender cómo la política se transforma en un espacio de disputa
de bienes políticos dentro del propio campo y que puede servir para
la acumulación de recursos y dispositivos en otros campos de la vida
económica y social. Dicho análisis es particularmente relevante en el
caso de empresarios que poseen patrimonio y recursos económicos
significativos previos y su relación con las trayectorias políticas.
En este marco, varias interrogantes resultan relevantes para
acotar los alcances del presente trabajo: ¿cuál es la influencia y mo-
dalidades de participación de personalidades empresariales en la
política latinoamericana contemporánea?, ¿hay diferencias relevantes
entre las diversas élites empresariales y los contextos nacionales?, ¿las
élites empresariales están sub o sobrerrepresentadas en el campo
político? y ¿cómo ha sido la orientación política e ideológica de em-
presarios en el campo político?

EL RECLUTAMIENTO EMPRESARIAL EN LA POLÍTICA PARLAMENTARIA


Desde el análisis clásico de Max Weber de la política como “vocación”,
se plantea en forma recurrente la preocupación por entender los ras-
gos en la política moderna que llevan a un grupo de dirigentes a
transformarse en profesionales especializados en el quehacer político,
y de estudiar las profesiones que predisponen hacia el mundo políti-
co. A partir del análisis weberiano se delinean tres elementos en
favor del reclutamiento de aspirantes entre profesiones vinculadas
a la política: a) tener independencia económica, patrimonio o ingreso

177
Miguel Serna, Eduardo Bottinelli

económico, en magnitud y holgura suficientes para disponer de


recursos materiales más allá de cubrir las propias necesidades
básicas, b) la disponibilidad de tiempo y flexibilidad horaria
para dedicarse a las actividades políticas, y c) el desarrollo de
competencias psicosociales requeridas para el quehacer político,
como las habilidades para el discurso en espacios públicos y el
manejo de la retórica en el uso de la lengua oral y escrita, demostrar
destrezas para la negociación de intereses en disputa y mediación
de conflictos; o adquirir conocimientos prácticos sobre el fun-
cionamiento del Estado.
Varios estudios identificaron en las élites políticas el peso de
las profesiones universitarias de corte liberal, particularmente las
jurídicas que recogen las aptitudes básicas de la profesión política
moderna en el esquema weberiano, o las denominadas como “talking
professions” (Norris, 1997). Estas trabajan con el lenguaje y el dis-
curso como herramienta fundamental al incorporar a todas las que
tienen orientación pedagógica, humanística y con los medios de
comunicación; así como aquellas vinculadas con el mundo de las
asociaciones y gremios de la sociedad civil (Dogan, 1999), o de la ad-
ministración y los negocios. En otros estudios (Codato et al., p. 346)
las ocupaciones de empresarios se ubican en un segundo escalón de
profesiones que facilitaría la entrada a la vida política por la elevada
independencia económica y el estatus social, aunque en un vínculo
menor con la política.
Al lado del político profesional aparece en forma recurrente
el papel del intruso político (Wright Mills, 1956), aquel que cues-
tiona de manera incisiva los límites exclusivos de las organizaciones
políticas y del reclutamiento endógeno de dirigentes al interior del
campo político. Lo característico del “intruso político” es que son
dirigentes que provienen de trayectorias destacadas en otros campos
de la sociedad (economía, cultura, sociedad civil, etc.), que realizan
carreras políticas discontinuas, de “tránsfugas” individuales de un
campo a otro. No obstante, es un segmento de la élite política muy
relevante para comprender cómo se establecen vínculos y relaciones
interélites de diferentes espacios de la sociedad.

178
La irrupción de los empresarios en la política latinoamericana...

Se puede considerar como un tipo de reclutamiento político


lateral (Marenco, 2000; Marenco y Serna, 2007), en el sentido de
que no son totalmente ajenos u outsiders a la política, en la prác-
tica por lo general son candidaturas impulsadas por algún partido
político. El principal rasgo es que hacen trayectorias de carreras
dirigentes intermitentes y discontinuas entre la esfera política y las
otras esferas o campos de la sociedad, como puede suceder con los
grupos empresarios.
El presente trabajo explora el papel de las profesiones para
el reclutamiento político, al partir de una noción amplia de “em-
presariado” que refiere a una constelación de dirigentes del campo
empresarial y de las élites económicas, la cual abarca desde el clási-
co propietario de empresas y capital, pasando por las diferentes
élites manageriales de empresas y grupos corporativos, dirigentes
de entidades o asociaciones de empresas y del empresariado, hasta
elencos profesionales asesores de grandes empresas. El trabajo no
pretende, pues, cerrar los debates sobre la(s) definición(es) de em-
presariado, sino considerarla en sentido más abarcativo e integral,
aunque considerando también los diversos tipos de élites empre-
sariales que se pueden encontrar en la literatura especializada y
los análisis de casos.

LA METODOLOGÍA UTILIZADA
El estudio se realizó a partir de datos procesados con base en los
datos PELA del Observatorio de Élites Parlamentarias de América
Latina de la Universidad de Salamanca y dirigido por el Dr.
Manuel Alcántara. Este observatorio tiene como objetivo central
profundizar en el conocimiento de las actitudes, opiniones y valores
de la élite parlamentaria latinoamericana.2
Para este trabajo se realizó una selección de países y mo-
mentos históricos en función de algunos criterios definidos. Un
primer elemento que se consideró responde a la necesidad de com-
parar distintos países de América Latina que han tenido cambios y

2 Extraído de la web http://americo.usal.es/oir/elites/index.htm

179
Miguel Serna, Eduardo Bottinelli

continuidades en las últimas décadas en sus configuraciones políti-


cas partidarias. Esto permite obtener información comparada de
distintas realidades dentro de la región. Así, se han considerado
países que formaron parte del llamado “giro a la izquierda”, donde
claramente se encuentran Argentina, Bolivia, Brasil, Chile y Uru-
guay; y también se seleccionaron aquellos donde se han mantenido
gobiernos más conservadores o de derecha como Colombia, El
Salvador, México y Perú.
El segundo criterio responde al marco temporal, en este
sentido se procuró la realización de un estudio sincrónico, por lo
que, dada la disponibilidad de bases de datos y características de
las muestras representativas para los diversos países, se tomó el periodo
entre el año 2005 y 2011, y dentro de ese periodo se encuentran
enmarcados los distintos periodos legislativos correspondientes a
cada país y de acuerdo con el plazo de duración de cada periodo.
El Universo de estudio estuvo compuesto por miembros de la
Cámara Baja de cada uno de los países de estudio.3 La muestra en-
tonces está compuesta por un total de 899 casos correspondientes a
legisladores de la Cámara Baja con submuestras de entre 72 y 129 par-
lamentarios en cada uno de los países seleccionados para este trabajo.
Con base en la encuesta del Observatorio de Élites Parlamen-
tarias, se seleccionaron algunas variables del cuestionario aplicado. En
este sentido, las principales variables que surgen de la propia base del
proyecto PELA utilizadas fueron las siguientes:

a) Sexo
b) Partido político
c) Actividad principal antes del cargo
d) Antecedentes familiares en política
e) Grado de escolaridad

3 Legisladores de Bolivia: Cámara Boliviana. Brasil: Congreso Nacional Brasileño.


Chile: Cámara Chilena. Colombia: Honorable Cámara de Representantes Colombiana.
El Salvador: Asamblea Legislativa salvadoreña. México: Cámara de Diputados de
México. Perú: Congreso peruano. Uruguay: Cámara de Representantes de Uruguay

180
La irrupción de los empresarios en la política latinoamericana...

A su vez, se construyó una nueva variable llamada “Posicionamiento


ideológico partido”, la cual fue construida a partir del procesamiento
de la siguiente pregunta para cada uno de los países: “Cuando se habla
de política se utilizan normalmente las expresiones izquierda y dere-
cha. En una escala donde el 1 es la izquierda y el 10, la derecha, ¿en
qué casilla colocaría usted a los siguientes partidos o coaliciones?”. Por
lo tanto, la clasificación de los partidos políticos para este artículo no
se basa en la autoidentificación ideológica de cada parlamentario, sino
del posicionamiento ideológico que los legisladores hacen de los dis-
tintos partidos. A partir de ahí, los partidos que se ubicaron entre el 1 y
el 3,9 fueron clasificados como izquierda; entre 4 y 6,9, como centro, y
aquellos con 7 o más fueron clasificados como derecha.
Asimismo, se recodificó la variable “Actividad principal antes
del cargo” con el fin de reducir las categorías y enfocar las variables
a los objetivos del trabajo, además se redujo la cantidad de categorías
de esta variable a un total de 26 (25 de ocupaciones y una residual de
No Sabe/No contesta). Esta recodificación significó un arduo proceso de
compatibilización de las distintas ocupaciones y formas diferentes de lla-
marlas localmente. A su vez, requirió el trabajo de recodificación de
los distintos libros utilizados en la codificación en cada uno de los países,
al final se agruparon algunas categorías que en ciertos países figuraban
con especificidades que en otros se utilizaban en forma agregada.
El siguiente cuadro muestra la distribución porcentual obte-
nida de las categorías ocupacionales relevadas en el conjunto de los
países estudiados. Así, se puede ver que las profesiones jurídicas ocu-
pan el primer lugar (15,8 %), en segundo lugar, las no jurídicas (14,3 %)
y en tercer lugar las empresariales (12,1 %).
Para el objetivo de la investigación, resulta relevante la conjunción del
sector empresarial a partir de cuatro categorías ocupacionales: empre-
sario, ejecutivo de empresa (gerentes generales o en altos cargos de
empresas privadas, sin propiedad en las mismas) comerciante y pro-
ductor rural. Tomadas en conjunto, se puede establecer que los parla-
mentarios con actividad en el sector empresarial nuclean el 22,6 %
de los diputados estudiados en estos países.

181
Miguel Serna, Eduardo Bottinelli

Cuadro 1. Ranking de las principales ocupaciones relevadas

Ocupación Porcentaje
Profesiones jurídicas 15,8
Profesional no jurídicas 14,3
Empresario 12,1
Profesor universitario 10,2
Cargo público electivo/designado 7,9
Funcionario público 7,6
Empleado privado 4,3
Ejecutivo empresa 4,3
Actividad política 4,1
Comerciante 3,3
Productor rural 2,9
Docente 2,2
Sindicalista/Social 2,1
Periodista 2,0
Trabajador rural 1,2
Escritor/Artista 1,0
Obrero 0,9
Militar/Policía 0,7
Empleado sin especificar 0,6
Trabajador cuenta propia 0,4
Justicia/Juez 0,4
Jubilado 0,2
Pastor 0,2
No sabe/No contesta 1,0

Fuente: elaboración propia con base en la Encuesta PELA.

Un elemento central para el análisis que será abordado en las siguientes


páginas se refiere a la distribución de esos empresarios dedicados a la
política en el espectro ideológico. Así, y de acuerdo con el criterio
estipulado más arriba, los partidos políticos de izquierda en los dis-
tintos países se presentan en el Cuadro 2.

182
La irrupción de los empresarios en la política latinoamericana...

Cuadro 2. Partidos clasificados como izquierda por país

Partido País Posicionamiento


Movimiento al Socialismo (MAS) Bolivia Izquierda
Partido Popular Socialista (PPS) Brasil Izquierda
Partido Verde (PV) Brasil Izquierda
Partido Comunista do Brasil (PCdoB) Brasil Izquierda
Partido por la Democracia (PPD) Chile Izquierda
Partido Socialista (PS) Chile Izquierda
Polo Democrático Alternativo (PDA) Colombia Izquierda
Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) El Salvador Izquierda
Partido de la Revolución Democrática (PRD) México Izquierda
Unión por el Perú (UPP) Perú Izquierda
Frente Amplio (FA) Uruguay Izquierda

Fuente: elaboración propia con base en la Encuesta PELA.

Ahora bien, en el Cuadro 3 se presentan los distintos partidos políti-


cos ubicados en el centro del espectro político de acuerdo con el
criterio de clasificación.

Cuadro 3. Partidos clasificados como centro por país

Partido País Posicionamiento

Frente para la Victoria-Partido Justicialista Argentina Centro

Unión Cívica Radical (UCR) Argentina Centro

Coalición Cívica ARI Argentina Centro


De la Concertación Argentina Centro
Partido Socialista Argentina Centro
Propuesta Republicana (PRO) Argentina Centro
ARI Autónomo 8 Argentina Centro
Frente Justicia Unión y Libertad Argentina Centro
Partido Republicano Brasileño (PRB) Brasil Centro
Partido Democrático Trabalhista (PDT) Brasil Centro

continúa...

183
Miguel Serna, Eduardo Bottinelli

Partido de los Trabajadores (PT) Brasil Centro

Partido Trabalhista Brasileiro (PTB) Brasil Centro


Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) Brasil Centro
Partido Socialista Brasileño (PSB) Brasil Centro
Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) Brasil Centro
Partido Demócrata Cristiano (PDC) Chile Centro
Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD) Chile Centro
Partido Liberal Colombiano (PLC) Colombia Centro
Cambio Democrático (CD) El Salvador Centro

Partido Aprista Peruano (PAP) Perú Centro


FC Perú Centro
Partido Nacionalista Peruano (PNP) Perú Centro
Partido Independiente Uruguay Centro

Fuente: elaboración propia con base en la Encuesta PELA.

Finalmente, en el Cuadro 4 se aprecian los partidos políticos de cada


país que fueron clasificados a la derecha del espectro ideológico. En
el Cuadro 5 los partidos políticos que no han podido ser clasificados.

Cuadro 4. Partidos clasificados como derecha por país

Partido País Posicionamiento

Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) Bolivia Derecha


Unidad Nacional Bolivia Derecha
Partido Democrático Social (PODEMOS) Bolivia Derecha
Partido Progressista (PP) Brasil Derecha
Partido Social Cristão (PSC) Brasil Derecha
Partido da República (PR) Brasil Derecha
Demócratas (DEM) Brasil Derecha
Renovación Nacional (RN) Chile Derecha
Unión Democrática Independiente (UDI) Chile Derecha
Partido Conservador Colombiano (PCC) Colombia Derecha
Partido Social de Unidad Nacional (UN) Colombia Derecha
Cambio Radical (CR) Colombia Derecha
continúa...

184
La irrupción de los empresarios en la política latinoamericana...

Convergencia Ciudadana (CC) Colombia Derecha


Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) El Salvador Derecha
Partido Nacional Liberal (PNL) El Salvador Derecha
Partido Demócrata Cristiano de El Salvador El Salvador Derecha
(PDC)
Partido Acción Nacional (PAN) México Derecha
Partido Revolucionario Institucional (PRI) México Derecha
AF Perú Derecha
Partido Popular Cristiano (PPC) Perú Derecha
Unión Nacional (UN) Perú Derecha
Partido Colorado (PC) Uruguay Derecha
Partido Nacional (PN) Uruguay Derecha

Fuente: elaboración propia con base en la Encuesta PELA.

Cuadro 5. Partidos no clasificados por país

Partido País Posicionamiento

Frente Cívico por Santiago Argentina No clasificado


Otros Argentina Argentina No clasificado
Otros Brasil Brasil No clasificado
Otros Chile Chile No clasificado
Otros Colombia Colombia No clasificado
Otros México México No clasificado
Otros Perú Perú No clasificado

Fuente: elaboración propia con base en la Encuesta PELA.

Además de las variables ya mencionadas, se utilizaron otras que


también surgen de la base de datos del proyecto PELA:

a) Creyente
b) Religión
c) Tipo organización inicio actividad política
d) Factores más importantes para ser elegido
e) Dedicación exclusiva

185
Miguel Serna, Eduardo Bottinelli

Más allá de la presentación de los resultados obtenidos respecto


a la presencia de personalidades empresarias en la política de los
distintos países y los diferentes perfiles de empresarios encontra-
dos tanto en términos generales como dentro de cada uno de los
países, se ha realizado un análisis de correspondencias múltiples.
El Análisis de correspondencias múltiples permite realizar
una exploración a partir de variables categóricas y de reducir
la complejidad estadística univariada, así como de la jerarqui-
zación de los distintos factores explicativos que intervienen
en el modelo. El análisis factorial permite identificar dimen-
siones y ubicar espacialmente las categorías de estudio. Sirve
para explorar las relaciones e interdependencia entre categorías de
las variables de estudio y situar, en particular en este trabajo, la
posición de los grupos empresarios.
Las variables activas utilizadas en el modelo de Análisis
de correspondencias múltiples fueron partido político y posicionamien-
to ideológico. Por su parte, las variables complementarias fueron:
actividad principal antes del cargo, antecedentes familiares en
política, grado de escolaridad, creyente, religión y tipo de or-
ganización de inicio de la actividad política.

EL SOBREDIMENSIONAMIENTO POLÍTICO DE CATEGORÍAS


EMPRESARIALES EN LA POLÍTICA LATINOAMERICANA
Tal como se explicitó más arriba, el conjunto del sector empre-
sarial, incluyendo a empresario, ejecutivo de empresa (gerentes
generales o en altos cargos de empresas privadas, sin propiedad
en esas) comerciante y productor rural, alcanzan el 22,6 % de
los diputados estudiados en estos países. Es decir, casi la cuarta
parte de las bancas en el conjunto de países seleccionados están
ocupados por empresarios.

186
La irrupción de los empresarios en la política latinoamericana...

Gráfico 1. Total de empresarios en la política

Fuente: elaboración propia con base en la Encuesta PELA.

Sin embargo, al analizar las diferencias entre los distintos países se


destaca claramente El Salvador por ser el país con mayor presencia
de empresarios en la política (40 %). En el otro extremo sobre-
salen Uruguay (17 %) y Argentina (13 %), en donde una de cada
cinco bancas legislativas está ocupada por alguien proveniente
del mundo empresarial. En el resto de los países, la presencia de
empresarios en el congreso ronda entre el 21 y el 26 %. Así, en
orden ascendente se registran: México (21 %), Bolivia y Perú (23 %),
Brasil y Chile (24 %) y Colombia (26 %).
Cuando se desagrega la categoría de empresarios en la
política, se observa que en el conjunto de los nueve países es-
tudiados se encuentran: 3 % de productor rural, 12 % de em-
presarios, 4 % de comerciantes y 4 % de ejecutivos de empresa.
No obstante, existen también diferencias importantes en el perfil
de estos grupos de empresarios en la política según los distintos
países, tal como se muestra en el Gráfico 2.

187
Miguel Serna, Eduardo Bottinelli

Gráfico 2. Tipos de categorías empresariales en la política

Fuente: elaboración propia con base en la Encuesta PELA.

Mientras El Salvador es el país con mayor presencia de empresarios


en la política, al desagregar se aprecia una fuerte presencia de la catego-
ría “empresario concentrando” con cerca de la mitad de los registros,
y luego se distribuyen homogéneamente y en menor medida las
categorías de productor rural, comerciante y ejecutivo de empresa.
Por su parte, Bolivia, Brasil y Perú, países que se ubican cerca
del promedio en la proporción de personalidades empresariales en
la política, tienen una concentración mucho más marcada en la
categoría de empresario tradicional (industrial, de servicios) con una
presencia en menor medida los vinculados con la producción rural, el
comercio o integrantes de la alta gerencia de empresas. Argentina, el
país con menor presencia de empresarios en los legislativos, también
muestra una mayor presencia del empresariado tradicional.
Del otro lado, Uruguay muestra una homogeneidad mayor
de los distintos sectores vinculados al mundo empresarial en el par-
lamento, con una presencia levemente mayor de comerciantes y de
ejecutivos de empresa.
Chile y Colombia muestran un perfil un poco distinto (quizá
junto con México), donde la presencia de “ejecutivos de empresas”
tiene un peso similar al de “empresarios”. Chile se destaca por su
participación mayor de productores rurales y ejecutivos de empresas.

188
La irrupción de los empresarios en la política latinoamericana...

Como se vio, Colombia y El Salvador destacan también por


tener una proporción mayor de empresarios en todas las categorías;
México, por la presencia de ejecutivos de empresas y comerciantes.
A esto se debe agregar que es el único país cuyos legisladores son
reclutados de las organizaciones empresariales.
Estos pesos distintos entre países dan cuenta de los perfiles
de reclutamiento de políticos empresarios. En este sentido, se aprecia
el peso que han tenido los distintos perfiles de élites empresariales
en los diferentes países, con El Salvador como el ejemplo de mayor
presencia de empresarios, pero que muestra también que en el con-
junto de los países esta presencia resulta relativamente homogénea
en los países estudiados, con las excepciones ya mencionadas de
Argentina y Uruguay, con menor presencia de empresarios en la
política parlamentaria.
Sin embargo, a su vez, el peso de las diversas élites empre-
sariales entre los distintos países también da cuenta de procesos de
reclutamiento y de incidencia distinta entre las categorías empre-
sariales definidas. En este sentido se aprecia: a) un peso mayor de los
productores rurales en Chile, Brasil, Colombia y El Salvador; b) un
reclutamiento más fuerte de empresarios en Bolivia, Perú, Brasil y El
Salvador; c) una mayor presencia de managers (ejecutivos de empre-
sa) en Chile, México, Colombia y El Salvador, d) finalmente, una mayor
presencia de comerciantes en Uruguay, México, Colombia y El Salvador.
Un aspecto central por considerar es la relación entre el em-
presariado y los distintos partidos dentro del espectro ideológico.
Como se aprecia en el Gráfico 3, la presencia de personalidades
empresariales es más fuerte en los partidos clasificados como de
Derecha, donde el 30 % de las bancadas legislativas de esos partidos
forman parte de la categoría “empresario” tomado en su globalidad.
En el caso de los partidos de izquierda, la presencia es menor (20 %).
Finalmente, los partidos con menor presencia de empresarios son
los partidos clasificados como de centro.

189
Miguel Serna, Eduardo Bottinelli

Gráfico 3. Total de empresarios en la política según posicionamiento


ideológico

Fuente: elaboración propia con base en Encuesta PELA.

EL LUGAR DE LOS GRUPOS DE EMPRESARIOS EN EL CAMPO POLÍTICO


En este apartado se realizará un análisis multivariado factorial de
correspondencias a través de indicadores de origen socio ocupa-
cional, carrera política, partido político y posicionamiento ideológico
de los diputados para identificar tipos de reclutamiento de catego-
rías empresariales en la política. Esta técnica permite establecer
dimensiones y ubicar espacialmente las categorías de estudio.
El análisis múltiple de correspondencias es útil para explorar
las relaciones e interdependencia entre las categorías de las variables
de estudio y situar, en particular en este trabajo, la posición de los
empresarios. Un primer acercamiento a la relación entre campo
político y económico con la técnica de análisis factorial de corresponden-
cias múltiples se realizó para el caso en Serna (2013).
La primera parte del trabajo consistió en explorar las aso-
ciaciones entre las distintas variables estudiadas; por un lado,
aquellas de carácter político-ideológico (partido de pertenencia e
identificación ideológica) y, por el otro lado, las referidas al origen
social, socialización, experiencia profesional (ocupación principal
antes del cargo, antecedentes familiares en la política, grado de esco-
laridad, creyente, religión y tipo de organización de inicio en
la actividad política). A partir del análisis bivariado varias asocia-
ciones fueron estadísticamente significativas (correlaciones superiores
a 0,2 y test de significación 0,000).

190
La irrupción de los empresarios en la política latinoamericana...

El análisis multivariado realizado, mediante el análisis


factorial de componentes principales, muestra que los valores
Eigenvalues obtenidos para estos dos factores arrojan un 0,8402
para la primera dimensión y 0,8254 para la segunda. La varianza
explicada de ambos es de 16,66 % (8,40 para el primero y 8,26
para el segundo) (con el factor de corrección de benzecri 41,14 %
de la varianza explicada por los dos primeros factores).
En el Cuadro 6 se muestran los resultados obtenidos para la
contribución de las variables activas del modelo a cada uno de los
ejes. Así, se aprecia una contribución mayor en el Eje 1 del FA, el
MAS, FMLN, PAN, PRD y UPP cuando se analiza la variable partido
político, y una contribución más fuerte de la izquierda y en segundo
lugar de la derecha al analizar el posicionamiento ideológico. Por su
parte, en el Eje 2 se muestra una contribución mayor de los partidos
Frente para la Victoria, PT y PLC en el caso de los partidos políticos,
y del centro en el caso del posicionamiento ideológico.

Cuadro 6. Contribución de variables activas en los ejes

Variables activas, categorías Eje 1 Eje 2

Partido político

FA 8,96 1,59
PN 2,07 1,01
Frente para la Victoria 0,00 14,37
MAS 7,91 2,01
PODEMOS 2,58 1,14
UDI 2,88 0,79
PT 0,01 5,61
PMDB 0,26 3,67
PLC 0,03 7,34
UN 2,36 1,10
Otros Colombia 0,04 0,26
ARENA 3,04 1,39
FMLN 3,82 0,88

continúa...

191
Miguel Serna, Eduardo Bottinelli

PAN 4,93 3,20


PRD 4,92 0,22
PRI 2,75 1,04
UPP 3,39 0,39
PAP 0,01 3,97

Posicionamiento ideológico partido

Izquierda 31,86 4,29


Centro 0,19 34,27
Derecha 17,95 11,32
No clasificado 0,00 0,12

Fuente: elaboración propia.

En el Cuadro 7 se analizará cuál es el sentido de la relación de cada catego-


ría dentro de los ejes. Entonces, se aprecia que los partidos políticos
que aparecen con un sentido más pronunciado y en forma negativa son
el FA, MAS, FMLN y el PRD, mientras que en el caso del posicionamiento
ideológico presenta un fuerte sentido negativo la izquierda.
En el Eje 2 los partidos que aparecen en forma contundente
con sentido negativo son el Frente para la Victoria, el PT, PMDB y
el PLC. Mientras que en el caso del posicionamiento ideológico el
marcado sentido negativo se aprecia en el centro.

Cuadro 7. Sentido de las relaciones de las categorías en cada eje

Partido político Eje 1 Eje 2

FA -1,48 0,62

PN 0,84 0,58

Frente para la Victoria 0,03 -1,76

MAS -1,23 0,62

PODEMOS 0,87 0,57

UDI 1,10 0,57

continúa...

192
La irrupción de los empresarios en la política latinoamericana...

PT 0,07 -1,36

PMDB 0,30 -1,13

PLC 0,10 -1,57

UN 1,00 0,67

Otros Colombia 0,12 -0,30

ARENA 0,98 0,66

FMLN -1,13 0,54

PAN 1,01 0,81

PRD -1,23 0,26

PRI 0,96 0,59

UPP -1,00 0,34

PAP 0,05 -1,32

Posicionamiento ideológico partido

Izquierda -1,43 0,52

Centro 0,11 -1,44

Derecha 0,88 0,69

No clasificado 0,00 -0,16

Fuente: elaboración propia.

Gráfico 4. Análisis de correspondencias múltiples Factor 1 y 2

Fuente: elaboración propia con base en la Encuesta PELA.

193
Miguel Serna, Eduardo Bottinelli

En el Gráfico 4 se despliegan dos grandes factores por analizar. El


Factor 1 indica la oposición entre izquierda y derecha en el posi-
cionamiento ideológico de los partidos a los que pertenecen los
diputados. El Factor 2 se conforma en un eje que se puede considerar
de profesionalización de la política, ubicando en ese eje a los pro-
fesionales de la política, por un lado, y los perfiles de políticos no
profesionales, por el otro.
Como se puede apreciar, en el cuadrante superior derecho se
ubican los partidos clasificados de derecha, al correlacionar posi-
tivamente el Factor 1 y el 2. En ese mismo cuadrante se puede
apreciar la presencia de los distintos tipos de categorías empre-
sariales, tanto en el sentido tradicional de propietarios de empresas,
como productores rurales, comerciantes, rentistas y manager de
empresas. En este grupo aparecen perfiles que muestran una aso-
ciación entre políticos más conservadores y el desempeño de
actividades empresariales. Así, se destaca la presencia de parla-
mentarios con estudios universitarios en profesiones no jurídicas,
se encuentran también las categorías de jueces y militares, con
un perfil de creencias religiosas más vinculados a las religiones
protestantes y católica. Pero, fundamentalmente, en el foco que
interesa en este artículo, se encuentran correlacionados de forma
positiva a ambos factores quienes iniciaron su actividad política
en asociaciones empresariales. Puede apreciarse que los grupos
empresarios que participan en la política tienen una fuerte correlación
con los partidos de derecha, las profesiones no jurídicas, la religión
y la participación en asociaciones empresariales.
En el cuadrante opuesto, el superior izquierdo, correlacio-
nando negativamente con el Factor 1 y en forma positiva con el
Factor 2, se encuentran los diputados pertenecientes a partidos de
izquierda. En este cuadrante las bancadas parlamentarias están aso-
ciadas a categorías de trabajadores urbanos (obreros) y trabajadores
rurales, también se encuentran quienes iniciaron su actividad políti-
ca en sindicatos y organizaciones campesinas, docentes, quienes
tienen estudios primarios y secundarios y los no creyentes. También
se encuentran otros perfiles tradicionalmente vinculados a la izquierda,

194
La irrupción de los empresarios en la política latinoamericana...

como escritores y artistas, así como periodistas. En este sentido,


son perfiles contrapuestos a los encontrados entre legisladores de
partidos clasificados a la derecha.
Por último, en los cuadrantes inferiores, al correlacionar
en forma negativa con el Factor 2, y en posición más equidistante
tanto negativa como positiva con el Factor 1, se encuentra a los
parlamentarios vinculados a partidos clasificados como de centro.
En este grupo se puede apreciar una mayor afinidad mayor entre el
posicionamiento ideológico de centro de los políticos, las profesiones
jurídicas y la participación en la administración pública. Las dirigen-
cias políticas muestran un mayor capital escolar, pues aparecen más
vinculados a la presencia de una escolaridad de posgrado. Entre
los parlamentarios de centro se aprecia también una relevancia de
la actividad gremial profesional, las asociaciones estudiantiles y el
inicio de la actividad política a través de organizaciones juveniles
como elementos de reclutamiento político.

CONCLUSIONES
La información utilizada en este artículo fue recabada del Observato-
rio Élites Parlamentarias en América Latina, del cual se seleccionaron
nueve países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador,
México, Perú y Uruguay.
Al analizar en un primer momento la información se apre-
cia una sobre representación del empresariado ocupando cargos
parlamentarios, pues el total de empresarios en la política en el
conjunto de países asciende a casi la cuarta parte de las bancas
(22,6 %). Sin embargo, hay algunas diferencias sustanciales entre
los distintos países donde se destaca claramente El Salvador por
que presenta la mayor presencia de empresarios en la política
con el 40 %, mientras que en el extremo opuesto se encuentran
Uruguay (17 %) y Argentina (13 %). El resto de los países se ubica
en torno al promedio encontrado en la presencia de grupos em-
presarios en la política, es decir, entre el 21 % y el 26 %.
Más allá de las evidencias empíricas aportadas por este
estudio, debe considerarse que la participación del empresariado

195
Miguel Serna, Eduardo Bottinelli

en la política es bastante más significativa cuantitativa y cualitativa-


mente. De los estudios de caso disponibles4 se sabe que la participación
de empresarios es aún más extendida e incisiva en la “alta política”
del Parlamento, a nivel del Senado y de los líderes partidarios, así
como en los puestos estratégicos del gabinete ministerial de los
gobiernos y particularmente en el área de economía y finanzas.
Además, se debe sumar la influencia indirecta de los grupos empre-
sariales en la política a través de la acción colectiva de las gremiales
y asociaciones empresariales.
En todos los casos, las evidencias empíricas refuerzan la
hipótesis de sobrerepresentación política de los grupos empresariales
y de las élites económicas en América Latina cuando se los compara
con el peso que tienen esas categorías y grupos sociales en la es-
tructura social de cada país (Carnes, Lupu, 2015).
El Análisis de Correspondencias Múltiple permitió iden-
tificar los perfiles de los distintos parlamentarios y poder hacer
foco en los empresarios dedicados a la actividad política. En este
sentido se aprecia una relación entre los grupos parlamentarios
de izquierda con los de obreros y los de trabajadores rurales. A su
vez, se encuentra un vínculo fuerte con quienes iniciaron su activi-
dad política en sindicatos y organizaciones campesinas y mineras.
También se ha apreciado la relación entre parlamentarios de izquierda
y docentes, así como con quienes tienen estudios primarios y se-
cundarios y los no creyentes.
En contraposición a estos se encuentran los grupos parlamen-
tarios de partidos de derecha, quienes están fuertemente relacionados
con los de empresarios. Comparten el cuadrante de correlación entre
los factores los parlamentarios de los partidos de derecha con los
distintos tipos de empresarios (tradicionales propietarios de em-
presas, productores rurales, comerciantes, rentistas y ejecutivos
de empresas). Este tipo de parlamentarios se encuentra, a su vez,

4 A modo de ejemplo, en Brasil (Neves et al., 2014) o en Uruguay (Serna, Bottinelli,


2020) la participación de empresarios en la cámara de senadores se ubica entre el
30 y el 20 %, valores muy superiores a los encontrados en la cámara de diputados de
cada país.

196
La irrupción de los empresarios en la política latinoamericana...

relacionado con las profesiones no jurídicas, a los jueces, los


militares, con un perfil más religioso y vinculados a las reli-
giones protestantes y católica. No obstante, también aparecen
fuertemente vinculados a quienes iniciaron su actividad política
en las asociaciones empresariales.
En definitiva, puede analizarse que las categorías de em-
presarios que participan en la política latinoamericana tienen una
fuerte proximidad con los partidos de Derecha, están vinculados
con las profesiones no jurídicas, la religión y la participación en
asociaciones empresariales.
Finalmente, el análisis factorial permitió identificar tres
grupos de dirigentes políticos con perfiles de reclutamiento so-
cial y carrera política diferenciados. De una parte, las dirigencias
provenientes del sindicalismo y de la militancia en asociaciones
de la sociedad civil se ubican más próximas al espacio ideológico
de la izquierda. En el campo opuesto están los grupos dirigentes
provenientes de las posiciones de privilegio económico -en la captu-
ra de rentas o de dirección empresarial- más próximos a la derecha
ideológica, y los dirigentes políticos profesionales que se posicionan
en el centro político. En síntesis, el grupo de políticos-empresarios
se encuentra en las antípodas de los políticos-sindicalistas, pero
también en oposición a los políticos-profesionales.

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199
DE BANQUERO A PRESIDENTE
LAS ÉLITES ECONÓMICAS ECUATORIANAS Y
SUS MECANISMOS DE INCIDENCIA POLÍTICA
Anahi Macaroff

INTRODUCCIÓN
El 24 de mayo del 2021, en su tercer intento electoral, el exbanquero
Guillermo Lasso asumió la presidencia de Ecuador. Su triunfo, con
un programa de gobierno abiertamente proempresarial, representó
un quiebre tras dos décadas en las cuales las élites empresariales,
si bien tenían cada vez más influencia política, no habían logrado
llegar al poder nacional vía elecciones.
El presidente Lasso se suma a la lista de las presidencias
empresariales en la región, como Piñeira, Macri, Bolsonaro, Bukele,
entre otros. En la mayoría de los casos, el discurso que acompaña es-
tos triunfos y la posterior conformación de gabinetes, cuyas cabezas
también provienen del sector empresarial, reza que estas personas al
ser exitosas en el ámbito privado han demostrado ser buenas ad-
ministradoras y, por lo tanto, sabrán administrar mejor el Estado
que quienes no cuentan con esa experiencia. Este discurso omite un
elemento central: no se puede equiparar el Estado y su obligación

201
Anahi Macaroff

de garantizar derechos con la administración de la empresa pri-


vada, cuyo fin es obtener ganancias, ni equiparar el interés privado
al interés público.
El presente artículo se suma a una preocupación de inves-
tigadores e investigadoras de la región que buscan comprender
las implicaciones y los conflictos de interés que trae aparejada la
presencia directa de las élites económicas y empresariales en la
gestión del Estado.
Antes de ahondar en el análisis del caso propuesto, se hará
una breve discusión teórica sobre cómo entender el concepto de
élites económicas y buscar algunas pistas para reflexionar sobre el
ejercicio del poder político de estas.
En un segundo momento, se realizará una breve revisión
del vínculo entre las élites económicas y el Estado ecuatoriano des-
de el periodo neoliberal, pues muchas de las figuras políticas de
aquel entonces mantienen distintos grados de influencia y accionar
político hasta la actualidad. Este recorrido permite trazar, tanto
líneas de continuidad, como distinguir los elementos novedosos
del momento actual.
Por último, se buscará esbozar líneas explicativas para
interpretar el triunfo electoral de Guillermo Lasso, en tanto repre-
sentante directo de las élites. En ese sentido cabe preguntarse
qué representa su triunfo a poco más de un año de las mani-
festaciones que sacudieron Ecuador en octubre del 2019 y que
parecían expresar un masivo rechazo a las políticas neoliberales.
Al cumplirse el primer año de gestión, se presenta un primer
análisis de su vínculo con las élites empresariales y financieras,
la presencia de estas en la gestión del Estado y la composición de
fuerzas y alianzas políticas.

MECANISMOS DE INCIDENCIA Y CAPTURA CORPORATIVA DEL ESTADO


Con la llegada del sector empresarial a la administración pública y
la presencia de distintos presidentes en la región vinculados al sector
empresarial o financiero, los estudios que abordan las implicaciones
de este fenómeno cobran una nueva relevancia.

202
De banquero a presidente. Las élites económicas ecuatorianas...

En primera instancia, cabe destacar los esfuerzos teóricos


por plantear una definición de élites económicas y establecer cuáles
élites o niveles de élites existen, lo cual resulta uno de los ámbitos
más porosos del tema. Sin ánimo, ni espacio para saldar aquí dicha
discusión, se utilizará un concepto simplificado de élite como una
minoría que controla el poder y, específicamente, élites económicas
como una minoría cuya jerarquía se basa en la posesión de riquezas
que, a su vez, les otorga un lugar privilegiado para acumular recur-
sos y conservar una posición aventajada en el orden social (Piketty,
2014; citado en Artia et al., 2017).
Si bien esta definición es muy amplia y se requiere dis-
cutir cuánta riqueza se necesita para ser parte de esta élite. A
partir de esta generalidad se va a distinguir dos niveles de élites
económicas, una de carácter local y otra nacional. En la primera
su riqueza y ámbito de mayor influencia se basa en su anclaje terri-
torial. La segunda presenta intereses económicos diversificados
con un alcance nacional. Es preciso señalar que dicha división
es puramente analítica, pues nos encontramos en una etapa de
transnacionalizaciones de los capitales en la cual, las distintas
élites (locales, nacional) mantienen formas de encadenamiento
con intereses económicos transnacionales. Sin embargo, como
se verá más adelante, la distinción propuesta sigue teniendo uti-
lidad a la hora de mirar los mecanismos de influencia política de
dichas élites.
A partir de allí, resulta interesante mirar cómo las élites
económicas logran que sus intereses se vean reflejados en las de-
cisiones políticas de los Gobiernos. La literatura sobre el modelo
capitalista da cuenta del poder estructural de las élites, el cual
se basa en el hecho de que los Gobiernos deben crear las con-
diciones para atraer capitales. Por lo tanto, el poder estructural
del capital se basa en la dependencia de los Estados para con los
inversores privados. En términos analíticos, el poder estructural
se contrasta con el poder instrumental, que refiere a acciones ex-
plícitas y organizadas por parte de las élites empresariales para
influir en las decisiones del Estado. En general, ambos poderes

203
Anahi Macaroff

–el estructural y el instrumental– se combinan mutuamente, pero


aun así uno puede ser débil y el otro fuerte en distintas coyun-
turas históricas (Fairfield, 2015).
Este trabajo se centrará especialmente en analizar el poder
instrumental de las élites económicas ecuatorianas. En ese sentido,
la teoría distingue una serie de mecanismos como la financiación
electoral, el lobby, la puerta giratoria o el soborno, que a su vez
se puede desplegar en al menos tres fases: electoral, ministerial y
de políticas públicas (Durand, 2019). Al dejar de lado los sobornos,
se revisará el poder de lobby de las élites económicas, a través de
sus representaciones gremiales y la captura corporativa del Estado
mediante la puerta giratoria, la cual alude al paso de personas por
altos cargos en el sector público y privado en diferentes
momentos de sus trayectorias. Ese flujo puede darse en varias
direcciones: a) personas en puestos directivos altos del sector pri-
vado acceden a cargos relevantes en el sector público, representan
una puerta giratoria de entrada; b) personas funcionarias que, al
dejar su cargo público, son contratadas en el sector privado para
ocupar puestos directivos, representan la puerta giratoria de salida;
o c) quienes ocupan altos cargos en el sector privado y el sector
público alternativamente, dan cuenta de la puerta giratoria recurrente
(Castellani, 2018, p. 50). De este modo, las élites tienen acceso a in-
formación privilegiada para torcer decisiones públicas en favor de
intereses empresariales o de las propias empresas a las que pertenecen/
pertenecían esas personas funcionarias, sin necesidad de que se
cometan delitos tales como las coimas y los sobornos (Castellani,
2018). Entes como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE) y el Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo (PNUD) han advertido desde hace dos décadas sobre
los efectos perniciosos que estas formas de proceder tienen sobre
la orientación democrática de las agendas públicas, la acción es-
tatal y las gobernanzas a distintos niveles (OCDE, 2017).
Ante este conflicto de intereses, en diferentes países se
han establecido legislaciones específicas para regular la puerta
giratoria; por ejemplo, la administración de Donald Trump elevó

204
De banquero a presidente. Las élites económicas ecuatorianas...

de dos a cinco los años de espera para ocupar cargos en el sector


privado o para ejercer actividades de lobby luego de dejar un cargo
público; Japón, Reino Unido y los Países Bajos tienen esperas de
dos años; en Canadá, el periodo es de cinco años y existe un có-
digo estricto con 20 recomendaciones específicas para evitar los
conflictos de interés; Francia creó la Comisión de Ética Pública
para analizar la trayectoria posterior a la ocupación de un cargo
público y además establece un periodo de enfriamiento de hasta
dos años luego de dejar un cargo público.
En el caso de Ecuador, la Constitución del 2008 incorporó
el artículo 153 para regular la puerta giratoria de salida; en este
se señala que quienes hayan ejercido la titularidad en alguno de
los ministerios del Estado y las servidoras o servidores públicos
de nivel jerárquico superior, una vez hayan cesado en su cargo y
durante los siguientes dos años, no podrán formar parte del di-
rectorio, equipo de dirección, representantes legales o ejercer la
procuración de personas jurídicas privadas, nacionales o extran-
jeras que celebren contratos con el Estado. Sin embargo, cómo se
verá más adelante, la existencia de la norma ha quedado librada
a criterios de interpretación que han dificultado su implemen-
tación ante la presencia de casos concretos de puerta giratoria
de salida.

COMPORTAMIENTO HISTÓRICO DE LAS ÉLITES EN LA


POLÍTICA ECUATORIANA
En Ecuador, las élites económicas se conformaron al calor del re-
gionalismo económico y político que ha marcado la historia del
país.1 En este sentido, es preciso señalar que estas no conforman un
grupo homogéneo e incluso mantienen disputas internas, sin embargo,

1 La configuración del Estado se realizó en base de economías regionales y en


cada una se desarrollaron élites económicas locales. La falta de un proyecto nacional
unificador que oscilaba entre políticas de promoción a la importación y exportación
costeña y la promoción de la industria serrana para el consumo interno dieron forma
a cierto regionalismo en el comportamiento de las élites económicas y políticas que
muchas veces se expresa menos en una contradicción de intereses y más en una
ausencia de unificación de las clases dominantes (Quintero y Silva, 1991).

205
Anahi Macaroff

logran actuar como un núcleo compacto –en determinadas coyun-


turas, cuando el conjunto de sus intereses se ve amenazado–.
Esto es posible por que comparten un sentido de superiori-
dad simbólica y un lugar en la estructura jerarquizada, resultado
de la combinación de factores culturales, raciales y étnicos que los
unifica como un grupo con riquezas y se distingue del común de
la sociedad. Su reproducción simbólica se logra, gracias a que
comparten espacios de sociabilidad –como el Club la Unión de
Guayaquil–, se reclutan y forman en los mismos colegios– Cole-
gio Católico La Salle de Guayaquil–, universidades y empresas
(Mills, 1993).
Entre la década de 1980 y los años 2000, los diferentes go-
biernos adoptaron el consenso de Washington y aplicaron políticas
de ajuste. Sin embargo, varios estudios proponen relativizar la idea
tradicional de neoliberalismo y mirar este periodo como un neo-
liberalismo de Estado o estatización del neoliberalismo (Ramírez,
2012; Bustamante, 2001); en tanto, se procedió a una reducción
selectiva del Estado que minimizó sus capacidades redistributivas,
pero mantuvo prerrogativas con los sectores empresariales, cerca-
nos a los distintos gobiernos (Montufar en Ramírez, 2012, p. 342).
Este periodo es clave, pues al igual que otros casos de la
región (Durand, 2020), es el momento en el que las “clases domi-
nantes” tomaron el Estado para, por un lado, priorizar sus intereses
sin los elencos políticos clásicos como intermediarios y, por otro,
diseñar un tipo de democracia funcional a dicho modelo (Nercesian,
2020, p. 22). Ecuador no fue la excepción y a lo largo del periodo
se puede observar una fuerte presencia de las élites económicas en
puestos claves del Ejecutivo y Legislativo (Allán 2013; Basualdo y
Arceo, 2006; Macaroff, 2020). A su vez, muchos de los empresarios-
políticos de entonces siguen teniendo relevancia en la vida política
contemporánea. Por último, especialmente la presencia de las élites
financieras2 durante el gobierno de Jamil Mahuad (1998-2000), en el

2 La participación del sector financiero se dio tanto mediante el financiamiento


de campaña. Por ejemplo, Fernando Aspiazu del Banco del Progreso contribuyó
con USD 3 millones a la campaña electoral de Jamil Mahuad y fue parte de las

206
De banquero a presidente. Las élites económicas ecuatorianas...

cual el actual presidente Guillermo Lasso inició su carrera política


como gobernador de Guayas y superministro de Economía, al tiem-
po de presidia el Banco de Guayaquil3 tendrá un gran impacto en
la vida social y política, así como en la memoria colectiva del país.
Los efectos de esta captura del Estado se evidenciaron con
la crisis del feriado bancario, cuando a pesar del salvataje realizado
por el Gobierno, los bancos “quebraron” y el Estado asumió cos-
tos que luego transfirió a la población al reducir el gasto social y
el aumento de precios en los servicios. La moneda se devaluó y la
economía terminó por dolarizarse.
El país experimentó un acelerado proceso de empobrecimien-
to y concentración de la riqueza: mientras en 1990 el 20 % más
pobre recibía 4,6 % de los ingresos, para el año 2000 captaba menos
del 2,5 %; en el mismo periodo el 20 % más rico incrementó su par-
ticipación del 52 % a más del 61 % (Acosta, 2008). A escala social,
se responsabilizó a las élites financieras y bancarias de una de las
mayores migraciones de población ecuatoriana al extranjero.
Al final de este periodo, si bien las élites salieron airosas,
en términos económicos, sus formas de representación política se
verán fuertemente cuestionadas y gran parte de los partidos políti-
cos ligados al establishment –a excepción del PSC– desaparecerán
en los siguientes años.

personas beneficiadas con el salvataje bancario realizado desde el Estado. Como por
el fenómeno de puerta giratoria, tanto de entrada como de salida de figuras ligadas
al sector financiero como Álvaro Guerrero del banco La Previsora, fue presidente del
Conam (entidad encargada de los procesos de privatización); Fernando Guerrero,
también de La Previsora, fue gerente del Banco Central; Jorge Egas Peña, exministro
de León Febres Cordero y vinculado al sistema financiero, como superintendente de
Bancos; Ana Lucía Armijos pasó de la Asociación de Bancos Privados al Ministerio
de Gobierno, luego a Finanzas y, al mismo tiempo fue presidenta de la Junta
Monetaria; Carlos Larreátegui estuvo en Desarrollo Social y después fue presidente
de la Asociación de Bancos Privados; y Medardo Cevallos Balda, del Bancomex,
se convirtió en embajador en México; Jorge Guzmán, llegó a la Superintendencia
de Bancos en junio de 1999, por designación del Congreso Nacional, tras el
congelamiento bancario. Antes de ese cargo, había trabajado en el Banco del Pacífico,
ocupado la vicepresidencia ejecutiva de la Asociación de Bancos Privados y presidido
el Comité de Derecho Bancario.
3 Institución financiera privada.

207
Anahi Macaroff

DESCORPORATIVIZACIÓN Y RECUPERACIÓN DEL ESTADO


La llegada al gobierno de Rafael Correa en el 2007 encarnaba una
esperanza de renovación política respecto a los partidos tradicionales
ligados a las élites. Para ello, el Gobierno inició un “proceso de
descorporativización del Estado”4 en el cual, se incluyó sin mayor
distinción a las formas corporativas de las élites y las formas or-
ganizativas de base popular; es decir, sindicatos, movimiento
indígena, entre otros (Ospina, 2011).
Así, la primera conformación del gabinete contaba con
figuras nuevas y sin lazos estrechos con las élites, aunque en los
poderes locales, especialmente en las zonas ligadas a la agroindus-
tria, las élites regionales conservaron sus puestos de poder, in-
cluso migraron de un partido político a otro e ingresaron a las
filas de la Revolución Ciudadana (Macaroff, 2019).
El enfrentamiento del presidente Correa con ciertas élites
adquirió relevancia simbólica especialmente con dos sectores. Su
primer triunfo electoral fue contra Álvaro Noboa, representante
de una de las mayores fortunas del país y ligado a la exportación
bananera. Correa no dudó en señalar a Noboa como el repre-
sentante de las oligarquías tradicionales. Su tercer triunfo fue la
primera presentación de Guillermo Lasso en la contienda elec-
toral. Desde el Gobierno, tanto en la campaña del 2013 como en
la del 2017, se señaló la corresponsabilidad de Lasso en la crisis
ocasionada por los efectos del feriado bancario. Así, Correa bus-
caba presentarse como la opción ante los intentos de las élites
terratenientes y financieras de hacerse con el Estado.
Sin embargo, para el 2015, la caída del precio de las commodi-
ties redujo drásticamente el presupuesto del Estado. En este
contexto, el Gobierno buscó acercarse a las élites colocando en su
gabinete figuras más cercanas al mundo empresarial y con una
mayor apertura al Lobby, como se vio en la firma de acuerdos

4 Antes de las reformas efectuadas por Correa, el 69 % de las instituciones del


Poder Ejecutivo tenían representación corporativa. De esta representación, 67 %
pertenecía a las cámaras de comercio e industria, mientras que el 27 % correspondía
a gremios de trabajadores (Chiasson-Lebel, 2016).

208
De banquero a presidente. Las élites económicas ecuatorianas...

comerciales. En este sentido, Wolff (2018) señala que durante


los dos primeros periodos gubernamentales (2007-2013) hubo
una clara reducción de la influencia de las élites económicas,
pero a partir del tercer mandato de Correa se asistió a un resta-
blecimiento parcial de la incidencia del empresariado en las
políticas estatales.
El cambio de época implicó, como señalan Serna y Botinelli
(2017), un juego de negociaciones y espacios de convivencia entre
los progresismos y ciertos sectores del empresariado. Por un lado,
los Gobiernos moderaron el discurso anticapitalista y reconocieron
el papel de los grupos empresariales para el desarrollo económico;
por el otro, las personas empresarias atravesaron una moderación
política y un acercamiento pragmático a los Gobiernos.

MORENO Y EL RETORNO DE LAS ÉLITES A LA GESTIÓN DEL ESTADO


En el 2017, en un contexto de declive de los “gobiernos progresis-
tas”, el candidato de la Revolución Ciudadana, Lenín Moreno,
le ganó en segunda vuelta a Guillermo Lasso. Moreno fue vi-
cepresidente de Rafael Correa y teóricamente representaba su
continuidad. Sin embargo, se alejó de su antecesor y convocó a
un diálogo nacional con organizaciones sociales, junto al sector
empresarial y financiero.
Las organizaciones sociales, a las cuales el Gobierno anterior
les había cerrado las puertas, vieron una oportunidad; no obstante,
consiguieron espacios marginales y concesiones mínimas (Herrera,
Macaroff, 2020). En cambio, las cámaras y organizaciones gremiales
y empresariales lograron que sus propuestas, recomendaciones y
solicitudes fueran mayoritariamente recogidas e implementadas,
primero, a través de un Consejo Consultivo Productivo y Tribu-
tario, instancia creada por el Gobierno con la finalidad de “unir
al Ejecutivo con el sector empresarial privado y así dinamizar la
economía, crear empleos y simplificar trámites”, entre otros obje-
tivos (Macaroff, 2021).
Moreno se deshizo de las figuras leales al expresidente y
las reemplazó por miembros del sector empresarial. De este modo,

209
Anahi Macaroff

las élites económicas obtuvieron poder instrumental a través de


la ocupación de cargos claves dentro del Ejecutivo, desde los cuales
se impulsan medidas de ajuste estructural y se condonan deudas
millonarias a las grandes empresas. Estas políticas abonaron al des-
contento social que estallaría en octubre del 2019.5
Durante las protestas Moreno, afirmó estar allanando el
camino para una sucesión de las élites: “cuando llegue el momento,
estaré allí para apoyar a quienes serán los futuros presidentes del
Ecuador, el banquero Guillermo Lasso y Jaime Nebot representante
del Partido Social Cristiano” (El Universo, 2019b). En todo caso, desde
distintos sectores sociales se afirmó la existencia de un pacto de
gobernabilidad y corresponsabilidad de las élites expresado en las
figuras de Moreno-Lasso y Nebot.
Si las protestas del 2019 mostraron un rechazo a las políticas
neoliberales y un descontento que se irradiaba a las figuras de Nebot y
Lasso. ¿Cómo podemos explicar el triunfo electoral de este último en las
elecciones presidenciales del 2021? Este será uno de los interrogantes
del siguiente apartado.

TRIUNFO ELECTORAL DE LAS ÉLITES: UNA HISTORIA DE ALIANZAS


COYUNTURALES QUE PONEN EN SUSPENSOS SUS DIFERENCIAS
Las elecciones presidenciales del 2021 representan el primer triunfo
nacional de las élites en más de dos décadas. Tras el neoliberalismo,
el único partido político ligado a las élites que sobrevivió a la
crisis política fue el Partido Social Cristiano (PSC), pero su he-
gemonía quedó restringida a la costa ecuatoriana. La emergencia
en el 2012 de Creando Oportunidades (CREO) con Guillermo
Lasso a la cabeza significó una renovación en la representación
política de las élites. Ese año Lasso dejó la presidencia ejecutiva
del Banco de Guayaquil para emprender una carrera política en

5 No es objetivo de este texto abordar las múltiples aristas de la protesta social, sin
embargo, en otro trabajo se plantea que un factor importante para el sostenimiento
del Gobierno, cuya popularidad había entrado en una estrepitosa caída, fue la gran
articulación y el consenso entre las élites económicas-políticas, el Gobierno y los
grandes medios de comunicación (Herrera y Macaroff, 2020).

210
De banquero a presidente. Las élites económicas ecuatorianas...

busca de la Presidencia de la República. La decisión no significa


que fuera un “outsider”, pues durante el neoliberalismo había
ocupado varios puestos como: gobernador de la provincia del
Guayas, superministro de Economía y director de la Comisión
de Tránsito, además fue presidente de la Fundación Terminal
Terrestre de Guayaquil (2002-2008) y embajador itinerante
(2003-2005) encargado de establecer contactos con el Gobier-
no estadounidense y entidades internacionales como el Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional (El Telégrafo, 23
de enero del 2013). Durante todo ese tiempo, en paralelo, ejerció
la presidencia del Banco de Guayaquil sin que se objete con-
flicto de intereses.
CREO parecía llegar a disputar al PSC la representación
política de las élites. Sin embargo, desde el inicio se observa
una complementariedad expresada en encuentros y expresiones
de apoyo mutuo entre sus líderes. Esta ida y vuelta de elogios
y compromisos muestra que –al menos durante el periodo de
predominio de la Revolución Ciudadana– preferían confluir y
no disputarse los mismos votos. Según Ayala y Serrano (2020),
a partir del 2013, el PSC se refugió en la provincia de Guayas
abandonando la disputa nacional. La aparición de CREO en el
2012 toma la posta de representación de las élites en el país, sin
terciar la representación en Guayas bajo el control del PSC.
Apuntando a la consolidación de una oposición nacional
Lasso buscó sellar alianzas con las élites de la Sierra. De este
modo, se produjo un acercamiento con otro movimiento creado
en el 2012: el movimiento Sociedad Unida Más Acción (SUMA),
con base en Quito y se logró ganar la alcaldía en el 2014 en una
alianza no del todo formal entre SUMA-CREO-PSC y asestar un
duro golpe al correísmo. Coronel y Ramírez (2014) conciben
este resultado como el primer triunfo importante de la derecha
y de las élites –por fuera de la ciudad de Guayaquil–, tras 7 años
de predominio de la Revolución Ciudadana.

211
Anahi Macaroff

En el 2017, la alianza de CREO y SUMA6 se consolida para


las elecciones presidenciales, en las cuales Lasso pierde en se-
gunda vuelta por menos de tres puntos ante el candidato de la
Revolución Ciudadana, Lenín Moreno.7
En su tercer intento electoral, con el apoyo del PSC8 Guillermo
Lasso logró imponerse al candidato correísta Andrés Arauz. El
resultado final debe mirarse de manera integral, pues el triunfo
se da en un escenario complejo. Lasso pasó a segunda vuelta tras
un ajustado triunfo sobre el candidato de Pachakutik que con-
densaba el sentir de las protestas de octubre del 2019. La corta
diferencia –32 000 votos– y el mal manejo del Consejo Nacional
Electoral empañó el proceso con denuncias de fraude electoral.
Pachakutik leyó esta contienda como elegir entre Correismo/ex-
tractivismo –Lasso/banca, y optó por llamar a votar nulo–.9 En
segunda vuelta, Lasso ganó con menos votos de los que obtuvo
contra Moreno.10
Se podría esbozar una primera conclusión, las élites ganaron
no porque hayan logrado amplificar el apoyo a su proyecto político,
sino por la fragmentación del resto de las opciones políticas. En todo
caso, el binomio Lasso-Borrero llegó al poder con gran debilidad en la

6 La alianza SUMA-CREO se rompió cuando la Asamblea Nacional votó la Ley,


derivada de la consulta popular que prohíbe la postulación a una candidatura o
a un cargo público a personas que tengan bienes en paraísos fiscales. Los grupos
asambleístas de SUMA votaron a favor y los de CREO en contra. Desde CREO se
rompió la alianza, aunque SUMA indicó que se mantenían muchos temas en común
(El Universo, 07 de julio del 2017).
7 Hasta aquí, me interesa evidenciar el proceso de alianzas y mostrar que, a pesar
de las tradicionales fracturas regionales, las élites logran generar articulaciones y
alianzas coyunturales que les permite aprovechar el desgaste del gobierno progresista.
8 En las elecciones presidenciales del 2021, SUMA presenta su propio candidato,
quien obtuvo el décimo lugar con menos del 1 %, pero llamaron a votar por Lasso en
segunda vuelta.
9 El voto nulo alcanzó el 16 % de la población, el porcentaje más alto registrado
en las elecciones presidenciales de segunda vuelta. Las razones para el voto nulo de
parte de Pachakutik y la CONAIE no se limitan a la denuncia de fraude electoral, sino
que dan cuenta de la imposibilidad de apoyar abiertamente al candidato de las élites,
así como de las graves fracturas entre el movimiento indígena y el correísmo.
10 En 2017 Guillermo Lasso obtuvo 4,833,389 votos mientras que en el año 2021
obtuvo 4,656,426 votos.

212
De banquero a presidente. Las élites económicas ecuatorianas...

Asamblea Nacional (parlamento), pues contaba solo con 12 curules de


los 137 existentes, mientras su principal aliado electoral, el PSC tenía
18. Estos números los dejaban muy lejos de lograr una mayoría, por lo
cual Lasso salió en busca de otras alianzas.11 Es en este campo donde
se podría decir que se dan las primeras sorpresas.
Tras aceptar la derrota, Arauz llamó a construir un bloque
de izquierdas en un intento de acercamiento a Pachakutik y a la ID.
En paralelo, Correa pactó un acuerdo con Lasso y Nebot “para dar
gobernabilidad”, en este ejercicio desconocía la autoridad de Arauz
y mostraba que él sigue siendo el líder (Recalde, 2021). Finalmente,
Lasso rompió el acuerdo con Correa y el PSC en pos de una alianza
legislativa con Pachakutik y la Izquierda Democrática para definir
las autoridades de la Asamblea.

RUPTURA ENTRE CREO Y PSC: ¿FRACCIONAMIENTOS DE LAS ÉLITES?


Al romper el acuerdo, Lasso se alejó del partido que lo ayudó a lle-
gar a la presidencia, y que ideológicamente parecía ser su aliado
natural. ¿Significa esta ruptura un quiebre político al interior de las
élites? No necesariamente.
¿Por qué Lasso traiciona el pacto con el PSC y Correa? En
parte por el férreo anticorreismo de sus círculos cercanos (Ramírez,
2022). No obstante, también porque la alianza con el PSC, más allá
de sus afinidades de clase, ya no tenía nada que aportar a sus nego-
ciaciones políticas.
¿Representa este movimiento un acercamiento a las élites
conservadoras serranas y una mayor distancia del PSC y de la oli-
garquía de la Costa? Nuevamente la pregunta clave aquí es ¿en qué
medida, este distanciamiento político entre CREO y PSC se traduce
en una distancia de intereses entre las élites regionales de la Costa y
de la Sierra? Primero, si bien persiste una configuración regional de
las élites, la consolidación de los grupos económicos con intereses
diversificados sumados al proceso de transnacionalización de capitales

11 La distribución de votos para la Asamblea ubicó como primeras tres minorías a


Alianza Unión por la Esperanza, UNES con 49 asambleístas; Pachakutik, con 27 y
la Izquierda Democrática, con 18.

213
Anahi Macaroff

hace que esta diferenciación regional tenga cada vez menos peso.
Segundo, por más que Nebot pueda situarse discursivamente en la
oposición, en ciertos temas trascendentes para el gobierno de Lasso,
firma de acuerdos comerciales, exenciones fiscales, eliminar el im-
puesto a la salida de divisas, entre otras, difícilmente pueda ejercer
en una oposición real, pues representa a un sector de las élites
ligadas a la agroexportación, interesada en que dichas políticas y
leyes se apliquen.

LA ASAMBLEA NACIONAL COMO ESPACIO DE DISPUTAS Y NEGOCIACIONES


La alianza entre CREO, Pachakutik y la Izquierda Democrática para
designar las autoridades legislativas no parecía augurar una fácil
gobernabilidad porque el programa de Lasso representa todo lo que
las personas votantes de pachakutik rechazan, y es de esperarse que
al menos un sector de la bancada responda a sus bases. En todo
caso, durante los primeros meses de gobierno se asiste a una fuerte
tensión entre el presidente y la Asamblea, y a una conformación co-
yuntural de mayorías móviles que se renegocian ante cada votación.
Tras la esperanza alrededor del nuevo gobierno y el plus de
confianza que le dio el plan de vacunación contra el Covid-19, por
un lado, las élites comienzan a presionar para que se lleve adelante
el programa esperado y, por otro, los problemas sociales y el incre-
mento de los niveles de violencia marcan el fin del periodo de gracia.
Para octubre del 2021, la creciente violencia y crisis carce-
laria junto con la publicación del informe periodístico de los
Papeles de Panamá,12 que señalaba los vínculos del presidente con
fondos en paraísos fiscales, provocaron tal caída en la popularidad
del Gobierno.13 La relación de Lasso con paraísos fiscales, si bien
no sorprendió, podía tener consecuencias cruciales, pues Ecuador

12 Investigación realizada por el Consorcio Internacional de Periodistas de


Investigación que revela la información de casi 12 millones de documentos, los
cuales muestran los lazos de 300 personalidades y cuentas en paraísos fiscales, entre
estos se señala a tres presidentes en funciones.
13 Según la encuestadora Clima Social en septiembre del 2021, Lasso tenía una
imagen positiva del 61,8 % mientras que para octubre bajó al 30,6 %.

214
De banquero a presidente. Las élites económicas ecuatorianas...

cuenta con una ley que les prohíbe a las personas funcionarios tener
fondos en paraísos fiscales y su comprobación es motivo suficiente
para la destitución.
La Asamblea encargó un informe a la Comisión de Garantías
Constitucionales –en la cual no hay ningún asambleísta del partido
de Gobierno–. El presidente y sus familiares se negaron a comparecer
y el informe de la Comisión reafirmó la existencia de vínculos entre
el presidente y los paraísos fiscales. Dicho informe debía ser respal-
dado por el Pleno, junto con una moción para pedir la destitución.
Sin embargo, las alianzas legislativas dieron su fruto y el escándalo
de los papeles de Panamá solo derivó solo en un pedido de explica-
ciones al presidente.14
A solo seis meses de asumir, cuando el Gobierno parecía es-
tar en su peor momento, no solo logró sobrevivir al escándalo de
los paraísos fiscales, sino que consiguió implementar su plan de
gobierno gracias a una serie de negociaciones con distintos actores
políticos.
El gobierno envía a la Asamblea lo que podría denominar el
proyecto de ley emblemático de su programa de gobierno. Tan es así
que hasta llevó el mismo nombre que su partido político, proyecto
Ley Orgánica de Creación de Oportunidades, Desarrollo Económico
y Sostenibilidad Fiscal. Allí se reunía varias materias desde refor-
mas tributarias de corte regresivo, hasta la creación de un régimen
laboral que regirá paralelamente al Código del Trabajo, con mayor
flexibilización laboral. El proyecto fue devuelto por incumplir la nor-
mativa del aparato legislativo.
Lasso acusó al Legislativo de poner obstáculos y amenazó
con aplicar la figura de muerte cruzada.15 Desde los grandes

14 La Asamblea no apoyó la moción de revocatoria ni la que exigían convocar al


presidente para que explicara su vinculación con bienes y activos en paraísos fiscales.
La única moción aprobada fue una versión suavizada en donde solo se “exhortaba” al
presidente a comparecer ante la Asamblea (DW, 08 de diciembre del 2021).
15 La muerte cruzada es una herramienta jurídico-política presente en la Constitución
de Ecuador que faculta al Poder Ejecutivo a disolver el Poder Legislativo con la
obligatoriedad de convocar a elecciones en un periodo de seis meses, donde se renueve
tanto el Ejecutivo como el Legislativo. Durante ese plazo se puede gobernar por decreto.

215
Anahi Macaroff

medios de comunicación, se inició un proceso de desprestigio de


la Asamblea Nacional.16 Al tiempo que el Comité Empresarial Ecuato-
riano instó a “la Asamblea Nacional a viabilizar y concretar, sin
demora, las reformas que requiere el país para concretar el Plan
de Reactivación”.17
Finalmente, el Ejecutivo dividió el proyecto, amplió y comen-
zó por la Ley de Sostenibilidad Fiscal, la cual recibió el respaldo
público de los gremios empresariales.18 Esta ley respondía a las con-
diciones que el FMI impuso a Ecuador para desembolsar casi 1700
millones de dólares a inicios del 2022 (Primicias, 09 de octubre del
2021), a la vez que recogía varias demandas de las élites económi-
cas. Por ejemplo, auspiciar un régimen de regularización de activos
en el exterior. Vale recordar que algunos de los principales asesores
del presidente habían manifestado su aprobación a la libre salida
de divisas a paraísos fiscales bajo pretexto de un cobro excesivo de
impuestos.19 En la exposición de motivos, el Gobierno señaló que la
salida no declarada de divisas se debió a la persecución de gobier-
nos pasados; y que, con este régimen se quiere generar transparen-
cia. Sin embargo, para el decano de la Facultad de Economía de la
Universidad Católica, Andrés Mideros (2021), se trata de una amnistía
tributaria que genera impunidad, pues no se iniciarán procesos de in-
vestigación penal por delito de enriquecimiento privado no justificado,
defraudación tributaria ni aduanera; y señalar que la identidad de

16 Según Clima Social, para octubre del 2021 el 51,6 % de las personas encuestadas
expresó no tener ninguna confianza en la Asamblea y el 46,2 % tener poca confianza
en dicha institución.
17 Comunicado CCE, 08 de setiembre del 2021.
18 Comunicado CCE 23 de marzo del 2022. https://cee.org.ec/comite-empresarial-
ecuatoriano-exhorta-a-asambleistas-a-priorizar-interes-del-pais-en-el-debate-sobre-
la-ley-de-inversiones-previsto-para-manana-jueves/
19 En el 2011, el actual consejero presidencial ad honorem, Aparicio Caicedo,
escribió “Mi consejo del día: hagan dinero y llévenlo a un paraíso fiscal. Evadir
impuestos es ético. Es defensa frente al robo”. Algo similar expresó en el 2012 el
actual secretario jurídico de Presidencia, Fabián Pozo, quien tuiteó: “Yo creo que
los paraísos fiscales no son malos, es más, son necesarios mientras existan infiernos
fiscales. Legítima defensa”. “Vengo varios meses con la idea de que si los impuestos
son demasiado altos ¿la elusión sería legítima defensa?” (Radio La Calle, 29 de mayo
del 2021).

216
De banquero a presidente. Las élites económicas ecuatorianas...

los sujetos pasivos, así como la información que proporcione, será


reservada. Con esto se cumple una de las demandas históricas de las
élites financieras y agroexportadoras.
Tras un enredado proceso de votación en la Asamblea
Nacional y gracias a la abstención de toda la bancada de UNES
(correismo), el proyecto se concretó en ley. Al conocerse la votación,
llovieron las críticas incluso desde sus propias filas de UNES, algunos
asambleístas hablaron de problemas de interpretación y trataron de
desmentir las voces que señalaban la existencia de un acuerdo con el
Gobierno. Con los días se evidenció que se habría privilegiado nego-
ciar la abstención en pos de aliviar la situación judicial de quienes
tuvieran altos cargos durante el gobierno de Correa, fuertemente
perseguidos durante el gobierno de Moreno (Ramírez, 2022). Otra
demanda de las élites, rápidamente aceptada por el nuevo gobierno
fue la exoneración de ciertos impuestos –como el de la herencia–,20
mientras se incrementa la carga impositiva de los sectores medios
(Rosero, 2021).
La debilidad inicial del gobierno en la Asamblea Nacional ya
no es tan abrumadora y se abre la posibilidad de negociar mayorías
móviles ante cada proyecto de ley estratégico, apelar al veto presi-
dencial o gobernar por decreto cuando sea necesario. En todo caso,
en este primer año de mandato las principales demandas en térmi-
nos fiscales y tributarios de las élites comenzaron a materializarse.

CONFORMACIÓN DEL GABINETE, DE LA GESTIÓN PRIVADA A LA


GESTIÓN PÚBLICA DEL ESTADO
Para Fairfield (2015), la elección democrática de las personas
empresarias a la Presidencia de la Nación y su nombramiento en
puesto del Estado son fuentes de poder instrumental que permiten
la participación directa de las élites económicas en la hechura de
las políticas públicas, uno de los espacios claves para observar esta
participación directa es la composición del Ejecutivo. El núcleo de

20 Impuesto que en el 2015 generó una fuerte oposición de los sectores empresarios
y las élites, quienes realizaron una serie de protestas con banderas negras (El
Comercio, 07 de junio del 2015).

217
Anahi Macaroff

confianza del gabinete proviene de su partido y del think tank de


pensamiento “Ecuador Libre”, de tendencia ultraliberal y articula-
do con el ideario fondomonetarista, al cual pertenece el presidente.
Según Barrera (2021), la operación política está encargada a antiguos
cuadros de la Democracia Cristiana, que sucumbió después de la
debacle producida por la crisis financiera de la década de 1990. Por
último, se encuentra una fuerte presencia de personas funcionarias
relacionadas con la Universidad de las Américas (UDLA), una de las
instituciones privadas de educación que más creció en los últimos
15 años, también señalada en los papeles de Panamá y una de las
cinco universidades investigadas por el Servicio de Rentas Internas
por posibles vínculos con los paraísos fiscales (El Telégrafo, 10 de
agosto del 2016 y 11 de agosto del 2016).
Como era de esperarse, el gabinete tiene una fuerte com-
posición empresarial. En su primera composición, casi el 50 % tenía
relación, en calidad de accionistas o administradores, con 50 grupos
económicos, aproximadamente (El Telégrafo, 23 de mayo del 2021).
Varios han presidido los gremios del sector empresarial y otros man-
tienen vínculos estrechos con los grandes medios de comunicación.
Otra característica, en un país plurinacional como Ecuador, es la
abrumadora mayoría de hombres blancos –salvo en la nueva Secre-
taría de Pueblos y Nacionalidades–, ningún ministerio ni secretaría
quedó a cargo de alguna de las nacionalidades indígenas existentes
en el país y de manera temporal solo un ministerio fue encabezado
por una mujer afroecuatoriana, quien estuvo cuatro meses en su
cargo. Tras algunos cambios ministeriales y según los datos reco-
pilados por el observatorio Élites y Poder Político en el Ecuador
Contemporáneo (EPPEC) de las 30 personas funcionarias con altos
cargos seleccionadas para el estudio (presidente, vicepresidente, minis-
tros, secretarios y asesores), el 77 % pertenecen al sector empresarial
o tienen relación directa con este sector,21 siete son empresarios y

21 Entre las figuras relacionadas con el mundo empresarial se encuentran: Patricio


Donoso, ministro de Trabajo, quien integró la Cámara de Agricultura de la Primera
Zona y el Consejo de Cámaras y Producción. Donoso es uno de los fundadores del
movimiento CREO; Julio José Prado, ministro de Comercio Exterior, Producción

218
De banquero a presidente. Las élites económicas ecuatorianas...

16 han trabajado en el sector empresarial como altos ejecutivos y


varias son al mismo tiempo accionistas. Además, de este 77 %, el
32 % está ligado al sector financiero y bancario al cual pertenece el
presidente (Allán, 2022).
Un caso que permite ver la línea en política económica del
Gobierno, y que merece atención –por su vínculo con organismos
internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI),
el Banco Mundial, BID, CAF, OEA, CAN, FLAR y USAID– es el de
Simón Cueva como ministro de Finanzas. Ante una de las mayores
crisis económicas de los últimos tiempos, las decisiones del ministro
serán claves a la hora de definir cómo se reparten las cargas. Distintas vo-
ces22 a nivel mundial apuntan a revisar los sistemas tributarios regresivos
como un elemento clave para afrontar la crisis. En Latinoaméri-
ca estas propuestas se encuentran con la resistencia de las élites
económicas.23 Poco antes de asumir, en un conversatorio organiza-
do por la UDLA, Cueva indicó que la crisis ha generado mayores
brechas y señaló que para hacerle frente se requería “mayor soli-
daridad”. En este sentido, afirmó:

en el Ecuador, la mitad de la población vive, en promedio, con


550 dólares mensuales, más o menos. Todos los que ganamos

y Pesca que, hasta asumir como ministro se desempeñaba como presidente de la


Asociación de Bancos Privados del Ecuador; Iván Correa Calderón quien fuera
vicepresidente de Mercadeo del Banco de Guayaquil por cerca de 28 años hoy secretario
de Administración Pública. Como secretario de Senescyt, se designó a Alejandro
Ribadeneira, empresario e ingeniero eléctrico, registrado en la Superintendencia
de Compañías (Supercias) como accionista de Automotores Andina, Autolandia,
Cristalería del Ecuador, Conclina (Hospital Metropolitano), Construlec y Hospital
de Los Valles. Además, fue presidente de Inmobiliaria R.P.L., Casper, Enermax,
Transmexa, Inelin, Textiles Libertad y del Directorio de la Corporación Ecuatoriana
de Universidades Particulares (El Comercio, 28 de abril del 2021).
22 Argentina, Bolivia, Rusia y España implementaron impuestos a las grandes
fortunas durante la pandemia. El mismo FMI se mostró favorable a la implementación
de un impuesto temporal a las rentas altas y las multinacionales para paliar la crisis.
23 Varios informes (Oxfam, 2020; Latindad, 2020; Le Monde Diplomatique
Brasil e ISP,2020; CELAG, 2020 y CEPAL, 2020.) muestran que los sectores
más inmunes a la crisis y con mayor capacidad de contribución fiscal son, a la
vez, quienes se encuentran infra-gravados con respecto al resto de la sociedad
(Macaroff y Vega, 2019).

219
Anahi Macaroff

más que eso somos parte del 50 % más rico de los ecuatorianos y
estamos llamados a ser parte de quienes hagan el esfuerzo.

La interpretación del ministro de la Población resulta llamativa


especialmente porque para enero del 2021 el costo de la Canasta Fa-
miliar Básica (CFB) se ubicó en USD 712,11, y según una publicación
de la revista Gestión, la consultora económica Inteligencia Empre-
sarial determinó que solo tres de cada diez hogares logran cubrir
una canasta básica en su totalidad (Lucero, 2020).
De este modo, aunque se hable de cobrar a los sectores más
ricos, esta interpretación de la riqueza incluía prácticamente al
50 % de la población ecuatoriana. Finalmente, con la entrada en
vigencia de la Ley de Sostenibilidad Fiscal se incrementó la carga
impositiva a la “clase media” con ingresos mensuales superiores
a los USD 2000 mensuales, al tiempo que se extiende el subsidio
del impuesto a la renta por 15 años para las empresas y se otorgan
exoneraciones a la salida de divisas y las nuevas inversiones.24 En
definitiva, la política fiscal del Gobierno coloca la carga tributaria
sobre las clases medias para que el incremento no afecte de manera
significativa a las élites.
La recuperación de los precios internacionales del petróleo
otorga 1500 millones extras25 al presupuesto calculado para este año,
aun así, desde el Gobierno se insiste en las solicitudes de crédito a
organismos internacionales con la correspondiente subordinación
en términos de políticas que estos organismos realizan para otorgar
dichos desembolsos.
El caso de Ecuador permite ver una captura del Estado por
parte de las élites que presenta ciertas diferencias con las formas de
captura durante la etapa neoliberal de los años 1990-2000 ya que,

24 Ver Mideros Andrés (2021), “Estamos frente a una propuesta de ley que fomenta
las desigualdades”. En: https://www.primicias.ec/noticias/firmas/propuesta-fomenta-
reproduccion-desigualdades/
25 El Universo (15 de marzo del 2022). https://www.eluniverso.com/noticias/politica/
gobierno-analizara-medidas-compensatorias-para-sector-agricola-y-estima-en-unos-
1500-ingresos-extras-por-el-aumento-del-precio-del-petroleo-nota/

220
De banquero a presidente. Las élites económicas ecuatorianas...

como señala Nercesian (2020), el objetivo en aquel momento se cen-


traba en la reducción del Estado y la liberalización de la economía
y el comercio dando fin a la etapa de sustitución de importaciones;
mientras que el neoliberalismo contemporáneo se desarrolla en el
marco de un capitalismo financiarizado, por lo tanto lo fundamen-
tal del ejercicio del control del Estado no son las reformas de ajuste
estructural, sino contar con una institución que garantice la libre
circulación de bienes y capital.

CONCLUSIONES
Al revisar el comportamiento de las élites y su relación con los ám-
bitos de la política ecuatoriana durante los últimos 30 años se ve la
convivencia de lógicas regionales con una estrategia de cohesión
que les permite actuar de manera conjunta en distintas coyunturas.
Históricamente, las élites establecieron relaciones con partidos
políticos que representaban, de manera directa, sus intereses y fueron
actores centrales durante el periodo neoliberal. Tras las sucesivas
crisis políticas y sociales, de inicios de siglo, la mayoría de los par-
tidos políticos ligados a las élites desaparecieron. El PSC, único
sobreviviente, quedó relegado al sector de la costa, especialmente a
la provincia de Guayas.
La llegada de los gobiernos progresistas implicó una forma
diferente de influencia más ligada al lobby y a negociaciones realizadas
sin mayor prensa. De este modo, aunque perdieron la representación
directa y se enfrentaron a la política de control de salida de divisas y la
retórica antitratados de libre comercio del presidente Correa, mantu-
vieron un poder estructural que, con la disminución del presupuesto
estatal tras la caída del precio de las commodities les permite recu-
perar poder instrumental, contando cada vez más espacios abiertos al
lobby. A la par, las investigaciones muestran que, en el caso de las élites
locales, estas mantienen de forma continua su presencia directa en los
espacios de gestión política local, como alcaldías o prefecturas.
Con Lenín Moreno como presidente, las élites aprovecharon la
oportunidad brindada por el Gobierno para ocupar de manera directa
el Estado y desde allí elaborar políticas como condonación de deudas,

221
Anahi Macaroff

exoneraciones fiscales y regulaciones laborales más flexibles destina-


das a favorecer sus intereses. Las protestas sociales de octubre del
2019 evidenciaron una cohesión entre las distintas fracciones de las
élites económicas y sus formas de representación política encabezadas
por las dos figuras de los principales partidos políticos, Jaime Nebot y
Guillermo Lasso.
El descontento social y el rechazo al neoliberalismo no im-
pidió a la alianza Lasso/Nebot ganar las elecciones en el 2021, en un
escenario muy complejo por la escasa representación lograda en la
Asamblea Nacional. El juego de alianzas y disputas desplegado en el
ámbito político desde que Lasso asumió la presidencia da cuenta de
una debilidad de las instituciones políticas y los partidos de centro-
izquierda, así como de fracturas entre las élites.
A partir de 2012 se produce una recomposición y renovación
de la representación política de las élites en nuevos partidos políti-
cos. Esto implicó un nuevo momento donde las históricas disputas
interélites tienen menos relevancia que los intereses en común. En el
contexto de hegemonía del gobierno de Rafael Correa, los distintos
partidos ligados a las élites, en lugar de competir entre sí, adoptaron
una estrategia de frente común que les permitió aprovechar el
desgaste del progresismo. La llegada al poder de Lenin Moreno y
de Guillermo Lasso después abrió espacios para la recuperación del
poder instrumental y la ocupación directa del Estado por parte de
las élites económicas.
Al cierre de este trabajo, el gobierno de Guillermo Lasso afrontó
un gran paro y movilización nacional que duró 18 días liderado por el
movimiento indígena. En este marco y amparados por la Constitución
Nacional desde el bloque de UNES se puso en marcha el mecanismo
de muerte cruzada que implicaba la destitución del presidente y un
llamado anticipado a elecciones para renovar ambos poderes. Dicha
moción finalmente no contó con los votos suficientes, en especial por
la falta de apoyo del PSC y la ID quienes, aunque se muestran críticos
y hasta discursivamente se presentan como oposición al Gobierno, le
dieron su respaldo para continuar su gestión. Interesa remarcar que
más allá de las posibles disputas de poder entre los partidos políticos que

222
De banquero a presidente. Las élites económicas ecuatorianas...

representan a las élites, se está en un momento histórico de conflu-


encia de intereses. Esto es así, por la misma lógica de funcionami-
ento del capitalismo cada vez más transnacional y financiarizado en
la cual están insertas las élites económicas ecuatorianas. De este
modo, más allá de que algunas élites prefieren uno u otro partido
todas coinciden en puntos en común relacionados principalmente
con políticas fiscales, alianzas público-privadas y concesiones o pri-
vatizaciones encubiertas y flexibilización laboral.

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227
DESPUÉS DE LA TORMENTA
LA ÉLITE ECONÓMICA BOLIVIANA ENTRE
LA NEGOCIACIÓN PRAGMÁTICA Y EL
CONFLICTO POLÍTICO LATENTE
Jonas Wolff

INTRODUCCIÓN
En noviembre del 2021, un año después de su sorprendente triunfo
electoral, el presidente Luis Arce debió afrontar la que probable-
mente fue su crisis política más grave hasta la fecha. Ante fuertes
protestas, el 14 de octubre el gobierno del Movimiento al Socialismo
(MAS) ya había anunciado la retirada de una ley: En respuesta al
proyecto de ley “Contra la Legitimación de Ganancias Ilícitas,
Financiamiento al Terrorismo y Financiamiento de la Proliferación
de Armas de Destrucción Masiva o no Convencionales” (Ley 218),
organizaciones gremiales1 habían convocado a movilizaciones que
luego también recibieron el apoyo de la oposición política-cívica.
Los gremialistas percibieron las medidas de control financiero
previstas por la Ley 218 como una amenaza al comercio informal

1 El sector gremial, en Bolivia, aglutina a un amplio rango de personas trabajadoras


por cuenta propia y emprendimientos pequeños y familiares con un enfoque en el
comercio (y también la producción) informal. Se caracteriza por una alta capacidad
de acción colectiva (Jiménez et al., 2018).

229
Jonas Wolff

(La Razón, 2021a), mientras que las fuerzas opositoras veían en la


ley un intento de imponer un “estado policiaco [sic]” (La Razón,
2021d). Sin embargo, con la retirada de la propuesta legislativa,
las protestas no cesaron y se redirigieron a otra ley con un nombre
muy similar: la “Ley de Estrategia Nacional de Lucha contra la Le-
gitimación de Ganancias Ilícitas y Financiamiento al Terrorismo”
(Ley 1386). Esta ley, una suerte de ley marco que definió a grandes
rasgos lo que la Ley 218 iba a implementar, ya había sido aprobada
por la Asamblea Legislativa Plurinacional en agosto del 2021, sin
causar mayor revuelo. Ahora, en los sectores movilizados, la Ley
1386 se volvió el nuevo blanco (El Deber, 2021e). De hecho, las
movilizaciones se intensificaron aún más y en noviembre las
protestas –que continuaban aglutinando a gremialistas y a otras
organizaciones sindicales, partidos opositores y comités cívi-
cos– culminaron en un paro cívico que detuvo a varias ciudades
del país (Los Tiempos, 2021d). La movilización y el bloqueo más
fuertes se vieron en Santa Cruz, donde también se presentaron
enfrentamientos violentos. Después de una semana de paro, el
14 de noviembre el presidente Arce anunció la abrogación de la
Ley 1386.
En el presente capítulo no se analizará la dinámica de
esta movilización ni sus implicancias para el gobierno del MAS,
sino que se realizará una observación más específica de cómo
en este conflicto las asociaciones empresariales, que habían
criticado duramente la Ley 218, se mantuvieron al margen cu-
ando las protestas se intensificaron. De hecho, como se expon-
drá más adelante, llama la atención la casi total ausencia de
pronunciamientos en favor del paro cívico por parte de la élite
económica boliviana, a pesar de la obvia cercanía social, cul-
tural e ideológica a protagonistas claves del paro, particular-
mente en Santa Cruz. Tomando esta observación como punto
de partida, se formularon las siguientes preguntas: ¿cómo se
posicionó la élite económica frente al nuevo gobierno del MAS,
ante un contexto inesperado de victoria electoral de Luis Arce?
Y, ¿cómo evolucionaron las relaciones entre el nuevo gobierno

230
Después de la tormenta...

del MAS y la élite económica durante el primer año de Arce en


la presidencia?2
ÉLITES ECONÓMICAS, PODER EMPRESARIAL Y EL CASO BOLIVIANO:
UNA BREVE VISIÓN CONCEPTUAL E HISTÓRICA3
En sociedades capitalistas, la élite económica forma una parte
clave de lo que C. Wright Mills denominó “la élite del poder” (1956).
Aunque es notoriamente difícil determinar con precisión quiénes
pertenecen a la élite económica de un país determinado (y quié-
nes no), el concepto por lo general se refiere al grupo reducido de
individuos o familias que –como propietarias o encargadas de las
altas gerencias de las grandes empresas (Molina, 2019)– ejercen una
influencia desproporcionada sobre la economía privada y cuyas de-
cisiones en la asignación de recursos económicos, por ende, tienen
efectos palpables en la sociedad y en la política nacional (Lindblom,
1977; Mills, 1956).
En lo que sigue, cuando se habla de élite económica, élite
empresarial o empresariado, se refiere a este grupo de personas
privilegiadas en términos de poder económico, a las empresas y
grupos económicos que controla y a las asociaciones empresariales
que tienden a representar, sobre todo, a sus intereses. Obviamente,
existen muchos actores empresariales más, desde empresas media-
nas con cierta relevancia local o sectorial hasta una multitud de
micro y pequeñas empresas, incluidas en la economía informal. Sin
embargo, por muy importante que sean estos actores en conjunto
en términos macroeconómicos, quienes controlan tales empresas

2 El análisis empírico que se presentará en este capítulo se basa, por un lado, en


un análisis de contenido en el período de la cobertura mediática en tres importantes
periódicos bolivianos (La Razón, El Deber y Los Tiempos), complementada con el
estudio de fuentes primarias (comunicados de las asociaciones empresariales claves,
incluyendo su comunicación en Twitter). Se le agradece a Franziska Bujara su valioso
aporte de investigación a esta parte del análisis. Por otro lado, durante una estadía
en Bolivia durante el mes de noviembre del 2021, se realizó una serie de entrevistas.
En particular, se quisiera agradecer a quienes participaron en el conversatorio muy
amablemente organizado por la Friedrich-Ebert-Stiftung (FES) en Bolivia en donde
se tuvo la oportunidad de presentar las observaciones e interpretaciones preliminares
de este trabajo para recibir comentarios, sugerencias y críticas increíblemente útiles.
3 Partes de esta sección se basan directamente en Wolff (2020).

231
Jonas Wolff

o emprendimientos no forman parte de la élite económica porque


–como individuos– no gozan de la correspondiente incidencia en la
economía nacional.
Para el caso de la Bolivia contemporánea, el ránking de
las empresas más grandes de ese país facilita una primera aproxi-
mación a la élite económica. Como lo explica el autor del ránking,
Hugo Siles, en una entrevista con el periódico Correo del Sur, las
400 empresas más grandes “representan alrededor del 8 % de lo
que produce Bolivia”. Dado que en el país “aproximadamente existen
400 mil empresas”, este hecho indica “una economía muy concen-
trada” (Correo del Sur, 2021). Según las cifras más actuales, las
diez empresas más grandes incluyen, por un lado, a tres empre-
sas públicas: Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB),
YPFB Refinación en el área de hidrocarburos y la Empresa Nacional
de Telecomunicaciones (ENTEL). Por otro lado, se encuentra una
serie de compañías que pertenecen a empresas o conglomerados
transnacionales: una empresa del sector agroindustrial (Industrias
de Aceite/Alicorp Bolivia), una compañía privada de telecomu-
nicación (Telefónica Celular de Bolivia/Tigo), una compañía que
controla la mina más importante del país (Minera San Cristóbal),
dos empresas productoras de bebidas (Cervecería Boliviana Na-
cional y Embotelladoras Bolivianas Unidas) y una de la industria
de alimentos (Pil Andina) (El Diario, 2021).4 Los actores empre-
sariales más importantes que son controlados por empresarios o
familias de Bolivia se identifican como los grupos económicos que,
típicamente, “se forman en torno a los bancos grandes y tradicionales”,
incluyen “empresas de mucho otros tipos, desde supermercados y
malls hasta molineras y embotelladoras” y “en la región oriental
del país poseen tierras, plantas agroindustriales y ganado” (Molina,
2019, pp. 49-50).5

4 Además, en el ránking más reciente figura una cooperativa cruceña del área de
energía eléctrica (Cooperativa Rural de Electrificación) (El Diario, 2021).
5 Como detalla Fernando Molina (2019, pp. 49-74), casos importantes incluyen el
Grupo Zuazo (alrededor del Banco Mercantil Santa Cruz), el Grupo Bedoya (Banco
Nacional de Bolivia), el Grupo León Prado (Banco BISA), el Grupo Monasterio

232
Después de la tormenta...

Dado que en el sector extractivo (hidrocarburos y minería) pre-


domina el Estado o el capital extranjero, el segmento económicamente
más fuerte e importante de la élite empresarial boliviana se rela-
ciona con el sector agroindustrial (concentrado en Santa Cruz) y el
sector financiero. En cambio, el sector industrial es relativamente
débil y dominado por empresas transnacionales que son “influyentes en
cuanto a sus intereses económicos particulares”, pero “se mantienen
al margen de los debates político-partidarios” (Wolff, 2020, p. 156).
Las divisiones sectoriales y regionales también se ven reflejadas en
la estructura asociativa del empresariado boliviano. La Confederación
de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), como asociación
general a nivel nacional, había ganado en fuerza organizativa y
política durante la resistencia contra el gobierno de Hernán Siles
Zuazo en los años ochenta del siglo pasado (Conaghan y Malloy, 1994,
pp. 121-129). Sin embargo, la CEPB y las asociaciones nacionales
de índole sectorial (como la Cámara Nacional de Industrias-CNI o la
Cámara Nacional de Comercio-CNC) sufren porque la importancia
económica de Santa Cruz tiende a llevar al empresariado cruceño
a actuar a través de sus propias representaciones institucionales a
nivel departamental.6 Las principales asociaciones que representan
al segmento cruceño de la élite económica incluyen la Cámara de
Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (CAINCO)
y la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz (FEPSC),
además de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas
y Trigo (ANAPO) y la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO).
Resulta notorio que la FEPSC es la única federación departamental
de empresarios privados que no pertenece a la CEPB.7
En cuanto al rol político de la élite económica, resulta útil dis-
tinguir entre tres tipos o dimensiones de poder empresarial (Crabtree

(Banco Ganadero), el Grupo Kuljis (Banco Económico) y el Grupo Marinkovic


(también Banco Económico).
6 Una excepción notable es la Asociación Nacional de Bancos (ASOBAN) (Molina,
2017).
7 La FEPSC se retiró de la CEPB en 2004 con el argumento de que la confederación
nacional no estaba tomando una posición suficientemente firme contra las políticas
promovidas por el Gobierno de turno.

233
Jonas Wolff

et al., 2023; Fairfield, 2015; Fuchs y Lederer, 2017). Primero, el em-


presariado privado goza de poder estructural, el cual constituye el
fundamento de la “posición privilegiada del empresariado” en sociedades
capitalistas (Lindblom, 1977, cap. 13) y se basa en el hecho de que
sus decisiones –¿invertir o desinvertir?, ¿en el país o en el extran-
jero?, ¿en la expansión de la producción, en innovación o en activos
financieros?, ¿crear o reducir empleo? etc.– tienen consecuencias
directas e indirectas para el Estado y el Gobierno de turno, pues in-
fluyen sobre el nivel de sus ingresos (impuestos) y sobre la dinámica
general de la economía. Como consecuencia, cada gobierno, antes
de tomar decisiones de índole económica, debe considerar la posi-
ble respuesta “del mercado”.
Segundo, mientras que el poder estructural opera sin la coordi-
nación y la acción colectiva del sector privado, el poder instrumental se
refiere a los mecanismos utilizados por las élites económicas para in-
fluir de manera activa en las decisiones políticas. Estos mecanismos
incluyen el lobbying de las asociaciones empresariales, la influencia
de empresas, empresarios y asociaciones empresariales en partidos
políticos y la presencia directa de representantes empresariales o
de tecnócratas afines en las instituciones y agencias del Estado
–incluyendo las más altas esferas políticas, como en el caso de los
“presidentes empresarios”– (Nercesian, 2020).
Tercero, el empresariado incide en los debates y las deci-
siones políticas de forma indirecta, a través de su poder discursivo;
es decir, su capacidad de influir en el debate público, la opinión
pública y en los valores, las ideas y las normas hegemónicas que
subyacen en el discurso social. En esta dimensión, los grupos em-
presariales actúan en el ámbito de la sociedad civil, en particular
desde los medios de comunicación privados (controlados frecuente-
mente por miembros de la élite económica), así como el sector
educativo, para incidir en la construcción y disputa de la hegemonía
cultural –en sentido gramsciano– (Durand, 2019, pp. 59-60).
Históricamente, y de manera pronunciada durante los años de
la hegemonía neoliberal y de la “democracia pactada” (1985-2003), la
élite económica en Bolivia gozaba de un acceso privilegiado a la are-

234
Después de la tormenta...

na política y de una influencia directa en las políticas económicas en


particular (Conaghan y Malloy, 1994, caps. 7-9; Crabtree et al., 2023,
caps. 2-3; Wolff, 2018, pp. 75-79). Sin embargo, a partir del año
2000, el ciclo de protestas contra el modelo neoliberal, el derrumbe
del sistema tradicional de partidos y el ascenso político del MAS
redujeron significativamente el poder instrumental y discursivo de
la élite económica. Al mismo tiempo, el boom de los commodities
y el creciente rol del Estado en la economía limitaron también su
poder estructural (Wolff, 2016).
La respuesta inmediata del empresariado boliviano a este
desafío de poder fue la confrontación. Durante los primeros años
del gobierno de Evo Morales (2006-2008), la alianza entre la élite
económica, la élite política tradicional y los comités cívicos regionales
enfrentó abiertamente al Gobierno central con el objetivo de blo-
quear o frustrar el “proceso de cambio” promovido por el MAS.
Teniendo como base las tierras bajas (la “media luna”) y Santa
Cruz, en particular, esta resistencia tomó la forma de movimientos
autonomistas conservadores (Eaton, 2011), los cuales tuvieron un
relativo éxito en forzar una serie de concesiones, que se tradujeron
en revisiones importantes del borrador constitucional (Romero et
al., 2009). Sin embargo, fracasaron políticamente, pues en el 2009,
una amplia mayoría del electorado aprobó la nueva constitución y
más tarde votó por la reelección de Evo Morales.
A partir de dicho año, la situación de enfrentamiento empezó
a dar paso a un proceso de acercamiento entre el Gobierno y la élite
económica. Gradualmente emergió un diálogo cada vez más fluido
y cooperativo que culminó en acuerdos y una suerte de alianza tác-
tica entre ambas partes. Este cambio fue más notable en Santa Cruz
y significó el distanciamiento entre las principales asociaciones em-
presariales (que comenzaron a centrarse en sus intereses netamente
económicos) y la oposición política-cívica (Wolff, 2016).
Una consecuencia directa de esta alianza táctica entre el
empresariado boliviano y el gobierno del MAS fue que las asocia-
ciones empresariales adoptaron una posición cautelosa frente a la
movilización en contra de que Evo Morales se presentara de nuevo

235
Jonas Wolff

a las elecciones presidenciales del 2019. Por ende, la élite económi-


ca desempeñó un papel marginal en el movimiento por la defen-
sa del referéndum del 21 de febrero del 2016 (“21F”), que reunió
a la oposición política, a comités cívicos y a nuevas plataformas
ciudadanas (urbanas) (Wolff, 2020, pp. 141-143; Zegada, 2019, pp.
150-152). Eso solo cambió, y de manera gradual, cuando las denun-
cias de fraude después de las elecciones en octubre del 2019 desem-
bocaron en protestas masivas. Mientras algunas cámaras cruceñas
como la CAO y la Cámara de Exportadores, Logística y Promoción
de Inversiones de Santa Cruz (CADEX) decidieron tempranamente
apoyar las protestas poselectorales, las asociaciones a nivel nacional
como la CEPB, la CNI, también la CAINCO y la FEPSC en Santa
Cruz, mantuvieron una posición mucho más reservada hasta (poco
antes de) la renuncia forzada de Evo Morales. Fue cuando Jeanine
Áñez asumió la presidencia interina que todas las representaciones
de la élite económica boliviana dieron de forma unánime su apoyo
abierto al cambio ya consumado.8
En términos generales, para el empresariado, el Gobierno
interino significó una vuelta a la situación previa al Gobierno del
MAS caracterizado por un acceso político directo y privilegiado
del empresariado (del cruceño en particular), por una coincidencia
ideológica en cuestiones de política económica y por una cercanía
en términos de estatus social e identidad étnico-cultural (Mayorga,
2020; Molina y Bejarano, 2020; Wolff, 2020, pp. 153-162). Sin em-
bargo, de manera imprevista para las partes, esta constelación se
quedó en un mero interludio temporal.

LA ÉLITE ECONÓMICA BOLIVIANA DESPUÉS DEL RETORNO DEL


MAS: DINÁMICAS CLAVES DURANTE EL PRIMER AÑO DE LUIS ARCE
Durante los últimos años, la élite empresarial boliviana ha ex-
perimentado una serie de cambios imprevistos: desde la renuncia
forzada de Evo Morales y la inauguración de un gobierno interino

8 Para un análisis empírico del comportamiento de las principales asociaciones


empresariales durante este breve período, véase Wolff (2020, pp. 143-154).

236
Después de la tormenta...

conservador a finales del 2019 hasta el retorno del MAS con la


victoria electoral de Luis Arce el 18 de octubre del 2020. En esta
sección se analizará la respuesta de la élite económica boliviana
ante el retorno del MAS al poder nacional, su posicionamiento
frente al gobierno de Arce durante su primer año y la evolución
de las relaciones del empresariado con el Gobierno, por un lado,
y con la oposición política-cívica, por otro. Empíricamente, se fo-
calizará en las asociaciones empresariales en tanto actores principales
y expresión de las representaciones de la élite económica. El si-
guiente análisis se estructura en torno a cuatro ejes.

EL POSICIONAMIENTO DE LA ÉLITE ECONÓMICA FRENTE AL


GOBIERNO DE LUIS ARCE
La primera observación es que, desde la victoria electoral de Arce,
los pronunciamientos de las asociaciones empresariales se han
caracterizado por un énfasis en el llamado al diálogo. Consistente-
mente pidieron reuniones con el presidente y otros miembros de
su gabinete, propusieron la construcción de una agenda conjunta
e incluso hablaron del potencial de alianzas público-privadas y
pactos con el Gobierno.9
Hasta la fecha de consolidar este capítulo (junio del 2022), esta
postura orientada al diálogo se ha mantenido incluso en situaciones de
conflicto; es decir, cuando propuestas o medidas gubernamentales pro-
vocaron el rechazo del empresariado boliviano. Los comunicados
y pronunciamientos de las asociaciones empresariales durante el
año 2021 frecuentemente contenían críticas a políticas específicas
del Gobierno, pero siempre iban acompañados por invitaciones al
diálogo.10 La élite empresarial ha preferido evitar aparecer como
actor político, entrar en una confrontación con el Gobierno e in-
volucrarse directamente en el conflicto político-partidario entre
el MAS y la oposición (El Deber, 2021c). Como fue mencionado

9 Para algunos ejemplos, véase El Deber (2020, 2022a) y Los Tiempos (2020a,
2022).
10 Un ejemplo para ello es la declaración del Congreso Nacional de Líderes
Empresariales y Emprendedores 2021 (CEPB, 2021b).

237
Jonas Wolff

en la introducción y se analizará con mayor detalle más ade-


lante, dicha postura se pudo observar durante el paro cívico de
noviembre del 2021.
Esta postura refleja, plausiblemente, un aprendizaje de la
élite económica durante el primer gobierno del MAS entre el 2006 y
el 2019. Después de una primera fase de confrontación, se produjo
un proceso de acercamiento entre el Gobierno y las asociaciones
empresariales claves que culminó en relaciones bastante fluidas y
cooperativas (Wolff, 2016). Al optar por el diálogo y la negociación,
la élite económica obtuvo concesiones importantes e incluso se
logró identificar una serie de intereses estratégicos comunes (en el
marco de la agenda neodesarrollista del MAS). Al mismo tiempo, el
empresariado evitó así los riesgos de participar en la confrontación
política. La relación cooperativa con el gobierno de Morales se ba-
saba en la lógica, explícitamente expuesta por el vicepresidente de
turno, Álvaro García-Linera, de que el MAS iba a apoyar al gran
empresariado boliviano a “ganar dinero” y “hacer negocios” siem-
pre y cuando se abstuviera de meterse en la política, de tratar de
“convertir su poder económico en poder político” (Eju.tv, 2009).
En este sentido, la postura del empresariado durante el
primer año del gobierno de Arce representa una suerte de retorno
a la actitud de la élite económica que caracterizó los últimos años
del gobierno de Morales. Como ya se ha analizado previamente
(Wolff, 2020), las asociaciones empresariales se aliaron gradual y
cautelosamente a las protestas poselectorales que, al final, desembo-
caron en la renuncia forzada del presidente Morales. No obstante,
la élite económica celebró y apoyó la polémica toma de posesión
de Jeanine Áñez como presidenta interina. En este nuevo gobierno
los sectores empresariales claves tuvieron una presencia directa y
alineación con el Gobierno en la coyuntura.11

11 En general, la política económica del gobierno interino se orientó a los intereses


de las élites económicas, del sector agroindustrial cruceño en particular. Sin embargo,
las medidas tomadas durante la presidencia de Áñez reflejaron un ajuste más bien
gradual y parcial. Tanto la mayoría continuada del MAS en la Asamblea Legislativa
Plurinacional como la pandemia impidieron la implementación de una agenda de
reformas más coherente y profunda (Wolff, 2020, p. 154).

238
Después de la tormenta...

Mientras que durante la presidencia interina de Áñez el


empresariado gozaba de una influencia política directa, el regreso
del MAS al Gobierno significó un debilitamiento dramático de este
poder empresarial instrumental. La élite económica perdió su partici-
pación en el Gobierno y el partido oficialista. Además, con la victoria
electoral del MAS, los partidos políticos cercanos a la élite económica
cayeron otra vez en una situación de debilidad y fragmentación
a nivel nacional, por lo que tampoco ofrecieron al empresariado
canales viables para tener incidencia política. Como resultado, a las
asociaciones empresariales solo les quedó apoyarse en su poder es-
tructural y complementarlo con una estrategia discursiva, destinada
a convencer tanto al Gobierno como al público en general de la im-
portancia social y del afán cooperativo del empresariado.

TEMAS Y CARACTERÍSTICAS DE LOS CONFLICTOS ENTRE EL


EMPRESARIADO BOLIVIANO Y EL GOBIERNO
Durante el primer año de la presidencia de Arce existieron muchos
conflictos entre el Gobierno y la élite económica, pero estos se ca-
nalizaron como controversias por cuestiones específicas, más que
como conflictos abiertos entre la agenda política del gobierno y los
intereses vitales del empresariado.
Una primera serie de controversias giró en torno a la anu-
lación de medidas tomadas por el gobierno interino de Áñez. En
diciembre del 2020, el nuevo gobierno abrogó la decisión de su
predecesor de ampliar por 15 años más la concesión del registro
de comercio a la Fundación para el Desarrollo Empresarial
(Fundempresa), una entidad privada constituida por un consorcio
de cámaras empresariales (CNC, CNI, CAINCO y Cámara de la
Construcción de Santa Cruz-CADECOCRUZ).12 También en diciem-
bre del 2020, el presidente Arce derogó una gama de decretos que,
entre otras cosas, habían liberado las exportaciones de productos
alimenticios y concedían exenciones e incentivos tributarios para

12 En octubre del 2021, el gobierno estableció por decreto que el registro de


comercio pasaría a una nueva institución pública (SEPREC), reemplazando a la
Fundempresa (La Razón, 2021c).

239
Jonas Wolff

el sector empresarial (Página Siete, 2020). En general, las restric-


ciones a la exportación de ciertos productos agropecuarios y la
regulación de sus precios en el mercado doméstico continuaron
causando conflictos entre el gobierno de Arce y el sector agroin-
dustrial. En febrero del 2021, la ANAPO realizó un bloqueo en contra
de la banda de precios para la venta de ciertos subproductos de la
soja (Los Tiempos, 2021b). Durante el mismo mes, la CAO criticó
la decisión del Gobierno de anular “títulos de propiedad emitidos
supuestamente de manera ilegal durante el gobierno de Jeanine
Áñez en el departamento de Santa Cruz” (Los Tiempos, 2021a).13
En abril del 2021, la ANAPO criticó la derogación de decretos que
habían viabilizado el uso de organismos genéticamente modifica-
dos “para los cultivos de soya, maíz, trigo, algodón y caña de
azúcar” (ANAPO, 2021).
Segundo, las medidas tomadas en respuesta a la pandemia y
sus consecuencias socioeconómicas provocaron el rechazo del empre-
sariado. En el caso del impuesto a las grandes fortunas, introducido
en diciembre del 2020, los pronunciamientos críticos por parte de las
asociaciones empresariales fueron bastante reservadas.14 En contraste,
decisiones en diciembre del 2020 y enero del 2021 con respecto al tema
del diferimiento y la reprogramación de créditos bancarios recibieron
críticas –combinadas con demandas por apoyo financiero gubernamen-
tal– no solo de la ASOBAN, sino también de la CEPB y la CAINCO.15
Un tercer tema, que fue controversial en reiteradas oca-
siones durante el gobierno de Evo Morales (Wolff, 2019, p. 119),
se relaciona con el pago del aguinaldo (La Razón, 2020b) y con
incrementos salariales que los gobiernos del MAS negociaron solo
con la Central Obrera Boliviana (COB) sin participación del em-
presariado (Los Tiempos, 2021c). Finalmente, el problema del con-
trabando es quizás el único tema en el que las quejas frecuentes

13 Otra controversia en torno a la cuestión de la propiedad de la tierra tiene que ver


con conflictos por tierra entre colonos del occidente del país, por un lado, y las élites
cruceñas y la población indígena en las tierras bajas, por otro (El Deber, 2021d).
14 Véase, por ejemplo, Los Tiempos (2020c).
15 Véase La Razón (2020a), CAINCO (2021) y CEPB (2021a).

240
Después de la tormenta...

del empresariado (ante la inacción del Gobierno) dieron lugar a la


cooperación entre el sector privado y el Gobierno actual.16
En términos generales, la élite económica discrepa ideológica-
mente de la agenda económica del Gobierno, pues apunta a la sus-
titución de importaciones y la industrialización con enfoque en la
inversión pública y las empresas públicas. Sin embargo, tampoco
se ve amenazada por esta agenda e, incluso, sigue beneficiándose de
algunas medidas, tal como ha sido el caso durante el mandato
de Evo Morales (Arze y Gómez, 2013; Webber, 2016; Wolff, 2019).
Ejemplos concretos del primer año del presidente Arce incluyen la
implementación de dos fondos para reactivar la economía y susti-
tuir importaciones, la introducción de incentivos tributarios para
la importación de bienes de capital y el estímulo de la demanda
interna (La Razón, 2021e). Además, la inversión pública igual
constituye un gran negocio para muchas empresas. Al mismo
tiempo, la dinámica del sector privado y de la agroindustria cru-
ceña, en particular, siguen siendo importantes para el Gobierno
–lo cual refleja el poder estructural de las empresas y también el
interés común en la expansión de la producción agroindustrial–.
Sin embargo, hay una excepción, un tema general que sí
cruza todos los conflictos específicos. Desde la perspectiva del
empresariado se percibe una falta de reconocimiento de sus es-
tructuras representativas como interlocutoras del Gobierno. Esto
lleva al siguiente eje de análisis.

LA ACTITUD DEL GOBIERNO DE ARCE HACIA LAS ASOCIACIONES


EMPRESARIALES
Como se ha visto, las asociaciones empresariales respondieron a la
victoria electoral de Arce con el retorno a un discurso dispuesto al
diálogo con el MAS. El nuevo Gobierno, sin embargo, no ha vuelto
a la lógica de relacionamiento con el sector privado que caracterizó

16 En agosto del 2021, la CNI y el Viceministerio de Lucha Contra el Contrabando


“firmaron un convenio orientado a realizar acciones conjuntas público-privadas
para fortalecer los mecanismos y gestiones de lucha contra el contrabando a escala
nacional” (El Deber, 2021a).

241
Jonas Wolff

a los años entre el 2011 y el 2019. Desde su toma posesión, el presi-


dente Arce ha rechazado casi todo tipo de interacción oficial con
las personas representantes del empresariado boliviano. Con pocas
excepciones, no hubo respuesta gubernamental a los llamados al
diálogo y a las demandas de ser escuchadas e incorporadas por par-
te del empresariado.17
La estrategia del Gobierno, en un contexto de alta polari-
zación política, parece ser enfocar la relación con su propia base y
evitar cualquier señal de que pueda haber una alianza con el grupo
empresarial (cruceño). Esta estrategia se podría entender como re-
sultado de un aprendizaje. Por un lado, las protestas poselectorales
del 2019 revelaron la débil capacidad de movilización del MAS (que
solo fue recuperada después de la renuncia forzada de, o el “golpe”
contra, Evo Morales). El MAS, en esta ocasión, debió reconocer que
la oposición demostró una alta capacidad de movilización, y no su-
cedió lo mismo con el MAS, y que esta correlación de fuerzas en las
calles se convirtió en una pieza clave en el sorprendente final del Go-
bierno de Morales (Mayorga, 2020). Ante esta experiencia, el enfoque
del presidente Arce aparentemente se centra en las relaciones con la
propia base del MAS y el llamado Pacto de Unidad, en particular. Por
otro lado, los acontecimientos entre octubre del 2019 y octubre del
2020, desde la perspectiva del MAS, también han demostrado que
la alianza con la élite económica fue meramente táctica y no sirvió
de mucho en el contexto de un desafío abierto a su poder. Aunque es
cierto que las asociaciones respondieron de manera gradual e incluso
cautelosa a la escalada de protestas poselectorales (Wolff, 2020, pp.
140-152), al final no había duda de cuál lado estarían. Su actitud du-
rante el gobierno interino de Áñez consolidó la imagen de que –por
razones ideológicas y sociales, pero también étnico-culturales (Molina
y Bejarano, 2020, pp. 175-176)– la élite económica siempre va a estar
cerca de las fuerzas políticas y sociales opuestas al MAS.18

17 La primera reunión oficial del Gobierno con el empresariado boliviano tuvo


lugar el 25 de abril del 2022, a un año y medio de la presidencia de Arce (El Deber,
2022a).
18 Además, las diferencias entre las personalidades de Arce y Morales probablemente

242
Después de la tormenta...

LA ESTRATEGIA DE LAS ASOCIACIONES EMPRESARIALES


El cuarto momento fue la reacción de la élite económica a la con-
tinua falta de respuesta gubernamental a los llamados de diálogo,
por un lado, y al reciente resurgimiento de la oposición política-
cívica en algunas regiones del país, por otro. Aunque aquí es solo
posible dar una respuesta preliminar, la élite económica hasta
ahora ha mantenido la postura explicada en líneas anteriores (El
Deber, 2022a; Los Tiempos, 2022). A diferencia de la primera fase
del gobierno de Morales (2006-2009) y su fin (octubre-noviembre
del 2019), la estrategia del empresariado (tanto a nivel nacional
como en el caso específico de Santa Cruz) parece ser evitar la re-
constitución de la vieja alianza político-cívico-empresarial para
enfrentarse al Gobierno (El Deber, 2021b, c). Como se mencionó
en la introducción, eso incluso se podía observar durante el paro
cívico del noviembre del 2021. Con la excepción de las asocia-
ciones empresariales de Cochabamba que se sumaron al paro de
manera pública (Los Tiempos, 2021e), tanto las organizaciones
nacionales como las asociaciones cruceñas evitaron tomar una
posición oficial al respecto.19
Al comparar la coyuntura actual con la situación de los años
anteriores, lo anterior refleja plausiblemente el contexto específico
después del retorno del MAS. En la coyuntura actual, no hay una
amenaza seria a los intereses empresariales vitales, como la hubo
durante el proceso constitucional del 2007-2009, por ejemplo, con
la promesa gubernamental de una revolución agraria. Tampoco se
percibe una salida que significaría otro derrocamiento del MAS,
como la dio en cierto punto de la crisis del 2019.

también influyen en las diferentes posturas frente al empresariado: el estilo


negociador del sindicalista Evo Morales versus la postura dogmática del economista
socialista y funcionario público Luis Arce. Llama la atención que incluso hubo un
encuentro entre el expresidente Morales y representantes del empresariado cruceño
(La Razón, 2021a). Según dicen algunos observadores, Arce ya era crítico con el
diálogo con la élite económica cuando era ministro de Economía.
19 Al menos, no hay pronunciamientos en las páginas web o las cuentas de Twitter
de las asociaciones más importantes, ni en los periódicos analizados. Este silencio es
aún más notable cuando se compara con los pronunciamientos abiertos y críticos en
contra de la Ley 218 en las semanas anteriores (véase, por ejemplo, CEPB, 2021c).

243
Jonas Wolff

Como consecuencia, podría afirmarse que, en el contexto ac-


tual, al empresariado le parece innecesario, riesgoso y poco rentable
una alianza explícita con las fuerzas opositoras. La estrategia alter-
nativa, aparentemente, ha sido el intento de construir una mayor
unidad del sector empresarial, al reforzar su cohesión y capacidad
de acción colectiva –un factor clave del poder empresarial instrumental
(Fairfield, 2015, pp. 38-39). Esto, al menos, sugiere la convocatoria
de la CEPB a un Congreso Nacional del Empresariado Privado en
mayo del 2021 (CEPB, 2021b). Esta estrategia aborda la debilidad
estructural de la élite económica boliviana: su fragmentación,
sobre todo regional, que históricamente ha limitado su poder
instrumental, en comparación con el caso peruano (Crabtree
et al., 2023). En lo inmediato, esta estrategia tampoco ha dado
frutos visibles.
Después de un año del gobierno de Arce, por ende, las asocia-
ciones empresariales se encuentran en una situación ambivalente.
Por un lado, hay pocos indicios de que la relación con el Gobierno
pudiera mejorar, aunque tampoco existe la percepción de amenaza
para sus intereses por parte del empresariado. Por otro lado, el con-
texto de alta polarización política y la presión de algunos sectores
opositores radicalizados contra las asociaciones empresariales, so-
bre todo en Santa Cruz, quizá lo hace cada vez más difícil mantenerse
al margen de la disputa política, aunque sea riesgoso tomar una
posición política abierta. Mientras este panorama ambivalente no
sea resuelto en una u otra dirección, el escenario más probable es
de continuidad en la actitud general del empresariado boliviano: un
enfoque pragmático en sus intereses netamente económicos, com-
binado con un estilo cauteloso frente a la conflictividad política.

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244
Después de la tormenta...

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LOS CUADROS SOCIALES DE LA NUEVA
DERECHA ARGENTINA EN UN ANÁLISIS
MULTINIVEL (2015-2019)
Agustín Salerno

INTRODUCCIÓN
Las elecciones del 2015 en Argentina representaron un quiebre para
el Partido Propuesta Republicana (PRO), un partido ubicado a la
derecha del espectro político (Vommaro y Morresi, 2015) que goberna-
ba desde el 2007 la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). La
conformación durante ese año de la alianza Cambiemos junto a la
Unión Cívica Radical (UCR), partido centenario de la Argentina, y la
Coalición Cívica (CC), un partido con presencia fundamentalmente
parlamentaria, lo ubicó en un lugar central del escenario político
nacional. Las victorias de esta alianza en el país, en las nueve pro-
vincias (contando la ciudad de Buenos Aires) y en una importante
cantidad de municipios (entre los que se destacan 64 intendencias
de las 135 ubicadas en la provincia de Buenos Aires [PBA]) represen-
taron para esta fuerza el desafío de gobernar territorios diferentes
con equipos de gestión que le permitieran desembarcar en Estados
de distintos niveles de gobierno.

251
Agustín Salerno

A su vez, la victoria de Cambiemos se produjo en un contexto


regional marcado por un voto castigo en contra de los oficialismos
desgastados por las acciones de gobierno (Luna y Rovira Kaltwasser,
2021). Además, en el 2015 la ausencia de un giro ideológico de los
votantes fue leída por Cambiemos a partir de la elaboración de una
campaña electoral anclada en una promesa de mejora moral y de
estilo, pero que se comprometía a respetar un conjunto de legados
valorados por la sociedad y vinculados a ciertas mejoras en las con-
diciones de vida de la ciudadanía. En el marco de la imprecisión
programática que mostraba esta derecha, cabe preguntarse qué carac-
terísticas asumió el gobierno de Desarrollo Social, área clave en la
relación con los movimientos sociales y en la intervención del Esta-
do en las condiciones de vida de los sectores populares, en el marco
de una coalición necesitada de paz social para poder implementar
su programa en una coyuntura caracterizada por la valoración so-
cial de algunas políticas herederas del giro a la izquierda.
Se analiza el modo en que la nueva derecha argentina
gestionó los ministerios de Desarrollo Social de tres niveles de
gobierno distintos: la nación, la provincia de Buenos Aires y la Ciu-
dad Autónoma de Buenos Aires.1 El análisis de estos territorios, con
retos diferentes en términos de actores, problemas sociales y recursos
disponibles para gobernar,2 permite comprender los lineamientos
comunes con los que esta nueva derecha gestionó la cuestión social,
pero también la heterogeneidad programática que construyó en el
marco de los desafíos que enfrentaba.3

1 Mientras que Mauricio Macri se impuso en todo el país en el 2015, Horacio


Rodríguez Larreta fue electo jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires y María
Eugenia Vidal se posicionó como la primera mujer gobernadora de la provincia de
Buenos Aires. Estas tres personas eran representantes del PRO y ex funcionarios del
Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA).
2 En términos nominales, los presupuestos son significativamente diferentes
en cada nivel de gobierno: si se considera el designado en el año 2018 para cada
ministerio se observa que, respecto al presupuesto nacional, el de CABA representa
el 6,20 % y el de PBA el 9,28 %.
3 Además de las diferencias poblacionales entre el nivel nacional, PBA y CABA (40,7
millones; 15,6 millones y 2,9 millones, según el censo del 2010), CABA es la ciudad
más rica del país y PBA la que más produce en términos agrarios e industriales. Sin
embargo, esta última presenta problemas sociales relevantes que se expresa, entre

252
Los cuadros sociales de la nueva derecha argentina...

Se realizó un análisis multinivel a partir de una base de da-


tos con 151 trayectorias y 45 entrevistas a personas funcionarios y
trabajadoras estatales. Esta propuesta combina dos preocupaciones
fundamentales: por un lado, estudiar las trayectorias de las per-
sonas funcionarios a la luz de un análisis comportamental, con el
fin de comprender la activación (o no) de esas redes y experiencias
previas en el desempeño de sus cargos, y, por otro, incorporar una
perspectiva multinivel que analice el conjunto diverso de estrategias
desplegadas por la nueva derecha argentina para gobernar territo-
rios con desafíos distintos.
Para ello, se estudian dos dimensiones fundamentales: en el
primer apartado, se describen las estrategias de reclutamiento en
los ministerios de Desarrollo Social en cada nivel de gobierno; en
el segundo apartado, se indagan las diversas formas de construir
autoridad estatal y asistencial que se buscaron desarrollar en cada
territorio. A lo largo de todo el capítulo, se muestra el pragmatismo
de esta nueva derecha argentina para habitar un área sensible como
Desarrollo Social en diferentes niveles de gobierno en el marco del
reciente giro a la izquierda latinoamericana y de los límites que pre-
sentaban los movimientos sociales y otros actores políticos en la
implementación de las políticas de la cartera.

EL RECLUTAMIENTO POLÍTICO DE LA CARTERA ASISTENCIAL:


FUNCIONARIOS PORTEÑOS, CANDIDATOS Y MANAGERS
En principio, es importante aclarar que la construcción de tres
gabinetes (nivel nacional, PBA y CABA) se da en un espacio geográ-
fico reducido, pues los edificios del Gobierno nacional se encuen-
tran en la ciudad de Buenos Aires y la capital de PBA, la ciudad de
La Plata se ubica a tan solo 60 kms de CABA, distrito de origen del
PRO y su bastión político.

otras variables, en los índices de pobreza (31,9 %) e indigencia (6,2 %) (EPH-INDEC,


Partidos del GBA, 1° semestre del 2018), que casi triplican los observado en la ciudad
de Buenos Aires (11,2 % y 2,2 %, EPH-INDEC, 1° semestre del 2018) y superan los del
nivel nacional (27,3 % y 4,9 %, respectivamente, EPH-INDEC, total 31 aglomerados
urbanos, 1° semestre del 2018).

253
Agustín Salerno

La posibilidad relativamente fácil para distintos funcionarios


de CABA de migrar hacia esos otros niveles de gobierno se complementó
con una tendencia histórica que muestra la sobrerepresentación de
las élites políticas porteñas4 en las élites nacionales.5 Este vínculo
histórico se vio potenciado a partir de la llegada de Macri al
Gobierno nacional, ya que convocó a un conjunto importante de
exfuncionarios porteños que lo habían acompañado entre el 2007 y
el 2015 (Canelo y Castellani, 2017).
En el caso del área socioasistencial, los ministerios de
Nación, PBA y CABA mostraron una clara hegemonía del ala PRO
dentro de la alianza Cambiemos (con nula representación de fun-
cionarios radicales o de la Coalición Cívica), aunque se observan
distintos tipos de reclutamiento en función de los diferentes factores.
Se incluyen entre estos últimos, por un lado, los condicionamientos
políticos y sociales, a saber, las coaliciones político-sociales confor-
madas en cada nivel y los desafíos de gobierno que allí enfrentaban;
por otro lado, un conjunto de decisiones a cargo de los liderazgos
nacionales y subnacionales para llevar adelante sus programas de go-
bierno, incluyendo las propuestas específicas de gestión y las redes
sociales diversas que Cambiemos activó en cada territorio.
A nivel nacional, se presentaron tres espacios como los princi-
pales trampolines a la gestión del Ministerio de Desarrollo Social de
la Nación (MDSN): el sector empresarial (19 %), el sector de las ONG
ligadas al mundo empresarial (19 %) y el Gobierno de la ciudad de
Buenos Aires (39 %), destacándose entre estos últimos el que había
participado de la cartera de desarrollo social porteña (MDS-CABA).
En un armado como el que realizó Mauricio Macri en todo el país,
donde los CEO ocuparon el 33 % de los cargos públicos (Canelo y
Castellani, 2017), personas provenientes del sector empresarial y de
sus ONG afines ocuparon lugares relevantes en el Ministerio de

4 Son denominados porteños quienes viven o nacieron en la ciudad de Buenos Aires.


5 Entre 1880 y 1994 CABA era la capital federal y su intendente era elegido
directamente por el presidente de la nación. Luego de la reforma constitucional de
1994, en el año 1997 la ciudadanía de la naciente Ciudad Autónoma de Buenos Aires
designó a su primer jefe de gobierno.

254
Los cuadros sociales de la nueva derecha argentina...

Desarrollo Social. El macrismo consolidó allí un diagnóstico que


criticaba los años kirchneristas 6 por la fiabilidad de las es-
tadísticas sociales y el exceso de mediaciones entre el Estado y las
poblaciones más vulnerables, a través de la acción de los mov-
imientos sociales. El sector empresarial y del “voluntariado” buscó
“ordenar” la gestión del ministerio al construir iniciativas que bus-
caban favorecer la desintermediación de la relación entre el Estado
y los sectores populares.
Sin embargo, el discurso individualizante del macrismo se
complementó con la negociación constante de esos movimientos so-
ciales, los cuales se posicionaron como actores imprescindibles de
la relación entre el Estado y los sectores destinatarios de la asisten-
cia en la década previa. Desde el 2015, se diluyeron algunas políticas
(sobre todo en su poder adquisitivo) y se generaron expansiones
marginales en algunas áreas como las pensiones no contributivas;
aunque, en términos generales, se mantuvo el statu quo construido
a partir del giro a la izquierda y su legado (de políticas y organiza-
tivo) (Niedzwiecki y Pribble, 2017).
En la división del trabajo político al interior del ministerio,
el grupo proveniente del GCBA se consolidó como el “ala” política
encargada de negociar con estos actores, mostrando un compro-
miso histórico con los objetivos políticos de la alianza y tomando las
decisiones más relevantes respecto de las prioridades de la cartera.
A diferencia de otros reclutamientos de derecha en América Latina,
como el de Temer en Brasil (caracterizado por la preeminencia de
individuos provenientes del ámbito legislativo) o el de Pedro Pablo
Kuczynski en Perú (distinguido por la llegada de personas con
trayectorias mayoritariamente público-privadas o privadas puras)
(Nercesian y Cassaglia, 2019), el análisis de esta cartera muestra la
importancia de los gobiernos subnacionales como un capital social
y político clave de los funcionarios más relevantes.

6 El kirchnerismo es un ciclo político que se abre con la llegada de Néstor Kirchner


al gobierno nacional en el 2003 y que incluye las presidencias de Cristina Fernández
de Kirchner (2007-2015). Estos mandatos representaron el giro a la izquierda en la
Argentina posneoliberal.

255
Agustín Salerno

En la provincia de Buenos Aires, de extensa tradición per-


onista y con una multiplicidad de municipios en su interior,7 la gob-
ernadora María Eugenia Vidal buscó conformar el ministerio de
Desarrollo Social a partir del reclutamiento de dos perfiles de fun-
cionarios: exfuncionarios del GCBA, especialmente del MDS-CABA
donde ella había sido ministra entre el 2008 y el 2011, y un conjunto
de dirigentes con trayectoria en la política bonaerense. Solo ocho
personas del gabinete de Vidal disputaron intendencias en distritos
diferentes al conurbano y, entre ellos, la mitad ocupaba cargos en
el Ministerio de Desarrollo Social. Como se plantea más adelante,
estos perfiles territoriales y el modelo de gestión de CABA se presen-
taron como herramientas fundamentales para construir cercanía en
la gestión socioasistencial bonaerense.
Por último, la ciudad de Buenos Aires mostró dos caras en
esta coyuntura electoral: si bien buena parte de los funcionarios
fueron reclutados del propio ministerio o se mantuvieron en sus
cargos, ya que el PRO gobernaba CABA desde el 2007, una impor-
tante cantidad de los funcionarios porteños migraron hacia PBA
y el nivel nacional en 2015, hacia donde fueron las exministras
de Desarrollo Social María Eugenia Vidal (2008-2011) y Carolina
Stanley (2011-2015). Allí pasaron a gestionar mayores recursos y
afianzaron lealtades con estas funcionarias a las que apostaron al
interior de los armados partidarios.
En dicho marco, lo acontecido en CABA fue un reclutamiento
similar al de las gestiones previas del PRO en el área socioasistencial,
donde se destacaron hombres y mujeres provenientes del peronismo
porteño y de ONG liberales (Salerno, 2020) junto a un ascenso en
la jerarquía administrativa de quienes ocupaban cargos públicos o

7 La bibliografía coincide en señalar la heterogeneidad estructural como una


especificidad de la provincia de Buenos Aires. Además de ser la provincia que más
produce y que, al mismo tiempo, presenta problemas sociales graves, en términos
urbanos tiene dos espacios bien diferenciados: el conurbano y el interior. El primero
reúne a los 24 partidos que rodean la CABA y está integrado por varios de los distritos
demográficamente más relevantes de la provincia, mientras que el interior está
conformado por municipios pequeños, medianos y grandes distribuidos a lo largo y
ancho del territorio provincial.

256
Los cuadros sociales de la nueva derecha argentina...

administrativos altos (como gerentes operativos o coordinadores).8


Las victorias previas del PRO en su bastión político le permitieron a
esta fuerza formar personal en el área, acorde a su trayectoria en una
coyuntura electoral favorable.
El reclutamiento de esta nueva derecha en cada nivel de
gobierno mostró algunas continuidades, como la importancia de
los políticos del PRO, de las redes empresariales y de las ONG
afines, así como las rupturas significativas en relación con las
condiciones de cada territorio y a los objetivos que se propuso
la fuerza política en cada escala. Mientras que en CABA operó
cierta inercia producto de la experiencia previa de gestión y de
una hegemonía con más de 10 años, en PBA se importó el modelo
de gestión PRO, implementado en CABA, aunque la gobernadora
jerarquizó a un conjunto de personas funcionarias que buscaban
competir electoralmente en distintas intendencias del conurbano
bonaerense. A escala nacional, la primacía cuantitativa de los
CEO y voluntarios quedó supeditada a la conducción de un ala
política comprometida con la alianza política desde su experiencia
de gestión subnacional en CABA.
Al igual que en otros países de América Latina, como México
durante los 2000 con el Programa Oportunidades o Chile durante la
presidencia de Piñera con el Ingreso Ético Familiar, en Argentina la
competencia electoral y la organización de los sectores populares
motivó a los distintos gobiernos de derecha a sostener y expandir
marginalmente algunas políticas asistenciales (Fairfield y Garay,
2017). La decisión de disputarle al peronismo algunos distritos
claves y de garantizar la paz social y la gobernabilidad, al ne-
gociar con actores políticos y sociales relevantes, marcó un tipo
particular de reclutamiento que implicó, además, un modo es-
pecífico de construir autoridad estatal y asistencial en cada una
de estas escalas.

8 Como se explica en otros trabajos (Salerno, 2017, 2020), desde el 2007 el PRO
reclutó para el MDS-CABA a individuos provenientes de fundaciones y del peronismo
porteño en un tipo de reclutamiento que se ha denominado “evitismo liberal”.

257
Agustín Salerno

LA CONSTRUCCIÓN DE AUTORIDAD EN EL ÁREA ASISTENCIAL:


CERCANÍA(S) Y OBJETIVIDAD(ES) DEL ESTADO SEGÚN ESCALAS
DE GOBIERNO
En este apartado, nos preguntamos por el modo en que los fun-
cionarios de Cambiemos construyeron autoridad en esta área en
particular, en sus relaciones entre pares, con los trabajadores es-
tatales y con la ciudadanía en general. Lo que muestra la bibliografía
especializada es que, desde la vuelta de la democracia en Argen-
tina (1983), dos grandes modelos de gestión se constituyeron como
hitos del MDSN: el de la “gerencia social” y el “territorializado”.
El primero se consolidó en el Estado nacional en un contexto de
hegemonía neoliberal basando la legitimidad de sus prácticas en
el saber experto y en la pretendida “objetividad” de los datos que
construían sus referentes, que se formaron en el trabajo conjunto
con los organismos internacionales y que participaron en la construc-
ción de posgrados sobre diseño, evaluación y monitoreo de políticas
sociales en diferentes universidades (Giorgi, 2015). El segundo
modelo se instaló durante los años kirchneristas y estuvo atrave-
sado por la importancia de la figura de Eva Perón al interior de la
tradición peronista, destacándose su pretensión territorial.9 Como
contracara de dos nociones centrales del modelo gerencial, la fo-
calización de las políticas y la valorización del saber técnico, en
esta última etapa se buscó implementar políticas con cierto grado
de universalidad fundando la legitimidad de sus prácticas en la
proximidad entre Estado y ciudadanos (Perelmiter, 2016).
En el caso de esta nueva derecha argentina, los funcionarios
de Desarrollo Social construyeron un tipo de autoridad asistencial
atento a esta historia reciente jerarquizando distintos tipos de proximi-
dad estatal y de herramientas técnicas en función de los desafíos y
las propuestas que priorizaron en cada nivel de gobierno.

9 La gestión de Eva Perón y su Fundación durante el primer peronismo


representaron un hito del área. Resignificó el lugar de las mujeres en el espacio
público y buscó crear un modelo de ayuda social directa que fue retomado por
distintas propuestas que le sucedieron.

258
Los cuadros sociales de la nueva derecha argentina...

En el nivel nacional, la especialización técnica que primó


en los años noventa enfocada en el análisis de distintos progra-
mas socioasistenciales implementados en diferentes países de la
región impulsados por organismos como el Banco Mundial o el
Banco Interamericano de Desarrollo fue reemplazada por la valo-
ración de habilidades manageriales orientadas a la capacidad de
instrumentar decisiones estratégicas. Los cambios producidos a
nivel global y empresarial desde mediados de los años setenta,
donde se destacó la primacía de una gramática del management
(Luci, 2016) anclada en la ponderación de nuevos tipos de liderazgo
empresarial vinculados a atributos como la seguridad, la confianza
en sí mismo, la flexibilidad para adaptarse a los cambios, la
proactividad y la capacidad para tomar decisiones estratégicas
impactaron en el área socioasistencial. Allí los funcionarios
provenientes del mundo empresarial y sus ONG mostraron un
menor conocimiento de los programas insignia del área, aunque
destacaban su participación previa en proyectos sociales diver-
sos en el marco de un conjunto de concepciones alineadas con
esa nueva gramática del management.

Cuando a mí me ofrecen ser el director de economía social


yo no vengo del palo de la economía social, yo te podría decir
no sé suficiente. Ahora aprendí un montón, y leí un montón
y me preocupé por aprender, con mucha sinceridad. Pero sí
me siento muy sólido en el vínculo con las personas.
Entonces dije che tengo que hacer uso de lo que me siento
más sólido para ponerme… Eso y sinceridad por arriba por
ahí de alguna falta de expertise. Y lo primero que hice fue
sentar a todos los que saben de Economía social y les dije:
che, explíquenme de economía social (Funcionario nacion-
al, entrevista propia, 19 de setiembre del 2018, CABA).

Como complemento de esta particular perspectiva gerencial, la críti-


ca a la búsqueda de proximidad estatal de la gestión kirchnerista por
falta de transparencia en las relaciones entre Estado y sociedad, no

259
Agustín Salerno

impidió la elaboración de un conjunto de prácticas y discursos que


pretendían desarrollar un tipo particular de cercanía con la ciu-
dadanía hacia adentro y hacia afuera del ministerio. Al interior de
la cartera, la autoridad plebeya (Perelmiter, 2016) previa fue reem-
plazada por una cercanía managerial vinculada a la valoración de
liderazgos “horizontales” importados del mundo empresario como
contracara del verticalismo asociado a una vieja forma de hacer
política. Al igual que otras derechas del continente, como Evópoli en
Chile (Alenda, 2020), esta fuerza política y sus cuadros de gestión
presentaban sus prácticas y discursos como nuevas formas de
hacer política.
En su vínculo con la ciudadanía, el ala política se encargó
de negociar con todos los actores, fundamentalmente los movimientos
sociales, sujetos de peso en la gestión de las políticas socioasisten-
ciales por su llegada al territorio y por su capacidad de movili-
zación. Como decíamos anteriormente, el macrismo no contó
con un equilibrio de fuerzas capaz de deshacer algunos de los
legados más importantes que consolidaron el giro a la izquierda
de principios de Siglo XXI. Sin embargo, los perfiles más “políti-
cos” jerarquizaron una concepción individualista de la relación
entre el área asistencial estatal y la ciudadanía buscando constru-
ir una proximidad “individual” con distintos destinatarios de las
políticas socioasistenciales. Así, promovieron participaciones en
los timbreos10 y visitas personales a proyectos dependientes del
ministerio en la búsqueda más general de reducir distancia de las
instituciones representativas (Annunziata, 2012) y construir vín-
culos de proximidad con los sectores populares.
En los niveles subnacionales analizados, la propuesta consis-
tió en subrayar la necesidad de construir proximidad territorial con
actores locales. En la PBA, se importó el modelo de gestión de CABA
en contraposición al caos y la falta de planificación que según los
entrevistados caracterizaba la gestión peronista, al tiempo que se

10 Los timbreos son las recorridas (planificadas) que los dirigentes y funcionarios
políticos realizan por distintos barrios de los distritos que gobiernan donde
interactúan con ciudadanos.

260
Los cuadros sociales de la nueva derecha argentina...

generaron distintas articulaciones con los representantes locales de


las 135 intendencias y con organizaciones populares de enverga-
dura que habitan el territorio bonaerense.

Creo que ese ida y vuelta, donde hablás con el intendente,


donde vas a ver que los programas funcionen en los distintos
municipios y en las distintas dependencias que dependan,
que obviamente son casi todas que tienen que ver con
Desarrollo Social de cada municipio, las 135, para nosotros
es muy importante (Funcionario provincial, entrevista propia,
12 de febrero del 2019, La Plata).

Además, un conjunto de candidatos de Cambiemos en distintos


municipios del conurbano bonaerense participaron en los mo-
mentos de la implementación de las políticas ministeriales, pero
también en la inauguración de obras ejecutadas por otras carteras.
Estos altos funcionarios, también candidatos, priorizaron la lle-
gada directa a los municipios que disputaban electoralmente.
La gobernadora Vidal decidió profundizar el vínculo entre
el área socioasistencial y lo político-electoral, del que ella misma
era expresión (Salerno, 2020), colocando a un conjunto de políti-
cos bonaerenses en los cargos de alto rango ministerial desde
donde se propusieron destronar al peronismo de distritos impor-
tantes de la provincia.

Si vos el territorio no lo caminás, el territorio, como decís


vos, el acercamiento a los vecinos no lo tenés, el vecino
desconoce de vos. ¿Por qué? Porque sos una persona joven,
pensá que Evert [Van Tooren] tiene mí misma edad, es
una persona joven, en un municipio liderado hace 40 años
por un mismo color político, si vos no caminás, no tenés
relación con los vecinos. Y después lo que decíamos al prin-
cipio, hoy en día te pasa que después de casi 4 años de gestión
de María Eugenia Vidal todos los recursos que bajó para
Esteban Echeverría, sea cloaca, sea obra de infraestructura,

261
Agustín Salerno

sea pavimentación, seguridad, si todo eso vos no lo explo-


tás, el vecino sigue desconociendo de vos (Funcionario bu-
rocrático alto del MDS-PBA, entrevista propia, 27 de febrero
del 2019, La Plata).11

En la ciudad de Buenos Aires, esta misma derecha replicó una for-


ma de construir autoridad estatal que ya venía consolidando desde
su primera victoria en 2007. Se valorizó en el área de Desarrollo
Social el saber experto en políticas sociales (mucho más afín al que
primó en los años 90), aunque esto estuvo supeditado a las priori-
dades que delimitó el ala política del ministerio conformada por
un conjunto de individuos que venía haciendo política para el PRO
en CABA desde hacía años y que se mostraba muy preocupado por
“estar cerca del vecino”. Se involucraron en distintos momentos de
la implementación de las políticas en el territorio reproduciendo
hitos ya instalados en el ministerio desde la llegada del PRO como
el Operativo Frío (Salerno, 2020).12

Supongo que todos te habrán contado, capaz lo más sim-


bólico de la mística de laburo de ella y de Carolina, y de
todo el grupo en general, que puede ser el Operativo Frío
digamos donde no importa si sos director de adminis-
tración o director de personal o director del BAP, todos
salen y hacen el mismo trabajo (Funcionaria de CABA y
PBA, entrevista propia, 11 de julio del 2017, La Plata).

11 Evert Van Tooren fue Subsecretario Social de Tierras de la provincia de Buenos


Aires durante el gobierno de María Eugenia Vidal y se presentó como candidato a
intendente de Esteban Echeverría en 2019, elección en la que fue derrotado. Esteban
Echeverría es un distrito del conurbano bonaerense que gobierna el peronismo y que
tiene más de 100 mil habitantes.
12 Dicho operativo consistía en la recorrida con equipos móviles del Programa
Buenos Aires (BAP) de 19 a 03 horas durante el invierno, asistiendo a las personas
que se encontraban en situación de calle. En los inicios de la gestión PRO, los
funcionarios políticos de Desarrollo Social participaban en algunos momentos del
operativo junto a trabajadores del ministerio.

262
Los cuadros sociales de la nueva derecha argentina...

Así, en la ciudad de Buenos Aires, único nivel de gobierno


analizado con un territorio recorrible de punta a punta en cuestión
de horas, se priorizó la construcción de cercanía estatal como sím-
bolo del compromiso político que desarrollaron algunos funcionarios
con el partido luego de 10 años de gobierno en la ciudad de Bue-
nos Aires. Esto fue complementado con la jerarquización de una
mirada tecnocrática que primó en los años noventa en la que se
formaron algunos funcionarios que pasaron por el Estado durante
el gobierno de Menem.13
El análisis muestra un gran pragmatismo en el modo en que
esta nueva derecha buscó construir autoridad en estos diferentes nive-
les de gobierno. Mientras que los expertos de la ciudad de Buenos
Aires incorporaron una preocupación por construir perfiles próxi-
mos mostrando un compromiso político con el partido, el discurso
crítico del desorden peronista en la provincia de Buenos Aires dio
lugar a la jerarquización de un conjunto de candidatos que buscaron
disputar distritos del conurbano bonaerense a partir de su trabajo
en un ministerio que interviene directamente en las condiciones de
vida de los sectores populares. Por su parte, funcionarios nacionales
que presentaban un discurso individualizante de la política so-
cioasistencial, negociaron con los movimientos sociales medidas
importantes, como la Ley de Emergencia Social.14 En tiempos de
empobrecimiento se mostró la vigencia y el poder de las organiza-
ciones sociales en la negociación asistencial nacional, su capacidad
de bloqueo social (Vommaro, 2019) y los límites de esa nueva
coalición de derecha para cambiar el legado de políticas de las
décadas previas.

13 Horacio Rodríguez Larreta, padrino político de las ministras del área, ocupó
diferentes cargos públicos desde 1993, destacándose su paso como Subsecretario de
Políticas Sociales en 1998. Allí trabajó con parte del equipo que lo acompañaba en la
Fundación Sophia, incluida la futura ministra del área María Eugenia Vidal.
14 La ley de Emergencia Social fue sancionada en diciembre del 2016 por el
Congreso luego de arduas negociaciones y se proponía destinar 30 mil millones de
pesos para la asistencia social hasta el año 2019.

263
Agustín Salerno

CONCLUSIONES
En este capítulo analizamos las élites políticas socioasistenciales de
la nueva derecha argentina en tres niveles de gobierno diferentes:
el nivel nacional, la provincia de Buenos Aires y la ciudad de Buenos
Aires. En términos generales, observamos que los funcionarios pre-
sentaron trayectorias vinculadas a partidos políticos (como el PRO
o el peronismo) pero también mostraron redes sociales claves para
entender su reclutamiento político y el desempeño en sus cargos,
entre las que se destacaron el mundo empresarial y sus ONG afines.
En todos los equipos de gestión se constituyeron alas políticas in-
tegradas por individuos con experiencia en la gestión porteña.
Estos funcionarios mostraron destrezas diferentes en cada nivel
de gobierno: capacidad para la negociación con los movimientos
sociales, en el nivel nacional; experiencia política en municipios im-
portantes que Cambiemos quiso disputar en 2019, en la provincia
de Buenos Aires; y compromiso y arraigo con el proyecto político y
el modelo asistencial del PRO, en CABA.
El análisis de la conformación de los equipos ministeriales
de un área en distintos niveles de gobierno aportó evidencia sobre,
por un lado, la importancia que tuvo la ciudad de Buenos Aires como
base de reclutamiento y como experiencia “modelo” de gestión so-
cioasistencial para Cambiemos, y, por otro lado, un conjunto nuevo
de relaciones políticas, económicas y sociales que activaron quienes
conformaron esos equipos en distintos territorios en función de los
desafíos que presentaba cada escala. En todos los casos, las lealta-
des políticas en el GCBA hasta el 2015 fueron complementadas con
nuevas articulaciones que incluyeron dirigentes provinciales, mu-
nicipales, sociales y empresariales que pasaron a formar parte de
los nuevos equipos de gestión de Desarrollo Social de Cambiemos.
En todos ellos, el PRO mostró su hegemonía en el área respecto del
resto de los socios de la alianza Cambiemos.
Revelamos un conjunto diverso de estrategias desplegadas
por la nueva derecha argentina para gobernar territorios distin-
tos, lo que se observó en diferentes estrategias de reclutamiento
(candidatos electorales en PBA, CEO en Nación y expertos preocupados

264
Los cuadros sociales de la nueva derecha argentina...

por la cercanía en CABA) y en formas diversas de construir au-


toridad estatal (preocupados por generar proximidad estatal en
los niveles subnacionales y con un discurso más objetivista en el
nivel nacional).
Como muestra Luna (2016) para el caso de la derecha chilena
(Unión Demócrata Independiente), en América Latina los parti-
dos que se han mostrado como exitosos son aquellos que generaron
estrategias segmentadas para establecer vínculos con distintos elec-
torados y con una diversidad de discursos. En línea con su análisis,
nuestro capítulo muestra que la nueva derecha argentina no gobernó
de la misma manera un área sensible como Desarrollo Social en
diferentes territorios. Así, adoptó diferentes vínculos y discursos
con el objetivo de garantizar la gobernabilidad en distintas escalas y
ampliar su base electoral. Se enfrentó a condiciones caracteriza-
das por la importancia de las organizaciones sociales en la gestión
de las políticas asistenciales luego del giro a la izquierda, por la
hegemonía del peronismo en la política bonaerense y por su relativa
imprecisión programática.

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266
Los cuadros sociales de la nueva derecha argentina...

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267
MUJERES DE LA ÉLITE
JUSTIFICACIONES DE LA DESIGUALDAD
EN LA ÉLITE FEMENINA DE CAMBIEMOS
(ARGENTINA, 2015-2019)
Paula Canelo

INTRODUCCIÓN
Entre el 2015 y el 2019, el gobierno de la coalición Cambiemos
(integrada por el partido Propuesta Republicana (PRO), la Coali-
ción Cívica (CC) y la Unión Cívica Radical (UCR)) puso en marcha
un proyecto de refundación de la sociedad argentina, uno de los
objetivos centrales era la restauración de las jerarquías sociales vul-
neradas por los gobiernos kirchneristas previos (Canelo, 2019).
Para ello, en el marco de un programa económico aperturista y
desregulador, el gobierno de Cambiemos estableció poderosas alian-
zas con los sectores agropecuario, de intermediación financiera,
energético, de telecomunicaciones y medios (Cantamutto y Schorr,
2017), con fuertes ramificaciones hacia el Poder Judicial; pobló el
Estado de lobbystas y representantes corporativos del sector pri-
vado y dejó en sus manos el diseño y la ejecución de las políticas
públicas; además, montó y puso en marcha una disciplinada maqui-
naria comunicacional que protegió a sus funcionarios ante las críticas,

269
Paula Canelo

debilitó la libertad de expresión e información de la población


argentina, y redujo a la oposición política a la desorientación y el
abroquelamiento. En un país como Argentina, caracterizado, como
otras sociedades latinoamericanas, por una notable profundización
de las desigualdades y una creciente concentración de la riqueza
en el largo plazo (Heredia, 2018),1 consagró un nuevo (y severo)
ajuste social, que combinó un conjunto de políticas para sostener
a los sectores más vulnerables con una creciente precarización y
desregulación del mercado de trabajo (Astarita, 2018), entre otros
aspectos. Este proyecto fue acompañado por una propuesta de
“cambio cultural” alineada con la cosmovisión del vasto espectro
de las derechas, la cual fue compartida por vastos sectores sociales.
Gracias a ese “proceso de legitimación” (Boltanski y Chiapello,
2002, p. 210), el primer partido de la derecha argentina triunfante
en elecciones libres a nivel nacional logró conciliar un feroz ajuste
económico con un importante respaldo electoral, que permanece
hasta la actualidad.
Con Cambiemos se revitalizó el estudio de las derechas
políticas. Distintas investigaciones buscaron comprender los
orígenes del partido PRO (Vommaro, Morresi y Belloti, 2015), sus
narrativas (Montero, 2018; Schuttenberg, 2017), sus bases sociales
y políticas (Gené, 2018; Gessaghi, Landau y Luci, 2020), la orientación
de sus políticas y los cambios sociales generados (Belloni y
Cantamutto, 2019; Souroujon, 2020), por citar solo algunas refer-
encias de una vasta producción.
Sin embargo, y salvo algunos estudios específicos que analizaron
distintos aspectos del papel de las mujeres dentro del PRO o en el
ejercicio del Gobierno (Romero, 2016; Salerno, 2019; Vommaro,
2017), que, por ejemplo, corroboraron la reproducción de concep-
ciones tradicionales de la mujer y algunas novedades vinculadas al
arribo de las mujeres a cargos históricamente ocupados por varones,

1 En el año 2018, datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC)


mostraban que el decil más alto por Ingreso Per Cápita Familiar (IPCF) se apropiaba
entonces del 32 % del total de los ingresos del país contra los cuatro deciles inferiores
que representaban solo el 14 % (Heredia, 2018).

270
Mujeres de la élite...

el rol jugado por la élite política femenina de Cambiemos en la


construcción y legitimación de ese orden desigual continúa inexplo-
rado. Como afirman Giordano y Rodríguez,2 aunque las primeras
dos décadas del siglo XXI han sido un momento de crecimiento
del liderazgo y participación política de las mujeres en América
Latina, el interés desde el análisis académico o intelectual se ha
orientado más a cuantificar la participación femenina en diver-
sas áreas de Gobierno, o al impacto de los sistemas de cuotas en
los poderes legislativos (Canelo, 2021), más que al estudio de los
discursos e ideologías de esas mujeres. Más escasas aún son las
investigaciones que plantean algún cruce analítico entre élites,
mujeres y derechas en la región.
La participación femenina no se convirtió en un rasgo so-
bresaliente de las altas esferas del gobierno de Cambiemos (Canelo,
2019). Sin embargo, fue de mano de esta fuerza de derecha que por
segunda vez en la historia argentina una mujer, Gabriela Michetti,
fue elegida vicepresidenta de la Nación, y otra, María Eugenia Vidal,
ganó en elecciones libres en la provincia de Buenos Aires, la más
poderosa del país. Además, aunque en el gabinete inicial de Macri
solo fueron designadas tres ministras mujeres, Patricia Bullrich y
Carolina Stanley se mantuvieron al frente de dos de los ministerios
más importantes. Finalmente, tanto la primera dama, Juliana Awada,
como la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, tuvieron una
influencia pública superior a la de muchos funcionarios hombres.
Ahora bien, ¿cómo contribuyeron estas mujeres con la
legitimación del orden social desigual que consagró su fuerza
política? ¿Qué recursos de justificación pusieron en juego, además,
como encumbradas mujeres en ese mundo de hombres que sigue
siendo la política?
En este trabajo se recurrirá a los conceptos de “justificación”
y de “jerarquías” (Boltanski y Thévenot, 2006) para analizar diver-
sas formas de construir y mantener un orden considerado legítimo

2 Giordano y Rodríguez, “Las mujeres de las derechas latinoamericanas del siglo


xxi”, p. 216.

271
Paula Canelo

y comprender los procesos de jerarquización que consolidan un


orden de desigualdad socialmente aceptado. La construcción de
acuerdos en sociedades desiguales son puntos centrales de la lla-
mada “sociología pragmática” o “pragmatista” (Nardacchione,
2017) de la que son exponentes, entre otros, Boltanski y Thévenot
(2006). Estos autores construyen una tipología de “formas políti-
cas de la grandeza” o “regímenes de justificación” basadas en
diversos principios de justicia que organizan distinciones mo-
rales y jerarquizaciones, y “órdenes de grandeza” que justifican
la clasificación de las personas en una u otra posición (Heredia y
Poblete, 2015, p. 18).
De acuerdo con diferentes “principios del bien común”
es posible distinguir siete “regímenes de justificación”:3 la jus-
tificación doméstica, basada en aceptar una posición dentro de
una cadena de dependencias personales en un modelo domés-
tico; la cívica, donde la grandeza reside en la representación de
un colectivo que expresa la voluntad general; la del renombre, la
cual depende del reconocimiento de quienes otorgan credibili-
dad y estima a través de la opinión; la industrial, donde el bien
común se construye alrededor de la eficacia y las capacidades profe-
sionales; la mercantil, donde la grandeza le corresponde a quien
se enriquece aprovechando las oportunidades de un mercado
competitivo de individuos; la inspirada, reservada a quien es ca-
paz de acceder a un estado de gracia o de inspiración (santidad,
creatividad, autenticidad, etc.) que se revela en el propio cuerpo;
y finalmente, la justificación por proyectos, donde se jerarquiza
la disposición permanente para insertarse en redes y organiza-
ciones flexibles, con liderazgos basados en la confianza, la capacidad

3 Originalmente, en On Justification, Bolstanski y Thévenot definieron seis


regímenes, cada uno basado en un trabajo filosófico: el régimen inspirado en La
Ciudad de Dios, de San Agustín, el doméstico en La Politique Tirée des propres
paroles de l’ecriture sainte, de Jacques-Bénigne Bossuet, el cívico en El Contrato
Social de Rousseau, el de renombre en el Leviatán de Hobbes, el comercial en La
Riqueza de las Naciones de Smith y el industrial en los escritos de Saint-Simon. Más
recientemente, en El nuevo espíritu del capitalismo, Bolstanki y Chiapello agregaron
el régimen por proyectos, cuyos principios generales sustraen de un nutrido corpus
de textos de gestión empresarial de la década del noventa. Al respecto, Videla (2020).

272
Mujeres de la élite...

de comunicación y de escucha, el cara a cara y la satisfacción del


cliente/ciudadano (Boltanski, 2017, p. 192).
En este capítulo se analizan los regímenes de justificación
construidos públicamente por seis de las mujeres más importantes
del gobierno de Cambiemos: Juliana Awada, la primera dama;
Gabriela Michetti, la vicepresidenta de la Nación; Carolina Stanley,
la Ministra de Desarrollo Social de la Nación (luego de Salud y De-
sarrollo Social); Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad de la
Nación; Elisa Carrió, líder de la Coalición Cívica y Diputada Na-
cional por la alianza oficialista Todos Juntos; y María Eugenia Vidal,
la gobernadora de la provincia de Buenos Aires. Se les considerará
no de acuerdo con clasificaciones que también las colocarían en el
mundo de las élites por su pertenencia social, familiar o económica:
aunque varias de ellas pertenecen a la clase acomodada de Argen-
tina, por desempeñarse como empresarias, por formar parte de
familias tradicionales o acomodadas, por status económico, etc.,
su relevancia reside en haber ocupado las más altas posiciones
políticas durante el gobierno de Cambiemos.

AWADA Y LA JUSTIFICACIÓN DOMÉSTICA


En el régimen de justificación doméstico, el principio común supe-
rior es el lazo familiar o de parentesco y la relación de dependencia
doméstica (Boltanski, 2017, p. 182). El sacrificio (o fórmula de in-
versión) es el cumplimiento del rol asignado dentro de la relación
de dependencia doméstica, los deberes vinculados con ese rol y la
subordinación de las satisfacciones personales.
La imagen pública de Juliana Awada de Macri, primera
dama argentina entre el 2015 y el 2019, fue cuidadosamente constru-
ida como parte de una jerarquía doméstica tradicional. Ella fue un
eslabón fundamental de la familia presidencial, uno de los “objetos
aspiracionales” que puso en escena el gobierno de Macri (Canelo,
2019, pp. 76 y ss.), integrada por un esposo rico y exitoso, una es-
posa bella y joven dedicada a su familia y a su hogar, y la pequeña
hija de ambos. Awada prefirió Instagram sobre otras redes sociales,
presentándose como “Juliana. Mamá de Valentina y de Antonia.

273
Paula Canelo

Mujer de @mauriciomacri. Diseñadora. Visualmente inquieta”


(@JulianaAwada_, 31 de marzo del 2019).
Awada cumplió un rol subordinado a su marido en la jerar-
quía doméstica de esa familia tradicional y aspiracional. Durante
la campaña presidencial del 2015 se despojó de su identidad de
exitosa empresaria como diseñadora de modas para limitarse a la
de figura decorativa de su marido candidato, poniendo en escena
todos los atributos de una “buena esposa” (Dueñas Vargas, 1999,
pp. 32 y ss.). Su “lugar favorito” era “su casa”, su “buen momento”
era siempre “estar con su marido”, y su identidad era ser “madre,
esposa y compañera”.4
La primera dama argentina consagró una “ideología de la
domesticidad” (Dueñas Vargas, 1999, p. 33) con centro en el hogar,
“oasis emocional” de su familia, donde “cultivó la huerta”, “cocinó
todas las noches”, organizó los cumpleaños familiares con su “toque
personal”. Su esposo presidente encontró en el lujoso hogar de su
buena esposa su “reposo de guerrero”: en el 2018, en plena crisis del
gobierno, la prensa afirmaba que en el hogar de Juliana “no se habla
de política” para lograr que “Mauricio se desenchufe” (Noticias, 12
de octubre del 2018).
La jerarquía doméstica sostenida por Awada recurrió además
a criterios de justificación propios de la clase alta argentina. Aunque
por origen familiar la primera dama no pertenecía a la clase más
pudiente, fue destacada como poseedora de recursos y atributos de
distinción típicos: “refinada, elegante, habla inglés y francés con fluidez
y sabe agradar. […] Fina por naturaleza y educación” (Noticias, 12
de octubre del 2018).
El régimen de justificación doméstico también sostuvo el
rol jugado por Awada en eventos políticos clave. Por ejemplo, en la
reunión del G-20 en el 2018, una importante apuesta del gobierno
de Macri, se convirtió en una esmerada anfitriona hogareña: “eligió
los regalos” para los líderes mundiales (“chalinas para los hombres

4 “La intimidad de Julia Awada”, Telefé Noticias, 21 de diciembre del 2015, <www.
youtube.com/watch?v=Cv6A16OMjr4>

274
Mujeres de la élite...

y pulseras de plata para las mujeres” y “pines argentinos”, todo


“austero, elegante y autóctono”, Clarín, 28 de noviembre del 2018)
y “pintó sillitas” con las damas del G-20 para enviarlas a hogares de
primera infancia.

MICHETTI Y LAS JUSTIFICACIONES CÍVICA Y DOMÉSTICA


Quienes se destacan en el régimen de justificación cívico son quienes
se erigen en mejores representantes de las aspiraciones colectivas
buscando producir la unión de todos, y su grandeza está dada por
su disposición hacia el respeto de las leyes (Boltanski, 2017, p. 182).
La vicepresidenta argentina Gabriela Michetti fue electa en
el 2015 consagrándose como la segunda mujer en la historia argen-
tina en ocupar dicho cargo. A pesar de ocupar una de las posiciones
gubernamentales más altas y de poseer una extensa carrera política,5
no cumplió funciones de gestión relevantes, lo que respondió tan-
to a las limitadas funciones constitucionales de la vicepresidencia
en Argentina como a su incapacidad o desinterés por las tareas de
gestión (Canelo, 2019, pp. 140 y ss.).
Con el cabello oscuro generalmente recogido y mantos sobre
los hombros, Michetti evocó a una religiosa o a una convaleciente,
coherente con sus posiciones ideológicas ultracatólicas y conserva-
doras (Giordano y Rodríguez, 2020, p. 230). A pesar de su marcado
acento de clase alta, supo inspirar empatía, posicionada en lo más
alto de una jerarquía de sufrimiento: su condición de discapacidad
derivada de un accidente automovilístico que la dejó parapléjica re-
forzó su “accesibilidad”.
Más allá de sus limitadas funciones de gobierno, Michetti sí
cumplió un rol central en la legitimación del gobierno de Cambie-
mos, para lo cual recurrió al régimen de justificación cívico y, en
algunos casos, al doméstico.
Por un lado, su “orden de grandeza” residió en su férrea “dis-
posición de conciencia” hacia el cumplimiento de las reglas: “las

5 Michetti fue legisladora por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA),


vicejefa de Gobierno, Diputada Nacional y Senadora por CABA.

275
Paula Canelo

cosas son así […] hay límites que no se pueden transgredir en una
sociedad”, y fue vocera de las medidas más reaccionarias del gobierno:
“si lo que tenemos que hacer son medidas no muy populares, lo tenemos
que hacer igual porque eso es liderazgo”.6
Por otro, se presentó a sí misma como la que “tendió los
puentes” para la construcción de “lo colectivo” usando lo que de-
nominó sus “atributos femeninos”. Fue una armadora fundamental
de Cambiemos, como anfitriona de los meetings que dieron origen
a la alianza gubernamental: “en mi casa se han hecho cientos de
reuniones políticas […] los radicales, la Coalición, el PRO, todo eso
era lo que yo trataba de unir permanentemente”.7
Michetti fue parte de la “familia política ampliada” del
presidente: si Awada fue la buena esposa, Michetti fue la “bue-
na hermana”. La vicepresidenta sostuvo una concepción mística
y “esencialista” (Power, 2009) del rol “complementario” que debe
cumplir la mujer en política: para ella, la “complementación entre
lo femenino y lo masculino” era necesaria para que la política esté
“un poco más completa”.8

STANLEY, BULLRICH Y LA JUSTIFICACIÓN INDUSTRIAL


El principio común superior del régimen de justificación industrial
es la producción y la eficiencia para alcanzar los objetivos propues-
tos, donde adquieren gran importancia las mediciones, los criterios,
las estadísticas. El principio de dignidad común es la capacidad de
trabajo y la competencia profesional de quienes pueden mostrar
buenas performances, fiabilidad y distanciamiento, tanto de sí mis-
mos como del objeto de la acción (Boltanski, 2017, p. 182).
Carolina Stanley y Patricia Bullrich fueron dos de las tres
solitarias ministras mujeres convocadas por Macri para integrar su
gabinete en el 2015: la primera como ministra de Desarrollo Social

6 “Entrevista a Gabriela Michetti con Luis Novaresio”, A24, 28 de noviembre del


2017. www.youtube.com/watch?v=amoGkjESUl0
7 Ídem.
8 “Conferencia de prensa al término de la reunión del gabinete de mujeres”, 20 de
marzo del 2018, https://www.youtube.com/watch?v=yYLQKTQxZIQ

276
Mujeres de la élite...

(luego, ministra de Salud y Desarrollo Social) y la segunda como


ministra de Seguridad. Fueron dos de las funcionarias más impor-
tantes del Gobierno, por su presencia pública y por la relevancia de
las funciones de las carteras a su cargo, claves en la gestión de la
“cuestión social” y la gobernabilidad durante el ajuste; en el 2019,
ambas fueron barajadas como “vicepresidenciables” de Macri.
Stanley y Bullrich movilizaron el régimen de justificación
industrial enfatizando su eficiencia de ministras en el alcance de
objetivos y la producción de resultados concretos. A diferencia de
otras mujeres del core de Cambiemos, ambas plantearon con Macri
un vínculo exento de familiaridad, pero también subordinado: el
presidente fue el gran decisor de las políticas de las que ellas fueron,
meramente, instrumentos de ejecución.
De todas las mujeres analizadas aquí, Stanley fue quien
puso en escena los principios más “modernos” o “innovadores”
del bien común. Recurrió a la jerga técnica del área social para
referirse a su objeto de intervención: “inversión social”, “tareas
de cuidado”, “desigualdad de género”, “brecha laboral”, “techo de
cristal”, “crianza compartida”, entre otros, apoyada en estadísti-
cas, porcentajes y encuestas.
Cultivó una imagen de mujer profesional,9 una experta que
no hace “política”: “siempre me motivó esto de trabajar en el Es-
tado, no sé si tanto en la política, arranque laburando (sic.) en el
Estado desde un lugar mucho más técnico”; se definió a sí misma
como una “mujer bombero”, acostumbrada a resolver problemas
graves y urgentes.10
Stanley recurrió al régimen de justificación industrial y
también al de justificación por proyectos (Boltanski y Chiapello,
2002, p. 97) al señalar la importancia de construir cercanía y

9 Stanley fue consultora del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Nación,


asesora legislativa en temas de política social, directora general de la Comisión
de Ecología de la Legislatura de CABA, directora general de Fortalecimiento de la
Sociedad Civil, legisladora y ministra de Desarrollo Social de la CABA.
10 “Carolina Stanley entrevistada por José del Río”, Comunidad de Negocios, 12 de
noviembre del 2018 <https://www.youtube.com/watch?v=CMqaV-RtARI>

277
Paula Canelo

confianza y “del estar”. Una forma particular de construir lideraz-


gos derivada de su paso por las políticas sociales neoliberales, al
igual que Vidal, la gobernadora bonaerense, y del área de gestión
estatal “tradicionalmente femenina” a su cargo, atravesada por un
imaginario tradicional donde las “virtudes naturales femeninas”
(“instinto maternal”, “dulzura”, etc.) serían más requeridas que las
“masculinas” (Grassi, 1989).
Por el contrario, Patricia Bullrich, ministra de Seguridad
de la Nación, cultivó una imagen menos feminizada: en su perfil
de Twitter se presentó como “Ministra de Seguridad de la Nación”
a secas, sin menciones a hijos ni esposos (@PatoBullrich, 31 de
marzo del 2019). Ella también se apoyó en el régimen industrial,
y se presentó como una profesional eficiente. Visiblemente culta y
poseedora de una sinuosa carrera política11. Se mostró cómoda en
el terreno de la violencia estatal y en el empleo de la jerga técnica
típica de su área de gestión (“fierrera”): “policiamiento inteligente”,
“frontera seca”, “puntos calientes”, etc. Referenció la genealogía de
su familia, una de las más tradicionales de la Argentina, también en
el plano marcial: “soy estricta, prusiana”.12
Bullrich fue, como Michetti, una activa constructora de
“pánico moral” (Cohen, 2017) alrededor de su objeto de interven-
ción. La Argentina que le tocó “ordenar” fue un gran mapa de hot
spots: el “kirchnerismo corrupto”, los “piquetes”, los “narcos”, los
migrantes, los mapuches, los “barrabrava”, los “punteros de villa”.
Esto la acercó al régimen de justificación cívico, desde el cual
defendió el orden, sin el cual eran imposibles “la república y la
libertad”: “hay que ordenar un país que estaba dado vuelta, sin
ley, desordenado […] es lo que pide la gente”.13

11 Desde 1983 fue secretaria de Organización del Partido Justicialista de la CABA,


diputada nacional, secretaria de Política Criminal y Asuntos Penitenciarios del Ministerio
de Justicia de la Nación, ministra de Trabajo y ministra de Seguridad Social del gobierno
de Fernando De la Rúa, y diputada nacional por la Coalición Cívica y por el PRO.
12 “Luis Novaresio Entrevista - Patricia Bullrich”, A24, 23 de octubre del 2018,
https://www.youtube.com/watch?v=blxZh54z5xA
13 “Patricia Bullrich en Animales sueltos de A. Fantino”, América TV, 13/7/2017,
<https://www.youtube.com/watch?v=D26pn6Tq6h0>

278
Mujeres de la élite...

CARRIÓ Y LAS JUSTIFICACIONES INSPIRADA Y CÍVICA


En el régimen inspirado, el “orden de grandeza” es el del “santo”
que accede a un estado de “gracia”, principio máximo del bien
común (Boltanski, 2017, p. 182). La máxima posición en este régi-
men la ocupan quienes logran expresar la mayor singularidad en la
creación y la autenticidad, siempre emocionales y apasionados. El
cuerpo es el soporte de las manifestaciones inspiradas (santidad,
creatividad, autenticidad) y puede (y debe) ser sacrificado en pos
del bienestar general.
Elisa “Lilita” Carrió, líder de la Coalición Cívica, fue una
clara exponente de este régimen y también del régimen cívico. Su
rol en la política argentina fue trascendental, suprapartidario y mís-
tico: custodiar la República y la democracia, la justicia, la verdad
y la moral. A este rol primordial se subordinó todo lo demás, y por
este rol ella lo sacrificó todo.
Para ello, debió siempre “exceder” lo humano y ubicarse en
lo trascendente. Su cruzada fue solitaria y estrictamente personal:
una supramujer, siempre por sobre todo y todos.
Luchó sola contra las más diversas megaconspiraciones: el
narcotráfico, la corrupción, las mafias, el kirchnerismo, el mene-
mismo, y también contra la corrupción en Cambiemos.14 Durante
su extensa trayectoria política fue siempre considerada como una
“líder sin partido”,15 que terminó rompiendo con todos los numerosos
espacios políticos (fuerzas y frentes) que creó o lideró.
Durante el gobierno de Cambiemos se posicionó como
garantía de honestidad, tanto de Macri como del conjunto de los
elencos de Gobierno. Como intérprete y depositaria de la “gracia”
se hallaba al margen de cualquier interés particular: “Yo soy repre-
sentante del pueblo de la Nación (…) Yo prefiero morir por decir la

14 “Entrevista a Elisa Carrió, Conversaciones, por Joaquín Morales Solá”, LN+,


16/3/2017, <https://www.youtube.com/watch?v=Eu4ry17TRNU
15 Carrió fue Constituyente en 1994 y diputada nacional en seis oportunidades.
Nunca ganó una elección presidencial, aunque lo intentó en 2003, 2007,
2011 y 2015.

279
Paula Canelo

verdad, perder los votos por decir la verdad”.16 Permanentemente


destacó su fórmula de inversión, su enorme sacrificio personal y
familiar: “yo decidí divorciarme”, dijo, “porque el miedo que tenía
no se lo podía trasladar a toda la familia (…) Para hacer esta lucha
me quedé sola”.17
Carrió dijo cumplir un rol vital en relación con Macri, un
presidente acusado en numerosas causas de corrupción: fue al
mismo tiempo su consejera y su redentora, garante de su “gracia”,
de su honestidad, frente a vastos sectores de la opinión pública:
“yo a Macri le creo (…) yo soy redentorista”.18 Así, la líder de la
Coalición Cívica se integró también en la “familia política ampliada”
del presidente y sus mujeres, donde ocupó el lugar de una “buena
madre”, que sufre ante las “travesuras” de su vástago pero lo de-
fiende y, sobre todo, lo perdona.

VIDAL Y LAS JUSTIFICACIONES POR PROYECTOS Y DOMÉSTICA


El régimen de justificación por proyectos se distancia de las cat-
egorizaciones propias del mundo moral de la empresa capitalista
clásica (como la autoridad, la jerarquía, el control) y se basa en las
nuevas formas de liderazgo del management moderno, como el
trabajo participativo, el consenso, la flexibilidad de la estructura y
las trayectorias (Gessaghi, Landau y Luci, 2020, p. 416). El prin-
cipio común superior de este régimen es el de la red y la dignidad
común, la cual está dada por la disposición a encontrarse siempre
activo para la construcción de “organizaciones flexibles e innovado-
ras” orientadas a “la satisfacción del cliente” (Boltanski y Chiapello,
2002, pp. 116 y ss.).
María Eugenia Vidal, la primera gobernadora mujer de la
provincia de Buenos Aires, contaba al ser electa con una impor-
tante carrera profesional y política, en general en áreas de gestión

16 “Elisa Carrió en Mesa Chica con José del Rio”, LN+, 16/10/2018, https://www.
youtube.com/watch?v=g_R9FEEkGkA
17 Ídem.
18 “Entrevista a Elisa Carrió, Conversaciones”, por Joaquín Morales Solá, LN +,
16/3/2017, https://www.youtube.com/watch?v=Eu4ry17TRNU

280
Mujeres de la élite...

“típicamente femeninas”, como educación, seguridad alimentaria y


protección de la niñez y desarrollo social.19
Fue una de las pocas mujeres de la élite de Cambiemos que
se definió a partir de un régimen de justificación por proyectos.
Construyó un liderazgo ligado “a la confianza” donde se desta-
can las capacidades de “comunicación”, “escucha”, o en el “cara a
cara” con los demás (Boltanski y Chiapello, 2002, p. 125). “Siem-
pre próxima”, se legitimó a sí misma como la que “pone el cuerpo”,
la que “camina el territorio” (“tengo varias recorridas en los 135
municipios de la provincia”, repitió), la que “escucha al ciudada-
no”. También puso en juego la fórmula de inversión típica de este
régimen: sacrificó cuanto pudiera complicar su “disponibilidad”
(Boltanski, 2017, p. 193), incluso su matrimonio. Divorciada poco
después de asumir la gobernación, recurrió frecuentemente a la
figura de mujer-madre-joven-y-sola.
Puso también a su servicio el régimen de justificación domé-
stico: se definió a sí misma como “una romántica”, como una “mujer
joven” que “va a tener otra oportunidad”. Frecuentemente se mostró en
distintos espacios de la domesticidad: en un supermercado, en una
juguetería, en un local de comidas rápidas como una “mamá que tra-
baja”. En su perfil de Twitter se presentó, primero, como “mamá orgullosa
de María José, Camilo y Pedrito” y, después, como “gobernadora de la
provincia de Buenos Aires” (@mariuvidal, 31 de marzo del 2019).
Este “compromiso entre regímenes” establecido por Vidal
consolidó (“estabilizó” -Boltanski, 2017, p. 184) su posición en las
más altas jerarquías de Cambiemos, siendo en la actualidad una de
las principales dirigentes de Juntos por el Cambio.

CONCLUSIONES
A algunos años de haber irrumpido en la escena nacional, es
evidente que la fuerza de derecha bautizada como Cambiemos/

19 Tras ocupar distintos cargos de asesoría en organismos nacionales en los años


90, Vidal se incorporó al partido Compromiso para el Cambio y se convirtió en una
referente del área social del PRO; fue legisladora porteña y desde el 2008 ministra de
Desarrollo Social de la CABA, hasta que en 2011 fue electa vicejefa de Gobierno.

281
Paula Canelo

Juntos por el Cambio, llegó a la política argentina para quedarse.


Los múltiples triunfos que obtuvo a partir del 2015 fueron posibles,
en parte, por su capacidad para ofrecerle a la sociedad argen-
tina principios del “bien común” alternativos a los que había
sostenido el modelo kirchnerista.
¿Cuáles fueron estos principios, de acuerdo con los diferentes
regímenes de justificación analizados en este capítulo? Se ha afir-
mado que el ethos del PRO (partido predominante de la coalición
Cambiemos) fue consistente con el régimen por proyectos: una
“configuración moral (...) formada por organizaciones flexibles,
articuladas por un líder que ordena su equipo en función de las
necesidades de la competencia y de la satisfacción de los clientes
(en este caso, ciudadanos)” (Vommaro, 2017, p. 15).
En este capítulo se muestra que esta caracterización derivada
de la observación de la organización partidaria es insuficiente. El
análisis de los regímenes puestos en escena por la élite femenina de
Cambiemos muestra una “galaxia de regímenes de justificación”,20
que en su “compromiso” (Boltanski, 2017, p. 184) le otorgaron a
esta fuerza política una gran estabilidad.
Estas mujeres ejercitaron una doble justificación: la de su
condición de mujeres de alta jerarquía en un espacio fuertemente
masculino, el de una fuerza de derecha en la alta política argentina,
y la de su carácter de agentes de la legitimación de un orden social
desigual. Para ello recurrieron a regímenes variados, que de ningún
modo se agotan en el régimen por proyectos.
Como se expuso, Awada se apoyó en una justificación do-
méstica, subordinada a la figura de su marido presidente, del que
se presentó como una “buena esposa”. Michetti se posicionó en un
orden de grandeza cívico, en su disposición hacia el respeto de la
ley, y también en un régimen doméstico, como “buena hermana”
del presidente. Stanley y Bullrich se legitimaron en el régimen in-
dustrial, donde la capacidad profesional fue central, aun cuando

20 Con la noción de “galaxia” se hace referencia a “una pluralidad de contenidos con


elementos en común”, empleada por algunos autores para describir a la sociología
pragmática (López, 2015, p. 24).

282
Mujeres de la élite...

entre ellas hubo notables diferencias, que acercaron más a Bullrich


al régimen cívico y a Stanley al régimen por proyectos. Carrió se
apoyó en el régimen inspirado, como una “supramujer” portado-
ra de gracia, solitaria y redentora, y como la “buena madre” del
presidente; y también en el régimen cívico, como “guardiana de
la República”. Finalmente, Vidal recurrió por un lado a la justifi-
cación por proyectos, ejercitando un liderazgo flexible basado en
la confianza, el “cara a cara” y la satisfacción del cliente/ciudadano,
y por otro lado al régimen doméstico, a través de sus atributos de
mujer-madre-joven-y-sola.
Más allá de la heterogeneidad y versatilidad que mostró
este alto elenco femenino, hubo dos regímenes de justificación
predominantes: el doméstico y el cívico. 21 Por un lado, todas
fueron “las mujeres del presidente”, subordinadas a Macri, cen-
tro de esa “galaxia de regímenes de justificación” de criterios
patriarcales o jerárquicos. De Macri fueron buenas esposas,
buenas hermanas, buenas madres, ornamentos o instrumentos.
Aunque muchas de estas encumbradas mujeres se presentaron
como una alternativa a la “vieja política”, escenificaron recursos
y atributos “típicamente femeninos”, vinculados con lo doméstico,
lo familiar o las emociones “femeninas” (sensibilidad, intuición,
empatía, cuidado del otro).
Por otro lado, defendieron la ley, la autoridad y un orden del
que toda amenaza (construida moralmente) debía ser expulsada. En
el “republicanismo bélico” (Rodríguez Rial, 2019, pp. 55-80) de esta
derecha, aunque la república fue definida como ideal de “gobierno
de la ley”, su invocación fue más importante por su carácter de sal-
vaguardia frente a diversas amenazas morales.
La “galaxia de regímenes de justificación” en que se apoyaron
estas encumbradas mujeres complica cualquier reduccionismo que
quiera clasificarlas como típicas “mujeres de la derecha”. En el par

21 Si, más allá de sus diferencias, el régimen doméstico y el cívico fueron los más
presentes entre estas mujeres, hubo otros regímenes que les fueron bastante ajenos:
el del renombre y el mercantil que, se ha sugerido en otro trabajo (Canelo, 2019),
fueron empleados con más frecuencia por el alto funcionariado masculino.

283
Paula Canelo

tradición/innovación que atraviesa al heterogéneo mundo de las


élites (Gessaghi, Landau y Luci, 2020), ellas movilizaron tanto ele-
mentos tradicionales como innovadores; heterogéneos principios del
bien común con los que se identificaron, y se identifican aún hoy, los
más variados sectores sociales.

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286
¿CUÁNDO LAS ÉLITES ECONÓMICAS ELIGEN
LA VÍA PARTIDARIA?
REFLEXIONES A PARTIR DEL CASO ARGENTINO
Gabriel Vommaro
Mariana Gené

INTRODUCCIÓN
Durante los últimos años creció el protagonismo de empresarios y
managers en la política latinoamericana, tanto en países con larga
tradición de derechas competitivas, como Chile o Colombia, como
en aquellos en los que los partidos de derecha habían sido histórica-
mente minoritarios, como Argentina. Esto hizo crecer el interés de
los estudiosos por la relación entre empresarios y política (Nercesian,
2020). Pero el apoyo de las élites económicas a partidos políticos
dista de ser automático. Existen múltiples modos de vinculación en-
tre el mundo empresario y la política, como el lobby, las relaciones
informales y la incidencia vía expertos en sectores de actividad es-
pecíficos, que no suponen el involucramiento directo con los partidos.
Además, cuando los empresarios apoyan a partidos políticos no
necesariamente lo hacen aliándose con partidos conservadores o de
derecha. En Argentina, las alianzas entre el peronismo y distintos
sectores del empresariado que tuvieron lugar durante la posguerra

287
Gabriel Vommaro, Mariana Gené

(O’Donnell, 1977) o durante los años noventa (Etchemendy, 2001)


son prueba de ello. Finalmente, su involucramiento puede adquirir
distintas formas, intensidades y duraciones en el tiempo. ¿Cómo
explicar entonces el involucramiento de empresarios en partidos?
En este trabajo, analizamos las condiciones bajo las cuales
las élites económicas eligieron la vía partidaria en un partido de
centro-derecha en Argentina, identificamos sus principales modali-
dades de involucramiento, e interrogamos los efectos que tal par-
ticipación tuvo en la capacidad de acción política del empresariado.
Partiendo del estudio del PRO,1 primero, y de Cambiemos,2 luego,
interrogamos los procesos históricos que propiciaron la partici-
pación de diversos sectores del empresariado en la política partidaria
y las condiciones para el mantenimiento de ese compromiso o su
ruptura. Nos detenemos en tres formas específicas de compromiso
del mundo empresario con el partido, que van de mayor a menor in-
tensidad e inversión de tiempo: a) el involucramiento en los procesos
de construcción partidaria, b) la participación activa en posiciones de
gobierno y c) la colaboración en el marco de campañas electorales.
Al analizar estas formas de participación damos cuenta del trabajo
de mediación realizado desde el partido y sus fundaciones cercanas
para acercar a los empresarios a la arena partidaria.
Finalmente, examinamos los efectos de este vínculo en el
propio partido y en la acción política del empresariado. ¿Hasta qué
punto la oportunidad inédita en la historia argentina que representó
la existencia de un partido de derecha competitivo a nivel nacional
logró romper un patrón de relación particularista y poco coordi-
nado del mundo empresario con los partidos políticos y el Estado?
La investigación se basa en un amplio trabajo de campo sobre
la construcción partidaria de PRO (Vommaro y Morresi, 2016;
Vommaro, 2017), primero, y sobre el gobierno de Cambiemos y

1 Partido de centro-derecha fundado en el 2002 por un empresario argentino,


Mauricio Macri, que gobernó la Ciudad de Buenos Aires a partir del 2007.
2 Coalición entre el PRO, la Unión Cívica Radical (UCR), la Coalición Cívica
(CC) y otros partidos menores, que accedió a la presidencia de la Argentina entre
2015 y 2019.

288
¿Cuándo las élites económicas eligen la vía partidaria?....

sus coaliciones sociales de apoyo (Vommaro y Gené, 2022), luego,


que comprende entrevistas en profundidad con los protagonistas,
encuestas a cuadros del partido y trabajo de archivo.

VÍNCULOS FORMALES E INFORMALES DE LAS ÉLITES EMPRESARIAS


CON LA POLÍTICA
El modo en que los empresarios se vinculan con la política y ejer-
cen su poder varía sensiblemente según los países y los momentos
históricos. En algunos países existe una larga historia de vínculos
formales y organizados entre las élites económicas y la política,
mediados por partidos y asociaciones empresarias fuertes; mien-
tras que en otros prima un patrón de relaciones fluidas pero frag-
mentarias, con asociaciones empresarias relativamente débiles
y un conjunto multifacético y poco coordinado de participación
en política durante los periodos electorales o durante el gobierno
(Schneider, 2010; Durand y Silva, 1998).
En todo caso, a la luz de la historia y de la bibliografía es-
pecializada, no es evidente que las élites empresariales inviertan en
el apoyo abierto a los partidos políticos. Por el contrario, Gibson
señala que “históricamente, el empresariado latinoamericano se ha
mantenido como un aliado distante en las luchas electorales de los
partidos conservadores” (Gibson, 1996, p. 216). En su estudio sobre
el comportamiento político de las élites empresariales, Schneider
hace la misma observación. Según el autor, los empresarios fueron
históricamente poco propensos a participar directamente en políti-
ca (Schneider, 2004). A pesar de ello, influyeron activamente en los
líderes de los partidos de derecha (Conaghan, Malloy y Abugattas,
1990; Luna y Rovira Kaltwasser, 2014), contribuyeron a modelar sus
posiciones programáticas y legislativas en cuestiones que afectan
sus intereses como los temas impositivos (Fairfield, 2015), e incluso
buscaron ganar influencia en los partidos tradicionales de base la-
borista, lo que llevó en la década del noventa a la emergencia de
un “neoliberalismo por sorpresa” en América Latina (Stokes, 2001).
De este modo, los empresarios no optan solamente entre constituir
asociaciones con distinto nivel de agregación (Schneider, 2004), o

289
Gabriel Vommaro, Mariana Gené

invertir en partidos que defiendan sus intereses en términos pro-


gramáticos (Loxton, 2021; Middlebrook, 2000). Su participación
política se encauza además en múltiples mecanismos informales,
que incluyen la designación de expertos afines en determinadas
áreas de política, vías de acceso relativamente opacas a la burocra-
cia pública y el Congreso en el proceso de formulación de políticas
públicas, redes personales que conectan a empresarios y políticos,
contribuciones a las campañas políticas, etc. En definitiva, el mun-
do de los negocios distribuye sus inversiones en política en un rango
amplio de actividades dependiendo de los criterios de oportunidad y
sus posibles retornos (Schneider, 2010).
En el caso argentino, las investigaciones mostraron el
carácter particularista y poco coordinado del empresariado. Según
Schneider (2004), la acción del Estado es un factor fundamental
para explicar la capacidad de coordinación de los empresarios en
los países latinoamericanos. En Argentina, el Estado histórica-
mente desalentó la creación de asociaciones patronales poderosas
y, en cambio, apoyó la organización de asociaciones competidoras
(Schneider, 2004) o negoció individualmente ventajas para grupos
o sectores de actividad a cambio de su apoyo político (Etchemendy,
2001). En este contexto, el sector privado argentino privilegió el esta-
blecimiento de relaciones directas y personales con los funcionarios
de gobierno (lobby), por sobre la conformación de organizaciones
centralizadas con capacidad de agregar intereses y sostener la ac-
ción colectiva (Schneider, 2004; Castellani, 2009). Esta característica
permitió a ciertos grupos llevar a cabo estrategias de acumulación
exitosas y lograr ganancias extraordinarias mediante ámbitos privi-
legiados de acumulación (Castellani, 2009), pero no construyó la
capacidad de generar un amplio consenso social favorable a sus in-
tereses a lo largo del tiempo.
El caso chileno muestra el ejemplo contrario. El empresariado
encontró en la Unión Democrática Independiente (UDI) y, en menor
medida, en Renovación Nacional (RN) portavoces de sus ideas e in-
tereses (Pribble, 2013; Silva, 1996). Diversos autores muestran que,
cuando las élites económicas de ese país deben negociar políticas

290
¿Cuándo las élites económicas eligen la vía partidaria?....

con el gobierno, sientan a la mesa a diputados de los partidos de


derecha (UDI y RN), lo que constituye un reconocimiento de su
representatividad (Fairfield, 2015; Undurraga, 2012). Los empresa-
rios son también fuente de apoyo financiero permanente a las campañas
electorales de esas fuerzas políticas (Barozet y Aubry, 2005). Aunque
las preferencias pueden variar entre las diferentes opciones de can-
didatos de ese sector político, la adhesión a la coalición partidaria
de centro-derecha es clara y permanente.
Atentos a esta variación, si no partimos de una teoría que
asuma la correspondencia mecánica entre intereses económicos
y representación política, necesitamos entender las mediaciones
y las estrategias que hacen posible, en determinados contextos y
con determinados formatos, la participación empresarial en la
arena partidaria.

CONDICIONES DE POSIBILIDAD DEL INVOLUCRAMIENTO


PARTIDARIO DE LAS ÉLITES ECONÓMICAS: PERCEPCIÓN DE
AMENAZA Y EXISTENCIA DE LA VÍA PARTIDARIA
¿En qué condiciones es posible que los empresarios y las élites
económicas se involucren directamente en la vida partidaria?
Siguiendo un estudio comparado reciente sobre empresarios
y partidos conservadores en Argentina y Colombia (Vommaro y
Wills-Otero, 2021), sostenemos que las principales condiciones de
posibilidad para que eso ocurra son, por un lado, la percepción de
una amenaza directa a sus intereses, y por el otro, la existencia
de un partido viable para canalizar esa participación. Además,
dependiendo del contexto y de las características del partido en
cuestión, ciertos sectores de actividad tenderán a involucrarse más
que otros en la apuesta partidaria.
El caso chileno mostró la percepción de amenaza hacia fina-
les de la dictadura, donde la élite empresarial creía que la apertura
democrática podía poner en riesgo el legado económico de los años
de Pinochet (Huneeus, 2016). Tras la crisis económica de 1982 que
provocó la salida temporal de los Chicago Boys del gobierno, se
fundó la UDI, y unos años más tarde hizo lo propio RN. Más tarde,

291
Gabriel Vommaro, Mariana Gené

diferentes sectores empresarios crearon think tanks con el explícito


objetivo de proteger este legado. Uno de los más prominentes fue
la Fundación Libertad y Desarrollo, pero también utilizaron estos
think tanks para establecer vínculos estables e institucionalizados
con los partidos de derecha nacidos durante el periodo autoritario.
La existencia de estos partidos, claramente identificados con las
ideas económicas del pinochetismo, dio incidencia directa en la
arena partidaria y parlamentaria a los tecnócratas y programas
formados en los think tanks empresarios. Los nuevos partidos y las
élites económicas aprendieron a jugar el juego democrático, espe-
cialmente en el ámbito legislativo, fuertemente apoyados en estos
recursos (Cociña y Toro, 2009). Inclusive, los dos partidos crearon
sus propios think tanks para canalizar estos apoyos económicos: es
el caso del Instituto Libertad, vinculado a RN, y del Instituto Jaime
Guzmán, creado para promover las ideas del fundador de la UDI
y formar cuadros comprometidos con esas ideas (Alenda, 2014).
Desde entonces, en Chile la élite empresaria construye estrategias
coordinadas a largo plazo, que combina con acciones políticas es-
pecíficas ante coyunturas críticas de amenaza (Brill-Mascarenhas
y Maillet, 2019).
En Argentina, la salida de la dictadura no encontró al em-
presariado con una estrategia coordinada de negociación frente al
Estado. Durante los años ochenta un pequeño conjunto de grupos
económicos domésticos, entonces denominados “capitanes de la in-
dustria” (Ostiguy, 1990), se constituyó en interlocutor privilegiado
del gobierno democrático. Parte de ellos pudieron preservar políticas
regulatorias que favorecieron la obtención de ganancias extraor-
dinarias en determinadas áreas de negocios (Castellani, 2009).
Otros sectores, como las asociaciones del sector rural, en cambio,
adoptaron una actitud de abierta confrontación con el gobierno
(Acuña, 1995). En la década de 1990, el empresariado argentino es-
tableció estrechas relaciones con los dirigentes peronistas, cuando
el gobierno de Carlos Menem (1989-1999) implementó reformas
promercado. El giro de la política económica del peronismo
menemista –del estatismo al neoliberalismo– (Stokes, 2001) abrió

292
¿Cuándo las élites económicas eligen la vía partidaria?....

la puerta a la reconciliación entre el peronismo y el mundo empresario


en las principales ramas de la economía, especialmente en sus frac-
ciones más concentradas e internacionalizadas. En ese sentido, la
década menemista reveló que el peronismo podía ser, antes que
una amenaza, un gestor eficiente de los intereses del capital (Gib-
son, 1997). La contracara de ese entendimiento fue un nuevo
diferimiento de la constitución de una opción partidaria que
asumiera programáticamente la representación de los intereses
empresarios (Freytes, 2013).
Con la debacle del principal partido de la oposición, la
Unión Cívica Radical, tras el fracaso de Fernando de la Rúa
como presidente y su salida anticipada en diciembre del 2001,
el peronismo parecía el único interlocutor político fuerte para el
empresariado. Durante el gobierno de Néstor Kirchner, uno de
los exponentes del llamado giro a la izquierda en la región du-
rante los años 2000 (Levitsky y Roberts, 2011), el sector privado
y el gobierno tuvieron una relación relativamente armónica,
matizada por algunos conflictos sectoriales. A partir de la lle-
gada al poder de Cristina Fernández de Kirchner, esos conflictos
sectoriales se acentuaron y aumentó la oposición al peronismo
en su versión de centro-izquierda en el mundo empresario.
La ruptura con el kirchnerismo comenzó con el conflicto
entre el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y los produc-
tores agrarios en 2008 y luego se fue ampliando a otros sectores.
Por ejemplo, si observamos la relación de la Asociación Empre-
saria Argentina (AEA), que reúne a los dueños de las empresas
más grandes del país, con los gobiernos kirchneristas, la misma
atravesó tres etapas: una inicial de apoyo e interacción fluida
durante el mandato de Néstor Kirchner (2003-2007), luego un
periodo de enfrentamiento creciente a partir del conflicto por las
retenciones a los productos agropecuarios (2008-2012), y al final
una etapa de distanciamiento completo y confrontación abierta
(2013-2015) que tuvo como corolario la constitución de un nuevo
agrupamiento empresario de oposición al gobierno, el Foro de
Convergencia Empresarial (FCE) (Castellani y Gaggero, 2017).

293
Gabriel Vommaro, Mariana Gené

El creciente enfrentamiento del gobierno de Cristina Fernán-


dez de Kirchner con las élites empresariales radicó tanto en una
mayor retórica populista del peronismo de centro-izquierda (Vom-
maro, 2017), en el sentido de una apelación antiélite (Mudde y Rovira
Kaltwasser, 2017) como en un giro más estatista en la regulación de
algunas áreas clave de la política económica como el acceso a las
divisas y el comercio exterior (Novaro, 2019). Este giro fue liderado
por una nueva generación de funcionarios leales a la presidenta, mu-
chos de los cuales fueron colocados por el gobierno en directorios de
grandes empresas en las que el Estado tenía acciones a partir de la
nacionalización de las AFJP. Poco a poco, la ruptura de los empresa-
rios con el kirchnerismo se fue transformando en hostilidad y luego
en temor (Vommaro, 2017). Para Novaro (2019, p. 378), la pasividad
y la adaptación dejaban de ser un buen refugio para el empresariado, y
la derrota del oficialismo en las elecciones de medio término del 2013
posibilitó que colaboraran entre sí sectores empresarios que tradi-
cionalmente no estaban dispuestos a hacerlo.
Como la literatura especializada ha mostrado, el empresariado
tiende a organizarse cuando existen amenazas a sus intereses (Durand
y Silva, 1998). Esas amenazas pueden provenir de una variedad de
fenómenos que van desde la movilización popular hasta las rece-
siones, la privatización de activos privados o la exclusión de los procesos
de hechura de políticas públicas. El trabajo más reciente de Ondetti
(2021) afirma que esa variedad de amenazas es relevante pero que
el motor central de la organización del empresariado reside en las
amenazas a la propiedad privada. En esos contextos emerge una per-
cepción extendida de que el Estado es una fuerza hostil y peligrosa,
generando de forma no buscada las condiciones para que grupos o
sectores económicos con intereses tradicionalmente en competen-
cia colaboren entre sí (Ondetti, 2021). Durante los años finales del
gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se propagó un “pánico
moral” a la “chavización” de Argentina que se convirtió en una preo-
cupación generalizada entre los empresarios (Vommaro, 2017). La
amenaza del “modelo Venezuela” abrió una ventana de oportunidad
para que los líderes conservadores resolvieran el problema de la

294
¿Cuándo las élites económicas eligen la vía partidaria?....

acción colectiva de cómo movilizar a actores mal coordinados como


los empresarios. Este pánico moral tuvo como base cognitiva y afec-
tiva el aumento de la polarización y la circulación de información
sesgada sobre la política en Argentina (Calvo, 2015). Se convirtió en
un objeto de miedo que configuraba las interpretaciones de diversos
ámbitos de la realidad. Encontramos evidencias de ese miedo en las
revistas de negocios, en los sitios web de las consultoras de recur-
sos humanos y en las entrevistas con managers y empresarios. En
ese contexto, todo problema social o político doméstico podía ser
referido a ese miedo (Vommaro, 2017).
La percepción de peligro es determinante para promover la
organización política de distintos sectores empresarios. Estudiando
el caso de las élites agrarias en Argentina y su relación con el PRO,
Fernández Milmanda (2021) muestra que “si no hay amenaza, no hay
inversión en la política electoral”. Pero además de la percepción de
amenaza a sus intereses y la sensación de que era necesario actuar
en política en términos más directos ante la inminencia del peligro
para sus intereses, también era necesario que existiera un partido
capaz de canalizar la participación empresaria de forma verosímil.
La candidatura de Mauricio Macri en 2015 se presentaría como una
salida a la situación de temor que había ido creciendo en el mundo
privado desde el 2008, apoyándose en un partido que había puesto
en funcionamiento mediaciones para la movilización del empresariado,
y en una coalición que le garantizó alcance nacional. El carácter fuer-
temente mayoritario del apoyo de los grandes empresarios puede
interpretarse como un producto de ese proceso histórico.

NIVELES HETEROGÉNEOS DE INVOLUCRAMIENTO EMPRESARIO


EN EL PRO-CAMBIEMOS
Las élites económicas forman parte habitualmente del núcleo
central de apoyo de los partidos de derecha (Gibson, 1996). Des-
de su surgimiento en 2002, el PRO se propuso específicamente
crear instancias de movilización y organización de los miembros
de esas élites. En este sentido, además de estar liderado por un
empresario, el partido buscó constituirse en un vehículo amigable

295
Gabriel Vommaro, Mariana Gené

para que otros empresarios y managers pudieran entrar en políti-


ca (Vommaro, 2017).
Partiendo de la misma constatación de Gibson de que la base
principal de los partidos de derecha es el mundo de los negocios,
Pribble analizó las estrategias de vinculación que estos partidos
establecen con sus miembros. Para la autora, la relación entre em-
presarios y partidos de derecha puede ser pensada en tres niveles:
a) las relaciones informales, que se expresan tanto por el pasaje de
actores de una arena a la otra, como por las relaciones familiares y
de proximidad social que unen a las élites partidarias con las élites
económicas; b) las relaciones formales a través de la participación
abierta de empresarios en las fundaciones de los partidos que fun-
cionan como espacio de encuentro y de coordinación en relación a
políticas específicas; c) el aporte financiero, tanto a las campañas
electorales como a las fundaciones partidarias (Pribble, 2013).
En base a una relectura de los niveles estudiados por Pribble,
identificamos tres dimensiones heterogéneas de compromiso de
las élites empresarias con el PRO. Las mismas van de mayor a
menor nivel de involucramiento e inversión de tiempo, trabajo y
recursos de distinto tipo en el partido: a) el involucramiento en los
procesos de construcción partidaria, b) la participación activa en
posiciones de gobierno, y c) la colaboración en el marco de cam-
pañas electorales.
En primer lugar, el grado más alto de compromiso estuvo
compuesto por los empresarios y CEO que se implicaron en el proceso
de construcción partidaria del PRO. Se trata de una vía de partici-
pación larga e incierta, que implica una inversión importante en
términos de tiempo, trabajo y compromiso personal. De hecho, la
construcción partidaria es un desafío mayúsculo para las nuevas
fuerzas políticas en América Latina, y los casos exitosos son muy
escasos (Levitsky, Loxton y Van Dyck, 2016). En el caso del PRO,
el primer momento de entrada a ese involucramiento de alto costo
estuvo dado en su origen, tras la crisis del 2001. En ese momento
convergieron la ventana de oportunidad creada por el colapso del
sistema partidario y la preocupación ante lo que distintos miembros

296
¿Cuándo las élites económicas eligen la vía partidaria?....

de las élites empresarias veían como la impericia de las élites políticas


(Vommaro y Morresi, 2016). Más tarde, la percepción de amenaza
agudizada durante el segundo gobierno de Cristina Fernández de
Kirchner y el temor a la “chavización” generaron nuevos incentivos
para el involucramiento partidario (Vommaro, 2017).
Entre las distintas facciones que componen el PRO, la del
mundo empresario es junto con la proveniente de las ONG y fun-
daciones, la que mayor involucramiento tuvo en la vida interna del
partido, tanto en términos de afiliación como de cargos internos
(Vommaro y Armesto, 2015). Esos empresarios y líderes de las ONG
representan el core del partido (junto con los líderes políticos de la
derecha) y dan al PRO su identidad y su contenido de marca: un
partido de voluntarios y empresarios que “se meten en la política”
para mejorarla (Vommaro y Armesto, 2015). El mundo empresarial
fue desde los inicios un activo simbólico del nuevo partido y los
empresarios jugaron un papel clave en su construcción, así como
lo harían luego en el gobierno: a) aportaron una sociodicea de
entrega y renuncia al bienestar privado por el bien común. Los em-
presarios representaban entonces no solo parte del núcleo social,
sino también un núcleo simbólico de identidad partidaria basado
en una épica gerencial; b) proyectaron una imagen de sí mismos
como la de “los mejores”, que llegaban a la política para realizar
adecuadamente lo que los políticos profesionales no podían: perso-
nas adineradas y exitosas que contrastaban con los viejos políticos
que habían llevado al país al fracaso (Vommaro, 2017).
Con algunas excepciones, los vínculos individuales dominaron
el ingreso de los empresarios al ámbito partidario. El reclutamiento
informal fue el mecanismo dominante en la fase inicial de la vida
partidaria del PRO. Los lazos personales (de amistad o sociedad
comercial) y la participación política previa de los empresarios fa-
vorecieron el reclutamiento partidario.
Para la segunda oleada de reclutamiento empresario en el
partido se establecieron canales más institucionalizados. Teniendo
en cuenta la distancia y la desconfianza de estos actores con respecto
a la política, la tarea requirió de mediaciones adaptadas al ámbito

297
Gabriel Vommaro, Mariana Gené

empresarial. Se privilegió entonces a organizaciones para-partidarias


(fundaciones y think tanks) creadas por líderes del PRO con el obje-
tivo de reclutar y organizar a miembros de las élites económicas. Los
empresarios que buscaban ingresar a la arena partidaria encontraron
en esas mediaciones espacios amigables de participación política,
diferentes a los que ofrecían los partidos políticos tradicionales. En
esas instancias abundaban los pares, se hablaba un lenguaje cercano
a la gestión y se compartían las motivaciones normativas –sacar a
la Argentina de la amenaza en la que se encontraba–. Los gerentes y
CEO, que ya formaban parte de la administración del PRO en CABA,
se desempeñaron como emprendedores morales (Becker, 1963),
definiendo los marcos del problema social y convenciendo a sus cole-
gas de comprometerse políticamente para evitar la “chavización” de
la Argentina. El sentido de urgencia se tradujo en una “oportunidad
histórica” de participación en un nuevo partido político favorable al
mercado, en el que ya se habían involucrado otros colegas.
Una de las principales organizaciones cercanas al partido
fue la Fundación Generación 2025 (Fundación G25). La misma fue
creada en 2008 por iniciativa de Esteban Bullrich y Guillermo
Dietrich, dos exgerentes y dirigentes del PRO. Bullrich procede de
una familia tradicional de la oligarquía argentina y había sido direc-
tor general de una importante empresa frutícola. En 2002 se unió
al partido de centro-derecha Recrear y luego lideró la corriente que
tomó el control de Recrear para su fusión con el PRO, en 2008.
Dietrich procede de una familia de empresarios de la industria au-
tomovilística y en un principio se unió al PRO a petición de Macri
y otros dirigentes del nuevo partido, con los que tenía una relación
personal. Tanto Bullrich como Dietrich estaban entusiasmados con
la construcción de un partido de derecha competitivo (Vommaro,
2017). La creación de G25 fue vista como una contribución a este
propósito. Su objetivo fue reclutar empresarios y gerentes para la
administración del PRO tanto a nivel subnacional como nacional.
Se definía como “una fundación autónoma y autosuficiente respec-
to del Partido, identificada con los valores del PRO” (Anuario G25,
2014) y en los hechos funcionaba como una instancia de mediación

298
¿Cuándo las élites económicas eligen la vía partidaria?....

organizada para captar cuadros empresarios en distintos momentos


de su carrera y facilitar su pasaje al mundo de la política.
Precisamente, el segundo tipo de involucramiento, de nivel
intermedio estuvo dado por la incorporación de cuadros empresa-
rios a la gestión de gobierno. De carácter más fácilmente reversible
que la inversión en la construcción partidaria, esta participación
supuso no obstante un nivel alto de exposición para muchos de sus
miembros. PRO reclutó empresarios y CEOS en un fenómeno de
alcance inédito en la historia argentina, que despertó controver-
sias públicas entre quienes veían una ventaja en este proceso de
politización y quienes lo percibían como un escollo para la democra-
cia (Gené, 2018). En especial, con el fin de movilizar y organizar
a su núcleo electoral para las elecciones presidenciales del 2015,
los dirigentes del PRO optimizaron sus mecanismos organiza-
tivos y construyeron mediaciones partidarias a través de ONG que
buscaban reclutar y organizar a los empresarios. La exitosa movi-
lización de gerentes y CEO que los llevó a ingresar en el gobierno
nacional de Cambiemos en 2015 fue favorecida por estos mecanismos
organizativos, eficientes en un contexto particular, signado por la
percepción de amenaza. Estos dispositivos también sirvieron para
organizar a sectores poco coordinados políticamente.
Los empresarios que decidieron entrar en la arena partidaria
encontraron acceso directo al gobierno. Una vez que Cambiemos
llegó al poder en 2015, el presidente Macri nombró a empresarios
y CEOS en puestos clave. El 31 % de los ocupantes de los cargos
más altos en el gabinete inicial de Cambiemos tenía un rol de alta
dirección en el sector privado antes del 2015 (Canelo y Castellani,
2016). Hacia la mitad del gobierno, en 2017, el 50 % de los ministros
aún ocupaba cargos en directorios de empresas privadas. Algunos
sectores de actividad, como el agro o las finanzas tuvieron especial
protagonismo en este proceso. En el Ministerio de Agroindustria el
gobierno cedió el control a miembros de las entidades que agrupan
a los grandes productores y a los actores económicamente más po-
derosos del sector (en especial del complejo sojero), como la Sociedad
Rural Argentina (SRA), la Asociación Argentina de Consorcios Re-

299
Gabriel Vommaro, Mariana Gené

gionales de Experimentación Agrícola (AACREA) y la Confederación


de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP)
(Mangonnet, Murillo y Rubio, 2018). Al contrario, el ministro de
la Producción hasta 2018 fue un cuadro de PRO proveniente de la
facción de derecha, cuya experiencia en el mundo privado había
sido en el sector financiero. No obstante, la presencia de estos cuadros
provenientes del mundo de los negocios llegó incluso a carteras
fuertemente políticas, como la Jefatura de Gabinete o el Ministerio
del Interior, que no habían contado en el pasado con este tipo de
personal político (Canelo y Castellani, 2016).
Finalmente, un tercer nivel de compromiso está dado por el fi-
nanciamiento en el marco de campañas electorales. Por su naturaleza,
se trata de información difícil de rastrear, aunque las entrevistas con sus
participantes permiten constatar que el empresariado argentino está
acostumbrado a financiar a los distintos partidos políticos, en general
diversificando sus estrategias y colaborando con todos los candidatos
competitivos, aunque lo hagan en distinto grado. Este tipo de partici-
pación supone el desembolso de recursos materiales, pero no implica un
compromiso activo y público con el partido, ni supone su sostenimiento
en el tiempo frente a resultados adversos.
El apoyo empresario durante la campaña presidencial de
Macri fue muy importante. La mayor parte de los grandes empre-
sarios del país, de todos los sectores de actividad, concurrió a las
comidas de recaudación de fondos realizadas por el partido y aportó
cuantiosos recursos. Una investigación periodística mostró que PRO
estableció un sistema de recaudación en el mundo empresario del
que participaba el propio Macri. El líder de ese partido sostenía
que los empresarios debían aportar el 1 % del valor de sus empresas
dado que, si ganaba Cambiemos, las políticas pro-mercado harían
que éstas aumentaran su cotización (Alconada Mon, 2018). En ese
marco, los empresarios y managers que entrevistamos coinciden en
que “la mayoría del mundo empresario jugó con Cambiemos, no to-
dos, pero sí la mayoría” durante la campaña presidencial del 2015.
La excepción fueron algunos sectores industriales vinculados con el
mercado interno y las pequeñas y medianas empresas, que mantenían

300
¿Cuándo las élites económicas eligen la vía partidaria?....

sus apoyos al candidato del Frente para la Victoria (FPV) en 2015.


Más allá del patrón informal e individualizado de apoyos por medio
del cual las empresas hacen aportes a los partidos o candidatos de
forma discreta, en algunos momentos los líderes del PRO quisieron
escenificar la solidez de los apoyos económicos de la candidatura de
Macri. Fue el caso de una gran cena de recaudación realizada en el
mes de marzo del 2015, al inicio del año electoral.3
Estos tipos disímiles de involucramiento nos hablan de dis-
tintos niveles de compromiso con el partido y su experiencia de
gobierno por parte del mundo empresario. Asimismo, dan cuenta
de la multiplicidad de formatos que el PRO habilitó y promovió
para movilizar a esa base social, tradicionalmente poco coordinada
en Argentina, pero que podía encontrar en la emergencia de un par-
tido de derecha competitivo una oportunidad histórica. ¿Cuánto de
aquella promesa de “oportunidad histórica” fue realizada para cada
una de las partes? ¿Qué implicaron estos compromisos en términos
del patrón de relación entre empresarios y política en Argentina?
La histórica debilidad electoral de la derecha argentina
coincidía con una baja capacidad de coordinación de los grupos
empresarios del país. A diferencia de lo que ocurre en otros casos de
la región, como Chile o Colombia, donde la élite económica mostró
grados altos de cohesión, capacidad de coordinación e influencia
política colectiva (Fairfield, 2015), en Argentina el empresariado no
estaba organizado como grupo ni tenía instancias de representación
transversales a sus diferentes sectores de actividad con cierto nivel
de pregnancia y capacidad de acción colectiva.
El esfuerzo organizativo que llevó a cabo el PRO fue muy
significativo, pero se dirigió a individuos antes que a grupos corpo-
rativos, de modo que mantuvo el patrón particularista e informal de
participación de las élites económicas en política. En este sentido,
si bien la incorporación de cuadros provenientes del mundo privado
fue exitosa, ese tipo de involucramiento empresario no alcanzó a
generar un compromiso colectivo duradero o una articulación más

3 La Nación: “Macri recaudó en una cena $120 millones”, 18 de marzo del 2015.

301
Gabriel Vommaro, Mariana Gené

organizada a la hora de gobernar. Menos aun cuando se atravesaron


coyunturas críticas. Por ejemplo, el partido no construyó instancias
de articulación estables con agrupamientos tradicionales o recientes
de actores económicos, como la Unión Industrial Argentina (UIA)
o la más cercana al partido durante la campaña presidencial AEA
(Novaro, 2019), que mantuvieron sus apoyos en un nivel informal.
El saldo del periodo nos muestra la existencia de un grupo
empresario que defiende más consistentemente las ideas pro-mer-
cado en el espacio público. Las élites económicas ensayaron además
agrupamientos informales para coordinarse, pero los mismos tu-
vieron corto alcance, como lo ejemplifica el chat que reunía a 256
empresarios durante el gobierno de Macri que languideció tras el
final de su mandato.4 El carácter individual de la movilización em-
presaria lograda por el PRO no modificó el patrón particularista e
informal de vínculo de las élites económicas con la política, y por
tanto su bajo compromiso con un proyecto político encarnado en
organizaciones partidarias y sustentable más allá de resultados
coyunturales. Este rasgo general tuvo diferencias por sector de
actividad: los empresarios del agro y del sector financiero man-
tuvieron su apoyo al gobierno de Cambiemos aún en coyunturas
críticas, mientras que el sector industrial, en especial a partir de
la crisis económica del 2018, comenzó a buscar otras opciones
políticas.5 En definitiva, los empresarios experimentaron tipos
heterogéneos de involucramiento en la arena partidaria du-
rante el periodo, pero no salieron de este ciclo pro mercado con
mayores niveles de coordinación, ni con un cambio sustantivo en
sus patrones de comportamiento político.

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306
EMPRESARIOS, COVID-19 Y EL GOBIERNO
DE BOLSONARO12
Paulo Roberto Neves Costa
Marta Pontes de Campos

INTRODUCCIÓN
El propósito de este capítulo es analizar cómo la comunidad empre-
sarial brasileña describió la pandemia de Covid-19, se posicionó frente
a las acciones del Poder Ejecutivo Federal y definió su agenda de
demandas. El análisis de esta dimensión del comportamiento del em-
presariado nos permite hacer breves comparaciones con las tendencias
que la literatura indica sobre su relación con la política en Brasil.3
No pretendemos analizar la acción de los empresarios en el
proceso de toma de decisiones, lo que implicaría la verificación de las
relaciones de causalidad, sino una dimensión específica de su acción
política: la de los planteamientos públicos. En resumen, consideramos

1 Agradecemos al Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico


(CNPq) las becas de Productividad en Investigación y de Iniciación Científica a las
que está vinculado este trabajo.
2 Texto traducido del portugués al español por Sebastião Nascimento.
3 Bandarra et al. (2021) analizan la figura y los aspectos políticos del gobierno de
Bolsonaro y su relación con la pandemia de Covid-19 por lo que supone para las
perspectivas que se presentan para Brasil, pero no contemplan el análisis de los
empresarios y sus élites, aunque sí indican una tendencia al distanciamiento entre
los agentes económicos y Bolsonaro por la forma de abordar la pandemia. Sobre el
acercamiento entre los empresarios y Bolsonaro, véase Caponi et al. (2021).

307
Paulo Roberto Neves Costa, Marta Pontes de Campos

que estas posiciones, o la falta de ellas, refieren a la forma en que


los empresarios piensan la política, la sociedad y a sí mismos como
actores políticos, dentro de este contexto crítico. Este experimento
exploratorio para analizar una coyuntura aún en curso se justifica
por la relevancia de los actores y los acontecimientos mencionados y
su relación con las cuestiones clásicas del análisis sociológico.
Por último, el objeto de la investigación subyacente a este
capítulo se relaciona con las élites de la clase empresarial, en este
caso, la brasileña. Creemos conveniente distinguir esta élite desde
dos categorías analíticas que, en el proceso histórico, pueden articu-
larse y a veces solaparse, pero que difieren en aspectos relevantes para
el análisis sociológico de este grupo. Por un lado, la élite económica,
la cual está compuesta por los altos directivos de las empresas, es-
pecialmente las grandes y con mayor presencia en el mercado y en
los sectores económicos en donde operan; y, por otro lado, la élite
empresarial, compuesta por los dirigentes de las entidades de repre-
sentación empresarial.4
Estas categorías ponen de relieve la importancia, pero tam-
bién la necesidad de cierta precisión en el uso del concepto de élite
para el estudio de los empresarios. Aunque remitan al mismo grupo
social, existen importantes particularidades. Por una parte, la cate-
goría élite económica se refiere a la ocupación de los puestos más
importantes en la dirección de las empresas y a su desempeño en el
mercado. La categoría élite empresarial se refiere, por otra parte, a
los empresarios que tienen la disposición para ejercer la represen-
tación política institucionalizada, lo cual implica desde la competencia
para ser elegidos por sus pares, hasta la capacidad de ejercer la
representación política, es decir, de tratar con las instituciones y
los agentes políticos en defensa de los intereses colectivos y difusos.
Desde luego, la élite económica puede actuar políticamente
y la élite empresarial puede abarcar a los dirigentes de las grandes
empresas. No obstante, hay distinciones en relación con los procesos
de reclutamiento, las trayectorias, las competencias y los contextos

4 Sobre esta distinción, véase Costa (2014).

308
Empresarios, Covid-19 y el Gobierno de Bolsonaro

institucionales en los que actúan. A veces, como en el caso brasileño,


las entidades de representación se distinguen en su naturaleza y regu-
lación legal, es decir, pueden incluso ser sindicatos o asociaciones.
En resumen, el propósito de esta breve problematización
conceptual es dejar claras las categorías analíticas subyacentes y
subrayar que el objeto del siguiente análisis se refiere tanto a la élite
económica como a la élite empresarial en Brasil, a veces separadas
y a veces superpuestas y articuladas.

METODOLOGÍA
El desafío metodológico fue definir una cronología que indicara la
dinámica de la pandemia, las políticas, las acciones y reacciones de
los empresarios e incluso el comportamiento personal de Bolsonaro.
Pese a tratarse de menos de dos años, el enfoque tiene una dimensión
mínimamente diacrónica. Nuestra investigación empírica se basó
en un aspecto que marcó este contexto en Brasil y el comportamiento
de los empresarios: las cartas y manifiestos realizados por (o con)
la importante participación de los empresarios y dirigidos a las
autoridades y a la sociedad. En este sentido, el análisis de estos
documentos siguió un orden cronológico, con una breve contex-
tualización de cada documento. Utilizamos el análisis de contenido
porque es el procedimiento más adecuado para producir inferencias
válidas sobre el discurso de los empresarios, al describir e interpre-
tar sus significados e intenciones, como veremos a continuación.

CARTA DE LA CONFEDERACIÓN DE ASOCIACIONES COMERCIALES Y


EMPRESARIALES DE BRASIL (CACB), CON EL APOYO DE LA UNIÓN
NACIONAL DE ENTIDADES DE COMERCIO Y SERVICIOS (UNECS)–
23/03/20205
Este es el primer documento de mayor repercusión publicado por
los empresarios, justo cuando la Organización Mundial de la Salud
(OMS) declaró la pandemia y se suspendieron las clases en todo el

5 Véanse https://cacb.org.br/cacb-sugere-que-servico-publico-tambem-arque-com-
os-prejuizos-causados-pelo-coronavirus/ y https://unecs.org.br/unecs-sugere-que-
servico-publico-tambem-arque-com-os-prejuizos-causados-pelo-coronavirus/

309
Paulo Roberto Neves Costa, Marta Pontes de Campos

país. En ese momento, había 201 víctimas de Covid-19; Bolsonaro


habló de una “pequeña gripe” y pidió el “fin del encierro”. Además,
se aprobaron ayudas de emergencia y los Estados y municipios
comenzaron a vigilar el contagio y a promulgar leyes sobre el dis-
tanciamiento social y el uso de mascarillas. La carta, patrocinada
por dos importantes entidades en representación de las asociaciones
comerciales,6 reconoce la necesidad de las medidas de aislamiento e
interrupción de las actividades comerciales y la importancia del cui-
dado de la salud pública. Las entidades se encuentran entre aquellos
que ayudaron a elegir a Bolsonaro y que apoyan su gobierno, pero
se preocupan por el desempleo y defienden la reducción del gasto
público a través de recortes en los salarios de los funcionarios, como
medio para financiar a las empresas, las cuales, al fin y al cabo, no
serían la causa de esta crisis. Aun confiando en que la pandemia
sería derrotada, concluyeron que la responsabilidad no sería solo
de las empresas, sino también de la sociedad y especialmente de
Bolsonaro y su equipo.

MANIFIESTO “NÃO DEMITA!” (¡NO DESPIDA!) - 1/4/2020 A 31/5/20207


El contexto pandémico estuvo marcado por el inicio del pago de
la ayuda de emergencia. Al preguntarle por los 5900 muertos,
Bolsonaro respondió: “¿Y qué?, ¿Quiere que haga qué?” y “No soy
un enterrador”. Además, Luis Henrique Mandetta es sustituido
por Nelson Teich en el Ministerio de Salud y el Supremo Tribunal
Federal (STF) garantiza la autonomía de los Estados sobre los
actos relacionados con la pandemia.

6 En su página web oficial, la CACB afirma que reúne a federaciones que


representan a 2300 asociaciones comerciales y empresariales y a más de dos millones
de empresarios del comercio, la industria, la agricultura, la ganadería, los servicios,
las finanzas y las profesiones liberales de todos los Estados brasileños. La UNECS
se fundó en 2014 con el objetivo de centralizar y representar los intereses del sector
del comercio y los servicios. Reúne a las mayores confederaciones y federaciones
del sector. En ambas sobresale la defensa de los intereses de las micro y pequeñas
empresas y la estrecha relación que mantienen en el Congreso Nacional con el Frente
Parlamentario por el Comercio, el Servicio y el Emprendimiento.
7 Véase https://braziljournal.com/naodemita-empresarios-se-unem-contra-demissoes-agora

310
Empresarios, Covid-19 y el Gobierno de Bolsonaro

Se trata de un movimiento idealizado por el empresario


Daniel Castanho.8 Fue firmado por más de 4000 empresas,9 entre ellas
Magazine Luiza, Renner, BR Distribuidora, los bancos Bradesco,
Itaú, Santander y BTG Pactual, XP Investimentos, Microsoft, JBS,
WEG, Alpargatas, Natura y Boticário.
No se dirige al Gobierno, sino “de empresario a empresario”,
y propone que no haya despidos al menos hasta finales de mayo del
2020. Valora el trabajo de los profesionales de la salud, reconoce la
importancia de los trabajadores que dedican su vida a las empresas
y defiende que estas ayuden a las personas y a los pequeños empre-
sarios de las comunidades locales. En definitiva, no se trata de un
llamado a la responsabilidad política, sino de una invocación a la
responsabilidad social, al papel de los empresarios ante los impac-
tos de la pandemia.

“CARTA ABERTA ÀS LIDERANÇAS EMPRESARIAIS” (CARTA ABIERTA


A LOS LIDERES EMPRESARIALES)-JUNIO DEL 202010
En ese momento, la cifra de muertos superaba los 30 000 y se
excluyeron los datos epidemiológicos de la plataforma oficial del
Gobierno.11 Bolsonaro cuestionó los datos divulgados, intentó vetar
el uso obligatorio de máscaras, realizó ataques a la prensa y participó
en actos considerados antidemocráticos por defender el cierre del
Congreso Nacional y del STF.12

8 Daniel Castanho es un joven empresario, socio y fundador de Ânima Educação


en 2003, una empresa que cotiza en bolsa desde el 2013 en el sector de la educación
superior con unos 320 000 estudiantes en Brasil. En 2012, para permitir la expansión
del mercado, la empresa contó con el apoyo financiero de BR Investimentos, un
banco fundado por Paulo Guedes, actual ministro de Economía.
9 Véase https://renapsi.org.br/apoiamos-concordamos-com-o-movimento-nao-demita-
entenda-aqui
10 Véanse https://ccbrasil.cc/blog/carta-aberta-as-liderancas-empresariais/ y https://
www.ethos.org.br/cedoc/carta-aberta/
11 En respuesta a esta acción del Gobierno Federal, las principales empresas de
medios de comunicación del país se unieron y crearon el Consorcio de Veículos de
Imprensa (Consorcio de Medios de Prensa), con la finalidad de informar sobre los
datos de la pandemia obtenidos directamente de los Departamentos de Salud de los
Estados. Este consorcio también trabajó para fomentar la vacunación.
12 Véase https://g1.globo.com/politica/noticia/2020/05/31/manifestantes-fazem-

311
Paulo Roberto Neves Costa, Marta Pontes de Campos

Fruto de la iniciativa del Instituto Capitalismo Consciente13


y firmada por el Instituto Ethos, la Plataforma Liderança com Va-
lores, el Sistema B-Brasil, el Grupo Gife, Akatu- Consumo Consciente
y el Instituto GESC, dicha carta destaca el papel de las entidades fir-
mantes frente a la “triple crisis” (sanitaria, económica y política), pero
entiende la pandemia también como una oportunidad para valorar
la colaboración y la capacidad de superar “conflictos menores”.
Además, resalta la preocupación por los más pobres y la necesi-
dad de reducir las desigualdades, erradicar la pobreza, mantener
el empleo y proteger el medioambiente. Defiende la ayuda de emer-
gencia para las personas más vulnerables y el acceso al crédito para
las pequeñas y medianas empresas (PyME). En resumen, pone la
preservación de la vida como objetivo por encima y antes de la recu-
peración de la economía.
En la carta, la dimensión política de la crisis sería el re-
sultado de los fracasos de los “liderazgos”, sin identificar cuáles,
y repudia los ataques a la democracia y a la Constitución. Exige
una articulación entre el Gobierno Federal y las entidades federa-
das, la cooperación entre los poderes defiende una prensa libre,
además resalta la importancia de la OMS y de la ciencia. Final-
mente, protege un futuro diferente y “un Brasil justo, sostenible,
próspero, democrático, orgulloso y generoso”. En resumen, esta
iniciativa es interesante porque representa un conjunto de nuevos
y diferenciados think tanks empresariales, dirigidos a pensar en
formas de consumo y gestión que dediquen más atención a la
sociedad y al medioambiente.

ato-em-brasilia-em-apoio-a-bolsonaro-e-em-defesa-de-medidas-inconstitucionais.
ghtml
13 Este instituto forma parte de un movimiento nacido en EE. UU. en 2010 y tiene
como propósito fomentar el equilibrio entre la rentabilidad y la sostenibilidad. La
sección brasileña se fundó en 2013 con el apoyo de varios sectores y hoy ofrece
apoyo a sus miembros en el área de ESG (Environmental, Social, and Corporate
Governance) y está presidida por el cofundador Hugo Bethlem, consultor en el área
de retail.

312
Empresarios, Covid-19 y el Gobierno de Bolsonaro

MANIFIESTO DE APROSOJA-28/09/202014
El contexto estuvo marcado por casi 144 000 muertes y el inicio
de las pruebas con la vacuna Coronavac, producida en Brasil.
Bolsonaro ya había contraído el Covid-19 y declaró que había
sido tratado con cloroquina y que “nadie puede obligar a nadie
a vacunarse”.15
Este manifiesto fue patrocinado por la Asociación Bra-
sileña de Productores de Soja (Aprosoja-Brasil)16 y apoyado por
la Confederación Nacional de Agricultura y Pecuaria (CNA), la
Federación de Industrias del Estado de São Paulo (FIESP) y en-
tidades de la agroindustria de varias regiones del país.17 A pesar
de estar dirigido exclusivamente a los gobernadores y secretarios
de los Estados,18 podemos destacar que tan solo menciona el
impacto de la pandemia en la salud y en la economía, en ese or-
den, y se limita a reivindicaciones que no estaban relacionadas
con la crisis sanitaria, pero que formaban parte de la agenda
de las entidades firmantes, especialmente de la industria, como
el mantenimiento de medidas que garanticen la competitividad

14 Véase https://aprosojabrasil.com.br/comunicacao/blog/2020/10/02/manifesto-do-
setor-produtivo-pela-garantia-da-competitividade-do-agronegocio/
15 Véase https://saude.estadao.com.br/noticias/geral,governo-diz-que-ninguem-e-obrigado-
a-tomar-vacina-mas-lei-autoriza-aplicacao-compulsoria,70003421839
16 Esta entidad se considera una de las más importantes del sector agrícola brasileño
y es investigada por el STF por su presunta implicación en movimientos golpistas y
por patrocinar a influenciadores bolsonaristas. Véanse https://www1.folha.uol.com.
br/colunas/viniciustorres/2021/08/empresarios-do-7-de-setembro-golpista-e-ricos-
coniventes-arruinam-economia.shtml y https://www1.folha.uol.com.br/colunas/
painel/2022/06/entidade-do-agro-investigada-pelo-stf-patrocina-influenciadores-
bolsonaristas.shtml
17 Associação Brasileira do Agronegócio, Associação Brasileira das Indústrias
Exportadoras de Carne, Associação Brasileira da Indústria de Máquinas e
Equipamentos, Associação Brasileira das Indústrias de Óleos Vegetais, Associação
Brasileira dos Produtores de Milho, Associação Brasileira dos Produtores de Algodão,
Conselho dos Exportadores de Café do Brasil, Croplife Brasil, Fórum Nacional
Sucroenergético, Indústria Brasileira de Árvores, Organização das Cooperativas
Brasileiras, Confederação das Cooperativas do Sicredi, Sociedade Rural Brasileira,
União da Indústria de Cana-de-Açúcar, entre otras.
18 Podemos destacar que el conflicto con los gobernadores y alcaldes fue uno de
los puntos más tensos en la actuación del Gobierno Federal y del propio Bolsonaro
durante la pandemia.

313
Paulo Roberto Neves Costa, Marta Pontes de Campos

del sector, la reducción del “Coste Brasil”19 y la importancia de la


reforma fiscal, la cual estaba en discusión en el parlamento.

“O PAÍS EXIGE RESPEITO; A VIDA NECESSITA DA CIÊNCIA E DO BOM


GOVERNO-CARTA ABERTA À SOCIEDADE REFERENTE A MEDIDAS DE
COMBATE À PANDEMIA” (EL PAÍS EXIGE RESPETO; LA VIDA NECESITA
CIENCIA Y BUEN GOBIERNO - CARTA ABIERTA A LA SOCIEDAD
SOBRE LAS MEDIDAS PARA COMBATIR LA PANDEMIA)-21/03/202120
La inoculación había comenzado dos meses antes y algunas em-
presas promovían un movimiento a favor de la vacuna.21 Eduardo
Pazuello fue sustituido por Marcelo Queiroga en el Ministerio
de Salud, el número de muertos superó los 320 000 y Bolsonaro
declaró: “¡Basta ya de chingadera y lloriqueo! ¿Cuánto tiempo
más van a estar llorando?”.22
Con más de 500 firmas entre empresarios, banqueros y
economistas,23 esta carta abierta caracteriza la pandemia como
una crisis extrema, con énfasis en el impacto sobre la salud
pública y en las muertes. Aunque reconoce la afectación en la
economía, las actividades de producción y consumo, los ingresos

19 Sobre Coste Brasil, véase MANCUSO (2007).


20 Véase https://www1.folha.uol.com.br/mercado/2021/03/o-pais-exige-respeito-a-
vida-necessita-da-ciencia-e-do-bom-governo.shtml
21 Movimiento “Unidos pela vacina” (Unidos por la vacuna), dirigido por Luiza
Trajano. Véase https://www.unidospelavacina.org.br/
22 Véase https://oglobo.globo.com/saude/coronavirus/chega-de-frescura-de-mimimi-
vao-ficar-chorando-ate-quando-diz-bolsonaro-sobre-pandemia-1-24909333
23 El perfil de los firmantes de esta carta es variado. Entre los economistas, por
ejemplo, la carta está firmada por: Edmar Bacha, miembro del Partido de la Social
Democracia Brasileña (PSDB), quien formó parte de los equipos del Plan Cruzado y
del Plan Real y hoy dirige el think tank Casa das Garças; Laura Carvalho, profesora de
economía en la Universidad de São Paulo (USP) y crítica de las agendas económicas
de Lula y Dilma Rousseff; y Armínio Fraga, expresidente del Banco Central (1999-
2003) durante el segundo mandato de Fernando Henrique Cardoso, crítico del
gobierno de Bolsonaro. Entre los altos ejecutivos y empresarios se encuentran Pedro
Parente, presidente del consejo de administración de BRF, quien participó en la
aplicación del Plan Collor (1991-1992) y fue presidente de Petrobras en el gobierno
de Temer; Horácio Lafer Piva, consejero y accionista de Klabin y presidente de la
Federación de Industrias del Estado de São Paulo (FIESP) entre 1998 y 2004; y los
banqueros Roberto Setubal y Pedro Moreira Salles del Consejo de Administración de
Itaú Unibanco.

314
Empresarios, Covid-19 y el Gobierno de Bolsonaro

y el empleo causados por la pandemia, la carta critica la forma


en que se utilizan los recursos públicos, el desprecio por las
pruebas científicas y, especialmente, la postura adoptada por el
Gobierno Federal en torno a la vacunación, haciendo hincapié
en las consecuencias humanitarias de estos fallos.
La carta también se refiere a la importancia de la relación
con los gobernadores y los alcaldes, de la acción de los gober-
nantes, del distanciamiento social y del uso de las mascarillas
como política pública. La recuperación económica se vio asociada
y condicionada al tratamiento de la salud pública y el respaldo a la
ayuda financiera de emergencia se acompañó de la referencia a
la desigualdad respecto a la salud pública y al bienestar social,
con un fuerte énfasis en la necesidad de reformular el sistema
brasileño de protección social y la protección de la renta, del
empleo y de las PyME.
El problema de la desigualdad también aparece en el
posicionamiento a favor de las medidas de restricción de la cir-
culación, incluida la posibilidad de lockdown, y en la crítica a la
contrarreacción del Gobierno Federal (sin nombrar a Bolsonaro)
por tratarse de una forma de proteger a los “más vulnerables”.
La carta considera que el cierre de escuelas es inocuo y subraya
su impacto en los “niños más pobres y sus madres”. Uno de los
firmantes, Fabio Barbosa, de Gávea Investimentos, dice que el
objetivo de la carta era “influir en las políticas públicas para
que podamos abordar rápidamente el problema de la pandemia,
dando apoyo a los más necesitados mientras tanto, y que tenga-
mos condiciones para que la economía vuelva a crecer y crear
puestos de trabajo”.24

24 Véase https://www1.folha.uol.com.br/mercado/2021/03/carta-de-economistas-e-
empresarios-por-medidas-contra-a-pandemia-supera-1500-assinaturas.shtml

315
Paulo Roberto Neves Costa, Marta Pontes de Campos

CARTA DE LA UNECS CON EL FRENTE PARLAMENTARIO PARA EL COMERCIO,


EL SERVICIO Y EL EMPRENDIMIENTO (FPCSE)-24/03/202125
Esta carta fue el resultado de una colaboración entre UNECS26 y
un frente de parlamentarios. La evaluación indica que se estaba
produciendo una “crisis sanitaria, ética, política y económica” y
llamó la atención sobre el número de muertes, la importancia de
preservar la vida, los puestos de trabajo, la credibilidad y el interés
de la inversión internacional. En el ámbito de las políticas sanitarias,
defendió la creación de más camas de hospital y que la “seguri-
dad sanitaria” era una condición para el crecimiento económico,
lo cual exigiría el avance de la vacunación, el control del uso del
transporte público y la vigilancia contra las aglomeraciones y la
falta de respeto a la distancia social. Pidió un mayor papel del
Ministerio de Salud en la información de la población sobre la pan-
demia y en el cumplimiento de las recomendaciones de la OMS.
Las principales demandas políticas fueron: que las posi-
ciones y disputas partidistas o ideológicas no se antepongan a la
nación y a la necesidad de retomar el desarrollo; la unión de las
fuerzas políticas para corregir el rumbo de la nación; que el presi-
dente sea el gran protagonista en esta “tarea”, acompañado de
la implicación de los demás poderes y de la sociedad; la acción
conjunta de los Estados y municipios contra la propagación de
la enfermedad; la creación de un “gabinete nacional de crisis”; y
las reformas necesarias para promover la “justicia social”. Las de-
mandas económicas planteadas fueron: el mantenimiento de las
actividades de producción y consumo, la aceleración del pago de
las ayudas de emergencia, el apoyo a las PyME, la protección de
los trabajadores y de los puestos de trabajo, la concesión de crédi-
tos, la reducción o el aplazamiento de impuestos y aranceles y la
inversión en infraestructuras, todo ello con el objetivo de retomar
el desarrollo económico.

25 Véase https://cacb.org.br/em-carta-unecs-e-fcs-cobram-acoes-mais-efetivas-no-
combate-a-crise-da-covid-19/
26 Véase la Nota 5.

316
Empresarios, Covid-19 y el Gobierno de Bolsonaro

Lo que destaca de esta carta es, por un lado, una postura


más centrada en la vertiente humanitaria de la crisis, en com-
paración con la carta de marzo del 2020, que también había
patrocinado la UNECS; y, por otro, de nuevo la referencia directa
al rol del presidente como jefe del Ejecutivo, en la adopción de
las medidas necesarias para hacer frente a la dimensión humani-
taria, política y económica de la pandemia y a la reactivación del
desarrollo económico.

MANIFIESTO “ELEIÇÕES SERÃO RESPEITADAS” (SE RESPETARÁN


LAS ELECCIONES)-05/08/202127
En los meses de agosto y septiembre del 2021, momento en el que
salen a la luz este y los siguientes manifiestos analizados, la vacu-
nación ya había avanzado mucho y el número de víctimas de la
pandemia era de 580 000. La Comisión Parlamentaria de Inves-
tigación (CPI) del Senado Federal sobre la pandemia, iniciada en
abril, ya había escuchado a empresarios afines y partidarios de Bol-
sonaro, quien en su momento declaró: “Mi IgG es de 991. Estoy
muy bien, mejor que las personas que tomaron CoronaVac”. Y,
refiriéndose a las víctimas que tenían comorbilidad, manifestó que
el Covid-19 “solo les acortó la vida unos días o unas semanas”.
Este manifiesto hace referencia al cuestionamiento del sis-
tema de voto electrónico, por parte de Bolsonaro, y tiene una
connotación clara y directamente política dirigida a defender las
elecciones y el sistema electoral. Solo menciona la pandemia, la
cual es descrita como una “crisis sanitaria, social y económica de
grandes proporciones”, y destaca la pérdida de vidas y de puestos
de trabajo, para concluir: “La sociedad brasileña es garante de la
Constitución y no aceptará aventuras autoritarias. Brasil tendrá elec-
ciones y sus resultados serán respetados”.
Contó con más de 600 firmantes, entre quienes se encuen-
tran importantes nombres de la élite económica brasileña, como

27 Véanse https://www.eleicaoserespeita.org/ y https://valorinveste.globo.com/


mercados/brasil-e-politica/noticia/2021/08/05/veja-quem-sao-os-banqueiros-e-
empresarios-que-pediram-garantia-as-eleicoes.ghtml

317
Paulo Roberto Neves Costa, Marta Pontes de Campos

Luiza Trajano (Magazine Luiza), Jayme Garfinkel (Grupo Porto Se-


guro), Guilherme Leal (Natura), Horácio Lafer Piva (Klabin), Carlos
Jereissati Filho (Grupo Iguatemi) Pedro Moreira Salles (Itaú Uniban-
co), Roberto Setubal (Itaú) y José Olympio Pereira (Credit Suisse en
Brasil). Para ellos este movimiento sería una reacción a la “escalada
de una crisis institucional que no puede continuar”, frente a la cual
no podría haber una “indulgencia de los mercados”.28

MANIFIESTO DEL SECTOR DEL AGRONEGOCIO - REVISTA


AGRIMOTOR-30/08/202129
Con viejas y nuevas entidades del agronegocio30 como firmantes, el
texto describe la pandemia en Brasil como un “momento de inestabi-
lidad político-económica, social e institucional”, pero subraya que,
a pesar de los “reveses” y las “frustraciones”, también hubo logros
en estos 30 años de experiencia democrática, de “libertad y pluralis-
mo, con alternancia de poder en elecciones legítimas y frecuentes”.
Defiende la preservación de la estabilidad política, la democracia
y sus instituciones para el bienestar de la economía y expresa su
preocupación por los desafíos a la “armonía político-institucional”.
Pide la paz y el civismo, la fraternidad, la solidaridad, el
reconocimiento de la mayoría sin ignorar a las minorías, la pro-
moción de la diversidad, la no violencia, la superación de la miseria
y la desigualdad y, sobre todo, la libertad económica. La base de
todo ello sería el “Estado Democrático de Derecho”, por tanto, es
lo opuesto a “aventuras radicales, huelgas y paros ilegales” y de
“cualquier politización o partidismo perjudicial”. Aunado a lo anterior,

28 Véase https://www1.folha.uol.com.br/poder/2021/08/manifesto-em-defesa-das-
eleicoes-ganha-apoios-e-amplia-pressao-do-pib-sobre-bolsonaro-apos-ameacas.shtml
29 Véanse https://www.cnnbrasil.com.br/politica/agroindustria-lanca-manifesto-
em-defesa-da-democracia-e-critica-instabilidade/, https://www.canalrural.com.br/
noticias/setor-produtivo-divulga-manifesto-em-defesa-do-estado-democratico-de-
direito/ y https://agrimotor.com.br/2021/08/30/manifesto-do-setor-do-agronegocio/
30 Associação Brasileira do Agronegócio, Associação Brasileira de Produtores
de Óleo de Palma, Sindicato Nacional da Indústria de Produtos para Defesa
Vegetal, Associação Brasileira das Indústrias de Óleos Vegetais, CropLife Brasil,
Associação Brasileira das Indústrias de Tecnologia em Nutrição Vegetal e
Indústria Brasileira de Árvores.

318
Empresarios, Covid-19 y el Gobierno de Bolsonaro

expresa su temor en relación con las “crisis interminables” y los “ries-


gos de regresión y de ruptura institucional” y entiende que el papel
político de los empresarios sería el de unirse a otras voces para que
“los liderazgos se muestren dignos de Brasil y de su historia”.

MANIFIESTO “A PRAÇA É DOS TRÊS PODERES” (LA PLAZA PERTENECE


A LOS TRES PODERES)-31/08/202131
Este manifiesto merece un análisis más detallado debido a los vaivenes
que lo han marcado, pero, en relación con nuestros objetivos, podemos
destacar que, de sus once páginas, dos son para el texto y ocho para la
lista de entidades firmantes (empresas de distintos tamaños y sectores
y trabajadores de diversas actividades). Las consignas son el equilibrio,
la pacificación y la cooperación de los poderes para hacerle frente a los
desafíos de la pandemia, reiniciar las actividades económicas y crear
puestos de trabajo. Para ello, cada poder debería actuar dentro de sus
límites y competencias, lo cual no está ocurriendo.
El lanzamiento del manifiesto fue aplazado unilateralmente
por la Federación de Industrias del Estado de São Paulo (FIESP),32
debido a la amenaza del Gobierno, en caso de que se publicara, de
retirar de la Federación Brasileña de Bancos (Febraban) los bancos
públicos (Banco do Brasil y Caixa Econômica Federal) que firmaron
el documento, lo cual implicaría un impacto político y económico
en la entidad.33 Febraban negó haber hecho este tipo de críticas.34

31 Véase https://oglobo.globo.com/economia/leia-manifesto-de-associacoes-empresariais-
pela-harmonia-entre-poderes-25177040
32 La FIESP es la federación sindical patronal del Estado más industrializado de
Brasil y objeto de varios estudios sobre el empresariado brasileño. Recientemente,
participó de forma activa en los movimientos para el impeachment de la presidenta
Dilma Rousseff en 2016 y tuvo a su presidente de entonces, Paulo Skaf, muy cercano
a Jair Bolsonaro desde las elecciones del 2018.
33 El gobierno interpretó el tenor de este manifiesto como un ataque a su política
económica, y el ministro de Economía, Paulo Guedes, declaró: “Si son bancos propios
del gobierno, ¿cómo estarían atacando al propio gobierno?” Véase https://oglobo.
globo.com/economia/febraban-teria-sugerido-ataque-ao-governo-em-manifesto-
organizado-pela-fiesp-diz-guedes-1-25177049
34 En un comunicado, Febraban indicó: “Desde su origen, la Febraban no participó
en la elaboración de un texto que contuviera ataques al gobierno ni oposición a
la actual política económica. El contenido del manifiesto llamaba a la serenidad,

319
Paulo Roberto Neves Costa, Marta Pontes de Campos

Este documento ilustra las dificultades de las élites empre-


sariales para posicionarse políticamente, sobre todo cuando hay
presiones del Gobierno y existe cierta proximidad de uno de sus
promotores, en este caso, Paulo Skaf, entonces presidente de la
FIESP, con el gobierno de Bolsonaro.

MANIFESTO PELA LIBERDADE (MANIFIESTO POR LA LIBERTAD)-


01/09/202135
Firmado exclusivamente por la Federación de Industrias del Estado
de Minas Gerais (FIEMG),36 el manifiesto plantea una defensa de los
derechos y de las libertades individuales y solo menciona de pasada
el impacto de la pandemia y la búsqueda de la reactivación de las
actividades económicas. El contexto fue el de los ataques al presi-
dente del Tribunal Superior Electoral (TSE) y al sistema electoral,
supuestamente a través de fake news.
El documento entiende que los derechos individuales y la
libertad de expresión estarían amenazados por el propio TSE, de-
bido a las investigaciones y a la desmonetización de los sitios y
portales acusados de difundir noticias falsas sin el debido dere-
cho de contradicción.37 La revisión de la postura del STF se veía

la armonía y la colaboración entre los poderes del Estado y advertía sobre los
efectos del clima institucional en las expectativas de los agentes económicos y en
el ritmo de la actividad”. Véase https://oglobo.globo.com/economia/febraban-nega-
em-nota-que-tenha-sugerido-ataques-ao-governo-no-manifesto-articulado-por-
empresarios-25177217
35 Véase https://www7.fiemg.com.br/senai/Noticias/Detalhe/manifesto-pela-liberdade
36 El presidente de la FIEMG, Flavio Roscoe Nogueira, se ha alineado con la
estrategia de “aliviar el aislamiento social” defendida por Jair Bolsonaro, incluso
después de contagiarse de covid-19 en un viaje oficial con el presidente y su
séquito hacia EE. UU. en marzo del 2020. Véase https://valor.globo.com/politica/
noticia/2020/03/25/presidente-da-federao-das-indstrias-de-mg-defende-isolamento-
social-menor.ghtml. En 2021, la FIEMG ofreció una cena en honor del presidente
Bolsonaro en Dubái. Véase https://politica.estadao.com.br/noticias/geral,bolsonaro-
e-recebido-com-gritos-de-mito-em-jantar-de-empresarios-em-dubai,70003898599
37 El documento critica al STF, pero, según la prensa, fue el TSE el que actuó, tras
una petición de la Policía Federal. Entre los afectados se encuentran los partidarios
de Bolsonaro que han hecho falsas acusaciones sobre el sistema electoral brasileño.
Véanse https://noticias.uol.com.br/politica/ultimas-noticias/2021/08/17/veja-lista-de-
perfis-desmonetizados-pelo-tse-em-inquerito-sobre-fake-news.htm y https://www1.
folha.uol.com.br/poder/2021/08/tse-proibe-redes-sociais-de-repassarem-dinheiro-a-

320
Empresarios, Covid-19 y el Gobierno de Bolsonaro

como fundamental para la preservación del Estado de derecho


democrático y de las libertades individuales, además de ser una
condición para la prosperidad y para el clima institucional en favor
de los inversores y empresarios. Por último, el documento sugería
que los empresarios, así como la sociedad en su conjunto, de-
bían defender los derechos individuales y la libertad de expresión,
como lo estaría haciendo la FIEMG.

SEGUNDO MANIFESTO DOS MINEIROS (SEGUNDO MANIFIESTO DE


LOS MINEIROS)-01/09/202138
Firmado por 300 empresarios del Estado de Minas Gerais y lanzado
en un acto organizado por la Asociación Comercial y Empresarial
de Minas (ACMinas), el documento supondría una reacción al
manifiesto de la FIEMG. No se menciona la pandemia y las de-
mandas son: la democracia debe ser preservada, fortalecida
y perfeccionada; establecimiento de reformas “político-electoral”,
administrativa, educativa, de seguridad, tributaria y otras; una
nueva forma de relación entre el Gobierno Federal y los en-
tes federados; el enfrentamiento y la solución de las profundas
desigualdades que marcan la sociedad; la creación de un “nuevo”
y “humanizado” capitalismo; y la construcción de un “gran pacto
por Brasil”.

CONCLUSIONES
Respecto al patrocinio o apoyo a estos documentos, es innegable,
por un lado, la relevancia de las entidades de representación empre-
sarial, desde las tradicionales y reconocidas hasta las más nuevas
y menos conocidas, es decir, de los componentes de las élites em-
presariales. Por otro lado, también fue relevante la participación de
“pesos pesados del PIB”, del “mercado”, es decir, nombres conoci-
dos e importantes de la élite económica brasileña.

paginas-bolsonaristas-investigadas-por-fake-news.shtml
38 Véase https://g1.globo.com/mg/minas-gerais/noticia/2021/09/02/empresarios-de-
mg-fazem-manifesto-em-defesa-da-democracia.ghtml

321
Paulo Roberto Neves Costa, Marta Pontes de Campos

Por más que refrenden la tendencia del empresariado bra-


sileño a acomodarse y reaccionar ante el comportamiento del Go-
bierno, las cartas y los manifiestos también parecen revestir un
tono de acción o iniciativa, de diversos tipos, con mayor o menor
connotación política, aunque se impliquen más en posicionamien-
tos que en acciones efectivas y contundentes en el proceso de toma de
decisiones y en la actuación de las autoridades. Las pocas reac-
ciones en relación con los discursos y acciones de Bolsonaro,
interpretados como polémicos o como amenazas a la democracia
y a las instituciones, van en esta dirección.
Ante el dramatismo de la pandemia y el impacto negativo
del comportamiento de Bolsonaro al enfrentarla, tales reacciones, si
bien puntuales, tal vez puedan interpretarse como un intento de su-
perar la “indulgencia de los mercados”, comentada anteriormente,
y la crítica mediática al silencio y a la omisión del “mercado” ante la
conducta de Bolsonaro.39 No obstante, la defensa de la democracia
sigue siendo relevante.
Además de la celebración de manifestaciones abiertas, los
documentos indican otras convergencias. Por ejemplo, en el ámbito
de la salud, hubo consenso sobre la vacunación y, en menor me-
dida, sobre las medidas de distanciamiento. No siempre se priorizó
la economía por encima de la salud y se tendió a defender el acceso
al crédito y a la financiación, el equilibrio fiscal,40 los puestos de tra-
bajo, las PyME y la reactivación del desarrollo económico.
Entre otras similitudes están las pocas manifestaciones di-
rectas de identificación de los responsables o de los destinatarios
de las críticas, ya sea el presidente, lo cual sorprende teniendo en
cuenta las declaraciones y el comportamiento de Bolsonaro, como

39 Véanse, por ejemplo, https://blogs.oglobo.globo.com/vera-magalhaes/post/fe-


da-faria-lima.html y https://theintercept.com/2021/04/11/andre-esteves-flavio-rocha-
rubens-menin-outros-elite-ovaciona-bolsonaro/. Vaccari y Albuquerque (2022)
también detectaron, entre las entidades comerciales, una tendencia al silencio sobre
este asunto.
40 Según Cárdenas, Robles-Rivera y Martínez-Vallejo (2020), esta era una cuestión
clave también para las élites empresariales de Costa Rica, El Salvador, Guatemala,
Nicaragua y Honduras.

322
Empresarios, Covid-19 y el Gobierno de Bolsonaro

en los casos de la CACB/UNECS41 y de la UNECS/FPCSE, o bien las


instituciones, como en los documentos del Manifesto pela Liber-
dade y sus críticas al TSE y al STF. Esto se expresa también en el
llamado genérico al entendimiento entre los poderes y a la superación
de los conflictos. Así, en general, los documentos indican con qué
no están de acuerdo, qué temen o qué repudian, pero no quiénes
serían los responsables de tales prácticas, en un intento de evitar
la personalización y algo que podría entenderse como “político” o
como una falta de respeto a las autoridades.
Este comportamiento indica una cierta continuidad en
relación con la tendencia de los esquemas de acción política que
la literatura sobre empresariado y política en Brasil viene obser-
vando. Entre estos esquemas, se puede identificar el compromiso de
los documentos de presentarse como “no partidistas”. Lo anterior
puede ser más evidente si se entiende como un apoyo explícito a
los partidos políticos. Sin embargo, la pretensión de ser “apolítico”
se hace mucho más difícil, ya que los documentos evalúan crítica-
mente las políticas públicas, los gobiernos y las instituciones
políticas y, sobre todo, plantean demandas.
En la misma dirección están las críticas y las exigencias,
siempre genéricas, al “liderazgo” y a la superación de los “conflic-
tos”. Esto demuestra tanto el miedo a nombrar a las autoridades
responsables (ya mencionado), como el deseo de tener en la política
lo que buscan en las empresas, es decir, personas o “líderes que lleven
a una solución consensuada de los problemas, en lugar de un proyecto
acordado y colectivo para abordarlos. También se nota que algunos
documentos utilizan la oportunidad para plantear cuestiones que
no están, al menos de forma directa, vinculadas a la pandemia,
como el Manifiesto de Aprosoja, el cual plantea cuestiones antiguas
y ya conocidas en las agendas de las entidades implicadas, por
ejemplo, la lucha contra el llamado Coste Brasil, que se remonta
a los años 80, y otras más recientes, como el proyecto de reforma

41 Según Vaccari y Albuquerque (2022), desde las elecciones del 2018 la CACB
había expresado abiertamente su apoyo al entonces candidato Bolsonaro.

323
Paulo Roberto Neves Costa, Marta Pontes de Campos

fiscal que venía debatiéndose en el Congreso Nacional. Se puede


especular si en el futuro los empresarios tendrán el mismo compor-
tamiento de incrustar sus demandas históricas en las propuestas
sobre el modo de afrontar la pandemia y sus consecuencias debido
a nuevos acontecimientos dramáticos, por ejemplo, la invasión de
Rusia a Ucrania.
Otro aspecto que no ha sido constante, pero que se ha produ-
cido y que también tiene continuidad con esquemas anteriores, es
la importancia de los economistas en estas manifestaciones políti-
cas de los empresarios. Aparentemente, operan como una fórmula
para conferir un aire más técnico, académico y especializado, por
tanto, menos “político”, tendencioso o conflictivo a los diagnósticos
y demandas presentados. Además, suelen ser los responsables de las
posiciones más agresivas respecto al Gobierno Federal, dejando los
comentarios más generales a los empresarios.
Importantes economistas desempeñaron un papel sobresa-
liente en la creación de los movimientos, en la elaboración de los
documentos, en su justificación y en su difusión, de manera que
asumieron, en apariencia, el papel de divulgadores de las posiciones
y dejaron a los empresarios más en la sombra. Esta es otra continui-
dad relacionada a los modelos de acción política de los empresarios
en Brasil. Aunque no sea precisamente sorprendente, adquiere
mayor relevancia en el contexto que aquí se analiza, el cual no se
deriva de una crisis económica, sino que combina una tragedia
sanitaria y económica con amenazas al orden democrático.
Por último, observamos la tendencia de los empresarios,
cuando adoptan posturas públicas, a evitar “entrar en discusiones
políticas”, por utilizar la expresión de Fábio Barbosa, expresidente
del Santander y de Febraban.42 Para los empresarios sigue siendo
muy difícil hacer política, como indicaron hace tiempo Marx y We-
ber, cada uno a su manera y punto de vista, lo cual se agrava en un
contexto de crisis como la pandemia del Covid-19.

42 Véase https://politica.estadao.com.br/noticias/geral,manifesto-que-reuniu-empresarios-
diz-basta-as-ameacas-de-bolsonaro,70003801854

324
Empresarios, Covid-19 y el Gobierno de Bolsonaro

Sin embargo, teniendo en cuenta el contexto dramático y


crítico en el que aparecen, los documentos muestran un poco la
forma en que los empresarios han estado tratando la política y a sí
mismos como actores políticos, dado que contienen continuidades
y algunos aspectos que no son inéditos y aportan otros que pueden
indicar cambios en sus esquemas de acción política.43
En este sentido, podemos destacar las manifestaciones en
defensa de la movilización empresarial y en defensa de la democra-
cia, del pluralismo y de las elecciones regulares, presentes en los
documentos Carta Aberta às Lideranças Empresariais (Carta
Abierta a los Líderes Empresariales), Eleições serão respeitadas (Se
respetarán las elecciones) y de la Revista Agrimotor y el Manifesto
dos Mineiros (Manifiesto de los Mineiros). En este caso, habría sido
una respuesta a los comportamientos de Bolsonaro interpretados
como amenazas a las instituciones y a la democracia, cuyo impacto
en el juego político está aún por evaluar. También estaba el Mani-
festo pela Liberdade (Manifiesto por la Libertad) de la FIEMG, pero
eso habría sido interpretado como una acción a favor de los par-
tidarios de Bolsonaro, acusado de difundir noticias falsas sobre el
sistema de votación brasileño.
Esto es todavía algo nuevo, pero solo el tiempo dirá si
se trata realmente de un cambio en la forma en que los em-
presarios se relacionan con la política y especialmente con los
aspectos institucionales del funcionamiento de la democracia, y
no solo con las políticas adoptadas y el comportamiento de las
autoridades de turno.
La forma de tratar el tema de la desigualdad también va en
esta dirección. El movimiento Não demita! (¡No despida!) sitúa esta
cuestión en torno a la defensa de los puestos de trabajo y la valori-
zación de las pequeñas empresas locales, por lo tanto, se trata de

43 Cárdenas, Robles-Rivera y Martínez-Vallejo (2020) llaman la atención sobre la


diversidad de las formas de negociación e influencia de las élites económicas entre
los distintos países, pero, incluso dentro de los límites de esta investigación, vemos
que esa diversidad también puede existir dentro de los distintos sectores y segmentos
de un mismo país.

325
Paulo Roberto Neves Costa, Marta Pontes de Campos

una medida de urgencia y momentánea, sin la pretensión de tratar


el asunto en toda su complejidad. En el manifiesto O País Exige
Respeito (El país exige respeto) hay al menos una referencia a las
dimensiones estructurales del problema, la petición de mejoras en
el sistema de protección social y el apoyo a los más necesitados. El
manifiesto de UNECS con el Frente Comercial Parlamentario tam-
bién destaca la necesidad de luchar contra la desigualdad. Y en la
Carta Aberta às Lideranças Empresariais (Carta Abierta a los Lí-
deres Empresariales) el discurso es más amplio y se refiere a
acciones a largo plazo que implicarían cambios tanto en el ám-
bito empresarial como en las políticas públicas, al defender un
capitalismo “más justo”, “sostenible” y “generoso”.44
Otro aspecto del comportamiento político de la élite económi-
ca que revelan estos documentos y que merece un estudio más
profundo es el expresado en la Carta Aberta às Lideranças Empre-
sariais y en el Manifesto dos Mineiros, el cual gira en torno a la
idea del “Capitalismo Consciente”. Esto llama la atención sobre un
movimiento, que es internacional y anterior a la pandemia, y que
aprovecha la oportunidad para dar a conocer esta búsqueda de for-
mas alternativas, más orientadas a la sociedad, a la “diversidad”, al
medioambiente y a la gobernanza (ESG), de operar el capitalismo
en el país, de una manera “nueva” y “humanizada”.
El análisis de estos documentos también señala otro aspecto
interesante. Solano, Tapia y González, al comparar los presidentes
de tendencia populista en Ecuador, El Salvador y Brasil, llaman
la atención sobre la presencia de empresarios en los puestos más
importantes de la administración. En Brasil, la presencia de los
empresarios es un poco más de la mitad de lo que es en los otros
países, mientras que la presencia de los militares está ausente en El
Salvador y alrededor de un cuarto de lo que es en Brasil (Solano,
Tapia y González, 2022). Estos documentos tienden a corroborar
la ocurrencia de una relación tensa y errática entre los empresarios

44 Sobre la perspectiva del comportamiento de las élites económicas en América


Latina sobre la cuestión de la desigualdad, véase Bull y Rivera (2020).

326
Empresarios, Covid-19 y el Gobierno de Bolsonaro

y el gobierno de Bolsonaro, ya que hay pocas manifestaciones de


apoyo directo, a veces acompañadas de demandas y descontentos,
y casi restringidas a unos pocos empresarios y entidades del sec-
tor del agronegocio. Lo anterior puede estar relacionado tanto con
las dificultades que marcan el proceso de construcción de una base
empresarial sólida para este gobierno, como con aspectos de la per-
sonalidad y la trayectoria política de Bolsonaro.45
Finalmente, para futuras agendas de investigación, además
de los puntos ya indicados, este trabajo sugiere estudios sobre los
esquemas de acción política utilizados por los empresarios en este
contexto:46 la comparación de estos documentos con las propias
manifestaciones de las entidades47 y con posiciones de otros indi-
viduos de la élite económica, en la prensa y en los medios sociales;48
el análisis del mencionado Consórcio dos Veículos de Imprensa
(Consorcio de Medios de Prensa), por cuanto involucró a la élite
económica del sector de la Comunicación; las acciones voluntarias
de los empresarios frente a las consecuencias sociales de la pan-
demia; y las implicaciones de esta experiencia con el gobierno de
Bolsonaro durante la pandemia en su comportamiento político en
2022 (año de elecciones).

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45 Sobre estos aspectos, véase Cervi (2021).


46 Por ejemplo, permitiría hacer comparaciones con las conclusiones de Cárdenas,
Robles-Rivera y Martínez-Vallejo (2020).
47 Podemos volver a mencionar a Vaccari y Albuquerque (2022), quienes analizan
la relación entre las entidades comerciales y el gobierno de Bolsonaro, incluso en lo
que respecta a la complicidad.
48 En este aspecto, hay que considerar en el análisis el comportamiento de
empresarios que apoyan abiertamente a Bolsonaro, como Luciano Hang (Havan),
Junior Durski (Madero) y Flávio Rocha (Riachuelo).

327
Paulo Roberto Neves Costa, Marta Pontes de Campos

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rcs.53.1.d070

328
ÉLITES ECONÓMICAS Y
DESIGUALDADES MÚLTIPLES
PERCEPCIONES DE LA POBREZA, LA
DESIGUALDAD Y EL PAPEL DEL ESTADO
ENTRE LAS ÉLITES BRASILEÑAS
CLIVAJES SECTORIALES Y
VARIACIÓN TEMPORAL
Elisa Reis
Felix Lopez

INTRODUCCIÓN
En los últimos años, la palabra “élites” ha ampliado considerable-
mente su presencia en el discurso público, al mismo tiempo que
parecen aumentar los sentimientos antiélites. Explotado por líderes
neopopulistas que buscan galvanizar el poder en Brasil y en otras
partes, el discurso antiélites ha ganado un notable capital político.
El tema que moviliza a los medios de comunicación también ha
ganado una mayor atención en las publicaciones académicas. Por
supuesto, las élites han sido tradicionalmente un tema candente en
la ciencia política. Además del interés continuo por las contribu-
ciones de Macchiavello, Pareto y Mosca en la teoría política, también
han tenido lugar estudios empíricos; por ejemplo, el examen de la
cultura de las élites en la literatura sobre desarrollo político de me-
diados del siglo XX. Mas notable todavía es la atención que las élites
han merecido en la tradición de estudios sobre las implicaciones
para la gobernanza democrática de la desproporcionada par-
ticipación en el juego político que mantienen las élites económicas
(Dhal, 1971; Page, Larry Bartels y Seawright, 2013).

331
Elisa Reis, Felix Lopez

En la sociología, más allá de las personas profesionales


en sociología política que siguieron la tradición de Wright Mills,
el tema de las élites había sido menos explorado. Sin embargo, en
las últimas décadas hubo una creciente atención al estudio de las
élites por parte de las ciencias sociales y el tema se ha ampliado
considerablemente, lo cual ha producido avances significativos. Las
élites económicas son las que han recibido mayor atención, junto
a los estudios sobre la riqueza y los ingresos. La investigación se
ha ampliado en temas como las élites y la fiscalidad, el habitus de
las élites, élites y género, élites y racismo, y tantos otros subtemas
(véase, por ejemplo: Atria y Hernandez, 2020; Cardenas et al., 2020;
Moore, 2020; Glucksberg, 2018; Savage, 2017; Van Dijk, 2007;
Brezis y Crouzet, 2006).1
En parte, el crecimiento del interés por la investigación so-
bre las élites se explica porque en un mundo cada vez más desigual
como este, se ha profundizado el deseo de descifrar quiénes con-
trolan los recursos materiales y simbólicos. Tal interés refleja una
preocupación por las carencias socioeconómicas de parcelas am-
plias de la población, pero también por las posibles implicaciones
de la desigualdad para la confianza social, la cohesión y la democracia.
En particular, la creciente literatura sobre la propagación contem-
poránea de los movimientos populistas ha llamado la atención
sobre el aumento de la distancia entre las élites y las no élites y los
riesgos que esto supone para mantener unida la sociedad.
La aguda desigualdad parece ser uno de los factores más
relevantes que contribuyen a que la ciudadanía en diferentes con-
textos desarrolle percepciones negativas de las élites. Los análisis
han dado énfasis a la combinación de una fuerte motivación an-
tiélite y el apoyo a líderes autoritarios como elementos recurrentes
en el núcleo del populismo actual, o el término que se prefiera uti-
lizar para referirse a la amenaza o al ataque abierto a la gobernanza
democrática (Guriev y Papaioannou, 2020; Mounk, 2018). A menudo,

1 Para una mirada a la gran expansión del estudio sobre las élites en Latinoamérica,
véase Cardenas, 2020.

332
Percepciones de la pobreza, la desigualdad y el papel del Estado...

los estudios disponibles comentan los sentimientos de la gente de


haber por haber sido dejada al margen, privada del acceso a los
canales de movilidad social, resentida por el credo de la meritocra-
cia que les atribuye la responsabilidad de haberse “quedado atrás”
o resentida por la falta de respetabilidad que se les otorga. El sen-
timiento de haber sido excluido del acceso a los bienes materiales
y simbólicos se asocia a una visión negativa de las élites que son
percibidas como egoístas, corruptas, oportunistas y explotadoras.
Esta imagen negativa tiende a confundir a las élites económicas y
políticas, así como a quien ocupe los lugares más altos de una esfera
percibida como ganadora y a aquellos que acaparan los beneficios
materiales y simbólicos.
Por ello, indagar cómo las diferentes élites perciben la po-
breza y la desigualdad es una tarea relevante si se quiere contribuir
a entender los hilos que alimentaron los populismos actuales, así
como las perspectivas para comprender los patrones duraderos de
distribución altamente desigual de la riqueza y los derechos de la
ciudadanía. ¿Cómo justifican las élites su posición social? ¿Recono-
cen la profunda desigualdad como un problema de algún tipo? ¿Se
sienten amenazadas por los riesgos que plantea la cohesión social?
¿Consideran factible tomar medidas para evitar esos riesgos? ¿Creen
que pueden hacer algo para preservar la cohesión social?
La motivación para investigar las percepciones de las élites
brasileñas sobre la pobreza y la desigualdad se justifica en la rele-
vancia del tema, pero también porque el estudio de las percepciones,
como tal, plantea cuestiones sobre la naturaleza contextual, por un
lado, y sobre la estabilidad de la información recogida, por otro.2
En este capítulo se exploran los datos obtenidos de un sur-
vey junto a 180 personas miembros de las élites empresariales,

2 Sin duda, al investigar las percepciones es difícil distinguir entre las opiniones
más arraigadas y las más volátiles, entre los valores, las creencias y las cogniciones.
Por supuesto, las personas reaccionan a los factores contextuales y, por lo tanto, sus
puntos de vista pueden cambiar significativamente. Al mismo tiempo, se debe tener
en cuenta que las creencias tienden a ser más estables y afectan a las opiniones; aún
más persistentes son los valores que proporcionan las lentes a través de las cuales se
mira el mundo.

333
Elisa Reis, Felix Lopez

políticas y económicas. Aunque la encuesta tuvo lugar en el 2013


(un año con connotaciones políticas muy especiales en Brasil), las
preguntas, así como los aspectos de interés, tratan de rasgos más
persistentes. Estos aspectos siguen iluminando cuestiones centrales
para entender las percepciones de una parte importante de quienes
están en posición de decidir y vetar las políticas y acciones públicas
en materia de desigualdad.
El capítulo combina una exploración más detallada de los
datos de la encuesta con argumentos desarrollados en otros traba-
jos (Reis, 2004; 2005; Reis y Moore, 2005; Silva et al., 2018; Reis y
Lopez, 2021). Seguidamente, se detalla el proceso de construcción
de los datos de la encuesta y luego se procede a su análisis. En
seguida, se explora las implicaciones de los datos de la encues-
ta sistematizada para la investigación de las élites en Brasil y en
otros lugares. Con base en los conceptos de interdependencia y de
conciencia social se discute condiciones necesarias para llevar a
cabo políticas sostenibles y eficientes para combatir la pobreza y
reducir las desigualdades multidimensionales en Brasil. Se pasa
entonces a una digresión sobre escisiones dentro de la élite, esta-
bilidad en el tiempo y posibilidades de redistribución, con vistas a
pensar opciones de políticas más justas. El capítulo cierra con una
breve síntesis conclusiva.

METODOLOGÍA Y DATOS
El análisis proporciona datos recolectados en una encuesta apli-
cada a 180 personas de la élite, siendo 60 de cada tres tipos de
élite: empresarial, burocrática y política. El método de selección
de cada una fue “posicional” (Hoffmann-Lange, 2007); es decir,
se definieron los nombres en función de las posiciones institu-
cionales de sus ocupantes. Aunque el control de los recursos
materiales o simbólicos es una forma suficientemente amplia de
circunscribir los grupos de élite, resulta necesario aclarar aquí
de qué categorías de élite se trata. Los estudios pueden referirse
a los grupos con mayores ingresos, a los creadores de opinión
pública, a las celebridades alrededor de los medios de comunicación,

334
Percepciones de la pobreza, la desigualdad y el papel del Estado...

a quienes destacan en sus actividades específicas o a las personas


que ocupan las posiciones más altas en las esferas institu-
cionales básicas (Aberbach y Rockman, 2002; Bottomore, 1964;
Daloz, 2010).
Se da énfasis a las élites nacionales definidas como perso-
nas que se sitúan en la cúspide de las esferas económica, política
y administrativa. Para simplificar, se adoptan definiciones restric-
tivas de las tres categorías de élites incluidas. Así, las “élites
económicas” comprenden a las direcciones generales de las prin-
cipales empresas o, excepcionalmente, a quienes realizan las
sustituciones inmediatas. Las “élites políticas” aquí considera-
das comprenden a las personas representantes de los tres partidos
más importantes del parlamento en aquel momento.3 Por último,
las “élites burocráticas o tecnocráticas” han sido seleccionadas a
partir de los puestos ministeriales de los gabinetes más poderosos,
definidos por el tamaño de su presupuesto o la implicación di-
recta en las políticas públicas.
Para explorar los datos de la encuesta se utilizó el análisis
de correspondencias múltiples (ACM). Este método permite analizar
las asociaciones entre variables categóricas en grandes canti-
dades, como en estes caso. Para ello, se procedió de la siguiente
manera: se estructuró las respuestas en bloques de preguntas que
abordan temas de interés para el análisis. Cada subsección ex-
plora uno de estos temas y, al final, se exploran los resultados
generales, antes de discutir las implicaciones de los hallazgos.
A continuación, se describen las distribuciones porcentuales de
las posiciones de las tres élites en relación con dos conjuntos de
cuestiones: el papel del Estado en la regulación socioeconómica
y la percepción de la pobreza y la desigualdad.

3 Estos son el Partido de los Trabajadores (PT), el Partido de la Social Democracia


Brasileña (PSDB) y el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). En
una escala de posicionamiento ideológico en la que -1 equivale a la posición más a la
izquierda y 1, a la posición más a la derecha, el PT se posicionó en -0,5; PSDB, 0,25
y PMDB, 021. Los valores se obtienen de la respuesta de las personas parlamentarias
de cada bancada partidaria a una encuesta (ZUCCO y POWER, 2019; IPEA, 2022).
Datos disponibles en https://www.ipea.gov.br/atlasestado/consulta/156

335
Elisa Reis, Felix Lopez

ÉLITES, ESTADO, DESIGUALDAD Y POBREZA

LAS TRES ÉLITES Y EL PAPEL DEL ESTADO


Las percepciones de las élites sobre el papel del Estado en la
actividad económica y la regulación están relacionadas con las
valoraciones sobre su relevancia y su papel como agente respon-
sable de los niveles de desigualdad y pobreza. Como se ha se-
ñalado anteriormente, los análisis deben considerar el momento
de recolección de los datos, pues, por ejemplo, en el 2013 Brasil
llevaba 10 años bajo el gobierno del Partido de los Trabajadores
y, en el ámbito económico, la discusión sobre la sostenibilidad
de la continua expansión del gasto público por parte del gobier-
no central, especialmente en política social, empezaba a ganar
espacio. Al mismo tiempo, la discusión sobre la continua caída
de los índices de desigualdad y sus implicaciones para la es-
tructura social y de valores de la sociedad brasileña fue un tema
relevante en los círculos académicos (Neri, 2012; Pochmann,
2012; Ipea 2012; Souza, 2010) y en la esfera pública.
En este contexto, también se debe señalar que la élite buro-
crática brasileña es, en larga medida, una selección de cuadros
basada en criterios discrecionales de la coalición de partidos
gobernantes. Por lo tanto, se espera un mayor alineamiento con
la agenda de los partidos de la presidencia/coalición. La élite
empresarial, por su parte, tiende a una mayor estabilidad tem-
poral, la cual se refleja en los análisis comparativos realizados
en el país (Reis, s. d.).
A continuación, se analizará la distribución de las
respuestas en las preguntas que están interrelacionadas y que
retratan de forma global las opiniones sobre el papel del Estado
en la regulación de la economía. En este punto no se hace una
diferencia entre las élites. Las respuestas se ordenan según la
siguiente lógica: las alternativas alto y muy alto representan una
posición favorable para la presencia del Estado en las activi-
dades de mercado. Así, en la pregunta sobre la privatización de
las empresas estatales, el 60 % se manifestó en contra del Estado

336
Percepciones de la pobreza, la desigualdad y el papel del Estado...

empresario (alternativas “baja” y “muy baja”) y el 40 % está a


favor (“alta” y “muy alta”). En otras palabras, en esta pregunta,
la posición en contra del Estado indica apoyo a la privatización.
Lo mismo ocurre con el “financiamiento de proyectos para crear
empleo”. El 89 % contestó de forma favorable al Estado, con un
acuerdo “muy alto” o “alto” a este tipo de políticas públicas.
A continuación, se enumera un bloque de preguntas aso-
ciadas a la valoración de las políticas más o menos favorables a
la intervención del Estado en el orden económico y se clasifican
según el grado de apoyo o rechazo al Estado (Gráfico 1).4

Gráfico 1. Opiniones de la élite brasileña sobre el papel del Estado


en la economía
Sin la interferencia del Estado habría más inversión 49% 4% 46%
privada

Reducir la regulación gubernamental sobre las empresas 65% 5% 30%


privadas

Reducir el gasto público 73% 5% 22%

Proyectos de fianciación para la creación de nuevos puestos 8% 3% 89%


de trabajo

Privatización de los servicios públicos 50% 0% 50%

Las agencias reguladoras deverían tener más poder 27% 9% 64%

La supresión de la estabilidad del servicio civil 55% 0% 45%

La reducción del número de funcionarios 62% 0% 38%

La privatizacíon de empresas estatales 60% 0% 40%

El gobierno debería continuar con el programa de 67% 2% 31%


privatización

El estado devería subsidiar más al sector productivo para 58% 4% 38%


asegurar un ben desempeño económico

El estado debería tener más control sobre el trabajo de las 78% 4% 18%
empresas privadas

Apoyar a las industrias in crisis para proteger los puestos 29% 15% 56%
de trabajo

100 50 0 50 100
Percentage

Response Muy Bajo Bajo Neutro Alto Muy Alto

Fuente: elaboración propia con base en datos recolectados en el sur-


vey Elite perceptions on poverty and inequality (2013).

4 Por razones de espacio, tomamos siempre en consideran solo las dos primeras
dimensiones. En este primer caso, se explica el 47 % de la varianza de la respuesta,
con un 37 % solo en la dimensión 1. El anexo metodológico informa con más detalle
con los ejes de las dimensiones 2 y 3, la contribución de cada dimensión del análisis
a la varianza, así como la métrica que subyace a las variables presentadas.

337
Elisa Reis, Felix Lopez

En su conjunto, las élites muestran un alto grado de apoyo


a la inversión pública como medio para fomentar el crecimiento
del empleo y el desarrollo, pero rechazan una mayor regulación
laboral en el sector privado y apoyan mayoritariamente la reduc-
ción del gasto público.
El apoyo al financiamiento público como medio para
crear puestos de trabajo es del 89 %, pero solo el 18 % apoya
un mayor control del Estado sobre las relaciones laborales en
el sector privado o el aumento del gasto público (rechazado por
el 73 %). Además, se observa una posición dudosa, a favor de
un mayor liberalismo económico. Este análisis adquiere más
sentido cuando se exploran las tres élites por separado. Así, por
ejemplo, en el caso de la pregunta sobre la subvención estatal
al sector productivo como medio para fomentar el crecimiento
económico, el 62 % de la élite política está a favor, pero solo el
18 % de la élite empresarial y el 33 % de la burocrática adoptan
una posición similar. Se observa también que el 82 % de la élite
empresarial está en desacuerdo con la necesidad de aumentar la
regulación gubernamental del sector privado, un porcentaje sig-
nificativamente menor entre la élite política y burocrática: 58 %
y 55 %, respectivamente.
En cuanto a las preguntas sobre el apoyo del Estado al sec-
tor privado, las posiciones más liberales predominan en la élite
empresarial y las más pro estatales, en la élite política. La élite
burocrática está más cerca de la política, un patrón que se repite
en todos los bloques analizado aquí. Sin embargo, el liberalismo de la
élite no siempre es inexorable. El 87 % apoya el financiamiento públi-
co para crear puestos de trabajo, aunque solo el 49 % considera
deseable dicho apoyo. En el Gráfico 2 se hace una distribución de
las respuestas por élites.

338
Percepciones de la pobreza, la desigualdad y el papel del Estado...

Gráfico 2. Opiniones de la élite brasileña sobre el papel del Estado


en la economía, por tipo de élite

Fuente: elaboración propia con base en datos recolectados en el survey


“Elite perceptions on poverty and inequality” (2013).

El análisis de correspondencias múltiples (ACM) detalla cómo se


posicionan las alternativas y lo cerca que están las élites, así como lo
mucho que difieren entre sí. En los ejes representados en el gráfico

339
Elisa Reis, Felix Lopez

de las dos primeras dimensiones se observa a la élite empresarial


cercana a la agrupación de respuestas más refractarias a la interven-
ción estatal, mientras que las élites burocrática y política se sitúan
claramente en las posiciones pro-intervencionistas del Estado. La
diferencia entre la élite burocrática y la política se ubica cercana al
segundo eje de variación, donde la élite burocrática está más cerca
de la empresarial. En el eje principal, la élite empresarial se sitúa en
una posición diametralmente opuesta a la política.

Gráfico 3. Análisis de correspondencia de las opiniones de las élites


sobre el papel del Estado en la economía

Fuente: elaboración propia.5

La dimensión 1 responde a la mayor parte de la variación obser-


vada en las preguntas relacionadas con la regulación estatal. En el

5 Legenda: CG: recortar el gasto público; FE: financiar proyectos para crear nuevos
puestos de trabajo; DR: disminuir la regulación gubernamental sobre las empresas
privadas; AI: apoyar a las industrias en crisis para proteger los puestos de trabajo;
SE: el Estado debería subvencionar más al sector manufacturero para garantizar un
buen rendimiento económico; CP: el Estado debería controlar el trabajo de las
empresas privadas; diputado: el Gobierno debería continuar con el programa de
privatizaciones; AR: las agencias reguladoras deberían tener más poder; IE: sin
la interferencia del Estado habría más inversión privada; PE: la privatización
de las empresas estatales; PS: la privatización de los servicios públicos; RF: la
reducción del número de funcionarios; SF: la supresión de la estabilidad de las
personas funcionarias.

340
Percepciones de la pobreza, la desigualdad y el papel del Estado...

eje de la dimensión 1 hay una mayor concentración de respuestas


“pro”; es decir, favorables a la acción del Estado en diferentes aspec-
tos. Obsérvese que las mayores coordenadas en el lado derecho se
encuentran entre quienes tienen una opinión favorable del Estado
en lo concerniente al “gasto público” (GC), el “mantenimiento del
programa de privatizaciones” (MP) y la “regulación gubernamental
de las empresas privadas” (DR). Al mismo tiempo, entre los tipos
de élite, las burocráticas y las políticas se alinean con las opiniones
pro-estatales, con lo cual se sitúan en el lado derecho del gráfico. Sin
embargo, la élite política y la burocrática difieren con respecto a los
temas, lo que es visible en la dimensión 2.
La élite burocrática está a favor de la acción del Estado en
temas como la injerencia y la inversión estatal (SI), así como la re-
ducción del número de personas funcionarias (RF), mientras que la
élite política se ha pronunciado a favor de acciones como la estimu-
lación del sector productivo (SE) o la protección de la industria y
el empleo (AI). Por su parte, la élite económica aparece aislada de
las demás en el gráfico (Dim 1x2). La dimensión 1, a la izquierda,
concentra un mayor número de posiciones de la élite empresarial
contra la acción del Estado. En este sentido, destaca la posición
contraria al financiamiento de proyectos para crear empleo (FE) y el
apoyo a la industria para garantizar los puestos de trabajo (AI).6 En
otras palabras, hay una convergencia entre las cuestiones laborales
relacionadas con esta élite.

APOYO A LA FINANCIACIÓN ESTATAL PARA UNIVERSALIZAR LAS


POLÍTICAS PÚBLICAS
Una característica de las élites brasileñas, que en este sentido se
alinean con la preferencia mayoritaria de la sociedad brasileña, es
el deseo de universalizar las políticas asociadas al Estado de bienestar

6 En cuanto a la dimensión 3, se observa que la élite política y la élite económica


están más alineadas. Por ejemplo, estas dos están más cerca con respecto al apoyo
estatal destinado a mejorar los resultados económicos (SE) y a favor del control
de las empresas privadas (CP). Sin embargo, la explicación de la varianza de esta
dimensión es considerablemente menor (sumadas, la 2 y la 3 explican el 19 %), y
menos elocuente que la intersección entre las dimensiones 1 y 2 (47 %).

341
Elisa Reis, Felix Lopez

(Gráfico 4). No obstante, este deseo es más enfático entre la élite


política y la burocrática. Como se discutirá a continuación, parte
del rompecabezas puesto por la reproducción secular de los altos
niveles de pobreza y desigualdad del país (Souza, 2017) radica pre-
cisamente en identificar por qué, a pesar del fuerte apoyo entre las
élites para la universalización de los derechos, y de que las élites
son un agente de veto decisivo a la hora de aprobar políticas, Brasil
conserva niveles altos de pobreza y desigualdad. Basta con señalar
que el apoyo a las políticas universales es menos significativo entre
las élites empresariales cuando se les pregunta por el apoyo a las
políticas de renta mínima. Dentro de este bloque, se señala la diver-
gencia más significativa entre los sectores de las élites, con la élite
empresarial como la menos anuente a pagar más impuestos para
universalizar las políticas. Esta es también la élite con mayor re-
chazo a las políticas de transferencia de ingresos, pues la considera
con más vicios que virtudes.

Gráfico 4. Opinión de las élites sobre la universalización de las


políticas públicas

Fuente: elaboración propia con base en datos recolectados en el survey


“Elite perceptions on poverty and Inequality” (2013).

342
Percepciones de la pobreza, la desigualdad y el papel del Estado...

En el eje principal del Gráfico 5 (dim 1), la élite empresarial


se sitúa en el lado del cuartil más refractario a la acción de la presencia
estatal (cuartil Q4)7 y en las posiciones contrarias a la univer-
salización de las políticas en el primer y cuarto cuadrante. Son
posiciones algo más refractarias al financiamiento de la educación
superior gratuita, a las políticas de seguro de desempleo y a las ya
mencionadas políticas de renta mínima que diferencian a la élite
empresarial de las demás. La élite política, más que la burocrática,
apoya la universalización.

Gráfico 5. Análisis de correspondencia a la opinión de las élites so-


bre la universalización de las políticas públicas

Fuente: elaboración propia con base en datos recolectados en el sur-


vey “Elite perceptions on poverty and Inequality” (2013).

7 A partir de aquí, además del Análisis de Correspondencias Múltiples, se dividen


las opiniones codificadas como “a favor” y “en contra” de la acción del Estado en
cuartiles (de Q1 a Q4), de modo que todas permanecen en los restantes gráficos del
ACM. El cuartil Q1 se refiere a los que están menos de acuerdo con la acción del
Estado y el cuartil Q4 representa el grupo del 25 % de las personas encuestadas que
están más de acuerdo con la acción y el protagonismo del Estado. Se utilizó esta
métrica en todas las visualizaciones del MCA, lo cual permite situar lo cerca que está
cada sector de la élite en sus respectivos bloques de respuesta de estas posiciones
respecto a la acción del Estado.

343
Elisa Reis, Felix Lopez

APOYO A LA REDISTRIBUCIÓN DE RECURSOS


Para el debate sobre las desigualdades resulta esencial identifi-
car el grado de apoyo a las políticas de redistribución. Una am-
plia literatura comparativa señala, por ejemplo, que este apoyo
varía según la posición de las personas en la estructura social,
siendo mayor entre quienes se ubican en posiciones de menor
ingreso y prestigio, y menor entre los miembros de la élite.
Aun así, se ha convertido en un lugar común el señalar el
reconocimiento casi consensuado –aquí también se confirma–
del alto índice de desigualdad social y, como consecuencia, de
la necesidad de redistribuir la riqueza. Los desacuerdos comien-
zan a aparecer cuando se pregunta quién es el responsable de
adoptar esas políticas y de financiarlas. En los dos siguientes
bloques se abordarán estas cuestiones.
En primer lugar, se les preguntó a las personas encuesta-
das si estaban dispuestas a aumentar su contribución para finan-
ciar las políticas públicas descritas en la subsección anterior. Al
mismo tiempo, se compararon estas respuestas con la evaluación
de si son o no necesarias.
Existe una incongruencia entre el reconocimiento casi
consensuado de la necesidad de políticas redistributivas y la
voluntad de las élites para financiarlas. Aunque el 96 % está
de acuerdo con la necesidad de redistribuir la riqueza, un poco
más de la mitad (54 %) se mostró dispuesto a pagar más im-
puestos para lograr ese objetivo (el 62 % de la élite política y
el 44 % de la élite empresarial). También se observa una mayor
relación entre la élite política dispuesta a pagar más y su valo-
ración previa de un mayor papel del Estado en la regulación,
en el tercer cuadrante, y la posición más moderada sobre el au-
mento de impuestos y la posición favorable del Estado (como se
ve en el cuarto cuadrante, Gráfico 7).

344
Percepciones de la pobreza, la desigualdad y el papel del Estado...

Gráfico 6. Opinión de las élites sobre la redistribución de la riqueza

Fuente: elaboración propia con base en datos recolectados en el survey


“Elite perceptions on poverty and Inequality” (2013).

Gráfico 7. Análisis de correspondencia la opinión de las élites sobre


la redistribución de la riqueza

Fuente: elaboración propia con base en datos recolectados en el survey


“Elite perceptions on poverty and Inequality” (2013).

345
Elisa Reis, Felix Lopez

ATRIBUCIÓN DE LA RESPONSABILIDAD EN LA LUCHA CONTRA


LA POBREZA
Ante el dilema de si “el gobierno debe priorizar el crecimiento
económico” o “debe priorizar la distribución del ingreso”, el 78 %
de la élite empresarial seleccionó la primera alternativa, frente al 47 %
de la élite política y al 40 % de la burocrática. Está claro que para la
élite empresarial el crecimiento económico debe estar por encima
de la distribución.
La visión menos negativa de la desigualdad entre la élite
económica también se manifiesta en su evaluación de las impli-
caciones de la desigualdad para la economía. Para el 60 %, la
desigualdad es mala para la economía, mientras que para el 40 %
puede ser beneficiosa para la economía a niveles moderados. El 81
% de la élite política piensa que la desigualdad es mala. Este es un
caso en el que la élite burocrática se acerca a la élite económica: el
62 % la considera mala y el 38%, beneficiosa a niveles moderados.
La élite empresarial prioriza el crecimiento económico,
mientras que la élite política y la burocrática, la erradicación de
la pobreza y la reducción de la desigualdad. Así, mientras que el
58 % de la élite económica elige “la continuidad del crecimiento
económico” como primer o segundo objetivo prioritario del país,
la alternativa “reducir la desigualdad o erradicar la pobreza” ob-
tiene el 28 %. Para la élite política, esta segunda alternativa alcanza
el 69 %, y entre la élite burocrática, el 62 %.
Las opiniones sobre las medidas para combatir la po-
breza y la desigualdad, así como sobre los principales responsa-
bles para mitigar el fenómeno revelan la intensidad con la que
las tres élites atribuyen a la autoridad estatal la responsabilidad
y el deber de cambiar el statu quo. Sintomáticamente, las políti-
cas orientadas a la redistribución entre clases o segmentos so-
ciales ocupan un espacio pequeño, mientras que aquellas visando
al incremento de la eficiencia de las políticas cobran protagonismo.
Cuando se les preguntó por las iniciativas más importantes
para reducir la desigualdad, el 41 % señaló el aumento de la
eficiencia de los servicios públicos, el 11 % el incremento de

346
Percepciones de la pobreza, la desigualdad y el papel del Estado...

los gastos con programas sociales y el 18 % la desregulación de


la economía.
Así, por una parte, las élites prefieren las soluciones que le
corresponden al Estado, pues señalan que es el responsable de la
persistencia de los problemas sociales. Por otra parte, una propor-
ción muy pequeña de las élites elige políticas redistributivas entre
clases, como la adopción de un impuesto más progresivo (11 %) o
un impuesto sobre las grandes fortunas (8 %). Si bien la autoima-
gen del país como extremadamente concentrador de ingreso está
bien consolidada, el rol asignado a la redistribución entre clases es
notablemente reducido.
Así, se evidencia la importancia de que las soluciones
preferidas eluden a la necesidad de modificar la distribución de la
riqueza, favoreciendo, en cambio, la promoción de reformas que
se justifican como instrumentos para contener el despilfarro y la
ineficiencia del sector público. Es como si, en la percepción de las
élites, en el incremento de la eficiencia del Gobierno residiera la
fuente de riqueza suficiente para contener la pobreza. En otras
palabras, para las élites en el desperdicio de recursos del poder
público reside la responsabilidad por los problemas sociales.
Dos observaciones parecen pertinentes con base en la
prioridad conferida por las élites al énfasis en la ineficiencia del
Estado como la fuente del problema. Una de ellas es que en esta
visión se disuelve la aparente incongruencia de las élites entre el
reconocimiento de la alta tasa de desigualdad y la necesidad de
redistribución, mientras ellas se eximen de responsabilidad por
tales problemas. Es en esta clave donde se incluye el argumento
de que el aumento de la eficiencia del sector público sería la solu-
ción más adecuada para hacer frente a la pobreza y la acentuada
desigualdad, eludiendo a la vez el debate sobre sistemas fiscales
más progresivos.8

8 Una amplia literatura señala que la regresividad de la tributación en Brasil es uno


de los principales factores para reproducir la alta concentración de ingresos (Souza,
2017; Orair y Gobetti, 2020; Alvaredo, 2019, para datos sobre la concentración de
riqueza en Brasil).

347
Elisa Reis, Felix Lopez

La segunda observación es que la ineficiencia atribuida al Estado


encaja bien con las razones por las cuales, aun al apoyar la universali-
zación de las principales políticas sociales, apenas una modesta mayoría
de las élites está dispuesta a pagar más impuestos. Así, más del 90
% considera deseable universalizar la asistencia sanitaria gratuita,
mantener el seguro de desempleo, ampliar la construcción de vivien-
das asequibles, y el 78 % apoya la gratuidad de la enseñanza superior.
Sin embargo, los grupos políticos y burócratas confían mucho más
en la capacidad del Estado para universalizar el acceso gratuito a las
políticas públicas que las élites empresariales. El alza de impuestos
para implementar programas sociales es una solución aceptada por
el 54 % de la muestra, pero condicionada a la garantía de que la au-
toridad hará un uso adecuado del recurso extra.

Gráfico 8. Principal responsable de la lucha contra la pobreza

Fuente: elaboración propia con base en datos recolectados en el survey


“Elite perceptions on poverty and Inequality” (2013).

348
Percepciones de la pobreza, la desigualdad y el papel del Estado...

Sin embargo, el 79 % de las personas encuestadas le atribuye al go-


bierno la responsabilidad de las políticas para combatir la pobreza.
Entre la élite política, esta fracción es responsabilidad casi consensual,
y entre la élite empresarial existe cierta divergencia, ya que poco menos
del 30 % le atribuye esa responsabilidad a la sociedad civil organizada.
Los datos sugieren que, para cualquiera de las tres élites anali-
zadas, las soluciones para reducir la desigualdad pasan necesariamente
por la autoridad. Este papel destacado del Estado es aún más notable
cuando se observa que las élites perciben con claridad algunas de las
externalidades negativas de la pobreza. Atribuyen, por ejemplo, la vio-
lencia y el clientelismo político a dos de sus principales consecuencias
(Gráfico 9). En otras palabras, reconocer los efectos prácticos adversos
en su vida diaria, como la amenaza a su propia seguridad, no implica
necesariamente atribuirse responsabilidades para mitigar el fenómeno,
aunque es una condición necesaria para movilizar acciones colectivas
de las élites, como se analiza más adelante en este capítulo.

Gráfico 9. Principales consecuencias de la pobreza (por tipo de élite)

Fuente: elaboración propia con base en datos recolectados en el survey


“Elite perceptions on poverty and inequality” (2013).

349
Elisa Reis, Felix Lopez

EVALUACIÓN DEL PROGRAMA BOLSA FAMILIA


Las opiniones sobre las políticas de ingreso mínimo, 9 –que en
Brasil han ganado una alta visibilidad, gracias al alcance que han
asumido en un país con un nivel de pobreza extrema–,10ofrecen
una perspectiva para complementar el examen realizado hasta
ahora sobre las percepciones de las élites en relación con la po-
breza, la desigualdad y la redistribución.
Las respuestas se organizaron en dos grupos: evalua-
ciones positivas y negativas sobre el Programa. En la comparación
se observa que la percepción negativa es más frecuente en el
caso de la élite empresarial. Resulta más grande la proporción
de ella que considera al programa de transferencias monetarias
directas en curso (Bolsa Familia) como el responsable de fo-
mentar el mecenazgo político, crear incentivos al crecimiento
de la tasa de natalidad entre la población con menos recursos y
desalentar la búsqueda de fuentes regulares de ingresos a través
del trabajo.11
En las valoraciones positivas, en cambio, las tres élites
convergen en el acuerdo mayoritario de que el Programa Bolsa
Familia crea estímulos a la economía, a la asistencia escolar de
la población infantil, 12 y ayuda a reducir las desigualdades. No
obstante, los porcentajes son divergentes entre la élite empre-
sarial y las otras dos (Gráfico 10).

9 Este es un tema diferente del tema discutido anteriormente, el cual se refiere al


apoyo de un ingreso mínimo, como concepto, para todas las personas hasta los 25 años.
10 A la actualidad, el porcentaje de la población brasileña en pobreza extrema era
del 12,8 %.
11 Aunque ninguna de las tres dimensiones encuentre respaldo en los datos
empíricos. La tasa de natalidad entre los beneficiarios del Programa Bolsa Familia,
por ejemplo, disminuyó más rápidamente que en cualquier otro segmento social.
12 Es necesario probar que los hijos y las hijas mantienen un determinado nivel de
asistencia a la escuela para recibir el beneficio.

350
Percepciones de la pobreza, la desigualdad y el papel del Estado...

Gráfico 10. Implicaciones negativas del Programa Bolsa Familia


(por tipo de élite)

Fuente: elaboración propia con base en datos recolectados en el survey


“Elite perceptions on poverty and inequality” (2013).

El análisis de correspondencia reproduce el patrón que posiciona a


la élite empresarial de forma diferente en el eje principal de análisis
(dim 1). La élite política y la empresarial están en posiciones opues-
tas en los dos ejes de análisis.
Si bien existe un claro reconocimiento de la necesidad de
políticas redistributivas, hay mucho menos concordancia por parte
de la élite empresarial cuando se pregunta sobre la posibilidad de
recorrer a una política de transferencias monetarias. Esta visión
negativa coincide con el rechazo generalizado de la élite empresarial
a la adopción de una política de ingreso mínimo para la población
joven (como se ha comentado en la sección b, Gráfico 4). Ambas

351
Elisa Reis, Felix Lopez

visiones conforman un vector de fuerzas refractarias a cambiar el


statu quo distributivo que no sea a través de acciones de gestión del
propio Estado (Reis y Lopez, 2021).
Esta valoración del modesto papel de las políticas redistributivas
existe incluso con un amplio reconocimiento de las consecuencias
positivas de un programa de redistribución, como lo es el Programa
Bolsa Familia. El reconocimiento de beneficios es siempre menor
entre la élite empresarial (Gráfico 11), manteniendo un patrón de
mayor escepticismo por parte de esta élite en relación con la efec-
tividad de las políticas de redistribución.

Gráfico 11. Implicaciones positivas del Programa Bolsa Familia


(por tipo de élite)

Fuente: elaboración propia con base en datos recolectados en el survey


“Elite perceptions on poverty and inequality” (2013).

352
Percepciones de la pobreza, la desigualdad y el papel del Estado...

INTERDEPENDENCIA SOCIAL, POBRES Y NO POBRES


Las nociones de pobreza y desigualdad son distintas entre sí, pero
no hay duda de que se entrelazan. Sin embargo, es menos frecuente
examinar cómo conciben la pobreza y la desigualdad quienes no
son pobres. Casi siempre, la creencia implícita es que si quienes no
son pobres se preocupan por la pobreza es estrictamente motivados
por su generosidad, buena voluntad o disposiciones filantrópicas.
En otras palabras, en la literatura se ha prestado poca atención a las
consecuencias negativas de la pobreza y la desigualdad aguda más
allá del círculo de quienes la sufren directamente.
En medio de la evidencia empírica del aumento de la
desigualdad en el mundo, las implicaciones negativas de la desigual-
dad han merecido recientemente más atención.13 Sin embargo, la
discusión se centra en el comportamiento de las variables agregadas
y no en cómo ven el tema quienes tienen el control de los recursos
materiales y simbólicos. En el caso concreto de quienes se encuen-
tran en la cúspide de la pirámide social, en general se asume que las
élites, al estar en una posición privilegiada, son beneficiarias netas
del statu quo. Por lo tanto, se argumenta, no piensan en la desigual-
dad como un problema y además se movilizan para proteger sus
intereses creados en el mantenimiento de la pobreza.
Todavía, es posible argumentar que el razonamiento en sí
lleva a suponer que las élites se benefician de los sectores pobres,
lo cual puede invocarse para sostener que, bajo determinadas con-
diciones, “los de arriba” pueden favorecer las medidas para reducir
la pobreza al probar que esta también les afecta. El hecho de que
existe algún tipo de interdependencia entre los sectores pobres y los
“no pobres” hace lógico admitir que las externalidades de la pobreza
pueden asumir efectos no solo positivos sino también negativos.
De hecho, como sugiere de forma convincente el análisis histórico
de Swaan (1988), la conciencia de las externalidades negativas de
la privación aguda hizo que las élites en Europa y en los Estados

13 Claro ejemplo de esto es como Piketty (2014 y 2019) ha galvanizado el debate


sobre las consecuencias a largo plazo de los actuales patrones de distribución social
para la economía mundial.

353
Elisa Reis, Felix Lopez

Unidos respaldaran las iniciativas de bienestar. Dichas externali-


dades negativas surgieron por razones como: (1) el riesgo de que la
evasión de los sectores pobres afectara la oferta de mano de obra y
de soldados, (2) el temor al contagio de epidemias provocado por la
precariedad sanitaria o (3) la amenaza de que los pobres pudieran
rebelarse contra su situación. La conciencia de este tipo de riesgos
terminó dando lugar a iniciativas públicas de educación, sanidad y
bienestar como soluciones colectivas para hacer frente a la interde-
pendencia social.
En su estudio, de Swaan sugiere que la conciencia social
que hizo posible la colectivización de medidas para contrarrestar
las adversidades generadas por la pobreza presupone, además de la
percepción de la interdependencia social entre los pobres y los no
pobres, dos condiciones adicionales: la creencia de que es posible
actuar; es decir, existen alternativas viables para enfrentar el proble-
ma, y un sentido de corresponsabilidad por las acciones requeridas
por quienes pertenecen a la élite. Así, su noción de conciencia social
se refiere a este conjunto de tres condiciones instrumentales y no a
una idea de obligación moral o de deber inspirado en la fe.
También, es importante destacar que el centrarse en las élites
no significa ignorar el papel de las acciones “desde abajo”. Como
está implícito en la noción de conciencia social, la acción o inacción
de las élites es consecuencia de su valoración del comportamiento
real o potencial de “los de abajo”. Además, el hecho de centrarse
en las percepciones basadas en los intereses de “los de arriba” no
niega que las motivaciones idealistas puedan contribuir a aumentar
la conciencia social de la élite sobre los riesgos que plantean la po-
breza y la desigualdad.
¿Se puede observar entre las élites brasileñas algún indi-
cio de que es probable que exista una forma de conciencia social,
como la definida anteriormente? La pregunta es pertinente, ya que
el examen de las percepciones de la pobreza y la desigualdad de
quienes ocupan los puestos más altos puede arrojar luz sobre sus
preferencias de policies, así como sobre su recusa a apoyar de-
terminadas políticas. De hecho, como sugiere la última serie de

354
Percepciones de la pobreza, la desigualdad y el papel del Estado...

preguntas analizadas anteriormente, hay indicios de que las élites


brasileñas efectivamente reconocían la presencia de externalidades
negativas de la pobreza y la desigualdad en su sociedad. También
creían que era posible adoptar medidas para mejorar la situación
de los sectores pobres. Sin embargo, no se sentían parte de la solu-
ción, atribuyéndole al Estado la única responsabilidad de actuar;
lo culpaban de no cumplir adecuadamente este papel, pero no se
mostraban dispuestos a pagar más impuestos para financiar la
política social, sino que acusaban a la autoridad de no hacer un
uso adecuado de los recursos fiscales.

ESCISIONES DENTRO DE LA ÉLITE, ESTABILIDAD EN EL TIEMPO Y


POSIBILIDADES DE REDISTRIBUCIÓN
Como muestran los datos analizados más arriba, existen percep-
ciones y opiniones muy divergentes entre los sectores de la élite. En
los casos explorados, las posiciones en relación con la pobreza y las
acciones redistributivas constituyen diferencias cuyas implicaciones
para las posibilidades de adopción exitosa de la redistribución son
relevantes. Se ha visto, por ejemplo, que la élite burocrática, pero
en especial la política, es más sensible a la adopción de acciones
proredistribución y la élite empresarial siempre cree que el argu-
mento promercado es el más adecuado. Aunque el contexto puede
haber influido en estos resultados, también muestra que las diver-
gencias crean oportunidades para transformar patrones arraigados.
Es decir, en medio a las continuidades de largo plazo, surgen opor-
tunidades contingentes de introducir cambios.
Es verdad que en el mundo contemporáneo la política, en
general, y la actuación de los partidos, en particular, cuenta con
bajos niveles de legitimidad y estos son particularmente escazos en
el caso de Brasil. La descreencia popular en la política como instru-
mento para cambiar el statu quo bloquea el potencial transformador
que tiene la lógica de los sistemas democráticos. Ante esta realidad,
la revalorización de la actividad política es un reto ineludible para
promover cambios significativos en los patrones de pobreza y de
desigualdad. Es verdad que los intereses son divergentes, así como

355
Elisa Reis, Felix Lopez

las preferencias de las políticas públicas, también es verdad que se


debe identificar condiciones y situaciones específicas en que la pro-
pia dinámica política crea oportunidades para imponer juegos de
suma positiva. Es decir, las disputas entre preferencias pueden, en
ciertas circunstancias, ceder paso a una percepción agudizada de
la interdependencia social. En tales situaciones, sea para evitar da-
ños colectivos o para sacar provecho de condiciones positivas para
distintos intereses, las coaliciones variables pueden ganar cuerpo y
llevar a cabo cambios progresistas.
Es importante señalar que después de décadas de hegemonía
de los modelos socioeconómicos neoliberales, hay señales claras de
fisuras en estos modelos. La crisis financiera del 2008, la incapacidad
de responder a los retos puestos por las cuestiones ambientales, la
creciente amenaza a la cohesión social generada por la agudización
de la desigualdad, y ahora la prolongada pandemia del Covid-19,
cumulativamente ponen en desnudo la urgencia de alternativas
para gestionar la vida en sociedad. Es verdad que los fracasos del neo-
liberalismo han creado margen a la ola antidemocrática de diversos
matices que se observan en tantas partes. Sin embargo, también hay
movimientos progresistas como, por ejemplo, movilizaciones por la
democratización de las relaciones laborales y por la redefinición de
los sistemas fiscales para hacerlos más equitativos.
Como se ha sugerido más arriba, para promover las medi-
das de combate a la desigualdad es crucial analizar detenidamente
los intereses de las élites, sin contar con sus propensiones filantrópi-
cas. Es necesario identificar las situaciones en que las élites,
particularmente las económicas, que son más refractarias a
medidas redistributivas, deciden aceptar tales medidas para
reducir riesgos o maximizar ganancias. Además, se debe tener
en cuenta, igualmente, que el foco en las élites no significa ignorar
los papeles clave de las otras camadas sociales. Las élites pueden
aceptar cambios justo para responder a las amenazas que presentan
las movilizaciones de otros sectores de la sociedad.
En otras palabras, las élites económicas pueden apoyar
políticas redistributivas siempre que estén convencidas de los beneficios

356
Percepciones de la pobreza, la desigualdad y el papel del Estado...

para sus intereses y encuentren grupos empresarios en la política


que trabajen en los organismos estatales para ponerlas en práctica
(Mares, 2003; Baldwin, 1990). La puesta en marcha de los pro-
gramas de bienestar europeos de la posguerra se basó a menudo
en alianzas entre personas empresarias y trabajadoras. Los em-
pleadores aumentaron su interés en la ampliación de la seguridad
social basándose en la expectativa de que esta ampliaba la proba-
bilidad de contar con personas calificadas que iban a producir re-
sultados positivos para sus empresas (Mares, 2003). De la misma
manera, la experiencia histórica también enseña que la amenaza
de pérdidas generadas por los movimientos de protesta, o aún
movilizaciones más radicales, han llevado a las élites a aceptar
cambios para reducir pérdidas.

CONCLUSIONES
En este capítulo se analizan las percepciones y opiniones de las
élites empresariales, políticas y burocráticas brasileñas respecto
a la pobreza y la desigualdad; su evaluación en cuanto a los me-
dios para mitigar esos problemas y a quiénes responsabilizan para
poner en acción las medidas necesarias. El análisis contribuye a
iluminar algunas de las razones por las cuales las élites ejercen
vetos a las políticas redistributivas, pero a la vez concurre para
aclarar las oportunidades políticas que existen en el horizonte,
para quienes creen en las posibilidades de cambio por medio de
reformas legislativas.
Los principales resultados apuntan a una visible escisión
en las percepciones y valores entre la élite empresarial y las élites
políticas y burocráticas, lo cual pone de manifiesto el error de
suponer la unidad entre las élites (en el sentido “posicional” que
se adopta en el texto). Mientras que la élite empresarial está más
convencida del liberalismo económico como matriz del desarrollo,
a la prosperidad, así como de sus efectos positivos sobre la po-
breza, la élite burocrática y, sobre todo, la élite política se asocia
más claramente a la defensa de un Estado regulador y activo en la
esfera económica y social.

357
Elisa Reis, Felix Lopez

Las tres élites apoyan mayoritariamente las políticas uni-


versales básicas de salud, educación y habitación, pero la élite
empresarial muestra menos apoyo que las dos otras. Se señala
que, aunque exista un apoyo a las políticas de universalización
y también de redistribución, las élites consideran que el Estado
es el principal responsable de su aplicación, al eludir en cierta
medida su propia responsabilidad como agente de cambio. La
mayoría de los miembros de las élites apoya la redistribución y la
considera necesaria, pero poco más de la mitad está dispuesta a
renunciar a recursos para financiar esta medida.
Así, los obstáculos a la redistribución combinan tres fac-
tores diferentes: un alto nivel de desconfianza sobre la capacidad
de los agentes públicos para aplicar adecuadamente las políticas re-
distributivas con cualquier nuevo recurso fiscal, la creencia de que
una gestión eficiente con los recursos actuales sería suficiente para
mitigar el problema, y la propia noción de que le compete al Estado
actuar frente a la desigualdad. Sin embargo, esta combinación varía
según las élites, y la menor propensión a la redistribución junto con
el mayor escepticismo sobre la eficiencia del Estado es más fuerte
en la élite empresarial.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que, al definir a
las élites en términos posicionales, se debe considerar que la élite
política tiende a ser menos estable que las demás. Esto constituye
una fuente de oportunidad para innovaciones en las políticas de re-
distribución, pero a la vez plantea la dificultad de institucionalizar
los cambios introducidos. De todas maneras, se subraya que, si los
factores se combinan para explicar la inacción observada en las
políticas redistributivas, la conciencia de que se está ante un problema
que exige soluciones colectivas, así como los indicios de que las élites
perciben los riesgos para sí mismas como derivados de la pobreza
y la desigualdad, ofrecen una ventana de oportunidad a la inicia-
tiva política. Incluso cuando el contexto de progresiva ilegitimidad
del neoliberalismo en cuanto matriz de organización económica y
social, así como el intenso debate mundial sobre los medios para
reducir la abismal desigualdad social en la sociedad contemporánea

358
Percepciones de la pobreza, la desigualdad y el papel del Estado...

ponen en relieve las oportunidades que se abren para cambiar el


statu quo. Naturalmente no hay soluciones fáciles, y tampoco pre-
scripciones apriorísticas. Lo que sí se sabe es de dónde viene la
resistencia más efectiva a las innovaciones. Sin embargo, también
se sabe que en determinados momentos las externalidades negativas
de la pobreza y de la desigualdad se vuelven más visibles, volvien-
do así una efectiva posibilidad las negociaciones entre las distintas
élites para introducir cambios distributivos. Como se ha señalado,
tales momentos son no más que ventanas de oportunidad, posibili-
dades emergentes que requieren análisis y administración competente.
Aclararles a las personas miembros de la sociedad sobre las venta-
jas e intereses colectivos e identificar cómo los problemas de la
pobreza y la desigualdad afectan el bienestar de toda la ciudadanía
es un trabajo esencialmente político. Como tal, esta misión está
siempre está en el horizonte de la actividad política. A su vez, la
responsabilidad social de la actividad científica a ese respecto es
aclarar los obstáculos y las posibilidades de acción en el horizonte.

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362
“OJOS QUE NO VEN”
AFLUENCIA RELATIVA Y PERCEPCIONES DE
ÉLITE EN MÉXICO
Alice Krozer

INTRODUCCIÓN1
¿Cuáles factores determinan la construcción social de la desigualdad?
En el caso de las élites mexicanas –los miembros de la sociedad
que más impacto tienen en la formulación e implementación de las
políticas públicas–, este capítulo considera el rol que juega la diso-
nancia entre percepciones y el estatus económico de las personas en
este proceso.
Las inconsistencias entre la desigualdad medida y las per-
cepciones de las personas aparecen independientemente del
diseño metodológico (Dawtry et al., 2015). Considerando lo difícil
de estimar correctamente la distribución de ingreso y la riqueza in-
cluso para profesionales entrenados para tal propósito, puede ser
razonable esperar que la mayor parte de la ciudadanía (con restricciones
en su tiempo disponible y conocimientos estadísticos limitados)

1 Este capítulo se basa en Krozer, Alice (2020). Seeing Inequality? Relative


Affluence and Elite Perceptions in Mexico. Occasional Series Paper 8 UNRISD;
Ginebra. Se agradecen las atinadas sugerencias y observaciones de Miguel Serna,
Francisco Robles e Inés Nercesian.

363
Alice Krozer

tengan poco conocimiento sobre los niveles exactos de desigualdad


(Gimpelson y Treisman, 2015). Sin embargo, lejos de un descono-
cimiento aleatorio entre las personas, hay una subestimación sis-
temática acerca de los niveles de desigualdad, así como una inhabilidad
para identificar las tendencias claves en muchos países (Norton y
Ariely, 2011; Chambers et al., 2014). De igual manera, la posición so-
cial subjetiva, es decir, la autoubicación en la jerarquía social, suele
distar mucho de la posición que se le atribuiría a la persona según
su nivel de ingreso. Por ejemplo, en un estudio en España solo el
14 % de quienes participaron lograron identificar correctamente
el decil que les correspondería en la distribución nacional de in-
gresos (Fernández-Albertos y Kuo, 2015). En términos generales,
más allá de algunas diferencias relevantes en el grado de desviación
entre países (Bublitz, 2017; Lindemann, 2004), las personas pobres
tendían a sobreestimar su posición en la distribución de ingresos,
mientras que las adineradas solían subestimar la suya (Gimpelson
y Treisman, 2015).
Una explicación de por qué las estimaciones divergen de los
rangos de ingreso medidos, es que las personas le dan sentido al
mundo con base en sus experiencias, las cuales son mediadas por
sus creencias de justicia, expectativas sobre la movilidad social y
otras normas sociales (Mijs, 2019; Gimpelson y Treisman, 2015).2
En este sentido, los individuos hacen inferencias sobre la desigual-
dad, la pobreza y la riqueza en la sociedad basadas en pistas que su
entorno les brinda. Este proceso de “muestreo social” (Dawtry et al.,
2015) implica que las élites, como todos los demás grupos, deben
ser entendidos en términos de los mundos sociales donde están in-
sertas (Khan, 2015).
Al tomar en cuenta la influencia del contexto, la desigualdad
puede verse muy distinta para alguien ubicado en la parte baja o
alta de la distribución de ingresos. Un nicho interdisciplinario entre

2 Alternativamente, se podría intentar explicar la discrepancia entre las dos


mediciones alegando desinterés o deshonestidad entre las personas participantes,
aunque los patrones no aleatorios de autoubicación observados contradigan los
resultados que se esperarían con tales explicaciones.

364
“Ojos que no ven”. ...

la creciente literatura sobre percepciones de desigualdad se ocupa


del rol de las élites en estos procesos y de las formas en las que su ex-
periencia particular condiciona el cómo entienden la desigualdad.
Por ejemplo, Hecht (2017, 2021) y Sherman (2017) exploran el pa-
pel de las percepciones de élite en la acumulación de la riqueza en
Gran Bretaña y en Estados Unidos, respectivamente (véase también
Payne, 2017), y Khan (2015) discute las diferencias actitudinales
que emergen de una “cultura de élite” entre las élites y el resto.
No se conoce mucho sobre estas dinámicas en el Sur global,
donde las circunstancias sociales, políticas e institucionales difieren
de aquellas que se encontrarían en el Norte. Aún menos se sabe
sobre la situación concreta en México.3 Sin embargo, si el contex-
to determina las percepciones, sean correctas o no, e impactan las
preferencias y comportamiento políticos de las personas (Campos
Vázquez et al., 2022), esto hace de las percepciones un importante
factor de la desigualdad, y al contexto (nacional) un factor clave
para entender su persistencia e incluso su reproducción. Además,
las percepciones de las élites tienen un papel enorme en las políticas
ejecutadas y en las preferencias expresadas (Reis y Moore, 2005);
gracias a su influencia desproporcionada sobre las políticas públi-
cas (Gilens, 2012; Bartels, 2008) es imprescindible entender cómo
ellos la desigualdad y, por ende, cuáles respuestas apoyan (o re-
chazan) para abordar este tema.
Para comprender la naturaleza de la desigualdad es im-
portante entender las particularidades de las percepciones, sus
orígenes y los puntos de vista de las élites. Como se mostrará a con-
tinuación, las percepciones de las élites sistemáticamente divergen de
aquellas de otros grupos poblacionales porque los mundos sociales
son marcadamente diferentes entre sí. Para sostener este argumento,
primero se presentarán las percepciones particulares de desigualdad
prevalentes entre las élites mexicanas. Después se mostrará cómo
los mecanismos sociales de exclusión, incluyendo la segregación

3 Las principales excepciones a esta casi completa ausencia de información


incluyen el estudio de Cerón Anaya (2019) sobre las relaciones clase-raciales de las
élites y el estudio de Iturriaga (2016) sobre la élite Meridiana.

365
Alice Krozer

espacial, social e institucional, operan de forma reiterativa primero


como determinantes en la construcción de estas percepciones, para
después delimitar las soluciones que prefieren las élites para lidiar
con la desigualdad. Se argumentará que sus percepciones, por ejem-
plo, de la educación como política igualadora, también informan
una autoimagen de sujetos merecedores de bienes adquiridos en un
contexto supuestamente meritocrático, el cual otorga a las percep-
ciones un rol clave tanto en la forma de verse a sí mismos, como en
el proceso de justificación y legitimación de la desigualdad. Entender
el rol bidireccional de las percepciones de las personas ricas en la
construcción social de la desigualdad puede ayudar a identificar el
tipo de respuestas necesarias para atacarla de forma efectiva.
Antes de entrar en el análisis, la segunda sección proveerá
una breve contextualización de la desigualdad en México. La ter-
cera describe la metodología seguida para el estudio. La cuarta
sección presenta los resultados y la quinta propone interpretaciones
para entenderlos. Finalmente, la sexta discute sus implicaciones y
la última concluye.

LA DESIGUALDAD EN MÉXICO
México es de los países con más alta desigualdad y más baja movi-
lidad social del mundo. Con un coeficiente de Gini alrededor de los
0,5 (Coneval, 2019), menos del 3 % de quienes nacen en el quintil
más bajo logran moverse hacia el quintil más alto y solo el 2 % de las
personas que nacen en el quintil más alto descenderán al más bajo
durante sus vidas (CEEY, 2019). Mientras que la mitad de la po-
blación vive debajo de la línea de pobreza, los cuatro hombres más
ricos acumulan un patrimonio conjunto equivalente al 9 % del PIB
(Esquivel, 2015). Esta situación se agudizó durante la triple crisis
del Covid-19, que lleva atormentando al mundo desde principios del
2020. México sufrió particularmente graves pérdidas en términos de
vidas humanas, calidad de vida, caídas en el PIB y otras consecuen-
cias económicas. Así, en el 2020, por primera vez en 30 años, hubo
un retroceso en materia de desarrollo humano, lo cual coincidió
con un nivel récord de “billionarios”. Los 36 mexicanos más ricos

366
“Ojos que no ven”. ...

aumentaron sus fortunas en más de 20 % (comparado con un pro-


medio regional de 17 %) en medio de contingencia y pérdida masiva
de ingresos y vidas entre la población general.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INE-
GI), los hogares del 1 % más rico de México ganan un ingreso men-
sual promedio de MXN 133,221 (aproximadamente USD 7,087)4 en
2014 (del Castillo, 2015).5 Esto se compara con MXN 46,902 (USD
2,495) para el 10 % más rico de la población mexicana; un ingreso
promedio de MXN 13,240 (USD 704) y MXN 2,572 (USD 137) para
el 10 % más pobre. Sin embargo, la desigualdad dentro del 1 %
más rico es muy alta: el ingreso medio para el 0,01 % es más de
30 veces aquel del grupo más bajo de esta fracción (99,0-99,9 %)
(Campos Vázquez et al., 2016), comparado con una razón de 27
entre los deciles uno y diez de la población mexicana (Krozer et
al., 2015). En términos absolutos, esto implica un ingreso prome-
dio de MXN 122,000-127,000 (USD 5,958-6,756) para el 90 % más
bajo del 1 % más alto, comparado con MXN 2,5-6 millones (USD
133,000-320,000) para el 0,01 % más rico (Campos Vázquez et al.,
2014). Como estos montos denotan ingresos promedios, el umbral
para pertenecer/entrar al 1 % se ubicaría justo por encima de MXN
100,000 (USD 5,320).
La frecuente combinación de los capitales económicos, so-
ciales y políticos provee a las élites con poder de negociación, voz
y bienes para influenciar a las políticas implementadas si lo desean
así (Acemoglu y Robinson, 2012). De maneras más o menos obvias,
todas estas estrategias son aplicadas en México, aunque no siempre de

4 Las equivalencias en dólares corresponden a una tasa de cambio de MXN


18.8=USD 1 (11 de enero del 2020).
5 Este número es el monto oficial que refiere al ingreso reportado en las encuestas
de hogares. Sin embargo, como es sabido que las encuestas de hogares subestiman
los ingresos altos, estudios por Campos Vázquez et al. (2014, 2016), del Castillo
(2015) y Bustos y Leyva (2016). Recientemente ejercicios por organizaciones como
Fundar y otros han usado diferentes metodologías para mejorar las estimaciones que
se presentan en las encuestas de hogares. Los resultados obtenidos por estos estudios
varían significativamente entre sí, pero todos aplican correcciones substanciales
hacia arriba comparado con las cifras oficiales. En este capítulo, los umbrales que
uso se orientan en Campos Vázquez et al. (2016).

367
Alice Krozer

forma intencional. Muchas se asoman en los testimonios recolec-


tados para este estudio, ya sea discutidos de forma explícita o
insinuadas indirectamente.

LOS DATOS Y MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN


Se llevaron a cabo 43 entrevistas a profundidad con miembros de
la élite en la Ciudad de México entre octubre del 2015 y octubre del
2016. Al combinar las definiciones de Mills (1956), Reis y Moore
(2005) y Khan (2015), se entiende a las “élites” como miembros de
un grupo suelto que incluye a individuos dentro del 1 % con más al-
tos ingresos en el país que se encuentren en posiciones de influencia
potencial; es decir, aquellos en posesión de cantidades despropor-
cionadas de recursos económicos y de alguna otra fuente de capital
(político, social, cultural o simbólico). En este sentido, se seleccionó a las
personas participantes entre las clases sociales y ocupacionales más
altas: 10 servidores públicos de mandos altos, incluyendo diputados y
secretarios; 25 directores o dueños de empresas y 8 académicos, lí-
deres intelectuales o profesionales de medios. En comparación con
la población general, las personas participantes cuentan con un
nivel educativo extraordinariamente alto. Todas presentan grado
universitario de licenciatura; de ellas 21 presumen una maestría o
un MBA; 13 tienen o están en proceso de obtener un doctorado. A
nivel nacional, menos del 1 % de la población estudiantil en México
posee un título o completan formación de nivel de doctorado (OCDE,
2015). Las personas participantes asistieron a las universidades más
prestigiosas, en su mayoría privadas (excepto la UNAM) a nivel na-
cional (ITAM, Tec de Monterrey) e internacional (“Oxbridge” y las
instituciones “Ivy League” de Estados Unidos). Según los umbrales
de ingresos para el 1 % más alto presentados arriba, poco más de la
mitad de las personas participantes pertenecen al percentil 99-99,9,
mientras que el resto cae en el 0,1 % y más arriba (hasta MXN 2
millones [USD 106,400] mensuales).6 Por lo menos, la mitad cuenta

6 Estos montos se refieren a los ingresos corrientes exclusivamente, sin tomar en


cuenta riqueza material o financiera que pertenezca a los individuos o sus familias,
ni tampoco ingreso de la pareja, transferencias gubernamentales u otros ingresos

368
“Ojos que no ven”. ...

con altos niveles de patrimonio económico, que los colocarían entre


los percentiles más altos de la distribución de riqueza del país.
Aunque se hicieron esfuerzos deliberados por diversi-
ficar a la muestra, las mujeres y las minoridades étnicas son
subrepresentadas en relación con la población nacional. Sin
embargo, eso también es una característica definitoria de la
cúspide, donde el 87 % son hombres a nivel global (WealthX, 2016),
un porcentaje parecido al de la muestra de este trabajo. Solo dos
participantes se autoclasificaron explícitamente como “morenos”,
en comparación con más del 80 % a nivel nacional (Peralta,
2017). La edad dentro de la muestra varía entre 28 y 77 años; su
promedio de 45,6 años es muy superior al promedio nacional de
28. No se consideró recolectar una muestra representativa de lo
que constituye “la élite”. Más bien, la muestra representa una
variedad de características personales, incluyendo diferentes
ideologías políticas, creencias religiosas, orientaciones sexuales,
grupos étnicos y trayectorias migratorias, estatus familiares y
orígenes socioeconómicos. La muestra es validada por el juicio
de expertos y complementado por insumos de pares expertos
(Serna, 2019).

PERCEPCIONES DE LA ÉLITE SOBRE LA DESIGUALDAD


Para entender mejor cómo las élites mexicanas perciben la desigual-
dad se les preguntó a las personas participantes dónde se ubicarían
a sí mismas en la distribución de ingresos. En conformidad con los
estudios revisados arriba, la mayoría se autoubica en posiciones
más bajas que los lugares que ocupan según su nivel de ingreso.
Aunque todos entran en el percentil más alto del país (ingreso in-
dividual de MXN 120,000 y más), solamente una tercera parte se
autoubicaron en el decil más alto, incluyendo al grupo de líderes
intelectuales (muchos de los cuales trabajan con temas relaciona-
dos a las desigualdades) y tres participantes adicionales. Aunque los

no relacionados con la actividad primaria del individuo. Se tiene insuficiente


información sobre los ingresos de cinco participantes para ubicarlos adecuadamente
dentro del 1-3 % más alto.

369
Alice Krozer

servidores públicos y los académicos tienden a ubicarse más cerca


de su posición “real”, incluso en estos grupos existen outliers. El
resto de las personas participantes se autoubicaron en algún lugar
entre los rangos medio-altos, e incluso tan bajo como la mediana,
el decil 5. A pesar de exisistir una tendencia de ubicarse más arriba
entre las personas de ingresos más altos, no existe una correlación
lineal entre su ingreso y la percepción. Más bien, se puede observar
una marcada desconexión entre ingreso y percepción en todos los
niveles de ingreso dentro de la muestra, particularmente entre par-
ticipantes del sector privado.
¿Cómo se puede explicar este fenómeno de una manera
satisfactoria? A continuación, se dará cuenta de la desigualdad
en México según sus élites, para después enmarcar sus percep-
ciones dentro de su particular universo social y luego proponer
una explicación teórica del desfase observado.
En contra de todos los estereotipos de indiferencia entre
las élites (Sherman, 2017), las personas participantes en México,
así como en otros países de la región, por ejemplo, Brasil (como
muestran Reis y López en su capítulo para la presente edición),
están conscientes de, y preocupados por, la desigualdad y sus
consecuencias, las cuales responsabilizan a la epidemia de vio-
lencia que azota al país y su corrupción endémica. Se refieren
a la desigualdad como una “bomba de tiempo que no sabemos
cuándo vaya a explotar” (#4). A pesar del consenso unánime de
que los niveles actuales de desigualdad están demasiado altos, el
entendimiento sobre qué exactamente es la desigualdad y cómo
se ve en México, varía entre participantes.
Cuando se les pide definir el problema, dos grupos distin-
tos emergen en la muestra. Por un lado, los académicos y algunos
servidores públicos aseguran que los recursos mal distribuidos
son el rasgo clave de la desigualdad multidimensional en Méxi-
co. Por otro lado, las personas participantes del sector privado se
preocupan primordialmente por el acceso a la educación (algu-
nas cuantas por derechos políticos y garantías legales) y ven a la
responsabilidad individual como el determinante principal de los

370
“Ojos que no ven”. ...

resultados de vida. Por consiguiente, el primer grupo enfatiza las


políticas aplicadas como fundamento para la desigualdad extrema
del país, mientras que en el segundo grupo predomina la idea de la
desigualdad como algo “natural” y persistente, pero no necesaria-
mente negativo, “justa hasta cierto punto” (#17) mientras que “los
pobres no mueran de hambre” (#7).
Establecer como límite tolerable de desigualdad (1) antes
de que esta se vuelva demasiado extrema y que (2) que la gente
en la parte baja de la distribución no se muera de hambre; pasa
por alto la existencia de una desigualdad considerable. La natu-
ralización de la desigualdad además desdibuja la distinción entre
desigualdad y diferencia, común entre participantes (del sector
privado). La resultante “normalización” de la desigualdad preo-
cupa sobre todo al primer grupo descrito arriba, como expresa el
director de unidad en una institución multilateral:

Estos apartamentos de enfrente cuestan unos 4000 dólares


por metro cuadrado. Pero cuando salimos a comer, encon-
trarás a todos los trabajadores comiendo en el suelo. Si eso
no es desigualdad –¡caramba!– ¡dime qué es desigualdad!
Están construyendo cosas de lujo en condiciones de trabajo
muy precarias, pero se ve como algo natural (#22).

Aunque todas las personas participantes concuerdan que en


México los niveles actuales de desigualdad son excesivos, la in-
sistencia repetida de que México “siempre” ha sido sumamente
desigual parece suficiente como justificación para la existencia de
la desigualdad (según la respuesta, “siempre” empieza con la Con-
quista hace 500 años, las sociedades de castas prehispánicas, o la
duración de vida o memoria del participante). Por ende, aunque
quienes participan están conscientes de que exista desigualdad,
parece que no saben qué tan grande es realmente la brecha entre
pobres y ricos. Un CEO supone que las personas trabajadoras
piensan que “este tipo [el dueño] gana como 10 veces los que ga-
nan ellos” (#6), cuando las razones reales entre los ingresos están

371
Alice Krozer

mucho más altas (por encima de 500:1 en una de las compañías


donde #33 trabaja como gerente de sección).
Las personas participantes tienden a subestimar la desigual-
dad actual no solo en términos de rango absoluto, sino también en
relación con las expectativas salariales que se puedan tener en diferentes
puntos de la distribución:

En [la universidad privada X], creo que éramos gente del


séptimo al décimo decil. Terminas estando más cerca de los
que son como tú, del octavo al noveno decil más o menos
[porque] las aspiraciones y expectativas sobre el estilo de
vida [difieren]. En México, alguien del sexto, quinto decil es-
pera ganar alrededor de 20 000 pesos. ¡Alguien de, digamos,
mi nivel no podría ni siquiera pagar las cuotas escolares de
mis hijos con 20 000! Así que mis aspiraciones son mucho
más altas que las de ellos (#4).

Mientras que seguramente existen diferencias entre las aspira-


ciones individuales, los umbrales aquí propuestos sobreestiman
los niveles reales de ingreso de forma significativa. Según el INEGI
(2016), un hogar típico de 3,9 miembros en el decil 6 puede es-
perar un ingreso promedio mensual de MXN 11,622 (USD 618);
para el decil 5 serían MXN 9,492 (USD 505). Aun si la referencia
al “decil 5-6” hubiera sido intencionada más bien como una esti-
mación de los ingresos promedio, las cifras propuestas son dema-
siado altas. Algunos participantes afirman no tener “ni idea” (#9)
sobre ingresos medios o promedios; quienes se aventuran a dar un
número concreto invariablemente sobreestiman los niveles reales.
Un entrevistado que se autoubica entre el octavo y noveno decil
(lo cual le implicaría un ingreso mensual de MXN 18,046-24,417
[USD 960-1,300]) propone un ingreso promedio de “unos 20 000
pesos para un hogar de dos” (#1). Eso compara con un ingreso
promedio mensual por hogar real –nuevamente, para una familia
típica de cuatro personas– de justo por encima de MXN 15 000
(incluyendo renta imputada; USD 798).

372
“Ojos que no ven”. ...

Aunque la pobreza se menciona rutinariamente como con-


secuencia de la desigualdad (y con frecuencia se confunde con la
desigualdad), la realidad social a la que se exponen los participantes
difiere de aquella vivida por la mayoría del país y las percepciones
de pobreza a menudo carecen de precisión y romantizan la pobreza
rural: “Agarro un mango y ya comí. ¿De qué me preocupo?” (#6).
Mientras que las personas participantes dibujan un país sin hambre
y en su imaginario les triplican los salarios a empleados públicos de
bajos ingresos, por ejemplo, a los policías de tránsito a los que aun
así consideran como pobres (#2),7 en el México de la mayoría hay
un 15 % de la población crónicamente malnutrido (Tourliere, 2017).
Más que la consciencia de las personas participantes sobre
la existencia de pobreza (relativa), llama la atención su frecuente
referencia a los excepcionalmente ricos, a quienes perciben como
muy alejados de su posición cuando explican la desigualdad:8 “La
cuestión es que la brecha es realmente grande: ¡los ricos son muy
ricos! Viven en una opulencia ridícula, inimaginable” (#10).
Para entender mejor esta afirmación se necesita examinar
más de cerca el mundo que habitan las personas participantes.
A continuación, se demostrará la eficacia de los mecanismos de
“preservación de élites” anclado en los espacios físicos, sociales y
culturales que experimentan este grupo. Primero se considerará
la discriminación social y espacial, para después tornar hacia las
instituciones educativas.

EL MUNDO (PEQUEÑO) DE LAS ÉLITES: PATRONES ESPACIALES DE


SEPARACIÓN Y DISCRIMINACIONES
Un aumento en los niveles de desigualdad de ingresos y segregación
en las últimas décadas ha significado que las personas se desarrollan

7 Quienes trabajan en los sectores de construcción o recursos humanos, donde


pagan (múltiples de) salarios mínimos a sus empleados, y aquellos trabajando en
medios y política, sí están conscientes de los niveles catastróficamente bajos de los
salarios mínimos.
8 Para resultados parecidos en el caso de Brasil, véase Cattani (2007) y Alvarez
(2007).

373
Alice Krozer

en entornos económicamente menos diversos. Quienes participaron


de la investigación reportan moverse dentro de un radio muy limi-
tado de áreas en gran medida solapadas dentro de la ciudad donde
se concentra todo: trabajo, juego y estudio (véase también Caldeira,
2007 para el caso de Brasil).
Un caso ejemplar es la creación de un desarrollo urbano
nuevo al noroeste de la Ciudad de México coloquialmente cono-
cido como “Slim City” (alrededores de Plaza Carso en el área de
Polanco), a la cual hace referencia el director mencionado en
líneas anteriores (#22). Para él significó una colonización de an-
tiguas vecindades populares y terrenos baldíos para su conversión
en nuevas áreas de clase alta. Este tipo de reestructuración urbana
también afecta los planos sociales y culturales, en tanto que condi-
ciona la provisión de infraestructura social (clubes que reemplazan
a los parques públicos y a las instalaciones deportivas al aire libre),
eleva los precios de alimentos y educación (tiendas de lujo y es-
cuelas privadas desplazan a mercados y escuelas públicas), altera
las referencias simbólicas (choferes personales compiten con
el transporte público) y presume el consumo conspicuo de los
nuevos residentes (destinos vacacionales extranjeros, penthouses
ostentosos con albercas en los “rooftop”).
La mercantilización resultante de los bienes públicos y la
restricción de los espacios sociales a esferas en su mayoría privadas
significan que incluso donde las élites se acercan geográficamente a
las no-élites, los mundos sociales que ocupan están sobrepuestos. Esto
les imposibilita a las personas de ambos lados de la brecha com-
prender la extensión completa de las desigualdades (Mijs, 2017). De
hecho, todas las personas participantes reportan bajos niveles de
interacción con personas fuera de sus propios grupos socioeconómi-
cos; hacia el extremo inferior de la distribución, la mayoría solo
interactúan con quienes realizan las labores domésticas en sus ho-
gares y los trabajadores en sus empresas, sin embargo, estas personas
se encuentran lejos de los menores ingresos. Si bien son parte de
los sectores de ingresos bajos, ambos grupos tienden a ganar, por lo
menos, un salario mínimo, lo cual llega a representar el doble del

374
“Ojos que no ven”. ...

ingreso de las personas en pobreza absoluta en el decil más bajo.


Su limitada exposición hacia otros contextos de pobreza resulta en
una subestimación de la pobreza entre las personas participantes, la
cual los puede llevar a considerar niveles de ingreso que de hecho se
encuentran cerca del noveno decil como “pobre” (como el ejemplo
del policía de tránsito).
Un participante menciona el “esfuerzo” para escapar de su
propio “confort” o “burbuja”, estando agudamente consciente de los
poderosos “filtros y paradigmas que tenemos como adultos” y de
“la forma en la que hemos construido la sociedad en México” (#19);
en otras palabras, las estructuras sociales instaladas en su entorno
trabajan en contra de una formación de relaciones a través de los
estratos socioeconómicos. Tal es la rigidez de estas estructuras que
los diferentes segmentos dentro de la élite comparten importantes
características personales más allá del hecho de tener más recursos
económicos o poder político. Un CEO joven resume estos rasgos
cuando explica por qué una persona pobre es considerada “alguien
de un mundo completamente distinto, ya que no sería socialmente
compatible o familiarmente inteligente” limitando la interacción:

En México, no es solo una cuestión de dinero. Es una cuestión


cultural, racial y social. Yo no soy así, pero a la mayoría de la
gente de los estratos sociales altos no les gusta relacionarse
con gente que consideran indígena o indio (#1).

Esta enunciación encapsula los mecanismos predominantes a través


de los cuales se crean y mantienen los ingroups socioeconómicos.
Por un lado, la discriminación es usada como una herramienta para
identificar a quién, dónde y cómo excluir, puesto en práctica por
ejemplo a través del racismo estructural. Por el otro lado, la segregación
restringe con quién, dónde y cómo interactuar, usando los vehículos
del clasismo y normas culturales. El entrelazamiento íntimo de estos
mecanismos a menudo hace difícil distinguir entre ellos. Ejemplos
notables de estos micro canales reproductores de la desigualdad que
traspasan el privilegio incluyen la herencia social/origen familiar de

375
Alice Krozer

las personas, lo cual a su vez está conectado con el entorno geográ-


fico de la crianza (upbringing) y de las instituciones educativas. La
información combinada sobre estas características ayuda para la
clasificación de los pares, como explica este participante: “Con los
chilangos [habitantes de la Ciudad de México], entendí cómo tenía
que clasificarlos: ¿a qué se dedica el padre? ¿En qué escuela estudió?
¿En qué barrio creció?” (#11).
La sensación de superioridad proveniente de la cohesión in-
terna de un “nosotros” frente a la estigmatización de “ellos” aumenta
el diferencial de poder (Elias y Scotson, 1994). El resultante sistema
de categorización asegura una acumulación de oportunidades que
selectivamente genera acceso a los espacios exclusivos y excluyentes
que protegen. Imponiéndose por encima de las diferencias expre-
sas en inclinación política o sector ocupacional dentro de la élite,
emerge un grupo de individuos que se diferencia de la mayoría de la
población mexicana en términos tanto de atributos culturales como
físicos, al mismo tiempo que comparten importantes característi-
cas entre sí. Como tales, la apariencia y el habla surgen una y otra
vez. Como aseguran las personas participantes, muchas veces son
indicadores suficientes para determinar las posiciones que ocupan
los individuos en la jerarquía social; hacen que el origen social en
un México “clasista” sea “obvio”, con simples “marcadores” como
acentos, institución educacional (#20) o tono de piel. Más encima,
estos marcadores se refuerzan entre sí. Aumentan la distancia en-
tre quienes hablan, visten y se ven “apropiadamente”, y quienes no.
Además de la discriminación hacia los pobres, los estereotipos
“raciales” son omnipresentes en el país. Como la relación entre el
ingreso y el tono de piel es un hecho empírico en México (Solís et
al., 2019), es difícil estimar hasta qué punto estas declaraciones se
basan en observación o prejuicio. Independientemente, para mu-
chas de las personas participantes, este hecho parece tan obvio
y natural que escasamente consideran necesario elaborar acerca
de: “Siempre se pensaría que alguien con rasgos caucásicos es de
universos económicamente medio-altos o altos. Eso es lo normal
en México” (#4).

376
“Ojos que no ven”. ...

Las personas participantes sienten/consideran que este


tratamiento “especial” va hacia los dos lados. Un servidor público
lamenta que no puede usar el transporte público “por mi facha”;
el hecho que “obviamente soy güerito”, incrementaría el riesgo a
exponerse a violencia (#9). Por el otro lado, uno de los pocos partici-
pantes que no presentaba los rasgos “obvios” esperados (“soy muy
moreno”) explica que, en su experiencia, el estatus social predomina
por encima de los prejuicios étnicos:

No es lo mismo hacerle el feo a un morenito como yo cuando


viene caminando, o cuando llega a un restaurante de lujo en
un coche de lujo acompañado de cuatro guaruras [guardaes-
paldas], ¿no? De adolescente, si íbamos a una discoteca, to-
dos mis amigos que se parecen a ti [rubia] entraban sin más,
y a mí me decían: “no, este no pasa”. Y hoy en día donde voy
es lo contrario, incluso me dicen “¡tú, ven!”, ¿no? (#20).

Estas experiencias permiten una ojeada hacia la formación de los


contextos sociales “homogéneos”. Como tener amigos y contactos
de orígenes sociales diversos reduce los sesgos de percepción
“errónea” de la desigualdad (Bublitz, 2017; Cruces et al., 2013),
limitar las oportunidades para encuentros con el respectivo “otro”
también disminuye la capacidad de relacionarse entre sí.
Estos patrones excluyentes y las consecuencias de tratamiento
preferencial entre miembros del ingroup alimentan las valo-
raciones y preferencias de los individuos independiente de sus
motivaciones políticas o personales (Dawtry et al., 2015). Como
tal, la interacción con referencias culturales “típicas para nuestro
estrato” (es decir, “los orígenes de clase alta”), como serían “leer
a Shakespeare” (#15), constituyen barreras simbólicas fácilmente
identificables a la pertenencia de la élite. Los resultantes patrones
de referencia cultural son profundamente arraigadas y predictivos
de la pertenencia de “clase”. Un extraordinario énfasis de las perso-
nas participantes en la educación corrobora esto. Al igual que en el
espacio de la salud, el sistema educativo es altamente fragmentado,

377
Alice Krozer

no solo en relación a la división público-privada sino que dentro del


segmento privado, donde persiste una creencia cuasi-religiosa en
la educación como motor de movilidad social, fomentado por una
“elitización” entre las instituciones privadas que se percibe como
meritocracia accesible para todo el mundo (cuando un grado en una
universidad privada puede costar más de medio millón de pesos solo
en matrículas escolares). De hecho, las instituciones de educación
privada que atienden a las élites específicamente funcionan como
lugares de no-interacción con otros estratos. Ofrecen aplicaciones
prácticas para “otrear” que combinan los ideales meritocráticos
con las estructuras clásicas “clasistas” que llevan a “este tipo de
grupismo” (#15).

AFLUENCIA RELATIVA: RE-CENTRANDO LA DISTRIBUCIÓN


La separación espacial y social significa entonces que las élites viven
en su “propio” mundo. Sus “burbujas” exclusivas condicionan cómo
hacen sentido de la desigualdad. Más que percibir la realidad de for-
ma “errónea”, las élites parecen entender su propia realidad bastante
bien. Donde les falla es en la presunción de que la realidad para los
demás sea parecida a la suya (Khan, 2015). Aun así, ¿por qué parece
que las élites están preocupadas por la desigualdad dentro de sus
entornos más ricos que el promedio?
A pesar de que las élites perciben una estructura de desigual-
dad truncada en relación con la parte inferior de la distribución; de
hecho, sí experimentan amplias desigualdades. Solo que estas se
ven diferentes a las del resto porque ocurren adentro de una frac-
ción de la distribución que los demás rara vez logran vislumbrar. En
efecto, ni la élite ni el resto ven la imagen completa. Mientras que
las élites recortan la parte baja, los demás normalmente tienen poca
noción de cómo se ve la parte alta “desde adentro”. La particulari-
dad del marco percepcional de quienes tienen los ingresos más altos
resta en que sus contactos sociales, a pesar de no ser representativos
para la distribución de ingresos en su conjunto, representan una
amplia gama de ingresos en comparación con otros estratos socio-
económicos; simplemente porque las diferencias entre los ingresos

378
“Ojos que no ven”. ...

más altos son grandes. Eso lleva a una falta percibida de relaciones
“tan altos como el décimo decil” #2, #4), “o incluso el noveno” (#10).
Como las diferencias dentro de esta fracción alta son casi
comparables con aquellas entre la sociedad en su conjunto, gracias
a las diferencias substanciales entre un ingreso de MXN 120 000
y varios millones (como en mi muestra), los miembros de los ren-
glones bajos del universo de élite se perciben como relativamente
“pobres” en comparación con los de rangos más altos. Entre más
desigual se hace el sistema general, más fuertes se vuelven estos efec-
tos como consecuencia de la compartimentalización física y social
que define sus vidas cotidianas. Las personas participantes sí apre-
cian su calidad de vida, considerándose a sí mismas “acomodadas”
en comparación con quienes trabajan en puestos con ingresos bajos
por necesidad en vez de tener el privilegio de elegir libremente sus
actividades. Sin embargo, la extensión de pares “excepcionales” que
tienen en sus entornos desplaza los valores base de lo que constituye
un “promedio”, normaliza lo extraordinario y reorienta su ego en
relación con lo que es este nuevo “normal”. Desde su perspectiva, su
universo (desproporcionadamente rico) extiende hacia tanto más
arriba que realísticamente no pueden ubicarse a sí mismos en la
mera cima. Esto lleva a un re-centrar del universo distribucional
alrededor de la posición propia donde el extremo inferior es recor-
tado por falta de exposición a la pobreza, y el ego es resituado en el
centro gracias a una exposición desproporcionada a personas ricas,
lo cual alarga su parte alta.
La ambivalencia de sentirse divididos entre el recono-
cimiento del privilegio propio en comparación con aquellos en
posiciones peores y una consciencia de la existencia de individuos
infinitamente más ricos es una constante en los testimonios acerca
de su suerte, incluyendo a uno que se autocaracteriza como “el
pobre del grupo”:

Hay un nivel de gente muy rica que vive en otro mundo. Yo


puedo ganar bien [0,5 millones mensuales], pero nunca he
hecho dinero de verdad. No me puedo quejar de nada, tengo

379
Alice Krozer

mi patrimonio... Aun así, la vida es cara; no tengo un avión,


no tengo un yate y no me voy a alojar en el Ritz de París.
Como estos tipos que pueden decidir mañana: “vamos a
París”, agarran sus cosas y se van, ¿no? (#31).

Aunque claramente se les percibiría como ricos desde la perspectiva


del resto de la sociedad, dentro de su propio marco de referencia
están “bien”, pero no excesivamente tan bien. Las personas par-
ticipantes reconocen su posición relativamente afluente comparada
con “los pobres”. Una consecuencia de la cima aparentemente sin
límite y los estilos de vida asociadas con esta es que los estilos de
vida de los “verdaderamente” ricos se describe con asombro y a veces
incredulidad, incluso desde dentro del 1 % más alto:

Tienen sus propios aviones. Así que agarran sus cosas y di-
cen: “vamos a nuestra casa en [complejo playero mexicano]
donde tienen ocho habitaciones”. Me considero muy acomo-
dado, muy afortunado, pero nada que ver con estos tipos.
Y no estoy hablando del tipo de fortunas de [Carlos] Slim,
noooo, estoy hablando de gente que tiene 200, 300 millones
de dólares de riqueza. Yo, tengo como diez, ok (#31).

En su propio universo, muchos no se cuentan a sí mismos entre


los renglones más altos y parecen experimentar una experiencia
similar a la ansiedad de estatus (status anxiety) cuando miran a sus
amistades “ricos”, tal como se esperaría de grupos relativamente
pobres. La falta de una correlación clara entre sus percepciones y
los ingresos de los participantes reafirma que la experiencia de la
afluencia relativa no se relaciona con la posición objetiva en la dis-
tribución de ingresos (incluso dentro del 1 % más rico) que puedan
ocupar, sino que depende de las comparaciones que hacen.
Por ende, mientras que los miembros de la élite se encuentran
segregados de una gran parte de la sociedad en todos los aspectos de la
vida cotidiana, aun así, viven en ambientes muy heterogéneos de alta
desigualdad en la cima. Sus autoubicaciones, más que percepciones

380
“Ojos que no ven”. ...

erradas, reflejan una realidad dentro de este marco de referencia. Las


personas participantes claramente ocupan una escala de referencia
distinta, recentrada para sus estimaciones, donde a quienes consideran
pobres reciben ingresos alrededor de la media nacional, mientras que a
quienes se percibe como ricos se encuentran lejanos de su propio nivel
–confortable pero no extraordinario–.
La riqueza así se hace un fenómeno multidimensional, dinámico
y construido socialmente –es decir, relativo– (en analogía al reconocida-
mente multidimensional, dinámico y socialmente construido concepto
de la pobreza). El acertijo completo de las percepciones diferenciadas
de la desigualdad entonces se puede resolver en torno a una explicación
relativamente mundana: tenemos que hablar de la desigualdad como
es percibida por, más que algo que exista independientemente de un
marco de referencia. La percepción de desigualdad de una élite difiere
de aquella de los demás porque las élites habitan un mundo distinto,
pero igualmente uno lleno de desigualdades. En resumen, viven una
afluencia relativa.

CONCLUSIONES
En este capítulo se mostró que las percepciones particulares de
las élites se pueden explicar sin tener que recurrir a argumentos
basados en la manipulación o bien una diferencia intrínseca en el
carácter individual que a menudo se les atribuye a los ricos. Más
bien, las dinámicas del mundo material en el que se desenvuelven
las personas ricas tienden a diferenciarse de aquel del resto de la
gente, especialmente en contextos de mucha desigualdad y una con-
centración de riqueza en clústers espaciales. El problema es que el
entorno particular de élite erróneamente les hace tomar su mundo
(más rico) como el mundo, escondiendo efectivamente las reali-
dades de la mayoría.
Estos resultados tienen implicaciones teóricas y prácticas.
Primero, la riqueza, tal como la pobreza, es un concepto relacional
y depende de las referencias que identificamos como importantes.
Como éstas varían entre contextos, así también cambian las percep-
ciones de desigualdad. Tal vez las élites excluyan el extremo bajo

381
Alice Krozer

de la distribución de sus mapas mentales. Sin embargo, mientras


que para los demás “el 1 %” representa una caja negra, las élites de
hecho existen dentro de esta parte más desigual de la distribución.
Los miembros de la élite, al igual que las demás personas, tienden
a comparar su ingreso y posición social con su entorno más que
con la media nacional o población general. Y como ellos viven en
un mundo distinto y más rico, sus capacidades para referirse a la
sociedad en su conjunto son restringidas.
Como las percepciones son empotradas en el contexto
social particular, y las percepciones de la desigualdad –precisas
o no– se correlacionan con las preferencias redistributivas, una
redistribución directa puede parecer menos urgente cuando la
desigualdad es percibida como más baja, y soluciones indirectas
como la educación y programas de alivio a la pobreza propuestas
por los participantes pueden verse como suficientes, dejando a
los procesos documentados aquí como antagónicos a los esfuer-
zos políticos de reducir la desigualdad. Investigaciones futuras
tendrán que determinar las respuestas optimas en términos de
políticas públicas ante este panorama, las cuales necesitarán lle-
gar más allá de intervenciones informacionales, a repensar los
espacios urbanos y mejorar la distribución de la riqueza con el
fin de mejorar la interacción entre personas de diferentes estratos
socioeconómicos. Sin embargo, una primera intervención nece-
saria para enfrentar la desigualdad es la creación y diseminación
de mejor información sobre la desigualdad. En este sentido, el
presente capítulo, a través de un lente de desigualdad subjetiva,
enfocó la desigualdad vivida dentro de, y percibida desde, el seg-
mento más rico de la población mexicana. Como se mostró, su
contexto es de alta desigualdad, pero con circunstancias mate-
riales, socioculturales y espaciales muy distintas a las de la po-
blación mayoritaria. Por consiguiente, las perspectivas de las
élites mexicanas muestran particularidades que las distinguen
del resto de la población: se perciben como personas que llega-
ron a crear cierta riqueza, pero siguen sintiéndose con muchas
carencias económicas comparado con sus ‘pares’ infinitamente

382
“Ojos que no ven”. ...

más ricos. Este sesgo de la afluencia relativa influye tanto en las


soluciones limitadas propuestas por los grupos de élite para en-
frentar el problema, como en las narrativas públicas al respecto y
por ende en la construcción social de la desigualdad.

BIBLIOGRAFÍA
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Fail: The Origins of Power, Prosperity and Poverty. Nueva York:
Crown Publishing.
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EMPRESARIOS, POLÍTICOS Y DESIGUALDAD:
DISPUTAS POR LA DISTRIBUCIÓN DE LA
RIQUEZA SOCIAL EN EL MARCO DE LA
PANDEMIA POR COVID-19
Florencia Luci
Victoria Gessaghi

INTRODUCCIÓN
La crisis global del último cuarto del siglo XX redefinió los términos
de la acumulación capitalista y la integración social tanto en
Argentina como en la región. En un contexto de profundización
de las desigualdades sistémicas del capitalismo, con tasas de
concentración, patrimonialización y renta que alcanzan máxi-
mos históricos globales y regionales (Piketty, 2013; Atkinson
y Piketty, 2010), las disputas sobre el bien común y el rol del
Estado en su materialización se agudizaron. En particular, las
élites económicas se vieron exigidas a renovar sus modos de
justificar y legitimar sus posiciones de privilegio a partir de dis-
putar sentidos sobre lo común, la desigualdad y su contribución
al interés general (Serna y Bottinelli, 2018; Atria y Hernández
Aracena, 2020; Vommaro y Genè, 2018; Cárdenas, Robles-Rivera y
Martínez Vallejos, 2020; Castellani, 2018; Nercesian, 2017).

387
Florencia Luci, Victoria Gessaghi

En Argentina, la profundización de la desigualdad y la


polarización social resquebrajó la imagen de este país como
igualitario y cerró un ciclo basado en el principio de integración
del conjunto de los sectores sociales. Además, la consolidación
de los regímenes neoliberales intensificó los procesos de indi-
vidualización y mercantilización (Kessler, 2014). Lo anterior
puso en el centro de la escena una narrativa que apela a la respon-
sabilidad individual en la reproducción de las condiciones de
vida, al avance de la lógica del mercado en diversos espacios
sociales, a criterios meritocráticos de asignación y justificación
del bienestar, entre otros (Jelin, Motta y Costa, 2021).
En un momento en el cual ciertos consensos se resque-
brajan, la lucha hegemónica por imponer nuevas condiciones de
legitimación recrudece. La visibilidad de la desigualdad avivó las
disputas en torno a los principios que la legitiman; es decir, de
los criterios más o menos compartidos y capaces de convencer
a los otros de su justicia o injusticia (Dubet, 2020). Los análisis
sobre modos en que los sistemas de valor y los repertorios de
evaluación producen y sostienen la dinámica de la desigualdad
y el privilegio cobran relevancia en la región (Reygadas, 2008;
Jelin, Motta y Costa, 2021) y en el país (Canelo, 2019; Vommaro y
Gené, 2018, Landau, 2022, Nouges y Salerno, 2022).
Este texto busca aportar a dichos diálogos regionales desde
una perspectiva que analiza los modos en que las élites económi-
cas establecen la relación entre lo común y la justificación de la
desigualdad. En particular, explora el debate suscitado entre una
fracción de la élite económica (los empresarios1 industriales, agro-
pecuarios y sus corporaciones) y política ante la tentativa del gobierno
de Alberto Fernández (2019-2023) de implementar un impuesto a
las grandes fortunas (en adelante, IGF) en el marco de la pandemia
por Covid-19. Para ello, se recuperan los discursos públicos que es-
tos actores emitieron en medios de comunicación, redes sociales,

1 En adelante nos referiremos a empresarios, políticos y funcionarios utilizando


un genérico masculino dado que el 90 % de los actores involucrados en el debate y
recuperados en nuestra base de datos son hombres.

388
Empresarios, políticos y desigualdad...

charlas públicas, entre otros, 2 a lo largo del año 2020 y parte


del 2021; desde que la medida fue propuesta hasta su sanción
como Ley.3
A diferencia de otras medidas para paliar la crisis económica
y sanitaria que se anunciaron por decreto, el IGF se presentó como
un proyecto de Ley para buscar consenso. La alta conflictividad
que desencadenó la iniciativa en la élite económica explica el largo
debate público generado, desde las primeras expresiones en abril
del 2020, hasta cuando finalmente fue aprobada por el Congreso en
diciembre de ese año y reglamentada al siguiente. Pese a la crítica
virulenta de las élites, en mayo del 2021 la Administración Fiscal de
Ingresos Públicos anunció que la primera recaudación del cobro de
dicho impuesto superó los 223 000 millones de pesos provenientes
del pago del 80 % de las personas contribuyentes alcanzados por el
gravamen.4 Si bien otras iniciativas similares fueron propuestas en
la región, solo Argentina, Bolivia y Chile lograron implementar un
impuesto a las fortunas en ese periodo.5

2 Estos discursos fueron sistematizados por el Grupo de Estudios sobre Jerarquías


del Instituto Gino Germani de la UBA, con financiamiento de la ANPCyT y de la UBA.
La matriz de datos recoge discursos públicos emitidos por actores individuales y
colectivos del sector: 1) político, 2) empresarial, 3) sindical y 4) de las organizaciones
sociales; a propósito de cuatro medidas que el gobierno buscó implementar durante
la pandemia en el 2020: impuesto a las grandes fortunas, Asistencia de Emergencia
al Trabajo y la Producción, Ingreso Familiar de Emergencia y expropiación de la
cerealera Vicentín. La matriz recoge 794 entradas que representan discursos textuales
emitidos en diferentes medios públicos: diarios, revistas, radio, TV, redes sociales,
páginas oficiales, etc.
3 Ley 27605 Aporte solidario y extraordinario para ayudar a morigerar los efectos
de la pandemia. El IGF establece un “aporte solidario” por única vez que grava a las
personas con un patrimonio superior a los 200 millones de pesos (unos 2 millones de
dólares). Alcanzó a unas 12 000 personas en un país de 44 millones.
4 “Impuesto a las grandes fortunas: el 80 % lo pagó y AFIP recaudó $223.000”, El
Cronista, 2/5/2021,https://www.cronista.com/economia-politica/impuesto-grandes-
fortunas-pago-80-y-afip-recaudo-223-000-millones/
5 El impuesto a las grandes fortunas fue discutido también en Perú, Ecuador, México
y Colombia, donde no fue promulgado. En los países donde sí, su implementación fue
diversa. En Bolivia, se instaló una erogación anual del 1,4 por ciento del patrimonio
que afecta a 152 millonarios. En Chile y en Argentina el impuesto fue más alto, pero
por única vez. Sin embargo, en el primero solo alcanzó a los ultraricos, quienes
poseen más de 22 millones de dólares. Si bien la promulgación de un impuesto tal
cuenta con amplia aprobación popular fue la correlación de fuerzas parlamentarias
lo que selló su suerte en cada país. La creación del impuesto en Bolivia y en Argentina

389
Florencia Luci, Victoria Gessaghi

En esta coyuntura de fuerte discusión pública interesa inda-


gar en los principios de justificación que actores individuales y cor-
porativos del empresariado movilizaron para disputar la legitimidad
de los efectos de recaudación y redistribución de la riqueza social
que el IGF intentó proponer. Para eso, se recupera el abordaje de
François Dubet (2020) sobre los criterios comunes de justicia. Según
el sociólogo francés, en las sociedades modernas, las desigualdades
solo son aceptables en la medida en que se las considere justas o
injustas a fin de defenderlas o combatirlas y en todos los casos debe
justificárselas (2020, p. 69). Siguiendo su planteamiento conceptual,
los actores sociales movilizan criterios de justicia comunes que se
organizan y combinan de maneras heterogéneas alrededor de tres
principios: igualdad, mérito y autonomía. El primero considera in-
justas las situaciones y conductas que ponen en cuestión la igualdad
fundamental de los individuos: “debemos ser tratados como iguales
pese a las desigualdades sociales y estas son insoportables cuando
amenazan una humanidad común. Por eso las desigualdades exce-
sivas son intolerables” (Dubet, 2020, p. 71). El principio del mérito
considera justas solo aquellas desigualdades producidas en virtud del
esfuerzo, el talento y la utilidad de cada uno. Es justo recompensar
a quienes lo merecen genuinamente, mientras que las prebendas y el
privilegio deben ser castigados. Por último, los individuos pueden
apelar a un tercer principio, el de autonomía. Dubet señala que las
desigualdades no deben asociarse a una dominación excesiva, ni
poner trabas a la autonomía o la creatividad de los individuos. Debe
reconocerse la singularidad y respetarse la voluntad de actuar por
iniciativa propia.
Los principios que fundan la justicia social enfrentan, a
menudo, problemas vinculados a su carácter polisémico. Por su
parte, al referirse a ellos, los propios actores suelen considerarlos
antagónicos. Y en cada coyuntura es posible adherir a diversos prin-
cipios en tensión sin que ninguno se imponga unívocamente sobre

fue impulsada por los gobiernos nacionales con amplias mayorías parlamentarias
al momento de su sanción. En Chile, la alícuota se estableció gracias a un proyecto
legislativo opositor a un Gobierno que ya había perdido gran parte del apoyo popular.

390
Empresarios, políticos y desigualdad...

otro. Sus articulaciones asumen formas heterogéneas. Finalmente,


las críticas a uno y a otro son constantes, siendo los propios actores
quienes las elaboran una tras otra. Estos principios no son nuevos,
constituyen los fundamentos de las sociedades modernas. Es decir,
la disputa por sus definiciones presentes se realiza a partir de una
trama de sentidos configurados históricamente.
En el caso de Argentina, el clamor por la autonomía re-
cupera sentidos profundos que la tradición de pensamiento liberal
decimonónico expresó en las élites fundadoras de la nación: ideario
antipolítico, crítico del Estado, entusiasta de la sociedad civil y del
mercado (Hora, 2009). Por su parte, la meritocracia como forma
legítima de organizar la vida común se halla en los cimientos de
la Argentina moderna a partir de la figura del inmigrante europeo
que llegaba al país a principios de siglo XX con expectativas de
progreso y ascenso social. Con él también se consolidó la repre-
sentación de la Argentina igualitaria, que ingeniaba un “crisol
de razas” sin jerarquías sociales institucionalmente consagradas
capaces de definir lo común. En este periodo, la disputa por dere-
chos políticos y sociales impulsó procesos de colectivización que
ampliaron la dimensión social del Estado (Bohoslavsky y Soprano,
2010). Al profundizar sobre estos procesos a mediados del siglo
pasado, la oposición liberalismo-populismo dio forma a la dis-
cusión sobre el rol regulador y bienestarista del Estado, y a los
alcances y legitimidad de sus acciones redistributivas.
Esta trama de oposiciones se va a reeditar con sus variaciones
categoriales y especificidades políticas a lo largo de la historia argen-
tina. Estas variaciones y reapropiaciones contemporáneas las recoge
este artículo a partir de la discusión por la aplicación del IGF en
un contexto en el cual, como se señala más arriba, los procesos
de mercantilización, privatización y desigualdad convergieron en
la “hiperindividualización” de la sociedad argentina actual (Canelo,
2019, p. 26). La discusión de los sectores empresarios excede lo
meramente impositivo: la preeminencia de la ética del esfuerzo in-
dividual, la crítica a los instrumentos colectivos de ascenso social, la
exacerbación de la autonomía y el mérito como valores opuestos al

391
Florencia Luci, Victoria Gessaghi

principio de igualdad en tanto prebenda estatal. Lo que se discute,


y se busca analizar en este capítulo, son, en definitiva, las formas
de lo común, los aportes a esa construcción colectiva y los modos
legítimos de formar parte.

EL PRINCIPIO DE AUTONOMÍA O LA LIBERTAD PARA CREAR RIQUEZA


En septiembre del 2020, el Poder Legislativo se dispuso a debatir el
proyecto de ley enviado al Congreso por el Poder Ejecutivo Nacional con
vistas a sancionar un impuesto a las grandes fortunas. Este preveía
el pago del gravamen por única vez y fue presentado como un im-
puesto solidario. Desde su presentación ante la sociedad en el dis-
curso presidencial de apertura de sesiones legislativas de ese año,
la discusión sobre su legitimidad inundó redes sociales y medios de
comunicación. Los sectores que se verían afectados por la medida
no tardaron en expresar su oposición. La Asociación Empresaria
Argentina (AEA) emitió un crítico comunicado en donde expuso su
preocupación por el modo en que la aplicación del impuesto afecta-
ría al sector privado:

El camino más eficaz para generar empleos, ingresos y re-


ducir la pobreza es la movilización plena de las energías del
sector privado, es decir, permitir y estimular tanto a indi-
viduos como a pequeñas, medianas y grandes empresas a
emprender, a desarrollar nuevos proyectos, a invertir, a in-
novar y a conquistar mercados externos […] Debe además
garantizarse el derecho de propiedad y evitarse la aplicación
de impuestos confiscatorios que alejen de la Argentina a em-
presas y personas (AEA, Diario Perfil, 09 de junio del 2020).

Además, argumentó que el proyecto de ley desconocía la capacidad


de los individuos para actuar según su propia iniciativa, el impues-
to era desestimado a partir de un criterio de justicia vinculado al
principio de autonomía: el IGF introducía obstáculos a la actividad
privada y afectaba la creatividad de los individuos. La iniciativa fue
leída por algunos sectores como un avance del Estado sobre las libertades

392
Empresarios, políticos y desigualdad...

individuales. El ex presidente de la república y fundador del PRO,


el principal partido de la oposición señaló: “No se reconocen los
derechos básicos de los ciudadanos para que cada uno proyecte
su vida como quiera hacerlo, porque es el Estado el que aspira a
decidir por nosotros” (Mauricio Macri, Diario La Nación, 14 de
setiembre del 2020).
Como señala Dubet (2020), el principio de autonomía entra
en tensión con el principio de igualdad en tanto la sujeción a lo
común es percibida como un obstáculo al dinamismo económico,
al desarrollo de la singularidad de cada ser humano y, en defini-
tiva, a la libertad. En esta línea argumental, dentro del arco político
opositor se advertía sobre el riesgo de que las desigualdades se com-
batieran a partir de una excesiva regulación estatal. Los sectores
agropecuarios nucleados en las Confederaciones Rurales Argenti-
nas (CRA) se quejaban de que:

Según un informe del FMI, Argentina posee la mayor carga


tributaria de América Latina [...] y ahora con riesgo de su-
mar un impuesto más, una piedra más, a la pesada mochila
impositiva que lleva cualquier emprendedor de cualquier
sector en el país (CRA Sitio Web Oficial, 09 de julio del 2020).

La discusión sobre los tributos de las élites económicas, en espe-


cial las empresariales, es de larga data. En foros empresariales y
medios públicos, el discurso empresarial critica la fuerte presión
impositiva que ejerce el Estado argentino sobre quienes, en teoría,
son responsables de poner en marcha inversiones capaces de mover
el aparato productivo y generar riqueza social. El reclamo suma,
como si fueran equivalentes, impuestos a las personas físicas, a las
personas jurídicas y a los bienes registrables.6

6 En relación con los impuestos a las personas físicas, un individuo debe pagar
el Impuesto al valor agregado (sobre los bienes que se consumen), el impuesto a
las Ganancias (sobre el salario), Bienes personales y, en algunas jurisdicciones
provinciales, el impuesto a la Herencia. A estos gravámenes se sumaba ahora la
posibilidad de pagar el IGF.

393
Florencia Luci, Victoria Gessaghi

Sin embargo, las cifras de la OCDE muestran que el porcen-


taje de ingresos tributarios por impuestos a la renta de personas
físicas en relación con el PBI en el 2019 en Argentina era de 2 %
frente al 24,3 % de Dinamarca, al 10,3 % de EE. UU., al 9,3 %
de Francia o al 9 % del promedio de América Latina y el Caribe.
Asimismo, Argentina tiene una recaudación tributaria como por-
centaje del PBI del 28 %, inferior a Brasil (33 %), a Uruguay
(29 %), al promedio de países de la OCDE (34 %) y superior a Chile (21 %).
El promedio de la carga tributaria de la región es del 23 %
(OCDE, 2020).
La propuesta del impuesto generó una ofensiva que discutió
la legitimidad del Estado para realizar una acción recaudato-
ria concebida como un avance excesivo de lo público sobre lo
privado y sobre la propiedad privada –en una operación discur-
siva que lleva al extremo estos cuestionamientos–. Al recuperar
la tradición liberal clásica que defiende el poder liberador del
capitalismo, es decir, el supuesto de que la libertad política es
corolaria de la libertad económica (Boltanski y Chiapello, 1999),
el CEO de uno de los estudios de auditoría más importantes del
país destacó que se afectaba a la propiedad privada, resguardo de
la libertad:

La suma del impuesto sobre los bienes personales y el


de las grandes fortunas resulta confiscatoria y afecta
el derecho de propiedad […] Cuando un impuesto es
confiscatorio, aniquila la propiedad privada y destruye
la libertad que le da sustento a la democracia […] No
pueden alterarse los derechos fundamentales de los con-
tribuyentes, aunque exista una emergencia económica
(César Litvin, CEO de Lisicki, Litvin y Asociados, Revista
Forbes, 09 de enero del 2020).

A esto se le sumaría la preocupación dentro de una fracción del


arco político y empresarial por la forma en que el impuesto afec-
taría la actividad productiva. Durante los debates ocurridos en la

394
Empresarios, políticos y desigualdad...

Comisión de Presupuesto y Hacienda del Congreso de la Nación,


el diputado del PRO,7 Pablo Torelo, se dirigió a sus pares para
expresar su rechazo a la medida en tanto se volviera un obstáculo
al desarrollo económico:

Lo que sí va a hacer este impuesto es evitar que la gente


tenga trabajo. En los diarios vemos todos los días cómo se
van empresas. La inversión trae empleo, el empleo trae con-
sumo, el consumo trae reactivación, y este trae inversión,
empieza el círculo virtuoso. Nosotros hemos entrado en un
círculo que no es virtuoso. En los últimos tiempos hemos
entrado permanentemente en un círculo de poner más im-
puestos, gravar y perseguir a aquel que quiere invertir, en
nombre de los que menos tienen. Lo único que hemos he-
cho es jorobar a los que menos tienen (Canal de YouTube
Honorable Cámara de Diputados de la Nación, sesión 21 de
setiembre del 2020).

La carga impositiva que suma dicho impuesto atentaría con-


tra el lugar que le corresponde al empresariado en el desarrollo
colectivo. Emprendimiento, inversión, crecimiento del empleo
y reducción de la pobreza integran una narrativa para salir del
estancamiento. Las condiciones necesarias para generar el cli-
ma de inversión capaz de atraer capitales y sectores empresarios
dispuestos a emprender responden a las políticas clásicas que
colocan al mercado como agente autónomo de la generación de
crecimiento y al Estado como mero custodio de esa autonomía
(Luci, 2023).
En definitiva, sin desconocer la profunda desigualdad de
la sociedad argentina, estas argumentaciones señalan que la inequidad
no se puede combatir avasallando la singularidad de los indi-
viduos, su libertad individual y su consecuente contribución a

7 El bloque del PRO reúne a 50 legisladores y representa la primera minoría en


el Congreso. Está integrado por el PRO y otras fracciones partidarias opositoras de
centro derecha aliadas.

395
Florencia Luci, Victoria Gessaghi

la sociedad a partir de su iniciativa. El principio de autonomía


promueve la libertad económica, el desarrollo de la propiedad
privada y su derrame sobre el bien común.

EL MÉRITO COMO COMBUSTIBLE DE LA SOCIEDAD


El 19 de septiembre del 2020, sectores opuestos al Gobierno na-
cional se concentraron en el centro porteño y en otras ciudades del
país. En medio de las restricciones a la circulación, la quinta mani-
festación nacional desde el inicio de la pandemia levantó consignas
heterogéneas en defensa de la República, el rechazo a la “cuaren-
tena eterna” y a la gestión sanitaria y económica del Gobierno.
En ocasión de lo que fue leído como una gran convoca-
toria opositora, la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, publicó
un rotundo comunicado en sus redes sociales. Allí felicitó la par-
ticipación ciudadana y aprovechó la oportunidad para responderle
al presidente, quien, unos días antes, había puesto en cuestión el
valor del mérito.

Mucho se habló del mérito esta semana. Si para el presi-


dente Fernández vale lo mismo romperse el alma que no
hacerlo, sepan que para mí no. Creo que el sacrificio es el
combustible que necesitamos como sociedad para sacar al
país adelante (Página personal de Facebook, 19 de septiem-
bre del 2020).

Los dichos del presidente que menciona Bullrich confrontaban, justa-


mente, con la idea de mérito al oponer el principio de la igualdad como
una base común de oportunidades. Durante un acto donde anunció di-
versas obras públicas, Alberto Fernández había sostenido que:

Lo que nos hace evolucionar o crecer no es verdad que


sea el mérito, como nos han hecho creer en los últimos
años. El más tonto de los ricos tiene más posibilidades
que el más inteligente de los pobres. Mientras eso ocurra,
no podemos estar tranquilos con nuestra conciencia. [...]

396
Empresarios, políticos y desigualdad...

Las mejores sociedades son las que, precisamente, a todos


les dan la oportunidad de desarrollarse (Diario Infobae,
15 de setiembre del 2020).

El intercambio entre Bullrich y el presidente recoge buena parte de


la discusión pública entre políticos, funcionarios y empresarios en
torno al IGF. Esta discusión retoma la sedimentación de sentidos
históricos heterogéneos y en disputa: el mérito de las generaciones de
principios del siglo XX, que llegaban a una tierra de oportunidades
abiertas para todos, se contrapone a una noción contemporánea que,
hilvanada al calor de los procesos de individuación y competencia de
las últimas décadas, pone en escena las posibilidades desiguales de
responder a la exigencia moral y práctica del mérito en sociedades
fragmentadas y polarizadas. Los sectores empresarios impugnaron
fuertemente un tributo que, entendían, cuestionaba los valores del
mérito y el esfuerzo individual como base moral de la sociedad y,
en particular, como el criterio para producir y distribuir la riqueza
socialmente producida.

Siempre hemos confiado en el esfuerzo, la perseverancia,


la educación, el riesgo, la innovación y el mérito como
elementos dinamizadores de la vida en sociedad. Lo
aprendimos de nuestros abuelos y lo visualizamos en su
ejemplo de dedicación y sacrificio […] No hay sociedades
quietas y uniformes, hay distintas capacidades personales
y es precisamente el mérito, como conglomerado de otros
principios, lo que permite el crecimiento individual de las
personas. Abundan los ejemplos en las sociedades moder-
nas; no es igualando hacia abajo en donde las personas
se desarrollan y crecen, no hay sociedades que progresen
en base a una igualdad artificial, sino en la capacidad,
el esfuerzo y la voluntad de progreso de cada individuo
(Gustavo Hani, presidente de la Federación Argentina de
Asociaciones de Empresas de Viajes y Turismo, Radio 10
AM 710, 27 de julio del 2020).

397
Florencia Luci, Victoria Gessaghi

La idea de que el esfuerzo y el progreso individual son la


base del crecimiento colectivo es una de las narrativas culturales
más extendidas (Illouz, 2010). El individuo virtuoso se vuelve artí-
fice y partícipe del bienestar general: su sacrificio, su trabajo, su
esfuerzo, no solo lo alcanza a él, sino que se derrama a toda la socie-
dad. Por oposición, la igualdad que no nace de las capacidades y de
la voluntad de progresar, sino que es producida por el Estado, sería
artificiosa en tanto no proviene del orden natural de las cosas, sino
de la intervención política. En la disputa pública, la jerarquización
de una Argentina emprendedora, creyente del valor del trabajo y el
mérito se opone a un modelo de país que amplía la acción del Es-
tado como sostén de la vida colectiva y elemento de igualación.
De acuerdo con estas interpretaciones, la asistencia, asociada a
la política populista que propone transferencias a los sectores más
necesitados, genera una “igualdad artificial” y conlleva el riesgo de la
aniquilación de las inquietudes individuales, la búsqueda de la auto
superación, el emprendimiento y la actitud de crear cosas nuevas.

El impuesto es cuidar a los sectores vulnerables, está bien.


Pero es preferible generar las condiciones para que esos
sectores vulnerables consigan trabajos y dejen de vivir del
asistencialismo del Estado […] La solución es generar las
condiciones para crear cada vez más empresarios que quieran
arriesgar, invertir y crear nuevas fuentes de trabajo (Mario
Grinman, secretario general de la Cámara Argentina de
Comercio, Radio Cítrica, 04 de octubre del 2020).

Si bien existe cierto rechazo generalizado a la híper riqueza y a la


gran pobreza, el combate contra la desigualdad debe articular crite-
rios asociados a la meritocracia. Desde el punto de vista del mérito,
la promoción de la igualdad deviene prebenda, un obstáculo que de-
salienta la inversión y el desarrollo. Una genuina sociedad igualitaria
se generaría primordialmente con base en el trabajo, el esfuerzo y
la utilidad. Éste sería el legitimador de la riqueza. Durante el debate
respecto a los alcances del IGF, las CRA señalaban en su cuenta

398
Empresarios, políticos y desigualdad...

de Twitter que “solo es posible multiplicar la riqueza favore-


ciendo la posibilidad de generar recursos a través del trabajo
y no destruyendo los capitales productivos” (@CRAprensa, 15 de
setiembre del 2020). Las representaciones de los poseedores de
grandes fortunas como agentes que generan trabajo se combinan
con evaluaciones morales respecto de las formas adecuadas para
generar ganancias: “hay que hacer la distinción del que tiene el
patrimonio “timbeando” y el que tiene el patrimonio produciendo,
generando empleo, pagando salarios”, decía Sergio Massa, presi-
dente de la Cámara de Diputados y miembro de la coalición de go-
bierno nacional en un programa de televisión, “hacer la distinción
respecto de quién la tiene acá y quién la tiene afuera. O sea, quién
confía en el país y quién además no desconfía en el país” (Canal de
YouTube de C5N, 15 de abril del 2020).
En el mismo sentido, un miembro de la Unión Industrial
Argentina (UIA) distinguía el dinero obtenido “generando trabajo” y
quienes crean ganancias a partir de la renta financiera:

Yo entiendo que pagar sobre empresas radicadas en el país


que generan mano de obra permanentemente no es justo.
Pagar sobre los plazos fijos o los ahorros de la gente en el
exterior me parece justo […] Si se gravan los bienes y los
depósitos de los argentinos en el mundo, ese es un verda-
dero impuesto a la riqueza. Si se gravan las acciones de los
argentinos con empresas en el país y que generan mano de
obra, no me parece que a esa gente se la incentive a seguir
invirtiendo (Miguel Rodríguez, Comité Ejecutivo de la UIA,
No Pasa Nada en FM 95.5, 27 de setiembre del 2020).

Esta jerarquización entre el “capital productivo” proveniente de las


fábricas y “el capital financiero” y especulativo refuerzan la represen-
tación de los poseedores de grandes fortunas como individuos meri-
torios que crean trabajo y contribuyen al bienestar general. Son, en
definitiva, e invisibilizando completamente la participación de los tra-
bajadores en la generación de riqueza, el combustible de la sociedad.

399
Florencia Luci, Victoria Gessaghi

LA IGUALDAD O LA INJUSTICIA DE DIFERENCIAR A QUIENES


MÁS TIENEN
El último de los criterios de justicia comunes puesto en evidencia en
la discusión sobre el IGF es el de la igualdad. Son injustas las situa-
ciones y conductas que ponen en cuestión la igualdad fundamental
de los individuos (Dubet, 2022).
Este principio se enfrenta cotidianamente a la necesidad
de definir quiénes pertenecen al círculo de la igualdad y trazar
sus fronteras. Si en otras discusiones acerca de los merecedores
de políticas se cuestionó, como en el caso del Ingreso Familiar
de Emergencia, 8 el alcance a personas trabajadoras con na-
cionalidad extranjera, en el caso del impuesto a las grandes for-
tunas la impugnación se produjo al plantear que la ley afectaba a
“los sectores empresarios” (y no a todas las personas poseedoras
de determinada fortuna). Mediante diversas operaciones discursi-
vas, estos aparecían como los únicos destinatarios del impuesto.
Transformaron al individuo alcanzado por el impuesto (los ricos)
en un sector afectado, dedicado a producir (Gessaghi, 2022). Si
la riqueza extrema resulta difícil de defender, la representación
de los poseedores de grandes fortunas como un grupo dentro del
campo de la producción abre un espacio de igualdad en donde
resulta inadmisible diferenciar contribuyentes. La Cámara Argen-
tina de Inmobiliarias Rurales (CAIR) emitió un comunicado en el
que consideraron improcedente que se “diferencie” a los empresa-
rios del conjunto de los argentinos:

“El esfuerzo posible y concreto para mitigar los efectos de


esta pandemia tiene que salir del conjunto de los argenti-
nos y no solamente de un sector. El castigo a quien mayor
tributa, conforme su capacidad, no es aceptable” (CAIR Sitio
Web Oficial, 09 de noviembre del 2020).

8 El Ingreso Familiar de Emergencia fue otra de las medidas impulsadas por el


Gobierno en el marco de la pandemia destinada a las personas trabajadoras más
desprotegidas.

400
Empresarios, políticos y desigualdad...

La operación discursiva que busca reemplazar el aporte “vinculado


a los patrimonios de las personas humanas”, como figura en la letra
de la Ley, por “empresarios” habilita una cadena de impugnaciones.
Por un lado, permite articular el principio de igualdad –que no se
distinga a los empresarios y se los castigue– con el de autonomía
que mencionamos más arriba, haciendo alusión al rol de la activi-
dad empresarial en el desarrollo económico y el bienestar general:
“es injusto que en esta situación endeble se grave a los empresarios
que pueden ayudar a reactivar la economía” (Mario Pergolini, di-
rector de Radio Vorterix, Diario El Cronista, 14 de abril del 2020).
Por otro lado, permite el ejercicio de simetrización de agentes
diferentes. El “empresariado” es igual al resto de los trabajadores:
“En vez de sacarle más plata a los empresarios, el Estado debería
ver cómo emparejar el juego entre empleadores y empleados para
que funcione todo esto y así encontramos un camino para nuevas
leyes laborales” (ibídem).
Esta igualación de agentes con un evidente peso desigual
en la estructura social remite a la disputa clásica, aunque siempre
renovada que busca equiparar los dos polos de la relación capital
trabajo. En este caso, como señaló en una entrevista televisiva el
empresario PyME Gustavo Lazzari: es el trabajo el que iguala. Ricos
o pobres, asalariados, informales o capitalistas, los trabajadores son
todos iguales y en función del principio de sujeción a lo común, el
impuesto deviene ilegítimo:

El único privilegiado es el que no labura, a la gente a quienes


se refiere este impuesto trabajó y ganó guita [...] el impues-
to va a quedar. Hoy le agarra al tipo de 3 apellidos, el año
que viene a los de 2, y después le agarra a los “Pérez”,9 a los
“González” y a todos los “Carlitos” que van a terminar tributando
este impuesto (Programa Terapia de Noticias, Canal de You-
Tube de La Nación, 25 de setiembre del 2020).

9 Pérez y González son apellidos habituales en la Argentina. Junto con la mención


a Carlitos la expresión refiere a que el impuesto va a llegar a los contribuyentes
menores.

401
Florencia Luci, Victoria Gessaghi

La segunda operación que emerge de esta trama de senti-


dos en disputa implica un intento de reparar la desigualdad a partir
de la solidaridad. Las voces del oficialismo esgrimen argumentos
que asocian la producción de igualdad con una actitud solidaria,
recuperando sentidos fuertemente arraigados en el ideario del par-
tido Justicialista fundado por Juan Domingo Perón: “Siempre hay
que pedirle esfuerzo a los que tienen para los que menos tienen,
eso es solidaridad, eso es igualdad” (Juan Zabaleta, Intendente de
Hurlingham, Revolución Popular Noticias, Canal de YouTube, 09 de
diciembre del 2020).
Este llamado a la solidaridad es justificado a partir de un
conjunto de valores que asocian el aporte solidario, el altruismo y la
ética social como modo de compensar el peso de la pandemia sobre
los estratos más vulnerables. Como señala en una nota firmada de
su puño Hugo Yaski, dirigente gremial y diputado por el oficialismo:

Se trata de que aquellos que poseen fortunas personales


hagan ese aporte solidario, para que el país donde ellos
construyeron sus grandes fortunas pueda enfrentar y salir a
flote de esta situación tan difícil en la que estamos [...] que
no sean los más pobres los que siempre paguen el mayor
peso de la crisis. [...] Es una iniciativa que tiene que con-
tar con el apoyo de todos los bloques, porque está pensada
desde una concepción altruista, desde una ética social soli-
daria (El cohete a la luna, 30 de agosto del 2020).

La apelación a la solidaridad colectiva se legitima, también, en la emula-


ción de una medida adoptada en varios países del mundo. Entrevistado
en un programa televisivo, el presidente de la Nación señalaba que:

Cuando en el mes de mayo hicimos la reunión del G20, este


tema fue planteado y prácticamente todos estuvieron de acuer-
do con la idea de que se ponga un aporte extraordinario a
las grandes fortunas por un criterio de solidaridad porque
la economía se destruyó en todo el mundo. Es un aporte

402
Empresarios, políticos y desigualdad...

extraordinario que deberían hacerlo con un criterio de


solidaridad. Uno lo escucha a Bill Gates... a la heredera de
Disney... escucha a las grandes fortunas del mundo. Carlos
Slim es una de las fortunas más grandes del mundo y ha sido
el que ha financiado la vacuna de Oxford y Astrazeneca. Me
cuesta entender esta reacción (Sobredosis de TV, Canal de
YouTube C5N, 29 de agosto del 2020)

La reacción a la que alude el presidente se comprende en una tra-


ma que recoge un sentido histórico y uno coyuntural. La discusión
histórica recupera la negativa a avalar un impuesto que lee este tipo
de tributos como un avance excesivo del Estado sobre la autonomía
que concede la propiedad privada, y las consecuencias morales que
se derivan de un sistema social basado en esas premisas. Desde este
principio de igualdad, la autonomía es vista como un ensalzamiento
del individualismo y las diferencias que amenazan la construcción
de lo común, la solidaridad a lo colectivo (Dubet, 2022). La discusión
coyuntural repone esta trama en las disputas políticas domésticas.
El diputado opositor de Juntos por el Cambio, principal
coalición opositora, Luis Naidendorf, cuestiona al gobierno el em-
bate que supone el impuesto contra los empresarios: “esta idea de
los empresarios, que son aquellos que deberían aprender a ceder,
a ganar menos y tener mayor solidaridad. Siempre se construyen
relatos buscando enemigos”. Activando la disputa en términos que
oponen “empresa-libre mercado-desarrollo” versus “Estado-impuestos-
populismo”, la solidaridad vuelve a provocar la simetrización a partir
de la demanda de “solidaridades compartidas”:

En un contexto de crisis como la que vivimos yo te diría que


tenemos que avanzar con solidaridades compartidas. No se
puede avanzar en un impuesto a un sector determinado cuando
la política no da el ejemplo. No se puede con un doble dis-
curso, como lo hace el presidente, exigir comportamiento
y contención del empleo al empresariado cuando el Estado
está ausente (Diario Infobae, 18 de abril del 2020).

403
Florencia Luci, Victoria Gessaghi

La igualdad como una construcción solidaria que declina en los sec-


tores más pudientes habilita este tipo de simetrías que cuestionan
las diferenciaciones en la construcción de lo común. Como señala el
diputado de Juntos por el Cambio Alberto Assef: “Por ahí, la solidari-
dad no es exprimir a los que tienen más plata, sino la solidaridad
es estimular a los que tienen más plata o algún ahorro, lo invierten
y generan trabajo y actividad. Son dos miradas de la solidaridad”
(Radio Noticias Urbanas FM 95.5, 09 de enero del 2020).
Aporte solidario, concepción altruista, ética social solidaria,
forjan una idea de igualdad que, a la vez, puede ser percibida como
conformismo, aniquiladora del mérito o de la autonomía. Quienes
apelan a ese principio se oponen al “egoísmo”, a los “individualis-
mos” y contribuyen a reforzar una crítica a la desigualdad desde
evaluaciones morales de los individuos y sus acciones. En este sen-
tido, tanto la simetrización como la apelación a la solidaridad se
apartan de la discusión en torno de la redistribución de la riqueza y
de las condiciones que generan la desigualdad.

CONCLUSIONES
Las propuestas de implementar un impuesto a las grandes fortunas
para contribuir a paliar la desigualdad que profundizó la pandemia
movilizó una discusión pública en todos los países del globo. En
Argentina, políticos y empresarios repusieron argumentos que dis-
cuten o avalan la medida en términos de su justicia distributiva.
Estos discursos recogieron sentidos históricamente construidos pero
que invocan elementos generales de la justificación de la desigualdad
en las sociedades modernas.
En los últimos años, los estudios sobre las élites reflorecieron en
la región (Cárdenas, 2020). Dentro de esta agenda de investigaciones,
los análisis sobre las formas de legitimación de las desigualdades y el
privilegio apuntan a mostrar los modos en que las élites económicas
disputan en diferentes arenas públicas (foros corporativos, medios
de comunicación, asambleas legislativas) sentidos que destacan su
aporte a lo común y buscan incidir en pos de ello en ámbitos diver-
sos (regulaciones impositivas, legislación). Este capítulo buscó

404
Empresarios, políticos y desigualdad...

reponer esa disputa de sentidos por instalar definiciones justas


sobre los modos genuinos de concebir una sociedad pujante, en
la que las desigualdades y los privilegios se sostienen y explican
en justas razones. Esos criterios de justicia responden a sentidos
generales de la modernidad, aunque tamizados por la historia
local. Las ideas generales de mérito, igualdad y autonomía registran
declinaciones singulares en las particularidades nacionales a la
vez que dan cuenta de debates que se producen y tienen profunda
relevancia en toda la región: el rol de los Estados en la promoción
de la igualdad, la superación individual en contraste con la segu-
ridad institucionalizada, la mercantilización de las condiciones de
vida, las posibilidades amplificadas de acaparación de las élites
(Oxfam, 2020).
Este capítulo buscó aportar a esos debates con el fin de construir
conocimiento sobre los modos específicos, situados, en que las élites
económicas disputan formas de clasificación y ordenamiento social
que, lejos de ser accesorias o epifenoménicas, participan de la con-
figuración de la dinámica de la desigualdad y el privilegio (Reyga-
das, 2008).El texto muestra que los rechazos a la aplicación de un
impuesto a las grandes fortunas impugnaron la igualación artificial
contraria al mérito en tanto protección indebida que atenta contra la
iniciativa y la creatividad de empresarios y de trabajadores. El em-
presariado y sus voceros en las cámaras legislativas cuestionaron
el impuesto tanto en términos del avance sobre la autonomía de los
individuos –privados de ejercer su plena libertad y propiedad para
el desarrollo creativo de proyectos productivos–, como en cuanto al
principio del mérito. El mérito de dar trabajo que asumen los em-
presarios los posiciona como agentes que, en virtud del ejercicio de
su libre autonomía, intervienen directamente sobre el bien común y
devienen el motor de desarrollo del país. Estas posturas invocaron
también el principio de igualdad para rechazar el impuesto: enfun-
dados en el traje de empresarios que dan trabajo y generan de-
sarrollo, los ricos alcanzados por el impuesto se presentaron como
un sector dentro del proceso productivo que no debería ser tratado
de forma diferente a otros sectores, en especial trabajadores y elencos

405
Florencia Luci, Victoria Gessaghi

políticos. Una argumentación que tomó fuerza en la región cuando


las élites económicas buscaron hacer frente a los “gobiernos pro-
gresistas” que repusieron el valor del Estado luego de la hegemonía
neoliberal (Grassi y Hinze, 2018). Quienes apoyaron la propuesta la
leyeron como un aporte solidario en pos de lograr una mayor igual-
dad social en un marco de crisis. Criticaron el individualismo ego-
ísta de quienes amasan fortunas apoyados en el aliento a la libertad
y la meritocracia en sociedades donde las condiciones de partida no
aseguran un piso común, y destacaron la necesidad de un esfuerzo
altruista de los que más tienen hacia los sectores más vulnerables.
Esta última postura se impuso en el Congreso argentino y el
impuesto entró en vigor en el año 2021. Sin embargo, la magnitud
de la disputa que se generó en torno de los principios que justifican
una cierta distribución de la riqueza revelan la importancia de analizar
los modos contemporáneos de legitimación de la desigualdad. En
efecto, si bien la sanción de la norma implicó un avance en términos
de lograr una mayor redistribución, los consensos sobre su justicia
están lejos de ser homogéneos y mucho menos compartidos. Echar
luz sobre los regímenes de justicia divergentes que sectores sociales
movilizan para pensar lo común –la sociedad que se aspira a
construir, la noción de bien común que la ordena y los modos váli-
dos de formar parte– repone el compromiso de las ciencias sociales
en la construcción de consensos que nos permitan vivir en socie-
dades más justas.

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408
HACIA ARRIBA, A LOS LADOS
(Y HACIA ADENTRO)
UNA PROPUESTA METODOLÓGICA PARA EL
ESTUDIO DE ÉLITES
Alejandra Colom

INTRODUCCIÓN
El llamado a estudiar las élites1 desde la antropología no es nuevo.
En 1969, la profesora Laura Nader publicó un artículo titulado “Up
the Anthropologist: Perspectives Gained from Studying Up”, en don-
de subraya la importancia de estudiar las estructuras de poder y el
ejercicio de este en las sociedades a las que pertenecen las personas
antropólogas. Sus argumentos abarcan desde la relevancia teórica
de estudiar a las élites, hasta sus aplicaciones prácticas y políticas.
Aunque Nader se refiere a los Estados Unidos de los años sesenta y
setenta, las premisas propuestas son válidas para la América Latina
de hoy en día. Ente otras, ella menciona cómo la calidad de vida de
la ciudadanía depende de si se logra entender cómo funcionan las

1 En este capítulo se emplea el término “élites” para referirse a grupos


contemporáneos que gozan de ventajas versus el resto de la población y que detentan
poder de decisión y acción sobre el resto de las personas habitantes en un
territorio. El abordaje metodológico descrito ha sido empleado, sobre todo, para
casos de élites políticas o económicas, así como para periodistas y profesionales
en comunicación populares entre la población como influyentes en la percepción
de las realidades nacionales.

409
Alejandra Colom

estructuras de control institucional y las consecuencias de actuar o


no ante la evidencia expuesta. Sus argumentos son similares a los
que postula la politóloga e historiadora Marta Elena Casaús, pionera
de los estudios de élites y poder en Guatemala.
Casaús (2010), quien aborda el tema desde el estudio de re-
des familiares, coincide con Nader en la relevancia de estudiar las
élites y el poder para comprender cómo estas sostienen el control a
través de las generaciones y sus consecuencias, incluyendo su impac-
to en “las reglas del juego, no solo en lo económico, también en lo
político, social y cultural” (entrevista a Casaús Arzú en Marroquín,
2019, p. 130). Aunque las experiencias principales que informan
este capítulo vienen de Guatemala, las pautas metodológicas pro-
puestas son relevantes para el resto de la región. En los países
latinoamericanos, constantemente se da una mirada a los otros
para imaginar, anticipar o advertir sobre lo que podría ocurrir.
“Volverse Nicaragua” o “Volverse Venezuela” son frases comunes
que cobran significados diversos según el posicionamiento político
de las personas interlocutoras que los utilicen. Sin embargo, tam-
bién son atajos cognitivos lo suficientemente compartidos como
para ser referentes de contraste cotidiano. Así como ciertos países
se usan de “advertencia”, otros han representado referencias as-
piracionales históricas. “El ejemplo de Chile”, empleado de forma
aspiracional por segmentos de las élites en varios países, o la popu-
laridad de algunos expresidentes latinoamericanos en los círculos
de conferencias regionales, apuntan a la importancia del lugar que
la política, las políticas públicas y el rol de las élites empresariales
de ciertos países de América Latina ocupan en los análisis aca-
démicos y laicos cotidianos.
Los capítulos incluidos en este libro constituyen un ejem-
plo de cómo los abordajes metodológicos en otros países pueden
servir de insumos y puntos de reflexión para quienes se dedican a
la investigación en esta parte del mundo. Estudiar “hacia arriba y
hacia los lados” exige revisar el abordaje metodológico investigativo
en ciencias sociales, desde los protocolos hasta cómo se piensan las
audiencias de los resultados.

410
Hacia arriba, a los lados (y hacia adentro)...

En este capítulo, “protocolo de investigación” se refiere al


plan completo de trabajo, desde su justificación, la o las preguntas
de investigación o hipótesis, la descripción de las personas partici-
pantes, la metodología, la estrategia de triangulación, los riesgos
anticipados, el cronograma, la metodología y códigos de análisis y
el plan de redacción de resultados. Contar con un protocolo o plan
explícito permitirá mantener la consistencia teórica, metodológica
y ética durante todo el proceso. Diseñar el protocolo requiere pre-
guntarse “¿quién nos leerá?”, pues esta recuerda que la importancia
de aprender el lenguaje de las personas participantes en los estu-
dios no termina necesariamente al concluir el trabajo de campo.
La intención del texto, las audiencias esperadas y las acciones que
se esperen provocar también representan decisiones importantes.
El trabajo antropológico requiere, en primera instancia, conocer el
contexto y el lenguaje de las personas participantes, traducir este
lenguaje durante el análisis y, por último, interpretar los datos y pre-
sentarlos en un lenguaje comprensible para la audiencia (Agar, 2013,
p. 172). Por ejemplo, para el estudio “En la toma de conciencia está
la primera posibilidad de cambio” (Colom, 2018), la fundación que
las personas comisionó el estudio seleccionó a las personas partici-
pantes, pues la persona encargada tenía interés en profundizar en el
modelo cultural de sus pares. Se redactó con las élites empresariales
guatemaltecas como principal audiencia, por lo que las reflexiones
finales estuvieron a cargo de la fundación que comisionó el estudio,
la cual también se hizo cargo de su distribución y actividades de
análisis posteriores. El objetivo explícito era hacer un llamado a la
reflexión interna y proveer de insumos para la toma de decisiones
de la misma élite. Por esa razón, se preservó el lenguaje tal como lo
emplearon las personas participantes, tanto para la codificación de
resultados como para su presentación.
La segunda experiencia de la que parte este capítulo, “Disi-
dencia y Disciplina” (Colom, 2021), se escribió con una audiencia
más amplia en mente y como un recuento que provocara la reflexión
sobre la crisis política y social a raíz de las investigaciones de la Co-
misión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG)

411
Alejandra Colom

y su subsecuente salida del país. Esto requirió, por lo tanto, una


estrategia distinta para encontrar a las personas participantes,
incorporar fuentes de información adicionales y referencias que
contextualizaran el estudio y el periodo histórico al que se refería.
Existen diferentes abordajes antropológicos y desde las
ciencias sociales para el estudio de las élites. Este capítulo, sin
embargo, se enfoca en la perspectiva émic2 y el abordaje cognitivo
antropológico, que parte de conocer el punto de vista de las élites
sobre los temas que preocupan a nuestras disciplinas. Este enfoque
requiere tener el mayor acceso posible a sus ideas y espacios co-
tidianos. En cuanto a su relación con otros estudios de élites, este
encaja en las categorías que Codato (2015, p. 15) denomina “surveys
sobre valores y actitudes de grupos de élite ante temas precisos” e
“investigaciones sobre interacciones entre grupos y sus grados de
competencia e integración”. El capítulo ejemplifica aprendizajes so-
bre la metodología para el estudio de élites empresariales y políticas,
incluyendo los desafíos y oportunidades que la era de las redes so-
ciales y la conectividad virtual otorgan.
Se enfatiza el abordaje desde la antropología cognitiva pues
esta se enfoca en las ideas e imaginarios y busca identificar modelos
mentales comunes intra y entre grupos. Los estudios de base cognitiva
evitan usar las categorías externas existentes sobre las élites empre-
sariales, las teorías sociológicas o económicas con lecturas desde
afuera, o étic. La metodología sigue la tradición según la cual los
grupos comparten una visión del mundo aprendida e internalizada
a través de la convivencia, usándola implícitamente para entender
y organizar sus experiencias (Quinn, 2005, p. 2). Por esta razón, las
entrevistas son semiestructuradas e incorporan metáforas y símiles
usados por las personas participantes. Una buena entrevista es la
que se “siente” como una conversación, guiada por quien participa y
con pocas intervenciones de quien entrevista, con el fin de comprender

2 El término “émic” se refiere a ver el mundo desde la perspectiva del otro con
el fin de entender las categorías e ideas que las personas utilizan en su vida diaria.
La postura opuesta se denomina “étic” y corresponde a las descripciones de quien
observa y el uso de las categorías de quienes realizan el estudio (Dressler, 2015).

412
Hacia arriba, a los lados (y hacia adentro)...

cómo las personas participantes nombran los fenómenos, agrupan


los diferentes temas, y cómo se vinculan con los hechos históricos y
las experiencias personales.
El abordaje cognitivo se extiende a la codificación y al
análisis. El análisis cultural del discurso permite acercarse a los
conocimientos tácitos o implícitos de un grupo. En otras palabras,
a esos conocimientos que en la cotidianidad son “transparentes” y
solo se visualizan después de un esfuerzo consciente de capturar-
los en el habla y plasmarlos por escrito (Quinn, 2005, p. 3). Este
abordaje complementa aquellos enfoques materialistas y de análisis
crítico, o las encuestas cuantitativas que caracterizan a los estudios
sociológicos y económicos. Esta propuesta hace énfasis en la cultu-
ra como todo aquello que es tácito, asumido, invisible y compartido
por un grupo de personas. Desde ese filtro se manejan expectati-
vas, se razona y relaciona con la historia (Quinn, 2005, p. 4).
Estos modelos implícitos, entonces, se hacen visibles mediante el
discurso o el “habla”. En este capítulo, por “discurso” se entiende
todo aquello que es dicho o hablado; es decir, se despoja al término
de su carga política o ideológica para entenderlo simplemente como
habla, ya sea en su forma oral o escrita.
Desde la perspectiva cognitiva antropológica, las inconsisten-
cias o contradicciones dentro del discurso son totalmente normales,
pues las personas se mueven entre varios grupos y aun a lo interno
de estos las experiencias nunca son idénticas (Quinn, 2005, p. 5).
Por ejemplo, una persona que participa de forma activa en una
comunidad religiosa puede moverse entre dos modelos distintos
respecto a si es correcto o no contribuir económicamente a causas
sociales. O bien, una persona con estudios en el extranjero puede
que haya incorporado a su visión del mundo elementos adquiridos
de sus profesores y pares, encuentre contradicciones con el discurso
empresarial promovido por las asociaciones a la donde pertenece.
Las contradicciones pueden también hallarse entre lo conversado
en privado y con grupos cercanos, y el discurso “oficial” de las or-
ganizaciones a las que forman parte las personas participantes,
ejemplificado en los comunicados, artículos, etc. Por esta razón resulta

413
Alejandra Colom

importante triangular la información obtenida en las entrevistas


con otras fuentes como comunicados, columnas de opinión y co-
mentarios en redes sociales.
A continuación, se describen los pasos metodológicos para
estudiar las élites. Cabe resaltar que las bases son las mismas de
cualquier estudio antropológico, es decir, desde protocolos éticos,
culturalmente pertinentes, respetuosos de la confidencialidad y
honestos sobre su intencionalidad. Sin embargo, como lo señala
Nader (1969), el estudiarlas también replantea importantes pre-
guntas de posicionamiento para las personas investigadoras, pues
invierte las dinámicas tradicionales de los estudios etnográficos en
los que la persona especialista en antropología tiende a acercarse
con una cuota de poder mayor que la de quienes participantes.
Esta inversión de poder propone retos distintos respecto al acceso
a las comunidades que se pretenden estudiar. Los guardianes de las
comunidades o “gatekeepers” son diferentes a los empleados
tradicionalmente para lograr entablar vínculos de investigación.
Estas y otras características de discuten en las siguientes secciones.

ELEGIR UN ABORDAJE CUALITATIVO


Los abordajes cualitativos y émic son apropiados cuando un tema
es nuevo o poco estudiado, o cuando se quiere conocer la interpre-
tación de hechos, eventos, posicionamientos públicos y decisiones
desde adentro. En otras palabras, cuando se desea conocer el “por
qué”, los trenes de pensamiento que llevan a acciones y decisiones, y
no solo el “qué”. Complementan estudios cuantitativos que abarcan
muestras lo suficientemente amplias como para identificar patrones
y correlaciones representativas, sobre todo en casos como los estu-
dios de élites, en donde a menudo se requieren muestras de porte
medio (Serna, 2019, p. 15).
Antes de elaborar la guía de entrevista y elegir a las personas
participantes, es necesario tener claridad sobre la o las preguntas de
investigación que se desean responder o la hipótesis por explorar.
Asimismo, es importante recordar que la investigación antropológi-
ca mostrará patrones, tendencias y explicaciones pocas veces

414
Hacia arriba, a los lados (y hacia adentro)...

cuantificables (Agar, 2013) y, sin embargo, ilustran procesos e ideas


que la audiencia identificará como representativa o ilustrativa si se
logra transmitir el contexto y la intencionalidad de quienes partici-
pan (Agar, 2013, pp. 158-159). Las preguntas de investigación como
“¿qué lleva a las élites empresariales a participar en la política na-
cional?” (Colom, 2018) o “¿cuáles mecanismos emplean las élites
para castigar el disenso?” (Colom, 2019) se construyen desde la ob-
servación sistemática de los fenómenos sociales, las conversaciones
con personas dentro o vinculadas a los grupos, o la identificación
de brechas analíticas de eventos contemporáneos. Antes de elegir a
quiénes se invitará a participar, es necesario, como en cualquier otra
investigación, leer fuentes secundarias que permitan conocer mejor
a quienes se entrevistará y su mundo. Comprender y situarse en
el contexto de las personas participantes requiere entender lo más
posible su lenguaje, incluyendo los modismos, metáforas, lenguaje
corporal, etc. (Agar, 2013, p. 160), elementos que no son de impor-
tancia para los estudios cuantitativos. Por eso, cuando las dinámi-
cas con las personas participantes lo permiten, es recomendable
aplicar elementos de la teoría fundamentada3 a lo largo del pro-
ceso (LeCompte y Schensul, 1999, pp. 219-220; Emerson, 2001;
Charmaz, 2001, p. 335), consultando a personas de las mismas élites
o cercanas a ellas, sobre fuentes de información relevantes y útiles,
potenciales participantes, planteamiento de los temas a abordar y,
más adelante, la configuración de las preguntas y su validación. Este
abordaje se asemeja al método “reputacional” que combina acuñar
una lista a partir de posiciones formales detentadas en una comu-
nidad con someter esta lista a especialistas para que la comenten,
prioricen y sugieran a quiénes incluir (Codato, 2015, pp. 17, 24), con
el fin de tomar en cuenta a quienes detenten poder no solo desde
puestos formales sino también en la práctica. La propuesta de este

3 Teoría Fundamentada: es una metodología general para desarrollar teoría a


partir de datos que son sistemáticamente capturados y analizados. Las categorías
las determinan las personas participantes y estas y otras ideas recurrentes alimentan
las preguntas subsecuentes. Parte de un abordaje émic en donde se da prioridad a la
forma en cómo las personas participantes perciben la realidad (Emerson, 2001).

415
Alejandra Colom

capítulo suma al método reputacional el solicitar a las personas par-


ticipantes los nombres de otras a quienes se debería de incluir, para
así triangular esa información también. Con el fin de contar con un
listado preliminar coherente es necesario tener claras las preguntas
de investigación principales y secundarias, la temporalidad y el área
geográfica a abarcar.

EL TRABAJO PREPARATORIO
La primera etapa de la investigación consiste en elaborar el modelo
de investigación, también conocido como protocolo. Esto incluye
preparar una bibliografía anotada de la literatura existente sobre
el tema, revisar las bases de datos relacionadas con el tema (si existen),
examinar las notas de investigaciones pasadas, hablar con otras
personas que han trabajado el tema, la región o con un grupo es-
pecífico de potenciales participantes. De este trabajo preliminar
surgirán o se afinarán las preguntas de investigación o hipótesis,
se identificarán temas centrales y algunas preguntas de entrevista
(Schensul, Schensul y LeCompte, 2013, p. 150). Para los estudios
de élites es particularmente útil hacer búsquedas en línea, pues per-
mite conocer afiliaciones, publicaciones de y sobre las personas,
etc. Mientras mejor se conozca el contexto de las personas partici-
pantes, más preciso podrá ser el seguimiento durante la entrevista.
Esto incluye familiarizarse con el significado de las siglas de organi-
zaciones o empresas, y con los nombres que probablemente serán
mencionados durante la entrevista. El protocolo de investigación
debe de incluir una descripción de cuáles fuentes en línea serán
usadas, el rango de tiempo a incluir y si se tomarán en cuenta co-
mentarios con un número mínimo de reacciones o respuestas, sola-
mente ciertas palabras clave, etc.
El trabajo preparatorio también incluye hacer una reflexión
sobre los posibles sesgos que se tengan respecto a personas, en par-
ticular, o al grupo, en general. Aunque esta advertencia es cierta
para cualquier estudio, la proximidad, física o mediática entre in-
vestigadores y participantes, al tratarse de élites, representa un de-
safío particularmente importante. Nadie llega a un campo de estudio

416
Hacia arriba, a los lados (y hacia adentro)...

sin sesgos. Estos son alimentados por nuestras experiencias de vida,


personalidad, trabajos previos, edad, sexo, género, fenotipo, entre
otros elementos (Schensul, Schensul y LeCompte, 2013, pp. 5-6).
Las personas que sean invitadas a participar también juzgarán a
quienes les entrevisten con base en esas características y en cómo
las perciban, ya sea porque las sconocen directamente o por apre-
ciaciones que solicitarán a otras personas. Cuando se realiza trabajo
de campo en contextos propios o cercanos, las fuentes posibles de
sesgos deben de ser examinadas con especial atención, tanto a nivel
personal de investigador, como en anticipación de las posibles reac-
ciones de las personas participantes.
Es en esta fase cuando conviene solicitar retroalimentación
de quienes se familiarizan con el tema o con el grupo en estudio.
Esto incluye verificar si existen otras fuentes de información que
aún no se hayan tomado en cuenta, mejorar el conocimiento del
contexto de las personas que se espera entrevistar y recibir adverten-
cias y recomendaciones sobre cómo abordarlos. En los estudios et-
nográficos tradicionales, esta etapa es seguida de entrevistas con
actores clave, observación participante no estructurada y la poste-
rior revisión de los temas originales para afinarlos o profundizarlos
(Schensul, Schensul y LeCompte, 2013, p. 150). La realidad de la
mayoría de las investigaciones contemporáneas, sin embargo, es
que el tiempo disponible para prepararse, realizar las entrevistas,
codificar, analizar y presentar resultados suele ser corto. Además,
a diferencia del trabajo etnográfico tradicional, el cual ocurre en
espacios como comunidades rurales o barrios en donde quienes
participan coinciden en el mismo espacio, las personas que inte-
resa estudiar, en este caso las élites, no necesariamente van a coin-
cidir, o no siempre en los mismos lugares. Esto limita el tiempo y
disponibilidad de espacios para observar y realizar entrevistas
no estructuradas o tener conversaciones informales. Dichas limi-
taciones requieren un paso más rápido de la fase preliminar a las
siguientes etapas, lo cual lleva de vuelta a la importancia de contar
con un protocolo de investigación sólido y diseñado según el tiempo
disponible para la investigación.

417
Alejandra Colom

EL DISEÑO DE LA ENTREVISTA
Las preguntas para las personas participantes parten de la o las
preguntas de investigación o hipótesis. Es importante pensarlas imagi-
nando las respuestas que se esperan recibir. Por ejemplo, si se quiere
que las personas describan eventos específicos y las dinámicas que
dictaron su desenlace, es útil imaginar estas descripciones y ase-
gurarse de que las preguntas lo permitan. En general, las pregun-
tas cuya respuesta es un simple “sí” o “no” deben de seguirse de
preguntas aclaratorias y descriptivas, que expliquen y contextuali-
cen la afirmación o negación. Si se va a trabajar más de un tema
o dominio, primero es recomendable escribir las preguntas para
cada uno y luego verificar que no haya redundancias u omisiones.
Cuando la investigación se centra en un periodo específico de la
historia, es clave incluir hitos reconocibles por quienes participan.
Los hitos o eventos clave sirven para plantear los “antes y después”
personales, familiares, gremiales, entre otros. Contar con hitos es
clave para que las audiencias se ubiquen en esos periodos y puedan
relacionar sus experiencias con las de las personas participantes de
la investigación. Estos hitos pueden ilustrarse con publicaciones
emblemáticas y mostrarlos durante el momento de la entrevista,
tanto para educir detalles como para proponer puntos de partida en
la conversación.
Seguidamente, las preguntas deben revisarse para reducir
al mínimo el sesgo y que las personas participantes intuyan o adi-
vinen cuál es la respuesta que la personas investigadora espera,
esforzándose por tener preguntas tan neutrales como sea posible.
Las entrevistas cognitivas deben de sentirse como conversaciones.
El Cuadro 1 ilustra la guía de entrevistas original del estudio de
élites realizado durante 2014-2015 (Colom, 2018). La columna
de preguntas incluye entre paréntesis un recordatorio para pedir
más detalles y ejemplos sobre temas de desarrollo, el Estado, entre
otros. En la columna “categoría” se dejó el dominio o tema origi-
nal para el cual se planteó la pregunta. Estas categorías fueron las
consensuadas con el equipo consultor del estudio.

418
Hacia arriba, a los lados (y hacia adentro)...

Cuadro 1. Guía de entrevistas original para el estudio de élites


empresariales

N.° Pregunta Categoría


1 ¿Por qué considera que lo recomendaron para participar? Despertar
(educir conversación sobre desarrollo/interés por el país/
Estado)
2 ¿Desde cuándo se interesa por ese tema? (educir evento Despertar
particular, aprendizaje, motivación, despertar, elementos
emocionales)
3 ¿Hay otras personas que comparten su visión? ¿Cómo Despertar
sabe que lo hacen? (educir tema de confianza)
3a ¿Qué le permite confiar en alguien? Confianza
3b ¿Qué le genera confianza? (educir experiencias comparti- Confianza
das, conocimiento, etc.)
3c ¿Qué sacrificios hace alguien que quiere conseguir estas Despertar/Sacrificio
metas? (exponerse a ideas desafiantes, contraparadig-
máticas, destino: motivación para la corrupción, opti-
mismo, confianza en la creatividad)
3d ¿Qué detiene a más personas a involucrarse? Despertar
3e ¿Qué haría que se involucraran? Despertar
4 ¿Por qué la gente es tan desconfiada en Guatemala? (ex-
plorar concepto del miedo, cangrejo, suma cero)
4a ¿Por qué el sector empresarial genera desconfianza? Confianza
4ai ¿Qué elementos de la imagen del empresario son pre- Confianza
juicios? ¿Cuáles son reliquias?
4aii ¿Comparte el empresariado prejuicios respecto a otros Confianza
grupos? ¿Cuáles?
5 ¿Qué obstáculos ve usted para alcanzar una sociedad que Respeto ley
respeta las leyes y se enfoca en el progreso?
5a ¿Qué palabras, frases o temas son “prohibidos” en la Respeto ley
discusión del desarrollo? (Derechos Humanos, justicia
social, equidad, racismo, CACIF, etc.)
6 Si el sistema es injusto, ¿por qué esperamos que la gente Respeto ley
se esfuerce y sea creativa para generar riqueza? ¡Es más
fácil no cumplir la ley!
7 El no respetar la ley… ¿lo hacemos por desconfianza o Respeto ey
por miedo a que me quiten “lo mío”?
6 ¿Qué generaría una mística compartida? Despertar
7 ¿Qué motivaría a las personas a trabajar juntas (ver si es Despertar
miedo, sentimiento de justicia, caridad, etc.)
8 ¿Usted ayudaría a transformar sin figurar? Despertar
9 ¿Qué le gustaría aprender de este estudio? Despertar

Fuente: Colom (2018).

419
Alejandra Colom

Es importante que las personas de los equipos consultores


sean identificadas antes o durante la fase de validación para reci-
bir la retroalimentación necesaria y saber si las preguntas educirán
efectivamente respuestas alineadas a la hipótesis o preguntas de in-
vestigación. Además, esta fase permite afinar el lenguaje para saber
qué otros aspectos se deben incluir o modificar. Trabajar desde un
abordaje émic y etnográfico significa ser flexibles para incorporar
conceptos e ideas sugeridas por las personas participantes y adap-
tar el diseño de la entrevista (Quinn, 2005, pp. 6-7). En esta fase
también se solicitan fuentes adicionales de información o recomenda-
ciones de posibles personas participantes o contactarlas.
En esta etapa es recomendable añadir al proceso de trian-
gulación aquellos otros textos que se pueden “entrevistar” para
conocer puntos de vista asociados a los temas en cuestión. Estos
textos pueden ser columnas de opinión en los diarios, blogs o co-
mentarios en redes sociales como Facebook y Twitter. Por ejemplo,
la pregunta del Cuadro 1 ¿Por qué el sector empresarial genera des-
confianza?, puede explorarse leyendo reacciones a publicaciones
oficiales de cámaras o gremiales en redes sociales.
Finalmente, la validación de la entrevista permitirá afinar
preguntas, encontrar redundancias y contar con una estimación del
mínimo de tiempo necesario para completarla. Este estimado será
importante al contactar a las personas participantes, pues tendrán
que comprometerse a dedicarle un mínimo a su participación.

EL CONSENTIMIENTO INFORMADO Y EL PROTOCOLO DE RESGUARDO


DE CONFIDENCIALIDAD
El protocolo incluye la preparación de un documento para obtener
el consentimiento informado de las personas participantes. Los
datos sobre la investigación y sus objetivos, incluyendo cómo se
publicarán los resultados, debe ser clara y precisa. Todo esto debe
redactarse y revisarse, aun cuando es posible que las personas par-
ticipantes prefieran solo dar su consentimiento verbal. Además, es
importante que el equipo de investigación mantenga en mente la
necesidad de flexibilidad en cuanto a la forma de dar el consentimiento.

420
Hacia arriba, a los lados (y hacia adentro)...

Los comités de ética que revisan los protocolos de investigación


necesitan también conocer el contexto de las personas y los grupos
a investigar para poder tomar decisiones desde este conocimiento.
No obstante, muchas personas, no solo las que forman parte de las
élites latinoamericanas, desconfían de los procesos que requieren
firmas en documentos físicos. Ane esto, el obtener consentimientos
verbales es permitido, pero debe justificarse y el rigor del mensaje,
mantenerse. Una opción es enviar anticipadamente el documento
del consentimiento a las personas participantes para que lo revisen
y luego den su aprobación verbal. Cuando las entrevistas pueden
grabarse, dicho consentimiento verbal debe quedar registrado. El
siguiente ejemplo ilustra la especificidad del mensaje del protocolo
del estudio “Disidencia y Disciplina” (Colom, 2019).

Como lo establece el consentimiento informado que Ud. ya


escuchó y aprobó verbalmente, todas estas preguntas son de
carácter confidencial. Sus experiencias serán combinadas con
las de otros participantes con el fin de identificar tendencias y
patrones en las actividades, participación, y consecuencias de
éstas durante el periodo 2015-2019 (Colom, 2021).

Los principios básicos de los protocolos de investigación cualita-


tiva aplican también a los estudios de élites; por ejemplo, ofrecer
interrumpir la grabación en cualquier momento a solicitud de las per-
sonas participantes o, simplemente, no grabarla y solo tomar notas,
eliminar de las transcripciones la información sensible (nombres,
datos, etcétera) y guardar los pseudónimos y datos identificables
en archivos separados, no utilizar ejemplos sui géneris que faciliten
identificar a estas personas en el texto, confirmar con ellas la posi-
bilidad de citar textualmente algunos fragmentos de la entrevista,
eliminar los audios una vez terminado el análisis y no contarle a
ningún participante quién más formará parte del estudio. Además,
es importante enfatizar que, a pesar de todos estos cuidados, es
posible que quienes lleguen a leer el documento intenten adivinar
quiénes son las personas autoras de las citas y comentarios.

421
Alejandra Colom

En contextos en donde las personas se conocen profesional o so-


cialmente, el completo anonimato es imposible de asegurar y esto lo
deben de comprender antes de decidir dar la entrevista o no.

SELECCIÓN DE LAS PERSONAS PARTICIPANTES


Tradicionalmente, la identificación de posibles participantes surge
durante el trabajo preparatorio antes descrito. Estas pueden ser per-
sonas que el grupo investigador conozca o considere claves por su
perfil, recorrido profesional o por el rol que jugaron en periodos
históricos específicos. También pueden ser recomendados por otras
personas expertos o cercanas al grupo. Sin embargo, también puede
suceder que sea la organización encargada del estudio la que iden-
tifique a las personas participantes, o al menos a un segmento de
ellas. Esta selección intencional funciona bien con los estudios cuali-
tativos y exploratorios y puede complementarse con otras estrate-
gias como el reclutamiento por “bola de nieve”, en el que se solicita
a contactos y participantes iniciales referencias de otras personas
con un perfil similar (LeCompte y Schensul, 1999, p. 55) con el fin
de abarcar el máximo posible de la red, como esta se autoidenti-
fica. Las preguntas para generar una “bola de nieve” efectiva pueden
incluir “¿conoce a otras personas con experiencias similares a la
suya?” y “¿quién más puede aportar a este estudio?, ¿por qué?”. El
número idóneo de participantes depende de qué tan específicos sean
los temas del estudio y qué tan grande o pequeño sea el grupo meta.
La regla básica es entrevistar hasta encontrar saturación en los
temas centrales o categorías. “Saturar” quiere decir que luego de un
número de entrevistas, la persona investigadora no obtiene respues-
tas distintas entre quienes participaron. Esta forma de muestreo
ha sido empleada tanto en estudios de élites que también utilizan
abordajes estadísticos (Serna, 2019) como en estudios exploratorios
únicamente cualitativos.

EL PROCESO DE LA ENTREVISTA
Las entrevistas semiestructuradas, particularmente cuando se
plantean desde paradigmas cualitativos cognitivos, permiten capturar

422
Hacia arriba, a los lados (y hacia adentro)...

claves culturales complejas en el “habla” de las personas. Además,


las entrevistas se sienten como conversaciones en las que la per-
sona entrevistada habla libremente, lo cual permite combinar dos o
más términos o ideas en una misma secuencia de conceptos. Estas
secuencias son importantes para comprender las relaciones cau-
sales entre ideas, eventos y acciones desde una perspectiva émic. El
proceso cognitivo se rige por parámetros como los propuestos por
Quinn y sus colaboradores (2005):

a) La persona encargada no controla la entrevista sino per-


mite que esta fluya como una conversación.
b) La persona entrevistada tiene el poder de organizar la in-
formación y no se siente juzgada.
c) La entrevista se enfoca en significados implícitos.
d) La entrevista provee “claves culturales” al requerir que las
personas participantes provean argumentos o explicaciones de lo
que conciben como su verdad.
e) Se reconoce que las personas participantes no responderán
de forma homogénea ni que sus ideas seguirán la misma secuen-
cia en las respuestas, sino que se logrará un acercamiento al o a
los modelos culturales del grupo.
f) La entrevista es sensible a la cultura narrativa y se esfuer-
za por seguir las normas locales de conversación (Quinn, 2015).

La persona investigadora se limita a hacer preguntas aclaratorias


u ofrecer algunos insumos para generar reacciones y comentarios;
tampoco exige que se siga la misma secuencia de la guía de en-
trevistas. Esto requiere de una profunda familiaridad con los temas
por abordar y de la capacidad de tomar anotaciones (física o mental-
mente) conforme se van tocando los puntos básicos. También requiere
saber cuándo volver a ciertas preguntas para pedir aclaraciones,
definiciones y ejemplos. Se educen respuestas largas, historias,
anécdotas, entre otros elementos que van respondiendo de manera
implícita a las preguntas de la guía. Además, no todas las pregun-
tas aplicarán a las historias específicas de algunas de las personas

423
Alejandra Colom

participantes y que, en otros casos, las entrevistas requieren preámbu-


los de la historia personal para contextualizar sus respuestas.
Un último aspecto por resaltar en esta sección es el permitir-
les a quienes participan hacer preguntas sobre la investigación, la
metodología, la intención y cualquier otro elemento que requiera
ser clarificado. La investigación se enriquecerá al terminar la entre-
vista con preguntas como “¿qué otras preguntas deberían hacer?”,
“¿hay algún tema que deba abordarse para comprender mejor [el
tema bajo estudio]?”, “¿a quién más necesito entrevistar?” y reco-
mendaciones sobre lecturas, autores, etc. que reflejen las ideas de la
persona participante.

ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS


La naturaleza de las entrevistas semiestructuradas y cognitivas requiere
que estas sean transcritas literalmente. Para esto, existen distin-
tas plataformas que facilitan la transcripción de grabaciones y la
codificación de respuestas. Dicho abordaje se aplica a otras formas
de “habla” o discurso, como los blogs o columnas de opinión. La
codificación incluye utilizar temas del diseño original, así como
conceptos recurrentes no anticipados, pero que sobresalen en las
conversaciones. Según sea la metodología de participación es posi-
ble que estos análisis sigan la estrategia de la teoría fundamentada,
la cual propone iniciar la revisión y el análisis junto con los
primeros resultados, trabajando bajo un sistema “espiral” que in-
cluya al grupo consultivo encargado del diseño.
Codificar las entrevistas y los textos complementarios desde
un abordaje unificado permite identificar coincidencias y contradic-
ciones que enriquezcan el análisis y revelen relaciones lógicas en el
discurso. Además, contrastar entrevistas con discursos “oficiales”
permite comprender cómo las personas manejan más de un modelo
cultural sobre los roles en la sociedad y las interacciones con el Estado
y con otros grupos formales e informales. Por ejemplo, en el estudio
sobre la toma de conciencia de las élites empresariales (Colom, 2018),
el miedo surgió como un detonante de decisiones, acciones y alianzas;
además, no había sido identificado como un posible tema, pero fue

424
Hacia arriba, a los lados (y hacia adentro)...

lo bastante recurrente en el discurso como para crear un código


específico para él. En el análisis para “Disidencia y disciplina” (Co-
lom, 2021), algunas personas participantes iniciales se refirieron a
la endogamia de clase como “pertenecer a la maraña”, un concepto
que resonó con otras personas, convirtiéndose en una categoría de
análisis útil. Al respecto, la antropología cognitiva enfatiza el análi-
sis de metáforas y símiles, pues constituyen atajos cognitivos que
explican dinámicas compartidas por los grupos sociales.
Las primeras rondas de análisis permiten, además, determi-
nar si es necesario añadir entrevistas a la investigación, tanto
segundas entrevistas con las personas participantes o con nuevas
que complementen algunas de las ideas prevalecientes identificadas.
En esta fase también se realiza una segunda búsqueda de material
complementario, sobre todo si las personas participantes han reco-
mendado textos influyentes en sus decisiones o visión de los hechos.

ORGANIZACIÓN DE LOS RESULTADOS


Los resultados pueden organizarse según la estructura propuesta
en el protocolo y de acuerdo con las respuestas más recurrentes de
las personas participantes, o en una combinación de ambos. En
este punto es importante recordar la o las audiencias principales
en las que se ha pensado. Preguntas como ¿cuánto contexto es
necesario para que la audiencia se ubique en los resultados?, ¿qué
referencias o hitos son prioritarios de incluir? y ¿qué formato de
redacción se acerca más al “habla natural” de las audiencias? sir-
ven para confirmar la estructura más conveniente. Estas pueden
ir de lo personal a lo general, seguir una secuencia cronológica de
eventos, entre otros aspectos.
El tipo de audiencia también determinará si el diseño de
la investigación y la metodología son parte del cuerpo principal
del texto o si se incluyen como anexos. En todo caso, para fines
de transparencia, se recomienda incluir estos elementos en la
publicación, así como el posicionamiento de la persona autora (su
relación con los sujetos y con el tema) y de la organización o enti-
dad que financió el estudio.

425
Alejandra Colom

El texto descriptivo se enriquece con citas textuales que


ilustran, desde la voz de quienes participan, los procesos anali-
zados por la persona investigadora. Estas citas también incluyen
textos obtenidos de redes sociales, por ejemplo. El documento se
enriquecerá conforme los resultados aparezcan con el lenguaje, las
metáforas y los ejemplos de las personas entrevistadas. Todas es-
tas citas deben ser revisadas para garantizar su anonimato; es decir,
eliminar elementos identificables y mantener la neutralidad de gé-
nero cuando sea posible y sin que afecte la interpretación de los
resultados. Cuando sea viable, también se recomienda pedirles a
las personas leer la primera versión de los resultados con el fin de
recibir su retroalimentación, clarificar interpretaciones y responder
a sus solicitudes sobre anonimato. Esta retroalimentación también
aportará a la claridad del texto y secuencia de los resultados. Con-
tar con personas lectoras externas de estas primeras versiones
también ayuda a garantizar que los conceptos usados son claros y
comprensibles para las audiencias esperadas. Esto incluye, en oca-
siones, incluir datos secundarios que mejoren la comprensión del
contexto o ayuden a dimensionar la relevancia de ciertas asevera-
ciones hechas por las personas entrevistadas.

ESTRATEGIAS DE PUBLICACIÓN, DISTRIBUCIÓN Y DISCUSIÓN


Las discusiones metodológicas generalmente no incluyen aspectos de
publicación y distribución, pero estos son clave para lograr las metas
originales sobre las audiencias y el alcance de los resultados. Hoy en
día, las publicaciones mixtas, en medios virtuales y físicos, son fre-
cuentes, sin embargo, la publicación física ha dejado de ser obligatoria
para garantizar el alcance del mensaje. Lo accesible de los medios
virtuales permite, también, incorporar espacios de discusión, foros
y sistematización de reacciones al texto y a sus contenidos. Además
de la participación en foros, las nuevas modalidades pueden incluir
publicaciones complementarias en reacción al texto, entrevistas y
otros formatos que hagan el contenido accesible a distintos públicos.
Como se describió a lo largo de este capítulo, los estudios de
élites comparten los principios básicos de cualquier investigación

426
Hacia arriba, a los lados (y hacia adentro)...

cualitativa de base etnográfica, el mismo rigor ético y requisitos


preparatorios. Por su parte, el perfil de las personas que se busca in-
vestigar no necesariamente responde a los preceptos metodológicos
clásicos, como su distribución espacial, condición que influye en
las decisiones de dónde se accede a ellas y desde cuáles protocolos.
Además, el tamaño de los grupos que se desea muestrear suele ser
reducido, por lo que los cuidados para proteger la identidad de las
personas participantes deben ser la misma que la de estudios de co-
munidades pequeñas, en donde el proceso para garantizar el anonimato
conlleva cuidados adicionales. Los aportes de esta compilación de
estudios de élites ilustran no solo el cómo de la investigación de
élites sino el porqué de realizarlos: como parte de toda sociedad,
las élites empresariales y políticas juegan un rol determinante so-
bre el desarrollo de los territorios, el aumento o disminución de
la desigualdad social y económica, las libertades ciudadanas y el
funcionamiento del Estado. Comprenderlas desde abordajes sis-
temáticos permite establecer diálogos basados en evidencia.

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428
PODER ECONÓMICO, RELIGIÓN Y POLÍTICA
EN AMÉRICA LATINA
CATEGORÍAS DIRIGENTES ESTABLECIDAS,
EMERGENTES Y RECONVERTIDAS
Luis Miguel Donatello

INTRODUCCIÓN
“A dos semanas para la primera vuelta presidencial todo el
mundo político tomó partido. Los últimos en buscar tolda
fueron las iglesias cristianas, que pululan en garajes de
cualquier barrio de Colombia. La mayoría de los lideraz-
gos de estas iglesias se fueron a la campaña de Iván Duque,
el candidato del expresidente Uribe y que representa la
extrema derecha. Otras pocas, pero una muy importante,
están en la campaña del exvicepresidente Germán Vargas
Lleras, quien en el espectro ideológico se encontraría en
el centro-derecha.
Así las cosas, la campaña de Duque suma lo que se podría
considerar el fanatismo religioso. Son tres sus máximos
representantes. Por un lado, el ex procurador general de la
nación Alejandro Ordóñez, quien es católico y cercano a la
congregación de Orden de la Fraternidad Sacerdotal de San
Pío X y al Opus Dei. Y forma parte de una secta radical

429
Luis Miguel Donatello

dentro del catolicismo que se denomina Orden de la Legitimi-


dad Proscrita, la cual es una congregación secreta que utiliza
la política para expandir el dogma más radical y de derecha
dentro del mundo católico. A Ordóñez se le recuerda por que-
mar libros que iban en contra del dogma religioso, por oponerse
a los derechos de las minorías sexuales y de las mujeres.
También a Duque lo apoya un partido que agrupa una serie
de pastores ultraconservadores que se llama Justa Libres,
agrupa a cerca del 70 % de las iglesias cristianas de Colom-
bia y alcanzó más de 400 000 votos en las pasadas elecciones al
Congreso de la República. Se oponen al aborto, los derechos
de las minorías sexuales solo aceptan las familias donde
estén hombre y mujer, no reconocen ningún otro tipo de
familia, y la protección de Israel como nación. Dicen que
en el territorio de Israel solo puede estar esté Estado y no
podrá darse vida a ningún otro Estado –es decir, Palestina
debe ser eliminado–.
También la pasada semana llegó el partido Mira, que repre-
senta otro sector cristiano importante, quienes lograron casi
500 000 votos en las pasadas elecciones. Este partido es mu-
cho más progresista, fue uno de los pocos partidos cristianos
que respaldó el proceso de paz. Ha sido uno de los más críti-
cos en temas de corrupción y en general es un partido juicioso.
Pero al final terminó en la militancia religiosa”.

Ariel Ávila, El País, 15 de mayo del 2018.

Iván Duque Márquez fue presidente de Colombia entre 2018 y 2022.


Además de provenir de un linaje político de larga data en Colombia
y, por ende, de una familia tradicional; se desempeñó como consultor
internacional en organismos de crédito, lo cual lo situó en un lugar
estratégico para la toma de decisiones. Al mismo tiempo, puede con-
siderarse un representante del poder económico en dicho país. En ese
sentido, el fragmento anterior ilustra un fenómeno que vale la pena es-
tudiar y que se liga con buena parte de las preocupaciones expresadas

430
Poder económico, religión y política en América Latina. ..

en este libro: ¿cómo caracterizar a las coaliciones político-empre-


sariales que arribaron al poder en la región durante el pasado lus-
tro? A esto debe agregársele otro factor: ¿qué rol ocupa el elemento
religioso en dichos procesos?
Al considerar lo precedente, el objeto central de este tex-
to es poner en diálogo tres dimensiones: el poder económico, la
vida política y las representaciones y prácticas religiosas. En ese
sentido, y al retomar el clásico planteamiento de Pierre Bourdieu
sobre las clases sociales que las élites económicas, no pueden con-
siderarse como un objeto dado (Bourdieu, 2000, pp. 101-129). Al
respecto, se puede sumar también un argumento pionero de las
últimas generaciones de estudios sobre la estructuración de gru-
pos sociales “por arriba” en el contexto latinoamericano y argentino:
existe toda una sociología en las alturas que plantea sobre todo
expresiones de deseo en lugar de realidades complejas (Heredia,
2005). Por el contrario, resulta importante estudiar los mecanis-
mos de producción de grupos privilegiados –parafraseando a Weber–
de jerarquías y de desigualdades.
Al respecto, vale la pena retomar otro argumento que ha
puesto a dialogar los trabajos de Pierre Bourdieu con la sociología
económica norteamericana: el enraizamiento social de las activi-
dades económicas (Bourdieu, 2001). Al partir del mismo, los grupos
que se erigen en hegemónicos en el terreno económico pueden com-
prenderse sociológicamente con los mecanismos que se encuentran
en otros espacios de la vida social. Para Bourdieu, las grandes es-
cuelas francesas ocupaban un lugar central, pero para autores como
Granovetter o Davison y Pyle, en EE. UU., dicho rol lo tienen las
redes socioreligiosas (Granovetter, 1973; Davison y Pyle, 2001).
Estos argumentos conducen a interrogarnos por analogía so-
bre la existencia de mecanismos similares en América Latina. A ello
se le suma el problema de la representación política, la constitución de
un interés propio y la acción colectiva por arriba de estos sectores.
Dichos tópicos tuvieron una importancia significativa en los estudios
sobre las transiciones democráticas y el funcionamiento político de
los países de la región a finales del siglo XX (Schmitter, Streek y

431
Luis Miguel Donatello

Lembrusch, 1992). En el contexto actual, son centrales los trabajos


que diferentes personas colegas realizaron el Brasil con el fin de de-
terminar cómo la interacción entre élites políticas y económicas no
podía omitirse a la hora de comprender las diferentes coaliciones de
intereses (Costa, Costa y Nunes, 2014; Diniz y Boschi, 2007).
Una manera de coordinar la acción “por arriba” es a través
de las cámaras patronales organizadas frente a los sindicatos obre-
ros. En ese sentido, la experiencia del paritarismo –con epicentro en
Francia– ha sido una alternativa con bastante persistencia a lo largo
del siglo XX (Machu y Viet, 2021). En Argentina desde los años trein-
ta hasta la actualidad, hubo diferentes momentos donde los sectores
dominantes se organizaron de acuerdo con el mecanismo señalado
(2017). Otra posibilidad, es el lobby; así como la forma más perfec-
cionada de dicha estrategia: el loobying system norteamericano (Scott,
2014). Esta experiencia cuenta con límites normativos en América
Latina; no obstante, la experiencia brasileña posterior a la reforma
constitucional de 1985 habilitó formas de actuar en ese sentido (Di-
niz y Boschi, 2000). También existen intentos de coordinación a
partir de redes político-empresariales organizadas en torno a think
thanks o institutos liberales. Desde los años setenta, dichas organi-
zaciones fueron la correa de transmisión del neoliberalismo en
toda América Latina (Fisher y Plehwe, 2013). Además, y sin agotar
las posibilidades, no debemos mencionar los partidos o las fuerzas
electorales. Desde aquellas experiencias que se asumen tanto como
portavoces de diferentes sectores político-empresariales, hasta
las encabezadas por referentes de ese mundo. Y, en esta posibilidad
también debe incluirse a aquello que caracterizó y exportó el Parti-
do Popular español: ser una derecha “sin complejos”. Casos como la
Unión de Centro Democrático-UCD y Propuesta Republicana-PRO
en Argentina, Coalición para el Cambio en Chile y, recientemente,
Alianza por Brasil y Centro Democrático en Colombia pueden con-
siderarse diferentes variantes al respecto.
Al retomar esta problemática, se puede plantear una hipóte-
sis: la actividad política es central a la hora de producir jerarquías,
construir identidades comunes y organizar a los colectivos que se

432
Poder económico, religión y política en América Latina. ..

erigen en expresiones públicas del poder económico. En ese sen-


tido, en lugar de élites económicas o empresariales –para tomar la
distinción realizada por Costa (2014)–, se empleará el término clási-
co construido por Raymond Aron (1965): categorías dirigentes, para
comprender las competencias entre grupos de poder en las socie-
dades industriales a mediados del siglo XX. Aún a riesgo de parecer
anticuado, la pertinencia de tal término es central para comprender
la interacción entre las dimensiones política y económica. Y, al
considerar las características que asumen los partidos y fuerzas
políticas que intentan darles coordinación y unidad a los mencio-
nados sectores sociales, vale la pena preguntarse por el rol que
ocupa el factor religioso en dichas construcciones.

CATEGORÍAS DIRIGENTES, POLÍTICA Y FACTOR RELIGIOSO


En contextos como el norteamericano o en los países europeos –por
hacer referencia solo a realidades occidentales–, el vínculo entre las
diferentes categorías dirigentes, socialización confesional y política
ha sido y es objeto de interrogantes de diversa índole (Demerath III,
1972). En Estados Unidos, a partir del peso de la dimensión comu-
nitaria tanto en las políticas locales como en la conformación de
grupos de interés para promover tal o cual legislación (Allen-Smith,
2008). En el terreno europeo incluso se llegan a configurar fuerzas
electorales desde las democracias cristianas opuestas a los partidos
comunistas y socialistas, hasta nuevas derechas caracterizadas por
su sincretismo (Michel, 2017).
En América Latina, se puede observar que en las transi-
ciones democráticas ya se manifestaba el carácter confesional
de las fuerzas que pugnaban por representar y, al mismo tiempo,
constituir categorías dirigentes. Si bien esto puede leerse como un
rasgo común a las derechas continentales del siglo XX, la novedad
a finales del siglo XX y a principios del XXI, está dada por trans-
formaciones también en dicho espectro. Debido a las dificultades
para cuantificarlas continentalmente, es necesario remitirse a estu-
dios de caso nacionales y a abordajes cualitativos. En ese sentido,
si se cuenta trabajos sociológicos recientes sobre clases altas y

433
Luis Miguel Donatello

élites económicas, se pueden procesos de socialización religiosa


comunes a las distintas categorías dirigentes. Trabajos como los de
María Angélica Thumala Olave para Chile, Aurelie La Torre para
Perú, Victoria Gesaghi para Argentina (Thumala, 2011; La Torre,
2008; Gesaghi, 2016; Donatello, 2010).
Lo anterior permite formular otra hipótesis: las transfor-
maciones socioreligiosas en el seno de las categorías dirigentes se
expresan políticamente y son, a la vez, fomentadas por fuerzas que
en los últimos años han renovado el mapa político de las derechas.
Con el fin de ilustrar estas hipótesis se propone hacer
una pausa en las diferentes afinidades electivas, recuperando
otro término clásico de Weber sumamente útil para comprender
estas relaciones que se manifiestan en distintos casos nacionales.
Vale la pena insistir, en ese sentido, que el término de referencia
puede identificarse con fenómenos que se refuerzan mutuamente
y no con un nexo causal (Weber, 1920, p. 33; Löwy, 1997, pp. 9-17).
Esta aclaración es particularmente significativa en función del ar-
gumento más general: las categorías dirigentes son moldeadas y al
mismo tiempo se expresan en la política y la religión.

ALGUNAS AFINIDADES ELECTIVAS ENTRE CATEGORÍAS DIRIGENTES,


POLÍTICA Y RELIGIÓN
Un primer tipo de afinidad electiva que se puede plantear es la que
se viene dando entre el poder económico, el mundo católico y las
corrientes neoliberales y neoconservadoras. Un tipo histórico que
expresa dicho vínculo se manifiesta en Chile. De acuerdo con los
trabajos de Stéphane Boisard y Verónica Valdivia, desde los años
sesenta se han producido transformaciones en las nuevas derechas
chilenas (Boisard, 2015; Valdivia, 2006). Con epicentro en la Univer-
sidad Católica de Chile, a partir de las respuestas a la movilización
de 19671 y el surgimiento de agrupaciones como el movimiento

1 La revuelta estudiantil de 1967 se erigió como un movimiento estudiantil en


el cual se organizaban demandas de ampliación de la matrícula universitaria, la
autonomía frente al poder política y el cogobierno (Cancino, 2012).

434
Poder económico, religión y política en América Latina. ..

estudiante gremial, 2 de las redes de economistas formados en


Chicago y de los puentes culturales con el neoconservadurismo
norteamericano; esta experiencia se consolidó con la Unión
Democrática Independiente.3
Se puede ver cómo esta afinidad se refuerza, teniendo en
cuenta los mencionados trabajos de María Angélica Thumala
Olave (2007 y 2011) hace más de una década: ella expone cómo
un gran porcentaje de los CEO y ejecutivos de las principales
empresas chilenas se autopercibe como católico. Y, en ese seno,
existen espacios de socialización y activismo religioso como
Legionarios de Cristo en los cuales se vigoriza la identificación.
Asimismo, es importante destacar que, parafraseando a Wilfredo
Pareto, se puede encontrar en esta categoría “residuos” de otras
clases y grupos, así como un conjunto de “establecidos” en las
altas esferas chilenas.
En términos teológicos, esta construcción posee un correlato
con una teología de la riqueza y la prosperidad cuyo exponente
intelectual es Michael Novak. Embajador ante el vaticano por
el gobierno de Reagan y próximo a Juan Pablo II, Novak recu-
peró fundamentos teológicos cristianos que fueron asociados a
la reforma protestante, en clave católica romana. Fundamental-
mente, el vínculo entre trabajo, vocación y generación de riqueza.
Lejos de ser algo innovador, dicha formulación retoma las bases
filosóficas planteadas por Von Hayek y la escuela austriaca den-
tro del pensamiento neoliberal u ordoliberalismo (Novak, 1992).
Como parte de este constructo, un lugar central lo ocupa el
principio de subsidiariedad, el cual consiste en reconocer al Es-
tado un lugar como garante de riqueza y propiedad privada. Sin
embargo, al mismo tiempo, su función recaudatoria debe tener

2 Las movilizaciones estudiantiles chilenas de 1967 también significaron el


surgimiento de un movimiento contrarrevolucionario donde se confluían diferentes
corrientes de derecha (Zárate, 2011).
3 La UDI surgió a principios de los años ochenta como un partido de derecha
que se proponía aglutinar dicho espectro con miras a una transición lenta hacia la
democracia (Alcántara Sáez, 2003).

435
Luis Miguel Donatello

contrapartida la devolución en forma de subsidios para que las


comunidades y las familias administren los bienes y servicios en
función de sus valores.
Más allá del caso chileno, este constructo ha sido desde los
años ochenta una de las fuentes para justificar las distintas expe-
riencias neoliberales en la región. Se puede mencionar, al respecto,
la vertiente peronista bajo el formato de Carlos Menem en Argentina
que también tuvo dichas bases (Ramírez, 2013).
Un segundo tipo de afinidad electiva es el que expresa el camino
neoevangélico. Si bien incluir a estos colectivos dentro de las catego-
rías dirigentes es discutible por su raíz marcadamente ligada a los
sectores subalternos, también puede verse el intento de construir “por
arriba” y el refuerzo mutuo entre los grupos emergentes en diferentes
terrenos y el factor socioreligioso. En ese sentido, el caso de Brasil fue
pionero en la existencia de fuerzas confesionales cristianas, pues en
los años cincuenta había bancas evangélicas en el congreso, lo cual se
explica por el federalismo y la particular composición electoral de di-
cho país que habilita a una gran heterogeneidad de fuerzas en disputa
en el congreso. En ese sentido, con la crisis del PT se dio una opor-
tunidad política para los sectores que pugnaban por resorte de poder
económico y social. En este marco, la relación de Jair Bolsonaro con
dichos sectores puede considerarse como el epifenómeno de corrientes
más profundas. Si se llega a una descripción a partir de indagaciones
fragmentarias se puede hipotetizar una genealogía. Durante la se-
gunda mitad del siglo XX se empieza a construir en Brasil una élite
religiosa, que accede a la política a través del parlamento (Gerardi y
Espinoza, 2018). En paralelo, este grupo encumbrado se vuelca a los
negocios. Sea por la vía de las industrias culturales religiosas, o por
el desarrollo de cadenas de consumo masivo: los años noventa del
siglo XX fueron un momento de expansión en ese sentido (Silveira
Campos, 1999). En otras palabras, se erige también como élite em-
presarial diferenciada de las tradicionales establecidas en torno a la
Cámara. Y, finalmente, este proceso se ve coronado recientemente
con la llegada al Poder Ejecutivo (Oualalou, 2019); es decir, se trata
de una categoría dirigente que surge.

436
Poder económico, religión y política en América Latina. ..

En términos teológicos, estas corrientes evangélicas com-


binan la oposición a libertades ligadas a la autonomía del sujeto,
con neoliberalismo económico y espíritu emprendedor. La llave
interpretativa de este vínculo tal vez pueda encontrarse en otra
forma de teología de la prosperidad, diferente a la expresada en el
mundo católico. Desde el mundo neoevangélico, esta configuración
adquirió un impulso que llegó a sectores masivos y, fundamental-
mente, a poblaciones en situación de vulnerabilidad (Gabatz, 2013).
De este modo, sin que exista un fundamento determinante, se
plantea la existencia de un vínculo en torno a una construcción que
“ganando terreno” progresivamente. Esta involucra una conducta
ascética –en lo relativo a la vida sexual o a los consumos problemáti-
cos de drogas y alcohol–; posibilidades de mejorías –a veces leves–
en las condiciones materiales de vida; y rechazo a las regulaciones
estatales de las relaciones laborales de acuerdo con las modalidades
de autoempleo y emprendedurismo. Lo anterior se liga, al mismo
tiempo, con fuerzas que hoy protagonizan el terreno de las dere-
chas en el subcontinente. Las experiencias de Centro Democrático
en Colombia con las presidencias de Uribe y Duque, también se
caracterizaron por esta articulación (Kourliandsky, 2019).
Finalmente, en el terreno de las afinidades electivas entre catego-
rías dirigentes, en este caso creencias, y política, se tiene un tercer tipo
que va “ganando terreno” en los últimos años. Puede hipotetizarse que
dicho vínculo surgió en el terreno de los grupos positivamente privile-
giados en distintos momentos del siglo XX, pero viene arraigándose en
las últimas tres décadas en el mundo empresarial. A partir de las trans-
formaciones en el mundo del trabajo, y la reformulación de las técnicas
de managment se comienza a plantear una apropiación de técnicas
e ideas que por tradición se asociaron cambio espiritual interior con
cambio del mundo exterior. Es decir, aquello que en las ciencias sociales
de la religión se conoce como New Age o Nueva Era. En la medida que
en países, como Chile o Argentina, las fuerzas de poder con líderes
empresariales a la cabeza y con dirigentes provenientes del mundo de
los negocios han accedido al poder, esta afinidad se ha reforzado en
diversos terrenos de la acción pública (Semán y Viotti, 2015).

437
Luis Miguel Donatello

Tal vez el caso histórico que sintetiza este camino es el de


Propuesta Republicana-PRO y la gestión de la Coalición Cambie-
mos en Argentina entre el 2015 y el 2019. Como han demostrado
especialistas en el tema, una de las fuentes de cuadros de dicha expe-
riencia política provenía del mundo empresarial. Sin que necesariamente
sea acertada en términos científicos, la caracterización de esta como
“Ceocracia”, dado que otros gobiernos democráticos en Argentina
también habían incorporado CEO a sus gabinetes, el término expre-
sa una de las vetas del gobierno encabezado por Mauricio Macri.
Y, como afirmaba antes, en él pueden verse cómo existe una recon-
versión de líderes empresariales en referentes políticos con valores
y prácticas propias de este mundo de la Nueva Era instalado previa-
mente en el terreno económico. O, para ser más precisos, el nexo en-
tre “espiritualidades intramundanas” y actividad económica (Velisone,
Galán y Donatello, 2019).
Este constructo se caracteriza por lo que Nicolás Viotti y Pablo
Semán (Op. cit.) denominaron: “El paraíso está dentro de nosotros”.
Esta corresponde a una propuesta donde la trascendencia se en-
cuentra en el plano estrictamente individual y, a diferencia del
ascetismo intramundano de los otros tipos, le da un lugar central
al goce y a la autorrealización. Con fuertes influencias “orientalis-
tas” –pero discutiblemente orientales–, esta axiología sincrética va
de la mano con el éxito individual como valor, el cual aparece aso-
ciado a la capacidad de desarrollar las propias capacidades, pues
libera al sujeto de ataduras externas. Lo anterior supone la valori-
zación del mérito individual en función de elementos heterodoxos y
creativos, los cuales suplantan y asumen el estatuto de lo religioso.
Estos además se vinculan estrechamente a la apropiación que
han realizado las firmas monopólicas de las críticas que recibiera
el capitalismo en los años sesenta: aquello que Luc Boltanski de-
nominó la “crítica artística” y que implicó incorporar a las técnicas
de gestión empresarial elementos que abarcan tanto a la contra-
cultura norteamericana como los valores sesentiochescos europeos
(Bolstanki y Chiapello, 2010, pp. 617-640).

438
Poder económico, religión y política en América Latina. ..

CONCLUSIONES
A partir de lo expuesto, en la intersección entre categorías dirigen-
tes, religión y política existe un camino que ata estos términos:
aquel que abrevia en la recomposición de las derechas en el subcon-
tinente y que va desde el diagnóstico neoconservador, desarrollado
en los años setenta y ochenta, hasta el mesianismo del siglo XXI de
la política exterior norteamericana. Daniel Bell (1976) fue uno de
los primeros intelectuales que instaron a restituir el lugar de la ética
protestante en la cultura y la política republicana. Esta senda fue
seguida años después por historiadores como Gertrude Himmelfarb
(2001); sin embargo, este fenómeno no se concentró estrictamente
en el campo intelectual norteamericano; por el contrario, tuvo como
principal epicentro la actividad política partidaria. Y, siguiendo el
diagnóstico de John Gray (2007), este fundamento ideológico se
impuso a partir de la construcción de una experiencia en la que
convergieron, primero Margaret Tatcher y Ronald Reagan, y luego,
Tony Blair y George Bush. Quienes, de acuerdo con el autor británico,
encontraron en el liberalismo económico una promesa de progreso
y libertad para toda la humanidad; lo cual los condujo a llevar
adelante empresas militaristas sobre todo en Medio Oriente y Asia
Central en oposición al islam. En ese sentido, tanto Ronald Reagan
como la socialdemocracia europea, de la mano del pontífice Juan
Pablo II y con la elaboración intelectual de la Sociedad Mont Pelerin,
recrearon un programa comunitario, neoliberal y anticomunista.
Este funcionó como soporte a la resistencia al comunismo en Eu-
ropa del Este y como reservorio intelectual de la recomposición de
los ex países soviéticos. Esta construcción –que se ha identificado
con el término ordoliberalismo– tuvo una presencia muy fuerte en
América Latina. Sobre todo, a partir de las experiencias tildadas por
otros colegas como neoliberales en la década del noventa.
Las dinámicas más recientes que permiten vincular estos tér-
minos con las transformaciones sociales y políticas actuales en la
región muestran que se asiste a nuevos nexos –paralelo a la diversifi-
cación socioreligiosa general–. Experiencias como las de Bolsonaro
en Brasil o Macri en Argentina, expresan algo cuyas consecuencias

439
Luis Miguel Donatello

aún no se pueden estimar, porque se encuentran en pleno desarrollo.


Con lo cual, incluso las figuras citadas, son secundarias. En todo
caso, estas experiencias políticas hablan también de un cambio en
el terreno de las categorías dirigentes latinoamericanas, para dotar
de contenido espiritual al soporte material de la dominación.
De este modo, se ve cómo sectores que de alguna manera
se encontraban establecidos estuvieron más propensos a incli-
narse hacia la tradición católica y el camino confesional hacia
el neoliberalismo por la vía ordo-liberal. Luego, existe todo un
mundo emergente de nuevas categorías sociales que pugnan
por ocupar posiciones hegemónicas ligadas al universo pente-
costal. Siendo esta otra ruta hacia el neoliberalismo actual. Y,
finalmente, se encuentran los sectores dirigentes empresariales
reconvertidos en líderes políticos que, de la mano de las “espiritu-
alidades intramundanas” y la “nueva era”, establecen un tercer
rumbo neoliberal.
Establecidos, emergentes y reconvertidos; estos son rótu-
los que permiten elaborar una caracterización típico-ideal de las
bases sociales de las transformaciones en el vínculo entre factor
religioso y categorías dirigentes en región latinoamericana, así
como en sus expresiones políticas. Entonces, al retomar los
interrogantes planteados al inicio, se ve que las coaliciones
político-empresariales tratadas se erigen sobre procesos de so-
cialización donde se combinan diferentes lógicas. En ese sentido,
la dimensión religiosa puede considerarse como un elemento ca-
paz de permitir el diálogo entre distintas categorías sociales que
buscan construir objetivos en común. Por ende, debe ser un factor
para tener en cuenta tanto con el fin de comprender la producción
de desigualdades y jerarquías; así como para desarrollar ejercicios
comparativos al respecto.

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444
¿EMPRESARIOS O RICOS?
CATEGORÍAS EN PUGNA POR EL SENTIDO
DEL APORTE SOLIDARIO Y EXTRAORDINARIO
EN ARGENTINA
Matías Landau

INTRODUCCIÓN
“El impuesto no solo es una manera de hacer contribuir a
unos y otros con el financiamiento de las cargas públicas y
de los proyectos comunes, así como de distribuir esas con-
tribuciones de la manera más aceptable posible; también es
una manera de producir categorías, conocimiento y trans-
parencia democrática”
Thomas Piketty (2014, p. 16).

“Centrarse tanto en los pobres sirve para invisibilizar a los


ricos. Va de suyo que ninguna persona decente puede ser aje-
na al infortunio de los pobres y no hay político de derecha,
de centro o de izquierda que deje de denunciarlo y de pro-
meter que va a resolver la cuestión. Sólo que son muy pocos
los que explican seriamente cómo van a hacerlo y muchos
menos todavía quienes se atreven a hablar de la responsabi-
lidad que tienen en esto los ricos”.
José Nun (2011).

445
Matías Landau

El 20 de marzo del 2020 el presidente de la República de Ar-


gentina, Alberto Fernández, dispuso el aislamiento social, preventivo
y obligatorio (ASPO), una medida destinada a evitar la propagación
del contagio del Covid-19. A partir de ese momento se cerraron to-
dos los establecimientos comerciales e industriales, con excepción
de aquellos considerados “esenciales”. Para paliar la situación social,
el Gobierno creó, pocos días después, diversos programas de ayuda
estatal para las personas trabajadoras informales, en relación de de-
pendencia y pequeñas y medianas empresas. Los desembolsos para
pagarlos movilizaron, en total, un 6,9 % del PBI durante dicho año.
La necesidad de contar con ingresos extraordinarios abrió
un debate público sobre formas excepcionales de recaudación. En
un contexto en el cual rápidamente quedó demostrado que la pan-
demia no afectaba a todos los sectores socioeconómicos por igual,
se hizo necesario discutir el rol de los sectores más ricos de la socie-
dad, una cuestión que, como plantea el epígrafe citado de José Nun,
no se manifiesta con frecuencia.
En términos concretos, pocas semanas después del inicio
de las medidas de aislamiento, los sectores oficialistas propusieron
la posibilidad de establecer, por única vez, un “aporte” excepcional
pagado por quienes tienen un mayor nivel patrimonial. Apenas sur-
gió la idea, la oposición de centro-derecha y los diversos actores
empresariales criticaron la creación de un “impuesto” a la riqueza
o a las grandes fortunas. Las reticencias y dificultades iniciales
para avanzar con la propuesta llevaron a que desde las primeras
incursiones públicas de los diputados kirchneristas impulsores del
proyecto, Carlos Heller y Máximo Kirchner, hasta cuando ingresó
el proyecto de ley en el Congreso de la Nación, el 29 de agosto, me-
diaron cinco meses, y tres más hasta su sanción, el 4 de diciembre.
En ese lapso el tema se mantuvo en la agenda pública, en medio de
una situación sanitaria que no daba tregua, con devastadoras conse-
cuencias económicas para buena parte de la población.
Los contextos críticos, como el de la pandemia, son ideales
para analizar los fenómenos sociales, pues a menudo ayudan a ex-
presar con claridad el estado de ciertos aspectos de la sociedad que

446
¿Empresarios o ricos?...

en contextos de “normalidad” no aparecen tan nítidos. Además,


como plantea la frase de Thomas Piketty que abre estas páginas,
al discutir impuestos se habla de formas categoriales y de cono-
cimiento que estructuran a las sociedades. En esta línea, el artícu-
lo analiza las categorías del debate público generado en Argentina
sobre el “aporte solidario y extraordinario”, también denominado
coloquialmente “impuesto a las grandes fortunas”, entre abril y
diciembre del 2020.
Este debate tiene algunos tintes de color local, pero puede
ser un buen punto de partida para analizar la manera en que las
élites económicas y políticas latinoamericanas se posicionan frente
a iniciativas para redistribuir la riqueza social. La historia argentina
está atravesada por un “imaginario igualitario” (Luci y Gessaghi,
2016) que se expresó en movimientos políticos y sociales, los cuales
fueron motores para la construcción de una sociedad que, durante
el siglo XX, fue de las más integradas de la región. Aun cuando los
datos muestran que en el contexto latinoamericano sigue siendo una
de las sociedades menos desiguales,1 durante las últimas décadas la
desigualdad en Argentina ha seguido tendencias contrapuestas, las
cuales expresaron ciertas mejoras, pero también el reforzamiento
de maneras de inequidad preexistentes (Kessler, 2014).
Al mismo tiempo, en los últimos años a la persistencia de un
discurso social de tintes igualitaristas y antielitistas, se sumó el cre-
cimiento de un imaginario individualista, que privilegia lo privado
sobre lo público y se estructura sobre una lógica aspiracional sus-
tentada en ideas de mérito personal (Canelo, 2019). En consecuencia,
en la actualidad conviven dos polos discursivos relativamente claros
y bien delimitados, los cuales permiten observar ciertas categorías y
argumentaciones que pueden abrir un diálogo y comparaciones con
otros casos latinoamericanos.

1 Según datos de Cepal (2021), en Argentina durante el 2019 la participación del


1 % más rico en el total del ingreso nacional fue del 14,35 %. Esta cifra ubicó al país
entre los mejores posicionados de América Latina, junto a Ecuador (11,52 %) y el El
Salvador (14,34 %), muy por debajo de la media de la región, de 24,64 %, y lejos de
los casos de México (27,77 %), Brasil (27,61 %) y Chile (27,81 %).

447
Matías Landau

En términos empíricos, el análisis se fundamenta en infor-


mación sistematizada en una base de datos con declaraciones públicas
(en periódicos, radios, portales de noticias, etc.) de cuatro tipos de
actores individuales e institucionales: políticos, empresarios y sus
organizaciones, sindicatos y organizaciones sociales.2 El presente
análisis se enmarca en el estudio del discurso social y, en particu-
lar, en el modo en que los diversos actores implicados elaboran y
circulan argumentos y formas de justificación para organizar y
jerarquizar a los diversos grupos sociales, con lo cual se construye
y legitima las asimetrías y desigualdades sociales (Angenot, 2010;
Boltanski y Thevenot, 1991; Jelin, Motta y Costa, 2020).
Específicamente, este trabajo tiene un particular interés por
los procesos de categorización, ubicados en la base de los procesos
de clasificación social y construcción de un orden moral (Jayyusi,
1984; Bourdieu, 1993; Gessaghi, Landau y Luci, 2023). Las cate-
gorías producen formas de similitud o alteridad, construyen redes
entre lo que se presupone similar y discontinuidad respecto a lo
diferente. De acuerdo con Simmel (1986), las categorías permiten,
además, clasificar a los individuos según criterios que parten de un
a priori no puramente empírico. Al utilizarse en la configuración
de grupos sociales, implican distinciones valorativas. Las dispu-
tas categoriales forman parte del debate público y se expresan a
menudo en ciertas instituciones estatales o programas públicos es-
pecíficos (Zimmermann, 2003).

EL “APORTE SOLIDARIO Y EXTRAORDINARIO” Y EL DEBATE SOBRE


LA RIQUEZA EN EL CONTEXTO DE LA PANDEMIA
El debate sobre la riqueza, tan necesario en el capitalismo contem-
poráneo, se hace más acuciante en América Latina, la región más
desigual del mundo. Según datos de World Inequality Database,
retomados en el informe de la Red Latinoamericana por Justicia

2 Esta fue realizada por el equipo de investigación del Grupo de Estudio sobre
Jerarquías (GEJ), con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG), de
la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), codirigido
por Matías Landau, Victoria Gessaghi y Florencia Luci.

448
¿Empresarios o ricos?...

Económica y Social (Latindaad, 2020), en el 2016 el 1 % más rico


de la población latinoamericana se apropiaba del 27,9 % del in-
greso, una cifra superior al 20,8 % de Oceanía, el 20,2 % de América
del Norte, el 19 % de África y el 10,7 % de Europa. Allí se indica,
además, que la concentración de la riqueza es aún más marcada
que la del ingreso: en 2019, el 1 % más rico de América Latina y el
Caribe concentraba el 41 % de la riqueza, y el 10 % más rico el 72 %.
Esta situación estructural se agudizó durante el 2020, a causa de
la pandemia por Covid-19, en la que se produjo un deterioro en las
condiciones de vida de la mayor parte de la población. Según datos
de la Cepal (2021), se estima que el producto de la región se contrajo
un 7,7 %, la mayor caída en 120 años. El cierre de empresas derivó
en un aumento de la desocupación, la cual pasó de un 8,1 % en 2019
a un 10,7 %, y de la pobreza, que aumentó de un 30,5 % en 2019 a
un 33,7 % en 2020.
Para paliar la situación, los Gobiernos latinoamericanos
aumentaron significativamente el gasto público con el fin de im-
plementar diversos programas de asistencia social. Según datos de
la Cepal (2021), Argentina se ubicó en el cuarto lugar de América
Latina, con un 20,1 % de aumento del gasto primario, solo superada
por Brasil (23,8 %), República Dominicana (25,1 %) y El Salvador
(33,3 %). Para financiar parte de estos gastos, se debatieron alterna-
tivas de recaudación, en una zona que había venido desmantelando
los esquemas de impuestos a las grandes fortunas, y en donde solo
tres países (Argentina, Colombia y Uruguay) contaban con un im-
puesto al patrimonio (Oxfam, 2020, p. 3).
En ese contexto, las iniciativas de un impuesto a las grandes
fortunas tuvieron suerte de dispar. En Chile, la diputada Camila
Vallejo presentó en el 2020 un proyecto para crear un impuesto
transitorio al patrimonio de las grandes fortunas en el contexto de la
pandemia, pero este no prosperó. En Colombia, el Gobierno propu-
so, en abril del 2021, un proyecto de impuesto temporal a la riqueza
a ser cobrado en el 2022 y el 2023, pero no recibió el apoyo espera-
do. Otras iniciativas fueron debatidas en Costa Rica, Perú, Uruguay
y Brasil. No obstante, en pocos países de la región los proyectos

449
Matías Landau

avanzaron y se implementaron.3 En Bolivia, en noviembre del 2020,


el Poder Ejecutivo presentó un proyecto para crear un impuesto a
las grandes fortunas, que fue aprobado por el órgano parlamentario
en el mes de diciembre del mismo año. En Argentina, el caso anali-
zado en estas páginas, luego de la aprobación en el 2020, se cobró en
el 2021. El grupo de personas fue finalmente definido en la ley como
aquel cuyo patrimonio fuera superior a $200 millones (alrededor de
USD 2 millones), y que según los cálculos finales alcanzó alrededor
de 12 000 personas, en un país que, según el último censo del 2022,
cuenta con 47 millones de habitantes. Más allá de que hayan pros-
perado o no, las disputas suscitadas en torno a los diversos proyectos
permiten analizar los posicionamientos y la capacidad de influencia
que las élites económicas y políticas tienen en relación con los mo-
dos en que se recaudan y utilizan los ingresos públicos; un aspecto
que se volvió crucial durante la pandemia (Nercesian, 2022).
Como analizaron Grimson y Roig,

cuando se abordan debates acerca de reformas tributarias o


cambios impositivos, una orientación relevante es el análi-
sis y la construcción de propuestas que estarán orientadas
por principios de justicia distributivas. Una orientación
complementaria consiste en analizar las percepciones so-
ciales acerca de los impuestos y el gasto como espacios
cruciales de desigualdades socialmente legítimas o ilegíti-
mas (2011, p. 90).

La legitimidad impositiva es un tema crucial para compren-


der el tipo de lazo que une a las distintas partes de la sociedad. Como
recuerdan Delgado Lobo y Goenaga (2007), el término “impuesto”,
“impôt”, “imposta” describe una idea de pago obligado donde está
implícita la coacción, que según el contexto sociopolítico puede ser
más o menos legitimada.

3 Para un panorama regional sobre los debates sobre los impuestos a la riqueza
en el contexto de la pandemia en América Latina, cf. Strada y Garriga Olmo (2021),
Latindadd (2021).

450
¿Empresarios o ricos?...

En este sentido, algunas personas autoras analizan las diferentes


“morales fiscales”, asociadas con la “motivación intrínseca a pagar
impuestos” (Torgler, 2007). A diferencia de países europeos, como
España, en donde la moralidad fiscal es alta, y por lo tanto se expre-
sa una condena ética al no pago de impuestos, que aumenta incluso
en contexto de crisis económica (Ortiz García y Portillo, 2018), en la
región la moral fiscal es baja. Torgler (2007) plantea que existe una
relación entre una moralidad fiscal baja y el tamaño de la economía
informal, la cual hace que sea frecuente para la población la con-
vivencia con casos conocidos de elusión o evasión fiscal. Con base
en datos de una encuesta de Latinobarómetro, esta actitud no solo
es tolerada sino, además, justificada a partir de diversas razones: los
impuestos son demasiado altos, son malgastados, son apropiados
por la corrupción o no se castiga a quienes los evaden. Claramente
las consecuencias de la reticencia a pagar impuestos no son iguales
para todos los sectores sociales. Como esboza Atria (2019), la elusión
o evasión de las personas de altos ingresos tiene un mayor impacto
económico para las cuentas públicas. En esos casos, además, este
autor incorpora entre las autojustificaciones un discurso frecuente
entre las élites económicas, que asocian la elusión fiscal con la pro-
moción del crecimiento económico.
En un contexto en donde los sectores más ricos son reacios
al pago de impuestos, no es casual que un primer debate en torno
al proyecto debatido en Argentina fue el de su denominación. Como
en toda disputa categorial, no se trataba de una simple cuestión
terminológica, sino que en ello se jugaba buena parte del sentido de
la medida. Quienes la impulsaron buscaban legitimarla al definirla
como una “contribución” o un “aporte”, que no sería un “impues-
to”. Una causa de ello era técnica, ya que al existir en Argentina el
impuesto a los “bienes personales”, quienes criticaban la medida
planteaban su impugnación en nombre de una presunta “doble
imposición”. Sin embargo, y más allá de estas cuestiones formales
tributarias, cada término elegido tenía un sentido específico que
buscaba remarcar, como se analizará más adelante, la necesidad de
un involucramiento moral de los sectores con altos ingresos respecto

451
Matías Landau

al resto de la sociedad. De allí que en lugar de un “impuesto” se


trató de un “aporte” no de forma continua o regular, sino “extraor-
dinario”, con el fin de paliar los efectos de la pandemia, y que
se justificaba por un compromiso de la solidaridad como “bien
público”. Este, como lo plantea Berrotarán (2020), sustenta a los
sistemas impositivos más progresivos, erosionados por el discurso
neoliberal ocasionado por una visión competitiva de las personas
como unidades de capital humano.

“ES UN APORTE QUE AFECTA SOLO A LOS GRANDES RICOS”


En el diseño oficial y las voces de quienes impulsaron el proyecto,
se apuntaba discursivamente a las “grandes fortunas” o “ricos”,
categorías asociadas con la posesión de cierta cantidad de dinero
sin importar cómo se haya accedido a este. Ubicar al sector de la
población mejor posicionado en términos patrimoniales permitía
expresar con claridad la idea de una sociedad en la que la riqueza
está desigualmente repartida; así como delinear un grupo social que
concentra buena parte de los privilegios que se le niegan al resto de
la sociedad. En tanto que se plantea su ubicación en un conjunto
definido y pequeño de personas, se define el carácter excepcional de
quienes, si bien pertenecen a la sociedad, se diferencian de la gran
mayoría de ella.
No es casual, en este sentido, que quienes postulaban el
proyecto se preocuparan por aclarar que no afectaría a la clase me-
dia, ni a los pequeños empresarios o comerciantes, sino a un conjunto
bien delimitado y exclusivo. Así lo expresó en una entrevista radial el
diputado oficialista, del Frente de Todos (FdT), Marcelo Casaretto:

En realidad, lo que estamos haciendo es analizar una situación


extraordinaria de la pandemia que necesita de recursos ex-
traordinarios. Entonces, […] ¿quién debe contribuir en este
momento de la Argentina, que necesita recursos: ¿los traba-
jadores, los jubilados la clase media? De ninguna manera.
Si hay una pirámide social, tienen que contribuir aquellos
que están en la cúspide de la pirámide social, aquellos que

452
¿Empresarios o ricos?...

tienen mayor poder económico. […] ¿Quién se puede quejar


de esto? Las doce mil familias más ricas de la Argentina o
quienes los representan: algunos diputados, algunos economis-
tas, algunos medios de comunicación que estarán bancados
por ellos.4

Si bien en algunos casos se buscaba evitar juicios sobre la riqueza


del sector involucrado, no fueron pocas las voces que expresaban
que la situación de los ricos había mejorado durante el gobierno del
expresidente Mauricio Macri y, por tanto, debía recaer sobre ellos
este impuesto destinado a paliar la situación de la pandemia.5 Los
argumentos en este sentido planteaban que algunos de los sectores
más pudientes del país habían sido beneficiados por la especulación
financiera y la fuga de capitales, o que en Argentina existe una es-
tructura tributaria regresiva. Como lo explicó el diputado del FdT
Leonardo Grosso

No es un impuesto, es un aporte por única vez que se aplica


a las grandes fortunas de 200 millones de pesos para arriba.
Es un aporte que afecta solo a los grandes ricos y deja por
fuera a los sectores medios y populares. A contramano de lo
que pasó en los cuatro años del macrismo, que se gravó a la
clase media, se duplicó el universo que paga ganancias.

Por su parte, para el diputado oficialista y dirigente social Juan Carlos Al-
derete, “apunta al único sector que está en condiciones de hacer un aporte
en este momento, por lo que es una medida imprescindible y racional”.

4 Entrevista radial a Marcelo Casaretto, Radio Caput, 1 de septiembre del 2020.


5 Según la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, la primera medición del
Coeficiente de Gini del ingreso per cápita familiar, realizada durante el gobierno de
Mauricio Macri, fue de 0,427 en el segundo trimestre del 2016. En la última, para
el tercer trimestre del 2019, se ubicó en 0,449. En cuanto a la brecha de ingresos,
la diferencia entre el promedio de ingresos per cápita familiar del primer y último
decil se ubicaba en 19 veces para el segundo trimestre del 2016 y subió a 23 en
el tercer trimestre del 2019. Cf. “Evolución de la distribución del ingreso (EPH).
Tercer Trimestre del 2019”, Informes técnicos, vol. 3 n.° 236, Indec, Buenos Aires,
Argentina, 2019.

453
Matías Landau

En esta mirada, la exigencia de un “aporte” de los sectores


más ricos era una cuestión moral, asociada a la exigencia de un
compromiso respecto al resto de la sociedad. No es casual que el
principio invocado, en la mayoría de las intervenciones que defendían
la iniciativa, haya sido el de la “solidaridad social”. “Pedimos un
esfuerzo mayor de quienes están en mejores condiciones, una regla
básica de la solidaridad”, planteaba la diputada del FdT, Vanesa
Siley. “Siempre hay que pedirle esfuerzo a los que tienen para los
que menos tienen, eso es solidaridad, eso es igualdad”, decía el in-
tendente de Hurlingham, el kirchnerista Juan Zabaleta. “A mí me
parece que no es mucho pedir que sean estos sectores que se sumen
a este esfuerzo que se está haciendo por parte de toda la sociedad”,
decía la titular del Instituto Nacional contra la Discriminación, la
Xenofobia y el Racismo (INADI), Victoria Donda.
En muchos sentidos, todas estas intervenciones públicas
se valían de la clásica concepción social del Estado, que desde
el liberalismo social en adelante postula que la sociedad es una
suma de interdependencias sociales y, en ese marco, quienes po-
seen más riqueza o mejores ingresos tienen cierto deber moral de
contribuir, a través de la vía impositiva, con las arcas estatales,
para que estas a su vez distribuyan los bienes y servicios en la
sociedad. No es gratuito, en este sentido, el uso de un término
como “solidaridad”, que entronca estas posiciones con un Estado
regulador y promotor de la sociedad.
El hecho de que el esfuerzo recayera en estos sectores era
parte de la justicia de la medida y para quienes la plantearon, funda-
mentalmente políticos oficialistas y dirigentes sociales o sindicales
afines, pedir ese esfuerzo era legítimo y justo. Se aclaraba, además,
que ello no suponía un ataque a los ricos y a su riqueza, sino una
medida puntual que no modificaría las posiciones económicas rela-
tivas en la sociedad. “Ninguno va a perder su condición de rico o
muy rico porque hagan un aporte en la dirección que estamos
imaginando”, declaraba al proponer debatir un proyecto de ley en
el Congreso, el diputado del Frente de Todos (FdT), Carlos Heller,
en declaraciones radiales un 6 de abril. Según su perspectiva, se

454
¿Empresarios o ricos?...

trataría de un “aporte extraordinario de un sector que tiene capaci-


dad contributiva”, pero que no era una cuestión de “persecución”.6
“No es una caza de ricos, no tenemos un solo nombre propio, no
tengo la menor idea quiénes son los que estarán alcanzados por el
impuesto”, agregó unos días más tarde.7
En síntesis, para el oficialismo y los sectores que apoyaban
la medida, como algunos partidos aliados y agrupaciones gremiales
o sociales, la justicia de la medida estaba dada por el grupo alcan-
zado (los “ricos” o las “grandes fortunas”), que tenían la obligación
de “contribuir” o “aportar”, en forma “solidaria”, para que el resto
de la sociedad pudiera afrontar gastos excepcionales causados por
la pandemia. Se trataba de una medida “justa” que, como planteaba
el embajador argentino en España, Ricardo Alfonsín, antes que una
cuestión “técnica” era una cuestión “filosófica”:
Antes que técnica, la pregunta es filosófica: ¿Es justo o no es
justo que, en estas circunstancias, quienes son titulares de grandes
fortunas hagan un aporte adicional por única vez, para tratar de que
el Estado cuente con los recursos para paliar los sufrimientos que
podrían sufrir quienes por consecuencia de la situación económica
se encuentra en una situación menos cómoda económicamente?
¿Es justo o no es justo? Una vez que respondan a esta pregunta,
empecemos a discutir las cuestiones técnicas.8

“NO SE AVERGÜENCEN DE REPRESENTAR A LOS RICOS”


Rápidamente, la categoría de “rico” quedó en el centro del
debate público. Desde los sectores que impulsaban la me-
dida, fundamentalmente del oficialista FdT, las críticas a esta
suponían ubicarse en la defensa de los sectores más poderosos
y privilegiados de la sociedad. Al respecto, la diputada del FdT
Blanca Osuna plateó que

6 Diario Clarín, 7 de abril del 2020.


7 Infobae, 15 de abril del 2020.
8 Entrevista a Ricardo Alfonsín, CBA24N, 5 de mayo del 2020.

455
Matías Landau

Los que representan a los más ricos de la Argentina, a los


que les estamos pidiendo un aporte de emergencia, no se
avergüencen de representarlos, porque eso también es la
política. Por eso celebro este proyecto, porque sabemos a
quienes representamos.

El oficialismo usaba en forma irónica este argumento, cambiar el


nombre de Juntos por el Cambio (JxC), la principal fuerza política
opositora, por el hashtag #Juntosporlosricos. Según un gráfico que
circulaba en redes sociales, “el 46 % de los diputados nacionales,
defendiendo los intereses del 0,2 % más rico del país”.

Figura 1. Juntos por los ricos

Fuente: Twitter.

Se comprende que, en términos públicos, se planteaba cierta inco-


modidad de los sectores opositores al proyecto en aparecer defen-
diendo a los “ricos”, en un contexto social crítico, incluso cuando
según las encuestas un 80 % de la población aprobaba la medida.9

9 Según una encuesta de la Consultora Clivajes, en mayo del 2020 se expresaba un 79,5 %
de apoyo a la propuesta de creación de un impuesto a las grandes fortunas. Cf. “Encuesta: el
80 % apoya un impuesto extraordinario a la riqueza”, Diario Perfil, 18 de mayo del 2020.

456
¿Empresarios o ricos?...

“No estamos dispuestos a caer en esa trampa por meternos en una


situación vergonzante de que nos digan que estamos defendiendo a los
ricos”, respondía a las acusaciones el diputado de JxC Luciano Laspina.
En este sentido, la crítica apuntaba a que la mayor presión
sobre un grupo definido de la sociedad suponía actitud beligerante.
“Se debe plantear un esfuerzo colectivo y no una batalla”, argu-
mentaba el senador nacional de JxC, Martín Lousteau. Posturas
similares expresaban algunas cámaras empresariales, como la Cá-
mara Argentina de Inmobiliarias, que en un comunicado del 11 de
septiembre, decía:

Desde CAIR consideramos que el esfuerzo posible y con-


creto para mitigar los efectos de esta pandemia tiene que
salir del conjunto de los argentinos y no solamente de un
sector. El castigo a quien mayor tributa, conforme su ca-
pacidad, no es aceptable.

En algunas intervenciones se llegaba a plantear la cuestión de los


“ricos” en términos de defensa de las minorías; por ejemplo, el 29 de
septiembre el ex consejero del Consejo de la Magistratura y político
del partido de derecha “Valores para mi país”, Alejandro Fargosi
publicó en redes:

Los “k” justifican el inconstitucional, disparatado, innecesa-


rio y confiscatorio “impuesto a la riqueza” porque afectará a
pocos. Es al revés: la democracia, la república y la Constitución
existen para que nadie sea atropellado por ser una minoría,
cualquiera sea su condición.

En algún sentido, este argumento llevaba al extremo un sentir que


expresaban muchos grupos políticos y empresarios, para quienes
centrar el impuesto en los “ricos” suponía una concepción “clasista”
de la sociedad, como planteaba el excandidato a vicepresidente por

457
Matías Landau

JxC, Miguel Ángel Pichetto.10 Por su parte, en declaraciones radiales


el diputado de JxC, Luciano Laspina explicaba que “El impuesto
implica una lógica ‘muy kirchnerista’ de dividir entre ricos y pobres,
porteños y provincias, empleados versus empresarios”. “Este modelo
lleva 10 años y ha fracasado y está agotado. El ciudadano de a pie
tiene que entender que este modelo de ricos vs. pobres, porteños
vs provincia, empresa vs. sindicato, no va más”, concluía. En este
sentido, donde los defensores del proyecto veían un esfuerzo lícito,
una contribución, un aporte solidario, los opositores notaban una
demanda desmedida e injusta sobre un sector de la población.

“ESTAMOS ORGULLOSOS DE DEFENDER A LOS ARGENTINOS DE BIEN”


“Yo no defiendo a los ricos, yo defiendo a los argentinos. [...] Me
llama la atención que haya personas o grupos que se sientan dueños
de la sensibilidad por los más vulnerables”, señalaba la diputada de
JxC, Carmen Polledo, al debatir el proyecto en la Comisión de Pre-
supuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados de la Nación.11 La
frase resume un argumento recurrente: para negar una defensa de
los ricos, se invoca el bienestar de toda la sociedad. Apuntar contra
un sector es visto como una medida contra el conjunto, en una
sinécdoque que asimila al primero con el segundo.
Para justificar esta perspectiva, era vital mostrar que la
presión impositiva sobre el sector de mayores ingresos tenía efectos
negativos en la colectividad. En este sentido, algunos empresarios
exitosos, como el textil Teddy Karagodzian, recurrían al argumento
de que la existencia de los ricos era beneficiosa para la sociedad,
pues sus riquezas devendrían “inversión” y una presión impositiva
excesiva sería negativa:

El problema de la pobreza en la argentina no es que los ricos


no pagamos impuestos. Pagamos muchos impuestos, de

10 Entrevista a Miguel Ángel Pichetto, en el programa radial “No vuelven más”, FM


La Patriada, 16 de abril del 2020.
11 Comisión de Presupuesto y Hacienda, Cámara de Diputados de la Nación, 21 de
setiembre del 2020.

458
¿Empresarios o ricos?...

hecho, tantos impuestos pagamos los ricos que la mayoría


se está yendo del país porque no encuentra ningún cambio
en los gobiernos anteriores, tampoco en el de Macri. No en-
cuentra ningún cambio en la actitud de los argentinos para
con la necesidad de inversiones.12

La relación directa entre riqueza e inversión, propia del ar-


gumento liberal, permite ubicar a quienes poseen mayores
fortunas en un lugar destacado en el proceso de desarrollo
económico. Para ello, la categoría de “ricos” se desliza a la de
empresarios, generadores de trabajo, emprendedores, etc. Estas
declaraciones del senador nacional de JxC Luis Naidenoff son
una muestra de dicho uso:

- ¿El impuesto para los ricos es para la tribuna?, pregunta-


ba un periodista al senador Luis Naidenoff, cuando el tema
empezaba a estar en la agenda pública.
- Yo creo que es parte de un relato más. Es parte de la con-
tinuidad del relato. La construcción de una estigmatización
primero del empresariado de la Argentina, cuando en reali-
dad en la Argentina el emprendedor, el cuentapropista, la
micro, pequeña y mediana empresa, es lo que uno tiene que
salvaguardar porque si querés salvar empleos tenés que sal-
var las empresas.13

Como puede apreciarse, la pregunta es por los “ricos”, pero la


respuesta alude al empresariado, al emprendendor, al cuentapro-
pista y a las empresas. En una línea argumental similar se expresaba el
diputado de JxC, Luciano Laspina, al justificar su voto en el tratamiento
parlamentario de la ley:

12 Entrevista a Teddy Karagodzian en el programa “Habrá consecuencia”, Radio El


Destape, 2 de junio del 2020.
13 Luis Naidenoff: “El impuesto a los ricos es parte de un relato que busca enemigos”,
Infobae, 18 de abril del 2020.

459
Matías Landau

El debate es político, lo queremos dar en esos términos y


estamos orgullosos, no de defender a los ricos, de defender
a los argentinos de bien que dependen de la inversión pri-
vada y de la creación del empleo, que no quieren vivir de la
dádiva del Estado, ni de un gobierno ni de un político, que
quieren encontrar un trabajo en el diario como lo hacían
sus padres o sus abuelos. Esos argentinos de bien necesitan
empresarios, necesitan inversión privada, necesitan que esos
empresarios apuesten por el país y no que se vayan. Por eso,
vamos a votar en contra.14

Este argumento sintetiza una concepción muy extendida en ciertos


sectores económicos y sociales de Argentina, los cuales sintonizan
con la idea liberal de que el bien colectivo es el fruto de las iniciati-
vas personales y del mérito individual, basados en el esfuerzo, el em-
prendimiento y la inversión. En este marco se entiende la referencia
a los “argentinos de bien”, que remite a la construcción mítica de
una “clase media” que, como analizó Ezequiel Adamovsky (2009),
sería la reserva moral del país, opuesta a quienes desean “vivir de
las dádivas del Estado”, como los sectores populares. Para eso, en
la misma frase se desliza de la categoría de “rico” a la de “empre-
sarios” que invierten y generan trabajo, como medio para plantear
una justificación legítima de la defensa de los intereses colectivos
y no individuales. Aun cuando la imagen del empresariado no está
exenta de debate, su uso en tanto figura moral en la construcción
del progreso social permite desmarcar la crítica a la medida de su
presunta defensa de los sectores privilegiados.
En este sentido, si en la categorización social propia de
quienes defienden la medida se presenta una sociedad dividida entre
un sector “rico” que se diferencia de las clases media y trabajado-
ras, aquí se plantea un clivaje diferente, en el cual los sectores más
pudientes están asociados a los valores y principios de las clases

14 Comisión de Presupuesto y Hacienda, Cámara de Diputados de la Nación, 21 de


setiembre del 2020.

460
¿Empresarios o ricos?...

medias, pero distinguibles de quienes quedan incluidos por “vivir”


de la creación de estos. Aquí la moralidad se invierte respecto al
planteamiento de quienes defienden la medida. Habría un sector so-
cial con gente “de bien”, que trabaja y crea valor, mientras que otro
solo se plantea como un parásito social moralmente condenable.
Por esta razón, al quejarse de la creación del impuesto, un comuni-
cado de Confederaciones Rurales Argentinas plantea que se trata de
un ataque a la “espalda productiva del país”.15
La medida, entonces, se veía como contraproducente, porque
atentaba contra el espíritu emprendedor y la inversión privada. “Va
a afectar a todos aquellos que tienen patrimonio, ahorrando, tra-
bajando, haciendo esfuerzos, es una desvalorización que solo va a
afectar a todo un universo de ahorristas, emprendedores”, decía el
diputado de JxC, Gonzalo del Cerro.16 El esfuerzo lo hacía el sec-
tor privado, y aumentar impuestos no solo afectaría a un pequeño
grupo privilegiado, como en el argumento oficial, sino a la sociedad
en su conjunto, que se beneficiaba de sus inversiones. En esta línea
se pronunciaba Federico Pinedo: “Sacar dinero a la gente que tiene
que apretar el acelerador de la sociedad y que lo podría invertir para
que esto funcione rápido me parece una locura”.17

CONCLUSIONES
El debate sobre el aporte solidario y extraordinario en Argentina,
durante la pandemia por Covid-19 permitió observar el modo en
que diversos grupos de las élites políticas y económicas debaten el
modo en que se produce, recauda y distribuye la riqueza social. Las
categorías y los argumentos movilizados por quienes defendían o
criticaban la medida muestra un espacio en donde se expresan mi-
radas diferentes, e incluso antagónicas, sobre la relación entre
grupos sociales, y entre estos y el Estado. El análisis evidencia que

15 “Impuesto al progreso”. Comunicado de CRA, 7 de setiembre del 2020.


16 “A favor y en contra del impuesto, Página 12, 27 de abril del 2020. https://www.
pagina12.com.ar/262276-a-favor-y-en-contra-del-impuesto
17 Declaraciones radiales, Radio Futurock, 15 de abril del 2020.

461
Matías Landau

se expresa, por un lado, una concepción que divide a la sociedad en-


tre los sectores “ricos” y el resto de la población y, por otro, legitima
en nombre de la solidaridad social, una mayor contribución de los
más pudientes a las arcas estatales. Se expresa, en este sentido, una
condena moral a aquellos que se oponen a una medida planteada
acorde a criterios de justicia social. En una línea opuesta, la medida
es criticada por quienes perciben en ello un ataque a un sector de la
sociedad, definido por términos como “empresarios” o “emprende-
dores”, caracterizado por una serie de atributos positivos, ligados
con la asignación de un lugar central en la creación de valor en la
sociedad. Este debate, como muchos otros sobre medidas similares,
permite observar el sentido siempre contingente y disputado de la
definición de los lugares simbólicos que, en términos sociales y mo-
rales, mantienen las diferencias y jerarquías de los distintos grupos
que conforman la sociedad.
Este debate, generado en el contexto particular de la Argenti-
na durante la pandemia por Covid-19, abre una serie de elementos para
aportar a la reflexión sobre el modo en que se concibe la relación en-
tre las élites económicas, el Estado y la sociedad en América Latina.
En primer lugar, los diversos posicionamientos analizados en estas
páginas muestran que cuando se debaten proyectos impositivos se
ponen en juego nociones sobre el tipo de vínculo económico, políti-
co y social que debería estructurar la relación entre la ciudadanía,
el Estado y el mercado en una sociedad nacional.
En este sentido, la sociología impositiva puede aportar a una
comprensión situada de la relación entre política y economía en
nuestra región; dos sistemas que en ocasiones se analizan en forma
independiente, pero que encuentran un nexo en el modo de restruc-
turar a la vez el contrato político, el pacto social y las actitudes de
los agentes económicos.
En segundo lugar, se ha visto que los posicionamientos
frente al proyecto de aporte solidario y extraordinario en Argentina
configuró un espacio relativamente ordenado, en donde se ubicaron
con claridad los principales actores políticos y económicos. En este
sentido, el análisis de este tipo de iniciativas impositivas permite obtener

462
¿Empresarios o ricos?...

una clara inteligibilidad de posturas que, en otras ocasiones, apare-


cen más veladas o matizadas. En consecuencia, permite contribuir
a un conocimiento más profundo de configuración del campo
político y económico.
En tercer lugar, y para finalizar, el contexto de iniciativas
como la del impuesto a las grandes fortunas son propicias para
exacerbar ciertas imágenes simplificadoras sobre los “ricos” o las
“clases altas”, tal como sugirió Heredia (2021). Más allá de que, en
muchos casos, estas imágenes sean más estereotipos que finas inter-
pretaciones sobre estos sectores, pueden ser un insumo valioso para
observar el modo en que la sociedad se representa a sus sectores
privilegiados. Trabajos comparativos entre diversos casos lati-
noamericanos pueden ser un aporte sustantivo para profundizar
sobre las similitudes y diferencias en la región.

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465
EPÍLOGO
¿DÓNDE ESTAMOS EN MATERIA DE ÉLITES?
Francisco Durand

En una ocasión, Luis Alberto Sánchez, intelectual y literato peruano,


líder del Partido Aprista, viajó a Bolivia a finales de los años cuarenta.
En diálogo con sus pares bolivianos, les preguntó sobre el problema
del indio. Le respondieron: “aquí no hay problema del indio, lo que
hay es el problema del blanco”.
La anécdota revela una cuestión de perspectiva: en qué
grupo social nos fijamos y lo consideramos un “problema”. No son,
como este libro revela, ni principal ni únicamente las personas po-
bres, las mayorías, los trabajadores y las trabajadoras, “los de abajo”,
quienes deben atraer principalmente nuestras miradas como espe-
cialistas en las ciencias sociales (investigadores de la realidad
social) e intelectuales (pensadores de la sociedad), o la clase media,
sino también a “los de arriba”, las élites influyentes, sobre todo en la
economía y la política. De ese modo, viendo los dos lados, tenemos una
visión más completa y rica de la sociedad, de la manera en cómo
está organizada su matriz y el modo en que opera dentro de una
trama de relaciones con tensiones y problemas con rasgos propia-
mente latinoamericanos.

467
Francisco Durand

El dato clave de la realidad, por lo tanto, es que una sociedad


no puede ser debidamente entendida sin tomar en consideración
a las élites del poder. Estamos hablando, siguiendo una orientación de
las teorías elitistas a partir de Wilfredo Pareto y Gaetano Mosca, de que
en todo tiempo y régimen existen minorías selectas capaces de operar
en determinados campos, hoy destacan aquellas que comandan el
mercado (grupo empresariales, consultores e intelectuales o exper-
tos) y el Estado (la clase política y la alta burocracia). No es, pues,
cualquier persona rica o privilegiada el objeto de estudio sobre élites
sino, recordando el título del libro pionero de De Imaz (1970), Los
que mandan.
Se inicia con un breve y un tanto arbitrario recuento para ver
cuánta agua ha corrido bajo el puente y reflexionar sobre la relación
entre texto y contexto. La problemática de las élites del poder, de
varias categorías sociales (con distintos recursos, posiciones y nive-
les de influencia) e instituciones ha sido materia de amplia, aunque
un tanto irregular, reflexión crítica. Aparece algún tiempo después
de que la población latinoamericana se cuestionara el problema del
indio (del mestizo, del mulato; en fin, de las mayorías desposeídas
y discriminadas), sea porque buscaron civilizarlos e incluso reem-
plazarlos demográficamente por blancos (blanqueamiento) u
organizarlos y movilizarlos para cambiar el orden social.
A finales del siglo XIX y comienzos del XX, los sectores
políticos, intelectuales y literatos, a veces combinando estos roles,
realizaron una importante tarea analítica y de divulgación sobre las
élites. Así lo sugiere la aparición de teorías laudatorias y racistas
(sociadarwinistas), así como también críticas y con sentido social
sobre las élites que se diseminaron por distintos medios en nuestras
desiguales y variadas naciones. Al principio el cuestionamiento a las
élites fue sobre todo materia de un apasionado debate entre anar-
quistas, socialistas, comunistas y reformistas. Otro aporte lo dio la
literatura, sobre todo en novelas de denuncia social. Nos vienen a la
mente obras y artículos de la peruana Flora Tristán y el abuso a la
mujer, Peregrinaciones de una paria (1838), y la abolicionista Harriet
Beecher Stowe, La Cabaña del Tío Tom en los EE. UU. (1852), que

468
Epílogo: ¿dónde estamos en materia de élites?

repercutió en todos los países esclavistas, incluyendo Cuba y Brasil.


Desde finales del siglo XIX en este género destacó el cubano José
Martí, Nuestra América (1891); el mexicano Mariano Azuela, Los
De Abajo (1916); el ecuatoriano Jorge Icaza, Huasipungo (1934); el
peruano Enrique López Albujar, Los caballeros del delito (1937) y
el costarricense Carlos Luis Fallas, Mamita Yunai (1940), para citar
obras muy divulgadas. Cuestionaron el abuso del poder de las viejas
élites y el capital extranjero que penetró en sus mercados.
Un salto importante se produjo cuando los estudios
comenzaron a basarse en las ciencias sociales, particularmente
en la sociología, que después se extendió a la antropología, la
politología, la economía política y la historia económica. Esta
profesionalización del análisis de las élites empezó bajo la influ-
encia de August Comte y el positivismo, Carlos Marx y la teoría
de las clases sociales, Max Weber y la teoría de la dominación,
los elitistas Wilfredo Pareto sobre la circulación de las élites y
Gaetano Mosca sobre la clase política.
El marxismo y sus distintas versiones latinoamericanas
hicieron su aporte sobre todo en los años 1920 y 1930, cuando sur-
gieron los radicalismos organizados de socialistas, aunque también
los populistas, cuyos programas partidarios y sindicales de cambio
social chocaron con las grandes familias terratenientes, los fabri-
cantes y los Company Towns agrarios, mineros y petroleros que
aparecieron durante la Segunda Revolución Industrial.
Uno de los primeros debates internacionales sobre “el Tercer
Mundo” se centró en el Kuo Ming Tang, el partido chino republi-
cano fundado en 1928, y las preguntas que surgieron de este caso
en América Latina: ¿la burguesía china apoyaría el proceso de cam-
bio, participaría en una revolución? Para algunos, como José Carlos
Mariátegui (fundador del Partido Socialista en Lima, 1929), en debate
con Haya de la Torre (fundador de la Alianza Popular Revolu-
cionaria Americana en México, 1924), ambos de visible influencia
en el continente, se debía tomar en consideración el peso, la im-
portancia y la cultura e ideología de esta élite industrial emergente.
Mariátegui, un gramsciano temprano, comparó a China con nuestra

469
Francisco Durand

América, inquiriendo si la cultura de esta burguesía asiática, que


era china, hablaba chino y fue educada en el confucionismo, podía
ser igual a la burguesía latinoamericana de origen europeo e hija
de la conquista y la neocolonización de inicios de la república.
Mariátegui dudaba de su potencial como actor de cambio y Haya
pensaba diferente. Estaba identificado con el Kuo Ming Tang e in-
cluyó a la nueva burguesía en el “frente de clases”.
De modo que el incipiente y desigual desarrollo capitalista
latinoamericano puso de relieve una “nueva élite” capitalista o em-
presarial, en oposición a la vieja terrateniente y aristocrática. ¿Se
fusionaron?, ¿la segunda superó a la primera?, ¿podían ser los gru-
pos industriales agentes del desarrollo nacional? Estas preguntas
siguen siendo válidas y se discuten en este volumen.
A partir de esta revisión podemos argumentar que la
cuestión del efecto extranjero en la sociedad y la economía entre
las élites mantiene su vigencia. ¿Qué compromiso puede tener el em-
presariado de este tipo o una élite con su país, con su pueblo? La
cuestión se relaciona hoy con más fuerza que antes con la entrada
masiva del capital extranjero en inversiones directas e indirectas. Esta
penetración afectó y afecta “lo nacional” en la medida en que las mul-
tinacionales no tenían por qué pensar en “el desarrollo”, el cual es
responsabilidad de nacionales, principalmente de sus élites, cuya
posición estructural y su proyección nacional está debilitada (para
alguna castrada) o influenciada por el factor externo.
A partir de la década de 1930, hasta las décadas de 1960 y
1970, las ciencias sociales se desarrollaron con fuerza en América
Latina, al contribuir tanto dentro como fuera del continente. La
posguerra fue particularmente fecunda y obligó a discutir el tema
de las élites en el contexto de la Guerra Fría, luego de la Revolución
cubana de 1959, que barrió con todas las élites, aprovechando su
falta de cohesión y su colaboración con los Estados Unidos.
Cabe mencionar la teoría de la modernización, impulsada
por la sociología y la politología norteamericana que buscaban
“modernizar” a América Latina para inducir el “despegue” por eta-
pas que proponía Walt Whitman Rostow (1960). Este libro se presentó

470
Epílogo: ¿dónde estamos en materia de élites?

como un “manifiesto anticomunista”. De esta corriente surgieron


estudios importantes de las élites, caso de Seymour Martin Lipset
y Aldo Solari (1967). La vieja élite aristocrática y terrateniente reque-
ría ser desplazada, y al mismo tiempo se debía modernizar a los
sectores industriales y gerenciales, supuestos agentes del cambio,
sobre todo por la vía de la educación, como proponía Lipset.
Nuevamente, se discutió si las élites con potencial moderni-
zante (los industriales, la clase media profesional) contaban con
las cualidades culturales para “caminar” hacia el desarrollo por la
vía del mercado y la democracia. El enfoque estuvo fuertemente
influenciado por la discusión de la ética protestante del capitalismo,
volviendo a remarcar la cuestión cultural desde un ángulo weberiano
(Durand, 2005). La tesis era pesimista en tanto Lipset y otros
detectaron la “ausencia de cualidades” o el peso de la herencia
ibero-católica. Con una cultura con estas raíces, ¿podían acelerar el
paso de la tradición a la modernidad? Sin embargo, había casos im-
portantes, aunque excepcionales, como los grupos industriales de
São Paulo, que mostraron una faceta más dinámica (Dean, 1969).
Estos temas recuerdan a Pareto y Mosca y sus discusiones de la
“fusión de las élites” (viejas y nuevas), sobre todo por aspirantes a
las élites como las personas migrantes extranjeras, que en muchos
casos se articularon con las clases dominantes locales y se fueron
“encastando”, según la tesis de Manuel Gonzáles Prada (1908).
La respuesta a estas preocupaciones desarrollistas de los
Estados Unidos la dio la teoría de la dependencia en sus distintas
versiones, como la conceptualización lapidaria de “lumpen burgue-
sía” (Gunder Frank, 1973), o la más tolerante de “burguesía nacional”
(Cardoso y Faletto, 1969). Esta última tesis era compartida por Raul
Prebisch y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL),
pues podía apoyar planes nacionales, pero asignaba un rol central
a economistas y planificadores desarrollistas, una nueva élite del
poder ligada a organismos internacionales, fenómeno que aparece
recién en la posguerra.
Cabe agregar que en paralelo surgieron estudios sobre los
“dueños del país”. En ellos se identificaban familias, fortunas y

471
Francisco Durand

empresas, enfoque muy popular en América Latina, allí donde fue


posible encontrar datos. Si bien no siempre contaron con gran rigor
académico, su aporte sobre la clase propietaria fue importante y
dieron base empírica para estimar el poder de las grandes familias
(Malpica, 1963 y Steele, 1972).
Las dictaduras anticomunistas (sobre todo en Centroamé-
rica y el Cono Sur) y la represión durante las décadas de 1970 y 1980
afectaron los escenarios para continuar con estas reflexiones. No fue
un apagón. Numerosas personas investigadoras e intelectuales con-
tinuaron el debate donde pudieron, en el oasis mexicano, Europa o
los Estados Unidos, pero ciertamente ocurrió un receso analítico en
el contexto de la Guerra Fría, al mismo tiempo que se desarrollaron
los “estudios regionales” del Sur global con mucho vigor.
No nos vamos a alargar demasiado en estas consideraciones,
simplemente reflexionar sobre la relación entre texto y contexto.
Las corrientes y circunstancias posmarxistas y dictatoriales abri-
eron paso como pensamiento dominante al liberalismo político y
al neoliberalismo económico y elitistas, a su manera. Nos recuerda
la noción de los grupos científicos sociales de Comte, en la medida
que resaltó el rol de los economistas de mercado, la nueva élite tec-
nocrática que desplazó a la estatista desarrollista.
La nueva comunidad epistémica comandada por los sectores
económicos y de política liberal, con el apoyo de los países desarrolla-
dos y los organismos financieros internacionales de Washington,
sacaron del camino a la CEPAL y desarrollaron tesis alternativas.
Consideraban posible que América Latina se convirtiera, por
primera vez, en una “democracia de mercado” (Domínguez, 1997).
La tesis consistía en que “esta vez”, a diferencia de los años sesenta,
las libertades políticas y económicas podían finalmente combinarse
y “desarrollar” el continente achicando el Estado. Aquí volvemos a
Rostow, pero en condiciones de globalización económica posguerra
Fría y la supuesta victoria del capitalismo de mercado. En el siglo
XXI, luego de un récord dudoso neoliberal, mezclado con el autori-
tarismo, de los gobiernos de los “salvadores de la patria” como
Carlos Menem y Alberto Fujimori, los espacios para la reflexión

472
Epílogo: ¿dónde estamos en materia de élites?

crítica se abrieron dando lugar a la crítica al neoliberalismo y los


economistas de mercado (Valdés, 2020) y las tesis sobre las limita-
ciones de la democracia (O’Donnell, Iazetta y Quiroga, 2011).
Debido a una serie de factores de cambio, mezclado siempre
con factores de continuidad, como revela el estudio sobre Guatema-
la de este volumen (la vigencia de “la finca y la familia”), y aquellos
referidos a las percepciones de las élites donde hay tradicionalidad
social con modernidad empresarial (también discutido en este li-
bro), el contexto ha girado de manera favorable a los estudios de las
élites, tanto teórica cuanto metodológica y empíricamente. Varias
son las razones.
En primer lugar, dada las limitaciones de los estudios influ-
enciados por el pluralismo, y la tesis que el mercado es competitivo,
que las políticas públicas son resultado de muchas influencias que
se equilibran desde las agendas (inicio del ciclo supuestamente vir-
tuoso de toma de decisiones), que los tecnócratas son científicos
independientes del poder económico; son ciertamente insuficientes
para entender la dominación actual ni explicar incluso bien la “goberna-
bilidad” (en tanto las instituciones funcionan en un campo de fuerza
marcado por el poder, sobre todo el económico privado).
Las alternativas explicativas pasan, como este libro eviden-
cia, por el elitismo crítico, la nueva sociología y antropología, el
feminismo y el marxismo gramsciano, así como por más numerosos
y variados estudios sobre el poder y sus detentadores: gremios em-
presariales (Wolff sobre Bolivia), think tanks (Salas Porras sobre
México, Ávila sobre Colombia), partidos y presidentes empresariales
(Macaroff sobre Ecuador), cuadros de la nueva derecha (Salerno so-
bre Argentina) y presencia empresarial en parlamentos (Serna y
Bottinnelli sobre América Latina).
Asimismo, tenemos contribuciones innovadoras sobre per-
cepciones de las élites de hombres y mujeres, y la construcción de
categorías sobre jerarquías, desigualdades, género y religión (Reis y
López sobre Brasil, Canelo sobre Argentina, Krozer sobre México).
Son aportes que están abriendo caminos interpretativos de élites
sobre cuestiones antes pocos estudiadas.

473
Francisco Durand

Las reacciones de las élites al impuesto a los sectores ricos


que emana en la pandemia por Covid-19 ha permitido analizar cómo
se posicionan y presentan hoy frente a esta cuestión redistributiva,
sobre todo en Argentina, uno de los pocos países que logró avances
en este campo (Canelo, Landau, Luci y Gessaghi).
En segundo lugar, la “era de la información” y la “globali-
zación económica” nos beneficia de distintas maneras al romper
parcialmente la opacidad del poder y permitir difundir y publicar
por cuenta propia, sin la venia de editoriales y prensas o el padri-
nazgo de vacas sagradas. Las grandes empresas que operan en bolsa
y en el mercado global informan detalladamente de sus operaciones
y características, sea en memorias anuales, informes de emisores de
bonos corporativos y clasificadoras de riesgo. Todo ello ha permiti-
do estudios sobre los grupos de poder, la concentración monopólica
y la extranjerización (Geymonat sobre Uruguay). En este campo
un tema fundamental es la discusión y distinción entre moderni-
zación (reingeniería, benchmarking), globalización (vinculación
con el mercado mundial) y extranjerización (presencia del capital
extranjero en la economía nacional) de la élite corporativa (dis-
tinta, aunque relacionada a los ricos y los rentistas de clase alta).
Son tres procesos que se deben analizar por separado para poder
luego relacionarlos analíticamente en la medida que discurren en
distintos espacios, siendo componentes claves de la matriz global
de capitalismo.
En el vértice de la pirámide de la élite corporativa (la prin-
cipal, la que mejor se articula con las otras categorías sociales),
como hemos observado, se cuenta con mejores datos, pero muy
poco sobre los grupos de rentistas. Sobre los ricos, término más
ambiguo y subjetivo, hay estudios laudatorios que alguna infor-
mación dan, y que vienen con las distorsiones del caso, una “obsesión
por los ricos” que merece analizarse como narrativa justificativa
(Herrera, 2022).
Finalmente, last but not least, tenemos grandes revelaciones.
Destacan escándalos iluminantes de las relaciones de poder tanto
como la difusión no autorizada de bases de datos obtenidas por los

474
Epílogo: ¿dónde estamos en materia de élites?

hackers, siendo particularmente importante el caso de los papeles


de Panamá y la firma de abogados Mossack Fonseca que se men-
ciona en este volumen. Estas y otras revelaciones (Paradise papers)
han sacudido a las élites globales. Aquí se ha abierto por primera
vez una ventana para identificar a los agentes de la “migración fis-
cal”, y estimar sus consecuencias, en la medida que se trata de un
nuevo espacio para ocultar riquezas y empresas (holding compa-
nies) en jurisdicciones opacas y de baja recaudación, los llamados
paraísos fiscales. En estos espacios de ocultamiento de la riqueza
donde se identifica otra élite: los intermediarios facilitadores de la
fuga de capitales (Atria, Waxenecker y Ocelik).
Internacionalmente ocurrieron eventos que pusieron en la
agenda el tema de los ricos y las corporaciones, los gerentes y los
dirigentes gremiales empresariales, de los reguladores capturados,
cuando estalló la crisis financiera del 2008. Esta situación apareció
en el corazón del sistema financiero internacional al confirmarse
cómo el Estado salió al rescate de los sectores banqueros y especu-
ladores, fenómeno asociado a su gran capacidad de influencia
mediante la cual evitaron, a diferencia de la Gran Depresión de
1929, fortalecer al Estado. De allí se desarrollaron los estudios de
captura corporativa estatal y corrupción en el seno del sistema
capitalista occidental, con estudios sobre los veto players (Bagashka,
2013) y los power brokers (Wedel, 2014). Asimismo, apareció una
nueva categoría, el 1 %, que expresaba la concentración de ingresos
y propiedades cuando aumentó la desigualdad.
Los avances de la justicia internacional sobre casos de corrup-
ción empresarial han permitido develar situaciones como Lava
Jato y la organización de la corrupción (financiación electoral bajo
la mesa, pago de sobornos como mecanismos de influencia). La
cuestión de elitismo y corrupción abre un nuevo campo de estudio,
tradicionalmente limitadas al aspecto legal. Estas investigaciones se
originaron en Brasil, siendo más relevante el caso de la Constructo-
ra Norberto Odebrecht, que impactó en 12 países latinoamericanos.
Avances de instrumentos judiciales, en particular el plea bargain (co-
laboración eficaz, delación premiada, según se definen en distintos

475
Francisco Durand

países), fueron complementados por juicios sobre colusión de élites


globales empresariales. El caso Odebrecth demostró que operaron
en redes de corrupción complejas, las cuales pasaban por paraísos
tributarios, el espacio donde se pagaban los sobornos cuando ter-
minaban de construirse obras sobrepreciadas (US Department of
Justice, v. Brasken 2016).
En tercer lugar, existen considerables avances en materia
metodológica sobre redes, en particular el Social Network Analysis
(SNA), que gracias al software permite realizar mediciones y visualización
de data sobre propiedad, directorios, género y puestos de poder.
Estos aportes nos ponen “los pies en tierra” y permiten discusiones
menos ensayistas y especulativas, así como precisas y claras, de las
relaciones de poder, sea en estudios de caso (Waxenecker y Ocelik
sobre Guatemala) o referidas a América Latina (Cárdenas).
Estudios de este tipo pueden complementar aquellos más
cualitativos de círculos y redes de poder del lado de la antropología,
la sociología, la criminología, la politología y el derecho crítico
para entender las relaciones intra e interélite (Colom sobre América
Latina). Otro aporte metodológico importante son los estudios de
trazado de procesos (process tracing analysis) que permiten iden-
tificar actores (élites influyentes) secuencia y mecanismos de
influencias y resultados con un rigor que es nuevo (Collier, 2011).
Trabajos como Macaroff sobre Ecuador y Wolff sobre Bolivia en
este libro lo realizan a su manera.
Finalmente, tenemos otros instrumentos para afinar los
análisis de o sobre las élites del poder: las entrevistas, las encues-
tas y la accesibilidad a las publicaciones de los medios de comuni-
cación por la internet. Varios trabajos aquí publicados sobre per-
cepciones analizan declaraciones y pronunciamientos, o se basan
en entrevistas a las propias élites. Los efectos desigualadores de la
pandemia por Covid-19 motivan varias de estas indagaciones, y
las reacciones para tratar de “hacer tributar a los ricos” son otro
problema global que se inicia con la crisis del 2008, y sobre los
cuales se puede estudiar cómo construyen narrativas y se ven a sí
mismos y a la sociedad.

476
Epílogo: ¿dónde estamos en materia de élites?

Los estudios empíricos sobre las élites en varias direcciones


pueden ser complementados por encuestas. A las élites se les
debe estudiar ampliamente, viendo sus relaciones de arriba ha-
cia abajo y a los costados (Colom) y al contrario. Al respecto, una
encuesta de Oxfam Lima sobre desigualdades del 2022 brinda
pistas sobre este tema, como también lo hacen algunas de las
preguntas de Latinobarómetro sobre a quién favorecen las deci-
siones de los Estados. Ambos indican que las mayorías son muy
conscientes de la concentración del poder económico y la manera
en cómo las burocracias tecnocráticas y la clase política “gobier-
nan para las élites”, sobre todo para la corporativa. Ciertamente,
existen fuertes variaciones al interior de los países (por clase,
región y género, principalmente), y también entre los países,
quedando la tarea de compilar y comparar esta data para expli-
car semejanzas y diferencias.
Este balance se termina al hacer referencia al tema clásico
de élites y política que se enmarca en la relación mercado-Estado y
sus desequilibrios. Se registran varios cambios en las élites empre-
sariales, sobre todo en la inclinación a hacer política directamente
(Gené y Vommaro sobre Argentina), formando partidos y liderando
gobiernos (Macaroff sobre Ecuador), el caso de los “presidentes
empresarios”, o participando en parlamentos (Serna y Bottinelli
sobre nueve países de América Latina). Estamos, como se afirma
en varios textos, frente otra forma de hacer política por parte de
las élites económicas. Esta proclividad reciente, llamada “irrupción
empresarial democrática” por Serna y Bottinelli, tiene que ver con
la permanencia del sistema democrático del siglo XXI y las opor-
tunidades que ofrece a los “emprendedores políticos” (Adrianzén,
2022). Los millonarios y grandes empresarios presidentes (Ricardo
Martinelli en Panamá, Mauricio Macri en Argentina, Sebastián
Piñera en Chile, Gonzalo Sánchez de Losada en Bolivia, Pedro Pablo
Kuczynski en Perú, Guillermo Lasso en Ecuador) cuentan con dine-
ro y organización y son capaces de innovar los discursos con nuevas
narrativas como “gente de éxito” con “capacidad administrativa”
(Necersian, 2020).

477
Francisco Durand

El otro lado de la moneda es el reto que significan gobiernos


radicales y redistribuidores, con ciertos rasgos nacionalistas, cuya
presencia en el continente se mantiene en Venezuela y Bolivia, e
incluso se extiende a países de la cuenca del Pacífico (México, Perú,
Chile), lo cual permite identificar tácticas empresariales que oscilan
entre el acomodo, cuando el Gobierno es fuerte, y la conspiración,
cuando el Gobierno es débil.
En la medida en que los golpes de Estado militares ya no
ocurren, las élites están obligadas a participar en el juego democrático
o desarrollar formas autoritarias proempresariales dentro de de-
mocracias conservadoras. Esto nos lleva a preguntarnos sobre la
relación élite económica y élites ricas con ciertos tipos de democra-
cia, donde no sabemos (como élite ambigua que son) políticamente
hablando, si, como hemos sugerido, no ocurre un compromiso
como tal, sobre todo con democracias plebeyas (Wollf sobre
Bolivia), la otra cara de la moneda de presidencias empresariales
o las ultraconservadoras (Neves y Pontes De Campos sobre Brasil).
Esta cuestión levanta entonces viejas preguntas sobre las
proclividades políticas de las élites, pero también lleva a pregun-
tarse si las redes de élites más densas en América Latina pueden dar
lugar a relaciones más estables conforme la cohesión, combinada
con el pragmatismo o acomodo, abre un espacio para estabilizar y
equilibrar la relación mercado-Estado (Cárdenas). La relación entre
mercado-Estado, que se expresa en concreto en la relación empre-
sarios-clase política, es una interacción compleja, cambiante, sobre
todo en regiones con alta inestabilidad política y de políticas como
es el caso de América Latina, que no termina de “asentarse” al ocurrir
coyunturas de cambio en la correlación de fuerzas. La evidencia
empírica y varios estudios apuntan a verla como una relación code-
terminada, donde puede inclinarse tanto hacia un lado (el mercado)
como hacia el otro, planteándose la cuestión de cómo balancearla.
En suma, y para terminar, estamos en un momento fecundo
de análisis de las élites del poder, donde este libro muestra (y demuestra
como pocos) que en el continente investigadores e investigadoras
están retomando y mejorando la tradición holística de las ciencias

478
Epílogo: ¿dónde estamos en materia de élites?

sociales que se disipó en los noventa, la “década perdida”, repen-


sando de otra manera la América Latina del siglo XXI.

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Francisco Durand

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480
SOBRE LAS AUTORAS Y AUTORES

Jorge Atria
Chileno. Sociólogo y magíster en Sociología de la Pontificia
Universidad Católica de Chile, Doctor en Sociología de la Freie
Universität Berlin (Alemania). Se ha desempeñado como académi-
co de la Escuela de Sociología y director del Magíster en Métodos
para la Investigación Social de la Universidad Diego Portales. In-
vestigador asociado del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión
Social (COES). Sus intereses de investigación son la sociología de
las elites, la sociología económica y fiscal, y la sociología de la cultura.
Entre sus publicaciones se destacan: “The Merit of Ascription?
Economic Elite Perceptions of Inheritance Taxation” (2022, Social
Justice Research); “Construcción de privilegios y actitudes hacia la
riqueza: percepciones y creencias de madres y padres de colegios de
elite en Chile”. (2022, Perfiles Latinoamericanos, con J. Alfaro y S.
Ortúzar). Ha editado y coeditado tres libros: Tributación en Socie-
dad: Impuestos y Redistribución en el Chile del Siglo XXI (Uqbar,
2014); Rethinking taxation in Latin America: Reform and challenges

481
in times of uncertainty (Palgrave Macmillan, 2018, con C. Groll y
M. Valdes); e Impuestos justos para el Chile que viene: Diagnósticos
y desafíos tributarios para un nuevo pacto fiscal (Fondo de Cultura
Económica, 2021, con C. Otero).

Harald Waxenecker
Austriaco. Obtuvo una licenciatura en historia y un máster en Estu-
dios Latinoamericanos. Se enfoca en el estudio de élites, redes ilícitas
y corrupción, con especial énfasis en las redes de contratación públi-
ca en diversos países latinoamericanos. Se ha desempeñado como
consultor independiente e investigador de diversas instituciones
académicas, fundaciones locales y organismos internacionales en
América Latina. Actualmente es becario del proyecto i-CONN (Marie
Skłodowska Curie Innovative Training Network) en la Universidad
Masaryk en Brno, República Checa. Entre sus últimas publicaciones
están Redes de poder: consideraciones sobre la élite neoliberal de
poder y conocimiento en Guatemala (Revista CIDOB d’Afers Inter-
nacionals, 2020) e Impunidad y redes ilícitas: un análisis de su evolu-
ción en Guatemala (Comisión Internacional contra la Impunidad-
CICIG, Fundación Myrna Mack, Heinrich Böll Stiftung, 2019).

Petr Ocelik
Checo. Obtuvo un doctorado en Relaciones Internacionales por la
Universidad Masaryk (MUNI), Brno, República Checa. Se ha desem-
peñado como profesor en el Instituto de Relaciones Internacionales
y Estudios Europeos de MUNI y se enfoca en el análisis de redes y
discursos políticos en relación con el cambio climático y la minería
de carbón. Entre sus últimas publicaciones están Facilitating the
Czech Coal Phase-Out: What Drives Inter-Organizational Collabo-
ration? (Society & Natural, 2022), Network ties, institutional roles
and advocacy tactics: Exploring explanations for perceptions of in-
fluence in climate change policy networks (Social Networks, 2021),
y Beyond our backyard: Social networks, differential participation,
and local opposition to coal mining in Europe (Energy Research &
Social Science, 2021).

482
Sobre las autoras y autores

Julián Cárdenas
Español. Obtuvo un doctorado en Sociología. Se ha desempeñado
como profesor del Departamento de Sociología de la Universitat de
València, España. Antes estuvo en diversas universidades de Ale-
mania, Colombia, y España. Su investigación se centra en las élites
empresariales y el networking de las personas. Sus trabajos mues-
tran cómo las élites están relacionadas a nivel nacional y global, y la
influencia de estas redes en diversos asuntos como la desigualdad,
influencia política, y el valor de las empresas. Julián es editor de
la Revista Española de Sociología (RES) y coordinador de la Red
Élites América Latina (REAL). Entre sus publicaciones se destacan:
El Poder Económico Mundial: Análisis de redes de interlocking di-
rectorates y variedades de capitalismo (CIS, 2014) y Élites en Amé-
rica Latina: una introducción (RES, 2020).

Alejandra Salas Porras


Mexicana. Obtuvo un doctorado y una maestría en la London School
of Economics and Political Science, así como una licenciatura en la
Universidad de Columbia. Se ha desempeñado como Profesora de
la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales desde 1997. Entre sus publi-
caciones están: Think tanks as agents of social change (Capítulo del
Handbook of Social Change. Palgrave-Springer, 2022), “Democracy,
civil society and the strategies pursued by think tanks in Mexico”
En: Landry, Julien (ed.). Cheltenham, UK; Northampton, MA, USA :
Edward Elgar. 2021. Con Martí Medina Hernández “Transnationali-
zation of the Mexican corporate elite: looking beyond cross-border
corporate Networks” Review of International Political Economy.
2021. “Transnational State Elites and the Neoliberal Project in
Mexico” (New Global Studies, 2020), “Los empresarios y los cen-
tros de pensamiento en México”. En: Pensamiento Empresarial
Latinoamericano en el siglo XXI (Colombia: Ediciones Universidad
Cooperativa de Colombia, 2019). Conocimiento y Poder. Las ideas lo
expertos y los centros de pensamiento (México: AKAL, 2018).

483
Andrea Ávila Serrano
Colombiana. Obtuvo una maestría en Estudios Políticos por la Uni-
versidad Nacional de Colombia y es candidata a doctora en Ciencia
Política en la Universidad Estadual de Campinas, Brasil. Se ha de-
sempeñado como profesora ocasional e investigadora del Grupo In-
terdisciplinario en Estudios Políticos y Sociales (Theseus) de la Uni-
versidad Nacional de Colombia y miembro del Centro de Estudios
Internacionales y de Política Contemporánea -Ceipoc- de la Universi-
dad Estadual de Campinas (Unicamp). Se enfoca en el estudio de las
élites intelectuales, los Think Tanks y el neoliberalismo en América
Latina. Entre sus publicaciones se destacan: “Neoliberalismo(s) nos
tempos do coronavirus. O Estado capitalista ao un” (junto a J. F. Puello-
Socarrás. En: Crisis capitalista mundial en tiempos de pandemia. Una
mirada desde Nuestra América. Buenos Aires: Clacso, 2021).

Juan Geymonat
Uruguayo. Obtuvo una licenciatura en Trabajo Social (UdelaR), una
maestría en Historia Económica y Social (UdelaR) y es doctorando en
Historia Económica (UdelaR). Se ha desempeñado como docente
asistente del Programa de Historia Económica y Social de la Facul-
tad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República. Sus líneas
de investigación se enfocan en el estudio de los grupos económicos
y las grandes empresas uruguayas desde una perspectiva histórica.
Entre sus publicaciones se destacan: “Industrial business groups in
a context of deindustrialization. The Uruguayan Case, 1980-2015”
en Journal of Evolutionary Studies in Business y el libro Grupos
económicos industriales: adaptación en un contexto de apertura
y liberalización (1980-2015) (Universidad de la República, CSIC,
2021). Ha participado de artículos de divulgación sobre la temática
a público en general y en la coordinación del libro Los de arriba.
Estudios sobre la riqueza en Uruguay (FUCVAM, 2021).

Miguel Serna (editor)


Uruguayo. Obtuvo un doctorado en Ciencia Política (Universidad
Federal de Rio Grande del Sur-Brasil) y una licenciatura en

484
Sobre las autoras y autores

Sociología por la Universidad de la República (Uruguay). Se ha


desempeñado como profesor titular -en régimen dedicación total-
en el Departamento de Sociología (FCS) y en el de Administración
(FCEA) en la Universidad de la República. Investigador Nivel II
(Sistema Nacional de Investigadores, ANII) responsable grupo de
investigación “Grupos Dirigentes y poder en el Uruguay en perspec-
tiva comparada de América Latina” (DS-FCS-UDELAR). Coordi-
nador Grupo de trabajo CLACSO “Elites, Estado y Dominación”.
Además, tuvo a cargo la Dirección Departamento de Sociología
(UDELAR). Entre sus publicaciones se destacan: coordinador del
libro Derechos, Justicia y Estado. Contradicciones y disputas entre
Instituciones, Agentes, Prácticas y Factores de Poder (en coautoría
con Bazán Seminario César, Cuéllar Angélica, Gálvez Aníbal. Lima:
Editorial ALAS, 2021). Coordinador del libro La integración lati-
noamericana en debate: incertidumbre, formatos institucionales
fragmentados y caminos alternativos latentes (en coautoría con
Briceño Ruiz José, Leal Jorge, Rocha Valencia Alberto. Argentina:
Editorial: TESEO-ALAS-CLACSO, 2019) y El poder fáctico de las
élites empresariales en la política latinoamericana: Un estudio com-
parado de ocho países (en coautoría con Eduardo Botinelli, Buenos
Aires: CLACSO-OXFAM, 2018).

Eduardo Bottinelli
Uruguayo. Candidato a Doctor en Sociología por la Universidad
de la República (Uruguay), Magíster en Sociología del Desarrollo
por la Universidad de la República (Uruguay) y Licenciado en So-
ciología por la Universidad de la República (Uruguay). Director
de FACTUM, consultora en estudios sociales, de opinión pública y
mercado. Docente e investigador en el Departamento de Sociología,
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República. Con-
sultor para UNICEF, IDRC, Ceibal. Consultor de organizaciones
públicas y privadas. Consultor en estrategia electoral. “Los empre-
sarios en la política en Uruguay en tiempos de cambio: reconver-
sión y renovación de las elites políticas (2000-2015)” en coautoría
con Miguel Serna, Revista Española de Sociología. Coordinador del

485
Libro “El oficio del sociólogo en tiempos de cambio. Experiencias
locales y diálogos con la sociología latinoamericana” en coautoría
con Miguel Serna. Colegio de Sociólogos del Uruguay, Buenos Aires,
2020. Coordinador del Libro “Incertidumbre y conflicto en tiem-
pos de cambio: Sociología jurídica, representación y participación
política en América Latina” en coautoría con Luis Eduardo Morás,
Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS), Editorial Teseo,
Buenos Aires, 2019. Autor del artículo “Empresarios y política en
el Uruguay: la visión de los expertos en perspectiva comparada de
América Latina” en coautoría con Miguel Serna en libro El Uruguay
desde la sociología Nº 17, Departamento de Sociología, Universidad
de la República, Montevideo, 2019. “El poder fáctico de las élites
empresariales en la política latinoamericana: Un estudio compara-
do de ocho países” en coautoría con Miguel Serna, Buenos Aires:
CLACSO-OXFAM, noviembre 2018.

Anahi Macaroff
Argentina. Doctoranda en Sociología y género por Flacso-Ecuador.
Antropóloga por la Universidad Nacional de Rosario y magister por
FLACSO-Ecuador. Miembro del GT “Élites empresariales, Estado y
dominación” de CLACSO. Se ha desempeñado como investigadora
asociada al Instituto de Estudios Ecuatorianos y como directora de
Espacio Público y directora de Movimientos y Comunidades Cul-
turales de la Subsecretaria de Identidades Culturales del Ministe-
rio de Cultura y Patrimonio. Además, fue asesora del Ministerio de
Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador; Docente
del diplomado de migraciones en Flacso- Ecuador y ha realizado in-
vestigaciones para el Instituto de Altos Estudios Nacionales. Entre
sus últimas publicaciones están “Dirigir una empresa, gobernar un
Estado. Élites económicas ecuatorianas y sus mecanismos de inci-
dencia política” (Revista del Observatorio de Historia, Instituciones
y Desempleo Económico, Universidad Católica del Ecuador, 2021).
“Combatir el Covid-19 no alcanza: políticas fiscales para una reac-
tivación económica que reduzca la desigualdad”. FES-Ildis (2020);
“América Latina: lineamientos para una agenda de soberanía

486
Sobre las autoras y autores

alimentaria basada en la agricultura sustentable”. FES Transfor-


mación Social-Ecológica. México (2020).

Jonas Wolff
Alemán. Obtuvo un doctorado en Ciencias Políticas por la Uni-
versidad Goethe de Frankfurt (Alemania) con habilitación de
la Universidad de Kassel (Alemania). Se ha desempeñado como
profesor de ciencias políticas con enfoque en estudios de transfor-
mación y América Latina de la Universidad Goethe de Frankfurt.
Además es miembro de la junta directiva y director del departamen-
to de investigación “Conflictos intraestatales” del Instituto Leibniz
de Investigaciones de la Paz de Frankfurt (Peace Research Institute
Frankfurt-PRIF). Entre sus últimas publicaciones se destacan: Busi-
ness Power and the State in the Central Andes (University of Pittsburgh
Press, a publicarse con John Crabtree y Francisco Durand) y Socioeco-
nomic Protests in MENA and Latin America (Palgrave Macmillan,
2020, co-editado con Irene Weipert-Fenner).

Agustín Salerno
Argentino. Obtuvo una licencitura en Sociología por la Facultad
de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (FSOC-
UBA), una maestría en Ciencia Política por la Escuela Interdisci-
plinaria de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de
San Martín (EIDAES-UNSAM) y un doctorado en Sociología (EI-
DAES-UNSAM). Se ha desempeñado como becario posdoctoral
del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de
Argentina (CONICET) en el Instituto de Investigaciones Sociales
de América Latina de la Facultad Latinoamericana de Ciencias So-
ciales (IICSAL-FLACSO); así como jefe de Trabajos Prácticos en
EIDAES-UNSAM. Entre sus publicaciones se destacan: “El Estado
micro-emprendedor. El onegeismo, la vocación de ayuda y el es-
píritu emprendedor en la gestión de Cambiemos de la Secretaría de
Economía Social de la Nación” (Revista Astrolabio, 2022. Artículo
elaborado con Tomás Nougués); “El vínculo entre lo socio-asisten-
cial y la estrategia electoral de Cambiemos: de la campaña de María

487
Eugenia Vidal a los perfiles y discursos ponderados en el Ministerio
de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires (2015-2019)”. (
Revista Polhis, 2020) y “Gobernar lo social en la provincia de Buenos
Aires: narrativas, diagnósticos y atributos de gestión durante el go-
bierno de Cambiemos (2015-2019)” (Revista Studia Politicae, 2020.
Artículo elaborado con Federico González).

Gabriel Vommaro
Argentino. Obtuvo un doctorado en Sociología por la Ecole des
Hautes Etudes en Sciences Sociales. Se ha desempeñado como
profesor de Sociología Política en la Universidad Nacional de San
Martín (Escuela IDAES) e investigador independiente del Conicet.
Dirige la Maestría en Sociología Política de la UNSAM. Dentro de
sus publicaciones se destacan: ¿Lo que quiere la gente? Los sondeos
de opinión y el espacio de la comunicación política en Argentina
(1983-1999) (Prometeo, 2008); Sociologie du clientélisme (La Dé-
couverte, 2015) (en coautoría con H. Combes, traducido al español:
Clientelismo político. Desde 1950 hasta nuestros días, Siglo XXI,
2016); Mundo PRO. Anatomía de un partido fabricado para ganar
(Planeta, 2015) (en coautoría con S. Morresi y A. Bellotti), La lar-
ga marcha de Cambiemos (Siglo XXI, 2017) y Diminished Parties.
Democratic Representation in Contemporary Latin America (Cam-
brigde University Press, 2021, coeditado con J. P. Luna, R. Piñeiro
y F. Rosenblatt).

Mariana Gené
Argentina. Obtuvo un doctorado en Ciencias Sociales (UBA) y en
Sociología Política por la EHESS, París. Se ha desempeñado como
Investigadora adjunta de CONICET, profesora titular en la Escuela
IDAES de la Universidad Nacional de San Martín y profesora de
posgrado en la Universidad de Buenos Aires. Se especializa en so-
ciología de la profesión política, agencias estatales y partidos en la
Argentina reciente. Entre sus últimas publicaciones están “La épica
de la urgencia y los límites del Estado. La hechura de las políti-
cas públicas frente a la pandemia en Argentina” (Estudios Sociales,

488
Sobre las autoras y autores

2022) y “Policy Legacies, Socio-Political Coalitions and the Limits


of the Right Turn in Latin America: The Argentine Case in Compara-
tive Perspective” junto a Gabriel Vommaro (Latin American Politics
and Society, 2022). Es autora del libro La rosca política, el oficio de
los armadores delante y detrás de escena (Siglo XXI, 2019).

Paulo Roberto Neves Costa


Brasileño. Se ha desempeñado como profesor del Departamento de
Ciência Política e do Programa de Pós-graduação em Ciência Políti-
ca da Universidade Federal do Paraná. Editor fundador de la Re-
vista de Sociologia e Política. Coordinador del Núcleo de Pesquisa
em Sociologia Política (UFPR). Miembro de la Research Committee
20, “Political Finance and Political Corruption” da International Po-
litical Science Association. Colaborador en el projecto “Corporate
Crime and Systemic Corruption In Brazil”. Se enfoca en el área de
Ciencias Políticas, con énfasis en la relación entre empresarios y
política. Entre sus publicaciones se destacan: O Conceito De Re-
gime Político Na Teoria Da Democracia (Brasil, 2022)

Marta Pontes de Campos


Brasileña. Es estudiante de la Maestría en Ciencias Políticas en el
Programa de Posgrado en Ciencias Políticas (PPGCP) de la Uni-
versidad Federal de Paraná (UFPR); Obtuvo una licenciatura en
Ciencias Sociales (2021) y Relaciones Públicas (1994), por la UFPR.
Tiene una especialización en Social Business, de la FAE Business
School. Se ha desempeñado como investigadora del Centro de In-
vestigaciones en Sociología Política (NUSP-UFPR). Sus temas de
investigación involucran a la élite económica brasileña, su acción
política y su relación con el Estado.

Elisa Rey
Brasileña. Obtuvo un doctorado en Ciencias Políticas del Insti-
tuto Tecnológico de Massachusetts (MIT/USA) y realizó estudios

489
postdoctorales en la Universitá degli Studi di Firenze (Italia). Se ha
desempeñado como miembro de la Academia Brasileña de Ciencias
(ABC) y de la Academia Mundial de Ciencias (TWAS). Miembro del
Panel Internacional sobre el Progreso Social (www.ipsp.org), es profe-
sora de sociología política en el Programa de Posgrado en Sociología
y Antropología de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ),
donde también preside el Centro Interdisciplinario de Estudios sobre
la Desigualdad (NIED). Es autora de una larga lista de artículos publi-
cados en revistas especializadas de Brasil y del exterior, y miembro del
consejo editorial de revistas internacionales en China, Francia, Portu-
gal, España, Estados Unidos y Brasil. En 2000, recibió la Gran Cruz
de la Orden Nacional del Mérito Científico del Ministerio de Ciencia y
Tecnología, en 2017 el Premio Florestan Fernandes de la Sociedad Bra-
sileña de Sociología y en 2021 el Premio por su trayectoria profesional
de la Asociación Nacional de Ciencias Sociales (ANPOCS).

Felix Lopez
Brasileño. Obtuvo un doctorado en Sociología por la Universidad
Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), Brasil. Tiene una maestría en So-
ciología por la misma institución. Se ha desempeñado como inves-
tigador en el Departamento de Estudios sobre Estado, Instituciones
y Democracia no Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (Ipea)
donde coordina la plataforma de datos Atlas del Estado Brasileño.
Es Profesor de Ciencia Política en el Instituto Brasileño de Desen-
volvimiento y Pesquisa (IDP) y miembro del Núcleo Interdisciplinar
de Estudios sobre la Desigualdad (Nied / UFRJ). Se enfoca en los
estudios sobre la relación entre políticos y burócratas en Brasil e en
pesquisas sobre desigualdades sociales en Brasil. Dentro de sus últi-
mas publicaciones se encuentra el libro Trajetórias da Burocracia
na Nova República: Heterogeneidades e Desigualdades (1985-1986).

Alice Krozer
Alemana. Obtuvo un doctorado en Estudios de Desarrollo por la
Universidad de Cambridge. Cuenta con una maestría en Desarrollo
Internacional y otra en Administración Internacional por la London

490
Sobre las autoras y autores

School of Economics y la Copenhagen Business School, así como li-


cenciatura en Economía Internacional por esa última. Se ha desem-
peñado como profesora-investigadora del Centro de Estudios Soci-
ológicos en El Colegio de México. Anteriormente fue investigadora
visitante en la Universidad de Stanford, la Pontificia Universidad
Católica de Chile y en la CEPAL. Sus intereses de investigación in-
cluyen el estudio de las élites, discriminación y racismo, las percep-
ciones de la desigualdad y políticas fiscales. Entre sus publicaciones
se destacan: “Perceptions of Inequality and Social Mobility”. World
Development (con Campos-Vazquez, R.; Ramírez, A.; de la Torre, R.,
& Vélez, R.; 2022); Life on the Edge: Elites, Wealth, and Inequality
in Sonora. Journal of Iberian and Latin American Economic His-
tory (con Castañeda Garza, 2022) y Seeing Inequality? Relative
Affluence and Elite Perceptions in Mexico. Occasional Series Paper
(Ginebra, 2020).

Florencia Luci
Argentina. Obtuvo un doctorado en Sociología y una maestría en
Sciences Sociales por la École des Hautes Études en Sciences So-
ciales (EHESS). Así como una maestría en Políticas Sociales
y Licenciada en Sociología por la Universidad de Buenos Aires
(UBA). Se ha desempeñado como investigadora del CONICET con
sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG/UBA)
donde coordina el Grupo de Estudios sobre Jerarquías Sociales. Es
profesora adjunta de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y ha
dictado cursos de posgrado en la UBA, la UNGS y la UNSAM. Entre
sus publicaciones se destacan La era de los managers. Hacer carrera
en las grandes empresas argentinas (Paidós, Buenos Aires, 2016) y
numerosos artículos publicados en revistas académicas nacionales
e internacionales sobre elites corporativas, management y procesos
de trabajo y jerarquización en grandes empresas.

Victoria Gessaghi
Argentina. Obtuvo un doctorado en Antropología Social por la Uni-
versidad de Buenos Aires y una maestría en Ciencias Sociales con

491
orientación en Educación de la Flacso. Se ha desempeñado como
investigadora del Conicet en el Programa de Antropología y Edu-
cación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Bue-
nos Aires. Codirige el Grupo de Estudios sobre Jerarquías Sociales
en el IIGG de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Actual-
mente es docente de grado y posgrado en la Universidad de Buenos
Aires y en la Universidad Nacional de Córdoba. Escribe sobre elites,
desigualdad social y educación. Entre sus publicaciones se desta-
can: La educación de la clase alta argentina. Entre la herencia y
el mérito (Buenos Aires: Siglo XXI, 2016), “La educación privada
y las experiencias formativas de la clase alta en la Argentina” (Re-
vista Educação e Pesquisa, 2017); “Los tránsfugas de la clase alta
argentina: experiencias formativas de quienes resisten un destino de
privilegio” (Revista Española de Sociología, 2022); “Madres y espo-
sas: ser mujer en la clase alta argentina” (Revista Etnográfica, 2022).

Alejandra Colom
Guatemalteca. Obtuvo una licenciatura en Antropología en la Uni-
versidad del Valle de Guatemala, una maestría en Antropología Apli-
cada por la Universidad de Maryland, College Park y un doctorado
en Antropología Sociocultural en la Universidad Católica Además
fue Becaria Fulbright 1999-2001. Se ha desempeñado en distin-
tos puestos de investigación aplicada y desarrollo de programas y
proyectos en Mesoamérica, la República Democrática del Congo,
Benín y los Estados Unidos en organizaciones como Population
Council (directora de país 2010-2019), Labetnográfico (socia fun-
dadora), Fundación Ixcanul (directora 2019-2022). Entre sus pub-
licaciones se destacan: “La relevancia de la antropología aplicada
en Guatemala en el contexto sociopolítico actual” (en el libro An-
tropología aplicada en América Latina: Hacia un diálogo hemisfé-
rico, 2022). El artículo “Making Applied Anthropology Relevant in
Contemporary Guatemala” (Revista Human Organization, 2022) y
el libro “Disidencia y Disciplina, Cómo las élites tradicionales sofo-
can el disenso y qué sigue ahora” (Guatemala: F&G Editores, Plaza
Pública, 2022).

492
Sobre las autoras y autores

Paula Canelo
Argentina. Obtuvo un doctorado en Ciencias Sociales, FLACSO
Sede Argentina y una maestría en Ciencia Política, Escuela IDAES-
Universidad Nacional de San Martín. Licenciada en Sociología,
Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Se ha
desempeñado como investigadora independiente del Consejo Na-
cional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), con
sede en el Instituto de Investigaciones Sociales de América Latina
(IICSAL, FLACSO-CONICET). Directora del Programa de Estudios
Políticos de la FLACSO Argentina y profesora adjunta de la Uni-
versidad de Buenos Aires. Entre sus publicaciones se destacan: los
libros ¿Cambiamos? La batalla cultural por el sentido común de
los argentinos (Siglo XXI Editores, 2019); Los puentes y las puer-
tas. Las fronteras de la política argentina a través de sus elites (UN-
SAM Edita, 2019, junto a Mariana Heredia); La política secreta de
la última dictadura argentina (Edhasa, 2016); ¿Un nuevo rol para
las Fuerzas Armadas? (CLACSO, 2010) y El Proceso en su laberinto
(Prometeo, 2008). Además, publicó numerosos artículos en revistas
científicas argentinas y extranjeras sobre temas de su especialidad:
sociología de las elites, sociología política e historia reciente.

Luis Miguel Donatello


Argentino. Es sociólogo, con más de 25 años de trayectoria aca-
démica. Sus investigaciones han comenzado en el terreno de la
sociología política, investigando el vínculo entre mundo católico y
militantismo en Argentina durante el siglo XX. Posteriormente, se
volcó al estudio de las creencias y representaciones de las élites so-
ciales, centrándose en el mundo económico. De este modo, actual-
mente se investiga los nexos entre élites económicas y políticas en
la Argentina de los últimos 30 años. Al mismo tiempo, preocupado
por el estudio de representaciones y creencias seculares, se encuen-
tra desarrollando trabajos sobre el par conceptual nacionalismos/
globalización. Ello ha supuesto una reconstrucción sociológica e
histórica que va desde el siglo XX a la actualidad, poniendo énfasis
en el estudio de trayectorias y redes trasnacionales. En tercer lugar,

493
tanto en el plano de la docencia como en el de la investigación ha
intentado elaborar reflexiones teóricas a partir del estudio con me-
todologías cualitativas de biografías, trayectorias y entramados so-
ciales (redes, sociabilidades, círculos sociales).

Matías Landau
Argentino. Obtuvo un doctorado en Sociología por la École des
Hautes Études en Sciences Sociales (París, Francia) y un doctorado
en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (Buenos
Aires, Argentina). Tiene una Maestría en Investigación en Ciencias
Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Se ha desempeñado
como investigador independiente de CONICET con sede en el In-
stituto de Investigaciones Gino Germani (IIGG), donde codirige el
Grupo de Estudios sobre Jerarquías. Es docente regular de la UBA
y ha dictado cursos de grado y posgrado en UNL, UBA, CLACSO,
IDES, UNTREF, UNGS y FLACSO. Es autor de Gobernar Buenos
Aires. Ciudad, política y sociedad, del siglo XIX a nuestros días (Pro-
meteo, Buenos Aires, 2018), de Política y participación ciudadana
en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Miño y Dávila, Buenos
Aires, 2008) y de numerosos artículos en revistas especializadas so-
bre ciudadanía, cuestión social, elites políticas y gobierno, con én-
fasis en la ciudad de Buenos Aires.

Inés Nercesian (editora)


Argentina. Obtuvo un doctorado en Ciencias Sociales. Así como una
maestría en Investigación en Ciencias Sociales y Licenciada en So-
ciología, por la Universidad de Buenos Aires. Se ha desempeñado
como investigadora adjunta del CONICET con sede en el Instituto
de Estudios de América Latina y el Caribe. Coordina el Observato-
rio Electoral de América Latina (OBLAT) de la UBA. Es profesora
de Sociología política de América Latina en la UBA y dicta cursos
de posgrado en diversas instituciones. Estudia temas relativos a
las élites y las desigualdades en América Latina.Es autora del libro
Presidentes empresarios y Estados capturados. América Latina en
el siglo XXI (2020), La política en armas y las armas de la política.

494
Sobre las autoras y autores

Brasil, Chile y Uruguay 1950-1970 (2013) y coautora de Todo lo que


necesitas saber sobre América Latina (2014). Ha publicado nu-
merosos artículos en revistas científicas argentinas y extranjeras y
ha participado en una cuantiosa cantidad de Congresos y Jornadas
nacionales e internacionales.

Francisco Robles-Rivera (editor)


Costarricense. Profesor catedrático de la Universidad de Costa Rica.
Realiza investigaciones comparativas sobre la desigualdad, los me-
dios de comunicación, las élites, la financiación privada de los partidos
políticos y el poder en América Latina. El Dr. Robles-Rivera es doc-
tor en Ciencias Políticas por la Freie Universität de Berlín (DE),
así como máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad
Nacional de Costa Rica. La mayor parte de su investigación se ha
centrado en Centroamérica, una región poco estudiada en América
Latina. El Dr. Robles-Rivera ha recibido diferentes becas de organi-
zaciones internacionales como el Departamento de Intercambio
Alemán (DAAD), el Centro de Altos Estudios Latinoamericanos María
Sibylla Merian (CALAS), el Centro de Estudios Latinoamericanos y
del Caribe de la Universidad de Indiana y CLACSO.

495
C O L E C C I Ó N G R U P O S D E T R A B A J O

América Latina ha mostrado niveles extremadamente altos de


desigualdad socioeconómica como resultado de procesos históri-
cos de largo aliento. El renovado interés en el estudio de las élites
relacionadas con las desigualdades se ha producido tanto en
países que históricamente han estado marcados por desigualda-
des extremas y privilegios en la cúspide, como Brasil, la región
Andina, México, países de Centroamérica y el Caribe; como en
aquellos con un legado de desarrollo humano alto y relativa
igualdad y que en las últimas décadas han tenido procesos regre-
sivos de incremento de las desigualdades, como los casos de
Chile y Costa Rica y en países que presentan recorridos pendula-
res con diversas situaciones de disputa, como Argentina.
Este libro es resultado de los intercambios realizados en el marco
del Grupo de Trabajo de CLACSO “Élites empresariales, Estado
y dominación”. Desde distintos enfoques y perspectivas, el grupo
se propuso estudiar las élites económicas, sus interacciones con
las diferentes esferas estatales y las formas de reproducción del
poder en América Latina. A través de las personas autoras que
integran el libro, esta obra procura recuperar la diversidad de
tradiciones, acervos de estudios y perspectivas teórico-metodoló-
gicas sobre el tema, así como contribuir con una mirada compa-
rada de la región a partir del análisis de procesos sociohistóricos
concretos del pasado reciente y dinámicas contemporáneas.

De la Introducción.

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