Por Qué Leer La Biblia

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¿POR QUÉ LEER LA BIBLIA?

Antes de pensar en cómo leer la Biblia, tenemos que pensar en por qué la leemos. Cuando estás
tratando de encender un fuego, a veces necesitas un encendedor para iniciar el proceso. Se
necesita algo que arda con fuerza y que permita que el combustible provoque una llama para que
el fuego pueda arder durante el mayor tiempo posible. Esta sección es el encendedor de este
curso. Necesitamos ver, a partir de la Palabra de Dios, precisamente la razón por la que debemos
leer la Palabra de Dios. Una vez que vemos un poco de eso, inevitablemente se enciende una
llama en nuestros corazones, motivándonos a profundizar en la Palabra de Dios.

Y cuanto más profundices en las Escrituras, más combustible encontrarás para mantener
encendido el fuego de tu devoción. A menudo, como cristianos, somos propensos a buscar
experiencias emocionantes y extraordinarias que nos dejen encendidos por Dios.

¿A qué se debe esto? Sucede, en gran medida, porque muchos cristianos de hoy no leen la Biblia
regularmente. No leemos profundamente y no pensamos profundamente en las increíbles
verdades reveladas por Dios en las Escrituras. Cuando no leemos la Biblia a fondo, dejamos de
echar leña al fuego de nuestra adoración. Nuestros corazones son pecaminosos. Quieren apartarse
de Dios. Necesitamos seguir echando leña a nuestros corazones. Esa leña se encuentra en las
Escrituras. APRENDE 14 LEER: CÓMO LEER LA BIBLIA POR TI MISMO El apóstol Pablo sabía la
importancia de leer la Biblia. En una carta a su aprendiz, Timoteo, le dio al joven este consejo: Tú,
sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de
quiénes las has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te
pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda Escritura es
inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin
de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra (2 Timoteo 3:14-17, LBLA).
En este pasaje, Pablo le dijo a Timoteo que se dedicara a estudiar la Palabra de Dios. Timoteo
debía persistir en lo que había aprendido y creído de las Escrituras. Pablo instó a su aprendiz a
perseverar en el estudio de la Biblia. Nosotros debemos hacer lo mismo. Pablo le da a Timoteo
tres buenas razones para seguir dedicando tiempo a las Escrituras. También debemos tener en
cuenta esas razones y usarlas para motivarnos a perseverar en nuestra lectura de la Palabra de
Dios. Esta es la primera razón: lee la Biblia porque viene de Dios. Pablo dice: «Toda Escritura es
inspirada por Dios». Cada palabra de esta Biblia, de principio a fin, ha sido dada por Dios. Es Su
palabra para nosotros. Si miramos en el griego, el idioma en el que se escribió originalmente el
Nuevo Testamento, la idea de que Dios inspira (sopla) Su Palabra adquiere un nuevo nivel de
importancia. En la Escritura, las palabras usadas en los idiomas originales para referirse al Espíritu
Santo también significan respiración. Cuando Pablo, mientras escribe Comienzos: razones para
leer y lugares para empezar 15 a Timoteo, usa la palabra inspirada (o soplada), está siendo
cuidadoso con su lenguaje. Usa esa palabra para mostrar a Timoteo que, Dios, por la obra de su
Espíritu Santo, hizo que su Palabra fuera escrita. O como dice R.C. Sproul: «Cuando Pablo dice que
toda la Escritura es inspirada, o soplada por Dios, técnicamente está diciendo que la Escritura es
exhalada de la boca de Dios, donde se origina».1 Este libro, esta Biblia, esta biblioteca de libros,
viene de Dios. Es Su Palabra. Por lo tanto, se puede confiar en ella. Dios no puede mentir. No
puede engañar. Este libro es cierto. De hecho, es la verdad, como el propio Jesús dice en Juan
17:17. Este libro merece ser estudiado mejor que cualquier libro de texto que hayas usado.
Ninguna novela fue inspirada por Dios. Ninguna canción, escrita por manos humanas —a menos
que esté registrada en la Escritura—, fue inspirada por Dios. Ningún libro de historia fue inspirado
por Dios. La Biblia lo fue. Es el libro más valioso que jamás hayas leído. Invierte tiempo en él.
Invierte esfuerzo en él. La segunda razón que Pablo le da a Timoteo para leer la Biblia es esta: lee
la Biblia porque contiene el mensaje de salvación. Si estuvieras varado en el desierto, querrías
saber cómo salir de allí. Querrías que te orientaran sobre cómo sobrevivir en el desierto; cómo
evitar morir de sed. Tal vez querrías saber dónde puedes encontrar agua. O, si supieras que otras
personas están atrapadas en el desierto, querrías guiarlos hasta el agua. Si tuvieras una pizca de
compasión, querrías indicar a esas pobres personas perdidas dónde podrían encontrar la vida. De
acuerdo con Pablo, la Palabra de Dios señala a las personas la única fuente de vida verdadera. Por
esta razón, en 2 Timoteo 3:15, le dice a Timoteo que siga leyendo las Escrituras. Timoteo sabía que
la Palabra de Dios contenía lo que necesitaba saber sobre la salvación. Su propia experiencia de
llegar 1 R. C. Sproul, Truths We Confess: A Systematic Exposition of the Westminster Confession of
Faith, edición revisada (Sanford, FL: Reformation Trust Publishing, 2019), 13. 16 LEER: CÓMO LEER
LA BIBLIA POR TI MISMO a la fe, cuando su abuela y su madre le señalaron las verdades de las
Escrituras, le ayudaría a depender de la Palabra de Dios. La Biblia tiene el mensaje de Cristo.
Revela el evangelio. Muestra el único mensaje que puede ofrecer la verdadera vida. Nosotros,
como cristianos, leemos este libro porque tiene palabras de vida. Lo leemos para nosotros
mismos. Nos dirige a nuestro Salvador. Nos señala a aquel que amó tanto a su pueblo que fue
humillado, golpeado, torturado y matado para que ellos no tuvieran que ser tratados de la misma
manera. También leemos por el bien de otros, para poder señalarles a nuestro Salvador. Nosotros
mismos sabemos dónde se encuentra el agua de la vida, así que guiamos a otros hacia Jesús, el
único que puede salvarlos. La tercera razón de Pablo para leer la Biblia es que: la Biblia ayuda a los
cristianos a crecer. Todos sabemos que necesitamos alimentos si queremos crecer. No comes; te
consumes y, finalmente, mueres. Si comes bien, crecerás y te desarrollarás. Si quieres crecer como
cristiano, necesitas la dieta correcta. ¿Dónde puedes encontrar tal alimento? Lo encuentras en la
Biblia. Pablo le dice a Timoteo, con toda claridad, que la Palabra de Dios es útil porque ayuda a los
cristianos a crecer, si perseveran en la lectura de esta. Es fácil que las iglesias se llenen de
individuos que permanecen siempre en la infancia. Las personas pueden pasar por la adolescencia,
los veinte años y hasta los treinta (y posiblemente más allá) como bebés. No son bebés físicos, por
supuesto: crecen y parecen adultos normales. Pero en términos de su fe, son poco más que recién
nacidos. No conocen a Dios mejor que cuando eran niños. No aman a su Salvador más que antes.
Su estilo de vida no es muy diferente que el de los incrédulos. ¿Cuál es la causa de esta
desnutrición espiritual? Simplemente esto: las personas no pasan tiempo diariamente en la
Palabra. No la leen profundamente, con oración y con gusto. Tampoco se comprometen a
escuchar la Palabra Comienzos: razones para leer y lugares para empezar 17 que se predica. Si
realmente quieres crecer en la fe, aprovecharás cualquier oportunidad para escuchar una buena
predicación. Pablo da a Timoteo varios ejemplos de cómo la lectura de las Escrituras puede ayudar
al creyente a crecer. Es útil para la enseñanza. En otras palabras, nos muestra lo que debemos
creer, por qué debemos creerlo y cómo debemos vivir con base en lo que creemos. Es útil para
reprender; señala dónde nos estamos equivocando. Cuando leemos la Biblia, Dios nos llama la
atención sobre nuestra pecaminosidad. La Biblia también es útil para corregir. Mediante la
reprensión, identifica nuestros pecados y, al corregir, nos enseña cómo podemos vivir mejor para
glorificar a Dios. ¿Recuerdas tus días de escuela (sin importar cuánto tiempo haya pasado)?
Cuando cometías un error de ortografía, tenías que hacer correcciones. Se identificaba tu error y
tenías que escribir la versión correcta varias veces hasta que aprendías cómo se escribe la palabra.
La Escritura hace lo mismo en nuestras vidas. La Biblia es útil para instruir a los creyentes en
justicia. Nos muestra cómo debemos vivir en este mundo. En definitiva, la Biblia nos equipa, como
cristianos, para nuestra vida de peregrinos y exiliados en el mundo. Hay una razón más para
estudiar la Biblia nosotros mismos. No es menos vital que las observadas en 2 Timoteo 3:14-16.
Lee la Biblia porque te deleita. La Escritura es un precioso regalo de Dios para nosotros. Muestra
cómo podemos ser salvos. Nos ayuda a crecer. También es una fuente de gozo profundo,
duradero, inquebrantable e inigualable. Los cristianos de hoy en día suelen pensar que el estudio
de la Biblia es una tarea aburrida. Lo tratamos más como una lucha que como un valioso regalo.
Esa actitud es totalmente opuesta a la forma en que el Señor quiere que pensemos acerca de la
Escritura. La Biblia es una fuente de deleite inefable. Probablemente ya hayas experimentado algo
de esa sensación de gozo al leer la Biblia. Si 18 LEER: CÓMO LEER LA BIBLIA POR TI MISMO no es
así, tal vez lo experimentes al usar este curso para ayudarte a estudiar las Escrituras por ti mismo.
En el Salmo 119:97-104 (LBLA) leemos: ¡Cuánto amo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. Tus
mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos, porque son míos para siempre. Tengo más
discernimiento que todos mis maestros, porque tus testimonios son mi meditación. Entiendo más
que los ancianos, porque tus preceptos he guardado. De todo mal camino he refrenado mis pies,
para guardar tu palabra. No me he desviado de tus ordenanzas, porque tú me has enseñado.
¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!, más que la miel a mi boca. De tus preceptos recibo
entendimiento, por tanto aborrezco todo camino de mentira. El salmista ama la Palabra de Dios.
Para él, es más dulce, más agradable que la miel. Encuentra la Palabra de Dios placentera,
deliciosa y una verdadera fuente de deleite. La ama porque le da sabiduría. Lo ayuda a vivir para la
gloria de Dios. Y cuando un creyente vive con la gloria de Dios como su mayor motivación y fuente
de gozo, no puede estar más satisfecho. Leemos la Biblia porque produce gozo en nuestros
corazones de una manera que ninguna otra cosa puede. Cuando vemos en este libro destellos de
la gloria, la majestuosidad, el amor, la sabiduría, la compasión, la gracia, la misericordia, la
soberanía, la rectitud, la santidad, la justicia, la ira y la inmensa maravilla de Dios, nuestro corazón
no Comienzos: razones para leer y lugares para empezar 19 puede sino llenarse de amor por Él.
Queremos alabarlo y adorarlo aún más. Cuando leemos la Biblia y vemos el despliegue del drama
del Evangelio, la historia de la salvación, y reflexionamos sobre cómo estamos envueltos en esa
maravillosa historia, no podemos evitar deleitarnos en nuestro Dios. John Owen, el puritano
inglés, tenía razón cuando dijo que «a veces, cuando leemos y meditamos la Biblia, nuestros
corazones se llenan de tal sentido de la gloria increada de Dios brillando a través de Jesucristo que
experimentamos una alegría indecible».2 Este es un libro como ningún otro. Es de Dios. Es acerca
de Dios. Dios es infinito. Su sabiduría, gloria, poder, fuerza, honor y perfección no tienen límites.
Podríamos estudiarlo por siempre y ni siquiera llegar a la superficie. Sin embargo, Él nos invita a
estudiarlo a Él y Sus caminos. Cuando lo hacemos, nos bendice con un gozo insondable. Lee la
Biblia porque es la Palabra de Dios. Léela porque nos guía a la salvación y nos enseña a vivir. Y,
hagas lo que hagas, léela porque te deleita.

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