Lectio Divina Efesios 5,21-33
Lectio Divina Efesios 5,21-33
Lectio Divina Efesios 5,21-33
2. Meditatio
Ayudados con algunos elementos que nos proporciona la ciencia, tratemos
de comprender el sentido del texto.
2.1 Ocasión, destinatarios, lugar y fecha de composición
Éfeso fue capital de la provincia romana en Asia y contó con un pasado
político, cultural, artístico y religioso importante.
El Templo de Artemisa
Pablo permaneció durante tres años en esta ciudad pues la recepción del
Evangelio fue muy positiva. Desde aquí mantuvo contacto con las
comunidades de Macedonia, Acaya y Galacia.
El inicio de la Carta no nombra a los destinatarios ni tampoco hace una
referencia específica a la situación eclesial de los destinatarios, lo que ha
llevado a poner en duda si realmente la escribió Pablo. Su fecha de
composición es tardía, probablemente hacia el año 80.
Diosa artemisa
Fachada de la Biblioteca de Celso en la antigua ciudad de Éfeso, Turquía
Vía de los Curetes (sacerdotes del templo), vía sagrada de la ciudad de Éfeso,
sobre cada columna se representaba la escultura de un sacerdote.
El texto forma parte de un código familiar más amplio, que comprende las
relaciones entre hijos y padres, esclavos y señores (5,21–6,9). Esos códigos
eran comunes en el mundo greco-romano. También eran importantes para el
orden de la sociedad, que funciona mejor cuando cada uno conoce su propio
rol.
Efesios, Colosenses y 1Pedro recurren a códigos familiares para instruir en
la vida moral a los convertidos. Aun adoptando sustancialmente la forma y la
estructura de estos códigos, introducen elementos nuevos, a la luz del
Evangelio. De esta manera, en su origen, presentaban a los creyentes un modo
orgánico de vivir el Evangelio, a la luz de su tiempo y de su cultura.
3. Oratio
Dejemos que la Palabra confronte algunas realidades de nuestra vida.
Para esto es importante sentirnos necesitados de la misericordia de Dios.
3.1 Novedad en el código familiar de Efesios
Sustancialmente el código de Efesios se ocupa de las relaciones entre mujer
y marido (5,21-33), hijos y padres (6,1-4), esclavos y señores (6,5-9). El texto
refleja las convicciones culturales del tiempo en el que las mujeres tenían que
estar subordinadas a los maridos, los hijos a los padres, los esclavos a los
señores. Así, en cada instancia, comienza exponiendo las obligaciones de la
parte más débil (mujeres, hijos y esclavos) en relación con la parte dominante
(maridos, padres, señores).
Aunque el código de Efesios está ligado a presupuestos culturales de su
tiempo, sin embargo, presenta algunos progresos significativos respecto de los
códigos familiares en boga en aquel tiempo. Entre los progresos más
importantes se encuentran las obligaciones evangélicas de la parte dominante,
en relación con la otra. Así, los maridos tienen que amar a sus mujeres como
Cristo amó a la Iglesia, entregándose por ella. Los padres no tienen que
exasperar a los hijos, sino educarlos en el espíritu del Señor y los patrones
deben recordar que tienen un Señor en el cielo.
Estos códigos traen problemas a los creyentes de nuestros días, que viven en
una cultura que abolió la esclavitud y ya no piensan que la mujer debe estar
sometida al hombre. Para no mal interpretar el texto es importante conocer la
cultura que ha dado origen a estos códigos. Esa cultura consideraba la
subordinación de unos miembros de la sociedad a otros. A propósito, sería útil
subrayar que toda cultura tiene sus convicciones en la forma de vivir, que con
el tiempo se van transformando o dejando atrás. Sería interesante, por
ejemplo, conocer qué cosas son propias de nuestra cultura que le resultarán
extrañas a nuestros descendientes dentro de cincuenta o cien años.
Hay elementos muy significativos en el texto, como por ejemplo la
comparación del matrimonio con la relación de alianza entre Cristo y la
Iglesia; el amor sacrificado de los maridos por sus mujeres, que tienen que
reflejar el amor de Cristo por la Iglesia. Y más importante aún, llama la
atención el versículo inicial: «Sed sumisos los unos a los otros en el temor de
Cristo» (5,21). Con esta frase, el código familiar adquiere un significado
especial: todos deben someterse mutuamente, ninguno debe dominar sobre el
otro. Por eso, los maridos y las esposas tendrán que someterse unos a otros,
imitando el amor sacrificado de Cristo por la Iglesia.
4. Contemplatio
Adquiramos algunos compromisos frente a la Palabra: