Lectio Divina Efesios 5,21-33

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LECTIO DIVINA

Invocación al Espíritu Santo


Iniciemos nuestra celebración invocando la presencia del Espíritu Santo.
Que él abra nuestro entendimiento para comprender la Palabra; que haga dócil
nuestro corazón para amarla; y que ilumine nuestra vida para que
practiquemos sus enseñanzas.

Cantemos: ESPÍRITU SANTO VEN, VEN,


ESPÍRITU SANTO VEN, VEN,
ESPÍRITU SANTO VEN, VEN,
EN EL NOMBRE DE JESÚS.

Acompáñame, ilumíname, tu cada día,


Acompáñame, ilumíname, Espíritu santo ven.

Santifícame y transfórmame, todos los días,


Santifícame y transfórmame, Espíritu santo ven.

1. Lectio: Carta de San Pablo a los Efesios5,21-33


Leamos atentamente y varias veces el texto escogido para este momento de
la oración.
5«21Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo: 22las mujeres a
sus maridos, como al Señor, 23porque el marido es cabeza de la mujer, como
Cristo es cabeza de la Iglesia, el salvador del cuerpo. 24Como la Iglesia está
sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo.
25
Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó
así mismo por ella, 26para santificarla, purificándola mediante el baño del
agua, en virtud de la palabra, 27y presentársela resplandeciente a sí mismo, sin
que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada.
28
Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El
que ama a su mujer se ama a sí mismo. 29Porque nadie aborrece jamás su
propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cariño, lo mismo que
Cristo a la Iglesia, 30pues somos miembros de su cuerpo. 31Por eso dejará el
hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos se harán una
carne. 32Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia. 33En todo
caso, también vosotros, que cada uno ame a su mujer como a sí mismo; y la
mujer, que respete al marido»1.

2. Meditatio
Ayudados con algunos elementos que nos proporciona la ciencia, tratemos
de comprender el sentido del texto.
2.1 Ocasión, destinatarios, lugar y fecha de composición
Éfeso fue capital de la provincia romana en Asia y contó con un pasado
político, cultural, artístico y religioso importante.

Fue famoso el célebre Artemision, un templo dedicado a la diosa Artemisa.


Según Hch 19,23-40 allí tuvo lugar una revuelta de artesanos pues vieron
amenazada su empresa de esculturas a la diosa pues Pablo había predicado que
«no son dioses los que se fabrican con las manos» (19,26). Durante la revuelta
«todos a una voz estuvieron gritando durante casi dos horas: “¡Grande es la
Artemisa de los Efesios!”» (19,34). Pablo y sus compañeros se salvaron de ser
linchados porque el magistrado calmó a la multitud. Había allí una comunidad
1
Traducción Biblia de Jerusalén, Bilbao 1998.
judía muy antigua, más o menos del siglo III a.C quienes lograron obtener la
ciudadanía y algunos privilegios como no prestar servicio militar y el permiso
de enviar dinero para el templo de Jerusalén.

El Templo de Artemisa

Pablo permaneció durante tres años en esta ciudad pues la recepción del
Evangelio fue muy positiva. Desde aquí mantuvo contacto con las
comunidades de Macedonia, Acaya y Galacia.
El inicio de la Carta no nombra a los destinatarios ni tampoco hace una
referencia específica a la situación eclesial de los destinatarios, lo que ha
llevado a poner en duda si realmente la escribió Pablo. Su fecha de
composición es tardía, probablemente hacia el año 80.
Diosa artemisa
Fachada de la Biblioteca de Celso en la antigua ciudad de Éfeso, Turquía

2.2. Estructura de la Carta


1,1-14 Bendiciones
2–4 Doctrina sobre la Iglesia
5–6 La vida nueva de los bautizados

Al comienzo (1,3-14) resalta una larga bendición en la que se celebra el


plan divino de salvación, que va desde la elección pretemporal de los
cristianos hasta su futura redención, pasando a través de la constitución de
Jesucristo resucitado como jefe de todas las cosas. El tema específico de la
Carta es de carácter eclesiológico. En un primer momento (capítulos 2–3) la
Iglesia es presentada como composición de contrarios (dado que Cristo ha
demolido el muro de división entre judíos y paganos): en ella se realiza el
misterio escondido desde los siglos en Dios, que consiste tanto en la identidad
de Cristo como en el hecho que en Él se encuentran en comunión los hombres
más diferentes. En un segundo momento (capítulos 4–6) se insiste en la vida
nueva de los bautizados a los que se invita a conservar la unidad de la Iglesia y
a pasar continuamente del hombre viejo al hombre nuevo y de las tinieblas a la
luz.

Vía de los Curetes (sacerdotes del templo), vía sagrada de la ciudad de Éfeso,
sobre cada columna se representaba la escultura de un sacerdote.

2.1 Estilo de texto: código familiar

El texto forma parte de un código familiar más amplio, que comprende las
relaciones entre hijos y padres, esclavos y señores (5,21–6,9). Esos códigos
eran comunes en el mundo greco-romano. También eran importantes para el
orden de la sociedad, que funciona mejor cuando cada uno conoce su propio
rol.
Efesios, Colosenses y 1Pedro recurren a códigos familiares para instruir en
la vida moral a los convertidos. Aun adoptando sustancialmente la forma y la
estructura de estos códigos, introducen elementos nuevos, a la luz del
Evangelio. De esta manera, en su origen, presentaban a los creyentes un modo
orgánico de vivir el Evangelio, a la luz de su tiempo y de su cultura.

3. Oratio
Dejemos que la Palabra confronte algunas realidades de nuestra vida.
Para esto es importante sentirnos necesitados de la misericordia de Dios.
3.1 Novedad en el código familiar de Efesios
Sustancialmente el código de Efesios se ocupa de las relaciones entre mujer
y marido (5,21-33), hijos y padres (6,1-4), esclavos y señores (6,5-9). El texto
refleja las convicciones culturales del tiempo en el que las mujeres tenían que
estar subordinadas a los maridos, los hijos a los padres, los esclavos a los
señores. Así, en cada instancia, comienza exponiendo las obligaciones de la
parte más débil (mujeres, hijos y esclavos) en relación con la parte dominante
(maridos, padres, señores).
Aunque el código de Efesios está ligado a presupuestos culturales de su
tiempo, sin embargo, presenta algunos progresos significativos respecto de los
códigos familiares en boga en aquel tiempo. Entre los progresos más
importantes se encuentran las obligaciones evangélicas de la parte dominante,
en relación con la otra. Así, los maridos tienen que amar a sus mujeres como
Cristo amó a la Iglesia, entregándose por ella. Los padres no tienen que
exasperar a los hijos, sino educarlos en el espíritu del Señor y los patrones
deben recordar que tienen un Señor en el cielo.
Estos códigos traen problemas a los creyentes de nuestros días, que viven en
una cultura que abolió la esclavitud y ya no piensan que la mujer debe estar
sometida al hombre. Para no mal interpretar el texto es importante conocer la
cultura que ha dado origen a estos códigos. Esa cultura consideraba la
subordinación de unos miembros de la sociedad a otros. A propósito, sería útil
subrayar que toda cultura tiene sus convicciones en la forma de vivir, que con
el tiempo se van transformando o dejando atrás. Sería interesante, por
ejemplo, conocer qué cosas son propias de nuestra cultura que le resultarán
extrañas a nuestros descendientes dentro de cincuenta o cien años.
Hay elementos muy significativos en el texto, como por ejemplo la
comparación del matrimonio con la relación de alianza entre Cristo y la
Iglesia; el amor sacrificado de los maridos por sus mujeres, que tienen que
reflejar el amor de Cristo por la Iglesia. Y más importante aún, llama la
atención el versículo inicial: «Sed sumisos los unos a los otros en el temor de
Cristo» (5,21). Con esta frase, el código familiar adquiere un significado
especial: todos deben someterse mutuamente, ninguno debe dominar sobre el
otro. Por eso, los maridos y las esposas tendrán que someterse unos a otros,
imitando el amor sacrificado de Cristo por la Iglesia.

3.2 El designio de Dios


Para Efesios, nada sucedió porque sí. Todo forma parte del plan de Dios.
Los creyentes han sido elegidos en Cristo antes de la fundación del mundo
para ser santo e irreprensibles (Ef 1,4). La vida moral, entonces, es el
reconocimiento de los creyentes en respuesta a su elección en Cristo. Aunque
en un tiempo estaban en tinieblas, ahora viven en la luz y conocen el plan de
Dios. Puesto que conocen el plan de Dios en Cristo, deben vivir acorde con
él.

3.3. El misterio de la Iglesia

La Iglesia, cuerpo de Cristo, integra el plan de Dios. La Iglesia es el inicio


de una nueva humanidad, que une a gentiles y judíos en el cuerpo de Cristo.
Por eso es la manifestación de la obra de la reconciliación de Dios en el
mundo. Como la Iglesia es plenamente central en el plan de Dios, hay una
dimensión eclesial en la vida moral de los creyentes. Viven su vida moral en
la Iglesia, cuerpo de Cristo. Su vida moral intenta mostrar lo que son: el
cuerpo de Cristo, la Iglesia.

4. Contemplatio
Adquiramos algunos compromisos frente a la Palabra:

 ¿Soy humilde (sumiso) con los miembros de mi familia, como pide


Pablo?
 ¿Qué código familiar se aplica en mi hogar? ¿Se vive
verdaderamente una moral cristiana en mi casa?
 A partir del texto de Efesios 5,21-33 me propongo a asumir mi estado
de esposo, esposa o hijo y mi función como patrón con fe.

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