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Mónica Guitián Galán*

La construcción teórica
en DURKHEIM

Introducción

La intención de este trabajo es la de explicitar los supuestos que subya­


cen en la teoría durkheimiana acerca de lo social. Dichos supuestos no
se encuentran en el terreno propio de la teoría sustantiva como en el
del nivel metateórico. Nos referimos a supuestos filosóficos: la concep­
ción de lo real; a supuestos gnoseológicos: formas de conceptualizar,
de abstraer, de generalizar, a la relación sujeto-objeto en el acto de
aprehensión y construcción del conocimiento; y a otro tipo de supues­
tos de carácter estrictamente epistemológicos, como la concepción de
ciencia, de causalidad y de verificación.
El hilo del presente ejercicio no debe buscarse en un enfrentamiento
entre “escuelas de pensamiento” o “tradiciones teórico-metodológicas” ,
sino en el intento de clarificar y sistematizarlos aportes específicos de las
orientaciones básicas de Durkheim para la constitución de la sociología
y de su práctica investigativa. Partimos de la aceptación de la estrecha
relación que existe entre los supuestos de los que se parte, el tipo de
teoría que se construye y las formas de realizar la investigación empírica.
Si lo social es para nosotros lo empíricamente detectable al estilo de
Durkheim, o lo social es lo culturalmente significativo a la usanza de We-

* Profesora titular de sociología, adscrita al Centro de Estudios Básicos en Teoría


Social, de la FCPS. UNAM.

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ber, o si lo social es el problema del cambio como propone Marx, ten­
dremos efectivamente, no sólo distintas teorizaciones o predicaciones
de la realidad social, sino, también, distintas formas de realizar la inves­
tigación empírica.
Dada la naturaleza del tema y del trabajo, no pretendemos lograr
una profundización y desarrollo de los puntos, sino más bien tratar de
fijar algunas líneas de discusión o nudos problemáticos del planteamien­
to durkheimiano. De aquí, la elección de trabajar sólo dos de las obras
de Durkheim. Por un lado, Las reglas del m étodo sociológico, obra que
responde a la búsqueda de convertir a la sociología en una ciencia, de
elevar el estudio de lo social a nivel científico. Por otro lado, El suici­
dio, que puede constituir un caso particularmente claro de aplicación
“práctica” de los problemas metodológicos expuestos por el autor.

Concepto de ciencia: monismo metodológico

Es en la segunda mitad del siglo XIX, cuando Durkheim elabora un re­


planteamiento metodológico del que desea extraer una nueva sistemati­
zación del conocimiento y, sobre todo, la posibilidad de fundar una
ciencia de la sociedad que no se confunda con las ciencias naturales y
que, sin embargo, aproveche la lección metodológica de dichas ciencias.
Los problemas que dominan el pensamiento teórico de esos años, gira­
ban alrededor de la necesidad de poner a punto una metodología capaz
de conferir al estudio de la sociedad y de la historia la autonomía cien­
tífica ya conquistada por las diciplinas físico-naturales.
Durkheim comparte la preocupación de Comte de brindarle a la so­
ciología un estatuto de cientificidad, para lo cual es necesario definir su
objeto de estudio y sus características particulares. La ciencia se va a de­
finir a partir de un sector de lo real que le corresponda como propio,
es decir, a partir de la fijación de un objeto. “Antes de investigar cuál es
el método que conviene al estudio de los hechos sociales, debemos saber
cuáles son los hechos a los que aplicamos esa denominación”.1
Para que la sociología exista es necesario que tenga su propio objeto
de estudio. Ahora bien, no todo lo que acontece en la sociedad es un
hecho social; solamente aquellos acontecimientos que por su generali­
dad y recurrencia a través del tiempo y del espacio expresan claramente
tendencias colectivas —modos de ser de la sociedad— pueden conside­
rarse como hechos sociales. En la definición que da de la sociología

1 Durkheim, E. Las reglas del método sociológico, Buenos Aires, Editorial Plé­
yade, 1976, p. 29.

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como ciencia de los hechos sociales, Durkheim intenta captar su con­
tenido, su naturaleza colectiva que implica una restricción exterior.
Es a partir de estos postulados que el autor se plantea el estudio del
suicidio, hecho que parece puramente individual pero que, en realidad,
emerge de la estructura social, de las interacciones sociales en donde
se crea una “corriente suicida” que actúa sobre los individuos menos
capacitados para resistirla. De esta forma, el suicidio se constituye en
un hecho social y, por tanto su estudio está dentro del terreno de la
sociología.
Durkheim reconoce la necesidad de afirmar un tratamiento científi­
co de la realidad social extendiendo la racionalidad científica existente
(de las ciencias naturales) a un fenómeno nuevo (lo social), por lo que
se propuso estudiar los fenómenos sociales de manera metódica, apli­
cando conscientemente al análisis del hombre principios que él conside­
raba científicos. Así, se afilia a uno de los principios centrales del posi­
tivismo: la idea del monismo metodológico. La noción de ciencia es
asimilada al modelo de la física, para lo cual se emplea un método único,
dejando de lado la especificidad o la diversidad de los objetos. Además,
se utilizan otros procedimientos científicos para que la sociología asu­
ma su propio status gnoseológico: el uso de la inducción como lógica
del proceder científico, es decir, la experiencia como fundamento del
conocimiento, y la relevancia de leyes universales de carácter causal en
la explicación. La actividad científica se orienta a descubrir las unifor­
midades de la realidad, a descubrir las leyes de los hechos. De todo esto
se desprende un corolario: cualquier fenómeno será estudiado científi­
camente en la medida en que entre o se incorpore al desideratum de
ciencia física.
Al reflexionar sobre esta posición clásica del positivismo no podemos
dejar de preguntarnos hasta qué punto se puede hablar indiferenciada-
mente de racionalidad científica y de ciencia. La cuestión es saber si la
especificidad de lo humano excluye o no el recurso a los métodos físi­
co-naturales, y si para las ciencias socio-históricas se deben diseñar
métodos específicos.
Se puede afirmar que el instrumento afecta al objeto. Durkheim, co­
mo congruente positivista, extrapola sin más lo que han sido los méto­
dos de las ciencias físico-naturales a la problemática específica de lo
socio-histórico, asumiendo, como sustentación “a priori”, las formas or­
ganizadas de la racionalidad científica como algo dado, como dato y no
como problemática a resolver. Esto, debido a su idea de método, el cual
está considerado como un conjunto de procedimientos y principios
sistematizados y no como un proceso de mediación entre la actividad
teórica y el objeto de estudio, es decir, como forma de organización de

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la relación con lo real. Para Durkheim no parece existir el problema de
la adecuación método-objeto.
Este no es un salto que le sea exclusivo. En efecto, a menudo se pre­
supone que hay un conjunto único de principios aceptados y que basta
tomarlos de las ciencias “probadas” y aplicárselos a la sociedad. Por
nuestra parte creemos que cuando la traspolación del método de una
disciplina a otra no es cuestionada desde la problemática específica de
la ciencia en cuestión, se impide que en el nuevo campo quepa la posi­
bilidad de desarrollar formas propias de organización conceptual de lo
real y modalidades específicas de aprehensión de los fenómenos respec­
tivos.

Ciencia y positividad de lo real

Durkheim rescata uno de los problemas básicos del discurso científi­


co moderno: la positividad de lo real, que plantea el problema gnoseoló-
gico central, a saber: la relación empiria-teoría. La prioridad de la reali­
dad frente al pensamiento y la consiguiente afirmación de que lo dado
(lo real) determina al pensamiento queda expresado en la afirmación:
“la cosa (la realidad) se opone a la idea como lo que se conoce desde
fuera a lo que conoce desde dentro”.2 Para captar la sociedad en
forma científica hay que partir de los hechos. El conocimiento se fun­
da en la experiencia, en el hecho social con existencia propia impuesta
al individuo desde el exterior y cognoscible a partir de sus manifesta­
ciones externas.
A lo largo de las primeras hojas de Las reglas del método sociológi­
co se marca la prioridad de lo real frente al pensamiento -e n tanto
base y premisa del mismo-, al afirmar que lo más importante es “tra­
tar a los hechos sociales como cosas”.3 Aquí se expresa la intuición
epistemológica del autor, enfatizando una actitud mental o tratamien­
to que toma como premisa a la materia, lo externo, lo no conceptual.
Es evidente que este “tratar los hechos sociales como a cosas” es un
postulado más metodológico que ontológico. Veamos la propia idea
del autor: “...no afirmamos que los hechos sociales son cosas materiales,
sino que son cosas con iguales títulos que las cosas materiales, aunque
de distinto modo”.4 Por lo que el método de estudio de los hechos
sociales supone el considerarlos como cosas, es decir, como realidades
exteriores al individuo.

2 Ibid., p .‘ 13 (subrayado nuestro).


3 Idem.
4 Idem.

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Ciencia y construcción teórica

En cuanto al problema de la formación del concepto científico cabe


destacar la preocupación durkheimiana de la destrucción teórica de las
prenociones (o crítica del “a priori”), y la necesidad de la construc­
ción de la definición inicial. La primera tarea del sociólogo consistirá
en descartar las prenociones y conceptos del sentido común, y en cons­
truir una primera noción científica con arreglo a las propiedades exter­
nas del fenómeno en cuestión. Esta necesidad plantea la exigencia de
una nueva conceptualización. El planteamiento del autor es claro en El
suicidio:

Como la palabra suicidio surge con frecuencia en el curso de la


conversación, pudiera creerse que todo el mundo conoce su signi­
ficado y que es superfluo definirla. Sin embargo, las palabras del
lenguaje usual, y los conceptos que expresan, son siempre ambi­
guas, y el científico que las emplease tal y como las recibe del uso,
sin someterlas a una elaboración ulterior, se expondría a las más
graves confusiones.5

No sólo se abre la necesidad de construir un lenguaje teórico, de una


reconceptualización, con el fin de aprehender la realidad, sino, también,
la de una definición inicial que, como dice el autor, hace necesaria una
revisión de la noción vulgar. Ello supone aceptar una verdadera ruptura
entre el conocimiento vulgar y el científico.
Hay que construir la definición del objeto por la vía empírica, con
arreglo a las propiedades externas del fenómeno. Atendamos a su defi­
nición de suicidio: “...se llama suicidio, a toda muerte que resulta,
mediata o inmediatamente, de un acto, positivo o negativo, realizado
por la víctima misma.” 6 El carácter fenomenista e inmediato que en­
contramos en la noción construida sobre propiedades externas, empa-
renta a Durkheim con la tradición empírica del positivismo clásico. En
este sentido creemos que el autor minimiza la función constructora del
objeto pensado y pasa un poco a confundir la inmediatez sensorial con
el constructo científico.
Por otro lado, se puede afirmar que mientras más desarrollado esté
el concepto menos es el riesgo de deformar la realidad. Durkheim se da
cuenta de ello y en la medida en que se va adentrando en la investiga-

s Durkheim, E. El suicidio, México, UN AM, 1974, Col. Nuestros Clásicos No.


39, p. 55.
6 Ibid, p. 57.

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ción, la definición del suicidio se va afinando. El mismo reconoce que
dicha definición no es satisfactoria y construye una segunda: “...se lla­
ma suicidio todo caso de muerte que resulte, directa o indirectamente,
de un acto, positivo o negativo, realizado por la víctima misma, sabien­
do ella que debía producir este resultado.” 7 Lo que importa es per­
catarse de cómo esta exigencia de construcción de la noción-objeto
permite a Durkheim romper con la concepción común de suicidio y
pulir su instrumental conceptual con miras a aprehender, de la mejor
manera posible, el hecho social que pretende explicar.
No obstante esta preocupación constructora de la definición, el autor
no hace una propuesta acabada. A pesar de la provisionalidad de la defi­
nición, ésta habrá de formarse con el máximo cuidado, ya que va a
determinar el proceso de trabajo. En efecto, facilita la investigación,
puesto que delimita el campo de observación. Pero no se trata de definir
en conjunto la esencia misma de los hechos, ya que tal definición sólo
puede venir al término de la investigación.

Ciencia e inducción

Al analizar los límites de la noción-definición operacional de Durkheim,


nos topamos con otra cuestión. Como buen positivista, Durkheim acepta
el papel de la razón en el proceso investigativo, pero dentro de los lí­
mites fijados por la experiencia. La repetición con base a la experiencia
es la que permite la constitución y conformación de la noción-objeto.
Por tanto, no se puede conceptualizar más allá de la experiencia. Como
corolario tendremos que el instrumento analítico máximo que sustenta
la teoría durkheimiana es la noción de experimento, sustentada en la
reiterabilidad o repetitividad. “No sólo están (las nociones) en nosotros,
sino que... son un producto de experiencias repetidas.... (se) extraen
de la repetición."8
Mediante proceso inductivo se establecen cuáles son los elementos
que se han presentado repetidamente en los distintos casos observados.
A partir de ello, se construye el tipo medio, el cual contiene los caracte­
res más generales y comunes de! hecho social sometido a estudio, que
son a la vez caracteres objetivos y fácilmente perceptibles.
Si el concepto debe “recoger” al objeto, Durkheim reconoce que el
tipo medio es demasiado esquemático y no puede recoger lo específico,
sino que lo que se pretende es trascender al individuo, ya que éste no es
objeto de ciencia:1

1 Ibid., p. 60.
• Durkheim, E. Las reglas del método sociológico, p. 44.

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...realizar el inventario de todos los caracteres que pertenecen a un
individuo es un problema insoluble. Todo individuo es un infinito,
y no es posible agotar un infinito. ¿Nos atendremos a las propie­
dades más esenciales? Pero, ¿qué principio aplicamos para realizar
la selección? En este sentido, necesitamos un criterio que supere al
individuo...’

Siguiendo la tradición aristotélica clásica, para Durkheim es imposi­


ble el estudio científico del concreto, no hay ciencia del individuo, por
lo que se requiere una abstracción generalizante. El tipo medio o espe­
cie aparece así como una esquematizarán conceptual cuya función es
facilitar la agrupación clasificatoria; su generalización impide la capta­
ción descriptiva del específico cuestión que a Durkheim no preocupa,
además de que tampoco puede arribar más allá de la simple agrupación
del fenómeno. El problema gnoseológico que subyace es la posibilidad
de que a través del universal se pueda dar cuenta del individual o espe­
cífico.

Ciencia y objetividad

Dentro del ideal de ciencia sociológica recae el problema de la objetivi­


dad. A este respecto encontramos dos planos de tratamiento distinto:
uno epistemológico (implícito en la obra) y otro ontológico.
Durkheim reconoce como uno de los principios fundamentales que
los hechos sociales deben ser tratados como cosas. Este tratamiento
que confiere objetividad a los hechos sociales, va a permitir al sociólogo
desechar sus prenociones acerca de los hechos que le son familiares.
De esta forma, afronta los hechos mismos y, mediante una cautela ana­
lítica que le impida que dichos preconceptos ocupen el lugar de los
hechos, establece las nociones-contenidos correspondientes a un nuevo
orden científico de organización conceptual de lo real. La objetividad se
presenta como un proceder de la subjetividad cognoscente; como un
problema de la organización conceptual de la observación. Desde la con­
dición de exterioridad de lo social, Durkheim exige un tratamiento
que lleva a una representación objetiva de la realidad. Por lo que "...
cuando el sociólogo se propone explorar un orden cualquiera de hechos
sociales, debe esforzarse por abordarlos desde un ángulo en que se pre­
senten aislados de sus manifestaciones individuales'*.10 AI respecto

» Ibid., p. 97.
io Ibid., p. 66.

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podemos afirmar que el estatuto a partir del cual se establece una dis­
tancia entre el investigador y el objeto de estudio es uno de los postula­
dos metodológicos más importantes de la teoría durkheimiana.
Por otro lado, se reconoce como principio la realidad objetiva de los
hechos sociales, con lo que la objetividad se presenta en su dimensión
ontológica. Para ello, Durkheim utiliza el criterio empírico de la regula­
ridad, la cual es reflejo de una determinada estructura y organización
de lo real: “ ...ver que los hechos más arbitrarios presentan a la observa­
ción más atenta caracteres de constancia y de regularidad, síntomas de
su objetividad” .11 Dicha regularidad es tomada como fundamento de
objetividad. Consideramos este último plano de tratamiento como la
concepción más durkheimiana de la objetividad.
Pero si partimos de la aceptación de que no se da conocimiento sin
premisas teóricas, el problema de la objetividad aparece como un proble­
ma de orden estrictamente cognoscitivo. De esta manera asume un papel
de máxima relevancia la cuestión de la construcción del objeto, en el
caso de Durkheim de la definición inicial, a partir de la cual se delimita
lo real. Partiendo del supuesto de que toda categoría “recoge” algo de
de lo real, habrá categorías que recojan más o menos al fenómeno social,
cuestión que Durkheim no problematiza, ya que para él la objetividad
tiene un carácter inmediato, con base a un plano propiamente observa-
cional.

Ciencia y causalidad

La ciencia no puede contentarse con hallar hechos: su cometido es res­


ponder a la pregunta de por qué suceden tales hechos. Durkheim, fiel
a esta perspectiva trata de encontrar las causas, o condiciones determi­
nantes, del suicidio. Para él, la pregunta básica de cómo se genera el
fenómeno es tarea de la sociología. A la ciencia no sólo le corresponde
observar y organizar los fenómenos a través de vínculos regulares o re­
laciones necesarias (leyes), sino también, descubrir las causas que los
producen; sin causalidad no es posible hacer ciencia.
Durkheim funda la investigación causal en el principio exigencia de
especificidad de lo social. Va a explicar las manifestaciones humanas, en
este caso el suicidio, en términos sociales. Lo social es el terreno exclu­
sivo dentro del cual deben buscarse las causas de todos los fenómenos
sociales. A la sociología no le debe interesar la búsqueda de las condicio­
nes que integran la génesis de los suicidios particulares, problemática

11 Ibid., p. 52.

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que deja para el psicólogo. Lo que le interesa a la ciencia de la sociedad
es lo que él llama la “cifra social de los suicidios”. Durkheim dirá que
lo que busca el sociólogo:

“ ...son las causas por medio de las cuales es posible obrar, no sólo
sobre los individuos aisladamente, sino sobre el grupo, En conse­
cuencia de ello, entre los factores del suicidio, los únicos que le
conciernen son aquellos que hacen sentir su acción sobre el con­
junto de la sociedad. La cifra de suicidios es el producto de estos
factores y a ellos nos atendremos nosotros.12

El suicidio debe ser explicado en términos de causas sociales. Para


ello requiere, ante todo, que sea conceptualizado en términos estricta­
mente sociales (sociológicos), lo cual contrasta fuertemente con la defi­
nición inicial del fenómeno, que es puramente externa e individual.
De esta forma, Durkheim busca en la naturaleza de las sociedades las
causas de la disposición que tiene cada una de ellas al suicidio, ya que es
la constitución moral de las sociedades la que fija el contingente de
muertes voluntarias.
Durkheim propone para la sociología el principio de causalidad co­
mo “postulado empírico”, producto de una “inducción legítima”. La
causalidad es tomada como relación empírica en donde el efecto es
previsible a partir de la causa por la constancia y uniformidad de la re­
lación de sucesión. Las causas que producen un hecho social deben des­
cubrirse separadamente de cualquier función social que éste tenga en la
sociedad. Es un procedimiento metodológico apropiado separar estos
dos órdenes de problemas, ya que es el conocimiento de las causas el
que nos permite, dice el autor, deducir algún discernimiento de sus posi­
bles funciones.
Para Durkheim, a cada efecto corresponde una causa, y cada causa
produce un efecto. La relación de causalidad asume un carácter biuní-
voco: sólo se produce un tipo de causa y sólo se produce un tipo de
efecto. Para el autor, si causa/efecto no son homogéneas se debatirá la
pluralidad de causas, y el principio de causalidad sería negado. En El
suicidio, Durkheim aplica una relación monocausal, en donde a cada ti­
po de suicidio corresponde un tipo de causa. ¿Qué se desprende de ello?
Si lo que quiere Durkheim es explicar la disposición que tiene la socie­
dad al suicidio, tendrá que buscar tanto la condición necesaria como la
condición suficiente en la relación causal, y así, constituir los distintos
tipos de suicidio clasificándolos a partir de las causas que lo producen.

12 Durkheim, E. El suicidio, p. 70.

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Durkheim discrimina tres tipos de suicidio: el altruista, el egoísta y
el anémico. En los tres casos la circunstancia en común no es sólo que el
acto que se llevó a cabo se haya realizado con conocimiento de causa,
sino que es precisamente la relación entre el individuo y las normas lo
que lo lleva al suicidio. Se trata estrictamente de un fenómeno colecti­
vo que se manifiesta en las conductas individuales, de “corrientes suici-
dógenas” de distinto tipo que están presentes en la sociedad. Durkheim
establece una relación entre integración social y suicidio que considera,
de acuerdo a datos, se mantiene constante, y establece la siguiente pro­
posición: el suicidio varía en razón inversa al grado de integración de
los grupos sociales de que forma parte el individuo.
Decíamos hace un momento que la circunstancia común a los tres
tipos de suicidio no es sólo que el acto que se lleva a cabo se realice
con conocimiento de causa, sino que es la relación del individuo con las
normas lo que lo lleva al suicidio. Reflexionando sobre ello nos pregun­
tamos: ¿cómo pasa Durkheim de la exterioridad de la definición a la
explicación del hecho?, ¿qué congruencia hay entre la definición inicial
y la tipificación de los distintos suicidios?
La definición previa del suicidio, que el autor establece, es mucho
más abstracta, más vacía en contenido, mientras que la conceptualiza-
ción de los distintos tipos de suicidio es específica y con contenido.
¿Qué queremos decir con ello? Que mientras que la definición previa
no requiere del concepto de cohesión social (es externa y en este senti­
do podríamos decir que es una definición psicologista o individual), la
conceptualización de los tipos de suicidio presupone toda una teoría
de la cohesión social. Esta última se constituye en el preámbulo con­
ceptual (o teoría implícita) que no sólo precede al análisis sino que lo
ordena y dirige. Es en este sentido que encontramos un salto, un cam­
bio de plano, no resuelto por Durkheim, entre la definición previa del
suicidio y su conceptualización específica. Cambio de plano que se
expresa entre el carácter eminentemente descriptivo de la definición
inicial y el carácter teórico de su conceptualización concreta.
Finalmente, podríamos señalar que el discurso metodológico de
Durkheim no es enteramente consistente con su propia práctica. En el
caso de El suicidio, Durkheim señala repetidas veces que el punto de
partida son los datos, lo dado, lo que se “impone a la observación”,
siendo que en realidad no sólo parte de una definición, sino que está
presente constantemente una estructura teórica vasta y profunda acer­
ca de lo social como fenómeno moral, en última instancia la categoría
básica de “conciencia colectiva”.

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