Distancia Optima

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DISTANCIA OPTIMA

El concepto de “Distancia Optima” es propuesto por Pichón-Riviere y sostiene


que para realizar una intervención eficaz se debe mantener una distancia
prudencial con respecto a lo que le sucede al “otro”, ya que de no ser así, o la
cercanía nos invade y perdemos objetividad, o la lejanía es tan grande que no
logro conectar con la empatía necesaria para operar.

Si a este concepto lo extrapolamos a los vínculos de nuestra vida, podemos


ver como la distancia optima es tan necesaria como el aire que respiramos. Ya
que si estamos demasiada cerca corremos el riesgo de pegotearnos y perder
nuestra individualidad. A su vez, si nos alejamos demasiado resultará imposible
percibir al otro y establecer un vínculo real con él.

De allí la importancia de explorar nuestra “distancia óptima”, para conocer


nuestros límites y respetar el de los otros.

Se trata de una construcción que implica cuidar el suficiente grado de


afección que uno tiene con las situaciones y los sujetos involucrados, para poder
intervenir. La suficiente cercanía para afectar y dejarse afectar, pero también para
no confundirnos, fusionarnos y sobre-identificarnos con la situación y los sujetos.

La conciencia de esta cercanía funciona en forma de advertencia en una


relación necesariamente asimétrica de roles pero que implica una presencia
autentica, genuina y afectiva. Y se consigue acompañado necesariamente del
trabajo en equipo y de la capacidad de trabajarse a uno mismo, gestando y
cuidando espacios de reflexión sobre la práctica. En esta afirmación hay varias
cosas para explicar.
En principio, sabemos que cuando trabajamos con personas se implican los
mundos internos, sus experiencias, deseos, historias, representaciones y su
relación con el mundo externo. En ese encuentro, quien coordina, quien educa,
quien forma parte del equipo, tiene una intención de estar allí, tiene un por qué,
que implica un rol diferenciado, asimétrico (no distante) y por ello tiene una
responsabilidad.

Quien coordina, quien educa, quien forma parte del equipo, también es
persona con afectos, los cuales se pondrán (y es preciso poner) en juego a la hora
de vincularse.

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