GRAMSCI, AYER Y HOY Vvaa

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 357

GRAMSCI,

AYER Y HOY
(I)
Compendio de escritos sobre la biografía, fortuna editorial,
investigaciones actuales, interpretación y perspectivas del
pensamiento gramsciano

Marcello Mustè
Gianni Francioni
Fabio Frosini
Maria Luisa Righi
Eleonora Lattanzi
Alvaro Bianchi
Alessandro Carlucci
Valentino Gerratana
Teresina Gramsci
GRAMSCI, AYER Y HOY

Gramsci, ayer y hoy. Compendio de escritos sobre la biografía, fortuna


editorial, investigaciones actuales, interpretación y perspectivas del
pensamiento gramsciano, T I.

Selección y traducción: Mauricio Lucio Maldonado J.


Edición y diseño gráfico: Gary Oscar Pinto Villanueva
© 2024, La Riel editores, pensamiento crítico.
El Alto, calle Raúl Salmón N°1520, zona 12 de octubre,
Galería Litoral, Of. 6, Planta Baja correo electrónico:
gary34pinto@gmail.com

© 2024, Editorial Kañy. Ciencias Sociales Argentina. Tercera


Época. Correo electrónico: editorialkany@gmail.com

Depósito Legal:
I.S.B.N.:
FUENTES Y REFERENCIAS

LEYENDO A GRAMSCI, ENTRE TRADICIÓN Y FUTURO


MARCELLO MUSTÈ, Leggere Gramsci, fra tradizione e futuro, en Giuseppe
Vacca, In cammino con Gramsci, Viella, Roma, 2020, pp. 191-219.

LA HERENCIA DE GRAMSCI ENTRE FILOSOFÍA,


FILOLOGÍA Y POLÍTICA
GIANNI FRANCIONI, L’eredità di Gramsci tra filosofia, filologia e política,
Entrevista a Gianni Francioni realizada el 2018 por Fabio Frosini
[Online]. url: https://www.filosofiaitaliana.net/wp-
content/uploads/2018/01/10.IntervistaFrancioni.pdf

VIEJOS PROBLEMAS Y NUEVAS ADQUISICIONES: LOS


ESCRITOS 1910-1926
MARIA LUISA RIGHI, L’Edizione nazionale degli scritti di Antonio Gramsci.
Vecchi problemi e nuove acquisizioni: Gli scritti 1910-1926, Laboratoire italien
[Online], 18 | 2016. url:
http://journals.openedition.org/laboratoireitalien/1094

VIEJOS PROBLEMAS Y NUEVAS ADQUISICIONES: EL


EPISTOLARIO
ELEONORA LATTANZI, L’Edizione nazionale degli scritti di Antonio Gramsci.
Vecchi problemi e nuove acquisizioni: l’Epistolario, Laboratoire italien [Online],
18 | 2016 url: http://laboratoireitalien.revues.org/1055

SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS DE


LA CÁRCEL
FABIO FROSINI, Sulle "spie" dei Quaderni del carcere, en International Gramsci
Journal, 1(4), 2015, 43-65. [Online], url:
http://ro.uow.edu.au/gramsci/vol1/iss4/5

3
GRAMSCI, AYER Y HOY
GRAMSCI, FILÓLOGO
BIANCHI, ALVARO, Gramsci filologo, en International Gramsci Journal, 4(1),
2021, 47-89. [Online] url: http://ro.uow.edu.au/gramsci/vol4/iss1/5

«SER SUPERIOR AL AMBIENTE EN EL QUE SE VIVE SIN


POR ELLO DESPRECIARLO» SOBRE EL INTERÉS DE
GRAMSCI POR KIPLING
ALESSANDRO CARLUCCI, «Essere superiori all'ambiente in cui si vive, senza perciò
disprezzarlo» sull'interesse di Gramsci per Kipling, en la revista «Studi Storici»,
año 54, No. 4 (octubre-diciembre 2013), pp. 897-914.

SOBRE EL CONCEPTO DE «REVOLUCIÓN» EN GRAMSCI


VALENTINO GERRATANA, Sul concetto di «Rivoluzione», en Gramsci, Problemi
di metodo, Editore Riuniti, Roma, 1ra. ed. 1997, pp. 83-118.

TESTIMONIO DE ALGUNAS PERSONAS QUE


CONOCIERON A ANTONIO GRAMSCI
MIMMA PAULESU QUERCIOLI, Teresina Gramsci, en Gramsci vivo, nelle
testimonianze dei suoi contemporanei, Feltrinelli Editore, Milán, 2da. ed. 1977,
pp. 11-21.

ORDEN EDITORIAL Y DATACIÓN DE LOS «CUADERNOS


DE LA CÁRCEL» EN LA EDICIÓN NACIONAL
GIANNI FRANCIONI, Cómo trabajaba Gramsci. Historia y estructura de los
Cuadernos de la cárcel, Editorial La Riel, El Alto- Bolivia, 2023, Apéndice,
pp. 87-99.

4
CONTENIDO

FUENTES Y REFERENCIAS ....................................... 3


CONTENIDO ................................................................. 5
SOBRE LOS AUTORES ................................................. 8
ADVERTENCIA ............................................................. 12

LEYENDO A GRAMSCI, ENTRE TRADICIÓN Y


FUTURO ......................................................................... 13
por Marcello Mustè
1. DE LA FILOLOGÍA A LA INTERPRETACIÓN .................. 13
2. HEGEMONÍA Y CONSTITUCIÓN DEL SUJETO ..............25
3. GENEALOGÍAS Y TRADICIÓN NACIONAL.....................38
4. FILOSOFÍA Y FILOSOFÍA DE LA PRAXIS ........................48

LA HERENCIA DE GRAMSCI ENTRE FILOSOFÍA,


FILOLOGÍA Y POLÍTICA ............................................55
por Gianni Francioni

VIEJOS PROBLEMAS Y NUEVAS ADQUISICIONES:


LOS ESCRITOS 1910-1926 ..............................................75
por Maria Luisa Righi
1. LAS EDICIONES EINAUDI ...........................................78
2. LA "RESTAURACIÓN" DE LOS ESCRITOS.....................85
3. GRAMSCI Y LA MÚSICA ................................................92

5
GRAMSCI, AYER Y HOY
VIEJOS PROBLEMAS Y NUEVAS ADQUISICIONES:
EL EPISTOLARIO ....................................................... 103
por Eleonora Lattanzi
1. LA EDICIÓN DE LAS CARTAS DE GRAMSCI ................. 114

SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS


CUADERNOS DE LA CÁRCEL ................................. 127
por Fabio Frosini
1. PISTAS ...................................................................... 127
2. LAS PREOCUPACIONES DEL PRISIONERO ................. 132
3. LA CODIFICACIÓN Y SUS LÍMITES ............................. 135
4. "LITERATURA" Y POLÍTICA...................................... 139
5. LA "RESEÑA" DE LA «STORIA D'EUROPA» ............... 143
6. LA REQUISA DE JUNIO DE 1932 Y LA CARTA DEL DÍA 6
.................................................................................... 146
7. LA REVOLUCIÓN PASIVA DEL SIGLO XX ................... 151
8. LA RESEÑA DE UGO D'ANDREA Y EL FASCISMO "EN
PERSPECTIVA" ............................................................. 154
9. «SOLO DESDE HACE DIEZ AÑOS».............................. 159
10. "FUNCIÓN DE LA CORONA" Y CONSTITUYENTE ... 163
11. CAMILLO PELLIZZI Y EL "FASCISMO COMO
LIBERTAD" .................................................................. 167

GRAMSCI, FILÓLOGO ............................................... 175


por Alvaro Bianchi
1. TRAYECTORIA ACADÉMICA ....................................... 178
2. FILOLOGÍA COMO ARMA DE COMBATE ..................... 199
3. FILOLOGÍA Y MÉTODO HISTÓRICO ........................... 206
4. ″FILOLOGÍA″ Y ″FILOLOGÍA VIVIENTE″ ................. 221
5. CONCLUSIÓN ........................................................... 225
6
CONTENIDO
«SER SUPERIOR AL AMBIENTE EN EL QUE SE
VIVE SIN POR ELLO DESPRECIARLO» SOBRE EL
INTERÉS DE GRAMSCI POR KIPLING .................. 232
por Alessandro Carlucci
1. ALGUNOS JUICIOS EXPLÍCITOS ................................. 235
2. LA RECEPCIÓN ITALIANA DE KIPLING ..................... 236
3. KIPLING EN LOS ESCRITOS DE GRAMSCI: EL CASO DE
«IF» ............................................................................. 240
4. LAS RAZONES DE UNA AFINIDAD .............................. 247
5. CONCLUSIONES ....................................................... 258

SOBRE EL CONCEPTO DE «REVOLUCIÓN» EN


GRAMSCI ...................................................................... 263
por Valentino Gerratana
APÉNDICE I ................................................................ 315
TESTIMONIO DE ALGUNAS PERSONAS QUE
CONOCIERON A ANTONIO GRAMSCI ................. 315
por Teresina Gramsci

APÉNDICE II ............................................................... 335


ORDEN EDITORIAL Y DATACIÓN DE LOS
«CUADERNOS DE LA CÁRCEL» EN LA EDICIÓN
NACIONAL .................................................................. 335
por Gianni Francioni
INDICE DE NOMBRES ............................................. 348

7
GRAMSCI, AYER Y HOY

SOBRE LOS AUTORES

Marcello Mustè, nació y estudió en Roma. Obteniendo el


título en Filosofía en la Universidad "La Sapienza" de Roma en
1984 con una tesis sobre Marx y la Revolución francesa. Fue
docente de Historia de la filosofía y Ermenéutica filosófica,
investigador en las materias de Filosofía moral y Filosofía
teorética. Actualmente dicta el curso de Filosofia teorética en la
Universidad "La Sapienza" de Roma. Es miembro del Consejo
científico de la Fundación Gramsci y de la Comisión científica
para la Edición nacional de los escritos de Antonio Gramsci. Forma
parte de los Comités científicos de algunas revistas como:
«Giornale critico della filosofia italiana», «Annali della
Fondazione Gramsci», «La Cultura» y «Filosofia italiana».

Gianni Francioni, nació en Sassari (Cerdeña) en 1950. Es


profesor emeritus de Historia de la Filosofía en la Universidad
de Pavia. Actualmente es Presidente de la Ghilarza Summer
School - Scuola Internazionale di studi gramsciani, miembro de
la comisión científica de la Edición Nacional de los escritos de
Antonio Gramsci, del Consejo Directivo de la Fondazione Casa
Museo Antonio Gramsci de Ghilarza, del Comité de Garantes
de la Fondazione Gramsci de Roma, del Consejo Editorial del
«International Gramsci Journal», y del Consejo de Dirección de
«Gramsciana. Rivista Internazionale di Studi su Antonio
Gramsci».

8
SOBRE LOS AUTORES

Fabio Frosini, nació en 1966, actualmente es docente de


Historia de la filosofía e Historia de las doctrinas políticas en la
Universidad de Urbino. Reconocido como uno de los mayores
estudiosos de Gramsci, por la gran cantidad de estudios y
ensayos publicados, además es autor de artículos y libros sobre
exponentes del pensamiento del Renacimiento (Giovanni Pico,
Leonardo, Maquiavelo, Erasmo y Bruno), sobre el pensamiento
político de Giacomo Leopardi y sobre cuestiones históricas y
teóricas pertinentes al marxismo, dedicandose especialmente a
la reconstrucción de la "filosofía de la praxis" de Antonio
Gramsci. En el marco de la «International Gramsci Society» de
Italia, es responsable de la serie de seminarios sobre la historia
de los Cuadernos de la cárcel de Gramsci.

Maria Luisa Righi, es investigadora de la Fundación Gramsci,


se ocupa de historia del movimiento sindical y de los partidos
políticos en el siglo XX. Publicó distintos trabajos y colaboró
en distintas ediciones gramscianas, entre las más conocidas la
de las actas del coloquio internacional Gramsci nel mondo (1995).
Es parte de la comisión científica responsable de los escritos
precarcelarios en el marco de la Edición nacional de los escritos de
Antonio Gramsci. Se encarga de la Bibliografia gramsciana de
John M. Cammett, que, luego de distintas ediciones impresas
(1989, 1991, 1995), puede consultarse online en el sitio de la
«Fondazione Istituto Gramsci».

Eleonora Lattanzi, doctorante en el departamento de


«Scienze documentarie, linguistico-filologiche e geografiche» de
la Universidad "La Sapienza" de Roma y archivista en diversas
9
GRAMSCI, AYER Y HOY
instituciones y centros de investigación. Desde 2008, colabora
en los trabajos de la Fundación Gramsci, donde se ha dedicado
principalmente a la clasificación y el inventario de los
documentos de Antonio Gramsci, Giulia Schucht, Tatiana
Schucht, Piero Sraffa y las familias Schucht y Gramsci.
Desarrolla investigaciones para la Edizione Nazionale de los escritos
de Antonio Gramsci, de la cual es miembro del Comité científico.

Alvaro Bianchi, actualmente es Profesor Asociado en el


Departamento de Ciencia Política de la Universidad Estatal de
Campinas (Unicamp - Brasil) y exdirector del «Arquivo Edgard
Leuenroth - Centro de Pesquisa e Documentação Social». Es
especialista en Ciencia Política, ocupándose principalmente de
la Historia de la ciencia política en Italia y en los Estados
Unidos, así como del pensamiento político latinoamericano.
Además, es coeditor de la revista marxista «Outubro».

Alessandro Carlucci, actualmente es Investigador Asociado


de la Universidad de Bergen y Investigador Honorario en la
Universidad de Oxford. Colaboró como consultor para el
«Oxford English Dictionary» y como consultor para
«Routledge» y «National Geographic». Es autor de «The Impact
of the English Language in Italy: Linguistic Outcomes and
Political Implications» (Lincom, 2018) y «Gramsci and
Languages: Unification, Diversity, Hegemony» (Brill, 2013;
Haymarket, 2015), coganador del Premio Internacional
Giuseppe Sormani a la mejor monografía sobre Antonio
Gramsci (4ª edición, 2012-17).

10
SOBRE LOS AUTORES
Valentino Gerratana, (Sicilia, 1919 – Roma, 2000). Estudió en
Módica, en Salerno y en Roma. En esta última ciudad fue
ayudante en la cátedra de Filosofía del Derecho dictada por
Giorgio Del Vecchio. Entre 1938 y 1942 publicó sus primeros
escritos académicos en la «Rivista internazionale di filosofia
politica e sociale» y en el «Bolletino dell’Istituto di filosofia del
diritto» de la Universidad de Roma. A los veinticuatro años,
durante la segunda guerra mundial, Gerratana fue uno de los
promotores de la Resistencia antifascista en Roma. Después de
la caída de Mussolini, participó en la reconstrucción del partido
comunista en la capital italiana y al terminar la guerra empezó a
escribir regularmente en «L’Unità» y en «Rinascita». Desde
finales de la década de los cuarenta fue miembro del consejo de
redacción de la revista «Società», y colaboró en «Il
Contemporaneo» y en «Critica marxista», publicaciones que
fueron exponentes principales de la cultura marxista en Italia.
La edición crítica de los Cuadernos de la cárcel de Antonio
Gramsci, publicada en 1975 fue con toda seguridad el más
destacado de sus trabajos.

Teresina Gramsci, nació en Sorgono [Cerdeña] en 1895. Era


hermana menor de Antonio Gramsci. Muchas de sus cartas
desde Cagliari, Turín y luego desde la cárcel estaban dirigidas a
ella. Trabajó en la oficina de correos y se casó con Paolo
Paulesu, con quien tuvo cuatro hijos. Vivió toda su vida en
Ghilarza y luego de la muerte de Antonio fue una depositaria
apasionada de muchos de sus recuerdos. Murió en Ghilarza el
18 de febrero de 1976.

11
GRAMSCI, AYER Y HOY
ADVERTENCIA

Para las referencias al español de los cuadernos de la cárcel se


consideró la traducción de Ana María Palos, Cuadernos de la
cárcel, Editorial ERA, México 1981-1999, de la cual se señalan
las citas con el número de tomo (del 1 al 6) y su correspondiente
página.

12
LEYENDO A GRAMSCI, ENTRE
TRADICIÓN Y FUTURO
Marcello Mustè

1. De la filología a la interpretación

La filología «sin adjetivos», como se suele usar para definirla en


tanto conocimiento humanístico universal, es una disciplina
cardinal en todas las civilizaciones que se fundan en la escritura;
necesaria para establecer la integridad de los escritos, su
difusión y alteración; y, el comportamiento y la intención de
sus autores1. En una conferencia en la Universidad de
Columbia en enero del 2000 (ampliada y publicada varias veces
los años siguientes), Edward Said hizo un elogio persuasivo de

1
S. RAPISARDA, La filologia al servizio delle nazioni. Storia, crisi e prospettive
della filologia romanza, Bruno Mondadori, Milán-Turín, 2018, pp. 17-57. Cfr.
L. CANFORA, Filologia e libertà. La più eversiva delle discipline, l’indipendenza di
pensiero e il diritto alla verità, Mondadori, Milán, 2008, pp. 9-20 y A.
VARVARO, Prima lezione di filologia, Laterza, Roma-Bari, 2012, pp. 28-29.
13
MARCELLO MUSTÈ
ella2, que recuerda la noción sobre la «filología viviente» que
Gramsci planteó en el Cuaderno 7 y reelaboró en el Cuaderno
113. Respecto Gramsci, la investigación filológica adquiere un
significado particular e incluso insólito, vinculándose
directamente a la tarea de su interpretación y a las diferentes
temporadas que marcaron su "fortuna" como autor. Las causas
no son difíciles de entender: la empresa intelectual más
importante de Gramsci –los Cuadernos de la cárcel– constituye un
ejemplo singular de una obra totalmente póstuma4; escrita en
duras condiciones de encarcelamiento, entre múltiples
dificultades físicas y psicológicas, con escasas indicaciones
sobre los tiempos y sus modos de composición5, y no destinada,
como tal, a publicarse. Por distintas razones, incluso los escritos
anteriores a su encarcelamiento plantean problemas filológicos
importantes, relacionados con la dificultad de atribuirseles con
plena certeza su autoría6. Por estas razones (y no, como muchas

2
E. W. SAID, Il ritorno alla filologia, en ID., Umanesimo e critica democratica.
Cinque lezioni, Il Saggiatore, Milán, 2007, pp. 83-108.
3
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 7, § 6, T 3, p. 149 y C 11, § 25,
T 4, p. 288. Cfr. G. BARATTA, Introducción a la edición italiana, en E. W. SAID,
Umanesimo e critica democratica, p. 12.
4
G. VACCA, Modernità alternative. Il Novecento di Antonio Gramsci,
Einaudi, Turín, 2017, p. IX: «obra póstuma, es bueno recordarlo, que vive
a través del trabajo cada vez más cuidadoso de sus editores».
5
Cfr. G. FRANCIONI, Come lavorava Gramsci, en A. GRAMSCI, Quaderni
del carcere. 1. Edizione anastatica dei manoscritti, Istituto della Enciclopedia
Italiana-L’Unione Sarda, Roma-Cagliari, 2009, pp. 21-60; ID., Un labirinto
di carta (Introduzione alla filologia gramsciana), «International Gramsci
Journal», 1 (2016), pp. 7-48; ID., Cómo trabajaba Gramsci. Historia y estructura
de los Cuadernos de la cárcel, Editorial La Riel, El Alto, 2023, pp. 106.
6
F. GIASI, Problemi di edizione degli scritti pre-carcerari, «Studi storici», 52
(2011), pp. 837-858.
14
LEYENDO A GRAMSCI
veces se piensa, por una especie de furia desintegradora)7, todas
las principales ediciones de Gramsci fueron guiadas por
hipótesis filológicas y por el intento de reconstruir sus escritos
en base a análisis cada vez más verosímiles y fundamentados.
Después de algunas anticipaciones y del regreso a Italia de
los manuscritos, las primeras ediciones einaudianas se
publicaron –como se sabe– entre 1947 (las Cartas desde la cárcel)
y 1951 (los Cuadernos de la cárcel). Los seis volúmenes temáticos
de los cuadernos, proyectados con la editorial Einaudi después
de un primer intento que se tuvo con la «Pequeña Biblioteca»
de Carlo Bernari, respondían a las necesidades de «una edición
popular», «accesible al mayor número posible de lectores»8. El
escrúpulo filológico no faltó del todo (al margen de los recortes
y omisiones, comprensibles en la época), especialmente en la
transcripción y el intento de respetar, en la medida de lo posible,
los títulos de sección y otras indicaciones del autor. Sin
embargo, el resultado –que reducía a una obra armónica y
completa a las más de 2000 notas realizadas por Gramsci en 29

7
Sobre «un Gramsci conscientemente particionado en la mesa de
filólogos expertos, a la espera de ser embalsamado como un gran clásico»
se hablaba, por ejemplo, en G. PRESTIPINO, Gramsci vivo e il nostro tempo,
Edizioni Punto Rosso, Milán, 2007, p. 117, quien a ello le oponía la imagen
de un «Gramsci vivo», «proyectado sobre los problemas de nuestro
tiempo». Cfr. G. LIGUORI, Gramsci conteso. Interpretazioni, dibattiti e polemiche
1922-2012, Editori Riuniti University Press, Roma, 2012, pp. 403-404.
Como se argumenta en estas páginas, el «Gramsci vivo», justamente
sugerido por Prestipino, está estrechamente ligado a otro momento: el
filológico, de análisis de su obra.
8
V. GERRATANA, Gramsci. Problemi di metodo, Editori Riuniti, Roma,
1997, p. 62. Sobre toda la trama cfr. Togliatti editore di Gramsci, editado por
Chiara Daniele, Carocci, Roma, 2005, pp. 13-29 y passim, y F. CHIAROTTO,
Operazione Gramsci. Alla conquista degli intellettuali nell’Italia del dopoguerra,
Bruno Mondadori, Milán, 2011.
15
MARCELLO MUSTÈ
cuadernos, con la supresión de la distinción entre notas de
primera y segunda redacción y de sus traducciones (así como
con la exclusión y publicación por separado de las notas sobre
el americanismo)9– se asimilaba a la construcción de un libro
que nunca existió: a la creación –por muy lúcida que fuese– de
un texto que no era el reflejo como tal del manuscrito que debía
corresponderle. Durante casi treinta años, la imagen de
Gramsci quedó en manos de esta «edición popular» (según la
definición de Fabrizio Onofri), siendo introducida –después de
la ruptura histórica de 1947– en un ambiente cultural menos
apto para ser comprendida. A pesar de las orientaciones de
Togliatti y la publicación de obras no carentes de ingenio (entre
las que merecen ser recordadas las de Nicola Matteucci y Vezio
Crisafulli en 1951)10, la edición temática no produjo resultados
memorables en términos de interpretación: por un lado,
después de la simpatía que provocaron las Cartas desde la cárcel
(culminada en la obtención del Premio Viareggio)11 con la
reseña de Croce y las diversas intervenciones de Luigi Russo,
Ranuccio Bianchi Bandinelli y Gabriele Pepe, la cultura
crociana eligió la línea de la confrontación, planteada no solo
por los posteriores y ya incomprensibles artículos de Croce,

9
A. GRAMSCI, Americanismo e fordismo, editado por Felice Platone,
Universale Economica, Milán, 1949. El Cuaderno 22 fue inserto luego en
la edición crítica de 1975 y publicado por Franco De Felice en una edición
con su introducción y notas (Piccola biblioteca Einaudi, 335) en 1978.
10
N. MATTEUCCI, Antonio Gramsci e la filosofia della prassi, Giuffrè,
Milán, 1951; V. CRISAFULLLI, Stato e società nel pensiero di Gramsci, «Società»,
7 (1951), pp. 583-609.
11
Se puede consultar la reconstrucción en S. BUCCIARELLI, 1947, il
Premio Viareggio alle "Lettere dal carcere" di Gramsci: echi e retroscena di una svolta,
«Filosofia italiana», 13 (2018), pp. 245-265.
16
LEYENDO A GRAMSCI
sino también por los de Carlo Antoni12 y Rosario Romeo13; por
otro lado, la misma cultura comunista atravesó un período de
conflictos subterráneos, puestos de manifiesto por: la
sustitución de Emilio Sereni en lugar de Carlo Salinari al frente
de la Comisión Cultural en 1951, el fallido Encuentro
gramsciano de 1953 y las discusiones suscitadas en 1954 a raíz
del escrito historiográfico de Arturo Colombi14.
Al igual que muchos otros asuntos de entonces, la
orientación de los estudios gramscianos cambió
significativamente después de los sucesos de 1956. A las nuevas
líneas de lectura que acompañaron la publicación de los escritos
precarcelarios, iniciada en 195415, Togliatti respondió con
precisiones originales, desde su ponencia sobre la relación con
el leninismo, con la que abrió el primer Encuentro de estudios
en 1958 y, en 1961, poniendo coto a la tesis del «consejismo»
recalcitrante en Gramsci, con la edición del escrito sobre La
formación del grupo dirigente del Partido comunista italiano en 1923-24,
y sobre todo con la promoción de la nueva edición crítica de
los Cuadernos de la cárcel, iniciada por Valentino Gerratana en
1966 y publicada, después de casi diez años de trabajo, en
197516. Nunca se insistirá lo suficiente respecto los méritos de

12
C. ANTONI, Il Risorgimento di Gramsci, «Il Mondo», 1 (1949), n. 8, p.
8.
13
R. ROMEO, Risorgimento e capitalismo, Laterza, Bari, 1959 (los ensayos
principales fueron publicados en 1956 en la revista «Nord e Sud»).
14
Cfr. A. VITTORIA, Togliatti e gli intellettuali. La politica culturale dei
comunisti italiani (1944-1964), Carocci, Roma, 2015, pp. 24-97.
15
Cfr. Togliatti editore di Gramsci, cit., pp. 119-120.
16
Fue Gastone Manacorda, en ocasión del Encuentro de Roma de
1958, quien abrigaba la esperanza de la preparación «lo antes posible [de]
una nueva edición che reflejase fielmente el orden cronológico de
composición de los Cuadernos» (Studi gramsciani, Editori Riuniti, Roma,
17
MARCELLO MUSTÈ
este emprendimiento, que proponía por primera vez una
numeración de los cuadernos en base a una investigación
cronológica, reconstituía la distinción entre textos redactados
en dos oportunidades (textos A [primera redacción], textos B
[redacción única] y textos C [segunda redacción]) y construía un
aparato crítico (el cuarto tomo), aún indispensable para un
estudio serio de la obra.
Considerada a distancia, la edición de Gerratana tuvo un
destino peculiar. Como se observó17: el periodo más creativo
de los estudios gramscianos acompañó al trabajo de
preparación de esta, en lugar de a sus resultados. Entre 1970 y
1975 aparecieron algunos de los trabajos más creativos, como
los estudios –para citar solo algunos a modo de ejemplo– de
Leonardo Paggi18 y Mario Alighiero Manacorda19, las
investigaciones de Franco De Felice20, el ensayo sobre Togliatti
de Giuseppe Vacca21 y los libros de Nicola Badaloni22 y
Christine Buci-Glucksmann23. Luego de la publicación de la
edición crítica, por esos años parecía difundirse ese clima de

1958, p. 512). Para la posición de Togliatti cfr. G. VACCA, Togliatti e


Gramsci. Raffronti, Scuola Normale Superiore, Pisa, 2014, pp. 159-160.
17
G. LIGUORI, Gramsci conteso, cit., pp. 215-250.
18
L. PAGGI, Gramsci e il moderno principe, Editori Riuniti, Roma, 1970.
19
M. A. MANACORDA, Il principio educativo in Gramsci: americanismo e
conformismo, Armando, Roma, 1970.
20
F. DE FELICE, Serrati, Bordiga, Gramsci e il problema della rivoluzione in
Italia 1919-1920, De Donato, Bari, 1971; ID., Una chiave di lettura in
"Americanismo e fordismo", «Il Contemporaneo», 8 (1972), n. 4, pp. 33-35.
21
G. VACCA, Saggio su Togliatti e la tradizione comunista, De Donato, Bari,
1974.
22
N. BADALONI, Il marxismo di Gramsci. Dal mito alla ricomposizione
politica, Einaudi, Turín, 1975.
23
C. BUCI-GLUCKSMANN, Gramsci et l’État. Pour une théorie materialiste
de la philosophie, Fayard, Paris, 1975.
18
LEYENDO A GRAMSCI
"crisis" que se hará explícito a finales de la década24. Ahora bien,
incluso esa periodización merece algunas precisiones. La
verdad es que el gran trabajo realizado por Gerratana abrió un
terreno de investigación inédito, desconocido los treinta años
anteriores, que comenzó a sedimentarse precisamente por
entonces con contribuciones en gran medida fragmentarias
pero de gran relieve25. Sin embargo, la investigación filológica y
cronológica desarrollada sobre los cuadernos planteaba el
problema de mayores precisiones ulteriores respecto al fechado
(donde aparecía imperfecto o muy dudoso) y de una
reconstrucción más circunscrita de los tiempos de trabajo y de
las diferentes fases en las que se articuló su escritura. Lograr
determinar no solo el inicio de redacción de los cuadernos
individuales y su estructura interna, sino también la sucesión de
ideas y conceptos (el «mapa» a menudo transversal, como
escribió Francioni26, respecto al soporte material de esos
cuadernos escolares) significaba restituir una biografía intelectual
a Gramsci, el sentido de una evolución hecha de continuidades
y discontinuidades y, en consecuencia, una relación viva con su
propio tiempo. Líneas de investigación que siempre divergieron
(biografía, filosofía y política) comenzaban a unificarse, hasta
hacer posible la lectura de las notas carcelarias en una relación
intrínseca con las vicisitudes de su vida como prisionero y los
grandes eventos de la historia. En una palabra, la
profundización de la filología (o, en el caso de los cuadernos,
de su cronología) se transformaba en fundamento de nueva
interpretación: en la intersección entre biografía y escritos.

24
G. LIGUORI, Gramsci conteso, cit., pp. 273-302.
25
Cfr. G. VACCA, Modernità alternative, pp. 3-19.
26
G. FRANCIONI, L’officina gramsciana. Ipotesi sulla struttura dei "Quaderni
del carcere", Bibliopolis, Nápoles, 1984, p. 21.
19
MARCELLO MUSTÈ
Como es natural, esa edición crítica generó objeciones
específicas: desde la fuente tipográfica en la que se
representaron los textos A (un número de fuente menor) hasta
la exclusión de los cuadernos de traducción (cuadernos A, B, C
y D)27, desde las hipótesis sobre el inicio de redacción de
cuadernos individuales (es decir, su numeración) hasta
cuestiones más sustanciales que conciernen a la estructura de
algunos cuadernos "mixtos" (como el Cuaderno 4) y el orden
interno de los cuadernos "especiales" 10 y 1128. Que son
problemas decisivos para la edición de un texto que en ningún
caso puede ser publicado en su forma archivística o material y
donde el editor debe asumir necesariamente amplias
responsabilidades. Más allá de los aspectos "técnicos"
relacionados con las fases de composición, es importante
insistir en que la nueva temporada de investigaciones filológicas
(que el trabajo de Gerratana inició, aunque sin resolverlo o
completarlo) marcó el inicio de un ciclo interpretativo, que
pronto se expandió a la lectura de los nodos fundamentales del
pensamiento gramsciano. Limitándonos –aquí también– solo a
algunas menciones se debe recordar que las primeras
investigaciones de Franco De Felice sobre el Cuaderno 22
datan de 1972 y que, poco después de la edición crítica,
comenzaron a aparecer estudios realizados según el criterio
cronológico y biográfico de Giuseppe Vacca29, Luisa

27
Los cuales estaban previstos en el proyecto inicial, cfr. V.
GERRATANA, Gramsci. Problemi di metodo, p. 60.
28
Para una síntesis adecuada véase G. COSPITO, Verso l’edizione critica
e integrale dei "Quaderni del carcere", «Studi storici», (52) 2011, pp. 881-904.
[Cfr. G. FRANCIONI, Cómo trabajaba Gramsci, cit.]
29
G. VACCA, La "quistione politica degli intellettuali" e la teoria marxista dello
Stato nel pensiero di Gramsci, en Politica e storia in Gramsci, 1° vol., editado por
Franco Ferri, Editori Riuniti, Roma, 1977, pp. 439-480.
20
LEYENDO A GRAMSCI
Mangoni30, Gianni Francioni31 y Michele Ciliberto32. Estas y
otras investigaciones innovadoras encontraron una expresión
ordenada en el libro que Francioni publicó en 1984 (L’officina
gramsciana), que no se limitaba (según el aspecto más conocido
y citado de la obra) a repasar la "historia" y la "estructura" de
los cuadernos –llegando a esquematizarla de manera útil en uno
de sus apéndices– sino que entraba en el meollo de cuestiones
teóricas relevantes, refutando las lecturas más populares de
entonces (desde Norberto Bobbio hasta Perry Anderson),
delineando, en la segunda parte del libro, una imagen
determinada de la concepción de Gramsci en torno al concepto
de hegemonía y su relación con la herencia soviética. Por tanto,
el aspecto más importante del libro de Francioni no eran las
críticas dirigidas a Gerratana (que, más bien, prefiguraban un
trabajo por hacer) sino el vínculo entre la primera y la segunda
parte del libro, es decir entre una rigurosa investigación
cronológica del manuscrito y las tesis teóricas que esta
operación permite desarrollar precisamente.
Así comenzó la múltiple actividad que culminará en el
proyecto de la Edición nacional de los escritos de Antonio Gramsci:
resultado de un trabajo de exploración en los textos y
manuscritos nunca antes realizado y expresión de una nueva
generación de estudiosos que, alrededor de las investigaciones
de aquellos maestros (los mencionados anteriormente y otros),
30
L. MANGONI, Il problema del fascismo nei "Quaderni del carcere", en
Politica e storia in Gramsci, 1° vol., pp. 391-438.
31
G. FRANCIONI, Per la storia dei "Quaderni del carcere", en Politica e storia
in Gramsci, 2° vol., editado por Franco Ferri, Editori Riuniti, Roma, 1977,
pp. 369-394.
32
M. CILIBERTO, Come lavorava Gramsci: varianti vichiane, «Dimensioni»,
5 (1980), n. 2, pp. 9-53 (luego con el título La fabbrica dei Quaderni (Gramsci
e Vico), en ID., Filosofia e politica nel Novecento italiano. Da Labriola a "Società",
De Donato, Bari, 1982, pp. 263-314.
21
MARCELLO MUSTÈ
fueron madurando gradualmente. Para hacerse una idea de la
importancia de esta labor, basta recordar la publicación integral
–por primera vez– de los Cuadernos de traducciones, los inéditos
Apuntes de lingüística de 1912-1913, dos tomos del Epistolario, los
Escritos de 1917 y los primeros Cuadernos misceláneos33. Solo un
adelanto, en comparación con los tomos programados y en
proceso de edición, que aclara el peso de la iniciativa, destinada
no solo a "fijar" en una gran edición la obra completa de
Gramsci, sino a modificar su fisonomía. Lo que importa
destacar es que la Edición nacional no se limita a representar un
esfuerzo filológico inédito, sino que es el confluir de un
movimiento de estudios que desplazó algunos ejes
interpretativos en una relación no casual con los insólitos
acontecimientos de las últimas tres décadas34. Las
investigaciones llevadas a cabo en Moscú, en los archivos de la
Comintern desde 1988 permitieron abordar aspectos
desconocidos de la biografía de Gramsci35; mientras que a lo
33
A. GRAMSCI, Quaderni di traduzioni (1929-1932), 2 vols., editado por
Giuseppe Cospito y Gianni Francioni, Istituto della Enciclopedia Italiana,
Roma, 2007; ID., Appunti di glottologia 1912-1913, editado por Giancarlo
Schirru, Istituto della Enciclopedia Italiana, Roma, 2016; ID., Epistolario.
1. Gennaio 1906-dicembre 1922, editado por David Bidussa, Francesco Giasi,
Gadi Luzzatto Voghera y Maria Luisa Righi, Istituto della Enciclopedia
Italiana, Roma, 2009; ID., Epistolario. 2. Gennaio-novembre 1923, editado por
David Bidussa, Francesco Giasi y Maria Luisa Righi, Istituto della
Enciclopedia Italiana, Roma, 2011; ID., Scritti (1910-1926). 2. 1917,
editado por Leonardo Rapone, Istituto della Enciclopedia Italiana, Roma,
2015; ID., Quaderni del carcere. 2. Quaderni miscellanei (1929-1935), editado por
Giuseppe Cospito, Gianni Francioni y Fabio Frosini, Istituto della
Enciclopedia Italiana, Roma, 2017.
34
Cfr. G. VACCA, Gorbacev e la sinistra europea, Editori Riuniti, Roma,
1989.
35
Estas investigaciones, realizadas en distintas oportunidades,
produjeron los aportes novedosos de Anna Di Biagio y Silvio Pons;
22
LEYENDO A GRAMSCI
largo de los años noventa surgieron documentos hoy
indispensables, como la correspondencia entre Sraffa y Tatiana,
las cartas de Tatiana a sus familiares y la edición (al cuidado de
Chiara Daniele y Aldo Natoli) de la correspondencia entre
Gramsci y Tatiana36. Son algunos ejemplos de la considerable
ampliación de las fuentes disponibles, debida no al azar
(porque, como se dice, los documentos no se encuentran por sí
solos) sino a una orientación precisa en la investigación, que
supo unir la obra de Gramsci a su biografía y al contexto
histórico en que vivió. No es casual que las cuestiones más
difíciles y controvertidas de la biografía de Gramsci, como la
carta al Comité Central del Partido ruso de octubre de 1926 y
la carta de Ruggero Grieco de 1928 (de la que aún no tenemos
el original) finalmente hayan encontrado profundizaciones y
explicaciones persuasivas e internas a la composición de los
escritos carcelarios –y no a la inversa37. Una argumentación

pueden verse, por ejemplo, los ensayos compilados en el libro Gramsci nel
suo tempo, 2 vols., editado por Francesco Giasi, Carocci, Roma, 2008. Entre
las distintas contribuciones de Pons, actual presidente de la Fundación
Gramsci, véase Gramsci e la rivoluzione russa: una riconsiderazione (1917-1935),
«Studi storici», 58 (2017), pp. 884-928. Para un cuadro general cfr. la
entrevista de Pons en «L’Unità» del 26 de abril de 2016, p. 15 (Gramsci dagli
archivi di Mosca al digitale).
36
P. SRAFFA, Lettere a Tania per Gramsci, editado por Valentino
Gerratana, Editori Riuniti, Roma, 1991; T. SCHUCHT, Lettere ai familiari,
editado por Mimma Paulesu Quercioli, Editori Riuniti, Roma, 1991; A.
GRAMSCI, T. SCHUCHT, Lettere 1926-1935, editado por Chiara Daniele y
Aldo Natoli, Einaudi, Turín, 1997. Para un cuadro completo cfr. C.
DANIELE, L’epistolario del carcere di Antonio Gramsci, «Studi storici», 52
(2011), pp. 791-835.
37
Gramsci a Roma, Togliatti a Mosca. Il carteggio del 1926, editado por
Chiara Daniele, Einaudi, Turín, 1999; L. CANFORA, La storia falsa, Rizzoli,
Milán, 2008; G. VACCA, I sospetti di Gramsci per la sua mancata liberazione. (A
proposito della lettera di Grieco), «Annali della Fondazione Luigi Einaudi», 43
23
MARCELLO MUSTÈ
similar debería hacerse en lo que se refiere al joven Gramsci –
desde siempre centro de disputas interpretativas sobre la
"continuidad" y/o "discontinuidad" con los Cuadernos– sobre lo
cual el 2011 Leonardo Rapone produjo un libro amplio y
completo38.
El Instituto Gramsci tuvo el mérito de promover desde
1988 (cuando Vacca asumió su dirección) esta nueva
temporada de estudios, que llevó en 1990 al lanzamiento de la
Edición nacional bajo el alto auspicio de la Presidencia de la
República y en 1991 a los primeros seminarios y reuniones del
comité de expertos entonces constituido39. Las discusiones que
tuvieron lugar con las dos versiones de las Propuestas para una
nueva edición de los Cuadernos de la cárcel de Francioni, los
documentos de Ciliberto (Los aparatos críticos), Franco De Felice
(Los escritos precarcelarios) y Luisa Mangoni (El Epistolario) –si bien
todos fueron actualizados en años posteriores– representaron
el núcleo de una investigación ininterrumpida, extendida por un
período de tres décadas, que hoy no puede decirse que vaya a
concluir. Las discusiones tuvieron lugar en años cruciales de la
historia italiana y de la propia "fortuna" de Gramsci, cuya
peculiaridad y originalidad, en lugar de desvanecerse con el
oleaje del fin del comunismo y de la crisis del marxismo (a pesar
de los inevitables intentos de archivarlo que se multiplicaron en
periódicos y revistas), resultaron incrementadas y cada vez
mejor aclaradas, con una influencia creciente en todo el mundo,

(2009), pp. 25-51; L. CANFORA, Gramsci in carcere e il fascismo, Salerno,


Roma, 2012; G. VACCA, Vita e pensieri di Antonio Gramsci, Einaudi, Turín,
2012.
38
L. RAPONE, Cinque anni che paiono secoli. Antonio Gramsci dal socialismo
al comunismo (1914-1919), Carocci, Roma, 2011.
39
Pueden verse los textos de las ponencias y las intervenciones del
debate recogidos en «IG Informazioni», 1992, n. 2.
24
LEYENDO A GRAMSCI
que en ocasión del aniversario de su muerte en 1987 comenzaba
a ser mejor conocido e investigado con un suplemento
monográfico de «Il Contemporaneo» (Gramsci nel mondo), la
conferencia de Formia de octubre de 198940 y la primera
versión de la Bibliograia gramsciana editada por John M.
Cammett, que registraba 6.000 títulos en 26 idiomas diferentes.
Precisamente los años en que los observadores menos
advertidos pronosticaban el olvido de Gramsci se registraban
los signos conspicuos de una nueva vitalidad y difusión de su
pensamiento en la cultura internacional.

2. Hegemonía y constitución del sujeto

La vicisitud de las interpretaciones está marcada por un motivo


recurrente, casi subyacente, que tomó diferentes direcciones (a
veces "de derecha" y a veces "de izquierda"), por el cual se
destaca permanentemente cierta extrañeza por parte de
Gramsci hacia la tradición del marxismo teórico, su divergencia
con el pensamiento de Marx y el carácter "superestucturalista"
de su investigación como teórico de la sociedad civil en lugar
de la estructura económica y el Estado político. La circulación
de esta idea es antigua y se remonta a los primeros detractores
políticos que Gramsci tuvo, anteriores a la propia edición de
sus escritos carcelarios, encontrándose en 1944 y 1945 en
algunos artículos de Leo Valiani y Franco Momigliano41, y luego
en el artículo más famoso de Ernesto Buonaiuti –que mereció
una respuesta de Togliatti en la revista «Rinascita»– con el que
40
Gramsci nel mondo. Atti del convegno internazionale di studi gramsciani.
Formia, 25-28 del 3 de octubre de 1989, al cuidado de Maria Luisa Righi,
Fondazione Istituto Gramsci, Roma, 1995.
41
Cfr. G. LIGUORI, Gramsci conteso, cit., pp. 72-73.
25
MARCELLO MUSTÈ
se definía a Gramsci precisamente «no marxista»42. A partir de
la ponencia que Norberto Bobbio presentó en Cagliari en 1967
con motivo del segundo Encuentro en el XX aniversario de la
muerte de Gramsci43, esta línea interpretativa se difundió
significativamente, convirtiéndose a menudo en una premisa
sobrentendida de lectura de los Cuadernos, tanto para demostrar
la distancia de Gramsci respecto la política cultural de los
comunistas, como para fundamentar, contradictoriamente, los
residuos totalitarios de su pensamiento y su nunca alcanzada
reconciliación con la democracia44. El libro que Perry Anderson
dedicó a Las antinomias de Antonio Gramsci estaba inspirado en
los análisis de Bobbio, aunque las conclusiones (a partir de una
valoración diferente respecto a Marx) iban en una dirección
contraria45. Sin embargo, la idea de que Gramsci hubo

42
E. BUONAIUTI, Nord contro Sud, «Epoca», 3 de abril de 1945. Luego
en «Risveglio», 1945, n. 5, p. 1. Véase la réplica de Palmiro Togliatti,
Lezione di marxismo, en «Rinascita», marzo 1945, n. 3, pp. 94-95 (no
firmado), donde se habla del «marxismo viviente» de Gramsci (ahora en
P. TOGLIATTI, La politica nel pensiero e nell’azione, editado por Michele
Ciliberto y Giuseppe Vacca, Bompiani, Milán, 2014, pp. 2367-2371).
43
Sobre el Encuentro cfr. F. IZZO, Tre convegni gramsciani, en ID.,
Democrazia e cosmopolitismo in Antonio Gramsci, Carocci, Roma, 2009, pp.
192-199.
44
G. VACCA, Modernità alternative, p. 16: «la interpretación de Bobbio
dominó indiscutidamente los estudios gramscianos hasta cuando la lectura
diacrónica de los cuadernos no puso en evidencia que el concepto de
hegemonía tenía como escenario la crisis del Estado-nación y como objeto
la fundación de nuevas formas de soberanía».
45
P. ANDERSON, The Antinomies of Antonio Gramsci, Verso, London-
New York, 2017. En esta nueva edición (pp. 9-46) se lee un Prefacio
fechado en octubre de 2016, que responde a las objeciones formuladas
por Francioni (Egemonia, società civile, Stato. Note per una lettura della teoria
politica di Gramsci, en L’officina gramsciana, pp. 147- 228) de una forma, que
se puede definir, aproximativa y, a momentos, insidiosa.
26
LEYENDO A GRAMSCI
construido una herejía solitaria («für ewig», como pronto se
empezó a decir, extrapolando un término del propio Gramsci)
aislando el concepto hegeliano de sociedad civil y arraigando la
hegemonía en el terreno de las superestructuras, se convirtió en
un lugar común, llevando a Augusto Del Noce a sostener el
principio sugestivo del «suicidio de la revolución»46 y, más tarde,
a dos autores ingeniosos como Ernesto Laclau y Chantal
Mouffe a reelaborar el pensamiento de Gramsci en un
«posmarxismo» ampliamente influenciado por posiciones
posestructuralistas, donde se esforzaban por resaltar las
ambigüedades no superadas del «esencialismo» gramsciano47.
Para la ponencia de 1967, Bobbio se apoyaba en sus
investigaciones –realizadas precisamente por esos años– sobre
Hegel48 y el concepto de sociedad civil49. Y sin duda, extrajo
elementos importantes del estudio de los Cuadernos que, en el
lapso de una década, lo llevarían a profundizar en las «grandes
dicotomías» del pensamiento contemporáneo y a construir las
bases de su «teoría general de la política»50. De hecho, su
46
A. DEL NOCE, Il suicidio della rivoluzione, Rusconi, Milán, 1978. Sobre
esto véase la reconstrucción que hice en M. MUSTÈ, Il marxismo
nell’interpretazione di Augusto Del Noce, en La crisi del soggetto. Marxismo e
filosofia in Italia negli anni Settanta e Ottanta, editado por Giuseppe Vacca,
Carocci, Roma, 2015, pp. 277-294.
47
E. LACLAU – C. MOUFFE, Egemonia e strategia socialista. Verso una
politica democratica radicale, editado por Fortunato Maria Cacciatore y
Michele Filippini, Il Melangolo, Génova, 2011 (las dos ediciones en inglés,
Verso, 1985 y 2001).
48
N. BOBBIO, Hegel e il giusnaturalismo, en ID., Studi hegeliani, Einaudi,
Turín, 1981, pp. 3-33 (El estudio fue publicado primeramente en la
«Rivista di filosofia» en1966).
49
Ibid, pp. 147-158. (La primera publicación, con el título Sulla nozione
di società civile, en «De Homine», 7 (1968), n. 24-25, pp. 19-36).
50
N. BOBBIO, La grande dicotomia (1974), en ID., Dalla struttura alla
funzione. Nuovi studi di teoria del diritto, Edizioni di Comunità, Milán, 1984,
27
MARCELLO MUSTÈ
interpretación de Gramsci se basaba en la idea de que, en el
pensamiento jurídico de Hegel, las dos principales corrientes de
la política moderna, el iusnaturalismo y el realismo, se
«confundían» al sustituir el estado de naturaleza por una
sociedad civil destinada a ser superada en el Estado como
«sociedad racional». Esta lectura de Hegel, discutible en sí
misma, marcó los siguientes pasos de su reflexión, inscribiendo
a Marx en la dicotomía sociedad civil-Estado como el autor que
le habría quitado al Estado hegeliano su carácter de
«racionalidad» y afirmado, en cambio, a la sociedad civil (y no
al Estado) como fuerza creadora de la historia, aunque
identificando directamente la sociedad civil con la «estructura»
y esta con la base económica. De esta exégesis –nuevamente
discutible– del Prólogo de Marx de 1859 derivaba, casi por
deducción lógica, a su caracterización de la teoría gramsciana.
Inmerso en la «gran dicotomía» moderna entre sociedad civil y
Estado y, con Marx, entre estructura económica y
superestructuras, Gramsci habría invertido el orden de los
factores, asignando a las superestructuras la función formativa
en la historia, retornando al significado hegeliano de la bürgerliche
Gesellschaft, no entendida (al modo de Marx) como «sistema de
necesidades» y estructura económica, sino como «trama» de
ideologías e instituciones. Gramsci volvía así a Hegel, contra los
planteamientos de Marx, si bien retirando a la sociedad civil ese
carácter prepolítico de negatividad (sustituto y traducción del
estado de naturaleza) que Hegel le concedió. En conclusión, no
sólo el concepto de hegemonía se deducía del horizonte
moderno de la «gran dicotomía» entre sociedad civil y Estado,
sino que este principio (cuyo origen era identificado
erróneamente en 1926) se diferenciaba claramente de los

pp. 145-163; ID., Stato, governo, società. Per una teoria generale della politica,
Einaudi, Turín, 1985, p. VII y passim.
28
LEYENDO A GRAMSCI
postulados de Lenin y de la revolución soviética, ya que se
trataba, en un caso, de una mera «dirección política» y, en el
otro, de una «dirección cultural» más amplia51.
En la ponencia de Bobbio se leían intuiciones no carentes
de interés, empezando por la relacionada a la diferente lectura
de la sociedad civil en Marx y Gramsci. Indudablemente, en la
estructura compuesta de la categoría jurídica hegeliana, uno
(Marx) dirigía su mirada al «sistema de necesidades» y el otro
(Gramsci) a la «trama» civil, ideológica e institucional52. Los
puntos más problemáticos se referían tanto a la lectura de Hegel
(por el carácter negativo y prepolítico de la sociedad civil) como
a la de Marx (por su identificación entre estructura y su raíz
económica), pero sobre todo se referían al esquema dicotómico
en el que se insertaba al pensamiento de Gramsci y del que se
deducía su concepto de hegemonía. Después de cincuenta años
de estudios (marcados, como se vio, por la edición crítica de
1975 y por el nuevo método cronológico), la representación de
la relación Gramsci-Marx que subyacía en la propuesta de
Bobbio, ya no era posible. Investigaciones precisas
reconstruyeron la presencia de Marx (especificando ediciones y
textos) en sus escritos juveniles, su importancia en los períodos
transcurridos en Moscú y Viena (donde pudo leer fragmentos
de la Ideología alemana), y su profundización (denominada
"retorno a Marx") que tuvo lugar progresivamente en los años

51
N. BOBBIO, Gramsci e la concezione della società civile, en Gramsci e la
cultura contemporanea, vol. 1, editado por Pietro Rossi, Editori Riuniti,
Roma, 1975, pp. 93-97.
52
Cfr. Sobre este aspecto M. MUSTÈ, Dialettica e società civile. Gramsci
"interprete" di Hegel, «Pòlemos. Materiali di filosofia e critica sociale», 11
(2018), n. 1, pp. 30-46.
29
MARCELLO MUSTÈ
de la cárcel53. También en este caso la publicación completa,
con un rico aparato crítico, de las traducciones que Gramsci
elaboró en 1930-1931 en el Cuaderno 7 de la antología editada
por Ernst Drahn, proporcionó indicaciones precisas sobre su
método de interpretación de Marx y sobre los textos que
intervinieron de manera determinante en la formación de su
concepto de hegemonía54. No solo, como se observó55, por el
orden jerárquico de importancia en el que se llevó a cabo el
trabajo de traducción, alterando la secuencia antológica
establecida por Drahn, sino por la correspondencia entre los
textos de Marx con la elaboración de conceptos capitales de los
cuadernos: así, las Tesis sobre Feuerbach indicaban el núcleo de la
filosofía de la praxis (la «subversión de la praxis», como tradujo
la «umwälzende Praxis» añadida por Engels en la tercera tesis),
el Prólogo de 1859 a la Contribución a la crítica de la economía política
establecía los dos principios de formación de una voluntad
colectiva, un fragmento de la Sagrada Familia proporcionaba el
punto de partida para la teoría de la «traductibilidad de los
lenguajes científicos y filosóficos». Además, los textos sobre el
salario y la mercancía ponían fin a la leyenda de un «marxismo

53
Cfr. F. IZZO, I Marx di Gramsci, en Democrazia e cosmopolitismo in
Gramsci, pp. 23-74; R. GUALTIERI, Le relazioni internazionali, Marx e la
"filosofia della praxis" in Gramsci, «Studi storici», 48 (2007), n. 4, pp. 1009-
1058; F. GIASI, Marx nella biblioteca di Gramsci, en Marx e Gramsci. Filologia,
filosofia e politica allo specchio, editado por Anna Di Bello, Liguori, Nápoles,
2011, pp. 55-66; F. ANTONINI, Gramsci, il materialismo storico e l’antologia russa
del 1924, «Studi storici», 59 (2018), n. 2, pp. 403-436. Estos temas fueron
retomados en el Encuentro de estudios Marx in Italia, edizioni, interpretazioni
e influenze, llevado a cabo en Roma el 22-23 de noviembre de 2018, cuyas
actas se encuentran en preparación para la imprenta.
54
A. GRAMSCI, Quaderni di traduzioni (1929-1932), vol. 2, pp. 743-828.
55
G. COSPITO, Introduzione, en Quaderni di traduzioni (1929-1932), vol.
1, p. 26.
30
LEYENDO A GRAMSCI
sin El Capital», mostrando la presencia del primer y tercer tomo
del escrito de Marx en la elaboración de los problemas más
profundos de los cuadernos, tales como –para limitarnos a
algunos ejemplos– las observaciones sobre el mercado
determinado y el cosmopolitismo y americanismo
(inconcebibles sin el tercer tomo y sin la reflexión sobre la caída
de la tasa de ganancia). Hoy –repetimos– no se podría sostener
la tesis de un Gramsci que «sustituye» a Marx con Hegel, que
teoriza sobre la sociedad civil y la función de las
superestructuras más allá de los límites del marxismo teórico:
por el contrario, toda la teoría de la hegemonía se basa en una
meditación original sobre la obra de Marx, como se hace
evidente por el uso que Gramsci hizo del Prólogo de 1859.
Como observamos, el horizonte teórico de Bobbio se
basaba en la «gran dicotomía» entre sociedad civil y Estado
político, que encontraba un desarrollo en aquella, aún mayor,
entre estructura y superestructuras. Es probable que dicha
lectura de la política moderna se basara en algunos equívocos,
tanto porque Bobbio tendía a considerar a la sociedad civil
hegeliana como una expresión histórica del estado de naturaleza
hobbesiano (sin reparar ni en la filosofía de la historia ni en las
aporías internas de la filosofía del derecho de Hegel), como por
la afirmada «coincidencia» de la sociedad civil en Marx con la
base económica. Él suponía que Gramsci se había encontrado
ante este gran dilema y lo había resuelto taxativamente. Por
tanto, no más Marx, sino Hegel, y luego de Hegel, el idealismo
moderno. En realidad (y, en cualquier caso, en relación con esa
representación de la política moderna), el pensamiento de
Gramsci estaba orientado en una dirección diferente. Para
Gramsci no se trataba de elegir uno u otro lado de la dicotomía,
sino de explicar la formación de las voluntades colectivas

31
MARCELLO MUSTÈ
(«¿cómo se forman las voluntades colectivas permanentes?»56)
y, en general, del sujeto político (el «Príncipe moderno» y los
partidos) a partir del terreno constitutivo de la estructura. Este
era, para él, el gran problema de la política moderna, que Marx
no había resuelto y que Lenin tuvo el mérito de plantear
(aunque también sin lograr resolverlo). Era el problema que
derivaba de la crisis orgánica de su época, de la ruptura
catastrófica entre representantes y representados, del
desmoronamiento –político y, aún antes, teórico– del sujeto
moderno. Partiendo del mismo Marx, se planteaba la tarea de
concebir al sujeto no como un dato sino como el resultado de
combinaciones históricas, entre la esfera nacional e
internacional, entre intelectuales y masas. El tema de la
constitución del sujeto político en la crisis moderna, más allá de
la dicotomía entre estructura y superestructuras, se convirtió en
el germen de la forma más madura de la teoría de la hegemonía,
afectando a todos los aspectos de la subjetividad, no solo a las
voluntades colectivas y a los partidos, sino también al Estado
político, del cual ofreció un «concepto ampliado»57, reduciendo
la distinción entre sociedad civil y Estado a una simple
distinción «metódica». Pronto (al menos desde las tres series de
Apuntes de filosofía) Gramsci adquirirá conciencia de la
importancia filosófica del problema, que llamaba en causa no
solo a Hobbes y al iusnaturalismo, sino a Descartes y, por tanto,
a los principios trascendentales de la gnoseología kantiana (y
hegeliana), que parecían transfigurados pero conservados en la
doctrina crociana de las categorías y en la forma en que Marx y
el marxismo confiaban la subjetividad a la estructura objetiva
de la economía y las clases sociales. Como explicó de manera
clara en el Cuaderno 11, ilustrando la génesis de la hegemonía,
56
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 8, § 125, T 3, p. 314.
57
G. FRANCIONI, L’officina gramsciana, cit., p. 196.
32
LEYENDO A GRAMSCI
«el hombre activo de masa» (o «trabajador medio») «tiene dos
conciencias teóricas», contradictorias entre sí, por lo que sin la
constitución de una subjetividad política, queda prisionero de
la fase «económico-corporativa», de una visión del mundo «que
ha heredado y aceptado del pasado sin crítica»58. Por tanto, la
crisis del sujeto y la tarea de su constitución se convirtieron en
el centro de toda su reflexión sobre la política moderna y su
crisis.
Para remarcar este problema, Gramsci usó, en los Apuntes
de filosofía, la imagen de bloque histórico, que retomó de manera
bastante ocasional de dos textos de Georges Sorel y Giovanni
Malagodi59. Un concepto complicado, que evocaba una
acepción en parte diferente del mismo término, relacionada con
la necesidad de un "bloque histórico" de fuerzas sociales,
políticas e intelectuales en el análisis de la cuestión meridional60.
Aquí, la expresión no indicaba la dicotomía entre estructura y
superestructuras, sino la necesidad de tomarlas "en bloque", en
el sentido de síntesis y nunca en el de separación. La crítica a
Croce por haber aislado las formas de la superestructura del
terreno histórico de la estructura aparecía decisiva en este
sentido. También es cierto que la metáfora del bloque histórico
no estaba exenta de ambigüedad, ya que postulaba la pretensión
de superar esa dicotomía y, por ello, constreñía a Gramsci, a
58
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 11, § 12, T 4, p. 253.
59
G. SOREL, Riflessioni sulla violenza, en ID., Scritti politici, editado por
Roberto Vivarelli, Utet, Turín, 1963, pp. 96-97; G. F. MALAGODI, Le
ideologie politiche, Laterza, Bari, 1928.
60
Véase la nueva edición del escrito de 1926 en L. STURZO –
ANTONIO GRAMSCI, Il Mezzogiorno e l’Italia, Studium, Roma, 2013, pp.
161-192, con una Introducción de Francesco Giasi (pp. 139-159) que al
respecto aclara sus vicisitudes editoriales restableciendo su título original:
Note sul problema meridionale e sull’atteggiamento nei suoi confronti dei comunisti dei
socialisti e dei democratici.
33
MARCELLO MUSTÈ
complicados problemas de definición. Las oscilaciones surgían
precisamente cuando afirmaba la unidad inseparable de los dos
términos y se encontraba obligado a delimitar su campo
semántico. ¿Cómo podía ser concebida la "estructura" como
tal, sin el momento correspondiente de las ideologías? En un
texto de redacción única (que no fue retomado en los
"especiales"), llegó a hablar de «materia» en un sentido
aristotélico y hasta crociano61, en otro lugar tendía a delinear la
estructura (a la manera de Gentile) como una cristalización de
la voluntad, como el pasado de un acto siempre presente, como
una realidad objetiva y mensurable. La teoría del bloque
histórico implicaba graves dificultades teóricas, probablemente
por ello eliminó su uso en los siguientes cuadernos,
configurando la génesis del sujeto político en términos de
«fuerzas» y «relaciones de fuerza»62. De hecho, las fuerzas
indicaban la unidad viva, la completa fusión de los elementos
estructurales y superestructurales, y su efectiva coincidencia en
el proceso de constitución de la subjetividad.
Por razones comprensibles, Bobbio estableció el uso
gramsciano del concepto de hegemonía en 1926 y limitó su
significado en Lenin al de «dirección política»63. Aquellos que
se dedicaron a su análisis pensaron encontrar su origen, más
bien, en las lecciones de Matteo Bartoli y en sus estudios
lingüísticos juveniles: felix culpa –podría decirse hoy– que
permitió explorar aspectos entonces no investigados de la

61
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 7, § 21, T 3, pp. 159-60. Sobre
el concepto de bloque histórico véanse las observaciones propuestas en la
parte conclusiva del presente artículo.
62
Véase la reconstrucción precisa en G. COSPITO, Il ritmo del pensiero.
Per una lettura diacronica dei "Quaderni del carcere" di Gramsci, Bibliopolis,
Nápoles, 2011, pp. 19-75, 183-225.
63
N. BOBBIO, Gramsci e la concezione della società civile, cit., p. 94.
34
LEYENDO A GRAMSCI
juventud de Gramsci64. También en este ámbito nuestros
conocimientos se extendieron considerablemente. Por un lado,
sabemos que el concepto de hegemonía es más antiguo en
Gramsci: desde las primeras apariciones de carácter geopolítico
hasta su uso sistemático después de 1923 en la lucha contra
Bordiga y en la propuesta política del gobierno obrero-
campesino65; por otro, a partir de los libros de Paggi y de Buci-
Glucksmann, advertimos mejor su centralidad en el debate
soviético hasta 1929 (cuando fue sustancialmente archivado),
en estrecha relación con la NEP y, después de 1924, en la
disputa doctrinal contra Trotsky66. Hoy, la investigación
histórica permite conectar cada vez más el uso que se hizo del
concepto de hegemonía entre el siglo XIX y XX en Rusia e
Italia con su compleja historia, que nace en la Grecia clásica (de
Herodoto a Tucídides, de Platón a los estoicos) y retorna en el
siglo XIX alemán (Ranke, Droysen) e italiano (Cesare Balbo,
Gioberti): que indica, por tanto, un principio consolidado del
realismo político europeo, destinado a reaparecer en diversas
formas –en la propia época de Gramsci (Heinrich Triepel,
Ludwig Dehio)– y que hoy es parte de la moderna metodología
de las relaciones internacionales, e incluso se ha convertido en

64
Cfr. F. LO PIPARO, Lingua, intellettuali, egemonia in Gramsci, Laterza,
Bari, 1979. La cuestión fue reconsiderada en G. SCHIRRU, I "Quaderni del
carcere" e il dibattito su lingua e nazionalità nel socialismo internazionale, en Gramsci
e il Novecento, vol. 2, editado por Giuseppe Vacca, Carocci, Roma, 1999,
pp. 53- 61; D. BOOTHMAN, Traducibilità e processi traduttivi. Un caso: A.
Gramsci linguista, Guerra, Perugia, 2004; A. CARLUCCI, Gramsci and
Languages. Unification, Diversity, Hegemony, Brill, Leiden-Boston, 2013.
65
G. VACCA, Il concetto di egemonia, en Modernità alternative, pp. 21-93.
66
Véase en general C. BRANDIST, The Dimensions of Hegemony. Language,
Culture and Politics in Revolutionary Russia, Brill, Leiden-Boston, 2015, que
sin embargo infravalora la importancia de la polémica antitrotskista en la
evolución del concepto.
35
MARCELLO MUSTÈ
una categoría contenida en la concepción de la economía-
mundo contemporánea, como en la obra de Wallerstein67. El
concepto de hegemonía tiene una historia que va más allá de
Gramsci, dentro de la cual puede ser situado como un punto
alto respecto de su elaboración y desarrollo. Por otro lado, la
nueva filología gramsciana posibilitó delinear las etapas del
ajuste progresivo de esta noción, desde su primera formulación
en el ensayo de 1926 sobre la cuestión meridional, donde la
retoma del motivo tradicional de la alianza entre obreros y
campesinos que se encuentra atravesada por dificultades
originales (los intelectuales) y por el esfuerzo de "traducir" la
formulación soviética en lenguaje político italiano, es decir,
considerando la relación Norte-Sur y las tareas nacionales de
los comunistas, desde su reelaboración en el Cuaderno 1
referido al Risorgimento (§§ 43-48), pasando por las tres series de
Apuntes de filosofía (que desarrollan el tema de la hegemonía en
el ámbito teórico), hasta el concepto de «hegemonía civil»68,
donde el centro de meditación ya no es la alianza entre obreros
y campesinos sino su relación con la democracia. De hecho,
podemos decir que el gran problema de la democracia
moderna, el riesgo actual en toda Europa, de su crisis y
decadencia en una fragmentación corporativa de intereses, llegó
a representar el núcleo de esta meditación, que por ello
conserva gran actualidad.

67
Cfr. la reconstrucción de G. COSPITO, Egemonia/egemonico nei
"Quaderni del carcere" (e prima), «International Gramsci Journal», 1 (2016), n.
1, pp. 49-88. Para un cuadro general y para mayor información
bibliográfica cfr. B. BONGIOVANNI – L. BONANATE, Egemonia, en
Enciclopedia delle Scienze Sociali, vol. 3, Istituto della Enciclopedia Italiana,
Roma, 1993, pp. 470-477.
68
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 13, § 7, T 5, p. 22.
36
LEYENDO A GRAMSCI
El concepto de hegemonía derivó, por tanto, en gran
medida, de la amplia discusión que acompañó a las revoluciones
rusas y que –como demostró Brandist– se interrumpió en 1929,
el momento en que Gramsci, después de la carta al Comité
Central del Partido ruso de octubre de 1926, manifestaba su
clara oposición al "giro" político e insistía en el principio de la
constituyente. Precisamente, fue entonces cuando Gramsci
comenzó a repensar profundamente esa categoría, insertándola
en el horizonte de la democracia moderna y aportándole un
desarrollo teórico sin precedentes. Lo que importa subrayar es
que, en la rápida evolución de los cuadernos, esta nunca
adquirió el carácter de un modelo sociológico (en coherencia
con la crítica dirigida a Bujarin del marxismo como sociología),
sino que delineó un dispositivo analítico móvil y flexible, un
intento de reconstrucción del marxismo teórico, centrado,
como vimos, en la tarea de la constitución moderna del sujeto
político y en la conjunción en desarrollo entre la esfera nacional
y la dimensión global. Además del análisis de los usos lexicales,
la génesis profunda del concepto de hegemonía se remontaba a
la forma en que, desde el lejano 1919, Gramsci interpretaba la
crisis mundial como una contradicción entre el cosmopolitismo
de la vida económica y el nacionalismo de los Estados, en la
falta de un «acomodo de la política con la economía», que
implicaba una periodización capaz de indicar un punto de
ruptura en el desarrollo de los Estados nacionales europeos
(1870) y una discontinuidad adicional en el último episodio de
la «guerra de movimiento» y el comienzo de la era de la «guerra
de posición». Contradicción –la del cosmopolitismo económico
y el nacionalismo político– que se encontraba en la raíz de la
crisis orgánica global en la que el mundo había caído, con la
incapacidad de todos los sujetos para ejercer una función
hegemónica real. El juicio afectaba, en primer lugar, a la Unión
37
MARCELLO MUSTÈ
Soviética, esculpida en la imagen de un «cesarismo progresivo»,
incapaz de promover una nueva forma de internacionalismo69.
La crisis de los Estados nacionales, la búsqueda de un
«cosmopolitismo de tipo moderno», capaz de recuperar el
antiguo proyecto de unificación de la humanidad (que había
sido del cristianismo, del iluminismo y del socialismo) en una
forma no abstracta o utópica, sino conjugándola con el «punto
de partida» de las naciones (es decir, de la historia misma),
representaba la fuente de esa unión original entre la esfera
nacional y la dimensión global que, en los Cuadernos, constituye
el núcleo de la teoría de la hegemonía.

3. Genealogías y tradición nacional

Después del shock que significaron los eventos de 1956, las


interpretaciones de Gramsci fueron atravesadas por una crítica
recurrente al "historicismo" y, más precisamente, a las
"genealogías" nacionales dentro de las cuales (se repite) se
incluía al autor de los Cuadernos. Se consideraba necesario
desvincular a Gramsci de la línea "local" del idealismo, en
particular de Croce y del crocianismo, pero también de cierta
relación angustiosa con la tradición marxista italiana (Antonio
Labriola) y del diseño de la política cultural que, bajo la guía de
Togliatti, acompañó y apoyó esta lectura. Los ejemplos podrían
ser múltiples, desde el debate en «Il Contemporaneo» (que
antecedió a las revelaciones de Jrushchov del XX Congreso del
PCUS) hasta los debates en la revista «Ragionamenti» y la edición

69
Sobre el tema del cesarismo véase el estudio de F. ANTONINI,
Cesarismo e bonapartismo negli scritti precarcerari di Gramsci, «Annali della
Fondazione Luigi Einaudi», 2013, pp. 203-224.
38
LEYENDO A GRAMSCI
en 1959 de La città futura70. Como escribió Ludovico Geymonat,
se trataba de separar el «fuerte idealismo» (para el cual no eran
«suficientes –añadió de manera emblemática– ni siquiera las
enseñanzas del propio Gramsci, a pesar de ser tan valiosas»71) y
de pasar por alto –observó Alessandro Pizzorno– ese
«fenómeno realmente patológico» en el que se había convertido
el «spaventismo», residuo de la mentalidad nacionalista de
Giovanni Gentile72.
La ofensiva contra las "genealogías" pronto se convirtió en
un lugar común tanto en la crítica "de izquierda" como en la del
área liberal, atacando un rasgo significativo, o al menos no
marginal, de la interpretación de Gramsci elaborada durante
dos décadas, que como se dijo se relacionaba a la forma en que
sus obras fueron publicadas (la primera edición de las Cartas
desde la cárcel y la edición temática de los Cuadernos de la cárcel) y a
la construcción de una política cultural. Idea que se remontaba
a los lineamientos del V Congreso del PCI, con el énfasis
asignado a su «función nacional», y que volvía a primer plano,
con mayor razón, después de 1947 (constitución de la
Kominform y ruptura de la unidad antifascista) a la altura del
VI y VII Congreso. Entre la conferencia sobre Giolitti que tuvo
lugar en Turín el 30 de abril de 1950 y el ensayo incompleto de
1954 sobre Labriola, Togliatti le dio una forma "clásica" y
sustancialmente abierta al asunto, delineando con precisión su
fisonomía en su intervención ante la Comisión Cultural de abril
de 1952, donde no solo mencionó a Francesco De Sanctis y

70
Cfr. G. LIGUORI, Gramsci conteso, cit., pp. 133 y sgts.
71
L. GEYMONAT, Troppo idealismo, «Il Contemporaneo», 7 de abril de
1956. (Después en ID., Contro il moderatismo, editado por Mario Quaranta,
Feltrinelli, Milán, 1978, pp. 93-97).
72
A. PIZZORNO, Aver coraggio, «Il Contemporaneo», 19 de mayo de
1956.
39
MARCELLO MUSTÈ
Antonio Labriola, sino también a Giordano Bruno y Galileo
Galilei73. Después de 1956, la referencia a la tradición nacional
no fue descartada, pero ciertamente se adecuó a los principios
del policentrismo y de las demás vías nacionales, para seguir
desarrollándose, como se puede ver en el informe de Togliatti
al Comité Central del 24 de junio de ese año. Este itinerario,
con las primeras críticas explícitas, acompañó la preparación del
primer Encuentro gramsciano en 1958, donde se abordó el
asunto en la ponencia de Eugenio Garin y en la propia
disertación de Togliatti sobre Gramsci y el leninismo, en la que,
enfatizando –contra las nuevas interpretaciones "consejistas"–
la centralidad de la relación entre Gramsci y la obra de Lenin,
reafirmó y actualizó los puntos centrales de su lectura: «en la
forma en que Gramsci interpreta y renueva la doctrina del
marxismo revolucionario –escribió entonces– se encuentra
implícita la afirmación de la necesidad del avance hacia el
socialismo por una vía nacional, determinada por las
condiciones históricas de nuestro país. Es esta vía nacional la
que él quiso abrir»74. Posición que encontró una clave de lectura
más sistemática, en 1961, con la publicación del escrito sobre
La formación del grupo dirigente del Partido comunista italiano en 1923-
24, definido justamente como un «hecho periodizante» en la
historia de las interpretaciones de Gramsci75. Más explícitas
fueron, por otra parte, las palabras de Mario Alicata en la fase
preparatoria del Encuentro, desde el artículo entregado a «Il
Contemporaneo» en 195676, hasta las discusiones que tuvieron

73
P. TOGLIATTI, La politica nel pensiero e nell’azione, cit., p. 2490.
74
Ibid, pp. 2633-2634.
75
G. LIGUORI, Gramsci conteso, cit., p. 169. Cfr. G. FIOCCO, Togliatti, il
realismo della politica. Una biografia, Carocci, Roma, 2018, pp. 291-343.
76
«No veo precisamente porqué el esfuerzo de identificar una
tradición italiana de la cultura democrática avanzada y marxista habría
40
LEYENDO A GRAMSCI
lugar en la Comisión Cultural, cuando –contra las «nuevas
deformaciones del pensamiento de Gramsci»– reafirmó con
energía que era necesario «estudiar las fuentes italianas del
marxismo y darle valor a la «tradición italiana del marxismo»77.
Al lado de los estudios de Garin, que comenzaban a
iluminar un terreno bastante oscuro, y los que fueron llevados
a cabo por Giuseppe Berti, la «tradición italiana» a la que se
refería Alicata había sido correctamente delimitada por
Togliatti en discursos y artículos de corte cultural y político,
aunque no fuera ilustrada por una historia intelectual y
filosófica de suficiente profundidad. Cuestiones centrales para
la interpretación de Gramsci –la relación con la herencia de
Labriola o el problema del Anti-Croce– seguían siendo más
declarativas que efectivamente exploradas y profundizadas por
la cultura comunista. Cuando se entraba en el meollo, resurgían
las imágenes habituales de un Labriola encajado en la época de
la Segunda Internacional y de un "idealismo" entendido como
"ideología" de la burguesía, merecedora solamente de
"supresión" y eliminación. La "genealogía" constituía una línea
fecunda de política cultural, conectada a las diversas estaciones
de la estrategia política, pero resultó insuficiente en el plano
teórico (por la lectura inadecuada que implicaba y por las
numerosas exclusiones, empezando por Giovanni Gentile) e
incapaz de generar un ciclo de investigaciones tendiente a
validar su significado. Además, faltaba una precisa
determinación del método con el que Gramsci reconstruyó el
nexo entre dimensión nacional y global, centrado (como
veremos) en la teoría de la traducibilidad; en consecuencia,

obstaculizado, de por sí, al posterior desarrollo y adecuación del análisis


marxista de la realidad de la Italia moderna» (Mario Alicata, Troppo poco
gramsciani, «Il Contemporaneo», 26 de junio de 1956, pp. 6-7).
77
A. VITTORIA, Togliatti e gli intellettuali, cit., p. 263.
41
MARCELLO MUSTÈ
faltaba la posibilidad de insertar el estudio de la cultura italiana,
como se leía en los Cuadernos, en el marco de una narrativa
distinta del orden mundial, basada en las categorías de
revoluciones pasivas y americanismo. Así, la «tradición
nacional» evocada por Alicata se mostraba separada del motor
principal de todo el análisis gramsciano –que miraba al mundo,
no a la nación– comenzando a recorrer paralelamente a los
ganglios vitales del nuevo marxismo de entonces, corriendo el
riesgo de transformarse en una tesis "defensiva", que se exponía
a la crítica de quienes veían en esa "tradición" solo el encerrarse
"provinciano" de un país atrasado y sin recursos culturales
propios.
Para pensar en toda su extensión la relación con la tradición
nacional, era necesario, además del comienzo de una
investigación filológica que restituyera adecuadamente el texto
de los Cuadernos, un estudio de larga duración que asignara a la
filosofía italiana un significado original, ubicándola con mayor
precisión dentro del desarrollo del pensamiento europeo.
Incluso, en comparación con los ilustres precedentes de Gentile
o Garin, historia de la filosofía italiana se refiere hoy cada vez
más a las investigaciones sobre la circulación global de la
filosofía, aquellas que ponen al centro, por ejemplo, la relación
entre las culturas nacionales, las influencias intelectuales, la
difusión y la traducción de escritos. El tema central se refiere,
en primer lugar, a la relación con la herencia de Antonio
Labriola, un autor sobre el que Gramsci meditó desde los
primeros años veinte y que en los Cuadernos, más allá de las
críticas que no dejó de dirigirle78, llegó a representar (junto a
Lenin) una excepción singular en la historia del marxismo y una
guía para el estudio de la obra de Marx. Todos recuerdan las
78
Tómese en cuenta en este sentido las observaciones en G. COSPITO,
Il ritmo del pensiero, cit., pp. 301-303.
42
LEYENDO A GRAMSCI
palabras con las que cierra el Cuaderno 11 sobre la necesidad
«de volver a poner en circulación a Antonio Labriola y hacer
prevalecer su enfoque del problema filosófico»79: palabras que
no deben ser aisladas del contexto del cuaderno completo y que
indican la posición central de la crítica al marxismo
"combinado" (en la práctica, a todo el marxismo difundido
después de la muerte de Marx), la idea-fuerza de una plena
autonomía e incluso autosuficiencia del marxismo teórico
respecto a las principales tendencias de la filosofía moderna
(idealismo y materialismo), un método de lectura de Marx que
tendía a extraer, de los «criterios prácticos», «toda una
concepción del mundo, una filosofía»80, mayormente
«implícita» en la acción política predominante. La nueva
«ortodoxia» de Gramsci nacía en definitiva del diálogo cada vez
más estrecho con los principales postulados de la reflexión de
Labriola, hasta retomar, a partir de mayo de 1932, la expresión
–filosofía de la praxis– que Labriola utilizó en su tercer ensayo
sobre el materialismo histórico y que Gramsci –por motivos
profundos, de orden teórico, no solo para alejar la atención de
la censura– sustituyó sistemáticamente a términos como
"materialismo histórico", que repetían el equívoco
"combinatorio" que tal análisis pretendía superar81. Pero la
influencia de Labriola no se detiene aquí, esta evoca (para
limitarnos a algunos ejemplos): una crítica radical al finalismo,
el problema de la interdependencia, una lectura de la historia de
Italia según el principio de las revoluciones pasivas, la crítica a
Croce y en general el llamado a la historicidad de las categorías
(la abstracción históricamente determinada) y la delimitación de

79
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 11, § 70, T 4, p. 349.
80
Ibid, C 4, § 13, T 2, p. 146.
81
Cfr. G. VACCA, Materialismo storico e filosofia della praxis, en Attualità
del pensiero di Antonio Gramsci, Bardi, Roma, 2016, pp. 135-147.
43
MARCELLO MUSTÈ
la relación entre el marxismo y los saberes empíricos, con la
capacidad de la filosofía de la praxis de incorporar los
resultados de las ciencias a la explicación histórica de los
procesos reales82. Negar la relación entre el marxismo nuevo de
Gramsci y la obra de Labriola significaría negar la evidencia de
los propios textos y el desarrollo de los conceptos que se
exponen en ellos. Sin embargo, para valorar esta herencia era
necesario –antes de realizar un análisis renovado de los
cuadernos– un conocimiento más completo de la obra de
Labriola, que superase la antigua persuasión de un episodio
periférico en la historia del marxismo, subordinado a Engels y
a los cánones habituales de la Segunda Internacional. Solo un
nuevo estudio, filológico y filosófico, del pensamiento de
Labriola, como se comenzó a hacer con el plan de la Edición
nacional de sus escritos, con la utilización de un importante
fondo archivístico, pudo restituir la justa importancia al vínculo
profundo que Gramsci mantuvo con este autor y con toda la
tradición del marxismo italiano83.
Otorgar el debido valor a la relación con Labriola y al
principio de una filosofía de la praxis (el verdadero corazón de
la nueva «ortodoxia» de los Cuadernos) también significaba
iniciar una consideración diferente de la deuda de Gramsci con
la "tradición nacional". Más allá de cualquier enfoque
"genealógico" Labriola es el centro de una historia intelectual,
82
Cfr. el segundo capítulo en G. VACCA, In camino con Gramsci, Viella
Libreria Editrice, Roma, 2020.
83
El plan de la Edición nacional [italiana] de Labriola, publicada por
Bibliopolis, prevé 13 tomos de Obras y la sección de Cartas, ya publicada
en 5 tomos por Stefano Miccolis. La última publicación de las Obras salió
el 2018 bajo el cuidado de Giuseppe Cacciatore y Maurizio Martirano (I
problemi della filosofia della storia 1887. Recensioni 1870-1896). Las cartas de
Labriola del Fondo Dal Pane son custodiadas por la Società Napoletana
di Storia Patria.
44
LEYENDO A GRAMSCI
el encuentro de diferentes líneas teóricas, que remiten a la obra
de Bertrando Spaventa y al hegelismo meridional y, por otro
lado, al desarrollo de las principales corrientes filosóficas de los
primeros años del siglo XX. Esta trayectoria "nacional" no
representa una descendencia unívoca o localista, sino el
resultado de una constante "traducción" del pensamiento
global en el ámbito del flujo recíproco y nunca suspendido con
la gran cultura europea, comenzando por la difusión de las
obras de Hegel y Marx. La propia filosofía de la praxis también
pudo surgir de la reflexión de Labriola de los textos marxistas
gracias a la enseñanza que su maestro, es decir, Bertrando
Spaventa, le había transmitido en relación a las tareas civiles de
la filosofía, la naturaleza "práctica" del intelecto, la reforma de
la dialéctica hegeliana y la circulación del pensamiento
europeo84. No es difícil percibir que la praxis, en el sentido que
se le dio en el tercer ensayo, unificaba las tesis de Marx con las
que Spaventa –al revisar y "reformar" a Hegel– elaboró en sus
escritos85, y que el gran tema de la interdependencia,

84
Los estudios de Giuseppe Vacca sobre Spaventa, comenzando por
el libro sobre Politica e filosofia in Bertrando Spaventa (Bari, Laterza, 1967),
renovaron en manera sustancial la interpretación del filósofo de Abruzo,
ligándola a los desarrollos del marxismo italiano. Se debe recordar que, en
los últimos años, a partir de la ocasión del bicentenario de su nacimiento,
las investigaciones sobre Spaventa se desarrollaron progresivamente: cfr.
Bertrando Spaventa tra unificazione nazionale e filosofia europea, editado por
Marcello Mustè, Stefano Trinchese y Giuseppe Vacca, Viella, Roma, 2018,
con una contribución nueva de G. VACCA, Spaventa nel marxismo italiano
(pp. 401-428), al que remitimos al lector para un análisis más detallado. La
edición integral del Epistolario de Spaventa se encuentra actualmente en
la imprenta de la editorial Viella al cuidado de Marco Diamanti, Maria
Rascaglia y de quien escribe.
85
Cfr. M. MUSTÈ, Il senso della dialettica nella filosofia di Bertrando Spaventa,
«Filosofia italiana», 9 (2014), pp. 1-28.
45
MARCELLO MUSTÈ
desarrollado en el cuarto ensayo póstumo, convertía –en el
lenguaje de Marx y del marxismo– el principio de la circulación
del pensamiento europeo que Spaventa ilustró en sus célebres
proyecciones. Y se debería agregar que la misma concepción
que produjo Spaventa no nació del vacío, sino de la forma
específica en que la obra de Hegel fue recibida dentro la
filosofía italiana a partir de las primeras décadas del siglo XIX.
Gentile no estaba del todo equivocado, en sus años
juveniles, al acercar Spaventa con Marx, aunque su operación
se desviaría pronto en una crítica de ambos, hasta llegar a la
construcción de ese sistema que se conoce como
"actualismo"86. Sin embargo, la relación de Gramsci con
Labriola también plantea el problema de redefinir la deuda de
Gramsci con el idealismo moderno, con aquellos maestros del
primer ‘900, empezando por Croce y Gentile, de cuyas obras se
nutrió –sin lugar a dudas– en su juventud. En un camino
análogo y paralelo al que ha llevado a la Edición nacional de los
escritos de Gramsci, la interpretación de estos autores también
fue ampliamente renovada a partir de los primeros años
ochenta. Para recordar los principales episodios: las
conferencias de Anacapri y Padua de 1981, el lanzamiento de la
Edición nacional de las obras de Croce en 1982, la conferencia
de la Sociedad filosófica italiana de 1987 y la de Orvieto de
199187, la empresa de la Enciclopedia Croce-Gentile de 201688
y la nueva edición de la correspondencia entre Croce y Gentile

86
G. GENTILE, Bertrando Spaventa, editado por Vitao A. Bellezza, Le
Lettere, Florencia, 2001, pp. 126-127.
87
Croce e Gentile fra tradizione nazionale e filosofia europea, editado por
Michele Ciliberto, Editori Riuniti, Roma, 1993.
88
Croce e Gentile. La cultura italiana e l’Europa, editado por Michele
Ciliberto, Istituto della Enciclopedia Italiana, Roma, 2016.
46
LEYENDO A GRAMSCI
(habiendo llegado al cuarto de los cinco tomos previstos89)
nuestros conocimientos se precisaron y ampliaron
considerablemente. Emergió la importancia duradera de la
confrontación que ambos emprendieron en relación a la obra
de Marx, las notables discontinuidades de su camino teórico
(siempre marcado por las réplicas de su tiempo histórico) y la
dificultad para esquematizar sus respectivas filosofías en la
categoría de "idealismo" que durante mucho tiempo funcionó
como una especie de passepartout90. No solo porque uno de ellos,
es decir, Croce, la rechazaba explícitamente –prefiriendo, como
se sabe, la de «historicismo absoluto»91– sino también porque el
desarrollo de su pensamiento (desde la temática gentiliana del
"sentimiento" hasta la crociana de la "vitalidad") muestra
crecientes disonancias hacia el paradigma clásico de las
filosofías idealistas.
Estas observaciones hicieron necesarias investigaciones
adicionales y, en comparación con el pasado, menos ingenuas y
esquemáticas sobre la relación entre Gramsci y el idealismo.
Una relación que, en los Cuadernos, se volvió muy crítica hacia
Gentile, pero que, hacia la obra de Croce, dio lugar a una
discusión que se puede definir como memorable, única por su
amplitud y profundidad, destinada a manifestarse en un
cuaderno "especial" y a resumirse en la difícil fórmula del «Anti-
Croce», del que –escribió– «valdría la pena de que todo un
89
B. CROCE – G. GENTILE, Carteggio, editado por Cinzia Cassani y
Cecilia Castellani, Aragno, Turín, 2014-2019.
90
Cfr. M. MUSTÈ, Idealismo e politica, «Filosofia italiana», 11 (2016), pp.
1-15; ID., Per una enciclopedia dell’idealismo italiano ed europeo: Croce e Gentile
nella Treccani, «Annali della Scuola Normale Superiore di Pisa. Classe di
Lettere e Filosofia», 9 (2017), n. 2, pp. 578-587.
91
B. CROCE, Una denominazione filosofica da abbandonare. L’″idealismo″
(1943), en ID., Discorsi di varia filosofia, 2° vol., Laterza, Bari, 19592, pp. 15-
17.
47
MARCELLO MUSTÈ
grupo de hombres le dedicasen diez años de actividad»92. Un
pasaje demasiado importante para que la crítica gramsciana lo
pase por alto o lo excluya, como a menudo sucede, con
cómodas simplificaciones. Lo que significa, por supuesto, no
fantasear sobre un inexistente "croceanismo" (o "idealismo")
de Gramsci, sino profundizar en los motivos de una crítica que,
como toda crítica, asume en sí misma el objeto criticado, a
menudo transfiriendo sus contenidos –poco importa si mejor
o peor– de una forma ciertamente diferente y nueva. Además,
el hecho de que Gramsci, en la misma línea que Labriola,
refutara el carácter trascendental de las categorías de Croce (y, por
ende, la raíz kantiana de todo el idealismo moderno) mostrando
su incompatibilidad con un riguroso historicismo, representa
una objeción a la "filosofía del espíritu" que merece ser
considerada.

4. Filosofía y filosofía de la praxis

No solo la filosofía de la praxis (entendida como nueva


elaboración del marxismo teórico), sino también la filosofía
como dimensión específica del conocimiento, recibió una
atención tardía en la historia de las interpretaciones sobre
Gramsci. A pesar de la importancia que adquirió en los
Cuadernos –al menos en las tres series de Apuntes de filosofía y
en los Cuadernos 10 y 11–, solo investigaciones recientes (no
carentes, por supuesto, de geniales precedentes) comenzaron a
indagar en la estructura conceptual de las categorías elaboradas
por Gramsci93. Durante mucho tiempo (basta pensar en los
92
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 10 I, § 11, T 4, p. 134.
93
Además de las investigaciones de Cospito y Schirru citadas
anteriormente, me limito a indicar los estudios innovativos de F. FROSINI,
48
LEYENDO A GRAMSCI
diversos encuentros cada diez años por el aniversario de su
muerte) la filosofía se mantuvo al margen de la investigación
sobre Gramsci y sustancialmente ajena a los contenidos
impartidos en el ámbito académico. Por otra parte, este retraso
en el análisis teórico, tiene explicaciones no secundarias:
Gramsci fue un crítico muy radical de la filosofía de tipo
"especulativo" (esta fue la principal objeción dirigida al
idealismo), así como del "materialismo" y del "realismo", es
decir, de cualquier filosofía separada del proceso histórico y de
la praxis política: cada vez que penetró en el discurso filosófico
stricto sensu, lo hizo dentro de un horizonte más amplio de
reflexión, que consideraba las grandes cuestiones de la
interpretación histórica y de la lucha civil. Algunas de las
observaciones más comprometidas –como la crítica de la
realidad del mundo exterior– se insertaban en el diálogo con
personajes destacados, como Bujarin y Croce. Es fácil entender
que la novedad de su enfoque (especialmente para el público
italiano) no ayudó a su recepción académica, llevando a
menudo a confundir el ligamen entre filosofía, historiografía y
política con una especie de renuncia a la reflexión filosófica
como tal. Sin embargo, Gramsci asignó al problema filosófico
una tarea estratégica fundamental, que no puede ser eliminada
sin extinguir el proyecto general de la filosofía de la praxis. Por
un lado, señaló el trabajo analítico de estudiar la estructura de
esa «articulación» –de elementos teóricos y prácticos– que
genera una visión común del mundo, siendo que: «La filosofía
de una época histórica no es (…) más que la "historia" de esa
misma época»94. Por otro lado, en un pasaje decisivo del

Gramsci e la filosofia. Saggio sui «Quaderni del carcere», Carocci, Roma, 2002;
ID., La religione dell’uomo moderno. Politica e verità nei «Quaderni del carcere» di
Antonio Gramsci, Carocci, Roma, 2010.
94
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 10 II, § 17, T 4, p. 151.
49
MARCELLO MUSTÈ
Cuaderno 11, distinguía la «filosofía espontánea» y el «momento
de la crítica y de la conciencia», confiando precisamente a la
filosofía la tarea de elaborar la crítica del sentido común,
llevando con ello al movimiento obrero más allá de su límite
económico-corporativo95.
No es difícil comprender que el problema filosófico
constituyó un passaggio crucial en la transformación de su
concepto de hegemonía, que le permitió llenar ese término de
nuevos significados, ampliar su campo semántico y llevarlo
desde la primera acepción de "dirección política" y predominio
en el ámbito de la alianza revolucionaria entre obreros y
campesinos hasta convertirse en un principio de política
moderna y de democracia. La razón por la cual, alrededor de
mayo de 1930, Gramsci se ocupó de los Apuntes de filosofía, para
luego desarrollar sus planteamientos, desde la primavera de
1932, en los primeros cuadernos "especiales", está ligada a la
conciencia de que la teoría de la hegemonía sólo podía crecer a
través de una reelaboración radical de las categorías que la
conformaban. Es por esto que –en los Cuadernos– entre
hegemonía y filosofía se establece un vínculo estrecho y en
última instancia inseparable.
En la crítica al manual de Bujarin, Gramsci usó
ampliamente los conceptos del idealismo (en particular de
Hegel y a veces de Bergson), en un intento de reducir tanto la
trascendencia de las ideas especulativas como la de la materia a
un plano de rigurosa inmanencia e historicidad integral,
encontrando así los motivos para la definición del sentido
común y para el rechazo de las religiones tradicionales. Si bien
fue la metáfora del bloque histórico la que lo obligó, una vez
más, a articular el sentido general de la realidad (el bloque

95
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 11, § 12, T 4, p. 235.
50
LEYENDO A GRAMSCI
histórico –escribió– es «el equivalente filosófico del "espíritu"
en la filosofía crociana»)96, que en su visión estaba constituida
por la relación originaria e indivisible entre la estructura y las
superestructuras. Clara en sí misma, la tercera tesis marxista
sobre Feuerbach, que tradujo en el Cuaderno 7 con la expresión
«subversión de la praxis», implicaba el problema de definir el
nexo entre los dos términos constitutivos del mismo proceso
histórico. Lejos de resolver la realidad en el movimiento de las
superestructuras, Gramsci reprochó a Croce precisamente ese
pecado de abstracción, llegando a concebir el círculo de las
superestructuras como un círculo de formas distintas,
comenzando por la «fase inmediata de simple afirmación
voluntaria, indistinta y elemental» de la «actividad política»97. La
cuestión de la dialéctica, fundamental en Hegel y en Marx, no
podía por tanto ser resuelta en el plano de las superestructuras,
sino que implicaba su relación con la estructura. Si en la
filosofía de Croce el movimiento dialéctico de la realidad era
desencadenado por lo negativo –entendido como decadencia
de la forma categorial, en materia y contenido– de la forma
siguiente, Gramsci creyó encontrar el origen (aunque sólo el
origen) del devenir en la estructura, que definió, de manera
característica, como «unidad de los contrarios»98. Debe
prestarse atención al hecho, probablemente muy meditado, de
que en la segunda redacción en el Cuaderno 13 utilizase la
fórmula aristotélica de «contrarios» y no la de «opuestos»
hegeliana o crociana, que utilizó en la primera redacción en el
Cuaderno 899. Concentrado en la teoría de la hegemonía y en el
conflicto social adecuado a ella (la guerra de posición)

96
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 7, § 1, T 3, p. 146.
97
Ibid., C 13, § 10, T 5, p. 24.
98
Ibid.
99
Ibid., C 8, § 61, T 3, p. 248.
51
MARCELLO MUSTÈ
comprendió con precisión que la dificultad hegeliana consistía
en el paso, delineado en la doctrina de la esencia, de la
diversidad a la oposición y de ésta a la contradicción: en su
concepción el paso a los opuestos no era posible sin la
constitución de una subjetividad política (la praxis) capaz
propiamente de convertir a los «contrarios» de la estructura en
fuerzas realmente «opuestas», en movimiento dialéctico y, por
tanto, en devenir histórico100.
Esta interpretación encuentra confirmación en el famoso,
aunque oscuro, pasaje que se lee en el Cuaderno 8 y, en su
correspondiente texto de segunda redacción, en el Cuaderno
10, donde Gramsci se refiere a una «dialéctica domesticada»: la
cual –explica– «presupone "mecánicamente" que la antítesis
debe ser conservada por la tesis para no destruir el proceso
dialéctico, que por lo tanto es "previsto" como si se repitiera
mecánicamente hasta el infinito». Por el contrario –agregó– «en
la historia real, la antítesis tiende a destruir la tesis: el resultado
es una superación, pero sin que se puedan "medir" los golpes a
priori como en un "ring" de lucha convencionalmente regulada.
Cuanto más la antítesis se desarrolla a sí misma
implacablemente, tanto más la tesis se desarrollará de la misma
forma, o sea, demostrará todas sus posibilidades de vida»101.
Además de la crítica esbozada aquí del concepto de previsión,
Gramsci reitera el concepto principal de su posición (lógica al
mismo tiempo que política) según el cual la estructura
determina «la antítesis», los «contrarios» y los «distintos»,
medibles en términos cuantitativos, que solo su conversión en
una subjetividad política permite desarrollar un auténtico

100
Para el desarrollo de estos temas debo remitir a M. MUSTÈ,
Marxismo e filosofia della praxis. Da Labriola a Gramsci, Viella, Roma, 2018,
pp. 175 sgts.
101
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 8, § 225, T 3, p. 338.
52
LEYENDO A GRAMSCI
conflicto social (una lógica de «opuestos»), donde «el resultado
es una superación». Como se señaló en páginas anteriores, la
radicalidad del análisis tendía a consumir la base del discurso: el
esquema del bloque histórico, que se basaba en la clásica
distinción entre estructura y superestructuras; de donde
emergía la imagen de las «fuerzas» y de las «relaciones de
fuerza», que de hecho sustituirán, en las notas posteriores, al
esquema categorial anterior.
La teoría de la «traducibilidad de los lenguajes científicos y
filosóficos» acompañó a la del bloque histórico. Si se observa
con atención, ambas giran en torno al mismo objeto: si el
bloque histórico indicaba «el equivalente filosófico del
"espíritu"», la traducibilidad tiene como principio «una
expresión cultural y filosófica "fundamentalmente idéntica"»,
característica de «una determinada fase de civilización», capaz
de "traducirse" en «un lenguaje diferente», dado «por la
tradición particular de cada "nación" o de cada sistema
filosófico»102. Aquí también el concepto elaborado por Gramsci
muestra esa complejidad y multilateralidad de enfoque que es
típica de casi todas sus categorías en los Cuadernos, no solo por
sus vínculos con los estudios lingüísticos que llevó a cabo en su
juventud (investigados por autores como Lo Piparo, Schirru o
Carlucci), sino también por el significado político y por las
múltiples fuentes que delinearon su fisonomía. En cuanto al
sentido político, está claro que la traducibilidad intervenía en la
gran disputa del movimiento comunista entre la "revolución
permanente" y la construcción del socialismo "en un solo país",
representando en el plano teórico la búsqueda de ese
«cosmopolitismo de tipo moderno» que se encuentra en el
fondo del esfuerzo intelectual de los Cuadernos, repitiendo, en el

102
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 7, § 1, T 3, p. 143.
53
MARCELLO MUSTÈ
terreno de la filosofía, la célebre máxima por la cual «el punto
de partida es "nacional" y es desde este punto de donde se debe
partir», mientras que «la perspectiva es internacional y no puede
ser de otra forma»103. Para elaborar esta reflexión, Gramsci
utilizó numerosas fuentes, algunas declaradas –la Sagrada
Familia de Marx y Engels, el discurso de Lenin en el IV
Congreso de la Comintern y dos ensayos de Vailati y
Prezzolini–, otras implícitas –la teoría de la circulación del
pensamiento europeo de Bertrando Spaventa, el cuarto ensayo
de Labriola y la Filosofía de la práctica de Croce. De ello surgió
una meditación original, que en términos filosóficos volvía a
referirse al «espíritu» y a la formación del «concepto universal»,
devueltos a esa «mundanidad» y «terrenalidad absoluta» de la
que se habla en otros lugares de su obra; además, de un ejemplo
fundamental de «filología viviente», según la fórmula que, en
forma sugestiva, Gramsci opuso al sociologismo de Bujarin. La
teoría de la traducibilidad –en el doble y convergente
movimiento de las «naciones» y de los «sistemas filosóficos»–
indicaba el propio ritmo de la práctica hegemónica, la capacidad
del sujeto para constituirse accediendo al sentido global de la
época y, al mismo tiempo, contribuyendo a su formación. Lo
que supo hacer el genio político de Maquiavelo, con el «mito
viviente» del Príncipe, y que el Príncipe nuevo y «moderno»
debería repetir en la época de crisis de los Estados nacionales y
de las voluntades subjetivas no individuales sino colectivas.

103
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 14, § 68, T 5, p. 156.
54
LA HERENCIA DE GRAMSCI ENTRE
FILOSOFÍA, FILOLOGÍA Y POLÍTICA
Entrevista a Gianni Francioni por Fabio Frosini

Quisiera comenzar con


una pregunta que no se
refiere directamente a la
nueva edición crítica de
los Cuadernos de la
cárcel, dirigida por ti,
sino a sus lejanos
antecedentes, por así
decir. Tu primera
investigación sobre
Gramsci, si no me
equivoco, se remonta a
1977, cuando, en el
encuentro de Firenze
sobre Politica e storia in
Gramsci, formulaste por
primera vez tu
interpretación sobre los Cuadernos. ¿Puedes contarnos
cómo llegaste a esa formulación? ¿qué te llevó a tomar la
iniciativa de esa ponencia? en resumen: ¿cómo nació tu
Gramsci? ¿cómo llegaste a Gramsci? Además, si lo deseas
y crees pertinente para el tema que estamos discutiendo
aquí, ¿puedes hablarnos de tus estudios en la Universidad
de Pavia?

Mi descubrimiento de Gramsci ocurrió durante mis años de


secundaria en Cerdeña, estimulado por un profesor de filosofía
55
GIANNI FRANCIONI
del Derecho, Antonio Pigliaru, autor, entre otras cosas, de una
ponencia sobre La herencia de Gramsci y la cultura sarda en el
Encuentro internacional de estudios gramscianos celebrado en
Cagliari en abril de 1967. Pigliaru –quien murió en 1969 a los
47 años– era un punto de referencia imprescindible para la
izquierda en la isla y en particular para la generación más joven,
logrando ejercer una gran influencia en mi formación temprana.
Cuando me inscribí en la Universidad de Pavia en 1968, ya
había leído los Cuadernos de la cárcel en la edición temática de
1948-51. Durante mis años universitarios, continué estudiando
el pensamiento de Gramsci, si bien no era abordado en los
cursos que seguía entonces (sobre Hegel, Marx, Lukács, Sartre,
Althusser, etc.), ni fue objeto de especial interés por parte del
movimiento estudiantil al que yo pertenecía. Obviamente, mi
Gramsci estaba muy condicionado por el clima político de la
época: un revolucionario ″traicionado″ por la posterior
involución ideológica de su Partido...
También debo destacar que, aunque estaba inscrito en
Filosofía, desde el primer año de la universidad me
impresionaron mucho las lecciones que Dante Isella dedicó a la
″filología de autor″ en su curso de Literatura italiana. Creo que
desde entonces se formó en mí la idea de que la crítica textual
era un método que se podía aplicar de manera útil al estudio de
textos filosóficos modernos y contemporáneos, en los que
mayormente estaba interesado.
Terminé mis estudios universitarios realizando una tesis de
grado sobre Gramsci (La formación del joven Gramsci, 1914-1919)
en la que intentaba reconstruir una filosofía in nuce coherente en
los escritos juveniles anteriores a la formación del grupo
«L’Ordine Nuovo». Un trabajo bastante parcial (basado además
en los artículos atribuidos a Gramsci hasta ese momento, es
decir, un número sustancialmente reducido de textos) y, en
56
LA HERENCIA DE GRAMSCI
última instancia, incorrecto en su pretensión de encontrar un
"sistema" filosófico en el joven Gramsci, algo que nunca quise
volver a reelaborar ni publicar.
Después de obtener mi título universitario, Gramsci para
mí seguía teniendo un interés secundario durante algunos años,
mientras que mis primeros estudios en el campo histórico-
filosófico se centraron en Marx y sus escritos como las Tesis
sobre Feuerbach y la Ideología alemana. En 1975, la nueva edición
de los Cuadernos de la cárcel editada por Valentino Gerratana me
atrajo nuevamente hacia Gramsci. Luigi Poma, un filólogo
riguroso que entonces era asistente de Isella, después de haberla
examinado cuidadosamente, me planteó varias dudas sobre
dicha edición, instándome a estudiarla. Lo que hice,
"desmontando" y verificando el trabajo de Gerratana. Los
puntos de desacuerdo con las soluciones adoptadas
aumentaron. Entonces, gracias a Mimma Paulesu Quercioli
(quien me presentó a Elsa Fubini), tuve la oportunidad de
verificar los manuscritos. Viajé a Roma, a la sede del Instituto
Gramsci (que aquel entonces se ubicaba en la avenida del
Conservatorio), pudiendo durante una semana revisar los
originales. El resultado fue el escrito que mencionabas, Per la
storia dei ″Quaderni del carcere″, presentada en el Encuentro de
Firenze en 1977 sobre Politica e storia in Gramsci. Ese informe es
el primer trazo de L’Officina gramsciana, a la que me dediqué los
años siguientes y que fue publicada en 1984.

El libro que acabas de mencionar, L'officina gramsciana


[El taller gramsciano, NdT], tiene un título sugestivo en
su concreción, que se inserta en una metáfora específica
(Michele Ciliberto publicó en 1980 un ensayo, replanteado
en 1982, titulado «La fabbrica dei Quaderni»; mucho más
tarde, el 2008, Alvaro Bianchi publicará también un libro
57
GIANNI FRANCIONI
titulado «O laboratorio de Gramsci») que evoca el trabajo
y el carácter experimental de los Cuadernos de la cárcel.
Pero tal vez tu intención era –dada la referencia a
L'officina della 'Notte' [El taller de la 'Notte', NdT] de
Dante Isella– un poco diferente: interna a las cuestiones
que determinada escuela (Contini e Isella) había
formulado, en relación con la relación filología-crítica y,
más específicamente, en relación con la forma en que
Isella abordó en ese ensayo el edificio de las variantes del
Giorno de Parini: buscando su "sistema" pero al mismo
tiempo manteniendo una "noción dinámica" del texto a
estudiar. ¿Podrías profundizar en estos puntos, a la luz del
hecho de que L'officina fue el primer texto en el que el
manuscrito gramsciano fue analizado con un método
filológico?

De hecho, como mencionaste, mi Officina gramsciana [Taller


gramsciano, NdT] hacía referencia explícita a un libro de Dante
Isella, L'officina della 'Notte' e altri studi pariniani (1968) [El taller
de la 'Notte' y otros estudios de Giuseppe Parini, NdT], en el
que se presentaba un caso ejemplar de «obra in fieri», a la cual el
autor se había dedicado durante décadas sin llegar «nunca a
poner un término definitivo» a su trabajo. Con ese título yo
rendía homenaje a un profesor de quien había aprendido
mucho.
Comencé mi residencia académica en 1972 en la Facultad
de Letras y Filosofía de Pavia, en la que los intercambios
interdisciplinarios y el interés de los académicos por áreas de
estudio diferentes a las propias eran muy intensos (hoy, en
tiempos de especialización excesiva y cerrada, parece otro
mundo...). La escuela de filología de Pavia era un polo de
atracción indiscutible, y tuve la oportunidad de interactuar no
58
LA HERENCIA DE GRAMSCI
solo con Isella y sus colaboradores (además de Poma, Cesare
Bozzetti y Franco Gavazzeni), sino también con otro filólogo y
crítico de la talla de Cesare Segre. Fue así como, en
conversaciones con estos maestros, maduró en mí la
convicción de que se podía hacer historia de la filosofía
practicando la "filología de autor" y la "crítica de las variantes",
es decir, a través del estudio de la génesis y la estructura "en
movimiento" de los textos filosóficos. Inspirado también en la
crítica génétique francesa, que Segre había redefinido desde un
punto de vista teórico, amplié el campo de mi interés a los
apuntes preparatorios, los manuscritos y las diferentes
redacciones de una obra. De estas influencias surgieron
sugestiones importantes para abordar un texto "abierto" e
incompleto como el de los Cuadernos, compuestos por Gramsci
sobre la base de programas de investigación posteriormente
modificados y adaptados.
En resumen, gracias a estas influencias, hacer la "historia
interna del texto", desde el primer esbozo hasta lo que
representa la última voluntad del autor, pasando por las partes
rechazadas, correcciones y adiciones, se convirtió en mi forma
de trabajar, no solo con los Cuadernos de Gramsci, sino también
en los docuemntos del iluminismo lombardo (Beccaria, Verri,
«Il Caffè») a los que, en determinado momento, me dediqué
predominantemente.

L'officina gramsciana [El taller gramsciano, NdT] ha


abierto un campo de estudio que durante varios años
permaneció, por así decirlo, inexplorado. Como prueba de
ello, las discusiones sobre la nueva Edición Nacional, que
tuvieron lugar en los primeros años noventa, si bien
contasen con el confiable empeño del Instituto Gramsci,
fueron escenario de discusiones no solo controvertidas
59
GIANNI FRANCIONI
(recordar que Valentino Gerratana se expresó contra el
proyecto de una nueva edición crítica de los Cuadernos),
sino también, en última instancia, confusas y dispersas.
Al releerlas hoy se tiene la impresión de que el mundo de
los académicos estaba casi completamente desprevenido
ante el giro representado por un estudio filológico de todo
el corpus gramsciano. ¿Compartes esta reconstrucción?
¿Podrías ofrecer tu propia reinterpretación
correspondiente a esos años? ¿Crees que, en particular en
las últimas dos décadas, las cosas han cambiado al
respecto?

El panorama de hoy es ciertamente distinto. Basta echar un


vistazo a las obras más importantes que se han escrito sobre
Gramsci los últimos veinte años –tanto en Italia como en el
extranjero– para comprender cómo una metodología rigurosa
y un estilo de análisis basado en la plena adhesión a los textos
ha ido ganando terreno.
La situación en las décadas de los ochenta y noventa era
muy diferente. Mis investigaciones filológicas sobre los
Cuadernos fueron completamente ignoradas durante muchos
años, hasta que se empezó a hablar de una nueva edición crítica
que formaría parte de una Edición Nacional integral de los
escritos de Antonio Gramsci. Solo entonces Valentino
Gerratana tomó posición sobre lo que propuse desde 1977,
expresando, además de una enérgica (y comprensible) defensa
de su edición, una clara oposición a mi criterio sobre los
Cuadernos.
Creo que en el fondo había, tanto en Gerratana como en la
mayoría de los que se alinearon inmediatamente con él, una
concepción de la filología y del trabajo filológico no muy
distante de la idea negativa que Benedetto Croce había
60
LA HERENCIA DE GRAMSCI
transmitido al respecto al hablar de la «crítica de los
borradores». Cualquier intento de anclar la interpretación del
texto a su constitución más solvente se etiquetaba con el
despectivo término de «filologismo exasperado» (que Gerratana
utilizó en la polémica en mi contra). Este, por cierto, era un
enfoque bastante común en la Italia de esa época entre los
historiadores del pensamiento (especialmente de orientación
marxista). Nadie se habría atrevido a valorar como un
menoscabo para un historiador de la filosofía antigua o
medieval o de la primera modernidad (para citar campos
historiográficos en los que la filología no solo siempre ha tenido
plena ciudadanía, sino que también se ha considerado esencial
para cualquier interpretación) cualquier esfuerzo ecdótico
particular; en cambio, aquellos que se dedicaban de la misma
forma al estudio de los manuscritos de un pensador
contemporáneo eran vistos como enfocados en detalles
triviales, incluso como víctimas de una especie de perversión
bizantina.
Nunca he negado los innegables méritos de la edición
realizada por Gerratana; en primer lugar, el de haber corregido
la imagen producida por la edición de los Cuadernos de la cárcel
de 1948-51 (en la que los apuntes de Gramsci –y no todos– se
organizaron en seis volúmenes temáticos). Mientras que esta
última sugería al lector que Gramsci había escrito libros en la
cárcel (sobre materialismo histórico y Croce, sobre los
intelectuales, sobre el Risorgimento italiano, etc.), la edición de
1975 puso el ″formato cuaderno″ en primer plano, buscando
organizar los manuscritos en orden cronológico. Sin embargo,
Gerratana tomó una decisión completamente arbitraria al
excluir las traducciones de alemán y ruso que Gramsci había
realizado en prisión (cuatro cuadernos y partes de otros dos),
porque, a sus ojos, eran simplemente «un ejercicio distensivo y
61
GIANNI FRANCIONI
un entrenamiento mental útil durante un cierto período», por
lo que claramente habrían estado «fuera del plan de trabajo
propuesto por Gramsci en la redacción de los Cuadernos».
Publicarlos «solamente habría complicado inútilmente una
edición ya tan cargada».
En cuanto a los 29 cuadernos "teóricos", debe decirse que
incluso en esta segunda edición parecían textos que Gramsci
había redactado casi como libros listos para su publicación: esto
debido a las intervenciones editoriales realizadas por Gerratana
y su équipe (normalización de la ortografía, frecuente pero no
constante supresión tácita de las numerosas abreviaturas,
indicación no sistemática de las variantes, silencio
prácticamente total sobre correcciones, tachaduras y otros
cambios de opinión del autor, etc.), que "modernizaban" los
manuscritos aplicando los criterios editoriales de la editorial
Einaudi. Además, algunas de las soluciones adoptadas
generaban dudas, como el establecimiento del texto de
cuadernos en los que el orden real de escritura no coincidía con
la secuencia exterior de las páginas: en el caso de los Cuadernos
4, 7 y 10, los bloques de notas en su interior fueron
reorganizados cronológicamente, mientras que no se hizo esto
en los Cuadernos 8 y 14, donde se había determinado también
la falta de correspondencia.
Presenté estas y otras objeciones a la edición de Gerratana,
proponiendo además un conjunto de criterios que, en mi
opinión, permitirían una datación más precisa de los cuadernos
individuales o de las notas en su interior. Esperaba una
discusión que partiera de ahí y se desarrollara en el ámbito
filológico, sin embargo, esto resultó imposible. La disputa se
desplazó al terreno político, donde se confrontaba el
"verdadero" Gramsci (el de la edición de 1975) a un Gramsci
embalsamado, además de políticamente desmantelado (el de los
62
LA HERENCIA DE GRAMSCI
filólogos y, en general, el de los promotores de una Edición
Nacional de sus escritos). Lo mismo sucedía fuera de Italia, por
supuesto. En la segunda parte de L'officina, me dediqué a
demostrar que lo afirmado por Perry Anderson en su obra The
Antinomies of Antonio Gramsci (1977) no resistía una simple
organización cronológica de las propias notas que Anderson
citaba (no de la edición de Gerratana, ya disponible entonces,
sino de alguna antología traducida al inglés). No se obtuvo
respuesta del ilustre historiador. De hecho, hoy me sorprende
ver que, en el prefacio a la nueva edición de su libro (Verso,
2017), Anderson haya reafirmado –cuarenta años después– su
anterior lectura, considerando L'officina gramsciana una
operación destinada a esterilizar el significado histórico y
político del pensamiento del autor de los Cuadernos.
Con Gerratana, que no solo se oponía a una nueva edición
de los Cuadernos que incluyera las traducciones, sino también a
la idea de publicar la correspondencia completa de Gramsci,
intercalándola con las cartas de sus destinatarios (lo que habría
hecho desaparecer a las Cartas desde la cárcel como un texto
unitario) se alinearon personajes como Nicola Badaloni, Eric
Hobsbawm y Renato Zangheri: este último, que había sido
nombrado presidente de la Edición nacional, en determinado
momento renunció con una declaración polémica dirigida en
mi contra, que se publicó en «l'Unità». Se necesitó la constancia
y tenacidad de Giuseppe Vacca, quien devino presidente,
primero, de la Fondazione Gramsci y luego, de la Edizione
Nazionale, para finalmente inaugurar el nuevo proyecto con la
primera publicación en 2007.

La nueva edición crítica de los Cuadernos de la cárcel


difiere de la preparada por Valentino Gerratana en 1975 no
solo por la diversidad de soluciones para cuestiones
63
GIANNI FRANCIONI
específicas, sino también porque presupone y tiene como
fundamento una ecdótica integralmente diferente, como
explicaste en varias ocasiones. ¿Puedes resumirla aquí,
teniendo en cuenta también los resultados que se
alcanzaron desde entonces, con la publicación del primer
volumen y el primer tomo del segundo volumen?*

Una edición crítica (y especialmente la edición crítica de un


manuscrito que el autor no entregó a la imprenta) siempre es
una representación específica de un texto, una representación
que debe ser fiel primeramente y que debe reflejar la intención
y la voluntad del autor. "Fidelidad" no significa mera
transcripción literal (lo que antes se llamaba "edición

*
En 1990 se instituyó la comisión científica que se encargó de elaborar el
plan de la obra y organizar su ejecución; en 1998 se aprobó la publicación
definitiva del proyecto en cuatro secciones o partes, para las cuales se
asumieron las siguientes denominaciones: Escritos 1910-1926 bajo la
dirección de Leonardo Rapone (por ahora han sido publicados: vol. 1,
1910-1926 editado por G. Guida y M. L. Righi, Istituto della Enciclopedia
Italiana, Roma, 2019; vol. 2, 1917, editado por L. Rapone, con la
colaboración de M. L. Righi y la contribución de B. Garzarelli, ibid., 2015);
Quaderni del carcere 1929-1935 bajo la dirección de Gianni Francioni
(publicados: vol. 1, Quaderni di traduzioni 1929-1932, editado por G.
Cospito y G. Francioni, ibid., 2007; vol. 2, Quaderni miscellanei 1929-1935,
editado por G. Cospito, G. Francioni y F. Frosini, Tomo 1, que contiene
los Cuadernos 1-4, ibid., 2017); Epistolario 1906-1937 bajo la dirección de
Chiara Daniele (publicados: vol. 1, Gennaio 1906-dicembre 1922, editado por
D. Bidussa, F. Giasi, G. Luzzatto Voghera y M. L. Righi, con la
colaboración de B. Garzarelli, L. P. D’Alessandro, E. Lattanzi, L. Manias
y F. Ursini, ibid., 2009; vol. 2: Gennaio-novembre 1923, editado por D.
Bidussa, F. Giasi y M. L. Righi, con la colaboración de L. P. D’Alessandro,
E. Lattanzi y F. Ursini, ibid., 2011); y, Documenti (publicado: vol. 1, Appunti
di glottologia 1912-1913. Un corso universitario di Matteo Bartoli redatto da Antonio
Gramsci, editado por G. Schirru, ibid., 2016). [NdE]
64
LA HERENCIA DE GRAMSCI
diplomática", un género que ya no se usa): para este tipo de
"fidelidad", hoy en día existen otras formas de publicar, como
la reproducción fotográfica (yo mismo, con tu colaboración y
la de Giuseppe Cospito, edité la Edición anastática de los
manuscritos de los Cuadernos de la cárcel, publicada el 2009 por
«L'Unione Sarda» y el Istituto della Enciclopedia Italiana) o la
edición electrónica. La "fidelidad" de una edición crítica tiene
que ver con su capacidad para restituir de manera clara la forma
y el sentido general de lo que el autor plasmó en sus páginas.
Por tanto, en lo que respecta a los manuscritos de Gramsci,
en primer lugar, era necesario asegurar la reproducción del
texto en su integridad. En la nueva edición, que mantiene la
clasificación de los Cuadernos hecha por Gerratana (numeración
arábiga del 1 al 29: para los cuadernos misceláneos y
"especiales", y letras A, B, C y D: para los cuadernos de
traducciones), el primer volumen publicado estuvo dedicado
precisamente a las traducciones, excluidas de la edición
anterior. En su introducción, Giuseppe Cospito demostró no
solo la plena pertenencia de las traducciones al plan de trabajo
de Gramsci (destacando el hecho de que, durante una primera
parte de su trabajo en la cárcel, se dedicó a traducir, antes de
comenzar la redacción regular de las notas), sino también las
múltiples conexiones que se pueden establecer entre los textos
traducidos y los temas que son objeto de reflexión en los demás
cuadernos.
En segundo lugar, se estableció una organización de los
manuscritos que refleja el orden que Gramsci quiso darle a su
escritura, distinguiendo entre ellos los cuadernos dedicados a
las traducciones, los destinados a notas misceláneas y los
cuadernos donde se reestructuran monográficamente algunos
materiales ya redactados (los «especiales»). Por tanto, los tres
volúmenes de la nueva edición se titulan, Cuadernos de traducciones
65
GIANNI FRANCIONI
(1929-1932), Cuadernos misceláneos (1929-1935) y Cuadernos
«especiales» (1932-1935).
En tercer lugar, se otorgó una nueva disposición del texto
de los cuadernos dentro de cada una de las tres secciones que
permite al lector entender cómo trabajaba Gramsci, en
particular cómo y de qué forma construyó secuencias de notas
escritas en paralelo, pasando de un cuaderno recién terminado
a otro que representa su "sucesor" inmediato o dividiendo un
cuaderno para destinar la primera mitad a un trabajo específico
y la segunda mitad a otro diferente. En este último caso,
Gramsci logra sortear, al menos en parte, el límite impuesto por
los carceleros sobre la cantidad de libros y cuadernos que podía
tener en su celda (en total, no más de cuatro a la vez) y actúa
como si estuviera escribiendo en dos cuadernos diferentes
(también sucede que la recuperación posterior de páginas en
blanco estructuran al manuscrito hasta subdividirlo en cuatro
bloques distintos, como en el Cuaderno 4). En la nueva edición,
la característica de aquellos denominados "cuadernos mixtos"
no se suprime (como en la edición de Gerratana), sino que se
hace inmediatamente visible distinguiendo cada bloque con una
letra minúscula entre corchetes (por ejemplo: Cuaderno 4 [a],
[b], [c] y [d]). Dentro de cada sección, los cuadernos se
disponen según su fecha de inicio, reconstruida de manera
hipotética, y también dentro de los ″cuadernos mixtos″, los
bloques internos se suceden en el orden en que Gramsci los
inició, independientemente de su ubicación física en el
manuscrito.
El cuarto y no menos importante elemento de la nueva
edición es el aparato crítico a pie de página, que reporta el
trabajo de corrección de Gramsci en sus páginas –supresiones,
variantes, adiciones interlineales y/o marginales– y no solo
tiene el propósito de informar al lector sobre lo que antecede al
66
LA HERENCIA DE GRAMSCI
resultado final del manuscrito, sino que también ayuda a
comprender mejor su contenido. Mencionaré dos ejemplos del
primer tomo de los misceláneos: en el Cuaderno 1, § 17, después
de citar una afirmación de Domenico Claps sobre un libro de
Riccardo Balsamo-Crivelli, –«"¿quién iba a decir que este libro
(Cammina... cammina...) se convertiría en un texto de lengua en
la Universidad de Frankfurt?"»– Gramsci comenta: «¡Ay, de él!
¡una vez, antes de la guerra, en la Universidad de Estrasburgo,
usaban «Le cartoline del pubblico» como texto de enseñanza
del idioma», pero en el manuscrito, la proposición contenía
inicialmente un fragmento eliminado posteriormente,
confirmando la estrecha relación que Gramsci mantenía con su
profesor de lingüística en la Universidad de Turín: «¡Ay, de él!
El profesor Matteo Giulio Bartoli dijo una vez, antes de la
guerra, en la Universidad de Estrasburgo...». En el Cuaderno 4
[c], Gramsci concluye una nota extensa dedicada a El principio
educativo en la escuela primaria y media (§ 7) con la frase: «si se quiere
crear un nuevo cuerpo de intelectuales, hasta las más altas
cimas, de un estrato social que tradicionalmente no ha
desarrollado las aptitudes psicofísicas adecuadas, deberán
superarse dificultades inauditas» , después de lo cual escribió
inicialmente las palabras: «y el camino también estará sembrado
de cadáveres», que luego eliminó: un final excesivamente
dramático –suprimido por ello– pero que arroja una luz más
clara sobre el significado de las «dificultades inauditas» a las que
alude.
Por último, sobre la parte del comentario. Las notas de la
edición Gerratana tenían la intención de proporcionar al lector
toda la información posible sobre las fuentes citadas explícita o
implícitamente por Gramsci. Es un recurso valioso que hemos
seguido, verificado, corregido y complementado. Sin embargo,
el comentario de un texto como este no puede limitarse a sus
67
GIANNI FRANCIONI
fuentes: debe tener la capacidad de explicar las referencias
crípticas o alusivas a eventos y personajes de la vida política y
cultural de la época, y especialmente debe señalar el emerger de
conceptos en la reflexión de la cárcel, relacionándolos tanto con
las notas y cuadernos contemporáneos o posteriores, como con
las cartas y escritos anteriores a su encarcelamiento. En otras
palabras, debe poder captar el «ritmo del pensamiento en
desarrollo», para usar la conocida expresión de Gramsci. El
comentario del primer tomo de los Cuadernos misceláneos, que G.
Cospito preparó, junto a ti, con tanta prolijidad, demuestra de
manera concluyente que no existen dos Gramscis, uno antes de
la cárcel y otro el de los Cuadernos, sino un pensador que, por
un lado, retoma y perfecciona las categorías que había forjado
antes de su detención, y por otro, las corrige, a veces de manera
radical, a la luz de una nueva mirada integral con la que se
esfuerza por interpretar la historia contemporánea. La "lectura
diacrónica de los cuadernos" a la que tú, G. Cospito y mi
persona nos hemos referido en distintas ocasiones, se realiza,
en primer lugar, a través de un comentario detallado del texto.

Gramsci es un autor del cual se está debatiendo en este


momento en Italia, Europa y el mundo. Sus obras están
siendo traducidas y publicadas o republicadas,
dedicándosele conferencias, cursos e incluso
"monumentos". Como suele suceder en estos casos, la
notoriedad atrajo la atención de académicos serios y de
otros no tanto. Me refiero en particular a las recientes
controversias sobre la supuesta falta de uno de los
cuadernos pertenecientes al legado carcelario de Gramsci.
Tuviste la oportunidad en su momento de intervenir en
este asunto con un artículo publicado el 2 de febrero de
2012 en "l'Unità" bajo el título sugestivo La leyenda del
68
LA HERENCIA DE GRAMSCI
cuaderno "robado" ¿Podrías resumir los términos de tu
argumentación? ¿Crees que hay algo que agregar, aclarar
o corregir respecto a tu postura?

Sigo aseverando que se ha construido un castillo de conjeturas


sin fundamento sólido en torno a la numeración dada por
Tatiana Schucht a los cuadernos, después de la muerte de
Gramsci. La investigación realizada en mayo de 2013 sobre las
etiquetas de algunos cuadernos por parte del Instituto Central
de Restauración y Conservación del Patrimonio Archivístico
(los informes sobre los resultados del análisis están disponibles
en la página web de la Fundación Gramsci) confirmó mi
convicción, que intentaré argumentar con más detalle:
Partamos de un hecho concreto. De los 35 cuadernos de
Gramsci que poseemos hoy, 30 son cuadernos escolares
normales (de dimensiones no superiores a 15 x 21 cm),
incluidos los denominados Cuadernos 17 bis y 17 ter, que
Gramsci recibió poco antes de partir de Turi –y, por tanto,
llevan los sellos de registro de la prisión– pero los dejó en
blanco durante el tiempo que permaneció en Formia y Roma,
cuando, a pesar de continuar detenido, tuvo la oportunidad de
usar cuadernos no sellados. De los otros cinco (que indicaré
con la numeración de Gerratana), uno, el Cuaderno D, es un
álbum de dibujo (15,8 x 23 cm), mientras que los cuatro
restantes son cuadernos de registro de formato más grande
(Cuaderno 10: 20,8 x 26,7 cm; y, Cuadernos 12, 13 y 18: 21,8 x
31,2 cm).
El inicio de los cuadernos de formato grande se remonta a
un período comprendido entre enero (Cuaderno D), abril
(Cuaderno 10) y mayo de 1932 (Cuadernos 12 y 13). Solo el
Cuaderno 18, que tiene las mismas características externas que
el Cuaderno 13 –el «especial» sobre Maquiavelo– y que
69
GIANNI FRANCIONI
claramente representa su continuación, es de una fecha
posterior (finales de 1934), que fue elegido para continuar el
Cuaderno 13 precisamente por su parecido a este. En general,
Gramsci los encontraba «incómodos y demasiado grandes»,
preferiendo cuadernos normales «como los escolares, de no
más de 40 o 50 páginas», según cuanto escribió a Tatiana el 22
de febrero de 1932.
Después de haber escrito: «Primer cuaderno» al comienzo
del Cuaderno 1, Gramsci no numeró sistemáticamente sus
cuadernos. Excepto por un intento realizado en 1932, que fue
abandonado pronto, llegando a escribir los números «I», «II» y
«III» en la cubierta de los Cuadernos 8, 9 y 10, un «1° bis» en el
anverso de la hoja de guarda (la portada es negra) del Cuaderno
11 y un «2 bis» en la cubierta del Cuaderno 16 (que luego borró;
la misma indicación, repetida en la h. 1, fue suprimida y
reemplazada por él con el título del cuaderno: «Temas de cultura.
1°»).
Después de la muerte de su cuñado y antes de enviar los
manuscritos a Moscú, Tatiana decidió, como es conocido,
otorgar un número a cada cuaderno, pegándoles una etiqueta
en la cubierta (con un número en cifras romanas e indicaciones
sobre la cantidad de páginas escritas) y otra más pequeña en el
lomo (con el mismo número en cifras arábigas). Tal asignación
tenía un exclusivo propósito de inventario, por cuanto no se
planteaba como objetivo establecer una cronología de escritura.
Dado su procedimiento, podemos suponer que Tatiana haya
numerado los cuadernos según su posición en la pila de
cuadernos que tenía frente a ella. Esta pila presentaba
ordenadamente, en la parte superior, los cuadernos escolares
normales y, en la inferior, los de formato más grande. Esta
circunstancia está respaldada por el hecho de que los

70
LA HERENCIA DE GRAMSCI
Cuadernos 1-9, 11, 14-17, 19-29, A, B, C (todos de formato
normal) reciben los primeros números del I al XXVIII.
Entre tales "normales" se encuentran manuscritos que
fueron objeto del intento de numeración en 1932, es decir, los
Cuadernos 9, 11, 16 y 8 (que fueron clasificados por Tatiana
como XIV, XVIII, XXII y XXVIII). Tatiana pudo haber
confundido los números escritos por Gramsci en las etiquetas
editoriales preimpresas de los Cuadernos 8 y 9 con anotaciones
de los carceleros (el número aparece, en el primero, junto al
número de matrícula; en el segundo, entre este y la indicación
sobre el número de hojas, firmada por el director Parmegiani)
y, probablemente no vio los números que Gramsci había
otorgado al Cuaderno 16 (siendo poco distinguible en el fondo
azul de la portada) y al Cuaderno 11 (que tenía el número en el
interior y no en la cubierta).
Después del cuaderno que cataloga con el número XXVIII,
Tatiana debe numerar todavía los cinco cuadernos más grandes,
y en lugar de continuar con XXIX, retoma desde XXXI. ¿Cuál
la razón de este salto en la numeración? Evidentemente, fueron
contados inicialmente también los Cuadernos 17 bis y 17 ter, a
los que les colocó las mismas etiquetas, aunque sin llenarlas
(¿aún no?). Asignando, por tanto, el número XXXI al Cuaderno
13, XXXII al Cuaderno 12 y XXXIII al Cuaderno D. En el
siguiente cuaderno, el 18, no pega etiqueta ni frontal ni en el
lomo, pero escribe en el espacio de la cubierta, donde
normalmente coloca la etiqueta, un pequeño «(34)» con lápiz,
destinado posiblemente a ser sustituido luego por la etiqueta
con el número romano.
Es probable que entonces Tatiana haya decidido no contar
ninguno de los Cuadernos 17 bis y 17 ter (y dejar sus etiquetas
vacías) porque Gramsci ni siquiera los había comenzado.
Modificando parcialmente la numeración anterior, cubriendo o
71
GIANNI FRANCIONI
retirando las antiguas etiquetas (de las cuales aún quedan
fragmentos legibles) y reemplazándolas por etiquetas nuevas.
Después de asignar definitivamente los números XXIX al
Cuaderno 12, XXX al Cuaderno 13 y XXXI al Cuaderno D,
Tatiana termina pegando etiquetas en los Cuadernos 18 y 10
con XXXII y XXXIII. Sin embargo, en la cubierta de estos dos
últimos cuadernos ya existen números, que son claramente
visibles: en el Cuaderno 10, como se mencionó anteriormente,
un «III», junto al número de matrícula y sobre el título La
filosofía de Benedetto Croce (¿escrito por Gramsci?); y, en el
Cuaderno 18 –además de ese «(34)» que ella misma había
anotado– un «N 4» escrito al centro con lápiz rojo (de un pulso
hasta ahora no identificado, pero que ciertamente no es el de
Gramsci). Posiblemente entonces Tatiana se percata de la
numeración original que Gramsci había otorgado a los
Cuadernos 8 («I») y 9 («II»), preguntándose por un momento si
debía mantener los números que se exhiben en los últimos dos
cuadernos de la pila, registrándolos como «III» y «IV» en
etiquetas separadas, pudiendo haber descartado esta solución
porque en su catalogación los números III y IV ya estaban
asignados (a los Cuadernos 28 y 17, respectivamente). En
cualquier caso, en este punto su labor se detiene
definitivamente, sin ninguna intervención en los dos últimos
cuadernos. Será Gerratana posteriormente quien complete la
numeración de Tatiana, registrándolos como: «Cuaderno 10
(XXXIII)» y «Cuaderno 18 (XXXII-IVbis)».
Creo que las erróneas interpretaciones de las correcciones
que Tatiana hace en su inventario se deben al hecho de no haber
tenido en cuenta la presencia de los Cuadernos 17 bis y 17 ter.
Esto también es un aspecto significativo de la actitud no
filológica con la que durante mucho tiempo han sido tratados
los manuscritos de Gramsci. Esos dos cuadernos no escritos,
72
LA HERENCIA DE GRAMSCI
de los que nadie habló durante más de cincuenta años, y que
estaban incluidos en la pila que Tatiana tenía frente a ella
cuando numeraba los cuadernos (como lo demuestra el hecho
de que les adhirió etiquetas), estaban entre los manuscritos
enviados a Moscú a finales de 1938, entre los que regresaron de
Moscú a Roma en 1945, y, finalmente, entre los que el PCI
confió al Instituto Gramsci, donde permanecen. Los encontré
en julio de 1991 en una de las dos cajas del Fondo Gramsci
donde se guardaban los manuscritos originales (así lo informé
por primera vez en las Proposte per una nuova edizione dei «Quaderni
del carcere», publicadas en 1992 en el boletín del Instituto
Gramsci «IG Informazioni», llamándolos, precisamente, 17bis y
17ter porque eran idénticos al Cuaderno 17 y, como este,
estaban visados por el director de la prisión Pietro Sorrentino).
Las portadas y las páginas 1a-2a y 40r se incluyeron en la edición
anastática de los manuscritos.
Sería apropiado ampliar la investigación y ver si también
bajo las etiquetas de las cubiertas y los lomos de los demás
cuadernos hay rastros de numeraciones anteriores. Pero incluso
sobre la base de los datos disponibles hasta ahora, me parece
que la explicación que he dado sobre las lagunas y correcciones
en la numeración de Tatiana aclara cualquier imaginaria
"dietrología". Considero imposible deducir de ello, no digo la
prueba, sino ni siquiera una sólida indicación de que uno (o más
de uno, según versiones planteadas posteriormente) de los
cuadernos de Gramsci, en algún momento (¿antes del envío a
Moscú? ¿después del retorno de los manuscritos a Italia?) haya
sido sustraído (¿por Sraffa? ¿por Togliatti?). Además, si la
sospecha de la desaparición de uno o más cuadernos se basa en
las imprecisiones y correcciones en la numeración de Tatiana,
también se debería concluir que el manuscrito o los
manuscritos presuntamente desaparecidos debían ser
73
GIANNI FRANCIONI
necesariamente de ese formato grande e incómodo que
Gramsci usó solamente en la primera mitad de 1932, siendo que
prefirió, antes y después de entonces, los cuadernos escolares
normales.
Lo que no encajaría bien con la suposición, que también se
planteo, según la cual el faltante sería un "cuaderno de las
clínicas", es decir, del período de Formia (desde diciembre de
1933 hasta agosto de 1935) o de Roma (desde agosto de 1935
hasta abril de 1937).
Finalmente, no me parece convincente en absoluto la idea
de que entre los manuscritos de Gramsci pudiera haber algunos
tan incómodos para el PCI, por su contenido, como para hacer
necesaria su desaparición. La posición crítica –"herética", me
atrevería a decir– de Gramsci respecto al marxismo de la
Tercera Internacional y la política de la Unión Soviética ya era
legible en los cuadernos disponibles, y no parece creíble que
fuera necesario eliminar uno o más cuadernos para ocultar esta
distancia. Si el motivo de la desaparición era la heterodoxia
teórica y política del autor de los cuadernos, el fantasmal
"agente de censura" de su pensamiento habría tenido que
eliminar todos, o al menos una buena parte de ellos.

74
VIEJOS PROBLEMAS Y NUEVAS
ADQUISICIONES: LOS ESCRITOS 1910-1926
Maria Luisa Righi

Por más de diez años Gramsci fue un periodista prolífico, sin


embargo, su nombre casi nunca aparece al pie de sus artículos:
solo unos cuarenta artículos llevan algún seudónimo que lo
identifica, siendo menos los que están firmados con su nombre;
unicamente conocemos de un caso en el que este figura en un
escrito publicado por él1. El anonimato caracterizó sus escritos

1
Se trata del informe al Comité Ejecutivo de la Internacional
Comunista de julio de 1920 aparecido en varias ediciones del órgano de la
Internacional. En italiano fue publicado sin firma, con el título Il movimiento
torinese dei Consigli di fabbrica [El movimiento turinés de los Consejos de
fábrica], «L’Ordine Nuovo», I, 73, 14 de marzo de 1921, pp. 1-2. El
artículo firmado se conserva en el Rossijskij gosudarstvennyj archiv
social’nopolitičeskoj istorii (Archivo estatal ruso para la historia socio-política),
Fondo 519, inv. 1, fasc. 89 y en copia en la Fondazione Istituto Gramsci,
75
MARIA LUISA RIGHI
desde que hizo sus primeras armas como periodista: su primer
artículo conocido es una breve corresponsalía firmada como
Gi., que el entonces estudiante de colegio envió desde
Aidomaggiore (un pueblo a pocos kilómetros de Ghilarza)2. En
1913, firmó dos contribuciones para el «Corriere universitario»
con el pseudónimo Alfa Gamma3, una revista estudiantil en la
que por lo general los artículos aparecían firmados. Cuando
inició su carrera trabajando como periodista en el «Avanti!» –el
10 de diciembre de 1915, como redactor de la recién nacida
edición turinesa, y al mismo tiempo colaborando en el
semanario local «Il Grido del popolo»– el anonimato se
convirtió en política específica del periódico. En efecto no
había pasado más de un año desde que Mussolini, entonces
director del «Avanti!» y líder de la corriente revolucionaria,
fuera expulsado del partido socialista por haber asumido una
posición favorable a la intervención italiana en la guerra al lado
de los países de la Triple Entente (posición contra el
neutralismo absoluto que Gramsci sostuvo públicamente)4.

Archivo Antonio Gramsci, Papeles personales, Sub-serie 1, fasc. Años


turineses. https://ro.uow.edu.au/gramsci/vol2/iss2/4/
2
A proposito d’una rivoluzione, «L’Unione sarda», XXII, 196, 26 de julio
de 1910, p. 2. La corresponsalía fue identificada y publicada por G. FIORI,
Vita di Antonio Gramsci, Laterza, Bari, 1966, p. 69 [G. FIORI, La vida de
Antonio Gramsci, Ediciones Península, Barcelona, 1968, p. 69] no siendo
comprendida en la edición einaudiana de la Obras.
3
Se trata de Per la verità y I futuristi, aparecidos el 5 de febrero y el 20
de mayo de 1913 respectivamente, identificados por Renzo Martinelli y
publicados por primera vez en «Studi Storici», 4, 1973, pp. 917-20; ahora
en A. GRAMSCI, Cronache torinesi 1913-1917, editado por S. Caprioglio,
Einaudi, Turín, 1980, en adelante Cronache torinesi, pp. 3-9.
4
Sobre el artículo A. GRAMSCI, Neutralità attiva ed operante, «Il Grido
del popolo», 31 de octubre de 1914 (Cronache torinesi, pp. 10-14), cfr. L.
RAPONE, Antonio Gramsci nella grande guerra, «Studi storici», 1, 2007, pp. 5-
96 y a nivel general ID., Cinque anni che paiono secoli: Antonio Gramsci dal
76
LOS ESCRITOS 1910-1926
Como consecuencia de esto, la dirección del PSI decidió «no
poner en el encabezado del periódico ningún nombre»: de esta
forma éste no correría «el peligro de convertirse en instrumento
de ideas, orientaciones y propósitos individuales»5. Como
recordará el mismo Gramsci: él tomará «a la letra el ecuánime
principio expuesto en Turín por Serrati según el cual un
periódico proletario debe ser anónimo y no debe servir de
vitrina a nadie»6, a lo que quedó siempre fiel. Como observó
Piero Gobetti escribiendo a Giuseppe Prezzolini: Gramsci fue
«un solitario en los primeros años» seguidamente continuó
trabajando «silenciosamente», dejando «a los demás recoger el
mérito, los frutos y los halagos» con una «modestia
verdaderamente rara»7. Esta decisión de anonimato hace muy
difícil identificar sus escritos periodísticos, consiguientemente
las atribuciones editoriales siempre serán pasibles a crítica. Un
breve excursus de las diversas ediciones ayudará a comprender
los problemas que actualmente tienen frente a sí los editores de
la sección Escritos 1910-1926 de la Edición nacional de los escritos de
Antonio Gramsci8.

socialismo al comunismo (1914-1919), Carocci, Roma, 2011. [El joven Gramsci.


Cinco años que parecen siglos (1914-1919), Prohistoria ediciones, Rosario,
2019. Trad. Juan Jorge Barbero; Riccardo Iorio].
5
Editorial sin título del «Avanti!», 23 de octubre de 1914.
6
A. G., Un giornale in liquidazione, un partito alla deriva: intermezzo semiserio,
«L’Unità», 16 de septiembre de 1925 (A. GRAMSCI, La costruzione del Partito
comunista: 1923-1926, Einaudi, Turín, 1971, p. 407).
7
La carta del 25 de junio de 1920 ahora en P. GOBETTI, Carteggio 1918-
1922, a cargo de E. Alessandrone Perona, Einaudi, Turín, 2003, pp. 119-
124, las citas en las pp. 120-121.
8
Cfr. F. GIASI, Problemi di edizione degli scritti pre-carcerari, «Studi storici»,
2011, 4, pp. 837-858, donde se consideran los proyectos editoriales que
no progresaron, comprendidos los rechazados por el mismo Gramsci; cfr.
también la introducción de L. RAPONE a A. GRAMSCI, 1917, Edición
77
MARIA LUISA RIGHI

1. Las ediciones Einaudi

En 1950 la primera selección de escritos periodísticos de


Gramsci publicados como volumen fueron las recensiones
teatrales aparecidas en el «Avanti!» entre 1916 y 1920,
organizadas como apéndice del sexto tomo de los Cuadernos de
la cárcel, Letteratura e vita nazionale [Literatura y vida nacional]9.
Entre 1954 y 1971, la misma editorial Einaudi, publicó 5
volúmenes10, sin embargo, en 1968, antes de que la obra fuera
concluida, Sergio Caprioglio publicó una selección de 105
nuevas atribuciones11. Luego, en 1974, la publicación de otros
100 nuevos artículos bajo cuidado de Renzo Martinelli12,
además del señalamiento de que algunos de los recogidos en las
Obras eran apócrifos, hizo evidente la necesidad de una nueva
edición.
La segunda serie de Obras, que comprendían las Cartas de la
cárcel de 1965 y la edición de los Cuadernos al cuidado de

nacional de los escritos de Antonio Gramsci, Istituto della Enciclopedia


Italiana, Roma, citado en la nota 21.
9
A. GRAMSCI, Letteratura e vita nazionale, Einaudi, Turín, 1950.
[Literatura y vida nacional, Juan Pablos editores, México, 1968].
10
ID., Scritti giovanili, 1914-1918 (1958); Sotto la Mole, 1916-1920 (1960);
L’Ordine Nuovo, 1919-1920 (1954); Socialismo e fascismo. L’Ordine Nuovo,
1921-1922 (1966); La costruzione del Partito comunista, cit.
11
ID., Scritti 1915-1921, nuevas atribuciones a cargo de S. Caprioglio,
Los cuadernos de «Il corpo», Milán, 1968, después Scritti 1915-1921. Inediti
dal Grido del popolo e dall’Avanti!, con una antología del Grido del Popolo,
editado por S. Caprioglio, Moizzi, Milán, (1976).
12
ID., Per la verità, Scritti 1913-1926, bajo cuidado de R. Martinelli,
Editori Riuniti, Roma, 1974.
78
LOS ESCRITOS 1910-1926
Valentino Gerratana de 197513, iniciaba una nueva edición de
los Escritos, que se proyectaba articulada en 7 volúmenes, sin
embargo después de la salida de los primeros 4, entre 1980 y
198714, los correspondientes al periodo 1921-1926 no salieron
nunca, aunque Sergio Caprioglio continuase trabajando en
estos15. Aún hoy, respecto a este periodo tan importante en la
vida política de Gramsci, es necesario recomponer
minuciosamente estos disjecta membra16, integrando los
volúmenes de 1966 y 1971 con cuanto fue publicado, o a veces
solo anunciado, en los estudios aparecidos durante los más de
cuarenta años trascurridos.
Esta segunda serie tuvo el mérito de publicar –en orden–
escritos que aparecieron en ediciones parciales o en revistas, de
asumir las propuestas de atribución desarrolladas por distintos
estudiosos, y de proponer varias nuevas y fundadas
atribuciones, especialmente por iniciativa de Caprioglio. A este
se debe también el descubrimiento en el Archivo Estatal de
Turín de los objetos de la Oficina encargada de la censura de la

13
ID., Lettere dal carcere, editado por S. Caprioglio y E. Fubini, Einaudi,
Turín, 1965; ID., Quaderni del carcere, editado por V. Gerratana, Einaudi,
Turín, 1975 en adelante Cuadernos.
14
Los volúmenes cubrían el periodo 1913-1920. Además de las
citadas Cronache torinesi 1913-1917, también A. GRAMSCI, La città futura
1917-1918 (en adelante, La città futura), editado por S. Caprioglio (1982);
ID., Il nostro Marx, 1918-1919, editado por S. Caprioglio (1984), y; L’Ordine
Nuovo, 1919-1920, editado por V. Gerratana y A. A. Santucci (1987).
15
Cfr. S. CAPRIOGLIO, Per l’edizione critica degli scritti di Gramsci. Un volo
per Mosca, en «Teoria politica e società industriale: Ripensare Gramsci»,
editado por F. SBARBERI, Bollati Boringhieri, Turín, 1988, pp. 336-342.
Sus investigaciones lo condujeron a proponer nuevas atribuciones en la
revista «Belfagor» (1987 y 1993). Caprioglio falleció en diciembre de 1996.
16
La definición es de V. GERRATANA, Note di filologia gramsciana, «Studi
storici», 1, 1975, p. 127.
79
MARIA LUISA RIGHI
ciudad, que todavía conservaba muchas placas de imprenta de
«Il Grido del popolo» y de la edición piamontesa del «Avanti!»,
sobre las cuales aparecen –borrados por el censor– los artículos
que no pudieron ver la luz17. Menos afortunada fue la decisión
de volver a publicar textos que se consideraban apócrifos18. En
cuanto a eso, la segunda edición no evadía la preocupación
expresada por Gerratana años antes: de que prevalezca «el mal
ejemplo de los tratadistas alejandrinos que no tenían reparo
alguno, con tal de engrosar sus colecciones, inflando con
escritos espurios el "corpus" de las obras aristotélicas»19. Otro
serio límite de aquella edición, como veremos con más detalle,
fue la decisión de volver a publicar los textos de la edición
anterior sin contrastarlos con los originales, aun cuando la
calidad de esas primeras transcripciones dejase mucho que
desear.
La Edición nacional es pues la tercera tentativa de publicar los
escritos de Gramsci, en cuya sección de Escritos 1910-192620
serán publicados todos sus trabajos periodísticos y políticos en
orden cronológico. Aquí presentamos los problemas que se
afrontaron hasta ahora y los nuevos resultados que emergieron
del trabajo de los primeros dos tomos: el primero, 1910-1916,
editado por Giuseppe Guida y por quien escribe, [publicado el

17
S. CAPRIOGLIO, Premessa a Cronache torinesi, cit., p. XV.
18
En Cronache torinesi Caprioglio publicó en forma vacilante y sin
advertencias otros 50 artículos, distintos de los demás por un carácter
tipográfico menor.
19
V. GERRATANA, Note di filologia gramsciana, cit., p. 127.
20
El plan de la obra, editada por el Istituto della Enciclopedia Italiana,
prevé la siguiente subdivisión en tomos: 1910-1916; 1917; 1918; 1919-20;
1921-mayo 1922; junio 1922-1924, y; 1925-1926. Algunos de los cuales en
más volúmenes.
80
LOS ESCRITOS 1910-1926
2019], y; el segundo, 1917, editado por Leonardo Rapone
[publicado el 2016]21.
El tomo 1910-1916 inicia con la corresponsalía de
Aidomaggiore y contiene las composiciones de italiano del
periodo escolar. Tres realizados durante el básico (1901 a 1903)
y cuatro durante el último año de colegio (1910-1911).
Recientemente fue encontrada la "copia en limpio" del trabajo
escolar Se un tuo compagno benestante…, de 1903, ya conocido pero
que ahora sabemos que obtuvo la máxima puntuación22. Entre
las novedades de estos primeros dos tomos se tiene una serie
de recensiones dedicadas a obras líricas y conciertos que abren
un nuevo capítulo sobre la relación de Gramsci con la música,
en el cual nos detendremos más adelante.
Los editores tuvieron que afrontar problemas específicos
relativos al establecimiento de los "primeros artículos"
gramscianos que en el pasado fueron muy poco analizados. Si
los problemas de atribución relativos a los artículos del
«L’Ordine Nuovo» ‒ligados a la constitución en torno a
Gramsci de un colectivo, cultural y políticamente, homogéneo‒

21
A. GRAMSCI, Scritti 1910-1926, Tomo 2: 1917, bajo cuidado de
Leonardo Rapone, con la colaboración de Maria Luisa Righi y la
contribución de Benedetta Garzarelli, Istituto della Enciclopedia Italiana,
Roma, 2016.
22
Agradezco a Giovanni Cocco por haber otorgado una copia de esta
a la Fundación Gramsci. Cfr. S. AMURRI, Il piccolo grande Gramsci, «Il Fatto
quotidiano», 12 de noviembre de 2011, p. 14. El ΄borrador΄ aparece en
Gramsci vivo nelle testimonianze dei suoi contemporanei, editado por Mimma
Paulesu Quercioli, Feltrinelli, Milán, 1977, pp. 16-17 [véase en el presente
compendio, pp. 315-334. NdE]. El otro trabajo, Oppressi ed oppressori
(1911), aparece en A. GRAMSCI, 2000 pagine di Gramsci, editado por G.
Ferrata y N. Gallo, vol. II, Lettere edite e inedite (1912-1937), Il Saggiatore,
Milán, 1964, pp. 13-15.
81
MARIA LUISA RIGHI
ya fueron planteados por sus más cercanos colaboradores23, los
dados por los primeros artículos fueron mucho menos objeto
de análisis. Trabajando como periodista, al comienzo de su
actividad, Gramsci se encontraba todavía definiendo su estilo y
posición política, en un contexto en el que el debate político al
interior del partido, después de la expulsión de Mussolini, no
fue particularmente vivo, al menos hasta la Revolución rusa.
Por otra parte, aun hoy el inicio mismo de la colaboración de
Gramsci en la prensa socialista es objeto de debate. Siendo
varias veces repetida por Gramsci la fecha de su contratación
en el «Avanti!», y constatado que la sección socialista de Turín
decidió dar vida a su publicación local los primeros días de
noviembre [de 1915], entre cuyos redactores se encontraba
«Gramsci»24, es legítimo preguntarse si hubiese colaborado
antes con artículos hasta ahora no reconocidos. De su vida
entre octubre de 1914 y finales de 1915 sabemos muy poco.

23
«No es siempre posible –escribe Ángelo Tasca– concluir con
absoluta seguridad que algún artículo sea de la pluma de Gramsci,
precisamente porque Gramsci incluía en la esfera de su pensamiento y su
expresión a aquellos que trabajaban con él, y que le eran cercanos» (citado
en G. BERTI, Appunti e ricordi. 1919-1926, en «Annali dell’Istituto
Giangiacomo Feltrinelli», VIII, 1966, p. 61). El mismo Gramsci afirmó:
«l΄"Ordine nuovo" produjo… comunistamente, porque los escritos
nacían de la convivencia espiritual y de la íntima colaboración de tres,
cuatro o cinco compañeros, de los cuales Gramsci era uno, otro Ángelo
Tasca y un tercero Palmiro Togliatti», Cronache dell’«Ordine Nuovo»,
«L’Ordine Nuovo», I, 17, 6 de septiembre de 1919, ahora en L’Ordine
Nuovo 1919-1920 [1987], cit., p. 196.
24
La noticia aparece en la Relazione morale della C[omissione] e[secutiva]
para el 1915 «Il Grido del popolo», 1° de abril de 1916. Cfr. M. L. RIGHI,
Gli esordi di Gramsci al «Grido del popolo» e all’«Avanti!» (1915-1916), «Studi
storici», 3, 2014, pp. 727-757. Sobre los años de formación intelectual y
política de Gramsci véase L. RAPONE, Gramsci giovane: la critica e le
interpretazioni, 4, 2011, pp. 975-991.
82
LOS ESCRITOS 1910-1926
Habiéndose hecho un «oso, por dentro y por fuera»25 dejó de
escribir a sus familiares, y, probablemente suspendió los
encuentros en la universidad con sus amigos, dado que también
faltan testimonios sobre este periodo, a excepción de algunas
notas de Angelo Tasca26.
Conscientes de que no siempre es posible reconocer una
marca personal en muchos artículos escritos «para el día»27, el
trabajo de la nueva edición estableció criterios adicionales:
análisis lexicales y estilísticos, asistidos incluso por un examen
del texto fundado en modelos matemáticos28; referencias
contenidas en los escritos atribuibles a él con certeza (alusiones
autobiográficas presentes en los escritos carcelarios y en las
cartas); análisis de la documentación contemporánea con el
propósito de reconstruir la vida de la redacción29; examen más
riguroso de los artículos de los demás redactores, por ejemplo
Giuseppe Bianchi, director de «Il Grido del popolo» y jefe en
redacción de la publicación local del «Avanti!», con quien
Gramsci compartía temáticas, secciones y un cierto estilo
polémico. Con mucha cautela, se recurrió a los pocos

25
Carta a Grazietta, Turín, s.f., pero de 1916, A. GRAMSCI, Epistolario,
I. Enero de 1906- diciembre de 1922, editado por D. Bidussa, F. Giasi, G.
Luzzatto Voghera y M. L. Righi, Edición nacional de los escritos de
Antonio Gramsci, Istituto dell’Enciclopedia Italiana, Roma, 2009, p. 166.
26
Cfr. G. BERTI, Appunti e ricordi, cit., pp. 45-46.
27
Carta a Tania del 7 de septiembre de 1931 en Lettere dal carcere, p.
480.
28
M. LANA, Individuare scritti gramsciani anonimi in un corpus giornalistico. Il
ruolo dei metodi quantitativi, «Studi storici», 4, 2011, pp. 859-880.
29
En el Fondo Serrati, conservada en copia en la Fondazione Istituto
Gramsci, entre la correspondencia de Giuseppe Bianchi, encontramos
también una nota firmada por Gramsci: una lista de 44 periódicos que la
redacción turinesa habría querido recibir «a cambio» (cfr. M. L. RIGHI, Gli
esordi di Gramsci, cit., p. 751).
83
MARIA LUISA RIGHI
testimonios dejados por quienes trabajaron a su lado. Estos
testimonios, por otro lado, son contradictorios precisamente en
uno de los puntos más controvertidos: Ottavio Pastore sostiene
que todos los textos con cursiva de la sección «Sotto la mole» ‒
las cursivas de tipo Tagliente que fueron el signo distintivo de
la publicación turinesa30‒ «son indiscutiblemente de Gramsci»;
de parecer contrario es Andrea Viglongo, según quien, antes de
mayo de 1916, ninguno de esos textos cursivos lo fue31, ambos
desmentidos por Gramsci en un artículo de 1921 quien
precisaba ser «autor de por lo menos la mitad de los «Sotto la
Mole» publicados hasta el 1ro de mayo de 1916 y casi todos los
publicados después»32, o hasta cuando Bianchi dirigió la
publicación turinesa del «Avanti!». En la edición de 1980 se
publicaron 100 de los 115 «Sotto la Mole» aparecidos en los 134
números que tuvo el periódico del 16 de diciembre de 1915 al
1ro de mayo de 1916, siendo unos 50 de estos clasificados
como de «atribución incierta». Llegar a identificar esa casi
«mitad» de «Sotto la mole» escrita por Gramsci «hasta el 1ro de
mayo de 1916», excluyendo de estos los que no le pertenecían,
se convirtió en un tema de discusión que todavía no encuentra
termino final. Menos incertezas presentan los artículos de 1917:
en el tomo aparecen 25 nuevas atribuciones, y una similar
cantidad de artículos que no se volvieron a publicar por
reputárselos no correspondientes.

30
Inaugurada por Bianchi el 16 de diciembre en el primer número, la
sección estuvo a cargo de ambos desde el inicio. pp. 748-749.
31
Ambos citados por F. GIASI, Problemi di edizione degli scritti pre-carcerari,
cit., p. 850.
32
Cronache della verità, «Falce e martello», 11 de junio de 1921, después
editado por R. Martinelli en Articoli sconosciuti di Antonio Gramsci del 1921 e
del 1915, «Critica marxista», 5, 1972, pp. 158-160, y en A. GRAMSCI, Per la
verità, cit., pp. 158-160 (donde sin embargo la frase aparece cortada).
84
LOS ESCRITOS 1910-1926

2. La "restauración" de los escritos

Para la preparación de ambos tomos se condujo una rigurosa


comparación con las reediciones impresas y las ediciones de
entonces. El trabajo se reveló efectivo tanto en el plano lexical
como sobre los contenidos, reservando muchas sorpresas.
Igual que la restauración de un cuadro muestra sus colores en
su brillo original y nitidez, así el lenguaje de Gramsci se revelaba
todavía más rico y variado, capaz de recurrir a un vocabulario
de antigua tradición literaria tanto como a los más recientes
neologismos. Las ediciones anteriores intervinieron los textos
con el propósito de "normalizarlos" corrigiendo las formas
ortográficas caídas en desuso o los términos de los que no se
entendía el sentido. Eran frecuentes entonces, especialmente en
los artículos recogidos por la primera serie de Obras, lagunas y
errores de transcripción. Si bien la Edición nacional no señala las
divergencias del texto con las anteriores ediciones, será útil dar
algunos ejemplos: En las ediciones anteriores se lee «bajo la
nariz»33 cuando en el periódico está escrito «bajo la vista»; «este
año»34 en lugar de «este invierno»; «cristalización»35 por
«cristianización»; el «normal y lógico», en vez de: el «regular y
lógico» desarrollarse de los acontecimientos36; Doria37 por

33
Diritto comune, «Avanti!», Cronache torinesi (puesto que nos referiremos
siempre a esta publicación, omitiremos la indicación), 22 de agosto de
1916, columna «Sotto la mole», Cronache torinesi, p. 504.
34
Bandiera greca, «Avanti!», 28 de septiembre de 1916, ibid., p. 561.
35
L’appello ai pargoli, «Avanti!», 31 de julio de 1916, ibid., pp. 459-460.
36
Una santa, «Avanti!», 5 de marzo de 1917, «Sotto la mole», La città
futura 1917-1918, pp. 77-79.
37
I denari son pochi, «Avanti!», 6 de enero de 1916, «Sotto la mole»,
Cronache torinesi, p. 54.
85
MARIA LUISA RIGHI
Loria; «centavitos del papá»38 en lugar de la planta herbácea
«soldini del papa». Y más: la escritora Maria di Borio no era una
«predicadora de virtuosismo»39, sino «de virtuismo»:
neologismo introducido por Vilfredo Pareto con un pamphlet
exitoso que denunciaba la hipocresía de todos aquellos que
pedían medidas de censura contra la literatura inmoral40. En el
artículo sobre Guido Podrecca, Voci d’oltretomba, definía
agotadas sus «bromas de poca monta» no «sobre el marido de
la amiga»41 sino sobre el «marido del alma», o el cura, según el
título de una conferencia popular de Podrecca42. Los errores
tipográficos en sentido propio, especialmente en el «Avanti!»,
son numerosísimos y muchos de ellos sugieren que Gramsci
38
Granelli, «Avanti!», 19 de marzo de 1917, «Sotto la mole», La città
futura 1917-1918, pp. 91-92.
39
La divina favella, «Avanti!», 27 de junio de 1916, «Sotto la mole»,
Cronache torinesi, pp. 408.
40
V. PARETO, Le mythe vertuïste et la littérature immorale, Riviere, Paris,
1911, notablemente ampliado en la edición italiana (Il mito virtuista e la
letteratura immorale, B. Lux, Roma, 1914). Cfr. Grande dizionario della lingua
italiana, fundado por Salvatore Battaglia, Utet, Turín, 1961-2003 (en
adelante GDLI), vol. XXI, p. 911; Grande dizionario della lingua italiana
dell’uso, dirigido por Tullio De Mauro, Utet, Turín, 1999 (en adelante
GraDIT), vol. VI, p. 1052. Gramsci utiliza el término en un trabajo escolar
del 21 de noviembre de 1910, retomándolo probablemente del artículo de
Pareto, Un’altra cometa, «Il Resto del carlino», 20 de octubre de 1910, en el
que se anunciaba la inminente publicación del libro.
41
Voci d’oltretomba, «Avanti!», 10 de abril de 1916, «Sotto la mole»;
luego en «Il Grido del popolo», 15 de abril de 1916, Cronache torinesi, pp.
248-249.
42
El opúsculo de G. PODRECCA, Il marito dell’anima, Mongini, Roma,
1907, tuvo numerosas reimpresiones. Podrecca desarrolló esta
conferencia también en Iglesias («L’Unione sarda», 29 de noviembre de
1910), noticia que no debió pasar desapercibida por Gramsci que en los
días anteriores siguió «con interés sus discursos» además de querer
conocerlo «personalmente» (R. Figari en Gramsci vivo, cit., p. 23).
86
LOS ESCRITOS 1910-1926
enviase a la tipografía sus artículos en manuscrito43. En algunos
casos el error es atribuible con certeza a Gramsci:
repetidamente en dos artículos menciona un Tritone, que debe
leerse Titone: aquel que «obtuvo de los dioses el poder de ser
perennemente joven y fuerte pero en la forma infecunda de una
cigarra de chirrido agudo»44. Incluso al citar los Paralipomeni della
Batracomiomachia de Giacomo Leopardi, Gramsci llama varias
veces Rodiformaggio, al personaje que en el poemita tiene el
nombre de Rodipane45.
Gracias a las posibilidades que ofrecen los recursos
informáticos se pudieron controlar ampliamente y mejor que
antes las formas lexicales, neologismos y posibles alusiones. El
trabajo sobre los textos confirma la receptividad de Gramsci a
los neologismos46 y alguna propensión a la onomaturgia
(‘experimentalería’, ‘historificable’, ‘homeristicamente’,
‘eutanasianos’). La anglofilia del joven Gramsci, puesta en

43
De igual forma interpretamos algunas sustituciones entre u y n, de
rn por m, de in y ri, de g, q y z (i. e. ʓ) y así sucesivamente: por ejemplo
‘quaglioni’ en vez de ‘guaglioni’; ‘invierten’ por ‘revisten’, etc., hasta ‘pigna’
[cono de pino] por ‘frigna’, [lagrimea] como se lee en el periódico en el
título Stenterello frigna, «Avanti!», 20 de marzo de 1917, La città futura, pp.
94-96.
44
Convenevoli, «Avanti!», 18 de agosto de 1916, «Sotto la mole», Cronache
torinesi, pp. 492-494 (donde la definición de "Titone antiguo", de Dante,
Purgatorio, IX, 1-3, se cambia a "Tritone antiguo"); mismo error en
Nestore e la cicala, 20 de agosto de 1916, ibid., pp. 501-502.
45
En Scenari vecchi e nuovi. XX settembre, «Avanti!», 20 de septiembre de
1916 (Cronache torinesi, pp. 551-553) y Il granchio e la marmotta, «Avanti!», 9
de mayo de 1917, «Sotto la mole» (La città futura, pp. 157-158). Entre los
errores no señalados también: prof. Scano (en I logaritmi e la quadratura del
circolo, «Avanti!», 1° de junio de 1917, ibid., p. 186), que se corrigió como:
Giuseppe Peano.
46
Cfr. V. ORIOLES, Retrodatazioni dagli scritti di Gramsci (1914-1920),
«Lingua Nostra», 4, 1981, pp. 112-117, e 2-3, 1982, pp. 69-72.
87
MARIA LUISA RIGHI
evidencia por estudios recientes47, también se extiende a su
léxico. No es raro el uso de términos con extranjerismos
puestos en circulación en la época: ‘scatina’ por skate, que
prefiere al francesismo ‘patinare’48, ‘magazzeni’ por las revistas
ilustradas definidas por los ingleses como ‘magazine’49, o
expresiones idiomáticas: «Como dicen los ingleses: […] en cada
agregado humano hay una décimo empobrecido»50; «Como
dicen los ingleses: es el hombre especialmente capacitado para
cumplir ese rol»51; hasta la expresión «guardar las apariencias»,
que estaba «de moda en China» y que fue importada a Europa
por los ingleses52.
47
Cfr. L. RAPONE, Cinque anni che paiono secoli, cit.; A. CARLUCCI, «Esseri
superiori all’ambiente in cui si vive, senza perciò disprezzarlo». Sull’interesse di
Gramsci per Kipling, en «Studi storici», 4, 2013, pp. 897-914 [véase en la
presente edición pp. 232-262. NdE].
48
Cfr. G. RIGUTINI, I neologismi buoni e cattivi più frequenti nell’uso odierno,
Librería editora C. Verdesi, Roma, 1886, p. 334. GDLI, vol. XVII, p. 978,
s. v. schettinare, schèttino / scàtino (dada en 1890); vol. XII p. 855 s.v. pattinare
/ patinare; GraDIT, vol. V, p. 964, schettinare, schettino / scattino / scatino, vol.
IV, p. 877, pattinare / patinare.
49
Cfr. A. PANZINI, Dizionario moderno, Hoepli, Milán, 1905, p. 290.
GDLI, vol. IX, p. 426, s. v. magazzino / magazzeno; se trata de un anglicismo
entrado en uso en el segundo Setescientos (las primeras apariciones
conocidas son las de Giuseppe Baretti); GraDIT, vol. III, p. 1089.
50
Acque passate, «Avanti!», 26 de marzo de 1916, «Sotto la mole»,
Cronache torinesi, pp. 218-219. Submerged tenth introducido por el fundador
del Ejército de Salvación William Booth, era utilizado también por Loria en
sus lecciones (cfr. A. LORIA, Corso completo di economia politica, compilado y
ordenado en base a las lecciones mantenidas en la Universidad de Turín
editado por el Dr. G. Fenoglio, Fratelli Bocca, Turín, 1910, p. 209).
51
Sichel, «Avanti!», 23 de septiembre de 1916, «Teatros», Cronache
torinesi, pp. 808-809.
52
Coincidenze e conseguenze, «Avanti!», 20 de septiembre de 1916, «Sotto
la mole», Cronache torinesi, p. 549 (también en la versión ampliamente
reelaborada, Per i bigotti, «Il Grido del popolo», 23 de septiembre de 1916).
88
LOS ESCRITOS 1910-1926
No se excluye que Gramsci después de haber frecuentado
en sus años académicos (1913-1914 y 1914-1915) los cursos de
literatura inglesa de Federico Olivero, que preveían el
aprendizaje del idioma, se formase en las traducciones de este:
además de la poesía de Rudyard Kipling If aparecida en la
columna «Sotto la mole» con el título Breviario para laicos53, se
debe hacer mención a la traducción de un clásico de la literatura
japonesa antigua (extraída probablemente de un escrito inglés y
firmada como A. G.) en el número correspondiente a abril de
la publicación mensual de la «Alleanza cooperativa» dirigida por
su amigo Ottavio Pastore54; y el mismo mes, a la novela de
Kipling, «traducida expresamente para los lectores del Grido»55.

La expresión "cuidar las apariencias" «en el mundo chino» aparece como


típica de Gramsci también en una carta de Tania a Sraffa del 5 de marzo
de 1933 (Sraffa, Lettere a Tania per Gramsci, introducción y edición de V.
Gerratana, Editori Riuniti, Roma, 1991, p. 243). Sobre la derivación china
de la expresión inglesa to save one’s face o to save face, cfr. Oxford English
Dictionary, Clarendon Press, Oxford, 1989, vol. V, p. 643, vol. XIV, p. 526.
53
«Avanti!», 17 de diciembre de 1916, Cronache torinesi, pp. 657-658,
sobre este: A. CARLUCCI, «Ser superior al ambiente en el que se vive sin por ello
despreciarlo» Sobre el interés de Gramsci por Kipling, en el presente compendio
pp. 232-262 [NdE].
54
La fanciulla lunare. Novella giapponese del X secolo, «Alleanza
cooperativa», 110, abril de 1916, pp. 7-8. Se trata de una síntesis de la
novela, que en la introducción y el final parece seguir a The bamboo-cutter
and the Moon Maiden en F. HADLAND DAVIS, Myths & legends of Japan,
Harrap & C., London, 1912, pp. 66-79. Se tenía disponible una traducción
italiana al cuidado de A. Severini, Il taketori monogatari, o sea La fiaba del
nonno tagliabambu [La fábula del abuelo cortabambú], Le Monnier, Firenze,
1880.
55
La moglie legittima, «Il Grido del popolo», 22 de abril de 1916.
También la novela His wedded wife (comprendida en la selección Plain Tales
from the Hills, 1888) fue publicada en italiano al cuidado de V. Rosa: I piccoli
racconti delle colline, Società editoriale milanese, Milán, 1908.
89
MARIA LUISA RIGHI
La comprobada pasión de Gramsci por las apologías y las
anécdotas extraídas de la literatura italiana y extranjera, de las
fábulas y los cuentos populares –de las novelas de Boccaccio56
al «ciclo animalesco de Renardo y Lesengrino»57 a la fábula
inspirada en el Panciatantra58– permitió a quien escribe
identificar dos artículos de 1916. En uno se cuenta con más
detalle la historieta, sintetizada en los Cuadernos, de «aquel
maestro artesano al cual fue entregado un bonito tronco de
madera de olivo, reservado para hacer una estatua de S. Pedro,
quien cortando de aquí y allá, corrige, prueba y termina tallando

56
Ser Ciappelletto, «Avanti!», 3 de septiembre de 1916, «Sotto la mole»,
Cronache torinesi, pp. 527-528.
57
Il gerente responsabile, «Avanti!», 1° de marzo de 1916, «Sotto la mole»,
ibid., pp. 167-168, entre los artículos de incierta atribución. El uso de
Lesengrino, más bien que de una de las variantes francesas de la epopeya
animalesca (Isengrin, Ysengrin o similar), induce a considerar que el autor
tuviese presente una versión en franco-trevigiano publicada por Emilio
Teza en 1869, Rainardo e Lesengrino (Pisa, Nistri), útil para los estudios
sobre el vulgar del veneto antiguo del que podría haber estado interesado
en la universidad (sobre el particular, cfr. G. SCHIRRU, Antonio Gramsci
studente di linguistica, «Studi Storici», 4, 2011, p. 932).
58
'L sindich, «Avanti!», 18 de diciembre de 1915, «Sotto la mole», ibid.,
pp. 38-39. La novela no está comprendida en la traducción que hizo su
profesor de sanscrito Italo Pizzi, Las novelas indianas de Visnusarma
(Panciatantra), Unione tipográfico editrice, Turín, 1896, ni en la traducción
de 1914 de Federico Verdinois de Il pancia-tantra, ovvero le Cinque Astuzie:
cento e più favole per divertire ed istruire la gioventù de Viscnu-Sarma (Casa
editrice Partenopea, Nápoles). Gramsci probablemente la inventó en la
cárcel, como se proponía al «rehacer la novelita de las Mil y una Noche»
(T 4, p. 39). Sobre este fragmento, cfr. A. MANGANARO, L’apologo del cadì
e il prigioniero. Sulle tracce di un appunto di Antonio Gramsci, en «Medioevo
romanzo e orientale», editado por M. Cassarino, Rubbettino, Soveria
Mannelli, 2009, pp. 171-182. Sobre la pasión por las historias, cfr. M.
BONINELLI, Frammenti indigesti: temi folclorici negli scritti di Antonio Gramsci,
Carocci, Roma, 2007.
90
LOS ESCRITOS 1910-1926
un mango de herramienta»59. En La statua e la lesina, aparecido
en el «Avanti!» el 26 de septiembre de 1916, escribe:

Una novelita popular cuenta cómo una vez en un pueblito, que es mejor
no nombrar, un Comité formado para regalar la estatua de un gran santo
a la iglesia parroquial, inducido por el espíritu de ahorro y por el sagrado
sentimiento de mentalidad localista, confía el trabajo al único tallador del
pueblo, dándole como material un magnífico tronco de madera de olivo
preparado para la ocasión. El pobre barnizador se puso con ímpetu a
trabajar el pedido, tallando aquí, modificando allá, al gusto y placer de los
distintos interesados, terminando por reducir el tronco a un juguetito, que
utilizó –para no botar a la nada la fatiga realizada– como material para
tornear una herramienta.

Y en el segundo, cuando Gramsci alude en dos cartas –de 1927,


primero a Tania y luego a Giulia– a una historieta de los «lentes
verdes», evidentemente contada en otro lugar. A Tania le
escribió el 15 de enero de 1927: «Estoy seguro de que ni tu ni
Giulia me creyeron; tal vez lo haga Delka cuando tenga más
edad y escuche contar la historieta junto a otras del mismo tipo
(la de los lentes verdes, etc.) igualmente verdaderas dentro de la
creencia popular». Y a Giulia el 2 de mayo: «también tu no
creerás mucho estas historias (lentes verdes, etc.) que en cambio
son bellas precisamente porque son verdaderas (realmente
verdaderas)»60. La historietita, más bien proverbial, se cuenta en
un artículo de agosto de 1916:

Es conocida la actitud de aquellos que viven en las montañas, de zapatos


gruesos y cerebros estrechos, cuando adornan el respetable rostro de sus
asnos con un par de lentes verdes grandes. Las inocentes bestias así

59
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, T 4, p. 39.
60
Lettere dal carcere, pp. 41 y 88.
91
MARIA LUISA RIGHI
confunden la paja seca con yerba fresca, creyendo disfrutar de una eterna
primavera61.

3. Gramsci y la música

La sección «Teatros» se encontraba entre las responsabilidades


que Gramsci tenía a su cargo en la redacción turinesa del
«Avanti!». Las anteriores ediciones se limitaron a publicar las
reseñas referidas al teatro de prosa y solo excepcionalmente las
que trataban del teatro musical62, que sin embargo en la sección
aparecen en una medida más relevante. Los encargados de la
nueva edición decidieron incluirlas ampliamente, habiendo
madurado –respecto la relación de Gramsci con la música– una
idea distinta, de la establecida en el tiempo63. La imagen de un

61
L’Ente dei consumi e le lepidezze del «Momento», «Avanti!», 14 de agosto
de 1916. Otro elemento de atribución de este artículo es la mención a la
«mujer de Cipro de la que cuenta Boccaccio» (BOCCACCIO, Decameron, I,
9.).
62
La definición «Crónicas teatrales» se debe a Italo Calvino que con
la casa editorial Einaudi participó de la preparación de Letteratura e vita
nazionale [Literatura y vida nacional] (cfr. su carta a Felice Platone, 13 de
noviembre de 1950, citada en Togliatti editore di Gramsci, editado por C.
DANIELE, Carocci, Roma, 2005, p. 119). Caprioglio (Premessa a Cronache
torinesi, p. X) propició la decisión de excluir las recensiones de «temas
musicales» «por su incierta y difícil atribución», «por cuanto los
testimonios concuerdan en dar por excluida la presencia de un solo
encargado en asuntos musicales en la redacción turinesa del ″Avanti!″».
En el segundo volumen modificó en parte sus criterios incluyendo
distintas recensiones de operetas.
63
Cfr. por ejemplo, el parecer del ilustre musicólogo Q. PRINCIPE,
Quest’Italia non ha più orecchio, «Il Sole 24 ore», 11 de septiembre del 2011,
http://www.ilsole24ore.com/art/cultura/2011-09-10/questitalia-
orecchio-183800.shtml?uuid=A. Principe hace corresponder la ausencia
92
LOS ESCRITOS 1910-1926
Gramsci poco interesado en la cultura musical se construyó
probablemente bajo el influjo de la escasa presencia de
referencias a la música en las Cartas y en los Cuadernos. Incluso
un pasaje de una carta a Giulia inducía a pensar que a Gramsci,
en general, no le gustase:

Un elemento que ciertamente no tomas en cuenta es cómo yo a menudo


te haya insistido para que dediques una parte de tu tiempo a la música
(creo que te hizo una mala impresión el hecho de que una vez: o me haya
salido o te haya dado muestras, de algún modo, de no soportar la música:
me encontraba realmente mal, en condiciones nerviosas deplorables y el
sonido me limaba los nervios hasta hacerme dar convulsiones)64.

Precisamente la lectura de un artículo en el «Avanti!» de 191665


nos empujó a repensar la cuestión completamente. El autor
anónimo nos cuenta la irritación que le produjo un público de
«simios»66 que asistió al concierto de una joven pianista más por

de la música en la reflexión de Gramsci a su formación gentiliana: «La raíz


filosófica neohegeliana, orientada hacia una colocación de la música a un
nivel inferior, subcultural y "manual", actuó poderosamente, por
desgracia, desde De Sanctis a Croce, Gentile y al mismo Gramsci, […]
gentiliano por formación de base, como lo demostró irrefutablemente
Augusto Del Noce». De distinta opinión, L. PESTALOZZA, Gramsci, la
lingua, la musica: oggi, «L'Asino di B», 7,2002
(http://www.lasinovola.it/doc/AsinoB07.pdf), quien subraya la
oposición de Gramsci a la «crociana autonomía estética del arte separada
de la historia».
64
Carta a Giulia, 28 de marzo de 1932, en Lettere dal carcere, pp. 597-
598.
65
Concerti e sconcerti al liceo musicale, «Avanti!», 17 de mayo de 1916.
66
A «simios más o menos amaestrados» se hace referencia también
en el relato de otro concierto, precisamente el de la pianista Helena
Morsztyn, «Avanti!», 7 de marzo de 1917, sección «Teatros» (que fue
recogido en el tomo Escritos 1917 de la Edición nacional). Sobre el «simio
como metáfora de lo vacío, la insuficiencia, el mero ruido y la teatralidad
93
MARIA LUISA RIGHI
mundanismo que por amor a la música. Irritado por el
«desconcierto de nervios» y por «un martillo de metal» que le
«retumba[ba] la caja craneal» (como le «limaba los nervios» el
violín de Giulia), el cronista abandonó la sala antes del final, aun
apreciando el talento de la pianista.
¿Cómo juzgar entonces las recensiones "musicales" que
aparecen mayormente en la sección «Teatros» y en el resto de
la publicación? ¿Cuál es la relación de Gramsci con la música?
Sabemos que era un apasionado de la música popular sarda, la
cantaba y podía tocarla en el pequeño acordeón67, mientras sus
hermanas tocaban la mandolina y la guitarra68. Su interés por la
música "culta" se conoce por el testimonio de un compañero
de colegio, Renato Figari: «el teatro de prosa y la lírica […] eran
algunas de sus pasiones» aun cuando en Cagliari no pudo
cultivarlas como habría querido por falta de medios
económicos69. El abono de corresponsal de la «Unione sarda»70
podía haberle permitido acceder a los espectáculos a precios
más baratos, tanto más porque parece que el periódico utilizase
con frecuencia el trabajo de colaboradores anónimos jóvenes
para las recensiones teatrales71.

sin interés en la capacidad de realización», tomada de Kipling y convertida


en topos de la prosa gramsciana, se detuvo últimamente L. RAPONE, Cinque
anni, cit., p. 134.
67
Testimonio de Dino Frau en G. FIORI, Vita di Antonio Gramsci, cit.,
p. 61. [G. FIORI, La vida de Antonio Gramsci, cit., p. 61. NdE].
68
A. GRAMSCI, Epistolario, I, cit., p. 20 (carta a su madre del 18 de
marzo de 1909).
69
Gramsci vivo, cit., p. 22.
70
A. GRAMSCI, Epistolario, I, cit., p. 46.
71
G. PODDA, Alle radici del nazional-popolare: Gramsci studente a Cagliari,
en Gramsci e il Novecento, editado por G. VACCA en colaboración con M.
LITRI, Carocci, Roma, 1999, vol. 2, p. 183.
94
LOS ESCRITOS 1910-1926
Su pasión por la prosa y la lírica lo llevaba a imitar incluso a
ciertos ídolos de la época: desde el tenor Pietro Schiavazzi,
verdadera gloria local, pupilo de Mascagni, al matador de la
prosa Ermete Zacconi. Procurarse las entradas en la parte
superior del palco a veces iba en menoscabo de las comidas,
mas no faltaba a las presentaciones del Teatro Cívico y del
Teatro Margherita. Veía de todo, desde la tragedia
shakespaeriana al melodrama de Verdi, de la comedia ligera al
gran drama pasional72.
Figari recuerda que, en 1913, habiendo encontrado a
Gramsci por las calles de Turín y sabiendo de su gusto por
«apreciar la buena música», lo invitó a casa del pianista Guido
Davide Nacamuli, su compañero de universidad:
Primero se mostró titubeante, luego aceptó. Eran las once y media de la
mañana. Nacamuli se sentó en el piano y comenzó a tocar. Recuerdo que
tocó Rapsodia húngara de Liszt, la Pastoral de Beethoven y otras piezas. Toco
sin interrupciones hasta las dos y media de la tarde y nosotros estuvimos
allí escuchando olvidándonos inclusive de haber almorzado. El rostro de
Gramsci revelaba plena concentración haciendo ver que entendía y
apreciaba tanto la calidad de la música como la capacidad del intérprete.73

Pía Carena, a quien pude preguntar sobre los gustos musicales


de Gramsci y si Richard Wagner estuviese entre sus autores
favoritos, respondía:

Wagner si, aunque no todo. Algunas páginas de la Valquiria, cuando se


abren las puertas en primavera, ese canto que sabe por demás de italiano,

72
Gramsci también alude a sus sonoras protestas desde la "galería del
teatro" en una carta a su madre desde Cagliari. A. GRAMSCI, Epistolario, I,
p. 51.
73
Gramsci vivo, cit., p. 25.
95
MARIA LUISA RIGHI
de nuestra música, el Canto de abril […]. Y luego el Tristano. […] No, no
era un wagneriano decidido. Tenía sus preferencias74.

Otro episodio se compone del valor que Gramsci le atribuía a


la música clásica. En ocasión del retorno de Arturo Toscanini a
Turín –contaba Vincenzo Bianco–, a pesar de los difíciles
momentos atravesados por el movimiento de los consejos a
finales de octubre de 1920, Gramsci,
hizo de todo para obtener mediante la «Alleanza cooperativa» un
espectáculo a precios reducidos. También a nosotros los obreros se nos
ofrecía la posibilidad de escuchar y entender la música sinfónica.
Vendíamos las entradas en todos los círculos, en todas las casas
populares y también a través de «L’Ordine Nuovo».75

El mismo Gramsci rememoró el episodio a Sandro Pertini en


la cárcel de Turi, quien nos lo conto así:
por esos años Toscanini visitó Turín para realizar dos conciertos
sinfónicos en el Teatro Regio y, dirigiéndose a Gramsci un grupo de
obreros le dijo: «Nosotros también queremos escucharlo». Gramsci
inmediatamente se hizo intérprete de ese deseo; algunos a quienes
recurrió, sonrieron escépticos. Se acercó me parece a algunos dirigentes
de la misma FIAT. Luego, obtuvo finalmente que se diese un concierto
en el Teatro Regio solo para trabajadores. «También», me contó en Turi,
que «después del concierto, que no era de música ligera, sino que
comprendía incluso la Quinta sinfonía de Beethoven y otras, Toscanini
hizo esta declaración: "sentí distintas satisfacciones frente a distintas
plateas, sin embargo la más grande la acabo de sentir aquí, frente a este

74
P. CARENA, A. LEONETTI, Una donna all’"Ordine Nuovo", aparecido
en «Rinascita» en 1969, luego en A. LEONETTI, Note su Gramsci, Argalìa,
Urbino, 1970, pp. 105-110. A la pregunta de si a Gramsci le gustaba la
opereta, Carena respondió: «Oh si, lo divertía: ese hombre en el fondo era
un adolescente, que no sacaba a la luz nunca, pero que vivía en él».
75
Gramsci vivo, cit., p. 31.
96
LOS ESCRITOS 1910-1926
público de obreros, que verdaderamente entiende y siente la música que
dirijo"».76

El episodio ocurrió en 1919, el 4 de junio, cuando se tuvo un


concierto a precios populares, durante el cual Toscanini dirigió
la Obertura n. 3 «Leonora» de Beethoven –no la Quinta sinfonía–,
así como también composiciones de Mozart, Roger-Ducasse,
Respighi y Wagner77. En aquella ocasión –como recordaba
correctamente Gramsci– Toscanini declaró a la «Stampa» que
el concierto popular fue «una de las emociones más profundas
que [le había] dado [su] arte»78.
Toscanini también llegó a Turín en 1916, dando una serie
de conciertos, en cuya ocasión la publicación local del «Avanti!»
dedicó un destacado número de «Sotto la mole»79 y otros cuatro
artículos (9, 10, 12 y 14 de mayo), algunos atribuibles a Gramsci,
otros todavía sometidos a examen.
En los artículos hasta aquí atribuidos a Gramsci no faltan
referencias a los grandes compositores sinfónicos, a la historia
de la música y a la opera lírica80, si bien no muchos, todos

76
Ibid, p. 214.
77
Cfr. Il concerto… quasi popolare, «Avanti!», ed. piamontesa, 4 de junio
de 1919, p. 3. La Quinta de Beethoven fue dirigida por Toscanini el 30 de
octubre de 1920, en otro clima político: el día anterior una manifestación
fascista se transformó en la agresión a choferes y ferroviarios, y un intento
de asalto al «Avanti!» piamontes. En esta ocasión, por otra parte, no se
dieron conciertos a precios populares.
78
L’anima popolare nei concerti orchestrali, «Stampa», 5 de junio de 1919.
79
Omaggio a Toscanini, «Avanti!», 7 de mayo de 1916, «Sotto la mole»,
Cronache torinesi, pp. 295-296.
80
En Omaggio a Toscanini, cit., se cita a Wagner como «creador
desinteresado de belleza». Otras referencias a la producción teórica del
compositor alemán se encuentran en "La nemica" di Dario Niccodemi,
«Avanti!», 9 de noviembre de 1916, sección «Teatros» (Cronache torinesi, pp.
817-818). En Sfogo necessario («Avanti!», 4 de junio de 1916, sección
97
MARIA LUISA RIGHI
cercanos a los dedicados al melodrama en los Cuadernos81,
considerando que en la época escuchar música era posible solo
asistiendo a las presentaciones en vivo (las reproducciones
mecánicas, además de raras, no superaban los pocos minutos y
se limitaban a Arias de ópera), las escasas notas de las que
disponemos sin embargo testimonian el hecho de que Gramsci
frecuentaba las salas de concierto y a los teatros. También sus
ficheros bibliográficos redactados entre 1910 y 1912
comprueban su interés por la experiencia musical82, donde
aparecen una decena de artículos sobre asuntos musicales: de
Pergolesi a Wagner, de Mozart a Schumann, de Beethoven a las
discusiones sobre la enseñanza musical del Congreso de Música
de Milán en 1908, informados mayormente en el «Marzocco».
Además, en la publicación turinesa del «Avanti!» tuvo que
colaborar otro recensor, más pródigo en elogios y con gustos
musicales diferentes. Alguien que tuvo que haber vivido en
Turín mucho antes que Gramsci y los demás redactores del

«Teatros», ibid., pp. 795-796) vuelve sobre el éxito de Toscanini y Mascagni


como ejemplos de que la calidad no perjudica «la caja». En Demagogia
artistica («Avanti!», 15 de enero de 1917, ibid., pp. 705-707) se valora a
Debussy, Palestrina y Monteverdi, y se muestra conocer bien la Storia
universale della musica de Hugo Riemann. Para una reseña, cfr. F. TODDE,
Gramsci e la musica, en Il Pensiero permanente. Gramsci oltre il suo tempo, editado
por E. ORRÙ y N. RUDAS, Tema, Cagliari, 1999, pp. 388-398.
81
Cfr. las voces Melodramma, Musica, Verdi, en Dizionario gramsciano.
1926-1937, a cuidado de G. LIGUORI, P. VOZA, Carocci, Roma, 2009; P.
VOZA, La ″fortuna popolare″ di Verdi nei ″Quaderni″ di Gramsci, «Critica
marxista», 1, 2001, pp. 61-66; y A. ERRICO, Giuseppe Verdi: il "nazionale-
popolare" in musica, en Il nostro Gramsci, editado por A. D’ORSI, Viella, Roma,
2011, pp. 129-135.
82
El fichero, o mejor, lo que le sobrevivió, se conserva en el Archivo
Antonio Gramsci (Papeles personales, Subserie 1, 1891-1926, fasc. Años
turineses); en vista de su publicación para la Edición nacional, cada título fue
integrado por un abtract realizado por Stefania Miccolis.
98
LOS ESCRITOS 1910-1926
«Avanti!» local, puesto que recordaba los conciertos de
Toscanini cuando era director del Teatro Regio de Turín (entre
1895 y 1898) y a otros artistas que se exhibieron en la ciudad a
inicios del siglo83. No se excluye que esa mano intervenga en el
«Sotto la mole» L’Inno delle Nazioni del 20 de junio de 191684, el
cual –con la exaltación de la «sublime» «melodía verdiana», los
corazones «pulsantes», las «benditas lágrimas como fuentes que
brotan de los ojos» y los «sagrados años del Risorgimento
nacional»– es llamativo por su «insólito entusiasmo» y por un
«esfuerzo oratorio, de verdad poco ″gramsciano″»85. Solo en el
íncipit se reconocen alusiones gramscianas: en el sarcasmo
destinado a aquellos «antropólogos de pacotilla» que fundiendo
las fotografías de los soldados de los distintos ejércitos
proporcionaron «la aparición teratológica de un tipo no
solamente irreal sino, principalmente, falto de armonía»86. Se
debe tener en cuenta que Gramsci, en calidad de redactor, podía
en muchos casos haber corregido y a veces integrado artículos
de colaboradores ocasionales del periódico, proporcionando a
estos esas partes que pueden hacerlos parecer suyos87.

83
En "La Bohême" en el Regio «Avanti!», 21 de diciembre de 1916, se
recuerda la interpretación del joven barítono Taurino Parvis (1879-1957)
quien se presentó en Turín en 1902. A este colaborador deben atribuirse
las reseñas de la «Caballería rusticana» de Mascagni (27, 29, 31 mayo y 1°
de junio de 1916); la «Bohème» de Puccini (12 de junio y aquella citada
arriba), y otras más (27 de junio, 9 de septiembre y 6 de noviembre).
84
Cronache torinesi, pp. 389-391.
85
F. TODDE, ob. cit., p. 392.
86
También en los Cuadernos de la cárcel la teratologia, ciencia que
estudiaría las malformaciones genéticas, es considerada sinónimo de
aberraciones de carácter cultural e intelectual.
87
Entre estos véase el artículo firmado como A. G., I ricorsi della storia
e le vicende delle cotoniere, «Il Grido del popolo», 9 de diciembre de 1916,
Cronache torinesi, pp. 635-641. Solo el primer párrafo parece tener alusiones
99
MARIA LUISA RIGHI
La selección operada de la sección «Teatros», sin discernir
la contribución de Gramsci por género, sino por estilo y
contenido, se valida por la coherencia con la que juzga tanto al
teatro de prosa como el teatro musical. Si el «más grande vicio
del carácter de los italianos es precisamente la falta de
sinceridad» y si «es necesario no cansarse nunca de combatir»
contra «la mentalidad masónica y jesuita» que rige «formas de
vida equivocas, falsas e hipócritas»88, también el teatro es
valorado por Gramsci por su integridad –«el teatro dialectal fue
en Italia una gran escuela de franqueza»89– contrapuesta a las
«hipócritas declamaciones retóricas»90. Así en las crónicas
musicales también se liquida la obra Le maschere de Mascagni
por tratarse de «hipocresía: esfuerzo cultural e histórico
superior a la emotividad artística del autor»91, mientras se estima
el «ánimo beethoveniano, que rechaza toda hipocresía», de la

‘gramscianas’, mientras la larga y detallada evocación de la huelga de 1906


podría señalar al dirigente sindical Adolfo Giusti, cuyas iniciales en el
pasado indujeron a atribuirle sus artículos a Gramsci (cfr. F. GIASI,
Problemi di edizione degli scritti pre-carcerari, cit., p. 853). A validarnos en esta
opinión está la relación de la sección «Bataglie proletarie» (o, más
frecuentemente, «Bataglie del lavoro»), en dependencia directa de la
Cámara del Trabajo, donde no aparecen artículos de Gramsci.
88
La rinascita gesuitica, «Avanti!», 15 de enero de 1917, Cronache torinesi,
pp. 701-704.
89
Ridicolo e comico, «Avanti!», 6 de marzo de 1916, «Sotto la mole», ibid.,
pp. 763-764.
90
Teatro e cinematografo, «Avanti!», 26 de agosto de 1916, sección
«Teatros», ibid., pp. 802-804. Sobre la categoría de la hipocresía, cfr. E.
BELLINGERI, Dall’intellettuale al politico. Le "Cronache teatrali" di Gramsci,
Dedalo, Bari, 1975, pp. 43-70.
91
"Le maschere" di Pietro Mascagni, «Avanti!», 9 de junio de 1916, sección
«Teatros».
100
LOS ESCRITOS 1910-1926
pianista Helena Morsztyn92. La continuidad de sus juicios y de
sus gustos musicales, se muestran congruentes tanto en sus
breves crónicas como en artículos más amplios, donde la prosa
de Gramsci se presenta claramente reconocible. Entonces: si en
1916 las alusiones a Puccini son coherentes pero fugaces (la
«mediocridad» de la Boheme93, las «arrugas de viejita precoz» de
La Fanciulla del West, los pocos «valores musicales» de Madama
Butterfly que gusta al público por el «contenido sentimental y
dramático de la obra que no tiene nada que ver con el sonido,
reducido a simple acompañamiento, con carácter marginal, sin
un entramado propio y esencialmente característico»94), en 1917
dedica también al último trabajo de Puccini, La Rondine, una
amplia "aniquilación", definiéndola «melodrama sin pasión y
opereta sin gracia»95.
La amplia censura que golpeó la columna «Teatros» el 2 de
junio de 1916, dedicada a L΄ultima della "Cavalleria" de Mascagni,
parece confirmar la intervención de Gramsci también en la
preparación de las recensiones de los espectáculos líricos, la
cual se encuentra pintada de blanco en 59 de sus 69 líneas, lo
que probaría cuan estrecha fuese la relación entre crítica musical
y crítica social en sus artículos.
Si bien el periódico apareció a finales de 1915, Gramsci –al
terminar 1917– había impreso una fisonomía precisa y especial
a la prensa socialista turinesa, cuya calidad incluso estaban
92
Helena Morsztyn (7 de marzo de 1917), cit. También es entusiasta la
recensión del concierto del año anterior: Helena Morsztyn al Vittorio,
«Avanti!», 14 de junio de 1916, sección «Teatros».
93
"La Bohème" al Chiarella, «Avanti!», 25 de enero de 1916, sección
«Teatros».
94
"Madama Butterfly" al Chiarella, «Avanti!», 2 de noviembre de 1916,
sección «Teatros».
95
"La Rondine" al Chiarella. 3 actos de G. Adami música de G. Puccini,
«Avanti!», 2 de noviembre de 1917, sección «Teatros».
101
MARIA LUISA RIGHI
obligados a reconocer los adversarios: cuando era inminente el
cierre de la publicación turinesa del «Avanti!» el semanario
nacionalista de Turín «La Patria», dirigido por el tantas veces
atacado Riego Girola Tulin (apodado «Tupin» por la prensa
socialista –en piamontés: tonto), tuvo que admitir que «la edición
turinesa del ΄Avanti!΄ representaba una contribución diaria a ese
periodismo vivo y dinámico, cuyos horizontes van más allá de
la "puñalada con diez días de impedimento" y de la falsa ilusión
por el impuesto sobre los perros», de los cuales se encargaban
a menudo las publicaciones locales, confesando que como
periodistas sentirían la ausencia96.

96
L’Avanti torinese è morto, «La Patria», 39, 18 de noviembre de 1917,
p. 2.
102
VIEJOS PROBLEMAS Y NUEVAS
ADQUISICIONES: EL EPISTOLARIO
Eleonora Lattanzi

¿Recuerdas lo que
Bianco te dijo el ‘23
cuando estaba
partiendo? Desde su
perspectiva, Bianco tenía
razón; siempre tuve una
aversión invencible a la
epistolografía. Sin
embargo, desde que estoy
en la cárcel, he escrito al
menos el doble de cartas
que en el periodo
anterior: debo haber
escrito más de 200
cartas, ¡un verdadero
horror!1

Estas referencias de Gramsci a su relación con la


"epistolografía" datan de 1929 y son esclarecedoras para
entender los cambios determinados por su encarcelamiento y el
paso de la «aversión» por la escritura de cartas a la consideración
de esta como «uno de los momentos más intensos de vida»2.
Un cambio que explica la diferencia cuantitativa entre la
correspondencia carcelaria y la de los años anteriores;
desproporción que se profundiza por la considerable dispersión

1
A Giulia Schucht, 20 de mayo de 1929, en A. GRAMSCI, Lettere dal
carcere, S. Caprioglio y E. Fubini, Einaudi, Turín, 1965, p. 274.
2
A Tatiana Schucht, 9 de diciembre de 1926, en A. GRAMSCI, T.
Schucht, Lettere 1926-1935, C. Daniele y A. Natoli, Einaudi, Turín, p. 6.
103
ELEONORA LATTANZI
y la difícil recuperación de la documentación3. Actualmente, en
el Archivo Gramsci se conservan 664 cartas firmadas y enviadas
por él4 a partir de 1908, desde Santu Lussurgiu, Cagliari, Turín,
Moscú, Viena y Roma, que fueron sus principales lugares de
residencia hasta noviembre de 1926, y durante los once años de
encarcelamiento. Si además se tiene en cuenta la
correspondencia recibida, el corpus –bastante articulado–
comprende 1.786 documentos que, mediante legados,
investigaciones y hallazgos de distinta índole, permiten afinar el
conocimiento sobre su biografía, sus relaciones establecidas y
las circunstancias en las que las cartas fueron redactadas o
recibidas, permitiéndonos encontrar con menos dificultad ese
«hilo conductor» de su experiencia «que parte desde los tiempos
de su juventud y se desarrolla progresivamente»5.
Las primeras comunicaciones epistolares con su familia6 se
remontan a su traslado a Santu Lussurgiu, donde fue para
estudiar en la escuela local. Sin embargo, a partir de octubre de
1908 (después de inscribirse en el instituto Dettòri de Cagliari),

3
Sobre la historia del archivo, E. LATTANZI, L’archivio Antonio Gramsci:
criteri di riordinamento di un ‘totem di carte’, en «Nuovi annali della rivista per
archivisti e bibliotecari», Año XXVII, 2013, pp. 177-194.
4
Se excluyó del conteo a una gran parte de las cartas políticas
conservadas en los diversos fondos de archivo de la Comintern, en el
Rossijskij gosudarstvennyj archiv social’nopolitičeskoj istorii (RGASPI, Archivo
Estatal Ruso para la Historia Socio-política) de Moscú y en copia en la
Fundación Gramsci (en adelante FG).
5
P. TOGLIATTI, Il leninismo nel pensiero e nell’azione di A. Gramsci
(Appunti), ahora en ID., La politica nel pensiero e nell’azione, G. VACCA y M.
CILIBERTO, Bompiani, Milán, 2014, p. 1122.
6
A. GRAMSCI, Epistolario, I, (1906-1922), G. Luzzatto Voghera, D.
Bidussa, F. Giasi y M. L. Righi, con la colaboración de L. P. D’Alessandro,
B. Garzarelli, E. Lattanzi y F. Ursini, Roma, Istituto dell’Enciclopedia
italiana, 2009, pp. 3-6 (en adelante Epistolario, I).
104
EL EPISTOLARIO
Gramsci comenzó a mantener una correspondencia regular con
sus familiares en Ghilarza, lo suficientemente rica como para
restituirnos el cuadro de sus relaciones familiares: desde la
conflictiva con su padre, considerado negligente en la provisión
para su hijo que «no puede tener ningún otro medio que no sea
el que le llega de su familia»7; a la privilegiada con su hermana
Teresina –compañera de lectura de periódicos y revistas como
«Tribuna Illustrata» y «La Domenica del Corriere»8. La
correspondencia con su madre, por otro lado, fue
completamente ocasional durante este período en Cagliari.
En esta perspectiva, también es significativa la
correspondencia del período universitario en Turín, adonde
llegó en noviembre de 1911. Aunque incompleta, la
correspondencia refleja los cambios y las rupturas en la vida del
joven Gramsci, empezando por el debilitamiento de sus
relaciones familiares. La relación con su padre, en particular, se
fue deteriorando hasta anularse por completo: la última carta
dirigida a él, «escrita con rabia y desesperación en el corazón»9,
data de noviembre de 1913. Desde este punto de vista, los años
entre 1914 y 1916 fueron vividos, según escribió Gramsci,
como «un oso, por dentro y por fuera», «todo para el cerebro y
nada para el corazón», habiendo cortado «uno a uno los hilos
que lo unían al mundo y a las personas»10. A la correspondencia
familiar se sumó en este período la correspondencia con
algunos compañeros universitarios como Cesare Berger,
Giovanni Vittorio Amoretti y sobre todo Angelo Tasca. Las
cartas de este último, escritas entre 1912 y 1913, dan cuenta de

7
A su padre, 24 de mayo de 1910, ibid, p. 42.
8
Véanse como ejemplo las cartas a Teresina, ibid, p. 17 y p. 33.
9
A su padre, ibid, p. 151.
10
A Grazietta [1916], ibid, p. 166.
105
ELEONORA LATTANZI
las primeras fases de esa «amistad... potencial, en formación»11,
una de las más significativas para la maduración intelectual y
política de Gramsci. Lamentablemente la pérdida de las misivas
dirigidas a Tasca no permite profundizar en esta dirección.
Aunque extremadamente limitada, la correspondencia de estos
años también revela el progresivo aumento del compromiso
político y periodístico. Si algunas cartas firmadas por él se
conservaron en los archivos de los destinatarios (como la carta
a Oddino Morgari)12, otras probablemente se perdieron debido
a las adversidades que pronto afectaron a los «revolucionarios
profesionales». Además, probablemente se perdió gran parte de
la correspondencia recibida durante su actividad periodística y
política después de la destrucción de las sedes de los periódicos
en los que Gramsci trabajaba13, mientras que la dispersión de
su correspondencia privada puede atribuirse a diversos
factores, entre ellos la partida a Moscú (designado a representar
al partido ante el Comité Ejecutivo de la Internacional
Comunista), tras lo cual Pia Carena «recogió la habitación de
Antonio» y «guardó en dos baúles todos sus libros», los cuales
no se volvieron a encontrar14. No se puede descartar que junto

11
Tasca a Gramsci, [26/29 agosto de 1912], ibid, p. 110.
12
Ibid, p. 172.
13
Un pequeño grupo de documentos relacionados al inicio de la
publicación turinesa del «Avanti!» fue recientemente identificado en el
Fondo G.M. Serrati, en copia en la FG; cfr. M. L. Righi, Gli esordi di Gramsci
al «Grido del popolo» e all’«Avanti!» (1915-1916), «Studi storici», 3, 2014, pp.
727-757.
14
C. PILLON, Pia Carena Leonetti. Una donna del nostro tempo, La Nuova
Italia, Florencia, 1969, p. 16. Una referencia a «mis libros de Turín»
aparece en la carta a Scoccimarro de Vienna del 10 de diciembre de 1923,
A. GRAMSCI, Lettere 1908-1926, A. A. Santucci, Einaudi, Turín, 1992, pp.
136-138.
106
EL EPISTOLARIO
con los libros también haya habido documentos y otros efectos
personales, dada la escasez de lo que pudo llevar consigo15.
El período transcurrido en la capital soviética fue
relativamente corto, aunque intenso y determinante tanto en el
plano político como en el personal. Como se sabe, poco
después del II Pleno de la IC, a partir de julio de 1922, Gramsci
fue persuadido a internarse en varias ocasiones en el sanatorio
de Serebrjanij bor, donde conoció primero a Eugenia Schucht
y luego, en septiembre, a su hermana Giulia, a quien resultará
unido toda su vida16. A pesar de las dificultades físicas, este fue
un período particularmente intenso tanto en el ámbito personal
como en el político17: la correspondencia iniciada en 1922 da
testimonio de los giros del período moscovita, cuando asumen
el carácter oficial de las comunicaciones del partido o aquellos
íntimos de las cartas de amor (a su vez entrelazados con
elementos políticos); en esta fase, en sustancia, se da forma a
un doble registro de escritura que, salvo algunos momentos,
Gramsci mantendrá invariable hasta su arresto en noviembre

15
A. LEONETTI, Note su Gramsci, Argalìa, Urbino, 1970, p. 86; cfr.
también F. GIASI, Problemi di edizione degli scritti pre-carcerari, «Studi Storici»,
4, 2011, pp. 838-839.
16
Sobre la relación entre Gramsci y las hermanas Schucht en Moscú,
cfr. M.L. RIGHI, Gramsci a Mosca tra amori e politica (1922-1923), ibid, 2011,
pp. 1001-1032.
17
Llegado en mayo de 1922, Gramsci habría debido retornar a Italia
en enero de 1923, sin embargo, a causa del clima político y de la
eventualidad de una orden de captura –que fue emitida el mes de marzo–
permaneció en Moscú hasta el próximo noviembre. Cfr. A. GRAMSCI,
Epistolario, II (gennaio-novembre 1923), D. Bidussa, F. Giasi y M. L. Righi,
con la colaboración de L. P. D’Alessandro, E. Lattanzi y F. Ursini, Istituto
dell’Enciclopedia italiana, Roma, 2011, pp. 9-10 (en adelante Epistolario,
II). Cfr. Además A. CARLUCCI y C. BALISTRERI, I primi mesi di Gramsci in
Russia: giugno-agosto 1922, en «Belfagor», 66/6, 2011, pp. 645-658.
107
ELEONORA LATTANZI
de 1926. La correspondencia política, incluyendo la dirigida a él
para su conocimiento, se desarrolla cada vez más en relación
con el papel desempeñado por Gramsci tanto dentro del
partido como en los organismos de la Internacional Comunista.
Se trata de cartas, manuscritos y mecanografiados, telegramas y
notas enviadas a/y desde Moscú, durante el período en que el
fascismo tomó el poder, cuando el partido ya operaba en
semiclandestinidad recurriendo a comunicaciones cifradas18 y
usando (a partir de marzo de 1923) «seudónimos en todas las
cartas e informes»19.
Pero el flujo de correspondencia más intenso se desarrolló
después del traslado de Gramsci a Viena, tanto que los seis
meses que pasó en la capital austriaca pueden considerarse
como el período más «epistolar»20 de su vida: «escribo al menos
media docena de cartas al día [...] Las cartas se están
convirtiendo en mi pesadilla», escribió a Giulia en enero de
1924.21 Esta nueva forma de abordar la correspondencia
epistolar fue determinada por dos necesidades fundamentales:
el amor por Giulia, que pocos meses después dará a luz a su
primogénito Delio, y la decisión de aceptar la propuesta de la
Comintern de asumir el liderazgo del partido, formando una
nueva mayoría22. De este período se conserva el denso
intercambio epistolar con Terracini, Togliatti y Scoccimarro, a
quienes Gramsci instó a separarse de Bordiga para finalmente
alinearse con la Internacional Comunista. La correspondencia

18
Epistolario, I, p. 202 y 265; Epistolario, II, p. 11 y 160.
19
Ibid, p. 263.
20
A Berti, 31 de octubre de 1927, en A. GRAMSCI, Lettere dal carcere, A.
A. Santucci, Sellerio, Palermo, 1996, p. 128.
21
A Giulia, 1° de enero de 1924, en ID., Lettere 1908-1926, cit., p. 158.
22
Cfr. P. TOGLIATTI, La formazione del gruppo dirigente del partito comunista
italiano nel 1923-1924, Editori Riuniti, Roma, 1962.
108
EL EPISTOLARIO
dedicada a la publicación del «Ordine Nuovo» quincenal y la
actividad editorial del partido resulta igualmente intensa, como
se ilustra en la primera carta enviada al Ejecutivo del PCD'I
después de su llegada a Viena23. Si bien la correspondencia
política de este período se conserva ampliamente, la
correspondencia privada se compone casi exclusivamente de las
cartas (firmadas por él) dirigidas a Giulia. Lamentablemente, se
preservaron muy pocas de respuesta de esta última24, siendo
que las cartas de Gramsci sugieren que ella hubo respondido
con cierta regularidad. Esta laguna plantea inevitablemente una
serie de preguntas sobre la conservación de los documentos
respectivos de Gramsci, si bien sea posible que los portase
consigo a Italia, donde regresó en abril de 1924, después de dos
años de ausencia, tras ser elegido diputado25.
En este período, después de una interrupción de casi diez
años, también volvió a intercambiar correspondencia con sus
familiares en Ghilarza, principalmente con su madre26, apoyo y
«fuerza benéfica»27 en los años de prisión. Sin embargo, Giulia
siguió siendo la destinataria principal de sus cartas; una
correspondencia intensa, que solo conoció dos intervalos de
interrupción significativos: entre marzo y abril de 1925, cuando
Gramsci visitó Moscú con el propósito de participar en el
Comité Ejecutivo ampliado de la IC, pudiendo conocer
23
A. GRAMSCI, Lettere 1908-1926, cit., pp. 132-134.
24
En el Fondo Giulia Schucht se conservan 7 cartas firmadas,
delimitables entre abril de 1924 y septiembre de 1925; de estas, 2 son
borradores de cartas a enviar, que por otra parte no se logró establecer
con exactitud su envío efectivo.
25
Tal hipótesis se sustenta en una carta a Giulia del 30 de junio de
1924, en la que Gramsci hace referencia a la relectura de «muchas de [sus]
cartas», ibid, p. 361.
26
A su madre, 7 de junio de 1924, ibid, p. 352.
27
A su madre, 15 de enero de 1931, Lettere dal carcere, cit., p. 427.
109
ELEONORA LATTANZI
finalmente a su hijo Delio, y de septiembre de 1925 a agosto de
1926, cuando Giulia viajó a Roma con el pequeño y su hermana
Eugenia. Entre Roma y Moscú, la correspondencia viajaba a
través del servicio diplomático –por lo que cuando Gramsci se
alejaba de la ciudad «en días de entrega de correo»28, tenía que
esperar a un nuevo mensajero– una vez entregada a Vincenzo
Bianco, este se la entregaba a Giulia29. También son
significativas de este período las cartas enviadas a Piero Sraffa,
conocido en Turín en tiempos de «L’Ordine Nuovo», quien
entonces vivía en Perugia, donde enseñaba economía política
en la Facultad de Derecho30. Sraffa, como se sabe, desempeñó
un papel fundamental durante la detención de Gramsci,
equiparable al desempeñado por Tatiana Schucht, hermana
mayor de Giulia, conocida por Gramsci a finales de enero de
1925 y la única de su familia que se quedó viviendo en Italia31.
Cualitativamente inferior en comparación con el período
anterior es, en cambio, la correspondencia política, tanto que
no refleja plenamente el rol ejercido por Gramsci, que fue
nombrado Secretario General del Partido en la reunión del
Comité Central del 13 de agosto de 1924. Si bien es posible que
supervisara el trabajo de la Secretaría del Partido, es difícil
identificar las cartas redactadas por él: tanto por la escasez de
las firmadas (mientras que abundan las copias mecanografiadas
sin firma) como porque en esta fase no son fácilmente
distinguibles las competencias de los diferentes organismos, en
particular de la Secretaría y de la Oficina Política. El último acto

28
A Giulia, 26 de noviembre de 1924, Lettere 1908-1926, cit., p. 400.
29
A Bianco, cartas del 22 de junio y 14 de julio de 1924, ibid, p. 354 y
367.
30
Cfr. N. NALDI, Sraffa a Perugia: novembre 1923-febbraio 1926, «Il
pensiero economico italiano», 4/1998, pp. 105-131.
31
A. Gramsci, Lettere 1908-1926, cit., p. 412.
110
EL EPISTOLARIO
oficial de Gramsci como Secretario del Partido es la
correspondencia con Togliatti de octubre de 1926, que «no
concluirá su vida de "combatiente", pero que será el acto que
marcó de manera determinante sus relaciones posteriores –
tanto las suyas como las de su partido– con el movimiento
comunista internacional»32.
Después de su arresto el 8 de noviembre de 1926, la
correspondencia se convirtió en la única forma de
comunicación con el mundo exterior, representando al mismo
tiempo la «condición primaria para la defensa y conservación
de la identidad»33. Durante los once años de detención, se
constituyó un corpus compacto de cartas enviadas y recibidas,
que reflejan ampliamente las restricciones y obligaciones a las
que Gramsci estaba sometido. En particular, las cartas, aunque
personales, se volvieron "públicas", obligándolo a una especie
de autocensura preventiva para «preseleccionar los temas, el
tono, el modo y la forma»34. La escritura se vio afectada tanto
por esa «especie de pudor»35 debido a la «publicidad de las
cartas»36, como por las reglas y los ritmos contingentes para su
redacción: incluso las limitaciones para el uso del papel
afectaron su propia extensión. A esto se sumó la cuidadosa
selección de los interlocutores en relación con el status jurídico
al que estaban sometidos los detenidos. En Regina Coeli –
donde fue llevado inicialmente Gramsci– y luego en Ustica –
32
G. VACCA, Vita e pensieri di Antonio Gramsci, Turín, Einaudi, 2012, p.
23. Para las cartas de 1926 se remite a C. DANIELE, Gramsci a Roma, Togliatti
a Mosca, Einaudi, Turín, 1999.
33
S. CHEMOTTI, Oltre l’«Hortus conclusus»: le Lettere dal carcere di Antonio
Gramsci, en Alla lettera. Teorie e pratiche epistolari dai Greci al Novecento, A.
Chemello, Guerini, Milán, 1998, p. 422.
34
A. Gramsci, Lettere 1908-1926, cit., p. 446.
35
A Tatiana, 9 de diciembre de 1926, Lettere 1926-1935, p. 5.
36
A Tatiana, 4 de mayo de 1931, ibid, p. 705.
111
ELEONORA LATTANZI
donde fue posteriormente confinado (llegando el 7 de
diciembre de 1926)– no había restricciones especiales ni en el
número de cartas ni en los corresponsales admitidos. Durante
el período pasado en la isla –recordado como una especie de
«paraíso de la libertad personal en comparación con la
condición de prisionero»37– Gramsci retomó el intercambio
epistolar con Sraffa, instándolo a escribirle más seguido, «lo que
más agradezco en mi situación»38. Lo cual cambió después de
su traslado a la cárcel de San Vittore en Milán, donde llegó,
después de la orden de detención emitida en su contra, el 7 de
febrero de 1927.39 En la cárcel de Milán, como detenido a la
espera de juicio, fue sometido a reglas más restrictivas: podía
escribir en su celda «teniendo a disposición de 4 a 5 horas de
tiempo»40 dos veces por semana. No había restricciones en
cuanto a los destinatarios, por lo que pudo escribir libremente
incluso a los compañeros del partido que quedaron en Ustica,
entre ellos Giuseppe Berti y Amadeo Bordiga41. También son
37
A su madre, 15 de diciembre de 1930, Lettere dal carcere, p. 387.
38
A Sraffa, 2 de enero de 1927, ibid, p. 32.
39
Gramsci confió su correspondencia recibida a Pietro Ventura, quien
a su vez se la entregó a Virginio Borioni. Gramsci le escribió a este último,
el 7 de mayo de 1928, para la restitución de «la correspondencia y los
libros. Me gustaría recuperar la correspondencia en particular" (Lettere dal
carcere, cit., p. 188). El 30 de julio de 1928, Gramsci pidió a su cuñada que
se contactara con Borioni «quien tiene en su poder los libros que dejé en
Ustica al momento de mi arresto. También la correspondencia». Lettere
1926-1935, p. 237.
40
A Tatiana, 17 de diciembre de 1928, ibid, p. 290.
41
La documentación actualmente conservada permite reconstruir,
aunque parcialmente, solo la correspondencia entre Gramsci y Berti. La
correspondencia enviada a Bordiga no se encuentra. En 1965, Cesare
Marcucci, interrogado por Elsa Fubini sobre el período que Gramsci pasó
en Ustica, afirmó: «Berti... llegó más tarde desde Lampedusa, Gramsci ya
había sido arrestado y llevado a Milán. Sin embargo, él custodiaba las
112
EL EPISTOLARIO
numerosas las tarjetas postales que recibió de los compañeros
del partido en el extranjero: en este período fue entregada la
«carta extraña» enviada por Ruggero Grieco. La monotonía y el
aburrimiento producidos «por la soledad y por ver y repetir
siempre las mismas cosas»42 se interrumpían por este múltiple
intercambio, sobre el cual –como recordó más tarde– «todos
mis pensamientos de la semana estaban concentrados»43. La
posibilidad de comunicarse con diferentes interlocutores, que
también existía después de su traslado a Roma, se interrumpió
después de la sentencia condenatoria emitida por el Tribunal
Especial44. En Turi, donde llegó el 19 de julio de 1928, como
sentenciado, Gramsci tenía permiso para escribir solo a sus
familiares y, hasta julio de 1931, una sola carta cada quince días:
«en un espacio común, sobre unos pupitres escolares, donde
hay que hacerlo lo más rápido posible»45. Estas limitaciones lo
llevaron a aprovechar al máximo el papel que se le entregaba,
redactando en la misma hoja dos cartas –normalmente una
dirigida a Tatiana y la otra rotativamente a su esposa o a uno de
los miembros de su familia de origen– para mantener vivas las
relaciones y facilitar la circulación de información. Tania,
convertida en estos años en su «corresponsal más asidua y
diligente»46, recibía las cartas escritas por Gramsci –incluyendo
aquellas dirigidas a Moscú o a Ghilarza– que luego se encargaba
de transcribir en varias copias y "repartir" entre los diferentes

cartas enviadas por Gramsci a Bordiga, no sé si todas o parte de ellas».


FG, Gramsci después de su muerte.
42
A su madre, 23 de septiembre de 1929, Lettere dal carcere, cit., p. 285.
43
A Tatiana, 16 de diciembre de 1929, Lettere 1926-1935, p. 426.
44
Sobre las fases del proceso, cfr. L.P. D’ALESSANDRO, I dirigenti
comunisti davanti al Tribunale speciale, «Studi storici», 2, 2009, pp. 481-553.
45
A Tatiana, 17 de diciembre de 1928, Lettere 1926-1935, p. 290.
46
A Tatiana, 3 de octubre de 1932, ibid, p. 1087.
113
ELEONORA LATTANZI
destinatarios. No es este el lugar para reconstruir la complejidad
de las relaciones epistolares que Gramsci mantuvo durante sus
años en Turi, basta con recordar la amplitud de todo el
intercambio de cartas (compuesto por más de 900 cartas
entrantes y salientes), que luego se redujo debido a la
transferencia primero a Formia –en la Clínica Cusumano– y
luego a Roma –en la Clínica Quisisana. Desde noviembre de
1933, cuando salió de la prisión de Turi, hasta su muerte el 27
de abril de 1937, la correspondencia de Gramsci se limita
exclusivamente a la que tiene con su esposa –la cual, los años
anteriores, había sido tan esporádica que nunca produjo una
correspondencia «efectiva y concreta»47– y con sus hijos Delio
y Giuliano.

1. La edición de las cartas de Gramsci

La correspondencia de Gramsci resulta, por tanto, compuesta


de bloques diversificados, formados y conservados en periodos
y lugares diferentes. Una mínima parte de la documentación de
los primeros años juveniles fue custodiada en Ghilarza y parte
de la relativa a su actividad política, a partir de 1920, en los
fondos del archivo de la Comintern. Diferente fue el camino de
las "cartas de la cárcel", que tras la muerte de Gramsci fueron
enviadas a Moscú por Tatiana para volver a Italia entre 1945 y
1947.48 En mayo de 1947, con motivo del X aniversario de la
muerte de Gramsci, la editorial turinesa Einaudi publicó las
Cartas desde la cárcel, editadas por Felice Platone bajo la

47
A Giulia, 6 de octubre de 1930, Lettere dal carcere, cit., p. 358.
48
Cfr. C. DANIELE, Togliatti editore di Gramsci, Carocci, Roma, 2005.
114
EL EPISTOLARIO
supervisión de Togliatti49. La obra era fruto de un trabajo de
diez años: ya en el número de mayo-junio de 1937, «Lo Stato
operaio» había publicado algunas cartas sobre Benedetto Croce,
escritas por Gramsci en 1932,50 presentándolas como
«anticipación de la publicación del epistolario de la cárcel»51.
Por el contrario, la disputa abierta después del regreso a Moscú
de Tatiana en diciembre de 1938 entre el partido y la familia
Schucht para la gestión del «patrimonio literario del compañero
Gramsci»52 obstaculizó el trabajo de edición que se reanudó
solo a finales de 1939 de cara a una nueva publicación de las
cartas en «Lo Stato operaio». Con el estallido de la guerra, el
trabajo editorial se interrumpió y fue retomado solo después del
regreso a Italia de Platone y Togliatti. La edición de Einaudi
(una selección de 218 cartas, algunas de las cuales no integrales)
fue pensada como una «introducción general a sus escritos»53 y
comprendía tanto las cartas carcelarias provenientes del bloque
anteriormente en posesión de Giulia y Tatiana, como algunas
cartas enviadas a Ghilarza u otros destinatarios, recuperadas
gracias a las transcripciones hechas por Tatiana o a las
donaciones de compañeros del partido, como en el caso de las

49
A. GRAMSCI, Lettere dal carcere, Einaudi, Turín, 1947. Sobre la
primera edición de las cartas y sobre la selección de los textos, cfr. Togliatti
editore, cit., pp. 27-29.
50
Benedetto Croce giudicato da Antonio Gramsci en «Lo Stato operaio»,
mayo-junio 1937, pp. 290-297.
51
Cfr. F. GIASI, L’eredità di Antonio Gramsci, en P. TOGLIATTI, La
politica nel pensiero e nell’azione, cit., p. 936.
52
Cfr. S. PONS, L’«affare Gramsci-Togliatti» a Mosca (1938-1941), «Studi
storici», 1, 2004, pp. 83-117.
53
Carta de Platone a Giulio Einaudi del 4 de noviembre de 1946, en
Togliatti editore, cit., p. 76.
115
ELEONORA LATTANZI
cartas a Berti54. Una nueva temporada editorial comenzó en los
primeros años sesenta gracias al compromiso de Togliatti en la
recuperación de la documentación. El punto de inflexión está
constituido por el volumen sobre La formazione del grupo dirigente
del partito comunista italiano nel 1923-1924,55 en el cual se
reconstruía la historia del PCD'I en sus primeros años de vida a
través de la correspondencia entre sus diferentes miembros56.
Simultáneamente, en mayo de 1962, se publicaron en varias
ocasiones en la revista «Rinascita» las cartas escritas a Giulia
entre 1922 y 1926, algunas de las cuales eran entregadas
progresivamente al secretario del PCI57. A aumentar aún más el
corpus documental de Gramsci conservado por el partido
contribuyó también Carlo Gramsci que, en junio de 1963,
entregó a Togliatti, parcialmente y en su mayoría en copia, las
cartas enviadas por Antonio a Ghilarza durante su detención.
El rescate de la documentación fue una de las premisas para las
últimas iniciativas editoriales surgidas por impulso de Togliatti:
54
Las cartas fueron transmitidas por Berti a Togliatti con una nota sin
fecha que decía: «En 1927-28 Ant. me escribió unas veinte cartas. De las
que conservo nueve o diez. Te envío éstas, espero que las otras también
me lleguen [...]. De las veinte, un par fueron censuradas, creo que las otras
se perdieron, durante las diversas traducciones, requisas, etc.» FG, Gramsci
después de su muerte.
55
P. TOGLIATTI, La formazione del gruppo dirigente del Partito comunista
italiano nel 1923-24, Feltrinelli, Milán, 1961 («Annali», III, 1960).
56
Las cartas provenían del archivo del partito comunista italiano en
Moscú y del archivo Tasca, que como se sabe, conserva numerosos
documentos del archivo del PCD’I transcritos por Tasca. Sobre tales
hechos cfr. L. P. D’ALESSANDRO, Due archivi, una storia. Le carte Angelo Tasca
alla Fondazione Istituto Gramsci e alla Fondazione Giangiacomi Feltrinelli, en Il
fascismo in tempo reale: studi e ricerche di Angelo Tasca sulla genesi e l’evoluzione del
regime fascista 1926-1938, G. Vacca y D. Bidussa, Feltrinelli, Milán, 2014
(«Annali», XLVIII, 2012), pp. 91-106.
57
Togliatti editore, cit., p. 40.
116
EL EPISTOLARIO
la publicación en 1964 de la antología de la editorial Mondadori
de 2.000 pagine di Gramsci, en la que aparecieron nuevas cartas
precarcelarias, y la nueva edición de las Lettere dal carcere
publicada en 1965, que se diferenciaba de la anterior tanto por
su consistencia (428 cartas) como por la publicación integral de
los textos58. En los años setenta una contribución adicional a la
reconstrucción de la biografía de Gramsci y su correspondencia
provino de las investigaciones de Giovanni Somai59, que
enriquecieron el trabajo sobre la formación del grupo dirigente
del PCD'I iniciado por Togliatti. Se publicó una nueva edición
de las Lettere dal carcere a finales de los años ochenta, con la
publicación por «L'Unità» de la edición completa de Einaudi de
1965, a la que se añadieron «una serie de cartas no localizadas y
no disponibles [ese] momento»60. Solo en 1992 se publicaron
en volumen las cartas que datan de 1908 a 1926, muchas de las
cuales se editaron por primera vez. A partir de mediados de los
años noventa, la actividad editorial en torno a las cartas de
Gramsci recibió un impulso adicional gracias a la
documentación conservada en los exarchivos soviéticos61 y con
la familia de Gramsci en Ghilarza; a estas se sumaron las cartas

58
A. GRAMSCI, 2.000 pagine di Gramsci, G. Ferrata y N. Gallo, vol. II,
Lettere edite e inedite (1912-1937), Il Saggiatore, Milán, 1964; ID., Lettere dal
carcere, cit.
59
Cfr. G. SOMAI, Gramsci a Vienna. Ricerche e documenti, 1922-1924,
Argalìa, Urbino, 1979; véase también el posterior ID., La formazione del
gruppo dirigente di «centro» e il ruolo di Bordiga. Carteggio 1923, «Storia
contemporanea», 4-5/1980, pp. 657-671.
60
A. GRAMSCI, Lettere dal carcere, l’Unità, Roma, 1988, p. 3. Ambos
volúmenes fueron antecedidos por la publicación ID., Nuove lettere di
Antonio Gramsci: con altre lettere di Piero Sraffa, A. A. Santucci, Editori Riuniti,
Roma, 1986.
61
Cfr. L. GIUVA, Nuovi documenti all’archivio dell’Istituto Gramsci di Roma,
«IG Informazioni», 3/1990, pp. 75-81.
117
ELEONORA LATTANZI
de Tatiana Schucht a su familia en Moscú, donadas a partir de
1991 primero por Giuliano Gramsci y luego por Antonio
Gramsci Jr. Esto último resultó esclarecedor no solo en
relación al papel desempeñado por Tatiana durante la detención
de Gramsci, sino también sobre la realidad de las relaciones
políticas y las dinámicas familiares que afectaron al prisionero.
La publicación, en 1997, de la correspondencia entre Gramsci
y Tatiana de 1926 a 1935, reveló toda su complejidad,
devolviéndonos la lectura de la correspondencia gramsciana ya
no como «una novela en forma epistolar», sino «desde un punto
de vista dialógico o dialéctico» sostenido por la presencia de «un
interlocutor o un adversario concreto»62.
En este contexto, a finales de 1996, se estableció por
decreto del Presidente de la República la Edición Nacional de los
Escritos de Antonio Gramsci, con el objetivo de publicar una
edición crítica de todo el corpus de escritos de Gramsci. La
sección dedicada a la correspondencia prevé la publicación de
la correspondencia enviada y recibida por Gramsci, incluyendo
la enviada para su conocimiento, desde 1906 hasta 1937, así
como los carteggi paralleli, es decir, la correspondencia de Tatiana
con la familia en Moscú, la familia Gramsci en Ghilarza y con
Sraffa. La división en tomos tiene en cuenta en primer lugar las
etapas biográficas de Gramsci, pero también la cantidad de
correspondencia obtenida. Por lo que, el primer tomo, de 1906
a 1922, contiene la correspondencia de los períodos que
Gramsci pasó en Santu Lussurgiu, Cagliari, Turín y la primera
fase de su estadía en Moscú; el segundo, corresponden al
período pasado en Moscú en 1923; el tercero, de diciembre de

62
A Tatiana, 15 de diciembre de 1930, Lettere 1926-1935, p. 626. La
necesidad de disponer también de la correspondencia recibida fue
resaltada en A. NATOLI, Antigone e il prigioniero. Tania Schucht lotta per la vita
di Gramsci, Editori Riuniti, Roma, 1990.
118
EL EPISTOLARIO
1923 a mayo de 1924, que contendrá la densa correspondencia
de Viena; el cuarto, desde su regreso a Italia hasta diciembre de
1925; el quinto, desde enero de 1926 hasta su arresto. El
período de la cárcel será dividido en partes correspondientes a
los tres principales períodos de su vida carcelaria: por tanto, el
sexto volumen irá desde su arresto hasta su condena
(noviembre de 1926-julio de 1928), el séptimo, correspondiente
al quinquenio de encarcelamiento en la prisión de Turi, cubrirá
el período desde julio de 1928 hasta noviembre de 1933 y, por
último, el octavo estará dedicado a los años transcurridos en la
clínica de Formia y luego en Roma, desde noviembre de 1933
hasta abril de 1937. Debido a la falta de alguna documentación
y a la dificultad de obtenerla, se prevé la publicación de un tomo
de addenda.
Hasta ahora se publicaron los primeros dos tomos, que
incluyen por primera vez las cartas dirigidas a Gramsci y, como
apéndice, también las cartas recibidas por él para su
conocimiento, de modo que en conjunto pueda restaurarse el
flujo total de correspondencia. Los volúmenes publicados
demuestran cuán necesaria es la reintegración de la
correspondencia en la trama original y la restitución del diálogo
entre los interlocutores para la reconstrucción de la biografía de
Gramsci, además de que también contribuyen a derribar
΄certezas΄ sedimentadas durante mucho tiempo. Por otro lado
–como se ilustra ampliamente en la Nota al testo que antecede a
los dos volúmenes– la redacción de una obra tan compleja,
fruto de un intenso trabajo en équipe, presenta numerosos
problemas relacionados no solo con la recuperación de la
documentación, sino también con la transcripción de los textos,
el fechado de las misivas, la identificación de los remitentes y
destinatarios no siempre explícitos en las copias sobrevivientes
(sin sobres, muchas copias no firmadas, a veces mutiladas o
119
ELEONORA LATTANZI
deterioradas, etc.). La documentación ha sido clasificada
indicando por un lado las cartas poseídas y por otro las cartas
conocidas. En lo que respecta a las primeras, los editores
llevaron a cabo inicialmente investigaciones en los dos
principales fondos archivísticos conservados en la Fundación
Gramsci: el Archivo Gramsci y el Archivo del PCD'I (Fondo
513, según la numeración dada por los archivistas rusos), donde
se conserva la correspondencia entre el grupo dirigente del
partido en Italia, sus representantes en Moscú y los organismos
de la Comintern, así como informes y notas informativas sobre
Italia y la vida del partido. La posesión parcial y en copia de esta
documentación influyó en el trabajo de identificación y edición
de la correspondencia también por las numerosas diferencias
formales entre manuscritos y mecanografiados. Por ejemplo,
cuando no se tenían los originales de los manuscritos en papel,
se dificultaba la legibilidad del documento; de los
mecanografiados, en cambio, estaban disponibles
principalmente copias o borradores producidos en la
semiclandestinidad sin firma, mientras que las versiones finales,
con sellos y siglas de protocolo, se conservaban solo en algunos
casos. Además, en otros casos, las cartas identificadas aparecen
incompletas o fragmentadas en varios fascículos. Para poder
restituirlas en su versión final, fue necesario realizar
investigaciones adicionales en el fondo original conservado en
Moscú63. Es el caso de la carta de Gramsci y Egidio Gennari al
CE del PCD'I del 29 de marzo de 1923, de la cual se encontraron
tres diferentes versiones a integrar: una versión
mecanografiada, pero incompleta; un manuscrito de Gramsci

63
Las investigaciones fueron realizadas por Derek Boothman
mientras preparaba su libro de traducción de las cartas, A Great and Terrible
World: Gramsci’s Pre-Prison Letters (1908-1926), Lawrence & Wishart,
Londres, 2014.
120
EL EPISTOLARIO
también incompleto, y; una versión mecanografiada completa,
pero sin firmas64. Además del fondo del PCD'I, se realizaron
investigaciones en los otros fondos de la Comintern: desde el
que contiene la documentación de los Organismos Directivos
de la IC (495) hasta el fondo Antonio Gramsci (519). A estos
se sumaron las investigaciones realizadas en los fondos de la
policía que se conservan en el Archivo Central del Estado.
Particularmente fructífera para la correspondencia recibida
resultó la búsqueda en la serie ya conocida como «Documentos
confiscados al Partido Comunista de Italia por la Policía de
Milán (1922-1925)»65, cuya confiscación –ocurrida en Milán
probablemente entre 1926 y 1927– permitió –
paradójicamente– que se conservara, en Italia, la única pieza
original del archivo del Comité Ejecutivo del PCI. Junto a estos
documentos se encontraron también numerosas cartas cifradas,
que entonces eran enviadas a la policía científica para su
decodificación. Los informes "científicos" se conservan en un
expediente que no goza de mucha atención por los
historiadores66, además de describir el conjunto del material
confiscado, transcribe muchas de las cartas descifradas,
incluyendo una carta enviada por Gramsci a sus compañeros
del Comité Ejecutivo el 15 de noviembre de 1923, en vísperas
de su partida a Viena, inédita hasta ahora67. Se intentó verificar
la existencia de archivos personales de aquellos que estuvieron
en contacto con Gramsci o que fueron sus corresponsales, cuya

64
Epistolario, II, pp. 75-81.
65
Archivio centrale dello Stato, Ministero dell’Interno, Direzione generale di
Pubblica sicurezza, Divisione affari generali e riservati. Documenti sequestrati al
partito comunista d’Italia (1922-1925).
66
Ibid, Archivio generale, Atti speciali (1898-1940), Atti sequestrati dalla
Questura di Milano e da questa trasmessi al capo della Polizia in data 31.III.1927.
67
Epistolario, II, pp. 134-136.
121
ELEONORA LATTANZI
importancia se puede percibir por el ejemplo del archivo
personal de Jules Humbert-Droz, en el que se encontró una
carta inédita de Gramsci del 3 de enero de 1921.68 No menos
compleja ha sido la colocación de lo ya conocido. Se ha tenido
en cuenta no sólo los volúmenes de cartas de Gramsci editados,
sino también la vasta literatura sobre Gramsci y el partido
comunista, que a lo largo de los años contribuyó a identificar, a
veces reproduciéndolas ampliamente, muchas cartas de
Gramsci y de sus corresponsales69. En el primer tomo del
Epistolario se publicaron 10 cartas de las cuales no fue posible
encontrar el original o una reproducción anastática, por lo que
fueron reimpresas en su versión conocida. Entre estas se
encuentra la carta de Giuseppina Marcias a Gramsci de
noviembre de 191270 y la enviada en septiembre de 1922 por
Gramsci a Trotsky, quien la publicó en su libro Literatura i
revoljucija71. El caso más llamativo se refiere a la carta para la
fundación de «L'Unità», publicada por Stefano Merli en la
«Rivista storica del socialismo», que carece de firmas
archivísticas y que no volvió a ser encontrada72. Cada carta está

68
Epistolario, I, p. 194.
69
Se revela como instrumento esencial la bibliografía gramsciana
online, organizada por J. Cammett, F. Giasi y M. L. Righi, que actualmente
cuenta con más de 19.000 títulos. El banco de datos puede consultarse en
el sitio de la FG: www.fondazionegramsci.org.
70
M. PAULESU QUERCIOLI, Gramsci vivo nelle testimonianze dei suoi
contemporanei, Feltrinelli, Milán, 1977, p. 19; ahora en Epistolario, I, p. 156.
71
Ibid, pp. 248-251.
72
Epistolario, II, pp. 126-128. Inmediatamente después de su
publicación, al no haberse encontrado una copia en los archivos del PCI,
Togliatti solicitó información sobre su paradero a través de Giuseppe Del
Bo, pero solo recibió la indicación general de que se encontraba «en copia
mecanografiada en los Archivos Estatales de Roma. Probablemente
122
EL EPISTOLARIO
antecedida por una nota que contiene la firma archivística (o la
indicación "Falta el testimonio") y por una nota bibliográfica
que informa sobre su publicación anterior. Si bien un análisis
cuidadoso de la correspondencia ha permitido identificar nueva
documentación, es difícil pensar que se la restituirá in toto. En
primer lugar, porque esta podría estar conservada en diversos
archivos públicos y privados, a menudo inaccesibles. En
algunos casos, se ha comprobado que las lagunas son
insalvables: es el caso, por ejemplo, de los años que Gramsci
pasó en Turín y, como se ha dicho, del largo periodo de su
actividad periodística en la prensa socialista primero y
comunista después. La atención prestada a la restauración de
los textos y a las numerosas notas presentes en ellos
favorecieron interacciones estimulantes, como en el caso de la
carta de Terracini del 8 de febrero de 1923, enviada al Comité
Ejecutivo de la Internacional Comunista y en copia a Gramsci73,
en la que se tenía numerosos subrayados, puntualmente
señalados en el aparato filológico. De hecho, en la carta a
Togliatti del 27 de enero de 1924, Gramsci cuenta que ese
subrayado fue hecho por él, «lápiz en mano», delante de
Fortichiari para mostrar las frases que la Internacional había
considerado «ofensivas por su ligereza»74. Para las fechas,
cuando no están presentes, fue fundamental el examen
detallado de toda la correspondencia y el cruce entre las
diferentes fuentes. Este enfoque permitió leer con diferentes
ojos documentos ya conocidos, confirmando el dicho de que
«nada es más inédito que lo publicado». Es el caso de la carta
de Gramsci a Giulia con la que se solía iniciar la

proviene del dossier: Gramsci, que existe en esos archivos, pero que no se
lo tiene a la vista». cfr. Togliatti editore, pp. 185 y 186-187.
73
Epistolario, II, pp. 191-198.
74
P. TOGLIATTI, La formazione, cit., p. 176.
123
ELEONORA LATTANZI
correspondencia entre los dos, situándola en agosto de 1922.75
La carta presentaba numerosas incongruencias tanto con la
biografía de Gramsci –la referencia a la inminente partida, por
ejemplo, no encontraba correspondencia para esa fecha– como
con lo que él mismo testificó, cuando, habiendo recibido en la
cárcel una foto juvenil de su esposa, recordaba haber conocido
a Giulia en septiembre de 1922.76 Esto permitió recorrer la
fecha de la carta hasta el año siguiente77. Sobre esta base, se
pudo volver a leer las cartas de 1923, conocidas como cartas
dirigidas a Giulia –tomando en cuenta de que en todos los casos
no llevan la indicación de destinataria– fue posible detectar
cómo su tono y contenido variaban tanto como para hacer
sugerir que estaban dirigidas a dos personas diferentes. La
identificación de estas diferencias y la cuidadosa verificación
documental permitió reconocer en Eugenia Schucht la
destinataria de tres cartas de enero-febrero de 1923.78 También
surgieron numerosas novedades en la investigación para los
aparatos paratextuales situados al final de los volúmenes,
compuestos por una cronología de la vida de Gramsci relativa
a los años de la correspondencia recogida en cada volumen y
de las referencias biográficas de todas las personas citadas en
las cartas (más de 250 en el primero y más de 200 en el
segundo). Se buscó identificar el mayor número de personajes
menos conocidos; en particular, para reconstruir los vínculos
familiares y las relaciones escolares de los años de juventud en
Cerdeña, fue necesario realizar investigaciones en los archivos

75
Véase últimamente su publicación en Lettere 1908-1926, cit., p. 102.
76
A Tatiana, 24 de agosto de 1931, Lettere 1926-1935, p. 770.
77
Epistolario, II, p. 123.
78
Sobre el asunto, cfr. M. L. RIGHI, Gramsci a Mosca fra amori e politica,
cit.
124
EL EPISTOLARIO
locales79 que permitieron «reconstruir la red de amistades de
Gramsci y su 'clima espiritual'»80.
El trabajo relacionado con los dos tomos en preparación
actualmente: la correspondencia de Turi y los "carteggi
paralleli", tienen diferentes connotaciones. La elección de
publicar el tomo correspondiente al quinquenio julio 1928-
noviembre 1933, antes que otros, se debe al hecho de que la
correspondencia de este período se conserva completa –casi en
su totalidad– como se deduce de las referencias internas en la
correspondencia, del respeto de los lapsos en los que el
prisionero tenía la posibilidad de escribir y del escaso número
de corresponsales autorizados por la dirección de la cárcel.
Si bien para los años en cuestión no parecen haber grandes
lagunas documentales que cubrir, se presentan problemas
significativos en la reconstrucción de los vínculos con las notas
de los Cuadernos, con las solicitudes y llegada de las
publicaciones conservadas en su biblioteca personal, y con las
reflexiones que Gramsci hace sobre su vida presente y pasada.
Por otra parte, una fuente imprescindible está representada por
la correspondencia que se cruzó paralelamente entre los
diferentes miembros de la familia de Gramsci y entre Tatiana y
Sraffa81, en la que están presentes estos elementos de novedad
para iluminar los años transcurridos por Gramsci en la cárcel,
lo que llevó a los responsables de la Edición Nacional a planear
79
Las investigaciones fueron desarrolladas por Luigi Manias.
80
C. NATOLI, Il primo volume dell’Edizione critica dell’Epistolario, «Studi
storici», 4, 2011, p. 994.
81
La correspondencia enviada a Moscú y a Ghilarza fue publicada en
parte en T. SCHUCHT, Lettere ai familiari, M. Paulesu Quercioli, Editori
Riuniti, Roma, 1991. El mismo año se publicaron también las cartas
enviadas por Sraffa a Tatiana, mientras las cartas de esta última fueron
utilizadas solo parcialmente; cfr. P. SRAFFA, Lettere a Tania per Gramsci, V.
Gerratana, Editori Riuniti, Roma, 1991.
125
ELEONORA LATTANZI
los dos tomos simultáneamente para favorecer la
reconstrucción más puntual posible de la experiencia carcelaria
de Gramsci. Para ayudar económica y moralmente al prisionero
y recibir noticias de él a partir de finales de 1928, cuando se
"organizó" el papel de intermediación de Tatiana y Sraffa82, el
partido y la familia habían activado nuevos canales de
comunicación. La correspondencia entre Tatiana y Sraffa
comenzó el 10 de enero de 192983 y continuó hasta 1938.
Paralelamente, durante los años de detención de Gramsci y aún
después de su muerte, Tatiana escribió con mayor asiduidad a
su familia en Moscú. Sus cartas en parte complementan y
definen pasajes y hechos que no siempre fueron claros en las
cartas escritas por Gramsci en prisión y, especialmente a partir
de 1934, proporcionan información determinante para
reconstruir la biografía de Gramsci en Formia y Roma.
Al colocar las cartas de Gramsci en el contexto dialógico en
el que fueron escritas, se obtiene una comprensión más
completa. El Epistolario de la Edición Nacional proporcionará
una contribución valiosa para releer su biografía y sus escritos
con nuevos ojos.

82
El primer encuentro entre los dos se dio en la segunda mitad de
septiembre de 1928; cfr. N. NALDI, Two Notes on Piero Sraffa and Antonio
Gramsci, «Cambridge Journal of Economics», 36/6, 2012, pp. 1405-1406.
Sobre las sospechas generadas en la policía fascista respecto de la actividad
de Sraffa, cfr. E. LATTANZI y N. NALDI, Documents on Piero Sraffa at the
Archivio Centrale dello Stato and at the Archivio Storico Diplomatico, Centro
Sraffa Working Paper, n. 12, septiembre 2015 (consultable en:
http://www.centrosraffa.org/cswp_details.aspx?id=13).
83
G. VACCA, Vita e pensieri, cit., p. 61.
126
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS
CUADERNOS DE LA CÁRCEL
Fabio Frosini

1. Pistas

La palabra
"pista", además de
aparecer cubierta
de misterio en las
novelas de géneros
literarios especiales –
que hoy parecen
haberse convertido en
fuente de inspiración
metodológica para
algunos intérpretes de Gramsci– tiene
también un significado diferente, que la asimila a los términos:
rastro, indicio o señal. En esta segunda acepción puede a su vez
cobrar dos sentidos, pudiendo tratarse de una marca o un
resultado que señala el acaecimiento de un evento o un hecho
como en "la pista del agua", o la verificación de un evento que
señala la realización de otro como en la frase "el humo es la
pista de la presencia de fuego". La palabra "pista", aquí usada,
127
FABIO FROSINI
será empleada en este sentido. Se hablarán por tanto de "pistas
en los Cuadernos de la cárcel" entendiendo por estas los indicios y
los rastros que, considerados en conjunto, señalan el
acaecimiento de algún hecho.
Los dos perfiles del término "pistas" en cuanto "indicador
de un hecho" permiten introducir una distinción en la
clasificación de las "pistas" de los Cuadernos, según estén allí
para disimular un contenido o, también, para revelar otro,
aunque no intencionalmente. Esta distinción, que puede
parecer artificiosa, en realidad tiene gran importancia, no solo
al momento de considerar a Gramsci sino, en general, si se
piensa en la composición de textos escritos en vigencia de
alguna censura formal o moral. Imposibilitados para abundar
aquí sobre este asunto debemos mencionar que sin embargo el
mismo cuenta con una vasta y bien provista literatura, la cual
ha tematizado correctamente el nexo entre censura y auto-
censura, entre sincero y disimulado y, finalmente, aquel –
siempre ambiguo y esquivo– entre filosofía (y literatura) y
poder1. Una de las lecciones que se puede extraer de estas
investigaciones, es que a menudo, el significado final de algunos
escritos queda definitivamente inescrutable. En efecto, no se
puede establecer si la recurrencia a posiciones de compromiso

1
Cfr. L. STRAUSS, Persecution and the Art of writing, Chicago. The
University of Chicago Press, 1988 (edición original, 1952). Para una
perspectiva panorámica y en cierto punto metodológica, cfr. G.
PAGANINI, Introduzione alle filosofie clandestine, Laterza, Roma-Bari, 2008.
Cfr. también Il libertinismo in Europa, editado por S. Bertelli, Ricciardi,
Milán-Nápoles, 1980; Ricerche su literatura libertina e letteratura clandestina nel
Seicento. Actas de la Convención de Estudio de Génova, 30 de octubre –
1° de noviembre 1980, La Nuova Italia, Florencia, 1981. Un desarrollo de
fundamental importancia se encuentra en A. TENENTI, Libertinismo ed eresia
fra la metà del Cinquecento e l’inizio del Seicento, en ID., Credenze, ideologie,
libertinismi fra Medioevo e età moderna, il Mulino, Boloña, 1978, pp. 261-285.
128
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
se deba a cautela o a convicción sincera. Por lo demás, esto
pertenece al registro de la práctica de la "simulación" y el
"disimulo", el cual, abriendo una serie de estratificaciones
posteriores detrás del significado literal, lleva consigo el peligro
de fundamentarse en una de estas en particular2. Por otra parte,
no puede excluirse que la interiorización de la autocensura
sobre ciertos contenidos pueda conducir a compromisos que
corresponden a posiciones novedosas y originales,
independientemente de la intención subjetiva del autor3.
¿Qué utilidad pueden tener estas reflexiones al momento de
considerar los Cuadernos de la cárcel? Pueden ayudar a la
clarificación de toda una serie de equívocos y confusiones que
se han acumulado en el curso de los años y que se deben a la
falta de comprensión acerca de la situación precisa de este
escrito, en particular en relación a la censura y la autocensura.
Es un hecho comúnmente aceptado que los Cuadernos hayan
sido escritos en condiciones de censura real o potencial (se ha
hablado y se habla a propósito de ″escritura esópica″4). Sin
2
Cfr. C. GINZBURG, Il nicodemismo. Simulazione o dissimulazione religiosa
nell´Europa dell ‘500, Einaudi, Turín, 1970, con referencias a la bibliografía
anteriormente citada.
3
Cfr. a este propósito D. LOSURDO, Autocensura e compromesso nel
pensiero político di Kant, Bibliopolis, Nápoles, 1983. También el trabajo
fundamental de C. LACORTE, Kant, ancora un episodio dell´alleanza di religione
e filosofía, Argalia, Urbino, 1968.
4
Quien habló por primera vez de "lenguaje esópico", a propósito de
los manuscritos carcelarios, fue Tatiana Schucht. En la carta a Giulia
Schucht del 5 de mayo de 1937, ella escribió: «los ha tenido consigo,
escribiendo con lenguaje esópico. Es claro, sin embargo, que después de
su liberación no habría podido continuar desarrollando estos trabajos. Es
por eso que me decía a menudo que debería mandarte a ti todos sus
manuscritos, llevándolos poco a poco fuera de la clínica, pero una vez
liberado, por temor a que me sorprendieran con estos antes». (la carta,
inédita, se conserva en la Fundación Gramsci; el pasaje ha sido citado por
129
FABIO FROSINI
embargo, partiendo de este hecho, no siempre se plantean las
consideraciones y precisiones correctas.
La primera consideración, la más general, es (cfr. cap. 2) que
efectivamente Gramsci expresa una serie de contenidos en
forma disimulada, esto es: él escribe lo que pretende escribir,
pero lo hace simulando los términos, los cuales, aun siendo
fácilmente descifrables, buscaban –en la intención y en la
esperanza del autor de los Cuadernos– proteger los contenidos a
posibles controles externos. Este hecho (cap. 3) –
incontrovertible– no implica que algunas de las expresiones en
determinados contextos no puedan tener valor de innovación
real y un significado original que, de no ser reconocido así,
terminaría por sustituir la elaboración contenida en los
Cuadernos por un modelo teórico prestablecido. Una lectura
codificada de los Cuadernos de la cárcel, conducida en modo
mecánico, se reduciría a la confirmación de una serie de

G. VACCA, Vita e pensieri di Antonio Gramsci, Einaudi, Turín, 2012, p 324.


Tatiana habla además de «obra maestra del dialecto esópico» a propósito
de la carta de Gramsci a ella del 27 de febrero de 1933 (Tatiana Schucht a
Piero Sraffa, 9 de marzo de 1933; la carta, inédita, se encuentra en la
Fundación Gramsci en Roma; el pasaje es citado en A. GRAMSCI – T.
SCHUCHT, Lettere 1926-1935, editado por A. Natoli y C. Daniele, Einaudi,
Turín, 1997, p. 121, n3). De «lenguaje esópico e inteligentemente abstraído
en conjunto de los Cuadernos» también habló recientemente N. DE
DOMENICO, Una fonte trascurata dei Quaderni del carcere di Antonio Gramsci:
il ‘Labour Monthly’ del 1931, Actas de la Academia Peloritana dei Pericolanti,
Classe di lettere, filosofia e belle arti, CCLXII, Vol. LXVII, pp. 1-34: 28n. Se
debe tener en cuenta sin embargo que, para alguien rusa como Tatiana, el
adjetivo "esópico" tenía un valor específico y bien definido, establecido
desde Pushkin que se refiere a la capacidad de engañar la censura
gubernamental haciendo pasar mensajes políticos en apariencia literaria.
Cfr. LEV V. LOSEFF, On the beneficence of Censorship: Aesopian Language in
Modern Russian Literature, Verlag Otto Sagner in Kommission, Munich,
1984, cap. 1.
130
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
opiniones preconcebidas. Solo una lectura codificada no
mecánica o prejuiciosa (cap. 4) puede tomar en consideración
los elementos contextuales y trabajar en la integración de estos
con las interrogantes principales: ¿es posible expresar un
contenido directamente "político" en forma "literaria"? Nos
referimos así a un punto esbozado al comienzo: hay pistas que
disimulan un contenido, y otras que lo revelan sin que eso sea
parte de la intención del autor. Se formula por tanto la hipótesis
de que, en determinados momentos, de particular tensión, lo
escrito en los Cuadernos deja al descubierto lo que su autor
intenta ocultar: su contenido político. Al respecto, (cap. 5-11)
se propone el estudio de una coyuntura particular: un momento
en el cual los elementos de contenido político –que el detenido
está desarrollando en su trabajo en la cárcel– emergen con
particular visibilidad, precisamente en junio de 1932, cuando
fue ejecutada una requisa extraordinaria en su celda.
Ahora bien, las pistas que disimulan y las pistas que revelan
no deben ser entendidas como oposición. En efecto, también
las pistas que disimulan, revelan algo, a modo de protegerlo. Sin
embargo, las pistas que revelan (involuntariamente) se ligan a
contenidos que se encuentra a un nivel más profundo que los
expresados en forma disimulada. En definitiva, la distinción es
la que existe entre temas sobre los que puede escribir, con la
condición de enmascararlos, y temas sobre los cuales no se
puede escribir. Y bien, la hipótesis que formulamos es que estos
últimos, por la urgencia de ciertas circunstancias terminan,
alguna vez, por aflorar. Por ello, una investigación sobre las
pistas que revelan (o involuntarias), nos permitiría descender
por la trama fundamental de los Cuadernos de la cárcel, a la imagen
–siempre presente en la mente de su autor, pero jamás
enunciada– respecto la cual todo lo restante (filosofía, literatura,
teoría política, historia, etc.) adquiere su verdadero significado.
131
FABIO FROSINI

2. Las preocupaciones del prisionero

Es un hecho conocido desde los tiempos de la primera edición


de los Cuadernos de la cárcel que estos contienen expresiones
cifradas. En el Prefacio no firmado, pero atribuible a los editores,
Felice Platone y Palmiro Togliatti, del primer volumen
publicado, Il materialismo storico e la filosofia di Benedetto Croce, se
advierte al lector:

Un primer gran obstáculo [para el estudio en la cárcel] era la censura y la


revisión que la administración carcelaria podía realizar en cualquier
momento sobre todos sus escritos. Necesitaba alejar la sospecha de que
los cuadernos servirían para escritos políticos y de partido, evitar lo más
posible, particularmente en los primeros cuadernos y en las primeras
páginas de cada cuaderno, de hablar de proletariado, de comunismo, de
bolchevismo, de Marx, de Engels, de Lenin, de Stalin o del Partido;
abandonar la terminología tradicional de los marxistas, los términos de
revolución proletaria, dictadura proletaria, sociedad socialista y partido de
la clase obrera; renunciar a citar los títulos de algunas obras fundamentales
de los grandes teóricos del marxismo e incluso limitarse a parafrasear,
antes que citar literalmente pasajes de Marx y Engels.5

Y en la p. XXIII se incorpora un pequeño glosario que contiene


«algunos pseudónimos y expresiones usadas por Gramsci en sustitución de
nombres y términos que podían causar sospecha a la censura».

5
[F. Platone, P. Togliatti] Prefazione en A. GRAMSCI, Il materialismo
storico e la filosofia di Benedetto Croce, Einaudi, Turín, 1948, pp. XIII-XXII:
XIX. En la edición en español al cuidado de Héctor P. Agosti se hace
alusión a esto cuando se menciona: «recuérdese finalmente que las hojas
de sus cuadernos eran revisadas por los carceleros y, que, por tanto, debió
recurrir tantas veces a un lenguaje elíptico para eludir la censura». Cfr. El
materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce, Cuadernos de la Carcel, vol. 1,
ediciones Casa Juan Pablos, México, 2001, p. 9. [NdT]
132
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
Estas consideraciones y advertencias son en gran medida
incontrovertibles: efectivamente, en los Cuadernos, Rosa
Luxemburgo es «Rosa»6, Stalin es «Giuseppe Besarione»7,
Tročkij es «Leone Davidovi»8, Lenin es en un primer momento
(octubre 1930) «Iliìč»; luego, de octubre-noviembre del mismo
año hasta mayo de 1932, se transforma en «Vilici»9, con una
deformación de la inicial, cuando no es sustituido (mayo de
1932) por la paráfrasis «el más grande teórico moderno de la
filosofía de la praxis»10, los propios nombres de Marx y Engels
se mencionan solo con las iniciales, cuando no parafraseados
como: los «fundadores de la filosofía de la praxis»11; del título
de la revista «L'Ordine nuovo» se dan solo las iniciales12. Boris
Souvarine es llamado por su segundo apellido, conocido por
pocos, «Liefscitz»13. Los bolcheviques son definidos como el
«grupo que […] encarna» el materialismo histórico14, etc.15.
Los ejemplos dados muestran que Gramsci estaba
realmente preocupado de que una tercera persona pudiese leer
sus cuadernos. No importando si esto hubiese ocurrido
6
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 4, § 46, T 2, p. 184.
7
Ibid., C 14, § 68, T 5, p. 156.
8
Ibid., C 3, § 31, T 2, p. 35.
9
Ibid., C 11, § 46, T 4, p. 317.
10
Ibid., C 10, I § 12, T 4, p. 135.
11
Ibid., C 10, I sumario, T 4, p. 113.
12
Ibid., C 1, § 61, T 1, p. 136.
13
Ibid., C 7, § 43, T 3, p. 178. Boris Konstantinovic Lifšic (1895-1984)
era originario de Kiev (Ucrania), aunque creció en París, donde se trasladó
su familia al inicio del siglo.
14
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 10, II, § 31, T 4, p. 165.
15
Para la lista completa de los pseudónimos presentes en cada
cuaderno véase las notas introductorias respectivas en: A. GRAMSCI,
Quaderni del carcere. Edizione anastatica dei manoscritti, editado por G.
Francioni, 18 vol., Istituto della Enciclopedia Italiana-″L’Unione Sarda″,
Roma-Cagliari, 2009.
133
FABIO FROSINI
realmente, como también lo reconocen implícitamente Platone
y Togliatti. Lo importante es que el detenido consideraba que
esto podía suceder en cualquier momento. No se trata por lo
demás de un temor injustificado: así como para todos los
detenidos, los objetos personales de Gramsci, comprendidos
los libros, revistas y cuadernos que no utilizaba, debían dejarse
custodiados en el almacén de la penitenciaría y esto «ofrecía la
posibilidad de un continuo control del trabajo gramsciano por
parte de las autoridades, en primer lugar, del director de la
cárcel, pero también […] eventualmente por funcionarios
ministeriales»16. Además, la posibilidad de escribir en celda y
contar con material de escritorio se debía a la aplicación de un
artículo del reglamento carcelario de 1891 (art. 325º), que
establecía que solo excepcionalmente los detenidos en celdas
individuales podían tener lo necesario para escribir17. Esta
disposición, ya de por sí muy limitativa, no fue retirada en el
reglamento que entró en vigencia el 18 de junio de 1931. Es por
tanto gracias al "poder discrecional" de los directores, quienes
se sucedieron en la administración de Turi, que fue mantenida
esta concesión18. Además, los cuadernos, como los libros y las
revistas podían ser llevados a la celda en un número limitado19,
los cuales no se encontraban en conjunto a completa
disposición del prisionero, al contrario: él podía retirarlos del

16
G. FRANCIONI, Cómo trabajaba Gramsci, Historia y estructura de los
Cuadernos de la cárcel, La Riel-editores, El Alto – Bolivia, pp. 18-19. Cfr.
también ID. Il bauletto inglese. Appunti per una storia dei ‘Quaderni’ di Gramsci,
Studi storici, XXXIII, 1992, n. 4, pp. 713-741: 731n.
17
Cfr. G. FRANCIONI, Cómo trabajaba Gramsci, Historia y estructura de los
Cuadernos de la cárcel, cit, pp. 20-21 [NdE].
18
Ibid.
19
Ibid.
134
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
almacén solo cuando necesitaba algo y siempre restringido a un
máximo cuantitativo.

3. La codificación y sus límites

Comprobado este hecho: ¿hasta qué punto se puede llegar en


la interpretación de ciertas frases o expresiones? Tomemos
como ejemplo: «filosofía de la praxis/"prassi"». En 1967,
Valentino Gerratana señaló que en el curso de 1932, Gramsci
realizó un cambio criptográfico por el cual "marxismo" o
"materialismo histórico" fueron sustituidos por "filosofía de la
praxis" o "prassi"20. Esto sin embargo es verdad, solo en parte,
dado que, en muchos casos, como todos saben, esta expresión
introducida en la segunda redacción en lugar de "marxismo" o
"materialismo histórico" es un mero equivalente de la primera.
Pero ¿qué se puede entender de un caso como el siguiente?:21

[…] ver exactamente la afirmación […] ver la afirmación exacta; la


contenida en la Miseria de la filosofía Miseria de la filosofía es un momento
en la que se hallan contenidas esencial en la formación de la
afirmaciones esenciales desde el filosofía de la praxis; puede ser
punto de vista de la relación de la considerada como el desarrollo de
estructura y de las superestructuras las Tesis sobre Feuerbach. […]
y del concepto de dialéctica propio
del materialismo histórico; Desde
el punto de vista teórico la Miseria
de la filosofía puede ser considerada

20
V. GERRATANA, Punti di riferimento per un’edizione critica dei ‘Quaderni
del carcere’, en Prassi rivoluzionaria e storicismo in Gramsci, «Quaderni di Critica
Marxista», n. 3, 1967, pp. 240-259: 256-257.
21
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 4, § 38, T 2, p. 174; y C 13, §
18, T 5, p. 43.
135
FABIO FROSINI
en parte como la aplicación y el
desarrollo de las Tesis sobre
Feuerbach. […]

La segunda redacción no solamente es más breve, sino que


condensa una serie de referencias –«relación de la estructura y
de las superestructuras» y «concepto de dialéctica»– en un nexo
directo entre Tesis de Feuerbach y la «filosofía de la praxis», que
hace de esta última –según Gramsci– el verdadero nombre de la
filosofía de Marx. A esto se añade (y no es secundario en
absoluto) que la denominación "filosofía de la praxis", en sentido
estricto y específico va madurando en 1931, y en el curso de ese
año (a inicios de 1932) Gramsci recurre a definir al marxismo
en estos términos22.
Como se ve, las cosas son más complejas de cuanto
aparentan en un primer acercamiento, por lo cual, eso que vale
para Besarione (es decir: siempre del mismo modo) ¿debería
mecánicamente valer para "marxismo"? Tratándose de estos
temas, se hace necesaria no solo una gran prudencia
metodológica, sino también la posesión de un adecuado
conocimiento de base. Cuando ninguna de estas dos cosas
concurre, la idea de un lenguaje cifrado y alusivo se convierte
en una suerte de Shibbolet que abre la puerta a todo tipo de
superficialidad y/o extravagancia.
El ejemplo más representativo (que expresa una extensión
indebida de la tesis Platone-Togliatti acerca de la función

22
Cfr. A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 7, § 35, T 3, p. 173. Cfr. F.
FROSINI, La religione dell’uomo moderno. Politica e verità nei ″Quaderni del carcere″
di Antonio Gramsci, Carocci, Roma, 2010, parte I. Contro un’assunzione
unilaterale del criterio della riforma crittografica, cfr. también M. CILIBERTO, La
fabbrica dei ΄Quaderni΄ (Gramsci e Vico), en ID., Filosofia e politica nel Novecento
italiano. Da Labriola a "Società", De Donato, Bari, 1982, pp. 263-314: 311.
136
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
meramente simuladora de la terminología adoptada en los
Cuadernos) es dado por la equivalencia subalterno / proletario, muy
difundida en el mundo anglófono. El origen, casi involuntario,
de éste "cifrado" se lo debemos a David Arnold. Éste, miembro
fundador del grupo que publicó la serie de los «Subaltern
studies» en 1984, en un importante ensayo sobre Gramsci and
Peasant Subalternity in India formuló de un modo totalmente
incidental la hipótesis según la cual el término «subalternos» sea
un "cifrado" para entender «proletario»: el uso del término por
parte de Gramsci, escribe, «podría haber sido utilizado por la
necesidad de evitar la censura que habría sido atraída por una
palabra políticamente más explícita como "proletariado"»23.
Lo hemos dicho: Arnold presenta esta hipótesis en modo
incidental y como mera suposición. Pero cuando fue repetida
en 1987 por Gayatri Chakravorty Spivak se transformó en un
"hecho confirmado": «el término –dice Spivak– fue usado por
Gramsci a causa de la censura: él llama al marxismo "monismo"
[sic] y fue inducido a llamar al proletariado "subalterno"»24.
23
D. ARNOLD, Gramsci and Peasant Subalternity in India, Journal of
Peasant Studies, XI, 1984, n. 4, pp. 155-177: 162. En general, sobre los
Subaltern Studies, cfr. V. CHATURVEDI, A Critical Theory of Subalternity:
Rethinking Class in Indian Historiography, «Left History», XII, 2007, n. 1, pp.
9-28 (sobre Arnold cfr. ibid, pp. 9-10).
24
G. SPIVAK, Negotiating the Structures of Violence, en ID. The Post-Colonial
Critic: Interviews, Strategies, Dialogues, editado por S. Harasym, Routledge,
New York, 1990, pp. 138-151: 141 (se trata de la transcripción de una
entrevista publicada por Spivak en 1987). Será útil –en una futura historia
de las peores deformaciones a las cuales la "no lectura" de Gramsci ha
dado lugar– establecer la genealogía de la codificación de "marxismo" con
"monismo". Esto solamente puede ser consecuencia de una lectura –por
otra parte, incongruente– del C 4, § 37, T 2, p. 166, único escrito (junto a
su segunda redacción en el C 11, T 4, p. 337) en el que el término
"monismo" aparece en los Cuadernos. Solo que aquí se designa así, como
se sabe, no al marxismo sino a lo que es el "materialismo histórico" en cuanto
137
FABIO FROSINI
Gracias a la notoriedad que alcanzó este escrito, esta hipótesis
luego se transformó en un lugar común difundido en el mundo
angloparlante, tanto que el 2011 Marcus Green le dedicó un
artículo25 bien meditado para poner las cosas en orden. Por
ejemplo Green informó –a quien en el mundo angloparlante
no se encuentra en grado de hacer uso de la edición crítica de
los Cuadernos de la cárcel– que allí se puede leer, en el Cuaderno
25, la palabra «proletarios» junto a «campesinos» y a
«subalternos»26.
Pero el caso de Spivak, si bien casi grotesco, se coloca sobre
el mismo terreno que el Prefacio a Il materialismo storico y la filosofia
di Benedetto Croce, aunque en opuesto sentido. Si Platone y
Togliatti estaban preocupados por salvaguardar la ortodoxia de
Gramsci, Spivak la afirma, para poder liquidar su elaboración
como obsoleta: si los subalternos son un mero codeword para
«proletarios» (equivalencia que –ça va sans dire– Platone y
Togliatti no habrían registrado), entonces en los Cuadernos falta
una teoría de la dominación capaz de sobrepasar los límites
estrechos del análisis de clase centrados en el proletariado fabril.
Por todo lo anterior, debe abandonarse aquella idea según la
cual en los Cuadernos se presenta siempre y de todos modos una

«Filosofía del acto (praxis), pero no del "acto puro", sino precisamente del
acto "impuro", es decir: real en el sentido profano de la palabra» [T 2, p.
167], no es. A menos que se quiera imaginar que estamos aquí en presencia
de un cifrado doble, o al cuadrado, lo que –de ser así– sobrepasaría mis
capacidades comprensivas.
25
M. GREEN, Rethinking the subaltern and the question of censorship in
Gramsci’s Prison Notebooks, Postcolonial Studies, XIV, 2011, n. 4, pp. 387-
404. Sobre Arnold y Spivak, cfr. ibid, p. 390. 26 ibid, p. 391.
26
Ibid, p. 391.
138
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
correspondencia rígida entre términos y seudónimos27. Y
entender paso a paso si, y en qué medida, una expresión nueva
implica un nuevo contenido.

4. "Literatura" y política

Cuanto antecede es una advertencia respecto a un


entendimiento rígido sobre la codificación de los Cuadernos que
naturalmente puede ser extendida a las Cartas. Un acercamiento
consciente de la función y los límites de la «hipótesis de la
censura», como la llama Green, debe ante todo pasar por una
reconsideración sobre los distintos procedimientos de censura
presentes en las Cartas y en los Cuadernos. Esta distinción
debería ser obvia, aun así, vale la pena recordarla: las cartas son
censuradas de modo sistemático, en cada envío, la presencia en
estas de algunos temas no consentidos –o solo la sospecha de
su existencia– podía dar lugar al inmediato secuestro, pérdida
de la misiva y además de las consecuencias disciplinarias del
caso. (Más adelante, veremos un incidente concreto). Distinto
es el caso de los Cuadernos, para los que rige, como se ha visto,
una permanente amenaza de confiscación e igualmente la
constante posibilidad de control (y así con el resto, como con
cada libro permitido a Gramsci, timbrado y visado por el
director, que constituía la forma de autorizar su entrega, además
de las condiciones precisas de uso), incluso si tal control no
fuese efectuado sistemáticamente.
Por otra parte, desde la óptica de la estructura de control y
censura, lo que verdaderamente importa es lo que entra y sale
27
Esto, naturalmente, no considera los nombres propios, sino los
términos que designan las palabras fundamentales del pensamiento
político y teórico de Gramsci.
139
FABIO FROSINI
de la cárcel, mucho más de lo que de todos modos se queda
siempre dentro, aunque tampoco a completa disposición del
detenido. De aquí la suposición de que, si los controles sobre
los cuadernos fueron realizados, estos no fueron llevados en la
misma medida que sobre las cartas. Es más: es fácil imaginar
que el censor, no buscase un código de comunicación en estos,
como en el lenguaje de las cartas. Como ya se ha visto, Gramsci
se preocupa de cifrar ante todo y sistemáticamente los nombres
de los dirigentes comunistas y todo aquello que tiene que ver
con la realidad política del momento. El problema, para él, no es
disimular un mensaje, sino un análisis estratégico, impedir que
la administración carcelaria tomase la ocasión –por alguna
afirmación demasiado directamente ligada con la actualidad, en
particular con la Italia fascista– para acusar al detenido de
intentar desarrollar actividad política en la cárcel en vez de
dedicarse a un trabajo de carácter meramente "literario"28.
Cuando se gestionó la autorización concreta de contar en
celda con el material para escribir y tomar apuntes, esta fue
precisamente la fórmula que Antonio usó mediante su hermano
Carlo:

en la solicitud [para acceder a una celda individual] añade que mi trabajo


intelectual anterior me hace sentir fuertemente la dificultad para el estudio
y la lectura que se tiene cuando se está en cohabitación con tales enfermos
y pide que estando solo me sea permitido tener papel y tinta para
dedicarme a algún trabajo de carácter literario y al estudio de idiomas.29

28
Sobre este punto la afirmación hecha por Platone y Togliatti en el
«Prefacio» citado es del todo aceptable, por cuanto, la hipótesis que
intento poner a prueba aquí puede ser considerada un desarrollo y una
retoma de aquellas observaciones.
29
Carta a Carlo Gramsci del 13 de agosto de 1928, en A. GRAMSCI,
Lettere dal carcere, editado por A. A. Santucci, Sellerio, Palermo, 1996, p.
205. El 27 de marzo de 1927, Gramsci dirigió al juez instructor del
140
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS

Por tanto, se puede asumir que, si los Cuadernos de la cárcel son


un escrito "cifrado", este hecho se encuentra justamente en el
revestimiento del contenido político bajo una cobertura literaria. Y si
esto es verdad, entonces no hay dobles sentidos que descubrir
o secretos correspondientes por hacer aflorar. La escritura es
aparentemente literaria –o sea: científica y en general analítica–
cuando realmente es política y estratégica. Gramsci temía que
esto fuera notorio y siempre trató de evitar este peligro.
Naturalmente, lo hizo de diversos modos y en diferentes
momentos, teniendo siempre en cuenta el hecho de que en las
notas de los cuadernos era posible tratar temas políticos
prohibidos en las cartas.
Se puede hacer entonces la siguiente hipótesis: en
momentos particulares, de fuerte tensión, la trama de los
Cuadernos, así sutilmente entendida, aparece como cortada, para
impedir que su verdadero contenido se hacía evidente, y son
algunas señales –de las pistas involuntarias– las que ponen en
evidencia dicha tensión febril, propiamente político-práctica,
que atraviesa la elaboración de Gramsci. En todo caso no se
trata de identificar un "código" tomado en forma más o menos
arbitraria desde nuestra proyección sino de reconstruir, gracias
a estas pistas, el puzzle del discurso político contenido en los
Cuadernos.

Tribunal Militar de Milán una solicitud para «poder tener


permanentemente en su celda: tinta, pluma y un centenar de hojas de papel
para escribir trabajos de carácter literario». Cfr. G. FRANCIONI, Cómo
trabajaba Gramsci, Historia y estructura de los Cuadernos de la cárcel, cit, p. 11.
Una lectura de la carta del 19 de marzo de 1927 en estos términos en G.
VACCA, Vita e pensieri di Antonio Gramsci. cit. p. 107, en el mismo sentido
que sugirieron Platone y Togliatti, «Prefazione» Il materialismo storico e la
filosofía di Benedetto Croce, cit., p. XV.
141
FABIO FROSINI
Antes de realizar algunas indicaciones iniciales en este
sentido, es preciso hacer una última consideración. Aquí, como
casi siempre pasa, no se comienza de cero. En 1958, Palmiro
Togliatti escribió:

Es cierto que existe un hilo conductor en esta obra, sin embargo, este no
se puede encontrar y no se encuentra sino en la actividad real, que parte
desde los tiempos de la juventud y paso a paso se desarrolla no solo hasta
el advenimiento del fascismo al poder sino hasta el arresto y después.
Toda la obra de Gramsci debería ser tratada partiendo de esta última
consideración, tarea que podrá ser resuelta solo por quien profundice en
el conocimiento de los momentos concretos de su práctica para
reconocer el modo por el cual, a estos momentos concretos, adhiere cada
formulación y afirmación general de doctrina, y pueda permanecer
imparcial sabiendo resistir a la tentación de hacer prevalecer falsas
generalizaciones doctrinarias en el nexo evidente que une el pensamiento
a los hechos y al movimiento real.30

Esta es una indicación de método a seguir. Quien lo ha hecho31


ha demostrado cuán difícil y delicado es el asunto, además de
presuponer una vasta masa de conocimientos. No me
propongo hacer dar a la investigación pasos decisivos sino de
arraigarla a una lectura críticamente atenta de lo escrito en los
Cuadernos. Eso ayudará –esperamos– a hacer emerger una clave
de lectura unitaria del manuscrito entero, más congruente con
la historicidad de su génesis y con la funcionalidad asignada por
su autor.

30
P. TOGLIATTI, Il leninismo nel pensiero en nell´azione di A. Gramsci
(appunti), 1958, en Scritti su Gramsci, editado por G. Liguori, Editori Riuniti,
Roma, 2001, p. 213-234; 214.
31
Cfr. E. RAGIONERI, Gramsci e il dibattito teorico nel movimento operaio
internazionale, en Il marxismo e l´Internazionale. Studi di storia del marxismo,
Editori Riuniti, Roma, 1968, pp. 257-303: 291-303; G. VACCA, Gramsci e
Togliatti, Editori Riuniti, Roma, 1991, pp. 19-20.
142
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS

5. La "reseña" de la «Storia d'Europa»

Tomemos los hechos de un momento crucial en la vida del


prisionero. Precisamente aquel descrito por Tatiana en la carta
a Piero Sraffa el 11 de febrero de 1933:

Entre otras cosas que me vienen a la mente, sobre lo que me dijo Nino
en la conversación, se encuentra el hecho de que el libro de Croce,
"Europa" no le fue concedido por una palabra de mi carta que insinuaba
mi deseo de tener una reseña sobre ese libro, inmediatamente creyeron
que se publicarían los artículos de Nino en Moscú. Consiguientemente
fueron secuestradas, sin ningún resultado, seis de mis cartas, que fueron
enviadas al Ministerio.32

Tatiana se refiere al periodo: abril-junio de 1932. Si revisamos


las cartas escritas por Gramsci en ese intervalo oscuro,
podemos dar cuenta del momento exacto en el que se
efectuaron estas requisas33.
El 12 de abril, Tatiana hubo pedido a Gramsci «una reseña»
sobre la Storia d'Europa de Benedetto Croce34. En torno a lo
cual, Gramsci escribe una serie de cartas sobre Croce: 18 y 25
de abril, 2 y 9 de mayo de 1932, que están temporalmente
ligados a algunos apuntes del cuaderno 8, los §§ 225 [T 3, p.
337], 227 [T 3, p. 339], 233 [T 3, p. 342], 236 [T 3, p. 343], que
luego son transpuestos a la larga nota que ocupa las ultimas diez

32
A. GRAMSCI - T. SCHUCHT, Lettere 1925-1935, cit. p. 1461.
33
Los distintos testimonios sobre la presencia en Turi de los
inspectores de la OVRA [Oficina de represión contra el antifascismo] y
sobre las requisas efectuadas son recogidas y comentadas en G.
FRANCIONI, Il bauletto inglese, cit., pp. 723-724 y 727.
34
A. GRAMSCI – T. SCHUCHT, Lettere 1925-1935, cit. p. 972.
143
FABIO FROSINI
hojas del cuaderno 1035. La diferencia entre las cartas y las notas
del Cuaderno 8 y 10 se encuentra en el hecho de que las
implicaciones políticas deben ser atenuadas en las primeras36.
Gramsci escribe aclarando esto en la carta a Tatiana del 23 de
mayo, donde considera retrospectivamente las cuatro
anteriores:

No me has dicho tu parecer sobre las notas que te he escrito a propósito


de Croce; ¿Te han sido útiles en general? De todos modos debes tener
presente que no pueden estar completas, no podían tocar todos los puntos que
habrían sido necesarios tratar; y que así como están, de inicio llevan una mutilación
voluntaria.»37

Gramsci advierte claramente que en sus cartas no ha tratado


todos los puntos tocados en el Cuaderno 8 y, donde hay una
referencia puntual, la ha hecho en modo de neutralizar y
guardar silencio sobre los aspectos políticos. En las cartas de
abril y mayo, en efecto, el tema "Croce" es examinado y
circunscrito al periodo del cambio de fin de siglo y no más allá:
la guerra y la cuestión principal quedan entretejidas en su
pensamiento estético, proyecto cultural e historiográfico. Las
cuestiones políticas no se tratan. Pero justo en la carta del 6 de
35
Cfr. G. FRANCIONI, L’officina gramsciana. Ipotesi sulla struttura dei
"Quaderni del carcere", Nápoles, Bibliopolis, 1984, pp. 100-107; Id., Nota
introduttiva al quaderno 8, en A. GRAMSCI, Quaderni del carcere. Edizione
anastática dei manoscritti, cit., vol. 13, pp. 11-15; ID. F. FROSINI, Nota
introduttiva al quaderno 10, ibid., vol. 14, pp 3-4.
36
Cfr. G. VACCA, Vita e pensieri di Antonio Gramsci 1926-1937, cit., p.
218n. y, para un análisis de las cartas sobre Croce, ibid., cap. XIII. Un
análisis muy estimulante, aunque no siempre compartible de las cartas
sobre Croce en A. ROSSI, Tra Gramsci e Togliatti. L’ultimo dibattito: le lettere su
Croce, La Capitanata, XLI, 2003, pp. 199-220.
37
A. GRAMSCI – T. SCHUCHT, Lettere 1926-1935, cit., p. 1011, cursiva
mía.
144
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
junio, la última de la serie, estas aparecen en modo abierto, en
la cual –sobrepasando la regla que él mismo se había impuesto– Gramsci
afronta directamente el problema político coyuntural. Aquí por
primera vez se habla de "religión de la libertad"38 y de la
colaboración del filósofo liberal con la revista «Politica»,
dirigida por Francesco Coppola, que fue una importante
palestra teórica del nacionalismo confluyente en el fascismo.
Gramsci alcanzó incluso hasta a considerar el periodo de la
posguerra, «cuando parece que el grupo dirigente tradicional no
está en grado de asimilar y dirigir las nuevas fuerzas hechas
manifiestas por los acontecimientos»39, esto es: el preámbulo
directo del presente régimen fascista. Se extiende en suma hasta
considerar la relación política entre Croce y el fascismo.
Ciertamente, a la altura del 6 de junio, la carta de Tatiana del
12 de abril no había producido todavía los efectos disruptivos
que produjo después. La hipótesis más plausible sobre este
asunto es que esos efectos se producirán solo en forma
retroactiva, cuando la dirección carcelaria (por las razones que
ahora veremos) vuelve a revisar todo el intercambio,
secuestrando las cartas de Tatiana y precisando el 12 de abril
como el inicio de la discusión sobre Croce. Y, dado que el 19
de junio de 1932, Gramsci pide a Tatiana no hacer enviar el
cuarto volumen de la traducción francesa de la correspondencia
de Marx y Engels («se necesitará hacer solicitudes para poder
leer libros más ortodoxos, conformes a los de este tipo»40), se
puede deducir que la celda fue requisada entre el 6 y 19 de junio
de 1932.

38
A. GRAMSCI – T. SCHUCHT, Lettere 1926-1935, cit., p. 1021.
39
Ibid, p. 1023.
40
Ibid, p. 1030. Y en una carta posterior, el 12 de julio, le comunica la
lista detallada de las reglas (mucho más restrictivas) para observar en la
correspondencia de ese momento en adelante. cfr. ibid, pp. 1043-1044.
145
FABIO FROSINI

6. La requisa de junio de 1932 y la carta del día 6

¿Cuál es la razón por la que Gramsci escribe la carta del 6 de


junio, logrando alarmar al censor, impidiéndose la posibilidad
de proseguir la serie de cartas sobre Croce? ¿Fue una
imprudencia o algo buscado? Una serie de indicios hacen
propender por la segunda hipótesis. En primer lugar, como
testimonia Tatiana inmediatamente después de los hechos, los
controles no parten de Turi sino de episodios ocurridos en otro
lugar; El 29 de julio de 1932 escribe a Sraffa: «te habrás enterado
que han ocurrido incidentes en algún lugar que han llevado a
adoptar medidas restrictivas extraordinarias. También Nino
hizo una alusión sobre esto41. He sabido que podrían haber los
que vayan a ser transferidos al Tribunal Especial si se descubre
una carta en medio de libros o revistas»42. Cuando Gramsci
escribe la carta del 6 de junio, la ola represiva ya estaba
extendida sobre Turi. En efecto, una vez terminada la carta, es
obligado a borrar un párrafo referido a la renovación de su
suscripción al «Corriere della Sera» dado que precisamente ese
momento se entera que el permiso de lectura de periódicos
quedó suspendido43. El día 19 se lo explica a Tatiana44. Por el

41
Se refiere a la carta del 12 de julio, cit.
42
La carta es inédita y se encuentra bajo custodia del ‘Fondo Tatiana
Schucht’ en la Fundación Gramsci de Roma. El pasaje es citado en A.
GRAMSCI - T. SCHUCHT, Lettere 1926-1935, cit., p. 1044n., la cursiva es mia.
43
Cfr. ibid, p. 1021.
44
«[…] ha sido suspendida la concesión de leer periódicos y diarios»
(carta del 19 de junio de 1932, ibid., p. 1030). Más tarde en la carta del 11
de febrero de 1933, Tatiana escribe a Sraffa que la suspensión debía ser
relacionada al descubrimiento del uso de los avisos comerciales para
comunicarse con el exterior (cfr. ibid., p. 1462). La prohibición se extendía,
146
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
modo en el que escribe Tatiana sobre esto a Sraffa en julio de
1932 parece que el episodio habría suscitado cierto clamor, y es
posible que, a la altura del 6 de junio, Gramsci fuese consciente
de la inminencia de la ola represiva en la administración de la
correspondencia. Esto puede haberlo inducido a romper las
perplejidades y a poner fin al tratamiento del tema "Croce".
Debió parecerle tanto más urgente (y este es el segundo
indicio) a la luz de la carta de Tatiana del 30 de mayo, en la cual
(retomando verbatim Sraffa) ella planteaba: «¿si sería exacto decir
que [Croce] es obligado a refugiarse en la "religión de la
libertad" y similares fantasías para esconder el hecho de que a
él y a sus amigos les han movido el piso sin esperanza de
reencontrarlo?»45. Y aquí la respuesta de Gramsci el 6 de junio:

Creo que tú das una interpretación inexacta de la formula "religión de la


libertad", otorgándole un contenido místico […] Así, pienso que quizás
exageras respecto la posición de Croce en la actualidad, teniéndolo como
más aislado de lo que realmente está, quien no necesita dejarse engañar
por la efervescencia polémica de escritores más o menos diletantes e
irresponsables.46

Así se introdujo el tema de la relación del presente entre Croce


y el fascismo, y del modo en el cual desde el fascismo se valora
la contribución del filósofo liberal a la obra de asimilación de
las clases subalternas dentro los marcos del régimen burgués.
En la urgencia de componer un perfil completo en su
tratamiento sobre el tema, urgencia surgida al tener

además de los diarios, también a los libros y revistas. Cfr. G. FRANCIONI,


Il bauletto inglese, cit., p. 728.
45
A. GRAMSCI - T. SCHUCHT, Lettere 1926-1935, cit., p. 1018. cfr. P.
SRAFFA, Lettere a Tania per Gramsci, editado por V. Gerratana, Editori
Riuniti, Roma, 1991, p. 66.
46
A. GRAMSCI - T. SCHUCHT, Lettere 1926-1935, cit., p. 1022.
147
FABIO FROSINI
conocimiento de la equivocada idea que, sobre la cuestión,
Tatiana (Sraffa) mostraba tener, Gramsci puede haber decidido
pasar a un discurso exento de velos y cautela.
Bajo esta perspectiva, también asume un distinto
significado un pasaje de la carta de Tatiana a Sraffa del 11 de
febrero de 1933, donde dice: «inmediatamente creyeron que
efectivamente se imprimirían en Moscú algunos artículos de
Nino». Mientras para Moscú no tenía gran significado una serie
de artículos de Gramsci sobre Croce, crítico del materialismo
histórico, fundador de «La Crítica» y teórico de temas de
estética; esta serie de artículos sí tenía en cambio un gran
significado en cuanto culminase en el análisis de la función
política de Croce en la situación presente de Italia. La última
carta permitía en suma unir las tesis de Gramsci en su integridad
y su novedad: la posición "revisionista" asumida hasta el fin de
siglo es mantenida, cambiando los términos, porque, en esa,
Croce reconoce la propia función dentro del contexto italiano
e internacional. Esta función puede ser resumida en la exigencia
de absorber el empuje rebelde de los grupos subalternos,
decapitando sus organizaciones gracias a la asimilación de sus
intelectuales de referencia. Con la crítica a Marx, la filosofía del
espíritu, la historia ético-política y ahora con la "religión de la
libertad", Croce persigue siempre el mismo objetivo: el control
sobre los intentos de auto-organización de las clases
subalternas. Tal objetivo no está en contraste con el fascismo
sino de un modo superficial.
Gramsci, traza una línea de continuidad de «toda la historia
italiana desde 1815 en adelante»47: Necesita confrontarse con la
estructura de este largo periodo, del cual el fascismo forma
parte. El fenómeno del transformismo, escribe Gramsci:

47
A. GRAMSCI - T. SCHUCHT, Lettere 1926-1935, cit., p. 1022.
148
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS

Asume una dimensión imponente en la posguerra, cuando parece que el


grupo dirigente tradicional no está ya en grado de asimilar las nuevas
fuerzas reveladas por los acontecimientos. Pero este grupo dirigente es
más "malin" [listo, astuto, Fr.] y capaz de cuanto se podría pensar: la
absorción es dificultosa y pesada, pero sin embargo sucede en su
totalidad, por múltiples vías y con distintos métodos. La actividad de
Croce es una de estas vías y de estos métodos; su enseñanza produce
quizá la mayor cantidad de "jugos gástricos" destinados a la obra de
digestión. Puesta en una perspectiva histórica de la historia italiana,
naturalmente, la laboriosidad de Croce aparece como la más potente
máquina para "conformar" las fuerzas nuevas a sus intereses vitales (no
solo inmediatos, sino también futuros) que el grupo dominante posea
hoy, y que yo creo: aprecia en forma justa, a pesar de algunas superficiales
apariencias.48

Se tiene aquí la retoma (también terminológica: «laboriosidad


de Croce») del juicio enunciado en Algunos temas sobre la cuestión
meridional sobre Benedetto Croce y Giustino Fortunato como
«los reaccionarios más laboriosos de la península»49. Sin
embargo, esto acaece en un contexto totalmente nuevo, dado
que la categoría de «reacción» es nueva, ahora definida por
Gramsci en los términos de «revolución pasiva».
En su carta del 21 de junio, transcrita para Gramsci el 5 de
julio50, Sraffa da muestras de haber captado la sustancia del
asunto en su continuidad con Algunos temas sobre la cuestión

48
Ibid. p. 1023.
49
A. GRAMSCI, La costruzione del Partito comunista. 1924-1926, editado
por E. Fubini, Einaudi, Turín, 1971, p. 155. Se recuerda que el texto había
sido publicado poco tiempo atrás en la revista teórica del PCd'I, A.
GRAMSCI, Alcuni temi sulla questione meriodionale, Lo Stato Operaio, IV, 1930,
n. 1, pp. 9-26.
50
Cfr. P. SRAFFA, Lettere a Tania per Gramsci, cit., pp. 72-75; A.
GRAMSCI – T. SCHUCHT, Lettere 1926-1935, cit., pp. 1039-1042.
149
FABIO FROSINI
meridional («he reconocido un concepto, que en forma
embrionaria ya había leído en un escrito donde Croce y
Fortunato son caracterizados como las piedras angulares del
sistema meridional»51) y en su novedad. Esta consiste en la
«cuestión de la hegemonía cultural»52: «he comprendido
también, sin embargo, que no ha sido cambiada ampliamente la
cuestión de la hegemonía cultural; desarrollando este punto en
la reseña se deberá tener en cuenta no solamente los intereses
culturales y generales, sino también aquellos más particulares e
inmediatos»53. De este modo Sraffa retomaba literalmente la
expresión usada por Gramsci el 5 de junio –«la más potente
máquina para "conformar" las fuerzas nuevas a sus intereses
vitales (no solo inmediatos, sino también futuros) que el grupo
dominante posea hoy…»54– y confirmaba haber comprendido
el nexo, postulado por Gramsci, entre la cuestión de los
intelectuales y la política vigente, entre la figura de Croce, como
resumen de la tradición secular cosmopolita italiana y el sistema
de poder sobre el cual se basa la hegemonía fascista. La
51
A. GRAMSCI – T. SCHUCHT, Lettere 1926-1935, cit., p. 1041.
52
Ibid.
53
Ibid.
54
Sin tener en cuenta este y otros "detalles", empujado por su
voluntad de "demostrar" la ruptura entre Gramsci y Togliatti, pero
también entre Gramsci y la Tercera Internacional y la URSS, A. Rossi
(Gramsci in carcere. L’itinerario dei Quaderni (1929-33), Guida, Nápoles, 2014,
p. 263) comenta: «podemos notar que aquí no hay coherencia de discurso
lógico al tratar "este punto" en la "reseña" y el tener en cuenta los no bien
precisados "intereses más particulares e inmediatos"». En cambio, todo
obtendría sentido, «si se lo interpreta como cifrado para informar y hacer
comprender a Gramsci que el partido está metido en problemas más
"particulares e inmediatos" que se entendería, serían aquellos de la
sobrevivencia, puesto fuera de la ley y perseguido en el país,
absolutamente dependiente del sostén de la Internacional y del Estado
soviético».
150
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
"cultura" y la "política" debían ligarse, porque era necesario
entender el fascismo no solamente como organismo de la
reacción antipopular, sino también como Estado de masas,
capaz de reconstruir una hegemonía burguesa sobre nuevas
bases. En este proyecto, los «jugos gástricos» crocianos habrían
cumplido una función importante.
Así, la decisión de Gramsci se revelaba justa: lo sustancial
del discurso había pasado a tiempo y antes de que las mallas del
control y la censura se cerraran por completo55.

7. La revolución pasiva del siglo XX

Lo que es necesario enfocar, a estas alturas, es el modo en el


que la coyuntura de junio de 1932 repercute en el trabajo de los
Cuadernos. A tal objeto podemos examinar en estos cómo se
viene delineando el juicio sobre el nexo Croce-
fascismo/fascismo-Croce. En el § 71 [G § 236] del Cuaderno 8
[b], escrito en abril, tal nexo es introducido entre un paréntesis
a partir del parangón entre Restauración y fascismo56. Luego en
el sumario de la h. 41r del Cuaderno 10, escrito entre abril y
mayo, se la retoma en forma interrogativa, pero sin paréntesis

55
La naturaleza política, ligada al análisis del presente, de estas cartas,
es demostrada también por el hecho de que inmediatamente después de
la muerte de Gramsci fueron publicadas en la revista teórica del PCI, «Lo
Stato operaio» (XI, 1937, n. 5-6, mayo-junio, pp. 290-297), con el título:
Benedetto Croce juzgado por Antonio Gramsci (Extractos de las cartas de la cárcel)»,
precedidas por un preámbulo editorial en el que, entre otras cosas, se leía:
«[...] Gramsci da en estas pocas páginas una crítica magistral de Croce
como filósofo de la burguesía y una de las "figuras centrales" de la reacción
en Italia» (p. 290).
56
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 8, § 236, T 3, pp. 343-344.
151
FABIO FROSINI
y con una importante explicitación política57. Finalmente, en la
segunda redacción (Cuaderno 10, § 6.9 [G I § 9]), escrita en
mayo, todo el discurso conoce una expansión extraordinaria,
añadiendo una postilla que reconsidera la función desarrollada
por la Storia d'Europa en el contexto de entonces58. Aquí la
relación de los tres textos:

(¿Puede tener este ¿Tiene un significado Se plantea el problema


tratamiento [la Storia "actual" la concepción de de si esta elaboración
d'Europa] una referencia la "revolución pasiva"? crociana, en su
actual? ¿No sería ¿Estamos en un periodo tendenciosidad no tenga
precisamente el de "restauración- una relación actual e
"fascismo" un nuevo revolución" que se ha de inmediata, no tenga el fin
"liberalismo", en las establecer de crear un movimiento
condiciones modernas? permanentemente, ideológico
¿No sería precisamente el organizar correspondiente al de la
fascismo la forma de ideológicamente y exaltar época tratada por Croce,
"revolución pasiva" líricamente? ¿Tendría de restauración-
propia del siglo XX, así Italia con respecto a la revolución […]. Pero en
como el liberalismo lo fue URSS la misma relación las condiciones actuales,
del siglo XIX? Este tema que Alemania [y Europa] el movimiento
ha sido esbozado en otra de Kant-Hegel con la correspondiente al del
nota, y todo el asunto Francia de Robespierre- liberalismo moderado y
debe ser profundizado). Napoleón?. conservador, ¿no sería
más precisamente el
movimiento fascista?
[…] Podría ser una de
tantas manifestaciones
paradojales de la historia;
(una astucia de la
naturaleza, para decirlo
con Vico) ésta por la que
Croce, movido por
determinadas
preocupaciones, llegase a
contribuir a un

57
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 10, I sumario, T 4, p. 114.
58
Ibid., C 10, I, § 9, T 4, p. 129.
152
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
reforzamiento del
fascismo,
proporcionándole
indirectamente una
justificación mental
después de haber
contribuido a depurarlo
de algunas características
secundarias, de orden
superficialmente
romántico pero no por
ello menos irritantes
para la compostura
clásica de Goethe.

Como se puede constatar, cautelas e interrogantes transitan, sin


ningún cambio, de la primera a la segunda redacción, también
si la «relación actual» de la primera redacción es reforzada en la
segunda en «relación actual e inmediata». Pero se observa sobre
todo que en la segunda redacción Gramsci alcanza a explicitar
cuál es esta «relación», y la identifica en la necesidad (como ha
escrito en el sumario del Cuaderno 10) de absorber el asalto
jacobino proveniente de la URSS, relanzando y renovando la
práctica transformista de «toda la historia italiana desde 1815 en
adelante»59, como escribirá en la carta del 6 de junio.
Por esta razón, Gramsci habla de «determinadas
preocupaciones» de Croce y de una «astucia de la naturaleza»
(esto es: de un logro preterintencional) como mediación entre
estas preocupaciones y el «reforzamiento del fascismo»). En la
primera redacción, recordando: que el «tema ha sido esbozado
en otra nota», Gramsci hace alusión a un texto del Cuaderno 1,
en el que se preguntaba si «las corporaciones se convertirían en
la forma de esta transformación [industrial de la nación] por

59
A. GRAMSCI - T. SCHUCHT, Lettere 1926-1935, cit., p. 1022.
153
FABIO FROSINI
una de esas "astucias de la providencia" que hacen que los
hombres sin quererlo, obedezcan los imperativos de la
historia»60. Y en este caso la hipótesis era que las corporaciones,
nacidas por la preocupación inmediata de controlar la
insubordinación obrera extendida por el efecto de 1917,
podrían ser efectivamente el vehículo de la modernización
reivindicada por la misma clase obrera61.
En efecto, el pasaje aquí recordado del Cuaderno 10
prosigue con la hipótesis de que gracias al corporativismo
«serían introducidas modificaciones más o menos profundas
que acentuarían el elemento "plan de producción"; esto es, sería
acentuada la socialización y la cooperación de la producción sin
por eso tocar (o limitándose solo a regular y controlar) la
apropiación individual y de grupo de la ganancia»62.

8. La reseña de Ugo D'Andrea y el fascismo "en


perspectiva"

En mayo de 1932, sobre la base de la Storia d'Europa, Gramsci


retoma el tema del obrerismo llevado adelante por el grupo de

60
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 1, § 135, T 1, pp. 180-83. V.
Gerratana en su aparato crítico lo relaciona (aunque en modo dubitativo)
al C 8 [c], § 36 [G § 36], T 3, p. 235. Sostengo que Gramsci en cambio
alude al texto recién citado.
61
«[...] l’O[rdine] N[uovo] [...] impulsaba su propio ‘americanismo’»
(C 1, § 61, T 1, p. 136). cfr. el ya citato § 135 del Cuaderno 1: «Un análisis
cuidadoso de la historia italiana anterior al '22; que no se dejase deslumbrar
por el carnaval externo, sino que supiese captar los motivos profundos del
movimiento, debería llegar a la conclusión de que fueron precisamente los
obreros los portadores de las nuevas exigencias industriales y quienes, a
su manera, las afirmaron valerosamente» [T 1, p. 182].
62
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 10, I, § 9, T 4, p. 129.
154
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
«L'Ordine Nuovo» como forma de auto-organización del
proletariado en clase dirigente y lo realiza a la luz de la función
del absorbimiento transformista llevado a cabo en Italia por
Benedetto Croce. Al hacerlo, postula la existencia de una
analogía y de un nexo entre el corporativismo como medida
legislativa y la "religión de la libertad" como empresa ideológica:
ambos fenómenos son incomprensibles sin la presencia de lo
que, en el Cuaderno 15, Gramsci llamará "fenómeno sindical"
entendido como presencia «de los elementos sociales de nueva
formación que anteriormente no tenían "voz ni voto" y que por
el solo hecho de unirse modifican la estructura política de la
sociedad»63. Y, poco más adelante, en el mismo cuaderno el
"fenómeno sindical" es definido como «termino general en el
que se suman distintos problemas y procesos de desarrollo de
diferente importancia y significado (parlamentarismo,
organización industrial, democracia, liberalismo, etc.) pero que
objetivamente refleja el hecho de que una nueva fuerza social
se ha constituido, y que tiene un peso que ya no es posible
despreciar, etc, etc.»64.
Corporativismo (fascismo) y religión de la libertad en los
hechos se asocian, porque están dispuestos del mismo modo en
las confrontaciones contra la tendencia de las clases subalternas
a constituirse en modo autónomo y a formular la cuestión de la
hegemonía. Organizando sindicalmente a toda la masa obrera e
interpretando la historia (necesariamente) como revolución-
restauración, se cumple la misma operación consistente en
negar la posibilidad de una ruptura real, aun al precio de incluir
en el Estado a las masas que reclaman tal ruptura. De este modo
se abre una dinámica entre masas, fascismo y liberalismo, en la

63
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 15, § 47, T 5, p. 220.
64
C 15, § 59, T 5, p. 233.
155
FABIO FROSINI
cual los comunistas pueden intentar insertar su propia acción
política.
Para entender este punto es necesario considerar la
principal novedad aparecida entre la primera y la segunda
redacción del texto sobre la Storia d'Europa y el corporativismo:
la lectura de la reseña al volumen crociano del 1° de mayo,
firmada por Ugo D'Andrea en la «Critica Fascista» y leída por
Gramsci antes del 9 de mayo fecha en la que la menciona en
una carta a Tatiana: «Me parece que la ΄Critica Fascista΄ en un
artículo, si bien no explícitamente, escribió la crítica justa,
observando que dentro de veinte años Croce, viendo el
presente en perspectiva, podrá encontrar su justificación
histórica como proceso de libertad»65. Gramsci alude al
siguiente pasaje:

Él [Croce] ha escogido una meseta florida y se ha retirado a descansar.


De allí ve los problemas desde el Vesubio y la bella rivera partenopea.
Para fortuna suya, el grito de la muchedumbre haciendo deporte no llega
hasta allí arriba. Las máquinas de la línea aérea Génova-Palermo apagaran
respetuosamente los motores más ruidosos al pasar sobre su cabeza para
no perturbar su visión de la Italia de ayer. En esa visión él se hace sereno:
cualquier alboroto de huelguistas no cuenta: todo terminará bien, pues
Giolitti, gran demiurgo, apaciguará con una sonrisa y con un encoger de
hombros todas las interpelaciones parlamentarias.
¿Es posible que un mundo así bello no pueda ser reconstruido sino para
el buen reposo de Croce?
Nosotros lo deseamos sinceramente. El fascismo tiene diez años de
gobierno. Cuando tenga veinte, Croce lo verá en perspectiva y
probablemente le gustará. […].66

65
A. GRAMSCI - T. SCHUCHT, Lettere 1926-1935, cit., p. 1002.
66
U. D'ANDREA, La storia e la libertà, Critica fascista, X, 1932, n. 9, 1°
mayo, pp. 166-169: 169.
156
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
D'Andrea era un exponente del ala nacionalista y
"revolucionaria" del fascismo, redactor de «Crítica Fascista» y
«estrecho colaborador» de Bottai67. En esta su exaltación de la
potencia de las máquinas modernas y de las dinámicas de masas
hay cierto grado de burla "fascista" juvenil sobre el anticuado
antifascismo liberal. Pero, al leer entre líneas también hay
(Gramsci escribe en efecto: «si bien no explícitamente») una
apertura de crédito y una oferta de colaboración, unidas a la
perspectiva de un remozamiento del fascismo, lo que Gramsci
retoma en el § 6.9 del Cuaderno 10, hablando de depuración
del fascismo «de algunas características secundarias, de orden
superficialmente romántico».
Gramsci encuentra así en un exponente de la intelectualidad
fascista una fuerte consonancia sobre temas que desarrolló
algún tiempo atrás: el historicismo de Croce como
continuación de la tradición moderada de la revolución-
restauración68, y en cuanto tal, víctima de la «confusión entre la
historia como la historia de la libertad y la historia como la
apología del liberalismo»69. Precisamente este punto se
desarrolla en la carta del 9 de mayo70, y por ello Gramsci
encuentra un apoyo en D'Andrea.

67
A. VITTORIA, D'Andrea Ugo, en Dizionario Biografico degli Italiani, vol.
32, Roma, Istituto della Enciclopedia Italiana, 1986, pp. 548-551: 548.
68
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 8, § 39, T 3, p. 238.
69
Ibid., C 8, § 112, T 3, 272. Cfr. D'Andrea, ob. cit., p. 168: «¿Cuál es la
libertad del siglo XIX? ¿La jacobina de la Revolución? ¿La de Napoleón,
la de Benjamin Constant o la de la Revolución de Julio? ¿La de 1848? ¿La
de Pio IX, la de Gioberti, la de Garibaldi o la de Mazzini? ¿La de Cavour
o la de Bismarck?»
70
«[...] Croce, en contradicción consigo mismo, confunde ‘libertad’
como principio filosófico o concepto especulativo y libertad como
ideología o sea instrumento práctico de gobierno y elemento de unidad
157
FABIO FROSINI
Pero en el ensayo de la «Crítica Fascista» él encuentra
mucho más: reivindicando una libertad más amplia que la
libertad liberal («Y se puede también pensar en la libertad como
la esencia necesaria para acicatear el motor de la historia. ¿Pero
quién puede afirmar que esa libertad sea la de la democracia
parlamentaria y del equilibrio de los partidos burgueses?»)71,
D'Andrea diluirá de hecho el contraste entre el diseño liberal
trazado en la Storia d’Europa y la actualidad «antihistoricista»
(según Croce) de la Italia fascista72.
Se viene así delineando una relación entre Croce y el
fascismo, menos extemporánea de cuanto podía parecer al
principio, la cual se basa en el historicismo contra el
antihistoricismo, entendido por Croce como la teoría de la
continuidad insensible de los procesos políticos, y sobre el rol
del historiógrafo como equilibrador de los contrastes. En la
carta del 9 de mayo, Gramsci concluye anotando: «a cada uno
su parte: a los "sacerdotes", la de salvaguardar el mañana. En el
fondo hay una buena dosis de cinismo en esta concepción
"ético-política"; es la forma actual del maquiavelismo»73. De
este modo, el carácter preterintencional del apoyo de Croce al
fascismo empieza a matizar sus contornos, que, sin embargo,
son suprimidos solamente, como se vio, en la carta del 6 de
junio.

moral hegemónica» (A. GRAMSCI - T. SCHUCHT, Lettere 1926-1935, cit., p.


1001).
71
D'ANDREA, ob. cit., p. 169.
72
Cfr. B. CROCE, Antistoricismo, La Critica, XXVIII, 1930, n. 5, pp.
401-409. Sobre el modo en el que Gramsci lee este texto me permito
referir a F. FROSINI, Croce, fascismo, comunismo, Il Cannocchiale. Rivista di
studi filosofici, XLVIII, 2012, n. 3, pp. 141-162.
73
A. GRAMSCI - T. SCHUCHT, Lettere 1926-1935, cit., p. 1002.
158
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
9. «Solo desde hace diez años»

Tomemos ahora el § 23 [según la numeración de la Edición


nacional de los Cuadernos, que corresponde al II § 22 de la edición
Gerratana. NdE] del Cuaderno 10: «Pero habría que ver si
precisamente no es esto lo que se propone Croce, para obtener
una actividad reformista desde arriba, que atenúe las antítesis y
las concilie en una nueva legalidad obtenida
"transformistamente"»74. Aquí –como en la carta del 6 de
junio– se enuncia la hipótesis de que la colaboración de Croce
a la estabilización fascista no tenga un carácter
preterintencional. Por esta razón, se puede pensar que el § 22
del Cuaderno 10 haya sido escrito en los mismos días, cerca el
6 del mes (precisando el fechado en junio, coincidente con lo
propuesto por G. Francioni).
Si esto fuese así, este parágrafo contendría también el
indicio de una extrema tensión en la elaboración política,
conducida a sabiendas de la irrupción de un periodo concreto
e inmediato de clausura relativa de los espacios de libertad en
los Cuadernos. Este indicio se lo puede advertir ante todo en el
emerger de un tema genuinamente político-actual.
Efectivamente, aquí Gramsci profundiza, llevándolo a sus
extremas consecuencias, el tema "Croce y el Fascismo/el
fascismo y Croce", desarrollando lo que en esa carta no podía
hacer explícito: «Que Croce se propone la educación de las
clases dirigentes no me parece dudoso. ¿Pero cómo es acogida
su obra educativa, a cuáles "leyes" ideológicas da lugar? ¿Qué
sentimientos positivos hace nacer?»75. La primera pregunta
refleja lo que encontramos en la carta, pero las preguntas que
siguen abren un espacio de reflexión posterior. A este punto,
74
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 10, II § 22, T 4, p. 155.
75
Ibid., C 10, II § 22, T 4, 154.
159
FABIO FROSINI
una hipótesis a verificarse es que Croce intenta provocar una
transformación molecular y pasiva del fascismo. Pero entonces,
se considera atentamente, en lo concreto de la situación italiana
y a fortiori, la dinámica de la transformación desencadenada por
tal obra ideológica.
Estos «sentimientos positivos» Gramsci los resume en el
«constituyentismo»:

Croce tiene una buena manera de acorazarse de sarcasmos por lo que


toca a la igualdad y la fraternidad, exaltando la libertad –aunque sea
especulativa. Esta será comprendida como igualdad y fraternidad, y sus
libros aparecerán como la expresión y justificación implícita de un
constituyentismo que brota por todos los poros de aquella Italia "qu'on ne
voit pas" y que sólo desde hace diez años está haciendo su aprendizaje político76.

Sólo desde hace diez años: vale decir desde 1922, año del golpe de
Estado fascista. Es en el fascismo que la Italia desconocida está
haciendo su «aprendizaje político». L’Italie qu'on ne voit pas: la
expresión retoma el título de un libro de Auguste Brachet
(L'Italie qu'on voit et l'Italie qu'on ne voit pas, Paris, Hachete, 1881),
que es recordado de memoria por Gramsci en una carta a
Tatiana que no es muy anterior a estas líneas. El 19 de octubre
de 1931, escribe a su cuñada:

Este título podría darse a todo libro sobre los caracteres nacionales; lo
que se ve a menudo son a los intelectuales y lo que no se ve son
especialmente a los campesinos que, siendo la mayoría de la población,
son ellos mismos la "nación". Aun cuando cuenten poco en la dirección
del Estado o estén ignorados por los intelectuales (aparte del interés que
da lugar a algunos pasajes pintorescos). Así se desarrollan luego los
fenómenos de los "grandes miedos" como el de 1789-90 en Francia,
cuando los campesinos se sublevan: operando como fuerzas misteriosas,

76
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 10, II § 22, T 4, 154, cursiva
mía.
160
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
desconocidas, como fuerzas elementales de la naturaleza, suscitando el
pánico de los terremotos y los ciclones77.

La Italia que hace su «aprendizaje político» son pues los


campesinos. El régimen organiza esta experiencia colectiva,
justo para evitar que las masas campesinas permanezcan como
una fuerza ciega, que suscita pánico y terror, como ha sido
siempre en la historia. Introducir al "pueblo" en el Estado
significa, por tanto, concretamente, destruir el estereotipo
tradicional, típico de los intelectuales, plenamente retomado
por los liberales como Guido De Ruggiero, el estrecho
colaborador de Croce, de quien en la carta recién citada se dice
que «tiende a concebir a la humanidad como grupos nacionales
de intelectuales»78. Destruir la identificación de la humanidad
con los grupos de intelectuales significa pues pasar desde el
mito del pueblo al gobierno de la población, es decir, en Italia,
afrontar la cuestión campesina como cuestión "meridional".
De este modo, el fascismo se coloca –por primera vez en la
historia italiana– sobre un terreno político realista, poniendo
definitivamente fuera de juego al modelo liberal. Los proyectos
de modernización pasiva del país, alimentados por el fascismo,
podrían incorporar una radical transformación de la «gran
disgregación social» que representa el Mezzogiorno79, con la
inclusión de los campesinos como masa dentro de las
estructuras de la vida pública. Lo que reactivaría también, como
se lee en el § 23 del Cuaderno 10, todo el tema examinado antes
en el texto de 1926, sobre la cuestión meridional, aunque en forma
completamente nueva. No se trataría ahora de hacer entrar a

77
A. GRAMSCI – T. SCHUCHT, Lettere 1926-1935, cit., pp. 840-841.
78
Ibid., p. 840.
79
A. GRAMSCI, La costruzione del Partito comunista. 1924-1926, cit., p.
150.
161
FABIO FROSINI
los campesinos en la política, sino de hacer estallar desde el
interior la dialéctica entre control e inclusión realizada por el
fascismo, gracias a aquel "constituyentismo" que la crociana
religión de la libertad continúa profesando. Este es el nodo
político real alrededor del cual se detiene Gramsci al final de la
primavera de 1932, un nodo que no se entiende si no se
presupone el fin de la separación liberal de Estado político y
sociedad, realizada por el Estado «totalitario», cuando la
población entera, sin consideración de edad, sexo o condición
social se transforma en objeto de atención del Estado y es
insertada así, de hecho, en la esfera de la política.
Casi en el mismo momento, o poco antes (mayo-junio de
1932) Gramsci escribe, en el Cuaderno 9, un texto titulado
Momentos de vida intensamente colectiva y unitaria en la vida del pueblo
italiano80, en el que la última fecha nacional relevante tomada en
consideración es la de las elecciones políticas nacionales de
1919. En este caso, lo esencial –la política concreta– no se
menciona; en cambio, ésta se encuentra al centro de la fulmínea
declaración contenida en el Cuaderno 10. Sin embargo, el nexo
entre los dos textos es más que evidente. En la tensión del
momento –tensión de la que hemos intentado reconstruir las
circunstancias– Gramsci abandona las habituales cautelas y
muestra la trama escondida de su meditación política, que, a
este punto, puede ser reconstruida en sus trazos principales.
El fascismo, lejos de dejar a las masas en la indistinción, las
politiza por primera vez en modo completo, encuadrándolas
dentro de estructuras estatales multiplicadas en modo inaudito.
Este es el gran taller en el que se da el «aprendizaje político» de
aquella Italia que hasta aquel momento había sido dejada en los
márgenes de la historia oficial, fuera del Estado. En

80
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 9, § 103, T 4, p. 75.
162
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
consecuencia, la tradición constituyentisco-democrática, en la
que los grupos sociales subalternos en Italia comenzaron a
hacer la propia autoeducación política, en el fascismo, no es
minimizada o anulada. Tal tradición democrática popular
encontraba la propia manifestación pública en los momentos
de vida intensamente colectiva y unitaria, en los que el pueblo
se manifestaba –pero siempre en forma episódica e
interrumpida– como fuerza política unitaria, destruyendo en la
práctica el individualismo y el particularismo con que la historia
lo ha marcado. Ahora, luego de la guerra, tal fuerza ya no puede
ser sofocada, sino solamente controlada, y cuanto más se
multipliquen los lugares en los que la masa trabajadora se
encuentra siendo organizada, tanto más difícil resulta ese
control.
Con esta comprensión, en cuanto que la intervención de
Croce es, a los ojos de Gramsci, buscada y consciente, tanto
más la religión de la libertad se revela irreductible a la mera
evocación de un pasado que no puede volver si no logra un
entendimiento concreto con el fascismo, más parece capaz de
forzar la íntima contradictoriedad de los procesos políticos
desencadenados por el fascismo. En resumen, cuanto más se
consolida y aclara la hipótesis de una relación orgánica entre
Croce y el fascismo, tanto más se abre una perspectiva de
intervención política directa de los comunistas en esta
coyuntura italiana.

10. "Función de la Corona" y Constituyente

En el § 23, II, del cuaderno 10, Gramsci retoma también una


vieja reseña de Croce reimpresa en las «Conversazioni critiche»,
en la que se contrapone la historia a la «antigua simplista fe en
163
FABIO FROSINI
el rey, en el dios de los padres y en las ideas tradicionales»81, y
la relaciona al duro juicio que precisamente D'Andrea brinda
incidentalmente sobre una afirmación similar en su reseña de la
Storia d´Europa82: «¿No siente Croce el daño de afirmaciones
similares lanzadas desde lo alto de su cátedra de filósofo y de
escritor?»83 Gramsci introdujo este tema, inmediatamente
después del pasaje sobre el «constituyentismo», con la frase:
«Buscar en los libros de Croce sus alusiones sobre la función
del jefe de Estado [rey]»84.
El "constituyentismo" del pueblo italiano puede pues
combinarse con la desacralización historicista que Croce hace
de la autoridad. La cuestión del jefe de Estado es en este sentido
decisiva, dado que esta nos trae una vez más a la consideración
de procesos políticos contemporáneos irresueltos en el
fascismo. Efectivamente el fascismo, republicano y
΄revolucionario΄, también comprometido e institucional, estaba
gradualmente marginando la función de la Corona con las
reformas constitucionales de la segunda mitad de los años ’20.
El debate sobre las «prerrogativas de la Corona» era materia
actual al pasar el decenio, luego de la constitucionalización del
Gran Consejo Fascista85. El tema es evocado por Gramsci en

81
Cfr. B. Croce, [reseña de] E. Masi, Asti e gli Alfieri nei ricordi della Villa
di San Martino, Barbera, Florencia, 1903, «La Critica», I, 1903, pp. 123-126;
reimp. en ID., Conversazioni critiche, Segunda serie, Laterza, Bari, 1918, pp.
174-177.
82
«Me parece recordar que D'Andrea, en la reseña de la Storia
d´Europa, publicada en «Critica Fascista», reprocha a Croce otra de estas
expresiones, que D'Andrea considera deletérea» A. GRAMSCI, Cuadernos de
la cárcel, C 10, II § 22, T 4, 155.
83
U. D'ANDREA, ob. cit., p. 166.
84
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 10, II § 22, T 4, p. 155.
85
Cfr. P. POMBENI, Demagogia e tirannide. Uno studio sulla forma-partito del
fascismo, il Mulino, Boloña, 1984, pp. 169-208, 219-220, 329-372.
164
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
una nota de diciembre de 1931, en conexión con el pasaje de la
«función de la Corona, de personificar la soberanía, sea en el
sentido estatal como en el de la dirección político-cultural […],
a los grandes partidos de tipo ″totalitario″»86. Esto abre un
espacio de comparación entre Italia y la Unión Soviética, en
cuanto regímenes posliberales, que se encuentran
experimentando la misma migración interna de los poderes87.
Precisamente en 1931, Gramsci, hablando con Ezio Riboldi, le
dice que está escribiendo «un ensayo bajo el título: Las funciones
de la Corona en Italia y las del partido comunista en Rusia»88 y, al
mismo tiempo le expresa la necesidad, en Italia, de una
«democracia […] capaz de operar en profundidad en las
estructuras del Estado albertino y de sacudir desde los
fundamentos las viejas instituciones que se conservan aún en
las leyes y en los códigos»89.
Esta última referencia a una experiencia democrática
jacobina de tipo radical es el propio "constituyentismo" de
1932. El nexo entre constituyentismo, situación concreta de la
Italia fascista y política comunista, se encontraba al centro de
las conversaciones desde finales de 1930. Según Athos Lisa,
Gramsci habría dicho, entre otras cosas:

Será fácil hoy hacer entender la inutilidad social del rey al campesino
meridional de Italia o de otra región, más no será lo mismo hacerle
comprender que el trabajador puede sustituir a este, a la misma guisa que
no cree posible sustituir al dueño. […] El primer paso a través el cual se

86
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 7, § 93, T 3, p. 202.
87
Sobre esto me permito enviar a mi ensayo: Fascismo, parlamentarismo
e lotta per il comunismo in Gramsci, «Critica marxista», Nuova Serie, 2011, n.
5, pp. 29-35.
88
E. RIBOLDI. Vicende socialiste. Trent'anni di storia italiana nei ricordi di un
deputato massimalista, Edizioni Azione Comune, Milán, 1964, p. 182.
89
Ibid, p. 183.
165
FABIO FROSINI
necesita conducir a estos estratos sociales es el que los lleve a pronunciarse
sobre el problema constitucional e institucional. La inutilidad de la Corona
es comprendida ya por todos los trabajadores, también por los
campesinos más atrasados en Basilicata o Cerdeña90.

Lisa recuerda además que «en octubre de 1932 él, al respecto


[de la Constituyente], hablaba con el mismo profundo
convencimiento y el mismo entusiasmo que en 1930»91.
Volvamos entonces a los meses examinados aquí. En 1932,
mientras escribía el Cuaderno 10, Gramsci sostenía que la
inutilidad social del rey fuese «comprensible» a todos, porque
en los hechos la función de la Corona había sido depuesta por
la supresión del pluripartidismo y por la introducción de un
partido único en el que se iban concentrando las funciones
atribuidas al jefe de Estado. Sin embargo, el fascismo
traicionaba pues sus propias premisas conservando, aunque
solo formalmente la institución de la Corona. Sobre el terreno
«constitucional» y «constituyente» confluían el empuje fascista
a la creación de una realidad posparlamentaria y las
reivindicaciones democráticas más profundas y radicales del
pueblo nación, con la posibilidad para los comunistas italianos
de insertarse en esta, reivindicando, gracias a la «constituyente»,
una «democracia» no parlamentaria naciente por
transformación interna de las mismas estructuras de masa del
fascismo92. La misma perspectiva comparativa entre Italia y la

90
A. LISA, Memorie. In carcere con Gramsci, Feltrinelli, Milán, 1973, p. 87.
91
Ibid., p. 90.
92
En la misma dirección se movía Togliatti a mediados de los años
‘30, cuando desarrolló la estrategia del trabajo político de los comunistas
en las organizaciones de masa fascista. Giuseppe Vacca escribe a
propósito: «La organización intensiva de las masas, a la que el fascismo
tiende, dispone elementos que se asemejan a la construcción de una
sociedad socialista, cuando las formas existentes de organización de las
166
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
URSS, que retoma el parangón de 1924 entre dictadura del
proletario y dictadura fascista93, servirá para iluminar la
posibilidad de empujar en modo revolucionario la dinámica del
fascismo hacia el comunismo. De esto resulta exaltada la
función de «articulador» desarrollada por Croce, dado que su
inspirada celebración de la «historia» y de la «libertad» cataliza
tanto la búsqueda fascista de una estabilización moderada (en
términos de revolución pasiva) cuanto las aspiraciones
democráticas profundas de las masas populares. La religión de
la libertad se coloca así en la intersección entre las proclamas
revolucionarias del fascismo y sus realizaciones de hecho hacia
el compromiso.

11. Camillo Pellizzi y el "fascismo como libertad"

Entre la carta del 6 de junio y el § 23, II, del Cuaderno 10 hay


un salto: si en la primera el rol de Croce es visto como interno
al bloque dominante en Italia, en el segundo son considerados
sus efectos, y estos efectos dan lugar a combinaciones
imprevisibles e incontrolables, a combinaciones que abren
espacios inéditos a la acción política de los comunistas.

masas fueron destruidas y volcadas contra el poder y el diseño de las clases


dominantes […] El régimen reaccionario de masa impone una táctica
definida por las posibilidades de descomponer las formas actuales de
organización pasiva y segregadora de las masas, para recomponerlas
directamente en formas unificantes y activas» (G. VACCA, Saggio su Togliatti
e la tradizione comunista, De Donato, Bari, 1974, pp. 239 y 242). Esta
convergencia es fruto del intercambio de información, aunque siempre –
como se ha dicho– en largos periodos, en los años de cárcel de Gramsci.
93
«Capo» [Jefe], L’Ordine nuovo, III Serie, I, 1924, n. 1, pp. 1-2, también
en A. GRAMSCI, La costruzione del Partito comunista. 1924-1926, cit. 99. 12-
16.
167
FABIO FROSINI
Lo que entre carta y nota de los cuadernos cambia es la
perspectiva: en las cartas se tiene el análisis de una cierta
relación de fuerzas, mientras en el Cuaderno 10 emerge con
preponderancia la perspectiva de una fuerza política
revolucionaria en la situación italiana concreta. La presencia
explícita del tema de la Constituyente, declinado hasta
entonces, también da testimonio de que se esté delante de un
momento de extraordinaria tensión. No hay otros lugares en
los Cuadernos en que esto suceda. Más bien, mientras
anteriormente Gramsci razonaba diversamente sobre la
cuestión en términos históricos, aventurándose también, en
marzo de 1931, a discutir el «principio de la Constituyente en
permanencia», añadiendo: «en las Repúblicas, las elecciones
periódicas del jefe de Estado brindan una satisfacción ilusoria a
esta reivindicación popular elemental»94, luego de junio de 1932
esto no sucederá más95.
Esto también es un índice del carácter excepcional de esta
fase, ligada a un peligro concreto externo y a una extraordinaria
tensión intelectual para lograr "puntualizar" las cuestiones
esenciales que le interesaba aclarar a Gramsci. Solo se puede
añadir en conclusión que, si estas son las rutas esenciales del
discurso político "escondido" en los Cuadernos, así también se
explicarían varios otros elementos, otras tantas pistas de un
discurso unitario. En primer lugar, la insistencia de Gramsci
sobre el hecho de que el materialismo histórico, gracias a la
reducción crociana concurrente con la del economicismo y por
otro lado a través de la mediación gentiliana, está en Italia más

94
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 6, § 81, T 3, p. 67.
95
Para una visión panorámica cfr. G. COSPITO, Costituente, en
Dizionario gramsciano 1926-1937, editado por G. Liguori y P. Voza, Carocci,
Roma, 2009, p. 173.
168
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
difundido de cuanto parece96. Esta observación surge por el uso
de categorías de análisis marxistas por parte de los intelectuales
fascistas, que se ligan a estas mediante la izquierda fascista, de
lo que dan prueba, numerosos escritos. Esta es una de las
premisas de la existencia de una masa trabajadora que no puede
ser mantenida en la indistinción de lo prepolítico, de una
posible estrategia de penetración del Partido comunista en los
ganglios más delicados del régimen, aquellos en los cuales, la
contradicción entre revolución y conservación se daba con
mayor dramatismo.
Esta lectura se sustenta, además que en el texto de los
Cuadernos, en el testimonio de Giuseppe Ceresa (1938), según el
cual Gramsci pensaba que el Estado fascista, invadiendo a la
sociedad civil, se modificaba a sí mismo97, y en el de Angelo
Scucchia, que recuerda cómo Gramsci hubo previsto entre «los
intelectuales […] un crecimiento antifascista partiendo de los

96
Cfr. A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 1, § 133, T 1, p. 189; C 3, §
6, T 2, p. 20; C 3, § 142, T 2, pp. 113-14; C 4, § 38, T 2, p. 174; C 7, § 11,
T 3, p. 152; C 10, II, § 11, T 4, p. 146.
97
«El fascismo tiene la necesidad de controlar a las grandes masas, de
encuadrarlas en sus propias organizaciones reaccionarias para
influenciarlas continuamente con su demagogia, pero la inmersión
siempre mayor de las masas en las organizaciones fascistas lleva a una
modificación de la estructura ideológica de estas. El núcleo primigenio
fascista siempre estará en menor grado de asimilar a estas masas y en cierta
medida será sometido por estas, especialmente si nuestros compañeros
supiesen regular su acción inteligentemente. La lucha de clase se
manifestará pues en las formas más variadas, más impensadas» (G.
CERESA, In carcere con Gramsci, en Gramsci, Edizioni Italiane di Coltura,
Paris, 1938, pp. 111-119: 118). Sobre el editing al que Togliatti somete el
texto cfr. A. ROSSI – G. VACCA, Gramsci tra Mussolini e Stalin, Fazi, Roma,
2007, pp. 108-109 (que no representa necesariamente una traición a las
ideas de Gramsci). Cfr. También G. VACCA, Vita e pensieri di Antonio
Gramsci, cit. pp. 122-124.
169
FABIO FROSINI
fermentos que se podían captar también a través de los artículos
de 'Gerarchia' y de 'Critica Fascista'».98
Desde este punto de vista, el texto más interesante –otro
lugar en el que están presentes algunas pistas reveladoras– es el
§ 15 [G II § 16] del Cuaderno 10, basado sobre un artículo de
Corrado Pavolini, publicado en «L’Italia letteraria» del 29 de
mayo99, datable a finales del mes o a los primeros días de junio.
Allí, Gramsci da cuenta de algunas posiciones sostenidas por
Camillo Pellizzi en «Il Selvaggio» y de algunos números de la
revista de la que pide su envío en la carta del 13 de junio dirigida
a Tatiana100.
A este propósito escribe Gramsci: «parece bastante claro
que la serie de escritos de Pellizzi publicados por el 'Selvaggio'
han sido sugeridos por el último libro de Croce y es una
tentativa de absorber la posición de Croce en una nueva
posición que Pellizzi considera superior para resolver todas las
antinomias»101. La posición de Pellizzi es, en resumen, la
revelación de algunas de las «combinaciones» originales a las
que dio lugar la obra de Croce, y el conocimiento de sus tesis
es el punto del pasaje lógico de una actitud analítica respecto a
la Storia d'Europa a la propiamente estratégica que se ha
intentado ilustrar aquí.
En su artículo, Pavolini cita el siguiente pasaje de Pellizzi:

98
M. PAULESU QUERCIOLI, Gramsci vivo nelle testimonianze dei suoi
contemporanei, Feltrinelli, Milán, 1977, p. 220.
99
C. PAVOLINI, Credere in poche cose, L`Italia letteraria, VIII, 1932, n.
22, 29 de mayo.
100
A. GRAMSCI – T. SCHUCHT, Lettere 1926-1935, cit, p. 1027.
101
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 10, II, § 14, T 4, p. 148. Cfr. C.
PELLIZZI, Postilla alla lettera: il Fascismo come libertà, Il Selvaggio, IX, n. 3, 1º
de mayo, 1932.
170
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
El fascismo ha nacido como el supremo esfuerzo de un pueblo civilizado
(incluso, del pueblo más íntimamente civilizado entre todos) para poner
en práctica una forma de comunismo civilizado. O sea, resolver el
problema del comunismo dentro el problema mayor de la civilización;
pero puesto que no hay civilización sin la espontanea manifestación de
aquellos valores individuales antiguos que constantemente se renuevan,
de los cuales se ha hablado, nosotros concluimos que el fascismo es, en
su íntima y universal significación, un comunismo libre, en el cual, para
entenderse, lo comunal o colectivo es el medio, el organismo empírico, el
instrumento de acción que responde al problema de un determinado
momento de la historia, mientras el fin real, el destino último, es la
civilización, o sea, en el sentido ya dicho y repetido: la "libertad"102.

Se entiende que Gramsci comprendiese, definiendo lo de


Pellizzi, «una tentativa de absorber la posición de Croce en una
nueva posición»: el fascismo resultaría de la combinación de la
libertad liberal con el problema del comunismo, es decir con la
necesidad de abolir la egoísta y atomística sociedad capitalista.
Es exactamente la revolución pasiva, por como Gramsci la ha
puntualizado: corporativismo como absorción de la
reivindicación de la clase obrera a la organización autónoma y
religión de la libertad como metabolización del
"constituyentismo" del pueblo italiano.
Gramsci introduce las consideraciones sobre Pellizzi con la
observación: «Para entender hasta qué punto puede ser
apreciada la actividad de Croce en toda su perseverante
inflexibilidad, por la parte más responsable y lúcida (y
conservadora) de la clase dominante»103 y se refiere a Pellizzi,
como a un texto de Missiroli comentado poco antes104 y puesto
102
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 10, II, § 14, T 4, p. 148.
103
Ibid., C 10, II, § 14, T 4, p. 148.
104
Ibid., C 10, II, § 11, T 4, p. 146. Se trata de una respuesta dada por
Missiroli a la «Encuesta sobre la nueva generación» promovida en el curso
de 1932 por la revista «Il Saggiatore», Gramsci conoce de esta por la
171
FABIO FROSINI
este también en relación a la Storia d'Europa. Pellizzi y Missiroli
son en resumen representativos de un problema real y
distintamente afrontado desde el interior del fascismo,
condensado por Gramsci en las líneas finales de este texto:

En realidad, Pellizzi se mueve entre conceptos de Contrarreforma y sus


elucubraciones intelectualmente pueden dar lugar a una nueva "Ciudad
del Sol", prácticamente a una construcción como la de los jesuitas en
Paraguay. Pero esto importa poco: porque no se trata de posibilidades
prácticas próximas o remotas, ni para Pellizzi, ni para Spirito; se trata del
hecho de que tales evoluciones abstractas de pensamiento mantienen
fermentos ideológicos peligrosos, impiden que se forme una unidad
ético-política en la clase dirigente, amenazan con posponer al infinito la
solución del problema de "autoridad", o sea del restablecimiento por
consenso de la dirección política por parte de los grupos conservadores.
La actitud de Pellizzi demuestra que la posición de Spirito en Ferrara no
era un "monstrum" cultural; esto queda demostrado también por algunas
publicaciones en la «Critica Fascista» más o menos confusas y
equívocas105.

Existe una aparente incongruencia en la valoración de Gramsci,


sin embargo, precisamente ésta solo es aparente, si se tiene en
cuenta al otro elemento importante aquí en juego, mismo que
se menciona al inicio de la nota: «La entrada en masa de los
católicos a la vida estatal después del Concordato (habiendo
entrado esta vez como y en cuanto católicos e incluso con
privilegios culturales) ha hecho más difícil la obra de
'transformismo' de las fuerzas nuevas de origen democrático»106
(nótese aquí la misma terminología de la carta del 6 de junio).
Pellizzi y Spirito (cuyo informe al II Congreso de Estudios

sección anónima «Doganal» del título «Positivismo di ritorno?», Critica fascista,


X, 1932, n. 10, 15 de mayo, p. 191.
105
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 10, II, § 14, T 4, pp. 148-49.
106
Ibid., C 10, II, § 14, T 4, p. 147.
172
SIGUIENDO ALGUNAS "PISTAS" EN LOS CUADERNOS
Sindicales y Corporativos, llevado en Ferrara desde el 5 al 8 de
mayo de 1932, sobre Individuo e Stato nella concezione corporativa,
había suscitado una polémica encendida107) y en ciertos
aspectos Missiroli, intentan recrear las condiciones de
absorbimiento transformista de las masas católicas en las
nuevas condiciones posconcordato. Haciendo esto, muestran
por un lado haber comprendido realmente la función
desarrollada por Croce, es decir la idea de una religión de la
libertad, y por otro, impiden que «la venidera fusión en una
unidad moral de dos sectores» de la clase dominante108, seguida
a los Pactos de Letrán, se consolide y encuentre solución a la
crisis de autoridad.
Tales posiciones no tienen relevancia práctica inmediata,
pero si tienen importancia en cuanto «mantienen fermentos
ideológicos peligrosos», es decir: manteniendo abierta la crisis,
también mantienen viva la posibilidad de que la Storia d'Europa
se fusione al fascismo como "revolución" y no al nuevo
compromiso entre monarquía y Vaticano realizado por el
fascismo. En cuanto tales, estas posiciones definitivamente son
de inestimable valor como referencias para una renovada
estrategia política comunista en Italia que sepa ligar la Storia
d'Europa precisamente a lo que ella entiende neutralizar: el
«constituyentismo» popular y la necesidad de una experiencia
democrática renovada, con la irrupción simultanea de las
«grandes masas de campesinos cultivadores […] en la vida
política»109. Desde esta perspectiva, la investigación sobre la
religión o sentido común (Cuaderno 11), la política "religiosa"
de El Príncipe moderno (Cuaderno 13), la idea de un Anti-

107
El informe fue publicado en «Nuovi studi di diritto, economia e
politica», V. 1932, n. 2, pp. 84-93.
108
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 10, II, § 14, T 4, p. 147.
109
Ibid., Cuaderno 13, § 1, T 5, p. 17.
173
FABIO FROSINI
Croce (Cuaderno 10) y el estudio del nexo escuela-intelectuales
en la nueva sociedad politécnica (Cuaderno 12) adquieren su
inmediato significado político. Sin este convencimiento de que la
operación en Italia no solamente no estaba hecha, sino al
contrario, que había iniciado «solo desde hace diez años» no se
explica la arquitectura de todo el primer bloque de cuadernos
"especiales", ideados y realizados aquel momento crítico que se
ha intentado delinear: abril-junio de 1932110.

110
Una huella de este enfoque al problema de la política comunista en
Italia se encuentra en las reflexiones contenidas en P. TOGLIATTI, Corso
sugli avversari. Le lezioni sul fascismo, editado por F. M. Biscione, Einaudi,
Turín, 2010, p. 35: «Es un error pensar que el totalitarismo cierre las vías
de la lucha. […] El fascismo intenta llevarnos sobre ese terreno. Intenta
hacernos creer que todo está terminado, que se ha entrado en un nuevo
periodo en el cual al respecto no hay nada más que hacer que entrar a su
proyecto. […] Cada desarrollo de la lucha de las masas reabre el problema
de la dictadura fascista. […] A cada empuje de las masas hay una tendencia
del fascismo a modificar su propio frente. […] El totalitarismo no cierra
al partido las vías de lucha, sino que abre nuevas». Donde se demuestra la
existencia de una precisa relación de filiación entre las reflexiones de
Gramsci sobre la revolución pasiva y los análisis togliatianos del fascismo.
G. VACCA, Introduzione (la lezione del fascismo) a P. TOGLIATTI, Sul fascismo,
Laterza, Roma-Bari, 2004, pp. XV-CLXVI.
174
GRAMSCI, FILÓLOGO
Alvaro Bianchi

Antonio Gramsci llegó a Turín a los veinte años de edad, en


octubre de 1911, luego de haber transcurrido su infancia y
juventud en Cerdeña. En la gran ciudad piamontesa se inscribió
en la Facultad de Letras y Filosofía, curso de Filología Moderna,
gozando de una beca de estudio del Colegio Carlo Alberto, al
igual que sus futuros amigos: Palmiro Togliatti, estudiante de la
Facultad de Derecho, y Angelo Tasca, estudiante inscrito a la
misma Facultad de Letras1. Era el año del quincuagésimo
aniversario de creación del reino de Italia, y la ciudad organizó

1
Para la historia de la Universidad de Turín: cfr. D’Orsi (2002a). Para
la Facultad de Letras y Filosofía: cfr. Lana (2000).
175
ALVARO BIANCHI
una Exposición Internacional para la celebración del evento.
También fue el año de la aventura bélica en Libia, que alimentó
fuertes sentimientos nacionalistas, recogiendo diversas
simpatías entre los docentes universitarios. Sentimientos que a
menudo venían expresados mediante una retórica
grandilocuente de estilo anacrónico, como en el discurso del
rector Francesco Ruffini en ocasión de la apertura del año
académico 1911-1912, que concluyó con la siguiente
exhortación retórica: «A todos vosotros, oh jóvenes, hacer que
donde ahora se realizan milagros de valor italiano, mañana surja
la sabiduría del ordenamiento romano tanto como el esplendor
renovado de la civilización itálica» (Annuario, 1912, p. 6).
Desde finales del siglo XIX, la Universidad de Turín vivió
años de esplendor, resurgiendo de un periodo de decadencia
que alcanzó su punto más bajo en el periodo preunitario.
Gracias a considerables subsidios públicos recibidos se
encontraba en condiciones de atraer a docentes de todo el país,
convirtiéndose en una de las principales instituciones culturales
de la joven nación. La más grande de sus facultades era la de
Derecho, que en 1911 contaba con 858 estudiantes entre los
cuales había seis mujeres (cf. Annuario, 1912), centro de vida
intelectual y civil de la ciudad, en la que tenían una posición
relevante los profesores Achille Loria, que desde 1903
coordinaba el importantísimo Laboratorio de Economía
Política, Gaetano Mosca y Luigi Einaudi. También formaban
parte de su plantel de docentes los senadores Giuseppe Carle y
Giampietro Chironi, como prueba del fuerte empeño político
de los miembros de esa Facultad2.
Según el recuerdo de Palmiro Togliatti, Antonio Gramsci
podía ser encontrado «en todo lugar donde estuviese un
2
Sobre la Facultad de Derecho de la Universidad de Turín a inicios
del Novecientos: cfr. D’Orsi (1999, 2002a, p. 25–28).
176
GRAMSCI, FILÓLOGO
profesor el cual iluminase, se puede decir, sobre una serie de
problemas esenciales, desde Einaudi, Chironi a Ruffini, todos
docentes de la Facultad de Derecho» (Togliatti, 2001, p. 140).
Sin embargo, Gramsci estaba inscrito en la Facultad de Letras
y Filosofía, lugar donde convergían sus intereses intelectuales.
Esta era mucho más pequeña y diversificada de aquella en la
que estudiaba Togliatti. El año académico 1911-1912 registró
163 estudiantes, de los cuales 67 eran mujeres. Ese año, además
de Gramsci se inscribieron otros 40 estudiantes, de los cuales
25, más de la mitad, eran mujeres. Entre ellas, María Cristina
Togliatti, hermana de Palmiro (Annuario, 1912, p. 270-271).
En la Facultad de Letras era muy relevante también la
actividad política, principalmente los años anteriores a la llegada
de Gramsci. Docentes como Arturo Graf, Zino Zini y el
docente libre Umberto Cosmo formaron parte de ese
movimiento político intelectual que Robert Michels denominó
«socialismo de los profesores» (Michels, 1979 [1926], p. 195).
Del otro lado del espectro político, el historiador Pietro Fedele,
un interventista, diputado electo en 1924 con la Lista Nacional,
seguidamente fascista y, entre 1925 y 1928, Ministro de
Instrucción Pública. A quien en 1913 se une el filólogo y
docente de Literatura Vittorio Cian, un nacionalista y fascista
de primer momento, a quien Gramsci dedicó varios artículos
en las páginas del «Avanti!»3

3
Por ejemplo: Da De Sanctis a Cian en «Avanti!», 18 de enero de 1916
(CT, p. 81-2); Bolletino del fronte interno en «Avanti!», 6 de julio de 1916 (CT,
p. 421-2); Professori ed educatori en «Avanti!», 17 de abril de 1918 (CF, p. 860-
2); Disagio en «Avanti!», 21 de julio de 1918 (NM, p. 193-5); Il Mondo,
Bertoldo e il professor Cian en «Avanti!», 11 de septiembre de 1918 (NM, p.
281–282); La Guerra continua, signori en «Avanti!», 20 de enero de 1920
(ON, p. 391-2).
177
ALVARO BIANCHI
Estos años como estudiante Gramsci se consideraba un
«triple o cuádruple provinciano», como posteriormente
escribirá de sí mismo (C 15, § 19, T 5, p. 195). Fueron años de
transición. Su cultura, fuertemente marcada por el sardismo y
el subversivismo, fue gradualmente reelaborada en base al
encuentro con la alta cultura europea que halló en la
Universidad de Turín y con el movimiento socialista de esa
ciudad obrera4. En esta reelaboración Gramsci mantuvo un
fuerte interés por las peculiaridades culturales, integrándolas al
mismo tiempo a la comprensión de la formación de la nación
italiana en el convulso ambiente europeo. Lo local, nacional e
internacional, dejaron áreas y temporalidades irreductibles, si
bien profundamente entrelazadas. Estos también fueron los
años de su formación como filólogo.

1. Trayectoria académica

En 1873 en Turín nacieron dos revistas que llegaron a tener una


gran influencia intelectual y que existen hasta hoy. En julio, la
casa editora Loescher publicó el primer número de la Rivista di
Filologia y d’Istruzione Classica, dirigida por el lingüista Domenico
Pezzi y por el filólogo Giuseppe Müller, y en septiembre salía
gracias a la misma editora el Archivio Glottologico Italiano de
Graziadio Ascoli5. La aparición de estas publicaciones puede
ser interpretada como parte de un movimiento cultural más

4
Sobre esta reelaboración: cfr. Fiamma Lussana (2006). Sobre la
cuestión del uso del sardo por Gramsci en círculos familiares: cfr.
Alessandro Carlucci (Carlucci, 2013, cap. 1).
5
Sobre la Rivista, sobre Ascoli y el Archivio, se consideran
imprescindibles los artículos de Sebastiano Timpanaro. (cfr. Timpanaro,
1972a, 1972b).
178
GRAMSCI, FILÓLOGO
amplio, en el que las revistas asumieron un rol de irradiación
intelectual, recubriendo un ambiente intelectual que iba más allá
de la institución universitaria. Tal movimiento a su vez se refería
explícitamente a la formación de una cultura nacional en la Italia
posunitaria, un objetivo que puede ser reconstruido mediante
los manifiestos y las presentaciones que inauguran estas
revistas. El «Proemio» escrito por Pezzi y Müller para el primer
número de la Rivista es ejemplar en este sentido:
Italia, renacida a la independencia y a la libertad, profundamente
consciente de su deber, siente y comprende cuánto falta todavía para su
perfecta redención, y, anhelando a resurgir intelectualmente deplora la
decadencia de esos estudios que la mantienen con todo ello en los siglos
de la desventura (Pezzi y Müller, 1873, p. 1).

El salvataje de una italianidad que tiene sus raíces en la antigua


Roma parece ser el objetivo común del despertar filológico
posunitario. Este salvataje era considerado esencial no solo para
la formación de una identidad nacional que reivindicase un rol
de relieve en el contexto europeo, sino también como principio
del cual habría podido ser formada una nueva clase dirigente.
El programa de investigación histórica también era un
programa pedagógico. De ahí el énfasis de la Rivista sobre la
formación, anunciada en el mismo título y hecha explícita en
este «Proemio». Fue una reacción tardía de los ambientes
intelectuales ligados a la Universidad de Turín y a las clases
dirigentes piamontesas, a las que se dirigían los pedidos de la
reforma de la instrucción de 1859, que dio particular
importancia a la enseñanza del griego y del latín, no menos que
a la necesidad de imprimir al estudio de la literatura una
dirección "científica", alejándose de la retórica, según el espíritu
positivista del tiempo. Alemania mostraba el camino.
Timpanaro (1972a) hizo notar el carácter subordinado que los
179
ALVARO BIANCHI
estudios filológicos tuvieron en Italia y el modo en que eran
supeditados a los impulsos provenientes del país vecino. En la
Rivista, sus redactores proponían: «emular a Alemania en la
audacia magnánima de las nuevas investigaciones científicas y
de las reformas didácticas» (Pezzi y Müller, 1873, p. 2). El modo
en que los editores definían el objeto de la filología seguía esta
inspiración alemana. Un tal objeto sería la
vida greco latina, considerándola en los distintos órdenes de
manifestaciones que ella nos da de sí, con método histórico y
comparativo, es decir en las épocas sucesivas por las cuales pasó
transformándose y en las múltiples e íntimas relaciones existentes entre el
pueblo griego y latino, y entre estos y cuantos otros pertenezcan a la gran
familia de pueblos Arios. (…) Aquí será objeto en especial portada –
favorecida de análisis científicos– la palabra helénica y latina, que está
comprendida en las formas modernas o neolatinas (Pezzi y Müller, 1873,
p. 4).

El índice de los temas tratados por la Rivista en el primer año


ilustra este modo de concebir la filología de inspiración
alemana: una sección sobre la Lingüística, dividida en a)
Lingüística General y Lingüística Greco-Latina en particular y,
b) Lingüística Neolatina; otra sección de Filología Clásica,
dividida en a) Griego y b) Latín; y dos secciones adicionales,
una dedicada a la Pedagogía, es decir a la formación clásica, y la
otra a «Variedades». Un vasto programa de trabajos,
fuertemente inspirado en esa ciencia de la antigüedad clásica
que Friedrich August Wolf anunció en su famosa Darstellung der
Altertumswissenschaft, que influyó tanto a la filología practicada
en Italia (Wolf, 2002 [1807])6. El método para la realización de

6
En las narraciones standard de la historia de la filología clásica, o de
lo que en el mundo anglosajón se llama classical scholarship, Friedrich August
Wolf aparece como el fundador de la ciencia y la Darstellung como su
180
GRAMSCI, FILÓLOGO
este programa estaba inspirado por el método histórico de corte
positivista, como se puede percibir por la insistencia en el
«Proemio» del análisis científico de las palabras. No podría
haber sido muy distinto, dada la simpatía que este método gozó
en Italia en el último cuarto del siglo XIX, principalmente en
Turín.
El Archivio Glottologico Italiano tenía objetivos distintos, como
se puede ver en el «Proemio» que Graziadio Ascoli escribió para
el primer número de su revista, más complejo y denso que el
citado anteriormente (Ascoli, 1873). En este texto inaugural el
Archivio se encontraba inmerso, desde su primer número, en las
polémicas sobre la formación de una lengua nacional en la Italia
posunitaria, valorando en modo relevante sus distintos
dialectos7. Con el propósito de implementar este programa
Ascoli buscó delimitar la distancia que habría tenido que
separar la Lingüística de la Filología. Ambas disciplinas no
tuvieron un desarrollo homogéneo en la cultura italiana. Los
estudios clásicos y filológicos tuvieron una época de oro en el
Renacimiento, pero, como advierte el «Proemio» de la Rivista,
su estado durante el Ochocientos era deplorable. Distinta era la
situación de la lingüística, que floreció por decenios, llegando a
distinguirse en el ámbito internacional8. Ascoli temía por el
riesgo de que los lingüistas colonizasen la filología impidiendo
su desarrollo:

momento de sistematización. La presentación clásica de esta historia se


encuentra en Wilamowitz-Moellendorff (1982 [19211]); una versión más
actual puede ser leída en Pfeiffer (1976). Pascale Hummel escribió una
interesante historia crítica de este itinerario de la filología que amerita ser
consultada, en particular porque ofrece una visión más clara de las
controversias que circundan la idea misma de filología (Hummel, 2000).
Sobre los orígenes históricos de la filología en Italia: cfr. Lucchini (2008).
7
Cfr. «Proemio» de Ascoli (1873) en la primera edición del Archivio.
8
Cfr. Timpanaro (1972a).
181
ALVARO BIANCHI

En cambio, por cuanto la cosa pueda parecer extraña, no sé abstenerme


de advertir, cómo sea deplorable, que incluso en este tan reconfortante
despertar de la escuela italiana, la atención por la filología clásica esté lejos
de igualar a la atención que se presta a los estudios lingüísticos en toda
forma. Parece que estos últimos deban actuar contra aquella, y
transformarla de cabo a rabo. Allá donde, como todos pueden ver
fácilmente, se trata de dos grupos de importantes disciplinas, distintas
entre ellas prácticamente: aun cuando abunden las cercanías y los
contactos, y por ello las ocasiones de que el uno aproveche del otro
(Ascoli, 1873, p. XXXVI).

En su defensa de la filología, Ascoli contrastó autores como


Giacomo Lignana, que consideraban al griego y al latín como
«una consecuencia, una fase del principio Ariano» y en base a
este criterio de unidad lingüística afirmaban «la unidad genética
de toda la cultura indo-europea» y, en consecuencia, el fin de la
«autonomía absoluta de la Filología clásica» (Lignana, 1868, p.
56-7). Protestando contra la «indomanía», Ascoli defendía a la
filología de los ataques que le dirigían (Ascoli, 1873, pp.
XXXVII-XXXVIII). Aun cuando esta defensa no renunciase a
una jerarquía disciplinaria. La lingüística, para Ascoli, era una
ciencia natural en cambio no se podía decir lo mismo de la
filología, puesto que en sus estudios se recurría al método
histórico (cf. Timpanaro, 1972b, p. 168). El ejemplo que usó
para explicar la relación entre lingüística y filología es
sintomático de esta visión. Según Ascoli, «en las academias de
bellas artes es necesaria también una buena enseñanza de
anatomía, sin embargo, el Laocoonte y el Apolo de Belvedere
requieren otros intérpretes que no sean los sectoriales» (Ascoli,
1873, p. XXXVI).
Más allá de estos acometidos políticos, intelectuales y
académicos, el lanzamiento casi simultáneo de las dos revistas
revela la existencia de un campo controvertido y de confines
182
GRAMSCI, FILÓLOGO
disciplinarios poco definidos entre lingüística y filología, a pesar
del esfuerzo de sus protagonistas en delimitar los espacios de
cada una de las áreas, definiendo objetos y métodos de
investigación. En el ambiente académico italiano la filología era
todavía impugnada en su significado y en su alcance de
disciplina, como se puede evidenciar por dos manuales
utilizados en la Universidad de Turín, el Manuale storico-
bibliografico di filologia storica, de Luigi Valmaggi (1894), y el
Lehrbuch der historischen Methode, de Ernest Bernheim, cuya
primera edición data del 1889 y su tercera del 1903, habiendo
sido traducida al italiano con el título La storiografia e la filosofía
della storia: manuale del metodo storico e della filosofia della storia
(Bernheim, 1907).
Valmaggi era docente de Gramática Griega y Latina en la
Universidad de Turín desde 1894, e importante editor de las
obras de Tacito. Reconstruyendo en su Manuale los debates de
los decenios anteriores, el autor apuntaba a que la filología
habría podido ser no solo la ciencia de la antigüedad clásica,
como creía Wolf, sino la crítica y la interpretación de los
escritores griegos y romanos. Una posición más limitada fue la
propuesta por Johann Gottfried Jakob Hermann (Valmaggi,
1894, p. 4). Apoyándose en una definición más restringida de
filología, Valmaggi buscaba, al mismo tiempo, liberar a la
disciplina del estudio exclusivo del mundo greco-romano. Por
lo que definía el objeto de esta en modo genérico como
perteneciente «exclusivamente a esas disciplinas que partiendo
principalmente del estudio de la lengua y de la gramática
presentan con la crítica y la interpretación de los autores los
principales elementos de la historia literaria» (Valmaggi, 1894,
p. 14). Entonces el número de disciplinas que conformaban la
filología fue reducido notablemente, dejándose solamente
como «parte principal la crítica y la hermenéutica de los
183
ALVARO BIANCHI
escritores» y como disciplinas subordinadas: «la paleografía, la
epigrafía, el estudio de la lengua, es decir la gramática, la retórica
(estilística), la poética (métrica) y finalmente la historia literaria»
(Valmaggi, 1894, p. 15).
El modo en que fue organizado el Manuale sintetiza esa
delimitación del objeto. En la primera parte se presentaban las
disciplinas fundamentales –Lingüística, Paleografía, Epigrafía,
Crítica y Hermenéutica e Historia Literaria–, mientras la
segunda parte se encuentra dedicada a la Historia Antigua,
Numismática, Metrología y Arqueología del Arte que tiene un
carácter auxiliar9. La secuencia de las disciplinas fundamentales
es importante. La formación lingüística y la adquisición de
técnicas paleográficas y epigráficas tenían el propósito de
preparar para el estudio crítico y hermenéutico, proveyendo los
instrumentos para una investigación que culminaría en la
historia literaria. El punto definitivo era el mismo que se
afirmaba en la Darsetllung de Wolf, sin embargo, la enciclopedia
del saber no era tan amplia, evitando, de este modo, confundir
la filología con toda la historia.
Gramsci era estudiante de Valmaggi y probablemente
conocía el Manuale, si bien nunca mencionó ese trabajo. Sin
embargo se tiene la certeza de que durante sus estudios en la
Universidad de Turín tuvo modo de conocer el manual de

9
La definición propuesta por Valmaggi del objeto de la filología y la
lista disciplinaría que organizaría tal ciencia no alcanzó consenso. En las
páginas de la Rivista di Filologia e d’Istruzione Classica, Felice Ramorino buscó
defender esa visión más amplia de filología y presentar una lista larga de
disciplinas que la constituirían: desde las disciplinas propedéuticas entorno
a las cuales sería organizado el estudio de las fuentes textuales y
monumentales a la historia de la vida intelectual y práctica (Ramorino,
1895).
184
GRAMSCI, FILÓLOGO
Ernst Bernheim sobre el método histórico10. Como Valmaggi,
Bernheim distingue la filología de la historia, confrontado a
aquellos que como Boeckh consideraban la filología como
conocimiento de todos los saberes existentes. Según Bernheim
esta concepción global de la filología podría tener un sentido
en los estudios clásicos, a causa del carácter unitario de todas
las manifestaciones del espíritu greco-romano, pero no tendría
sentido para la filología medieval o la moderna (Bernheim,
1907, p. 153-4). La distinción necesaria entre las dos disciplinas
residiría, según Bernheim, en el hecho que mientras la filología
fija la palabra escrita en el tiempo, la historia está interesada en
el desarrollo de los pueblos y de sus manifestaciones
(Bernheim, 1907, p. 158). Por tanto, mientras el método
filológico sería sincrónico, el método histórico era por
definición diacrónico. La filología y la historia serían así «por
materia y métodos, campos diferentes. Cada una indispensable
a la otra como ciencia auxiliar, y con el estrecho contacto que
tienen los dos campos, el historiador trabaja a menudo como
filólogo cuanto este como historiador» (Bernheim, 1907, p.
159).
Cuando Gramsci se inscribió en la Facultad de Letras y
Filosofía, estos debates sobre el objeto y el método de la
filología continuaban y, en efecto, se volvían más intensos. Al
inicio del siglo el docente de Literatura Griega en la Facultad y
colaborador de la Rivista, Giuseppe Fraccaroli, publicó el libro
L’irrazionale nella letteratura, formulando dudas sobre los
resultados que la filología podía alcanzar en el estudio de la
literatura (Fraccaroli, 1903). Reflexionando sobre la reciente
reacción antipositivista que culminaba en Benedetto Croce,
10
Gramsci citó el manual de Bernheim en los Cuadernos de la cárcel,
subrayando su valor como modelo expositivo que debería ser seguido por
la filosofía de la praxis (C 16, § 3, T 5, p. 251).
185
ALVARO BIANCHI
Fraccaroli, afirmó que aquello que era irracional en el arte
escaparía al mismo juicio de la razón, haciendo necesario
imponer límites «a la filología y a la crítica racional» (Fraccaroli,
1903, p. 347). En su ataque a la filología, el propio rol de la
disciplina en la escuela clásica fue puesto en discusión:
La crítica por tanto debe estudiar el arte, no asesinarlo, y la educación
artística no puede ser solo ni principalmente educación filológica. Por eso
en la escuela el puro filólogo, que la mayor parte de las veces no es otro
que un puro tarugo, hace al menos tanto mal cuanto el retórico puro
pervierte y descarría (Fraccaroli, 1903, p. 18).

Las críticas a la filología de Fraccaroli suscitaron comentarios


ambiguos por parte de muchos, entre los cuales Valmaggi, que
en las páginas del Bollettino di Filologia Classica reconocería los
méritos de la obra e incluso algunos aspectos de su crítica, sin
embargo, subrayaba que las objeciones que podían ser hechas a
una crítica «estúpida y falaz» no podían ser dirigidas a la «critica
como tal» (Valmaggi, 1903, p. 124). En la Rivista di Filologia e
d’Istruzione Classica, Gaetano De Sanctis también criticaba los
«parciales excesos en relación a la crítica homérica», y
finalmente recomendaba el libro de Fraccaroli, afirmando que
su lectura podía «servir a los críticos para evitar las
exageraciones peligrosas y la unilateralidad, y para no olvidar,
como desgraciadamente parece alguna vez hacen ellos, que el
buen sentido es norma fundamental de la crítica» (Gaetano De
Sanctis, 1904, p. 42 y 57). En su revista «La Critica» Benedetto
Croce escribía cosas que iban en dirección análoga. Añadiendo
las reservas de Fraccaroli contra los filólogos, «los cuales
razonan de arte sin sentirlo o comprenderlo, o que creen que
todo tratamiento con el arte deba limitarse al contraste de
códices y estadísticas de vocablos», Croce se preguntaba: «¿Y
qué culpa tiene el método filológico (que es racional no menos que
186
GRAMSCI, FILÓLOGO
el estético) de los errores de los filólogos contra los cuales
Fraccaroli combate?» (Croce, 1903, p. 286)11.
Pero el libro de Fraccaroli abría las puertas a críticas más
duras dirigidas a la filología, y no es exagerado afirmar que
precisamente los años en que Gramsci asistió a la Facultad de
Letras y Filosofía la disciplina se encontraba bajo asedio. No
solo el movimiento neoidealista italiano condujo una fuerte
campaña contra el positivismo del "método histórico", con el
que se identificaba a la filología; también desde el inicio de la
guerra en adelante, una fuerte campaña antigermanista tuvo
lugar en todo el territorio nacional, incluyendo a la Universidad
de Turín, con efectos evidentes sobre el prestigio de la
disciplina y de los docentes que se titularon en universidades
alemanas.
Estos desencuentros sobre la idea misma de filología se
reflejaron en las clases de Filología Moderna de la Universidad
de Turín y en su misma organización. Como se sabe, la
lingüística tuvo un desarrollo científico superior y, a finales del
Ochocientos, ejerció supremacía sobre la filología. Y al inicio
del siglo XX, las dos disciplinas se entrelazaron, considerándose
disciplinas no idénticas sino más bien complementarias. La
organización del curso, sin embargo, invirtió claramente tal
supremacía, privilegiando las disciplinas de literatura en el
proceso formativo, ocupando las materias estrictamente
lingüísticas un espacio más reducido. Según el Annuario della
Università di Torino, en primer año eran obligatorias las materias
de Literatura Italiana, Literatura Latina, Literatura Griega,
Historia Moderna y Lingüística, además de dos materias a libre
elección. En segundo año, estaban las mismas materias de
Literatura e Historia además de Literaturas Neolatinas y un
11
Años después, la cruzada de Croce contra la filología asumió tonos
más duros en su Teoria e storia della storiografia (Croce, 2001 [1915]).
187
ALVARO BIANCHI
tema a elección. En tercer año, Literatura Italiana, Literaturas
Neolatinas, Filosofía Teorética o Historia de la Filosofía,
Historia del Arte o una de las disciplinas de la Literatura
Moderna, además de una materia a elegir. Finalmente, el último
año se tenía las materias de Filosofía Teorética o Historia de la
Filosofía e Historia del Arte o una de las disciplinas de
Literatura Moderna (Annuario, 1912, p. 253-5).
A las materias obligatorias acompañaban una considerable
lista de cursos complementarios y libres que, tampoco podían
superar las 15 horas semanales. Además de las materias
obligatorias, Gramsci eligió el Sanscrito, Filosofía Moral y dos
materias de Literatura Moderna (alemana e inglesa), cuando la
currícula preveía solo una (ver Tabla 1). Debían también ser
tomadas las materias para la enseñanza, entre las que Gramsci
eligió: Literatura Italiana, Literatura Griega, Literatura Latina,
Gramática Latina y Griega, y Legislación Escolar. Las
preferencias de Gramsci revelan sus distintos intereses,
llamando la atención la presencia de dos disciplinas que se
disponían a reforzar su conocimiento lingüístico, completando,
en cierto sentido, el único año de Lingüística con Matteo
Bartoli: el Sanscrito, que estudió con el profesor Italio Pizzi, y
la Gramática Griega y Latina, por la que era estudiante del
mismo Valmaggi12.

12
El primero en llamar la atención sobre las materias estudiadas por
Gramsci fue el fundador de la revista Belfagor, Luigi Russo, trabajando en
los documentos encontrados por Giuseppe Vidossi en la Secretaría de la
Universidad de Turín (Russo, 1947, p. 399-400). Véase también la
cronología completa presente en el Epistolario publicado en el marco de la
Edición nacional de los Escritos de Antonio Gramsci (E, 2009).
188
GRAMSCI, FILÓLOGO

Tabla 1

Cursos a los que se inscribió Antonio Gramsci en la Facultad de Letras y Filosofía

Curso Año Tipo Docente Examen


Literatura Italiana 1911- Obligatoria Arturo Graf
1912 (Umberto Cosmo)
Literatura Latina 1911- Obligatoria Ettore Stampini
1912
Literatura Griega 1911- Obligatoria Angelo Taccone
1912
Historia Moderna 1911- Obligatoria Pietro Fedele
1912
Lingüística 1911- Obligatoria Matteo Bartoli 30 con
1912 honores
4 de nov.
de 1912
Gramática Latina y 1911- A elección Luigi Valmaggi 27/30
Griega 1912 4 de nov.
de 1912
Geografía 1911- A elección Luigi Hugues 20/30
1912 4 de nov.
de 1912
Historia del Arte 1911- Complementaria Pietro Toesca
1912
Literatura Latina 1911- Curso libre Carlo Giambelli
1912
Historia Moderna 1911- Curso libre Francesco Lemmi
1912
Literatura Italiana 1912- Obligatoria Umberto Cosmo
1913
Literatura Latina 1912- Obligatoria Ettore Stampini
1913
Literatura Griega 1912- Obligatoria Angelo Taccone 24/30
1913 18 de
abril de
1914
Literaturas 1912- Obligatoria Rodolfo Renier 27/30
Neolatinas 1913 11 de
nov. de
1914

189
ALVARO BIANCHI
Historia Moderna 1912- Obligatoria Pietro Fedele 27/30
1913 2 de abril
de 1914
Filosofía Moral 1912- A elección Zino Zini 25/30
1913 28 de
mar de
1914
Magisterio de 1912- Complementaria Angelo Taccone
Literatura Griega 1913
Magisterio de 1912- Complementaria Ettore Stampini
Literatura Latina 1913
Magisterio de 1912- Complementaria Umberto Cosmo
Literatura Italiana 1913
Magisterio de 1912- Complementaria Luigi Valmaggi
Gramática Latina y 1913
Griega
Legislación Escolar 1912- Complementaria Ettore Stampini
1913
Literatura Italiana 1913- Obligatoria Vittorio Cian
1914
Literatura Latina 1913- Obligatoria Ettore Stampini
1914
Literaturas 1913- Obligatoria Rodolfo Renier
Neolatinas 1914
Literatura Alemana 1913- A elección Arturo Farinelli*
1914
Historia de la 1913- A elección Rodolfo
Filosofía 1914 Mondolfo**
Sanscrito 1913- A elección Italo Pizzi
1914
Literatura Inglesa 1913- A elección Federico Olivero
1914
Literatura Alemana 1914- A elección Arturo Farinelli
1915
Historia de la 1914- A elección Giovanni Vidari
Filosofía 1915
Filosofía Teorética 1914- Curso libre Annibale Pastore
1915
Literatura Inglesa 1914- Complementaria Federico Olivero
1915

190
GRAMSCI, FILÓLOGO
* Según D’Orsi, en base a un testimonio de Giovanni Vittorio
Amoretti, Gramsci frecuentaba solo ocasionalmente las lecciones de
Literatura Alemana (D’Orsi, 2002a, p. 174). Sin embargo, como se verá,
el recuerdo de las lecciones de Farinelli por parte del estudiante de filología
será muy vivo.
** D’Orsi (2002a, p. 178) afirma que Gramsci no se inscribió en la
materia de Mondolfo y que el año en que la materia era obligatoria
Gramsci dejó de asistir a la Universidad. Gramsci siguió el curso de
Mondolfo en su tercer año académico (1913-1914), cuando su materia
entró en la currícula como opcional para Filosofía Teórica. Gramsci hubo
frecuentado esas lecciones hasta el año 1914-1915, siempre con menor
asiduidad, mismo año en que asistió a Filosofía Teórica dictada por
Annibale Pastore, según el testimonio de este docente (Quaranta, 1952, p.
3).
Fuente: (E, p. 424-6).

El interés de Gramsci por las materias era variado y dependía


no solo de sus preferencias intelectuales, sino también del tipo
de relación instaurada con los docentes. Annibale Pastore, que
en seguida asumirá la cátedra de Filosofía Teórica, contó sobre
la actitud de Gramsci: «si el tema le interesaba, se acomodaba
en los últimos bancos del aula posándose inmóvil como una
esfinge» (cfr. D’Orsi, 2002, p. 179). Particularmente fuerte era
su relación con el lingüista Matteo Bartoli. Entre los grandes
nombres de la lingüística italiana, Bartoli fue influenciado por
la obra del filósofo neoidealista Benedetto Croce, poniendo en
relieve, en su polémica con los neogramáticos, el carácter
histórico y geográfico de su disciplina13.
Gramsci colaboró con Bartoli en más de una ocasión. En la
correspondencia de Gramsci con sus parientes sardos hay
13
Sobre la investigación de Bartoli, Gramsci escribe en la cárcel: «La
innovación de Bartoli es precisamente esta: que, de la lingüística,
concebida burdamente como ciencia natural, ha hecho una ciencia
histórica, cuyas raíces deben buscarse ″en el espacio y en el tiempo″ y no
en el aparato vocal entendido fisiológicamente» (C 3, § 74, T 2, p. 72).
191
ALVARO BIANCHI
referencias de este trabajo común; como en la carta que
Antonio mismo envió a Francesco Gramsci el 3 de enero de
1912, pidiendo aclaraciones sobre algunas palabras del dialecto
sardo, «pero en el dialecto Fonni» (E, p. 90); o en la
correspondencia con su madre Giuseppina Marcias del 13 de
enero de 1913, en la que le pedía a su hermana Teresina enviarle
una lista de palabras relacionadas con la elaboración del pan y
el tejido (E, p. 122); así como en las cartas a la misma Teresina,
pidiendo algunas aclaraciones sobre las palabras del dialecto
logudores, fechadas el 24 de noviembre de 1912 y 26 de marzo
de 1913, con la respuesta de Teresina a esta última del 3 de abril
de 1913 (E, p. 125-6).
Esta colaboración, así como la comprensión y el sostén que
el estudiante recibía de su profesor, fueron recordados por su
compañera de clase, Azelia Arici, en una declaración hecha
pública por Alfonso Leonetti (1978, p. 85). Según Arici, la
investigación del dialecto sardo por Gramsci estaba destinada a
la composición «de un gran Atlas Lingüístico», en el que
trabajaba Bartoli (Leonetti, 1978, p. 85). Según Giancarlo
Schirru, las consultas que Gramnsci hizo a su hermana y la
respuesta de esta última comprendían parte del material
empírico para la composición del diccionario etimológico
romance, en el que el docente suizo establecido en Viena,
Wilhelm Meyer Lubke, trabajaba y con el cual Bartoli, su
discípulo, colaboró (Schirru, 2011, p. 956; 2016, p. XXXIV).
Esta hipótesis se refuerza por una postal encontrada
recientemente, en la que Bartoli agradece afectuosamente a
Gramsci por esto (Schirru, 2017).
El año académico 1912-1913, Gramsci frecuentó
nuevamente el curso de Bartoli y, a su solicitud, escribió los
resúmenes del programa de la materia que contenían las
lecciones del curso de Lingüística (Gramsci, 2016). Dicho
192
GRAMSCI, FILÓLOGO
resumen, sobre el cual trabajó recientemente Giancarlo Schirru,
es un documento importante de los estudios lingüísticos y
filológicos de Gramsci. En el curso de Bartoli, la lengua sarda
es expuesta como prueba de su tesis del cambio lingüístico a
través del contacto entre diversas poblaciones. Las
innovaciones incorporadas al latín a través de su contacto con
otras lenguas habladas en la península italiana no fueron iguales
en las regiones más apartadas de Cerdeña y Etruria, que
conservaron elementos no indo-europeos. La correspondencia
en la que Gramsci pedía informaciones sobre el dialecto Fonni,
una comuna situada en la región central de la isla, la más
apartada, tenía entonces el objetivo de proveer a Bartoli el
material empírico necesario para sostener su hipótesis (Rosiello,
1986, p. 238)14.
Gramsci también tuvo una relación muy estrecha con
Umberto Cosmo, el docente libre de Literatura Italiana,

14
En los resúmenes del curso de Bartoli, Gramsci registró en una
nota: «nos referiremos fundamentalmente al dialecto de Cerdeña central
o logudores que ha estado menos expuesto a modificaciones: alguna vez
nos referiremos al sardo meridional o campidanes que es menos
conservador: el dialecto de Cerdeña septentrional o gallures no es sardo»
(Gramsci, 2016, p. 17). Véanse también las observaciones de Bartoli sobre
Cerdeña, en particular sobre Cerdeña central en el Breviario di linguistica
(Bertoni y Bartoli, 1925, p. 67-70). Gramsci tenía una copia del Breviario
cuando fue arrestado, como se extrae de la carta, que escribe en 1926 a
Clara Passage en cuya casa de Roma vivía como pensionado, con la que le
pidió enviarle el libro que se encontraba «en el armario frente al catre» (L,
p. 3). La carta fue secuestrada por la policía y no llegó nunca a su
destinataria. Más tarde, el 3 de octubre de 1927, el prisionero manifestó a
su cuñada el deseo de recibir una copia del libro (L, p. 124). Su propósito
era el de usarlo para escribir un ensayo crítico sobre los neogramáticos,
como se reporta en la carta a Tatiana del 12 diciembre de 1927, en la que
también anunció haber renunciado a escribir el texto y que el libro ya no
era necesario (L, p. 140).
193
ALVARO BIANCHI
especialista en la obra de Dante Alighieri, quien sustituyó a
Arturo Graf, cuando el deterioro de salud de este último le
impidió continuar enseñando. Propulsor del método histórico,
Cosmo fue profesor de Angelo Tasca, Umberto Terracini y
Piero Sraffa en el Liceo ‘Gioberti’. Como socialista ejerció una
gran influencia sobre los jóvenes estudiantes y mantuvo una
relación de afecto y recíproca admiración con Gramsci15. Su
relación intelectual fue narrada en prisión por Gramsci en una
carta del 17 de agosto de 1931:
Cuando era alumno de Cosmo no estaba de acuerdo en muchas cosas con
él, naturalmente, si bien entonces no hubiese precisado mi posición más
allá del afecto que me ligaba a él. Me parecía que tanto yo como Cosmo,
como muchos otros intelectuales del tiempo (se puede decir en los
primeros quince años del siglo) nos encontrábamos en un terreno común
que era este: participábamos en todo o en parte del movimiento de
reforma moral e intelectual promovido en Italia por Benedetto Croce,
cuyo primer punto de vista era que el hombre moderno puede y debe vivir
sin religión, se entiende sin religión revelada o positiva o mitológica o
como quiera llamársela (cf. L, p. 455-6).

La relación entre Cosmo y Gramsci era muy estrecha y el


profesor trató de ayudar a su alumno en distintas formas,
incluso en sentido material. Muchas veces, motivó al joven para
que escribiera un ensayo sobre Maquiavelo y sobre el
maquiavelismo, incluso cuando este interrumpió sus estudios.

15
Esta relación fue sacudida en 1920 por un artículo fogoso que
Gramsci escribió en las páginas de «L΄Ordine Nuovo», en respuesta a las
críticas que Cosmo había dirigido a los jóvenes socialistas (ON, p. 758-
61). La reconciliación tuvo lugar dos años después, en Berlín, cuando
Gramsci buscó a su exprofesor, quien trabajaba en la embajada italiana
con un cargo diplomático. El episodio fue narrado por Gramsci a su
cuñada Tatiana Schucht en una carta del 23 de febrero de 1931 (L, p. 397-
8).
194
GRAMSCI, FILÓLOGO
La insistencia del docente fue relatada por Gramsci a su cuñada
en una carta del 23 de febrero de 1931: «Desde 1917, la
impresión de que yo debiera escribir un estudio sobre
Maquiavelo era su idea permanente, y me la recordaba en cada
ocasión» (L, p. 397)16. Cosmo propuso además a Gramsci
publicar, en 1918, una serie de artículos escritos en el «Avanti!»
para lo cual estaba dispuesto a escribir un prefacio, sin
embargo, la propuesta fue rechazada (cf. L, p. 455-6).
Y finalmente era a Cosmo a quien Gramsci deseaba mostrar
los apuntes realizados en prisión sobre el Canto X del Infierno
de Dante, escribiendo: «como especialista en Dante, [él] me
sabrá decir si he hecho un falso descubrimiento o si realmente
vale la pena compilar una contribución al respecto, una minucia
a sumar a los millones y millones de tales contribuciones ya
escritas» (L, p. 457-8). Tania Schucht envió los apuntes de
Gramsci a Cosmo y el profesor respondió con una carta el 29
de diciembre de 1931, concordando con la interpretación de su
exestudiante y recordando sus lecciones: «Me parece que
nuestro amigo dio en el clavo, hay elementos que se acercan a
su interpretación que siempre fueron enseñados por mi» (L, p.
846). La correspondencia de Cosmo con Gramsci, que a causa
de las restricciones carcelarias se realizaba mediante Tania, es
importante también por un breve pasaje en el que el profesor
de Turín comparaba a su querido alumno con otro de sus
preferidos, Pietro Gerosa:
Dos almas opuestas, que coincidían en literatura al dar al hecho religioso,
social y político más importancia que al estético: Para uno tenía razón
Cantú, para el otro Settembrini, a mí me tocaba demostrar la insuficiencia

16
Sin embargo, el proyecto se materializó en el Cuaderno 13, dedicado
a Maquiavelo, en el que las interpretaciones sobre Maquiavelo también
ocupan un puesto importante.
195
ALVARO BIANCHI
de ambos críticos y hacer prevalecer las razones de De Sanctis (L. p.
845)17.

El background filológico de Gramsci comprendía también las


lecciones de Angelo Taccone y Arturo Farinelli. Stampini fue
director de la Rivista di Filologia e d’Istruzione Classica entre 1897
y 1920, logrando editar un número considerable de clásicos
griegos y latinos para la editorial Loescher. Mantuvo una
posición fuertemente nacionalista, volviéndose rápidamente un
fascista, y muy probablemente no gozaba de la simpatía de
Gramsci. Incluso es posible que le provocase una cierta
animosidad en contra, como se extrae del episodio narrado en
la memoria de Arici en el que el joven estudiante interrumpe a
Stampini durante una lección, «con fuertes palabras de
indignada desaprobación» (Leonetti, 1978, p. 86)18. Según
Timpanaro, Stampini era un filólogo «dotado de una sólida y
amplia preparación, pero, diría escasamente capaz de
contribuciones originales». En debates propiamente filológicos,
como el que tuvo lugar luego de la publicación del antes
mencionado libro de Fraccaroli, el profesor de Literatura Latina
tendía a quedar neutral (Timpanaro, 1972a, p. 425). A su vez el
profesor de Literatura Griega, Angelo Taccone, exestudiante de
Fraccaroli, era un «estudioso honesto y culto, aunque menos
dotado de personalidad independiente», «filólogo provisto de
buen sentido y bien informado» según Timpanaro (1972a, p.
433).

17
En prisión, Gramsci definió a Gerosa como un «fanático
rosminiano y agustiniano», en referencia al filósofo y teólogo católico
Antonio Rosmini y a San Agustín, de quien Gerosa escribió un libro (L,
p. 396).
18
Sobre Stampini: cfr. D’Orsi (2002b. p. 29 y 43).
196
GRAMSCI, FILÓLOGO
En los escritos de Gramsci no hay mención a Stampini o
Taccone. La única referencia de burla es a la «melòde de
Taccone» (E, p. 141). El filólogo y comparatista Farinelli,
docente de Literatura Alemana desde 1907 en la Universidad
de Turín, parece haber suscitado admiración en el estudiante,
quien la expresó con vehemencia en un artículo escrito para el
«Corriere Universitario» en 1913, cuando todavía asistía a sus
clases en la Facultad de Letras (CT, p. 3-5)19. Tres años después,
en abril de 1916, Gramsci se refería a Farinelli en un artículo
publicado en el «Avanti!» como a un «profesor de literatura
alemana en nuestra Universidad, verdadero maestro de vida y
de humanismo para los jóvenes» (CT, p. 622). Esta opinión
extremadamente positiva era compartida por Togliatti, que en
un discurso en honor a Gramsci pronunciado en la misma
universidad en 1949, trazó un vivaz retrato de Farinelli,
definiéndolo un «gran espíritu». También el joven Palmiro
había sido impresionado fuertemente: «sus lecciones tenían
algo de volcánico, con ese su explicar con voz casi apagada al
indagar la literatura, del que sin embargo explotaba en
momentos, como una flama, su espíritu animador» (Togliatti,
2001, p. 140).
En los Cuadernos de la cárcel, sin embargo, Gramsci expresó
un aprecio menos preciso respecto de Farinelli, alejándose de
su admiración juvenil. Allí se encuentra efectivamente una
referencia muy breve pero cuidadosa al libro de su profesor, Il
romanticismo nel mondo latino (Farinelli, 1927), recomendando un
capítulo del segundo volumen de la obra, haciendo referencia
al «motivo del ΄hombre fatal΄ y del ΄genio incomprendido΄», un
tema que Gramsci ponía en relación con el «origen popularesco
del superhombre» (C 16, § 15, T 5, p. 283). Empero, Gramsci
19
Sobre Farinelli véase su perfil biográfico en el Dizionario Biografico
degli Italiani (Strapini, 1995).
197
ALVARO BIANCHI
incluía al filólogo entre esos intelectuales caracterizados por su
capacidad de subvertir los lugares comunes, con el efecto de
obtener «el máximo de elegancia y de esnobismo intelectual y
moral». Giovanni Papini, el fundador de «La Voce», era para
Gramsci una expresión de esta tendencia. Según el pensador
sardo había que situar a Farinelli en esa misma serie intelectual
que «con su lirismo y patetismo [eran] fastidiosamente más
pedantes que los escritos de Zumbini» (C 17, § 35, T 5, p. 326)20.
A diferencia de sus amigos: Angelo Tasca, Palmiro Togliatti
y Umberto Terracini, Gramsci no concluyó sus estudios y no
logró titularse en Filología Moderna. La difícil situación
financiera en que se encontraba le impedía alimentarse y
vestirse adecuadamente en el severo invierno turinés, siendo
frecuentes sus problemas de salud. Su rendimiento académico
no fue de los mejores. Lingüística, dictada por Bartoli fue la
única de las materias en que Gramsci obtuvo el máximo de nota
con honores. Cumplió con menos de la mitad de los exámenes
requeridos, el último fue en abril de 1915, y con el final de su
beca de estudio concluye, con mucho pesar, su periodo
universitario (D’Orsi, 2017, p. 61 y sgts.). Sin embargo, el plan
para volver al estudio de la lingüística bajo la guía de Bartoli,
quedó en pie al menos hasta finales de 1918 e inicios de 1919,
cuando la publicación del «Ordine Nuovo» y su actividad
militante comenzaron a requerir de todas sus energías (cfr.
Schirru, 2011, pp. 925-6).

20
Probablemente se trata del crítico literario Bonaventura Zumbini
(1836-1916). Gramsci puede haber conocido la pesada crítica que
Benedetto Croce había lanzado contra Zumbini considerándolo un autor
sin ninguna originalidad, que culminaba con un juicio devastador:
«Zumbini, como teórico del arte, no vale nada, como expositor de la obra
de arte, poco y, como crítico estético, poquísimo» (Croce., 1894, p. 159).
198
GRAMSCI, FILÓLOGO
2. Filología como arma de combate

Si bien los estudios lingüísticos de Gramsci y el impacto sobre


sus ideas, principalmente en el contexto de la Hegemonía,
fueron objeto de un número considerable de estudios, algunos
de los cuales contribuyeron en modo indispensable a la
comprensión de la formación y del pensamiento del sardo, no
se puede decir lo mismo sobre su background filológico21, que es,
sin embargo, fundamental para una comprensión más precisa
del método que guio su trabajo intelectual22. La afirmación de
este método y sus raíces en su vida académica aparecen en
distintos momentos de su trabajo. De gran importancia para el
tema en cuestión es una nota autobiográfica contenida en un
artículo publicado en el «Avanti!», en diciembre de 1916, en la
que Gramsci discutía con los organizadores de la Universidad
Popular una iniciativa de formación dirigida a los trabajadores
jóvenes. En este artículo, Gramsci reconstruía su recorrido
formativo y sus intereses en la Facultad de Letras y Filosofía,
en un párrafo que vale la pena citar:
Quien escribe estas notas habla un poco también por experiencia
personal. Desde sus primeros años universitarios recuerda con más

21
El tema de la lengua y del lenguaje en Gramsci recibió poca atención
hasta mediados de los años 1970. Tullio De Mauro dedicó algunas páginas
a las ideas lingüísticas de Gramsci en su Storia linguistica dell’Italia (De
Mauro, 1963); en seguida Luigi Rosiello presentó un ensayo en el
Encuentro de estudios gramscianos de Cagliari en 1967 (Rosiello, 1970);
y en 1979, Franco Lo Piparo publicó Lingua, intellettuali ed egemonia, el libro
que consolida este campo de estudios (Lo Piparo, 1979). Para la
reconstrucción de esta trayectoria véanse los estudios publicados en la
compilación a cargo de Peter Ives y Rocco Lacorte (2010).
22
Sobre el método de Gramsci: cfr. Buttigieg (1990), Bianchi (2017)
y Areco (2019).
199
ALVARO BIANCHI
intensidad esos cursos en los que el docente hacía sentir el trabajo de
investigación a través de los siglos conducidos a perfeccionar el método
de investigación. Para las ciencias naturales, por ejemplo, todo el esfuerzo
que costó liberar al espíritu humano de los prejuicios y de los apriorismos
divinos o filosóficos, para llegar a la conclusión de que los afluentes de
agua tienen su origen en la precipitación atmosférica y no en el mar. Para
la filología, la forma en la que se llegó al método histórico mediante
tentativas y errores del empirismo tradicional, y cómo, por ejemplo, los
criterios y las convenciones que guiaban a Francesco De Sanctis al escribir
su historia de la literatura italiana, no fuesen otra cosa que la verdad que
se viene afirmando a través de difíciles experiencias e investigaciones que
liberaron los espíritus de las escorias sentimentalistas y retóricas que
contaminaban, en el pasado, los estudios de literatura. Y así para las otras
disciplinas. Esta era la parte más vital del estudio: este espíritu recreativo,
que hacía asimilar los datos enciclopédicos, que los fundía en una
llamarada ardiente de nueva vida individual (CF, pp. 674-5).

Las dos referencias implícitas en este texto son Matteo Bartoli,


que le había hecho «sentir el trabajo de investigación a través de
los siglos conducidos a perfeccionar el método de
investigación», y Umberto Cosmo, citado mediante la
referencia a Francesco De Sanctis. Pero lo más relevante en este
artículo es su insistencia sobre el método y en particular sobre
«método de investigación» y para la filología sobre el «método
histórico». La Universidad fue el lugar en el que Gramsci entró
en contacto con la investigación científica y el método
histórico, una adquisición que lo acompañará por el resto de su
vida. El testimonio de Palmiro Togliatti refuerza esta idea. Por
cuanto respecta a los estudios de Gramsci en la Universidad, ya
en 1927, Togliatti narró acerca de este interés por la filología,
en un retrato publicado poco después de su arresto, quien
entendía confirmar el rol de su compañero como jefe del
partido: «de muy joven, dedicaba la mayor parte de su actividad
a las investigaciones científicas de filología, en un campo que
parecería estar entre los más áridos y abstrusos, como es el de
200
GRAMSCI, FILÓLOGO
la ciencia del origen de las palabras y las lenguas» (Togliatti,
2001, p. 41-42). Años después, en el discurso antes mencionado
de 1949, el mismo Togliatti volvió sobre el tema, afirmando
que, Gramsci hubo aprendido en la Universidad de Turín:
Una cualidad ante todas, que no digo venga del positivismo, sino
ciertamente venía de los grandes cultores del método histórico que
entonces enseñaban aquí: la precisión del razonamiento, el gusto por lo
exacto de la información, el desdén y el repudio incluso moral, diría,
contra la improvisación y la superficialidad. (…) Este amor filológico por
la documentación precisa no lo dejará nunca (Togliatti, 2001, p. 141).

Gramsci hizo uso de esta formación en sus artículos de


controversia contra el nacionalismo antifilológico. En una de
estas ocasiones confrontó a Ettore Romagnoli, docente de
Literatura Griega en la Universidad de Padova, que desde 1915
y sobre la huella del libro de Fraccaroli promovía, en las páginas
del diario «Gli Avvenimenti» de Milán, una violenta campaña
contra la filología y el germanismo en la cultura italiana23. Poco
antes de la salida del artículo de Gramsci, el profesor de Padova
tuvo una conferencia titulada "Música italiana y música
alemana" en la Sala Ambrosio de Turín, por invitación de la
Liga de Acción Antialemana de la capital sabauda. El 15 de
enero de 1917, se publicaba en las páginas del «Avanti!» la
implacable crítica del joven socialista sardo. En su polémica
contra el profesor de Padova, Gramsci recurre a una discusión
típicamente filológica, preguntándose si la edición italiana de
Romagnoli del Katechiscmus der Musikgeschichte del alemán Hugo
Riemann correspondiese a la última edición hecha del libro. De
otra forma, sostenía, el profesor de Padova no podía acusar al
alemán de no referirse a «hechos acontecidos después de que el
23
Los artículos también fueron recogidos en el libro Minerva e lo
scimmione (Romagnoli, 1917).
201
ALVARO BIANCHI
libro fuese editado por primera vez» (S 1917, p. 35)24. Gramsci
concluía su crítica con palabras duras que reivindicaban los
resultados de la filología alemana, mientras ponía en discusión
la campaña antifilológica:
Romagnoli, que quiere adquirir popularidad a bajo precio, para develar el
germanismo de la cultura italiana, haría mejor sin duda en dedicar su
tiempo trabajando sobre la literatura griega, haciendo para los estudios
italianos lo que los profesores alemanes hicieron para los estudios de su
país, sin mucha bulla, con tenacidad y modestia (S 1917, p. 35).

La resistencia de Gramsci a la campaña antifilológica y anti-


germanista continuó en 1917 con dos artículos de fuerte
contraposición a Arnaldo Monti, docente en el Liceo Clásico
Massimo D’Anzeglio y presidente del Fascio [Escuadra]
Estudiantil para la Guerra y para la Idea Nacional25. Gramsci
condenaba las críticas hechas por Monti sobre el uso en las
escuelas italianas del libro de ejercicios de latín del alemán
Ferdinand Schultz, comúnmente utilizado en la escuela clásica
italiana. Gramsci mismo estudió en base a este libro y si bien lo
considerase defectuoso, bajo distintos aspectos, en el ataque a
Schultz identificaba una oposición velada a la escuela clásica26.
Aunque no mencionaba explícitamente a Fraccaroli y
Romagnoli en sus artículos contra Monti, el joven periodista
identificaba sus fuentes en estos autores que valoraban la crítica
24
La sospecha de Gramsci no fue confirmada. La edición italiana,
traducida por Enrico Bongioanni, fue realizada en base a la segunda
edición alemana de 1901, como se puede ver en la contratapa (Riemann,
1903). Las lagunas evidenciadas por Romagnoli en su discurso eran
anteriores a esa fecha (véanse sobre el tema las observaciones del aparato
crítico en S 1917, p. 36n).
25
Cfr. Monti (1917a, 1917b).
26
Para una opinión de Gramsci con relación a la enseñanza del griego
y el latín en las escuelas véase Fonzo (2019, cap. 3) y Carlucci (2009).
202
GRAMSCI, FILÓLOGO
estética en detrimento de la crítica textual, propuesta por el
método histórico.
Gramsci se alineaba con los filólogos como Gerolamo
Vitelli, que en las páginas del diario «Il Marzocco» combatió el
antigermanismo y se posicionó con firmeza por la defensa de la
filología. Para Gramsci, Monti y esos «tres o cuatro (o
cuatrocientos o cuatro mil canallas» a los que se refería Vitelli,
tenían el propósito de «desnaturalizar a la escuela clásica, con
un objetivo muy preciso: reducirla a una escuela de retórica
vacía, y de artistiquería inconcluyente» (S 1917, p. 603)27.
Para Gramsci, el valor de la escuela clásica y del estudio del
latín estaba en el tipo de formación que proveía a los jóvenes.
Contrariamente a las críticas frecuentes que consideran el
carácter abstracto de la educación clásica y su relación con los
resultados obtenidos por las escuelas técnicas y profesionales,
Gramsci consideraba que la escuela clásica tenía un fin
«concreto» y «una idea concreta». La escuela clásica preparaba
a los jóvenes para «tener un cerebro completo, listo a captar
todos los aspectos de la realidad, habituado a la crítica, al
análisis y a la síntesis; habituado a elevarse de los hechos a las
ideas generales, y con estas ideas generales a juzgar todo otro
hecho» (S 1917, p. 603-4). La filología contribuyó en modo
decisivo a la realización de este ideal escolar. Según Gramsci:
La escuela clásica alcanza el fin ideal arriba expuesto mediante el estudio
de la lengua latina y griega. El estudio de estas lenguas en forma filológica,
no hecha según los métodos de la escuela Berlitz (…). El estudio filológico
del latín habitúa al estudiante, al futuro ciudadano, a no descuidar nada de
la realidad que examina, fortalece su carácter, lo habitúa al pensamiento
histórico concreto, de la historia que fluye armónicamente, a pesar de los
deslices y de los sacudones, porque existe siempre quien continua la

27
Gramsci citará en los Cuadernos la reconstrucción que Girolamo
(Gerolamo) Vitelli hizo de la historia de la filología (C 7, § 60, T 3 p. 185).
203
ALVARO BIANCHI
tradición, quien continua el pasado, y quien lo continúa, a menudo, no es
quien parece que lo hace, sino aquel que pasa desapercibido, el ignorado,
que no hay que descuidar ni ignorar (S 1917, p. 604).

La escuela clásica sería responsable de la formación de una


sensibilidad histórica esencial para una vida autónoma
moderna. El método histórico, esencial para la formación de
esta sensibilidad, se aprende «en el estudio de las lenguas
muertas» y debería ser seguido, según Gramsci, «en el estudio
de cualquier otra ciencia» (S 1917, 604). Visto de este modo, el
método histórico y la filología adquieren una extraordinaria
función pedagógica, sobre la cual Gramsci insistirá luego en los
Cuadernos de la cárcel. La controversia con Monti, sin embargo,
no culminará en este punto. El presidente del Fascio volvió a la
carga poco después, respondiendo al artículo de Gramsci,
negando estar contra la escuela clásica y subrayando los errores
ortográficos en las páginas del «Avanti!», declarando que su
reseña era una «fría y desapasionada observación gramatical»,
para concluir que: «Schultz recoge, en sus ejercicios latinos, no
pocas proposiciones históricamente falsas, contradictorias,
ambiguas, impropias, inexactas, anodinas, crasas e incluso
injuriosas para nosotros italianos» (Monti, 1917, p. 4-5).
En su respuesta Gramsci escribió que no pretendía aburrir
a sus lectores «con discusiones filológicas y gramaticales.
΄Avanti!΄ no es un boletín de filología clásica». Sin embargo,
recurrirá a argumentaciones filológicas, reprochando a Monti
no haber advertido cuál de las traducciones de los libros de
Schultz estuviese citando, si la de Rafaello Fornaciari o la
publicada por su profesor Luigi Valmaggi28. Criticaba a su

28
En 1912, la editorial Loescher de Turín publicó una edición de Kleine
lateinische Sprachlehre, traducida por Fornaciari, y otra edición de Lateinische
Schulgrammatik Erweiterte Ausgabe der ″kleine lateinische Sprachlehre″ von
204
GRAMSCI, FILÓLOGO
interlocutor por haber confundido la gramática "histórica", la
única que podía ser definida como científica, basada en la
investigación filológica, con la gramática "empírica", una
expresión con la que se designaba el estudio gramatical como
simple función práctica del aprendizaje de un idioma (S 1917,
p. 679). Lo criticaba también por haber ignorado la diferencia
entre las escuelas alemanas e italianas en la investigación
filológica y gramatical, que permitía a Monti sostener las ideas
de Luigi Ceci y Enrico Cochia, autores de textos de gramática
latina, que representaban el positivismo filológico alemán y
quedaban muy por detrás respecto las contribuciones de las
nuevas escuelas francesas e italianas29.
Las controversias con Romagnoli y Monti revelan el
conocimiento por parte de Gramsci del método filológico, de
la bibliografía más actualizada, de los debates sobre la materia
y de la historia de la filología y de sus disciplinas auxiliares. El
uso de este conocimiento en tales situaciones fue fundamental.
Recurrió a la filología para combatir a sus adversarios –filólogos
y clasicistas– precisamente en el terreno en el que ejercían su
carrera como docentes. En una sociedad en la que la
universidad y la cultura escolar se mezclaban con la política, esta
actitud polémica determinó un notable efecto sobre la opinión
pública. El interés de Gramsci por este tipo de controversias
parece sin embargo haberse desvanecido en el tiempo, y en los
años siguientes la filología desaparece prácticamente de sus

Ferdinand Shultz unter Mitwirkung desselben bearbeitet, traducida por Valmaggi.


Ambos tenían el título italiano Piccola Grammatica Latina. Monti fue
afectado por la crítica de Gramsci y, en una segunda versión de su texto,
indicó estar usando la edición de Fornaciari (véase el aparato crítico de S
1917, p. 680n-681n).
29
Aquí la referencia es la lingüística de Michel Bréal y Gaston Paris,
en Francia, y de los antes mencionados Ascoli y Bartoli, en Italia.
205
ALVARO BIANCHI
escritos30. Volverá, y con destacada fuerza, en los Cuadernos de
la cárcel.

3. Filología y método histórico

Solo en prisión revivió ese juvenil interés por la filología,


recibiendo un nuevo empuje. En los distintos planes de trabajo
que encontramos en los Cuadernos, que le van sirviendo de guía
para el desarrollo de sus reflexiones, no se hace menciones a la
filología. La lingüística, empero, ocupa un puesto de relieve.
Efectivamente, en una carta en la que por primera vez
presentaba un plan de investigación carcelaria, del 19 de marzo
de 1927, dirigida a Tatiana, Gramsci afirmaba tener la intención
de dedicarse a un «estudio de lingüística comparada». A tal
propósito recordaba a su viejo maestro:
Uno de los mayores ‘remordimientos’ intelectuales de mi vida es el gran
dolor que le causé a mi buen profesor Bartoli de la Universidad de Turín
el cual estaba persuadido de que yo sería el arcángel destinado a sepultar
definitivamente a los ‘neogramáticos’, puesto que él, de la misma
generación y ligado por millones de hilos académicos a este grupo de
hombres infames, no quería avanzar en su enunciado más allá de un cierto
límite fijado por las conveniencias y por la deferencia a esos viejos
monumentos funerarios de la erudición (L, p. 56).

Si bien no pretendiese desarrollar algún estudio estrictamente


filológico, la filología siempre quedó como el método que
guiaba sus indagaciones. El 3 de agosto de 1931, contándole a

30
La excepción es una rápida referencia sarcástica al «sentido
filológico del erudito y del arqueólogo» a partir del cual Rodolfo Mondolfo
juzgaba al marxismo («L’Ordine Nuovo». a. I, n. 2, 15 de mayo de 1919;
ON, p. 25).
206
GRAMSCI, FILÓLOGO
su cuñada Tatiana Schucht sobre su investigación acerca de los
intelectuales italianos, un tema al que le dedicó gran energía en
prisión, Gramsci mencionaba, con un poco de autoironía, sus
estudios universitarios y el impacto que habían tenido sobre sus
hábitos intelectuales: «Se necesita tener en cuenta que el hábito
de severa disciplina filológica, adquirido durante mis estudios
universitarios, me ha dado tal vez una excesiva provisión de
escrúpulos metódicos» (L. p. 442). Y al mes siguiente,
volviendo sobre el tema, explicaba la relación de su
investigación sobre los intelectuales con su teoría del Estado.
Gramsci concluía la carta mostrando estar aun intelectualmente
activo, exponiendo el tipo de estudios desarrollados en prisión:
«me limito a escribir de temas filológicos y filosóficos, de
aquellos por los cuales Heine escribe: eran tan aburridos que
me dormí, pero el aburrimiento fue tanto que me obligó a
despertar» (L, p. 460).
Las dos cartas de 1931 constituyen un conjunto importante
en el cual Gramsci expone no solo a Tania, sino también a Piero
Sraffa, su interlocutor escondido, y mediante él al vértice del
Partido Comunista de Italia, su trabajo intelectual en prisión31.
Más allá de hacer referencias sobre su investigación, Gramsci
ponía en evidencia el método filológico que guiaba sus
indagaciones. A pesar de la dificultad de contar con las fuentes
necesarias para su trabajo, manifestaba cautelas por la cualidad
de lo que llegaba a sus manos y reflexionaba
metodológicamente en mérito a los procedimientos más

31
Las cartas de Gramsci eran copiadas por Tania para ser enviadas a
Sraffa, quien a su vez las transmitía al Partido. El prisionero tenía
conocimiento de este procedimiento y en más de una ocasión hizo
solicitudes a su amigo en la correspondencia a Tania. Para la historia de
este intercambio: cfr. Vacca (2012). Sobre la importancia del intercambio
para un proyecto de una historia de los intelectuales: cfr. Bianchi (2017).
207
ALVARO BIANCHI
apropiados para una investigación rigurosa. Revelando así una
sólida formación en lo concerniente al método filológico y su
aplicación sobre distintos materiales. Esto se evidencia por una
nota del Cuaderno 1, escrita entre febrero y marzo de 1930, en
la que Gramsci reflexiona sobre la publicación de distintas
variantes de los discursos parlamentarios:
Tratando de una determinada actividad parlamentaria es preciso tener
presentes algunos criterios de investigación y de juicio: cuando un
diputado de un partido de masas habla en el parlamento, puede haber tres
versiones de su discurso: 1° la versión de las actas parlamentarias, que de
costumbre es revisada y corregida y a menudo edulcorada post festum; 2° la
versión del órgano oficial del partido al que pertenece el diputado: ésta es
arreglada por el diputado de acuerdo con el redactor del periódico con el
fin de no herir ciertas susceptibilidades de la mayoría oficial del partido y
no crear obstáculos prematuros a determinados proyectos en curso; 3° la
versión de los periódicos de otros partidos o de los llamados órganos de
la opinión pública (periódicos de gran difusión), que es hecha por el
diputado de acuerdo con los respectivos corresponsales con el fin de
favorecer determinados proyectos en curso (C 1, § 43, T 1 p. 97)32.

Ninguna de estas variantes puede ser considerada una versión


exacta del discurso, pero siendo consciente del hecho de que
cada una tenga una modalidad de producción y objetivos
distintos, es posible llegar a un juicio razonable que tome en
cuenta el valor de todas. Esta inesperada filología de los
discursos parlamentarios revela procedimientos de crítica
textual que se parecen en ciertos aspectos a algunas

32
Para el fechado interno de los Cuadernos de la cárcel véase el estudio
esencial de Gianni Francioni (1984) y la actualización efectuada por el
propio autor reproducida en Apéndice en G. FRANCIONI, Cómo trabajaba
Gramsci. Historia y estructura de los Cuadernos de la cárcel, Editorial La Riel, El
Alto- Bolivia, 2023, Apéndice, pp. 87-99, véase en el presente compendio
pp. 335-347 [NdE].
208
GRAMSCI, FILÓLOGO
orientaciones de base del método lachmaniano de la collatio, si
bien la especificidad de las variantes requiriese un uso creativo
de esta, más cercano a las innovaciones que en seguida se
tuvieron en el método33. No existe, sin embargo, alguna
evidencia documentaria según la cual se pueda afirmar que
Gramsci haya conocido el método lachmaniano y las sucesivas
críticas neolachmanianas, si bien como se ha visto, contase con
un background coherente en la filología clásica y moderna34.
También es menester destacar la conocida intersección entre
los métodos de la crítica lingüística y de la crítica textual, tanto
como el uso por parte de la crítica textual de criterios similares
a los presentados por Bartoli para el estudio de las lenguas, en
particular el criterio de la «fase conservada en áreas laterales»,
según el cual: probablemente sean originales dos formas
análogas encontradas en áreas periféricas distantes (sobre esto
véase Pasquali, 1962 [1934], pp. 7-8).

33
Sobre el método de Karl Lachmann: cfr. Pasquali (1962 [1934]).
Sobre la génesis del método: cfr. Timpanaro (2004). Según Contini: «la
primera cautela a adoptar consiste en determinar si el texto que se trata de
reproducir o reconstruir sea uno o más» (Contini, 2014, p. 12).
34
En la segunda mitad de los años veinte salieron a la luz una serie
importante de críticas y revisiones del método lachmaniano. Entre el 1926
y 1928, Henri Quentin (1926) publicó sus críticas, sugiriendo mayor
énfasis sobre las variantes; inmediatamente fue el turno de Paul Maas
(1927) quien presentó su propuesta de corrección del método, revisada
poco después por Giorgio Pasquali (1929) que, en seguida, ampliará su
revisión en la clásica Storia della tradizione e critica del testo (Pasquali, 1962
[1934]); en 1928 se conoció el ensayo de seminario de Joseph Bédier
(1928), en el que daba cuenta de la tradición manuscrita del Lai de l’Ombre,
poema cortesano del doscientos que él mismo había editado a finales del
Ochocientos, de seis distintas fuentes textuales (Renart, 1890). En prisión,
Gramsci no estaba en condiciones de seguir estas publicaciones y muy
probablemente no las conocía.
209
ALVARO BIANCHI
Los procedimientos filológicos utilizados por Gramsci para
identificar y clasificar las fuentes y las variantes textuales fueron
explicadas nuevamente en el § 1 del Cuaderno 4, que abre la
primera serie de «Apuntes de filosofía, Materialismo e
idealismo». En los que Gramsci entendía recoger sus
reflexiones sobre la teoría marxista y sobre el materialismo
histórico. En el parágrafo que abre estos «Apuntes», Gramsci
consideró útil registrar algunas observaciones filológicas
precisas. Pensaba que fuese de gran importancia conducir la
investigación con «máximo escrúpulo de exactitud y de
honestidad científica» y seguir «el proceso de desarrollo
intelectual del pensador, para reconstruirlo según los elementos
convertidos en estables y permanentes». Por esto era necesaria
una atención particular a las fuentes. Según Gramsci,
En el caso de Marx la obra literaria puede ser dividida en estas categorías:
1) obras publicadas bajo la responsabilidad directa del autor: entre estas
debe considerarse, en líneas generales, no solo aquellas dadas
materialmente a la imprenta, sino también los escritos destinados a actuar
inmediatamente, aunque no fuesen impresos, como las cartas, las
circulares, los manifiestos, etcétera (ejemplo típico: Crítica al Programa de
Gotha y la correspondencia); 2) las obras no impresas bajo la
responsabilidad directa del autor, sino por otros después de su muerte:
por lo pronto, de estas sería conveniente tener un texto diplomático, esto
es, todavía no reelaborado por el editor, o por lo menos una minuciosa
descripción del texto original hecha con criterios diplomáticos (C 4, § 1,
T 2, pp. 131-2).

Incluso el material preparatorio recogido por Marx para la


escritura de obras que luego fueron publicadas por él mismo
habría debido ameritar atención. Este material daría claridad no
solo sobre el proceso de producción del autor sino también
proporcionaría los «indicios para evaluar críticamente la
fiabilidad de las redacciones recopiladas por otros de las obras
210
GRAMSCI, FILÓLOGO
inéditas» (C 4, § 1, T 2, p. 132). En esta nota se hacen
observaciones importantes respecto al estilo de la
correspondencia y a su cualidad como fuente bibliográfica.
Finalmente, encontramos una serie de notas metodológicas que
deberían guiar una investigación ideal, en la que todas las
fuentes estarían disponibles. Si bien Gramsci no use el
concepto de filología en este parágrafo, las observaciones que
contienen son típicas de una filología de autor, interesadas en
las variantes y en la reconstrucción del recorrido intelectual de
Marx35.
Obviamente Gramsci en prisión no estaba en condiciones
de conducir investigaciones de estas dimensiones y era

35
Después de algunos años de escritas estas notas por parte de
Gramsci, las bases de una filología de las variantes fueron presentadas por
Gianfranco Contini, en un famoso texto publicado en el periódico «Il
meridiano di Roma» en atención a la publicación de Santorre Debenedetti
de los fragmentos autobiográficos del Orlando furioso, el poema épico de
Ludovico Ariosto (Contini, 1937). La coincidencia de la filología de las
variantes con algunas notas metodológicas de Gramsci es aún más
sorprendente cuando en la segunda versión de ese parágrafo Gramsci
añade una observación sobre la consideración total de la obra de un autor
que «da lugar a una serie de ΄descartes΄, o sea de doctrinas y teorías
parciales por las cuales aquel pensador pueda haber tenido, en ciertos
momentos, una simpatía, hasta el punto de haberlas aceptado
provisionalmente y haberse servido de ellas para su trabajo crítico o de
creación histórica y científica» (C 16, § 2, T 5, p. 248). Esta sorprendente
mención de los descartes anticipa la «crítica de los scartafacci [manuscritos
borradores]» que, años después, será el punto focal de la controversia
entre Croce (1947) y Contini (1948). Sobre esta controversia, véase
Ciliberto (2013). Las observaciones de Gramsci sobre el trabajo de Marx
nos permiten deducir por otra parte que se encontraba al tanto de la
investigación de David Riazanov en torno a la primera edición de la Marx-
Engels Gesamstausgabe (sobre la primera MEGA véase Da Gama Cerqueira,
2009: Zhao, 2013a, 2013b, 2014).
211
ALVARO BIANCHI
consciente de esto. Sin embargo, quedan las precauciones que
consideró necesario tomar en la investigación sobre una obra
vasta y compleja como la de Marx, aunque también en todas las
investigaciones sobre la historia de la cultura. Togliatti captó de
modo preciso los efectos de esta actitud sobre la crítica de
Gramsci al rechazo de Benedetto Croce de la teoría de la caída
tendencial de la tasa de ganancia (C 10 II, § 33, T 4, pp. 168-
70). En el antes mencionado discurso en honor al exsecretario
general del Partido Comunista, que se tuvo en la Universidad
de Turín en 1949, Togliatti declaró que la crítica de Gramsci era
«ante todo una confutación de naturaleza filológica», puesto
que el tema principal era que el filósofo idealista no había «leído
todo lo que Marx escribió a propósito, no solo en el tercer, sino
principalmente en el primer tomo del Capital» (Togliatti, 2001,
p. 141)36.
Este cuidado lleva a Gramsci a escribir una nota en el
Cuaderno 6, probablemente en diciembre de 1931, que no
tendrá una segunda redacción: «΄Forzar los textos΄. Esto es,
hacer decir a los escritos, por amor a la tesis, más de cuanto los
escritos realmente dicen. Este error de método filológico tiene
lugar incluso fuera de la filología, en todos los análisis y los
exámenes de las manifestaciones de vida». (C 6, § 198, T 3, p.
134). Sergio Caprioglio afirmó que el origen de la expresión
«forzar los textos» se encuentra en un artículo de Paolo Vita-
Finzi sobre los planes quinquenales soviéticos, publicado en la

36
Según Gramsci: «Croce presenta como objeción a la teoría expuesta
en el tomo III aquella parte del tratado contenida en el tomo I, o sea
expone como objeción a la ley tendencial de la caída de la tasa de ganancia
la demostración de la existencia de una plusvalía relativa debida al
progreso técnico, pero sin aludir ni una sola vez al tomo I, como si la
objeción hubiese brotado de su cerebro, o simplemente fuese fruto del
buen sentido» (C 10 II, § 33, p. 169).
212
GRAMSCI, FILÓLOGO
revista «La Cultura» de enero-marzo 1931. El artículo era un
comentario a la manipulación de las estadísticas por parte del
gobierno soviético que «por el interés político, del gobierno y
del partido, tendía a ΄forzar los textos΄» (cfr. Caprioglio, 1991,
p. 68) Giuseppe Cospito demostró, sin embargo, que esta no
podría haber sido la fuente, puesto que el artículo de Vita-Finzi
es de julio-septiembre de 1932 y no del 1931 como afirmaba
Caprioglio, por tanto, sería posterior a la nota de Gramsci
(Cospito, 2011b, p. 135). El mismo Cospito subraya que la
fuente podría ser Réflexions sur la violence de Georges Sorel, un
escrito que Gramsci conocía muy bien y en el que hay un
comentario del autor sobre un artículo publicado por
Clemenceau con el título «l’art de solliciter les textes» (Sorel,
1910, p. 160; Cospito, 2011b, p. 135). Sin embargo, como se
demuestra por el artículo de Vita-Finzi, esta expresión era de
uso corriente y la fuente de Gramsci podría haber sido cualquier
otra.
Los escrúpulos que Gramsci repetidamente mostró sobre
su propia investigación y las frecuentes "cautelas" impuestas en
su estudio, que le impidieron «forzar los textos», hacen
referencia al trabajo filológico37. En el § 1 del Cuaderno 4
también puede reconocerse como filológico el método
expuesto, aunque la filología no sea mencionada explícitamente
por Gramsci, así como no se la mencionaba en el § 43 del
Cuaderno 1. Sin embargo, en la segunda versión de la nota
metodológica que inaugura los «Apuntes de filosofía» redactada
en el Cuaderno 16 (Temas de cultura I), probablemente escrita
entre junio y julio de 1932, Gramsci aclara que su investigación
era filológica, ampliando los requisitos de la propia
investigación:

37
Sobre las "cautelas" de Gramsci: cfr. Cospito (2015).
213
ALVARO BIANCHI
Si se quiere estudiar el nacimiento de una concepción del mundo que no
fue expuesta sistemáticamente nunca por su fundador (y cuya coherencia
esencial debe buscarse no en cada escrito individual o serie de escritos,
sino en el desarrollo total del variado trabajo intelectual en el que los
elementos de la concepción se hallan implícitos) hay que hacer
preliminarmente un trabajo filológico minucioso, realizado con el máximo
escrúpulo de exactitud, de honradez científica, de lealtad intelectual, de
ausencia de todo prejuicio y apriorismo o toma de partido. (C 16, § 2, T
5, p 248, la cursiva es mía)

Esta revalorización de la filología puede ser vista también en


los cambios que Gramsci hizo en el sucesivo § 3 del Cuaderno
16, a una nota originariamente presente en esos mismos
«Apuntes de filosofía» del Cuaderno 4 (§ 5). La primera versión
del parágrafo se inserta en el contexto de la crítica al Ensayo
popular de Bujarin que culminaría en seguida en el Cuaderno
1138. Gramsci sugiere el Lehrbuch der historischen Methode de
Ernest Bernheim como modelo alternativo. El parágrafo
titulado «Materialismo histórico y criterios o cánones prácticos
de interpretación de la historia y de la política» presentaba a la
filología como un instrumento propio del método histórico
expuesto por Bernheim, poniendo al "método filológico" entre
comillas y evidenciando con esto su posición respecto los
planteamientos de este autor.
En una nota marginal del texto del § 5, Gramsci hace
referencia al § 9 del mismo Cuaderno 4 titulado «Un repertorio
del marxismo». En este parágrafo, anunciaba el proyecto de
redacción de un manual alternativo, que reuniese «todas las

38
Gramsci conocía el libro de Bujarin antes de su arresto. En prisión
el 25 de marzo de 1929 pidió una edición francesa para sus investigaciones
sobre la teoría de la historia: «Quisiera un volumen francés sobre la teoría
de la historia, salido recientemente: Boukharine – Théorie du matérialisme
historique, Editions Sociales – Rue Valette 3, Paris (Ve)» (L, p. 248).
214
GRAMSCI, FILÓLOGO
cuestiones que fueron tratadas por el marxismo: materiales,
hipótesis, intentos de solución, etc.». Gramsci creía que tal
iniciativa «[tendría] una importancia no desdeñable en el campo
educativo y propedéutico y [sería] un instrumento de primer
orden para la difusión de los estudios sobre el marxismo» (C 4,
§ 9, T 2, p. 144). Si bien este proyecto hubo nacido por las
críticas al Ensayo popular de Bujarin, adquirió autonomía e
importancia propias en la investigación de Gramsci. Es por este
motivo que la versión más elaborada de este proyecto no
encontró lugar en el Cuaderno 11, sino en otro espacio.
Precisamente el § 3 del Cuaderno 16, donde Gramsci reescribió
estas dos notas invirtiendo su orden con el título «Un repertorio
de la filosofía de la praxis», reafirmando con esto el proyecto de
redacción de un manual de la filosofía de la praxis que ahora se
veía como una obra enciclopédica, que podía ser ejecutada solo
colectivamente, por un «comité de redacción (...) en un tiempo
no breve» (C 16, § 3, T 5, p. 252).
La segunda parte de ese parágrafo retomaba el § 5 del
Cuaderno 4, donde consideraba el método a utilizar en la
ejecución de este repertorio enciclopédico: las modificaciones
insertas en la segunda redacción del texto son importantes. Es
interesante observar que en la nota del Cuaderno 16, la filología,
sin comillas, se cita en el ámbito de la misma filosofía de la
praxis convirtiéndose en parte integrante de esta. Comparemos
las versiones:
El libro de Bernheim no es El libro de Bernheim no es
un tratado de la filosofía del un tratado de la filosofía del
historicismo, o sea de la filosofía historicismo, pero
moderna, pero le está ligada implícitamente está vinculado
implícitamente. La "sociología con ésta. La llamada "sociología
marxista" (cfr. el Ensayo popular) de la filosofía de la praxis"
debería ser al marxismo lo que el debería ser a esta filosofía lo que

215
ALVARO BIANCHI
libro de Bernheim es al el libro de Bernheim es al
historicismo: una recopilación historicismo en general, o sea
sistemática de criterios prácticos una exposición sistemática de
de investigación y de cánones prácticos de
interpretación, uno de los investigación e interpretación
aspectos del "método filológico" para la historia y la política; una
general. Desde algunos puntos recopilación de criterios
de vista se debería hacer de inmediatos, de cautelas críticas,
algunas tendencias del etc., una filología de la historia y la
materialismo histórico (no política como las concibe la
casualmente las más difundidas) filosofía de la praxis. En algunos
la misma crítica que el aspectos habría que hacer, de
historicismo hizo del viejo algunas tendencias de la filosofía
método histórico y de la vieja de la praxis (y no por casualidad
filología, que condujeron a las más difundidas por su
nuevas formas ingenuas de tosquedad) la misma crítica (o
dogmatismo y sustituían la tipo de critica) que el
interpretación por la descripción historicismo moderno ha hecho
exterior, más o menos cuidadosa del viejo método histórico y de la
de los fenómenos, y vieja filología, que habían
especialmente por la constante conducido a formas ingenuas de
repetición de: "¡somos dogmatismo y sustituían la
seguidores del método interpretación y la construcción
histórico!" (C 4, § 5, T 2, pp. 137- histórica con la descripción
8) exterior y la catalogación de las
fuentes crudas a menudo
acumuladas desordenada e
incoherentemente. (C 16, § 3, T
5, pp. 251-2; la cursiva es mía)

¿Cómo comprender el proyecto de ese repertorio


enciclopédico, la necesidad de explicar el método de
investigación y el nuevo puesto que la filología ocupa en este?
Según Roberto Dainotto, cuando redactó la primera versión del
§ 1 del Cuaderno 4, Gramsci compartía la visión crociana de
Storia dell’età barocca in Italia, una obra publicada poco antes,
216
GRAMSCI, FILÓLOGO
donde la Reforma protestante se oponía al Renacimiento, visto
como una expresión cultural de las élites y la filología como una
manifestación aristocrática de la cultura humanista (Croce,
1929). Más tarde, desde 1933, Gramsci abandonó esta posición
crociana, revalorando la filología (Dainotto, 2009, p. 51)39. La
explicación presentada por Dainotto lleva en sí un problema
cronológico, puesto que atribuye la redacción del Cuaderno 16
a los años 1933-1934, según la indicación de la edición
Gerratana, un periodo en el que Gramsci habría ya dejado de
recurrir a la oposición Reforma-Renacimiento. Sin embargo,
estudios más recientes indican que este cuaderno, y sus
primeros parágrafos, comenzaron a escribirse en junio o julio
de 1932 (Francioni y Cospito, 2009). En el mencionado § 9 se
hace evidente que Gramsci aún recurría a esta oposición, en
relación a la Reforma y al Renacimiento, puesto que
prácticamente reproduce el mismo argumento del § 3 del
Cuaderno 4, citando en ambas versiones el mismo pasaje del
libro de Croce.
Es posible delinear dos distintas hipótesis explicativas para
esta revalorización de la filología, que no se excluyen la una con
la otra y pueden incluso ser complementarias. La primera
hipótesis busca una respuesta al enigma en el mismo § 3 del
Cuaderno 16 y en el «repertorio de la filosofía de la praxis» allí
anunciado. La propuesta del repertorio hace parte de un amplio
proyecto de restauración del marxismo, presente algunos

39
Dainotto basa su afirmación sobre los usos de esa pareja conceptual
por parte de Gramsci analizados por Fabio Frosini, según el cual: desde
1933 Gramsci no hizo más referencia a la oposición Reforma-
Renacimiento, pasando a una visión más matizada de este último, en el
que se ponen en conjunto aspectos regresivos (separación entre
intelectuales y pueblo-nación) y aspectos progresivos (desarrollo de
grupos intelectuales) (Frosini, 2004, p. 184-7).
217
ALVARO BIANCHI
parágrafos antes, en un texto titulado «Algunos problemas para
el estudio del desarrollo de la filosofía de la praxis».
Reelaborando las notas presentes anteriormente en los
«Apuntes de filosofía» del Cuaderno 4 Gramsci ratificó una
historia de la filosofía de la praxis en la que se desarrolló «una
doble revisión, (…) una doble combinación filosófica». Por un
lado, «algunos de sus elementos, en modo explícito o implícito,
fueron absorbidos o incorporados por algunas corrientes
idealistas»; por otro, los "ortodoxos" creían encontrar sus bases
filosóficas en el «materialismo tradicional» (C 16, § 9, T 5, p.
259). Para Gramsci, la alternativa a estas dos corrientes de
revisión del marxismo sería Antonio Labriola y su afirmación
de que «la filosofía de la praxis es una filosofía independiente y
original que tiene en sí misma los elementos de un desarrollo
ulterior para pasar a ser, de interpretación de la historia a
filosofía general» (C 16, § 9, T 5, p. 260)40.
El «repertorio» fue concebido como una enciclopedia que
debía inaugurar una nueva era «moderna» en los «estudios sobre
la filosofía de la praxis», concebida exactamente como una
filosofía independiente y original. Por esto era necesario dejar
atrás un pasado «de aprendices, parlanchines y periodistas
aficionados» (C 16, § 3, T 5, p. 251). Las críticas al marxismo
soviético que encontraron lugar en los Cuadernos 10 y 11
habrían encontrado su pars construens en este repertorio. El
40
Según Labriola, en el Discorrendo di socialismo e di filosofia, «esta
doctrina lleva en sí misma las condiciones y los modos de su propia
filosofía, y es, en su origen como en su sustancia, íntimamente
internacional» (Labriola, 1976a [1898], p. 679). Sobre la importancia de
Labriola para esta revalorización de la filología, véase Dainotto, 2009, p.
52. El mismo Labriola subrayó antes la importancia de la filología en su
ensayo de 1896 sobre el materialismo histórico: «Qué sería de nuestra
ciencia histórica sin la unilateralidad de la Filología, que es el auxilio
instrumental de toda investigación» (Labriola. 1976 [1896], p. 570).
218
GRAMSCI, FILÓLOGO
método para realizar este gran emprendimiento era filológico,
lo que se encuentra fuera de dudas. La comparación que
Gramsci hizo entre este repertorio y «todo el material del
mismo tipo publicado por los católicos de los distintos países a
propósito de la Biblia, de los Evangelios, de la Patrología, de la
Liturgia y de la Apologética» (C 16, § 3, T 5, p. 251), estudios
de los que se desarrollaron la crítica textual y la hermenéutica
modernas, evidencian el valor del método filológico para la
investigación.
Una segunda hipótesis se concentra en la escritura del
Cuaderno 10, sobre la investigación de Gramsci acerca del libro
de Benedetto Croce, Storia d’Europa nel secolo decimonono (Croce,
1999 [1932]). La investigación le fue sugerida por Piero Sraffa,
mediante Tatiana Schucht, en una carta que envió a Gramsci el
12 de abril de 1932. Gramsci empezó a trabajar inmediatamente
con lo que tenía disponible en prisión: los tres primeros
capítulos del libro que fueron publicados por la Academia de
Ciencias Morales y Políticas de la Sociedad Real de Nápoles.
Como escribió en una carta del 18 de abril, su investigación se
concentraría en los «intereses culturales predominantes en la
actividad literaria y filosófica de Croce hoy» y la posición que
ocuparía «en el campo de la cultura mundial» (L, pp. 560 y 562).
En los siguientes meses el intercambio de correspondencia
sobre el tema continuó involucrando a Gramsci, Tania y Sraffa,
hasta su interrupción a inicios de julio de 1932, a causa de
nuevas restricciones impuestas por las autoridades carcelarias.
Gramsci trabajó intensamente en esta investigación, utilizando
el Cuaderno 8 para sus primeros apuntes, que seguidamente
serán usados para escribir las cartas sobre el tema. Al mismo
tiempo también comenzó el Cuaderno 10, con el título La
filosofía de Benedetto Croce, donde tales notas fueron transcritas en
forma más elaborada y definida (véase a propósito Francioni,
219
ALVARO BIANCHI
1984, pp. 103-4) [Cfr. el ensayo de F. Frosini en en el presente
compendio, pp. 127-174 NdE]. Gramsci empezó escribiendo
en el Cuaderno 10 una nota titulada «Algunos criterios
generales metódicos para la crítica de la filosofía de Croce», que
no tenía una versión anterior en otros cuadernos. La nota
contiene una serie de apuntes que guiarán su estudio,
definiendo los contornos de un programa de investigación y el
método a utilizar. Allí anunció que no buscaba un «problema
filosófico general», sino esos problemas que en todo momento
se encuentran adscritos a la «vida actual» (C 10 II, T 4, p. 138).
En esa nota, con la que fue inaugurado el Cuaderno 10,
probablemente en la primera mitad de abril (cfr. Cospito,
2011a), Gramsci no hace referencia explícita a la filología, aun
cuando el método expuesto en esta y la investigación que le
sigue sean típicamente los de una filología de autor. Esta nota
en el Cuaderno 10 es análoga a la del § 2 del Cuaderno 16,
escrita entre finales de junio e inicios de julio de 1932, en la que
la filología se anuncia como método. La comparación del texto
de las dos notas permite identificar fuertes similitudes no solo
en el programa de investigación, sino también metodológicas,
aun cuando el objeto principal de la investigación sea distinto:
Croce en el Cuaderno 10 y Marx y la filosofía de la praxis en el
Cuaderno 16.
2) Hay que estudiar el trabajo debe seguir estas
atentamente los escritos líneas: 1) la reconstrucción de la
«menores» de Croce, o sea además biografía no sólo por lo que
de las obras sistemáticas y respecta a la actividad práctica sino
orgánicas, las recopilaciones de especialmente para la actividad
artículos, de anotaciones, de intelectual; 2) el registro de todas
pequeñas memorias, que tienen un las obras, incluso las más
mayor y evidente vínculo con la desdeñables, en orden
vida, con el movimiento histórico cronológico, dividido según
concreto. motivos intrínsecos: de formación
220
GRAMSCI, FILÓLOGO
3) Hay que establecer una intelectual, de madurez, de
«biografía filosófica» de Croce, o posesión y aplicación del nuevo
sea identificar las diversas modo de pensar y de concebir la
expresiones asumidas por el vida y el mundo. (C 16, § 2, T 5, p.
pensamiento de Croce, el diverso 248).
planteamiento y resolución de
ciertos problemas, los nuevos
problemas surgidos de su
quehacer y que se impusieron a su
atención (C 10 II, «Algunos
criterios generales
metodológicos…», T 4, p. 138).

Escrito cuando el trabajo sobre el Cuaderno 10 ya había


avanzado, el § 2 del Cuaderno 16 revela un sólido conocimiento
metodológico que puede haber madurado en esta investigación
sobre Benedetto Croce. Sin embargo, en el Cuaderno 10,
cuando se hace referencia a la filología, esta queda entre
comillas y su uso es más metafórico, alejándose de la idea de la
crítica textual. Por tanto, si bien la filología como método
reconocido pueda haber madurado en el ámbito de una
investigación sobre Croce y la historia de los intelectuales, solo
en el Cuaderno 16 y en el contexto de una investigación sobre
el «repertorio», esta se anuncia explícitamente, quizá a causa del
carácter de las fuentes y de los materiales necesarios para la
investigación, que requerían cautelas extraordinarias.

4. ″Filología″ y ″filología viviente″

Cuando Gramsci hace uso del concepto de filología en sentido


técnico, es decir como sinónimo de crítica textual, aparece sin
comillas. La excepción es el de un uso irónico que hizo
221
ALVARO BIANCHI
dudando de los conocimientos filológicos de Guido De
Ruggiero, colaborador de Benedetto Croce en la revista «La
Critica»41. En los Cuadernos el concepto de filología también se
usa en otro sentido, en un sentido metafórico, que no
encontramos en los escritos precarcelarios. En este nuevo
sentido, aparece entre comillas y designa al método con el que
la filosofía de la praxis podría llegar a la comprensión de una
historia marcada por la multiplicidad de hechos particulares. A
este propósito, Gramsci escribió: «La experiencia en la que se
basa la filosofía de la praxis no puede ser esquematizada; ella es
la historia misma en su infinita variedad y multiplicidad cuyo estudio
puede dar lugar al nacimiento de la ΄filología΄ como método de
erudición en la averiguación de los hechos particulares y al nacimiento
de la filosofía entendida como metodología general de la
historia» (C 11, § 25, T 4, p. 287)42.
Se necesita destacar en esta nota cómo Gramsci usa el
concepto con comillas para hacer referencia a la «filología como
es entendida tradicionalmente», es decir, la ΄filología΄ como «la
expresión metodológica de la importancia de que los hechos
particulares sean averiguados y precisados en su inconfundible
΄individualidad΄» (C 11, § 25, T 4, p. 287). Aquí el porqué del
énfasis sobre los «hechos particulares», que en la crítica textual
significa atención sobre la «variedad y multiplicidad» de textos,
concebido como un principio metodológico esencial para una
"filología de la sociedad" atenta a la variedad y a la multiplicidad

41
Al respecto, Gramsci escribió: «que de superficial no hay más que
la información ‘filológica’ de De Ruggiero, el cual se avergonzaría de no
conocer todos los documentos sobre un minúsculo hecho de historia de
filosofía, pero desdeña informarse con mayor profundidad sobre
acontecimientos gigantescos» (C 10 II, § 31, I, T 4 p. 166)
42
Sobre los distintos usos de las comillas en los Cuadernos por parte
de Gramsci cfr. Cospito (2015, p. 34-5).
222
GRAMSCI, FILÓLOGO
de hechos sociales43. En otras palabras, lo que la filología y la
"filología" tienen en común es un principio metodológico que
tiene su origen en la crítica textual contemporánea, un principio
con el cual Gramsci adquirió familiaridad en sus años de
estudiante en Turín.
Gramsci hace este uso metafórico de la filología en su
controversia contra la tentativa de Nicolái Bujarin de reducir la
filosofía de la praxis a una sociología en la que el
comportamiento social pudiese ser explicado por la «΄ley΄ de
los grandes números». Según Gramsci, esta ley perdería su
validez con la acción política de las masas. La metáfora fue
usada por él para explicar la relación entre las masas, el partido
y su grupo dirigente, una relación donde los sentimientos
estandarizados de las masas sean conocidos por el partido,
como parte fundamental de su vida social; al mismo tiempo, el
partido también traduciría en su interior tales experiencias:
Con la extensión de los partidos de masa y su adhesión orgánica a la vida
más íntima (económico-productiva) de la masa misma, el proceso de
estandarización de los sentimientos populares, de mecánico y casual (o sea
producto de la existencia en el ambiente de condiciones y presiones
similares) se vuelve consciente y crítico. El conocimiento y el juicio de
importancia de tales sentimientos no se producen ya por parte de los jefes
por intuición apuntalada por la identificación de leyes estadísticas, o sea
por vía racional e intelectual, demasiado a menudo falaz –que el jefe
traduce en ideas-fuerza, en palabras-fuerza– sino que se produce por parte
del organismo colectivo por "co-participación activa y consciente", por
"co-pasión", por experiencia de los detalles inmediatos, por un sistema
que podría llamarse de "filología viviente". Así se forma un vínculo

43
Michele Filippini observa que Gramsci promueve en el marxismo
el pasaje del énfasis sobre los datos económicos y estructurales,
sintetizados en la metáfora de la "anatomía de la sociedad", a una "filología
de la sociedad", centrada en el estudio del contenido político de las formas
sociales (Filippini, 2010, p. 90).
223
ALVARO BIANCHI
estrecho entre la gran masa, partido y grupo dirigente; y todo el conjunto,
bien articulado, se puede mover como un "hombre-colectivo" (C 11, § 25,
T 4, p. 288).

El pasaje, de gran complejidad, culmina con la descripción de


una cadena de traducciones que permiten el conocimiento
colectivo del conjunto de experiencias particulares que forman
el agregado social. Esta cadena de traducciones en la que «el
hombre colectivo» se forma por «infinita variedad y
multiplicidad» era precisamente lo que Gramsci llamaba «un
sistema (…) de ΄filología΄ viviente». Lo que permite esta
traducción es un tipo de relación especial entre partido y masas
en la que el «organismo colectivo» es parte de la vida del propio
pueblo.
Gramsci retornará sobre este tema en una nota dedicada a
la transformación «del saber al comprender, al sentir, y
viceversa, del sentir al comprender, al saber» (C 11, § 67, T 4,
p. 346). La nota articula dos temas a menudo tratados en los
Cuadernos: a) el problema epistemológico del conocimiento y b)
el problema político de la separación en Italia entre intelectuales
y pueblo-nación. Aquí fueron afrontadas principalmente las
consecuencias epistemológicas de este problema político, el
error de los intelectuales que creían que era posible «saber sin
comprender y especialmente sin sentir y ser apasionado (no
solo del saber en sí, sino del objeto del saber) es decir que el
intelectual pueda ser tal (y no un puro pedante) si se distingue
y se separa del pueblo-nación» (loc. cit.); y, las consecuencias
políticas de este problema epistemológico: solo cuando el
«sentimiento-pasión se vuelve comprensión» es posible
establecer una relación eficaz de representación donde «se
produce el intercambio de elementos individuales entre
gobernados y gobernantes, entre dirigidos y dirigentes, o sea

224
GRAMSCI, FILÓLOGO
que se realiza la vida de conjunto que es la única fuerza social,
se crea el ΄bloque histórico΄» (C 11, § 67, T 4, p. 347).
El § 67 termina con una crítica a Henri De Man, anticipada
en el antes citado § 25 del mismo Cuaderno 11, que evidencia
las consecuencias políticas de este proceso de conocimiento:
«De Man ΄estudia΄ los sentimientos populares, no los siente
para guiarlos y conducirlos a una catarsis de civilización
moderna» (C 11, § 67, T 4, p. 347). La teoría y la práctica se
encuentran en el «organismo colectivo» como acto de
conocimiento y como movimiento político (cf. Dainotto, 2009,
pp. 317-8). Aquí las consecuencias políticas de la «filología
viviente». Este es el proceso intelectual y colectivo por el cual
el «sentimiento-pasión» se traduce en «comprensión» de la
realidad política y social, y en este modo se funda una práctica
política de emancipación que permite superar la disgregación
entre gobernantes y gobernados, dirigentes y dirigidos, que
Gramsci consideró como el «hecho primordial, irreductible (en
ciertas condiciones generales)» sobre el cual se funda toda «la
ciencia y el arte políticos» (C 15, § 4, T 5, p. 175).

5. Conclusión

Como método de investigación la filología acompañó a


Gramsci desde sus estudios universitarios en Turín. Tal como
vimos, esta fue utilizada de distintas maneras y con distintas
intensidades durante toda su reflexión. Se puede decir, en cierto
sentido, que esta persistencia siempre mantuvo a Gramsci en
conexión con su pasado. La filología por tanto sería también un
elemento "biográfico" en la vida del sardo. En una carta a Giulia
del 19 de diciembre de 1932, en la que le pedía noticias que
raramente le venían proporcionadas por ella misma,
225
ALVARO BIANCHI
interrogándose sobre sus condiciones de salud, Gramsci
escribió: «Una vez te aconsejé retomar la música, como yo
recomencé mis estudios de filología». El prisionero recordaba
que el estudio de la música había sido el punto de partida en la
experiencia de Giulia. Y afirmaba que en cierto sentido una
operación análoga habría sido valida también para su retorno a
la filología:
pensaba que retornando a ello [al estudio de la música] habrías revivido el
pasado, con una mayor consciencia crítica, y habrías retomado las etapas
de tu existencia, no para repetirlas mecánicamente, sino para recorrerlas
intensamente, para volver a unir el anillo roto de la cadena (dado que exista
un anillo roto) (L, p. 656).

La filología permitió a Gramsci no solo reconstruir su pasado


con «mayor consciencia crítica», sino revivirlo en forma
permanente, reconstruyéndolo con nuevas referencias. En este
sentido, puede ser considerado uno de los tantos hilos
conductores que alinearon la continuidad que existe entre su
formación y su vida política. Revalorizar la filología se convierte
en un procedimiento esencial para una comprensión más
precisa de su "vida" y de su "pensamiento".

Referencias bibliográficas
Annuario della Regia Università di Torino: 1911-1912, (1912) Stamperia
Reale di Torino, Turín.
Areco, S. (2019) A filología vivente de A. Gramsci en "Mediações", 24 (1),
pp. 209-27.
Ascoli, G. I. (1873), Proemio "Archivio Glottologico Italiano", I, pp.
V-XLI.
Bédier, J. (1928), La tradition manuscrite du "Lai de l’ombre": réflexions sur
l’art d’éditer les anciens textes "Romania", 54 (215-216), pp. 321-56.
Bernheim, E. (1907), La storiografia e la filosofia della storia: manuale del
metodo storico e della filosofia della storia, Remo Sandron, Milán.
226
GRAMSCI, FILÓLOGO
______ (1908 [18891]), Lehrbuch der Historischen Methode, 6a Ed,
Duncker und Humblot, Leipzig.
Bertoni, G. y Bartoli, M. (1925), Breviario di neolinguistica, Società
tipografica modenese, Modena.
Bianchi, A. (2019) Gramsci, Croce e a historia política dos intelectuais,
«Revista Brasileira de Ciências Sociais», 34 (99), p. e349915 [pp. 1-17]
Buttigieg, J. A. (1990), Gramsci’s Method, "Boundary 2", 17 (2), p. 60-
81.
Caprioglio, S. (1991), Gramsci e l’URSS: tre note nei quaderni del carcere, en
"Belfagor", 46 (1), pp. 65-75.
Carlucci, A. (2009) Latino e greco en G. Liguori y P. Voza (org.).
Dizionario gramsciano: 1926-1937, Carocci, Roma, pp. 452-3.
______ (2013) Gramsci and Languages: Unification, Diversity, Hegemony,
Brill, Leiden.
Ciliberto, M. (2013), Contini, Croce, gli "scartafacci" en «Annali della
Scuola Normale Superiore di Pisa. Classe di Lettere e Filosofia», 5 (2), pp.
571-97.
Contini, G. (1937), Come lavorava l’Ariosto en «Il Meridiano di Roma»,
II (29), p. 4.
________ (1948), La critica degli scartafacci en Rassegna d’Italia, 3, pp.
1048-56.
________ (2014), Filologia, Il Mulino, Milán.
Cospito, G. (2011a), Verso l’edizione critica e integrale dei "Quaderni del
carcere" en «Studi Storici», 52 (4), pp. 881-904.
_______ (2011b), Il ritmo del pensiero: per una lettura diacronica dei
"Quaderni del carcere" di Gramsci, Bibliopolis, Nápoles.
_______ (2015), Le "cautele" nella scrittura carceraria di Gramsci en
«International Gramsci Journal», 1 (4), p. 28-42.
Croce, B. (1894) La critica letteraria: questioni teoriche, Loescher, Turín.
_______ (1903), Recensione a Fraccaroli G. "L’irrazionale nella letteratura"
en «La Critica» (1), pp. 282-6.
_______ (1929). Storia della Età Barocca in Italia: pensiero – poesia e
letteratura – vita morale. Laterza, Bari.
_______ (1947), Illusioni sulla genesi delle opere d’arte, documentata dagli
scartafacci degli scrittori en «Quaderni della ΄Critica΄» (9), pp. 93-4.
_______ (1999) Storia d’Europa nel secolo decimonono, G. Galasso,
Adelphi, Milán.

227
ALVARO BIANCHI
_______ (2001), Teoria e storia della storiografia, G. Galasso, Adelphi,
Milán.
Da Gama Cerqueira, H. E. (2009) David Riazanov e a edição das obras de
Marx e Engels en «EconomiA», (11), pp. 199/215.
Dainotto, R. M. (2009), Gramsci and Labriola: Philology, philosophy of
praxis en Francese, J. (comp.) Perspectives on Gramsci: politics, culture and social
theory, Routledge, Londres y New York, pp. 64-82.
De Mauro, T. (1963), Storia linguistica dell’Italia, Laterza, Bari.
De Sanctis, G. (1904) L’Irrazionale nell’Iliade en «Rivista di Filologia e
di Istruzione Classica», XXXII 4(4), pp. 41-57.
D’Orsi, (1999), Gruppo di professori (e allievi) in un interno. Achille Loria
nella facoltà giuridica torinese en «Quaderni di Storia della Università di
Torino», IV (3), p. 83-116.
_______ A. (2002a) Alma Mater Taurinensis. L’Ateneo di Torino
dall’Unità ai nostri giorni en Allievi e maestri, cit., Celid, Turín, pp. 13-77.
_______ (2002b), Lo Studente che non diviene "dottore". Antonio Gramsci
nella Facoltà di Lettere en Allievi e maestri: l’Università di Torino nell’Otto-
Novecento, Celid, Turín, pp. 149-82.
_______ (2017), Gramsci: una nuova biografia, Feltrinelli, Milán.
Farinelli, A (1927), Il romanticismo nel mondo latino, Fratelli Bocca, Turín.
Filippini, M. (2009), Una filologia della società. Antonio Gramsci e la scoperta
delle scienze sociali en «Scienza & Politica. Per una storia delle dottrine», 21
(41), 89-103.
Fonzo, E. (2019) Il mondo antico negli scritti di Antonio Gramsci, Paguro
Mercato San Severino.
Fraccaroli, G. (1903), L’irrazionale nella letteratura, Fratelli Bocca, Turín.
Francioni, G. (1984), L’Officina Gramsciana: ipotesi sulla sttrutura dei
"Quaderni del carcere", Bibliopolis, Nápoles.
Francioni, G. y Cospito G., (2009), Nota introduttiva al Quaderno 16
(1932-1934) en Gramsci, A. Quaderni del carcere: edizione anastatica dei
manoscritti, «Istituto della Enciclopedia Italiana» y «L’Unione Sarda», Roma
y Cagliari: vol. 15, pp. 191-201.
Frosini, F. (2004) Riforma e Rinascimento en F. Frosini y G. Liguori
(comps.), Le parole di Gramsci: per un lessico dei Quaderni del carcere, Carocci,
Roma, pp. 170-88.
Gramsci, A. (1977 [19751]), Quaderni del carcere, V. Gerratana, Einaudi,
Turín.

228
GRAMSCI, FILÓLOGO
_______ (1980), Cronache Torinesi, 1913-1917, S. Caprioglio, Einaudi,
Turín.
_______ (1982), La città futura, 1917-1918, S. Caprioglio, Einaudi,
Turín.
_______ (1984), Il nostro Marx, 1918-1919, S. Caprioglio, Einaudi,
Turín.
_______ (1987), L’Ordine nuovo, 1919-1920, V. Gerratana y A. A.
Santucci. Einaudi, Turín.
_______ (1996), Lettere dal carcere [referido como "L"], A. A. Santucci,
Sellerio, Palermo.
_______ (2009), Epistolario: gennaio 1906-dicembre 1922 [referido como
″E″], «Istituto della Enciclopedia Italiana», Roma, vol. 1.
_______ (2015), Scritti (1910-1926): 1917, L. Rapone [referido como
″S″], «Istituto della Enciclopedia Italiana», Roma: vol. 2.
_______ (2016) Appunti di glottologia, 1912-1913 (trascripción de A.
Gramsci del programa de lingüística dictado por M. G. Bartoli). Giancarlo
Schirru. Istituto della Enciclopedia Italiana, Roma.
Hummel, P. (2000) Histoire de l’histoire de la philologie: étude d’un genre
épistémologique et bibliographique, Droz, Ginebra.
Ives, P. y Lacorte, R. (eds) (2010) Gramsci, Language, and Translation,:
Lexington, Lanham, Md.
Labriola, A. (1976a), Discorrendo di socialismo e di filosofia en Scritti filosofici
e politici, Vol. 2, F. Sbarberi, Einaudi, Turín, pp. 658-793.
_______ (1976b), Del materialismo storico. Dilucidazione preliminare en
Scritti filosofici e politici, Vol. 2, F. Sbarberi, Einaudi, Turín, pp. 531-657.
Lana, I. (comp.) (2000) Storia della Facoltà di lettere e filosofia dell’Università
di Torino, Olschki, Florencia.
Leonetti, A. (1978), Un ricordo di Gramsci studente in Lettere en
«Belfagor», 33 (1), pp. 85-86.
Lignana, G. (1868) La filologia al secolo XIX: Discorso, Nápoles: Detken
y Rocholl.
Lo Piparo, F. (1979), Lingua, intellettuali, egemonia in Gramsci, Laterza,
Roma y Bari.
Lucchini, G. (2008), Le origini della scuola storica: storia letteraria e filologia
in Italia, 1866-1883, ETS, Pisa.
Lussana, F. (2006), Gramsci e la Sardegna. Socialismo e socialsardismo dagli
anni giovanili alla grande guerra en «Studi storici», 47 (3), pp. 609-35.
Maas, P. (1927), Textkritik, Teubner, Leipzig, 1927.
229
ALVARO BIANCHI
Michels, R. (1979 [1926]1), Storia critica del movimento socialista italiano fino
al 1911, Il Poligono, Roma.
Monti, A. (1917a), Risposta all’Avanti! en «Il Fascio studentesco per la
guerra e l’idea nazionale», I (2), pp. 4-5.
_______ (1917b), Recensione critica: Gli esercizi latini di F. Schultz en «Il
Fascio studentesco per la guerra e l’idea nazionale», I (1), pp. 4-5.
Pasquali, G. (1929) Paul Maas: Textkritik, Teubner, Leipzig und Berlin,
1927. 18 S. (Einleitung in die Altertumswissenschaft, Herausg. von Gercke und
Norden. 1,2.) en «Gnomon», 5 (8), pp. 417-35.
_______ (1962 [19341]), Storia della tradizione e critica del testo, 2ª ed. con
nuevo prefacio y añadida con tres apéndices, Le Monnier, Florencia.
Pezzi, D. y Müller, G. (1873), Proemio a la «Rivista di Filologia e di
Istruzione Classica», I (1), pp. 1-5.
Pfeiffer, R. (1976), History of Classical Scholarship from 1300 to 1850,
Clarendon Press, Oxford.
Quaranta, G. (1952), A coloquio con Augusto Rostagni e Annibale Pastore.
Due professori ci parlano di Gramsci studente a Torino, en «L’Unità», 27 aprile
1952, p. 3.
Quentin, H. (1926), Essais de critique textuelle (ecdotique), Picard, Paris.
Ramorino, F. (1895) A proposito del "Manuale Storico Bibliografico di
Filologia classica" di L. Valmaggi, en «Rivista di Filologia e di Istruzione
Classica», v. 23, p. 365.
Renart, J. (1890), Le lai de l’ombre: publié par Joseph Bédier, L’Oeuvre de
Saint-Paul, Fribourg.
Riemann, H. (1903), Storia universale della musica, Marcello Capra,
Turín.
Romagnoli, E. (1917) Minerva e lo scimmione, Zanichelli, Boloña.
Rosiello, L. (1970) Problemi linguistici negli scritti di Gramsci en Rossi, P.
(comp.) Gramsci e la cultura contemporanea: Atti del convegno internazionale di
studi gramsciani tenuto a Cagliari il 23-27 aprile 1967, Editori Riuniti & Istituto
Gramsci, Roma, v. 2, p. 310-11.
_______ (1986), Linguistica e marxismo nel pensiero di Antonio Gramsci, en
Ramat, P., H-J Niederehe y E.F.K. Koerner (comps.) The History of
Linguistics in Italy, John Benjamins, Amsterdam y Philadelphia, pp. 237-58.
Russo, L. (1947), Antonio Gramsci e l’educazione democratica in Italia, en
«Belfagor», 2 (4), p. 395–411.
Schirru, G. (2011), Antonio Gramsci studente di linguistica en «Studi
storici», 52 (4), pp. 925-73.
230
GRAMSCI, FILÓLOGO
_______ (2016), Introduzione en Gramsci, A. Appunti di glottologia,
1912-1913, Istituto della Enciclopedia Italiana, Roma, pp. XI-XLIV.
_______ (2017), Antonio Gramsci collaboratore del "Romanisches
etymologisches Wörterbuch" (con una cartolina inedita di Matteo Bartoli) en «Atti
del Sodalizio Glottologico Milanese», X, pp. 79-90.
Sorel, G. (1910), Réflexions sur la violence, 2a ed., Rivière, París.
Strappini, L. (1995) Farinelli, Arturo en Dizionario Biografico degli italiani,
Istituto della Enciclopedia Italiana, Roma, vol. XLV.
Timpanaro, S. (1972a), Il primo cinquantennio della "Rivista di filologia e
d’istruzione classica" en Rivista di Filologia e di Istruzione Classica, 100, p. 387-
441.
_______ (1972b), Graziadio Ascoli en «Belfagor», 27 (2), pp. 149-76.
_______ (2004), La genesi del metodo del Lachmann, UTET, Turín.
Togliatti, P. (2001), Scritti su Gramsci, G. Liguori, Editori Riuniti,
Roma.
Vacca, G. (2012) Vita e pensieri di Antonio Gramsci 1926-1937, Einaudi,
Turín.
Valmaggi, L. (1894), Manuale storico-bibliografico di filologia classica, C.
Clausen, Turín y Palermo.
_______ (1903), Fraccaroli, L’irrazionale nella letteratura en «Bollettino
di Filologia Classica», X (6), p. 121.
Wilamowitz-Moellendorff, U. von (1982), History of Classical
Scholarship [Geschichte der Philologie, Teubner, Leipzig, 1921], Johns Hopkins
University Press, Baltimore, Md.
Wolf, F. A. (2002 [18071]) Esposizione della scienza dell’antichità secondo
concetto, estensione, scopo e valore, S. Cerasuolo. Bibliopolis, Nápoles.
Zhao, Yulan (2013a) The Historical Birth of the First Historical-Critical
Edition of Marx-Engels-Gesamtausgabe. Part 1, en «Critique», 41 (3), pp. 317-
37.
_______ (2013b), The Historical Birth of the First Historical-Critical
Edition of Marx-Engels-Gesamtausgabe. Part 2, en «Critique», 41 (4), pp. 475-
94.
_______ (2014), The Historical Birth of the First Historical-Critical Edition
of Marx-Engels-Gesamtausgabe. Part 3 en «Critique», 42 (1), pp. 11-24.

231
ALESSANDRO CARLUCCI

«SER SUPERIOR AL AMBIENTE EN EL QUE


SE VIVE SIN POR ELLO DESPRECIARLO»
SOBRE EL INTERÉS DE GRAMSCI POR
KIPLING*
Alessandro Carlucci

Todos conocen la frecuencia con la que aparece la expresión


«el mundo grande y terrible» –«a great and terrible world» en el
original– en los escritos de Gramsci en distintas oportunidades,
que en la novela Kim el lama repite varias veces, y que en
Gramsci termina presentándose casi como una expresión
proverbial1. En realidad, no se trata de una simple repetición
*
Me gustaría agradecer a Nicola Gardini, Stefano Jossa, Daniela La Penna
y Maria Luisa Righi por haber leído una primera versión de este trabajo,
por sus comentarios y sugerencias.
1
En particular, se hace referencia implícita a esto en Un vandalo,
«Avanti!», 24 de septiembre de 1917: «El mundo es verdaderamente
grande, terrible, y complicado. Toda acción lanzada en su complejidad
232
SOBRE EL INTERÉS DE GRAMSCI POR KIPLING
formal convertida con el paso de los años en una especie de tic
lingüístico, sino más bien de la manifestación exterior de lo que
es una relación profunda y duradera. Efectivamente, el interés
por la obra de Kipling tiene implicaciones valiosas para el
estudio de la biografía humana e intelectual de Gramsci.
Estas implicaciones fueron puestas en relieve solo en parte
sobre todo en los trabajos de Pier Giorgio Zunino en relación
a la interpretación gramsciana del fascismo y en el reciente libro
de Leonardo Rapone sobre el joven Gramsci2. Tanto estos
estudios como algunas reflexiones presentes en otras

despierta ecos inesperados» (ahora en A. GRAMSCI, La città futura 1917-


1918, editado por S. Caprioglio, Einaudi, Turín, 1982, p. 356). Gramsci
retoma la enseñanza impartida por el lama a Kim (en la novela homónima
de 1901): «Has desatado una Acción sobre el mundo, y como una piedra
que se arroja a un estanque extenso, no se puede decir qué tan lejos
terminarán las consecuencias» (R. KIPLING, Kim. Romanzo indiano,
traducción de Paolo Silenziario, Vallardi, Milán, 1913, p. 389, edición que
lleva en la portada la siguiente indicación: «Primera traducción italiana del
original en inglés», sin embargo, es posible que Gramsci haya leído el texto
antes en la traducción francesa: Kim, Mercure de France, Poitiers, 1902).
Sobre las relaciones entre esta similitud y la concepción del poder imperial
que subyace en Kim –un poder omnipresente y ramificado, cuyas
manifestaciones locales pueden resultar incomprensibles y
desconcertantes especialmente para aquellos que no logran ubicarlas en
una perspectiva global– se pueden consultar las observaciones en P. E.
WEGNER, «Life as He Would Have It»: The Invention of India in Kipling's «Kim»,
en «Cultural Critique», 1993-94, n. 26, pp. 129-159. También se remite a
la Introducción de Edward W. Said a Kim, Penguin, Londres, 2000, pp. 7-46.
2
P. G. ZUNINO, Il «popolo delle scimmie» e la lettura gramsciana del fascismo
negli anni venti, en «Italia contemporanea», 1988, n. 171, pp. 67-85, y Gramsci
e il fascismo negli anni venti, en Teoria politica e società industriale, editado por F.
Sbarberi, Bollati Boringhieri, Turín, 1988. pp. 311-335 (contribuciones
retomadas en ID., Interpretazione e memoria del fascismo. Gli anni del regime,
Laterza, Roma-Bari, 1991); L. RAPONE, Cinque anni che paiono secoli. Antonio
Gramsci dal socialismo al comunismo (1914-1919), Carocci, Roma, 2011.
233
ALESSANDRO CARLUCCI
contribuciones centran su atención sobre los asuntos políticos
y éticos que Gramsci elabora y destaca a través del uso de citas
y otras referencias explícitas tomadas de la obra de Kipling,
principalmente del Kipling escritor en prosa3. En las páginas
que siguen, además de hacer referencia a algunos de estos
temas, nuestro aporte se concentrará principalmente en otros
aspectos: en particular, en la recuperación implícita de
expresiones e imágenes que se pueden atribuir a textos de
Kipling y, por tanto, en el significado autobiográfico de esta
recuperación.
Después de recordar los principales juicios de Gramsci
sobre este autor, expresados los años de prisión, y remontarnos
al contexto histórico-cultural en el que se produjo el encuentro
con Kipling, intentaremos arrojar algunas luces sobre la
presencia de referencias –en algunos escritos gramscianos– a la
célebre poesía If, publicada por Gramsci en la edición turinesa
del «Avanti!» en diciembre de 1916. Sobre el caso particular,
hasta ahora no parece que se haya notado la persistencia del eco
del Kipling poeta –que procede precisamente de If– en uno de
los artículos más importantes de Gramsci: Jefe [Capo], escrito

3
Además de los trabajos de Rapone y Zunino véanse también, entre
otros, las intervenciones de A. ACCIANI, Gramsci e Serra, en Gramsci nel suo
tempo, editado por F. Giasi, Carocci, Roma, 2008, vol. I, pp. 255-262, y de
G. PISSARELLO, Lingua e letteratura inglese negli scritti del carcere di Antonio
Gramsci: «Esercizi di lingua inglese» e riletture di Rudyard Kipling, en La lingua/le
lingue di Gramsci e delle sue opere, editado por F. Lussana y G. Pissarello,
Rubbettino, Soveria Mannelli, 2008, pp. 149-159; el artículo de G.
MASTROIANNI, Gramsci, il für ewig e la questione dei Quaderni, en «Giornale di
storia contemporanea», VI, 2003, n. 1-2, pp. 206-231; los libros de B.
ANGLANI, Solitudine di Gramsci. Politica e poetica del carcere, Donzelli, Roma,
2007, G. M. BONINELLI, Frammenti indigesti. Temi folclorici negli scritti di
Antonio Gramsci, Carocci, Roma, 2007, y M. LOLLINI, Il vuoto della forma.
Scrittura, testimonianza e verità, Marietti, Génova, 2001.
234
SOBRE EL INTERÉS DE GRAMSCI POR KIPLING
en 1924 a raíz de la muerte de Lenin. Luego, (en la cuarta
sección) nos centraremos en las razones del apego particular a
Kim, donde llegamos a sugerir que el aspecto más profundo y
significativo de ese interés singular de Gramsci por Kipling se
encontraría en estas razones.

1. Algunos juicios explícitos

A primera vista, este interés puede parecer extraño puesto que


«la imagen que Kipling proyectó de sí mismo coincidió a la
perfección con la de un campeón del más acalorado
chovinismo imperial»4. En una nota de los Cuadernos de la cárcel,
el mismo Gramsci revela una clave interpretativa de su interés
por Kipling:

La obra de Kipling podría servir para criticar determinada sociedad que


pretende ser algo sin haber elaborado en sí la moral cívica
correspondiente, que incluso posee un modo de ser contradictorio con los
fines que se plantea verbalmente. Por lo demás, la moral de Kipling es
imperialista solo en cuanto está ligada estrechamente a una realidad
histórica determinada; sin embargo, se pueden extraer de ella imágenes de
poderosa fuerza para cualquier grupo social que luche por el poder
político. La «capacidad de quemar dentro de sí el propio humo
permaneciendo con la boca cerrada» tiene un valor no solo para los
imperialistas ingleses, etc5.

En las Cartas desde la cárcel, entre varias menciones positivas


relativas al Kipling narrador, se encuentra en particular la
siguiente comparación entre la escritora antiesclavista Harriet
Elizabeth Beecher Stowe, autora de Uncle Tom’s Cabin, y el autor

4
P. G. ZUNINO, Gramsci e il fascismo negli anni venti, cit., p. 314.
5
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 3, § 146, T 2, p. 115.
235
ALESSANDRO CARLUCCI
de aquellos Jungle Books que Gramsci esperaba que su hijo Delio
pudiese leer pronto:

De niño, nunca pude hacer que me guste ese bodoque llorón y sentimental
de la Cabaña del tío Tom; intenté leerlo varias veces, aunque nunca con
interés real, y hoy no recuerdo nada de su trama, solo que me aburría
mortalmente. [...] En cambio, estaría contento si Delio pudiese leer los dos
Libros de la selva de Rudyard Kipling, que contienen las historias a las que
se refiere: la de la foca blanca, que logra salvar al pueblo de las focas de la
destrucción, la de Rikki-Tikki-Tawi, la joven mangosta que lucha
victoriosamente contra las serpientes de un jardín indio, y la serie de
historias de Mowgli, el niño criado por lobos. En estas historias circula
una energía moral y voluntad que está en las antípodas de las del Tío Tom;
creo que es necesario que Delio y cualquier otro niño cuyo carácter se
quiera fortalecer y cuyas fuerzas vitales se quieran exaltar, las conozcan6.

Estos juicios parecen haber orientado ampliamente las


investigaciones realizadas hasta ahora al respecto. Sin embargo,
nos parece que se puede llevar a cabo una investigación crítica
más autónoma: además de la «moral cívica», el «carácter» y la
«energía moral y la voluntad», dicha investigación permitiría
identificar otros elementos que, como veremos, profundizan y
en cierto modo trascienden las propias indicaciones «del autor».

2. La recepción italiana de Kipling

El autor de los Jungle Books fue objeto de un gran interés ya en


los primeros años en que Gramsci tuvo un papel destacado en
la prensa socialista turinesa. Esto se evidencia por el uso del
seudónimo «Raksha» (es decir, Madre Loba, quien acogió y

6
A. GRAMSCI, Lettere dal carcere, editado por A. A. Santucci, Sellerio,
Palermo, 1996, p. 715.
236
SOBRE EL INTERÉS DE GRAMSCI POR KIPLING
protegió al pequeño Mowgli) con el que Gramsci firmó algunos
artículos entre finales de 1915 y principios de 1917. Fue
precisamente en este período cuando Gramsci publicó una
traducción al italiano de If en el «Avanti!», en el apartado «Sotto
la Mole». Esta publicación se relaciona con el clima de
renovación y los intentos de actualización cultural que
circulaban en las páginas de «La Voce» y otras revistas. Algunos
de los primeros escritos de Emilio Cecchi de principios de la
década de 19107 tuvieron un papel pionero y significativo en
este sentido. Para presentar a Kipling a los lectores de «La
Voce» y al público italiano en general, Cecchi partió
precisamente del ambiente colonial y, hablando de la formación
del autor, inmediatamente hizo referencia a temas y personajes
que aparecen en Kim.

Haber nacido en la India, haber recibido allí su educación temprana y


haber tenido esa percepción de la vida a la edad en la que se forma el
temperamento, fueron sin duda causas que contribuyeron a preservar en
Rudyard Kipling esa novedad orgánica que trajo consigo al mundo y a
darle la oportunidad de ejercitarla, reflejándola en escenas de vida
intensamente vibrantes y coloridas8.

7
E. CECCHI, La luce che si spegne (reseña de la traducción italiana de The
Light that Failed, publicada por la editoarial Voghera), en «Cronache
letterarie», 22 de mayo de 1910, y Kim (reseña de la ed. Vallardi), en «La
Tribuna», 1° de mayo de 1913. El primero de estos artículos aparece
referido por Gramsci en sus fichas bibliográficas de entonces, que hoy se
conservan en la Fundación Gramsci, Fondo Antonio Gramsci, Carte
personali, sottoserie 1, 1891-1926, Anni torinesi, reapareciendo después en el
título del artículo en memoria a Renato Serra: La luce che si è spenta, en «Il
Grido del popolo», 20 de noviembre de 1915, ahora en A. GRAMSCI,
Cronache torinesi 1913-1917, editado por S. Caprioglio, Einaudi, Turín,
1980, pp. 23-26.
8
E. CECCHI, Rudyard Kipling, Casa editrice italiana, Florencia, 1910, p.
11 (Quaderni della Voce, selección de G. Prezzolini).
237
ALESSANDRO CARLUCCI

Además, Kipling «estaba familiarizado con los dialectos de la


India y aprendió a hablar el hindustani tanto como el inglés»;
vio «procesiones de fanáticos, al monje lama con su chela,
vagabundos, bandidos y ladrones»; conociendo:

la desolación de las sequías cuando en las laderas de los acantilados las


plantas se retuercen como hilos de hierro rotos, desprendidos en láminas
de sustancia negra y muerta, mientras que los estanques se marchitan y
bajan entre las orillas de lodo quemado que conserva, como fundido en
hierro, la última huella pisada con fuerza. Además de las hambrunas que
siguen a las sequías y al cólera que, después de las hambrunas, viene a
ajustar las cuentas de la naturaleza con un pesado lápiz rojo; conoció las
grandes pausas de trabajo alegre y fecundo y en el venerable silencio de
las llanuras interminables sintió a toda la India trabajando en sus campos,
con el chirrido de las ruedas de los pozos, el estímulo de los campesinos
detrás de los bueyes, el clamor alto de los cuervos, mientras los elefantes
bajan en columna para beber en los arroyos y la joven, al borde de los
jardines de melocotoneros que florecen, rocía sus trenzas salvajes con
aguas purificadoras, donde trotando se nutren en la hierba profunda los
impetuosos sementales blancos con ojos de un bleu de porcelana9.

Las concesiones parciales a la tradición literaria –evidentes en


el lenguaje mismo, el exotismo y la idealización del mundo
rural– no deben engañarnos: el ambiente de renovación cultural
que se difundió en el ámbito de «La Voce» a menudo se
convirtió en una crítica política corrosiva dirigida a la clase
dirigente giolittiana y, más en general, a toda una serie de
debilidades y vicios considerados típicos de la italianidad, como
la retórica, la falta de franqueza y honestidad, empezando con
uno mismo. También era característico de este ambiente el
énfasis en la disciplina –que para Gramsci debía ser sobre todo
autodisciplina, consciente y, al mismo tiempo,

9
Ibid, pp. 13-14.
238
SOBRE EL INTERÉS DE GRAMSCI POR KIPLING
espontáneamente aceptada10– y en la necesidad de fortalecer el
propio carácter11. El renovado deseo de «disciplina y orden,
como bases del heroísmo»12, debían haber hecho emerger,
también en Italia, un nuevo heroísmo colectivo, no exclusivo
de individuos y situaciones excepcionales. Tres palabras –
«orden», «carácter» y «disciplina»– que estaban llenas de

10
Véase en particular La disciplina, en «La Città futura», 11 de febrero
de 1917 (ahora en A. GRAMSCI, La città futura, cit., pp. 19-20). En este
artículo Gramsci, citando al autor, resume el cuento Her Majesty’s Servants,
ahora en R. KIPLING, The Jungle Books, editado por W. W. Robson, Oxford
University Press, Oxford, 2008, pp. 125-143. Este cuento es considerado
emblemático. Cfr. E. W. SAID, Orientalism, Penguin, London, 19952, p. 45.
11
Véase el siguiente pasaje de Carattere, en «Il Grido del popolo», 8 de
septiembre de 1917: «El proletariado [es] un organismo social, es una
complejidad de vida, que no sólo tiene destellos cegadores, sino que
también sabe difundir a su alrededor la luz continua de la labor minuciosa,
incesante, que se forja en la lucha, que forma la implacable potencia del
carácter, que nunca se contradice a sí misma, que después de una caída no
relaja sus músculos sino que se levanta, más numerosa que antes, mejor
preparada, más experimentada y más aguerrida» (ahora en A. GRAMSCI,
La città futura, cit., p. 320).
12
Cecchi, reseña sobre Kim, cit. Esta fórmula encuentra evidentes
analogías en los escritos juveniles de Gramsci (por ejemplo, en Torino, città
di provincia, en «Avanti!», 17 de agosto de 1918, ahora en A. GRAMSCI, Il
nostro Marx 1918-1919, editado por S. Caprioglio, Einaudi, Turín, 1984,
pp. 256-257: «Turín [...] formó una sólida jerarquía organizada que
absorbe, sin residuos espurios, a todo el movimiento proletario. La clase
se integra de forma ordenada. [...] El heroísmo y la belleza en Turín
consisten en el trabajo asiduo, perseverante, y no en una corrida de toros;
en la respiración profunda de los pulmones sanos y no en la tos epiléptica
de los fabricantes de mitos por docenas y a granel»). Más tarde, Cecchi
volverá a hablar del «fervor» de Kipling «por la disciplina, el orden y la
obediencia» en Quando si scoperse Kipling, en «La Stampa», 5 de febrero de
1926.
239
ALESSANDRO CARLUCCI
significado en ese contexto político y cultural, y que eran a
menudo utilizadas por Gramsci en los títulos de sus artículos.
Las raíces de la relación con Kipling (premiado en 1907 con
el Nobel, recordemos) prenden en este terreno. Se trata de un
terreno en el que –como ilustra Rapone en su Cinque anni che
paiono secoli– la anglomanía del joven Gramsci se vincula a la
fascinación por ciertos aspectos culturales del liberalismo y del
individualismo, considerados típicos de la sociedad británica: en
particular, el antiasistencialismo, el no querer pesar sobre los
demás y, por tanto, la ética individual y la consiguiente
necesidad, no solo de acumular recursos materiales sino
también de almacenar energías interiores sólidas en las que
confiar en momentos de dificultad. Estos aspectos no están en
contradicción con los ideales socialistas, al contrario, son
preliminares y fundamentales en la concepción que Gramsci
tiene del socialismo. De hecho, para él, la sociedad socialista
futura será posible y beneficiosa si sabe reemplazar el egoísmo
de las necesidades y ambiciones individuales con formas de
estímulo económico y productivo socialmente más orgánicas –
conscientemente coordinadas y, por tanto, más útiles para la
colectividad– pero no menos efectivas. Esto, probablemente,
requerirá de cada individuo no menos sino más espíritu de
iniciativa y abnegación, tendiente a evitar la degeneración del
socialismo en una estructura social parasitaria y, en última
instancia, improductiva.

3. Kipling en los escritos de Gramsci: el caso de «If»

No es posible establecer con certeza si la traducción de If para


su publicación en el «Avanti!» el 17 de diciembre de 1916 le

240
SOBRE EL INTERÉS DE GRAMSCI POR KIPLING
pertenece a Gramsci13. Sin embargo, a él se le pueden atribuir,
el título elegido para su publicación en italiano –Breviario per laici
[Breviario para laicos]– y la breve nota introductoria: «Es del poeta
inglés Rydyard [sic] Kipling, y nos complace presentarlo a
nuestros lectores como ejemplo de moral no contaminada por
el cristianismo, posible de ser aceptada por todos».
De todos modos, nos interesa reproducir tres pasajes de
esta traducción, en los que aparecen imágenes que volverán en
otros escritos gramscianos sobre los que nos detendremos
luego. Se trata de imágenes que remiten a una difícil y no obvia
búsqueda de integridad y estabilidad de la personalidad
individual frente a los cambios y desafíos del entorno
13
Un argumento a favor de su atribución podría ser el siguiente:
probablemente estaba capacitado para traducir un texto de este tipo,
habiendo asistido al curso de Literatura inglesa de Federico Olivero en la
Universidad de Turín durante los años académicos 1913-14 y 1914-15,
como se desprende del Registro delle carriere degli studenti della Facoltà di lettere
e filosofia, reproducido en Il giovane Gramsci e la Torino d'inizio secolo, editado
por la Fondazione Istituto Piemontese Antonio Gramsci, Rosenberg &
Sellier, Turín, 1998, pp. 286-287. Agradezco nuevamente a Maria Luisa
Righi por haberme traído a la memoria la asistencia de Gramsci a este
curso. Es posible que Gramsci también haya utilizado una versión de If a
medias entre paráfrasis y traducción parcial, proporcionada por Cecchi en
Dan, Una e Gloriana, en «Corriere della sera» del 10 de noviembre de 1910,
luego incluida en CECCHI, Rudyard Kipling, cit., pp. 67-68. Sin embargo,
aunque hay algunas similitudes entre esta versión y la traducción publicada
en el «Avanti!», los usos lingüísticos y de traducción comunes son tan poco
frecuentes que no implican por sí mismas una descendencia directa: por
ejemplo, la traducción de «everything that's in it» (penúltimo verso) con
«todo lo que esta contiene» («todo lo que contiene», en el artículo de
Cecchi) o de «force your heart» (tercera estrofa, v. 5) con «costreñir tu
corazón». Menos significativas son las similitudes con la traducción
presente en G. A. BORGESE, Kipling e un suo critico, en ID., La vita e il libro.
Terza serie, Zanichelli, Boloña, 1928, pp. 16-23, p. 19 (edición original
1913).
241
ALESSANDRO CARLUCCI
circundante: 1) «Si puedes mantener la cabeza en su sitio;
cuando todos a tu alrededor la han perdido, y te culpan por
ello», que traduce los versos 1-2 de la primera estrofa del texto
en inglés; 2) «Si puedes amontonar tus ganancias, y arriesgarlas
todas en una sola jugada; perderlas, y empezar de nuevo desde
el principio; y nunca decir ni una palabra sobre tu pérdida»,
tercera estrofa, versos 1-4; y finalmente 3) «Si puedes hablar a
las multitudes conservando tu virtud / o caminar con los reyes
sin menospreciar por ello a la gente común / Si ni amigos ni
enemigos pueden herirte / Si todos pueden contar contigo,
pero ninguno demasiado», que traduce la cuarta estrofa, versos
1-4.
Como se sabe, en If estas y otras condiciones se acumulan
para luego resolverse en la apódosis final, que ocupa los últimos
dos versos, que en el original suenan «Yours is the Earth and
everything that’s in it / And –which is more– you’ll be a Man,
my son!»14. Coherentemente con el enfoque interpretativo que
se percibe en el título y en la nota introductoria, la traducción
de estos dos versos conclusivos presenta una sustitución que
sirve para evitar sintagmas como «hijo mío» u otros similares,
de connotaciones potencialmente paternalistas y sutilmente
religiosas: «Entonces la tierra. y todo lo que esta contiene. será
tuyo, y –lo que es más importante– serás un Hombre».

14
R. KIPLING, Rewards and Fairies, Macmillan, London, 1910, p. 176.
En este trabajo, según explica Cecchi en Dan, Una e Gloriana, Kipling pasa
de los «cuentos populares y la mitología india» al «folklore inglés y a su
historia». En cuanto al valor universal de las obras de Kipling y su
moderna misión educativa (que en Rewards and Fairies da lugar a un
verdadero «catecismo del perfecto ciudadano británico») también se debe
tener en cuenta G. A. BORGESE, Kipling e un suo critico, cit., p. 20.
242
SOBRE EL INTERÉS DE GRAMSCI POR KIPLING
En cierto sentido, resulta aún más significativa la
publicación de una traducción muy similar –no idéntica15– en
«L'Ordine Nuovo» diario, dirigido por Gramsci, y órgano del
recién nacido Partido Comunista de Italia, el 1 de mayo (no una
fecha cualquiera) de 1921, junto a pasajes de Lenin y Gorki.
Estamos en un período sucesivo de la biografía intelectual y
política de Gramsci. El título en esta ocasión es La tierra será
tuya, en lugar de Breviario para laicos. Gramsci está en camino de
convertirse en un líder comunista y, en muchos aspectos, su
personalidad difiere de la del joven socialista heterodoxo,
partidario de una profunda renovación moral y cultural, que ya
en 1910 hubo encontrado a Kipling en las páginas de «La
Voce»16, y que, en 1916, lo propuso a sus lectores de «Il Grido
del popolo» y del «Avanti!»17. Tres años después de La tierra será

15
En referencia a los lugares textuales que aquí nos interesan,
señalamos las siguientes variantes: en 2) «con una sola jugada» en lugar de
«en una sola jugada», «perder» en lugar de «perderlas», «desde el inicio» en
lugar de «desde el principio»; en 3) «hablar a los reyes» en lugar de «caminar
con los reyes». Adicionalmente, se encuentra una similitud más entre esta
traducción y la publicada por Cecchi en el «Corriere» en 1910: «worn-out
tools» (último verso de la segunda estrofa) por «instrumentos desgastados»
en Cecchi y en la traducción de 1921 «instrumentos usados» en lugar de la
de 1916. Parece tratarse de retoques del traductor, lo que hace más
probable la hipótesis de una traducción original de Gramsci (es decir, no
de una traducción ajena retocada).
16
E. CECCHI, Rudyard Kipling, en «La Voce», 1° de diciembre de 1910.
Esta anticipación del ensayo de Cecchi (publicado íntegramente como
uno de los Quaderni della Voce, ver nota 8 ut supra) también es referida por
Gramsci en sus fichas bibliográficas de entonces.
17
Además del Breviario per laici, véase también el cuento La moglie
legittima, publicado en «Il Grido del popolo» el 22 de abril de 1916:
traducción de His Wedded Wife, incluido en R. KIPLING, Plain Tales from the
Hills, editado por A. Rutherford, Oxford University Press, Oxford, 2009,
pp. 116-121 (edición original 1888).
243
ALESSANDRO CARLUCCI
tuya, encontramos en Jefe un elemento característico del uso que
el Gramsci de este período hace de Kipling. Nos referimos a la
contraposición –en la que el comunista sardo elabora ideas
provenientes del escritor inglés18– entre la ética del líder
revolucionario, Lenin, y la inconsistencia del líder reaccionario,
Benito Mussolini, un verdadero «tipo concentrado del pequeño
burgués italiano», con su «rostro feroz» y su continua incitación
a una violencia puramente represiva, arbitraria e
indisciplinada19. Si la burguesía y los fascistas pueden ser
comparados con los Bandar-log20 –el pueblo de los monos que
pone en peligro la seguridad de Mowgli21–, el líder del
18
Para una discusión detallada de esta reelaboración y una
contextualización en la historia italiana de la época consúltese las
contribuciones citadas en P. G. ZUNINO, Il «popolo delle scimmie» e la lettura
gramsciana del fascismo negli anni venti, e ID. Gramsci e il fascismo negli anni venti.
19
Capo, en «L'Ordine Nuovo», el 1° de marzo de 1924, publicado
nuevamente con el título Lenin, Capo rivoluzionario en «L'Unità» el 6 de
noviembre del mismo año, luego incluido en varias colecciones de escritos
de Gramsci. Citamos de A. GRAMSCI, La construcción del Partido comunista,
Einaudi, Turín, 1971, p. 15.
20
Cfr. Il popolo delle scimmie, publicado en «L'Ordine Nuovo» el 2 de
enero de 1921 y recopilado en A. GRAMSCI, Socialismo e fascismo. L'Ordine
Nuovo 1921-1922, Einaudi, Turín, 1966, pp. 9-12. También aparecen
referencias a los «Bandar Log», los monos de la historia de Kipling, en La
libertà individuale, en «Avanti!», el 27 de junio de 1918, ahora en A.
GRAMSCI, Il nostro Marx, cit., pp. 144-146; Nuova vita!, en «Avanti!», el 8 de
julio de 1918, ibid, pp. 167-168; y, Giovinezza, giovinezza…, en «L'Ordine
Nuovo», el 17 de agosto de 1921, ahora en A. GRAMSCI, Per la verità. Scritti
1913-1926, editado por R. Martinelli, Editori Riuniti, Roma, 1974, pp.
187-189. Sobre la matriz kiplinguiana de estas y otras imágenes afines (por
ejemplo, «los monos gritones» o «los monos borrachos»), incluso en
ausencia de referencias explícitas a Kipling, consúltese las contribuciones
ya citadas de Pier Giorgio Zunino.
21
En el capítulo kaa’s Hunting de Kipling, en The Jungle Books, cit., pp.
22-47.
244
SOBRE EL INTERÉS DE GRAMSCI POR KIPLING
proletariado tiene características muy diferentes: emergió en
Rusia, no con poses y proclamas vacías, sino gracias a un
compromiso metódico y concreto, a través de una «selección»
que tuvo lugar durante «treinta años»

de lucha entre los partidos y facciones que constituían la Segunda


Internacional antes de la guerra, que continuó en el seno de la minoría del
socialismo internacional, la parte que al menos permaneció inmune al
contagio socialpatriótico, prosiguió en Rusia en la lucha por conseguir la
mayoría del proletariado y en la lucha por comprender e interpretar las
necesidades y aspiraciones de una clase campesina inmensa, dispersa en
un inmenso territorio22.

En particular, en el pasaje –bastante enfático– que enumera las


virtudes del líder proletario, encontramos –en orden inverso a
la secuencia de If– imágenes y usos lexicales específicos que
habíamos visto en la traducción italiana.

Esta selección fue una lucha de facciones, de pequeños grupos, fue una
lucha individual, significó escisiones y unificaciones, arrestos, exilio,
prisión y atentados: fue una resistencia contra el desaliento y el orgullo,
significó sufrir hambre teniendo a disposición millones en oro, significó
[3] mantener el espíritu de un simple obrero en el trono del zar, [2] no desesperar
aunque todo parecía perdido, sino volver a empezar, con paciencia, con tenacidad,
[1] manteniendo la sangre fría y la sonrisa en los labios cuando los demás perdían la
cabeza23.

22
A. GRAMSCI, La costruzione del Partito comunista, cit., p. 14.
23
Ibidem, la cursiva es mía. En confirmación del énfasis y la solidez
retórica de este pasaje, se puede observar la acumulación sintáctica y, en
particular, la triple repetición de «fue», con variación y alternancia respecto
a su sinónimo y también triple «significó», así como algunas sugerencias
métricas: «el espíritu de un simple obrero / en el trono del zar» (decasílabo
+ heptasílabo) y «cuando los demás perdían la cabeza» (otro
dodecasílabo).
245
ALESSANDRO CARLUCCI
En general, la reapropiación de If en Jefe puede no sorprender
(excepto por la similitud, que en este pasaje se acerca a una cita
casi textual), siendo coherente con el uso que Gramsci venía
haciendo hasta entonces de temas relacionados con la obra de
Kipling. De hecho, incluso en otros artículos, tanto de estos
años como del período juvenil, la apropiación de imágenes
kiplinguianas servía para conceptualizar y expresar un esquema
básico que permanece en su mayoría constante, aunque asuma
diferentes contenidos con la evolución del pensamiento de
Gramsci y las polémicas en las que participa. Se trata de un
esquema esencialmente dicotómico, es decir, de una oposición
entre la ética de una civilización superior y los vicios de la
sociedad burguesa actual. En comparación con esto, Jefe se
distingue por dos razones: porque la referencia no es a la prosa
sino a la poesía de Kipling y porque es implícita (estamos ante
una reapropiación oculta, quizás inconsciente), mientras que en
los artículos anteriores la referencia era explícita y Gramsci a
menudo mencionaba a Kipling entre sus fuentes.
Las mismas imágenes de rigor ético y en parte incluso
algunas elecciones lexicales kiplinguianas, que ya aparecían en
la traducción de If de diciembre de 1916, vuelven finalmente en
la carta del 12 de septiembre de 1927 a su hermano Carlo. Esta
reapropiación también es implícita, es decir, sin ninguna
mención del autor anglo-indio o de sus obras. Sin embargo,
aquí Gramsci ya no recurre a Kipling para describir una
sociedad mejor a la de la Italia giolittiana, ni para exaltar las
virtudes excepcionales del bolchevismo y su líder mundial. Esta
vez, Gramsci habla de sí mismo, como «hombre medio», y
después de recordar las dificultades materiales sufridas desde
sus años de escuela secundaria (en Cagliari) y la universidad (en
Turín), explica a su hermano:

246
SOBRE EL INTERÉS DE GRAMSCI POR KIPLING
¿Por qué te he escrito todo esto? Para convencerte de que ya me he
encontrado en otras ocasiones en condiciones terribles, sin desesperar por ello.
Toda esta mi vida me fortaleció el carácter. Me he convencido de que
incluso cuando todo está perdido o parece perdido, uno debe volver a ponerse a trabajar
tranquilamente, empezando desde el principio; de que se debe contar siempre solo con
uno mismo y con sus propias fuerzas; y, no esperar nada de nadie, para no procurarse
desilusiones. Es necesario proponerse hacer solo lo que se sabe y se puede hacer y
seguir adelante por su propio camino. Mi posición moral es excelente: algunos
me creen un demonio, otros casi un santo. No quiero ser ni mártir ni
héroe. Creo ser simplemente un hombre medio, con profundas convicciones,
que no las cambia por nada en el mundo24.

4. Las razones de una afinidad

La tendencia a hablar de sí mismo mediante un lenguaje


kiplinguiano –mirando, por así decir, la propia condición
presente y la vida anterior a través de lentes kiplinguianos–
también se refleja en otros escritos posteriores a su arresto en
noviembre de 1926. Sin embargo, parece que esta propensión
no fue tomada en consideración por los estudios existentes25,
que hasta ahora privilegiaron las referencias explícitas a Kipling
presentes en los escritos gramscianos, con una atención casi
exclusiva a la dimensión ético-política de estas. En esta parte
queremos intentar llenar esta laguna, persistiendo en el análisis
de algunas muestras textuales y, sobre todo, preguntándonos
por qué, al repasar su propia existencia, Gramsci a menudo se
basó en imágenes, temas y esquemas narrativos que remiten a
algunos textos de Kipling.

24
A. GRAMSCI, Lettere dal carcere, cit., pp. 117-118.
25
Marginalmente en las contribuciones ya citadas de Giovanni
Mastroianni y de Giulia Pissarello.
247
ALESSANDRO CARLUCCI
En primer lugar, se debe mencionar la carta del 9 de
diciembre [1926] a su cuñada, en la que Gramsci, para describir
el encuentro en la isla de Ustica con los «reclusos comunes, es
decir, los criminales reincidentes», recurre a The Strange Ride of
Morrowbie Jukes: «¿Recuerdas el cuento de Kipling titulado Una
extraña cabalgata en el compendio francés El hombre que quiso ser
rey? De repente me vino a la mente tanto que parecía estarlo
viviendo»26. Otro texto que provoca un fuerte sentido de

26
A. GRAMSCI, Lettere dal carcere, cit., p. 8. Cfr. R. KIPLING, L’étrange
chevauchée de Marrowbie Jukes, en ID., L’homme qui voulut être roi, Paris,
Mercure de France, 1901 (y para el texto inglés, The Strange Ride of
Morrowbie Jukes, en The Man who would be King and Other Stories, editado por
L. L. Cornell, Oxford University Press, Oxford, 2008, pp. 3-25). Se trata
de un texto menos conocido que los Jungle Books o Kim, por lo que
resultaría útil resumir el cuento, que también se ambienta en la India: El
protagonista cae en un barranco arenoso del que es imposible salir y se
encuentra con aquellos que, habiendo despertado el momento previo a su
cremación (según el ritual que se llevaba a cabo en el ghat, es decir, cerca
de un río), eran desterrados de la comunidad porque ya no se encontraban
entre los vivos, aunque aún no estaban dispuestos a morir, y entonces
viven allí en sórdidos refugios, en un entorno aislado hecho de suciedad y
degradación. En la carta del 19 de diciembre de 1926, también desde
Ustica, Gramsci proporciona más detalles que aclaran «esa referencia al
cuento de Kipling»: «Los condenados están sometidos a un régimen muy
restrictivo; la gran mayoría, dada la pequeñez de la isla, no puede tener
ninguna ocupación y debe vivir con las 4 liras diarias asignadas por el
Estado. Puedes imaginar lo que sucede: la mazzetta (es el término que se
utiliza para indicar ese subsidio gubernamental) se gasta principalmente
en vino; las comidas se reducen a un poco de pasta con verduras y un
pedazo de pan; la desnutrición lleva al alcoholismo más depravado en
poco tiempo. Estos condenados son encerrados en celdas especiales a las
cinco de la tarde, donde pasan juntos toda la noche (de cinco de la tarde
a siete de la mañana), cerrados desde el exterior: juegan a las cartas, a veces
pierden la mazzetta de varios días, encontrándose atrapados en un círculo
infernal de duración infinita. Desde este punto de vista, es una verdadera
248
SOBRE EL INTERÉS DE GRAMSCI POR KIPLING
proximidad por parte de Gramsci es sin duda Kim. Además del
«great and terrible world» mencionado ut supra, que también es
frecuente en las Cartas de la cárcel, se puede citar la carta del 22
de abril de 1929 en la que Gramsci se compara con «una cabra
tuerta que corre en círculo, siempre sobre el mismo trayecto»,
«para decirlo con una imagen de Kipling» que se encuentra en
el capítulo XI de Kim27. Sin embargo, es importante mencionar,
que este sentido de afinidad no debe confundirse con su
adhesión al punto de vista de algún personaje en particular 28, ni

lástima que no nos permitan tener contacto con seres reducidos a una vida
tan excepcional: creo que se podrían hacer observaciones de psicología y
folclore de carácter único». (A. GRAMSCI, Lettere dal carcere, cit., pp. 18-19).
27
Gramsci ya había hecho referencia a Kim antes en un artículo del 14
de mayo de 1918: «En una novela de Rudyard Kipling encontramos este
episodio: un mago de la voluntad quiere probar el metal íntimo del alma
de un joven y lo somete a un experimento de ilusión. El joven debe lanzar
una jarra llena de agua: la jarra se rompe en innumerables pedazos y el
agua se derrama. Sin embargo, bajo la influencia dominante de la voluntad,
el joven ve lentamente estos fragmentos volver a su lugar, soldarse entre
sí: el agua derramada desaparece y en su imaginación la imagen de la jarra
vuelve a aparecer de la nada en su totalidad inicial» (ahora en A. GRAMSCI,
Il nostro Marx, cit., pp. 628-630). El episodio aparece en el capítulo IX de
Kim (y no en el capítulo VII como indica el editor en una nota en Il nostro
Marx, cit., p. 630). Precisamente, en una reseña de la edición citada de las
Lettere dal carcere, Mastroianni (en «Belfagor», LII, 1997, n. 4, pp. 491-501,
p. 497) recuerda la presencia del «mundo grande y terrible» junto a la «gran
carretera», otra expresión de la novela de Kipling, en la carta del 30 de
junio de 1924. (en A. GRAMSCI, Lettere 1908-1926, A. A. Santucci, Einaudi,
Turín, 1992, p. 361).
28
De hecho, parece bastante restrictiva la identificación sugerida en
passant por Mastroianni en la reseña mencionada, entre Gramsci y el «lama
rojo, deuteragonista de una de las novelas más populares en la Italia de
principios del siglo XX, traducida en 1913 [...]. Al imitar afectuosamente
a un personaje de este tipo, Gramsci se sustraía al cansancio que lo invadía
249
ALESSANDRO CARLUCCI
mucho menos a la ideología del autor. En Kim –donde el
«Motín» de 1857, un evento crucial para la historia de la
descolonización india, se evoca como una manifestación de la
más inútil y brutal «madness» colectiva29– Gramsci encontraba
más bien un ejemplo típico de esa tendencia, por parte de los
intelectuales y los grupos sociales dominantes, a ver siempre, en
los intentos de rebelión de los grupos subalternos, la expresión
de lo «bárbaro y patológico»30 y a demonizar tales intentos
como mera «violencia destructiva»31.
¿Cuáles podrían ser, entonces, las razones de este tipo de
afinidad? Creemos que se debe comenzar precisamente por
algunas similitudes entre la biografía de Gramsci y la historia de
Kim –el hijo homónimo del sargento Kimball O'Hara. Gramsci
nace y pasa su infancia en Ales, Ghilarza y Sorgono, o sea, en
pueblos del interior, más pobres y casi exclusivamente rurales
en Cerdeña. Es decir, la periferia del nuevo Estado unitario y,
más en general, del mundo occidental. Para muchos estudiosos
de inspiración positivista y para muchos oficiales del ejército,
políticos y administradores de la época, esta periferia era
considerada, de hecho, igual a una tierra primitiva: «una
jungla»32, una «colonia de explotación»33 subdesarrollada, de

de vez en cuando, invitándolo poco a poco a un abandono y a una


abstracción aún más radical».
29
R. KIPLING, Kim, editado por A. Sandison, Oxford University Press,
Oxford, 2008, pp. 52-53 (en la traducción italiana de Silenziario, cit., pp.
96-97). Cfr. la Introducción de Said a la edición Penguin.
30
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, cit., C 25, § 1, T 6, p. 175.
31
A. GRAMSCI, Alcuni temi della quistione meridionale, en La questione
meridionale, F. De Felice y V. Parlato, Editori Riuniti, Roma, 1970, p. 151.
32
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, cit., C 1, § 50, T 1, p. 130.
33
La Brigata Sassari, en «Avanti!», 14 de abril de 1919 (ahora en A.
GRAMSCI, Il nostro Marx, cit., pp. 590-592). Previamente, Gramsci observó
con amargura que «los sardos son considerados en su mayoría
250
SOBRE EL INTERÉS DE GRAMSCI POR KIPLING
donde extraer recursos y eventualmente civilizar con métodos
a menudo autoritarios34. Pero, así como Kim pertenece solo en
parte a la India, Gramsci pertenece solo en parte a este mundo
sardo –a la vez exótico y atrasado, vital y brutal35. Desde niño,
Antonio aprende a hablar italiano además del sardo; Su madre
es sarda, su padre no. Francesco Gramsci, de hecho, viene «del
continente» y, como el padre de Kim, también cayó en
desgracia y experimentó, con el paso del exReino de las Dos
Sicilias a Cerdeña, un declive de su propio status social. Cuenta
Mimma Paulesu Quercioli, sobrina de Gramsci:

Francesco Gramsci llegó a Ghilarza tras haber ganado un concurso como


director de la Oficina del Registro. Provenía de una familia de buena
condición social. Su madre, Teresa Gonzales, era hija de un abogado
napolitano de ascendencia española. Su padre, Gennaro, era coronel de la
gendarmería borbónica, siendo encuadrado en la fuerza de los
carabineros, después de la unificación italiana, conservando el grado de
coronel. [En 1897], cuando Francesco se ausentó de Sorgono para ir a
Ozieri, donde murió su hermano Nicolino, se envió una inspección a la

incivilizados, bárbaros, sanguinarios [unos] monos vestidos con pieles


rústicas" (Gli scopritori, «Avanti!», 24 de mayo de 1916, ahora en A.
GRAMSCI, Cronache torinesi 1913-1917, cit., p. 332).
34
Se pueden ver los comentarios de Gramsci sobre este tema,
recopilados útilmente en A. GRAMSCI, Scritti sulla Sardegna, editado por G.
Melis, Ilisso, Nuoro, 2008. Para un marco de referencia son
fundamentales los primeros capítulos de G. FIORI, Vita di Antonio Gramsci,
Laterza, Bari, 1966; también se puede ver D. GERMINO, Antonio Gramsci:
From the Margins to the Center, the Journey of a Hunchback, en «Boundary 2»,
XIV, 1986, n. 3, pp. 19-30, luego retomado en ID., Antonio Gramsci:
Architect of a New Politics, Louisiana State University Press, Baton Rouge,
1990; y R. YOUNG, Il Gramsci meridionale, en The Postcolonial Gramsci, editado
por N. Srivastava - B. Bhattacharya, Routledge, Londres, 2012, pp. 17-33.
35
Gramsci dejó varios testimonios sobre la miseria y la brutalidad de
ese mundo, entre los cuales destaca la carta a Tania del 30 de enero de
1933. A. GRAMSCI, Lettere dal carcere, cit., pp. 673-675.
251
ALESSANDRO CARLUCCI
Oficina del Registro que dirigía, con la que se detectó cierto desorden
administrativo y consiguientemente se abrió una investigación.
Suspendido de su función y sin sueldo, Francesco Gramsci regresó con su
familia a Ghilarza y el 9 de agosto de 1898 los carabineros vinieron a
buscarlo36.

Por otro lado, los hermanos de Francesco, pudieron estudiar y


obtuvieron empleos respetables en las instituciones del nuevo
Reino de Italia, hacia las cuales desarrollaron un sentido de
apego acompañado de un instintivo conservadurismo social y
político:

La única hija se casó con un tal Riccio, de Gaeta, un hombre acaudalado;


De los cuatro varones, uno era funcionario en el Ministerio de Finanzas,
otro inspector de ferrocarriles, después de haber sido jefe de estación en
Roma, y un tercero, […] Nicolino, era oficial del ejército. [Francesco] fue
el menos afortunado pues cuando murió su padre, estaba estudiando
derecho. Tuvo que buscar trabajo. Surgiendo la ocasión de un empleo en
Cerdeña, en la oficina de registro de Ghilarza: la aprovechó37.

36
M. PAULESU QUERCIOLI, Le donne di casa Gramsci, Iskra, Ghilarza,
2003, pp. 52 y 57, señaló que las mujeres de la casa Gramsci se encargaban
de gran parte del trabajo. Marcado por estos eventos, ya en 1903 (en el
tema para la promoción de grado) Gramsci describe amargamente a su
padre: «hijo de una familia bastante rica», Francesco «terminó
arruinándose por completo», en ID., Gramsci vivo nelle testimonianze dei suoi
contemporanei, Feltrinelli, Milán, 1977, p. 17. Sobre la familia de Gennaro
Gramsci (abuelo de Antonio) también se puede ver M. BRUNETTI, La
piazza della rivolta. Microstoria di un paese arbëresh in età giolittiana, Rubbettino,
Soveria Mannelli, 2003.
37
Testimonio de Gennaro Gramsci (hermano de Antonio) en G.
FIORI, Vita di Antonio Gramsci, cit., p. 10. Se puede leer en la p. 48:
«Además de la formación familiar, el conservadurismo de Francesco
Gramsci se debía a otras circunstancias. Su hermano Nicolino fue
instructor de Víctor Manuel III en Caserta, y un día él lo conoció
personalmente. Nunca olvidaría la emoción de oírse llamar por su nombre
252
SOBRE EL INTERÉS DE GRAMSCI POR KIPLING

También su tío Nicolino fue enviado a Cerdeña: primero a La


Maddalena, luego a Sassari y finalmente a Ozieri, donde –como
capitán– comandaba el depósito de artillería (muriendo allí).
Aquí comienzan a surgir las huellas de una especie de doble
naturaleza, de una alteridad interiorizada que puede poner en
crisis «la identidad de la propia persona»38 al crear un sentido de
soledad y marginación. Estas huellas son quizás la base del
vínculo con Kim: Gramsci es hijo de un mundo oprimido, de la
pobreza y las supersticiones que dominan los campos sardos39,
de la fragmentación cultural y la inconsistencia política, típicas
de este estado de subalternidad; Sin embargo, Gramsci lleva
consigo otro mundo, externo al folclore de Cerdeña y más
cercano a la historia y cultura de los grupos dominantes
provenientes de la Italia continental. Empero, antes de sacar
conclusiones, veamos algunas posibles conexiones adicionales
con Kim, volviendo precisamente a la carta a Carlo, citada antes,
de septiembre de 1927.
En esta carta, en la que resuena la traducción de If publicada
más de diez años atrás, Gramsci escribe: «Probablemente

y de estrechar la mano del augusto heredero al trono. En casa tenía la


fotografía de un caballo: era el purasangre que el futuro rey de Italia había
regalado a Nicolino. Aquella fotografía suscitaba en él orgullo y respecto
por la dinastía soberana».
38
R. KIPLING, Kim. Romanzo indiano, cit., p. 343 («personal identity» en
el texto inglés a cargo de Sandison, cit., p. 185).
39
No se puede excluir que, al pequeño Antonio, quien, según el relato
de una tía, «revivió cuando ella ungió sus pies con aceite de una lámpara
dedicada a la virgen» (A. GRAMSCI, Lettere dal carcere, cit., pp. 456-457), se
le haya puesto un amuleto alrededor del cuello, al igual que al pequeño
Kim, para protegerlo del mal de ojo. Sobre esta costumbre, ver por
ejemplo A. DELOGU, Ghilarza della memoria, editado por G. Bosich y P. De
Rosa, Grafica mediterránea, Nuoro, 1996, pp. 19-20.
253
ALESSANDRO CARLUCCI
alguna vez me envidiaste un poco porque me fue posible
estudiar»40; y de nuevo: «no te dejes sumergir por el ambiente
campesino y sardo: siempre hay que ser superior al ambiente en
el que se vive, sin por ello despreciarlo o creerse superior»41.
Son indicios interesantes. Como también le sucedió a Kim, uno
de los factores que separaron los destinos de Gramsci de los de
la comunidad en la que nació y creció fue precisamente el
acceso a la educación –en particular a la educación secundaria,
que en aquella época solía acoger, desde las campiñas del
interior de Cerdeña, solo a los hijos de algunas familias ricas e
influyentes. Gramsci habla de ello en varias cartas42, algunas de
las cuales se relacionan con la descripción –presente en muchas
otras– de episodios típicos de su infancia y adolescencia, donde
predominan los animales43, los juegos al aire libre y los
encuentros con las figuras audaces, misteriosas y a veces

40
A. GRAMSCI, Lettere dal carcere, p. 116.
41
Ibid, p. 118.
42
Emblemática, en este sentido, la del 25 de enero de 1936 a su hijo
Giuliano (ibid, pp. 773-774).
43
«Y de animales [Gramsci] también escribe a sus hijos, especialmente
al mayor Delio, a quien, en la carta del 22 de febrero de 1932, primero le
recuerda hechos reales y su propia pasión por las aves y los animales,
confesando haber criado muchos cuando era niño, mencionándolos por
sus nombres como "halcones, lechuzas, cucos, urracas, cornejas, jilgueros,
canarios, pinzones, alondras, etc. [...] una serpiente, una comadreja, erizos
y tortugas", prometiéndole luego historias fruto de la imaginación, como
por ejemplo la "del potrillo, el zorro y el caballo que tenía cola solo los
días de fiesta" y otras más. Al hablar con Delio sobre historias de animales,
evidentemente no puede dejar de pensar en Kipling, tanto que le pregunta:
"¿conoces la historia de Kim? ¿conoces las Novelas de la Selva y
especialmente la de la foca blanca y Rikki-Tikki-Tawi?"». (G. PISSARELLO,
Lingua e letteratura inglese negli scritti del carcere di Antonio Gramsci, cit., p. 158).
254
SOBRE EL INTERÉS DE GRAMSCI POR KIPLING
inquietantes de la medicina, la religión y la magia popular44. En
particular, en la descripción que Gramsci nos ofrece de los
períodos de vacaciones y de sus viajes entre su casa y la escuela
no faltan elementos de aventura, conectados con las
características del contexto natural y cultural en el que se
desarrollaron. De estas descripciones surge también un
esquema que se superpone al que el narrador describe sobre el
adorado vagabundeo y las insólitas peripecias de Kim en los
períodos de vacaciones de la «madrissah». Tal superposición es
posible, por ejemplo, en el caso de un episodio con el que
Gramsci elige entretener a su cuñada, Tatiana (Tania) Schucht,
haciéndole conocer «un rasgo característico» de la vida sarda:

Tenía catorce años, estaba en tercer año de secundaria en Santu Lussurgiu,


un pueblo a unos 18 kilómetros de distancia y donde creo que todavía
existe un colegio comunal, en verdad muy viejo. Con otro chico, para
tener 24 horas extra en familia, nos fuimos a pie por el camino después
del almuerzo del 23 de diciembre en lugar de esperar la diligencia de la
mañana siguiente. Caminando, caminando, estábamos aproximadamente
a mitad del camino, en un lugar completamente desierto y solitario; a la
izquierda, a unos cien metros de la carretera, había una hilera de álamos
con matorrales de arbusto. Nos dispararon un primer tiro de rifle sobre
nuestras cabezas; la bala silbó a unos diez metros de altura. Creímos que
era un disparo casual y continuamos tranquilos. Un segundo y un tercer
disparo, cada vez más bajos, nos advirtieron de inmediato que realmente
estábamos en la mira, entonces nos arrojamos a la cuneta, tendidos al
suelo por un rato. Cuando intentamos levantarnos, otro disparo y así
sucesivamente durante al menos dos horas con una docena de disparos

44
Cfr. A. GRAMSCI, Lettere dal carcere, cit., pp. 93, 336-338, 482, 495-
496, 540, 624-625. Se remite también a G. BONINELLI, Frammenti indigesti,
cit.; E. DELITALA, Materiali per lo studio degli esseri fantastici del mondo
tradizionale sardo, en «Studi sardi», XXIII, 1973-74, pp. 306-354, y L. M.
LOMBARDI SATRIANI, Antropologia culturale e analisi della cultura subalterna,
Rizzoli, Milán, 1980, cap. 1.
255
ALESSANDRO CARLUCCI
que nos perseguían, mientras nos alejábamos, haciendo que nos
arrastrásemos cada vez que intentábamos volver al camino45.

Volviendo a la carta a Carlo, es conveniente recordar que la


invitación a no despreciar el estrecho entorno rural del que se
proviene constituye una variación, sintética y coloquial, sobre
lo que en realidad es un tema complejo y central en la reflexión
(juvenil y luego carcelaria) de Gramsci, es decir: la necesidad de
favorecer un intercambio, un encuentro mutuamente fecundo,
entre intelectuales de profesión y masas populares, entre la
filosofía más avanzada de los filósofos y el sentido común de
los humildes y de aquellos que están incluso «en los márgenes
de la historia»46. También en este caso se trata de un tema que,
aunque con una perspectiva e implicaciones políticas,
obviamente diferentes, no está ausente en Kim47. Basta citar el

45
A. GRAMSCI, Lettere dal carcere, cit., p. 144.
46
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, cit., C 10, II § 17, T 4, pp. 151-2,
C 21 §3, T 6, p. 39 y C 25, T 6, p. 173. Véase también en Socialismo e cultura
(en «Il Grido del popolo», 29 de enero de 1916), la siguiente exhortación
a «dejar de concebir la cultura como un conocimiento enciclopédico» [...]
«Esta forma de cultura es verdaderamente perjudicial para el proletariado
en particular. Sirve solo para crear desambientados, gente que cree ser
superior al resto de la humanidad por acumular en su memoria cierta
cantidad de datos y fechas, que recita en cada ocasión para crear casi una
barrera entre sí y los demás. [...] El estudiantillo que sabe un poco de latín
e historia, el abogado que ha logrado arrancar un pedacito del diploma a
la pereza y al pasar de los docentes, creerán ser diferentes y superiores
incluso al mejor obrero especializado que cumple en la vida una tarea más
precisa e indispensable y que en su actividad vale cien veces más que
cualquiera» (ahora en A. GRAMSCI, Croniche torinesi 1913-1917, cit., pp. 99-
103).
47
Remitimos al artículo citado anteriormente en P. WEGNER, «Life as
He Would Have It»: The Invention of India in Kipling’s «Kim».
256
SOBRE EL INTERÉS DE GRAMSCI POR KIPLING
siguiente pasaje, tomado de un diálogo entre el coronel
Creighton y el protagonista:

«Tienes un buen espíritu. Asegúrate de no perderlo en San Xavier [la


prestigiosa escuela a la que Kim fue destinado]. Hay muchos chicos allí
que desprecian a los indígenas».
«Sus madres fueron vendedoras en los bazares», dijo Kim. Sabía muy bien
que no hay odio más profundo que el que sienten los mestizos por sus
cuñados».
«Es verdad; pero tú eres un sahib e hijo de un sahib. Por lo tanto, nunca
te dejes arrastrar por ese desprecio a los nativos. He conocido chicos que,
al comenzar a trabajar para el gobierno, fingían no entender el idioma o
las costumbres de los indígenas. [Les reducían el salario por esa]
ignorancia. No hay pecado más grave que el de la ignorancia. Recuerda
esto»48.

La compleja empresa imperial requiere una observación


antropológica minuciosa, necesita comprender y catalogar
detalladamente la cultura de los pueblos dominados sin
conformarse con una visión externa o con simplificaciones
extrínsecas. Estas son las mismas habilidades en las que
Gramsci insiste en sus escritos, desde los primeros hasta los
Cuadernos, alentando a estudiar la cultura popular y el folclore
no «como una rareza, como algo extraño o un elemento
pintoresco, sino como una cosa que es muy seria y [que] debe

48
R. KIPLING, Kim. Romanzo indiano, cit., p. 219. (Con pequeñas
modificaciones mías, indicadas entre corchetes). Al igual que Gramsci, el
estudiante que no logra titularse (ver A. D'ORSI, Lo studente che non divienne
«dottore» en «Studi Storici», XL, 1999, n. 1, pp. 39-75), Kim tampoco
completa satisfactoriamente su carrera universitaria: lo que lo aleja de ese
camino es su participación directa en el «Great Game», el gran juego de
poder y conflictos políticos internacionales, que en su caso consistía en
una serie de operaciones de espionaje (cfr. supra, nota 1).
257
ALESSANDRO CARLUCCI
tomarse en serio»49. En realidad, en Gramsci, esta invitación se
refiere constantemente a la diferencia «cuantitativa» y no
«cualitativa» entre «cultura popular» y «cultura moderna», es
decir, al hecho de que cada hombre «desarrolla alguna actividad
intelectual, es decir, es un "filósofo" [porque] participa de una
concepción del mundo y tiene una conciencia de su línea de
conducta moral», lo que hace imposible «separar al homo faber
del homo sapiens»50; y, sobre todo, la insistencia de Gramsci en
este punto se inserta en una perspectiva cuyo objetivo es
favorecer sistemáticamente el paso «de los grupos dirigidos a
grupo dirigente»51. El valor político colectivo de esta
perspectiva es evidente y decisivo; Sin embargo, no se puede
dejar de ver que, para alguien que tenía una historia como la de
Gramsci, esta insistencia constante también responda a la
necesidad de asegurar una traducibilidad –y por lo tanto de
verificar una compatibilidad fundamental– entre dos
componentes determinantes y aparentemente discordantes de
su identidad personal.

5. Conclusiones

En el pasado, la relación de Gramsci con la obra de Kipling se


explicó en base a una «adhesión íntima a un modelo de
relaciones caracterizado por fuertes e intensos vínculos
jerárquicos»:

49
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 27, § 2, T 6, p. 205.
50
Ibid., C 12, § 3, T 5, pp. 381-2, véanse también C 10, II, § 52, T 4,
pp. 218-9 y C 11, § 12, T 4, p. 245.
51
Ibid., C 8, § 191, T 3, p. 313.
258
SOBRE EL INTERÉS DE GRAMSCI POR KIPLING
El espíritu de quien cantaba a los fundadores de los imperios se revelaba
impregnado de la misma sustancia que alimentaba –aunque con un
cambio de signo final– el trasfondo moral e ideológico de quien pretendía
reconstruir la sociedad y refundar el Estado en la perspectiva de la
revolución proletaria52.

Estas pueden ser interpretaciones pertinentes, especialmente


para los textos de los primeros años veinte, pero quizás no son
lo suficientemente específicas en el sentido de que Kipling
resulta en esta perspectiva solo una de las fuentes de donde
Gramsci obtuvo este tipo de inspiración ético-política. La
recuperación de ciertos textos de Kipling resulta así un
componente particularmente útil para aclarar las primeras fases
de la interpretación gramsciana del fascismo, su crítica a la
democracia y su «iniciación» en el leninismo; Sin embargo, la
contribución de este tipo de interpretaciones al estudio de la
persistencia de una relación con esos textos no es exhaustiva:
estas explican, sobre todo, el cómo del encuentro con Kipling,
en un contexto en el que diversas fuentes insistían precisamente
sobre la disciplina, el reforzamiento del carácter individual, la
reorganización y la regeneración de la sociedad53, pero no
agotan el por qué de esa impresión profunda, latente pero
duradera, que precisamente el escritor anglo-indio dejó en el
universo mental de Gramsci.
A nuestro parecer, se debe agregar que la relación de
sintonía con ciertas situaciones kiplinguianas ofrece, en
realidad, una preciosa clave de lectura para afrontar las
indicaciones autobiográficas presentes en los escritos de
52
P. G. ZUNINO, Gramsci e il fascismo negli anni venti, cit., p. 316 (cfr. ID.,
Il «popolo delle scimmie» e la lettura gramsciana del fascismo negli anni venti, cit., p.
71).
53
Sobre este contexto y sobre varias fuentes específicas es
imprescindible L. RAPONE, Cinque anni che paiono secoli, cit.
259
ALESSANDRO CARLUCCI
Gramsci, especialmente en aquellos posteriores a su arresto. Y
quizás hoy, este sea el aspecto más estimulante y fascinante del
interés de Gramsci por Kipling, más allá del uso –aunque
relevante– que hizo de él en las fases juvenil (1914-1919) y
bolchevique (1920-1926) de su actividad política, y más allá de
los propios juicios explícitos sobre Kipling formulados durante
los años de prisión (que fueron mencionados en la primera
parte de este artículo)54.
Evidentemente, el comunista sardo, que nunca olvidó su
«infancia un poco salvaje y primitiva»55, tuvo una sensación de
proximidad con las figuras de doble identidad creadas por el
escritor anglo-indio: Mowgli, el cachorro humano criado por
lobos; Kim, el muchacho ligado íntimamente a la vida del
pueblo indio en el que se crio, que se siente «hindú» a medias
sabiendo que es –porque se convierte cada vez más en– un
«sahib», que fue educado y se hace partícipe de la cultura
dominante de los colonizadores (ese Kim puesto al centro de la
Introducción de Cecchi a Kipling). Es evidente que este sentido
de proximidad hace emerger posteriormente las raíces
biográficas de las reflexiones gramscianas sobre la cuestión
meridional, la función de los intelectuales y lo que se suele
llamar «decepción posrisorgimental»: fenómenos que Gramsci
tuvo modo de «sentir» en carne propia antes de aprender a
54
Aun bajo el riesgo de caer en anacronismos pseudointerpretativos
(y con todas las reservas que se pueden tener sobre la calidad de las
contribuciones individuales), es difícil pasar por alto que las discusiones
mundiales sobre el «Gramsci poscolonial» parezcan hoy más relevantes y
prometedoras que aquellas, en algunos casos ya obsoletas, sobre el
«leninismo de Gramsci». Además de lo mencionado en The Postcolonial
Gramsci, ahora se puede ver The Political Philosophies of Antonio Gramsci and
B. R. Ambedkar: Itineraries of Dalits and Subalterns, editado por C. Zene,
Routledge, Londres, 2013.
55
A. GRAMSCI, Lettere 1908-1926, cit., p. 289.
260
SOBRE EL INTERÉS DE GRAMSCI POR KIPLING
«comprenderlos» (para usar la distinción que encontramos en
los Cuadernos)56. Una vez reconocido el vínculo con ciertas
creaciones kiplinguianas, se pueden entender mejor las raíces
biográficas de la misma tendencia a aplicar a la historia
contemporánea de la sociedad italiana algunos conceptos
dobles: basta pensar en las parejas elaboradas en los Cuadernos
para definir dos polos de un continuum y no oposiciones
absolutas entre dirigentes y dirigidos, ciudad y campo, buen sentido y
sentido común, filosofía y folclore, y obviamente entre hegemonía y
subalternidad.
Finalmente, agregamos que este vínculo nos parece
particularmente significativo precisamente porque es
mayormente implícito y semiconsciente: estamos frente a una
afinidad que revela un camino difícil, una relación compleja
entre sardidad e italianidad, más de lo que sucede cuando
Gramsci construye una imagen de sí mismo de manera explícita
y consciente. La doble identidad de las creaciones kiplinguianas
que a menudo resuenan en los escritos gramscianos termina,
pues, abriendo algunas grietas a la explicación unívoca y
tranquilizadora detrás de la cual, frente a algunas cuestiones
surgidas en los intercambios epistolares entre él, la misma Tania
y Piero Sraffa, Gramsci parece casi atrincherarse, escribiendo
en la célebre carta a su cuñada del 12 de octubre de 1931: «Mi
cultura es fundamentalmente italiana y este es mi mundo: nunca

56
Cfr. A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 4, § 33, T 2, p. 164 y C 11,
§ 67, T 4, pp. 346-7. Para una discusión reciente y más detallada sobre este
aspecto permítaseme remitir a A. CARLUCCI, The Risorgimento and its
Discontents: Gramsci’s Reflections on Conflict and Control in the Aftermath of Italy’s
Unification, en The Political Philosophies of Antonio Gramsci and B. R. Ambedkar,
cit., 129-141.
261
ALESSANDRO CARLUCCI
me sentí desgarrado entre dos [mundos]»57; para luego admitir,
en una de sus últimas cartas a su esposa, que:

En la literatura italiana se ha escrito que, si Cerdeña es una isla, cada sardo


es una isla dentro de la isla y recuerdo un artículo muy gracioso de un
escritor del «Giornale d'Italia» que en 1920 trataba de explicar así mis
tendencias intelectuales y políticas. Quizás haya algo de verdad [...]58.

57
A. GRAMSCI, Lettere dal carcere, cit., p. 481.
58
Ibid, p. 798.
262
SOBRE EL CONCEPTO DE «REVOLUCIÓN»
EN GRAMSCI
Valentino Gerratana

1. Definir a Gramsci como un pensador revolucionario


significaría una vana obviedad si el término «revolucionario»
vendría utilizado en la acepción común predominante y se
renunciaría a problematizarlo. En este caso la tesis opuesta
también podría convertirse en una obviedad. De hecho, se sabe
que para cierto extremismo, de ese que se atribuye el rol de
custodio de la intransigencia y la pureza revolucionaria,
Gramsci debía ser excluido de las filas de los revolucionarios y
ubicado en el área del reformismo1. En esencia, aquí tenemos
un juicio sustancialmente tautológico: si es revolucionario lo
que el extremismo teoriza como tal, entonces Gramsci no lo es.

1
Sobre las críticas «de izquierda» a Gramsci como padre de la
estrategia reformista del PCI cfr., la útil reseña en G. LIGUORI, Gramsci
conteso, Storia di un dibattito 1922-96, Editori Riuniti, Roma, 1996.
263
VALENTINO GERRATANA
Sin embargo, para salir del ámbito de lo obvio, en cualquier
caso, hay que decidirse a problematizar el concepto
"revolucionario", es decir, la idea misma de "revolución". El
tema puede ser introducido llamando la atención sobre algunas
páginas de los Cuadernos que, aunque se presentan en forma de
apuntes incidentales y fragmentarios, remiten todos a una
misma cuestión crucial. En uno de estos apuntes, Gramsci
comenta un intercambio de palabras entre el político francés
Edouard Herriot y el escritor italiano Curzio Malaparte (el
episodio relatado por el propio Malaparte es de finales de 1931).
Al escritor italiano, que no dudaba en atribuirle el calificativo
de revolucionario y que por lo mismo lo invitó a adoptar
también respecto la cuestión que se discutía (que era el
problema de la paz) «un punto de vista revolucionario», el
radical Herriot replicó tranquilamente: «Yo no soy un
revolucionario, simplemente soy un cartesiano». Aquí la
precisión de Gramsci: «Así, para Malaparte, incluso Herriot es
revolucionario, al menos por ciertos aspectos, y entonces
resulta todavía más difícil comprender lo que significa
"revolucionario" para Malaparte y en general. Si en el lenguaje
común de ciertos grupos políticos, revolucionario estaba
asumiendo más el significado de "activista", "interventista",
"voluntarista" y "dinámico", es difícil decir cómo Herriot pueda
ser calificado como tal; por eso Herriot respondió con agudeza
ser un "cartesiano". Puede entenderse al parecer que para
Malaparte "revolucionario" se ha convertido en un cumplido,
como en otros tiempos "galantuomo" u "honorable" o
"caballero", etc. También esto es brescianismo: después del '48,
los jesuitas se llamaban a sí mismos "verdaderos liberales" y los
liberales, libertinos y demagogos» (C 23, § 22, T 6, p. 120).
Al margen de la categoría del «brescianismo» y de la
polémica con Malaparte, la cuestión del abuso o «uso
264
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
inflacionario» –como escribe Gramsci en otra ocasión2– de los
términos «revolución» y «revolucionario» vuelve, en otros
lugares de los Cuadernos, siempre en referencia explícita o
alusiva a las conocidas pretensiones del fascismo de definirse y
presentarse como un «régimen revolucionario». En el pasaje
citado ya se encuentra una clara alusión al fascismo, donde se
habla del «lenguaje común de ciertos grupos políticos», para los
cuales revolucionario equivaldría a «activista», «interventista»,
«voluntarista» y «dinámico». Se entiende cómo con tal
significado el término deja de parecer repugnante a la
sensibilidad de los conservadores, y Gramsci lo subraya citando
sin comentario un pasaje del «Osservatore romano» de 1929,
editado por la «Civiltà cattolica»: ya no causa la «impresión
funesta que parece inducir en otros la palabra "revolución"
cuando quiere indicar un programa y un movimiento que se
desarrolla en el ámbito de las instituciones fundamentales del
Estado, dejando incólume al Monarca y a la Monarquía: es
decir, a los mayores exponentes y más sintéticos de la autoridad
política del país; sin sublevación, es decir, sin insurrección: de
las cuales no parecían poder prescindir hasta ahora el sentido y
los medios de una revolución» (C 5, § 72, T 2, p. 301).
Prácticamente la cuestión, planteada en tales ocasiones en
forma incidental y en términos irónicos, es desarrollada en toda
la temática de los Cuadernos, y ya al inicio de su investigación
Gramsci se esfuerza por profundizarla también en relación con
lo que en la reciente historia italiana representaba el término

2
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 21, T 6, p. 36, (cfr. también C.
8, § 210, T 3, p. 325, «si se asume como "revoluciones" todos aquellos
movimientos que para darse prestigio y justificarse se llaman a sí mismos
"revolucionarios", habría una inflación de conceptos y fraseología
revolucionaria. Creyendo que la gorra es la cabeza y que el hábito hace al
monje»).
265
VALENTINO GERRATANA
«subversivo». Tratándose, afirma Gramsci, de «una posición
negativa y no positiva de clase». El odio genérico hacia los
llamados «señores» no es «testimonio de conciencia de clase: es
apenas el primer destello, es precisamente sólo la posición
negativa y polémica elemental». Se percibe confusamente la
existencia de un adversario, del cual no se es capaz de
comprender su naturaleza y personalidad histórica. Se trata
entonces de un «subversivismo» que no tiene valor histórico
revolucionario y puede ser incluso utilizado instrumentalmente
en función reaccionaria. De este análisis deriva una primera
connotación positiva del concepto gramsciano de «revolución»:
«Los conceptos de revolucionario e internacionalista –precisa
Gramsci– en el sentido moderno de la palabra, son correlativos
al concepto preciso de Estado y de clase: escasa comprensión
del Estado significa escasa conciencia de clase (la comprensión
del Estado no solo existe cuando se lo defiende, sino también
cuando se lo ataca para derrocarlo), por lo tanto, escasa
eficiencia de los partidos, etc. Las bandas gitanescas y el
nomadismo político no son hechos peligrosos, como no eran
peligrosos: el subversivismo y el "internacionalismo" italiano»
(C 3, § 46, T 2, pp. 48-50).
La investigación aparece aquí solo esbozada, y Gramsci
siente la necesidad de subrayarlo, advirtiendo que sus
observaciones no tienen un valor categórico y absoluto, sino
que simplemente sirven para «tratar de describir ciertos
aspectos de una situación, para evaluar mejor la actividad
realizada en función de modificarla (o la falta de actividad, es
decir, la falta de comprensión de las propias tareas) y para dar
mayor importancia a los grupos que surgieron de esta situación
al haberla comprendido y modificado en su ámbito». Es clara la
alusión a la experiencia vivida por Gramsci dentro del partido
socialista y los esfuerzos realizados para superar los límites de
266
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
dicha experiencia. Ya en el párrafo anterior, también sobre la
subcultura del subversivismo italiano, Gramsci –volviendo a
evocar un episodio secundario del Congreso de Livorno–
llamaba la atención sobre lo que podría suceder «cuando falta
una actividad cultural del partido» y «los individuos se hacen
una cultura como pueden». De hecho, sobre esta base fue
posible la victoria del fascismo y la grave derrota del
movimiento obrero italiano: «La debilidad teórica, la falta total
de estratificación y continuidad histórica de la tendencia de
izquierda, fueron algunas de las causas de la catástrofe» (C 3, §
45, T 2, p. 47).
Teniendo en cuenta estos puntos de referencia, se entiende
lo que Gramsci quería decir al escribir que se puede
comprender al Estado «no solo cuando se lo defiende, sino
también cuando se lo ataca para derrocarlo». Pensaba en su
experiencia del período ordinovista, cuando la creación de un
nuevo tipo de Estado, en base del movimiento de los Consejos,
le parecía la única salida a la crisis social y política de posguerra,
una alternativa real al desenlace reaccionario que finalmente
ocurrió. El presupuesto de esta propuesta –nada fácil
ciertamente, fallido en primer lugar porque permaneció
minoritario en un partido socialista sustancialmente sin cabeza
y, por tanto, ineficiente– fue un análisis del Estado italiano
considerado como un Estado que nunca conoció en su
desarrollo la persuasión del Estado de derecho. Incluso este
presupuesto se explicita por Gramsci en las observaciones
anteriormente citadas sobre el subversivismo italiano, con una
puntualización que agregó en forma posterior. «El
"subversivismo" popular –observa Gramsci, como
complemento de las características anteriores de este fenómeno
de rebelión subordinada, que no representa algún peligro para
los intereses de la clase dominante– es correlativo al
267
VALENTINO GERRATANA
"subversivismo" de arriba, o sea, al no haber existido nunca un
"dominio de la ley", sino solamente una política de arbitrios y
de camarilla personal o de grupo» (C 3, § 46, T 2, p. 50).
Esta observación incisiva sobre el «subversivismo desde
arriba» se conecta con un comentario posterior de Gramsci
sobre el problema de la relación entre el Estado y el fascismo al
momento de su conquista del poder. Frente a un artículo de
Italo Balbo, que repetía la habitual exaltación de la «marcha
sobre Roma» como «solución revolucionaria» justificada por la
neutralidad y la impotencia del Estado en medio de la guerra
civil, Gramsci precisa: «hay algunas inexactitudes: el Estado no
era "neutral e impotente" como se suele decir, precisamente
porque el movimiento fascista era su principal sostén en aquel
período; ni podía existir una "guerra civil" entre el Estado y el
movimiento fascista, sino solo una acción violenta esporádica
para cambiar la dirección del Estado y reformar su aparato
administrativo. En la guerrilla civil, el movimiento fascista
estaba alineado con el Estado, no contra el Estado, salvo en
sentido metafórico y según la forma externa de la ley» (C 6, §
150, T 3, p. 111). Por tanto, según Gramsci, en virtud de ese
«subversivismo desde arriba» inherente a la tradición italiana, el
fascismo estaba integrado al Estado, como su principal apoyo,
incluso antes de conquistar el poder. Parece, entonces, que se
pueda concluir que el fascismo es completamente ajeno al
concepto de revolución que Gramsci estaba elaborando en los
Cuadernos como alternativa al uso inflacionario del término.
También, sabemos que esta misma elaboración lleva a un
análisis del fascismo a través del cual este es reconducido a la
categoría de «revolución pasiva»: una categoría que en absoluto
no es secundaria en la reflexión historiográfica y en el análisis
político de Gramsci. Por lo que debemos aclarar mejor los
vínculos de toda esta elaboración teórica.
268
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN

2. Conviene retroceder un poco para examinar las fuentes y los


antecedentes del esfuerzo de elaboración teórica realizado por
Gramsci en los Cuadernos. En relación con la distinción entre el
«subversivismo» y la política revolucionaria, ya mencionamos la
experiencia del «L'Ordine Nuovo»: una experiencia cuyo valor
revolucionario también se reivindica en los Cuadernos, al menos
por la inspiración fundamental, ya que no por la adecuación y
la oportunidad del proyecto consejista como tal. No se podría
decir lo mismo de la experiencia anterior, de la cual el Gramsci
más maduro no dejará de subrayar su complicado desarrollo. El
joven «sardo de principios de siglo», que llega a Turín el otoño
de 1911 (el «triple o cuádruple provinciano» evocado con una
sonrisa de autoironía en una conocida página de los Cuadernos)
y que se compromete en un «continuo intento de superar un
modo de vivir y pensar atrasado» (C 15, § 19, T 5, p. 195) en
contacto con una cultura inquieta, que se esfuerza por
desprovincializarse, ciertamente no es todavía un
revolucionario «en el sentido moderno de la palabra», es a lo
sumo un rebelde, que trata de liberarse a través de un esfuerzo
de emancipación espiritual de una condición de minoridad
pasiva y subalterna. Aquellos años de formación y aprendizaje
en la escuela de un idealismo militante, surcado por profundas
vetas eclécticas, la revolución sigue siendo para Gramsci una
figuración mítica, una meta donde tender con todas las fuerzas
de la voluntad: «una ruptura definitiva» –escribe en un artículo
de 1914– preparada con una «serie ininterrumpida de otras
rupturas» por revolucionarios «que conciben la historia como
creación de su propio espíritu»3.
3
Cfr. CT, 11-12 (=SG, 4). [Para las obras de Antonio Gramsci se usan
las siguientes siglas: L, Lettere dal carcere, editado por Antonio A. Santucci,
269
VALENTINO GERRATANA
Con una metáfora de signo opuesto –fatalista en lugar de
voluntarista– también el joven Marx había evocado en su
momento la idea de la revolución en forma mítica, como la
espera de un destino. «El Estado es algo demasiado serio para
convertirlo en una payasada», leemos en una carta de Marx a
Ruge de 1843. «Quizás se podría hacer que un barco, cargado
de locos, navegara por bastante tiempo con el favor del viento;
que llegaría fatalmente a su destino, aun cuando los locos no lo
habrían creído. Ese destino es la revolución, la revolución que
nos sobrevuela»4.
A pesar de que estas dos metáforas –tanto la de Marx sobre
la revolución como «destino», como la de Gramsci sobre la
revolución como «ruptura definitiva»– son ricas en fuerza
sugestiva, resultan completamente inadecuadas para la
elaboración de una teoría orgánica de la revolución. Es cierto
que Marx en 1843 no estaba pensando en la revolución en
general, y mucho menos en una revolución comunista que aún
no había madurado en su pensamiento, sino en la revolución
burguesa que intuía inminente en Alemania; mientras que
Gramsci, en 1914, estaba pensando precisamente en una
revolución socialista y proletaria que podría haber sido
acelerada por la dinámica de la Primera Guerra Mundial. Sin
embargo, las herramientas de análisis político que podían
utilizar los dos jóvenes intelectuales, estando separados por un

Sellerio, Palermo, 1996; L2, Lettere 1908-1926, editado por Antonio A.


Santucci, Einaudi, Turín, 1992; SG, Scritti giovanili, Einaudi, Turín, 1958;
CT, Cronache torinesi, Einaudi, Turín, 1980; CF, La città futura, Einaudi,
Turín, 1982; ON, L'Ordine Nuovo, Einaudi, Turín, 1987; CPC, La
costruzione del Partito comunista, Einaudi, Turín, 1971.NdE]
4
Cfr. Cartas cruzadas en 1843 de las «Deutsch-Französische Jarbücher», en
C. MARX, Escritos de juventud, editado y traducido por W. Roces, Fondo de
Cultura Económica, México, 1982, p. 441. [traducción propia].
270
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
siglo, si bien ambos en la víspera de profundos cambios
revolucionarios, eran todavía manifiestamente insuficientes
para abordar los problemas del proceso revolucionario en
curso. La comparación, además, merece ser propuesta
especialmente para indicar cómo el primer enfoque de Gramsci
sobre la perspectiva revolucionaria se mueve en una dirección
opuesta al enfoque correspondiente de Marx. Mientras que
Marx se enfoca en la comprensión de las condiciones objetivas,
Gramsci se apoya en el elemento subjetivo de la voluntad. Esta
diferente aproximación inicial no se anula en el posterior
desarrollo del pensamiento gramsciano, pero, mientras al
principio nos encontramos frente a una divergencia,
posteriormente, esa diversidad, que permanece, tiende a la
integración, como veremos.
Una clara señal de divergencia se encuentra en el artículo
del que obtuvimos la recordada definición de la revolución
como «ruptura definitiva», obra de revolucionarios «que
conciben la historia como creación de su propio espíritu». Se
trata del conocido artículo Neutralidad activa y operante, en el que
Gramsci, frente al problema de la guerra, defiende el activismo
del director del «Avanti!», el «revolucionario» Benito Mussolini,
contra el «formalismo doctrinario» de la dirección del partido
socialista. Evidentemente, sin poder percibir hasta qué punto
podía llegar la fusión del idealismo filosófico con el llamado
«concretismo realista» en política. Para defenderse de la lógica
involutiva de estas condiciones, Gramsci acentúa, en este
período, el componente ético del socialismo, convirtiéndolo en
el eje de su carácter revolucionario. La energía moral y la energía
revolucionaria se fusionan entre sí, tendiendo a convertirse en
una sola. Así puede suceder que, a pesar de desconfiar del
misticismo («el místico –escribe– no puede juzgar, solo puede

271
VALENTINO GERRATANA
bendecir u odiar»5), Gramsci no duda en exaltar el «misticismo
revolucionario» de un Peguy e incluso entusiasmarse por ello6.
Los límites de esta orientación se hacen aún más evidentes
ante la prueba de la realidad que representó la Revolución Rusa
de 1917. Antes de la Revolución de Octubre (y del famoso
comentario gramsciano sobre La revolución contra el «Capital»), la
reacción de Gramsci a los acontecimientos rusos tras la
Revolución de Febrero está documentada en tres artículos, tan
carentes de información como significativos por los criterios de
juicio a los que se aferraba el articulista. En el primero de estos
artículos7, de abril de 1917, al preguntarse sobre el carácter y las
perspectivas de la Revolución Rusa, que hubo comenzado en
febrero con el colapso de la autocracia, Gramsci se sentía en
condiciones de responder que debía «desembocar en el régimen
socialista». El principal argumento con el que se fundamentaba
esta convicción, ante la falta de datos precisos que la
respaldaran de manera exhaustiva, era el nuevo clima moral
creado, según Gramsci, por la Revolución de Febrero. Como
ejemplo y símbolo de este clima se refería a que los
revolucionarios rusos habrían abierto las puertas de las
prisiones no solo a los presos políticos, sino también a los
condenados por delitos comunes, quienes, sin embargo –según
fuentes no muy precisas– en muchos casos habrían rechazado
tal liberación porque sentían que debían aún expiar su pena.
«Este es –escribe Gramsci– el fenómeno más grandioso que
nunca haya producido obra humana. El hombre delincuente
común se ha convertido –en la Revolución Rusa– en el hombre
que Emanuel Kant, el teórico de la moral absoluta, predicaba;

5
CF. 70 (=SG, 92)
6
CT, 292 (=SG, 34).
7
Notas sobre la revolución rusa, «Il Grido del popolo», 29 de abril de 1917,
en CF, 138-141 (=SG, 105-108).
272
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
ese hombre que dice: la inmensidad del cielo fuera de mí, el
imperativo de mi conciencia dentro. Es la liberación de los
espíritus y la instauración de una nueva conciencia moral lo que
estas breves noticias nos revelan».
En julio y septiembre de 1917, en los dos artículos sucesivos
dedicados por Gramsci a los eventos rusos anteriores a
Octubre8, el panorama se enriquece y modifica respecto a
algunos puntos, aunque los criterios de juicio no cambian. Los
revolucionarios rusos ya no son vistos como un bloque
homogéneo que, al provocar un clima moral radicalmente
renovado, estaría posibilitado de ver surgir el socialismo del
veredicto del sufragio universal. Dentro de este bloque se
formaron varios grupos que, al diferenciarse, impiden que la
revolución se detenga y se cristalice; Por lo que la revolución
rusa parece inmune al cáncer del jacobinismo, que Gramsci
considera en este período como un factor discriminante entre
revolución burguesa y revolución socialista. Los bolcheviques
(los «maximalistas rusos», como los llama Gramsci en estos
artículos) no son vistos como jacobinos que aspiran a la
«dictadura de una minoría audaz y decidida a todo para hacer
triunfar su programa»9. Los bolcheviques son quienes aseguran
la continuidad de la revolución porque «quieren todo el
socialismo» y «están convencidos de que es posible realizar el
socialismo en cualquier momento», su tarea es solo la de «excavar»
y «conquistar» las conciencias, ser un «estímulo para los
perezosos»: se podría decir que se diferencian de los demás
revolucionarios rusos solo por una mayor energía moral. Los
que hacen posible «una excavación continua en el bloque

8
Los maximalistas rusos, en «Il Grido del popolo», 28 de julio de 1917,
en CF, 265-267 (=SG, 122- 124); y, Kerenski-Cernov, en «Il Grido del
popolo», 29 de septiembre del 1917, en CF, 358-360.
9
CF, 139 (=SG, 106).
273
VALENTINO GERRATANA
amorfo del pueblo», suscitando «energías nuevas», propagando
«nuevas ideas-fuerza». «Los hombres son finalmente los
artífices de su destino, todos los hombres». Al subrayar «todos
los hombres», Gramsci cree poder asegurar que en este proceso
«es imposible que se formen minorías despóticas», porque «el
control siempre está vivo y diligente»10.
Esta representación evidentemente idealizada del proceso
revolucionario en curso en la Rusia de 1917 encontrará en la
Revolución de Octubre más refutaciones que confirmaciones,
y Gramsci no podrá negarse, tarde o temprano, a tomar nota
de ello. Mientras tanto, ya en el artículo La revolución contra el
«Capital» abandona prácticamente la tesis en la que había
insistido tanto en los artículos anteriores de la ausencia de
jacobinismo en la revolución rusa. Más tarde, en los Cuadernos,
llegará incluso a invertir su juicio negativo sobre el jacobinismo,
tanto en el plano de la evaluación histórica como en el de
categoría política, por lo demás profundamente reelaborada.
Por el momento, sin embargo, en el artículo La revolución contra
el «Capital», insiste en reafirmar la validez de los criterios que lo
inspiraron hasta ese momento, y decide hacerlos aún más
explícitos, revelando la controversia polémica dejada hasta
ahora en forma implícita. Se trata de una polémica precisa
contra el materialismo histórico, a la que Gramsci opone un
prejuicio idealista. Con la conquista del poder por parte de los
bolcheviques parece que Gramsci piensa que los hechos
demostrasen que el materialismo histórico estaba equivocado
en la tesis según la cual el socialismo solo es posible sobre la
base de ciertas premisas económicas, de un alto nivel de fuerzas
productivas como el alcanzado por una sociedad capitalista
desarrollada. «Los hechos –escribe ahora Gramsci– han

10
CF, 266-267 (=SG, 123-124).
274
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
superado a las ideologías. Los hechos han hecho estallar los
esquemas críticos en los cuales la historia de Rusia debería
haberse desarrollado según los cánones del materialismo
histórico. Los bolcheviques reniegan de Carlos Marx, afirman
–con el testimonio de la acción llevada a cabo de las conquistas
realizadas– que los cánones del materialismo histórico no son
tan férreos como podría creerse y como se ha creído»11.
En esta polémica de Gramsci hay una doble motivación. Sin
duda, en primer lugar estaba dirigida contra esa interpretación
fatalista y economicista del marxismo que aquel momento
servía para justificar una política de cobarde prudencia del
movimiento obrero, una interpretación que transformaba la
teoría revolucionaria de Marx en una «doctrina de la inercia del
proletariado»12. Al mismo tiempo, sin embargo, hay que
reconocer que Gramsci estaba convencido aquel entonces de
que parte de la raíz de esta degeneración interpretativa se
encontraba en el propio Marx, y precisamente en ese aspecto
de su pensamiento que brotaba del horizonte de la filosofía
idealista. Con acto de honestidad intelectual, Gramsci pone
aquí en claro lo que realmente lo distancia en este período de
Marx. Más allá de algunas afirmaciones discutibles, como la de
que el auténtico pensamiento marxista, de permanente
actualidad, sería «la continuación del pensamiento idealista
italiano y alemán», que en Marx se había «contaminado de
incrustaciones positivistas y naturalistas», el punto esencial del
contraste hay que hallarlo en ese primado de la voluntad
humana sobre los procesos objetivos de las relaciones
económicas que Gramsci reclama aquí con intransigencia
idealista, aunque con acentos de ascendencia más kantiana y
fichtiana que hegeliana. Un pensamiento marxista depurado de
11
CF, 513 (=SG, 150).
12
CF, 555 (=SG, 154).
275
VALENTINO GERRATANA
«incrustaciones positivistas y naturalistas» según Gramsci
debería reconocer en la voluntad «la matriz de la economía, la
plasmadora de la realidad objetiva, que vive y se mueve, y
adquiere carácter de materia telúrica en ebullición, que puede
ser canalizada donde la voluntad quiere, como la voluntad
desee»13. Es esta confianza en la omnipotencia de la voluntad
humana, como voluntad social y colectiva, siempre que esté
libre de una adecuada tensión moral, lo que lleva inicialmente a
Gramsci a sentirse cercano a los bolcheviques, a quienes
atribuía, como se ha visto, la convicción de que «es posible
realizar el socialismo en cualquier momento».
Paralelamente con esta acentuación del voluntarismo
subyace la superación de esa representación mítica de la
revolución como «ruptura definitiva», de la cual, como se vio,
Gramsci partió. Pero es una superación que lleva a una especie
de volatilización del propio concepto de revolución. En el
artículo citado sobre los maximalistas rusos, donde los
bolcheviques son presentados como la continuidad de la
revolución rusa, hay un abrupto final, en el que se afirma que
«la vida es siempre revolución»14. La afirmación es retomada y
desarrollada en otro de sus artículos, poco después: «La vida es
siempre una revolución, una sustitución de valores, de
personas, de categorías y de clases. Los hombres, sin embargo,
llaman revolución a la gran revolución, aquella en la que
participa el máximo número de individuos, que desplaza un
mayor número de relaciones, que destruye todo un equilibrio
para sustituirlo por otro entero y orgánico. Nos distinguimos
de los demás hombres porque concebimos la vida como siempre
revolucionaria, y por lo tanto mañana no declararemos
definitivo el mundo realizado por nosotros... Nunca seremos
13
CF, 514 (=SG, 150).
14
CF, 263 (=SG, 124).
276
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
conservadores, ni siquiera en el régimen del socialismo»15. Para
el activismo voluntarista, que marca en este periodo el límite del
horizonte de Gramsci, la idea de «revolución» se identifica
entonces con la idea de «vida» y con la idea de «historia»,
perdiendo así su especificidad funcional. De hecho esta misma
identificación, a través de la cual el marxismo se diluye en un
vago heraclitismo, la encontramos en otros intérpretes del
marxismo contemporáneos a Gramsci, si bien muy distantes de
su orientación política: por ejemplo, en Rodolfo Mondolfo, que
todavía en 1920 insistía constantemente en una definición del
progreso como «revolución permanente»16. En un sentido
similar, como señalará Gramsci en los Cuadernos, incluso en
régimen fascista se podía hablar de «revolución permanente»,
pero precisamente como vacua generalidad, «en la
acostumbrada acepción de que toda la vida es dialéctica, es
militancia, por tanto, revolución» (C 14, § 35, T 5, p. 126).
Que, incluso Gramsci haya quedado atrapado, en una fase
de desarrollo de su pensamiento, en un uso inflacionario del
término «revolución» no carece de significado: revela que él
también se formó en un período en el que –como observó

15
CF, 282-283 (=SG, 126).
16
Cfr. R. MONDOLFO, Umanesimo di Marx, Turín, 1968: «Por este
carácter dramático de la historia y del desarrollo, que Heráclito intuyó por
primera vez, el progreso podía definirse casi como una revolución
permanente» (p. 178); «El historicismo no puede ser principio conservador
(como fue considerado por algunos), so pena de renegar de sí mismo,
intentando detener la historia en un límite; es en cambio la nueva
mentalidad innovadora cuando mantiene la fe en sí mismo, en una
interpretación crítico-práctica de la realidad humana, y se afirma en el
actuarse del proceso histórico, el indefinido desarrollo de una revolución en
permanencia que se cumple a través de una serie ininterrumpida de luchas,
por la continua superación de las condiciones alcanzadas» (p. 194).
277
VALENTINO GERRATANA
Togliatti en el I Encuentro de estudios gramscianos (1958)17–
se hablaba mucho de revolución, pero «faltaba el propio
concepto», es decir, en realidad no se sabía qué era una
revolución. Cuyo problema Gramsci se plantea solo a partir del
período de «L'Ordine Nuovo», en parte también por la
influencia de Lenin. Siendo la reflexión sobre el pensamiento y
la experiencia práctica de Lenin lo que lo acerca a la postura de
Marx, transformando la divergencia inicial en una convergencia
original.

3. En los orígenes del desarrollo del pensamiento de Marx –un


desarrollo que también fue todo lo contrario a lineal–
encontramos una polémica antivoluntarista precisa. Partiendo de
una crítica de los límites de la política, Marx rechaza la
pretensión omnipotente de la voluntad que sirve como base
para la pretendida primacía de la razón política. La formulación
más clara de esta crítica se encuentra quizás en un texto de 1844,
que Gramsci probablemente nunca tuvo en cuenta: las Glosas
críticas, publicadas en el Vorwärts parisino después del final de
los Anales franco-alemanes y de la colaboración con Ruge18. Marx
había llegado a la convicción de que en la relación: política-
sociedad, el término regulador-dominante (übergreifend según el
léxico hegeliano-marxista)19 es la sociedad y no la política. La

17
Cfr., Studi gramsciani, Atti del convegno tenuto a Roma nei giorni 11-13
gennaio 1958, Editori Riuniti, Roma, 1958, pp. 424 sgts.
18
Cfr. C. MARX, Glosas críticas al artículo «El rey de Prusia y la reforma
social, por un prusiano», en C. Marx, Escritos de juventud, cit., pp. 505-521.
19
Para el significado de übergreifend en Marx, cfr. V. GERRATANA,
Ricerche di storia del marxismo, Editori Riuniti, Roma, 1972, pp. 271-272. El
termino aparece ya en Hegel en el mismo sentido, por ejemplo, en el
parágrafo 215 de la Enciclopedia.
278
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
pretensión de la política de regular la sociedad a su imagen y
semejanza es precisamente una pretensión ilusoria, porque es la
sociedad la que, al producir la política, regula sus límites y
ritmos de existencia. El Estado, según Marx, no solo no puede
curar los males sociales de los que es producto, sino que
tampoco es capaz de comprenderlos. En otras palabras, Marx
dice, «el intelecto político lo es precisamente porque piensa dentro
de los límites de la política. Y cuanto más vivo y sagaz sea, más
incapacitado se hallará para comprender los males sociales». De
hecho, decir «política» también significa decir «voluntad». «El
principio de la política –aclara Marx– es la voluntad. Cuanto más
unilateral y, por tanto, más perfecto sea el intelecto político, tanto
más creerá en la omnipotencia de la voluntad, tanto más se
resistirá a ver las barreras naturales y espirituales que se levantan
ante ella; más incapaz será, por consiguiente, de descubrir la
fuente de los males sociales»20.
Esta configuración es efectivamente opuesta a la
orientación voluntarista que vimos presente en el joven
Gramsci. Y no habría habido posibilidad de encuentro si ambas
posiciones se hubieran cerrado en sí mismas y cristalizado. Pero
esto no fue así ni para Gramsci ni para Marx. En los términos
ya mencionados, la polémica antivoluntarista de Marx, en
relación con su crítica de los límites de la política, se deriva de
una reflexión crítica sobre la Revolución francesa, vista como
«el período clásico del intelecto político» y por tanto como
modelo típico de la revolución burguesa. Es una polémica que
remite a los resultados de los análisis históricos expuestos por
Marx en el ensayo del mismo año Sobre la cuestión judía. Sin
embargo, hay algo más en las Glosas críticas: el intento de definir
un bosquejo de teoría general de la revolución que comprenda

20
Cfr. C. MARX, ob. cit., p. 514 [trad. propia].
279
VALENTINO GERRATANA
tanto la revolución burguesa como la revolución socialista.
Tomando como punto de partida una expresión de Arnold
Ruge, quien había declarado imposible «una revolución social
sin alma política», Marx sostiene que es posible, en cambio, solo
«una revolución política con un alma social». Cada revolución,
enfatiza Marx, es siempre «un acto político», es decir, un acto
de voluntad. Sin embargo, la voluntad no es omnipotente,
porque sus límites, y por tanto su fin, no son determinados por
ella, sino por la sociedad y sus necesidades objetivas. Por esto
se puede decir, según Marx, que cada revolución es al mismo
tiempo política y social: es política porque «derroca el poder
existente», es social porque «disuelve las viejas relaciones de la
sociedad». Así también el socialismo, para efectivizarse,
necesita de la revolución: «necesita –precisa Marx– de dicho
acto político, en cuanto necesita de la destrucción y de la disolución.
Pero allí donde comienza su actividad organizativa, allí donde se
manifiesta su fin en sí, su alma, el socialismo se despoja de su
revestimiento político»21.
Este esquema de una teoría general de la revolución, que
luego será retomado en la elaboración teórica posterior de Marx
hasta 1848-50 (ya enriquecida, sin embargo, con elementos de
análisis más articulados), logra en realidad sólo parcialmente
ofrecer un modelo de teoría general, aplicable tanto a la
revolución burguesa como a la revolución socialista. Como
modelo de teoría general, el esquema no sólo es lacónico, sino
que también es ambiguo en muchos aspectos. Cuando Marx
dice que «toda revolución es política en tanto que derriba el antiguo
poder político y es social en tanto que disuelve las viejas
relaciones sociales», no hay dificultad en reconocer cómo esta
doble característica es efectivamente común tanto a la

21
Cfr. C. MARX, ob. cit., p. 520 [trad. propia].
280
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
revolución burguesa como a la revolución socialista. Para
destacar esta característica común, sin embargo, Marx debe
omitir aquí otra característica no menos importante, al menos
para la revolución burguesa, según el análisis que él mismo
hubo realizado en el ensayo Sobre la cuestión judía, es decir, el
hecho de que la revolución no puede limitarse a estas tareas
destructivas, sino que al mismo tiempo debe cumplir la tarea
constructiva de dar vida a un nuevo tipo de poder, funcional al
desarrollo de las nuevas relaciones sociales que se están
creando. Por otro lado, Marx considera que esta tarea
constructiva, necesaria para una revolución burguesa, no
corresponde a una revolución socialista, ya que las nuevas
relaciones sociales que surgirán, al no ser de carácter
antagonista, no necesitarán la mediación de ningún poder
político. Este aspecto de la teoría de Marx tomará luego el
nombre, como se sabe, de teoría de la extinción del Estado.
Pero, independientemente de las dificultades planteadas contra
esta teoría, aquí permanece un amplio margen de ambigüedad.
Al decir –como afirma Marx– que el socialismo, para realizarse,
sólo necesita la revolución para sus tareas destructivas, en la
medida en que necesita la destrucción del antiguo poder y la
disolución de las antiguas relaciones sociales, se da a entender que
las nuevas relaciones sociales pueden formarse a través de un
proceso espontáneo, como sucede en la revolución burguesa.
Sin embargo, más allá de esta falsa analogía, no se identifica
sobre qué bases se funda esta previsión, que será contradicha
por otros momentos del análisis de Marx, además de las
pruebas de la historia.
En definitiva, se tiene la impresión de que este esquema de
teoría general, como todo el pensamiento político de Marx en
este período, tiene un defecto de origen: el de estar demasiado
influenciado por el modelo jacobino de revolución burguesa
281
VALENTINO GERRATANA
que Marx obtuvo del estudio de la Revolución francesa. Esta
perspectiva se confirma por el uso que Marx hace de una
fórmula que luego tendría una larga y controvertida fortuna en
la historia del marxismo: la fórmula de «revolución
permanente». En Sobre la cuestión judía, Marx considera la
revolución permanente como una forma necesaria de revolución
jacobina, aunque esté destinada al fracaso por el mismo
desarrollo estructural de la sociedad burguesa. El Estado que
surge con la tarea de garantizar el desarrollo de la nueva
sociedad civil, liberándola de las trabas del viejo poder y de las
viejas relaciones sociales, pretende subordinarla y moldearla
según sus propias necesidades. «En momentos de especial
conciencia de sí –escribe Marx– la vida política trata de aplastar
su presupuesto, la sociedad civil y sus elementos, y de
constituirse como la vida real y coherente del hombre como
especie. Esto, sin embargo, no puede conseguirlo más que
contradiciendo violentamente la base de su propia vida,
declarando la revolución permanente. Por eso el drama político
acaba en la restauración de la religión, de la propiedad privada
y de todos los elementos de la sociedad civil, tan
necesariamente como la guerra termina en la paz»22.
Algunos años después, durante la explosión revolucionaria
de 1848, Marx retoma y hace suya la consigna de «revolución
permanente» como forma de lucha del movimiento obrero
necesaria hasta la destrucción total de las viejas relaciones
sociales y la fundación de una nueva sociedad. Es decir, Marx
revela que cree que una revolución comunista puede tener éxito
justo donde la revolución burguesa de tipo jacobino había sido
condenada al fracaso. Empero esto no significa que se haya
convertido repentinamente al voluntarismo. El proyecto de una

22
Cfr. C. MARX, Sobre la cuestión judía, ob. cit., p. 472. [trad. propia].
282
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
«revolución permanente» está relacionado con la evaluación
que Marx hizo sobre la agudeza e irreversibilidad de la crisis
revolucionaria abierta con el 48. A principios de 1850, al
reconstituir en Londres la Liga de los Comunistas después de
la derrota de los movimientos revolucionarios europeos
obligados a retroceder ante el avance de la contrarrevolución,
Marx aparece confiado en una inminente recuperación del
proceso revolucionario por iniciativa de la pequeña burguesía
democrática. Y es precisamente en la perspectiva de esta
recuperación que en la Circular del Comité Central de la Liga de los
Comunistas Marx relanza la estrategia de la «revolución
permanente»23. Sin embargo, algunos meses después, el propio
Marx se convence de que el presupuesto de esta estrategia no
se confirma, sino que se desmiente por los desarrollos objetivos
de la realidad, ya que nos encontramos no ante una
profundización de la crisis, sino ante una recuperación y un
nuevo período de prosperidad económica. En esta situación, el
orgulloso "grito de batalla" lanzado en la Circular de la Liga, la

23
C. MARX – F. ENGELS, Opere scelte, editado por Luciano Gruppi,
Editori Riuniti, Roma, 1966, p. 365: «Estas reivindicaciones de la
democracia pequeñoburguesa de ninguna manera pueden ser suficientes
para el partido del proletariado. Mientras que los pequeñoburgueses
democráticos quieren llevar a cabo la revolución lo más rápido posible,
realizando a lo sumo las reivindicaciones mencionadas anteriormente, es
nuestro interés y nuestra tarea hacer que la revolución sea permanente
hasta que todas las clases más o menos poseedoras sean expulsadas del
poder, hasta que el proletariado haya conquistado el poder del Estado,
hasta que la asociación de los proletarios, no solo en un país sino en todos
los países dominantes del mundo, haya llegado al punto en que la
competencia entre los proletarios de estos países desaparezca, y hasta que
al menos las fuerzas productivas decisivas estén concentradas en manos
de los proletarios».
283
VALENTINO GERRATANA
«revolución permanente»24, resuena en el vacío y queda inerte.
Se necesitan nuevas consignas y una nueva estrategia política.
Sin embargo, esto deriva en una fractura y luego en la
disolución rápida de la organización de la Liga. Frente a los
voluntaristas de la Liga, cerrados en la intransigencia de un
activismo revolucionario, Marx aclara bien su posición: «En
lugar de la concepción crítica, la minoría incorpora una
dogmática, en lugar de la materialista pone una idealista. En
lugar de las condiciones reales, para ella la mera voluntad se
convierte en la fuerza motriz de la revolución. Mientras
nosotros decimos a los trabajadores: deben atravesar quince,
veinte, cincuenta años de guerras civiles y luchas populares, no
solo para transformar la situación, sino también para
transformarse a sí mismos y convertirse en actores del poder
político, ustedes dicen en cambio: debemos llegar
inmediatamente al poder, o podemos irnos a dormir»25.
¿En qué relación se encuentra esta posición con el esquema
teórico de la revolución elaborado por Marx en 1844? Hay que
reconocer que este esquema resulta agrietado al menos en un
punto fundamental, donde Marx parecía limitar las tareas de la
revolución a sus aspectos destructivos. Esto llevaba en
definitiva a identificar: revolución y violencia revolucionaria, es
decir, a privilegiar en el concepto de revolución su carácter de
medio, y a privilegiar entre todos los medios el de la violencia,
haciéndolo de algún modo independiente del objetivo. Un
reflejo de tal preminencia se encuentra incluso en el léxico de
Marx de este período; y pensamos especialmente en el estilo
provocador del Marx tribuno revolucionario. Leemos, por
ejemplo, en un artículo de la «Neue Rheinische Zeitung» de
diciembre de 1848: «Nunca lo hemos ocultado. Nuestro terreno
24
C. MARX – F. ENGELS, Opere scelte, cit., p. 372.
25
MARX - ENGELS, Werke, Bd. 8, Berlin, 1960, p. 412.
284
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
no es el terreno del derecho, es el terreno de la revolución. El gobierno,
por su parte, ha abandonado finalmente la hipocresía, se ha
puesto sobre el terreno revolucionario; puesto que incluso el
terreno contrarrevolucionario es revolucionario»26. Un concepto de
revolución en su sentido más fuerte ya estaba presente en el
análisis del Manifiesto, pero se vuelve más claro en el
pensamiento de Marx solo cuando, después de 1850, prevalece
la tendencia a calificar el proceso revolucionario no por el
medio, sino por el objetivo: cuando el tiempo histórico de la
revolución ya no es el limitado a explosiones violentas, sino a
toda una época dominada por un proceso multiforme de
transformaciones sociales. La revolución ya no tiene solo tareas
destructivas, y sus tareas constructivas se ponen en primer
plano. No se renuncia a la violencia revolucionaria que puede
ser impuesta por circunstancias fácilmente previsibles, pero ya
no es el único medio, ni siquiera un medio necesario por
principio. El centro de la teoría ya no es la revolución política, sino
la revolución social, de la cual la revolución política es solo uno de
los posibles medios. Sin embargo, al admitir la hipótesis de que
en algunos países y en determinadas circunstancias históricas,
la revolución social de la clase obrera «pueda ser llevada a cabo
en su totalidad con medios pacíficos y legales»27, Marx y Engels
excluían que los medios y condiciones de la revolución
pudieran ser definidos de antemano con una lista taxativa
preseleccionada. No querían hipotecar la inventiva de la historia
después de haberse negado a ser los alquimistas de la revolución.

26
C. MARX - F. ENGELS, Opere complete, VIII, Editori Riuniti, Roma,
1976, p. 153.
27
Cfr. C. MARX, Il Capitale, I, Roma, 1964, p. 57 (prefacio de Engels a
la edición inglesa de 1886). cfr. También, en el mismo sentido, el discurso
de Marx en Amsterdam, del 8 de septiembre de 1872, en C. MARX - F.
ENGELS, Opere scelte, cit., pp. 935-937.
285
VALENTINO GERRATANA
Marx definía como «alquimistas de la revolución» a esos
supuestos revolucionarios que se asignaban la vana tarea de
«anticipar el proceso del desarrollo revolucionario, llevarlo
anticipadamente a una crisis, e improvisar una revolución sin
las condiciones para una revolución»28.
Si bien estos desarrollos del pensamiento político de Marx
después de 1850 nunca encontrarán una sistematización
orgánica, completa y definitiva, una formulación resumida del
nuevo esquema de la teoría de la revolución social e «hilo
conductor» de la concepción materialista de la historia se
encuentra en el Prólogo del '59 a la Contribución a la crítica de la
economía política. Este es en cualquier caso el hilo conductor que
Gramsci utiliza para explorar en los Cuadernos el campo de una
nueva teoría general de la política y de la revolución.

4. Podemos retomar el discurso sobre el desarrollo del


pensamiento político de Gramsci, que dejamos lidiando con el
voluntarismo y con una interpretación voluntarista de la
revolución de octubre. El mismo Gramsci pronto se dará
cuenta de que esta interpretación era seriamente cuestionada
por la prueba de la experiencia. La historia no se dejaba
doblegar fácilmente por la más enérgica decisión de la voluntad
humana: la historia, «esta soberana absoluta del destino de los
hombres», seguía siendo capaz de imponer «sacrificios
monstruosos como los que el pueblo ruso se ve obligado a
pagar».
Esta metáfora, tan poco gramsciana, de una historia como
«soberana absoluta del destino de los hombres» abre
repentinamente uno de los primeros artículos sistemáticamente

28
MARX - ENGELS, Werke, Bd. 7, Berlin, 1960, p. 273.
286
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
escritos por Gramsci para «L'Ordine Nuovo» bajo el título Il
taglio della storia29. No se trata de una repentina conversión al
fatalismo, aunque el término «fatal», en este artículo, aparezca
con una frecuencia y un ritmo acuciantes. El tema fundamental
de la voluntad gramsciana no es en absoluto abandonado ni
descartado: más bien es problematizado más allá de las
inclinaciones voluntaristas iniciales; problematización que
reviste en este artículo la forma literaria, oratoria y periodística
de la dramatización. Gramsci parte de la constatación de que
«las dificultades y objeciones que la revolución proletaria debe
superar se han revelado inmensamente superiores a las de
cualquier otra revolución del pasado». Estas «dificultades y
objeciones inauditas» se explican por la radicalidad de la
revolución en curso, una revolución que, al tender a la abolición
de las clases y, por tanto, «involucra[r] a todos los hombres, no
solo a una parte de ellos», no puede quedar encerrada en las
fronteras rusas. «La revolución rusa ha pagado su precio a la
historia», y ha permanecido por eso indomable, pero, añade
Gramsci, «el cisma de la especie humana no puede durar mucho
tiempo». Ahora le toca a los demás hacer su parte. «Puesto que
los demás Estados –escribe Gramsci– no pueden convivir con
la Rusia proletaria y son impotentes para destruirla, debido a
que los enormes medios de los que dispone el capital son
impotentes contra la fe de un pueblo, es necesario
históricamente que los demás Estados desaparezcan o se
transformen homogéneamente a la Rusia».
Es superfluo subrayar la falta de actualidad de esa
perspectiva, a la cual, de hecho, en los años siguientes Gramsci
sabrá aportar algunas correcciones necesarias, también
basándose en un conocimiento menos general de la experiencia

29
Cfr. ON, 56-60.
287
VALENTINO GERRATANA
soviética. Lo más importante es comprender cómo –a través de
estos esquemas provisionales– Gramsci llega a plantear
concretamente una nueva investigación teórica destinada a
enriquecer y desarrollar el concepto marxista de revolución.
Dado que la revolución rusa ya no se concibe como un simple
acto de voluntad liberadora, autosuficiente y autoregulada, sino
como el inicio de un proceso revolucionario mundial, la
atención de Gramsci se desplaza necesariamente hacia el
problema de cómo puede desarrollarse dicho proceso, a partir
naturalmente de Italia, que es el laboratorio efectivo de su
experiencia. La introducción de la temática consejista en el
movimiento obrero italiano es el primer aporte original que
Gramsci logra dar a la impostación, sino a la solución, de este
problema.
Sobre la originalidad de esta perspectiva, es importante
subrayar un elemento característico común a todo el
pensamiento gramsciano. No se trata de una originalidad
buscada, deseada o mucho menos reivindicada como tal. Al
contrario, siempre se parte de la adhesión intelectual a una
experiencia o a una teoría, a la cual se reconoce un valor
ejemplar y una utilidad; pero esta adhesión, por apasionada que
sea, nunca es acrítica, puesto que se convierte en estímulo para
una investigación de la cual se esfuerza por aclarar sus premisas
y desarrollos necesarios. Es en esta investigación donde se pone
de manifiesto su originalidad, de la cual a menudo él mismo no
es consciente. Es así como la interpretación gramsciana de una
experiencia o de una teoría termina a veces por transformar el
objeto mismo de la interpretación, llegando a dar lugar a una
nueva experiencia y a una nueva teoría. Esto se hace
particularmente evidente en la temática consejista, planteada
por Gramsci como interpretación de la experiencia soviética, y

288
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
por la teoría –que aparece relacionada con ella– de la dictadura
del proletariado.
Sin pretender reconstruir una vez más la complicada
historia del movimiento de los Consejos de fábrica, sus éxitos
y fracasos, sus límites y su inevitable declive, podemos sin
embargo tratar de establecer las ideas fundamentales que
guiaron a Gramsci en esta búsqueda. La primera idea es que la
Revolución rusa no puede ser borrada de la historia del mundo
o ser considerada como un hecho periférico, marginal y aislable
de la historia universal y sus principales sendas. Orientaciones
de este tipo eran entonces difundidas en ese mismo partido
socialista en el que Gramsci militaba y en el que un dirigente
prestigioso como Turati podía lanzar el arrogante juicio según
el cual el parlamento era al soviet lo que la ciudad a la horda
bárbara. Movido en dirección opuesta, el enfoque de Gramsci
lo lleva a ver en el soviet la base de un nuevo tipo de Estado,
no el reflejo de las condiciones particulares en las que se
desarrolla la experiencia soviética, sino la primera aproximación
histórica de una forma universal de desarrollo, y como tal
pudiendo ser relacionado con otras experiencias que
representan «un reflejo normal de la lucha de clases en los países
de más intensa vida capitalista» (ON, 204). En este sentido, el
soviet no expresa otra cosa que la tendencia histórica al
autogobierno obrero (ON, 620); y es gracias a esta interpretación
que Gramsci puede empeñarse en la búsqueda sobre cómo esta
tendencia puede expresarse dentro del movimiento obrero
italiano, en las condiciones de la lucha de clases llegadas a la
madurez en Italia. La interpretación de la experiencia rusa de
los soviets, depurada de todo lo que en ella corresponde a
condiciones específicamente rusas, lleva así a Gramsci a
concebir el movimiento de los Consejos de fábrica como forma
histórica necesaria de transición al comunismo.
289
VALENTINO GERRATANA
Otra idea fundamental de esta concepción se encuentra en
la aspiración a superar la tradicional separación entre política y
economía. El Consejo de fábrica no solo es una nueva forma
de poder, «modelo del Estado proletario» (ON, 238), destinado
a sustituir las formas del Estado burgués, sino que al mismo
tiempo es germen y célula elemental, de una nueva forma de
organización de la vida productiva, por tanto, de nuevas
relaciones de producción. El primer paso es la formación en los
trabajadores –acostumbrados al condicionamiento de clase
explotada– de una «conciencia de productores», sujeto activo y
consciente de todo el proceso productivo. El Consejo de
fábrica, en cuanto realiza «un sistema de democracia obrera» y
es «órgano de educación recíproca», tiende –escribe Gramsci–
a «una transformación radical de la psicología obrera», para
hacer que «la masa se encuentre mejor preparada y capacitada
para el ejercicio del poder» (ON, 89-90). Tenemos aquí in nuce
una noción de política que trasciende los límites tradicionales
del mero ejercicio del poder guiado por el principio regulativo
de la voluntad. No es la energía de la voluntad, sino el análisis
de las condiciones en las que se vuelve operativa, lo que ahora
aparece como el elemento decisivo.
Gramsci escribe:

«Si no se echan las bases del proceso revolucionario en la intimidad de la


vida productiva, la revolución terminará siendo en un llamado estéril a la
voluntad, un mito nebuloso y una Morgana falaz» (ON, 207).

Una consecuencia importante de este enfoque es la forma en


que Gramsci interpreta la consigna de dictadura del
proletariado, que en este período se encuentra al centro de la
propaganda política del movimiento obrero internacional de
inspiración comunista. Gramsci no ignora ni subestima el
elemento de coerción y violencia destructiva implícito en esta
290
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
consigna, y en general en toda la teoría de la dictadura del
proletariado, como teoría de una nueva forma de poder que
tiende a la supresión de las condiciones de explotación, pero se
niega a ver en este tipo de dictadura solo el elemento
destructivo y coercitivo, en cambio tiende a centrar el énfasis
en el momento constructivo, que le parece finalmente
prevaleciente en la propia estructura del concepto: «esta acción
destructiva y de control –escribe él– debe ser inmediatamente
acompañada por una obra positiva de creación y producción.
Si esta obra no tiene éxito, la fuerza política es vana y la
dictadura no puede sostenerse» (ON, 259). En este sentido,
también puede decirse que la dictadura del proletariado «es el
momento de mayor intensidad en la vida de la organización de
clase de los trabajadores, obreros y campesinos» (ON, 204-
205), y «puede encarnarse en un tipo de organización que sea
específico de la actividad propia de los productores y no de los
asalariados, esclavos del capital» (ON, 238). Lo que significa
también que, en relación con el movimiento de los consejos, el
ejercicio de la dictadura del proletariado coincide con la
expansión de la democracia obrera iniciada como una práctica
concreta de autogobierno. Gramsci ni siquiera considera la
hipótesis de que el ejercicio de la dictadura pueda ser delegado
por la clase a una parte de ella, aunque sea la más avanzada y
consciente. Tal hipótesis, según los presupuestos de la teoría
gramsciana, estaría en contradicción consigo misma, porque en
ningún caso la parte más avanzada y consciente de la clase
obrera puede contraponerse al resto de la clase, destinada a
seguir siendo pasiva, subalterna e irresponsable. De esta manera
se restauraría la tradicional separación entre economía y
política, que es propia del modo de producción capitalista. En
definitiva, se puede decir que Gramsci interpreta aquí la teoría
de la dictadura del proletariado de una manera que fue
291
VALENTINO GERRATANA
constantemente contradicha por la práctica de la experiencia
histórica posterior. Por otro lado, no podía plantearse el
problema sobre qué queda en pie de esa teoría después de la
comprobación histórica de esta práctica ni el de las posibles
alternativas. Sin embargo, podemos presumir a qué criterio se
habría atenido: «Los comunistas marxistas –decía él– deben
caracterizarse por una psicología que podemos llamar
"mayeútica". Su acción no es de abandono al curso de los
acontecimientos..., sino de espectativa crítica» (ON, 129).
Sin embargo, en otro lugar se puede ver el límite del
proyecto concebido por Gramsci respecto al consejismo. Este
límite debe relacionarse con lo que quizás sea el mayor logro de
toda su elaboración teórica en este período. No hay nada rígido
en el proyecto gramsciano, a pesar de lo aparente y de cierta
abstracción en algunas formulaciones. «Para los comunistas que
viven en la lucha –advirtió Gramsci– esta concepción no
permanece como un pensamiento abstracto: se convierte en
motivo de lucha, en un estímulo para un mayor esfuerzo de
organización y propaganda» (ON, 573). Lo que realmente
importa, por tanto, es cuánto de esa concepción se transmite a
la experiencia de lucha de las masas y a su educación
revolucionaria. Sin embargo, al mismo tiempo, en el corto plazo
concedido a la experiencia ordinovista el proyecto no podía
agotarse, porque había sido concebido para un largo aliento,
incluso larguísimo. Esta característica está vinculada al nuevo
concepto de revolución al que Gramsci llegó, superando la
inclinación inicial hacia una visión voluntarista del proceso
revolucionario. Desde el comienzo de la experiencia
ordinovista, Gramsci insiste en criticar una concepción de la
revolución como «acto taumatúrgico», un momento decisivo
que resuelve de golpe las contradicciones acumuladas en el
cuerpo social. «La creación del Estado proletario no es, en
292
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
definitiva, un acto taumatúrgico: es también un hacerse, un
proceso de desarrollo. Presupone un trabajo preparatorio de
organización y propaganda» (ON, 132-133, 12 de julio de 1919).
Y poco después: «La revolución no es un acto taumatúrgico, es
un proceso dialéctico de desarrollo histórico» (ON, 132-133).
Y más tarde, «La revolución proletaria no es el acto arbitrario
de una organización que se denomina revolucionaria o de un
sistema de organizaciones que se afirman revolucionarias. La
revolución proletaria es un proceso histórico larguísimo que se
verifica en el surgimiento y desarrollo de ciertas fuerzas
productivas (que resumimos en la expresión: "proletariado") en
un ambiente histórico determinado» (ON, 532).
En el transcurso de este «proceso histórico larguísimo», el
esfuerzo de aceleración representado por el movimiento de los
Consejos de fábrica se ve frenado por la fricción de una
situación objetiva condicionada por las convulsiones de una
guerra de movimiento que impone a la clase obrera un
enfrentamiento directo por el poder, en el que comienza
perdiendo. Como dirigente del Partido Comunista de Italia y
como militante de la Internacional Comunista, Gramsci queda
involucrado así en nuevas formas de lucha, de las que no se
retracta nunca incluso cuando parece perder
momentáneamente la iniciativa y sufrir los acontecimientos en
forma pasiva. Al comienzo de este nuevo período, alguien
podría incluso tener la impresión de su «inercia» (y es
significativo que en este juicio converjan un observador
participe como Gobetti y un militante comprometido como
Terracini)30, pero se trataba de algo muy diferente. Bloqueado

30
Para el juicio de Gobetti cfr. Storia del comunismo torinese scritta da un
liberale, en «La rivoluzione liberale», 2 de abril de 1922, ahora en P.
GOBETTI, Scritti politici, editado por Paolo Spriano, Einaudi, Turín, 1960,
pp. 278-295 (cfr. en particular p. 294). Para Terracini, cfr. su carta a
293
VALENTINO GERRATANA
por la nueva situación, el proyecto de los consejos no se rinde,
pero necesita un nuevo esfuerzo de reflexión y profundización
para superar sus límites y adaptar su desarrollo a las condiciones
reales del movimiento. Es el esfuerzo que culmina en la
elaboración de los Cuadernos, después del resultado no feliz de
la nueva iniciativa (1924-1926) para contrarrestar las tendencias
involutivas de la situación política italiana.

5. Un elemento de continuidad en todo el desarrollo del


pensamiento de Gramsci, desde «L'Ordine Nuovo» hasta los
Cuadernos, es sin duda la influencia del pensamiento de Lenin.
Algunos aspectos de esta influencia deben ser destacados en
particular por su relación con actitudes de Gramsci que de otro
modo serían incomprensibles o ambiguas. La interpretación
que Gramsci da del pensamiento de Lenin como «estadista del
orden nuevo»31, cuando comienza a conocer sus escritos, no
solo inspira el proyecto consejista del movimiento ordinovista,
sino que también condiciona los motivos de su adhesión a la
política de la Internacional Comunista, estableciendo incluso
los límites de tal adhesión. Esto aparece con extrema claridad
en la carta enviada en vísperas de su arresto, en octubre de 1926,
al Comité Central del Partido Comunista Soviético. El núcleo

Gramsci, Scoccimarro y Togliatti del 2 de enero de 1924, en P.


TOGLIATTI, La formazione del gruppo dirigente del Partito comunista italiano nel
1923-1924, Editori Riuniti, Roma, 1962, p. 145. El particular converger
del juicio de Gobetti con el de Terracini fue señalado por Eugenio Garin
(Cfr. el término: Gramsci en F. ANDREUCCI - T. DETTI, Il movimento operaio
italiano. Dizionario biografico, II, Editori Riuniti, Roma, 1976, pp. 550-551).
31
Un estadista del orden nuevo es el título con el que Gramsci retoma, en
el primer número del «L'Ordine Nuovo» (1 de mayo de 1919), la
traducción comentada de Max Eastman del escrito de Lenin, Las tareas
inmediatas del poder soviético.
294
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
teórico central de esta carta se encuentra en la definición que
Gramsci propone en ella del «leninismo» como la «doctrina de
la hegemonía del proletariado» (L2, 461). Según esta doctrina,
la clase obrera puede convertirse en clase dirigente, guía de
otras clases y estratos sociales, en una sociedad en
transformación, solo si logra subordinar –y si es necesario,
sacrificar– sus intereses inmediatos a los intereses «generales y
permanentes de la clase», es decir, a los intereses del desarrollo
del proceso revolucionario. La política revolucionaria del
partido de la clase obrera también debe medirse según este
principio. Solo asumiendo que la línea política de la mayoría del
Comité Central del partido soviético está inspirada en este
criterio leninista, Gramsci puede declarar que considera esta
línea «fundamentalmente correcta» y, por tanto, equivocada la
línea de la oposición, en la que destaca los riesgos de una visión
estrecha y corporativa de los intereses de la clase obrera. Sin
embargo, Gramsci parecía todo menos convencido de que las
cosas fueran exactamente así. De otra manera, no se entendería
el significado de su carta, impregnada de profunda
preocupación por las consecuencias del conflicto en curso en
el grupo dirigente del partido soviético. La objeción de
Togliatti, quien observó que su «pesimismo daba la impresión
de que considerase que la línea del partido no fuera del todo
correcta», ciertamente no carecía de fundamento: ya que
«cuando se está de acuerdo con la línea del Comité Central, la
mejor manera de contribuir a superar la crisis es expresar la
adhesión a tal línea sin ninguna objeción» (L2, 465). Pero
precisamente Gramsci quería establecer una demarcación
precisa a su adhesión a la línea de la mayoría: el límite fuera del
cual ya no era reconocible en la práctica política la «doctrina»
leninista de la hegemonía del proletariado.

295
VALENTINO GERRATANA
Obviamente hoy entendemos las dificultades políticas a las
que habría tenido que enfrentarse la posición de Gramsci en
sus relaciones con la Internacional Comunista sin la protección
del aislamiento al que lo redujo su encarcelamiento. De hecho,
incluso en el aislamiento carcelario, Gramsci no fue ajeno a las
dificultades de sostener su postura en la pequeña comunidad de
reclusos de Turi cuando decidió oponerse a la política del
«giro», que claramente le parecía fuera de una perspectiva
revolucionaria real. Se sabe el precio que Gramsci tuvo que
pagar por mantenerse fiel a esta su posición de principio: un
mayor aislamiento, incluso por parte de sus compañeros de
prisión32. Sin embargo, el problema no era solo el de las
dificultades políticas inmediatas: para defender su posición de
principio, Gramsci también tuvo que enfrentar dificultades
teóricas, es decir, dificultades que derivaban de un desarrollo
insuficiente de la teoría que configuraba la base de su
perspectiva revolucionaria. El esfuerzo de elaboración de los
Cuadernos responde precisamente a esta tarea.
La referencia a Lenin y la interpretación del «leninismo»
como «doctrina de la hegemonía del proletariado» no funcionan
para Gramsci como un refugio: más bien son un punto de
partida para explorar nuevas vías de investigación. Se puede
decir que la influencia del pensamiento de Lenin en Gramsci
nunca se resolvió en una actitud de receptividad pasiva, sino
que sirvió como estímulo para profundizar en el análisis y
ampliar su horizonte teórico previo. Los dos aspectos –el
enriquecimiento del análisis y la ampliación del horizonte
teórico– están evidentemente conectados: ningún análisis
profundo es posible sin las herramientas adecuadas del
32
Sobre las dificultades políticas vividas por Gramsci en sus relaciones
con los compañeros de la cárcel remitimos al libro de P. SPRIANO, Gramsci
in carcere e il partito, Editori Riuniti, Roma, 1977.
296
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
conocimiento. Gramsci parece ser consciente de esto gracias a
la influencia del pensamiento de Lenin, que le permitió superar
el inicial voluntarismo juvenil y lo llevó a buscar y encontrar un
vínculo reforzado con el pensamiento de Marx.
El fortalecimiento de este vínculo –ya presente,
tendencialmente desde el período de «L'Ordine Nuovo»–
resulta más visible en los Cuadernos porque aquí se problematiza
explícitamente. El hecho de que Gramsci sienta la necesidad de
vincular los desarrollos de su nueva temática, y también de la
menos reciente, a los presupuestos del pensamiento marxista,
no es ciertamente indicio de escolasticismo, vicio del que la
metodología gramsciana ha permanecido siempre inmune.
Incluso con respecto al pensamiento de Marx la interpretación
de Gramsci nunca es una mera paráfrasis repetitiva, sino que
tiende a articular desarrollos originales. Un ejemplo
significativo a este respecto es la forma en que en un párrafo
del Cuaderno 933 (que data de 1932, aproximadamente a mitad
de toda la reflexión carcelaria) se relaciona la experiencia del
movimiento de los Consejos de fábrica con el concepto de
«trabajador colectivo» (u «obrero integral») que se encuentra en
la sección IV del Tomo I de El Capital. En primer lugar, es
necesario no pasar por alto la premisa del discurso, que se
enmarca –escribe Gramsci– «en la exposición crítica de los
acontecimientos posteriores a la guerra y de los intentos
constitucionales (orgánicos) para salir del estado de desorden y
dispersión de las fuerzas», por tanto: evocación y valoración

33
A. GRAMSCI, Cuadernos de la cárcel, C 9, § 67, T 4, pp. 48-49. Un
comentario a este párrafo de los Cuadernos se encuentra en el ensayo de D.
BORSO, Gramsci e la critica dell’economia politica. Note sulla teoria dei consigli,
«Quaderni della fondazione G. G. Feltrinelli» n. 1, 1977, pp. 59-106. Cfr.
también A. M. JACONO, Sul «lavoratore collettivo» nel pensiero di Gramsci,
«Prassi e teoria», 1976, n. 1.
297
VALENTINO GERRATANA
histórica de una «tentativa», y no reproducción de un «modelo».
Gramsci puede mostrar cómo esta tentativa, es decir, el
movimiento de los Consejos de fábrica, «correspondía
perfectamente al análisis que del desarrollo del sistema de
fábrica se hace en el primer tomo de la Crítica de la economía
política» (es decir, de El Capital). La expresión: «correspondencia
perfecta» es un tanto enfática, tanto más cuanto que Gramsci
no tuvo la posibilidad de revisar en la cárcel El Capital de Marx,
y está obligado a resumir aquí de memoria. Del complejo
análisis de la sección IV, él extrae sobre todo tres elementos: 1)
la reducción del trabajador individual a lo que Marx llama
«trabajador parcial»; 2) el aumento de la fuerza productiva del
trabajo; y, 3) «que el conjunto de la mano de obra de la fábrica
debe concebirse como un trabajador colectivo». Estos tres
elementos, dice Gramsci, «son los presupuestos del movimiento
[de los Consejos] de fábrica que tiende a hacer que lo que es dado
"objetivamente" se vuelva "subjetivo"».
Gramsci, como se puede ver, también hace hincapié en el
elemento subjetivo y en la intervención de la subjetividad
revolucionaria, mientras que el análisis marxista, como él
mismo reconoce, está completamente circunscrito y dirigido a
la comprensión de un proceso objetivo, que se desarrolla
independientemente de la conciencia que los hombres tienen
de él. Este paso de lo «objetivo» a lo «subjetivo» no es en
absoluto una reafirmación mística en Gramsci. Él no escribe
que el movimiento de los Consejos de fábrica tenga que
convertirse necesariamente en «subjetivo» sino que tiende a hacer
que lo que es «objetivo» se convierta en «subjetivo». Esta tendencia,
por supuesto, se inserta en un complejo proceso de
transformación de todas las relaciones sociales. Las acusaciones
de «productivismo» dirigidas a Gramsci en algunas partes –
tanto por su proyecto de los Consejos de fábrica como por las
298
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
páginas de los Cuadernos dedicadas al «americanismo y
fordismo»– son totalmente infundadas. No es cierto que
Gramsci aísle el problema del desarrollo de las fuerzas
productivas del de las relaciones de producción en las que se
produce tal desarrollo. En realidad, no se trata de dos
problemas, sino de un problema único en el que los dos
aspectos –desarrollo de las fuerzas productivas y relaciones de
producción– se unen y se separan históricamente. Es
importante para Gramsci hacer entender que este «encuentro
de la exigencia del desarrollo técnico y los intereses de la clase
dominante es solo una fase histórica del desarrollo industrial,
que debe ser concebido como transitorio. El vínculo puede
disolverse; la exigencia técnica puede ser pensada
concretamente separada de los intereses de la clase dominante,
y no solo eso, sino unida con los intereses de la clase todavía
subalterna» (C 9, § 67, T 4, p. 49). Cómo y en qué condiciones
esta capacidad de pensamiento pueda luego traducirse en un
movimiento histórico real es un tema que Gramsci no aborda
en este párrafo de los Cuadernos dedicado a una redefinición en
términos marxistas del movimiento de los Consejos de fábrica,
sino en toda la elaboración teórica del período carcelario. El
movimiento de los Consejos de fábrica fue para Gramsci el
primer intento de la clase obrera italiana, en una situación de
crisis aguda nacional e internacional, de presentar su
postulación a papel de nueva clase dirigente, soldando «las
bases del proceso revolucionario en la intimidad de la vida
productiva». Después de que este intento fuera sofocado, para
Gramsci se trata de ampliar esas bases, estableciendo la lucha
por la hegemonía en el arco histórico más amplio de una
estrategia revolucionaria integral.
Parece, por tanto, paradójico, que el fortalecido vínculo con
Marx lleve a Gramsci más allá del propio Marx, es decir, a
299
VALENTINO GERRATANA
explorar nuevos campos de investigación que se encuentran
más allá de los análisis de Marx. Al mismo tiempo, sin embargo,
Gramsci siente la necesidad de plantear el problema de la
conexión de esta nueva investigación con los presupuestos
teóricos del marxismo, ya que sin esta conexión parece
convencido de que el carácter revolucionario de la perspectiva
histórica sería inevitablemente perdido.

6. Siguiendo las consideraciones anteriores, ahora podemos ver


mejor cómo Gramsci utiliza ese «hilo conductor» de una teoría
general de la revolución extraída del Prólogo de Marx a la
Contribución a la crítica de la economía política. Se trata de páginas
célebres, demasiado «canónicas» para cualquier exposición de
la concepción materialista de la historia, pero también
demasiado controvertidas dentro de la misma historia del
marxismo. Es posible suponer que Gramsci haya albergado
durante mucho tiempo cierta desconfianza hacia este texto, no
solo por la explícita polémica anti-idealista que contiene, en
contraste con la orientación filosófica juvenil del pensamiento
gramsciano. Incluso cuando Gramsci finalmente logró madurar
su inicial idealismo, no podía dejar de ser impactado por el
hecho de que precisamente este texto de Marx se había
convertido en el caballo de batalla preferido por la polémica
hostil al marxismo revolucionario. Basta pensar que uno de los
pasajes del Prólogo del '59 más citados en los Cuadernos había sido
utilizado por Mondolfo, en un artículo publicado en 1919 en la
«Critica sociale», como prueba de cargo contra el «leninismo»34.
En el pasaje en cuestión, después de definir como «una
época de revolución social» aquella en la que el desarrollo de las
34
Cfr. R. MONDOLFO, Leninismo e marxismo, ahora en Umanesimo di
Marx, cit., pp. 145-151.
300
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
fuerzas productivas entra en conflicto con las relaciones de
producción existentes, Marx afirma: «Una formación social no
perece hasta que no se hayan desarrollado todas las fuerzas
productivas a las que puede dar curso; Nuevas y superiores
relaciones de producción nunca surgen antes de que las
condiciones materiales de su existencia maduren dentro de la
vieja sociedad. Por eso la humanidad no se propone más que
aquellos problemas que puede resolver, porque, al considerar
las cosas de cerca, siempre se encuentra que el problema surge
solo cuando las condiciones materiales de su solución ya existen
o al menos están en proceso de formación»35. Citando este
pasaje, pero omitiendo la segunda parte, Mondolfo decía que
este encerraba «la esencia del marxismo» en el concepto de
«necesidad histórica» que, mientras hace que las revoluciones
sean «inevitables cuando están maduras», «las hace imposibles
cuando falta la plenitud de sus condiciones».
«¿Qué tiene todo esto que ver con la praxis leninista? –
agregó Mondolfo– ¿Acaso la economía capitalista en Rusia
había alcanzado su máximo desarrollo en todas las fuerzas
productivas que era capaz de dar?»36.
Gramsci, llamado en causa en esta ocasión por su artículo
La revolución contra el «Capital», respondió duramente a
Mondolfo, acusándolo de pedantería académica37, aunque
evitando cuestionar la precisión de la interpretación

35
C. MARX, Per la critica dell’economia politica, Roma, 1957, p. 11
(traducción ligeramente modificada).
36
R. MONDOLFO, Umanesimo di Marx, cit., pp. 148-149.
37
Cfr. Rodolfo Mondolfo: «Leninismo e marxismo», ahora en ON, 25-26 (la
nota de Gramsci tiene en cuenta también otros artículos de Mondolfo
sucesivos al artículo Leninismo e marxismo). Sobre la polémica Gramsci-
Mondolfo, cfr. E. SANTARELLI, La revisione del marxismo in Italia, nuova
edizione, Feltrinelli, Milán, 1977, pp. 187-189.
301
VALENTINO GERRATANA
mondolfiana del famoso pasaje de Marx. Parece que Gramsci
prefirió no discutir este pasaje, considerándolo susceptible de
interpretaciones equívocas y engañosas; de hecho, el pasaje
también se omite (aunque se señale correctamente con puntos
suspensivos) en el fragmento del Prólogo del '59 reproducido en
un folleto de la «Escuela Interna del Partido» editado por
Gramsci en 192538. En cambio, el mismo pasaje vuelve al
centro de la trama teórica de los Cuadernos, no solo porque
Gramsci se refiere a él con notable frecuencia39, como se ha
observado, sino sobre todo porque es en este centro unitario
donde vuelve a conectar los principales hilos de su elaboración
y los desarrollos más originales de una teoría de la revolución
completa.
Badaloni destacó el hecho de que al referirse tan
frecuentemente a este pasaje del Prólogo del '59, Gramsci en
realidad «transforma la enunciación de Marx»40. Gramsci, por
otro lado, es muy consciente de esto, ya que él mismo advierte
explícitamente que los principios metodológicos derivados de
ese pasaje «deben primero ser desarrollados críticamente en
todo su alcance y depurados de todo residuo de mecanicismo y
fatalismo» (C 15, § 17, T 5, p. 194). Aquí resurge el recuerdo de
la antigua reserva, que solo se supera por completo cuando
Gramsci logra desarrollar críticamente los principios
enunciados por Marx. Es importante dar cuenta de la lógica que
preside este tipo de interpretación evolutiva. El pasaje de Marx,

38
Se trata de dos programas de cursos para la imprenta, conservados
en el Archivo Gramsci del Instituto Gramsci de Roma. La parte del Prólogo
del texto de Marx del '59 se encuentra entre los textos de una breve
«Antologia marxista-leninista» que cierra el segundo documento.
39
Cfr. N. BADALONI, Libertà individuale e uomo collettivo in Gramsci, en
Politica e storia in Gramsci, I, Editori Riuniti, Roma, 1977, p. 23.
40
Ibid, p. 24.
302
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
citado antes extensamente en relación con la interpretación
mondolfiana, parece estar respaldado por un nexo lógico lineal:
en la primera parte, Marx enuncia una ley objetiva, según la cual
«una formación social no perece hasta que no se han
desarrollado todas las fuerzas productivas a que puede dar
lugar», y a partir de esta ley, deriva como su consecuencia y
proyección subjetiva, la enunciación de la segunda parte, según
la cual «la humanidad solo se plantea los problemas que puede
resolver», de modo que los problemas históricos no surgen
hasta que ya existen, o al menos se están formando las
condiciones para su solución. En realidad, todo este
razonamiento se vuelve incomprensible si no se tiene en cuenta
que Marx aquí intenta definir lo que caracteriza «una época de
revolución social». Después de aclarar que en esta época el
desarrollo de las fuerzas productivas entra en conflicto con las
relaciones de producción existentes, surge la pregunta de
cuánto puede durar este conflicto, es decir, cuál es la duración
histórica de una época de revolución social. Marx responde de la
manera que se ha visto: por un lado, con una advertencia a los
revolucionarios impacientes, a quienes les recuerda que una
revolución social no puede llegar a su fin hasta que las fuerzas
productivas, a pesar de su conflicto con las relaciones de
producción, sigan desarrollándose dentro de la vieja sociedad
(hasta que al mismo tiempo hayan madurado las condiciones
que hacen posible nuevas y superiores relaciones de
producción); por otro, asegurando que si se está ante el
problema de la revolución social, históricamente significa que
ya existen, o al menos están a punto de formarse, las
condiciones para su solución. Al decir «por un lado» y «por
otro», hemos reemplazado el nexo lógico lineal utilizado por
Marx («esto es porque») con un nexo más complejo, aunque
aún indeterminado.
303
VALENTINO GERRATANA
Con esta misma operación, Gramsci comienza a
transformar y desarrollar críticamente el enunciado de Marx. Al
rechazar el nexo lineal que une el texto de Marx, disuelve su
aparente solidez, que en realidad es la fuente de su ambigüedad,
y por tanto lo problematiza. De ello se deducen dos principios
o cánones metodológicos, de los cuales uno no es la
consecuencia del otro (como parecería del texto de Marx), sino
que deben coordinarse y desarrollarse, ya que –escribe– «de la
reflexión sobre estos dos cánones se puede llegar al desarrollo
de toda una serie de otros principios de metodología histórica»
(C 13, § 17, T 5, p. 32). Se debe atribuir quizás menos
importancia a las variantes terminológicas introducidas por
Gramsci cuando resume de memoria el texto de Marx, o al
hecho de que a veces, pero no siempre, invierte el orden de los
dos principios.
En este caso también Gramsci rechaza un enfoque
mecánico –que se resolvería una vez más en una inversión
mística de lo objetivo– detenido por el análisis cognitivo, a lo
subjetivo, en el que entra en juego la voluntad humana. Según
Gramsci, es necesario colocar un elemento de mediación entre
los dos niveles. «Se puede decir –leemos en un párrafo de los
Cuadernos, en el que se desarrollan algunas implicaciones del
pasaje citado del Prólogo del '59– que la mediación dialéctica
entre los dos principios metodológicos enunciados al comienzo
de esta nota se puede encontrar en la fórmula político-histórica
de "revolución permanente"» (C 13, § 17, T 5, p. 35). Así
encontramos en Gramsci ese concepto de «revolución
permanente» que tuvo, como se vio, una función singular en el
desarrollo de la teoría marxista de la revolución. Pero, sin duda,
en Gramsci también hay un eco de los debates soviéticos de los
años veinte, cuando la teoría de la «revolución permanente»
había sido, o parecía ser, uno de los caballos de batalla de la
304
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
lucha contra Trotsky. Sobre la «complicada fortuna» de esta
fórmula, Gramsci llama la atención desde el primer Cuaderno,
donde observa, entre otras cosas que, aunque Lenin no la había
utilizado «a propósito», la había utilizado «de hecho» en forma
renovada, «adaptada al tiempo y al lugar», mientras que la
reelaboración sistemática hecha por Trotsky quedaba como
«una cosa abstracta, de gabinete científico» (C 1 § 44, T 1, p.
120). Sin embargo, más adelante, Gramsci añade algo más: dice
que Lenin, reevaluando el «frente de lucha cultural», construyó
«la doctrina de la hegemonía» «como forma actual de la doctrina
cuarentiochesca de la "revolución permanente"» (C 10 I, § 12,
p. 135). Se puede suponer que es en esta «forma actual» que la
teoría de la revolución permanente se introduce por Gramsci
como «mediación dialéctica» entre los dos principios
metodológicos derivados del Prólogo de Marx del '59. Sin
embargo, se trata de entender por qué Gramsci siente la
necesidad de reevaluar la vieja fórmula, aunque
transformándola, en lugar de simplemente sustituirla por la
teoría de la hegemonía, que representa su forma actual.
Gramsci no ignora, y de hecho subraya con frecuencia, el
origen jacobino de la fórmula de «revolución permanente». Este
«concepto político», él dice, surge «como expresión
científicamente elaborada de las experiencias jacobinas desde
1789 hasta el Termidor» (C 13, § 7, T 5, p. 22). Gramsci también
destaca que es con este contenido jacobino que Marx retoma
este concepto convirtiéndolo en la consigna más avanzada de
las revoluciones de 1848. En este sentido, la fórmula «jacobina-
cuarentiochesca» de la «revolución permanente» corresponde a
la «guerra de movimiento», a una serie ininterrumpida de
enfrentamientos agudos de la lucha de clases hasta la
composición del nuevo orden social; por el contrario, «la guerra
de posiciones, en política –escribe Gramsci– es el concepto de
305
VALENTINO GERRATANA
hegemonía, que solo puede surgir después del advenimiento de
ciertas premisas, a saber las grandes organizaciones populares
de tipo moderno, que representan como las "trincheras" y las
fortificaciones permanentes de la guerra de posiciones» (C 8, §
52, T 3, p. 244). Por un lado, entonces, la revolución
permanente-guerra de movimiento, por otro, el concepto de
hegemonía-guerra de posición: con el paso de la guerra de
movimiento a la guerra de posición, «la fórmula
cuarentiochesca de la "revolución permanente" –escribe
Gramsci– es elaborada y superada en la ciencia política en la
fórmula de "hegemonía civil"» (C 13, § 7, T 5, p. 22). Sin
embargo, si se examina todo el período histórico, "una época
de revolución social", surge la necesidad de un concepto que
comprenda tanto la fase de la guerra de movimiento como la
de la guerra de posición, como permanencia de una continuidad
revolucionaria incluso en la discontinuidad de las diferentes formas y fases
del proceso histórico. Y en este sentido, como fórmula general
(«político-histórica» según la expresión de Gramsci), la teoría de la
revolución permanente se convierte en mediación dialéctica
entre los dos momentos del esquema teórico de Marx: el
momento del análisis científico-objetivo de una situación
revolucionaria y el momento de la praxis político-subjetiva, que
debe demostrar el grado de madurez del proceso
revolucionario.
Todo esto se vuelve más claro cuando Gramsci incluye en
este mismo marco teórico el concepto de «revolución pasiva».
Al desarrollar este concepto da cuenta de las trampas
contenidas en el asunto, y por eso insiste en aclarar que la teoría
de la revolución pasiva no debe ser considerada como un
«programa» («como fue en los liberales italianos del
Risorgimento») (C 15, § 62, T 5, p. 236). Pero incluso como
criterio de interpretación historiográfica (en el sentido que es
306
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
utilizado por Gramsci), la teoría se vuelve peligrosa cuando, en
ausencia de otras alternativas, se propone su actualidad. Por
eso, irónicamente se pregunta: «¿Tiene un significado "actual"
la concepción de la "revolución pasiva"? ¿Estamos en un
período de "restauración-revolución" que se ha de establecer
permanentemente, organizar ideológicamente y exaltar
líricamente?»41. En resumen, para Gramsci se produce una fase
de «revolución pasiva» cada vez que, aunque hayan madurado
contradicciones insalvables en la estructura económica, las clases
opuestas a la necesaria transformación en todo el sistema social
se esfuerzan por subsanar estas contradicciones con concesiones
reformistas que por un tiempo logran prolongar la situación de
crisis orgánica, y retrasar históricamente la superación del
conflicto entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las
relaciones de producción, aumentando sus riesgos42. El análisis
objetivo de estas situaciones es por tanto una condición
necesaria para permitir a los protagonistas activos del proceso
revolucionario aumentar su presión, racionalizándola en las
41
C 10, I, sumario, T 4, p. 115. Más tarde, hablando de la «revolución
pasiva» como «esquema» o «hipótesis ideológica», Gramsci precisa: «que
tal esquema pueda traducirse en práctica y en qué medida y en cuáles
formas, tiene un valor relativo: lo que importa política e ideológicamente
es que puede tener y tiene realmente la virtud de prestarse a crear un
periodo de espera y de esperanzas, especialmente en ciertos grupos
sociales italianos, como la gran masa de los pequeñoburgueses urbanos y
rurales y, en consecuencia a mantener el sistema hegemónico y las fuerzas
de coacción militar y civil a disposición de las clases dirigentes
tradicionales. C 10 I, T 4, pp. 129-130.
42
Cfr., a este propósito, la observación de C. Vivanti en su Introducción
a A. GRAMSCI, Quaderno 19. Risorgimento italiano, Einaudi, Turín, 1977, p.
XXXI: «Si algunos desarrollos históricos se cumplen mediante una
revolución pasiva, las consecuencias permanecen sobre tiempos largos,
precisamente porque muchos residuos del pasado no son eliminados y
subsisten como freno, e incluso como amenaza reaccionaria».
307
VALENTINO GERRATANA
formas más eficaces. Es por eso que Gramsci considera
necesario relacionar el concepto de revolución pasiva con los
«dos principios fundamentales de la ciencia política» que
extrajo, como se vio, del conocido pasaje marxista del Prólogo
de 1859.
Gramsci explica también cómo debe hacerse esta ligazón,
refiriéndose a lo que había planteado anteriormente sobre los
tres momentos fundamentales en los que puede distinguirse
una «"situación" o un equilibrio de fuerzas» (C 15, § 17, T 5, p.
194). Es decir, la referencia nos lleva nuevamente al mismo
párrafo de los Cuadernos43, en el que el concepto de revolución
permanente se convierte, como se vio, en la mediación
dialéctica entre los dos principios mencionados. En la segunda
parte de este párrafo, Gramsci muestra cómo debe enfocarse
un análisis concreto del problema de las relaciones de fuerzas,
distinguiendo tres momentos o grados que se desarrollan uno
dentro del otro. El primer momento consiste en «una relación
de fuerzas sociales estrechamente ligada a la estructura, objetiva
e independiente de la voluntad de los hombres, que puede ser
medida con los sistemas de las ciencias exactas o físicas» (C 13,
§ 17, T 5, pp. 35-36). Haciendo eco de algunas formulaciones
peculiares del Prólogo del '59, Gramsci evidentemente quiere
reafirmar aquí su relación con Marx, su adhesión a la
concepción materialista de la historia. Por tanto, el primer
momento del análisis debe prescindir de la intervención de la
voluntad humana, debe tomar en consideración una relación
totalmente objetiva. «Esta relación –escribe Gramsci– es la que
es, una realidad rebelde: nadie puede modificar el número de
empresas y de sus empleados, el número de las ciudades con su
correspondiente población urbana, etc. Este planteamiento
43
Se trata del § 17 del Cuaderno 13, titulado Análisis de las situaciones:
relaciones de fuerza (C 13, § 17, T 5, p 32).
308
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
fundamental permite estudiar si en la sociedad existen las
condiciones necesarias y suficientes para su transformación, es
decir, permite controlar el grado de realismo y de practicidad
de las diversas ideologías que han surgido en su mismo terreno,
en el terreno de las contradicciones que aquella ha generado
durante su desarrollo» (C 13, § 17, T 5, p 36). Sin embargo, este
primer momento de la «relación de fuerzas» no se cierra en sí
mismo, se desarrolla y da vida al segundo momento, que
Gramsci define como «relación de fuerzas políticas» (y aquí el
análisis debe evaluar «el grado de homogeneidad,
autoconciencia y organización alcanzado por los diferentes
grupos sociales»), y finalmente al tercer momento, que es la
«relación de fuerzas militares» («inmediatamente decisivo en
cada momento»). En el examen de estos dos momentos
consecutivos, en los que se desarrolla el primero, se aclara en
última instancia el sentido de toda la investigación de los
Cuadernos en sus principales hilos conductores (desde la
concepción de la hegemonía hasta la teoría del Estado, desde la
teoría del partido hasta las investigaciones sobre la función de
los intelectuales): el sentido de una investigación sobre las
formas complejas en que se organiza la voluntad de los grupos
sociales en sus relaciones reciprocas. Esa voluntad, que fue
excluida del análisis del primer momento, entra ahora en juego
como elemento decisivo de todo el proceso. «Si falta este
proceso de desarrollo de un momento a otro –escribe Gramsci
en las conclusiones del párrafo– la situación [y aquí se entiende
la situación revolucionaria] permanece inactiva, y pueden darse
conclusiones contradictorias: la vieja sociedad se resiste y se
asegura un período de "respiro"...» (C 13, § 17, T 5, p. 40). Y es
en este punto donde verosímilmente se inserta la teoría de la
«revolución pasiva», según la indicación, ya mencionada, dada
por el mismo Gramsci en otra parte de los Cuadernos.
309
VALENTINO GERRATANA
La alternativa a la «revolución pasiva» para Gramsci es la
iniciativa revolucionaria, la cual se manifiesta no solo en el
terreno de la «guerra de movimiento» sino también en el de la
«guerra de posición» (por tanto, «revolución pasiva» y «guerra
de posición» no siempre se identifican). Después de indicar los
criterios de evaluación para cada análisis concreto de las
relaciones de fuerzas, Gramsci concluye destacando que estos
análisis no son un fin en sí mismo, «sino que adquieren un
significado solo si sirven para justificar una actividad práctica,
una iniciativa de voluntad»: sirven para mostrar «dónde están
los puntos de menor resistencia, dónde puede ser aplicada la fuerza
de la voluntad más fructíferamente, sugieren las operaciones tácticas
inmediatas, indican cómo se puede enfocar mejor una campaña
de agitación política, qué lenguaje será mejor comprendido por
las masas, etc.». Finalmente, una indicación precisa: «El
elemento decisivo de toda situación es la fuerza
permanentemente organizada y predispuesta previamente, que
se pueda hacer avanzar cuando se juzga que una situación es
favorable (y es favorable solo en la medida en que tal fuerza
exista y esté llena de ardor combativo); por eso la tarea esencial
es la de ocuparse sistemática y pacientemente en formar,
desarrollar y hacer cada vez más homogénea, compacta y
consciente de sí misma a esta fuerza» (C 13, § 17, T 5, p. 40).
Gramsci no oculta que la búsqueda del pensador
revolucionario es funcional a las preocupaciones y fines del
militante político. ¿Se puede hablar por esto de un
instrumentalismo teórico? Todo el desarrollo del pensamiento
gramsciano habla en sentido contrario. Después de abandonar
la ilusión idealista de una omnipotencia de la voluntad, es decir,
una concepción de la voluntad como pura energía del espíritu,
Gramsci comprende que es posible apalancar el elemento
subjetivo de la voluntad solo si este apalancamiento es guiado
310
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
por el conocimiento. Cada defecto del conocimiento le aparece
en definitiva como fuente de pasividad: ya que la iniciativa
revolucionaria está destinada al fracaso, y debe ceder el lugar a
la «revolución pasiva», cuando no está sustentada por una
valoración realista de las condiciones objetivas.

7. En conclusión, se puede decir que lo que caracteriza a


Gramsci como pensador revolucionario no es la exaltación de
la voluntad en sí misma (mucho menos de una voluntad
entendida –al estilo de Schopenhauer– como una intervención
ordenadora del mundo), sino la búsqueda de las condiciones en
las que puede formarse una voluntad colectiva permanente. El
problema se plantea continuamente en los Cuadernos, y Gramsci
no deja de examinarlo desde todos los ángulos. «Se trata –dice
en un momento determinado, refiriéndose una vez más al
Prólogo de Marx de 1859– de procesos de desarrollo más o
menos largos, y raramente de explosiones "sintéticas"
repentinas» (C 8, § 195, T 3, p. 314). Cuando estas explosiones
ocurren, añade Gramsci, en última instancia se ve que sirven
más para destruir que para construir. Una voluntad colectiva,
que no esté sólidamente agregada en su interior, puede
fácilmente desintegrarse y dispersarse: y «el político realista –
advierte Gramsci–, que conoce las dificultades de organizar una
voluntad colectiva, no tiende a creer fácilmente que aquella se
rehaga mecánicamente después de haberse disgregado» (C 15,
§ 35, T 5, p. 206).
Se entiende, por tanto, la importancia que asume en la
reflexión gramsciana el tema de la «reforma intelectual y moral»
como elemento agregador en el proceso de formación de una
voluntad colectiva permanente. Para Gramsci, este es un tema
discriminante, que no admite concesiones aventuradas. Así se
311
VALENTINO GERRATANA
explica el tono de intransigencia que adquieren ciertas páginas
de los Cuadernos, un tono que puede parecer incluso
excesivamente áspero y duro para aquellos que no distinguen la
intransigencia de la intolerancia. En realidad, la apelación al
«espíritu de escisión», la reevaluación del concepto de
«ortodoxia» en el marxismo, como filosofía y concepción del
mundo completamente autosuficiente, no expresan en absoluto
en Gramsci una tendencia a nuevas cerrazones sectarias o al
endurecimiento dogmático de ciertos contenidos: son más bien
la identificación de momentos formales indispensables para la
coherencia de un discurso realmente revolucionario. La
importancia de este carácter formal es subrayada por Gramsci
con la tradicional comparación entre el marxismo y el
cristianismo primitivo, como concepciones igualmente
revolucionarias. «Este concepto así renovado de ortodoxia –
escribe– sirve para precisar mejor el atributo de
"revolucionario" que con tanta facilidad se suele asignar a
diversas concepciones del mundo, teorías y filosofías. El
cristianismo fue revolucionario en comparación con el
paganismo porque fue un elemento de completa escisión entre
los defensores del viejo y del nuevo mundo. Una teoría es
"revolucionaria" precisamente en la medida en que es elemento
de separación y distinción consciente en dos campos, en cuanto
es un vértice inaccesible al campo adversario» (C 11, § 27, T 4,
p. 291).
El «espíritu de escisión» en Gramsci es exactamente lo
contrario de un pensamiento sectario («pensamiento sectario –
así lo definía Gramsci– es aquel por el que no se logra ver cómo
el partido político no es solo la organización técnica del partido
mismo, sino todo el bloque social activo del que el partido es la
guía por ser su expresión necesaria») (C 15, § 52, T 5, p. 228).
En cambio, la necesidad del espíritu de escisión debe ponerse
312
SOBRE EL CONCEPTO DE REVOLUCIÓN
en relación con lo que Gramsci llamaba «la estructura
ideológica de una clase dominante, es decir: la organización
material destinada a mantener, defender y desarrollar el frente
teórico e ideológico». «¿Qué puede oponerse –preguntaba– por
parte de una clase innovadora a este complejo formidable de
trincheras y fortificaciones de la clase dominante? El espíritu de
escisión, o sea, la progresiva adquisición de la conciencia de la
propia personalidad histórica, espíritu de escisión que debe tender a
extenderse de las clases protagonistas a las clases aliadas potenciales: todo
ello exige un complejo trabajo ideológico, cuya primera
condición es el exacto conocimiento del campo que se ha de
vaciar de su elemento de masa humana» (C 3, § 49, T 2, pp. 55-
56).
Gramsci se dedicó a este complejo trabajo ideológico en los
Cuadernos de la cárcel: para poner en discusión sus resultados hay
que tener en cuenta los nuevos problemas surgidos
posteriormente, pero no se debería dudar, me parece, en
reconocer en esta labor cognoscitiva que él abordó, el primer
signo distintivo de un pensamiento revolucionario.

313
APÉNDICE I
TESTIMONIO DE ALGUNAS PERSONAS
QUE CONOCIERON A ANTONIO GRAMSCI

TERESINA GRAMSCI

315
TERESINA GRAMSCI

Solo en la biografía escrita por Giuseppe Fiori se narra


sobre nuestra familia con información bastante precisa, aunque
todavía fragmentaria. Yo, por ejemplo, creo que el origen de
mis padres y su carácter influyeron mucho en la formación de
nuestra personalidad y, por tanto, también en la de Nino
durante su primer período de vida hasta su adolescencia.
Mi padre, Francesco, nació en Gaeta en marzo de 1860. Su
familia era de origen greco-albanés; de hecho, el primer
Gramsci se trasladó a Italia desde Epiro después de los
movimientos populares de 1821 y se italianizó. Su hijo Gennaro
(nuestro abuelo), coronel de la gendarmería borbónica, se casó
con Teresa Gonzales, hija de un abogado napolitano, de origen
español. Tuvieron cinco hijos,
siendo mi padre el último. Con la
unificación de Italia y el fin del
régimen borbónico, mi abuelo se
unió a la fuerza de los carabineros
conservando el rango de coronel.
A propósito de los Borbones,
tengo un recuerdo muy vivo de
Nino de cuando era niño; mi padre
lo llamaba Antonino y él le decía
Cicillo, diminutivo de Francesco,
como se usa en Nápoles y como
también lo llamaba mi madre. Me
parece estarlos viendo juntos: Nino acariciando la hermosa
barba rubia de papá, enredándole los bigotes hacia arriba,
diciendo: «Pero, Cicillo, que Borbones, que este rey
Fernando...» improvisando una divertida comedia sobre la corte
de Nápoles. Papá, quizás divertido o conmovido por sus
316
TESTIMONIO SOBRE GRAMSCI
recuerdos, metía dos dedos en el bolsillo de su chaleco y sacaba
dos o tres monedas para su Antonino. Inmediatamente Carlo
era encargado de ir a comprar cigarrillos para mi padre y una
fruta que a Nino le gustaba: el quinoto. Para comérsela después
golosamente. Nino se reía por la comedia que había ideado; se
reía con esa risa simpática y profunda que quizá era uno de sus
encantos.
Mi abuelo murió joven y mi padre, que todavía era
estudiante de derecho en la universidad, tuvo que interrumpir
sus estudios para buscar trabajo: ganó un concurso para un
puesto en la Oficina de Registro de Ghilarza y partió. Poco
después, también llegó a Cerdeña su hermano Nicolino, que era
oficial del ejército; siendo enviado posteriormente a Ozieri,
donde comandaba el depósito de artillería.
Mi madre vivía en Ghilarza. Nació el 27 de abril de 1861 de
Antonio Marcias de Terralba, recaudador de impuestos, y de
Potenziana Corrias Vda. de Delogu, que de su primer
matrimonio tenía dos hijas, Grazia y Margherita.
Era alta, elegante, de ojos
grandes y oscuros. Asistió a la
escuela solo hasta tercer grado,
sin embargo, había leído muchos
libros. Era diferente a las otras
chicas del pueblo.
En la época del matrimonio
de mis abuelos maternos todavía
existía la costumbre del contrato
matrimonial y cuando Potenziana
Corrias murió a los 42 años, su
hija Margherita exigió a mi
madre, que tenía 7 años, la
restitución de 12.000 liras por
317
TERESINA GRAMSCI
impuestos. Después de 5 años, también murió Antonio Marcias
dejando a sus dos hijos, Giorgio y Giuseppina, bajo la tutela de
otro Delogu, un farmacéutico de Oristano que debía
administrar los bienes de los pequeños huérfanos.
La historia de este tutor de mi madre nos impactaba
profundamente cuando nos la contaba, por la crudeza de las
imágenes que evocaba en nuestra fantasía infantil. El anciano
una vez dilapidando sus bienes había enloquecido. Para curarlo
le rasuraban la cabeza haciéndole el signo de la cruz, y luego le
cortaban el cuero cabelludo con el propósito de hacerle
expulsar la "sangre enferma". Él gritaba extraviado: «¡Arruiné a
los niños Marcias!». Giorgio Marcias, emigró muy joven a
Argelia y Giuseppina (Peppina) fue criada por el señor Delogu,
teniendo como único ser querido a su hermanastra Grazia,
pequeña y deforme.
El año 1883 Francesco Gramsci pidió su mano.
Se casaron a pesar de la oposición de
sus parientes de Gaeta. Él tenía 23 años
y ella 22. En 1884 nació Gennaro y luego
otros seis hijos, tres en Ales, entre ellos
Nino, y tres en Sorgono. Fue aquí
donde, a la edad de 18 meses, Nino cayó
de los brazos de una criada sin que nadie
se enterara. Después de unos meses, su
enfermedad comenzó a manifestarse con una hinchazón en la
espalda y, para entonces, todos los remedios probados
resultaron inútiles.1

1
Esa malformación física que la familia y el mismo Gramsci atribuirá
siempre a una caída, en realidad se debía a la enfermedad de Pott, una
forma de tuberculosis en los huesos que provoca deformaciones en la
columna vertebral [NdT].
318
TESTIMONIO SOBRE GRAMSCI
Durante los meses de verano a menudo íbamos desde
Sorgono a Ghilarza como invitados de tía Grazia, a quien
llamábamos "abuela" porque era madrina de bautizo de
Gennaro y Grazietta. Su casa nos acogió a todos cuando, en
1898, ocurrió el proceso contra mi padre, su despido del trabajo
y luego la desgracia de su detención.
Fueron años terribles para nosotros, pero sobre todo para
mi madre. Tía Grazia nos garantizaba el techo, pero teníamos
que comer, además, había que pagar a los abogados que
defendían a papá. Éramos muy pequeños, especialmente Carlo
y yo, con quien pasábamos largas horas olvidados por todos,
tomados de la mano y asustados.
Mi madre trabajaba siempre; tenía una máquina de coser
Singer con la que confeccionaba camisas de varón, también
sabía cocinar muy bien y tenía pensionados para las comidas;
de esta forma lograba conseguir lo mínimo necesario para
sobrevivir. A veces por la noche no había suficiente cena para
todos y entonces mamá nos decía a Carlo y a mí: «Si van a la
cama, como buenos niños, sin comer, les daré cinco centavos».
Aceptábamos y nos dormíamos felices con el dinero bajo la
almohada, aunque al día siguiente el dinero desaparecía.
El recuerdo que tengo de mi madre, mucho más de este
período, es el de una mujer que reacciona ante la adversidad. A
veces buscando –incluso– un espacio en el mundo de la fantasía
y la imaginación, para no ser arrastrada –junto a sus hijos– por
la desesperación y la miseria.
En una carta desde la cárcel Nino me escribió:

«¿Recuerdas a esa indigente de Mogoro que prometió venir a buscarnos


con dos caballos blancos y dos caballos negros para ayudarnos a descubrir
el tesoro protegido por la musca maghedda, que esperamos durante meses y
meses?»

319
TERESINA GRAMSCI
La indigente había pasado por Ghilarza, tal vez por una de las
fiestas religiosas de los alrededores, como era costumbre en
aquellos tiempos, y hubo tocado nuestra puerta. Mi madre
dándole más del pedazo de pan habitual, le invitó a comer y a
asearse. Tal vez intuía algo especial en ella. Finalmente,
agradecida por las atenciones, la mujer confesó ser depositaria
de un gran secreto. Dijo que en realidad no era indigente y que
conocía el escondite de un tesoro. Todos nosotros, sentados en
un banco –en el "cuarto del horno"– escuchábamos hechizados
y creíamos, o fingíamos creer, sus historias. La indigente
prometió que volvería los siguientes meses y nos llevaría a
buscar el tesoro que transformaría nuestras vidas.
Lo discutimos durante mucho tiempo. La esperábamos.
Queríamos creer que los caballos blancos y negros llegarían.
Era una esperanza…
Según lo recuerdo, Ghilarza, en aquellos tiempos, era un
pueblo avanzado en comparación con otros pueblos de la
región: había un círculo de lectura y más tarde se fundó un
círculo femenino al cual mi madre pertenecía; de hecho, fue una
de sus fundadoras junto con una maestra jubilada llamada Nina
Corrias que venía de Roma. Nina Corrias era una pariente lejana
nuestra, muy avanzada; por ejemplo, era atea y cuando murió,
fue enterrada exclusivamente con las exequias civiles. Fue la
única mujer, hasta hoy2, que tuvo un funeral civil en toda la
historia de Ghilarza.
Todos en casa teníamos una gran pasión por la lectura,
especialmente Nino y yo. Por eso nos pusimos muy contentos
cuando una mujer de apellido Mazzacurati regaló a Nino una
pequeña biblioteca de textos para niños que perteneció a su
hijo, también jorobado, que murió muy joven. Además, mi

2
La segunda fue Teresina Gramsci, que falleció en febrero de 1976.
320
TESTIMONIO SOBRE GRAMSCI
padre siempre compraba periódicos ilustrados con novelas
mensuales, las que ahora son revistas. Leíamos ávidamente las
novelas de Carolina Invernizio y otros autores.
Nuestra madre conocía muchos versos de Stecchetti y
Fusinato de memoria y nos los recitaba a menudo: «Cuando
nací, una voz me dijo / has nacido para llevar tu cruz. /
Llorando abracé la cruz / que me fue enviada desde el cielo».
O esos versos famosos citados por Nino en una carta de la
cárcel: «A lo largo de las colinas del Loira / que como una cinta
plateada...».
Ella cantaba bien al estilo sardo: tenía una voz nasal y
potente. También contaba muchas historias, algunas un poco
atrevidas, sobre frailes y sacerdotes. Los personajes que Nino
recordaba durante sus años en la cárcel, que se mencionan en
sus cartas como el señor Chiu, Iscorza Alluttu, tía Maria
Culiortigu y muchos otros, son precisamente evocaciones de las
historias que nuestra madre nos contaba cuando éramos
pequeños y que nos divertían tanto. Al igual que la canción:
«Lassa sa figu, puzzone / lassa de la picculare / Si figu cheres
pappare, / prantadinde unu prantone». [«Deja ese niño,
maloliente / deja de molestar / Si el niño quiere comer / dale
un gran manjar»].
Quizás Nino haya heredado de nuestra madre el gusto por
las bromas y la ironía que lo distinguía de todos nosotros.
Ciertamente, desde niño tenía un sentido del humour muy
marcado, del cual a menudo éramos víctimas sus hermanos
menores y más débiles, es decir, Carlo y yo.
Recuerdo, por ejemplo, que en la pared de nuestra sala de
estar había un gran cuadro con marco dorado. Era un grabado
a color, un obsequio de la "Ilustración italiana", en la que se
representaba a Cristóbal Colón y un grupo de nativos

321
TERESINA GRAMSCI
americanos que ofrecían frutas y regalos traídos de la tierra
americana a los reyes de España.
A mí me encantaba ese cuadro y a menudo me detenía a
mirarlo maravillada. Un día, Nino me sorprendió en esta actitud
de admiración, se acercó y, sin rodeos, me preguntó: «¿Quién
te gustaría ser?» No dudé y respondí: «¡La reina!» Él sonrió con
una expresión casi de compasión y me dijo: «Yo sería Cristóbal
Colón».
Me quedé muy asombrada porque entendí que hasta ese
momento mi observación del cuadro se había limitado al
aspecto externo de los personajes. La reina me llamaba la
atención por su vestido blanco y la diadema de su cabello, no
había entendido que el héroe positivo de la escena era, en
cambio, Cristóbal Colón.
Sobre todo, Carlo era "víctima" de las bromas de Nino. Era
el más pequeño, tímido e indefenso; Recuerdo que sus protestas
entre lágrimas: «¡Mamá, Nino está molestando!», no servían de
nada, Nino, implacable con sus historias, desvanecía los
personajes que Carlo construía en su imaginación.
Si mal no recuerdo, fue para entregar algunas camisas –que
mi madre planchó– que Carlo fue enviado a Abbasanta. Tenía
seis o siete años y recorrió por primera vez ese camino
(alrededor de dos kilómetros) solo. Fue un evento
extraordinario para él. Estaba muy orgulloso de haber
enfrentado ese camino desolado, los peligros de una emboscada
y quién sabe qué otras cosas más. Y por la noche, cuando
estábamos reunidos en la cena, Nino contó a su manera esta
aventura:

Carlo vuelve de Abbasanta caminando rápido y orgulloso, cuando es


detenido por tres asesinos: «¡La bolsa o la vida!», le dicen. Carlo intenta
conmoverlos y suplica: «¡Piedad, soy padre de cinco hijos!», pero los
asesinos le impiden seguir avanzando y amenazantes le insisten: «¡La bolsa
322
TESTIMONIO SOBRE GRAMSCI
o la vida!» Están decididos a todo. Para Carlo se acabó. Y, con lágrimas
en los ojos, dice: «Está bien, les daré la bolsa». Mete la mano a su bolsillo...
Y, ¿qué les entrega? ¡Una bolsa atada con una pequeña cinta y unas pocas
pepitas de melón!

Aproximadamente en la misma época, Carlo fue a Bosa con tía


Grazia y Grazietta, cuando regresó nos contó maravillas; había
visto el mar, la antigua ciudad empinada en lo alto y, sobre todo,
un papagayo real, cuyo parloteo había escuchado. La aventura
del papagayo –según la versión de Nino– se desarrolló así:
Carlo camina con orgullo por Bosa; ahora es un personaje
importante que viaja y visita nuevas ciudades. Entra en una
farmacia para comprar un jarabe y de repente escucha una
extraña voz que lo saluda: «Buenas tardes» No hay nadie detrás
del mostrador; se voltea y ve un gran pájaro colorido posado en
un pedestal. Carlo está avergonzado. ¿Es posible que...?
Escucha de nuevo la voz «Buenas tardes». No le quedan más
dudas, se inclina y dice (en dialecto sardo): «Disculpe, disculpe
por favor. ¿Sabe que por un momento creí que usted era un
pájaro?»
Así era Nino. Irónico, alegre, vivaz y, aunque a veces nos
hacía sufrir, lo amábamos y respetábamos. Tenía gestos de
cariño y nos llenaba de caricias, especialmente a mí cuando me
refugiaba en sus brazos. Era un maravilloso compañero de
juegos, lleno de inventiva y dotado de grandes habilidades
manuales.
Como no teníamos muchos juguetes, Nino y yo nos volvimos
muy buenos haciéndolos. Yo hacía muñecas sardas que vestía
con pequeños trozos de tela de colores. Nino hacía barcos,
veleros o pajaritos graciosos con plumas en la cabeza, luego
organizábamos loterías, cada juguete tenía un número y todos
los niños del vecindario –hijos de propietarios acomodados–
venían a probar suerte. En lugar de dinero, nos daban una
323
TERESINA GRAMSCI
manzana o una pera por cada cartón. En casa siempre teníamos
apetito; podíamos disponer de sopa y pan, pero la fruta era un
lujo para nosotros. La conseguíamos así y era una alegría poder
tener tanta y comerla hasta saciarse.

Sus habilidades manuales se manifestaban también de otras


formas. Como necesitaba hacer ejercicio físico, y le faltaban los
equipos necesarios, con Mario, nuestro otro hermano,
transportaron piedras grandes al pequeño jardín y con un
trabajo paciente y preciso las esculpieron hasta obtener dos
pesas pulidas casi a la perfección, y de igual dimensión. Las
unieron con un barrote de madera y las usaron como
mancuernas. Las pesas se conservan en el Museo de la Casa
Gramsci, aquí en Ghilarza.
Durante la larga ausencia de mi padre, todos nosotros –
también los niños– aprendimos a trabajar, en lo que se podía.
Yo, a los ocho años, hacía un calcetín de varón con palillos en
un día. Me daban 25 centavos por un par, ¡para mí era mucho
dinero! Grazietta bordaba, Emma planchaba. Nino daba clases
a otros niños del pueblo y trabajaba en la Agencia de
Impuestos; un año, él y Mario lograron reunir casi 300 liras. Un
día, casi por la Pascua de 1904, mientras jugaba con una de mis
324
TESTIMONIO SOBRE GRAMSCI
muñecas cerca del cofre sardo de la entrada de casa, la puerta
se abrió y entró un hombre, muy apuesto. «¿Quién eres?» le
pregunté. Era mi papá, que regresaba a casa después de más de
cinco años de cárcel.
Solo Gennaro –que era el mayor, con 16 años, y que ya
había encontrado trabajo– fue informado de todo. Para
nosotros papá estaba en Gaeta, en casa de nuestra «mamma
grande». Así era como llamábamos siempre, al estilo francés y
con un tipo de respeto reverencial, a nuestra abuela paterna.
Incluso a ella –distante en la hermosa casa de Gaeta–
durante cinco largos años, mi madre procuró no hacer enterar
nada sobre la tragedia que vivía nuestra familia. Mi madre era
muy orgullosa y no había olvidado la hostilidad con la que su
matrimonio fue recibido por los parientes de su marido. Por lo
que, nunca pidió nada, ni para ella ni para sus hijos. Las cartas
de Cicillo desde la cárcel para «mamma grande» llegaban a
Ghilarza, y desde Ghilarza eran enviadas a Gaeta para que el
sello postal atestiguara la normalidad de nuestra vida.
Nino asistió a la escuela primaria en Ghilarza, con el
maestro Sotgiu. Era muy bueno y su diploma de quinto grado
fue una excepción por las calificaciones obtenidas: 9/10 en
todas las materias. El tema que desarrolló en el examen me
parece indicativo de lo que pensaba en cuanto a sus estudios y
a nuestra situación.

El tema era este:

Si tu compañero bien acomodado e inteligente te expresara la intención de


abandonar sus estudios, ¿qué le responderías?

Nino lo desarrollo así:

325
TERESINA GRAMSCI
Ghilarza, 15 de julio, 1903
Queridísimo amigo:

Hace poco recibí tu gentil carta y me alegra mucho saber que estás
bien de salud. Solo hay una cosa que me sorprende de ti; dices que ya no
retomarás tus estudios porque te han aburrido. ¿Cómo es posible que tú,
que eres tan inteligente y que, gracias a Dios, tienes lo necesario, quieras
abandonar tus estudios? Me aconsejas que haga lo mismo, que es mejor
pasear por el campo, asistir a los bailes y a lugares públicos en vez de
encerrarse durante cuatro horas al día en una sala con el maestro que
siempre predica que estudiemos para no quedar retrasados. Pero yo,
querido amigo, no puedo abandonar mis estudios, que son mi única
esperanza de vivir honradamente cuando sea adulto, porque como sabes,
mi familia no es rica en bienes materiales.
Cuántos jóvenes pobres te envidian, aquellos que desearían estudiar,
a quienes Dios no les dio lo necesario, no solo para estudiar, sino muchas
veces ni siquiera para alimentarse.
Los veo desde mi ventana, cómo miran a los jóvenes que pasan con
la mochila al hombro, ellos que solo pueden asistir a la escuela nocturna.
Dices que eres rico, que no necesitarías estudiar para vivir, pero pon
atención al refrán que dice que «el ocio es la madre de todos los vicios».
Quienes no estudian en su juventud se arrepentirán amargamente en su
vejez. Un cambio desafortunado o una disputa perdida pueden llevar a la
ruina al hombre más rico. Recuerda al señor Francesco: él era hijo de una
familia bastante acomodada, pasó una juventud brillante, asistiendo a los
teatros, a los juegos de azar y terminó arruinándose por completo, ahora
trabaja como escribano para un abogado que le paga sesenta liras al mes,
solo para sobrevivir.
Estos ejemplos deberían ser suficientes para disuadirte de tu
propósito. Vuelve a tus estudios querido Giovanni, y encontrarás todos
los bienes posibles.
Adiós, saluda a tus padres y recibe un abrazo de
Tu afectuoso amigo
Antonio

Un año después lograron enviarlo a Santu Lussurgiu donde


existía un instituto de educación privado. Rindiendo los
326
TESTIMONIO SOBRE GRAMSCI
exámenes para la secundaria en Oristano, como estudiante de
ese sistema particular o pagante.

Mientras tanto, Gennaro encontró trabajo en Cagliari,


como empleado en la empresa Marzullo, donde recibía un
salario de 60 liras al mes; por lo que, se comprometió con mis
padres a ayudar a Nino a proseguir sus estudios.
Fueron tres años de sacrificios inimaginables para Nino,
pero también para todos nosotros. Sus cartas desde Cagliari
eran una continua solicitud de dinero: 10, 15, 25 liras. Una
pesadilla para mis padres, que a pesar de todas sus privaciones
no lograban satisfacerlo.
Por entonces, durante unas vacaciones en Ghilarza, entendí
por primera vez las ideas que Nino estaba madurando y las
nuevas cosas que estaba descubriendo en contacto con sus
libros, pero sobre todo por haber conocido las luchas de los
trabajadores. Aquel tiempo en Sulcis se desarrollaron grandes
huelgas seguidas de grandes represiones.
A menudo nos aislábamos –él y yo– para leer. Eran las
horas más hermosas de mi día. De vez en cuando, Nino se
detenía y cantaba algunas estrofas del himno de los
trabajadores. Recuerdo que caminaba de un lado a otro en la
habitación siguiendo el ritmo de la canción y que, levantando el
327
TERESINA GRAMSCI
puño cerrado, terminaba con las palabras «…o luchando
moriremos». Yo era todavía pequeña, pero me gustaba verlo y
escucharlo.
Después de su bachillerato, en 1911, calificó para una beca
de estudio en la Universidad de Turín. Un total que ascendía a
840 liras al año. Era muy poco para afrontar la vida en una gran
ciudad, pero mis padres y todos nosotros, estábamos
dispuestos a hacer cualquier sacrificio para ayudarlo. Mi padre
fue con él a Cagliari y le compró un traje nuevo hecho a medida
por los Hnos. Ferrucci. Con un traje tan hermoso, su
deformidad casi desaparecía; todos lo mirábamos contentos y
él también lo estaba.
Luego, desde Turín, empezaron a llegar nuevas cartas de
pesadilla para mis padres.

«Querida mamá [...] por favor, envíame los zapatos porque los que llevo
puestos están rotos y como no tengo otros para cambiarme, no puedo
hacerlos arreglar...».

«Querido papá [...] la beca no la pagan hasta después de los exámenes, así
que no podré retirar la mesada de noviembre hasta el 4-5 de diciembre, y
tengo que anticipar el pago de la pensión. [...] he agotado la reserva que
este año era muy poco. Te agradecería mucho si tan pronto como recibas
esta carta puedas enviarme un giro postal de al menos 45 liras...».

«Querido papá, el otro día recibí tu giro telegráfico de quince liras, y te


agradezco mucho, porque estaba en apuros; Después de haber recibido tu
postal el 26 ya no esperaba recibir el dinero. Espero que de ahora en
adelante no tengas problemas, créeme que yo sin esas veinte liras no
puedo seguir adelante, aun haciendo los sacrificios más inauditos...».

También tengo aquí algunas cartas de mis padres escritas a


Nino en la misma época:

328
TESTIMONIO SOBRE GRAMSCI
«Queridísimo, como puedes ver, las 70 liras te las habíamos enviado desde
el pasado 27 y fue una amarga sorpresa para nosotros cuando ayer por la
noche recibimos tu carta y al mismo tiempo el aviso de correos de Turín,
ya que tu padre, con la prisa, en lugar de poner el número 33, puso 30. No
puedes imaginar, hijo mío, cuánto nos dolió ese retraso, sabiendo lo
mucho que lo necesitabas, sobre todo porque –como verás en la fecha de
la tarjeta postal-giro, que tu padre envió desde Abbasanta, para ahorrar un
día– la envió en el correo directo. Tuve que pedir prestada esa cantidad a
gente que no me agrada, a través de un pagaré que conservaré para ser
más creíble, puesto que lo hice por tu promesa, porque el pagaré vence el
1 de febrero. Entenderás que para mí fue un verdadero sacrificio, siendo
la primera vez que me pasaba. Por lo que tan pronto como cobres el
dinero de la beca no dejes de enviar al menos 70 liras de inmediato por
favor. Sabes bien que tu padre, estos meses de invierno, trabaja poco o
nada, y por eso nos encontramos sin un centavo, después de enviarte la
otra cantidad que mandamos antes…».

«Querido Nino, el día 24 te envié una postal con 25 liras y ayer un


telegrama con 120. Espero que lo hayas recibido todo y asegurado. No
puedes imaginar cuántos sacrificios tuve que hacer para obtener eso. Tuve
vergüenza de pedirle más dinero al notario Delogu, estando casi seguro
de que me lo negaría. Leo con pesar sobre tu salud, no sabes cómo de
preocupados estamos todos...».

«Querido, [...] espero que a esta hora estés completamente recuperado


tanto física como moralmente. […] Entenderás muy bien lo doloroso que
es para mí leer de ti esa desesperanza, mientras si hubieras estado aquí
otro mes esto no hubiese ocurrido, porque las 200 liras que tomaste del
notario te habrían servido para el mes en el que estabas fuera del instituto,
sin ningún problema. ¿Recuerdas el proverbio que dice "chie fae su gustu
suu ura chent'annos de prusu cando no es de menu"? [quien hace su gusto
encuentra la felicidad incluso después de cien años] ... de todos modos lo
hecho, hecho está».

«Para Navidad no enviaremos nada, con lo que te envió tu padre nos


quedamos sin nada ...»

329
TERESINA GRAMSCI
Creo que, aunque breves, estos fragmentos de la
correspondencia entre mis padres y Nino son suficientes para
ejemplificar cuál era la situación en Turín y Ghilarza. Todos
tuvimos que apretarnos el cinturón. Mi madre tenía manos de
oro, como se suele decir; trabajaba como costurera y planchaba
hasta el último detalle. Mis hermanas hacían bordados y
trabajos de ganchillo, si bien aquellos tiempos el trabajo
femenino no era reconocido. Unos pocos centavos por
planchar un cuello, lo mismo por las camisas. Algunas noches
de invierno, esa plancha de carbón pasaba y pasaba,
incansablemente, sin embargo, la cesta llena de ropa planchada
apenas valía 3 liras y mi madre tenía las piernas y los brazos
rotos de cansancio. Aun así, para arrancar una sonrisa de
nuestros rostros aburridos y tristes, incluso esas noches,
improvisaba historias o recitaba poemas. Y así nos íbamos a
dormir más tranquilas.
En 1912 falleció tía Grazia, con solo 58 años, dejándonos
la propiedad de la casa y una parcela de tierra. A Nino, en
particular, le dejó una libreta postal con un depósito de 1000
liras.
Tía Grazia era muy religiosa y, como nos había dado refugio
en su casa cuando mi padre fue arrestado, todos debíamos
respetar sus principios. Sobre todo, nosotras, las chicas, que
teníamos que ir a misa para contentarla. Personalmente,
recuerdo que solo tenía una miserable capa negra y por eso solo
iba a la primera misa, la de la primera hora, cuando con la luz
incierta del alba nadie me podía notar.
Nino también recuerda en una carta de la cárcel este detalle
de nuestra vida; y cuenta precisamente cómo tía Grazia nos
sugería ser piadosos como "doña Bisodia" (que era en realidad
el dona nobis hodie del «padre nuestro» interpretado libremente
por ella).
330
TESTIMONIO SOBRE GRAMSCI
Ese año, Nino llegó de Turín de vacaciones tan débil que
tuvieron que llamar al médico de inmediato. Además de
medicamentos, le prescribieron: sobrealimentación, descanso
absoluto, nada de libros y una ducha fría a media mañana. Nino
ideó y construyó por sí solo todo el sistema para la ducha:
consiguió una lata grande tipo turril, le agregó una pequeña
regadera con un tapón de corcho y una cadena; la colgó de una
viga en el "cuarto del horno", y funcionó perfectamente.
Después de la ducha, mi madre le frotaba el cuerpo con alcohol
y le hacía comer huevos batidos con azúcar y marsala. Se
recuperó en pocas semanas, sacó sus mancuernas de piedra, aró
el pequeño jardín por completo y lo adornó con macetas de
flores. Plantó para mi madre una planta de "Maria Luisa" (una
especie de arbusto de cedrón o limoncillo) que todavía existe.
Pero luego llegó de nuevo el momento de partir a Turín. Mi
madre se hizo un préstamo de 200 liras que le entregó,
recomendándole gastar con parsimonia. Le llenó una maleta de
provisiones y le dio el chal de lana que ella llevaba en los
hombros en invierno. Nino partió tranquilo y conmovido por
todas esas atenciones afectuosas.
Ese año Turín tuvo un invierno muy frío. Nino tenía los
zapatos rotos, siempre tenía frío y hambre, mucha hambre. Un
día escribió que había decidido dejar la universidad y que
comenzó a trabajar como periodista.
Mientras tanto, yo había encontrado un trabajo como suplente
en la oficina de correos de Ghilarza. Creo que fui la primera
mujer del pueblo en obtener un empleo público. También
trabajaba los domingos, y cuando salía de la oficina ayudaba en
las tareas del hogar.
Nino me escribía con entusiasmo sobre la participación de
las mujeres turinesas en las luchas socialistas. Era 1918, y yo
también participé de mi primera huelga. Aquel entonces, las
331
TERESINA GRAMSCI
oficinas de correos eran administradas mediante contratos de
concesión. Se declaró una huelga nacional y conseguimos
mejoras para los suplentes y los repartidores. Me tocó no abrir
la oficina, dejando un cartel en la puerta que decía: «cerrado por
huelga».
Mis padres estaban
decepcionados de que Nino no
concluyese sus estudios
universitarios; para ellos, la
licenciatura le habría dado una
mayor seguridad para el futuro,
teniendo en cuenta su delicada
salud.
Pero en 1924, cuando fue
elegido diputado en la
circunscripción veneciana por
el Partido Comunista, estaban
muy orgullosos. Recuerdo a mi
padre que, al enterarse de la
noticia, le dijo cariñosamente a
mi madre: «¡Qué gran hijo tienes, Peppina Marcias! estarás
orgullosa».
Nino llegó a Ghilarza por unos pocos días, del 27 de
octubre al 6 de noviembre. Mi madre estaba muy contenta,
porque lo veía sereno como nunca, feliz de tener una esposa y
un hijo. Nunca dejaba de hablar de Giulia y Delio.
Luego, después de dos años, llegó el arresto.
Todos conocen sus peripecias de prisión en prisión;
muchos han leído sus cartas que ahora fueron traducidas y
difundidas en todos los países del mundo, incluso en Japón. Al
relatar esos años, no sabría separarme de lo que los
historiadores escribieron. Me doy cuenta que desde que Nino
332
TESTIMONIO SOBRE GRAMSCI
se convirtió en un dirigente político y luego luchó y murió por
sus ideas, nos dejó de pertenecer a nosotros como familia,
siendo de todos los compañeros, del partido y de la historia.
Mi madre lo esperó en silencio. Envejeció prematuramente,
no lo podía soportar. De vez en cuando se abría una tenue
esperanza. Supimos que una vez se solicitó la intervención del
Vaticano para un intercambio con algunos pontífices en la
URSS; luego, cuando los rusos enviaron el rompehielos Krassin
al Polo Norte para salvar la expedición de Nobile, esperábamos
que fuera otra oportunidad para obtener la liberación de Nino.
También supimos que en París se llevaron a cabo grandes
manifestaciones para pedir su liberación, donde incluso
participaron trabajadores sardos, entre ellos uno de Ghilarza.
Durante los años de prisión, Nino y yo mantuvimos la
amistad y la ternura de siempre. Me envió muchos libros de la
edición Slavia para conocer a los grandes escritores rusos,
especialmente a Tolstoi. Yo enviaba en las cartas las violetas
silvestres recogidas en los campos de Ghilarza y los dibujos de
mis hijos.
En 1932, seis años después de su arresto, mi madre murió.
Nino la adoraba. Decidimos ocultarle la noticia porque su salud
había empeorado tanto que esto lo podría haber aniquilado.
Grazietta y yo seguimos escribiéndole, como en el pasado,
fingiendo que era mamá quien nos dictaba sus cartas.
En 1937, cuando cumplió su condena, Nino decidió que tan
pronto como estuviese libre, volvería a Cerdeña. Fui a Santu
Lussurgiu a reservar la casa donde podría recuperar fuerzas y
estar tranquilo. Luego, por la mañana del 27 de abril, mi esposo
salió inusualmente temprano de su trabajo a darme encuentro,
me besó y me dijo: «Nino ha muerto».
Quince días después, murió mi padre. Así terminó la
tragedia de ellos que –como dijo antes de morir– habían
333
TERESINA GRAMSCI
derramado lágrimas de sangre por ese hijo asesinado
lentamente en las cárceles fascistas.

334
APÉNDICE II
ORDEN EDITORIAL Y DATACIÓN
DE LOS «CUADERNOS DE LA CÁRCEL»
EN LA EDICIÓN NACIONAL


Los números arábigos que distinguen a los cuadernos son los asignados en
la edición bajo cuidado de V. Gerratana, que se mantienen en la Edición Nacional
de los escritos de Antonio Gramsci (dejando de lado la reproducción de la numeración
en números romanos que Tatiana Schucht dió a los cuadernos y que la edición
Gerratana dejó entre paréntesis). La numeración de los párrafos en cada
cuaderno (o bloque interno de un cuaderno, marcado con [a], [b], etc.) es, en
cambio, la de la Edición Nacional. Cada cuaderno o bloque dentro de un
cuaderno se coloca en la secuencia cronológica basada en la fecha de inicio de su
composición. Esta cronología actualiza y corrige la publicada en el apéndice de
G. COSPITO, Verso l’edizione critica e integrale dei ″Quaderni del carcere″, «Studi storici»,
52, 2011, n. 4, pp. 896-904. En las concordancias, la abreviatura G precede a la
numeración correspondiente de los párrafos en la edición Gerratana.

335
GIANNI FRANCIONI
Primera parte
CUADERNOS DE TRADUCCIONES (1929 - 1932)

Cuaderno A (febrero-marzo 1929)


[a] De: «Die Literarische Welt», 30 de septiembre y 14 de octubre
de 1927 (febrero-marzo 1929)
[b] De: J. Grimm - W. Grimm, Fünfzig Kinder- und Hausmärchen,
primera parte (febrero-marzo 1929)

Cuaderno B (abril 1929 - noviembre 1931)


[a] De: J. Grimm - W. Grimm, Fünfzig Kinder-und Hausmärchen,
segunda parte (abril 1929 - noviembre 1931)
[b] De: F. N. Finck, Die Sprachstämme des Erdkreises, primera parte
(1929, a partir de junio)

Cuaderno 9 [a] (abril-junio - noviembre 1929)


De: Antologia russa de R. Gutman-Polledro y A. Polledro

Cuaderno C (abril-junio 1929 - primeros meses de 1930)


[a] Ejercicios de lengua inglesa (abril- junio 1929)
[b] Ejercicios de lengua alemana sobre los poemas de Goethe (abril-junio -
diciembre 1929)
[c] De: F. N. Finck, Die Sprachstämme des Erdkreises, segunda parte
(abril-junio - diciembre 1929)
[d] De: J. P. Eckermann, Goethes Gespräche mit Eckermann
(primeros meses de 1930)

Cuaderno 7 [a] (mayo 1930 - julio 1931)


De: K. Marx, Lohnarbeit und Kapital. Zur Judenfrage und andere Schriften aus der
Frühzeit

Cuaderno D (enero 1932)


De: J. Grimm - W. Grimm, Rumpelstilzchen

336
CRONOLOGÍA DE LOS CUADERNOS
Segunda parte
CUADERNOS MISCELÁNEOS (1929 - 1935)

Cuaderno 1, Primer cuaderno (8 de febrero 1929 - mayo 1930)


Datación: lista Temas principales: 8 febrero 1929
§§ 1-7: junio 1929
8-11: junio-julio
12: julio
13-27: julio-octubre
28-29: octubre
30-32: octubre-diciembre
33: diciembre
34-42: diciembre 1929 - febrero 1930
43-144: febrero-marzo
145-147: marzo
148: marzo-mayo
149-158: mayo 1930 (después del 20)

Cuaderno 2, Miscelánea I (febrero [?] 1929 - 1933)


Concordancias:
§§ ‹1›-‹73› [= G §§ ‹1›-‹73›]
‹§ 74› [= G ‹§ 74› primera parte]. Bibliografía: 1) C. Smogorzeriski…
‹§ 75› [= G ‹§ 74› segunda parte]. Ottavio Cina, La Commedia Socialista…
‹§ 76› [= G ‹§ 75›]. R. Michels, Les Partis politiques et la contrainte sociale…
§§ ‹77›-‹151› [= G §§ ‹76›-‹150›]
Datación: §§ 1-4: febrero 1929 [?]
5-18: mayo 1930 (antes del 20)
19-32: mayo-junio (antes del 15)
33-54: junio (antes del 15)
55-72: agosto-septiembre 1930

73-76 (primera parte): febrero [?] 1929

76 (segunda parte): 1931 (no antes de octubre)

77 -106: agosto-septiembre 1930 (antes del 2
octubre)
107-126: octubre-noviembre 1930
127-130: noviembre-diciembre

337
GIANNI FRANCIONI
131-137: diciembre
138-142: diciembre 1930 - marzo 1931

143-150: octubre 1931

151: 1933, después de enero

Cuaderno 3, ‹Miscelánea› (mayo-octubre 1930)


Concordancias:
§§ ‹1›-‹30› [= G §§ ‹1›-‹30›]
§ ‹31› [= G § ‹31 primera parte›]. Revistas tipo. Para una exposición general…
§ ‹32› [= G § ‹31 segunda parte›]. [Temas de cultura.] Sobre Andrea Costa…
§ ‹33›-‹167› [= G §§ ‹32›-‹166›]
Datación: §§ 1-13: 20-30 mayo 1930
14-27: junio (antes del 15)
28-50: junio-julio
51-61: julio
62-63: julio-agosto
64-105: agosto
106-143: agosto-septiembre (antes del 2 de
octubre)
144-163: septiembre-octubre
164-167: octubre 1930

Cuaderno 4 (mayo 1930 - septiembre 1932)


[a] El canto X del Infierno
Concordancias: ‹§ 1› [= G ‹§ 78›]; §§ ‹2›-‹11› [= G §§ ‹79›-‹88›]
Datación: §§ 1-2: mayo 1930
adición al § 2: junio
3: julio
4-6: julio 1930 - 13 marzo 1931

7-10: mayo 1932

11: agosto 1932
[b] Apuntes de filosofía - Materialismo e idealismo - Primera serie
Concordancias:
‹§ 1› [= G ‹§ 1›]
§§ ‹2›-‹4› [= G §§ ‹2›-‹4›]
§ ‹5› [= G § ‹5› primera parte]. Materialismo histórico y criterios prácticos o cánones

338
CRONOLOGÍA DE LOS CUADERNOS
de interpretación de la historia y la política…
§ ‹6› [= G § ‹5› segunda parte]. Literatura.
§§ ‹7›-‹44› [= G §§ ‹6›-‹43›]
§ ‹45› [= G § ‹44› primera parte]. Sorel. En un artículo sobre ″Clemenceau″…
§ ‹46› [= G § ‹44› segunda parte]. {Sorel.} Estos dos pasajes…
§§ ‹47›-‹50› [= G §§ ‹45›-‹48›]
Datación: §§ 1-9: mayo 1930
10-28: mayo-agosto
29-31: agosto-septiembre
32: septiembre
33-38: septiembre-octubre
39-43: octubre
44-50: octubre-noviembre 1930
[c] ‹Miscelánea›
Concordancias: §§ ‹1›-‹29› [= G § §‹49›-‹77›]
Datación: §§ 1-29: noviembre 1930
[d] ‹Miscelánea›
Concordancias: §§ ‹1›-‹7› [= G §§ ‹89›-‹95›]
Datación: §§ 1-7: agosto-septiembre 1932

Cuaderno 5, ‹Miscelánea› (octubre-diciembre 1930)


Datación: §§ 1-14: octubre 1930
15-96: octubre-noviembre
97: noviembre
98-135: noviembre-diciembre
136-145: diciembre
146-161: diciembre 1930 (o: agosto 1931 -
principios de 1932)

Cuaderno 6, ‹Miscelánea› (noviembre-diciembre 1930 - enero


1932)
Datación: §§ 1-11: noviembre-diciembre 1930
12-40: diciembre
41-74: diciembre 1930 - 13 marzo 1931
75-85: marzo
86-134: marzo-agosto
135-142: agosto

143-157: octubre
158-163: octubre-noviembre
339
GIANNI FRANCIONI
164-172: noviembre
173: noviembre-diciembre
174-202: diciembre
203-205: diciembre 1931 - enero 1932
206-211: enero 1932

Cuaderno 7 [b]-[c] (noviembre 1930 - diciembre 1931)


[b] Apuntes de filosofía - Materialismo e idealismo - Segunda serie
Concordancias: [b], §§ ‹1›-‹48› [= G §§ ‹1›-‹48›]
Datación: §§ 1-11: noviembre 1930
12-17: noviembre-diciembre 1930
18-21: noviembre-diciembre 1930 -
febrero 1931
22-33: febrero
34-41: febrero-noviembre
42-48: noviembre 1931
[c] ‹Miscelánea›
Concordancias: [c], §§ ‹1›-‹60› [= G §§ ‹49›-‹108›]
Datación: §§ 1-6: agosto 1931
7-11: agosto-octubre
12-20: octubre
21: octubre-diciembre
22-60: diciembre 1931

Cuaderno 8 (noviembre-diciembre 1930 - mayo 1932)


[a] Notas dispersas y apuntes para una historia de los inteletctuales italianos
[programa]
Datación: : noviembre-diciembre 1930
[b] Apuntes de filosofía - Materialismo e idealismo - Tercera serie
Concordancias:
§§ ‹1›-‹48› [= G §§ ‹166›-‹213›]
§ ‹49.I› [= G § ‹214› primera parte]. ″Ensayo popular″. Algunas ideas de estética y
crítica literaria.
§ ‹49.II› [= G § ‹214› segunda parte]. Podría hacerse una exposición…
§§ ‹50›-‹75› [= G §§ ‹215›-‹240›]
Datación: §§ 1-11: noviembre 1931
12: noviembre-diciembre
13-28: diciembre 1931

29-34: febrero 1932

340
CRONOLOGÍA DE LOS CUADERNOS
35-47: febrero-marzo
48-55: marzo
56: marzo-abril
57-71: abril
72-75: mayo 1932
[c] ‹Miscelánea›
Concordancias:
[c], §§ ‹1›-‹165› [= G §§ ‹1›-‹165›]
[c], ‹§ 166› [= G § ‹§ 241›]. Los Pensées de Pascal se imprimieron…
[c], ‹§ 167.› [= G § ‹§ 242›.] 1° Orígenes populares del ″superhombre″. Se
encuentra en el bajo romanticismo…
[c], ‹§ 167.› [= G § ‹§ 243›.] 2° Risorgimento Italiano. Derivaciones del sistema
de interpretaciones…
[c], ‹§ 167.› [= G § ‹§ 244›.] 3° Maquiavelo. Contra el ″voluntarismo″ o
garibaldismo. Contras, por supuesto…
[c], ‹§ 167.› [= G § ‹§ 245›.] 4° Literatura popular. Si es cierto que la
biografía…
Datación: §§ 1-18: enero 1932
19-30: enero-febrero
31-70: febrero
71-76: febrero-marzo
77-118: marzo
119: marzo-abril
120-165: abril
166-167: mayo 1932
[d] Agrupamientos por materia
Datación: : marzo-abril 1932

Cuaderno 9 [b]-[c]-[d] (abril-noviembre 1932)


[b] ‹Miscelánea›
Concordancias: [b], §§ ‹1›-‹88› [= G §§ ‹1›-‹88›]
Datación: §§ 1-2: abril 1932
3-15: abril-mayo
16-31: mayo
32-34: mayo-junio
35-56: junio
57: julio
58-68: julio-agosto
69-71: agosto
72-75: agosto-septiembre

341
GIANNI FRANCIONI
76-88: septiembre 1932
[c] Notas sobre el Risorgimento italiano
Concordancias: [c], §§ ‹1›-‹30› [= G §§ ‹89›-‹118›]
Datación: §§ 1-8: mayo 1932
9-16: mayo-junio
17: junio
18: junio-julio
19: julio
20: agosto
21-29: agosto-septiembre
30: septiembre 1932
[d] ‹Miscelánea›
Concordancias: [d], §§ ‹1›-‹24› [= G §§ ‹119›-‹142›]
Datación: §§ 1-9: septiembre-noviembre 1932
10-24: noviembre 1932

Cuaderno 14, ‹Miscelánea› (diciembre 1932 - febrero 1933)


Concordancias:
§§ ‹1›-‹77› [= G §§ ‹4›-‹80›]
§§ ‹78›-‹79› [= G §§ ‹2›-‹3›]
§ ‹80› [= G § ‹1›]
Datación: §§ 1-3: diciembre 1932
4-11: diciembre 1932 - enero 1933
12-32: enero
33-40: enero-febrero
41-80: febrero 1933

Cuaderno 15, ‹Miscelánea› (febrero-septiembre 1933)


Datación: §§ 1-8: febrero 1933
9: febrero-marzo
10: marzo
11: marzo-abril
12-14: abril
15-19: abril-mayo
20-51: mayo
52-53: mayo-junio
54-57: junio
58-65: junio-julio
66-71: julio
72: julio-septiembre

342
CRONOLOGÍA DE LOS CUADERNOS
73-76: septiembre 1933
Cuaderno 17, ‹Miscelánea› (septiembre 1933 - junio 1935)
Concordancias:
§§ ‹1›-‹31› [= G §§ ‹1›-‹31›]
§ ‹32.I› [= G § ‹32›]
§ ‹32.II› [= G § ‹33›]
§§ ‹33›-‹52› [= G §§ ‹34›-‹53›]
Datación: §§ 1-36: septiembre - 18 noviembre 1933

37-45: julio-agosto 1934
46: agosto-septiembre (antes del 24)
47-49: septiembre 1934 - febrero 1935
50-51: febrero-junio (antes del 19)

52: junio 1935 (después del 19)

343
GIANNI FRANCIONI
Tercera parte
CUADERNOS «ESPECIALES» (1932 - 1935)

Cuaderno 10, La filosofía de Benedetto Croce (abril 1932 - junio


1935)
Concordancias:
Algunos criterios metódicos generales… [= G II,] Algunos criterios metódicos generales…
§§ ‹1›-‹5› [= G II, §§ ‹1›-‹5›]
‹§ 6› [= G I, Puntos de referencia para un ensayo sobre B. Croce]
‹§ 6› ‹Resumen› [= G I, ‹Resumen›]
‹§ 6›.1-12 [= G I, ‹§§› 1-12]
‹§ 6.13› [= G I, ‹§ 13›]
§ ‹7›.I-IV [= G II, § ‹6›.I-IV]
§§ ‹8›-‹10› [= G II, §§ ‹7›-‹9›]
§ ‹11›.1-2 [= G II, § ‹10›]
§§ ‹12›-‹29› [= G II, §§ ‹11›-‹28›]
§ ‹30›.‹I›-II [= G II, § ‹29›.‹I›-II]
§ ‹31› [= G II, § ‹30›]
§ ‹32›.‹I›-II [= G II, § ‹31›.‹I›-II]
§ ‹33›.‹I›-III [= G II, § ‹32›.‹I›-III]
§§ ‹34›-‹37› [= G II, §§ ‹33›-‹36›]
§ ‹38›.‹I›-II [= G II, § ‹37›.‹I›-II]
§ ‹39›.‹I›-II [= G II, § ‹38›.‹I›-II]
§§ ‹40›-‹41› [= G II, §§ ‹39›-‹40›]
§ ‹42›.‹I›-XVI [= G II, § ‹41›‹I›-XVI]
§§ ‹43›-‹47› [= G II, § ‹42›-‹46›]
§ ‹48›.‹I›-‹II› [= G II, § ‹47›]
§ ‹49›.‹I›-II [= G II, § ‹48›.‹I›-II]
§ ‹50› [= G II, § ‹49›]
§ ‹51›.‹I›-II [= G II, § ‹50›.‹I›-II]
§§ ‹52›-‹59› [= G II, § ‹51›-‹58›]
§ ‹60›.‹I›-IV [= G II, § ‹59›.‹I›-IV]
§§ ‹61›-‹62› [= G II, §§ ‹60›-‹61›]
Datación: Algunos criterios... y §§ 1-5: primera quincena de abril 1932
§ 6, resumen y puntos 1-12: entre mediados de abril y mediados
de mayo 1932
(adiciones marginales al resumen): mediados de 1935
§ 6, punto 13: segunda quincena de mayo 1932
§§ 7-15: segunda quincena de mayo 1932
16-29: junio
344
CRONOLOGÍA DE LOS CUADERNOS
30-41: junio-agosto
42.I: agosto
42.II-48: agosto-diciembre
49: diciembre
50: diciembre 1932 - febrero 1933
51-56: febrero
57-62: febrero (o: febrero-mayo) 1933

Cuaderno 12, Apuntes y notas dispersas para un grupo de ensayos


sobre la historia de los intelectuales y de la cultura en Italia (mayo-
junio 1932)
Cuaderno 13, Pequeñas notas sobre la política de Maquiavelo (mayo
1932 - segunda mitad de 1934)
Datación: §§ 1-24: mayo 1932 - mediados de
noviembre 1933
25-40: segunda mitad de 1934

Cuaderno 11, Apuntes para una introducción y un inicio al estudio de


la filosofía y de la historia de la cultura (junio-julio - diciembre 1932)
Concordancias:
‹Advertencia›
1°. Algunos puntos preliminares de referencia
1° [= G ‹§ 12›]. Es necesario destruir el prejuicio…
2°. Observaciones y notas críticas sobre un intento de «Ensayo popular de sociología»
2°, §§ ‹1›-‹23› [= G §§ ‹13›-‹35›]
3°. La ciencia y las ideologías «científicas»
3°, §§ ‹1›-‹4› [= G §§ ‹36›-‹39›]
4°. Los instrumentos lógicos del pensamiento
4°, §§ ‹1›-‹6› [= G §§ ‹40›-‹45›]
5°. Traductibilidad de los lenguajes científicos y filosóficos
5°, §§ ‹1›-‹4› [= G §§ ‹46›-‹49›]
6°. Apuntes misceláneos
6°, §§ ‹1›-‹21› [= G §§ ‹50›-‹70›]
‹7°›. Apuntes y referencias de carácter histórico-crítico
‹7°›, §§ ‹1›-‹11› [= G §§ ‹1›-‹11›]
Datación: 1°: junio-julio 1932
2°, §§ 1-19: julio-agosto
2°, § 20: agosto
2°, § 21 - 6°, § 21: agosto-diciembre 1932
345
GIANNI FRANCIONI
7°, §§ 1-11: diciembre 1932

Cuaderno 16, Temas de cultura, 1° (junio-julio 1932 - segunda


mitad de 1934)

Cuaderno 18, Nicolás Maquiavelo. II (segunda mitad de 1934)

Cuaderno 19, ‹Risorgimento italiano› (segunda mitad de 1934 -


febrero 1935)

Cuaderno 20, Acción católica - católicos integralistas - jesuitas -


modernistas (segunda mitad de 1934 - primeros meses [?] de
1935)

Cuaderno 21, Problemas de la cultura nacional italiana. 1° Literatura


popular (segunda mitad de 1934)

Cuaderno 22, Americanismo y fordismo (segunda mitad de 1934)

Cuaderno 23, Crítica literaria (segunda mitad de 1934)

Cuaderno 24, Periodismo (segunda mitad de 1934)

Cuaderno 25, En los márgenes de la historia (historia de los grupos


sociales subalternos) (segunda mitad de 1934 - primeros meses de
1935)

Cuaderno 26, Temas de cultura. 2° (finales de 1934 - primeros


meses de 1935)

Cuaderno 27, Observaciones sobre el ″Folclore″ (primeros meses de


1935)

346
CRONOLOGÍA DE LOS CUADERNOS
Cuaderno 28, Lorianismo (primeros meses de 1935)

Cuaderno 29, Notas para una introducción al estudio de la gramática


(abril [?] 1935)

347
INDICE DE NOMBRES
A Bellezza, 46
Bellingeri, 100
Agosti, 132
Berger, 105
Alicata, 40, 41
Bergson, 50
Alluttu, 321
Althusser, 56
Bernari, 15
Amoretti, 105, 191
Bernheim, 183, 185, 214, 215, 226
Anderson, 21, 26, 63
Bertelli, 128
Andreucci, 294
Berti, 41, 82, 83, 108, 112, 116
Anglani, 234
Bertoni, 193, 227
Antoni, 17
Bhattacharya, 251
Antonini, 30, 38
Bianchi, 4, 10, 16, 57, 83, 84, 175,
Antonio Gramsci Jr., 118
199, 207, 227
Areco, 199, 226
Bianco, 96, 103, 110
Arici, 192, 196
Bidussa, 22, 83, 104, 107, 116
Ariosto, 211, 227
Bismarck, 157
Arnold, 137, 138
Bobbio, 21, 26, 27, 29, 31, 34
Ascoli, 178, 181, 182, 205, 226, 231
Boccaccio, 90, 92
B Boeckh, 185
Bonanate, 36
Badaloni, 18, 63, 302 Bongioanni, 202
Balbo, 35, 268 Bongiovanni, 36
Balistreri, 107 Boninelli, 90, 234, 255
Balsamo-Crivelli, 67 Booth, 88
Bandinelli, 16 Boothman, 35, 120
Baratta, 14 Bordiga, 18, 35, 108, 112, 113, 117
Barbero, 77 Borgese, 241, 242
Baretti, 88 Borioni, 112
Bartoli, 34, 67, 188, 189, 191, 192, Borso, 297
193, 198, 200, 205, 206, 209, Bosich, 253
227, 229, 231 Bottai, 157
Battaglia, 86 Bozzetti, 59
Beccaria, 59 Brachet, 160
Bédier, 209, 226, 230 Brandist, 35, 37
Beecher Stowe, 235 Bréal, 205
Beethoven, 95, 96, 97, 98 Bruno, 9, 13, 15, 40
348
GRAMSCI, AYER Y HOY
Bucciarelli, 16 Ciliberto, 21, 24, 26, 46, 57, 104,
Buci-Glucksmann, 18, 35 136, 211, 227
Bujarin, 37, 49, 50, 54, 214, 215, Claps, 67
223 Clemenceau, 213
Buonaiuti, 25, 26 Cocco, 81
Buttigieg, 199, 227 Cochia, 205
Colombi, 17
C Constant, 157
Cacciatore, 27, 44 Contini, 58, 209, 211, 227
Calvino, 92 Coppola, 145
Cammett, 25, 122 Cornell, 248
Canfora, 13, 23 Corrias Vda. de Delogu, 317
Cantú, 195 Cosmo, 177, 189, 190, 193, 194,
Caprioglio, 76, 78, 79, 80, 92, 103, 195, 200
212, 227, 229, 233, 237, 239 Cospito, 20, 22, 30, 34, 36, 42, 48,
Carena, 95, 96, 106 65, 68, 168, 208, 213, 217, 220,
Carle, 176 222, 227, 228, 335
Carlo, 15, 116, 140, 175, 246, 253, Creighton, 257
256, 317, 319, 321, 322, 323 Crisafulli, 16
Carlo Alberto, 175 Crisafullli, 16
Carlucci, 10, 35, 53, 88, 89, 107, Cristóbal Colón, 321, 322
178, 202, 227, 232, 261 Croce, 16, 33, 38, 41, 43, 46, 47,
Cassani, 47 49, 51, 54, 60, 61, 72, 93, 115,
Cassarino, 90 132, 138, 141, 143, 144, 145,
Castellani, 47 146, 147, 148, 149, 150, 151,
Cavour, 157 152, 153, 155, 156, 157, 158,
Cecchi, 237, 239, 241, 242, 243, 159, 160, 161, 163, 164, 167,
260 170, 171, 173, 174, 185, 186,
Ceci, 205 187, 191, 194, 198, 211, 212,
Ceresa, 169 217, 219, 220, 221, 222, 227
Cerqueira, 211, 228 Culiortigu, 321
Chaturvedi, 137
D
Chemello, 111
Chemotti, 111 D’Alessandro, 104, 107, 113, 116
Chironi, 176, 177 D’Anzeglio, 202
Chiu, 321 d’Orsi, 98, 175, 176, 191, 196, 198,
Cian, 177, 190 228, 257
Cicillo, 316, 325 Dainotto, 216, 217, 218, 225, 228
349
D'Andrea, 154, 156, 157, 158, 164 F
Daniele, 15, 23, 92, 103, 111, 114,
Farinelli, 190, 191, 196, 197, 228,
130
231
Dante, 56, 58, 87, 194, 195
Fedele, 177, 189, 190
De Domenico, 130
Fenoglio, 88
De Felice, 16, 18, 20, 24, 250
Ferrata, 81, 117
De Man, 225
Feuerbach, 30, 51, 57, 135, 136
De Mauro, 86, 199, 228
Figari, 86, 94, 95
De Rosa, 253
Filippini, 27, 223, 228
De Ruggiero, 161, 222
Finzi, 212
De Sanctis, 39, 93, 177, 196, 200,
Fiocco, 40
228
Fiori, 4, 76, 94, 251, 252, 316
Debussy, 98
Fonzo, 202, 228
Dehio, 35
Fornaciari, 204
Del Bo, 122
Fortichiari, 123
Del Noce, 27, 93
Fortunato, 27, 149, 150
Delio, 108, 110, 114, 236, 254, 332
Fraccaroli, 185, 186, 187, 196, 201,
Delitala, 255
202, 227, 228, 231
Delogu, 253, 317, 318, 329
Francesco Gramsci, 192, 251, 252,
Descartes, 32
318
Detti, 294
Francioni, 8, 14, 19, 21, 22, 24, 26,
Di Bello, 30
32, 55, 133, 134, 141, 143, 144,
Di Biagio, 22
147, 159, 208, 217, 219, 228
Diamanti, 45
Frau, 94
Drahn, 30
Frosini, 3, 9, 22, 48, 55, 127, 136,
Droysen, 35
144, 158, 217, 228
Droz, 122, 229
Fubini, 57, 79, 103, 112, 149
Ducasse, 97
G
E
Gaetano De Sanctis, 186
Eastman, 294
Galilei, 40
Emma, 324
Gallo, 81, 117
Engels, 30, 44, 54, 132, 133, 145,
Gardini, 232
211, 228, 231, 278, 283, 284,
Garibaldi, 157
285, 286
Garin, 40, 41, 42, 294
Errico, 98
Garzarelli, 81, 104
Eugenia, 107, 110, 124
Gavazzeni, 59

350
GRAMSCI, AYER Y HOY
Gennari, 120 H
Gennaro Gramsci, 251, 252, 316,
Hadland Davis, 89
318, 319, 325, 327
Harasym, 137
Hegel, 27, 29, 31, 45, 50, 56, 152,
Gentile, 34, 39, 41, 42, 46, 47, 93
278
Germino, 251
Hermann, 183
Gerosa, 195, 196
Herodoto, 35
Gerratana, 11, 15, 17, 18, 20, 21,
Herriot, 264
23, 57, 60, 61, 62, 63, 65, 66, 67,
Hobbes, 32
69, 72, 79, 80, 89, 125, 135, 147,
Hobsbawm, 63
154, 217, 228, 229, 263, 278, 335
Hugues, 189
Geymonat, 39
Hummel, 181, 229
Giambelli, 189
Giasi, 14, 22, 23, 30, 33, 77, 83, 84, I
100, 104, 107, 115, 122, 234
Ginzburg, 129 Isella, 56, 57, 58, 59
Gioberti, 35, 157, 194 Ives, 199, 229
Giolitti, 39, 156 Izzo, 26, 30
Giorgio, 11, 209, 233, 244, 318
Girola Tulin, 102 J
Giulia, 91, 93, 94, 103, 107, 108, Jacono, 297
109, 110, 114, 115, 116, 123, Jossa, 232
129, 225, 247, 332
Giuliano, 114, 118, 254 K
Giulio Einaudi, 115
Kant, 129, 152, 272
Giusti, 100
Kimball O'Hara, 250
Giuva, 117
Kipling, 88, 89, 94, 232, 233, 234,
Gobetti, 77, 293, 294
235, 236, 237, 238, 239, 240,
Goethe, 153
241, 242, 243, 244, 246, 247,
Graf, 177, 189, 194
248, 249, 250, 253, 254, 256,
Grazia, 317, 318, 319, 323, 330
257, 258, 259, 260
Grazietta, 83, 105, 319, 323, 324,
333 L
Green, 138, 139
Grieco, 23, 113 La Penna, 232
Gualtieri, 30 Labriola, 21, 38, 39, 41, 42, 44, 46,
Guida, 80, 150 48, 52, 54, 136, 218, 228, 229
Laclau, 27

351
Lacorte, 129, 199, 229 Manias, 125
Lana, 83, 175, 229 Maquiavelo, 9, 54, 69, 194, 195
Lattanzi, 3, 9, 103, 104, 107, 126 Marcias, 122, 192, 317, 318, 332
Lemmi, 189 Marcucci, 112
Lenin, 29, 32, 34, 40, 42, 54, 132, Margherita, 95, 317
133, 235, 243, 244, 278, 294, María Cristina Togliatti, 177
296, 305 Mario Gramsci, 324
Leonetti, 96, 106, 107, 192, 196, Martinelli, 76, 78, 84, 244
229 Martirano, 44
Leopardi, 9, 87 Marx, 8, 25, 28, 29, 30, 31, 42, 45,
Liefscitz, 133 46, 51, 54, 56, 57, 79, 132, 133,
Lignana, 182, 229 136, 145, 148, 210, 211, 212,
Liguori, 9, 15, 18, 19, 25, 30, 39, 220, 228, 229, 231, 239, 244,
40, 98, 142, 168, 227, 228, 231, 249, 250, 270, 275, 277, 278,
263 279, 280, 281, 282, 283, 284,
Lisa, 165, 166 285, 286, 297, 299, 300, 301,
Liszt, 95 302, 304, 305, 308, 311
Litri, 94 Mascagni, 95, 98, 99, 100, 101
Lo Piparo, 35, 53, 199, 229 Masi, 164
Lollini, 234 Mastroianni, 234, 247, 249
Lombardi Satriani, 255 Matteucci, 16
Loria, 86, 88, 176, 228 Mazzacurati, 320
Loseff, 130 Mazzini, 157
Losurdo, 129 Melis, 251
Lubke, 192 Merli, 122
Lucchini, 181, 229 Miccolis, 44, 98
Luigi Einaudi, 23, 38, 176 Michels, 177, 230
Lukács, 56 Missiroli, 171, 173
Lussana, 178, 229, 234 Momigliano, 25
Luzzatto Voghera, 22, 83, 104 Mondolfo, 190, 191, 206, 277, 300,
301
M Monteverdi, 98
Maas, 209, 229, 230 Monti, 202, 203, 204, 205, 230
Malagodi, 33 Morgari, 106
Malaparte, 264 Morsztyn, 93, 101
Manacorda, 17, 18 Mosca, 23, 79, 107, 111, 115, 124,
Manganaro, 90 176
Mangoni, 21, 24 Mouffe, 27

352
GRAMSCI, AYER Y HOY
Mowgli, 236, 237, 244, 260 Perona, 77
Mozart, 97, 98 Pertini, 96
Müller, 178, 179, 180, 230 Pestalozza, 93
Mussolini, 11, 76, 82, 169, 244, 271 Pezzi, 178, 179, 180, 230
Mustè, 3, 8, 13, 27, 29, 45, 47, 52 Pfeiffer, 181, 230
Pigliaru, 56
N Pillon, 106
Nacamuli, 95 Pio IX, 157
Naldi, 110, 126 Pissarello, 234, 247, 254
Napoleón, 152, 157 Pizzi, 90, 188, 190
Natoli, 23, 103, 118, 125, 130 Pizzorno, 39
Nina Corrias, 320 Platón, 35
Platone, 16, 92, 114, 115, 132, 134,
O 136, 138, 140, 141
Podda, 94
Olivero, 89, 190, 241 Podrecca, 86
Onofri, 16 Poma, 57, 59
Orioles, 87 Pombeni, 164
Orrù, 98 Pons, 22, 23, 115
Prestipino, 15
P Prezzolini, 54, 77, 237
Paganini, 128 Puccini, 99, 101
Paggi, 18, 35
Palestrina, 98 Q
Palos, 12 Q. Principe, 92
Panzini, 88 Quaranta, 39, 191, 230
Pareto, 86 Quentin, 209, 230
Parini, 58
Paris, 18, 86, 160, 169, 205, 214, R
230, 248
Parvis, 99 Ragioneri, 142
Pasquali, 209, 230 Raksha, 236
Pastore, 84, 89, 190, 191, 230 Ramorino, 184, 230
Paulesu Quercioli, 4, 23, 57, 81, Ranke, 35
122, 125, 170, 251, 252, 315 Rapisarda, 13
Pavolini, 170 Rapone, 22, 24, 76, 77, 81, 82, 88,
Pellizzi, 167, 170, 171, 172 94, 229, 233, 234, 240, 259
Pepe, 16 Rascaglia, 45

353
Renart, 209, 230 Schultz, 202, 204, 230
Renier, 189, 190 Scoccimarro, 106, 108, 294
Respighi, 97 Scucchia, 169
Riboldi, 165 Segre, 59
Riemann, 98, 201, 202, 230 Sereni, 17
Righi, 9, 22, 25, 75, 81, 82, 83, 104, Serra, 234, 237
106, 107, 122, 124, 232, 241 Serrati, 18, 77, 83, 106
Rigutini, 88 Settembrini, 195
Robson, 239 Severini, 89
Romagnoli, 201, 202, 205, 230 Somai, 117
Romeo, 17 Sorel, 33, 213, 231
Rosa, 89, 133 Souvarine, 133
Rosiello, 193, 199, 230 Spaventa, 45, 46, 54
ROSSI, 29, 144, 150, 169, 230 Spirito, 172
Rudas, 98 Spivak, 137, 138
Ruffini, 176, 177 Spriano, 293, 296
Ruge, 270, 278, 280 Sraffa, 23, 73, 89, 110, 112, 117,
Russo, 16, 188, 230 118, 125, 126, 130, 143, 146,
Rutherford, 243 147, 148, 149, 194, 207, 219, 261
Srivastava, 251
S Stalin, 132, 133, 169
Said, 13, 14, 233, 239, 250 Stampini, 189, 190, 196, 197
Salinari, 17 Strappini, 231
Sandison, 250, 253 Strauss, 128
Santarelli, 301 Sturzo, 33
Santucci, 79, 106, 108, 117, 140,
T
229, 236, 249
Sartre, 56 Taccone, 189, 190, 196, 197
Sbarberi, 79, 229, 233 Tania, 23, 83, 89, 91, 113, 118, 125,
Scano, 87 147, 149, 195, 207, 219, 251,
Schiavazzi, 95 255, 261
Schirru, 22, 35, 48, 53, 90, 192, Tasca, 82, 83, 105, 106, 116, 175,
193, 198, 229, 230 194, 198
Schucht, 23, 69, 103, 107, 109, 110, Tatiana, 23, 69, 70, 71, 72, 73, 103,
115, 118, 124, 125, 129, 143, 110, 111, 112, 113, 114, 115,
144, 145, 146, 147, 148, 149, 118, 124, 125, 129, 143, 145,
150, 153, 156, 158, 161, 170, 146, 147, 148, 156, 160, 170,
194, 195, 207, 219, 255, 335 193, 194, 206, 207, 219, 255, 335
354
GRAMSCI, AYER Y HOY
Tenenti, 128 Valmaggi, 183, 184, 186, 188, 189,
Teresa Gonzales, 251, 316 190, 204, 205, 230, 231
Teresina, 1, 11, 105, 192, 315, 320 Varvaro, 13
Terracini, 108, 123, 194, 198, 293, Ventura, 112
294 Verdi, 95, 98
Teza, 90 Verdinois, 90
Timpanaro, 178, 179, 181, 182, Verri, 59
196, 209, 231 Vico, 21, 136, 152
Todde, 98, 99 Vidari, 190
Toesca, 189 Vidossi, 188
Togliatti, 15, 16, 17, 18, 23, 25, 26, Viscnu-Sarma, 90
38, 39, 40, 41, 73, 82, 92, 104, Vitelli, 203
108, 111, 114, 115, 116, 122, Vittoria, 17, 41, 157
123, 132, 134, 136, 138, 140, Voza, 98, 168, 227
141, 142, 144, 150, 166, 169,
174, 175, 176, 197, 198, 200, W
201, 212, 231, 278, 294, 295 Wagner, 95, 97, 98
Toscanini, 96, 97, 99 Wallerstein, 36
Triepel, 35 Wegner, 233, 256
Trinchese, 45 Wilamowitz-Moellendorff, 181,
Trotsky, 35, 122, 133, 305 231
Tucídides, 35 Wolf, 180, 183, 184, 231
U Y
Ursini, 104, 107 Young, 251
V Z
Vacca, 3, 14, 18, 19, 20, 22, 23, 24, Zacconi, 95
26, 27, 35, 43, 44, 45, 63, 94, Zangheri, 63
104, 111, 116, 126, 130, 141, Zene, 260
142, 144, 166, 167, 169, 174, Zhao, 211, 231
207, 231 Zini, 177, 190
Vailati, 54 Zumbini, 198
Valiani, 25 Zunino, 233, 234, 235, 244, 259
Vallardi, 233, 237

355

También podría gustarte