Dilemas Morales

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 32

UNIVERSIDAD NACIONAL DANIEL ALCIDES CARRIÓN

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN


ESCUELA DE FORMACIÓN PROFESIONAL DE EDUCACIÓN SECUNDARIA

PROGRAMA:

COMUNICACIÓN Y LITERATURA

ASIGNATURA:

ÉTICA

TEMA:

DILEMAS MORALES

DOCENTE:

RICALDI CANCHIHUAMÁN, Lucy Betty

ALUMNO:

ENCARNACION TORRES Anyelo Walter

SEMESTRE:

II
PASCO – 2024

Índice

Introducción................................................................................................................................3

1 Planteamiento general..................................................................................................... 5

1.1 Presentación de los dilemas como método para la educación moral..............................5

1.2 Una metodología constructiva y significativa ...............................................................7

1.3 Espacios de aplicación....................................................................................................10

2 . ¿Qué son los dilemas morales? .........................................................................................11

2.1. Clases de dilemas

…………………………………………………...13

2.2 Elaboración de dilemas……………………………………………………………19

2.3. Resolución de dilemas…………………………………………………………………

23

Conclusión................................................................................................................................28

Referencias Bibliográficas........................................................................................................31
Introducción

Urge, como puede que no lo haya sido hasta nuestros días, dar la palabra, empoderar

de ella al ciudadano. Éste, que vive un mundo que dibuja su traza desde la globalización, ha

de esforzarse en no caer, de un lado, en la simplificación del pensamiento único y, de otro,

consecuencia del anterior, en superar el síndrome, desafortunadamente tan extendido, de que

con respecto al mundo actual no hay alternativa posible; síndrome conocido como TINA,

correspondiéndose con las iniciales de la frase inglesa “there is not anyway”. En este sentido,

sería del todo deseable que nos fijáramos como horizonte reconocer que los seres humanos en

tanto que ciudadanos del mundo tenemos las condiciones de posibilidad para procurarnos un

diálogo serio, es decir, aquél que, a través de la palabra, nos proporciona buenos argumentos

sobre los que ir edificando una sociedad cada vez más justa, teniendo en cuenta que esta

virtud lo es si admite, como punto de partida, que nos movemos en el seno de una sociedad

plural.

Hablamos de horizonte, y somos conscientes de lo que ello supone: un punto de referencia

reconocible, aunque inalcanzable. Las condiciones de posibilidad, referidas a la competencia

comunicativa, hemos de presuponerlas en el ser humano, pues de otro modo haríamos

depender su condición humana de la pertenencia o no a un credo, a una raza, a un género, a la

posición social o a cualquier otra circunstancia. El desarrollo de esta competencia supondrá

que, más allá del aprecio que podamos sentir por ella desde el punto de vista teorético, la

apliquemos al quehacer diario: en la vida académica, en el desarrollo de cualquier profesión,

negocio o empresa, en la participación en Organizaciones Cívicas Solidarias, habitualmente

denominadas ONG, etc. Pretendemos ofrecer unos recursos teóricos y prácticos que puedan

ser útiles para la educación ética y moral. Tratamos, pues, de exponer conceptos y

ejemplificaciones de los mismos para que en el aula se potencie la argumentación, la

búsqueda de buenas razones sobre las que construir las buenas voluntades.
En el breve espacio de tiempo que va desde la aparición de la primera publicación que

hicimos sobre dilemas, en el año 1995, hasta el día de hoy, hemos sido testigos del profundo

cambio que se ha operado en el sistema educativo español como consecuencia de la

aplicación de la LOGSE, aprobada en 1992, y de cómo, antes de su completa generalización,

una nueva ley, la LOCE, del año 2002, introducía modificaciones sustanciales a la anterior.

En ambas leyes, tanto en el Preámbulo y Título Primero, como en la Exposición de Motivos y

Capítulo Primero, respectivamente, se señala como objetivo prioritario de la educación “el

desarrollo de las capacidades para ejercer, de manera crítica y en una sociedad

axiológicamente plural, la libertad, la tolerancia y la solidaridad” (LOGSE), o que la

educación “constituye en el momento presente, un instrumento imprescindible para un mejor

ejercicio de la libertad individual, para la realización personal, para el logro de cotas más

elevadas de progreso social y económico y para conciliar, en fin, el bienestar individual y el

bienestar social” (LOCE). En paralelo, también hemos podido comprobar cómo la reflexión y

el aprendizaje sobre los valores no ha merecido, ni de lejos, el desarrollo curricular que cabría

esperarse tras la pomposa y solemne declaración

de principios e intenciones. Hoy, como ayer, la asignatura de Ética como tal, ocupa un lugar

muy poco significativo en el conjunto de los conocimientos que el sistema educativo propone

al alumnado. Con mucha dificultad se puede saber aquello que no se aprende porque no se

enseña. Lo valioso, entendido como “aquello que mejor acondiciona nuestro mundo para

hacerlo habitable”(Cortina, 1997: 223) ha ido descubriéndose a lo largo de la historia; su

conocimiento y puesta en práctica ha ido progresando con respecto a etapas anteriores.

Valores cívicos fundamentales como “la libertad, la igualdad, la solidaridad, el respeto activo

y el diálogo, o mejor dicho, la disposición a resolver los problemas comunes a través del

diálogo son valores que cualquier centro, público o privado, ha de transmitir en la educación,

porque son los que durante siglos hemos tenido que aprender y ya van formando parte de
nuestro mejor tesoro. Esta obra pretende ser una ayuda para la educación moral; si con ella

somos capaces de poner una piedra más en la construcción de otro mundo, que todos podamos

reconocer como más justo, habrá cumplido su objetivo.

1 Planteamiento general

1.1 Presentación de los dilemas como método para la educación moral

Nuestra Constitución se llama democracia porque el poder no está en manos de unos pocos

sino de la mayoría, se abre el Preámbulo que da paso a la Constitución Europea, la cual, en su

Artículo 2º, afirma que “La Unión se fundamenta en los valores de respeto a la dignidad

humana, libertad, democracia, igualdad y respeto a los derechos humanos. Estos valores son

comunes a los Estados miembros de una sociedad caracterizada por el pluralismo, la

tolerancia, la justicia, la solidaridad y la no discriminación”. La Europa de los valores –

éticos– se antepone, al menos formalmente, a la Europa de los mercaderes. Podemos entender,

pues, que sólo los Estados que respeten estos valores podrán adherirse a la Unión Europea. En

este ámbito es en el que cada Estado miembro debe hacer cuanto esté de su parte para que,

desde su respectivo sistema educativo, quede garantizada la consecución de la “promoción de

la paz, sus valores y el bienestar de los pueblos”, primera finalidad que se propone la Unión

Europea.

Nuestro sistema educativo se hace eco del proyecto de Europa, que, a su vez, no lo olvidemos,

tiene como inspiración y compromiso el proyecto universalizable y común expresado en la

Declaración Universal de los Derechos Humanos. La Asamblea General de las Naciones

Unidas ya proclamó en 1948 que tal Declaración Universal es “el ideal común por el que

todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las

instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la

educación, el respeto a estos derechos y libertades”. Desde este marco de referencia, nuestro
sistema educativo, no sólo reconoce el peso de los valores morales (libertad, igualdad,

solidaridad...) que hay detrás de los derechos humanos en el “pasado y futuro de los

ciudadanos”, sino que, además, defiende la educación en los mismos ya que ésta “permite

ayudar de modo importante a los alumnos a la construcción de una conciencia moral y cívica,

acorde con las sociedades democráticas, plurales, complejas y cambiantes en las que

vivimos”.

En beneficio de esta educación, podemos disponer de un buen número de métodos que

ayuden al alumnado en la reflexión ética. Nuestra propuesta aspira a ser un complemento de

cualquier otro que se pueda utilizar y, en modo alguno, un sustituto. No obstante, nuestro

ordenamiento reconoce expresamente que “la Ética suele presentar, en forma de dilemas, los

problemas morales generados en el mundo actual, tratando de desarrollar en los alumnos la

capacidad crítica y argumentativa de un modo eminente y evitando siempre cualquier forma

de adoctrinamiento moral, político o religioso”.

Entendemos, pues, que el manejo de la discusión de los dilemas morales puede ser un

buen recurso metodológico para abordar la educación moral, tanto desde lo que podemos

considerar asignatura específica de Ética como desde la transversalidad. Partimos de una

concepción de la educación moral basada en la construcción racional, aquélla en la que se

escuchan respuestas razonadas, transparentes, y que procura una voluntad de entendimiento;

igualmente, partimos de un modelo que no defiende determinados valores dogmáticamente,

sino que ayuda al alumnado a discernir que no todo es igualmente bueno ni todo hace al ser

humano más humano; y, sobre todo, del convencimiento de que es posible, mediante la razón

y el diálogo, llegar a determinar algunos principios que puedan servirnos de guía de actuación

en situaciones conflictivas a la hora de optar entre valores enfrentados.


Creemos que el desarrollo moral debe aportar al alumnado criterios propios para

actuar de forma autónoma, racional y solidaria en situaciones dilemáticas. Aprender a elegir

por nosotros mismos es aprender a vivir la vida de forma autónoma, sin olvidar que

autonomía significa la posibilidad de hacer las propias leyes junto con mis iguales, lo que

equivale a decir que con tal aprendizaje estoy desarrollándome como ciudadano, aquél que es

su propio señor, junto a sus iguales.

1.2 Una metodología constructiva y significativa

Una metodología activa, participativa y eficaz que promueva procesos de aprendizaje

constituye, sin duda, un factor de calidad en el aprendizaje, a la vez que introduce una nueva

forma de actuar en el seno del aula. Entendemos que la utilización de los dilemas morales

encamina a que el alumnado adquiera los conceptos, procedimientos y actitudes necesarios

para comprender la realidad humana y social del mundo en el que vive. El uso de los dilemas,

cuya piedra angular no es más que el reconocimiento en el otro de la capacidad de la palabra,

del diálogo, puede llegar a ser, si no el paradigma (sería demasiado pretencioso) sí, al menos,

una clara ejemplificación de cómo los alumnos, convertidos en sujetos activos, construyen su

propio aprendizaje en la medida en que interactúan con el medio y tratan de comprenderlo.

El uso de los dilemas nos lleva a entender a los alumnos como agentes activos de su

propio aprendizaje al tiempo que los consideramos insertos en un medio social determinado.

La actividad mental constructivista del alumnado es un factor decisivo en la realización de los

aprendizajes escolares. Es un proceso que implica a la totalidad del estudiante: no sólo sus

conocimientos previos, sino también sus actitudes, expectativas y motivaciones, las cuales

juegan un papel de primer orden. Desde esta perspectiva constructivista, los dilemas rompen

con la tradicional confrontación entre métodos de enseñanza centrados en los alumnos

(activos, abiertos, progresistas, liberales, etc.) y métodos de enseñanza centrados en el


profesor (receptivos, cerrados, expositivos, tradicionales...) por entender que esta

confrontación, tal como ha sido planteada, enmascara el verdadero problema del aprendizaje.

Con la adecuada utilización de los dilemas se puede ajustar, de una parte, la actividad

constructiva del alumnado y, de otra, la ayuda (guía) del profesor que trata de impulsar,

sostener y ampliar dicha actividad. Para que el uso de los dilemas resulte coherente, no

podremos perder de vista que “la manera más eficaz de ayudar al alumno en su proceso de

construcción dependerá del momento en el que se encuentre dicho proceso”(Coll, 1991). En

tal sentido, deberemos tener en cuenta una serie de principios básicos que impregnan todo el

currículo:

1. Partir del nivel del desarrollo del alumnado: reconocer el nivel de competencia

cognitiva del alumnado, así como los conocimientos que haya construido con anterioridad, lo

que conocemos como preconceptos.

2. Construir aprendizajes significativos, frente a los meramente repetitivos. Este

aprendizaje surge cuando el alumno, como constructor de su propio conocimiento, relaciona

los conceptos a aprender y les da un sentido a partir de la estructura conceptual que ya posee.

Construye su propio conocimiento porque quiere y está interesado en ello, según el principio

epistemológico: “todo conocimiento es la repuesta a una interrogación”.

El aprendizaje significativo es siempre el producto de la interacción entre un

conocimiento previo activo y una información nueva. Es necesario que exista una relación

significativa entre lo que el alumnado ya sabe y lo que queremos que aprenda. Los usos de

dilemas morales son de gran ayuda para asegurar un aprendizaje significativo, porque pone al

descubierto la estructura lógica y psicológica del área, al garantizar la funcionalidad de lo

aprendido: que el alumnado pueda utilizar los conocimientos adquiridos cuando los necesite.
Los dilemas resultarán significativos en la medida en que aquello que se haya aprendido

pueda ser utilizado de una manera efectiva, en una situación concreta, para resolver un

problema determinado.

Tres condiciones, pues, cabría pedirles a los dilemas para que éstos resultaran

significativos:

a) Que el material que el alumnado ha de aprender sea potencialmente significativo

tanto lógica como psicológicamente.

b) Que el alumnado disponga de los conocimientos previos pertinentes, lo que supone

el reconocimiento de la relación, no necesariamente causal, entre desarrollo mental y moral.

c) Que se dé una actitud favorable a la realización de aprendizajes significativos, es

decir, que contemos con las condiciones que favorezcan la motivación de los alumnos. Lo que

nos da pie a hablar de un tercer principio.

3. Procurar que los alumnos realicen aprendizajes significativos por sí solos, que sean

capaces de aprender a aprender. En tal sentido, los dilemas les irán haciendo descubrimientos,

guiados por un camino corto o largo, pero no ciego.

4. Aprender significativamente supone modificar los esquemas de conocimiento. Para

ello, deberemos proponerles unos dilemas cuyos contenidos, sin estar excesivamente alejados

o próximos a su capacidad, lo que les desmotivaría, entren en contradicción con los

conocimientos que ya poseen. De este desequilibrio surgirá el nuevo aprendizaje que llevará

al reequilibrio, que a su vez deberá ir seguido de una nueva etapa de desequilibrio

produciéndose un proceso continuo de retroalimentación.

5. El aprendizaje significativo supone una intensa actividad por parte del alumnado.

Pero, esta disposición constructiva no puede aparecer como una actividad individual, sino
como parte de una acción interpersonal, en la que intervienen cada uno de los sujetos, sus

compañeros y el profesor

Esta concepción constructivista de la enseñanza o del proceso de aprendizaje quedaría

sesgada si no afectara también a la forma de proceder del profesorado: sería cuanto menos

contradictorio postular la actividad mental constructiva de los alumnos como requisito

imprescindible del aprendizaje significativo y no tener en cuenta al mismo tiempo, la

actividad mental constructiva del profesor como una condición necesaria para una enseñanza

de calidad. La construcción afecta a la totalidad del proceso de enseñanza y aprendizaje. Los

alumnos han de construir sus propios significados sobre los contenidos escolares con la ayuda

del profesor, pero los profesores han de construir sus propias estrategias para ayudar a los

alumnos. Y si es cierto que nadie, ni tan siquiera los profesores, puede substituir a los

alumnos en su tarea, mucho menos, amparándose en los principios constructivistas, debería

intentar substituir al profesor en la suya

Los dilemas constituyen un medio de gran utilidad para la mejor formación moral, en

cuanto que generan un diálogo en el que no se prejuzga de manera dogmática ninguna

posición, educan en el razonamiento moral y en el sentido de la responsabilidad y de la

solidaridad. No obstante, deberíamos señalar algunas limitaciones que puede presentar la sola

utilización de los dilemas desde la perspectiva del constructivismo. Entre otras, el que se

requiera mayor tiempo para el desarrollo de la programación, el que pueda provocar en

algunos alumnos una cierta inhibición ante la exigencia de su participación, o bien que

realicen aprendizajes inconexos. No obstante, se pueden intentar superar; todo depende de la

habilidad y la creatividad del profesorado. Aunque también va a depender del espacio

educativo en el que se utilicen: en la tutorías o en algún área o asignatura determinada.

1.3 Espacios de aplicación


Los dilemas morales, aunque propiamente es en el terreno de la ética donde muestran

particularmente su utilidad, pueden ser aplicados, no obstante, en diversas asignaturas y en

casi todas las áreas del currículum. En principio, se podría decir que, en todos aquellos temas

que permitan realizar una reflexión contrastada, en la que puedan estar presentes varias

opciones y presentarse distintos puntos de vista, se podría utilizar el dilema como

procedimiento válido para suscitar el diálogo, hacer posible una clarificación del problema y

conducir a una adopción de posturas en el terreno de los valores, de las actitudes y de la

conducta subsiguiente.

En el ámbito de la asignatura de Ética, en principio, todos los temas son susceptibles

de este tratamiento. La problematicidad y conflictividad que los hechos morales encierran

permiten su expresión y presentación en forma de dilema. Pero, como decimos, el

razonamiento y la sensibilidad moral pueden ser estimulados y posibilitados por la

presentación de dilemas, no sólo en la asignatura de Ética, sino también en otras áreas y

asignaturas del currículum. En tutoría, en las ciencias de la naturaleza, en educación física, en

las distintas ciencias sociales, en música, en tecnología, en filosofía, en la clase de alternativa

a la religión, etc.

De igual modo, los temas transversales, en su pretensión de conseguir un desarrollo de

valores y actitudes básicas que impregnen y recorran con su presencia todas las áreas del

currículum, ofrecen un buen repertorio de contenidos conceptuales y actitudinales sobre los

que poder aplicar las posibilidades de reflexión que ofrecen los dilemas. Los temas de

educación para el consumo, para la igualdad de oportunidades, para la paz, para el cuidado del

medioambiente, para la salud, para la sexualidad, para la seguridad vial, para la tecnología de

la información, para la diversidad intercultural, para la igualdad entre los sexos, todos ellos,

como puede suponerse, se prestan perfectamente a ser tratados de modo reflexivo mediante

dilemas que pongan en conflicto dos valores o actitudes diferentes.


2. ¿Qué son los dilemas morales?

Un dilema moral es una narración breve en la que se plantea una situación

problemática que presenta un conflicto de valores, ya que el problema moral que exponen

tiene varias soluciones posibles que entran en conflicto unas con otras. Esta dificultad para

elegir una conducta obliga a un razonamiento moral sobre los valores que están en juego,

exigiendo una reflexión sobre el grado de importancia que damos a nuestros valores

Un ejemplo de dilema moral lo tenemos en el siguiente caso, bastante frecuente en la

vida de todo estudiante:

En la clase se ha roto el cristal de una ventana, como consecuencia de la mala

conducta de un alumno. El profesor pregunta quién ha sido, diciendo que si el culpable no

aparece toda la clase tendrá que pagar su reparación, además de sufrir otros castigos. Un

grupo de alumnos sabe quién es el responsable, pero deciden no decir nada, porque el alumno

causante del problema es amigo de ellos, y no quieren ser acusados de "chivatos" ni

"traidores". Además, quieren evitarse los problemas y molestias que les causaría su confesión.

En consecuencia, toda la clase es castigada. ¿Ves correcta la conducta de esos

alumnos? ¿Tú qué harías en un caso similar?

Los dilemas morales son un excelente recurso para formar el criterio ético en los

alumnos, a la vez que les ayudan a tomar conciencia de su jerarquía de valores. Al

proponerles la resolución de un caso práctico, que con frecuencia podría ocurrirles --o les ha

ocurrido-- a ellos, la discusión de dilemas es más motivadora y estimulante que la mera

exposición de principios éticos teóricos.

Entre los objetivos del trabajo con dilemas estarían los siguientes:

 Conocer la propia escala de valores, estableciendo una jerarquía entre ellos.


 Desarrollar la habilidad social de la "empatía", que consiste en saber ponerse

en el lugar de otra persona.

 Respetar las opiniones y conductas ajenas, desarrollando la tolerancia ante

principios y valores contrarios a los nuestros.

 Favorecer el diálogo razonado, el intercambio de opiniones sobre distintos

puntos de vista.

 Formar el juicio moral, motivando el desarrollo de la lógica discursiva aplicada

a la ética de la conducta.

 Fomentar el cultivo de lo que viene llamándose "inteligencia emocional",

integrando razonamientos, sentimientos y emociones en la resolución de

conflictos.

 Razonar las conductas y opiniones propias, utilizando la razón para estudiar la

complejidad de las conductas humanas.

2.1. Clases de dilemas

Dilema de análisis: Es aquel dilema en el que el protagonista de la historia ya ha

tomado una decisión y ejecutado una conducta, y se trata de que el participante emita juicios

de valor sobre esa solución que se le ha dado al caso. Son, pues, dilemas cerrados. Como

ejemplo, transcribimos el siguiente texto de Paulo Coelho:

Un tiempo atrás, mi mujer ayudó a un turista suizo en la zona de Ipanema, que decía

haber sido víctima de ladronzuelos. Hablando un pésimo portugués con acento extranjero,

afirmó estar sin pasaporte, dinero ni lugar para dormir.

Mi mujer le pagó un almuerzo y le dio el dinero necesario para que pudiera pasar la

noche en un hotel hasta ponerse en contacto con su embajada, y se fue. Días después, un

diario de la ciudad informaba que el tal “turista suizo” era en realidad un sinvergüenza muy
creativo, que fingía acento extranjero y abusaba de la buena fe de las personas. Al leer la

noticia, mi mujer se limitó a comentar: «Eso no me impedirá seguir ayudando a quien pueda».

Dilema de solución: El problema se plantea abierto, es decir, que se limita a exponer

el caso y sus circunstancias, pero sin presentar una solución concreta, para que el participante

sea el que tome la decisión sobre el curso de acción más correcto a su entender. Un dilema de

este tipo podría ser el siguiente:

Hace algunos años, la prensa internacional denunció que grandes empresas

multinacionales (entre ellas, algunas de las grandes marcas de ropa y zapatillas deportiva)

utilizaban a niños en sus fábricas instaladas en países del Tercer Mundo.

Según los reportajes publicados, las condiciones de explotación laboral que se

producían en esas fábricas eran escandalosas. De esa manera, las empresas conseguían

fabricar el producto a un precio mucho menor que el que tendrían que pagar si esas prendas se

hubiesen fabricado en países con legislaciones respetuosas con los Derechos Humanos y

protectoras de los derechos laborales y sindicales de los trabajadores.

Algunas de estas multinacionales se justificaron, argumentando que ellos no

fabricaban directamente las prendas, puesto que concedían la patente a empresas nacionales

de esos Estados (es decir, subcontrataban la fabricación), las cuales se encargaban de todo el

proceso. Según ellas, ignoraban que en esas fábricas trabajasen niños y que fueran vulnerados

sistemáticamente los derechos laborales; al parecer, se enteraron por la prensa de la

explotación económica y personal de sus trabajadores.

Si tú tuvieras constancia de que una empresa multinacional de ropa deportiva acude a

esas prácticas, ¿comprarías ropa de esa marca, aunque fuese más barata y te gustasen

especialmente las prendas que fabrica? Justifica moralmente tu opción.


Como se ve, la implicación del participante en el dilema se realiza planteando la

pregunta: "¿Tú qué habrías hecho en esa situación?"

Según el mayor o menor grado de realidad que posean, los dilemas también se suelen

clasificar en dos tipos fundamentales:

Dilemas hipotéticos: Son los que plantean problemas que no es probable que les sucedan a

los participantes, pues proponen situaciones abstractas o muy generales, alejadas de la

realidad. Por ejemplo, en los dos casos siguientes:

Imagínate por un momento que te encuentras en la siguiente situación: eres un

miembro del Consejo de Seguridad de la ONU que tiene que votar en un asunto de violación

sistemática de Derechos Humanos por parte de un Estado. Al frente de éste se encuentra un

dictador que impide cualquier tipo de avance democrático en el país, y que además persigue

militarmente a ciertas minorías étnicas, contra las cuales está llevando a cabo acciones

sistemáticas de genocidio.

En el consejo de Seguridad deberás dar tu voto a una de las siguientes alternativas:

- No intervenir, puesto que el asunto puede considerarse como interno a ese Estado, y

cualquier intervención de la ONU podría interpretarse como injerencia en asuntos internos.

- Aprobar un embargo económico, garantizado mediante una vigilancia militar de sus

fronteras, aunque los efectos de dicho embargo recaigan mayoritariamente sobre la población

civil de ese Estado, gran parte de la cual no apoya al dictador.

- Aprobar una intervención militar en defensa de las minorías étnicas agredidas,

aunque esa decisión implique iniciar una guerra donde morirán miles de personas.
Una de las tácticas habituales de los secuestradores (de personas, de aviones con

pasajeros, etc.) consiste en plantear determinadas peticiones (dinero, liberación de presos,

etc.) a cambio de soltar a los rehenes.

Los poderes públicos se ven abocados entonces a un dilema terrible: o ceden ante los

secuestradores y consiguen así la liberación de los rehenes; o no lo hacen y se arriesgan a que

mueran. Habitualmente, los poderes públicos no ceden, argumentando que si lo hicieran, esa

claudicación daría pie a otros grupos o personas a utilizar la táctica del secuestro para

conseguir sus objetivos.

En el caso de que tú tuvieras que tomar una decisión de este tipo, ¿qué harías? ¿Sería

la misma tu decisión si entre los rehenes se encontraran familiares y personas muy queridas

por ti?

Este tipo de dilemas son muy aptos para favorecer la lógica discursiva y las

reflexiones éticas y filosóficas abstractas, pero no son muy motivadores para los alumnos, ya

que les falta la necesaria encarnación en la realidad cotidiana de nuestros alumnos.

Dilemas morales reales: Plantean situaciones conflictivas sacadas de los problemas

de la vida cotidiana, casos que les pueden pasar a los alumnos -es más, sería aconsejable

procurar extraer estos dilemas de casos reales que les hayan ocurrido a ellos-. Al basarse en

hechos reales, son más motivadores para el trabajo en el aula, pues los alumnos pueden hacer

intervenir su experiencia al lado de la lógica discursiva para tomar sus decisiones.

Un ejemplo de dilema real lo tenemos en el siguiente caso:

¿Le darías una limosna a un mendigo alcohólico, aunque supieras que probablemente

se gastara el dinero en vino? ¿Argumentarías que el fin para el que pide dinero -
emborracharse- es malo, y por tanto te abstendría de dársela? ¿O pensarías que es un enfermo

que no puede evitar emborrarse, y que ese acto no hace mal a nadie salvo a él mismo, y en

razón de su adicción incurable, le darías la limosna que te solicita? ¿Consideras inmoral

alguna de las dos decisiones anteriores? ¿Por qué?

Según el grado de exhaustividad con el que presenten la información, podríamos

distinguir entre:

Dilemas completos: Son aquellos que informan con amplitud de las diversas

circunstancias que influyen en el problema, con el fin de que quien va a emitir un juicio sobre

el mismo disponga de la mayor cantidad posible de información, hecho que contribuirá a que

la toma de decisión sea más ajustada a criterio. Al tener todas o casi todas las variables, el

juicio moral será más razonado y correcto.

Esta modalidad es la que deberemos utilizar al comienzo de nuestro trabajo con

dilemas, por ser la más sencilla para los participantes no familiarizados con este tipo de

actividades.

Un ejemplo lo tenemos en el siguiente dilema:

Uno de los negocios más rentables en los últimos tiempos es el del periodismo

sensacionalista relacionado con la llamada "prensa rosa". En las revistas del corazón o en

programas de radio y televisión donde intervienen famosos se venden exclusivas millonarias

por revelar secretos íntimos, asuntos sexuales o fotografías comprometedoras. Está claro que

muchas de esas exclusivas atentan directamente contra el honor y el derecho a la intimidad de

algunas personas.
Imagina que tú eres el director de una cadena de televisión y tienes que autorizar o

denegar el permiso para la creación de un programa de este tipo. Sabes que la audiencia de

estos programas es altísima (y se trata de un asunto importante para los accionistas de tu

empresa, ya que los ingresos publicitarios aumentarían), aunque personalmente consideras

inmoral el vender secretos íntimos que afecten a terceras personas.

De entre las siguientes decisiones, cuál elegirías y por qué:

- Autorizar el programa, ya que lo importante es conseguir audiencia. Al fin y al cabo

eso es lo que desean mayoritariamente los accionistas y son ellos los que te pagan.

- Autorizar el programa, argumentando que eso es lo que la opinión pública desea y,

por tanto, se trata de una decisión democrática.

- Denegar el programa por motivos morales.

- Denegar el programa con el fin de crear una imagen de cadena televisiva seria y así

captar a espectadores contrarios a este tipo de espacios.

Dilemas incompletos: Son los que no proporcionan una información completa sobre

las circunstancias concurrentes en el dilema, limitándose a plantearlo a grandes rasgos, sin

detalles. Ante esta falta de definición, los participantes tendrán que hacer un esfuerzo

reflexivo para discernir ellos mismos bajo qué circunstancias tomarían una decisión en un

sentido u otro. Es decir, que en este tipo de dilemas el debate tiene como objetivo, además de

buscar la solución, investigar las variables que orientarían la elección en un sentido u otro.

Al suponer un mayor esfuerzo discursivo, estos dilemas habría que utilizarlos para

alumnos de mayor edad, o que ya estuvieran familiarizados con la técnica de los dilemas.

Ejemplos de dilemas incompletos serían los siguientes:


- Condenar a una persona inocente para salvar a un pueblo.

- ¿Estás de acuerdo con Robin Hood?: robar a los ricos para dárselo a los pobres.

- Torturar a una persona para sacarle información que permita detener a unos

delincuentes.

- Si por alguna casualidad de la vida, sorprendieras a dos famosos en actitud íntima,

cariñosa y comprometedora para su honor, y tuvieses a mano una cámara fotográfica o de

vídeo, ¿los fotografiarías e intentarías vender esas imágenes a alguna revista que te pagase un

buen montón de dinero por ellas, o al contrario, respetarías su derecho a la intimidad?

- ¿Estarías dispuesto o dispuesta a compartir parte de lo que te sobra (parte de tu paga,

renunciar a comprar ropa de marca y cara, dedicar tu tiempo libre a trabajar para una ONG,

etc.) para intentar remediar la pobreza existente en el mundo? ¿O piensas tal vez que con

actitudes individuales no se resuelve nada y que esa tarea debiera ser misión exclusiva del

Estado (al fin y al cabo, los ciudadanos ya pagan impuestos, una parte de los cuales se dedican

a la ayuda al desarrollo de los países pobres)?

- ¿Serías capaz de mentir sobre tu cualificación profesional para conseguir un trabajo,

aun cuando con esa mentira perjudiques a otros candidatos al puesto de trabajo? Si te

encontraras en esa situación: ¿dirías la verdad u optarías por intentar alcanzar ese trabajo a

toda costa? En este último caso, ¿cómo justificarías moralmente tu conducta?

2.2. Elaboración de dilemas

Para elaborar dilemas morales que podamos debatir en el aula, hemos de tener en

cuenta algunas recomendaciones, en cuanto a sus elementos, y en cuanto a las fuentes de

donde podemos extraerlos.


a) Elementos

 El personaje principal que protagoniza el problema debe aparecer claramente

delineado, para favorecer la identificación con él.

 Las circunstancias: para que el juicio ético sea ponderado, el dilema debe

explicar claramente todas que concurren en el caso planteado, pues si el

alumno no posee suficiente información, su decisión corre el peligro de ser

errónea. Aunque, como ya indicamos, esto no sucede con los dilemas

incompletos.

 Clase de dilema: Es preferible elegir dilemas reales al comienzo de nuestra

práctica, ya que, al ser más cercanos a nuestros alumnos, esta mayor

implicación les facilita que puedan contar con su experiencia como elemento

de juicio, al lado del razonamiento discursivo. Su mayor grado de realidad los

hace, evidentemente, más fáciles de trabajar. Cuando dominen ya la práctica,

podremos plantear dilemas más hipotéticos y abstractos. Estos dilemas reales

podremos sacarlos de la propia vida cotidiana de los alumnos, de los medios de

comunicación, de textos con valores como los que expusimos más arriba, etc.

 Alternativas: es necesario plantear claramente todas las posibles soluciones y

su grado de legitimidad.

 Naturaleza: Los sucesos deben estar centrados claramente sobre cuestiones de

valor moral. El profesor debe asegurarse de que los alumnos entienden

claramente la naturaleza del dilema, sus circunstancias y las posibles

respuestas que propone.

 Toma de decisión: El dilema debe plantearse con preguntas del tipo: ¿Es

correcta la decisión de X?, o ¿Qué habrías hecho tú en el lugar de X?


 Dinámicas de grupo: Podemos utilizarlas para favorecer el intercambio de

opiniones, pero teniendo en cuenta que no estamos ante una terapia de grupo, y

lo que realmente importa no es la vida personal de los participantes

b) Fuentes

 Textos con valores: Muchos textos con valores (cuentos, fábulas, parábolas,

poemas, etc.) pueden ser utilizados como verdaderos dilemas, si nos

interrogamos por el mensaje ético que plantean. Por ejemplo, el siguiente texto

de Berthold Brecht plantea un dilema centrado en el conflicto entre dos valores

igualmente factibles y defendibles: el valor de la seguridad, y el valor de la

solidaridad. La pregunta clave del texto puede ser algo así como: ¿Estás

dispuesto a arriesgar tu seguridad para ayudar a los demás?:

Primero se llevaron a los negros, pero a mí no me importó, porque yo no lo era...

Enseguida se llevaron a los judíos, pero a mí no me importó, porque yo tampoco lo era.

Después detuvieron a los curas, pero como yo no soy religioso, tampoco me importó. Luego

apresaron a los comunistas, pero como yo no soy comunista, tampoco me importó... Ahora

me llevan a mí, pero ya es tarde.

El siguiente texto de Khalil Gibran puede llevar a una reflexión sobre el valor de la

generosidad, planteándonos el siguiente interrogante: ¿Tenemos que dar a todo el mundo,

aunque no tengamos la seguridad de que eso que damos vaya a ser bien empleado? En otras

palabras, ¿Hemos de dar a todos, o sólo al que lo merezca?

Dais muy poco cuando dais lo que es vuestro como patrimonio. Cuando dais algo de

vuestro interior es cuando realmente dais.


Hay quienes dan poco de lo mucho que tienen, y lo dan buscando el reconocimiento, y

su deseo oculto daña sus regalos. Y hay quienes tienen poco y lo dan todo.

Es bueno dar algo cuando ha sido pedido, pero es mejor dar sin demanda,

comprendiendo. Y, para la mano abierta, la búsqueda de aquel que recibirá es mayor alegría

que el dar mismo. ¿Y hay algo, acaso, que puede guardarse? Todo lo que tenéis será

entregado algún día: dad, pues, ahora que la estación de dar es vuestra y no de vuestros

herederos. Decís a menudo: «Daría, pero sólo a quien lo mereciera». Los árboles en vuestro

huerto no hablan de ese modo, ni los rebaños en vuestra pradera. Ellos dan para vivir, ya que

guardar es perecer.

Todo aquel que merece recibir sus días y sus noches merece de vosotros todo lo

demás. Y aquel que mereció beber el océano de la vida merece llenar su copa en vuestra

pequeña fuente. Mirad primero si vosotros mismos merecéis dar y ser el instrumento de dar.

Porque, en verdad, es la vida la que da a la vida, mientras que vosotros, que os creéis dadores,

no sois más que testigos. Si queremos hacer más "real" a nuestros alumnos el dilema

propuesto en los dos textos anteriores, de manera que se sientan más implicados y

protagonistas, podemos traducirlo así:

"Vas por la calle, y encuentras a un mendigo pidiendo limosna. Tras un momento de

duda, decides no darle nada, porque piensas que es muy probable que se vaya a gastar el

dinero que le des en drogas o alcohol"

 Casos de la vida real

Indudablemente, los dilemas inspirados en hechos de la vida cotidiana, o extraídos

directamente de ella, son los mejores para plantear a nuestros alumnos, porque su cercanía

emocional y sentimental, además del conocimiento previo que tienen de estos dilemas por su
propia experiencia, les favorece la necesaria "empatía" para involucrarse más en su

resolución.

Unos casos especiales de dilemas reales son aquellos que ilustran situaciones

conflictivas de la vida escolar, como el dilema que planteábamos más arriba sobre el

problema de "chivarse" o no para evitar un castigo colectivo. Otro ejemplo podría ser el

siguiente:

En el reglamento de un centro de enseñanza tenían este artículo sobre los deberes de

los estudiantes: "El alumno que sea sorprendido copiando durante un examen, será expulsado

de la escuela".

Juzgando que esta norma era demasiado estricta, la dirección quiso hacerlo más suave,

y pasó una encuesta a los alumnos para conocer su opinión... Pero éstos se negaron a

cambiarla: decían que copiar era una traición y un engaño a los alumnos que habían

estudiado. ¿Qué opinas tú?

Los medios de comunicación

Los medios de comunicación nos pueden proporcionar también casos basados en la

realidad, aunque ésta sea más lejana a la que vivan nuestros alumnos, que en muchos casos

será improbable que experimenten esos conflictos. Sin embargo, el hecho de que hayan

ocurrido realmente les añade una motivación extra sobre aquellos dilemas más abstractos e

hipotéticos.

En este sentido, la prensa puede ser una fuente de gran riqueza a la hora de

proporcionarnos casos para nuestros debates en el aula. Como ejemplo, transcribimos el

siguiente caso:
Los vecinos de un barrio se han quejado repetidas veces a las autoridades de que con

mucha frecuencia hay altercados y disturbios en las calles, debido al tráfico de drogas y a la

existencia de proxenetas. Cansados de que no atiendan sus demandas, deciden hacer una

patrulla ciudadana que garantice su seguridad, especialmente por las noches.

Una cadena de televisión, enterada de que una noche esa patrulla iba a hacer una

"redada" en el barrio, manda a cuatro periodistas para que cubran la información. Durante el

transcurso de la "redada", los vecinos agreden a algunos "camellos" y proxenetas, sin que

ningún periodista haga nada por impedirlo, ya que se limitan a cubrir la información.

Un juez, enterado de los hechos, denunció a los periodistas por no haber cumplido con

el inexcusable deber, recogido en la Constitución, de socorrer a las víctimas. Los reporteros

alegaban que se limitaban a cumplir con su trabajo. ¿Estás de acuerdo con la denuncia del

juez?

2.3. Resolución de dilemas

Como los dilemas morales muestran una serie de actos humanos cuyo juicio depende

de una escala de valores, y como esta jerarquía es algo estrictamente personal, distinta para

cada participante en la resolución de un dilema, es fácil concluir no existen reglas precisas, ni

fórmulas ni recetas que puedan aplicarse a la generalidad de los dilemas.

Sin embargo, la ética, como ciencia de la conducta humana, nos puede proporcionar

algunos principios válidos que nos pueden orientar a la hora de elaborar un juicio crítico sobre

un dilema, ayudándonos en la toma de una decisión lo más ajustada posible a los criterios de

lo que podemos denominar "verdad ética".

a) Factores de los actos humanos:

 El objeto: es el contenido o "tema" de la conducta.


 Las circunstancias: son los diversos factores o modificaciones que afectan a la

conducta que se juzga, influyendo en la decisión final que se adopta. Estas

variables pueden atenuar o agravar la moralidad del acto.

 La finalidad: es la intención con que se realiza la conducta. Puede coincidir o

no con el objeto de la acción.

Se considera que un acto es bueno cuando son buenos el objeto, las circunstancias y el

fin. Por ejemplo, robar para repartir el dinero entre los pobres es un acto condenable porque, a

pesar de que la intención es buena, el objeto (robar) es siempre condenable. Como dice la

famosa frase, "el fin no justifica los medios".

Ayudar a los demás para después presumir de ser buena persona también es

condenable, porque, a pesar de que el objeto (ayudar) es correcto, la intención no es buena.

En este sentido, la lógica dice que es mejor una acción buena con intención poco recta,

que una mala con intención buena, ya que lo que realmente importa es lo que se plasma en la

realidad y afecta a otras personas o al que realiza la acción. Como dice el refrán: "obra son

amores, y no buenas razones".

b) Características de los actos humanos:

Para que un acto pueda calificarse de "humano" es decir, para que una conducta pueda

calificarse de "moral: son precisas dos condiciones:

 Conocimiento: la ignorancia es ausencia de conocimiento de la moralidad de

un acto. Hay tres clases:

- Invencible: es la que precede a la acción.

- La que acompaña a la acción.


- Vencible: por ejemplo, alguien se encuentra una cartera y no quiere enterarse quién

es con el fin de apropiársela. Ejemplo de dilema relacionado con el conocimiento: accidente

causado por desconocer las normas de circulación.

 Voluntad libre: origina responsabilidad. Según esta características, hay tres

clases de actos morales:

 Forzados: se hacen bajo coacción, sin libertad, por lo cual no tienen

responsabilidad. Por ejemplo, ¿Cómo calificarías la conducta de un soldado

que mata a un enemigo durante una guerra?

 Voluntarios directos: se busca el efecto.

 Voluntarios indirectos: no se busca el efecto. Por ejemplo, un accidente

causado por conducir bajo los efectos del alcohol. ¿Es lícito realizar un acto del

que se siguen dos efectos, uno bueno y otro malo? Condiciones necesarias:

 Que la acción sea buena en sí o indiferente: no es lícito mentir, aunque de ellos

se deriven efectos buenos.

 Que el efecto primero e inmediato sea el bueno, y no el malo: publicar datos

para salvaguardar el bien común, aunque siga el desprestigio de algunas

personas: el bien común es superior al personal.

 Que busque el efecto bueno y se limite a permitir el mal

c) Las realidades éticas:

 La conciencia: Actuar éticamente quiere decir actuar en conciencia. Hay varias

clases de conciencia:

 Verdadera: está de acuerdo con la ley moral.

 Errónea: cree que un acto bueno es malo, y viceversa.


Ejemplo de dilema: pienso que beber alcohol, aunque sea moderadamente, es malo.

Me ofrecen una bebida alcohólica. Si bebo hago algo malo, porque actúo en contra de lo que

dicta mi conciencia.

 Cierta: es categórica, es decir, que no tiene duda.

 Dudosa: vacila sobre la moralidad de un acto.

Sólo es norma de moralidad la conciencia cierta si además es verdadera. De ahí la

importancia de la formación de la conciencia.

 La ley moral: La conciencia recta o verdadera es la que juzga de acuerdo con

una norma, aplicando a la práctica la ley general.

 La cultura: Cada cultura tiene su jerarquía de valores, su visión de la vida y del

mundo. Viene a ser un modo de comportarse de la sociedad en su conjunto,

una manera de entender la realidad.

Esta jerarquía cultural de valores se transmite a través de las instancias educativas, y crea

condicionamientos para actuar de una manera determinada, por lo cual nos quita libertad.

La conducta de una persona depende de tres factores fundamentales:

 El temperamento: viene determinado en gran parte por la naturaleza

biogenética.

Los condicionamientos: son las conductas aprendidas en el proceso socializador y

educativo.
 La experiencia: las vivencias que experimentamos y las consecuencias de los

actos que realizamos influyen en nuestras conductas futuras.

 El bien: la felicidad

La verdadera moral consiste en un sentido de la vida, en una determinada visión del

mundo, más que en un código de obligaciones. Así como el acto humano se ejecuta en

función de una finalidad o "bien", la vida humana se vive en función de un bien supremo, que

es la felicidad que.

Todo cuanto hacemos, lo hacemos desde un proyecto, con vistas a un fin. Este fin está

ya desde el principio, en la intención.

Conclusión

“Supongamos que toda la vida hemos tratado de ser buenas personas cumpliendo

nuestros deberes y esforzándonos por hacer lo que es bueno para nuestros semejantes.

Supóngase, además, que a muchos de nuestros semejantes les resultamos antipáticos, nosotros

y nuestros actos, y que nos consideran inclusive como un peligro para la sociedad, si bien no

están en condiciones de demostrar que esto sea realmente así. Sigamos suponiendo que se nos

acusa, se nos juzga y se nos condena a muerte por un jurado formado por individuos que son
nuestros iguales, todo ello en una forma que consideramos con razón ser totalmente injusta.

Supongamos, finalmente, que mientras estamos en la cárcel en la espera de la ejecución,

nuestros amigos arreglan una oportunidad para que podamos escapar y trasladarnos al exilio

con nuestra familia. Sostienen que disponen de los medios de soborno necesarios y que ellos

no corren riesgo alguno por el hecho de nuestra fuga; que si huimos gozaremos de una vida

más larga, que nuestra esposa y nuestros hijos vivirán en mejores condiciones, que nuestros

amigos tendrán todavía ocasión de vernos y que, en fin, todo el mundo considera en general

que deberíamos escapar. ¿Deberíamos aprovechar la oportunidad?”. (Frankena, 1965.) De

acuerdo con esta presentación del caso, que es la introducción al Critón de Platón, Sócrates

quien es el prisionero, ha de tomar una decisión. Está de por medio la propia vida, el bienestar

de la familia y la confianza debida a la gente que le apoya y cree en su inocencia. Su amigo y

discípulo Critón intenta persuadirlo para que acepte la propuesta de huir y se inicia entonces

un diálogo cuyo único objetivo es deliberar en torno a lo que se ha de hacer en esa

circunstancia particular. Sócrates se reafirma a sí mismo, por medio del diálogo con su amigo,

que su decisión ha de estar guiada por los siguientes criterios: no hay que dar tanta

importancia a la opinión de la mayoría , no hay que prestar atención a ningún otra cosa que al

razonamiento que, al reflexionar, parece el mejor, no hay que considerar que lo más

importante es el vivir, sino vivir bien no se debe cometer injusticia , no se debe responder a la

injusticia con la injusticia, ni responder haciendo mal cuando se recibe el mal hay que

respetar. los acuerdos (50a- 54d). Sócrates decide no huir porque con su fuga estaría

contradiciendo todos los anteriores criterios: estaría apostándole a la opinión de la mayoría

apocando de esta manera la opinión propia; estaría actuando apresuradamente sin reflexionar

acerca del mejor argumento para la acción; estaría viviendo en contra de los principios que

hacen que su vida precisamente, no sea vivida de cualquier manera; con su fuga estaría

respondiendo con injusticia a una injusticia recibida; y estaría violando un acuerdo tácito que
tenía con las leyes de su ciudad de respetarlas y obedecerlas. Sócrates tiene la certeza de que

su única obligación moral es la de ser un hombre que lleve una vida de excelencia humana

(arete), esto es, vivir su vida con valentía, justicia, moderación, piedad y sabiduría. Esta

certeza en lo que se ha de hacer, hace que Sócrates tenga por más la muerte que traicionar lo

que él mismo es y ha buscado ser toda su vida: ser un hombre coherente consigo mismo.

Cuando se busca actuar de este modo, la teoría del residuo moral (moral remainder thesis) de

Williams no tiene ningún sentido porque no hay ninguna otra

obligación que quede en pie, en caso de conflicto entre obligaciones. En el caso del

estudiante de Sartre, sucede algo similar. Él sabe que su principio de acción más fuerte es el

de ir a la guerra, realmente no tiene elección porque él mismo ya ha estado construyendo su

elección de vida. Ha estado “comprometiendo” su vida en la construcción de una respuesta.

Lo que podemos afirmar es que en efecto el joven estudiante se encuentra ante una situación

difícil donde su grado de libertad para la elección se ve afectado directamente por la potencial

inestabilidad emocional de un tercero. Pero ¿qué hay con la propia estabilidad emocional? El

joven estudiante no puede ser responsable de la felicidad de un tercero, él ha de ser

responsable de su propia felicidad, de sus propias acciones voluntarias. Aun en casos como el

de Antígona, hay un curso de acción a seguir más fuerteque cualquier otro: enterrar a los

muertos.

Antígona, Sócrates, y el joven estudiante convergen en el hecho de mantener

principios que son irrenunciables, incluso están dispuestos a sacrificar la propia vida en aras

de ser consecuentes con sus principios de acción

moral. Discrepan eso sí, en la consecución misma de sus principios de

acción. Mientras que Antígona desafía las leyes, Sócrates busca obedecerlas o

persuadirlas, y el joven estudiante busca defender las leyes de un pueblo uniéndose a su


ejército. Ninguno realmente se ve enfrentado(a) a tener que hacer una elección, o enfrentarse

a un auténtico dilema moral, porque ya la elección estaba hecha. No hay necesidad de ser

héroes y heroínas para lograr estas certezas morales. Hay que ejercitar el juicio moral y la

capacidad para la deliberación por medio de la lectura y el análisis de casos. Ésta no es una

tarea de unas cuantas horas de vida, es un compromiso de vida que se teje en torno a la

reflexión ética de descubrir elementos para la constitución de un carácter que responda al

logro de una vida de excelencia humana. Pero: ¿cuáles pueden ser esos criterios?, ¿cómo

educar la capacidad de juicio?, ¿cuáles serían sus condiciones, sus límites?, ¿existirían cursos

de acción que son correctos en sí mismos y susceptibles de ser verificados?, ¿existen los

errores morales? Estas preguntas no son fáciles de contestar y el propósito de este ensayo ha

sido el de contextualizar un debate reciente que me ha llevado a la formulación de las

anteriores preguntas. Pero el formularlas, tiene el ánimo de señalar un asunto complejo que

ameritaría futuras investigaciones.

Referencias Bibliográficas

ARISTÓTELES. Ética Nicómaquea.

Traducción e introducción de

Antonio Gómez Robledo. México: Porrúa. 1998.


ARISTÓTELES. Nicomachean Ethics.

Traducción, introducción, notas y glosario de Trence Irwin.

Cambridge: Hackett Publishing Company. 1985.

BORGES, J. Jorge Luis Borges: nueva

antología personal. Barcelona:

Bruguera. 1980.

DONAGAN, A. “Consistency in Rationalist Moral Systems.” 1984.

En Gowans, ed., Moral Dilemmas (1987: 271-290).

________ “Moral Dilemmas, Genuine

and Spurious: A Comparative

Anatomy.” 1993. En Mason,

ed., Moral Dilemmas and Moral Theory (1996: 11-22).

ESQUILO. Las siete tragedias. (La

Trilogía de Orestes fue representada en el año 458 antes

de nuestra era). México:

Porrúa 1997.

FRANKENA, W. Ethics. New Jersey:

Prentice-Hall. 1973.

GOWANS, C. W. (Ed). Moral Dilemmas. New York: Oxford University Press. 1987.

También podría gustarte