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Esta MUESTRA GRATIS incompleta del libro


no es para ser comercializada.©
13 Mitos acerca del sexo
Michelle Espinoza de Mejía

Publicado por especialidades625® © 2023


Dallas, Texas.

ISBN: 978-1-954149-30-4

Todas las citas bíblicas son de la Nueva Biblia Viva (NBV) a menos que se indique lo contrario.

Editado por: Maria Gallardo


Diseño de portada e interior: Creatorstudio.net

RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS.


IMPRESO EN ESTADOS UNIDOS.
Contenido
Introducción 7

Mito 1: El sexo es cosa de hombres 9

Mito 2: El sexo es algo sucio 17

Mito 3: El sexo no es importante 23

Mito 4: El sexo es solo una actividad fisiológica 33

Mito 5: El sexo es una necesidad 51

Mito 6: Las mujeres nunca quieren 59

Mito 7: El sexo es una habilidad innata y automática 69

Mito 8: Para ser buen amante hay que tener experiencia


previa 79

Mito 9: Es mi derecho / Es mi obligación 91

Mito 10: El sexo maravilloso es un premio de Dios 97

Mito 11: La pornografía y la masturbación no afectan 107

Mito 12: Dios no perdona el pecado sexual 129

Mito 13: Te juro que fue consensuado 139

Palabras finales 163

Bibliografía 167
Introducción
Escribí este libro porque entiendo tu curiosidad respecto al
sexo. Entiendo tus dudas, entiendo tu urgencia, incluso entiendo
tu confusión y la decepción que sientes algunas veces. Sé lo
frustrante que es tener dos mil cuestionamientos en tu interior
y que nadie te ayude a resolverlos correctamente. Pareciera que
a nadie le importa… o que no saben… o que tienen miedo de
hablar de estas cosas… Hay muchos tabúes, ignorancia y mitos.
¿Te has dado cuenta de que vivimos en una sociedad en la que
todo el tiempo y en todos lados se habla de sexo, pero nadie
realmente conoce bien el tema?

En este libro quiero hablarte de frente y sin rodeos. Lo escribí


pensando en las jovencitas y los jóvenes solteros, como tú. En
aquellos que anhelan algún día tener una vida sexual maravillosa
con su futuro cónyuge. En los cristianos que actualmente tienen
luchas respecto a su sexualidad. En las chicas y los muchachos
que tienen un oscuro pasado sexual y ahora quieren ser libres.
Lo escribí pensando en todos los solteros que por años el único
mensaje que han escuchado desde el púlpito es “¡No lo hagas!”,
pero que nunca han escuchado por qué no es bueno hacerlo
fuera del matrimonio, ni saben cómo cambiar el switch cuando
se casen.

Hablar de “sexualidad” implica un amplio espectro de temas. La


sexualidad es parte de nuestra identidad dada por el Señor. Es
parte de quiénes somos, independientemente de si eres varón
o mujer, soltero o casado, muy joven o muy mayor. Por lo tanto,
no todos los aspectos de la sexualidad tienen que ver con los
genitales ni con el erotismo. El hecho de que una chica prefiera
conversar por horas, y un chico prefiera jugar videojuegos con
sus amigos, son aspectos de la sexualidad, aunque no haya algo
directamente erótico. Así que, para evitar confusiones, en este

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Michelle espinoza de mejía

libro llamaremos “sexo” a la relación sexual entre esposos. Para


los temas más generales usaremos la palabra “sexualidad”.

Al avanzar por el libro notarás que hay capítulos cortos y otros


más largos. Esto es porque hay temas más sencillos y otros más
complejos, que necesitan más atención. Empezaremos con el
mito más esencial y terminaremos con lo más difícil.

Espero que a medida que vayamos revisando juntos cada uno


de estos mitos los puedas ir descartando, y que a partir de ahora
la Palabra de Dios sea la que te instruya y te permita vivir una
sexualidad íntegra como chica soltera o chico soltero.

¡Aquí vamos!

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Mito 1:
El sexo es
cosa de hombres

Lo escuchas al pasar, en la escuela. Lo ves en una película. Hasta


lo dicen tus tías: los chicos solo piensan en sexo, y a las chicas
buenas no les interesa el tema. Muchas personas llegan incluso a
decir que el sexo es algo creado por los hombres para su propio
beneficio. ¿Es cierto esto? Veamos…

Lo primero que debemos comprender es que, como seres


humanos, formamos parte de una cultura. No podemos vivir
aislados. Donde hay gente, se crea una cultura. Lo malo es que
el pecado ensució la cultura. Y, quieras o no, la cultura influye y
moldea1, y afecta desde tu manera de vestir hasta tus ideas sobre
la sexualidad. (¡Por eso necesitas sabiduría para retener solo lo
bueno y descartar los mitos!).

¡La idea de que el sexo es cosa de hombres ha dañado a tantas


personas como ni te imaginas! Incluso ha destruido matrimonios
que parecían sólidos y enamorados. De hecho, podríamos decir
que este mito es el padre de todos los mitos.

Si tan solo entendiéramos que el sexo es algo tanto de hombres


como de mujeres, nos evitaríamos muchas complicaciones. Y
si entendiéramos que el sexo es cosa de Dios, viviríamos vidas
mucho más plenas.

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Michelle espinoza de mejía

Cosa de Dios
La primera verdad que necesitas conocer para deshacerte de
este mito es que Dios creó el sexo. Alguien dijo una vez que “Dios
creó al ser humano pero que el diablo vino y le agregó genitales”.
¡Obviamente, esto es mentira! Mira lo que dice la Escritura:

“De modo que Dios creó a los seres humanos a su


imagen. Sí, a su imagen Dios los creó. Y Dios los
creó hombre y mujer. Luego Dios los bendijo y les
dijo: «Tengan muchos hijos, para que llenen toda la
tierra...»”.
Génesis 1:27-28a

De este texto podemos extraer que:

• Dios creó a los seres humanos. Los creó para sí mismo y para
relacionarse con ellos.

• Los creó a su imagen. Parte de la naturaleza de Dios se


depositó en el ser humano.

• Les dio una identidad diferenciada. Los creó con un sexo


distinto a cada uno: hombre y mujer. Las palabras hebreas que
se tradujeron como hombre y mujer significan “sexo notorio”
y “con un hueco”. ¿No te encanta lo específica que es la Biblia?
Si sus genitales están por fuera y se ven, es hombre. Si tiene un
hueco y los órganos reproductores están por dentro, es chica.
Punto. No hay más opción (independientemente de lo que
digan la cultura popular y los movimientos de moda). Biológica
y anatómicamente hablando, o eres hombre o eres mujer.

• Dios creó el pacto matrimonial. Con el hecho de bendecirlos,


Dios creó la primera familia, conformada por una chica y un
chico. Los pactos que ofrece Dios son algo muy importante.
El pacto otorga un trato especial a quien lo acepte. Y el pacto

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Mito 1: El sexo es cosa de hombres

matrimonial es un parteaguas. Es un momento relevante que


marca un antes y un después.

• Les dio un propósito. A partir del pacto, el Señor les mandó


a tener relaciones sexuales. Dios diseñó el acto sexual para
unir al matrimonio recién creado. Para Él, esta es una señal
de bendición y de gozo que, por si fuera poco, ¡produce más
personas!

En resumen: antes de que el pecado


apareciera en la historia, Dios definió los ¡El sexo es algo
géneros, instituyó el matrimonio, y creó el sagrado, creado
sexo. En “la era de la inocencia”, el Señor con una intención
estableció estas tres maravillas. ¿Lo ves?
¡El sexo es algo sagrado, creado con una
gloriosa!
intención gloriosa! Es el regalo exclusivo
y valiosísimo del Señor para que los esposos lleguen a la unidad
absoluta. Por lo tanto necesita ser resguardado, respetado y
valorado.

Si continuamos leyendo un poco más hasta completar los dos


primeros capítulos de Génesis, veremos que Dios creó el sexo con
tres propósitos:

1. Placer. En hebreo, Edén significa placer2. ¡El Señor les ofreció


a Adán y Eva vivir en el jardín del placer! (Y por si quedaran
dudas, más adelante el libro de Cantares deja bien claro que
Dios planeó que fuera una actividad recreativa para ambos,
tanto para el hombre como para la mujer).

2. Procreación. Los seres humanos se convirtieron en co-


creadores con Dios.

3. Unidad. A través de la unión de los cuerpos, los esposos


construyen intimidad y llegan a ser como una sola persona.

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Michelle espinoza de mejía

Ahora te voy a decir algo que tal vez haga que tu cabeza dé
vueltas: El Señor creó el acto sexual como una manera de
simbolizar nuestra relación espiritual con Él. ¿No lo crees? Pues
mira:

“«Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre


y se unirá a su mujer, y los dos serán como una sola
persona». Sé que esto es como un misterio difícil de
entender; pero ilustra la manera en que Cristo se
relaciona con la iglesia”.
Efesios 5:31-32

Lo que dice este texto es que la unión sexual del hombre y su


mujer representa la unión espiritual de Cristo y su iglesia. Por
supuesto, el mismo Pablo reconoce que es algo difícil de entender
¡y ciertamente lo es! Pero según este pasaje, cada vez que una
pareja de esposos tiene sexo, está representando la comunión
de Cristo y su amada Iglesia. Tal vez te suene grotesco, pero si le
das la vuelta, comprenderás que así como para el Señor la unión
con su Iglesia es algo hermoso y sagrado, así lo es también el acto
sexual entre un hombre y su esposa.

La Biblia explica que a lo largo de su creación, Dios ha dejado


símbolos que nos ayudan a entender mejor su naturaleza divina.
Por ejemplo, Dios creó las hormigas para representar el trabajo,
la diligencia y la sabiduría. Los árboles simbolizan al hombre y
la importancia de echar raíces y dar fruto. Igualmente, el Señor
creó el matrimonio y el sexo para enseñarnos acerca de su
deseo de relacionarse con nosotros de manera muy estrecha.
Entender la sexualidad es entender quién es Dios. ¡Todo en la
creación apunta hacia Él! En la eternidad (o el cielo) ya no habrá
matrimonio ni sexo porque no necesitaremos algo que simbolice
la comunión con Dios, ya que estaremos ahí, directamente, en un
compañerismo ilimitado con Él.

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Mito 1: El sexo es cosa de hombres

La progresión
Dios ha puesto en cada persona un deseo físico que refleja
un anhelo espiritual de una relación con Él. Cuando llega la
pubertad, se despierta en los chicos y chicas un deseo de amor,
de relacionarse de una manera diferente, un anhelo de intimidad
emocional, mental, y corporal. La Dra. Slattery dice: “Los solteros
cristianos simbolizan el anhelo aún no cumplido de la intimidad”3
que aparece en el Salmo 84:

“Casi me desmayo pues mi deseo más intenso es


entrar en los atrios del Señor; con todo mi ser, alma
y cuerpo, alabaré alegremente al Dios viviente. Hasta
los gorriones encuentran casa cerca de tus altares;
y la golondrina hace allí su nido, para empollar a
sus pequeños; oh Señor Todopoderoso, mi rey y mi
Dios. ¡Dichosos quienes pueden morar en tu templo
y cantar tus alabanzas! (...) Un sólo día en tu templo
es mejor que mil en cualquier otro sitio. Preferiría
ser portero del templo de mi Dios que vivir una vida
cómoda en palacios de maldad. Porque el Señor es
nuestra luz y nuestra protección. Él nos da gracia y
gloria. Ningún bien se les negará a quienes hagan lo
que es justo. Oh Señor Todopoderoso, son felices los
que en ti confían”.
Salmo 84: 2-4, 10-12

De hecho, antes de llegar a la culminación de la unión


matrimonial, Adán y Eva ya eran seres sexuales, con unos cuerpos
que reaccionaban uno ante el otro:

“Con la costilla hizo a la mujer y se la llevó al hombre.


Al verla, el hombre exclamó: «¡Esta sí es hueso de mis

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Michelle espinoza de mejía

huesos y carne de mi carne! Se llamará ‘mujer’ porque


fue sacada del hombre»”.
Génesis 2:22-23 (Énfasis del autor)

Cuando Eva fue creada, Adán la miró, sintió atracción por ella
y “exclamó”. Dicho de otro modo, cuando el Señor creó a la
primera chica, el primer chico de la historia la vio de pies a cabeza
¡y le gustó mucho! Estas son expresiones sexuales propias de
los jóvenes solteros. Esto es lo que hacen: se miran, se gustan,
hablan entre sí, ríen bobamente... ¡es normal! Así lo diseñó el
Señor. Y esto es porque hay un anhelo de conectar emocional y
mentalmente con otra persona. Es parte del proceso que Dios
planeó. Con el tiempo, esa expresión sexual crece, ¡y por eso a la
gente le da por casarse!

Si Adán no hubiera quedado completamente embobado con Eva,


y si Eva no hubiera sentido atracción por Adán, la raza humana
nunca hubiera poblado la tierra. De la misma manera, todo en tu
cuerpo se va preparando progresivamente para sentir atracción,
enamorarte y tener deseos sexuales.

El Señor creó tu cuerpo con el potencial de cumplir una misión, así


como lo hicieron Adán y Eva. Desde antes de nacer, tu cerebro, tu
cuerpo y tus hormonas ya tenían características particulares como
hombre o como mujer4. Y desde que entraste a la pubertad, tu
cuerpo se ha ido preparando para expresar la grandeza de Dios con
toda tu sexualidad, la cual se va desarrollando paulatinamente.

La verdad
Dios es el creador de la sexualidad, los genitales, el impulso sexual
y el sexo. Y los creó tanto para hombres como para mujeres. Así
quiso representar la comunión espiritual.

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Mito 1: El sexo es cosa de hombres

En la medida en que tú tengas una idea distorsionada de la


sexualidad, tendrás una idea distorsionada de Dios. ¿Por qué?
Porque el Señor te hizo un ser sexual. Fuiste creado/a a su
imagen y semejanza. La semilla de la identidad sexual está en
ti. Dios la puso ahí para que, a través de ella, proclames la
necesidad de Cristo y la importancia de relacionarnos con el
Salvador. Dios te dio hizo hombre o
mujer, y al comportarte varonilmente Entender la
o femeninamente estás cumpliendo el sexualidad es
propósito de Dios. Es maravilloso ser
hombre y es maravilloso ser mujer. ¡Tú
entender quién
fuiste creado/a con una identidad y con es Dios
un propósito eterno!

John Piper escribió: “La sexualidad fue diseñada por Dios como
una forma de conocer a Dios en Cristo más plenamente y, conocer
a Cristo más plenamente es el camino que Dios ha diseñado
para proteger y guiar nuestra sexualidad”5. Cuando entiendes
correctamente el diseño de la sexualidad, entonces comprendes
mejor la naturaleza del Señor y dejas de vivir esclavizado con
mitos que no tienen fundamento bíblico.

La autora Juli Slattery dice: “Nuestra sexualidad es un tremendo


regalo de Dios. Sin embargo, rara vez lo vemos como un regalo
porque ha sido muy retorcido y contaminado en nuestras
experiencias personales y en nuestra cultura”6. ¡Así es! Tu
sexualidad es un regalo divino que necesitas aprender a apreciar.
Las expresiones sexuales propias de un soltero son un regalo
de Dios que necesitas valorar. Y, por supuesto, necesitas que tu
sexualidad y tu concepto de “sexo” estén definidos por el Señor y
su Palabra, y no por lo que dicen la cultura, el mundo, o Satanás.
A eso nos seguiremos dedicando durante el resto de este libro.

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