Voluntad
Voluntad
Voluntad
Gurdjieff nos dejó dicho que nuestra voluntad no es suficiente para despertar la
conciencia, pero que tenemos suficiente voluntad para ponernos bajo la dirección
de alguien que pueda ayudarnos a desarrollarla. Lo ideal sería encontrar una
escuela esotérica y ejercitar nuestra voluntad siguiendo condiciones creadas por
un hombre despierto. Sin embargo, como muchos se encuentran solos dentro del
torbellino de la vida, tienen que ser muy creativos para encontrar y aprovechar las
condiciones que les permitan desarrollar su voluntad. Estas condiciones varían
con cada individuo.
De nuevo, yo no te conozco, no sé “de qué pie cojeas”, así que debes recurrir a
quien te conoce y escoger un hábito o comportamiento que vas a utilizar para
desarrollar tu voluntad. Se trata de utilizar las observaciones de los demás
convirtiéndolas en metas para el desarrollo de la voluntad. La consecución de
esta meta va a requerir que te recuerdes a ti mismo y hagas el esfuerzo de
introducir tu presencia donde antes existía sólo mecanicidad.
Existen hábitos que suceden sólo en tu interior sobre los cuales puedes ejercitar tu
naciente voluntad. Por ejemplo, tu canción favorita es “Unicornio” de Silvio
Rodríguez, cada vez que la escuchas sientes una gran ternura y esto te invita a
canturrearla una vez que ha terminado, digamos, se te queda en la mente por dos
o tres días. Es una canción hermosa, inofensiva, y te da gusto repetirla en tu
mente mientras dura, sin embargo te pones la meta de silenciarla cada vez que te
vuelva en mente y fijar tu atención en las impresiones del momento.
Cuando logras silenciar tu mente, he ahí un momento de voluntad. Existe otro tipo
de circunstancias que nos ofrece la vida en que podemos ejercitar la voluntad, o
sea, las reglas sociales. En general uno respeta las reglas sociales, pero hay
quienes tienden a transgredirlas. Si espías en ti la tendencia a transgredir una o
más leyes de tu sociedad, puedes ponerte la meta de seguirla al pie de la letra, de
OBEDECER lo que la ley te indica, por muy subjetiva o absurda que parezca.
Obedecer equivale a controlar tu rey de tréboles y respetar la ley. La ley puede ser
respetar los límites de velocidad, no hablar con la boca llena, dejar pasar a las
damas primero, no interrumpir a quien está hablando, etc.
Finalmente, se ha dicho más de una vez que cuanto más crece la voluntad, más
aumenta la fuerza del rey de tréboles, vale decir, más nos querrá hacer olvidar,
más querrá actuar por sí mismo, más querrá evitar hacer lo que se nos indica.