E9 TP Avicena - Aquino
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I. Avicena
“Es preciso ahora que hablemos acerca de lo universal y de lo particular. En efecto, es
conveniente también a aquello para lo cual nos hemos preparado, a saber, sobre los accidentes
propios del ser. Digo, por tanto, que el universal se dice en tres modos: [1.] en efecto, se llama
universal en cuanto es predicado en acto de muchos, como v.g., hombre; [2.] y se llama
noción universal a la que es posible de ser predicada de muchos, aun cuando ninguno de ellos
tenga ser en acto, tal como la noción de casa heptagonal, que es universal por el hecho de que
por su naturaleza puede ser predicada de muchos, pero no es necesario que esos muchos
existan, ni siquiera uno de ellos; [3.] se llama, <en fin>, noción universal a la que nada impide
afirmar que se predica de muchos, pero que, sin embargo, si algo lo prohíbe, es una causa por
la cual esto es probado, como <en el caso d>el sol y la tierra, pues por el hecho de que son
concebidos el sol y la tierra, no está prohibido en el pensamiento que su noción pueda hallarse
<realizada> en múltiples <cosas>, a no ser que se aduzca una razón por la cual se sabe que
esto es imposible. Y <entonces> será imposible por una causa extrínseca, no por la
concepción de ellos. Ahora bien, todas estas <definiciones> pueden convenir en lo siguiente:
universal es aquello que en su concepto no es imposible que sea predicado de muchos. Y es
preciso que el universal lógico y todo lo que le es similar sea así. El individuo, en cambio, es
aquello que no puede concebirse que sea predicado de muchos, como la sustancia de este
<individuo> determinado Platón. En efecto, es imposible concebir que él sea <algo> a no ser
lo que solamente es de él.” (Liber de philosophia prima sive scientia divina V 1, 2271-22824)
“Por tanto, el universal, por el hecho de ser universal, es algo, y por el hecho de ser algo a lo
cual le acontece lo universal es otra cosa. Por tanto, acerca del universal, por el hecho de estar
constituido como universal, se significa uno de los predichos términos, porque cuando ello
fuere el hombre o el caballo, aquella será una noción distinta por fuera de la noción de
universalidad, es decir, la <noción> de humanidad o caballidad. Pues la definición de la
caballidad está por fuera de la definición de la universalidad y la universalidad no está
contenida en la definición de la caballidad. Así pues, la caballidad tiene una definición que no
requiere de la <definición de> universalidad, sino que es aquello a lo cual le acontece la
universalidad. De allí que la caballidad no es algo a no ser la sola caballidad. Pues en sí
misma no es alguna de esas cosas en potencia o en acto, de suerte que eso se vea contenido
dentro de la esencia de la caballidad, sino por el hecho de que es solo la caballidad. Pero la
unidad es una propiedad tal que, cuando se añade a la caballidad, hace que la caballidad, en
razón de <esa propiedad>, sea una. Del mismo modo, también la caballidad tiene aparte de
ésta muchas otras propiedades que le acaecen. Por tanto, la caballidad, por el hecho de que en
su definición convienen muchas cosas, es común, pero por el hecho de que es tomada con las