Santo Rosario Completo
Santo Rosario Completo
Santo Rosario Completo
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor Dios Nuestro. En el
nombre del Padre, del hijo y del espíritu Santo. Amén.
Ven, Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones
espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en
las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú le
faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en
el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo
su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
Acto de contrición con examen de conciencia
Yo, pecador, confieso a Dios Todopoderoso, a la bienaventurada siempre Virgen María, al
bienaventurado San Miguel Arcángel, al bienaventurado San Juan Bautista, a los
bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo, a todos los santos y a ustedes hermanos, que pequé
gravemente de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi
grandísima culpa; por tanto, ruego a la bienaventurada siempre Virgen María, al
bienaventurado San Miguel Arcángel, al bienaventurado San Juan Bautista, a los santos
Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los santos y a ustedes hermanos, que rueguen por mí a Dios,
nuestro Señor.
Oración de ofrecimiento
Señor Dios nuestro, dirige y guía todos nuestros pensamientos, palabras y obras a mayor honra
y gloria tuya. Y tú, Virgen Santísima, alcánzanos de tu divino Hijo, que con toda atención y
devoción podamos rezar tu santísimo Rosario; el cual te ofrecemos por la exaltación de la
santa fe católica, por nuestras necesidades espirituales y temporales y en especial…
Lunes: por el eterno descanso de nuestros difuntos, en honor a las almas del Purgatorio.
Martes: por la salud de todos los enfermos, en honor al arcángel San Rafaél.
Sábado: por los no nacidos, las madres embarazadas, el fin del aborto, en honor a la Santísima
Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra.
Domingo: por lo más necesitados del mundo, especialmente los niños y aquellos que más
sufren, en honor a la Santísima Trinidad.
Te rogamos Madre Santísima que lleves nuestras intenciones a los pies de nuestro Señor
Jesucristo y que intercedas por cada una de ellas.
Credo de los apóstoles
Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único
Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa
María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos. Subió a los Cielos y está
sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y
muertos. Creo en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en
el perdón de los pecados, en la resurrección de la carne y en la vida eterna. Amén.
Jaculatoria que más te agrade o la que hemos sugerido para cada día *
Podemos agregar en esta parte cualquier jaculatoria que queramos, antes o después de la
oración de Fátima (siempre después del Gloria).
Misterios Gozosos
Misterios Dolorosos
Misterios Gloriosos
Misterios Luminosos
Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios
que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Este
es mi Hijo amado, en quien me complazco. (Mt 3, 16-17).
Dios Padre nuestro, Tú que en el Bautismo de Jesús nos revelaste que él era tu Hijo amado,
ayúdanos a saber que nosotros somos Tus hijos y a permanecer siempre en Tu amor.
Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los
sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio. Así,
en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él
sus discípulos. (Jn 2, 9.11).
Señor Dios nuestro, Tú que quisiste que María estuviese presente en el primer milagro de
Jesús, ayúdanos a obedecer las palabras de la Virgen para que hagamos siempre lo que Él nos
diga.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos
ha llegado». (Mt 4, 17).
Padre bueno, convierte nuestros corazones para que te busquemos a ti por encima de todas
las cosas y nos dediquemos a amarte en los hermanos.
Señor, Tú que en la transfiguración nos has mandado escuchar a Tu Hijo, haz que le sigamos
fielmente en esta vida y le contemplemos lleno de gloria en el Cielo.
Padre bueno, tú que nos diste a Jesús, el verdadero pan del cielo, haz que, por la fuerza de ese
alimento, vivamos unidos a Ti y alcancemos la vida eterna.
Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle
de lágrimas.
Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después
de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
1 Padre Nuestro
Dios te Salve, María, Santísima hija de Dios Padre, Virgen purísima antes del parto, en tus
manos ponemos nuestra fe para que la ilumines. Llena eres de gracia, el Señor es contigo,
bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amen.
Dios te Salve, María Santísima Madre de Dios Hijo, Virgen purísima en el parto, en tus manos
ponemos nuestra esperanza para que la alientes. Llena eres de gracia, el Señor es contigo,
bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amen.
Dios te Salve, María, Santísima esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen purísima después del
parto, en tus manos ponemos nuestra caridad para que la inflames. Llena eres de gracia, el
Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amen.
Gloria
Letanías
Cristo, óyenos,
Cristo óyenos
Cristo, escúchanos,
Cristo, escúchanos
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la Misericordia,
Madre de la esperanza,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre virginal,
Madre Inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Virgen prudentísima,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Vaso espiritual,
Vaso de honor,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Estrella de la mañana,
Reina de la paz,
perdónanos, Señor.
escúchanos, Señor.
Oración final
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
Lunes:
Amén.
Oh Dios, Creador y Redentor del mundo, perdona los pecados de tus servidores y servidoras,
que la negligencia de los hombres olvida en el Purgatorio. Te rogamos que nuestras oraciones
les permitan obtener la liberación por la que tanto suspiran. Señor, que nos castigas
gravemente y nos mandas orar por nuestros seres queridos, dígnate abrir las puertas del Cielo
a las almas que partieron de este mundo y concédeles el descanso y la felicidad eterna. Te lo
suplicamos por intercesión de tu Santa Madre y de todos los santos. Amén.
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oración de cierre
Dios todopoderoso y eterno, con la ayuda del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de
María, la Virgen Madre, para ser digna morada de tu Hijo; al recordarla con alegría, líbranos,
por su intercesión, de los males presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
Santo Rosario completo con letanías según el día de la semana
Este formato ha sido creado para rezarlo a diario, con algunas diferencias en oraciones y
jaculatorias, de acuerdo a cada día de la semana, según ha sido dedicado por la Iglesia Católica.
Por ejemplo, el día miércoles, dedicado a san José, incluye las letanías y jaculatoria dedicada al
santo patriarca.
Además, incluye oraciones extraída de la Liturgia de las horas. En las intenciones, puedes
agregar las tuyas propias.
Nota: Lo que está en negrita, corresponde a la respuesta cuando se reza entre dos o más
personas.
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor Dios Nuestro. En el
nombre del Padre, del hijo y del espíritu Santo. Amén.
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la pelea. Sé nuestro amparo contra la maldad y las
asechanzas del demonio. ¡Reprímele, Oh Dios, como rendidamente te lo suplicamos! Y tú,
Príncipe de las Milicias Celestiales, armado con el Poder Divino, precipita al Infierno a Satanás y
todos los espíritus malignos, que para la perdición de las almas, vagan por el mundo. Amén.
Ven, Espíritu Divino, manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones
espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en
las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú le
faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en
el hielo, doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo
su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
Oración de ofrecimiento
Señor Dios nuestro, dirige y guía todos nuestros pensamientos, palabras y obras a mayor honra
y gloria tuya. Y tú, Virgen Santísima, alcánzanos de tu divino Hijo, que con toda atención y
devoción podamos rezar tu santísimo Rosario; el cual te ofrecemos por la exaltación de la
santa fe católica, por nuestras necesidades espirituales y temporales y en especial…
Lunes: por el eterno descanso de nuestros difuntos, en honor a las almas del Purgatorio.
Martes: por la salud de todos los enfermos, en honor al arcángel San Rafaél.
Sábado: por los no nacidos, las madres embarazadas, el fin del aborto, en honor a la Santísima
Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra.
Domingo: por lo más necesitados del mundo, especialmente los niños y aquellos que más
sufren, en honor a la Santísima Trinidad.
Te rogamos Madre Santísima que lleves nuestras intenciones a los pies de nuestro Señor
Jesucristo y que intercedas por cada una de ellas.
Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único
Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa
María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos. Subió a los Cielos y está
sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y
muertos. Creo en el Espíritu Santo, en la santa Iglesia católica, en la comunión de los santos, en
el perdón de los pecados, en la resurrección de la carne y en la vida eterna. Amén.
Jaculatoria que más te agrade o la que hemos sugerido para cada día *
Podemos agregar en esta parte cualquier jaculatoria que queramos, antes o después de la
oración de Fátima (siempre después del Gloria).
Misterios Gozosos
Misterios Dolorosos
Misterios Gloriosos
Misterios Luminosos
Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios
que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Este
es mi Hijo amado, en quien me complazco. (Mt 3, 16-17).
Dios Padre nuestro, Tú que en el Bautismo de Jesús nos revelaste que él era tu Hijo amado,
ayúdanos a saber que nosotros somos Tus hijos y a permanecer siempre en Tu amor.
Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los
sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio. Así,
en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él
sus discípulos. (Jn 2, 9.11).
Señor Dios nuestro, Tú que quisiste que María estuviese presente en el primer milagro de
Jesús, ayúdanos a obedecer las palabras de la Virgen para que hagamos siempre lo que Él nos
diga.
Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos
ha llegado». (Mt 4, 17).
Padre bueno, convierte nuestros corazones para que te busquemos a ti por encima de todas
las cosas y nos dediquemos a amarte en los hermanos.
Sucedió que unos ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago,
y subió al monte a orar. Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus
vestidos eran de una blancura fulgurante. Y vino una voz desde la nube, que decía: «Este es mi
Hijo, mi Elegido; escuchadle.» (Lc 9, 28-29.35).
Señor, Tú que en la transfiguración nos has mandado escuchar a Tu Hijo, haz que le sigamos
fielmente en esta vida y le contemplemos lleno de gloria en el Cielo.
Padre bueno, tú que nos diste a Jesús, el verdadero pan del cielo, haz que, por la fuerza de ese
alimento, vivamos unidos a Ti y alcancemos la vida eterna.
Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.
A ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle
de lágrimas.
Ea, pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después
de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
1 Padre Nuestro
Dios te Salve, María, Santísima hija de Dios Padre, Virgen purísima antes del parto, en tus
manos ponemos nuestra fe para que la ilumines. Llena eres de gracia, el Señor es contigo,
bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amen.
Dios te Salve, María Santísima Madre de Dios Hijo, Virgen purísima en el parto, en tus manos
ponemos nuestra esperanza para que la alientes. Llena eres de gracia, el Señor es contigo,
bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amen.
Dios te Salve, María, Santísima esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen purísima después del
parto, en tus manos ponemos nuestra caridad para que la inflames. Llena eres de gracia, el
Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre,
Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amen.
Gloria
Letanías
Cristo, óyenos,
Cristo óyenos
Cristo, escúchanos,
Cristo, escúchanos
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la Misericordia,
Madre de la esperanza,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre virginal,
Madre Inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Virgen prudentísima,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Vaso espiritual,
Vaso de honor,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Estrella de la mañana,
Reina de la paz,
perdónanos, Señor.
escúchanos, Señor.
Oración final
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
Lunes:
Amén.
Oh Dios, Creador y Redentor del mundo, perdona los pecados de tus servidores y servidoras,
que la negligencia de los hombres olvida en el Purgatorio. Te rogamos que nuestras oraciones
les permitan obtener la liberación por la que tanto suspiran. Señor, que nos castigas
gravemente y nos mandas orar por nuestros seres queridos, dígnate abrir las puertas del Cielo
a las almas que partieron de este mundo y concédeles el descanso y la felicidad eterna. Te lo
suplicamos por intercesión de tu Santa Madre y de todos los santos. Amén.
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Oración de cierre
Dios todopoderoso y eterno, con la ayuda del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de
María, la Virgen Madre, para ser digna morada de tu Hijo; al recordarla con alegría, líbranos,
por su intercesión, de los males presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
Misterios gozosos (lunes y sábado)
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en
el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. (Lc 1, 30-31).
Igual que la Virgen María aceptó encarnar en su seno a tu Hijo, concédenos, Padre nuestro, la
gracia de aceptar tus designios con humildad de corazón.
Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e
Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las
mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?
(Lc 1, 41-43).
Que al igual que María ensalzó tu nombre cuando visitó a su prima Isabel, concédenos también
a nosotros, Señor, poder cantar tus maravillas durante toda nuestra vida, movidos por el
Espíritu Santo.
Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a
luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían
sitio en el alojamiento. (Lc 2, 6-7).
Dios de bondad: Que el nacimiento de tu Hijo nos dé una fe tan sólida en tu amor, que
podamos vivir siempre unidos a ti en la tierra y en el cielo.
Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a
Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor. (Lc 2, 22).
Te pedimos, Señor, que así como tu Hijo fue presentado en el Templo, también nosotros
podamos presentarnos ante ti con el alma limpia.
Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los
maestros, escuchándoles y preguntándoles; El les dijo: "Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais
que yo debía estar en la casa de mi Padre?" (Lc 2, 46.49).
Te pedimos, Padre, que nuestras familias se parezcan a la familia de Nazaret y sean fieles a ti
en las alegrías y en las dificultades.
Misterios dolorosos (martes y viernes)
Y adelantándose un poco, caía en tierra y suplicaba que a ser posible pasara de él aquella
hora. Y decía: «¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero no sea lo
que yo quiero, sino lo que quieras tú.» (Mc 14, 35-36).
Señor Jesús, mira nuestra debilidad y haz que, al contemplarte abrazando nuestro sufrimiento,
encontremos en Ti fuerza y consuelo.
Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús,
después de azotarle, para que fuera crucificado. (Mc 15, 15).
Señor Jesús, Tú que aceptaste sobre ti el castigo que nos trae la paz, ayúdanos a luchar contra
el pecado y a vivir según tus mandatos.
3. La coronación de espinas
Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen. (Mc 15, 17).
Dios de bondad: mira nuestra fragilidad, y llénanos con la fuerza de la Pasión de tu Hijo.
Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y él cargando con
su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota. (Jn 19, 16-17).
Padre nuestro, que entregaste a tu Hijo a la muerte para salvarnos, ayúdanos a vivir las
enseñanzas de la Pasión para participar un día con Cristo en Su gloria.
Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido.» E inclinando la cabeza entregó el
espíritu. (Jn 19, 30).
Señor Jesús, que desde la cruz nos diste a tu Madre como madre nuestra, concédenos que
experimentemos cada día la presencia y la intercesión de María para que podamos seguir tus
huellas con fidelidad de corazón.
Misterios gloriosos (miércoles y domingo)
El Angel se dirigió a las mujeres y les dijo: «Vosotras no temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el
Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho. (Mt 28, 5-6a).
Padre nuestro, Tú que has llenado el mundo de alegría con la resurrección de Tu Hijo, ayúdanos
a alcanzar un día los gozos eternos.
Y dicho esto, fue levantado en presencia de ellos, y una nube le ocultó a sus ojos. Estando ellos
mirando fijamente al cielo mientras se iba, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco
que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí mirando al cielo? Este que os ha sido llevado, este
mismo Jesús, vendrá así tal como le habéis visto subir al cielo.» (Hch 1, 9-11).
Señor Dios nuestro, que al contemplar a Tu Hijo victorioso, sentado a Tu derecha, nos llenemos
de la esperanza de ser llevados con él a la gloria del Cielo.
De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda
la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se
repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se
pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. (Hch 2, 2-4).
Señor, Padre nuestro, que inundaste el mundo con el fuego del Espíritu Santo, danos ese mismo
Espíritu para que podamos llevar a nuestros hermanos el Evangelio de la salvación.
Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque
ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones
me llamarán bienaventurada. (Lc 1, 46-48).
Padre nuestro, tú que has elevado en cuerpo y alma a los cielos a la Virgen María, concédenos
buscar las cosas de allá arriba y participar con ella de su misma gloria en el cielo.
Señor Dios nuestro, tú que nos has dado a María como Reina y Madre, haz que ayudados por
su poderosa intercesión, podamos entrar en el Reino de los Cielos.