10 Preguntas Clave en Depresion Modificado

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LAS 10 PREGUNTAS

CLAVE SOBRE LA
DEPRESIÓN
Información para pacientes y familiares
1
¿QUÉ ES LA DEPRESIÓN?

La depresión es un trastorno del estado de ánimo en el que el


paciente se siente desproporcionadamente triste, decaído, sin fuerzas
ni ganas de realizar actividades, inseguro y con frecuentes
pensamientos negativos sobre sí mismo, el pasado y el futuro. El
su- jeto se siente atrapado en la desesperanza y con una escasa
consideración de sí mismo, con intensos sentimientos de culpa e
inutilidad. Puede considerar que es una carga para los demás, alguien
sin remedio ni opciones para avanzar o mejorar. Experimenta con
perplejidad que su mente no funciona con la agilidad y precisión
previas, nota bloqueos, despistes, dificultad para tomar decisiones o
planificar tareas.

En general, su vida instintiva -aquello que normalmente le hace


sentirse vivo- decae. En la gran mayoría de casos, pierde apetito
(aunque en ocasiones puede incrementar la ingesta por la ansiedad
asociada), pierde deseo sexual, nota escaso disfrute con las
actividades sociales o de ocio que antes sí le motivaban. La persona,
aunque cansada y con poca energía, nota paradójicamente
dificultades para dormir: dificultad para conciliar o mantener el
sueño que le llevan a deambular por la noche, o a pernoctar con los
ojos abiertos, esperando con inquietud y zozobra la llegada del nuevo
día.

El paciente depresivo rehúye el contacto social, porque cualquier


intercambio le resulta fatigoso y estéril. Cualquier tarea o
responsabilidad se convierte en inmensa y definitivamente excesiva
para los recursos que la persona cree tener en ese momento. Desde
esa inseguridad básica, el mundo se vuelve amenazante, hostil,
intratable, evitable a ser posible.

Estos síntomas de la depresión se pueden clasificar en: afectivos


(tristeza, ansiedad, irritabilidad, bajo estado de ánimo,
desesperanza…), cognitivos (dificultades de atención y
concentración, de memoria, de toma de decisiones y planificación,
etc.) y somáticos (fatiga, cambios en el apetito y peso, alteraciones
del sueño, dolor de cabeza, problemas estomacales…).

Muy importante: estos síntomas están presentes durante


prácticamente todo el día e
interfieren claramente en su vida cotidiana.
La depresión, por tanto, es una enfermedad mental compleja,
multidimensional y heterogénea. Esto quiere decir que se
manifiesta en varias esferas de la vida de la persona, con una
expresión afectiva nuclear, pero también en el cuerpo y la percepción
del dolor, en la conducta social y no social, en el funcionamiento
cognitivo, etc. Es heterogénea porque el cuadro tipo (que estamos
describiendo) raramente se da, y en cambio son frecuentes los
cuadros mixtos, con componentes ansiosos y obsesivos asociados, o
atípicos, es decir, con particularidades en los síntomas. En pacientes
adolescentes o ancianos, por ejemplo, la depresión puede manifestarse
con mayor componente de irritabilidad, malestar físico, cambio
brusco del rendimiento, agitación o un consumo de tóxicos que
enmascara el cuadro.

Casi más importante que saber qué es la depresión es saber qué no


lo es. La banalización del término es habitual (ej. “tengo una depre
de caballo”, “mi hijo está deprimido porque le ha dejado la novia”) y
poco ayuda al auténtico enfermo depresivo. También en el ámbito
clínico se abusa del concepto de depresión y de reacción adaptativa
depresiva, para catalogar reacciones emocionales de intensa tristeza,
frustración o rabia, ante situaciones adversas como un divorcio o una
mala situación laboral. Remarcamos, depresión no es sinónimo de
tristeza, ni de debilidad personal, fragilidad de carácter o falta de
voluntad. Tampoco la reacción emocional negativa ante situaciones
adversas vitales,
¿QUÉ ES LA DEPRESIÓN?

1 como un duelo por una pérdida significativa, fracasos amorosos,


pérdida del empleo…, que pueden ocasionar tristeza, preocupación,
rabia, frustración. En esas ocasiones es nor- mal sentirse triste
eufórico o irritable. De hecho, es conveniente, dado que estas
emociones facilitan la adaptación al cambio. Sin embargo, en la
depresión, estas emociones negativas se vuelven omnipresentes,
tienen una intensidad elevada e impiden que el sujeto lleve a cabo su
vida habitual (familiar, social, laboral, escolar, deportiva…). El
paciente, decimos, no se pone triste, sino que está triste. La tristeza
lo invade y, o bien no sabe por qué, o la reacción emocional resulta
desproporcionada. Su organismo, prendido de esa oscuridad, funciona
anómalamente, deficientemente, no siendo capaz de encontrar sentido
y vitalidad al discurrir del tiempo.

Se trata del trastorno mental más frecuente en España y Europa


y, sin embargo, aún cuenta con elevadas tasas de infradiagnóstico.
Afecta a personas de todas las edades, clases sociales, razas y grupos
étnicos. Aunque puede ocurrir a cualquier edad, es más frecuente su
inicio entre los 15 y 45 años. Aunque las cifras del número de casos
varían dependiendo de los estudios, la Organización Mundial de la
Salud (OMS) estima que en el mundo más de 350 millones de
personas padecen depresión. En general, se suelen recoger cifras de
prevalencia entre un 9 y un 20 % de la población mundial. En
España, la prevalencia de la depresión se sitúa entre el 5 y el 10 % de
la población, aunque algunos expertos estiman que podría ser mayor,
afirmando que una gran proporción de casos no están diagnosticados.
La mayor parte de los estudios muestran que es casi el doble de
frecuente en la mujer que en el hombre, lo cual podría explicarse
por factores hormonales, etapas vitales de mayor vulnerabilidad
(menstruación, embarazo, posparto, menopausia) y factores socio-
culturales.

La depresión se asocia a un importante sufrimiento en la persona


que la padece, que puede llevar al suicidio hasta en el 15 % de los
casos. Según la OMS, la depresión mayor es la 11ª causa mundial
de discapacidad y supone un elevado coste relacionado, por
ejemplo, con pérdidas en la productividad y percepción de pensiones
por discapacidad. Asimismo, no hay que olvidar la enorme
sobrecarga que supone para los cuidadores y familiares de las
personas afectadas.
La depresión es el trastorno mental más frecuente en
España y Europa y, sin embargo, aún cuenta con elevadas
tasas de infradiagnóstico.

La depresión no es sinónimo de tristeza ni de debilidad


personal, es una
enfermedad mental compleja, multidimensional y
heterogénea.

Los síntomas de la depresión son de tipo afectivo,


cognitivo y somático. Están presentes durante
prácticamente todo el día e interfieren claramente en su
vida cotidiana.

11a

Según la OMS, la depresión mayor es la 11ª causa mundial


de discapacidad.
2
¿POR QUÉ SE PRODUCE LA DEPRESIÓN?

Esta es una pregunta que se hace a menudo la persona con depresión


y sus familiares:
¿por qué? y ¿por qué a mí? En situaciones difíciles se buscan
explicaciones sencillas que den sentido y explicación a la confusión.
A menudo el paciente cree que la depresión le viene directamente
por ese jefe tan hostil que ha aguantado durante años o por no
haberse adaptado a la jubilación. Otras personas buscan una
explicación 100 % médica, es decir, la depresión como un simple
aumento o descenso de una determinada sustancia: la serotonina, por
ejemplo. El caso es que la explicación de por qué se produce la
depresión no es tan sencilla y, como en la mayoría de trastornos
mentales, tenemos modelos explicativos multifactoriales, es decir,
que incluyen componentes biológicos, psicológicos y sociales.

Un tipo concreto de depresión es puramente médica y asimilable a


cualquier otra enfermedad. Se trata de la depresión causada por
determinados fármacos, como los corticoides o los beta-
bloqueantes, o los tóxicos, como el alcohol, el cannabis o la cocaína.
También llama mucho la atención la coincidencia de la depresión
con otras enfermedades crónicas, como la diabetes mellitus, las
enfermedades cardiovasculares, el cáncer, el ictus cerebral, la
enfermedad de Parkinson o el Alzheimer.

Otra depresión clásicamente descrita es la melancólica, también


llamada endógena o biológica. Se presenta en sujetos con
personalidad obsesiva (inseguros, perfeccionistas, exigentes consigo
mismos) y cursa con intensa tristeza e inhibición, falta de apetito,
empeoramiento por la mañana, marcada falta de energía y,
característicamente, ausencia de un factor estresor que “explique”, al
menos, el estado anímico. Este cuadro, pese a su intensidad en la fase
aguda, responde más favorablemente a los fármacos y se atiene más a
un modelo médico o biológico.

Por el contrario, hay depresiones con componentes ambientales muy


relevantes: factores estresores crónicos, dinámicas familiares
disfuncionales, acontecimientos traumáticos o adversos. En estos
cuadros, más aún si intervienen rasgos marcados de personalidad, es
precisa una visión más global, que incorpore la perspectiva social y
familiar. Ya decíamos antes que la depresión es compleja y
heterogénea.
El modelo más útil para adentrarnos en esta complejidad es el de la
vulnerabilidad. Algunas personas presentan, por herencia genética,
un mayor riesgo de padecer depresión. Los estudios realizados con
familiares, gemelos y niños adoptados han demostrado el factor
hereditario de todos los trastornos del humor. Los familiares de
primer grado presentan hasta tres veces más probabilidades de
padecer un cuadro depresivo que la población general. Pero sin duda
esta herencia no determina de ninguna forma la expresión de la
enfermedad, sino que es la interacción entre genes y ambiente la
que la modela.

Así pues, ¿qué personas tienen más riesgo de tener depresión?


Primero, aquellas con antecedentes familiares del trastorno. Luego,
personas con infancias difíciles, antecedentes de acontecimientos
traumáticos (p.ej. abusos físicos o sexuales), aislamiento social,
dolor o enfermedades crónicas asociadas, mujeres en etapas
concretas de la vida (ej. postparto, menopausia) o personas con otros
trastornos mentales. También hay personas sin ninguno de estos
factores de riesgo que se deprimen, sin embargo.

El resultado de esta interacción gen-ambiente es la configuración


anómala de conexiones en las áreas del cerebro encargadas de
regular el ánimo. En concreto, algunas de las vías de
neurotransmisores (sustancias que actúan en el cerebro,
favoreciendo la comunicación entre neuronas) pueden estar
deterioradas.
¿POR QUÉ SE PRODUCE LA DEPRESIÓN?

2 noradrenalina o la dopamina pueden estar reducidas en el cerebro


del paciente deprimido. Esto se ha comprobado a través de la menor
cantidad de estas sustancias, o sus metabolitos o productos
resultantes, en líquido cefalorraquídeo, orina o heces. Otro
argumento a favor es que los fármacos antidepresivos que consiguen
aumentar los niveles de estas sustancias en el cerebro, consiguen la
mejoría clínica.

En la depresión también pueden estar implicados factores


endocrinos u hormonales, como una secreción excesiva de cortisol o
alteraciones tiroideas. Por ello es fundamental, por lo menos en la
evaluación inicial, tener en consideración estos aspectos y siempre
descartar antes algún trastorno médico que sea causante o muy
decisivo en el tras- torno depresivo.

Recientemente se está proponiendo que la depresión se asocia a una


respuesta inflamatoria crónica de bajo grado, aumento del estrés
oxidativo y aparición de respuestas autoinmunes, que contribuyen a
la progresión de la depresión. Las citoquinas, sustancias
proinflamatorias, están elevadas en la depresión, lo que parece
apoyar esta hipótesis. Otro apoyo es la frecuente asociación de
síntomas depresivos con enfermedades autoinmunes o
inflamatorias, tales como el asma, enfermedad cardiovascular,
diabetes, artritis reumatoide, enfermedad celíaca o esclerosis
múltiple.

Pero, junto a estos factores biológicos, están presentes factores


psicológicos y ambientales, tal como han señalado distintas
orientaciones teóricas. Por ejemplo, la consideración del entorno
psicosocial, el tipo de apego desarrollado con sus figuras de cuidado
o los episodios vividos durante la infancia resultan decisivos en el
desarrollo posterior de depresión. Por ejemplo, algunas personas que
han perdido precozmente a su madre desarrollan una mayor
desconfianza en el futuro y más riesgo de depresión ante la
adversidad. Según la escuela cognitiva, la depresión se caracteriza
por un procesamiento negativamente distorsionado de la
realidad, con una visión ensombrecida del yo, del mundo y del
futuro.

Los factores ambientales pueden intervenir como desencadenantes


o perpetuantes del cuadro. Así, situaciones de abuso físico,
psicológico o sexual, enfermedades médicas que cursan con dolor
crónico o situaciones vitales estresantes (pérdida de empleo,
divorcio, emigración…) contribuyen a la aparición e intensidad de la
depresión.

La depresión es multifactorial, es decir, que incluye


componentes biológicos, psicológicos y sociales.

Algunas personas presentan, por herencia genética, un


mayor riesgo de padecer depresión. La herencia no
determina la expresión, pero la interacción entre genes y
ambiente la modela.

Los factores psicológicos y ambientales resultan decisivos


en el desarrollo posterior de depresión.
3
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA LA DEPRESIÓN?

Antes de diagnosticar una depresión es imprescindible descartar un


problema médico subyacente (ej. anemia, hipotiroidismo...) o el
consumo de tóxicos. Por eso el diagnóstico debe realizarlo un
médico general, un psiquiatra u otro especialista.

Una vez descartado, el profesional sanitario llega al diagnóstico de


depresión a través de la entrevista clínica, es decir, escuchando y
analizando con atención los síntomas y signos que el paciente refiere.
En esta entrevista es fundamental que el médico muestre empatía y
habilidades de escucha activa para que el paciente pueda expresar
su experiencia. De esta forma, se llega al diagnóstico si el paciente
presenta, durante al menos 2 semanas y durante la mayor parte del
día, 5 o más de los siguientes síntomas:

1. Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día


2. Marcada disminución del interés o placer en casi todas las
actividades
3. Pérdida o ganancia de peso y apetito
4. Insomnio o exceso de sueño casi todos los días
5. Agitación o enlentecimiento psicomotriz
6. Fatiga o pérdida de energía
7. Sentimientos de inutilidad o culpa
8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o
indecisión
9. Disminución de la capacidad de pensar o concentrarse
10. Pensamientos recurrentes de muerte, ideación suicida o
tentativa de suicidio

Para constituir una depresión, estos síntomas deben provocar


malestar y sufrimiento, y
afectar negativamente a las actividades habituales del paciente.

A veces, el médico o psiquiatra especifica el grado de intensidad de


los síntomas (leve, moderado, grave) o, si ya se ha iniciado el
tratamiento, el grado de respuesta que se ha obtenido. Así,
respuesta al tratamiento significa que se ha reducido
sustancialmente la sintomatología, aunque persiste el cuadro.
Remisión quiere decir desaparición de los síntomas. Y remisión
funcional significa que la vida del paciente vuelve a ser como era
antes.

En relación al diagnóstico, es importante también conocer los


síntomas incipientes con los que el cuadro se manifiesta, con el fin de
realizar una detección precoz. Es decir, ¿cómo podemos detectar
rápidamente que una persona está iniciando una depresión?: cuando
aparece un cambio de ánimo marcado, con tendencia al llanto y un
malestar no justificado por las circunstancias; cuando surge una
pérdida de interés por ciertas actividades que antes le generaban
ilusión y disfrute; ante alteraciones del sueño, tanto dificultad para
dormir como sueño excesivo; y por último, alto nivel de ansiedad,
de activación, de aprensión, ante todo tipo de acontecimientos. Ante
estos síntomas, es preciso ser evaluado por un profesional médico
para descartar depresión. En algunos casos no se corroborará el
diagnóstico, pero en otros esta derivación precoz será vital para
instaurar rápidamente el tratamiento. Esto es especialmente
importante en personas con depresión recurrente, es decir, con
numerosos episodios.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA LA DEPRESIÓN?

3 Una pregunta que el paciente o la familia puede hacerse es: ¿y no me


piden ninguna prueba (un análisis de sangre o una radiografía)
para confirmar el diagnóstico? La res- puesta es que, a día de hoy,
el diagnóstico de la depresión se basa exclusivamente en la
entrevista clínica. La petición de pruebas complementarias sirve
sólo para descartar otras enfermedades que puedan parecerse a la
depresión o que coexisten con la depresión, pero no tienen un valor
confirmatorio. Así, ante un paciente anciano que empieza un cuadro
depresivo por primera vez, el médico debe solicitar un TAC
(Tomografía Axial Computarizada), para descartar que no sea el
inicio de una demencia. O, como ya se ha dicho, el médico pedirá un
análisis de sangre ante un paciente que se siente fatigado y
enlentecido, para descartar por ejemplo un hipotiroidismo. Aunque la
depresión tiene una importante carga hereditaria, a día de hoy no
tenemos disponibles tests genéticos que nos informen acerca del
riesgo de padecer el trastorno. Las pruebas sofisticadas de
neuroimagen (resonancia magnética funcional, tomografía con
emisión de positrones, etc.) se utilizan en casos muy especiales de
duda entre trastornos, o con fines de investigación. Pero no se
utilizan en la práctica clínica diaria.

El diagnóstico debe realizarlo un médico general, un


psiquiatra u otro especialista.

El diagnóstico de la depresión se lleva a cabo a través de la


entrevista clínica, es- cuchando y analizando con atención los
síntomas y signos que el paciente refiere.

Para que se considere depresión, los síntomas deben


provocar malestar y sufrimiento, y afectar
negativamente a las actividades habituales del paciente.
4
¿QUÉ TIPOS DE DEPRESIÓN EXISTEN?

Un 25-30 % de pacientes cursan con una depresión melancólica o


endógena, caracterizada por la gran inhibición motora, es decir,
que la persona está muy apagada, lenta, pasiva, casi no habla, se
mueve poco, le cuesta hasta hacer las actividades diarias más
simples. El paciente melancólico parece llevar una pesada losa sobre
su espalda, como en el mito de Sísifo. El paciente melancólico siente
una tristeza vital para la que no existen motivos, una sensación de
vacío, de incapacidad para formar parte del mundo animado. Este
cuadro puede conllevar intensos sentimientos de culpa y
minusvalía, e incluso pueden presentarse delirios, es decir, ideas
totalmente irracionales y defendidas con total convicción. Los
delirios típicos de la depresión son los de ruina (sentirse
injustificadamente al borde de la ruina o el deshaucio) o de
negación (la convicción de estar muerto o de carecer de órganos
vitales). Pese a lo dramático del cuadro, la depresión melancólica
responde favorablemente al tratamiento, y el paciente corrige
rápidamente estos pensamientos.

Es más frecuente la depresión ansiosa, caracterizada por combinar


los síntomas depresivos con un estado de gran activación, miedos
inespecíficos hacia cualquier cosa, ataques de pánico, actitud
aprensiva, con la sensación de que inminentemente van a ocurrir
desastres. Hasta el 60 % de pacientes con depresión cursa con estos
síntomas ansiosos, que a menudo requieren complementar el
tratamiento con ansiolíticos y/o psicoterapia.

La depresión atípica cursa con hipersomnia (es decir, exceso de


sueño, lo contrario al insomnio), hiperfagia (es decir, aumento de la
ingesta de comida) y aumento de la re- actividad emocional, con
reacciones desproporcionadas al rechazo o el conflicto. Se da más en
mujeres que padecen otros trastornos, como la obesidad, el abuso de
sustancias o los trastornos de personalidad.

Se denomina depresión psicótica a aquella depresión grave que


cursa con delirios, alucinaciones y/o desorganización de
pensamiento. Mientras el paciente tiene estos síntomas psicóticos,
pierde el juicio de realidad. Esto significa que considera que el
contenido de su idea delirante (p.ej. que va a ser encarcelado por una
culpa cometida hace muchos años, o que ya ha fallecido) es real y no
producto de ningún trastorno. Este cuadro a menudo requiere ingreso
hospitalario y se trata con antidepresivos y antipsicóticos.

La depresión estacional se inicia, recurrentemente, en una estación


particular (otoño-invierno) y remite en otra (primavera-verano). Se
da en personas especialmente sensibles a los cambios térmicos y de
luz ocasionados por las estaciones, por lo que algunos pacientes se
benefician de la fototerapia (terapia a través de la luz).

La depresión posparto se diagnostica si una mujer que ha dado a


luz recientemente sufre un episodio de depresión grave dentro del
primer mes después del parto. Se calcula que del 10 al 15 por
ciento de las mujeres que dan a luz padecen depresión posparto,
aunque no hay que confundirlo con la reacción emocional intensa
(llamada blues posparto) que se tiene en las 24-48 horas siguientes
al parto. En esta reacción influyen en gran medida los súbitos
cambios hormonales, el agotamiento tras el trabajo de parto y la
adaptación al bebé. El blues posparto no es patológico ni requiere
trata- miento, a diferencia de la grave depresión posparto.
¿QUÉ TIPOS DE DEPRESIÓN EXISTEN?

4 La depresión con síntomas mixtos es aquella que cursa con ánimo


bajo, tristeza, insomnio y el resto de síntomas típicos de la depresión,
asociados a síntomas propios del polo afectivo opuesto, es decir, de
la manía o hipomanía. Estos síntomas son: ánimo elevado, con
euforia y grandiosidad, irritabilidad, aumento de la actividad,
locuacidad. El paciente está triste y desesperanzado, al mismo
tiempo que inquieto, hablador e irritable. Esta coexistencia entre
síntomas aparentemente opuestos obliga a descartar un trastorno
bipolar.

La distimia es un trastorno depresivo persistente, que dura al


menos 2 años. Clásica- mente se la ha considerado una depresión
algo más leve pero crónica, que responde peor a los fármacos
antidepresivos. Pueden no llegar a incapacitar a la persona, pero sí
impedirle desarrollar una vida normal o sentirse bien. Las personas
con distimia también pueden padecer uno o más episodios de
depresión a lo largo de sus vidas, denominándose a esta situación
depresión doble.

La más frecuente es la depresión ansiosa, caracterizada por


combinar los síntomas depresivos con un estado de gran
activación.

Hay un tipo de depresión, denominada estacional, que se


inicia, recurrente- mente, en una estación particular (otoño-
invierno) y remite en otra (primavera-verano).

Las depresiones con síntomas mixtos, es decir, de polos


afectivos opuestos, obligan a realizar estudios para descartar
el trastorno bipolar.
5
¿LA DEPRESIÓN SE CURA?

En la gran mayoría de casos, la depresión responde al tratamiento,


y en muchos se consigue la desaparición de síntomas. Con un
correcto tratamiento, los episodios depresivos mayores desaparecen
en su totalidad en al menos 2/3 de los casos. Sin embargo, una
depresión sin tratar dura como promedio, de 6 a 9 meses, y algunas
pueden ser crónicas y durar muchos años. Por tanto, los beneficios
de tratar la depresión (con fármacos o psicoterapia, o con ambas)
son indiscutibles.

Ahora bien, la depresión tiene altas tasas de cronificación y


recurrencia. Tras un episodio depresivo, el 50-60 % de pacientes
tiene un segundo episodio; tras dos episodios, el 70 % tiene un
tercero; y tras tres episodios, el 90 % recae. Por tanto, la depresión
no puede ser contemplada como un hecho aislado, sino como una
enfermedad crónica y recurrente.

Alcanzar la remisión y minimizar los efectos adversos -y, en


consecuencia, reducir las recaídas- sigue representando un reto en el
tratamiento de la depresión. Sin embargo, conviene recordar que se
trata de una patología para la que existe tratamiento, que puede
evolucionar de forma favorable y, en muchos casos, curarse.

El pronóstico de la enfermedad dependerá de varios factores, entre


los que se encuentran la edad de inicio, el subtipo clínico, la
frecuencia de episodios, el acceso y la respuesta al tratamiento, el
apoyo social, la coexistencia de otros trastornos mentales o
somáticos, o el abuso de sustancias. Así, el retrato del paciente
depresivo de buen pro- nóstico sería una persona que ha tenido el
primer episodio en la edad media de la vida (30-40 años), de corta
duración, con respuesta precoz al tratamiento, buen apoyo social,
recuperación completa en todas las esferas de su vida, y sin
complicaciones médicas ni consumo de tóxicos. En cambio, tiene
mal pronóstico un paciente que empezó en la infancia-adolescencia,
que ha padecido ya múltiples episodios, de larga evolución, que
responde parcial y lentamente a los tratamientos, con factores
ambientales implicados y rasgos de personalidad, consumo de
tóxicos y baja adherencia al tratamiento.

En general, el objetivo terapéutico del tratamiento antidepresivo, en


la actualidad, per- sigue que el paciente recupere la funcionalidad,
de modo que pueda desempeñar las tareas de su día a día como lo
hacía antes de la enfermedad. Por ello, hay que prestar atención a la
presencia de síntomas residuales, que son aquellos que permanecen
tras la mejoría, y que siguen limitando la actividad habitual del
paciente.

Los síntomas residuales suelen manifestarse como dificultades


cognitivas (falta de atención o de memoria), síntomas somáticos,
insomnio o pérdida de apetito sexual. No son tan manifiestos como
la tristeza, la desesperanza o la culpa, pero impiden que el paciente
vuelva a su vida normal, de ahí la necesidad de detectarlos y
tratarlos.
¿LA DEPRESIÓN SE CURA?

5 En torno al 20 % de depresiones presentan una remisión incompleta


o parcial al cabo de un año, cifra que aumenta si se considera a
pacientes que no se curaron totalmente de episodios previos. Hay
algunas condiciones que favorecen la aparición de síntomas
residuales o persistentes: tardanza en el inicio del tratamiento,
mayor gravedad de los síntomas, más ansiedad, existencia de otras
enfermedades psiquiátricas (como trastorno de personalidad) o haber
sido víctima de trauma.

Si el paciente considera que, desde que tuvo la depresión, “ya nunca


volvió a ser el/la mismo/a”, o nota estos síntomas menores pero
incapacitantes, debe acudir a su médico o psiquiatra y reconsiderar
el tratamiento.

En la gran mayoría de casos, la depresión responde al


tratamiento, y en muchos se consigue la desaparición de
síntomas.

La depresión tiene altas tasas de cronificación y


recurrencia, por tanto no puede ser contemplada como un
hecho aislado.

El objetivo del tratamiento antidepresivo persigue que el


paciente recupere la funcionalidad, de modo que pueda
desempeñar las tareas de su día a día como lo hacía antes de
la enfermedad.
6
¿CUÁL ES EL MEJOR TRATAMIENTO DE LA DEPRESIÓN?

El mejor tratamiento de la depresión es el individualizado, integral


y de acuerdo a las guías internacionales de práctica clínica. Por
un lado, se adapta a las particularidades únicas del paciente (es lo
que se denomina medicina personalizada), pero por otro se basa en
intervenciones con una eficacia probada científicamente. Otro
elemento esencial del tratamiento es la implicación del paciente, en
la medida de lo posible, en las decisiones clínicas. O sea, que el
médico consiga acordar y compartir con el paciente las tareas a
realizar, convirtiéndolo en un agente activo del tratamiento.

Los tres componentes fundamentales son: tratamiento


farmacológico, psicoterapia y psicoeducación. Antes de nada, una
buena relación terapéutica y una alta adherencia al tratamiento
(es decir, que el paciente se adhiera o esté de acuerdo con las
recomendaciones del médico) aumentarán las probabilidades de
éxito. También hay que resaltar la importancia de un buen
diagnóstico, dado que muchas depresiones van mal porque no son
depresiones, o no sólo son depresiones. El diagnóstico y tratamiento
de la comorbilidad, es decir, de la existencia de enfermedades
asociadas, también es fundamental.

Tras esta introducción, expondremos los elementos básicos del


tratamiento antidepresivo:

a) Psicoterapia: consiste en un diálogo con el terapeuta que favorece


el autoconocimiento y el replanteamiento de la visión actual de la
situación. Hay varias intervenciones psicológicas (individuales o
grupales) que han demostrado eficacia:

a.Terapia cognitivo-conductual: trata de identificar y corregir


ciertas distorsiones cognitivas, es decir, formas erróneas de
interpretar la realidad, que conducen a la depresión. Por
ejemplo, el pensamiento “si algo sale mal, es la prueba de que
hago todo mal”. Además, a través de un sistema de registros, el
paciente identifica la relación entre pensamientos, emociones y
conductas.

b.Terapia interpersonal: identifica los problemas


interpersonales actuales que tiene el paciente con su familia,
amigos, compañeros de trabajo, etc.

c.Activación conductual: trata de reducir la tendencia del


paciente depresivo a rehuir o evitar el contacto social o la
exposición a situaciones habituales de la vida. Parte del hecho
de que un cambio en la conducta producirá, secundariamente,
un cambio en las emociones.

d.Terapia de resolución de problemas: se basa en el análisis


racional de los problemas, proponiendo estrategias eficaces de
afrontamiento.

e.Mindfulness: incorporada recientemente a la terapia


antidepresiva, es una intervención basada en técnicas orientales
de meditación, que entrena al paciente en la atención plena y la
capacidad de no enjuiciar, sino aceptar, la realidad.

b) Psicoeducación: consiste en la información, rigurosa y accesible,


acerca del trastorno, el tratamiento y todos los problemas asociados.
Favorece que el paciente entienda su enfermedad y tome las
decisiones adecuadas para su manejo. Puede administrarse a través
de sesiones individuales o grupales, o por medio de material
educativo.

En casos de depresiones especialmente graves, se puede recurrir a la


terapia electro- convulsiva (TEC o, antiguamente, electro-shock). Es
útil en pacientes cuya depresión es
¿CUÁL ES EL MEJOR TRATAMIENTO DE LA

6
DEPRESIÓN?

severa o pone su vida en peligro y para los pacientes que no pueden


tomar antidepresivos. Es preciso aclarar que en los últimos años la
TEC se ha perfeccionado mucho. Antes de administrar el
tratamiento, que se hace bajo anestesia, se administra un relajante
muscular. Se colocan electrodos en sitios precisos de la cabeza, para
enviar los impulsos eléctricos. La duración suele ser de 30 segundos
y para obtener el máximo beneficio terapéutico se requieren varias
sesiones, normalmente programadas con un promedio de tres por
semana. Ello hace que sea un procedimiento limpio y seguro, lejos
de la leyenda negra que la acompaña.

El mejor tratamiento de la depresión es el individualizado,


integral y de acuerdo a las guías internacionales de
práctica clínica, con tres componentes fundamentales:
tratamiento farmacológico, psicoterapia y psicoeducación

La elección del tratamiento antidepresivo siempre debe ser


evaluada por un médico.
7
¿QUÉ DEBO SABER SOBRE EL TRATAMIENTO ANTIDE-
PRESIVO?

Al iniciar el tratamiento, el paciente (o la familia) puede estar


preocupado sobre los potenciales efectos negativos de la medicación.
Por ello, es importante considerar los siguientes aspectos:

• Los antidepresivos no son adictivos y no crean hábito.

• Los antidepresivos no son drogas de abuso y no producen


euforia en personas sanas.

• Al igual que otros medicamentos, tienen efectos


secundarios. La mayoría son benignos y transitorios,
desapareciendo al cabo de 1-2 semanas. Cada anti- depresivo
tiene un perfil concreto de efectos secundarios, pero en
general los más frecuentes son: molestias digestivas (náuseas,
vómito, ardor de estómago, diarrea, dificultad para la
digestión, estreñimiento), somnolencia o insomnio, mareo,
dolor de cabeza, inquietud, nerviosismo, disfunción sexual y
aumento o pérdida de apetito.

• Los efectos secundarios graves pueden existir, aunque son


raros. En todo caso, si le preocupan, conviene consultar a su
médico o psiquiatra. Es importante notificar qué otras
medicaciones está tomando y qué enfermedades médicas
tiene además de la depresión.

• Existen interacciones entre algunos antidepresivos y otros


medicamentos. Entre los antidepresivos más utilizados (de la
familia ISRS), hay más interacciones con paroxetina,
fluvoxamina y fluoxetina.

• La toma simultánea de antidepresivos y alcohol puede ser


perjudicial, especialmente si es en cantidades altas.

• No retire bruscamente y por su cuenta el antidepresivo,


porque puede aparecer el llamado síndrome de retirada.
Dura 24-72 horas y cursa con síntomas digestivos, inquietud,
malestar general, mareo, irritabilidad, insomnio y ansiedad.
• En el caso de que una mujer embarazada tenga una
depresión, se debe valorar de manera individualizada el
riesgo – beneficio de tratar y de no tratar. Aunque el
principio general es evitar los fármacos en el embarazo -y
especial- mente en el primer trimestre-, hay que sopesar los
riesgos, para la madre y el feto, de mantener altos niveles de
síntomas durante la gestación. En caso de iniciar el
tratamiento, siempre debe ser conociendo los riesgos y los
beneficios, y preguntando al médico cualquier duda al
respecto.

• Es habitual que el primer antidepresivo utilizado no responda


como sería deseable. Por ello, acuda a su médico para que él
decida cual es la mejor opción a seguir.

• La duración del tratamiento antidepresivo depende en gran


medida de la evolución del cuadro y siempre debe consultarse
con el médico responsable.
¿QUÉ DEBO SABER SOBRE EL TRATAMIENTO
ANTIDEPRESIVO?

7 Los antidepresivos no son adictivos y no crean hábito.

Los antidepresivos, igual que otros medicamentos, pueden


presentar efectos secundarios. La mayoría son benignos y
transitorios, desapareciendo al cabo de 1-2 semanas.

La toma simultánea de antidepresivos y alcohol puede ser


perjudicial, especialmente si es en cantidades altas.

La duración del tratamiento antidepresivo depende en


gran medida de la evolución del cuadro y siempre debe
consultarse con el médico responsable.
8
¿QUÉ CONSEJOS RESULTAN ÚTILES AL PACIENTE CON
DEPRESIÓN?

A menudo los familiares y amigos de pacientes con depresión se


preguntan: ¿qué pue- do decirle, qué consejo puedo darle, que le sea
útil y le ayude? Son frecuentes los sentimientos de impotencia ante la
dificultad de ayudar a estas personas. En general, más que consejos,
el paciente necesita apoyo, escucha y comprensión. Pero a
continuación, exponemos unos consejos generales, que por supuesto
hay que individualizar en cada caso:

1. Transmitir al paciente que no está solo, que sus familiares y


amigos están implicados y que, con su apoyo, saldrá adelante.
Transmitirle también que la depresión es un trastorno
tratable y del que puede recuperarse.

2. Es imprescindible acudir al médico de familia o al


psiquiatra, para que pue- dan llevar a cabo un adecuado
diagnóstico y plan de tratamiento.

3. Establecer con el paciente una relación de apoyo y


confianza. Así, favorecer que pueda verbalizar sus
sentimientos y, si las hubiera, ideas de muerte o suicidio.
Transmitir que el paciente no es culpable de tener una
depresión y que no es signo de debilidad ni falta de carácter,
sino una enfermedad médica.

4. Acordar con el paciente una mínima planificación del día,


tratando de encontrar, al menos, una actividad que le reporte
placer o bienestar. Mantener cierta regularidad en los horarios
de comidas y sueño.

5. Favorecer, aunque no forzar, las actividades personales,


sociales o de ocio que le puedan satisfacer.

6. Acceder a información de calidad sobre la depresión.

7. Fomentar que el paciente haga ejercicio físico (mejor si es al


aire libre) y se alimente adecuadamente. Mantener normas
básicas de sueño: no dormir siestas prolongadas, no tomar
excitantes como café o té, no hacer ejercicio antes de dormir,
tener la habitación limpia y confortable.

8. Transmitirle que evite cualquier consumo de tóxicos, como


el alcohol u otras drogas.

9. En general, no tomar grandes decisiones vitales (cambio de


trabajo, divorcio, cambio de lugar de residencia, etc.)
mientras dura el cuadro depresivo. La depresión sesga
negativamente el análisis de la situación y hace que el
paciente lo vea todo negativo. Es preferible esperar a la
remisión de los síntomas para afrontar los problemas vitales
que puedan existir.

10. Subrayar los cambios positivos o la leve mejoría, si


existiese, para que el paciente vea posible la recuperación.
¿QUÉ CONSEJOS RESULTAN ÚTILES AL PACIENTE CON
DEPRESIÓN?

8 Transmitir al paciente apoyo por parte de sus familiares, así


como que la depresión es un trastorno tratable y del que
puede recuperarse.

Acudir al médico de familia o al psiquiatra, para que


puedan llevar a cabo un adecuado diagnóstico y plan de
tratamiento.

Fomentar el ejercicio físico, una alimentación adecuada y


mantener unas normas básicas de sueño.
9
¿CUÁL ES LA MAYOR COMPLICACIÓN DE LA DEPRESIÓN?

La principal y más grave complicación de la enfermedad es el


suicidio. El riesgo de suicidio es 20 veces superior en los pacientes
con depresión frente a la población general. Un elevado porcentaje
de los casos de suicidio están relacionados con la existencia de
trastornos psiquiátricos, siendo la depresión la principal patología.
Algunos estudios muestran que la depresión está presente en el 50
% de los suicidios consumados, es decir, aquellos que acaban con el
fallecimiento de la persona.

Se han identificado los siguientes factores de riesgo de suicidio:

• Sexo masculino

• Edad joven (menos de 30 años) o anciana (más de 65)

• Vivir solo

• Tener antecedentes de intentos de suicidio en el pasado

• Tener antecedentes familiares de suicidio

• Consumo de tóxicos, especialmente de alcohol

• Síntomas graves de desesperanza

• Fácil acceso a armas de fuego u otros métodos letales

• Presencia de una enfermedad física incapacitante y permanente

En caso de que el paciente depresivo tenga ideas de muerte (pensar


que vivir no es mejor que estar muerto) o de suicidio (pensar,
aunque sea ocasionalmente, en quitarse la vida), debe consultar
inmediatamente con su médico o psiquiatra. Ningún comentario
sobre el suicidio debe ser banalizado o ridiculizado. Tampoco es
recomendable convertir el tema en un tabú, en un tema prohibido,
dado que la expresión de la idea suicida -y del sufrimiento
subyacente- puede aliviar el riesgo y permitir una mejor ayuda.

Por otro lado, la depresión se asocia con un incremento de la


mortalidad por cualquier causa y con un mayor riesgo de desarrollar
enfermedades, tanto de salud mental como física.
¿CUÁL ES LA MAYOR COMPLICACIÓN DE LA
DEPRESIÓN?

9 La principal y más grave complicación de la enfermedad es


el suicidio. El riesgo de suicidio es 20 veces superior en los
pacientes con depresión fren- te a la población general.

El suicidio ha sido asociado a determinados factores de


riesgo.

En caso de que el paciente depresivo tenga ideas de muerte


o de suicidio, debe consultar inmediatamente con su médico
o psiquiatra.
1
¿QUÉ ES EL ESTIGMA DE LA DEPRESIÓN?

El estigma de la depresión consiste en la “etiqueta” o atributo que


la sociedad vicula a la enfermedad y que es profundamente
devaluadora y degradante, separando como distintos, indeseables
y, en cierta manera, culpables a las personas que la padecen. El
fenómeno del estigma ha sido ampliamente estudiado en otros
grupos de población como minorías raciales, grupos con distinta

0
orientación sexual a la mayoritaria o enfermedades médicas como el
VIH. Pese a la gran variedad de grupos estigmatizados, en último
término siempre se trata de diferenciar el “ellos” del “nosotros”,
amplificando desmesuradamente las diferencias y omitiendo las
similitudes.

En la depresión, el estigma consiste en considerar el trastorno un


signo de debilidad, pereza, falta de carácter e incapacidad para
asumir la “dureza de la vida”. Se dice: “pero ¿cómo puede
deprimirse, con lo bien que le va la vida?”, o “no ha aguantado el
ritmo, se ha deprimido, el pobre”. Una variante de este estigma es la
duda sobre la existencia de la enfermedad, su banalización, o la
sospecha sobre una posible simulación del paciente (“ésa es que no
quiere trabajar”). La falta de pruebas objetivas que demuestren la
depresión favorece esta, a veces cruel, sospecha.

Hay tres conceptos que explican bien la dinámica generadora de


estigma:

• El estereotipo es la creencia aprendida que tiene la mayoría


de la sociedad acerca del grupo minoritario. Son ideas muy
simples, basadas en sobre generalizaciones de experiencias
puntuales o en mitos con arraigo cultural. El estereotipo del
paciente con depresión, por ejemplo, es que es alguien
incapaz, débil y en cierta forma responsable de su malestar.

• El prejuicio implica interiorizar el estereotipo y generar


emociones negativas hacia ese grupo minoritario. Por
ejemplo: “dado que los pacientes depresivos son así, me
generan incomodidad, incomprensión y rechazo”. En el
ámbito laboral, por ejemplo, puede existir un prejuicio hacia
un trabajador que haya padecido depresión (“conflictivo”,
“depresivo”, etc).
• La discriminación es la conducta resultante de los elementos
anteriores. Ej. “dado que estos pacientes me generan estas
emociones negativas, haré lo posible para evitarlos, los
rechazaré”. Obviamente, esta discriminación coloca al grupo
estigmatizado en una situación de aislamiento y desventaja
social.

Pero en la depresión, el mayor problema se llama autoestima. La


autoestima es la interiorización, por parte del propio paciente, de
esta etiqueta degradante, cargada de vergüenza, ocultación y miedo.
Los pensamientos negativos y la profunda tristeza favorecen esta
vivencia secreta de la desolación. Obviamente, esto puede conducir
fácilmente a retrasos en la petición de ayuda e inicio de tratamiento.

El peso del estigma social y del estigma del propio paciente


(autoestima) sigue pre- senté en la depresión como lo está en el resto
de trastornos mentales, y afectan tanto al diagnóstico de la
enfermedad como a la recuperación del paciente.
¿QUÉ ES EL ESTIGMA DE LA DEPRESIÓN?

1 ¿Cómo afrontar el problema del estigma? El tratamiento de la


depresión debe encararse con esperanza, porque cada vez sabemos
más de los mecanismos cerebrales subyacentes, contamos con
tratamientos seguros y eficaces, y nuevas líneas de investigación
científica en desarrollo; también con sinceridad y valentía,

0
rompiendo el tabú de la depresión que alimenta las ideas erróneas
sobre el trastorno; y frente a la irracionalidad del estigma, debemos
aportar conocimiento científico que desculpabilice al paciente y
dignifique su esfuerzo para alcanzar la recuperación.

El estigma de la depresión consiste en la “etiqueta” o


atributo que la socie- dad vincula a la enfermedad y que
es profundamente devaluadora y degra- dante.

Los tres conceptos que explican la dinámica generadora del


estigma son: el estereotipo, el prejuicio y la
discriminación.

Para afrontar el problema del estigma, la depresión debe


encararse con espe- ranza, porque cada vez sabemos más de
sus mecanismos cerebrales y conta- mos con tratamientos
seguros y eficaces.
INTRODUCCIÓN

Probablemente, el trastorno mental más frecuente en España es la depresión. Además, es


una de las primeras causas de discapacidad y conlleva un elevado coste económico y un
importante sufrimiento. Los trastornos depresivos interfieren con nuestro funcionamiento
cotidiano, y causan dolor y sufrimiento, no solo a los pacientes, sino también a sus
familiares y seres queridos.
Hasta una tercera parte de los pacientes con depresión no consultan a ningún médico. Esto
supone una importante carga de enfermedad para la comunidad.
Además, los pacientes con depresión tienen de media 5 días más de baja laboral que los
pacientes sin depresión.
Gracias a años de investigación, hoy se sabe que ciertos medicamentos y psicoterapias son
eficaces para aliviar la depresión. Desgraciadamente, muchas personas no saben que la
depresión es una enfermedad tratable, igual que la diabetes o la hipertensión. Muchos
creen erróneamente que la depresión es «normal» en personas mayores, adolescentes,
madres primerizas, mujeres menopáusicas o en personas con enfermedades crónicas. La
verdad es que la depresión clínica nunca es «normal», no importa la edad o situación vital.
En este libro puede encontrar información útil sobre las causas de la depresión, los
síntomas más frecuentes, el diagnóstico y el tratamiento.
PLANNTEAMIENTO DEL PROBLEMA

¿Qué causa la depresión?


¿Qué consecuencias tiene la depresión en adolescentes de 15 a 18 años en cobach plantel
Guadalupe Victoria?
JUSTIFICACIÓN

Es importante saber del tema de la depresión ya que podemos ayudar a tratar y mejorar los
síntomas y el cuadro depresivo, además de evitar consecuencias o acciones fatales para la
seguridad de la persona que la padece.
MARCO TEÓRICO

Conseguir mejorar la depresión es fundamental para la salud del paciente, ya que de no


tratarse adecuadamente podría desencadenar en consecuencias peligrosas, atentando
incluso contra la propia vida.

La depresión es una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la
pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la
incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas, durante al menos dos semanas.

La depresión puede suceder en personas de todas las edades:


 Adultos.
 Adolescentes.
 Adultos mayores.

Las mujeres son más propensas a la depresión que los hombres. Se estima que el 3,8% de
la población experimenta depresión, incluido el 5% de los adultos (4% entre los hombres y
el 6% entre las mujeres) y el 5,7% de los adultos mayores de 60 años.
HIPÓTESIS

¿Qué causa la depresión?


Situaciones traumáticas o estresantes, como maltrato físico o abuso sexual, la muerte o la
pérdida de un ser querido, una relación difícil o problemas económicos. Familiares
consanguíneos que tienen antecedentes de depresión, trastorno bipolar, alcoholismo o
suicidio.

¿Qué consecuencias tiene la depresión en adolescentes de 15 a 18 años en cobach


plantel Guadalupe Victoria?
Aburrimiento, fatiga, nerviosismo, falta de concentración, llamadas de atención, conducta
sexual anárquica, hipocondría y agresividad
RECOLECCIÓN DE DATOS

1. ¿Pérdida de interés o placer por hacer las cosas que le


agradan habitualmente?
Sí No

2. ¿Se ha sentido decaído, deprimido o desesperanzado la


mayor parte del día?
Sí No

3. ¿Ha tenido problemas para dormir o mantener el sueño


o ha tenido problemas para dormir casi todos los días?
Sí No

4. ¿Se ha sentido cansado o con poca energía casi todos los


días?
Sí No

5. ¿Ha tenido falta o exceso de apetito casi todos los días?


Sí No

6. ¿En varias ocasiones se ha sentido mal consigo mismo,


ha pensado que es un fracaso o se ha decepcionado a sí
mismo o a su familia?
Sí No

7. ¿Ha tenido problemas de concentración como leer el


periódico o al ver la televisión, casi todos los días?
Sí No

8. ¿Se movía o hablaba tan despacio que otras personas


pueden haberlo notado, o por el contrario, ha estado
tan inquieto o intranquilo que se movía más de lo
normal casi todos los días?
Sí No

9. ¿En varias ocasiones ha tenido pensamientos de que


estaría mejor muerto o se ha intentado herir a sí mismo
de alguna manera?
Sí No

10.¿Has haber creído tener depresión?


Sí No
INTERPRETACIÓN Y ANÁLISIS DE DATOS

1. ¿Pérdida de interés o placer por hacer las cosas que le


agradan habitualmente?

46%
Si
55%
No

2. ¿Se ha sentido decaído, deprimido o desesperanzado la


mayor parte del día?

36%

Si
No
64%

3. ¿Ha tenido problemas para dormir o mantener el sueño o ha


tenido problemas para dormir casi todos los días?

36%

Si
No
64%

4. ¿Se ha sentido cansado o con poca energía casi todos los días?
36%

Si
No
64%

5. ¿Ha tenido falta o exceso de apetito casi todos los días?

46%
Si
55%
No

6. ¿En varias ocasiones se ha sentido mal consigo mismo,


ha pensado que es un fracaso o se ha decepcionado a sí
mismo o a su familia?

18%

Si
No

82%
7. ¿Ha tenido problemas de concentración como leer el
periódico o al ver la televisión, casi todos los días?

36%

Si
No
64%

8. ¿Se movía o hablaba tan despacio que otras personas


pueden haberlo notado, o por el contrario, ha estado
tan inquieto o intranquilo que se movía más de lo
normal casi todos los días?
9%

Si
No

91%

9. ¿En varias ocasiones ha tenido pensamientos de que


estaría mejor muerto o se ha intentado herir a sí mismo
de alguna manera?
9%

Si
No

91%
10.¿Has haber creído tener depresión?

27%

Si
No

73%
CONCLUSIIÓN

Al resultado que llegamos es que la depresión se puede iniciar a cualquier edad,


aunque su mayor prevalencia se produce entre los 15 y 45 años de edad, por lo que
tiene un gran impacto en la educación, la productividad, el funcionamiento y las
relaciones personales. Es frecuente su asociación con trastornos de la conducta
alimentaria y algunos trastornos de la personalidad. Es más común entre personas
con enfermedad física crónica y la relación entre ambas es reciproca, ya que los
problemas físicos pueden exacerbar la depresión y a su vez la depresión puede
afectar negativamente al curso de la patología física. La depresión también es un
factor de riesgo para algunas patologías físicas, como es el caso de las enfermedades
cardiovasculares.
Es bueno destacar que la depresión se presenta como un conjunto de síntomas de
predominio afectivo (tristeza patológica, apatía, anhedonia, desesperanza,
decaimiento, irritabilidad, sensación subjetiva de malestar e impotencia frente a las
exigencias de la vida) aunque, en mayor o menor grado, también están presentes
síntomas de tipo cognitivo, volitivo y somático, por lo que podría hablarse de una
afectación global psíquica y física.
La posibilidad diagnóstica de un trastorno depresivo se suele plantear a partir de
datos observacionales poco específicos, como el deterioro en la apariencia y en el
aspecto personal, enlentecimiento psicomotriz, tono de voz bajo, apariencia triste,
llanto fácil o espontáneo, disminución de la atención, verbalización de ideas
pesimistas (culpa, hipocondría,...)
alteraciones del sueño y quejas somáticas inespecíficas. La base para distinguir
estos cambios patológicos de los ordinarios, viene dada por la persistencia de la
clínica, su gravedad, y el grado de deterioro funcional y social.
En la encuesta realizada en el colegio Cobach Guadalupe Victoria, en la que se
utilizó como instrumento el Inventario de Depresión de Beck (BDI) se arrojó como
resultado que un 73% adolescentes tenían síntomas depresivos lo que da a entender
que a esos adolescentes le han ocurrido circunstancias negativas que se han
presentado en sus vidas y que han dejado como consecuencias que estos jóvenes
sean víctimas de sucesos depresivos y también se observado que entre los
evaluados, fundamentalmente varones, con antecedentes de ataques de pánico,
tienen mayor riesgo de desarrollar
depresión mayor.
ÍNDICE

Portada
institucional…………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………1
Índice………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………...……….2
Introducción…………………………………………………………………………………
………………………………………………………………….…………………3
Delimitación del
tema…………………………………………………………………………………………
……………………………………………………..………4
Planteamiento del
problema……………………………………………………………………………………
………………………………………………………..5
Justificación…………………………………………………………………………………
…………………………………………………………………………………....6
Marco
teórico………………………………………………………………………………………
…………………………………………………………,,,,……………….7
Hipótesis,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,
,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,……………..8
Recolección de
datos…………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………...9
Interpretación y análisis de
datos…………………………………………………………………………………………
………………………………………….10
Conclusión…………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………..11
Bibliografías…………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………..12
DELIMITACIIÓN DEL PROBLEMA

Se hablará de la depresión en jóvenes de 15 a 18 años que están estudiando preparatoria en


cuidad Guadalupe Victoria.
BIBLIOGRAFÍAS

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https://childmind.org/es/articulo/cuales-son-los-tipos-de-depresion/
https://cuidateplus.marca.com/enfermedades/psiquiatricas/2002/04/02/ideas-
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https://www.cun.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/depresion#:~:text=El
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https://www.menteamente.com/antidepresivos#:~:text=Los%20antidepresivos%20o
%20medicaci%C3%B3n%20antidepresiva,especialmente%20los%20trastornos
%20de%20ansiedad
https://enmentepsicologos.com/como-ayudar-a-alguien-con-depresion/#:~:text=Habla
%20claramente%20con%20la%20persona,Ay%C3%BAdale%20con%20las
%20tareas%20cotidianas
https://www.clinicbarcelona.org/asistencia/enfermedades/trastorno-depresivo/
evolucion-de-la-enfermedad#:~:text=La%20principal%20complicaci%C3%B3n
%20aguda%20a,superior%20a%20la%20poblaci%C3%B3n%20general
https://digitalcollections.sit.edu/cgi/viewcontent.cgi?
article=2678&context=isp_collection#:~:text=Este%20%E2%80%9Cestigma
%E2%80%9D%20significa%20un%20temor,otras%20personas%20o%20uno
%20mismo

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