Sistema de Descartes.
Sistema de Descartes.
Sistema de Descartes.
Dificultades del idealismo frente a la facilidad del realismo. El punto de vista del idealismo nos plantea unas
exigencias que van en oposición con las actitudes normales, naturales, del hombre. La actitud realista a que
hemos visto sucederse desde los albores del pensamiento filosófico hasta el siglo XVI, es una actitud natural;
es la que naturalmente toma el hombre. Cuando el hombre empieza a darse cuenta de su existencia en el
universo, naturalmente adopta la actitud de suponer que lo que existe son esas cosas que ve y toca, y que él
está provisto de una facultad (la inteligencia, el pensamiento) capaz de recibir de esas cosas impresiones
variadas, elaborar esas impresiones y obtener idea de lo que son las cosas que existen ahí.
Actitud realista:
Es natural, la que naturalmente toma el hombre. Cuando el hombre empieza a darse cuenta de su existencia
en el universo, naturalmente adopta la actitud de suponer que lo que existe son esas cosas que ve y toma y
que está provisto de inteligencia y pensamiento para poder recibir impresiones de esas cosas que ve y toma.
Es espontánea, la tenemos sin querer. Es extravertida, se abre a las cosas. El conocimiento en el realismo,
viene de las cosas a mí. Para el realismo, la realidad de la cosa es lo primero y el conocimiento viene
después. Mostrar/Ocultar
Actitud Idealista.
Es artificial, porque es una actitud adquirida y la tomamos por una necesidad histórica. Es voluntaria, porque
hay que querer tomarla. Es introvertida, porque es una actitud reflexiva que vuelve sobre sí misma. El
conocimiento en el idealismo, va del sujeto a las cosas. Es una actividad elaborativa de conceptos, mediante
la cual se construye la realidad.
EL PENSAMIENTO Y EL YO
El pensamiento y el yo. Esta identidad del pensamiento que es inmediato y el yo mismo, es lo que Descartes
descubre y lo que constituye para él la base, el fundamento mismo de toda la filosofía. Todo pensamiento es
pues, un enderezar la atención de la mente hacia algo. En todo pensamiento hay el pensamiento como acto
y el objeto como contenido de ese acto; el pensamiento que piensa y lo pensado en el pensamiento.
Adoptando la actitud idealista, aparece ante nuestra intuición intelectual un nuevo tipo de ser, que ha
descubierto el idealismo y que es el ser del pensamiento puro.
Esta identidad del pensamiento que es inmediato y el yo mismo, es lo que Descartes descubre y lo que
constituye para él la base y el fundamento mismo de toda la filosofía. Aplicando la duda a todo cuanto se
presenta, resume ésta aplicación metódica de la duda, en los términos de apartar de sí, como dudosos,
todos los objetos y en cambio de no considerar como indudables más que los pensamientos. Los considera
indudables a los pensamientos por la inmediatez de ellos hacia a mí.
El yo como "cosa en sí" Considera Descartes que el pensamiento es una cosa; que yo soy una cosa que
piensa. Y no siente el menor reparo en decir incluso la palabra "substancia": yo soy una substancia pensante.
En estas palabras "cosa que piensa", "substancia pensante", olvida Descartes un residuo del viejo realismo,
el cual considera todo ser bajo la especie de la cosa, bajo la especie de la substancia; como si no pudiera
haber otro ser que el ser de la substancia; como si todo ser tuviera que ser substancia.
La actitud idealista, hace que el idealista descubra como primera realidad el yo pensando. Considera
Descartes que el pensamiento es una cosa, que “yo soy una cosa que piensa”. En esas palabras, “cosa que
piensa”, “substancia pensante”, olvida Descartes un residuo del viejo realismo, el cual considera todo ser
bajo la especie de la cosa, bajo la especie de la substancia; como si no pudiera haber otro ser, que el ser de
la substancia o como si todo ser tuviera que ser substancia.
Aparte, de esta noción de “cosa en sí”, que queda olvidada en el seno mismo del yo pensante, es
absolutamente indudable que las adquisiciones logradas por el idealismo representan una concepción del
ser totalmente diferente que la concepción del ser de los realistas. Para los realistas, el ser de las cosas, es
antes e independientemente de todo pensamiento, a diferencia de los idealistas que construyen la realidad.
La realidad como problema. La realidad del mundo exterior, que no era problema para el realismo, se
convierte en un problema, y de los más graves, para el idealismo. El idealismo ahora, como quiera que ha
echado el ancla en el yo pensante, no puede salir del yo pensante para llegar a lo considerado el fundador
de la filosofía moderna.
El ser de los realistas, es un ser inteligible. En cambio, el ser de los idealistas es un ser inteligente. Con esto,
surge el problema de la realidad del mundo exterior. Para el realismo, la realidad del mundo exterior no era
un problema, ya que lo consideraba al mundo exterior como inteligible, como posible objeto de
conocimiento. En cambio para el idealismo sí es un gran problema, ya que la realidad de las cosas debe ser
demostrada, deducida o construida.
El problema fundamental, que para el realismo no se plantea y que para el idealismo constituye el más grave
y difícil de los problemas, Descartes lo resuelve distinguiendo dos grupos de pensamientos, que son, los
pensamientos confusos y oscuros y los pensamientos claros y distintos. En los pensamientos confusos y
oscuros, donde no están definidas netamente las partes internas de ese pensamiento, no están tampoco
separadas claramente lo pensado en él, con lo pensado en otros pensamientos. Los claros y distintos, en
donde lo pensando en ellos, es perfectamente discernible de lo pensado en cualquier otro pensamiento y
además lo pensado en ellos, está perfectamente divididos en sus elementos.
Descartes advierte que existe una gran cantidad de razones para dudar de los pensamientos confusos y
oscuros, pero que las razones para dudar de los pensamientos claros y distintos son mucho menos fuertes.
Aunque en los pensamientos claros y distintos, la duda es difícil, lo mismo hay que dudar porque son
pensamientos.
La hipótesis del genio maligno es un recurso argumentativo propuesto por René Descartes en las
Meditaciones metafísicas. Con él Descartes culmina la duda metódica, que adquiere así la máxima
radicalidad.
Descartes sugiere que tal vez hemos sido creados por un Dios que nos obliga a engañarnos
sistemáticamente, que ha dispuesto nuestra naturaleza de tal modo que creemos estar en la verdad cuando
realmente estamos en el error. Con esta hipótesis se cuestiona la legitimidad de las proposiciones que
parecen tener la máxima evidencia, las que se presentan con "claridad y distinción" (excepto las referidas a
la propia mente, como mostrará el descubrimiento del cogito), proposiciones del tipo "dos más tres es
cinco" o "la suma de los ángulos de todo triángulo es igual a dos rectos". Por lo tanto, llega a cuestionar la
veracidad de la propia matemática.
El objetivo de este extraño supuesto es investigar si es posible encontrar algo que sea absolutamente
indudable: si encontramos una creencia que llegue a superar esta hipótesis, su calidad como verdad será
extraordinaria. Aunque Descartes no explica ni justifica cuidadosamente la hipótesis del genio maligno,
parece que se refería a las siguientes cuestiones: podemos considerar que nuestro reconocimiento de algo
como verdadero es consecuencia de nuestra naturaleza (nosotros diríamos ahora de nuestro cerebro) y
podríamos pensar que vemos algo como verdadero porque estamos hechos como estamos hechos, de tal
forma que a distinta constitución distinto conocimiento.
Tal vez las cosas que puedan considerar verdaderas seres pertenecientes a otras especies, o seres racionales
que hayan sufrido una evolución biológica diferente (por ejemplo, los extraterrestres), pueden ser distintas
a las nuestras. Cabe dudar que la matemática, por ejemplo, tenga una validez universal, en el sentido de que
tal vez para otros seres, seres con una naturaleza psicológica o física distinta a la nuestra, las verdades
matemáticas sean también distintas a las nuestras. En definitiva, si reflexiones de este tipo nos llevan a
pensar que el reconocimiento de algo como verdadero depende de nuestra propia naturaleza o forma de
ser, parece que hasta los conocimientos más firmes pueden ponerse en cuestión. Es posible que Descartes
introdujese la hipótesis del genio maligno para señalar esta última duda.
En cuanto a la palabra "genio" nos dice Descartes que podríamos llamar así al Dios que tal vez nos ha hecho
de ese modo tan falible para no confundirlo con el Dios cristiano, del cual se predica siempre la bondad.
Para Descartes, un pensamiento no contiene nunca en su estructura, ninguna garantía de que el objeto
pensado corresponda a una realidad fuera del pensamiento. Propone la hipótesis del genio maligno, que se
empeña en engañarme y en poner en mi mente pensamientos evidentes pero que son falsos. Pero existe un
pensamiento que se distingue de los demás pensamientos claros y distintos, ya que contiene esa garantía de
existencialidad o sea, que tiene en sí mismo, la garantía de que el objeto pensado existe fuera del
pensamiento. Este pensamiento que se distingue es, el pensamiento de Dios, la Idea de Dios.
LA EXISTENCIA DE DIOS:
1) Dios. "Bajo el nombre de Dios entiendo - dice Descartes – una sustancia infinita, eterna, inmutable,
independiente, omnisciente y omnipotente."
Dios es una cosa que piensa y que tiene en sí la idea de todas las perfecciones. Es la primera idea que no es
causada por nadie ni necesita de otra idea para ser explicada. Descartes sabe que existe, y lo sabe, porque
penetra, de un modo claro y distinto, su verdad. Es una verdad que se justifica a sí misma.
Para estar seguros de la evidencia, para podernos fiar de la verdad que se muestra como tal con sus pruebas
claras y distintas en la mano, tendríamos que demostrar que hay Dios.
a) La demostración de Dios. Descartes prueba la existencia de Dios y la demuestra con argumentos de muy
distinto alcance. Dice: "Yo encuentro en mi mente la idea de Dios, es decir, de un ente infinito, perfectísimo,
omnipotente, que lo sabe todo, etc. Ahora bien, esta idea no puede proceder de la nada, ni tampoco de mí
mismo, que soy infinito, imperfecto, débil, lleno de duda e ignorancia."
Descartes propone tres argumentos de la existencia de Dios que componen un punto de partida subjetivo:
Primera prueba: El "cogito" no encierra al hombre en su yo, sino que lo hace salir a una realidad que está
más allá. Es la demostración por casualidad, pero que parte, no de cosas sensibles, sino de la idea de Dios,
para pasar, de su contenido representativo a su causa.
Segunda prueba (Por mi finitud): Cuando se duda, se es finito; pero no sería posible que mi naturaleza fuese
tal cual es, finita y dotada de la idea de lo infinito, si el ser infinito no existiera la idea de Dios es expresión y
relación inmediata.
Tercera prueba: (Argumentación ontológica) No podemos concebir la idea o la naturaleza de la cosa, sin
concebir al mismo tiempo sus propiedades esenciales. Cuando se intuye la idea de Dios en la idea de un ser
soberanamente perfecto e infinito, en esa idea se intuye necesariamente la existencia, se intuye
necesariamente que el existir pertenece a la naturaleza verdadera e inmutable de un ser semejante. Por lo
tanto, Dios existe.
b) La comunicación de las sustancias. A causa de que estamos engañados, y que nuestra mayor evidencia es
sólo error, quiere decir que las ideas no tienen verdad, son sólo "ideas". "Conocí de ahí que yo era una
sustancia cuya esencia o naturaleza toda no es sino pensar, y que, para ser, no tiene necesidad de ningún
lugar, ni depende de ninguna cosa material; de suerte que este yo, es decir, el alma por la cual soy lo que
soy, es enteramente distinta del cuerpo."
Descartes además define a Dios como la única substancia, pues es la única no creada, y todo lo demás ha
necesitado de ella para existir. La sustancia sería entonces algo que se encuentra en mi, sustancia pensante
que no podría alcanzar las otras cosas, concretamente, la sustancia extensa que es el mundo. Este problema
de la verdad y del conocimiento, lo que llama Descartes "comunicación de las sustancias", que resulta
dificultosa partiendo del yo.
c) Res cogitans (Existencia del alma). En el orden del ser finito, lo primero dado a nuestro conocimiento es la
sustancia del alma. "Sólo pueden dudar de la existencia del alma aquéllos que no levantan su mente de las
cosas sensibles y están acostumbrados a no considerar en absoluto nada que no puedan someter a la
imaginación."
Cuando el cogito se nos da inmediatamente, la existencia de lo inmaterial, puede ya por esto mismo
asentarse la existencia del alma.
En conclusión en cuanto a la existencia de Dios; Descartes, desenvuelve entonces los caracteres que la Idea
de Dios tiene, mediante tres demostraciones de la existencia de Dios. La primera, que consiste en considerar
lo pensado por nosotros, cuando pensamos en Dios, en inspeccionar la idea de Dios, entonces tenemos la
idea de que es un ser infinito, perfecto, bueno, todopoderoso, etc. ¿cómo podemos haber nosotros
formulado esa idea?, de nosotros mismos no, porque lo mentado en esa idea es superior a todo cuanto
nosotros somos. Lo mencionado en esa idea es tan enormemente trascendente, que sin duda alguna, lo
mencionado en esa idea, responde a una realidad fuera de ella.
La segunda prueba es una transposición de la prueba que da Aristóteles. Según Descartes, yo existo como yo
pensante alrededor de una existencia contingente. Pero yo que existo, tengo una existencia cuyo
fundamento no percibo, y por lejos que yo vaya a tomar éste fundamento remontándome a otro y a otro,
tendré que acabar siempre por admitir una existencia que sea fundamento de la mía y esa existencia es
Dios.
La tercera prueba, es el argumento ontológico que consiste en señalar la característica de la idea de Dios,
como una idea única, en la cual el pensamiento de Dios contiene también su existencia, en el pensamiento
de Dios está contenida la existencia.
LA REALIDAD RECOBRADA
Una vez demostrada la existencia de Dios, ya tenemos dos existencias que son la mía y la de Dios. Con la
existencia de Dios, no hay necesidad de pensar en el genio maligno ya que sé que Dios existe, que es
perfecto y que por lo tanto no me engaña. Permite que me equivoque poniendo en mi voluntad, el
equivocarme o no. Entonces, manteniendo la voluntad firme de no afirmar más que lo claro y distinto, no
me equivocaré jamás ya que la existencia de Dios es una garantía de que los objetos pensados por ideas
claras y distintas son reales, tienen realidad, el mundo tiene realidad.
GEOMETRISMO DE LA REALIDAD
Ha logrado Descartes sacar del yo el mundo. El sistema de Descartes está montado sobre tres substancias
que son: el yo pensante o pensamiento, la extensión y Dios. Dios como substancia creadora y las demás
como substancias creadas, de modo que ese mundo que ha sacado del yo, es un mundo de pura
substancialidad geométrica.
Ese mundo de pura substancialidad geométrica, es el mundo de la ciencia moderna. La idea Descartes que
consiste en reducir lo confuso y oscuro a claro y distinto, es la idea que consiste en eliminar del universo la
cualidad y dejar estar solamente a la cantidad.
Descartes también se topa con el problema de la vida y lo resuelve mecanizando la vida. Para él, los seres
vivientes son puros mecanismos, el hombre es mecanismo, en todo lo que no es pensamiento puro.
Descartes reduce a pensamiento, todas las vivencias de la psicología. Esas vivencias que llamamos pasiones,
sentimientos, emociones, todo lo que hay en nuestra alma, que no sea puro pensar, es para Descartes
pensar pero confuso y oscuro. En su teoría de las pasiones, propone al hombre que estudie esas vivencias y
verá que se reducen a ideas confusas y oscuras; y una vez que haya visto que se reducen, desaparecerá la
pasión y podrá el hombre vivir sin pasiones que estorban y molestan en la vida.
RACIONALISMO
La filosofía de Descartes, inaugura una era de racionalismo e intelectualismo que se lanza sobre todos los
problemas del mundo, de la ciencia y de la vida. Pero llegará un momento en el cual aparecerá el problema
de la historia, en el cual el intelectualismo y el racionalismo no podrán resolverlo porque se resiste, y se
resiste porque el idealismo es un producto de la historia y no puede explicarla.
Por eso la filosofía contemporánea para explicar la historia deberá superar el idealismo y encontrar otra
realidad más profunda que las cosas y el yo y que contenga a la historia misma también.
EL MÉTODO DE DESCARTES:
En el discurso del método, lo que le preocupaba a Descartes, era como llegar a una evidencia clara y distinta
o sea como llegar a una intuición indubitable de la verdad. Los caminos que conducen a esa intuición son los
que a Descartes le interesan principalmente y no tanto los caminos que la afianzan, la prueban, etc. El
método tiene como propósito esencial llegar a la intuición que se logra dividiendo en parte todo objeto
confuso y oscuro no evidente, hasta que alguna de las partes se nos convierta en un objeto claro, distinto y
evidente y entonces llegamos a la intuición.
TRASCENDENCIA E INMANENCIA
Para Descartes, el mundo en que vivimos y el mundo de la verdad son uno y el mismo mundo. Lo que pasa
es que cuando lo miramos por primera vez, el mundo se nos presenta revuelto y confuso como si fuera un
cajón con una gran cantidad de cosas. Pero si nos preocupamos por ordenar esas cosas, el mundo se nos
hace inteligible, lo podemos comprender y se nos hace evidente. Y para comprenderlo es necesario realizar
un análisis metódico del mundo, en el fondo del cual está el inteligible mundo de las ideas. No son dos
mundos distintos, sino uno dentro de otro y los dos constituyen el todo, un todo.
El Discurso del Método, es una de las obras más importantes realizadas por Descartes y es una obra que
pretende dar a conocer el método para poder llegar al conocimiento verdadero y encontrar la verdad. La
obra consta de seis partes y es ante todo una autobiografía.
En la segunda parte del Discurso del Método, Descartes expone los pasos que permitirían llegar al
conocimiento verdadero y son:
Evidencia: no admitir nunca algo como verdadero sin conocer con certeza que lo es, evitando así la
precipitación y la prevención.
Análisis: dividir las dificultades que tenemos en tantas partes posibles para así, resolverlas mejor.
Síntesis: ordenar los conocimientos desde los más sencillos hasta los más complejos.
Comprobación: hacer siempre revisiones amplias para estar seguros de no haber omitido nada.
El racionalismo entiende la vuelta al sujeto como una vuelta a la razón, al tiempo que como una
desvirtuación de la sensibilidad. Conocemos ya la duda sistemática de Descartes, que a través de una crítica
radical a la experiencia sensible, conduce a las últimas condiciones indudables de todo conocimiento en el
sujeto. Esas condiciones de las que depende todo conocimiento, son las ideas o principios de la razón.
Existe en el sujeto una percepción clara y distinta de los primeros principios del conocimiento que no tiene
nada que ver con la sensibilidad, sino que se realiza de un modo puramente racional.
Así como los principios de las matemáticas se derivan lógicamente de unos axiomas o principios primeros,
así también la filosofía tiene que partir de las primeras ideas y principios, y desarrollarlo todo en forma
lógico-racional.
Para el racionalismo está claro que la razón ha recibido de Dios sus ideas y verdades innatas.
D. REPRESENTANTES
1. Renato Descartes
a. Vida. Nació en la Haye en 1596, oriundo e una familia noble. Estudió en el colegio de los jesuitas de la
Flêche; allí cursó la filosofía escolástica, las matemáticas, las lenguas y literatura clásicas, adquiriendo un
saber enciclopédico. Más tarde viaja a París y en medio de la vida de placer, se siente escéptico para toda
ciencia que no sea la matemática, la cual, aunque posee evidencia no reporta ningún conocimiento de lo
real.
En 1629 se trasladó a Holanda, en donde su pensar fue muy fecundo. En 1649 fue invitado por la reina
Cristina de Suecia; murió allí el 11 de febrero de 1650.
b. Obras. El discurso del método, Meditaciones acerca de la filosofía primera, Los principios de la filosofía,
Reglas para la dirección del Espíritu.
c. Pensamiento.
1) El problema cartesiano. Descartes se encuentra en una profunda inseguridad, para él nada le parece
merecer confianza, nace así un "escepticismo" puesto que los sentidos nos engañan, el pensamiento no
merece confianza, se cae con frecuencia en el error. Las únicas ciencias que parecen seguras, la matemática
y la lógica.
Quiere empezar una filosofía totalmente cierta, de la que no se pueda dudar, y por ello se sumerge en la
duda: "Hay que poner en duda todas las cosas, si quiera una vez en la vida. No ha de admitir ni una sola
verdad de la que pueda dudar. No basta con que él dude realmente de ella; es menester que la duda no
quepa ni aún como posibilidad."
Así pues, Descartes adoptó el método de la duda en su pensamiento para sí construir la certeza ante la
duda. Así surgen tres cuestiones de la filosofía: el mundo, el hombre y Dios.
a) La duda. El punto de partida de Descartes es la duda absoluta que exige suspender el asentimiento a
cualquier conocimiento aceptado comúnmente. "Dudar de todo y considerar provisionalmente como falso,
todo aquello sobre lo cual es posible la duda. Si, persistiendo en esta postura de crítica radical, se alcanza un
principio sobre el cual la duda no es posible."
En Descartes, no es posible el conocimiento sólo por los sentidos, pues ellos nos engañan. El ejercicio de la
duda se extiende a todo enunciado teórico.
b) El método cartesiano. Descartes se propone, a partir de su duda, encontrar una verdad segura y descubrir
un nuevo método racional en el que no se diese nada por supuesto sino que fuera evidente por sí mismo.
Intenta proponer una ciencia que sea de más fácil comprensión a la mente sin llegar a imponerlo.
(1) Evidencia. Trata de no aceptar por verdadero nada que no se conozca clara y distintamente como tal,
evitando cuidadosamente la precipitación y los prejuicios, por tanto, es necesario por el momento, de
suspender el juicio.
(2) Análisis. Consiste en dividir cada una de las dificultades en el mayor número de partes posibles y
necesarias para resolverlas mejor, ya que una dificultad es un complejo en que están mezclados lo
verdadero con lo falso.
(3) Síntesis. O sea, comenzar con lo más fácil y simple para salir gradualmente hacia lo más complejo. Es la
unificación de las partes integrantes de un todo o del problema que se está considerando, partiendo de lo
más fácil a lo complejo.
(4) Comprobación o Enumeración. O sea, hacer un recuento integral y una revisión tan general que no
pueda estar seguro de haber omitido nada.