Maximiliano Gamboa Relato
Maximiliano Gamboa Relato
Maximiliano Gamboa Relato
1.
Anoche tuve una pesadilla en la que me parecía a mi madre, con sus virtudes y las cosas que más
detesto. Cuando desperté me puse a llorar, no quería parecerme a ella, y no lo digo por rechazo, la
amo, es mi madre, pero no soporto la idea de que las cosas que me molestan de ella las puedo
heredar, no sería justo, después de todo me cría para ser alguien mejor, ¿No? Bueno, eso dice
cuando no respondo a la vida, o cuando algo malo pasa por mi culpa. A veces me regaña, dice que
alguna vez cometió los mismos errores, que con el tiempo los superó y que yo también lo haré.
Cuando me lo cuenta me alivio, aunque a medias. Por un lado, siento que los errores no los cometí
solo, aunque yo sea el único culpable, pues alguien más ya los hizo. Pero ese mismo sentimiento
de alivio me pone nervioso, la pesadilla se hace realidad, hice algo que mi madre ya hizo, fue algo
malo, y no quiero parecerme a mi madre, solo quiero admirarla, se supone que como hijo debo ser
mejor, se supone que nací mejor, pues, son otros tiempos, otra época, estoy seguro que en los 9
meses que estuve en su vientre pasaron cosas que jamás experimenté y que dudo voy a
experimentar.
2.
El otro día en las noticias de mi pueblo hablaron del hallazgo de una joven muerta a plena luz del
día, fueron 7 puñaladas, no sé cuán joven era, presumo que cerca de mi edad. Por lo trágico de su
muerte y lo conmovedora de la situación, mi madre puso una cara de espanto mientras veía la tele
totalmente horrorizada, luego comenzó a protestar sobre el nivel de violencia al que llega la gente
hoy en día y sobre cómo antes cuando tenía mi edad eso era impensado, y de hecho hasta hoy era
impensado, pues aquí no acontece nada, ni siquiera el tiempo.
A diferencia de mi madre, no sentí una pisca de congoja, pienso que si la joven no moría de esa
manera quizá lo hubiera hecho de la forma más trivial: cayéndose de las escaleras, algún paro
cardíaco, suicidio, no sé. Mi madre es muy emotiva con todo, yo por mi parte y por lo poco que he
vivido, soy capaz de darme cuenta de lo naturales que son las desgracias, tanto que ni siquiera las
pienso como desgracias, solo son situaciones y ya, desafortunadas por supuesto, pero nada más,
sobre todo con la muerte, me cuesta entender por qué la gente no asume que es algo inmanente
a la vida, si respiras en algún momento no lo harás, nada es eterno, es lógico, no hay ni razón de
darle vueltas al asunto, pero la sociedad descansa en ese miedo a la muerte, de alguna forma
tiene que preservarse y mantener ese consenso de avanzar como sociedad, pues ya que existe el
miedo a morir, la gente en ocasiones se vuelve loca y se crean problemas, sobre todo con las
ideas, es por eso que existe la política, son los tipos que más le temen a la muerte, están todo el
día fabricando ideas para volverse inmortales y la gente vota por ellos para que los hagan
inmortales, aunque el método varía según cómo le temen a la muerte y a veces, por no decir
siempre, ese intento de no perecer falla por circunstancias que hasta hoy nadie conoce. Como
resultado se vuelven más locos que antes.
Hoy en día hay un método con pretensiones de inmortalidad que consiste en ser autónomo, elegir
qué queremos ser cuando grandes, proponerse un objetivo y cumplir metas. Lógicamente ser
inmortal significa que la sociedad siempre está avanzando, pues en ese principio está sujeta la
sociedad, en la de avanzar, y cumplir metas es avanzar, la vida es así, al menos ahora. Siendo
sincero a mí me parece un poco tonto, ya que la vida si avanza es porque algo la frena en algún
momento, y ahí es cuando nos damos cuenta que avanzamos a la muerte, nada más.
3.
Hace unas horas, después de almorzar me puse a recordar esa pesadilla en la que me parecía a mi
madre y luego de pensarlo un momento resolví que siempre me he sentido de esta manera. Me
pregunto si parecerme a ella es quedarse en el tiempo y no avanzar, y si esto es así, ¿significa que
le tengo miedo a la muerte? Sería ridículo, estoy seguro de que pienso en la muerte como algo
natural, ¿por qué debería darme miedo? Además, mi madre es la que se conmueve con todo, es
una mujer cursi, tristona y risueña, todo al mismo tiempo, pero yo nací después, y me cría distinto
a como la criaron, soy diferente, lo más lejano de su actitud, y por eso la amo, pues soy diferente
gracias a ella, y tengo que avanzar porque es lo que se me pide como íntegro de la sociedad:
aspirar a ser inmortal por más tonto que me parezca. Aunque si me parece tonto, ¿por qué me
conformo con el consenso de la sociedad? Pues porque ese consenso se acaba una vez estando
muerto, me vaya o no en contra de ese acuerdo voy a morir igual, nada cambia, es por eso que
sigo avanzando, y continuar así es lo correcto.
4.
El otro día caminando por el parque vi a un padre y su hijo. El papá era de unos 40 años, el hijo de
unos 13 quizás. El padre tenía la cara ondulada, las mejillas anchas, las orejas sobresalientes, una
voz agradable, llevaba el pelo corto y barba de unas semanas, pero lo que me llamó la atención
fue su mirada, parecía descansada, como si durmiera bien, resultado de un esfuerzo atómico bien
recompensado. Por su parte el hijo no se parecía en nada, (obvio), al menos no en primera
instancia. Llevaba el pelo un poco más largo, su cara era más firme, algo tosca a pesar de ser más
joven, pero tenía una mirada similar a la de su padre, por no decir idéntica, eso me perturbó un
poco, porque cuando me concentraba en sus rasgos por separado eran totalmente distintos, pero
si me concentraba en la mirada era como si fueran una sola persona, como si el padre hubiera
dejado una copia de sí para cuando muriera. Iban hablando sobre el colegio, el niño le explicaba a
su padre las materias que estaban pasando en clases, él le prestaba mucha atención y le dijo que
se sentía muy orgulloso, sabía que lo estaba educando bien y que en un futuro sería un gran
aporte para sus cercanos, y que por ser bueno, le ayudaba de gran forma al mundo, pues todos los
que actúan bien, hacen un gran bien, por diminuto que sea.
A pesar de lo cálido de la situación, en ese momento sentí mucho miedo, me sentía extraño, como
si estuviera en el limbo de no existir. ¿Quién le puso su mirada al niño?
Ahora que lo recuerdo en ese momento iba caminando con mi madre y me notó ajetreado, le dije
que no ocurría nada. Ella mencionó que el padre fue su vecino cuando era niña, y que el hijo era
idéntico a su padre cuando tenía su edad. A mí esto no me encajó para nada, ¿cómo va a avanzar
la sociedad así? No tiene sentido, de seguro hubo un error o algo ¿Acaso el avance siempre tiene
cara de avance? Si la sociedad avanza a la muerte es porque la muerte resulta un freno
implacable, uno que no cesa de frenar. ¿Es posible frenar a la muerte? Además, estoy seguro de
que si el tiempo no existiera la muerte tampoco lo haría, el tiempo siempre está, y se detiene,
pero detenerse es morir, es no avanzar; aun así, el tiempo sigue vivo y seguimos queriendo ser
inmortales, seguimos siendo sociedad. Puedo dar por sentado que si el tiempo no existiera
dejaríamos de ser sociedad, porque realmente hubiéramos avanzado, nos saldríamos de este
bucle de dar un paso y cortarse la pierna, esperar a que se regenere y luego dar otro. Cada vez que
pienso en esto y en la pesadilla siento algo en el cuerpo, es una incomodidad, pero por más que
analizo las cosas no sé la causa de esa incomodidad, es como si existir fuera incómodo.
5.
Me considero un tipo simple, intento hacer caso y no molestar a nadie, me gusta escuchar y evito
hablar seguido, no salgo mucho pues significa que muchas cosas pueden pasar, dentro de esas
posibilidades se encuentran algunas maravillosas, otras horribles, algunas no son ni la una ni la
otra, pero por eso mismo no salgo. Salir significa que estoy sometiéndome a hacer cosas, y lo que
más intento es obrar bien, el consenso lo recomienda y lo pide, pero si resulta que hago algo malo
me meteré en problemas, y sería una lástima (cosa que es inevitable, la vida son aconteceres y los
aconteceres son buenos o malos según el tiempo; nadie se salva de los aconteceres).
6.
Hoy he decidido que mi meta consiste en detener al tiempo, si lo logro aniquilaré a la sociedad. La
palabra aniquilar suena a algo malo, pero la verdad es que resulta todo lo contrario. La sociedad
está legislada por el miedo a la muerte, la muerte es concebida gracias al freno del tiempo. Por el
miedo a la muerte se llega a muchos consensos, como la moral y las leyes que rigen para evitar y
condenar el mal actuar que impide el avance de la sociedad, pero es a causa del tiempo que lo
malo existe, y la sociedad es hija del tiempo. Me pregunto cómo es posible deshacerse de él.
7.
Ayer estaba comiendo un helado de mora crema, no es nada exótico, pero me gusta por lo mismo.
El día era agradable, el vaso estaba húmedo y las gotas se deslizaban hasta llegar a mis dedos. De
pronto por alguna razón mi mamá tuvo un ataque de nostalgia cuando me vio sentado comiendo
el helado y dijo: “Te miro ahí y estoy segura que te visita el mismo sol que me visitó”. De
inmediato me preocupé, otra vez me sentí incómodo, no quería que eso pasara, ¿para qué iba a
venir el mismo sol? ¿Con qué fin? Yo solo quiero avanzar. A veces pienso que todas las personas se
encomiendan a la nostalgia en vano, el único objetivo de esos momentos nostálgicos es
convertirse en recuerdos, pero si no me voy a dar cuenta de lo preciado que es el olvidado ahora,
¿por qué debería hacerme el adorador de la vida y tener el descaro de anhelar lo muerto?, es
estúpido.
Por culpa del malestar producido por la nostalgia de mi madre tuve la necesidad de salir, quería
despejar la mente y decidí reflexionar sobre cómo deshacerme del tiempo, ocurrencia un tanto
contraproducente por el hecho de que la finalidad de salir era despejarme, pero mi mente no
estaba dentro de sí.
Llegué a la plaza un tanto aletargado, posiblemente por esa incomodidad que me da cuando
recuerdo la pesadilla. De pronto veo a la distancia a una tipa sentada a pleno sol, usaba un vestido
veraniego de color amarillo, apretado en el busto y suelto en las piernas. Tenía la cabellera
ondulada y un poco descuidada. No me fue posible ver su rostro, solo se asomaban los labios y
parte de su nariz. Aun así, solo con su figura distante bastó para quitarme el aletargamiento y
enseguida volver a otro. Cuando me iba acercando me di cuenta que tenía la piel totalmente liza,
tanto que su cuerpo parecía un espejo, pensé estar alucinando, el sol rebotaba en ella, y parecía
que era ella quien le daba vida al sol; jamás vi algo tan hermoso. Incrédulo comencé a compararla
con otras mujeres, pues me era imposible creer que no haya otra igual de hermosa, pero todas las
que recordaba tenían alguna arruga, líneas en la frente, la ropa impresa en la piel, los ojos
cansados, las pestañas elevadas de forma antinatural, las cuencas pintadas, la cabellera apagada,
quemada, totalmente plana, aburrida, de piel falsa, artificial, una que escapa de su propio tiempo,
una piel cobarde. Ahí fue cuando recordé a mi madre, una foto de ella joven antes de tenerme,
sentada bajo una sombrilla, lucía plena y natural. Entonces lo decidí, pasó rápido, tanto que hasta
dudo de si realmente ocurrió. Fue como rasgar una hoja de papel, de hecho hizo el mismo ruido,
se quedó quieta y no se movió nunca más. Había matado al tiempo.