Mi Libro
Mi Libro
Mi Libro
A fecha de hoy que estoy escribiendo esto, es el día 11 de marzo del 2023, es mi cumpleaños.
Tan rápido ha pasado el tiempo, ¿No?
Yo solía ser de esos pequeños jóvenes soñando el querer ser un adulto ya, pero ahora me
arrepiento de no haber pensado en mi presente más a menudo y a fijarme de manera excesiva en
el futuro. Es una especie de castigo por no escuchar a los demás, por no escuchar a mi mamá, a
mi papá, a mis abuelos, es un castigo que estoy condenado a pagar el reto de mi vida.
Actualmente estoy bajo la mayor cantidad de estrés que he vivido en toda mi vida, odio pensar
en el fracaso pero esta ocasión es inevitable, estoy a meses de poder entrar a una universidad y
francamente estoy preocupado por el hecho de que no sé a ciencia cierta si lograré a entrar a una
universidad, pero sobre todo tengo MIEDO.
MIEDO al fracaso.
MIEDO al rechazo.
MIEDO al odio.
Estoy tan acostumbrado a lo que vivo aquí en Chilapa que no se realmente como son las cosas
allá fuera, de pequeño iba de manera seguida a la CDMX y miraba los edificios con admiración,
las plazas, los parques y realmente me daba un deseo de querer vivir ahí desde muy muy
pequeño, pero conforme creces te das cuenta que la verdad es mucho más dura, asquerosa y
cruda de lo que realmente crees que es cuando eres pequeño.
De niño yo no conocía cómo era el mundo realmente, nunca nadie sabe cómo es el mundo
cuando eres pequeño. La vida, creo yo, es como un gran y hermoso rompecabezas, pero que al ir
complementando las piezas te das cuenta que el rompecabezas no es ni hermoso pero si grande.
Nosotros al armar un rompecabezas vamos de poco en poco, mi padre desde pequeño me enseñó
que es más sencillo comenzar a armar un rompecabezas desde los bordes hacia el centro porque
facilitas las cosas, junta las piezas del mismo color, de la misma forma o los que posiblemente
formen una estructura en su conjunto, algo así es la vida.
Comenzamos nosotros con la parte más superflua de todo nuestro alrededor, comenzamos a
aprender comidas, olores, sabores, comenzamos a conocer a nuestras emociones, nuestros
pensamientos y poco a poco vamos a algo más abstracto. Sigues con colores, lecturas, sumas,
restas, multiplicaciones, divisiones, y cuando menos te des cuenta estás aprendiendo reacciones
químicas que ni siquiera entiendes.
La vida lo es eso, un rompecabezas, comenzamos con esos conocimientos más generales y
aprendemos y comprendemos que la materia está compuesta de átomos, y los átomos de formas
más pequeñas y cada vez más complejas, tan complejas que ni siquiera sabemos a ciencia cierta
que es lo que origina todo en nuestro universo.
A decir verdad, en cuanto más sabes del mundo, más miedo da todo esto. Pero no solo ponemos
compleja la parte de la ciencia y las matemáticas conforme crecemos, sino que todo lo que
envuelve a nuestro SER se acompleja demasiado, comienzas a preocuparte por apariencias, por
cómo vestirte, por cómo hablar, por cómo actuar y surge el terrible miedo AL RECHAZO,
miedo que al día de hoy tengo muy arraigado en mi ser ahora mismo.
Y no sólo eso se acompleja, te das cuenta que la vida en el mundo no es fácil. Te das cuenta
cuando en tus libros de aprendizaje miras a pequeños niños muriendo de hambre, sufriendo
terribles enfermedades y agradeces a Dios por no haber tenido ese destino tan TRÁGICO.
Conforme creces y quieres salir de casa comienzas a preocupar a tus padres y te dicen: pero
regresa temprano, avísame cuando llegues, mándame mensaje cuando ya quieras venirte y cosas
por el estilo.
Al principio haces caso omiso a todas estas advertencias de tus padres y solo quieres pasarla
bien, pero poco a poco comprendes a qué le tienen tanto miedo tus padres. Al año desaparecen
miles sino es que millones de jóvenes en el mundo y empeora aún más cuando te enteras de las
cosas a las cuales le tienen miedo tus papás. Tienen miedo de perderte.
Ellos ya armaron gran parte de su rompecabezas y conocen los monstruos que pueden estar al
acecho de mi persona.
Este libro no lo quiero fungir como una autobiografía de mi persona, quiero expresarlo como un
relato de cómo yo Jesús David Pachuca Castro a sus recién cumplidos 18 años percibe al mundo
según hasta lo que lleva armado de su rompecabezas.
A pesar de que durante todos estos años he vivido en la misma ciudad me he dado cuenta y he
crecido de manera mental mucho más grande que personas que están allá afuera en las grandes
ciudades.
El estar cerca de los problemas te lleva a conocerlos bien, la solución a ellos la generas a partir
de tus experiencias y de tu conocimiento previo. Pero vivir en un entorno de muerte es lo que te
hace fuerte ante las adversidades. Al tener cerca a la muerte te das cuenta de lo que genera en
otras personas, en las personas del fallecido, temes a la muerte pero poco a poco la comprendes y
entiendes. Todos los días tienes cierta posibilidad de morir, así que es mejor tomar a la muerte
como amiga y llevarla contigo para que, cuando llegue el momento de tu partida, puedas irte en
paz y abrazar tu fin como si fuese un gran amigo tuyo.
Yo fui alguien muy amado en mi familia, el primer nieto en casa de mis abuelitos paternos y el
segundo en la familia de mi mamá. Para ser francos desde pequeño sentí demasiada atención por
parte de todos, fui criado por mis abuelos principalmente porque mis padres salían de trabajar
hasta las 3 de la tarde. Mis abuelas se turnaban por semana, una semana mi abuelita Toñi
(abuelita paterna) y mi abuelita Lupita (abuelita materna). Las dos fueron siempre muy cariñosas
y amables conmigo, me abrazaron, me cuidaron y me curaron cada que me lastimaba,
prácticamente fueron las dos mi segunda madre.
Mis padres no fueron ausentes, todo el tiempo intentaban darme todo su cariño y amor, buscaban
sacarme a pasear, comprarme los juguetes que yo quisiera y todo más. Ellos, mis padres, me
dieron todas las ganas y como tal la vida, pero mis abuelas lo fueron todo para mí.
Mi abuela Toñi es alguien que es más humilde, buscaba sacrificarse a sí misma solo para
cuidarme a mí, me llevaba a comprar al mercado nuevo y nos regresábamos en combi, era bello.
Me iba con ella a caminar por el centro, algunas ocasiones me iba a la unidad a correr y jugar
con ella.
Mi abuelita Lupita era un poco distinta, buscaba consentirme a toda costa a pesar de que en ese
momento seguramente ella no tenía el dinero para comprarme todo lo que me daba, incluso
después me enteré que hasta pedía prestado dinero solo para comprarme algo, me sentaba a su
lado y veíamos películas durante horas comiendo.
La llegada de mi hermano Raúl fue maravillosa, mientras yo era más llorón y prefería estar
sentado viendo películas a Raúl le encantaba hacer desmadre y ser el dolor de cabeza de todos.
Yo era el cómplice de todas sus fechorías que hacia día a día. Tal vez algunos pensarán que yo
me había quedado con menos espacio puesto que Raúl había llegado como un intruso en mi vida
(como Buzz Lightyear en Toy Story) pero yo nunca lo vi como eso. Raúl era y es una persona de
una edad parecida a la mía, con un pequeño gemelo mío con los mismos gustos, e incluso era
tanto así que nuestros padres nos trataron igual. Nos compraban los mismos zapatos, los mismos
juguetes, las mismas camisas, TODO DOS VECES. Raúl es una parte importante para mi
persona y siempre lo será, a pesar de que en ocasiones nos llegamos a pelear por el mismo
juguete que teníamos repetido yo siempre lo perdonaré y lo amaré ante todo, él es y será siempre
mi sangre.
Raúl se unió a todas mis aventuras con mis abuelitas. Nos llevaban a casa de mi abuelita Toñi y
comíamos juntos unas deliciosas tortas de huevo hechas por mi abuelita tomando un delicioso
licuado de plátano con chocolate mientras veíamos las películas de Spider-Man y Batman que
tanto amamos hasta hoy en día. Ya no me subía solito a la combi con mi abuelita, iba a todos
lados con mi hermano pequeño, cuando íbamos al mercado siempre nos decían gemelos los
señores de por ahí y era muy gracioso porque siempre teníamos que clarificar que yo era un año
más grande que él.
Con mi abuelita Lupita ya nos subíamos juntos al gran y veloz bici taxi mientras regresábamos
del mercado viejo, mi abuela nos buscaba unas películas para ver y mientras nos iba a comprar
unos buenos yogurts de fresa y piña-coco que nos encantaban a ambos. Nos sentábamos los tres
a ver el Señor de los Anillos tomando yogurt y comiendo palomitas mientras mi abuelita se
paraba a checar la comida.
Pero en nuestra casa, ya no éramos solo 3, cambiamos a 4. Íbamos a Chilpancingo todos juntos a
pasear en los centros comerciales y de vez en cuando veíamos películas en el cine (luego nos
poníamos a llorar y éramos muy pequeños). Los domingos salíamos al zócalo con nuestras
camisitas a comprar unas buenas nieves ángel, o íbamos a tomar unas aguas de la Michoacana o
íbamos a comprar chicharrones buenísimos. Aún me llegan recuerdos fugases de esos momentos
y quiero llorar de lo tan bello que es. -16 de marzo de 2023.
-PRIMER DÍA DE ESCUELA…
Desde este punto, mi vida tomó el curso en el que estoy hoy. Un día de un ya lejano 2008 entré
por primera vez al Colegio Carrillo Cárdenas sin saber que estaría ahí los siguientes 15 años de
mi vida. Conocí a mis primeros amigos de toda la vida y varios que aún siguen a mi lado después
de ya haber pasado un largo tiempo. El hecho es que, a diferencia de lo que cree la mayoría, yo
detesto ir a la escuela, simplemente no los soporto. La presión en la que me siento y todo eso me
hace sentir mareado cada vez que despierto y sé que iré nuevamente a la escuela, pero fue aquí
en donde comenzó todo este problema.
Tengo ansiedad social, tengo miedo de relacionarme con personas o prácticamente tengo miedo a
su rechazo y este miedo o fobia comenzó desde esta edad. Tenía un compañero de nombre Iván
que me hacía demasiada burla, se reía de mi, se mofaba de mi, me hacía groserías siempre que
podía. Un día estaba jugando en el área de kínder (en los juegos válgame la redundancia) cuando
de repente mi compañero llegó desde atrás, empujó mi cabeza y la azotó con el borde de las
bancas de concreto que se encontraban ahí. Yo aún recuerdo la imagen y me pongo incómodo y
nervioso al pensar en ella. Recuerdo como un dolor inmenso comenzó a recorrer todo mi cráneo
y sobre todo mi mandíbula, pues el golpe fue directamente en la boca. Sentí como se me estaban
cayendo varios de mis dientes y de repente empezó a chorrear sangre de toda mi boca.
Mis papás fueron a traerme y me llevaron a un hospital, ya ahí me dijeron que literalmente mis
dientes habían sido empujados hacia dentro de mi dentadura y que había desviado la mayoría de
ellos con respecto a cómo se supone que deberían de estar idealmente. Lloré demasiado, tenía
pavor de ir a la escuela, ya no quería volver a pisar en mi vida la puta escuela.
Durante los siguientes meses seguí yendo de manera constante con varios dentistas en Acapulco
hasta que mi dentadura se compuso de manera parcial. Y ustedes se preguntarán sobre qué
ocurrió con el niño que me golpeó, bueno técnicamente nada. Mis papás pidieron que se le
sancionara o incluso que se le expulsara, pero las madres justificaron estas acciones con un “es
solo un niño, él no tiene idea de lo que hace y no es consciente”.
Pasó el tiempo y pareciera que el tiempo jamás pasó, voy a citar brevemente uno de los mangas
que he leído últimamente y que realmente te deja pensando sobre el cómo es la naturaleza
humana:
“La naturaleza humana es el adolecer, un humano viene a sufrir dentro de este mundo. Nosotros
los robots no sentimos absolutamente nada, tal vez podemos llegar a familiarizarnos con varias
emociones y tal vez relacionarnos con ellas pero jamás al nivel de un ser humano. No es algo que
realmente envidio a ustedes los humanos, sino que les envidio la capacidad de poder olvidar.
Nosotros jamás olvidamos, todo queda guardado en nuestra memoria interna, mientras que
ustedes pueden olvidar prácticamente cualquier cosa que no quieran volver a recordar” – Pluto.
Yo no soy igual a los demás, todos somos diferentes con respecto a todos, sin importar lo que
hagamos o lo que tratemos de hacer nosotros jamás llegaremos a ser iguales entre nosotros
mismos, y por ende jamás podremos saber que hay detrás de la mente de las personas que nos
rodean a diario.
Jamás podré comprender del todo porqué mi compañero me hizo tal acción, después de varios
años pude enterarme de las cosas que estaba pasando el niño cuando me hizo eso pero realmente
a pesar de eso me extraña por qué lo hizo. Jamás me pidió disculpas, jamás. Y por ende, yo
jamás llegue a olvidar, y desde esa edad comprendí que hay gente que simplemente quiere hacer
sufrir a la persona que tiene a un lado, a pesar de que este no le ha hecho nada.
A partir de ese momento hacia adelante, en mi vida pasaron un sinfín de cosas, comencé a
relacionarme más con mis papás, tuve amigos, aprendí a convivir, pero comencé a tener miedo
de lo que la gente podría llegar a hacerme a mi persona, tenía miedo que una persona volviera a
romper mi integridad como persona, comencé a cerrar mis puertas desde tan pequeño…
Seguí conviviendo con mis abuelos y con Raúl comenzamos un largo viaje que hasta el día de
hoy seguimos cursando juntos, el mundo de los videojuegos. Mi tía Iudi tenía en ese entonces un
Game Boy que tenía varios juegos, especialmente el Super Mario Bros. 3. Por momentos mi tía
nos lo prestaba y descubrimos juntos que era algo que nos apasionaba y que nos gustaba.
Mi tía ya estaba algo grande, por lo que dejó de jugarlo y prefirió regalarlo a nosotros dos y
poder divertirnos durante horas juntos. Los videojuegos son por eso que han formado una parte
importante y fundamental en mi vida, no tanto como una adicción y un pasatiempo, sino como
algo más.
Los videojuegos me han ayudado incluso a seguir adelante, con historias esperanzadoras que
realmente te pueden dejar algo en tu ser, no simplemente se trata de jugar aquellas cosas en
donde si matas más ganas, sino ir y buscar algo que pueda dejarte algo en tu ser.
Pero bueno, terminé el kínder sin ningún otro obstáculo que impidiera el crecimiento de mi
persona, por lo que a pesar de lo que ocurrió con mi compañero, superé sin más adversidades mi
educación en kínder.
Aún recuerdo que fue una linda graduación la que tuve y realmente me emocioné mucho, pues
me sentía como Mario Bros, superando niveles de gran dificultad a pesar de la adversidad o lo
imposible que parecieran los obstáculos que hay regados por todo el camino. De hecho ese
mismo día me regalaron un Nintendo DS en el que podía jugar nuevas cosas y que para mi
hermano y para mí fue una joya que nos acompañó durante un largo tiempo.
Pero conforme fueron acercándose los días para entrar en primaria comencé a sentir miedo,
puesto que mi mamá me había contado que iba a tener nuevos y más compañeros, lo cual generó
una ansiedad horrible para mi persona, puesto que no sabía cómo eran ellos, de donde veían,
cuáles eran sus gustos, etc. También mis padres me comentaron de forma sutil que “la primaria
ya no es tan fácil mijo, tienes que darle con todo y debes de prestar mucha atención en clase”,
creo que hasta el día de hoy esas palabras quedaron grabadas en mi cerebro.
Sabía de antelación que era lo que venía en mi vida, pues era algo más grande a lo que me había
enfrentado con anterioridad, estaba aterrado por la dificultad pero a la vez un poco emocionado
porque era algo nuevo y todos sabemos que los niños pequeños a esa edad presentan
comportamientos algo curiosos y un poco “ignorante”. De aquí en adelante comencé a forjar mi
nombre en la institución en la que he estudiado por década y media, de aquí en adelante comencé
a crear el nombre de JESÚS DAVID PACHUCA CASTRO y las capacidades que este tiene en el
mundo.