Bioremediacion Hidrocarburos

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 8

Utilización de nutrientes en la biodegradación de

suelos contaminados con hidrocarburos


Ing. Agr. Jorge Luis Luque (1), Ing. Agr. María Estela Amari (1), Ing. Agr. Viviana Nakamatsu (1),
Ing. Agr. Nicolás Ciano (1), Ing. Carlos Lisoni (2) , Ing. José María Quinteros (2) y Lic. Omar
Mackeprang (2)

(1). Técnicos de INTA Chubut


(2). Técnicos de YPF S.A. Regional Comodoro Rivadavia

Resúmen
En el marco del convenio entre YPF S.A. e INTA, se realizan tareas de investigación de técnicas para
biodegradar los suelos afectados por derrames de petróleo. .El proceso es realizado por bacterias
aeróbicas naturalmente presentes en el suelo. .Para acelerar el proceso, en los meses de temperaturas
cálidas se aplicó nitrógeno y fósforo en 3 dosis: 30,60 y 90 unidades de cada elemento y los resultados
se compararon con un testigo. .Los nutrientes se aplicaron en forma de urea (40% de N2) y fosfatos
diamónico ( 18% de N2 y 46% de P). La mayor actividad biodegradadora se alcanzó con 60 unidades, y
éstos fueron mejores a medida que el petróleo tratado era más fresco o sea en derrames recientes.
Tabla de contenido

Introducción
La contaminación de los suelos por hidrocarburos, generalmente por pérdidas o roturas de cañerías de
conducción, tiene un pronunciado efecto sobre las propiedades de los suelos, con procesos de
salinización, de toxicidad sobre los microorganismos y mortandad de la vegetación por efectos
fitotóxicos (Luque et al, 1994). Esto se ve agravado porque la Patagonia extra-andina es un ecosistema
sumamente frágil ya que tiene condiciones que limitan naturalmente el crecimiento de las plantas: clima
árido frío, elevadas amplitudes térmicas, fuertes vientos y sequía primavero-estival.
En 1993 se firma un convenio de vinculación tecnológica entre INTA e YPF S.A. con el objeto de
investigar técnicas de saneamiento y de revegetación de áreas afectadas por derrames de petróleo. En el
marco de aquel se inicia un plan de trabajo, con los siguientes objetivos:
a) Determinar la cantidad de hidrocarburos totales presentes.
b) Evaluar la susceptibilidad a la degradación de los hidrocarburos remanentes.
c) Determinar la efectividad de los tratamientos de laboreo y fertilización a que fueron sometidos los
suelos para lograr su pronta recuperación y posterior revegetación.

Materiales y Métodos
Los ensayos de campo de recuperación de los suelos afectados por derrames de petróleo se realizaron en
proximidades del Aeropuerto de Comodoro Rivadavia, provincia del Chubut.
Las tres situaciones diferentes fueron:

1. Un derrame ocurrido en Septiembre de 1994, en el cual se comenzaron las tareas de


recuperación en forma inmediata (lo denominaremos "derrame nuevo").
Inmediatamente después de producida la contingencia se recuperó la mayor cantidad de petróleo
mediante bombeo con camiones cisterna, previa confinación dentro de pozos ubicados en los
sitios más bajos, a donde confluye naturalmente
Luego se delimitaron 12 parcelas de ensayo, de 8 m x 3 m cada una, equivalentes a 4
tratamientos, ubicados al azar, con 3 repeticiones cada uno. Seguidamente los tratamientos
consistieron en la aplicación de diferentes dosis de urea (46 % de N2) y fosfato diamónico
(18:46:0):
Tratamiento 1= Testigo (Sin fertilización). T1.
Tratamiento 2 = 30 unidades de nitrógeno y 30 de fósforo que corresponde a 59 Kg/ha de Urea y
65 Kg/ha de fosfato diamónico. T2.
Tratamiento 3 = 60 unidades de nitrógeno y 60 de fósforo que corresponde a 118 Kg./ha de Urea
y 130 Kg./ha de fosfato diamónico. T3.
Tratamiento 4 = 90 unidades de nitrógeno y 90 de fósforo que corresponde a 178 Kg./ha de Urea
y 195 Kg./ha de fosfato diamónico. T4.
Las dosis se dividieron en cuatro aplicaciones: Noviembre a Febrero, en el momento previo a un
posterior laboreo con cincel, el cual se tratará luego, a fin de que con ello se incorpore el
fertilizante.
Atlas (1981) reporta que la temperatura es el principal factor limitante para la biodegradación,
por ello recomienda como la mejor época de aplicación de nutrientes y laboreos culturales la
estival, porque es cuando puede haber mayor deficiencia de oxígeno y nutrientes a causa del
substancial incremento de la actividad microbiana. De acuerdo con este concepto, los trabajos de
remoción de suelo con arado cincel, la aplicación de nutrientes y los muestreos se realizaron
entre Octubre y Marzo; mientras que en invierno la actividad de la población microbiana es
prácticamente nula a causa de las bajas temperaturas.
Dado que los microorganismos requieren nitrógeno y fósforo para incorporar en la biomasa, el
aprovechamiento de estos nutrientes en un suelo con derrame es un factor crítico para su posible
degradación. Es posible la aceleración de aquel proceso por adición de urea, fosfatos,
fertilizantes del tipo NPK, según se cita en numerosos trabajos (Davies y Hughes, 1968;
Colwell, 1971; Atlas y Bartha, 1972; Colwell et al, 1973; Cook y Westakle, 1974). Aunque otros
han tenido resultados contrarios (Song et al, 1986) han sido atribuidos a la composición variable
y compleja de los suelos y a otros factores tales como las reservas disponibles de nitrógeno y a
la presencia de bacterias fijadoras de éste nutriente.
Por último, se procedió a realizar laboreos agronómicos periódicamente cada 30 días, entre
octubre y marzo. Ello consistió en la roturación con cincel hasta una profundidad de 20-30 cm
con los siguientes objetivos:
a) mezclar el petróleo remanente con el mayor volumen de suelo,
b) evitar la mortandad de la avifauna silvestre (estas quedan atrapadas en las "lagunas" de
petróleo cuando existe en ellas un brillo característico que asemeja a un espejo de agua; pero con
este tipo de labor la superficie queda rugosa),
c) dejar toda la superficie expuesta al sol y a los vientos para evaporar los componentes livianos
del petróleo.
Atlas (1981) obtuvo la mayor tasa de degradación donde el suelo fue fertilizado y
posteriormente utilizado el rotocultivador en repetidas oportunidades. La tasa de degradación de
hidrocarburos disminuye con el aumento de la anaerobiosis (baja el potencial de reducción del
oxígeno). En condiciones anaeróbicas no hay mineralización de los hidrocarburos. Todo lo
contrario sucede con la aireación del suelo, mediante periódicas labores culturales con diversas
herramientas. Jensen (1975), y Calabresi y Kostecky (1993) observaron un fuerte incremento en
el número de bacterias después de haber realizado labores culturales en suelos contaminados con
petróleo.
2. Suelo de un derrame ocurrido en 1992 y posteriormente removido mediante topadoras y
acumulado en piletas (denominaremos "derrame viejo").
A diferencia del primer caso, en que el suelo afectado se comenzó a tratar inmediatamente
después de ocurrida la contingencia, aquí los tratamientos de laboreo, fertilización y épocas de
tratamientos fueron los mismos que en la primera situación ya tratada.
El objetivo ha sido determinar si la técnica de recuperación propuesta es efectiva en suelos con
el petróleo con cierto grado de degradación, por haber transcurrido un tiempo relativamente
prolongado entre la contingencia y el tratamiento de saneamiento.

3. Suelo contaminado con petróleo, sin remover, proveniente del derrame de 1992.
En esta situación hubo laboreos con cincel pero sin fertilización, en la misma época. Se ha
extraído muestras periódicamente, con el objetivo de determinar si naturalmente hay
biodegradación en un suelo con petróleo "viejo", y en qué niveles.
En las tres situaciones, a laboratorio se estableció mediante análisis de muestras de suelo
empetrolados, los siguientes parámetros:
a) La cantidad de hidrocarburos totales presentes. Para ello se puso a punto un método para
determinar contenido de petróleo, denominado del Soxhlet (Dibble and Bartha, 1979).
Básicamente consiste en la separación del hidrocarburo del suelo mediante la destilación con
cloroformo, para luego determinar por diferencia el contenido de petróleo en suelo (%). Los
muestreos, se efectuaron periódicamente en primavera y verano de 1994 y otoño de 1995.
b) Los contenidos de Pristano, Fitano e Hidrocarburos de 17 y 18 carbonos se evaluaron
mediante cromatografía gaseosa. Ello nos indicaría la existencia de procesos de evaporación y
biodegradación, y la susceptibilidad de los hidrocarburos remanentes a la degradación.
Los parámetros Pristano/Hidrocarburo normal de 17 átomos de carbono (Pr/nC17) y
Fitano/Hidrocarburo normal de 18 átomos de carbono (Fi/nC18) dan idea del avance de la
biodegradación. Los biomarcadores Pristano y Fitano son resistentes a los procesos de
degradación. Los hidrocarburos de 17 y 18 átomos son hidrocarburos saturados. Las bacterias
atacan primero a estos últimos, luego con menor eficiencia a los aromáticos y finalmente a los
ramificados isoprenoides, ó sea a los considerados biomarcadores (Calabrese y Kostecki, 1993).
A medida que aumenta Pr/nC17 y Fi/nC18 hay una tendencia creciente de la actividad de
degradación. Los valores umbrales que indican que no hubo biodegradación son 0,5 y 0,3
respectivamente.
Se analizaron las propiedades fisicoquímicas y de fertilidad del suelo de la zona del Aeropuerto,
a fin de caracterizarlo (Cuadro 1). Está clasificado como un Nadurargids típico. Son suelos
salino sódicos, ya que superan los valores máximos admisibles de aquellos sin problemas
químicos (5 dS/m y 15 por ciento de sodio intercambiable). El primer horizonte se encuentra
seriamente degradado por compactación y encostramiento. Tanto la materia orgánica, como
nitrógeno y fósforo se encuentran en cantidades muy bajas. Son suelos muy pobres en
nutrientes.

cuadro 1. Propiedades químicas en un suelo con derrame de petróleo, en adyacencias al Aeropuerto de


Comodoro Rivadavia.
Fósforo
Profundidad
Salinidad Mat.Org. Nitrógeno Disponible
Capa Textura P.S.I.
(dS/m) (%) Total (%)
(cm)
(ppm)
A1m 13 Fr arc lim 37,1 33,8 0,71 0,07 4,3
IIC1 43 Fr Ar 36,8 33,0 0,21 0,05 <3
C2 64 Fr Ar 38,3 40,2 0,08 < 0,05 <3
C3 76 Fr Ar 38,4 44,0 ----- ----- -----
C4 +100 Fr Ar 36,4 52,4 ----- ----- -----
Resultados y Discusión
Inmediatamente después de ocurrido un derrame de petróleo, especialmente en época de altas
temperaturas hay pérdida de los hidrocarburos más livianos por evaporación (componentes de 5
carbonos (C4) a 14 carbonos (C5) ). Luego se inicia la biodegradación. Este proceso, efectuado por
poblaciones naturales de microorganismos, representa uno de los mecanismos primarios por el que la
contaminación con petróleo es eliminado del medio ambiente. Las más importantes especies de
bacterias descomponedoras de petróleo encontradas han sido de los géneros Arthrobacter y
Pseudomonas (Lehtomake y Niemela, 1975; Colwell et al, 1978; Atlas, 1981; Lehahy y Colwell, 1990).
Los resultados alcanzados en cada una de las tres áreas de ensayo, han sido los siguientes:

1. Derrame nuevo.
Los tenores de hidrocarburos iniciales, al momento del primer muestreo, antes de efectuar la
primera fertilización y utilizar el cincel en la remoción, variaban desde 12,8 a 17,4 %, según las
áreas (Gráfico 1). Depende de las características de movilización del petróleo en el terreno, de
su topografía y de la magnitud del derrame. Pero a medida que transcurrieron los meses, el
porcentaje de hidrocarburos totales en el suelo fue disminuyendo, hasta llegar a 7,5-8 % en el
otoño de 1995. En promedio la disminución respecto a los niveles iniciales osciló entre 58 y 42
%. Consideramos que los tenores de hidrocarburo finales no estarían relacionados con el grado
de biodegradación, ya que no se observó ninguna relación entre los tratamientos y el nivel de
disminución de hidrocarburos (Gráfico 1). Sí pudo tener su origen en:
a) El trabajo mecánico de mezcla del petróleo con el suelo mediante cincel, ya que los
muestreos son a una determinada profundidad, 20 cm, mientras que las púas de la herramienta
mezclan el petróleo y el suelo hasta una profundidad de 30-35 cm (llevan parte del hidrocarburo
a más profundidad).
b) Evaporación de los componentes más livianos (hidrocarburos de 5 carbonos a 14 carbonos).
Este proceso está directamente relacionado con la exposición del petróleo a la atmósfera. En la
medida que haya remoción mediante las labores con cincel, habrá una mayor evaporación.
En Octubre los valores de las relaciones PR/nC17 y Fi/nC18 indicaban que aún no se había
iniciado el proceso de biodegradación (Gráficos 2 y 3); luego la actividad se fue incrementando
paulatinamente. Cuando se inició el verano, con 30 y 60 unidades de nitrógeno y fósforo hubo el
mismo nivel de degradación, que en las parcelas no fertilizadas ó testigos (P<0,01), mientras que
con 90 unidades la actividad aunque incipiente, se incrementó un 36 % la relación Pr/nC17
(Gráfico 2) y un 20,% en Fi/nC18 (Gráfico 3) (P<0,05). Pero a principios del otoño, ó sea
habiendo ya transcurrido la época de mayores actividad degradatoria, Pr/nC17 aumentó un 165
% en T2 y 218 a 293 % en T3 y T4 respectivamente (Gráfico 2); mientras que para Fi/nC18 el
incremento en T3 y T4 en relación a T1 fue aún mayor que para T2 (Gráfico 3).
El aumento de la actividad degradatoria con 90 unidades de nitrógeno y fósforo, respecto a 60
unidades, no fue notable en relación al incremento de la cantidad de fertilizante aplicado
(Comparar T3 y T4 en gráfico 2 y gráfico 3).

2. Suelo de un derrame ocurrido en 1992 y posteriormente removido mediante topadoras y


acumulado en piletas (denominaremos "derrame viejo").
El contenido inicial de hidrocarburos ha sido menor que en el sitio denominado "derrame
nuevo", 9 a 11,3 % contra 13 a 19 % (Gráficos 1 y 4). Ello se debe a que han transcurrido dos
años entre la contingencia y la fecha de muestreo en el área de "derrame viejo ", dando tiempo a
la evaporación de los componentes livianos, a la degradación natural de los componentes
saturados (los más susceptibles de ser atacados por los microorganismos) y al mezclado del
petróleo con el suelo en el trabajo de las topadoras. Proporcionalmente, se alcanzó un contenido
de hidrocarburos algo menor a la finalización de la temporada que en el derrame nuevo (en
gráfico 4, marzo 1995).
Aunque es un petróleo con un tiempo relativamente prolongado expuesto al ambiente,
igualmente dio resultado el laboreo con cincel ya que se logró disminuir entre 27 y 38 % el
contenido de hidrocarburos totales presentes en el suelo, independientemente de los diferentes
tratamientos de fertilización. Ello representa aproximadamente la mitad del nivel de disminución
alcanzado en el "derrame nuevo".
Los niveles iniciales de Pr/nC17 (Gráfico 5) y Fi/nC18 (Gráfico 6) en el comienzo de la
temporada primavero-estival 1994, han sido substancialmente más altos que en el sitio "derrame
nuevo", a causa de que en los dos años transcurridos entre la contingencia y el muestreo hubo
degradación natural, en el "derrame viejo". En promedio Pr/nC17 es de 1,3 y Fi/nC18 oscila
entre 0,66 y 0,75 (Gráfico 5 y Gráfico 6). Ya se ha expresado que 0,5 y 0,3 respectivamente,
son valores que indican ausencia de actividad degradatoria.
Los valores más altos de Pr/nC17 y Fi/nC18 se obtuvieron con el tratamiento de 60 unidades de
nitrógeno y fósforo (P<0,5), no habiendo diferencias estadísticamente significativas entre T2 y
T4 en la relación Pr/nC17 (Gráfico 5), como tampoco entre T1 y T2 ni T3 con T4 en Fi/nC18
(Gráfico 6). Ambos coeficientes mostraron que T3 ha sido el tratamiento en donde se obtuvo
una biodegradación más eficiente de los hidrocarburos saturados.[arriba]

3. Suelo contaminado con petróleo viejo, sin remover.


El contenido de hidrocarburos totales (HT %) se redujo en un 21 %, en promedio en los distintos
puntos de muestreo de la transecta, entre Septiembre y Marzo (p<0,05) (Gráfico 7), siendo
similares estas disminuciones en el HT % a los obtenidos en el sitio denominado "derrame
viejo". Con ello se demostraría que con la aplicación de fertilizantes no se obtiene una
disminución en el nivel total de hidrocarburos y en derrames. En ambos casos de derrames
antiguos, tanto el nivel inicial de HT % como su disminución durante la temporada de
tratamiento con cincel, son sensiblemente menores al de un derrame donde el problema es
atacado inmediatamente después de ocurrida la contingencia.
No ha habido aumento en los cocientes Pr/nC17 y Fi/nC18 entre la primavera y el otoño
siguiente (Gráfico 7). Ello es indicativo de que la actividad biodegradatoria a sido mínima,
respecto a las otras dos zonas ya evaluadas. Se puede atribuir a que este tercer caso,
a) es un derrame antiguo (ya con un avanzado grado de degradación natural), y
b) no ha tenido tratamiento de aplicación de nutrientes que aceleren la actividad degradatoria.

Conclusión
Nuestros ensayos mostraron que bajo condiciones favorables de temperatura y nutrientes, la
biodegradación aeróbica puede recuperar el suelo contaminado por derrames de petróleo.
Aproximadamente entre el 50 y el 70 % de la cantidad de hidrocarburo existente al momento del inicio
de los tratamientos permanecía en el suelo a la finalización de los tratamientos de la temporada.
En las áreas tratadas hubo un aumento de las relaciones Pr/nC17 de 17 átomos y Fi/nC18, lo que es
indicativo de que hubo actividad de biodegradación. Esta ha sido máxima en los meses estivales,
coincidente con los de mayor temperaturas anuales.
El "derrame nuevo" es el que presentó mayor actividad de biodegradación.
Para la biodegradación hay un límite de eficiencia: Los hidrocarburos de derrames antiguos han tenido
un menor grado de ataque ó bien esta ha sido nula.
Bibliografía
ATLAS, R. 1981. Microbial degradation of petroleum hidrocarbons: an environmental perspective.
Microb. Rev. 45(1):180-209.

ATLAS, R. AND R. BARTHA. 1972. Degradation and mineralization of petroleum in seawater:


limitation by nitrogen and phosphorus. Biotechnol. Bioeng. 14:309-317.

CALABRESE, E. and P. KOSTECKI. 1993. Principles and practices for petroleum contaminated soils.
Lewis publishers. U.S.

COWELL, E. 1971. The ecological effects of oil pollution on littoral communities. Applied Science
Publishers, Ltd. London.

COLWELL, R.; J. WALKER and J. NELSON. Microbial ecology and the problem of petroleum
degradation in Chesapeake Bay, p. 185-197. In D. Ahearn and S. Meyers (de.), The microbial
degradation o0f oil polutants. Louisiana, U.S.

COLWELL, R; A. MILLS; J. WALKER and V. CAMPOS. 1978. Microbial studies of the Metula spill
in the straits of Magellan. J. Fish. Res. Board Can. 35:573-580.

COLWELL, R. and J. WALKER. 1977. Ecological aspects of microbial degradation of petroleum in the
marine environment. Crit. Rev. Microbiol. 5:423-455.

COOK, F. and D. WESTLAKE. 1974. Microbiological degradation of northern crude oils. Northern Oil
Development, Report 74. Canada.

DAVIES, J. and D. HUGHES. 1968. The biochemistry and microbiology of crude oil degradation. p.
133-144. In J. Carthy and D. Arthur, The biological effects of oil pollution on littoral comunities. E.
Classey Ltd. England.

DIBBLE, J. and R. BARTHA. 1979. Effect of enviromental parameters on the biodegradation of oil
sludge. Appl. Environ. Micobiol. (37):729-738. New Jersey.

JENSEN, V. 1975. Bacterial flora of soil after application of oily waste. Oikos 26:152-158.
Copenhagen.

LEAHY and R. COLWELL. 1990. Microbial degradation of hydrocarbons in the environment.


Microbiological reviews 54(3):305-315.

LEHTOMAKE, M. AND S. NIEMELA. 1975. Improving microbial degradation of oil in soil. Ambio
4:126-129.

LUQUE, J.; D. MOLINA SANCHEZ y M. AMARI. 1994. Características edáficas de suelos afectados
por derrames de petróleo. Convenio INTA-YPF. II Simposium Ciencia y Tecnología de la Patagonia
Austral Argentina-Chile. Comodoro Rivadavia.

SONG, H.; T. PEDERSEN and R. BARTHA. 1986. Hidrocarbon mineralization in soil. Soil. Biol.
Biochem. 18:109-111.
Gráficos

También podría gustarte