Transicion A La Democracia

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LA TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA

Definiciones

La transición es un lapso de tiempo que comienza cuando un régimen no democrático de un país


empieza a retirarse. La transición termina cuando un régimen democrático se impone ya sin riesgo
de ser derrocado. O sea, la transición es el intervalo entre un régimen político y otro.

Un ejemplo que se ajusta a esta definición en la Argentina es el período que se abre con la última
dictadura luego de la derrota en la guerra de Malvinas en 1982. La derrota en guerra deja al
gobierno militar sin ningún apoyo y con el repudio total de los ciudadanos. En ese contexto los
militares deben convocar a elecciones para volver a un régimen democrático. El fin de la guerra es,
entonces, el momento de inicio de la transición entre ambos regímenes.

Ese período de transición iniciado en 1982 finalizó cuando el gobierno de Menem derrotó a los
militares "cara pintada". Esa victoria del gobierno democrático sobre los militares golpistas,
obtenida por la fuerza, dio a la democracia un impulso definitivo y, a partir de entonces, ya no
hubo peligros de retroceso.

Los períodos de transición que se producen entre un régimen y otro constituyen momentos de
muchos conflictos que no son fáciles de analizar. Un cambio de régimen político implica el cambio
de reglas que regulan el acceso al poder y, por ello mismo, también un cambio en el grupo que
tomará el control de Estado. En la Argentina hubo muchos regímenes no democráticos y, cada vez
que uno llegaba a su fin, comenzaba un período de transición.

Los estudios e investigaciones sobre las transiciones a la democracia comenzaron en la década de


1980. Dedujeron que, la élite política podía construir un orden nuevo capaz de canalizar de manera
armónica los conflictos políticos, económicos y sociales de cada sociedad dejando de lado la forma
violenta y dictatorial.

Como se desarrolla en los artículos "Poliarquía" y "Democracia delegativa", una democracia es un


sistema de reglas en el que los ciudadanos se expresan libremente y eligen a sus gobernantes. Esas
reglas incluyen la libertad política para asociarse en partidos o asociaciones civiles, la libertad de
expresión de opiniones, la posibilidad de elegir y de ser elegido en el ejercicio de elecciones
limpias y competitivas como algunas de sus características principales.

*Con más detalle, la democracia se define como una poliarquía que no incluye todo lo que una
democracia sustantiva podría ser, sino que se limita a todo aquello que no puede dejar de tener
(cuestión que en épocas anteriores no era poca cosa).

Los actores políticos

En ese lapso de tiempo, los actores políticos conviven y compiten a la vez. Uno de esos actores en
una transición es, en primer lugar, la "élite política" de cada país. Esa élite está conformada por los
dirigentes políticos que fueron expulsados del poder, más o menos violentamente, por los militares
y sus aliados en los golpes de Estado.

En el primer momento de la transición, esa élite política comienza una especie de "conspiración"
contra el régimen autoritario. Esto ocurre cuando las dictaduras van perdiendo legitimidad por
algún motivo que puede ser una crisis económica o por la represión ejercida por el gobierno y que
genera descontento en la población.

La transición a un régimen democrático necesita que el gobierno autoritario esté debilitado. Los
miembros de esa élite empiezan a reunirse y, con sus diferencias, llegan a algunos acuerdos.
Aprovechan que el gobierno no democrático está débil. Estos mismos, apuntan, sobre todo, a
lograr un llamado a elecciones en las que los partidos se puedan presentar libremente para volver
a la democracia.

segundo lugar, la "sociedad civil" es otro actor clave en una transición. Mediante sus actos suele
presionar en favor de la democracia. Los sindicatos, las organizaciones de derechos humanos y los
estudiantes universitarios se incluyen. La debilidad de la represión estatal estimula un crecimiento
de participación de la sociedad civil ya que implica correr menos riesgos, debido a la debilidad.

El aumento de la participación social y la movilización callejera tiene dos funciones importantes. La


primera es apoyar a la élite política para que logre la vuelta a un sistema democrático y, al mismo
tiempo, empujar fuera del sistema a los sectores nostálgicos que quieren volver al régimen
autoritario, es decir, dejar aislados y sin apoyos a quienes desean continuar con un régimen no
democrático. La segunda función de la movilización de una sociedad civil es ampliar la agenda
pública de temas que luego los partidos políticos deben canalizar.

tercer lugar, otros actores que se pueden distinguir en una transición de un régimen no
democrático a otro democrático son los sectores "blandos" del régimen autoritario. Bajo este
nombre se agrupa a dirigentes que apoyaron inicialmente la dictadura y que, como se está
terminando, se inclinan ahora por una salida democrática. En algunos casos, buscan mantener su
influencia, aunque cambie el régimen político. En otros casos, buscan negociar para evitar futuras
investigaciones judiciales o porque creen que es lo correcto. (conocido como pacto militar-
sindical)

En cuarto lugar, existen los que podrían llamarse "nostálgicos del régimen autoritario". Estos son
grupos que, durante la transición hasta las elecciones, y también luego de asumido el gobierno
democrático, pueden conspirar contra la consolidación del mismo. (insisten). Para evitar esto es
necesario que el apoyo de sectores pro-democráticos aísle a los grupos enemigos dictatoriales,
como también las elites deben aislarse, dejando de lado la competencia y generando más pactos
gubernamentales.

Los "actores intencionales" son el quinto actor. Se trata de una serie de organismos que presionan
desde afuera de las fronteras del país con el objetivo de lograr la efectiva instalación de la
democracia. Pueden ser organizaciones internacionales de partidos tales como la Internacional
Socialista o la Demócrata Cristiana, que apoyan a los políticos locales afines a sus ideas con dinero
o logística para las elecciones. Y los grupos que están por encima de las naciones.

Pactos e Incertidumbre

La élite es la encargada de conducir el proceso de instalación de la democracia y, como se afirmó


anteriormente, muchas veces recurre a los pactos.
Las élites toman muchas decisiones. Algunas de ellas son adoptadas pensando en el bien común y
otras tratando de sacar el máximo beneficio personal o grupal. La activa acción de los nostálgicos
del régimen autoritario anterior obliga a que los políticos de diversos partidos tengan que acordar
reglas entre sí para controlar la luchar por el poder.

Para acordar estas reglas, los miembros de una élite deben alcanzar pactos que den formas
institucionales a los acuerdos. Estos pactos pueden ser secretos o públicos y tienen como fin
generar garantías recíprocas para competir en igualdad de condiciones por el poder. Los pactos
entre los dirigentes de la élite de distintos partidos son importantes por dos motivos. El primero de
esos motivos es porque se constituyen en la garantía de que los sectores nostálgicos del régimen
autoritario no tendrán margen de maniobra para intentar otro golpe de Estado. El segundo motivo
es porque la alianza de la élite forma una red de contención de las demandas de una sociedad que
sale a la luz después de años de represión.

Pactos + equilibro de demandas sociales = transición ordenada y exitosa

Transición española

El período correspondiente a la transición española comenzó con la muerte de su dictador, el


general Francisco Franco, en 1975. Sin embargo, dos años antes, la posibilidad de un reemplazo del
dictador se había llenado de incertidumbre con el asesinato del sucesor designado por Franco, el
almirante Luis Carrero Blanco. Los planes se cambiaron sobre la marcha y el dictador Franco
designó como rey y nuevo sucesor a Juan Carlos I. El general Franco murió a fines de 1975, abatido
por la edad y, también, por el atentado a Carrero Blanco. Dos días después de muerto Franco, se
inicia la transición a la democracia con el nombramiento del rey Juan Carlos I. Esta transición
ocurrió de manera gradual y consensuada entre 1975 y 1982.

La transición ocurrida en España entre 1975 y 1982 fue lenta, gradual y muchos de sus dirigentes
tomaron opciones arriesgadas, incluso para sus propios intereses. El más importante fue el rey
Juan Carlos I optando por abrir paso al régimen democrático. Juan Carlos I protagonista de otro
acontecimiento clave en la historia de la transición española. Finalmente, Juan Carlos habló por
televisión, condenó el golpe y este fracasó.

Suarez tomó esta decisión para que la coalición que apoyaba una transición a la democracia fuera
lo más amplia posible. Pero Adolfo Suárez no fue el único que pagó costos por una decisión que
favorecía el tránsito hacia una democracia. Eso estimuló a muchos empresarios a apoyar la
democracia, ya que era la condición para ingresar al poderoso club de países europeos. Estaban
convencidos de que era momento de abandonar antiguas disputas y construir una democracia
política acompañada de bienestar y libertad.

El caso español fue un éxito en los acuerdos políticos que logró la élite para finalizar exitosamente
una transición. La forma en que se realizó este proceso con pactos y negociación influyó en los
estudiosos de transición a la democracia, hasta convertirse en un modelo a seguir.

Argentina

En 1982, el mismo año que Felipe González ganó las elecciones en España, la Argentina perdió la
guerra de Malvinas. La sociedad y la élite política le exigían su renuncia y que se convocara a
elecciones. Finalmente, Galtieri debió renunciar y lo reemplazó provisionalmente otro militar,
Reynaldo Bignone, quien convocó inmediatamente a elecciones. La crisis del petróleo, la falta de
proyecto económico y la nula cohesión entre las cúpulas militares desgastaron rápido al régimen
militar.

El intento por recuperar Malvinas fue un manotazo de ahogado mediante el cual los jefes militares
buscaron recuperar la unidad y el apoyo perdido. El fracaso del gobierno militar era rotundo y, por
eso, el régimen militar se cayó como un castillo de naipes. La Argentina tuvo, de este modo, una
transición por el derrumbe del régimen militar saliente. Solo acordaron presionar por elecciones
inmediatas en las que compitieron descarnadamente sin acuerdos mínimos para esa lucha por la
presidencia.

Los políticos argentinos estaban en la puerta de una gran posibilidad, pero, a diferencia de sus
pares españoles, no buscaron una salida pactada. Poco quedaba del proyecto militar deL 1976, que
había sido "exitoso" entre 1978 y 1979, pero que para 1982 había entrado en decadencia. Esta
transición tuvo sus características propias, muy distintas a la transición española.

Algunos de ellos buscaron apoyarse en lo que quedaba del poder militar para que los ayudara en la
lucha contra sus adversarios de la élite política. En 1983, se celebraron las primeras elecciones y
ganó el radical Raúl Alfonsín, el candidato que más criticaba al régimen saliente. Entre otras
características que lo hicieron ser el preferido de los votantes, Alfonsín no había apoyado la guerra
de Malvinas y, además, prometía juzgar a los militares culpables de violar los derechos humanos.
Desde 1983 hasta hoy en día, aun con la existencia de graves crisis, se mantuvo el régimen
democrático.

La ausencia de pactos entre la élite política, hizo que no hubiera acuerdos sobre un modelo
económico a seguir (cuestión que los españoles sí habían acordado). Tampoco hubo acuerdo sobre
qué hacer con los militares (los españoles optaron por no realizar juicios por los crímenes del
régimen franquista). El gobierno radical, en soledad y en cumplimiento de lo que había prometido
en su campaña, en juicio y condenó a las cúpulas de los militares responsables del golpe y las
desapariciones desde 1976. Este hecho hizo que los sectores nostálgicos del régimen militar se
mantuvieran en alerta y mostraran constantemente su capacidad de daño.

Se produjeron así tres levantamientos militares durante los años de Alfonsín, y un cuarto en el
mandato de su sucesor, el peronista Carlos Menem. Este último resolvió el asunto de raíz,
reprimiendo a los militares rebeldes y concediendo indultos que dejaron a los militares juzgados en
libertad. Desde entonces, se consolidó la democracia política y finalizó la transición ya que los
militares nunca volvieron a ser una amenaza.

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