Transición
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Transición
Como explicó Javier Tusell, se debe de realizar una distinción entre historia del
«tiempo presente» e «historia inmediata». Mientras que para la transición nos
encontraríamos ante el primer caso, a la hora de analizar los gobiernos socialistas
estaríamos en el segundo. El “tiempo presente” «es aquel que un ser humano percibe
como memoria y vive como experiencia», mientras que la “historia inmediata” «cubre
el último espacio intergeneracional vivido en el que la frontera entre la experiencia
instantánea y el poso que deja el pasado sobre le presente resultan difíciles de precisar
y donde existe el peligro de que la Historia se confunda con el relato periodístico de
mayor o menor calidad o el análisis de urgencia».
La expresión “historia del tiempo presente”, como afirma Julio Aróstegui, no alude a
un periodo cronológico, sino a un procedimiento para historificar la coetaneidad.
Como todo análisis histórico es provisional. No obstante, ello no significa que tenga
menor rigor, aunque a veces hay una utilización limitada de las fuentes, pues algunas
de ellas no se encuentran a disposición del investigador.
1
países comunistas (…) sería más correcto utilizar el concepto «revolución», ya que en
los mismos no sólo se produjo una transición política, sino también un cambio radical
en la forma en que se asignan las fuerzas productivas. (…)
Los atributos que caracterizan los sistemas democráticos (a los que Dahl denomina
«poliarquías», porque las democracias nunca son totalmente realizables) son: 1.º
autoridades públicas electas; 2.º elecciones libres y limpias; 3.º sufragio universal; 4.º
derecho a competir por los cargos públicos; 5.º libertad de expresión; 6. º información
alternativa; y 7.º libertad de asociación.1
Para Álvaro Soto las transiciones son procesos de naturaleza política en los que se
manifiesta un conflicto de intereses, que suele ser resuelto por acuerdos entre las elites
políticas, provenientes del régimen autoritario, y la oposición al mismo. En el caso
español, existió dicho acuerdo, forzado por la “sociedad civil” (porque la “sociedad
civil” obligó a que se realizase, por lo que la actitud de las elites políticas estuvo
condicionada por dicha presión). La “sociedad civil”, hasta las elecciones de junio de
1977, fue la auténtica protagonista del proceso. (…)
1
Álvaro, SOTO: Transición y cambio en España 1975-1996, Alianza Editorial, Madrid, 2005, pp. 25-27.
2
El concepto de “sociedad civil” implica la capacidad de los ciudadanos para auto-
organizarse al margen del Estado, sea éste autoritario o democrático, y la apelación a
una esfera pública independiente y no mediatizada por ningún estado ni partido.2
Desde los años sesenta del siglo XX, impulsados por el crecimiento económico y la
transformación social que venía produciendo, se fueron conformando “espacios de
libertad y escuelas de democracia” en los movimientos sociales, los cuales impulsados
por la oposición a la dictadura se fueron construyendo en los barrios (Asociaciones de
Vecinos), las fábricas (Comisiones Obreras – CCOO -), los centros educativos, los
medios eclesiásticos, y en los ámbitos profesionales e intelectuales. Dichos
movimientos no fueron capaces de derrocar la dictadura, pero sí contribuyeron a
desarrollar una “cultura cívica” necesaria para crear una serie de valores, creencias y
actitudes compartidas, que apostaban inequívocamente por la participación, la libertad
de expresión, el disenso, el compromiso, la negociación y la tolerancia.4
3
presión de una oposición democrática en alza, planteó un conflicto de intereses entre
distintos proyectos políticos, en los que “la sociedad civil” participó activamente e
inclinó, finalmente, la balanza por uno de ellos.
El Rey, al igual que las elites políticas, tuvo que ir variando su discurso y sus
actuaciones, guiado por un objetivo central: la consolidación de la Corona. En aras de
ese objetivo, apostó en un momento o en otro por proyectos político diferentes.5
Hasta (…) el 15 de junio de 1977, tras las elecciones generales, el Rey aún no jugó el
papel de “monarca parlamentario”, sino el de “monarca constitucional”. Sin embargo,
el Rey no jura la Constitución para ser rey, sino por ser rey”.
Además, la monarquía supo jugar bien el hecho que lo que se ponía en cuestión no era
“monarquía o república” sino “democracia o dictadura”. 6
5
Ibid., p. 32.
6
Ibid., pp. 50-52.
7
Ibid., p. 58.
4
y los objetivos. En cuanto al primero, lo determinante era que el proceso político fuera
controlado desde el Gobierno y no supusiera un corte a la legalidad.
El nuevo gobierno programó sus objetivos en tres etapas: 1.ª Lograr la aprobación pr
las Cortes de la “Ley para la Reforma Política”. Dicha etapa culminaría con un
referéndum con el que se trataría de obtener la legitimación del proyecto reformista.
2.ª Proceder al desmantelamiento de aquellas instituciones que suponían un obstáculo
para el desarrollo de las libertades, propiciar la reconciliación entre los españoles,
legalizar los partidos políticos y centrales sindicales, y publicar las normas electorales
que hiciesen posible la celebración de elecciones libres; y 3.ª celebrar elecciones
generales, las primeras desde 1936, que permitiesen conocer la voluntad de los
españoles. Para poder llevar a cabo este programa se dialogó con la oposición,
haciéndolo así no solo creíble, sino además factible.
A cambio de todo esto, según nos recuerdan José María Maravall y Julián Santamaría:
En las primeras elecciones ganó la UCD de Adolfo Suárez con un 34’6% de los votos
seguido del PSOE de Felipe González con un 29’3% , el PCE de Santiago Carrillo con
8
Ibid., pp. 63-65.
9
Ibid., p. 78
5
un 9’4% y AP de Manuel Fraga con un 8’6%. Además de los partidos nacionalistas
como el PNV y el PDC. La participación fue del 78’8%, un porcentaje alto si tenemos
en cuenta las posteriores elecciones. El triunfo de la UCD y el éxito del PSOE
convirtieron a ambas fuerzas en el eje de la vida política dura la legislatura
constituyente.10
10
Ibid., p. 90-91.
11
Ibid., p. 98-99.
12
Ibid., pp. 144-145.
6
de Antonio Tejero con 445 miembros de la guardia civil. Antonio Tejero informó a los
guardias civiles de que iban al congreso a “defender al Rey”. Valencia se ocupó a
manos del general Jaime Milans del Bosch. Dos hechos hicieron fracasar el golpe: la
división de los golpistas y su incapacidad para ocupar Madrid y la actitud del Rey frente
a los hechos.13
Respecto al terrorismo, fue una constante en el proceso de transición. Hubo tres tipos de
terrorismo: 1.º El procedente de organizaciones “revolucionarias”, producto de rupturas
con el PCE (FRAP y GRAPO); 2.º el terrorismo nacionalista: ETA; y 3.º el terrorismo
“vigilante”, en el que incluye, por un lado, a aquellos grupos cuyo objetivo es la defensa
del orden existente o el regreso al orden anterior y, por otro, el terrorismo
antiterrorista.14
Finalmente, en 1982 ganó el PSOE y la UCD se vio incapaz de llevar a cabo una
política de partido. El gobierno del PSOE representaba una generación política que no
había practicado la política en instituciones autoritarias, una parte de la cual había
militado en la oposición democrática.15
13
Ibid., pp. 161-170.
14
Ibid., pp. 171-172.
15
Ibid., p. 191.
16
Ibid., p. 207.
7
económico por una crisis profunda, grave y mundial. Comenzada en 1973, agravada en
1979 y con una tímida recuperación en 1983.
Según Fernández Navarrete la crisis fue sectorial ya que el sector agrario y el de los
servicios lo padecieron en menor medida que el industrial. Mientras que el sector
financiero, básicamente la banca privada, se vio profundamente afectado. 18 Las etapas
socialistas se pueden dividir en cuatro fases: 1.ª Saneamiento y reformas (1982-1985)
con el Plan Cuatrimestral de Miguel Boyer y la Ley de Reconversión Industrial y
Reindustrialización; 2.ª La etapa dorada (1986-1991), por la recuperación de la
demanda interna, el favorable entorno internacional y la integración en la CEE.; 3.ª La
crisis corta y profunda (1992-1993), crisis de base internacional; 4.ª El inicio de la legra
recuperación (1994…). Eso sí, durante todo el período hubo una tasa de paro muy alta.19
17
Ibid., p. 348.
18
Ibid., p. 352.
19
Ibid., p.358-375.
20
Ibid., p. 385-447.
8
1. El legado de un régimen autoritario.
2. La transición a la democracia
3. La era socialista.
4. La segunda alternancia.
Para Powell el fenómeno más importante de cuantos marcaron este último cuarto de
siglo fue sin duda la implantación, consolidación y desarrollo de la democracia, motivo
por el cual parece razonable que sean los acontecimientos políticos derivados de este
proceso los que proporcionen el hilo conductor de la narración.21
La oposición franquista vino por parte del sector universitario, el nuevo movimiento
obrero y por sectores de la Iglesia Católica. Ésta última contribuyó enormemente a la
deslegitimación del régimen de Franco en los años 60 y 70. Además surgieron los
nacionalismos periféricos de Cataluña y el País Vasco.
21
Charles POWELL: España en democracia, 1975-2000., Plaza & Janés Editores, S. A., Barcelona, 2001,
p. 11.
22
Ibid., p. 18-19.
9
participación en la conquista del poder. Sin embargo, la consolidación del sistema
suele traer consigo una disminución de ese protagonismo. Debido precisamente al
papel del ejército en la sublevación del 18 de julio de 1936, y al hecho de que un
militar ostentara la jefatura del Estado a lo largo de su existencia, ha existido cierta
tendencia a exagerar el componente castrense del régimen franquista, que, salvo en sus
momentos iniciales, no puede considerarse una verdadera dictadura militar. El ejército
entregó «todos los poderes del nuevo Estado» a Franco el 29 de septiembre de 1936, y
a partir de entonces éste lo manipuló y dividió a placer, garantizando así su sumisión.23
La literatura sobre los procesos democratizadores ha solido distinguir entre (al menos)
dos fases claramente diferenciadas entre sí. Ésta suele referirse, en primer lugar, a una
fase de «transición» propiamente dicha, entendiéndose por tal el intervalo que se
produce entre la desaparición del régimen autoritario y la creación de uno
democrática. En el caso de España, si resulta controvertido fechar el inicio del proceso
democratizador, lo es más aún determinar el momento a partir del cual puede darse
por concluido.24
Con la proclamación del Rey Juan Carlos éste se enfrentaba a una paradoja por el hecho
que si bien la monarquía sólo podía afianzarse si adquiría una legitimidad de
naturaleza democrática, la única legitimidad de la que gozaba en aquellos momentos
era de orden franquista.25
El primer gobierno fue el de Arias Navarro que vino con la reforma que al final no fue
porque como dijo Cabanillas quedó atrapado entre su lealtad al pasado y su vanidosa
ambición de protagonizar el futuro.27Finalmente en 1976 se optó por su dimisión y el
23
Ibid., p. 92.
24
Ibid., pp. 127-128.
25
Ibid., p. 134.
26
Ibid., p. 145.
27
Ibid., p. 146.
10
ascenso de Adolfo Suárez. Se impulsó la Ley para la Reforma y con esta el gobierno se
dirigió a unas elecciones
Una de las grandes paradojas de la transición fue que los sectores que se oponían a
una democratización pacífica mediante una estrategia de terror contribuyeron
involuntariamente a estrechar lazos entre el gobierno y la oposición. El posibilismo del
PSOE y la legalización del PCE ayudaron enormemente en este proceso.28
El nuevo gobierno de UCD encabezado por Adolfo Suárez tuvo que hacer frente a la
crisis económica que desde 1974 España padecía, con lo que surgieron los pactos de la
Moncloa, estabilizar el frágil consenso autonómico, normalizar las relaciones exteriores
y. realizar una nueva constitución.
Tras la descomposición de la UCD por no saber aglutinar sus distintos sectores internos,
se promovió la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo. El mismo 23 de febrero de 1981
se produjo un golpe de Estado fallido a manos de Antonio Tejero. El gobierno de Calvo
Sotelo casi idéntico al último de Suárez, ha pasado a la historia por haber sido el
primero sin presencia militar alguna desde los años 30.29
El gobierno formado por González en diciembre de 1982 era un reflejo fiel de la cúpula
del partido que lo había llevado al poder: no había entre sus miembros ni mujeres, ni
trabajadores manuales, ni miembros de la Izquierda Socialista, la única corriente
interna tolerada en el PSOE.31
28
Ibid., p. 177.
29
Ibid., p. 300.
30
Ibid., p. 334.
31
Ibid., p. 337.
32
Ibid., p. 357.
11
En este período encontramos la reforma militar, garantizar la seguridad del Estado y del
orden público, sobretodo, después del golpe de Estado sufrido en 1981, establecer una
relación formal entre el estado de las autonomías y los nacionalismos periféricos y los
conflictos con los distintos tipos de terrorismos.
Con la única excepción de la huelga general de 1988, los gobiernos del PSOE no
sufrieron ningún revés importante a lo largo de la década de los ochenta. Sin embargo,
a principios de los años noventa tuvieron que enfrentarse a las consecuencias políticas
de la época anterior, a la crisis económica y a la corrupción dentro del PSOE. 34
Respecto a la diferencia entre las dos obras y el distinto análisis que hacen los autores
para el período que analizamos cabe destacar que mientras Soto analiza el periodo de la
transición en sí y aparte, hace un apéndice a la economía y la sociedad de la época,
Powell se centra más en los antecedentes dentro del franquismo, la propia transición y
33
Ibid., p. 425.
34
Ibid., p. 500.
35
Ibid., p. 569.
36
Ibid., p. 576.
12
su culminación completa en la primera legislatura de José María Aznar (1996-2000)
sobre todo, por lo que tiene de segunda alternancia, y establecimiento de un sistema
democrático, con dos partidos estables y la recuperación de la derecha que no había sido
capaz de tener éxito por sus vinculaciones con el régimen anterior.
El Rey. Los dos autores coinciden con el hecho de que el rey actúa desde la herencia
recibida para dar impulso a la democracia y así mantener la Monarquía, ante todo. Sin
embargo, Powell pone más hincapié las palaras de Giuseppe di Palma cuando dice que
el rey obedecía a una legitimación retrospectiva (o «hacía atrás») y legitimación
prospectiva (o «hacía adelante»). Esta capacidad para sortear los icebergs que
representaban tanto el inmovilismo de los continuistas como la impaciencia de algunos
rupturistas es la que ha permitido caracterizar al Rey como el «piloto de cambio».37
Para Powell, el rey es el piloto imprescindible de la Transición.
PSOE y Felipe González. Mientras que Powell diferencia el período socialista en tres
etapas y sólo en la última habla de profunda crisis económica y política39, Soto nos
habla de avances materiales, modernización y de consolidación de la democracia pero
incluyendo el análisis de la propia calidad de la democracia, donde se asistió a la
proliferación de abusos desde el poder, la corrupción y la «guerra sucia». Además añade
que en un balance del período, hay que señalar que las relaciones PSOE-gobierno
socialista no fueron buenas ni para el desarrollo de la democracia, ni para el de los
partidos políticos como cauce de representación de la voluntad de los ciudadanos, ni
con la relación con los sindicatos ni con la justicia. Parece como si el Gobierno no
entendiese que la teoría de contrapesos hace más justa la sociedad.40
37
Ibid., p. 136.
38
Ibid., p. 213.
39
Ibid., p. 333.
40
Álvaro, SOTO: Transición y cambio en España 1975-1996, Alianza Editorial, Madrid, 2005, p.
13
Es remarcable el hecho de que, a pesar de la mayor crítica por parte de Álvaro Soto al
período socialista, da por terminada la transición en dicho período. Sin embargo,
Charles Powell, a pesar de contemplar mayormente los avances producidos en el
período socialista, no da por terminada la transición del todo hasta la segunda
alternancia con la entrada del PP al gobierno en 1996.
- Valoración crítica
Los dos autores tratan el período de manera parecida, pero con diferencias notables.
Dentro del período y no tanto en sus antecedentes destaca la diferente óptica que hay
con respecto a la creación de las autonomías y el papel mediador de Adolfo Suárez y a
la etapa socialista.
Respecto a la etapa socialista, es posible que la crítica al período socialista desde sus
inicios por parte de Álvaro Soto se deba a su vivencia personal del período, que, aunque
certera puede influir. En cambio, Charles Powell trata los problemas del corrupción y
desgaste del PSOE ya cuando florecen los problemas y no como un elemento
determinante del período, posiblemente por su distancia personal con esta etapa.
- Conclusiones
14
una fuerte y persistente crisis económica, el peligro del involucionismo militar y la
constante amenaza terrorista.
Se tuvo que hacer una apuesta por la democracia, que en la medida que Suárez hizo
creíble que realmente creía en la democracia, la gente tuvo que escoger entre
democracia con traumas o democracia sin traumas, escogiendo esta última elección.
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