Indicadores Del Estado de La Salud

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria

Universidad Nacional Experimental “Francisco de Miranda”

Área de Ciencias de la Salud

Indicadores del estado de Salud


Epidemiología Analítica

Profesor: Autor:

Dr. Enrique Pérez Alberto Muñoz C.I: 18.504.917

P.N.F en Enfermería.

Trayecto III: Tramo I.

Sección A.

Apartadero, febrero 2024.


Índice

Introducción………………………………………………………………………….. 3

Indicadores del estado de salud……………………………………………………..... 4


Uso de los Indicadores de Salud....…………………...……………………………… 5
Atributos deseables de un indicador de salud…...………………………………..….. 8
Salud Percibida…………………………………..…………………………………... 10

Salud Objetiva…………………..…..……………………………………………….. 12
Morbilidad…………………………………………….……………………………... 13
Mortalidad………...…………………………………………………………………. 14
Discapacidad………………………………………………………………………… 15
Conclusión…………………………………………………………………………… 17
Referencias Bibliográficas………………………………………………………....... 19
Introducción

El objetivo general es facilitar el avance en el monitoreo y el análisis de situaciones


y tendencias en el ámbito de la salud, puesto que es importante medir y monitorear los
indicadores de salud para sentar las bases que permitan medir las desigualdades en la salud
y orientar la toma de decisiones basada en la evidencia en el campo de la salud pública

En este documento se analizaremos los aspectos conceptuales y prácticos a la hora de


seleccionar y calcular indicadores de salud. Está dirigido principalmente a dos tipos de
destinatarios: las personas que a nivel nacional tienen la responsabilidad de generar, analizar
y validar datos oportunos y fidedignos sobre sistemas y servicios de salud, lo que incluye al
personal de los organismos que generan estadísticas vitales y los profesionales de la salud
pública; y los usuarios de información de salud que deben tomar decisiones para fortalecer
la prestación de servicios de salud.

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Indicadores del estado de salud

Los indicadores son mediciones resumidas capaces de revelar (o medir) de una


manera sencilla una situación que no es obvia por sí misma. En el caso del indicador de salud,
es capaz de medir una característica de salud de una población dada. A los fines de este
documento, los indicadores de salud se definen como mediciones resumidas que capturan
información relevante sobre distintos atributos y dimensiones del estado de salud y del
desempeño de un sistema de salud. Los indicadores de salud intentan describir y monitorear
la situación de salud de una población. Los atributos se refieren a las características o
cualidades de la salud; y las dimensiones de la salud comprenden el bienestar físico,
emocional, espiritual, ambiental, mental y social. En este contexto, es importante distinguir
entre dato e indicador. Pueden considerarse datos todos los elementos numéricos que han
contribuido a la construcción del indicador.

Por ejemplo, la tasa de incidencia de la sífilis congénita en una población y año


específicos es un indicador. Los datos son el número de casos de sífilis congénita
diagnosticada en menores de 1 año de edad (el numerador) y el total de nacidos vivos en esa
población y año específicos (el denominador). Sin embargo, el dato de cada nuevo caso de
sífilis congénita es también un indicador por sí mismo, que indica la transmisión vertical de
la enfermedad, refleja la calidad de la atención prenatal y muestra un evento evitable por la
acción de los servicios de salud.

Por último, cabe destacar que los indicadores son dinámicos, y responden a
situaciones y contextos temporales y culturales específicos. Por ejemplo, en la actualidad se
vive un proceso acelerado de envejecimiento de la población en muchos de los países de la
Región de las Américas, así como un incremento de las enfermedades no transmisibles (ENT)
crónicas. Por ello, muchos países aún realizan grandes esfuerzos para recopilar datos
pertinentes sobre indicadores clave para controlar de manera eficaz las ENT.

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La clasificación de los indicadores en positivos y negativos se refiere a la manera en
que estos indicadores se relacionan con el concepto de salud, ya sea de forma directa o
inversa.

La esperanza de vida al nacer es un indicador de supervivencia a longo plazo. Por lo


tanto, puede considerarse un indicador de salud positivo. Otros ejemplos son la proporción
de casos de tuberculosis curados, la cobertura de vacunas o la necesidad satisfecha de
planificación familiar. Son ejemplos de indicadores negativos la tasa de mortalidad infantil,
la razón de mortalidad materna, la tasa de incidencia del sida y la proporción de abandono
del tratamiento de tuberculosis.

Uso de los Indicadores de salud

La elaboración de indicadores no puede entenderse como una finalidad en sí misma,


con una perspectiva contemplativa de su distribución espacial o temporal o exclusivamente
documental. El uso de indicadores en el ámbito de la salud pública tiene como objetivo
alimentar la toma de decisiones en el ámbito de la salud. La misión última es mejorar la salud
de la población y reducir las desigualdades injustas y evitables.

 Descripción. Los indicadores de salud pueden usarse para describir, por ejemplo, las
necesidades de atención de salud de una población, así como la carga de enfermedad
en grupos específicos de la población. La descripción de las necesidades de salud de
una población puede, a su vez, dirigir la toma de decisiones en cuanto al tamaño y la
naturaleza de las necesidades que deben atenderse, los insumos necesarios para
enfrentar el problema, o los grupos que deben recibir mayor atención, entre otras
funciones.
 Predicción o pronóstico. Los indicadores de salud pueden usarse para prever
resultados en relación al estado de salud de una población (predicción) o de un grupo
de pacientes (pronóstico). Estos indicadores se usan para medir el riesgo y el
pronóstico individuales, así como la predicción de la carga de enfermedades en

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grupos de la población. Asimismo, pueden predecir el riesgo de brotes de
enfermedades, por lo que pueden asistir, por ejemplo, en la prevención de situaciones
de epidemia o en frenar la expansión territorial de determinados problemas de salud.
 Explicación. Los indicadores de salud pueden ayudar a comprender por qué algunos
individuos de una población son sanos y otros no. En este caso, es posible analizar
los indicadores según los determinantes sociales de la salud, como son los roles y las
normas de género, la pertenencia a una etnia, y los ingresos y el apoyo social, entre
otros, además de las interrelaciones entre dichos determinantes.
 Gestión de sistemas y mejoramiento de la calidad. La producción y observación
regular de los indicadores de salud pueden además suministrar retroalimentación con
el objeto de mejorar la toma de decisiones en diferentes sistemas y sectores. Por
ejemplo, los considerables avances en la calidad de los datos y los indicadores
generados en los Estados Miembros de la OPS se deben en gran medida a la mejora
de los sistemas nacionales de salud al momento de recopilar, analizar y monitorear
un conjunto de indicadores básicos de salud. En Brasil, por ejemplo, la Red
Interinstitucional de Información de Salud (RIPSA) promueve la producción y el
análisis de indicadores de salud, y la retroalimentación a las fuentes de datos y los
sistemas de información nacionales.
 Evaluación. Los indicadores de salud pueden reflejar los resultados de las
intervenciones en la salud. El monitoreo de esos indicadores puede reflejar la
repercusión de políticas, programas, servicios y acciones de salud. Distintos autores
han analizado el nivel de adecuación (resultados compatibles con lo esperado) y
plausibilidad (resultados no explicados por factores externos). En este documento se
usa el término “promoción de la causa” como traducción de advocacy en inglés.
Según el diccionario de inglés Cambridge (en línea), advocacy significa “apoyar o
sugerir públicamente una idea, desarrollo o manera de hacer alguna cosa”. de la
evidencia del impacto en el ámbito de la salud, donde las tendencias y la distribución
de los indicadores de salud son útiles y, en ocasiones, suficientes como evidencia para

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demostrar el resultado de las políticas, programas, servicios y acciones de salud
pública.
 Promoción de la causa. Los indicadores pueden ser herramientas a favor o en contra
de ciertas ideas e ideologías en diferentes contextos históricos y culturales. Un
ejemplo es la elocuencia con que los políticos evocan ciertos indicadores de salud en
defensa o en contra de determinadas políticas o gobiernos. El uso de indicadores de
salud para la promoción de la causa es una de las estrategias más importantes para
lograr progreso, puesto que puede orientar la toma de decisiones y mejorar el nivel
de salud de la población.
 Rendición de cuentas. El uso de indicadores de salud puede satisfacer la necesidad
de información sobre riesgos, patrones de enfermedad y muerte, y tendencias
temporales relacionadas con la salud para una diversidad de públicos y usuarios,
como los gobiernos, los profesionales de la salud, los organismos internacionales, la
sociedad civil y la comunidad en general. Ofrecer a esos públicos la posibilidad de
monitorear la situación y las tendencias de salud de una población cumple un papel
primordial en el control social, la evaluación y el seguimiento institucional.
 Investigación. La simple observación de la distribución temporal y espacial de los
indicadores de salud en grupos de la población puede facilitar el análisis y la
formulación de hipótesis que expliquen las tendencias y las discrepancias observadas.
 Indicadores sensibles al género. Los indicadores que toman en cuenta el género
miden las brechas entre hombres y mujeres que son consecuencia de diferencias o
desigualdades de los roles, normas y relaciones de género. También proporcionan
evidencia sobre si la diferencia observada entre hombres y mujeres en un indicador
de salud (mortalidad, morbilidad, factores de riesgo, actitud en cuanto a la búsqueda
de servicios de salud) es resultado de desigualdades de género. Para la construcción
de estos indicadores pueden ser necesario el desglose de los datos o el agregado de
variables adicionales. Por ejemplo, al porcentaje de adolescentes que son madres se

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le puede añadir el porcentaje de estas madres que informaron que el padre de su hijo
tiene 30 años de edad o más.

Atributos deseables de un indicador de salud

Son varios los criterios que pueden usarse para escoger indicadores de salud según su
finalidad, las fuentes disponibles y el público destinatario, entre otros. En esta sección se
destacan algunos atributos deseables en cualquier indicador. Se analiza también la
importancia de contar con indicadores que puedan estratificarse según las características de
la persona, el lugar y el momento que se están examinando. Como se mencionó
anteriormente, la factibilidad de estratificación es un atributo deseable de los indicadores de
salud.

A continuación, se examinan algunos de estos atributos útiles a la hora de evaluar


indicadores para medir la salud de la población

 Mensurabilidad y factibilidad: Se refiere a la disponibilidad de datos para medir el


indicador. Si un indicador no puede ser medido debido a la disponibilidad de datos o
si su cálculo es demasiado complejo, no es posible monitorear fácilmente los avances
y el logro de los objetivos. Sin embargo, en la elección del indicador se debe
considerar también su utilidad. Por ejemplo, es posible calcular un gran número de
indicadores de salud a partir de datos de sistemas nacionales de información que no
tengan ninguna relevancia, y por ende ningún impacto, en la toma de decisiones, que
tengan escasa validez, que no sean oportunos o que tengan alguna otra limitación.
 Validez: Es la capacidad del indicador de medir lo que se pretende medir. Está
vinculado a la exactitud de las fuentes de datos que se usan y el método de medición.
Por ejemplo, es habitual que los sistemas de información de mortalidad sean
relativamente válidos para calcular el número de defunciones en países con un
registro adecuado de estadísticas vitales, pero pueden ser menos válidos para estimar
las causas de muerte debido a errores de diagnóstico y codificación. Además, los

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sistemas de información con coberturas bajas pueden generar cálculos de indicadores
poco válidos debido a un sesgo en la selección (los casos notificados pueden diferir
sistemáticamente de los casos no notificados). Por ejemplo, los datos de morbilidad
pueden sufrir un sesgo de detección (un tipo de sesgo de selección) si la gravedad del
caso influye en la probabilidad de notificación del mismo, lo que significa que es
probable que solo los casos más graves se notifiquen.
 Oportunidad: Los indicadores deben ser recopilados y notificados en el momento
oportuno. Por oportunidad se entiende aquí el momento en que se necesita el
indicador para tomar una decisión relativa a la salud. El tiempo que transcurre entre
la recopilación y la notificación de los datos debe ser mínimo para que el indicador
transmita información actualizada y no información histórica.
 Reproducibilidad: Las mediciones deben ser iguales cuando son hechas por
diferentes personas usando el mismo método. Un indicador se considerará
reproducible si no hay un sesgo por parte del observador, los instrumentos de
medición o las fuentes de datos, entre otros factores.
 Sostenibilidad: Se refiere a las condiciones necesarias para su estimación continua.
Eso depende de las condiciones locales para mantener las fuentes de datos, así como
del mantenimiento de la capacidad técnica para la estimación del indicador. Sobre
todo, es sumamente importante que exista voluntad política. Cabe mencionar que,
cuanto más relevante y útil es el indicador para la gestión de salud y más sencilla es
su estimación, mayor es la probabilidad de que sea sostenible. En general, los
indicadores compuestos con métodos de cálculo más complejos (como indicadores
de carga de enfermedad, calidad de vida y expectativa de vida sin discapacidad, entre
otros), aunque tengan relevancia para la gestión, pueden tener limitaciones en cuanto
a su sostenibilidad por la falta de capacidad nacional para retener y mantener los
recursos técnicos necesarios en los servicios locales de salud. Por otro lado, si el
indicador es importante, se debe tratar de fortalecer las capacidades técnicas para
generar el indicador.

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 Relevancia e importancia: Los indicadores deben suministrar información adecuada
y útil para orientar las políticas y programas, así como para tomar decisiones. Por
ejemplo, la estimación de tasas de prevalencia de portadores de marcadores genéticos
o biológicos predictores de enfermedades para las cuales no existe intervención o
método de prevención factible conocido (por ejemplo, enfermedad de Alzheimer)
puede tener una finalidad académica relevante, pero es irrelevante para la gestión en
salud.
 Comprensibilidad: El indicador debe ser comprendido por los responsables de
emprender acciones y, en particular, los que deben tomar las decisiones. La elección
entre dos indicadores semejantes que reflejan la misma condición de salud debe
guiarse por aquello que, en esencia, es más fácil de comprender. Por tanto, cuanto
mejor se comprenda el indicador, mayor será la probabilidad de que se lo considere
en la toma de decisiones sobre la salud.

Salud percibida

La salud percibida se refiere a cómo una persona evalúa su propio estado de salud.
Es una medida subjetiva que puede estar influenciada por factores como la experiencia
personal, el entorno social y cultural, y las expectativas individuales. A menudo, la
percepción de la salud puede diferir de los indicadores objetivos, como los resultados de
exámenes médicos o la presencia de enfermedades. Es importante considerar tanto la salud
percibida como los datos objetivos al evaluar la salud de una persona.

La percepción de la salud es subjetiva y puede variar según diversos factores. Aquí


algunos aspectos que influyen en cómo las personas perciben su salud:

Las circunstancias económicas, el acceso a recursos básicos como vivienda,


alimentación y atención médica, afectan la percepción de la salud. Las creencias, valores y
comportamientos del entorno social influyen en cómo se evalúa la salud. Por ejemplo, en

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algunas culturas, la salud puede estar vinculada a la armonía con la naturaleza o la
espiritualidad.

La salud percibida puede verse afectada por el bienestar físico, la presencia de


síntomas o enfermedades, y la sensación de vitalidad. El grado de soporte de amigos,
familiares y comunidad influye en cómo se percibe la salud. El apoyo emocional y la red de
relaciones pueden afectar la percepción. Esto también afecta o se intercomunica con el estado
mental, la satisfacción con la vida y la resiliencia emocional también influyen en la
percepción de la salud. La salud percibida es una construcción individual y social que se
entrelaza con múltiples factores personales y contextuales.

La salud percibida y la calidad de vida están estrechamente relacionadas, aunque son


conceptos distintos.

La salud percibida se refiere a cómo una persona evalúa su propio estado de salud.
Es subjetiva y se basa en la experiencia personal, las sensaciones físicas y emocionales.
Incluye aspectos como la presencia de síntomas, la vitalidad, la satisfacción con la salud y la
percepción general del bienestar, estos pueden diferir de los indicadores objetivos, como los
resultados de exámenes médicos.

La calidad de vida es un concepto más amplio que abarca diversos aspectos de


bienestar y satisfacción que incluye no solo la salud física, sino también aspectos sociales,
emocionales, económicos y ambientales relacionándose con la capacidad para disfrutar la
vida, tener relaciones significativas, lograr metas personales y sentirse satisfecho en general.

La salud percibida influye en la calidad de vida de forma en que cuando una persona
se siente saludable y vital, es más probable que experimente una buena calidad de vida. Sin
embargo, la calidad de vida también se ve afectada por otros factores, como el entorno social,
el acceso a recursos, la seguridad financiera y la satisfacción en el trabajo. La percepción de
la salud puede influir en la satisfacción general con la vida y en la capacidad para participar

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en actividades significativas, la salud percibida es un componente importante de la calidad
de vida, pero no es el único. Ambos conceptos se entrelazan y contribuyen al bienestar global
de una persona.

La salud percibida, la calidad de vida y la satisfacción están interconectadas en un


complejo entramado. Esta influye en cómo nos sentimos con respecto a nuestro bienestar
físico y emocional. Cuando nos percibimos como saludables, es más probable que
experimentemos satisfacción y bienestar general. La calidad de vida abarca múltiples
aspectos, como la salud, las relaciones sociales, el entorno, la seguridad financiera y la
realización personal; una buena calidad de vida implica satisfacción en diversas áreas y la
capacidad para disfrutar la vida plenamente.

La satisfacción está estrechamente ligada a la percepción de la salud y la calidad de


vida. Cuando nos sentimos saludables y experimentamos una buena calidad de vida, es más
probable que estemos satisfechos con nuestra vida en general. Sin embargo, la satisfacción
también puede verse afectada por otros factores, como el logro de metas personales, la
felicidad en las relaciones y la sensación de propósito. Esta satisfacción influye en nuestra
satisfacción general. Es importante considerar todos estos aspectos para lograr un equilibrio
y bienestar integral.

Salud objetiva

La salud objetiva es el resultado de un proceso que comienza en el momento en el


que un paciente manifiesta su malestar en un centro hospitalario para que le realicen una serie
de pruebas que serán analizadas por un profesional de la medicina, con el fin de conocer
concretamente que enfermedad tiene y así poder realizar un diagnóstico y posteriormente la
aplicación de un tratamiento para la cura de esa enfermedad. Es decir, son todas las
enfermedades reales que han sido diagnosticadas por un médico.

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Morbilidad
La morbilidad es un indicador epidemiológico que refleja cuántos individuos están
enfermos. Este dato hay que referirlo a un lugar y tiempo concretos, para poder determinar
el impacto del problema de salud. Es lo que se llama tasa de morbilidad. Así se puede analizar
la evolución de la enfermedad y por tanto su capacidad para dañar a la población. También
permite precisar los grupos de riesgo.
Esta información es recogida principalmente en hospitales y centros de salud. Con
ella, los investigadores avanzan hacia la deducción de las causas. Una vez determinadas, se
pueden proponer soluciones. La prevención cuando es posible, es clave para disminuir la
morbilidad.
Los profesionales sanitarios, en el ejercicio de sus funciones dentro de sus
especialidades, aconsejan sobre la adopción de medidas preventivas y aseguran su
cumplimiento.
Para la OMS, la morbilidad se produce cuando un grupo de personas contraen una
enfermedad determinada en un mismo punto geográfico y en un tiempo determinado.

Principales tasas de morbilidad:

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Tasa elaborada por INE

En esta tabla podemos observar que en las principales altas por enfermedad destacan
cinco grupos. las relacionadas con el aparato digestivo, seguidas por el aparato circulatorio,
respiratorio, episodios de embarazo y tumores.

Mortalidad

Los datos de mortalidad indican el número de defunciones por lugar, intervalo de


tiempo y causa. Los datos de mortalidad de la OMS reflejan las defunciones recogidas en los
sistemas nacionales de registro civil, con las causas básicas de defunción codificadas por las
autoridades nacionales

Es decir, este índice nos muestra la cantidad de personas que fallecen en un punto
geográfico concreto y durante un periodo y una causa determinada

La medición y el análisis de la mortalidad suscitan el interés de múltiples disciplinas


o campos de acción, entre ellos los sectores de la salud, la demografía, la protección social y
las políticas sociales en general. Este amplio interés obedece a que la vida constituye el bien
más preciado por todos, y de allí el esfuerzo por tratar de evitar la muerte y disminuir, en la
mayor medida posible, su incidencia individual y social. A esto se agrega que la mortalidad
es un indicador de la situación de salud y también de las condiciones de vida de la población
en una amplia gama de aspectos. De esta manera, se justifica plenamente contar con una
buena medición de este fenómeno, lo que supone mejorar la recolección de datos y la
elaboración de indicadores adecuados.

Una de ellas es la elaboración conjunta de las estimaciones de mortalidad y la


construcción de las tablas de mortalidad con las oficinas nacionales de estadísticas, insumos
importantísimos para la elaboración de las estimaciones y proyecciones nacionales de
población. Presta especial atención a la mortalidad infantil, realizando estimaciones directas
a partir de las estadísticas vitales, y estimaciones indirectas de la mortalidad infantil y en la
niñez con información proveniente de los censos de población. En este contexto, el

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CELADE participa como observador en el Grupo Interinstitucional para la Estimación de la
Mortalidad en la Niñez, con el que colabora en la actualización de la base de datos sobre
estimación de la mortalidad en la niñez (Child Mortality Estimates).

Discapacidad

La discapacidad forma parte del ser humano y es consustancial a la experiencia


humana. Es el resultado de la interacción entre afecciones como la demencia, la ceguera o
las lesiones medulares, y una serie de factores ambientales y personales. Se calcula que 1300
millones de personas, es decir, el 16% de la población mundial, sufren actualmente una
discapacidad importante. Esta cifra está aumentando debido al crecimiento de las
enfermedades no transmisibles y a la mayor duración de la vida de las personas. Las personas
con discapacidad constituyen un grupo diverso, por lo que sus experiencias vitales y a sus
necesidades en materia de salud se ven afectadas por factores como el sexo, la edad, la
identidad de género, la orientación sexual, la religión, la raza, la etnia y la situación
económica. Las personas con discapacidad mueren antes, tienen peor salud y experimentan
más limitaciones en su actividad cotidiana que las demás.

Las desigualdades en materia de salud se derivan de las situaciones injustas a las que
se enfrentan las personas con discapacidad.

Factores estructurales: Las personas con discapacidad experimentan el capacitismo,


la estigmatización y la discriminación en todas las facetas de su vida, lo que afecta a su salud
física y mental. Existen leyes y políticas que les niegan el derecho a tomar sus propias
decisiones y permiten una serie de prácticas nocivas en el sector de la salud, como la
esterilización forzada, el ingreso y tratamiento no consentidos, e incluso el internamiento en
instituciones.

Determinantes sociales de la salud: La pobreza, la exclusión de la educación y el


empleo, y las malas condiciones de vida aumentan el riesgo de que las personas con
discapacidad padezcan mala salud y no tengan cubiertas sus necesidades en este terreno. Las
deficiencias de los mecanismos oficiales de apoyo social hacen que las personas con

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discapacidad dependan del apoyo de sus familiares para participar en actividades
relacionadas con la salud y la comunidad, lo que no solo las perjudica a ellas, sino también a
las personas que las atienden (en su mayoría mujeres y niñas).

Factores de riesgo: Las personas con discapacidad tienen más probabilidades de


presentar factores de riesgo de enfermedades no transmisibles, como el tabaquismo, la mala
alimentación, el consumo de alcohol y la falta de actividad física. Esto se debe, en buena
medida, a que suelen quedar al margen de las intervenciones de salud pública.

Sistema de salud: Las personas con discapacidad se enfrentan a barreras en todos los
aspectos del sistema de salud. Por ejemplo, falta de conocimientos, actitudes negativas y
prácticas discriminatorias entre el personal de atención de salud; instalaciones e información
inaccesibles; y falta de información o de recopilación y análisis de datos sobre discapacidad.
Todo ello contribuye a las desigualdades a las que se enfrenta este colectivo en relación con
la salud.

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Conclusión

Los indicadores tienen un papel clave al convertir los datos en información relevante
para los responsables de tomar decisiones en el campo de la salud pública. Los indicadores
de salud son relevantes para definir las metas relacionadas con la salud que deben trazarse
las autoridades nacionales de salud.

La salud objetiva, la mortalidad, la morbilidad y la discapacidad son conceptos


fundamentales en el ámbito de la salud pública.

La salud objetiva se refiere a la medición y evaluación de los resultados de salud de


una población. Proporciona información sobre el estado de bienestar físico, mental y social
de las personas, permitiendo identificar patrones de enfermedades, evaluar intervenciones y
tomar decisiones para mejorar la salud pública, también es esencial para monitorear
tendencias y diseñar estrategias efectivas.

La mortalidad se refiere al número de muertes en una población durante un período


específico. Es un indicador crítico para evaluar la carga de enfermedades y la efectividad de
los sistemas de salud. Las causas principales de mortalidad incluyen enfermedades
cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, cáncer y enfermedades respiratorias. Reducir
la mortalidad prematura es un objetivo clave en salud pública.

La morbilidad se refiere a la carga de enfermedad en términos de enfermedades,


lesiones y discapacidades. Incluye tanto enfermedades transmisibles como no transmisibles.
Las enfermedades crónicas, como la diabetes y las enfermedades mentales, también
contribuyen significativamente a la morbilidad. Evaluar la morbilidad ayuda a priorizar
intervenciones y asignar recursos adecuadamente.

La discapacidad mide la pérdida de salud y la limitación funcional. Puede ser física,


mental o sensorial. Las enfermedades crónicas, accidentes y lesiones pueden causar
discapacidad. La prevención y la rehabilitación son esenciales para mejorar la calidad de vida
de las personas con discapacidad.

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Es importante comprender y abordar la salud objetiva, la mortalidad, la morbilidad y
la discapacidad siendo estas cruciales para promover el bienestar de la población y salvar
vidas.

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Referencias Bibliográficas

Abellán Perpiñan, J. (2013). El sistema sanitario público español y sus comunudades.


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Beck, U. (2002). La sociedad del riesgo global. Siglo XXI de España editores, S.A., Madrid.
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En: http://www.fadsp.org/
Martín García, M. (2014) El copago sanitario:resultados para el sistema sanitario y los
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Organización Panamericana de la Salud. (2018). Indicadores de salud. Aspectos


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(487-515). Madrid: Fundación Encuentro.

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