Antigona de Brecht

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PERSONAJES PRÓLOGO

no. hermanas
Un soldado de las SS. IERl.IN, ABRIL DE 1945
Antígona
Ismena
ereon,e Amanece. Dos hermanas salen ael refugio ,;ntiaéreo y g'ntran
en su C/lSIJ.
HemÓD
Tiresias HERMANA PRIMERA:
Guardias Cuando subimos del refugio •

Los ancianos de .Tebas nuestro barrio ardía tn el claroscuro del alba


Mensajeros y las llamas iluminaban nuestta casa, .
Doncellas, criadas que se conservaba intacta.
Algo llamó la atendón de mi hetmana.
HERMANA SEGUNDA:
¿Quién abrió nuestra puerta?
HERMANA PRIMERA :
Sin duda el estrépito de las bombas.
HERMANA SEGUNDA:
¿De dónde vienen esos rastros de pasos en el polvo?
HERMANA PRIMERA:
De alguien qu~ se guareció en el refugio.
HERMANA SEGUNDA :
¿Y esa bolsa, en el rincón?
HERMANA PRIMERA:
¿Hay .Igo ahí que no había antes?
Siempre es mejor que advertir
que una cosa que estaba ya no está.
HERMANA SEGUNDA:
¡Pan y un trozo de jamón!

;;EMINARIO MULTlDISCIPLlNARt()
HERMANA PRIMERA:
Lo que c'?ntiene esa bolsa es totalmente inofensivo.
I
JOSE EMILIO GONZALEZ .
FACULTAD DE HUMANIDADES .
HERMANA SEGUNDA:
Hermana, .¿quién estuvo aquí? I
UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO
70 RECINTO DE RtO PIEDRAS 71
I¡FIIMANA ¡'IIIMEIIA :
I krnlan:1, h:tn gritado. Vamos a v<:r.
;C¡')fllO f'JlIil'rt"s '1"(, lo S('pOl~ AII',lIi('n
JlI!I{MANA PlOMEn,,:
11'1(' q(1¡~n nrr(>Cf: rJl(}~ 1111 hIlen dc~ayllno,
IJEnMANA snGtJNDA:
¡Quédate senradll! Quien quiere ver, es VISto.
No tratamos de ver
¡Y a se," ¡Oh, qué alegría! Hermana, nuestro hermano ha
qué había sucedido an'te nuestra puerta.
[regresad. Tampoco seguirnos comiendo.
H~RMANA PRIMERA :
Sin mirarnos, nos levantamos
Nos abrazamos, llenas de gozo;
para ir al trabajo, Como todas las mañanas,
nuestro hermano estaba en la guerra, pero la suerte
Mi hermana preparó la merienda,
[lo acompañab•.
yo llevé la bolsa de nuestro hermano
Corramos el pan y el jamón}' nos pusimos a comer.
HERMANA SEG.UNDA:
al armario en el que guardamos sus cosas .
Creí que se me paralizaba el corazón:•
Sírvete más: tu trabajo en la fábrica es duro.
HERMANA PRIMERA:
de la percha colgaba su uniforme.
No tanto como el tuyo. ¡Hermana, ya no está con Jos que combaten!
HfRMANA SEGUNDA:
Se escapó, ya no está en la .guerra,
HERMANA SEGUNDA:
,;Cómo habrá. venido?
Otros visten aún el uniforme,
H .ERMANA PRIMERA:
él no,
Con su unidad.
HERMANA PRIMERA:
HERMANA SEGUNDA:
lo habían enviado a la muerte,
¡ Dónde estará en este momemo?
HERMANA SEGUNDA:
HERMANA PRIMERA :
Pero él no qu ería morir.
Donde se está combatiendo.
HERMANA PRIMERA:
H ERMANA SEGUNDA:
Vio un pequeño agujero
¡Oh'
HERMANA PRIMERA :
y pensó: esta es la ocasión,
HERMANA SEGUNDA:
No es cierto: no están combatiendo,
No oímos nada. y por el agujero se escapó.
HERMANA SEGUNDA: Que me arrapen si pueden, pensó.
HERMANA PRIMERA:
No debi preguntar·.
HERMANA PRIMERA: Orros visten aún ese uniforme,
pero él no.
No quise aWgirre.
HERMANA SFGUNOA:
Nos quedarnos calladas;
luego, del otro lado de la puerta, ti ya no está en la guerra.
HERMANA PRIMERA:
alguien lanzó un grito espantoso J que nos paralizó,
Grito desgarrador afuera. y nos echamos a reír, estábamos felices:
HEltMANA SEGUNDA: nuestro hermano ya no combatía. La suerre 10 acompañaba.
. Después alguien lanzó un grito terrible.
-i_"

7S

..
,.,
G',lto ¿.,g."ado, ./".,•. En/,a '''' JOld.do d. "" SS.
IInRMANA SIIGUNIlA : EL SS.:
Hermana, ¿qui~n grita ante nuestra puerta? Ya le arreglé las cuentas. Y ustedes, ¿quiénes son?
HeRMANA PRIMeRA: Lo arrapé frente a esta puer~.
Orra vez están torturando. Salla de aqul. Lógicamente,
HeRMANA SEGUNDA: tengo que deducir

Hermana, deberíamos lt a ver. que ustedes conocen a e~ individuo,
HERMANA PRIMERA: a ese cobarde que traicion6 a su país.
¡Quédate aquí! HERMANA PRIMERA:
y no fuimos a ver qué había ocurrido. No conocemos a ese hombre.
Esperamos un momento EL SS.: .
y llegó la hora de ir al traba jo. Y ésa, ¿qué quiere hacer con su cuchillo?
Abrí la puerta y vi. HeRMANA PRIMERA:
I Hermaóa.hermana, no salgas! Miré a mi hermana.
Nuestro hermano está ahí, afuera. Para liberar a su hermano y devolverle la vida,
¡Ah, cómo nos engañamos! ¡Está ahí, ¿itla a buscar la muerte?
colgado de un clavo en l. pared! ti tenla un solo deseo: vivir.
Mi hermana salió y lanzó un griro.
. HERMANA SEGUNDA:
¡Lo colgaron! 111 fue quien gritó
pidiendo ayuda.
Un cuchillo, dame un cuchillo
para cortar la cuerda.
Voy a descolgarlo,
voy a llevarlo adentro
para calentarlo, para devolverle la vida.
HERMANA PRIMERA:
Dame ese cuchillo. Tus esfuerzos serán vanos,
nuestro hermano no puede revivir.
Si nos ven junro a él
correremos la misma suerte.
HeRMANA SEGUNDA:
Déjame. Cuando lo coJgaron,
no di un paso.
HeRMANA PRIMeRA :
Fue a abrir la puerta,
en el umbral había un SS.

74 75


FRENTE AL PALACIO DE CREONTE ANTÍGONA:
OyeJo entonces de mis labios. Yo veré
si, en la desgracia, tu corazón deja de latir,
o si palpita con más fuerza.
ISMHIA:
Tú, que juntas ese polvo,
, .
¿que peasamlentos pasan por tu mente?
ANTÍGONA :
Amanece. Oyeme bieo:
ANTÍGONA (junta polvo en u"cántaro de hieffo): Nuestros hermanos, llevados
Hermana, Ismena. brote gemelo a la guerra de Creonte contra la lejana Argos,
surgido de la prosapia de Edipo, esa guerra en busca del metal de sus minas,
¿conoces algún -infortu nio, muertos uno y otro, no reposarán juntOs
algún dolor o tormento que el dios bajo la tierra.
de la Tierra no nos haya impuesto? . Porque el que no huy6 de la batalla
Una larga guerra nos arrebató, junto con muchos otrOS, Etéocles, dicen que será coronado y' sepultado
..• a nuestro hermano Etéodes. según la tradici6n.
•• El Cl,lerpo qe Polinice, en cambio
Joven murió, por seguir al tirano.
Polinice, más joven aún. viendo al hermano ,que murió de UDa muerte miserable
destrozado por los cascos de las cabalgaduras, han dicho eD la ciudad '
gime de dolor y huye de la batalla cruel. que no recibirá sepultura.
Porque el dios de los combates Se ha ordenado no verter lágrimas por él,
DI enterrarlo, para que sea pasto
no a todos favorece por igual. El fugitivo,
en su precipitada huida, ~e l.as ~ves rapaces. y aquel que osare
cruza los arroyos de Dirceo. Jnfr~ng~r las 6rdenes, será lapidado. Ahora díme:
Con alivio ve a Tebas, la de las siete puertas, ¿que piensas hacer tú?
ISMENA:
cuando Creonte, qu~ desde atrás
vigila la batalla, alcanza al guerrero. ¡Quieres ponerme a prueba?
10 ve cubier~o de fraterna sangre y lo mata. ¿Qué pretendes de mí?
,ANTÍGONA :
¿Sabes qué otro dolor viene ahora a abrumar
a esta estirpe de Edipo casi extinta? Que me ayudes.
~MENA:
ISMENA:
Anrígona, no he salido a la plaza. ¡En qué empresa temeraria}
ANTÍGONA:
Ninguna noticia de Jos seres queridos,
placentera o dolorosa, A enterrar su cuerpo.
~MENA:
ha llegado hasta mí.
Nada sé que me haga más feliz ni más desdichada. ¿A é~ de quien la ciudad reniega?

76 77

,.

i.
,

, .
ANTIGONA : Si muero en la empresa, ¿qué me importa?
iA él, a quien la ciudad ha lrakionado! . Sosegada estaré al lado de los que reposan en paz.
ISMENA: Pero habré cumplido un sagrado menester.
iA él, que osó rebelarse! Mil veces prefiero complacer
ANTÍGONA : a los que están abajo que a los de arriba.
Sí, mi hermano, y también hermano tuyo. Pues es aba jo donde moraré para siempre.
ISMENA: Tú, vive, soportando tu vergüenza.
Hermana, te prenderán ISMENA:
y nada podrás alegar en IU defensa. Andgona, amarga experiencia
ANTÍGONA : es sufrir una vergüenza atroz.
Nada, salvo mi fidelidad. Mas la sal de las lágrimas no es infinita.
ISMENA : y tampoco ellas surcarán eternamente las mejillas.
Infeliz, ¿tratas acaso El filo del arma puede dar feliddad
de reunirnos bajo tierra al que muere, pero el que queda sufrirá
a lodos los de la estirpe de Edipo? y no tendrá sosiego en la desgracia;
iOlvida el pasado! dama, y no puede dejar de gemir.
ANTÍGONA: Sin embargo, por encima de su lIanto, ,•
Eres joven y has vistO aún poca crueldad. oirá el canto de los pájaros,
Ese pasado, que tú quieres que olvide, y a través de las lágrimas que manan de sus ojos,
jamás permitirá que sea olvidado,· volverá a ver los viejos olmos
ISMENA: y los techos f::lmiliares
• Ten en cuenta que somos mujeres: ",
que forman
,
su patria
.
. '

no podemos luchar contra los hombres. ANTlGONA:


Nueslras débiles fuerzas nos obligan Te odio. ¿Te atreves a mostrarme,
a obedecer, l;'ara no sufrir. desvergonzada, los restOS de un pesar ya superado?
Sólo me queda pedir a los muertos, En l. pradera desnuda
" quienes s610 la tierra oprime, aún yace carne de tu carne, expuesta
que me perdonen; .a las aves de rapiña. Pero para ti,
ya que por la fuerza me someten, ieso ya es el pasado!
sigo al que manda: . ISMENA:
Porque realizar actos inútiles Simplemente,
es signo de escaso saber. no tengo valor para rebelarme,
ANTÍGONA: C:i algo superior a mis fuerzas. I,
No insistiré. iAy! iCuánto miedo siento por ti!
Sigue al que manda y haz lo que ordena. '.
ANTÍGONA: t
Yo. en cambio, seguiré lo que exige la costumbre, ,No necesito que te aflijas por m!! ,•.,
y daré sepulrura a mi hermano. Arrastra tu mjserable vida, l
t
i
78 79 ,,,
l'
deja n! mtllo, CJue yo haga lo !Icccsario nI I)rllucr lrUCflto, l1Ia~ 110 por dIo
honrar a aqud de los mío! (Icjó de beber! Tcba~. rú has tendido
ha sido deshonrado. en duro lecho al pueblo de Argos.
·engo miedo, y espero que sabré morir Sin ciudad y sin tumbas yacen en los campos
ue la que me espera sea una muerte rerrible. aq.uellos que te ofendieron.
NA: y tú observas el sitio
leva ru polvo. Tus palabras son insensatas, que albergó sus ciudades.
están impregnadas de cariño Sólo ves a los perros
os seres que te son queridos. cuyos ojos brillan satisfechos.
le Anlígona con el jarro. Ismena entfa en el palacio. En. 1.11í 5e reúnen los nobles buitres.
n los ancianos de Tebas. Van de cadáver en cadáver, y
\NCIANOS: tm opíparo es el festín
en botín, la victoria ba llegado. que ya no podrán levantar vuelo.
nado está el poder de T ebas. Los ANCIANOS:
luida la guerra infausta, ¡Señor! . El prodigioso cuadro
lad el pasado! que nos pintas gustará a la ciudad
ad coros en todos los templos si "iene acompañado de algo más:
)nad los himnos de la victoria los carros de guerra, recorrien-:!o las calles,
que 3punre el día! rmyendo a nuestros hijos.
d! iQue Tebas, radiante en su gloria, CREONTE:
en· la ronda báquica! ¡ProntO será, amigos, pronto! Pero pensemos

lero he aquí que aquel que nos ha dado la victoria, pmnero en nuestros asuntos.
:reonte, hijo de Meneceo, viene apresuradamente. No vengo· todavía a colgar la espada en el templo.
~os ha convocado a oosotros, los Ancianos, Os he hecho llamar, a vosotros y a nadie más,
,ara anunciar, sin duda, el retorno de los guerreros. por dos razones. Primero, porque sé
ome Jale del palacio. que ·vosorros, que no escatimáis al dios de la guerra
~TE: las ruedas que su carro necesita
1anos, hac.ed saber a todos para aplastar al enemigo,

rgos ya no eXIste. \'osocros, que no reclamaréis la sangre
!nta está saldada. que ·vuesrros hijos hao vertido
ce ciudades, las que quedan en pie en el campo de batalla,
; menos. Se dice de Tebas: cuando llegue la hora de hacer las cuentas;·
¡erte iguala a la de la madre me diréis que las bajas de Tebas
\ mellizos a luz! no superan las que 5ufri6 otras veces.
gracia no te sojuzga, por el contrario, Sé también que Tcbas, salvada nuevamente, correrá,
isma sucumbe ante tu entereza. generosa como siempre, a recibir
l de tu espada se saci6 al guerrero y enjugar el sudor de su frente,

81


CREONTE:
,, sio tener en cuenta si es el sudor de la bataUa,
o el frío sudor del miedo, Abiertamente no, por cierto.
mezclado con el polvo de la huida. Pero muchos menean tanto la cabeza
Por 10 tanto, y estoy seguro que me aprobaréis, que terminará por caérseles.
he dado a los restos de Etéocles, Ahora es necesario, más que :lunca,
muertO por la patria, una tumba cubierta de coronas. limpiar la ciudad ...
Ordené en cambio que el cobarde Polinice Emra ,'" gua,dia.
que, siendo de mi sangre y de la sangre de Etéocles, GUARDIA:
fu.e am igo del pueblo de Argos, yazga sin sepultura, Señor, vengo sin aliento para darte
como yace ese pueblo. una noticia urgente. No preguntes por qué
Como él, fue un enemigo, no llegué antes. No sé si mi pie
el mio y el de Tebas. iba demasiado rápido para mi cabeza
Por eUo quiero que nadie o si mi cabeza retenía al pie.
llore su suerte, y que no tenga tumba, ¡Adónde vas?, me preguntaba deteniéndome. ¿Tendrás aún
que ninguno se apiade de su cuerpo · que caminar mucho tiempo bajo el sol
y que sea devorado por las aves y los perros. sin tomar aliento? Con todo, seguía avanzando.
,
. .. 1 CREONTE:
, Porque aquel que más que a la patria
ama su vida, 5610 merece mi desprecio. ¿Por qué te cuesta tanto hablar?
Pero el hombre que ama a su ciudad, esté vivo ,Estás sofocado o vacilas?
o muerto, gozará de mi estima. GUARDIA:
Espero que aprobaréis mis decisiones. Nada oculto. Me pregunto por qué
los ANCIANOS : . no he de decir lo que no he hecho,
las aprobamos. r que, por añadidura, desconozco,
CREONTE: pues en verdad no sé quién fue el autor.
Cuidad que mis órdenes se cumplan. Sería injusto juzgar severamente
los ANCIANOS: a quien ignora algo hasta tal punto.
¡Confiad esa misi6n a otros más jóvenes! CREONTE:
CREONTE: ¡Cuántas precauciones tomas!· Eres emisario
No es eso lo que os pido. Ya hay guardias apostados de tu propio delito, mas diríase, al ofete,
jumo al cadáver. que has realizado una proeza
los ANCIANOS: digna de una corona de laureles.
¿Acaso quieres que montemos guardia junto a los vivos? GUARDIA:
CREONTE: ¡Señor! Has encomendado a tu guardia una gran misi6n,
Hay quienes no están de acuerdo con mis órdenes. pero las grandes misiones son una pesada carga.
los ANCIANOS: CRRONTE:
Nadie hay aqul tan neciO
• Habla entonces, y sigue tu camino.
• • GUARDIA:
que qUIera morIr.

82 83

•! "

."
,,

Hablaré. Alguien sepultó al muerto. c:s tan nefasta como el oro. Ciudades enteras
Alguien que luego, escapó, cubrió su cuerpo ante su brillo. Los hombres abandonan
con fino polvo, pa.:a que los buitres hogares y son capaces de cualquier perfidia.
no pudieran divisarlo. IOy'e""e bien, si no me traes al culpable,
CREONTE: autor terrenal. vivo y atado a una tabla,
¿Qué dices? ¿Quién ha osado? de su delito, te colgaré,
GUARDIA: con la soga al cuello,
Lo ignoro. No había indicios . en la morada de los muertos.
de que se hubiera utilizado la pala o el pico. conoceréis de dónde es lícito sacar provecho
El suelo estaba liso, ningún carro aprenderéis que no todo puede ser fuente de ganancias.
había pasado por allí. Nada
que permitiera señalar al culpable. es cierto que los hombres como yo
No había una tumba, mucho que temer. Demasiados caminos
sólo una leve capa de polvo, pueden conducirlos a la m.uerte.
como si, por miedo a tus órdenes, me siento temeroso a .causa del dinero.
hubiese sido desparramado furtivamente. digo que he recibido oro, no lo digo,
Tampoco había huellas de fieras si tÚ 10 crees, prefiero dar vuelta
ni de perros que hubiesen arrastrado el cadáver Idos veces mi bolsa, para que compruebes
para despedazarlo. Cuando despuntó el día y descublimos hay algo en ella.
lo que hahía ocurrido, comenzamos a disputar ISelrá mejor que contradecirte, porque
terriblemente. Y fue a mí a quien despenar tu ira.
la suene designó para esta' infausta misión. que temo es que, buscando al culpable,
Yo sé que a nadie place ser el portador de malas noticias. encuentre con una cuerda en torno .d e mi cuello.
Los ANCIANOS : las manos encumbradas
Creonte, hijo de Meneceo, ¿y si hubiese sido tener para nosotros más cuerdas que dinero.
obra de los dioses? seguro de que lo comprenderás.
CRCONTE :
No aumentéis mi ira diciendo propones hablarme con enigmas?
que los dioses favorecen a ese cobarde •

que, fríamente. permitió que fueran profanados muerto pertenecía a las altas esferas
sus templos y quemadas las ofrendas. ha de tener amigos en las altas esferas.
No, hay quienes en esta ciudad
• no están conformes conmigo. Murmuran, atrápalos por el ta16n, si no puedes
y se niegan a indinar la cerviz bajo el yugo. 1.laLn~arl()S más arriba.
Son ellos, bien lo sé, quienes por medio de sobornos sé que hay desconcemos aquí como allí.
corrompieron a los centinelas. de uno se mostrará
Porque de todas las insriruciones de alegría por mi victoria. •

85
Temeroso, se apresurará a ceñirse Todo es posible para él,
los laureles, pero yo sabré reconocerlo. pero dc-ne fijado un límite.
r Porque quien quiere traspasarlo,
Entra en el p.io.
se convierte en enemigo de sí mismo.
GUARDIA:
¡Qué lugar malsano, aquel en que los poderosos Así como doblega al toro, doblega
luchan contra los poderosos! a sus semejantes, y les obliga a inclinar la cerviz,
ma~ ellos le arrancan las entrañas. Cuando se eleva,
Yo aún estoy vivo y me asombro.
Sale. lo logra pisoteando implacablemente a los demás.
Los ANCIANOS:
Solo, es incapaz de saciar su hambre,
Hay multitud de cosas prodigiosas, y, sin embargo, altos muros levanta "en torno de su casa.
pero, de todas, la más prodigiosa es el hombre. ¡Que eses muros sean destruidos!
Porque él, en aladas naves ¡Que se abran los techos para que eiltre la lluvia!
surca el mar, cuando en invierno ' El hombre no tiene en cuenta 10 que es
furioso brama el huracán. realmente humano, y así, se convierte para sí mismo
La sagrada, la inagotable tierra, tn un monstruo prodigioso.
, ¿Querrán los dioses ponerme a prueba?
, él la fatiga año tras año con el arado,
., ! No puedo negar que es ella, pues la reconozco.
,• ayudado por las yuntas de bueyes .
I Acecha y vence a la alígera especie de las ,',es Antígona, hija desdichada
y a las bestias feroces. del desdichado Edipo,
y a los seres que habitan ¿qué ocurre? ¿Por qué te traen?
en la profundidad salada del Ponto ¿Has infringido acaso
los domina sabiamente, las leyes del Estado?
él, el hombre industrioso. Entra el guardia trayendo a Antigona.
Con artimañas caza la presa GUARDIA:
que duerme y vaga en las colinas. Es ella. Ella lo hizo.
Pone las bridas al noble corcel de espesas crines, La apresamos cuando sepultaba el cadáver.
unce al yugo el indómito toro, Pero ¿dónde está Creome?
habitante de la llanura. Los ANCIANOS: Precisamente, ahí sale de la casa.
Ha aprendido el discursd certero Creonte Jal. del palacio.
y el etéreo vuelo del pensamiento. CREONTE:
Erige un orden y lo impone en las ciudades. ¿Por qué traes a ésta?
Sabe defenderse comra la furia ¿Dónde la has apresado?
de los elememós desencadenados. GUARDIA:
Conocedor de todas las cosas, experto en pocas, Fue ella quien lo enterró.
a nada llega. Ahora lo sabes todo.
SicJ11 pre sabe qué hacer, CREONTE:
jam~ís se desorienta. Tus palabras son daras,

ti ti 87

•"
pero ¿la viste tú mistno? ANTÍGONA:
GUARDIA: No lo niego. Reconozco que lo hice.
Sí, echaba tierra sobre el cadáver, CREONTE:
desafiando tus órdenes. Cuando se tiene suerte, Contéstame sin rodeos:
es fácil hablar con claridad. ¿sabías lo que se había promulgado
CREONTE: en toda la ciudad respecto de este muerto?
Infórmame sobre los hechos. ANTÍGONA:
GUARDIA: io sabía. ¿Cómo ignorarlo?
Las cosas ocurrieron así. Cuando me alejé Tus 6rdenes eran claras y precisas.
de tu vista, tras haber recibido tus terribles amenazas, C'EONTE:
quitamos el polvo del cadáver. (Osaste infringir mis leyes?
Los despojos ya estaban en descomposición ANTÍGONA :
y despedían un fuerte hedor. Porque eran leyes ·tuyas, las leyes de un mortal.
Fuimos a sentarnos en una colina cercana Un mortal puede infrIngirlas.

para respuar •
aue puro. y yo, como tú, soy mortal,
Decidimos que aquel que se durmiera sólo un poco más que tu.
. recibiría unos codazos en las costillas . Si muero antes de tiempo,
De repente, sentimos como si los ojos creo incluso que saldré ganando.
se nos salieran de las órbitas. Para quien como yo sopona tantos males,
Un viento cálido levanró del suelo la muerte es una venta ja.
un torbeUino de polvo; llenó la llanura, Mas si dejase sin sepultura al hijo de mi madre
ocultó el valle, arrancó el follaje de los árboles mi pesar no tendría límites.
y oscureció el cieo. Nos froramos los ojos Morir? en cambio, no me causa pena ni temor.
y la vimos. Gemía con voz entrecorta:da, los dioses no quieren ver sin tumba
como el ave que vuelve al nido al que yace sin vida.
y lo encuentra vacío, sin su cría. Si tú crees que soy una insensata
Sollozando, vio el cuerpo descubierto porql!-e temo su ira y no la ruya,
y volvi6 a cubrirlo con polvo, es que, quizás, has perdido la razón.
que tres veces derramó con su jarra de hierro. Los ANCIANOS:
Nos precipitamos sobre elia, Aspero renace en la hi ja
la sujetamos, pero no dio muestras de temor. el áspero carácter del padre.
La acusarnos de lo que acababa de hacer No ha aptendido
y de lo que habla hecho anteriormente. a someterse a la desdicha.
Nada negó. Estaba ante mí, C'EONTE:
amable y triste al mismo tiempo. El hierro más duro pierde su tenacidad
CREDNTE: cuando es expuesto al calor de la fragua.
¿Reconoces haberlo hecho o lo niegas? Es un hecho que puede verse a diario.

88 89

"•

• •
•j
1

Ella, sin embargo, se complace


ANTíGONA: ..
en violar las leyes establecidas.
¿No corresponde acaso honrar
Mas no es ésta su única osad Ía.
a los de su propia sangre?
Desoída la ley. se muestra satisfecha,
eREONTE:
ríe y se jacta de haberlo hecho.
También es de tu sangre aquel
¡Cuánto detesto a quien, sOtprendi~o • •
que muna por la patria . i
en un acro ilícito, lo presenta como un hecho admirable! ,
Sin .e mbargo, a la que me ha ofendido
ANTIGONA: . ·!
Sí, de la misma sangre. Vástago de la m1sma estirpe.
y es de mi sangre, no quiero condenarla así, J
CREONTB: 1
s:endo yo de su sangre.
Para ti, el que prefirió salvar su vida-
Responde a mi pregunta: lo que hiciste a escondidas,
¿vale tanto como el ouo? •
ahora ha sido descubierto. ¿Aceptarías decir • I
ANTlGONA:
-evitándote un severo castigo--
No era t u esclavo
que lo lamentas?
y sigue siendo mi hermano.
A11tigol~a calla.
CREONTE:
·CREONTE: •
No hay duda, puesto que a tuS OJOS
¿Por qué eres ran obst;nada?
ANTíGONA:
ser sacrílego o no es -la misma cosa.
,
••
ANTIGONA:
Porque creo en la eficacia del ejemplo. •
No es lo mismo · morir por ti
CREONTE:
que morir por la patria. '.
¿El ejemplo? Estás en mis manos.
CREONTE:
ANTíGONA:
¿No estamos en guerra acaso? >
."
,

¿Qué más puedes hacerme que enviarme a la muerte?


ANTÍGONA:
CREONTE:
¡Sí, tu guerra!
Nada más, tu muerte me basta.
CREONTE:
ANTIGONA:
Por nuestra patna.
¿Qué esperas entonces? De tus palabras
ANTíGONA:
ninguna me agrada ni me agradará jamás.
• Por la conquista de una tierra extranjera.
Nunca seré como tú Jo deseas.
No te bastaba reinar sobre mis hermanos f
Otros me están agradecidos por lo que he hecho.
en tu propia patria, en esta hermosa T ebas.
CREONTE:
No te bastaba gobernar en paz.
¿Crees que hay otros
Tuviste que llevarlos a la lejana Argos
que ven las cosas como tú? •
para dominar también allí.
ANTíGONA:
• ••
también sobre ellos.
También Otros tienen ojos y estan atomtos. A. uno lo convertiste en verdugo
CREONTE: I
de la pacifica Argos. Al otro
¿No tienes vergüenza de atribuirles esa opinión? le invadió el terror y ahora lo exhibes, ,
90
91
Los que gobiernan siempre agitan la misma amenaza.:
pobre cuerpo despedazado,
que la ciudad, desunida, caerá en manos del extranjero.
para aterrorizar a los nuestros.
Nosotros inclinamos la cerviz y les ofrecemos
CREONTE :
víctimas. Es entonces cuando la ciudad, debilitada,
A nadie que estime
cae en manos extranjeras y. Se convierte en rico botín.
su propia vida le aconsejo que
CREONTE:
haga suyas estas palabras.
¿Te atreves· a decir que yo entrego la ciudad
ANTÍGONA:
al extranjero?
y yo os suplico que me ayudéis en mi aflicción:
ANTÍGONA:
ayudándome a mí os ayudaréis a vosotrOS mismos.
Ella misma se arroja en sus garras, al inclinar
Forque el hombre sediemo de poder .
la cerviz ante ti. Porque el hombre que inclina la cerVIZ
nunca podrá apagar su sed
no ve el peligro que se cierne sobre él.
y deberá beber cada vez más. Ayer fue mi hermano.
¡Sólo ve la tierra y ella, ay, 10 recibirá!
Hoy soy yo.
CREONTE:
CREONTE :
., te ayudara" .. . . Estoy esperando. ¡Injuria a la patria, desventu!ada,
¿Q Uleo
injuria a la tierra!
Los ancianos callan. ,
, ANTIGONA:
ANTIGONA:
Te equivocas. Fatiga y dolor, eso es la tierra.
Calláis, entonces aceptáis.
Ni ella ni la casa constituyen la patria.
Nadie lo olvidará.
La patria no es el lugar donde se vierte el sudor,
CREONTE:
ni la casa que se desmorona envuelta en llamas,
Ya véis que 10 que quiere
ni el sitio donde el hombre inclina la cerviz. No.
es dividirnos en nuestra propia casa.
Eso no es lo que el hombre llama patria.
ANTÍGONA:
CREONTE:
Reclamas la unión, pero vives de la discordia.
y a ti la patria ya no te llama su hija,
CREONTE:
ya no te reconoce. Te arroja de su seno;
¿Conque aquí vivo de la discordia
como a una cosa inmunda, que contamina todo,
y también sin duda en los campos de Argos?
que todo lo envilece.
ANTÍGONA:
ANTÍGONA:
Sin duda. Cuando se emplea la violencia
¿Quién es el que me arroja?
contra otros pueblos,
Desde que tú gobiernas, el número
también se recurre a ella
de hombres que habita en la ciudad
contra el propo.
ha disminuido, y seguirá disminuyendo.
CREONTE :
¿Por qué vienes solo?
Creo que con tu bondad no vacilarías en ofrecerme a los buitres.
Cuando partiste, erais muchos.
¿No importaría entonces que Tcbas, desunida,
CREONTE :
cayera en manos de un poder extranjero?
,Qué pretendes insinuar?
ANTÍGONA :

93
92

,, .

"


'"
ANTIGONA : a punto de partir y sabiendo que nadie quiere
¡D6nde e~t"n Jo~ mancebos y lO! hombre!!? volver 1\ verlo, Jc~truye con safia
¿Nunca má5 volved,n? el lecho hospitalario.
CREONTE: ANTfGONA :
¡Escuchad cómo miente! Todos saben que están en el campo Sólo tomé. 10 que es mío,
de batalla, y tuve que ocultarme para hacerlo.
para destruir los últimos restos del enemigo. CREONTE:
Por eso demoran su regreso. Sólo ves lo que te concierne,
,
ANTIGONA: pero el orden divino del Estado,
Sí, para cometer todos los crímenes. eso no lo ves.
•• Para sembrar el terror y para que sus padres
,
;

no los reconozcan cuando, finalmente,


ANTIGONA:
Tal vez sea di vino, pero preferiría
,, sean derribados como animales feroces. que fuera humano,
CREONTE: Creonte, hijo de Meneceo.
,, ¡Ahora blasfema y ultraja a los muertos! CREONTE:

·
ji,
•<
ANTÍGONA:
Hombre estúpido, es inútil tratar de convencerte.
¡Véte ya! Te has convertido en nuestra enemiga
y también serás la enemiga de los q':le moran abajo,
n
,

Los ANCIANOS:
Oh, desgracia, el dolor la hace delirar.
como ese cobarde que fue despedazado
l es el enemigo de. ellos.
1 No tengas en cuenta sus palabras.
, ANTÍGONA:
.'• CREONTE: ¡Quién sabe! Tal vez allí rijan otras leyes.
¿Acaso he callado alguna vez CREONTE:
el precio de la victoria? ., ,
Aun muerto, el enemigo Jamas sera un amigo.
Los ANCIANOS : ANTÍGONA:
¡Pero tú, insensata, no olvides en tu dolor Es verdad. Pero yo no nací para odiar, sino para amar.
la gloriosa victoria de Tebas~ CREONTE:
CREONTE: Vé entonces a amar a los que están bajo la tierra,
¡Ella no desea que el pueblo La gente de tu especie nada tiene que hacer aquí.
de Tebas ocupe los palacios de Argos! Entra lJmena.
Preferiría ver a Tebas en ruinas. Los ANCIANOS:
ANTÍGONA: Aquí viene Ismena, la hermosa Ismena,
Sería mejor para nosotros estar en medio amante de la paz.
de las ruinas de nuestra dudad, sería más seguro El llanto enrojece su rostro acongojado.
que ocupar contigo las casas del enemigo. CREONTE:
CREoNTE: Ah, tú, que sigilosa te deslizas por la casa
Por fin lo ba dicho, y vosotros lo babéis oído. como una víbora. He criado a dos monstruos,
No respe.1a ley alguna, como el huésped que, dos v{boras gemelas. Acércate y respóndeme:
94 95
¡participaste en el entierro? F,lIé • In lealtad que debia.
te
~() erc~ inocente? Ahora, ya nada soy para ti, ¿verdad?

ISMENA: ANTIGONA:
Si mi hermana consiente, sí. soy culpable, No desesperes. Tú vives. Mi alma, en cambio, est.l mucrta.
Participé en el hecho y acepto el castigo. Lo único que anhelo es servir a los muertOs.
ANTíGONA: CREONTE:
No lo consiento. Ella no quiso ayudarme. Os digo que estas mujeres están locas,
Yo no la llevé conmigo. una desde hace un rato,
eREONTE: la otra desde siempre.
¡Deddidlo entre vosouas! ¡'MENA:
No voy a detenerme en nimiedades. No puedo vivir sin ella.
ISMENA: CREONTE:
No me avergüenza la desdicha de mi hermana No se hable más de ella. Ya no exiSte.
y le pido que acepte compartirla conmigo. ¡,MENA:
ANTíGONA: la que vas a matar es la prometida de tu hijo.
Por los que moran en las profundidades subterráneas CREONTE:
y son testigos de nuestras acciones: Hay otros campos donde se puede arar.
no quiero a la que s610 ama de palabra. Prepárate a morir. Pero quiero que sepas
No siempre el corazón está dispuestO a rebelarse, cuándo será: ¡cuando Tebas, embriagada de gozo,
pero tal vez lo esté para morir. se disponga a celebrar, con danzas báquicas,
No intentes, en una muerte común, la victoria! llévate a estas mujeres.
compartir mi suerte, Mi muerte bastará. El guardia Jale con .las mujeres y entra en la casa. Creont8
ISMENA: ordena a su guardaespaldas entregar la cspada.
Muy severa es mi hermana, pero te amo. UN ANCIANO (recibiendo la espada):
Faltando tú, ¿a quién podría amar en la tierra? Tú que te aprestas a celebrar la victoria,
ANTíGONA: no pisotees demasiado el suelo,
Ama a Creo me. Yo os abandono. liD 10 pisotees allí donde florece.
ISMENA: Oh, poderoso, aquel que te ha irritado,
¿Te complaces acaso en hacerme sufrir? haz que te alabe.
ANTíGONA: OTRo ANCIANO (e1ltr8ga a Creonte la máscara de Baco):
Quizás yo también sufro, quizás No Jo precipites tan bajo
quiero reservar para mí todo el dolor. que termines perdiéndolo de vista.
¡SMENA: Porque cuando ha llegado al fondo,
Lo que te propuse sigue en pie. el que no tiene nada, nada teme.
ANTíGONA: Liberado de toda vergüenza,
Está bien. Pero ya tomé mi decisión. aterrorizado y terrible,
ISMENA: el que fue abandonado y rechazado

96 97
~e yergue. Libre ya de 5U5 arndun15, ocupada solamente en as~nto5 personales.
recuerda 5U antigua vida y se rebela. ¡Y qué asuntos! .
Los ANCIANOS: HEMÓN:
Muchas veces, una pequeña causa basta Sin embargo, ese asunto me trae y deseo
para colmar l. medida. El sueño de los hombres agotados que no disguste al padre
y sin edad no dura siempre. la voz familiar de aquel que de él desciende
El tiempo de la miseria ciega tiene un fin. cuando informe al soberano acerca de
Lentas y fugaces, ~s desagradables rumores que circulan.
las lunas suceden a las lunas CREONTB:
y la desdicha aumenta sin cesar Ciertamente, el que engendra hijos insolentes
y se extingoe la última luz que alumbraba ";10 habrá engendrado para sí grandes disgustos
a la última ralz de la estirpe de Edipo. r, para sus enemigos, motivo de regocijo.
Los grandes edificios, cuando se .derrumban, Los platos amargos irritan el paladar;
arrastran en su caída a todo lo que les rodea. ~ mejor es, pues, suprimirlos.
As!, cuando los furiosos vientos de Tracia HBMÓN:
eocrespan las aguas tenebrosas y saladas del mar Póntico Muchas son las cosas que diriges. Pero si prefieres
y atacan a una simple cabafia, escuchar sólo palabras complacientes
Se agitan los abismos submarinos, se levantan las arenas ro pierdas el tiempo. ¡Como un hombre
que el viento dispersa, y toda la coSta, que ya no quiere manejar el tim6n,
bajo el embate de las olas, gime y se lameota. suelta el velamen y navega a la derival
Aquí llega Hemóli, el mis joven de tus hijos. Ante tu solo nombre el pueblo tiembla.
Su rostro sombrío denota el pesar Si se avecinara el· mis terrible temporal
de perder a la joven Andgona " informarfan, a lo sumo,
y de ver frustrada su boda. que sopla una leve brisa.
Ent'tI H emón. Peto los lazos de parentesco tienen la ventaja
CREONTE: de permitirnos actuar con desinterés y sin temor.
Hijo, según dicen algunos, Lo que se nos adeuda más de una vez no lo reclamamos,
vienes ante mI por amor a esa muchacha, ""O a veces podemos olr la verdad de boca de un pariente,
y no es al soberano a quien quieres ver, pues, viniendo de él, dominamos la ira,
sino al padre. Si asl fuera, que es mala consejera.

vIenes en vano. El valiente Megareo, mi hermano,
A mi regreso de la batalla, ha combatido en Argos y aún no ha vuelto.
en la que obtuvimos la victoria A mi me corresponde, pues, hablar.
gracias al sacrificio de los que derramaron su sangre, Debes saber que en la ciudad
encontré a ésa, y sólo a ésa, en toda la ciudad, "ina un profundo malestar.
en flagrante delito de desobediencia, CREoNTB:
renegando de .nuestra victoria, y tú debes saber que si los míos se corrompen
98 99
seré como un hombre que alimenta a sus propios enemigos. "No estés tan seguro,
Enemigos indecisos, que no se conocen, observa -a tu alrededor,
que no logran reagruparse, acepta lo que dicen los otros,
y que están desunidos hasta en el descontento: habla su idioma."
éste se queja de los impuestos, Como si el que gobierna
aquél del servido militar. pudiera conducir tantos cuerpos
Gracias a mi autoridad y al poder de la espada a una meta comúf'"
yo los mantengo unidos y al mismo tiempo separados. con un oído cobarde y tembloroso.
Pero si hay una vacilación Los ANCIANOS:
entre los que gobiernan, si éstos Querer imponer un castigo cruel
se muestran indecisos y desunidas, exige muchos esfuerzos.
entonces cualquiera estará pronto CREONTE:
para tornar las riendas que se les han escapado Conducir el arado y levantar la tierra
de la mano. Hablo, pero quiero oír al hijo, también exige esfuerzos.
al que yo he engendrado, Los ANCIANOS:
al que he puesto al frente de mis mejores hombres. Pero una orden indulgente con poco esfuerzo logra mucho.
HEMÓN: CREONTE:
Ante todo es preciso respetar la verdad. Hay órdenes de todo tipo.
¿No se dice acaso: Mas ¿quién las da? Eso es lo imponante.
la palabra es un hierro impuro HEMÓN:
que es necesario templar en el yunque de la verdad? Aunque no fuese tu hijo, diría: tú.
A aquella que quiso salvar o CREONTE:
de los perros hambrientos '1 y aun si me fuera impuesto dar órdenes,
el cuerpo del hermano, ¡ lo harfa nuevamente a mi modo.
la ciudad la aprueba. O HEMÓN:
Mas no por eso deja de reprobar A tu modo, siempre que el modo sea correcto.
el proceder del muerto. CREONTE:
CREONTE: Ignorando lo que yo sé, ¿cómo podrías juzgar?
No es suficiente. Para mí es" es debilidad. (Eres mi amigo, sea cual fuere mi actitud?
No basta que lo que está podrido HEMÓN : •
sea separado del cuerpo. • Quisiera que actuases de tal modo
No. es preciso proclainarlo públicamente, que pudiera ser tu amigo;
para que quienes se dejan corromper que no di jetas que sólo tú
lo sepan de una vez por todas. tienes razón y ningún otro la tiene.
Mi mano mostrará que es implacable. Porque el hombre que cree poseer
Tú, sin embargo, que nada sabes del asunto, una inteligencia, una elocuencia, un talento superiores

propones mgenuamente: \ los de todos los demás,
\
100

'" 101


cuando penetramos en lo m:ls hondo de su ser, que lo que te propones .1 preparar ya el festín de la victoria
descubrimos que está wwlmt:ntc vacío. es Ja. ~Iiminaci6n sangrienta
Pero el hombre que no teme aprender de todos los que una vez despertaron tu cólera.
de los Otros y n.o se obstina en sus juicios, CREONTB:
ése es un sabio y no tiene por qué avergonzarse. ¿Quién te lo ha dicho? Revelándolo tendrás mucho más mérito
Cuando los torrentes, engrosados por las tempestades, que siendo el portavoz de aquellos
se precipitan, los árboles que se doblegan que confian sus sospechas de modo harto sospechoso.
conservan sus ramas y reverdecen bajo el calor del sol. HEMÓN:
Pero aquellos que se resisten Ol.ídalos.
son arrastrados por la corriente. Los ANCIANOS:


También, cuando sopla el viento 'huracanado, Dicen que 'amás preciada virtud
la embarcación que no quiere arriar sus velas de los que mandan es saber olvidar.
zozobra, y termina por hundirse. Deja que lo pasado
Los ANCIANOS: siga perteneciendo al pasado.
Cede, cuando los dioses intervienen. CRBONTll:
Aquí estamos, vacilando, nosotros que somos humanos; · Soy demasiado viejo para olvidar
concédenos ese cambio ron facilidad. Pero, si yo te lo pidiera,
,, . y vacila con nosotros.
CREONTB:
ino podrías olvidar a aquella
por la que tanto te expones?
y que los caballos guien el carro Porque todos los que desean mi ruina murmuran
en lugar del cochero. ¿Es eso lo que queréis? que tú eres el cómplice de esa mujer, su defensor.
HEMÓN: HEMÓN:
Cuando husmean el hedor de la carroña Defiendo la justicia donde sea.
que asciende del muladar, CRBONTB:
los caballos podrían encabritarse, SI, y donde sea fácil escapar.
espantados por el lugar adonde HEMÓN:
se los quiere conducir por la fuerza, Me ofendes, pero no por eso
y precipitarse en el barranco dejaré de temer por ti.
con carro y cochero. CRBONTE:
La amenaza que se oculta en la paz Temes que tu lecho permanezca vacío.
preocupa ya a la ciudad en la guerra . HEMÓN :
y la llena de inquietud. Esto es lo que yo llamaría una estupidez,
CREONTB: si no proviniera de mi padre.
Ya no hay guerra. De todos modos, CREONTB:
gracias. por la informaci6n. y. yo diría que lo que has dicho es una insolencia,
HEMÓN: SI no proviniera del esclavo de una mujer.
Algunos me han confiado;' y muchos lo sospechan, HEMÓN:

102
103
Los ANCIANOS:
Prefiero ser esclavo de una mujer que esclavo tuyo.
Veo ante mí como un montón de nubes blancas.
CREONTE:
Por fin Jo has confesado Ha llegado la hora en que la hija de Edipo,
y ya no puedes retractarte. en su habitación, se prepara para su último viaje
HEMÓN: y oye, en la lejanía, a Baco . .
Ni pienso hacerlo. Tú pretendes decir todo lo que quieres El dios llama a los suyos, y nuestra ciudad,
y no escuchar a nadie. sedienta de placeres, le responde
CREONTE:
con alegre frenesí.
, , Grande es la victoria e irresistible Baco
• Así es. Ahora vete, y no te presentes mas
•" • • cuando se acerca a los hombres atorm entados
ante mI VJsta. Lleváos de aquí a esta ralea, y pronto.
\ y les tiende el licor del olvido.
¡ HEMÓN:
Me voy, no tiembles: Lejos arroja la ciudad el mamo de luto que cosía
ya no verás a nadie erguirse ante ti. en honor de sus hijos, y corre :l embriagarse
• en la orgía báquica.
••
1; . Hem6n Jale.
Los ANCIANOS: Los ancianos toman las mascaras de Baco.
Señor, el hombre que acaba de partir, iDio~ de los placeres carnales, dios
temblando de cólera, eternamente vencedor! Tú siembras la dbcordia
es tu hijo menor. entre los que están 1ig::tdos por la sangre.
CREONTE: Nadie puede rechazarte) porque el hombre
No por eso salvará de la muerte a las mujeres. que ose hacerte frente está perllido de antemano:
Los ANCIANOS: bajo tu influjo pierde el dominio ·de sí m.ism~,
¿Acaso piensas hacer morir a ambas? se debate bajo el yugo de la autoridad
CREONTE: .y te prepara nuevas cervices,
• A la que no intervino, no. Tienes razón. ese hombre que ya no teme el soplo cálido

Los ANCIANOS: de las minas de sal, ni el frágil barquichuelo
• y a la otra, ¿qué muerte le preparas? sobre las olas negras y agitadas. i Dios de los deseos de. la carne
CREONTE: Dios siempre vencedor! Tú mezclas
Mientras los míos muevan los pies cadenciosamente las diferentes ra;:as y las sometes a tina misma ley.
al ritmo de las danzas báquicas, Pero tu brazo no (onoce la violencia
la culpable será conducida ~ ~a agreste quebrada ni está hecho para devastar la tierra. Pacífico,

donde no existe rastro de vida humana está unido desde los crfgenes
y será encerrada viva en el fondo de la roca, al destino de las grandes alianzas.
. con el mijo y el vino que se debe a los muertos, y pacíficamente te acompaña
como si ya estuviera sepultada. la belleza divina.
Así 10 dispongo, para que la deshonra Entra Antígona, conducida por el guardián " 1eguida pot
no caiga sobre la ciudad doncellaJ.
Cr~onte sale hacia la ciudad. UN ANCIANO:
.. 105
104



Peto .hull yo rnhmo pierdo Los ANCIANOS:
la serenidad y no puedo contener Cuando se d~fla "¡tI poder,
l.,
el fluir de "grim ... ~5te no puede ceder. Para rl,
el hombre que sólo obdece a su ira e5 un h9mbre corrupto.
Antlgonll va a r~cibir

las ofrendas fúnebres: ANTlGONA :
e! mijo y el vino. ¡Oh, padre mío! ¡Oh, madre infeliz!
lINTíOONA: Hacia vosotros voy ahora, maldita,
Ciudadanos de la patria, sin h?her conocido la dicha del himeneo.
miradme emprender mi último eammo ¡Oh, hetmano mio,
y contemplar por última vez qué dulce era vivir a tU lado!
la luz de! sol. Tú ya no existes. Yo vivo todavía,
¿Es cierto que nunca lo volveré a ver? y voy a reunirme contigo en las tinieblas.
El dios de la muerte, UN ANCIANO (pone frente 4 Amigo"" una btmdeia con
que a todos nos abrazará ~lguna vez, m'io):
me ,onduce viva a las riberas del Aqueronte. Dánae, encerrada tfaS rejas de hierro,
No habrá bodas para mí, se vio privada de la luz del cielo,
r;i cantos nupciales, porque prometida soy y sumida en la oscuridad
J el Aquerome. debi6 sufrir pacientemente.
'.OS ANCIANOS: Era no obstante de encumbrada estirpe,
7ero te diriges a la morada de los muenos. y para fecundarla el divino Zeus
.,;;ompañada de loas y de gloria. se rrocó en lluvia de oro.
No has sucumbido a la enfermedad que consume Ella, contando el fluir de las horas,
a la afrenta del hierro que esclavi.za.
t'!i esperaba el momento del alumbramiento.
Por propia voluntad, libremente, ANTíGONA:
desciendes viva' al nlundo de los muercos. Penosa fue, según dicen, la muerte,
ANTíGONA: en la cima del monte Sípilo,
¡Ay! iSe burlan de mí! de aquella que venía de Frigia
¡De mI, que aún no estoy muerta, y era hija de Tántalo.
de mí, en quien aún alienta la vida! Su cuerpo se volvió rugoso
¡Patria mía, y VOSOtros, hombres poderosos de mi ciudad! y, cual la hiedra, abrazó a la eterna roca.
Algún día daréis testimonio Cuentan los hombres que el invierno
de estas crueles leyes que me arrojan jamás la abandona
a UDa caverna bajo tierra, tumba insólita, y hace brotar de sus ojos
sin que puedan llorarme aquellos a quienes amo. lágrimas de límpida nieve.
No seré compañera ni de 1.. sombras Los dioses me preparan la misma rumba.
ni de 10s mortales, en eSe lugar UN ANCIANO (c%ca frente a Anllgona *114 ;iIN'a d. vino) :
(londe no reina ni la vida ni la muercc. Pero dla era de origen divino

106 107
y dio~a a su vel,
ninguna fortaleza puede eludirla.
N()~mro,. ~n cnmhjo, ,'mmo:'! Illortlllc:'!
ANTfooNA :
e hijo", de mortales.
Os suplico, no habléis del destino.
Es cierto que sucumbes,
Yo lo conozco. Hablad de él,
pero con dignidad, como mueren
del hombre que, siendo yo inocente, me condena.
las víctimas divinas.
¡A él preparadle un destino!
ANTÍOONA:
¡Ah, infortunados, no creáis que podréis evit~rlo!
Os lamentáis, como si ya estuviese muerta.
Otros cuerpos, destrozados,
Alzáis los ojos hacia el cielo azul
yacerán sin tumba, por millares,
y no osáis mirarme al rostro. Sin embargo,
en torno de aquel que no tuvo sepultura.
realicé un acto sagrado,
Vosotros que empujáis a Creonte
para cumplir un deber sagrado.
a llevar la guerra a tierra extraña, sabed
Los ANCIANOS:
que ganará aún muchas batallas,
El hijo de Driante proferla
mas la última os devorará.
furiosas imprecaciones contra el rigor de su suerte,
Vosotros clamáis por el botín,
y fue encerrado por Dionisos
pero los carros que regresen
en una prisión de piedra.
no vendrán rebosantes sino vacíos.
Enloquecido y titubeando en las tinieblas,
Pienso en lo que habréis de ver
el hombre de palabra insolenre
y os compadezco.
aprendió a conOCer al dios.
ANTÍGONA: ¡Oh, Tebas, patria mía! .
¡Fuentes dirceas que manáis en estas suaves <::olinas
También vosotros deberfais tener en cuenta
las imprecaciones contra la suerte por donde pasan los carros de la guerra!
¡Oh, praderas!
y tomar ejemplo, en vez de lloriquear,
.
" CIegos. Me oprime la garganta pensar
vosotros que estalS
Los ANCIANOS : en lo que os espera.
Junto a las rocas calcáreas, allí
,Tú diste el ser a monstruos
donde van a morir los dos mares,
yen polvo te convartirás.
a la orilla del Bósforo Decid a los que pregunten por Amlgona
y cerca de la ciudad, que la habéis visto buscar refugio en la muerte.
el dios de la Guerra vio Antlgona parte con el gtuWdián.
Los ANCIANOS:
cómo la lanza perforó los ojos
de los dos hijos de Fineo. Volvió la espalda y salió con paso firme,
Oscuridad tremenda reinó luego como si fuese ella quien conducía al guardián.
en las órbitas de esos ojos de águila. Cruzó la plaza, en la que ya
La fuerza del destino es infinita. se levantaban las férreas columnas de la victoria.
, .
Ni la riqueza, ni el eSpltltu guerrero, •
Apretó · el paso, y desapareció.
Pero eUa también habla probado
108
109

,,•
,r..-
,
el pan cocido en los hornos oscuros. Quien levanta el pie demasiado alto
Tranquila y segura permaneda a la sombra no puede evitar la caída.
de las torres que encerraban desgracia, sin una protesta, No vayas a chocar tampoco contra jas columnas
hasta el día en que la sangre de la victoria. iLa ciudad grita victoria,
volvió a derramarse en el hogar de Lábdaco. la ciudad esrá llena de loros!
Manos ensangrentadas El ciego sigue al que ve,
repartieron la muerte entre los suyos mas al que no ve le sigue alguien más ciego aún.
y éstos no la recibían CREONTE (que lo h~ seguido haciéndole burla) :
sino que la arrancaban. ¿Qué pasa, qué murmuras, vjejo decrépito,
i Sólo después la hallarnos, respectó de la guerra?
temblando de ~ólera, TIRESIAS :
consagrada al bien! Digo que tú, loco,
El frío glacial la despertó. danzas antes de la vinaria.
Pero hasta tanto no se agotó CREONTE:
el último resto de paciencia Viejo obstinado, tú ves lo que no existe,
.'
y no se hubo consumado pero las columnas erigidas
el último crimen, a tu alrededor,
la hija de Edipo el ciego ésas no las ves.
no arranc6 de sus ojos T1RESIAS :
1& venda corroída por el tiempo - No las veo. Y nada perturba mi razón.
para contemplar el abismo. Por ello vengo, amigos míos.
Ahora Tebas, también ciega, Porque a las hojas verdes del laurel
danza y se embriaga tampoco las reconozco hasta que,
con el licor de la victoria, secas, crujen llevadas por el viento.
ese licor preparado con cientos de hierbas, O bien cuando las muerdo y siento un gusto amargo,
en las tinieblas. y digo: t'S el laurel.
Aquí llega Tiresias, el adivino ciego. CREONTE:
¿Vendrá a traernos noticias alarmantes? Las fiestas no te placen. Cada vez que celebramos alguna
¿Que la discordia reina en la ciudad, nos hablas de cosas horrendas.
y está a punto' de estallar la rebelióo? TIRESIAS:
Enlra TÚ'esias, llevado de la mano p01' un niño y Ieguido Es que he visto cosas horrendas. Escuchad cuáles son
de ereonle. los presagios sobre la suerte de Tebos, ebria
TIRESIAS: de una victoria prematura, y ensordecida
Despacio, hijo, despacio, camina. pot el inmenso clamor de las rondas báquicas.
sin seguir el rirmo de la danza. Estaba yo sentado en el sitio donde se reúnen las aves
Tú eres el gula. Mas el que gul. cuando, de repente, resonó en el aire
no debe seguir a Baco. un rumor terrible.

110 111
Atacándose con sus garras, sufrir una muerte miserable,
las aves rapaces se desgarraban entre sí. cu,ndo de sus bocas salen palabras indign ..
Atemorizado, corrí hacia los altares para obtener una ventaja.
y los hice encender a toda prisa. TlRESrAS:
No hubo uno solo que dicra una llama alta y clara. Soy demasiado viejo para interesarme
Sólo se elevaba un humo que 0lía a grasa rancia y en lo poco de vida que me 'resta.
, la carne de los muslos chirriaba dejando los huesos C'EONTE:
- [al descubierto, Nadie es tan viejo
,
Los ANCIANOS: que no desee envejec,er un poco mas.
¡Mal presagio en día de victOria! Ti'ESIAS :
TIRESIAS: lo sé, Y sé aún algo más,
He aquí el sentido funesto los ANCIANOS:
de esos desórdenes incomprensibles. Habla, Tire$ias.
,
1 Tú, Creonte, eres el culpable Señor, escuchemos al adivino.
del mal que aqueja a la ciudad. C'EONTE:

,
,.,
, ,, Porque los altares y los hogares fueron profanados
por ,los perros "y las aves de rapiña, que se saciaron
Habla, dí lo que quieras, pero déjate de regatear.
Lo~ arlivinos aman el oro.
1,

r. ".,,
., "
,
"

,
con el cadáver del hijo de Edipo.
Por c110 ya no se oye a una sola ave He o.fdo decir que los tiranos suelen ofrecerlo.
cuyo gritO sea un presagio de felicidad. ClmONTE:
r Todas han comido la grasa de un hombre muerto. Cuando se es ciego,
., ' .
, ¡Semejante humo no es grato a los dioses! ~ muerde la moneda y se dice:
" ,,
es de buena ley.
.
..,,
, i Inclínate ante el muerto,

,'1 ante el que ya no existe!


CREONTE:
TlREsrAs:
Guárdate tu oro,
, ¡Tus pájaros, anciano, vuelan según tu conveniencia! I porque en la guerra nadie sabe qué podrá salvar:
,
i! Lo sé. También volaron para mí su oro, sus ~i jos, su poder . ..
,, y tal como me convenía. No soy del todo lego CREONTE:
,
, en el negocio y en el arte de la adivinación: La guerra ha terminado.
no soy avaro. Llena tus cofres TrRESIAS:
•,
, con el :l.mbar de eerdeóa y el oro de la India, il?e verdad? ¿Puedo hacerte una pregunta?
mas has de saber que no haré sepultar a ese .cobarde, Ya que, como tú dices, nada sé,
¡
y que no terno las amenazas del cido. "ngo que preguntar. Afirmas que no puedo ver el futuro.
J,
Bien sé que ningún hombre vuelvo, pues, hacia el pasado y el presente.
tiene poder sobre los dioses. ésta, al final y al cabo, una manera
Pero también sé que los morrales, mostrar mi habilidad de adivino,
,>un los más poderosos, pueden I.nHlqtlte rn verdad lo que yo veo
,

H2 113
es lo que cualquier niño puedt vtr. maldades y actos insensatos?
Las columnas de .Ia victOria ,son muy delgadas, CREONTB:
muy poco bronce contienen. Yo digo: ¡CanaUa! ¡Juegas un doble juego!
¿Es porque se fabrican aún muchas espadas? TIRESIAS:
Se cosen pieles para el ejército. Yo digo: Como tu manera de decir las cosas.
¿Se lo prepara para pasar un nuevo otoño? ¡Feor sería decirlas a medias!
Se pone a ~ecar pescado: ¿es que debemos esperar Ya tengo la respuesta y esta respuesta
[una campaña de inviernoi tiene doble sentido: quiero decir
Los ANCIANOS:
, que nada se me ha contestado.
, Eso era antes de la victoria. Suponemos Sumo cero más cero
que todos esas preparativos se han detenido, y digo: cuando las cosas van mal
¡ -~
que los carros del botín llegarán de Argos se pide a gritos un gran hombr~.
;• , cargados de bronce y de pesCado. )!ste acude y se produce la ruina.
TIRESIAS: la guerra ya no puede detenerse y va de mal en péor.
1
Hay guardias a montones; nadie sabe El pillaje Ueva al pillaje,
,~''
I '
.
si lo que custodian es mucho o poco. el rigor incita al rigor.,

~. , En tu casa, en vez de perdonar, el exceso exige el exceso, .
rj: ' como es habitual después de un negocio afortunado,
reiná un gran desacuerdo.
y fi""lmente no queda nada.
Yo he mirado hacia atrás y a mi alrededor.
Se dice que Hem6n, tu hijo, Vosotros mirad hacia adelante y temblad.
,,I se marchó trastornado de tu casa Guíame, bijo mío.
I. porque. ordenaste que arrojaran a Antígona, Sale T wesia.r, guiado por el niño.
l"¡ su prometida. al fondo de una roca. Los ANOANOS:
,
Lo ordenaste porque ella Señor, si mis cabellos no hubiesen sido blancos,
quería sepultar a Polinice, a quien diste muerte lo serían ahora.
cuando se rebeló contra ti, Ese hombre ha dicho cosas terribles,
porque tu guerra pero más terribles
le arrebató a su hermano Etéocles. son las que ha callado.
Cruelmente, te has enredado en tu crueldad. CREONTE:
Como el oro no me ha estupidizado por completo, Entonces, ¿por qué preocuparse
te hago una segunda pregunta: por lo que no se dijo?
¿Por qué eres tan cruel, Creonte, Los ANCIANOS:
hijo de Meneceo? Creoote, hijo de Meneceo,
Vaya ayudarte a responder: ¿cuándo regresarán los varones
¿Es quizás porque te falta bronce para tu guerra? a esta ciudad desprovista de hombres?
¿Qué hecho cometiste, qué locura o maldad, Creonte, hijo de Meneceo,
que ahora te obliga a seguir cometiendo ¿cómo va la guerra en la que estás empeñado?

114 115
CREONTE: que sólo saben gritar y llenarse eJ estómago,
Ya que ese hombre, insidiosamente, que viven de la discordia
sac6 a relucir la cuestión, os digo: y que, en la plaza del mercado,
la guerra a la que la aviesa Argos. gritan porque se les paga
nos ha arrastrado, no ha concluido o porque no se les paga.
ni anda bien. Hoy vuelven a vociferar
Cuando proclamé la paz, f lo que dicen es inquietante.
poco faltaba para concluir . Hijo de Meneceo, ¿no has emprendido
.Lo poco que faltaba, faltaba por la traición uoa acción demasiado arriesgada?
de Polinice. CREONTE:
Pero él y la que lo lloraba Cuando me puse en marcha contra Argos,
," , .
han' si"dó castigados. (quién me 'envió? Por vuestra indicación,
Los ANCIANOS: el metal de la espada
Tampoco eso ha concluido. fue a buscar el metal de la montaña.
Porque se ha alejado de ti Porque Argos es rica en metal,
aquel que guiaba lo mejor de tu ejército, Los ANCIANOS:
Hcmón, el menor de tus hijos. y también en espadas, según parece.
CREONTE: Más de una vez escuchamos informes alarmantes,
Ya no lo necesito. pero los desechamos porque confiábamos en ti.
Que permanezca lejos de mi vista Nada tomamos en cuenta,
y de la vuestra aquel que me abandonó nos tapamos Jos oídos por miedo a tener que temblar
por una mezquina historia de ?-Icoba. y cerramos los ojos cada vez
Aún combate para mí que apretabas las riendas con más fuerza.
mi hijo Megareo, Una vez más, es necesario, será la última,
arrojando sobre las temblorosas murallas decías, una batalla más. Pero ahota

de Argos, comienzas a regatear con nOSOtros
en incontenibles ~taques, igual que con el enemigo. Tu crueldad
a la juventud rebana. te hace llevar una doble guerra.
Los ANCIANOS: CREONTE:
No es inagotable esa juventud. ¡La vuestra!
Creonre, hijo de Meneceo, Los ANCIANOS:
siempre te he:tnos seguido. El orden reinaba iLa tuya!
en la ciudad. Nos protejías de los enemigos CREONTE:
que nos atacaban en nuestra propia casa, Cuaedo Argos haya sido vencida,
de esa gente rapaz que nada posee \'olverá a ser la vuestra, ¿no? ¡Basta!
y que sólo sirve para hacer la guerra. Los discul'5Os de la rebelde os desquiciaron
y redujiste a silencio a todos esos charlatanes r habéis tomado partido por ella.

116
117



•·
tus ANCIANOS : Los ANCIANOS:
1... "M"'.tl" UlflI" .J" "lid" d dCltl'dlU IJ61t1111uI, t.!elvruturaJo,
de sepultar al hermano, ,ntes que perezcan todos.
CRRONTE: CRPONTE:
El comandante tenía sin duda el derecho ¿Con las manos vacías?
de castigar al traidor. ¡Esa orden tendréis que confirmarla
Los ANCIANOS: bajo juramento!
Invocar un derecho contra otro Los ANCIANOS:
con la intenci6n de oprimir ¡Con las manos vacías, o sin manos,
nos arrojará al abismo. llama a todos los que aún viven!
, CRRONTB:
La guerra cr:ea un nuevo derecho.
CREONTE:
!, Cienamente, no bien Argos haya caído, los llamaré.
Los ANCIANOS: Mi primogénico, Megareo, os los traerá.
Pero vive del antiguo. Mas tened cuidado de que las puertas
, y si no se le da el alimento qtle nec~ita, no sean demasiado ha ¡as y
,

se devora a sí misma. que no convengan solamente a los hombres pequeños.


amONTE: Porque esos hombres de gran talla
, JOS hartáis de carnc,
• • serían capaces de echar abajo con sus espaldas
pero el sangriento delantal el pOrtón de un palacio aquí,
del carnicero os repugna! la puerta de l. cámara del tesoro allá,
Os he dado madera de sándalo ¡Podrla ser que la alegría de veros
•, para vuestras casas, fuera tan grande que, al estrecharos las manos,
,
y en ellas no penetraba el ruido de las espadas, os destrozaran las muñecas y os arrancaran los brazos!
¡Esa madera viene de Argos! y cuando en su ímpetu os estrechen contra
Hasta ahora nadie me ha devuelto sus corazas, ¡tened cuidado de que no os rompan las costillas!
las bandejas de bronce que he traído de .uf, pero Porque en ese día de gozo veréis
inclinados sobre eJlas~ os enfurecéis. más espadas desnudas que en los días infaustos
Criticáis mis crueldades de abatimiento y desesperación,
y os quejáis de mi dureza, Más de un vencedor titubeante
Estoy acostumbrado a una cólera mucho mayor ,ha sido coronado con cadenas
cuaodo no llega el bodn, y ha danzado con rodillas que flaqueaban,
Los ANCIANOS: Los ANCIANOS:
¿Hasta cuándo ,Miserable! ¿Nos amenazas con nuestros propios hombres?
Tebas estará privada de sus hombres? (Quieres acaso arrojarlos contra nosotros?
CRRO~TB: CREONTE:
Hasta que sus hombres Hablaré de eUo con mi hijo Megareo.
conquisten a la rica Argos.' Entra fm mensajero que viene del campo de batalla.
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,'
,
MIINSA)I!RO: caían sobre nosotros, llenas de agua hirviendo.
,Seiínrl Prf"r~ffI'~ pn," r('¡-¡hir 1111 Holpc terrible. 1.1.1 CI.!IIlS que aún se Inllntcnfun intactas eran incendiadas,
Soy memajero de infaustas nuevas. como si nadie pensara habitarlas algún día.
¡Detén los festejos! Muebles y utensilios se convirtieron en armas
¡Demasiado pronto creíste en la victoria! y pertre<:hos. Y tu hijo seguía empujándonos
Tu ejército ha sido derrotado hacia el centro de la ciudad,
por Argos y huye en desbandada. pero la dudad, devastada, se convirtió en twnba.
Tu hijo Megareo ya no existe. Destrozado, Todo estaba envuelto en llamas
y2.ce en suelo argiano. Tras haber castigado a Polinice y la humareda nos cegaba.
y ahorcado públicamente a muchos guerreros Huyendo del fuego y buscando al enemigo,
que desaprobaban tu proceder, . chocamos tebanos contra rebanos
volviste a Tebas. y nadie podría de<:ir qué mano abati6 a tu hijo.
Inmediatamente. Megareo, tu primogénito, La flor de Tebas, lo mejor de sus fuerzas,
lanzó a sus hombres de nuevo contra el "enemigo todo fue aniquilado. Tebas misma
sin darles tiempo para reponerse no podrá resistir mucho tiempo.
de sus pérdidas y de su fatiga; Por todos los caminos llega el pueblo de Argos,
apenas podían alzar conrra el pueblo de Argos con sus hombres y sus carros.
las armas aún empapadas en sangre rebana. Yo los vi. Y el que los ha visto
Muchos hombres volvían el rostro hacia Megareo, puede estar feliz de ser arrebatado por la muerte.
quien deseando inspirarles más temor que -el enemigo. ElmenJajero mI/ere.
los azuzaba quizás ~on demasi:tda rudeza. Los ANCIANOS:

Sin embargo, la suerte favoreció, al principio a los nuestrOS. ¡Ay de nosotros!
Basta empuñar nuevamente la espada CREONTE:
para tomarle gusto a la lucha, ¡Megareo! ¡Hijo mío!
y la sangre, Los ANCIANOS:
sea la propia o la .ajena, No pierdas el tiempo con lamentos.
siempre tiene .el mismo ajar, ¡RMoe a la guardia!
un olor que sube a la cabeza y embriaga. CREONTE:
Lo que no logra la valentía, ¡Reune a la nada! ¡Con un colador!
lo logra el temor. Los ANCIANOS:
Pero también importan el terreno, Tebas festeja embriagada la victoria
los pertre<:hos y los alimentos. en tanto que el enemigo se acerca
El pueblo de Argos, señor, recurrió a mil astucias. empuñando sus armas. •
Combatieron las mujeres y ayudaron los niños. Para engañarnos nos entregaste tu espada.
Desde lo alto de los techos comidos por el fuego, Acuérdate de tu Otro hi jo.
las ollas, en las que desde hada mucho tiempo ¡Llama ahora al más joven!
no se había cocido alimento alguno, CREONTE:

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ISI! ¡Hemón, 'mi hijo menur! 110 tendrán mañana, no ticnen hoy
¡Ven en nuestra ayuda, más que la piedra para reposar su cabeza.
que todo se desmorona! Otrora, dios de la Alegría, te sentabas al lado de los amantes
Olvida lo que dije, en las márgenes del Cócho
Cuando tenía todo el poder en mis manos y en los bosques de Castalia.
no era dueño de mis pensamientos. Entrabas en las fraguas y,
Los ANCIANOS: sonriendo, probabas con el pulgar
Corre a la prisión de piedra el filo de las espadas,
y suelta a la que cubrió el cadáver. Caminabas a través de Tebas
¡Deja a Antigona en libertad! al compás de cantos inmortales,
CREONTE: en aquellos días en que las calles estaban de 'fiesta.
Si lo hago, ¿me apoyaréis? ¡Ah, el hierro desgarra la mano que lo empuña
No exigisteis nada, pero habéis aceptado todo. y el brazo pierde su vigor!
También vosotros estáis comprometidos. La violencia exige un milagro
Los ANCIANOS: y la clemencia un poco de sabiduría. "
¡Vé! El enemigo tantas veces vencido
CREONTE: amenaza "ahora nuestros palacios
¡Hachas! ¡Hachas! y muestra a las siete puert~s
Sale Creonte. sus fauce~ erizadas de jabalinas" sangrientas.
Los ANCIANOS: No pattirá
¡Detened las danzas! hasta haberlas llenado con nuestra sangre.
Golpeando los cimbalos: Pero allí se acerca una doncella
Oh, dios de la Alegría, tú que eres el orgullo a través del torbellino de los fugitivos.
de los arroyos que Cadmos amaba, ven pronto Seguramente trae un mensaje
si deseas ver a tu ciudad por última vez. de Hemón, a quien el padre
Ven antes de que caiga la noche, puso al frente de la guardia.
aotes de que tu ciudad haya desaparecido. Entra Uná doncella mensajera.
Aquí vivías, dios de' la Alegría, MENSAJERA:
a orillas de las aguas heladas del Ismenos , ¡Oh, derrumbe imprevisto! ¡Oh, última espada,
en esta Tebas donde nacieron las Ménades. espada rota! Hemón ha muerto por su propia mano.
El humo del sacrificio, ese hermoso hur:rlo Yo lo vi. Lo que sucedió an,es
que se eleva por encima de los techos, te saludaba. lo sé de boca de los que fueron con Creonte
¡Ah! ¿Tendrás que ver las casas devoradas por las llamas a la pradera donde yacía el pobre cuerpo
el humo que asciende de Jos incendios, ' de Polinice, destrozado por los perros.
las nubes negras en el cieJo? Silenciosamente lo lavaron, y acostaron
Los que ya se creían ínsral?¿os sobre ramas frescas lo que quedaba de éL Luego,
por mil años en lejanas tierras erigieron cuidadosamente un. pequeño montículo
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,
,
de tierra patria. y lleva en sus manos
El rey, adelantándose a los otros, se acercó el bello resultado de su locura.
a la roca que encerraba la tumba. . Entra Creonte, llevando el manto de Hem6n.
Nosotras, las servidoras, estábamos en la puerta. CREONTE:
Una de nosotras oye gemidos Iacerames Mirad lo que traigo. Es su manto.
que vienen de la cámara subterránea. Creí que traería una espada.
\ Presta, corre a informar al rey. El se apresura Mi hijo ha muerto de una muerte prematura.
y la voz triste y quejumbrosa ¡Una batalla más y Argos habría sucumbido!
,,, llega a sus oídos, cada vez más nítida.
A pocos pasos de Ja roca lanza un grito
Pero el valor, la voluntad de luchar basta lo último,
• todo se volví6 contra roL
",• al ver el cerrojo arrancado del muro. Es el fin de Tebas.
B
· y con esfuerzo, como para convencerse, dice: Tebas debe morir, morirá conmigo,
,
,,
"Esa no es la voz de Hem6n, la voz de mi hijo." será aniquilada y abandonada a los buitres.
••
Ol¡edeciendo sus órdenes Es mi voluntad.
miramos en el fondo de la tumba y los vemos, e,eonle J¡JI. con las doncellas.
a ella, Antígona, ahorcada, Los ANCIANOS:
con una cuerda de lino en torno del cuello, Giró sobre sí mismó y se marchó.
y ~em6n, a sus pies, llorando la muerte de su prometida,
"
:::t. "
. la ruina d~ su amor, el crimen de su padr~.
llevando en sus manos una tela manchada de sangre,
lo que quedaba de la familia de Libdaco,
, El rey lo ve, se adelanta y dice : se dirigió a la ciudad
. "Sal, hijo mío, te.lo imploro de rodillas."

cuya caída era inminente.
\. Fríamente, sin contestar, el hijo clava en él la mirada. i Nosotros lo seguimos,

\\ ' En sus manos reluce la espada de dos filos, 10 seguimos en la muerte.


¡
y la vuelve contra el padre. Este, asustado, lo esquiva·· El puño que nos dominaba
y la espada se hunde en e! vacío. fue cortado para que no volviera a golpear.
El hijo, de pie y en silencio, lentamente, Pero aquella que vio y predijo todo
clava el hierro en s~ propia carne, sólo pudo ser una ayuda para el enemigo,
r cae sin pronunciar una palabra. eI enemigo que ahora nos exterminará.
El muerto reposa junto al muerto. El tiempo es demasiado corto y todo es destino.
El frío himeneo será celebrado en las cámaras Nadie puede vivir lo suficiente
de! mundo subterráneo. para conocer días felices, días fáciles,
Pero he aquí que llega el rey en persona. ·para soportar el crimen con paciencia
Los ANCIANOS : y adquirir sabiduría con la edad.
Nu.estra ciudad, tanto tiempo dirigida,
ha quedado sin guía. Está perdida .
. El tirano ha fracasado. Se acerca,
apoyándose en las mujeres,
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,
L

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