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1.

DIEGO DE VELÁZQUEZ → nació en Sevilla, España, en 1599, siendo uno de los


pintores más importantes del Siglo de Oro español y considerado como uno de los grandes
maestros de la pintura universal.

Comenzó su formación artística en Sevilla, donde estudió con Francisco Pacheco, un


reconocido pintor y teórico del arte hasta que en 1622, Velázquez se trasladó a Madrid,
donde fue nombrado pintor de corte por el rey Felipe IV. Durante su tiempo en la corte, pintó
numerosos retratos de la familia real y de la nobleza española, estableciéndose como uno
de los retratistas más destacados de su época.

Además de retratos, Velázquez también fue conocido por sus obras religiosas y por sus
escenas de género, como "Las Meninas" y "La rendición de Breda". Su estilo se
caracterizaba por su realismo y su habilidad para capturar la luz y la atmósfera en sus
obras.

Velázquez disfrutó de un gran prestigio durante su vida y fue nombrado pintor de cámara
por el rey en 1623. Sin embargo, su salud comenzó a deteriorarse en la década de 1640 y
falleció en Madrid en 1660.

Hoy en día, las obras de Velázquez se encuentran en museos de todo el mundo y su


influencia en la pintura posterior ha sido profunda. Es considerado uno de los grandes
maestros de la historia del arte y su legado perdura hasta el día de hoy.

Las obras de Diego Velázquez son principalmente de estilo barroco, caracterizadas por su
realismo, uso magistral de la luz y la sombra, técnicas pictóricas innovadoras y
composiciones cuidadosamente equilibradas. Velázquez es conocido por sus retratos
realistas y su habilidad para captar la profundidad psicológica de sus personajes. También
se le reconoce por su maestría en la representación de escenas de la vida cotidiana y de la
corte española.

En el Museo del Prado se


encuentran:
- La rendición de Breda o Las
lanzas (1635): retrata el
momento en que el general
español Ambrosio de Spínola
recibe la rendición de la
ciudad holandesa de Breda
en 1625. Influencia del Greco
al crear sensación de tumulto
con las lanzas y las picas. El
papel para mostrar la firma
(en blanco, super soberbio
porque todos sabían que era
su obra. Reutiliza personajes
ya hechos.
- Las Meninas (1656): considerada una de las
obras maestras de la historia del arte, esta
pintura representa a la infanta Margarita
Teresa de Austria rodeada de su séquito, en
un espacio donde también se encuentra el
propio Velázquez pintando el retrato. Los
demás personajes que se pueden identificar
son servidores palaciegos, también
denominados “las meninas”. Mediante su
ingenio, el pintor nos hace saber a quién está
pintando, Felipe IV y Mariana de Austria. Es
una obra compleja y enigmática que ha sido
objeto de numerosos análisis e
interpretaciones a lo largo de la historia del
arte.

- La fábula de Aracne o Las


hilanderas (1657):
numerosos escenarios
compuestos por un
Velázquez que nos quiere
contar la fábula de Aracne
desde otra perspectiva más
intelectual e ingeniosa.
Aracne, según Ovidio, era
una joven que tejía tan bien
que presumía de ello
continuamente e incluso
andaba diciendo por ahí que
lo hacía mejor que la diosa
Atenea. Harta de tanta chulería, Atenea se disfrazó de vieja y la retó a un concurso
para hacer el mejor tapiz y a la presumida Aracne no se le ocurrió mejor tema que
representar las infidelidades de los dioses. Atenea, ofendida, se quitó el disfraz y
decidió zanjar el asunto convirtiéndola en una araña. Es por ello que las arañas tejen
tan bien. Representa el taller de Aracne con la joven artista tejiendo con maestría
(de espaldas a la derecha) y la diosa disfrazada de vieja a la izquierda. Sabemos
que es ella por la pierna de adolescente que nos muestra. Al fondo, en ese segundo
escenario, Velázquez pinta de nuevo a los personajes frente a un tapiz (hasta
parecen formar parte de él). En él vemos representados los amores libidinosos de
Zeus, el papá de Atenea (en concreto el rapto de Europa). Es el desenlace de la
fábula y la diosa ya tiene sus atributos: armadura y muy mala hostia… Va a
transformar a la joven Aracne en araña, condenada a tejer eternamente. Tenemos
así varias escenas en una sola, varios juegos teatrales, varias representaciones,
varios conceptos en uno solo. Es un juego típico del Barroco. Velázquez deja la
escena de en frente poco iluminada y dota de más luz a la escena del fondo, para
crear un juego de miradas en el espectador y asegurarse de que captamos lo que
quiere decir.
2. FRANCISCO DE GOYA → Artista plástico polifacético que evolucionó desde el rococó al
romanticismo pasando por el neoclásico. Fue pintor de cámara de tres reyes y a la vez
cronista de su tiempo, un apasionado de la pintura como forma de expresión de la
naturaleza humana. Es conocido por su pintura de corte en la que comenzó haciéndose un
hueco desde que comenzó la realización de cartones para tapices en la Real Fábrica de
tapices de Santa Bárbara por recomendación de Mengs, componiendo estampas
cortesanas adaptándose al gusto del momento.
- Las majas (1790-1800): inspiración en Velázquez y La venus del espejo, pero esta
es una mujer real contemporánea a Goya. No se sabe exactamente quién es, podría
ser la amante de Godoy, Pepita Tudó. Cauó problemas a Goya en 1815 porque era
un desnudo erótico sin justificación iconográfica. Es una desnudez orgullosa, casi
desafiante, la maja mira al espectador directamente, con aire pícaro.

También es considerado como cronista de su época al verse sumergido en los múltiples


cambios y desastres en los que se vio sometida España como fue la ocupación francesa y
la subsiguiente Guerra de Independencia, viéndose envuelto en todas ellas ya que fue
aliado al régimen de José Bonaparte al seguir su labor como pintor de la Casa Real,
testificando las atrocidades y violencias de la guerra con sus grabados Los Desastres de la
Guerra o realizando una gran obra para Fernando VII por su ascenso al poder y no ser así
castigado por haber sido afín al régimen ya que era considerado un afrancesado.
- EL 3 de mayo en Madrid o Los fusilamientos (1814): En realidad Goya veía a los
franceses y sus ideas liberales como adelantados frente a las supersticiones y la
enquistada corrupción española. Por eso mantuvo una difícil postura ante la invasión
francesa, puesto que tenía esperanzas de que España sufriera cambios similares a
los de sus vecinos. fue testigo de la forma en que los franceses trataron a sus
compatriotas en mayo de 1808 (según parece vivió cerca del lugar) y en vez de
asegurar su puesto de pintor de cámara decide denunciar la barbarie de los
franceses en varios cuadros, entre ellos este. En febrero de 1814 los franceses son
expulsados de España y Goya pinta lo que había visto esa noche como homenaje a
las víctimas, consideradas ya héroes de la Guerra de la Independencia. Representa
así los más variados sentimientos: el valor, el miedo, la resignación, la
desesperación… Un héroe anónimo con los brazos en cruz, está vestido de blanco,
proclamando con ello su inocencia, y la luz de la lámpara cae sobre él, absorbiendo
toda la luz de la composición s franceses en cambio no tienen rostro, son una
máquina mortal monolítica

Hay un momento en el que su producción pictórica sufre un cambio drástico, pasando de


obras coloridas y luminosas a una interpretación vanguardista y de estética brusca que pasa
por la temática de las alegorías, el coloso y las naturalezas muertas, que tiene su máximo
apogeo en Las Pinturas Negras, con una paleta ya oscura con trazos poco definidos y
prolijos, envueltos en un aurea subjetiva y misteriosa. Son 14 obras, frescos, que decoraron
las paredes de la Quinta del Sordo, su casa de campo. El sufrimiento que le supuso su
condición le llevó desde su costumbrismo clásico a una pintura más creativa y experimental
que cambiaría tanto la temática como el tono de las obras hacia un mundo más pesimista.
Una libertad técnica y creativa absoluta, centrado en la emoción de sus protagonistas y el
éxtasis en las escenas que plasma.
Como se ha mencionado, el contexto es de suma importancia para comprender cómo han
surgido estas obras desde la mente del pintor, el cual se encontraba mentalmente
perjudicado por las pérdidas de su vida, las atrocidades de la guerra y las enfermedades
que persistieron hasta el día de su muerte.

A través de correspondencia a amigos cercanos se han podido observar atisbos de sus


problemas de salud a lo largo de sus últimas décadas. En 1792, cuando emprendió un viaje
a Andalucía, se conoce el inicio de la sintomatología de una primera enfermedad que
padeció hasta su fallecimiento en 1828, germinando con unos dolores que lo imposibilitaron
en sus labores artísticas ya que se vio encamado durante meses y que, con el paso de los
años se volvieron cólicos recurrentes. Esta primera enfermedad evolucionó hasta dejarle
graves secuelas como fue la sordera, que lo aisló de amigos y encuentros sociales. Llegó a
desarrollar pensamientos obsesivos por miedo a perder su trabajo como pintor real y su
carrera artística se vio afectada abandonando la enseñanza en la Academia de San
Fernando.

En 1799, se pueden apreciar los primeros vestigios de su transformación artísticas cuando


realiza la serie Caprichos que serían retirados por la Santa Inquisición al ser juzgados
como herejía y que posiblemente fuese otra de sus razones de declive anímico, ya que le
afectó monetariamente. Otros incidentes que acontecieron en la vida del pintor fueron los
múltiples abortos que sufrió su esposa Josefa Bayeu, de haber estado embarazada de
catorce hijos sólo sobrevivió uno de ellos, o la pérdida de amigos cercanos y su padre, lo
que lo conmocionaron profundamente y contribuyó en su deterioro mental.

Las consecuencias de su enfermedad lo hicieron acercarse a la muerte, representando la


tragedia y lo oscuro, conectando lo estético con la monstruosidad humana creando su
propio universo artístico mostrando una realidad perturbadora a través de imágenes
codificadas de emociones y horror, realizando una reflexión sobre el ser humano y su
condición en un mundo convulso que fueron decisivos para su cambio de temática y estilo.

- El Coloso, el gigante o la tormenta, desde 2008, ha sido objeto de investigación


debido a la controversial atribución realizada por Manuela Mena, jefa de
Conservación de Pintura del siglo XVIII del Museo Nacional del Prado y que
concluyó que la obra no pertenecía a Francisco de Goya. ¿A quién asignó esta
obra? A su discípulo, Asensio Julià. Esta conjetura está basada en diversos
componentes: el tono de negro visible en la obra, casitrasparente, no es el habitual
en nuestro pintor; a causa de radiografías se ha descubierto que, durante el proceso
pictórico, se realizaron modificaciones, acción poco común puesto que sus trazos
solían ser determinantes; además, la Dra. Mena localiza dos supuestas iniciales
“A.J” que atribuye al discípulo del aragonés.

Este trabajo ha sido objeto de debate entre los investigadores, como el historiador
de arte londinense Nigel Glendinng que niega las previas hipótesis, justificando por
ejemplo los difusos trazos de la pintura en su artículo: “La Dra. Mena hace mucho
hincapié en los supuestos errores de dibujo, escorzo, perspectiva y las rarezas
compositivas en la pintura, elementos no encontrados, según ella, en las obras
auténticas del genio aragonés. Pero en este cuadro el gigante y la mayoría de las
figuras en primer término están en movimiento”

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