Idea y Nee
Idea y Nee
Idea y Nee
El grado de afectación en cada una de las áreas varía de unas personas a otras. Se utiliza la
palabra Dimensión para poder valorar estas áreas y el nivel de afectación de cada una de
ellas. Cada dimensión se compone de diferentes aspectos dentro de los que se describen
diferentes conductas, que se corresponden con diferentes niveles de afectación.[1]
[2] Tortosa (2004) realiza una propuesta muy interesante que permite identificar las
necesidades educativas especiales en cada una de las dimensiones y niveles de afectación
del espectro autista (a partir de la aplicación del inventario IDEA) y, de esa manera,
realizar una propuesta curricular contingente a dichas necesidades.[2]
• Aceptar la compañía del adulto durante periodos de tiempo cada vez más prolongados.
• Aceptar el contacto físico.
• Compartir alguna actividad con el adulto, estableciendo una relación satisfactoria.
• Demostrar relativo “interés” por las acciones del otro.
• Establecer y mantener los contactos oculares.
• Adquirir la habilidad de realizar acciones que impliquen alternancia.
• Compartir acciones sencillas con el adulto respetando turnos.
• Descubrir la contingencia entre sus acciones y las de los otros.
• Comenzar a aceptar límites.
Nivel 2: Impresión definida de soledad e incapacidad de relación, pero con vínculo
establecido con los adultos.
• Aceptar que otros adultos, diferentes a los habituales, se involucren en sus actividades y
sus intenciones.
• Comenzar a compartir situaciones con iguales.
• Aprender a respetar turnos en juegos de interacción con iguales.
• Saludar y despedirse cuando el adulto lo solicite.
Nivel 3: Relaciones infrecuentes, inducidas, externas o unilaterales con iguales.
• Aprender a emplear la mirada para el logro de sus deseos incorporándola a sus acciones
comunicativas.
• Ser capaz de utilizar la mirada en situaciones en que se altera la secuencia de acciones del
adulto, esperada por el niño.
• Comenzar a recurrir a expresiones faciales, gestos y miradas del adulto para conseguir
sus deseos.
• Aprender a mirar a la cara o a los ojos del adulto en determinadas situaciones y con el
manejo de ciertos objetos.
• Aumentar la frecuencia de los contactos oculares.
Nivel 4: Pautas establecidas de atención y acción conjunta. Sin embargo pueden escaparse
muchas redes sutiles de gestos y miradas en situaciones interactivas, especialmente cuando
éstas son abiertas y complejas. Además no se comparten apenas “preocupaciones”
conjuntas o marcos de referencia comunicativa” triviales con las personas cercanas.
• Adquirir mayor habilidad para comprender las sutilezas de gestos y miradas en acciones
compartidas más abiertas y complejas.
• Desarrollo de intereses, motivaciones y conocimientos con respecto a los temas de
preocupación común.
• Participar en tertulias familiares o de iguales.
• Emplear documentales y materiales informativos de temas de interés común.
• Adquirir preocupación por asuntos compartidos, significativos y comunes.
• Aceptar la compañía del adulto durante periodos de tiempo cada vez más prolongados.
• Compartir alguna actividad con el adulto, estableciendo una relación satisfactoria con
éste.
• Aumentar la frecuencia de los contactos oculares
• Ser capaz de iniciar interacciones con los adultos
• Interiorizar la contingencia entre sus acciones y las del otro.
• Comenzar a prestar atención a las expresiones emocionales de los demás.
Nivel 2: Respuestas intersubjetivas primarias ocasionales.
• Aceptar que las personas participen de sus emociones, en especial de sus alegrías.
• Comenzar a prestar atención a las expresiones emocionales de los demás.
• Reconocer emociones básicas
• Reconocer emociones básicas en situaciones naturales.
• Establecer contingencia entre un acontecimiento y la emoción que desencadena.
• Diferenciar elementos que se pueden ver de aquéllos que no se pueden ver y elementos
que pueden tocar de aquéllos que no se pueden tocar.
• Comprender que dos personas pueden ver cosas diferentes.
• Comparar personas con objetos.
• Comprender que las personas tenemos experiencias y vivencias propias, y éstas pueden
ser diferentes a las de los demás.
Nivel 3: Indicios de intersubjetividad secundaria, pero no de atribución explícita de la
mente.
• Comprender las nociones intersubjetivas de los otros como seres de experiencia interna.
• Realizar actividad declarativa intersubjetivamente densa y no meros enunciados
descriptivos.
• Aprender a diferenciar las emisiones relevantes o pertinentes de aquéllas que no lo son.
• Adquirir la capacidad de compartir la experiencia propia con los demás.
• Demandar, aunque sea muy sutilmente, que el juego iniciado por el adulto continúe.
• Aprender a pedir de un modo instrumental.
• Comenzar a rechazar o a protestar ante situaciones desagradables de un modo
comunicativo (es decir, dirigiendo esa protesta al adulto).
• Aprender un signo, símbolo o palabra que sustituya a la conducta instrumental de
rechazar.
• Aprender a afirmar diciendo “SI”.
• Utilizar la conducta de señalar para pedir un objeto que desea.
• Aprender a utilizar algunos pictogramas para solicitar los objetos preferidos.
• Aprender algunos signos para solicitar los objetos más deseados.
• Imitar sonidos vocálicos y aproximaciones a fonemas y palabras.
• Aprender algunas palabras para solicitar los objetos más deseados.
• Aprender a utilizar algunos signos, símbolos o palabras, para pedir acciones o
actividades.
Nivel 2: El lenguaje es predominantemente ecolálico o compuesto de palabras sueltas.
Aparecen ecolalias y palabras funcionales.
• Ser capaz de diferenciar las ficciones de la realidad ( saber que una escena de una película
forma parte de la ficción).
• Participar en formas de juego funcional de forma más espontánea.
• Representar con figuras escenas vistas en televisión, para interiorizar una cierta
consistencia narrativa.
• Aprender a transferir destrezas desarrolladas en los contextos lúdicos a destrezas de
narración, interpretación de secuencias narrativas, etc.
• Desarrollar formas de juego sociodramático de menor a mayor complejidad.
Nivel 4: Capacidades complejas de ficción. Las personas con TEA pueden crear ficciones
elaboradas, pero tienden a ser poco flexibles, muy centradas en torno a un personaje por
ejemplo. Hay dificultades útiles para diferenciar ficción de realidad, y las ficciones tienden
a emplearse como recursos para aislarse.
• Sustituir las conductas instrumentales con personas por símbolos enactivos o genuinos.
• Descubrir que es posible dejar en suspenso las propiedades reales y literales de las cosas.
• Entender que las representaciones de las personas no tienen por qué corresponderse con
la realidad.
• Descubrir que pueden representar acciones, objetos, situaciones o propiedades reales
mediante gestos simbólicos.
Nivel 3: No se suspenden las propiedades reales de las cosas o situaciones para crear
ficciones y juego de ficción.
• Ser capaz de emplear pre-acciones tales como suspender la acción de tocar como signo o
gesto interpretable, llevarse una cuchara vacía a la boca haciendo el símbolo de comer,
cabalgar montando una escoba...
• Ser capaz de representar objetos y situaciones no presentes que son la base del juego
funcional.
• Ser capaz de comprender metáforas con significado distinto al literal.
Nivel 4: No se dejan en suspenso representaciones, para crear o comprender metáforas o
estados mentales ajenos o propios que no se corresponden con la realidad.
• Ser capaz de crear metáforas (y otros fenómenos de doble sentido).
• Comprender que las creencias de las personas en situaciones concretas no tienen por qué
corresponderse con las situaciones en general.
• Comprender ironías sencillas, metáforas, sarcasmos y enunciados realizados en un
lenguaje figurado.[3]