El Arte de Encender Las Palabras+-+MUESTRA
El Arte de Encender Las Palabras+-+MUESTRA
El Arte de Encender Las Palabras+-+MUESTRA
El arte de
encender las palabras
La dimensión conmovedora de la poesía
Primera edición: noviembre 2023
Dirección editorial:
Alberto Haller
Publicado por:
Barlin Libros
Avda. Baleares 61-20
46023 (València)
Thema: dnl | dc
ISBN: 978-84-125763-7-5
Depósito legal: V-1871-2023
Impreso en España
editorial@barlinlibros.org
www.barlinlibros.org
Primeras palabras:
la poesía es movimiento
11
Capítulo1.
La poesía es un manto: tropos y conceptualización
51
I. La lírica redescubridora, 55
II. La lírica reinventora, 74
III. La lírica que no se sabe si redescubre o reinventa o qué, 85
A) Tropos sobre el agua, 87
B) Tropos en las taxonomías de la naturaleza y las genealogías
humanas, 91
C) Más aguas: los mares: algunos tropos que «marean la perspec-
tiva», 97
D) Tropos en las etimologías, 108
C apítulo 2.
Lapoesía es un pellizco :
más allá de los tropos ,
más allá de la conceptualización
117
C apítulo 3.
¿Cómo que...?
161
11
12
...He llegado a la conclusión de que la poesía es movi-
miento.
13
a las de los diccionarios y a las que más pesan en el ima-
ginario colectivo.
14
Nuestros futuros tienen mucho que ver con la natura-
leza de la filosofía y de la política, que tienen todo que
ver con dignificar la vulnerabilidad de nuestros cuerpos.
Y su voluptuosidad. Cuerpos que tienen todo que ver
con los puntos suspensivos. Con lo que no está escrito
(todavía).
15
los «pensamientos únicos», de los sistemas de normas
que nos restringen los juegos—. Aunque la fe en estos
alborotos está detrás de todo lo que digo. Me parece que
debo aclarar que escribo desde aquí: desde la convicción
íntima de que la poesía sucede cuando se tocan las vidas
de quien escribe y quien lee, que quedan así amistadas,
enamoriscadas; y desde la convicción íntima de que el
modo particular de pensar (digamos, «pensar») que aco-
ge la poesía se involucra en todas las preguntas relevan-
tes de la filosofía y la política. Y en sus respuestas.
***
Poesía: el periplo de un pensamiento intrépido.
16
...Este ensayo sobre poesía quiere ser poesía.
-¿Quién eres?
-¿Qué pretendes?
17
ubicar. Estos posicionamientos
no los voy a argumentar sino
mostrar.
-¿Cómo así?
18
«permanencia»). (Lo que digo es que «escribo encarna-
da»). (Lo que digo es casi lo que decía Clarice Lispector
en una novela; que ella, o su narradora, no quería ser
autobiográfica, quería ser «bio»; lo que digo es que, lo
quiera o no, soy «bio», soy «gráfica»). (Soy, somos ho-
lobiontes, macroorganismos con microorganismos, una
conciencia —y muchas subconsciencias— e innúmeras
biotas). (Soy «by/oh», soy «y/o»).
19
* En cierto modo, el «click» entre la conexión entre los significan-
significado y significante (que no ha
tes y significados lingüísticos no
de confundirse con el llamado «mot
juste») y el «click» entre texto escrito es arbitraria (es cuajadura, es
y texto leído son como el «click» que fiesta)*
hacen los tropos entre un tal punto A
y un tal punto B en/por/hacia C. He el azar y lo aleatorio pueden
hablado de «casamiento» (en algunos llegar a sentirse (y a operar
poemas hablé de «hacer chas», de
«la cosa del broche» y de «frotar un
como tal en nuestros procesos
labio con una chispa»); podría haber creativos, y vidas, y cuerpos)
hablado de «sinapsis», de «la lámpara como necesidad y destino: ca-
de Aladino», de «darse la mano».
rambola y confianza, contingen-
Por cierto, el primer poemario de
cia e infalibilidad, de potra y de
Ramón Buenaventura, Cantata Soleá,
tiene una contraportada muy gra- veras**
ciosa, asumo que escrita por él o con
su aquiescencia. Es irónica, porque la autoría está viva; hay ma-
se burla de las convenciones de la neras de ser autoras sin arrogar-
escritura de contraportadas, pero hay
nos una autoridad autoritaria;
una frase que se me hace tan mordaz
y florida como fehaciente: «[el autor] hay maneras de ser agradecidas
ha vivido personalmente cada una de con nuestra constitución social
las palabras de este libro». y colaborativa en tanto que per-
Sí, yo también, y es broma, y es en sonas y artistas (aupada por las
serio.
anónimas y las anonimizadas)
** El azar, que parece una cosa infor- sin renunciar a escribir y leer el
me, no está reñido con el procedi-
miento que, como el destino, parece
propio trabajo como «propio»; si
una cosa hiper-pre-formada. se prefiere (yo lo prefiero, aun-
Por empezar con los paralelismos que es más farragoso de decir)
con las otras artes —que ojalá te «impropio» y «propio»
inspiren a rebuscar elementos com-
parables e incomparables entre ellas—: juegan con esto deliciosamente Gavin Bryars
en la canción «Jesus’ blood never failed me yet», construida sobre una cancioncilla que
Alan Power y él le grabaron canturreando a un hombre sin hogar en Londres, y Jarbas
Agnelli en «Birds on the wires», que transcribe la imagen de unos pájaros posados en
20
escribir es posible (porque cables como si fueran notas en un
pentagrama, y las toca. Estas piezas
el signo lingüístico sí está mo-
son insoportablemente hermosas,
tivado por el lado de la auto- y supe de ellas cuando se estaba
ra, y puede remotivarse por el muriendo un gran amor.
lado de la lectora, si ambas se Raymond Roussel detalla en Cómo
escribí algunos de mis libros cómo
encuentran en el resuello del
para él azar y procedimiento se
texto); es posible desear lo que aman. (Para mí también, y lo quiero
se está teniendo, aunque no sea mucho). Me hace gracia que Roussel,
perfecto*** tan transformador, tituló a su primer
libro Mi alma.
Existe un lugar físico e inmaterial llamado «The Centre for the Less Good Idea»,
«Centro de la Idea Menos Buena» (ideado por William Kentridge y Bronwyn Lace)
que recoge y fomenta procesos creativos basados en, digamos, los «restos», «sobras»
o «subproductos» de otros procesos creativos. Más azar y más procedimiento: en el
transcurso de investigar una gran X te encuentras con una pequeña Y; pequeña Y (idea
menos buena que la gran X) que fundará otra investigación, convirtiéndose a postre en
una gran Y.
Y otra cosa: el azar, cosa amorfa, no riñe casi nunca con el destino que, como los
procedimientos, parece ser demasiado formal.
Dice José María Eguren: «o miramos señales / multiplicadas, / de la siempre escondi-
da / suerte galana»
La suerte no es tal: es una velada de contraseñas; contraseñas que, con antifaz o no,
nos hacen la corte, y muy bien.
*** Esta postura mía es bien controvertida: hay todo un canon de autoras que opinan que
la escritura es imposible, un fracaso, y que (como causa o consecuencia de lo anterior)
no deseamos sino aquello de lo que carecemos, y por eso seguimos, entre otras cosas,
mal que bien escribiendo. Me referiré a estas discrepancias más tarde, pero es mejor que
clarifique desde ya que escribo y leo por otros derroteros: la poesía no es para mí como
«el perro del hortelano» lopesco (divertidamente también la espléndida La Gatomaquia
exhibe mucho «perrodelhortelanismo», por cierto); la poesía es para mí como los perros
y las huertas que tantísimo nos contentan (como a Pia Pera, por ejemplo). Creo en la
poesía como correspondencia, como epistolario (pero sin correspondencias). Y me parece
una lástima que en castellano la palabra «letra» no designe también a las «cartas» (como
en inglés, letter, o francés, lettre). Aunque a cambio, a diferencia de esas otras lenguas, sí
designa a las «letras de las canciones» (lyrics o paroles).
21
Tampoco se me escapa que muchas escritoras trabajan
bajo la influencia de convicciones íntimas contrarias a
las mías, y eso está bien.
Aire, ventura.
22
tiene una larga historia, a lo largo de la cual se ha conten-
dido mucho sobre qué hace que un poema sea un poema,
y un buen poema, un buen poema. Por muchos siglos y
hasta hace poco, con el término «poesía» las críticas y las
poetas han venido refiriéndose a la llamada «poesía líri-
ca». Algunos de los criterios que unas veces se han leído
como consustanciales al género y otras se han repudiado
(ya sea todavía desde la adscripción a la categoría de la
lírica o bien desde la poesía autodenominada «no-líri-
ca» o «anti-lírica») son: la subjetividad; la emotividad; la
corta extensión de los textos, de tal manera que resulten,
si no memorizables, sí memorables; y el afán de experi-
mentación formal (aireando maestría hacia la tradición o
hacia sus afueras, a saber, las vanguardias de cada tiem-
po y lugar).
-¿Qué es lo poético?
23
* Cuando ocurre que leemos un texto Para que se dé ese «más» (que
y este texto le hace a nuestra vida
puede concretarse en un texto
algo así como una consolidación y
una feria, ocurre lo que dice Nora de lo más recargado o minima-
Ephron que le ocurrió leyendo Las lista, da igual) debe haber:
asombrosas aventuras de Kavalier
y Clay de Michael Chabon (lo -deseo estético: un querer en-
comparto): viar bellezas
«Acabo de emerger a la superficie
después de varios días en estado de -efecto estético: un recibir belle-
arrebato... por un libro. Me ha en-
zas
cantado este libro. Me ha encantado
segundo a segundo. Me ha hecho
Y no ocurre tan automático.
recordar montones de cosas de mi
vida. Estaba angustiada por el desti- Dependerá de cuándo, cuánto
no de sus personajes. Me sentía viva, tiempo (duraciones) y dónde,
y comprometida, y muy inteligente, quién, con quién, para quién
a reventar de días, rebosante de
recuerdos de otros libros que me en-
(puntos) se diga lo que sea.*
cantaron. He redactado una docena
de cartas imaginarias al autor, cartas Lo poético: un yoctosegundo (que
que nunca llegaré a escribir y mucho puede sentirse como una eterni-
menos a enviar. He escrito cartas de dad) y un acá (que puede sentirse
elogio. He escrito cartas plagadas de
como un por-todas-partes).
información personal de todo punto
improcedente (...). Hasta escribí una carta de reproche por la muerte de uno de los
personajes (...). Pero sobre todo he escrito cartas de gratitud (...)». Es tan emocionante
escribir esas cartas de gratitud como recibirlas. Me contó mi amiga Violeta Gil que
en una presentación de su libro Llego con tres heridas en el pueblo de su infancia, se le
acercó una mujer de 97 años para decirle que, aunque tenía 97 años y siempre había
vivido en el pueblo (y aunque Violeta es una treintañera cosmopolita), se había sentido
muy identificada con ella, con su narradora.
No valoramos lo suficiente esa identificación, que hay quien ha querido desacreditar
rebajándola a identificación egocéntrica. ¡Qué rabia! No pasaría nada si una identifi-
cación literaria fuera egocéntrica, pero es que creo que una identificación literaria ver-
dadera (no se me caen los anillos apostando por palabras como «verdadero» o «falso»)
será siempre mucho más que egocéntrica: universalizante, bondadosa, cimbreante.
24
Podemos utilizar el lenguaje no
poéticamente o poéticamente (o
las dos cosas simultáneamente).
Cuando lo utilizamos poéticamen-
te lo que sucede es que:
25
nito horror, asesinatos e indig-
nidad. El poema «Tres puntos»
de Fernanda Laguna comienza
muy cursi y acaba muy asque-
roso, aireando la miguita de
arrestos «siniestros» que anida,
* «(...) Me gustaría escribir sobre ro-
desafiante, en el tuétano de todo
sas, / sobre historias de niñas que van
y vienen. / Escribirle poemas román- lo cuqui.* El poema «Versos de
ticos a mi amor. / (...) Quiero escribir arte menor» de Lizardo Cruza-
mil cosas hermosísimas / (...) [o] do armoniza en su autorretrato
espantosas, tan horribles que la gente
diga: / qué horrible, / (...) está loca,
espiritualidad y excrementos).**
/ poseída por el mal. / (...) Quiero
escribir un poema / que sea como (Algo así estalla en algunas «pin-
estar en una fiesta / con los ojos turas negras» de Francisco de
llenos de lágrimas / frente al jurado Goya, en varios cuadros expre-
de baile. / En un rincón de la pista
sionistas de José Gutiérrez-Sola-
(...) / Llena de gusanos, / babeada, /
cagada encima, / meada, / olorosa. / na y en las esculturas-pastelitos
Llena de sangre coagulada menstrual de Qimmyshimmy).
en la bombacha / con la toallita tan
colmada que haga fz-fz-fz…» Y atención: cuando y donde
** «(...) Nadie conoce mi alma / Ni «encendemos» o «se enciende»
la ama / Nadie la busca ni desea la dimensión poética de nuestro
encontrarla / Ella comienza al pie / palabrear no desaparecen ni la
De los excusados y de las letrinas /
función informativa del lengua-
Y termina / En las fúnebres / Aguas
de alguna tenebrosa / Bahía que los je (la silla flota en el aire) ni la
peces evitan / Sé que los comensales sintomática (amo a la silla) ni
hacen rictus / En medio de la cena al la apelativa (ven, flota en el aire
ser / Mencionados los desagües / Y
no ignoro que nadie soporta mi mi-
con mi silla) ni la metalingüís-
rada / Ese buzón sin tapa por donde tica (la silla es una palabra) ni
/ Fugazmente se asoman para mirar la fática (¿entiendes que la silla
al cielo / Las heces de mi alma (...)»
es una palabra y flota?). Ingre-
26
samos en otra faceta de ser seres lingüísticos, en otra
magnitud de ser seres que dicen cosas exóticas como
«ingresamos en otra dimensión», adentro de la cual esas
funciones coexisten y se supeditan a una propensión más
grande y sin función: la inclinación del cuerpo (de la es-
critora y de la lectora) al disfrute de las hermosuras.
¿Qué hermosuras?
No he amado bastante
las sillas.
Les he dado siempre
la espalda
y apenas las distingo
o las recuerdo.
Limpio las de mi casa
sin fijarme
y solo con esfuerzo puedo
vislumbrar
algunas sillas de mi infancia,
normales sillas de madera
27
que estaban en la sala
y, cuando se renovó la sala,
fueron a dar a la cocina.
Normales sillas de madera,
aunque jamás
se llega a lo más simple
de una silla,
se puede empobrecer
la silla más modesta,
quitar siempre un ángulo,
una curva,
nunca se llega al arquetipo
de la silla.
No he amado bastante
casi nada,
para enterarme necesito
un trato asiduo,
nunca recojo nada al vuelo,
dejo pasar la encrespadura
del momento, me retiro,
solo si me sumerjo en algo existo
y a veces ya es inútil,
se ha ido la verdad al fondo
más prosaico.
He amortiguado el brillo
creyéndolo un ornato,
y cuando me he dejado seducir
por lo más simple,
mi amor a la profundidad
me ha entorpecido.
28
Las hermosuras del decir diciendo de lado y de cara:
por ejemplo, con palabras como «no», «he», «amado»,
etc., Morábito expresa su experiencia de no haber sido
capaz de amar ni a las sillas ni a nada, y de desearlo.
Creo que ese deseo es tan fuerte que lo que evidencia
es que sí ama a las sillas y a todo. Nótese que eso
que dice no haber podido estimar, «la encrespadura
del momento», es lo que cruje en este poema con toda
contundencia, y eso es lo poético. Lo poético reside
además en la conciencia de que «el brillo» no es un
mero «ornato»: la hermosura, en poesía, no es mera
hermosura. La expresión «la encrespadura del mo-
mento» es una expresión preciosísima pero también
agolpa una verdad: la de que las preciosuras son ver-
dad.
29
una existencia singular en su punto más maduro (fru-
tal) de existencia universal
¿Qué hermosuras?
30
ra, arquitectura, fotografía, cómic. Dentro de la literatu-
ra —campo de las artes que se las ven con una materia
prima muy específica: las palabras—, nada más obvio
para mí que el fulgor y el calor de la poesía de la prosa
de Miguel de Unamuno, Elena Fortún, Manuel Chaves
Nogales, Jorge Luis Borges, Felisberto Hernández, Irène
Némirovsky, Mercè Rodoreda, Régine Pernoud, José Ma-
ría Arguedas, Natalia Ginzburg, Carmen Martín Gaite,
Luis Martín-Santos, Juan Marsé, Agota Kristof, Moham-
med Chukri, Vivian Gornick, Juan José Saer, Anne Tyler,
Joy Williams, Caroline Lamarche, David Graeber, David
Foster Wallace o Selva Almada. Y es que las diferencias
entre la poesía de la poesía y la poesía de las novelas, los
cuentos o los ensayos tienen que ver más con criterios
archigenéricos que de fondo.
Me explico:
31
do, viene cuando viene, y hay poemas que nos gustan tan
poquísimo que no deseamos ni llamarlos poemas (poe-
mas ≈ lo que nos encandila ≈ lo que nos acerca a una
puerta ≈ lo que nos alcanza una silla)
32
-¿Alguna precisión más?
Metafóricamente, al pensamien-
to, digamos, racional, se lo ha
vinculado con la cabeza. A las * Pulmones: me acuerdo de las
ramas-pulmones de la instalación de
emociones, con el corazón. A la
Giuseppe Penone; si lo poético fuera
sensorialidad, con el estómago algo del cuerpo, ¿serían los vestigios
(tal vez con los pulmones o la de los cuerpos pre-humanos que
piel).* La imaginación ha ido hay en el cuerpo humano que ya no
nos sirven? ¿O serían las improntas
variando su localización en las de los cuerpos pre-humanos o no
partes del cuerpo (y hasta arri- humanos que siguen sirviéndonos?
ba del cuerpo o en sus honduras
Félix Grande: «Tu piel contra mi
abisales: «estar en las nubes», piel, eso es lenguaje»
33
«caer en un sueño profundo»...). Pero si distinguimos
entre razón (el sentido, el significado: los significados,
en realidad), emoción y los sentidos (vista, oído, tacto...)
no es sino por razones históricas e ideológicas. Son lo
mismo: mente y carne. Por eso, cada vez que diga «pen-
sar» o «pensamiento», lee «pensar-sentir», «pensamien-
to-sentimiento-sensación», «pensamiento-con-recuer-
dos» (lee «idea-corazonada»). Lee algo así (siempre algo
así) como (siempre como):
-«corrazón»
-«p-sí-qué»
-«pas-eones»
(-«Corrazonemos»)
34
Digo yo: «frunciendo alegretta el
corazón pensante».
35
¿Creo que el pensamiento poético no es analítico?
36
Pero antes quiero decir que es por eso que los poemas
pueden ser tan preciosos como una anciana con pena de
morirse, los ganglios de los pulpos, el ciclo del agua, los
cilindros y todo lo que no sé.
¿Me entiendes?
Para ti.
37
Introducción:
la poesía es...
39