Memoria Test
Memoria Test
Memoria Test
Cuando Eduard Raban, viniendo por el pasillo, entró en la abertura del portal, vio que estaba
lloviendo. Llovía poco. En la acera justo delante de él había muchas personas que llevaban
distinto paso. A veces se adelantaba uno y cruzaba la carretera. Una niña pequeña sostenía
un cansado perrito con sus manos estiradas. Dos señores se hacían mutuas confidencias.
Uno tenía la mano con la palma hacia arriba y la movía regularmente, como si mantuviera
una carga en vilo. Ahí se veía una dama, cuyo sombrero estaba muy cargado de cintas,
broches y flores. Y un joven con un fino bastón pasaba de prisa, la mano izquierda, como si
estuviera impedida, plana sobre el pecho. De vez en cuando venían hombres fumando que
llevaban delante pequeñas, rígidas y apaisadas nubes de humo.
Tres señores – dos sujetaban ligeros gabanes en el antebrazo – iban a menudo desde las
paredes de las casas hasta el borde de la acera, contemplando lo que allí sucedía, y de nuevo
volvían hablando.
A través de los claros entre los paseantes se veían las piedras, ensambladas con regularidad,
de la carretera. Allí, coches sobre altas y blandas ruedas eran arrastrados por caballos
estirados. Las personas que se recostaban sobre los acolchados asientos miraban en silencio
a los peatones, las tiendas, los balcones y el cielo. Si un coche adelantaba a otro, se pegaban
entonces los caballos unos a otros y los arneses colgaban bamboleándose. Los animales
tiraban del eje, el coche rodaba, tambaleándose de prisa, hasta que el arco alrededor del
coche de delante había sido completado y los caballos se despegaban de nuevo, sólo las
finas y tranquilas cabezas quedaban vueltas unas tras otras. Algunas personas se acercaban
corriendo hacia el portal de la casa, se quedaban parados en el seco mosaico, se volvían
pausadamente y miraban la lluvia, que, forzada en este estrecho callejón, caía a ráfagas.
SOLUCIONES
1 C 6 B 11 A 16 B
2 D 7 A 12 B 17 D
3 A 8 B 13 D 18 A
4 D 9 A 14 A 19 C
5 D 10 C 15 C 20 B