Estudio de Contenido UD2
Estudio de Contenido UD2
Estudio de Contenido UD2
Uno de los derechos, desde un contexto preventivo, de los que disfrutan los
trabajadores en los centros de trabajo es el de disponer de equipos de
protección individual (EPI) (Arts. 4.2 y 19.1 del Estatuto de los Trabajadores,
Art. 14 de la LPRL).
Los empresarios han de proporcionar a los trabajadores los equipos de
protección individual necesarios, siempre que los riesgos no se puedan evitar o
reducir lo suficiente para impedir el peligro.
En relación con los EPI, la LPRL los define como «cualquier equipo destinado a
ser llevado o sujetado por el trabajador para que le proteja de uno o varios
riesgos que puedan amenazar su seguridad o su salud en el trabajo, así como
cualquier complemento o accesorio destinado a tal fin» (artículo 4.8).
Es importante establecer el principio de utilización de dichos equipos, que,
además de conocido y ampliamente difundido y aplicado con criterios técnicos,
está recogido actualmente por la Ley de Prevención de Riesgos Laborales
(LPRL), en su art. 17 y, asimismo, en el art. 4 del Real Decreto 773/1997, de
30 de mayo, sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a la
utilización por los trabajadores de equipos de protección individual), y es de
obligada observancia y cumplimiento por parte del empresario: «Los EPI
deberán utilizarse cuando los riesgos no se puedan evitar o no puedan
limitarse suficientemente por medios técnicos de protección colectiva o
mediante medidas, métodos o procedimientos de organización del trabajo».
A este respecto, la LPRL, en su art. 29, y el Real Decreto 773/1997, en su art.
10, obligan a los trabajadores a: «Utilizar correctamente los medios y equipos
de protección facilitados por el empresario, de acuerdo con las instrucciones
recibidas de este».
4
Fuentes Bibliográficas: