Guia Tratamiento Psicologico de Las Adicciones
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DE INTERVENCIÓN
PSICOLÓGICA EN
ADICCIONES
Nivel de evidencia 3
La entrevista motivacional no presenta mejores resultados que otras intervencio-
nes poco estructuradas.
Nivel de evidencia 2
Una de las pricagp-15(ea-38(rl-14(d)-205s )-31(pu-21(t)-346i)-46)1l-15s38(rl-14(d)-49(m)y(l)10( )-18(t)-32
35
A continuación revisaremos los trabajos que han tomado en consideración
estas variables.
Nivel de evidencia 1
Las terapias cognitivo-conductuales son generalmente más efectivas que otras
modalidades psicoterapéuticas y farmacológicas por separado y su eficacia au-
menta en tratamientos multicomponentes.
Nivel de evidencia 1
La Terapia Cognitivo Conductual ha mostrado su efectividad tanto cuando se ad-
ministra en formato individual como cuando se aplica en un contexto grupal.
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Nivel de evidencia 1
Aunque en algunas circunstancias y para algunos pacientes las intervenciones
breves pueden resultar eficaces, un mayor tiempo de exposición a la Terapia Cog-
nitivo Conductual está relacionado con mejores resultados a largo plazo.
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Nivel de evidencia 1
Los efectos de la terapia cognitivo-conductual se extienden más allá del trata-
miento, pero decaen con el tiempo.
Grado de recomendación A
Sería importante diseñar programas de seguimiento tras el alta para procurar la
consolidación de los cambios obtenidos mediante la terapia cognitivo-conductual.
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lescentes debe tener en cuenta una serie de medidas que prevengan su po-
tencial peligrosidad: reclutamiento de los participantes de diversas fuentes,
mantener la heterogeneidad del grupo incluyendo adolescentes prosociales,
emplear a terapeutas entrenados y competentes, mantener un aparato de su-
pervisión efectivo y desarrollar intervenciones manualizadas que incluyan
protocolos de resolución de problemas que puedan aparecer en el grupo.
Nivel de evidencia 2
La terapia cognitivo-conductual es eficaz con adolescentes consumidores de sus-
tancias. Es recomendable incluir a las familias junto a la aplicación de la terapia
cognitiva conductual en adolescentes para prolongar en el tiempo los cambios
suscitados por el tratamiento.
Grado de recomendación B
Los grupos de adolescentes deben diseñarse teniendo en cuenta determinadas
limitaciones si se quiere evitar un sobreaprendizaje de conductas antisociales y
desadaptativas.
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depresión (Stein et al., 2004) pero los logros no persisten más allá del trata-
miento (Stein et al., 2005).
Nivel de evidencia 1
La combinación de la terapia cognitivo-conductual con otras modalidades tera-
péuticas (psicológicas o farmacológicas) es más eficaz que la aplicación de cada
uno de los componentes de forma aislada.
Grado de recomendción B
La combinación de terapia farmacológica (interdictotes del alcohol) y terapia psi-
cológica (fundamentalmente cognitivo-conductual) mejora los resultados del tra-
tamiento para la dependencia de alcohol y cocaína.
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Grado de Recomendación B
Farmacoterapia y psicoterapia deben combinarse en función de las características
del paciente adicto.
Grado de recomendación A
Los tratamientos de sustitutivos opiáceos ofrecen mejores resultados cuando se
acompañan de intervenciones psicológicas.
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De entre todas ellas destaca la Terapia Cognitivo-Dialéctica o Dialéctico-
Conductual desarrollada por Linehan (1993) para el Trastorno Límite de Per-
sonalidad. Esta modalidad puede descomponerse en dos partes:
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Nivel de evidencia 2
La Terapia Dialéctica es efectiva en pacientes con trastornos adictivos y trastorno
límite de la personalidad comórbido.
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4. Quedan algunas cuestiones importantes por aclarar dentro de los abor-
dajes familiares: (a) si hay algún tipo de técnica que sea más eficaz que
otro; (b) cuando se combinan con otros tipos de intervenciones, cual
es la fracción de mejoría atribuible directamente al abordaje familiar;
y (c) sobre qué aspectos de la disfunción que supone el trastorno (la
conflictividad familiar, estructura o dinámica familiar, la integración
socio-escolar-laboral, los trastornos de comportamiento asociados,
etc.) ejerce más influencia la intervención familiar.
Nivel de evidencia 3
Las intervenciones familiares en adolescentes con consumo de drogas aumen-
tan el compromiso de los pacientes y las familias y la adherencia al tratamiento;
reducen el uso de drogas post-tratamiento y mejoran el funcionamiento familiar
y la normalización e incorporación social.
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Grado de recomendación B
Los tratamientos basados en la familia son eficaces en el abordaje de adolescentes
con consumo de drogas.
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0 2. Circularidad: Debido a la interconexión entre las acciones de los
miembros de un sistema, las pautas de causalidad no son nunca
lineales (en el sentido de que una “causa” A provoque un “efecto”
B), sino circulares en el sentido de que B refuerza retroactivamente
la manifestación de A.
0 3. Equifinalidad: Un mismo efecto puede responder a distintas
causas. Es decir, los cambios observados en un sistema abierto no
están determinados por las condiciones iniciales del sistema, sino
por la propia naturaleza de los procesos de cambio. Esto no ocurre
en los sistemas cerrados.
B) Conceptos de la Cibernética
• Homeostasis. La homeostasis es el estado interno de un sistema que
se mantiene relativamente constante mediante la autorregulación.
• Feedback: En un sistema, las acciones de cada miembro se convierten
en información para los demás, de forma que favorecen determinadas
acciones en ellos (feedback positivo) o las corrigen (feedback negati-
vo).
• Morfogénesis: Proceso que facilita el cambio en la organización de
cualquier sistema mediante feedback positivo.
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E) Conceptos Estructurales
• Dentro de los sistemas se pueden apreciar pequeños subconjuntos for-
mados por elementos del mismo sistema que se relacionan entre sí. Es
lo que conocemos con el nombre de subsistemas. Así, un subsistema
es un conjunto de elementos agrupados en torno a una misma función
o cualidad. Básicamente son tres los subsistemas que tendremos que
valorar a la hora de realizar un abordaje familiar: el conyugal; el pa-
rental (o parento-filial) y el fraternal o filial.
• Para que el funcionamiento familiar sea adecuado, los límites de los
subsistemas deben ser claros. Las fronteras familiares internas son
identificables por las distintas reglas de conducta aplicables a los dis-
tintos subsistemas familiares.
• Los límites entre subsistemas varían en cuanto a su grado de per-
meabilidad, pudiendo ser difusos, rígidos o claros. Límites difusos
son aquellos que resultan difíciles de determinar; límites claros son
aquellos que resultan definibles y a la vez modificables. Se considera
que los límites claros comportan una adaptación ideal.
• Es posible considerar a todas las familias como pertenecientes a algún
punto situado entre un continuum cuyos polos son los dos extremos de
límites difusos (familias aglutinadas), por un lado, y de límites rígidos
(familias desligadas), por el otro. La mayor parte de familias se inclu-
yen dentro del amplio espectro normal.
• Los límites pueden separar subsistemas del sistema familiar o a la
totalidad del sistema del exterior. En este último caso, los límites exte-
riores se denominan fronteras.
• Dentro del funcionamiento familiar se pueden dar diferentes configu-
raciones relacionales. Según Minuchin (1974) se pueden encontrar: (a)
Triangulación: cada uno de los cónyuges trata de obtener el respaldo
del hijo en su conflicto con el otro. (b) Coalición: Uno de los progeni-
tores respalda al hijo en un conflicto planteado entre éste y el otro
progenitor. Esta situación tiene el efecto de crear un vínculo entre el
progenitor defensor y el hijo para ir en contra del cónyuge. (c) La des-
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viación de conflictos, que se produce cuando se define a un hijo como
malo y los padres, a pesar de sus diferencias mutuas en otros aspec-
tos, se unen en su esfuerzo para controlarlo o cuando se le define como
enfermo y se unen para cuidarlo y protegerlo.
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3. La intervención se centra en la planificación de los objetivos que pro-
porcionen los medios prácticos para eliminar dichos patrones interac-
tivos que están directamente vinculados a las conductas que muestra
el adolescente (abuso de drogas u otras conductas problema).
Los objetivos que persigue la BSFT son dos, principalmente: (a) eliminar
los conductas de abuso de drogas y otras conductas problema; (b) cambiar
la interacción familiar que posibilita el síntoma (consumo de drogas). Parte
de la identificación de los principales problemas en las familias con adoles-
centes que abusan de las drogas y el perfil y/o características del adolescente
consumidor de drogas.
El enfoque de BSFT establece que los cambios en las familias con adoles-
centes consumidores de drogas están directamente relacionados con:
1. La calidad de la relación terapéutica entre el terapeuta y la familia
siendo ésta un fuerte predictor de la efectividad de la terapia. El te-
rapeuta de BSFT tiene necesidad de formar un nuevo sistema que in-
cluya al propio terapeuta y la familia, lo que se denomina “el sistema
terapéutico” en el que el terapeuta es a la vez un miembro del sistema
y ejerce de líder.
2. La producción del cambio a través de la reestructuración. Las téc-
nicas que se utilizan en este enfoque para cambiar los patrones de
interacción disfuncionales forman parte de lo que se denomina re-
estructuración. El terapeuta trabaja con los miembros de la familia
para que dominen nuevas habilidades de interacción más funciona-
les. Dominar estas nuevas habilidades más adaptativas proporciona a
las familias las herramientas que precisan para gestionar la conducta
de abuso de drogas del adolescente y todos aquellos comportamien-
tos relacionados. El terapeuta refuerza comportamientos funcionales
para garantizar que sigan utilizándose y a la vez deben reforzarse
entre sí los miembros de la familia que pongan en marcha habilida-
des más adaptativas.
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4.2.4. Terapia conductual familiar y de pareja
a los participantes a dos condiciones: una con BSFT y otra con el tratamiento
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Grado de recomendación A
La Terapia Familiar Estratégica Breve favorece el compromiso de las familias
para participar activamente en el proceso de tratamiento de las conductas adicti-
vas en adolescentes.
Grado de recomendación B
La Terapia Familiar Estratégica Breve mejora la dinámica de funcionamiento
familiar y los efectos persisten en el tiempo.
Grado de recomendación B
La Terapia Familiar Estratégica Breve está especialmente indicada para las fami-
lias de adolescentes abusadores de drogas con mayor nivel de desestructuración.
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encontrar grandes dificultades para recabar la participación continuada de
todos los miembros de la unidad familiar en el tratamiento. Para salvar esta
dificultad se ha formulado la “Terapia para una persona de la familia” (One
Person Family Therapy, OPFT; Foote, Szapocznik, Kurtines, Perez-Vidal y
Hervis, 1985; Szapocznik, Kurtines, Perez-Vidal, Hervis y Foote, 1989). Este
procedimiento persigue los mismos objetivos que la BSFT (cambios en inte-
racciones familiares desadaptativas y conducta sintomática en los adoles-
centes) pero no requiere la presencia de la familia al completo. Si bien este
enfoque parece desafiar el principio básico sistémico familiar, según el cual
debe trabajarse conjuntamente con todo el entramado familiar, la propia
teoría sistémica aporta conceptos justificativos, como el de complementarie-
dad, según el cual, cuando un miembro de la familia cambia, el sistema res-
ponde con cambios que restauran el antiguo funcionamiento o generan uno
nuevo (Minuchin y Fishman, 1981). Un ensayo clínico comparó los resultados
obtenidos mediante la aplicación completa de la BSFT y la versión modifica-
da para una persona, la OPFT (Szapocznik, Kurtines, Foote, Perez-Vidal y
Hervis, 1983; 1986), en 72 familias de origen hispano, con algún adolescente
consumidor abusivo de drogas, asignándolas aleatoriamente a una u otra
modalidad de tratamiento. Los resultados mostraron que ambas modalida-
des fueron eficaces en reducir el consumo de drogas y los problemas com-
portamentales asociados, así como en mejorar el funcionamiento familiar.
La conclusión a la que llegaron los autores, tomando en conjunto toda la in-
vestigación precedente, fue que una intervención individual conceptualizada
en términos familiares puede mejorar el funcionamiento familiar, en tanto
que una intervención individual conceptualizada en términos individuales
puede provocar el deterioro del funcionamiento familiar.
Grado de recomendación B
La Terapia Familiar Estratégica Breve centrada en una sola persona del núcleo
familiar puede ser tan efectiva como la inclusión de todo el núcleo familiar en la
terapia.
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Grado de recomendación B
Las terapias individuales que tienen como diana la estructura familiar producen
mejores resultados que las terapias individuales que tienen como diana el cambio
individual.
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Nivel de evidencia 1
La terapia basada en la familia, sumada a programas de dispensación de metado-
na, mejora la retención, especialmente en pacientes con peor pronóstico inicial.
Nivel de evidencia 2
La MDFT muestra mayor eficacia que la terapia de grupo de iguales en la disminu-
ción de riesgos y la promoción de procesos de protección en las áreas individual,
familiar, escolar y grupo de iguales, además reduce el consumo de drogas duran-
te el tratamiento.
83
terapia familiar, basado en presupuestos sistémicos, se ha evolucionado al
estudio de ensayos que sólo tienen en común utilizar enfoques que se cen-
tran en la familia. Estos ensayos muestran, comparados con otros que no se
focalizan en la familia, beneficios en relación a la adherencia y retención,
mejores resultados en cuanto a reducción de consumo y de problemas de
conducta, mejora de la dinámica familiar y menor adscripción a grupos de
iguales no consumidores. Los resultados indican la necesidad de incorporar
a la familia al tratamiento de adolescentes con problemas de drogas.
Nivel de evidencia 3
Los tratamientos basados en la familia con adolescentes, comparados con aque-
llos que no se focalizan en la familia, muestran beneficios en la adherencia y
retención, mejores resultados en la reducción de consumo y problemas de con-
ducta, mejora de la dinámica familiar y menor adscripción a grupos de iguales
consumidores.
Grado de recomendación 3
Consolidar una alianza duradera entre adolescente, profesional y familiares
correlaciona con el éxito de la terapia.
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En el mismo sentido, Meyers, Miller, Hill y Tonigan (1999) encontraron que
esta modalidad de terapia de pareja incrementaba la abstinencia y la adhe-
sión al tratamiento, y reducía las conductas depresivas, la ansiedad, la ira y la
sintomatología física aversiva de las personas allegadas a los pacientes.
En un estudio realizado con adictos a la heroína y a la cocaína en un pro-
grama ambulatorio, se comparó una terapia individual de entrenamiento en
afrontamiento de situaciones de riesgo con la aplicación de la misma tera-
pia más la BCT (12 sesiones). Los pacientes de este último grupo mostraron
menos consumo de drogas, más periodos de abstinencia, menos arrestos
y menos hospitalizaciones asociadas al uso de drogas, a los doce meses de
seguimiento (Fals-Stewart, Birchler y O’Farell, 1996). La ventaja de añadir
terapia de pareja a la terapia individual se ratificó en un estudio posterior
utilizando este mismo diseño (Winters y cols., 2002).
En un segundo estudio, la BCT se aplicó durante 24 sesiones a sujetos en
un programa de mantenimiento con metadona. Como en el caso anterior, los
sujetos del grupo BCT obtuvieron menos analíticas positivas y mejores rela-
ciones de pareja que el grupo que solo recibió terapia individual, durante los
seis meses del tratamiento (Fals-Stewart, O’Farrell y Birchler, 2001).
En otro estudio de este mismo equipo, los resultados mostraron que los
pacientes en un programa con naltrexona y que además recibían terapia in-
dividual y CBT, lograban más días de abstinencia y menos problemas legales
y familiares al año de seguimiento que los pacientes del grupo de naltrexona
más terapia individual (Fals-Stewart y O’Farrell, 2003).
En definitiva, se puede deducir de los resultados de la mayoría de estos
estudios que las técnicas orientadas a mejorar las relaciones familiares de
los pacientes puede ser un componente crítico de los programas de trata-
miento. De hecho, las técnicas de manejo familiar son una parte importante
de la CRA, uno de los programas de tratamiento del alcoholismo con mejor
soporte empírico en estos momentos.
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Nivel de evidencia 1
La terapia conductual de pareja, dirigida a mejorar las relaciones familiares, ayuda
a incrementar las tasas de abstinencia.
Grado de recomendación B
Con los pacientes que conviven con parejas no consumidoras de drogas debe
aplicarse terapia conductual familiar y/o de pareja.
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útil en estados avanzados de recuperación y para tratar rasgos de perso-
nalidad anómalos asociados o previos a la adicción. Pero estos trabajos se
limitan a plantear cuestiones teóricas para la discusión dentro del marco
conceptual psicoanalítico, sin utilización de metodología científica.
Existe un rechazo generalizado entre los autores instalados en el método
psicoanalítico y psicodinámico hacia los procedimientos basados en la evi-
dencia, que invalidan como método adecuado de estudio de resultados de
este tipo de terapias (Mace, Moorey y Roberts, 2001). En concreto, Clemens
(2002) argumenta que los trabajos sobre este tipo de terapias:
(1) no se focalizan en diagnósticos sintomáticos específicos,
(2) no han encontrado una manera de diseñar estudios controlados
doble-ciego,
(3) son más flexibles y diseñados para dar respuesta a necesidades indi-
viduales y a las vicisitudes de la exploración,
(4) pueden desarrollarse en periodos de tiempo que van entre meses y
varios años o más.
La Asociación Psicoanalítica Internacional publicó en 1999 un trabajo
(Fonagy, Kächele, Krause, Jones y Perron, 1999) en el que se revisaron
casos clínicos documentados y estudios de eficacia del psicoanálisis. Entre
los principales resultados de la revisión destacan: (a) la efectividad es ma-
yor en los pacientes más jóvenes; (b) los tratamientos largos tienen mejores
resultados; (c) el psicoanálisis puede reducir el uso de medicación psico-
trópica y (d) se asocia con una mejora en la capacidad laboral. En la publi-
cación también se recogen las limitaciones metodológicas de los trabajos
de partida, llegando a la conclusión que los estudios no pueden demostrar
de manera inequívoca que el psicoanálisis sea efectivo en relación a un
placebo activo u otras formas de terapia. Diversos trabajos posteriores han
sugerido la incapacidad del método psicoanalítico para informar, según
parámetros científicos, de los resultados de la aplicación de sus terapias
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registra alianza alta. Si bien en una evaluación realizada a los seis meses
el informe de alianza de los pacientes no predijo resultados respecto de las
medidas relacionadas con la droga, sí lo hizo en la evaluación a un mes. La
alianza, sin embargo, predijo un mejoramiento en los síntomas depresivos
a los seis meses. En conjunto, las evaluaciones de la alianza hechas por los
terapeutas resultaron peores predictoras que las evaluaciones realizadas
por los pacientes. Los resultados fueron similares tanto en las muestras de
los que completaron el tratamiento como en las de los que lo intentaron. El
CALPAs, pero no el Haq-II, predijo el abandono. Hubo evidencia preliminar
de que una mayor alianza predecía mayores cambios en los síntomas depre-
sivos de pacientes con mayor tiempo que en los que tenían menor tiempo de
tratamiento (Barber et al., 1999).
Como resumen, se destacan las conclusiones del reciente metaanálisis
de Connolly, Crits-Christoph y Hearon (2008) que examina la evidencia de la
efectividad de la terapia dinámica con los criterios de la American Psycholo-
gical Association (Chambless y Hollon, 1998): no existen suficientes estudios
controlados y aleatorizados en psicoterapia dinámica, por lo que se puede
concluir que no existen suficientes evidencias científicas de sus resultados
favorables en el ámbito de los trastornos adictivos en la actualidad.
Nivel de evidencia 4
Las terapias de corte psicodinámico son efectivas para el tratamiento de los tras-
tornos por abuso de sustancias.
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Nivel de evidencia 4
La terapia de apoyo expresiva aporta mejoras clínicas en pacientes de larga evo-
lución.
Grado de recomendación C
La Asociación Americana de Psiquiatría recomienda la terapia interpersonal en
trastornos adictivos con un grado de recomendación C, igual que el resto de tera-
pias psicodinámicas.
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6. Comorbilidad y tratamientos
integrados en pacientes con trastornos
por abuso y dependencia de sustancias
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varía en función de la muestra de referencia: población general, atención
primaria, salud mental, unidades de conductas adictivas, hospitalización
general o psiquiátrica. Cada uno de los niveles sirve de filtro y la comor-
bilidad es mayor conforme se especializa la atención sanitaria. Entre las
consecuencias de la existencia de pacientes con diagnóstico dual se cuentan:
mayor número de ingresos hospitalarios, mayor frecuencia de los servicios
de urgencias, inestabilidad familiar y marginación social, presencia de con-
ducta violenta o criminal, menor cumplimentación del tratamiento y mayo-
res dificultades de acceso a la red asistencial (Osher et al., 1989).
6.1. EPIDEMIOLOGÍA
Existen dos importantes estudios realizados en Estados Unidos que exa-
minan los diagnósticos duales. El primero de ellos es el Epidemiologic Cat-
chment Area Study (ECA) (Klerman, 1986; U.S. Department of Health and
Human Services, 1992-1994), basado en criterios DSM III, que utilizó una
entrevista estructurada (Diagnostic Interview Schedule) sobre una población
de 20.291 personas, considerando tanto sujetos en la comunidad como en
instituciones de salud mental y prisiones. Es destacable que se excluyeron
aquellos trastornos mentales que se presentaron exclusivamente en el con-
texto de consumo de sustancias, con lo que se pretendió detectar predo-
minantemente los trastornos mentales primarios. Este estudio si bien fue
efectuado en una gran muestra de población de cinco ciudades de Estados
Unidos, no fue diseñado para ser representativo de dicho país. El segundo
de ellos es el National Comorbidity Survey (NCS) (Kessler, Crum, Warner,
Nelson, Schulenberg y Anthony, 1997) efectuado en una muestra nacional de
8.098 sujetos entre los 15 y 54 años, basado en criterios DSM III-R y realizado
con la utilización de la entrevista estructurada CIDI. Este estudio, a diferen-
cia del ECA, fue diseñado de una manera representativa de la población no
institucionalizada de Estados Unidos. Es evidente que dada la naturaleza y
características de ambos estudios, difícilmente sus resultados podrán ser
basadas en la EVIDENCIA CIENTÍFICA
extrapolados a otros países o continentes, por lo que sus datos deben consi-
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psicoestimulantes (Verheul, 2001). Las estimaciones de la prevalencia global
del Eje II son del 10 al 14,8% en los sujetos normales, del 45,2 al 80% en los
pacientes psiquiátricos y del 34,8 al 73% en los adictos. Los trastornos de
la personalidad son cuatro veces más prevalentes entre los pacientes psi-
quiátricos y los adictos que entre los individuos de la población general. Por
ejemplo, en la revisión de López y Becoña (2006), en pacientes con abuso o
dependencia de cocaína, oscilan entre el 30 y el 74%.
Nivel de evidencia 3
Los trastornos por abuso o dependencia de sustancias se acompañan, en un por-
centaje variable pero elevado según los métodos diagnósticos empleados, por
otros trastornos mentales y del comportamiento. La existencia de criterios para
la clasificación de ambos trastornos (diagnóstico dual) determina una evolución
y un pronóstico más complejo, que requieren, a su vez, un abordaje terapéutico
más complejo.
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6.3. TRATAMIENTO
Con la toma de conciencia de la magnitud y especificidad de los problemas
de los pacientes con los trastornos coexistentes se han intentado desarrollar
programas terapéuticos ajustados a los mismos. Los modelos terapéuticos
básicos que se han tenido en cuenta han sido los siguientes:
1. Tratamiento secuencial: en este modelo el paciente es tratado primero
en uno de los sistemas o redes de tratamiento (Salud Mental o Drogo-
dependencias) y posteriormente por el otro. El orden de los tratamien-
tos depende de distintas variables: preferencia del clínico, magnitud
de los trastornos, primacía en el tiempo (con qué red contacte en pri-
mer lugar…) y/o en la causalidad, etc.
2. Tratamiento paralelo: implica al paciente simultáneamente en pro-
gramas o recursos de tratamiento de Salud Mental y de Drogodepen-
dencias. Al igual que en la modalidad anterior, se utilizan recursos
terapéuticos existentes de ambas redes, aunque con mayor coinciden-
cia en el tiempo. Sin embargo el grado de coordinación entre ambos
tratamientos es variable y muchas veces insuficiente.
3. Tratamiento integrado: combina elementos o recursos terapéuticos tan-
to de la red de Salud Mental como de la de Drogodependencias en un
programa de tratamiento unificado para pacientes con trastornos dua-
les. Idealmente, este tipo de tratamiento se daría desde un mismo equi-
po que integrara a profesionales formados en los dos campos, capaces
de seguir al paciente en su evolución y abordar su doble trastorno.
En los últimos años se ha hecho hincapié en que el tratamiento de los
trastornos duales en dispositivos distintos era inadecuado (Rubio, 1998) de-
bido a varios fenómenos: la desconfianza entre los profesionales de salud
mental y la de conductas adictivas, la emisión de mensajes contradictorios
al paciente, y la lucha de egos que existe entre algunos de los clínicos que
atienden a un mismo paciente, hacen que se dificulte la coordinación y la re-
cuperación del paciente. Aunque los estudios sobre tratamientos integrados
basadas en la EVIDENCIA CIENTÍFICA
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Grado de recomendación C
El tratamiento integrado para la patología dual es el más adecuado, ya que facilita
la adherencia, disminuye el número de ingresos hospitalarios y reduce el consu-
mo de drogas.
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cias: valoración simultánea psiquiátrica y de consumo, programas de trata-
miento altamente estructurados con componentes psicoeducativos, consejo y
manejo de casos, y deberían contar con una unidad de crisis para enfermos
severos, excluyendo a pacientes con riesgo severo de suicidio o psicóticos que
necesitaran contención. Es necesaria la colaboración y el apoyo de la familia
en el tratamiento como una parte importante del mismo, ya que ellos deben
ser también tratados para el beneficio del paciente y de ellos mismos (Mueser
y Fox, 2002). La terapia de grupo (Van Horn y Bux, 2001) es un componente
fundamental, que favorece el apoyo y la actitud psicoeducativa sobre el con-
sumo de drogas, los síntomas psíquicos y la medicación.
Grado de recomendación A
Los tratamientos psicosociales son componentes esenciales de un programa de
tratamiento integral de los trastornos por consumo de sustancias.
individualizado.
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Nivel de evidencia 3
La terapia cognitivo-conductual ha mostrado su utilidad en adolescentes abusa-
dores de alcohol con tendencia al suicidio.
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6.4.2. Estudios controlados
Nivel de evidencia 2
La terapia cognitivo-conductual es eficaz a corto plazo para reducir el consumo de
drogas y mejorar las relaciones familiares, en el tratamiento de adolescentes con
doble diagnóstico, con independencia de la psicopatología asociada.
102
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INTERVENCIÓN
INTERVENCIÓN
PSICOLÓGICA EN
PSICOLÓGICA EN ADICCIONES
ADICCIONES
Nivel de evidencia 2
La terapia cognitivo-conductual, en solitario o en combinación con terapia farma-
cológica, produce cambios significativos en pacientes con trastornos del estado de
ánimo, pero los logros decaen tras la fase de tratamiento.
Nivel de evidencia 2
El manejo de contingencias ofrece mejores resultados que la terapia cognitivo-
conductual en la reducción del consumo de cocaína en el contexto de un programa
de mantenimiento con metadona.
Nivel de evidencia 3
La terapia dialéctica es eficaz en el tratamiento de sujetos con abuso de sustancias
y trastorno límite de personalidad concurrente.
103
donos en el estudio- se puede concluir que añadiendo terapias de baja inten-
sidad en pacientes con doble diagnóstico en poblaciones especiales –como
personas sin hogar- se obtienen buenos resultados en cuanto a reducción de
síntomas psicopatológicos, criminalidad, mejoría en aspectos relacionales
y menor uso de recursos de salud mental (Ball, Cobb-Richardson, Connolly,
Bujosa y O’Neall, 2005).
Grado de recomendación B
Las terapias de baja intensidad, baja exigencia y poco estructuradas (p.ej., in-
tervenciones motivacionales) facilitan la reducción del consumo y la mejoría de
síntomas psicopatológicos en poblaciones con carencias extremas (p.ej., personas
sin hogar, inyectores en activo sin intención de abandono del consumo).
Grado de recomendación B
La combinación de entrevista motivacional, terapia cognitivo-conductual e
intervenciones familiares mejora la evolución de pacientes diagnosticados de
esquizofrenia con trastornos por abuso de sustancias.
104
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INTERVENCIÓN
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PSICOLÓGICA EN
PSICOLÓGICA EN ADICCIONES
ADICCIONES
Nivel de evidencia 3
Diversas modalidades de tratamiento psicoterapéutico pueden mejorar la evolu-
ción de pacientes con abuso de sustancias y estrés postraumático concurrente.
105
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PSICOLÓGICA EN
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ADICCIONES
7. Resumen de evidencias
Estadios de cambio
107
- La Entrevista Motivacional ofrece mejores resultados -reducción del
consumo abusivo- en consumidores jóvenes que el no tratamiento. Ni-
vel de evidencia 3.
- Los efectos de la Entrevista Motivacional decaen con el tiempo. Tiene
una eficacia pequeña pero significativa a los 12 meses. Nivel de evi-
dencia 1.
- La Entrevista Motivacional puede estar más indicada para algunos
perfiles de pacientes. Nivel de evidencia 2.
- La Entrevista Motivacional no presenta mejores resultados que otras
intervenciones breves o poco estructuradas. Nivel de evidencia 3.
- Una de las principales utilidades de la Entrevista Motivacional es incre-
mentar la participación, la adherencia y la retención de los pacientes
durante la fase inicial del tratamiento incluída en modalidades más
estructuradas y duraderas en el tiempo. Nivel de evidencia 2.
- La Entrevista Motivacional parece más indicada para el consumidor
con mayor deterioro cognitivo. Grado de recomendación B.
- La Entrevista Motivacional está más indicada cuanto menor sea la mo-
tivación para el cambio en la línea base. Nivel de evidencia 1.
- Más que en los resultados del tratamiento, su utilidad parece focali-
zarse en la potenciación de otros tratamientos a través del incremento
de variables de proceso (adherencia, retención, participación, satisfac-
ción). Nivel de evidencia 2.
- La Entrevista Motivacional es más eficaz que el no tratamiento. Nivel
de evidencia 1.
2. Terapias cognitivo-conductuales
basadas en la EVIDENCIA CIENTÍFICA
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ADICCIONES
Prevención de recaídas
Manejo de contingencias
Terapia cognitiva
Modelos multicomponentes
109
Comunidades terapéuticas
éxito del tratamiento, de tal forma que los sujetos que completan seis
meses de tratamiento tienen significativamente mejores resultados
que aquellos que permanecen menos tiempo, y aquellos que finalizan
el tratamiento obtienen mejores resultados que los que lo abandonan
prematuramente. Nivel de evidencia 2.
- Las CCTT obtienen mejoras significativas en el estado clínico general
del paciente: consumo de drogas, conducta delictiva, psicopatología
asociada y situación laboral. Nivel de evidencia 2.
110
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INTERVENCIÓN
PSICOLÓGICA EN
PSICOLÓGICA EN ADICCIONES
ADICCIONES
Tratamientos combinados
111
- La combinación de terapia farmacológica (interdictores del alcohol)
y terapia psicológica fundamentalmente cognitivo-conductual mejora
los resultados del tratamiento para la dependencia de alcohol y cocaí-
na. Grado de recomendación B.
- Farmacoterapia y psicoterapia deben combinarse en función de las
características del paciente adicto. Grado de recomendación B.
- Los tratamientos de sustitutivos opiáceos ofrecen mejores resultados
cuando se acompañan de intervenciones psicológicas. Grado de reco-
mendación A.
Nuevas direcciones
- La terapia dialéctica es efectiva en pacientes con trastornos adictivos
y trastorno límite de la personalidad comórbido. Nivel de evidencia 2.
112
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INTERVENCIÓN
PSICOLÓGICA EN
PSICOLÓGICA EN ADICCIONES
ADICCIONES
Terapia interpersonal
- La Asociación Americana de Psiquiatría recomienda la terapia inter-
personal en trastornos adictivos con un grado de recomendación C,
igual que el resto de terapias psicodinámicas. Grado de recomenda-
ción C.
113
5. Comorbilidad y tratamiento integrado en pacientes con trastornos por
abuso y dependencia de sustancias
114
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ADICCIONES
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